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Full text of "Diccionario historico-biografico del Peru"

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FOBaUDO  Y  REDACTADO 


OR  MANUEL  DE   MeNDIBÜRÜ. 


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PARTE  PRIMERA 
DE  LA  DOMINACIÓN  ESFAHOLi 


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Historia  vero  teatis  temponun,  lax 
veritatis,  vita  memoii»,  magistra  yitie^ 
nuntia  vetnstatis. 

Cic,  De  oratore.  lih»  2,  cép.  9. 
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TOMO  PRIMERO. 


LíMA: 

IMPRENTA  DE  J.  FRANCISCO  SOLÍS, 

PLAZUELA  DE  SANTO  TOMAS  N.255. 

18Y4. 


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PROLOGO 


<■»  I 


L  medio  día  de  la  Europa  se  liabia  lachado  du^ 
rante  algunos  siglos  contxa  el  formidable  poder  de 
los  Agarénos^  enseñoreados  por  la  conquista  de  la 
rica  y  fértil  tierra  donde  un  tiempo  reinó  la  düías- 
tíadeBodrigo.  En  aquella  sangnenta  y  tcoiáz  contienda  se 
dieron  en  abundancia  clásicas  lecciones  de  amor  patrio^  y  file- 
ron  herficas  las  proeeas  de  lá  España  para  reconquistar  nom- 
bre é  independencia,  sin  embargo  ^de  que  crímenes  enormes 
mancliáran  á  las  veces  glorias  tan  esclarecidas.  Las  naciones 
que  allí  se  levantaron  para  alcanzar  un  mismo  ñn,  formaban 
ya  al  concluir  la  memorable  guerra  de  su  libertad,  una  sola 
grande  y  soberbia,  que  tenia  por  soberanos  á  los  católicos 
Femando  é  Isabel. 

Las  armas  emanólas  después  de  llegar  al  término  defini- 
tivo de  sus  hazañas,  y  como  si  necesitaran  de  mas  fama,  aco- 
metieron empresas  gigantescas  en  que  hablan  de  relucir  inau- 
ditos ejemplos  de  valor,  y  rasgos  de  constancia  y  sufrimiento 
alternados  con  iiyusticias  y  crueldades  atroces. 

La  nación  que  fiíé  invadida  y  cx)nquistada  por  las  huestes 
mahometanas,  pasó  al  Kuevo  Mundo  á  invadir  y  conquistar 
naciones  inocentes  y. felices.  España,  cuyos  reyes  ¿aivorecie- 
ron  el  admirable  proyecto  de  un  náutico  sabio  y  resuelto  que 
eix  ptra9  potencias  no  habia  merecido  crédito,  adquirió  .con 

672236 


IV 

é[  uso  de  la  fiíerza  estendidas  imperios  que  para  resistir  á  la 
agresión  estranjera,  tenian  derechos  tan  buenos  é  iguales  á 
los  que  asistieron  á  los  españoles  croando  arrojaban  de  su  sue- 
lo las  medias  lunas  usurpadoras. 

La  gloria  de  Diosy  la  prc^Mbgacion  de  la  fé,  al  decir  de  lo» 
historiadores^  fueron  los  estímulos  que  sirvieron  para  el 
descubrimiento  de  regicmes  remotas  destinadas  á  realzar  la 
brillantez  del  solio  castellano.  Kada  se  sabía  de  un  vasto 
continente,  de  un  mundo  nuevo  que  entrañaba  tesoros  inoal- 
enlabies:  ign<»rábase  sin  duda  que  hablan  de  poseerse  sin  lar- 
gas y  porfiadas  guerras,  y  que  el  oro  y  la  plata  en  porciones 
inmensas  sacarían  á  la  estenuada  España  de  la  postración  y 
penurias  que  la  abrumaban. 

La  conquista  y  dominación  de  esos  países  ignotos  eran  lí-^ 
citas  en  x>olítica,  autorizadas  por  el  mentido  derecho  que  re- 
gía umversalmente,  aconsejadas  y  exigidas  por  un  designio 
religioso  cifrado  en  el  hecho  de  someter  á  rigor  de  armas, 
pueblos  llamados  infieles,  bien  que  no  teniendo  la  menor  idea 
de  la  fé  católica  no  habían  podido  ser  desleales  á  ella.  No 
ftié  España  sola:  diversas  potencias  europeas  conquistaron 
jfual  eUa  lo  hizo,  subyugaron  con'actx>s  de  dureza  y  ferocidad^ 
y  establecieron  su  poderío  en  tierra  de  América;  como  han  sub- 
yugado y  oprimido  en  Asia  y  AMca  disfrazando  la  detenta- 
ción con  denominaciones  cabalísticas  y  simulados  objetos,  ya 
que  no  les  convenia  cubrirla  con  el  manto  de  la  conquista. 

Estaba  escrito  en  el  libro  del  destino  de  las  naciones  el 
acabamiento  del  Imperio  j>eniano.  Colon  anunció  la  existen- 
cía  de  regiones  desconocidas,  y  luego  dio  las  pruebas  de  la 
realidad  de  sus  asertos.  El  territorio  americano  era  pues  im- 
posible se  octiltase  de  la  vista  de  los  europeos  y  se  librase 
de  sus  investigaciones.  Si  Méjico  y  el  Perü  hubieran  sido  po- 
tencias capaces  de  defenderse  de  irrupciones  violentas,  es  evi- 
dente que  no^^habrian  §vido  conquistados:  si  su  civilización  hu- 
biese estado  ala  altura  de  la  del  Viejo  Mundo,  y  si  su  sa- 
ber en  la  guerra  hubiera  sido  superior  ó  igual  al  de  la  Euro- 
pa, de  nada  habrian  servido  los  descubrimientos^  las  esplora- 
ciones  ni  las  tentativas  que  con  las  armas  se  hicieran  para 
avasallarlos.'  Existirían  ambos  Imperios,  sus  i)abellones  ocu- 
parían un  lugar  en  el  universo,  y  estarían  enlazados  con  los 
de  otras  naciones  por  los  vínculos  del  comercio  y  de  la  recí- 
proca conveniencia.  Los  diligentes  españoles  habrían  trafica- 
do en  las  costas  indianas  tomando  con  trabajo  en  cambio  y 
é  precio  comj>etente,  los  valiosos  metales  que  de  otra  suerte 
no  cayeran  en  sus  manog, 


Todo  sucedió  de  otra  manera:  Méjico  y  el  Pera  eran  lo 
gne  la  incomprensible  Providencia  quiso  que  íiies^i,  y  tuvie- 
ron que  ser  sojuzgados  irremediablemente.  Por  lo  demás,  si 
la  España  no  hubiera  hecho  la  conquista,  alguna  otra  poten* 
da  se  habría  apoderado  de  paises  que  tenian  contra  sí  la  i>o- 
sesión  de  riquezas  colosales,  sin  que  sus  dueños  contasen  e<Mi 
medios  ni  inteligencia  para  defenderlas.  Los  dos  Imperios  era 
pues  indispensable  sucumbiesen,  y  desaparecieron  como  tan- 
tos otros  que  desde  lejana  antigüedad  quedaron  estíngnidos 
para  siemjMre,  La  invasión  española  haUó  al  Perú  envuelto 
en  las  confecuenci^s  de  un  trastorno  espantoso  y  jamás  vis- 
to. Desbaratado  por  la  guerra  civil,  dividido,  y  sufinendo 
^an  parte  de  la  nación  las  feroces  venganzas  del  partido 
vencedor,  destronado  el  legítimo  Sobattno,  sin  unidad  y  en- 
tregado al  abatimiento,  no  podia  oponer  á  la  agresión  un  ar- 
doTO^K)  patriotismo  que  hiciese  olvidar  agravios  y  heridas 
ñiscas,  para  formar  en  un  instante,  sacriflcadores  y  victímas, 
una  inasa  compacta  que  con  fé  iíiquebrantable  obededese  y 
luchase  por  su  libertad. 

Consumada  la  usurpación  del  territorio  americano  se  es- 
tablecieron estensas  colonias  á  muy  largas  distancias  de  siw 
metrópoli;  lá  tributaron  tesoros  asombrosos,  absorvidos  lue- 
go en  las  guerras  memorables  del  siglo  X vi;  y  que  dM^u^ 
laudo  por  la  Europa  obraron  efectos  estraordinarios  é  ines- 
perados en  la  industria  y  el  comercio  de  las  naciones.  Bra 
consiguiente  que  después  de  avasallado  el  Perú  i>or  solda- 
dos valerosos,  la  ambición  y  la  codicia  los  pusiera  en  desacuer- 
do, y  que  la  anarquía  y  las  discordias  domésticas  minasen  los 
fundamentos  del  orden  y  de  lajmz.  Por  entonces  la  propaga- 
don  de  la  fé  católica  lejos  de  adelantar,  ocupó  un  lugar  muy 
secundario.  E  ntre  esos  hombres  que  vini«x)n  á  ser  un  v^ad^ro 
estorbo  j)ara  que  pudiera  crearse  un  sistema  de  gobierno  equi- 
tativo y  justo,  ninguno  tuvo  capacidad  ni  genio  pava  engir 
una  nación  independiente.  Lanzábactse  ala  guerra  tumultui(- 
ria  y  sedidosa  tomando  el  nombre  del  soberano,  y  alzando  en 
sus  bandos  el  estandarte  real  que  nunca  abandonaban,  sin 
comprender  que  el  cadalso  sería  su  triste  paradero.  Se  eih 
contrabañ  ricos,  y  no  satisfechos  querían  que  los  indios  fae* 
sen  sus  esclavos.  La  lealtad  que  decían  tener  al  rey,  no  a*» 
conciliable  con  la  repulsa  á  sus  leyes  y  ordenanzas:  de  mane- 
ra que  el  monarca  debía  serviríes  de  escudo  para  sus  atmtn- 
dos,  y  ellos  por  favor  enviarle  oro  y  pla^a  para  contentaarlo,  y 
que  les  dejase  destruir  á  los  oprimidos  indios.  El  r^  atrayen- 
do á  los  rebeldes  (^n  indultos  y  otro^  medios  Men  est^dia^oisi, 


VI 

losdesconoertaba  á  poca^costa,  y  sirviéndose  de  ellos  nüsmoji 
restablecía  el  poder  que  una  y  otra  vez  fluetuó  entre  horribles 
embates  y  riesgos.  Sus  representantes,  casi  siempre  elegidos 
con  singular  tino,  imponían  sin  misericordia  crueles  castigos; 
y  fueron  purgando  el  país  de  unos  seres  dañosos,  que  denomi- 
nándose vencedores,  ganadores  de  la  tierra  y  pacificadores, 
no  creyéndose  nunca  recompensados,  pretendían  imponer 
condiciones  al  soberano,  y  obligarle  á  que  los  considerara  co- 
mo du^os  de  la  tierra  conquistada. 

Los  monarcas,  unas  veces  exitados  por  su  propia  con- 
ciencia, otras  por  los  enéijicos  censaos  de  hombiM  que  con- 
templaoan  con  horror  la  servidumbre  de  los  indios,  dictaron 
leyes  declarándolos  libres  y  exentos  del  servicio  personal. 
Pero  luego  vacilaban,  y  volvian  atrás  suspendiendo  lo  bien 
mandado,  porque  los  alzamientos  de  hecho,  ó  las  amenazas 
de  los  turlmlentos,  y  la  influencia  que  tenían  en  la  Corte  por 
medio  del  oro  y  de  laplata,  hacían  cejar  al  gobierno  en  el  giro 
de  cuestiones  de  justicia  tan  clara  y  evidente.  Los  mismos  ser- 
vicios hechos  en  la  pacificación  creaban  nuevos  títulos,y  daban 
lugar  á  que  continuasenlos  repartimientos,  y  la  esclavitud  da 
^los  peruanos  condenados  á  sucumbir  al  rigor  de  los  trabemos 
enlas  minas,  en  la  agricultura,  en  el  carguío  de  mercaderías^ 
y  en  el  acarreo  de  pertrechos  miütares-  Estas  fatigas  y  duras 
vejaciones  á  una  con  las  epidemias,  las  mismas  guerras,  el 
uso  de  daüosos  licores,  y  el  abatimiento  que  consume  á  las 
razas  subyugadas,  proai\jeron  la  gran  dínunucion  de  los  ín* 
dios  que  en  breve  se  hizo  harto  notable. 

Corriendo  el  tiempo,  limitada  la  duración  de  las  encomien- 
das, y  compiladas  muchas  leyes  justas  y  b^gnas  esx^edidas 
sucesivamente  por  los  reyes,  se  promiügó  él  CMigo  de  Indias 
complejo  de  preceptos  benéficos  y  concesiones  debidas:  de- 
claración honrosa  de  principios  sanos  y  provechosos.  !Pero 
el  tiempo  había  mostrado  que  no  se  llenaban  las  intenciones 
de  los  monarcas,  y  que  la  distancia  y  la  mala  fé  encubrian 
los  exesos  y  desmanes  de  los  que  ejercían  autoridad.  Estos 
males  arraigados  ya,  continuaron  después  de  regularizada  la 
legislación:  y  como  la  riqueza  corrompía  á  los  mas  de  los 
funcionarios,  la  Corte  oía  sus  informes  los  aceptaba  y  sos- 
tenía, porque  allí  penetró  igual  corrupción  desde  que  los 
caudales  de  estas  regiones  servían  en  daño  de  ellas  mismas, 
haciendo  salir  triuii^Eajites  la  violación,  él  firaude  y  la  in- 
justicia. 

Esas  leyes  conculcadas  y  pocas  veces  obedecidas  á  la  som- 
bra de  la  distancia,  ó  de  emgíos  y  pretestos  que  la  malicia 


nt 

inventaba,  no  todaB  se  habían  sancionado  pata  el  bien  y  ade^ 
lanto  de  unos  países  que  ala  España  interesaba  tanto  conser- 
var. Muchas  de  ellas  no  eran  mas  que  feísimos  lunares,  y  ha^ 
cían  patente  el  sistema  colonial  con  sus  mezquindades  y  res< 
tricciones  temerarias.  En  vano  se  hirieran  de  muerte  las  con« 
reniencias  locales  de  América,  el  progreso  de  la  industria  se 
entrababa  y  detenia  siempre  que  esta  de  alguna  manera  men- 
guase lá  de  la  metrópoli,  ó  lastimara  los  provechos  del  mo< 
nopolio  y  del  esclusivo  comercio  peninsular.  De  allí  partían 
las  prohibiciones,  la  carencia  ó  el  subido  precio  de  los  obje^ 
tos  mas  neiesaríos  ó  estimados,  y  también  el  fomento  del  irá- 
fico  clandestino  con  mil  otros  abusos* 

Así,  por  mas  concesiones  de  innegable  aprecio,  por  masho^ 
notes  preeminencias  y  mercedes,  por  mas  testimonios  de  jus- 
ta atención  que  diera  el  gobierno  español  á  sus  posesiones 
en  el  Nuevo  Mundo,  uiías  costas  solitarias  y  cerra^Uus  que  en« 
carcelaban  vastos  territorios,  los  tenían  incomunicados  con  el 
universo,  comprimiendo  el  aesarrollo  de  las  industrias,  pri- 
vándolos del  bienestar  y  manteniéndolos  estacionarios  y  su- 
jetos á  un  centro  único  mercantil  donde  á  pocos  era  dado  pe- 
netrar. Ese  centro  peninsular  necesité  de  o1ax>  en  el  Pacfllco,  ^ 
y  de  aquí  nació  la  superioridad  de  Lima,  cuya  grandeza  la 
elevó  á  figurar  como  segunda  mefa:ópoli  en  Sud-América;  y 
si  por  esto  se  hizo  patria  común  de  todos,  tambienftié  por  lo 
mismo  blanco  de  emulación  y  malquerencia:  todo  había  que 
buscarlo  y  conseguirlo  en  la  capital  privilegiada— poder,  jus- 
ticia, ciencias,  comercio,  carreras  púbUcas 

Natural,  preciso  é  inevitable  debía  ser  que  pueblos  cu- 
yo género  de  vida  no  satisfacíalas  exigencias  de  su  felicidad, 
de  sus  licitas  aspiraciones,  de  suporvaiir  en  fin,  concibieran 
esas  ídea«  que  no  se  enseñan,  ni  se  sugieren,  porque  son  in- 
natas en  las  sociedades  civilizadas,  desde  que  se  encaminan  á 
su  propia  ventaja,  á  la  libertad  y  á  los  goces  que  el  Supremo 
Hacedor  ha  creado  para  todos.  La  instrucción  por  un  lado  vi- 
gcmzaba  el  resplandor  penetrante  de  la  ilustración:  por  otro, 
los  desafueros,  las  tropelías  y  los  descarados  hurtos  de  los 
que  investían  autoridad,  y  cuyos  exesos  eran  ya  intolerables, 
avivaron  y  dieron  riego  á  aquellas  tendencias  que  el  tiempo, 
los  agravios  y  las  quejas  tenían  que  desenvolver  sin  escusa,  y 
hasta  que  tomasen  crecidas  dimensiones.  Faltaba  la  oportuni- 
dad que,  aunque  muy  esperada,  vino  á  presentarse  para  obrar 
un  cambio  absoluto  y  terrible:  los  medios  salieron  de  la  mis- 
ma revolución  que  esplosionó  y  se  propagó  aprovechando  de 
iOB  sucesos  que  tenían  trastornada  la  Europa  á  principios  del 


vm 

][>i^eifiténte  fiiglo^  y  en  desgolúemo  y  abatuniento  ala  líspaña^ 
.  Sus  intereses  en  general,  sus  producciones  y  tráfico  nier> 
cantil  antes  de  los  grandes  trastornos  ocurridos  en  Fran- 
cia, desvanecieron  un  pensamiento  que  puesto  en  obra  ha- 
bría librado  á  la  América  de  los  estragos  inevitables  de 
una  larga  contienda.  El  Soberano  que  en  su  política  con- 
tra la  Inglaterra  procuró  y  dio  fomento  á  la  emancipación  de 
los  Estados  Unidos,  pudo  ser  consecuente  con  esa  conducta, 
y  crear  mcmarquías  independientes  en  sus  colonias^  poniendo 
en  posesión  de  ellas  á  príncipes  de  su  misma  familia.  La  idea 
le  foé  trasmitida  y  no  mereció  su  asentimiento:  «reia  formi- 
dable y  seguro  su  poder:  no  le  agradó  que  se  le  acensuase  su 
menoscabo:  no  imaginó  que  la  Europa  sin  tardar  mucho  se 
veda  descompaginada,  envuelta  en  guerras  y  causando  ea^.  A 
lluevo  Mundo  im  incendio  en  que  la  metrópoli  lo  perdería 
todo.  En  el  reinado  cíe  Garlos  UI  fué  la  ocasión  en  que 
la  filantropía,  la  gratitud  y  la  voz  de  la  conciencia  de  es- 
te Soberano,  debieron  operar  en  América  un  cambio  saluda- 
ble y  aun  benéfica  para  la  mismaEspana«  Después  ya  no  era 
tiempo:  la  libertad  de  las  colonias  tenia  que  efectuarse  ar- 
monizando  con  los  principios  republicanos  afirmados  en  el 
Korte,  y  difundidos  desde  la  revolución  francesa.  !No  habia 
ya  posibilidad  de  inaugurar  tronos,  empresa  desdeñada 
con  mas  que  rason  en  un  siglo  en  que  distintas  razas  se 
han  aunado  por  convencimiento  bajo  el  régimen  democrático^ 
bien  que  en  otra  época  las  diferentes  condiciones  de  éUas  mis- 
mas,pudieran  haber  dado  ser  al  sisiema  que  adoptó  el  BrasiL 
Consumada  la  obra  de  la  emancipación,  planteadas  las  ins- 
tituciones mas  conformes  con  el  voto  popular,  la  esclavitud 
y  el  tributo  personal  abolidos,  aniquilado  el  espíritu  de  dis- 
cordia que  predomina  en  la  infancia  de  los  Estados,  y  casi  al 
desaparecer  los  malos  hábitos  que  han  servido  de  obstáculo 
á  un  apropiado  régimen,  se  comprenderán  por  entero  los 
beneficios  de  la  paz,  á  cuya  soml^ra  solo  pueden  imperar 
las  ley^s  y  prevalecer  la  ilustración.  La  paz  y  la  justicia  dan 
impulso  á  las  letras,  y  el  cultivo  de  estas  obra  grandes  tra& 
formaciones  en  desarrollo  de  la  inteligencia  y  del  progreso. 

La  rostruccíon  que  facilita  lab  práctica  de  las  virtudes  cívi- 
cas, es  la  esperanza  vivificad(^:a  que  prcnnete  un  porvenir  de 
luz  y  de  engrandecimiento  social.  Propagándola,  se  espádices 
las  ciencias  y  las  artes,  coxH)ceii  los  hombres  sus  verdaderos 
derechos,  é  imprimen  en  sus  corazoneslos  deberes  á  que  están 
Ugados.  Con  la  instrucción  no  serán  in^caceslos  esfuerzos 
de  la  voluntad;  y  como  una  parte  prefesente  de  ella  es  el  es*' 


tüáio  de  lab  historia,  hay  que  deátearle  ima  parti^ar  coiidfí- 
graoion.  No  de  otaro  modo  se  obtíen^i  noücias  segixras  de  lef 
pasadoy  que  sirven  de  doctrina  paca  regularizar  las  aooionefir 
humanas,  y  diseémi]:  de  <males  recibirá  bienes  la  BepúblicaV 
■y  cimles  son  las  que  han  de  evitar»^  en  guarda  de  k>  ñiturov 
JnmeBsa  es  la  utilidad  de  saber  la  serie  Ae  áeimtecimi^tos^' 
láiS  costumbres,  los  criiBíénes  ó  errores  que  hstf  dbtecedido  á 
imestra  épel^  de  vida,  y  qué  causas  los  han  próduddo:  cou- 
i»deraei(m^  que  níoviermí  al  eflebi»  orador  tómano  á  dedi*' 
^ue  ^4gn<murlo  que  ha  sneedi$»  atftes  de  uuéHxoiüMniieiito^ 
^^  éH  peilnaniecer  siempre  en  el  estado  de  la  nifiéz.'^ 

I^  investigaciones  «^bte  lo  pasado  merecesi  en  luís  püEóses^ 
¿eras*  ihusMiéos  una  edmstante  predBeedo%  como  que  haoett 
peroeptfbles  las  sendas  del  bi^n  y  del  mal.  <^Xa  hist&fia  es  d 
testigo  de  l(>s  tiempos^  la  luz  de  la  ^erdad^  la  vida  dé  la  ntómoridy 
iamaeséfá^  lavida^^y  la  mensagera  de  la-antigüedad.  (1). 

TmMi^Timdañ  j^álabras  há&'  dado  ánimo  al  autor  cto  la 
^rés^te  Obra  para  dedicarla  á  la  juventud  pennína,  prome* 
néndose  que  la  acogerá  con  benevolencfa^^r  ser  uki  tesiúno^" 
ufe  dé'su  aÉior  sincero  y  cordiai. 

.    O)  de*  Dé  pratare:  M,  %  eap.  9.  ■  >  ^ 


A  lectura  de  cr&nicas  y  de  documentos  relativos  vd 
Perú,  me  estimuló  á  haoer  indagacioiies  historia 
caí^  en  que  ftií  empeñándome  llevado  de  mi  predi* 
lección  jior  este  género  de  estudios/  Penetrando 
Éias  y  nHM»  en  ellos,  se  despertóéu  mí  el  deseo  de  emprender 
tuta  obraüottmol  en  obsequio  y  utffiidad  de  iní  país.  Táírdé  eu 
deddirme,  porque  era  muy  atrevida  la  ánpfesa  dé  escribir 
«nft  faistoiíft  generat  y  dilatada  para  quien  x>oniéndose  á  ello, 
tímiai  que  visarse  humillada  á  cada  paso  por  diversos  incctotve* 
ulentes,  entre  los  que  el  mas  serio  nacía  de  mi  insuflcieucia. 
Cuaaito  mBtíñ  Biédité  aoéirca  de  las  condiciones  que  sé  requie^ 
ren  pfu*a  dar  fomiay  <kden  á  un  trabado  de  tan^  bulto,  mas 
i^ecoftoeí  la  poquedad*  de  mis  fuerzas,  y  qué  carecia  de  las  do- 
tes ^^¡w^nccesita  un  historiador  para  dar  claridad^  y  ciegan^ 

2 


risk  á  nattacioaes  que  dwaandan  brillantes  de  estOo^  y 
jiyiifltada  al  buen  sentido  y  ála  índole  de  loe  eaoeaos.  Ufo  ^ 
pennitido  en  la  antigüedad,  ni  lo  ee  en  los  modernos  tiempocí, 
si  no  á  muy  priyilegiados  ingenios,  consignar  para  los  silfos 
historias  cuyo  alto  mérito  ñiese  de  todos  ccmfesado  y.  a^lau- 
didO)  ofireciéndoles  una  &ma  impereeedei»^  Siwe  de  poeo^la 
lectura  deles  gvandes  maesUxM  por  apio^eehad» qoe  se^  si 
fiíMaal  que  los  estu<tia,  capacidad  luces  y  diisg;Kisicioa  para 
tratar  de  imitarlos:  estos  refle3EÍones  bastabaa  por  si  soláÁ 
para  hacerme  desistir  de  una  aspiración  que  habria  mexed- 
do  calificarse  d^.  vbíqs^  Encontré  entre  otras  diflwltades  la 
que  hay  para  llevar  limpio  y  visible  el  hilo  de  laque  sein-. 
Iwnta  seferir^  y  la  no  menos  ardua  de  atender  &  preeisae  di- 
gresiones, simplificándolas  para  recoger  oportunamente  el  ea- 
ba  que-  necesita  anudarse  luego  con  habilidadvpara'oontir 
nuar  sin.  haber  oonfíindido  al  solidto  lector.*  Bsúhé  á  vb^ 
de  esto  pesada  la  tarea  del  que  tiene  que  acibararse  de  lo  sus- 
tanckd,  aglomerando  notas  que  perturban  y  distraen^  yrisiMBucé 
en  fin,  que  no  puede  quedar  cumplido  el  deber  de  un  9¡atw 
que  cita  crecido  número  de  personas,  sino  dá  acerca  de  ellas 
noticias,  mas  4  meno»  copiosas,  de  sus  antecedentes  y  de  sus 
t/acdones  buenas  ó  malas^  disculpables  ó  dignas  de  censcqra. 
Esta  exigencia  histórica  mdispensablepara  conocer  él  origen 
de  los  hedios  y  ligarlos  al  carácter  y  proceder  de  los  indivi- 
duos, no  puede  satisfacerse  sino  cortando  con  frecuencia  re- 
latos prolijos  que  reciben  daSLo  con  las  interrupciones. 

Me  resolví  por  último  á  remover  tantos  tropiezos^que  me 
impedían  él  paso,  adoptando  un  medio  que  entendí  era  ade- 
cuado, y  acaso  el  único  que  podía  suplir  á  mis  cortos  al* 
canees,  para  acometer  una  labor  tan  escabrosa  como  delica* 
da.  Tak  ft»á  él  de  formar  un  Diccionario  en  él  cual  distribuyes 
ra  éntrelas  personas  los  sucesos  que  han  pasado  en  el  Peirú, 
aplicándolas  áqudlos  en  que  tuvieron  parte,  y  ademas  las 
noticias  biográficas  que  de  cada  cual  pudieran  obtenerse.  De 
este  modo  se  hizo  mas  íácU  mi  propósito,  consiguiendo  tam* 
}Ám  evitar  las  notas  que  de  otra  manera  habrían  side  i^ume- 
rosas.  I^o  por  esto  he  creído  que  mi  trabajo  sea  cabal  y  me- 
rezca absoluta  aprobación:  pero  me  ha  dado  ánimo  parar  r^- 
lizarlo  un  pensamiento  que  nunca  he  apartado  de  mí,*  y  que 
sin  duda  me  hará  acreedor  á  que  seau'  mirados  oongeaerosa 
mdulgencía  los  defectos  y  omisiones  en  que  sin ,  duda  habré 
incurrido.  Ese  pensamiento  fué  el  de  mendonar-  á' todos  loa 
peruanos  que  durante  la  dominadon  españ^da  se  lucieron  me- 
morables en  el  foro,  en  la  milicia,  en»  lo  eclesiástico  y  c<mio  li- 


XI 

teratos^áeiiyos  taleatOB  se  délAenm  pra^oeiatte» 
tés  elases.  8118  nombres,  sob  estodio»  y  stts  obiasy  liaofaii  ai 
páíB'eú.  qa»  msoNfá  la  Inc  primara,  y  la  jnstída  reekmiáb»  no 
quedasen:  en  la  osooridad  del  olvido.  Al  efleribir  lo  tocante  á 
^oe,  he  esperimentado  «na  coidial^emoGien  de  contento  que 
me  basta  para  recompensa  de  fatigas  penosísimas  que  be  te- 
mdoque  sop<Mrtar  por  lai^gos  afios  á  in  de  xeonir  datos  mny 
^dispersos.  Solo  be  podido  hallarlos  leyendo  mñltitod  de  cró- 
nicas y  escritos  antiguos  diílttos  y  á  veces  indigestos,  para 
formar  apimtes  ecm  esctnsion  de  lo  inútil,  ridicido  óinyeróei- 
•mil  qne  anentoQó  la  sencilla  ctednUdad  qne  dominaba  en 
apocas  distantes.' 

Ko  ha  sido  inferior  el  trabi^qne  hé  arrostrado  al  inqiá» 
rir  y  recoger  de  litaros  qne  apenas  se  «^nentran,  y  qne  dio* 
taron  los  primittvoe  historiadores,  infinitas  notieias  corres» 
pondienteís  á  cada  nno  de  los  hombres  qne  «vi|wendiéron  y 
Hevavoh  éefeeto  la -eonqnista;  y  qne  env^la,'eomo  en  Isn 
goénas  eMBm^  posteriores;  Agoraron  cometiendo  ateiündos 
enottnes  qne  prmban  las  malas  pasiones  de  esos  tiempos  al 
paso  qne  por  <Na»  porte  dieron  admirables  qiemplos  de  vaten^ 
tia  y  si  se  qnime  de  heroísmo.  En  esa  kMMHr  he  tropeasado 
con  iP^alos  fiítokisos,  con  asereradones  fidsa»  ó  exageca^v 
das,  eon  neeites^eaasbNidictorios  que  no  pocas  veces  me  han 
vdetenidQ.  Estos  inoonrenienteshé  necesltadoisalvnrios  guian- 
üome  segnn  los^easos  jpor  los  autores  menos  paroiatos,  algu- 
nas veces  pw  lo  qne  me  ha  pareado  mas  probable  ó  aproxi- 
mada á  la  rasan,  jy  otras  dejando  los  Míos  qne  méresoan,  á 
Jos-lectores  juiciosos  y  bien  intencionados.  No  he  lAvidadn 
por  esto  qne  el  escritor  dnbe  hacer  de  cnenta  que  lo  hace  &i 
el  Bigb>  T  ^ai  las  drcunstandas  á  qoe  se  Mftefee,  y  nanea  dis* 
eurríendo  sobtie  los  hedioe  como  si  estuvieran  pas^ 
travista:  lógica  indispensable  para  jn«{gar  4  nnestros  ioite- 
l»asado8,  y  qne  será  proveehosa<en  peinados ^^etiideros. 

El  IHeewnariamxvitÁ  en  Europa  para  iqne  se  rectifiquen 
maéhos  «marea,  y  seAurme  eonc^te4e  la  «»dlisací<m  perua- 
na al  oMioeer  los  servicios  qno  4  los  14jos  de  esta  Eq^úbUca 
Aeben  las  letras,  y  tos  qne  han  presta^^i  las  diferentes  car* 
leras desdeépoca  bien Ic^tuia.  Se  yw& en  éí  que  nanea  des- ' 
jmayó  aquí  el  amor  á  la  sabiduría,  ¿  la  patria  y  á  la  wciedad! 
en  general,  y  qne  no  solo  los  hombres  distinguidos  de  otros 
paiMS  y  tiempos  han  cooperado  al  desarrollo  de  las  Inees.  si- 
no qñe  los  peruanos  comprendieron  lo  qne  vale  la  instmccum, 
y  la  cultivaron  con  ahinco  superior  á  todo  elogio. 

JÜin  temor  de^nivocarme  pienso  que  á  todos  nds  oompa- 


■ 

^m^n  s^fi^muj  gmta  ver  »eüiiido«  90  pi«todo8  cafara  Arso»^ 
pisppA  y.Pbiapos^  134  mi^iial^s  en  las  Audienoiafi  y  Iob  Su- 
|)reiao8  Cóiifiejps,  j  púmero  na  menor  de  nülítiu:efi  enlxe  k)ft 
pual^  hxíbfi  hombres  afamados  por  sa  inMigeacíay  bizarvía 
eu  altos  hecbo^  de  armas.  Esto  es  enamerai^dp  los  nacido»  es^ 
el  territorioiiua forma  boy  la  Bepiíblioa peruana,  izarte  de 
los  bijos  de  otrps  pontos  de  An^énca  que  pertenecieron  al  tí* 
reinad. 

Cualquiera  qi^e  sea  la  denominación^  el  «arácter  y  las  pe? 
culiaridades  de  esa  ép^poa,  mientra^  mas  se  biiyan  señalada 
^  c^lla  la  mezquin^ad^  }as  restriccioneB  y  la  t|raatez^ber' 
nativa  para  con  jos  americanos,  mayor  se  ostentiQr  el  mérito 
que  los  sobrepuso  á  los  impedimentos^  y  los  búo  iwit>ir  ó  ocu- 
par piiestos  prominentes:  i(M>n  qja.e  podrá  decirse  que  sus  ta? 
lautos  bicieróji  callar  bast^  las  leyes  qtie  les  eraii  b9stiles..  S07 

Í>  asi  puede,  esplicarse  que  apesar  de  una  pr<^bim<m  espresa 
úbiese  tenido  la  Audiencia  de  Lim^  35 .  Oi^^re^  nacidos  ea 
esta  capital,  y  que  cuatro  de  ellos,  Orraatia^  Ps^^d^,  Olañrida 
V  Querejazu,  sin  contar  26  arños  de  edad»  ootav^oran  tsl  cate? 
goria  á  un  mismo  tiempo  y  a  mediados  dfil  isi¿lo  XVIU.  .  ^ 
.  ;i^o..  es  de  m^M^Y  yalía  el  timbre  de  bonor  cpn  que  enorr 
igttllece  á  la  (ayudad  de  Lima  el  reeiierdoide  byos  suyos  cu? 
yo  saber  y  bazañaa  los  elevaron  4 1^  pjómeras  giBrarquíaa 
d^  la  milicia.  AUi  están  Aculia,  AveUane;4%  y  Córvete,  ocu- 
pando la  ^gnida^de^:caikj^  de  ejército  los  dosr 
.p^ím^iPps^y  el  último,  de  marina:  éste  triuji^fante  en  combate» 
navales,  él  piimero  mandando  los^^sjéreitós  aliados  al  termir 
nar  la  guerra  de  811^^010%  y  el  segundo  de  Yirey  de  Méjico^ 
j^ante'  diez  ailo#  d.e^nest  ile  sesenta  de  dis^nguidos  servir 
ció&  Las  proeeas  ^e  4ÍeroB  celebridad  ó  otros  JimeQjOS  coma 
^KeneraleB  en  gefe^  exigid  conmemorar  aqui.  los  nombres  de), 
pende  de  la  Union  muerto  en  el  campo  dé  batalla^  de  Yalleji^ 
coi).de  de  Yiniega^  sitiador  de  Siracusa,  y  deanes  Virey  de 
"Máij^ircia:  de  Perezde  los  Bips  como  guarrero  en  Flandes  y 
como  ^jpm^^utipr  en  Francia^  y  tamíj^ien  los  de  £^|jguecoa  mar: 
qués  del  ^^ico.  Ayo  de  Luis  I  y  del  J^^íapíe  Da^im.de  Par- 
maytd^  AJyárado  marqués  de  Tabalosos,  aibierto  de  gloris^ 
jen  las  gaem^  de  Itajfa^  de  Cj^i^v^I  duqu¿  4^  San  C&ios, 
miembro  dé  íi,  Orden  del  Toisón  de  Oro^  l^nistro  de  Estad<^ 
y  Einü^^r  en  yarias  Córt^,  todos  Tenientes  generales;  y 
tantos  otros  e^itre'Mariscaies  y  Brigadieres,  bastando  citau 
jpor  último  á  Peralta  hijo  de  Arequipa^  Marqués  de  Casares^ 
(jefe  de  f^scuadra,  y  Vii^ey  nombradddel  Nuevo  Beyno. 
^onn^  es  ilel  Perú  en  la  larga  lista  de  la  c^vrem  eclesiás; 


tica  seguida  por  w»  h^oH,  contemplar  enti^  tantos  metwÁ* 
mientos  á  los  Arzobispos  Vega,  Almanza,  jMguinaOy  I>arán, 
Peralta,  MoUéda,  Pardo  de  Figueroa,  Árbiz|^  Herboso,  Hos- 
coso, Lezo  y  Palomeque,  y  EcNdrigaez  Obnedo.  Y  deteniendo 
la  consideración  entre  tantos  dignísimos  Obispos,  ^cómo  no 
venerar  las  calificadas  virtudes  de  D.  Juan  de  la  Boea,  Don 
Fray  Iiuis  de  Ore,  y  í>.  Pedro  Qrtega;  ni  admirar  la  proíun* 
da  eicncia  de  D.  Alvaro  de  Ibarra  y  cte  D.  Jnan  de  XHárola: 
el  mérito  de  Comi  fundando  á  su  costa  el  colegio  de  Tmjillo; 
;el  desprendimiento  de  Oayeio  de  Toledo  y  de  Bravo  del  Bi- 
vero  gastando  su  crecida  fortuna  en  obras  púWeaíi  y  huma- 
nitarias, y  en  levantar  templos  y  claustros!'  £1  clero  péma^^ 
Jieerá  con  dulce  satisíáceion  los  hechos  de  tantos  Prelados  or- 
)tiam»itos  luciexites  de  sa  patria,  y  har^  justieia  al  que  se  ha 
4lesvelado  por  ^prasmitírlos  ala  posteridad  para  esplen^r  de 
la  historia  eclesiástica  Baeional  que  está  todavía  por  fox^- 
^narse. 

El  orden  al&ibétáco  individual  me  ha  íhuiqueado  espacio 
^ra  tributar  un  hoiiienage  de  ;Eesx>eto  á  esa  íherte  columna 
de  amj^gos  ú^e  las  letiras  qn^e^el  Üenedictíno  Feijóo  aplaudió  ea 
«u^^léatax)  cditicQ9''joolocando  muy  alto  los  talentos'  y  el  saber 
,de  los  americanos.  Los  que  fíEbvorezcan  el  Diecionario  HUitóri-^ 
¡so  Biográfico  encontrajrán  eminentes  literatos  ^qc  ij^c^n  en 
el  Pera  en  tiempo  de  la  dominación  española;  lo  mismo  que 
152  autores  de  obras  did  Jurisprudencia,  materias  eclesiástí* 
^cas,  Jiistóiria,  poesia  &*.  Para  este  breye  {preámbulo  baste  ci- 
tar eii  r^resentacion  4o  todos  á  Pardo  de  Figueroa,  marqués 
,de  Yalle.  Umbroso,  al  li^apuQbino  Concha,  á  Peralta  y  Lhiiu^o 
Zapata,  cuatro  peruanos  que  gozaron  por  su  BiU>iduría  eteva* 
da  reputa(á<Nu  en  Europa:  el  Stimo  sostuvo  por  sí  mismo  la 
.enseñamsa  del  idi^na'  griego  en  Lima  á  principios  del  si- 
^lo  XVIIL  ' 

He  dado  merecido  lugar  á  -un  gran  número  de  españoles  y 
^americanos  dignos  d<)  mencionarse,  ya  por  haber  estudiado 
«n  Lima^  ó  desempeñfido  en  el  Pera  elevadas  funciones  ofi- 
ciales en  lo  político,  judicial^  eclesiástico  y  militar;  ya  por 
sus  distinguidas  luces  y  escritos,  ó  porque  se  debe  recuerdo 
^«mct  á  susnoMes  hé&hos  en  xavor  d^  la  humanidad).  ^^  ^9* 
maguificenoia  del  culto,  ú  otr;^  objetos  en  que  acreditaron 
su  generoso  tíff^T  ai  pa>ls.  EncontE^  el  lectoj:  en  frecuentes 
artículos  actos  de  raro  desprendimiénto|  hombres  quehaeiapi 
donación  de  todos  sus  bienes,  ó  erogaciones  cuantiosas  par^ 
obras  de  beneficencia.  Es  una  verdad  incuestionable  que  nuiü 
ca  en  nación  ni|iguna  hubo  ciudad  donde  ^as  se  ejercitara  la 


XIV 

caridad  hajo  todos  luspectos.  que  en  la.  ilustrada  y  hospitala- 
ria capital  de  Lima.  He  cuidado  también  de  inscribir  muchos 
nombres  ligados  á  variedad  de  sucesos  mas  ó  menos  notables, 
porque  dan  idea  de  los  adelantos  del  país,  é  de  otras  partácu* 
iaridades  que  es  preciso  se  conserven  escritas.  T  con  igual  celo 
he  referido  los  grandes  servidos  de  los  misioneros  de  la  Oom- 
pafite.  de  Jesús  y  de  la  Orden  Seráfica,  que  sin  arredrarse  por 
ningún  género  de  privaciones  y  peligros,  trabajaron  en  la  re* 
duccion  de  las  tribus  de  bárbaros  con  abnegado  fervor  apos- 
tólico. 

^  He  hedió  también  memoria  justa  y  leoonoddaAelos  auto*^ 
res  de  ñiera  que  han  defendido  al  Perú  y  favorecídolo  c<m  sus 
elogiost  algunos  de  ellos  refutando  las  ñúsecbídes  del  canóni* 
go  de  Xant^i  [IJ,  y  los  juidos  erróneos  de  Baynald,  Bobera 
«on,  Marmontel,  fiuffion  y  otros  con  reelecto  á  asnntos  de 
América. 

"No  he  tenido  recelo  de  estenderme  un  tanto  acerca  de  b1* 
gunas  fsunilias  antiguas,  y  de  la  ascendemsia  de  dertos  hom- 
bres notables.  Reflexioné  que  me  era  obligatorio  hacerlo  des* 
Ae  que  tenia  que  referirme  al  rango  mas  ó  menos  elevado  de 
diferentes  personas,  y  estaba  tratando  del  tiempo  del  coló* 
«liage:  de  un  tiempo  en  que  muchos  compatariotas  se  abrieron 
igamino  por  medio  del  estudio  de  las  dencias  y  por  su  alteza 
en  las  letras;  mérito  mayor  por  cuanto  siendo  americanos  ca* 
redan  de  la  proteedon  y  favor  que  disfrutaban  los  de  Eurox>a 
paraobten^  los  mandos  y  empleos  públicos.  Gallarlos  ante* 
eedentes  de  unos  porque  pertenedaxm  á  la  aristocracia,  no 
habría  sido  quedar  bien  con  la  verdad  histórica,que  demanda 
ensalzar  el  mérito  ó  virtudes  de  los  que  no  seensoberbederon 
por  su  nacimiento:  distindon  que  se  compensa  con  no  decif 
nada  de  tantos  otros  que  para  cosa  ninguna  fueron  útiles  ni 
dignos  á  pesar  de  sus  ejecutorias.  La  éi>oca  de  la  dominación 
española  tuvo  también  hombres  mas  nobles  que  aquellos, 
pues  lo  fueron  por  sus  propias  obras  al  través  de  miserables 
preocupaciones  y  de  mezquinas  diferencias;  y  se  franquearon 
paso  por  sí  solos  cuando  se  lo  cerraban  vallas  inaccesibles, 
y  cuando  las  leyes  no  eran  iguales  para  los  homl^es. 

Un  índice  general  x)or  materias  abrazará  las  contenidas 
en  cada  tomo  del  Dicetonario,  áfiii  de  que  puedan  los  lecto* 
res  hallarlas  en  los  artículos  en  que  están  diseminadas:  con 
cuya  clave  se  salva  el  embarazo  queofreceria  una  obra  alfei* 
bética  por  personas. 


^™w»«^ 


f  J]   Oomelio  Pane, 


XV 

.  Obaervaré  antes  de  tenninar,  que  ain  pei^iiieio  de  las  pto^ 
doooiones  sobre  asontos  de  aotualidad,  que  coido  es  natoral 
exitau  el  interés  del  luomeato,  y  compiaoen  á  cuantos  leen  y 
se  instruyen,  es  may  necesario  no  abandonar,  ni  descuidar 
siquiera,  los  trabajos  históricos  por  indiferentes  que  pareseanv 
Besde&arlqis  es  knponerse  la  misma  pena  para  el  porvenir,  y 
renraiciar  los  muchos  títalos  honrosos  que  en  las  cosas  anti- 
guas encontraron  siempre  las  generaciones. 

Todos  los  pueblos  éA  mundo  han  pasado  por  períodos  la* 
mentables  y  duras  adversidades,  cuyo  origen  y  autores  no 
pueden  ni«deben  sepultarse  en  el  olvido.  8^  hechos  oonsn- 
madosy  denotodediEid,  que  por  lo  mismo  hanmenester  espli* 
eadones  bien  diseenüdass  escusarlas  ünpertaria  tanto  eomo 
proscribir  la  historia,  d^ándola  á  merced  de  tradieiones  vut 
gares  y  desautorúsadas.  Si  sus  relatos  verdaderos  vulneraran 
el  decoro  y  estimación  de  las  naciones,  no  venamos  hoy  ¿las 
^i^e  están  esa  primera  linea  por  su  ilustración,  escudriñar  ao- 
tigttedades,  y  ser  tan  diligentes  por  adquirir  documaitos  y 
datos  que  salen  á  la  luz  publica  para  enseñanza  en  lo  faturou 

Falta  organizar  el  Archivo  Nacional;  está  por  crearse  una 
Academia  &  historfo,  y  aun  no  se  ha  tiatado  de  tomar  délos 
artMvos  de  Efig^aáta  copias  de  muchos  escritos  que  interesan^ 
á  la  Bepública.  Hay  ademas  que  seimir  obras  antiguas  cuya 
presente  escasez  anuncia  su  próxima  desaparición.  Pero  lle- 
gará dia  en  que  todas  estáis  exigencias  de  la  instrucción  ge- 
neral se  vean  satisfedias,  y  tenga  él  Perú  una  completa  histó- 
ria  que  ñ^nqnée  á  la  juventud  estudiosa,  campo  nuevo  y  es- 
padosoparaestender  con  mudio*  fruto  sus  tar^  literariaSé-^ 
Lal^30,tít.  l^li&.  3^  de  Indias  mandaba  á  losYireyes, 
Audiencias  y  Gobernadores  investigar  los-  archivos  por  me^ 
dio  de  personas  inteligentes,  para  remitir  ait  Gonscgo  copia» 
fieles  de  cuanto  instrumento  oficial  y  privado  correspondiese* 
é  tuviera  rdadon  con  la  historia. 


LA  segunda  paVte  def  Diccionarío  precederá  en  st^x 
oportunidad  una  espUcacion  fundada  de  las  reglas 
que  me  he  impuesto  al  escribir  de  sucesos  y  asun- 
tos coetáneos.  El  honor  díd  pais  y  de  los  hombres  re- 


xn 

4ttiere  guardar  muchos  miramientoB,  y  no  ^traei^  la  veirdad 
liistórica  de  los  escritos  y  conceptos  apasionados  que  arrojan 
ciertas  pnb]icaGio9es.  Biñtíl  es,  pero  no  imposible,  dejar  a¿6s 
como  si  no  existiera  un  fikragó  abominable  de  imposturas 
4116  debieron  sa  origen  al  odio  ^ervecente  de  los  parados.  Un 
escritor  imx>arcial  no  se  permite  interpretar  las  intenciones^ 
ni  puede  conyenirse  con  que  los  interesados  sean  jaeces  de 
las  operaciones  de  sns  enemigos;  Yerros  y  Mtas  se  balnrán' 
cometido  por  circunstancias  esi>eciales,  ó  influendas  de  épo- 
cas de  turbación,  no  siempre  con  meditados  y  dañosos  desig- 
nios. Siguiendo  tales  principios  cuidaré  de  enalteeer  las  bue^ 
ñas  acciones,  de  no  dar  color  de  realidad  á  lo  que  no  esté  prcK 
bodo,  y  defenderé  la  inocencia  de  muchos  que  han  sido  "vlcti- 
mas  de  la  ruin  maledicencia.  En  lo  oscuro  y  difidl  admiti- 
ré la  duda  antes  que  aceptar  opiniones  temerarias  ó  aventu- 
widas,  á  fln  de  quería  historia  no  sea  como  las  plazas  públicas 
el  teatro  ^  los  suplicios  de  los  hombres,  y  no  d  de  sus  fiestas  y  re- 
gocijos, [ij 


[1]  Linguet,  Historia  de  las  reVbiaeiones  del-Impeno  Bónum». 


CATALOGO 


DE  LAB  OBBAS  Y  BCAKUSCBITOS  Qü£  BEBEN  CONSTJLTABSB 
PABA  LA  HISXOBIA  DE  LA  AMÉBIOA  LATINA  V  PABUOTT^ 
LABMENTE  DEL  PEBU. 


{Casi  todos  estos  autores  tienen  articuio  ^pedal  en  eséa  obra.) 


^lcta§     del  cabildo  de  Lima  desde  su  fundación^  con  las  primeras  pro«> 
videncias  <|ne  espidió  el  gobernador  D.  Francisco  Pizano  en 
Jama  para  gobierno  y  poficía. 

Angleite,  Pedro  Mártir —  ''Descnbrimiento  de  la  América  y  hechos  de 
los  españoles:''  Alcalá:  1576 —  ''Decadas  oceánicas  d^  nuevo 
Crbe:''^  París:  1536.  con  diferentes  relaciones  enviadas  al  con* 
8€|jo  de  Indias — ^''La  Vida  del  autor  con  machos  datos  histó- 
ricos." 

^'AyÍm  de  como  gobernaban  los  Incas  y  repartían  tierras  y  tributos"-^ 
M.  S.:  [Librería  de  Barcia.] 

álvaradO)  Pedro--  '^Belacion  de  sncesos  de  la  Nueva  Espa&a,  que  inser- 
tó en  la  suya  Hernán  Cortés.  M.  S. 

AcOBta»  el  Padre  José  de —  ^'Historia  natural  y  moral  de  las  indias." 
Madrid:  1590 —  'T>e  procuranda  indorum  salute:"  Salamanca: 
1588 — "De  natura  novior bis:"  1589 — "Tratado  sobre  el  origen 
de  los  indios  y  sus  costumbres/'  inserto  en  la  obra  de  "Histo- 
ria NaturaL" 

Arana}  Pedro  de — "Memoria  de  lo  acaecido  en  Quito  con  motivo 
del  establecimiento  de  la  alcabala:"  159&--  "Memoria  sobre 
las.prevencionesy  medidas  que  debian  tomarse  por  si  otra 
vez  venían  corsarios  alas  costas  del  Perú  y  Chüe.^  (Bibliote- 
ca de  Pinelo.; 

Agia^  Fray  Miguel — "Tratado  y  parecer  sobre  el  servicio  personal 
de  los  indios  del  Perú:"  1604. 

AccTCdlS  Juan  González  de— "Memorial  al  Bey  Felipe  III  sobre  los  ma- 
les que  causaba  la  mita:"  1609. 

As^ar  del  Blo,  D.  Juan  Bautista —  "Restauración  y  reparo  del  Perú." 
1615—  "Discurso  sobro  las  desgracias  y  necesidades  de  los  in- 
dios/' dirigido  al  Rey  en  1633. 

Atienza^  el  Padre  Blas  de — "Cartas  varias  de  las  misiones  y  otros  asun- 
tos del  Perú" —  "Relación  de  los  Religiosos  de  su  orden  que  en 
él  florecieron."  1617. 

Aniagai  el  Padre  Pablo  José  de— "Estirpacion  de  la  idolatría  de  los 
indios  del  Perú  y  medios  para  su  conversión:"  Lima:  1621. 

Agtf|d|aii09  Tomás—  "£1  mundo  Nuevo"— >34  cantos.  Boma:  1628. 

Agnuur  y  Acuña»  D.  Rodrigo  de—  "Sumario  de  la  Becopüacion  general  de 
las  leyes  de  Indias."  Madrid:  1628. 


licilt  HÜTrn»  el  Padre— '^Varones'ilustfes  de  la  Compa&ía  de  Jesús  en  el 
Perú:"  Seyilla  1632.~-"HÍBtoTÍa  del  Perú  y  de  las  ñmdacio^ 
nes  hechas  por  la  Compañía." 

Iciftaj  el  Padre  Cnstóval  de—  ''Nuevo  descubrimiento  del  gran  ria 
de  las  Amazonas."  Madrid:  1641. 

AlcfaMÍbc^PadreFelipe— ''Biblioteca  de  escritores  de  laCompafiía  de 
Jesús" — Ambercs: — 1643. 

kpúntf  Fray  Mígnel  de—-  "Población  de  Valdivia:  defensa  del  reino 
del  Perú."  Lima:  1647. 

Acaftfty     el  Padre  Fray  Antonio  González —  "Comnendio  Historial  de  la 
provincia  do  San  Juan  Bautista  del  Perú."  Madrid:  1660. — ^ 
'^MemoriaJ  d  informe  delPerú,^  al  Padre  Marínis.  1659. 

MTtfradé^  Felipe  María —  "Cartas  sobre  el  modo  como  debia  doctrinarse 
á  los  indios," — ^M.  8.  (Librería  del  Rey.) 

ArUde»  el  Padre  Ignacio  de— Jesuíta — "Historiado  la  provincia  del 
Perú,"  nn  tomo.  "Vida  de  algunos  varones  ilustres  de  ella." 
Estas  obras  las  menciona  Lasór  en  su  "Orbe  Universal." 

Aguilera*  el  licenciado  Juan —  "Tratado  del  modo  que  se  puedo  emplear 
en  reducir  á  los  indios." 

Atendafte»  el  Padre  Diego —  "Thesaurus  indloum."  Amberes:  1668. — 
"Actuario  Indiano"  idem. 

AltanVaney  Gutierre  Yelasquez —  "Del  oficio  y  potestad  del  Vicario  del 
príncipe  y  gobierno  universal  de  las  indias." 

Afrareí f  Fray  Domingo—  "Cartas  sobre  el  terremoto  de  20  de  Octubre 
de  1687." 

ArgilelleB^  D.  Fray  Juan  de —  "Informe  al  Rey  sobre  las  causas  de  los 
disturbios  que  ocurrían  en  Panamá." 

Alvatreí  Cale»  D.  Francisco—  "Colección  de  Reales  órdenes."  de  que  for- 
mó á  su  costa  3  tornos^  y  existen  en  el  archivo  del  cabildo  1713. 
'  Angics  y  Ckirtari»  D.  Matías—  "Informe  sobre  los  jesuítas  del  Par^uay 
y  revolución  en  esta  provincia  en  1724."  Madrid:  1769. 

Aiccdej  D.  Dionisio—  "Aviso  Histórico  Político  Geográfico"  con  noti- 
cias importantes  del  reino  del  Perú,"  sucesos  desde  1735  hasta 
1740:  impreso  en  Madrid  en  este  último  año:  un  tomo.  "Me- 
moria sobre  la  necesidad  de  restablecer  la  comunicación  con 
América  por  medio  de  los  buques  llamados  de  aviso."  Madrid: 
1719. —  "Opúsculo  sosteuieudo  que  no  debia  cerrarse  la  mina 
de  azogue  de  Huancavelica,"  1719. —  "Discurso  en  15  capítu- 
los apoyando  se  conservase  en  América  el  impuesto  denomi- 
nado "Avería,"  y  la  "conveniencia  de  los  ramos  álmojarifázr- 
go  y  alcabala,"  impreso  en  Madrid. —  "Disertación  contra  In- 
glaterra y  su  comercio  en  Porto  velo,  v  sobre  el  abasto  de  ne- 
gros con  muchos  datos  históricos" — "Informes  para  que  se 
rebajara  al  diezmo  el  5?^  sobre  la  plata  1720. 

ÜbHnf  D.  Antonio  José, — "Discurso  histórico,  jurídico  y  político,  so^ 
bre  que  las  vacantes  en  las  iglesias  pertenecen  á  la  corona." 
Madrid:  1769. 

Antéale}  D.  Nicolás. —  "Biblioteca  Híspana,"  en  dos  partes.  Madrid:. 
1783, 2?  edición,  Kstán  en  ella  muchos  autores  que  trataron 
del  Nuevo  Mundo  y  las  obras  escritas  por  americanos  muy 
dignos. 

AlcedO}  D.  Antonio —  "Diccionario  Geográfico  de  América."  Madrid 
1786:  que  adicionó  Thompson  al  publicarlo  en  inglés — "Bi- 
blioteca Americana,"  M.  S^ 

AlVeni  y  Bacna»  D.  José  Antonio.—  "Hijos  de  Madrid  ilustres  en  san- 
tidad, letras  y  armas:"  1789. 

AriUM»  Fermín— "Hijos  de  Sevilla  ünstres  en  santidad  letras  ^ar- 
mas;" 1791. 


JQviuréi  liiMiiei»  D.  Autonlo—  'estadística  de  Arequipa,"  1792. 

AirciloiidOj  D.  Nicolás,  Virey  de  Buenos  Ayres —  ''lufonne  á  su  sncesor 
Meló  de  Portugal  sobre  el  estado  de  la  cuestión  de  límites  con 
las  poseciones  portuguesas:''  1795. 

latuftcz  y  üc«Tcd#9  D.  Rafael — ^'Memorias  Históricas  sobre  el  comercio 
de  Espafia  con  la  América,  y  legislación  mercantil,"  Madrid: 
1797. 

ASkm^n^f  P.  Manuel  —  "  Sobre  el  comercio  libre  en  América^"  Cádiz: 
1812. 

^fAite  de  comprobar  las  fechas"—  París.  1821,  Desde  el  tomo  9?  aa 
útil  para  la  ^^Historia  de  América." 

áxgmtBtMi  D.  José—  ^'Contestación  que  dio  en  Londres  á  varios  ataques 
contra  los  derecbos  de  España  y  respecto  á  la  independencia 
de  las  Américas:^  1829. 

AreDAleí»  D.  José—  ''Memoria  liistdrica  de  las  operaciones  militares  del 
general  Arenales  en  el  Perú  el  afio  de  1821:"  Buenos  Ayres: 
1832. 

Ab(cDz»  D.  Pedro—  ^'Documentos  de  la  Historia  antigua  y  moderna 
de  las  proYincias  del  Rio  de  la  Plata."  Buenos  Aires:  1836. 

iBumafcgnl,  D.  Miguel  Lui»—  "La  Dictadura  de  O'higgins."  Santiago: 
1854.— "La  reconquista  Española."  Santiago:  1851.— "Títulos 
de  la  República  de  Chile  al  dominio  de  la  estremidad  Austral 
del  continente,  en  oposición  á  lo  escrito  en  Buenos  Aires  por 
Angelis."  Santiago:  1853. 

Arias  J  niraiiáa»  D.  José—  "Examen  crítico  é  histórico  del  inflijo  que 
tuvo  en  el  comercio,  industria  y  población  de  España,  su  ao- 
minacion  en  Ami6rica."  Madrid:  1854. 

^^ArclÚf  a  IMlTlana»  colección  de  documentos  Importantes."  Paria:  1878. 
Publicados  por  D.  V.  Balliviau. 

Aiittgii«da4cs relattras  al  Caxco»  al  sitio  de  Lima  recien  fundada  —al 
puerto  del  Callao,y  otras — Sobre  D.  José  Anteqnera— Jesuitaa 
que  salieron  del  Perú — ^Estableeimiento  de  la  Inquisición — 
Basílica  de  la  Vera-Cruz — Bula  de  Alejandro  VI — Xuundacioa 
de  Potosí — Caudales  llevados  6,  Europa— Sobre  antiguas  cos- 
tumbres— Descripción  de  Guayaquil  &  &.. — ^Documentos  pu- 
blicados por  Odriozola  tomo  IV.  Lima:  1873.) 

«^Apuntes  para  la  Historia  Eclesiástica  del  Perú."  Lima:  1873— Editor, 
el  Dr.  Tobar. 


BcBzaai»  Gerónimo— "Historia  del  Xuevo  Mundo."  3  tom.  en  italiano. 
Venecia:  1565. 

Bctanzos,  Juan  José — "Suma  y  narraeJo%de  los  Incas."  M.  S. — "Suce- 
sos del  Reino  desde  su  descubrimiento.^' 

BffCttia»  Francisco— "Venida  de  Candisch  por  el  Estrecho,  y  sus  opera- 
ciones en  el  Paeíñco:"  en  Inglés:  1588. 

Bcrtonio»  el  Padre  Ludovico— 'noticias,  que  escribió  en  Juli  en  1599,  y 
que  allí  se  imprimieron,  sobro  las  naciones  que  hablaban  el 
idioma  Aymará  y  otras  que  conservaban  sus  dialectos 
propios." 

Barco  Cditeneray  D.  Martin — ^"La  Argentina:  conquista  del  Rio  de  la 
Plata  y  Tucumíín:"  28  cant.os,  y  en  ellos  dá  razón  de  las  o|H3- 
raciones  de  Drack  y  Candisch;  de  los  grandes  temblores  ch- 
^  perimentados  en  el  Peni;  do  la  cspcdicion  del  Virey  Tole<lo 

contra  Tupac-Amarn,  y  íí  Potosí  contra  Diego  de  Mendoza. 
Lisboa.  1602. 


Irjr,  Teodoro— '^Hifitoria  Oceidental.'^Parig:  1606.— ''ColMdon  4» 

vii^es  á  las  Indias  en  97  partes  con  Tarios  mapas.^ 

Bahr^a,  Joan  de  — '^Historia  del  Perú— Gobierno  del  Yirey  marqnis 
de  Ca&ete." 

larfft»  Licenciado  D.  Alvaro  Alonso— '^el  beneficio  de  la  escoria  y 
blanqueo'^— ''El  arte  de  los  metales;  beneficio  por  medio  d<l 
azo^e;  modo  de  fondir  y  xefinar."  1640:  se  tradi:^  al  italiano 
y  al  inglés. 

VMt^ltei»  Gerónimo  (a,)  Smedncci— "La  América,  poema  beróico."  Bo- 
ma: 1650. 

BanniCTO)  el  Padre  Bodrigo — ^'Tlan  para  fnndar  nn  colegio  de  la  Com- 
pafiia  de  Jesús  en  Jnli."  Lima:  1665. 

BaHestor^Si  P.Tbmás— "Colección  general  de  ordenanzas  del  Perú  en  que 
están  las  del  Gobernador  Gasea,  yireyes;  Toledo,  marqneses, 
de  Cañete,  y  de  Salinas,  y  otras:  compiladas  por  arden  del 
Yirey  Duque  de  la  Palata.^  Impresa  en  Lima:  1685. 

IftoOHttaf  el  Padre  José—"Yida  del  Yenerable  Francisco  del  Castillo 
con  muchas  noticias  históricas."  Madrid:  1693. 

Bmesa*  D.  Diego— "De  los  derechos  del  fisco  en  la  cansa  contra  Ior 
Salcedos,  y  sobre  los  sucesos  oonrridos  en  las  minas  de  Pono.'' 
Madrid:  un  tomo  en  fólio. 

BastMmuBto,  Fr.  Bartolomé— "Teatro  Eclesiástico  Indico  Meridional."— 
"Primicias  del  Perú  en  santidad  y  letras"  (Biblioteca  Hispa- 
na Nova,  J 

Barciaf  D.  Andrés  González— "Colección  muy  crecida  de  obras  que 
ilustró  y  aumentó  de  los  principales  historiadores  de  Indias.'' 
Madrid:  1749.— Ensayo  Cronológico,  para  la  historia  de  la 
Florida:"  abraza  el  oontinente  septentrional  y  las  islas.  Ma- 
drid: 1723. 

Jlcmudj  Jnan  Federico— "Los  Incas,"  en  firancés  con  dos  mapas,  im* 
preso:  1734. 

BaiTcncchcaí  D.Juan — "Nueva  observación  astronómica  del  período  trá- 
gico de  los  grandes  temblores."  Lima:  1734. 

Beanché  CotId,  "Memorias  y  planos  del  Estrecho  de  Magallanes,"  publi- 
cación de  Mr.  BeUin:  1753. 

BraTO»  de  CastIUa»  D.  Pedro  José—  "Yoto  consultivo  sobre  los  trigos  do 
Lima  y  estrangero8,"obra  llena  de  erudición  y  datos  his&ricos 
y  estadísticos.  Lima  1755. — "Dictámenes  sosteniendo  ol  patro- 

y58— "Co- 
Lima  1761 
Hospital  de  San  Lázaro  con 
muchas  noticias  sobre  hospitales  y  especialmente  los  de  laza- 
rinos." Lima:  1761. 

Byr^D»      el  comandante — "Vitge  al  rededor  del  mundo,  con  noticias  im- 

{íortautes  del  pacífico."  Madrid:  1769— En  esta  edición  se  ha- 
la un  resumen  del  vi%je  de  H.  de  Magallanes  que  concluyó 
Juan  Sebastian  Cano. 

Bftldanl»  el  Padre  Fulgencio— "Yida  del  mártir  Fray  Diego  Ortiz:"  li- 
bro histórico-peruano,  que  se  publicó  en  italiano. 

BostamantCy  D.  Calixto  Carlos,  luca— "Lazarillo  de  ciegos  caminantes 
desde  Buenos  Ayres  hasta  Lima:"  Gljon:  1773. 

BcsareZy  D.  Jnan — "Noticias  de  las  montañas  de  Guamalies"  (Mercurio 
Peruano.) 

Bof  no»  D.  Cosme—  "Descripción  de  todas  las  provincias  del  Perú  bajo 
y  alto,  de  las  de  Chile  Paraguay  y  república  Argentina;  con 
noticias  estadísticas  de  mucha  importancia:"  impresa  en  Li^ 
ma  en  1773— Yarias  disertaciones  cientificas  que  aparecen  en 
los  afananaquea  de  Lima  que  daba  á  luz  como  cosmógrafo. 


if  D  José  Mannel— '^iscnno  reñitando  el  análisis  qne  se  Mori^ 
bió  en  Francia  de  la  Bula  de  Pío  VI  sobre  diezmos  y  rentaa 
eclesiásticas."  Lima:  1797 — ''Diferentes  oraciones  íilnebres." 

BMühf  Mr.  Gnillenno — "Bazones  para  emancipar  inmediatamente  la 
América  Española,"  con  varios  documentos.  Impreso  en 
Londres. 

BlMM*  Wliito»  D.  José— "El  Espafiol"  colección  útil  páralos sooesos  da 
América.  Londres:  1810. 

Bmt»s  ÉrmüMf  D.  Die^o—  ''Historia  de  la  independencia  de  Cbile:  cam- 
panas del  ejército  real  del  Perd  en  aquel  país."  Santiago:  1854, 


CapttolMiMi  entre  la  Beina  Isabel  y  Pizarro  en  15S9,  publicada  por 
Quintana  en  sus  "Españoles  célebres." 

Caita  de  Hernando  Pizarro  á  la  Audiencia  de  Santo  Domingo  sebre  los 
sucesos  del  Perú  hasta  la  prisión  de  Atabnalpa.  IsS.'^Histo- 
lia  General  de  Oviedo.^ 

CaitM  al  BMpcraAwr»  del  cabildo  de  Arequipa,  de  Beltran,  Carbi^al, 
BfurrionuevOy  Valdivia,  Yelalcazar;  sobre  los  sucesos  del  Pmí. 
M.  S.  citados  por  Prescott. 

Mlachf  lir. — "Investigaciones  sobre  el  origen  déla  civilizaoion  pe* 
ruana." 

CafocciMl»  de  Beales  Cédulas  del  archivo  de  la  Audiencia  de  Lima  desde 
1534  hasta  1688;  rescriptos  y  órdenes  dirigidas  á  Pizarro:  or- 
denanzas que  este  formé,  y  documentos  relativos  á  las  guerras 
civiles.  (Archivo  del  cabildo  de  Lima.) 

CaMId  ée  Balvaa»  Miguel — "Miscelánea  Antartica:  origen  de  los  indios 
y  de  los  incas  del  Perú." 

Catocdan  de  ordenanzas  que  hizo  imprimir  elVirey  D.  Antonio  de  Men- 
doza y  la  Audiencia  gobernadora:  155S2. 

Üazaic  LMBf  D.  Pedro  de— "Crónica  del  Perú."  Sevilla:  1563.  fVéase 
Bich.) 

Casai^  Fray  Bartolomé  de  las — "De  la  destrucción  de  las  Indias^— 
"Controversias  con  el  Dr.  Ginés  de  Sepulveda,  y  con  el  Obispo 
del  Darién  sobre  la  conquista,  y  servidumbre  de  los  indios.'^ 
"Tratado  sobre  los  indios  con  muchas  razones  joridicas,  sobre 
el  derecho  de  los  soberanos  contra  los  inñeles." — ^"Historia  ge- 
neral de  las  Indias,"  en  3  volúmenes — "Tratado  comprobatoria 
del  imperio  que  tienen  los  reyes  de  Castilla  en  las  Indias''— 
"Diez  y  seis  remedios  contra  la  peste  que  iba  destruyendo  á 
los  indios" — "De  ThemwritP — "Sumario  de  lo  que  Sepulveda 
escribió  centrales  Indios" — "Aviso  para  los  confesores  de  las 
Indias" — "D«  Imidioo  et  cikriatiano  ingreeeti  et  progrwm  regum 
no9lrorum  in  regno  inéUarum.** — "De  Cura  regüms  hiapaniarum 
hábenda  ciroa  oriem  indiarum,  et  de  unioo  vocatíonia  modo  ommum 
gentUiim  ad  veram  reUgionem." 

Cabeza  de  Yaca,  D.  Myar  •  Nufiez— "Sus  naufragios— Sus  comentarios." 
Yslladolid:  1555. 

CastrolHaceda»  Melchor— "Kelaoion  y  descripción  delJPerú."— "Relación 
de  la  provincia  del  Perú  y  disposición  de  su  gcnte."-^En  firan* 
ees:  (Libreria  de  Barcia.) 

Calvete  4c  la  EtlreBa) — "Comentarios  del  Perú  en  latín,  en  que  están  M 
hechos  del  gobernador  D.  Cristóbal  Yaca  de  Castro  y  la  usur* 

S ación  de  Almagro." 
e  reales  cédulas  referentes  á  las  guerras  civiles  del  Perú. 
Cape^hCi  Luis—  "Descripción  de  la  Villa  y  cerro  de  Potosí." 


faBé^kndaio»  LeTiuio  Apolonio— ''Descubrimiento  del  Perú:  Historia 
de  la  conquista  liaeta  el  gobierno  de  Gasea."  En  latin. — ^Jlm- 
beres:  1566. 

CaiteHasMt  licenciado  D.  Juan  — 'Tarónos  ilustres  de  Indias:'*  Ma- 
drid: 1589. 

Cakesaff  Alonso  de  las — 'H]lorrespondencia  sobre  los  alborotos  de  Qui- 
to:" [Librería  de  Barcia.}  1592. 

CbvrMl»  el  Padre — ''Memorial  y  discurso  de  las  provincias  y  gobierno 
del  Perú."  (En  la  Librería  de  Barcia.) 

tkmmaátf  el  Padre  Claudio— ''Tabla  Cronológica  de  los  descubrimien- 
tos, conquistas  y  cosas  ilustres  de  indias  desde  1592  hasta  1642:" 
adicionada  por  Dormér  en  1677. 

Cacifiei  4»  CfeMilto— Memorial  al  Yirey  del  Perú  acerca  de  los  muchos 
indios  que  se  destinaban  á  las  minas  y  da&oe  que  sufrían"  M. 
a  (Librería  del  Bey.) 

Cajete»     el  Yirey  marqués  de — "Sus  ordenansas  contra  los  ezesoe  de 
.  los  corregidores/'  impresas  en  Lima:  IQ9A. 

CmUo»  D.  Francisco— Defensa  de  los  indios  contra  el|  trabuco  forza- 
do de  las  minas:"  1600. 

ÍMiriarlM  de  la  secretaria  del  Yireinato  que  principian  en  el  afio  de 
1620. 

CáréfBas»  D.  Fr.  Bemardino — "A^vios  de  los  Indios"— "Memorial  y 
relación  de  las  cosas  del  Keino  del  Perú."  Madrid:  1634 — "Me- 
morial al  fie^  Felipe  lY,  sobre  que  los  curatos  no  debian  con* 
ferirse  á  frailes." — "Su  defensa  sobre  los  sucesos  del  Para- 
guay, con  los  Jesnitas." 

CalMieto»  rr.  Antonio  de  la— "Crónica  moralizada  de  la  orden  de  San 
Agustín  del  Perú  con  muchos  datos  históricos" — ^Barcelona: 
1@8.  Traducida  al  latin  por  el  padre  Joaquín  Brulio  que  la  ti- 
tuló "Historia  Peruana:^'  1651.  £1  tomo  2?  trata  "de  los  san- 
tuarios de  Copacabana  y  del  Prado."  Lima:  1653.  Hay  otro  so- 
bre los  Castores  que  existen  encd  Perú  y  Chile,  pubUoado  en 
1629. — ^Yidade  Catalina  de  Arroyo. 

C&MrCf|  D.  José — "Sumario  de  los  méritos  de  D.  Manuel  Criado  de 
Castilla  nieto  de  Manco  Inca,"  escrito  de  óJKlen  del  Yirey  Chin- 
chón 1639. 

el  Padre  Bernardo— "Historiado  la  fundación  de  Lima."  1639. 
Boberto— "Del  origen  de  los  Americanos."  impreso  en  1644. 

Caltoi         Licenciado  Juan  Díaz  de  la — "Memorial  y  noticias  sacras  y 
reales  de  Ios-imperios  de  las  Indias  Occidentales"  en  12  libros: 
el  7?  es  el  relativo  al  Perú.  Madrid:  1646. 
!•»  el  Padre  Baltazar — "£1  planeta  católico."  Madrid:  1646. — 
"Antigüedades  de  Guadaliyara."  1661.— "Éspaüa  perseguida." 

€4rá«Ya  SaUuuh  Fr.  Diego— "Crónica  de  la  orden  de  San  Francisco  del 
Perú.— "Lima:  1651."— Teatro  de  la  Iglesia  de  Lima"— "Mo- 
narquía de  Lima"  inédita.— r"Yida  de  &in  Francisco  Solano.'' 
Lima:  1630 — "Serricios  de  los  Religiosos  en  las  conquistas  es- 
pirituales, sus  acciones  memorables  dt. 

Cwi#i  Carlos — "Belacion  sobre  el  beneficio  de  la  plata  por  medio  del 
azogue  en  Potosí"— (Librería  del  Bey.) 

CMMreras»  D.  Yasco  López— "Memoriales  al  Bey  sobre  el  mérito  de  los 
Americanos,"  ¿¿,  Madrid. 

CaHer— I  N— "Las  plantas  del  Perú  y  sus  cualidades:"  escribió  en  unión 
del  Licenciado  Robles,  (siglo  17.) 

Cftrgrai,  Juan  de— "Relación  del  terremoto  de  Lima  de  1687." 

fMwMf  D.  José  Santiago,  marqués  de  casa  Concha — "Instrucción  so^ 
bre  el  mineral  de  Guanea  vélica" — "Estado  y  necesidades  del 
Beino  de  Chile," 


€«■#•»  D.  Nicolás  Bíatüu  del— ^'Origen  del  oficio  de  protector  de  los 
indioe." 

CtMhftf  D.  Pablo  de  Santiago — ''Del  oficio  de  proveedor  do  la  armad* 
del  Sar^r  del  Callao."  £n  latín:  1704. 

Cár4«lUMf  D.  Gabriel — "Vida  de  luti  Cnsi-Yupanqni."  reimpiesa:  1723. 

CoB^aadne»  D.  Carlos  de  la — "Belacion  de  un  visge  hecbo  á  la  América 
meridional,  con  ana  carta  geográfica  del  Amazonas.  174&.— 
''La  figura  de  la  tierra  determinada  por  las  observaciones  do 
la  Condamine  y  Bouguen''  1749. — "Diario  del  vi%|e  heeho  al 
Ecuador  por  orden  del  Rey.''  1751: 

CharlCTSlXy  el  Padre — "Historia  del  Paraguay''  Paris:  1756. 

Coite  j  IJrIket  D.  Lorenzo— "Cartas  histórico— criticas  sobre  cosas  an- 
tiguas del  Perú"  Cádiz:  1764. 

CoIecciMi  de  documentos  presentados  por  los  Jesuítas  contra  el  obispo 
D.  Fr.  Bernardino  de  Cárdenas.  Madrid:  1768. 

ColMibO»  Fr.  Felipe— "Vida  del  Y.  Pedro  Urraca,"  con  noticias  histó- 
ricas. Miadrid:  1770. 

Colcttl»  Juan  Domingo— "Diccionario  histórico  geogi^co  de  Amuéri- 
oa."  Venecia:  1771. 

Cédula  y  espediente  sobre  la  demarcación  de  loe  corregimientos.  1773: 
(en  el  archivo  de  indias  de  Sevilla.) 

CangMf  "Compendio  histórico  del  Perú:"  1780.  [En  el  museo  Britá- 
nico.] 

Carü»  el  Conde  Juan  Reynaldo — "Cartas  Americanas  sobre  antigüe- 
dades del  Perú  y  otras  cosas."  Florencia:  1780.— 2*  edición  en 
Cremona  con  adicciones  de  Blanchi.  Traducción  al  francos 
con  notas  por  Yillabrune. 

Cwi^afttay  D.  Baltazar  J.  Martínez  de — ^Apuntamientos  para  la  histo- 
ria eeneral  del  obispado  de  Tnjjulo  con  mapas:  1786. 

CcrdáOf  D.  Ambrosio— "Disertación  sobre  documentos  antigpoe  qoo 
deben  consultarse  para  la  historia  del  Perú  desde  la  Conquis- 
ta." (Mercurio  PemancV  -"Beglamento  para  la  distribución 
de  aguas  en  el  valle  de  lama  con  noticias  históricas."  1793. 

dadcra»  Cristoval — "Investigaciones  históricas  sobre  los  descubrimien- 
tos de  los  españoles  en  el  mar  Océano  en  el  siglo  15  y  princi- 
pios del  lO.'^Madrid:  1794. 

CMtrf»  D.  Ignacio— "Manuscritos  históricos" — "Fiestas  del  Cuzco 
con  motivo  de  la  instalación  de  la  Audiencia."  Madrid:  17%. 
"Carta  Apologética  en  respuesta  á  un  amigo  de  Potosí  bi^ 
elnombredelturrizarra."  Buenos  Aires:  1?^ 

Codto  de  UmymáÉtitf  D.  Pedro — "Discurso  pretendiendo  probar  que  las 
villas  causaban  en  el  Perú  grandes  da&os."  ^Librería  de 
Barcia.) 

Cédala  real  para  la  incorporación  de  la  provincia  de  Puno  al  Virei« 
nato  del  Perú.  (Arohivo  de  Sevilla.) 

CemadaSf  D.  Pedro  Antonio— "Memoria  sobre  la  necesidad  y  convenien- 
cia de  establecer  panteones." 

COfnctte  y  Fiyard*,  D.  José— "Disertación  sobre  las  montañas,  volca- 
nes y  minas."  con  muchas  noticias.  [Mercurio  Peruano.] 

<<C4dÍgO  municipal  de  Lima"  dividido  en  siete  partes,  y  arreglado  en 
1803. 

Cal¥Of  D.  Carlos — "Anales  históricos  de  la  revolución  de  América 
desde  1808."  París:  1864  y  67— "Colección  de  tratados  con- 
venciones &.  correspondientes  á  la  América  Latina,  desde 
1493."  Paris:  1862. 

<'C«iistl(iielon  EsptAola  de  1812."  "Los  Diarios  de  las  cortes." 

€Ia?ycr09  Fnmcisco  Saverio — "Historia  antigua  de  Méjico."  Impngna 
las  opiniones  de  Paw,  Boffou  y  otros:  y  prueba  que  el  mal  vé- 


nereo  no  procede  de  la  América — Obra  traducida  del  italiano 
alespafiol.  Léndres:  1826^. 

Céri^Tay  D.  José  María— "Estadística  de  Lima  y  noticias  históricas.^ 
1839.-~"La8  tres  épocas  del  Perú."  1844. 

Castclnaiiy  Francisco — "Espedicion  tí  las  partes  centrales  de  la  América 
del  Sur/'  de  Bio  Janeiro  á  Lima,  y  de  Lima  al  Pora.  ^u:íb: 
1850. 

CMhraiMi  Lord—'^emorias  sobre  sns  campafias  navales  en  el  Pera.  Pa- 
rís: 1863. 

C«valltSf  D.  Pedro  Fermín— '^Besúmen  de  la  historia  del  Ecuador."  Li- 
ma: 1870. 

Ctleccton  de  Odrlozela,  1872.— 'tentativa  de  los  indios  en  Jaida  ptara 
un  alzamiento  ffeneral  en  1565." — ''Conspiración  de  A^^ar 
y  Ubalde  en  ef  Cuzco  en  1805." — ''Historia  documentada  de 
la  reYolucion  del  Cuzco  en  1814." — "Diario  de  la  campaña  del 
ffeneral  Bamirez,"  con  muchos  docimieutos  que  comprenden 
h)s  sucesos  de  Puno  y  Alto  Perú. — "Guerras  con  Chile — Gain- 
za — Osorio— Bancagua-Chacabuco— Cancharw^ftda— Maipú— 
general  San  Martin — Fragata  Isabel— Lord  Cochrane — mo' 
queo  del  Callao  &." 

Mecckwi  otra  del  mismo:  1873^  Lima. — "Documentos  de  la  espedicion 
del  general  San  Martin  en  1820" — "Esposicion  de  García  Cam- 
ba al  Yirey  Pezuela" — La  fragata  Esmeralda — Operaciones 
de  los  ejércitos  contendientes — ^Boletines — ^Negociaciones  de 
Miraflores — Deposición  de  Pezuela — Departamento  de  Trrgi- 
lio— -El  Cabildo  de  Lima,  y  el  Yirey  la  Sema — Proclamación 
de  la  Independencia — ^Actos  del  nuevo  gobierno— Conroira- 
cion  de  Lavin  en  el  Cuzco — Capitulación  del  Callao  Ól,  í* 


0lfM¥iicfon  que  hizo  Pizarro  del  tesoro  reunido  por  Atahualpa  para  su 
rescate  en  1533. 

Hecfaurmelon  de  los  Presidentes  y  Audiencia  real  del  Pera.  M.  S. 

Dar^al»  Juan  Bautista^-Belacion  de  sucesoR  de  la  provincia  de  Macas^ 
alzamiento  de  Francisco  Hernández  Barreto  y  Juan  de  Lauda 
contra  el  Bey  y  muerte  de  éstos:  (Testimonio  sacado  de  Quito 
que  está  en  la  librería  de  Barcia:  1572.) 

HáTifof  jr  Flgaeroa,  D  Diego— "Miscelánea  austral:  sobre  las  plantas  del 
Perú." 
Dratkc,  Francisco— Yiaje  al  Pacíñco  por  el  Estrecho  y  sus  operaoio- 
cíones  navales:  1624. 
Hwal»  Pedro — "La  América:''  en  francés,  1661. 
Maito  de  las  noticias  de  Lima:  Tragedií»  lastimosa  &^  Impreso, 
1688. 

Bcdaracton  de  la  dífionltad  de  averiguar  por  donde  pasaron  al  Perú  las 
gentes  que  lo  poblaron:  (M.  S.  Librería  del  Bey.) 

0«Mptore,  Guillermo— "Su  viage  al  Pacífico."  En  inglés:  1699. 

>f  ¿lientos  sueltos  del  Perú;  existen  muchos  en  la  biblioteca  del  Museo 
británico. 
Baza,  ^AJ  Antonio— Cuarta  parte  de  la  Crónica  general  de  la  orden 
de  San  Francisco  de  Lima. 

BtCOAOBtM  sobre  el  convenio  entre  España  y  Portugal  para  ñi&r  la  lí- 
nea divisoria  en  América:  (Archivo  de  Simancas)  con  el  infor- 
me del  marqués  de  Yalde-Lirios  sobre  los  límites  desde  el  Pa- 
raná hasta  el  Jauru:  1756. 

Dffriycif  de  las  misiones  de  Apolobamba.  Lima:  1971. 


•obt»  Ida  aatigobé  repartlmieutofl — otros  sobre  ttinas  y  benefi- 
cío  de  metales.  Lima:  1784. 
IMUrto  enkUtot  Periódico  de  Lima:  1790,  con  datos  estadísticos^ 
MCOMÍKtMdO  la  separación  del  ylreináto  de  Buenos  Aires  j  del  arreglo 

dé  sos  límites. 
Manto       de  las  operaciones  do  los  realistas,  y  asedio  de  la  cindad  de  la 
Pas  en  1781  y  1782  al  nlando  de  Seguróla.  ('^Arcbivo  Bolivia- 
no:''publicación  de  1872.  París.) 

y  estadística  de  muchas  proFÍnciás  del  Perú.  ("Méi-ctirid 
Peraano.")  4     x- 

sobre  el  Panteón  de  Lima,  y  oolegiigf  áe  San  Tétñáaiéii  lá- 
ma:.  1864.  (Compilación  de  Odrio^ola.)     . 

da  sntesos  de  Baenos  Aires,  y  de  Espaáá. — ^Usnipáciott 
fttfiíGemi-^tfrlos  lY  y  I^eniaiido  YII  d&?  Qdriozola:  1864;     . 
de  los  diputados  de  América  en  las  cortes  de  1812  en  íávor  de 
los  oriundos  de  África.  Lima:  1812. 

literarios  del  Pera,  publicados  por  Odriozola<  Lima:  1864,  á 
1874. 


de  Compáfiia  de  Pizarro,  Almagro  j  Liiq[ue  heclia  en  Panamá 

en  10  deMarso  de  1526.  £n  los  añales  de  Montesinos:  la  inser* 

ta  (Quintana  en  sus  "Espa&oles  célebres.'' 
filteiCt      Miguel— "Relación  dol  viaje  de  Hernando  Pizarro  desde  C^já^ 

marca  á  Pacbaoamac.  La  insertó  Francisco  Jeres  en  su  obra 

de  lá  conquista  del  Perú. 
Éqpiaal^     tesorero  de  Nueva  Toledo.— Carta  al  Emperador  sobre  la 

Sierra  de  Almagro.  M.  S. 
4Alonso—^<La  Araucana."  Madrid:  1590. 
D.  Diego  de — '^Colección  de  reales  úrdenos  y  pragmáticas^'  eil 
4  tomos  correspondientes  al  gobierno  de  la  América  desde  su 
deseubrinüeilto.    Madrid:    15%:  aumentada    después  hasta 
1787. 

feitatriaf  de  Silbeyra:  Relación  de  las  cosas  del  Mara&on  en  portugués; 
1684. 

ftlrtaltim  jttridioa  en  defensa  del  Tirey  conde  de  Lemos,  y  del  oidor  Ova- 
lie  sobre  la  muerte  del  maestre  de  campo  Salcedo:  impresa  en 
1679. 

iBdwT«  f  ifwi— "La  Estrella  de  Lima."  Amberes:  1638. 

fitpasIMn  del  guardián  de  San  Francisco  de  Tanja  sobre  el  estado  de 
aquellas  misiones.  (£n  lá  Academia  de  la  Ifistoria.) 

lipééicilté  sobre  esportar  caudales  por  el  Amazonas:  proyecto  del  capi- 
tán Luis  Arava  Vasconcelos. 

iMalMia  ágiiM%  D.  Gaspar:  G&zopMlaaMm  BegUm  FerMcum.  Madrid: 
1775. 

8fM>kcéé  y  JUarcoOf  D.  Jorje — '^Instrucción  de  revisitas  para  los  tribu- 
tos— '^Discurso  sobre  los  antiguos  repartimientoB"-^"otro  so- 
bre minas  y  beneficio  de  met¿es:"  Lima:  1784 — '*Reelamento 
de  Policia  para  Lima:"  1786 — ''Ordenanzas  de  Minería" — "Re> 
flexiones  políticas  sobre  el  sobiemo  y  comercio  del  Perú& 
y  origen  de  sus  turbacion6s'^"Informe  circunstanciado  del 
Resultado  de  la  visita  general  del  Perú."  1785,  (En  la  Acade- 
mia de  la  Historia. ) 

Cstaáa  f»Mral  de  los  caudales  gastados  con  motivo  de  la  guerra  de 

2 


'Papac  Amaní  desde  Noviembre  de  1780  hadta  Abril  de  1784 
(Academia  de  la  hist.) 

EclMYcrrla,  D.  Manuel  Mariano— ^'Descrípoion  de  la  provincia  de  Mag- 
nas:» 1784. 

EgteMM  del  colegio  de  Abogados  de  Lima:  1808. 


fJOBátítíM  déla'  ciucCstd  de  la  Paz^  5^  acfas  dé  st(  Cabildo  desde  1548  ha^ 

ta  1562,  na  tomo   de  que  dispuso  un  empleado  y  está  en  el 

Museo  británicor 
Fcmaiictes»  Diego  (el  Palentino;7-*''Historia  del  Férd  en  dos  partes,  con 

las  guerras  civiles:''  Sevilla:  1571.  Esta  obra  fué  proMbida 

basta  el  siglo  XVIII. 
Pmidacton  de  la  ciudad  de  Buenos  Aires  y  su  repartimiento  en  1580. 
FrUt  de  AUnmiM.  Bartolomé-^^'De  la  conversión  y  debelación  de  las 

Indias:^'  1589. 
Faentef     licenciado  Bemardino  de  la — ''Alecaciofi  contra  la  sentencia 

que  condenó  ú  Hernando  Pizarro;"  M.  S.  [Librería  de  Barcia} 
Fernandez»  fray  Alonso — ^^Historia  ecleeiástica  de  las  Indias:''  1611. 
Femandez  de  Cdrdora)  I>.  Francisco — *^Fevú  con  armas:  bistoria  de  loa 

ataqofiS  de  la  escuadra  de  Jáoobo  Heremite  Clerck:  16241- 
FenradMy  el  capitán— ''Discursos  sobre  amurallar  á  Lima,  y  sobre  bacei* 

una  tortaleza  en  la  punta  del  Callao;"  [Librería  de  Barcia:] 

1685. 
Floreí  j  áfirilary  el  Dr.  Nicolás — ^'FanegírioO'  del  Virey  conde  de  Alba 

de  Liste  y  su  gobierno." 
FncBtef  Francisco  de  la — ''De  lo  bueno  lo  mejor."  Gobierno  espixitual  ^ 

político.  Lima:  1693. 
Freylio»    el  padre  Juan  Maria>— "Elogios  de  los  padres  de  la  Compaf&ia 

de  thasús  del  Perú." 
FaÜUiefy  el  padre — "Descripción  de  Patagonia." 
Frasso»  D.  Pedro— "Del  real  patronato  en- las  Indias.  Madrid:  1677. 
Frito»        el  padre  Samuel — "Del  gran  rio  Marañen,  con  las  misiones  de 

la  Compa&ia:"  1707. 
FevIIM»    el  padre  Luis — "Diario  dé  observaciones  ñsioas,  botánicas  &. 

en  Sud  América."  París:  1724. — "Historia  de  las  plantOB  me^ 

dicinales  del  Perú  y  Chile." 
Feyjod')    el  Padre  Benito — "Teatro  crítico:  defensa  de  los  americanos." 
Feraandezr  Padre*  Jttau  Patricio— "Kelacion  de  las  misiones  de  Ohiquis* 

tos."  Madrid:  1726. 
Fe|jo4  deSesa,  D.  Miguel — "Relación  descriptiva  ébisti^c»  de  la  pro- 
vincia de  Tnyillo."  Madrid:  1763. 
Fernandez  Comcjo,  D.  Adrián — "Diario  de  la  espedtcion  al  Chaco  en 

1780."  Buenos  Aires:  1837. 
<<Flera       Peruana  y  Chilena"— (Ruiz  y  Pabón.)  Madrid:    1798,  99  y 

1802. 
FleretEstrada9  D.  Alvaro— "Exámen-imparcial  sobre  las  disensiones  do 

la  América  con  España  y  medios  de  leoonoiliaoion.  Cádiz: 

1812. 
FoneB»      D.  Gregorio— "Ensayo  de  la  historia  civil  de  la  república  Ar- 
gentina: comprende  el  Alto  Perú  y  las  revoluciones  del  Cuz- 
co." Buenos  Aires:  1816. 
Figneroia»  D.  Justo — ^Refutación  á  uu  libro  anónimo  impreso  en  Buenoa 

Aires  en  1818."  Lima:  1820. 
<<Fiuidadén  de  la  cia<lad  del  Cuzco  y  distribución  de  solaros  en  1534." — 


^Testimonio  hecho  por  órdeu  del  corregidor  Polo  Ondegardo, 
con  varias  reales  ómenes.'^  Pablicado,  Cnzco:  1824. 

^^WhftuÍM  EspaHola  Peraana:''  noticias  históricas:  1848. 

Fiiciitet  D.  Manuel— '^Estadística  del^imaoon  noticias  históricas: 
1858. 

VütmUf     D.  Modesto  de  la—*  'Historia  General  de  Espafia,"  Madrid:  1861. 


iQastelA,  Domingo— ''La  Con^nista  del  Perú,  y  de  la  provincia  del 
Cuzco/'  traducida  al  italiano:  1535. 

4towAraf  Francisco  López  de — "Historia  general  de  las  Indias.'^  Am- 
beres:  1553,  con  mas,  la  Conquista  del  Pera.  Zaragoza:  1555. 

4)«li«rlt  Jacobo —  "Historia  de  la  tierra  nueva  del  Pera  principal  mi- 
na del  mundo."  En  francés,  trabducida  al  italiano:  1553. 

4}iisca9       el  gobernador  I>.  Pedro  de  la  —  "Historia  del  Pera  y  de  sa 

Í;oblQrno.''  Impresa.  1367.  En  ella  está  la  instrucción  q^ue  di4 
a.ciudad  dcLima»á'fíray  Tomás  de  San  Martin. 
<Ui|IcgO|    Hernán  —  "Espedicion  del  Perú  á,  las  islas  do  Salomón  con 

Mendaña:"  1568. 
Carcla  d«  Castro»  D.  Lope — "Memorial  que  dio  al  Virey  Toledo  sobre 

como  debia  hacerse  la  guerra  á los  Chiri^^Hanos."  M.  S:  1569. 
DárcéZf     Henriqne — "Cartas  al  virey  y  al  Consto  sobre  las  minas  de 

.azogue  de  Guancavelica:  1574. 
4}|iCiTa      hecha  á  los  Chiriguanos  x>or  el  Virey  Toledo.  Inédito.  [Está 

en  .Simancas.] 
iGarclay     fray  Gregorio — "Origen  de  los  Indios  del  Nuevo  Mundo."  Va- 
lencia: loOT'^'Tredioaeion  del  Evangelio  en  América,  viyien* 

do  los  Apóstoles:"  1625— "Historia  eclesiástica  y  secular  do 

las  Indias,"  impresa  en  16^ — "Monarquía  de  los  Incas:"  iué- 

-dito, 
4}rolfliia»  Hugo  —  "De  origine  geniium  Amerioanarmn.''  París:  1643.— T 

cuestiones  con  Juan  Laet. 
COQXalez  D^vlla»  ó  Avila,  el  maestro  Gil— 'rTeatro  eclesiástico  de  las 

iglesias  de  indias."  Madrid,  1645. 
CuiOeiiiiO»  Guillermo  de — "Discusión  histórico-teólogica .  sobre  el  des- 

tieiTÓ  de  la«  tribus  de  Israel  y  su  paradero,'  en  latin:  1671. 
4}I1IIÍ»         el  padre  Salvador — "Ensayo  de  la  Historia  de  la  América  Me- 

jidional." 
llothartfOf  Acthus  —  "Viage  de  Jorge  Spilberg  al  mar  del  Sur  por  el 

Estrecho:"  en  latin.  ^(Libreria  del  Rey.) 
€odoy9     D.  Felipe — "Relación  sobre  las  minas  y  población  de  Oruro." 
^fiarda  de  la  Concej^loni)  ñ-ay  José— "Hia^toria  Belethmítica."  Sevilla: 

1723. 
líacetaa    de  Lima,  y  las  de  Madrid. 
Dalas        políticas  del  Perú  por  Unánue— las  de  forasteros  de  Madrid 

y  Lima,  con  importantes  noticias. 
^BzalDX  it  Agüero»  fray  Pedro — "Descri|>oion  historial  de  la  provincia 

y  archipiélago  de  Chiloé.  Madrid:  1791. 
Gallegas»   el  cura  D.  Carlos  —  "Analectos  ó  colección  de  documentos 

relativos  ala  iglesia  del  Cuzco;^  y  las  constituciones  sinodales 

de  los  Obispos  Monta.lvo  y  Raya:  1831. 
€odoyf     D.  Manuel,  príncipe  de  la  Paz — "Memorias  para  la  historia 

del  reinado  de  Carlos  IV."  Gerona:  1839. 
Ca^f.   .      Claudio— "Historia  física  y  poU tica  de  Chile."  París:  1844. 


Qaivia  Cawba»  0.  Andrés->MemoñaB  para  la  historia  délas  armas  eqpat 

fiólas  en  el  Perú."  Madrid:  1846. 
Aatlemz^  D.  Juan  M. — ^'Estndios  biografióos  y  oritfcos  sobre  poeta^ 

Snd-amcricano8  anteriores  al  siglo  XfX."  Baenos  Aires:  1865. 

'^Noticias  higt<iricas  de  la  iqstraccion  pública  en  Bnenos  Aireé 

desde  la  estincion  de  la  Oompafifa  de  Jesús  hasta  18|1.'*  Bue*' 

nos  Aires:  1868. 


Historia     y  relaciones  del  rio  Biaraüon;  de  la  jomada  de  Pedro  de  Ur-. 

zúa,  sn  mitertey  y  la  tiranía  de  Hernando  lite  Cínzman  y  Lopa 

de  Amiirre.  (Librería  de  Barcia.) 
Hemandezy  Pedro — '^Declaración  sobre  el  Bstrecho  de  Maxallanee  y  por 

blacion  que  hizo  en  él  Pedro  Sanx|iento;  su  salida  de  EspaBa 

con  Diego  Flores  Váld^z:  1581.  [Librería  de  Barcia.} 
■Insilosa»   Francisco— ''Relación  de  lo  sucedido  en  la  entrada  á  los  Mo* 

Í'os  dirigida  al  Virey  Henrío^nez:  1583.  [Librería  del  Bey.} 
Ricardo— Ilustró  y  anotó  en  1587  las  décadas  oceánicas  de 
Pcdíx>  míírtir  de  Aikgleria,  y  publicó  un  mapa  del  Nuevc) 
Mundo. 
■erreraj»    Antonio  de— ''Descripción  de  las  Indias,  é  Hist^tria  general, 
dé  los  hechos  de  los  EspaSVoles  en  An^érica/^  8  décadas.  lAah 
drid:  1601. — "Vida  y  elogio  del  gobernador  B.  Cristdibal  Yaci| 
de  Castro:"  inédita. 
■algobif    padre  Diego  González — "Privilegios  concedidos  á  los  indios.'^ 

1608. 
■cvia  Boiaftos»  Juan— "Curia  Filípica."  Lima:  1615. 
ilereiRlte  Clerck»  Jacobo-^"Sa  viage  al  iWíñco  y  a^^aques  al  Callao.'* 
•  •     1624.  .  -^ 

perrera  y  HfldomadOy  Antonio  Bomán  de— "Formó  al  Cabildo  de  Lim!| 

un  volumen  histórico,  con  inndaciones,  noticias  y  datos  muy 

importantes  hasta  1633,  inédito. 
Scrrera»    fray  Tomás— :" Alfabeto  agnstiniano,  en  que  están  los  Taro- 

nes  santos  é  ilustres  de  Indias."  1644. 
Venrera»   fray  Cipriano— "Vida  de  Santo  Ton  bio^"  1670. 
Aaraldo»  Fr.  Frsmcisco— "Lima  limata"— -"Concilios  y  sínodos  del  Peí 

rú."  Roma:  1673.— f  Vida  de  Santo  Toribio."  en  lathi:  1678. 
Backy         W,  Doce  vistas  de  promontorios  y  demás  de  la  costa»  desde 

el  morro  de  Sama  hasta  la  bahia  dé  Mejillones,  en  1685. 
peiirlqaeK  de  ViUacorta»  fray  Pedro- -"Del  gobierno  y  régimen  de  lafl| 

provincias  peruanas."  M.  S.  [Siglo  Xyil] 

S'aUs^  Mr. — "Historia  de  los  terremotos  del  Perú."  Holanda:  1752. 
oyOy  D.  Juan  ^José — '  ^Estado  actual  del  Catolicismo,  política  v 
economía  de  los  ^atunües  del  Perú,  y  medios  de  mejorarlos/*' 
1772. 
PaeBke^  D.  Tadeo~-"Historiade  Cochabamba,"  1799.— «a)escripcion 
del  Perú.^'  [En  el  Museo  británico.  ]  "Proyecto  para  comunica- 
ción con[Enropa  por  los  ríos  Madera  y  Mara&on:''  1803.  [En  la 
Academia  déla  nistoria.]— "Memoria  sobre  los  nos  naTega-' 
bles  que  fluyen  en  el  Marañen.''  [Odriozola,  documentos  lite- 
rarios. Lima:  1872,  tomo  2? 

el  barón  de — "Viageá  las  regiones  equinocciales  del  nuevo 
Continente,  de  1799  á  1804."  taris:  1826.— "Vistas  de  las  cor- 
dilleras t  nionumentos  de  los  pueblos  indígenas  do  la  Améri- 


ttimiMd, 


ca.''  Paria:  1810.— '^BecopUaciou  de  oVserrac iones  astronómi- 
cas y  medidas  barométricas.'^ — 'O^oticia  de  las  plantas  eqni- 
nocciales  recogidas  en  el  Perú  y  demás  naciones  de  América.'' 
[Redacción  de  Bompland.] 

A^nrfcz»  D.  Lorenzo— "Catálogo  de  las  lenguas  de  las  naciones  ameii- 
canas/'  Madrid:  1800. 

fiebnfi,  Antonio  "Zacarías — ''Viage  á  la  América  meridional;"  princi- 
pia por  Buenos  Aires  y  Potosí  hasta  Lima,  traducido  del  in- 
glés. Paris:  1812. 

JDitoria  de  la  fundación,  población  y  establecimiento  de  la  ciudad  de 
Quito:  antiguos  anales  y  datos  curiosos.  [Odriozola,  tom.  4?] 
Lima:  1873. 

üciTcra»  D.  Pablo— ''Literateara  del  Ecuador." 


laca  Tita  cpiprilTm^an^— Su  ''instrucción  &***  Descartas  al  provincial 

de  San  Agustín.  1568.  M.  S.  '        \ 

IftCnrmaclaB  de  las  idolatrias  de  los  incas  é  indios:  como  se  enterrábanf^ 

sus  costumbres  &,%  inédita.  [En  Simancas.] 
jblMrii^aieSf  medallas,  templos,  edificios,  antigüedades  y  ]iM>niimento« 

del  Pera.  H.  S.  [Museo  británico.] 
InfonM    para  la  división  de  la  provincia  de  Arica  y  creación  de  la  de 

Tarapacá.  1768. 
InfMnBfB   4^1  visitador  Áreebe  sobre  el  nuevp  arreglo  de  las  .audienoia^ 

del  Perú  y  Buenos  Aires.  1777. 
fmHipt      de  la  nomenclatura  de  las  minas  del  Perú.  1785.  [^n  |a  Acar 

domia  de  la  historia,  Madrid.  ][ 
iBferaia    del  Coi^sejo  de  Indias  sobre  engir  en  Moq^uegua  on  convento. 

áe  Jtfisioneros:  1804. 
ia^trmfi    del  consulado  do  Cádiz  oponiéndose  al  comercio  estrangerp 

en  América.  Lima:  1813. 
InrlBgy      Washington— fTida  v  viajes  de  Colon.  Madrid:  1854,  tercera 

edición.  r       , 


larfMffa»  fray  Jacinto— Defensa  del  Obispo  Cárdenas  sobre  sucesos  del 

Paraguay  colólos  Jesuítas. 
jM&Btíf       el  abate  Antonio-rDisertacion  sobre  la  coca. 

íf  Juan— Relación  del  viajé  4^1  almirante   Mahu  al  Pacffiep: 
[Simancas.] 


fééf9X  Cambantes»  Francisco— ''Noticia  general  del  Perú,  Tierra  firme  y 

■   ChUe."  M.S.  [BibUotecarealde  Madrid.] 
Uzáiragay  fray  Reginaldo — ''Historia  y  descripción  de  las  Indias."  Y. 

Melendez. 
Upti  de  Iturgoyeii»  D.  Martin — ^Relación  del  vif^e  que  por  el  Estrecho 

hizo  al  Pacífico  Jacobo  Heremit»  Clerck  en  16^. 
M$MiVtf        Juan — "El  nuevo  Orbe,  descripción  de  las  fndias  occidenta- 

lesf'  en  ISübros.  León:  1633. 


Lépeí  ét  U9k^9>  y  IiMSt  D.  Diego— <<  Viáík  del  Arzobispo  Arias  de  Ujfar 

te^  con  noticiad  importantes.  Lima:  1638« 
lernas»     el  Conde  de,  Yirey — ''I(elacion  do  la  Qobemacion  de  los  Qui- 
jos." Impresa.  1668. 
ikeci  j  Bcierro»  D.  Antonio— ''Belacion  de  sucesos  de  Panamá  y  de  la  in« 

Yosion  do  Morffán  en  1670.'' 
Ii4fC4|      D.  Juan  Lnis-^^'^Discnrso  legal  teol^ico-práctloo  sobre  las  or- 
denanzas de  1684.  en  órdou  á  la  oodíoiay  y  á  los  bienes  de  los 

indios."  Lima:  1685. 
Leta  j  AaravttOf  D.  Andrés— ''Bosqn^o  sobre  el  origen,  defensa^  oiga* 

nizacion  d&?  de  las  provincias  del  Plata." 
LuM  jr  ZAilgai  D.  Joaqnin  de— ''Belaoion  histórica,  natural  y  corográ- 

fioa  de  la  provincia  y  antera  de  Caravaya  y  Sangál^an;  y 

otra  dando  una  idea  general  del  Perú." 
LaAron  ét  AiMvara»  D.  Diego— Yirey,  Obispo  de  Quito.   ''Su  pastoral 

sobre  los  derechos  de  Felipe  Y,  y  contra  las  pretensiones  del 

archiduque  de  Austria." 
palito*      José  Francisco— ''Costumbres  de  los  indioiL  oomparadas  oon 

las  de  los  primeros  tiempos."  Impresa:  1714. 
Iflana  Záfala»  D.  José  E^usebio — ''Memorias  históricas,  físicas  ^^  de  la 

América  meridionaL"  1759. — "Diario  del  terremoto  de  1746." 

"Cartas  instructivas  del  Perú."  1764. — "Operaciones  en  el 

Pacífico  de  armadas  estrangeras  y  piratas." 
«|^€y«|ir«M»IU4aa deludías.»  Madnd:  179L  4? impresión. 
LagiUUif     el  padre  FrancíBco  González— "Disertación  sobre  Historia 

Natural."  Sobre  las  plantas  estrafias  que  se  cultivan  en  X4iiia» 

y  su  introducción.''  [Mercurio  Peruano.] 
LccuBda»  D.  José  Ignacio]— "Belaciones  estadísticas,  históricas  y  oo« 

rográficas  de  las  provincias  del  departamento  dé  Tresillo." — 

"(^úsenlos  sobre  costumbres."  [Mercurio  Peruano.! 
MrMltej  D.  Sebastian— "Historia  del  Perú."  Lima:  1860.— "ídem  de  la 

Conquista  del  Perú."  Lima:  1861, 


ÜtaardM»  Nicolás— "Drogas  de  Indias  y  otros  objetos."  Sevilla:  1569. 

Fué  esta  obra  traducida  al  inglés,  francés,  é  italiano. 
*^<— rial  al  Yirey  Toledo  sobre  la  guerra  con  el  Inca."   (Librería  d^ 

Barcia.) 
■andezy    Diego— "Mapa  de  la  reeion  áurifera  del  Perú."  Amberes:  1574» 
IQnraáe»  Jaoobo — "elación  de  las  cosas  de  Espaüa.en  las  Indias."  Pa* 

ris:  1582. 
HatiMllo»  el  licenciado  Juan— "Gobierno  del  Perú:"  4  libros.  [En  la  li- 
brería del  Consejo  de  Indias.] 
llwille  4^  la  Cerda^  Fernando — "Conocimiento  de  letras  y  caracteres 

del  Perú."  M.  S.  (Librería  del  Condestable  de  Castilla.) 
■aflUf       Juan  Pedro,  Jesuíta— ".ERtfpantaram  indioarum  &y  lib.  XYI." 

Colonia:  1593.  Traducida  al  francés  por  Amaud  de  la  Borle» 
■oidoza»  D.  Francisco,  hijo  del  Yirey  D.  Antonio  de  Mendosa — "Bela- 

oion  topográfica  y  estadística  del  Perú." 
■onsalve»  Fr.  MiguS— "Reducción  del  Perú  y  de  todas  las  Indias."  1604, 

Avisos  al  Bey  Felipe  III  para  la  conservación  de  eUas» 
"■•maria  del  Yirey  Montesclaros  a  sn  sucesor."  1615.— "Advertencias  á 

los  Yireyes  del  Perú."  M.  S. 
liagQCty    JuasH-"Kelacion  de  su  yi^je  al  Mara&on^'  Bu  francés:"  1617« 


MlMáf  líartiii  de— 'Offistoria  general  de  los  Ingas  del  Ferd^  con  retra- 
tos." 1618:  inédita. 

**BmüWÍ>  del  Yirey  Príncipe  de  Esqnilaclie  á  la  Andienoia  al  entregar- 
le él  gobierno:"  1621. 

**WwarÍa  del  '^rey  Gnadalcazar  á  sü  sncesor."  1629. 

■•«taya»  el  Padre  Antonio  Rniz  de — "Conqnista  espintnal  del  Para- 
gnay,"  con  noticias  importantes.  Madrid:  1639. 

<  Vcmariaa  del  Virey  Chinchón  de  sn  gobierno  en  el  Perú,  dadas  á  su 
sucesor  y  al  Consejo  de  Indias."  1699. 

HaMgaly  Pedro  — '^Descripción  del  gobierno  y  cosas  del  Perú,  en  tiem- 
po del  Yirey  nuu^nés  de  Monteschtfos."  1643.  Está  también 
en  Francés  y  en  Flamenco. 

■Mltosliiai^  Licenciado  Femando  de^'^El  ofir  de  España  6  anales  Pe^ 
manoe."-^''Memorias  antiguas  historiales  del  Perú."  M.  8. — 
'*Arte  y  directorio  de  beneficiadores  de  metales." — ^^emorial 
sobre  la  conservación  del  azogne  que  se  pierde." 

ttataÜBla)  Fr.  Toribio^  -"Cosas  délas  Indias?'— <<Ritos,  idolatrías,  y  Cos- 
tumbres de  los  Indios." — "MemorialeB  Históricos."  Inédita. 

Kcdiiia  Dávila,  Fernán — 'llelacion  de  cosas  prodigiosas  del  Perú.'^ 
[Librería  áe  Barcia.]  1646. 

■aifüér»    Vicente — "Historia  del  Imperio  Peniano,"  en  latín.  Inédita. 

«Étiariadel  Yirey  Mancéra  á  su  sucesor"  impresa:  1648. — 'Memorial  al 
Rey  sobre  sus  notables  servicios  en  el  Perú." 

ncvlaf  Jorge*~"Disertacion  del  origen  de  los  Indios."  Se  halla  en  sus 
"Hwtorias  Políticas." 

ncnaastli-keii  Isriél—^^Del  oilgen  de  las  gentes  americanas  en  las  tri-» 
bus  de  Israel."  En  castellano:  Amsterdam,  1656. 

WmáttMTf  el  marqués  de— "Juicio  de  los  historiadores  de  Indias^^ 

'^«■tria  del  Yirey  Conde  de  Salvatierra  á  su  sucesor."  1,659. 

<<lI«Marlal  é  Informe  del  Perú."  Madrid:  1661. 

neníala»  Fr.  Diego— "Crónica  de  la  provincia  Franciscana  de  Char- 
cas." MiMrid:  1665-«-"Memona  sobre  la  erupción  del  volcan 
de  Quinistaquillas  en  1600." — "Descripción  topográfica  del 
obispado  del  Cu2co." 

<<KMMite  de  la  Audiencia  de  Lima  al  Yirey  Conde  de  Lemos."  1667. 

WHáea9n%t  D.  Alonso  de  la  Fefia— "Itinenulo  para  párrocos  de  In- 
dias." Madrid:  1668. 

<lfewaria  de  la  Audiencia  gobernadora  al  Yirey  Conde  de  Castellar.^' 
1^4. 

««■nMrla  del  Yirey  Castellar  á  su  sucesor."  1678. 

flaldaiiada»  Fr.  Juan  Martin — 'Memorial  sobre  los  sugetos  de  la.pro- 
vineia  Agustiñiana  del  Perú  y  de  las  cosas  memorables  da 
ella."  Roma. 

<1IaBaria  del  Arzobispo  Yirey  Lifian  á  su  sucesor."  1681. 

nclcndaz»  Fr.  Juan— "Tesoros  verdaderos  de  las  Indias,  Crónica  de  San^ 
to  Domingo  del  Perú;  con  la  historia  escrita  por  Fr.  Reginal- 
do  Lizarraga."  Roma:  1681. 

Badina»  Fr.  Juan — "Relación  de  las  guerras  civiles  de  Potosí  dirigida 
á  FeUpe  lY."  M.  S. 

■ailZf  D.  Pedro— Dean  de  Lima~'-"Discnrso  sobre  el  servicio  de  los 
indios  en  las  minas  de  azogue  de  Guancavelica,  y  de  plata  de 
Potosí." 

nMltahra»  D.  Francisco  Antonio— "El  Sol  del  Perú,  noticias  históricas." 
Roma:  1683.— "Yida  de  Santo  Toribio." 

"Bwariadel  Yirey  Duque  de  la  Palata  á  su  sucesor."  1689. 

Hcndaia»  D.  Femando  Jesuíta— "Gracias  y  oficios  vendibles:"  1690.  (Bi- 
blioteca* de  Piuelo. ) 

Hanclia  y  falasca»  Fr.  Crístoval— "Impugnación  iál  plan  de  aumentos 


váttk  1«8  rentan  públicas  del  tetú.  ptápnéMo  ñor  «1  Coxuujgf^ 
''MMéAade  la  Audiencia  sobemadora  al  Virey  CaeteU-^kM-rina.^'  1707^ 
^'MmtrtM  flnl  Tirnj  CaéteU-doa-riofl.''— '^Historia  de  su  gobiexoo,  y  da 
sacesoe  del  Pera  hasta.  1689''— 1710. 

sobre  el  estado  de  la  real  hacienda  del  Perú."  Lima:  1796. 
4«  CasMI-Awrto—^'Memoria  de  su  Gobierno.^'  1736. 
D.  ViotoriAno—'^Estado  político  del  Perú.''  Lima:  1744.  H.  8. 
*'*M— WÍidel  Yiréy  Tilla^asrcia  ásu  sncesor."  1745. 
ÉtÑfl»     B.  Lnis— ^'El  gran  diccionario  Histórico.''  Paris:  1753. 
>  del  Yirey  Manso  á  sn  sucesor  Amat."  1761. 
.,     CiHaoo— ''Ibwtí  ncüi  tfrína  &,."  Yeuecia:  1776. 
^rlA  del  Ylrey  Amat  á  su  sucesor  Guirior."  Í776. 

oontestayodo  al  embajador  Portugués  sobre  el  arreglo  de  limi- 
te' ie  las  posesiones  de  Sud-Américai."  Madrid;  lf76,  con  do- 
CuiAeaitbs. 
''■em^ite  del  Yirey  Chiirior  á  su  sucesor  Jánregui."  1780. 
''■MMria  del  gobierno  del  Yirey  Jáxa^rCá."  178i&. 
'VoMflá  del  Yirey  Croix."  17^0. 
"iMfvUf  rerttuio,  periódico  de  Lima/'  ^791. 

SwñMíf      Juan  Bautista — ''llistoria  eeneral  dJe  las  Indias."  MacErid:  17^.= 
ÉOBAf      el  Abate  Juan  Ignacio— ''Historia  Civil  del  Reino  de  Chila  ear 
italiano  traducida  por  D.  Nicolás  de  la  Cruz."  Madrid;  1795. 
'VeMrta  del  Yirey  Gil  á  su  sucesor."  1796. 
Étycda^  J  CleraM»  D.  Gregorio— ''¿epresentacioa  al  Bey  solicitando^ 

providencias  para  la  salud  espiritual  de  los  Indios." 
tüMOntirtBf  Dr  Benit6---Se  apropió  documentos  importantes  del  Perdr 

aue  aparecen  en  el  arcnivo  de  la  academia  de  la  historia  don- 
e  se  denomina  ''Matalinares"  una  colección  copiosa  de  ellos. 
■alasptaiaf  D.  Al^andro— ''Sos  vicUee,  con  muchas  noticias  geográfica» 

y  estadíscas  del  Perú  y  Chile." 
tVHMB  é»  igslm»  D.  Mariano~''Descripcion  de  la  provincia  de  Tár^ 

ma"  en  que  abundan  noticias  históricas,- estadísticas  S^  (Mei» 

curió  Peruano;) 
liitallinrM^'  ]>.  Francisco— En  el  ''Mercurio  Peruano"  se  publicó  un 

largo  escrito  suyo  que  contiene  una  severa  critica  al  gobierno 

español:  es  un  miportautísimo  documento  en  que  toca  mate* 

rias  muy  escogidas. 
■arfiés  4iB  áillés — "Memoria  de  su  gobierno."  1806. 
"■•■MMrla  sobre  la  revolución  de  la  Paz  en  1809."  impresa  en  Bolivia. 
Marisés  de  U  CMiMrdi»— ''Memoria  de  su  gobierno."  1616.  (Compil*» 

cion  de  Odriozola.  Lima:  1864. 
'HuilfiMtacloli  histórica  y  política  de  la  revolución  de  América  y  espe-' 

cialmente  del  Perú/' — escrita  en  Lima.  Buenos  Aires:  1818. 
Hatrallá  j  |accl^"El  moralista  filaletico  Americano."  Lima:  1819. 
tDUtrf       John—Memorias  de  su  hermano  J>.  Guillermo,  general  del 

Perú.  Londres:  1829. 
Éatomm^  G^erónimo — Gobernador  de  Tncumán — "Diario  de  la  espedí- 

cion  al  gran  Chaco  en  1774."  Buenos  Aires:  1^2. 
■•rtMr-''Crónica  Americana."  Filadelfía:  1829. 
■«OMüy  D.  Francisco  de  Paula~-"£>iccionario  Universal."  Madrid:  1846. 
WlÉréf       B»  Bartolomé — "!ÉEistoria  del  general^Belgrano."  Buenos  Aires: 

loo9. 
de  los  Yireyes  del  Nuevo  Reino  de  Granada"  publicadas  por 

B.  José  Antonio  García  y  García.  Nueva  York:  1869. 


Va? aR#9  el  padre — ^"Relación  sumaria  de  la  entrada  de  los  espaHoler 
e&  el  Perú.''  M.  S. 


Hoics  Caiesa  '¿«Taca»  Alvar— "Sos  comentarloa.''  YáUadolid:  X55o. 
líaYaMnely  Alvaro  Raiz  de— ^'Relación  de  las  cosas  notables  del  Perd  en 

tiempo  del  Virey  Toledo/'  1578.  [Librería  de  Barcia.] 
JiMty         Olivier  de — ''Relación  de  sn  viaje  por  el  Estrecho  al  Pacífico,  * 

y  sns  operaciones  navales  de  1598  á  1601:''  en  Flamenco:  1613. 
méraMWriTf  padre  Joan  Ensebio — ^'Historia  de  los  mártires  Jesaitas^faix 
'  el  Uraguay.  y  de  ilustres  varones  de  la  Oompaüía.^'  Iiyoii:' 

1631.  •       y 

Haftex  de  Perallai  Diego— "Noticias  generales  de  los  descubrimientos  ^ 

conquistas,  sacadas  de  Herrera.''  1642. 
laiex  y  ¥cUt  D.  Bartolomé— ^'Anales  de  la  Villa  imperial  de  Potosí:^ 

año  1771. 
Saix»         ábate  Juan  ]  "Reflexiones  sobre  la  humanidad  de  los  eapa&p- 

les  en  Indias."  Madrid:  1782. 
Htféf  D.  Manuel— "Noticia  de  los  caudales  y  efectos  de  América 

que  entraron  en  España  en  el  reinado  de  Carlos  IIL"  Madrid: 

178a 

^'Hattcia  de  los  rios  Amazonas,  Mamoré  6  Itenes,  y  un  proyecto  para 
su  navegación.''  1799.  [Academia  de  la  Historia.  1 

''ffegodadonei  de  paz  de  Miraflores."  1820. 

MKWBmmtíf  D.  Mariano  Rniz  de — "Compendio  de  la  lüstoria  de  la  re  vela- 
ción de  América." 

Savarrvtef  D.  M.  Fernandez  de— "Colección  de  los  vi^es  y  descubri- 
mientos que  hicieron  los  españoles  desde  fines  del  siglo  XY." 
Madrid:  1825. 


4lvMla  y  TaldeSf  Gonzalo  Fernandez  de— "Historia  general  y  natnral  de 
las  indias.''  Sevilla:  1535. — "Historia  de  las  cosas  snoedidas  en 
su  tiempo  en  América.''  Toledo:  1526. — 'navegación  del  rif 
Mara&on;"  publicada  por  Ramuaio. 
4lréllaBa»  Francisco— ^'Sa  viage  por  el  Amazonas."  1543. 

Onoui  Jarays^^y  Pedro — ^"Cartas  á  Monardes  sobre  las  plantas,  d^ 
Perú,  la|)iedra  Bezar."  &,:  1568. 

4lBdfgai4«f  Lacenciado  Polo— -"De  las  costumbres,  ritos  y  cetwwouiai 
de  los  indios  del  Perú:"  M.  S.— OSscribió  sobre  otros  asuntos 
que  sirvieron  al  Padre  Acosta.  i    ^    >      . 

4HWf  Fray  Luis  Gerónimo— "Descripción  del  nuevo  0rl¿  y^de  los 

naturales  de  éL"  Lima:  1578 — "Relación  de  los  mártires  de  1% 
Florida."  Madrid:  1605— "Ritual  peruano,  ó  mannal  ae  Párro- 
cos en  varios  idiomas."  Ñapóles:  1607 — *^ida  de  San  FraoAifti 
oo  Solano."  Madrid:  1619. 

Orteliay    Abrahan— "TAeo^rtein  orbia  tmrarwnJ*  Amberes:  1602. 

Ofla»  el  Licenciado  Pedro— "Arauco  domado."  Madrid:  1605 — "Rak»? 
clon  del  fuerte  temblor  de  Lima  en  1609,"  en  verso,  impresa.' 

«'Ordenanzas  del  Tribunal  de  Caentas,"  1605,  y  otras  de  1619. 

Oitiz  de  CerranteSf  D.  Juan — "Memoríalos  de  los  reinos  del  Fevúi.eoof^ 
tra  abusos  de  corregidores,  derechos  de  los  peruanos,  y  otras 
materias,"  Madrid:  1621. 

IHrane»  Padre  Alonso — "Relación  histórica  del  reino  de  Ch|le  y/afrfw 
piélago  de  Chlloe,"  Roma:  1646. 

OgleTi»  Juan — 'historia  ae  la  América,  su  descripción  y  origen  délos 
Indios:  conquistas  de  M^ioo  y  del  Perú."  En  ingl^;  ^^  ^ 

Oldemkwrg»  Felipe  Andrés— "JAeMicriM  rerum  jpubUcarvm  taUíu  atina.  Gi- 
nebra: 1675. 

'^Ordenanzas  del  Consto  de  Indüui»^U68L 

OcaMpo»  él  Arzobispo  D.  Gonzalo  de — "Tratado  del  Gobierno  d«l; 
Pera  en  lo  espiritual  y  temporal." 

•i 


IhiÜattf,  Diego  de—^'Graiidezas  de  Lima."  1  iomo:  SevUía. 
MttUM  ik  Crttaia»  de  Ik  Universidad,  de  minería,  y  Conbuladcr 
de  Lima.»  ' 

Mvaresy  el  Abate — '^Historia  de  Chile  con  los  nombres  de  loe  qné  sO 
distinguieron  en  la  couqaista,  lóseme  fueron  del  Peí ú  con 
Valdivia,  y  los  qtie  perecieroú  con  el." 

IMcga»  D.  Pedro^'Tidadel  Dr.  Juan  del  Castillo"— "Hepiesenta- 
clon  al  Rey  sobi^  el  mérito  de  los  ameríeanos." 

#vM«  y  Kemni^  D.  Luís,  cende  de  la  Granja— ''8anta  Rosa  de  Lima, 
poema*neróico  con  mucbas  noticias."  Madrid:  1711. 

iHtoiaBiM  del  Pera,"  en  tres  libros:  1?  del  Gobierno  y  Justicia:  2?  de 
ludios:  3?  de  minas."  Recogidas  y  coordinadas  por  D.  Toma» 
Ballesteros.  Lima:  1752. 

**9ñ»Í9  del  Virey  Amat,  sobre  la  fortificación  portuguesa  en  Matogre- 
so,  y  otros  documentos:'^  1702 — "Sobre  la  usurpación  del  pue- 
blo de  Santa  Rosa  en  aauella  frontera:"  1761.— "Bspediciones 
para  espulsar  do  allí  á  los  portugueses,"  1768  y  64. — *^iver- 
sos  espedientes  y  oficios  sobre  esta  materia." 

df  «lie»  D.  Alfonso  Rodnguez  de— ^Kuevo  Gazofilacio  real  del  Pevúw'' 
(En  la  Academia  déla  historia.) 

Makanrlete,  Fsay  Antonio-^  periódico  "Semanario  de  Lima:"17Sttr 

*HlrieBattza  de  Intendentes."^ 

é^WffffiaMf  D.  Demetrio— "Memorias  sobre  las  provincia  del  territorio 
de  Guamauga  con  noticias  de  mucho  interés,"  CApéndioe  d^ 
las  memorias  secretas  de  Ulloa  y  Juan.)  Londres:  ltí26. 

OIDnlBg»  D.  Bernardo— "Su  Memoria."  Santiago:  1844. 

HMciuuUM  4e  BilTaír,"— última  edición.  París:  1846. 


MnrOy    Pedro^"Relacion  do  la  couqtdsfca  del  Perú,  y  su  gobierno" — 

inédita  (eatubo  en  la  librería  de  Felipe  11.^ 
PInrrf.    Gonzalo— "Carta  á  Pedro  Valdivia." 
ranÉ  w£erlia. — "Relación  de  los  sucesos  de  Santa  Cruz  de  la  Sierra 

al  VireyToledo:"  1573.  CEu  la  librería  del  Rey,; 
^ec^llitd;  Alonso  Vargas— '^Advertencias  sobre  las  minas  de  azogue  de 
'  Qnancavelica  y  otras:"  1598. 

Pérez  de  TiRTe8ySimon-^"Discurso  sobre  su  vii^e  desde  Sevilla  al  Perú, 

Letras  tierras,"  inédita, 
ioenciado  Felipe — "Los  notables  del  Perú:  descripción  his- 
tórica de  sus  ciudades,  de  que  otro  no  ha  escrito:" — inédita. 

JñHWe  ée  Leen.  Fray  Francisco— "Relación  del  descubrimiento  del  ria 
Marafion:  fundación  de  la  ciudad  de  San  Borja;  y  otras  cosaa 
especialmente  de  Chile."  M.  S.  (Librería  de  Barcia.; 

Perrasy  él  Dr.  Matias  de — "De  las  virtudes  de  las  frutas  y  semillask^ 
del  Perú."  Lima:  1621. — "Concordancias  medicinales  de  am- 
bos mundos:"  1621. 

Pütnuuiy  Alonso  Martínez — "Ajuste  y  liquidación  de  lo  que  debian  al 
Rey  losminerbs  de  Potosí:"  1617. — aumentado  por  Caravan- 
tes  hasta  1626. 

Feialoza»  Fray  Benito — "Lás  cinco  exelencias  del  Espafiol:  la  conquis- 
ta: riquezas  en  el  Perú:  dafios  de  las  vi&as,  y  que  convendría 
quintar  el  vkko;"  impresa,  1629. 

Fizarre^y  #relhuia9 Femando— "Discurso sóbrela  mereed  de  título  y 20 
'    mil  vasallos,  hecha  por  Carlos  V  al  gobernador  PiaarrOi"  Ma- 
drid: 1639. — "Varones  ilustres  del  Nuevo  Mundo-,  sus  vidas, 
hazaSas  ¿í»  Madrid:  1639. 

PMAi}     Antbüie  de  León— "EpHome  de  la  Biblioteca  oriental  y  occí* 


dental."  Madrid:  ld39.-r''Recopilacion  de  las  leyes  de  indias.'* 
'^Política  de  las  indias/' — "Bulario  indico/' — '^Historia  de 
Potosí.'' — ^'^Fundaciou  y  grandesas  bistóríoas  de  Lima." — iné- 
dita.— **Historia  ecloSiástica  y  política  de  América." — "Tra- 
tado de  confirmaciones  reales  de  encomiendas  y  oficios.*" 
Madrid:  1630.— "Aparato  poHtico."  1653.— "£1  Paraiso  en  el 
nuevo  mondo:"  1656. — "Historia  del  Consejo  de  Indias:"  1645. 
^Relación  de  la  jomada  de  Alvarez  Maldonado  á  los  Chnnchus 
en  1566:"  1617. — "Las  hazafias  de  Chile  con  sn  historia:"  inédi- 
ta.—  "Vida  de  Santo  Toribio"  que  tradujo  al  .italiano  Miguel 
Ángel  Lapi"  en  1655. 

FbMtoi  D.  Juan  de  León,  [conocido  por  Bodríg[uez  de  Leoul — "£i  mar- 
tirio  de  los  que  lian  padecido  en  las  indias  por  la  fé:"  Madrid: 
1639. 

FbMl»,  D.  Diego  de  León — "Informe  sobre  la  representación  de  D.  Juan 
de  ñdilla  al  Bey  conTespeeteiSlo  que  sufnan  los  indios." — 
"Diversas  producciones  sobre  , asuntos  forenses:" — impresas 
como  aquel  en  Lima. 

Fadllla»  Juan— "Memorial  del  Perú:"  impreso  en  Lima:  1660. — "Sobre 
los  agravios  é  injostleias  que  padeeen  los  iadioae  4ii.4<t- 
medio  &•" 

Pagan»  Blas  Francisco,  conde  de — ^'^Belacion  histérica  y  geográfica 
del  rio  de  las  Amazonas:"  en  francés:  1655.. 

PaiAJeliell»  Juan  Bautista — "Aparato  para  la  historia  del  Perú,"  en  ita- 
Uano:1685. 

Polgar»  Peáxe  Fernandez — "Continuó  las  decadas  de  Heneíae'' — 
Escribió  la  "América  eclesiástica"  en  5  libros.  (Librería  de 
Barcia.) 

PMraklta»  D.  Lucas  Fernandez  do— "Historia  general  de  las  conquis- 
tas del  Nuevo  Beiuo  de  Grauatla  eiijiue  están  la  espedioioa 
de  Urzúa  y  los  hechos  de  Lope  de  Aguirre"  Madrid:  1$^ 

Fcrcz  LandcrO)  Pedro — "Práctica  de  visitas  y  residencias  «a  el  Perú." 
Ñápeles:  1696. 

Peralta  BannieYO»  D.  Pedro— "Júbilos  de  Lima"*r*'*I>eeonpcion  del  Pe- 
rú y  de  su  capital.'^ — "Historia  de  las  indias  y  los  Incas,"  im- 
presa en  Lima  en  17*23.— ^^Lima  f andada  éoonqaista  del  Pe- 
rú," con  nuiebas  noticias.  Lima:  173*2. — "Cansa  AoaSlémiea^ 
"Observaciones  astronómicas  en  LaXin.-* — ^Templo  de  la  Fa- 
ma."— "Historia  de  Espafia." — "Alegaciones  Jmtdicai;'f*-^"Si 
f gobierno  del  Virey  Monclova,  romance  «n  mil  coplas." — "De- 
cusa político  militar  de  Lima.^' — ^'Hjfrebienio  del  Yixey  .CmMI* 
fuerte." 

PaWf  Comelio— "Iñvestigacioues  filosóficas  sobre  los  Americanos." 
Londres:  1774. 

PaMn»      D.  José— Véase  "Flora  Peruana." 

Pairas^  Fr.  Pedro  José — "Gobierno  -de  los  regalares  die  América."  Ma- 
drid: 1783. 

"Papeleí  Tartas"— Muchos  volúmenes  de  ellos.  [Biblioteca  de  LMna.]   - 

PariMIca— "El  verdadero  Peruano."  Lima:  1613. 

Perié4lca— ''£1  Pensador."  Lima:  1813. 

Parda  Blfik4ciieyraf  D.  Maiuiel— "Manifestación  delaa  causas  jqiu»,£]^ 
movieron  la  revolución  del  Cuzco  en.  1814." 

Presas»  D.  José— "Juicio  imparcial  sobre  las  causas  de  la  ]:ev<4iici0ii 
de  América."  Burdeos:  1838.— "Memorias  secretas  de  la  9J|i«- 
cesa  Carlota  del  Brasil."  .    '    .:    ^ 

Prcscott»  Guillermo— "Historia  de  la  oonqaista  del  Perú."  Madrid.*  1^. 
3*  edición. 

Paz.MdaB)  D.  José  Gregorio— '^Anales  Universitarios.*'  Lima:  WQü, 


Pal  BaMMii  D.  Mateo— '^Ctoografía  del  Perú/'  cou  noticias  bistóriess. 
PariK  1802. 

FnnroBCoa)  P — '^Memorias  y  documentos  para  la  historia  de  la  inde- 
pendencia del  Perd.''  Paris;  1858. 

raí  flsMaBj  B.  lísiiano  Pelipe~-'^istoria  del  Perú  Independiente.'' 
Lima:  186^ 


q^M^     Pedro  Fernandez  de— 'Memorias  al  Bey  sobre  sus  viajes  á  la» 

islas  de  SfiJomon  y  otras."  1613. 
4|Mt|ff      el  Padre — ^'£sGxitores  de  la  dirden  de  Predicadores^"  obra  con- 

olnida  por  el  Padre  Echard.  Paris:  1719. 
^liiiiiiaBay  D.  Manoel  José — '^Vidas  de  españoles  célebres."  Madrid:  1807. 


'^BalactoK  del  descubrimiento  de  Potosí  y  sus  grandezas.''  [Librería  de 
Barcia:]  1545. 

I  anónima  de  lo  sucedido  en  el  Perú  en  tiempo  del  Yirey  Blas- 
co Nufiez  Vela  hasta  el  fin  del  cobiemo  del  Licenciaao  Gas- 
ea/' M.  8.  antiguo:  impreso  en  Lima:  1870. 
Juan  Bautista— 'Sumario  dé  la  historia  de  las  Indias"  impre- 
tso:  l556k— '^Colección  de  escritores  de  vicies  y  navegaeiones  á 
la  América,"  impresa  en  3  volúmenes:  1606. 
'Ü^aci^tt  para  Justificar  la  guerra  á  los  Chiriguanos,  y  causas  por  qué 

se  Buq[>éndió."  M.  8:  (en  la  librería  del  Bey.)  1574. 
BlTcraf     Pedro— ^Cartas  al  Yirey  Toledo,  de  sucesos  de  Lima,"  1  yoIú- 
men  inédito  [en  la  librería  del  Rey,]  con  muchos  documentos^ 
y  testimonios  de  lo  que  el  Yirey  hizo  en  su  gobierno.  1575. 
HfMÉa»     Fr.  Qerúnimo— "Repúblicas  de  las  indias  Occidentales"  Medir 

*  na  de!  Campo:  1575. 
'^Maelaii  de  sucesos  del  Perú  desde  Abril  de  1588  en  el  gobierno  del 
Yirey  Conde  del  Yillar:  defensa  del  Reino  y  castigo  de  la  ar- 
mada Inglesa:"  (Está  en  la  librería  del  Rey)  con  los  parece- 
,   'res  de  Mendafia  y  otros.  1588.  En  esta  relación  se  halla  la  de 
•      ■  •'•   la  defensa  de  Arica,  y  de  una  victoria  de  los  españoles  en  la 
Puna  contra  los  mismos  ingleses. 
Rasa»  de  OfiMlMiOy  Mateo— ^'Sátira  sobre  las  cosas  que  pasaban  en  el 

Perú."  (Librería  del  conde  de  Yilla-Umbrosa.)  1598. 
^<ftilMÍMi  de  la  nación  de  los  Césares  que  se  tienen  por  descendientes 
de  los  náufragos,  en  el  estrecho,  de  las  nares  que  envió  el 
obispo  de  Placencia"  y  que  cita  el  padre  Qvalle  en  su  historia 
de  Cuile. 
UHhf         Mr.— ^'Catálogo  de  manuscritos  relativos  á  la  América,"  en  cu- 
yo número  90  está  el  tercer  libro  de  guerras  del  Perú,  que  se 
aseffura  ser  de  Pedro  Cieza  de  XiCon. 
Safatfa^   Fr.  Pranciseo  del  -  -''Relación  de  lo  sucedido  en  la  conquista 
de  los  Andes  del  Perú  por  la  parte  de  Cotabambas:"  citada  por 
el  padre  Melendez. 
SttÉétt» '    Fr.  Alonso— ''Historia  general  de  la  orden  de  la  Merced  y  su- 
cesos del  Perú."  Madrid:  1618. 
EMMial,  Fr.  Antonio— ''Historia  de  C^hiapa."  Madrid:  1619. 
Kfts  AavIlaB»  Fr.  AIoüso— "Historia  de  la  cruz  de  Carabuco  y  del  San- 

.   tuario  d^Copacavana."  impresa,.  Lima:  1621. 
Rcéti'ieXeaB»  Juan-<-"Relación  y  descripción  de  las  provincias  de  Ti- 
puani  Chunchus;  y  Paytiti.  impresa,  16S4. 


Bc1mI«ii  de.  lod  caaos  notables  sacedidos  en  Lima,  y  como  la  armada  de 
ElspaSla  bario  á  los  Holandeses  en  1625.'' 

Aeynagft  Buzar»  1>.  Juan  de  la— ''Primicias  del  nnero  Mando."  1096.- 
"]>el  oticlo  de  protector  general  de  Indios." 

'1tclaci«ii  de  sucesos  del  Perú  en  el  gobierno  del  Virey  Gaadaleazar.'* 
(Librería  de  Barcia.)  16S6. 

'^SelaciMí  del  terremoto  del  Cuzco  en  1650.''  Impresa  en  1651. 

"BtimctoB  de  materias  toeautos  al  Perú  y  al  estado  en  que  el  Virey  Sal- 
vatierra lo  dejó  á  sn  sucesor."  M.  S.  en  folio.  1655. 

RiTadtonelr^^  Antonio  Joaqain — ^'Compendio  sobre   el  patronato  Real.* 

Rocha»  el  Dr.  Diego  Andrés — ^'Origen  de  los  indios  del  Perú  y  M^l- 
co."  Lima:  1681. 

Uúáripaitit  el  Padre  Manuel — ''Compendio  historial  é  índice  crondlogi- 
,  .  co  peruano  desde  el  descubrimiento  hasta  1684:"  impreso  en 

16^.-~<'Historia  ilustrada  del  Marañon,"  impresa  1684.  Batán 
insertas  relaciones  muy  importantes. 

HtSy  Fr.  Domingo—'Tida  del  obispo  del  Cuzco  B.  Fr.  Joan  So- 

lano." 

Bniz  étí  Corral»  Fr.  Felipe — ''De  asuntos  eclesiásticos  de  las  Indias,* 

''Relación  de  las  misiones  de  Mojos."  Impresa  en  Lima. 

Rodrli^Cz  Tona»  el  padre— "La  relispon  seráfica  en  los  Andes."  ÍL  8. 

RogglenlWodes— "Su  viaje  y  descripción  de  las  costas  del  Pacífico." 
1712. — Se  inserta  una  relación  de  los  paises  del  Estrecho,  saca- 
da de  la  historia  de  Chile  por  OvaUe;  y  se  refiere  Roggtísrs  al 
viaje  q,ue  hizo  en  1696,  Bocnene  Govin  de  San  Miúd. 

Rolkiof      — ^"Yi^jes  del  almirante  Anson."  Londres:  1748. 

RaynaMj  Guillermo  Tomás — "Historia  filosófica  de  las  Indias."  Amster* 
dan:  1770.  Ginebra:  1780.  í Edición  que  fué  condenada.) 

^'Ruon    de  las  aplicaciones  que  se  liicieron  en  Lima  de  todos  los  bie* 
'  nes  de  los  Jesuítas."  Impresa:  1772. 

Roberteon»  Guillermo — "Historia  de  América."  1777. 

Rozabal  y  Usarte»  D.  José— -"Tratado  de  lanzas  y  media  anata."— Títu- 
los de  Castilla  en  el  Perú.  1792. — "Colección  de  mas  de  don 
mil  reales  órdenes" — "Disertación  sobre  las  monedas  de  Amé*' 
riCa." — "Origen  de  la  introducción  de  negros." 

ReqnCBaí  D.  Francisco — "Informe  al  Hey^  y  cartas  al  padre  Sobreviela 
sobre  el  territorio  de  Maynas."  Descripción  de  esta  proviucia, 
1792. 

"Reladóliea  de  diferentes  autos  de  fé."  [Biblioteca  de  Lima.] 

^Rolaclonoa  de  recibimientos  de  Vireyes,  de  exequias  reales  y  de  prela- 
doa,  de  fiestas  reales,  jura  do  Keyes,  oraciones  panegíricas  y 
fónebres."  (Colecciones  de  la  biblioteca  de  Lima.) 

BMÚZ9  D.  Hipólito— "Quinología.  Madrid:  1792— "Opúsculo  sobre  la 
coca." 

'^Rdadoii  de  los  pregresos  de  los  misioneros  de  Ocopa."  lima:  1790. 

<<Roportorlo  Amerlcaiio»'*  periódico.  Londres:  1826. 

RiYjft  AgfBuer^  D.  José  de  hf— ^'Su  manifiesto  sobre  la  época  en  que  gp* 
bemó."  Londres:  1824 — ^"Memoria  al  Congreso  desde  Acibe- 
res." Santiago:  1828. . 

AOSlrcfO,  D.  José  Manuel — "Historia  do  la  revolución  de  Colombia.'' 
París:  1827. 

Rj^iridÜBg^  Mr. — ^'Investigaciones  históricas  sobre  la  conquista  del  Per4 
i&  por  los  Mogoles."  Londres:  1827. 

RIvoro»     D.  Mariano  Eduardo— "Colección  de  ipemorias  ci^tíficaa^'' 

Bruselas:  1857— Antigiledades  peruanas."  Yiena:  185Í. 
Rovista  do  Llniay  8  tomosy  con  antiguas  noticias."  Lima:  1869: 

Ratatttilf  D.  Antonio— "De  la  confluencia  de  los  ríos  Mautttro  y  Apu- 
jincmc," 


'^MdMiMl  hÍBtórioa  de  log  biicmos  do  la  rebelión  de  Tupac  Amara  con 
ffrau  número  de  documeuioe  que  compreudoB  todo  lo  acaeci- 
do eutóncod  en  el  Alto  Perú.''  (Compulsión  ¿e  Odriozola:  to* 
mo  IV  Lima:  1863. 

*^ftebMtoiMi  anónimas  de  terremotos  acaecidos  en  Lima:''  1874. 


^9  Jnan  de — Belacion.  M.  S. 

Ma  ■ftrdB»  D.  fray  Tomás  de — ''Sacrificios  qne  los  indios  del  Perú  ofr»- 
cian  á  BU8  Dioses,  sus  ritos  en  los  entierros,  y  otras  noticias.'^ 

BcftfU»  Felipe — ''Belacion  del  proyecto  de  una  sunlevacion  que  iban 
á  ejecutar  los  indios  en  Jaiga."  1565. 

niMJa,  fray  Pedro— "Conquista  de  Tierra  Firme,  con  los  sucesos  del 
Amazonas,  y  hechos  de  XJrzúa  y  Lope  de  Amurre." 

fl«y«B|    Femando— "Cartas  al  Virey  Toledo  y  á  la  Audiencia  de  Char* 
cas  sobre  la  guerra  de  los  Chiriguanos."  1587. 
Pedro— "Belacion  de  la  Conquista  del  Perú:"  impresa  en  ita* 
liauo  por  Bamusio. 

Pedro— "Belacion  verdadera  del  Perú:  trata  de  sus  primeroa 
Obispos,  del  gobernador  Gasea  y  otras  cosas."  (Librería  d» 
Barcia.) 

8|alá*9      Juan— "Navegaciones  de  América."  Francfort:  1591. 

SaniiiteTaB  Os^rio^  Diego— "Poema  continuando  la  Araucana."  1597. 

StVM  4e  WMif  D.  Pedro— "Pareceres  sobre  las  minas  de  CruancayeUea, 
su  labor  y  utilidad."  1608.  (Librería  del  Bey.) 

Suuras  4f  Flgneniaf  Crístóval — "Hechos  del  Vifey  D.  Uarcia  marqués' 
de  Cailete."  Madrid:  1613. 

SasalbrlA»  D.  Gabríel  Gómez  de — "Belacion  de  los  alborotos  de  Potosí  y 
Charcas  desde  1620  á  1625."  (Museo  Británico.) 

SUvAf  Nnfio  do — "Viajes  del  Almirante  Drack  en  el  Pacifico^"  16S&* 
(Librería  de  Barcia.) 

jtalilMI  y  f  ^dova»  fray  Buenaventura — "Memorial  de  las  historias  del 
Nuevo  Mundo  del  Perú  y  cxelencias  de  su  capital."  Lima: 
1630. — Otro  "sobre  el  deber  de  dar  protección  á  los  indios."— 
"Discurso  al  Bey  sobre  el  márito  de  los  americanos  y  su  dere- 
cho á  ser  premiados." — ^"Vida  de  San  Francisco  Solano,"  oon 
muchas  noticias.  Madrid:  1643. — "Belacion  do  las  operaciO'> 
nes  del  almirante  holandés  J.  Heremitee  Clerck  y  sus  ataques 
al  Callao  y  otros  puntos  en  1624." 

MénaM  ftWtjrtLi  jD.  Juan  de — "Derecho  de  las  Indias,  y  de  su  justa 
adquisición  y  retención:"  en  latin,  1629.— "Política  indiana." 
Madrid:  1649. 

NUi  y  f  aleBiaetaf  Pedro^"yida  del  Arzobispo  Almanza.^'  Lima:  164& 

MlnuUM  y  f  ciasco»  D.  Alonso— "Panegírico  de  los  doctores  y  maestros 
de  la  Universidad,"  Lima:  1^3. 

8flicfl#f  Teodoro— "Discusión  de  los  argumentos  d(d  libro  de  Menásseh- 
ben-Israel.  V.  1661. 

SMWtely  el  padre  Alonso — "Catálogo  de  muchos  tratados  sobre  cosas 
de  América,  potestad  de  los  vireyes,  y  conquistas,  tributoa 
&,:"  Impresos  por  el  padre  Colín  en  su  "Labor  evangélica." 

Sfüicrf 9  Jorge — "Su  entrada  por  el  Estrecho,  y  operaciones  en  el  Pa- 
cífico." (Librería  del  Bey.)  ] 

<'8lM4alet   del  Arzobispado  y  Obispados  del  Perú." 

BnmáéUtQ  fiamboa»  Pedro  de — "  Vií^e  del  Callao  al  Estrechó  de  Maga- 
llanes  en  1579,  y  noticias  de  su  posterior  espedigion  para  po- 
blario."  Madrid:  1708.  ,  . 

Muar»  D.  Tomáa— "Defensa  del  Virey  Obispo  Ladrtm  dé  Guevara  en 


el  jaicio  de  su  residencia,  9011  machas  útiles  noticÍAS.^  Imprc 
sá:  1718^'*InterpTetacion  de  Ids  leyes  de  IndíM.^ 
ff    el  pfiídbw  Joflu  José— '^^da.  del  V.  Alonso  Messia^'*  con  neti- 
cías  históricas.  Lima:  1733. 

Máffmuá%9  J>^  Qeórónlmo— "Relación  del  estado  de  la  mina  lial  d« 
Gnaaca^eUcaenlTde."  Lima:  1748. 

MtMMMTf   Alonso  Pérez  de — "Informe  sohre  el  estado  del  mineral  y  po- 
blación de  Botoéf.^ 

MkrailcUf  el  padre  Manuel;  y  Narciso  Bitíteeld-— '^Vii^e  de  1791  por  el 
interior.''  París:  1809. 

UfitmMf    el  Virey  D.  José  de  la— "Manifiesto  contra  el  general  español 
Olañeta."  Cnzco:  1824. 

8tt0f  cnst«9  W-— 'listona  de  veinte  afios  de  residencia  en  el  Perú  f 
CWle."  Londres:  1825. 


wUm 


TrttHltoi  Dfé^o-^'Relacion  de  la  tierra  que  descubrió  Pizatro  en  el  Pe- 
TÚ."  1571.  Escrita  por  encargo  del  Virey  Toledo. 

T^Mf».  .D.  Francisco,  Virey— *K)rdenanza8'' que  dictó.  1572.— "Memo- 
rial del  Perú.»  1581. 

TontMf  el  padre  Diego  de — ^^'Cdinentarios  del  Perú" — "Breve  relación 
del  fruto  que  se  recoje  de  los  indios:"  en  italiano.  Roma: 
1608» 

Taro,       .  Diego  de— Comentarios  del  Perú.''  Maguncia;  1604. 

TrtfijCHiada^  firay  Juan  de— "Monarquía  indiana^"  or^en,  descnixrí-s 
mientes,  conquistas  &,  22  libros.  Sevilla:  1615. 

TuiayO  ép  ¥argas»  D.  Tomás— "Historia  Eelesiáatica  de  indias"  haetft 
1635.  Continuó  como  cronista  las  obras  de  Herrera  y  Pnlgifr. 

TciCfra*  D.  Pedro— "Relación  de  su  entrada  al  Pera  por  el  Amat^niia 
en  1639." 

TMiay*»  Garcia  der-t^Relaclon  que  de  Lima  dirigió  al  principe  de  £s- 
quilaohe  sobre  el  buen  estado  del  Perú.''  Méjico:  16». 

TMr«#g#Mj  TomáQ— "La  América:"  probabilidades  de  que  los  indios  soa 
de  origen  hebreo.  1650. 

l%frM|  íhiy  .Bernardo— "Crónica  de  la  orden  de  San  Agustín  de  Lima." 
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Trt$  padre  Guillermo — "Misiones  del  Marafion:"  noticias  históri- 

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Tafaltaf    D.  Juan — "Observaciones  acerca  de  la  coca. 

Tan»»      Felipe  de  la— "Cartilla  mineralógica." 

T«nMlf  el  padre  Luis— "Tratado  de  la  idolatria  de  los  indios."  Escrito 
en  Lima. 

<<Tnited«  preliminar  de  limites  de  los  países  de  América  pertenecientes 
>  li  Bsp^a  y  Portugal."  Madrid:  1777. 

I,  D.  Mariano — "Historia  de  la  revolución  Hispano-americana." 
Madrid:  1829. 

WKpump  H — 'biblioteca  Americanai  catíflego  de  obras  rela- 
tivas á  la  América  desde  su  descubrimiento  hasta  1700."  Pa- 
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falteráe»  Ftev  Vicente — "Relación  de  la  guerra  de  Pizarro  y '  Alma" 
gro."  M.  S. 

W«lMüf     ó  Guillermo  SUvio.— "Historia  del  Peni/'  en  alemán:  1563. 

Vargas  B«c«Imi%  Juan— "Relación  de  los  sucesos  do  Macas."  M.  S.  [Li- 
brería del  Rey.  LV.  Durqui.] 


Tillanr^elí  el  JSacionero— ^^Memorial  al  Virey  Toledo  eobre  Us  eostnm^ 
bres  del  Perú/'  y  como  podrían  los  indioa  ser  mejor  eustCMiü 
y  gobernados:  1578. 

falfra,  el  jeadre  Blas— ^^Histoiria  de  los  Incas  ^  del  impeMdsl  Be«i^ 
sns  costumbres  y  pacificación:  refundida,  en  los  Comentarios 
reales  de  Garcilaso.  ."     ;  \ 

f  aétncí»  B.  Francisco — '-Relación  de  la  pomada  de  Qmag<ia,  y  alza- 
miento de  Gozman  y  Aguirre:''  inédita.  .v  : 

W^wer»  Juan — 'K^omentario  del  conocimiento  que  tayieron  los  anti- 
ffuos.  del nnevo  mnndo/' impreso:  1605.  ■■     ^ 

f  ef  «f  Garcilaso  de  la— ''Comentarios  reales.''  Lisboa:  160&— "Histo- 
ria délas  Floridas."  París:  1G70.— "La  Florida  del  inca."  TütMn 
dúio  y  dedicó  á  Felipe  II. — "£1  indio  de  los  tres  diálogos  de 
amor  de  León  Hebreo^"  que  la  inquisición  mandó  recoger. 

VlMf  Fray  Nicolás — "Memorial  de  la  provincia  Agustiniana." Til- 
ma: 1645. 

fOlMcrMl»JE^yG^par— "Gobierno  eclesiástico:",  con  muchas  notóla» 
históricas.  Madrid:  1657. — "Derechos  delo8AmerícanoBJ''¿8ér 
considerados  y  premiados:  1636.  <         ^    '    ,- 

f  eg Ay         Bernardo  de  la — "Relación  de  las  grandezas  del  perú:"'  1661.  ^ 

feftbi  Ltam»)  D.  José — "Norte  de  h^contrataciondelas  indias."  Seví* 
Ua:1672.  ...  * 

f  alYcrdé)  Fray  Femando — ^'La  Copacavana,"  poema  sacro— otras  obras 
que  salieron  á  luz  en  Limay  en  Europa:  M.  S. 

fasCMMelM»  éL  Padre  Simón — "Crónica  de  la  Compañía  de  Jestis:'^ 
1673. —  "Descubrimiento  y  descripción  del  Brasií,"  impre- 
so: 1668. 

f  aten»  Francisco — "Dictamen  acerca  de  la  mita  de  indios'  dé  Potosí,^ 
con  muchos  datos  historíeos,  impreso  en  Lima:  1680. 

faMély  Padre  Rodrigo  de — "Poema  nistórico  de  la  fundación  y  gran- 
dezas de  Lima."  Madrid:  1687. 

f  alMMbUM»  Vicente  Miguel — "Continuación  de  la  obra  del  Padre  Clau- 
dio Clemente/'  adicionada  por  D.  Diego.  Joi^  Donu/sn  1689^; 

TargM  HaehMA»  D.  Bernardo — "La  muicia  indiana." — "La  apología  y 
discursos  sóbrelas  conquistas  de  IJas  indias,  contradiciendo  al- 
obispo  Casas."  La  dedicó  al  Virey  Montesclaros.  No  se  permi- 
tió su  impresión. 

fietett  D.  L. — "Descripción  geográfica  y  estadística  de  la  proyincia 
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faaiterif  el  padre  Jacobo— Poema  latino  "PrcKUum  ruMkwniP  en  16^  U^ 
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Talenzacla»  el  Dr.  Francisco— "Discurso  sóbrela  paga  de  los  presidiarios 
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DllMf  D.  Antonio,  y  D.  Jorge  Juan — "Relación  histórica  .del  vi^je  á 
la  América  meridional."  Madrid:  1748. — "£ntretenii||ien|;^ 
americanos."  Madrid:  1792. — "Memorias  secretas:"  las  publi- 
có David  Barry.  Londres:  1826. — "Disertación  hiatórieo-geo» 
^;ráfica  sobre  la  demarcación  de  límites  de  los  dominios  ame- 
ricanos de  España  y  Portugal."  Madrid:  1749. 

falaáÍArM  ét  BdttMayr»  D.  Antonio — "Semanario  erudito  de  Madrid." 
1787. 

f  dMe*»    el  abate  Juan  de— "Historia  de  Quito."  1789. 

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estadísticos  de  la  provincia  de  Arica." — "Descripción  proiya 
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ruano.)  1792. 

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no de  1791  &.] 

WattOB — '^Belaciou  histórica  y  descriptiva  de  los  carneros  peruanos." 
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flDakrilCy  Francisco  Fernandez — Traducción  de  la  '^Historia  del  descu- 
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flgily  D.  Francisco  de  Paiihi  G. — "Defensa  de  los  gobiernos  y  de  los 

Obispos  contra  las  pretensiones  de  la  Curia  Romana."  Lima: 
1848,  1 856.— "Compendio  y  adiciones  á  dicha  obra."  1852.— 
"Los  Jesuítas  presentados  en  cuadros  históricos."  1863. 

TakUwla»  D.  Juan  Gualverto — "Fragmentos  para  la  historia  de  Arequi- 
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Yicnlla  SlaclLCUia»  D.  Benjamin— "La  revolucioc  del  Perú  de  1809  á 
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fllla¥ÍcCBcl«,  D.Manuel — "Geografía del  Ecuador."— Nueva  York:  1858. 


Xeréiy  Francisco — "Verdadera  relación  de  la  conquista  del  Pera, 
y  provincias  del  Cuzco."  1534:  [Colección  de  Barcia.] 

Xar^BCy  Agustín — "De  las  iusignes  misionos  de  la  Compañía  de  Je- 
sús," en  el  Paraguay:  Panrploua:  1687. 


Irayse»        Padre  Fraucisco  Javier — "Historia  de  las  naciones  y  lenguas 

de  la  provincia  de  Mojos:"  M.  S.  1734. 
TrizaiTly     el  Padre  Fermin  de — "Vida  del  padre  Juan  Alloza."  Madrid: 

1715. 


Zarate)  Agustin  de — "Historia  del  descubrimiento  y  conquista  del 
Perú:"  y  de  las  guerras  y  cosas  señaladas  hasta  la  caida  de 
Gonzalo  Pizarro.  Amberes:  1555.  Fué  traducida  á  varios 
idiomas, 

Zamacola,  D.  Juan  Domingo— "Derrotero  de  Buenos  Ayres  á  Arequipa," 
con  muchas  noticias — "Historia  del  terremoto  de  13  de  Mayo 
de  1684  en  Arequipa." — "Diario  de  la  visita  del  obispo  Chavez 
en  varias  provincias." — "Historiado  Arequipa  y  sus  pro-viu- 
cias,"  desde  Malta  Capac,  1800,  con  datos  importantes — "His- 
toria de  la  fundación  de  la  catedral  de  Arequipa  con  las  vidas 
de  sus  obispos:  todo  inédito. 


A: 


•  ,•  9       •  •     \   T  •••   •  ••  •  ••• 

•  •••••  •"•     ••      •••      • 


ÍBAD  E  ILLAHA— El  Db.  D.  Manuel— Nació  cu  VaUadolid  en  1? 
lie  Enero  de  1716.  Fueron  sus  padres  D.  Juan  Abad  y  D*  Teresa  Illana. 
Ala  edad  de  13  años  tomó  el  hábito  de  los  clérigos  reglares  del  candido 
ÓT^en  Premonstratence.  Estudió  filosofía  en  el  convento  de  San  Cris- 
tóbal de  rbeas,  y  Teología  en  la  Universidad  de  Salamanca  donde  se  gra- 
duó de  Doctor. — Fué  maestro  general.  Definidor  v  Vicario,  y  tres  veceft 
Abad  en  el  Monasterio  de  dicha  ciudad.  Conocia  bien  la  historia  eclesiás- 
tica y  civil,  la  geografía,  y  la  lengua  Hebrea.  Nombrósele  cronista  y  es- 
cribió en  dos  tomos  la  obra  * 'Varones  Ilustres  de  la  Religión  de  San  Noi;- 
berto,  que  se  imprimió  en  Salamanca  en  1755  y  58.  Compuso  otraw 
varias  de  que  dio  noticia  el  Cura  de  Caima  D.  Juan  Domingo  Zamacola 
en  la  vida  de  este  Prelado — El  Kcy  Carlos  III  le  nombró  en  1762  0bi5it{> 
de  Córdova  del  Tucumau;  consagrándole  en  Santa  Fé  de  Corrientes  3 
Obispo  de  Buenos  Aires  D.  Manuel  de  la  Torre  el  2  de  Setiembre  de  1704". 
Visitó  su  obispado  sin  reservar  los  lugares  de  mas  áspero  clima,  ni  las 
mas  lejanas  reducciones  de  indios.  Fué  promovido  á  la  mitra  de  Arequi- 
pa en  1770  por  fallecimiento  del  Obispo  D.  Diego  Salguero.  Pasó  á  Ch^- 
le  por  Mendoza,  so  embarcó  en  Valparaíso,  vino  á  Quilca  y  entró  en  Are- 
quipa el  14  de  Mayo  de  1772.  Fundó  á  i>esar  de  muchas  conti-adicciones 
el  Colegio  de  los  Padres  misioneros  de  la  Vüla  de  Moquegua  con  el  priur 
cipal  designio  de  transmitir  la  luz  evangélica  á  las  Islas  de  Otaheti.  'Eri- 
gió algunos  curatos  para  la  mejor  asistencia  do  los  pueblos.  Fué  ince- 
sante en  la  predicación  y  en  repartir  auxilios  á  los  necesitados.  DIó  ah 
gunos  ornamentos  y  adornos  á  los  Santuarios  do  Caima  y  Characat*. 
Imprimió  una  pastoral  con  motivo  del  Jubileo  Sauto.  Escribió  cu  defen- 
sa de  la  inmunidad  eclesiástica,  en  cuya  materia  sus  ideas  por  ser  dema- 
siado rígidas,  le  ocasionaron  bastantes  disgustos.  Falleció  en  1?  do  Fe- 
brero de  1780 — ^y  so  le  sepultó  en  el  panteón  de  los  Obispos. 

abadía — ^D.  FEDRO-^Nacido  en  Navarra — vecino  notable  de  Lima^, 
comerciante  acaudalado.  Factor  do  la  Compañía  de  Filipinas  y  en  181  f 
CUipitan  del  Regimiento  de  la  Concordia.  Disfrutó  de  la  estimación  ge- 
neral por  su  caballeroso  trato  y  su  afabilidad,  dispuesta'siempro  á  obra;» 
de  beneficencia  en  lo  público  y  privado.  Tuvo  oportunidades  por  su  giro 
do  emplearse  en  servicio  de  muchas  personas  coadyuvando  á  su  adelan- 
to y  bienestar. 

Era  hombro  que  unía  á  su  capacidad  abundantes  conocimientos  finan- 
cieros y  una  instrucción  sólida*quo,  aunque  no  ostentada,  sirvió  en  pro- 
vecho de  muchos — ^Y  el  Gobierno  en  los  negocios  graves  do  Hacienda 
buscaba  su  dictamen  que  mas  de  una  vez  fué  útil  i>ara  que  las  providen- 
cias sobre  recursos,  fuesen  menos  onerosas  y  sensibles  en  los  apuros  fisca- 
les que  demandaban  arbitrios  extraordinarios. 

Abadía  concibió  el  proyecto  de  emplear  la  fuerza  del  vapor  en  la  es- 
Ijlotacion  délas  minas  de  Pasco — Él  hizo  traer  las  primeras  máqniíias 
para  desagüe;  y  por  real  orden  de  20  de  Junio  de  1815  lo  dio  las  gracias 
el  Rey  encomiando  ese  mérito  que  aumentaba  los  que  ya  tenia  contrai- 
dos— ^Abadia,  D.  José  Arismendi,  y  D.  Francisco  Ubille  eran  socios  en 
esta  empresa — ^Vencidas  las  grandes  dificultades  que  ofreció  el  conducir 
dichas  máquinas,  y  las  consiguientes  á  su  plantificación  y  arreglo  con  in- 
gentes gastos;  empezaron  á  funcionar  en  Julio  de  181()  en  el  mineral  de 
Santa  Rosa. — Los  apoderados  de  la  Compafiía  que  intervinieron  en  el 
ensayo,  fueron  Ubille,  D.  Tomas  Gtvllegosy  D.  Luis  Anselmo  Landavere; 
v  autorizaron  el  acto  el  Gobernador  Intendente  de  Tarma  D.  José  Gonza- 


••!  ••• 


É     •  ■ :aba 

•  •••••,    «'^      ••         ••• 

te  ltíi¿aí  *el  ixiu  ^Gteu  he)  btent>lBrr.  D.  José  de  Larrea  y  Loredo,  eí  C«r# 
Tioaxio  Ik*  D«  Santiago  Ophelan,  el  AdminislTador  de  mineiia  D.  Juhi 
tfatniél  QtÓtiSfl^  y  ^  DipnMo  del  ramo  D.  José  de  lÁab  y  lieáiñs. 

Si  ctta  ¿^  Ims^ad  tenia  vaatae negoeiaciones  enría  india,  ¿dü  cuyo 
ro  Abádlk  deseoso  ¿el  fomento  de  la  aj^eoltura  pemana^  éncar|;5 
JttI  tsiffias  ád  azúékrqtxé  TécibiÓ  de  aquel  país,  y  empezsaton  á  propagarse 
'^  élniieJór  ¿jdto,  lo  miamb  que  el  granuuote  qne  en  las  Antillad^sé  oo- 
}cb  por  deOmmeáy  á  eoyo  pasto  que  $e  arraigó  bien  en  las  lúbci^dAS  dé 

eost^  se  le  denominaBb  "y<m^fradia," 

líos  tUtímos  afios  delGtobiemo  Espaliol  no  pocos cómetiDÜftñtés  euro- 
jAéos  dé  mezquinas  ideas,  dieron  en  tildar  á  los  Factores  de  Filipinas  por 
fift^fiecuente  trato  óon  ingleses  v  norte-americanos^  basta  aenaúios  do 
Iñdiféreutismo,  porque  no  eran  intolerantes  ni  aborrecían  á  los  estran* 
"  ^tios.  Por  aí^üel  tiempo  el  Virey  concedía  ciertos  permisos  á  buqueS  dé 
'  I  banderas»  como  un  me^o  de  aumentar  inoresos,  cuando  el  comercio 

^iBxühsula  estaba  decadente  por  inseguridad  en  los  mares. 

A  naves  de  diversas  banderas  eran  consignadas  á  la  casa  de  FiUpir 
iteky  Abadía  conocedor  del  idioma  inglés  servia  al  comercio  y  al  pais:  pero 
ttoltaba  la  envidia  qué  censuraba  amargamente  lo  que  entonces  se  fixt- 
tendía  j;K>f  libertad  de  comelrcio.  contraria  al  tranco  esclusivo. 
.  D.  Pedro  Abadía  nunca  tomo  calor  en  oposición  á  los  intereses  del 
Ford;  on  cuanto  á  su  independencia,  como  otros  comerciantes  espaüoles. 
"^^  rada  la  vez  la  juró  y  nrmó  la  acta  del  cabildo  abierto  en  Julio  de 
I. — Franqueó  su  dinero  siempre  que  se  le  invitó  á  ello  por  las  neéesi- 
les  públicas,  é  hizo  donativos  voluntarios.  Considerado  por  el  OeUé- 
üal  fian  Martin  y  por  el  Ministro  Unánue,  lo  comisienó  el  Gobierno  para 
éniteader  en  diversos  asuntos,  y  prestó  su  importante  cooperación  al  fot- 
marse  cd  nuevo  Beglamento  de  Comercio.  Anadia  era  español,  rico  ypa- 
die  de  una  distinguida  familia. — ^La  felicidad  de  ésta,  sus  ideas  liberalec^ 
▼  él  conocimiento  del  mundo,  estaban  de  por  medio  para  no  dúdaf  dé  Ssr 
Dueaa  íé  en.  obsequio  de  la  Eepdblioa.  Así  era  en  .verdad,  pero  por  lo  mis- 
too  estaba  espuesto  á  contrastes  en  una  época  azarosa  y  de  escándalo 
por  los  abusos  j  manejos  de  espías  y  acriminadores. 

Acababa  el  £¡jército  español  de  apoderarse  de  una  gruesa  cantidad  de 
fUnero  perteneciente  á  Abadia,  y  con  ocasión  de  este  £acaso  creemos  que 
A  trató  de  documentarse  y  perseguir  la  propiedad  que  no  debia  abanao- 
nár — ^Una  de  las  partidas  de  guerrilla  tomo  á  un  religioso  de  la  Merced 
que  viajaba  en  dirección  sospechosa — ^Éste  declaró  que  llevaba  corres- 
pondencia de  Abadia  páralos  realistas  que  se  hallaban  en  el  interior.-- 
La  delación  tenia  diferentes  visos  de  verdad;  mas  en  el  fondo  existia 
uña  calumnia  abrigada  por  hombres  mal  dispuestos  y  arbitrarios  que 
pusieron  á  Abadia  en  prisión,  y  de  hecho  se  secuestraron  sus  bienes. — 
Abrióse  un  juicio  por  un  Tribunal  compuesto  de  un  Jefe  militar  de  su- 
perior graduación^  y  varios  Vocales  de  la  alta  Cámara  de  Justicia. — ^Yia- 
io  que  Abadia  no  habiaentrado  en  asunto  alguno  político  con  el  enemi- 
go, y  que  sus  miras  no  se  encaminaron  á  ninguna  dehncuencia,  dichos  Jue- 
ces le  absolvieron  completamente.  Pero  fué  en  vano  ese  &II0,  porque  el 
^Cmistro  que  sin  esp^^rnada,  habla  dado  soltu^  al  Merceoario,  dictó 
&den  para  él  destierro  de  Abadia  que  al  efectuarse,  le  causó  una  ruina 
positiva.  Mas  taxde  él  tiempo,  que  por  lo  regular  pone  én  claro  lo  que  pa- 
rece mas  oculto,  y  destruye  las  apanencias,  descubrió  que  Abadia  nada 
idzo  eñ  dafio  del  nuevo  sistema  político,  ni  tuvo  intención  de  incurrir  en 
tina'punible  falta  que  estaba  en  oposición  con  sus  convicciones,  con  siz 
modo  de  vivir,  j  con  eus  propios  intereses^  que  no  habla  de  poner  sin  ne- 
cesidad én  inminente  peligró. 


ABA  3 

EegEMó  p.  Pedfo  Abadía  al  paU  acabada  la  goarra:  «u  enridiada  £»r< 
t«pa  ae  bailaba  en  danejaiite  aalado;  al  resto  da  aa  Tída  tavo  que  ana- 
fieaila  aa  litígioaeoiitra  algu^oa  da  ana  &iimaroaoa  dandoreí^  y  raoiq^ 
rar  la  parte  paaible  de  soa  ooantioaaa  pérdidaa. 

FaUaeié  aa  lama  en  Dioáembre  de  1833.  Fwá  casado  con  D^  Tomata 
Enea,  bijada  Í>.  Joeé  Antonio  de  £rrea  da  la  drden  de  Gálatrabaí  co« 
BMieianta  ai|tínoy  muy  distinguido:  y  da  D^  Isabel^  bya  da  O*  Mtoh 
niaBodxignea  del  Aeno,  Prior  áSí  Tribiinal  del  Gonaalado  en  el  afto  ^ 
I77S.  Eran  tioa  snyos  D.  Jnan  Bantista  y  D.  Joan  de  Oyanaval  y  da* 
T^  el  19  Factor  de  la  CompalUa  de  Filipinas,  y  el  2?  Soperintendanta 
da  ]|ieaaa,de  Moneda  de  Linaa  y  }umaaaio  del  supremo  Consejo  da  Hai^ 
aifildap^XTn  henaano  de  D.  Pearo  militó  en  EsmSu  y  íiié  Teniente  Qa*^ 
iMfal  despoes  de  la  contienda  contra  el  imperio  I^ranoes. 

iBttCA«— Sl  Db.  D.  Fsasicuoo  dv— nacido  en  Asturias.— Vino  á  U* 
IMdalaqnisidiNr  en  el  afio  1781  v  lo  fué  basta  1816  én  que  se  jubuAt 
Mf»  pcUBionado  da  la  Orden  de  Cwdoa  m.  del  Oonsejo  y  Cámara  da  Iúk 
dUpa*  y  ^anorario  de  la  Suprema  Inquisición.  Asegoírase  que  Abarca  en 
}as  Juataaqued  VireyAbascal  celebraba  firecuentemente  coa  motlTO 
dba  )a  guerra  de  la  Inaependencia,  opinó  siempre  porque  el  Ckibiemo  sa 
liaátara  éaoatttierel  territorio  del  Vureynato,  sin  eu^prender  foeradaél 
alBgaaa  cpetacioii  mi]itar.^*Creia  que  de  esta  numera  les  Estadoa  Teol* 
noa  aaanaiqaiaarian  agotando  en  breve  sus  recuxioa. 

ABIBCi— D.  Isidro  ds— de  la  Orden  de  Santiago-^Conde  de  San  lal* 
dvo  como  marido  de  Df  Boaa  Cossio.  Fué  Prior  d¿  Tribunal  del  Couau- 
lada  an  dneo  periodos,  el  primero  en  1785,  el  Utimo  en  1799  y  *^««^<"- 
Éndor  del  Tribunal  de  Minarla  an  1793.— Su  beimano  D.  Joaquín  Aata- 
alo^  también  cruzado  de  Santiago.  Alcalde  ordinario  de  lima  en  17tt 
4aatayo  casado  con  D?  Maria  del  Carmen  Ángulo,  b\|a  de  la  citada  W 
Boaa  y  de  D.  Gerónimo  Ángulo,  Conde  de  San  Isidro,  icualmaate  Alcat" 
de  y  Prior  del  Consulado.   D.  Isidro  fué  en  Ldma  él  pnmer  factor  ó  di* 

Sitado  de  lá  Compa&ia  de  Filipinas,  creada  por  decreto  real  de  10  da 
ayo  de  1785.— Véase  San  Isidro. 

ABASCAL  Y  SOIHIA— D.  José  Fernando— Marqués  de  la  Concordia,  Vl« 
rey  del  Pera— CabáHero  profeso  de  la  orden  militar  de  Santiago— «aaió 
el  dia  3  de  Junio  de  1743  en  la  ciudad  de  Oviedo  capital  de  Aaturias, 

Hizo  aUi  sus  estudios  hasta  17G2  en  que  con  motivo  de  la  guerra  con 
ladran  Breta&a  y  Portugal, entró  á  servir  de  cadete  en  el  regimiento  da 
Mallorca.  Bespues  perteneció  á  la  Academia  militar  de  Barcelona  y  da 
ella  pasó  al  regimiento  de  Toledo  con  el  cuál,  ya  de  subteniente,  aa  am- 
barco  en  1767  con  destiuo  á  la  ffuamioion  de  Pu6rto-Bico.^-De  regreso 
aa  bailó  en  la  campa&a  y  batalla  de  Argel  en  1775.— £n  seguida  ei^edl* 
eicmó  al  Bio  de  la  Plata  á  ordenes  del  general  D.  Pedro  Ce  valles  y  estuvo 
«n  la  toma  de  Santa  Catalina  y  ocupaeion  de  la  Colonia  del  Sa<¿ameato 
«aya  ciudad  y  fortificaciones  quedaron  entonces  destruidas  de  órdea  dsl 
Be^  [1777].  A  su  vuelta  á  Espalla  sirvió  en  las  guamicloues  de  iníliii- 
tena  déla  Escuadra  combinada  basta  1781  en  que  visjó  á  la  América 
por  tercera  vez  con  el  fin  de  tomar  parte  en  una  expedición,  que  se  pre- 
paraba en  Guarico  [Santo  Dominso]  y  no  IIcró  á  tener  efecto. 

En  loe  a&oa  que  traacurrieion  basta  el  de  93  en  que  se  declaró  guaira 
A  la  Francia.  Abasoal  desempefló  comisioneB  en  los  ramos  de  ecoaomí» 
y  tActioa  miUtar.  Fué  ielé  del  tercer  batallón  del  regimiento  de  TqWdo 
que  la  debió  an  instrucción,  y  maniobrando  en  presencia  de  Cérica  iV  la 


4  ABA 

concedió  el  grado  de  coronel  en  el  mismo  campo.  Organizó  y  disciplinó 
consecutivamente  un  Tejimiento  titulado  "Ordenes  militares"  y  con  su 
segundo  batallón  asistió  á  varias  acciones  en  el  ejército  de  los  cirineos 
en  el  cual  ascendió  á  Coronel  y  á  Brigadier. 

Destinósele  eji  1797  do  Teniente  de  Rev  á  la  Isla  de  Cuba  para  que 
coadyuvase  con  el  Gobernador  Conde  de  santa  Clara  á  fortificar  la  Ha- 
bana, encargo  en  quo  dio  pruebas  de  su  inteligencia.  De  allí  pasóá  Nue- 
va Galicia  [Guadalajara  en  Méjico]  nombrado  en  1799  Comandante  ge- 
neral, Intendente  y  Presidente  de  la  Audiencia. 

En  este  elevado  puesto  civil  y  militar,  Abascal  dio  á  conocer  sus  ta- 
ffentos  para  el  mando  y  adelantamiento  de  los  pueblos.  Dio  ensanches  á 
la.  instrucción  primaria,  emprendió  obras  públicas,  esta  bleció  policía  y 
persiguió  loa  vicios.  Pacificó  el  país  después  de  sofocar  el  levantamien- 
to de  un  gran  número  de  indios. 

Promovido  íí  Mariscal  de  Campo  fué  nombrado  Vlrey  de  las  Provin- 
cias del  Rio  de  la  Plata  el  año  1804;  pero  antes  de  hacerse  cargo  de  este 
destino  se  lo  confirió  el  Vireinato  del  Perñ.  En  su  navegación  fué  pri- 
sionero de  los  ingleses  y  conducido  á  Lisboa  de  donde  salió  para  el  Ja- 
neiro y  Buenos  Aires.  Venciendo  un  largo  camino  desde  la  villa  de  la 
Laguna  en  el  Brasil  hizo  su  marcha  por  tierra  hasta  Lima.  En  esees- 
tenso  tránsito  tuvo  muchas  ocasiones  para  conocer  el  país,  observar  su 
territorio,  las  distancias  y  situación  de  los  centros  de  recursos,  y  formar 
concepto  del  estado  de  su  moral,  civilización  é  industria;  estudio  que  de- 
bía serle  de  utilidad  en  su  Gobierno  y  que  el  tiempo  acreditó  luego  ha- 
berlo hecho  con  aprovechamiento. 

Su  ingreso  en  la  capital  del  Perú  se  verificó  el  dia  96  de  Julio  de  1806, 
y  su  entrada  pública  el  20  de  Agosto.  Según  costumbre  antigua  los  vi- 
reyes  eran  recibidos  en  la  Universidad  de  San  Marcos  donde  oian  su  -pRr 
negírico  en  una  ostentosa  función.  Abascal  no  aceptó  esta  ceremoniar, 
evitando  con  su  moderación  los  cuantiosos  gastos  que  ella  ocasionaba. 
Este  Virey  unia  á  su  saber  la  voluntad  mas  resuelta  para  llevar  á  buen 
término  sus  desi^ios  administrativos,  ejecutados  siempre  con  una  per- 
severancia supenor  á  las  dificultades.  Comprendió  que  había  encontra- 
do en  Lima  una  sociedad  respetable  por  su  ilustración,  fortuna  ó  influen- 
cia, y  que  podía  manejarla  por  medio  de  estímulos  y  de  corteses  come- 
dimientos, para  que  cooperase  activamente  á  los  fines  que  se  proponía  y 
serian  luego  objeto  de  su  política. 

Bien  alcanzaíba  que  las  ideas  desarrolladas  por  la  revolución  francesa, 
el  ejemplo  dado  por  las  Colonias  inglesas  en  el  norte  de  América,  y  las 
gravísimas  complicaciones  y  sucesos  que  todo  lo  trastornaban  en  Euro- 
pa, eran  una  acumulación  de  peligros  y  tentaciones  que,  aunque  fuera 
lentamente,  habían  de  mover  los  ánimos  en  las  posesiones  españolas  del 
Jíuovo  Mundo,  donde  el  espíritu  del  si^lo  tenia  que  penetrar  y  esparcir- 
se inevitablemente.  Abascal  so  formó  el  plan  de  anticipar  á  la  época  de 
conflietos  que  preveía,  una  serie  do  hechos  beneficiosos  que. si  por  una 
part-o  halagaran  diversos  intereses,  y  distrajeran  la  atención  pública, 
por  otra  le  crearan  un  alto  prestigio,  atrayendo  hacia  su  persona  el  aca- 
tamiento y  gratitud  general.  No  se  equivocó  al  estudiar  y  juzgar  una 
capital  engreída  con  sus  merecimientos,  y  doude  campeaban  la  sinceri- 
dad y  las  ideas  caballerescas  entro  lo  sano  y  moral,  que  abundaba  en  su 
recinto. 

La  rectitud  y  acierto  de  un  conjunto  de  providencias  de  clara  utilidad, 
las  mejoras  enl  o  material,  las  reformas  saludables  en  orden  á  policía,  Iíw 
obras  públicas  denecésidiid  y  ornato,  el  favor  decidido  á  la  instrucción, 
>»  saga<»idad  y  el  modo»  de  disponer  y  dar  coloridos  ventajosos  á  los  pro- 


ABA 

cedimieiitoe  del  Gobifinio;  estos  fiíenm  loe  elenentoe  que  empleó  el 
tro  Virey  pora  hacerse  respetable,  y  Uenarse  de  admiradores  y  amigos. 

Hacia  pocos  meses  qae  haUándose  la  ciudad  consternada  por  los  es* 
tragos  de  la  Tiruela,  se  habia  recibido  la  vacuna  remitida  de  Buenos  Ai- 
res, y  lográndose  solo  en  nn  individao  se  iba  trasmitiendo  á  otros  con 
buen  reraltado.  Estaba  ya  en  Lima  el  médico  D.  José  Salvani,  venido 
de  Ei^allA  para  diíondirla  en  el  Perú:  y  el  Virey  tomando  parto  en  elen- 
tosiasmo  público,  creó  en  15  de  Octabre  de  1806  una  Jnnta  cenloral  con- 
servadora y  propagadora  del  benéííco  fluido  vacuno  presidiéndola  él, 
dando  un  pnesto  igoal  al  Arzobispo  con  títnlo  de  Co-presidentoy  y  el  de 
Vicepresidento  al  oidor  D.  José  Baqoíjano:  foeron  vocales  el  Aloalde  de 
mmer  voto,  el  síndico  procnrador,  D.  Antonio  de  Elizalde,  el  doctoral 
D.  Pedro  Gutieirez  Coz  por  el  Cabildo  Eclesiástico,  el  Brigadier  Mar- 
qués de  Montemira  x>or  el  cuerpo  militar,  el  contador  mayor  D.  Antonio 
Cbacón,  D.  Francisco  Moreára  y  Matuto,  el  cura  de  la  Catedral  Br.  I>. 
Juan  Antonio  Iglesias,  y  secretarios,  D.  fSrancisco  Javier  de  Yzcne  y  D; 
Manuel  de  Gorvea  siendo  médicos  consultores  los  Doctores  D.  Pedro  Ba» 
lomo  y  D.  José  Manuel  Dávalos.  En  las  capitales  de  las  provincias,  [hoy 
Departamentos]  se  eri^eron  en  soRuida  las  juntas  correspondientes. 

Esedia  se  hizo  también  memorable  en  Ldnia  por  haberse  recibido  no- 
ticia de  la  reconquista  de  Buenos  Aires  el  12  de  Agosto  venciendo  á  las 
tropas  inglesas,  y  quedando  prisionero  el  General  D.  Guillermo  Carr  Be- 
restbrd  que  habia  tomado  dicha  ciudad  con  la  fuerza  de  dos  mil  hom- 
bres en  una  invasión  de  sorpresa  el  27  de  Junio  de  1806  en  que  fué  inútil 
el  deseo  popular  de  defensa,  por  la  incapacidad  del  Virey  Mariscal  de 
campo  Marqués  de  Sobremonto. 

Abascal  á  su  paso  por  Montevideo  y  Buenos  Aires,  viniendo  al  Perú, 
manifesto  á  las  autoridades  la  uijente  necesidad  de  reformar  y  aumen- 
tar las  fortificaciones,  puntualiz&doles  los  mejores  medios  de  segnridad| 
y  comunicándoles  los  datos  que  tenia  adquiridos  para  contar  como  cier- 
to que  los  ingleses  emprenderían  serías  hostilidades  y  ataques  contra  la 
América  española,  sobre  lo  cual  ya  desde  el  Janeiro  habia  dado  aviso  á 
Sobremonte.  Xiuego  que  Abascal  supo  la  pérdida  de  Buenos  Aires,  hizo 
prevenciones  en  todo  el  litoral,  y  envió  ñierza  y  pertrechos  á  Chiloé.— 
£!xcito  los  ánimos  de  los  peruanos  con  recuerdos  honrosos,  y  mandó  se 
alistasen  en  las  milicias  todos  los  que  estuviesen  para  ello  expeditos: 
pensó  ir  personalmente  por  Chile  con  una  columna  á  fin  de  reforzar- 
se allí  y  seguir  hasta  Buenos  Aires.  Opúsose  con  graves  reflexiones  la 
Junta  de  Guerra  que  se  celebró  en  Lima;  pero  no  obstante  avisó  su  mar- 
cha al  Virey  Sobremonte,  y  que  en  caso  de  no  poderla  practicar,  enviaría 
al  Brigadier  Sub-inspector  de  Artillería  D.  Joaquín  de  la  Pezuela  con 
cnanto  auxilio  fuese  posible.  Cuando  los  preparativos  se  activaban^  He* 
gó  el  parte  de  haberse  recuperado  aquella  capital  mediante  las  hábiles 
disposiciones  del  capitán  de  navio  D.  Santiago  Liniers. 

Mas  como  los  enemigos  se  conservaban  en  el  Rio  de  la  Plata  y  podian 
con  nnevas  tropas  ejecutar  otro  ataque  á  Buenos  Aires  ó  á  Montevideo, 
^Abascal  á  pesar  de  que  el  Virey  Sobremonte  no  creia  ya  necesarios  otros 
'recursos  que  los  de  numeraiio,  ordenó  que  ademas  de  cien  mil  pesos  que 
estaban  en  camino  por  la  via  del  Cuzco,  se  enviasen  doscientos  mil 
de  las  tesorerías  de  Arequipa  y  Puno.  Por  la  de  Chile  remitió  mil  ocho- 
cientos quintales  de  pólvora,  doscientos  mil  cartuchos,  doscientos  quin- 
tales de  balas,  otros  doscientos  de  plomo  y  tres*  mil  espadas. 

£1  valor  de  estos  artículos  y  además  el  diuero,  componían  la  suma  de 
medio  millón  de  x>esoB,  y  todo  llegó  pronta  y  oportunamente  á  su  desti- 
no empleándose  luego  en  la  heroica  defensa  de  Buenos  Aires  que. pro- 


6  ABA 

racislaMia  lift)>ia  tcauooqjoMdari  QAaMm  noctuncr  do  los  l«|^eM9 
4iL3do  FalirerD  de  1807.^-hDíM!v:k)6 liéia  Abitfcad  «I  «oqJHwwr  q«t  so 
álniriaai  imavM  hoBtíHdadiwppg  lonteme  qua  laaanBMínslMM  Abiivi^ 
■do  buDÜladaA.  £1  Qeneral  witbelak  con  dice  mttbofabw  Jnwo  ánB^m^ 
barco  elSS  de  Junio,  v  ea  m  atoque  á  Bmenos  Acras  m  le  xeehaa^él  7d^ 
Julio  de  1807  en  qoA  la  Yiotoria  toé  eottij^eta  para  loa  que  defimdian  I» 
fifodad  7  babiaa  soñado  antes  algunos  golpes  advessos.  Los  ingleses  se 
«stiraren  del  país  en  onmplimiento  de  nn  oony enio  eelebrado  con  itinJem 
eneaigado  del  alto  mando  militar,  peír  baber  sido  depuesto  el  Yirey  8q* 
bwmonte  en  ^irtad  de  la  yolontad  general,  desde  el  17  de  Febievo^  que- 
iandoél  Oobifitno  á  oexgo  de  la  Auoienda-^^EBta  babia  antes  preloMll* 
do  qite  Absflosl  venñoase  sn  marcha  á  esa  Capital;  mas  el  Viiey  no  pu- 
disndo  baAerlainyitó  al  Marqués  de  Ajilés  sn  aoteoesor,  para  que  roerá 
á  eneargarse  de  aquel  Tireynato.  Lo  repagad  el  CabUdode  Bnenos  AiMS 
dando  snsraxoneByj  Ajilés  de  stt  parte  paso  algunos  inecmvenieiites: 
todo  qoedó  sm  efecto  p«ff  baber  sido  nombrado  de  Beal  drden  el  Gomail^ 
dante  General  Linieis  para  eneargarse  de  dicbo  vireinato  interinamen- 
te T  segon  el  érden  de  sacoesion  que  aoababa  de  establecerse. 

Abascsl  para  ampliar  sos  socorros,  y  á  petíeion  del  Cabildo  de  Bnaaos 
Aires,  biso  pablicar  en  todo  el  Perú  on  bando  de  invitaciaii  para  un  do* 
natiTo  qae  pronto  se  realisó  en  una  cantidad  qoe  biso  salBr  é  seteeieft* 
tes  mil  pesos  el  total  de  los  auxilios  enTiados  liasta  entdnoes.  £1  Cabil- 
do de  Idma  prob^ando  al  menor  de  los  b^os  de  Liniers,  le  asignó  una 
pexision  de  seíBoientos  p«fl08  anuales  qoe  deberla  gozar  basta  qae  to- 
mando carrera  "padiese  imitar  las  virtades  de  sn  padre." 

£1  Yirey  diéde  sa  ingrese  en  lama  se  ocapó  empeftosamente  en  pre- 
pararse  para  resistir  á&s  ingleses  que  con  rasen  calcalaba  biciesen  al- 
guna incarsion  por  el  pacifico  fiados  en  sa  preponderancia  marítima. 
SnTió  pólvora  y  otros  pertreobos  á  Cbile,  Panamá  y  varios  puntos  maa*- 
Beeonoeiólas  mrtalesas  del  Callao  y  las  costas  inmediatas  á  la  Capital. 
Aeerdó  y  puso  mano  á  todas  las  mejoras  que  pedían  las  fortificaciones^ 
tin  olvidad  las  murallas  de  Lima  que  se  bjülaban  en  deplorable  estado. 
Bn  los  castillos  del  Callao  biso  muchas  obras  esteriores,  m^oró  los  ma- 
ros por  el  pié  del  foso  para  darles  mayor  altara.  Fabricó  un  almacén 
espacioso  para  guardar  efectos  de  parque  con  orden  y  seguridad,  pues  es^ 
tañan  colocados  bi^o  ramadas<^Hiao  construir  otro  para  víveres  déba- 
le del  terraplén;  y  un  algibe  capaz  de  contener  agaa  para  dos  mil  bom- 
tues  en  caalxo  meses.-^Tambien  ordenó  formar  un  acueducto  desde  la 
tt^h  de  agoa  al  muelle  con  cuatro  ca&os  que  la  proporoionaraa  á  los  ba- 

Ses  sin  mas  que  acercar  sus  lanchas,  y  así  se  logro  hicieran  aguada  coa 
orro  de  gastos. 

Últimamente  mandó  demoler  los  ridículos  remates  que  teniaii  loe 
torreones  como  adorno,  y  en  la  plaza  que  en  ^os  quedó  liore,  sitúo  arti- 
Hería  de  á  24  para  aumentar  los  medios  de  defensa— Quiso  destruir  los 
edificios  de  partieulares,  pero  defó  de  ejecutarlo  por  la  alarma  del  eo^ 
meroio  y  sus  clamores  conítra  dicha  medida  que  tuvo  que  suspender-^ 
Abasos!  proyectaba  estingoir  todas  las  qoelas  abriendo  un  canal  de  sik- 
fieiente  extensión  para  que  por  él  entrasen  las  lanchas  desde  el  muelle 
basta  Bellavista  donde  babna  ana  dársena  para  que  se  verificase  la  car- 
ga y  úeBctacgg,  prohibiendo  todo  tráfico  por  á  muelle:  con  lo  que  por  pro^- 
pia  convenienoa  se  levaptarian  casas  y  slmacenes  en  dicho  pueblo  mas 
próximo  á  Lima. 

Sn  cuanto  á  las  costas  inmediatas  á  la  capital  cubrió  con  artillería  y 
gaandcion  la  caleta  denominada  '* Achira'' tras  del  cerro  de  Chorrillos;  y 


ABA  7 

«%MfltdAttntM»eMi4to por  á^^mntú,  tutn panto  wamttnmm^wl  fallir 
ftili^lfefeotlAért Tiiiar^**  mammotmfmmtfimnlm  léj^  FdBUllMédl 
iátáíik>jíaaA>«ÉÉ^Uad»  AMteMn  inwnlliiMeel  aíbapáó- 

eontinuár  la  gneo».    fisto  «la  eaibigo  ds  lumbar  aooraáoo  **»*"«•» 


16  MMMendeste  al  «ortcb  d»  I»  Oivdaá,  »ul  «unte  tevien  qoAsnficíT 
««roe,  p«MaBaáae«Nipódé«a  j^revliiioiiá  ánd»  qi»  no  la  aoffiín— tinimi 
inad^BÉtid^y  iiiiiga&  M*Mittiettto» 

Para  raparar  las  imoaflaf  .«in  eoatycoiMtor  él  Stezio,  nsovidñiflifi  aa 
ü9deAiraatodel807aii«|^arto4«l«i  olwas  «a  «atoa  téaniiMs:  Al  Alxb* 
InsTOj  Ai^iMa  SMaaááatíoO)  élat»  j  lioiíastariM  de  au^ 
al  Cabildo ada» Iiiqqáaidi>nll>  Cununlaia  8»  Tfibanaldd  ifiMríayaiía 
JhEKvca  tíñá|  IJbitenldad  ted»  d  Ida  a«Kt«n^ 
AM8Í2B  7  kk  Mtaaad  ttaa:  CaaMÉiia  d*  iMainnai^^ 
•loa  fcacetidádae  da  laa  WiiiiilttiíaiaanajjwatalmaBairfadéEeladada  la 
g^ErtüMie,  ané>  P.  RañaJaiaTlíÉ^tioada  Uiiaia>  a^o;la  oafiádiadé  laG^ 
fi^o^laGi^ga&etaldaaÉÉMiMyíiao.  I*r<Ailjfeai  Viira^  taJa  attliMa  dé 
j^isala^  y  al  anflMlito  del  pfaaio  da  teadatah 

^eq?1«idaaetotaaoliBusiim«iAteiattairtelaiitaa,Ée  enpcendié  al  tcalM^á 
41»  daré  algaaoa  maaca,  7  qaá  el  Titasr  piaaaimiaba  ^  Tigilaba  aaida»- 
mante.  Se  poao  «apadito  un  camino  añono  por  todo  el  xaetnto  intarW^ 
«eástniy^deaa  firaébaa  paentaa,  y  aq^Mtfando  aMmtonaa  dé  eácoaalÉPoa. 
Sx>  aiÉndo  ae  praotM  par  ftuHa  da  loa  araiaa  y  t¡M£náxmé  dilacaatoa 
Mea  en  detwñiMaéN  faii^}aa-Blia  ÉrowJIa  nueTadel  ladodeMaiiaesMi 
%é  leraiitG  eoateiadaaaal  Mfetaaott  donafei^oa  del  TaomdazBo  ^na  maata- 
^ndaieteiBilpaaoaw  Edmetfrenaa  «deinaa  almaoaaea  en  laa  golaa  de  daa 
%iilii«fteaparaeldefMtoyaportiiBadlatHli«oioB^dBlapdlto»  oaaa 
j^eeieo,  y  ee  Idao  <aai  da  iwiifv  la  ttartada  de0tiadaln^ 

La  Ihensa  dé  qae  ea  éaaaellWttiataneiaa  podía  diqM>neiBe,  conataba  da 
«teto  m^  deaeiaQtoaiAfiMilea,  tVBaeiantoa  artUlaioa  y  mil  ochenta  caba- 
UoB  eomponiendo  un  fatal  de  ocha  mü  qidnientoa  ochenta  hoinhfoa  ezia- 
tmteñ  ^  la  Cantal  ■  Bl  tag^aiento  BsaL  da  Lima  deapnas  de  ánmentada 
«cniía  dde  mildoaeiültoa  vat^anoÉ-^^  Batallón  diacipUaado  del  *<]Uumb- 
i!i»>''ld06,el  dePtodaaUOOy  ^dáMoiaaoA  9Xk  y  l,50Gifliftntea  rnaadalo^ 
«iierpóe  de  tBiliciaa  da  laapfovkiaiaB  oetMoaa.  En  oaballeria  al  icjimiab- 
to^I>Tagone8d6lani4f<^nnaba600:  ün  eaenadñn  de  CanbayUo  150.  ot» 
de  Ohaiicáy  y  Hnaiva  10Q,-hb1  da  Fardoa  160,  y  el  de  morenaa  80.  Hábia 
tiunbi^  unbataüondeloaaierciooonSOO  puuuw.  De  eate  lyánúto  ana- 
sia ^Yiiey  doe drriMMMBaí  y laa aitod ana  ceiaa deChomlloa,  t etrada 
Bellavista;  en  bus nÉtttymnántaa aé atendió á  lain8tnicd»n  yíogaeada 
Uw  táropoe. 

Abáséál  enéi>ütrólaantiádeMítillatíaenalmayor  abatimiento  y  oaon* 
ridad.  El  afio  1895  hüMl^  llagado  da  Ei^afia  al  coionel  D.  Joaqniá  da  la 
Pieanéla  en  calidad  da  fihftb-InraeiBibr  d  ealableoer  la  nnara  cooBtitneiDa 
del  cuetpo.  Se  oonapoi^  ttbtoaéea  de  nna  oompaSía  eon  9S  hóxnhrafe 
8obreelpiédeinviaidOa»4(&iiliBtraacion  ni  diaiidplin%  enan  eatEaeha 
alejamiento  del  Cpleoio  de  loa  Beaamparados.'— £1  Viíay  AViléa  na  aa 
oónpóde  la  refoiíaia  %éTefiida  en  ana  Mal  di^en  aqp«ieialty  au  áuacAor 
^ne  aólo  encontiró  Bw ho&iliizas  a<m  IdcabaUoa  en  el  oáartal  iadibado, 
pnaoen  obra  la  teixlfgimiaaeion,  haéiaudo  6úe  cmpxandieaa  á  tódoa  loa 
ramos  de  artillerítk  L*  BHgibdA  iaala^é  a  9«l  ^asaa  inoatadaa  y  da  d 
piécon50caballoá,ñMÉ£la  tMM  éaltpl^  ad  CldM.  Mafadd  o<ma- 
tíniréh  Ui  plaza  dé  Sáñt&Cáltolfoa  aléalotaldá  «rliUaiia  donde  aaütné 
elparqnéynnalCaeatlwÉ^IftatineHaylaMlada  iihB«a)  qma  anteé  aa 


8  ABA 

haUaban  con  algunas  municiones  en  el  Palacio  de  Gobierno  en  lugar  ina^ 
decuado  y  con  unas  malas  fraguas,  todo  inmediato  á  las  oficinas  de  Ha- 
cienda. Establecióse  así  mismo  una  bateria  para  ejercicios,  y  un  taller  de 
ñindicion  de  cañones  y  balerío.— Se  pudo  computar  el  gasto  hecho  en  es- 
tas obras,  en  120,000  pesos  habiéndose  empleado  maderas  del  fisco  que  es- 
taban sin  destino  en  los  almacene»  del  Callao. — ^Rigió  en  todo  una  severa 
economía,  pues  se  hizo  trabajar  á  los  soldados  y  á  60  prisioneros  ingleses 
que  custodiaba  el  cuerpo  de  artillería.  La  fundición  de  caüonos  estuvo 
antes  fiada  á  campaneros  ignorantes,  á  quienes  se  pagaba  por  peso  á  2  ^ 
reales  la  libra,  treinta  pesos  por  cada  quintal  de  metralla  y  20  pesos  por 
el  de  balas,  después  de  darles  herramientas  y  utencilios.  Logróse  que  en 
los  nuevos  establecimientos  se  construyera  por  la  mitad  de  esos  costos  el 
crecido  número  de  piezas  y  de  municiones  de  que  hubo  necesidad  en  el 
I>eríodo  de  Abascal.  Se  fundieron  mas  de  100  callones,  y  en  cuanto  á  lo  de  - 
máSj  puede  calcularse  considerando  todo  lo  que  en  el  ramo  de  parque  se 
remitió  al  Alto  Perú,  á  Cuenca,  Guayaquil,  Chile  &.  £n  los  s^os  de 
1813,  á  16,  salieron  del  parque  de  Lima  52  caBLones,  de  á  4  con  sus  carrua- 
jes y  dotación  de  proyectiles,  habiendo  sido  cuantioso  el  número  de 
correajes,  tiendas  de  campaüa,  armas  de  chispa  y  blancas,  cartucheras  ^ 
de  que  proveyeron  los  tañeres  de  artillería  desde  sus  principios,  sin  con- 
tar lo  que  antes  fué  enviado  á  Buenos  Aires,  Chile,  Valdivia,  Chiloé, 
Montevideo  &. 

Al  arribo  de  Abascal  á  Lima,  la  obra  de  una  nueva  fábrica  de  pólvora, 
parareemplazar  la  destruida  por  un  incendio  en  el  a&o  1792,  se  hallaba 
ala  mitad  del  trabajo,  y  los  asentistas  de  ella  en  mala  situación  para 
concluirla  per  carecer  de  fondos.  £1  Virey  dispuso  se  les  habilitara  con 
sesenta  mil  pesos,  y  así  pudo  acabarse  el  edificio  en  diez  meses  bajo  la 
dirección  del  Sub-^spector  Pezuela. — ^Hasta  mediados  del  a&o  1812  ha- 
blan entregado  los  contratistas  15,079  quintales,  de  los  que  ocho  mil  se 
mandaron  á  España  en  un  Navio  de  Giierra. — ^Ésta  pólvora  que  allí  se 
recibió  en  momentos  de  necesitarse  con  urgencia,  fial  probada  en  Cádiz, 
donde  se  vio  era  superior  en  potencia  á  cuantas  se  compararon  en  esa 
ocasión  asi  nacionales  como  estrai\jeras.  Elaboróse  también  en  ^an  can- 
tidad la  de  caza  y  mina  que  fué  menester  para  consumo  en  el  vireynato^ 
y  de  la  de  armas  pasaron  á  Montevideo  900  quintales,  fuera  dé  3000  remi- 
tidos á  Buenos  Aires  y  Chile,  y  de  la  que  en  abundancia  y  por  varias  ve- 
ces se  envió  á  Guayaquil,  Cuenca,  Alto  Perú  y  otros  puntos. 

A  los  cuatro  meses  de  hallarse  Abascal  en  Lima  se  sufrió  en  ella  un 
largo  temblor  de  tierra  (1?  de  Diciembre  á  las  seis  de  la  tarde)  que  mal- 
trató muchos  edificios,  saliendo  en  el  Callao  el  mar  fuera  de  sus  ordina- 
rios limites^  causando  averias  en  algunos  de  los  buques  surtos  en  la  ba- 
hía, y  pérdidas  en  las  propiedades  del  comercio  que  se  hallaban  en  la 
playa.  En  ese  mes  dispuso  el  Yirey  el  arreglo  del  cuerpo  de  Serenos  au- 
mentándolo, y  generalizando  en  la  ciudad  sus  importantes  servicios  con 
siigecion  á  un  reglabaento  que  dictó.  Y  principióla  obra  de  poner  puen- 
tes á  las  acequias  en  las  boca-cálles;  mejora  sobre  que  tom^  el  Yirey 
grande  empeño  no  menos  que  en  la  de  limpiar  la  ciudad  cuyas  calles  es- 
taban en  el  mas  reparable  desaseo. 

En  el  inmediato  año  de  1807  se  edificó  de  su  orden  la  portada  de  Ma- 
ravillas por  el  jefe  de  Ingenieros  D.  Pedxo  Molina:  su  costo  no  pasó  de 
ocho  mil  quinientos  pesos.  Se  acrecentó  el  local  perteneciente  a  la  Es- 
cuela náutica  íEtituado  en  Palacio.  Esperimentóse  por  primera  vez  en  Li- 
ma el  mal  de  rabia  en  los  perros,  cuyas  mord^uras  causaron  la  muerte 
de  dos  hombres  que  en  el  nospital  de  San  Añores  no  fué  posible  conse- 
guir BU  curación.  Dejóse  ver  el  6  de  Octubre  un  cometa  caudado  cuya  ob- 


ABi  9 

^rvadon  no  pudo  baeexwe.  en  lo»  días  fiiguleutet»  por  impodirlo  espeAM 
zLubea:  despejado  el  cielo  en  la  noche  del  28,  no  estaba  ya  viaible  según 
-lo  que  se  refiere  en  el  almanaque  de  1808. 

I)o6  proyectos  de  altísima  importancia  para  el  país  merecieron  mucli» 
atención  al  Yirey:  los  meditó  desde  el  principio  de  su  administración,  y 
resuelto  á  ponerlos  en  planta,  lejos  de  desmayar  su  ánimo  delante  de  los 
-inoonyenientes  que  los  naoian  dinciles,  se  propuso  superar  éstos  con  de^ 
cidida  firmeza  nasta  ponerlos  en  ejecución.  El  uno  fué  la  fábrica  del 
j^nteon  general  de  Luna;  el  otro  la  creación  de  un  Colegio  de  Medi- 
cina. 

Sepultábanse  los  cadáveres  en  los  templos  causando  con  su  corrup- 
ción y  exhalaciones  peetUentes,  positivo  é  inmediato  detrimento  á  la  sa- 
lubridad pública.  Y  sin  embargo  de  esto  y  de  lo  repugnante  que  era  esa 
<3ostumbro,  ella  por  serlo  tenia  muchos  prosélitos  que  la  sostuvieron. 
Manifestaron  disgusto  y  oposición  á  una  novedad  que,  mas  que  al  vulso, 
parecía  mal  á  muchas  de  las  f»»Tiiilia<i  que  poseían  bóvedas  en  las  igle- 
sias para  sepulcro  de  los  suyos;  en  lo  que  habian  privile^os  y  distincio- 
nes que  servían  de  fomento  á  la  vanidad  de  los  descendientes  de  aque- 
llos que  habian  adquirido  tales  propiedades  por  medio  del  dinero.  £1 
Vire^  combatió  con  poderosas  reflexu>nes  por  eeicritOy  y  con  sagaz  ]per- 
Buasivay  una  preocupación  tan  perniciosa  prestándole  apoyo  el  arzobispo 
Xias-Hedras  en  una  enérgica  Pastorsd.  Logróse  en  breve  uniformar  Uui 
opiniones  y  generaUzar  el  convencimiento  y  voluntad  general,  en  favor 
-de  tan  benéfica  reforma.  La  erección  de  los  panteones  estaba  recomen- 
dada por  el  Bey  en  diferentes  cédulas  espedidas  desde  el  afio  1786,  sien- 
do la  última  de  fecha  15  de  Mayo  de  1804.  Se  habia  seguido  sin  fruto  un 
•voluminoso  espediente  y  en  diez  y  ocho  años  de  sustanciacion  importu- 
na, nada  habia  podido  resolverse  á  vista  de  los  entorpecimientos. 

Abascal  apartó  de  sí  esos  papeles,  eligió  el  terreno  apropósito,  hizo 
formar  el  plano  del  edificio,  y  trazado  que  fué,  nubudó  ponerlo  en  obra, 
sin  contar  por  el  momento  con  otros  recursos,  que  el  vigor  de  sus  buenos 
deseos.  Su  influencia  y  personal  asistencia  al  trabajo  y  la  economía  que 
estableció  en  los  gastos,  fueron  los  móviles  que  empleó  para  dar  á  la  ca- 
pital un  monumento  que  puede  competir  con  los  mejores  de  su  clase  en 
Europa.  Empezó  la  obra  el  23  de  Abril  de  1807,  y  los  fondos  invertidos 
para  llevarla  á  efecto,  consistieron  en  17,699  pesos,  producto  de  cuatro 
corridas  de  toros  en  la  plaza  mayor,  cedidas  por  el  Cabildo;  3,653  pesos  do 
donativos  graciosos  remitidos  de  mera;  68,500  de  varios  principales  im- 
puestos á  censo  sobre  la  misma  obra;  3,891  importe  de  283  nichos  y  cin- 
co osarios  vendidos  á  algunas  corporaciones  y  particulares,  después  de 
asignados  297  á  las  comunidades  &,  quedando  i>ara  servicio  del  público 
1,021  con  mas  192  para  párvulos.  Los  gastos  hechos  en  el  todo,  capillas, 
csolécturia,  carrozas,  esclavos,  muías  &,  ascendieron  según  las  cuentas  á 
106,908  j[je808,  resultando  un  descubierto  de  13,165,  de  los  cuales  se  debian 
al  arquitecto  7,198  y  lo  restante  á  los  fondos  destinados  al  colegio  de  San 
Fenumdo.  El  Yirey  arbitró  luego  el  modo  de  cubrir  este  déficit. 

En  su  relación  de  Gobierno,  dijo:  que  en  los  últimos  años  apenas  se  ha- 
bía podido  llenar  los  gastos  ordmanos  del  Panteón;  causa  porque  no  es- 
taba aun  satisfecha  la  idea  de  beneficiar  al  público  estinguiendo  la  pen- 
sión de  paramentos  fúnebres  con  que  era  gravado.  Indicaba  que  conve* 
ma asignar  234  nichos  destinados  á  familias  privilegiadas  que  no  los  ha- 
bian usado  ^'  confiando  quizás  en  volver  á  ocupar  con  el  tiempo  sus  bóve- 
^  das  en  las  iglesias:  pero  desengañados  de  que  esto  no  puede  tener  efec- 
**  to,  entre  otros  motivos  porque  el  pueblo  ha  abierto  los  ojos,  y  conocido 
*'  el  interés  verdadero  que  reporta  en  su  salud,  tendrán  aquellas  al  fin 


10  AÉk 

''  que  abrazar  el  partido  cte  que  hoy  las  retrve  no  ya  la  preocupaoiotf / 
"  sino  la  economía" • 

Publicóse  una  l\jera  descripción  del  edificio,  sus  dimensiones,  distribnr- 
eion,  soUdez,  aseo  y  ornato.  Asf  mismo  el  régimen  dictado  con  acuerdo 
del  Arzobispo  para  el  gobierno  del  establecimiento,  obligaciones  de  sus 
empleados  y  del  yecin&rio.  Mandáronse  cerrar  en  todos  los  templos  las 
bóTedas,  osarios  y  demás  lugares  de  entierro,  prohibiéndose  dar  sepul- 
tura á  cadáver  alguno  desde  el  dia  de  la  bendición  y  apertura  del  panteón, 
60  pena  de  multa  de  50  pesos.  Fijáronse  lo»  derechos  por  nichos,  condi- 
ción y  colocación,  pensiones  módicas  é  iguales  para  todos.  Se  mandó  no 
consentir  trofeos,  epitafios  y  cualquiera  otra  singularidad^  No  podia  dar- 
se derecho  á  nichos  sino  á  las  personas  que  por  patronato  tuviesen  sepulr^ 
tura  separada  en  las  iglesias,  y  á  los  títulos  de  Castilla.  Quedó  prohibido 
el  acompañamiento  de  carrui^es,  debiendo  ir  solo  tras  el  carro  el  presbí- 
tero conductor.  Se  ordenó  que  los  oficios  mortuorios  en  los  templos  se 
celebrasen  de  seis  á  ocho  de  la  mañana  precisamente,  aunque  fuese  di- 
vidiendo las  funciones  en  diferentes  capillas,  y  que  pasada  la  hora  se 
sacase  el  cadáver  con  los  sirvientes,  sin  atender  á  oposieion  alguna  y 
aunque  hubiese  que  hacer  honores  militares.  La  marcha  de  los  carros 
deberla  hacerse  por  la  Barranca  y  Martinete,  fuera  de  murallas.  Se  pro> 
hibió  á  los  capellanes  dar  fé  de  muerte,  el  poner  ó  permitir  demandas 
de  ánimas  ni  otro  petitorio  desde  la  portada  de  Maravillas:  el  entonar 
responsos,  no  pudiendo  ellosni  otros  recibir  interés  alguno  ni  exigir  de- 
rechos ni  cosa  que  tuviera  viso  de  lucro  con  protesto  de  sufragio  ó  de- 
voción. Así  mismo  quedó  vedado  que  dichos  capellanes  tomasen  esti* 
pendió  de  misas,  y  todo  canto  y  música  en  la  capilla. 

La  obra  del  panteón,  desde  sus  planos,  estuvo  á  carffo  del  presbítero 
D.  Matías  Maestro  como  director  y  arquitecto,  y  se  le  dio  facultad  para 
indagar  y  proponer  los  medios  conducentes  a  estin^uir  el  almacén  de 
paramentos,  subrogándose  el  camposanto  en  la  pensión  de  mantener  á 
los  encarcelados,  objeto  á  que  se  aplicaba  el  producto  de  aquellos  dere* 
ehos,  y  obligándose  á  proporcionar  al  público,  otros  mas  decentes  con  re- 
baja de  los  dos  tercios  de  lo  que  contribuía  por  alquiler.  Los  trabfM^  de 
carpinteria  fueron  desempeñados  por  dos  maestros  peruanos,  D.  Fran- 
cisco Ortiz  y  D.  José  González.  Haciéndose  el  techo  de  la  capilla  cayó 
al  suelo  y  quedó  muerto  al  instante  D.  Francisco  Acosts,  buen  artesano 
de  carpinteria* 

Se  luzo  la  apertura  del  Panteón  general,  el  dia  31  de  Mayo  de  1808.  A 
las  ocho  de  la  mañana  llegó  el  Virey  acompañado  de  oidores,  altos  fun- 
cionarios y  miembros  del  Cabildo  sin  formar  corporaciones:  entró  luego 
el  Arzobispo  rodeado  de  dignidades  de  la  Iglesia,  y  revestido  de  pontifi- 
cal celebró  la  solemne  bencucion  en  el  óoden  proscripto  para  esta  sagra- 
da ceremonia;  en  seguida  se  cantó  misa  en  la  nueva  capilla  por  el 
canónigo  D.  Francisco  Javier  de  Echagüe. 

Para  destruir  del  todo  las  preocupaciones  do  la  sociedad,  se  había 
acordado  exhumar  del  panteón  de  la  Catedral  los  huesos  del  último 
arzobispo  Don  Juan  Domingo  Gkmzalez  de  la  Reguera  (qne  falleció 
en  8  de  Marzo  do  1805  y  que  en  su  época  anheló  mucho  el  estableci- 
miento del  Campo  Santo)  y  conducirlos  al  nuevo  panteón  general,  coló- 
cíl^dolos  en  un  sepulcro  preparado  al  efecto.  Para  verificarlo  se  deposi-» 
tó  en  secreto  la  urna  en  la  capilla  del  Santo  Cristo  de  las  Maravillas. 
Pespues  de  la  vigilia  y  misa,  seis  sacerdotes  car||faron  la  caja,  en  que  so- 
bre un  rico  cobertor  iban  las  insignias  arquiepisoopales  y  la  gran  cruv 
de  Carlos  III,  con  acompañamiento  d^  Cabildo  eclesiástico^  clero  y  co- 
munidades. Én  el  panteón  fué  recibido  el  cadáver  por  el  Yirey  y  el  Ar- 


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«obispo  quien,  kechaa  laa  Ceremonias,  la  muiáó  colocar  en  el  manaol*» 
que  le  estalMk  aestinado.  (Véase  el  articulo  Reguera.) 

Lia  obra  del  Panteón  general  de  Lima  emprendida  al  tiempo  mismo 
que  se  hacia  todo  género  do  aprestos  bélicos,  que  parecía  ocuparan  al 
Virey  en  lo  absoluto,  dio  á  Abascal  el  alto  concepto  á  que  aspiraba.  Y 
así  meron  de  espléndidos  loe  elogios  que  se  le  tributaron  y  las  demostra- 
ciones de  gratitud.  £n  su  alabanza  se  multiplicaban  los  escritos,  y  en 
alguno  se  añrmó  "  que  el  Panteón,  depósito  de  la  muerte,  seria  el  primer 
'^  monumento  déla  inmortalidad  merecida  del  Virey:  en  otros  térmi- 

'''  nos que  el  nombre  de  Abascal  habia  hallado  la  suerte  de  tíyít  in- 

<<  jnortal  donde  todo  era  muerte. '' 

Ita  ei-eccion  del  Panteón  la  aprobó  la  Junta  central  que  gobernaba  en 
Kspa&a  por  real  orden  de  6  de  Junio  de  1809:  se  mandó  imprimir  aUÍ  la 
descripción  y  el  plano,  y  que  se  diesen  gracias  á  los  que  habían  coadyu- 
Tado  á  dicha  obra. 

!Es  mas  que  probable  que  hallándose  Abascal  rodeado  de  los  hombres 
de  mas  saber^  oyese  de  ellos  iJgunas  indicaciones  acerca  de  la  escasez  de 
médicos  en  él  pais  y  del  modo  como  ella  podría  ser  remediada.  En  el  '^ia- 
rio  de  Lima,''  publicado  en  5  de  Marzo  de  1792  y  números  siguientes,  se 
habia  escrito  con  gran  interés  á  ñu  de  promoyer  el  establecimiento  de 
tina  Escuela  de  cirujfa  en  esta  capital.  Él  Virey  advirtió  en  su  marcha 
por  las  poblaciones  del  Sud,  cuando  vino  de  Buenos  Aires,  la  lamentable 
carencia  de  facultativos  y  la  falta  de  oportunidad  y  acierto  en  la  asis- 
tencia de  los  que  padecían  enfermedades,  quedando  muchos  abandona- 
dos á  la  suerte.  Poco  tardó  en  resolverse  á  la  creación  de  un  Colegio  de 
medicina  en  Lima,  y  una  vez  hecha  su  promesa  solemne,  no  cesaron  sus 
conatos  y  diligencias  hasta  ver  en  ejecución  una  empresa  ardua  p«ro 
realizable,  gracias  á  la  tenaz  consagración  que  en  él  era  característica, 
j  á  pesar  de  la  oposición  de  encontradas  opiniones. 

En  un  oñcio  circular  fecha  31  de  Marzo  de  1808,  que  dirigió  á  los  ínteu- 
identes  y  obispos,  puso  de  manifiesto  la  urjeneia  de  que  en  el  Vireynato  so 
levantase  un  plantel  de  sus  propios  hgos,  que  dedicándose  al  estudio 
de  las  ciencias  médicas,  fuese  la  esperanza  de  la  humanidad  doliente,  y 
«remetiese  las  incalculables  ventajas  que  repoitaria  al  lustre  del  pais 
la  instrucción  de  jóvenes  dignos  de  ser  protejidos,  y  que  pronto  le  harían 
señalados  servicios  en  todas  sus  poblaciones. 

En  seguida  les  comunicó  su  pensamiento  y  el  plau  que  habia  trazado 

dicíéndoles '' estoy  persuadido  de  qtio  no  podria  hacer  mayor 

**  bien  á  este  imperio  en  el  tiempo  de  mi  gobierno,  que  eríj leudo  un  Co- 
^'  legio  en  que  se  enseñe  fundamentalmente  la  medicina  con  sus  ciencias 
"  auxiliares:  es  decir,  que  se  establezca  aquella  enseñanza  que  siendo 
^'  hoy  la  mas  favoreeida  en  Europa,  por  ser  amiga  y  compañera  de  la 
*'  salud  del  hombre  y  sus  intereses,  no  se  encuentra  absolutamente  en 
*'  estos  reinos.  El  Colegio  debe  surtirse  do  catedráticos  y  maestros,  b%)o 
''  cuya  conducta  se  enseñen  las  materias  mas  apropiadas.  De  manera 
"  que  según  el  camino  que  abrazen  los  jóvenes  en  los  tres  ramos  princi- 
"  pales  de  la  Facultad,  conviene  á  saber,  Medicina,  Cirujía  y  Farmacia; 
*'  así  ha  de  ser  la  mayor  ó  menor  instrucción  que  se  les  dé  en  las  cien- 
^'  cías  auxüiares,  conforme  á  la  mas  ó  menos  relación  que  tengan  con  el 
^V  objeto  á  cuyo  cabal  desempeño  se  destinan. 

"  Por  este  medio  se  conseguirá  que  cada  seis  ó  siete  años,  se  esparzan 
•*  por  el  Perú  literatos  de  quienes  debe  esperarse  la  mejor  asistencia 
"  de  loe  enfermos:  el  ^ordenar  y  mejorar  la  de  los  hospitales,  y  el  proveer 
cuando  méno8''de  un  cinjijano  los  asientos  de  minas'  y  los  pueblos  ca- 
bezas de  partido,  para  que  sean  atendidos  los  infelices  que  hoy  yacen 


12  ABA 

*'  sin  auxilio^  de9pues  de  consumir  »u  Hmgrt  por  nosotros  desenirañandú  la 
'^  fien  a.  Con  el  mismo  objeto  podrán  irse  formando  peqnefios  hospitales^ 
^^*  donde  aquellos  tengan  con  que  reparar  sns  fuerzas  abatidas,  y  para  que 
^  no  suceda  lo  que  se  observa  ahora  con  dolor  de  la  humanidad,  esto 
"  08,  que  varios  pequeños  hospitales  han  sido  cerrados,  y  ocupados  sus 
**  bienes  |>or  algunos  vecinos  con  gravísimo  cargo  de  sus  conciencias. 
"  £1  colegio  de  Lima  será  un  centro  á  donde  anualmente  se  remita  de 
"  todas  las  enfermerías  un  estado  de  los  enfermos  que  en  ellos  se  han 
''curado,  las  observaciones  que  se  han  hecho,  la  asistencia  que  allí  ha 
--'*  habido:  firmado  todo  por  el  profesor  á  cuyo  cargo  se  hallase,  y  ratifi- 
"  cado  eu  la  misma  forma  por  el  párroco,  alcalde  ó  diputados  del  lugar. 
"  La  reunión  de  las  observaciones  de  que  se  ha  hecho  mención,  servirá 
''  para  que  se  escriba  una  medicina  adaptada  á  estos  naturales,  y  á  los 
"  climas  en  que  viven:  los  profesores  que  por  sus  destinos  deben  incu- 
'f  bar  mas  en  la  Botánica  y  en  la  Química,  serán  de  sumo  provecho  á  los 
**  intereses  del  Perú,  los  unos  en  el  descuhrímiento  de  nuevas  plantas 
''  titiles  á  la  medicina,  ó  al  comercio:  los  otros  en  el  análisis  de  estas 
"  mismas  y  del  inmenso  número  de  minerales  que  posee  este  neo  impe- 
^'  rio.  Y  cuando  el  Colegio  llegue  á  estado  de  publicar  los  trabajos  de  sus 
*'  individuos  derramados  por  la  América  del  Bur,  sus  anales  seráii  los 
"  mas  preciosos  del  orbe  literario". 

Luego  entró  á  tratar  de  la  necesidad  de  fondos  para  construir  ol  edifi- 
ficio,  costear  instrumentos,  pagar  sueldos  y  dotar  becas.  Excitó  á  las  au- 
toridades para  que  promoviesen  suscripciones  entre  las  personas  acomo- 
dadas, que  era  de  esperar  contiibuyesen  con  lo  posible  por  una  sola 
vez,  ofreciendo  publicar  sas  nombres.  Y  en  lo  relativo  á  las  becas,  pre- 
vino que  cada  intendencia  y  obispado  se  esforzasen  á  costear  por  lo  me- 
nos seis,  proporcionando  doscientos  pesos  anuales,  ó  trescientos  por  cada 
una,  si  los  jóvenes  por  desvalidos,  no  tuviesen  quien  les  asistiese:  cada 
ciiidacl,  villa  ó  pueblo  notable,  concnrriria  con  una  part-e  de  sus  entradas 
do  propios,  pudiendo  aplicarse  también  algunos  sobrantes  de  los  hospi* 
tales  bien  rentados  y  de  otras  instituciones  piadosas,  ó  establecimientos 
que  contasen  con  recursos.  Ordenó  se  suprimiesen  en  las  universidades 
y  colegios  las  cátedras  que  hubiese  para  enselíanza  de  medicina,  aplicán- 
dose su  dotación  al  fondo  de  becas;  y  que  en  último  caso,  se  apelase  para 
ayudar  á  cubrirlo,  al  arbitrio  de  las  erogaciones  particulares.  Que  para> 
esto  se  formasen  Juntas  en  las  capitales,  una  eclesiástica  y  otra  secular, 
para  entender  en  la  colectación  y  demás  neces'ario,  especialmente  para 
elegir  por  votación  á  los  Jóvenes  que  debieran  atenderse  con  las  becas 
entre  los  pretendientes  que  supiesen  latin,  filosofía  &,  sin  que  pudiesen 
se»  admitidos  los  hgos  de  personas  pudientes,  bien  que  tendrían  entra- 
da en  el  Colegio  costeando  los  gastos. 

Puso  fin  á  la  circular  con  las  frases  siguientes "los  moradores  del 

"Perú,  cuya  franqueza  y  liberalidad  son  conocidas  en  todos  los  pai- 
*'  ses  á  donde  ha  llegado  su  nombre,  darán  también,  por  los  medios  pro- 
"  puestos,  el  ejemplo  mas  noble  de  hacer  felices  á  los  nifios  nacidos  en 
"  pobreza:  aumentar  por  su  medio  una  población  honrada:  introducir  el 
"  orden, la  caridad,  la  dulzura  vía  ciencia  de  los  hospitales,  mudando 
"  estos  sombríos  palacios  del  dolor  y  de  la  muerte,  en  albergues  risueCos 
»'  de  la  salud:  eu  una  palabra,  ilustrar  al  Perú  y  consolar  y  beneficiar 
"  á  todas  las  clases  de  gentes  que  le  habitan,  en  las  circunstancias  mas 
"  dblorosas  que  rodean  al  hombre,  cuales  son  las  enfermedades." 

El  Vireyeíijió  para  la  fábrica  del  Colegio  una  localidad,  que  recibió 
por  nombro  el  de  San  Femando,  muy  apropósito,  pop  hallarse  entre  los 
iiospi tales  de  Santa  Ana  y  San  Andrés,  á  cuyo  fin  so  demolieron  las  ca- 


ABA^  13 

4MYÍejaaqiioalli«xífttiaii.  El  I^esbftero  D.  Mátias  Mftestro  díriiió  1» 
coxwtniceioii  como  urqniteoto  y  administrador,  prineipiáiidola  el  18  de 
Jtilio  de  180&  y  en  1?  de  Oetabre  de  1811,  quedó  concluido  él  primer  patio 
alto  7  iM^o.  Loe  fondee  obtenidos  para  eeta  obra  subieron  á  79|e68  pesos 
con  esta  procedencia:  de  particulares  17.191^  del  Arzobiipo  para  una 
beca  6,000;  de  D.  L.  Alara  para  dos,  10,000:  del  Canónigo  Queiejaeu  en 
parte  de  otra,  1,300:  de  Tentado  materiales  del  edificiodestruido,  3,478: 
de  alquiler  de  tiendas  'accesorias  2,222. — ^La  cuenta  de  inversión  arrojó 
el  easto  de  74,756.— Pago  de  principales  y  réditos  del  sitio  18,600:  mate- 
riales, maestros,  obreros,  peones  A  63,742:  imprenta,  instrumentos,  en- 
aeres  &?— ^414.— El  sobrante  de  4,912  pesos  se  invirtió  en  comprar  el  si- 
tio y  pagarla  obra  del  jardin  Botánico  situado  á  inmediación  del  pan- 
teón.— IM  clases  designadas  al  Colegio  fueron  de  Matemáticas,  Fuiea 
esperimental,  Química,  Historia  natural.  Medicina  y  Cimjíi^  Idiomas, 
DibiiHo  y  Taquigrafía. 

El  jProtomedico  general  Dr.  D.  Hipólito  Unanne,  in&tigable  en  pres- 
tar su  provechosa  cooperación  á  los  planes  del  Virey,  influyó  de  distin- 
tos modos  á  que  se  efectuara  el  proyecto  de  que  creemos  Alé  el  primer 
Autor.  Bus  servicios  fueron  remarcables,  y  se  estendieron  hasta  propor- 
cionar arbitrios  y  ahorros  á  los  cuales  se  debió  la  fábrica  del  refectorio, 
sala  de  historia  natural,  libreria  y  otros  objetos  no  comprendidos  en  la 
cuenta.  Unanne  formó  en  13  de  Agosto  de  1809  el  plan  de  estudios  del 
Coleeio,  y  estos  se  hicieron  al  mismo  tiempo  que  prog^resaba  la  obra  ma- 
terial de  la  casa,  siendo  el  primer  Rector  el  Presbítero  Dr.  D.  Fermin 
Goya^  natural  de  Yizcava.  Principiaron  á  funcioAar  las  cátedras  mas  ne- 
cesarias, como  la  de  Clmica,  con  la  renta  de  600  pesos  costeada  por  el 
Cabildo. — ^Aplicáronse  al  Colegio  500  pesos  del  Anfiteatro  de  anatomía 
que  existía  en  el  Hospital  de  San  Andrés  desde  1792,  y  se  ineoiporó 
al  Colero,  lo  mismo  que  las  cátedras  de  Medicina  y  Matemáticas  de  la 
Universidad  de  San  Marcos,  donde  eran  inútiles  }>or  no  haber  estudiantes, 
y  se  pasaban  á  los  que  las  poseían  sin  ejercer  sus  funciones. — ^El  89  de 
Minrode  1810  víspera  de  San  Femando^  dieron  los  primeros  alumnos 
exunen  de  Anatomía,  Fisiología  y  Zoología  ante  el  virey  á  quien  ese 
acto  fué  dedicado. 

Ya  la  Biblioteca  poseía  como  dos  mil  libros,  cinco  mil  descripciones  de 
plantas  peruinM,  setecientos  dibtgos — ^mas  de  cincuenta  muestras  de 
Cascarillas  recojidas  por  Tafalla:  ún  excelente  hervario,  una  colección  de 
conchas  arreglada  por  Bompland  y  un  surtido  de  instrumentos  de  ciru- 
jía. — ^El  Colegio  procuró  con  empeño,  y  mediante  las  erogaciones  de  va- 
jrias  personas,  fundir  letras  para  surtir  su  imprenta,  con  el  fin  de  oonti- 
nnarla  publicación  del  antiguo  ''Mercurio  Pemano."  £1  Bey  aprobó  la 
creación  del  Colegio  de  San  Femando  en  Mayo  de  1815. 

Desde  el  afio  de  1802  por  decreto  real  de  23  Mayo,  se  habla  dispuesto  la 
creación  de  un  Colegio  de  Abogados  en  Lima,  con  las  mismas  bases  y  pre^ 
rogativas  del  de  Madrid,  y  según  las  constituciones  one  vinieron  al  Vi- 
rey con  cédula  de 31  de  Jaliode  1804,  previniendo  se  adicionaran  en  cuan- 
to se  estimase  conveniente^  Formados  los  estatutos  por  varios  abogados 
de  altarepu1»cion,sepnbliearon  en  1808,  afto  en  que  el  Virey  Abascal 
verificó  la  solemne  instalación  de  dicho  Colegio,  que  llevó  el  dictado  de 
Hlustre,^  Véase  Bravo  del  Rívoto,  D.Tadeo. 

Es  ya  el  momento  de  escribir  aquí,  que  las  convulsiones  acaecidas  en 
Espafia^  obligaron  al  Rey  Carlos  iV  á  abdicar  la  corona  en  su  hijo  Fer- 
nando príncipe* de  Asturias,  en  19  de  Marzo  de  1808.  El  Virey  Abascal 
dijo  en  su  Memoria,  que  la  proclamación  en  Lima  de  Femando  Vil  ftoé 
el  asunto  mas  jprave  y  mc>}or  desempeffado  de  cuantos  ocurrieron  en  la 


14  ABA; 

época  de  su  Gobierno.  Tuvo  i^azon  ai  Jactarse  de  un  becho  qne  él  detenni* 
nd  anticipar  á  las  órdenes  oficiales,  y  al  conocimiento  de  lo  que  pasaba  en 
la  Península:  porque  sospechándolo  ya,  con  su  penetración  y  Buspioa-- 
cia^  quizo  prevenirse  apresurando  esa  ceremonia  para  distraer  y  compro- 
meter á  la  sociedad  Peruana,  antes  que  se  impresionara  con  sucesos  que 
el  Yirey  no  sabía  hasta  que  punto  podían  ser  da&osos  á  sus  designios 
de  conservar  el  dominio  Espafiol  en  Sud-América. — Xas  noticias  que  es- 
taban al  alcance  del  público  eran  confusas  y  aun  dudosas,  á  causa  de  la 
incomunicacioi^  motivada  por  la  guerra  con  la  Oran  Bretafia.  Cuando 
todo  estaba  ya  dispuesto  para  la  jura  en  lima,  se  recibieron  las  cédulas 
espedidas  al  efecto  en  la  íorma  de  estilo  el  10  de  Abril:  mas  antes  de  que 
se  cumplieran,  llegaron  otras  también  oficiales,  emanadas  del  Bey  Pa-  . 
dre,  qi^ien  disponía  en  4  de  Mayo  se  reconociese  por  Bejente  del  Keíno 
y  su  lugar  Teniente  General  al  Príncipe  Murat,  Gran  Duque  de  Berg,  por 
que  había  reasumido  el  mando  que  la  fuerza  y  la  violencia  le  arranca- 
nm  con  la  abdicación  de  que  protestó  al  tercer  día.  Vino  también  la  re- 
nuncia de  Femando  hecha  en  6  de  Mayo  en  favor  de  su  Padre,  sosténi-  - 
da  como  los  demás  actos  con  las  órdenes  y  cartas  del  Consejo  de  Indias 
y  con  reales  cédulas. — ^Bevocó  Femando  los  poderes  que  había  dado  á 
la  junta  que  quedó  gobernando  en  su  nombre  en  Madrid  y  ésta  prestó  á 
ello  puntual  obediencia. 

Abascal  hechando  todo  á  un  lado,  y  sin  dar  la  menor  espera,  para  ver 
con  mas  claridad,  no  aguardó  ni  los  preparativos  de  costumbre,  y  desig- 
né el  13  de  Octubre  en  lugar  del  1?  de  Diciembre  que  era  el  dia  que  te- 
nia £ijado  desde  que  ricibió  las  primeras  órdenes;  y  para  disimular  la  fes- 
tinación con  que  procedía,  hizo  el  aparato  de  reunir  el  real  acuerdo  es- 
traordinariamente,  y  luei^o  una  junta  general,  apareciendo  sancionado 
por  unanimidad  lo  que  él  tenia  ya  resuelto  y  bien  manejado  de  una  ma- 
nera privada.  £n  el  acuerdo  se  deliberó,  en  8  de  Octubre,  desconocer  la 
protesta  de  Carlos  lY  y  la  renuncia  de  Femando,  jurar  á  este,  y  tener 
por  legal  la  abdicación  del  Bey. — ^En  su  misma  Memoria  cuenta  que 
^por  un  secreto  impulso  de  su  corazón  y  arrostrando  las  dificultades 
"  de  una  ciega  incertidumbre,  alumbró  á  la  Junta  el  camino  seguro  que 
*'  debía  conducir  almas  alto  honor  de  proclamar  y  jurar  al  mejor  sobera- 
*^ju>  del  mundo  digno  de  serlo  en  Espa&a,  el  suspirado  Femando!- Apar- 
''  tandome,  dice,  de  aquellas  lentas  fórmulas  á  que^son  inclinados  por  edu- 
"  oacion  y  por  principios  los  Ministros  que  forman  ios  Tribunales,  lea  di  el 
**  hUo  para  salir  del  laberinto  de  contradictorias  disposiciones  en  que  nos 
«  hallábamos  sumerjidos.'' 

.  Es  visto  que  Abascal  abrazaba  el  partido  de  Femando  y  tenía  por  li- 
bre y  espontánea  la  abdicación  forzada  de  Carlos  lY  sin  traer  para  nada 
á  cuenta  la  conspiración  de  aquel  Príncipe  contra  su  Padre  por  la  ainbi- 
oion  de  mandar,  y  que  para  ello  había  entrado  en  relaciones  con  Napo- 
león buscando  su  apoyo. — ^El.haber  sido  revocada  la  abdicación  por  el 
Bey,  s^  protesta  dictada  inmediatamente,  y  la  renunciado  Femando  pa^ 
ra  que  volviera  á  reinar  su  padre,  eran  para  el  Yirey  del  Perú  hechos 
que  no  merecían  considerarse. — ^Nada  podía  saberse  en  Lima  por  enton- 
ces de  la  cesión  que  Carlos  lY  hizo  después  en  Bayona  á  favor  del  Empe- 
rador^ y  si  se  tenia  por  violenta  la  renuncia  que  en  seguida  hizo  Feman- 
do de  todos  BUS  derechos  cenfiriéndolos  también  á  Napoleón,  la  misma  , 
rosoiL  había  para  que  se  calificase  de  írrita  y  nula  la  cesión  del  Bey  Car- 
los como  efecto  de  igual  coacción  y  fuerza. 

£1  .tiempo  y  los  sucesos  pedieron  favorecer  la  conducta  del  Yirey;  jior- 
que  cautivo  Femando  y  levantada  una  gran  parte  de  la  monarquía  ,con<> 
tra  el  nuevo  Bey  José  Napoleón,  era  razonable  que  Abascal  patrocimase 


ABA  16 

Ib  cansa  de  la  antigua  dinastía  y  no  la  de  la  nueva,  annqne  la  sostnria- 
cea  tantos  hombres  distinguidos  de  la  Península:  aceptando  esta,  eorrfa 
el  granjMligTo  de  que  la  América  no  queriendo  someterse  al  Rey  extnua* 
jero,  y  sirriéndose  de  protesto  tan  Justo,  sacudiese  el  yu^  de  un  Virey 
que  era  el  mas  poderoso  obstáculo  para  que  se  promoviese  la  indepen- 
dencia. 

£1  noble  carácter  peruano  se  interesó  perla  suerte  del  principe  pri- 
sionero, prescindiendo  de  que  él  y  el  Padre  habian  entregado  la  Kaoiotí 
al  Emperador  Francés;  y  sin  ftiarse  en  la  astucia  del  Virey  ni  compren- 
der las  miras  que  abrigaba,  aplaudió  su  idea  £sTorita  ''de  que  no  era  la 
**  ocasión  de  pensaren  mas;  porque  de  hacerlo,  padeceria  él  honor  de 
''  pueblos  y  vasallos  acreditados  de  leales.  Los  que  no  adm.tian  las  sr- 
gestiones  del  Virey,  alcanzando  á  penetrar  sus  verdaderos  designios,  no 
podían  hacer  otra  cosa  jwr  la  libertad  del  pais,  que  trabajar  en  secreto, 
pero,  con  el  desaliento  que  nace  de  la  imposibilidad  de  luchar  de  una 
manera  abierta  con  la  fuerza  material,  y  con  el  prestíjio  del  poder  que 
sé  hallaba  en  manos  inteliientes  y  previsoras. 

La  verdad  histórica  no  debe  apariíarse  nunca  de  esta  clave,  siendo  la 
única  senda  en  que  quedará  á  salvo  de  escollos^  y  en  ella  se  enoontras 
rán  los  motivos  por  qué  absolutamente  fué  posible  er^ir  en  el  Perd  las 
juntas  que,  á  ejemplo  de  las  establecidas  en  Espalla,  debieran  dar  aquí 
campo  ai  espíritu  de  independencia  á  la  sombra  de  conservar  ilesos  los 
derechos  de  la  monarquía. — Si  se  habian  er^ido  en  la  Península,  con  per- 
juicio acaso  de  la  rápida  unidad  de  acción,  tan  precisa  para  la  guerra, 
ipor  qué  no  era  licito  se  creasen  en  las  provincias  de  América,  donde  la 
distancia  no  ofirecia  embarazos?  La  respuesta  es,  que  no  lo  permitía  el 
Virey  que  queria  ser  él  solo  el  depositario  del  poder  Supremo,  y  veía 
muy  claro  que,  de  lo  contrarío,  tenia  que  suijir  la  necesidad  de  la  eman- 
cipación. Y  no  se  olvide  que  hacer  un  trastorno  en  el  Perú  y  especial- 
mente  en  Lima,  segunda  Metrópoli,  robusto  centro  de  las  ftierzas  flineas 
y  morales  de  que  cQsponia  una  autoridad  ilimitada,  no  era  lo  mismo  que 
ejecutarlo  en  diferentes  capitales  lejanas,  unas  desguarnecidas  y  regidas 
por  hombres  incapaces,  otras  M>oyadas  en  emergencias  y  oportunida- 
des ñivorables  de  que  lesíuéfacil  aprovecharse. 

£1  Virey  tuvo  oportuno  conocimiento  de  la  venida  al  Brasil,  de  la  fa- 
milia real  de  Portugal  y  la  consideró  de  muoho  riesgo  para  la  conserva  • 
don  délos  intereses  Peninsulares  en  Sud  América,  desde  que  la  Infflater- 
.  ra  que  la  protejia  tenia  allí  una  ftierte  escuadra,  y  no  escusaba  medios  pa- 
ra establecer  su  comercio  en  estos  dominios,  y  dafiar  á  la  Espafta  promo- 
viendo las  turbulencias.  El  Ministro  de  relaciones  esteriores  de  Portugal, 
B.  Bodrigo  de  Sonsa  Continho,  buscó  el  modo  de  introducir  el  comercio 
libre  por  el  Bio  de  la  Plata;  tentó  en  1809,  al  Cabildo  de  Buenos  Aires 
para  conmover  los  ánimos  de  los  habitantes,  y  convidó  al  Virey  para 
que  se  sometiese  á  la  protección  de  su  Gobierno;  haciendo  por  medio  de 
un  enviado  promesas  muy  seductoras,  y  concluyendo  con  amenask^  des- 
pués de  desacreditar  al  Gobierno  Espaflol  y  concitar  las  quejas  de  los 
Amerijcanos.  Todo  esto  fué  rechazado  por  el  Virey  Liniers  que  estaba  en 
comunicación  seguida  con  el  del  Perú. 

Pero  relevado  con  el  Teniente  General  de  Marina  D.  Baltasar  Hidal- 
go de  Cisneros,  logró  el  almirante  Sir  Sidnev  Smith  se  admitiera  el  co- 
mercio de  los  Ingleses  en  el  Plata,  y  estos  formaron  casas,  y  aun  esta- 
blecieron un  juzgado  mercantil.  Aquel  Almirante  hizo  creer  que  venia 
una  Escuadra  Francesa  con  tropas  de  desembarco,  en  circunstancias  de 
estar  ya  en  las  fronteras  un  ejército  Portugués. 

EncuantoalP^rú,  Abascal^  elAtMbispo,  la  Andi«nda,  los  Obi^^, 


16  ABi 

Cabüdof  y  altanos  partícoUres,  reeil^ieroii  al  mes  de  proclauíado  en  lA- 
ma  FemandovIIy  cartas  en  nombre  de  la  Infanta  D?  Carlota  Joaquin» 
de  Borbon,  Bebente  de  Portngal,  animando  á  todos  para  mantener  la  obe- 
diencia á  sn  padbre  el  Bey  Carlos  IV.  desentendiéndose  como  era  natural 
de  la  abdicación. — ^Después  de  esto  llegó  al  Callao  una  fragata  Ingles» 
con  cargamento  que  valía  un  miUon  de  pesos:  el  sobrecargo  traía  titnl<» 
de  correo  de  gabinete  de  aquella  princesa,  y  una  recomendación  para 
que  se  le  permitiese  hacer  negocios;  dando  á  entender  que  en  breve  ven- 
dría  Á  Lima  el  Infante  D.  Pedro  Á  mandar  el  Perú  en  nombre  de  Carlos 
lY. — Fué  también  portador  de  otra  carta  del  Almirante  Smith/para  qua 
ae  abriese  el  comercio  directo  con  su  nación,  á  mérito  de  la  nueva  alian- 
a»  de  Espa&acpn  Inglaterra. — Abascal  se  negó  á  todo  con  eneijía,  despi- 
dio  al  citado  sot>recargo  j  mandó  saliera  sa  buque  inmediatamente. — ^La 
Audiencia  á  quien  él  había  ocurrido  mientras  se  mantenía  oculto,  le  ad- 
mitió sus  recursos  y  pidió  los  autos;  mas  el  Yirey  se  resistió  de  }>lano 
diciendo  '^que  él  era  el  único' Juez  privativo  del  caso, 

Abascal  fué  muy  opuesto  á  toda  concesión  sobre  libertad  de  comercio!, 
y  aunque  el  país  carede^  de  muchas  mercaderías  y  el  contrabando 
menguase  las  reuta^  él  protejiaá  los  monopolistas  de  Cádiz  é  informa- 
ba contra  el  tráfico  estrangero,  que  ya  se  hacia  indispensable.  Véase  so- 
bre esta  materia  él  artícufo  "Albueme". 

En  1808  tuvo  el  Virey  órdenes  del  Gobierno  existente  en  Espa&a,  pa- 
ra que  en  caso  de  aparecer  en  el  Perú  los  Beyes  Padres,  no  fuesen  reci- 
bidos, y  se  les  remitiese  á  España  con  segundad. — ^£1  8  de  Noviembre 
de  ese  mismo  año,  se  publicó  en  Lima  la  declaratoria  de  guerra  á  Fran- 
ela dictada  por  la  Junta  centraL  No  dice  Abascal  en  su  memoria  si  se  le 
tentó  para  someter  el  Beino  al  Bey  José  I.  (silenció  otras  cosas  que  no 
le  convendría  referir  en  ese  documento).  Parece  indudable  que  recibió 
invitaciones  al  efecto;  y  es  de  creerse  así  desde  que  el  Conde  de  Sasse* 
nag  vino  á  Buenos  Aires  como  emisario,  para  tratar  de  ese  plan  con  el 
Virey  Liniers,  quien  lo  contuvo  y  desengañó  de  una  manera  esplíoita  y 
perentoria. 

En  1810  se  publicó  en  Lima  de  orden  del  Virey,  un  *'manifie9to  cernea 
"  loa  inetruookmea  dadas  por  el  Emperador  de  loe  Franoeeee  á  sue  enUtarioSf 
**  deetinadoe  á  iñAewUvr  la  mihvereion  de  las  AmérUxuP.  En  el  artículo  1?  se 
les  prevenía  que  persuadiesen  de  que  S.  M.  no  deseaba  mas  que  dar  li- 
bertad aun  pueblo  esclavo  y  obtener  su  amistad  y  el  comercio  de  sus 
puertos.  En  el  2?  que  para  dio  auxiliaría  con  tropas  y  demás  necesario. 
jP  Que  permanecerían  los  caudales  en  el  país  en  vez  de  enviarse  á  Es- 

Sa&a.  4?  Que  los  emisarios  ganasen  la  voluntad  de  los  funcionarios  po- 
íticos,  y  de  los  curas  y  religiosos  sin  omitir  gastos,  á  fin  de  que  sedi^esen 
en  el  confesonario.  5?  Que  fomentasen  el  odio  entre  Europeos  y  Ameri- 
canos; que  no  hablasen  de  la  Inquisición  y  eclesiásticos  sino  favorable- 
mente. 6?  Que  el  Bey  de  Espafia  no  existia,  siéndolo  solo  el  Emperador." 
£1  dicho  manifiesto  se  encargaba  de  combatir  y  refutarlas  instrucciones, 
concluyendo  por  pubUcar  oficiahnente  los  nombres  de  los  seis  emisarioa. 
jDe  elloB,  el  visoaíno  D.  Luis  Ascarraga  era  el  destinado  al  Perú  y  Gna- 
yM|uil. 

£1  misrao  a&o  de  1810  hizo  el  Virey  la  reedificación  del  local  que  ocupa- 
ba el  Colegio  del  Príncipe,  instituido  en  Lima  deede  tiempo  remoto  p»- 
xa  indígenas  nobles;  el  cual  poseía  una  parte  del  antiguo  convento  de 
fian  Pablo  desde  que  fueron  espulsados  los  Jesuítas.  Para  esta  obra  hu- 
bo donativos  y  otros  reouisos  que  se  tocaron  sin  gravar  al  Ebracio:  la 
Universidad  erogó  mil  pesos.  Como  el  Virey  no  d^aba  pasarlas  ocasio* 
nasi  y  por  medio  4epz0oljKnaA«xeitaba  loe  áníBiOfl  en  pxoTeehodelacau- 


I 


MBk  17 

*hao  hAkiaa  caonouido  otra  tox  que- 1*  del  honor:  qne  1Á6  délia  1m  en* 
"  cías  á  aonlixe  del  SoAiemno,  y  que  elevorüi  haataél  trono  «a  fldeliaad 
"  y  ana  méritos.  Vuestco  Yirey  oe  lo  aaeguiay  y  oree  tonar  4avMho  á 
'*  Tuwtca  o^ilaoaa,  deapaaa  da  tantaa  pruabas  ^na  os  ha  dado  da  au  ad- 
'^  hMloDy  y,  «un  maa  abons  que  oon  la  raediñcaoioa  dal  niinoao  Colmo 
"  da  Yoostcoa  aoblaa,  os  abra  ala  par  al  oammo  da  la  instniccioiiy  da  Toa 
"  honores  y  ampiaos.^ 

.  Desde  qua  ocnrrióla  iavasioii  da  Boanos  Aires  por  loe  ingleses,  al  Yi- 
ray  Abasoal  no  oesóde  empellar  la  hacienda  y  ajpji'  eaudales  á  los  par* 
tleolares  hasta  empobreoar  á  machos.  Unas  veces  con  títolo  de  donatir 
TOS  freoaentes  que  se  llamaban  Tolontarios;  otras  por  medio  da  aeot»- 
monas  que  hasta  llagarou  á  denominarse /ar;;o8af;  se  dasvivia  por  enviar 
4  Rspafta  anxilioa  peonniaríos,  cuando  las  entradaa  fiscales  del  Perú  n» 
bsataban  para  los  gastos  naturales,  y  mucho  menos  par»  los  eatraordi* 
nanos  y  cuantiosos  que  demandaba  la  guerra  sostenida  por  el  Yíiey 
contra  loa  de  Quito,  Alto  Perú  y  Chile.  Pero  Abase  al  distante  da  conlór» 
laarse  con  la  conservación  de  su  vireinato,  se  proponía  reconquistar  al 
territorio  del  Sor  hasta  el  Bio  de  la  Plata,  y  por  el  Norte  aun  mas  allá 
de  Juanambú.  Parece  increíble,  pero  es  eviduite  que  en  1809  estnOo  da 
aolo  la  ciudad  de  Qnamanga  el  intendente  (yHiggins,  un  donativo  da 
diest  Y  siete  mil  pesos.  A  cMa  naso  se  sancionaba  un  nuevo  arbitrio  para 
reunir  fondos:  las  exiicciones  m  revestía  el  Yirey  oon  oaracterea  di  ver» 
ao^  y  hucia  que  se  aoorAascí^  aa  Juntas  y  consejos  de  funcionarios  y  va- 
oinoe^ai^  qu^  3o  prev^Ueia  otra  vos  ni  voluntad  que  la  su^a.  Ciromaba 
fioaveiites  maiiinestos  y  proclamas,,  estiimulando  a  los  habitantes  con  el 
amor  á  la  Patria  y  al  infortunado  Bey,  para  que  proporcionasen  dinero^ 
y  a^  esplQta]»%  á  una  sociedad  inocente  y  bondadosa,  de  cuya  crédula 
<x>nfianza  no  dejada  á  sus  solas  de  burlarse. 

XiOS  donf^tÍT094ados  por  el  Departamento  de  Arequipa,  con  motivo  da 
as  guerras  de  Espa&a  desde  fiues  del  siglo  pasado,  y  de  la  Independen-r 
eia  en  Am<6rida,  sumaron  hasta  IB15  roas  de  400,000  pesos  según  los  es-: 
tades  de  este  ramo,  formados  por  la  tesorería  de  aquella  ciudMl  y  publi- 
caidois  en  Gacetas  de  Lima  del  atio  de  1816. 

En  una  de  sus  j^roclamás.  lá  dé  29^  de  Novlétnbre  de  1808.  decía. 

*f  Cuando  en  las  tierras  de  la  madre  £spa&a  no  hay  uno  solo  de  vuestros 
**  padres  y  hermanos  que  no  oírea;ca  gastoso  sus  haciendas,  su  vida  y 
^' todo  su  ser,  cuando  los  mismos  ingleses  nos  franquean  a¿9t»¿ereMda- 
**  mente  q^b  escuadras  y  caudales,  ^quien  ha  de  imaginarse  que  respire  uno 
*'  solo  de  vosotros  que  se  escuse  de  contribuir  con  cuanto  le  sea  posible  ú 
"  la  causa  comunF  ^* 

£n  todo  el  período  de  este  Yirey  se  vieron  publicadas  interminables 
listas  de  las  erogaciones  ^^tultas,  hasta  del  clero  y  los  empleados,  pues 
nadie  quedó  sin  contribuir  una  y  mas  veces.  £l  dispaso  de  los  fonaosde 
c^jas  de  comunidades,  de  indígenos^  de  establecimientos  piadosos  y  hasta 
da  cofradías,  sin  respetar  la  propiedad  ni  los  fines  sagraddos  de  tantas 
rentas  distraídas  de  su  leeítimo  destino.  £1  Tribunal  aél  Consulado  era 
la  principal  columna  de  Abascsl^  para  esquilmar  (í  los  capitalistas,  por 
medio  de  derramas  y  de  empréstitos.  I/>s  hubo  varias  veces  de  creciaas 
sumas  y  uno  de  ellos  pasó  de  un  millón  de  pesos.  Se  reconocían  estas 
eantidades  con  un  interés  de  6  f^S  sin  fondos  de  amortización;  y  para 
dar  recursos  al  Consulado,  para  pagar  réditos,  y  poder  franquear  por  sí 
inixílios,  se  impusieron  al  comercio  gravámenes  adicionales  bi^o  las  de- 
nominaciones de  Conario», Subvención, Fñhiótioo, ArHtrios  eóhre trigo yoebo, 
C^fincvld,  Subwntíkon  timnio^ial,  Tgualwion,  de  Ueito  éiUcUo  comercio  ^  Diese 

3 


18  AfiA 

también  «1  Commladó  el  producto  d«im5f^,  qneoedatcofitabfteiitoda^ 
pago  que  hacia  la  Seal  hadend»  á  sus  aoreedovee^  aieiido  ésto  un  arbi- 
trio  de  los  qne  entonóos  se  tocaron  para  tanto  gasto  estraoidinario. 

£1  Consolado  oprimía  al  comercio,  y^con  esto  f  stié  antitfooB  feeniBtía, 
hizo  cuantiosos  doiiatiyOs.  armó  buques  en  diferentes  opmianidades,  cu- 
brió gastos  para  las  cspedicionee  ciontra  CMle,  nfttñtn^o  por  ñn  a&o  mil' 
soldados  á  16  pesos  mensuales  cada  nno^  y^con  anterioridad^  habi»  preii- 
tado  muchos  otros  servicios  de  que  se  hace  memoria  en  los  articúleos  re- 
lativos á  Ysirios  Tiréyes.  Aoítes  de  empegar  láA  guerras  del  presente  6i- 
glo,  reconocia  el  Consulado  como  tres  millones,  Si  interés  de  uno,  dos  y 
tres  por  Ciento  al  afio,  cujas  imposiciones  acreíditaban  la  confianza  po-- 
blicaj  y  eran  destinadas  a  obras  pias,  misiones,  fiestas,  eapellanias,*  do-^ 
tes,  hospitales,  monasterios,  cárceles  ¿tf  &?  Peib  después,  habiendo  to- 
mado á  BU  cargo  ingentes  cantidades  por  les- auxilios  y  empréstitos  da- 
dos al  Qobiemo,  subieron  las  obligaciones  á  que  era  responsable,-  á  nni- 
ebo  mas  de  siete  millones.   No  habiéndose  consolidado  estes  capitales^ 
ñieroH  enafenándolos  sus  duefios  á  precios  ínfimos^  y  por  eso  se  hallan 
enüefanosdepotooBindlTiduosque  aspiran  á  ponerlos  en  giro.   El  Era- 
rio peruano  no  es  pac  esto  deudor  á  1»  Espa&i^  y  solo  la  ignorancia  6  1» 
mala  fé  pueden  creer  que  ella  tenga  derecho  á  interrenir  en  Semejante 
asunto. 

Abascal  para  hacer  frente  <  los  ruinosos  gastos  motivado^por  s«  polí-^ 
tica  y  planes,  eleyó  á  siete  por  ciento  el  derecho  de  alcabfu»:  fiumentó 
los  de  Aduana  y  los  de  la  plata.  Estableció  las  pensiones  éé  predios  ur^ 
baños  y  rústicos  desconocidas  hasta  entonces.  Gravó  la  sal^  el  arro2í,"éÍ 
vino  del  país,  v  muchos  otros  artíoiQos.  Impuso  contribuMcmee  al  Teiir' 
tro,  fondas,  cafóos,  tambos,  coches,  calesas,  y  balancines/      "'    /         ' 

Tales  diosas  y  muchas  otrás^  que  para  no  alargar  uiasesté  lirosqtcejo  hay 
necesidad  de  omitir,  ñieion  ejecutadas  por  el  vlrey  Abascál  en  materia 
ae  hacienda,  naDiendóIa  dejado  on  el  mas  notable  abatlíáiento  al  con- 
cluir su  período  de  mando.  El  Pei-ú  que  por  imposibilidad  absoluta  nbf 
operó  en  mayor  escala  la  revdlñcion^  aherrojado  en  todas  pairtes por  nu- 
merosas fuerzas;  esperimentó  el  sacnfloio  de  sus  iuteté^es,  quedando  ex- 
hausto de  recorsos  por  la  ambMon  de  nombradía  y  fama  de  un  Vlrey, 
cuyos  talentos  y  arte  jtara  gobernai'.  se  emplearon  tanto  en  favor  del. 
egoísmo  del  mandatario.  Para  cumplir  sus  deberes  no  necesitaba  habe^ 
propasado  los  lindel^os  oue  bastaban  á  la  satisfacción  de  sus  compromi- 
sos de  hombre  pdblico.  rero  hizo  mucho  nías  saltando  barreras  vedadas, 
y  á  costa  del  Perú  volvió  Á  bvL  país  á  recibir  las  clásicas  recompensas 
que  eran  el  verdadero  objeto  de  soíS  ensuefios.  En  obsequio  á  la  jnstlr 
cia  diremos  que  por  su  parte  hizo  erogaciones  y  préstamos  cuantiosos  al 
Erario.  £1  átio  de  180d,  dio  de  donativo  al  Rey  mez  mil  pesos.  En  11  de 
Enero  de  1810  exhibió  Otro  de  21,903  pesOs  que  importaba  el  derecho  de 
inedia  anata  por  el  cargo  de  Yirey,  y  cuyo  pago  al  ser  nombrado  se  le 
dispensó  por  real  orden  de  27  de  Marzo  de  lSJ6,  Entregó  también  en 
Tesorería  41,581  pesos,  que  dijo  tener  de  ahorros,  y  ser  la  £)te  de  su  hija 
única.  Abascal  ctlidó  ademas  de  imponer  á  rédito  cantidades  de  dinero 
suyo  para  socorro  de  tiudas  y  huérianos  de  los  patriotas  asturianos;  pot 
lo  cnal  la  Junta  general  del  principado,  le  nombró  diputado  de  ellade-^ 
clarándole  benemérito  de  la  provincia. 

£1  €k>biemoque  habia  en  España  (titulado  Consejo  de  BlegenciaJ  á  vis- 
ta de  las  difererentes  remesas,  de  dinero  enviadas  por  Abascal  en  auxilo 
de  la  Península,  como  si  en  el  Perd  hubiera  habido  caudales  sobrantes  v 
no  existieran  necesidades  graves  y  premiosas,  autorizó  al  Yirey  por  oé- 


ABA  19 

<lula  especial  do  12  de  Manso  do  1809,  y  le  ordenó  levautar  un  empréstito 
con  interés  de  6  ^j^  é  hipoteca  do  los  ramos  que  quisiese;  debiendo  esteu- 
derse  á  la  mayor  suraa  posible,  con  cuyo  fin  se  haría  una  general  invita- 
ción.— ^Realicado  el  objeto  en  medio  de  las  penurías  que  se  padecían  en  el 
vireinato,  se  mandaron  á España  inertes  cantidades  de  moneda  sellada. 

Este  empréstito  cnyos  intereses  se  pagaban  por  el  Estanco  de  tabacos, 
lo  reconoció  la  Tesorería  de  Loma,  que  ya  estat>a  abrumada  con  la  res- 
ponsabilidad de  otros  dos  de  tiempos  anteriores;  y  por  eso  montaron  sus 
obligaciones  á  tres  y  medio  millones,  que  era  lo  que  debia  con  intereses 
on elimo  del82L 

Solo  el  navio  de  goerca  ''San  Pedro  Alcántara^'  que  salió  del  Callao  en 
Mayo  de  1811  condi^jo  Á  E^a&a  dos  millones  de  pesos,  bien  es  que  una 
IMTte  de  este  caudal  pertenecía  al  comercio.  Dicho  buque  llevó  á  la  Pe- 
uínsula  varios  presos  políticos.  Todavía  en  1813,  no  ciuisado  de  dar  re- 
cursos álos  del  Rio  de  la  Plata,  envió  numerario  y  pertrechos  á  Monte- 
video en  la  corbeta  de  gueira  '^Mercurio/'  con  ocasión  de  la  llegada  á  la 
iMmda  oriental  del  General  Vigodet,  nombrado  Virey  de  Buenos  Aires. — 
£1  idlo antes  remitió  recursos  déla  misma  clase,  que  se  supo  habían  en- 
trado en  la  dicha  plaza  de  Montevidea 

liuego  qne  se  tuvo  en  Lima  noticia  del  trastorno  ocurrido  en  Quito  el  10 
de  Agosto  de  1809  en  que  íué  depuesto  el  brigadier  presidente  conde 
Buiz  de  Castilla,  erijiéndose  una  Junta  Suprema  que  representara  al  Bey 
Femando  VII,  el  Virey  Abasoal  .se  aÜEUió  en  estudiar  las  medidas  mas 
conducentes  á  detener  el  progreso  de  la  revolución  que  temía  se  prona- 
gase  en  el  territorio  ecuatoriano.  Por  el  momento  dispuso  se  tomasen  da- 
tos seguros  para  saber  los  recursos  con  que  podía  contarso  en  Quito;  or- 
denó al  Gobernador  de  Guayaquil  reforzase  al  de  Cuenca,  y  dictó  otras 
iírdenes  para  aumentar  las  guarniciones.  Esperaba  el  arribo  del  Maris- 
cal de  campo  D.  Toribio  Montes,  que  venia  ae  España  nombrado  Sub- 
inspector General  de  las  tropas  del  vireinato  del  Pera,  para  confiarle  ins- 
trucciones encaminadas  á  la  pacificación  de  la  proWncia  de  Quito.  Pero 
üo  apresuró  á  disponer  un  bloqueo  qne  la  incomunicase,  y  á  dirijir  una 
proclama  fecha  17  de  Setiembre  prometiéndose  que  sus  reflecciones  y  con- 
aejos  inclinarian  álos  nuevos  mandatarios  á  volver  sobre  sus  pasos  y  ofre- 
ciendo recabar  un  perdón  que  no  dudaba  otorgaría  el  Virey  del  nuevo 
reino  de  Granada  de  qvien  dependían.  Sin  embargo  de  ^esto,  envió  á  Gua- 
yaquil 400  hombres  á  órdenes  del  teniente  coronel  D.  Manuel  de  Ariti»- 
dondo,  con  artillería,  pertrechos  de  repuesto,  y  20  mil  pesos.  A  Loja  remi- 
tió 300  fusiles  y  otros  auxilios,  espidiendo  diferentes  providencias  com- 
prensivas á  la  provincia  de  Mainas. 

En  el  carácter  de  Dictador  y  pacificador  de  Sud-Améríca  qne  Abascal 
se  había  apropiado,  su  intención  era  destruir  la  Junta  de  Quito  por  me- 
dio de  la  merca;  pero  se  esmeró  mucho  en  hacer  creer  que  sus  deseos  eran 
viderse  solo  déla  lenidad  é  indulgencia,  y  aun  del  mego,  para  evitar  á  to- 
do trance  la  efosion  de  sangre Cierto  es  quo  estas  ideas  las  consignó 

e^  sus  escritos  para  aparecer  clemente,  mientras  que  aprovechaba  del 
tiempo  para  arreglar  las  operaciones  militares. — P^vino  al  gobernador 
de  Guayaquil  coronel  D.  Bartolomé  Cucalón,  mandase  á  Arredondo  ai 
inteorior  para  que  reunido  ala  fuerza  del  coronel  D.  Melchor  Avmerieh 
gobernador  de  Cuenca,  marchasen  á  ocupar  Ambato. —  Verífícaao  así,  y 
caleciéndose  en  Quito  de  elementos  militares  para  hacer  una  resistencia 
qne  prometiera  feli^  resultado,  después  de  algunos  reveses  sufridos  en 
Pasto,  se  vio  la  Junta  en  la  dura  necesidad  de  ceder  á  la  fuerza,  convi- 
niendo en  la  reposición  délas  antign^^  autoridades,  mediante  uu  conve- 
nio que  ajustó  con  el  Presidente  Uuiz  de  Castillu.  Segua  su  tenor,  no  se 


20  ABA 

perseguiría  por  opiniones  y  compromisos  políticos;  sería  conservada  Iül 
tropa  existente;  y  á  nadie  se  privaría  de  su. empleo:  todo  lo  cuald^oet 
conde  ser  conforme  á  íTistrucdones  del  Virey  de  Nueva  Granada. 

Esta  capitulación  que  Abascal  llamó  esoandalosaf  lo  irritó  en  alto  grado, 
particularizándose  contra  el  regreso  de  Aymerich  á  Cuenca,  por  orden  de 
Castilla,  á  quien  increpó  su  conducta.  Arredondo  en  Tacunga  ex^ió  el 
desarme  de  Íqs  de  Quito,  y  asi  que  lo  consiguió,  entró  en  la  ciudad  y  se 
apoderó  del  Parque.  El  Virey  del  Pera  convertido  en  juez  de  todos,  lla- 
mó política  rastrera  é  indica,  la  de  ampliar  el  indulto  á  toda  clase  de 
personas  y  de  reos:  y  dijo  ^'que  en  causas  de  Estado  ni  el  mismo  prínci- 
'^pe  tenia  facultad  para  absolver  á  las  cabezas  principales  de  un  moyi- 
"miento,  y  qae  en  Quito  se  necesitaba  de  un  ejemplar  castigo  para  estin^ 
"  guir  el  germen  de  insurrección,  tantas  veces  almientado  por  la  impu- 
^'nidad.''  Alos  pocos  días  de  estar  allí  Arredondo  se  llenaron  las  cárccdes, 
y  solo  se  libertaron  de  prisión  algunos  que  se  hallaban  ocultos  ó  prófu- 
gos. Abrióse  un  juicio  cnminal  contra  todos  los  acusados:  mas  el  proceso 
nunca  tuvo  término,  siendo  tal  el  furor  de  las  venganzas  que  el  presi- 
dente Castilla  mandó  que  todos  denunciasen  á  los  culpables^  so  pena  de 
muerte  sino  lo  hicieren  sabiendo  su  paradero. 

Por  entonces  llegaron  á  Nueva  Granada  ciertos  comisionados  regios, 
entre  los  cuales  se  encontraba  el  nombrado  para  el  reino  de  Quito.  Era 
el  teniente  coronel  D.  Carlos  Montuíar  hijo  del  marques  de  Selva  Ale- 
gre que  habia  presidido  la  junta  disuelta.  Con  esta  noticia,  volvieron  á 
encenderse  las  pasiones  exasperadas  de  antemano,  y  excitadas  por  im-^ 
presos  venidos  de  Espafia,  en  los  que  campeaban  ideas  liberales  y  pro- 
mesas á  los  Americanos  anunciándoles  un  linsonjero  porvenir.  En  uno 
cié  esos  escritos  apareció  una  proclama  en  nombre  del  consejo  supremo 
de  Regencia  eu  que  se  les  decía:  '^No  sois  ya  los  mismos  que  antes,  encor- 
''  badosbajo  un  yugo  mas  duro,  mientras  mas  distantes  estabais  aelcea- 
''  tro  del  poder,  mirados  con  indiferencia,  vejados  por  la  codicia,  y  des- 
"  truidos  j)or  la  ignorancia.  Tened  presente  que  al  pronunciar  ó  al  escri- 
*"*  bir  el  nombre  del  que  ha  de  representaros  en  el  Congreso  Nacional, 
"  vuestros  destinos  vano  dependen  ni  de  los  monarcas,  ni  de  los  vireyes, 
'^  ni  de  los  gobernadores:  están  en  vuestras  manos."  Abascal  se  quejaba 
amargamente  de  que  de  la  misma  España  saliesen  publicaciones  que  des- 
prestijiaban  á  las  autoridades  de  Jünérica,  denigrándolas  con  el  título 
de  "ínandatarios  nulos  del  antiguo  poder,  autores  de  toaos  los  maiUs,  abusos  y 
cstordones  sufridos  por  los  piiéblos'*&.,  Y  creía  que  la  circulación  de  estos  y 
otros  papeles,  habia  conmovido  y  causado  la  suversion  del  orden 
abriendo  anchas  puertas  á  la  inobediencia  y  los  trastornos. 

El  2  de  Agosto  de  1810  estalló  la  revolución  en  Quito,  asaltando  los 
cuarteles  y  ocupando' los  conjurados  las  guaj^ias.  En  una  reunión  gene- 
ral se  resolvió  que  las  tropas  de  Arredondo  evacuasen  la  ciudad;  medi- 
da que  se  cumplió  de  orden  de  Castilla,  quien  luego  se  sometió  en  lo 
absoluto  á  esa  junta  y  al  comisionado  regio  que  se  decia  provisto  de 
ffrandes  facultades,  y  que  fué  el  jefe  de  las  fuerzas  formadas  de  nuevo» 
Cuidaron  de  restablecer  la  anterior  junta  con  el  título  de  "Junta  de  Go- 
bierno" haciendo  que  la  presidiese  el  conde  Kuiz  de  Castilla,  y  que  fue- 
sen vocales  el  comisionado  regio,  y  el  obispo  de  la  diócesis  u,  José 
Cuero  y  Caicedo. 

En  estas  circunstancias  llegó  el  jefe  de  escuadra  D.  Joaquín  Molina 
nombrado  Presidente  de  Quito  en  relevo  del  conde.  Siguió  para  Guaya- 
quil e.n  donde  se  habia  detenido  Arredondo  con  su  columna  lo  mismo  ^ue 
otra  auxiliar  de  Panamá  que  también  regresó  despedida  de  Quito.  Molina 
tracto  de  tomar  posesión,  pero  no  se  le  allanó  el  reconocimiento  por  la 


ABA  21 

míe  va  Junta  que  gobernaba,  apoyándose  culo  regencia  y  su  comisioDa.- 
fio.  Ocnp^el  punto  de  Quaranda  por  las  fuerzas  Se  Guayaquil,  y  el  Pre- 
sidente electo,  desde  Cuenca,  repetía  sus  solicitudes  aJ  Virey  para  que 
le  diese  mas  auxilios  militares  y  pecuniaria,  á  fin  de  pKxler  obrar  con  su- 
ceso. Todas  sus  dilijencias  para  onscar  ana  conciliación  resultaron  sin 
ííuto  apesar  délos  agentes  que  envió  al  intento.  Las  tropas  de  que  se  po- 
día disponer  en  Quito,  salieron  á  campaña  contra  las  de  Guaranda,  y 
«icuparon  Riobamba,  uno  de  esos  mismos  agentes,  el  coronel  Bejarano, 
al  volver  de  la  capital  manifestó  á  Arredondo  lo  peligroso  de  su  situa- 
ción pues  iba  á  ser  atacado  por  triples  fuerzas. — ^Esto  lo  decidió  á  empren- 
der una  retirada  que,  por  fa]ta  de  tiempo,  tuvo  que  ejecutar  en  desorden 
perdiendo  su  artiUeria  y  parque.  Volvióse  á  Guayaquil,  donde  entró  de 
uobemador  en  lugar  de  Cucalón  el  coronel  D.  Juan  Vasco  Pascual.  Mo- 
lina que  aseguraba  no  hallarse  bastante  faerte  para  obrar  sobre  Quito, 
había  lanzado  antes  terribles  amenazas  contra  la  Junta  y  el  comisiona- 
do regio,  afirmando  que  entraría  en  la  capital  á  sangre  y  íuego  como  en 
país  enemigo;  indiscreción  que  produjo  el  pro^ectacLo  a&que  á  Guaran- 
da.  Abascal  remitió  entonces  á  Guayaquil  artillería  y  narque:  que  mas 
no  pudo  hacer  por  los  grandes  cnidados  y  gastos  ^ue  le  ocasionaba  el 
ejército  prevenido  contra  el  Alto  Perú:  Molina  pedia  y  exigía  recursos, 
haciendo  inculpaciones  al  Yirey  y  dirígiéndole  agrías  protestas.  Este 
dispuso  reforzarlo  con  las  troxias  que  había  en  Guayaquil,  y  que  de  este 
punto  se  le  facilitase  el  dinero  posible:  mas  él  creyendo  insuficientes  las 
tropas  del  brigadier  Aymerích  que  estaban  avanzadas,  resolvió  abando- 
nar á  Cuenca,  y  posó  por  la  vergüenza  dé  que  el  pueblo  reunido  lo  obli- 
§ase  á  volver  á  la  ciudad.  Aymerích  conservó  entonces  su  posieion,  y  los 
e  Qnito  contramarcharon  sin  haber  empefiado  lucha  alguna  de  armas. 

En  un  tumulto  x>opular  fué  asaltado  en  Quito  el  conde  fioiz  de  Castilla 
el  15  de  Junio  de  1811  y  maltratado  y  herido,  muríó  tres  días  después. 

£1  Yirey  Abascal,  ax>enas  tuvo  noticia  de  la  victoria  de  Guaqui  sobre 
el  ejército  Arjentino  el  20  de  Junio  de  IBll,  determinó  contraer  su  aten- 
don  á  la  guerra  de  Quito.  La  regencia  de  É^pafia  que  había  dado  un  in- 
dulto general  sin  producir  efecto,  acababa  de  aprobar  el  establecimiento 
de  las  juntas  y  los  actos  de  la  de  Quito  y  del  Comisionado  regio:  pero 
Abascal  implacable  en  sus  hostilidades,  atribuía  estos  sucesos  á  los  in- 
formes dados  á  la  Corte  por  el  general  Castilla,  diciendo  se  los  hacían 
suscribir  por  la  fuerza.  Confesó  el  Yirey  enla  relación  de  su  gobierno,  que 
ü  maudar  en  esta  ocasión  treinta  mil  pesos  á  Cuencs^  no  le  quedaba  en 
Lima  con  que  pagar  sueldo  ala  lista  civil, ni á  la  Marina,  á  la  cual  se  de-^ 
bian  cinco  mesadas.  Remitió  también  armas,  dinero  &,  Á  las  autorida- 
des de  la  costa  del  Chocó,  y  salió  de  Lima  con  destino  á  Cuenca  el  sar-. 
gento  mayor  D.  Antonio  del  Yalle  con  pertrechos  y  tropa  que  debía 
uairse  ala  que  estaba  en  Guayaquil  y  á  sus  milicias.  JGnvió  fusiles  en 
número  de  ^¿00,  quitándolos  á  uno  de  los  cuerpos  de  la  guarnición  de 
Lima. 

Celebrábase  en  Quito  la  solemne  proclamación  de  la  independencia 
después  do  varios  triunfos  obtenidos  por  el  lado  de  Popayan,  y  se  trata- 
ba de  la  reunión  do  an  Congreso  constituyente,  cuando  la  regencia  exo- 
nerando á  Molina,  nombró  presidente  del  reino  al  mariscal  de  campo  B. 
Toribio  Montes,  se  creo  que  á  la  solicitud  de  Abascal.  Los  de  Quito,  sin 
hacttrse  esperar,  abrieron  campaña  sobre  Cuenca,  y  las  tropas  avanza- 
'das  del  brigadier  Ayroorich.  Después  de  algunos  días  de  proliminaree, 
atacaron  la  fuerza  del  Mayor  Yalle.  quien  se  sostuvo  y  maniobró  oon 
aeierto  hasta  ser  reforzado.  El  comoate  fué  largo  y  no  terminó  por  una 
deñt)tá:  Valle  agotó  mis  municiones,  mas  los  cAiitrarios  se  retirsToii  de- 


22  ABA 

jando  en  el  campo  diez  y  9iete  cañones  y  machos  artf  calos,  equipajes^  &., 
sin  qae  hubiese  sido  posible  persegnirlos. 

El  general  Montes  salió  de  Lima  con  gente  voluntaría,  y  recursos  de 
numerario  que  el  Consulado  le  facilitó.  Se  detuvo  poco  en  Guayaquil,  y 
lueco  que  tomó  el  mando  del  pequeño  ejército  que  le  esperaba,  trabó 
acción  en  el  pueblo  de  San  Miguel  y  derrotó  á  sus  advérsanos,  tomándo- 
les la  artillería  y  parque.  Los  siguió  hasta  cerca  de  Mocha  donde  se  hi- 
cieron ñiertes,  y  libraron  2?  batalla  en  que  también  fueron  destruidos 
pasando  á  encerrarse  en  la  capital.  Todavía  pelearon  allí  animosamen- 
te  en  varios  encuentros  desoyendo  las  tentativas  de  reconcilacion. — 
Montes  tomó  el  faerte  del  Panesillo,  ocupó  la  ciudad  de  Quito  el  8  de 
Noviembre  de  1812,  y  el  corone]  Sámaño  se  dirijió  á  Ibarra,  lugar  en 
que  aniquiló  los  restos  que  habían  buscado  ese  refusio. —  El  gene- 
ral Montes  restableció  el  gobierno  ei^añol,  y  sometido  el  territorio 
por  el  lado  de  Popayan,  observó  una  política  que,  sin  dejar  de  ser  flrme 
y  bin  omitir  el  castigo  ae  muchos,  puede  decirse  tuvo  también  el  carác- 
ter de  una  ilustrada  tolerancia.  Hemos  pasado  de  lijero  por  las  cosas  d« 
Quito  en  tiempo  de  Abascal;  y  á  todo  el  que,  acerca  de  ellas  apetezca 
detalles  abundantes,  lo  remitimos  á  la  obra  "Jtesúmen  de  la  historia  del 
Ecuador  por  D,  Pedro  Fermín  Zevallos. 

La  presidencia  de  Quito  que  estuvo  sometida  al  Perú  temporalmen- 
te por  orden  real  de  23  de  Agosto  de  1814,  volvió  á  su  antigua  depen- 
dencia del  vireinato  de  Nueva  Granada,  en  virtud  de  otra  de  18  de  Oc- 
tubre de  1815. 

En  la  ciudad  de  Chuquisaca  habia  fermentado  la  idea  de  que  el  Yirey 
Liniers,  el  presidente  de  esa  Audiencia  teniente  general  D.  Kamon  Gar- 
cía Pizarro,  el  Arzobispo  D.  Benito  Maria  Moxó,  el  comisionado  de  1» 
Junta  de  Sevilla  Brigadier  D.  José  Manuel  de  Goyeneche  y  otros,  se 
hallaban  en  intel^encias  secretas  á  favor  de  las  miras  del  gabinete  del 
Brasil,  con  respecto  á  los  dominios  Españoles  de  Sud- América. — ^Fuese 
que  estos  rumores  se  exageraran  maliciosamente  con  determinado  ñn, 
ó  que  muchos  les  prestasen  ascenso  de  buena  fé,  cierto  es  que  difundi- 
dos en  todas  las  clases,  levantaron  una  seria  desconfianza  y  oposición  al 
Gobierno. — ^Pizarro  supo  que  se  preparaba  un  asalto  para  el  25  de  Ma-' 
ye  de  1809,  y  se  adelantó  arrestando  á  diferentes  funcionarios.  Efec- 
tuado el  tumulto,  el  pueblo  consiguió  la  soltura  de  los  presos,  pasando 
luego  á  pedir  se  les  entregase  al  Presidente  por  traidor,  ó  al  menos  se  le 
quitasen  las  armas.  La  Audiencia  admitió  la  solicitud  en  el  2?  estremo: 
en  seguida  decretó  la  captura  de  Pizarro  sometiéndolo  á  juicio,  y  se 
apropió  dicho  tribunal,  el  Gobierno  por  dimisión  forzada  del  Presidente, 
^JL  Chuquisaca  se  hacían  aprestos  militares  y  el  Intendente  de  Potosí 
que  también  practicaba  los  suyos,  exijia  envano  cesasen  aquellos. 

En  la  noche  del  16  de  Julio  del  mismo  año  se  sublevó  la  ciudad  de  la 
Paz,  apoderándole  el  pueblo  de  los  cuarteles  y  de  las  armas.  Fueron  des- 
terrados los  funcionarios  depuestos,  y  se  perpetraron  no  pocos  crímenes, 
dándose  las  mismas  razones  que  en  Chuquisaca,  de  estar  las  autorida- 
des de  acuerdo  con  el  Gk)biemo  Portugués.  Entre  tanto  el  nuevo  Virey 
de  Buenos  Aires  general  D.  Baltazar  Hidalgo  de  Cisneros,  autorizaba  á 
la  Audiencia  y  se  entendía  con  ella,  dando  crédito  á  la  renuncia  de  Pi- 
zarro, y  sin  conocer  las  verdaderas  intenciones  de  ese  tribunal.  El  In- 
tendente de  Potosí  D.  Francisco  de  Paula  Sanz,  queria  se  procediera  á 
sofocar  la  revolución  de  la  Paz,  pero  la  Audiencia  que  no  pensaba  en  eso, 
lo  calificó  también  de  cómplice  en  traición  y  de  perturbador  del  óiden. 

£1 8  de  Agosto  con  noticia  de  esos  sucesos  y  otros  pormenores,  halló 
Abascal  una  buena  ocasión  de  hacerse  el  arbitro  de  loe  destinos  del  Al- 


ABA  ¿3 

tó  JPdm,  y  iómak  á  su  éárgo  la  dincoion  de  nni^  nuera  tontienda;  Des^ 
l^ee  de  enviar  ene  drdenoe  al  intendente  de  Potosí,  hiso  marohar  al  eo* 
lonél  D.  Joan  Bamires,  para  que  se  situase  sobre  las  fronteras  oon  fder- 
a»  de  las  milicias  de  Aremiipa  y  Paño,  acordando  6as  medidas  con  el 
brigadier  Goyeneche  que  Iba  al  Cnzeo  de  Presidente  interino;  De  Are- 
quipa nlieron  1.500  infantes  y  1a  artilleria  qne  había  en  el  BepaHa- 
meato,  y  se  abrió  nna  snsmipcioii  Tolnntaria  para  atender  á  los  gas^ 
toa.  Bió  óiden  á  Qoyeneche  para  colocarse  en  la  frontera  con  tres  mil 
liombres»  completándolos  del  Cozcof-^ne  tentase  los  medios  de  recoB't 
eiliaoion  6  indulto,  y  si  no  surtían  efecto,  atacase  y  destrUvese  á  los  de 
la  Paz  que  habiaa  ericido  allí  una  Junta  denominada  "AiHta"  en  34 
de  Julio,  la  cual  hizo  á  los  cabildos  del  Perú  invitaciones  qiie  no  pudie^ 
ron  ser  bien  aoogidas. 

-  El  Virey  acumuló  en  el  Sur  armas,  municiones  y  demás  necesario,  y 
aunque  los  de  la  Paz  pedían  la  suspensión  de  hostilidades,  protestando 
que  no  habían  fiútado  á  la  fidalldad  debida  á  su  Soberano,  a  fin  de  ima- 
nar tiempo  para  ^ne  la  revolución  pudiera  genMaralizarse;  las  ^kdenes  pa- 
ra el  ataque  se  dieron  por  no  haber  esperanza  de  avenimiento,  agregan- 
do Abascal  en  su  memoria  '^qne  á  mas  de  su  estrecha  obligación  de  ha«' 
**  cerlo,  tenia  que  evitar  los  cuantiosos  gastos  qwe  le  piioáhan  de  socorrer  d 
^*  la  Femíneula?*  este  era  su  tema  constante  y  su  mayor  pesar. 

Cuando  las  autoridades  de  la  Paz  habían  acordado  ya  oon  Goyeneche 
el  desarme  y  sometimiento  déla  ciudad,  esplosionó  una  turbulencia  que 
prodigo  choques  lamentables,  dando  por  resultado  que  el  pueblo  se 
avanzase  á  oponer  resistencia  al  ejército.  Loe^  que  óste  se  les  puso  de- 
Isnte  el  24  de  Octubre,  se  dieron  á  la  ñiga  retirándose  hacia  lo  interior: 
mas  cuando  ñienm  acometidos  de  nuevo  el  26,  se  defendieron  hasta  don- 
de fué  posiblef  acabuido  por  dispersarse.  Goveneche  ocupó  la  ciudad) 
dispuso  la  formación  de  causa  contra  los  düpables,  y  que  marchase  una 
sruesa  columna  á  estemünar  á  ios  que  aun  persistían  en  sostenerse  á  la 
distancia.  £1  coronel  D.  Domingo  Tristan  que  la  mandaba,  loe  destrozó 
«on  gran  mortandad  en  Hachamarque  6  Iropana;  y  el  coronel  BaaMrec 
frió  el  elegido  para  mandar  en  la  Paz  con  una  frierza  respetable  de  ob- 
oervamon*  habiéndose  licenciado  el  resto  del  ejército. 

£1  manscal  de  campo  D.  Vicente  Nieto,  que  vino  de  Buenofl  Aires 
nombrado  Presidente  de  €hn<|uisaca,  fué  recibido  en  esta  eapital  sin 
eontradioeion  alguna  el  24  de  Diciembre.  Abascal  dio  ascensos  y  recom- 
pensas al  ejército:  Goyeneche  con  acuerdo  de  Nieto  hizo  ejecutar  á  los 
sentenciados,  franqueando  indulto  á  otros,  y  regresó  al  Cuzco  á  servir 
su  careo  de  Presidente. 

Haciendo  abstracción  de  los  sucesos  ocurridos  en  Buenos  Aires  á  prin*» 
cipios  de  1809,  y  de  las  causas  que  motivaron  la  separación  del  Virev  in- 
terino Liniers,  nombrándose  por  el  Gobierno  como  ya  se  ha  dicho  al  ge- 
neral Hidslgo  de  Cisneros,  referiremos  que  la  deposieiou  de  éste  tn^o 
eonsigo  en  aquella  ciudad,  el  25  de  Mayo  de  1810,  la  erección  de  nna 
Junta  superior  ^rnbemativa  en  defecto  de  la  Junta  central  de  Espafta,  y 
sin  traer  á  consideración  al  Consejo  deBegenoia  que  la  había  reemplaza- 
do. Abascal,  á  las  primeras  noticias  que  le  llegaron  de  este  cambio  cu- 
yas consecuencias  preveía,  envió  fusiles  y  municiones  desde  el  Cuzco  á 
Potoírf,  eonmas  cnatxo  piezas  de  artillería,'  y  dispuso  se  circulara  en  el 
tráoñiio  el  solemne  ofrCcimieiito  que  hacía  de  auxiliar  á  las  provincias 
del  Alto  Perd  oon  todo  et^oerzo  para  sostener  loe  derechos  del  Rev.  Las 
autoridades  de  ellas  para  estimular  al  Virey,  y  creyendo  que  las  libraría 
de  la  revolución,  pretendieron  incorporarlas  al  Perd  á  cuyo  vlreinató 
hablan  pertenecido  antes.   Abascal,  próvio  eKaparato  de  una  junta  qu« 


24  ABA 


«irn  üedtableciile  eu  bu  puesto  el  Yirey 
^ion  S6  publicó  por  medio  de  un  solempe  biK^d<^  eu  que  eolmd  de  injmiaa 
idos  revolucionarios  del  £10  de  la  Plata.  Para  ninguna  provideiieía 
d^<S  el  Yirey  de  reunir  el  real  Acuerdo  7  otros  funcionarios.  £n  estas 
juntas  imperaba  su  parecer,  sin  que  nadie  osase  contradecirle  en  lo  biuk 
tancial.  1  sin  embargo,  era  to£  valida  que  en  las  primeras  que  se  cele- 
braron con  motivo  de  los  sucesos  de  Quito,  el  regente  de  la  Audiencia 
Arredondo  y  el  inquisidor  Abarca,  fuerou  de  sentir  que  debia  conserváis 
se  solo  el  vireinato  en  buen  pié  de  defensa,  sin  llevarse  la  guerra  á  ter- 
ritorio de  otras  dependencias. 

Abáscal  dictó  luego  muchas  disposiciones  para  remitir  aztíeulos  da 
guerra,  previniendo  á  las  autoridades  de  un  lado  7  otro  del  Pesa^ade- 
ro,  preparasen  fueraas  para  tomar  la  ofensiva,  debiendo  el^^eralAieto^ 
presidente  de  Cbuquisaca,  acordar  un  plan  con  él  intendente  de  Potosí 
Sauz  y  el  ex-virey  Liniers,  que  se  hallaban,  en  Córdova.  Quería  Abascál 
que  esta  ciudad,  así  como  la  de  Salta  no  se  abandonasen,  reuniéndoaa 
allí  fuerzas  capaces  de  contener  una  columna  ^ue  venia  de  Buenos  Airea; 
y  dispuso  se  cortase  todo  comercio  y. comunicación.  Luego  ordenóse 
juntasen  1500  hombres  en  Potosí,  y  trataba  de  ampliar  su  flan  i  Santa 
Fé  y  aun  al  Paraguay;  y  remitió  gran  nliméror  de  espadas,  pistolas,  pól> 
vora,  &.  No  omitió  exitar  ^  los  de  Montevideo  con&a  Buenos  AirÍM,  y^ 
tocó  con  el  Embajador  espaficd  en  el  Brasil  para  diversos  fines,  'cntreí 
ellos  el  de  solicitar  el  apoyo  de  la  Escuadra  inglesa. 

Apesar  de  todo,  los  sucesos  se  presentaron  de  una  manera  bi4n  contra*' 
ria  a  los  designios  del  Yirey.  La  j^roviUcia  de  Cochabamba  se  subleiró^ 
pero  Abaseal,  cuyo  (ínimo  crecía  siempre  en  los  conflictos, '  mandó  con/- 
centrar  todas  las  fuerzas  del  Alto  Perú,  evacuando  Tnpiza:  hizo  pasas» 
Goyeneche  al  ejército  que  se  preparaba  en  Puno:  se  ocupó  hasta  del  caco, 
de  ser  necesario  dejará  Potosí,  y  colocó  los  respuestbs  de  armas' en. 
el  I>esaguadero.  Goyeneche  salió  del  Cuzco  con  cuatro  mil  hombrea  ve- 
teranos y  de  milicias.  Bamirez  debia.partir  de  la  Paz  hacia  Oruifo.  Bn~ 
tre  tanto,  las  cosas  del  Sur  presentaban  nuevas  dificultades.  La  fners» 
del  coronel  Oóidova  perdiendo  territorio  desde  la  ciudad  ddL  mismo 
nom1»e,  se  vio  obligada  á  retiranse  á  Cotagaita.  Los  de  Bueno»  Airea 
enconados  con  la  perspectiva  de  los  proyectos  de  AbascaL  se  determina- 
ron á  avanzar  para  protejer  la  insurrección  que  esperaban  en  el  Alta 
Pero;  pié  en  ese  tiempo  la  defección  de  las  tropas  que  tenia  Liniers,  la 
ejecución  de  éste,  del  coronel  Concha,  gobernador  áe  Córdova,  j  otros. 
Los  de  Cochabamba  atacaron  con  muy  crecida  fuerza  y  artillería,  ala 
coliuuna  del  comandante  Piérola  que  Kamirez  tenia  colocada  en  Aioma. 
Pué  perseguida  en  su  fuga  hasta  Yiacha,  y  ya  los  pueblos  de  la  Paz  se 
adherían  ú  la  revolución,  lo  cual  con  otras  razones  de  gravedad  obligar 
ron  ú  Banúrez  á  oonoanéracse  en  este  lado  del  Desaguadero  y  p^nnane- 
cer  solo  en  defensiva. 

La  ciudad  de  la  Paa  se  decidió  por  el  Gobierno  argentino  con  su  mis- 
mo intendente  c(»x>nel  I>.  Domingo  Tristan.  Córdova  perdió  sus  tropaa 
en  Suipacha,  á  donde  había  avanzado  con  alucinamiento.  Asustado  el 
presidente  Nieto  en  su  campamento  con  el  eco  de  tantos  reveses,  dio  ór- 
d^npara  que  cada  cual  se  salvase  cómo  y  para  donde  pudiese:  todo  íaé 
desorden  entonces,  y  en  él  se  perdió  el  armamento  y  parque  por  entero. 
Sobrevino  c(»noera  ecmsiguiente  el  pronunciamiento  de  FoÜosí  y  Cha- 
qnisaca  enñivor  déla  Junta  de  Buenos  Aires.  Nieto,  Córdova  y  el  in* 
ándente  S»nz,  fuefoiMftprehendidos  yfneili^dos. 


ABA  25 

Goyeueche  aceptó  la  propuesta  del  Cabildo  de  Chaqnisaca  para  sus* 
pender  boBtflidades  7  conservar  las  ftierzas,  cada  cnal  en  el  territorio  de 
tm  viieinato:  aonerdo  que  Abascal  tuvo  necesidad  de  aprobar,  sin  per- 
juicio  de  enviar  nuevos  refuerzos  desde  Arequipa  y  Cuzco,  porque  él  no 
podía  desistir  de  sus  miras  de  recuperar  lo  perdido;  y  ademas  se  vef  a  in- 
sultado y  maldecido  terriblemente  por  los  argentinos  que  no  sin  razón  le 
detestaban.  Aunque  Goyeneche,  desalentado  al  ver  la  deserción  de  ofi- 
ciales y  tropa,  y  el  pro^p^so  de  la  seducción  en  los  pueblos,  renunció  por 
dos  veces  la  presidencia  del  Cuzco  y  el  mando  del  eiército,  Abascal  que 
sabia  manejarlo  y  conmoverlo,  sin  que  hubiera  podido  encontrar  el  reem- 
plazo de  caudillo  tan  apróposito,  le  obligó  á  continuar  deiándolo  confor- 
me con  un  aumento  de  tropas  veteranas  que  le  remitió  de  Lima,  y  con 
suspender  el  cumplimiento  del  real  despacho  de  presidente  del  Cuzco 
que  sehabia  hecho  en  la  persona  del  brigadier  D.  Bartolomé  Cucalón. 

Todo  esto  indi:go  al  astuto  Virey  á  ocurrir  ú  su  recurso  favorito  de  reu- 
nir juntas,  piura  que  apareciese  su  voluntad  robustecida  ante  el  público. 
Celebró  una  en  la  cual  se  acordó  tomar  la  ofensiva  contra  el  ejército  ar- 
gentino luego  que  Goyeneche  cumpliera  con  enviar  ciertos  datos.  Abas- 
cal  temíase  corrompiese  la  moral  y  quería  ahorrar  gastos  para  acudir  al 
wcorro  de  España,  Ésta  medida  produjo  una  sran  queja  de  parte  de  Go- 
yeneche quien  otra  vez  hizo  renuncia.  Abascsd  escribió  en  su  relación  de 
Gobierno,  sin  embozo  alguno,  que  debió  negarse  á  esto  como  se  negó,  por- 
que le  convenia  que  siguiese  aquel  en  su  puesto  por  ser  americauo;  "  lo 
"  cual  hacia  ver  á  los  incautos  que  pudieranser  seducidos,  la  justicia  de 
"  la  causa  que  se  defendia:  y  ademas  porque  siendo  rica  la  casa  de  Go- 
"  yeneche,  podia  servir  con  suplementos  en  algún  apuro  de  la  tesore- 
"  ria.  Desde  luego  Abascal  comprendió  el  descontento  del  ejército  por- 
que el  mayor  general  D.  fío  de  Tristan  también  dimitía  su  cargo. 

£1  ejército  tenia  6,517  hombres:  era  superior  en  número  al  argentino, 
pero  no  gú,  caballeria  y  artillería;  y  su  comandimte  en  jefe  no  opinó  por 
el  ataque,  á  lo  menos  hasta  ver,  primero,  que  efecto  produjera  el  nuevo 
indulto  concedido,  segundo,  si  los  Cochabambinos  desertaban  al  entrar 
la  época  de  las  cosechas,  y  tercero,  saber  lo  que  pasaba  en  Buenos  Ai- 
res con  molálvo  de  la  llegada  del  general  £lio  nombrado  de  Yirey.  Apro- 
bado el  aplazamiento  propuesto,  los  argentinos  insultaban  á  Goyeneche 
y  su  ejército,  fgaban  como  principio  de  paz  la  revolución  general  en  el 
rerú,  y  avanzaban  su  ejército  de  provincia  en  provincia  hasta  las  fron- 
teras de  los  dos  vireinatos. 

Asi  las  cosas,  cuando  el  Cabildo  de  Lima  enterado  de.  las  proposicio- 
nes hechas  en  laa  corees  por  los  diputados  de  la  América,  se  manifestó 
deseoso  de  mediar,  y  de  evitar  el  derramamiento  de  sangro,  preparán- 
dose con  entusiasmo  para  negociar  la  paz  y  persuadir  á  los  contrarios 
de  que  el  nuevo  sistema  adoptado  en  España  seria  benéfico  á  estas  re- 
giones. Abascal  tuvo  la  destreza  de  no  oponerse  á  este  paso,  sin  dejar  de 
decir  ^^qiieelfruto  seria  ningmw^K  Los  caucUllos  argentinos  contestaron  po- 
niendo de  relieve  los  derechos  de  los  americanos,  y  la  tiranía  y  manejos 
del  Virey.  Propusieron  con  este  motivo  una  tregua  de  cuarenta  dias  para 
esperar  que  los  pueblos  del  Perú  abrazasen  el  partido  de  la  revoluííion. 
Goyeneche  en  junta  de  guerra,  aceptó  y  ratificó  la  nueva  suspensión  de 
hostilidades  hasta  la  aprobación  de  Abascal.  Este  la  desaprobó  y  reiteró 
la  orden  de  tomar  la  ofensiva.  Poco  tardó  en  saberse  que  el  Virey  Elio 
venido  de  España  pedia  al  del  Perú  dinero  y  armas. 

Se  hizo  valer  la  entrada  en  Pisacoma  de  una  partida  de  Cochabambi- 
nos que  arrolló  á  la  avanzada  realista  que  allí  existia.  Parece  que  liu- 
bo  otra«  provocaciones  en  diferentes  puntos  de  vigilancia:  con  lo  cual, 

4 


28  ABA 

pendientes;  y  loa  rostoa  batidos  entrando  á  la  ciudad  se  atrincheparon 
eu  la  plaza.  Tristau  suscribió  la  capitulación  que  el  vencedor  le  impuso^ 
y  consistía  en  evacuar  el  territorio  de  Salta^  y  no  volverlos  oomprendi- 
<los  en  ella  á  tomar  las  armas.  Abascal  desaprobó  de  plano  este  pacto. — 
Véase  Tristan~Don  Pió. 

El  general  Goyeneche  por  consejo  deTrístan  abandonó  Potosí  y  se  vi- 
no á  OrurO;  debiendo  detenerse  siquiera  para  esperar  un  batallón  que  se 
retiraba  de  Jiguy  y  la  división  de  Picoaiga  de  Suipacha.  £1  Virey  mand6 
sostener  Potosí,  y  que  salieran  de  las  provincias  del  Perú  refuerzos  para 
el  ejército.  Pero  era  tarde:  el  cuartel  general  se  encontraba  ya  situado 
en  Oruro.  Allí  la  deserción  fué  considerable;  algunos  de  los  onoiaies  que 
llegaban  de  Salta  esparcían  ideas  peligrosas,  y  el  general  Gk>yenfiche  m- 
zo  nueva  renuncia  no  pareciéndole  bien  volver  á  Potosí,  El  Virey  ofen- 
dido por  el  lenguige  duro  del  general,  le  admitió  la  dimisión^  pero  toda- 
vía dejó  Á  su  arbitrio  separarse  ó  no,  en  cuyo  último  caso  le  ordenaba 
apartase  de  su  lado  al  brigadier  Tristau  y  al  oidor  Cañete  su  secretario» 
Esto  enconó  á  Goyeneche,  y  procediendo  ala  entrega  del  ejército  á  su 
2?  el  brigadier  Bamirez,  se  dirijió  á  Arequipa.  En  el  ejército  hubo  gran 
descontento,  y  se  decia  entre  oficiales  y  soldados,  que  pues  iban  á  ser 
mandados  por  europeos,  se  marcharían  ásus  casas:  las  bi^as  de  la  tro- 
pa en  Mayo  pasaban  ya  de  mil  individuos. 

Todo  esto  encerraba  muy  altas  significaciones,  siendo  indudable  que 
Goyeneche,  Trístan  y  Picoaga  pudieron  con  mucha  facilidad  en  aqueUoa 
tiempos  hacer  la  independencia  de  su  pais,  librarlo  de  los  inmensos  y 
ruinosos  sacrificios  que  tuvo  que  sop<»:tatF  después  en  una  larga  contien- 
da. Los  dos  primeros  conocían  de  sóbralas  cosas  de  España,  y  los  tres, 
eran  bastante  ilustrados  píura  coiuprender  que  el  Perú  lijecho  teatro  de 
resistencias,  había  de  ser  combatido  x)or  auxiliares  y  vituperado  por 
culpa  de  unas  cuantas  personas  responsables.  En  lo  demás,  ya  hemos 
caracterizado  al  Virey  Abascal,  y  también  á  la  inerme  y  sojuzgada  so- 
ciedad peruana,  que  si  no  hizo  cuanto  debió  y  pensó  en  repetidas  ocasio- 
nes, fué  por  el  &eno  déla  fuerza  material,  y  sobre  todo  por  el  ejército  y 
los  caudillos  del  Alto  Perú. — ^Véase  Picoaga. 

Abascal  todavía  insultó  en  su  relación  de  Gk>bierno  á  los  muchos  ofi- 
ciales que  jKKT  la  separación  de  sus  generales,  pidieron  sus-  licencias:  dijo  , 
**  que  representaron  con  la  mas  dañada  intención  y  que  se  les  otorgarou^ 
"  para  desterrar  el  pernicioso  eiemiplo  que  dieron  de  indiferencia  de  fal- 
"  ta  de  constancia  y  de  honor."  Cuando  el  Virey  hizo  saber  á  Goyene- 
che, que  era  relevado  con  el  Teniente  gemeral  sub-inspector  de  las  tro- 
pas del  vireinato  D.  Juan  de  Henestrosa,  le  escribió  de  <^cio  y  confi- 


**  mas  provechoso  partido  de  sus  conocimientos  y  relaciones  con  los  ofi- 
"  cíales  mas  influyentes  del  ejército,  para  que  interpuesta  su  resi>etable 
**  autoridad  no  fuera  tan  fácil  álos  maquinadores  y  descontentos  indu- 
"  cir  á  la  tropa  á  que  se  desmandara  con  el  pretesto  de  la  ausencia  de  su- 
"antiguo  jefe''  Comente  quien  quiera  estos  hechos,  que  nole  será  difícil 
juzgar  á  Abascal  y  á  los  demás.  Al  que  ha  mandado,  al  vencedor  de 
Guaqui  y  Sipesipe  le  propone  algún  destino  secundario...  ¿Y  por  qué  si  tan- 
to pesaban  para  aquellos  gefes'  los  juramentos  y  la  subordinación  mili- 
tar, que  no  podían  violar,  según  lo  dijeron  siempre,  no  cuidó  el  general 
de  complacer  al  Virey  obedeciendo  con  abnegación  esa  orden  de  que- 
darse en  el  ejército  en  un  cargo  inferior,  para  evitar  por  amor  al  Rey 
algún  descalabrof  Pero  ese  mandato  era  una  herida  hecha  en  lo  mas 


ABA  29 

vivo  al  amor  propio  personal,  y  no  llegaba  el  decantado  eapírltn  de  obe- 
diencia hasta  el  estremo  de  camplirlo! 

Henestrosa  quiso  conservar  la  sub-inspeccion  y  el  mando  del  ejército 
al  mismo  tiempo:  pidió  grandes  recursos  pecuniarios  y  lleYarse  de  re- 
fuerzo casi  toda  la  ^arnicion  de  lama;  sobre  lo  cual  hubo  agrias  con- 
testaciones con  el  Virey  que  concluyeron  por  una  renuncia,  ^neetrosa 
parece  que  no  tenia  voluntad  para  el  caso,  y  exieió  á  sabiendas  lo  que 
no  había  de  concedérsele.  Encóneos  fué  nombrado  para  general  en  Jefe 
del  ejército  el  bri^pidier  sub-inspector  de  artillería  D.  Joaquín  déla  Pe- 
zuela,  quien  al  quinto  dia  se  emoarcópara  Arica  cou  300 hombres  del  Re- 
gimiento Beal  de  Lima. 

Suspendiendo  la  narración  de  los  sucesos  del  Alto  Perú,  ya  demasiado 
larga,  daremos  cabida  á  otros  asuntos  concernientes  al  gobierno  del  vi- 
reinato,  para  contdnuar  después  tratando  de  aquella  guerra  y  llegar  al 
término  del  período  de  Abascal* 

En  el  año  de  1810,  debió  ser  reemplazado  el  Virey  por  el  je£e  de  Encua- 
dra do  la  Armada  D.  José  Bustamante  y  Guerra.  Consta  su  nombra^ 
miento  en  una  real  cédula  de  21  de  Marzo,  y  quedaría  sin  efecto,  desde 
que  no  se  verificó  la  venida  de  ese  general  al  Perú.  Abascal  habla  aseen- 
dido  á  Teniente  general  en  1809  y  continuó  gobernando  un  2?  quinquenio. 
!  El  28  de  Febrero  de  1811  se  tuvo  noticia  en  Lima  de  la  instalación  de 

las  cortes  generales,  suceso  á  que  se  dio  la  mayor  celebridad,  haciéndose 
lajorasolemno  en  el  inmediato  mes  deBCarzo.  Este  congreso  en  24  de 
Setiembre  declaró  nula  la  renuncia  del  rey  FemandO;  por  falta  de  liber- 
tad y  del  consentimiento  de  la  Nación. 

Nunca  abandonaba  Abascal  su  designio  favorito  de  tener  grata  y  alu- 
cinada á  la  sociedad  con  hechos  que  robustecieran  el  aprecio  que  nabia 
alcanzado  por  medio  de  las  obras  públicas,  de  útiles  providencias  admi- 
nistrativas, y  de  mejorasen  diferentes  ramos  que  nadie  pudiera  negar  ó 
disfrazar.  Empeño  era  este  que  cultivó  ingeniosamente,  acreditándose 
su  estudioso  celo  con  los  arbitrios  de  que  hacia  uso  para  distraer  la  aten- 
ción de  todos,  ocupándola  de  novedades  deslumbradoras  que  encubrían 
por  lo  regular  sus  verdaderos  fines.  Ninguna  ocurrencia  fué  con  tal 
propósito  mas  feliz  para  él,  ni  de  mas  £eivorable  resultado,  que  la  de 
crear  un  cuerpo  cuya  disciplina  homogenizase  á  todas  las  clases,  atándo- 
las insensiblemente  al  poder  por  medio  de  la  obediencia  militar.  Se  ha- 
bla escrito  mucho,  en  los  puntos  de  América  donde  apareció  la  revolu- 
ción, déla  natural  riviúicbíd  que  existia  entre  europeos  y  eríollos,  y  del 
desprecio  con  que  los  primeros  miraban  á  estos.  £1  Virey  comprendía  el 
pelisro  que  llevaba  consigo  la  circulación  de  unas  ideas  tan  aceptables 
é  iuSuyentes  para  despertar  pasiones  y  avivar  quejas  mal  encubiertas. 
Concibió  el  proyecto  de  sidir  al  encuentro  de  ellas,  como  el  mediador  en- 
cargado de  amortignarlas,  y  pnao  en  obra  su  plan  llenando  con  él  los  di- 
versos objetos  que  se  proponía. 

Organizó  un  regimiento  de  tres  batallones  haciéndose  su  coronel:  le  ti- 
tuló ^*  Voluntarios  cUaünguidoM  de  la  concordia  española  del  Perú"  y  en  el 
cuello  del  uniforme  colocó  este  mismo  dictado  al  rededor  de  dos  manos 
unidas  estrechamente.  Nombró  teniente  coronel  y  comandantes,  al  mar- 
qués de  Celada  de  la  Fuente,  al  eonde  de  Casa  Saavedra,  y  al  marqués  de 
Torre-Tagle:  capitanes  y  subalternos  á  diferentes  sugetos  notables  tam- 
bién 14J08  de  Lima,  sin  peijuicio  de  dar  iguales  puestos  á  españoles  euro- 
peos; empleando  á  muchos  de  ambas  procedenciae  en  las  clases  de  saijen- 
tos  y  cabos,  y  siendo  el  Arzobispo  el  vicario  de  dicho  cuerpo,  en  que  re- 
fundió un  batallón  de  milicias  del  "Comercio^'  y  un  regimiento  antiguo 
denominado  *^de  la  nobleza*^  que  no  tenia  ya  sino  el  nombre.  £1  30  dcMa- 


30  ABA 

yo  de  ISll,  dia  de  San  Femando,  formó  por  primera  vez  el  regimiento  os^ 
tentando  la  mayor  brillantez  y  lucimiento:Ba  oreacion  se  celebró  con  grau^ 
des  y  costosas  fiestas,  y  valió  id  Virey  el  título  de  Castilla  de  **  Marqoéa 
de  la  Omcordia^'  qne  se  le  confirió  en  30  de  Marzo  de  1812.  Él  cuidaba 
de  recomendar  ala  corte  el  mérito  de  ciertos  personajes  de  Lima,  coad- 
yuvando ásus  ascensos  y  distinciones  para  tenerlos  obligados  y  bien  dis- 
puestos: porque  era  indudable  que  los  serricios  particulares  y  oportunos 
ganaban  las  voluntades  sólidamente  en  una  capital  en  que  abundaban 
las  aspiraciones,  y  ^ue  para    satisfacerlas,  según  el  antiguo  régimen,  se 
requerian  gastos,  tiempo,  y  el  apoyo  que  por  lo  regular  no  se  conseguís^ 
á  tan  gran  distancia  del  poder  regio.  Torre-Tagle.Saavedray  donAndre» 
Salazar  fundadores  del  regimiento  de  la  Concordia,  fueron  ascendidos  á 
coroneles  de  ejército  por  la  Regencia  en  Diciembre  de  1811.  Otro  peruana 
el  marques  de  Montemira,  á  mariscal  de  campo,  y  sub-inspector  general. 
D.  Francisco  Zarate,  D.  Pedro  Matías  Tagle,  los  condes  dé  Montemar 
y  de  Villar  de  Fuente,  todos  limeños,  fueron  graduados  de  coroneles 
de  ejército  en  1813. 

El  6  de  Noviembre  de  1811  se  manifestó  &ol  Lima  un  cometa  notalde  por 
su  permanencia  ala  vista  durante  6  meses,  circunstancia  que  ocasionó 
gran  sensación,  particularmente  en  el  vulgo  que  se  alarmó  mas,  por  el  re- 
cio temblor  de  tierra  que  se  esperimentó  el  11  de  dicho  mes. 

Una  coincidencia  estraordinariamente  desgraciada  para  los  patriotas 
de  Tacna  en  este  año  de  1811,  frustró  los  esfuerzos  audaces  de  estos,  colo- 
cándolos en  el  mas  terrible  conflicto.  D.  Francisco  Ant<mio  Zela  natu- 
ral de  Lima,  ensayador  de  las  cajas  reales,  dio  el  grito  de  rebelión  con- 
tra el  dominio  español  el  20  de  Jiudo,  dia  en  que- sucumbió  en  la  bata- 
lla de  Gnaqui  el  ejercito  Argentino  con  cuya  protección  contaba.  La  no- 
ticia de  ese  desastre,  trastornó  los  ánimos  y  abrió  paso  á  la  reacción  que 
se  efectuó  luego.  Entregado  Zela^  fué  sometido  ajuicio,  y  su  sentencia 
de  muerte  la  conmutó  Abascal  á  mérito  de  poderosas  InfiuenciaeL  en- 
viándolo  al  presidio  de  Chagres  donde  falleció  años  después. — ^Véase 
Zela. 

Nunca  fueron  indiferentes  ni  omisos  en  Lima  muchos  hombres  de  to- 
das las  clases  sociales  que  decididos  iK>r  la  independencia  trabajaban  sin 
cesar,  en  medio  de  obstáculos  y  peligros  de  gravedad,  por  xK>ner  en  obra 
diferentes  proyectos  para  emprender  la  lucha  que  otx^  secciones  ameri- 
canas habían  podido  iniciar.  Entonces,  como  ahora,8e  consideraron  qui- 
méricas todas  las  tentativas  en  que  á  falta  de  elementos  competentes,  ó  si- 
quiera medianos,  no  existió  mas  que  una  generosa  y  resuelta  voluntad 
que  daba  visos  de  realidades  de  importancia,  á  ciertas  ilusiones  creadas 
por  el  entusiasmo,  y  que  convertían  en  medios  de  acción  las  ofertas  de 
algunos,  que  no  era  posible  contasen  con  fuerza  ó  prestijio  en  los  cuar- 
teles. Dentro  de  estos  se  necesitaba  una  cooperación  regular  y  positiva 
que  entonces  faltaba,  y  sin  la  cual  nada  pedia  lograrse. 

Un  número  crecido  de  individuos  entre  los  nobles,  otro  mayor  de 
ecle6Íásticos,de  religiosos  y  personas  de  diversos  cijercicios,  abrifiwanlos 
mas  vehementes  deseos  de  que  la  emancipación  del  Perú  se  dectnase: 
todos  eran  colaboradores,  todos  y  cada  cual  ponían  de  su  parte  algún 
contingente  en  medio  del  secreto  y  de  los  recelos.  Para  escribir  á  cerca 
de  las  conspiraciones  que  se  succedieron  en  Lima  desde  1800,  sería  nece- 
sario tener  á  la  vista  los  procesos  que  se  siguieron.  Creemos  que  en  ca- 
da uno,  los  comprometidos  fueron  muchos  mas  de  los  presos,  j  que  no 
pocos  nombres  de  suposición  quedaron  envueltos  en  el  misterio  jpor  la 
lealtad  de  los  que  sumeron  condenas;  hombres  do  mayor  intrepidez  y 
acción  que  los  que  se  cautelaban  desconfiando  del  excito  con  sobrada  nir 


ABA  31 

con.  £a  la  noche  del  86  de  Setiembre  de  4<|ael  ofio,  faeion  preeos  el  abo- 
gado D.  Mateo  l^va  y  sn  bemumo  D.  Bemdio^  D.  Antonio  Alaría  Fardo, 
el  aobteniente  del  rumíente  real  de  Lima  I).  José  Bernardo  Manzana- 
les, D.  Joeé  Santos  Figneroa,  D.  Jnan  Sánchez  Silva.  D.  Pedro  Zorrilla, 
el  cadete  de  artilleiíal)*  José  Gaete^  D.  Francisco  Pérez  Caneza  y  D. 
José  Antonio  Gareia. — Siguiese  el  Juicio  ^r  el  alcalde  del  crünen  oe  la 
andienoia  D*  Joan  Baso  y  Berri,  y  concluido  en  corto  tiempo,  se  les  sen- 
teadó  á  diferentes  presidios  distantes,  y  por  un  número  de  afios,  sin  que 
sepennitiera  paradespoes  su  regreso  al  Perú.  Parece  ^ue  en  este  pro- 
yecto revolucionario  se  tocaban  los  nombres  del  brigadier  man]^ues  de 
Montemira,  de  su  huo  el  coronel  del  regimiento  dragones  de  Lima  D. 
Francisco  Zarate,  y  de  otras  personas:  mas  no  figuraron  en  la  causa  cu- 
yo fallo  se  dicté  en  27  de  Noviembre,  y  aprobfl^Lo  por  Abascal,  se  puso 
luego  en  c^jecucion. — Véante  loa  ürtíoiloa  meretUa  a  loe  indimdmo8  atoaos* 

Por  Agosto  de  1809,  debiendo  enviarse  del  vireinato  una  persona  que 
representase  al  Pera  como  miembro  de  la  Suprema  Junta  central  de  És- 
pa&a,  se  pió  Abascal  en  tres  distinguidos  patricios  para  que  uno  de  ellos 
fuera  el  efecto  para  desempeñar  tan  alto  cargo.  Asi  es  qne  presentados 
en  d  real  acueinlo,  el  general  D.  José  Manuel  de  Goyeneche,  el  oidor  Dr. 
D.  José  Baqueano,  y  el  chantre  Dr.  D.  José  de  Silva,  recayó  por  sorteo 
eu  el  último. — Se  d^o  que  la  cédula  faé  sacada  de  la  ánfora  por  la  hna 
de  Abascal,  pero  no  parece  creíble  que  esta  fuera  llamada  á  la  sala  de  la 
Audiencia  en  que  celebraba  el  acuerdo  sus  sesiones. — ^Véase  Silva  y  Olave. 
Con  posterioridad  pasó  á  Espafia  de  diputado  por  el  Perú  cerca  del  Con- 
sejo oe  regencia,  el  coronel  1).  Francisco  Salazar.  Al  dar  las  cortes  nue- 
va organización  ú  este  consejo,  figuraron  entre  los  candidatos  para 
presi^rlo,^  tres  peruanos,  loe  bn^adieres  marques  de  Montemira  y  IX 
Manuel  villálta^  y  D.  José  Baqueano  conde  de  Vista  Florida.  La  elec- 
ción recayó  en  el  capitán  de  fragata  D.  Pedro  Agár  natural  de  Nueva 
Granada,  Director  general  de  academias  de  guardias  marinas.  Asi  lo 
comunicaron  al  cabildo  de  Lima  desde  la  Isla  de  León  en  nota  de  6  de 
Noviembre  de  1810,  los  diputados  que  en  esa  asamblea  representaban 
al  Perú. 

Continuaban  los  trabajos  ocultos  en  que  se  discutían  diversos  planes 
y  se  i»rocuraba  escogitar  medios  para  mover  el  país  y  encender  el  fue- 
go de  la  revolución.  Conferencias  habia  en  el  colegio  de  San  Feman- 
do donde  figuraban  Unánue,  Paredes,  Pezet,  ChacaJtuia,  Tafiír,  Valdez, 
Deboti,  ¿k,  pues  del  cuerpo  de  médicos  siempre  se  disputaron  algunos 
laprimaciaenlospasosTHreparatoríos  conducentes  á  tiiui  señalada  in- 
tento. Denunciadas  á  Abascal  estas  juntas,  quedó  absorto  al  oir  que 
se  comprendía  en  las  acusaciones  á  personas  de  elevado  rango,  entre 
las  cuales  estaban  amigos  y  aun  confidentes  suyos.  Pero  el  sa^as  Yi- 
rey,  conocedor  de  todos,  se  limitó  Á  comunicarles  con  estudiada  cal- 
ma, lo  que  respecto  de  ellos  se  le  había  informado.  Asi  se  desconcerta- 
ban en  aquellos  tiempos  las  combinaciones  y  conatos,  que  cesaban  evea*- 
tualmente  para  reanudarse  después. 

Otra  eoncurreneia  que  atr%)0^  con  razón  las  sospechas  de  Abascal,  y 
qae  también  dio  lugar  á  revelaciones  sigilosas,  fué  la  que  fomentaba  en 
su  c^da  el  padre  D.  Segundo  Antonio  Carrion  del  oratorio  de  San  Fe- 
lipe Neri.  Allí  asistían  el  conde  de  la  Vega  y  D.  José  de  la  Biva  Agüe- 
ro, haciendo  papel  muy  principal  los  padres  Méndez  y  Tagle.  f^ta- 
ban  relacionados  con  Pérez  de  Tudela^  Alvares,  y  otros  distinguidos 
abogados  infatigables  obreros  entre  los  que  trataban  de  abrir  paso  á  la 
iasurreccion.  Abascal  dispersó  este  club  por  medio  de  diferentes  arbi- 
trios; y  cuéntase  que  en  una  ocasión  hizo  situar  en  la  portería  del  con- 
vento de  'San  Pedro,  en  hora  dada  de  la  noche,  al  capitán  D.  Juan  Vis- 


32  ABA 

carra  c^ebre  por  su  actividad  en  el  servicio  de  policía;  el  cual  caando 
ibansaliendo  los  socios  del  Padre  Carrion,  les  daba  las  buenas  noclies 
á  nombre  del  Yirey,  aplicándoles  á  la  cara  una  linterna  de  mano  que 
con  tal  fin  llevaba  debajo  de  su  capa. 

£1  colegio  de  San  Carlos  era  otro  taller  en  que  reunidas  notables  in- 
teligencias,  se  propagaban  las  ideas  americanas  que  abrazaba  nna  reco- 
mendable juventud,  que  á  su  vez  dio  á  la  República,  muy  dignos  serví- 
dores.  Su  Rector,  el  canónigo  lectoral  D.  Toribio  Rodríguez  de  Mendo> 
za,  estaba  ad  ñrente  de  los  progresos  científicos  de  aquel  antiguo  insti- 
tuto, en  que  se  cultivaban  las  doctrinas  mas  liberales,  bien  que  de  una 
manera  privada  y  con  precausiones.  Allí  se  nutrieron  ^  difundieron  los 
principios  protectores  de  la  independencia,  fruto  preciso  de  nna  ilus- 
tración Ubre  de  errores  y  preocupaciones.  £1  padre  Fray  Diego  Cisne- 
ros  de  la  orden  de  San  Gerónimo,  el  presbítero  Dr.  D.  Juan  José  Mufióz 
y  algunos  mas,  se  hallaban  ligados  al  rector  Rodríguez^  eran  los  colabo- 
radores ardientes  de  sus  elevadas  miras  en  obsequio- a  los  adelantos  de 
la  juventud,  por  la  cual  trabigaban  así  mismo  Vivar,  Pedemonte  &,  eu- 
yo  saber  y  patriotismo  se  reprodtno  en  las  altas  capacidades  de  Carrion, 
Mariategui  y  tantos  otros.  Cuando  varias  resoluciones  de  la  corte,  alar- 
mada con  los  anuncios  de  las  abanzadas  reformas  introducidas  en  San 
Carlos,  se  encaminaban  á  la  supresión  de  ciertos  textos,  j  á  detener  los 
ensancnes  de  la  eusefianza,  el  Virey  rehusando  hacerse  odioso,  guardó  en 
BUS  informes,   cuidadoso  silencio    acerca  de  los   puntos  sustanciales 
que  se  querian  esclarecer,  mostrando  así  que  no  tuvo  voluntad  de  coo- 

eur  alfin  que  las  reales  órdenes  se  proponían.  No  faltó  quien  se  atri- 
era  este  triunfo  de  una  manera  esclusiva;  pero  el  respeto  á  la  ver- 
exije  decir  que  Abascal  no  ignoraba  nada  de  lo  que  sucedía  en  dicho 
colegio,  y  que  su  tacto  político  y  lo  delicado  de  su  situación,  le  acon- 
sejaron nna  prudente  tolerancia.  A  su  talento  no  podia  esconderse 
qne  la  emancipación  de  la  América  era  inevitable;  mas  á  su  fama  y  ele- 
vación personal  convenia  pensar  solo  en  vencer  los  peligros  de  actuali- 
dad, sin  escudriñar  lo  que  sucediera  después  de  su  época  de  mando, 
por  resultado  del  progreso  intelectual,  que  envano  hubiera  intentado 
contener. 

Tanto  era  esto,  que  no  ¿Jtaron  ocasiones  en  que  hablando  el  Yirey 
con  personides  de  su  intimidad  tildados  de  desafecto  á  la  causa  de  fia- 
paña,  los  calmaba  con  reflexiones  de  momento  sin  negar  que  vendría 
de  por  sí  la  oportunidad  de  la  independencia.  Aun  les  hacía  entender 
con  disimulo  que  llegaría  el  caso  de  que  él  mismo  no  se  opondría  á  ella. 
No  de  otra  suerte  pueden  esplicarse  los  rumores  sordos,  y  la  persua- 
cíon,  ligera  desde  luego,  abrigada  por  algunos,  de  que  Abascal  no  esta- 
ba distante  de  hacerse  Soberano  del  Perú,  tradición  á  que  se  refiere 
D.  J.  A.  de  Laválle  en  la  revista  de  Lima  de  1?  de  Setiembre  de  1860. 
£1 18  de  Setiembre  de  1810,  fueron  aprendidos  de  orden  del  Yirey  el 
Dr.  D.  Ramón  Anohoris  natural  de  Buenos  Aires,  mayordomo  del  Arzo- 
bispo de  Idma»  el  Dr.  D.  Mariano  Pérez  de  Saravia,  el  cura  de  San  Se- 
bastian D.  Cecilio  Tagle  y  un  hermano  suyo,  los  comerciantes  Minondo 
V  López,  el  italiano  D.  José  Boqui,  su  hiio  adoptivo  D.  José  Antonio 
Mirálla,  el  impresor  D.  Guillermo  del  Rio  y  otros,  todos  acusados  de 
conspiración,  y  penados  con  destierro  y  confiscaciones  en  el  proceso  que 
conlra  ellos  me  seguido. 

Al  instalarse  las  cortes  Españolas  en  Setiembre  de  1810,  tomaron 
asiento  en  ellas  como  diputados  en  virtud  de  la  elección  supletoria  que 
se  hizo  en  Cádiz,  diferentes  peruanos  ^ue  entonces  se  hallaron  en  la  Pe- 
nínsula>  entre  ellos  los  coroneles  D.  Dionisio  Inca  Yiipanqui  y  D.  Fran- 


ABA  33 

«siseo  Salazar,  los  doctores  D.  Vicente  Morales  Daarez,  D.  Blas  Ostolaza 
y  D.  José  Antonio  Navarrete,  D.  Antonio  Znazo^D.  José  Lorenzo  Ber- 
madez,  D.  Pedro  Garcia  Coronel,  y  D.  Ramón  Feliu,  los  cuales  firmaron  la 
cDQstitncion  política  sancionada  en  18  de  Marzo  de  1612,  siendo  Navar- 
réte  ano  de  los  secretarios  de  dichas  cortes.  De  las  solicitudes  que 
estos  y  los  demás  diputados  de  América  hicieron  en  la  asamblea  con 
diversos  objetos  apoyados  en  razón  y  Justicia,  se  dá  cuenta  en  el  ar- 
tículo "Morales  Ihtares^\ 

£n  la  provincia  de  Húanuco  se  hizo  un  levantamiento  el  23  de  Fe- 
brero de  1812,  acaudillándolo  contra  el  gobierno  el  rejidor  D.  Juan  José 
Crespo  y  Castillo.  Alegó  por  causal  que  se  trataba  de  incendiar  por 
los  españoles  las  nuevas  sementeras  de  tabaco  formadas  por  los  ha- 
cendados, en  uso  de  la  libertad  concedida  para  el  cultivo  de  esa  plan- 
ta. £1  intendente  de  Tarma  D.  José  Gronzalez  Prada  acudió  á  sofo- 
car la  revolución,  provisto  de  fuerza  competente  y  con  instruccio- 
nes de  Abascal.  Castillo  salió  á  encontrarle  con  crecida  multitud,  mas 
apesar  de  la  resistencia  en  que  puso  empeño,  fue  derrotado  en  el 
puente  de  Ambo  el  18  de  Marzo.  Hubo  gran  mortandad  y  heridos, 
ocupando  los  realistas  el  20  la  ciudad  de  Húanuco  donde  sufrieron 
la  última  pena  Castillo  y  sus  principales  tenientes  D.  Juan  Haro  y  D. 
José  Rodríguez  que  fueron  aprehendidos  en  la  montana  de  Monzón. 
£1  Virey  concedió  después  un  indulto,  el  13  de  Abril,  comprendiendo 
á  los  partidos  de  Panataguas  y  Huamalíes  en  que  se  había  estendi- 
do la  insurrección. 

£1 23  de  Marzo  se  esperimentó  en  Lima  un  huracán  cuya  fuerza  de- 
sarraigó varios  sauces  en  las  alamedas,  y  en  14  del  inmediato  Abril  un 
fuerte  movimiento  de  tierra. 

• 

Nombrado  consejero  de  estado  el  oidor  D.  José  Baqueano,  conde  de 
Vista  Florida,  hubo  en  Lima  costosas  funciones  públicas  en  su  obsequio. 
£1  grado  de  entusiasmo  popular  que  desplegaron  todas  las  clases  en 
esta  celebridad,  que  duró  del  4  al  6  de  Julio,  acreditó  ^ue  Baqueano 
disfrutaba  del  aprecio  general,  y  era  la  persona  mas  querida  é  influyen- 
te entonces.  Tan  estremosas  demostraciones,  que  rayaron  en  füborotos 
populares,  dieron  mérito  á  que  se  animasen  mas  los  rezelos  del  Virey, 
que  vivía  de  antemano  desconfiado  y  vigilante  con  el  poder  de  aquel 
personaje,  á  quien  la  envidia  tildaba  aun  de  conspirador  é  interesado 
en  favor  de  los  viejos  designios  de  la  princesa  del  Brasil.  Con  motivo 
de  la  a^tadon  del  pueblo,  estubieron  las  tropas  sobre  las  armas,  y  s» 
quiso  oar  color  de  sedición  á  unos  actos  enteramente  distantes  da 
tales  tendencias;  sin  que  por  esto  dejasen  de  ocasionar  alarma,  pues  la 
casa  de  Baquílano  faé  teatro  de  grandes  recepciones,  arengas  y  loas,  to- 
mando partee!  bello  sexo  y  bástalos  indios  y  los  negros;  cuyas  alocu- 
ciones se  publicaron  en  la  descripción  impresa  de  estas  memorables  fíes- 
tas,  que  escribió  el  sospechoso  Miralla.  Foco  se  hicieron  esperar  los  re- 
soltados de  tan  notables  escenas,  y  la  prisión  de  algunas  personas  fué 
el  anuncio  de  un  juicio  que  se  les  abrió  por  una  conjuración  que  se  ase- 
guraba estar  fiuguándose,  y  ^ue  denunció  como  acusador  un  saijento 
del  regimiento  de  la  Concordia,  apellidado  Planas.  Nos  faltan  datos  pa- 
ra poder  decir  algo  del  término  que  tuvo  esta  causa. — Véase  Baquijano. 

Antee  de  concluir  Julio  de  1812,  hubo  una  función  dedicada  á  la  per- 
sona del  Virey,  porque  habia  recibido  despacho  real  en  que  se  le  con- 
decoraba con  la  eran  cruz  de  Carlos  III.  Juntáronse  los  caballeros  de  la 
orden  en  la  capilla  de  palacio  donde  se  hizo  el  ceremonial,  y  le  armó  con 
}as  insignias  uno  de  aquellos — D.  Sebastian  de  Aliaga  conde  de  Sau  Juan 

5 


34  ABA 

de  Lariganclio. — ^Uníase  á  esta  celebridad  la  qae  era  eonsiguiente  íttt^ 
biese  cou  motivo  del  nuevo  mar^u^emdo  de  la  Concordia, 

Luego  vino  á  exitar  los  ánimos   un  suceso  de  alta  trascendencia* 
que  abrió  espacioso  campo  de  esperanzas  á  los  corazones  que  aspiraban 
a  saborear  los  goces  de  la  libertad.  Hablamos  de  la  constitución  dada 
por  las  cortes  en  1B12^  que  recibida  oficialmente  por  el  Virey  debia  ser 

S reclamada  en  el  Perú. — ^Verificóse  este  acto  solemne  en  Loma  el  día  1? 
e  Setiembre,  jurando  dicho  códiffoen  seguida  las  autoridades,  los  em-  - 
picados  de  todas  clases  y  hasta  los  ciudadanos  en  sus  parroquias  res- 
pectivas.— ^£1  jábilo  popular  se  manifestó  con  ilimitada  espansion  en 
fiestas  y  regocijos  que  duraron  seis  dias  consecutivos. 

La  libre  emisión  del  pensamiento  permitida  por  suprema  resolución  de 
11  de  Noviembre  de  1810,  fue  para  los  hombres  de  letras  y  para  el  públi- 
co, ancioso  de  ilustración  y  doctrinas  vedadas  hasta  entonces,  una  de  las 
primeras  garantí^  que  pudiera  apetecer  para  tratar  de  sus  intereses, 
de  sus  derechos  y  porvenir.  Fueron  apareciendo  unos  en  pos  de  otros 
periódicos  que  tomaron  á  su  cuidado  concentrar  la  opinión,  y  encami-  - 
liarla  á  diferentes  fines  de  utilidad  general.  A  la  par  de  estos  lícitos  y 
sanos  designios,  asomaron  las  animosidades  y  los  ataques  personales,  in- 
dició claro  de  los  odios  y  las  rencülas  privadas.  La  autoridad  p|TÍnci- 
Sal  no  podia  verse  libre  de  reproches,  acusaciones  y  descomedimientos 
e  lod  agraviados  y  de  los  inquietos.  Entre  los  diversos  asuntos  que 
entretuvieron  la  prensa,  algunos  suscitaron  graves  disgustos,  sefialán- 
dose  mas  los  que  dirijian  por  D.  Gaspar  Rico  y  Ángulo  y  el  mariscal  do 
campo  D.  Manuel  Villalta.  Abascal  dice  en  su  relación  de  gobierno  que 
Rico  se  servia  de  los  periódicos  "PcrtMUio"  y  '^SdteUt^*  **para  propagar 
„  producciones  incendiarias  y  subversivas  que  irremediablemente  iban 
„  a  poner  el  pais  en  combustión;  y  que  ftié  necesario  recoger  ciertos  nú— 
„  meros,  y  corregir  al  autor  como  lo  hizo  con  aprobación  del  real  acuer- 
„  do,  agregando  que  los  gobernadores  de  las  provincias  representaron 
„  no  poder  responder  de  la  tranquilidad,  si  no  se  cortaba  el  pernicioso 
„  abuso  que  se  hacía  de  la  libertad  de  imprenta'\  £1  Virey  remitió  Á 
Bioo  á  España  bajo  partida  de  registro  en  27  de  Junio  de  1813. 

En  cuanto  al  general  Villalta,  sus  escritos  pulsaban  una  cuerda  de  fa- 
tal sonido  para  el  Vire^  en  las  circunstancias  que  se  atravezaban:  y  por 
eso  decia  en  su  memoria  que  '^mas  que  los  de  Rico  contenían  un  vene- 
„  no  mortal  y  activo,  porque  grosera  é  impoHtioamente  hacía  resaltar 
„  el  motivo  de  los  zelos  de  los  americanos  contra  el  gobierno,  por  noha- 
„  ber  sido  atendidos  como  los  europeos  en  la  distribución  de  los  empleos 
,,  y  premios'^  Abascal  impidió  la  circulación  de  tales  impresos.  A  este 
respecto  hubo  publicaciones  en  estilo  el  mas  picante,  de&ndiendo  á  Vi- 
llafta  é  hiriendo  de  lleno  al  Virey,  particularmente  por  el  modo  ilegal 

2ue  sin  duda  afeaba  sus  procedimientos  como  autoridad.  Cierto  que 
Lbascal  habia  pasado  á  la  junta  censora  unos  oficios  de  VíUalta  al  ca- 
bildo, b%}o  el  carácter  de  acusación  que  no  le  era  permitido  haeer,  y 
cierto  también  que  á  falta  de  denuncia  en  forma  legal,  y  ante  el  juez 
competente,  sirvió  ese  medio  reprobado,  y  estrafiaá  la  ley,  para  mouyar 
resoluciones  atentatorias.  En  largos  discursos  se  sostuvo  una  polémica 
muy  acalorada  y  acre,  en  que  se  hecharon  en  o^ra  al  gobierno  Español 
BUS  mas  irritantes  estravios  y  mezquinas  máximas;  y  al  Virey  no  pocos 
abusos  é  imprudencias,  deprimiéndole  con  las  armas  de  una  crítica  satí- 
rica y  atrevida. — VéoM  VülaUa» 
Persi^lóse  á  diferentes  personas  por  las  publicaciones  impresas,  en  qne 
se  hacían  recios  ataques  al  poder  político  y  á  la  inquisición.  £1  editor 
del  ^Teruano"  D.  Guillermo  del  Rio  que  también  lo  fué  del  "Investiga- 


ABA  36 

.doE^  tüToqBeííigar  déla  capital;  otros  sufrieron  apercebimUs&tos  y  mal- 
.tas.  Ún  papel  titulado  '^£1  Verdadero  Peruano"  ^ue  di4iia  el  presbitei» 
D.  Tomás  Flores,  y  en  el  cual  escribian  notables  inteligencias,  tuvo  que 
desaparecer  antes  de  un  año  por  la  tenaz  veuj»nga  de  las  autoridades, 
que  no  cesaron  de  descargarle  rudos  golpes.  Verdad  es  que  salian  pro- 
ducciones candentes,  y  cuyos  bríos,  tratando  de  las  libertades  públicas 
y  del  Polizonte  abierto  á  la  felioidaíd  futura  del  país,  Mzaban  ya  en  pro> 
▼ooaeiones  é  inyectivas  que  era  imposible  oorríeeen  impunemente. 
Otro  eclesiástico,  el  Dr.  D.  ¿n^l  Luque  natural  de  PanamiS,  era  también 
HicoBtenilde  y  escribía  diatribas  en  1812,  contra  el  brigadier  Bábago 
secretario  del  Virey,  y  el  tesorero  D.  Femando  Zambrano.  £stos  lo  per- 
ngniron  y  fué  de^sfadp  aut^r  ii^amante.  £1  clérigo  era  un  exigeiado 
liberal^  y  sua  ideas  y  audacia  para  escribir  lo  bacian  temible. 

Ko  altó  en  £spa&a  quien  alzara  tamlnen  la  voz,  y  en  la  tribuna  del 
Ccü^roso,  contra  el  virey  Abascál:  no  faltó  quien  comprendiendo  su  po- 
Üttea  y  deugmos,  lanzara  quejas  y  declamaciones,  aunque  sin  éxito, 
pcar^e  se  intazpretaron  como  desahogo  de  pasiones  nacidas  del  Lnterea 
por  la  independencia,  combatida  diestra  y  artificialmente  por  AbascaL 
£i  diario  de  las  cortes,  en  la  sesión  de  1?  de  Man»  de  1813,  registra  las 
aousaciooes  que  le  hizo  el  diputado  suplente  por  Arequipa  D.  Mariano 
Rlveio,  calificándolo  ''  de  un  déspota  arbitrario  (][ue  se  recreaba  en  el 
"  derramamáeuto  de  sangre  americana,  y  para  quien  no  babia  moA  ley 
*'  m  norma  que  sus  caprichos,  su  egoísmo  y  desen&enada  ambición  . 
La.Gólara  del  Virey  estalló  no  solo  respecto  de  Bivero,  sino  de  los  demás 
diputados  del  Perú,  considerándolos  sus  cómplices  porque  ninguno  ua^ 
de  la  palabra  ;para  defenderlo,  y  lejos  de  eso  se  manifestaron  contentos 
.al  parecer  de  las  acusaciones  que  apocaban  con  su  silencio.  £n  el  núr 
mero  63  del  "Tribuno  del  Fueblo",  periódico  que  se  publicaba  por  en- 
tonces en  £spaS&a,  se  escribió  también  en  ténninos  ofensivos,  denun- 
eisndo  di^FMSos  hechos,  del  Virey  del  Perú,  y  censurando  los  abusos  de 
sos  prooedimientos  como. mandatario.  £6tas  acriminaciones  no  se  limi- 
tanm  á  Abascal,  y  comprendieron  igualmente  al  general  Pezuña,  al  al- 
calde del  ci;ímen  de  la  audiencia  de  lima,  marques  de  Casa  Calderón,  y 
alanaycrde  plaza  coronel  D.  Antonio  Montero,  por  participación  en  los 
^cios  de  infidencia  y  arrestos  que  se  repetían  por  resultado  de  ciertas 
lavestigaciones.  Con  tal  motivo,  salió  á  luz  un  folleto  titulado:  "A  la 
iMMtoa  panela:  ^  Pmaador  del  PerA.  lima  1814",  en  el  cual  se  prodiga- 
ron insultos  á  Bivero,  y  en  vez  de  respuestas  que  lo  desmintieran  victo- 
riosamente, se  cuidó  en  una  répUoa  empalagosa,  de  referir  los  servicios 
de  Abascal  y  Pezuela  con  estudiada  ponderación.  Este  escrito  muy 
irritante  y  personal,  no  guardó  respetos  en  cuanto  á  otros  individuos 
heridos  por  solo  la  circunstiuicia  de  haber  sido  alabados  en  las  publica- 
eiones  de  £spaña;  tales  como  el  general  Henestroza,  los  oidores  Villota 
y  £steiripa,  y  el  fiscal  Eyzaguirre. 

Un  comerciante  de  libros  llamado  D.  Tadeo  López,  natural  de  Limik 
tenia  ideas  muy  exaltadas  contra  los  de  Espaüa,  y  muchas  veces  su&io 
por  eso  fuertes  correcciones.  Quiso  establecer  un  periódico,  y  careciendo 
ae  t^ws  se  propuso  fundirlos.  Lo  consiguió  á  fuerza  de  trabiú<>  7  gastos 
crecidos,  d¿ido  por  fin  á  luz  "El  Peruano  UberaV\  López  no.  era  hom 
bie  de  letras,  y  se  valia  de  diferentes  plumas  para  su  empresa.  Uno 
de  Qus  amigos  redactó  un  prospecto  algo  descomedido,  y  dispuesta 
la  forma  pasó  á  la  prensa,  estampándose  en  raso  blanco  aquel  escrito 
por  el  mismo  D.  Tadeo.  Éste  tomó  el  primer  ejemplar  como  la  primicia 
de  loB  tipos  fabricados  en  Lima;  ^  seguido  de  gente  con  mucho  alborozo 
-y  estruendo  de  cohetes,  se  dirigió  aS  palacio  con  aquel  presente,  que 


36  ABA 

vtMi»  jpHüsrAbauícal  csmaó  hvl  justo  enojo,  despidiendo  con  rigor  y  amena- 
K^maáiiuí^í^  López  que  no  había  leído  lo  que  iba  timbrado  en  el  raeo. 
Ei  Ck&Uuldo^eM^o&eedió  una  medalla  de  oro  con  bríllantes  á  titulo  de 
'^fti^MMíOLt  mériéo'^^  y  como  López  se  presentase  con  ella  en  público,  fué 
llamado  por  el  Virey,  quien  disgustado  por  el  avance  del  Cabildo,  y  Iob 
irrespetuosas  contestaciones  de  López,  le  arrancó  del  vestido  la  medalla^ 
arcojKndol»  eá  suelo:  Después  se  la  devolvió  destruida  á  golpes  de  mar- 
tillo,' enhri^dolo  por  sepflúrado  los  diamiaates.  Sobre  este  particular  ha- 
bcrésxiQcaoionies^^  Oabtldo  y  reconvenciones  del  Virey. 
-  <£}l'Oónitírdío  de  Cádiz  liiío  á  las  cortes  en  34  de  Julio  de  1812  una  re- 
pfesentaféofn  en  que  manifestó  los  grandes  perjuicios  que  se  le  segnirian 
p6r'la¿concesi(m  del  comefrcio  libre  de  los  estrangeros  con  la  América. 
La  avidez  mercantil  qniso  escluirla  de  las  ventajas  que  pudiera  repor- 
tar, disfrutando  como  parte  integrante  de  la  monarquía  los  derechos 
y  principios '  adoptados  en  ella  recientemente. 

YTBb  áünés  de  dicho  año,  el  9  de  Diciembre,  hechas  las  primeras  elec- 
ciones populares,  so  procedió  en  Lima  á  la  de  los  miembros  de  la  Muni- 
cipalidad constitucional.  Era  la  primera  vez  quo  sobre  las  ruinas  del 
Cabildo,  compuesto  de  nobles  que  á  perpetuidad  poseían  las  llamadas 
varas  de  regidor,  adquiridas  por  medio  de  compra,  el  pueblo  entraba  Á 
^ercer  uua  de  sus  regalías,  designando  por  medio  del  sufragio  álos  ciu- 
dadanos de  su  confianza  para  representarlo  en  la  Junta  municipal  pe- 
riódica. Hubo  una  cuestión  con  motivo  de  haber  resultado  entre  los  regi- 
dores un  eclesiástico,  el  presbítero  Buendia.  Fueron  también  electos  los 
diputados  á  Cortes  que  salieron  para  España  en  1813. 

Hemos  visto  en  una  cuenta  de  ingresos  y  gastos  del  Cabildo  de  Lima, 
que  en  la  hábilitoíMm  de  los  diputados  Tagle  y  Yabldivieso,  que  pasaron  á 
las  cortes,  invirtió  17,682  pesos:  y  que  no  teniendo  fondos  para  este  de- 
sembolso, tomó  dicha  cantidad  prestada  de  la  ciHa  general  de  óensos, 
por  cuyos  intereses  pagaba  530  pesos  anuales.  Escandaloso  modo  de 
gastar!  En  1815  el  caudal  que  reconocía  el  Cabildo  á  rédito  era  de 
602,a"" "-" .----=-- — .._..___«.  «vo  «  ^ 

tiemí 

fiscal  de  la  Audiencia  300  por  el  despacho 

cada  médico  consultor  en  materias  de  vacuna:  en  fiestas,  sermones,  ^ 

1817  pesos:  fuera  de  otros  muchos  objetos  propios  de  la  costumbre  de 

derrochar El  año  1815  cobró  el  Cabildo   por  deudas  anteriores 

7,716  pesos,  y  por  el  año  86,337  pesos:  t>otal  de  ingreso  94,054.  Los  gastos 
fueron  95,812  pesos,  y  quedó  debiendo  á  su  tesorero  1,758  pesos:  tenia 
que  recaudar  para  el  año  siguiente  85,046  pesos  de  deudas  pendientes. 
En  este  mismo  año,  1812,  meses  después  de  saberse  en  Tacna  la  victo- 
ria del  general  Belgrano  en  Salta  y  la  capitulación  de  Tristan,  un  joven 
resuelto  que  estaba  allí  confinado  desde  que  se  le  tomó  prisionero  en  el 
Alto  Perú,  hizo  repetir  el  grito  de  independencia  dado  por  Zela  en  1811. 
Ayúdesele  por  algunas  personas  de  aquel  vecindario;  armaron  cente  y 
tuvieron  el  arrojo  de  marchar  hacia  Arequipa.  El  intendente  Moscoso 
desde  que  supo  esta  novedad,  mandó  fuerza  contra  Tacna,  y  encontran- 
do á  los  revolucionarios  en  Camiara,  hubo  allí  nn  aparato  de  lucha  en 
aue  estos  sucumbieron. — Véase  Paillardelle,  D.  Henrique,  que  así  se 
amaba  el  caudillo  de  la  segunda  tentativa  de  Tacna.  Uno  de  sus  pri- 
meros cómplices,  D.  Mant^el  Calderón,  fué  después  preso  en  Tacna,  y  se 
le  remitió  al  Alto  Perú  á  disposición  del  general  Fezuela:  allí  corrió 
mil  peligros,  y  al  fin  pudo  salvarse  de  ellos.  El  año  1823  coirró  en  el 
naunragio  de  la  goleta  "Sacramento"  con  varios  otros  emigrados  de  Mo- 
quegua.  En  Arequipa  se  hicieron  indagaciones  por  haberse  asegurado 


ABA  37 

qne  este  suoeso  estoba  ramificado  y  en  combinación  con  otro  qne  debió 
oeanir  en  dicha  ciudad.  Con  este  motivo  ñié  remitido  preso  á  liima  un 
reciño  distángnido,  D.  Biannel  Bivero^nien  en  el  proceso  que  se  le  si- 
guió tnyo  por  abogado  y  defensor  al  Dr.  D.  Hannel  Pérez  de  Tndéla.*- 
VéasdBivero. 

En  el  reino  de  Chile  estalló  de  una  manera  clara  la  revolución  que 
▼enia  preparándose  desde  1810.  Habia  sido  depuesto  del  mando  el  pre- 
sidente brigadier  Carrasco,  erigiéndose  posteriormente  una  Junta  de  go- 
bierno, y  convocándose  un  Congreso  para  constituir  el  país.  Bl  virey 
Abascal  á  quien  los  cuidados  y  atenciones  de  Quito  y  del  Alio  Perú,  no 
ie  permitieron  llevar  de  pronto  la  guerra  á  Chile,  no  cesó  de  estar  en  ase- 
eho,  y  de  adoptar  medidas  hostiles  conducentes  á  perturbarla  marcha 
de  Jas  cesasen  a^uel  j^afs.  Después  de  muchos  manejos  insidiosos  y  dé 
tentativas  reacoionanas  en  que  se  esforzó  hasta  donde  mas  no  pudo^ 
adoptó  el  plan  de  hacer  requerimientos  é  intimaciones  mezcladas  con  in- 
saltos  y  amenazas.  Él  se  habia  abrogado  un  poder  desmedido  sobre  la 
América  del  Sud,  proponiéndose,  con  títulos  ó  sin  ellos,  ahogar  la  revo- 
lución en  todas  partes,  y  á  costa  del  inf(»-tunadoPeró,  conquistar  la  nom- 
bradla de  pacificador  y  revindicador  de  los  derechos  del  Bey.  Habría  mu- 
cho que  escribir,  si  seSÉhese  Á  dar  cuenta  de  todos  los  trabados  de  este  Vi- 
rey, que  puede  decirse  no  dejó  por  tocar,  en  cuanto  á  Chile,  uno  solo  de 
los  resortes  que  en  su  elevada  capacidad  creyó  útiles  para  obtener  el  lo- 
gro de  sus  intentos. 

En  resumen,  copiaremos  lo  escrito  á  este  respecto  por  el  ilustrado  his- 
toriador chileno  i^arros  Arana.  "  La  revolución  prendió  fácilmente  en 
"  todas  las  provincias  hispano-amerícanas;  solo  en  el  Perú  se  mantuvie- 
"  ron  firmes  los  celosos  defensores  de  los  derechos  del  Bey,  sofocando  la 
**  insurrección  en  unos  puntos,  combatiendo  á  los  ejércitos  insurgentes 
"  en  otros,  y  organizando  por  todas  paxtes  los  elementos  y  recursos  pa- 
"  rauna  larga  lucha. 

"  ElYirey  Abascal,  que  allí  mandaba,  era  uno  de  esos  hombres  que  no 
"  se  dejan  abatir  por  los  contrastes.  Habia  puesto  el  hombro  á  la  atre- 
'^  vida  empresa  de  sofocar  el  espíritu  revolucionario  en  las  provincias 
"  vecinas,  y  debia  acometerla  por  todos  medios,  sin  temer  á  las  fatigas 
**  consiguientes. 

"  La  revoluoton  de  Chile  llamó  eon  preferencia  sus  miradas.  Paree  e 
''  que  sospechaba  la  futura  importancia  del  movimiento  revolucionari  o; 
^*  desde  el  dia  de  la  instalaciou  de  la  primera  junta  gubernativa,  habia 
"  vigOado  paso  á  paso  su  política,  y  el  desarrollo  de  ésta  lo  indico  á 
"  proferir  severas  amenazas.  En  un  oficio  en  que  exijia  de  la  junta  de 
'*  santiago  el  reconocimiento  de  la  Constitución  de  Cádiz,  decia  al  c<m- 
**  oluir:  Admitan  UU.  la  Constitución  nacional  de  que  acompaño  un 
**  ejemplar,  y  que  con  inesplicable  placer  y  júbilo  acaban  de  Jurar  los 
*^  pueblos  espafioles,  y  entre  ellos  esta  inmortal  é  insigne  capital  que 
"  tengo  el  honor  de-  mandar:  condenen  UU.  á  las  llamas  y  á  un  eterno 
**  olvido  la  que  están  para  adoptar  y  tienen  puesta  á  examen,  como  un 
"  eterno  padrón  de  ignominia  y  el  mas  feo  borrón  de  la  fidelidad  del  rei- 
"  no;  y  cuenten  UU.  con  cuantos  auxilios  pueda  y  deba  prestar:  de  lo 
**  contrario  laa  tropas  reales,  que  puestas  al  norte  de  este  vireinato  de- 
"  ben  descansar  ha  mucho  tiempo  en  la  capital  de  Quito,  y  las  delSud, 

2ue  posesionadas  ya  del  Tucumán,  continuarán  estrechando  la  in- 
el  capital  del  Bio  de  la  Plata,  dejando  quieto  y  tranquilo  el  Perú,  se 
abrirán  muy  en  breve  paso  por  esas  cordilleras,  que  consideran  UU. 
inaccedibles;  y  tomando  sus  victoriosas  banderas  bigo  su  protección,  á 


u 


88  ABA 

'f  .esos  inocentefi  y  deagiraoiados  puetios,  acabarán  con  lofiambieiosos, 
l'ot|fWQptfl¿<íf«ft  y  tiranos  qae  loe  ogrimea", 

o/iSáwbMMriosi  UxoA  el  brigadier  de  marina  B.  Antonio  Pav^a,  proee- 
dmM¡fl>dQ^Si|iftSMi  eonnombraEniento  de  la  Regencia  para  el  mando  políti- 
cory  üaiHtar  de  la  provincia  de  Concepción.  Con  él  trazó  Abascal  eí  plan 
4k^jimaiau!l$r  fuerzaa  en  Cbiloé  y  YaldiTiaq^ara  reconquistar  todo  el  reí- 
.WhríSí^  ^  título  de  eomandante  general  de  esas  proTÍnoias,  una  ¿tarta 
mtmA  de  dinero,  buques  de  trasporte,  y  oficiales  y  tropa  para  que  fiXTrnÁ- 
safftadfos  de  nuevos  cuerpos:  con  estos  elementos  salió  del  CskUao  el  12 
de  Diciembre  de  1812.  Mucha  fué  la  actividad  de  Pareja  al  idistar  mía 
e(q[Mdicion  en  Cbiloé  y  ocupar  luego  á  Valdivia^  donde  la  engrosé  al  pun- 
to de  contar  con  mas  de  dos  mil  hombres,  llevándolos  por  mar  al  puerto 
de  Ban  Vicente  en  ^ue  desembarcó.  Tomó  Talcahuano,  y  de  seguid» 
operó  sobre  Concepción  apoderándose  de  la  provincia,  merced  ano  ha- 
bérsele opuesto  gran  resistencia,  y  á  la  cooperación  que  le  prestó  un  jefe 
de  las  tropas  patricias.  Pareja  trabajó  por  crear  mas  fuerzas,  y  aunque 
pidió  auxilios  al  Virey  del  Perú,  emprendió  campaña  acia  la  capital  de 
Simtiago;  pero  sufrió  contrastes,  y  tuvo  que  retirarse  á  ChillMi.  Perdido 
Talcahuano  para  Pareja,  fué  capturada  la  fragata  Tomás  en  que  Abas- 
cal  enviaba  algunos  jefes,  el  socorro  de  cien  mil  pesos,  y  diversos  otroa 
elementos. 

Muerto  Pareja  en  Chillan,  por  consecuencia  de  una  enfermedad,  reca- 
yó el  mando  en  el  coronel  D.  Juan  Francisco  Sánchez,  hombre  tenaz  é 
incansable,  el  cual  se  fortiñcó  allí  y  estableció  guerrillas  que  le  facilitasen 
la  defensa.  Apesar  de  algunos  reveses  que  esperimentó,  le  valieron  cier- 
tas ventajas  de  las  cuales  resultó  que  el  sitio  se  levantase. 

El  Virey  nombró  general  en  gefe  del  ^ército  realista  de  Chile  al  bri- 

f;adier  D.  Gavino  Gainza,que  se  dirijió  asu  destino  á  fin  de  Diciembre  do 
813,  llevando  en  los  buques  de  guerra  corbeta  ''Sebastiana*'  y  bergan- 
tín 'Totrillo^  doscientos  hombres  de  su  rejimiento,  el  Beal  de  Lima,  y 
una  buena  provisión  de  parque,  y  recursos  en  dinero,  tabaco,  azúcar  &>? 
Desembarcó  en  Aranco  donde  se  le  reunió  un  batallón  de  auxiliares  de 
Chiloe.  £n  el  periódico  ^^FeMttdor  áel  Ferú"  se  imprimieron  después  las 
instrucciones  que  el  Virey  dio  á  Gainza:  en  ellafir  le  ordenaba  obrar  con 
mucha  cautela  y  seguridad,  y  le  autorizó  para  tratar  la  paz  con  los  ene- 
migos bajo  la  base  ae  que  ''se  rindiesen  y  se  les  perdonase  sus  extravies.'' 
E¡a  una  proclama  fe<^  ú  14  de  Matso  de  1614,  dj^o  Abaseai  á  ios  chile- 
nos, entre  otras  cosas,  que  se  equivocaban  en  cuanto  al  valor  de  sus  pro- 
ducciones, pues  unxnillon  de  pesos  que  pasaba  á  Chile,  circularía  en  el 
Pera  cuyas  provincias  tenian  sebo  y  trigo  de  sobrí^  pues  se  hablan 
aumentado  las  siembras  &^  Después  de  sucesos  ocurridos  en  pro  y  en- 
contra  de  las  armas  del  Bey,  de  estar  sometidas  á  ellas  las  ciudades  de 
Taloa  y  CcMaoepeion,  y  cuando  la  situación  müitar  de  Gainsa  no  era  ven- 
ticosa  por  él  mal  excito  de  las  operaciones  de  la  campaña,  llegó  á  Santiago 
eí  Comodoro  infles  HiUyar,  encargado  por  él  Virey  de  allanar  el  camino 
para  un  avenimiento  por  habérsele  ofceeido  como  mediador. 

Abascal  desconfiaba  del  excito  de  la  guerra  en  Chüe,  y  aunque  encu- 
bría sus  rezeloe  haciendo  ostentación  &  superíorídad  de  fuerzas  v  abun- 
dancia de  recursos  en  el  Perú,  por  la  cual  no  necesitaba  de  Chile,  tuvo 
la  esperanza  de  un  arreglo  por  el  intermedio  del  Comodoro,  sin  advertir 

3ue  &aba  bases  de  no  j»cil  admisión  como  el  reconocimiento  de  Fernán^ 
o  Vu  y  las  cortes  de  Espa&a,  el  juramento  de  la  Constitución,  y  que  se 
repusieran  las  autoridades  y  antiguos  fnncioinrios;  en  cambio  de  la  pro- 
mesa de  una  amnistía  por  lo  pasado,  cualesquiera  que  fuesen  los  compro- 
misos de  los  revolucionarios. 


ABA  38 

.  Con  interYencion  dé  Hill jar  se  i^iuftd  un  conveiiio  en  lAtetsy  el  ü  ^e 
Mayo  de  1814  en  ciicunfttanciae  de  que  Qminca  ae  encontndM^eír  apttfo» 
y  penosas  dificultades  para  saÜTainMo  por  mediede  lae  annáa^  Batéete 
tratado,  Chile  reeonocu  al  rey  Femando  y  las  eórtee,  oliceeieiido  ettVlar 
á  éllaa  sos  diputados.  Qne  continumian  el  Gobierno  existente  y  el  CH^ 
mercio libre  con  los  extranjeros.  Los  realiatas  eTacaaiiati  áCowN^peÍMi 
y  Yald\YÍa.   Cesarían  las  nostilidades:  se  devolTexlaa  loa  prisioiieree: 

habría  un  completo  olrido  de  opiniones Chile anxiliaria ala  Espatta 

en  lo  que  fáeee  posible:  qnedaria  en  Conoepeion  y  TaLoahaano  la  áraüo- . 
ria  qne  antes  existió  alli  &,^ 

Este  convenio  no  finé  bien  recibido  en  Chile;  y  disgustó  tanto  en  el 
ejército  realista,  qne  Gainza  Tiéndese  amenanádo  y  en  peligro,  taro  qno 
aee|pirar  no  peinsaba  cnmplirlo.  T  en  efecto,  ganó  nn  mes  tras  otro 
arbitrando  protestos  y  embarazos  para  sn  nó  ejecncion,  con  la  mira  do 
qne  el  Virey ,  reprobándolo,  enyiara  tropas  para  continnar  la  gnerra. 

Abascal  annlo  el  tratado  ea  lo  absoluto,  y  acto  continuo  hizo  embaaroar 
al  cor(mel  D.  Mariano  Osorio  con  550  hombres  del  batallón  de  TálaTcra 
qne  en  Abril  de  1812  llegó  de  Cádiz  en  el  navio  ^Asia"  y  varios  traspor- 
¿9S,  con  la  fuerza  de  700  plazas  á  órdenes  de  su  coronel  D.  Ba&el  láaroto. 
Uevó  también  Osorio  una  compafiía  de  artilleros,  algunos  gefes  y  ofi- 
ciales y  lo  necesario  en  cuanto  ¿artículos  de  guerra  y  dinero.  Dióle  el 
Virey  sus  órdenes  prohibiéndole  entrar  en  arreglo  de  paz  sin  el  hecho 
de  una  completa  rendición.  BáUó  del  CáUao  en  el  mismo  navio  el  19  de 
Juüo,  desembarcó  en  Táleahuano  el  13  de  Agosto,  y  el  18  estuvo  en  Chi- 
llan. Osorio,  según  los  historíadioes  chilenos,  reunió  un  ejército  de  mas 
de  4  mil  hombres  en  siete  batallones,  varios  escuadrones  y  18  piezas:  y  el 
28  principió  sus  operaciones.  Gauíza  entregó  las  tropas  á  su  sucesor,  y 
quedó  sometido  á  inicio:  mas  tarde  fué  vüraa  su  causa  en  Lima  por  un 
consejo  de  guerra  ae  oficiales  generales,  que  no  lo  absolvió  ni  penó. 

Los  chilenos  hicieron  grandes  esfuerzos  para  salvar  el  país,  pues  aun 
libertaron  los  esclavos  formando  con  ellos  un  euBTjgo  de  imgemK»»  La 
Mta  de  armas  y  de  tiempo,  j  mae  que  todo  las  opiniones  discordantes 
délos  jefes  principales,  decidieron  de  los  resultados  de  la  campafia  en 
íkvor  de  los  realistas.  £l  general  OHiggins  se  atrincheró  con  su  división 
en  Rancagua  el  30  de  Setiranbre  de  1614,  no  pudiendo  empellar  una  bata^ ' 
lia  desigual.  Se  combatió  hasta  la  temeridad  en  los  parapetos  y  casas 
por  tres  días  nn  que  sirviesen  los  mas  valerosos  esfirarzos.  El  seneral 
Oairera  con  tropas  eoncáderables,  abandonó  á  los  encerrados  en  Kancar 
gnaenvez  de  acudir  en  su  auxilio.  Gran  parto  de  los  sitiados  se  abrie> 
ron  paso  oon  CHiggins  y  loeraron  salvar  el  2  de  Octubre.  Osorio  com- 
pletó su  victoria,  ocupó  Santuigo  y  se  ensefioreó  del  reino  reconquistado 
con  la  salida  de  Carrera  al  otro  lado  de  la  cordillera. — "En  Limaseoolo- 
carón  en  el  templo  de  Santo  Domingo  ^  7  de  Noviembre  nueve  bandenbs 
tomadas  en  Rancagua. 

Osorio,  teniendo  mucho  no  alcanzar  la  victoria,  y  en  momentos  des- 
graciados para  su  ejército,  quizo  abandonar  el  ataque  á  Bancagua  y  re-, 
tirarse.  Habia  recibido  otaen.  de  Abascal  dada  en  30  de  Agosto  para  ee- 
lébarar  el  tratado  merjer  posible^  y  reembarcarse  en  Táleahuano  con  el  ba- 
tallón de  Talaveray  algunas  fuerzas  mas,  no  por  engrosar  el  ejército  del 
AltoP^rú  comose  ha  escrito,  smóá  causa  del  conflicto  en  qne  se  vio  el 
Yiiey  por  la  revolución  c^ne  estalló  en  el  Cuzco.  En  una  jimta  de  «ierra 
á  instancias  de  los  principales  eefes  se  decidió  desobedecer  al  ^^rey  y 
cembatir  prontamente,  por  ser  el  único  medio  de  conservar  él  ejercite  cu* 
js  retiraaa  y^  no  podia  nacerse  oon  seg^uridad. 
Las  cortes  en  22  de  Febrero  de  1813  mandaron  extinguir  el  Tribunal  de 


40  ABA 

la  Inquisición,  y  el  decreto  del  caso  llegó  á  Liima  eu  Julio.  £1  puebio 
queaoodiapor  novedad  á  ver  las  oficinas  y  cárceles  del  Santo  Oficio,  se 
l/uizóel3  de  Setiembre  á  saquear  el  archivo  y  cuanto  encontró  Á  maño. 
Fué  diñcil  contener  su  indicación  y  desenfreno,  sin  que  pudieran  reco- 
jerse  multitud  de  papeles  dispersos  que  entretuvieron  á  muchos  curiosos 
con  la  revelación  de  secretos  y  ocurrencias  las  mas  estrañas  y  ridiculas. 

£n  la  ciudad  y  provincia  &  lea  se  suMó  un  terremoto  el  30  de  Mayo 
de  1613,  que  destruyó  varios  edificios  y  maltrató  otros.  Piura  esperimen- 
tó  también  un  temblor  de  bastante  gravedad  en  Febrero  del  aüo  siguien- 
te 1814. 

Abascal  hizo  venir  á  Lima  desde  las  remotas  misiones  del  Ucayali  al 
Padre  Fray  Manuel  Plaza,  y  conferenció  con  él  respecto  de  la  posibilidad 
de  hacer  una  marcha  desde  la  costa  hasta  el  Amazonaspara  poder  villar 
ú  £uropa.  Ordenó  se  abriera  de  nuevo  el  camino  de  Onancnamayo;  quo 
se  reedificasen  muchos  pueblos,  que  los  religiosos  de  Ocópa  cuidasen  de 
que  se  hicieran  sembríos  formando  chacras,  y  que  se  levantara  un  fuerte 
en  Chaviní,  en  el  que  llegaron  á  colocarse  ocho  piezas  de  bronce  á  costa 
de  un  excesivo  gasto.  Con  tal  motivo  se  esparcieron  voces  para  persua- 
dir de  que  el  Virey  tomaba  todas  estas  providencias  con  la  mira  de  poner 
espedita  una  retirada  por  esa  vía  en  caso  de  que  los  sucesos  le  obligasen. 
á  adoptarla  como  un  recurso  de  salvación;  pero  no  hay  pruebas  de  qua 
tal  fuese  su  pensamiento. 

El  relato  de  las  operaciones  en  el  Alto  Perl  quedó  suspenso  desde  que 
referimos  la  separación  del  general  Goyeneche,  entregando  al  brigadier 
Ramírez  el  mando  accldentsumente.  Llegado  el  momento  de  continuar 
tratando  de  esta  guerra,  diremos  que  el  nuevo,  general  en  gefe  brigadier 
Pezuela,  se  reunió  al  ejército  en  Ancacato  el  7  de  Agosto  de  1813  con  300 
infantes  y  10  piezas  de  á  4.  La  fuerza  tottd  no  llegaba  á  4,000  hombrea 
sin  contar  las  guarniciones  de  Oruro  y  del  Desaguadero.  El  general 
Belffrano  con  su  ejército  ya  ocupaba  Potosí,  desde  donde  partió  contra 
las  merzas  realistas,  y  se  aseguró  traía  mas  de  5,000  combatientes,  da 
ellos  2,500  con  buena  discij^ina.  £n  Ancacato  habia  ocurrido  un  en- 
cuentro en  que  el  comandante  realista  D.  Saturnino  Castro  destrozó  una 
crecida  fuerza  de  guenülas  mandada  por  un  jefe  Cárdenas.  En  la  noche 
del  27  de  Setiembre,  estando  el  cu£urtel  general  de  Pezuela  enCondooondo 
recibió  aviso  de  estar  acampado  en  Yilcapuquio  el  ejército  argentino.  An- 
tes de  amanecer  el  l?de  Octubre,  se  pusieron  en  movimiento  los  realis- 
tas binando  de  unas  alturas  al  lian  o  de  Vilcapuquio  en  que  se  trabó  una 
reñida  batalla.  De  los  8  batallones  que  tenia  Pezuela  einco  se  desordenl^ 
ron:  los  restantes  hicieron  grandes  esfuerzos,  sosteniéndose  hasta  vencer: 
pero  lo  que  mas  contribuyó  á  la  victoria  fué  el  impetuoso  ataoue  hecho 
por  el  comandante  Castro  con  su  caballería,  por  retaguardia  de  los  ar- 
gentinos. Aunque  estos  tuvieron  descalabros  considerables,  pudieron 
rehacerse  volviendo  al  orden:  reunió  Belgrano  en  el  partido  de  Chayanta 
como  4,000  hombres,  ayudado  de  los  pueblos,  y  porque  Pezuela  no  pudo 
perseguirlo. 

Dias  después  emprendió  el  general  espafiol  su  marcha  y  encontró  á  los 
enemigos  en  los  altozanos  de  Ayohuma.  El  14  de  Noviembre  hubo  allí 
una  sangrienta  lucha  que  terminó  por  la  completa  derrota  del  ejército 
de  Belgrano  dejando  en  el  campo  400  muertos,  70  oficiales  y  800  soldados 

Srisioneros,  8  cañones  y  bástalos  equip%jes^  fuera  de  los  despojos  consi- 
erables  que  le  habían  sido  tomados  en  Vilcapuquio.  El  Virey  Abascal 
Qcnicedió  no  pocos  ascensos  por  estas  batallas  y  promovió  á  Pezuela  y  Ba- 
mirez  á  la  alta  clase  de  Mariscales  de  campo:  d^o  en  su  relación  de  Grobier- 
no,  que  habia  concedido  esas  gracias  tan  debidLas,  infrinjiendo  un  decreto 


ABA  41 

L  aneae  le  iivátó  lafiMsnltod  de  couf«)rirlad.  Pidió  \a  cmx 
aülitar  de  8aB  ranumdo  pan  Pezaela. 

-  EkBte  general  envió  su  vangaardia  flobie  Jqjai  y  Salta,  «atable  ekS  «u 
enarfeel  general  en  Tnpisa^  y  creó  naeYos  batallones.  Hiko  lennír  ^rpms 
goamieíoiieB  y eon  ellaa  el  comandante  Blanco  atacó  y  derrotó  f^n.  Co- 
eliabamba  la  nnmetoaa  fnerza  qne  tenia  el  coronel  Arenales,  gobenmdor 
de  esa  proYÍneia  por  los  independientes;  batiendo  en  seguida  otras  parti- 
das en  diversos  puntos.  El  general  en  jefe  entró  en  Jujoi  el  27  deMa^ 
de  1814  determinado  á  continnar  la  campaña  hicia  Taonmán. 

Bendida  la  plaza  de  Montevideo  en  23  de  Jnnio  con  el  teniente  gene- 
ral D.  Gaspar  Viffodet,  sucesor  de  Elio,  el  gobierno  argentino  qaedó  es- 
pedito  para  atender  por  completo  á  la  guerra  del  Alto  Pera.  ISUa  ^pré- 
SMitaba  una  alternativa  que  nnnca  pudieron  remover  los  espa&oles. 
Abalizándose  el  ejército  á  Tuoumán  se  alejaba  demasiado,  y  necesitaba 
de  mayorfnerza:  no  podía  debilitarse  cubriendo  numerosas  guarniciones, 
y  las  provincias  de  su  retaguardia  se  levantaban  de  nuevo:  Coobabamba 
sola  bastó  en  repetidas  ocasiones  para  desconcertar  los  planes  que  pare* 
eian  mejor  combinados.  £éta  era  la  fisonomía  de  tan  larga  contienda, 
mientras  qne  la  deserción  iba  en  aumento,  y  la  promovían  principalmen- 
te los  eclesiásticos.  £n  1814  no  sirvieron  solo  de  obstáculo  los  sucesos  de 
Cochabamba,  de  creciente  gravedad,  sino  varios  reveses  que  suMeron 
las  armas  del  Be^  en  Santa-Cruz  y  Valle-Grande,  por  los  cuales  Pezuéla 
se  retiró  de  Jiijuí  á  Suipacha  donde  se  situó  el  21  de  Agosto. 

Abascal  no  tenia  ya  como  auxiliar  al  ejército  del  Alte  Pera  ni  con  tro- 
pas ni  eon  armas:  las  primeras,  porque  nabia  enviado  á  Ctüle  cuantas 
tuvo  disponibles,  las  sesudas,  porque  estaban  agotadas;  y  aunque  en 
tres  afios  seguidos  las  pidió  á  £spa&a  con  empeño,  nunca  alcanzó  ni  res- 
puesta ásus  reclamaciones. 

No  bien  llegó  Pezuela  á  Suipacha,  cuando  recibió  avisó  de  un  aconteci- 
miento adverso  superior  á  todos  los  demás,  la  revolución  hecha  en  el  Cuz- 
co el  3  de  Agosto,  creada  por  el  patriotismo  peruano,  y  fomentada  por  los 
capitulados  en  Salta  y  por  los  agentes  de  los  caudillos  argentinos.  Por 
dos  veces  se  hablan  descubierto  conspiraciones,  que  aunque  se  reprimie- 
ron de  pronto,  no  quedaron  estinguidas  por  varias  causas. —  Féaae  Con- 
c^  Mgadier  y  vrdidente  interino  del  Cuzco.  Formóse  en  esta  ciudad  una 
junta  gubernativa  binóla  presidencia  de  D.  José  Ángulo,  y  compuesta 
del  bneadiw  D.  Mateo  Pnmacahua,  del  Dr.  D.  Itomingo  Luis  Astete  y 
de  D.  Juan  Tomás  Moscoso. 

Uenos  de  actividad  enviaron  expediciones  contra  Guaman^ra,  Are- 
quipa, Puno  y  la  Paz,  para  poner  estas  provincias  en  insurrección.  Pe- 
zuela se  vio  en  un  ^pnin  conflicto  esperando  por  momentos  alguna  nove- 
dad en  el  ejército.  Propuso  un  armisticio  y  suspensión  de  hostilidades 
al  general  argentino  Bondean:  mas  éste  le  contestó  con  altivez,  y  fiando 
la  oo&dici<m  de  que  los  realistas  evacuasen  el  territorio  hasta  el  Desa- 
guadero. 

Por  entonces  aquel  ooronel  D.  Saturnino  Castro  á  quien  se  debió  el 
triunfo  de  Vilcapuquio,  trató  con  ligereza  y  sin  tino,  de  revolucionar  el 
^érmto.  No  consiguió  su  objeto,  y  habiéndosele  aprehendido,  fué  fusila- 
do en  Moráya  por  el  mes  de  Noviembre, — Fiátwc  Caslaro. 
'  Se  habla  tramado  en  Lima  este  minmo  año  de  1814  otra  conspiración, 
y  conforme  al  plan  que  trazaron  sus  autores,  debía  estallar  el  28  de  Oc- 
tubre sorprendiendo  los  cuarteles  y  la  persona  delVirey,  y  en  el  Callao  sol- 
tando á  KM  presidiarios  y  echándose  sobre  las  guardias  en  los  momentos 
en  que  estaviese  dentro  de  la  fortaleza  *^Real  Felipe"  la  procesión  del 
Sairto  Cristo  del  Mar,  y  se  predicase  un  sermón  seg^in  era  costumbre. 

6 


42  ABA 

Al>aBoal  al  nombrar  Jaez  de  la  cansa  que  mandé  aegnir,  al  oi^ítaa  del 
regimiento  Real  de  Lima  D.  José  Lanao,  le  indioó  une  cnatio  Baoerdote» 
casi  á  nn  tiempo  le  habian  participado  qne  nna  miger  en  secreto  de  oon- 
festón  les  reveló  qne  iba  áefectnarse  la  revolución  y  qne  deseaba  lo  su-> 
píese  el  Virey  y  tomase  precauciones.  Esos  sacerdotes  ñieron  el  oan^ni- 
ffo  D.  Manuel  de  Arias,  el  Sacristán  mayor  D.  Luis  del  Castillo»  el  padre 
Echeverría  Prelado  de  tian  Agustín,  y  el  padre  Gidagarza  de  la  <kdeii 
de  San  Francisco.  Todos  di^xm  aviso  al  general  Abascál  negindoee  Á 
entrar  en  pormenores,  y  á  dar  el  nombre  de  la  mujer  diciendo  no  oono- 
oerla:  después  se  descubrió  en  el  juicio  y  se  supo-que  era  una  sola  y  que 
se  habia  valido  de  los  cuatro. 

Se  hicieron  otras  denuncias;  una  por  el  comandante  de  artilletía  I>« 
Fulgencio  Zevallos  refiriéndose  al  subteniente  D.  Eugenio  Pérez  y  al 
sargento  José  Aranis;  otra  del  sargento  mayor  de  Dragones  de  Lima  D. 
Cesáreo  de  La-Torre  que  presentó  dos  anónimos  recibidos  por  él  sin  fi*- 
ber  su  procedencia;  otra  del  torero  Esteban  Con^o  por  conducto  deles* 
pafiol  t),  Ramón  Vendrell  capitán  del  regimiento  de  la  ConccHrdia,  y  úl- 
timamente una  del  padre  Beletmita  Fray  Joaquín  de  la  Santisima  Tri- 
nidad. Estas  delaciones  conteuian  algunas  particularidades  entre  ellaa 
la  de  haber  ido  á  Cañete  im  agente  á  sublevar  los  negros  esclavos:  que 
estaba  complicado  el  conde  de  la  Vega  del  Ren,  y  que  existía  en  la  capi- 
tal un  D.  José  Gk>mez  socio  de  Paillardelle  en  el  motin  de  Tacna,  y  que 
se  decia  era  emisario  de  los  argentinos. 

Siguióse  nn  largo  proceso  en  que  fueron  numerosas  las  citas,  muchos 
los  presos  y  las  sospechas.  Apareció  también  como  denunciante  el  esp»* 
ñol  D.  Julián  Parga  y  pesaron  acusaciones  sobre  diferentes  sargentos  y 
cabos  de  los  cuerpos.  Gómez,  en  efecto,  estuvo  en  Lima,  y  lo  sacó  en 
una  calesa  Da.  Bartola  Espejo  con  intervención  de  su  tío  político  D.  Pe- 
d^  José  Gil  teniente  de  milicias  de  Tacna,  y  empleado  en  el  EstMEmco  del 
Tabaco.  La  mujer  de  éste.  Da.  Petronila  Valderrama,  qne  era  madre  de 
Gómez,  fué  la  que  dio  el  aviso  á  los  sacerdotes  excitada  por  el  pánica 
<|ne  se  apoderó  de  ella  creyendo  descubierta  la  revolución,  y  en  gran  pe^ 
hgro  á  su  mai  ido. 

Gómez  habia  devuelto  en  Arica  i>or  mano  de  D.  Manuel  Vülabaso  cua- 
tro mil  y  mas  pesos  en  barras  de  plata,  y  eran  parte  del  caudal  tomado 
de  tesorería  por  D.  Henrique  Paillardelle,  cuando  el  tumulto  de  Tacna. 
Este  mismo  Gómez  debia  asaltar  el  cuartel  de  Santa  Catalina  con.  un  nú- 
mero de  conjurados. 

Conlbrme  á  una  ley,  las  causas  por  asalto  á  cuarteles  y  otras  maqui- 
naciones de  este  género,  eorresponoian  á  la  jurisdicción  ordinaria  y  no  á 
loe  consejos  de  guerra:  pero  no  era  Abascal  el  que  se  sometii^a  á  princi- 
pios opuestos  á  un  pronto  eecarmiento;y  así  en  casos  tales,  im»oedia  mili-< 
tarmente  y  sin  otro  norte  que  las  ordenanzas,  para  lo  cual  se  fundaba 
en  sus  altas  facultades  que  nadie  sabia  hasta  donde  pudieran  esten- 
derse. 

£1  fiscal  Lanao  en  su  dictámeu  de  10  de  Febrero  de  1615,  impuso  penas 
arbitrarias,  opinando  también  se  evitase  la  formalidad  de  un  Consejo  de  . 
guerra,  y  se  cortase  la  causa  con  respecto  á  los  reos  presentes,  por  in* 
teresarse  para  ello  las  circunstancias  que  se  atra^^ezaban.  £1  Virey  pasó 
los  autos  al  auditor  de  guerra  que  era  ^  oidor  marqués  de  Casa  Calde- 
rón; y  mandó  poner  en  libertad  al  conde  de  la  Vega  con  la  condición  de 
queuo  pudiera  salir  de  Lima  sin  su  licencia.  En  este  proceso  declararon 
muchos  que  estaban  tildados  por  desafecto  al  gobierno  español;  y  hubo 
un  concierto  de  ocultación  tan  bien  combinado,  que  las  negativas  tuvie- 
ron conf  andido  al  fiscal  acerca  de  multitud  de  hechos  que  se  osoureoie- 


ABA  43 

nmháBoilnMiite:  loe  médicos  deoUurtfxo&  qae  el  aargeaio  Araiüa  m  luUla* 
btt  íhlto  de  juicio,  y  no  debían  merecer  i'é  bus  aserciones. 
£1  auditor  dictaminó  en  4  de  Abril  qne  por  la  fusa  de  los  reos  princi- 

I>alesno  habla  podido  deseabrirse  suficientemente  la  conspiración:  qu^ 
o  actuado  prestaba  bastante  liiz  sóbrela  criminalidad  de  ellos:  qne  es* 
taba  por  la  suspensión  del  juicio,  y  que  el  Virey  procediendo  ffubenia- 
tivameute  podm  imponer  penas  por  vía  de  corrección,  pero  reonciéndo^ 
las  á  la  initod  de  las  qué  proponía  el  fiscal,  pues  **no  eran  aplicadüs 
'*  con  arreglo  á  derecho  y  a  la  sustanciacion  legal,  y  que  aunque  !>• 
'*  Juan  José  Mardones  mereciese  p^ia  capital,  baDiia  que  oírlo  cuando 
^  ae  preaentase/' 

£1  vizey  en  5  de  Mayo  de  1815  decretó  que  á  Mardones  cuando  se  le  tor 
maae  aole  ejecutara:  que  al  carpintero  Donoso  y  á  José  Granda  ausentes, 
los  condenaba  Á  un  afio  de  presidio:  á  los  reos  presentes,  D.  Vicente 
Qonsalez,  á  Chiloé  por  tres  a&os:  á  José  Mérida,  destierro  á  Tn:gillo  por  6: 
á  D.  José  María  Ijadron  de  Guevara,  aunque  no  resultaba  cómplice,  tres 
años  á  Trcgillo  por  su  odio  á  los  europeos  y  afición  á  leer  papeles  súber- 
«ivós:  á  D.  José  Gómez  ausente,  á  5  afios  de  presidio  sin  perjuicio  de  la 
pena  que  le  correspondiese  por  la  insurrección  de  Tacna  con  Paillardelle: 
á  D.  Lucas  Bivas,  al  mayordomo  del  molino  de  San  Pedro  Nolasco,  y  al 
pulpero  de  las  cinco  esquinas,  un  ano  de  presidio  por  existir  indicios 
contra  ellos,  aunque  estuviesen  prófugos.  A.  D.  Pedro  Gil  compurgada 
la  £altacon  la  prisión;  (había  declarado  mucho).  Igual  gracia  á  D.  Jooé 
Antonio  Naranjo;  dándose  por  libres  á  Valentín  Vasquez,  á  José  Fernan- 
dez, ú  D.  José  García  San  Boque,  que  había  sido  oficial  real  en  Chile,  á 
D.  Mariano  La-Torre,  D.  Agustín  Menendez  Valdez,  D.  Pedro  Grillo,  t>. 
Anselmo  Flores,  Gerónimo  Medina,  Ildefonso  Villasante,  cinyano  mayor 
de  Dragones  de  Carabayllo  D.  José  Pastor  Larríuaga,  D.  Salvador  Feliu, 
y  abogado  D.  José .  Liza;  verificándose  las  condenas  de  los  ausentes 
cuando  se  les  aprisionase,  sin  mas  diligencias  que  sus  djBclaracíones. 

(Todos  los  exceptuados  estuvieron  bien  comprometidos,  pero  faltaron 
las  pruebas.) 

Los  vecinos  y  el  cabildo  de  Tngillo  se  ofendieron  de  que  esa  ciudad  se 
desígnase  para  lugar  de  destierro;  y  se  mandó  entonces  que  al  reo  Méri- 
da se  le  enviase  á  £spa&a,  y  que  Ladrón  de  Guevara  quedase  en  el  con- 
vento de  loe  Descalzos. 

£n  una  junta  de  guerra  celebrada  en  Suipacha,se  resolvió  que  el  general 
Bamirez  marchara  contra  el  Cuzco  con  dos  batallones,  dos  escuadrones 
y  cuatro  piezas  de  artillería,  y  que  el  resto  del  ejército  se  retirara  á  Cor 
tagaita.  £1  primer  regimiento  del  Cuzco  pidió  ir  en  la  espedicion  de 
Bamirez:  habia  riesgo  en  concedérselo,  pero  creyéndose  mayor  el  que 
produciría  una  negativa,  Pezuela  accedió  á  la  soUcítud. 

Abascal  escribió  á  todas  las  autoridades  y  corporaciones,  é  hizo  que  el 
Arzobispo  publicara  una  pastoral  análoga  á  las  circunstancias:  pero  el 
Obispo  del  Cuzco  D.  José  Pérez  Armeudaris  fué  muy  adicto  á  la  revolu- 
ción j  y  el  clero,  los  curas  y  los  frailes,  trabajaron  casi  todos  por  ella  con 
la  mayor  desíciou  y  sin  perdonar  medios.  £1  consulado  erogó  cincuenta 
mil  pesos  y  con  este  recurso  salió  para  el  interior  el  teniente  coronel  de 
Tala  vera  D.  Vicente  González,  llevando  120  hombres  que  habia  dejado 
este  batallón  al  embarcarse  para  Chíle^  4  piezas  de  artillería,  algunos  ofi- 
ciales, fusiles,  municiones  &>?.  400  milicianos  que  el  intendente  de  Gua- 
manga  llagó  á  armai',  sq  sublevaron  y  dispersaron. 
-  iioa  del  Cusco  invadieron  Puno  con  gente  que  acaudillaban  D.  José 
Pin^o  y  él  cura  D.  Ildefonso  Muñecas.  Al  aproximarse,  se  defeccionó  y 
miió  á  estos  la  guarnición  de  dicha  ciudad,  que  constaba  de  200  soldados 


44  ABA 

y  900  reclataa.  Para  precaver  alguna  tentativa  que  se  hieifira  en 
qiiipa.  remitió  el  Virey  por  mar  á  Qnilca  100  hombres  del  regimiento 
Real  de  Lima,  500  fúsileS)  500  lanzas,  y  veinte  y  seis  mil  pesoe.  Habí» 
heoho  ir  por  tierra  al  mismo  destino  al  Marisoal  de  campo  Piooaga,  que 
se  hallaba  en  Lima  por  el  mes  de  Setiembre  con 'licencia,  á  fin  de  qne  or^ 
ganizase  en  aquel  dex>;krtiimento  nna  columna  con  la  cual  pasara  a  reon- 
perar  áPuno  y  restablecer  la  comunicación  con  el  ejército. 

González  se  reforzó  en  Guancavelica  con  100  soldados  de  las  mili- 
oías,  y  en  Guanta  con  100  á  órdenes  de  su  coronel  D.  José  Lazon:  mien- 
tras ^e  los  cuzquefios  capitaneados  por  Hurtado  de  M^idoza  y  D.  Ga^ 
brielBéjar  ocupaban  Guamanga.  Hubo  Á  fines  de  Setiembre  una  acción 
en  Guamanguilla  quedando  vencedor  el  comandante  espa&ol.  Los  con- 
trarios  le  buscaron  luego  con  todas  sus  tropas,  y  el  2  y  3  de  Octubre 
atacando  á  González  eñ  el  mismo  Guanta,  se  trabó  un  combate  que  dejó 
odiosísima  memoria,  porque  en  61  hicieron  los  espa&oles  la  mas  horrorosa 
carnicería;  ¡600  muertos,  y  solo  40  prisioneros! —  VéwMe,  Béjar,  Cronzalez, 
Vieenief  y  Hurtado  do  Mendoza, 

Mientras  tanto  se  sublevaba  Guancavelica,  y  como  Abascal  temiese 
que  la  revolución  se  estendiera  al  valle  de  Jai^,  mandó  el  12  de  Oetabie 
100  hombrea  del  Real  de  Lima  con  el  capitán  D.  Felipe  Enlate:  este  re- 
oojió  en  Jai^a  2  cañones,  continuó  su  marcha,  y  aseguró  el  orden  qne  ya 
se  íiabia  restablecido  en  Guancavelica. 

£1  general  Piooasa  consiguió  poco  en  Arequipa  por  falta  de  elemeatoB: 
la  fragata  ^'Tomás^'  hizo  uu  largo  vii^e,  y  faltaron  allí  por  tanto  la  tror 
pa,  parque  y  dinero  remitidos  de  Lima.  Pinelo  y  Mnliecas  tomaron  el 
Desaguadero  en  que  habia  cuantiosos  repuestos,  y  13  ca&ones,  adelan- 
tándose sin  demora  hacia  la  Paz,  cuya  ciudad  cercaron.  PudierMí  ven- 
cerla resistencia  que  seles  opuso,  y  entraron  el  24  favorecidos  por  el 
pueblo  que  se  sublevó,  matando  á  muchas  personas  inclusive  el  gober- 
nador intendente  Marques  de  Yaldehoyos  militar  inteligente  pero  abor- 
recido por  su  dureza.  Mandaba  allí  desde  4  de  Junio  de  1813,  y  Abascal 
intentó  traerlo  al  Cuzco  de  Presidente.  Pero  mientras  lus  vecinos  de  la 
Paz  pidieron  su  continuación  en  15  de  Junio  de  1814  recomendándolo 
mneno,  los  autores  de  la  revolución  del  Cuzco  mostraron  ñierte  queja 
dioienao  que  ese  nombramiento  habia  merecido  la  reprobación- genera!» 
— Véase  Hoy  08, 

Poco  tardó  en  aparecer  el  general  Ramírez  con  la  división  qne  se  ha- 
bia desprendido  del  ejército,  y  el  2  de  Noviembre  encontró  á  los  revolu- 
cionarios en  las  inmediaciones  del  pueblo  de  Achocaya  donde  en  un  re- 
füdo  encuentro  faeron  completamente  derrotados.  Ramírez  descansó  en 
la  Paz  hasta  el  17  en  que  siguió  para  Puno,  donde  hizo  pasar  por  las  ar- 
mas al  Dr.  D.  Manuel  Villagra  auditor  de  las  tropas  del  Cora  Muñecas,  y 
á  algunos  mas. 

La  junta  del  Cuzco  habia  dirigido  otra  espedioion  sobre  Arequipa  oon 
el  brigadier  Pumacahua  y  D.  Vicente  Ángulo.  La  ciudad  carecía  de  me- 
dios oe  defensa,  pero  la  hizo  hasta  donde  le  fué  posible,  perdiéndose  sus 
pocas  fuerzas  en  el  combate  de  la  Apacheta  el  9  de  Novieml»e  de  1814. 
vencidos  y  prisioneros  el  general  Pieoaga  y  el  intendente  Mosooso,  fue- 
ron conducidos  al  Cuzco,  y  pasados  por  las  armas  en  sus  oalaboaoe  en  la 
noche  del  29  de  Enero  de  1815,  colg^dose  en  ima  horca  sos  cadáveres.— 
VáBOMC  todos  estos  nombres. 

La  venida  de  Ramírez  obligó  á  Pumacahua  á  al^andonar  á  Arequipa: 
se  replegó  sobre  el  Collado  llevando  á  brazo  sus  muchas  piezas  de 
artUlcS:!»  que  no  podían  trasportarse  á  lomo  de  muías.  Ramires  en- 
tró en  Arequipa  y  dio  á  su  división  dos  meses  de  reposo,  pc^r  tener  nn^ 


ABA  45 

^z^ca^oflos^iiifiMniios  y  diversafi  neocftidades  ou  sus  filas.  Por  eatonces  £ae- 
ron  AtsiUidospor  Óiden  suya  los  distingaidos  patriotas  D.  Joeé  Aatete 
7  B.  N.  GlifiíryeGhes. 

Pac  Acadi^laaiiioTiiunasdeAreqnlpa,  tomóBamirez  la  ofenalTay  y 
mareló  sobre  Iduapa  dejando  el  mando  al  brigadier  D.  Pío  Tristan.  £1 
Yirey  increpó  aa  demora,  puee  no  contando  con  ella  habia  reforzado  al 
.oomtndaate  Gonamlez  haciéndole  avanzar  de  Guamanga  sobre  Anda- 
IPBoÁ.is^  y  «ncaigando  de  la  intendencia  al  coronel  D.  Narciso  Baeagoy- 
tia.  Los  de  la  revolución  sofocaron  nn  movimiento  reaccionario  qae  se 
hizo  en  Tinta.  González  el  4  de  Febrero  de  1815  obtuvo  en  Matará  y 
cuesta  del  Inca  ün  nuevo  triunfo,  tan  sangriento  como  los  anteriores, 
pues  este  Jefe  y  sus  soldados  de  Talavera  no  daban  cuartel  y  asesinaban 
■áloe prisioneros:  él  fué  quien  redigo  á  cenizas  el  pueble  de  Ghiara. 

PoniacaJiua  y  Ángulo  esperaron  á  Ramírez  eu  las  posiciones  de  Hn- 
maebiri  y  Santa  Bosa.  T^mian  SOO  fusileros,  30  cañones,  muchos  miles 
de  indígenas  con  ondas,  chozos  y  macanas,  y  no  poca  caballeria.  £1 
once  de  Marzo  se  avistaron,  y  después  de  combatir  en  diferentes  ata- 
ques con  tanexario  arrojo  de  una  parte  y  otra,  los  realistas  qnedar 
ron  vencedores  á  costa  de  eran  mortandad.  A  la  mañana  siguiente  se 
recogieron  considerables  despojos;  se  destrozaron  muchos  cañones  y 

Suemaron  ana  corefiaa.  Siguieron  crueles  ejecuciones  en  Sicnani,  donde, 
espues  de  un  aparato  de  consejo  verbal,  fué  ahorcado  Puma<»hua*eí 
día  18  y  su  cabeza  enviada  al  Gnzco.— Véase  Pumacahna. — ^Véase  Mel- 
gar, auditor  de  guerra,  fusilado  antes  sin  forma  de  juicio,  lo  mismo  que 
un  coronel  Bianderas,  y  el  cacique  de  Humachiri. 

Entré  Bamirez  en  el  Cuzco  el  25  de  Marzo  sin  dificultad  aleuna, pues 
sabido  el  desastre,  liabia  estallado  una  reacción  que  facilitó  la  captura 
de  los  caudillos.  Allí  se  elevaron  nuevos  patíbulos  y  hubo  muchos  pre» 
sos.  £1 29  fueron  pasados  por  las  armas  los  generales  D.  José  y  D.  Vi- 
cente Anffulo  y  D.  Gabriel  Bcjar:  después  D.  Pedro  Tudéla,  D.  Mariano 
Anffulo,  C  Maieo  González,  D.  Joeé  Agustín  Becerra  y  otros. — ^Véanse  loa 
articules  tocantes  á  ellos. 

Abaseal  en  su  relación  de  Gobierno  elogió  la  pericia  de  Bamirez  en  la 
batalla  en  Humachiri,  y  pidió  al  Bey  le  condecorara  con  la  gran  cruz  de 
San  Femando  que  no  llegó  á  dársele.  Acababa  de  crearse  en  España  pa- 
ra premiar  acciones  distinguidas,  así  como  la  de  San  Hermenegildo  para 
recompensa  de  los  años  de  servicio.  En  cuanto  á  ascensos  no  fué  pródiso 
el  Virey  en  esta  vez:  pero  hizo  repartir  terrenos  en  propiedad  á  jefes,  ofi- 
ciales y  tropa  por  decreto  de  13  de  Abril  de  1815;  señalando  el  número 
de  topos  Began  el  grado  ó  clase  de  cada  uno,  y  facultándoles  para  ele- 
gir los  puntos  en  que  les  acomodase  tener  está  propiedad  quepodrian 
desde  luego  empeñar.  Bamirez  dispuso  se  jurara  nuevamente  ál  Bev  en 
el  Departamento  del  Cuzco,  y  envió  al  Virey  la  bandera  principal  de 
los  revolucionarios,  y  las  casacas  de  los  caudiUos  ricamente  oordadas. 
.  Femando  VU  en  1814  ocupó  su  trono,  y  las  potencias  aliadas  prome- 
üan  garantir  la  int^ridad  de  la  monarquía  española,  estando  ya  Napo- 
león en  la  isla  de  £Iba.  £n  la  península  habia  numerosos  ejércitos,  j 
era  de  «aponer  se  destinasen  fuerzas  á  Sud-América.  A  esta  fundada 
tmijetank  atribuyó  Abaseal  la  paralizaoion  de  los  arf^ntínos,  que  dio 
tiempo  á  las  operadoiies  de  Bainirez  sobre  el  Cuzco,  sm  que  el  ^éreito 
hnbieae  tenido  que  abandonar  las  provincias  del  Alto  Pera.  Hízoae-im 
eai^e  de  prisioneíos,  y  en  las  comunicaciones  habidas  al  efecto,  se  ad- 
virtió unlaagoBie  comedido  y  cortés  de  parte  del  general  contrario. 

Pezuela  continuó  en  Cota^aita;  yya  por  Diciembre  de  1814  se  esten- 
dié  el  i^ército  de  Buenos  AireB  á  Humaliuaca,  y  su  vanguardia  hasta 


46  ABA 

Yavi  á  órdeues  de  GüemeB.  Constaba  de  seid  batallo)i6«,  dót»  escuadro- 
nes de  granaderos,  y  nomerofia  artillerfa:  mas  de  cinoo  lóil  hombres  co- 
mandaoos  por  el  general  Rondean.  Este  ejército  no  habia  aproTechado 
de  la  azarosa  situación  en  que  estuvo  Pezuela;  y  entre  las  cansas  qae 
motivaron  sn  inacción,  se  contó  la  de  que  en  un  batallón  formado  de  ee- 
pa&oles  prisioneros  de  Montevideo,  se  conspiraba  para  apoderarse  de 
Hondean,  viniéndose  al  ejército  del  Alto  Perú.  Descabierto  él  plan,  en 
que  se  bailaba  mezclado  el  gobernador  de  Salta,  fueron  aquellos  desar- 
mados y  enviados  á  Tucuman,  con  mas,  una  parte  del  batallón  número 
1?,  dispuesta  á  secundar  ese  hecho. 

El  incansable  Abascal  se  habia  atrevido  á  proponer  á  Osorio  que  pau- 
sara la  cordillera  de  Chile  con  tres  mil  hombres  y  oeupando  Mendoza, 
espedicionase  sobre  Córdoba  y  Tucumán.  Debió  desistir  de  este  provec- 
to, porque  Osorio  envió  fuerzas  con  destino  al  puerto  de  Arica,  á  don- 
de llegaron  en  mitad  de  Junio  de  181S;  y  fueron  el  batallón  de  Talavera 
en  que  venian  muchos  chilenos,  liabiendo  quedado  en  Chile  parte  de  él: 
y  el  de  Castro  que  así  se  denominaba  un  cuerpo  mnv  aguerrido  y  moral 
formado  en  Chiloé. — ^Véase  Maroto,  en  cuyo  articulo  se  dice  que  cUuse 
de  hombres  fueron  los  que  componían  el  batallón  Talavera  yar^mien- 
to.  En  eaer  mismo  mes  llegó  al  Cuzco  Gk>nzalez,  el  que  acababa  de  so- 
meter en  la  provincia  de  Guamanga  los  partidos  Od  OanglOlo  y  otros. 
Así  como  lo  habia  conseguido  con  numerosas  víctimas,  ejecutó  con  mu'- 
chas  mas  el  encargo  que  le  dio  Kamirez  de  sofocar  un  nuevo  alzamiento 
que  estalló  en  Ocongate  y  Marcapata.  Ramírez  tuvo  gran  número  de 
desertores,  porque  la  seducción  no  cesaba  en  el  Cuzco:  pero  reemplazó 
sus  bajas  y  emprendió  su  reereso  al  Alto  Perú. 

La  vanguardia  argentina  habia  sorprendido  y  derrotado  el  17  de  Abril 
un  escuadrón  espaflol  mandado  por  el  coronel  Vigil  en  el  **  Puesto  del 
Marqués";  con  cuyo  motivo,  y  el  de  no  descansar  diferentes  guerrílleroa 
que  acometian  con  ñrecuencia  á  Chuquisaca  y  Potosí,  tuvo  el  ejército 
que  retirarse,  y  se  acordó  hacerlo  hasta  Oruro,  pues  los  contrarios  avan- 
zaban ya  con  su  grueso  ejército.  £1  21  de  Abril  dejó  Pezuela  á  Cota^ 
taita  y  se  situó  en  Chay apata.  Cochabamba  habia  tenido  que  rendirse 
Arenales,  y  aquellas  dos  ciudades  también  fueron  ocupadas  por  las  tro- 
pas de  Rondeau. 

Entre  tanto  el  intendente  de  Puno  D.  Francisco  de  Paula  González, 
empleó  no  pocos  esfuerzos  en  pacificar  el  territorio  de  Puno.  Venció  en 
repetidos  encuentros  de  armas,  y  fusiló  sin  piedad  á  ouautos  caudillos 
cayeron  en  sus  manos,  uno  de  ellos  el  coronel  D.  Migpiel  San  Román:  lo 
mismo  hicieron  sus  tenientes,  estendiendo  sus  crueldades  á  muchos  otros. 
En  Junio,  aun  le  f^taba  destruir  al  clérigo  Mu&ecas  que  obraba  por 
Guancané,  y  al  fin  sucumbió  trájicamente.-— Véase  González,  Francisco 
do  Paiila. — Véase  Muñecas,  y  San  Román. 

£1 15  de  Junio  se  reunió  al  ejército  en  Chayapata  el  batidlon  Tálave- 
ra  procedente  de  Arica  con  un  abundante  {parque  remitido  por  Abasoal, 
quien  envió  á  Pezuela  sus  últimas  instrucciones.  £1 2S  de  Julio  llegó  aí 
¿éreito  el  batallón  Castro,  y  tres  dias  después  el  general  Ramírez  con 
dos  mil  hombres  de  vuelta  del  Cuzco. 

£1  Virey  veía  próxima  la  conclusión  de  la  guerra  batido  que  ineae 
Bon¿eau:  porque  el  anuncio  de  la  venida  á  Buenos  Airea  de  un  c^iército 
espaAol  al  mando  del  general  Morillo,  era  suficiente  razón  para  esperar 
el  término  de  la  contienda  en  &vor  de  la  causa  realista.  Pero  variado  el 
destino  de  esa  e^>edicion,  que  desembarcó  en  Costa  firme,  debia  contar- 
se con  que  el  ejército  arg;entino  seria  aumentado  por  tropas  de  Bueno» 
AireB  si  para  ello  había  tiempo.    Era  sabido  que  Morillo  tenia  orden  de 


ABA  47 

eaviax  por  Fanaoiá  usa  diyi«ion  crecida  al  Perú:  y  Pczuela  aguardal»» 
que  con  ella  ae  le  i«fonase  para  aaegarar  el  ataque  á  Bondeao:  no  lo 
podía  eviprender  deede  luego,  ein  esponer  la  plaza  de  Oruio,  con  loede- 
póútoB  que  encenalMS  al  asalto  de  difeienteB  partidas  de  guerrillaa.  Y 
en  efecto  la  amenaBamn  loa  candilloe  que  por  separado  bacian  amagoa- 
por  distintas  direccioaea,  pruM^palmente  por  la  de  Chayauta  en  que 
operaba  Arenales.  Abascal  cometió  la  ¿sita  de  no  avisar  á  Pezuela  que 
Morillo  remitía  solo  1,600  hombres,  lo  cual  sabia  con  evidencia,  como  se 
prueba  por  el  número  de  trasportes  que  contrató  y  envió  á  Panamá. 

Cuando  Pecuda,  que  ocupaua  Sorasora,  perdió  laesperanaa  de  recibir 
nuevas  trocas,  tuvo  noticia  de  que  el  general  Bondean  permanecia  solo 
ala  defensiva,  y  que  habia  elegido  un  campo,  que  fortificaba,  en  lea  lia- 
nos  de  Chayanta.  No  obstante  lo  cual  la  vanguardia  realista  á  cargo  del 
brigadier  Olafieta,  fué  buscada  el  20  de  Octubre  en  Venta  y  Media^  por 
una  división  argentina  la  que  allí  sufrió  uu  serio  revés. 

£1 14  de  Setiembre  de  1815  llegó  al  Callao  la  División  remitida  por  el 
general  Morillo,  al  mando  del  brigadier  de  caballería  D.  Juan  Manuel 
Pereira.  La  componía  el  batallón  ligero  Cazadores  de  Estremadura  con 
800  plazas,  cuyo  coronel  era  D.  Mariano  Bicafort,  el  4?  escuadrón  del 
regimiento  de  Húzares  de  Femando  VU.  el  4?  del  de  dragones  de  la 
Ünion.  una  compa&ía  de  zapadores  y  otra  de  artillería.  £n  Estremadura 
vino  de  teniente  D.  Baldomcro  Espartero,  que  afios  después  fué  regente 
de  España:  de  loe  dragones  era  jefe  el  coronel  D.  Vicente  Sardina  que 
habia  sido  uno  de  los  tenientes  del  célebre  ^'Empecinado''.  Estaa  tropas 
entraron  en  Lima  el  18,  y  fiaeron  revistadas  por  Abascal  en  la  portada 
del  Callao.  El  trasporte  se  contrató  á  d6  pesos  por  nlaza,  en  todo  lo2,000 
pesos  que  el  Virey  arrancó  al  estenuado  cuerpo  ae  comerciantes. 

La  constitución  política  quereg^a,  trs^o  consigo  la  estiuciou  de  los  tri- 
buios, y  esto  cansó  un  enorme  vacío  en  los  recursos  del  Erario.  Con  la  paz 
de  Europa  alcanzada  en  Waterloo,  y  las  muchas  fuerzas  de  que  dispunia 
el  Grobierno,  empezó  ya  á  hablarse  de  una  expedición  de  veinte  mil  hom- 
bres al  Rio  de  la  Plata  al  mando  del  conde  del  Avic»bal.  Na  cabe  duda  de 
que  el  Gobierno  espafiol  se  resolvía  á  emplear  sus  ya  dtsocupadoH  ejérci- 
&8,  para  recuperar  y  conservar  los  dominios  de  Sud- América:  y  al  efecto 
desde  el  regreso  de  Fernando  VU,  salieron  diferentes  espediciones^  y  se 
prepararon  otras,  aunque  tarde,  y  expuestas  á  las  contingencias  que 
malograron  algunas  de  ellas.  Para  realizar  aquel  propósito  se  designa- 
ron y  apartaron  muchos  cuerpos  poniéndolos  á  órdenes  de  un  inspector 
general  de  América  que  se  nombro,  vio  fué  el  teniente  general  D.  Fran- 
cisco Javier  Abadía.  Se  le  dieron  diferentes  facultades,  y  como  la  falta 
de  recursos  paralizaba  los  movimientos,  se  idearon  y  establecieron  en 
ilspalía  nuevas  y  especiales  contribuciones  y  ^avelas  para  adquirir  fon- 
dos que  hicieran  frente  á  los  gastos  necesarios.  Fueron  gravados  con 
pensiones  los  establecimientos  de  comercio,  y  no  se  olvidaron  ni  las  ca- 
sas dé  jueeo;  así  consta  en  la  ''Gaceta^'  de  Lima  de  Id  de  Abril  de  1816. 
[  En  real  decreto  de  8  de  Febrero  de  este  año,  se  autorizó  á  todos  para 
Vmar  buques  corsarios  contra  las  fuerzas  navales  y  el  comercio  de  los 
Estados  independientes.  Cedió  el  Bey  á  los  armadores  el  íntegro  produc- 
to de  los  cargamentos  de  las  presas:  otorgóle»  libertad  absoluta  de  de- 
rechos aun  para  efe<stos  estran^eros;  les  permitió  tripular  las  naves  con 
gente  de  cualquiera  procedencia:  que  tomasen  armas,  pólvora  &.,  de  al- 
macenes reales  y  ofreció  que  las  tesorerías  pagarían  sueldo  Á  dichos  cor- 
sarios &. — ''Gaceta  de  Lima^. 

A  las  tropas  que  tn^o  Peieira  se  ofreció  en  Espafia  pageles  en  él  Pe- 
rú sus  haberes  atrasados,  y  el  valor  de  las  raciones  d^  vino  que  les  toca- 


48  ABA 

fan  segcln  el  tiempA  del  vi^te.  No  había,  como  hacer  estos  grandea  gamtosí 

Ílos  soldados  de  Estremadura  no  conformándose  con  la  demora,  ae  sa- 
loTaron  en  el  cuartel  de  la  Becoleta  el  7  de  Noyiembre  de  1815  para 
exgir  la  satisfacción  de  sos  créditos.  Ijos  oficiales  no  pudieron  sofocar  ol 
notin,ylo0  Jefes  de  pronto  f nerón  desobedecidos.  £1  batallón  marchó  al 
cuartel  de  artillería  para  qne  esta  tomara  parte  en  el  mov^imiento,   lo 
qne  no  sucedió:  toda  la  gnaruicion  de  Lima  se  puso  sóbrelas  armas.   ESn 
cnanto  Abascal  supo  lo  qne  pasaba,  tomó  un  caballo  y  eorríó  al  campa  de 
instrucción  donde  encontró  al  batallón,  y  con  él  al  brigadier  Pereira.  El 
Virey  habló  enérgicamente  á  la  tropa;  sus  palabras  produjeron  el  efecto 
que  se  propuso,  y  le  otorgó  perdón  ase^ar^idola  que  sería  muy  riguro- 
so contra  cualquiera  falta  posterior  de  disciplina.  En  el  cuartel  de  Mon- 
serrat  tuvieron  los  oficiales  de  HdzAires  muchas  dificultades  para  con- 
tener á  sus  soldados,  que  sable  en  mano  (^[uerían  tomar  la  calle  como  al- 
Suos  lo  hicieron,  pues  existía  unaconvinaciou  anticipada.    £1  Eacaa- 
on  Dragones  de  la  Union  no  se  hallaba  en  Lima.   El  coronel  Bicafort 
había  marchado  al  Cuzco  de  j^esidente  interino,  cargo  que  se  negó  á  ad^ 
mitir  antee  el  brigadier  Pereira.  Ricafort  Ueró  al  Cuzco  la  sesta  contpa- 
fiia  de  su  batallón,  y  sobre  esa  base  formó  allí  el  segundo  batallón  del 
r<^imiento,  que  mas  tarde  perdió  su  nombre  y  el  número  34  que  tenii^ 
dimdoeele  el  de  ^Imperial  Alejandro  45  de  linea''.  Por  Diciembre  de  1615^ 
los  Jefes,  oficiales  y  tropade  Estremadura  cedieron  al  Bey  la  cuarta  parte 
de  sus  ajustes  de  este  a&o  importante  350  mil  reales  vellón.  Este  donatl- 
To  lo  aceptó  el  Virey  con  fecna  17  de  ese  mes. 

£1  general  Pezuela  salió  de  Sorasora  con  sú  ejército  el  1?  de  Noviem- 
bre: todx)  el  mes  trascurrió  en  operaciones  indispensables,  y  en  razón 
de  las  que  ejecutaba  el  ejército  argentino  que  abandonando  Chayanta, 
adoptó  por  teatro  de  batalla  las  lomas  y  llanuras  de  Sipesipe.  El  dia  29 
decamparon  los  realistas  de  la  hacieuda  de  Viluma  y  se  dio  principio  al 
combate  que  fué  largo  y  reñido,  concluyendo  por  la  derrota  de  la  m£an- 
teria  arg<&ntina  que  no  pudo  rehacerse  apesar  de  los  esfuerzos  de  la  ca- 
balleria,  que  maniobró  é  hizo  sus  ataques  dando  serios  apuros  á  los  es- 
pañoles qu9  al  fin  la  pusieron  en  fuga.  Los  restos  vencidos  se  retiraron 
por  Chuouisaca  en  corto  número  con  el  general  Bondeau  herido:  el  bri- 
gadier OlaSieta  los  persiguió  hasta  sdguna  distancia. 

£1  general  Pezuela  dió  en  Tiluma  el  ascenso  á  teniente  general  al 
maríscat  áp  campa  Ramirez;  y  el  Virey  Abascal  al  aprobar  esa  y  otras 
promociones,  coi^firió  el  mismo  empleo  al  general  en  gefe,  cuyo  rango 
era  igual  al  de  Bamirez.  Bemitió  aquel  tres  banderas  teinadas  en  esa 
batalla,  para  que  se  colocasen  en  la  capilla  del  cuartel  de  ártilleria,  de- 
dicada a  Qanta  Bárbara  y  que  construyó  el  mismo  Pezuela 

No  hablan  faltado  en  Lima  agentes  que  combinados,  ó  nó,  con  los  re- 
Tolucionarios  del  Cozccn  se  he<£áron  a  conspirar,  alentados  por  el  cono* 
oimiento  !(|ue  tenían  de  la  situación xri tica  del  ^ército  del  Alto  Perú,  y 
úoÍq  diÍ6iauto  de  la  tan  desmembrada  fuerza  que  gpiameoia  la  capital. 
Ftké  hbo  de  los  mas  actiT^os  inventores  de  difbffentes  proyectos  el  i>r. 
D.  Francisco  de  Paula  Quirós^  hábil  abogado,  cuya  audacia  rayaba  en  te- 
ateridad;:  El  habiairrítadoaí  Vircjv  en  las  cuestiones  electorales,  y  cuan- 
dn  se  thutó dé jhi  prisión,  salió  de  tusapara  Arequipa.  Allí  inqiuetó  los 
ánimkis;  el  intendiente  Moscoso,  no  sm  causa,  le  tuvo  por  cómplice  de  la 
fevoineidu  ^e  Paillardelle  en  Tacna  y  de  la  posterior  del  Cuzco,  y  lo  re- 
iiifittó'px«iKy  al  castillo  del  Callao.  Pronto  alcanzó  su  libertad  por  medio 
de  iBj^ie&cia»  que  lo  favorecían,  y  se  dedicó  á  «ejercer  la  abogacía  en  I¿- 
mái  pero  mas  éontraido  estaba  á  poner  en  luego  cuantos  resortes  pudie- 
ran toarse  para  dar  al  Virey  un  golpe  qne  raerá  el  último  que  cayera  so- 


ABA.  49 

« 

)Mre  el  poder  JBspa&i^  Quiste  oe  haUAba  ligado  al  ooade  deUVttgaá 
I>.  Tomás  MonendM  y  á  machos  otros  qae  sin  oesKr  oonsi^iralNuí:-  entró 
sascosrdos  ooa  el  teniente  coronel  D.  Joan  Pardo  deZela  y  demás  ofioia- 
Im  del  ^i^ito  Argentino  presos  en  los  caiaboios  d«l  Callao,  y  con  ellos 
y  la  intimidad  qne  ya  tenia  con  Magán,  Estaoio.  Patrón,  Paente  Amao 

L otros  subalternos  peruanos  del  batallón  de  milicias  "del  Número"  que 
icis  el  servicio  de  la  plaza,  llegó  á  contar  con  rarios  preparatiyoe  pa- 
ra un  morimiento  que  era  natural  encontrase  graves  difioultades  para 
ler  ejecutado,  y  mas  teniendo  por  base  un  tumulto  popular.  Viaie- 
xoüf  como  no  podía  dejar  de  suceder,  las  denuncias,  prisiones  y  per- 
secuoioaes  en  que  quedwon  envueltos  el  conde  de  la  Vega  y  alguuos 
individuos  de  quienes  nunca  apartaba  la  vista  el  astuto  Virey  Abas- 
cal,  por  sus  antecedentes  y  complicidad  en  otros  malogínMios  proyec- 
tos.—TtílflM  QmrÓ8. 

Como  todas  las  provincias  del  Sud  estaban  movidas  y  dispuestas  pa- 
ra la  revolución,  en  mnchas  se  hicieron  tentativas  que  careciendo  de  in- 
mediato y  positivo  apoyo,  tuvieron  que  fracasar  á  su  tumo,  y  siempre 
con  algunas  víctimas.  Hubo  en  Tarapacá  sus  slborotos  en  1815,  que  so- 
atoados  inmediatamente,  ocasionaron  la  muerte  del  caudillo  Choque» 
haauca,  pasado  por  las  armas  en  Tacua  el  16  de  Febrero  de  1816:  y  en 
Arica  corrió  i^ual  suerte  su  compañero  Pefiaranda.  £1  subdelegado 
eoionel  D.  Mariano  Portocarrero  envió  al  Callao  en  el  Bergantín  San 
FeUpe,  varios  presos  á  cargo  del  coronel  D.  Antonio  Palacios,  y  se 
recibieron  en  el  castillo  á  luies  de  Octubre  de  1815.  Fueron  D.  José  Gó- 
mez, Jannario  Bivera  natural  de  Lima,  Este  van  Brisefio  y  José  Morales 
de  Tacna,  [este  último  juzgado  ya  y  sentenciado  en  Lima]  y  Juan  OJe- 
da  Márquez^  chileno.  Tuvieron  fraguada  una  revolución  que  debió  es- 
tallar en  Anca  el  11  de  dicho  mes.  Portocarrero  dio  al  Virey  un  parte 
circunstauoiado  sobre  el  particular  fecha  de  18,  diciendo  que  con  moti- 
vo de  la  retirada  del  ejército  del  Alto  Perú  desde  Cota^aita  á  Oruro  ha- 
bla mucha  inquietud  en  Tacna  y  Arica,  que  creció  con  la  llegada  de  va- 
rios desertores,  rugiéndose  que  un  contraste  era  la  causa  de  aquella,  y 
que  el  general  Pezuela  venia  á  la  costa  con  protesto  de  enfermedad.  Un 
movimiento  intentado  en  Carangas  reagravó  la  situación  en  circuns- 
taucias  de  no  haber  tropa  en  Arica. 

£1  subdel^ado  temiendo  que  surgiesen  novedades  en  Tacna,  formó 
una  partida  de  vecinos  armados  para  la  conservación  del  orden.  £stan- 
do  en  ese  arreglo  le  avisó  el  comandante  D.  Francisco  Folch  que  á  las 
siete  de  la  noche  del  11  por  una  denuncia  que  se  le  hizo,  descubrió  que 
Gómez  y  Morales  habian  limado  en  la  prisión  las  chavetas  de'  los  grUIos. 
y  que  á  D.  Gavino  Siles  y  Juan  Ojeda  se  les  encontraron  limas  para  el 
mismo  fin.  £1  plan  fué  apoderarse  de  las  armas,  matar  á  los  Espa&oles 
y  otros  realifltas,  tomarse  uua  suma  de  dinero  existente  en  tesorería,  y 
marchar  á  Tacna  á  continuar  la  revolución.  Mezclados  en  el  proyecto 
se  hiUlaban  muchos  vecinos  de  Arica,  y  del  valle  de  Azapa;  algunos  de 
influencia  como  el  cabo  Paolo  Meza,  Carlos  £nriquez,  Carlos  Kuiz,  G^ 
rónimo  Cabezas,  Jannario  Rivera  A,^  Gaviño  Siles  fué  el  denunciante,  y 
se  sospechaba  del  sargento  distinguido  Zamora. 

Daoia  d.  subdelegado  que  eran  muchos  los  conjurados^  que  careóla  da 
foerza  para  sostener  sus  providencias:  no  confiaba  de  Tacna,  y  Tarapa- 
eá  se  encontraba  en  alteración  por  un  escandaloso  disturvio  habido  en- 
tre (d  subdelegado  D.  Mann^  Almonte  y  el  comandante  D.  J.  Francisco 
Beyes  hasta  el  estremo  de  hacerse  fuego  y  huir  el  19  dicieudo  que  quedar» 
ha  el  pais  insurreccionado.  Que  N.  Pel&aranda  invadía  con  eente  revel- 
de  del  Alto  Perú:  y  que  por  todo  esto  se  habla  abstenido  de  abrir  un  jui- 

7 


so  B3Ul 

«i(K  adopítuido  el  «rbitrio  d»  enriar  $1  Callao»  £  loa  ttaaoloaadoa  pv^tmm^ 
único  acertado  pues  casi  no  contaba  con  poMona  algnna.  ''Que  la-da»- 
fy  oantada^  fidelidad  de  Arica  no  exiatia:  qne  antes  se  habia  fomentad» 
^  por  la  riralidad  con  Tacna;  qne  los  vecinos  eran  nnos  hipócritas  reft- 
,,  nados  qne  no  estaban  y»  sublevados  por  sn  géiHo  ealcalaoor,  y  qae  él,, 
ff  empleando  la  astucia,  iba^  adelan4;er  eu  sn  idea  de  mantener  Anca,  par» 
^)Onya  tranqnilidad  se  necesitaba  de  nn»  gnamicion^'. 

D.  José  Gómez,  cómplice  de  Paillardelle,  era  el  mismo  qne  estuvo  oeol* 
to  en  Lima,  y  había  sido  uno  de  los  principales  actores  en  el  movimieii-' 
to  preparado  para  el  28  de  Octubre  de^  1814,  de  que  tenemos  duda  razoa^ 
Guando  fogó  de  Lima  se  le  tomi  en  Tacna,  y  se  naUaba  en  Arica:  desda 
la  prisión  tramó  la  i^evuieltavqne  pudo  cruzarse  por  la  denuncia  de  Silea. 
£1  y  ivey  mandó  á  la  real  Sal»  del  Crimen  formar  nn  juicio  tocante  Á  U^ 
de  Arica:  mas  no  pudo  seguirse  sino  con  respeto  á  Gomezy  por  no^etaif 
presentes  los  cómplices  y  los  testigos.— FásM  Gámetf, 

En  una  real  óiden  de  31  de  Julio  de  ldl4,  se  habi»  ordenado  al  Virey 
hiciera  escribir  prol^os  apuntes  históricos  de  los  sneesos^  ocurridos  en  1* 
revolución  Sud  Americana,  delúendo  i^ferirso  y  cementarse  las  oauaaS' 

2ne  1»  hubiesen  producido,  sin  omitir  lo  tocante  al  personal  de  sna  oaa-^ 
illoB  y  oolaborádbi^s.  Abascal  encomendó  Á  algunos  individuos  derto» 
trabajos  dirijldos  á  llenar  ese  objeto,  y  es  de  creer  que  los  enviaría  Á  ISa« 
pafia.  Al  Bejente  de  la  Audiencia  del  Cnzco  D¿  Manuel  Pardo,  encargó  1» 
{área  penosa  de  formar  una  relación  exacta  de  todo  lo  que  pasó  en  ék 
Cuzco  en  1814  y  15.  Este  documento  se  há  publicado,  y  comprende  uin- 
chns  antecedentes  y  parttculu-idades  interesantes:  el  autor  aun  (üó  en  él 
su  opinión  solare  las  innovaciones  que  oonvendria  hacer  en  el  sistema  da» 
gobierna  de  la  AmMca. 

Femando  Vil,  á  su  regreso  á  Espafia  por  Marzo  de  1814,  declaró  di<' 
sueltas  las  Cortüs  y  nula  la  constituoion  de  181  *i,  que  íhé  aboUdo^ea  ét> 
Perú  el  30- de  Diciembre  de  1814,  volviendo  las  cosas  al  estado  en  que  ser 
hallaban  él  año  1803,  y  quedando  restablecido  el  tribunal  del  Santo  Ofl* 
Olo.  Publicóse  en  Lima  el  üff  de  Octubre  de  1815,  un  decreto  del  conseja 
de  la  su  /rem^a  luqmsioioa  de  Madrid  ''concediendo  para  el  reino  del  Perd^ 
f,  por  gracia,  el  termina  de  cuatro  meses  para  que  las  personas  de  uno  y 
„otro  sexo  que  hubiesen  caldo  en  el  crimen  de  la  herejía,  ó  se  sintiesett: 
„  cnlpadas  de  otros  errores,  pudieran  acudir  á  descargar  sus  concienoiaa 
y,  bajo  la  seguridad  del  mas  inviolable  secreto  en  cuanto  dieren  oootra*' 
y,  si  *t  óorOra  o4iro9JI  Que  se  le&Teeibiríacitfitativamente,  incorporándolo» 
¿gremio  dé  la  iglesia  sin  penarlos,  ni  tomarles  ao9a  algwta  de  eue  hieiieti  ^ 

Creada  en  Espafia  en  181ó,  la  orden  de  Isabel  la  Católica  para-pi»" 
vÁsk  los  servicios- notables  de  los  realistas  en  América,  se  dio  al  Viray 
Abaseal  la  gran  C^mz'dé  estt  orden  entre  los  primeros  i,  quienes  fué  coisr 
oedida^ 

En  el  mismo  alio  rehabilité-  el  Bey  á  los  jesuítas  con  fecha  29  de  M»- 
yo;  disposición  que  se  comunicó' al  Perú  en  10  de  Setiembre  para  suol»-' 
sertancia.  Los- términos  dé  estae^  reales  órdenes  pueden  verse  en  la  Gb^ 
císta  de  Lima  da-Q'de  Abril  de  1816.  En  la  relativa  á  la  América,  apav»- 
ee  que  el  Bey  se  prometí»  qne  los  jesnitas-oontribmrian-  á  la  pasifloacio» 
de  estos  paises,  y  mandaba  se  les^  admitiese  y  hospedase  en  sus  antiguaa 
CUSAS  y'colc^os^  si^  que  seoiajenasea  sos  bienes-para  poder  devolver^ 
•e4os*  ¿  su  tiempo» 

Eu  lSde>Jidi<f]«cibió  Abaseal  usa  r«al  <M:en  paz»  que  Uevitadoaft^ií 
cléctQc  un  proyecto  que  €i  recomendó,  y  que  íhé  iniciado  iH>r  él  Dr.  Uni^ 
noe,  se  permitiesen  y  pr^egieseu  las  empresas  dirigidas  á  I»  paoca  da- 
ballenas  en  estos  mares,  pndiendo  admitirse  estmogaros-par»  tápoUur 


ABA  Si 

io  kmmm  jmfíktoákm  ^ne  a^ooapmea  en  esa  induatciai  y  mma$áimoá0^ 
«Uftlftiiilwrtiid  ftbaolttte  de  todo  deie<áio  ó  gavela. 

J«l  id  de  Oetabce  fué  «boroádo  ea  lajoia  el  n^gro  llaiaado  **  Bey  del 
Monte?,  lamjoao  oapitau  de  iMuidoleroe;  aeoinnaSáiidole  tren  de  eiw  fino" 
eimdeeeáwptioeB  que  ecan  lel  tenor  de  loe  valles  ianed  Jatos. 
'  £a«l  i^binmo  de  Abaneal  «e  T&b'úúó  Ja  áLtinia  partida  de  negioe  -m- 
^aroe  qoe  TÍotoal  Perú,  y  «e  veudieFon  ÁSÚÚ  peeos  cada  ano.  A  los  ona- 
«enlajüas,  y  cnando  oen  el  teatimoaio  de  lo»  padrones  y  otcee  eonypw 
tantee,  uaíBe  «pisaba  Jpn^ieae  enel^paÍB'  mu»  de  qamoe  mil  e»elalira% 
4)carrieron  en  la  manontieian  «defimadaeiootefUia  eMandaloean  que  oe  p»> 
t^^StfOoM  el  faite  4e  7.M>|O0O  peaev.  Aun  hay  reolamaeianiM  j^ 


lioe  j^aten  4aMÍN)  MUifr  Jkir<maa  i>tg»o^te»daUanda|legeehoa^ 


■lea  jMmm  tttmpei  áel  fletera»  fMmaftol^  T>qwM  4  Tealw  j  nn  j^eea 
itoaIJe  faDi^váaeial,  quien  tañaba  la  iliaeiaa  de^Ua»:  y  onanoo  fngaha^ 
teÚB«L  lee  anee  que  abanar  la  «fvehenmn  é  1Í&  ntaoa  per-  eada  ana. 

UttEairon  laa  iwiJiqíiiiinafl  <de  v^Mior  Aocitiaadaa  jj  ncaMrnar  BMnae  ^^oonaa- 
«naniaa  de  mn  pteyeete  «n  ^ne&ñsMoa  P.  ftiaBoiepe  UbiUe,«l  ¿netiNr  da 
ia  eompaflifl  4e  giliaiaas  I>.  ¿PeJaco.  Abadía  yS>.Jmé  de  ArieiaendL  La 
jq>ei(6  «eosi  eH^éfta<ei  Vizey^  y  ta^e  «leeto  en  el  •Georo^  -deade  empeaaaan 
-á  mtoioaar «laallaa  por ^inaB  da  Jalio4e  ÍBI^  l^a  Baetoe  Caeíoa  «re- 
•esdoa,  ^pMrtícpwaciaeiite  loe  de  eendaeoion  al  interiev.  £l  Vi«ef  tttíSotmé  «i 
«atenaa  dbe  amonedacAen,  eetableeiendo  tambain  para  tirar  riftlea,  «n^qo*- 
«asAparealieB  y  ^eeosDteúeaa  qoelúao  tcaer  y  o<^eoar  ea  la  caea4e  Mooe- 
•da  de  liima. 

•  £1 6  de  PJeiembBe  de  181S^,  fondeé  en  el  Callao  la  corbeta  nua.'^fioav»- 
ton^  «d  aaaodo  del  ea^itau  de  taféala  Mieliaei'LaEaaeff  que  di^  vnelr 
ta  ai  mondo  haciendo  ebsenraciones  cieutüoas.  Abaacal  eotaiéi  de4kt4Mi- 
^éfiúm  -á  dicbo  Jeüa  y  «m  aficáatee^  p<mf  Id  qae  el  Emperadev  le  mavitetd 
«a  ipratitad  en  mw carta,  y  le  envió  la  giao  orna  debuta  Aiw.  £1  Oo- 
-biecno  de  Espafia  b»  perm&ió  aceptarla- en  SA  de>  No^embn»  de  1816. 

Bel  matiimoMlo  «que  el  Viny  Abaacal  eootn^  con  D^  J.  Aaceaino  to- 
wo  «na  bija,  D?  SaAoua,  qae  vino  de  poea  edad  al  caidada  deán  padre 
ya  víndo.  L»  altaaeeiedad  de  Lima  ae  eeineió  oonstantemente  en  darla 
artMfbaa '  de  eatímacien  muy  distinguida.  Eatojóven,  eegnoc'aet  dijo,  ba- 
da ti»ifd<^  iHWtemlientea  de  mérito  que  no  aleanaaion  atraer  en  volun- 
tad: pevdae^élecidid  en  1815  p<mel  brigadier^Di  Joan  Maaind  Peieixa 
que  Vino  mandando  la  división  renritida  poriánriUob  Pereiía  es  fué  en 
aegnida  tf  fispafia  con  en  espeea^  añticrpáudeBe'i^  Vireyqae  tenia  reite- 
nMEaan'^recnneia  y  esperaba  el  relevo.  £n  e^to^  el  Rey.  babia  oombcadD 
Tirey  del  Pera  al  teniente  general  D.  Franoisoo  Javier  Vaiiegae,  wckAt' 
^(aéé  de  la  nmnion  de  Nneva  Éspalia;,  y  por  eaensa  de  éitte  al  .gaaeral  Pe- 
cnola  coa  feelia  14  de  Ootnbfe  del  mismo  nü»  1816,  reemplasáadoioan  ai 
«¿ézeito  del  Alto  Perú  con  el  mariscal  de  campo  D.  Estanislao  aanchae 
iHilvado^;  Ebte  tUtídio  nombramiestO'  qnedb  sin  efecto^  y  lo  obtnvo  el 

fenbtal'éé  igubl  rango*D.'José  déla  3erba  que  Ueffé  á* Arica  en  la  finiig%- 
a  de  guerra  **yeagaílzfl^'^'aacf  de  1816.  >£1  teniente  .genend.]X<Jnan 
Baitiiiv^  á  qtiien  dijd  Pézttéla  el  íúaado  accidental  dcl^6Beito,AL^  de- 
idgflíadb^^^  él  Bey 'pam  préndente  de  Qaito,  en  lugar  del  gaaeral 
ifóntea.    '  '    •  -  ',-■.-.  ;..-.     .  .  ,...    -^f 

Laeeenádia  qué  tuvo  Sspafia  en  Montevideo  hábiasido' vencida  ^^16 
de  Mayo  de  1814  por  la  armada  argentina,  á  órdenes  del  ■denodaitottnaytno 
BfoirK  natural  de -Inglaterra*  Abaacal,^:  desde  meídiadosde^lSió^tuvo 
noticia  da  que  en' el  Rio  déla  Plata»  se -alistaba  una  eacnadTÜla.can  dea- 
ttnólA  Pacíftoo;  y  aunque  no  estuvo  dispuesto  á  cxaerlb^d0spii!flB,eom- 
prendió  que  el  Qobieitoo  de  Buenos  Aives  supo  oon  antieipaaien  que  el 


52  ABA 

de  España  variaba  el  destino  del  eléroito  de  Morillo  como  sucedió:  pues 
solo  así  pudo  tener  efecto  la  salida  de  Brown  para  el  Pacífico.  Cuatro 
baques  á  sus  órdenes  se  presentaron  delante  del  Callao  el  30  de  Bnero  de 
181d,  despnes  de  haber  estado  en  las  Hormigas.  Desde  que  el  Virey  ae 
apercibió  de  ello,  mandó  buques  ligeros  á  trasmitir  en  la  costa  Sud  y 
Korte  esta  novedad,  Á  fin  de  evitar  sorpresas,  y  para  qne  alffunas  em- 
barcaciones  pudieran  salvarse  del  peligro  que  las  amenazara.  Brown  hi- 
zo al  puerfco  varios  ataques  en  que  fué  rechazado,  volviendo  á  fondear 
en  la  isla  de  San  Lorenzo.  En  las  Hormigas  y  delante  del  Callao  adqui* 
rió  algunas  presas,  y  pasados  diez  dias  se  ausentó. 

Aba^oal  precisó  al  Tribunal  del  Consulado  á  que  armase  una  flota  que 
persiguiera  á  Brovrn,  en  cirouustancias  de  hallarse  exhausta  la  tesorería 
real.  El  Coasnlarlo  alistó  cinco  fragatas  v  un  bergantín,  los  mejores  hn- 
ques  déla  bahía;  hizo  cuantiosos  gastos  (mas  de  w)0,000  pesos,) se  trab»> 
jó  día  y  noche  bajo  la  vigilancia  de  comerciantes  comisionados,  y  el  14 
de  Febrero  quedó  pronta  esta  escuadrilla  que  contaba  con  126  piezas  de 
artillería  y  9S0  hombres  al  mando  de  un  marino  mercante  espafiol  I>, 
Isidro  Couseyro.  Zarpó  ese  día  con  rumbo  al  Sur  en  la  suposición  de 
que  los  enemigos  sed.iri2iesen  á  las  costas  de  Chile:  pero  Brown  se  habia 
enderrotado  á  GuayaquU.  Cuando  Abascal  recibió  aviso  de  sn  paso  por 
Tnmbsz,  envió  un  buque  á  buscar  á  Couseyro,  medida  cuyo  erocto  fué 
muy  tardío.  Entre  tanto  Brown  atacó  á  Guayaquil:  allf  cayó  prisionero 
y  obtuvo  luego  su  libertad  por  medio  de  un  canje  con  el  nuevo  gober* 
naior  brigadier  D.  Juan  Manuel  deMendiburu,  uno  délos  pasi^eros  ve- 
nidos de  España  en  la  fragata  "Consecuencia"  apresada  delante  del  Ca- 
llao. Los  dos  buques  que  le  quedaron  á  Brown  desaparecieron  en  segoida 
de  estos  mares. — ^Véase  Brr>wn. — ^Véase  Couseyro.  y  Vasco  Pascual. 

£1  Virey  á  costa  de  esfuerzos  hizo  marchar  el  o  y  7  de  Mayo  en  direc» 
eion  al  interior  ^  con  destino  al  Alto  Perú,  á  los  escuadrones  de  Húzares 
y  Dragones  venidos  de  Esnafla.  Era  tal  la  penuria  del  Erario  que  se 
abrieron  suscripciones  en  demanda  de  recursos,  pues  no  los  hubo  para 
enviar  el  batallón  de  Estremadnra  al  mismo  ejército.  Para  que  aque- 
llos cuerpos  pasasen  del  Cuzco,  el  presidente  Bicafort  exigió  donativos  á 
fin  de  hacer  los  gastos.  Abascal  á  principios  de  1816  fletó  buques  y  loe 
mandó  á  Panamá  para  trasportar  de  este  puerto  al  de  Arica  el  batallón 
Gerona,  como  se  verificó,  y  para  traer  al  Callao  el  batallón  de  Cantabria. 
I>d  eatos  cuarpos  prooedentes  de  Espalla,  el  1?  deberla  pasar  al  ejército 
del  Alto  Perú,  y  el  2?  refundirse  en  el  regimiento  fjode  Lima,  que  to- 
maría el  título  de  "Infante  Don  Carlos"  según  resolución  de  6  de  No- 
viembre de  1815. — ^Véase  Monet. 

El  día  7  de  Julio  de  1816  entró  en  Lima  el  nuevo  Virey  D.  Joaquín  de 
la  Pezuela.  Abascal  ss  hallaba  padeciendo  de  una  llaga  en  na  pié  que 
lo  detuvo  en  la  capital  por  pocos  meses,  hasta  que  en  13  de  Noviembre 
se  embarcó  para  Cádiz  en  la  corbeta  '^Cinco  hermanos".  Habia  pasado 
en  14  de  Junio  al  Tribunal  del  Consulado,  su  infatigable  colaboradori 
una  nota  muy  satisfactoria,  significándole  su  profunda  gratitud  por  los 
grandes  servicios  del  Tribunaf  y  su  comercio  á  la  causa  del  Bey,  como 
qne  se  dnbia  á  sus  esfuerzos  (dijo)  "  la  mayor  parte  de  los  triunfos  v 
norias- del  vireinato",  y  qne  daseaba  ocuparse  en  Espaftaen  bien  y  nti- 
fidal  del  comercio  de  Lima  A,^  El  Consolado  imprimió  esta  nota  y  sa  . 
xespaesta. 

iSoezo  se  despidió  de  todos  los  vecinos  notables  en  "una  olronlar  qoa 
salió  impresa^  y  á  muchos  visitó  x^ersonafanente.  Avisó  su  relevo  áim  , 
autoridades  recomendando  á  su  sucesor  y  dándole»  gracias;  lo  mismo  hl-  ^ 
Boeon  el  pueblo  y  el  ejército  por  medio  de  proclamas. 


ABi  flS 

£a  JQsi^t&a  se  enooutró  aaeendMo  al  éleTado  iraipleo  de  oudtMi  gene- 
xaib  el  Rey  le  ccdooó  de  Ckmecrfero  del  Sapremo  Conacjo  y  Cámara  d» 
Gnerr^.y  le  n¡íw&  del  Juicio  de  residencia.  Falleció  en  Madrid  el  31  de 
JaUo  4fo^  1821- á  los  7á  aHos  de  edad.  D^óse  entónoes  qae  no  habia  deja- 
do fortfum;  siesdo  cierto  qae  su  h^a,  heredera  del  marquesado  de  la  Con- 
cordia, vi-vió  no  mas  que  decentemente  poreus  pocos  recursos. 

ABRJSIJ. — D.  M ANOBi^-Hsapitan  de  fragata  d^  la  Real  armada.  £1  go- 
bierno constitucional  de  Espafia  viéndose  impotente  para  costear  espe- 
dicionea  militares  que  pndiwan  reeonquistar  y  sostenrr  sus  posesiones 
de  8ad  América,  y  Jiabiendo  perdido  el  poder  marítimo  en  el  Pacífico 
sin  tener  fuersas  navales  para  disputarlo;  pensó  que  le  convendria  ten* 
tar  ék  medio  de  negooiaeiones  pacíAcas  con  los  estados  dicidentes,  fue- 
se con  buena  fé  para  no  esponerlo  todo,  fueso  por  ganar  tiempo  paraba- 
eex  ans  últimos  esfiíeraos  si  se  desembarazaba  de  los  obstáculos  y  agita- 
eiones  políticas  en  que  se  hallaba  la  Península.  No  sabemos  si  este  plan 
tUTO  BU  origen  en  la»  Cortes  6  en  el  gabinete,  ni  si  influirían  en  su  coa* 
eepcion  intereses  mercantiles  de  dentro  ó  fuera  de  Espa&a,  ó  informes 
y  pareceres  seeretos  del  Virey  del  Perd. 

£1  fiey  envió  comisionados  á  Buenos  Aires,  Colombia  y  Pera  pava  la 
negociación  de  un  annistioio  durante  el  cual  se  tratara  en  Espa&a  de  un 
arreglo  fliial  con  los  estados  de  América,  oyendo  sus  q|nejas  y  redama- 
ciones. Murió  en  Panamá  uno  de  los  dos  agentes  destinados  al  Perú,  y 
el  otro,  que  fué  D.  Manuel  Abren,  llegó  á  Payta  é  hizo  su  vii^e  por  tierra 
3paTa  presentarse  en  Lima.  En  su  tránsito  por  Huaura  estuvo  con  elee- 
neral  San  Martin  que  tenia  alli  establecido  su  cuartel  generaL  Entró 
en  esta  d^^átal  el  '¿i  de  Marzo  de  1821,  y  encontró  gobernando  áljeene- 
xai  D.  José  de  La  Berna  á  consecuencia  de  la  revolución  de  29  de  Enero 
en  que  los  jefes  del  ejército  obligaron  desde  Aznapuquio  al  Virey  D. 
Joaquín  de  la  Pezuela  á  d^ar  el  mando,  como  referiremos  en  su  lugar. 

Mandó  el  Bey  <|ne  en  las  capitales  se  formaran  juntas  que  tomando 
él  nombre  de  paoifioadoras  interviniesen  en  todo  fo  concerniente  ó  que 
tuviera  conexión  con  la  paz  y  medios  de  procurarla.  Según  laBeal  or- 
den del  easo,  presidió  la  junta  de  Lima  el  general  La  Sarna  que  de  he- 
cho era  el  Virey.  Fueron  vocales  los  mariscales  de  campo  D.  José  de  1a 
Mar  Sttb-inspeotor  geueral,  D.  Manuel  Olaguer  Feliu  de  Ingenieros,  y 
J>,  Manuel  del  Llano  y  Nidera,  de  artillería,  el  jofe  de  escua£a  D.  Ai^to- 
nio  Vacare  Comandante  de  Marina,  el  alcalde  JDr.  O.  José  Maria  Oaldia- 
no,  el  Canónigo  I>r.  D.  José  Manuel  Bermudez,  los  capitanes  de  £ragata 
D.  Manuel  Abren  Comisionado  regio,  y  D.  José  Ignacio  Colmenares. 

La  Serna  invitó  al  genenl  en  jrae  oel  i^éreito  auxiliar  áeí  Perd  D. 
José  de  San  Martin  para  abrir  conferencias  de  paz,  y  este  acogiendo 
bien  la  inoitativ%  nombró  por  comisionados  suyos  al  coronel  D.  Tomas 
Guido,  al  secretario  4^  gobierno  D.  Juan  García  del  Bao,  y  á  D.  José  Ig- 
nacio de  la  Boaa,  y  de  seoretario  al  Dr.  D.  Femando  Lonez  Aldana.  Por 
la  parte  Espaftola,  lo  fueron  el  genend  Llano,  el  Dr.  Galdiano  y  D.  Mar 
nuel  Abren:  de  seoretario  el  capitán  de  Estado  Mayor  P.  Francisco 
Moár,  después  relevado  con  elteniente  de  Navio  D.  Bamon  Ba&uslos.  - 
Las  oonfereneias  prinoipiaron  en  la  Hacienda  de  Punehanoa  y  mas 
tarde  siguieron  en  la  bahía  del  Callao^  abordo  de  la  firagata  Esj^ola 
"deopatra."  Se  acordó  una  suspensión  de  hostilidades  que  luego  haba 
que  pcOíTo^ar,  porque  las  disensiones  y  los  obstáculos  que  por  momen- 
tos  apareeian,  no  prestaban  oampo  para  esperar  una  conclusión  pronta. 
SiA  Martin  y  L»  Sema^ie  Yieron  en  Punohauca»  y  tratándose  con  faak- 
quesftentraronde  bneaaféen  esplioaoiones  libres  de  doblez  y  simulación. 


54  ABE 

Iio  ^ae  Mtá  publicado  «ribie  las  oonteenoia»  de  PanchMieay  no»  «eprirá 
á«a  ves  para  oeapamoe  del  cuioo  de  ellas,  sus  partienlaridades  y  eau- 
sas  que  las  hicierou  terminar.  £a  el  presente  artf  oulo  eeoribireinos  solo 
de  lo  sustancial  é  indispensable  á  sn  ob|eto,  que  es  presentar  á  £>.  Ma- 
nuel Abren  tal  como  en  mérito  de  jnsticiadabe  hacerse,  contrariando  las 
imposturas  del  astuto  escritor  D.  Andrés  Garoia  Camba. 

Unos  cuantos  jefes  altivos  y  turba  lentos  sostenían  una  logia,  siendo 
miembro  de  ella  el  seneral  La  Sern'a,  hombre  de  buen  carácter  bien  qne 
débil  y  no  de  aranaes  alcances.  Aquellos  se  hablan  apoderado  de  él  des- 
de que  mandaba  el  ejército  del  Alto  Perú  (en  que  niMa  provechoso  pu- 
do hacer);  y  lo  gobernaban  como  les  pareéis  hasta  el  paato  de  haberío- 
detenido  en  Lima  cnando  debia  regresar  á  España,  induciéndolo  á  qae 
se  encargara  del  vireinato  por  resultado  de  una  consjHraeien  que  tra- 
maron contra  el  Virey  Pdzuala.  Era  este  un  hombre  otrcunspeeto,  miw 
oonooedor  de  la  revolución  y  del  pala,  acérrimo  partidaiio  de  la  dleipU* 
na  antigua  y  rígida  á  que  habia  aebido  sus  triunfas:  oausals  ya  ds  la 
lucha,  y  convencido  de  que  el  término  de  ella  se  hallaba  próximo,  y  te» 
ada  que  ser  adverso  para  su  nación.  Pesuela  bien  desengafiado  de  que 
ningún  auxilio  se  debia  esperar  de  la  desgobernada  6  impotente  Espa* 
fia,  era  quien  sin  msngúa  de  su  honor  estaba  llamada  por  la  neeesimd 
mas  peñtttoria  á  suscribir  un  i^nste  de  pas  que  ñiese  A  preliminar  do 
la  inaependenoia.  Por  lo  mismo,  no  era  el  hombre  que  convenía  á  las 
miras  de  jefes  inmorales  que  querían  i^ár  y  dirMir  á  la  autoridad,  y  esto 
no  toleraba  Pezaela  que  bastante  los  conocía.  En  ese  dub  estaban  reu* 
nidas  ambiciones  las  mas  desenfrenadas,  y  cuyo  vuelo  rápido  se  encam- 
bró en  may  pocos  a&os  hasta  dominar  y  apoderarse  da  todo  en  Espa&a, 
jfomentanoo  la  anarquía.  A  La  Sema  y  sus  mentores  sobraba  inteUgeo» 
cia  para  distinguir  que  iban  á  usurpar  un  po  ier  muy  transitorío,  y  que 
lo  temerario  de  sus  designios  no  bastarla  para  alcanzar  en  definitiva 
un  excito  sólido  y  permanente.  M^s  ellos  se  regian  solo  por  sus  fices  do 
fdevacion  personal  que  se  proponian  sacrificando  al  Perú,  y  haciendo 
desprecio  de  inconvenientes  de  suyo  enormes,  pues  tenían  que  luchar 
con  toda  la  América. 

Sao  Martin  propuso  á  La  Sema  el  establecimiento  de  una  regencia 
en  el  Perú,  mientras  se  recababa  en  Espafta  la  elección  de  un  prínci- 
pe  que  viniera  á  ffoberniarlo  constitncionalmente  y  según  las  cohdicioneé 
que  fuera  razonable  acordar.  No  desagradó  la  idea  al  Virey,  bien  que 
d^ese  ser  asunto  digno  de  meditarse  por  sn  gravedad.  Qne  á  La  Sema 
eoadró  bien  él  proyecto,  es  tan  cierto  como  io  fué  qne  sn  petición  de 
dos  dias  de  plazo  para  contestar,  encerraba  el  objeto  de  consultarse 
eon  la  Logia,  ó  mejor  dicho  obtener  su  venia  y  consentimiento.  El  Vi- 
rey dyo  reservadamente  á  sus  comisionadoe  Llano,  Abren- y  Ckildiano 
SMS  el  pisa  de  San  Martin  era  admirable  y  qu6  lo  creia  d»  baeaa  fi,-  A  Abren 
fe  agregó,  que  pensaba  en  el  general  La  Mar  para  que  le  acompatla- 
•e  como  miembro  de  la  regenma  que  el  debia  presidir,  nombrándose 

eft  San  Martin  él  otro  miembro  ae  ella.  No  era  x>osible  tratar  á  San 
artin  sin  tener  simpatías  por  él:  soldado  franfo'yenmplido,  al  mis- 
mo áempo  que  oortesano-  sin  afectación,  es  evidente  que  ae.  hizo 
a|a«dable  á  La  Sema  y  que  atrajo  su  veluntad» 
^fil  SBerit<Nr  García  Cambá  silencia  en  sus  memorUM  unos  hechos,  des- 
teñía otros,  y  ofende  no  poco  á  la  veidad.  No  podia  por  menos  me- 
wmdo  los  intereses  de  la  Lsgisea  que  ñiá nao  de  loa  mm  aetítos  y 
psiigioesn  eolaboradoies,  porque  era  wmfMé,  hábil  y  de  tereidas  m-^ 
temmmes.  Entre  los  priaápaies  sotares  en  la  calda  de  Fssaéla,  Can- 
tsnic  «ra  el  mas  entendido  en  su  prafbsion,  Vsldás,  faferlor  en  eono- 


ABB  56 

«ómifliiioa,  domiaalM  al  Yisej  y  téníftmiieho  talento  é  intrepidte  Seoane 
am  dispnta  ae  aellálalMi  como  bullicioso  j  oeado,  y  Gaxoia  CamlM  sape^ 
xior  ií todos  en  cautela^  Aié  el  aue  eoidó  de  acriminar  á  Abreo^  y  pintar- 
lo 000  odiosos  oolores  Atribuyéndole  infidencia.  Abren  no  era  un  ütocio-' 
ao  ni  podia  estar  en  las  Interioridades  de  aquellos.  Lo  desopinaban  y 
bacian  soopeehoeo,  porque  id  llegar  á  Lima  nabló  con  respeto  y  elogio 
d«  San  Martin,  porque  en  Hnaura  este  le  dio  un  convite,  y  hasta  por 
qoe  le  hizo  poner  una  guardia  de  honor  en  su  alolamiento.   Camba 
acosa  á  Abren  como  al  general  Llano  y  á  Oaldiano  de  haberse  confor* 
mado  oon  ^  proyecto  de  San  Martin,  pero  calla  que  espresaron  su  amo* 
iMcion  porque  antes  La  Sema  los  provocó  aplaudiendo  el  mismo  plam 
Abren  acababa  de  venir  de  Espana,  conocía  m«jor  que  todos  las  cosan 
qae  allá  pasaban,  y  distante  de  Mtar  á  su  deber,  no  euoontraria  viso 
alguno  de  traición  en  el  establecimiento  de  la  regencia,  que  como  lo 
demás  que  se  himera  quedaba  sigeto  á  la  aprobación  del  noy  y  de  las 
Cortes.  Siendo  esto  asi,  desde  qne  la  negociación  y  las  cuestiones  ha« 
bian  de  vcmtilarse  en  Madrid,  se  vé  claro  que  los  sediciosos  de  Asnapo* 
qaio  por  el  órgano  de  Camba,  no  tuvieron  raaon  para  afrontar  al  co* 
misionado  Begio  que  violaba  las  órdenes  del  Rey,  cuyo  principio  era 
no  ae  aaneionara  Isf  independencia.  Desde  qne  no  se  declaraba  estapa* 
ra  que  el  Pera  se  gobernase  libremente,  desde  que  él  plan  era  del 
todo  nuevo  y  no  previsto  ni  esperado  en  Espa&a;  desde  que  se  trataba 
de  un  principe  espaOol  para  adiEnifcirio  de  monarca  eligiéndolo  el  Key; 
y  deede  que  no  se  sabia  quien  seria  ese-príneipe.  la  regencia  no   po* 
dia  gobernar  en  su  nombre^  ni  proclamar  la  independencia,  y  venia  é 
ser  un  gobierno  j^rovisorio  y  misto,  compuesto  de  miembros  de  una  y 
otra  parte  para  asegurar  la  pas,  y  que  podia  disolverse  terminado  el  ar* 
mistioio  sí  el  Bey  no  daba  su  aprobiacion  al  proyecto. 

Si  en  concepto  de  Camba^  Abren  apovando  ese  plan  comprometía'  su 
responsabilidad,  loómo  es  qnerel  mismo  historiador  cree  legal  y  lícito  el 
que  La  Sema,  id  querer  ir  el  mismo  á^dar  cuenta  de  todo  al  rey,  dcrjase  el 
mando  entregue,  como  lo  propuso,  á  una  junta  qne  ooberaáia  el  terri* 
torio  del  vireinato  oue  estaba  sngéto  á  las  armas  del  Bevf  |Permitian 
esto  las  leyee  y  el  órdenvigente  para  la  sucesión  aecidenta^  estaba  aoaso 
en  sus  facultades  disponeuof  Quienes  habrian  de  componer  ese  deseos 
nocido  gobierno,  no  hay  necesidad  de  averignario. 

La  Logia  no  satisfeona  de  la  Junta  pacificadora,  y  recelando  de  ella, 
hizo  ^ne  La  Sema  leraumentaiados  vocales  que  fíieron  el  coronel  Viudos 
y  el  oidor  Berriosabal  en  qnien  tenia  oonfianaa.  El  Virey  remitió  una 
última  proposición  al  general  San  Martin  oon  Valdea  v  García  Camba¿ 
£Ua  er^  inadmisible  y  destruía  lo  ya  tratado  acensa  del  armisticio  y  sna 
bases;  y  para  que  fuese  ivrevocame  y  pusiera  fin  á  las  confereneias^  S6 
encai^aronde  conducirla!  los  dos  Jefe»  mas  idóneos  para  el  caso; 

Bemitiéndonos  al  atftíoolo  "La  Sema^'  terminaremos  el  presente  con 
dos  notas  ofioiálee  qne  Abren  pasó  á  dicho  Virey  y  que  saoamos  de  nn 
ouadamo  ünpceso  en^Linia  ea  £^¿1,  en^qnese/pufoltcaron  loa  documentos 
relativoe  á la  paolAoáoioii; discutida  en  Paaohvuoa 

•*  Bxomo  seOoR— 'No  cumnliria  eon  los  sagrados  debeees  «juemeimpo* 
^  nen  las  genérale»  y  pavtmnlarea  instEUooioiifia  que  ha  conducida  del 
"  gobierno,  ai,  firio  eapeabadnrdo.  la  ruina  de  este  imperio,  no  avansase 
nUa  eafneczos  á.  la  marcha  ordinaria  deaegodoasubaltsmos.  Gmhada 
en  má  eoraaon  laobligashmde  espresar  laveodad  anuáloa  principes; 
nada  podrá  airedBarmamiaiidt»  hablo:  á  impulsov  de^mi  oonoÍBneia.  V. 
£.  ha  tenidasobrado  tiempo^pMa-cwioeaclos*  aidientee  deseosMiaamns 
«oimasi  porcoasegBlreloldetn^diami  destiaoysín  que  peor  «ate  me 


u 

M 

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tí 


¿6  ABR 

**  oonsidere  exeüto  de  imperfeccionM.  Las  enoadenadas  y  azarosas  ocur-' 
*<  rencias  han  ocasionado  su  demora;  ma»  desgradadamenie  hemos  ¡ido  con* 
^  duoidoB  al  harás  de  peores  malee  deepuee  que  loe  afanes  de  la  diputaoion  de 
^  8,  M.  C.  fidbian  oonseguido  ponemos  á  las  puertas  de  la  paz,  Los  artículos 
^  moiliflcados  de  la  nota  que  iaolnim^s  á  V.  E.  debdn  ser  el  término  de 
*<  los  males,  y  en  la  alternativa  de  la  ffnerra  ó  da  la  paz  (ase^j^nrada  1» 
^  existencia  de  unestro  ejército)  caalqnier  otro  racional  saoriñcio  (ea 
''  mi  concepto)  no  debe  ser  obstáculo  para  logro  tan  venturoso,  To  invito  y 
^'  oonflo  en  qneV.  £.,  con  presencia  de  las  oonseouenoiasdeuna  opinión  gene- 
**  raUzada  y  en  que  siempre  hemos  oonvenidOf  unida  al  oardoter  de  una  guei  ra  que 
^*  deearaciadamente  ee  ha  heoho pereonal,  no  dnjartf  de  conformarse  alo  aoar- 
**  dado;  pero  creo  no  debo  pasar  en  silencio  de  qne  sí  por  nna  fatalidad 
''  V.  E,  no  tuviese  d  bien  asenñr,  la  junta  está  dispuesta  á  raUfioar  su  op^ 
"  nUm  y  pasarla  por  la  diputación  a  la  del  Exmo,  señor  D.  Joei  de  San 
"  MartiMj  si  las  razones  en  .contrario  qne  esponga  V.  £.  no  las  estim»- 
**  se  bastantes,  asi  como  en  la  última  Jnnta  no  fneron  suficientes  pa^ 
"  ra  haceide  variar  sobre  la  existencia  de  la  jnnta  y  diputación  en  la 
''  ansencia  de  V.  £.,  y  todos  hemos  estraftado  que  el  secretario  no  lo 
"  hubiese  estendido  en  acta.  La  inmensa  distancia  Á  la  Península  nos 
''  priva  del  remedio  de  tamaños  6  inmediatos  males,  así  como  tam- 
**  uien  al  gobierno  de  las  noticias  exactas  de  sus  cansas,  si  una  multi.* 
**  tud  de  personas  qne  se  disponeo  para  naveii^  á  Europa  no  fueran 
«  fieles  órganos  de  ellas.  Permita  el  Cielo  qne  nna  paz  tan  suspirada  , 
*'  ahogne  todas  las  pasiones  que  se  alimentan  en  la  guerra.  Participo  ú 
**  y.  £.  que  en  las  gacetas  del  gobierno  Espafioldel  4y  5  de  Febrero  se 
'*  estampa  el  armisticio  y  regmarizacion  de  guerra  de  Bolívar  v  Mo* 
'<  rulo.  Dios  guarde  á  Y.  £.  muchos  años,  Lima  15  de  Agosto  de  1321." 

**  Excmo.  Sefion— Confieso  francamente  qne  solo  tenia  «na  remota  espe 
"  ranza  de  que  dejcmen  obrar  á  V.  JS,  según  su  corazón^  pero  jamás  podria  per- 
'*  suadirme  hiciesen  que  negase  los  precisos  alimentos  y  transporte  al 
<'  comisionado  de  N.  M.  teniendo  forzosamente  que  mendigar  estos  au* 
"  xilios  con  descrédito  de  V.  £.,  trascendental  á  todo  español.  Pero  lo 
'^  qne  parece  una  burla  es,  me  diga  Y.  £.  le  mande  copia  de  las  instmO' 
*^  clones  reservadas  de  S.  M.  (que  ha  perdido,  y  acaso  estarán  en  poder 
"  del  enemigo  con  otros  muchos  documentos  (yae  Y.  £.  dejó  en  palacio) 
"  y  de  todos  los  oficios  habidos  en  la  diputación,  qne  es  lo  mismo  que 
^  pedirme  200  pesos  cuando  menos.  Lo  que  nos  admira  aun  mas  es,  como 
«  se  escusa  al  socorro  de  tantos  infelices  buenos  españoles  de  que  está 
'^  hecho  cargo  el  general  Yacáro,  con  la  particularidad  qne  Y.  E.  se  niesa 
**  solo  por  que  así  lo  quiere;  pues^  como  ee  tan  sabido,  las  riquezas  de 
'^  oro  y  plata  qne  Y.  E.  sacó  de  esta  Capital,  y  las  que  acaba  de  estraer 
"  de  las  minas  de  Pasco,  no  dicen  qne  por  falta  de  medios  deja  de  au* 
**  xiliamos.  Y.  E.me  hace  comparación  con  que  los  sembUbUtes  son  tan 
*'  desiguales  como  las  opiniones:  conviniendo  en  lo  primero  y  ea  qne 
^*  no  podemos  hacer  qne  varié  nuestra  fisonomía,  estamos  obligados  por 
'^  otra  parte  á  nivelarnos  en  los  sentimientos  de  Justicia  y  de  razón, 
''  que  para  eso  se  nos  dio.  Y.  £.  debe  de  t^ier  presente,  qne  no  escri- 
''  DO  sino  para  los  que  le  han  heóho  dictar  un  papel  que  es  (como  los  demás) 
"  nuestro  verdadero  proeeeoj  quiera  nuestra  suerte  hayamos  obrado  según 
^  la fé  de  nnestra  alma.... Y.  E*  me  dice  que  siempre  lo  provocaba  á 
''  qne  accediese  acosas  contra  su  honor  y  responsabilidad.*  si  yo  no  estn- 
V  viera  tan  i>ersnadido  de  lo  contrario,  y  de  que  V,  E.  es  el  que  ha  dedi- 
''  nado  de  un  modo  opuesto  d  mueetroe  deberes^  no  me  atreverla  á  reprodn- 
''  oíiselo  en  toda  ocasioii.  Y.  E.r  cuando  se  avistó  con  el  general  San 


ABR— ACÁ— ACE  67 

^*  Martüi  en  Panchauea,  con  soh  tMéHo  cuarto  de  hora  que  h4ihló  reserva- 
^  dtaneitte  eonélj  Uamando  en  eegtáda  y  aparte  d  UanOy  JLarMar,  CanUeraOf 
^  Oaldiiaiño  y  d  m(,noe  á^  queél  plam  de  San  Martin  era  admirablef  que  to 
"  oreia  de  hnenafé;  y  annqne  dgo  Y.  E.  que  no  quería  estar  mandando, 
*'  oomsinñó  en  el,  oomprometiéndanos  d  todoSf  con  la  particalaridad  de  ha- 
**  benne  dicho  V.  £.  antee  de  la  junta  con  San  Martín,  que  pensaba  poner  de 
*'  su  aoompisñado  en  la  regencia  tU  general  La-Mar,  iQoién  sino  el  diputado 
**  espa&ol  le  dijo  áY.  E.  habia  opnéstose  al  jjjeneral  San  Martin  todas  las 
"  razones  y  dincnltades  qne  e8tsui)an  en  oposición  á  sn  plan,  habiéndole 
"  dicho  á  y.  £.,  y  con  particular  secreto,  después  de  la  Junta,  una  cxr- 
**  cunstancia  que  me  d^o  Y.  E.  haber  advertido  igualmenteT  ¿  Yqwén  sino 
^*  V.  JE,  propuso  d  la  junta  pacificadora  (anulado  dUSoplan)  variar  él  goHemo 
**  dándole  diversa  forma  qtte  la  legitima^j  de  la  que  antes  habia  convenido 
*'  con  8ui  MartiuT  4Y  quién  sino  V.  E.  y  Canterao  noe  escribieron  en  unprm- 


*'fnvy  saUafechoe  con  el  ÉeálPelipe,y  sus  dos  adyacentes.  Estas  debilidades 
"  que  alternaban  con  un  rigorismo  destemplado,  verdaderamente  9on 
*'  las  que  nos  degradaban  y  aun  nos  separaban  del  círculo  de  nueetaui 
"  alribuciones:  pero  Y.  £.  jamas  podra  probarme  otra  cosa  que  la  incli- 
''  nación  á  ceder  algún  partido  6  provincia,  por  obtener  un  bien  tan  ge- 
"  neral,  y  esto  solo  convencido  que  el  enemigo  solo  por  su  actitud  habia 
"  de  conseguir  ventajas  siguiendo  la  guerra.  Y.  E.  dice  que  mi  lengui^e 
*^  parece  al  de  un  agente  délos  disidentes:  en  otro  tiempo  procuró  desa- 
"  creditarme  un  ayudante  de  Y.  E.  b^jo  el  mismo  pretesto;  y  ahora  siem- 
"  pre  que  lo  encuentro  en  la  calle,  b%ja  sus  ojos  modestos,  sin  embargo 
**  de  la  protección  que  le  dispensa  este  gobierno  por  haber  estado  en 
"  correspondencia  con  él,  aun  antes  de  mi  llegada  al  Perú.  El  padre  del 
"^pueblo  español  rne  designó  con  el  fin  de  condUar  sus  hijos  disidentes;  yo  co- 
**  nozco  muy  bien  las  faltas  de  ellos  y  las  nuestras;  y  juro  que  he  tenido 
"  mas  confianza  para  echárselas  en  cara  suavemente,  que  para  decir  á 
**  Y.  £.  lae  nuestras:  pero  Y.  £.  habiendo  sido  siempre  impulsado  á  tra- 
"  tarlos  de  traidores,  rateros  y  alevosos,  no  ha  podido  convenir  con  la 
''  moderación  y  prudencia  que  la  diputación  se  propuso^  evitando  asi  el 
^  rompimiento  escandaloso  á  que  Y.  E.  nos  provocó,  exigiéndonos  pasa- 
'^  sernos  á  San  Martin  su  original  oficio,  que  Y.  £.  sabe  no  se  le  dio  cur- 
"  so  ^  por  cuyos  antecedentes  permítaseme  pregunte  ¿por  qué  habiendo 
"  tenido  la  diputación  la  usual  y  prudente  precaución  de  lacrar  y  con 
'^  variacion-éellar  cuanta  correspondencia  ha  tenido,  ahora  solo  me  haya 
**  mandado  Y.  £.  la  suya  con  solo  una  porosa  obleaf  Ko  lo  sé,  ni  yá  es 
"  tiempo  de  saberlo,  pues  que  paso  inmediatamente  á  la  península. 
''Dios  guarde  á  Y.  É.  muchos  aSos.  Lima  12  de  Noviembre  de  1821. — 
''  Excelentísimo  Señor — Manuel  Abreu, — ^Excelentísimo  señor  Yirey  del 
"  Perd." 

ACAHIJAIIA — ^Inca. — ^En  la  construcción  de  la  gran  fortaleza  del  Cuzco, 
^ne  concluyó  en  el  reinado  de  Huaina  Capao,  hubo  cuatro  maestros  íq- 
genieros  y  directores  principales.  El  tercero  de  ellos  se  llamó  ^'Aoahua- 
íMy* a  Qmien,  segt^n  Garcilaso,  se  atribuía  mucha  parte  de  los  edificios 
4e  TiA&<iftDÁQu.  En  cada  cerca  de  la  fortaleza  había  una  puerta  con  una 
gran  piedra  levadiza  para  cerrarla.  La  segunda  de  estas  puertas  por  ha- 
per  Qiao  obra  de  Aci^uana  tomó  el  nombre  de  este. 

ACBTlli— P*  ToBiBio.— Español,  avecindado  en  Guánnco  deepues  de 
haber  eido  Subdelegado  de  Pauataguas  en  los  primeros  años  de  este  si- 

8 


68  ACE-  ACÓ 

glo.  Fué  en  dicha  ciudad  alcalde  de  primer  voto  en  1909,  sargento 
yor  y  comandante  de  las  milicias.  Vmo  á  Lima,  y  elVirey  Abascal  lé 
nombró  en  1H12  secretario  de  cámara  del  vireinato  en  lugar  del  brí^»- 
dier  D.  Simón  Diaz  de  Rávago.  Obtuvo  el  ^rado  de  coronel  do  milicias^ 
la  orden  militar  de  Calatrava,  y  la  clase  de  coronel  de  ejército.  £1  Vi« 
rey  D.  Joaquín  de  la  Pezuela  á  su  ingreso  al  mando  en  1816  le  continuó 
en  la  secretaria,  cuyo  cargo  desempeñaba  en  Enero  de  1821,  cuando  el 
ejército  destituyó  á  Pezuela  y  proclamó  de  Yirey  al  General  D.  José  de 
la  Sema.  Siguió  de  secretario  con  este  hasta  que  se  retiró  de  Lima  en 
Julio  de  ese  año,  y  entonces,  Aceval  se  embarcó  para  España. 

No  correspondió  bien  al  general  Pezuela,  porque  tuvo  íntimas  relacio* 
nes  con  los  principales  jefes  que  en  el  campamento  de  Aznapuquio  for- 
zaron al  Virey  á  que  dejara  el  mando:  asi  lo  acreditan  ciertas  cartas  qne 
dirijió  mas  tarde  desde  Europa  á  varios  de  ellos  y  que  interceptadas  se 
publicaron  en  Lima. 

ACETEDO — ^D.  Diego  DEr—Murió  en  España  estando  nombrado  Yirej 
del  Perú. —  Véase  Hurtado  de  Mendoza,  D.Andre»,  Marqués  de  Cañete. 

ACEVEDO — ^Frat  Gerónimo— Religioso  Agustino  de  esta  provincia  de 
Lima,  natural  de  Chuquisaca;  escribió  un  libro  de  á  folio  en  el  siglo 
XVII  intitulado  ^^BocaAurelia^^  obra  laboriosa  y  erudita  en  alabanza  de 
San  Agustín. 

ACEVEDO — 1>.  Juan — ^Fué  quemado  vivo  por  judio  en  Lima  él  día  S3 
Enero  de  1639,  en  el  lugar  llamado  el  pedregal,  al  lado  del  camino  de 
Amancaes. 

ACETEBO— El  Capitán  D.  Juan  González  de— Presentó  al  Itey  Feli- 

Se  III  el  año  1609  un  memorial  acerca  de  los  indios  del  Perú,  en  el  cual 
VJo  que,  en  las  provincias  sujetas  á  la  mita  se  habian  disminuido  aqne^ 
líos  en  una  tercera  parte  desde  el  empadronamiento  hecho  de  orden  del 
Virey  Toledo  en  1581. 

ACOSTA. — ^El  P.  José — ^Natural  de  Medina  del  Campo  en  Castilla.  En- 
tró en  la  compañía  de  Jesús  á  la  edad  de  14  años  en  1554:  pertenecían  á 
ella  cuatro  hermanos  suyos.  Tuvo  grande  ing^enio,  sólido  juicio  y  esoo- 
jida  doctrina.  Muy  apto  para  todas  las  ciencias  que  pro^ó,  habiendo 
sido  el  primero  en  su  religión  que  enseñó  Teología  en  Ocaña.  Vino  ¿ 
América  en  1571,  obtuvo  el  cargo  de  provincial  en  el  Peiyí,  y  escribió 
mucho  sobre  asuntos  de  Indias.  Su  obra  de  ** Historia  Natural  y  Moral,  ^ 
que  se  imprimió  en  Madrid  en  1590,  tuvo  entonces  ^an  aceptación. 

Tonmetort  en  la  introducción  á  su  obra  de  botánica,  le  menciona  eor 
trelos  sobresalientes  investigadores  de  plantas.  El  Padre  Aoosta  dis^ 
frutó  do  toda  la  confianza  del  Arzobispo  Santo  Toribio.  Dirigió  y  puso 
en  latín  el  concilio  Límense  de  1582  á  que  concurrió  como  teólogo  di- 
pntado.  Lo  condigo  á  Madrid  y  á  Roma  para  su  aprobación,  y  lo  volvió 
a  llevar  á  España.  Quedó  allí  de  Prepósito  de  la  casa  profesa  de  VallA- 
dólid.  Intervino  en  la  quinta  congregación  general  con  derecho  de  so* 
fragio  por  especial  dispensa.  Fué  visitador  de  Aragón  y  Andalucía,  y 
murió  de  rector  en  Salamanca  en  15  de  Febrero  de  1600,  de  60  años  de 
edad  y  30  de  profeso.  El  Padre  José  Acosta  escribió  en  latin  los  libros 
**I}e  proouranda  indorum  «aZtií»'' Salamanca  1588 — "De  natura  navi  orbUf* 
1589:  y  otros  tratados  sobre  el  oHgen  de  los  incUos  y  sus  costumbres,  qne-in* 
sertó  en  la  obra  "Historia  natural  ya  citada,  que  tradt^O'-al  it«liaiu> 


ACÓ  59 

Juan  Pablo  Galncio,  al  francés  Roberto  Regnault,  y  al  latin  Teodoro  de 
Bry,  que  la  imprimió  como  suya.  Era  de  sentir  que  la  decantada  bar- 
barie de  los  indios  no  tanto  proyenia  de  su  ineptitud,  cuanto  de  la  in- 
curia y  desacierto  de  sus  primeros  maestros. — Véase  TorqNemada. 

Este  religioso  criticó  al  Padre  Acosta  en  su  ^^Monarquia  Inákma^  y 
le  acuBÓ  de  haberse  apropiado  trabajo  i^eno  en  la  obra  ^^Historia  Natu- 
rtUy  MoralJ' 

AC0ST1— Juan  i>b — ^Natural  de  Baroarxota  (Badijoz.)  Antes  de  la  espe- 
dicion  de  Gonaüo  Pizarro  á  descubrir  el  pais  de  la  Canela,  el  nombre  de 
Aoosta  no  aparece  mencionado  en  suceso  alguno:  en  esa  campalia  estu- 
To  de  alférez  general,  y  en  la  retirada  que  nié  preciso  hacer  para  regre* 
sar  á  Quito,  cuando  él  hambre  tocaba  ya  el  últmio  extremo,  Acosta  fué 
eon  10  soldados  en  solicitud  de  un  pueblo  en  que  se  decia  haber  recursos 
de  subsistencia.  Combatió  con  los  indios  que  se  propusieron  rechazarlo 
é  impedirle  la  entrada.  Arroyados  del  todo,  Acosta  quedó  herido,  y  en- 
contró allí  abundante  provisión  que  por  esa  Tez  salvó  á  la  tropa  de  la 
necesidad  que  iba  consumiéndola. 

En  1543  el  Gobernador  del  Perú  por  el  Bey  licenciado  Cristóbal  Vaca 
de  Castro,  llamó  al  Cuzco  Á  Gonzalo  Pisarro,  y  este  marchó  de  Quito  con 
su  gente  cumpliendo  aquella  orden.  £u  el  camino  sus  partidarios,  fo- 
mentando la  ambición  y  soberbia  de  este  caudillo,  llegaron  á  combinarse 
para  un  xJzamiento  matando  Á  Yaca;  y  el  qne  se  comprometió  á  ejecu- 
tar el  asesinato  fué  Acosta  luego  qne  I^zarro  le  hiciera  la  señal  acorda- 
da. Este  plan  se  frustró  porque  un  Villalba  lo  reveló  al  Gobernador. 

Figuró  deerpnes  en  la  lucha  de  Gk>nzalo  contra  el  Virey  Vela  en  el 
Ecuador,  y  sirvió  eomo  capitán  en  la  vanguardia,  empeftándose  en  la 
persecución  del  Virey  á  punto  casi  de  alcanzarlo,  y  tomándole  muchas 
cargas  de  provisiones  y  algunos  prisioneros  antes  de  su  llegada  á  Tome- 
bamba.  En  la  batallado  Afiaquitb  faé  herido  por  Juan  Funes.  Al  entrar 
victorioso  en  Lima  Gk>nzalo  Pizarro,  Acosta  y  otro  capitán  marchaban 
á  pié  llevando  de  la  mano  las  camas  del  freno  del  caballo  qne  montaba 
el  héroe  de  la  jomada.  Luego  salió  por  la  costa  del  norte  con  tropa  á 
recorrer  los  puertos  hasta  Tmjillo  para  oponerse  á  que  los  bnqaes  de  Lo- 
renzo Aldana  que  dependía  del  Presidente  Gasea,  hiciesen  aguada:  los 
marinos  le  pusieron  en  tierra  una  emboscada  de  qne  se  pudo  librar;  pero 
él  desempeñó  en  algo  su  encargo  tomando  algunos  prisioneros  en  varias 
«nrerias.  Pensó  Pizarro  en  espedicionar  hasta  Cajamarca  y  desbaratar 
á  Diego  de  Mora  que  allí  formaba  tropas  al  partido  del  Rey:  y  envió  al 
efecto  á  Juan  de  Acosta  con  una  columna  fuerte;  pero  no  pasó  ^e  la 
Barranca  por  haberle  hecho  regresar  Gonzalo  á  la  guerra  del  Alto  Perú 
contra  Diego  Centeno.  En  la  tropa  de  Acosta  hubo  algunos  en  mal  sen- 
tido que  se  fugaron  al  enemigo:  de  esto  nacieron  diferentes  desconífían- 
zas  y  sospechas  por  las  cuales  él  mismo  hizo  degollar  á  Lorenzo  Mejia 
de  Figneroa,  yerno  del  conde  de  la  Gomera,  y  aun  soldado. 

Preparóse  en  Lima  una  división  y  con  ella  se  puso  en  marcha  el  ca- 
pitán Acosta:  llevó  de  segundo  á  Paez  Sotomayor^  de  capitán  de  caballos 
a  Martin  de  Olmos,  de  arcabuceros  á  Diego  Gumiel,  de  picas  á  Martin 
de  Almendras,  y  con  el  estandarte  iba  Martin  de  Alarcon.  Se  internó  por 
la  via  del  Cuzco,  y  su  tropa  que  pasaba  de  300  soldados,  la  llevaba  toda 
montada.  Pizarro  a  quien  los  suyos  abandonaban  para  presentarse  al 
Hceneiado  Gasea,  dejó  Limay  se  retiró  á  Arequipa,  enviando  al  comen- 
dador de  la  Merced  de  Tn^illo  en  alcance  de  Acosta  con  la  orden  de 
fse  mudando  de  dirección  pasara  á  reunírsele  en  Arequipa.  No  valie- 
Toalae  inTenciones  de  Acosta  que  despuramaba  falsas  noticias  en  favor 


«o  ACÓ 

de  ftu  cauísft;  porque  la  tropa  penetró  el  mal  estado  en  que  se  hállab* 
PizarrOy  y  no  perdiendo  tiempo,  se  fogaron  algunos  oficiales  inoluaiTre 
Paes,  Olmos,  y  Alarcon  llevándose  35  soldados:  no  se  atrevieron  Á  matar 
Á  Acosta,  como  lo  acordaron,  porque  éste  receloso  ya,  tomó  sus  medidas 
preGautiorias.  Acosta  logró  aprehenderá  algunos  de  los  prófugos  á  quie- 
nes hizo  morir:  practicó  averiguaciones  sobre  el  caso,  y  mandó  ahorcar  Á 
otros  varios  de  quieoes  tenia  sospechas. 

A  su  llegada  al  Cuzco  destituyó  á  los  municipales  que  estaban  por  el 
Bey  y  habían  sido  noinbrados  por  Diego  Centeno.  En  cftantx)  salió  de  di- 
(día  ciudad  se  le  desertaron  30  y  después  28  con  el  capitán  Almendras, 
que  volviéndose  á  la  ciudad  hizo  una  reacción.  Entró  Aoosta  en  Ajpo- 
quipaya  con  poca  gente,  j  halló  á  Pisarro  á  quien  solo  habian  quedado 
m)  hombres  de  mas  de  mil  que  sacó  de  Lima.  Aoosta  se  vio  en  el  «amina 
oon  el  obispo  D.  Fray  Juan  Solano  que  iba  á  su  diócesis  del  Coaeo: 
este  Prelado  trabajó  mucho  para  <iue  se  adhiriera  á  la  causa  del  Bey,  pero 
RUS  ruegos  y  reflecciones  no  pudieron  vencer  lo6  caprichos  de  este  £m>^ 
oioso. 

Pizarro  envió  una  carta  para  Diego  Centeno  proponiéndole  un  arre- 
glo. DQose  que  el  objeto  fué  hacerle  descuidar  mientras  Acosta  iba  ha- 
cia él  con  20  soldados  para  sorprenderlo  y  matarlo.  Este  proyecto  fué 
puesto  en  ejecución:  y  Acosta  penetró  en  el  campamento  nabiendo  to- 
mado á  los  centinelas:  mas  ya  al  llegar  á  la  tienda  donde  Centeno  esta> 
ba  enfermo,  le  sintieron  unos  negros  por  cuyas  voces  hubo  alarma  gene-* 
rai,  y  Acosta  tuvo  que  huir.         • 

Dióse  la  batalla  de  Guarina  el  viernes  20  de  Octubre  de  1547  á  que 
concurrió  Acosta  como  Capitán  de  infantería,  habiéndola  principiado  43: 
con  unas  escaramuzas.  Becibió  tres  heridas  no  de  gravedad,  y  tuvo  oca- 
sión de  favorecer  como  lo  hizo  á  los  que  lo  hirieron.  Pizarro  con  menoa 
de  500  hombres  atacó  á  Centeno  que  tenia  900,  y  lo  derrotó  por  comple- 
toj  pasando  en  breve  al  Cuzco  á  hacer  frente  lu  Gobernador  Gasea  ^ae 
ya  iba  sobre  él  con  el  ejército  real.  Gonzalo  Pizarro  supo  que  construían 
\Sus  adversarios  un  puente  en  el  rio  de  Cotabamba:  y  para  cortarlo  y 
destruirlo,  envió  á  Juan  de  Acosta  con  30  soldados,  tino  de  estos,  Juan 
Nullez  del  Prado  fueó  al  enemigo  y  dio  aviso,  con  lo  cual  malogrado  sa 
intento,  tuvo  que  volverse  al  Cuzco.  Acosta  fué  uno  de  los  que  se  empe^ 
fiaron  en  que  Gonzalo  no  negociase  la  Paz  con  Gasea. 

Garcilaso  refiere  que  habiendo  acordado  Pizarro  defender  el  paso  del 
Apurimac,  Francisco  Carvajal  pidió  que  esa  comisión  se  le  diese  á  €1; 
pero  que  Gonzalo  no  accedió  á  ello  por  necesitarlo  á  su  lado;  confiando 
el  encargo  á  Juan  de  Acosta  que  fué  á  quien  indicaron  algunos  jefes 
creyendo  agradar  á  Pizarro.  No  habla  de  lo  del  puente  de  Cotabamba 
que  cuenta  el  cronista  Herrera,  y  dice  que  la  espedicion  fué  al  Apuri<^ 
mac  compuesta  de  200  arcabuceros  y  30  lanceros  escogidos.  Entre  los 
pormenores,  no  olvida  la  deserción  de  Nufiez  del  Prado  quien  dio  noti- 
cias á  los  contrarios;  agregando  que  si  Acosta  cumple  las  ordenes  v  ad- 
vertencias de  Carvs^al^  habria  llegado  á  tiempo  y  desempefiádose  oien: 
pearo  que  no  lo  hizo  asi,  y  se  desvió  de  las  instrucciones  frustrando  la 
empresa;  lo  cual  acredita  que  de  poco  sirve  la  valentía  cuando  falta  el 
saber  y  una  esperiencia  aprovechada  que  pi»ra  todo  es  menester  en  la 
guerra.  Todo  esto  es  tomado  de  Agustín  de  Zarate.  Acosta  vio  quealffu- 
na  tropa  habia  ya  pasado  el  puente,  y  se  volvió  á  pedir  mas  faexsa  ae- 
rando asi  tiempo  para  que  todo  el  ejército  de  Gasea  so  reuniera  en  las 
alturas.  De  ómen  de  éste,  el  puente,  que  estuvo  cortado,  se  habia  xabe- 
cho  pasándolos  cables  prá  medio  de  una  balsa  con  gran   dificultad.  £3 


ACÓ— ACÜ  61 

ixítA  éxiia  de««tooperMt(m  prod^)o  ^nmumeioneB  é  inveotivat  oonte» 

Aoosta. 

Prisionero  en  1a  batalla  de  Sacsahoana  en  qne  faé  desbaratado 
PizaiTo  por  él  Gobernador  D.  Pedro  de  la  Qasca  el  9  de  abril  de  1548, 
fné  ajosticiado  entre  otros  en  el  mismo  camxN>  de  la  yictoria  de  los  rea- 
listas. Ba  cabeza  colocada  en  nna  jaula  de  fierro  estavo  espnesta 
al  páblioo  por  mucho  tiempo  en  el  Cuzco. 

ACCSA.— D.  FiULT  Antonio  Qonzajjbz— de  la  orden  de  Santo  Dominga^ 
natural  de  Lima  en  cuyo  oonvento  ingresó  después  de  estudiar  como 
novicio  en  el  colcteio  de  la  CompaBía.  Fué  catedrático  de  prima  da 
Teología  moral,  y  doctor  en  la  Universidad  de  Siui  Miróos,  inteligente 
on  algunos  idiomas;  Ftíor  del  convento  de  Guánuco;  elegido  definidor 
de  provincia  en  el  capitulo  de  1657;  y  después  pasó  á  Boma  como  procu- 
rador y  encardado  de  serlo  en  todo  lo  eoncemiente  á  la  beatificaeioa  y 
canonización  de  Santa  Bosa.  Fué  visitador  y  vicario  general  de  las  pro- 
vincias de  NápoleSy  provincial  de  Tierra  Santa,  y  en  1676  obispo  de  Ca- 
racas, donde  falleció  en  1682. 

£1  Padre  Acufia  activó  con  incansable  celo  las  diligencias  y  actuacio- 
nes seguidas  para  la  conclusión  y  despacho  de  la  causa  de  Santa  Bosa. 
Entre  sus  tareas  se  sefialó  principalmente  la  del  libro  que,  probando  las 
virtudes  que  Bosa  poseyó  en  grado  heroico,  escribió  con  fina  elocuanoi» 
y  una  erudición  propia  de  su  capacidad  y  estudios.  "Él  dispuso  el 
adorno  y  estraordinario  It^o  del  templo  de  San  Pedro  de  Boma  cuyas  col- 
gaduras, emblemas  ó  inscripciones  describe  Fr.  Juan  Melendez  en  los 
"Tesoros  verdaderos  de  las  ludias,"  al  referir  las  ^^ndes  fiestas  que  en 
aquella  corte  se.  celebraron  con  motivo  de  la  beatificaoiun  de  la  Santa. 

Fué  Acufla  autor  de  estas  obras:  "  Memorial  ó  informe  del  Pera  al  P. 
Fr.  JuaJL  Baustista  Marinis'',  que  imprimió  en  1659.  ''Santo  Domingo  en 
el  Perú,"  ó  compendió  de  la  historia  de  la  provincia  de  San  Juan  Bau- 
tista del  Perú,  impresa  en  Madrid  en  1660:  un  lil»^  sobre  la  fó  oatóUea 
que  publicó  en  italiano  en  Ñapóles  el  afio  1662.y  la  'Tida  de  Santa  Bo- 
sa'' que  salió  en  Boma  en  1665.  Según  D.  Nicolás  Antonio  y  los  padres  Qne- 
tif  y  Eocard  en  sus  ''Escritores  Dominicos,"  Acullá  tenia  concluida  y 
para  darla  á  la  prensa,  la  "Historia  general  de  la  Provincia  Peruana  de 
San  Juan  Bautista." 

ACUtA— El  Padbs  Csistoval* db— Nacido  en  Burgos  en  1687.  Ala 
edad  de  15  a&os  entró  en  la  CompaSia  de  Jesús:  perteneció  al  colegno  de 
Quito  y  fué  fundadmr  y  rector  dá  de  Cuenca.  Era  hermano  suvo  el  cor- 
reeidor  y  lugar  teniente  General  de  Quito  D.  Juan  Yasquez  de  Acufta 
déla  orden  ue  Cálatrava. 

Cuando  en  el  aAo  de  1638  llegó  á  dicha  ciudad  él  capitán  D.  Pedro 
Tejeyra,  Jefe  de  la  espedicíon  ^urtuguesa  que  salió  del  Para  y  penetró 
porel  Amazonas  hasta  el  territorio  deQu^os,  dispuso  el  Virey  conde 
de  Chinchón  que  se  regresara  con  su  fberza  y  al  efecto  se  le  proporoio- 
naaen  cuantos  recursos  necesitase.  Mandó  asi  mismo  le  acompa&asen  dos 
personas  de  inteligencia  y  respeto,  á  fin  de  que  del  Para  pasasMi  éi 
Itepaüa  á  dar  cuenta  al  Bey,  no  solo  de  lo  acaecido  con  esa  espediei<Hiy 
sino  de  las  observaciones  que  les  encargaba  practicasen  en  todo  el  viage , 
temando  relaeiim  descriptiva  y  circunstanciada  délos  rios  y  paises  ri- 
benfilosyCQiklas  demás  noticias  que  adquiriesen  y  faeraútil  conservar. 

Si  ei»iegidor  qoiao  ir  peiWMialmenteá  deBemp^lar  esa  comisión,  ofiw- 
«isMk»8u  haeAsnda  partieiilar  para  levantar  ffente,disponer  pertreenos  A 
¥¡0  alcanzóla  Beenoi»  que  le  era  indispensable  para  poder  satisikoer  sus 


62  ACU 

dMeos,  jea  eatacicotuutauoia  elflacal  de  la  iiudieDcU  de  ijiíib),  líoén- 
olado  D.  MeloboT  Suarez  de  Poago  propnsola  idaa  de  que  marobaeen  con 
Tejeyr»  do«  Padres  de  la  CompiSifa.  Aceptaiia  qne  faé,  el  Prelado  de  ell& 
nombrA  á  Críatoval  de  AonUa,  y  á  Andrés  de  Artioda  que  era  lector  de 
TÜlogla  en  Quito.  Dióseles  nna  proviaion  en  íitnoa  por  el  Real  acuerdo 
eon  fé«lia  S4  de  Enero  de  1639  y  emprendieron  el  vii^e  el  16  de  Febrero. 
IJegaion  al  Para  en  l'¿  de  Dioiemliie,  ;  eu  Marzo  de  1640  partieron  para 
Esparta  llevaudo  una  bonorfüca  curti&cacioii,  suscrita  por  O.  Pedro  To- 
j«7ra  desostareasy  recomendablesBcrviolaa.  Dieron  cuenta  al  Bej'  de 
toáo  lo  ocDirido,  presentándole  la  relación esoritk por  Acalla,  y  qnepa- 
blicóen  Madrid  en  1641.  Be  ocaua  de  ella  el  Padre  Bodrignez  en  la  "His- 
toria del  Maralion:"  trata  del  origen  del  Amazonaa,  sn  loDgitad,  latitnd 
y  profundidad,  iBla«.  peces,  ñutas  y  otraa  ooaas  de  sus  riberas;  del  clima, 
I(ñidiacoioiie«,niinas,  objetos medicinalea  &,;  délas  nacionea,  ritos,  armas, 
oumeroio.  rios  por  donde  pnede  entrarse  al  Marafloa;  del  Ñapo  y  otros 
n  al  Amazoaasj  y  de  las  naciones  qne  hay  en  ellos.   Para  1» 


mt^or  intetigenoia  de  estas  noticias,  Nicolás  nanzon  formó  un  mapa  d 
conformidad  con  el  oontunidode  ellas. 

Acosa  paaó  fí  Koma  couio  procnradur  de  sn  proTÍncia  y  se  le  nombra 
en  Eapañu  calificador  de  la  inquisición.  Pidió  al  Bey  se  dictasen  proTi- 
deudas  oportunas  para  la  conservación  del  vasto  territorio  del  Amazo- 
nas: y  qne  se  estublecitieeii  poblaciones  y  fortalezas  en  ciertas  localidades 
importantes.  Pero  sns  indicaciones  fueron  deeatendidas,  no  solo  por  in- 
imria,  Binó  porque  lagiierrade  Portugal  absorvia  las  ateiioiones  del 
gobierno.  £i  Padre  Artieda  se  regresó  á  Quito  en  1643.  AcuQa  permane- 
oióenEspaBaalgnn  tiempo  mas,  y  al  fin  causado  de  esperar  en  vaoo  los 
resultados  qao  habla  procurado,  se  vino  al  Perú  y  falleció  en  liimo.  Ha- 
ce memoria  de  él  D.  Lorenzo  Hervái  en  sn  catálogo  de  longoas  Ame- 
ricanas.  Véase  Brieva,  Fr.  Domingo  —  Véase  T^eyra. 

KIAATBEJIRU»— D.  Juan  DK—Morqnée  de  Casa  Fnerte,  natural  de 
Lima,  Virey  <le  Méjico,  y  Capitán  general  de  ^éroito.  Tnvo  por  padres 
A  nn  caballero  del  mismo  nombro,  que  fué  regidor  de  Burgos,  na  patrin; 
orutado  de  la  orden  de  Calatrava,  corregidor  de  Quito  y  gobernador  de 
GnancaTelica,  y  á  D*  Margarita  Bcijorano  natural  de  Potosí.  San  herma- 
nos, D.  José,  D.  Diego,  y  D.  iQigo,  marqnés  de  Escalona,  mayordomo  de 
la  relua  D?  Mariana,  los  tros  de  la  orden  de  Alcántara,  D.  Ventura  de  la 
de  Santiago,  y  D?  Josefa,  vieron  también  la  primera  luz  en  Lima.  Esta 
lUtíina,  j^  sa  marido  D.  Francisco  de  Lnjan  Seoalde,  maestro  de  campo 
de  esta  ciudad,  y  natural  de  ella,  faeropí  abuelos  del  sabio  literato  D.  .Jo- 
sé Agnslin  Pardo  de  Figueroa,  que  tomó  el  título  de  marqués  de  San  Lo- 
renzo de  Talle  Umbroso,  por  aa  matrimonio  con  D?  Petronila  Esquí  re), 
sa  sobrina,  nacida  en  el  Cuzco. 

Casa  Fuerte  pasó  áEspafiamayjóTen,  y  despnes  délos  estudios  en qae 
acreditó  capacidad  y  apBcaoion,  adoptó  la  carrera  do  las  armas.  Mandó 
oompafiias  de  infauteria  y  oaballeria:  fué  maestre  da  campo  {coronel)  de 
nn  tercio  denominado  ds  los  "Verdue",  y  después  de  Dragones:  ascendió 
£  general  do  batalla,  y  de  ortillerio:  ^erciú  el  cargo  de  maestre  de  oam- 
P"c-"        "       ""  '■■' "  "      ■  '  ■         ■■(■"■. 

i  'i  -  1^  ibrtalezas,  en  Sicilia:  el 

duv.K.  ■■:,!     ■   I  ..i:i¡l'iroai,  doadeanasdespuea 

'         .¿Vu,Ll^u.  Sabióáladignl- 


ACÜ— ACH  63 

de  Aottiia  pasó  59  afioa  sin  inteirapcioii  algonA,  en  la  profesión  militar. 
Ellos,  y  su  espléndida  oanen,  bastan  para  q[ne  se  comprenda  oaal  seria 
la  entidad  de  sns  servicios,  sa  calificado  ménto,  t  el  grado  de  estimación 
en  qne  sapo  colocarse.  8a  concarrencia  á  todas  fas  guerras  qae  tnvo  Es* 
pafia  en  su  época,  y  ana  saccesion  de  fánciones  de  armas  en  qne  sn  ilns- 
tre  nombre  alcanzo  inmensa  celebridad,  fáeron  los  títulos  gloriosos  que 
dieron  á  nuestro  compatriota  una  reputación  exenta  de  contradiccio- 
nes, y  sofícientemento  sólida  para  frustrar  las  malas  artes  de  la  en- 
yidia. 

£1  ^timo  teatro  de  la  carrera  del  marqués,  vino  á  ser  el  Nuevo  Man- 
do. Le  nombró  el  rey  Felipe  Y,  virey  gobernador  y  capitán  general  de 
Méjico,  eminente  posición  á  que  llegaron  muy  pocos  americanos,  bien 
que  en  la  Península  la  ocuparon  idgunos  hijos  del  Pera  en  diversos  rei- 
nos  y  épocas.  La  ya  probada  capacidad  del  marqués  de  Casa  Fuerte  para 
el  manao  político,  halló  en  ese  encargo  tan  pesado  y  difícil,  como  es  es- 
tenso el  territorio  mejicano,  ocasiones  muy  ¿recuentes  para  acreditar  sa 
prudencia,  tino  y  acierto  en  los  negocios  gubernativos. 

Sostenido,  esperimentado  y  sagaz,  pudo  mantener  en  aquel  importante 
pais  la  paz  benefactora  y  el  orden  público,  d<gándole  monumentos  y  re- 
cuerdos de  su  consagración  al  bien  genera  y  al  adelanto  de  las  ciencias 
y  de  la  industria.  Fueron  obra  suya  los  suntuosos  edificios  de  la  Aduana 
y  casa  de  Moneda  de  la  hermosa  capital  de  aquel  antiguo  Imperio. 

Invertía  Casa  Fuerte  sn  caudal  en  limosnas  y  obras  de  piedad;  y  entre 
las  de  este  género  aun  se  conserva  memoria  de  las  rentas  que  estableció 
para  dotar  huérfanas  anualmente,  y  para  ayudar  á  sostener  á  los  presos 
en  las  cárceles.  Falleció  en  Méjico  de  su  padecimiento  de  gota,  cáando 
todavía  se  hallaba  de  Yirey,  el  afio  1734  pues  babia  sido  proro^ado  su 
período  de  mando.  Su  pérdida  fué  objete  del  mas  profimdo  sentimiento 
en  todas  las  clases  de  la  sociedad.  Durante  su  Gobierno  tuvo  por  capi- 
tán de  las  guardias  de  palacio  á  su  sobrino  nieto  el  ya  citado  Fardo  de 
Figneroa,  marqués  de  valle  Umbroso,  quien  después  regresó  al  Perú,  sa 
patria.  El  vireinato  de  Nueva  España,  ]M>r  la  muerte  del  marqués,  reca- 
yó interinamente  en  el  arzobispo  de  Méjico  D.  Juan  Antonio  de  Yizarron 
y  Eguiarreta.  Feyjóo  en  su  ''  Teatro  critico  "  elogia  al  marqués  de  Casa 
Fuerte  (tomo  4?  pag.  112)  y  dice  que  no  hubo  en  Méjico  gobierno  como  el 
suyo.  Menciónale  Peralta  en  el  cante  7?  de  su  ''Lima  fundada^  y  Alcedo 
con  mucha  recomendación  en  el  ''Diccionario  Geográfico." 

ACUtA  T  VOROUHA— Juan  db— Portajes.  Fué  relajado  y  quemado  en 
Lima  en  21  de  Diciembre  de  1635,  por  judío,  y  en  virtud  de  sentencia  del 
Tribunal  de  la  Inquisición.  En  este  auto  de  fé,  hubo  24  reos  penados. 

ACHUIES— Bigardo— Marino  inglés  á  quien  vulgarmente  se  conocía  con 
este  apellido,  pero  que  en  realidad  tenia  el  de  Hawkins.  En  el  artículo. 
Brake  hacemos  relación  de  las  empresas  de  este  caudillo,  el  primero  qae 
trsgo  la  guerra  al  Pacífico  por  el  Estrecho  de  Magallanes  en  1578;  y  de- 
cimos que  en  1595  armó  en  Inglaterra  28  embarcaciones  expedicionando 
con  ellas  á  las  Antillas  y  al  Istmo,  por  donde  intento  penetrar  á  Panamá. 
A  Ricardo  Achines  se  dio  el  mando  de  una  escuadrilla  en  1593  para  que 
viniese  al  Pacífico  y  oportunamente  obrara  en  combinación  con  las  fuer- 
zas dé'Dra^e  á  quien  acompañaba  Juan  de  Achines,  padre  de  aquel. 

Ricardo  sacó  de  Plimouth  cuatro  naves:  teco  en  Madera  y  Canarias,  y 

Sdrdió  dos  buques  en  la  altara  del  Rio  de  la  Plata.  Luego  que  pasó  el 
strecho,  re&esoó  en  la  isla  de  Juan  Fernandez^  quemó  nueve  embarca- 
ciones méroanteb  en  la  costa  de  Chile,  y  cometió  en  ella  tnaohae  ester- 


64  kCK 

Bíones.  Con  noticia  de  éatOB  sacesoa,  el  Virey  del  Ferd  D.  Qaroia  Horta-^ 
do  de  Mendosa,  marqués  de  Cañete,  preparó  una  armada  en  el  Callao,  y 
confirió  el  mando  de  ella  á  D.  Beltran  de  Castró  y  de  la  Gaeva,  que  era 
bermano  de  en  esposa  D*  Ana  y  del  conde  de  liemos.  Componíase  de 
tres  buques:  ''Capitana,"  ''PataoW'  y  ''Almiranta",  y  se  embarcaron  en 
olla  muchos  nobles  de  Lima.  Hiciéronse  á  la  vela  con  rombo  al  Sud  y  á 
85  leguas  del  Callao  suMeron  un  temporal  al  mismo  tiempo  de  avistar 
las  velas  enemigas;  y  como  esperimentasen  algunas  averias,  taé  preciso 
volviesen  al  puerto.*  D.  Beltran,  que  era  Jefe  de  gran  ánimo,  sintió  ]^ro- 
íundamente  naber  tenido  que  arribar  en  momentos  de  estar  tan  próximo 
el  combate;  y  así  puso  todo  empeño  en  alistarse  para  nueva  salida.  Ve* 
rifíoó  esta  con  la  ^Capitana'',  y  con  el  ''Patache"  mandado  por  Juan  Mar- 
tines de  Leyva  y  navegó  hacia  el  Norte,  encontrando  á  Achines  frente  át 
pneito  de  Atacames  que  está  en  la  costado  Esmeraldas.  Larga  ñzé  la  re- 
mega  sangrienta  en  que  se  disputó  la  victoria,  y  la  alcanzó  cumplida  D¿ 
Beltran,  pues  tomó  prisionero  á  Bicardo  Achines  y  lo  tnjo  al  Callao, 
año  de  1594.  D.  Luis  Antonio  de  Oviedo  conde  de  la  Qraoja  vecino  de 
liima,  en  el  cuito  10  del  ]>oema  á  Santa  Bosa,  trató  de  la  expedición  de 
Achines,  del  combate,  y  de  las  proezas  de  D.  Beltran  de  Caslaro.  Dara^ 
mos  aquí  lugar  á  algunas  de  sus  octavas: 

103 

Fiando  el  español  mas  de  acero, 

Que  del  bronce  que  á  gran  distancia  ataca, 

Deja  correr  su  galeón  velero 

Sobre  el  británo  bordo,  á  que  se  atraca : 

Aquí  el  conflicto,  aquí  el  martillar  ñero 

Con  armas  blancas  que  el  coraje  saca 

Un  enemiga  púipura  teñidas, 

▲  donde  palpitar  se  ven  las  vidas. 

107 

Y  diciendo,  y  haciendo,  á  cuchilladas 
Hace  á  Britanos  como  al  bordo  astillas  i 
Manrique  y  Carb^jal  con  sus  espadas , 

Y  sus  rodelas  obran  maravillas: 

El  gran  D.  Diego  Dávila,  arboladas 
Las  armas  reales  de  las  dos  Castillas , 
Subir  quiere  el  católico  estandarte, 
No  solo  al  tope,  á  donde  habita  Marte. 

Menciona  el  conde  á  muchos  caballeros  nacidos  ^i  Lima  qiie  se  hiele*' 
ron  dignos  de  alabanza  por  su  bizarría: 

Hernán  Carrillo,  Bermudez,  Agüero,  Calderón,  Castilla,  Quillones,  Les- 
cano.  Ligan,  Rivera,  Avalos,  Bravo,  Ubitarte,  Mendoza,  Sandoval,  Ro- 
jas, Cueva,  Arias,  Centeno,  Sarmiento,  Pardo,  Castro,  Córdova,  Zarate, 
que  combatió  y  venció  al  capitán  Brunel  &?  Relata  los  lances  terribles 
que  hubo  en  los 
tanaenemiffa;  i 
rendirá  Achines. 


que  faulx)  en  los  abordajes,  después  que  D.  Beltran  desarboló  á  la  capi- 
tana enemiffa;  y  como  por  medio  de  Leyva  capitán  d^  "Patache",  mza 


1S7 
Ríndete,  no  á  mi  bmao  á  mi  fortuna ; 
A  voces  dice  el  generoso  Castib ; 
T»  tu  constancia  te  erigió  eoluna 
fi^  Jaspe  en  monumentos  dé  álabi^itMt : 
Tu  naff  subir  merece  hi^sta  la  lunik 
Cono  la  de  Aigoe  á  servirle  áe  asno : 


ACfl-ADE— AGÜ  65 

Vf»  á  tí  te  anipacOy  protector  y  amigo  ; 

Sepdido  á  un  noble  vences  tu  enemigo  » 

140 

De  D.  Boltran  le  trsgo  á  la  preeencia , 

Qae  asÍBtido  de  cabos  caballeros , 
'    ^  Con  fiwica  militar  benevolencia , 

Le  recibió,  ampliando  urbanos  f  oeros : 

JEIospedóle  con  tal  magiiiñcencia 

£n  Lima,  y  en  su  casa  a&os  enteros , 

"Que  despnes  de  vencer,  con  Hueva  gloria 

Triunfó  sn  bumanida(i  de  su  victoria . 
IHce  D.  Cristóval  Suarez  de  Figneroa  en  la  historia  del  marqués  de 
Cafiet^y.que  al  saltar  un  marinero  espaüol  en  la  nave  inglesa  en  que  es- 
taba Airlines,  perdió  ambas  manos:  '*  que  se  sostuvo  con  los  dientes,  y 
que  Uogó  á  pisar  la  cubierta  de  aquella^':  cuenta  otros  hechos  tan  inve* 
rosimilea  como  éste. 

£U  almirante  espa&(A  dio  palabra  á  Achines  en  nombre  del  Rey  do  que 
su  vida  seria  respetada.  Mas  la  Audiencia  de  Lima,  violando  ó  estiman- 
do  en  poco  esa  garantía,  declaró  que  el  inglés  debia  sufrir  la  pena  capi- 
tal á  que  las  leyes  le  condenabaU.  Él  apeló  al  Consejo  Supremo  de  In- 
dias, donde  venciendo  D.  Beltran,  se  resolvió  quedase  Achines  libroi  y 
ea  su  virtud  se  restituyó  á  su  país. 

Juan  Achines  como  al  principio  dgimos  salió  de  Liglaterra  con  Dra- 
ke  en  1595.  Supo  en  Canarias  la  desgracia  y  prisión  de  su  hijo  Ricardo: 
vino  á  la  isla  de  Puerto  Rico  y  combatiendo  suli,  le  mató  una  bala  de  ca- 
fion. — ^Véase  en  el  artículo  Drake  el  resultado  que  tuvieron  las  oporaclo- 
nee  de  éste  ed  el  Istmo  y  su  muerte  en  Portobelo. 

ACHURU  T  mif  EZ  UÉL  ARCO— El  Dr.  D.  José  Andrés  ds— 'Natural  do 
Panamá.  Canónigo  magistral,  tesorero,  maestre-escuela,  arcediano,  deán 
y  provisor  de  aquella  iglesia.  Nombrado  obispo  de  Trujillo  en  25  de  Oc- 
tubre de  1788.  tomó  posesión  á  su  nombre  en  15  de  Abril  de  1790,  su  an- 
tecesor D.  Baítazar  Jaime  Martínez  de  Compañón  que  habla  ascendido  á 
Araobispo  de  Santa  Fé;  y  después  lo  hizo  personalmente  en  16  de  Enero 
de  1791.  Murió  en  31  de  Enero  de  1793. 

ARRIASOLA— El  Dr.  D.  Ignacio  Greoorio— Natural  de  Arequipa,  hijo 
deD.Juan  Bautista  y  de  D?  Juana  Teresa  Navarro.  Fué  muchos  anos 
prebendado  de  aquel  coro:  ascendió  á  la  dignidad  de  tesorero,  y  á  la  de 
maestie-oscuela  en  18  de  Marzo  de  1747.  Murió  en  27  de  Marzo  de  1749, 
dejando  una  obra  piapara  el  ciüto  de  la  virgen  de  las  Nieves.  Costeó  las 
naves  ó  capillas  colaterales  del  templo  de  San  Francisco  de  Arequipa. 

AAIF — José — ^Indígena  de  una'hacienda  cercima  á  Bambamarca  [Pa- 
taz.]  Afines  del  siglo  pasado  tenia  cumplidos  141  años  de  edad.  Comía 
y  andaba  con  ezeso:  conservaba  su  vista  en  buen  estado,  y  tiraba  la  es- 
copeta frecuentemente, 

AOTARO  T  C0ACO1I»— ElDr.D.  Jacinto— natural  de  Granada.  Estudió 
«n  el  colegio  mayor  de  Cuenca  y  universidad  de  Salamanca,  y  fué  Dr.  en 
oibioÍMS  yleyes.  Por  oposición  se  colocó  de  canónigo  doctoral  de  Anteque- 
f^j  después  de  x>enitenoiario  en  el  coro  de  Cádiz.  Se  le  eligió  por  obis- 
po de  Cart%(ena  de  Indias  en  1754,  y  antes  do  salir  de  Espafia  para  su 
oestinOy  frió  nombrado  obispo  do  Arequipa  en  1755.  Vino  a  Buenos  Ai- 
res donde  le  consagró  en  1756,  el  arzobispo  de  Chuquieaca  B.  Cavetaati 

9 


66  A6U 

Maroellano  y  Agramont:  pasé  á  Chile,  y  eaooLhaatcáaáoée  en  Yálparaiflo  Ue^ 
gó  á  Qniloa:  entró  ea  Arequipa  el  14  de  Febrero  de  1757.  En  este  mi»- 
mo  a&o  empezóla  visita  de  su  diócesis  qae  co9cluyó  en  el  siguiente.  Cons- 
truyó fuera  de  la  población  un  palacio  episcopal,  gastaimo  mas  de  se- 
senta milpesos,  y  lo  destinó  á  sus  sucesores  con  la  pensión  de  costear  la 
flesta  de  San  Juan  Nepomuceno  y  cien  misas  rezadas.  Consigo  en  1?  de 
Mayo  de  1759,  á  su  provisor  el  maestre-escuela  D.José  Antonio  Bazurto  y 
Herrera  por  obispo  de  Buenos  Aires.  £n  1760  fundó  la  casa  de  ^ercicios 
para  mujeres.  £n  el  mismo  año  dos  familiares  del  obispo  Aguado  mataron 
de  noche  á  puñaladas  al  alcalde  ordinario  de  Arequipa  D.  José  Zegorra 
y. al  escribano!).  Blas  de  Tapia,  jorque  estando  haciendo  la  ronda  los 
encontraron  en  malos  entretenínaentos.  Estuvieron  después  los  familia- 
res en  casa  del  prelado  que  ignoraria  fuesen  ellos  los  delmcuentee.  De  álU 
ñigaron  para  >a  sienay  los  aprehendió  el  alcalde  provincial  D.  Francisco 
Abril  en  el  camino.  Permanecieron  presos  en  el  colegio  seminario  algor 
nos  meses,  hasta  que  en  Lima  se  dechuró  que  siendo  de  menores  órdenes 
no  les  valia  el  fuero,  y  se  mandó  fuesen  entregados  al  brazo  secular.  £1 
uno  era  español,  y  el  otro  que  ftigó,  habia  nacido  en  Lima.  Aguado  se 
retiró  á  España  en  14  de  Mayo  de  17^  y  fué  nombrado  obispo  de  Osma. 

AÜIJERO — El  Capitán  D.  DiEOO-de  los  primeros  conquistadores  del 
Perú,  y  cabeza  de  una  distinguida  familia  de  Lima.  Vino  en  compa&ái 
de  D.  Francisco  Pizarro  y  se  halló  en  la  sangrienta  escena  de  Ci^amar- 
ca  en  que  fueron  destruidas  las  tropas  del  Jmca  Atáhualpa,  prisionero 
entonces  y  muerto  luego  en  un  cadalzo.  Tocaron  á  Agüero  362  marcos 
de  plata,  y  B880  pesos  de  oro  en  la  distribución  que  se  hizo  del  tesoro  que 
aquel  habia  reunido  para  su  rescate. 

Emprendida  la  campiña  sobre  el  Cuzco,  Diego  de  A^ero  se  adelantó 
con  el  mariscal  Almagro,  Hernando  de  Soto  y  otros,  y  tomaron  posesión 
del  váQe  de  Jaiga  venciendo  la  resistencia  armada  cLe  los  indios  que  alli^ 
como  en  otros  pandes  mas  al  interior,  dificultaban  la  marcha  de  los  espsr 
fióles. 

Sirvió  después  Agüero  á  órdenes  de  Almagro  en  la  campaña  que  este 
hizo  en  el  Ecuador,  rondando  al  mismo  tiempo  la  ciudad  de  Quito.  £1  ma- 
riscal encardado  por  Pizarro  de  cruzar  los  proyectos  de  D.  Pedro  Alvara* 
do,  que  desde  Guatemala  habia  traido  una  espedicion  para  obrar  inde- 
pendientemente en  el  Perú,  envió  Á  Diego  de  Agttero  encompafifa  del  pa- 
dre Bartolomé  Segovia  y  de  Bui-Diaz  á  hacer  comprender  Á  Alvarado 
que  ese  territorio  oorrespondia  á  la  Jurisdicción  de  Pizarro.  asi  como  de- 
biaperteneceráladeAlmagroelque  se  hallaba  al  sud  de  los  l&nites 
proscriptos  por  el  Rey. 

Después  de  terminadas  las  diferencias  entre  ambos  caudillos  con  d 
avenimiento  que  se  celebró,  se  hallaba  Agttero  en  Lnnahuaná,  donde  era 
uno  de  los  encomenderos  agraciados  por  Rzanro  en  el  primer  repartimieii  • 
to  que  hizo. 

Y  cuando  en  muchos  puntos  del  Perd  estalló  el  año  1535  el  levanta*^ 
miento  de  los  indios  para  libertarse  del  yugo  espafiol,  Agttero  escapó  y 
vino  á  Lima  avisando  alsobemador  Don  francisco  Pizarro  que  se  aer- 
eaba á  la  ciudad  un  fuerte  ejército  que  se  proponía  tomarla  o  arrasaxla. 

En  la  guerra  sostenida  para  la  defensa  de  tima  atacada  tenaz  y  vi^ 
garosamente  por  numerosas  tropas  de  indios,  y  cuaado  la  ciudad  eott" 
&ba  con  pocos  españoles  armados,  el  capitán  Diego  de  Agttero  ^guró  en 
los  sucesos  memorables  de  ese  asedio  tan  fecundo  en  hechos  los  mas  elá* 
ftioos  que  pueden  oirse  del  valor,  de  la  audacia  y  hasta  de  la  teme- 
ridad. 


.      A6Ü  67 

Kra  D.  ÍHiago  vmdno  may  notable  de  Lima:  ct^neuiríó  á  la  faudMion 
de  la  ciudad,  se  le  acyodicaron  terrenos  cuando  el^sgobeniador,.J^zarxo 
hiao  1»  diatribacion  prímitÍTa  de  solares,  y  fué  regidor  desde  ta  erección 
del  primer  cabildo,  nabiendo  confirmado  el  Re^  sa  nombramiento. 

Poseedor  de  riqnesas,  como  uno  de  los  principales  conquistadores,  se 
le  viá  emplearlas  generosamente  en  obras  benéficas  y  con  especialidad 
en  objetos  relifláosos.  Hiüo  donación  á  los  dominicos  de  nn  terreno  qne 
poseía  en  la  caUe  de  Jndios,  y  en  ál  se  alojaron  y  vivieron  cuando  el  con- 
vento deSanto  Domin^  ann  estaba  por  construirse,  y  los  frailes  por 
£idta  de  clérigos,  ejercían  las  fonciones  parroquiales  en  la  catedral. 

Agüero  cooperé  á  la  fábrica  de  la  Iglesia  de  Santo  Domingo;  costeó  de 
su  peenlio  la  de  la  gran  capilla  de  Santia^j^  ó  del  Santo  Cristo  que  com- 
pro y  doté  invirtieudo  en  todo  mncbos  miles  de  pesos.  La  béveda  sub- 
terránea de  esa  capilla  como  propiedad  de  los  Agüeros,  era  el  lugar  de 
entíezTo  de  todos  los  de  esta  familia.  Fundé  Agüero  un  aniversario  de 
misas  por  escritura  de  14  de  Octubre  de  1541  ante  el  escribano  Pedro  Sa- 
linas, éhixo  donación  de  una  chácara  que  el  convento  unié  á  la  de  Li- 
matfiónbo  de  su  propiedad.  Los  descendientes  de  Agüero  permitieroD, 
tiempos  deqpues,  que  en  dicha  capilla  se  estableciese  el  culto  de  Nuestra 
Sefiora  del  ¿osario. 

Hallábase  D.  Diego  de  Agüero  en  TngiUo  en  1535  cuando  fundé  esa 
dudad  D.  Francisco  Pizarro;  y  habiendo  llegado  á  ella  un  espafiol 
nombrado  Casalleja,  dijo  traer  el  las  provisiones  reales  para  que  D.  Die- 
go de  Almagro  fuese  gobernador  del  territorio  Sud  del  Perú  desde 
Chincha  in<3nsive  para  adelanto.  Agüero  sin  mas  dato  se  puso  en  mar- 
cha en  solicitud  de  Almagro  á  quien  alcanzé  en  Abancay  y  le  dié  la  tan 
asradable  eomo  deseada  nueva.  Aseguran  algunos  historiadores  que  los 
obsequios  que  el  mariscal  hizo  á  Agüero  por  fibricias,  vallan  mas  de  sie- 
te mil  castellanos.  Esto  viaje  y  comedimiento  <|ue  podía  atribuirse  á 
exceso  de  amistad  por  Almagro  ^bien  qne  pareciera  incompatible  con 
la  de  Pizarro^  ó  al  interés  particular  de  Agüero  por  estar  su  encomien- 
da de  Lnnahuana  colindanto  con  Chincha:  fué  tinto  mas  estrafio,  cuan- 
to que  Agüero,  (refiere  el  cronista  Herrera)  congratulé  á  Almagro  á 
nombre  de  Pizarro  no  tonieudo  para  ^o  <^den  ni  encargo  de  esto.  Tu- 
ve después  ocasiones  de  manifestar  su  consideración  á  D.  Diego  de  Al- 
xiagro,  porque  en  las  juntas  y  discusiones  qne  hubo  al  tomar  cuerpo 
las  desavenencias  de  los  dos  caudillos,  siempre  fué  Agüero  de  opinión 
de  qtie  se  adoptase  todo  camino  de  posible  conciliación,  sin  Uegar  ja- 
mas al  estruno  y  duro  XMurtido  de  la  guerra  civil:  opúsose  igualmento  á 
Ub  medida  propuesta  por  algunos  de  aprehender  á  Almagro  y  renütirio 
áEspa&a. 

No  obstante  lo  espuesto  qne  no  admite  otras  esplicaciones,  porque  las 
antiguas  noticias  de  esos  sucesos  son  escasas,  y  por  lo  regular  confusas; 
Diego  de  Agüero  milito  el  afto  de  1538  en  las  tropas  del  go&mador  Pizar- 
ro y  estuvo  áérdenes  del  Maestre  de  Campo  Pedro  Valdivia  en  las  opera 
oiones  que  por  Guaytará  tuvieron  lugar  contra  Bodrlgo  de  Orgollez, 
general  de  Almagro. 

Acabada  la  guerra  civil  que  sostuvo  D.  Diego  de  Almagro  hasta  la  ba- 
talla de  las  Siuinas  en  que  fracasé  su  causa,  permaneció  A^ero  en  Li- 
ma donde  ni  él  ni  los  demás  vecinos  notables  pudieron  evitar  la  desas- 
trosa muerte  del  gobernador  D.  l^Yancisco  Pizarro,  ni  acudir  oportuna- 
mente á  defenderfo  el  dia  que  se  perpetré  el  asesinato.  Siguieron  á  él  no 
poeas  medidas  violentas  de  los  partidarios  de  Almagro  el  h^o  ^uien  se 
proclamé  gobernador  y  capitán  general  del  Perú.  Entre  los  vecinos  mas 
visibles  de  Lima  que  fueron  presos  en  aquelLos  circunstancias  hállese  el 


6$  A6Ü 

regidor  Dieeo  de  Agüero,  quien  conducido  á  Jama,  obtuvo  después  su  li- 
bertad y  pudo  regresar  á  la  capital  con  licencia  del  mismo  Alniagio/qm 
habia  dejado  á  £ima  para  marchar  con  sus  tropas  al  interior  en  que  ee  le 
o¿ecian  serios  cuidados. 

Venido  al  Perú  el  gobernador  Vaca  de  Castro,  Agüero  se  unió  á  él  yTe- 
cibió  carta  que  el  rey  le  escribió,  como  á  otros  vecinos,  encargándole  trar 
bajase  por  la  pacificación  del  "país  y  restablecimiento  del  orden.  Hizo  la 
campaña  que  se  abrió  entonces,  y  se  distinguió  en  la  batalla  de  Chupas  en 
1542  en  la  cual  pereció  el  bando  de  D.  Bie^o  de  Almagro,  el  mozo. 

El  año  siguiente  con  noticia  del  arribo  del  Virey  Blasco  Kuñez  Vela,  «1 
cabildo  de  Luna  envió  á  Diego  de  Agüero  á  recibirle  con  otros  regidores: 
mas  estos  comopropietarios  y  encomenderos  se  disgustaron  al  saber  las 
órdenes  que  el  virey  traia,  y  las  disposiciones  que  por  el  camino  tomaba 
en  favor  de  la  libertad  de  los  indios.  Agüero  no  quiso  continuar  su  mar- 
cha hasta  Trujillo  donde  estaba  el  Virey  y  se  regresó  como  los  demás  des* 
de  la  Barranca. 

Garcilaso  dice  que  cuando  en  Lima  hubo  una  general  disposición  pa- 
ra no  admitir  al  Virey  Vela,  Agüero  ñié  uno  de  los  vecinos  de  orémto 
que  puso  mas  empefio  en  que  se  sosegasen  los  ánimos,  y  se  hiciese  conde* 
coro  y  acatamiento  la  recepción  del  virey.  Pero  aunque  esto  haya  sido 
asi,  no  es  de  dudar  que  Agüero  se  entendió  con  los  oidores  y  los  ayudó 
en  BUS  planes  y  hechos  contra  Blasco  Nu&ez  Vela,  hasta  que  este  Y irey 
quedó  depuesto  y  preso  en  1544. 

Hada  nos  dicen  los  antiguos  historiadores  acerca  de  la  conducta  y  pa- 
sos posteriores  del  capitán  Diego  de  Agüere,  ni  de  la  época  en  que  &- 
lleció. 

Fué  casado  con  hija  del  conquistador  Nicolás  de  Rivera,  uno  de 
los  13  que  q^uedaron  con  D.  Francisco  Pizarro  en  la  Isla  del  Qallo  antes 
del  descubrimiento  del  Pero.  Su  hijo  Dieso  de  Agüero  el  mozo,  tuvo  por 
esposa  áDa.  Beatriz  Bravo  de  Lagunas  hija  de  otro  vecino  muy  princi- 
pal. D.  José  de  Agüero  procedente  de  este  matrimonio  estuvo  casaao  con 
Da.  Marcela  de  Padilla  hermana  de  Da.  Gerónima  mujer  de  D.  Aionso 
de  Santa  Cruz,  y  de  Da.  Feliciana  que  fué  madre  del  Arzobispo  de  Méji- 
co D.  Feliciano  de  Vega  y  abuela  del  Obispo  de  Guamanga  D.  Fr.  Cipria- 
no Medina,  ambos  limeños. 

Da.  Maria  Vega  sobrina  de  dicha  Da:  Marcela  ñié  esposa  de  D.  Juan  de 
San  Migueh  de  donde  salió  la  distinguida  y  larga  familia  de  Ssai  Miguel 
y  Solier — Véase,  Santa  Cruz. 

Bl  citado  D.  José  Agüero  tuvo  por  hija  á  Da.  Magdalena  que  casó  con 
el  Oidor  D.  Agustín  Medina  del  orden  de  Santiago  cuyahya  Da.  Sebas- 
tiana fué  esposa  del  general  D.  Antonio  Santillan  de  Hoyos.  De  D. 
Luis  de  Agücix)  (otro  lujo  de  D.  José)  nació  Da.  Úrsula  que  ñié  madre  del 
recente  á&í  tribunal  de  cuentas  D.  Agustín  Carrillo  de  Cordova.  A  este  D. 
Luis  le  dio  él  Virey,  Principe  deEsquilache  en  1618  y  por  sus  dia8,la  en- 
comienda de  Lunahuaná  en  consideración  á  los  servicios  de  sus  abuelos, 
bien  que  con  rebaja  de  la  3?  parte  de  sus  producto^.  Esta  encomienda  ha- 
bla ya  pasado  ala  corona  por  muerte  de  aquellos.  • 

£a  capitán  Diego  de  Agüero  era  de  la  familia  del  adelantado  Juan  Ga- 
ray:  fundó  un  mayorazgo  en  Lima;  y  en  sus  descendientes  éstu'^o  vincula- 
do el  empleo  de  chanciller  de  la  audiencia  cuyo  último  poseedor  ftié  D. 
Andrés  Ochoa  de  Amézaga  como  marido  de  Da.  Josefa  de  los  Santos 
A^ero. 

Fr.  Nicolás  Agüero  natural  de  Luna  fué  nieto  del  conquistador  D.  Die- 
go: jirofesó  en  este  convento  de  Santo  Domingo  en  .18  de  Juli^  de  1583;  pa- 
só «Kapaña  estudió  en  el  de  San  Pablo  de  Córdova  y  regresó  al'  Péitfen 


iao4.  ObÉATolo»  mdos  depMieatodo  7  pndieador  gen«ittl  anelAdiéel 
espítelo  osDfind  de  Boma  de  10Oa  Fafprior  dePotosí,  yenlixiia  vi0ft- 
jooseaerai,  y  pioYmcíál electo  en  23  de  Jimio  de  1611. 

rauNkdo  pxelado  deeempelLÓ  de  mnchaH  deudas  al  convento  de  Lima, 
aumentó  la  saeristiay  paso  teches  nuevos  á  las  celdas  de  la  enfermería, 
6  hizo  nnas  xicas  andas  de  ébano  y  plata  para  las  pit>cesiones.  Acaeció  su 
faUeoimifinto  el  día  14  de  Setíemhre  de  1617. 

MVIAR  YlCVf  A-*D.  Bodbxoo— natural  de  Madrid.  Jurisconsulto  aüa- 
xDad^porsnsmuchaalnces.  Vinodeoidorá  la  Audiencia  de  Quito^da 
cuyo  empleo  ascendió  Á  consejero  de  Indias.  Fué  antor  del  ''Sumario  do 
la  BacoGMladon  jj^eneral  de  las  leyes  de  ludias'',  que  salió  á  luz  en  Madrid 
en  1628.  Falleoió  en  5  de  Octubre  de  este  aiko  sin  haber  publicado  la 
obra  principal  de  la  materia  á  que  contrito  sus  tareas,  en  unión  del  cé- 
lebre amerioano  D.  Antonio  de  León  Pinelo.  Aguiar  foé  casado  con  W 
Luisa  Herrera,  y  su  hyo  D.  Antonio,  nacido  oti  Quito,  y  caballero  de  la 
jórdoA  de  Santiago,  fué  vicecanciller  de  las  Indias. 

.  AUnLAE— Hernando  i>£ — ^Espafiol.  Fué  el  primero  que  recién  fiin- 
dada  la  dudad  de  Arequipa,  introdujo  en  su  campifia  ganado  vacuno  y 
ovejas* 

AOTniAft—- p.  JoeÉ  GabbisX/— nació  en  Gáanuco,  y  se  ejercitaba  en  la 
minerfa.  Despnes  de  haber  vi%¡ado  por  Esj^lla,  concibió  el  pro^recto  de 

.reyolncianar  el  Pero  para  emanciparlo  b%)o  la  forma  monárquica.  No 
sabemos  con  que  funoamento  se  anrmaba  que*  pensó  someter  el  país  al 
poderío  dsLigiatexTa,  y  que  habia  tenido  acerca  de  esto  conferencias  en 
Uádiz  con  el  cónsul  de  dicha  nación.  Sin  embargo  de  asentarse  esto 
mismo  en  la  memoria  del  Virey  marqués  de  Aviles,  no  se  han  dado  prue- 
bas de  la  realidad  de  tal  provecto;  y  así  tenemos  esa  noticia  por  viucar, 
apesar  de  alguna  causa  que  la  apoyara  en  apariencia.  También  se  oijo 
que  con  protesto  de  esploraoion  de  minas,  Aguilar  habia  estado  en  Cha- 
chapoyas con  el  designio  de  reconocer  el  curso  y  salida  del  Amazonas  al 

'  Océano. 

£s  indudable  qne  Aguilar  abrigó  la  idea  de  la  Independencia,  y  que 
para  trazar  el  modo  de  realizarla,  se  trasladó  al  Cnzco  á  fin  de  verse  con 
el  abogado  Dr.  D.  J..  Manuel  Ubaíde,  que  sirvió  de  asesor  interino  de  go- 
bierno en  dicha  ciudad.  Se  conocían  ambos,  y  el  primero  estaba  anima- 
do á  entrar  en  a^ierdos  con  el  otro,  por  tener  antecedentes  ciertos  en 
cuanto  á  sus  c^inioncs.  Tuvieron  la  cordura  de  considerarse  insufioien- 
tea  pa»  representar  el  imperio  antiguo  del  Perú,  lo  cual  requería  alto 
pnstlgio  y  oases  muy  seguras  para  que  los  naturales  del  país  entrasen 
con  decisión  en  un  cambio  de  tanta  magnitud  y  consecuencias. 

Arbitranm  el  medio  de  tentar  al  regidor  IX  Manuel  Valverdé,  <|ue  era 

tenido  ñor  descendiente  de  los  emperadores,  y  llevaba  ]por  apellido  ma- 

texno  el  fle  Ampuero.   Ubalde  se  encargó  de  trasmitirle  el  proyecto, 

'7  Aguüarjaafló  al  mineral  de  Chlmboya  para  asociarse  con  un  sujeto  in- 

nuyentiS  I^*  Carlos  Mejía,  el  cual  no  solo  se  mostró  resuelto/  sino  que 

'  atngo  al  médico  D.  Justo  Justiniani.  £ste  tomó  á  su  cuidado  inducir  al 
cadque  de  Habe  hasta  lograr  se  comprometiese  en  favor  del  plan,  tam 
vistas  de  UlMüde  e<m  Valverdé  prodigeronel  efecto  deseado;  y  el  asesor, 
qne  tenia  eik  el  Cnzco  crédito  de  hombre  de  espíritu  religioso  y  ejemplí^ 

-  rea  oostumlms,  solicitó  la  cooperación  del  padre  lector Iray  Diego  Bar- 
ranoO|  cuya  diligencia  surtió  un  pronto  y  favorable  éxito. 
Agáúvx  habia  penetrado  bien  di  carácter  y  propensiones  supersticiosas 


70  AGÜ 

dfilpaiA  que  le  era  pieeiao  moTer,  y  adoptó  el  camiao  d*.  alnninar  ¿  ia» 
cxéwüoB,  nablándofes  de  Tartas  revelaciiHieft  de  fue  €í  no  podia  apaiter^ 
se  desde  que  le  eran  trasmitidas  por  permisión  divina.  C<miola  m^Jar  de 
ValVérdé  fdese  estéril,  se  le  ocurrió  a  Agnilar  y  al  mismo  Uhalde  la  idea 
detenerle  prevista  para  otro  enlaoOplíla  hga  mayor  del oseribaBo  SX. 
Agustín  Becerra  que  pasaba  por  descendiente  de  la  £smiUa  real  da  íom 
Ineiuk  Asegúrase  qne  si  Agnilar  trataba  de  esto  con  buena  fá,  noanoedíA 
así  por  parte  de  Ubalde,  que  aspiró  luego  á  aprovecbar  para  sí  ese  ma^ 
trimonio,  y  cefiirde  la  Corona.  Üe  estas  particularidades  no  salimos  sea- 
ponsablesy  y  aun  las  habríamos  omitído,  si  el  Yirey  en  la  uanaeiou  dei 
caso  no  se  hubiese  encargado  de  ellas. 

Fué  colaborador  de  Ubalde  el  abogado  D.  Marcos  Donffo^  j^teetor  de 
oaturalesy  que  aunque  con  relaciones  útiles  y  ali;|un  vaBmiento.  uo  era 
muy  discreto  para  precaverse:  y  procedía  con  ligeTeBa  al  eonnarse  de 
otrosj  y  hacer  promesas  en  cambio  del  apoyo  que  buscaba.  Cuéntase  qne 
ofreció  obispados  á  eclesiásticos  de  nota  y  de  mucho  infli^,  que  no  vie- 
laron  el  secreto:  pero  que  ne  le  sucedió  otro  tanto  con  D.  Mariano  Ije^ 
chuga  é  quien  Aguilar  y  él  halagaban  con  el  mando  en  jefe  de  las  tropas 
que  se  organizasen.  Hiderónse  también  tentativas  en  la  Fas,  scffua  ae 
advirtió  por  una  carta  en  términos  subversivos  que  se  intercep^  al  abo^ 
gado  D.  Pedro  Pan.  y  Agua,  al  cual  la  escribía  otro  letrado  de  aquella 
ciudady.D.  Juan  Crisóstomo  Esquivel.  Mientras  Don|^  hacia  sus  prepa- 
rativos, se  afanaba  como  los  otroft  en  ganar  proséhtos,  y  creía  contar 
con  mas  de  cuatro  mil  indios,  esperando  de  Arequipa  felices  resultedo6; 
Lechuga  denunciaba  la  ponspiracion  el  35  de  Junio  de  1805  al  oidor  D¿ 
Manud  Plácido  Berríozabal. 

Gk>bemaba  en  el  Cuzco  el  brigadier  conde  Buiz  de  Castilla,  quien  mos- 
tró repugnancia  á  dar  asenso  a  todo  lo  que  se  le  trasmitía;  v  para  coit« 
vencerlo  ñngló  Lechuga  una  enfermedad,  llamó  á  su  casa  á  Ubalde  des* 
pues  de  ocultar  en  un  cuarto  inmediato  al  oidor  Berriozabal  y  al  secre* 
tario  del  Presidente.  Allí  se  comprobó  la  verdad  déla  denuncia,  y  aun  se 
recogieron  nuevos  datos;  con  lo  que  Castilla  se  vio  obligado  á  dictar  pro- 
videncias, empezando  por  laprision  de  los  acusados  y  el  acuartelamien- 
to de  tropa  de  las  milicias.  £1  Yirey  Aviles  hizo  salir  de  Lima  dos  com- 
pa&ias  veteranas  con  destino  al  Cuzco. 

Cometióse  á  Berriozabal  la  formación  de  la  causa  cuyo  término  no  táé 
tan  pronto  por  la  morosidad  de  las  tramitaciones  Judiciales. 

^  Puesto  en  trasparencia  el  plan  de  crear  una  monarquía,  aparecieron 
en  la  causa  con  mas  ó  menos  pruebas  los  detalles  de  ^eoucion  qne  con- 
flistían  en  apoderarse  del  cuartel,  de  las  armas  y  demás  del  parque,  dan- 
do muerte  al  presidente  y  oidores;  tomar  el  caudal  de  tesdreria,  formar 
un  ejército  que  ezpedicionara  sobre  Lima  con  Aguilar,  y  otro  para  el 
Alto  Perú  con  Lechuga,  &?  Dada  la  sentencia  en  3  de  Diciembre  fueron 
condenados  por  la  Audiencia  Aguilar  y  Ubalde  á  pena  capital  que  ae 
cumplió  en  la  plaza  mayor  del  Cuzco  el  día  5.  Al  Dr.  Dongo  á  dies  aflos 
de  presidio  en  África  confiscándole  sus  bienes,  declarándole  inhábil  para 
obtener  empleo^  y  borrándolo  de  la  matrícula  de  abogados,  Al  cacique 
Cnsihuaman,  á  destitución  de  su  caigo,  inhabilidad  para  volver  á  obte- 
asdo,  y  residencia  forzosa  en  Lima  por  dos  aflos;  al  franciscano  Bairan- 
00,  á  Yalveorde,  y  al  presbítero  D;  Bemardino  Gutierres  capellán  del 
hospital  de  San  Andrés,  á  destierro  á  Espa&a  á  disposición  wü  Bey:  al 
enea  D.  Marcos  Palomino  á  reclusión  temporal;  decliurándose  inocente  al 
teniente  coronel  D.  Mariano  Campero. 
EíDL  Mayo  de  1806,  llegaron  á  la  cárcel  de  corte  de  Lima  los  sentencia- 


AQIi  71 

éOA^  «laA-lufliKO  atienm  pac»  «as  dMtbtos  aaedondo  Oátierrez  por  éí  tíem- 
pifpfíbtén  ti  TCStelileaiinieiito  de  mi  salud. 

*  ÁgtíÚMt  mimñó  eofú.  ywIot:  y  tuvo  serenidad  en  la  Ganilla  para  oompo- 
iMMmas  ^Mteiiwas,  que  eoxreii  inpreeas,  aoeica  de  sos  deRgracias. 

El  C^m^reao  eonatitnyente  de  la  Bopúblioa,  en  nn  decreto  de  6  de  Ja- 
ftk»  de  18»S  ^  deelaró  bevemMtos  de  la  patria  6  A^pilar  y  á  Ubalde:  or-' 
f,  &!eaén»  Imhiisd  enalqnier  padrón  qne  existiese  infamando  sa  meaio* 
„  rii^  y  me  «ns  nembres  se  colocasen  á  la  par  de  los  mas  celosos  defen<* 
,>  aupes  os  la  independencia ." 


MHnLAE  MBL  KI«--D.  JüAK  BAtmflTA--Aicediano  de  la  iglesia  cate- 
4m1  de  Aareqnipa  y  deán  en  1645.  Habia  serrido  en  sa  carrera  cnarenta 
aSM  «aoM  cora,  Tisttader,  A%  en  mnchasr  proTineias,  antes  de  ocapar 
siU»-«&  aaael^oPB,  en  qmfaé  tesorero  en  idss  y  Inctto  diantre.  Agniiar 
aenditó  dssjntsrés  y  caxldad  ooaio  párreeo,  defenmó  á  los  indios  y  loa 
doctrinó  c<m  provecho.  PnbHoó  en  1615  la  obra  <'lÍ6fteiiraeie»Sf  ñapare  M 
^ttif''  un  tomo  en  ftflio.  £1  afio  1693,  dirigió  ai  Bey  nn  laminoso  lOa- 
eozao  aocrea  de  las  desgracias  y  neoendades  de  los  indígenas:  manifestó 
eoanta  «ofician  de  les  oorregidoreB;  los  abasos  de  éstos,  las  granjerias  y 
mmíjoB  frMtdolentos  con  ^ae  los  taqueaban^  ▼  el  trato  tiránico  con  qne 
les  alununaban  y  embrnteciaa.   Proposo  mamtnd  de  medidas  qae  ereia 
eficaces  para  reiffimir  estes  excesos;  y  on  proyecto  de  redacción  general 
ó  fin  de  instmir  á  los  indios,  cons^nrarlos  y  protegerlos  en  so  indastriar 
pM^edades.   £1  Bey  envió  el  escrito  de  Agioilar  con  orden  de  3^e  Seti* 
embre  de  1694  al  yil^By  marqués  de  Goadalcaaar,  recomendandx^le  sa  con- 
tenida par»  que  acerca  de  los  pantos  qae  abrasaba,  piocediebe  á  lo  maa 
conveniente.  Imprimió  Agoilar  sa  obra,  y  también  los  infonnes  que  á 
firroT  de  éUá  dieron  machos  prelados  y  personas  de  gerarqoía.  Pero  él 

Sblamo  eq^wfiol  en  iimériea  toleraba  los  escandalosos  procedimientoa 
los  eoiTegidoreB.  qae  se  enriqnecian  Á  costa  de  les  indios,  y  era  caai 
inótíl  representar  los  atentados  de  hombres,  cayo  valimiento  é  infli\iOy 
aqtd  y  en  Espatia  eran  tan  perniciosos. 

Fae  Ampliar  el  segando  rector  qae  tavo  el  Seminario  de  Areqaipa,  y 
en  7  dé  noviembre  de  1649,  hizo  donación  al  convento  de  la  Becoletade 
San  Frandseo,  del  sitio  en  qae  está  sitaado.  Acaeció  sa  maerte  en  Hayo 
de  166&-^Véase  Maldonado,  D.  Folgencio. 

IfWmLlM    P.Fbakcisco  Javisr— natnxal  de  fiNi^nta  Oras  de  la  sieiTa 
en  Solivia,  ano  de  los  partidarios  mas  acérrimos  del  Gobierno  espa&el 
en  América»  Hüitó  en  el  Alto  Perd  concniriendo  á  las  campanas  soste- 
nidas eontra  los  ejércitos  argentinos.   £n  Marao  de  1815  batió  variAii 
láeraaa  qne  comandaban  los  gnerrilleros  Camargo,  Caballero  y  Villarni<» 
bUs  y  estos  enonentros  ocasioaaron  machas  maertes,  contándose  entre 
ellas  las  de  los  prisioneros  qae  ítieron  ñauados.  Hallóse  Agailera  en  la 
balialla  de  Vbilama  sanada  por  el  seneral  Pezaela  el  29  &  Noviembre 
ée  dldK»  a&o:  mandabía  an  batallón  de  noeva  creación  denominado  Fer» 
sÉttdo  7?  Con  este  cnerpo  y  otias  tropas  espedicionó,  ya  de  coroi^elt  « 
¥alla  Grande  nombrado  gobernador  de  la  nrovinoia  de  Santa  Cms. 
Denotó  en  el  distrito  de  la  lAgona  al  esforzado  Padilla  qae  habla  ff!^ 
reada.por  cinco  afios  con  la  mayor  tenacidad.  Matóle  el  mismo  Agau^si 
y  envió  sa  eabeza  á  Chaqaisaca  (13  de  Ootabre  de  1816.)   En  esta  tan* 
don  sidiómal  herida  la  mirier  de  Padilla  qae  le  aoompa&aba  en  sns  ^^ 
rorias;  -  Estesneeso  hiio  csimar  la  revolaoion  en  la  Lagaña,  Tainpái^*^ 
y  Fonos  la  mortandad  fíié  mayor  por  las  crneldadee  de  Agoilerá,  qi^l^'^ 
tomó  en  dicha  acción  ana  pieisa  de  artillería,  950  fósiles,  banderas  dt^ 


72  AGÜ 

£n  92  de  Noriembie  tuvo  un»  reftída  btttoUa  oero*  da  fisoi»  Cna  aoot 
el  general  patriota  Vames  qne  murió  eomlMitieado,  y  ouya  eabM»lft  M' 
so  colocar  en  la  plaza  de  la  capital  de  la  provincia.  Nneye  ea&ones,  nn* 
chas  armas  y  maniciones,  j  nn  crecido  ntimero  de  mnertoa,  fué  d  resol- 
tado de  este  triunfo.  Affnilera  en  3  de  Jolio  de  1817  atacó  ydispenóea 
Rio  Orando  á  los  oandiUos  Nos  ales  y  Mercado  qne  tenían  cnatrociento» 
lumbres  y  tres  ca&ones.  Pías  despnes,  el  16.  los  asaltó  de  nnevo  en  8aia'> 
ees.  Pero  unidos  con  otro  guerrillero  Raavedra^  hicieron  una  corestidft  Ü 
los  realistas  el  9  de  Noviembre,  batiéndose  en  las  calles  de  Santa  Craz. 
Kechiusados  por  Aguilera,  sufrieron  notable  pérdida  de  gente^  quedando 
8aavedra  prisionero.  En  el  a&o  siguiente,  por  Febrero,  envistió  a  loa  o^a- 
dUlos  Vaca  y  Bocha  destmyendo  sus  guerrillas  en  los  montes  de  Tooo^ 
murió  el  segundo  entre  otros  y  les  tomó  armas,  bagi^Jen  dt^  Después  ana*» 
nrendió  el  sanguinario  Aguilera  otras  operaciones;  y  con  una  srueaa  co- 
lumna marchó  sobre  la  Lag[nna  ligado  a  unacombixuusion  aooroada  p«r» 
destruir  las  fuerzas  contrarías  que  se  acercaban  á  Chnquisaca. 

No  cesó  Aguilera  de  prestar  activos  servicios,  y  en  5  de  Octnbxe  de  IdSS 
fué  ascendido  á  brigadier  en  una  promoción  seneral.  Hallábase  fgeroion- 
do  el  mando  de  la  provincia  de  Santa  Cmz  u  tiempo  que  él  general  Ola* 
ficta  se  reveló  contra  el  virey  La  Sema  á  principios  de  ldd4;  y  en  el  acto 
se  adhirió  Á  esa  defección  deque  tenia  conocimiento  anticipado.  Maiché 
con  una  colnmna  sobre  Coohabamba  para  obrar  con  las  tropas  de  Olafie- 
ta;  se  quejaba  de  postergado  en  su  carrera,  seducía  á  otros  Jefes,  y  bla- 
sonando de  la  abolición  de  la  Constitución  y  de  haber  proclamado  al 
Bey  absoluto,  deprimía  al  general  Yaldéz  y  demás  favoritos  de  La  Sem* 
llamándolos  **  wutradas  y  lágieat  enemigos  de  la  r^igUm  y  de  la  real  co* 
ratu^,  '    ' 

Después  de  la  acción  de  Tarabuquillo  recibió  á  los  cominonados  que 
de  pori»  del  general  Yaldéz  le  propusieron  un  arreglo.  Fueron  el  covonel 
D.  Diego  Pacheco  y  el  canónigo  de  Chuquisaoa  D.  Julián  Urreta:  mas 
cuando  vio  Aguilera  que  se  alegaba  Yaldéz  en  seguimiento  de  Ola&eta,  y 
qne  su  tropa  no  podía  ser  amenazada  de  cerca,  despidió  á  dichos  agentes 
sin  coiivenir  en  cosa  alguna. 

La  completa  derrota  de  los  espafioles  en  Ayacucho  puso  en  conflictos  á 
Olafieta.  £1  ejército  vencedor  penetró  en  el  Alto  PertQ  y  cuando  le  estie- 
chaba  en  su  retirada  hacia  la  república  Ar^ntina,  una  parte  de  sus  tvo* 
pas  se  le  sublevó  con  el  coronel  Medinacelí,  y  en  un  combate  venció  en 
Tnmnsla  al  resto  de  fuerzas  con  qne  Olañeta  se  hallaba.  Fué  éste  grave- 
mente herido  el  1?  de  Abril  de  1825  y  al  siguiente  día  murió^ 

Ahilera  participando  de  las  desgracias  de  aquella  crisis,  perdió  la 
división  qne  le  obedecía,  la  cual  como  era  natural  pasó  á  poder  del  ^ét^ 
cito  independíente.  Ya  por  Octubre  tuvo  que  mMsc  de  Cochaliamba 
donde  residía,  por  qne  mal  avenido  con  el  nuevo  óraen  de  cosas,  su  coa« 
dncta  poUtiea  no  era  digna  de  consideración.  Permane<»ó  tres  a&os  va- 
gando por  bosques  y  lugares  inhabitados.  Snfrió  inauditas  privaciones 
y  pen¿idades,  que  arrostró  con  su  inflexible  carácter,  atimMKtands 
siempre  esperanza  de  hacer  renacer  la  contienda  que  había  tennánado 
radicalmente.  Tuvo  la  insensatez  de  intentarlo  él  mismo,  causando 
asombro  á  cuantos  contemplaron  semejante  escándalo.  £1 25  de  Octa'^ 
bre  de  1828,  en  unión  del  cura  Salvatierra,  se  apoderó  de  la  fuerza  que 
estaba  de  gnamicion  en  Yalle  Grande.  I'roclamando  al  Bey  Fernando 
VII,  se  tituló. general  en  jefe  del  ejército  real,  y  dir^ió  una  nota  al  co- 
ronel Anselmo  Bivas  para  que  se  le  rindiese  con  una  columna  que  mar- 
chaba á  batirlo  desde  Santa  Cruz.  Bivas  le  contestó  en  Sami^ypajta.el 
97  de  Octubre  afrontándole  el  crimen  cometido,  con  orden  de  que  se  en* 


aoij  73 

teftjyft  la.trop»  que  liabia  togrado  aoipiender,  y  r«GÍbi«ee  paMiporte  pa- 
ñi £6piúUu 

Bate  xequerimiento  no  snrtió  el  efecto  qae  se  buscaba:  y  Aguilera  su- 
po £  última  hora  que  tenia  delante  una  división  á  la  cual  le  era  indis- 
pensable resistir.  Se  defendió  en  Valle  Grande,  y  fué  desbaratado  el .30, 
como  no  podia  dejar  de  suceder:  él  escapó  herido  y  adoptó  el  arbitrio 
de  eoitltarse.  Beoogierónse  250  fusiles,  82  lanzas  y  otros  Süctículos:  saje- 
fe  de  &.  M.  teniente  coronel  D.  Francisco  Suarez,  fué  ese  mismo  dia  pa- 
sado por  las  armas. 

£1  ^  de  Noviembre  cayó  preso  Aguilera  en  aquella  población:  inme- 
diatamente se  le  fusiló  colocándose  su  cabeza  en  un  lugar  público. 
Los  documentos  á  que  nos  referimos  tomados  de  periódicos  do  Bol! vía, 
4e  reámpTiinieron  en  la  ^'Prensa  Peruana"  á  ñnes  de  1328  y  principios 

de  2a 


AQVIIUUB. — ^D.  Javier  M abia  DE—natural  de  Vizcaya  á  quien  se  le 
lliuuó  el  maestre  de  la  ^'Limejla''  con  motivo  de  habei^lo  sido  de  una  £ra- 

rkta  de  gran  porte  que  trajo  con  ese  nombre  y  que  se  empleó  en  vi^fes 
EspaSa.  Aguirre  era  auoáz  para  las  negociaciones,  demasiado  gasta- 
dor, y  su  ostenta  y  modo  de  vivir  Uamó  por  mucho  tiempo  la  atención 
«iu  Lima.  Casó  con  D?  Lorenza  Tagle,  hga  del  oidor  D.  Pedro  Ta^le  y 
Braeho:  tuvo  valiosas  propiedades,  y  su  crédito  en  el  comercio  fue  tan 
alto  como  su  disposición  é  ingenio  para  toda  empre8a.Pero  esto  mis- 
mo^ andando  los  a&os  le  preparó  un  fracaso  de  grave  trascendencia,  cual 
fue  su  sorprendente  quiebra. 

En  la  época  en  que  sucedió,  no  era  fácil  se  vieran  contrastes  de  esta 
especie,  y  el  de  Aguirre  causó  mas  impresión,  no  solo  por  su  persona, 
sinQ  por  que  s^iueila  subió  á  la  cantidad  de  620  mil  peso& 

Aguirre  habia  obtenido  la  condecoración  de  caballero  de  la  orden  de  Car- 
los lll,  y  aprovechando  de  una  circunstancia  de  vergonzoso  abatimien- 
to en  que  estuvieron  las  varas  de  Regidores  perpetuos  del  Ayuntamien- 
to de  Lima,  compró  una  en  dos  mil  pesos  el  año  de  1794,  y  tomó  pose- 
don  de  ella  en  30  de  Noviembre  como  regidor  de  número.  £ntónce6  los 
SJtoductos  de  estas  varas  qno  fueron  diez,  pertenecían  á  la  real  hacien- 
a:  pero  aJL  adjudicarlas  quedaron  como  supernumerarios  otros  diez  Re- 
gidores que  sin  gravamen  alguno  estaban  nombrados  por  el  visitador 
ffeneral  D.  Joije  Escobedo  con  aprobación  del  Virey  y  después  del  Rey; 
haciéndose  por  esto  mas  reparable  que  hallándose  provistas  dichas  va- 
ras se  ofri3CÍeran  otras  tantas  al  mejor  postor.  La  crítica  de  semejante 
irregularidad  se  hizo  en  un  artículo  que  hemos  leido  en  el  periódico  "£1 
Peruano"  de  28  de  Enero  de  1812. 

p.  Javier  María  de  Aguirre. tuvo  otra  Fragata  llamada  la  ''Joaquina'' 
que.  f  aé  presa  de  una  corbeta  de  guerra  francesa,  y  represada  luego  por 
una.  fragata  inglesa  en  el  Atlántico.  Aguirre  salió  de  la  Habana  en  Di- 
ciembre de  1813,  con  destino  á  Inglaterra  para  reclamar  su  buque,  y  3 
a&os  después  volvió  á  Lima. 

Su  hüa  D?  Joaquina  contrajo  9iatrimonio  con  el  capitán  de  navio  D. 
Pedro  £squivéi,  que  mandó  en  el  Pacífico  por  algún  tiempo  la  fragata 
de  guerra  /'Astréa"  la  cual  recesó  á  Espafia  en  I&IO. 

vimos  en  1821,  marchar  á  pié  al  CaUao  áD»  Javier  de  Aguirre  entie 
inafi  de  400  Espskñoles  de  todas  edades,  quede  la  prisión  de.  la  Merced, 
y  escoft^os  por  una  compañía  del  batallón  Kumancia,  pasaron  á  dicho 
^puerto,  y  salieron  espulsados  para  Chile  en  la  fragata  .^^MonteagvM^ 
que  así  se  U«nó  aJL  navio /'Milagro'',  perteneciente  ala  casa  de  Larri  v«^ 
y  tomado  eutóiaces  para  el  servicio  pdblico  por  el  ministro  D.  Bemar- 

10 


74  AGtr 

do  MoBtMMdo.  FBé  Mto  el  «atoar  de  aquelioe  dMtíeitoe  umeeeeuide 

f«i  onanto  ft  mnolios  capitalistas  ancianos  qae  en  nada  habían  detiiuiiii- 
dd;  padres  de  tantas  familias  que  se  acrainaion  en  Lima  pata  no  levan* 
fanemas. 
Ág^úne  íUleoid  afios  despoes  en  la  oindad  de  Sevilla. 


AQUIftlB.— B  JuAif  José  de— natural  de  Lima,  piof<QSor  distlngnlAo 

dé  medicina:  fué  Piotomédico  general  del  Perú  desde  1786  kasta  1806 
en  qne  le  sucedió  él  Dr.  D.  Hipólito  Unánae.  La  cátedra  de  prima  de 
mecucina  esinvo  siempre  desempefiada  por  el  Protomédioo  eonlbrme  á 
nna  le^.  En  el  articolo  '^Renedo''  daremos  noticia  del  tribimal  del  Pro- 
tomedicato  con  ál^pinos  datos  acerca  de  sns  atríbncionea.  Hemos  risto 
en  los  ''Anales  Universitarios  de  Lima"  qne  álX  Joan  de  Agvirtese  le 
consideró  como  Jefe  de  la  Esencia  empírica  que  se  <lifftrenciaba  da  1» 
filosófica. 

AfiOElB— D.  LORB— natural  de  Ofiate.  Milita  nnoe  aftos  «n  el  PeiÁ 
deqmes  de  la  conquista.  Df  oese  qne  principió  por  servir  «n  la  guerra  d- 
TflcontraelVixey  Kasco  Nofiez  Vela.  Destinóle  el  Viiey  marqués  de 
Ca&ete  en  la  espedicion  qne  en  1560  confió  al  capitán  D.  Pedio  de  Ur- 
zna  para  descabrir  y  pobuu*  los  territorios  qne  se  estienden  por  las  mar- 
genes  del  rio  Amazonas.  Agairre  era  muy  iuqnieto  y  su  perversidad  no 
tenia  limites:  dónde  él  estaba  la  demoraUzacion  y  el  espirita  de  discordia 
hablan  de  cnndir  mas  qne  de  prisa.  Siempre  mesdado  en  los  tnmnltoe, 
á  veces  espnlsado  de  las  {^oblaciones  y  peraegoido  como  deUncuente,  se  hs^ 
bia  visto  próximo  á  morir  ahorcado  en  el  Cnzco  donde  consignió  poner- 
se en  faga.  Sas  venganzas  y  demás  pasiones  se  desbordaban  á  medida 
qne  crecía  sa  desmedido  foror.  Sobrábanle  colaboradores  en  la  oo» 
Inmna  de  Urzúa,  hombres  de  siniestras  intenciones  y  de  malísimas  eos* 
tninbres,  one  marchaban  en  ella  porque  el  Virey  quiso  alejarlos  de  láa 
ciudades  del  Perú  donde  sus  excesos  no  podían  ya  sufirirse. 

Hallábase  la  gente  de  Urzúa  campada  en  la  ribera  del  Guallaga  en- 
tendiendo en  la  construcción  de  embarcaciones,  cuando  un  pariente  suyo 
Francisco  Diaz,  mató  al  maestre  de  campo  D.  Pedro  Bamiro^  cuyo  na- 
cho filé  el  preludio  de  otros  ácual  mas  desastroso.  Ajusticiado  Diaz,  y 
también  tres  de  sus  cómplices,  este  castigo  l^os  de  servir  de  esoaimiatt- 
to,  alteró  á  muchos,  cuya  insolencia  tomó  cuerpo  dando  indicios  de  la 
proximidad  de  nucTos  atentados.  liOpe  de  Aguirre  encabezaba  y  movía 
á  los  turbulentos  disponiendo  de  ellos  á  su  antojo,  y  afiliando  áotios  pa- 
ra sos  planes  sediciosos. 

Una  debilidad.imperdonable  en  Urzúa  le  condigo  á  caer  en  la  gratísi- 
ma &lta  de  llevar  en  su  compafiía  á  Da.  Inés  de  Atienza.  Viviá  tan 
prendado  de  ella,  qne  se  cesó  hasta  atrepellar  los  respetos  que  no  po- 
dían conoiliarse  con  un  escándalo  de  esa  especie.  Luego  se  despertó  en 
algunos  la  simpatía  por  dicha  dama,  que  en  breve  subió  al  grado  de  pa- 
sión vehemente  y  peligroso,  por  que  dio  origen  al  pensamiento  de  aseÍBi- 
nar  á  Urzúa.  Los  aventureros  salieron  del  astillero  «n  número  de  400  á 
fines  de  Setiembre  de  1560,  navegaron  por  el  OuaUagay  Mara&on,  y  toma- 
ron tierra  cerca  de  la  desembocadura  oel  Putumayo.  En  ese  punto  estalló 
ima  revolución  ápretesto  de  haber  nombrado  Urzúa  por  sn  lugar  ta- 
ñíante á  P.  Juan  de  Vargas.  Los  cox^nradoa  mataron  á  este,  y  sorpMtft- 
diendo  el  pabellón  deUnSa  le  dieron  también  muerte  aléTOsa.  Agmita 

3 na  encabezó  tamal&os  atentados,  se  hiao  maestre  de  oamno,  y  aftíamaa- 
opor  ¡;eneral  á  D. Femando  de  Queman,  se  entregaron  las  oompaftCas 
á  los  principales  lavoltosos:  Lorenzo  M^iendo  quedó  nombrado  oapi- 


A6Ü  75 

tm  é&  goÉxóiMA,  Bra  «éte  alto  de  loa  peores,  v elmaa  decidido  por  D». 
InéB  de  Atíeme  que  deeepereeió  de  eqiiel  sitio  y  oorrió  á  reft^iarse  en 
im  bosque.  La  peisigaió  fieldneudo  hasta  que  enoontriadola  la  obliga 
Á  ToW«r  al  campamento. 

Guman  inteoló  hacer  una  infMinacioii  pretendiendo  justificar  aque- 
llos hechoe:  pero  Agoirre se  opnso  é  indigoáotroa  á dar  iin  testímoniQ 
escrito  de  qne  negaban  la  aatondad  al  Bjeij,  determinando  regresar  al 
Perú  para  alzarBe  con  el  reyno. 

GonatraTéroó  mejores  buqnes  para  salir  al  ooéano:  aaesinaroii  ¿  Josa 
Alonao  Liabandera  y  otros  qne  les  eran  eontrarioK  j  Agnirre  y  sos  se- 
enaoea  proclamaron  por  príncipe  soberano  del  Pero  a  Gn  asman,  Tiiüarou 
por  el  AmaiOTnas  harta  qne  se  detaTieron  en  nna  isla  donde  Agnirre  á 

KHB-delBiieTolQy  hiso  morir  á  Baldnendo,  á  Da.  Inés,  á  D.  Alonso 
níto7a,alalmiraiiteMignelBodebe.áGonsaloDoarteyMimel  Serra- 
no^ Baltasar  Ckxrtés  Cano,  y  ai  eapelian  Alonso  HenaOb  No  bastaron 
estoa  horribiea  asesin  stos  para  lylaear  al  feros  sanguinario;  qne  en  se- 
enid*  mató  al  Ber  de  fkfsa  D.  I%mando  de  <human,  porqnedesoonflan- 
do  mucho  de  AgnlrreL  trataba  de  hacerlo  desaparecer. 

La  horda  de  bandidos  en  que  ya  era  este  monstruo  jefe  abeoluto  con 
el  título  de  ^Airte  osadíllay'' putió  en  dos  bergantines  y  muchas  pira- 
guas y  eancwsy  dejando  ese  lugar  funesto  que  el  denominó  ''de  la  matan- 
sol'*  LlOTaba  solo  200  soldados,  y  hiAia  abandonado  á  otros  y  á  muchos 
indios  en  las  islas  desiertas:  dióee  muerte  en  una  de  ellas  al  comendador 
D.  Juan  de  QueTara  y  algunos  indiTÍdnos  mas.  Entró  la  espedicion  en 
el  graa  Océano  á  principios  de  Junio  de  1561.  Se  dirieió  á  la  isla  Blar- 
ganta  donde  aobemaban  D?  Aldónsa  HanTÍ(}ue;  (^  VillaloboB)  y  su  yer- 
no D.  Juan  villandrando:  desembarcó  AgunTe,  tomó  á  los  mas  de  loa 
TBciiioe  que  con  D.  Juan  fueron  á  recibirle;  j  pasando  á  la  población, 
deqpnes  de  matar  á  Diego  Alvares  y  á  los  capitanes  Gonzalo  Guiral  de 
Fuentes,  y  Sancho  Pizarro^  permitió  á  sm  gente  el  saqueo  de  las  casas  y , 
de  laa  arcas  reales.  En  esas  circunstancias  Afoirre  aseguró  á  sus  solda- 
dos que  para  consenracion  de  las  Indias,  llevaba  intención  de  acabar  con 
los  obispos,  gebemadores,  oidores  dt,  y  de  pasar  á  cuchillo  á  cuantos 
.frailee  encontrase,  no  asi  á  los  mercedarioe,  pues  los  demás  penrertian  el 
buen  gobierno. 

Mandó  asesinar  al  capitán  Juan  de  Hurriaga  encolerizado  por  no  ha- 
ber podido  capturaron  buque  de  Fray  Francisco  Montesinos,  en  que  se 
rmgió  el  ei^itan  Pedro  Mnnguia  con  Tsrios  soldados  que  desertaron 
de  1»  facción.  En  seguida  hizo  dar  garrote  al  gobernador  Villandrando, 
al  alcalde  Manuel  Bodríguez.  y  á  tres  regidores:  matando  á  estocadas  á 
su  mismo  maestre  de  campo  Martin  Pérez,  y  á  Martin  Diez  de  Armen- 
darie  primo  de  Urzúa. 

Tres  soldados  suyos,  Ana  de  Rojas  y  su  marido,  tuvieron  igual  suerte . 
por  complicidad  en  la  ñiga  de  otros,  y  también  un  fraile  dominico  qne 
vivía  en  casa  de  ellos.  Pero  un  hecho  todavía  mas  estrafio  y  lamas  vis- 
to vino  i&  ser  el  complemento  de  sus  hechos  horrendos  en  la  isla.  Se  con- 
fesó Agnirre  con  un  religioso  también  de  Santo  Domingo,  y  acto  conti- 
nuo le  mandó  dar  garrote;  acaso  se  negaría  á  absolverlo.  Al  embarcar- 
se para  la  costa  de  Venezuela  el  anciano  Simón  de  Somorostro  y  María 
Cñiavea,  fheron  ahorcadoaeomo  por  pasatiempo  en  el  rollo  de  la  plaza.. 
Y  Alonso  Rodrigues  su  almirante  porque  en  mal  momento  le  d^o  evita- 
ra mojarse  los  pies,  murió  de  esto^Eulas  que  él  y  otros  le  dieron. 

Navegó  ocho  dias  reducido  ya  á  150  hoiübresliien  armados,  y  4  peque- 
Saa  piezas  de  artillería  que  sacó  de  la  Margarita,  con  cuya  annada  pre-*: 
tonoia  subyugar  la  AmériíDii.  Desembarcó  en  Burbnrata  donde  los  habi- 


76  AOU 

tentM  hayeíonj  y  en  laa  poblJwk»es  imnodiiitiJMi  1*  tJ»rmmtúé  en  pro- 
porcioD  del  pehgro  qae  amenaiatm*  óendo  este  tMito  mayor,  eniuiio 
<fiie  no  había  tropas  pan  oontiarreatar  á  iommi  ínTaaorea  tan  temible» 

poT  sas  desafneros  ^  cmeldadee  de  qne  se  tenían  ya  notieiaB  ciertas.  Sa- 
ti6  de  Herida  el  capitán  Bravo  de  Molina  con  altanos  hombres  monta- 
dos; prestándose  á  serrir  con  otros  qne  le  aoompaikaron,  el  capitán  Die^ 
go  García  Paredes.  Juntáronse  en  TrigUlo,  y  allí  padieron  atraer  la  poca 
gente  qne  contaba  con  armas. 

Lope  de  A^irre  ñzrioeo  de  rer  el  país  asolado,  hizo  morir  al  portngnes 
Antonio  Fana  nno  de  los  mny  contados  qne  Uceó  á  eneontrar.  Publicó 
la  guerra  qne  á  fuego  y  sangre  haría  al  Bey  de  Espallay  diciendo  en  un 
bando  que  tendrían  pena  de  muerte  los  qne  no  le  siguiesen. 

Un  mercader  ^qiiien  saqueó  la  tropa,  le  úsj/o  que  los  habitantes  le  te» 
man  por  Luterano;  y  fué  muerto  porque  no  probó  quien  eia  el  qne  la 
habla  robado  cantidad  de  oro.  Hizo  ahorcar  al  acedado  Juan  Peses  po» 
xdóndole  en  un  letrero  que  era  penado  por  no  saber  aproTeehar  las  oottr 
siones.  £n  ese  día  se  le  huyeron  Pedro  Alias  de  Almestar  y  Diego  Alar- 
con  por  desconfiar  de  la  seguridad  de  sus  personas. 

Agnírre  tenia  preso  á  Benito  CHbavez,  alcalde  del  pueblo,  ({ue  toa  su 
mujer  y  su  h^a,  casada  con  Julián  Mendoza,  se  habían  refugiado  en  xat 
monte,  y  despachó  á  Chavez  púa  que  buscase  á  aquellos  dos  desertores^ 
preyiniendole  que  si  no  los  traía  se  quedaría  sin  miyer  é  hija.  Se  puso 
en  marcha  con  su  tropa  para  Nueva  Valencia,  y  aeaecienm  otros  asesina* 
tos  pues  ya  no  solo  Agnirre  los  cometía,  sino  también  sus  oficiales.  Cn 
el  camino  estuvo  muy  enfermo  Agnirre,  y  desde  la  hamaca  en  qne  lo 
conduelan,  pedia  á  los  suyos  le  matasen.  £n  Valencia  creció  su  mor  por 
que  todos  los  vecinos  se  habían  puesto  en  salvo,  y  porque  nadie  se  le  acei^ 
caba,  decía  '^que  el  ejercicio  de  la  guerra  era  necesario  desde  éí  pria> 
cipio  del  mundo,  y  aun  en  el  mismo  cielo  la  habían  hecho  los  án> 
gdes." 

E^ndo  ocupado  de  destruir  los  ganados,  se  le  presentó  Mendoza,  él 
yerno  del  alcaide  para  recoger  á  su  mujer  y  á  su  suegra,  y  cumpliendo 
con  la  orden  que  recibió  Chavez  para  rescatarlas,  presentó  á  los  dos 
soldados  prófugos,  Arias  y  Alaroon  á  quienes  con  mucho  trabi^o  pudo 
tomar.  En  el  instante  el  tirano  hizo  arrastrar  por  las  calles  al  segundo 
de  ellos  ahorcándolo  y  descuartizándolo:  puse  la  cabeza  sobre  el  rollo  y 
como  cá  conversara  le  preguntaba  *'por  qué  no  venia  el  Rey  de  España  á 
resucitarlo:"  á  Pérez  lo  perdonó  para  que  fuese  su  secretario.  Al  cura  de 
la  Margarita  á  quien  tenía  preso,  le  dio  libertad  después  que  prestó  ju- 
ramento de  entregar  al  Boy  Felipe  II  una  carta  á  que  nos  contraeremos 
antes  de  concluir. 

Pósoee  en  camino  para  Barqüisimeto  sin  cansarse  de  inmolar  víctimas: 
mandó  dar  garrote  á  Benito  IMaz,  Juan  Zegarra,  y  Francisco  Lara  por 
creer  que  andaban  con  tibieza  en  la  guerra  de  eeterminio  que  hacia  con 
desenireno.  Él  comprendía  que  snm  había  de  ser  desastroso,  y  lo  con- 
fesaba frecuentemente:  pero  lo  admirable  es  que  en  medio  de  la  agita» 
oion  y  zozobra  en  que  estaban  los  qne  le  servían  de  instrumentos  ciegos, 
no  se  animara  uno  cualquiera  á  matarlo;  que  hecho  así  advertirían  to- 
dos que  era  ese  el  único  recurso  para  contar  con  sus  vidas.  En  la  mar- 
cha á  Barquisimeto  se  le  huyeron  diez  soldados:  y  fueron  después  sepa- 
rándose algunos  otros  según  las  ocasiones  se  ofrecieron  en  favor  de  su 
evasión. 

Las  autoridades  del  país,  entre  tanto,  siguieron  oonvinándoee  para 
frustrar  loe  designios  de  Agnirre,  bien  que  no  tenían  armas  de  foego  ni 
g«nte  á  propósi^  xiara  provocarlo  á  un  combate.  £1  gobernador  D.  Pa- 


mi  77 

Uo  C<41«do  AomlMrd  por  capitán  ó  Gutierre  de  1»  Fefi%  y  ¿este  eo  rea- 
nió  G«roia  Paredes  que  á  pesar  de  sa  retiro  se  habia  prestado  á  obedecer, 
y  cuya  eeperieucia  sirvió  de  gran  provecho.  Se  desparramaron  euel  país 
oédoías  de  indulto  que  hioieroD  buen  efecto  eu  los  soldados  de  Aguirre. 
£ste-  1)la«femo  en  sus  arranques  impetuosos  de  cólera  decía  en  medio  de 
una  ñaerte  lluvia  *'que  Dios  estaba  muy  encañado  si  creia  que  porque 
"  hiciese  mal  tiempo  el  dejaría  de  ir  al  Perú  y  de  arruinar  el  mundo." 
''Que  estaba  cierto  de  que  no  ppdla  salvarse;  que  asi  vivo  ardia  ya  en  el 
*■  infter&o,  y  que  le  ñiltaba  ejecutar  orueldÍEides  para  que  su  nombre  se 
"  etemizase.''^ 

Nada  le  dolió  mas  que  el  que  unos  ne^os  hubiesen  emigrado  do  un 
asiento  de  núnas  que  encontró  en  el  tránsito,  pues  anhelaba  aumentar 
el  náaaero  de  los  qn^  él  lievaba:  estos  negros  eran  mas  atrevidos  y  san- 
guinarios que  los  peores  de  sus  beldados. 

Toda  la  tropa  del  Bey  componía  el  número  de  60  ginetes,  y  así  no  pudo 
eyitaxae  que  Aguirre  ooupva  Barquisimoto  el  22  do  Octubre.  Los  trans- 
igidas aeonsf^aban  no  se  pelease,  sosteniendo  que  muchos  vendrían  á 
acogerse  al  indulto  como  en  breve  sucedió.  Aguirre  y  su  tropa  después 
da  saquear  la  población  se  alojaron  en  una  casa  que  estaba  amurallada: 
ál  se  empe&aba  en  persuadir  ¿  todos  los  que  le  seguían  de  que  ni  el  nüs- 
moRe^  podía  perdonarlos;  pero  va  no  los  animaba,  y  su  inflijo  perdía  de 
mpeno  por  momentos,  esperando  el  mayor  número  oportunidad  para 
preaentaireeá  las  autoridades  en  prueba  oe  su  arrepentimiento.  Las  es- 
caranxiaasde  los  capitanes  Peña  y  García  Paredes  al  rededor  de  la  casa 
en  qpe  Aguirre  se  hacia  fuerte,  predijeron  buenos  resultados;  pues  con- 
forme les  fué  posible  fueron  abandonando  unos  en  pos  do  otros  al  obsti- 
nado Aguirre.  Mandó  este  quemar  las  casos  y  el  templo,  haciendo  tre- 
molar suci  banderas  negras  sembradas  de  puñales  color  rojo. 

Al  campo  del  Bey  llegó  con  el  capitán  Bravo  Molina  la  gente  que  sacó 
de  Herida  y  Tn^illo.  Con  este  refuerzo,  que  los  sitiados  creyeron  subía  á 
200  hombres,  desertaron  con  mas  afán  en  una  salida  eme  hizo  Aguirre 
dispuesto  seffun  parecía  á  emplear  las  armas  en  un  decidido  ataque.  Ma- 
táronle el  caballo,  y  tuvo  que  volver  á  su  encierro  desengañado  y  sin  es- 
peranzas al  ver  que  le  abandonaban  sus  mas  predilectos  ainicos.  AHÍ 
quiso  matar  á  los  enfermos  y  á  los  que  daban  señales  de  cobürdía,  para 
regresar  al  puerto  y  reembarcarse  porque  el  hambre  también  apuraba. 

Se  precipitó  el  descenlace  con  haberse  venido  á  los  realistas  el  capitán 
Espinóla  y  veinte  arcabuceros.  De  los  soldados  que  le  quedaban,  de- 
seando no  ser  los  últimos,  unos  siguieron  este  ejemplo,  otros  escaparon 
por  un  portillo. 

Había  sonado  la  hora  en  que  debía  romperse  la  cadena  de  crímenes 
inauditos  perpetrados  por  los  espedicionarios  del  Amazonas  dir^idós 
diempre  por  el  furioso  Aguirre:  bandidos  de  1?  nota  de  que  se  libró  el 
Perú  á  ooftta  de  tantos  asesinatos  v  espantosas  alevosías.  El  desesperado 
caudillo,  viendo  próximo  é  infalible  su  trágico  ^j  terminó  por  matar  á 
so  misma  h\]a.  Una  miijer  llamada  Torralva  desvió  el  arcabuz,  en  me- 
dio da  sus  ruegos,  pero  fué  en  vano,  porque  la  intratable  fiera  con  una 
da^a  acabó  oon  la  hija  á  puñaladas.  Algunos  han  escrito  que  él  quiso 
suicidarse,  y  que  se  hirió  al  intento  con  la  misma  anua.  Entraban  ya  en 
la  casa  los  del  Bey,  y  un  ^.  licdesma,  Espadero,  vecino  de  Tocuyo,  el  pri- 
merotqne  dio  oon  AÍpnirre^  d^o  al  maestre  de  Campo  "Aqui  tengo  rendido  eil 
Hraiur^  **No  im  rmdo  yo,  replicó  él,  d  tan  grandes  hellaoos  como  vos»**  Y 
aunque  ofsp^  recelar  á  aquél  jefe  negocios  importantes,  y  Paredes  con- 
inno  en  ellb^  no  pudo  contener  á  los  desertores .  de  Aguirre,  y  permitió 
le  aroabneeaeen.  Disparó  uno  y  le  hirió  el  brazo:  Aguirre  dijo  "ma?  tiroj^ 


76  ÁOÜ 

16  hizo  fiíeg^o  otro  oue  le  atravesó  el  pedio,  y  entonooe  al  cnét  muerto  bo 
le  oyó  áeeir^'egtevC*  Asegúrase  qne  el  uno  íné  Joan  CliaTe»  y  el  otro 
Cristóvál  Gáliodo,  y  que  el  empefio  de  matarlo  en  el  acto,  había  sido  por 
que  no  descubriera  los  crímenes  de  sns  cómpHoes. 

Hiciéronle  enartos:  sn  cabeza  en  nna  Jaoia  estuTO  en  Tocnyo  lariro» 
afioe  eepnesta  en  paraje  públieo,  y  sus  manos  en  Herida  y  Valencia.  De 
las  riquezas  qne  el  y  ios  demás  tuvieron,  nada  se  dQo;  pero  algoBos  dé 
los  llamados  maraAones  disfrutaron  de  ellas  impunemente. 

Pasaba  Lope  de  Aguirre  de  50  afies,  era  hidalgo  de  Ouipnzcóa,  de  figu- 
ra despreciable  v  pequefia:  lisiado  de  una  pierna  desde  que  combatió  por 
el  Bey,  afio  1564,  contra  el  alzamiento  de  Fnuioisoo  Hernández  Girou  en 
él  Perú.  £n  sus  ojos  se  manifestaba  la  inquietud:  aborrecía  álosone  re- 
zaban diciendo  que  el  buen  soldado  debia  ''Jncar  su  afana  á  los  daaoe  con 
el  Diablo:"  repetía  que  el  Bey  de  Espafia  "  debia  probar  con  el  testamen- 
tb  de  Adán  qne  le  habla  dejado  por  neredero  de  las  Indias.*'  Gen  est»  y 
otros  dichos  <}ueria  imitar  a  Fraociseo  Carvajal,  y  aunque  le  eiíceAió  en 
crueldades,  siempre  estuvo  dominado  por  la  ira,  íUtandole  la  frialdad 
burlesca  que  acompafiaba  al  otro  en  sus  mayores  iniquidades» 

Hemos  reducido  á  breve  narración  lo  largamente  escrito  aesMade  loa 
atoroces  atentados  del  vizcaíno  Lope  de  ÁMÍám.  por  el  Padre  Fr.  Pedro 
Simón  en  la  sesta  noticia  historial  de  las  ''Conquistas  de  TienraFinne ,"  y 
por  si  laborioso  obispo  Piedrahita  en  su  ^Historia  del  Nuevo  Beino  de 
Granada."  Los  Padres  Acostay  Bodriguez.  el  primero  en  su  ''Historia  Na- 
tural y  Moral'' A.,  Y  ^  segundo  en  la  &l  "MaraAon''  incurri^pon  en  ék  no- 
table error  de  decir  que  Lope  de  Aguirre  se  dirigió  á  la  isla  de  la  Trini- 
dad, y  qne  allí  fué  ahorcado. 

Nos  resta  decir  algo  en  cnanto  á  la  carta  que  diriffió  Aguirre  al  Bey 
Felipe  II,  mezclando  en  lengüino  vulgar  torpes  insultos  y  desvergonza- 
das amenazas  con  una  serie  de  acusaciones  contra  los  tribunales  y  los 
párrocos.  Las  teiribles  qn^as  que  vierte  estarían  bien  en  los  indígenas 
oprimidos  y  saqueados  por  la  soldadesca  espafiola  de  aquellos  tiempos; 
ño  así  saliendo  de  parte  de  uno  de  los  mas  bárbaros  verdugos  de  la  hu- 
manidad, y  cuando  él  y  sns  cómplices  hablan  robado  y  atormentado  con 
inauditas  crueldades  á  los  infelices  naturales  del  país.  El  tema  de  la  oar* 
ta  era  qne  los  soldados  de  la  conauista  debiendo  ser  dnefios  de  la  tierra 

Sanada  con  sus  esfuerzos,  no  recibían  las  recompensas  á  qne  se  hablan 
echo  acreedores,  mientras  que  los  gobernantes  y  los  frailes  gozaban 
de  lo  mucho  que  adquirían  sin  respeto  á  la  moral  ni  á  las  leyes.  Aquellos 
poseyeron  cuanto  encentraron  apropiándoselo  discrecionalmente,  para 
olBiparlo  en  el  Juego  y  en  los  desóraenes  de  su  vida  religada:  v  asi  co- 
mo nada  bastaba  a  saciarlos,  Jamas  dejaban  de  hablar  de  sus  derechos 
qne  eran  permanentes,  v  de  sus  merecimientos  que  con  nada  quedaban 

Sremiados.  Pero  á  que  estrafiarlo  si  es  común  en^os  hombres  menos 
iflpos  y  de  escaso  valer  ostentar  cnalquier  servicio  sin  darse  Jamas  por 
sansfechos,  y  olvidando  haber  sido  pagados  con  exceso  de  libóalidadT 

Por  lo  demás  Aguirre  en  la  citada  carta  avisa  á  F^pe  U  que  le  hará 
guerra  mortal  é  implacable;  y  refiriéndole  los  asesinatos  qne  nevaba  he- 
chos se  llama  "  crUntMo  fñnjo^M  oftserMai^ds  lum  mamánwátmím  ds  DÍm  y  de 
la  SaiUa  Iglma  BamoMoJ^  En  A  diario  de  Lima  "  £1  Comerolo*  de  12  de  Di- 
ciembre de  1844  fué  reimpresa  la  diftisa  carta  que  no  insertamos  aquí 
por  creerlo  inneoesado.  Debióse  al  marqués  deCafteie,  apesar  de  su  cru- 
do despotismo,  qno  él  Perú  hubiese  lúcanzado  tranqiülidad  castigando 
Gón  la  última  pena  á  muchos  turbulentos  y  asesinos  ssrac|}antes  á  LofKf 
de  Aguirre;  y  enviando  en  la  espedicion  de  Urzúa  al  Amazonas  á  cnant<w 
jpait  entóhees  perturbaban  ol^sociego  de  loe  pnéUos.— Véase,  Urzúa. 


A6U  7» 

léUHUB.— Kl  MAMgato  Fb.  Mioctl.— N»laiiit  4e  ChuquisnoA,  dMidb 
fué  Ptior  del  con  vento  de  8aa  Affu«tíii,áeay»  4M0n  pwteneoid.  I^  Li- 
ma taanbieii  obtUTo  ete  eargo  yloe  de  calmÍBftdor  de  ulnqttimeloD,  y  de 
catedráÜGo  de  piim*  de  Teologf»  en  1«  naivenidad  de  fiim  Mateos,  en 


que  «e  irradnó  4e  I>oetor.  Imprimid  en  esta  eamtal  en  1647,  en  otira  ti- 


talada  "^IVNMtoadB  FMMir  melieM  v  smAm  d0  hamU:  á^ftmoB  4d  reif- 


wo  del  Peni,  jwrg  rmltar  éaeadiwgi  eweeiiyttedeiary  Merm^.  Paeóá  Ma- 
drid y  llevó  Doa  imáffen  de  la  Virgen  de  Copaeabaaa  toonda  en  cft  ori- 
finály  qoe  eeiá  en  ék  Bantoario  del  pneblo  del  mismo  nombre.  El  aSo  de 
6&2y  día  8  de  Abril,  ñié  colocada  diehateitfgea  en  la  Ig^eiia  deleolei^ 
ane  fundó  W  Maria  de  Aragón,  celebrando  ana  solemne  misa  éí  nnneio 
el  Pama.  Ofinedóseie  en  Boma  el  obl^iado  de  BipaTransona  en  la  Mar* 
ea. — ^Váase  Gavilán,  Fray  Alonso  Ramos. 


AHiriBlB.— N.— En  1548  talteonde  Folosf  para  Tocnmin  eomo  800 
espafiokMUlevandomndios  indios  cargados,  apesar  de  babélse  püokibidto 
esto  abnso  por  la  Andienda  de  lima.  El  eonegfdor  lieeneiado  Esqnirél 
salió  á  aloansarlos  al  camino,  é  indignado  id  ver  aquella  desobedienelai 
tomó  preso  á  N.  Agnirra  qna  iba  dettas  de  todos  cdo  dos  indias  qito  le 
condnciao  especies,  y  lo  sentonció  á  ma^át  200  asotos;  per  qne  no  tonia 
como  jmfar  la  mnlia  peonniaria  qoe  debia  imponerse  a  los  ^ve  carssseb 
Á  les  indios.  Agairre  adviitiendo  qne  no  le  vallan  padxmos,  pidió  al 
oorre^dor  lo  lüiorcaae,  para  la  coál  rennnciaba  los  privilegios  qne  le 
íavereciau  por  ser  hiiodalgo  y  hermano  de  nno  que  en  EspaAa  era  se- 
fior  de  vaaallos. 

^a  estoba  Agnixre  desnado  y  montado  cd  nna  bestia,  y  le  sacaban 
pora  castigarlo  en  Iss  calles,  onando  el  licenciado  Esqoivól,  á  solicitud 
de  varios  vedaos,  mando  suspender  la  cjecudon  de  la  pena  por  ocho 
días.  Agairre  al  saberlo,  d^o  "qne  ya  puesto  en  el  burro  sguantaria  los 
azotes"  para  evitar  igotJ  pesar  que  había  de  toaer  veoddo  que  fuese  el 
término  scordadAK  Verificóse  la  pena  aficentosa,  y  juró  vendarse:  no  quiso 
ir  ya  á  Tucumán,  y  esperó  cumpliese  el  corregidor  so  período  de  mando. 

Sabiendo  Esqaivél  que  él  ofendido  quería  matarle,  se  vino  á  Lima,  y 
como  Agairre  le  si^^ese  basto  esto  ciudad,  se  fué  á  Quito,  donde  tam- 
bién se  le  apareció:  entonces  regresó  y  vii^ó  hasto  el  Cusco,  á  los 
quince  días  se  encontró  allí  con  su  perseffuidor,  que  andaba  tras  el  á  pié 
y  descalzo,  didendo  que  unasotsdo  no  debia  caminar  á  caballo.  A  los 
tres  años  ^  cuatro  meses,  y  cuando  el  licenciado  vivía  con  mas  cuidado 
y  precancioo,  usando  debido  del  vestido  una  cota  de  metal  y  no  desam- 
parando la  daga  y  la  espada^,  ni  la  compaüía  de  algún  amigo  en  la  noche; 
Agairre  que  era  pequefio  de  cuerpo  y  de  aspecto  ridículo,  un  Lunes 
á  medio  dia  se  entro  en  casa  de  Ésquivél,  pasó  por  un  corredor  bido 
y  alto,  por  la  sala,  cuadra,  cámara  y  recámara  dónde  tonia  su  librena 
y  bailándole  dormido  sobre  un  libro  que  le  servia  de  almohada,  le  dló 
una  pu&alada  en  la  sien  derecha  dejándole  muerto.  Bepitió  otras  y 
no  le  hirió  por  la  corasa  que  le  defendía. 

Agnifre  salió  inmediatamente,  y  advirtiendo  en  la  puerta  de  la  calle 
qne  se.  le  había  olvidado  el  sombrero,  tuvo  ánimo  para  volvw  á  reco- 
gerlo. Bnscó  luego  una  iglesia  para  refugiarse  y  no  encontrándola  do 
pronto,  haUó  acogida  en  dos  caballeros  que  le  ocultaron  y  alimento- 
ron  duranto  enacento  diss,  ea  casa  de  Rodrigo  ^eda  de  quien  erait 
cn5Kados. 

£1  corregidor  del  Cuzco  mariscal  D.  Alonso  Alvarado  puso  guardias 
en  los  conventos,  y  cubrió  todos  los  caminos  para  procurar  la  capt|i- 
.ra  de  Agniíre.  Los  que  le  habían  escondido  determinaron  sacarlo  de 


80  AGU— AIB-AL\ 

la  ciudad,  y  paca  olio  lo  pintaron  de  negro  deepoeade  laparleí  v  bateánuí' 
de  ereer  qae Iban  á  caaar,  salieron  al  campo  en  mitad  del  dia:  el  sapuea- 
to  nesroibaá  pié,  mal  veetido  y  Ueranoo  nn  halcón  y  un  arcabas. 
Viénaose  detenidos  per  laa  ^^uardloe  al  de|ar  el  poblada,  y  como  lea  exi^ 
gieeen  pasaporto  del  corregidor,  uno  de  los  proteotoree  de  Aguirre^  d^ó 
Tolveria  ¿  la  ciudad  por  la  licencia  que  se  le  babia  olvidado,  y  6  su  com- 
paflero  que  siguiese  el  camino  muy  despacio,  y  asi  lo  verifieó  hasta  poner 
en  salvo  á  Aguirre.  £scasado  es  decir  que  el  que  regresó  al  Cuzco  por 
el  pasaporte,  se  quedó  en  la  ciudad.  £stos  caballeros  se  apellidaban  al 
uno  Cataño  y  el  otro  Sautillan. 

Se  al^jó  Aguirre  del  territorio  del  Cuzco  con  dinero  y  un  caballo  que 
le  dio  su  £ebvorecedor,  y  vino  Á  Guamanga,  donde  le  tomó  b^o  su  ampaxo 
un  deudo  que  allí  tema  noble  y  rico,  el  cual  lo  despachó  lí  lugar  diatan- 
te. No  hemos  podido  saber  Á  donde,  ni  cual  seria  el  fin  de  dicho  iVguinre. 

Betiere  estas  cosas  Garcilaso,  y  que  para  ennegrecerlo  d  roatro,  manos 
y  brazos  lo  lavaron  con  la  a^ua  de  una  infusión  de  cierta  fruta  silvea*- 
tve  que  los  indios  llaman  Tatoc. 

AIBAft  T  BSLABA.— El  Dr.  D.  Ignacio— cabálleto  de  la  orden  de  San- 
tiago, fíaé  fiscal  de  la  real  audiencia  de  Qnito,  su  i>atrta,  y  oidor  en  1639. 
Estudió  en  Lima  en  el  colegio  de  San  Martin  y  en  la  universidad  de 
San  Marcos. 

ALAECOBr. — Martin  de— natural  de  Tr^JilIo  en  Estremadura.  No  sa- 
bemos la  época  en  que  vendría  al  Perú:  su  nombre  príncipia  á  verse  en 
la  gnerra  de  Gonzalo  Pizarro  y  el  Virey  Blasco  Nufiez  Vela.  Estuvo  eu 
Panamá  en  la  escuadra  mandada  por  D.  Pedro  de  Hinojosa,  y  que  perte- 
necía á  Pizarro.  Caando  allf  se  supo  que  habia  llegado  al  Istmo  el  licen- 
ciado Pedro  de  lu  Gasea,  ignorándose  que  venia  por  gobernador  del  Pe- 
rú, y  con  estensas  facultades,  se  esparció  la  noticia  de  que  traía  cédula 
real  confirmando  á  aquel  caudillo  en  el  gobierno.  Hinojosa  remitió  á  Gon- 
zalo, que  estaba  ya  en  Pinra,  á  Vela  Nnñez,  Juan  Velasquez  y  Blas  de  Saa- 
védra,  que  hasta  entonces  se  hallaban  presos  en  la  escuadra.  El  que  loe 
cóndilo  faé  Alarcon  quien  recibió  orden  de  Pizarro  para  traerlos  al  Ca- 
llao. Temiendo  se  alzasen  en  el  vi%|e,  Alarcon  mató  á  Blas  Saavedra  y 
á  N.  Lerma. 

Pizarro  envió  después  desde  Lima  á  Juan  de  Acosta  en  dirección  al 
Cuzco  para  qne  con  una  fnerte  columna  operase  contra  Diego  Centeno: 
eñ  ella  iba  de  Alférez  general  con  el  estandarte  Martin  de  Alarcon, 
quien  desertó  en  Guamanga  cou  otros  en  número  de  35,  los  cuales  aban- 
donando también  á  Acosta,  se  encaminaron  al  ejército  real  que  ya  existia 
con  Gasea  en  el  Norte.  No  sabemos  si  hizo  la  campaña  contra  Pizarro 
qne  faé  vencido  en  Sacsahuana. 

En  1554,  el  mariscal  Alonso  Alvarado,  cuando  la  guerra  contra  Fran- 
cisco Hernández  Girón,  colocó  á  Martin  de  Alarcon  de  capitán  de  una 
compañía  de  infantería  del  Ejército  del  Rey.  Distintióse  peleando  en 
la  batalla  de  Chuquiuga  ganada  por  Girón,  y  en  medio  de  sus  esfaerzos» 
que  fueron  muchos,  cayó  nt5rido  y  prisionero.  Fugó  del  Cuzco,  y  se  vino 
Sí  ejército  que  se  encontraba  ya  en  campaña  dirigido  por  los  oidores  de 
la  audiencia  gobernadora.  Se  halló  en  la  batalla  de  Pucará  donde  tam- 
bién se  hizo  notar  como  valiente,  y  ftté  muerto  el  caballo  que  montaba. 
Allí  sucumbieron  las  tropas  de  Girón  y  en  consecuencia  quedó  el  país  én 
eociego:  no  sabemos  nada  de  la  suerte  posterior  del  capitán  Alarcon. 
Y^Mé,  Girón. 


ALA— ALB  81 

.'  Aft«M«M  I  ÁIiCMUIL--£LDr.  D.€tBAflfnA^.-*NacideiiId]iia;  estodií^ 
én  «1  real  eoleeio  de  fian  Felipe;  faé  c«todtátioade  Víepene  de  L^res»  y 
Seoéor  de  la  lJniy«nidad  de  San  Marcos  en  1628.  Ajsesor  del  Cabildo  da 
eataelndad  desde  1618;  y  en  16^,  reoidor  perpetuo  eomo  descendiente  da 
p.  Jnan  de  Alooeer^  qne^lo  había  sido  en  el  siglo  XYI.  En  1660,  era  ya 

ido 


D.  Sebastian  oidor  de  la  Beal  Audiencia  de  Lima^  después  de  haberlo  si< 
en  Cihaireas  dtade  1633,  empleo  eleTado  qne  entónoes  no  se  alcanzaba 
fáciliaeiite»  v  qne  le  otorgo  el  Bey  en  atención  asas  conocimientos  y 
mérito.  Bu  hUo  D.  Alvaro  Alaroon  y  Ayfia  qne  pósela  una  encomienda, 
faé  Bector  de  la  Universidad  en  1661  y  D?  Catalina  su  nieta  casé  con 
el  distinguido  caballero  D.  Luis  Fefnandes  de  CórdoTa.— Véase  é  éste. 

lUftTAU-rCcHfDB  DB— £1  Bey  Caries  m  en  10  de  Octubre  de  1769, 
confirió  este  título  á  D.  Ignacio  Nieto  yBoa^  Tecino  deMoquegua,  álcal'> 
de  entonces  y  regidor  por  el  Bey  desde  el  alio  1760.  Se  le  declaré  exento 
de  las  contribuciones  de  lanzas  y  media-anata,  respecto  á  haber  ente- 
rado  en  la  tesorería  general  de  Madrid  160,000  reales  para  su  redención. 
p.  Ignacio  murió  sin  h\jos  y  recayó  el  título  en  su  hermano  D.  Antonio 
Nieto:  se  le  despachó  cédula  de  sucesión  en  2  de  Setiembre  de  1776.  Fué 
el  ültímo  poseedor,  y  falleció  en  26  de  Agosto  de  1803.  Era  caballero  do 
la  i^rden  de  Santiago,  natural  de  Moquesnia,  teniente  coronel  de  ijército, 
y  coronel  del  regimiento  de  milicias  de  dicha  provincia. 

ALATIT  lATABRETE—D.  Ignacio  Mabia- Nacido  en  Vitoria  en  1750, 
felguió  la  carrera  de  marina  en  que  se  hizo  notar  por  sus  sefialados  servi- 
dos é  inteligencia.  Siendo  ya  general  le  destinó  el  Bey  á  los  nuures  del 
Sud  con  una  escuadra  de  tres  navios  y  dos  firagatas  de  guerra.  Salió  do 
Cádiz  en  20  de  Noviembre  de  17d5  y  después  de  tocar  en  las  islas  Malvi^ 
ñas  dobló  el  cabo  de  Hornos,  y  fondeó  en  Talcaguano  á  los  tres  meses  y 
dias  de  viíje.  Vino  en  seguida  al  Callao  y  permaneció  cuatro  meses  lle- 
nando los  objetos  de  su  comisión.  Ocasionó  esta  Escuadra  á  la  tesorería 
de  Ldma  el  gasto  de  700^000  pesos  por  sueldos  y  otras  exigencias.  Se  di- 
rigió después  á  las  Mañanas,  y  á  Filipinas.  Bectificó  Álava  algunas  car- 
tas marítimas,  y  recresó  á  Espafia  por  el  cabo  de  Buena  Esperanza.  El 
general  Álava  nié  el  2?  de  Gravina  en  el  combato  de  Trafalgar,  y  falle- 
ció en  1817  siendo  capitán  general  de  la  Armada. 

ALBA — "Eié  Duque  db — Gozaba  de  una  pensión  de  10,725  pesos  sobre  el 
ramo  de  tributos  del  Pero,  y  se  la  pagaba  la  tesorería  de  Xiima,  la  cual 
nos  consta  que  en  1803  le  remitió  85,800  pesos  por  ocho  afios  que  se  le 
debían.  El  duque  se  titulaba  gran  eanciller  de  las  Indias  y  regidor  per- 
petuo de  ellas. 

Las  eneomiendaB  de  indios  llegaron  tf  ser  concedidas  á  personajes  de 
Espafia  que  nunca  sirvieron  en  el  Perú  ni  hubo  otro  antecedente  para 
que  disfirntasen  de  ellas  que  la  voluntad  absoluta  de  los  monarcas.  Por 
eoo  fíBeron  poseedores  deludios  en  una  ó  mas  vidas  los  duques  de  Medi- 
1»  de  las  Torres  y  del  Infísntado,  la  duquesa  de  Huesca:  ios  condes  de 
Altamira,  de  Ba&os,  déla  Puebla,  y  de  Villa  Umbrosa;  las  condesas  de 
las  Navas,  de  Galve,  de  la  Palma,  m  Margarita  de  Aragón  condesa  áé 
Oabfa,  M^  De  este  modo  el  fruto  del  trabajo  de  los  indígenas  era  para  la 
«ovona  un  medio  de  hacer  frente  á  recompensas  estrafias,  y  para  fomen- 
tar con  obsequios  las  privausas  y  el  favoritismo  en  ambos  sexos.  Este 
eaeándalo  era  de  ma^or  bulto  todavía,  que  el  que  causaran  los  reparti- 
mientos hechos  á  los  conquistadores  y  heredados  por  sus  hijos,  bien  que 
mas  tarde  estinguidos.  Los  reyes  de  la  dinastía  austríaca  parecía  que  ou 

11 


82  ALB 

«ata  línea  hubieran  qnerído  ezeeder  al  oiiamo  Curios  V  quien  camú  es 
sabido,  dio  á  D.  Diego  de  los  Cobos  marqués  de  Oamarasa  el unoy medio 
por  ciento  que  se  cobrase  en  América  á  la  plata  y  oro  por  derechos  di> 
■laroador,  fnndicion  y  ensaye  que  se  conocieron  con  el  nombro  de  **'Cobo9f^ 
y  el  consejero  D.  Lorenzo  Qalindez  de  Carvi^al  habia  obtenido  de  los  xe*- 

Íes  católicos  el  nombramiento  de  ^'Correo  mayor  de  las  Indias  desear 
iertas  y  por  descubrir  i**  mediante  el  cual  fueron  dueños  sus  dssesndieii'» 
tes  délos  productos  de  la  renta  de  correos  del  Perú  por  largos  afioa. 

ALBA  DE  LISTE— Conde  DKr—Virey  del  Pera.— Fáwe,  Menriquez  de  Guz- 
man,  D.  JDutt. 

ALBASEAIV— Fr.  CmsTÓVAL—Natural  de  Lima^  religioso  de  la  Merced, 
á  quien  en  los  apuntes  históricos  de  esta  orden,  se  le  conoce  por  el  pro- 
tomártir  de  ella  en  Bud  América.  Este  fraile  venerado  por  sus  muchas 
virtudes,  era  incansable  en  la  predicación  y  en  trabajar  como  misionera 

gara  reducir  y  doctrinar  á  los  indios.  Estando  en  las  montafias  de  Santa 
ruz  con  fray  Juan  Solazar,  cumpliendo  con  celo  los  deberes  de  su  mi- 
nisterio, frié  muerto  á  flechazos,  lo  mismo  que  su  compafiero  á  quien 
asaron  y  comieron  aquellos  bárbaros.  Escribieron  con  relación  á  estoé 
religiosos,  fray  Luis  de  Vera  y  fray  íncolas  I>urán,  y  también  se  hace 
mención  de  ellos  en  el  Bularlo  Magno.-^ 

ALBAESABÍ—- Fr.  Manuel-— Beligioso  de  Ocopa.  El  año  1747  emprendió 
uua  espedicion  por  la  montaüa  de  Guanta  con  otro  sacerdote,  un  lego  y 
un  donado,  á  fin  de  atraer  v  doctrinar  á  los  bárbaros.  Y  habiendo  b^adj» 
l>of  la  quebrada  de  Acón  a  las  orillas  del  rio  Apurimac,  Albarrán  y  suus 
compañeros  fueron  muertos  á  flechazos  por  los  Antis  ó  Campas. 

Después  de  la  tentativa  de  fray  Manuel  Biedma  el  año  1677,  fray  José 
Cavanéz  con  algunos  otros  frailes,  intentó  penetrar  ^en  la  misma  monta- 
ña de  Guanta  para  descubrir  ese  país  y  ocuparse  de  catequizar  á  los  sal- 
vajes. Marchó  en  1738;  i>ero  aterrado  por  la  fragosidad  de  los  caminos, 
retrocedió  de  Sanabamba  sin  haber  recogido  fruto  alguno. 

Otras  entradas  se  hicieron  después  por  diferentes  religiosos  que  no  lo- 
graron sino  pequeñas  y  muy  precarias  ventajas. 

ALEO— MAjRQix6si>E--Fáis6  FOJonaieva  y  OifoguCf  D.Mamtd. 

ALEVERME-^D.  Manuel— Oflcial  mavor  de  la  secreliaría  de  Eotoda  y 
del  despacho  de  hacienda  de  Indias.  Sumó  i]\|astamjente  las  gravea  con*' 
secuencias  de  un  acto  deshonroso  de  la  Regencia  del  reino  sídl  I6IO1,  enyaa 
miembros  con  una  debilidad  vergtmzosa  negaron  haber  sancionado  un 
decreto  real.  El  comercio  marítimo  de  España  llegó  á  verse  «n  la  magror 
decadencia,  y  en  las  posesiones  de  América  se  esperimentaba  soaift  eaeft» 
ees  de  mercaderías  y  de  artículos  de  primera  necesidad*  £1  mftrq«éa  d* 
éomeruelos  capitán  general  de  Cuba,  habia  permitido  el  conMaroi<»  mh 
traiviero,  y  la  introducción  de  harinas  de  Estados  Unidos  se  pnMiáe^ift 
en  la  isla.  La  Segencia  advirtiendo  la  reaUdad  de  las  necesidades  que  &b 
representaron,  y  que  era  urgente  favorecer  la  esportacion  de  loa  pxodiid* 
tos  délas  Indias,  cuya  conservación  interesaba  sobre  manera  «n  laa.air' 
cunstancias;  acordó  un  decreto  permitiendo,  eon  la  calidad  de  por  mbm^ 
el  comercio  directo  de  Inglaterra  y  Portugal,  y  rebiija»  en  los  dereobos. 
Ningún  trámite  ni  formalidad  fiJtó  en  la  snstaaoiseion  del  espedieats; 
:y  el  decreto  dado  en  la  isla  de  León  en  17  de  Mayo  de  1810  fiíé  estensivo 


ALB— ALO  Sa 

á  «oibm  Aaoéiri^aai  se  hiao  imprimir  y  circular,  autorízando  dielios  aetoa 
el  aeeretoxio  d«  Batado  margué»  de  las  Honnazaa. 

Apenas  se  snpo  en  el  público  dicha  resolución,  los  comerciantes  de  Cá- 
diz alzaron  el  ^to  reprobándola,  y  la  Janta  superior  de  comercio  pro- 
tegió y  diosos  quejas  á  la  Begenoia»  exigiendo  en  tono  altivo  y  am^oa- 
sante  noeoxriese  aquel  deereto  atentatorio  porque  infringía  toida  la  le- 
gialaoion  mercantii^  y  eneerraba  peliflrosaa  doctrinas,  c^os  autores  no 
podían  dejar  de^ser.  enemigos  secretos  do  los  intereses  de  Espa&a.  La  Re- 
gencia se  disculpó  confundiendo  el  asunto  de  Cuba,  negando  de  plano 
que  se  hubiese  diotado  providencia  general  en  cuanto  a  la  libertad  de 
comercio  directo  estrai\jen>.  Dediod  que  era  apócrifo  y  nulo  el  decreto, 
y  rnaadó  se  quemasen  todos  los  ejemplares  impresos. 

I>eterminó  sin  duda  sacrificar  á  los  empleados  para  sincerarse  y  hacer 
creer  qne  éstos  habían  hecho  una  falsificación.  Al  principio  se  conformó 
con  ordenar  que  Albueme  no  asistiese  al  ministerio,  dándole  una  licen- 
cia temporal  que  no  habla  pedido:  mas  c<mio  este  oficial  mayor  repre^ 
sentó  la  historia  documentada  de  lo  que  había  pasado,  ya  tuvo  la  JEle- 
gencia  que  mandar  seguir  un  juicio  que  fué  entorpecido  por  cuestiones 
de  jurisdicción,  ¥  como  la  Junta  superior  de  comercio  exigía  una  decla- 
ratoria mas  esplíeita,  señalando  las  condicicmes  y  puntos  que  debía  abra- 
lar^  y  el  ejemplar  castigo  de  los  culpables  en  la  ngunida  suplantación; 
el  irrisorio  proceso  tema  que  vestirse  de  antecedentes  y  formalidades 
que  nunca  podrían  reunirse,  y  el  marqués  de  las  Hormazas  fué  exonera- 
do del  ministerio. 

Pero  Albueme  oon  una  eneijía  propia  de  su  inoeencia,  luchó  con  los 
miembros  del  consejo,  probó  de  un  m^o  perentorio  con  hechos  y  docu- 
mentos la  miserable  impostura  de  la  Begeucia;  atacó  con  vigor  á  la  jun- 
ta de  Cádiz,  y  dio  á  la  imprenta  un  curioso  y  prolgo  volámen  que  hemos 
leído,  y  en  el  cuál  aparece  la  oposición  que  siempre  hizo  el  Virey  Abascal  á 
todo  lo  que  pudiera  abrir  paso  al  comercio  estraigero  en  Sud  América. 
No  sabenkos  que  fin  tendí  ia  el  juicio,  siendo  mas  que  probable  que  no  con- 
dir^era,  por  la  imposibilidad  defundiur  un  fftllo  definitivo  que  salvase  á 
la  Éegencía,  condenando  á.  Albueme  y  á  algún  otro  empleado.  Después 
en  el  reinado  de  Femando  Vil  se  le  vio  adelantar  en  su  carrera,  y  en 
1816era  consejero  del  Supremo  de  Indias. 

AIiCAUTAlU— Fbancísoo  Ma&tin— Estremefio,  hijo  legitimo  de  la  ma- 
dre de  D.  Francisco  Pizarro,  quien  lo  tri^o  de  EspaAa  cuando  volvió 
nombrado  gobernador  del  Perú.  Alcántara  no  está  mencionado  en  los  su- 
cesos de  la  conquista,  aunque  consta  que  desembarcó  en  Tumbes  con  la 
espedieion  de  su  hesvurno:  acaso  regpresiyría  á  Panamá  de  donde  vino  en 
1^5  trayendo  en  su  compañía  al  h\|o  de  D.  Uiego  de  Almagro.  Este  jo- 
ven después  de  la  muerte  de  su  padre,  poseía  una  heredad  que  D.  Domin- 
go Presa  antes  de  fallecer  dejó  á  los  desgraciados  amigos  de  D.  Diego. 
Fizarro  de8p<3gándolofrde  esos  bienes,  los  ac^udic^S  á  Francisco  Alcántara, 
usurpación  ruin  en  provecho  de  un  hermano,  dañando  á  hombres  que 
perecían  en  la  indigencia,  y  que  eran  entonces  el  blanco  de  implacablea 
ven^^anzas.  Iíjd.  casa  de  Alcántara  cenaba  el  gobernador  por  el  mes  de 
Jumo  de  1541,  cuando  Uegó  nu  clérigo  disfrazado  á  denunciarle  por  se- 
gunda vez  que  se  hallab4^  próxima  á  estallar  la  ooi^ oración  de  los  Alina- 
grístas  que  tenían  resuelto^  asesinarle,  como  llegó  á  suceder  el  dia  26  de 
ese  mismo  me#. 

En  el  aaalto  al  Palacio  solo  dos  ó  tres  de  los  muchos  individuos  que  es- 
tabeo con  Pizarro,  trataron  de  defenderlo.  Su  hermano  Alcántara  <mni- 
plió  ese  deber,  y  se  sostuvo  en  la  puerta  de  la  ante-cámara  rechazando  á 


84  ALC 

lee  affreaove«  eon  su  espada»  hasta  que  de  las  graves  ker idas  q«e  lecibl^^ 
dqjó  de  existir  en  momMitos  en  qii0  el  Gobernador  luchaba  cansas  «ke^ 
migos. 

UiCAREAZ — ^D.  MAia7Bi/~0ondactor  de  coireos,  deseabrió  escélente 
eascarilla  en  Panata^as,  y  la  tn^o  á  lama,  ocfB  cuyo  motiTo  renunció 
sn  destíno  y  estableció  él  comercio  do  dicho  artículo  en  Gúannco.  Se 
hace  mención  de  este  particular  en  el  prelado  de  la  'aflora  Peruana", 

áliCAZAR  T  PAPILLA'— D.  Josa— Vecino  de  Moquegua.  Dispuso  que  des- 

Í mes  de  los  días  de  su  miner  Dt  Ana  Maria  de  Peflaloza,  sus  bienes  y 
os  de  esta,  según  voluntad  de  ambos,  sirviesen  pai»  fundar  un  menas- 
terio  de  moivlas,  cometiendo  éí  encargo  al  cura  D.  Miguel  Cornejo.  Alea* 
zar  £Eilleció  en  }71d,  y  D?  Ana  en  1724.  Hubo  un  rm£>so  pleito  que  ter- 
minó lAos  desunes,  poniéndose  á  disposición  del  obispo  de  Arequipa  loa 
bienes  que  se  litigaban.  Los  vecinos  de  Moquegua  pretendieron  se  esta- 
bleciese allf  el  convento;  pero  por  cédula  de  23  de  Febrero  de  1740,  re^ 
solvió  el  Rey  se  fundase  en  Arequipa  el  monasterio  con  el  título  de  San- 
ta Rosa,  y  que  fuesen  preferidas  las  lujas  de  Moquegua  en  las  becas.  £1 
obispo  D.  Jnau  Bravo  nizo  el  plano  de  la  ftfbrica,  y  recaudó  13  mil  pe- 
sos de  productos  atrasados.  Compró  en  6  mil,  cerca  de  una  &u€«;ada  de 
las  tierras  que  formaban  la  grax^  de  la  fitunilia  de  Arve.  £1 18  de  Agos- 
to de  1744,  se  empezaron  á  abiir  los  cimientos  x^ncipiando  por  el  tem- 
plo; y  se  depositaron  bajo  la  primera  ^¿dra  monedas  y  otros  objetos* 
Gastáronse  eñ  la  obra  del  monasterio  75,8^  pesos  eán  el  templo,  su  ajuar 
y  adornos  que  todo  esto  lo  costeó  el  obispo.  Calculóse  en  112  mil  pesos  el 
total  délo  gastado,  y  se  trabajó  durante  dos  a&os  diez  meses,  siendo  el 
edificio  de  piedra.  La  costosa  custodia  del  altar  mayor  se  hizo  ¿  espen- 
sas  de  D?  Francisca  Barreda  quien  colocó  en  ella  posteriormente  las  al- 
hajas de  su  uso  de  que  hizo  donación. 

JSn  12  de  Junio  de  1747  salieron  de  Santa  Catalina  cuatro  religiosa» 
para  fundadoras:  el  dia  13  fué  la  solemne  función  del  estreno  del  templo 
á  la  que  siguió  un  octavario  de  lucidas  fiestas. 


ALCAZAE— D.  NicOLia—Médico,  natural  de  Lima:  ñié  ahorcado  ea. 
ta  capital  el  dia  2  de  Enero  de  1819,  por  haber  sido  uno  de  los  autores 
principides  de  una  conspiración  secreta  contra  el  gobierno  e^afif^.^— 
Véase  Gómez,  D.  José. 

ALCÁZAR  T  PADILLA— £l  Cafttak  D.  Psdbd— Natural  de  Arequipa, 
y  alcalde  de  la  Santa  Hermandad  en  1614.  Fué  buiefactor  de  Moquegua 
en  la  reedificación  que  por  tercera  vez  se  hizo  de  la  Iglesia  Matriz  de  esa 
eiudad. 

ALCEDO  T  HEUtKRA— D..  Dionisio  db— l^acido  en  Madrid,  l^Jo  do 
D»  Matías  de  Alcedo  secretario  del  consejo  de  Italia,  y  de  D?  Clara  Te- 
resa de  Uffarte.  £n  170&  salió  de  EspaSia  en  la  familia  del  Virsy  del  Pe* 
xd  MargúSi  de  Castell-^os-rius.  y  tuvo  que  quedarse  en  CartMena  £ 
cansa  de  una  enfermedad^  Se  embarcó  después  para  regresar  á  Europa 
en  uno  de  los  galeones  del  mando  ñéí  conde  de  Casa  Alegre,  que 
atacó  al  vice  almirante  Inglés  Wager  el  8  de  Junio  de  1708  eon  la  es- 
cuadra de  Jamaica.  Alcedo  en  el  desastre  esperimentado  por  los  bu- 
qoes  espa&oles,  quedó  prisionero  y  con  dos  heridas.  Cangeado  lue^, 
volvió  a  Cartagena  para  venirse  por  tierra  hasta  Lima.  Llegó  ¿  Quito 
•1  mismo  dia  en  que  el  obispo  J>,  Diego  Ladrón  de  Guevara  recibió 


ALd 


85 


aTÍ80  del  &ll«dmiento  del  Virey  Castell-doB-rius,  llamándole  la  Áa- 
dieacia  de  Idma  para  que  se  «neaigaee  del  mando  del  Pisrú,  de  eoafor- 
midad  con  el  pliego  de  proTideneia  existente. 

£1  obispo  trajo  en  sn  oompaSía  á  D.  Dionisio  de  Alcedo  como  oficial 
mayüT  de  la  secretaria  del  vireinato.  De  este  destino  pasó  á  servir  el  de 
contador  ordenador  del  Tribnnal  de  Cnentas  que  desempefió  desde  1712^ 
á  1716,  con  mas  algunas  importantes  comisiones  del  ramo  de  hacienda.' 
Marobo  pora  España  por  la  Yfa  de  Méjico  con  el  mismo  obispo  cuando 
este  fué  exonerado  del  mando;  y  dispuso  se  adelantase  para  que  enten- 
diese en  el  Consejo  de  Indias  en  lo  relativo  á  su  residencia. 
'  Alcedo  biso  en  1719,  por  encargo  del  ministro  de  marina  D.  Manuel 
Fcgmandez  Duran,  un  manifiesto  sobre  la  necesidad  de  restablecer  la  co-' 
municaeion  x»erióaica  por  medio  de  los  buques  llamados  dé  aviso,  qne  des^ 
de  1609  habían  crusado  de  Esjmfia  á  Méjico  y  á  '^Tierra  Firm^.  Díóseal 
consalado  de  Cádis  la  oomiBiou  de  sostener  estos  correos,  que  volTieron 
á  ser  dé  mucha  utiIida<L  autorizándole  para  cobrar  medio  por  ciento 
del  oro  que  se  llevase  á  Éspaf&a. 

En  él  citado  a&o  de  1719,  trató  el  gobierno  Bspafiol  de  cerrar  la  mina 
de  Azogue  de  Quancavelica,  prohibiendo  su  esplotaeion,  y  entices  Al- 
cedo, de  orden  del  ministro  Durán^  escribió  un  hermoso  optísculo  soste- 
niendo qne  semejante  medida  era  impolítica,  ii^nstá  y  en  todos  sentidos 
dafiosa.  Nombrado  luego  g^obemador  de  la  Provincia  de  Canta,  vino  á 
lima  en  172:¿,  y  á  su  transito  por  Cartagena  en  1721,  contrajo  matrimo« 
nio  con  D^  María  Luisa  Bejaraao  natural  de  Sevilla.  En  17^  beneficid 
el  gobierno  de  Canta,  é  hizo  nuevo  vii^e  á  la  Península;  porque  en  una 
junta   celelMtkda  en   Lima   el  10  de   Enero  de  1723,    se  le  eligió  para 
que  fuese  como  diputado  á  informar  en  la  corte,  del  origen  y  necesidad' 
de  conservar  las  condiciones  del  impuesto  denominado  Averia.  Alcedo' 
en  lanavegacion  defendió  en  un  combate  con  un  buque  pirata,  un  ci^on 
de  alhajas  de  valor  destinado  á  la  Beina^  y  qne  le  habla  encamido  el 
arzobispo  Virey  D.  Fr.  Diego  Morcillo.  Por  este  servicio  ¡se  le  dio  la 
Cruz  de  Santiago  con  la  encomienda  de  FtadéL  En  una  eq[»9SÍoÍon  de* 
15  capítulos  patentizó  las  pruebas  en  que  estaba  apoyada  su  opinión 
respecto  del  ramo  de  Avena,  formado  oe  un  derecho  que  existia  desde 
tiempo  atrás  para  costear  los  gastos  de  los  buques  de  suerra  que  eon- 
viTfaban  á  los  mercantes  cuándo  oonduoian  caudales  del  Callao  á  Pana- 
má con  destino  á  Europa.  El  Virey  Morcillo  lo  sr^etó  á  ciertas  reglas 
qne  desagradaron  á  los  n^ooiantes;  quienes  oon  sorpresa  y  falsas  aser- 
ciones alcanzaron  que  el  Rey  desaprobase  lo  mismo  que  el  comercio  ha- 
bía pactado  con  ventila  en  tiempo  del  conde  de  Santistevan  ^1661)  y 
haciendo  creer  á  dicho  Virey  Morcillo  que  procedía  con  liberalidad,  u. 
Dionisio  Alcedo  además  de  manejar  este  asunto  con  mucho  tino,  sostuvo- 
y  justificó  en  Madrid,  por  medio  de  reflecciones  qne  se  imprimieron 
entonces,  la  conveniencia  de  los  ramos  de  Alcabala  y  AlmcnarixiBkzgp.  Es- 
te último  se  creó  á  fines  del  siglo  16  y  era  un  impuesto  sobre  la  unpttr- 
taeíon  y  esportacion  de  merca^rias,  cuyo  producto  tenia  el  destiño  de 
emplearse  en  la  subsistencia  de  los  presidios  y  sus  guarniciones.  ' 

£1  a&o  de  1727,  encomendó  el  ministro  D.  José  Patifto  á  D.  Dionisio^ 
de  Alcedo,  escribiese  acerca  de  los  procedimientos  de  los  Ingleses  en  hi 
práctica  del  abasto  de  negros  quehacian  conforme  al  tratado  de  Utrech,* 
y  con  relación  al  navio  llamado  '*de  permiso^,  que  introducía  mercado*'' 
rías  en  la  feria  de  Portobelo,  según  el  mismo  tratado.  Alcedo,  que  era* 
muy  enemigo  de  aquellos,  diser^  largamente  sobré  sus  grandes  ganan*' 
eias  en  el  tráfico  de  negros,  y  con  respecto  á  los  hechos  é  intenciones 
del  gobierno  Ingles  y  sus  subditos,  desde  1567  hasta  1739  estendiéndose' 


86  ALO 

•nrafl-apnntaimentoB  amachas  noticiaB  histdricaB  del  Perú,  dúle  y  nne- 
-vo  Bmno  de  Granada.  Hablando  de  la  lala  Jamaica  dice:  ''Ha  fiido  por 
''  el  espacio  de  84  años  segura  escala  de  las  escuadras  Inglesas,  asilo  y 
^  reft|{io  de  los  enemigos  ae  España:  almacén  de  toda  especie  de  merca- 
''  deziad  para  fomentar  el  trato  ilícito  en  nuestras  coetas.  Estrago  de  to— 
"  das  las  provincias  de  ambos  reinos,  y  ruina  universal  del  comercio  de 
"Europa  en  el  desbarato  de  flotas  y  galeones'\  Añade:  '*que  todos  los  afios 
*'  entraban  en  Sevilla  12  millones,  y  que  en  los  galeones  de  1723  28  y  31 
''  apenas  un  millón.  Que  desde  1574  hasta  1702  se  hablan  despachado  45 
"  armadas  de  galeones,  no  bajando  ninguna  de  30  millones" 

Nombró  el  Bey  á  Alcedo  presidente  y  comandante  general  de  Quito 
en  1728;  y  estando  ejerciendo  este  importante  mando,  llegaron  á 
dicha  ciudad  Mrs.  Qomn,  Bouguer,  la  Condamine  y  Jussieu;  con  D. 
Jorge  Juan,  D.  Antonio  de  Ulloa  y  demás  personas  de  las  comisiones 
Francesa  y  Española  destinadas  á  hacer  observaciones  oientificaB  para 
Qonooer  la  verdadera  figura  de  la  tierra.  Alcedo  prestó  toda  cooperaoioa 
y  auxilio  &  aquellos  profesores,  sin  consentir  á  los  Franceses  levantar 
planos  corográficos  que   su  sucesor  les  permitió  formar  después. 

Concluido  el  período  de  su  eobiemo  entregó  D.  Dionisio  la  presiden- 
cia de  Quito  en  1737  á  D.  José  de  Arargo  y  Bio,  y  se  restituyó  a  España. 
Tóase  en  el  artículo  del  Virey  Armendaris  lo  relativo  á  una  invasión  de 
brasileros  por  el  Amazonas,  sobre  que  protestó  Alcedo  en  1732. 

Antes  de  venir  á  América  la  última  vez,  se  le  ordenó  el  año  1726  e»- 
pilcase  si  convendría  rebajar  al  diezmo  el  quinto  ^ue  se  cobraba  de  la 
plata  en  pasta;  solicitud  que  hablan  entablado  losnuneros  desde  1608  sin 
xeemltado  alguno.  Alcedo  informó  largamente  sobre  esta  materia,  pro* 
bando  que  con  el  diezmo  cesarían  los  fraudes,  se  pondrían  en  labor 
muchas  minas,  y  tendrían  mas  fomento  otras  que  producian  poco. 

Últimamente,  hallándose  en  la  corte,  se  le  nombró  presidente  de  Pa- 
namá, y  comandante  general  de  '*Tierra  Firme'^  Sirvió  este  destino  des- 
de 8  ae  Julio  de  1743  nasta  1749  en  que  se  le  separó  á  causa  de  cargos  y 
calnmnias  que  contra  él  suscitaron  los  oidores  de  esa  Audiencia,  y  de  que 
se  vindicó  completamente.  En  1752  se  retiró  á  España  en  donde  enviu- 
dó en  1755.  Vivió  retirado  en  Madríd  hasta  su  fallecimiento  en  1777  á  la 
edad  de  87  afios. 

H^a  de  D.  Dionisio  fué  D?  Grertrudis  de  Alcedo  que  contrajo  ma- 
trimonio con  D.  Nufio  Apolinar  de  la  Cueva,  Marqués  de  Banta  un- 
cía de  Conchan,  y  corregidor  de  la  provincia  de  Quito.  En  1740  se 
publicó  en  Madría  la  obra  de  Alcedo  titulada:  ''Aviso  histórico,  polí- 
tico geográfico  con  noticias  particulares  de  la  América  MerídLonaF' 
También  escribió  el  '^Compendio  histórico,  de  la  provincia,  partidos 
ciudad,  astillero,  rios,  y  puerto  de  Guayaquil,  impreso  en  Madrid  en 
J741", 

ALCBIIO— D.  Antonio  db—HUo  del  anterior;  nació  en  Quito  en  1735. 
Sigiiió  la  carrera  militar  después  de  haber  estudiado  en  su  país.  Prestó 
servicios  en  el  distinguido  regimiento  de  Guardias  Españolas,  en  el  cual 
ítió  capitán,  sin  peijuicio  de  su  empleo  de  corona  de  ejército  que  dejó 
«n  17SS(,  por  su  ascenso  á  brigadier.  D.  Antonio  escribió  el  ''Diccionario 
Geogránco  de  las  Indias''  que  publicó  en  Madrid  en  1786  y  comprende  á 
toda  la  América  con  descripción  de  sus  provincias,  ciudaaes,  costas,  &^ 
y  muchas  noticias  importantes.  Aprovechó  de  los  antecedentes  y  datos 
que  le  ofrecieran  dos  obras  del  mismo  género  que  habían  precedido  á  la 
suya,  aunque  menos  estensas  y  con  abundancia  de  errores;  la  primera 
del  ez-jesuita  y  misionero  D.  Juan  Domingo  Coletti,  y  la  segunda  la 


ALC— ALD  87 

remeetiva  á  la  Améviea  S«ptaitrional  que  circuló  en  inglés,  con  el  títu- 
lo ae  "  Gacetero  Americano." 

ALCS1I0— Fbat  JVA3X  DK— Natural  de  Lima,  lector  Inbilado  de  la  ar- 
den de  San  Agastín,  célebre  por  bu  talento  y  trabijos  literarios.  El  Vi- 
rey,  caballero  de  Croix,  le  envió  preso  á  España  en  17B5,  por  haberle 
presentado,  recomendándole  su  lectura,  un  poema  que  compuBO,  cenan- 
rando  y  zahiriendo  á  los  espafioles  por  su  conducta  en  América.  No  sa- 
bemos que  suerte  tuvo  en  la  Península  este  religioso,  á  i^nien  tal  Tez, 
animó  á  dar  aquel  paso,  la  circunstancia  de  haber  nacido  dicho  Virey  en 
Flandes. 

ILCOCEE — ^D.  Gaspab— «Espaüol.  Comerciante  acaudalado  de  lima^ 
donde  tenia  una  hermosa  heredad,  según  cuenta  Garcilaso  de  la  Vega  en 
sus  comentarios  reales.  Tr%|o  al  Perú  en  1580  las  primeras  plantas  de 
guindas  y  cerezas  que  se  conocieron. 

ALCINI—- P]Ei>BO~£spafiol,  uno  de  los  trece  que  determinaron  miedar- 
se  con  P.  Francisco  Pizarro  en  la  isla  del  Gallo  enando  Jnan  Tanir,  eo- 
misionado  por  el  gobernador  D.  Pedro  de  los  Rios,  reeogió  la  gente  que 
no  quiso  ses^r  á  aquel  en  su  empresa,  y  la  cond^o  á  Fanamtf.  Aleini 
acompa&ó  a  Pizarro  en  el  descubrimiento  de  la  costa  del  Norte  del  p€ff6; 
Cuando  en  la  costa  de  Tnnülo  desembarcaron  varios  espafioles  T  veeá- 
bieron  agasajos  de  una  cacica  que  después  convidó  y  obsequió  á  Pisar^ 
ro,  Alcon  se  prendó  de  ella  con  tal  entusiasmo  qne  pidió  permiso  pwaok 
quedarse  allí  dominado  como  estaba  por  una  fuerte  pasión.  Negóselo  Pf* 
zarro,  y  taé  tan  proñmdo  su  pesar  que  perdió  el  Juicio,  y  hubo  neceüdad 
de  ponerle  prisiones  á  bordo  para  contener  los  escesos  Á  qne  le  conduela 
su  locura.  Nada  hemos  podido  adelantar  averiguando  que  ün  tuvo  Pe* 
dro  Alcou  Á  su  vuelta  á  Panamá.  Pero  vemos  considenao  sn  nombusen 
las  capitulaciones  que  hizo  la  Reina  con  Pizarro,  en  las  onalea  conea^Uó 
áloe  trece  de  la  isla  del  Gallo  título  de  Hidalgos,  yak»  qne  lo  ííiisan, 
el  de  Caballeros  de  espuelas  doradas. 

UiVAVA*— D.  liORENKO— Natural  de  Estremadura,  vino  al  Perú  en  la 
ei^edioien  que  trajo  de  Guatemala  á  las  provincias  del  Ecuador  D.  Pe- 
dio de  Alvarado  el  afio  1534.  Entregó  éste  su  fherza  á  disposición  de  D. 
3I^Vancisco  Pizarro  en  virtud  del  convenio  que  celebró  con  D.  Diego  de 
Almagro,  y  entonces  pasó  Aldana  hasta  el  Cuzco  donde  se  encontraba  en 
1535. 

En  el  afio  siguiente  salió  para  Chile  con  D.  Juan  de  Bada  en  una  éo- 
lumna  que  se  organizó  para  reforzar  á  D.  Diego  de  Almagro.  Aldana  re- 
gresó en  compañía  de  este,  ycon  Vasco  de  Guevara  entro  en  el  Cuzco 
encargado  de  hacer  saber  á  Hernando  Pizarro,  que  alli  sobemaluLlos 
motivos  porque  D.  Diego  habia  abandonado  la  conquista  ae  Chile.  Ha- 
Uóee  Aldana  en  el  sangriento  choque  que  hubo  dentro  de  la  ciudad  del 
Cveco  y  eayas  consecuencias  ftieron  la  prisión  de  los  hermanos  del  mar- 
qués Pizarro,  y  el  establecimiento  del  poder  de  Almagro  apoyado  en  l$s 
provisiones  espedidas  por  el  Emperador,  confiriéndole  el  mando  del  ttio;- 
ritorio  del  Sud  que  habia  de  tomar  la  denominación  de  ''Nueva  Toledo^. 

Comisionó  en  seguida  Almagro  á  D.  Lorenzo  Aldana  para  que  hiciese 
entender  á  D.  Alonso  de  Alvarado,  que  se  aproximaba  con  nierzas  del 
Norte,  que  debia  retirarse  y  no  pensar  nada  sobre  el  Cuzco,  porque  ésa 
cittdM  corresponcUa  á  la  gobernación  de  D.  Diego.  Las  tentativas  he- 


88  ALD 

ohM  por  Alda&a  no  prodiúeron  «íactd;  y  ÁlvAiAdo  por  liaber  pcobíbímI^ 
en  éu  empeño,  snfirio  una  aerrota  en  Abimoay. 

£1  capitán  I>.  Pedro  AlTares  Holgnin,  qne  se  hallaba  prisionero  en  el 
Cnzoo.  y  que  era  primo  de  Aldana^  intentó  ñigar  con  otros  indiridnoa  en 
dirección  á  Lima.  Para  evitarlo  Aldana  comunicó  el  caso  á  Almagro  en 
secreto,  y  b%|o  la  condición  de  qne  aquel  no  seria  molestado:  pero  copio 
D.  Diego  tomase  pleito,  homenige  á  Holgnin,  éste  se  ofendió  mucho,  y 
Aldana  resentido  con  Alma^^  no  quiso  seguirlo  puaudo  con  sus  tropae 
abrió  la  campafia  en  dirección  á  Chincha^  Xuego  oue  se  al^ó,  hubo  nn 
movimiento  eñ  el  Cuzco,  qne  i^ppyó  Aldana,  y  quedaron  en  libertad  D. 
Alonso  Alvarado  y  D.  Gonzalo  Pizarro  entrando  en  prisión  el  capitán  Dé 
Gabriel  de  Rojas  gobernador  por  Almaero.  Después  de  este  suceso  Al- 
dana se  vino  con  los  demás  á  Loma.  £1  marqués  Pizarro  en  153d  lo  en- 
vió á  Quite  como  su  lugar  teniente  para  que  procediera  contra.  D.  Se^ 
bastían  dé  Velalcazar  que  le  era  sospechoso,  y  que  le  tenia  a^praviado 
por  actos  de  inobediencia  y  menosprecio  Á  su  autoridad.  Ostensiblemen- 
te llevó  Aldana  el  nombramiento  de  Juez  en  comisión:  mas  el  objeto  ver- 
dadero fué  el  de  relevarlo  y  remitirlo  preso.  Considerábase  á  Yelalcazar 
partidario  de  Almagro,  y  habia  datos  de  ^ne  preteudia  obtener  del  lEev 
el  mando  de  las  provincias  de  Qnito  con  independencia  de  Pizarro.  Al- 
dana espedicionó  hasta  Popayan^  Cali  ^  otros  Inflares,  adoptando  mn- 
ohas  providencias  para  tmpemr  qne  se  £eeen  auxüios  y  fuerzas  á  Velal- 
casar,  y  ocultando  siempre  sus  miras  con  estremada  cautela.  £nvió  pre- 
9é  á  Idma  á  D.  Die^  de  Sandoval  y  varios  otros,  para  privarle  de  agen- 
tes y  prooélitos  de  influencia,  mas  no  pudo  encontrar  á  aquel  apesar  &  lo 
nacho  que  para  ello  hizo:  Yelalcazar  desde  el  interior  d^  nuevo  reino  de 
Granada,  habia  seguido  á  la  costa  y  embamádose  para  fispafia. 

Aldana  tuvo  por  tanto  que  retroceden  fué  bien  recibido  en  Quito  y  se 
ocupó  del  Gobierno  de  aquel  importante  país.  Recuérdanle  diferentes 
historiadores  como  hombre  discreto  y  acertado,  citando  algunas  de  sus 
buenas  disposiciones  en  üavor  de  los  tiranizados  indígenas. 

£ntre  las  cartas  ^ue  dirigió  el  Rey  á  loe  principales  conquistadores 
con  respecto  á  la  situación  del  Pera,  vino  una  para  Aldana  al  cuidado 
del  comisionado  regio  licenciado  D«  Cristóval  vaca  de  Castro.  Aldana 
habia  sido  relevado  del  gobierno  de  Quito  con  Gtonzalo  Pizarro,  y  como 
Vaca  estuviese  ya  en  Popayan,  determinó  reunirse  á  él,  anticipándole  la 
noticia  de  la  muerte  violenta  del  marqués  Pizarro  en  Lima.  Aldana  se 
hallaba  tildado  de  inconsecuente  á  D.  Diego  Almagro;  y  algunos  no  gus- 
taban de  verlo  al  lado  de  Vaca  como  amigo  y  favorito  suyo.  Así  ingresó 
al  Perú,  y  de  continuo  trataba  de  desconceptuar  á  Velalcazar,  que  habia 
vuelto  ae  £spaña  para  gobernar  en  Popayan,  y  acompañaba  á  Vaca  con 
una  fuerza  á  sus  órdenes^  Vaca  tuvo  con  él  varios  disgustos,  concluyen- 
do por  dc^edirlo:  Aldana  fué  quien  le  intimó  la  orden  para  que  se  re- 
SBsase  á  IV>payan.  £1  licenciado,  ya  gobernador  del  Perú,  quiso  elevar  á 
daña  al  rango  de  maestre  de  campo:  pero  se  abstuvo  de  hacerlo  por  no. 
despertar  celos  en  D.  Pedro  Alvaréz  Holguin  qne  tenia  en  el  Cuzco  un 
cuerno  de  tropas  y  se  titulaba  Capitán  general  en  oposición  á  D.  Diego 
de  Almagro  el  mozo,  que  habia  usurpado  el  mando  en  Lima  desde  qne  el 
marqués  fué  asesinado  en  Junio  de  1541. 

Vaca  dio  comisión  á  Aldana  cerca  de  Holguin,  para  persuadirle  de 
que,  como  defensor  de  la  causa  del  Rey,  le  reconociese,  dejando  el  cargo  de. 
capitán  general,  que  á  él  solo  tocaba.  Alcanzado  el  objeto,  y  reuni£>  nn 
ejercito  en  Jauja,  Vaca  entró  en  campaña  y  obtuvo  la  victoria  de  ''Cha* 
pas"  derrotando  á  Almagro  el  16  de  Setiembre  de  1542:  Aldana  se  distin^ 
guió  en  esta  batalla.  Sobre  vinieron  en  breve  los  disturbios  que  promovió. 


ALD  89 

la  lle^^ada  del  Viroy  D.  Blasco  Nafiez  Vela  en  1544,  y  creyendo  éste  que 
Aldaoia  estaTíese  complicado  en  los  planes  de  rebelión  iniciados  en  el 
Chizco  por  Don  Gonzalo  Pizano,  lo  hizo  poner  preso  á  bordo  de  nn 
buqae:  pero  áloe  pocos  dias  conAÍ¿aió  la  libertad  y  ofreció  sns  servidos 
al  Ylrey;  no  lo  hana  con  sinceridad^  porqne  á  poco  apareció  nnido  á  los 
oidores  ane  depusieron  del  mando  a  dicho  Yirey,  j  les  aceptó  el  encargo 
de  ir  en  demanda  de  D.  Gonzalo,  su  paisano  y  amigo,  á  negociar  que  se 
sometiese  ala  autoridad  de  la  audiencia,  disolviendo  sus  &opas.  £<n  la 
marcha  se  encontró  en  Jai^a  con  éi  memorable  maestre  de  Campo  D.  Fran* 
CÍ0CO  Carvajal,  quien  intentó  sentenciarlo  á  muerte  porque  se  comió  una 
ciurta  que  no  convenia  viese  aquél  hombre  feroz.  Babid!o  por  D.  Gonzalo 
el  eounicto  en  que  se  veia  Aldana,  envió  orden  á  Carvigaí  prohibiéndole 
ejecutarlo.  Fue  entonces  cuando  éste  le  mandó  decir  que  luego  se  arre- 
pentíria  de  su  bondad,  y  ^que  Aldanano  era  bueno  para  amigo,  ni  para 
temado.'' 

Quedóse  D.  lorenzo  Aldana  en  Jarna  donde  tenia  una  encomienda  dé 
Indios.  B%}ó  después  á  Linia^  y  cuando  D,  GonzalQ  Pízarro  partió  para 
Quito  á  hacer  la  guerra  al  virey  Tela,  dejó  á  Aldana  en  Lima  de  teniente 
gobernador.  Era  alcalde  ordinario  D.  Pedro  Martin  de  Sicilia  hombre 
«an^gainorio  y  cruel  que  murmuraba  á  Aldana  y  no  podia  sufrir  su  blan- 
dnra  y  tolerancia.  Pronto  se  estendió  la  opinión  de  que  la  poca  scTeridad 
animaba  á  los  descontentos,  y  de  que  Aldana  se  hacia  sospechoso  desen- 
terdiéndose  de  las  flütas  de  unos,  y  prestando  abrigo  á  otros,  como  que 
llegó  á  ocultar  á  varios  para  librarlos  de  la  safia  de  Sicilia  y  de  su  círcu- 
lo que  no  se  aquietó  con  el  hecho  de  haber  sido  desterrados  algunos  de 
orden  de  Aldana.  Por  otra  parte,  los  que  conspiraban  contra  Inzarro  y 
querían  hacer  revivir  la  cansa  del  Bey,  tramaban  planes  para  asesinar  á 
Aldana.  Entre  estos  sobresalían  D.  Diego  López  de  Zúlliga,  D.  JuanVelas- 
quez  y  un  soldado  á  quien  llamaban  Perucho  Aguirre,  el  cual  resuelta* 
mente  iba  ya  á  matarle. 

Aldana  pudo  tomar  á  Carvajal,  según  opinión  de  varios  ouando  de  vuel* 
ta  del  norte,  y  de  paso  por  Lima,  se  curiflia  al  Alto  Pera  á  perseguir  á  D. 
IJlego  Centeno  eí  vencido  después  en  Guarina.  Carvi^al  entonces  estu- 
vo inclinado  á  hacer  desaparecer  á  Aldana,  mas  no  puao  allanar  los  em- 
barazos que  á  ello  se  le  opusieron. 

Gonzalo  d»Totó  luego  al  Virey  en  Afiaouito,  hizo  su  entrada  triunM 
en  IAm&,  y  envió  por  Procuradores  ante  el  Bey  á  D.  Lorenzo  Aldana  y  á 
D.  Gómez  de  Solis.  Y  como  se  sabia  (^ue  habia  llegado  á  Panamá  el  Uo- 
bemadorD.  Pedro  de  la  Gasca^  les  dió  instrucción  para  que  le  indt^o* 
sen  á  volverse  á  Espa&a  indicándole  el  pelignt)  que  de  lo  contrarío  corre- 
rla. Asegúrase  que  llevaron  orden  secreta  de  matarle,  y  que  este  papel 
lo  quemaron  Aldana  v  D.  Pedro  de  Hinojosa  que  mandaba  la  Escuadra 
de  Pizarro  en  Panamá.  Los  dos  prefirieron  entenderse  con  Gasea,  y  se  le 
sometieron  burlando  á  Pizarro  y  íÜEÚtando  á  los  compromisos  que  con  él 
tenían  contraídos. 

I>uefio  Gasea  de  la  escuadra,  envió  á  las  costas  peruanas  cuatro  na* 
tíOb  que  zarparon  el  17  de  Febrero  de  1547,  á  las  órdenes  de  Aldana  con 
300  l^ombres;  mandados  dichos  buques  por  D.  Juan  Alonso  Palomino,  D. 
Hernán  Mcjiay  D.  Juan  de  lUanes.  Aldana  se  ocupó  de  proteger  á  los 
enemigos  de  Gonzalo  PLsarro,  circular  comunicaciones  de  Gasea,  y  mover 
4  pa¿  haciendo  amagos  en  diferentes  puertos  é  internando  mensaleros. 
Coc^peraba  á  estos  desi^ios  el  provincial  de  Santo  Domingo  Fr.  Tomáe» 
de  San  Martin  que  venia  abordo. 

D.  Gonzalo  Pizanro  se  afectó  en  alto  grado  y  fué  su  resentimiento  con- 
tra Aldatia,  el  que  debe  inferirse  de  la  magnitud  de  los  peijuicios  que  lo 

12 


90  ALU 

irrogó  su  falsedad  é  inconsecuencia.  Abandonó  la  ciudad  de  lÁma,  de«« 
piíes  de  habérsele  frubtrado  todas  las  diligencias  que  todavía  hisEO  para 
negociar  con  Aldana  y  seducir  á  los  de  la  armada,  surta  ya  délanto 
del  Callao. 

£1  Cabildo  y  vecindario  de  Lima,  vistos  el  indulto  del  Rey,  y  los  po- 
deres y  órdenes  que  traía  Gasea,  se  entregaron  á  su  obediencia,  repre- 
sentando Aldana  el  pai>el  principal  en  un  cambiamiento  que  se  afírmó 
con  su  entrada  en  la  ciudad  el  9  de  Setiembre  de  1547.  Envió  un  navio 
á  la  costa  de  Arequipa  con  emisarios  v  correspondencia  para  machos 
puntos  del  interior.  Contraído  luego  Aldana  á  preparar  fuerzas  y  artí- 
culos de  guerra,  entregó  el  mando  de  los  buques  al  alcalde  de  Lima  D. 
Juan  Fernandez.  Gasea  reunió  en  Jaiga  su  ejército,  y  nombrando  á  Al- 
dana Teniente  Gobernador  de  la  capital,  emprendió  su  movimiento  so- 
bre D.  Gonzalo  Pizarro  que  estaba  en  el  Cuzco  y  le  denotó  en  Sacs»- 
huaná  el  dia  9  de  Abril  de  1548. 

Aldana  ayudó  mucho  á  Gasea  en  el  arreglo  de  tributos  y  en  el  acuer- 
do de  algunas  providencias  protectoras  de  los  Indios,  á  fin  de  que  no  les 
reputasen  como  esclavos,  no  les  cargasen  como  á  bestias,  ni  se  sirviesen 
de  ellos  los  espaüoles  discrecionalmente  como  lo  hacían  del  modo  mas 
inhumano.  Entre  las  muchas  mercedes  que  Gasea  otorgó  al  separarse 
del  Perú,  dio  á  Aldana  otro  repartimiento  con  el  cual  llegó  á  tener  iasB 
de  cincuenta  mil  pesos  de  renta.  Como  corregidor  de  Lima  había  llevado 
Aldana  de  la  brida  el  caballo  en  que  venia  colocado  el  sello  real  en  la  en- 
.trada  solemne  que  Gasea  hizo  después  de  terminar  la  guerra  civil.  * 

En  1553,  fué  perseguido  Aldana  en  Chuquisaca  por  D.  Vasco  Godines 
y  los  demás  revolucionarios  de  esa  época. 

El  año  siguiente  ejecutó  D.  Francisco  Hernández  Girón  en  el  Cuzco, 
el  levantamiento  que  envolvió  al  Perú  en  nuevos  desórdenes.  Girón  era 
visto  como  pariente  de  Aldana,  y  por  influjo  de  este  no  lo  habla  hecho 
morir  D.  Gonzalo  Pizarro  cuando  la  guerra  de  Quito.  Aldana  á  órdenes 
del  mariscal  Alvarado,  tuvo  que  saUr  á  campaña  contra  Girón,  y  se  ha- 
lló en  el  contraste  de  Chuquinga,  cuya  acción  empeñó  indiscretamente 
Alvarado  contra  el  parecer  que  sostuvo  Aldanaj  quien  por  esto  le  hizo 
caraos  y  acusaciones  en  sus  cartas  á  la  Audiencia  GU)bemadora. 

Últimamente,  habiendo  ñ-acasado  Girón,  se  retiró  Aldana  á  Arequipa 
donde  disirutó  de  su  mucha  fortuna.  Los  historiadores  le  presentan  eo- 
mo  hombre  moderado,  piiidente  y  de  suma  esperiencia:  su  prestación  á 
servirá  los  partidos  y  sus  inconsecuencias,  acaso  no  serian  efecto  de  in- 
tención dañada;  porque  en  las  guerras  civiles  muchos  se  adhieren  de 
pronto  á  cualquier  poder  para  ssü.var  sus  personas  ó  sus  familias,  ó  por 
conservar  lo  que  poseen,  sin  preveer  los  antojos  de  la  fortuna,  que  rehace 
ó  levanta  hoy  lo  mismo  que  ayer  destruyó.  Las  disposiciones  testamen- 
tarias de  Aldana  le  recomiendan  sobre  manera,  porque  fíindó  un  mayo- 
razgo en  beneficio  de  las  comunidades  de  Indios  de  Paria:  tenia  fincas  en 
Arequipa,  Potosí  y  Chuquisaca  y  era  dueño  de  sanados  en  crecido  nú- 
mei'o.  Mandó  formar  hospitales  en  Caracollo,  Toledo  y  Capínota.  Esta- 
bleció rentas  para  sustento  de  indios  pobres  y  valetudinarios,  y  para 
que  se  les  suministrasen  vestidos.  Dejó  otros  capitales  en  iavor  de  ¿ga- 
nas Iglesias  y  objetos  del  culto,  pero  prohibió  que  se  p$gase  el  tributo 
por  los  indios,  para  que  no  rehusaran  el  trabajo.  £1  Padre  Calaacha  dá 
estas  noticias  en  su  crónica  y  dice  que  la  orden  de  San  Ag[nstin  era  la 
administradora  del  mayorazgo  que  fué  aumentándose  conaiderablenien- 
te:  que  después  decayó  por  haberlo  tomado  á  su  cargo  los  fiíncionaHos 
del  Rey,  y  que  cuando  volvieron  á  manejarlo  los  ímies  había  deore^do 
mucho.  »e;gun  Calancha,  Aldana  falleció  en  1571^  Garcilaso  dice,  que  mu- 


AED  91 

rié.'AlUiB  MSkt^  en  Arequipa  y  que  uo  tuvo  hyo  al^no.  I^ie  autor  iudiea 
lo  omoáemno  que  aquel,  eu  cuauto  al  tributo,  puee  aftrma  que  Aldana 
«aignéfoi&doe  para  que  seoubrieseu  kw  de  loe  Indios  de  sus  repartimien- 
tos. Befiere  también  que  en  ena  últimoeafios  se  le  presentaron  dos  Joyo-* 
venes  espaHoleSy  llamándose  sus  parientes,  á  los  cuales  recibió  y  trató 
bien  en  su  casa;  paro  que  no  les  legó  fortuna,  porque  habiéndoles  ofreoi- 
do  difiB  mil  pesos  para  que  trabigasen,  los  reliusaron  diciendo  eran  oaba- 
liaros  y  no  podían  deipwdaFse  con  el  trato  mercantil.  Aldana  contestó: 
'^i  tan  caballeros,  para  que  tan  pobres:  y  si  tan  pobres,  para  que  tan  ca- 
baílelos.^'  tCuánto  podría  esto  recordarse  con  respecto  á  mucbos  h\)os  do 
espa&olcsderecieates  tiempos! 

ALMY  ¥  A1JPS^£l  Dr.  D.  Manuel— natural  de  Concepción  de  Chile. 
Estaéió  Jurisprudencia  en  el  colegio  de  San  Martin  de  Luna  y  Univer- 
sidad de  San  Marcos  en  que  se  graduó  de  Dr.  Fué  canónigo  doctoral  de 
este  eoiro,  y  Jues  Subdeleffado  de  Cruzada.  Pasó  de  Obispo  á  Santiaeo 
de  Chile  en  1754:  continuó  la  fábrica  deesa  Catedral,  dando  para  eUa 
cinoo  mil  pesos  anuales.  Celebró  allí  el  quinto  sínodo  dioceshuo,  y  go- 
bernó mas  de  36  a&os.  Asistió  al  sexto  Concilio  JE^vincial  Umense  ren- 
tado en  1778.  por  él  Arsobispo  D.  Diego  Antonio  de  Parada,  y  predicó  al 
abrirse  ia  primera  acción  en  13  de  Enero. 

ALl^AlAfAIr— El  Dr.  D.  Francisco  Javibr  ds — ^nació  en  Andahuaylas. 
Estudió  con  mucho  aprovechamiento  en  el  Seminario  del  Cuzco  ha¡o  la 
diieeeion  del  catedrático  y  después  rector  Dr.  D.  Antonio  Valdéz.  £1  obis- 
po D.  Manuel  Gerónimo  Éomaní,  deudo  inmediato  de  Aldazaval,  le  colo- 
có de  Cura  en  Pirque,  ou^a  Doctrina  sirvió  por  mas  de  veinte  aftos.  Se 
üpuaoálm  canoivjia  magistral  que  el  Rey  le  confirió  prefiriéndole  al  dis- 
toignido  literato  D.  Ignacio  Castro  rector  de  San  Bernardo  del  Cuzco.  A 
los  quince  a&os  ascendió  amaestre  escuela  en  18Q2,  y  desde  1803  á  1807 
ocapó  la  silla  de  chantre. 

£&  ese  a&o  recibió  las  bulas  de  obispo  de  Santa  Cruz  de  la  Sierra.  Con- 
sagróle en  la  Paz  el  obispo  D.  Rondgio  de  la  Santa  y  Ortega.  No  vivió 
cuatro  aüoB  en  ese  Obispado,  ^ues  acabó  con  sos  días  un  violento  acci- 
dente que  le  acometió,  y  provino  de  haber  hervido  en  el  chocolate  un  ve- 
nenoso alacrán  que  se  encontró  en  la  vasg a  que  sirvió  para  hacerlo. 

AIiDEESTB — El  capitán  D.  Gerónimo— Ignoramos  cuando  vino  al 
Pera;  pero  consta  que  marchó  á  Chile  en  compañía  del  conquistador 
D.  Pedro  Valdivia  enviado  Á  aquel  país  por  el  Gobernador  D.  Francisco 
Pisaxro  el  «fto  1541,  deanes  de  la  batalla  de  las  SaUnas  y  de  la  ejecución 
de  X>.  Diego  de  Almagro.  Fué  en  calidad  de  Teniente  general  de  Valdi- 
▼i<S  7  prastó  injLDortantes  servicios:  él  vadeó  el  Biobio  y  pasó  á  hacer  un 
veoonocimiento  de  las  poblaciones  de  Arauco,  Tucapel  y  otras  (1550.)  tra- 
yendo á  Valdivia. abundantes  noticias  de  que  luego  aprovechó  para  sus 
opecacionss.  En  una  segunda  esploracion  en  que  Alderete  descubrió  ter- 
ntexlo  hacia  la  ccodillera,  fundó  á  las  inmediaciones  de  ella  la  población 
de  ViUaiica  levantando  un  fuerte  que  dejó  ffuamecido. 
.  He^ift  yalaerecoionde  la  dudad  de  Valdivia,  él  conquistador  que 
habia  toinado  paia  sí  y  en  repartimiento  lo  de  Arauco  y  Tucapel  hasta 
Poxán,  determinó  que  Alderete  fuese  á  Espafia  con  la  relación  de  todo 
lo  desonbíerto  en-  aquel  estenso  país.  Le  encargó  conducir  crecidos  cán- 
dales del  Bey  y  que  se  ocupara  de  su  pretensión  de  ser  gobernador  per- 
petuo á¿í  reino,  y  de  conseguirle  el  título  de  marqués  de  Arauco. 

Teniendo  Valdivia  fiíoultadde  nombrar  sucesor  para  en  caso  de  fialtar 
41,  lohabiabeobo.  en  la  persona  de  Alderete.  £]  Eey  Felipe  II  preguntó 


92  ALD— ALE 

áeste  quien  seria  mas  inteligente  y  á{«opdsitopara  ^  gobíjem(ird»Ohile 
con  motiYo  de  la  mnerte  tr&ica  de  D.  Pedro  Valdivia.  Aldarete  sin  eon* 
siderarse  para  nada,  apesar  de  estarprevisto  del  modo  que  qveda  éiebOf 
le  indicó  á  Francisco  Yillagra  y  á  Rodrigo  Qniroga.  Agradó  al  Bey  va 
desprendimiento,  y  premiando  sns  servioios,  le  £ó  el  título  de  gober- 
nador.  Salió  de  España  trayendo  en  nn  galeón  que  era  la  Gapitana  de  las 
nares  qne  convoyaba,  600  soldados  qne  debían  venir  por  A  istiao.  IB»* 
tando  ya  cercado  Portovelo,  ana  hermana  de  Aldetete  que  venia  abordo 
y  acostumbraba  leer  sus  devociones  de  noobOi  se  durmió  desouidaiMLo  la 
vela  que  quedó  encendida.  A  pocos  momentos  ardía  su  oamarote,  y  el 
fuego  propagándose  rápidamente  abrazó  todo  el  buque.  Pexeoieron  que- 
mados y  anogados  cuantos  navegaban  en  61,  con  excepción  de  Alderete  y 
tres  individuos  mas  que  pudieron  tomar  un  pequefio  bote.  iLlegó  ú  las 
playas  y  se  encaminó  á  Panamá  pasando  luego  á  la  isladeToboga,  donde 
abrumado  del  pesar  á  que  no  pudo  sobreponerse,  acabó  sus  días  rodeado 
de  amarguras « 

ALDOíATE— El  D¿  D.  Domingo  Mabtikbz  bb— natural  de  €3iile.  Es- 
tudió en  el  Colegio  Real  de  San  Felipe  de  Lima  y  Universidad  de  fian 
Marcos,  en  la  cual  fué  catedrático  de  Bigestoy  de  Yísperas  de  Gáaonesy 
Abogado  de  crédito  y  de  mucha  literatura.  Oidor  de  la  Audieneia  de 
Chile  y  después  de  la  de  Lima  ("1778).  D.  José  Santiago  Aldunate  natur 
ral  de  Santiago  de  Chile,  (h^o  de  D.  Domingo  según  oreemos)  era  oidor 
de  Lima  en  1816;  y  proclamada  la  independencia,  rué  oonsideiódo  de  Vo-^ 
cal  de  la  Alta  Cámara  de  Justicia  creiida  en- 1821;  mas  él  se  retiró  loega 
á  su  país.  • 

AL01J]f  ATE— El  Ds.  D.  José  Aktoitco  Mabtinbx  ds— hijo  del  Dr.  D. 
Domingo  á  quien  corresponde  el  artículo  anterior  y  también  natoral  de 
Santiago  de  Chile.  Estualóen  el  colegio  de  Jesuítas  de  dieha  ciudad:  fiié 
Dr.  en  la  Universidad  Real  de  San  !relipe  de  lima.  Catedrático  de  Pri- 
ma de  Leyes  y  su  Rector;  teólogo  de  mucha  reputación  y  orador  distin^ 
guido. 

Desempeñó  el  cargo  de  provisor  de  la  dióoesiB  por  largos  afios,  íM  oo^ 
nónigo  doctoral  y  ascendió  hasta  Dean,  cuya  siÚa  ocupaba,  cuando  se 
le  promovió  en  1803  á  la  mitra  de  Guamanga  de  euya  iglesia  tomó  pose- 
sión en  1805. 

Con  motivo  de  los  sucesos  de  España  en  1808,  dio  al  Bey  de  donati- 
vo cerca  de  20,000  pesos,  privándose  de  todas  sus  alhajas. 

Encargó  la  visita  de  los  Andes  al  presbítero  D.  Martin  de  la  Vega, 
quien  presentó  un  plan  para  componer  los  caminos,  establecer  oarocí  per- 
petuos, y  abrir  paso  á  la  conversón  de  los  Indios  bárbaros.  Pero  todo 
quedó  sin  verificarse,  y  el  obispo  salió  en  1810  para  Santiago  á  donde  se 
ft  trafilado  para  que  ocupase  aquel  obispado  en  lugar  de  D.  Franicifieo 
José  liarán,  natmral  de  Arequipa.  Dejó  fabricada  á  sus  espensas  la  oasa 
de  ejercicios  de  Santa  Catalina  de  Guamanga  que  en  tiempos  posteriores  se 
destinó  á  cuartel.  Falleció  en  Santiago  en  8  de  Abril  de  1811^  en  los  mo- 
mentos en  que  acsreoieron  los  mas  notables  sucesos  de  ia  levolodon 
obrada  allí  contra  el  poder  español. 

ftLBlAllBRO?II—(FABioCHiGi)— nació  en  Siena  68116  de  Febrero  de 
1599.  Entró  al  pontificado  en  1655  á  la  muerte  de  Inooe&eio  Xpw  vvta- 
cion  de  64  cardenales  que  asistieron  en  el  oóndove.  Hobia  sido  inquisi- 
dor en  Malta,  vice  legado  en  Ferrara,  y  N-6neio  en  Alemania*  Fué  obi£q^o 
de  Imola:  cardenal  y  secretario  de  su  antecesor.  Cononieó  á  Sonto  Tp- 


ALE  93 

de  VülMUievu  Arsobittpo  de  Valenma,  y  á  San  Frauciaeo  de  Seles 
ebiflpo  y  prfneipe  de  Gioelunk 

En  24  defieliembie  de  1664,  mendó  continuar  el  prooeeo  de  Boea  de 
SantA  Maiiíft  qne  estalla  snepenao  hacia  30  a&oe,  dispensando  el  tiempo 
q«e  faltaba  para  su  prosecuoion  eegnn  lo  dispuesto  por  Urbano  YUL 
£n  3  de  Mano  de  1665  declaró  la  oenn^regaoion  de  Ritos  la  santidad  de 
▼ida  y  virtudes  de  Bosa  en  grado  heroico.  Confirmó  él  Papa  la  heiman- 
dad  de  la  "Concordia  Clerical"  que  en  1646  fundó  en  lima  el  Cura  del 
Cercado  D.  Franoisoo  Qamarra. 

£q[ádió  una  bula  concediendo  eraoias  á  los  de  la  institución  límense 
'^Escuela  de  Cristo."  Confirmóla  uula  de  Inocencio  X  contra  Jansenio. 

Murió  en  22  de  Mayo  de  16^  á  los  66  a&os  de  su  edad,  habiendo  ijpober- 
aado  la  iglesia  doce  aSos,  un  mes  y  quince  dias.  £ra  mu^  erumto,  y 
eseelente  poeta  latino.  Hay  un  Tolúmen  iim  folio  de  sus  poesías  impreso 
«nt  el  Iiouvre  el  a&o  de  1656  titulado:  PAOcnaatí  Muw  JmomUer.  Suce- 
dióle el  Pontífice  Clemente  IX. 

AUMIMM  ¥111— <Pjbdiio  OTiOBaNi>-4iació  an  Venecta  en  10  de 
Abril  de  1610.  Fueron  sus  padres  Maróos  Ottoboni  eran  canciller  de 
aquélla  República,  y  Victoria  Tomiélli.  Estudió  enPadua  donde  se  gca- 
dué  de  Ihr.  en  ambos  derechos.  Urbano  VIII  le  hizo  prelado  y  refirenda* 
rio  de  ambas  signaturas.  Después  de  haber  sido  auditor  de  Rota  por  la 
Bepúbüca^  Inoeenoio  Xle  oreo  eaidenal  presbítero  de  "San  Salvador"  ím 
2sar»enlo62. 


En  1654  fué  hecho  obispo  de  Brescia.  Le  tr»o  á  su  lado  Alejandro  VII 
y  le  mudó  el  título  de  "San  Salvador'^  con  el  de  "San  Marcos."  Fué  de  to* 
das  las  congregaciones;  de  obispos,  regulares  Sc/^  Obispo  de  Frascati,  suIh 
deeano  del  Sacro  Colegio,  y  por  fin  subió  al  pontificado  en  6  de  Octubre 
de  1689,  por  muerte  de  Inocencio  XI.  Envidió  una  bula  contra  los  cua- 
tro artículos  «obre  bis  libertades  de  la  Ijpesia  Galicana.  Gob^uó  1»  Igle^ 
ña  un  a&o,  tres  meses,  26  días,  pues  muñó  en  19  de  Febrero  de  1691  a  ios 
i)0  a&os  de  su  edad. 

AIiBMáM— D.  DuECK^-^aoldado  espa&ol  que  no  sabemos  cuando  vino  al 
Perú.  Ko  le  mencionan  los  que  eseribieron  sobre  la  conquista  y  guerras 
dviles;  encontrándose  su  nombre  en  bis  Décadas  de  Herrera  tan  solo 
para  decir  que  cuando  Alonso  Toro  gobernaba  en  el  Cuzco  por  GK>nzal0 
Fisarro  el  aSo  1545,  le  empleó  en  una  comisión  á  Guamanga. 

No  podemos  sin  embargo  escluirlo  de  nuestras  plQinas,  desde  que  nos 
cuenta  Gkircilaso  que  se  ocupó  de  uu  importante  descubrimiento  por  el 
interior  deCoohabamba. 

Alemán  era  nacido  en  la  villa  de  San  Juan  de  la  provincia  de 
Huelva  (comprensión  de  Sevilla)  v  estaba  avecindado  en  la  Paz  donde 
poseyó  nn  peque&o  repartimiento  de  Indios. 

Es  de  estra&arse  que  habiendo  el  Inca  Capac  Yupanqul  sometido  al 
imperio  la  provincia  de  Cochabamba  no  entrase  por  ella  un  siglo  después 
el  Írca  Yupanqui  á  conquistar  la  de  Megos:  asegurándose  en  tradiciones 
y  datoBL  antiguos  que  se  internó  por  el  Cuzco  llevando  diez  mil  hombres. 

Por  qué  prefiriese  Yupanqui  atravesar  monta&as  tan  estensas  como 
desconocidas^  no  podemos  saberlo:  pero  aun  cuando  no  fuera  por  Cocha- 
bamb^  habna  luchado  con  menos  obstáculos  penetrando  por  Carabaya  y 
''San  Juan  del  Oro''  en  demanda  del  Beni. 

Tal  vez  fué  este  su  camino  y  no  él,  mas  que  lejano,  mu^  remoto  del  rio 
^'  SerpiMite"  (Amarumayo,)  que  según  la  relación  de  Garcilaso  fué  donde 
Yupanqui  embarcó  sus  tropas  en  balsM  que  tardó  dos  aQos  en  preparar. 


U  ALE 

Sea  lo  que  fvíti»  de  cosas  que  bí  dan  mácgen  á  cueatioaes,  no  álcanzarút- 
mo6  á  esclarecerlas  cumpüdamente;  efectivo  os  que  corriendo  el  afial564 
l^ego  Alemán  al  oir  boblar  á  nn  Curaca  del  oro  que  en  abundancia  ee 
hallaba  en  Mojos,  concibió  el  proyecto  de  dir^irse  á  este  paísoon  varío» 
compañeros  que  inquietó,  y  con  A  mismo  de  quien  habia  adquirido  taa 
halagüeñas  noticias;  puesto  que  se  brindó  á  guiarlos  en  prueba  de  su 
buena  voluntad  y  de  lo  veraz  de  sus  informes. 

Juntáronse  doce  individuos  y  acordaron  marchar  á  pie,  por  la  natu- 
raleza de  los  caminos,  y  á  fín  de  llamar  menos  la  atención  en  via^e  ddsti- 
nado  á  descubrir  un  nuevo  territorio  para  pedir  después  autorización  pa- 
ra conquistarlo. 

Anduvieron  28  dias  por  senderos  difíciles  y  superando  muchos  obstácu- 
los, hasta  que  avistaron  la  1?  población  de  aqu^a  provincia.  El  Curaca 
que  los  conduela  opinó  se  esperasen  hasta  tomar  algún  indio  que  diem 
noticias;  pero  se  negaron  á  esto  pensando  que  el  pueblo  habría  do  rendír- 
seles con  solo  verlos:  y  sin  mas  reflexiones^  se  introdujeron  de  noche  har* 
ciendo  gran  ruido  para  que  se  les  creyese  en  mayor  número. 

Iios  habitantes  alarmados  con  semejante  suceso,  y  reunidos  cdn  cer 
leridad,  dieron  contra  los  españoles  matando  10  de  ellos  en  la  reMe* 
ga:  Diejg^o  Alemán  quedó  allí  prisionero.  Los  dos  restantes  huyerou 
favorecidos  por  la  oscuridad  logrando  llegar  adonde  estaba  el  g«ia 
que  no  se  habia  conformado  con  aquella  impremeditada  violencia.  £1 
uno  era  español,  el  otro  un  mestizo  cochabambino  llamado  FrasiciBca 
Moreno,  el  mismo  que  pudo  sustraer  en  el  pueblo  una  manta  de  al» 
godon  ó  hamaca  tejida  de  varios  colores  y  con  varias  oampanitas  de. 
oro.  Los  tres  desde  un  elevado  cerro  en  que  se  ocultaron,  vieron  ya' 
de  día  y  fuera  del  pueblo,  un  numeroso  grupo  de  indios  cuyas  r^u- 
cientes  armas  si  es  creíble  lo  que  dijo  el  citado  guia,  eran  todas  de  oso¿ 

Según  se  supo  después,  por  algunos  de  los  delfilojos  que  solian  venir 
á  Cochabamba,  los  indios  estimando  en  mucho  á  Diego  Alemán  lo  hablan 
hecho  su  caudillo  de  guerra  pura  que  los  dirigiera  en  las  contiendas  que 
les  eran  frecuentes  con  sus  vecinos. 

El  español  compañero  de  Francisco  Moreno  murió  á  su  regreso  des- 
truido por  las  fatigas  que  habia  pasado.  Y  como  Moreno  al  referir  «is 
aventuras  ponderaba  mucho  las  riquezas  auríferas  de  Mojos,  se  desper- 
tó la  codicia  de  varios  militares  que  pretendieron  luego  se  les  encargare 
de  la  reducción  de  aquel  país. 

Con  respecto  á  Alemán,  no  hubo  por  entonces  mas  noticias. — Véase  Al 
ra/rez  Máláonado,  D.  Jtum, 

« 

JJLESIO— Mateo  Pebez  de— Célebre  pintor  natural  de  Roma,  y  discí- 

{>ulo  de  Jáiguel  Angelo  Buonarota.  Vino  á  Lima  en  el  siglo  XVX,  y  eu  su 
arga  residencia  cu  esta  ciudad,  trabs^ó  diversas  obras  que  merecierou 
mucha  estimación,  y  poseyó  una  huerta  v  casa  de  campo  inmediatas  al 
Cercado.  .  Fué  su^a  la  pintura  del  corpulento  San  Cristóval  que  estuvo 
en  el  muro  inmemato  á  la  puerta  de  la  Catedral  que,  al  lado  de  Oriente, 
tenia  el  nombre  del  Santo.  Era  copia  de  la  que  él  mismo  hizo  en  lugar 
semejante  de  la  catedral  de  Sevilla,  cuyo  plano,  como  es  sabido,  sirvió, 
para  elevar  la  fábrica  de  la  de  Lima.  Son  del  pincel  de  Alesio  las  imáge- 
nes de  San  Pedro  y  San  Pablo  que  están  en  la  capilla  de  San  Bartolomé 
de  esta  catedral  y  otras  que  se  ven  en  su  sacrii^tía.  Según  el  padre  cronis- 
ta £ray  Antonio  de  la  Calancha,  fué  obra  de  dicho  artista  el  gran  lienzo' 
que  se  colocó  en  el  arco  toral  ^o  la  iglesia  de  San  Agustín,  en  que  este 
Santo  despide  rayos  sebre  los  doctores;  y  uno  de  Ssnta  Lucía  de  muy  co- 
nocido mérito  que  está  en  un  altar  de  la  iglesia  del  Prado.  £1  San  Cristo^ 


ALE— ALF— ALI  ¡95 

yal  ya  cútado,  era  á^  gigantesca  forma,  yadeando  an  caudaloso  rio  con 
nn  cedro  en  la  mano  y  el  nifio  Dios  al  hombro.  Desapareció  dicha  pinta- 
ra cuando  un  terremoto  maltrató  el  ediñcio  de  la  Catedral;  y  se  hizo  otra 
posterionnentey  imitándola,  al  lado  de  la  puerta  de  los  Naraigos  al  eje- 
cutíarae  la  reacción  del  templo  acabada  en  1755.  Alesio  volyió  á  Eoma  y 
íaUecU.  eu  1600,  según  dice  1>.  Nicolás  de  lá  Cruz  en  el  tomo  14  de  su4 
Ti^es,  página  SÍ91. 

ALfiSIO — Fbay  Ajdioan  dk—HíJo  del  anterior.  Nació  en  Lima  y  profe- 
só en  ^  convento  de  Santo  Domingo  de  esta  ciudad,  doude  figuró  como 
predicador  general.  Era  pintor,  como  su  padre,  aunque  ejercitó  poco  su 
arte,  porque  se  consagró  mucho  á  las  letiae.  Fueron  obra  de  su  mano  y 
pincel  las  imágenen  de  loe  grandes  libros  del  coro  de  la  iglesia,  que  ajui- 
cio de  los  inteugentes  tenian  bastante  mérito.  Escribió  en  verso  la  vida 
de  Sajito  Tomás  de  Aquino,  que  se  imprimió  en  Madrid.  También  com- 
puso la  del  beato  Martin  de  Forras  en  prosa,  y  una  postila  en  latin,  so- 
bre ol  Génesis:  estas  dos  obras  no  llegaron  á  publicarse.  Fray  Adrián  £eí- 
lleció'muy  anciano,  dejando  la  fama  á  que  fué  acreedor  como  buen  reli- 
gioso. 

ALFARI^-^El  Dr.  D.  Francisco— Natural  de  Sevilla,  jurisconsulto  de 
mucha  nota,  y  cuyos  pareceres  Tes{>etaba  D.  Juan  de  Solorzano,  como  se 
deduce  de  diferentes  cuestiones  tratadas  en  su  *'  Política  indiana ,"  Fué 
fiscal  de  la  audiencia  de  Panamá  en  1594,  y  de  ella  vino  de  oidor  á  la  de 
Lima  á  principios  del  sielo  XVII.  Pasó  de  presidente  á  la  Audiencia  do 
Charcas  en  1632.  Escribió  una  obra  que  se  imprimió  en  Yálladolid  en 
1606  titulada  **  De  offi^Ao  lUcaXU,  de  awe  FiBoalühuB  pnciUgns  f,^  Ascendió 
á  consejero  de  Indias,  y  falleció  en  Madrid  muy  anciano.  Siendo  oidor  de 
Lámale  comisionó  el  virey  marqués  de  Montes-claros  para  tomar  razón  do 
todos  los  indios  que  con  título  de  yanaconas  poseian  los  espalloles  en  sus 
fundos  rústicos,  á -fin  de  poder  cumplir  la  resolución  qué  los  declaraba 
libres  de  ese  y  otros  servicios  obligatorios. — Véam,  Montea-claros. 

ALIiCA— D.  GEHÓiTiMO—Capitan,  conquistador  del  Perú.  Nació  en  Se- 
goviay  era  x>08eedor  en  ''Alcázar  de  Consuegra"  de  una  vinculación  que 
Te  producía  la  renta  anual  de  3,030  maravedis.  Sus  padres  fáeron  D« 
Juan  Aliaga  y  D?  Francisca  Bamirez,  nacidos  también  en  Segovia.  D^ 
Leonor  de  Figueroa  con  quien  vino  á  América  y  que  fué  su  esposa,  era 
h^a  de  D.  Gonzalo  Ramírez  de  Figneroa  y  de  D?  María  de  Figueroa  Ti- 
noco. 

Gerónimo  Aliaga  salló  de  Espalia  y  llegó  á  Tierra  Firme  para  servir 
en  la  conquista  y  pacificación  del  país,  como  lo  hizo  á  su  costa  á  las  órde- 
nes inme^atas  del  capitán  Gonzalo  de  los  Eios,  y  después  á  las  del  capi- 
tán Femando  de  la  Serna  en  una  espedicion  en  que  tomó  él  mismo  á  un 
cacique  principal.  Entre  loe  españoles  que  primero  partieron  de  Panamá 
para  reunirse  á  D.  Francisco  Piearro,  se  encontró  Aliaga:  estuvo  con  él 
en  la  ocupación  de  la  isla  de  Puna  hallándose  en  vajrios  reñidos  choques: 
continuó  á Tumbes,  y  presenció  luego  la  fundacicm  de  la  ciudad  de  San 
Miguel  de  Piura.  Siguió  para  el  interior,  y  en  CtJBixisixca,  fué  uno  de  los 
actores  en  los  sucesos  que  ocurrieron  hasta  la  prisión  y  muerte  del  Inca 
Atahualpa.  Marchó  al  Cmsoo  con  Pizarro,  y  su  nombre  se  vé  unido  al 
de  los  que  subyugaron  y  poblaron  dichaciudad.  En  esa  conquista  le  tocó 
luchar  con  loi^  indios  eu  «faufa,  en  la  batalla  de  Vilcas,  en  la  de  Vilcacun- 
ga  nueve  leguas  antes  del  Cuzco  y  en  otra  á  la  entraba  á  esta  capital. 
Sombróle  clconqídstádor,  veedor  del.  Rey  en  la  fundi^on  de  oro  y  plata 


que  allí  se  estableció,  y  aun  sirvió  de  contadoi'  eu  ausencia  del  qñe  id 
era  Antonio  Navarro.  Qnardó  Aliaga  todo  el  tesoro  y  pedrería  qne  se  to-> 
mó,  y  tuvo  en  depositólo  qne  correspondió  al  Rey  por  quintos,  y  los  cU" 
ños  y  marcan  reales  que  se  facieron. 

El  capitán  D.  Gerónimo  Aliaga,  después  de  concurrir  á  la  fundación 
de  Jauja,  y  de  haber  recibido  tierras  é  indios  de  repartimiento  en  la  pro^ 
vlncia  de  Andahuaylas,  se  trasladó  á  la  nueva  ciudad  de  Lima  en  la  cual 
se  le  dio  soUur,  edincó  su  casa  y  se  avecindó  con  su  familia.  Acompañó  á 
D.  Francisco  Fizarro  en  el  segundo  vis^e  que  hizo  al  Cuzco  con  el  fin  de 

Éoner  paz  en  las  primeras  desavenencias  habidas  entre  sus  hermanos  y 
K  Diego  de  Almagro,  quien  de  resultas  del  convenio  que  se  ajustó;  salió 
á  emprender  la  conquista  de  Chile. 

Con  motivo  del  levantamiento  del  príncipe  Manco  Inca  que  aconteció 
por  no  habérsele  reconocido  como  Soberano,  según  las  promesas  que  se  le 
tenian  hechas,  los  indios  movieron  diferentes  cuerpos  de  tropas  para 
obrar  contra  los  españoles.  La  ciudad  de  Lima  fué  casi  sorprendida  por 
un  ejército  de  30,000  hombres  que  de  improviso  se  vio  bsgar  á  ella.  Uuoa 
pocos  españoles  bien  armados  se  encargaron  de  oontener  al  enemigo,  y 
lo  hicieron  con  estraordinario  valor  y  destreza  en  difíciles  enouentráu 
Uno  de  ellos  fué.  Gerónimo  Aliaga,  quien  viéndose  con  sus  caballos  heri-' 
dos  de  flecha  compró  uno  en  1,300  pesos  de  oro.  Durante  la  lucha  soste- 
nida con  los  indios,  la  ciudad  se  puso  en  defensa  según  las  disposiciones 
tomadas  por  el  goDemador  Pizarro.  £ste  nombró  á  Aliaga  alférez  del 
Estandaite  real,  cargo  de  distinción  que  se  coiiferia  siempre  á  personas 
esforzadas  elegidas  de  entre  los  capitanes.  Sus  servicios  se  lucieron  muy 
notables  en  la  sangrienta  batallft  que  ganó  Pizarro,  y  puso  término  al 
asedio  que  Lima  suMó.  Fué  Aliaga  uno  de  los  hombres  que  militaron 
en  el  Pera  sin  salario  alguno,  y  en  esta  vez  perdió  varios  de  sus  negros 
esclavos.  Con  fecha  12  &  Abru  de  1535  inició  ante  el  primer  alcalde  or^ 
diñarlo  que  tuvo  esta  ciudad,  una  información  para  probar  lo  que  he^ 
mos  referido. 

Cuando  el  marqués  D.  Francisco  FÍzarro  fué  muerto  eti  1541  por  los 
coi]gurados  del  bando  de  D.  Diego  Almagro,  el  hijo,  Aliaga  apercibido 
del  alboroto  que  formaron,  acudió  á  sus  armas  como  algunos  otros  veci- 
nos para  socorrer  al  Gobernador,  pero  éste  ya  no  existía,  y  la  rebelión  ea» 
taba  consumada* 

Luego  que  entró  en  el  Perú  el  gobernador  Cristóval  Vaca  de  Castro, 
Aliaga  se  entendió  con  él  y  le  comunicó  noticias  de  lo  que  pasaba  enLi-^ 
ma  por  medio  de  Diego  de  Peralta  á  c[uien  envió  á  Guaráz.  Los  de  Al- 
magro emprendieron  su  retirada  hacia  el  interior,  y  en  circunstancias 
tan  estraordinarias  y  difíciles,  en  que  el  Gobernador  aun  se  hallaba  dis- 
tante, la  ciudad  habia  quedado  escasa  de  medios  de  defensa,  y  se  anun-> 
ciaba  que  Almagro  contramarchaba  para  castigarla  por  haberse  decían^ 
do  contra  su  causa.  £ln  tales  conflictos,  B.  Gerónimo  Aliaga  cooperó  mu- 
cho al  sosten  de  la  capital,  donde  se  organizó  cuanta  fíierza  era  posible^ 
y  se  atendió  al  puerto  inmediato,  en  el  cual  habia  nn  galeón  de  gran 
porte  perteneciente  á  Almagro  y  que  interesaba  toman  se  verificó  asi  pa- 
ra qne  las  mujeres  principsQes  de  Lima  tuviesen  un  asilo,  y  los  caudales 
de  su  vecindario  pudieran  salvarse  en  caso  de  suceder  la  invasión  anaü' 
ciada. 

Una  fuerza  dependiente  de  Almagro  que  del  Cuzco  salió  á  camxkaña 
mandada  por  Pedro  Alvarez  Holguin,  en  su  permanencia  en  Andahuay- 
las, y  ánt/cs  de  reunirse  al  Gobernador  Yaca^  causó  graves  peijuicios  en  el 
repartimiento  de  Gerónimo  Alista,  porque  aíU  tuvo  qne  subsistir  y  to- 
mar recursos  por  algún  tiempo. 


ALI  97 

Constituido  en  Lima  el  licenciado  Vaca  de  Caatro,  Aliaga,  que  se  le 
liabia  reunido  én  Csgatambe,  marchó  con  ana  criados  armados,  en  el 
oiército  ^ue  para  destruir  á  Almagro  se  preparó  por  dicho  gobernador, 
fiiatinguióee  en  di  tersas  operaciones,  y  particularmente  en  &  batalla  de 
Chupas  que  á  seis  leguas  de  Guaman^a  puso  término  á  la  revolución  en 
Setiembre  de  1542.  £n  su  consecuencu^  pereció  D.  Diego  de  Almagro  en 
el  mismo  suplicio  que  su  padre,  y  á  manos  del  mismo  verdugo.  £n  aque- 
lla memorable  jornada  perdió  AUaga  el  caballo  que  montaba,  muerto  de 
un  mosquetazo. 

Estos  servicios  los  comprobó  en  un  sumario  producido  en  Lima  en  Fe- 
brero de  1543,  el  cual,  como  el  anterior  hemos  tenido  á  la  vista,  y  com- 
prende las  d/^^osicioaes  de  muchos  vecinos  de  Lima,  algunos  de  ellos  re  - 
gidores. 

También  hemos  leído  un  despacho  del  marqués  D.  Francisco  Pizarro 

fediado  ea  Jan^  en  7  de  Agosto  de  1534,  en  el  cual  después  de  indicar 

^ue  Aliaga  asentó  allí  v«eindad,  le  asiirnó  y  entregó  en  depósito  ciertos 

indios  con  sos  caciques  para  que  de  euos  se  sirviese  en  sus  haciendas  y 

lalnaiisas,  miéiitraB  se  hacia  el  repartimiento  general  ó  se  proveía  otra 

•  eosa.  EstaenooiBieinda  que  fué  el  pueblo  de  ''Chuquiracua''  provincia  de 

Andahuavias,  perteneció  la  mitad  á  él,  y  la  otra  mitad  á  Sebastian  de 

Tones.  "El  gobernador  Vaca  de  Castro  confirmó  á  Aliaf^a  en  la  posesión 

^e  ella,  y  ademas  le  dio  otra  en  Chancay  de  3,160  indios  á  nombre  del 

Bey  en  premio  de  sn  mérito  y  por  loe  quebrantos  que  habia  esperimen- 

taoo.  Esta  provisión  fué  espedida  en  Acos  en  14  de  Abril  de  1544. 

HaUábase  Gerónimo  Aliaga  de  escribano  mayor  de  Gobierno  y  secre- 
tario de  la  Eeal  Audiencia,  cuando  en  este  mismo  afio  se  encendieron  en 
el  reino  las  teiribles  disenciones  originadas  por  las  ordenanzas  reales 
que  istajo  y  quiso  cumplir  el  Yirey  Blasco  Nufllez  Vela.  Declarada  la  Au- 
diencia cont¿a  este  Yíiey,  y  reunida  en  el  cementerio  de  la  Catedral  el  día 
17  de  Setiembre,  lásso  llamar  á  Aliaga  y  le  ordenó  ñiese  donde  el  Virey 
á  decirle  **  que  se  acercase  á  ese  lugar,  pues  deseaban  los  oidores  besarle 
„  los  pies  y  las  manos,  y  que  se  fuese  ú  embarcar  para  que  no  le  mata- 
,,  sen.  "  Aliaga  les  preguntó  si  todos  juntos  le  daban  esa  orden,  y  ha- 
biéndole contestado  ^ue  sí,  pidió  de  elfo  testimonio  que  se  le  otorgó  por 
escribano  y  ante  testigos.  ISn  seguida  ]pasé  á  Palacio  donde  enoontro  á 
Blasco  Kufiez  con  quince  personas  reunidas,  entre  las  cuales  estaban  las 
de  su  casa.  Dio  el  recado,  y  como  el  Virey  convino  en  ir  con  tal  de  que  no 
i»  asatasen,  Gerónimo  Aliaga  le  dijo:  "  matar  no  sefior,  yo  me  pondré  do- 
,,  lante  de  vuestra  sefioria,  e  moriré  primero. "  Entonces  el  Virey  volvió 
el  rostro  háeia  el  escribano  Pedro  López,  y  le  mandó  diese  fé  de  esto  y 
de  lodsmas  que  pasaba.  Marcharon  luego  á  la  plaza,  y  lo  que  aconteció 

Suede  verse  en  el  artículo  "  Blasco  Nufiez  Vela. "  Mas  la  provisión  espe- 
ida  para  la  prisión  del  Virey,  no  quiso  autorizarla  Aliaga  ni  que  sus 
enbaltemos  la  escribiesen. 

Por  entonces  Gonzalo  Pizarro  caudillo  de  la  revolución  que  habia  es- 
tallado en  el  Sur,  venia  sobre  Lima  con  su  ejército.  Garcilaso  de  la  Veca 
y  Gabriel  de  Hojas,  fugaron  del  Cuzco  y  vinieron  á  reunirse  al  Virey  Ve- 
la: mas  como  no  le  encontraton  en  Lima,  los  ocultó  Aliaga  lo  mismo  q  ue 
á  Pantoja  y  otros  vecinos  de  Charcas.  Apenas  el  maestre  de  campo  de 
Pizarro,  Francisco  Carvs^al  entró  en  esta  ciudad,  proyectó  matar  á  aque- 
llos, se  dirigió  de  noche  a  la  casa  de  Aliaga,  calle  de  Palacio,  y  quiso  pe- 
netrar en  ella  Á  pretesto  de  entregáis  una  carta  de  Grbnzalo.  Al  ruido  de 
las  arjmas,  Aliaga  conociendo  el  peligro,  dio  de  mano  á  sus  huespedeHpor 
unas  paredes  interiores:  cuyo  hecho  irritó  á  Gonzalo  Pizarro  y  mandó 

13 


98  ALI 

proceder  contra  AUa^a.  Éste  tnvo  tiempo  para  precaverse,  merced  á  na 
aviso  que  le  dio  Martín  Bizarro  capitán  de  Arcabaceros. 

Oerónimo  Aliaga  se  trasladó  á  Gnaylas  con  su  miger  é  hilos,  y  aunque 
le  llamó  Oomsalo  no  qniso  regresar  ni  dar  crédito  á  sns  palabras.  Bazbn 
tenia  para  temerle,  porqne  antes  de  ese  yíaje  estuvo  con  Pizarro  en  su 
campamento  situado  en  el  camino  del  Callao,  donde  se  comprometió  en 
una  conspiración,  y  como  se  trascendiese  esta,  tnvo  que  huir  con  el  capi- 
tán liarnn  de  Robles  y  muchos  otros. 

Era  Aliaga  capitán  de  una  compa&ía  de  caballería  en  las  tropas  que 
cñtganúxá  1»  Audieneia  cuando  el  virey  filé  espulsado.  Gonzalo  Pizarro, 
como  es  bien  sabido»  asEarehó  hasta  Quito  r  ve&oió  á  Blasco  llnfiez  Vela 
ea  la  hatalla  de  Afiaqaito  va  1546»  en  que  nié  muerto.  Anteé  de  abzir  esa 
camj^alla,  escribió  Á  Aliaga  la  siguiente  carta  con  el  objeto  de  qfib  se  le 
reuniese. 

*^  Al  magnífico  sefior  Qeróuimo  AlÍMa  en  Goaráz.— ICasnífioosefior*— 
''  Por  cartas  q^ie  tuvo  ha  Ivés  días  de  íosciH^taiieB  Gooiaaío  I>¡ae  de  H- 
''  fiera  y  Hernando  de  Alvarado,  supe  eomo  deroues  délo  aeaecúdoeonlos 
'<  <iue  salieron  de  los  ^TaoaiiKNroe^  y  la  muerte  Ía  Peieixa  &  Mesa^  gahabla 
''  ido  huyendo  Blseeo  Nufiee»  é  que  estabau  en  los  "OaSaris"  procurando 
*^  socorro  de  Velaleaaar,  é  así  por  no  espcmer  lo  que  taagosiiáo  «sttf»  flu 
"  aventura,  como  por  las  muchas  aguas,  se  det^Ruiuaxaiide  Ao  pasar 
**  adelante  hasta  que  de  acá  les  fiíese  SOCORO  é  porque  este  negocio  es 
**  de  la  calidad  que  v^  y  á  todos  tanto  nos  vá  paraqne  podamoa  des- 
'*  cansar  en  echar  este  diablo  de  la  tierra,  é  por  hacer  de  una  vez  le  que 
"  de  muchas  no  se  podría  hacer  de  otra  man^^  he  acaldado  de  ir  en 
**  persona  á  ello  con  todos  estos  cahallesosque  aquí  esttfu.  Per  tanto  U. 
'^  Md.  luego  que  esta  vea,  todas  cosas  doladas,  se  inceste  y  adérese  6 
**  salga  al  camino  de  Trigillo,  ó  ditmde  mejor  le  parezca  ^ue  me  pueda 
'Salcanzar,  porque  mi  ida  de  aquí  será  dentro  de  diez  dias  ó  antes  si 
*^  pudiere.  Nuestro  Sefior  la  aagníñca  persona  guarde  de  U.  Md.  oomo 
**  deseo.  De  losReyes  6  de  Febrero  de  mil  é  quínientofié  coaienta  é  dnoo* 
'^  A  lo  que  Ü.  Md.  mande— Gonzalo  J^izamaP, 

Este  documento  obliga  á  iniérir  que  la  buena  armonía  entre  Pizarro 
y  Aliaga  se  habia  restablecido,  y  que  este  acaso  por  atcmder  á  en  segu- 
ndad, cuidaría  de  satisfÍAcerlo  y  de  disculpar  su  anterior  oonduotí^  eoB 
todo,  no  cumplió  la  orden  que  la  carta  oentenia  y  se  conservó  en  Gua- 
ráz  en  vez  de  aoompsfiar  á  Gonaalo  á  la  guerra  *c<»itKa  el  Virejrw 

Después  de  la  victoria  y  de  la  entrada  triunfal  que  hizo  Pizarro  en 
Lima  rodeado  de  cuatro  obispos;  cuando  por  la  llegada  al  Pera  del  nue- 
no  gobernador  licencHado  Pedro  de  la  Gasea,  tuvo  que  abandonar  la  ca*' 
pitS.  Aliaga  que  ya  estaba  en  ella,  persiguió  hasta  Chincha  su  reta^ 
guardia  con  30  jinetes  que  mantuvo  á  sus  espenses.  Gonzalo  se  retirar 
ba  por  la  vía  de  Arequipa  por  no  poderse  sostener  en  Loma,  y  estar  en  el 
CaUao  la  armada  que  obedecía  al  Be^.  Gerónimo  Alia^^  salió  Inege^á 
alcanzar  á  Gasea  dirigiéndose  alinteríor,  pues  este  venia  por  Guaiáz  á 
Jai:ga:  vióse  con  el  gobernador  y  regresó  Á  Lima  en  compa&ía  del  ma- 
riscal Alonso  Alvarado  para  entender  en  diferentes  aprestos  de  guerra. 

Gasea,  entre  tanto,  siguió  á  Andáhuaylas  donde  sentó  su  campo,  yp^- 
manoció  el  tiempo  preciso  para  acabar  de  prepararse.  Beuniósele  Geró- 
nimo Aliaga  con  una  compafiía  que  formó  y  sostuvo  con  su  peculio;  y 
en  la  marmia  para  el  Cuzco,  fué  comisionado  con  otros  para  formar  bal- 
sas á  fin  de  cruzar  el  Aporimac  cuyo  puente  habia  sido  quemado  de  ar- 
den de  Pizarro. 

Ocupóse  la  margen  opuesta,  se  rehizo  el  puente,  y  Aliaga  faé  do  los 
primeros  que  subieron  la  cuesta  fronteriza.  Después  peleó  en  diferentes 


f 


A^ 


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Teoonocimientos  y  oscaramuzas,  y  eoncnrrió  en  ir>47  ú.  la  victoria  de  ^'Sac- 
siiliiiaáá^  ganada  por  Gíiflca^  y  en  la  cnal  sn  compañía  tnvo  iiira  no- 
table parte.  Presenció  la  ejecución  ele  Gonzalo  Pizarro  y  Francisco  de 
C^arvajál,  y  se  restitnyó  á  Lima  con  dicho  presidente. 

Por  cédnla  de  9  de  Octubre  de  1547^  dio  el  Roy  licencia  al  capitán  D. 
€rer6nimo'Aliaga  para  ñmdar  en  Lima  el  Mayorazgo  de  sn  ñimilia,  y  k» 
verificó  por  instrumento  público  de  17  de  Julio  de  1649,  disponiendo  pa- 
ra perpetuar  el  nombre  de  su  casa,  que  el  que  poseyese  el  Tínculo,  usa- 
se el  apellido  Aliaga.  Por  otra  Real  orden,  su  fecha  29  de  Julio  de  1565, 
sé  le  permitió  nombrar  tenientes  para  que  desempeflasen  por  él  la  £s- 
criliéenm  ihayt>r  del  Vireinato.  Gerónimo  Aliaga  cuando  se  estaba  edifí- 
eabaa  lá  Iglesia  de  Santo  Domingo,  propuso  ú  la  eomunidad  fabricar 
•wsk  tiéí^fiñA  á  sus  espensas.  Fué  aceptada  su  solicitnd  y  se  ajustó  el  oon- 
tirai^  acQudicándole  la  que  hoy  es  de  Santa  Rosa.  Era  provincial  Fr.  To- 
más de  San  Martin  primer  prelado  que  tuvo  el  convento  de  Lima;  y  en 
5  ée  lj!É¿óé)K>'db  iMS  se  eelebró  el  concierto  y  escritura  ante  Diego  Gu- 
ti^rí^.  Üétñribano  del  CMnldo.  £n  él  se  estipuló  que  Aliajga  edificaría  di- 
€Aá^  éirollhi  pfiflra  entierro  de  sn  persona  yfomHia,  y  para  instituir  una  ca- 
pelrtáijm  'dtfmisas.  Aliaga  dio  al  convento  dos  vacas,  una  casa  y  tienda 
difc^%;ifiá  en  la  cáQe  de  ''Judies"  euatro  "solares  juntos  para  que  se  hi- 
meéil'taiá  huerta,  y  cincuenta  pesos  de  oro  de  á  450  maravedís.  Se  cree 
eflé  éstdá  sedares  firmaron  después  el  recinto  del  antiguo  colegio  de  San 
juarunt. 

'-  iSti  «oiinéeneneia  Aliaga  fabricó  á  su  eosta  el  espacio  del  crucero  del 
fttnido  que  forma  la  capilla  que  se  tituló  de  "San  Gerónimo".  Gastó 

5 lo  eá  pagar  él  trabi^o,  novecientos  pesos  de  oro,  haciéndose  también 
la  b<^reda  subterránea,  y  dando  además  los  materiales.  Parece  que  el 
gaá^  de  la  obra  pasó  de  17,000  pesos. 

'  'O^ónlíno  Aliaga  y  sus  descendientes  ííieron  patrones  de  la  espresada 
6apína,  y  colocaron  en  el  arco  de  ella  las  armas  de  su  casa,  una  tapa  de 
bronce  én  la  boca  de  la  bóveda,  y  una  plancha  de  plata  en  el  pilar  del 
pfíilpito,  en  la  cual  se  grabó  una  inscripción  que  luioia  saber  la  propie- 
dad de  esa  casa. 
Los  Aliagas  fueron  siempre  benefectores  del  convento  de  Santo  Domin- 

gO;  y  costeaban  una  fiesta  á  San  Gerónimo.  En  su  altar  se  ooloeó  deai^ues 
\  urna  de  reliquias  de  Santa  Rosa.  D?  Maria  de  Figueroa  viuda  del  ca- 
]^itan  B.  Juan  de  Sotomáyor,  y  suegra  de  W  Ventura  Aliaga,  descen- 
diente del  Oonquiflftador  D.  Gerónimo,  mandó  que  desús  bienes  sefiinda- 
fie  una  capellanía  de  150  misas  y  una  cantada  el  dia  de  San  Gerónimo 
én  su  propia  capilla:  con  cuyos  objetos  su  albacea  impuso  á  censo  seis 
úiil  pesos  de  á  nueve  reales  sobre  una  finca  suya  en  la  calle  de  la  Pesca- 
dería, nombrando  capellanes  á  sus  hijos  y  descendientes,  y  por  patrón 
almayorazgo  de  Aliaga  según  consta  todo  de  escritura  otorgada  en  1627. 
'  De  la  capilla  de  Santo  Tomás  de  Aquino  en  la  misma  I^esia  de  San- 
tb  Domingo  fué  dueño  el  Conquistador  D.  Juan  Alvarez  y  Sotomayor, 
qtrien  en  1570  hizo  donación  de  3,250  pesos,  mü  por  el  patronazgo  y  pro- 
piedad, y  el  resto  lo  reconoció  el  convento  sobre  sus  fincas  porque  se 
obligó  á  decir  misas  por  el  ftmdador.  Era  dicha  capilla  entierre  de  este  y 
de  BU  familia,  y  sus  derechos  recayeron  después  en  el  mayorazgo  de 
Aliaga  que  entró  en  posesión  de  ellos. 

Por  los  a&os  1554  promovió  D.  Gerónimo  la  obra  del  primer  puente 
que  se  puso  al  rio  Rimac:  hizo  una  solicitud  al  Gobierno  representando 
ia  necesidad  que  habla  de  establecer  dicho  puente;  y  en  su  virtud  se 
construyó,  dándose  1000  onzas  de  oro  del  Erarlo  Real  y  gravándose  á  las 
provincias  con  lo  demás  que  fué  preciso. 


too  ALI 

Hizo  testamento  eu  14  de  Mayo  de  1569  y  dejó  á  gas  hermana»  i-eai< 
dentes  en  Segovia  la  pequefia  renta  que  allí  di8fratal>a. 

Hijos  de  D.  Gerónimo  Aliaga  fueron  D.  Juan,  D.  Gerónimo,  D.  Alonso, 
y  D?  Juana:  ignoramos  ei  nacieron  en  Lima.  Ki  mayor,  que  fué  legiti- 
mado, ganó  en  el  consejo  un  pleito  sobre  sucesión  á  uña  eneomiendA, 
con  motiro  de  querer  su  padre  la  heredase  el  hijo  2?  habido  deapaee  de 
su  matrimonio  según  refiere  D.  Juan  de  Solorzaao.  D?  Juana  sobreviyi^ 
á  sus  hermanos,  y  jKMeyó  el  maycnnizgo.  Contrsjo  matrimonio  con  el  ca- 
pitán Francisco  de  los  Kios  y  Navamuel,  Alcalde  ordinario  de  Loma  en 
1581  (hermano  de  D.  Alvaro,  Secretario  del  Yirey  D.  Francisco  Toledo) 
y  tuvo  al  capitán  P.  Gerónimo  Aliaga  de  los  Rios,  Alcalde  en  1622.  Del 
enlace  de  este  con  su  prima  IH  Inés  de  los  Rios  y  Navamuel,  nació  Pf 
Ventura  que  casó  con  el  capitán  B.  Pedro  Sotomayor,  Alcalde  ordüxarío 
de  Lima  ea  1026  y  629.  Heriedó  el  mayorazgo  su  hi(jo  el  maestre  de  cam- 
po D.  Juan  Aliaga  Sotomayon  Este  nació  en  la  hacienda  de  Binti^  en 
Caatrovireyna:  casó  con  D^  Juana  Esquivél  que  murió  sin  hüos.  D.  Juan 
fué  escomulgado  por  que  no  cum.plié  con  fundar  una  capelíanía  de  ór-* 
den  de  su  mujer,  y  devolvió  la  oote  de  50  mil  pesos.  Contrajo  segun- 
do matrimonio  con  D?^  Mana  Bravo  y  de  la  Maza:  y  pasó  el  mayoraz- 
Í{o  después  á  su  h\jo  el  maestre  de  campo  D.  Pedro  Gregorio  Aliaba  de 
a  orden  de  Calatrava,  quien  fué  casado  con  D?  Maria  Ojrague  y  X^ond^Sio» 
£>«  Juan  José  Aliaba  su  primogénito,  Alcalde  ordinario  de  Lima  en 
1723  y  1739,  contrajo  matrimonio,  con  D?  Josefa  Colmenílres  Fernandez 
de  Córdova  (hija  del  Conde  de  Polentinosj  y  ñieron  padres  de  Í>.  Se- 
bastian Aliaga  a  quien  corresponde  el  artículo  siguiente.  La  casa  de 
Aliaga  tuvo  dominio  sobre  <)i  sitio  que  hoy  es  iglesia  y  plazuela  de  loa 
"Desamparados,"  pues  en  1617  gobernando  el  ftíncipe  de  Esquiladle 
tenia  aUi  mismo  un  molino  4^  su  propiedad.  Hacen  mención  del  capi- 
tán P,  Gerónimo  Aliaga,  G^rcilaso  en  sus  '^Comentarios  reales"  y  otroa 
historíadores  del  Perú;  entre  ellos^  el  cronista  Herrera,  quien  lo  com- 
prende ep  la  relación  de  los  conquistadores  que  recibieron  parte  de  lá 
suma  reunida  por  el  Inca  Atahualpa  para  su  malogrado  rescate.  To- 
caron á  Aliaga  339  marcos  de  plata,  y  tí,888  pesos  de  oro. 

ALIAfii  T  COLHEIVAEES— D.  Sebastian  DE->Kació  en  Lima  en  12  de 
Julio  de  1743.  Poseyó  el  mayorazgo  que  fttndó  el  capitán  Gerónimo  Alia* 
ga  conquistador  del  Perú,  de  quien  descendía.  Fueron  sus  padres,  el  al- 
calde V.  Juan  José  Aliaga  y  Sotomayor,  que  faUeeió  en  26  de  Noviembre 
4e  1753,  y  D*  Josefa  Colmenares  Fernandez  de  Córdova,  hija  del  primer 
conde  de  Polentinos,  cuya  ascendencia  puede  verse  en  los  artículos  res- 
pectivos á  ese  título  y  apellidos.  Contrajo  matrimonio  en  15  de  Diciem- 
bre de  1779,  con  D*  Mercedes  Santa  Cruz  y  Querejazu.— r^áow  Santa  Cruz 
y  PadilJa.-^  Véase  QuerefaztL   D.  Sebastian  fué  corregidor  por  el  Rey,  de  la 

{irovincia  de  Chancay  desde  1763  hasta  1768,  capitán  del  re^miento  de 
aNobleza  en  12  de  Febrero  de  1770,  alcalde  ordinario  de  Lima  en  1775, 
capitán  déla  guardia  de  Alabarderos  del  Virey  D.  Manuel  de  Guirior  en 
19  de  Mayo  de  1778.  Invistió  el  titulo  de  Castilla  de  conde  de  San  Juan 
de  Lurigánoho,  que  perteneció  á  su  esposa,  y  sirvió  el  empleo  de  tesorero 
de  ]a  casa  de  Moneda  de  esta  ciudad  que  correspondía  perpetuamente  Á 
la  familia  de  Santa  Cruz 'y  lo  heredó  dicha  D?  Mercedes,  como  que  era 
parte  del  mayorazgo  de  los  condes  de  Lurigancho,  Después  del  faDeci- 
niiento  de  D*  Mercedes  Santa  Cruz,  dejó  este  título  ásu  hyo  D.  Juaai  Alia- 
ga y  Santa  Cruz,  lo  mismo  que  la  tesorería  de  que  se  separó  por  jubila- 
ción. En  1807  recayó  en  D.  Sebitsti^n  el  título  de  marqués  de  Zeíada  de 
la  Fuente,  por  muerte  de  bu  tio  él  coronel  D.  Felipe  Colmenares  Fernán- 


ALI  :"-:--::fOÍ.- 

dez  dé  CérdoYA,  hijo  del  ya  citado  conde  de  Polentinos.  En  la  eieacion 
del  regimiento  de  la  Concordia  del  Perú  en  1811,  B.  Sebastian  de 
Aliaba,  fué  nombrado  capitán  de  una  de  las  corapafiíaa  de  Granade- 
n>6:  en  1812,  comandante  del  primer  batallón,  y  en  1813,  ascendió  á  ooro- 
nel  de  ej<(rcito.  Desde  1806  desempeñó  el  cargo  de  vocal  de  la  Junta  Con- 
servadora del  fluido  vacuno,  oreada  en  Lima.  Cuando  en  30  de  Julio  de 
1812  se  armó  de  Caballero  Gran  Cruz  de  la  Orden  de  Carlos  III  el  Virey 
D.  José  Femando  de  Aboscal,  AUaffa  le  puso  la  condecoración  en  la  ca- 
pifll»  de  Palacio  á  presencia  de  los  demás  miembros  de  la  Orden. 

Falleció  en  1?  de  Enero  de  1817.  La  familia  de  Aliaga  estuvo  sindicada 
de  adhesión  á  la  causa  de  la  Independencia  Americana.  £1  Virey  Abas- 
cal,  que  profesaba  mucho  aprecio  á  D.  Sebastian,  se  entendió  con  él  al- 
guna Vez,  con  respecto  á  los  rumores  que  circulaban  sobre  el  particular. 
Ittk  otra  ocasión  lo  llamó  el  Virey  para  entregarle  una  comunicación  de 
Chile,  que  so  aseguró  habia  sido  encontrada  en  la  plazuela  del  Puente^  y 
cuyo  contenido  comprometía  si  eonde,  £ste.  negándose  á  recibirla  por- 
que el  Yirey  se  la  entre^ba  abierta,  se  consideró  calumniado  y  ofendido 
altamente  con  una  insidia  ó  lazo  que  dijo  habérsele  tendido.  Hizo  al 
€N>biemo  una  enérgica  representación  para  sincerarse,  y  obtuvo  un  de- 
creto satisfactorio. 

D^  Josela,  hermana  de  D.  Sebastian  fué  casada  eon  el  conde  de  Sierra 
Bolla,  y  D^  Josefa  Messia  r  Aliaga,  hija  de  este  matrimonio,  fué  esposa 
del  marqués  de  San  Miguel. — Véase  San  Juan  de  Lurigandw, — Véase,  Zela» 
da  de  la  Fuente, 

ALtACA  T  €0L9IEIARES—X>.  Juan  JosÉ^Hermano  del  anterior,  naci- 
do en  Lima  en  1752,  marqués  de  Fuente  Hermosa,  como  marido  de  Df 
Josefa  Borda.  Fué  coronel  del  regimiento  de  Milicias  de  Caballería  de 
Chancay.  Sus  hijas  D^  Mariana  y  D^  Josefi»  Aliaga  y  Borda^  la  primera 
casó  con  el  regente  de  la  Audiencia  del  Cuzco  D.  ftiannel  Pardo;  la  se- 
gunda con  el  marqués  de  Castell  Bravo  Oidor  de  la  do  Lima* — Véase  Bor- 
da y  Echeverría, —  Véase  Fuente  Hermosa, 

ALIARÍA  T  SAüTA  CEOZ— D.  JuAV — Conde  de  San  Juan  deLurígancho, 
de  la  Orden  de  Carlos  III  y  comendador  de  la  de  Isabel  la  Católica.  Ka- 
ció  en  Lima  en  11  de  Setiembre  de  1780:  fué  hijo  del  coronel  D.  Sebas- 
tian de  Aliaga  y  Colmeliares,  conde  de  Lurigancho  y  marqués  de  Zelada 
de  la  Fuente;  y  de  D*  Mercedes  Santa  Cruz.  Por  fallecimiento  do  dicha 
seSora  recayó  en  X>.  Juan  el  condado  y  la  tesorería  déla  casa  de  Moneda 
de  Lima  que  estaba  vinculada  dei^e  1702  en  la  familia  de  Santa  Cruz,  y 
fué  parte  del  mayorazgo  de  San  Juan  de  Lurigancho  hasta  1821,  en  que 
se  proclamó  la  Independencia:  D.  Juan  fué  ei  último  tesorero  por  juro 
de  heredad.  Falleció  en  1825  en  el  Callao,  hallándose  sitiada  ésta  plaza, 
porfel  cgército  unido  de  Colombia  y  del  Perú.  Fué  casado  con  D*  Juana 
Calatayud  hija  de  D.  Francisco  Csdatayud  do  la  Orden  de  Santiago,  cón- 
sul que  ñié  del  Tribunal  del  Consulado  desde  1795,  hasta  17  98. 

ALIA€A  Y  SANTA  CfilIZ— D.  Diego— Nació  en  Lima  en  9  de  Setiembre 
de  1784:  hijo  segundo  de  D.  Sebastian  de  Aliaga  y  Colmenares,  conde  de 
San  Juan  de  Lurigancho  marqués  de  Zelada  de  la  Fuente.  Fué  teniente 
del  re^miento  de  la  Nobleza,  capifan  de  la  guardia  de  Alabarderos  del 
Virey  D.  José  Fernando  Abascal,  marqués  de  la  Concordia  desde  1810  y 
de  su  sucesor  I).  Joaquín  de  la  Pezuefa  hasta  1817,  regidor  del  Cabildo 
Constitucional  de  Lima  on  1821.  Contrajo  matrimonio  con  D*^  Ciar» 


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•  •  • 


Baendia  heredera  del  título  y  marquesado  de  CaatelloiL  D.  Diego  AUa|^ 
estuvo  tildado  varias  veces  de  tener  relaciones  con  los  que  en  Iiima  cons^ 
piraban  y  promovían  la  revolución  contra  el  Gobierno  espafiol.  El  Virey^ 
Abascal  entró  en  esplicaciones  á  cerca  de  esto,  con  el  conde  de  San  Jaau 
de  Lurigancbo,  padre  de  D.  Diego.  Y  aunque  por  entonces  quedaron 
desvanecidas  las  acusaciones,  no  cabe  duda  de  que  hubo  motavos  sufi- 
cientes para  hacerlo  sospechoso.  Mas  tardo  se  descubrió  que  Aliaga  aun 
había  erogado  dinero  para  habilitar  á  ciertos  agentes  enviados  de  Chile 
al  Perú  por  el  general  San  Martin  en  1819. 

Proclamada  Ya  Independencia,  D.  Diego  fué  consejero  de  Estado  y  en 
1823  Vicepresidente  de  la  Kepública;  mas  ól  se  quedó  en  Lima,  cuando 
fuerzas  realistas  ocuparon  esta  capital  en  1824.  Falleció  en  1825  en  el 
Callao,  hallándose  dicha  plaza  sitiada  por  el  ejército  de  Colombia  y  del 
Perú. — Véase  CastélUm, 

ALSUfiEO — D.  Diego — Uno  de  los  principales  caudillos  de.  la  conquis- 
ta del  Perú.  Acerca  del  lugar  de  su  nacimiento  no  se  encuentra  confor- 
midad en  las  aserciones  de  diferentes  historiadores.  Garcilaso  siguiendo 
á  Qomára  croe  verosímil  fuese  natural  de  Almagro  y  no  de  Malagon  co- 
mo lo  asienta  Zarate.  El  cronista  Herrera  dice  nació  en  "Aldea  del  Rey" 
(Segovia^  y  de  muy  humildes  padres.  Prescott  adopta  la  opinión  de  Gar- 
cUfiioy  cita  ú  D.  Pedro  Pizarro  quien  en  su  "relación  del  descubrimien- 
to y  conquista  del  Perú"  asegura  que  Almagro,  al  cual  conocía  mucho, 
dijo  siempre  ser  su  patria  la  villa  de  Alma^  en  Castilla  la  Nueva, 

Nadie  nombra  á  los  ascendientes  de  D.  Die^o,  pareciendo  fuera  de  du- 
da que  no  conoció  á  los  autores  de  su  existencia.  Hubo  quienes  le  tuvie- 
ron por  hyo  de  un  clérigo,  como  indica  Gomara,  y  otros  por  espósito, 
opinión  que  estuvo  mas  generalizada  y  que  admite  Prescott.  Almagro 
era  de  pequefia  estatura,  leo  de  rostro,  y  no  sabia  leer:  considéraule  todos 
los  esoritores  como  un  soldado  de  fortuna  animoso  y  emprendedor.  Pero 
«DL  ninguno  se  leen  sus  hechos  anteriores  Á  la  empresa  de  descubrir  el 
Perú.  £1  salió  de  España  con  D.  Pedro  Arias  Dávila  en  1514  y  militan- 
do á  sus  órdenes  prestó  servicios  en  Costa  Firme  y  en  Darieu.  Nada  sa- 
bemos del  pi  egreso  de  su  carrera  y  encargos  que  desempeñaría,  infirién- 
dose, si,  que  no  sería  contado  en  el  número  de  los  soldados  comunes  y 
viilffáres. 

Anuagro  y  D.  Francisco  Pizarro  pasaban  do  los  50  años,  (asegurando 
alg^nnos  que  el  primero  tenia  mas  edad)  cuando  aun  no  cansados  de  lae 
fatigas  pasadas,  quisieron,  como  inquietos  y  ambiciosos,  acometer  nnevaa 
aventuras.  Prometiéronse  buscar  aJ  través  do  cualesquiera  peligros 
aquel  territorio  lejano  de  cuyas  grandes  riquezas  se,  tenían  noticias  que, 
aunque  sin  claridad  y  pruebas  evidentes,  bastaban  para  excitar  la  codi- 
cia implacable  de  hombres  resueltos  en  quienes  era  ya  habitual  la  vida 
borrascosa  y  las  crueles  escenas  de  las  conquistas.  No  sabemos  á  cual 
de  estos  dos  hombres  perteneció  la  primera  idea  de  tan  atrevido  proyec- 
to. Había  dado  principio  al  descubrimiento  por  el  Sur  el  adelantado  D. 
Pascual  Andagóya  que  sin  haber  podido  pasar  del  "puerto  Pinas"  estuvo 
de  regreso  en  Panamá  en  1522,  abandonando  la  empresa  por  la  decaden- 
cia de  BU  salud.  Pizarro  y  Almagro  no  carecian  en  lo  absoluto  de  recur- 
sos; pero  estos  distaban  mucho  de  ser  bastantes  para  hacer  frente  á  los 
gastos.  Tenían  relaciones  con  el  Cura  de  Panamá  D.  Hernando  de  Lu- 
que  que  había  sido  Maestre  escuela  de  la  catedral  del  Darien,  y  hallán- 
dose de  acuerdo  en  el  plan,  ofreció  proporcionar  medios  suficientes  para 
ponerlo  en  ejecución.  Lnque  tenia  crédito  y  buenas  relaciones,  maneja- 
ba fondos  de  otros,  y  vino  á  ser  un  colaborador  de  influencia  cuyos  peu- 


ALM  103 

saniientoA  se  fijabaa  en  las  pingües  nulidades  qne  se  prometíHi  y  no  en 
los  escollos  é  qne  estaba  espnesta  una  espedicion  tan  azarosa. 

Lioa  tres  socios  convinieron  en  que  Pizarro  tomaría  el  mando  y  direc- 
ción de  ella,  debiendo  Almagro  entender  en  todos  los  aprestos,  y  haaer 
snyi^e  después  con  un  refuerzo  y  provisiones  que  quedaría  prepanudOk 
£11  gobernaaor  Anas  Dávila,  que  les  concedió  el  permiso  que  solicitaron^ 
aseguró  para  sí  un  tanto  de  las  ganancias,  bien  entendido  que  de  ellas 
salaríala  parte  que  le  tocara  en  los  gastos.  Verdad  es  que  antes  haláa 
autorizado  para  esto  mismo  descubrimiento  al  capitán  D.  Juan  da  Ba- 
surto  haciéndole  venir  de  la  Isla  Española,  en  la  cual  murió  ásu  re^^reso, 

Sucs  se  retiró  de  Panamá  porque  llegó  demasiado  tarde,  y  también  le 
osanimó  la  ¿ilta  de  recursos.  Almagro  carenó  y  abasteció  un  buque  com«> 
prado  ú  Pedro  Gregorío,  qne  Andagoya  habia  dejado  no  en  posibilidad  de 
servir,  y  que  fué  construido  por  orden  de  Nullez  de  Balvea,  cuando  may 
de  anceuiano  pensó  en  hacer  una  esploracion  semejante  Á  la  que  estaba 
combinándose. 

Formalizóse  un  contrato  &  que  qo  obligáronlos  empresaríos  estipulán- 
dose la  división  por  partes  iguales  de  todos  los  provechos,  sepanKia  que 
ñieae  la  que  correspondiera  al  Bey.  Luque  celebró  una  misa  y  los  úw 
comñl£[aron  de  la  misma  hostia  que  se  consa^^ró. 

Coma  el  mes  de  Noviembre  de  1524  al  verificarse  la  salida  de  Panamá 
de  Don  Francisco  Pizarro  con  ochenta  hombres,  y  cuatro  caballos 
en  aquella  nave  y  dos  canoas;  y  Almagro  que  no  descuidó  un  instan- 
te las  disposiciones  qne  exigía  su  partida  en  auxilio  de  aquel,  consigaió 
una  carabela  la  cual  carga£i  de  lo  necesarío  se  hizo  á  la  mar  condu- 
ciéndolo con  sesenta  ó  setenta  aventureros  que  pudo  rennin  gente  por 
cierto  de  ínfima  clase  y  dispuesta  á  toda  suerte  de  eventualidades  con 
tal  que  viera  próxima,  ó  siquiera  probable,  la  ocasión  de  cebar  su  co- 
dicia. 

Damos  razón  en  el  artículo  res])ectivo  á  D.  Francisco  Pizarro,  de  los 
contratiempos,  combates  y  amarguras  que  suMó  en  sus  correrías  con 
pérdida  de  mucha  gente;  y  contrayáidonos  á  las  operaciones  de  Alma- 
gro, principiaremos  por  advertir  (jfue  Pizatro  envió  á  Panamá  á  D.  Kioo- 
las  de  Bivera  con  el  oro  -consolido,  y  para  dar  cuenta  de  la  situación 
que  quedaba  ocupando  en  '*  Chicama^'  (ó  Chinchama.)  Bivera  conoció  al 

Í tasar  por  la  Isla  de  las  Perlas  que  Almagro  habia  tocado  allí  con  el  re- 
uerzo  que  llevaba,  y  á  fin  do  guiarle  en  la  dirección  que  debía  seguir, 
despachó  una  canoa  para  que  lo  buscara  y  le  diera  avisos. 

Almagro  después  de  reconocer  diferentes  lugares  inútilmente,  tomó 
tierra  en  'Tueblo  Quemado"  como  á  25  leguas  sJ  Sur  del  "Puerto,  de  Pi- 
fias," y  tuvo  que  acometer  con  vigor  á  los  indios  que  se  defendieron  va- 
lerosamente. En  esta  reMega  Almagro,  que  daba  ejemplo  peleando  como 
el  prímer  soldado,  recibió  un  dardo  que  le  hirió  ó  hizo  perder  un  ojo;  y 
tantos  cargaron  contra  él  que  solo  pudo  salvarle  su  gran  serenidad  para 
la  lucha,  y  el  pronto  é  inmediato  socorro  de  un  negro  esclavo  suyo.  La 
victoría  fué  do  los  españoles  que  ocuparon  la  población  abandonada 
por  la  huida  do  los  iodios. 

Mejorado  Almagro  de  su  herida  continuó  recorriendo  la  costa,  y  halla- 
ron uno  que  otro  punto  en  que  habia  algún  oro  y  bastimentos;  y  asi  fue- 
ron hasta  el  rio  do  San  Juan  en  cuyas  dos  márgenes  existian  }K)blacio- 
nes.  Mucho  fué  el  desconsuelo  de  aquel  no  encontrando  á  Pizarro,  y  £eí1- 
tándole  noticias  de  su  paradero^  llegó  á  creer  hubiese  nau&agado  con  su 
tropa,  razón  por  que  determinó  regresar  á  Panamá.  A  su  tránsito  por  la 
Isla  do  las  Perlas  ^so  informó,  por  los  datos  que  dejó  Rivera,  do  que  Pizar- 
ro estaba  en  "Chicama. "  Encaminóse  á  esto  punto  donde  so  reunieron, 


104  ALM 

Y  después  de  comamcarse  sus  desgracias  acordaron  uo  abatirse,  j  por  el 
contrarío  perseverar  con  ánimo  firme  en  su  propósito  de  hacer  los  descU- 
brímientos  que  se  habian  propuesto. 

En  virtud  de  esta  resolución  volvió  Almam)  á  Panamá  con  el  fiu  de 
traer  mas  gente.  A  su  llegada  el  gobernador  Dávila,  que  alistaba  una  es- 
pedición  á  Nicaragua,  negó  su  protección  á  D.  Diego;  x^^ro  la  tenacidad 
de  este,  y  los  ruegos  de  Luque  lograron  vencerlo,  imponiendo  la  condi- 
ción de  que  tuviera  Pizarro  un  compafiero  para  que  no  fuese  único  en  0I 
mando;  y  al  efecto  dando  título  de  Capitán  á  Almagro,  le  permitió  ha- 
cer sus  nuevos  aprestos.  Salió  D.  Diego  de  Panamá  trayendo  la  tropa 
2uejuntó,  en  dos  buques  y  dos  canoas  con  el  piloto  Bartolomé  Kui2. 
ruego  que  ambos  caudillos  se  reunieron  en  "Cbicama,"  Pizarro  dio  mues- 
tras de  desagrado,  y  se  manifestó  ofendido  por  el  despacho  que  le  pre- 
sentó Almagro,  sospechando  que  él  lo  hubiese  solicitado  con  la  mira  de 
igualársele;  mas  tuvo  que  someterse  á  dicha  provisión  por  necesidad  y 
bien  á  su  pesar,  aunque  D.  Diego  le  hiciera  ver  que  admitió  el  nombra- 
miento para  quitar  la  ocasión  de  que  se  espidiera  en  favor  de  otro. 

Dejando  ''Cnicama''  navegaron  háoia  el  Sur,  estendieron  sus  esplora- 
ciones  hasta  el  río  do  San  Juan,  no  sin  las  dificultades  y  padecinuentos 
que  les  ofirecian  unas  tierras  escabrosas  y  mal  sanas,  plagadas  de  fieras 
e  insectos  dañosos;  agregándose  la  resistencia  de  los  indios  que  causó 
también  la  muerte  de  algunos  españoles.  Y  como  hubiesen  recogido  can- 
tidad algo  considerable  de  oro;  deseando  hacer  valer  este  incidente  favo- 
rable para  obtener  mayores  auxilios,  que  Juzgaban  ser  indispensablen 
para  abrír  una  campan  a  con  segurídad^  convmleron  los  dos  capitanes 
en  que  Almagro  fuese  á  Panamá  conduciendo  el  oro  y  las  noticias  qud 
acerca  del  Perú  habian  adqnirído;  que  Pizarro  esperase  el  refuerzo  j  de- 
más elementos  que  su  compafiero  iba  á  procurar,  y  que  el  piloto  Ruiz  se 
ocupase  entre  tanto  de  adelantar  por  el  Sur  el  descubrimiento,  como  lo 
verificó  reconociendo  laisla  del  Gallo,  la  bahía  de  San  Mateo,  el  cabo 
Pasao  bajo  la  equinoccial,  y  otros  lugares  y  ríos,  el  de  Santiago  uno  de 
eUos.  Yoivió  atrás  hasta  encontrar  áPizarro  á  quien  dio  noticias  ya  cla- 
ras de  las  ríquezae  deTumbez  y  CuzcO;  y  del  hermoso  país  gobernado  por 
los  Incas. 

A  su  ingreso  en  Panamá,  Almagro  encontró  de  Gobernador  á  D.  Pedro 
de  los  Ríos  sucesor  de  D.Pedro  Arias  Dávüa  que  se  hallaba  en  Nicara- 
gua. Ríos  recibió  con  distinción  á  D.  Diego,  v  éste  y  Luque  se  enten- 
dieron con  él,  y  lograron  que  no  obstante  haber  manifestado  el  Gober- 
nador gran  pesar  por  la  muerte  de  tantos  espafioles^  confirmase  la  auto- 
rízacion  de  Dávila  y  los  títulos  dados  á  los  caudillos  del  descubrimiento* 
Almagro  en  esta  vez  pudo  reunir  solo  46  hombres  de  los  recien  venidoa 
al  Istmo,  y  con  ellos  salió  en  demanda  de  su  socio,  trasportando  artícu- 
los de  guerra,  víveres  y  medicinas.  Los  de  Pizarro  habian  sufrido  en  lu- 
fares  insalubres  desventuras  y  trabajos  inauditos,  perseguidos  del  ham- 
rey  desnudez,  de  las  enfermedades  que,  á  una  con  la  resistencia  de  los 
indios,  hicieron  que  no  pocos  pereciesen  víctimas  de  los  rígores  de  la 
adversidad. 

Y  sin  embargo  de  las  nuevas  lisongeras  obtenidas  por  el  piloto  Ruiz, 
que  las  comprobó  con  el  testimonio  ae  varíes  indios  de  Tumbez  tomar 
dos  en  el  mar;  era  tal  el  desfallecimiento  de  los  españoles  y  su  desespe" 
ración  al  llegar  Almagro  con  aquel  refuerzo,  ^ue  casi  todos  se  hallaban 
decididos  á  volver  á  Panamá  para  no  sucumbir  á  los  golpes  de  tan  hor- 
ríbles  tormentos.  Aun  el  mismo  Pizarro  por  instantes,  y  desmintiendo 
su  carácter  incontrastable,  esperimentaba  algiuia  decadencia  en  su  es- 
pirítu  inclinándose  ya  al  regreso  á  Panamá  como  medio  de  dar  á  la  em- 


ALM  105 

^^T«6a  el  impulso  de  qne  neeeeitabft  pm  ser  fuerte  en  U  prosecución  de 
B1UB  designios.  Por  no  ser  Almagro  de  igual  parece^  se  pusieron  en  con- 
tradicción ambos  capitanes,  y  Inzarrooomo  sonrojaao  de  que  aquel  sostu- 
viera con  calor  el  partido  que  requería  mas  audacia,  d^o  á  su  compañero 
qne  pennanecienao  en  Panamá,  6  viajando,  no  habia  suMdo  hambre  ni 
otras  privaciones  y  desgracias  que  creía  soportables  y  desestimaba  jor- 
que le  eran  desconocidas.  Ofendido  Almagro  intentó  quedarse  á  dirigir 
las  operaciones,  y  propuso  á  Pizarro  ^ue  mese  á  practicar  en  Panamá 
los  encargos  que  á  él  le  estaban  cometidos.  De  uno  en  otro  los  alterca- 
dos pasaron  á  ser  acravios  oprobiosos,  y  ambos  acudieron  á  sus  armas 
I>ara  ventilar  con  ellas  mejor  que  con  razones,  una  disputa  en  que  la 
calma  y  la  reflexión  debieran  solo  intervenir.  Mediando  en  semejante 
eonflioto  el  tesoi-ero  Rivera  y  el  piloto  Ruiz,  consiguieron  apaciguarlos 
y  ponerlos  de  acuerdo  como  amigos.  Pizarro,  aunque  simulado,  no  po- 
día siempre  ocultar  sus  celos  y  sospechas  contra  Almagro,  siendo  cierto 
^ue  rara  vez  trató  á  éste  con  la  limpieza  de  la  buena  fé.  Reconciliados 
por  entonces  en  apariencia,  se  acordó  que  Pizarro  continuase  en  el  des- 
cubrimiento, y  ^  otro  volviese  á  Panamá  con  Ruiz  á  fin  de  enviarle  el 
mayor  número  posible  de  soldados,  y  los  demás  socorros  que  con  urgen- 
cia se  necesitaban. 

Grande  era  ya  el  descontento  de  los  soldados  que  quedaban  con  Pizarro, 
desatándose  en  qu^as  contra  los  capitanes,  que  resolvieron  hacer  man- 
sión en  la  isla  del  "Gallo"  mientras  venían  el  refuerzo  y  demás  auxilios. 
Almagro  emprendió  su  YÍaje  advertido  de  apoderarse  de  la  correspon- 
dencia, para  qne  su  lectura  en  Panamá  no  causara  exítacion  y  refluyese 
en  da&o  de  la  empresa.  Pero  apesar  de  esta  cautela  llegó  á  manos  del 
Gobernador  Ríos  una  carta  que  colocó  su  autor  dentro  de  un  grueso  ovi- 
llo de  hilo  de  algodón  enviado  á  D?  Catalina  de  Saavedra  esposa  de- 
aquél,  lamisma  qne  lo  habia  encargado.  Esa  carta  comunicaba  al  Goberna- 
dor laá  desgracias  de  los  soldados  que  pedían  pronto  remedio  para  librar- 
se de  la  muerte.  £n  su  final  se  escribieron  aquellos  versos  que  varios 
autores  copiaron  y  dicen : 

Pues  señor  Gobernador 

Mírelo  bien  por  entero 

Que  allá  vá  el  recogedor 

Y  acá  queda  el  carnicero . 
Oom  Almagro  fué  un  castellano  mmibrado  Lobato  que  llevábala  comi- 
sión secreta  de  trasmitir  á  Ríos  las  sáplicas  de  los  aventureros  que  solo 
pensaban  en  abandonar  á  Pizarro.  La  opinión  mas  común  se  hizo  sentir 
contra  los  empresarios,  y  el  gobernador  desoyendo  las  reflexiones  y  sú- 
plicas de  Lnque  y  Almagro,  envió á  Juan  Tami  con  la  orden  de  recocer 
aquella  tropa  como  lo  verincó  trasportándola  á  Panamá  con  exepcion 
de  los  trece  que  quisieron  quedarse  con  Pizarro.  A  éste  hablan  escrito 
sus  dos  socios  que  á  todo  trance  si|^e8e  el  descubrimiento.  Rogaron  al 
Gobernador  para  que  diese  auxilios  y  evitara  la  pérdida  de  Hzarro  y 
sus  pocos  compañeros,  mas  lo  único  que  lograron  mé  nna  embarcación 
que  franqueó  á  Almagro^  y  aunque  en  seffuida  intentó  quitársela,  éste 
la  confió  á  Bartolomé  Rniz  quien  llevó  á  e&cto  el  viiqe.  Pizarro  sirvién- 
dose de  ella  pasó  entonces  á  Tumbez  y  reconoció  la  costa  peruana  hasta 
'<San.tar. 

Cuando  este  resresó  á  Panamá  á  fines  de  1527  fueron  objeto  de  admi- 
raoioín  sus  triunfos,  ylafé  y  constancia  estraordinarias  qne  le  habían 
servido  para  alcanzarlos.  Trató  con  Almagro  y  Luque  sobre  armar  una 
formal  eepedicion  solicitando  de  Ríos  permiso  para  sacar  senté  y  caba- 
llos. £1  Gobernador  se  negó  absolutamente,  y  con  esto  resolvieron  pedir 

14 


106  ÁLM 

al  Bey  la  gobernación  de  los  nnevos  territorios.  Para  ello  hubo  divetg^elí-' 
cía  de  pareceres,  porqtte  Almagro  quiso  que  la  comisión  la  desempellaae 
Pizarro  y  lo  animó  á  aoeptarla.  'Él  se  prestó  con  tal  de  que  se  le  proye- 
yese  de  dinero  para  los  jgastos:  pero  Luqne  opinó  se  encomendase  el 
asunto  al  licenoiado  Oorrai  que  estaba  de  partida  para  España.  Pi2a¡m> 
.se  allanaba  á  todo:  Luque  observó  que  aunque  á  nadie  eustaba  oom- 
pafiia  para  el  mando,  en  último  caso  mejor  era  que  marcnasen  los  do» 
para  conciliar  sus  intereses  y  prevenir  posteriores  diBCordias;  Alma^ 
^ro  porfió  de  nuevo  é  bizo  ceder  a  Luque:  prevaleció  su  dictamen,  y  se 
deliberó  que  Pizarro  se  dirigiera  á  la  corte  y  consiffuieee  para  sí  la  go- 
bernación, el  título  de  adelantado  para  Almagro,  el  obispado  para  "Luquef 
para  Buiz  el  cargo  de  alguacÜ  mayor,  y  mercedes  para  los  que  queda- 
sen vivos  de  los  trece  compafioros.  Pizarro  afirmó  qne  todo  lo  gueriaparm 
ellos  prometiendo  negociar  lealmmte  y  iin  fáneun  doblez.  Almagro  entendió 
luego  en  buscar  recursos,  proporcionó  1^0  pesos  de  oro  que  le  fueron 

«restados,  y  Pizarro  se  embarcó  en  'hombre  de  IHos"  para  su  destino 
levando  varios  indios. 

Almagro  temió  mucho,  mientras  tanto,  queB.  Pedro  Arias  Bávila  rea- 
lizase el  pensamiento  que  tuvo  de  espedioionaral  Perú  desde  Nioara.^a% 
donde  habla  recibido  noticia  de  los  descubrimientos  por  el  tesorero  Rive^ 
ra  y  el  Piloto  Buiz.  Arias  se  quejaba  de  Almagro  dioiendo  le  habla  es- 
cluido  de  la  compafiia  que  al  principio  celebraron,  después  que  él  le  di6 
1500  pesos.  Pu6  efectivo  que  el  citado  Arias  tuvo  ese  plan,  pero  se  disi- 

gS  por  cuestiones  con  tres  vecinos  de  León  acerca  del  mando,  y  porque 
niz  V  Bivera  se  vinieron  de  fuga  á  Panamá  disgustados  de  las  ideas  j 
manejos  de  dicho  Arias. 

Pizarro  obtuvo  de  la  Beina  gobernadora  cuanto  pudo  desear  para  lA 
conquista  dol  Perú,  con  plena  autorización  para  el  ejerciólo  del  cargo  de 
gobernador  y  capitán  general.  Pero  mientras  que  las  concesiones  que  á 
6l  se  dispensaron  fueron  de  alta  significación  y  valia,  las  otorgadas  á  D. 
Diego  Almagro  fueron  pequeñas,  mezquinas  y  sin  proporción  alguna  á 
su  merecimiento  por  la  mucha  parte  que  le  cabia  en  la  empresa.  Noni- 
brósele  teniente  de  Pizarro  en  la  fortmeza  que  se  hiciese  en  Tumbez,  oon 
100,000  maravedís  de  salario  anual,  y  200,000  de  ayuda  de  costa.  Se  le 
reconocía  como  hnodalgo,  y  se  le  asignaron  500  ducados  de  los  prove- 
chos que  rindiese  el  país.  £sto  es  tocante  á  Almagro  lo  que  se  encuen- 
tra en  la  real  resolución  y  acuerdo  hecho  en  To^^do  á  ^  de  Juüo  de 
1529,  con  mas  el  derecho  de  sucesión  al  Gobi^no  en  caso  de  morir  Pi- 
zarro. El  cronista  Herrera  dice  que  también  se  legitimó  al  hijo  natural 
que  tenia  Almagro  en  Ana  Hartinez  su  criada. 

Grande  ñié  la  impresión  que  esperimentó  Almagro  al  recibirse  en  Pa- 
namá el  primer  anuncio  de  este  resultado,  y  vién£)se  desatendido  oom- 
prendió  que  por  parte  de  su  antiguo  socio  había  faltado  la  lealtad  y  bue- 
na fé  oon  que  debió  ver  por  él,  correspondiendo  á  la  confianza  neofa», 
apesar  de  los  recelos  que  Luque  dejó  entrever  antes  de  la  partida  de  Pi- 
zarro para  España.  La  conducta  de  éste  para  oon  su  amigo  era  indigna 
é  indisculpable,  y  el  resentimiento  de  D.  Pie^  mas  que  justo  y  bien  mo- 
tivado. Por  tanto  hizo  propósito  de  separarse  de  la  sociedad,  y  sevetiid 
á  unas  minas  con  ánimo  de  fkdoptár  oeupacion  diversa.  Sin  embargo^ 
como  su  carácter  era  generoso  y  sincero,  se  dejó  persuadir  de  Loque  y 
de  D.  Nicolás  do  Rivera  que -se  propusieron  sosegailo  y  hacerle  ver  que 
la  compaflia  no  estaba  disuelta:  que  ©ra  de  esperarse  de  la  mocha  hon- 
radez de  Pizarro  que  daría  «uanto  tuviese  á  sus  compañeros,  y  en  espe- 
cial á  quien  tanto  debia.  Dócil  á  la  eficacia  de  estas  y  oteas  observacio- 
nes, se  dedicó  Almagro  á  construir  buques,  y  á  hacer  otros  preparativos, 


AI^ 


107 


Ungymla  aaxwUA  proceder  ¿inteesane  en  que  el  piloto  Bartolomé  Raíz 
4q|nBiflBe  Jm  anuuga  an^a  q,ae  abrigaba  tambieo.  ooutra  Pizarro  á  cauaa 
4e  BU  mala  ooiveí^oaaaeQoia. 

A  la  llegada  de  D.  Fraacbco  Pizarre  al  Istmo,  cuidó  Almagro  de  reci- 
birlo oon  muestras  de  afecto,^  sin  dar  seQales  de  su  resentimiento,  que 
reservó  para^  hacérselo  ver  á  solas.  Lo  venñcó  así,  esponiéudole  que  no 
Jbabia  cumplido  sus  deberes  para  con  él  ni  sos  juramentos  de  guardarse 
reciproca  tüuistad;  olvidándolos  trabajos  padecidos  por  ambos,  y  lo  mu- 
cho que  él  habia  gastado  en  b^iefíclo  común.  En  lo  qne  mas  se  ^ó  taé 
en  la  vejra^enjsa  que  le  apuraba  el  suínmiento,  y  en  las  fi;losaa  que  para 
mengua  de  cru  reputación  era  factible  se  formasen.  Las  únicas  salidas  y 
escuiaaB.  dadas  por  Piaarro,  rodaban  sobre  la  imposibilidad  de  conseguir 
que  la  l^yUa  confiriese  á  dos  un  mismo  podei?  y  mando  (cosa  nunca  pre- 
telada,  poj;  Almagro)  y  sobre  el  t^aa  usual  y  artificioso  de  que  la  tier- 
19  aelPerd^era  grande  y  había  en  ella  para  todos. 

Los,  dos  6audmo8  estaban  al  parecer  reconciliados;  mas  Almagro  que 
I>i6ii  hubiera  podido  moderar  del  todo  sus  quejas,  tuvo  que  esperimen- 
tar.  sios^ibores  de  otra  especie  que  las  revivieron  antes  de  que  pudieran 
Hegar  4  estanguirse.  Pizarro  trajo  en  su  compañía  cuatro  hermanos  su- 
yos qx^e  diafirutaban  de  su  protección,  que  todo  lo  esperaban  xle  él,  y 
que  era  de  supoijier  fuesen  objeto  de  sus  preferencias  en  las  colocaciones 
principales,  y  en  el  depósito  de  íntimas  confianzas  que  siempre  valen 
para  dominar  la  voluntad  de  los  que  gobiernan.  La  concurrencia  de  es- 
tos hombres  influyentes  exitÓ  el  dlesagrado  de  Almagro,  á  quien  se  hizo 
mas  FMiugnante  el  mayor  de  ellos,  Hernando  Pizarro,  por  su  arro^^an- 
eiay  altivez:  como  si  un  misterioso  presentimiento  le  obligara  á  mirar 
en  él  al  hombre  siniestro  que  sería  su  encarnizado  enemigo,  y  mas  tar 
de  el  que  atentara  contra  su  misma  existencia. 

Almagro  era  el  alma  de  los  aprestos  que  so  hacían,  porque  él  conocía  el 
país  y  los  elementos,  y  su  dinero  y  crédito  servían  para  moverlo  todo,  al 
paso  que  los  Pizarros,  hombres  nuevos  y  libres  para  hablar,  estimaban  en 
poco  cuanto  se  hacia,  censurándolo  con  descomedimiento.  Así  los  amigos 
ae  Almagro,  creyéndose  provocados,  l^os  de  callarse,  traían  á  la  memo- 
ria los  sacrificios  hechos  por  esto,  y  se  irritaban  al  contemplar  que  Pi- 
zarro hubiese  traído  á  cuatro  hermanos  que  se  persuadían  era  todo  su- 
yo. D.  Francisco  disimulaba  por  que  tenia  necesidad  de  Almagro;  y  esto, 
porque  le  era  dploroso  trabcgar  para  otros,  entró  en  sospechas  y  se  de- 
cidió á  hacer  compañía  con  el  contador  Alonso  de  Caseros  y  Alvaro 
de  Gc^ijo,  bien  porque  en  realidad  quisiera  separarse  de  los  Pizarros, 
bien  por  que  intentándolo,  los  precisara  á  confesar  que  sin  su  interven- 
ción y  ma^o,  poco  podían  alcanzar  por  sí  solos.  Hernando  de  Luque  uni- 
do al  licenciado  Gaspar  de  Espinosa  oidor  de. la  Audiencia  de  la  Isla  Es- 
pañola que  allí  se  hallaba,  temeroe^s  de  que  tales  dísonciones  trascendie- 
ran hasta  la  frustración  do  la  empresa,  tomaron  á  bu  cargo  la  tarea  de 
recuperar  la  paz  do  una  manera  sólida  y  establo;  y  al  efecto  se  concerta- 
ron para  4íár  ciertas  bases  de  avenünionto  á  que  Pizarro  se  sometió, 
probablemente  á  no  poder  mas,  por  que  él  sabia  en  sus  apuros  acomo- 
darse á  las  circunstancias  para  después  de  salir  de  ellas,  obrar  en  senti- 
do de  su  egoísmo.  Quedó  arreglado  que  Pizarro  dejase  á  D.  Diego  la 
parte  que  tenia  en  ''Tabóga"  y  ^uenipara  si,  ni  para  sus  hermanos  pudiese 
pedir  al  Rey  merced  alguna,  sm  que  antes  se  hnbiese  dado  á  Almagro 
nna  gobernación  que  comenzase  donde  se  acabara  la  de  200  leguas  de 
costa  asignada  á  D.  Francisco  Pizarro:  y  que  todas  las  adquisiciones  de 
oro,  plata,  joyas,  esclavos  y  otros  cualesquiera  bienes,  fuesen  de  los  dos 
y  de  Luque.  Hubo  quienes  creyeron  que  Almagro  se  prestó  á  este  con- 


108  ALM 

Tenio  por  la  llegada  de  Nicaragua  de  Heman  Ponce  de  León,  con  dos 
buques  cargados  de  esclavos  suyos,  y  de  su  compañero  Hernando  de 
Soto,  con  los  cuales  se  arregló  Pizarro,  y  le  entregaron  dichas  embarca- 
ciones, con  tal  de  que  les  pagara  los  fletes,  que  á  Soto  luciera  teniente 
gobernador  del  pueblo  mas  principal,  y  á  Ponce  le  diese  uno  deles  ma- 
yores repartimientos. 

Después  de  estos  acuerdos  hubo  mucha  actividad  en  los  preparativos; 
pero  nunca  se  olvidaron  los  rencores  y  las  murmuraciones,  ni  se  vio 
cambiar  de  conducta  á  los  hermanos  de  Fizarro,  razón  porque  los  áni- 
mos no  estuvieron  tampoco  en  la  quietud  deseada.  Se  determinó  qne 
Almagro  quedase  en  Panamá  para  recibir  la  gente  que  vendría  de  Nica- 
ragua y  otros  puntos,  y  Pizarro  salió  con  Iw  individuos  de  gueorra  en 
tses  buques  á  fines  del  afio  1590. 

Al  ocupar  y  fundar  la  ciudad  de  San  Miguel  de  Piura,  entrando  en 
malicia  de  que  acaso  Almagro  espedicionaria  de  su  cuenta,  sometiendo 

Í)ara  sf  el  país  que  encontrara  mas  espedito,  envió  Pizarro  á  Panamá 
08  buques  que  tenia  en  Payta,  y  dirigió  una  comunicación  á  D.  Diego 
(quien  acababa  de  recibir  título  de  Mariscál(  llamándole  con  premura^ 
ratificando  la  antigua  compafiía,  y  prometiénaole  buena  amistad  y  cor- 
respondencia, porque  su  cooperación  le  habia  sido  siempre  provechosa, 
y  le  necesitaba  mas  que  nunca  desde  que  infería  tuviese  hecna  una  cre- 
cida reunión  de  gente  y  de  armas. 

Salió  Almagro  de  Panamá  con  el  Piloto  Bartolomé  Ruiz,  153  soldados 
50  caballos  y  buenos  repuestos.  Sirvióse  de  los  buques  de  Heman  Pon- 
ce  que  hablan  vuelto  de  ^a3rta|.  y  de  una  nave  de  dos  gavias  que  él  habia 
construido.  Estuvo  en  la  bahía  de  San  Mateo  á  la  cual  llegó  una  embar- 
cación de  Nicaragua  con  alguna  gente  al  mando  de  Francisco  0odoy 
quien  se  dirigía  al  Pera  para  reunirse  á  Pizarro,  y  se  puso  desde  luego  á 
órdenes  de  Almagro.  Continúo  el  viaje  de  los  buques  ^or  la  costa,  mar- 
chando la  tropa  por  tierra.  En  cabo  ''Pasao''  hizo  elmanscal  se  adelanta- 
se uno  de  aquellos,  pero  sin  haber  adquirido  noticias  se  detuvoen  la  pun- 
ta de  ^^Santa  Helena''  donde  sejuntarbn  los  demás.  En  el  camino  pasaron 
los  soldados  hambre  y  constantes  trabajos,  muriendo  treinta  de  ellos:  el 
mismo  Almagro  sufrió  una  grave  enfermedad.  Confundido  por  ignorar 
la  suerte  de  Pizarro,  envió  otra  vez  un  buque  el  cual  entró  en  Tumbez, 
y  allí  adquirió  noticias:  á  su  regreso  encontró  la  espedicion  en  Puerto 
Viejo.  Pizarro  se  hallaba  en  Cajamarca  donde  ya  habia  sido  preso  ^ 
Inca  Atahualpa. 

Almagro  continuó  su  movimiento  y  vino  á  descansar  en  Piura.  Fo« 
mentados  por  los  Españoles  que  allí  estaban  de  guarnición,  empezar 
ron  á  difundirse  rumores  de  que  el  mariscal  no  andaba  en  buena  dis- 
posición, y  que  sus  miras  eran  operar  solo,  en  diferente  territorio  del 
que  ocupaba  Pizarro  con  sus  tropas.  Irritado  Almagro  con  la  circula- 
ción de  semejantes  invenciones,  se  contrsjo  á  investigar  su  origen;  y 
como  apareciese  que  habia  apoyado  la  calumnia  y  era  cómplice  de  ella 
un  escribano  Rodrigo  Pérez  que  hacia  de  su  secretario,  el  cual  además 
la  comimicó  por  escrito  á  D,  Francisco  Pizarro,  mandó  se  formara  un 
proceso,  y  después  de  tomarle  confesión  y  de  practicarse  indagaciones, 
le  hizo  ahorcar  sin  mas  demora.  En  grande  inquietud  habia  puesto  á 
Pizarro  una  acusación  de  tanto  bulto;  y  con  dictamen  de  sus  principa- 
les amigos,  acordó  no  alterar  la  confianza  de  que  Almagro  era  digno,  y 
enviar  una  comisión  con  el  objeto  de  saludarlo  y  actívar  su  marcha 

Sara  el  interior.  El  astuto  Pizarro  encargó  de  esta  diligencia  á  Diego 
e  Agüero  y  Pedro  Sancho,  dándoles  instrucciones  para  qne  averigua- 
ran en  fieci*eto  lo  que  hubiese,  y   cartas  para  algunas  personas,  con' 


ALH  109 

oeasion  de  mi  llegada,  álhagáadolaa  con  muelios  complimientoe  y  lar- 
gas ofertas. 

Los  enüsafios  debían  dar  á  PLearro  noticia  cierta  del  resultado  para 
qoesi  era  favorable,  se  disipase  la  idea  de  ana  defección  por  parte  de  qnien 
disxwnia  de  200  soldados.  £1  espirita  de  discordia  entre  aquellos  hom- 
bres no  babia  limitado  sos  malignas  artes  á  las  denancias  contra  Alma^ 
gro;  qae  también  á  este  se  trató  de  hacerle  comprender  qae  Pizarro  in*- 
tentaba  su  pérdida  y  aon  darle  muerte,  aconsejándole  síganos  de  los  sp- 
yofl  que  se  guardase  y  ñiese  cauto.  Ko  na  üaltapao  cmien  opine  que  Alma- 
gro pensó  en  independizarse  de  Pizarro,  y  que  el  Secretorio  justiciado 
conocía  sus  tentaciones  y  conatos  á  este  respect-o:  pero  no  hay  prue- 
bas de  ello,  y  tal  juicio  acaso  nació  de  haber  tratado  el  mariscal  en  Par* 
iiamá  de  separarse  para  obrar  por  6Í  cuando  eetQTO  bt^o  la  impresión  de 
les  disgustos  que  ya  hemos  referido. 

lilctgé  Almagro  áCi^amarca  con  su  tropa  el  14  de  Abril  de  1533  cau- 
sando generáfcontento  en  la  gente  de  Pizano.  no  asf  al  Inca  que  vei» 
con  recelo  éí  aumento  de  fuerzas  de  los  Españoles.  El  mariscal,  que  en 
su  marcha  habia  cuidado  de  que  no  se  hiciese  mal  alguno  á  los  Indios, 
Tisitó  á  Atahualpa  y  le  hizo  mucha  atención,  admirándose  de  su  fino 
pmrte  y  de  las  riquezas  que  acumulaba  para  su  rescate.  A  la  entrada  de 
Almagro  en  Cigamarca  se  hizo  reparable  qiie  Hernando  Pizarro  no  se 
acercase*  á  saludarlo,  y  que  mostrase  desa^prado  por  su  venida.  Esta 
falta  la  sintió  su  hermano  D.  Francisco,  quien  se  la  reprobó  obligándole 
á  satisfacerlo:  así  lo  hizo  Hernando  al  dar  sus  disculpas  ál  mariscal. 

La  tropa  conducida  por  este  al  tratarse  de  repartir  el  tesoro  reunido 
por  el  Inca,  alegó  tener  el  mismo  derecho  de  participación  que  los  sol- 
dados de  'Pizarro;  y  al  intento  se  hicieron  valer  razones  de  algún  peso.  Los 
otros  por  su  lado  dieron  las  suyas,  fundadas  en  que  ellos  corrieron  los 
primeros  riesgos  y  aprisionaron  á  Atahualpa.  Pizarro  después  de  oir  á 
I>.  Diego  de  .¿bnasro,  resolvió  que  para  los  soldados  de  este,  se  aparta- 
sen cien  mil  ducados,  según  asienta  el  cronista  Herrera.  Creemos  que  es- 
to fiíese  antes  de  la  distribución,  porque  en  ella  solo  se  vé  que  se  les  die- 
ron 20  mil  pesos  **para  ayuda  de  pagar  sna  deudas  y  fletes,  y  suplir  algunas 
necesidades  que  traían,"  Ftescott  se  atiene  á  lo  que  aparece  de  la  acta  de 
repartición.  Gajrcilaso  que  la  hizo  subir  á  4.605.670  ducados,  espllca 
que  cien  pesos  de  oro  valían  120  en  plata,  y  que  120  pesos  en  plata 
«an  144,  ducados.  Y  afirma  que  á  la  gente  de  Almagro  se  dieron  80 
mil  pesos  en  oro  y  60  mil  en  plata,  y  al  mismo  Almagro  para  si  30  mil 
en  oro  y  10  mil  en  plata  **fiiera  de  lo  que  su  oompaüero  le  dio  de  su  parte." 
Garcilaso  apoya  también  su  acertó  en  lo  que  áJ^ó  escrito  el  Padre  Blas 
Valora,  bien  que  este  fija  el  total  de  lo  distribuido  en  mas  cantidad  to- 
davía. Tenemos  por  cosa  increíble  que  Almagro,  y  menos  su  tropa, 
(mas  de  200  hombres)  se  conformasen  con  los  20  mil  pesos  que  constan 
en  la  acta.  Prescott  se  contenta  con  advertir  que  nada  se  decía  de  Al- 
magro quien  '^seffun  los  términos  del  primitivo  contrato  podía  rec^fnar 
imaparte  igual  ala  de  su  socio," 

Pizarro  comisionó  á  su  hermano  Hernando  para  que  diese  cuenta  al 
Bey  de  los  sucesos  del  Perú,  y  le  llevase  los  caudales  que  por  quintos  le 
eorrespondian.  Y  D.  Diego  de  Alma£;ro  le  dio  poder  para  que  lo  represen- 
tara en  la  Corte,  solicitare  para  él  el  título  de  Adelantado,  y  el  Gobierno 
del  país  que  estaba  mas  al  Sur  del  que  se  señaló  á  D.  Francisco  Pizarro.  D, 
Die^o  escribió  sobre  esto  al  Bey:  y  por  si  Hernando  no  cumplía  el  encargo 
debidamente,  para  lo  cual  le  prometió  mas  de  20  mil  ducados,  encomen- 
dó también  el  asunto  de  un  modo  sigiloso  y  con  igual  poder,  á  Cristoval 
de  Mena  y  Juan  de  Soto  que  se  volvieron  áEspafia^ 


\ 


1 10  ALM 

Coiroeponde  ú  los  artlcnlosPizarro  y  Atahoalpa  la  relaci^  de  los  lio- 
chos <lue  precedieron  ala  ejecnciou  de  cete.  Aunqao  el  cnmista  Herrera 
no  menciona  á  Almagro  como  actor  inflnyente  en  esa  tiagtdia^  Garcila- 
8o  asienta  que  cuan£>  Pizarro  se  hizo  Juez  de  la  causa,  tuyo  de  acompar 
nado  á  Almagro,  y  dice  que  Atahualpa  le  miraba  con  azar  y  sabia  le  era 
contrario.  Prescott,  <^ue  consultó  y  recopiló  de  diferentes  autores  gran 
copia  de  datos,  escribe  estas  palabras:  ''Almagro  y  los  suyos,  dicen  I09 
"  secretarios  de  Pizarro,  ^ue  fueron  los  primeros  en  pedir  la  muerte  del 
"  Inca/'  No  intentamos  disculpar  á  Almagro,  x>ero  menos  trataríamos  de 
disminuir  la  responsabilidad  ae  Pizarro,  crevendo  que  obró  por  suges- 
tiones de  otros,  ni  menos  aceptar  las  escusas  de  los  secretarios  Francisco 
Jerez  y  Pedro  Sancho;  porque  estos  fueron  parciales,  y  lo  mismo  Pedro 
Pizarro.  quien  en  su  "Relación  Histórica''  afirma  que  D.  Francisco  sen- 
tenció a  Atahualpa  "contra  eu  voluntad,^  ¿Quién  le  pudo  obligar  Á.  ello? 
ipor  qné  alejó,  d&idole  una  comisión^  á  Hernando  de  Soto  que  defendía  al 
Inca,  y  porqué  hizo  callar  álos  que  pensaban  de  igual  modo,  amenazán- 
dolos con  que  se  les  declararía  traidores?  ¿No  estaban  entre  estos  varios 
partidarios  de  D.  Diego  Almagro,  y  especialmente  Juan  de  Horrada  al 
cual  quisieron  nombraxprotector  ael  Ijica,  apelando  de  la  sentencia  ante 
el  emj^oradort  Cuando  Presoott  dice  "que  se  formó  un  tribunal  en  quo 
"  presidieron  como  jueces  Pizarro  y  Almagro,"  no  nombra  al  autor  de  don- 
de recogió  estehecno,  apesar  de  su  minuciosidad  en  las  citas.  Kl  mismo 
Prescott  refiriendo  las  reconvenciones  que  á  su  regreso  hizo  Soto  á  Pi- 
zarro, pone  las  contestaciones  y  escusas  en  que  este  confesó  que  se  habla 
precipitado  mucho  porque  el  tesorero  Riquelme,  el  Padre  Valverdo  y 
otros  le  hablan  engañado:  pero  no  espresa  que  Pizarro  hubiese  acrimina- 
do á  Almagro;  y  agrega  que  el  tesorero  y  el  dominico  desmintieron  á  D. 
Francisco,  hechando  sobre  él  toda  la  responsabilidad.  Estos  dos  no  eran 
por  cierto  partidarios  de  D.  Diego,  y  tampoco  le  hicieron  culpable  al 
tiempo  de  rechazar  las  aflcrciones  del  gobernador.  El  juicioso  jPriescott- 
concluye  con  estas  palabras.  "Apoyándose  esta  disculpa  en  tan  débiles 
"  fundamentos,  el  historiador  que  tonga  medios  de  comparar  los  divor- 

"  sos  testimonios  de  aquel  tiempo,  no  podrá  admitirla --.  Pero 

"  Pizarro  como  jefe  era  el  principal  responsable  de  aquellas  medidas,  no 
"  siendo  hombre  que  se  dejase  arrebatar  la  auteridad  de  las  manos,  ni  que 
"  cediese  tímidamente  al  impulso  de  los  domas.  No  cedía  ni  aun  al  suyo 
"  propio,  y  en  toda  su  carrera  mostró  que  ya  en  él  bien,  ya  en  el  mal, 
"  obraba  siguiendo  las  reglas  de  una  política  fria  y  calculadora." 

Después  de  haberse  proclamado  por  Inca,  sucesor  de  Atahualpa,  á  un 
hermano  suyo  llamado  Toparca  que  falleció  al  poco  tiempo,  se  puso  Pi- 
zarro en  marcha  para  el  Guzco  con  sus  tropas  llevando  al  nuevo  sobera- 
no elevado  por  su  astucia  para  engañar  y  sosegará  los  indios.  Almagro 
llevaba  á  sus  órdenes  la  fuerza  <jue  iba  de  vanguardia,  y  al  ocupar  el 
valle  de  Jauja,  encontró  un  ejército  enemigo  con  el  cual,  después  de  pa- 
sar los  españoles  el  rio,  se  trabó  un  combate  resultando  los  indios  dividi- 
dos y  dispersos.  También  desbarató  otras  fuerzas  opuestas  después  por 
los  mismos  "Guaneas"  y  los  "Yauyos"  tomando  algunas  mujeres  princi- 
pales entre  las  que  se  distinguían  dos  hijas  de  Guainacapac. 

Hernando  de  Soto  de  orden  do  Pizarro  avanzó  con  60  caballos  en  direc- 
ción al  Cuzco  para  observar  y  pjvrticipar  lo  que  allí  ocurriera.  Temiendo 
el  gobernador  que  las  crecidas  bandas  de  indios  armados  con  que  trope- 
zaba Soto,  pudiesen  destruir  su  pequeña  columna,  hizo  que  en  su  auxilio 
se  adelantase  Almagro  con  tropa  suficiente.  Hallóle  en  la  sieri'a  de  '*Vil- 
caconga"  bastante  apurado  y  con  algunas  pérdidas;  y  teniendo  que  reu- 
nirse de  noche  hizo  sonar  sus  trompetas  hasta  que  Soto  contestando  con 


ALM  111 

iguales  ioqnos,  conoció  que  tenía  muy  próximo  al  morifical  con  d  nlíiat^ 
zo.  Juntos  pelearon  al  ser  de  día,  y  causando  gran  estrado  en  los  indios, 
los  hicieron  huir  en  completa  derrota.  Incorporado  ya  Pízarro  con  las 
demás  tropaj»,  tocó  á  D.  Diego  Almagro  envestir  á  los  indios  y  arrojarlos 
de  un  paso  escabroso  en  donde  quisieron  hacerse  inertes  en  el  valle  de 
^'Jaquijaguana:'' este  otro  triunfo  los  desalentó  y  produ|o  la  rendición 
de  ^'Haneo  Inca,"  á  quien  PiEano  hi£0  oieer  ave  le  leconooeria  eomo  sobe- 
rano. Pero  los  dispMsos  sefaeron  al  Cuzco  a  poner  fuego  á  la  ciudad  y 
esconder  los  tesoros.  Los  españoles  aue  aeudleron  á  impedirlo,  no  estoo- 
baron  el  soquóo  á  sus  ndsmos  soldados,  bien  que  consiguieran  atgjar  el 
curso  del  incendio.  Reunieron  gran  «antidad  ae  riquezas  en  vascas  y  ob- 
jetos de  oro  y  plata,  fuera  de  lo  que  desfl^arecdóá  eanaa  de  los  Tobos  de 
la  t»^a  y  délo  mfudio  que  oeultaionles  indios.  Estraido  el  quinto  del 
B^  se  pñicticó  una  larga  distribuoion,  asegurándose  que  üucon  becbas 
480  portes,  y  que  cada  una  tuvo  él  valor  de  onartzo  mü  pesos  según  Herre- 
ra, ó  seis  mil  e^^n  Pedro  Pizarro;  en  ensato  á  esto  ha  habido  variedad 
de  pftteceSKs.  'uareilaso  que  pondera  como  ninguno  loe  valores  de  lo  en- 
oontmdo  eb  el  'Cuzco,  dice  que  aquel  rMUirto  toé  muy  supwior  al  de  Cfk* 
jamsirca.  Sin  embargo,  el  seoietario  Peitro  Sancho  c<mñnine  con  un  dato 
ofioisa,  lo  liace  montar  á  5í)O,S0O  pesos  de  oro,  y  215,000  mareos  de  plata. 

PtZflóto  9a3á6  ddCusoo  oon  Almagro  llevando  50  mfKntes  y  50  cmstes 
¿eonseeuenda  de  saberse  que  eA.  general  de  Atafaualpa  Qiiizquiz  iba  coa 
fiaerzas  detenutnado  á  dar  un  ataque  al  Cuzco,  pero  apenas  se  avistaron 
laqueó  el  ánimo  de  los  indios  y  abandonaron  el  campo.  Alcanzados  en 
el  Apurimae  sufrieron  un  zer^  en  que  perdieron  aha^una  ^^te:  Pízarro 
se  volvióal  Cuzco,  y  Almagro  continuó  per8úrui6n£los  sin  haberse  de- 
tenido hasta  'Pilcas.''  No  tenemos  por  positnro  ;que  el  Inca  IConeo  con 
gran  ntbnc&éo  de  indios  acómpafiase  en  esta  jomada  á  los  espaftoles,  y 
con  voluntad,  porque  era  contra  uno  de  los  caudillos  de  Atahualpa.  Na- 
da hemos  encontrado  acerca  de  esto  en  Gomara.  GaroÍlaso,Herreray 
otros;  y  no  sabemos  de  que  manuscrito  tomaría  Presoott  esto  noticio, 
pues  no  lo  cüm  de  un  modo  determinado  ni  él  ni  los  que  le  siguen  en 
toreas  MbéóiÍobs.  Quizquiz  habia  atacado  ú  los  cspo&oleB  que  guorne- 
cion  Joiijo,  no  pude  vencerlos,  y  tomó  lo  vuelta  de  Quito. 

Eladeuiintado  D.  Pedro  Altorado  había  salido  de  Guatemala  en  diieo- 
-cion  al  Pera,  á  pesar  de  que  por  el  Rey  se  le  prohibió  espedioionor  á  poi* 
ses  descubiertos  ya  y  sujetos  á  otras  autoridades.  Tr^o  500  hom&es 
bien  annados,  muchos  indios  y  227  caballos.  Desemborcó  en  "Cácoques'' 
en  marzo  de  1534,  y  por  la  provincia  de  GKioyaquil  penetró  al  interior. 
Almagro  recibió  nuevas  de  este  suceso  por  un  ne^ro  que  se  los  comuni- 
có en  "Yiloas,''  y  no  bien  envió  á  Jai^'a,  para  cerciorarse  de  ellas,  á  dos 
CQmisionadDs,  cuando  llegó  el  capitón  Gabriel  do  Rojas  que  le  instruyó 
de  todo  como  testigo  ocu^,  y  continuó  su  camino  para  el  Cuzco.  Alma- 
gro dejó  sus  tropas  á  Hernando  de  Boto,  y  doblando  jomadas  emprendió 
marcha  hacia  Piura,  aconsejando  á  Pízarro  no  se  moviese  del  Cuzco. 
Tomó  en  Jauja  seis  soldados  de  crédito  que  le  siguieron,  y  Uevó  el  desig- 
nio de  defender  el  país  de  la  incursión  de  Alvorado.  Ordenó  desde  ''Jo- 
yanco''  á  Nicolás  de  Rivera  y  á  otros  que  existían  en  Pochocamac,  que 
si  el  piloto  Juan  Fernandez  aparecía  por  la  costo,  se  le  ahorcase  porque 
este  nabio  abandonado  al  capitán  Vdlalcazar  y  pasando  á  Guatemala  dio 
informes  ^  sirvió  á  las  miras  de  Alvarado:  asegurábase  que  andaba  en 
reconoclmi^itos  por  el  litoral. 

La  resolución  que  Almagro  tomó  sin  esperar  órdenes,  y  su  actividad 
en  llevarla  á  cabo,  puede  osplicajse  como  eiocto  do  su  ínteres  en  salvar 
el  territorio  señalado  á  Pízarro,  porque  contándose  las  200  leguas  desdo 


112  ALBf 

el  rio  ''Santiago/'  cerca  de  la  equinoccial,  esperaba  Almam  qvtd  medida 
esta  distancia,  tocaría  á  él  gobernar  de  Cmnclm  para  el  wtr^ 

Velalcazar  habia  dejado  «a  eobemacion,  que  era  la  de  Fioray  introda-' 
dándose  con  cuanta  merza  piMo  en  el  tenitorio  de  Qoito  sin  <Men  pora 
ello^  lo  qne  dié  Insar  á  que  entre  sos  émulos  se  hablara  de  su  defeooicMk 
para  ligarse  con  AlTarado.  Dádsele  asi  en  Plura  á  D.  Diego  Almagro 
cuando  aquellos  le  yieron  admirado  de  que  una  persona  de  Juieio  como  el 
dicho  capitán  procediese  de  una  manera  desautorizada,  almagro  red* 
bió  en  Piura  poderes  é  instrucciones  de  Pizairo  que  le  Ueyé  &iego  de 
Agüero;  y  como  hombre  resuelto  y  advertido,  detenninó  ir  á  buscar  á 
Velaleasar,  y  lo  reilficó  con  algunos  que  le  acompallaron.  Le  hizo  llamar 
del  lugar  en  que  se  hallaba:  preséntesele  en  Biobamba,  y  cuidó  de  escu- 
sarsn  condueta  de  una  manera  satisfibctoriAr  Habia  hecho  una  dificil 
campafia  contra  las  numerosas  huestes  del  temible  caudillo  Bunüfiahui, 
el  reciente  usurpador  del  trono  de  Quito,  derrotándolo  y  haciendo  desa- 
parecer su  poder  c<m  la  completa  ctispersion  de  la  indiada. 

La  tropa  de  Yelalcazar  se  mostró  afecta  al  mariscal  que  «on  airtificiv 
trató  de  allUM^arla  con  promesas.  Ambos  al  fiente  de  185  soldados,  se 
propusieron  defenderse  de  AlTanido,  y  emprendido  su  movimiMito  se 
encontraron  con  muchos  indios  que  se  les  oponían  al  oti9  lado  de  un  xi^ 
después  de  cortar  el  puente.  Pasandocasia  nado  y  con  gran  peligro,  los 
dispersaron:  el  que  los  capitaneaba  fué  preso,  y  por  ^  supo  Almagro  la 
proximidad  de  los  de  Alyarado.  Envió  entonces  aCristóTBl  Ayala  y  óteos 
bien  montados  para  reconocer  el  teixeno  y  adquirir  noticias  de  aij^nella 
gente.  Cayeron  á  manos  de  D.  Diego  Alvarado  que  con  tropa  venia  es- 
plorando el  país:  los  trató  cortesmente,  y  los  presentó  lue^  á  su  her- 
mano el  Adelantado  D.  Pedro  quien  les  d^o  ''que  su  intención  nunca  filé 
'*  buscar  escándalos,  sino  nuevas  tierras  para  mas  servir  al  Bey;''  y  lue- 
go les  restituyó  á  su  libertad. 

CuandoAlmacro  se  preparaba  para  un  combate  alentando  á  sus  s(^ 
dados,  y  haciéndoles  entender  que  los  de  Guatemala  venian  á  privarles 
de  lo  que  era  suyo  x>or  haberlo  ganado;  se  le  reunieron  aquéUoe,  ponien- 
do en  sus  manos  carta  de  Alvarado  en  que  le  manifestaba  "que  ha- 
"  bia  tenido  orden  del  emperador  para  descubrir  nuevos  paáses^  y  que 
"  habla  hecho  grandes  gastos  en  la  espedicion  destinada  únicamente  á 
"  ocupar  territorio  qne  estuviese  ñiera  de  los  límites  marcados  á  la  go- 
"  bemacion  deD.  I^noisco  Pizanro:  qne  no  traía  el  propósito  de  darle 
"  enojo,  ni  ocasionar  disenciones;  y  que  se  acercaba  á  Biolnimba  á  donde 
"  tratarían  lo  que  á  todos  conviniese.^'  Según  el  cronista  Herrera,Almaffro 
celebró  un  consejo  en  que  se  acordó  hacer  la  fundación  de  una  ciudad 
c<m  los  re^uiAtos  necesarios  para  poder  alegar  primera  posesión.  Asi  se 
etisdo  la  ciudad  de  Santiago  de  Quito  el  15  de  Agosto  de  1534  en  el  váUe 
de  Tumenpalla  cerca  de  la  antigua  Biobamb&  renovándose  dicha  fdnda- 
cion  el  dia  26  de  ese  mismo  mes  di^o  el  título  oe  ^^SánFrandaoo  de  Quito," 
en  honor  al  nombre  de  Pizarro.  Bstas  actas  se  conservan  en  el  archivo 
del  cabildo  de  esa  capital.  Herrera  dice  que  Almasro  fhé  hasta  Quito,  y 
allí  se  vio  con  Yelalcazar;  pero  Cevallos  cuyo  testimonio  es  digno  de  m, 
siendo  el  que  cita  aquellas  dos  actas,  afirma  que  Almagro  no  pasó  de 
Biobamba.  Preciso  es  deducir  que  aunque  Yelalcazar  fué  el  que  se  po- 
sesionó de  Quito,  no  hubo  entonces  acta  deftmdacion  de  la  ciudad,  y  por 
eso  en  la  de  15  de  Agosto  encabezada  por  Almagro  no  se  hizo  mención  de 
Yelalcazar.  Como  Almagro  no  sabia  escribir,  firmaron  por  él  Blas  de 
Atienza  y  Juan  Espinosa.  En  el  imismo  alio  1534  ordenó  el  mariscal  á 
Yelalcazar  trasladase  la  capital  al  lugar  en  qne  se  halla. 

Yistalacartade  Alvarado,  Almagro  comisionó  para  que  faesen  asa- 


ALM  113 

lüdATlo,  ai  padre  Bartolomé  JB^ovia,  áRolDiaz  y  Diego  de  Aj^üeto,  eoü 
«ncaigo'de  iignifiearle  'lo  senaiblo  qae  le  era  saber  la  serie  de  uesstaciaa 
q[iie  Labia  stmádo  en  su  ^nosa  marcha,  qne  daba  entero  crédito  ácnan-' 
to  le  décia  en  su  comonicacion  consideruidolo  un  caballero  bnen  servi-» 
dor  del  Itey:  qne  el  territorio  pertenecía  á  la  gobernación  de  Pizairo,  y 
que  <Sl  (Almagro)  esperaba  despachos  reales  en  qne  se  le  designase  A 
país  qne  deberia  estar  bajo  sn  gobierno."  £sos  mensajeros  llevaron  orden 
secreta  para  confundirse  entre  la  tropa  de  AlTarado,  y  esparcir  noticias 
fiednctoras,  á  ñn  de  inquietarla  con  ías  riquezas  del  Cuzco,  y  destiaria 
de  las  miras  hostiles  que  abrigara  su  canmllo.  Prodigo  esto  el  efecto  qne 
se  Vnscaba;  y  muchos  soldados  se  prepararon  anhelando  el  momento  d« 
incorporarse  con  lagente  de  Almagro» 
AlTOrado  ilegó  á  Mocha  y  pidió  por  medio  de  Martin  Estete  que  se  lé 

f^T^ese  de  intérpretes)  y  se  le  asegurase  el  camino  para  pasar  adelante 
descubrir  tierras  no  comprendidas  en  las  (]^ue  debía  gobernar  Pizarro. 
Pero  Almagro  que  cuidó  de  vestir  su  negativa  con  los  inconvenienteÉi 
qne  á  tal  propósito  se  oponían,  hizo  conocer  á  los  de  Alvarado  y  ú  este 
XDÍsmo  por  medios  indiroctos,  que  debían  esperar  grandes  ventilas  de 
uniese  ¿élv  adquirir  suamistod,  partido  preferible  á  todo  proyecto  in- 
cierto  s*  dificil. 

JEü  inxérprete  Felipillo  tan  conocido  por  sus  muclias  maldades,  y  que 
se  liaSlaba  con  Almagro,  desertó  al  campo  de  Alvarado,  dio  aviso  de  la 
poca  ñierza  con  que  contaba  D.  Diego,  y  de  sus  medios  de  defensa,  pro^ 
l^niendo  que  unos  indios  pusiesen  niego  á  sus  atrincheramientos  pata 
obligarlo  a  pelear  al  descubierto.  Instruyóse  Almagro  de  tales  felonías 
pGt  aviso  que  le  dio  Antonio  Picado,  quien  siendo  secretario  de  Alvo* 
rado,  según  dijo,  le  abandonó  viniéndose  á  la  parte  de  D.  Diego  para 
ofireoeile  sus  servicios.  £1  adelantado  ardió  en  cólera  contra  Pic£lo,  mo-* 
.Vi6  saB  foierzas  en  <^^n  de  guerra,  Jurando  qne  si  no  se  lo  entregaban, 
¿ábi%  dé  romper  con  el  mariscal.  Luego  dirigió  al  intento  una  reclamo* 
gíqb,  qjae  Almagro  desdefiLó  como  ofensiva,  dando  por  respuesta  ''que  VU 
"  oado  era  libre  y  podia  ir  y  estar  donde  quisiese.''  Al  mismo  tiempo 
«¡adgió  á  los  de  Alvarado  que  se  detuviesen:  estaba  resuelto  sin  embargo 
de  aiíj^rioridod  numérica,  á  batirse  hasta  perecer:  contaba  con  sus 
CKÜM^M  sin  equivocarse  respecto  déla  confianza  que  le  merecían,  por 
qá»  Atiniagto  con  su  sagacidad  y  dádivas  tenia  un  gran  poder  sobre  sus 
amboidijuMOS.  Luego  envió  al  Alcalde  Cristo  val  Ayála  y  al  escribano 
DoHjSingo  de  la  Presa  á  que  requiriesen  á  D.Pedro  Alvarado  ''para  que  no 
**  oanaase  escándalos,  m  entrase  en  la  ciudad,  y  que  se  vomese  a  Oua- 
^  tem^  d^ando  este  país  á  sus  poseedores,  y  protestando  por  todos  los 
\**  inaíes  y  consecuencias  que  habrían  de  sobrevenir  sí  no  lo  cgecutaba." 
JBX  adelantado  sin  admitir  tal  protesta  contestó:  "que  tenia  comisión 
y'  pin:»  descubrir,  pudíendo  entrar  en  el  Pera  en  lo  que  no  estuviese  de- 
/^lOfuraadoporagobier^  de  otro,  que  sí  el  mariscal  había  poblado  eh 
**  itOomünbaj,  no  debía  esperar  ningún  peijuicío,  y  que  para  llenar  las  ne- 
**  ocfiSdÁdes  de  su  gente  pagaría  por  sus  precios  cuanto  tomase.'' 

A^yvcs^ájo  no  obstante,  convino  en  que  su  tropa  se  retirara  á  una  le- 
so» de  distancia  para  tratar  de  un  arreglo,  y  al  efecto  encargó  al  ücen- 
Sado  Caldti4:a  T  á  Luis  de  Hoscoso,  vinieran  á  entenderse  con  Almagro. 
£1  sospechaba  mucho  que  á  su  gente  faltase  voluntad  pora  terminar  la 
^íuestíonpor  medio  de  los  armas;  ademas  de  qué  le  agitaban  te^nores  dé 
diyeícsa  naturaleza,  porque  su  partida  de  Guatemala  fué  contra  las  ór- 
denes del  Rey,  contra  el  parecer  del  obispo  presidente  de  Méjico  D.  Se- 
baatiion  Samiiez  de  Fueiueal,  ▼  desobedeciendo  mandatos  de  la  andien- 
gío.  en  tmoae  los  cuales  prohibióla  salida  de  los  indios  que  trajo  en  su 
^  15 


114  ALM 

espedicion.  Despne»  de  largas  conferencias  eon  D.  Di^go  ÁlmkgtOfqpkm 
se  mantUTó  fíime  6  iuTariaDle  en  sus  disposiciones,  y  sacaba  proveobo 
de  la  demora,  vino  al  fin  á  encontrarse  solución  para  todas  las  diferen- 
cias creadas  por  las  circunstancias  é  intereses  de  ambos  bandos. 

Alvarado  que  advertía  en  sus  tropas  partidos  ój^nestos,  y  que  £iltate 
la  unidad  sin  la  cual  nada  podía  prometerse,  convino  en  ceder  á  la  n^ 
zcaif  y  se  prestó  á  una  entrevista  con  Almagro  esperando  conseguir  vbd* 
tajas  del  avenimiento.  En  ella  renunció  Mvarado  á  su»  proyectos,  de- 
seoso de  evitar  una  guerra  civil  y  desagradar  al  Bey;  y  después  de  reoív 
procos  cumplidos,  perdonó  á  Picado  ]^or  intersecion  de  Almagro,  y  este 
fazo  lo  mismo  con  el  intérprete  Felípillo  por  complacer  al  Adelantado. 
Quedó  resuelto  en  cuanto  á  lo  principal  ''que  Alvarado  dejase  en  el 
"  Perü  su  gente  y  embarcaciones  y  se  volviese  á  su  cobiemo,  abonando^ 
'*  sele  120  mil  castellanos  de  oro  por  los  gastos  que  nabia  Yíeebo  y  por 
"  precio  y  paga  de  la  armada:"  de  este  airéelo  se  estendió  la  oorreenioiK- 
diente  escntura  pública  en  26  de  Agosto  de  1534  ante  Domingo  de  la 
Presa.  £1  Adelantado  habló  á  sus  sedados:  el  mayor  número  ^Uedó  con* 
forme,  bien  que  algunos  se  mostraron  desacordes:  sucede  asi  de  ordí* 
nario  en  reuniones  numerosas,  y  cuando  estallan  crisis  de  que  es  im- 
posible salgan  todos  igualmente  contentos.  Despuee  dio  a  reconocer 
por  capitán  á  D.  Die»>  Almagro,  y  este  con  agrado  y  sagacidad  tardé 
poco  en  granjearse  la  aceptación  y  aprecio  de  esta  ^pa.  Han  escrito 
algunos  que  ^  tratado  quedó  en  secreto,  y  que  á  la  tropa  de  Alvarado 
se  le  dyo  que  este  ocuparla  en  el  Perú  un  lugar  isual  á  los  de  Pizarra 
y  Almagro:  mas  no  prestamos  crédito  á  semejante  necho  por  infundado 
e  inverosímil:  ese  secreto  y  una  tal  suposición,  no  habrian¡podido  soBt<^ 
nerse  ni  dejar  de  producir  malísimo  resultado. 

Almasro  dio  cuenta  de  lo  acaecido  á  D.  Francisco  Piearao,  quien  w- 
Jando  Ckl  Cuzco,  cuidadoso  de  la  entrada  de  Alvarado  en  el  Peru,^  y  que- 
riendo [aproximarse  á  Almagro  se  habia  venido  á  Pacbacamac;  Apenas 
recibió  con  gran  Júbilo  la  noticia  del  desculase  ocurrido  en  Biobai^bir^ 
cuando  aJ^^^mos  genios  inquietos  y  turbulentos,  hallando  la  ocá^on  qti^ 
tales  hombres  nunca  desperdician  para  sembrar  desconfianzaA  y  desco^ 
poner,  los  ánimos»  se  empellaron  en  inspirar  recelos  4  Pizarro.  haiciencw 
valer  ciertos  rumores  foijados  por  la  malignidad.  Le  dijeron  qtie.  dero 
precaverse  mucho,  porque  Alvarado  j  Almagro  eran  muy  amigos»  y  w 
nian  dispuestos  á  despojarlo  d^l  Gobierno.  Que  una  de  las  preftensioixeB 
del  primero  fué  que  se  formase  una  nueva  compañía  entrando  él  ala  V0' 
te  con  D.  Diego  y  con  Pizarro,  oj&eciendo  casar  á  una  hija  suya  con  el  ^t* 
jo  de  Almagro.  Y  mientnis  que  este  no  habia  aceptado  nada,  respondióót 
do  que  fuera  imposible  la  paz  entre  tres  compañeros,  y  guaidando  Ú'í^r 
pre  Duena  fé  y  lealtad  en  sus  procedimientos,  apesar  de  la  falsía  y  aÉtft- 
vios  de  los  Pizarros;  los  que  rodeaban  al  Gobernador  sin  escusar  m  las 
calumnias,  se  desvivían,  adulándolo,  porqae  se  rompiera  la  armonía  pá- 
THk  sacar  partido  del  desorden  y  saciar  sus  venganzas,  antipatías  ó  txmr 
día.  Ni  mas  ni  menos  lo  ^ue  pasa  en  nuestros  cuas:  imitando  &  sus  aseeO- 
dienteslos  llamados  amigos  de  los  ridículos  cabecillas  de  revueltMi 
se  hacen  lugar  con  sus  chismes  y  malicias  para  esplotar  á  énm. 
mismos,  y  dañar  á  los  que,  por  conocerlos,  no  ^se  dejan  engañar,' y  flfift- 
ben  cumplirles  Justicia.^Fl2arro  cuidú  de  hacer  ver  que  no  daba  crédi^ 
á  semejantes  voces:  qué  sabemos  lo  que  guardaría  en  su  interior  ni  qWé 
'  rastros  Abririan  esos  cuentos  en  el  corazón  de  un  hombre  tan  «muladoy 
'  Buipioaz  como  él,  y  cuya  conciencia  no  andaba  limpia  con  reepeotó  'ú  «a 
socio. 

Almagro  d^ó  en  las  provincias  del  Norte  á  Velalcaasar  con  unáfíiwasa 


ALM  115 

ciMBpeteate,  enU  cual  qoedftron  no  pocos  de  los  soldadoa  de  QoatemaU. 
AlTarado  y  Alma^  se  pusieron  en  marcha  con  las  demás  tropas,  y  ds 
Hora  salió  Francisco  Pacheco  destinado  á  fnndar  nn  pneblo  en  *'Pnerto 
Viejo/'  para  evitar  los  abusos  y  estorciones  de  muchos  de  los  que  venian 
de  Otras  partes  al  Perú.  Al  transitar  por  el  Valle  de  Chimu,  comisionó 
Almagro  á  Miguel  Astete  para  (^ue,  previas  las  investigaciones  necesa- 
rias, estableciese  allí  una  población  que  fué  después  la  Ciudad  de  Tr^Ji- 
11o.  £n  el  Valle  de  Chicamahizo  Almagro  castigar  ánnos  indios  por  ha- 
ber muerto  á  varios  espatkoles  que  llegaron  por  mar  á  esa  costa. 

Gkffcilaso  al  narrar  los  sucesos  ocurridos  en  el  norte  y  que  acabamos  de 
rsfeciiv  dice  que  cuando  Almagro  y  Alvuado  venían  desde  Biobamba 
liácáa  la  costa  para  reunirse  con  Pizano,  tuvieron  recios  combates  con 
tropas  del  general  Quizquiz,  y  hace  referencia  á  lo  escrito  por  ú  Padre 
Valera  á  qmen  siempre  cita  como  la  mejor  autoridad.  Qomára  dá  tam- 
Iden  laxon  de  esas  batallas;  pero  Prescott  que  hace  valer  las  relaciones 
de  Pedro  Pizacro  y  Pedro  SanchOi  considerándolas  muy  autéiíUoas,  aunque 
alguna  veztiaya  advertido  **  que  citaba  á  los  Secretarios  de  Pizarro/*  ov- 
ilio  dando  lugar  á  que  se  les  tenga  por  parciales;  Prescott,  nada  dice  de 
agueUos  hechos  de  armas.  Todavía  se  hace  mas  reparable  que  el  cronis- 
ta Herrera  los  silencie  absolutamente^  Herrera  que  como  ningún  otro 
escritor  de  entonces  tuvo  á  su  disposición  los  arcnivos  y  toda  dase  de 
documentos  oficiales. 

Ckmsnltando  diferentes  autores,  nos  atenemos  en  puntos  dificiles  ¿lo 
que  nos  parece  mas  acertado  ó  probable;  y  d^ainos  el  examen  de  cual- 
quiera eontradicciou  y  error,  para  el  caso  de  que  se  haga  necesario.  Pe- 
so vtik  embargo,  ereemes  conveniente  contar  lo  que  tocante  á  los  últimos 
escuerzos  de  Quizquiz  se  encuentra  en  Oarcila¿0y  Zlb»te,  Qom(ira  y  un 
medenio  historiador  ecuatoriano. 

Sabiendo  Alnu^ro  jr  Alvarado  que  Quizquiz  estaba  con  ñierzas  en  la 
MOTimsia  de  los  Cafians,  aunque  nn  ánimo  de  pelear*  y  habiendo  toma- 
do prisiimeiro  á  un  capitán  '^Zoctaoreo"  que  se  aproximó  de  esploraoionL 
eoii  po<»  gente,  determinaron  forzar  sus  marchas  P*ra  sorprender  á 
Quizqnie  sabedores  ya  del  panto  en  que  se  hallaba.  Hicieron  nerrar  los 
eaJtouos  de  noche  y  con  luz  artifleiál  para  ganar  tiempo,  y  muy  pronto 
se  yiéNii  delante  de  las  huestes  de  Quizquiz.  Éste  sanó  unas  alturas  p»- 
xa  lÜayose  de  los  ataques  de  la  cabfulería  y  desembarazarse  de  mojM^ 
ganados  y  cargas  numerosas  que  llevaba.  Encargó  á  Huaypállea  en- 
loetUTieseá  les  amafióles  mientras  él  hacia  sus  arreglos  preparatorios, 
y  eifee  oddal  ataeó  á  B.  Diego  Almasro  que  por  cortar  á  Quizquiz  pene- 
traba per  unas  sendas  áspms  con  los  caballos  tan  causados  que  ni  de 
teatro  podifm  ya  caminar.  .    . 

fiegun  Zarate  y  Qomára,  las  galgas  desprendidas  por  los  indios  Gansa- 
rón tal  estraso  en  los  españoles  que  pereoleíoa  algunos  soldados  y  caba- 
llos» y  aun  iLnagro  estuvo  á  puuto  de  fracasar,  vióse obligado  á  retirar- 
se para  acometer  por  mejor  direccien,  y  pudo  aloanzar  después  la  reta- 
Éniaidia  de  Quizquiz.  Los  indios  se  hicieron  fuertes  en  el  paso  de  un  rio, 
deteniendo  todo  un  diaá  sus  contrarios:  lue¡|^  vadeándolo  ellos  mismos^ 
los  atacaron  desde  altaras  ventiviosas,  ocasionándoles  nuevas  pérdidas.' 
Varios  espafioles  notables  salieron  heridos,  asegurándose  que  de  éstos 
murieron  &3  en  dichos  encuentros,  y  de  resultas  de  heridas,  y  tambiso. 
M-eabollos  contado  él  que  montaba  Almagro.  Los  dichos  escritorsa 
fayfptyi  aae  los  peruapos  tuvieron  60  muertos.  Habiéndose  por  último 
parapetado  en  escogidas  4  inespugnables  alturas,  Alm^ro  no  quiso  ya 
«onbatír.  Becogió  como  15,000  oaMzas  de  ganado  y  ^000  indias  é  indios 


1 16  ALM 

de  servicú)  que  no  audábaa  por  m  Toluntad  en  esas  eorrerÁaa;  y  siguió  sa 
marcha  desistíeado  de  todo  empefio  contra  esa  gente.— FéMe  Q^Múi, 

.Álmagio  y  Alvarado  llegaron  $  Pachacamac  donde  los  agojurdaDaPi- 
zárro:  los  leoibió  y  obsequió  con  demostraolones  do  la  mayor  sinceridad. 
I^ó  al  Adelantado  los  120,000  casteUanos  de  oro  del  concierto  (que  Al- 
magro no  "habría  tenido  como  pagar  en  Quito)  y  otros  20,000  de  ayuda 
de  costa,  muchas  esmeraldas,  turquesas  y  vasijas  de  oro  y  plata,  porque 
la  fuerza  de  Alvarado  sirvió  para  asegurar  la  conquista  derpaís,  y  él  de- 
jó crecido  número  de  armas  y  otros  artículos.  Hubo  quienes  aconseiaron 
á  Fizarro  que  no  le  pagase  y  que  lo  tomase  preso,  arguyendo  que  Alma- 
gro por  temor  habla  entrade  en  un  pacto  indebido  y  oneroso,  (finaron 
otros  que  50,000  pesos  serla  una  retribución  mas  que  suñciente;.  pcffo  Ft- 
zarro  desoyó  esas,  sugestiones  nacidas  de  la  maledicencia  y  de  los  enemi- 
gos de  Almagro.  La  aceptación  de  éste  entre  las  tro;^as  habla  crecido  so- 
bre manera  a  mérito  de  sus  largas  y  generosas  dádivas;  y  los  presentes 
que  él  por  su  parte  dedicó  Á  D.  Pedro  Alvarado  fueron  de  considerable 
valor* 

Pizarro  así  que  el  Adelantado  regresó  á  Guatemala,  se  conirs^o  á  Ift 
fundación  de  Lima,  y  apesar  de  ésta  y  tantas  otras  atenciones  que  le 
ocupaban,  cuidó  de  renovar  en  Paohacamac  loa  tratos  de  compama  oon 
Almagro,  revestidos  siempre  de  juramentos  y  segundados.  Pispúso  que 
pasase  á  residir  en  el  Cuzco  y  gobernase  aquel  territorio  ( 1534:1  dióle  po- 
deres para  ello  eon  la  facultad  de  entrar  á  descubrir  espooiaimeste  el 
psÍB  munado  ''Chiriguana''  Ó  que  encomendara  esta  espedickin  á  otra 
persona,  haciendo  los  gastos  ambos  oompafieros  por  mitaa. 

A  porna  siguieron  á  Almagro  en  sn  marcha  al  Snrmuoiioffde-los  m1* 
dados  venidos  al  Pera  con  Alvarado,  porque  faabin  sabidt»  ganarles  la 
voluntad  con  su  porte  sk&ble  y  liberal:  comprendíanse  entre  eU»»  ftlg>* 
nos  hombres  notables  por  su  cuna  y  otttas  ciretmstaDoifMr  q«e  Msiwmh 
mendaibain. 

TotvvBBdO'á  las  pfetenaioBes  de D.  Diego  de  Ahnagso  en  1» édrte,  Mi- 
peohanda  sos  ájente»  seeretos,  Cristóvalde  Mema  y  Joan  da  Sesa»  «on 
nmeba  raaon  por  eíertos  datos  obtemdoe,  que  Hesnaado  Pisairo  napia^ 
oediaoon  lealtad,  entregaron  al  Emperador  y  saa  mliiistña  las  oartip 
que  á  prevención  llevaron  para  el  easo  de  ser  necesaria «peiaril  taí»»^ 
cano  por  fiüta  de  buena  fé  en  ti  eomisionado.  Pera  desde  ^^^^^  S|^ 
nando  loque  pasaba,  varió  de  omiducta,  y  activé  loa  asunto»  dé^^Vte* 
ge,  in£onnando  acerca  de  sus  servicios  y  gra»  merediaieiito.  • 

£1  Emperador  determinó  acrecentar  hasta  270  lectm  porla^oati^ 
territorio  de  la  gobernación  de  la  ^Nueva  Castüla^  Saáví  JX  Pbmmímo 
Fizarro,  antcHrieando  á  éste  para  qoe  en  testamMito  nombrase  «ersose- 
■or  para  después  de  sus  dias  á  D.  Diego  Almagro^  4á  sapsoofie  aetiBMe 
Xk  Hernando,  y  áfalta  do  éstos  al  que  mejoc  le  paredese.  Hisomstoed  a 
TX  Diego  del  gobierno  de  la  tierra  que  se  pudiera  afirazar  en  dosoientaa 
legnaa  de  costa  por  líneas  rectas  de  JSorte  a  Sor,  Este  y  Oeste  desde  don- 
de eat«vieaen  los  términos  y  límites  de  la  Nnem  Castilla,  y  mandó  que 
aanel  temt<Mio  se  demmiimwe  '«Nueva  Toledo^  eepádiéndeae  en  £ftVor  oe 
Atmagre  «redenciales  en  forma  coMio  se  acostumbraba,  en  les  deseabr»* 
núeotOB,  titulándolo  '^AMontado^  dándole  facultad  paira  ele|^  eooeson 
y  foeron  nombrados  loa  oficáales  de  real  hacienda  que  haUan  de  nmeie- 
nar  en  dicho  país.  Eseribád  el  £mperad<w^á  D.  Diego  dánde^-  gnMfh 
mostrándose  reconocido  á  sos  servieiee,  yefteeiéndole  nuevas  honxaay 
reoemipensas. 

CUSíadofle  D.  Framcisco  Pizarroen  Tn^illo,  Xte»S  aUÍ  un  ^di^idoe 
a|>eUidado  CazaUcja  prooed«ite  de  Espa&a^  el  eoS  deoia  que  ll»v«»^ 


AIiM  117 

piroviMones  «n  qu»  el  Rey  ]iombra1>a  á  D.  Diego  AUna^pro  gobernador 
del  teiñtoiio  que  se  estendía  de  Chincha  hada  el  Sur.  Causó  admira- 
ción aeauAsoite  noticia,  que  unos  celebraban  y  otros  nó,  segnn  sus  afeccio- 
UÍOB,  ó  mejgr  dicho  sus  intereses.  D.  Diego  de  Agüero,  sin  mas,  corrió  en- 
mpiimieato  de  Almagro  y  alcanzándole  en  Abancay  se  la  couiunicó,  dán- 
due  parablon  de  ^arte  de  Pizarro,  lo  cnal  era  enteramente  falso.  Agüe- 
ro recibió  de  D.  Diego  albricias  que  se  estimaron  en  7,000  castellanos,  y 
le  c^ó  decir  ''  que  se  alegraba  porque  no  entrabe  ningún  otro  al  paí&quo 
*'  Gij  su  compa&ero  hablan  ganado:  que  por  lo  demás  tan  Gobíemador 
**  era  uno  como  otro,  pues  Pizarro  mandábalo  que  quería." 

Mientras  Almagro  era  recibido  en  el  Cuzco  por  Hernando  de  Soto,  dos 
Iiermanos  Pizarros  v  muchas  otras  personas,  el  licenciado  Caldera  y  An- 
tonio Picado,  vista  la  inquietud  que  había  por  las  anunciadas  provisio- 
BOfl,  aconsejaban  al  Gobernador  D.  Fraucisco  que  las  pidiese  á  CJazalleja, 
y  se  buscase  algún  medio  para  que  no  quedase  desposeído  de  las  mejo- 
res tierras,  pues  en  ellas  entraba  el  Cuzco.  Llamado  el  mensagero  se  en- 
contró que  solo  traía  copias  de  las  x>ateuteB,  que  recibió  do  Mena  v  Sosa, 
y  cartas  de  éstos  para  que  antes  de  llegar  Hernando  Pizarro  con  los  orí* 
giaalea,  las  entregase  a  Almagro. 

Caüall^a  esparciendo  la  voz  de  quo  no  habla  mostrado  los  documentos, 
partió  para  el  Cuzco.  D.  Die^o  ya  envanecido  con  el  aviso  de  A^ero, 
no  quiso  hacer  uso  de  los  XKxieres  que  le  fueron  con&rídos  por  Pizarro 
pasa  que  allí  gobernase,  creyendo  que  tal  cosa  seria  en  mengua  soya 
oictfide  que  existían  despachos  reales.  JLos  apasionados  al  Gobernador  pec 
dian  á  óste  derogase  las  facultades  que  coucodió  á  D.  Diego^  porque  és- 
tas podían  resuuar  mas  amplias  que  las  del  Bey,  y  se  servina  de  ellas 
Ahmagro  que  era  tan  inclinado  á  mandar.  Los  celos  y  la  envidia  no  daa 
UégaaMp  y  la  autorídad  no  sufre  compañía:  así  Pizarro  sin  perder  mo- 
unmt^  Muiendo  á  sus  partidaríos,  cuyo  dictamen  no  habría  A  esperado, 
envió  poderes  á  su  hermano  Juan  para  que  se  encargase  del  Gobierno 
40I  CiMKSOjL  Anulando  los  que  tenia  dados  a  D.  Diego;  pero  dej^i^dole  ea 
1^  JU^  lelimvo  al  descubnmiento  del  país  de  los  (Súriguanaes.  Ito  hi^ 
sftber  al  Cabüdo  de  aquella  ciudad,  a&adiendo  el  ridículo  protesto  de  d^e- 
jar4»  DU  Diego  mas  espedito  para  ejecutar  dicha  espedicion,  cuando  án- 
les  le  habla  permitido  encomendaría  á  otro.  D.  Melchor  Verdugo  coa- 
dmctfíx  4ia  estas  órdenes,  halló  á  Almagro  en  el  Cuzco  donde  nadie  igno- 
jealft»  ya  el  eontenido  de  las  reales  disposiciones.  Los  ánimos  estaban  di- 
vididos: de  los  vecinos  unos  eran  adictos  á  los  Pizarros,  otros  muchos 
fiS|pmA  ¿  D«  Diego  por  adhesión,  ó  porque  les  cansaba  la  insolente  arro- 
guacia  coa  que  aquellos  abusaban  del  nombre  de  su  hermano.  Almagro 
^rn^iá á  Yasoo de  Guevara  y  otrod  en  solicitud  de  Cazalleja,  lo  quenió 
bailante  para  que  los  alborotadores  sembrasen  la  voz  de  que  iban  á  ma* 
tax  9X  Gobernador,  y  para  que  sus  hermanos  quisiesen  mandar  g^ute  á 
pen^guirlos. 

.  JJteeía  autoridad  en  el  Cuzco  Hernando  de  ^tb:  las  órdenes  dadas 
piorJK'i^raiioisco  Pizarro,  eran  de  que  continuase  en  éí  mando,  si  Alma- 
gio  no  hacia  uso  de  los  Poderes;  pero  que  si  éste  quería  encargarse  do  él, 
emkSaees  lo  tomase  Juan  Pizarro.  Soto  hizo  ver  que  Guevara  no  iba  alo 
que  peasabaa  los  que  espar cian  maliciosas  falseoades.  Xios  Pizarros  no 
qaoawpcwi  satisfechos»  y  acusando  á  D.  Diego  de  ingrato,  dieron  que  9q 
debiil  acefptar  las  mercede|s  del  £ey  aunque  se  las  hiciera,  y  muoho  mó- 
vott  mtemtar  contra  la  vida  del  Grobemador.  Soto  creyendo  próxisio  un 
rompÍBBieiito,  fué  á  casa  de  aquellos  y  los  amonestó  para  qu^  a§  acnite- 
taflea;  maa  le  eontestaron  con  descomedimiento  que  ^ra  paroii4  d^  Alma- 
fco^  y  ao  debiaa  fiarse  de  él.  La  faeiza  estaba  en  rnaaos  de  lea  Pi^arroff» 


118  ALM 

j  Soto  hrnAcó  Á  Alma^  para  que  le  ayadas«  á  contenerlos.  Eete  aaa- 
que  dyo  que  eran  liviandades  de  mozoei  ordenó  que  algnnos  oaballeros 
apoyasen  á  la  autoridad  del  Bey, .  y  éstos  fueron  Gómez  y  Diego  de  Al* 
varado,  Idiaquez.  Hoscoso,  Ordoñez,  Ángulo^  Haydobro,  Saavedra,  Al- 
daña,  Astete,  y  los  capitanes  Benavides,  Díaz  y  Chavez.  Soto  mandó 
qne  nadie  saliese  en  seguimiento  de  Guevara.  Los  Pizarroa  desplegaron 
mayor  altivez:  y  al  pedir  Soto  favor  Á  la  justicia,  ellos  Invocaron  Á  ios 
amigos  del  Gobernador  saliendo  ala  plaza  con  ruidoso  escándalo.  Mas 
luego  temerosos  de  la  presencia  de  Almagro,  tuvieron  que  retroceder  de 
sus  intentos.  Soto  les  intimó  no  saliesen  de  sus  casas  ni  tampoco  ana 
amigos;  sometiendo  á  esta  misma  orden  á  D.  Diego  y  «os  a8[entes. 

La  nueva  do  estas  ocurrencias  traída  á  Lima  con  prontitud  por  An* 
dres  Enamorado,  alteró  mucho  á  D^  Francisco  Pizarro,  quien  la  recibió 
al  mismo  tiempo  de  llegar  su  hermano  materno  Francisco  Kjurtin  de  Al- 
cántara, conduciendo  de  Panamá  al  h^o  de  Almagro.  Inmediatamente 
se  puso  el  Gobernador  en  marcha  para  el  Cuzco  en  compafiia  del  licen- 
ciado Caldera  y  de  Antonio  Picado  su  secretarlo.  Guevara  el  que  fué 
enviado  en  diligencia  para  busciu'  á  Cazalleja,  lo  háUó  muy  oeroa  de  1» 
ciudad,  y  D.Diego  al  hablar  con  él  tuvo  gran  pesar  de  que  no  le  lleva?» 
las  cédulas  originales,  sino  nn  traslado  ae  ellas.  Por  esto  loe  enemiffM 
del  mariscal  se  mofaron  de  él  á  causa  de  su  ligereza  en  proceder,  ña  do*, 
comentos  fehacientes  á  repartir  indios  y  á  otros  actos  gubernativos.  8a* 
hedor  Almagre  de  que  el  Gobernador  estaba  en  camino,  comisionó  á  Lúa 
de  Moscoso  para  que  saliera  á  su  encuentro  y  le  informara  de  la  verdad 
de  loe  hechos.  Pizarro  celebró  oirlo,  y  le  d^o  que  ya  un  fraile  se  loe  ha- 
bía comunicado.  Pero  á  poco  se  le  entregó  una  carta  que  le  dirigía  del 
Cuzco  Pedro  Alonso  Carrasco,  asegurándote  que  si  no  acudía  con  DreTe«>- 
dad  no  encontraría  vivos  á  sus  hermanos.  Irntado  creyendo  que  Mosco- 
■o  y  el  fraile  le  engañaban,  los  reconvino  con  aspereza;  mas  ellos  defen*- 
diéndose,  caliñoaron  de  falsa  la  tal  carta.  Hizo  entonces  que  Moscoso  y  * 
Pieado.se  adelantaran  para  avisarle  con  exactitud  él  estado  de  las  cosaa. 
Cuando  regresaron  éstos,  entendió  Pizarro  hallarse  todo  ouieto,  y  oonti-  - 
nuó  para  Abancay  donde  se  vio  con  Gonzalo  de  Mesa  y  Pedro  Pizarro. 
Al  entrar  al  Cuzco  no  quiso  se  le  hiciese  recepción  púbuca,  v  pasó  dere^ 
chámente  á  la  Iglesia;  allí  so  le  reunió  Almagro  y  llorando  ambos  se 
abrasaron.  £1  Gobernador  se  le  quejó  de  ^  haber  tenido  que  caminar  sin 
*'  cama  ni  toldo  y  comiendo  maíz,  á  causa  de  los  choques  y  distnrbioa 
**  ocurridos  con  sus  hermanos,  cuando  les  tenia  ordenado  reíopetasen  al 
**  mariac&l  como  á  él  mismo."  Almagro  contestó  que  no  debió  andar  con* 
**  tanta  prisa  desde  que  todo  se  lo  habla  participado:  que  sus  hermanos 
"  lo  miraban  mal,  y  no  podían  ocultar  su  disgusto  por  que  él  -IRoy  le 
**  honraba  y  distinguia  con  sus  recompensas''. 

Pizarino  se  propuso  obrar  con  el  mayor  disimulo,  y  determinó,  después 
de  reprender  á  sus  hermanos,  disipar  con  arte  el  nublado  que  le  rodea- 
ba: para  él  era  íácil  representar  el  papel  que  le  convenia,  y  Jugar  loa 
lanoes  oon  la  frialdad  propia  de  su  natural  carácter,  £1  licenciado  CaU 
denk  h<Mnbre  juidoao  y  que  de  continuo  tnib^faba  por  la  concordia, 
quedó  muy  satisfecho  al  observar  la  moderación  de  Pizairo,  y  las  ideas 
prudentes  y  conciliatorias  que  manifestaba  abrigar,  porque  en  ese  rón- 
tido  le  tenia  dados  sus  constes,  y  Caldera  ereiaqnehabian  surtido  buen 
•feeto  en  él  ánimo  del  Gobernador.  £1  mismo  Uoeociado  tuvo  una  entre- 
vistaoon  D.  Diego  Almagro;  ea  la  cual  con  ayuda  de  un  dériso  que  se 
i^péUidaba  Loayza^  le  hizo  tales  refleeoiones  y  raciocinios,  que  lo  decidió 
áreconeülarse  oon  Pizarro,  saliendo  garante  de  la  buena  disposición  <te 
éste,  que  probablemente  se  servia  de  Caldera  aprovechande  de  sus  sanas 


ALM  Í19 

iiiteiioioii68«  Almagro  temía  mM  nobles»  de  alma,  y  era  mas  franca  que 
el  otro,  atmqae  aoaJi>icio8o;  pero  ¿por  que  no  había  de  serlo  considena- 
dOy  que  ana  derechosi  sus  trabajos,  v  los  pactos  varias  reces  formados  j 
renoradoB,  lo  igualaban  á  su  sócioT  ¿ste  todo  lo  queria  para  sí;  en  «it 
palabra  no  era  pxxidente  áar,  y  habla  dado  motiros  para  ^ne  Almagro  sé 
quejase  de  él  lo  mismo  que  de  las  demasías  é  insolencias  de  sua  har- 
manos. 
£1  cronista  Antonio  Herrera  al  referir  como  se  ratificó  entonces  la 

oompafiía  de  ambos  caudillos  escribe  lo  siguiente *^dy  eron.  Que  re- 

'*  nunciandola  ley,  que  dispone  acerca  de  los  juramentos,  prometian,  y 
*^  juraban,  en  presencia  de  Dios  Nuestro  Sefior,  ante  cuyo  acatamiento 
"  estaban,  de  guardar  y  cumplir,  sin  ninguna  cautela,  lo  contenido  eá 
^  unos  capítulos,  que  allí  se  leyeron:  suplicando  á  su  Úirina  Magestad^ 
*^  que  á  eualquiera  de  ellosj  ^ue  ftiese  en  contruio  de  lo  acordado,  con  te» 
^  do  rigor  de  justicia^  permitiese  la  perdición  de  su  áhna,  fin,  y  mal  acaba- 
^  miento  de  su  Tida,  mma,  honra,  y  hacienda,  como  á  quebrantador  de 
*^  su  fé,  la  cual  el  uno  al  otro  se  daban,  y  de  él  recibiese  tan  justa  Ten- 
^'ganza;  y  loe  capítulos  fuercm:  Primero:  Que  su  amistad,  ycompafiíá 
<^se  oMiservase^  em  quebrantarla  por  interés,  codicia  y  ambición,  y  ftie- 
^'  senpaártieipantes  en  todo  el  bien,  que  Dios  Nuestro  Sefior  los  quisiese 
"  hacer.  Segando:  Que  so  cargo  del  juramento  hecho,  no  lo  calumniarla 
<<  d  ano  al  otro,  en  dafio  de  su  honra,  vida  y  hacienda,  directo,  ni  indi- 
^  reote,  por  sí,  m  por  tercera  persona^  evitando  los  dafios,  que  se  pudiesen 
"  recrecer.  Tercero:  Que  juraban  de  cumplir  lo  que  de  antee  tenían  ca- 
*^  pitnlado,  á  que  se  raerían,  y  no  Irian  en  eontrario  de  ello,  ni  harian 
*' protestación  aUranft;  y  que  si  la  huviesen  hecho^  de  ella  desde  luego 
*^  se  apartoban.  Cuarto:  Que  juntos,  y  no  el  uno  Sin  él  otro,  escribirían 
''al  Bey  lo  que  ásu  servició  convmiese,  y  al  bien,  y  conservación  de 
^  n^élias  PrOvindas:  y  que  no  habría  relación  pamcular  en  dafio  el 
^  ttñ6  del  biso,  ni  de  la  compallia,  ni  que  lo  hiciese  tercera  persona,  sino 
*^^e  todo  faeéef  hecho  manifiestamein;e  á  entrambos,  para  ^ue  se  cono- 
'«^Sese  mejor  el  tiOlo  que  teman  de  servir  al  Rey,  pues  había  mostrado 
'^tantacoidlanzadesit  compafiia.  Quinto:  Que  manifiestamente  pon- 
««drianite  montón  todos  los  provechos  que  cada  uno  tuviese,  sin  fraude^ 
^  ni  ^gtifio  alguno:  y  que  los  gastos  de  cada  uno  se  hiciesen  con  modo- 
^  r^M^ion,  etltsndo  lo  excesivo,  conforme  á  la  necesidad  que  se  ofrecie- 
nte. 'Toaodyekion,  que  esta  su  voluntad  de  cumplir,  poniendo  á  Dios 
^  Naestro  Sefior  p<úf  *«i  uez,  y  tf  su  gloriosa  Madre,  con  todos  los  Santos  por 
''^teüt^oé.  T  este  juramento  se  hizo  ^  el  Cuzco,  en  la  casa  del  Gober- 
^nador,  á  diieode  Jnnio,  de  esteafio  1535  en  presencia  de  muchas  per? 
^sonas,  estando  diciendo  la  misa  el  P.Bartolomé  de  Segovia,  y  habién- 
"  dose  dicho  el  Pater  noster,  los  dos  gobernadores  pusieron  sus  manos 
**"  derechas  en«tma^e  la  manoconsagrSla  del  sacerdote,  que  tenia  el  San- 
^  liáúmo  Saeramento;  y  esto  llaman  partir  la  Hostia,  con  que  ezteríormen- 
''-fe  los  dos  g^t>émadores  mostraran  satisfacción^  y  contento;  pero  el 
'''^rid|;ó  juzgaba  de  este  hecho,  como  ácada  uno  convenía:  solamente 
«^IbslermaBos  ^  B;  Francisco  Pizarro  no  se  holgaron,  pesándoles  que 
'^'Otaro  tuviese  mas  parte  en  sú  hermano,  y  quejábanse,  por  qué  no  par- 
"  tícipabaoon  nadie  su  autmdad;  y  en  ésto  se  vié  el  efecto  de  la '  enyl- 
**  dia,  que  causa  dolor  déVp^^ió  mal,  y  del  bien  ageño.  Pero  los  que  se- 
^  gniaii  sí*  maiísólil^  ser  holgaron,  por  entonces;  pareciendo  que  aquel 
**^  Sembm^  littei«t,  y  geieneresoieiidna  mas  fuerza  para  aprovecharlos,  y 
^  nadie  lleT«rba<<Mni<pa(Oien<!ia^el  arrogancia  de  los  hermanos  del  gofoér^ 
''  nador  Insgasida^que  ellos  háMan  de  ser  causa;  que  'esta  Concordia;  és 
^^tableoíd»  con  tantas  firmezas  no  durato. 


120  ALM 

Los  indios  liabian  tomado  porto  en  las  disenciones,  unos  tenían  nÚ* 
clon  al  bando  de  los  Pizarros  y  otros  en  mayor  número  al  de  Almagro: 
entre  estos  el  mismo  Inoa  Manco,  que  trató  de  obligar  á  un  efipa&ol  d^ 
su  coiüBanza  Á  que  faese  de  nocbe  á  matar  á  un  hermano  suyo  por  que 
era  partidario  dePizarro.  Los  indios  de  mas  influencia  discutían  con  afán 
acerca  de  las  pasiones  y  conducta  del  gobernador  y  del  mariscal;  y  como 
ambos  no  ignorasen  los  peligros  que  de  estas  agitaciones  podían  sobre- 
Teñir,  acordaron  practicar  de  consuno  esfuerzos  para  socegar  á  los  in^ 
dios,  naciéndoles  comprender  que  no  existía  la  discordia  que  los  impre.^ 
sionaba,  y  que  debian  vivir  en  paz  d^ando  olvidadas  las  diferencias  ea 
que  estaban  envueltos, 

Pizarroy  Almagro,  avenidos  en  lo  esterior.  tuvieron  que  abandonar  sa 
deseo  de  restablecer  la  armonía  entre  los  indios.  Reunidos  los  principar 
les4e  estos  y  el  Inca,  se  vió  que  no  era  posible  conseguirlo.  Pizarro  en  su 
disgusto  hizo  amenazar  á  un  jovencito- hermano  de  Manco,  que  con  gran 
osa^a  trato  de  obligar  aciertos  personajes  á  que  hablasen  á  su  monarr 
ca  arrodillados.  Entre  ellos  había  otras  causas  y  encono  que  se  avivaron 
con  el  ejemplo  que  daban  los  turbulentos  conquistadores.  Después  de  esr 
te  desengaño,  un  indio  intérprete  de  Pizarro  ultriúé  á  Manco  Inca  por 
que  era  amigo  de  Ahnagro:  por  su  parte  Felipillo  el  lenguaraz  que  ser^ 
vía  áeste,  tenia  familiaridad  con  el  Inca  y  contrariaba  al  otro  de  mo- 
do que  cada  cual  porfiaba  y  queria  persuadir  á  los  indios  que  el  jefe  áe 
BU  predilección,  y  á  quien  servia,  era  el  verdadero  gobernador.  Mano» 
no  se  consideraba  seguro,  y  una  noche  fué  tanto  su  miedo,  que  huyó  de 
BU  casa,  y  entrando  en  la  de  Almagro,  se  ocultó  debajo  de  su  cama,  lo 
que  dio  ocasión  á  <^ue  hubiese  un  saqueo  en  el  alejamiento  del  Inca.  Al^ 
magro  exigió  de  Pizarro  no  se  atemorizase  á  Manco,  y  se  castigase  á  lo» 

Íue  hablan  robado  su  casa.  £1  gobernador  se  desentendió  de  todo,  y  él 
Qca  y  sus  allegados  quedaron  sumamente  ofendidos. 
No  se  pensaba  ya  en  la  empresa  de  descubrir  el  país  de  loa  Chirigoi^ 
naes,  y  Almagro  se  decidió  por  la  conquista  de  Cbole  en  él  oonc^to  de 

2ue  allí  hubiese  cuantiosas  riquezas,  y  por  que  la  situacioa  geográfica 
e  ese  territorio  le  hacia  {oesumir  que  quedarla  comprendido  en  el  da 
su  gobernación.  Ko  estaba  dispuesto  á  hacer  él  mismo  la  campatta,  pa* 
ro  como  apeteciesen  dirigirla  Hernando  de  Soto  y  Bodrigo  de  OrgoAes^ 
diciendo  cada  cual  que  ese  encargo  se  lo  Jiabia  ofrecido  Almagio,  x<a> 
solvió  este  ir  personalmente;  con  lo  que  Soto  tuvo  á  bien  separacae  eb- 
teniendo  Orgoñes  el  de  teniente  ó  segundo  ^suyo.  Alistáronse  mnéhoB 
soldados  que  se  hallaban  prontos  para  toda  empresa^  por  qne  la  codicia 
los  dominaba,  y  la  vida  &  aventureros  era  para  ellos  nabitoal:  futrada 
qué  generalmente  gustaban  de  servir  con  Almagro  por  su  TOodigalidaJf 
y  porque  toleraba  demasiado  los  exesos  en  que  inourrian.  Tara  que  aa 
provevesen  de  lo  necesario  sacó  de  su  casa  180  cargas  de  plata  y  30  da 
oro  y  las  repartió:  solo  los  que  quisieren,  se  oWgaron  á  pagar  oon  la 
que  ganasen  en  la  tierra  á  donde  iban.  Consta  en  Gareüaso  que  Alaar 
gro  estando  ya  en  Chile  rompió  los  documentos  peidinando  á  todos  la 
deuda  ccmtraida  y  diciéndoles  (¡ne  sentía  no  fuese  mayor. 

Almagro  después  de  esto  pidió  á  Pizarro  cien  mil  castellanos  de  sa  na- 
eolio  para  negociar  en  Espa&a  el  matrimonio  de  su  hijo  por  mano  ael 
Cardenal  de  Sigüensa  con  una  hija  del  Dr.  Carvs^  consecro  de  Indiaa, 
y  establecer  en  Castilla  la  renta  que  se  proponía.  Pizarro  convino  «a. 
éllOy  puea  con  su  beneplácito  enviaba  Ahnagzo  á  su  secretario  Joan  da 
Espinosa  para  que  entendiese  en  sus  asuntos.  Para  que  en  Lima  se  en* 
tregase  a^uel  oro,  dio  ordena  su  camarero  Pedro  de  Yülareal  áfin4t 
que  lo  recibiesen  Juan  de  Rada,  Juan  Alonso  Badajoz  y  el  dicho  Espi- 


ALH     .  121 

jB09a*  £1  piofecio  del  enlace  se  frastvd  porque  habia  íalleeido  !•  pt»- 
ffiínts  eotttnTente. 

Ajotírñoáo  jD.  Diego  siu  pieparativoft  solieitó  de  Manco  Inea  le  fuá- 
lítese  dos  peñones  de  respetabilidad  y  prestigio  para  que  se  «delaiita- 
aet&y  7  ñiesen  aílanando  los  embaiacos  que  acaso  se  presentarían  en 
maxcha  tan  laxga  y  atrayesando  diferentes  provincias.  £1  Inca  se  pres- 
tó eon  toaniñesta  yolontad,  y  destinó  para  desempellar  ese  serricio.  á 
en.  biermano  Panlln,  y  si  gran  Sacerdote  Yillae-Uma^  Inen  que  no  iáu6 
q;iiienes  dyesen  que  lo  hacia  para  alejarlos,  por  serle  el  primero  aaarosoy 
y  esto  muy  discolo  é  inquieto  á  la  sombra  de  la  ndigion. 

Fara  atender  á  diversos  gastos  que  ez^ia  ^  j<»iiada ,  se  hizo  en  el 
Ciizco  nna  fundición  de  oío  y  plata  que  montó  ú  muy  crecido  valor-  Al- 
aiagro,  dice  el  cronista,  que  cuidaba  mucho  los  haberes  del  Bey  por  ca- 
zón del  quinto  que  le  correspondía.  Lo  acreditó  así  en  esta  ocasión,  y  tam- 
bién se  le  vio  cUur  rienda  suelta  á  su  acostumbrada  prodigalidad.  Cuén- 
tase que  Juan  de  Lepe  le  pidió  un  anillo  de  una  carga  &  ellos  que  álK 
existía:  le  contestó  tomase  cuantos  cupiesen  eu  sus  dos  manos,  y  sabien- 
do que  era  casado  le  dié  además  400  pesos.  A  Bartolomé  Péies  que  le 
presentó  una  adarga,  le  mandó  dar  igual  eantídad,  y  una  olla  de  plata 
^ue  pesaba  40  marcos  con  dos  cabezas  de  leones  de  oro  por  asas  que  v»- 
lia  S40  pesos.  A  un  ial  Montenegro  que  le  presentó  el  primer  gato  que 
ee  truoal  Perú,  le  dio  600  pesos.  Tantos  otaros  ejemi^loe  pudiéramos  ci- 
tar del  díespilfarro  de  Almagro,  á  quien  parecía  le  sirvieran  de  estorbo 
aquellos  metales  preciosos. 

Dio  Almagro  sus  instrueciones  á  Panlln  y  Villac-Uma  para  que  con 
tres  espaSoles  se  pusienuí  en  camino  debiendo  parar  y  esperarlo  luego 
qae  hubiesen  andado  300  leguas.  Hizo  marchar  con  la  ftierza  ya  lista  ú 
JuandeSaavedra,  á  quien  previno  que 4  teuor  de  lo  acordado  con  Pizar- 
ro  fundase  una  población  ¿  130  leguas  del  Cuzco,  on  el  lugar  que  lo  cre- 
yese conveniente.  Fué  este  el  origen  del  pueblo  de  Paria  tan  concurrido 
después  de  los  negociantes  del  Collado  y  de  Charcas.  Penetró  Abaoiagro 
que  estando  con  poca  tropa  en  el  Cuzco,  se  esponia  imprudentemente  Á 
que  Fizano  lo  tomase  preso;  y  como  era  dudosa  su  lealtad,  y  tuvo  avisos 
reservados  de  que  en  tal  felonía  se  pensaba,  emprendió  la  marcha  el  10 
de  Setiembre  de  1535  d^ando  á  OrgoQes  en  el  Cuzco  x>ara  que  acabara 
de  reunir  gente,  y  en  Lima  con  igual  olijeto  á  los  capitanes  Bada,  Beua- 
vides  y  Bni  Diaz:  todos  con  orden  de  seguirlo  después  por  la  misma  di- 
reocion  que  él  llevara. 

Antes  de  su  partida  dy  o  Almagro  al  gobernador  Pizarro  ''que  le  amaba 
**  como  á  hermano,  y  deseaba  hubiese  ocacionee  para  que  se  conservase  la 
**  nnion  entre  ambos;  que  para  quitar  del  medio  los  impedimentos  que 
**  todoa  juzgaban  hablan  de  contrariar  aquel  noble  designio,  le  suplicaba 
^ewíase  á  sus  hermanos  á  Ei^afia,  y  que  él  para  lograrlo,  les  daría  de 
^  su  hacienda  el  caudal  que  quisiesen:  que  con  esto  el  contento  seria  ge- 
^  neral,  pues  á  todos  daban  en  ojos  sus  demasías."  Este  consejo  ó  so- 
licitud, se  enderezaba  aun  fin  saludable,  mas  D.  Francisco  Pizarro  des- 
tembrado  con  el  poder,  y  cie^  apasionado  de  sus  hermanos  respondió 
-cfloi  calma;  ''que  estos  le  teman  respeto  y  amor  de  padre,  y  que  nunca 
-^rian  motivo  de  escándalo." 

Alim^^  pasó  por  Paria  y  continuó  áTupiza  donde  encontró  á  Paullu 
y  Villao-Uma.  Allí  mismo  tuvo  cartas  del  Cuzco  en  que  sus  amigos  le 
aconaeiaban  no  continúasela  campaña  á  Chile  y  que  se  detuviese,  por 
haber  llegado  áLima  un  personaje  en  comisión  del  Bey  para  deslindar 
y  ^arlae  gobernaciones.  D.  Diego  no  admitió  un  dictamen  cuya  obser- 
vancia le  íu^a  muy  provechosa,  y  conducido  x>or  la  ambición  de  domi- 

16 


122  ALH 

Uta  ffrandei  j  rióos  países,  desecado  ten^r  madio  oiie  dóralos  suros^ 
persistió  en  ea  idea  de  conquistarlos.  Llevó  tan  adeíanie  sa  tocaeídaé^ 
que  aonqtté  fklgunos  magnates  de  los  indios,  con  quienes  haUór  en  pobla- 
ciones del  ^í&isito.  le  aseguraron  que  encontnuiaoon  desiertosjpefigroBi», 
y  que  en  Chile  no  nabia  los  riquezas  que  se  suponían;  el  no  di6  asenso  £ 
estas  advertencias,  y  obstinado  en  dar  crédito  á  las  primeras  noticiaB 
que  de  aquel  país  tuvo  en  el  Cuzco,  imaginó  que  los  que  opinaban  en  di»- 
tinto  sentido,  tenían  algún  motivo  ó  interás  para  querer  desanimarlo. 

Mientras  que  Alm^ro  avanzaba  sus  jomadas  para  pasar  á  Chile,  Ue^ 
Hernando  Pízarro  á  Orna  trayendo  las  provisiones  reales  que  iúbiaii 
exaltado  tan  vivamente  $  sus  hermanos.  D.  Francisco  hizo  s^ir  de  la  ca- 
pital Á  Rada  y  demás  comisionados  del  mariscal,  para  que  á  marchas  for- 
zadas procurasen  su  oportuno  alcance,  llevándole  á  su  l^jo,  y  la  gente 
que  tenían  ensanchada.  El  gobernador  no  ocultó  ú  Hernando  su  sentid 
miento  por  haber  consentido  se  diese  á  Almagro  la  gobernación  desde 
Chincha  para  el  Sud,  oon  lo  que  él  creía  quedarse  sin  Ja  ciudad  del  Cuz<- 
oo.  El  hermano  se  escusó  diciendo  que  al  territorio  designado  á  IX 
Francisco  se  le  aumentaban  70  leguas,  y  que  así  su  gobierno  se  estén- 
deria  aun  mas  allá  de  dicha  ciudn^.  Que  no  era  posible  evitar  la  cour 
cesión  hecha  á  D.  Díe^o,  porque  el  Bey  y  el  Consejo  estaban  tan  in- 
formados de  sus  servicios,  que  aun  aquella  gracia  les  parecía  no  ser 
bastante  para  premiarlos. 

Juan  de  Bada  en  Lima  exigió  á  nombre  de  Almagro  los  despachos 
reales  de  que  había  sido  conductor  Hernando  Pízarro,  quien  aunque 
estuvo  evadiéndose  de  hacerlo  con  protestos  dilatorios,  terminó  por 
ofrecer  que  los  entregaría  en  el  Cuzco  á  donde  también  iba  él  á  trasla- 
darse. Bada  comprendió  que  este  viaje  encerraba  malicia,  y  juzgó  no  lo 
haría  en  servicio  del  Bey.  No  se  equivocó,  porque  D.  Francisco  envia- 
ba á  su  hermano  para  que  gobernase  en  el  Cuzco  temiendo  que  Alma- 
gro mudase  de  propósito  y  se  volviese  al  Pera.  Calculaban  poder  evi- 
tarlo reteniendo  las  provisiones  del  Bey,  para  que  en  el  Ínterin  D.  Die^o 
se  empeñase  mas  en  lo  de  Chile.  A  los  Pizarros  convenia  que  permanecie- 
se allí  y  de  este  modo  se  hiciese  mas  díñcil  su  regreso:  sobre  todo  necesi- 
taban de  tiempo  para  tomar  sus  precauciones.  Cuando  Bada  y  Hernan- 
do se  vieron  en  el  Cuzco,  cumplió  este  su  promeza  de  dar  los  docu- 
mentos al  apoderado  de  Almagro. 

Bada  con  los  soldados  que  llevó  de  Lima  hizo  su  salida  del  Cuzco, 
para  concurrir  á  la  campaña  de  Chile.  Ivan  algunos  militares  distin- 

riidos,  y  con  otros  que  se  le  juntaron  en  la  provincia  de  Chichas,  llegó 
tener  á  sus  órdenes  88  individuos  bien  armados.  Para  que  subsistie- 
ran en  tan  penosas  travesías,  venció  terríbles  inconvenientes  hasta  que 
le  llegaron  auxilios  de  Bodrígo  Orgoñes  quien  desde  el  Cuzco  na- 
bia ido  con  gente  á  reunirse  con  Almagro,  y  se  hallaba  todavía  en 
Copiapó. 

Tenemos  que  volver  atrás  i^ara  relatar  lo  acaecido  á  D.  Diego  Alma- 
gro á  quien  dejamos  en  Tupiza  disponiéndose  para  ejecutar  la  ardua 
empresa  de  descender  á  la  costa  de  Chile  pasando  por  en  medio  de  pára- 
mos y  desiertos,  en  lucha  abierta  con  la  naturaleza  y  con  las  mas  xomi- 
nentes  prívaciones.  Varios  españoles  délos  que  acompañaban  al  Lioa  Pan- 
llu  tuvieron  la  audacia  de  adelantarse  y  penetrar  en  Ji\|uy  provincia  be- 
licosa temida  de  los  Incas,  y  en  donde  hubo  en  lo  antiguo  antropó&gos. 
Allí  mataron  los  indios  á  tres,  cuando  ellos  creían  les  resj^etasen  eomo 
habia  sucedido  ea  todo  el  tríüisito:  otros  escaparon  y  volvieron  á 
Tupiza.  Paullu  y  Villac-Uma  pusieron  á  disposición  de  Almagre  90  mi) 
pesos  de  oro  procedentes  de  los  tributos  que  pagaban   los  pueblos  de 


ALH  ]23 

Le  á  los  IncMy  y  qot.  aeostambrAban  remitir  al  Coiseow  QiweilMo  no 
habla  de  este  hecho:  pero  afirma  qae  en  Oopiapó  se  Juntaron  mas  de  900 
mil  dnoadot  en  tejos  de  oro  qae  pertenecían  al  Inca,  j  ^ae  estaban  aUf 
retenidos  á  cansa  de  la  guerra  de  Huáscar  y  Atahnalpa.  Talr^  iné  él 
mismo  depósito,  y  este  antor  se  equivocó  al  citar  el  hijearen  qne  ese  te- 
soro iné  entregado.  Agrega  que  recibió  Almagro  300  mü  mas^  locoal  no 
ereemos  cierto. 

Pocos  días  despnes  fago  el  gran  Sacerdote  yilla&-Uma  con  algnaos 
indios  de  ambos  sexos ,  y  como  se  fuese  de  noche  y  por  sendas  estravia* 
das,  no  p«do  tomársele  por  mas  empefio  qne  se  puso  en  buscarlo,  supo* 
siendo  se  encaminaba  al  Cosco  como  sueedió.  Por  el  tránsito  venia  al-- 
borotandoá  los  Indios  w  exitáadolos  en  sus  discursos  á  ^ue  se  sablevasen 
eo&tra  los  espalleles.  Alman»  reconvino  á  Panlln  qnten  d^o  no  haber 
sabido  el  paso  dado  por  el  sacerdote;  y  para  evitar  que  aquel  hiciera 
otro'^tanto,  puso  á  sn  lado  á  Martin  Cote  encargándole  lo  cuidase  sin 
apartarse  de  él  ni  im  solo  instante.  Garoilaso  dice,  signiendo  á  Zarate, 
qne  Villac-Uma  estuvo  en  la  campaña  de  Chile,  que  su  fuga  fué  en  Ata« 
cama  al  regreso  de  Almagro:  y  qne  sabedor  éste  del  levantamiento  de 
Maneo  Inca  dio  la  borla  del  Imperio  á  Panlln.  Tenemos  por  erróneas 
éstas  noticias  de  Zarate,  ateniéndonos  á  Herrera  qne  escribió  con  vis- 
ta de  los  mejores  doenmentos. 

Intentó  Almagro  castigar  á  los  de  Jt^ni  y  al  efecto  envió  con  60  hom- 
bres al  capitán  Sál<^o.  Ixw  indios  reunidos  en  crecido  número  se  pa- 
rapetaron, y  circundado  su  campo  de  fosos  y  escollos  ocultos  para  aa- 
fiar  á  les  caballos,  burlaron  á  la  tropa  de  aquel  oficial.  Almagro  lo  re- 
forzó con  gente  comandada  x>or  el  capitán  Francisco  Chavez,  y  ambos 
recorrieron  una  parte  del  país  sin  obtener  ventaja  alguna.  £1  mayor  en- 
cono de  loe  indios  era  contra  los  yanaconas  y  loe  negros,  qne  les  roba- 
ban y  hacían  todo  género  de  males  al  buscar  provisiones.  Huían  de  sus 
pueblos  ansiosos  de  tomar  venganza,  y  se  subían  á  escabrosos  cerros 
cuando  se  les  perseguía.  Almagro  á  quien  en  una  escaramuza  mataron 
el  ca^>allo,  viendo  ser  aquella  una  lucha  sin  resultado  posible,  determi- 
nó abandonarlos,  y  movió  su  ejército  en  via  de  entrar  á  tierras  de  Chile. 
Llevaba  300  infantes  y  200  caballos:  su  teniente  general  era  Orgofies; 
maestre  de  campo^  Rodrigo  Martínez,  y  Maldonado  alférez  mayor.  Gran 
número  de  indios  ivan  cargados  de  víveres,  y  sus  guardianes  y  opresores 
eran  los  yanaconas  y  los  crueles  nebros.  Unos  y  otros  los  trataban  comp 
á  bestias,  y  muchos  acababan  sus  alas  rendidos  de  la  fatiga.  Asegura 
Garcilaso  qne  fueron  mas  de  15,000,  y  entre  ellos  no  pocos  nobles. 

Muy  largo  seria  escribir  en  este  artículo  aunque  no  fuera  mas  que  una 
parte  de  los  obstáculos  y  horrores  que  se  presentaron  eu  la  marcha  de 
estos  temerarios  soldados.  Algunos  historiadores  han  podido  entrar  en 
detalles  espantosos,  que  no  repetiremos  desde  que  ello  nos  obligaría  á 
prolongar  nuestra  tarea  sacándola  de  sus  marcados  lindes.  Nos  toca  se- 
guir los  hechos  de  D.  Diego  Almagro,  bastando  á  este  propósito  dar 
cuenta  de  los  resultados  por  mayor  de  una  campaña  estraordinaria  y 
rara,  como  la  que  hicieron  hasta  Chile  unos  hombres,  cuya  valentía,  su- 
frimientos j  obstinación,  no  admitían  otros  rivales  que  sas  mismos  com- 
pañeros, los  que  en  otras  operaciones  (como  la  del  descubrimiento  del 
Íiais  de  la  canela,  por  ejemplo)  dieron  á  conocer  el  temple  de  alma  y  la 
brtaleza  corporal  de  los  españoles  del  siglo  XVI  en  Sur  América.  Dis- 
tancias al  parecer  interminables,  frió  intenso,  nevadas  copiosas,  vientos 
perennes  y  furiosos,  desiertos  estériles  abrazados  de  día  por  el  sol:  todo' 
io  que  la  naturaleza  puede  ofrecer  de  mas  rígido  y  aterrante,  fué  supe- 


i24  ALM 

fatdó  por  tales  hombre»  incnmsafbles,  y  en  Taño  amenasftdos  por  el  ham* 
bfe  y  por  la  ranerte  misma. 

Pétoiéronse  en  esas  jomadas  muchos  indios  cnyo  ^tbnero  hace  snlñr 
dárcilaso  á  10,000.  Centenares  de  ellos  quedaron  helados,  como  sneedia 
coñ.  frecuencia  con  ios  negros:  perecieron  mas  de  100  soldados  y  90  caba- 
llos, y  en  medio  de  la  carencia  de  rÍTeres  y  de  tantas  otras  penalidades^ 
se  dejaba  oir  la  palabra  magnética  de  Almagro  exigiéndoles  mayores  ea- 
foerzos  y  constancia  que  sos  soldados  le  prometían  con  admirable  te- 
Hgnacion.  Adelantóse B.  Diego  con  algunos  hasta  encontrar  poblado  ett 
que  consiguió  auxilios^  y  con  premnralos  Mirló  á  sus  estenuadas  taxxpas. 

Al  ocupar  Copiapó  D.  Diego  de  Alniagro  se  instruyó  de  que  el  caoicRie 
ó  señor  del  país,  estando  para  morir,  encomendó  su  h^o  menor  y  el  Go^ 
biemo,  Á  un  deudo  suyo  que  se  convirtió  después  en  usurpador,  t  tnrta* 
ba  de  matar  al  legítimo  neredero:  éste,  que  existía  oculto,  pidió  á  lee 
capa&oles,  en  unión  de  otros,  oa8tifi[asen  M  que  los  tiranisaba.  Almagí» 
habiéndose  juez  en  esta  cuestión,  dio  ayuda  á  dicho  Jóvon  pora  qtze  se 
posesionase  de  la  autoridad. 

Se  advirtió  la  falta  de  tres  ó  cuatro  soldados  que  hablan  ido  adelante 
de  esploradores  sin  que  nadie  se  los  ordenase.  Ftonto  se  averiruó  ^ue 
después  de  haber  recibido  hospitalidad  en  los  primeros  lugares  nabita- 
dos,  llegaron  á  un  valle  en  que  dominaba  el  cacique  liateandey,  quien 
luego  que  estuvi^^on  dormidos  los  hizo  matar  y  también  á  mta  caballos. 
Almagro  que  lo  supo  cuando  había  ya  avanzado  dos  ó  tres  jomadaey 
previno  al  capitán  Diego  de  Vega  que  marchaba  á  retaguardia,  timMn 
se  á  Marcandey,  á  su  hermano,  y  al  que  usurpó  el  gobierno  de  Copii^^ 
llevándolos  á  Quimbo,  punto  en  que  mandó  comparecer  á  muchos  pniv» 
cipales.  Presos  27  de  éstos,  los  hizo  quemar,  y  también  á  los  ya  non&bra- 
dos,  sin  oírles  ningún  descargo.  Este  acto  de  crueldad  indigno  de  loa 
bárbaros  mas  feroces,  fué  una  negra  y  deshonrosa  mancha  en  la  vida 
militar  de  Almagro. 

Rodrigo  OrgoQcs  que  había  quedado  en  el  Cuzco  reuniendo  mas  gente 
para  la  campa&a  de  Chile,  salió  con  Cristóvál  Sotelo,  otros  buenos  ofir 
cíales,  y  un  ntímero  regular  de  soldados  con  muchos  indios  y  auxiliares 
negros.  Kn  su  camino  tuvieron  que  luchar  cen  los  de  Jn^xá  que  defen- 
dían sus  ganados  y  llevaban  á  los  cerros  los  artículos  de  subeistcoieia 
para  que  no  so  los  tomasen  los  castellanos:  cuatro  de  éstos  murieron  en 
tales  choques.  Después  de  pasar  grande  escasez  de  recursos  encontra- 
ron como  arreglar  sus  provisiones  para  el  paso  de  la  cordillera,  y  á  la 
inmediación  del  rio  Bermejo  hicieron  pan  de  alg^arroba.  lia  fuerza  co- 
mandada por  Orgoñes  sufrió  terribles  contrariedades  y  el  sacrificio  de 
muchos  hombres  á  causa  de  las  nevadas,  é  ingresó  en  el  territorio  de  Co- 
piapó habiendo  perdido  así  mismo  26  caballos  y  no  pocas  cargas  de  efec- 
tos. Siguió  hasta  incorporarse  al  ejército  de  D.  Dieffo  de  Almagro  el 
cual  habla  penetrado  á  Coquimbo  y  marchaba  hacia  el  Sur. 

Hallándose  en  un  pueblo  muy  principal  se  arrepintió  de  su  empresa, 
y  do  cuanto  había  hecho,  y  solo  por  cumplir  su  compromiso  con  Pizar- 
ro,  y  satisfacer  á  sus  subordinados,  se  abstuvo  de  manifestar  su  opinión 
de  volver  al  Perú.  No  encontraba  las  riquezas  que  se  le  habían  anun- 
ciado, y  desde  que  la  abundancia  de  ellas  no  saciara  la  codicia  de  Alma- 
gro y  demás  españoles,  el  país  no  ofrecía  aliciente  capaz  de  contentarlos. 
Tuvieron  desde  luego  encuentros  de  armas  de  mas  ó  menos  importancia; 
pero  ellos  iban  en  progreso,  y  allanaban  las  dificultades  materiales  sin 
<|ae  éstas  hubiesen  sido  tantas  que  oscureciesen  la  pacífica  hospitalidad 
y  generosa  acogida  que  recibieron  en  los  pueblos  que  reconocían  el  po- 
der de  los  Incas.   Verdad  es  que  influía  sobre  manera  el  prestigio  del  in- 


ALM  126 


cft  PauUa  y  sus  asplieaciones,  favoiablea  ú  muM  eslnagetoft  ^|pe  de 
Ufó  hacían  mérito  del  suplicio  de  Atahnalpa  yogando  á  HiuuKwr,  y  da 
fMoaooer  á  Haneo  por  naero  monaioa,  aoponiendo  que  m  le  proteja 
oMDoá  h^o  de  Hnaina  Capac.  Todos  los  autoras  oonvienea  en  qne  loa 
incas  sometieron  á  sn  obediencia  el  territorio  de  Chile  hasta  d  lio  Ba- 
peí)  y  están^de/Msuerdo  en  qne  Almajo  nada  addantó  en  el  país  de  los 
'Tromancaes.''  Pero  Gaicilaso  habla  de  haber  Me  oenpado  las  piOTin- 
inasque  denomina  (mnimancay  Antalli,  Pincn,  Ganani»  y  otia#  hasta  la 
daAxsnoo.  Bs  fideo  este  aserto^  y  exagerado  lo  qne  dioe  da  vacias  batar 
Bas  sangrientas;  habiendo  sido  la  principal  resistencia  en  una  muy  ra> 
Sida  y  qne  bastó  paia  qoe  los  espaSíoles  toeaaen  sndesengafio. 

Almagro  envió  nn  ca|»itan  con  80  jinetes  y  90  in&ntes  paca  qne  ade- 
lantase en  el  descubrimiento  hasta  donde  pudiese.  Peio  ói&e  volvió  dan- 
do informes  muy  desagradables  respecto  de  las  nuevas  comarcas  en  qna 
ne  habia  hallado  oro  ó  plata,  ni  vestigios  de  que  eoristíeran  los  tan  Ma- 
cados metales.  Otros  que  también  eeploráron  por  distintas  dijreooiones» 
no  fueron  conductores  de  noticias  mas  lisomsKaSy  y  así  se  generalisó  la 
idea  de  regresar  que  todos  abrazaron  ansiando  el  momento  de  verla  lea- 
Uiada.  AconseJalMuí  al  mariscal  que  gozase  del*  gobemaoion  que  él  Sey 
le  habia  dado;  y  hubo  <^uien  le  dijo  qne  en  el  easo  de  <^  murieca  en 
CSbdle,  sa  hi^o  no  quedaría  sino  con  el  nombre  de  D.  Diego.  Tanto  lo 
^taron  y  estrecharon,  que  aunque  él  quisiera  todavia  detenerse  y  fun- 
dar poblaciones,  no  habría  podido  hacerlo  sin  eq^rimentar  senas  re- 
sist«acias.  Sus  favoritos  y  amigos  mas  íntimos  observaban  á  D.  Diego 
que  pues  tenia  ya  las  reales  provisiones  que  le  llevó  Bada  para  gober* 
nar  en  la  Kueva  Toledo,  y  x>ertenecieudo  el  Cusco  á  su  territorio,  no  era 
obrar  con  acierto  ni  eonforme  á  razón  establecerse  en  otro  tan  aoartado 
que  no  jiodia  caber  dentro  del  número  de  leguas  á  que  habia  de  limitar- 
se. Por  otra  parte  si  á  ellos  convenüb  vivir  y  disfrutar  de  la  abundancia 
del  Cuzco,  Almagro  que  se  hallaba  en  igual  caso,  con  permanecer  fuera 
dallaba  ú  sus  intereses  complaciendo  á  los  Piaurros  que  querian  tenerlo 
á  «ran  distancia. 

Tomadas  las  disposiciones  necesarias  exnprendió  D.  Diego  la  retiradA 
de  Chilo,  y  acordó  no  verificarla  por  la  cordillera  y  largas  travesías  por 
donde  habia  hecho  la  entrada,  sino  por  la  costa  en  direooion  recta  pasan- 
do el  desierto  de  Atacama  en  partidas  pequefias,  con  agua  llevada  en 
odres,  y  limpiando  las  vertientes  que  aunque  escasas  se  encontraban  e¡a 
síganos  paires.  Almagro  mientras  lacjeenciondeeste  movimiento,  na- 
vegó por  pocos  dias  hasta  encontrar  puerto  y  volver  á  juntarse  con  sus 
tropas.  £1  baque  de  que  se  aprovechó  en  la  costa  de  Chile  fué  enviado 
por  PizasTO  para  adquirir  noticias  sobre  la  suerte  de  Almagro  y  su  con- 
quista. Estaba  á  cargo  del  capitán  Koguerol  de  Ulloa,  amigo  íntimo  de 
0.  Diego,  y  á  quien  éste  hizo  obsequios  valiosos  según  su  costumbre.  Na- 
da hay  escrito  en  el  cronista  Herrera  acerca  de  este  passge  que  tomamos 
de  Garcilaso  con  recelo  de  algún  error  en  cuanto  Á  Noguerol  de  UUoik: 
porque  éste  no  era  de  la  confianza  de  Pizarro,  j  porque  Herrera  al  tra- 
tar de  los  choques  de  Almagro  con  los  de  Jujuí  hace  figurar  allí  al  mis- 
mo Ulloa;  lo  cual  suxK>ne  que  iba  en  la  espedicion  á  Chue,  y  no  se  avie- 
ne con  él  vii^e  marítimo  que  acabamos  de  referir.  No  hubo  otro  del  mis- 
mo nombre,  y  tampoco  es  imposible  que  la  equivocación  haya  sido  del 
cronista. 

En  esa  corta  navegación  y  á  su  llegada  al  Pero,  se  enteró  Almagro  de 
loe  pormenores  del  levantamiento  de  los  indios  y  asedio  del  Cu^co,  á 
cuya  eabeza  se  hallaba  Manco  Inca  el  que  habia  sido  exitado  y  ayudado 
por  el  gran  sacerdote  Villac-Uma  que,  como  dijimos,  ftigó  do  Tupiza 


126  ALM 

abondonando  á  Almagro  y  al  príncipe  Paolln.  También  focaron  peate- 
riormente,  esto  es  al  regreso  ae  Almasro,  otros  indios  notables  y  el  in- 
térprete Felipíllo:  mas  éste  faé  tomado,  y  i>or  peijndicarle  mucho  ana 
malos  heóhos  anteriores,  sofrió  la  pena  de  muerte;  algunos  han  escrita 
que  se  le  descuartizd. 

Después  del  necesario  descanso  en  Areqni]^a  se  dirigió  Alma^po  para 
el  Cuzco  con  todas  sus  tropas;  pero  con  anticipación  mandó  emisartoe  £ 
que  hablasen  con  el  Inca  reprobándole  lo  que  habia  hecho;  les  eaoaxgá 

Íirocurasen  aquietarlo,  y  le  dijesen  que  muy  pronto  estaría  coa  ¿1  para 
ávorecerle,  esperando  le  comunicase  con  brevedad  las  causas  que  lo  ha- 
blan determinado  á  un  rompimiento  tan  eseandáloeo.  La  respuesta  de 
Manco  fué  que  lo  trataban  de  una  manera  indica  sin  guardarle  respe- 
tos ni  consideración  alguna:  comprendía  demasiado  los  repetidos  enga- 
ños de  Pizarro,  y  que  nunca  cumpliría  con  colocarle  en  el  trono.  Mani-^ 
ftstó  también  que  á  Hernando  Pizarro  le  habia  dado  crecidas  cantidadea 
de  oro  sin  tener  como  proporcionarle  mas.  O  el  Inca  dio  esta  última  ra- 
zón por  armonizar,  conociendo  la  enemistad  de  Almagro  y  PizanOy  ó  loa 
agentes  fueron  los  inTcntores  de  ella.  Sin  embargo  cuando  envió  D.  Die- 
go á  petición  de  Manco  otros  comisionados  con  un  intérprete,  v  autori- 
zación para  concertar  alg^un  arreglo,  el  Inca  se  quejó  de  la  intolerable 
ayaricia  de  Hernando,  y  convino  en  una  suspensión  de  armas  hasta  ver- 
se cou  D.  Diego. 

Los  de  Pizarro  antes  de  saber  en  el  Cuzco  este  concierto,  no  acertaban 
con  el  motivo  por  qué  los  indios  no  se^^an  como  antes  sus  hostilidades; 
mas  descubierta  que  fué  la  causa,  indicaron  á  Maneo  en  una  comunica- 
ción que  debia  entenderse  con  D.  Francisco  Pizarro  quien  era  el  legítimo 
Gobernador.  £1  Inca  participó  esto  á  los  comisionados  de  D.  Diego  di- 
ciendo ''  que  aquellos  mentían,  y  que  el  verdadero  señor  era  Almagro  y 
lo  habia  de  ser."  Ordenó  que  al  menssgero  le  cortaran  la  mano;  y  ha- 
biéndose interesado  algunos  en  que  le  perdonase,  disminuyó  su  rigor 
privándole  solo  de  un  dedo.  £n  medio  de  esto,  y  aunque  propuso  una 
entrevista  en  Yucay  con  Almasro,  no  permitió  volver  al  capitán  Rui 
Diaz  y  otros  agentes,  cuyo  hecho  unido  á  ciertos  datos,  hizo  sospechar 
que  el  Inca  no  procedía  con  sinceridad. 
Por  fortuna  para  los  españoles.  Manco  no  gozaba  de  gran  popularidad 

Í»or  haber  descubierto  un  carácter  cruel  que  di^ustó  á  los  indios.  Aaí 
hé  que  en  el  levantamiento  no  contó  ^or  entero  con  el  poder  de  las  ma- 
sas, ^ue  según  diversos  autores  hábria  sido  formidable  si  tanto  no  lo 
dismmuyera  la  falta  de  entusiasmo  y  el  desaliento  de  los  indios  por  la 
dureza  estremada  del  Inca.  Hizo  dar  muerte  á  muchos,  y  no  escaparon 
con  vida  sus  mismos  hermanos  y  deudos  contra  quienes  abrigaba  pro- 
funda desconfianza.  Esto  conservó  á  Paullu  á  la  inmediación  de  Auna- 
gro,  y  lo  sirvió  con  decidida  amistad  en  la  campaña  de  Chile  y  después. 
£1  ejército  de  Almagro  con  mas  de  500  hombres  se  situó  en  Urcos;  y 
aunque  él  llevando  la  mitad  de  su  fcicrza  pasó  al  valle  de  Yucay,  la  en- 
trevista con  Manco  no  llegó  á  efectuarse  porque  este  eludió  el  compro- 
miso. Les  de  Pizarro  estaban  muy  temerosos  de  una  alianza  sobre  que  se 
esparcían  rumores,  y  salieron  del  Cuzco  con  sus  jefes  á  observar  él  cam- 
po de  Almag^  y  los  movimientos  del  Inca.  Hablaron  con  los  esplorado - 
res  que  envió  de  Urc<^s  D.  Juan  de  Saavedra,  quien  encargó  diesen  á 
Pizarro  que  evacuara  el  Cuzco  por  pertenecer  esa  ciudad  á  la  goberna- 
ción de  D.  Diego,  y  que  se  abstuviese  de  hostilizar  á  los  indios:  requeri- 
miento que  repitió  por  medio  deiin  alffuacil  y  un  escribano  que  lo  inti- 
maron á  D.  Hemanoo.  Éste  contestó  '^lue  mandaba  en  el  Cuzco  por  su 
*<  hermano  el  Goberioiador  y  que  no  entendía  de  desocupar  la  ciudad  sino 


ALM  127 

"  eonk  Va  -vida."  Loa  indios  cuando  yieion  que  kw  Mpafiolea  de  un  1»a&d* 
y  otro  platicabsa,  tratándoae  oon  eonfiaxusay  8in  emplear  las  aniia8.ore- 
yen»!  qae  al  oabo  se  ayendiian  y  hazian  cansa  común  contra  ellos.  Kan- 
oo  Inca  y  sus  consc^jeros  se  animaron  á  ejecutar  el  leyantamiepto  gene- 
ral por  la  ausencia  de  Alma^sro  que  había  alegado  del  Perú  ffxa  parte  de 
las  tropas  espa&olas.  Con  tacto  político  fomentaron  las  disenciones  de 
eod  opresores,  esperando  que  esta  división  les  diera  mayor  poder;  y  como 
comprendieran  que  se  les  engañaba,  y  que  todo  suoederí»  menos  el  ver- 
dadero restablecimiento  del  imperio,  quisieron  lü^ncinar  á  D.  Diego  Al- 
magro, sin  fiar  de  él,  y  sin  pensar  nunca  en  una  confiratemidad  inrerifiea- 
ble  con  los  que  pretendían  servirse  de  ellos  como  de  simples  esclavos. — 
Véase^  Maneo  Inca, 

Fizairo  y  Sáavedra  llegaron  á  hablarse  delante  de  sus  tropas,  y  el  pri- 
mero.  quiso  seducir  al  otro  tent^dole  con  ofrecimientos  para  que  se  faO' 
«e  con  él  al  Cusco.  Sáavedra  r^usó  todo,  y  volvió  al  tema  de  que  aqp^ 
saliera  de  la  ciudad  con  los  suyos.  £n  los  dos  bandos  hubo  aíán  por  irse 
4  las  manos:  pero  se  contuvieron  los  caudillos  queriendo  cada  cual  ser  él 
agredido.  Como  no  estaba  allí  Almagro,  los  de  Hernando  no  creian  difí- 
cil vencer  á  la  fuerza  de  Sáavedra,  y  esté  de  su  lado  no  quiso  batirse 
por  esperar  órdenes  de  su  general. 

Almagro  lofl»ó  aprisionar  á  seis  emisarios  de  PizazrO;  y  como  los  trata- 
se muy  bien,  los  indios  acabaron  de  desagradarse  y  pidieron  se  les  en- 
tregasen estos  presos.  D.  Ihego  les  encargó  diesen  al  Inca  que  se  le  reu- 
niese para  ir  juntos  al  Cusco,  y  que  entonces  pondría  á  su  ais])osicion  ¿ 
todos  los  que  se  tomasen.  Manco  entonces  envió  sobre  Almagro  quince 
mil  indios,  los  cuales  ataci^n  con  tal  furor  que  lo  pusieron  en  graves 
aprietos:  pero  el  término  de  este  sangriento  «moque  fué  la  dispersión  y 
tagsk  de  las  tropas  del  Inca.  Como  por  muchas  cartas  D.  Diego  era 
llamado  4el  Cuzco,  determinó  en  consejo  con  sus  jefes  ponerse  en  mar- 
cha para  la  ciudad.  Dio  antes  soltura  Á  los  esploradores  que  tenia  detor 
nidos,  y  mandó  á  Lorenzo  Aldana  y  Vasco  de  Quevára  manifestasen  á 
Hernando  Pizarro  **  que  aunque  no  se  habia  hallado  en  Chile  la  riqueza 
**  que  se  le  habia  dado  á  entender,  pudo  ser  con  cautela,  para  echarle  de 
'*  aquella  tierna  porque  habiendo  enviado  á  Gómez  de  Alvarado  á  des- 
'^  cuibrir  elriode  Maule,  con  el  fin  de  pasar  adelante,  le  llegaron  los  des- 
"  pachos  de  Gobernador  del  nuevo  reino  de  Toledo,  y  que  con  todo  eso 
"  procurara  de  penetrar  mas  la  tierra,  sino  le  hubiera  inquietado  el  avi- 
"  so  del  alzamiento  y  rebelión  de  los  indios  de  todo  el  Pera;  (no  lo  supo 
<<  Bino  después,)  y  que  pesándole  del  trab^o,  en  que  se  hallaba  el  Mar- 
'*  qués  su  hermano,  por  servir  al  Rey,  y  socorrerle,  con  parecer  de  todos 
"  aquellos  caballeros,  habia  vuelto  para  ayudar  en  el  castigo  de  los  re- 
"  beldes,  y  seguridad  suya;  y  que  ya  que  se  hallaba  allí,  le  suplicaba 
^'  qae  obedeciendo  á  los  reales  mandamientos,  le  dejase  tomar  la  posesión 
'*  de  su  firobemacion,  sin  impedírsela,  pues  que  sin  contravenir  á  la 
"  amistad,  j  compafiia  que  tenia  con  su  hermano^  se  podia  hacer,  pues 
"  su.  proposito  era  de  perseverar  en  ella,  y  las  capitulaciones,  que  entre 
"  ellos  estaban  hechas,  no  impedían,  que  pudiese  gozar  de  las  mercedes, 
*'  que  el  Bey  le  hiciese  en  cualquiera  tiempo,  antes  hablaban  de  este 
"  punto  en  su  favor." 

Bastante  se  discutió  el  asunto  entre  los  mensajeros  de  Almagro  y  D. 
Hernando  Pizarro,  que  con  sus  fuerzas  estaba  faera  déla  ciudad  aparen- 
tando hallarse  dispuesto  á  combatir:  tenia  solo  160  hombres  entre  infantes 
y  ginetes.  Seaooraódar  por  contestación  á  Almagro  que  entrase  á  ocupar 
media  ciudad,  en  el  concepto  de  que  ^'ninguna  cosa  habia  de  im^^edir  la 
"oontinuaoion  déla  amistad  con  su  hermano.''  Dio  Pizarro  licencia  para 


i 


]2S  AIM 

4|iM'fe  fierasen  iMtstínvMitM  |d  oaoipo  del  Adelantado.  Maa  oomo  esfiT 
«onodft  1»  dobles  y  ficciones  de  Hernando^  qoe  no  cesaba  de  bablar  eon- 
tv»  él  púbUoanientey  lenuió  todas  sns  faenas  en  las  Salinas  y  se  onoa- 
minó  al  Cnsoo*  Se  dietayo  antes  de  entrar,  y  remitió  las  proYlsiones  rear 
les  id  ayuntamiento  pidimdo  le  recibiesen  por  gobernador.  Hemsndo 
Piaarro  se  disponía  para  hacer  resiBtenoíl^  invitaba  á  todos  con  venta- 
Josas  ofertas  en  nombiedesnbermanoy  quería  persoadirqne  la  ciudad 
BO  podía  oofreroonder  alteiritorio  desi^mado  á  D.  Diego,  j  qne  el  án^ 
mo  do  ésteeia  despojar  á  los  amigos  deTizacro  de  sos  propiedades  para 
repartirlas  á  los  suyos. 

£l  Ldceneiado  Onerreio  y  Hernando  de  Sosa  secretario  del  Adelanta- 
do, se  presentaron  pidiendo  se  reuniera  el  cuerpo  municipal,  pa]:tf  que 
pxocedleseen  Tistade  lasprorisioneB.  Se  abrió  una  discusión  en  que  so 
d€^  yer  el  interés  que  moría  á  los  de  un  partido  y  álos  del  otro.  Alga- 
nos  observaron  que  no  entendían  como  habrían  de  medirse  las  270  leguas 
designadas  á  D.  Francisoo  Pisarro,  y  que  era  preciso  tratar  de  tan  serio 
asunto  con  tino  y  mesura,  y  que  para  ello  convenia  una  suspensión  de 
annasr  Almagio  se  negaba  á  todo,  y  de  las  vacilaciones  del  ayuntandon- 
to  hacia  autor  á  Hernando  Piaarro,  calculando  que  sob  miras  fuesen  ga- 
nar tiempo  hasta  recibir  auxilios  del  gobernador.  Se  hacia  valer  la  suti- 
lesads  que  las  códnlas  del  Bey  no  mandaban  entregar  el  Cuzco  á  Don 
^^SOy  qne  si  lo  previnieran  a¿,  deciaPiaarro*él  obedecería  el  primezoc 
pero  que  como  nada  había  acerca  de  esto,  Ól  inqpediria  la  entrada  de 
2Ümaffro  hasta  perderla  vida.  Pero  en  su  ánimo  se  notaba  abatimiento 
y  cui&dos,  porque  la  opinión  crecía  por  momentos  en  &vor  de  la  causa 
de  su  adversario. 

Prestóse  el  Adelantado  á  la  suspensión  de  armas  á  instancias  de  los 
eomlsarios  de  la  otra  parte  Gabriel  de  Rojas  y  el  Licenciado  Prado;  y  se 
efectuó  acordándose  que  él  ne  se  movería  de  su  campo,  y  <^ue  Pizairo 
snspendeiia  las  obras  de  defensa  que  habia  emprendido,  debiendo  espo- 
rarse  la  resolución  del  Cabildo.  Semejante  convenio  impresionó  mucho 
á  los  oficiales  de  Almi^^,  y  cundia  en  sus  filas  el  descontento  que  anun- 
ciaba no  poderse  evitar  una  esplosion.  Y  como  se  advirtiese  ^ue  los  de 
Pizarro  destrozaban  un  puente  de  la  ciudad  cercano  á  las  i>o8Íciones  de 
los  Almagristas,  se  encontró  una  coyuntura  para  áax  por  roto  el  armis- 
ticio, que  Pizarro  quebrantaba:  desde  luego  Orgofies  diciendo  que  con- 
venia librar  de  la  opresión  á  los  regidoreB,  hizo  tomar  las  armas,  y  I>^ 
Diego  consintió  en  ei  movimiento  que  en  la  oscuridad  de  la  noche  se  em- 
prendió sobre  el  Cusco.  Todos  estaban  aUÍ  descuidados  y  en  completo 
descanso,  lo  cual  era  una  prueba  de  que  no  temian  ser  atacados.  Alma- 

Socon  algunos  ami^  se  entró  á  la  Iglesia.  Rodrigo  Orgo&es  con  bas- 
nte  ftiena  se  dirtjió  á  la  casa  de  Hernando  Pizarro.  Juan  de  Saavedra 
y  Vasco  de  Guevara  se  situaron  con  tropa  en  las  callies  y  lugares  que  se 
les  indicaron.  Oigofies  cercó  la  casa  de  los  PúsarrosdoDde  solo  existáan 
pocos  soldados;  con  ellos  se  defendieron  valerosamente  Hernando  y  su 
hermano  Gonzalo,  diciendo  no  se  entregarian  á  tales  opresores.  No  pu- 
diendo  vencerlos  Or^^fies  y  Sotelo,  enfirecidos,  y  viendo  que  les  mata- 
ron un  soldado,  pusieron  mego  á  la  casa  cuyos  techos  se  desplomaron  y 
en  tal  conflicto  no  quedó  á  aquellos  otro  arbitrio  que  «ilir  y  rendirse. 

Almagro  no  quiso  ver  álos  Pizarros:  hizo  juntar  él  Cabildo,  íhé  reco- 
nocido pw  Gobernador  en  18  de  Abril  de  1537,  y  para  tranquilizar  los 
ánimos  nombró  su  teniente  en  él  Cuzco  á  Gabriel  de  Rojas  capitán  res- 
petable del  otro  partido,  duido  con  esto,  según  decia,  una  prenda  de  sus 
intenciones  benévolas  y  conciliatorias.  Estos  sucesos,  y  el  aproximarse 
ya  al  Apurimac  el  Mariscal  Alonso  Alvarado  con  fuerzas  del  norte»  da- 


ALM  i2^ 


W  mBuoJio  coptftnto  Á  Ida  indios  interesados  en  qiio  los  esj^oles  se 
destmyeíany  pues  aijinqne  nn  crecido  número  se  había  disperMdo,  toda- 
vía el  Inca  conservaba  en  Tambo  qq  buen  rosto  de  sus  tropas. 

^'  La  toma  del  Cuzco  no  era  el  medio  legal  ni  pro})i0  de  nacer  la  divi- 
*'  slon  y  demarcación  del  territorio,'^  dice  el  historiador  Prescott  recor- 
riendo  ios  errores  de  Almagro:  pero  también  asienta  ''que  una  vezto- 
'^  j«f>^ftj*  las  armas,  no  debía  haber  recorrido  alas  negociaciones,  y  m«- 
*'  eho  menas  d  negoda&ones  con  Pizdrro.** 

Hay  hechos  en  que  muchos  hombres  públicos  no  entrañan  sin  ser 
agt4joneados  por  el  círculo  que  los  domina:  y  esto  que  sucedió  á  Almagro,^ 
lo  liiOiiios  viste  á  cada  paso  en  nuestra  moderna  revolución.  En  nuestro 
•concepto  no  fué  error  combatir  á  Alvarado,  por  que  de  no  ser  así,  no  era 
dudable  su  propia  destrucción  por  la  numerosa  hueste  que  habrían  reu- 
nido sos  contrarios. 

Almagro  no  fué  usurpador,  por  que  tenia  en  sus  manos  nn  de^iacho 
real  que  Pizarro  no  quería  ouedecer.  La  posesión  territorial  necesitaba, 
es  cierto,  de  la  demarcación  previa  tramitada  legalmente:  mas  su  con- 
trario eludió  siempre  el  avenimiento,  y  á  su  mala  fé  solo  podia  oponerse 
la  fuerza  de  las  armas. 

Alvarado  enviado  por  D.  Francisco  Pizarro  con  fuerza  para  socorrer  á 
9U8  hermanos  con  motivo  del  levantamiento  de  los  indios,  supo  en  An- 
dahua^las  la  vuelta  de  Almagro  y  la  toma  del  Cuzco.  D.  Diego  mandó 
comisionados  para  observar  los  movimientos  de  aquel:  en  seguida  puso 
en  obra  con  Orgo&es  varios  planes  de  seducción  para  atraer  á  algunos, 
y  pronío ver  detecciones  mientras  que  intimaba  á  Alvarado  que  se  some- 
tiera á  su  autoridad,  ó  -se  regresase  al  territorio  sujeto  á.  D.  Francisco 
Pizarro.  Él  determinó  esperar  órdenes  del  gobernador,  y  emplear  excesi- 
va vigilancia  porque  conocía  que  en  sus  tropas  habia  muchos  partida- 
rioa  &l  bando  opuesto.  Los  enviados  de  Almagro  para  tratar  con  Alva^ 
xado,  fueron  Diego,  y  Gk)mez  de  Alvarado,  D.  Monso  Henríquez,  el  con- 
tador  Juan  de  Guzman,  el  Factor  Mercado,  un  alguacil  y  un  escribano. 
£sto8  agentes  í^n  peijuicio  de  que  intentaron  atraer  á  D.  Alonso  de  Al- 
varado  por  medio  de  razones,  x>retendieron  se  leyesen  las  provisiones 
reales  para  que  el  mariscal  se  convenciera  de  que  ese  territorio  corres- 
ponda á  la  gobernación  sefialada  á  D.  Diego.  Alvarado  negándose  á  ver 
documento  alguno,  dijo  que  dopeudia  de  D.  Francisco  Pizarro  cuyas  ór- 
denes obedecería;  y  apenas  conferenció  con  sus  primeros  oficiales,  tomó 
presos  á  todos  los  comisionados  quitándoles  sus  espadas  y  poniéndoles 
grillos. 

Pizarro  en  Lima  habia  recibido  refuerzos  de  diferentes  partes,  en  es- 
pecial 250  soldados  procedentes  de  la  Isla  Espafiola,  por  que  con  motivo 
del  levantamiento  general  de  los  indios  que  asediaron  la  nueva  capil<al 
pidió  auxilio  á  todos  los  Gobiernos  de  América.  Esa  tropa  trajo  al  Feril 
un  armamento  recien  adoptado  en  FlandCs,  y  que  se  cargaba  con  dos 
balas:  llamábanse  enramadas  porque  entre  una  y  otra  habia  una  cade- 
nilla á  cuyos  estremos  estaban  sujetas.  Viéndose  ya  el  gobernador  con 
mas  de  400  hombres  bien  armados,  determinó  salir  para  el  interior  y 
ocuparse  de  la  pacificación  del  pais.  En  el  valle  de  Cafiete  tuvo  carta 
de  Alvarado  participándole  el  receso  de  Almajo  de  Chile,  y  lo  demás 
ocurrido  en  el  Cuzco.  Pizarro  sntrió  ima  sensación  terrible  que  sobreco- 
gió su  ánimo.  Ordenó  á  Alvara<lo  que  ínterin  él  se  le  reunia,  nada  em- 
prendieBe,  absteniéndose  de  toda  lucha  con  los  de  Almagro.  No  faltó 
quien  dijera  á  Pizarro  que  lo  primero  debía  ser  examinar  si  el  Cuzco  en- 
traba en  la  demarcación  del  teiTÍtoria«onsignado  á  su  contendor. 
Inquieto  D.  Diego  con  la  tardanza  de  sus  emisarios,  celebró  un  cense- 

•       -  17  .' 


Jd  en  el  cual  no  dudándose  de  la  prkioa  de  ellos,  y  del  tonmimiento  me 
e«to  Jiñpottaba,  se  acotdó  marohar  sobre  Álvarado  con  el  fin  de  batmow 
Bodrigo  Otgofies  opinó  míe  ante  todo  se  matase  á  Hernando  y  Gonzal<> 
Plssano.  Almagro  negándose  en  lo  absoluto,  eepnso  que  era  preferiMe 
proceder  con  cordura  y  no  cometiendo  violencias:  qne  no  quena  esa  cla- 
se de  ef urion  de  sangre,  ni  fiJtar  ál  Bey,  ni  causar  pesadumbre  á  su  an- 
tigno  compañero  D.  Francisco  Pisarro.  Qrgofies  replica,  en  vano,  ''que 
'<men  podía  mostrarse  pladoso¡  pero  que  entendiese  que  si  Hernando 
**  se  vda  en  libertad,  se  ventana  á  sus  anchas  sin  misericordia  ni  respe- 
^  tos  como  se  podia  esperar  de  sus  malísimas  entrañas."  No  ftré  esta  la 
única  vez  que  Orgones  tuvo  tal  ez^encia;  posteriormente  la  renovó  eoii 
mayor  instancia. 

Exitre  los  oficiales  de  A.Ivarado  estaba  el  capitán  I>.  Pedro  de  Lerma, 
descontento  y  ondoso  del  gobernador  Pizarro.  Posóse  en  comunlcaoioiK 
con  Almagro,  desmoraliasó  a  muchos,  y  loa  indulo  á  fEÚtar  á  sus  deberes, 
eoncluyendopor  desertar  al  enemigo,  cuando  Alvarado  iba  ya  á  tomarfi» 
loeso  sabedor  de  los  proyectos  de  que  se  ocupaba.  Iierma  instó  á  los  del 
Cuzco  para  qne  rompiesen,  hizo  ver  que  todo  quedaba  dispuesto  en  fo» 
vor  de  Almaero,  y  que  acosa  hecha  se  debia  marchar  sobre  Abancay. 

Agregóse  a  esto  que  f^ncisco  Ohavez  habiendo  salido  del  Cujeco  con 
tropa  para  practicar  un  reconocimiento,  hizo  prisioneros  al  capitán  Fe^ 
4ro  AlVarez  Holguin  y  27  soldado»  de  30  que  tenia  á  sus  órdenes.  Ko  tal- 
ta  autiu:  que  presuma  no  se  empeñaren  en  defenderse,  y  que  fué  dndo¿ 
sa  su  lealtad  al  partido  de  Pizarro^  como  puede  iiiféiirse  de  aquel  eertra^ 
fio  suceso. 

Almagro,  d^andola  ciudad  del  Cazco  á  cargo  del  capitán  D.  Gabriel 
de  Sojas,  se  dtdgió  con  prontitud  á  medir  sus  armas  con  las  de  Alva¡r  ada» 
y  campó  en  laa  cercanías  del  rio  Abancay. 

£1  Inca  PiaulIU;  que  estaba  siempre  con  D.  IMego,  di^mso  á  peti(áot» 
de  Orgofies,  que  los  indios  construyesen  balsas  y  íormasen  parapetos  para 
precaver  los  efectos  de  la  artillería  enemiga.  Pero  las  cosas  se  precipi- 
taron, porque  el  mismo  Orgoñes,  diciendo  y  haciendo,  se  lanzó  al  rio  con 
lo  mejor  de  sus  fuerzas  cruz^dolo  por  un  vado.  Cuaaido  Almagro  en- 
tendió que  ya  se  peleaba  en  el  otro  lado,  atacó  por  el  puente,  y  se  abrió 
paso  arroyando  ¿cuantos  encontró.  Tomáronse  luego  los  cuarteles,  y  un 
considerable  botín:  pero  no  pudo  impedirse  del  todo  la  huida  que  algu- 
nos efectuaron  hacia  el  Norte.  Incorporáronse  los  prisioneros  á  quienes 
durante  la  batalla  dieron  soltura  los  mismos  enemigos  que  los  custodia- 
Inuu  Alvarado  creyó  salvar  dirigiéndose  con  unos  pocos  á  un  punto  en 
quCí  rio  arriba,  estaba  con  tropa  Garcilaso  de  la  Vega;  pero  perseguida 
por  él  iñíátígáble  Girones  fué  preso  con  cuantos  allí  se  juntaron. 

Oigofies  tardó  poco  en  dar  wden  para  que  matasen  ai  mariscal  Alva- 
rado. No  pudo  esto  ocultme  á  D.  Diego  Almagro,  y  al  instante  prohi- 
bió sejBometiese  tamaño  atentado:  debiendo  esperarse  la  senteneia  qt» 
recabara  en  el  proceso  que  había  de  actuarse.  Oigones  ál  recibir  esa  dr- 
oen  djjo:  ^^pues  <m  lo  quiere  oHaái:  y  áél  lepeaaré'lEi  suceso  de  Abancay 
fué  el  12  de  Julio  de  1537.— Almagro  no  abusó  de  la  victoria^  y  llegó  su 
generosidad  á  tal  grado,  en  la  confusión  en  que  estaban  les  intereses  de 
muchos  de  uno  y  otro  partido,  que  autorizó  á  todos  loa  que  conocieran 
sus  pertenencias  para  que  las  pudiesen  recupera  donde  las  hallasen;  y 

Suáias  de  las  cosas  que  &ltaron  las  mandópagar  de  su  peculio  particn- 
r.  Así  conquistó  la  voluntad  de  los  vencidos  y  contó  con  los  servicios 
.  de  algún  número  dé  ellos. 

.   Fué  de  sentir  Eodrigo  Orgones  que  sin  demora  marchase  el  coérolto 
]^ara  I4ina  á  fin  dé  acalMir  con  el  gobernador  Pizarro,  pues  era  de  dudar- 


IdM  131 

se  si  aqneUa  ciudad  coR86po]lderil^  ó  d<s  6  sa  Ck>beniMioii.  Ofiaó  «de« 
méa^  queAütesse  cortase  &  cabeza  á  Henuindo  y  Gonzalo  Fbana 
Mariacal  AlTando  y  ú  Qomez  de  Tordoya.  Almagio  entró  e&  apzoi 
este  dictamen:  peio  mlentias  se  escribían  lasórdenee,  Diego  de  Alyara- 
do,  €k>mez  de  Álvarado^  el  capitán  Salcedo,  y  el  aroeaiano  Bodrigo  Pe- 
íes,  le  hicieion  poderoaaa  r^ezionea  coniank  tales  pensamientoe,  y  que 
no  era  lo  mismo  defender  el  temtorio  qne  por  Beales  despachos  le  ioe9r 
ba  ¿gobernar,  que  el  llevar  mas  adelante  nnagnena  sin  yiso  algnno  de 
zasoiu  Almagro,  perplejo,  viendo  que  OigoBes  no  cesaba  de  instigarlo^ 
en  partifinlar  para  la  mnerte  de  los  Pizarras,  le  rogó  se  aqnietira  y  diera 
ttempo  á  la*  meditacúm.  Todo  el  X¡Jército  se  encaminó  al  Cuzco  donde 
entro  el  25  de  Jnlio. 

Pisaxxo  entretanto  babia  enviado  al  Cosco  á  Nicolás  de  Rivera,  eoaii* 
alonado  para  decir  áD.  Diego  Almagro  pusiese  en  libertad  á  sus  nermar 
nos,  y  que  sin  alterarse  la  paz  se  fijasen  los  términos  de  las  gobemaoionea. 
Almagro  conferenció  con  sos  alw^pados,  y  le  aoonsf^aron  no  se  fiase  dí9 
ninguno  de  los  Pizarros,  «iendo  lo  mas  acertado  no  entrar  con  ellos  en 
negociaciones.  Así;  respondió  á  la  carta  de  D.  Francisco:  "Qoe  tenia 
*'  presos  á  aquellos  por  desobedientes  á  los  mandatos  del  Bey:  que  no  los 
"  «oHaria  m  entraña  en  amistad  con  eUos,  por  la  esperíencia  qne  abrí- 
^  gaba  de  no  ser  sinceros  como  él  lo  habla  sido  con  ellos:  y  que  no  eraa 
"  para  olvidarse  las  ofensas  que  Hernando  hiao  en  KspaHa  á  su  hmira  y 
**  persona."  D.FrancÍ8co  Pizarro  tras  aqaeUa  embalada  se  movió  oonsna 
iropas  para  reonirse  ¿  Alvaradow  £n  Chincha  las  revistó  y  dio  aombca- 
miento  de  cimitan  general  ú  Felipe  Gntienea.  de  maestre  de  campe  á 
Fedxo  Valdivm,  ib. 

En  Nasca  Uegó  á  Pizarro  la  desagradable  nueva  de  la  denota  y  pii« 
Bvon  de  Alvarado  en  Abancay.  Heno  de  pesadnmlxe  oyó  los  naieeeres 
de  sus  tenientes»  del  Padre  BobadiUa,  del  Factor  Illén  Snares  ae  Carva- 
jal, Ucenoiado  Gama^  y  otros  que  fueron  de  dictamen  que  el  gobernador 
marefaase  á  verse  con  Almagro  para  que  se  entendiesen,  y  amlsablemen- 
te  ae  arribara  á  una  transadon.  £1  jUcenciado  Espinosa  y  el  Bachiller 
Oarci  Diaz  opinanm  de  otro  modo,  creyendo  no  era  cuerdo  que  Pizarro 
ee  espusiese  a  ser  muerto  ó  preso,  cosas  que  pedían  muy  bien  esperarse, 
y  qne  debia  volverse  á  tám&  y  aumentar  el  ejército.  Este  consto  adoptó 
«1  jg^bemador,  y  luego  trazó  el  plan  de  engañar  v  entretener  á  su  con- 
trario. Mandó  al  Cuzco  al  mismo  Espinosa»  con  (Sama,  Carvajal,  y  Die- 
go Fuenmayec;  acreditándolos  para  que,  con  vista  de  las  cédulas  reales 
aefialasen  los  términos  de  las  gobernaciones  hasta  la  aprobación  del  Bey, 
procormido  la  libertad  de  los  Pizarros.  Con  los  comisionados  iba  Her- 
nando González  llevando  en  secreto  un  poder  para  revocar  cuanto  se  hi* 
olese.  llegaron  al  Cuzco  el  18  de  Agosto:  y  no  pasó  mucho  sin  que  la 
mala  ié  se  pusiese  si  descubierto. 

Almagro,  oyendo  á  sus  principales  amigos,  se  encontraba  de  un  lado 
oprimido  por  Orgo&es  que  persistía  en  sus  temerarios  intentos,  y  de  otro 
porDiegoAlvarado  que, llevando  ideas  optt68ta8,queria  inducirlo  á  seguir 
nna  via  pradeute  y  conciliatoria,  oyendo  Á  los  comisionados,  y  enylan- 
clo  por  el  Obispo  do  Panamá  encargado  por  el  Bey  de  hacer  la  división. 
Vióse  Almagro  con  ellos,  y  después  de  esplicarse.  acordaron  que  hasta 
la  venida  de  dicho  Obispo,  se  entendiese  que  quedaba  D.  Diego  on  pos»* 
cion  del  territorio  Sur  deisde  el  Valle  de  Cadete.  Al  día  siguiente  exi- 
giéndoseles que  pues  tenian  suñoieutes  poderes,  se  formalizase  lo  pactar 
do,  pidieron  permiso  para  consultarse  con  Hernando  Pizarro.  Este  les 
diio  qne  se  r¿dizase  el  concierto  de  cualquiera  manera  coa  tal  que  ék 
saliese  de  la  prisión.  Espinosa  lo  hizo  comprender  que  si  después  habían . 


9^  ALM 

de  sobrevenir  guerras  civiles  y  escándalos^  contase  con  que  el  Rey  los 
atmlaña  á  todos,  y  serian  juzgados,  perdiendo  cnanto  teman  adquirido. 
El  Gobernador  Pizarro  vuelto  á  Lima  reforzaba  su  ejército,  y  usando 
siempre  de  falsías  propias  de  su  carácter,  hacia  circular  la  voz  de  que 
Almagro  trataba  con  inhumanidad  á  sus  amigo^  y  aunque  esteriormen- 
te  se  oponia  á  este  y  otros  rumores,  los  fomentaba  en  secreto  para  man- 
tener la  adhesión  de  sus  soldados,  y  desviar  la  simpatía  de  áignnos  por 
Almagro.  Mandó  luego  pregonar  la  guerra:  haciendo  escribir  aciertos 
soldados  para  que  se  separasen  de  su  rival;  á  otros  les  prevenía  siguie- 
sen con  él  para  desampararle  en  la  mayor  necesidad,  y  á  todos  los  in- 
quietaba con  la  promesa  de  enriquecerlos.  En  el  Cn^co  los  comisiona- 
dos al  volver  á  platicar  con  D.  Diego,  le  hallaron  cambiado  porque  de- 
via  existir  un  plan  para  engañarlo;  y  sin  embargo  apareció  parándose 
en  una  pequenez,  pues  pretendía  se  empezara  á  contar  desde  el  Valle 
de  Mala  el  país  de  su  Gk>bierno,  y  no  desde  Cañete.  Espinosa  exhortó  á 
Almagro  con  los  razonamientos  mas  tocantes  y  persuasivos,  mostrándole 
vehementes  deseos  de  que  se  conformase  con  las  bases  del  arreglo  pro- 
yectado. Pero  D.  Diego  mas  atento  á  las  sugestiones  de  su  círculo,  en 
que  había  empeño  de  no  transigir,  replicó  que  partiendo  del  rio  San- 
tiago estaba  convencido  de  que  el  dominio  de  Pizarro  no  podia  llegar 
hasta  Lima.  Con  esto  ya  no  se  pensó  sino  en  las  armas,  y  disponiéndo- 
se para  la  guerra,  ordenó  D.  Diego,  para  quedar  asegurado  del  Guzco, 
se  hiciese  primero  campaña  contra  el  Inca  Manco.  Todavía  trabajd  el 
dil!gente;|Espinosa,  y  se  convino  en  fijar  el  límite  en  Mala  porque  urgí» 
á  los  Pizarros  alcanzar -su  soltura.  Formulóse  el  convenio,  y  quedó  jkh: 
firmarse  á  causa  de  indisposision  de  salud  del  Licenciado,  que  muñó  á 
ios  pocos  djas. 

Orgofles  partió  con  200  soldados  en  demanda  del  Inca.  £ste,  habien- 
do abandonado  Tambo,  se  internó  en  ]a  montaña  de  Vilcapampa,  cre- 
yéndose allí  á  salvo  por  lo  escabroso  de  las  entradas.  Llamó  á  su  herma- 
no PauUu  para  que  se  le  uniera;  mas  él  se  hallaba  habituado  con  los  es- 
pañoles,-y  se  negó  aconsejándole  que  por  ser  inútiles  sus  esfuerzos,  se 
acomodase  por  medios  pacíficos  con  iJmagro.  Orgoñes  penetró  en  aquel 
valle,  y  tan  adelante  que  pudo  atacar  á  los  indios  y  hacerlos  ir  de  ven- 
cida dejando  muchos  muertos  en  el  campo.  Con  la  turbación  de  los  de 
Manco,  pudieron  escaparse  Rui  Díaz  y  otros  que  estaban  prisioneros. 
Tanto  siguió  estrechándolos  el  tenaz  Orgoñes,  que  hizo  en  ellos  gran 
destrozo,  y  el  Inca  encontrándose  ya  solo,  huyó  por  donde  nadie  pucüera 
segnirlo. 

-  £1  ultimátum  de  Almagro,  con  el  cual  se  retiraron  del  Cuzco  los  comi- 
sionados de  Pizarro,  fué  '*que  pues  la  partición  del  territorio  estaba  co- 
'^  metida  al  Obispo  de  Panamá,  y  desxmes  había  de  ser  lo  que  el  Rey 
^*  mandase,  se  nombrasen  dos  personas  por  cada  parte,  para  que  me- 
**  diante  las  operaciones  de  dos  pilotos,  designasen  lo  que  ácada  uno  to- 
**  caba,  con  obligación  de  restituirse  lo  que  se  declarase  no  pertenecer- 
'^  les:  que  aconsejasen  á  Pizarro  se  conviniese  con  este  medio  de  cortar 
'^  alborotos  y  escándalos;  y  que  le  avisaran  que  él  (Almagro)  marchaba 
"  hacia  la  costa  para  enviar  al  Rey  sus  quintos  y  pacificar  el  pais."  Esta 
resolución  se  dictó  ante  escribano  y  testigos.  D.  Diego  de  Fuenmayor 
uno  de  los  comisionados,  notificó  entonces  á  Almagro  la  Real  provisión 
espedida  por  la  audiencia  de  la  Isla  de  Santo  Domingo  por  la  cual  se 
prevenía,  á  él  y  á  Pizarro,  que  prescindiendo  de  sus  pasiones,  estuviesen 
en  paz. 

Almagro  respondió  "que  así  lo  cumpliría  y  que  él  no  era  el  que 
'causaba  las  disenciones.'' 


ALM  183 

En  efecto^  el  Obispo  «le  Tierra  Firme  D.  Fray  Tomás  Berlanga  hftbift 

eetado  en  Luna  con  una  real  cédnla  de  31  de  Mayo  de  1596  por  la  etial  se 

le  mandaba  "qne  en  atención  á  haber  dado  el  Re^  á  D.  Francisco  Pi- 

"  zarro  la  gobernación  que  comenzaba  desde  el  no  Santiago  hasta  ei 

*^  pueblo  de  Chincha,  qae  podían  ser  como  900  leguas  que  después  se  es* 

*^  tendieron  á  70  mas,  Norte  Sur  meridiano;  y  á  que  tenia  heena  merced 

'^  á  D  Diego  Almagro  de  otras  SOO  en  i^al  conformidad;  hiciese  tomar 

**  la  altara  y  grados  en  que  estaba  Santiago,  y  contándose  las  dichas  270 

^  leguas  sin  las  vueltas  que  hiciese  la  costa,  mirando  los  grados  que  se 

''  comprendieran  y  según  las  leguas  que  á  cada  grado  correspondiesen 

'^  Norte  Sur,  marcase  el  punto  en  que  termínasela  gobernación  dePizarro 

^'  teniendo  esta  toda  la  tierra  que  existiera  Este  Oeste  derechamente: 

^'  que  desde  allí  practicase  lo  mismo  en  cuanto  á  las  200  leguas  de  Alma- 

^  gro  y  que  cada  cual  gobernase  sin  pasar  de  sus  límites  so  pena  de  prl- 

^*  vacion  de  oficio." 

Corno  Fizarro  supo  esto  con  oportunidad,  se  apresuró  á  combinar  la 
espedieion  á  Chile  para  alejar  á  Almagro  y  distraerlo,  logrando  que  él 
ee  prestara,  y  aun  empellara  en  tal  conquista,  creído  como  estuvo  de  que 
encontraría  en  aquel  país  inmensas  riquezas.  Nú  per miHó  que  dicho  obi»po 
fuese  al  Cuzco  como  ¡opretendiaf  y  lo  entretuvo  con  dítfereutee pAieetoe;  y  aun- 
que el  prelado  eseribió  á  D.  Diego  no  recibió  contestación,  por  que  las 
cartas  de  Lima  al  Cuzco  las  inteteeptabau  los  que  para  ello  comisionaba 
Pizaxro.  Caneado  d  Obiepo  de  eetoa  y  otros  manejos,  se  regresó  á  su  Dio* 
ceaÍB  conocido  que  no  eepeneaha  en  obedecer  loe  tñandatoe  del  Bey,  Este 
prelado  se  negó  á  admitir  á  Pizatro  los  valiosos  presentes  que  una  y 
otra  vez  quiso  hacerle. 

Almagro  cumplió  con  enviar  áLíma  á  D.  Alonso  Henriquez  y  á  Dieffo 
Nu£&ez  de  Mercado  como  sus  oomíBarios,  y  á  otros  que  traían  el  oro  y  la 
plata  de  los  quintos  para  el  Rey.  Sujetáronlos  á  prisión  en  Mala  quitán- 
doles todos  sus  papeles:  pero  Pizarro  se  los  hizo  devolver  dándoles  satis- 
faceion,  y  les  recibió  á  una  legua  de  Lima.  D.  Dieeo  salió  del  Cuz<;o  con 
sus  tropas  que  componían  el  número  de  550  hombres,  llevando  preso  á 
Hernando  Pizarro.  Gonzalo,  hermano  de  éste,  y  el  mariscal  Alvarado: 
quedaron  en  aquella  oiudaa  á  cargo  de  Gabriel  de  Rojas  que  ejercía  el 
mando;  mas  la  guardia  que  los  custodiaba  los  puso  en  libertad  dirigida 
por  Lorenzo  Aldaua  y  otros  que  capturaron  á  Rojas. 

Pasó  Almagro  por  Lneanas,  y  llegó  á  Nasca  donde  supo  la  ñica  de  Al- 
varado  y  Gonzalo,  los  cuales  se  vinieron  á  Lima.  Orgofies  he^ó  en  oa» 
xa  á  D.  Dieso  el  error  de  no  haber  aceptado  sus  consejos,  y  aunque  vol- 
vió á exigirla  muerte  de  Hernando,  no  logró  su  designio.  Ta  por  Octu- 
bre se  sitaó  el  ejército  en  Chincha;  aUí  se  erigió  la  ciudad  de ''Alma- 
§pro"  nombrando  á  sus  alcaldes  y  reidores. 

Pizarro  tratando  del  asunto  principal,  prometió  entre  los  suyos  y  an- 
te escribano  obedecer  el  real  mandato,  y  nombrar  sus  dos  comisarios 
para  entenderse  con  los  de  Almagro:  lo  hizo  en  las  personas  de  Fray 
Miguel  Olias  provincial  de  Santo  Domingo  y  Francisco  Chavez  (el  de  su 
bando,  por  que  hubo  dos  de  igual  nombre.)  Acordaron  reunirse  en  Mala, 
y  que  los  dos  ejércitos  no  pumesen  moverse  durante  15  días  de  sus  cuar- 
teles de  Chincha  y  Lima.  Esto  faé  el  10  de  Octubre  de  1537.  Almam 
contra  el  voto  de  muchos,  y  anulando  á  sus  comisarios,  eligió  por  arbi- 
tro absoluto  al  padre  Bobadilla  comendador  de  la  Merced  oioíendo  '*miie 
era  huen  erietiano  temeroso  de  Dios  y  letrado,  ñin  reparar  en  que  se  hallaba 
con  los  contrarios.  Pizarro  lo  aceptó  por  su  parte,  y  todo  quedó  aeí  dis"- 
puesto  en  un  instrumento  formal  hecho  y  mmado  el  día  25.  Bobadilla 
admitió  el  cargo  el  27  por  servir  á  Dios  y  escuear  muertes  y  dafíos,  promo- 


134  ALM 

tiendo  fixmemente  proceder  en  justicia.  £1  Beligioeo,  qne  actosba  en 
Mala  con  dos  escríbanos,  nno  por  cada  parte,  mandó  que  los  dos  ^ber*- 
nadores  compareciesen  alU  no  llevando  mas  que  12  cabaUop,  y  poniendo 
por  rehenes  en  poder  de  un  caballero,  un  hyo  y  dos  personas  mas,  cada 
cual,  á  elección  del  mismo  Bobadilla:  A  Pizarro  le  mandó  que  diese  á  sa 
hya  Da.  Francisca  á  Francisco  ChaTcz  y  Á  Dleeo  de  PortugaL  A  Alma- 
gro, su  h\¡o  D.  Diego,  Qomez  de  Alvarado,  y  Diego  de  Alvarado;  oon  la 
condición  de  devolverse  dichos  rehenes  cuando  él  lo  ordenase.  Ckóionni* 
rían  en  Mala  los  pilotos  con  sus  cartas  y  demás  datos,  ^  entretanto  na- 
die habia  de  moverse  de  los  dos  ejércitos,  á  cuyo  fin  se  mtimaría  órdea 
á  Gonzalo  Pizarro,  y  á  Bodrigo  Orgofles  que  los  mandaban* 

D.  Francisco  Pizarro  repugnaba  la  comparecencia  '*por  que  él  y  los  áa- 
"  yos  estaban  muy  ofendidos'  de  Almagro,  y  podia  aquello  parar  en  ma- 
"  yor  mal:''  además  se  negó  á  dar  rehenes.  Aunagro  por  consigniente  na 
tuvo  porgue  hacerlo.  Orgofies  censuraba  todo,  manifestando  su  oposi- 
ción, y  diciendo  '^que  el  fraile  estaba  vencUdo.''  Aoons^ió  á  D.  Diego 
"  cortar  la  cabeza  a  Hernando  Pizarro  y  retirarse  al  Cuzco:  que  lo  se» 
**  guiñan  los  contraríos,  y  se  combatina  con  ellos  donde  eon vinieses 
"  que  los  PizarroB  estaban  de  mala  fé,  y  nada  cumplirían,  pues  su  da- 
**  si^io  era  solo  vengarse,  agregando  qne  el  tfenoidofiíé  siempre  cendenado, 
**  ae^  ooti$o  el  tWN06(ior/iM<i/loai2o.'^  Almagro  pensaba  de  otra  manera,  y 
éíjo  á  Oigofies  que  creia  que  Pizaxzo  no  faltaria  al  compromiso  y  á  sos 
promesas. 

Ambos  gobemadoies  se  presraitaion  en  Mala  oon  el  número  de  indi* 
viduos  seflalado;  y  prestaron  todos  el  Juramento  ecMrrespondiente.  Qoor 
zalo  Pizarro  se  había  movido  de  Lima  con  700  hombres,  y  estando  oarca 
de  Mala,  adelantó  al  capitán  Castro  con  unos  tiradores,  y  lo  hizo  oonl- 
tar  en  un  caliaveral  donde  esperazia  órdenes,  y  un  toque  de  tnwapetas 
4|ue  debia  indicar  la  llagada  de  Almagro,  fiste  saludó  oon  mucha  ateOr 
oion  á  Pizarro,  quien  le  contestó  con  fií aldad.  y  luego  le  hizo  reoonven- 
ciones,  empleando  palabras  llenas  de  acrimonia:  Almagro  e^Ucó  su  con- 
ducta, y  también  le  hizo  faertes  cargos;  mas  el  otro  no  pudiendo  oonte- 
nene  llegó  á  decirle  que  nada  lo  autorizaba  para  haber  tenido  la  osadía 
de  aprehender  á  sus  hermanos,  y  atacar  á  D.  Alonso  de  Alvarado:  qao 
por  tanto  le  devolviese  el  Cuzco,  y  soltase  ú  su  hermano  Hernando^  AIj- 
magro  en  vano  se  fundaba  en  la  determinación  del  Bey,  y  en  todo  lo  dfi« 
mas  que  pudiera  sincerarlo:  las  amenay4is  se  repetían,  y  el  acuerdo  y  la 
pas  se  ponia  por  momentos  á  mayor  distancia  en  tan  estraña  escena. 

Francisco  de  Godoy  imo  de  los  12  que  llevó  Pizano,  h<Hnbre  reoto  y 
enemigo  de  fraudes,  avisó  á  D.  Diego  él  peligro  que  le  amagaba,  y  que 
también  le  advirtieron  otros:  por  u»  que  Juan  Guzman  mandó  aoeroar 
un  caballo,  y  habló  con  Almagro,  el  cual  al  punto  se  salió  de  la  Junta  oon 
un  pretesto  de  cosa  natural,  montó  á  caballo  y  se  ausentó:  le  mismo  hi- 
cieron loe  que  con  él  habían  venido.  Pizarro  mandó  le  siguiera  Godo^r,  y 
le  preguntase  por  qué  se  iba:  que  volviese  otro  día  Á  Mala,  y  se  hanan 
los  conciertos  ^'en  términos  que  su  hermandad  fUeae  mas  perfecta.'^  Pe- 
só mucho  á  los  capitanes  de  Pizarro  que  no  se  verificase  elhecho  preme- 
ditado, acaso  porque  no  llegó  á  efectuarse  la  señal  convenida,  del  to- 
que de  trompetas  para  anunciar  la  entrada  de  D.  Diego  á  la  casa  de 
•Mala. 

Orgoñes  habia  moiridoel  ejército  trayendolo  á  Ca&ete.  Godoy  alcanzó 
á  Almagro  ya  en  su  cam^,  y  la  respuesta  que  recibió  faé  **  que  se  habia 
"  tratado  de  hacerlo  prisionero^  y  que  faltando  la  buena  fé,  nada  podia 
**  es^rarso.''  Viendo  Almagro  que  á  Godoy  acompañaba  Alonso  Martin 
defiícilia,  preguntó  á  este  como  so  encontraba  allí  sin  haber  sido  nnode 


ALH  135 

Ir»  1%  iíoe  fderon  á  Ifála  con  Plzaito,  á  lo  que  contestó  revelándole  que 
pftbBcameiite  se  hablaba  del  plan  tnimádo  para  apresarlo,  y  qne  espre- 
álbidole  asi  la  verdad,  no  cabía  sospecha  contra  ék  agregó  tener  Plzarro 
mas  de  800  hombree  oon  muchas  piezas  de  artülena.  Almagro  d^o  á 
Oodoy  que  pues  venia  á  llamarle,  ''le  indicara  lo  qne  debería  hacer  pa- 
ra es&r  seguro.'^  Cuidó  €k>doy  de  encubrir  el  proyecto  malogrado,  opi« 
ñaado  qne  acaso  se  pensaría  en  detenerlo,  solo  con  el  objeto  de  fiímlitar 
la  libertad  de  Hernando  Pizarro.  ¿o  despaobó  D.  Diego  observando  en 
coflaelosion,  qne  para  consultar  los  documentos  y  oír  la  sentencia,  basta- 
ban loeprocuraaores:  que  Pizarro  si  gustaba  podía  apersonarse  eñ  Lu- 
ana con  engente  y  que  allí  darían  dma  áloe  trabijos  de  un  arreglo. 
ly  Francisco  Bobadma  oon  vista  de  todos  los  documentos  presenta- 
dos tmnó  el  parecer  de  loe  pilotos  Juan  de  Mafira,  Francisco  Camino, 
Olnés  Sánchez.  Francisco  Quintero,  Pedro  Gallego,  y  Juan  Márquez  á 
onieoies  tomó  Juramento  de  proceder  fielmente.  £xaminó  también  los 
oietámenes  esmtos  de  otrosqne  en  Lima  hablan  ya  dado  su  opinión  do 
diden  de  Plzarro,  y  fberon  Hernando  Galdin,  Juan  Boche,  y  Juan  Fer- 
nandez. Todos  prestaron  su  informe,  y  con  palabras,  mas  ó  menos  afir- 
mativas, declararon  que  el  Cuzoo  entraba  en  el  territorio  de  0.  Francis- 
co Plzarro.  £1  cronista  Herrera  en  su  década  6^  libro  3?  dá  razón  de  lo 
esnuesto  por  cada  uno. 

lios  prtnesores  comisionados  por  parte  de  Almagro  dijeron  que  Sanffft- 
fian  estaba  en  14  grados,  y  que  de  allí  adehuite  dobla  ser  la  gobemac£>n 
de  Nueva  Toledo.  i9b  hemos  podido  encontrar  los  nombres  de  ellos.  Era 
ésto  exacto,  porque  agregando  á  los  14^,  1^  i  que  hay  del  rio  Santiago  á 
la  eqxdnoocial,  se  cuentan  15^  iyjpo  á  17  i  leguas  según  las  cartas  mari- 
smas espafiolas,  resultan  las  270  de  ostensión  qne  debía  tener,  Norte 
8ur/el  Qoblemo  de  Pizarro.  Y  como  de  los  dos  paralelos  había  de  partir  y 
seguirse  una  línea  del  Oeste  al  Este,  abrazando  el  territorio  del  interior^ 
siendo  cierto  que  el  Cuzco  está  á  13^  30^  55",  no  cabe  duda  (aunque  pu- 
diera .haberla  en  ese  tiempo  por  falta  de  cartas  geogr^cas  del  temto- 
lio)  de  que  dicha  ciudad  corretspondía  á  la  gobernación  do  Pizarro.  Sin 
embargo,  esa  misma  oscuridad  de  entonces.  6  mejor  dicho  ignorancia  de 
loa  grados  de  latitud  austral  en  que  se  háUa  el  Cuzco,  exigía  espera,  y 
me  él  Juez  ^ue  iba  á  íÍBllar  mandase  hacer  las  observaciones  facultati- 
raa  necesarias  para  adquirir  tan  indispensable  dato. 

Feto  él  padre  Bobadilla  lelos  de  proceder  así,  dispuso  en  su  sentencia 
de  15  de  Noviembre  de  1537  ^  fuese  una  comisión  á  rectificar  la  latitud 
^  del  pueblo  de  Santia£n>,  y  atendiendo  á  que  Pizarro  estaba  en  pacífica 
''  pesesion  de  la  ciudad  del  Cuzco  cuando  Almagro  lo  despegó  de  eUa  á 
^  mano  armada,  lo  cual  no  había  mandado  el  Bey,  se  la  devolviese  en  él 
**  término  de  30  dias,  y  que  dentro  de  6  entregase  los  presos.  Que  Plzar- 
^  ro  le  proporcionase  un  buque  para  que  enviase  al  K^y  sus  comunica- 
^  dones  y  le  diese  cuenta  de  la  jomada  de  Chile.  Que  ambos  gobema- 
**^  doces  dentro  del  plazo  de  15  mas  disolviesen  sus  ejércitos  y  emplear 
*^  «en  la  tropa  en  soto  pacificar  el  país.  Que  Almagro  se  retirase  á  Nasca 
'^  á  los  nueve  días  v  que  no  pudiese  venir  ni  acercarse  á  Lima,  no  do- 
<<  blondo  Pizarro  salir  de  esta  capital  en  dirección  al  Sur  mientras  no  so 
'*  recibiera  el  nuevo  informe  délos  pilotos,  ó  hubiese  alguna  orden  del 
*'  Bey  á  quien  so  daria  cuenta  de  lo  obrado.  Que  todo  se  cumpliese  so 
*'  pena  de  200,000  pesos  de  oro,  y  privación  de  oficio^'. 

PinuTO  aceptó  una  sentencia  tan  favorable  á  sus  de6Í|pios:  pero  Juan 
Sodrignez  Barragán,  procurador  de  láJmagro.  d^o  de  nt^dad  como  agra- 
viado, y  que  apéuba  al  Rey  y  su  Consejo.  El  Juez  repuso  que  de  su  sen- 
tencia no  hftbia  apelación  por  ser  dada  de  oonsentimiento  de  las  partes. 


136  ALM 

Iiiqaietóse  el  ejército  de  Almagro,  oomoera  eouaisülente:  se  marmu^ 
raba  no  solo  délos  aetos  irregulares  del  religioso  y  &  lo  ii^osto  del  fa- 
llo, sino  que  se  fitoperaba  lu  caudillo  por  su  irresolución  y  ciega  con- 
ñanza.  No  tenia  ya  D.  Diego  poder  ni  influencia  para  sosegar  el  alboro- 
to: él  mismo  nunca  estuvo  por  someterse  á  la  sentencia  si  le  fuer» 
adversa,  y  habia  pensado  siempre  acudir  á  las  armas  en  semejante  cstre- 
mo.  Entregado  Almagro  al  abatimiento,  hablaba  de  sus  servicios  y  de- 
rechos, quejándose  amargamente  del  padre  Bobadilla  y  atribuyéndolo 
todo  al  engaAo  y  ialsía  de  Fizarro.  OrgofLes  considerando  su  aflicción  le 
dijo,  "  que  el  final  remedio  de  todo  era  cortar  la  cabeza  de  Hernando  Pl^ 
*'  zarro,  retirarse  al  Cuzco,  y  hacerse  allí  fuertes:  que  en  cuanto  á  lasen- 
'*  tencia,  no  le  diese  pena  que  H  las  Jejfea  se  quebrantaban  debía  aer  j^or  rei- 
"  nar^'. 

En  las  tropas  de  Pizarro  ocurrieron  iguales  alteraciones  en  sentido 
contrario.  Se  qneria  abrir  las  hostilidades,  ir  á  libertar  á  Hernando,  y 
no  detenerse  hasta  haber  ocupado  el  Cuzco.  Pizarro  temiendo  por  la  vi- 
da de  su  hermano,  se  propuso  salvarlo  sin  reserva  de  medios,  preparado, 
si^  para  dar  soltura  á  sus  venganzas,  luego  que  consiguiera  su  objeto. 
Mandó  á  Hernán  Ponce,  Francisco  G^oy  y  al  licenciado  Prado  fuesen  á 
decir  á  B.  Diego  que  á  pesar  del  fallo  de  Bobadilla  se  tratase  de  arreglo 
y  de  la  soltura  de  Hernando.  Almagro  respondió  que  para  concertarse 
<<  no  convenía  lar  intervención  de  aquel  fraile,  que  habia  encendido  mas 
''  la  guerra  con  una  sentencia  inicua,  mezclándose  en  asuntos  estraños 
"  al  compromiso,  y  no  contenidos  en  los  poderes."  Que  él  enviarla  nna» 
bases  con  Juan  de  Guzman,  Diego  NuSlez  de  Mercado  y  el  licenciado 
Prado.  Esto  hizo  con  aprobación  de  sus  amigos,  menos  Orgofies.  Pizarro 
los  recibió  con  bondad,  y  reunido  con  el  provincial  Ollas  y  demás  comi- 
sionados de  su  parte,  se  acordó  lo  siguiente: 

"  1?  Que  el  Adelantado,  hasta  que  el  Bey  otra  cosa  mandase,  tuviese 
''  áSangalla,  cenias  personas  que  pareciese  justo.  2?  Que  el  Gobernador 
"  D.  ]^rancisco  Pizarro  diese  al  Adelantado  un  navio  bien  marinado  pa- 
'*  ra  enviar  al  Rej  sus  despachos.  3?  Que  el  Gobernador  D.  Diego  de 
"  Almagro  se  tuviese  la  ciudad  del  Cuzco,  hasta  que  el  Rey  otra  cosa 
''  proveyese^  ó  hasta  que  hubiese  declaración  de  juez  puesto  por  el  Rey. 
**  4?  Que  mientras  otra  cosa  se  proveyese,  no  se  quitaría  el  servicio  de 
"  los  indios  repartidos  á  los  vecinos  de  la  ciudad  de  los  Reyes;  con  que 
"  los  que  quedasen  en  Sangalla,  pudiesen  tomar  los  bastimentos  que 
"  hubiesen  menester.  5?  Que  hasta  que  el  Rey  otra  cosa  mandase  acerca 
^'  de  las  gobernaciones,  y  conquista,  cada  uno  de  los  gobernadores  tu- 
"  viese  lo  q|^ue  le  tocaba  de  lo  que  quedase  en  adelante,  sin  impedir  los 
"  repartinuentos  de  la  ciudad  de  los  Reyes,  que  se  entendía  de  Asiento, 
"  y  valle  de Sangalla  en  adelante  hacia  la  parte  de  la  ciudad  del Cuzco^ 
**  y  la  tierra  adei^tre.  6?  Que  se  despoblase  la  ciudad  de  Almagro  del  Ya- 
'*  lie  de  Chincha;  y  se  pasase  á  Sangalla.  7?  Que  en  Sandalia  quedasen 
''  cuarenta  hombres  para  enviar  los  despachos,  y  recibirlos,  y  hacer  lo 
^*  que  mas  conviniese  por  orden  del  Adelantado.  8?  Que  dentro  de  loa> 
^'  veinte  dias  primeros  siguientes,  se  deshiciesen  los  ejércitos,  enviando 
''  la  gente  á  las  partes  que  conviniese  para  la  pacificación  de  la  tierra;  - 
^'  que  el  Adelantado  dentro  de  seis  dias,  se  retirase  á  Sangalla,  y  no  vol- 
'  viese  á  Chincha,  'y  que  dentro  de  los  veinte  dias  deshiciese  su  ejército 
"  como  dicho  es." 

Se  impusieron  300,000  castellanos  de  pena  al  que  contraviniese,  mitad 

Sara  la  cámara  del  Key  y  mitad  par^  la  parte  obediente,  y  perdimiento' 
e  la  gobernación.    Todo  se  firmó  en  Lunaguaná  á  24  de  Noviembre  del, 
ya  citado  año  de  1637;  "  y  luego  con  juramento  solemne  á  Dios  nuestro 


kíM  137 


^  U»  flolenmidftdei,  viocmiMto»  moonamhTiúpéfMgQavmOf  yfmfeor^o 

''  los  reinos  de  Castilla,  faeron  ratificados  los  dichos  capítulos  por  ék 

^  gc/btíntaáoT  D.  Francisco  fízanev  Tlovcateliefos  yoafpitaiiss  désa 

^  ej^^cifto.  Y  tA  mismo  jnnmento^  y  pleitos-liomenaje  I1120  el  Adelañtador 

**  eon  todos  los  caliallefo»  y  cmiiianes  de  su  eiéreito^  y  en  onmplimieattf 

''  de  eUo»  pasó  InetfV  1»  oiodafa  de  Almagro  al  TaUe  dio  Sangalfa;  y  oomc^ 

'^  Ift  «áratela^  y  disminlaeien  de  D.  Fraocisc»  Pizarre  se  eSiaba  de  Ter, 

**  eeelamaba  Rodrigo  Orgoñei,  diciendo:  oae  el  mismo  Adelantado  stf 

^  defllmi%  perq^ue  se  iba  eoneertando  de  soltar  á  Hernando  Piaarro;  y 

''  pftr»  qne  nnbiese  eüdotoy  se  asentaron  loe  capitnlos  siguientes:  1?  Que 

**  Mernondo  Pizarro  diese  fíanasas  de  cineaenta  mil  pesos  de  oro,  que  se 

**  prioa^ntarla  ante  el  Bey,  y  loa  de  su  oonseijo  dentro  de  seis  meóos,  con 

'<  el  proceso,  qne  contra  él  estaba  hecho.  2?  Qoe  hari»  Jonunento^  y 

**  pleáto-liomen^fe,  y  debí^  de  la  dicha  pena»  que  por  su  persona,  ni  por 

'<  ea  consejo^  y  parecer,  ¿Oreóte,  ni  indirecto^  no  tendría  enejo,  ni  enes- 

''  tion  con  el  Adelantado,  ni  sus  capitanes,  ni  gentes,  en  dicho,  ni  en  he- 

**  ohOy  ni  consejo,  ni  por  algana  forma^  ni  manera,  hasta  tanto  que  se 

^  httlñese  presentado  ante  eiBey,  en  seguimiento  de  su  jastioia.  d?  Qn» 

**  debí^  de  juramento,  pleito-homen^,  y  fianzasno  saldría  de  la  gobet- 

'*  naeion  de  su  hermano,  por  mar,  ni  por  tierra,  hasta  que  se  diese  el 

^'  navio  al  Adelantado  para  enviar  los  despachoa  al  Rey,  y  raya  con  el 

**  que  Üevare  ál  dicho  Hernando  Pizarro.  Y  asentado  todo,  el  Adelanta- 

**  do  dio  enalta  de  ello  á  sus  capitanes,  y  dijo:  que  Hemaudo  Pizarrov 

**  dadas  las  fianzas,  y  hecho  el  juramento,  y  pleito^homettiye,  se  podría 

**  tol%ai^.  (Jhoáda8deS¿rrenL) 

Este  nuevo  pacto  hecho  como  los  anteriores  de  mala  fé  por  parte  de 
D.  I^ancisco  Pizarro,  jamás  tuvo  intención  de  llevarlo  á  efecto,  y  no  se 
eáoaminó  á  otro  fin  que  á  la  libertad  de  su  hermano  Hemaudo.  Examí- 
nese aAnOTÉ,  por  qué  se  retri^o  de  cumplirlo,  y  se  hallará  que  las  causas 
que  alegó  para  ello^  eran  is»uficientes,  y  no  estaban  en  contradicción 
con  lo  estipulado;  Tuvo  Pisarro  aviso  de  haber  llegado  de  Espafia  con 
cemitnicaGionesel  capitán  Pedro  Anznres  del  Campo  Redondo^  y  pen- 
sando que  pudiera  traer  alguna  disposición  del  Rey  incompatible  con  el 
tratado,  le  mandó  pedir  los  despachos  que  oondncia.  Pizarro  habla  soli- 
citado una  orden  para  que  mientras  se  señahMen  debidamente  los  tár- 
núnoB  de  las  gobernaciones,  se  estuvieseoí  él  y  Almagro  adonde  les  to- 
mase el  mandÍAto.  SI  objeto  de  semejante  astucia  era  tener  en  Chile  á 
D.  Diego  obligado  á  continuar  allí  sin  moverse.  I^a  real  proyision  decía 
eso  lúismo  de  una  manera  bien  espresa:  aüadiendo  ^^gaa  «i  álsfUM  de  lo» 
^  do8  ñiabiewpeMiáo  I09  limites  de  su  gobemaoiony  y  hubitee  tonuiá»  poeetAam 
^*  de  algunas  provincias  pie  Jetasen  de  ul  gobernación  dtí  otrOy  por  lo  cuál  pn< 
''  dieran  nacer  discensiones,  mandaba  (el  Rey)  oue  las  tierras  y  provin- 
**  eias  que  cada  uno  de  ellos  hubiese  conquistado  y  pacificado  cuando 
^  esta  provisión  llegase;  las  gobernasen,  no  em^rgawte  fue  el  otro  pretendiese 
**  sel!*  en  sus  Umitesf  y  el  que  así  lo  pretendiese  enviase  al  consejo  informa- 
'  don  de  los  dichos  límites  y  del  agravio  que  en  ello  recibía,  para  que, 
**  &e  hiciese  justicia  así  en  lo  que  tocaba  á  los  límites,  f  exceso  que liu- 
'^  bieise,  como  en  los  intereses  de  que  pretendiese  ser  despojado.'' 

Dé  esta  orden  dio  Pizarro  conocimiento  á  sus  capitanes,  y  envió  á  de- 
cir á  D.  Di^go  Aimagto  que  no  vallan  las  capitulaciones  ñochas,  que  la 
resolución  ^1  monarca  les  descargaba  del  juramento,  y  que  viese  lo  que 
Se  déberia  hacer*  Cambiáronse  entre  ambos  ^bernadbres  reconven- 
ciones y  quejas  sóbrelas  cosas  pápulas,  insistiendo  Pizarro  en  que  el 
otro  lé  d^ase  el  Cuzco.  Almagro  recibió  ea  esa  vez  códula  del  J^y  en 

18 


138  1£M 

fae  leprareofa  ^ndar  anúsiftd  y  aútierdo  ooo  Plsiurro  y  obedecer  eiii 
enanto  á  limiteslo  que  mandara  el  obispo  de  Panamá  eomiaionado  par» 
liarlos. 

£n  tal  estado  apareció  van  nuevo  auto  del  padre  Bobaáilla  por  ai^se»' 
tion  del  mismo  Pizarro,  diciendo:  ''que  por  «oantolo  reauelto  p<Hr  éX^nA" 
**  bia  ofrecido  inoooiTenientes,  y  dado  íomt  Á  posteriores  tratos  entra 
**  las  partes,  atento  á  que  Pizano  prometía  y  Jurab%  por  vida  del  Bey, 
**  estar  por  la  paz  y  cumplirlo  que  se  desidiese;  por  tanto,  ^  relonaan^ 
''  do  su  sentencia  mandaba  que  la  ciudad  del  Cuzco  se  pusiese  en  dep^ 
"  sito  en  la  persona  que  él  designase,  hasta  que  los  PÜotos  partieipases 
'^  la  exacta  latitud  del  pueblo  de  Santíaco^  6  el  Bey  deliberase  otra  oosa. 
**  Que  Alma^pco  podia  estarse  en  loa»  Msoa,  Ocofia,.  la  costa  adelante, 
'*  adonde  quisiese,  y  que  eutrase  en  ello  Arequipa  y  loe- Charcas.  Que  so 
'^  pusiese  en  libertad  á  Hernando  Pizarrc^  haciendo  primero  juramen- 
''.  to  y  pleito-homem^  con  fianza  de  50  mil  j^esos  de  presentarse  a|  Bey 
"  dentro  de  seis  meses,  y  que  mientras  estuviese  en  ^  Perú,  no  t^diáa 
**  cuestión  con  Almagro  sobre  ningún  asunto." 

Convino  Pizano,  y  se  sometió  a  este  2?  fallo:  pero  Alma^pro  djijo  qao 
la  autoridad  de  aquel  fraile  habia  terminado  desde  su  anterior  senten- 
cia, ludada  por  él;  y  que  era  una  malici»  querer  enmendarla  sin  tener 
jurisdicción  alguna.  Alnuigro,  que  no  era  hombre  de  dobleces  y  deseaba 
de  buena  gana  el  avenimiento;  todaviaeon  esperaasa  de  obtenerlo,  envié 
otra  vez  á  Mercado  y  Guzmau  á  confsrenciar  con  Piearro:  declase  ya 
por  los  cavilosos  que  ellos  y  Diego  Alvarado,  que  aconsejé  esta  nueva- 
tentativa,  hablan  sido  secretamente  persuadidos  por  dicho  Pizarro. 

£1  áltimo  resultado  fué  el  %¡uste  y  redacción  de  los  «guientes  ar- 
tículos, 

'*  1?  Que  ante  tedas  cosas  el  Adelantado  entregase  luego  á  Hernando 
"  Pizarro,  su  hermano,  debsjo  de  su  pleito-homen%)ew  y  seguridad,  que 
*'  estaba  dada  para  que  fuese  á  cumpbr  lo  que  el  Bey  te  había  «ídenado.^ 
**  2?  Que  el  Adelantado  se  tuviese  la  ciudad  del  Cuzco,  hasta  tanto  <|ue  el 
**  Bey  otra  cosa  mandase,  ó  fuese  el  Obispo  de  la  Tierra- Firme  á  decía- 
**  rar  sobre  ello^  estándose  en  el  mismo  estado  en  ^ue  la  hallé,  oon  Al- 
''  caldos,  y  B^dores,  sin  quitar  indios  ui  repartimientos  á  los  que  los 
*^  tenían.  3?  Que  todo  lo  demás  declarado  en  la  sentencia  del  Comen- 
''  dador,  se  cumpliese,  y  que  el  Adelantado  no  inpidiera  el  servicio  de 
^'  los  repartimientos  hechos  á  los  vecinos  de  la  ciudad  de  loe- Beyes.  49 
''  Que  se  entregpriael  navio  á  la  persona  que  el  Adelantado  mandase,  y 
'^  que  pudiese  ir,  no  obstante  lo  mandado,  al  puerto  de  Sandalia,  é  da 
"  Chincha,  adonde  el  navio  pudiese  Uegaór.''  Por  mas  reflexiones  pací- 
ficas y  sagaces  de  Almagro,  no  pudo  templar  la  irritaeiou  de  OrgofLes 
y  otros  por  la  soltura  oe  Hernando:  viéronse  xNisquines  en  el  ejercito 
donde  el  descontento  se  aumentaba  por  instantes.  Orgofies  llegé  á  á»-' 
eixquepa9'  la  amistad  de  Almagro  tenia  que  perdsr  la  oabeea^  Nadie  se  fiaba 
de  Irizarro,  ni  poma  en  duda  su  falsedad,  como  que  trataba  solo  de  sal- 
var á  Hernando,  hombre  torcido  y  vengativo  de  quien  debía  aguardar- 
se todo  género  de  atentados. 

Sacado  de  la  pfision,  lo  abrazó  D.  Diego  exitándolo  á  olvidar  resen- 
timientos, j  cooperar  á  que  se^estaMleciera  una  paz  séilda^prometió  obrar 
en  ese  sentido,  hizo  el  juramento  y  pleito-homen^fe  de  cumplir  lo  pac- 
tado, y  marchó  para  Lima  en  unión  de  muchos  que  salieron  á  acompa- 
fiarlo, 

Pero  apensA  Pizarro  vio  Ubre  al  hermano,  que  fué  el  objeto  á  que  se 
enderezaban  sus  ficeiones  y  disimulo,  ya  no  se  ocupó  de  otra  cosa  que  de 
la  guerra,  apartando  hasta  de  la  memoria  cuanto  había  pasado  para  arri- 


ALM  139 

ter  á«a  paeíffijoo  aveiiimieiiio.  Fnmmt  en  oamino  pftra  ChinohA  oon  «u 
tro|Mu^  y  ae amgiaó  qa»H«numdQ  no  le  habiate  de  otea  oosa  qae  de  la 
crueldad  á»  Almagro,  de  la  afrenta  que  había  siiMdo,  j  de  estar  de  por 
medio  bu  honra  exyiendo  la  vengansade  tanioe  affcaTU».  Pizaxto  eq^i* 
dü6  im.  deereto  recapltiilaado  ío&b  los  cargos  qoe  habia  oi»tia  Almagro; 
y  encomendando  el  Cjiército  y  dirección  de  las  operaciones  Á  Hernando, 
le  ezoneMS  del  compromiso  qne  desde  atrás  tenia  de  v^^Tcr  áEspafia  con 
ioB  cándales  del  Bey,  ñor  que  en  persona  era  necesaria  y  él  tenia  qne 
regyesaTae  á  Lima  de  donde  no  podía  al/^Jacse.  Amenazó  en  dicho  anto 
¿  BU  hermano  con  una  malta  de  50  mü  pesos,  en  caso  de  negarse  á  obe* 
deoer. 

Continaó  esta  trama  grosera  4e  irregalares  manejos  con  nna  represen* 
iaeion  en  qae  Hernando  I^isano,  haciendo  ver  que  tenia  ^ne  volrer  á 
Espafta  coB£onne  Á  la  arden  áel  Rey,  y  qne  por  tanto  requería  y  suplica- 
ba al  gobernador  no  le  detuviera,  pues  había  Jefes  muy  dignos  de  man- 
dar el  ejáecito,  y  que  en  cuanto  ¿  la  pena  qme  le  imponia,  apelaba  al 
Bey  y  al  C4m8^o.  rersuadió  él  mismo  al  gobernador  para  que  reiterase 
sn  determinación  oon  la  mira  de  ocultar  sus  deseos  de  ir  contra  Alma- 
gro para  satia&oer  su  ira  y  su  sed  de  tenganse:  mas  ú  este  paso  se  que- 
jaba en  páblico  de  la  obstinaeioA  del  gobernador. 

Pedro  Ansuies  tr^jo  también  una  c&ula  en  que  el  Bey  reyoeaba  la  un» 
cuitad  dada  á  Picaño  de  nomlnrar  gobernador  de  Nueya  Castilla  áD. 
IHego  Almagro  para  después  de  sus  días,  y  ooneedióndole  otra  áfin  de 
que  pudiera  hacer  dicho  nombramiento  en  faror  de  uno  de  sus  hermar 
nos  Hemando  á  Juan  Pisarxo. 

lia  proTifljon  real  de  que  y»  hemos  dado  cuenta  para  qne  las  cosas  per* 
maneciesen  en  el  estado  en  que  estuvieran,  la  mandó  notificar  Pizarro  á 
Almagre.  Cauró  admiración  á  éste  semejante  paao  deanes  del  convenio 
firmado,  y  contestó  que  él  ou  cumplimiento  de  aquella,  no  pasarla  del 
Ingar  en  que  estaba,  y  que  Pizarro  obedeciéndola  hioiese  lo  mismo.  Así 
cada  uno  la  glosaba  en  savor  desu  interés. 

Vista  oon  demasiada  claridad  la  intención  de  D.  Francisco  Pizarro  de 
romper  hostilidades,  mandó  Ahasgro  al  Cuzco  de  lugar  fcenioite  á  D. 
I>iego  Alvarado,  y  emprendió  eu  marcha  en  retirada  por  las  sienas  de 
Gnaytará  con  muchas  precauciones.  Hizo  qne  Pauliu  Inca  mandase  á  loa 
indios  juntar  piedras  paca  impedir  ciertos  pasos  y  que  rompiesen  é  inu- 
tilizasen algunos  cammos. 

£1  contador  Juan  de  Guzman  asociado  al  notano  Castro  marcharon 
para  Lima  con  el  fin  de  llevar  Á  Espafta  la  eorren^ondencia  de  Almagro. 
Ambos  fueron  presos  de  orden  de  D.  Francisco  Pizarro,  y  con  grilles  y 
cadena,  hasta  qne  Quzman  halló  ocasión  de  tomar  la  fuga. 

A  pesar  de  lo  que  hizo  Orgofies  para  defender  las  entradas  por  Guay- 
taráb  loe  de  Pizarro  sorprendiendo  y  tomando  algunos  soldados,  veneie- , 
ron  las  asperezas  de  aquellos  lugares,  y  salieron  a  terrenos  mas  abiertos 
poniéndose  muy  nrózímos  i^  ejército  contrario.  Pero  hallándose  muy 
maltratados  y  eniexmos  á  causa  de  la  rigidez  de  las  punas,  ún  su  baga- 
je, y  faltos  enteramente  de  bastimentos,  no  se  atrevieron  á  segpiir:  por 
el  contrario  volvieron  atrás  b%)ando  pronto  al  valle  de  lea  sin  ser  moles- 
tados, en  lo  qne  perdió  Almagro  unaoportonldad  de  mucha  ventila  para 
haberlos  batido. 

Allí  se  le  oyó  decir  á  D.  Francisco  Pizarro  *'  que  su  gobernación  llega- 
ba hasta  .el  estrecho  de  Magallanes.''  Dirigió  una  alocución  á  su  eiérdto 
manifestando  que  se  haUaSa  determinado  á  defender  con  las  armas  que 
nadie  sin  orden  del  Bey  ocupase  un  palmo  de  tierra:  y  que  hallándose 
viejo  y  enfermo  habia  acordado  que  gobernase  el  ejército  en  aquella  cam« 


140  ALM 

pafiA  moL  hermaní»  Ckinuilo.  Todo*  le  leenondisnni  qve  nwoliftfcraii  «n  in- 
tención de  xetiraae  á  lÁna:  pero  que  «Mee  en  peder  á  BDnmwiáQ  por» 
aqneU*  «mpree»,  y  para  que  ^raftese  et  mando  ea  el  Caseow  8eofrel«^ 
mente  habin  eomlmuido  Heonndo  aqneila  eeeena  para  hacer  ver  qne  se 
le  obligalKir  á  daaBmpefiar  i^  primer  papel  en  laa  operaoionee  qne  abrirían 
canmo  sndho  al  deeenfreno  de  en  ódio  y  reuoor. 

Pneose  en  oamíno  por  JLucanaB  y  Aymamee  anterizade  por  el  Gober> 
nador,  y  al  frente  de  700  soldados.  Almaero  entretanto  signi6  por  Vilcas 
hasta  el  Cneoo,  dejando  cortados  les  pnneápiües  pnentM,  y  perdiendo 
alanos  soldados  qoe  desertaban  pata  reunirse  á  los  de  Pisarro.  HIxq  D. 
Diego  aprehender  en  la  ciudad  á  Garoüaso,  Gomes  de  Tovdoya,  Gentes 
de  Alvarado  (el  moso,)  Diego  Maldonado,  y  otVM  neilábles  por  eonside- 
rarlos  adictos  al  bando  opnesto.  Y  sabiendo  qoe  uno  ^pelMdado  Villegas 
iba  é  fugar  llevándose  ó  Faollu,  f né  tomado,  y  estando  confeso  le  maadó 
cortar  la  cabesa. 

aproximábase  ya  el  desenlace  de  tantos  hechos  repnsnaivtes  en  <|ae 
una  ambición  frenética  habia  ultrajado  á  la  moral  y  al  nonsfr  hasta  el 
ponto  de  tener  en  nada  los  respetos  debidos  á  Dios  y  al  Rey.  El  término 
de  los  escándalos  no  podía  ser  otro  que  naa  sangrienta  tragedia  que  pre- 
dijera luego  otras  no  méoos  lamentables.  Vamos  á  concluir  este  escrito 
redríéndola  sucintamente. 

Con  el  enemira»  ya  á  las  inmediaciones,  yacilaban  los  de  Almacro  en- 
tre sí  se  defenderían  en  la  ciudad  ó  saldrían  á  recibirlo  para  librar  la 
batalla.  Prevalecióeste  último  parecer,  y  el  ejército  reducido  á  solo  500 
hombres  con  seis  cañones,  se  situó  en  las  ^Salinas"  teniendo  ya  á  la  tis- 
ta  á  sus  contraríos.  Almagro  se  haUaba  desde  mucho  antee  fatigado  por 
una  enisrmedad  que  lo  postraba.  Hísose  conducir  al  campo  en  liten» 
para  que  su  presencia  animase  mas  á  sus  soldados,  ¿las  laderas  y  cerros 
vecinos  se  hallaban  cubiertos  de  la  gente  que  abandonando  la  ciudad  se 
inroponia  presenciar  aquel  espectáculo  de  horror:  cada  cual  deseaba  fi- 
nalizase soean  su  opinión,  porque  no  habia  quien  no  tomase  interés  por 
uioo  ii  otro  bando. 

£n  el  de  D.  Diego  la  caballería  era  snperíor  á  la  dePizarro,  y  por  esto 
no  debió  abandonarBc  el  prímer  campo  que  habia  sido  bien  elegido;  pero 
Kodrigo  Orgofies  incurrió  en  el  error,  (contra  el  parecer  de  Vasco  do  Gue- 
vara y  otros,)  demudar  de  posición  ocupando  A  terreno  de  las  Salinas. 
En  \aA  alas  mandaban  Orgoftes  y  Pedro  de  Lerma:  el  estandarte  real  lo 
defendian  Die|^  y  Gomes  de  Alvarado,  Cristóval  Sotólo,  D.  Alonso  Mon- 
temayor,  D.  Cnstóval  Cortesía,  D.  Alonso  Henríques,  Pedro  Alvares  Hol- 
gnin,  Lope  de  Idiaquez,  Jnan  Alonso  Palomino,  Juan  Ortis  de  Zarate  y 
otros  caballeros.  Después  de  algmios  movimientos  y  de  los  fuegos  de  la 
artillería  y  mosquetes,  so  fueron  á  las  mMios  trav&dosc  una  lucha  en- 
carnizada ea  la  eual  recibieron  la  muerte  muchos  hombres  viderosos. 
Pnrante  la  batalla  algunos  dejaron  sus  puestos,  entre  ellos  el  álferes  ge- 
neral Francisco  Hurtado  pasando  á  la  parte  de  Pisarro,  y  otros  se  ocul- 
taron ó  huyeron  para  la  ciudad.  Cayó  el  esforsado  Vasco  de  Guevara,  los 
capitanes  Diego  Salinas,  Juan  de  Moseoflo,  Hernando  Alvarado  y  algu- 
nos oficiales  mas.  Pedro  de  Lerma  arremetió  contra  Hernando  Pisarro 
haciéndole  arrodillar  el  caballo  y  pereciera  él  á  no  hallarse  bien  armado. 
El  bizarro  Orgofies  fué  herído  do  bala:  habiéndole  muerto  el  caballo,  so 
vtó  cercado  de  muchos,  y  teniendo  que  rendirse  lo  hizo  á  un  desconocido 
que  refiultó  ser  críado  de  Hernando  y  se  llamaba  Fnentes,  el  cual  lo  de- 
golló iadiguamente  diciendo  tener  para  ello  orden  de  su  señor. 

p.  Dieiro  viendo  deshecho  su  ejército,  se  dirígió  á  la  fortaleza  del  Coz- 
so.  Los  soldados  de  Alvarado,  vencidos  en  Abancay,  mataban  á  los  herí- 


ALM  HT 

dos  en  veft^aaiA  de  su  pasadla  tf^ta:  a«í  t»ei«ció  el  eapitau  )Sbai  ÍíSmx, 
y  Hernando  Sotelo.  HemaadQ  0ÉcIiicao  Smcó  á  Pedro  dé  Lenoá  ¿ 
qnren  idncontráadolo  herido,  le  éió  varias  entoeadaa^  7  lo  doié  tttejendo 
qae  ya  no  viTia.  Murieron  120  w  partido  de  Alnin^spró  muchos  de  ellos 
asesinados  á  sangre  ÍHa:  poeos  del  «yércSto  de  los  Pisarros,  sapeónor  eñ  el 
número  de  combatientes.  £1  Mariéoal  Alonso  AlVaradó  tomó  pnüónero 
á  D.  I>ie0o  Almagro,  librándole  del  chitan  Castro  que  intentaba  malfciff- 
lo:  eondi^Jolo  á  &s  ancas  de  su  muía,  Felipe  Outienez.  La  cabeza  da 
OrgiAes  colocada  en  lo  alto  de  un  palo,  la  llevaron  en  üionfo  ñor  las 
esUes  de  la  ciudad.  Tal  fué  U  batáDa  de  las  Salinas  el  96  de  Abrü  do 
1536,  Sábado  de  Lázaro,  annqtié  QaréiUaQ  dlpe  que  loé  el  diá  6.  £h 
aquel  esmpo  ae  hi£o  una  Iglesia  dedicada  á  San  Lázaro  donde  se  enter- 
raron los  cadáveres,  y  ñié  construida  coh  este  fin. 

Hernando  Pizarxo  mandó  Ibrmar  un  proceso  contra  Almagro:  y  cuén- 
tase que  se  escribieron  mas  de  dóa  inil  fojas;  porque  fué  crecido  el  eon- 
curso  de  villanos  que  quisieron  ser  oídos  como  testigos,  y  declarar  con- 
tttk  aquel  las  mas  temerarias  ÍmpoiHnin$s.  Acerea  de  esto  dice  Herrera... 
"  y  eomo  se  entendió  esta  voluntad  de  Hernando  Pizarro,  j  en  aíq^uo- 
"  lias  regiones  pueden  mucho  loe  rumores  y  adulaciones  siguiendo  bien 
*^  y  mal  1^  querer  de  los  gobernadores,  fueron  muchos  los  que  acudieron 
**  a  convidarse  para  declarar  delitos  del  vencido  lisonjeando  ál  veñce- 
''  dor  A".  Lorente  conocedor  de  lo  que  ñieron  las  antignas  contiendas 
civiles  del  Perd,  y  esperimentado  en  lo.  que  hace  á  las  modernas  defi- 
ne la  suerte  de  los  vencidos,  al  escribir  sobre  los  de  Almagro,  en  breves 
é  importantes  líneas  que  nps  es  grato  reproducir.  *'  Cuando  las  pasiones 
"  poiiticas  ocupan  el  lugar  de  la  Justicia,  todo  es  crimen  en  los  venoi- 
**  dos,  falta  la  clemencia  con  los  que  infunden  tkísmn  temor,  v  los  dere; 
**  chos  de  la  victoria  se  creen  suficientes  para  resolver  sin  apelación  que 

**  son  reosde  muerte.'' "  ¡  Tantas  eran  las  acusaciones  que  so- 

**  bre  un  hombre  esclavo  de  la  amistad,  y  clemente  con  sus  enemigos, 
**  iban  acumulando,  el  mezquino  rencor  de  los  agraviados,  la  negra  in* 
"  gratitud,  la  adulación  al  venUdor.  la  vil  envidia»  y  todas  las  pasiones 
**  miserables  que  bullen  sobre  los  caldos  eomo  los  gusanos  sobre  los  ca- 
"  dáveres.'* 

Alonso  Alvarado  al  marchar  para  el  Norte,  tuvo  el  encarjgo  de  llevar 
al  hijo  de  Almagro  para  entregarlo  al  Gobernador  D.  Francisco  Pizarro. 
£1  Obispo  del  Cuzco  D.  fray  Viconte  Valveide  en  unión  de  otros  que  eran 
amigos  de  la  paz,  rogó  á  dicho  Groboruador  so  encaminase  al  Cuzco  para 
evitar  el  derramamiento  de  sangre  entre  hijos  de  una  misma  nación:  pero 
ól  se  oscusó  oon  el  estado  de  inquietud  de  los  pueblos  del  tránsito,  y  ca- 
recer do  tropa  suficiente.  Apenas  tuvo  noticia  do  la  victoria  de  sus  ar- 
mas en  las  Salinas,  ya  no  hizo  reparo  eñ  aquellos  inconvenientes^  y  se 
dispuso  para  marohar:.  lo  hizo  en  efbcto  asegurando  salvaría  la  vida  ae 
Almagro  (aunque  en  su  int^or  no  pensara  así)  y  lo  prometió  á  Valver- 
dequele  suplicó  cálmaselos  ánimos  evitando  persecuciones  y  vengan- 
zas. Pizarro  mé  instruido  en  Jai^a  por  Alonso  Alvarado  de  que  se  proce- 
saba á  D.  Diego,  y  de  que  Hernando  estaba  resuelto  á  ejecutar  la  senten- 
cia. Hubo  tiempo  para  impedirlo,  adelantando  á  cualquiera  con  lá  orden 
de  suspender  ese  acto:  mas  Pizarro  pudiendo  ponerlo  en  obriu  no  se  ocupó 
de  dar  un  paso  oue  le  habria  honraao  sobre  manera.  £1  Padre  Cal  ancha 
afirma  de  un  modo  claro  que  la  ejecución  de  Almagro  se  hizo  por  orden  do 
D.  Franciséo  Pizarro. 

Una  conjuración  para  matar  á  Hernando  fAvt  libertad  &  Almagro,  se 
tramó  entre  algunos  que  hablan  salido  eót^  tééio  Cahdia  Á  un  ííuévo  7 
malogado  descubrimiento  por  el  interior.  El  plan  debia  realizarse  al  entrar 


142  ALH 

de  regreso  en  el  Cuzco:  sua  autores  lo  (somimicaroix  áD.  Diego  da  ÁlvAra- 
do  para  qne  eetaviera  sobre  aviso,  y  pudiera  ayudarles;  y  como  éste  lo  le- 
proDase,  por  que  no  creía  á  D.  Diego  en  peligro,  estando  á  las  protestas 
qrne  oíaá  Hernando  í'lzarro;  algunos  se  acobardaron  y  denunciándose 
eilos  mismos,  se  arrepintieron  pidiondo  recompensa:  mas  tarde  Pizarro  de- 
sembarazado de  Alnu^gro  aterrorizó  á  la  tropa  de  Candía,  ébizo  morir  al 
Capitán  Alonso  Mesa. 

Pizarro  estaba  muy  receloso  del  descontento  qne  advertía.  Imaginando 
que  por  todas  partes  existían  proyectos  contra  su  vida.  Era  llegado  el  car 
so  de  desunirse  los  vencedores,  nunca  satisfechos,  y  de  convertirse  el 
odio  en  lastima  Á  los  vencidos.  Asi  la  conservación  de  Almagro  preso,  era 
para  él  un  motivo  de  constante  desasociego;  porque  muchos  le  amaban 
y  querían  con  anhelo  su  soltura.  Para  diseminar  soldados  de  que  no  po> 
día  yañarse,  había  despachado  con  gruesas  partidas  á  Yergara^  Mercadl- 
lio,  y  Alvarado  para  que  continuaran  las  conquitasen  Jaén,  Chupachos,  y 
Chachapoyas. 

Hallábase  enfermo  Almagro,  y  pidió  á  Hernando  pasara  á  verlo.  En  la 
visita  le  djyjo  este  aguardaba  á  su  hermano  con  quien  sin  duda  quedaría 
bien  avenido.  Para  el  caso  de  demorarse,  le  indicó  podía  ir  á  donde  aquel 
estuviese:  pero  en  cuanto  salió  de  allí,  tomó  providencias  para  acelerar 
el  término  del  proceso,  en  el  cual  ñgurabanlos  decantados  crímenes  de 
haber  usurpado  la  ciudad  del  Cuzco,  y  combatido  después  contra  las  fuer- 
zas de  Alvarado.  Pizarro  que  de  antemano  tenia  condenado  á  muerte  á 
D.  Diego,  parecía  burlarse  de  su  víctima,  pues  le  enviaba  regalos  para 
que  comiese,  y  hacía  le  preguntaran  si  en  caso  de  marchar  á  verse 
con  D.  Francisco  Pizarro,  pretería  le  llevasen  en  camilla  ó  servirse  de  una 
silla  de  manos.  Pero  todo  esto  tenía  solo  por  objeto  descuidar  y  ador- 
mecer á  la  oposición  que  tanto  agitaba  su  ánimo.  Hernando  en  la  cam- 
pafia  cuando  se  le  d\jo,  que  Almagro  padecía  una  enfermedad  mortal  ha- 
bla dicho  sin  elmonor  recato  estas  palabras  qne  han  repetido  muchos  es* 
oritores:  *'  Que  no  U  haría  Dios  taú  gran  mal  qiie  U  dejase  nuMrirain  que  le  hu-^ 
ilese  d  las  manos," 

Cuando  Hernando  dló  la  sentencia  de  muerte  contra  D.  Diego  Alma- 
gro, y  se  la  hizo  saber  por  medio  de  un  religioso,  ya  dgo  á  sus  confiden- 
tes''que  hasta  entonces  no  podía  tenerse  por  acabada  la  guerra.^'  No  es- 
perando Almagro  aquel  fallo,  se  sobrecogió  en  estremo  aun  negándose  á 
creerlo,  y  suplicó  le  llamasen  á  Pizarro.    No  rehusó  ésto  la  entrevista,  y 
después  de  lastimosas  razones  que  exltaban  vivamente  compasión  hacia 
un  nombre  que  tantos  servicios  había  prestado  al  Rey  y  á  los  Pizarros 
que  le  quitaban  la  vida;  refiere  el  cronista  Herrera  que  Hernando  le  d\)o 
'*  que  ni  él  era  solo  el  que  había  muerto  en  este  mundo,  ni  dejarían  otros 
"  muchos  de  morir  de  aquella  mauera,  y  que  acabase  de  conocer,  que  ha- 
"  bía  llegado  el  último  día  de  su  vida;  y  que  pues  tuvo  tamta  gracia  de 
"  Dios,  que  le  hizo  cristiano;  ordenase  su  alma,  y  temiese  á  Dios,  y  que  sí 
**  aquellos  Reinos  pudieran  estar  en  paz  con  sustentarle  la  vida,  holgara 
''  de  que  en  su  vejez  no  acabara  con  tal  muerte.''  En  medio  de  su  an^pus- 
tia  Aunagro  le  hizo  presente  ''que  cómo  era  posible  que  tuviese  ánimo 
"  |>ara  matar  á  quien  tanto  bien  le  habia  hecho,  quedando  con  perpetua 
**  mfamia  de  ingrato,  y  de  cruel?  que  se  acordase,  que  habia  sido  el  esca- 
*'  Ion  por  donde  él,  y  sus  hermanos  hablan  llegado  al  estado  en  que  se 
"  hallaban,  y  que  jamás  tuvo  bien,  que  no  le  quisiese  para  su  hermano: 
"  que  le  enviase  á  él,  y  si  por  su  mano  le  viniese  la  muerte,  la  llevaría 
''  con  paciencia,  conformándose  con  su  desdichada  fortuna;  y  si  le  diese 
*^  la  vida,  haría  Ío  que  debía  ala  vieja  amistad;  y  que  si  todavía  no  le 
**  cuadraba  aquello,  le  enviase  al  Rey,  á  donde  si  hubiese  delinquido, 


AUf  U$ 

**  seria  castigado;  yqnelé  d^fese»  qué  bi^n  se  le  pedia  seonix  coxr  sv 
"  maertet  yqaómal  con  su  yidat  rúes  con  sn  cansada,  y  amgida^ejev 
**  estaba  en  ténnino  tal,  qne  según  laeon,  podía  durar  poco/'  No  se  mo« 
▼ié  el  cruel  PJtearro  á  xiuserícordi%  y  con  dureza  le  contestó;  "  Que 
**  pues  era  caballero,  y  tenia  nombre  de  ilustre,  no  mostrase  flaqueza^ 
*^  y  que  supiese  ciertfunente  ^ne  había  de  morir."  Todavía  Almagro  ha- 
GÍenoo  el  último  esfuerzo  replicó:  ^'  Que  no  permitiese  tal,  por  que  auñ- 
**  que  de  presente  no  lo  sintiese,  podría  ser  que  adelántele  pesase  do 
"  haberlo  hecho,  iK>r  que  era  imposible  que  el  Rey  acordándose  de  lo 
''  que  le  había  servido,  y  las  provincias  que  le  había  descubierto,  dejase 
"  oe  hacer  castigo  en  su  venganza,  pues  nunca  le  fué  traidor;  y  que  si 
'*  consideraba  en  aquello,  se  condoliese  de  aquel  mezquino  viejo,  que  la 
"  cabeza,  y  él  cuerpo  estaba  lleno  de  cicatrices  de  las  heridas  recibidas 
"  en  servicio  de  su  Key  y  Seflor,  y  de  su  patria,  con  un  ojo  perdido,  usan* 
"  do  de  la  mayor  bemgnidad  que  pudo  con  todos:  que  tuviese  piedad, 
**  acordándose  de  la  que  tuvo  con  il  en  darle  la  vida,  cuando  él  estuvo 
"  en  su  poder,  aunque  fué  muy  solicitado  para  darle  la  muerte  pronosti- 
**  candóle  aquel  trance,  v  que  hacia  agravio  á  muchos  caballeros  H^os- 
''  dalgo,  que  esmeraban  el  remedio  de  su  mauo."  Dio  fin  Pizarro  ala  en-r 
trevista  previniendo  á  D.  Diego  "  que  se  confesase  por  que  su  muerte  no 
*'  tenia  remedio/'  Le  había  negado  la  apelación  al  Rey  apesar  de  los 
mejKOS  de  muchos  que  se  interesaron  para  que  la  concediese. 

£SÍ  infortunado  Almagro  se  dispuso  para  el  fatal  trance,  y  en  virtud 
de  la  cédula  que  tenia  del  Bey  para  elejir  sucesor,  nombró  a  su  hijo  T). 
Bi^o  gobernador  de  Nueva  Toledo  bajo  la  tutela  de  D.  Diego  Alvarado, 
iUHm  que  tuviese  mas  edad.  En  su  testamento  dejó  al  Bey  por  heredero, 
y  deelaró  que  tenia  que  haber  gran  suma  de  dinero  de  la  compa&ia  con 
Pizarro  á  quien  se  tomaría  cuenta. 

Uno  de  nuestros  modernos  historiadores  ha  escrito,  que  como  se  halla- 
se Hernando  rodeado  de  temores  activó  el  proceso,  reunió  á  los  Alcaldes^ 
BegidAres  y  Capitanee  de  tu  etm^amza  j  les  manifestó  los  riesgos  de  su  si- 
tuación, aa  recelo  de  cometer  alguna  sin  razón  por  no  tener  su  ánimo 
bastante  tranquilo,  y  9u  rsioliieioa  de  hacer  lo  que  ellos  le  aoonaefdran.  Que 
habiéndose  él  salido  para  que  ddíberasea  con  entera  libertad,  fueron  de  pa-' 
zeeer  que  la  ejecución  de  Almagro  era  necesaria  para  tener  paz  en  la 
táena;  y  que  el  Adelantado  mereoiapor  sus  delitos  notorios  la  pena  car 
pitaL  Que  vuelto  Hernando  á  la  Junta,  hizo  presente  que  ei  bien  él  era 
Mmiemo  dUitámeny  deeeargába  tu  condmok»  en  éuoe,  esponiéndose  á  cual- 
quier resultado  jNw*  fie  apartaree  de  loque  resolvieran.  Que,  como  era  de  te- 
mer, se  decidió  que  mereciendo  Almagro  la  muerte,  el  menor  dallo  era 
8eutaiciarlo--[Zoretite  Ü&ro  7?] 

£s  de  suponer  que  el  escritor  haya  tenido  á  la  vista  alffun  documento 
en  el  cual  conste  que  se  celebró  esa  junta,  y  que  pasó  en  ella  lo  que  aca- 
bamos de  repetir.  Bías  no  se  encuendaran  estas  noticias  en  ninguno  de 
los  autores  antiguos  que  cuidadosamente  hemos  consultado.  Prescott,  á 
quien  po<^  aventi^aron  en  investigaisiones,  nada  refiere  de  la  citada 
reunión.  £1  no  solo  seguía  por  el  (oonista  oficial,  y  demás  historiado- 
res conocidos,  sino  que  tratado  de  Ub  muerte  de  Almagro,  se  remite  en 
sus  pareceres  hasta  á  manuscritos  c(»bo  el  de  Espinal,  y  los  anales  de 
Montesinos  de  1538:  á  una  carta  del  Obispo  Valverde  al  emperador;  á 
otra  de  Guti^rez,  y  lo  que  es  mas  á  la  obra  de  Pedro  Pizarro,  enemigo 
de  los  Ahnagros. 

Preseott  por  el  contrario  dice:  ^^Quienee  fueron  los  Jueces  ó  cual  el  IWdtí- 
**  nal  que  le  condenó  no  lo  sabemos;  pero  en  realidad  todo  el  juicio  ioé 
*'  una  bovla  si  jaioio  puede  Umnarse  aquel  en  que  el  acusado  está  econ- 


144  im 

^  viMftifiéiifter  i^dÁmfinte  úa  Itf  aoiiñibtoit.  ^1  olbitipo  Val  verde  en  sa  cátttC 
^itEliip<^^£ler¿ioe4iié'  etígió  al  gobernador  D.  Fráncieoo  Fittarrá 
"  miÉtelSuiééX  CitíSoo  y  pudeeei  AIaaMio^  ¡ümediatsmente  en  liúertAd^ 
''  Él  ttíáoietó  Espinal)  tevlitfo  de  todol^  ni2o  eeñiéreos  sin  fruto  para  é&aua^ 
**é^á  MernaniUkétií^upropóSioJ^ 

l^attttana  en  sos  ''Espa&oles  éétbíjíei^  áUBtísem  nmohas  páginas  al  g^o^ 
limiádjáirPisaítOyyes  niny  nriducioecy  eñ  loT  rélatívo  al  fin  trágdeo  da 
iJUiÉflgtW/  Ko  em  pcístblé  oltidasé  habef  eonihreteiido  Hernando  esa  fon- 
tík  Itif&í^g^iieft  y  desecbdérdUtqitédeM  sinoresoiTer' 

én  olgeto  dé  tonto  bidt<r. 

.  M^^iiñoé(S0á  TtCB&M,  ^lánóiíéísk  áe  la  sentencia  de  Almagro  príodtf- 
V  ^  o^mfüAfA.  ptúffEÓiéu^  étkitB  los  hal»!  tantee  del  Cnzco.  A  todos  sorproix^ 
**  ató  ^  mhbiiwr^  ínvestfdode  nná  atitoríáád|)ro0i»(<ma{y  Umitadase  atre^ 

*'.  vt09e  i  fatiÁÁv  cailsa.á  vtak  ^rsouá  de  ía  categoría  de  Almagro **Po' 

'*  i^QS  liubo  qiie,no  tec(>rd¿(K>|i  álgnn^wstp  dé  generosidad  6  benevolenóia 
!1 5^\  ^^ichoda  T6^;e¿B|ñoj  yjctmá  los;  qáé  habion  pro^rcionado  ma^ 

(X 

'*  ^inóiiahimiánidiidrdeciarando  que  enbe' los  blancos  no  hablan  tenido 
"  Eiéj^or  amigo  qué  étJ^ 

]^w^  suspender  nuestra»  objeciones  dire^  que  no  admitimos  ni  te- 
neii\Ó6  por  cierta  la  existencia  de  ese  consejo  6  Junta,,  á  menos  que  se 
pos  presente  Una  prueba  bae|tf|íiie.deélló./i  ental  caso  diríamos,  á  ley 
dé  iniBarcialesy  quéfiíé  ana  artimálía  pérfida  y  grosera;  y.que  era  nuesh 
tródeber  dec}^rarlp  así^  sinpaiár en 8ilen<^ que  no  hábia  el  meiunr  vi90  de 
juriimaioA  legal  en  eemejmté  retento». 

Tomadas  todaalas  piiBcauci<meB  de  seguridad  que  aconsejaban  las  oir- 
cnnétalicias^  no  otref  iéndose  Pixarro  á  liaeer  en  público  lá  ^|ecnoion> 
mandó  le  diesen  gártpté  en  lá  eárciel:  y  sacando  en  seguida  el  cadáver  á 
la  plaza  principal  del  Cuzoo^d^.elprc»onero:  <^sta  es  la  justicia,  qu« 
''  sümda  liíaoer su Mag«»taa,  yHerkaiñ& nzarro en  BVLwmbreá este hom- 
'f  bre,  por  alborotador  de  estos  r^ios,  y  porque  entró  en  la  ciudad  del 
«  Cuzco  con  banderas  tendidas,  y  se  hizo  redmr  por  fuerza,  prendiendo  á 
"  las  justicias,  y  por  que  ñié  á  la  Puente  de  Abáncay,  y  oíd  batalla  á 
"  Alonso  de  Alvaradoj  y  le  rarehendió,  y  á  otros,  y  habianecho  dditbs,  y 
'^  dado  muertes*"  Cortósele  la  cábcosa^  Uerándolo  luego  á  casa  de  H«r« 
nánPonoe  de  Leon^  donde  fué  amor^jada  GardlsBO  dice:  '^que  estUTo 
^  el  eadáyer  en  la  plaza  mucha  pacte  del  dia,  y  que  cerca  ya  de  la  nochtt 
**  un  negro  que  habia  sido  esclavo  de  D.  Diego,  lo  envolvió  en  una  sába^ 
'' na  y  ayudado  de  varios  iiidibé  locqudii^oá  lalfereed:''  sin  embargo 
nos  inclinamos  mas  á  lo  anteriorinente  dicho. 

■  No  hay  inodo  de  saber  con  ^ezahiedait  á  que  Ue^Ó  Almagro,  y  entre 
algunos  ijüe  lá  calcularon  se  nota  variedad  de  opmlones:  mas  puede 
creerse  que  si  no  tenia  70  aüos.  estaba  próximo  á  cumplirlos.  Tampoco 
se  encuentra  noticia  dé  la  íécla  en  qaemuri<^  pues  ningan  escritor  dé 
aquellos  tiempos  la  deterimiia.  Es  de  sapóner  sin  embargo  que  acaeció 
del  10  al  12  de  Julio  de  1538,  ^rqoe  eadstíendoel  dato  de  que  terminó  la 
cansa  el  dia6  como  diceFIraiscotty  pasarianálo  sumo 4  para  la  ejecución. 
Lósente  indica  que  el  citado  diá  6  te  tomó  coafosion  a  Almagro,  de  lo 
cual  se  infiere  q^ue  este  seria  el  último  acto  del  sumario,  cuando  debió 
ser  el  1?  para  bir  ú  sus  testigos,  y  que  ptuliéra  probar  descargos  y  for- 
mar uña  defensa  de  que  nadie  habla  ]N>r  qué  no  la  hubo. 
£1  lector  ko  asommrará  al  instruirse  de  qué  Hernando  PizarrO  y  ébl 


ALM  ^         Í4á 

* 

liil«nloBattBÍie0eii  al  etilietto  de  la  víeSma,  cotto  lo  hito  en  ei  de  Ata* 
hiutfpa  vtL  liemumo  D.  Franeisco.  Sste  repagnaate  sarcasmo  setrlria 
para  haeeruna  mentida  maniftstaeion  de  qne  no  eM>ia  lenoor  ni  mala 
Vc^nntad  en  personas  cuyos  deberes  les  obligaban  á  prescindir  de  la  ele* 
mencia>  muy  á  sn  pesar.  Y  por  eso  será  qaa.'vemos  hasta  ^ora  con- 
currir en  ciertos  fdnerales  a  los  que  fneron  enemigos  de  los  ánados, 
«nnqne  los  hubiesen  perseguido  ó  calnnmiado  cuando  Tírian. 

Terminaremos  co^^ando  el  parecer  de  Prescott  con  respecto  á  lá  res* 
ponsabilidad  de  D.  Francisco  rfsaxro,  y  es  enteramente  conforme  con  lo* 
^ne  se  lee  en  Qnintanay  el  cronista  Herrera. 

''IMceee  que  cuando  terminó  la  cansa  recibid  un  mensije  de  Hernando 
**  consultándole  sobre  lo  que  debia  hacerse  con  el  preso,  y  que  respondió 
^  en  IxreTes  puiAhtMquekusíese^manerñ^pKelAéMeMiadó  no  Unpu^iese  ea 
^  ma»  aXbanttw,  "DUseae  también  que  Hernando  acosado  después  por  la 
^  irritación  qne  produjo  la  muerte  de  Almagro,  se  escudó  con  las  ilis- 
^  trucciones  que  aseguraba  haber  recibido  del  gobernador.  Lo  cierto  es 
**  que  Pizarro  durante  su  larga  residencia  en  Jat^ja,  estUTO  eu  constante 
**  comunicación  con  el  Cuzco,  y  que  si,  como  le  aconsi^jó  con  repetidas 
**  instancias  Yalverde,  hubiera  apresurado  su  marcha,  podria  fácilmente 
«*  haber  eritado  la  consumación  de  la  catástrofe.  Como  general  en  ^efe 
^  la  suerte  de  Almagro  estaba  en  sus  manos;  y  por  mas  que  sus  partida- 
^  ríos  aseguren  su  inocencia,  ol  juicio  imparoial  de  la  mstoria  le  hace 

*'  responsable  juntamente  con  Hernando  de  la  muerte  de  su  socio 

^'  y  imenas  habia  pasado  el  río  de  Abancay  recibió  las  nueyas  de  la  muer- 
'^  te  ae  su  rirál,  manifestó  sorprenderse  mucho  con  la  noticia:  todo  sU* 
^  cnexpo  se  agitó  y  permaneció  por  algunos  instantes  con  los  ojos  l^os 
''  en  iaeira  dando  señales  de  la  {mayor  emoción.  En  su  ulterior  conduc- 
^  ta  no  mostró  que  le  pesase  en  manera  alguna  de  lo  que  se  habia  he- 
**  cho.  Entró  en  el  Cuzco,  dice  un  testigo  presencial,  entre  el  mido  de 
**  trompetas  y  chirimías,  a  la  cabeza  de  sus  caballeros,  vestido  con  el  rico 
^'  traje  que  le  habia  enviado  Cortés,  y  con  el  gozoso  y  altivo  continente 
**  de  un  vencedor. 

Véanse  los  artículos  correspondientes  ú  los  Pizarros;  y  el  respectivo  á 
Alrarado — D.  Diego. 

dn^fbrettda  qM  tuto  Almagro  don  D.  Pedro  Arias  DdvÜa  para  apararle  de  la 
aooeiatíon  em  la  empresa  del  deacubrímiento  del  Perú;  segvm  la  cuenta  Oviedo 
en  el  capitulo  ^,  porte  segunda  de  su  **JBi8toria  GeneralJ' 

^*  £n  el  cuál  tiempo  (febrero  de  1527)  yo  tuve  ciertas  cnentas  con  Pe- 
dracifls,  y  haciéndola  averiguación  de  ellas  en  su  casa,  donde  nos  juntá- 
banlos a  cuentas,  entró  el  capitán  Diego  de  Almagro  un  dia,  é  lo^jo:  So- 
flor,  ya  vmd.  sabe  que  en  esta  armada  é  descubrimiento  del  Pera  tenéis 
parte  con  el  capitán  Francisco  Pizarro,  y  con  el  maestre-escuela  D.  Fer- 
nando de  Luque,  mis  compafieros,  y  conmigo,  y  que  no  habéis  puesto  en* 
ella  cosa  alguna:  y  que  nosotros  estamos  perdidos,  é  habernos  gastado 
nuestras  haciendas  y  las  de  otros  nuestros  amigos,  y  nos  cuesta  hasta  el^ 
jiresente  sobre  quince  mil  castellanos  de  oro,  é  agora  el  capitán  Francis- 
co Pizarro  é  los  cristianos  que  con  él  están  tienen  mucha  necesidad  de 
sooorrOy  é  gente,  é  caballos,  é  otras  muchas  cosas  para  proveerlos,  por 
que  no  nos  acabemos  de  peraer,  ni  se  pierda  tan  buen  prmcipio  como  el 
que  tenemos  en  esta  empresa,  de  que  tanto  bien  se  espera.  Suplico  á  US. 
qne  nos  socorráis  con  algunas  vacas  para  hacer  carnes,  y  con  algunos  di- 
neros para  comprar  caballos  y  otras  cosas  de  qne  hay  necesidad,  como 
jarcias  y  lonas,  e  pez  páralos  navios,  que  en  todo  se  terná'bueDa  cnontá 

19 


146  ALBf 

7  Imhas  de  lo  que  hastAaqni  se  ha  gaatado,  jMur»  que  «si  goce  cada  xma 
é  contnbuTft  por  rata  tegoc  la  parte  qwd  tuviexe;  é  puea  aois  partícipe  en* 
este  deseoDrimiento  poria  ca|pitulaoion  qae  tenessos.  no  seáis,  Sor.,  cait- 
saque  el  tiempo  se  haya  perdido  y  nosotros  eon  él;  o  BÍnó  queréis  aten^ 
der  el  fin  de  este  negooiogpaffad  lo  que  hasta  aquí  oa  oabe  por  rata,  y 
áe¡.4motío  todo.  A  lo  cuafredrarlas^  deq^uea  que  hobo  dicho  Alma^pro^ 
tespondid  may  enojado,  é  d^o:  Bien  parece  que  dejo  yo  la  gobernación, 
pues  vos  deois  eso  que  le  que  yo  pagara  si  no  me  bebieran  qjoitado  el 
oficio,  fiíera  que  me  diérades  muy  es&echa  cuenta  de  los  ciistumea  ^ae 
son  muertospor  culpa  de  Pízarro  é  nrestra,  6  que  habéis  destruido  la  tier- 
ra al  rey,  é  de  todo»  eso»  desordene»  é  muertos  habéis  de  dar  razón,  co- 
mo presto  lo  veréis  antes  que  saleáis  de  Panamá.  Ale  cual  replicó  el  ca- 
pitán Almagro,  dio  di/o&seiVor  oejaos  de  eso,  que  pues  hay  justicia  6 
|aez  que  nos  tenga  en  ella,  muy  bien  es  q;ue  todos  den  cuenta  de  lóS  vi- 
vos é  de  los  muertos,  é  no  faltará  á  vos,  sefior^  de  que  deis  cuenta,  é  yo 
la  daré  á  Pizarro  de  manera  que  el  emperador  N.  S.  nos  haga  muchas  mer- 
cedes por  nuestros  servicios;  pagad  á  fuereis  gozar  de  esta  en^reea^ 
pues  que  no  sudáis  ni  trabi^ais  en  ella,  ni  habeia  puesto  en  ello  sino  un» 
ternera  que  nos  distes  al  tiempo  de  la  partida,  que  podrá  valer  dos  á  tre» 
pesos  de  oro;  6  alzad  la  mano  del  negocio,  y  soltaros  hemos  la  mitad  de 
lo  que  noe  debéis  en  lo  que  se  ha  gastado.  A  esto  replicó  Pedrarias,  rién- 
dose de  mala  ganí^  é  d^o:  Ko  lo  perderos  todo,  6  me  daréis  cuatro  mil 
pesos;  é  Almagro  dúoi  Todo  lo  que  nos  debéis  os  soltamos,  é  dejadnos  coa 
Dios  acabar  de  perder  6  ganar.  ComoPedrarías  vido  que  ya  le  soltaban 
lo  que  él  debia  en  el  armada,  que  á  buena  cuenta  eran  mas  de  cuatro  6 
cinco  mil  pesos,  d^o:  ¿  Qué  me  daréis  demás  de  esot  Almagro  dijo:  Daroa 
hé  trecientos  pesos,  muy  enojado,  y  juraba  á  Dios  que  no  los  tenia;  pero 
que  él  los  buscaría  jMr  se  apartar  del  é  no  le  pedir  nada.  Pedrarias  re- 
plicó é  dijo,  y  aun  dos  mil  me  daréis;  entonces  Almagro  d^o,  daros  be 
S^iinientos;  mas  de  mil  me  dareiSjd^o  Pedrarias:  é  continuando  su  enoja 
Jmagro  d^o:  mil  pesos  os  doy  y  no  los  teneo,  pero  yo  daré  seguridad 
de  los  pagar  en  el  término  que  me  obligare,  é  Pedrarias  d^o  que  era  con- 
tento; é  asi  se  hizo  cierta  escritura  de  concierto  en  que  quedó  de  le  pagar 
mu  pesos  de  oro  con  que  se  saliese,  como  se  salió  de  la  compalif  a  Pedra- 
rias é  alzó  la  mano  de  todo  aquello,  é  yo  tai  uno  de  los  testigos  ^ue  fir- 
mamos el  asiento  é  conveniencia,  é  Pedrarias  se  desistió  é  renunció  toda 
su  dmeoko  en  Almagro  é  su  cdKmafiia,  y  de  esta  forma  salió  del  negocio, 
y  por  sú  poquedad  dejó  de  atenoer  para  gozar  de  tan  gran  tesoro,  como 
es  notorio  que  se  ha  habido  en  aquellas  partes. 

lUUm0*-I>.  DnsGO— h^o  del  conquistador  del  mismo  nombre  y 
compañero  de  D.  Francisco  Pizarro.  Nació  en  Panamá,  y  su  madre,  in- 
dígena natural  de  dicho  lu^sir,  se  llamaba  Ana  Martínez.  Aunque  en  la 
capitulación  hecha  en  Toledo  á  26  de  Julio  de  1529,  entre  la  Beyna  y  Pi- 
zaizoy  no  se  encuentra  cosa  algima  relativa  á  legitimar  al  l^Jo  de  D»  Die- 
go Almagro;  el  cronista  Herrera  al  puntualizar  las  conseciones  hechas 
en  aquél  tratado  dice  por  lo  tocante  a  Almagro. .  /^  que  darla  ( la  Beyna) 
*'  legitimación  á  su  hijo  que  tuvo  de  Ana  Martínez,  su  criada,  mi:yer 
soltera,  siendo  también  él  soltero.^  No  sabemos  si  llegó  á  otorgarse  la  oé* 
dula  cerrespondiente  á  esta  gracia,  pero  es  de  suponerse  por  que  D.  Die- 
go tuvo  dee^ues  agentes  en  m  corto  que  manejaron  los  asuntos  de  su  par- 
ticular interés;  mucho  mas  cuando  consta  que  intentó  negociar  el  ma- 
trimonio de  su  hijo,  por  medio  del  cardenal  de  Bigüonza,  con  una  hija 
del  Dr..  Carvajal  consejero  de  ludias;  pensamiento  que  se  frustró  por 
muerte  de  ella. 


ALH  147 

CoBMTV^SBe  D«  I>i6|^  en  PattAmá  en  su  primem  edad,  y  Tino  al  Perú  el 
9llo  -ú»  Í635  tm  eompaftia  de  Francisco  Martin  de  Alcántara  hermano  ma- 
terno del  gebemador  D.  Franeieoo  Pisorro.  qnien  lo  koepedé  en  lima,  y 
lo  eoLTÍÓ  lueeó  al  Ciuoocon  D.  Juan  de  Raaa  paraqne  alcanzase  á  en  pa- 
dre qne  liabia  partido  para  la  Jomada  de  Chile.  Despnea  de  esta  eamp»» 
Ha  y  de  la  toma  del  Gnzoo,  que  cansó  el  rompimiento  con  Pixano.  ettaa* 
do  ei.  (^écoito  de  Almagro  en  Glli]lolu^  toé  designado  sn  hijo  ñor  el  padra 
Bosadilla  para  qne  €í  y  otros  qaedasen  de  rehenes  en  poder  de  Fisairo  á 
ftn  de  que  pndieran  los  dos  candillos  comparecer  en  Hala  á  ser  sidos.  No 
flegp6  esto  a  reatízarse  por  qne  Pizarra  se  negó  á  tal  condieiony  qae  le  oMi- 
l^ba  á  remitir  á  su  hya  Da.  Francisca  y  las  demás  personas  elM^daSy  en 
calidad,  tamhien  de  rehenes,  al  campo  de  Almagro.  Cnando  Hernando 
Piaano  fné  puesto  en  libertad  en  Tiitod  del  ayenimiento  edehrado  dea- 
pnesy  P.  Diego  (h^o)  le  aoompa&ó  con  tktíos  oficiales  principales  haste 
dn^iario  en  el  cjév^to  del  gobernador  D.  Francisco,  quien  lee  mzo  mnehoa 
ooae^nies  y  desechó  las  sugestiones  de  algunos  que  se  empellaban  en 
qne^uedaran  allí  presos. 

lioego^ue  D.  Hernando  Pizarro  venció  en  las  Salinas  á  D.  Diego  de  Al- 
ma^pro,  dispuso  que  D.  Alonso  AlTarado  que  venia  Á  Lima  tnjese  eonaigo 
al  hijo  de  D.  Diego  y  lo  entregase  al  gobemad<Nr.  £1  olijeto  fué  apartano 
de  la  vista-de  los  soldados  y  partidarios  del  padre  á  quienes,  no  sin  ra- 
zo», teaáé  tanto  Hoaiando  antes  de  mandarlo  ejecutaren  el  Cuzco. 

Alvarado  encontró  ú  D.  Francisco  Pizano  en  Jai^a  donde  recibió  á  D. 
Diego:  le  prometió  por  dos  veces  conservar  la  vida  de  su  padre;  (en  lo 
que  no  pensaba)  y  lo  remitió  á  Lima  previniendo  le  trataran  en  su  nüa- 
mtk  eaea  como  si  íberal^jo  suyo. 

JD.  Diego  Alvarado  marchó  para  Espafia  á  de&nder  los  deredios  de  Al- 
magro y  perseguir  á  Hernando  Pizarro  por  la  muerte  del  Adelantado.  8a 
hijo  aguardaba  se  le  considerase  dándole  la  gobernación  de  la  Nueva  To- 
ledo; mas  en  medio  de  esta  esperanaa,  vela  cen  dolor  la  adversidad  do 
loa  vencidossin  tener  ya  como  socorrerlos  en  la  espantosa  inopia  á  qne  sa 
velan  sedu^dos.  Su  pobreza  fué  en  aumento  y  auioecian  también  la  ir- 
ritación y  el  odio;  por  qneee  los  oprimía  no  seloeon  las  privaciones,  aiao 
con  el  rencor  mas  torpe  y  hasta  con  el  desprecio  y  el  ludibrio. 

Binaban  á  Lima  muchos  perseguidos  en  las  provincias  mas  distantes, 
y  aaediadoB  por  el  hambre  les  era  muy  dificil  adquirir  el  sustento;  bus- 
cábanlo por  los  campos  en  que  recibían  el  auxilio  caritativo  de  los  indios; 
mientras  que  sus  compatriotas,  sus  iguales  ó  inferiores  en  mérito,  vi- 
vian  haciendo  ostentación  de  la  abundancia  y  de  sus  vicios.  Llegó  el 
eaao  de  que  una  misma  capa  raida  sirviera  á  muchos  aUematívamenta 
para  eallr  á  agenciar  el  alivio  de  su  mendicidad. 

Tal  era  la4ura  auerte  á  que  los  desapiadados  vencedores  condenaba». 
ú  los  vencidos  en  la  fuerra-ciril,  sin  otro  motivo  que  la  lealtad  á  su  par- 
tido. Funesto  f)fempTo  tan  imitado  en  nuestros  dias!  Envanecimiuito 
«lego  de  los  que  triunfan,  sin  asustarles  la  instabilidad  de  la  fortuna 
aiempre  pasagera:  ni  comprender  que  las  crueldades  v  las  venganaaa 
producen  r^resaíias  y  reacctonesl  Entonces  todos  vivaban  al  B»y;  na- 
die ponía  en  cuestión  los  títulos  del  Soberano:  las  luchas  encarnizadas  y 
d  muerte,  provenían  de  la  ambición  personal  y  de  la  codicia  lo  mismo 
qne  en  nuestra  ópoca:  siendo  notable  eu  esta,  que  los  sobiemoe  legaiea 
son  mas  tolerantes,  y  suelen  hacer  ensayos  de  reconciliación;  no  asi  loa 
partidos  que  usurpan  el  poder  y  dan  á  los  que  caen  con  nobleeonsecuen- 
«1%  epítetos  que  solo  á  ellos  poorian  pertenecer. 

£1  Marqués  Pizarro  espulsó  de  su  cosa  al  Joven  Almagro  ñor  alejar  do 
ella  á  los  i^migoB  de  este  que  con  frecuencia  acudían  ú  verle.  Otros  hi- . 


148  AIM 

eteíoa  lo  mismo  por  adulación  6  iemor^  y  como  ya  laa  hcpjáli^a^JMi  pava- 
eia  se  acareaban  Á  su  último  término,  entró  en  D.  Diego  la  niúapna  doaeji- 
peraeion,  que  se  habia  apoderado  de  los  suyos.  No  puoieú^o  soportar  ya 
sn  desdicha»  vieron  su  único  recurso  y  porvenir  en  una  revolución^  y  eo»- 
pesaron  á  tratar  de  ella  y  combinarla  resueltos  liasta  da^  muerte  al 
marqués. 

Juan  de  Herrera  jr  Juan  Bálza  á  cara  descubierta^  y  Pomingo  de  1» 
Presa  en«eeretOy  asistian  Á  Almagro  para  su  alimentación,  firanaueando 
éf,  tesoeio  á  otros  des^paeiados,  cuanto  podia  con  igual  bondad.  Piaarro 
no  ignoraba  la  situación  de  Almagro  y  tantos  hombree  de  servicios  qa^ 
vivían  desnudos  y  acosados  de  necesidades  las  mas  perentorias.  £l  podo 
remitir  á  ese  joven  á  Espa&a,  socorrer  y  dispersar  á  los  demás,  empleKB" 
dolos  á  la  distancia  en  cualquiera  ocupación,  como  se  lo  aconsejó  el  Fac* 
tor  Illén  Suarez  de  Carvi^áT^  que  ^bemaba  en  d  Cuzco,  al  participarle 
que  se  ausentaban  con  dirección  áXima  los  Almagrlstas  conocidoa  por 
^logide  Ckilef^  y  que  según  rumores  siniestros  que  se  oian,  convenia  que 
el  marqués  cuidase  mas  de  su  persona.  Pero  Pizarro  indolente  y  renoo- 
roso,  con  su  habitual  frialdad,  estuvo  solo  dispuesto  á  diarios  padecer, 
fomentando  así  la  saña  implacable  de  los  de  su  temerario  círculo. 

Bn  medio  de  las  miserias  que  los  angustiaban^  todavía  estos  hombrea 
se  contuvieron  cuando  se  supo  en  Lima  que  venia  de  EspaSia  el  Licen- 
ciada D.  Cristóval  Vaca  de  Castro  á  visitar  el  Perú  con  instruociones  del 
Bey  para  averiguar  las  causas  de  la  guerra  civil  y  de  la  ejecución  de  Dt 
tliego  de  Almagro.  Pensaron  aguardarlqpara  quejarse  y  ^edir  justieia» 
porque  meditaron  que  con  la  moderación  acaso  la  obtendrían  mas  fácil* 
mente.  Este  fué  consejo  do  Cristóval  Sotelo;  pero  aunque  aceptado  p<Mr 
el  mayor  número,  no  Se  airaigó  en  los  ánimos,  y  duraron  muy  poco  oua 
efectos.  Propalóse  la  voz  de  que  el  Licenciado  vaca  estaba  da  acuerdo 
con  Pizarro,y  que  decidido  j  ganado  por  sus  procuradores  en  Espafia,  no 
solo  dejaria  en  oscuridad  é  impunes  los  atentados  ocurridos  en  el  Perú, 
sino  que  haria  nuevos  agravios,  é  impondría  castigos  á  los  que  compo- 
nían el  miserable  bando  vencido.  En  vano  se  Ixató  por  algunos  de  s^^la^ 
Ear  toda  resolución  violenta,  opinando  que  si  en  los  procedimientos  de 
Yaca  encontraban  mayores  desengaños,  tiempo  habia,  y  motivos  no 
fidtarian  para  desconocer  su  misión  y  desaparecerlo  lo  mismo  que  al 
gobernador. 

Laindi^idad  de  Pizarro  llegó  á  tal  grado,  que  le  indujo  á  dar  una 
providencia  espoliati va  y  de  ruin  carácter,conníscando  los  bienes  que  I>o- 
minso  de  la  Presa,  amigo  de  los  Almagres  como  ya  dijimos,  habia  le^a- 
do  &ÍD.  Diego,  y  servían  para  socorrer  la  indigencia ;;de  los  del  partido 
eaido.  £1  hecho  si  bien  hirió  de  muerte  á  esos  desgraciados,  tuvo  un  fin 

J^ttéio  califícó  todavía  de  mas  odioso  é  irritante;  por  que  la  heredad  é 
ndios  de  Presa,  arrebatados  á  Almagro  en  mala  circunstancia,  fueron 
a^ndicados  á  francisco  Martin  de  Alcáutara,  hermano  materno  del  mis- 

So  gobernador.  Pizarro  ¿  quien  no  podia  ocultarse  lo  impropio  de  esa 
aposición,  quiso  paliarla  naciendo  decir  ú  Juan  de  Saavedra,  Cristóval 
Sotelo  y  Francisco  Chaves,  capitanes  de  Almagro,  que  deseaba  darles 
indios  de  repartimiento.  Pudo  verificarlo  si  tal  era  su  ánimo,  omitiendo 
lín  anunció  que  no  fué  creido,  y  que  produjo  el  peor  efecto:  los  dichos 
oficiales  contestaron  que  estaban  resignados  á  perecer  antes  que  recibir 
nada  de  sn  mano. 

Todo  ooneurria  ¿reagravar  una  situación  cuya  mudanza  no  podia  es- 
perimentarse  sin  un  repentino  sacudimiento.  Los  de  Almagro  pensaron 
eñviair  á  Alonso  Portocarrero  y  Juan  Balza  comisionados  para  recibir  en 
Pinra  al  Licenciado  Vaca,  darle  cuenta  de  los  sucesos  pasados,  é  implo- 


ALK  149 

iarelrNnedk>yimK«0ioiidelo»iiiáles  qae  snftiaii.  Peto  varianm  do 
paroocr  d^sda  que  le«  adictos  ¿  Pisarro  esparderon  la  tos  de  que  aque- 
llos llevalMÁ  él  «ecre^  deaisnio  de  matar  á  Yaoa —  jCnándo  la  ealnmala 
no  habrá  sido  la  arma  predilecta  de  los  partidos  en  eferresenoial    . 

Pizarrp  por  que  se  n^ásk  qae  lea  Almasristaa  ae  nxDcuraban  armas, 
hizo  llamar  al  principal  de  eUos,  Juan  de  Hada,  y  le  o^o  estar  informado 
de  Boa  preparativos/y  de  que  según  datos  ciertos  tenia  el  ol^ieto  de  em- 
plearlos contra  su  existencia.  ICada  le  respondió  ser  TerdEUl  que  se 
Babia  %nnado  para  defenderse  y  no  otra  cosa;  porque  se  le  aseguraba  e&- 
tar  oa  vida  en  peligro,  y  que  el  gobernador  se  proveía  de  armas  para  da- 
XUurle  lo  mismo  qué  Á  sus  amigos.  Corrían  en  efecto  estas  Toces,  y  por 
ello  p.  Piego  Almagro,  Rada  y  otros  se  acompafiaban  temerosos  oe  al- 

E lance:  y  al  rerlos  sus  enemigos  decían  que  no  con  buenos  fines  an- 
aa  en  pandillas.  La  entrevista  de  Bada  concluyó  sin  mas  que  aque- 
veoonrenciones,  iludiendo  agregarse  que  Pizarro,  por  consto  de  un 
looo  Humado  "YaldeciUo,"  que  estaba  presente  en  el  jardín  del  palacio, 
tomó  6  naranjas  de  un  árbol  inmediato  (eran  de  las  pri^neras  que  se  dar 
bai>  en  Xíma)  y  se  laa  obsequió  á  Bada. 

Bl  llamamiento  á  éste  lo  hizo  Pizanx)  por  medio  del  Obispo  electo  de 
Qnito  IX  Qarci  Díaz  Arias:  este  prelado  supo  se  hablaba  entre  loe  índice 
de  la  próxima  muerte  del  gobernador,  y  se  nabia  reído  suponiendo  que 
ialea  vaticinios  partían  de  las  bechicenas  de  aquella  gente. 

Sn  el  odio  á  los  de  Almagro  nadie  exedia  al  secretario  de  Plsarro  D. 
Antonio  Picado,  cuya  influencia  se  ejercitó  siempre  en  hostilizarlos.  Suy 
proToeac^ones  n^ecuentes  tocaban  á  veces  en  lo  ridiculo:  pero  ninguna 
mé  maa  pueril,  y  descomedida  al  propio  tiempo,  que  la  de  babersjS  par 
eeado  con  una  ropa  francesa  sembrada  de  higas  bordadas  de  plata,  conl^ 
particularidad  de  que  al  pasar  por  el  alojamiento  de  D.  Dieao  de  Almar 
gro^  volvía  de  un  lado  áotro  el  caballo  que  montaba,  inquiet^idolo  df 
mteniío  para  llamar  la  atención,  A  esto,  que  refiere  el  cronista  Herrera, 
aftade€kax»laso  que  en  la  gorra  que  llevaba  puesta,  se  veía  también  una 
iáfgiBk  esmaltada  en  oro  con  un  letrero  que  decía  ''para  loB  de  CUl^  de  lo 
eoal  estos  se  afrentaron  y  dieron  por  muy  ofendidos.  £1  mismo  autor  es^ 
enb6  qaelesAlmagristas  se  portaban  con  mucha  insolencia  j  descaro, 
y  ene  el  hecho  deficado  faé  después  de  que  en  la  picota  habían  apare- 
cido atadas  tres  sofi^,  una  tendida  hacia  la  casa  del  marqués,  otra  en 
dirección  ¡á  la  del  l>r.  Velasquez,  alcalde  mayor,  y  la  restante  á  la  de  Ajó- 
teme picado. 

Sa  ataque  é  Pizarro  debió  hacerse  el  24  de  Junio  de  1541  dia  de  0an 
Jaai^  mas  para  efectuarlo  no  pudieron  ponerse  enteramente  de  acuerdo 
loB  agresores.  Bada  un  dia  después  espuso  á  D.  Diego  de  Almagro  que 
eva  urgente  matar  á  Pizarro  vengando  la  muerte  de  su  padre  antes  que 
A  los  mandase  matar  como  lo  tenía  pensado:  friera  de  qué  nada  haDíi^ 
^tae  esperar  de  Yaea  de  Castro  sino  mas  duras  persecuciones  sngeridaa 
per  él  marqués.  Así  opinaba  D.  Diego  Al  varado  en  comunicación  á  Al- 
magro porque  ólenSspafia  había  conocido  et  favor  que  tenían  los  Pi- 
aasoe  en  laoorte  mediante  valiosos  obsequios  que  hacian  á  Tarios  eon- 
aqlfiíDS,  y  al  cardenal  Loayza  proteotcMr  decidido  del  gobernador.  Alma- 
fpo^qaeao  era  autor,  ni  fomentaba  el  asesinato,  oreemos  que  no  dié 
en  consentimiento  ni  dictáünen  para  que  se  hiciese,  y  contestó  á  Bada 
**  que  niiaxa  bien  lo  que  se  determinase.^ 

no  tesemos,  sin  embargo,  por  inculpable  á  quien  pudo  c^^onene  de  un 
modo  iMaelto:  ni  eonvenunos  tampoco  en  que  ignorase  él  último  acuer- 
do de  loa  conjurados  para  efectuar  un  hecno  de  tanta  entidad*  Uno  de 
ellos,  Fcanoieoo  Herencia,  dio  aviso  del  plan  á  un  clérigo:  trasmitido 


150  ALM 

al  marqniás,  este  llamó  al  Dr.  Juan  Velasquez  teniente  de  jtuiticia,  y  le 

{irevino  providenciase  lo  necesario  para  evitar  el  trastorno.  Velasques 
easegoró  gue  mientras  él  tuviese  la  vara  en  sns  manos  nada  habia  que 
temer. 

Pizarro  que  en  medio  de  tantos  mmores,  entraba  y  salla  sin  compa&í» 
ni  quien  le  defendiese,  menospreciándolo  todo  con  estoica  serenidad,  foé 
á  cenar  con  susl^jos  a  casa  de  su  hermano  Alcántara.  Allí  le  buscó  may 
ipqtiieto  y  temeroso  Antonio  Picado  con  un  hombre  que  no  qneria  dea- 
cubrirse,  y  fué  el  referido  clérigo:  ambos  hablaron  en  secreto  con  el  ¿o- 
bemador;  quien  fué  de  sentir  que  aquello  no  parecía  sino  invención  de 
indios,  ó  de  alguno  que  apetecía  recompensa  por  la  noticia.   Tolvió 
Pizarro  ala  mesa,  pero  no  tomó  mas  bocado,  y  luego  regresó  á  su  casai.. 
Se  acostó  pensativo,  y  uno  de  suspires  le  comunico  ^ue  entre  los  indios 
se  hablaba  de  que  al  siguiente  día  seria  muerto.  Pizarro  despidió  con 
enojo  al  sirviente.  iSl  se  habia  abstenido  de  ir  á  misa  el  dia  de  Sui  Joan 
y  lo  mismo  hizo  el  Domingo  26,  en  cuya  maliana  recibiendo  mas  aaun- 
cios,  dyo  al  Dr.  Velasquez  de  un  modo  tibio  y  no  con  la  desicion  que  pe> 
dia  el  caso,  ^^tomase  presos  á  los  principales  de  la  facción  de  Almagro.'* 
DQose  que  Domingo  Kuiz,  clérigo,  y  un  tal  Perucho  Aguirre,  dieron  avi- 
so á  Rada  del  peligro  en  que  estaba.  Horas  antes  el  Licenciado  D.  Beni- 
to Suarez  de  Carvajal,  ^ue  habia  trascendido  lo  que  iba  á  suceder,  tuvo 
una  entrevista  con  el  citado  Bada^ara  llamarlo  á  onen  camino;  y  acon- 
sejarle desistiese  de  sus  fatales  designios:  pero  Hada  suspicaz  y  cauteloao^ 
■eempeñó  en  disipar  sus  temores,  atribuyéndolos  á  vulgares  sospe<^ias. 
En  este  sentido  se  sirvió  de  muchas  razones  para  persuadirle  de  ^ue  '^a- 
**  mas  se  arrejaria  á  cometer  atentados;"  y  agregó  que  pronto  él  liicencia- 
do  Yaca  conocería  de  todas  las  quejas  y  reclamaciones  de  Almagro  y  soa 
amigos.  Carvajal,  no  obstante,  vio  sin  demora  á  Pizarro  para  que  en- 
mendara su  descuido,  y  tuviese  una  guardia  cerca  de  su  persona. 

Los  coqjurados,  que  se  hallaban  vacilantes  recibieron  las  postreras, 
érdenes  de  Rada,  y  aquellos  mas  determinados  tomaron  las  armas,  da- 
tando en  la  posada  de  D.  Diego  Almagro  entró  Pedro  de  San  MUlan  y 
d^o  á  Rada  ¿qué  haoeist  "dentro  de  pocas  horas  nos  harán  cuartos  á  to- 
dos, y  afirmó  haberlo  dicho  así  el  tesorero  Riquelme:  era  una  mentira 
&ijada  para  exitarlo  á  proceder  inmediatamente.  De  ese  punto  mar- 
charon para  el  Palacio  á  entrarpor  la  puerta  de  la  plaza,  RadOf  EgtoMm 
MlUan,  Juan  de  Gitírman,  Diego  Mocea,  Juan  Taao,  Diego  Méndez^  MwrÜn  Bílr 
tKM^  Baltaaar  ChmeZfN,  Narvaez^  Franeieoo  Nuiñegf  Juan  Bodngueg  Bama^ 
gan,  N,  Porras,  N,  Vélaequez,  Fedro  Cabezas,  JS".  Árbolanoka,  Oeránima  M- 
magro,  Henrique  Loza,  iV.  Pineda  y  Bartolomé  £nmo,  sugetos  todos  capaces 
de  cometer  el  gran  crimen  á  que  se  lanzaban.  Quedaron  de  reserva  oon 
D.  Diego  para  cualquier  imprevisto  caso,  Frandsoo  Ckavez,  Gurda  de  Al* 
varado,  Martin  Carrillo,  Criatoval  Snaa,  Fedro  Fioon,  J^,  Marohena,  Juan  AM' 
turiano,  N.  Martcl,  Francisco  Cornado,  Fedro  Navarro,  Diego  Becerra  ¡f  Juam 
Diente  ^* 

Bomingo  l^uiz  y  Ramiro  Yaldéz fueron  delante  á  indagarlo  qne hacta 
el  juez  Velasquez,  y  quienes  estaban  con  el  Marqués.  RMa  arengó  á  sos 
secuaces,  y  éstos  desesperados  pitando  "  Viva  él  Bey,  MueraniM  M»«- 
Mos"  86  introdujeron  por  los  patios  del  Palacio,  Domingo  ;26  de  Janflo 
de  1541  á  medio  dia,  subieron  á  las  habitaciones,  y  encontrando  á  D: 
Ffsncisoo  Pizarro  sin  armadura,  y  sin  mas  que  dos  ó  tres  que  le  ayuda- 
sen á  defenderse,  lo  hicieron  morir  apesar  de  su  valerosa  resistoneia,  y 
después  de  haber  combatido  solo,  con  varios  de  los  asesinos.  Bessrra* 
nos  para  el  artículo. "Pkorrc^  los  pormenores  del  hecho,  oon  el  agregt^ 


ALH  151 

do  de  jJgniMw  j^aa^fes  ntett&tes  ¿  él,  y  1a  noticia  do  laa  poiaonaa  q«o 
Qoiando  ae  vialta  donde  el  Marqués,  huyeron  dejándolo  abiuidonado. 

D.  t>i»go  Almagro,  de  cuya  casa  salieron  los  conjurados,  á  su  presen- 
cia^ y  sin  que  él  inorase  el  objeto  que  llevaban,  pensó  quedar  á  salva 
de  responsabilidad,  porque  no  mandó,  autorizó,  m  aprobó  la  muerte  del 
Kázqnéa.  Hallábase  armado  y  en  público  esperando  el  suceso,  cuando  á 
loa  gritos  de  "él  Urano  es  muerte^  queriendo  aparecer  inculpabxe/dijo  en 
presencia  de  la  multitud,  "que  Umuiba  muy  d  mal  lo  hecho/* 

Podzia  cansar  admiración  que  unos  cuantos  hombres  perpetrasen  tan 
horrible  delito  hallándose  en  la  plaza  mayor  gran  número  oe  personas, 

5q«e  ninguna  se  tentara  á  [dar  el  menor  paso  en  contrario:  que  habien- 
o  ea  Palacio  muchos  individuos,  algunos  de  ellos  armados,  solo  trata- 
sen de  ponerse  en  salvo;  y  que  habl&idose  de  este  asesinato  por  todas 
partes  desde  dias  i&ites,  mn^pno  entretantos  militares  conocidos  parti- 
darios de  Flzano,  indigese  a  otros  para  atajar  el  mal,  combinándoíBe  al 
intento  en  observancia  de  sus  deberes.  Pero  es  preciso  ^arse  en  las  ma- 
las pasiones  que  predominalMuí  entre  ellos,  y  en  la  historia  de  sus  con- 
tiendas <ávileis  que  abunda  en  pruebas  de  inconsecuencia  y  versatilidad; 
tiendo  por  tanto  escosado  enárar  en  iuvestÍ£aoiones  para  esplicar  las 
cánsales  de  haberse  perpetrado  en  medio  del  dia  un  gran  crimen  sin  que 
nadie  se  ocupara  de  evitarlo.  Pizarro  pudo  desbaratar  en  tiempo  la  con- 
Jjnracioa  empleando  para  ello  fáciles  arbitrios;  mas  su  indiscreta  incre- 
dulidad, y  el  orgullo  que  le  hacia  confiado,  le  condujeron  al  fin  desastro- 
so que  su  ambición  desmedida  le  tenia  preparado. 

l5.  Diego  de  Almaero  con  sus  principales  amigos  se  alojó  en  la  casa  da 
Gobierno.  Ellos  se  £eron  plácemes  por  haber  satisfecho  su  venganza,  y 
trataron  luego  de  que  se  le  nombrara  €k>beruador,  lo  cuál  creian  seria  de 
la  aprobación  del  Key.  Contaban  con  mas  de  200  soldados  de  su  bando 
que  se  reunieron  inmediatamente^  y  la  primera  providencia  que  se  dictó 
COI  esos  momentos  fué  la  de  prohibir  con  pena  de  la  vida  que  nadie  sa- 
liera de  su  casa.  Algunos  délos  peores  almag^stas  querían  sacar  el  ca- 
dáver de  Pizarro  arrastrándolo  hasta  la  plaza,  y  cortarle  la  cabeza  para 
diaria  á  la  espectacion  pública:  los  ruegos  del  Obispo  de  Lima  j  la  in- 
terposición de  algunas  otras  personas,  valieron  para  que  no  tuviera  lu- 
gar este  nuevo  atentado.  Almagro  dio  permiso  para  que  se  sepultara  el 
cuerpo  del  Marqués,  Juan  Barbarán,  que  le  había  servido,  y  su  miyer, 
sha  mas  tiempo  que  para  envolverlo  en  su  manto  blanco  de  caballero  de 
la  drden  de  Santiago,  lo  hicieron  cargar  por  unos  nebros  que  abrieron 
un  hoyo  en  un  patio  aJ  lado  de  la  Catedral,  donde  quedó  enterrado.  Re-* 
cogiéronse  las  armas  y  caballos  que  se  encontraron  en  la  ciudad;  y  se 
cometieron  cuantas  tropelías  y  exesos  tienen  cabida  en  las  ocasiones  de 
perturbación,  de  licencia  j  venganzas.  Tomó  Almagro  los  quintos  del 
Bey  y  los  fondos  que  había  en  la  ciga  de  bienes  de  cufuntos:  que  nada 
bastaba  para  socorrer  á  sus  desnudos  partidarios.  La  casa  de  Pizarro  fué 
saqueada  lo  mismo  que  las  de  su  hermano  Alcántara,  del  secretario  Pi-^ 
oado  y  otras,  calculándose  que  lo  estraido  de  la  primera  valía  mas  da 
eien  nul  pesos,  algo  menos  las  pertenencias  de  Picado,  y  como  15,000  pe- 
sos las  de  Alcántara:  los  demás  robos  de  aquel  dia,  en  que  una  soldades- 
ca £unélica  y  feroz  nada  respetó,  subieron  á  un  valor  bastante  conside- 
rable; solo  al  conquistador  Diego  Gavilán  le  tomaron  14,000  pesos  de 
oro.  Fueron  presos  el  lieenciado  D.  Benito  Suarez  de  Carvajal,  su  her- 
mano él  ÍByctor,  D.  Gerónimo  Aliaga,  D.  Rodrigo  de  Máznelas,  I>.  Diego 
dLe  Agiieio  y  muchos  otros  vecinos  y  militares  antiguos.  Atemorizada  la 
población  con  los  desórdenes  que  éstos  y  otros  exesos  traían  consigo,  loa 
xéligiofios  de  la  Meroed  sacaron  al  Santísimo  Sacramento  por  las  calles 


152  Aill 

ftíla  de  prótíarnr  terminaee  tftn  espantosa  conñtsioiiy  y  se  ñsMmaacú.'jf^aefú 
los  males  dando  entrada  á  la  tranquilidad  que  haMa  desapareoido. 

Quitáronse  las  varas  á  los  alcaldes  Alonso  Palomino  y  Jnan  de  Benia 
zeenmlazándolos  oon  Francisco  Pérez  y  Martin  Camilo.  El  Cabildo 
aeoraó,  para  esonsax'  mayores  desagracias,  reconocer  por  Goliemador  del 
Perd  ék  P.  0ieffo  Almagro:  y  se  ñamlnró  por  tenieni»  gobernador  de  lA-» 
Ina  al  oapitan  D.  Cristariu  Sotcdo:  Jnan  de  Rflda  era  el  consejero  y  di- 
rector de  Almagro; 

Ko  podia  qneaar  en  el  obrido  en  medió  de  las  persecndcñoes.  Antonio 
Rcado  él  seoz^stario  de  Pisarro.  Se  hallaba  ocnúo  en  casa  áeí.  tesorero 
Biqnelme,  y  siendo  bnscado  allf,  parece  qoe  su  mismo  protector  indicd 
él  lYigar  en  que  podía  tomársele.  Apenas  nreso,  se  exigió  de  él  rerelase 
donde  estaban  &s  riquezas  y  papeles  de  Pizarro;  j  como  dijera  en  repe- 
tidas ocasiones  que  nada  sabia  sobre  el  particular  se  hizo  uso  de  1» 
nierza  poniéndolo  en  tormento.  Lo  minmo  iba  á  sumr  Hurtado  mayor- 
donio  TO  Pizarro,  quien  d^o  que  éste  no  tenia  mas  que  lo  encontrado  en 
ans  habitaciones.  £1  testamento  di^  Marqués,  luego  qué  se  encontr^  la 
abrieron  y  gusdidaron  después  de  enterarse  de  él.  Tenian  ya  desnudo  á 
dicho  Hurtado  para  colocarlo  en  el  potro,  cuando  lo  impimd  Bada,  de- 
jándolo Tolver  a  su  casa.  A  Picado  se  le  condenó  á  muerte  para  el  si- 
giiíéiile  diá)  29  de  Setiembre,  en  que  faé  degollado^ 

Al  nucTo  gobierno  iban  acercándose  difeijentes  personas;  militares  y 
Tednos  que  se  proponían  estar  en  su  gracia,  para  lo  cual  le  manifi9sta- 
ban  adhesión,  y  razones  que  hallaban  en  esos  días  para  dar  por  buenos 
los  títulos  ilegítimos  de  una  usurpación.  Mostrábanse  deseosos  de  serrir 
á  Afananb  y  &  rodeaban  con  promesas  de  sostenerlo;  bien  que  reservan- 
do mucnos  su  falsía  para  cuando  fuese  tiempo  de  almndonarlo  si  la  for- 
tuna se  le  retiraba.  íüuego  réremos  cuantos  fe  faltaron  al  presentarse  ext 
el  país  el  comisionado  regio  Yaca  de  Casinro  reuniendo  elementos  para 
oponerse  al  ptx:^gréso  y  esta1)ilidad  de  AJma«TO^  A  los  que  tenían  á  su 
eargo  las  pñmnoias,  les  escribieron  exitándou>s  para  que  se  adhiriesen 
al  nuevo  caudillo,  y  le  reconociesen  por  su  general  y  gobernador.  Ptok 
dijeron  favorable  resultado  esas  invitaciones,  ;3^iueron  souietiéndoee 
las  mas  de  las  autoridades,  aceptando  el  hecho  consumado  que  á  todos 
tenia  atónitos.  Quamanga  fué  la  primera  ciudad  que  con  Yasco^Guevára 
se  declaró  por  Almagro.  Diego  de  Mora  que  mandaba  en  Tm^iUo  se  le 
ofreció  antes  que  ninguno.  Juan  Diente,  que  era  muy  trotador,  maneta 
al  Cñ^cOi  y  para  conocer  el  estado  de  las  cosas  se  ocultó  en  el  convento 
de  la  MerceOi  £1  comendador^  fraile  turbulento  v  amigo  de  Alm^^gro, 
salió  á  la  plaza  con  otro  religioso  de  su  Jaez  y  70  hombres  armados  que 
Juntó:  y  pidiendo  á  voces  que  se  reuniera  el  Cabüdo,  hizo  notoria  la  re- 
volución acaecida  en  Lima  y  la  muerte  del  Marqués  que  todos  ignora- 
ban, á  fln  de  que  se  procediese  á  aceptar  al  nuevo  Gobernador. 

Esteba  avecindado  en  la  ciudad  el  capitán  D.  Gabriel  de  Bojas  hont*^ 
bre  de  espera  v  cautela,  que  había  dado  en  diversas  ocasiones  prueba» 
de  circunspección  en  el  mando,  antecedente  por  el  cual  se  le  respetaba 
mucho  y  aun  estimaba.  Por  su  tolerancia  había  en  el  Cuzco  mas  de  80^ 
inílitares  del  bando  Almagrista  que  se  armaron  y  amotinaron  invitados 

Snr  el  mercedario.  Bojas  á  quien  escribiexonlos  de  Lima,  adoptó  el  me-' 
o  de  aex  indiferente  á  lo  que  pasaba. 

£1  alcalde  D.  Pedro  Portocarrero  que  tenía  la  autoridad  por  Pizarro 
y  debía  contínuar  en  ^a  según  prevención  de  Almagro,  salió  armado 
á  la  plaza:  áUÍ  le  requirió  el  comendador  para  que  reumera  el  Cabildo  y 
reconociera  por  Gobernador  á  D.  Diego,  visto  el  asunto  con  los  alcaldea 
Diego  de  Silva  y  Francisco  Carvigal,  y  los  regidores  Hernando  ^achioao 


I 

í 


AUI  119 

y  Yonaib  VftsqtiéaL  Pwtooacrtto  «»bff60ogida  «i^ink»  <'qaf  ooa  U  8Ui«r« 
''  te  del  Marqués  nabia  tennuiado  911  oomialoa:  qqe  ellos  toumoai»  la  ym 
^  dándola  ¿  qniea  quisiesen/'  Se  neeó  á  loe  raegos  que  le  ki^ievoi^  j  el 
éhisteso  Campal  le  d^o  ''  que  la  d^arasi  tanto  ^iiua>  y  q^  npayor  sf* 
**  flor  qne  él  había  sido  Jallo  César  y  al  cabo  lo  mataron.''  A  los  grito» 
de  los  tamaltnaiios  fíié  proelamado  Almagro  y  nombraron  por  sa  ta- 
siente  gobernador  á  D.  Oiuiiiel  de  Bojas, 

MudEH»  Toónoe  del  Cozoo  desaprobando  lo  beoho  eon  tanto  esoándali!, 
entre  ellos  Gknnez  de  Toidoya,  Joan  V^e3  de  Guevara  j  IHego  líaldosu^ 
io,  salieron  para  él  Collado  donde  se  Jnntaion  eon  el  hoencuido  Antonio 
de  la  Oam^;  Portocarrero  «me  escapó  de  la  prisión  en  qñe  le  tenian,  si- 
gnió  al  mismo  destino  con  Pedro  de  loe  Bioe,  el  capitán  Castro.  Pran- 
«iseo  VUlaesstin,  Qerónimo  de  BMía,  Gonzalo  de  los  Nidos  A.^  Los  al- 
caldes y  regidores  no  pudieron  maicharse  ooau>  deseaban,  por  qne  los  a^- 
msgristi»  tenían  mncna  cuenta  de  ellos. 

fis  de  saberse  qne  el  capitán  D.  Pedro  Alyaree  fiolguín  kabia  espedi- 
iáosaáo  con  fn^zasj  y  de  érden  de  Pizarro,  para  descnbrir  territorios  «1 
Éste  de  las  proyineías  de  Carabaya  y  Aztfnffaro;  y  aunqae  los  del  Oosoo 
dudaban  de  el  por  qne  iba  descontento  del  Marqnés,  y  presagiando  la  jre- 
volucion  de  lima,  dcteiminaroa  desde  «1  Collado  invitado  para  qua  se 
decidiera  á  Tolver  atrás  con  su  trepa,  y  restableciese  el  érden  comba- 
tiendo  contra  Almagro.  Oíreciánle  el  puesto  de  capitán  general  en  qme 
todiia  ocasión  de  hacer  importantes  servicios. 

£1  mensaje  se  encomendó  al  capitán  Martín  Almendras,  quien  aealM^ 
ba  de  llegar  é  Ayaviri  donde  estaban  los  dichos  emigrados  del  Cuzco. 
Venia  de  Chuqmsaca  para  verse  con  Holgnín  trayendo  una  embija^A 
entetamente  igual  de  parte  de  los  vecinos  notables.  Fué  alci^nzado  &<^- 
gqin,  y  regreséudese  por  la  Paz  aceptó  el  plan,  asesurando  que  él  ven- 
garía la  mAcffte  del  Marqués  Pizarre.  Gk>mez  de  Toraoya  parné  de  Afh- 
vxÁ  para  C!bacuito  con  i^  hombres  que  habia  Juntado.  Allí  se  hizo  la 
^umon  con  Holgnín  y  resolvieron  venir  sobre  el  Cuzco.  Enviaron  un 
agente  á  Ohuquisaca  á  solicitar  la  cooperación  activa  del  capitán  D.  Pe- 
dro Anzures  del  Gamjporedondo,  y  que  ae  encamínase  al  Cuzco  con  cium- 
ta  &ecza  le  fuese  posible. 

Holgnín  avanzó  con  60  s(ddados  de  caballería,  y  al  aproxImMTso  al 
Cweo,  Gabriel  de  Bolas  y  el  Cabildo  manifestaron  que  aunque  apare* 
«iau  dep^uüendo  de  1>.  Diego  Almagro^  nunca  sena  para  apartarse 
del  servicio  del  Bey.  y  que  creían  no  tema  derecho  Hol^uín  para  titu- 
laiae  catatan  genmL  £l  entró  en  la  ciudad  con  gran  ruido,  convocó  á 
Cabildo  para  que  le  recibieran  en  ese  carácter,  lo  cual  fué  preciso  hacer 
porque  la  tropa  íodeaba  laoasa  municipal:  esta'  violencia  no  dio  lugar- á 
sostener  la  antoridlbd  de  Bojas.  Negóse  Holguín  á  dar  fianzas,  y  prome- 
tió no  hacer  cosa  sin  consulta  de  los  vecinos  mas  leales  y  esperimeutf^ 
dos.  '¡So  á  todos  «Miomodó  este  cambio,  que  como  era  regular  disgustó  á 
los  partidarios  de  Almagro;  y  así  el  resto  de  los  militares  que  sirvieron 
en  tumulto  á  las  mÍTAs  del  comendador  de  la  Merced,  fugaron  de  la  ciu- 
dad para  venirse  á  Lima.  Holgnín  los  mandó  perseguir  con  el  capitán 
Safio  de  Caatro  y  se  i^prisionaron  mas  de  40  á  los  cualea  en  breve  le4  dló 
soltura. 

fo  Arequipa  donde  gobernaba  Cristoval  Hervás,  fué  reconocido  D. 
l^iego  de  Almagro  por  gobernador  y  general.  Cuando  esto  se  supo  en  el 
Cu^y  envió  tíólguín  á  Francisco  Sánchez  comisionado  para  promover 
una  reacción,  y  pora  que  reuniese  gente  y  llamase  al  Cuaco  á  los  que 
acababan  de  llegar  á^  Espafia  venidos  por  el  estrecho  d#  Magl^ane»  ^u 

20 


154  AI<M 

tm  navio  remitido  con  mereaderias  por  el  Obispo '  de  Placencia.  (Esto 
Imque  trajo  las  ratas  que  antes  no  se  conocían  en  el  PerlL) 

Por  el  Norte  se  complicaban  las  cosas,  sin  embargo  de  las  dispoeiciO' 
nes  previsoras  de  Almagro  y  de  Rada.  Alonso  Cabrera  camarero  de  Pl- 
zarro,  que  estaba  en  Goaylas,  había  jnntado  gente  y  trabajaba  por  ar- 
marla. Sada  le  escribió  para  que  desistiese  de  sa  propósito^  y  llamando* 
lo  á  Lima  le  ofreció  entregarle  los  hijos  del  Marañes.  Mas  Cabrera  lo 
dio  nna  contestación  amenazante;  y  con  esto  marchó  Garcia  de  Al  vara- 
do contra  fl,  llevando  50  hombres.  Xjo  hizo  prisionero  con  otros,  qnitó 
el  mando  de  TTi^lillo  á  Diego  de  Mora,  y  se  encaminó  para  Payta  dea- 
pnes  de  tomarse  los  recursos  qne  encontró  sin  perdonar  lo  que  había  do 
bienes  de  difuntos. 

Alonso  Al  varado,  que  mandaba  en  Chachapoyas,  desoyó  el  llama- 
miento  y  me^;os  de  1>,  Diego  Almagro  y  de  Bada:  este  hasta  se  valió  del 
mismo  Antonio  Picado,  á  quien  después  degollaron,  para  qne  en  nn» 
carta  que  le  hizo  firmar,  catequizase  á  Alvarado  <^ue  era  su  ultimo  ami- 
go, como  que  jiomtos  hanian  venido  en  la  espedic^on  de  Guatemala.  En 
Chachapoyas  se  celebró  cabildo,  y  rechazadas  las  pretensiones  de  Alma- 
gro, fae  nombrado  D.  Alonso  gobernador  v  capitán  ^noml  de  la  pro- 
vincia para  defenderla  de  toda  invasión  eetrafia  á  los  mtereses  del  Rey, 
cuyo  nombre  encubría  la  amlncion  de  mando  que  dominaba  á  tantos  en 
9¡k  desgraciado  Perú.  Alvarado  envió  á  Pedro  Ordufia  en  demanda  del 
Licenciado  Vaca:  se  preparó  para  la  guerra,  llegó  á  contar  con  una  re- 
gular ftierzi^  y  por  que  carecía  de  armas  hizo  construir  lanzas  y  cosele- 
tes de  plata.  Fuera  de  esto  llamó  de  Moyobamba  á  Juan  Pérez  de  Gue- 
vara y.  los  que  le  obedecían^  y  tentó  arbitrios  secretos  para  qne  en 
Tniji&o  se  operase  nn  movimiento  contra  Almagro. 

García  de  Alvarado  entró  en  Piura  donde  hizo  reconocer  á  D.  I>iego, 
prendió  al  Licenciado  García  León  por  sospechoso,  se  apoderó  de  las  ca- 
jas reales,  v  mandó  cortar  la  cabeza  á  Alonso  Cabrera,  á  Hernando  do 
Villegas,  a  Francisco  Vozmediano  y  otros  prisioneros^  de  orden  de  Juan 
de  Rada,  por  qne  se  descubrió  que  desde  Guaylas  habían  escrito  á  Piura 
en  da&o  de  la  causa  de  Almagro. 

£1  Obispo  del  Cuzco  Fray  Vicente  Val  verde  al  saber  el  fin  de  Pizarro, 
se  vino  á  Lima  cuidadoso  de  la  suerte  del  Dr.  Juan  Velazquez,  teniento 
de  Justicia,  que  era  su  hermano  y  se  hallaba  preso.  Logró  hacerlo  fugar, 
y  en  s^suida  ambos  se  embarcaron  con  línimo  de  ir  á  reunirse  al  Licen- 
ciado Yaca  de  Castro.  Llegaron  á  Puntf,  y  allí  tuvieron  muerte  trágica 
dada  por  los  indios. 

Llegaron  de  España  D.  N.  Oríhuela  con  pliegos  del  Rey  para  Pizarro,. 
y  un  Dr.  Niño  que  venia  á  servir  de  abogado  al  Marqués  en  la  causa  de 
residencia  qne  debía  formarie  Vaca.  Ormuelaj  ügéro  xMira  hablar,  se  es- 
presaba inprudentemente,  y  lastimaba  á  D.  Diego  Almagre  en  público, 
y  sin  el  menor  recato;  lo  cual  le  costó  la  vida  pues  Rada  lo  hizo  degollar, 
diciendo  que  para  contener  á  otros  apelaba  al  rigor,  ya  que  de  nada 
aprovechaba  la  indulgencia  y  la  suavidad. 

Así  andaban  las  cosas:  unos  trabi^ndo  por  Almajo  y  sosteniendo 
que  había  sido  bien  Secutado  Pizarro  que  no  obedecía  al  Rey,  y  cnm- 
plia  solo  las  órdenes  que  le  convenían  ó  eran  de  su  agrado;  otros  opofiién- 
dose  á  los  que  tiranizando  las  provincias  hollaban  los  respetos  y  dese- 
chos del  monarca:  de  modo  que  el  nombre  del  Soberano  servia  i  todos 
para  encubrir  sus  torcidas  x^isiones,  y  dar  rienda  suelta  á  la  anarquía 
de  que  necesitaban  para  saciar  su  codicia  y  sed  de  mando. 

Entre  tanto  el  Ltcenciado  D.  Cristóval  Vaca  de  Castro,  Presidente 
de  Ift  Audiencia  de  Panamá,  y  comisionado  Rógio  para  la  pacifi^^aoion 


ALH 


155 


del  Ptf6,Uegé  al  puerto  déla  BaenaTentara  y  empleó  30  diu  de  marcha 
JiAsto  Cali  donde  estuvo  muy  enfermo  tres  meses.  Se  ocupó  de  transigir 
JUm  difei^noias  que  tenían  en  discordia  á  los  Adelantados  Andagoya  y 
T«laloazar,  y  pasando  á  Popayan  tuyo  allí  noticia  de  la  muerte  de  Fizar- 

ro  de  que  no  mostró  pesar 

.  Serios  eran,  y  no  podian  ser  meuos,  los  cuidados  de  D.  Diego  Almagro 

aue  no  perdia  tiem^  en  liacer  con  actiyidad  sus  preparativos  militares. 
orno  es  de  ordinario  en  los  casos  de  turbulencia,  la  moni  y  la  discipli- 
n»  estaban  reUyadas,  y  las  rivalidades  y  desmanes  de  algunos  turbaban 
el  sociego  y  la  armonía,  diñcultando  la  obediencia.  Ka&  quitó  al  capi- 
tán franoisco  Chavéz  una  india^  que  amaba,  para  devolverla  á  Cristo- 
val  SotelOy  á  quien  aquel  se  la  había  arrebatado  malamente.  Que- 
dó Chavez  tan  ofendido^  que  se  presentó  á  D.  Diego  y  entregándole 
^OB  armas  y  caballo  le  dijo  no  querer  ya  continuar  en  su  amistad.'  Por 
este  desacato  quiso  Bada  castigarle,  y  en  el  altercado  que  ocurrió  entre 
algunos  con  este  motivo^  dijo  Francisco  Kuñezde  Pedroso,  que  si  á  Cha- 
ves se  le  arrestaba^  había  de  hacerse  lo  mismo  con  á.  Así  se  verificó  y 
los  dos  pasaron  presos  al  Callao  donde  los  embarcaron  con  el  Bachiller 
Henriquez  que  abogaba  por  Chavez.  Levantóse  con  esto  gran  murmura- 
ción y  pareceres  encontrados  que  anunciaban  alffun  disturbio.  Mas  en 
estcMS  lances  es  fuera  de  duda  que  el  despotismo  a  veces  haya  salida  pa- 
ra cortar  un  mal  que  amenaza  de  cerca.  Dióse  muerte  á  Chavez  y  si  Éa- 
ébillex^  desterrando  á  Kuüee  de  Pedroso:  crueldad  del  peor  carácter, 
por  qae  antes  de  morir  Chavez  se  mostró  arrepentido,  y  por  que  se  ven- 
gaba de  él  Juan  de  Bada  á  quien  z^eria  siempre  en  ía¡9  conversaciones. 

Pedro  Anzures  del  Campo  Bedondo  con  noticia  de  los  sucesos  que  los 
del  Cuzco  le  comunicaron,  desistió  de  una  espedícion  en  que  estaba  em- 
pefiado  hacia  los  Andes  y  volvió  á  Chuquisaca  con  la  fuerza  que  man- 
daba. Allí  se  trató  en  Cabildo  de  las  circunstancias  de  pefiffro  que 
atravesaba  el  país,  y  se  resolvió  que  Anzures  se  pusiese  en  marcha  como 
lo  bizo,  dejando  encargado  de  la  autoridad  territorial  á  Francisco  Al- 
mendras. Sacó  52  soldados  de  á  caballo  y  vinieron  en  su  compañía  Gas- 
par Kodriguez  Henri^nez  su  hermano,  Garcilase  de  la  Yeea,  Pedro  Hi- 
nojosa,  IiOpedeMendieta,DÍQgo  Centeno,  Luis  Perdomo,  ^onso  Hendo- 
za,  Juan  Carvi^ál,  Diego  de  Bcjas,  Alonso  Camargo,  Diego  López  de  Zó- 
liiga  y  otros  capitanes  y  militares  de  cuenta.  Be  dirigió  á  Are<)[uipa,  en 
cuya  ciiidad  se  pusieron  de  acuerdo  con  los  que  aXlí  estaban  invitados  de 
Antemano  por  Uolguín;  y  sin  mas  demora  que  la  precisa,  marcharon  al 
Cuaco  donde  se  sometieoon  á  órdenes  de  Holg^afn:  este  dio  á  mandar  las 
compaHías  de  Caballería  á  Anzures  y  á  Garcilaso,  y  sujetó  á  prisión  á 
I>.  Alonso  Montemayor  que  estaba  iJli  con  poderes  secretos  de  Almagro, 
y  luibia  trabuado  en  vano  j^or  atraer  á  Holguín  en  favor  de  su  causa, 
por  que  este  había  sido  amigo  del  padre  de  X>.  Diego. 

Alonso  Alvarado  en  Chachapoyas  ordenó  al  mayor  Carrillo  que  jun- 
tándose con  Melchor  Verdugo  en  Cigamarca.  y  con  Aguilera  en  Guama- 
ehuco,  procurasen  aprehender  y  matar  á  Gareia  de  Alvarado  cuando 
i^raositase  por  Tr^jillo  para  volverse  á  Lima.  D.  Alonso  envió  emisarios 
Á  Quito  para  entenderse  con  Yaca  de  Castro;  y  salió  de  Chachapoyas  á 
situarse  en  paraje  ventajoso  para  poder  emprender  las  operaciones  que 
jmeditaba. 

Vaca  llegó  á  Pasto  y  avanzó  á  Quito.  Hizo  uso  del  nombramiento  que 
tenia  para  gobernar  el  Perú  en  caso  de  fallecer  Pizarro,  y  tanto  el  capi- 
tán Pedro  Países  «lue  muidaba  en  Quito,  como  el  Adelantado  Yelalca- 
.zar^  que  se  le  reunió  eon  cuanta  tropa  tuvo  disponible,  prestaron  acata- 
jBientoií  Xa  cédula  fieal,  y  reconocieron  la  autoridad  superior  de  dicho 


156  ALM 

mi^^ifttrado.  Se  penaó  qne  Vaca  débia  yolrer  á  Panamá  y  aliitoi  xtítíki 
cttMirllla  que  con  f uetsa  de  desembarco  se  presentase  en  él  CaUao:  p«fo 
atendidalaáilfu^on  qne  este  plan  ocasionaria,  sabiendo  por  otra  parto 
qtte  te  podia  contar  con  D.  Alonso  Abrarado  y  la  gente  que  le  obedeeii^ 
se  resornd  qne  el  nuevo  gobernador  entrase  cuanto  antes  en  el  Perú,  y 
úb  abrieéela  csmpafia.  Yaca  trasmitió  sus  despachos  á  todas  las  mu- 
diMled,  enviando  al  efecto  eomisionados  los  íni»  apropóftito  por  6U  into- 
Ügenctay  buena  fé.  De  Guayaouil  y  otros  lugares  acudió  alguna  gente 
de  anuas,  y  Pedro  VefgárA  oéeoio  desde  Jaén  cooperar  por  Su  parto 
Hm  todo  lo  que  pudiese. 

£:n  cuanto  so  8ux>ieron  en  el  Cuzco  él  arribo  de  Vaca,  á  Quito  y  la6  d«- 
mim  novedades,  se  preparó  Hol^uf n  para  salir  con  toda  la  ftteatísik  qñé 
éddAtia;  marchar  por  el  interior  hasta  reunirse  con  él,  y  btl^ir  AD.  Die|^0' 
Almagro  si  lo  encontraba  al  paso  ó  intentaba  cruzarle  en  su  itiñ^rlu&. 
Al  tr&nsitarpor  Ouaúianga,  la  ciudad  se  le  sometió  huyendo  Vadeo  dk» 
Queváríi  por  que  no  pudó  hacer  otra  cos^ 

í>.  Diego  de  Almagro  que  nada  ignoraba  de  la  acumulación  de  ele* 
mentes  que  contra  su  poder  iba  haciéndose,  comprendió  lo  dificil  y  gt»^ 
ife  de  su  sitaaoion,  y  ^ue  le  amenazaban  ya  de  cerca  peligros  que  era 

Í^^eciso  vencer  con  actividad  y  destreza.  Embarazábame  en  su  conflioto 
ítíá  dijSenciones  y  rivalidades  que  habia  entre  algunos  de  los  suyos.  Oo-* 
¿ez  de  AlVarado  y  Juan  de  Saíivedra  no  se  oon^rmaban  con  qiie  Juaiii 
de  i^ada  hiciese  el  primer  papel  en  el  ejército  siendo  inferiof  a  elloe  «a 
su  Carrera  y  antecedentes  militares.  Estos  yotrostropiezóáj^fá^nMi  áBiH 
trándóse  en  lá>  ap£u:iencia,  y  según  lo  permitia  la  urente  neCé^dad  dS 
bhra.r  COU  rapidez.  Vacilaba  Almagro  en  medio  de  diversos  dictámenes: 
UUós  querían  Abrir  la  campaüa  contra  Vaca,  otros  ir  sobre  Holguín,  oé»* 
ptó  él  Cuíco,  robustecerse  allí,,  y  esperar  qué  semblante  tomaban  laft  co^ 
it»  en  tÁtsxny  demás,  ptovincias:  de  este  parecer  fué  Ctístóval  Soteto. 

Móvióée  eieiliérCitó  |>ará  Jai:^  quedando  en  la  capital  como  goberna- 
dor Juan  Alonéo  Badajos.  Llevó  Almagro  517  hombres  bien  armadoe^ 
1óitS8Dde  Caballería;  los  demás,  infantes  con  picas  y  arcabuces,  y  5  pieza» 
áé  artilleritb.  Juan  de  Qleas  era  sargento  mayoR  Cristóval  Sotelo,  Gkir- 
iáik  de  AlVarádo  y  Juan  Tello,  capitanes  de  la  caballería:  Diego  Hooes^ 
líartiU  Cote  y  N.  Cárdenas  do  la  infantería.  Juan  de  Rada,  aunque  ro- 
%ti8to,  estaba  abanzado  en  años,  y  cansado  de  la  mucha  fatiga,  por  lo 
cu^  no  podiik  ya  gobernar;  y  enfermo  tuvo  que  separarse,  rogimdo  á 
Almagro  nombrase  pAra  reemplazarlo  á  CristÓval  Sotelo  y  Qarcia  da 
Alvarado.  Volviéronse  á  Lima  el  factor  Yllen  Suarez  de  Carvi^al,  Qo^ 
ta,bz  de  AlvaradO,  Juan  de  Saavedra  y  Diego  de  Agüero  personas  muy 
|)iriñcipídes  que  abandon9.ron  la  causa  de  aqucL 

En  Jauja  la  Opiñión  no  favorecía  á  D.  Dieco  Almagro,  y  hábián  itvi> 
sado  desde  antes  á  Holgníñ  que  se  a]»ro^imaban  tropas  de  Lima. 

Hoiguín  hizo  adelantar  una  partida  con  Gaspar  Rodríguez  Ik  oual 
Mi^endió  doce  hombres  enviados  de  descubierta  por  Almagro,  de  los 
éüues  faeron  ahorcados  dos,  y  los  demás  puestos  en  libertad  de  ótden 
dé  fioígiiin,  quien  les  encardó  dijesen  á  los  de  Almagro,  ''que  pasaba 
^' J^Áf»  Cájámaroa,  y  no  quena  batirlos  por  darles  tiempo  füfura  que  pi* 
^^m^rikii  perdcm  por  los  dafios  que  habian  hecho." 

Uno  de  esos  hombres,  g^ado  por  Uolguín,  fué  él  primero  que  IleiSó 
f  iit  otras  noticias.  Sospecli^ó  Almagro  de  él,  se  le  diÓ  tormento  y  en 
ik  í&iiUiiéi;dellK^oncoñ6istiaéli^rdidtranii&dó  xK>r  Holguín  (ara  haOet 
dttKtf  ^d  tm  plan  era  muy  distinto:  á  eSté  espiá  Almagro  lo  meo  morir 

Si6f6 jd6.  dóralo  quisó  tómaT  un  camino  oonveniente  páfa  alcaofear  á 
óigulñ  ;^  etltár  sé  uniera  con  Alonso  Alvarado;  pero  Rada,  aunque  sii^ 


ALM  157 

«utíido  pt^T  BU  ftltA  de  salnd^  deteraiinó  Mgoir  á  JanjA.  AgMvidM  8o- 
teloy  mó  va  dittdsbm  creyendo  no  débift  liáb«r  n»  oiie  na» «alMBa. 

Holgníníué  feliz  en  pasar  de  Japja  con  faetsft  iatetoryea  Xnaunér* 
den;  snceso  qne  se  debió  á  la  Inaocioa  de  mu  eo&trailM.  Joan  de  Sad* 
nnsñó  en  Jat\ja  dejando  un  Tacf  o  ijnreparáble  en  el  ^^éteito  de  Almmgto 
que  se  encamina  al  Cnzco.  Holgnín  se  sitii^  «n  Hoaráfe  esperaado  üis- 
tntecáones  del  Ldbenciado  Yaca.  Airando  sin  qosier  Jnitter  «os  tvcMa 
con  las  de  aquel,  se  Tino  á  Cartte  y  deteftnind  tamlMea  agttafdaír  «1  Oo- 
bcomadoe.  Ambos  rogaban  á  Vaca  se  apresoñSe  pata  ao  díuriieflttpo  t  Al- 
ikiaiao  de  obtener  anmeñto  y  y^mas  en  el  Caioo.  Sa  eetli  oiadad  se 
HalHa prestado  obediencia  á  la  c^nla  real,  y  leeonoeldé  áVaca  ea  «a 
satorraad,  tonuoido  el  mando  el  LiceneiAdo  Antoaio  de  1*  daña,  d 
agente  de  esta  transformación  babia  sido  Gomes  de  Bolas  «nica,  logrado 
aa  ol^(feto,  regresaba  á  dar  cnentaá  Vaca,  y  ídé  toiftadepnsio&ero  ea  el 
camino. 

A  Sada  reemplaasó  en  él  mandó  del  ^ército  Afanagristay  Oatoia  do  Al- 
Tarado,  oontinnando  Sotelo  en  calidad  de  maestse  de  eail^^.  A  eela  ser 
le  hizo  ir  al  Cnzco  para  qne  YOlviese  la  ciadad  á  irt>edee«r  á  D.  I>iego$ 
f  por  qne  Gateia  de  Alvarado  no  obtuvo  esia  eoifáaioa  omao  lo  i^eteMd, 
qoedd  resentido,  y  mostraba  ya  tibieza  en  elserricio.  ñoMú  eambld  á 
todos  los  fiíncionarios  del  Cnzco:  secnestrd  el  eaadal  y  dfliaáB  bieaea  de 
Francisco  CarrajaLde  Bachicao  y  otros  qae  estaban  ea  las  tropas  do 
Holjrnfn,  y  enTío  á  Chnqnisaca  á  Diego  Mendea  (qne  eira  oobtiao  del  o<« 
iebre  Bodrigo  Orgofies)  para  restablecer  aUÍ  el  poder  de  Alinagfo,  lo  qoo 
consignid  pasando  en  seguida  á  Poroo  de  Cuyas  ninas  to^d  ingoate  eaa- 
tidaddeorodeloepattiealare8,y  comodOmilpeaes  de  plata,  atiaas^  ea*^ 
bailes  d^^  Confiscó  y  pnso  en  cabeza  de  B.  IH%o  Altttagto  loa  iii^Uoa  do 
las  haeiexidas  dd  marqués  que  eran  riquísimas.  Lo  mináoo  biso  eoa  loo 
rmarttmientos  de  Diego  y  Crifitóral  de  Bcjas^  de  Pedro  AaOuMS,  do  Oar* 
eilaso  de  la  Vega  y  otros  vecinos. 

Taca  de  Cas^  faé  conociendo  á  los  hoaibres  con  quiiOeo  tenia  qao 
entenderse,  y  tIó  que  si  los  del  bando  contrario  eran  anoi  rebeldes,  ocma 
obstinación  naciadel  »lmen  de  habei^  dado  muerte  al  goboroador  n« 
¿arrOy  mas  que  de  una  intención  clara  de  negar  la  obedlenefa  al  Eey;  loo 
4tie  apoiecian  deféndietaido  la  real  autoridtSÍ,  y  blaaonaado  do  ser  oao 
neleS  s^^ridores,  abrigaban  pasiones  las  mas  innobles,  y  se  boUolMuí  do* 
minados  de  ambicien  v  envidia  ilimitadas* 

En  ellos  etababitual  la  discordia  y  el  ódicreefpreoo  qao  los  pM&ia  ea 
ooatiñua  inquietud  y  recelos,  fulminando  acn«a<ttoaes  y  oalaianiao  poca 
dafiOíAM  unos  Á  otros;  y  esta  religación  de  la  aiorsl,  esto  violar  loa  tésp^ 
tos  sociales  «I  todos  sentidos,  habían  traído  riei^re  por  oonMeaonota 
fiítál,  la  deslealtad,  las  depredaciones,  y  los  fliaS  eraeleS  asesiaatos» 

Alóúso  Alvarado  ereyd  degradarse  si  se  rennia  á  Holgufa  á  quioa  ao 
había  de  obedecer,  y  Holgutn  en  vez  de  subOfdiatose  a  aqael,  se  titoW 
ba  aa^itoA  general,  quetia  ser  solo,  que  todo  opavedéso  om  eaya^y  na- 
Jlie  le  igualase  en  mereeioiiento.  LóienzC  Aldaña  eaeOBigó  do  VáoJoaaaf 
le  malquistaba  cerca  de  Vaca  hasta  él  punto  de  haoem  oospsefaliso  y 
UHUM^mí  separación. 

ISfi  elcarnpode  Holgnín  se  levantó  un  partido  qae  deOfa  MMae  to- 
dos loe  snceoes  del  Cuzco  á  Goúiez  de  Tordoyá,  y  le  alribaiaa  ooaato 
btteao  so  hacia.  Mandólo  aprehender  Holgufa  et^yoado  qae  eia^a&ába 
to  fkma:  pero  Tordoya  abandonando  su  puesto.  Sé  puso  eñ  laiaéha  puhk 
ir  ipieéentárse  á  Vaca  en  unión  de  Ghiiroilaeo  de  la  Vega,  su  priíao,  ú 

tuien  espnlsó  Holgnüi.  Y  aunque  este  arrepentido  les  escribió  llofiíái^- 
oleo,  ellos  se  negaron  á  volver.  Otras  muchas  cotitradicciónes  y  desa- 


158  ALM 

brimientos  iXMleaban  al  Buevo  sobeniiidoT  del  Perú,  espuMio  á 

tosy  ácaer  enlaa  aseoluuisas  &  tantoa  díscoloe  incapacea  de  buena  ié  ni 

arreglo  en  sos  procedimientos. 

Yaoa  salió  de  Quito,  y  en  su  macoha  viniendo  á  Pinra,  se  le  incorporó 
con  Tarios  otros  Diego  de  Mora,  el  que  mandando  en  Tri]gillo  se  ofreció 
y  sometid  de  los  primeros  á  D.  Diego  Almagro.  Aquel  Bachiller  Fraacis- 
coNufiez  de  Pedrbso  que  fué  desterrado  por  éste  cuando  la  muerte  del 
capitán  Chayéz,  también  fué  á  reunirse  al  Licenciado  Taca;  pero  no  ae 
le  presentó  de  temor,  por  que  fué  cómplice  del  asesinato  de  iHzarro;  y 
a&endo  difícil  obtuYÍese  perdón^  lo  acogió  Yelalcazar  enyiándolo  como 
incógnito  á  Popayan.  Súpolo  Vaca  por  Aldana,  y  reprendiendo  al  Ade* 
lontado,  mandó  perseguir  á  Pedroeo,  mas  no  pudo  ser  habido.  Irritado  el 
gobernador  con  Yelalcazar  por  varias  otras  causas  había  querido  hacerle 
volver  desde  Tomebamba,  y  si  no  se  lo  ordenó,  fué  por  que  podia  alterarse 
la  tropa,  razón  que  lo  inclinó  á  diferir  su  acuerdo  para  mejor  oportunidad. 

Entró  Yaca  en  Piura  donde  encontró  á  los  hy  os  de  Pizano  con  la  vía- 
la de  Alcántara,  y  les  o&eció  castigar  i  los  asesinos  de  su  padre,  y  man- 
[ar  se  les  devolviesen  sus  bienes.  De  allí  envió  en  tnúe  de  indio  un  emi- 
(Aiiio  á  Lima  con  la  cédula  real  de  su  nombramiento,  la  que  manifestada 
^.cabildo  prodigólos  efectos  deseados;  pues  la  capital  sustrayéndose  de 
ÍSk  causa  de  Almiaro,  declaró  reconocer  al  nuevo  gobernador.  Luego  que 
Yaca  tuvo  á  su  lado  la  gente  armada  que  vino  de  Jaén,  envió  óraen  á 
Yelalcazar  para  que  regresara  á  su  gobierno  de  Popayán;  se  reprobó  mu- 
cho que  esta  intimación  se  la  dirigiese  por  medio  de  Lorenzo  Aldana.  £1 
Adelantado  contestó:  que  por  cuanto  en  eso  recibía  agravio,  suplicaba 
quedase  sin  efecto  tal  mandato.  El  gobernador  insistió  en  un  oecretOy 
que  espresaba  ^^con venir  dicha  providencia  al  servicio  del  Bey."  Yelalca- 
xar  entonces  intentó  preparar  á  sus  soldados  para  ir  con  ellos  á  hablar  al 
gobernador.  Avisado  Yaca,  sospechó  alguna  violencia;  pero  Yelalcazar 
al  presentársele  le  espuso  con  moderación  los  motivos  por  qué  interesaba 
á  su  honor  se  revocase  la  orden  dada  para  su  separación,  hasta  el  tér- 
mino de  la  campaña.  Yaca  de  Castro  le  respondió:  que  sin  poner  en  du- 
da su  lealtad,  tenia  que  desaprobar  su  conducta  en  lo  hecho  para  fftvo* 
reoer  á  Pedroso;  que  además,  el  Adelantado  sin  sentir  la  muerte  de  Pi- 
aarro,  había  aprobado  sin  cautela  alguna  que  D.  Die^  Almagro  vengase 
la  de  su  padre;  y  que  le  amonestaba  para  que  se  retirase  á  su  goberna- 
ción, pues  allí  eran  muy  necesarios  sus  servicios,  mientras  que  él  conta- 
ba ya  con  fuerzas  suficientes.  Quiso  replicar  Yelalcazar,  pero  el  gober- 
nador se  lo  impidió  asegurlbidole  que  le  complacería  en  no  informar  á 
la  Corte  nada  que  pudiera  servirle  de  nota:  dícese  que  no  lo  cumplió»  y 
q|lie  hizo  lo  contrario  para  dar  color  de  justicia  á  su  resolución.  Ella,  es 
cierto  que  dio  ansa  á  la  crítica  y  al  descontento,  por  que  agravió  á  un 
capitán  tan  distinguido;  y  el  gobernador  aparecía  como  muy  ligero  en 
haber  dado  crédito  á  los  enemisos  del  Adelantado. 

Yaca  con  todo  esto  empezó  á  oar  señales  de  que  mas  se  enderezaba  á 
«aatigar  á  los  culpables  de  la  muerte  del  marqués,  que  á  pacificar  el  país 
sin  elempleo  de  las  armas,  esponiéndose  acaso á un  revéz. 

Los  de  Almagro  tenían  que  hacer  el  último  esfuerzo  del  despecho 
viendo  cenadas  las  puertas  del  perdón  ^ue  ansiaban;  pues  por  lo  demás 
ellos  nopensaron  en  desconocer  la  autoridad  del  Soberano;  y  por  eso  fué 
que  Bada,  dando  sus  consejos,  evitó  un  lance  con  la  fuerza  de  Holguín, 
para  que  no  se  dgeraque  Almagro  combatía  alas  tropas  que  militaban 
en^oinbre  del  Rey.  No  cabe  duda  que  de  btro  modo,  Holguín  no  hubie- 
ra podido  salvar  en  su  paso  por  la  provincia  de  Jaida. 

Yacallegó  á  Trujillo,  y  de  Santa  penetró  á  Huaylas,  Fueron  tantos  los 


ALM  169 

Uk^Mnhím  opncBtoi^iie  xmíIiía eftewakto ¿  lai penonas,  y  tMitaa  las  sen- 
■■íilouffa  y  T"!ft>^*«—  en  que  cada  cual  entraba  aegnn  su  envidia  y  mala 
Tolnntad,  qne  tíi  oobeniador  se  lialló  cizcnndado  de  dadas  y  desconfian- 
as.  Pego^uastanfe  aoetió  al  espedirse  en  medio  de  aquellos  manejos  que 
si  cronista  Antonio  Herrera  marca  oon  la  denominación  de  "  viefa  costum- 
In  ée  MtmarkMif  m^uOSm  del  Peni."  £l  amonestó  á  unos,  impuso  ó  amena- 
aó  á  otros,  y  tntó  de  conducirlos  á  buen  sendero,  sin  omitir  ofrecimientos 
y  recompensas,  qne  era  el  modo  de  estimularlos.  Se  posesionó  del  mando 
de  las  diferentes  toopas  que  biso  lenninretayo  para  ¿el  cargo  de  capi- 
tán general,  obU^pando  á  Holguin  áconformacse  con  ocupar  el  segundo  lu- 
gar en  el  €(^Srcito. 

YolTemos  á  D.  Diego  Almagro  que  entró  en  Guamanga  donde  se  le  re- 
cibió de  una  manera  satisfaetoEÍa.  En  su  c|}órcito  nocesaban  la  discordia 
y  los  disturbios,  que  surgían  de  la  ocurrencia  mas  iasigniflcante.  Por 
ausencia  de  Sotelo  bacia  de  maestre  de  campo  Martín  Carrillo  el  cual 
Ikrraba  preso  á  un  Saltanas  á  quien  sus  auiigos  salieron  á  defender  ccm 
tal  ruido,  que  turo  Aboaagro  <)ue  acudir,  espada  en,  mano,  á  sostener  lo 
liecbo  por  Canillo.  Este  tema  en  su  tienda  á  dicbo  Saltanas,  y  sin  mas 
que  haber  entrado  en  ella  el  capitán  Juan  Salsa,  mandó  á  un  negro  que 
matase  al  preso,  y  así  sucedió.   Y  como  este  era  fayoreeido  de  Sotdo, 
Canillo  se  unió  a  Garcia  de  Alvarado  diciendo  eran  ya  insufribles  los  ca- 
prichos de  fiotelo:  con  lo  que  Alvarado,  que  no  lequeria,  dio  ensanches  á 
su  ódiOb  gnaidánéolo  para  su  regreso  de  Arequipa  á  donde  iba  en  comi- 
sión. Almagro  V  sus  tropas  ingresaron  al  Cusco  en  medio  de  mucha  cele- 
bridad y  manifestaciones  de  adhesión  que  prepararon  sus  partidarios. 
Allí  se  le  juntó  Diego  Hendes  con  los  crecidos  recursos  qne  estribo  de 
PoriQo:  se  incorporaron  muchos  soldados,  se  lalnicó  pólvora  bastante  bue- 
na, se  fundió  artillería;  y  fueron  estos  loe  primeros  cañones  ^borados  en 
el  Pera.  Entendía  en.  dio  el  capitán  Pedro  Candía,  y  yarios  otros  grie- 
gos á  quienes  se  conocía  con  el  nombre  de  ^^¡evanúaooa,**  Y  porque  tres 
piexas  salieron  mal  fundidas  se  sospechó  de  él.  y  sus  enemigos  lo  atribu- 
yeron ámala  intención.  Construyéronse  muoiías  armas  y  otros  artícu- 
los militares.  £1  Inca  '^anoo^'  puso  á  disposición  de  Aln¿igro  los  arma- 
mentos oue  los  indios  habían  reoocidoy  que  él  conservaba.  Por  enton- 
ces D.  I)iego  mandó  embicada  á  vaca  de  Castro  requixiéodole  para 
que  no  usase  de  la  fiíersa  contra  ól,  y  se  contri^ese  á  su  oficio  de  g<^ber- 
nador  hasta  que  serecibieBen  órdenes  del  fisy  de  las  cuales  no  se  apar- 
taría él  ni  un  punto. 
Juntó  D.  Di€^  á  todos  sus  oficiales  y  les  dirigió  las  palabras  si(pientes: 
'<  Que  por  la  fidelidad,  que  su  padre  tuvo  id  Bey,  y  el  autondad  con 
**  que  en  aquel  reino  estuvo,  y  por  no  apartarse  del  amor,  que  al  servi- 
f  cu»  real  tenia,  le  dieron  aquella  desastrada  muerte,  que  á  todos  era 
**  notorii^  y  que  demás  de  esto^  muchos  de  los  presentes  habían  pasado, 
''  juntamente  con  éíy  las  calamidades,  y  trábi^os,  de  que  bien  se  podían 
**  ac<»dar,  por  la  crueldad  de  D.  Francisco  Pizarro,  que  fueron  tantas, 
"  y  tales,  que  muchas  veces,  por  salir  de  aquellas  desventoxaB,  deseó  la 
**  muerte,  que  el  Mangues  tn&aba  de  darle;  por  lo  cual,  y  por  vengar  la 
''  de  su  naarS}  le  había  prevenido.   Y  que  porque  nadie  pensase,  que 
''  aqueUo  tema  que  ver  con  el  servicio  del  Rey,  en  el  qual  pensaba  per- 
**  manecer,  ni  que  se  entendiese,  que  el  tratar  del  Gobierno  era  cosa  de 
*^  su  deservicio,  pues  que  habiendo  dado  á  su  padre  el  del  Nuevo  Reino 
''  de  Toledo,  y  él  se  lo  había  renunciado,  cou  ocultad  del  Rey,  que  para 
"  ello  tenia,  los  rogaba,  que  viesen  las  provisiones,  que  trataban  de  ello; 
**  porque  su  intención  no  era  apartarse  en  nada  de  lo  que  por  ellas  el 
'*  Bey  le  concedía,  sino  entrar  e^  la  posesión  de  lo  que  sus  enemigos  le 


í&}  km 

'*  hsítíM  usnipado,  péxú  «alrvir  al  Hér;  y  haeeif  á  todiw  ial  bieo,  iffkb'  hí*' 
**  Biaoliligaoion;  y  qii^atf  IO0  •aplioaiMk  que  no  le  áftwim.HM'<pe%  hada 
-'^  y€fr  lo  que  el  ÍÜfj  mandaba;  porque  vaca  de  Caatvp  no  ils'vate  péito-' 
**  iMy  Ji9it9k  qnitane  la  gobeniaoioii,  si  ya  no  fiíeee  taa  aiñbioloflo,  400 
'^  ampuando  000  oomÍBiones,  qnisleBe  hacer  lo  que  tío  se  le  in«náaha(¿o^ 
*^  me  paieeia  que  iba  moetrando)  pues  se  habia  jnntador  con  smi  «ñenii^ 
^^  gesi  80  oolor  de  que  habia  lerantado  bandeía  por  el  Éa^,  por  sna  p«r- 
^  ttelilaMs  fiñee»,  é  intezeses.'' 

Se  leyeniBL  las  reales  proTlsioBes,  initemar^flise  los  ánimos  en  & vor  de 
la  raaon  y  josüoia  q«ie|  segim  ellos»  asistían  ¿.Almagro,  mald^|ev9ii  al 
Cardenal  Loayza  protector  de  los  Pizarrosy  del  Licenciado  Viica;  y  finir- 
mando  nn  altar,  Jnráron  ea^ianes  y  soldados,  ante  la  eme  y  el  mlssl,  por 
gobernador  y  superior  á  D.  JDfegopromet^ndole  fidelidad  hasta  morir. 

Gaioia  de  Alvarado  eomelid  etk  Arequipa  no  poeoe  ea^esos:  msáá  áJloii- 
teiie|pN>  y  no  perdonó  medio  para  saciar  su  avaricia.  Sotdo  eiiáDdo  au- 
po ef  asesinato  de  Báltanaa,  y  la  eoníabulaeimí  de  Carrilkr  y  Alvarado 
«entra  ély  se  revistió  de  4»ruaencla  y  disimuló:  pero  Alvarado  peii  su  ha- 
bitual altivos  se  opuso  ai  nombramiento  hecho  por  Sotólo  en  Juaa  Oü- 
tierres  Maravér  para  oa|4tan  de  la  gente  del  Cusco.  La  diselplina  la 
sostenía  Sotólo  oon  vigcHr,  reprimiendo  los  abusos  de  muchos  en  pta^-f 
eio  de  los  indioe,  Mandó  áhorear  á  dos  soldados  de  apellido  Maohm  otief 
hablan  atropellado  la  casa  de  P*  Gabriel  de  Bojas  y  hecho  en  ella  un  no^ 
mieidio.  EmpeSáronse  muchos  en  libertarlos:  Almagro  sostuvo  ¿  Sotdo; 
peto  Alvarado  y  el  capitán  Saucedo  exigieron  el  perdón  y  eon  graves 
emplazas.   Soleio  los  deroidió  con  aspevesa  y  difuso  la  eiecumon  éo 
«no  de  los  reos.  La  colorado  Alvarado  creció  con  esto,  y  ooniedetsáxdoee 
ecm  Carrillo  y  los  capitaaes  Rodrigo  Martines,  Juan  fiodriguea  y  otroiL 
bfoseoron  prosélitos,  haciendo  gemto»,  y  se  eemomron  en  malquistar  a 
Sotelo,  AÍvaraék)  determinó  matarle,  aunque  se  hallase  enfermo  en  ca- 
ma, y  entró  á  su  alojamiento  con  Juan  García  de  Guadalcanal  y  Di^go 
Peres  Becerra.  Cambiáronse  insultos  y  ofi^nsas:  Alvarado  desnudó  mi  ei- 
pada;  y  el  capitán  Balsa  que  aUí  estaba,  quiso  contenerlo  abrasándola^ 
LevantóBO  Sotólo,  tomó  una  capa  y  su  espada  pora  defend^se,  pero  Bspe- 
sar  de  Balza  lo  mató  Guadalcanal.   La  perdida  de  Sotelo  atrajo  grandes 
mi|Ies  á  J>,  ]>¡ego  ATmagree  ék  alboroto  toé  terrible,  y  todos  dunaban 
«or  fttsliaia  en  castigo  de  hecho  tan  atiós.  Turbóse  B.  Diego  porque  la 
inaNeiite  audádade  Garoia  Alvarado  se  estendió  hasta  intentar  su 
muerte  y  álssarse  con  el  mando.   Eran  muchos  los  pardalee  del  dellii-. 
euMite,  y  aunque  Almagro  se  propuso  tomarlo  y  llamé  á  las  armas^  v^éor 
dése  ecmpoco  apoyo,  se  entró  deseons<Jado  en  su  i^»osento  á  lameutteíOs 
de  su  sttnaci<»  y  de  la  imp|MsibÍlidad  de  hacerse  obedecer.  Alvarado  hla- 
blÓBdoeele  prevenido  que  no  saliese  de  su  casa,  despreció  la  órd^  con  ttk 
auiyov  deeverrflensa.  Ape^  de  todo,  Alma|gro  hiso  veoonoeck  por  capir 
tan  general  á  Juan~Bals%'  y  dio  la  eompaflia  de  Sotelo  á  piego!  íiemíéz 
que  no  era  amigo  de  Alvarado.  Lo  que  pasó  á  Cristóval  Sotelo.  en  aquél 
^éreito  faé  meto  del  odio  que  se  concentra  siempie  entre  mistares 
eetDMraidos  y  ruines,  centra  el  que  nrooede  ble«s  sostíeno  la  moraL 
y  G^me  los  desvíos  opuestos  á  la  disciplina^  Alvarado  reclamó  el 
puesto  de  cantan  general,  y  Almagro  obligado  por  sus  amigos,  entro 
eiloe  él  mismo  Balsa,  tuvo  qué  conleríiselo.  Luego  que  leyó  Alvarado  el 
Bombraimento,  notando  qué  no  era  tan  amplio  que  le  permitiera  mudar 
por  8|  á  los  ofieialesy  lo  rMgó  con  mucha  ira  quejándose  de  que  se  le  res- 
tringía él  pod«*.   Se  le  dieron  satis&eeiones  hasta  descender  al  triste 
efii0o  de  culpar  al  que  eseribió  el  tftuto;  y  se  le  otorgó  otro  tal  oual  lo 
deseaba.  Por  aquí  podrá  colegirse  ouaa  fatsa*  y  degra&da  ^a  ya  la  po- 


ALM  161 

éíciónde  Alinagro:  suerte  ordinarift  y  coman  de  loe  goblemoe  que  snieleB 
atmsar  el  brazo  de  militores  indignos  y  aepinmtej,  iia  adyertir  qoo  eea 
pibtoeclon  lee  dá  poder  qne  dé  eesiiFO  ejwe^i  despnee  contra  el  mismo 

que  impmdente  y  eonfiaae  se  las  dispensa 

Al  reded<M:  de  Alvarado  había  hombres  qne  le  aconsejaban  matase  á 
Almagro  y  se  compnsiese  con  Yaca  de  Castro,  idea  que  desde  Inego  no  le 
era  desagradable.  Pedro  de  San  Hillan,  cómplice  de  la  mnerte  de  Pisar- 
rOy  era  nn  hombre  con  prosélitos,  porque  siendo  pródigo,  habia  repartido 
mas  de  ochenta  mil  pesos  á  los  soldados.  Éste  eonvié^  a  comer  á  Gkuroia 
de  AlYarado,  qne  le  aceptó  la  inTítaeion  á  sabi^idas  de  que  aquel  convi- 
daíia  tambi^i  á  Almagro  y  otros  con  la  mira  de  reconciliarlos.  Alvarado 
se  aonTÍnó  con  los  suyos  para  matar  en  el  banquete  á  D.  Diego,  á  Alón-* 
so  Saavedra,  á  Diego*  Méndez,  Diego  Hoces,  Juan  Ghutierrez  Mará  ver  y 
otros  amigos  de  Sotelo,  desunes  de  lo  cual  se  someterian  á  Vaca.  Y  co> 
mo  AlTarado  pidiese  á  D.  Diego  no  dejara  de  asistir,  éste  entró  en  nía*' 
Meil^  y  pcestáidose  á  ello,  trató  en  secreto  con  sus  amigos  sobre  ms^ 
tar  a  Alvarado  en  el  mismo  convite.  C<»ijuráronse  á  aste  propósito^ 
Méndez,  Balza^  Maravér,  Hoces,  y  algunos  mas.  Todos  estuvieron  en  1» 
mesa  en.  aparente  armonía,  y  como  hablan  de  permanecer  en  casa  de  San 
Millan  hasta  cenar,  reservaron  para  entonces  los  unos  y  los  otros  la  eje-* 
cncion  de  sus  crueles  proyectos.  Almagro  se  aeostó  fingiendo  indisposi' 
clon,  y  se  hizo  guardar  ]^or  unos  arcabuceros.  A  la  horade  la  cena  Al  va* 
rado  hizo  llamar  á  D.  Diego,  quien  contestó  irla,  á  pesar  de  hallarse  al- 

S  enfermo,  por  no  privarse  del  placer  de  estar  con  ellos.  Luego  pasó 
varado  ¿  verlo  despreciando  el  aviso  que  Carrillo  le  dio  de  qua 
iba  á  ser  muerto.  Cerrada  la  puerta  luego  que  entró,  Juan  Balza  se 
abrazó  de  él  imponiéndole  prisión.  Saltó  Almagro  y  dgo  "  Preso  no,  Hno- 
muerta^  y  le  hirió  en  la  cabeza:  otros  le  dieron  estocad^as  y  lo  acabaron: 
éstos  fueron  Alonso  Saavedra,  Diego  Méndez,  y  algunos  mas  que  estar 
ban  en  la  habitación.  Zarate  y  Gomara  que  refieren  este  caso  dicen  que. 
la  puerta  la  cerró  Pedro  Oüate.  D.  Diego  perdonó  á  los  demás,  qne  se  le 
humillaron  mucho,  y  con  esto  se  consiguió  la  quietud  que  no  podia  ob-. 
tenerse  de  otra  manera. 

fu  Gobernador  Yaca  se  puso  en  marcha  j^ara  Janja^  y  dejando  el  ejér- 
cito á  Holguín  su  maestre  de  Campo,  se  vino  á  Lima  y  entendió  en  di- 
ferentes arreglos:  surtió  de  lo  necesario  y  alistó  cuatro  buques  que  han 
bia  en  el  Callao,  reunió  muchos  recursos  para  el  ejército  y  un  refuerzo 
de  ^ente.  Anznres  que  habia  ido  á  Piura  á  secuestrar  los  bienes  de  un 
Tecino  apellidado  Santiago,  regresó  con  18,000  pesos,  dejándolo  preso 
por  amigo  de  Almagro.  Prontamente  se  volvió  el  Gobernador  á  Jatga  con' 
una  compañía  de  caballería  que  encargó  á  Gk>mez  de  Alvarado,  y  otra 
de  infantería  que  dio  á  Juan  Yelez  de  Guevara.  A  su  llegada  envió  á 
Diego  de  Rojas  á  ocupar  Guamanga.  La  armada  del  Callao  quedó  al 
mando  de  Juan  Pérez  de  Guevara,  vaca  tuvo  luego  que  amistar  á  Hol- 
guin  con  Alonso  Alvarado  que  hablan  llegado  al  estremo  de  citarse  para 
nn  desafio. 

Los  indios  del  tránsito  del  Cuzco  á  Guamanga  cortaron  el  camino,  y 
tomajido  una  partida  de  soldados  que  Almagro  remitió  de  descubierta 
con  sn  oficial  Aguirre  los  mataron  á  todos.  D.  Diego  salió  del  Cuzco  con 
sus  tropas  dejando  el  Gobierno  á  Juan  Rodríguez  Sarragan.  Hizo  matar 
a  Pedro  Picón,  Alonso  Díaz,  y  Juan  Martínez  por  que  le  traicionaban,  y 

Suso  en  prisión  á  Maxtin  Carrillo  y  otro  que  hablan  sido  de  la  intimidad 
e  García  de  Alvarado;  y  preguntando  á  un  amigo  de  Arequipa  que  ba- 
ria con  ellos,  éste  le  contestó  "  m  diarios,  ni  llevarlos  "  pero  los  dejó  li- 
bres sin  seguir  el  tal  consejo.   Pasado  el  Apurimac  hallaron  movida  en 

wJL 


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162  ALH 

«oittra  laproTÍncia  de ADdahnayla^  yX>.  Diego  mandó  oon  poderes  pa^ 
r»  tratar  con  Vaca»  al  lioenoiado  Gaoaa.  Vaca  de  Castro  exigió  qnefiíese 
Balza  y  alean  otro  oficial  anperior.  Desde  VÜcas,  el  4  de  Setiembre  de 
1542,  mandó  Almagro  por  comisionados  para  acordar  la  pac,  á  Lope  de 
Idiaquez  y  á  Diego  Nvfiez  de  Mercado,  y  escribió  al  licenciado  Yaca  en 
estos  términos: 

"  Qne  se  habia  marariUado,  qne  una  persona  tal,  qne  iba  á  pacificar 
**  aquellos  reinos,  se  &Yoreciese  de  los  qne  los  habian  alborotado^  y  jnn* 
''  tttidose  oon  ellos,  llevase  adelante  el  intento  de  los  Pizarros,  que  ñié 
"  qoitar  á  so  padre  lo  que  el  Bey  le  babia  dado,  por  sus  grandes  serví* 
**  eios,  de  que  ñieron  nen^re,  como  malignos,  envidiosos;  y  por  que  loa 
**  mensageroS)  que  babía  enviado  con  alg^onos  capftolos  no  volvían,  ba* 
''  biéndose  de  nuevo  ofrecido  de  ir  á  tratar  de  componer  este  negocio^ 
**  por  el  servicio  del  Bey^  Lope  de  Idiaqnez,  y  Dieeo  Nnfiez  de  Mercado, 
**  comopersMias  desapasionadas,  y  que  se  dolian  de  los  dafk»,  qne  reci*- 
**  bian  los  indios,  y  de  los  que  ellos  hacían  á  los  cristianos;  pues  últíma- 
«<  mente  babian  muerto^  y  robado  á  dies^  que  con  lo  que  tenían  se  iban 
^  pacificamente  á  Castilla,,  se  remitía  á  euos;  suplicando^  ^ue  conside- 
**  rase,  qne  een  mano-  armada  le  iba  &  buscar,  babióndose  juntado  coa 
**  sus  enemigos.'^ 

**  Todo  lo  demás  (dice  Herrera)  eran  justificaciones,  ofrecer  la  ebedí- 
'*  enday  representar  agravios  y  dafios  qne  se  recrecían  en  el  reino,  por 
"  aquellas  disenciones,  y  pedir,  y  afirmarse^  en  que  friese  mantenida  en 
'^  lo  qne  por  &cultad  real  su  padie  le  babía  dejado.  Los  capitanes»  en  sa 
"  caita,  mostraban  sentimiento,  porque  Vaca  de  Castro,  después  que  en* 
tro  en  el  reino,  no  había  de  ellos  hecho  caso,  como  de  vasallos  del  Rey, 
sino  que  Tos  habia  degado  desamparados:  afirmaban  el  deseo  que  tenían 
de  la  paz,  y  la  pedían,  para  escusar  tantos  males,  como  de  lo  contrario 
sehabian  de  seguir;  y  decían,  que  no  sabían,  comaandando  entre  mis 
**  enemijgosse  poma  hacer;  que  se  apartase  de  ellos,  y  como  persona  neu- 
'*  tral  diese  algún  corte,  ofireciendo,  de  scgetarse  á  la  razón,  y  á  la  justi- 
''  cía.  Mostraban  ser  ofendidos  del  rigor,  con  que  contra  ellos  procedía, 
*'  ayudado  de  sus  enemigos.  Llamábanse  leales  servidores,  y  vasalloe 
"  del  Bey:  ofrecían  obediencia,  pedían  paz,  y  protestaban,  que  no  se 
*^  procurando,  y  dando  medio  en  ella,  serian  los  dafios»  y  muertes^  que 
**  resultasen,  a  cargo  de  Yaca  de  Castro.'' 

Un  clérigo  procedente  de  Lima  llamado  Márquez  llegó  al  campo  de 
Almagro  esparciendo  voces  de  que  Yaca  tenia  ]^oca  gente  v  mal  armad% 
son  otras  falsedades  parecidas.  Celebró  allí  misa,  y  en  ella  Juró  por  la 
hostia  que  había  consagrado,  qne  todo  lo  referido  por  él  «ra  verdao. 

Yaca  dejó  sus  cantones  de  Jaiya  y  se  encaminó  á  Guamanga,  ciudad 
apetecida  por  los  dos  beligerantes,  y  á  la  cual  ambos  se  dirigían  anhe- 
lando adelantarse  á  ocupana,  lo  cual  logró  Yaca  con  su  ejército  que  con- 
taba cerca  dé  mil  hombres.  Estando  apunto  de  despachar  unaemb%{jGi- 
da  con  el  objeto  de  reducir  á  Almagro,  se  lo  presentaron  los  comisiona^ 
dos  de  este«  Idiaquez  y  Mercado,  quienes  en  sustancia  propusieron  '^qne 
*'  ambos  ejércitos  se  disolviesen,  que  Yaca  gobernase  en  Lima,  y  se  es- 
"  perasen  órdenes  del  Bey  quedando  Almagro  en  el  Cuzco  como  gober- 
"  nador  de  la  Nueva  Toledo.''  Yaca  reunió  una  junta,  y  se  resolvió  en 
ella  contestar  con  blandura,  insistiendo  en  que  viniese  Balza  para  tia- 
tar^qne  Alonso  de  Al  varado  iria  en  rehenes.  Cruzáronse  en  el  camino 
de  V  ilcaa  dos  espías,  Juan  García  Camarilla  del  bando  de  Yaca^  y  Juan 
Diente  del  de  Almagro.  Este  que  era  mas  ligero  y  fuerte,  pudo  mas  que 
el  otro,  y  se  lo  llevó  preso  á  su  campo,  don<^  se  le  ahorcó  después  de  su- 


M 

a 


km 

frir  tonnento  para  qn»  dieae  notieias,  y  entrej^Me  las  eart4Ui  qiia  se  !• 
hftiriaa  eneomeiidado. 

I^aapioposieio&ea  oon  que  Yaca  despachó  á  Idiaqaez  y  á  Mercado  fáe- 
Ton  "que  Almagro  deshiélese  sa  «dévclto^  qne^itiegaae  á  Martín  Bilbao, 
^  ú  San  Millan,  Diego  Hocesy  Jnan  Rodrigues  Barragan^  Martín  Cote,  j 
^  los  demás  asesinos  del  Marqaés,  y  que  a  D.  Diego  se  le  haría  bastante 
^  mereed  en  nombre  del  Rey.''  Después  de  varios  altercados,  se  aoordÓ 
«n  el  campo  de  Almagro  aceptar  lo  que  quisiese  Vaca,  con  tal  que  se 
perdonase  á  los  reos  &  la  muerte  de  Pizarro.  Pero  en  estos  momentos 
mpsaetió  interseptadauna  carta  que  á  Pedio  Candía  enviaba  su  yerno, 
encarg¿idole  hiciese  tíios  fidsos  oon  la  artíUería  que  raandalta,  poique 
»1  cabo  los  hablan  de  vencer  dándolos  por  traidores.  Levantase  con  es- 
to grande  jütesacion,  en  la  cual  no  estuvieron  seguros  ios  oomtñonados 
Miagues  y  Mercado,  pues  casi  los  matan  creyéndolos  cómplices  de  un 
«ngaüo.  Todos  juraron  vencer  ó  morir,  y  aquellos  agentes  cuidaron  da 
«osentaEse  de  prisa  con  la  respuesta  de  que  ^'si  se  trataba  con  doblez 
iqpar^asen  las  manos  para  pelear.'' 

.  Almagro  peroré  á  sus  acddados  que  mostraron  mucho  entusiasmo; 
y  les  ofteció  repartirles  los  bienes  y  hasta  las  miserea  de  les  enemi- 
gos que  matasen.  Yaea  al  saber  lo  que  pasaba,  declaró  traidinr  á  Alma- 
gro y  á  sus  secuases.  Esta  sentencia  se  publicó  con  aparato,  dándoles  él 
fftaao  de  seis  dias  fmn,  someterse  á  la  Keal  autoridaa^  y  agregando  que 
e  no  haoerio  les  bienes  de  ellos  serian  para  les  vencedores;  resolución 
que  el  gobernador  tomaba  sin  estar  en  sus  facultades. 

Hallabaase  los  ^óneitos  á  una  legua  de  distancia:  ambos  se  deoidieron  ' 
£  pelear  sin  mas  dilaciones,  en  el  campo  intermedio  denominado  ^hu- 

Í>as.''  Era  él  16  de  Setiembre  de  1542  ya  de  parte  de  tarde.  Almagro  oo- 
iocó  su  caballería  en  dos  escuadrones;  el  uno  lo  conduela  él,  con  Balsa; 
«1  otro  sn  maestre  de  campo  Pedro  Ofiate  y  los  capitanes  Saucedo  y 
Bi^eo  Mondes.  Situó  su  artillería,  quo  constaba  de  lo  piezas,  á  órdenes 
de  redro  Candía:  y  tras  ella  la  infantería  con  los  capitanes  Juan  Tollo 
do  Sotomayor,  Juan  de  Olla,  Martin  Bilbao,  y  Diego  Q}eda.  Cote  man-  ' 
daba  loe  Arcabnceroe,  y  con  el  estandarte  estaban  Juan  Fernandez  do 
Ang^o,  Martin  Huidobro,  D.  Baltasar  de  Castilla,  Jnan  Ortíz  de  Zara- 
te, Juan  de  laReynaga,  Pantoja  y  otros.  Pedro  Suarez  antiguo  soldado  * 
de  Itidia,  hacia  de  sargento  mayor.  La  tropa  llegaba  en  su  número  á 
560  buenos  soldados. 

En  el  ejército  que  obedecia  á  Vaca,  Pedro  Alvares  Holguín,  Qomez  do  ' 
Alvarado,  Pedro  Anzures  del  Campo-redondo,  y  Qarcilaso  ue  la  Vega, 
íonnaban  en  las  dos  alas  los  escuadrones  de  caballería.  Llevaba  él  es- 
tandarte Real  Cristóval  de  Barrientos  y  le  guardaba  Alonso  Alvarado 
con  su  compañía. 

La  infantería  en  el  eentro  estaba  á  cargo  de  los  capitanes  Pedro  Ver* 
gara  y  Juan  Vélez  de  Guevara:  el  capitán  Nnfto  de  Castro  mandaba  los 
sobresalientes,  y  Francisco  Carvajal  hacia  de  sargento  mayor.  Eran 
cérea  de  600  soldados  en  todo,  y  entre  ellos  habla  170  arcabuceros.  Yaea 
gobernaba  en  jefe,  y  escogió  ^  caballeíos  montados  que  fueron  Lorenzo 
Aldamk  Gómez  de  Bojas,  Alonso  Mesa,  Francisco  Godoy,  Diego  Maldo- 
nado,  el  Licenciado  León,  Antonio  Navarro,  Sebastian  Merlo,  Cristóval 
Boxgos,  Nicolás  de  Rivera,  Die{[o  Agüero  ác*  Esta  fuerza  la  destinó  pá-^ 
ra  acudir  con  ella  á  donde  conviniese.  Empezó  la  batalla  en  que  los  dbs 
Jmndos  vivaban  al  Rey  é  invocaban  al  apóstol  Santiago.  Pedro  Alvaros 
Solgnin  recibió  dos  balazos  siendo  de  los  primeros  que  murieron  lo  miiiT 
-mo  que  el  capitán  Jiménez,  saliendo  mal  nerido  Gómez  de  Tordoya  quo 
luego  falleció.  La  artillería  de  Almagro  aprovechó  n^  «qlo  disparp,  pues 


164  AJM 

los  demáa  todos  ae  iban  por  alto.  Am^netió  ^  eaballscía  y  eayó  lanjBtrtcr 
Martin  Huidobro  en  el  primer  choque.  Viendo  D.  Diego  qae  avs  oaSlone» 
yftno  haciau  fuego,  v  como  se  levanté  la  voz  de  que  era  pm  traioian  eor- 
Tiú  á  ellos,  mató  á  Diego  Candía,  y  disparando  el  mi&mo  una  pieca  ca^r 
sé  dallos  en  las  tropas  de  Yaca.  £n  lo  mas  recio  de  la  pelea  las  alas  de 
los  de  Almagro  obtuvieron  alguna  ventaja  y  gritaban  los  soldado» 
'^Yietoria."  £1  acudia  á  todas  partes  oon  un  valor  sereno:  pero  la  £orta- 
aa  no  le  favoreció  y  encaminó  las  cosas  de  otra  manera.  El,  sargenta 
mayor  Pedro  Suarez  en  medio  de  la  batalla  se  fué  al  enemigó  despaes- 
de  decir  ú  Almagro  *'que  se  perdería  por  haber  mudado  la  posición  de 
M  la  caballería  contra  lo  que  él  habia  dispuesto.'^  Cierto  es  que  la  fher- 
za  de  Alonso  Al  varado  Üaqueaba,  y  que  cuando  creído  Almagro  del 
triunfo  mandaba  "prender  y  no  maiarf*'  Yaca  auxilió  á  los  de  Alvarado, 
y  esto  fué  lo  decisivo,  con  muchos  muertos  y  hondos.  Bmpezaroa  á  ser 
inútiles  los  esfuerzos  de  D.  Diego,  y  su  derrota  se  hizo  irremediable. 
Cuéntase  que  un  joven  Gerónimo  Almagro  decía  á  grandes  voces:  *'Ami 
que  yo  maté  al  Marqués^'  y  lanzándose  sobre  los  contrarios  encontró  la 
muerte,  lo  mismo  que  Martin  Bilbao  que  se  hallaba  en  igual  caso.  Ijoa 
indios  y  negros,  ya  terminado  el  combate  que  duró  cuatro  horas,  mata-' 
ban  á  los  heridos  que  aun  permemecian  vivos  sin  poder  moverse:  los  ren-s 
didoa  eran  insultados  y  acuchillados  por  los  vencedores.  Uno  de  eetea 
Uegó  á  matar  á  once  dando  por  razón  que  los  de  Almagro  le  habían  qni-t 
wúo  once  mil  pesos.  La  noche  ocultaba  otros  muchos  crímenes,  y  el  ro- 
bo á  que  se  entregaron  ño  fué  el  mayor  de  los  ezesos  de  aquella  bárbara 
aoldadesea.  Generalmente  se  aseguró  que  x>asarou  de  160  los  muertos  dé 
ambos  bandos  y  los  heridos  de  200.  Iios  düspersos,  por  salvar,  se  ponían 
laa  bandas  encarnadas  que  quitaban  á  los  muertos  del  partido  de  Yaca^ 
pues  los  de  Almagro  llevaron  por  divisa  una  banda  blanca. 

Yaca  de  Castro  hizo  matar  á  Pedro  San  Millan,  y  Francisco  Cornado, 
prisioneros  sobre  los  cuales  pesaba  una  sentencia  como  asesinos  de  Pi- 
sarro.  Entre  los  cadáveres  se  reconociéronlos  de  Bilbao,  Arbolancha,  Hi~ 
nojeros  j  Martin  Carrillo  que  eran  de  esta  misma  cuenta:  á  todos  los 
descuartizaron  oon  anuncio  previo  de  pregonero.  En  seguida  nombró 
Yaca  jueces  comisionados  para  proceder  contra  los  vencidos,  á  los  lioen- 
ciados  Antonio  de  la  Gama  y  García  León,  y  al  bachiller  Guevíto.  Con- 
tados aquellos,  y  los  Secutados  desx^ues,  llegaron  á  30  los  que  suMeron 
la  última  pena,  la  mayor  part*e  capitanes  y  soldados  notables.  Juan 
Balza  y  once  mas  ^ue  con  él  huían,  meron  asesinados  por  los  indios. 

Un  buque  recibió  á  muchos  condenados  á  destierro,  los  cuales  nave« 
gando  para  la  costa  de  Méjico,  se  sublevaron  y  tomaron  tieira  en  Pana- 
má donde  la  Audiencia  los  declaró  libres  porque  xio  habían  combatido  en 
rebelión  contra  el  Key.  En  Guamanga  fueron  degollados  Pedro  Ofiate  y 
otros.  Los  jueces  nombrados  hicieron  degollar  también  á  Diego  Hoces, 
y  Antonio  Cárdenas,  y  ahorcar  á  Juan  Pérez,  Fraiicisco  Pérez,  Juan 
Dientej^  Martin  Cote  v  algunos  mas. 

D.  Diego  Almagro  llevaba  intención  de  internarse  á  la  montaña  segu- 
ro de  que  le  apoyaría  el  Inca  Manco:  pero  por  su  desgracia,  cediendo  al 
parocer  de  Diego  Méndez  se  dirigió  al  Cuzco  i^ara  proveerse  de  herrines 
y, otras  cosas,  protesto  de  dicho  Méndez  que  quiso  ver  antes  á  una  amiga 
que  disfrutaba  de  su  afección;  y  aunque  Almagro  conoció  el  peligro,  su 
destino  lo  decidió  á  no  separarse  de  la  compama  del  amigo  á  quien  tan- 
to estimaba.  En  cuanto  se  supo  en  el  Cuzco  el  resultado  de  la  batalla, 
hubo  una  conmoción  apoyada  por  los  mismos  funcionarios  que  mauda- 
ban.  Síjl  embargo.  Almagro  tuvo  tiempo  de  salir  de  la  ciudad  con  Mén- 
dez; y  persiguiéndolos  Rodrigo  Salazar,  á  quien  Almagro  habia  dejado 


JOM  165 

40  ftirakif»»  Juan  Qotíímw  Meamrét  y  a^^aiiM  <^im,  los  f^kaatMüpa  y 
a|m]fefiiiAi«ro]i  en  el  valle  de  Tocay. 

vaíea  á»  Castro  liabia  hecho  colocar  las  haaderas  de  AlauMoo  ea  la 
igJtíBtá»  de  Quamanga.  Entré  al  Cuaco  y  viattd  en  la  piieien  áP.  Diego 
haeiándole  reecaveiiciimes  y  cargos  por  sa  oondiiota,  á  que  él  contesté 
con  raeenamientos  muj  sostenidos.  £1  Gobernador  condayó  por  decirle, 
qja»  anaqne  habia  eoiitxa  él  una  resolnoion  previa  qne  le  co9denaba  é 
•mnerte  como  á  todos  sos  cómplioes,  seria  oido  en  Juicio,  para  qne  sn  de- 
¿ñnaa  se  tuviese  presente  al  pronunciarse  el  faUo.  Hay  datos  de  qne  Ya- 
ca no  tenia  deseo  ni intenekm de  hacer  decapitará  iUiiuigfo atendida 
sn  jnventod  y  otras  eonsideraoiones;   pero  ansiaban  álgnnos  hombres 
de  valer  qne  niese  ignsticiado;  particu  lannente  el  capitán  Pedro  Anz»- 
SS8  del  Camj^xedondo  y  sn  hennano  D.  Gaspar  Bodrupes  qnioies  ab<M^ 
fiSoiaB  á  D.  iHsfto;  y  como  pacientes  y  maj  en  la  intimidad  del  gober 
nador  Yaca,  inmiyeron  mncho  para  qne  sn  intento  se  ^ectnssc 
-  Almagro  en  secreto  se  prep¿é  para  la  fk^ga  comprando  dos  buenos 
eatellos  con  que  debía  espetársele  en  <»erto  nar^f  e.   Como  esto  no  lo 
oonltuon  cnanto  se  debiecay  llegó  é  noticia  déla  autoridad  esc  prepari- 
tiv4i^  y  en  el  alísele  mudé  á  otra  prisión  mas  segura.   Iiuego  el  Gobel^- 
oadiNr  celfibré  una  junta  de  los  militares  de  mas  prestigio  para  consul- 
tables sobre  la  suerte  de  Almagro,  y  permitié  usase  de  la  palabra  Ga- 
briel de  Sqjas  él  cual  se  espresé  de  ceta  manera: 

**  Quien  considerase  los  largos  servioios,  que  el  adelantado  D.  Diego 
^'  de  Almagro  biso  á  la  Corona  Beal,  con  incomparable  amor,  y  Y^^Jiaiír 
**  tad,  y  lo  mucho  que  trabajé  en  la  pacificación  de  estos  Beincs:  la  Ur 
''  beralidad  usada  con  toda  la  Naoion,  socorriendo  y  ayudando  é  gran»' 
*'  des  y  peque&os  en  sus  necesidades,  con  lars»  mano:  la  fé,  tan  bien 
**  guardada  en  la  compaflía,  y  amistag  de  loe  Pizarros,  y  su  ingratitud 
"  en  privarle  de  la  vida,  conára  lo  capitulado,  concertado,  y  jurado,  por 
'^  solo  quitársele  de  delante;  no  podré  negiur,  oue  será  justísima  toda 
'<  honrada  memoria  de  su  persona,  y  debi&  toua  gratitud,  y  rec<mocir 
**.  miento  á  sus  cosas,  emeciahnente  á  sul^jo,  y  quien  bien  quisiere  pon» 
^'  derar  la  dnresa  del  Marqués  D.  Francisco  Fisaxxo.  en  haber  dejadj> 
^*  padecer  á  este  mozo,  desamparándole  (como  se  vié)  y  también  a  les 
'<  amigos  de  su  padre,  pues  con  haber  servido  tanto^  como  otros,  á  quien 
**  hizo  grandes  bienes,  y  dié  muchos  premios,  loe  dcgé  llegar  á  tal  punto 
"  de  miseria,  que  demás  de  otras  neocsidadea,  es  publico,  que  se  naUa- 
"  ban  en  Luna  doce  caballeros,  en  una  casa,  y  por  no  tener  mas  que  un* 
**  capa  entre  todos,  convenia,  que  los  otros  quedasen  encerrados .  cuando 
**  el  uno  salla;  hallará,  que  cuestas  Indias,  a  donde  ahora  es  todo  riqua- 
*'  za,  y  abundancia,  parece,  que  se  podia  perdcpar  cualquiera  desespera^ 
^*  ciun,  con  la  léstima  de  las  muchas  desventuras,  y  pecaecucionee,  que 
^'  se dójsfon  padecer  á  estos  soldados  de  Chile:  y  aunque  no  harta  eaeur 
**  sa,  para  nada  que  tenga  olor  de  desobediencia,  todavía,  por  tan  justas 
*^  consideraciones,  se  deberla  dar  luinur  á  la  demencia,  y  misericordia; 
^  ni  tampoco  se  puede  dcgar  de  conmsar,  que  siendo  este  mozo  de  tan 
**  poca  edad,  ningún  feo  movimiento  procedió  de  sn  ánimo,  sino  de  los 
^  inducidores,  que  le  tomaron  ^r  escudo,  y  odor  de  sus  insolenmas,  y 
**  atrevimientos,  por  lo  cual,  seria  tanto  mas  justo  la  compasien,  que  se 
^  le  deberia  tener:  pero  juzgando,  ñor  el  contrario,  los  accidentes  lasti- 
**  mosos,  y  dolorosos,  qne  causáronlas  pasadas  alteraciones,  la  pxeoiosá 
**  jajik  de  la  paz,  y  su  dulzura,  y  el  servicio  que  se  hace  á  Dios  en  conseF> 
**  varia,  no  habiendo  para  ello  meior  medio,  quesacar  el  mal  de  raíz;  no 
**  veo  como  lo  pueda  contradecir,  el  que  conoce  la  multitud  de  ániínce 
**  inquietoe,  que  hay  en  estas  partes,  que  están  deseando  iiOTedA4e9, 


166  ALM 

**  WkOB  por  ambición  otros  por  aratícia;  y  mnohoA  por  vengaiizay  pai» 
**  ejecutar  bus  afectoB,  con  reyxielta&  y  turbaciones,  y  que  en  represen* 
''  t^doseles  la  ocasión,  no  la  perderim:  tomando  á«Bte  moso  por  su  eaibe- 
*^  sa,  y  con  su  nombre,  acostumbrados  á  rapifias,  incendios,  nomioidJloe, 
''  y  adulterios,  y  á  todo  género  de  pecados,  lo  han  de  poner  4odo  en  per- 
**  dicion,  debiMo  de  protesto  de  razón,  y  de  justioia^para  aaiquilaar  el  ftn- 
**  to  de  la  predicación  del  Evaoffelio,  para  que  el  Key  pierda  su  estado: 
**  la  Bsaisae  de  la  nobleza  casteUana,  y  de  todos,  se  acabe  de  denranunr:  • 
**  los  incuos  se  consuman;  y  en  sustancia,  lo  trabi^ado  en  estas  Indiaa^  y 
**  todo^  se  confionda,  y  sin  respeto  divino,  y  humano,  todo  sea  angiustiaBy 
''  y  aflicciones,  como  nos  lo  han  mostradolas  experiencias  pasadas.  Pnea 
**  si  se  quiere  enviar  á  este  mozo  al  Bey,  dirá,  que  en  lugar  de  álivIaF- 
^  le  de  cuidados,  se  los  damos:  por  lo  cual  siento,  que  anteponiendo  el 
*'  bien  público,  al  particular,  se  quite  la  ocasión,  y  totalmente  se  oonsu- 
''  maévta  simiente  de  discordias/' 

De  este  discurso  contradictorio,  en  la  tal  reunión,  que  no  fué  un  con- 
sejo ni  tribunal  que  legalmente  pudiera  fallar,  resultó  la  sentenci»  de 
Vaca  de  Castro  mandando  dar  muerte  áB.  Dieso  de  Almagro '^ra  mi" 
varálpa<8den«ev0smale8,"  A  dicha  reunión  da  "Zarate'' carácter  judi- 
cial, y  por  eso  dice  q^ue  hubo  proceso:  en  lo  que  no  conouerdan  los  demás 
historiadores.  D.  Diego  apelo  al  Rey  y  á  la  audiencia  de  Panamá:  pero 
este  recurso  le  fué  ne^ibdo,  y  entonces  emplazó  al  gobernador  Yaca  ''par» 
ante  el  tribunal  de  Dios."  Se  confesó  y  marchó  áf  patíbulo  eon  elevado 
ánimo  y  entereza,  queriendo  impedir  le  vendaran  los  ojos.  £1  pregón  qu0 
se  daba  al  conducirlo  era  '^que  se  hacia  ese  castigo  en  él  por  usurpador 
"  de  la  justicia  real,  por  que  se  levantó  en  el  Beyno  tiránicamente,  y  dio 
*'  batalla  al  estandarte  Real  &^ 

Ya  en  los  últimos  momentos  d^o  ''que  pues  mona  en  el  lugar  donde 
"  ñté  degollado  su  padre,  le  enterrasen  en  la  sepultura  adonde  estaba  su 
"  cner]^,le  echasen  debigo  y  pusiesen  encima  los  huesos  de  aquel."  Ten- 
dido en  una  alfombra  le  cortaron  la  cabeza,  y  su  cadáver  pasó  al  con- 
vento de  la  Merced,  depositándose  en  el  mismo  sepulcro  como  él  lo  ha- 
bía pedido.  Era  dia  sábado,  y  en  sábado  fué  también  depilado  su  pa- 
dre, agregando  Garcilaso  que  para  ambos  sirvió  el  mismo  verdugo. 
Después  de  su  muerte  espiraron  en  la  horca  Juan  Rodríguez  Barragan; 
él  alfráez  Henríqne,  y  otros  ocho.  Fué  Almagro  de  pequella  estatura  y 
hábia  cumplido  24  años:  su  valor  era  sobresaliente  y  su  voluntad  mny 
resuelta  pora  proceder  en  casos  estremos  y  según  convenia  á  sus  propó- 
sitos. Escaso  de  tal^ito,  sin  instrucción,  y  sin  el  juicio  sano  que  se  cul- 
tiva con  el  saber  y  la  esperienoia.  Se  haUaba  dominado  por  una  tem- 
prana y  fatal  ambición,  y  abrigando  las  siniestras  pasiones  délos  hom- 
bres con  quienes  trataba— modelos  abominables  de  cuantos  exesos  pue- 
den perturbar  la  razón  y  aniquilar  la  moral. — Véase  Vaca  de  Coitro, 

ALHUISA. — ^£l  Dr.  D.  Bernabdino  dk — ^Arzobispo  del  Huevo  Reyno 
de  Qranada.  Nació  en  Lima  en  6  de  Julio  de  1579.  Sus  padres  D.  Pedro 
dé  Alüiánsa  y  D?  Isabel  de  Carríon,  ^eron  naturales  de  Logrolio.  Estu- 
dió en  el  Colegio  Seminario  de  Santo  Toribio,  y  se  graduó  de  Doctor  «a 
cánones  en  la  Keal  Universidad  de  San  Marcos. 

Sirvió  los  curatos  de  Huarochirí,  Paohacamac  y  San  Sebastian  de 
Lima^  por  nombramiento  del  Arzobispo  Santo  Toribio.  Autorizó  como 
notario  secretario  en  1593  la  Regla  Consueta  sancionada  para  esta  Caite^ 
dral  en  tiempo  del  mismo  prelado,  y  faé  después  uno  de  los  visitadores 
del  arzobispado. 

Faso  de  canónigo  á  Cartagena  de  Indias,  en  cuya  iglesia  ascendió  á 


ALH  167 

U  éignidad  de  teeoco»,  y  ñié  ptoTiaor  y  vioorio  generaL  Esto  vúamo 
cargo  deaempefió  en  Chuquieacaá  cuyo  coro  se  le  trasladó  en  clase  de 
arcediano:  allí  obtuvo  también  la  comisaria  de  cruzada. 

Habiéndose  dirigido  á  España,  le  colocó  el  Rey  de  inquisidor  en  Lo- 
gzo&o.  y  poco  tiempo  después  en  Toledo.  Preeentóeele  para  él  arzobis- 
mdo  de  la  isla  de  £lañto  Üominso,  y  cuando  acababa  de  consagrarse  en 
Madrid  en  el  colegio  de  D?  Mana  do  Aragón,  fué  promovido  en  1632  al 
del  ÑuoTo  Beyno  de  Granada  siendo  el  primer  arzobispo  americano 
que  recibió  páuo.  Este  prelado,  notable  por  su  capacidad  y  por  su  sa- 
ber, disfruto  de  mucha  reputación  como  Jurista,  y  del  aprecio  particu- 
lar del  Papa  Urbano  TUL,  quien  elogiando  una  sentencia  pronunciada 
por  él,  dyo:  ''que  el  obispo  de  Carta^na  tenia  un  gran  vicario." 

Almáasa  poseía  una  fortuna  cuantiosa^  y  con  parte  de  ella  fundó,  en 
Madrid  el  convento  de  Jesús  Maria  y  José  de  religiosas  franciscas  que  Ua- 
man  del  "Caballero  de  la  Gracia,"  en  cuya  erección  gastó  30,000  pesos. 
Uegóá  Santa  Fé  de  Bogotá,  donde  fue  admitido  con  estraordinaria 
ponpa  tomando  en  su  Catedral  el  palio  de  manos  del  Dean  Dr.  D.  Juam 
Arias  Haldonado. 

Se  ocupó  inmediatamente  de  la  visita  del  arzobispado:  y  hallándose 
en  la  villa  deNeiva^  falleció  el  26  de  setiembre  de  1633  á  la  edad  de  54 
aAos.  Trasladáronse  sus  restos  á  Bogotá;  y  como  hubiese  mandado  que 
se  le  sepultase  en  Ifadrid  en  el  monasterio  que  fundó,  y  que  al  que  lle- 
vase mt  cadáver  se  le  diesen  mil  ducados,  percibió  esta  suma  Fray  Bru- 
no de  Valencia,  monge  cartujo  que  se  encargó  déla  conducción:  y  veri- 
fioada,  se  le  enterró  en  la  iglesia  de  dicho  convento,  en  la  capilla  may<Nr 
al  lado  del  Evangelio. 

Instituyó  por  ubaceas  al  citado  deán  Maldonado  y  al  Dr.  D.  Juan 
Vásquez  Cisneros:  ordenó  en  su  testamento  que  se  le  aplicasen  dos  mil 
nüsas:  que  en  los  cuatro  primeros  años  después  de  su  muerte,  se  le  hi- 
ciesen honras  en  la  catedaal  de  Santa  Fé  y  se  vistiesen  doce  pobres. 
Dejó  dos  mil  ducados  para  redimir  cautivos:  dos  mil  para  dotar 
huéi&nas:  quinientos  para  cada  uno  de  sus  criados:  dos  mil  al  hospital 
de  San  Pedro  de  dicha  ciudad:  doscientos  al  de  la  villa  de  Neiva:  dos* 
cientos  al  de  Tni\ja:  quinientos  al  convento  de  la  Concepción  de  Santa 
Fé,  y  doscientos  al  de  Carmelitas.  Donó  á  su  iglesia  su  pontifical  ava- 
luado en  cinco  mil  ducados,  y  destinó  para  pobres  de  la  ciudad  de  Lima, 
su  patria,  seis  mil  que  en  ella  le  debian  vanas  personas. 

Diez  mil  ducados  dejó  á  un  sobrino  suyo;  y  cuatro  mil  castellanos  de 
oro  para  que  se  empleasen  en  una  custodia  para  la  iglesia  del  referido 
monastmo  de  Madrid.  Hemos  tomado  estas  noticias  del  Teatro  Eclesiás- 
tico del  maestro  Gil  González  Dávilík  quien  también  asegura  que  el  ar-. 
zobispo  Almánsa,  luego  que  llegó  á  Santa  Fé,  adelantó  el  edificio  de  la 
catedral,  y  proporcionó  ornamentos  y  diversos  artículos  para  el  culto. 

La  vida  del  arzobispo  Almánsa  fue  escrita  por  D.  Pedro  de  Solis  y 
Valeozuela  y  publicada  en  Lima  en  1646. 

ILMARÁZ*— -D.  Fray  Juan  de-— Natural  de  Salamanca,  h|jo  de  Don 
Alonso  de  Almaráz  y  de  D?  X^eonor  Portocarrero:  nieto  de  Diego  López 
PortocarreroydeD^Mfuríade  Monroy,  mayorazgos  en  Salamanca.  D. 
Alonso,  vino  por  gobernador  al  Beiuo  de  Tierra  Firme,  según  dice  Fray 
Antonio  de  la  Cálancha  en  el  libro  4?  de  su  "Crónica  moralizada:"  (mas 
na  le  hallamos  en  el  catálogo  de  los  que  obtuvieron  ese  mando,  y  que  in- 
serta Aloédo  en  su  Diccionario  Geográfico  de  América.)  Fué  después 
contador  de  las  o^jas  reales  de  Lima,  á  cuva  ciudad  tngo  á  sus  h^os  D. 
Juan  y  D?  Meucia  conocida  Ikijo  el  apellido  de  Sesa,  que  casó  con  V, 


]6d  ALM 

Francisco  Hernández  Qirón,  el  candillo  del  levantanniento  de  1S63;  y 
deépnes  de  la  ejecución  de  ene,  tomó  hábito  de  religiosa  en  el  eonvéntcy 
titmadodelafíniDarnacionqneñakdd  en  unión  de  su  madre  taxoMei^ 
Viuda. 

D.  Jnan  entré  el  dia  19  de  Mayo  de  1555  en  el  conrento  de  San  Agp»^ 
tin  de  Lima  donde  condnró  sns  estudios.  Fué  eran  predicador,  maestro 
de  novicios,  calificada  del  Santo  Oftcio  y  eate£ático  de  escritura  de  la 
Real  Uhirersidad  dé  San  Mareos  donde  existe  su  retrato.  Alcanzó  la  cá^ 
fedra  por  oposición  en  Itt  de  Octubre  de  1581,  y  el  Bey  se  la  perpetua 
Apesar  de  que  solo  debia  ocuparse  por  cuatro  aStos.  Desempeñó  en.  su  ót- 
den  diferentes  cargos  eomoef  de  sub-prior,  Difinidor  varias  veces,  Prior, 
Prelado  del  convento  de  lea  quo  se  rondó  en  1583,  y  por  úUimo  obtnvá 
el  ^  Provincial  en  el  capítulo  que  so  celebró  en  el  0u7.co  en  23  de  Jxtñlo 
de  1591.  Áfiistió,  siendo  Prior,  slConcUio  III  Límense  que  reunid  en 
1682  el  Arzobispo  Santo  Toribio. 

Hizo  visita  en  su  calidad  de  prelado,  y  caminó  hasta  Traillo  doitide 
cfayé  eiifsrmó  y  fidleció  6ü  5  de  Abril  de  1592,  de  edad  de  70  afios.  fia- 
biale  presentiMo el  Beypara  obispo  áéL Parajruay  en  1591:  mas  las  eédu- 
las  se  redbioron  en  el  I^rd  después  de  su  fafiecimiento.  £1  maestro  Oil 
06n^e¿  Dávila  confirma  ecrta»  noticias  en  su  *  teatro  Eclesiáético,^  re-' 
fixi  Aidoée  al  ábédécedaiio  del  uaestxo  Fray  Tomás  Herrera. 

ALlifilM.^EL  Maestro  t  Bs.  D.  Domingo  de— Vino  de  ^spafta 
dé  capellán  dé  Santo  Toribio.  Bra  hombre  de  probadas  virtudes,  aaba 
de  limosna  cuanto  tenia,  salteo  aquéllo  que  reservaba  para  adorno  y  cul- 
to de  la  iglesia.  Fué  Dean  de  la  catedral  de  Lima,  en  la  cual  fondo  una 
fiesta  anual  á  Santo  Domineo.  Suscribió  como  Dean  la  representación^ 
que  hizo  el  cabildo  eclesiástico  de  Lima  en  15  de  Mayo  de  1631,  ante  et 
arzobispo  D.  Femando  Arias  de  Ugarte  pidiendo  se  hiciesen  informacio- 
nes de  la  inculpable  vida  del  arzobispo  D.  Toribio  Alfonso  Mogrobejo  á 
fin  de  procurar  su  beatificación  y  canonización.  Falleció  de  91  afios  en 
1645.  El  mismo  arzobispo  Arias  do  ligarte  nombró  en  Abril  de  1630  sSt 
deaá  Aüneida  para  que  asociado  al  arcediano  Dr.  D.  Juan  de  la  Roca,  si- 
guiese el  proceso  sobre  la  vida  y  hechos  de  Rosa  de  Santa  María  que 
éoncluido,  se  recibió  en  Roma  en  1634. 

ALIBIDA*— El  Presbítbbo  D.  MaItüsl  I^XTfhsz  i>s:— Portugués,  murió^ 
én  Lima  por  no  haber  querido  tomar  alimento  desde  que  le  hizo  poner 

rk>  el  Tribunal  de  la  Inquisición.  Fué  ahorcado  en  estatua  y  quema- 
sus  huesos  en  21  de  Diciembre  de  1625.  En  éste  auto  de  fé  hubo  24 
reos,  qtie  sufrieron  las  penas  á  que  se  les  condenó. 

AfctafeihMttS.— FiCANcnsco.— tino  de  los  soldados  conquistadores  que* 
tñáo  al  Perú  D.  Francisco  Pizarro,  con  quien  entró  en  Ct^amarca.  y  b% 
halló  en  la  prisión  y  muerte  del  Inca  Atahualpa,  habiéndole  tocado  18Í 
marcoa  de  plata^  y  4,440  pesos  de  oro  eu  el  reparto  que  se  hizo  del  tesoro 
reunido  por  aquel  Rey  para  su  proyectado  rescate.  Fué  Almendras  rei- 
dor del  cabildo  que  se  formó  en  la  ciudad  del  Cuzco,  y  como  tal  susioribió 
lá  acta  en  que  fué  reconocido  por  gobernador  el  Adelantado!^.  Diego  Al- 
magro en  18  de  Abril  de  1537  al  ótupar  con  fuerza  esa  capital  á  su  r6- 
gfesode  Chile.  ' 

Era  regidor  en  Chuquisaca  cuando  se  supo  en  1541,  la  muerte  do  Pir 
zarro  acaecida  en  Lima,  y  la  usurpación  del  gobierno  hecha  por  D.  Die- 
-o  el  hijo  de  Altúacro.  Aquel  cabildo  invitó  al  capitán  D.  Pedro  Anzurez 
el  Campo-redondo,  que  con  una  fuerza  es^edicionaba  hacia  la  pro- 


S 


ALM  169 

ViimadelM  Jurfei^^oott «i fiado  qae se  regteíane y  ittAfohu»  al  Cttseo 
é  nnineoon  D.  Pedro AlTaiez  BaSgaia  que «Uí  li»hiA  leTmatado  buiéo^ 
T%  contra  Almyo.  Ansures  ftoeptó  el  iplaii  propuesto^  y  »1  Tenizae  coa* 
ea  trop»  al  Peradidó  á  IVaaolaoo  AlmendiHH  de  justicia  mayor  ea  Chu.- 
qniaaea.  Deepaes,  en  1544,  se  altetaioa  los  ánimos  de  los  qne  poseían  in«- 
dios  de  repactimienlo.  y  rechazaban  las  reales  ordenansas  qne  tn^o  el 
Vliey  Blsaoo  Nnfies  vela,  quien  se  empalaba  en  ponerias  en  ^ecuoiott» 
OonsaloPixairoporsopaxtCyy  en  virtud  de  la  exitaoion  de  mucbosi 
salid  de  un  pueblo  en  que  se  hallaba  cerca  de  Chnonisaca,  y  se  propuse 
acaudillar  nn  levantamiento  al  cual  raecedió  el  título  que  acepté  de 
procurador  general  |»ara  suplicar  de  dichas  ordenansas^  y  que  se  suspen* 
diesen  hastapostener  resolución  del  Bey.  Mas  como  con  este  ^retosté 
formé  tro||asy  y  cen  ellas  salió  del  Cusco  para  Idm%  la  revolución  y  la 
guerra  civil  se  hicieron  inevitables;  pues  la  Audiencia  se  deeidié  á  espul« 
saral  Yirey  creyendo  con  esto  contener  á  Pizaizo  y  evitarla  anarquía» 
Almendras  salié  de  Chuaiúsaca  con  dos  sobrinos  suyos  |palra  unirse  á 
este,  y  lo  encontró  cerca  ae  Titicaca.  JM  Cusco  Qonsalo  Pisarro  envió  á 
Almendras,  que  era  conñdente  suyo,  á  Guamanga  para  que  recogiera 
unas  raezae  de  artílleiía^ue  d^ó  ¿lí  el  gobernador  Yaca  oe  Castro^  £1 
Cabildo  negó  la  existencia  de  ellas,  y  Vasco  Quevára  que  las  tuvo  á  su 
caz^^ylas  ocultó  y  se  vino  para  Xáma.  Almendras  puso  en  tormento  £ 
vanos  indios,  y  asi  pudo  descubrir  el  paradero  de  esos  ca&ones  que  al 
instante  se  llevó  con  el  caudal  que  habla  en  tesoresía.  Regresando  al 
Cusco,  recibió  orden  de  Gonzalo  para  que  saliese  é  encontrar  en  el  ca- 
mino al  Obispo  de  Lima  y  otros  que  conducian  unas  provisiones  del  Yi- 
voy,  y  se  las  quitasen.  Halló  Almendrss  en  electo  á  Pedro  Lopes  y  Fran- 
cisoo  Ampuero,  y  preguntándoles  por  esos  decretos  que  iban  á  notiñoar 
á  Pisaizo,  dyo  di  primero  que  él  losllevaba  y  lueso  se  los  entregó.  Al« 
mendras  con  insolencia  les  aseguró  que  no  los  imoroaba  porque  sabia 
qne  Gonsalo  estimaba  á  Ampueroc  v  al  despedirlos  pata  que  se  v<^viesent 
íes  dio  una  carta  para  el  Obispo  á  fin  de  que  no  pasara  adelante.  Hisolo 
sin  embargo  el  Obispo,  y  cuando  se  vio  con  Almendras  este  le  impidió 
el  paso  amenasándolo,  y  queriéndole  quitar  la  muía  para  que  anduvie- 
se ápié. 

£1  Yirey  en  una  cédula  que  mandó  después  al  CuSco  llamando  ai  orden 
á  los  conspiradores,  esceptuó  á  Almendras  del  perdón  que  á  todos  oñre- 
da.  Almendras  reunido  á  Gonsalo  le  avisó  que  Gaspar  Bodrigues  de 
Campo-redondo  tenia  premeditado  matarle:  esta  acusación  parece  que- 
dó sin  esclarecerse.  Pizarro  encargó  á  Almendras,  ya  en  Lima,  que  mar-» 
chara  de  gobernador  á  Chuquisaca  ordenándole  qne  á  su  llegada  hiciese 
matar  á  Luis  de  Bífera  y  Joan  Ortiz  de  Zarate.  jSstos  y  otros  fugaron 
en  distintas  direcciones  al  aproxamarse  aquel:  mas  Almendras  les  privó 
do  sus  repartimientos  y  demás  bienes;  y  lo  mismo  hizo  con  Lope  de  Men* 
desa  á  quien  iba  á  matar.  Salvóse  por  los  ruegos  de  D.  Die^o  Centono, 
y  sáUó  desterrado.  Befiere  el  Palentino  (oapítmo  16  de  su  historia)  que 
Abnendras»  hombre  principal  y  rico,  queria  como  á  hjijo  á  Centeno,  y 
que  este  le  llamaba  padre,  por  que  acudió  á  sus  necesidades  aiudliánao- 
ft  en  su  juventud;  y  que  cuando  Almendras  marchó  do  Lima  para  go- 
bernar por  Gonzalo  Pizarro  en  Chuquisaca,  hiaK>  aquel  esfuerzo  y  con- 
siguió ir  en  su  compa&iak 

Jíandó  Almendras  dar  muerte  en  aquella  ciudad  á  D.  Gómez  de  Luna 
apesar  de  los  ruegos  del  vecindario^  sin  mas  rason  que  su  desafecto  á  la 
causa  de  Pizodrro.  Centeno  que  cetaM  de  Alcalde,  se  asoció  á  etros  para 
pensar  en  deshacerse  de  Almendras  que  era  un  tirano.  Trataron  de  ma- 
tarlo y  pronunciarse  luego  por  el  partido  del  Bey,  pues  sabían  que  el  Y i- 

22 


170  ALM 

rey  Vela,  ieuía  ejército  en  Oaito  pam  rolret  sobre  el  Perú.  Centeno  tet^ 
To  que  venir  á  Paria  á  vender  loe  bienes  de  Pedro  del  Barco,  ^  quien 
Franoisoo  Carvi^al  bábia  muerto  en  Lima;  y  con  ecrte  motivo  sapued  Ú 
▲Imendiaa  permitieee  eme  Lope  de  Mendoza  ñiese  á  Paria  á  verse  con 
él,  y  que  despuee  se  volvería  á  su  destierro. 

Lo  concedió  así  el  gobernador,  agregando  que  cumplienb  la  pena  doii- 
de  quisiese.  En  Paria  se  ;^taToa  con  Camargo,  Rivadeneira  y  Alonso 
Pérez  de  Esquivel,  y  convinieron  en  hacer  la  revolución  matando  ú  Al- 
mendras. Centeno  escribió  áeste  para  que  diese  licencia  á  M«!doza  pa- 
ra entrar  en  Chuquisaoa  y  estar  allí  p<nr  unos  pocos  días,  á  lo  cual  se 
prestó  Almendras,  y  sabiendo  que  Uceaban  los  ootgurados,  de  quienea 
nada  temía,  salió  á  recibirlos,  y  aun  ss^fizo  á  Mendoza.  No  fikltó  quien 
dijera  al  gobernador  que  recelara  de  la  unión  de  esos  hombres^  mas  él 
no  formó  concepto  de  semejante  aviso. 

Entre  tanto  ellos  acordiuron  que  Centeno  ñiese  á  donde  Almendras 
á  darle  noticia  de  que  Gonzalo  Pizarro  habia  derrotado  en  una  batalla 
al  y irey  Vela,  y  que  en  el  acto  de  estar  Alm^fidras  oyendo  una  nueva 
de  tanta  nmgnitud,  entrasen  los  otros  y  le  prendiesen.  Cumplió  Cento- 
no su  infame  compromiso,  y  encontn&idolo  en  cama  se  abrasó  de  él  y  le 
dijo  se  diera  preso.  Turbóse  Almendras  al  oír  tan  estrafia  intimación^ 
pero  solo  y  desnudo,  tuvo  que  ceder  á  la  fuerza.  Lleváronle  á  oasa  de 
Centeno,  con  un  Diego  Hernández  criado  de  Pizarro  al  cual  aerearon, 
y  á  él  se  le  formó  proceso  en  que  probados  diferentes  delitos,  ocmioel 
asesinato  de  D.  Gómez,  la  revelion  contra  el  Bey,  el  atropeÜamiento 
al  Obispo  de  Lima,  el  haber  roto  la  puerta  de  las  cigas  BeMes  de  Oua- 
manea,  tomándose  el  tesoro  de;  fué  sentenciado  á  muerte.  En  vano  Al* 
mendras  con  humildes  súx^cas  clamó  se  compadecieran  de  sos  doce  bi* 
jos  pequefios,  é  invocó  la  amistad  de  Centeno  para  que  le  d€((asen  con 
vida:  nada  le  valió,  y  con  voz  de  pregonero  fue  llevado  al  lugar  en  que 
mató  á  Luna,  y  allí  le  ^justiciaron  de  orden  del  mismo  Centeno  en  16  de 
Junio  de  1545. 

En  1548  después  del  triunfo  del  gobernador  D.  Pedro  de  la  Gasea  y  de 
la  muerte  de  Gonzalo  Pizarro  y  tantos  otros,  se  mandó  arrasar  la  casa 
de  Francisco  Almendras  y  llenar  de  sal  el  sitio,  poniéndose  un  letrero 
para  recuerdo  de  sus  hechos. 

Bieffo  de  Almendras  su  sobrino,  se  mezcló  también  en  las  guerras  oi vi' 
les  y  figuró  aunque  no  en  sucesos  notables.  Sirvió  de  ci^ltan  de  aroabu* 
ceros  con  el  mariscal  Alonso  de  Alvarado  en  la  lucha  contra  Franoiseo 
Hernández  Girón  el  aOo  1554.  Estando  en  esa  campana  encontró  con  un 
negro  á  la  boca  de  una  cueva  y  lo  hizo  rendirse,  pero  al  ir  á  atarlo  do 
las  manos  para  conducirlo,  pues  andaba  prófugo^  el  negro  de  sorpresa 
le  quitó  la  espada  con  la  cual  dio  á  Almendras  varias  estocadas  que  le 
causaron  la  uraerte. 

Otro  sobrino  de  D.  Francisco  fué  Martin  Almendras  que  militó  tam» 
bien  en  el  Perú.  Vino  de  Chuquisaca  á  invitar  al  capitán  D.  Pedro  Abnk 
rez  Holguín  para  que  se  declarase  contra  D.  Diego  Alma^^,  el  hyo.  Des» 
pues  estuvo  á  órdexíes  de  Francisco  Carvi^al  en  la  eampafia  contea  Dw 
Diego  Centeno,  y  continuó  en  elase  de  capitán  de  Piqueros.  Lusffo 
abandonó  sus  filas  y  se  adhirió  alas  del  Bey  que  mandaba  el  Licenefi^ 
do  Pedro  déla  Gasea.  Mas  tarde  faé  alcalde  de  Chuquisaca  figurando 
eontralos  bandos  revolucionarios  y  con  sentencia  suya  taé  descuartiza- 
do Egas  de  Guzman.  En  alteraciones  posteriores  y  cuando  el  marisoal 
Alvaiftdo  hizo  numerosos  y  omelea  castigos,  fué  arrestado  Martin  Al-» 
mendras,  parece  que  sin  motivo,  y  no  se  le  impuse  otra  pena  que  una 
multa  de  500  pesos. 


ALM  171 


ÍL1#M?AA*-- £l  DuqvB  db--(I>.  Pedro  Saanez  de  Qóh^sl)  Dio  ¿ 
los  «n  Ifadrid  en  1788 1»  hiatorU  política  de  loe  establecisuentos  ultra- 
mañaos  de  lae  Naciones  Eoropeae»  leformaHdola  historia  filosófica  y  Po- 
lítica del  abate  Baynald  bido  el  seadónimo  ''Eduardo  Malo  de  Luqne'' 
anagrama  de  '*£ll>aqiie  de  AlmodoTar.'' 

£n  esta  obra  se  refiere  que  en  el  a&o  1588  eJ  capitán  Loremeo  Ferrar 
MaldonadOy  con  eí  piloto  Joan  Martinec  pasaron  por  el  Norte  de 
ca  del  mar  Atlántico  al  Paeíficoy  de  este  á  aqneL  No  llegó  á 


ó  no  escribió,  la  parte  respectiva  á  la  América  meridional.  En  el  ''Mer- 
ouzio  Pemaiio''  de  fines  del  siglo  pasado,  se  opinó  que  Almodovar  y  Ma- 
iMpina  eran  los  qne  podian  escribir  ü  cerca  de  las  Indias,  arentajando 
ú  Bbbeirtsan  y  Saynald. 

UMMüCftA  T  PASTUHA— FéoM— GoMCres  MarquéB^Un- 

AUM«IIS«A  Y  FiSnAffA-rlX  Fray  Skbaotian  db— BeligioaQde  1» 
Mevoed,  natoral  de  Lima,  de  la  familia  de  los  Macqoeses  de  Casares.  Fué 
proYincial  de  su  orden  y  Catedrático  de  Prima  de  Santo  Tomás  en  1* 
ÜniTsusidad  de  San  Karcos  en  qne  esdste  sn  retrato.  Fundó  para  él  es* 
ta  cátedra  D?  Mariana  de  Sarmiento  Pastrana.  sn  madre,  por  el  alio  1665 
oon  la  renta  de  500  pesos,  qne  habiendo  £ftltado  después,  la  reemplasó  él 
coiiTeaito.  Obtuvo  el  Obispado  del  Paraguay  en  16». 

UMMOIIA  T  RUniEI— D.  Fb.  Juah— de  la  orden  de  la  Santíslm* 
Trinidad,  Arzobispo  de  loma.  Nació  en  Córdoya  en  18  de  Febrero  da 
1605  y  fueron  sus  padres  D.  Joan  de  Almoguera  y  D.?  Catalina  Sanúrez. 
A  la  edad  de  <nice  aOos  se  opuso  aUí  á  una  beca  que  alcanxó  en  el  Cole- 
gio de  Pedro  López  que  gob^cnaban  los  Jesuítas,  y  en  el  cual  hixo  sus  ea- 
iiudios.  Tá  de  Beligioso,  enseñó  en  Córdova  y  en  Sevilla,  filosofia  y  teé- 
l0gla.  Fué  presMitado  y  maestro,  TOrovinciál  en  Andalucía  y  visitador. 
Sstuvo  en  Tetuan  en  la  redención  do  cautivost  y  deanes  pasó  á  Madrid. 
EL  Bey  Felipe  lY  le  nombró  su  predicador,  y  en  1656  le  eligió  Obiq^ 
de  Arequipa.  Salió  de  Cádiz  en  Noviembre  de  1660.  Consagróle  en 
Cartagena  en  Febrero  de  1661  D.  Agustín  Muñoz  y  Saudóval  Obispo 
del  Cuzco  que  se  hallaba  allí  de  tránsito.  Desembarcó  en  Payta 
con  el  Yirey  Conde  de  Santistevan.  Idegó  á  Lima  en  7  de  Julio  de  di- 
cho año,  y  á  Arequipa  el  tres  de  Bioiembre.  Adornó  la  Catedral 
con  buenos  retablos:  costeó  el  altar  mayor  y  la  custodia,  y  todos  los. 
aftos  el  dia  de  Corpus  Christí  dediioaba  alguna  aUu^a  á  su  Iglesia.  La 
«Oiisagró  en  16  de  Abril  de  1673,  después  de  haber  hecho  la  visita  de  la 
Diócesis.  Beedificó  el  templo  y  el  convento  de  Santa  Catalina  que  esta- 
ban arruinados  por  los  temblores:  hizo  los  dos  coros,  una  enfecmeria,  un 
granero,  varias  oficinas  y  una  cerca  de  piedra,  gastando  mas  de  cin- 
43nenAa  mil  pesas. 

En  ék  hospital  de  San  Juan  de  Dios  fabricó  á  su  costa  una  sala  de  vó- 
beda  do  canteria.  Favoreció  en  diversos  respectos  y  socorrió  al  Colegio 
Seminario.  Dotó  en  la  Catedral  dos  capellanías,  y  mó  una  gruesa  limos^ 
na  para  edificar  la  Iglesia  Parroquial  de  Santa  Marta.  Por  los  años  do 
1666,  ypor  eomÍMon  de  la  Audiencia  que  gobernaba  el  Beino  por  muer- 
te del  yirey  Conde  de  Santistevan,  el  Obispo  Almoguera  trabajó  con 
muebo  esftierso  por  que  se  sosegara  el  vecindario  de  las  antiguas  mi- 
nas de  Salcedo  que  se  había  entregado  á  las  mas  escandalosas  revuel- 
tas de  que  ^Mpom  víctimas  muchos  individuos. — VéMe  SaUs^,     . 

Fué  ascendido  el  Obispo  al  Arzobispado  de  Lima  para  cuya  ciudad  sa» 


172  ALH 

lió  en  Marzo  de  1674  v  llagó  áella  el  7  de  Mayo.  Recibió  las  bulas  j  pa^ 
lio  en  6  de  Octubre  de  1075.  Enlama,  suspendió  las  liceneiaa  de  los  con- 
leéores  y  los  examinó  él  mismo,  oomo  lo  habia  hecho  en  Arequipa. 

Formó  en  el  Palacio  Arzobispal  una  cáreel  para  loe  sacerdotes  que  fue- 
se preciso  corregir,  editando  álos  que  delinquian  castigos  de  otra  espe- 
cie que  los  degradiuen.  En  esta  recínoion  los  aconsejaba  y  atraía  á  buen 
oaalno,  haciendo  servirles  á  su  costa  el  alimento.  Dispuso  por  auto  de 
5  de  Octubre  de  1674  hiciesen  los  curas  un  padrón  de  Toaieteñ  escandar- 
losas,  y  de  los  hombres  casados  en  Espafia  y  otros  puntos.  Luego  man- 
dó cambiar  de  unos  barrios  ¿otros  á  dichas  mujeres,  y  exhortó  a  las  Jus- 
tieias  para  que  las  castigasen:  á  los  casados  los  compelió  con  censura» 
para  que  se  restituyesen  á  sus  domicilios.  El  gobierno  tolerarla  entonces 
estos  abances  de  la  autoridad  eclesiástica,  que  prodigando  la  escomn- 
nion  en  materia  tan  delicada  y  cuestionable,  nacía  desmerecer  y  bi^ar 
su  influencia. 

Dictó  ordenaciones  para  el  buen  róffimen  de  los  monasterios  y  refimnar 
costumbres  que  no  convenía  subsis^sen.  Mandó  adoptar  el  canto  lia-. 
BO  en  los  oficios  de  Semana  Santa  redando  el  uso  de  instrumentos  de 
«uerda.  Prohibió  que  en  Pascuas  y  £BStlYidades  ee  cantasen  ''romancesy 
TÜlanoioos  y  ohansonetas:"  Que  en  los  comulgatorios  se  pusiesen  en- 
ramados, flores  y  otros  adornos:  Que  hubiese  convites  en  autos,  prese- 
«iones  V  misas  de  gracias:  que  se  pusieran  en  los  templos  cojines  iiai» 
lasmineres  V  se  les  servieran  flores,  asnas  de  olor  y  otros  obsequios^ 
Mandó  que  las  Iglesias  no  se  abriesen  &  noche  y  que  la  misa  de  Navi- 
dad se  celebrase  alas  seis  de  la  matlana  y  no  antes.  Que  las  religiosas 
no  usasen  ^'puntas  ni  encimes,  cosas  de  seda^  preseas  de  oro,  perlas  y  pe- 
"  dreria  al  pecho  ni  en  las  orejas.  Que  no  andubiesen  con  sayas  picaaas, 
*f  sin  hábitos  ó  sin  velo,  ni  con  mantillas  de  colores."  Estas  pronibioio- 
aics  y  otras  hacen  conocer  «uales  eran  los  abusos  que  entonces  dominé- 
Van  en  los  monasterios. 

Fomentó  el  hospital  de  San  Pedro  y  la  Connegacion  de  San  Felipe 
Heri,  donde  húco  á  sus  espensas  un  hermoso  retablo  y  una  celda  interior 
que  ftecuentaba.  Solicito  en  7  de  Junio  de  1675  lañindacion  del  monas- 
terio de  las  Trinitaiias  ediflcado  por  D^  Ana  de  Robles,  rentándolo  el 
Obispo  con  mas  de  noventa  mil  pesos:  y  protegió  y  socorrió  el  beateiio 
de  >jnparadas,  de  cuya  casa  ñie  tamoien  benmctor  D.  Nicolás  de  Tor- 
res, alguacil  mayor  de  Cabildo,  sobrino  del  Arzobispo,  por  enoarffo  muy 
encarecido  que  le  hizo  al  morir  el  venerable  padre  Trancisco  del  Casti- 
llo— VéMe  Súbles,  L^Ana. 

**  Se  hablan  fundado  en  las  iglesias,  así  parroquiales  come  de  las  sa- 
''  gradas  religiones  y  de  los  hospitales,  vanas  coiradías  en  Lima,  desen- 
**  tendiéndose  de  las  Bulas  que  por  la  Santidad  de  Clemente  VIII  y 
**  otros  Sumos  Pontífices  están  expedidas  para  la  forma  que  se  ha  de 
**  guardar  en  ellas,  con  las  i»enas  y  censuras  espresadas  contra  los  que 
"  &M  violentaren;  cuya  primera  condición  es,  que  en  cada  ig^lesiano  na- 
**  ya  mas  que  una  sola  cofradía,  y  que  para  el  recogimiento  de  las  li- 
''  mosnas,  no  haya  formas  cuestuarias.  A  que  se  júntala  providencia 
^*  del  Concilio  Aurelianense,  citado  en  él  decreto,  que  prohibe  con  pala- 
"  bras  severlsimas,  el  que  haya  oongreg^adones,  ayuntMnientos,  colegios 
"  ó  cofcadias  unidos,  que  con  pretmo  del  mayor  servicio  dé  Dios  Nnes- 
"  Sefior  y  su  divino  culto,  fomenten  la  recepción  de  las  limosnas  jMtr 
empadronamiento  de  las  personas  y  pacoiones  de  ésta  ó  aquella  calidad, 
cerne  se  suele  hacer  para  naberías  de  adquirir  y  conservar. 
**  Por  lo  cual,  eseandecido'el  sagrado  Consistorio  del  Ooncllio  de  se- 
<f  méjanté  di0posici<m,  cogió  las  armas  sagradas  de  la  iglesia,  que  son 


14 
«I 


ALH  173 

"  las  ocoBorM,  y  1m  pubUed  eontra  tsn  deteftUbla  abiuo^  dando  la  ra- 
**  aon^  que  w  digna  de  todos  loa  prelados,  para  no  pennitirlo:  que  la  li- 
M  «^«.^  l^  ^  nacer  de  ánimo  nberal  y  deyoto  OOTason  agradecido  á 


**  Dioe,  por  loe  benefioioa  que  noa  haee,  y  no  del  concierto  y  precisión  do 
**  eoatratos  politioos,  en  qoe  no  obra  la  noluntad  libre,  como  dabie- 
''  sa,  sino  los  motivos  del  interés  y  propia  correspondencia. 

"  T  considerando  sn  IlnstEÍsiDia,  que  en  las  cofradías  que  se  babian 
**  fondado,  si  no  se  hnbiersa  introducido  las  cartas  de  ofrecimiento,  que 
^  ae  Itabian  repartido  (y  repartan)  en  esta  ciudad,  fueran  poooslos  íeu- 
**  datarlo»;  de  que  racionauBMite  conodanoser  la  devoción  laque  mufr> 
"  ve^  sino  d  cdo  de  la  promesa  coiresponsiva  de  la  cort^  y  pesando 
"  también  entre  sí  mismo  él  tributo  que  introducía  entre  los  muros  de 
"  Lima,  donde  reina  la  relifl^on,  esta  nueva  idea  vestida  con  él  resplan- 
''  deciente  manto  real  que  le  pidió  prastado  á  la  piedad,  cuando,  por  los 
"  Ubroa  de  cuentas  y  *»w«p*ii»^T»M»ru«>tift  de  cofrades,  llega  cada  afio  á 
*'  dentó  diea  v  siete  mil  pesos,  en  cuya  cobransa  andan  diariamente 
*^  treinta  hombres  ocupados,  sin  teiMr  otro  empleo  snílciente  para  sus- 
**  tentar  sus  fámulas:  mandó  su  ñustrísima,  en  8  de  Enero  de  1675.  al 
"  aellor  I>r.  D.  Francisco  y  alera.  Juez  de  Cofradías  (que  murió  dignísimo 
"  inquisidor  de  lama)  diese  pro^deneia  suspendiendo  los  demandantes 
"  de  pedir,  y  que  hiciese  se  manifestasen  por  los  mayordomos  todos  los 
**  papelee  y  licencias  que  tenían,  atf  de  las  fundaciones  de  dichas  cofra- 
**  dÍM  como  de  la  facultad  de  imprimilr  las  cartas  de  esclavitud. 

**  Principiáronse  las  diligencias  y  se  formó  un  proceso  que  desde  aquél 
"  tiempo  ha  venido  corriendo,  sin  haberse  podido  dar  determinación,  en 
**  negocio  de  tan  gravísima  importanda.''  (Apuntei  para  la  Sutoria  ÉcU* 
'<  éi£tíeadaP^  mtbUcad09pwdDr.IknKar.) 

£1  deán,  dígmdaides  y  canmngos  se  negaban  á  admitir  á  los  racioneros 
en  los  cabUdos,  y  aunque  así  lo  dispuso  el  Arzobispo  no  pudo  vencer- 
lo^ pues  llegaron  al  eetremo  de  abandonar  la  sala  dejando  solo  al  prs-' 
lado^  T  como  no  tenian  razones  legales  que  aducir  fbé  preéiso  una  oedu- 
la  de  la  Beina  gobernadora  que  se  espidió  en  los  términos  siguientes: 

**  JIuy  reverendo  in  Chnsto,  padre  Arzobispo  de  la  iglesia  me- 
''  tropoiitana  de  la  ciudad  délos  Reyes  en  las  provincias  del  Pertf, 
"  del  consto  del  Bey  mi  14}o;  ó  á  vuestro  provisor  y  vicario  gene- 
^*  ral.  Por  parte  de  los  racioneros  de  esa  iglesia  se  me  ha  represen- 
"  tado  que,  conforme  á  la  ereoden  de  ella,  deben  adstir  y  tener  vote  en 
**  los  cabildos  en  que  se  trataren  materias  de  hacienda  y  corrección  de 
**  coetnmbres,  como  los  demás  prebendados,  segnn  y  como  se  practica  en 
''  todas  las  iffledas  catedrales,  y  lo  adenta  D.  Juan  de  Bolórzano  en  su 
"  política  indianí^  cuyo  derecho  está  mandado  observar  por  auto  del 
"  I>r.  D.  Fernando  Arias  Ugarte,  ijrzobispo  que  ftié  de  esa  %leda,  de  21 
''  de  Enero  dd  afio  de  1631  y  cédula  dd  Bej  mi  sefior  (oue  santa  gloria 
**  lukjé)  de  16  de  Febrero  de  1635,  notificada  á  ese  Cabudo,  como  cons-* 
*^  taba  dd  testimonio  que  presentaron.  T  que  estando  en  esta  posadon, 
**  de  poco  tiempo  á  esta  parte  les  han  Impedido  los  canónigos  que  en- 
**  tren  en  los  cabildos:  suplicándome  friese  serridade  mandar  de^^MMhar 
*'  soine  cédula  de  la  referida,  para  oue  se  ejecute  lo  dispuesto  p<nr  ella, 

imponiendo  graves  penas  en  caso  os  coiitravendon. 

'*  Y  habiéndose  visto  por  loa  dd  Consejo  real  de  las  Indias,  con  lo  que, 
^  en  razón  de  esto,  dQo  y  pidió  d  fiscal  en  él;  he  tenido  por  bien  de  dar 
^  lafpresetite,  por  la  cual  os  ruego  y  encargo,  oigds  y  hagds  Jostida  ales 
**  helios  radoneros,  cerca  de  la  pretenden  que  tienen,  de  no  ser  esclui- 
^  dos  en  los  cabildos  de  esa  iglesia,  sin  permitir,  ni  dar  lugar,  á  que  so^' 
^*  brt  esto  vuelvan  á  ocurrir  adicho  Consejo,  que  así  es  mi  voluntad.  Fe- 


it 


1 74  ALM— ALO 

^'  cha  en  Madrid  á  11  de  Marzo  de  1975  a&oa.-— Vo  la  üeiMa.— Por  man- 
"  dado  de  Su  Magestad— Z)<m  J^noi«oo  Famandee  de  Jáiaárigal.'' 

Estaba  el  prelado  disponiendo  nn  nneyo  altar  mayor  para  la  Catodxal 
con  cuatro  frentes.  ^  le  tenia  contratado  en  ochenta  mil  pesos  oon  el 
acreditado  maestro  Diego  de  Agoirreí  cuando  acaeció  su  muerte  el  día  2^ 
de  Marzo  de  1676  á  loa  71  años  de  su  edad,  y  habiendo  ^bemado  acia 
un  á&o  y  diez  meses  escasos.  Dejó  su.  corazón  al  monasterio  de  Santa  Ca- 
talina de  Arequipa:  mandó  le  enterrasen  en  el  cementerio  de  la  Catedral 
como  Á  un  desdichado,  y  escribió  el  humilde  epitafio  que  habia  de  po- 
nerse sobre  su  sepultura:  pero  se  le  colocó  en  la  bóYcda  que  está  debido 
del  altar  mayor. 

JSRe  iaoetpulvie  et  ciáis 
ViUeHmw. 

FraterJoérnnegindiffmu  Arókk^HáoapUB 

Orate  pro  Püstore  vestro,  ftdelei, 
Quipro  vobÍ8f  etpro  vestra  aálnte 
Ammam  auamdarepereujfkit, 

Obiitanno  saluiis  2d[.  D.  C 

JHe — Mens 

Siendo  Almoguera  Obispo  de  Arequipa  se  reconó  con  graves  censaras 
de  la  Inquisición  un  libro  que  hizo  imprimir  en  Madrid,  afio  1^1,  titu- 
lado ''Instrucción  á  curas  y  eclesiásticos  de  las  Indias,''  que  se  caliilcó 
de  ofensiTO  al  Bey,  y  en  el  cual  se  denigraba  á  los  curas.  Cita  esta  obra 
D.  Nicolás  Antonio  en  su  ''  Biblioteca  nueva.  "  Después  hallándose  va- 
cante el  Arzobispado,  hubo  en  la  Corte  muchos  pretendientes,  y  en  la 
Usta  délos  Obispos  de  Sur  América  que  se  presentó  para  resolví  la  pro- 
visión, no  se  hallaba  Almoguera,  porque  se  creyó  era  inútil  ponerlo, 
considerándole  distante  de  la  gracia  del  Soberano.  Pero  la  Seina  W 
Mana  Ana  de  Austria  viuda  de  Pelipe  IV  y  que  gobernaba  el  reino  pre- 

Sintó  por  el  Olnspo  del  Libro  (que  asi  se  le  llamaba,)  y  con  noticna  que 
mó  de  su  antigiiedad  y  mérito,  hizo  en  su  persona  el  nombramiento  de . 
ArjBobispo.  Fué  su  sucesor  D.  Melchor  de  Inñan  y  Cisneroa. 
* 
ILOHI — Cabo  del  batallón  ''Numancia." —  Féa$e  Broum,  D.  Jímu. 

ALOVSO^El  padbe  JuAN-^é  la  Compañía  de  Jesús:  nacido  en  Xit* 
ma>  fué  autor  de  un  libro  *^De  la  vida  y  deioociú%  d  San  JoBé. 

■ 

AIiOUSO — Juan-— Fué  el  primer  escribano  que  tuvo  el  Cabildo  de  Lí- 
XHA.  y  como  tal  autorizó  los  repartimientos  y  adjudicaciones  de  solaces- 
á0  la  ciudad  hechos  por  el  Gobernador  ]&.  Francisco  F'iasaxo,  HáUaban- 
se  reunidos  en  un  Ubro  e^xecial  que  se  conservaba  en  el  archivo  de 
aquella  corporación.  Un  empleado  de  ella  vendió  dicho  libro  con  otros 
papeles,  á  ci^oneros  y  piüperos  que  los  hicieron  pedazos  para  envolver 
porciones  pequeñas. de  artículos  de  espendio  diario.  Hemos  visto  un  es- 
crito en  que  certifica  este  hecho  en  5  de  Ma^o  de  1649  el  mayordomo  da 
la  ciudad  D.  Antonio  Boman  de  Herrera  y  Maldonado  á  solicitud  de 
tey  Diego  de  Córdova  y  Salinas,  quien  vio  y  leyó  ese  volumen  oi^gKfd' 
zado  por  el  escribano  Juan  Alonso;  y  que  tuvo  el  mismo  fin  de  tantos 
otros  documentos  de  los  archivos  que  en  épocas  n^uy  recientes  se  han 
vendido  á  medio  real  la  libra,  y  menos  todavía,  por  manos  inAeles  en- 
cai|;ad;it  de  su  custodia  y  conservación. 


ALO  175 

AMIM— D.  SiMtAfiTiAW^Iiidígenft  d«l  cercado  de  LinuL  £1  alio  1681| 
conaigiilé  penniío  pam  fiíbticar  un  coiiTeiitQIo  con  él  objeto  de  que  ae 
ednoaMn  ea  ^  las  h^aadearalidaa  de  loa  Caciques.  Hizo  esta  obza  y  la 
oapüla  de  Nveafera  Sefiora  de  Cocharoas,  cuya  imagen  cuidaba  y  paseaba 
por  ladndad  paca  recoger  limosnas.  £n  1777  esa  casa  y  su  pequefid  tiom- 
pío,  se  rdilcÉeran  en  un  i^acuje  frontero  al  lu|rar  que  ocupaban,  á  1a  ia* 
mediacian  de  la  portada  que  habia  tomado  el  nombre  de  '*  Cocnaroaa«  * 
VoxtíM^sto,  edificando  la  actual  iglesia  y  claustro,  el  Dr.  D.  FrancÍBCO 
de  Santiago  Concha. — Fáue«Iartíoa2o  qwttata  de  üíe, 

f 
JULOS^-D.  Joaquín  i»a-*Caballero  do  la  drden  de  San  Juan,  nació  en 
Bareéloiia,  hijo  d¿  MaDqués  de  A\ó&  Beeente  de  la  Audiencia  oe  Catalu* 
Sa  en  1748,  y  sobrino  de  un  general  A1&  que  figuraba  en  1768.  Derouea 
de  militar  en  £q[»a&a  I>.  Joaquín,  que  faé  capitán  de  granaderos  del  re- 
gimieato  de  Áragou,  vino  al  renl  de  corregidor  de  la  provincia  de  Cha* 
yanta  «1  el  Alto  Ferá. 

La  revolución  de  losCataris  en  1780  creemos  que  filé  efecto  de  un  plan 
combinado  con  el  Cacique  6  Gobernador  de  Tongasuca  D.  José 
Gabriel  Condorcanqui  (Tupae  Amaru)  y  varios  otros  de  sus  colabora* 
dores  principales,  para  libertar  al  país  de  la  dominación  eepafiola  crean- 
do un  gobierno  esencialmente  peruano  ejercido  por  los  inuos  notables. 

El  orfgen  de  ese  levantaoniento  estuvo  radicado  en  la  idea  de  liber- 
tarse de  la  opresión  y  abusos  de  los  corregidores,  deseo  que  abriga^ 
ron  siempre  aigimos  de  los  indígenas  notables^  cuya  inteligencia  se  cul- 
tivaba con  la  civilización;  y  que  si  no  se  manifestó  intes,  filé  por  la  ligi* 
dez  y  vijgilaneia  del  Gobierno,  por  la  pusilanimidad  y  desconfianza  de  loa 
que  teman  que  ponerse  de  acuerdo,  y  también  por  la  ignorancia  da  iaa 
masas  y  la  hítsk  de  un  caudlUp  capaz  de  sacar  partido  de  las  oportuni- 
dades. 

Dando  fé  á  documentos  históricos,  creemos  que  Tupac  Amaru  estuvo  á 
la  altura  de  las  circunstancias  de  que  supo  apiovecharse.  lo  mismo  que 
algunos  de  sus  cómplices:  y  que  no  triunfaron  porgue  el  atraso  de  los 
puebJos,  etjtuilibró  las  fuerzas,  que  unidas,  y  dirigiéndose  á  un  fin  co- 
mun,  habrían  bastado  para  coronar  la  empresa  sin  mayores  dificultades. 
Loa  que  gobernaban  por  el  Bey  en  diferentes  puntos  abusaron  mucho  de 
la  autoridad,  y  eran  tantas  las  vejaciones,  los  latrocinios  y  crueldades 
con  que  oprimían  á  los  indios  á  la  sombra  del  repartimiento,  permitido 
por  d  Gobierno  espa&ol»  que  no  habia  familia  indígena  oue  no  estuviera 
herida  de  los  agravios  y  estórciones  repugnantes  que  les  hacian  sus  man- 
datarios devorados  por  una  desalmada  codicia.  No  es  éste  el  lugar  en 
que  debemos  entrar  en  los  pormenores  de  tales  exesos,  nacidos  del  re- 
partimento forzoso  que  pracucaban  los  corregidores  de  efectos  innecesa- 
rioa  é  intitíles  los  maa  para  los  indios,  y  en  precios  sumamente  escanda- 
losos. 

Perosf  correspondepr^  á  esto  artículo  decir  que  D.  Joaquín  dcAlós  fíiÓ 
«nodo  loi  que  mas  se  sefiaiavou  maltratando  éí  los  indios  y  oprimiéndo- 
loa  oon  ÍB0U0tas  y  exfderadas  exacciones,  al  verificar  él  repartimiento 

Se  hiso  subir  ¿  40O,0Q<>  pesos  cuando  por  la  tarifa  no  debía  pasar  de 
),000.  Así  lo  atestiíj^uain  diferentcd  espaS^oIes  que  escribieron  acerca  de 
la  reñrolu<áon  de  17w);  y  todos  acusan  y  se  4]an  en  los  hechos  de  AIÓ9 
como  negociante,  pata  atribuir  á  ellos  la  desesperación  délos  indios,  que 
Uegaado  á  una  cr£¿s  prod^  el  espantoso  tumuHo  de  Cbayanta  á  que  si- 
guuson  sangrientas  y  desoladoras  escenas.  Este  alzamiento  repetido  con 
mas  6  ménoB  ímpetu  en  muchas  provincias  del  Alto  Perú,  dio  miírgen  y 


176  ALO 

craó  la  ocaaton  qae  no  desecha  Tafiao  Amara  pata  conmovet  el  Patl  eoii 
un  BaíDudiinieiito  de  grandes  nropofoioneiy  üuM|»«cado  j  atenador* 
£1  desooneepto  que  se  halda  acarreado  Alóa  piooedijb  de  antóoedentea 

2ue  le  coneitaran  d  odio  general,  agregándose  el  qoe  los  indios  teoaián 
sn  socio  de  espeoolaciones  D.  Juan  Gélli  catalán  tarbolento  y  ansio* 
so  de  dinero.  Hallábase  el  corregidor  haeiendo  por  los  paeldoa  ]&  co- 
bnnca  de  los  tributos  y  de  sos  rapartos,  ooando  llamó  su  aAenoion 
el  descontento  que  existía»  y  las  muelas  rspnlsaa  do  loo  indios  que  pss- 
tendian  pagar  solo  la  mitad  de  la  oontribooion. 

Hay  que  advertir  que  el  autor  de  estas  resistenoias  faé  un  indígena. 
Tomás  Catari,  que  tiempo  antes  despanamd  fakToe  de  qae  á  solioitud 
suya  estaba  craicedida  aquella  retMQa.  Por  Tocias  otras  causas,  Blas 
Bemal  gobernador  de  las  comunidades  de  llacba  le  babio  beoiio  acotar. 
£1  ofendido  sintió  tanto  el  castigo,  que  toé  á  Potosí  á  acusar  á  Bemal 
dedeñ»udador  ante  los  oficiales  reales»  y  do  áUÍ  siguió  á  Buenos  Aires  á 
pedir  Justicia  al  Tirey  Vertiz  quien  creyéndolo  coSemador  de  un.  Ayllo^ 
mandó  se  le  repusiera  si  tenia  derecho  a  ese  desUno. 

Aldshizo  aprehender  á  Catan  que  de  regreso  alteraba  los  ánimos»  y  lo 
envió  á  Potosí:  pero  sus  parciales  perseguían  á  Bernal»  y  al  estallar  un 
tumulto  en  Hacha»  lo  degollaron  Ileyando  su  cabeza  y  colocándola  en 
las  cercanías  de  Chuquisaea.  Aclamaron  á  Catari  por  ^oernador  y  bene- 
factor do  los  pueblos,  pues  d^o  que  habla  Ido  hasta  el  Bey  y  alcanzado  la 
diminución  del  tributo. 

La  Audiencia  ordenó  se  llevase  á  la  capital  á  Cátari  con  la  causa  que 
se  le  seguía  en  Potosí;  y  con  esto  pudo  lograrse  por  lo  pronto  aUun  so- 
ciego.  Pero  reunida  la  indiada  según  costumbre  en  el  pueblo  de  Pocoata 
para  formar  él  padrón  de  los  que  debían  ir  de  mita  á  Potosí,  aunque  te- 
meroso Alds  había  acuartelado  gente  de  las  milicias»  no  pudo  evitar 
Sue  millares  de  indios  efectuasen  el  26  de  Afosto  de  178D,  un  ter-. 
ible  levantamiento  contra  las  autoridades  ylos  vecinos  espafioles. 
Muchos  se  asilaron  en  el  templo.  Bámaso  Catari  presentó  Un  memorial 
pidiendo  la  libertad  de  su  hermano  Tomas,  cosa  que  no  estaba  ál  alcan- 
ce d^  corregidor.  En  el  asalto  dado  por  la  indiada,  Alds  se  conservó 
en  medió  de  la  plaza  con  16  milicianos.  El  nrismo  flN>bemador  de  Pocoata 
Ñ.  Caypa  capitaneaba  el  tumulto  que  produjo  dinarentes  desgraoiaí^  y 
aunque  AIób  se  echó  á  hnir  no  pudo  Sáfvar  de  que  lo  hiciesen  prisionero. 
Muñeron  hiísta  38  vecinos  algunos  de  ellos  espafioles:  al  abo¿Bbdo  Bena- 
vides  le  coitái^n  la  lengua,  y  al  escribano  Mateo  Telles  una  mano»  antes 
de  matarlos,  ai  primero  por  asesor,  y  al  sefftíndo  por  actuario  dei  com^ 
gidor,  y  muchas  mt^eres  sacaban  los  ojos  a  los  cadáveres.  Alds  firmaba 
cuantas  órdenes  le  ponían  delante  los  revolucionarios.  Lo  tuvieron  en 
una  choza  distante  adoiide  lo  llevaüon  descalzo,  tr  lo  mantenían  vivo 
para  garantizar  la  vida  de  Tomas  Catari  preso  en  Chuquisaea. 

Calmó  un  tanto  la  agitación  al  siguiente  día  y  á  los  reñigiadoe  en  «d 
templo  les  permitieron  salir  fuera  áSí  país  como  lo  verificaron  pasando 
por  grandes  j^gros.  £1  cura  de  Macha  D.  Miguel  Arzadun  y  su  Ayu- 
dante D.  líanano  de  la  Vega  buscaron  al  oorr«gidor»  y  hallándolo  en  su 
prisión,  consiguieron  de  sus  enstodioB  el  ofrecimiento  de  que  estaorio  so- 
gura  su  vida  por  tantos  dias,  hasta  que  restituido  Tomas  Cataii  á  su 
hogar,  se  le  pudiera  permitir  ausentarse  en  libertad.  Arzadun  corrió  ú 
Chuquisaea  y  alcanzó  de  la  Audiencia  la  soltura  de  Catari  á  quien  se 
nombró  Cacique  ó  gobernador  de  una  de  las  c<miunidades  de  Macha. 

Alds  en  este  intermedio  no  pasó  un  mmnento  sin  riesgo  de  muerte,  y 
Ueftó  á  firmar  un  decreto  rebinando  el  tributo.  La  demora  de  la  libir- 
tad  de  Catari  era  funesta  paraca  pi^Mo»  á  quien  vaUó  la  ooeitíon  qtm 


ALO-ALT  177 

«d  buseitó  «Btre  loe  de  Maeha  y  de  Pocoata  sobre  á  qaé  pueblo  tocab* 
ejeentar  al  oorregidoR  unos  alegaban  haberlo  preso;  los  otros  el  texrito- 
no  en  qne  se  le  tomó,  y  por  fin  acordaron  se  le  degollase  en  el  In^^  ea 
qa»  ooliadaban  ambos  distritos.  En  esto  llegó  Tomas  Catari  á  qnien  re- 
cibieiron  oon  alborotadores  aplausos;  el  cual  después  de  asotar  con  espi- 
nos al  eaoique  de  Moscarl  D.  Fknencio  Lupa,  lo  hizo  degollar  y  remi- 
tió sm  oabesa  4¿  Chuquisaca.  Pero  dio  soltara  á  D.  Joaquín  Alds  que 
Miresutadameote  partió  parala  capital  en  que  reinaba  la  mayor  confu- 
sion,  y  se  hacían  prepacatires  de  defensa. 

No  omitiremos  un  hecho  digno  del  mayor  asombro.  Cuando  AlÓs  se 
Ti6  libre,  y  estuvieron  transitoriamente  naitisados  los  furores  de  la  in- 
surrección, propaso  á  su  sucesor  D.  Manuel  Y aleuEuela,  se  hiciera  cargo 
de  160  mil  pesos  que  le  restaba  la  proTincia  por  sus  repartimientos,  ó 
que  loe  cobrase  de  su  cuenta  por  él  premio  que  le  daría  de  un  tanto  por 
eiento.  Valenxuela  desechó,  escandalizado,  semejante  pretensión. 

Tomas  Catari  dirigió  en  ese  mismo  intermedio  una  larga  representa- 
ción al  Bey  (que  está  en  la  colección  de  papeles  publicados  por  el  coro- 
nel Ckirioeola),  manifestando  los  asrarios  y  quejas  de  los  indios,  acu^ 
sando  al  corregidor  AJós,  y  disculj^&dolos  de  todo  lo  ocurrido  en  Cha- 
yanta,  de  que  él  eedeeia  también  mocmte  deseando  alcanzar  para  to- 
dos un  indulto. 

Bemos  tenido  necesidad,  al  ocupamos  de  Alós,  de  tomar  los  datos  ya 
referidoB,  de  loe  documentos  en  que  consta  el  principio  que  tuvo  en  la 
pKOviircia  de  Chayanta  del  vireinato  de  Buenos  Aires,  la  revolución  de 
1760  en  el  Pertí,  solae  la  cual  y  su  honoroeo  desenlace,  puede  verse  el 
artíoiik»  'Tupae  Amara." 

Ckmduyendo  lo  tocante  á  D«  Joaquín  Alós,  él  estuvo  en  Salta  en  1781; 
y  apmsat  ae  los  informes  dados  en  su  contra  por  el  Yirey  de  Buenos 
Aires  D.  Juan  José  Yértiz  y  de  su  responsabilidad  en  los  sucesos  de  Cha- 
yanta  le  vmdos  en  el  eatáloffo  de  los  gobernadores  del  Paraguay,  ha- 
siéndolo  sido  en  1785  sin  duda  por  efecto  del  favor  y  protección  que  se 
le  dispensaba  en  la  corte.  Afios  después,  fué  ^bemaaor  de  Yalparaiso 
^desde  1796,  y  le  conocimos  en  Lima  ya  de  brigadier  á  los  principios  de 
la  revohteiMí  de  Chile.  En  aquel  puesto  reconoció  y  iuró  obediencia  á 
2a  autoridad  de  lajnnta  gubernativa  erigida  en  Santiago  c^  afio  1810; 
aáéntsas  qne  een  disimulo  apoyaba  la  oposición  que  hacía  el  partido 
naüsta.  Por  esto,  (según  asienta  el  ilustrado  Barros  Anma),  sele  des- 
tituyó y  tuvo  que  venirse  al  Perú.  Bastante  anciano  permaneció  aquí  sin 
destíBo  alguno. 

Después  del  fidleeimiento  del  brigadier  Alós  en  Lima^  su  vinda  é  hga 
tmatofa  objeto  de  una  lamentable  tragedia.  Yivion  en  la  calle  de  Belén 
cuando  la  ciudad  suMa  hostilidades  de  las  bandas  de  hombres  arma- 
dos que  entraban  y  salían  en  los  primeros  afios  de  la  independencia,  por 
iidtar  dentro  de  muzaUasel  respeto  de  las  tropas  que  se  ocupaban  de  la 
Sperra.  No  zeooidamos  la  clase  de  los  agresores,  ni  si  faé  solo  una  pan- 
dilla de  ladrones  la  que  asaltó  la  casa.  Kobado  todo  lo  que  en  ella  ob 
«ueontraba,  no  solo  fueron  aquellas  maltratadas,  sino  que  colffoion  á  la 
hy%  que  murió  por  habérsele  incendiado  sus  vestidos.  Hubo  diferentes 
▼eroioneB  sobre  esto,  y  no  nos  detendremos  en  ellas,  por  no  incurrir  en 
•idgUBa  falta  de  exaetítud. 

Memos  visto  el  testamento  de  Alós  oon  motivo  de  ciertos  créditos,  ca- 
yes poseedores  pretendieron  inscribirlos  en  la  deuda  interna  en  18GS. 

áLTálURAMO. — D.  Antonio.— Natural  de  £Btremadnr&— vino  al  Perú 
en  1534  en  la  espedicion  deD.  Pediv  de  Al  varado,  y  hallándose  en  el  Caz- 

23 


178  ALT 

co  enaudo  D.  Diego  de  Almagra  en  1535  ee  declaró  gobernador  del  tev^ 
ritorio  del  Sur,  fué  uno  de  los  que  le  contrad^o  por  creer  atentatoria  y 
prematura  una  reaoluciou  para  la  cual  debiera  esperar  la  cédala  Real, 
y  que  se  verificase  la  demarcación  del  territorio  de  la  gobemadoiL  del 
marqués  Pizarro. 

En  elrepartimionto  de  solares  de  la  ciudad  del  Cuzco  tocó  á  Antonio 
Altamirano  una  parte  del  palacio  real  que  se  titulaba  ^^Aniamcanch%"  en 
cuyo  patio  hundiéndose  el  pié  de  un  caballo  se  descubrió  un  cántaro  de 
oro  de  8  á  9  arrobas,  y  otras  vasijas  de  ero  y  plata  cuyo  valor  pasó  da 
80  mil  ducados  y  estaban  allí  enterradas.  All^amirano  faé  el  1?  que  tuvo 
vacas  en  el  CuzcO;  y  cuando  allí  empezaron  á  venderse  valia  cada  un» 
200  pesos. 

£1  año  1544  era  Altamirano  Alcalde  en  dicha  ciudad,  y  deapnes  de 
firmar  coulos  demás  del  cabildo  la  autorización  que  se  cUó  á  Qonzalo 
Pizarro  nombrándole  procurador  general,  se  arrepintió  al  ver  que  él  se 
proclamó  capitán  general  alzando  pendón  y  procediendo  á  formar  tro- 
pas: mas  no  le  revocaron  los  poderes;  y  dice  el  cronista  Herrera  que  Al- 
tamirano al  tratarse  del  auto  que  se  espidió  para  ele^  á  Pizarro  p<Mr 
justicia  mayor,  se  salió  de  cabildo  por  no  firmarlo,  bien  que  después  lo 
nizo  en  virtud  de  amenazaa  de  aquel,,  y  protestando  en  secreto  anido  á 
otros  regidores. 

Sin  embargo,  aceptó  el  nombramiento  que  Gonzalo  hizo  á  su  üavor  de 
alférez  general,  que  ratificó  después  dándole  12  mil  easteHonoe  piffa  so- 
correr la  gente  que  acompañaba  el  estandarte.  Mas  en  1547  hallándose 
en  Lima,  y  en  ocasión  de  muchas  sospechas,.  Altamirano  fué  degollado 
de  orden  de  Gonzalo  Pizarro,  según  dicen  los  antiguos  escritores,  por 
acusaciones  falsas  y  calumnioso»  de  algunos  malévolos  que  le  rodeaban, 
y  por  que  creia  que  andaba  tibio  en  el  servicio»  Sus  bienes  y  encomien- 
das las  repartió  a  otros,  Altamirano  fué  casado  con  india  peruana  y  tor- 
vo un  hyo  llamado  D.  Pedro.  Garcilaso  dice,  que  fíié  su  condiscípulo  y 
que  era  muy  hábil.  Cuenta  haber  visto  un  caso  raro  que  le  ocurrió  y  es 
que  estando  preparada  una  carrera  de  caballos  en  el  Cuzco  tomaba' paF> 
te  en  ella  D.  Pedro  Altamirano:  y  que  ya  á  punto  de  partir  se  dis¿%|o 
viendo  una  hermosa  mi^jer  que  estaba  en  cierta  ventana,  y  tanto  qne  se 
atrasó  al  principiarse  la  carrera.  £1  caballo  impaciente,  alterado  é  in^ 
quieto,  al  salir  echó  al  suelo  á  D.  Pedro,  y  en  vez  de  seguir  corrieuda 
se  paró  inmóvil  hasta  que  el  ginete  volvió  á  la  silla  y  pado  continaar 
en  la  apuesta. 

Entre  los  esclavos  de  D.  Antonio  hubo  uno  que  se  nombraba  Juan,  de 
ofiete  carpintero,  y.  sirvió  de  General  de  los  negros  que.fonnaban  una  di* 
visión  del  c;}^ito  de  P,  Francisco  Berñandez  Girón  en  laigaeira  oivü 
dieil554.'''  '•..-  •'     -•',.'..''-■  = 

•  :•       :,-,    \  ,..  •  *i-)  ^  ^     " 

>  AiiTUIRAI0w--£]:^LiciMCiAi>aD.DiX60G€iQEALigz.'^Biite 
okdcareB;da  la  Audiencia  de  Lima  cuando  quedó  reinstaladla  al  reigienr 
partt'£spi^s:^^.preBia»niteJ:iicenciado  D.  Pedro  de  la  Gaaoai'  JBttOkitWGSt 
fiüo  dar  tonn^to  y:  entendió  en  la  causa  formada  pe»  eonapiíaoionoA  IX 
Luis  de  Vareas  quieb  filé  ahorcado  por  resolualbnJie.'  «qael;  tKitMaial 
Concurrió  alacuerdo  en  que  la  Audiencia  determinó  que  el  mando  del 
^éroito  destinado  á  obrar  contra  D.  Franoiaeo  gémandea  -Qjion  4al  alio 
1854  lo  tomase  el  oidor  Santillan  asociado -al i araobispo  Loayaoe  ^te 
acuerdo  no  tnvoiefeetopor.incoQvemeQtes  •que ^ounieren  diMfMia'BD 
tanto  qtie  se  hacia  la  eampaSLa  cerca  üeJ^ina,  el  LicenciadoAllaiíitaiio 
aamantovo  en^basoado  en  el  Callao  con  mudiaB  midieres  ^il<si]phileií  y  « 
tesoro  reaü»  La' Audiencia  reimt^«lxndo<8&fviB|oaec«o4el^ 


ALT  179 

C^Ton  por  qea  aunque  quiso  «o  les  diese  muerte^  los  militares  se  opusie- 
zon  á  una  pzoyidencia  tan  violenta.  Altamirano  sin  embalo  hizo  abor- 
«ar  en  nn  buque  al  capitán  D.  Salvador  Lezama  (á  quien  (^uroilaso  lla- 
ma Lozana)  a  Francisco  Vera  y  Francisco  Jnarez  por  su  mayor  compli- 
cidad en  la  rebelión:  á  los  demás  los  desterró  del  país. 

Posteriormente,  la  Audiencia  que  se  hallaba  á  distancia  c<hi  el  ejército, 
nombró  al  oidor  Altamirano  gobernador  déla  ciudad  de  Lima  y  provin- 
cias del  Norte:  mas  él  no  admitió  dicho  mando  y  entonces  fué  conferido 
al  capitán  D.  Dieeo  de  Mora.  Garcilaso  en  esto  difiere  del  cronista  Her- 
vera,  y  dice  que  Mora  quedó  de  corregidor,  y  el  Licenciado  de  Justicia 
mayor.  Altamirano  se  nabia  negado  á  marchar  á  la  campaña  que  dirijan 
los  oidores,  diciendo  que  el  Bey  le  envió  al  Perú  á  administrar  justicia, 
y  no  á  entender  en  la  guerra  para  cuyo  ejercicio  no  era  suficiente.  £l 
mé  opuesto  á  que  los  oidores  anduviesen  en  el  ejército  y  lo  mandasen: 
por  esta  contradicción  el  decano  Dr.  Saravia  le  amenazó  asegurándole 
que  lo  suspenderia,  y  ordenó  á  los  oficiales  reales  no  le  abonasen  sueldo. 
Mas  el  £ey,  cuando  de  esto  tuvo  conocimiento,  ordenó  en  una  cédula  es- 
pecial que  se  le  pagase  inmediatamente. 

Acabada  la  guerra  con  la  destrucción  de  Girón,  el  Licenciado  Altami- 
rano pasó  iKGhuquisaea  en  comisión  ádesempe&ar  el  carino  de  corren- 
dor.  Allí  hizo  ahorcar  sin  forma  al^na  de  juicio  á  un  capitán  ya  ancta> 
no  llamado  Martin  de  Bobles,  en  virtud  de  una  carta  del  Yirey  marqués 
áe  Caftete. — Vétue  Boblea  dtMdgar, 

Loa  demás  oidores  irritados  con  el  hecho  de  la  muei  te  atroz  de  Robles, 
mandaron  degollar  á  Altamirano;  mas  esteno  se  efectuó,  por  que  discor- 
daron en  cuanto  al  modo  de  hacerlo;  y  después  desistieron  por  que  pro- 
bó que  tuvo  orden  espresa  del  Yirej-.  D.  Alvaro  Torres  pasó  á  Espa&a 
á-quejajne,  y  el  Rey,  que  declaró  criminal  el  asesinato,  dispuso  que  á  I>^ 
María  l^ja  de  Robles  y  á  D.  Pable  de  Meueses  su  yerno,  so  les  devolvie- 
sen las  i»ntas  y  los  productos  de  que  hablan  sido  despojados. 
■  £1  oidor  Altamirano  tuvo  varios  hijos  peruanos.  D.  Diego  íhé  obispo 
de  Cartagena,  D.  Blas  oidor  de  la  Audieneia  de  Lima^  y  D?  Luisa,  segun- 
da abadesa  que  gobernó  el  monasterio  de  la  Encarnación  de  esta  cajutal. 

AIiTAIIIEA1I0.-~D.Frat  Dieoo  i>e  Torbes— delaórden  de  San  Fran- 
cisco, obispo  de  Cartagena,  h\¡o  del  anterior  y  de  D?  Leonor  de  Torres. 

D.  Antonio  de  Alcedo  en  su  Diccionario  Geográfico  americano,  tratan- 
do délos  prelados  de  dicha  diócesis,  dice  que  fray  Diego  maoió  en  TnMi- 
Uo  de  Estremadnra.  Lo  mismo  se  lee  en  el  'teatro  Eclesiástico'' del 
maestro  Gil  González  Dávila,  agregando  loe  nombres  de  sus  padres. 
Pero  e«- preferible  dar  crédito  al  cronista  de  San  Francisco  Fray  Die^ 
de  C<^ova  Salinas  natural  de  Lima.  Éste  asienta  que  el  obispo  Altami- 
rano nació  en  esta  capital;  que  pasó  á  España,  tomó  el  hábito  euGrana- 
da>  y  regresó  al  Per6  en  1608.  Que  fíié  comisario  general  de  estas  pro- 
vincias, y  después  elegido  Obispo.  En  Lima  existieron  dos  hermanos 
snjroB  nacidos  aquí  mismo,  uno  el  oidor  D.  Blas  Altamirano,  y  otra  Df 
Luisa  Abadesa  de  la  Encamación.  Dicho  Obispo  se  consagró  en  la  Igle- 
aia  de  ese  monasterio.  Falleció  en  su  Diócesis  en  1621. 

ALTAHBAffO—D.GunBBREVELASQinBZ.— Natural  de  Lima  catedráti- 
co de  vísperas  de  leyes  en  la  Universidad  de  Sao  Mansos  y  oidor  de  -la 
Avídiencia'de  Guatemala  cuyo  empleo  no  desempeñó  por  haber  muerto' 
«Q  Madrid.  Oreemos  que  fue  el  pnmer  Peruano  que  obtuvo  la  dignidad 
de  ministro  toaado.  Escribió  la  obra  titulada  "Del  oficio  y  potestad-del 
víoario'del  Prmcipe,  y  gobierno  universal  de  las  Indias,?  libro  que  aa- 


(lubo  munasi^i'iCu  eu  sq  tiempo,  eme  oo  sabemos  si  hxííM  y  del  cd&I  tltf 
rozón  D.  Nicolás  Autonlo  en  bq  BibliotMa  ntieni.  D.  Gutierre  VelaMuez, 
faé  hutahro  de  grau  eetndiu  y  sabiduría,  ;  la  juventud  de  Lima  le  debió 
notabloa  tiervioioB  en  la  UniTeraidad.  £nti:«  bub  dUcfpuloa  se  oaentft  al 
eélebre  D.  Antonio  de  Leou  Pinelo,  quien  hizo  de  él  honrosa  meaoion  en 
BQi  eecritoa.  En  uno  de  eUoB  encontramos  que  Altunirano  dejó  dos  obraa 
sobre  materias  canónicas;  aunque  no  dá  razón  del  titulo  de  ellas,  nt 
otras  noticias  que  aliora  nos  fueran  titllea  para  estendernos  en  este  orti- 

1LTA9IB11IO— D.  Fbav  Juam  de  lAa  Cabezas. — Obispo  nombrado 
de  Arequipa. —  Véa¡eCa)>enu  Altamiranc- 

HVUUBO— Ü- Alos 30.— Natura)  del  Perú,  persona  notable  en.el  ei~ 
glo  17  ]>or  so  capacidad  y  tareas  literarias.  Hizo  imprimir  eu  Baailea  eu 
1641  au  ■'Afiii^i»  de  loa  ornmmti  d«  Cictren."  También  publicó  ftlU  so 
latín  otras  dos  obras;  una  de_  filoaofia  y  otra  de  "materioM  Juñdioeu,"  ae- 

Sm  Ip.indjcOJi  Jlontalyi^  eu  el  "Sol  del  Pon,"  y  D.  Sicolíe  Antonio  en  su 
ibliotoca. 

'  iLTiUDO.— Ij.,  Aloíwd  D]f-t~J<i'acido  en  Burgos,  caballero  del  Ilábito 
dal^ntiitgo,  fcrtenEWidilawpedicion  qoe  tnyo  de  Guatemala  en  1534 
e}.^d«ta|ttaa.*>  d  Pedro  AlvArudo  con  quien  no  letú»  pueuteseo.  Nad« 
hemos  podido  averiguar  eu  cuiinto  ú,  au  venida  á,  laAmériO)  y  aepioio» 
quenrepUU'itt^nMójico  £n  el  f  eruJué-iio  jete  delosjmasaoatbjcaauaDu 
\w  guerras  civiles; ;  aunque  algunoa  luaMuadareB  eacnbm  ste  él  loon 
elDem,  liabjendo  quun  le  i^itujuu  du  houbce  tratable  y  nwd««d«)  le  e>- 


ita  Incba 

con  la  anarquía.  Di^^puis  dtldi   ii  I   i  ul  mii' 

1534.porI),  Pedro  AlvuriuloLüuD  ^  i  „j  i  i  h  l  i>  Ali>üfi^> 
cjiun  muslo  por  los  indios  que  minil  di  i  L¿>u¿i[tii'  lii  imu  ilc  los  encuen- 
tros qne  este  general  tuvo  (un  Almagro  al  Milver  al  Pora  )iam  juntarse 
con  D.  Francisco  Píusíto  on  Pachacamac 

Bn  seguida  (diue  Garrüaso;  qne  hallándose  en  el  Cuaco,  se  o|)iuso.áque 
I).  Bie^o  aeiuriiitierade  [uiCoriilBidiadijpeadj.ba(a  sm  teMCi  ledavia  1» 
cédnluBeail  relutivaul  gubieiw>  de  la  Nueva  Toledo.   . 

Luego  que  Pizarro  Uej^ó  al  Cuzcc^  y  arregló  las  coaa»  oa».  Almagro  pa- 
sando este  á.  Chile,  ilispuso  qoe  Alvuraiio  majcliase  á  la  conquinta  de  la 
provincia  de  Cbaahappyas.  lil  cronista  Uerroiaflilenoia  ni  haoho  de  que 
ilvaradü  tnbiüsu  esiadu  en  elC'uzeu;  aüieuta  r[UB  au  hallabuenTr^ii- 
11o,  y  que  cuandu  rcgmsii  Pizjuro  á.  Liiu:t  lu  Humó  y  le  encomendó  la 
enunciadaconquiüta.  (lólSü).  Seocuiialuide  ellauon  empe&o  cuando  re- 
cibió urden  <le  ljü.lar  í  Lium  coa  la  iropa  iiuc  iu  obcJecia  paraiíscarmeij- 
tar  áloB  ludios  que  tciüati  ctii'cada  la  capital.  Fué  lUvaradu  si  primmn 
qnevíno,  ^  con  su  aujdlio  .icabarim  de  ahuyi^Uircii  hw  üiiblsvudos.  £1 
levantainicnto  lici;ho  tamliicn  cu  el  Cuz-co  porUaRiin  Intatuvo  en  gran- 
des apuros  á.  ios  hcim^nos  de  l'i^arro;  peto  uatu  lu  iguorabu  poj' 
estar  cortadaa  Jas  comuiiicacianM.  Pizarro  Id /.ii  queAlvarado  pasase 
í.  Jauja,  j  después  lu  ordeni'>  avüczar  hacía  ti  Cuzco:  mas  ati  tar- 
danza eu  e¡  viaje,  causó  mucho  diaguato  é  imerprccacioues  que  se  agra- 
viaron í  causa  del  regreso  de  Chile  de  ]J.  Diego  de  Almagro;  ^iiied  apro- 
vechando.do.  Ja  coyuntura  de,  ser  tmicob  loe  soldados  guatúnialieooBn- 
ÚA  Fiwro,  éé  apoderó  de  u  ciudad  del  Cuzco   sin  dihcultad.  Ali-'aiado 


ALV  181 

«■easándoee  dy e  despOM,  qne  sa  demoia  ítié  por  que  se  le  nuuidó  inyer- 
nor  en  Jm^a  y  atender  ala  paciftcaGion  de  los  puebloe  del  tránsilio.  £n 
«a  maToba  tavo  qae  Inchar  variae  veces  con  los  indios  que  aproveeha- 
ban  de  los  malos  pasos  para  hoetílizarle.  Al  Uesar  á  Gnamanga  leetbló 
avisos  de  que  on  ejéteiUí  de  ellos  estaba  en  las  inmediaciones:  esto  lo 
detavo,  y  envió  al  capitán  D.  Pedro  Alvares  Holgnfn  á  reconocer  elpafs. 
Segresó  ^te  sin  haber  encontrado  enemigos,  y  con  segaros  datos  de 
qne  eran  del  todo  falsas  las  noticias  qne  se  dieron  con  la  mira  de  inquie- 
tar Y  fatigar  á  los  espafioles.  Alvaxado  pe  irritó  contra  nn  capitán  indio 
á  quien  se  onlpó  de  ser  el  antor  de  este  engafio,  y  lo  hi2o  qnemar  con 
la  mayor  inhumanidad. 

Estando  ya  en  Abancay,  bien  enterado  de  lo  que  habia  ocurrido  en  el 
-Cuzco,  no  pasó  adelante  y  por  medio  de  Gómez  de  León  participó  todo 
Á  Pífano  cuyas  órdenes  creyó  necesarias  para  proceder  con  acierto.  Al- 
magro habia  enviado  una  comisión  cerca  de  Alvarado  para  tentarlo  y 
proponerle  un  arreglo.  Componíase  de  Diego  y  Gómez  de  Alvarado,  Alon- 
so Henriquez,  Juan  de  Guzman  y  el  Factor  Mercado.  Estos  llevaron 
cartas  de  Boorigo  Orgofies  y  otros  para  sembrar  la  discordia  y  seducir  á 
algunos  de  los  oficiales  y  tf  la  tropa,  lo  cual  mas  tarde  produjo  los  resul- 
tados apetecidos.  Sabedor  Alvarado  de  esta  trama,  puso  en  prlricm  á  los 
emisarios  apesar  del  obieto  público  que  llevaron  á  su  campo:  el  de  inti- 
marle que  reconociera  la  autoridad  de  Almagro,  ó  retrocediese  saliondo 
de  su  "larritorio. 

Hernando  Pizarro,  preso  en  el  Cuzco,  se'dió  trazas  para  escribir  á  Al  • 
varado  con  Pedro  Gkkfiegos  que  caminó  á  prisa  vestioo  de  indio.  'Éü  ca- 

Í>ltaa  D.  Pedro  de  Lerma  que  estaba  muy  resentido,  contestó  á  Orgofiea 
o  mismo  que  otros  ofreciendo  servir  á  Almagro.  Alvarado  cuidó  &  ne- 
sarse  á  leer  la  provisión  del  Rey,  relativa  al  gobierno  de  la  Nueva  Tole- 
oo  conferido  á  Almaero,  ó  hizo  ver  que  ól  dependia  de  D.  FSrancisco  Pi- 
zarro sin  poder  ingerirse  en  asunto  que  no  le  competía,  y  que  aun  no  es- 
ba  deslindado. 

Hélguín  que  salió  á  esplorar  lo  que  pasaba  en  el  Cuzco,  sufrió  una  sor- 
presa que  alarmó  mas  á  Alvarado;  cayó  prisionero  y  escaparon  de  aqtiel 
lanee  solo  3  de  los  30  soldados  qne  sacó  para  su  reconocimiento.  Loma 
contra  quien  ya  habia  malas  presunciones,  fugó  y  se  mardió  á  los  omi» 
trarios:  entonces  los  del  Cuzco  abrieron  campaüa  sobre  Abancay,  y  aanr 
que  se  defendía  él  puearte,  Almaero  y  Orgolies  forzaron  el  paso,  v  él  de 
un  vado  del  rio,  quedando  veneide  y  primonero  Alvarado  (1597).  Aun- 
que Qyge&ee  qmose  le  «N»rtata  la  cabeza,  Alma^;ro  no  lo  conaántió  y  le 
mandé  ftoeesiur. 

>>]bd^lé(ido0e  puesteen  ttovimieirto  él  ejército  de  Almagro,  en  diree» 
don  '<  GhiiM^a^^uedó'prvse  en  el  Cu«co  D.  Alonso  Alvarado  con  "Úca" 
jalo  nMtffo  y  otros.  Z^ograron  seducir  tf  la  gente  de  guardia,  y  con  el 

K>'4«A  cantan  D.  Liorenzo  Aldana^  pariente  de  Holgúdi,  y  l|Uese  IkA- 
liéiQOiitent»  y  agraviado  pet  la  prisión  de  éste,  se  evadieron  y  bu^- 
laM*^miáa»Meri;6bde#poiéfoaosepm  oandno  por  Ifl^Mb 

esiL^««^túiwHf  «on  lo  que  Alvaradoj^udo  llegar  á  Pachaeamac  y  zéittiiifee 
etm^.^VsoiieHieoJBttkno  después  de  baüer  pasado  pdlgxús  en  Huaxo- 
eliijr^j^iiiss^ tuvieron Qon^alo y  pea"  éntrela  indUida 

MC^^MÉ  h&ÉtíSlÉtíbA, '  AUÍ  sedesbsrraneó  Alvarado,  pero  pudo  asiese  de  un 
«telJj^esÉN^intfqtiele^eyaútasendéun  preeipicio  por  medio  4e  unas 

»MMPeM<i^«  JO^^'at^ácit^^  de  su  enHIOlerfa.  V  tM  ^^Ms  de  ella 
mimm^n  im  sleiiñM'de  uluay^tf  ,'pé«ii¿meori9¿>  á  loe  ^  igbmp^  cuando 
mñMitíiÍ>aéfi^ink'éí'K>iu^  lálí^i^attfts  ya  \m  tentatitÉ»  dé  pas  bechM' 


182  ALV 

en  Mala  y  Lunahuaaá.  Después  emprendieroii  campaflA  les  de  Pisam» 
oontira  D.  Diego  Almagro,  j  como  pareciesen  mal  á  Alvarado  la  preeipi- 
taoion  y  alfftmos  errores  militares  de  Hernando  Pizarro  que  iba  áL  man- 
do  del  ejército,  ya  cerca  del  Cuzco,  este  enrostró  á  Alvarado  su  denota 
en  Abancay  y  la  pausa  con  que  habla  obrado  en  su  marcha  cuando  de- 
bió auxiliarle  con  prontitud.  Ofendido  Alvarado  de  semejante  reproche 
invitó  á  Hernando  á  un  duelo  que  no  se  efectuó  por  la  interposición  de 
personas  respetables. 

Combatió  Alvarado  en  la  batalla  de  las  Salinas  el  dia  26  de  Abril  de 
1538  al  frente  de  la  caballería,  y  fué  él  quien  tomó  preso  á  Almi4px>  sa- 
cándole de  la  fortaleza  del  Cuzco,  y  librándole  en  ese  acto  de  la  saña  del 
capitán  Nufio  de  Castro  que  intentaba  matarlo.  La  gente  de  Alvarado 
fue  la  mas  obstinada  en  sus  venganzas  y  atrocidades  contra  los  vencidoe» 
Con  permiso  de  Hernando  Pizarro,  Alonso  Alvarado  se  puso  en  marcha 
oon  los  suyos  á  fin  de  re^nresar  al  gobierno  de  Chachapoyas.  En  Jai]ga 
encontró  al  gobernador  D.  Francisco  Pizarro  á  quien  entregó  á  D.  Diego 
Almagro  el  n^o  cu^a  conducción  se  le  habia  encomendado  en  el  Cuzco 
por  Hernando.  Le  informó  al  gobernador  que  se  seguia  un  proceso  con- 
tra D.  Diego,  y  que  estuviese  cierto  de  ^ue  la  sentencia  iba  á  ejeentarae 
sin  mas  espera;  sobre  lo  cual  le  advertía  que  ''no  olvidara  las  vueltas  de 
'.'  la  fortuna,  y  que  Dios  no  dejaba  anadie  sin  castigo  de  sus  culpas."  De 
estas  máximas  nunca  aprovechó  en  sus  obras  el  que  se  proponía  docM- 
nar  á  un  Pizarro.  Daremos  lugar  aquí  á  ayunos  hechos  hÍ8tóricos4>car- 
ridos  en  la  provincia  de  Chachapoyas  cuando  por  primera  vez  y  antes 
de  los.sucesos  que  acabamos  de  narrar,  entró  en  ella  D.  Alonso  Alvarado 
para  éstender  la  conquista  y  trabajar  por  la  pacificación  de  ese  país. 

£1  a&o  1535  le  encargó  Pizarro  esta  tarea  que  parecía  muy  difícil  aten* 
dido  el  carácter  firme  y  resuelto  de  aquellos  habitantes.  Pero  Alvarado 
f^é  feliz  en  allanar  los  inconvenientes  que  se  le  opusieron,  por  que  oom- 
prendió  que  la  lenidad  y  la  persuacion  debían  ser,  y  no  el  rigor  y  el  es- 
terminio,  los  medios  que  allí  le  sacaran  con  aire  de  su  empres^  Sobre 
todo  se  propuso  reprimir  cualesquiera  abusos  de  la  tropa>  y  k)  6nmpU6 
castigando  toda  falta  ofensiva  á  la  buena  disciplina. 

Sa£ó  Alvarado  de  Lima  para  Trujillo  y  emprendió  su  jomada  llevan- 
do en  su  compañía  á  Alonso  Chavez,  Francisco  Fuentes,  Juan  Sánchez, 
Agustín  Diaz,  Juan  Pérez  Casas,  Diego  Díaz  y  otros,  que  en  todo  foeron 
2^  En  los  primeros  pueblos  en  que  penetró,  especialmente  en  Chuqni- 
bamba,  se  ocupó  de  desacreditar  los  -ídolos  y  las  supercherias  délos  ne- 
Qhiceros,  y  convencer  oon  las  verdades  evangélicas  quelasexc^encias  del 
cristianismo  son  la  única  fuente  de  civilización  y  de  dicha  futura.  Fué 
escuchado  y  obedecido,  prestándose  los  indios  á  la  enseñanza  de  un  mi- 
litar á  quien  lejos  de  aborrecer  le  tributaron  respeto  y  aprecio.  Fué  una 
de  sus  demos&aciones  de  amistad  obsequiarle  con  un  baile  en  él  ci^l. 
despojándose,  las  indias  de  sus  joyas  y.  adornos  las  amontonaron  y  pijpér 
eentaroná  Alvarado.  No  diqen  las  crónicas  que  hizo  él  en  este  lance: 
pues  devolviéndolas  habiiai^ado  un  paso  laudable  y  sentado  un  princi- 
pio dé bueha  moral.  Herrera,  siiiembargo,  cuenta  que  Pizairo  le  aat^r 
xizó  después  para  quedarse  con  dichos  regalos. 

.  Volvió  Alvarado  á^  Lima  alistó  tropa,  marchó  á  Tnyillo  donde  se  le 
reunieron  muchos  y  volvió  áéntra?  por  Chuquibamba,^  (cuyo  pueblo  lia- 
laa  Coohabamba  el  historiador  Hei:r^»  sin  duda  por  error).  No  fué  taa 
bien  recibido  en  esta  vez  por  que  se  le  veía  al  frente  de  xm  crecido  nú- 
«Mío  de  hombres  aimados:  pero  él  se  didtrazas  psira  seretiar  los  ánimof^ 
y  lo  consiguió  en  los  primeros  pueblos:  no  así  al  mtemarse  mas,  pues  en- 
contró di^nstados  á  los  moradores  de  que  se  le  hubiese  aoogidQ  t  trati  i 


ALV 


183 


do  bien  en  aijuellos.  Creció  el  desagrado  y  en  breve  determiuaratk  hacer 
resistencia  diciendo  que  no  deseaban  muoar  de  costnmbresy  y  exigiendo 
de  tan  sospechosos  huéspedes  se  retiraseis  dejándolos  en  tranquilidad. 
No  bastaron  las  persnacionesy  y  Alvarado  apelando  á  la  fuerza,  cargó  £ 
ana  mnchedumbre  de  indios  que  se  defendían  con  sobrado  denuedo. 
Apenaa  cencidos,  fueron  los  curacas  presentándose  en  solicitud  de  la 
eracia  del  conquistador.  Este  los  amonestó  procurando  inspirarles  con- 
fisuazl^  y  como  acusasen  á  un  Curaca  Guayamil  de  ser  quien  enga&aba 
á  la  multitud  conduciéndola  il  estremo  á  que  hablan  llegado,  Alvarado 
le  hÍEO  matar  inmediatamente. 

Después  penetró  en  Bagpui  y  pasando  en  balsas  un  caudaloso  rio  (de- 
bió ser  el  IJtcubamba)  encontró  ejércitos  en  actitud  de  oponérsele  por 
dos  puntos:  los  atacó  y  destrozó  sin  mucho  esfuerzo.  Estas  yictorias  de 
que  no  abusó  la  tropa  venoedoriL  y  el  couYencimiento  del  poderío  de  sus 
armas,  obü^ó  á  los  habitantes  a  conformarse  con  su  nuevo  destino.  Al- 
varado  lee  dirijo  sus  consejos  y  les  dijo  ''querif^,, fundar  una  ciudad  que 
**  fuese  tan  ñunosa  como  el  Cuzco,  adonde  todos-viviesen  '.oon  placer  y 
^^ fraternalmente.''  Estando  en tues ocupaciones,  «ele  avÍ9Óqu0 tenia 
cerca  otro  ejército  resuelto  á  combatirle:  i^varado  s^düigió^á  ^,  y.em- 
pleanctp  la  persuaden  invitó  al  caudillo,  ^ue  1q  m»ndal^a.  ¿aoi^tarla 
amistad  que  le  ofrecía  para  escnsar  el  derramamiento,  de  sangre^.  Pro»* 
tose  el  Cfuraoa  y  habiendo  manifestado  deseo  de  tener  una  espada  de  las 
que  usaban  l(^£n»j^iolea,  Alvarado  Jfe  j^galó  una^guaraecida:  de  plata 
que  aquél  Mmitíó  gustoso,  decídiéndase  iac^o  poc  la  ^e^^  ba<»(Wii». 
cedstr  las^^^dadé^  í  .       >.  .> 

Soti'i^  Cla^apoya|ios  los  mas  blaaco»  y  (^tendidos,  ide  los  indígenas 
ñídít^érút  y  áuidiltLe  aahiaax  xechazad^  valerosai»eBte  .el  podBS  dolos  Jüat- 
cBtí¡  áe^^ú^méioú  '  -  -  - 


1  aubyugados^por.  ellos,  y.  tmsladados  alOazco  en  miü» . 
chcriitii&^éi^^^eAH^Ibudas^  ^  ^casa  Beal  las  hern^esai  nn^eaíea  del  ipaíss . 
etf^  tw]d£kaecbi^¿j^  áoop^ron  la  religión,  vestuario  y  costumbres,  del'  imt 
pé^\^  Alviafi^  áu  proyecto  fundó  la  íOtudad  def^Sa^^mua 

de  Ik  S^nteáa.'^li  t¿ü.  lugar  que  los  e^miílQles  Ij^macou:  lioyainto»  y  jímh 
pues  la  'Q^fldó  4  otro  mas  cómodo  y  sano.'  En  esta;  pubvtnsia  tmricronJAs 
IxÉtsáA  ÍJdi9pn»)^a]^sentof  y  áhaacei^ea  reales:  había  iicfl«i«faEaa  d»  aco^ 
las  pro^bicclo^d^^^  eran  abpndanteacomosui  vaiáaáaftQt  eóloaar 
Ié8^tM>^éd4^^  ^hi^ót  que  todo  las  7ábrioat.  de  ^aS'telas)  d^^limf.  c  ¿ 

U^  ptfeTOmf^     éivilizádofi  que  vi vi^.  yo  i&ík  paa  ^  'fifs  soteAdiapíibiea 
oonlott  ^^ojéi^/éausaban  itiales  &las  trabus  d«i:)inte«kñrTtamágadolaÉ 
8uspropíe^wl#y  ^éri^lgméndolasde  contipao.  ^SíA  iaQiagnetn»^e'8ef 
encendió  éiítréí  xuxos  y  o|ro^latropi^.^.iJ¥Ma4oitPMf^l>iu^ 
dad  de  axckUw^e  loó  ^úa  ya  pódiací  «onsiderana.  <  aUlicUmsiiyo&'  dOnbo . 
ataques  milJr'i^dQS,j'  to&es]^(^  o<^  Jf^  xenikaiaídd^ffiíSBaiiaÉs  ^tsae 
báUos,  los  s4wd¿L  tfotoripsos  diriglÓadoLoA(R^«i6»sá»apjai^<i^^ 
&te  y  ÍPe^'í^üz  se  v¿é|^n  en  un  oéniácto  lo:  isueuo.ci^wilottlilcliASrJOiia 
«raienas  nimtffiij9;mjpó^  i^  losicontrarios/  nMssodédCoHí'Pftatei^  inili^  «breníf* 
dos  y 'secoá  cttírás^fiaiááA  les  ródi^aba^a,  en.  ^t^g^^idot  Qi«pi»«;£yiJáHiDor 
AlVtttado'at^dtó  aí  réíméc^ó  d0.eé[e  pfiUg^,fjpkas%d(»fitíiiemaineiioa9^^ 


á  Lonyado, 

tuta  Oetbá^^ 
qué  lelitíB^' 
avoiidpootfli 

disj^^^.' 
aeabsttlT^ 


tvhTO'la  bnena  suerte  á¡^  reaUici;riSHt.«^ri(goS(áI  Ausiha^* 
fj^  4rC!Eui^h9nua  oonaw^^^  ^gttMxa  jfcasiAn^ 

^éj^>lo.dió .  Goindíra  ^uy^^nte7«^t(»9ÍA  pMíká^dBSJi/mi^aKy' 
.hi^m^iim  pacífica^ y  »^bpri«b«r decios iffiielÉi< habían 

¡m^én  comareas  lejanas,  donde  los  habitantes  eran 


184  ALV 

iany  alentados  y  faertes,  como  que  siempre  resistieron  á  los  Incas,  pt9f 
cay»  razón  estos  empleaban  nnmeroea  goamicion  en  onidar  el  país  tínsk- 
temo.  Sin  embargo  de  esto  acaecieron  álgonos  sefialados  ^enentroa 
loe  qne  tavienm  que  condoir  por  diseminarse  los  contararios.  Lo  laáatíío 
pasó  en  nnA  espedicion  hecha  á  Chillaos  de  donde  los  espáüoles  se  xetár 
raion  á  sos  conocidos  pantos  de  residencia.  Así  las  cosas  de  Chachapo- 
yas, coando  D.  Francisco  Pizarro  á  mérito  de  la  sableyacion  seneral  de 
los  indios  qae  7a  hemos  recordado,  hiso  Teñir  á  D.  Alonso  ¿iTacado  á 
Loma  con  la  nierzaqaele  obedecía:  entonces  estaba  interrumpida  la 
eomnnicaeion  entre  el  Cuzco  y  la  capital,  y  fueron  los  apuros  de  Iba  her- 
manos Pizanos  en  aquella  ciudad  para  defenderla  de  un  eiijambre  de 
indios  con  que  la  asedifeito  Manco  Lica.  Concluida  la  guerra  sostenida 
por  D.  IMego  Almagro,  1539,  Alvarado  como  ya  dijimos,  se  regresó  del ' 
Cuzco  para  Tolver  al  gobierno  de  Chachapoyas  con  su  tropa,  y  mand^ 
desde  «Tai^Ja  á  Juan  Mor!  pana  que  sacase  gente  de  Lima  y  le  siguiese  Ue^- 
Tando  también  armas  y  unas  pequefias  piezas  de  artillería. 

En  la  ausencia  de  Alvarado,  los  de  Chachi^oyas  se  habían  conser^ 
▼ado  quietos,  y  dóciles  á  los  consejos  del  Cacique  Guamán  muy  adieto 
ami^  de  los  espa&oles.  Cuando  A  levantamiento  general  reohaianm 
las  invitaciones  Aechas  por  el  Inca  'Taullu  Tupanqui"  quien  tenis 
csmisionado  al  efecto  á  un  capitán  llamado  ''Cayo  Topa''  para  mover  á 
los  indios.  Qnamán  salió  contra  él  y  lo  tomó  preso,  asegurando  á  loa 
pueblod  que  Alvarado  volvería,  7  a  ue  ante  todo  era  contraerse  á  eono* 
oer  la  ley  cristiana.  Este  Guamán  la  abrasó  con  ardiente  fi^  en  su  bai»« 
tismo  había  recibido  el  nombre  de  '^Francisco  Pizarro"  y  el  gobernador 
pornts  servicios  le  dio  tierras  y  ganados  guardánd(de  merecidas  ooi^ 
sid^aciones.  Alvarado  encontró  esLóxáen  la  provincia  y  se  mostró  muy 
reconocido  ásus  habitantes  y  á  la  firme  amistad  de  Guamán:  con  feool- 
tades  dadas  por  Pizano  continfio  distribuyendo  terrenos  y  haciendo 
rapartimientos. 

oe  preparó  en  seguida  para  abrir  campafia  contra  los  Guanoachupa* 
ehos.  Andaba  en  fiui  inmediaciones  el  caudillo  **  Illatopa  "  que  reunía 
ffente,  y  animándola  para  contener  á  Alvarado  decía  carecer  éste  de 
nierzas  para  someterlos.  Así  consiguió  provocar  á  un  combate  de  que 
salió  muy  escaimentado  teniendo  que  huir  á  grande  distancia,  como 
que  después  vino  á  parecer  por  las  mataras  de  Huánuco.  Alvarado  vxd- 
vio  á  ocuparse  de  la  nueva  ciudad  que  había  fondado,  y  en  cuyo  ade* 
lauto  trabmó  diligentemente.  Está  Chachapoyas  en  la  latitud  de  6^  V 
41"  según  Mavr,  y  tuvo  título  de  muy  noble  y  leal:  hubo  en  ella  ci^as 
reales  y  después  administración  de  tabacos. 

Mas  tarde  acometió  Alonso  Alvarado  la  ardua  empresa  de  espedioio- 
nar  hacia  Moyobamba  país  del  que  se  daban  noticias  halagüeñas,  bien 
que  se  decía  haber  en  sus  tribus  alguna  que  gustaba  de  idimentarse  con 
cwme  humana.  Dejando  en  la  oiu&d  como  su  teniente  á  Gómez  de  Al- 
varado,  (llamado  el  mozo)  se  internó  con  120  españoles  la  mitad  de  ellos 
tt^wtados.  A  costa  de  algunas  re&iegas  con  los  indios  que  le  salian  al 
eneuentro,  deseubtió  una  buena  parte  de  ese  territoiio;  y  para  facilitar 
la  «Btrada^  avanzando  al  corazón  de  la  provincia,  envió  a  Juan  Bcjas 
eon  40  hombres  él  cual  estuvo  mas  de  un  mes  Iniciando  con  los  embara- 
zos que  le  oponían  las  emesuras  de  altas  montaaas  y  difíciles  tránsitos 
pantanosos  faltándole  del  todo  el  pan  y  la  carne.  Los  indios  ananciaroa 
á  VU^ÉA  haber  mas  adentro  tenrenos  abiertos,  y  poblaciones  nmnerosas 
vttíaau  á  un  iusenso  rio.  T  aunque  él  quisiera  estender  su  deseabri- 
mienUo,  tuvo  que  regresar  agavia&jwr  las  fiítígas  y  privaciones.  Al 
oír  Alvasado  las  notksias  que  se  le  da)l>an,  anunció  que  él  iría  personal' 


ALV  185^ 


ineate  á  haeer  mas  dilatada  campafia  hasta  hallar  loa  oonflncs  dalpaís 
de  que  ae  hablaba  eon  tanta  admiración*  Y  notando  qwt  la  tropa  tenia 
zepn^juicia  para  empefiarae  en  aTentarae  que  oi^reoian  direroidad  de 
peligToa,  dio  &den  para  qne  su  espedioion  se  compnsleee  solo  de  hom^ 
ana  ▼olnntarios,  que  no  podían  ser  sino  los  mas  esloizados  y  animosos. 
Se  poso  en  maÍBcha  Alvarado  con  60  individuos  de  tales  enaüdades,  f 
pene&ó  en  una  proYincia  que  los  espafioles  dieron  en  llamar  de  los  ^o^ 
vlonea,''  jioxque  tenian  pelo  corto  y  se  pintaban  el  rostro*  Hallaron  al-» 
áaam  diatantes  unas  de  otras,  y  un  caudaloso  rio  (el  Guallaga)  que  no 
Budieroii  vadear.   Pidió  la  gente  que  habia  d^ado  en  la  capital  y  se  de-* 
dieó  mX  corte  y  acopio  de  maderas  para  construir  barcas»   lüénáas  esto 
pasaba,  ae  sintió  descontento  en  los  de  Cfaaehapoyae^  y  creciendo,  vino 
á  parar  en  una  defección  que  Gómez  no^pudo  cont¿ier.  Con  aviso  de  es<* 
ta  novedad,  Alvarado  volvió  sin  tropa, 'y  su  influencia  y  crédito  fueron 
rafícientes  para  aquietarlos,  después  de  oir  las  escusas  de  los  principa' 
les  motores  de  ese  pasigero  trastorno.   £n  este  intervalo  de  tiempo  los 
espedicionarlos,  que  quedaron  con  su  hermano  Hernando  de  Alvarado, 
hiwíian  un  buque  para  cumplir  la  orden  de  naveear  el  rio.  Pasáronlo  en 
csfectoy  mas  se  vieron  en  lugares  iacaltos  sin  hiular  senda  ni  quien  loa 
dirigiese;  porque  los  indios  decían  no  conocer  aquel  país,  y  saber  solo 
por  tradiciones  que  había  lejos  una  provincia  en  que  nabitaba  un  ore- 
jen de  limite  real  á  quien  obedecían  numerosos  vasallos.   Tuvo  Hernan- 
do qu0  repasar  el  rio  sin  atreverse  á  mas;  y  como  tratara  de  poblar  en 
la  porte  ya  conocida,  un  mercedario  llamado  £ray  Gonzalo  sembró  el 
desaliento  entre  la  tiopa,  y  ésta  se  negó  con  disgusto  á  aceptar  esa  de^ 
tenmnacion.  El  fraile  ingó  dejando  hecho  el  daño,  y  no  pudo  ser  habido 
aunque  mucho  se  le  buscó. 

Continuaba  Alvwrado  haciendo  progresos  en  las  operaciones  sobre  el 
gran  territorio  de  Moyobamba  que  estaba  por  descubrir,  cuando  Juan 
Hori  le  dio  notioia  de  la  muerte  del  Grobernador  D.  Francisco  Pízarro. 
Apodeíado  del  mando  en  Lima  D.  Diego  de  Almagro  [el  hgo,]  invi- 
taron M»  y  sns<amigOB  á  D.  Alonso  Alvarado  para  que  le  reconociera 
por  Go^rnador  general;  y  conociendo  lo  mucho  que  les  interesaba 
atraerlo;  se  vaUeron  de  diferentes  resortes  y  hasta  tocaron  con  Antonio 
Vu»áo  lÁ  quien  luego  hicieron  degollar]  para  que  como  íntimo  amigo 
deD.  Alonso  le  escribiera  en  sentido  favorable  á  la  revolución  y  en  apo* 
yo  de  Almagro.  Alvarado  desechó  la  patente  de  D.  Diego  confirmán- 
dole en  la  autoridad,  que  ejercía  en  Chaohi^oyas;  se  preparó  para  la 
goerra,  y  á  su  tiempo  se  puso  en  oomunicacion  con  el  licenciado  vacado 
Castro  que  vino  al  Perú  comisionado  por  el  Bey  y  con  febcultad  de  pose- 
sionaarse  del  Gobierno  en  éí  caso  de  fallecer  Pizárro.  Vaca  remitió  á  Al- 
varado  una  carta  que  el  Bey  le  escribía,  y  según  la  cual  se  puso  á  órde- 
naa  de  dicho  licenciado  acatándole  como  á  Gobernador  del  Perú. 

liuego  que  Yaca  salió  de  Quito  y  se  acercó  á  Piura,  Alvarado  con  su 
faerza  se  puso  en  movimiento  y  vino  á  situarse  en  Huaylas,  habiéndose 
negado  á  reunirse  con  las  tropas  que  el  capitán  D.  Pedro  Alvarez  Hol- 
tfün  trajo  desde  el  Cuzco  para  sostener  la  causa  que  tomaba  el  nombre 
Sd  Bey.  Alvarado  á  falta  de  ñerro  habia  hecho  en  Chachapoyas  mohar- 
ras de  lanza  y  coseletes  de  plata.  Tenia  200  soldados  oontancU»  á  los  que 
biso  retirar  de  Moyobamba  con  Juan  Pérez  de  Guevara.  Incorporado  el 
gobernador  Vaca,  tuvo  que  intervenir  en  un  serio  disgusto  de  D.  Alón-  - 
so  eon  Gómez  de  AJvarado,  pues  éste  llegó  á  desafiarlo  y  Vaca  lo  iatBJo 
al  orden  con  amenaza  de  ciMtigarle.  Ya  era  el  segundo  lance  en  que  el 
atrevido  D.  Gómez  violaba  el  respeto  que  debía  á  su  superior:  D.  Fran- 
cisco Pizarro  en  Lima  le  contuvo  por  desmanes  semejantes  conminando-, 

24 


18b'  Wf 

ítú  que  enméadara  bu  cóndoota.'  Ia  osadía  de  los  militarea  mas  uoUk 
bles,  que  de  todo  se  ofendían,  y  la  soberbia  y  emulación  que  los  haoia 
díscolos  é  irascibles,  daba  lugar  a  continuos  altercados  y  descomedimien- 
tos  en  que  unos  y  otros  se&Uaban  dando  ejemplos  peijudiciales  á  la  dia- 
ciplina.  £1  mismo  Alonso  Álvarado  rival  de  Holguin  emplazó  á  éste  pa*' 
ra  un  duelo  q^ie  frustró  Yaca  de  Castro  con  órdenes  muy  severas,  que  dio 
en  cnanto-  tuvo  aviso  de  tal  beoho  que  calificó  de  desacato  á  su  aatori* 
dad.  £1  Qoinez^e  Álvarado  era  un  capitán  que  tenia  el  mismo  nombre 
y  apellido  del  qne  servia' con  D.  Alonso*  al  cual  se  le  distinffuia  llamán- 
dole el  mozo.  Hizo  Álvarado  la  campaña-contra  D.- Diego  .álmt^gro,  y  se 
kalló  en  la  batalla  de  Chupas  el  dia  16  de  Setiembre  de  154&,  en  que 
quedó  destruido  el  bando  enemigo  de  los  Pizanros.  En  k>  mas  empefiaida 
del  combate  la  tropa  de  Álvarado  principió  á  flaquear:  en'esos  momen- 
tos Yaca  de  Castro  la  reforzó  animándolacon  mucho  bTÍo,'y  allí  tuvieron 
luffar  entóncesios  esfuerzos  que  dieron  la  victoria.  Concurrió  Álvarado 
á  la  junta  militar  en 'que  se  acordó  la  c^jecucion  de  D.  Diego  verificada 
inmediatamente. 

Pasados  estos  sucesos,  Alonéo  Álvarado  fué  á  Espafia  donde  se  vló 
prej90  y  acusado  de  adicto  á  Gonzalo  Pizarro:  hábia  ademas  una  requisi- 
toria contra  él  procedente  del  juicio  que  se  le  seguía  con  motivo-de  un 
desafio:  y  el  Yirey  Blasco  Nuñez  Yela  inforínándo  á  la  corte  de  las  peiv 
sonas  que  no  convenía  volviesen  al  Perú^  comprendió  en  la  liirta  de  sos 
nombres  el  de  D .  Alonso  Álvarado.   Sin  embargo  de  todo- fueron  tantas 
las  inst  ancias  del  licenciado  B.  Pedro  de  la  Gasea  para  traerlo  al  Peorú,- 
oonsiderando  indispensable  que  coadyuvase  al  logro  déla  pacificación 
que  le  fué  micomenaada  al  nombnksele  Gobema&r^  que  el  Bey  se  vi6 
en  el  caso  de  condescender,  y  lo  hizo  distinguiéndolo  todavía  con  el  títu-. 
lo  de  Marisoid  que  le  confirió.   Uegó  con  Gasea  Á  **  Nombre  de  Dios  "  el 
17  de  Julio  de  1546/  le  ^nidó  á  entenderse  allí  con  Hernán  Mejía,  le  sir- 
vió mucho  con  sus  relaciones  en  el  Perú,  y  vino  en  su  compañía  á  Javga 
donde  se  reunieron  las  fuerzas  que  Imbian  de  operai*  contra  las  de  Gon- 
zalo Pizarro  que  dominaban  el  Cuzco.  De  allí  le  dio  Gasea  la  comisión 
de  conducir  al  ejército  la  artillería,  armar  y  dinero  que  estaban  prepara- 
dos en  Lima,  y  la  mas  gente  que  posible  fuera» 

Nombró  el  Gobernador  á  D.  Alonso  Maestre  de  Campo^  y  fué  también 
tino  de  los  del  Consejo  privado  con  quienes  Gkisca  acordaba  las  cosas  de 
la  guerra.  Hallóse  en  la  batalla  de  Sacsahuanael  dia  9  de  Abril  de  1548. 
Asociado  en  seguida  al  oidor  D.  Andrés  de  Cianea^  entendió  en  el  juzga- 
mientode  los  vencidos  y  la  ejecución  de  las  penas.  Formó  después  par- 
te de  una  juntaen  que  Gasea  trató  de  las  providencias  que  habrían  de 
tomarse  pora  aliviar  á  los  indios  de  los  duros  trabigos  en  que  injusta- 
mente y  con  mocha  abuso  se  les  ocupaba. 

Era  la  ciudad  del  Cuzco  un  foco  continuó  de  sediciones:  ella  fué  teatro 
de  los  levantamientos  del  primer  Almagro,,  de  las  batallas  en  que  sucum- 
bieron éste,  y  después  sungo  D.  Diego.  Acababa  de  serlo  de  otra  en  que 
quedó  destruido  el  bando  de  Gonzalo-Pizarro;  y  como  por  su  estenciony 
jaquezas  se  habían  juntado  en  ella  muchos  españoles,  amparándose  otros 
en  su  recinto  al  desenlazarse  tres  guerras  civiles*  consecutivas;  existían 
abundantes  elementos  de  discordia  disponibles  ;para  nuevos  ezesos. 
Agregiíbase  ahora  el  descontento  y  predisposicion^smiestra  de  los  caídos,, 
el  haber  quedado  resentidos  muchos  vencedores  en-  1»' distribución  de 
recompensas  y  gracias  que  hizo  el  Gobernador  Gasea.  Álvarado  mismo 
olvidando  los  favores  que  había  recibido  de  Gasea,  ftié  uno  de  los  que 
le  acusó  al  fiscal  del  Consejo  de  Indias.  No  podía  decirse  que  la  tranqui- 
lidad eattiba  restablecida^  ni  que  sería  durable  un  sociego  á  todas  luces 


UV  187 

«párente.  Conooiéndolo  así  Gasea,  se  f^ó  en  el  MaríBcal  AlTamdo  eomo 
hombre  entendido  7  enérgico  para  fiar  á  sn  celo  la  conservación  -del  <^- 
den,  y  por  tanto  le  eli^^ó  para  Gobernador  del  Cosco  en  reemplazo  de 
D.  Joan  de  Saavedra  á  qmen  por  su  carácter  blando  no  respetaban  mn- 
eboe  tnrbnlentoe  qne  tenian  fiuniliaridad  con  él,  y  por  eao  eran  xnas  atre* 
Tidos  como  enoede  siempre  en  casos  idénticos. 

En  cnanto  entró-  AlvaradA  empezaron  á  hnlr  de  aqnella  cindad  los 
mas  ing^nietos.  Hizo  poner  en  prisión,  condenó  Á  muerte  y  ejecntó  á 
Francisco  Miranda,  iQonso  Barrionuevo,  y  Alonso  Hernández  Melga- 
rejo. Desterró  4  nn  bachiller  apellidado  Baraona,  al  cirujano  Pacheco,  á 
Melchor  Pérez,  Carrillo,  Quijada  &?  y  remitió  á  Lima  Á  Pedro  Porto- 
carrero  á  qnien  la  Andiencla  declaró  libre* 

Cenia  el  aüo  1551  y  gobernaba  ya  el  Pera  el  Virey  D.  Antonio  j^e 
Mendoza  cTiando  se  fraguó  una  conspiración  en  el  Qnzco  para  alzarse 
eon  el  reino  matando  á  D.  Alonso  Al  varado,  &  su  teniente  Joan  de  Morí, 
al  Ucenctado  de  la  Gtama,  Juan  de  Saayedra,  Juan  Alonso  Palomino 
y  otros.  Bennidos  los  autores  trazaron  sus  planes  y  acordaron  poner  al 
frente  del  moTimiento  á  D.  Sebastian  de  Castilla  h^o  del  Conde  de  la 
Gomera.  £1  principal  de  los  conjurados  era  D.  Egas  de  Guzman  que  ha- 
bía venido  furtivamente  de  Chuqnisaca  y  estaba  retraído  en  el  conven- 
to de  Banto  Domingo.  Ligado  á  él  estaban  Castilla,  D.  Dieso  Henriqnez, 
B.  Garcia  Tello,  (^mez  de  Magallon,  Mateo  del  Saz,  Tello  de  Vega» 
Alvaro  López,  Guarnido,  Hernando  Guillada  d&?.    Guzmanles  mostré 
carta  en  que  Vasco  Gódines  ofrecía  300  hombres  y  prometía  sublevar 
Potosí,  Chuqnisaca  y  la  Paz.  Tuvieron  algunos  de  aquellos  arrojo  para 
pro»>oner  se  matase  á  todos  los  vecinos  del  Cuzco  que  tuviesen  repar^ 
timientos.  lia  ambición  en  unos,  la  pobreza  en  otros,  la  codicia  de  todos, 
oran  ios  móviles  de  esta  nueva  revuelta  en  cuyo  favor  debía  obrar  la 
eircunstancia  de  que  l(hAndiencia  acababa  de  promulgar  una  cédnla  en 
que  el  Key  mandaba  abolir  en  lo  absolnto  el  servicio  personal  de  los  indios. 
D.  Alonso  Al  varado  qne  ya  tenia  sospechas  de  lo  qne  pasaba,  hizo  ma^ 
tar  á  D.  Dieeo  Henriquez  joven  de  24  aüos  de  edad,  y  dictó  un  decreto 
para  qne  nadie  saliera  del  Cuzco  sin  su  lieencia.   Pero  D.  Sebastian  de 
Castilla  había  sido  llamado  á  Chuquisaoa  por  Gh>dines  y  se  puso  en  ca- 
mino á  media  noche  acompaüado  de  su  primo  Tello  de  Vega,  Mateo  del 
daz,  Diego  Pérez,  Rodrigo  de  Arévalo  y  Diego  de  Figneroa,  todos  bien 
armados.  EV  Mariscal  tardó  poco  en  saber  la  fuga  de  Castilla;  mand4 
tropa  á  perseguirlo,  y  como  no  se  logró  tomarlo,  escribió  al  corregidor 
de  Charcas  D.  Pedro  de  Hinojosa  exijiéndole  la  prisión  de  Castilla:  éste 
fué  abrigado  por  Hinojosa,  quien  le  mostró  las  cartas  en  que  el  del  Cuz^ 
co,  refírié^dole  lo  ocurrido  allí,  le  advertía  el  estado  de  las  cosas  en  el 
Alto  Pera,  y  le  encargaba  se  guardase,  pues  tenian.  resuelto  matarle. 
£ra  eatp  evidente,  y  su  protejido  y  amigo  Castilla,  lo  fomentaba  como 
nao  de  los  mas  ardorosos  conspiradores.    Castilla  tenia  alucinado  de  tal 
modo  á  Hinojosa,  que  éste  fué  el  único  que  no  creyó  la  conjura  ni  supe- 
ligro  de  morir;  en  vano  se  lo  dijeron  y  repitieron  el  licenciado  Polo  On- 
de^ardo^  el  guardián  de  San  Francisco  y  tantos  otros. 

El  6  de  Mayo  de  1553  fué  asesinado  Hinojosa  en  sn  propia  casb  por  lo» 
que  condujo  á  ella  el  alevoso  Castilla  quien  pa^ó  muy  pronto  su  espanr 
toso  crimen,  pnes  en  seguida  le  mataron  sus  mismos  socios  Vasco  Godit 
nes  y  Baltasar  Yelasquez,  cuando  apenas  había  él  tenido  tiempo,  para 
echarse  sobre  los  bienes  de  Hinojosa,  y  para  enviar  una  partida  al  vvlz** 
co  con  el  capitán  Jnan  Ramón  a  fin  de  matar  al  mariscal  Alonso  Alva¿ 
rado.  Ramón  en  el  camino  desarmó  á  varios,  y  se  declaró  en  favor  de  la 
<iaasa  del  ttoy,   Godines  so  apoderó  del  Cobíerno  en  Chuquisaca  capita- 


188  AL? 

ñéikndo  una  reacción  o6n  la  mira  de  quedar  en  el  mando:  Jauto  tropiu»/ 
dio  libertad  á  lo»  eme  ee  hallaban  presos  por  reaUatas.  y  mandó  deseuttr^ 
tizar  en  Potoef  á  Es|M  de  Guzman  su  antiguo  cómplice  quebrando  las 
dos  pie^^a8  á  Diego  Pérez  pora  afireutarlo.  Aflf  se  mataban  y  traicimia- 
ban  unos  á  otros,  influyendo  bastante  la  necesidad  en  que  se  veían  dé 
sepultur  en  el  silencio  los  secretos  de  sus  comunes  ini<]^uidades. 

La  Audiencia  que  gobernaba  en  Lima  por  fallecimiento  del  Virey 
Mendoza,  dispuso  para  sosegar  el  país  y  conservar  el  orden  público,  que 
el  mariscal  Alvarado  nombrado  ya  corregidor  de  la  Paz,  marchase  á 
Chuquisaca  en  calidad  de  gobernador  y  capitán  general  con  amplias  ñk* 
eultades,  y  asociándole  al  ñscal  D.  Juan  Fernandez  para  que  le  asesora* 
se  en  los  casos  necesarios.  Godines  no  se  atrevió  á  resistirle  conlo  se  ló 
aoonsejaban,  y  fuó  el  primero  á  quien  puso  en  la  eánel  con  grillos.  £n 
la  Paz  había  hecho  AÍvarado  cortar  la  cabeza  Á  Pedro  Juárez  Pacheco, 
sentenció  á  vurios  á  galeras  y  mandó  azotar  á  otros. 

Gonflscó  los  bienes  de  muchos  y  sufrieron  pena  de  horca  Hernando 
Herrera,  un  tal  Candidato  y  Lucas  de  la  Torre,  saliendo  desterrados  al- 
gunos mas.  Én  Potosí  hizo  degollar  á  García  Bazan  y  á  Hernán  Bodri-> 
guez  de  Monroy,  i^orcar  á  Faiíán  de  los  Godos,  y  tf  Juan  Alcalá.  Orde- 
nó se  descuartizara  á  Vasco  Godines:  fueren  defines  degollados  6om<» 
de  Macaón,  Tello  de  Vega  y  Juan  de  ligarte,  y  ahorcado  Antonio  d0 
Campo  Frío  &? 

Gomo  la  Audiencia  llevaba  adelante  la  prohibición  del  servicio  per* 
SOSiál  de  los  indios,  aunque  de  un  modo  ^adual,  los  encomenderos  y  veci* 
nos  enia&oles  nombraron  á  Francisco  Hernández  Girón  y  á  Vasco  de 
Guevl&a  para  que  como  apoderados  sui>licasen  del  tenor  ae  las  ordenan- 
a*s.  Girón  y  otros  presentáronuna  petición:  y  habiéndola  hecho  peda* 
líos  él  corjíégidor  del  Cuzco  D.  Gil  Ramírez  Dávalos,  se  ofendió  aquel  al- 
IWmente,  mostrándose  humillado  con  ese  deeaíTe,  y  lleno  de  ver¿ttenza> 
8a  ocdioieocia  no  estaba  limpia,  y  vivía  muy  ticmeroso  de  Alvarado,  por 
ttoe  sabia  que  este  en  diferentes  procesos  averiguaba  hechos  referentes 
a  tu  persona.  Él  desagrado  de  muchos  dio  auento  á  la  ambición  do 
«Girón,  por  otra  parte  mscolo  y  con  la  altivez  ^ue  nace  de  la  fortuna 
ptiea  poseía  muchas  riquezas.  Oon^^a  á  los  militares  mas  irritados,  y 
aea^roa  con  ellos  matar  al  coiregidor.  Para  precipitar  á  Girón  á  ^ue 
obrara  oon  prontitud,  le  dicen  sxis  amigos  que  Alvarado  habia  escrito 
pirdenando  se  le  cortase  la  cabeza  por  ser  cómplice  de  D.  Sebastian  de 
Castilla  y  de  Godines;  y  para  hacerle  creer  esta  falsedad,  amenazan  de 
xtinerte  a  uno  que  acababa  de  llegar  oon  comunicaciones  de  Chuquisaoa, 
á  fin  de  que  sostuviera  la  impostora.  Ko  Uegó  este  caso,  por  que  Girón 
que  aguardaba  esa  sentencia  todos  los  dias,  juntó  su  gente  y  asaltó  la 
oasa  en  que  se  hallaba  el  corregidor  con  motivo  de  celebrarse  las  bodaa 
daD.  Alonso  de  Loayzacon  D?  María  de  Castilla.  Pudo  salvar  su  vida 
dicho  corregidor:  mas  la  revolución  se  consumó  usurpando  Girón  el  po- 
der público,  y  arrancando  al  cabildo  del  Cuzco  el  nombramiento  de  Jus- 
ticia mayor  en  27  de  Noviembre  de  1553.  Se  vio  rodeado  de  prestigio  por 
que  era  crecido  el  número  de  personas  notables  que  se  le  adhirieron  en 
consecuencia  del  general  disgusto  producido  por  las  ordenanzas  citadas. 
La  causa  ^ue  acaudillaba  Girón  hizo  eco  favorable  en  otras  provincias,' 
T  la  multitud,  se  brindaba  á  defenderla  viendo  escrito  en  sus  banderas: 
'*  SétaUpatmerea  ^.  SaturabuiñturJ'  [Salmo  SI].  Fué  Girón  el  primero  á 
quién  en  elPerú  ocurrió  la  idea  de  libertar  álos  nefi;ros  esclavos,  y  lo 
hizo  armándolos  y  oreando  un  cueipo  de  ellos.  Obec^iánle  ya  en  Are- 
quipa y  Guamanga;  contaba  con  un  regular  cjjórcito,  y  se  puso  en  mar- 
cha hacia  Lima.  Lia  Audiencia  que  organizó  o&o  para  combatirlo,  nom->' 


ALT  189 

hró  á  D.  Alonso  Alvarado  capitán  seneral,  faenltándole  para  tiumaxtro^ 
pasy  venir  sobre  el  Cnzcoy  nostimar  al  rsbelde.Gir(m  no  se  habia  oM» 
dado  del  mariscal,  y  conociendo  el  mal  qne  podia  hacerle  en  Chnqiüsaoai 
enidó  de  escribir  a  I>?  Ana  de  Velasco,  esposa  de  Alvarado,  rogándola 
qne  lo  persuadiera  para  one  no  se  comprometiese  en  la  cuestión;  y  aun** 
qne  la  hacia  comedidos  ofrecimientos,  no  omitió  sns  amenazas  para  el 
caso  de  que  aqnel  se  declarara  sn  enemigo* 

Alvarado  rennió  800  hombres  y  se  vino  al  Ciueo:  los  oidores  snspen^ 
dieron  por  dos  afiosy  medio  el  cumplimiento  de  las  ordenanzas,  y  en- 
viaron á  Espafia  comisionados  para  manifestar  al  Bey  la  situación  en 
^e  se  hallaba  el  Perú.  Bl  disgusto  que  esto  imprimió  en  Girón  dio  á 
conocer  que  su  ambición  habia  tomado  mayores  cumensiones  y  que  sus 
miras  eran  otras  desde  que  tales  proYidencIas  no  bastaban  á  aatis&cerlo. 
Aproximó  sus  tropas  áLima,  y  el  ejército  de  que  disponía  la  Audiencia 
salió  á  su  encuentro.  No  se  atrevió  Oiron  á  librar  una  batalla  y  empren- 
dió sn  retirada  por  lea  al  interior  para  volverse  al  Cuzco.  Alvarado 
arregló  sus  fuerzas  nombrando  maestre  de  campo  á  su  cufiado  D.  Martin 
de  Avenda&o  por  complacer  á  su  esposa,  pues  ¿a  Joven  y  tálto  de  cono- 
eimientos:  capitanes  de  caballería  a  D.  Gabri^  de  Ouzman,  Pedro  Her- 
mandes  Paniagna,  y  Juan  Ortiz  de  Zarate:  de  la  infantería  i  Juan  Ba- 
mon,  al  Licenciado  Polo  Ondesardo,  Martin  Alarcon,  Hernando  Alva- 
rez  de  Toledo,  Diego  de  Almenaras  y  Juan  de  la  Beynsffa:  alférez  geno- 
ral  á  Die^  Porras  y  sargento  mayor  i  Diego  de  Villav&encio.  Hizo  su 
Ingar  teniente  al  Licenciado  Gómez  Hernández,  y  alsnacil  mayor  á  Juan 
de  Biva  Martin^  Proveyóse  de  bastimentos,  y  sacó  siete  mil  indios  para 
el  servicio^ 

Antes  de  dejar  el  ilto  Perú,  terminó  varios  jsrocesos  pendientes  sen- 
tenciando á  horca  6  Francisco  Bamirez*,  á  galeras  á  Gómez  de  la  Vid, 
y  á  otros  á  penas  pecuniarias:  todos  eran  reos  de  las  anteriores  revueltas. 
£n  Zepitasupo  que  Girón  con  sus  tropas  ocupaba  ya  Guamanga  de  re- 
greso para  el  Cuzco.  Entró  Alvarado  en  esta  dudad  donde  su  ^ército 
recibió  un  regular  aumento.  Allí  mandó  devolver  á  D?  Mencia  de  Sosa 
(ó  Almaráz)  esposa  de  Girón,  los  indios  de  que  la  hablan  privado,  deda» 
raudo  que  ella  no  era  culpable  de  loe  estravíoa  de  su  mando.  Púsose  el 
mariscal  en  campafia  con  un  ejército  de  mil  hombres;  y  en  la  incertí- 
dumbre  de  si  su  adversario  se  encaminaria  al  Cuzco  ó  tomarla  para  Are- 

2uip&  obró  en  sus  marchas  y  dirección  con  la  prudencia  qne  convenía 
fin  ae  que  no  pudiera  rehusar  la  batalla  á  qne  tenia  resolución  de  obli- 
garlo. Anduvo  por  varias  provincias,  y  pensó  ir  ú  la  deParinacochas.  En 
nn  despoblado  se  le  fueron  al  enemigo  4  soldadosL  y  por  que  robaron  dos 
buenas  mulas^uego  qne  supo  qne  los  dueños  de  ellas  eran  Gabriel  de  Per- 
nia  y  Pedro  fVanco,  mandó  darles  garrote;  cayo  hecho  fbé  ffeneralmen-* 
te  censurado.  Después  de  largas  y  penosas  marchas  llegó  al  pueblo  de 
Gaallaripa  y  supo  que  Girón  estaba  en  Chuquiaga,  á  cuatro  leguÍEUk  Al- 
varado  resolvió  enviar  una  vanguardia  sobre  él  enemigo:  opusiéronse 
algunos  dieióndole  se  hallaba  en  mu^  fuertes  x^Miciones  al  otro  lado  del 
lio  Abancay  que  no  se  habia  reconocido.  £1  mariscal  insistió  en  su  pro- 
pósito y  marchó  tras  esa  columna  con  todas  sus  fuerzas.  Los  de  Girón 
tenían  estudiado  el  terreno,  que  era  muy  quebrado,  lleno  de  pefias  y  ar- 
bustos marcando  el  curso  ael  rio  que  corre  en  lo  balo  de  tales  crestas; 
y  desparramaron  su  infantería  que  se  ocultó  con  mucha  facilidad.  Al  en- 
trar la  vanguardia  en  esas  espesuras  y  asperezas  fué  rechazada  con  pér- 
dida de  40  soldados,  y  no  se  pudo  adelantar  mas.  Befifiore  ''el  Palentino," 
^Kp.  44,  que  Alvarado  celebró  consejo  para  acordarlo  que  debería  hacerse. 
Elquenaatacarde  nuevo,  mas  Lorenzo  Aldana  y  Diego  Maldonado  le 


190  ALV 

dieron  razones  eu  contrario,  pues  Girón  tenia  que  abandonar  Ine^o  si| 
ineepugnable  campo,  por  falta  de  recnrsoB  de  subsistencia.  Tuvo  qae  cer 
der  de  pronto  Á  lo  ane  se  le  aconsejaba,  y  aun  trató  de  pedir  á  Liim^ 
unas  piezas  de  artillería:  mas  habiéndosele  presentado  el  capitán  Rodri- 
go Pineda,  que  venia  del  partido  de  Girón  para  seryir  al  realistSu  espn- 
soque  muchos  tenían  resuelto  unirse  al  mariscal,  que  les  escaseaban,  ys^ 
los  víveres,  que  e!  rio  era  vadeable,  y  que  en  esa  noche  dejarían  el  lu- 
gar en  que  se  hablan  encastillado.  Y  cumo  Alvarado  persisuese  en  acó* 
meter,  la  repulsa,  generalizada  ya,  se  mostró  en  mayores  y  fuertes  re- 
flexiones, opuesta  á  ui^  error  tan  n^anlQesto.  Pespues  de  serios  alterca? 
dos,  el  inanscal  observó  que  él  no  faltarla  al  deber  de  marchar  al  comba' 
fe:  que  no  hacia  honor  á  los  que  pensaban  de  otro  modo,  poner  embara- 
zo ó  sus  mandatos  que  él  ordenaba  combatir  y  que  se  le  opiodeciese  sope- 
ra de  dar  por  traidores  á  los  que  lo  rehusasen. 

Según  es  de  suponer  entró  el  desaliento,  y  se  desató  la  murm^i^acion. 
Alvarado  tenia  como  mil  hombres:  los  de  Girón  se  decia  que  cerca  dé 
400,  y  aquel  creia  vencerlos  apesar  de  su  ventajosa  situación,  aunque  coa- 
tase la  pérdida  de  mucha  gente;  pero  acaso  olvidó  que  la  caballería  para 
nada  pedia  allí  serle  útil,  mientras  que  el  enemigo,  disponiendo  de  bae- 
nos  arcabuceros,  lo  esperaba  todo  de  ellos  mediando  un  rio  caudaloso,  y 
tantos  andenes,  estrecnuras  y  malos  pasos. 

Dio  Alvarado  prolijas  instrucciones  á  sus  oficiales:  empezó  el  choque 
íiedtando  á  ellas  el  capitán  Bobles  que  se  precipitó  con  pocos  sin  espen^ 
que  atravesase  mas  fuerza  el  río:  murieron  muchos  soldado^,  y  ii^uchos 
se  retrajeron  de  la  pelea.  Uno  y  otro  esfuerzos  no  bastaron  para  obtener 
alguna  ventaja  aun  después  deparar  algunos  el  río:  y  el  temor  y  la  con- 
fusión produjo  la  derrota,  cayendo  mas  de  300  á  manos  de  los  ae  Girón. 
ÍÉSste  que  tema  escases  dé  pólvora,  llegó  á  servirse  de  la  que  tomaba  á  los 
prisioneros.  Murieron  del  bando  realista  Juan  de  Saavedra,  el  sargenta 
mayor  Villavicencio,  Gómez  de  Alvarado  el  mozo,  el  capitán  Hernando 
Alvarez  de  Toledo,  D.  Gabriel  de  Guzman,  Diego  de  Ullea,  Francisco  de 
Barrientos,  Simón  Pinto,  ^,  y  ciento  de  tropa.  Heridos  los  capita- 
nes Robles,  Alarcon,  Ckmzalo  Silvestre  y  mas  do  200  soldados.  Tal  fué 
la  batalla  do  ChÜ<^uinga  (1.554)  en  que  el  bando  inferior  en  fuerza,  y  coa 
menos  probabilidades,  alcanzó  una  victoria  debida  solo  á  la  temeridad  y 
capricho  de  un  general  impaciente,  ofuscado  por  el  orgullo  irracional 
qué  le  hizo  no  atender.  &  la  prudencia  y  reflexión  de  que  los  hombrea  es- 
perimentados  nunca  deben' apartarse. 

^uchosefati^ó  Alvarado  al  intentar  reunir  su  alebronada  gent^e  que 
recogía  el  enemigo,' ó  lidia  en  desbarato  por  todas  direcciones.  Encon- 
ifándose  herido  y  aesamparado,  se  vio  en  la  urgencia  de  salvarse  en  el 
primer  caballo  que  pudo  hallar  después  de  muertQ  el  suyo.  Así  se  alejó 
del  rio  Abanoay,  dos  veces  funesto  para  él,  entregándose  á  la  mas  triste 
desesperación. 

Desde  entonces  no  puliendo  Alonso  Alvarado  sobreponerse  á  su .  des- 

Sracia,  se  apoderó  de  él  uña  profunda  melancolía  que  lo  fué  consumieñ- 
o,  y  le  causó  una  grave  enfermedad  de  que  falleció  on  1556,  habiendo 
^fadó'  en  alternada  agonía  mas  de  un  mes.  Al  poco  tiempo  m^i^ió  su 
h\)o  mayor  dejando  vacante  el  repartimiento  de  que  disfrutaba,  y  que 
fsl  Rey  por  cracia  especial  lo  concedió  al  hyo  segunc^Q  de  Alvarado  en 
atención  alo  que  este  le  habia  servido. 

t)<Dl desculase  déla  guerra  civil  de  1554  se  instruirá  el  lector  en  el  artí- 
culo lG(iron.  Alcedo  en  su  Diccionario  Geográfico  dice  que  la  batalla  de 
t.linnulnga  la  ganó  Girón  muy  cerca  de  Kasca,  lo  cual  es  un  error  nota-. 
b}p.  ftsverdad  que  allí  existió  un  pueblo  de  igual  nombre:  pero  el  mis- 


ALV  Wl 

íbo  autor  mttiLcióna  otro  Ghuqning»  qne  «sel  de  la  piOTincia  de  Ayma- 
caee  donde  se  dio  la  citada  batalla.  Por  aUí  corre  el  rio  Abancay  y  no 
porNaeca  como  escribe  Alcedo  sisaiendo  aquella  equivocación. 

Hernando  Al  varado  hermane  del  marisciu  y  á  quien  hemos  nombra* 
do  al  tratar  de  la  esploracion  de  Moyobamba,  nabia  estado  en  la  batalla 
de  las  fialinas  con  Hernando  Pisarro:  después  abandonó  al  Yirey  Vela 
uniéndose  á  Gonaalo  Piaarro.  Tuvo  ñn  trlgico,  ^ues  murió  de  hambre 
en  un  despoblado  hallándose  íngitiyo  en  la  prorincia  de  Piura,  y  se  ere- 
yó  qne  se  nalúa  envenenado  con  las  mismas  yerbas  qne  tomó  para  ali* 
mentarse. 

AL¥1UD0»— D.  Diego— Vino  al  Perú  en  la  división  que  tr^Jo  de 
Guatemala  en  1534  el  Adelantado  D.  Pedro,  (del  mismo  apellido)  quíeft 
le  confió  el  cargo  de  liaestre  de  Campo.  No  están  de  acuerdo  los  anti- 
caos  escritores  en  cnanto  á  si  fué  hermano  de  D.  Pedro,  ó  su  tio,  coumí 
dice  Ganálaso.  En  la  penosa  marcha  que  hicieron  estoe  «spedicioiíarioa 
desde  Caraques  hasta  llegar  á  Rtobamba^  D.  Diego  tuvo  á  sus  órdenes  la 
vanguardia  con  que  fué  descubriendo  el  país  y  arrostrando  antes  que 
todos  las  erandes  privacioaes  y  pigros  qoe  re&rimos  en  el  artículo 
correspondiente  á  D.  Pedro. 

El  encontró  j  detuvo.á  los  esploradores  enviados  por  D.  Diego  Alma- 
no  para  adquirir  noticias  de  la  dirección  que  el  Adelantado  tomaba,  y 
Maaseaentó  á  este,  habiéndolos  tratado  caballerosamente. 

I$BBde  que  se  celebró  el  convenio  amigable  entre  los  dos  Jefes,  D.  IHe* . 
(O  se  captó  el  aprecio  de  Almagro  y  le  profesó  una  amistad  decidida  é 
malterable.  Fué  con  él  al  Cuzco  v  le  apoyó  cuando  por  primera  ves  tra- 
tó deposecionarse  del  territorio  del  8ur  antes  de  recibir  la  Beal  cédula 
2ne  le  confiriera  el  gobierno  de  la  Nueva  Toledo.  Pasó  en  su  compafiía 
la  conquista  de  Chile  en  1535  é  influyó  sobre  manera  para  que  Alma- 
gEO  laabandonara  volviéndose  al  Pero.  Figuró  en  primera  linea  en  les 
sucesos  qne  precedieron  á  la  oenpacion  del  Cuzco  por  las  fuerzas  de  Al- 
magro y  Tunsion  de  loe  hermanos  del  gobernador  Pizarro.  Estando  D. 
Alonso  Alvarado  en  Abancay  con  sus  tropas  esperando  órdenes  de  Pi- 
zarro,-y  en  observación  de  lo  que  pasaba  en  el  Cuzco,  intervino  D.  Dio- 
g[0  Alvarado  ealas  tentativas  que  se  hicieron  para  seducir  á  los  contra- 
rioBj  y  atraer  al  ci^itan  Pedro  de  Lerma  á  la  cansa  de  Almagro.  Este  lo . 
«nvio  de  comisionado  con  otros  cerca  de  D.  Alonso  para  intentar  que  en 
atención  á  las  provisiones  del  Bey  reconociere  la  autoridad  de  Almagro, 
ó  se  retirase  del  país  qne  pertenecía  á  su  gobernación.  D.  Alonso  puso 
en  seguridad  á  estos  comisionados  teniéndcMos  con  grillos.  Apesar  de  to- 
do pudo  Alvarado  escribir  á  Almagro  asegurándole  obtendría  un  triun- 
^  seguro  ^  prontamente  venia  sobret  Abancay.  Hecho  así,  al  mismo 
tiempo  qne  combatían  y  vencían  los  del  Cuzco  consiguió  verse  en  liber- 
tad, pues  se  la  dieron  los  mismos  enemigos. 

Prisionero  D.  Alonso  Alvarado,  y  cuando  fiodrigo  Orgofies  ordenaba 
le  matasen,  fué  D.  Diego  el  (|ue  mas  se  opuso  á  ese  hecho  y  consiguió  que 
Almagro  se  negara  á  permitirlo.  Mas  este,  impulsado  después  por«l  mis- 
mo Orgo£Les,  luego  qyie  determinó  venirse  á  Lima  á  destruir  á  D.  Fraor 
oi>co  Pizarro,  convino  en  que  fuesen  decollados  en  el  Cuzco  sus  dos  her«^ 
nos  Hernando  y  Gonzalo  y  D.  Alonso  Alvarado.  Alma£;re  habia  mandaí^. 
op  ya  est«:ider  todas  las  órdenes,  y  el  ejecutor  de  ellas  aebia  ser  su  amig» 
D.  Diego  Alvarado  á  quien  nombraba  para  que  en  su  ausencia  gober- 
nase en  el  Cuzco.  D.  Diego  entonces,  asociándose  á  varías  personas  no* 
tapies,  manifestó  á  Almagao  <|^ue  no  tenia  derecho  ni  visos  de  razón  si- 
quier» paca  hacer  guerra  ofensiva  «1  gobernador  Pízmtto:  resolución  que 


Id2  klV 

cjMutAdftnojpodriA  menos  qne  serle  funesta,  can&o  itúnsta  dcrtodo  pim-'' 
toypor  demás  eseandalosft.  Y  en  enanto  ¿lo  de  Itaeer  morir  á  D.  Alon- 
so vá  los  Pisarrosy  se  lo  reprobó  eon  reflexiones  de  tanto  peeo^qoe  se 
▼ío  i^reoiBado  á  desistb  de  tan  iniono  propósito. 

Era  D.  Diego  amigo  verdadero  de  Alxnaigro,  anhelaba  oomo  él  qna 
mas  el  triunfo  de  sn  oanst^  pero  qneria  se  alcansase  sin  mancharla  con 
crimenes  ágenos  de  la  buena  H  y  sanidad  de  intenciones.  D.  Diego  tíhí^ 
taba  en  la  prisión  Á  los  Fisarros,  y  oomo  incnrria  en  la  íUta  de  Jng^, 
vicio  dominante  en  loe  militares  «raaJioles  de  aquella  ^^KM^a,  lo  hacia 
con  Hernando  y  sos  compafieros  de  desgracia,  de  nn  modo  tan  fincnear 
te  y  exesivo,  qne  en  una  ocasión  le  ganó  Hernando  80  mil  pesos  de  oro 
y  no  se  los  admitió  cnando  intentó  pagárselos.  Este  hecho  nada  estraüa 
en  el  destrarato  de  unos  luuQbres  qne  no  sabían  qne  hacer  con  el  oro^y  la 
plata,  no  dejarla  de  ser  oalcolado  por  Hernando  qne  conocía  él  riesgo 
OÍ  qneestaba  sn  vida,  y  el  valimiento  qne  D.  Diego  tenia  con  Alma» 
gro.  T  en  efecto,  fáeron  reiteradas  las  ocasiones  en  qne  D,  Diego  Alva- 
rado,  contrarestando  al  temoso  y  sanguinario  Orgolles,  pudo  vencer  el 
ánimo  de  Almagro  para  que  no  consintiese  la  ejecución  de  Unos  asesina» 
tos  que  habrian  sido  indisculpables.  Cierto  es  que  esa  vida  de  Hemaadef 
salvada  en  uno  v  otro  lance  en  que  iba  á  perderla,  costó  á  Almagro  Im 
saya,  y  mas  tarde  como  se  verá»  la  del  mismo  Alvarado:  pero  á  lUMle  ea 
lícito  ni  permitido  cometer  atentados  ni  sostenerlos  por  que  se  presu*- 
man  hechos  que  están  por  suceder,  aunque  muy  fundadas  sean  las  oonL*: 
jeturasqueiñduscan  a  esperarlos. 

Siempre  fáé  de  sentir  Alvarado  que  la  designación  del  territorio  del 
Marques  Pizarro  y  del  que  debía  |pbemar  Almagro,  se  hiciese  por  ma-- 
dios  rasonables  y  con  parsimonia,  sm  qne  se  comprometiera  la  pas  públi^ 
ca  ni  la  antíonia  entre  los  dos  caudillos.  Por  esto  quiso  se  aguardase  al 
Obispo  de  Panamá  comisionado  al  efecto  por  el  Bey:  y  que  entretanU» 
no  se  tocara  nada  relativo  al  país  en  que  al  norte  de  Chincha  se  ebede-' 
cía  al  gobernador  Pizarro.  Inutilizados  los  esfuerzos  del  Licenoiado  Es^ 
pinosa  á  quien  este  habia  conferido  poderes  para  negociaren  el  Cuzoot 
la  libertad  de  sus  hermanos  y  transar  las  cuestiones  pendientes,  tmoL" 
vio  Almiufro  apoyado  en  el  parecer  de  sus  cl^litanes,  marchar  con  su 
c^rcito  a  la  costa,  y  así  lo  verificó  ocupando  en  segnida  á  Chincha.  Tra- 
jo preso  solo  á  Hernando  Pizarro,  pues  Gonzalo  con  D.  Alonso  Alvarada 
y  otro^  quedaron  en  el  Cuaco.  Allilotfaron  fngar,  y  esto  puso  ea  nuevos 
peligro  a  Hernando.  Diego  de  Alvaxado  tuvo  mucho  que  luchar  para  que- 
QrgofLes  no  se  saliera  con  su  intento  de  matarlo. 

Lueso  que  estuvo  aceptada  p<Nr  loe  contendientes  la  autoridad  del 
Padre  Bobadilla  para  fallar  acerca  de  la  demarcación  de  límites,  motivo 
principal  de  las  alteraciones,  D.  Diego  fiíó  ncmibrado  por  Alma^pro  eos 
otros  para  que  quedasen  de  rehenes  con  los  que  diera  rizarro  mientras 
d  comparendo  oe  Mala  (Octubre  de  1537).  Pizarro  se  neffó  á  cumplir 
la  eoncuoion  de  entregar  rehenes;  Diego  Alvarado  entonces  msistió  como 
8iei|ipre  cerca  de  Almagro  para  aue  adoptara  medios  pacíficos  y  ooael- 
liatorios.  Por  estas  ideas  afinnaoas  en  sus  convicciones  se  rugia  ya  qua 
^  y  los  (|ue  eran  de  su  mismo  parecer,  halnan  sido  ganado»  seoretamMi- 
te  por  Pizarro:  estos  rumores  aaJUoioaos  oredeion  ouande  %{ustado  maa 
tavoe  na  convenio  entrePiaarroy  AUnano,  se  notó  á  Alrarad»  deoidi- 
doen&vordelaUbertadquesedlóá  Hernando. 

Al  rmesarse  Almagro  oon  su  ejército  para  el  interior  por  abrirse  d^ 
nuevo  &s  hostilidades,  hizo  'ade&ntar  a  D.  Diego  Alvarado  al  Cuzoo 
para  qne  mandase  como  su  lugar  teniente.  Allí  trabajo  de  un  modo  asie 
dúo  sosteniendo  y  asegurando  la  causa  á  que  estaba  tan  ligado^  Se  ha* 


ALV  193 

eiAiilAs  $jB||parfttivos  para  la  batdJila  que  iba  á  librarle  contra  el  cjivei- 
to  qxte  condacj^  Hernando  Puarro,  después  de  violaír  el  Juramento  qu^ 
ÍÜ90  de  retírarse  á  Espalla.  Almagro  puso  el  estandarte  real  en  manos 
de  Alvarado  j  de  su  hermano  B.  (^mez.  Consta  de  por  menores  escritoa 
^oerca  4e  la  bataiUa  de  las  Salinas  que  D.  Diego  Alvarado  disentid  y 
porfió  para  que  no  se  marchara  á  este  campo  por  ser  estrecho  y  con  sitios 
langosos;  opinando  que  debía  permanecer  el  ^ército  en  el  mismo  que 
ocupaba  y  era  amplio  y  preferible^  por  lo  llano,  para  que  obrase  la  oab»* 
Uería.  Bodrigo  Orgo&es  pensó  de  diversa  manera  sin  advertir  que  en 
esta  arma  consistía  la  superioridad  del  ejército  de  Almagro,  así  como  la 
del  contnuio  estribaba  en  la  Arcabucería.  Al  perderse  la  batalla  de  las 
6a3inas  toeó  á  Alvarado  la  suerte  de  prisionero.  Hernando  Pizarro  para 
aUanar  la  ejecución  de  Almagro  hizo  salir  fuerzas  con  destino  á  Jaén  y 
¿  Chachapoyas,  y  fomentó  el  proyecto  del  capitán  Pedro  Candía  de  mar* 
ehar  á  descubrir  el-;territorio  inorado  todavía  á  la  otra  parte  de  los  An* 
dfis  donde  se  decia  haber  un  rico  pais  llamado  Ambaya.  Percibía  Her- 
i^andod  descontento  que  ya  fermeutaba  entre  los  vencedores,  y  aun  en 
¿1  vecindario:  y  hallándose  muy  receloso,  encontró  conveniente  alejar 
y  distraer  tropas  de  cuya  moral  no  era  «uerdo  fiarse.  Candía  no  pudo 
Imperar  las  grandes  diacultades  con  que  tropezó  en  su  empresa,  y  de< 
terminó  volverse  al  Cuzco:  él  uo  sabia  que  algunos  de  sUs  oficiales  te- 
dian fraguada  una  conspiración  para  dar  libert-ad  á  Almagro  matando 
á  PizaiTO.  Tres  de  eUos  Alonso  León,  Alonso  Díaz  ^  un  N.  Gáldames,  ea- 
ccibieron  á  D.  Diego  Alvarado  por  mano  de  un  indio  de  confianza  parti- 
cipándole su  pensahiiento,  para  que  estuviese  avisado  de  que  se  efec* 
tnaria  el  plan  en  una  noche  que  le  indicaron. 

AlTarado  que  no  era  hombre  oapas  de  autorÚBar  escándalos,  eonteetó 
á  Alonso  León  que  se  abstuviesen  de  realizar  semejante  hecho  por  qnñ 
seria  ofeftsiro  al£ey  y  dalLoso  al  mismo  Almagro.  ALvurado  creía  en  laa 
palabras  eon  que  Hernando  cautelosamente  aseguraba  que  no  moriria 
Almagro:  y  t^ia  el  candor  de  imaginar  que  pronto  se  restableoerian  el 
fteaerdo  y  amistad  de  este  con  el  gdi^niador  D.  Franeiseo  Fizarro.  Los 
conjurados  temieron  ser  descubiertos  y  hubo  quienes  denunciándose  á 
Hernando,  le  pidieron  perdón  y  aunreeompeusa  por  el  aviso:  de  lo  cual 
«obre^ino  la  pena  capital  á  que  fueron  condenados  los  capitanes  Mesa 
j  Yillagrán.  Con  esta  y'  otras  provideneiae  Pizarro  pudo  cortar  por  lo 
^TO  éí  nesgo  inminente  qne  le  había  amenazado  tan  de  cerca. 

£n  ix>dos  sus  cálculos  se  engañó  D.  Diego  Alvarado,  y  tuTO  qne  su- 
frir el  agudo  dolor  que  sintió  su  corazón  con  motivo  de  la  muerte  dada 
á  D.  Diego  Almajo  por  aquel  cuya  vida  había  él  mismo  conservado: 
por  Hernando  Pizarro  tan  favorecido  de  Alvarado,  quien  acababa  de 
contribuir  á  que  se  frustrase  una  horrible  conjuración. 

Como  albacea  de  Almagro  pidió  Alvarado  á  D.  Francisco  Pizarro  die- 
se posesión  áitu  hijo  D.  Diego  del  gobierno  de  la  Nueva  Toledo  que  so- 
fión eltestamento  de  aquel,  debía  desempefiar  AlTani^do  hasta  que  ese 
^óven  entrase  en  mas  edad.  Pizarro  le  dio  con  aspereza,  y  muy  alterado 
tma  respuesta  negativa,  agregando  *'que  au  gohernacUm  no  tenia  términos 
^  y^poiia  llegar  hasta  FlanaesJ^ 

£1. amigo  de  D.  Diego  Almagro  conocedor  de  las  circunstancias,  y  de- 
sengaüaoo  de  que  naaa  tenia,  que.esperar  en  beneficio  del  joven  queque- 
daba  abandonado  á  los  rigores  de  la  adversidad,  determinó  ocurru:  al 
Rey  y  hacerlo  personalmente.  Para  ello  se  proveyó  de  los  documentos 
que  le  convenia  llevar  consigo,  y  que  eran  indispensables  para  que  rae  • 
xeciesea  fé  sos  acertos,  sus  quejas  y  reclamaciones  en  la  corte. 

2S 


194  ALV 

fSt  puso  en  camino  para  Lima,  y  logró  embarcaiae  para  Etpafta  ítof 
olMitante  lo  mnclü)  que  hizo  Plsarro  para  impedirle  el  Tii^e. 

Hernando,  que  también  salid  para  la  Península  llerando  erecidos  eau" 
dales*  suyos  y  del  Rey,  hizo  su  marcha  por  Mélico  á  fin  de  no  Juntasae 
con  AlTarado,  ▼  estuvo  acertddo  por  que  la  Audiencia  de  Panamá  hábi» 
téstielto  tomarlo  preso.  Alvarado,  como  era  consiguiente,  lleeó  primero 

2ne  él  á  la  coite  adonde  de  antemano  se  habiatt  diri^do  "Dabsto  Ntdte^ 
e  Mercado  y  Dieg^o  Gutiérrez  de  loief  Bios  ambos  amigos  del  miado  Al- 
magro. Estos  particij^on  allí  los  sucesos  o^crurridos  en  el  Perú  dé  que 
también  dieron  noticia  D.  Alonso  Henriquez  y  otros. 

Entabladas  las  gestiones  de  D.  IHégo  Alvarado,  pretendía  este  pfohvt '' 
el  mal  proceder  dé  los  Pizarros,  pedia  se  castigase  al  autor  de  la  injus- 
ta y  cruel  muerte  dada  á  D.  Diego  Almagro,  y  que  á  su  h^o  se  le  íiom- 
brase  gobernador  de  la  Nueya  l^ledo.  Hernando  por  su  parte  rechaza* 
balas  acusaciones,  se  defendía  de  ellas  y  formulaba  las  suyas  conloa  Al- 
magro. De  un  lado  y  otro  se  acumulaban  infinitos  documentos,  com- 
prendiendo el  consejo  por  ellos,  y  por  los  largra»y  complieodoe  cargo» 
que  arrojaban  los  respectiTos  memoriales,  queía  situación  del  Perú  erar 
muy  crítica  y  lamentable,  demandando  ren¿dio«  prontos  y  eficaces  pa- 
ra poner  término  final  á  los  escándalos  y  precaver  los  disturbios  qtM 
amenazaban  para  lo  futuro. 

Alvarado  recusó  al  Dr.  Beltran  y  al  Licenciado  Carvajal  miembroa 
del  Consejo  deludías.  Ellos  se  dieron  por  escluidos  y  el  Bey  nombró 
por  aoompafiados,  con  Gutierre  Yelasquez  y  el  Dr.  Bernál,  ambos  oonse-' 
Jeros,  al  Dr.  Escudero  y  los  Licenciados  Leguizamo  y  Gitevára  que  la 
eran  del  Consejo  Beal. 

Flzarro  recusó  á  Yelazquez  y  Alvarado  á  Le^^uizamo.  Estos  reeorsos 
y  loa  embarazo»  de  otro  género  que  cada  dia  iban  presentándose^  de^ 
aesperaron  á  Alvarado  hasta  el  ponto  de  dirigirse  á  ñemando  ofi»oi6n- 
dolé  diferir  las  cuestiones  judiciales,  con  tal  que  los  dos  saUesen  á  un 
campo  donde  las  ventilarían  con  sus  espadas,  y  le  probaría  á  lev  de  ca- 
baUeio,  que  había  faltado  al  juramento  y  pleito-libmen%|e  hecho  en  el 
Perú  cuando  le  poso  en  libertad  Almagro;  que  habían  sido  crueleB  é  in^ 
gratos  él  y  su  hermano  D.  Francisco  al  hacer  morir  á  Almagro;  y  qne  en 
todas  sus  obras  habían  desobedecido  las  órdenes  del  Bey.  Pero  este  docK 
lo  quedó  sin  efecto  por  qne  antes  del  &9  dia  ÜEilleció  D.  Diego  Alvaradoy 
sospechándose  mucho  que  su  muerte  súbita  haMa  ádo  efecto  de  eavor^ 
nenamiento  (año  de  1540.) 

El  GOnseio  mandó  prenaer  á  Pizarro  teniéndolo  en  el  Alcázar  de  Mar 
drid  por  algún  tiempo;  y  cuando  se  mudó  la  Corte  á  Vaíladolid,  fué 
trariadado  a  la  fortaleza  de  la  ^^Mota  die  Medina  del  Campo"  donde  per- 
maneció mas  de  23  años.  Véase  Pizarro,  Hernando.  Por  el  fallecimiento 
de  Alvarado  continuó  sosteniendo  el  pleito  contoa  los  Pizarros,  D.  Alon- 
so Henriquez^ 

El  Bey  había  dispuesto  que  el  Licenciado  D.  Cristpval  vaca  de  Cas- 
tro viniese  al  Pera  para  examinar  el  estado  del  pais  y  averiguar  lo  to- 
cante á  la  guerra  civil  de  Almagro  y  su  ejecución  después  de  la  batalla 
de  las  Salinas.  Así  mismo  para  <^ue  se  encargara  del  gobierno  en  é(  ca- 
so de  muerte  de  D.  Francisco  Pizarro  como  acaeció.  Alvarado  dio  avi- 
so de  todo  á  D.  Diego  Almagro  el  hijo,  asegurándole  qu;e  Vaca  no  haría 
justicia  por  hallarse  inclinado  á  los  Pizarros,  cuyo  protector  el  Carde- 
nal Loayza  que  lo  eligió,  el  consejero  Beltran  y  otros,  tenían  recibidos 
de  aquéllos  cuantiosos  obsequios. 

ALTARAHOt— El  Licenciado  D.  DiEOO—tJno  de  los  españoles  mas 


ALT  193 

«icfle^tftbles  que  existieion  en  el  Per&  inmedUtftniente  datpaej  de  U 
coaquiata.  Nm*  teuemoa  qae  decir  aoeroa  de  ea  venid»  al  Pera,  y  de  lae. 
ocaiMeioiieeei&qiiese  empleó  antee  de  figorar  en  la  milicia,  porque  ne  en- 
Gontramoe  datoe  que  lo  indiqaeo,  ni  tampoco  notioiaa  de  oaal  rae  en  nal* 
BataL  Pero  loe  antiguo»  eeoritores  están  confonnee  cuando  al  referir 
sos  heoboSy  ae  valen  de  coloree  o  ne  loe  ennegrecen  por  haber  sido  afcen* 
tatorios  y  opuestos  á  la  liumanioad.  Es  de  suponer  que  tendría  alanos 
eetadioB  cuando  tngo  aquel  grado  uniTersitario:  mas  nunca  manifestó, 
sus  conocimientos  como  liombre  de*  letras,  siendo  su  empefio  hac^  el 
papel  de  soldado  baladroñ  para  que  se  le  temiese  como  á  militar  intrjá-, 
pido.  r       -  .  »  . 

F^é  de  la  intimidad  de  D.  Francisco  Hernández  Girón,  capitán  que 
cósate  de  gran  riquesa,  jir  tan  ambicioso  que  se  preeipitóá  enc^vesar  no 
levantamiento  en  1563:  rara  usurpar  el  poder  se  aprovechó  del  descon-, 
tentó,  ^iuisado  p«r  las  reales  ordenanzas .  que  mandó  cumplir  la  Audien- 
cia dé  Llnu^  lavoreciendo  á  los  desgraciados  indios.  I/^os  de  que  le 
lueae  necesario  un  colaborador  de  la  clase  del  Licenciado  Alvaiado,  y 
menos  en  la  escala  superior  en  que  lo  colocó,  las  crueldades,  hurtos  y  ase- 
einatps  cometidos  por  este,  bastaban  para  desacreditar  y  hacer  odiosa 
cualquiera  empresa  por  aceptable  que  pareciera.  Sin  embar^,  no  pode- 
moa  atribuir  la  calda  y  mala  suerte  de  Oirón  á  la  influencia  de  la  opi- 
nión pública  provocada  y  ofendida  con  semejantes  crímenes,  sino  á  sus 
eiroreamiUtares  y  á  diferentes  emeigencias  imprevistas. 

£ra  muy  activo  en  aquella  época  el  interés  que  habla  por  que  conti- 
anaxa  la  esclavitud  de  los  indios,  y  en  lo  demás  habituada  estaba  la 
sociedad  á  presenciar  homicidios  iiyustificables  y  todo  género  de  ezesoe. 
Estalló  la  revolución  en  el  Cusco  el  13  de  Noviembre  asaltando  al  eor- 
regidor  y  muchas  personas  que  se  hallaban  en  un  banquete  dado  por 
1>.  Alonso  Loayza  con  motivo  de  su  matnmonio  con  D?  Jfaria  de  Cfas* 
tiUa.  Diego  Alvarado  él  mayor  cómplice  de  Girón,  principió  por  herir  á 
]>.  Juan  Alonso  Palomino  quien  luego  murió,  y  ense|rnida  mentando  á 
otros  tomó  parte  en  la  muerte  de  un  comerciante  rico  uamado  Juan  Mo- 
xales  que  habia  apagado  las  luces  que  alumbraban  la  mesa. 

Preso  el  corregidor  D.  Gil  Bamirez  de  Aválos  j  consumada  la  revé- 
lion,  un  tal  Bermodino  Sobles  hombre  muy  bullicioso,  acusó  al  capitán 
D.  Baltazar  de  Castilla  y  al  contador  Juan  de  Cáceres  de  que  iban  á  fu- 
gar en  dirección  á  Lima.  Girón  comunicó  el  caso  con  Al vanido  cond^o- 
nándolo  para  Juzgarlos;  mas  eete  que  era  enemigo  de  Castilla  por  que  ne 
habia  podido  vencerlo  en  un  desafio,  mandó  confesar  á  los  dos  y  les 
Jüzo  dar  garrote  en  su  misma  casa.  £1  suceeo  escandalizó  no  solo  por 
4iue  fué  basado  en  una  calumnia  notoria,  sino  por  que  la  «Jecuoion  ae 
laizo  sin  esperar  orden  de  Girón.  Este  manifestó  disgusto  pero  no  casti- 
gó á  Alvarado,  v  tan  lejos  de  sincerarse  por  la  tMerancuk  de  tamali» 
crimen,  le  nombró  á  renglón  seguido  su  maestre  de  campo.  Siempre 
los  CMiapiradores  y  caudiUos  de  partidos  han  tenido  áau  Inmediaotoa 
y  en  su  confianza  para  ciertos  mies,  á  homlwes  de  mala  £una;  y  aun 
cuando  la  razón  alguna  vez  los  haya  ido  desenga&ando  de  sn  «rror^ 
han  podido  mas  las  confidencias  y  secretos  de  que  ellos  saben  apoderar- 
se, que  la  necesidad  moral  y  política  de  apartarlos  y  despedirlos  como 
amisNM  muy  pegudidales  y  daOosos.  D.  Baltazar  de  Castilla  era  Jiijo 
del  Conde  de  la  Gomera  y  tenia  50  mil  .pesos  de  renta,  y  D.  Juan  <de 
Caseros  valia  por  su  representación  en  el  alto  empleo  de  oficial,  real*  Ni 
el  uno  ni  él  o6o  hablan  determinado  salir  de  fu^a  como  se  d^o  maticio- 
aemeate.  Garcilaso  que  presenció  estos  y  otros  hechos,  asegura  que  vio 
Jos  cadáveres  desnudos  al  pié  del  rollo  Alvarado  andaba  por  las  calles 


19á  ALV 

éOQ  el  verdtifljo  qa«  ifba  prevenido  de  Ks^rrote,  éórdeles  y  nu  aMbage:  Id»» 
matar  Á  un  N.  Zarate  por'iqtte  se  le  ínfonnó  oe  qtM  tratalbade-  anaenter^ 
ae.  Todo  su  empeño  tira  imitar  á  I^ranoíBCO  CfarVs^a^;  y  por  eso  andalMi 
de  ordinario  á  mnla  sin  montaren  ningnn  ealmllo. 

En  el  artículo  Girón  tiene  el  leetor  cuantos  pormenores  deaéo  respeo-- 
to  <  su  levantamiento,  campañas  que  hizo  y  sucesos  que  pusieron  tér>- 
mino  á  eéta  guerra  civil.  En  éí  presente  escribiremos  solo  de  las  cosas 
enlazadas  con  Diego  Alvarado  para  patentisar  sus  abominables  obraa; 
Al  partir  Girón  con  lo  principiu.  de  sus  tropas  encaminándose  á  lAma, 
dejó  en  el  Cuzco  al  Licenciado  aprontando  el  resto  de  la  sentó  eon  la 
cual  se  le  reunió  en  breve  tiempo.  Girón  ocupó  el  Valle  de  Jauja  oom 
mas  do  700  soldados  y  determinó  buscar  al  ejército  one  babian  orga- 
nizado en  Lima  los  oidores:  este  contaba  en  sus  mas  ISOOboml^eab 
Cuando  yá  en  Paohacamac  oÍ>servÓ  que  muchos  se  le  pasaban  al  campo 
contrario,  dio  su  consentimiento  para  que  lo  hioies^i  cuantos  qulsieivbaí 
itopararse  y  venirse  Á  Lima.  Abrumado  no  solo  desannó  á  k»  que  aoop^ 
taron  ese  permiso,  sino  que  los  obligó  á  irse  á  pié  y  después  de  habites 
quitado  hasta  la  ropa  del  cuerpo.  En  Chilca  dio  garrote  al  médico  Kl 
Serrano  á  onien  no  valió  el  que  Girón  le  hubiese  dado  libertad  para 
quedarse  si  lo  tenia  por  conveniente.  Se  decidió  Girón  á  ponerse  en  1^ 
tirada  para  regresar  al  Cuzco,  teniendo  por  muy  aventurado  el  éjúto  do 
una  batalla  que  no  se  atrevió  á  comprometer.  Él  capitán  Ñuño  do  Hen- 
dióla propuso  que  permaneciera  el  ejército  4  dias  en  Chincha  por  haber 
abundantes  recursos  de  subsistencia.  Su  indicación  fué  mal  reeÜHda 
creyéndose  nacia  de  inteligencia  con  el  enemigo;  y  como  llegase  Oirón 
á  desconñar  de  él,  le  hizo  dar  de  b^ja  ordenando  se  le  dejase  áUisin  Im^^ 

Sonerle  otra  pena  que  quitarle  el  caballo  y  sus  armas.  Pero  Alvara- 
o  procedió  de  otra  manera  mandando  que  eu  cuanto  saliera  el  ejerci- 
tólo mataran,  y  así  se  ejecutó  por  sus  agentes. 

Kn  una  acción  que  ocurrió  en  VÜlacurí,  Girón  venció  á  la  fuerza  in- 
ferior que  conducía  D.  Pablo  Meueses  sorprendida  por  descuido  ^  fSftlta 
cíe  avisos.  Mas  tarde  ganada  por  él  mismo  la  batalla  de  Chuquinga  á 
ia  inmediación  del  rio  de  Abancay,  el  sanguinario  Alvarade  hizo  asesi- 
nar al  comendador  Komero  sin  conocimient  o  de  su  jefe.  Pasando  este 
hecho  atroz  como  tantos  otros,  Girón  lo  ascendió  á  lugar  teniente  gene^ 
ral  y  lo  envió  al  Cuzco  para  que  colectase  vestuarios  y  otros  artículos, 
f  hiciese  fundir  artillería  con  el  bronce  de  las  campanas  de  los  templos. 
Alvarado  se  presentó  en  el  Cuzco  mas  insolente  que  nunca  por  él  puesto 
que  había  obtenido  y  por  ol  triunfo  de  Chuquinga,  á  que  en  nada  contri- 
buyó, y  que  debió  GÍirón  á  las  posiciones  en  que  estuvo  situado,  y  al  ca- 
pricho del  mariscal  Alvarado  que  las  atacó  sin  reflexión,  desoyendo  loe 
S"  areceres  de  sus  mejores  oficiales  y  esponiéndose  á  perder,  como  sttce- 
ió,  el  ejército  que  el  mismo  mariscal  había  venido  reuniendo  desde  Chu- 
quisaca. 

El  teniente  general  á  quien  era  muy  familiar  el  latrocinio,  se  entre- 
gó á  él  con  desenfreno:  de  las  casas  de  Juan  de  Baavedra,  Alonso  Me- 
sa y  Biego  Ortiz  de  Guzman,  tomó  mas  de  1(50  mil  ducados;  y  de  otros 
muchos  vencidos,  á  quienes  despojó,  pudo  juntar  ingente  suma,  pues  no 
perdonó  en  este  saqueo  ni  las  joyas  de  las  mujeres.  Hizo  ahorcar  á  un 
tal  Perales  que  siendo  muy  acertado  tirador,  prometió  matar  á  Girón  en 
la  batalla  de  Chuquinga;  y  lo  cumplió  en  otro  llamado  Juan  Alonso  Ba- 
dajos que  llevaba  un  vestido  igual  al  que  Girón  tenia  puesto.  Para  a]^- 
derarse  Alvarado  de  las  campanas  atropello  á  las  comunfdadtes  rrfigio- 
isi^  ultrajando  también  al  Obispo,  quien  en  vano  dictó  sus  anatemas 
porque  él  llevó  adelante  su  intento  y  fundió  varios  cañones,  de  los  cu»- 


ALV  197 

!«•  nno  reventó,  y  la^  otros  no-fasrou  de  gnu  provecho  doepuao  de  taiv- 
to  «eeándalo.  Sospechando  Alvarado  que  alg^ouos  tratabMi  de  metttrley 
7  prescindiendo  de  entrar  en  suficientes  averigua  ciones,  hiso  morir  cob 
.^ttnote  á  Diego  Urhina  y  al  lülerez  Ijozane,  da  iido  orden  par»  que  en  el 
^ército  BoMera  la  miaua  pena  un  tal  Aulestia  aseverando  wa  cdmpUoe 
deloB  otros. 

Se  aproximaha  ya  al  Cnzeo  el  ejército  mandado  por  loe  oidoree  que 
gohera&baii  él  reino:  Girón  que  tenia  su  campo  en  Sí  valle  de  Tncay  •• 
niobio  on  dirección  al  Collado;  y  D.  Diego  le  sizuió  después  de  haber  eo- 
atetído  MI  el  Cuzco  sus  últimas  estoroiones  tiránicas.  Delante  de  Fuea* 
ara  liiibo  combates  de  que  Girón  no  pudo  salir  victorioso:  luego  empea^ 
ron  Á  abandonarle  tes  soldados,  y  se  le  huyeron  al  enemigo  hasta  ene 
imejcfíts  eapitanes.  Sobrecogido  con  tales  decepciones  y  esperando  le  mt^ 
tasen,  se  ausentó  pensando  no  más  q  ue  en  salvar  su  persona. 

£1  íieeneiado  Aivarado  habiendo  desaparecido  su  caudillo,  huyó  tam- 
bian  de  Pucará  coa  un  resto  de  fuerza  que  se  oalciilé  en  100  hombres, 
V  tomé  nna  dirección  que  ningpui  autor  señala  con  A)^><S  P®>^  ^^^  ^^ 
ii¿c»a  al  territorio  de  Arequipa,  líarchó  á  perseguirlo  el  maestre  de  cam- 
po I>.  Pablo  Meneses  con  una  columna  ligera  que  lo  aloansó  después  de 
nacer  algunas  jomadas.  Todos  los  que  se  encontraban  oon  ál  fueron  cer- 
«adoB  y  aprisionados.  Meneses  incontinenti  hizo  dar  garrotea  Alyarado 
y  á  otaros  oficiales;  imponiendo  igual  pena  en  seguida  id  que  sirvió  de 
"rerdogo,  y  era  el  mismo  de  quien  el  licenciado  se  habia  valido  en  el 
Onsoa  para  los  asesinatos  que  hemos  recordado.  A  dicha  ciudad  fué  lle^ 
vada  la  cabeza  de  aquel  odioso  opresor,  cuya  muerte  por  nadie  sentida, 
se  tuvo  por  un  acto  de  justicia  en  desagravio  de  las  victimas  que  habia 
sacrificado  con  tanta  inhumanidad. — T^a^e  Girón, 

ALTARADO  H.  GAECiA— Capitán  que  no  contaba  29  afios  cuando  apare* 
ció  en  la  segunda  guerra  civil  de  los  Almagres  en  1541,  haciéndose  me*- 
raorable  por  sus  grandes  crímenes,  crueldad  y  vicios  de  todo  género «  I^ 
noramos  donde  era  nacido,  la  época  en  que  vino  id  Perú  y  sus  antece- 
dentes militares:  su  nombre  no  empieza  á  mencionarse  sino  con  motivo 
del  asesinato  del  Gobernador  D.  Francisco  Pizarro  y  creemos  que  no  era 
deudo  de  ninguno  de  los  de  su  apellido  que  figuraron  en  aquellos  tienir 
pos. 

£l  pertenecía  al  partido  de  "Loa  de  ChiW^  epíteto  que  se  daba  á  los  que 
liabi^n  militado  con  D.  Diego  de  Almagro  el  conquistador,  y  que  des- 
pués no  cesaron  de  conspirar  contra  Pizarro  acosados  por  las  perseou* 
ciones  y  la  miseria. 

Cómplice  en  el  plan  acordado  para  matar  al  Marqués,  ocultó  á  varios 
soldados  de  su  intimidad  con  los  cuales  se  juntó  á  otros  que  con  D.  Dio* 
go  Almagro  estuvieron  en  la  plaza  de  Lima  aguardando  se  perpetrara  el 
aseeíinato,  y  muy  al  cuidado  para  evitar  que  se  reuniera  gente  contraria, 
6  para  poder  servir  de  apoyo,  si  preciso  fuera,  á  los  que  asaltaron  la  ca- 
sa de  Pizarro  acaudillados  por  D.  Juan  de  Rada. 

Consumado  aquel  hecho,  Alvarado  entró  á  representar  un  pa|^l  áfi 
los  mas  prindpalos  en  las  escenas  de  violencia  y  escándalo  que  en  Lima 
se  subsiflruieron,  y  de  que  ya  hemos  escrito  en  t¿  articulo  tooante  á  Al- 
magro eih^o.  Se  le  co]|iisionó  para  marchar  al  Norte,  mas  no  ofireeién- 
€08e  recelo  alguno  en  cuanto  á  Tmjillo,  se  dnigié  á  <jkiailas  con  70  bom- 
bees porque  jQonso  Cabrera,  camarero  de  Picanro,  recogía  aUi  soldados 
y  h»  preparaba  para  hostilizar  á  los  revolucionarios.  Losbó  tomarlo 
1>reso  como  á  los  demás,  y  entonces  siffnió  hasta  Hura  donde  li|ao  jpsor 
clamar  á  Almagro  por  Gobernador  áeí  Perú,  cometió  no  pocos  ezesos, 


..t 


198  ALV 

■aeó  reeonoB  sin  reparar  en  medios,  persiguió  á  varios,  3r  por  áUinurfat- 
sto  degollar  á  Cabrera,  Villegas,  Vozmediano  y  otros  por  orden  de  Bada, 
segiin  se  dijo. 

De  tegresoen  Lima  cooperó  con  sa  parecer  á  la  iojosta  muerte  ^o»  a» 
dio  al  capitán  D.  Francisco  Chavez.  «man  de  Bada  avanzado  en  afios  y 
sin  salud  cabal,  quiso  separarse  de  la  fatiga  que  le  ocasionaba  el  inme- 
diato mando  de  las  tropas^  y  para  reemplazarlo,  nombró  D.  Diego  Alma- 
gro á  Alvarado,  |>ero  asociándolo  al  maestre  de  campo  D.  Cristóval  So- 
telo.  Era  imposible  <^ue  un  encargo  de  tanto  peso  y  reptesentacion  a» 
espidiese  por  aos  individuos,  siendo  Sotelo  circuuMMcto  y  muv  severo  en 
la  disciplina,  y  el  otro  díscolo,  insolente  y  avesaaa  id  desorden  y  á  lo« 
exesos.  Sotelo  á  poco  comprendió  que  debia  renunciar,  y  lo  hizo  di- 
ciendo no  ser  dable  el  ejercicio  de  una  awtoridad  en  que  hubiera  dos  oa* 
bezas. 

Al  marchar  en  direcion  al  Cuzco  el  ejército  de  Almagro,  estuvo  nom- 
brado en  Jai]^a  Garcia  de  Alvarado  para  bc^ar  á  lima  eon  una  cdu  mna 
ligera  á  fin  de  sacar  algunos  artículos  que  se  neoeiútaban:  pero  se  op  vMf> 
Sotelo  á  esta  escnrsion  ^  de  que' no  resultaría,  d^  laás  que  denuanes  y: 
**  saqueos  porque  el  vigor  de  la  mocedad  daba  gusto  é  todo.''  Alvarad» 
solo  ya  eu^  el  mando  de  las  tropas,  miró  con  el  mayor  desagrado  que  So- 
teloínese  nombrado  para  ir  al  Cuzco  á  entender  en  asontoa  de  importan- 
eia,  de  lo  que  se  infiere  que  también  apeteció  para  sí  aquella  comisión 
en  que  sin  duda  habría  obrado  en  su  provecho  con  su  acostumbrada  li- 
cenciosidad. Desde  ese  momento  creció  su  odio  á  Sotelo,  abrigó  resenti- 
miento con  Almagro,  y  se  mostró  desdeñoso  y  tibio  para  el  servicio;  I9 
cual  fué  preludio.de los  grandes  atentados  á  que  se  lanzó  y  que  en  breva 
referiremos. 

Alvarado  se  ocupó  de  formar  un  partido  contra  Sotelo,  y  habiendo  ido 
á  Arequipa,  empezaron  á  sentirse  los  resultados  de  sus  tramas.  Estando 
el  ejército  en  Guamanga,  hacia  de  maestre  de  campo  Martin  Carrillo,  el 
principal  entre  los  de  la  intimidad  de  Alvarado,  y  dispuso  con  cierto 
protesto  la  prisión  de  un  Saltanas  que  era  muy  amigo  de  Sotelo.  Salicr 
ron  varios  a  defenderlo,  y  Almano  se  vio  forzado  á  sostener  á  Carrillo, 
quien  teniendo  en  su  tienda  á  Saltanas  lo  hizo  matar  con  un  negro,, 
solo  per  que  entraba  el  capitán  Juan  Balza  de  quien  sospechó. 

En  Areouipa  fué  muerto  Montenegro  por  Alvarado,  el  cual  en  sn 
marcha  habia  cometido  no  pocos  robos  y  estorciones  bien  cierto  de  que 
quedarian  impunes.  De  regreso  se  reunió  al  ejército  en  el  Cuzco,  y  su 
primer  paso  fué  contradecir  el  nombramiento  del  capitán  Juan  Gutiér- 
rez Maravér  para  el  mando  de  una  compañia  por  que  era  hecho  por  Sote- 
lo. £ste  se  revestía  de  prudencia,  y  disimulando  los  agravios,  se  ocupaba 
•ficazmente  en  la  conservación  ae  la  moral,  corrigiendo  abusos  y  prote- 
giendo á  los  indios.  Dos  soldados  que  tenían  por  apellido  el  de  Machín, 
allanaron  una  casa,  robaron  é  hicieron  un  homicidio:  Sotelo  los  mandó 
preadearpara  castigarios;  pero  Alvarado  exigió  se  les  perdonase,  y  como 
no  pudiese  estorvar  que  uno  de  ellos  fuese  ahorcado,  se  ofendió  en  estre- 
SM»  protestando  vengarse. 

Dias  después  hallándose  enfermo  Sotelo .  determinó  Alvarado  matario 
▼  se  introdujo  én  la  caiaa  con  dos  de  sus  confidentes,  Juan  Garcia  de  Gna- 
oaleaual  y  Diego. Pérez  Becerra.  Exisió  que  Sotelo  le  satisfiíciera  por- 
que había  hablado  contra  su  reputación:  aquel  le  hizo  igual  cargo  y  se 
negó'á  entraren  esplicaciones.  £1  capitán  Juan  Bálzaque  áUí  estaba 
trató  dé  mediar,  y  ofuando.  ya  se  retiraban,  Sotelo  harto  ya  de  ultndes  f 
con  la  paciencia  muy.  apurada,  dito:  "  que  no  ae  acordaba  de  haber  dicho 
''  cosa  alguna,  pero  que.si  era  así,  se  ratificaba  eu  ello  por  que  nada  ae  le 


ALV  199 

^*  d»l»»  de  AlTanido.''  £uI6bo68  ésta  «chó  mano  i  1*  eapafla^  Sotelo  ttl* 
tó  de  la  eama  y  tomó  la  saya:  Balsa  oontuYO  de  pronto  á  iiYaiado,  y. 
un  domóitioo  ammetió  de  éete,  mas  fué  herido  y  no  pado  impedir' qne 
Soíirio  y  8B  agreeor  se  dieran  de  enohiUadas.  Gnadücanal  tomó  parto  y 
cacganoo  sobre. Setolo  lo  atrayesób  £1  alboroto  y  el  escándalo  fderon 
grandes,  cansando  ana  profnndasensacion  en  el  Yeoindaño  d^  Cnsco  un 
atontado  tan  enorme. 

D.  Diego  Almagro  oyólas  enórgioas  reclamaciones  de  oficiales  reroeta- 
bles^  y  quiso  proceder  al  castigo  de  Alvarado,  pero  se  encontró  dóbil  y 
sin  oompetento  poder,  porque  talara  ya  en  el  ejército  el  inflijo  do 
aquel  malhechor.  Tuyo  que  seguir  el  consto  de  hombres  adverados, 
absteniéndose  por  el  momento  de  dictar  proTideneias  hasto  que  pudiera 
tunarlas  con  oportunidad.  No  obstante  le  biso  prevenir  que  no  saliera 
de  sm  alojamiento,  cuya  orden  contesto  con  él  mayor  deq;»recio.  AUnMoo 
confirió  a  Juan  Balea  el  cargo  de  capitán  general  y  á  Diego  Menctes, 
por  no  pertenecer  á  la  facción,  le  dio  el  mando  de  una  compañía.  Vanas 
providencias,  por  que  si  muchos  no  eran  partidarios  de  Al  varado,,  vivían 
temiéndolo,  y  no  pasaba  como  un  secreto  la  vos  de  que  él  iva  mas  1^^ 
y  urdía  el  modo  de  desaparecer  á  Almagro  alzándose  con  el  mando. 

[Trísto  situación  que  no  podia  menos  de  ser  humillanto  para  Almagro 
haciéndolo  tocar  el  estremo  del  ridículo!  8e  la  había  él  procurado  ele* 
vando,  y  entregándose  con  ce^^edad  apasionada  y  vmponsosa,  á  a<;|uel 
que  le  correspondía  como  debió  esperarse  de  su  indignidad  y  corrupción! 
Los  mejores  oficiales,  los  amigos  verdaderos  de  Almagro  con  seguro  co- 
nodiñiento  de  las  cosas,  le  aconsejaron  que  jpues  el  ejército  enemiso 
avanzaba,  y  conveníase  reconciliasen  los  ánimos,  ^ara  restoblecer  la 
unidad  de  que  tanto  se  necesiteba,  tomara  el  arbitrio  de  la  indulgencia 
y  pospusiese  los  agravios  con  generosa  voluntad. 

Apenas  inteligenciado  de  tcKlo  García  de  Alvarado,  pidió  cómo  prenda 
de  amistad  y  de  su  arrepentimiento  que  se  le  repusiera  en  su  antorior  co- 
locación: hacese  así,  mas  ^rque  el  nombramiento  no  conteníala  facul- 
tad de  mudar  por  sí  los  oficiales  según  le  pareciese,  lo  hizo  i>edazos  pre* 
sente  el  que  lo  habia  llevado,  y  profiriéndose  en  términos  muy  descome- 
didos. Creyendo  culpable  á  Balza,  le  mandó  llamar  con  la  intención  de 
matarlo:  le  dio  quejas  por  la  ingratitud  de  Almagro  quien  después  de 
haberle  servido  tanto,  estimaba  en  mas  la  muerte  de  Sotelo,  que  su 
amistad  y  su  existencia  misma:  agregó  que  si  el  nombramiento  se  le  da- 
ba seffun  BU  deseo,  le  veria  unido  á  su  persona  tanto  como  antes  lo  habia 
estado.  Balza,  advertido  y  astuto,  para  mqjor  engafiarlo,  Ie.ase|furó  que 
todo  provenía  de  omisión  y  descuido  del  escribano  que  estendió  la  pa- 
tente; que  á  todos  importaba  tenerlo  por  general,  que  la  hiciese  escribir 
tiomo quisiera  y  se  la  entregaria  firmada;,  ''pues  por  su  parto  habia  he- 
^  cho  dejación  de  ese  puesto  para  que  solo  él  lo  ocupase.''  Alvarado  en 
«u  enagenaeion  repuso  á  fialza  que  al  llamarle  tuvo  la  intención  de  ma- 
terlo  crevendo  le  tratera  de  un  modo  desabrido:  pero  que  sus  buenas 
razones  le  obligaban  á  tenerle  por  amigo  leal,  y  que  le  pedia  hiciese  en- 
tender á  Almagro  la  fidelidad  con  que  estoba  resuelto  a  servirle. 

Almagro  se  nesaba  á  firmar  éí  áeepacbo  creyendo  con  razón  que  era 
menoscabar  sn  £gnidad:  mas  sus  consderos  le  obligaron  á  otorgáiMo 
didéndole  que  pasado  el  lance,  bien  Hcú  seria  hacer  desapairecer  á  un 
hombre  en  quien  absolutamente  debía  fiarse. 

Muy  poco  tiempo  corrió  para  que  se  descubriera  una  cozispiíaoion 
tramada  por  Gareía  de  Alvarado  con  él  fin  de  matar  á  *  Almagro  xxAna- 
<ter8e  al  ucMiciado  Yaca  de  Castro  Gobernador  nombrado  por  A  Rey  y 
que  iba  sobre  el  Cuzco  con  un  ejército  para  poner  término  á  la  anarquía. 


im  ALV 

Hállátotfi  6B  la  dudad  Peáio  d«  San  Hillan  hombre  rico,  wtny  da^vóso^ 
oon  loB  fioláadoB  y  cómplice  en  el  asesinato  del  M£u:<q«iés  Hmrro.  iSsU^ 
eco  la  mira  de  contiibmr  á  qne  se  afianzase  la  ooncordia,  invitó  á  Alva-- 
i^o  para  un  banquete  á  que  también  asistiría  Almagro.  Bien  l^os  es- 
taba ae  su  pensamiento  que  en  ese  convite  Alvarado  quisiese  matar  Á 
Almagro;  j  mucho  mas  que  éste  se  preparase  también  para  el  asesina^t^ 
de  aquel.  Ellos  pasaron  el  dia  en  aparente  cordialidiid,  y  al  aoercars» 
tarde  de  la  noche  la  hora  de  la  cena,  Almagro  se  fingió  algo  indispuesto, 
cuidando  de  que  cerca  de  la  habitación  se  situaran  unos  arcabuceros. 
Martin  Carrillo  advirtió  á  Alvarado  que  debía  guardarse,  mas  él  despre- 
ció el  aviso  y  se  introdujo  á  donde  estaba  Almagro  para  mostrar  interé» 
Jor  BU  salud  y  rogarle  los  aeompafiara  á  la  mesa.  Apenas  entró  cuando 
uan  de  Guzman  que  hacíala  guardia,  cerró  la  puerta,  y  entóneee  Juan 
^fTálza  se  abrazó  de  Alvarado  para  que  se  diera  preso.  Al  instante  se  le- 
va&tó  Almagro  y  diciendo,  **  preso  nó,  9ino  muerta^  le  hirió  en  la  eabeza: 
luego  los  demás  lo  acabaron  á  estocadas.  Los  colaboradores  de  este  he^ 
oho  fcteron  Diego  Méndez,  Alonso  Saavedra,  Dieeo  Hoces  y  Juan  Gutier- 
vez  Maravér.  Perdonados  x>or  Almagro  los  oóm^ices  de  García  de  Alva- 
rado, pronto  lo  olvidaron  como  fué  olvidado  Bótelo:  pronto  tuvieron 
que  empefiarse  todos  en  defendetrse  de  un  ejército  que  los  hizo  sucumbir 
en  la  batalla  de  Chupas  el  16  de  Setiembre  de  lb42,'^Véa8eAlma&ro^  él 

Agustín  dé  Zarate  dice  que  el  que  cerró  la  puerta  de  la  habitación  en 
que  estuvo  Almagro,  fhé  D.  Juan  de  Bada  sm  acordarse  de  que  había 
muerto  en  Jauja.  Gomara  siguió  el  mismo  error,  y  Garoilaso  refiere  que 
fué  Pedro  Olíate,  en  lo  cual  tampoco  acertó  á  decirla  verdad.* 

AL? ARADO— D.  GoMBat— hermano  ;del  Adelantado  D.  Pedro  Alvarado 
con  quien  vino  de  Guatemala  al  Perú  en  1534.  Sirvió  de  capitán  de  ca^ 
balleria  y  pasó  á  Chile  con  D.  Diego  Almasro  de  quien  fué  muy  amigo; 
Le  acompalló  á  su  regreso  en  todas  las  dincultades  que  superó  hasta 
i^poderarse  del  Cuzco;  y  cuando  D.  Alonso  Alvarado  llegó  á  Abanoay  oon 
fuerzas  que  obedecían  al  gobernador  Pizarro,  Almagro  envió  ¿D.  Gomes 
eon  iJgunos  otros  para  que  lo  inclinara  en  su  favor  ó  le  previniese  se 
retirara  del  territorio  d^  Cuzco.  Entonces  D.  Alonso  sía  respetar  el  ca^ 
rápter  de  aquellos  comisionados,  los  puso  en  prisión  j  con  ¿pillos.  Irri- 
tado €romez  de  Alvarado  con  tal  procedimiento  no  quiso  dar  su  espada, 
y  cuando  se  le  estrechó  á  ello  la  entregó  á  un  negro. 
.  Vencido  D.  Alonso  Alvarado,  Almagro  se  vino  con  su  ejército  á  Chin- 
cha, y  Gómez  estuvo  con  él  en  la  entrevista  de  Mala  entendiendo  en  to- 
dos los  sucesos  que  allí  pasaron  habiéndose  opuesto  siempre  á  que  se  de^ 
capitase  á  Hernando  Pizarro  como  quena  hacerlo  Bodrigo  Orgofies.  Al- 
magro se  retiró  al  Cuzco,  y  al  reorganizar  sus  tropas  encomendó  á  Gó- 
mez de  Alvarado  el  estano^rte:  con  él  asistió  á  la  batalla  de  las  fU>i*<"fML 
en  que  sucumbió  Almagro. 

Prisionero  allí,  se  le  condujo  á  Jama  donde  se  hallaba  D.  Francisoo 
Pisanro.  Este  no  le  hostilizó  por  que  había  cooperado  á  la  libertad  de 
su  hermano  Henmndo.  El  gobernador,  ya  en  Lima,  envió  ú,  Gómez  de 
Alváraáo  á  poblar  en  Huánuco:  fundó  la  ciudad  en  1539,  denominándola 
León  de  los  caballeros,  nomlH^  por  alcaldesa  Rodrigo  Martínez  y  á  Die- 
go Carvajal,  y  tomó  muchas  providencias  para  el  progreso  de  ella.  Pero 
en  Lima  se  levantó  eran  oposición,  y  obl^aron  á  Pizarro  á  retirar  ^A.  tf- 
tuio  de  ciudad  quedando  solo  con  el  de  vüla  y  dependiente  de  la  ca- 
pital. 


ALV  201 

Alvarado  que  trabí^aha  con  empeño  en  sn  obra,  y  había  combatido  y 
ahuyentado  al  candillo  "Illatopa"  que  moviendo  muchedumbre  de  in- 
dios hizo  sus  tentativas  contra  los  españoles  en  aquel  terrítoño,  mostró 
na  profundo  resentimiento  por  la  resolacion  desai  rosa  dictada  por  Pi- 
zarro,  y  se  vino  á  Lima  sumamente  desagradado.  La  provincia  de  Guánu- 
co,  de  buen  clima,  mucha  feracidad  y  valiosas  producciones,  es  donde  so 
vé  el  origen  del  rio  Huallaga.  Su  capital  la  restableció  Pedro  Barroso  en 
1540,  y  la  mejoró  Pedro  Puelles  en  1542.  Del  sitio  en  que  estuvo,  que  es 
el  llamado  "Guánuco  el  viejo,"  fué  mudada  al  lugar  ^ue  hoy  ocupa  en  9? 
55,'  según  Smitt,  y  á  la  altura  de  1812  metros  del  nivel  del  mrr.  Cose-  . 
chase  el  mejor  cíuTé  que  se  conoce  y  frutas  inmejorables.  Obtuvo  título 
Real  de  ciudad  y  escudo  do  armas  en  tiempo  que  gobernaba  el  Perú  el 
marqués  de  Cañete  (1556)  por  sus  servicios  en  la  guerra  civil  do  1554 
dándosele  el  dictado  do  "mu^  noble  y  muy  leal."  El  corregidor  cstendia 
su  jurisdicción  á  las  provincias  do  Huamalics,  Conchucos,  Cajatambo, 
JSuaylas  y  Tarma. 

Volviendo  á  Gómez  do  Al  varado,  este  tuvo  en  Lima  una  grave  desazón 
con  D.  Alonso  Al  varado  hasta  el  estremo  de  haberle  desañado.  Pizarro 
los  apartó  dando  áesto  la  razón;  en  lo  cual  hallaron  motivo  los  partida^ 
ríos  deD.  Diego  Almagro,  que  eran  los  caidos,  para  acrecentar  su  encono 
contra  el  gobernador.  Pero  aunque  D.  Gómez  reconoció  al  hijo  de  Alma- 
gro en  1541,  él  reprobó  el  asesinato  do  Pizarro,  y  se  separó  luego,  mar- 
chando á  ponerse  á  órdenes  del  gobernador  D.  Cristov«il  Vaca  de  Castro. 
Éste  tuvo  que  reprenderlo  y  aun  amenazarlo  por  un  nuevo  disgusto  con 
AlonsoAlvarado  y  provocación  á  duelo.  Nombróle  Vaca  capitán  de  ca- 
ballos y  mandando  esta  fuerza  se  halló  en  la  batalla  de  Chupas  el  16  de 
Setiembre  de  1542,  adversa  á  D.  Diego  Almagro,  el  hijo.  Gómez  de  Alva- 
rado  murió  luego  en  Vilcas  de  una  enfermedad  que  le  asaltó. 

AL  VARADO — ^D.  Gómez  de— llamado  el  mozo:  militó  en  el  Perú  desde 
la  conquista.  Hallábase  en  el  Cuzco  antes  de  la  batalla  de  las  Salinas  en 
1538,  y  por  j^artidario  de  los  Pizarros  se  le  tuvo  preso  con  otros  por  or- 
den do  D.  Diego  Almagro.  Terminada  aquella  guerra  estuvo  con  D.  Alon- 
so Al  varado  en  el  descubrimiento  y  reducción  do  la  Provincia  de  Chacha- 
poyas y  aun  gobernó  allí  accidentalmente.  Sirvió  en  1545  con  Gonzalo 
Pizarro,  le  reforzó  con  gente  que  desde  allí  condujo  él  mípmo  para  la 
guerra  contra  el  Virey  Blasco  Nuñez  Vela.  Concurrió  ú  la  batalla  de 
Afia^uito,  y  estando  herido  y  prisionero  el  Adelantado  Velalcazar,  tuvo 
ooasioiL  de  acojerlo  y  aun  suvarle  de  las  manos  de  Bachicao  y  otros  que 
dáidole  golpes  porfiaban  por  asesinarlo.  <jk>nzalo  Pizarro  le  confirió  Ine- 

fo  él  mando  de  Chftohapoyas.  En  1546  se  juntó  oon  el  gobernador  P. 
edro  do  la  Gasea  prestándole  auxilios  para  la  campaña  contra  Gonzalo, 
en  que  figuró  como  capitán  de  caballería.  Terminada  esta  guerra  oon  la 
batallado  Sacsahuana  en  que  venció  Gasea,  pasó  Gómez  de  Alvarado  al 
Alto  Peirú.  Ocurrieron  los  disturbios  de  1552  y  53  promovidos  por  D.  Se- 
basrtian  de  Castilla  y  después  x>or  Franeisco  Hernández  Giron:  Alvarado 
que  no  perteneció  á  esas  facciones  sirvió  á  órdenes  del  mariscal  Alonso 
Alvurado.  !Éste  tuvo  bajo  su  mando  un  ejército  que  arregló  en  el  Cuzco 
con  el  cual  hizo  en  Chuqninga  un  desatinado  ataque  á  las  fuertes  posi- 
ciones que  defendió  Giron.  Alcanzó  este  por  entóneos  una  inmerecida 
victoria.  Gómez  de  Alvarado  murió  allí  después  do  emplear  su  valentía 
sin  el  resultado  que  buscaba. 

Advertiremos  que  el  historiador  Garcilaso  confunde  á  los  dos  capita- 
nes que  se  llamaron  Gómez  do  Alvarado  y  mezcla  los  servicios  y  hechos 
de  ambos  sin  reparar  que  á  uno  so  le  llamaba  el  mozo,  y  que  el  otro  fué 
hermano  del  Adelantado  D.  Podro  Alvarado. 

26 


202  ALV 

ALfUlDO— D.  FEDRO—Caballero  de  la  órdeu  de  Santiago — ^Nata- 
ral  de  Badajo^  higo  del  comendador  de  Lobón;  fué  entre  los  conquista- 
dores de  M^ico  uno  de  los  que  adquirió  mas  renombre  por  sns  heolios. 
Vino  de  España  á  la  Isla  de  Cuba  y  se  avecindó  en  Santiago,  donde  se 
ocupaba  de  negocios.  Gobernando  allí  D.  Diego  Velazquez,  le  confirió  el 
mando  de  uno  de  los  buques  de  la  espedicion  de  D.  Juan  de  Grijalva  á 
Yucatán  en11518.  De  regreso  en  Cuba  salió  para  Méjico  con  D.  Hernán 
Cortés,  y  eñ  la  conquista  de  este  país  hizo  señalados  servicios  como  ca- 
pitán, distinguiéndose  siempre.  El  cacique  Xicotencatl  le  entregó  nna 
nga  suya  en  matrimonio  la  cual  bautizada  recibió  el  nombre  de  Lnisa: 
llamaban  lo»  indios  á  D.  Pedro  Alvarado  "él  Sol^  porque  era  muy  blan- 
co y  rubio  y  le  quisieron  mucho  los  Tlascaltecas.  Garcilaso  refiere  qtíe 
le  decían  "hijo  éí^  Dioe^  porque  les  causó  asombro  que  en  la  retirada  que 
hizo  Cortés  de  Méjico,  apoyándose  en  el  regatón  de  su  lanza  diese  un 
salto  desmedido  que  lo  puso  al  otro  lado  de  un  brazo  de  rio,  en  una  an- 
gostura cuyo  puente  destruyeron  los  indios;  salvó  un  espacio  de  25  pies 
por  que  era  muy  ligero,  y  se  relataban  muchos  casos  raros  de  su  agilidad 
y  desüreza.  Agreda  ese  autor  que  se  ahogaron  todos  los  que  quisieron  se- 
guirlo acosados  &  la  i>erBecucion  en  que  los  indios  mat¿x>n  crecido  nú- 
mero de  españoles;  y  que  tiempo  después,  rehecho  elpuente,  se  colocaron 
€los  mármoles,  uno  en  cada  estribo  para  memoria  a^  aquel  hecho.  Kra 
Alvarado  de  una  figura  muy  interesante,  y  se  contaba  que  habiendo  ido 
ú  presentarse  á  Carlos  Y  por  ciertas  acusaciones  que  sobre  él  pesaban,  al 
verlo  en  Aranjuez  el  Emperador  dijo:  que  un  hombre  de  ese  talle  no  po- 
día haber  cometido  las  maldades  de  que  se  hablaba:  lo  declaró  libre  y  le 
dispensó  no  pocas  gracias. 

Motezuma,  cuya  liberalidad  no  tenia  límites,  jugaba  frecuentemente  al 
bodoque  con  D.  Pedro  Alvarado,  que  cuando  perdia  le  daba  «n  chalchivi- 
te,  ó  sea  una  piedra  estimada  por  los  indios:  pero  cada  vez  que  tema  Mo- 
tezuma que  pagar,  lo  hacia  dando  á  Alvarado  un  tejuelo  de  oro,  ^  en  oca- 
siones le  entregaba  cuarenta  y  cincuenta  según  salia  mal  de  dicho  jue- 
o.  AlvaradOj  como  casi  todos  los  españoles  de  su  época,  estaba  domina- 
o  por  la  codicia,  y  al  hacérsele  á  Motezuma  un  cuantioso  robo  de  cacao 
de  su  propiedad,  descendió  indignamente  á  tomar  parte  en  el  hurto  con 
los  autores  de  él,  y  ocupó  cincuenta  hombres  en  sustraer  lo  que  de  dicho 
fíenlo  sacó  para  sí.  Por  este  vergonzoso  hecho  sufrió  una  frierte  re- 
prensión que  le  dirigió  Cortés. 

Cuando  éste  salió  al  firente  de  algunas  fuerzas  contra  Panfilo  Narvaez^ 
dejó  con  el  mando  en  Méjico  á  D.  Pedro  Alvarado  encargándole  sirvieae 
á  Motezuma  y  le  tratase  con  todo  respeto.  Poco  tardaron  los  nvepieanos 
en  fraguar  un  levantamiento  que  debía  estallar  al  tiemxK>  de  celebrar  * 
ellos  una  gran  fiesta  en  el  templo  mayor.  Con  avisos  que  tuvo  Alvarado 
entró  aUi  con  gente  armada,  mató  á  muchos  y  despojó  á  todos  de  cuan- 
tas joyas  tenian,  lo  que  dio  ocasión  á  que  se  dijese  que  lo  habia  hecho  sin 
razón  y  solo  por  robÍEirlos:  pero  fué  cierto,  como  después  se  vió>  qoe  iba  á 
ejecutapse  una  sublevación. 

Sería  largo  trabajo  y  aun  ageno  del  plan  de  nuestra  obra,  escribir  la 
serie  de  campañas  y  aventuras  do  Alvarado  on  Nueva  España,  en  todas 
las  cuales,  y  especialmente  en  el  gran  sitio  de  Méjico  en  1520,  lució  su 
cstraordinaria  valentia  y  dotes  militares.  Descubrió  camino  á  Soconuz- 
co  y  Guatemala,  redujo  muchos  pueblos  y  fundó  otros.  Libró  varios  com- 
bates triunfando  en  ellos,  sometió  á  Tchuantepoc  y  toda  su  provincia: 
quemó  á  varios  caciques  prisioneros,  y  vendió  muchos  indios  en  calidad 
de  esclavos.  Después  de  variados  sucesos  ^^  refriegas  quedó  cojo  enima 


S 


ALV  -      203 

cié  ellaa.  Tnvo  que  vencer  no  pocas  difícnltades  para  asegurar  la  con- 
quista de  Quatemala  y  dejar  pacificada  esa  y  otras  provincias. 

Pandó  la  ciudad  de  Santiago  de  Goatemala  en  1524.  Pasó  á  Esnafia  y 
lülí  le  acusó  Gonzalo  Mejia  de  haber  ocultado  grandes  riquezas  defirau- 
dando  los  quintos  del  Bey,  y  sin  repartir  &  los  aemas  conquistadores  lo 
que  les  tocaba.  Se  ordenó  diese  fianza  de  residencia,  y  que  si  no  lo  hacia 
«e  embarcasen  sus  bienes.  Por  entonces  estaba  Cortes  muy  apurado  por 
las  acriminaciones  de  sus  enemigos;  mas  Alvarado  lo  defendió  prestán- 
dole todo  apoyo  en  los  informes  ^ne  se  le  jpidieron.  En  es»  ocasión  olvi- 
dándose del  compromiso  que  tema  contraído  para  su  enlace  con  D?  Ceci- 
lia Yasquez  prima  de  Cortés,  contrito  matrimonio  con  D?  Beatriz  de 
la  Cueva  de  Ubeda;  y  á  esto  debió  le  favoreciese  el  Comendador  Francis- 
co de  los  Cobos  desembargándole  sus  bienes  y  afirmándole  en  la  posecion 
de  los  indios  y  repartimientos  que  tenia  sin  que  se  hablase  otra  vez  de 
residencia:  ¡  nada  resiste  al  poder  de  la  riqueza!  Se  le  dio  la  gobernación 
del  reino  de  Guatemala,  y  facultad  para  hacer  descubrimientos  y  buscar 
las  islas  que  llamaban  de  la  *^  Especería. " 

Cuando  la  Audiencia  de  Méjico  se '  empellaba  para  que  Cortés  no  vol- 
viese al  reino,  diciendo  al  Emperador  que  de  ello  dependía  la  quietud 
publica,  dio  orden  ^ara  el  destierro  de  Alvarado  y  sus  deudos.  El  gober- 
nador Ó.  Pedro  Anas  Dávila  envió  desde  IHcaragua  á  Martin  Estete  á 
poblar  en  Guatemala,  pero  desbaratada  esta  tentativa  sus  eieoutores  tu- 
vieron que  retirarse.  Acudió  sin  demora  Alvarado  que  estaba  en  Méjico 
y  trejo  tropas  para  defender  su  territorio.  Con  estas  y  los  que  volunta- 
riamenjbe  49e  quedaron  de  los  de  Nicaragua,  conquistó  nuevos  territorios 
y  ensanchó  el  de  su  mando.  Luego  fabricó  buques  y  empezó  sus  prepa- 
rativos para  lanzarse  en  demanda  de  mayores  empresas. 

Por  entonces  vindicado  Hernán  Cortés  ^relevados  los  oidores  de  Mé- 
jico, mandó  el  consejo  de  indias  no  se  hiciese  á  Alvarado  cargo  alguno 
por  habérsele  condenado  por  el  juego,  vicio  que  dominaba  mucho  á  los 
espafioles  en  América:  creemos  que  la  audiencia  ponia  en  juicio  á  los  ju- 
gadores para  esplotarlos,  pues  sus  miembros  y  ios  fiscales  se  aplicaban  á 
sf  mismos  cuantiosas  mnltas.  Resolvió  también  el  consejo  se  devolviese 
á  Alvarado  la  provincia  de  Chiapa  que  estuvo  segregada  de  su  gober- 
nación, y  que  si  se  hállase  preso  por  haber  pedido  permiso  á  dicha  Au- 
diencia para  desafiar  al  Factor  Gonzalo  de  Sala  zar  por  que  habló  contra 
Cortés,  se  le  pusiese  en  libertad  inmediatamente. 

Los  oficiales  reales  se  quejaron  al  Bey  de  que  Alvarado  era  un  arbitra- 
río  que  violaba  las  leyes  demtcienda  causándola  quebranto  con  sus  desór- 
denes. Escribieron  también  al  consejo  reprobando  que  el  Adelantado 
quisiese  espedicionar  al  Pera  cuyo  país  habla  descubierto  Pizarro.  Cier- 
to qne  Alvarado  sin  autorización,  y  olvidando  el  proyecto  de  las  Islas 
de  la  Espeoeria^  exitada  su  avides  con  la  fama  de  las  riquezas  del  Perú, 
estaba  determinado  á  invadir  el  territorio  ocupado  ya  por  otro  Goberna- 
dor. Alvarado  i)articipó  al  rey  su  resolución,  diciéndole  que  se  proponiar 
ayudar  á  Pizarro  por  que  no  le  era  posible  llevar  adelanto  la  conquista; 
que  habla  construido  el  Galeón  San  Cristóbal  de  300  toneladas,  el  Santa 
Clara  de  170,  el  Buenaventura  de  150,  tres  carabelas  y  un  Patache,  cu- 
yos buques  tenia  listos:  que  llevaría  él  personalmente  500  hombres  con 
sns  armaduras,  en  todo  lo  cual  hábia  hecho  crecido  gasto  de  su  peculio. 
Estando  ya  todo  preparado  recibió  orden  do  la  Audiencia  de  Méjico  pa- 
ra q.ue  no  efectuase  su  empresa;  pero  Alvarado  despreció  ese  mandatd 
en  que  se  reprobaba  la  sanda  de  muchos  indios  formando  parte  de  la  es- 
»od.icLon;  y  se  resintió  con  Hcman  Cortés  por  que  sospechaba  que  la  au- 
diencia procedía  por  sus  instigaciones,  á  causa  de  que  habiéndole  pedi- 


204  ALV 

do  liiciese  compauía.  con  él,  Al  varado  se  habia  negado  á  ello.  ElEey  re- 
novó su  primera  orden  para  que  se  dirigiese  á  las  islas  de  la  E&pecería  y 
por  ningún  motivo  intentara  oosa  alguna  sobre  territorio  en  q,ue  go- 
bernasen otros. 

Tales  son  en  breve  compendio  loa  antecedentes  y  las  noticias  que  he- 
mos queiido  escribii'  acerca  de  un  personage  que  atropeUándolo  todo  vi- 
no á  causar  serias  inquietudes  á  Pizarro  y  Almagro.  De  sus  lieclios  en  el 
Perú  temarnos  la  precisa  necesidad  de  ocuparnos,  y  por  eso  le  liemos 
destinado  el  presente  artículo. 

Antes  de  emprender  el  vi^e  envió  un  buque  con  Oarcia  Holgnín  á  re- 
conocer la  costa  del  Sur  y  adquirir  datos  sobre  la  suerte  de  Pizarro.  A  su 
vuelta  encontrábase  Alvarado  en  el  puerto  de  la  Posesión,  y  tenia  con- 
sigo á,  un  piloto  llamado  Juan  Fernandez,  que  regresándose  desde  C^|a- 
marca  y  abandonando  en  Piura  á  D.  Sebastian  velalcazar,  le  babia  in- 
formado que  en  Quitóse  encontrarían  gandes  riquezas  y  que  esa  pro- 
vincia no  estaba  ocupada  por  Pizarro  ni  correspondía  á  su  gobernación. 
En  Nicaragua  estaba  el  capitán  Gabriel  de  K(^a8  antiguo  amigo  de  Pi- 
zarro quien  le  habia  llamado  al  Perú  encargándolo  llevase  gente.  Teiüa 
Kojas  listos  para  embarcarse  200  soldados.  Alvarado  se  los  quitó  ag^- 
gándulos  á  su  ejército.  Rojas  pudo  escaparse  con  diez  ó  doce  y  se  vmó 
en  busca  de  Pizarro.  Fué  quien  dio  aviso,  como  bemos  dicho  en  el  artí- 
culo "Almagro,"  de  la  venida  al  Perú  de  D.  Pedro  Alvarado.  Con  los 
anuncios  de  Fernandez  se  alentó  mas  Alvarado  y  dio  la  vela  su  armada 
(Febrero  de  1534f)  llevando  además  de  sus  600  soldados,  dos  mil  indios. 
Sus  principales  ouciales  fueron  sus  bermauos  Gómez  y  Diego  de  Alvara- 
do, esto  maestre  de  campo,  y  el  otro  capitán  de  caballería;  el  capitán 
Garcilaso  de  la  Vega,  D.  Juan  Ilenriquez  de  Guzman.  y  Luis  do  Hoscoso, 
los  dos  capitanes  de  caballería:  Lope  de  Idiaquez,  Alonso  do  Alvarado, 
Benavides,  Pedro  Afiasco,  y  Mateo  Lescano  capitanes  de  infantería:  An- 
tonio Rniz  de  Guevara,  Francisco  Morales,  Juan  de  feavedra  alguacil 
mayor,  Francisco  Calderón  alférez  general,  Rodrigo  de  Chavez  capitán 
de  la  guardia,  Miguel  de  la  Sema,  Francisco  Garcia  de  Tobar.  Juan  de 
Ampudia,  Pedro  Fuelles,  Gómez  de  Fstacio^  Garcia  Holgnín,  Sancho  de 
la  Carrera,  Pedro  de  Villareal,  el  Licenciado  Caldera  justicia  mayor, 
Diego  Pacheco,  Lope  Ortiz  de  Aguilera,  Juan  de  Rada,  &. 

A  los  30  dias  de  navegación  se  reconoció  el  cabo  de  San  Francisco  y 
Alvarado  manifestó  deseos  de  continuar  el  viaje  hasta  desembarcar  más 
al  Sur  de  Chincha  para  no  tocar  en  el  territorio  señalado  á  Pizarro;  pero 
entre  los  suyos  habla  una  general  decisión  por  ir  á  Quito,  y  el  desembar- 
co se  hizo  en  Caraques  siguiendo  los  buques  á  Puerto  viejo:  el  piloto 
Fernandez  tuvo  orden  de  subir  hasta  mayor  latitud  que  la  de  Chincha, 
tomar  posesión  del  territorio  con  auto  formal  ante  escribano,  y  regresar 
á  dar  cuenta  del  resultado;  por  que  Alvarado  conocía  la  gravedad  de  su 
exeso  al  internarse  en  país  sugeto  ya  á  agena  jurisdicción. 

Envió  los  buques  á  Panamá  y  Nicaragua  para  que  trajesen  mas  gente; 
y  sirviéndole  de  guia  un  indio  que  ponderaba  mucho  las  riquezas  de 
Quito,  lo  cual  aürmó  á  los  oficiales  y  soldados  en  sus  deseos,  emprendió 
la  campaña  en  un  país  desconocido  que  habia  de  presentarle  obstáculos 
incalculables.  Transitando  por  Jipijapa  se  detu\deron  los  aventureros 
en  un  pjieblo  del  cual  sacaron  plata,  oro  y  esmeraldas  en  abundancia, 
pareciéndoles  poco  respecto  de  lo  que  se  prometían.  A  la  siguiente  jor- 
nada desapareció  el  conductor  dejándolos  en  la  mayor  confusión;  y  con- 
tinuando sin  saber  para  donde,  eran  muy  pocos  los  indios  que  divisa- 
ban, y  que  huian  de  tan  estrañas  gentes,  por  que  también  los  de  Guate- 
mala hablan  muerto  á  varios  do  ellos  y  comídosclos  después.  Lograron 


ALV  205 

loB  emloradorea  descubni-  el  pueblo  de  Daole  y  otro  mas,  priucipiando 
ya  Á  Caber  choques  y  resistencias  de  parte  do  los  indíeeuas. 

MallabáDso  los  espafioles  entre  ciénegas  y  espesos  Dos^Ttes,  asaltados 
por  fiebres  y  accidentes  repentinos  que  causaron  la  mnerce  de  tiLprnoB, 
entre  estos  él  capitán  Heun(}uez.  Penetrando  por  los  montes  abnan  ca- 
minos, y  pasaban  adelante  sin  rumbo  ^o  ni  seguridad  de  acierto;  nadie- 
se  prestaba  á  darles  buena  dirección  ni  ellos  podían  confiar  de  los  in- 
dios.   Vadearon  rios  y  llegaron  á  encontrar  lugares  poblados.-  Justa- 
mente en  días  en  que  se  cubrieron  de  espanto  con  la  multitud  de  ceniza 
y  lava  arrojada  por  una  erupción  del  volcan  Pichincha.  Los  escabrosos 
terrenos  cansaban  los  caballos,  j  los  hombres  fatigados  unos  y  enfermos 
otros,  iban  muriendo  sin  auxilio,  particularmente  los  indios  de  Gnate- 
uxala.  En  medio  de  estas  desgracias  construían  puentes  y  hacían  peno- 
sas fatigas.    Alvarado  con  su  vanguardia  al  tocar  con  nn  rio  caudaloso 
encontró  que  lo  rechazaban  y  batían  desde  la  banda  opuesta  millares  de 
indios  armados.  Pasaron  los  de  á  caballo  casi  enteramente  á  nado  y  pu- 
dieron dispersarlos  y  conseguir  que  se  ahnyentiuan  escarmentados.  iUe- 
jábanse  los  descubridores  por  di^rentes  vías  en  solicitud  de  sendas  prac- 
ticables, y  de  poblaciolies  en  que  pudiera  mitigarBe  el  hambre  que  loe' 
acosaba  y  á  veces  una  sed  mortal:  comíanse  los  caballos,  las  culebtas, 
lagartos  y  cuantas  sabandijas  caían  á  sus  manos:  las  ropas  se  destraiao 
Á  prisa  con  el  trabíno  y  las  a^as  frecuentes  y  copiosas.  Después  de  tan- 
to conflicto  y  de  haber  hallado  algunos  recursos  en  diversos  puntos,  lo- 
graron salir  á  campos  de  distinta  naturaleza  on  qne  empezó  a  atormen- 
tarlos otro  género  de  penalidades.  Aunque  se  internaban  ya  por  sendas 
usadas,  el  ngor  de  un  frío  intenso  reagravado  por  impetuosos  vientos  en 
solitarias  punas,  abatió  tanto  el  ánimo  de  los  audaces  aventureros  qne 
se  apoderó  de  unos  el  terror  y  de  otros  la  desesperación.  Respiraban  oon 
dificultad,  en  medio  de  los  angustiosos  vértigos  y  del  zurumpi  que  se  pa- 
dece en  las  cordillcraB:  el  hambre  que  iba  en  aumento  los  des&llecia  y 
bacía  crecer  el  número  de  españoles,  negros  yatm  indios  que  morían  he- 
lados en  esas  martirízadoras  regiones. 

Arredrado  con  estos  espectáculos  alarmantes  el  ambicioso  Alvarado 
estuvo  arrepentido  de  su  temeraiia  empresa:  sn  voz  no  era  ya  escucha- 
da ni  su  ejemplo  influía  para  reanimar  á  los  soldados:  vanas  eran  sus 
promesas  pe»:  qne  no  queriendo  ir  adelante  solo  trataban  de  regresar- 
se. Y  cuando  se  ordenó  que  tomasen  de  las  cai^s  el  oro  que  quisiesen, 
despreciaron  ese  mismo  metal  que  tanto  habían  codiciado,  y  por  cuyo 
incentivo  se  veían  en  tan  amargos  apuros.  Mucho  fué  el  oro  abandona- 
do y  perdido  por  que  ya  no  era  dable  conducirlo. 

Hallaron  por  último  señales  de  pisadas  de  caballos,  y  siguvSndoias 
encontraron  el  camino  principal  por  donde  podían  marchar  hasta  Quito  . 
El  Mariscal  D.  Diego  de  Almagro  supo  en  Andaguailas  por  el  capitán 
D.  Gabriel  de  Rojas,  que  pasaba  para  el  Cuzco  Á  verse  con  Pizarro,  la 
venida  al  Perú  de  D.  Pedro  Alvarado.  El  capitán  D.  Sebastian  de  Belal- 
cazar  que  gobernaba  en  Piura  había  espedícionado  á  Quito  inducido  por 
la  voz  tan  repetida  de  los  tesoros  que  allí  se  encontrarían;  y  estuvo 
guerreando  con  el  célebre  Rumiñahuí,  el  que  á  sus  crímenes  y  cruelda- 
des añadió  el  de  la  usurpación  déla  corona  real.  Sus  huestes  no  existían 
ya,  ni  él  mismo  cuando  Almagro  con  muy  pocos  que  lo  acampanaban, 
y  después  de  una  marcha  larga,  penetró  nasta  Rio  bamba  llamando  an- 
tes á  Velalcazar  y  sns  fuerzas,  viéronse  en  dicho  punto,  y  Almagro  se' 
apresuró  á  formar  la  acta  de  erección  de  la  ciudad  de  Santiago  de' 
Quito  en  15  de  Agosto  de  1534  para  que  hubiese  un  testimonio  evidente 
de  la  posesión  legal  del  territorio. 


206  ALV 

Luego  envió  esploradorea  pora  conocer  la  dirección  en  que  andaban 
lafi  tropas  de  Alvarado,  y  era  tanta  la  proximidad  de  ellas,  qne  en  breve 
su  vanguardia  los  tomó  prisioneros.  El  adelantado  les  tral^  bien;  penui- 
tiendo  volviesen  á  su  campo,  y  con  ellos  mandó  una  comunicación  di- 
ciendo á  D.  Diego  de  Almagro  ''  que  autorizado  por  el  Emperador  para 
*<  descubrir  nuevos  paises,  nabia  gastado  mucho  de  su  peculio  en  sn  ar- 
**  mada  y  ejército  para  conquistar  el  que  no  se  hallara  sugeto  á  D.  Fran- 
'<  cisco  Fizarro:  que  su  intención  no  era  enojarle,  y  que  se  acercaba  á 
**  Biobamba  para  tratar  lo  que  conviniese/'  Almagro  le  envió  una  dipu- 
tación compuesta  del  padre  Bartolomé  Segó  vi  a,  Rui  Diaz  y  Diego  de 
Agüero  para  saludarlo  y  manifestarle  sentimiento  por  los  trabemos  que 
habia  pasado.  Ellos  djjeron  de  parte  de  Almagro,  que  siendo  Alvarado 
tan  buen  caballero  como  leal  servidor  del  Bey,  daba  crédito  á  lo  que  le 
habia  escrito:  que  entendiese  que  estaba  dentro  de  la  gobernación  de 
Pizorro,  y  ^ue  el  territorio  que  existía  mas  al  Sur  lo  destinaba  el  Rey  á 
Almagro  mismo. 

iÉste  dio  orden  secreta  á  sus  emisarios  para  que  desconcertasen  á  loa 
de  Alvarado  habiéndoles  de  la  riqueza  de  que  ya  gozaban  los  que  obede- 
cían á  Pizarro  y  á  él;  pintándoles  un  porvenir  halagüeño  en  caso  de  qiie 
se  dejasen  de  aventuras  inciertas  y  aceptasen  ventsgas  positivas.  Lia 
idea  se  propagó  y  fué  labrando  en  aquellos  ánimos  dispuestos  átodo  con 
tal  de  adquirir  lortuna;  alegándose  que  muchos  eran  de  Estremadura 
dende  también  habia  nacido  el  Gobernador  del  Pera.  El  descuido  de 
Alvarado  dio  lugar  á  que  los  tres  agentes  hiciesen  cundir  la  seducción 
entre  los  soldados  que  ansiaban  ya  el  momento  de  Juntarse  con^  los  de 
Almagro  para  ser  partícipes  de  su  buena  suerte. 

Llegaron  los  espedicionarios  á  Mocha,  y  Alvarado  envió  á  Martin  Es- 
tete pidiendo  aJ  mariscal  *^  le  proporcionase  intérpretes,  y  le  asegurase 
**  el  camino  para  pasar  adelante  hasta  poder  descubrir  el  país  que  no 
"  dej^endiera  de  Pizarro."  La  respuesta  de  Almagro  fué  negando  el 
tránsito  que  no  era  prudente  permitir  á  tan  crecido  número  de  hombres 
armados;  advirtiendo  que  les  faltarian  recursos  de  subsistencia  y  se  ve- 
rían espuestos  á  suñ'ir  peores  calamidades  que  las  que  acababan  de  es- 
perimentar. 

.  El  intérprete  de  Almagro  que  era  el  nombrado  Pelipillo,  huyó  y  se 
presentó  en  el  ejército  de  Alvarado  dándolo  noticia  do  la  fuerza  y  situa- 
ción de  aquel,  proponiendo  el  modo  seguro  de  destruirlo  y  ofreciéndose 
ú  servir  de  gula.  Mientras  esto  pasaba,  Antonio  Picado  secretario  del 
Adelantado  se  vino  al  campo  de  Almagro,  y  dio  á  éste  razón  puntual  de 
cuanto  deseara  averiguar  del  otro  bando.  Colérico  Alvarado  avanzó  sus 
tropas  en  orden  de  combate  resuelto  á  romper  con  el  Mariscal  si  no  le 
entregaba  á  Picado:  y  habiéndolo  pedido,  contestó  Almagro  "  que  aquel 
era  iin  hombre  libro  y  podía  proceder  según  su  voluntad?' 

Tras-esto  envió  á  Cristo vafAy ala  alcalde  de  Quito  y  al  escribano  Do- 
mingo Presa  para  que  intimasen  á  D.  Pedro  Alvarado  de  parte  de  Dios  y 
4él  S^  "  que  no  diese  lugar  á  escándalos  ni  entrase  á  la  ciudad  ya  po- 
''  blada:  que  se  regresase  á  su  gobernación  de  Guatemala  y  dejara  en 
**  quietud  el  territorio  encomendado  por  el  Rey  á  Pizarro,  protestando 
*'  de  todos  los  males  que  pudieran  sobrevenir  en  caso  contrario."  A  tal 
mensaje  respondió  Alvarado  *^  que  él  podía  eutrar  en  el  país  no  designa- 
'^  do  á  otro,  y  descubrirlo  por  mar  ó  por  tierra:  que  si  el  Mariscal  habia 
*^  poblado  en  RLobaml>a,  no  le  inferiría  agravio  ni  daño,  y  que  cuanto 
"  consumiese  lo  pagaría  de  contado."  Convino  sin  embargo  en  retirar 
sus  fuerzas  á  distancia  de  una  legua,  y  mandó  al  licenciado  Caldera  con 
2>iiis  Moscose  para  qne  tratasen;  por  que  comprendía  que  no  contaba 


ALV  207 

ton  la  volmitad  de  toda  6a  gente  para  decidir  la  cuestión  por  medio  d^ 
las  armas,  y  le  asaltaban  temores  de  que  su  conducta  ofendiese  al  £m* 
perador. 

Almagro,  á  quien  la  demora  favorecía,  insistió  en  sus  propósitos  de- 
terminado á  perecer  antes  que  variar  de  resolución,  y  asi  huoiera  suce- 
dido, por  que^  su  tropa  era  muy  inferior  en  número;  y  aunque  jíor  sus 
dádivas  se  veia  muy  amado  do  ella,  para  mas  alentarla  decia  que  conta- 
ba ya  con  muchos  de  los  invasores.  Los  jóvenes  irreflexivos  que  militaban 
con  D.  Pedro  Alvarado  querían  arrojarse  al  combate  creyendo  que  ceder 
era  niéngua  deshonrosa:  otros  opinaron  que  sin  llegar  á  los  manos  se 
debia  marchar  hasta  descubrir  el  país  que  fuese  posible  dominar  sin  in- 
convenientes: pero  los  mas  templados,  que  componían  alto  número, 
aconsejaban  el  avenimiento,  por  las  mismas  razones  que  movian  al  cau- 
dillo en  sentido  do  una  transacion. 

Los  dos  jefes  se  vieron,  y  conferenciaron  largamente;  resultando  por 
fin  de  todo  un  acuerdo  amistoso.  Quedó  pactado  por  los  comisarios  que 
el  Adelantado  dejase  en  el  Perú  su  trop^  pabállos  y  naves,  y  se  volviese 
á  Guatemala  pagándole  100,000  castellanos  de  oro  por  los  gastos  que 
habia  hecho  y  precio  de  la  armada. 

Aprobado  que  fué  este  arreglo  se  elevó  á  escritura  ante  el  escrilMno 
Domingo  de  la  Presa  en  Santii^o  de  Quito  á  26  de  A«^to  de  1534  obli- 
gándose ambas  partes  á  su  observancia.  Be  la  fechacte  dicho  instrumen- 
to se  deduce  que  el  tránsito  de  Alvarado  desde  Puerto  Viejo  hasta  Bio» 
bamba  duró  desde  fines  de  Marzo  hasta  muy  entrado  Agosto. 

Alvarado  que  preciaba  de  hombre  culto  y  de  noble  porte,  habló  á  sus 
compañeros  sobre  las  causas  del  convenio  y  la  enorme  responsabilidad 
que  le  abrumaría  de  no  hacerlo  sometiéndose  dócil  á  circunstancias  que 
él  nunca  hubiera  podido  prever.  Díjoles  ademas  que  el  objeto  de  su  ve- 
nida, en  cuanto  á  facilitarse  una  fortuna  quedaba  satisfecho  desde  que 
pacificamente  se  hallaban  en  el  Perú  en  proximidad  de  obtenerla;  y  que 
si  creian  perder  algo  con  separarse  de  él,  les  aseguraba  que  mudando  de 
jefe,  y  obedeciendo  á  Pizarro  y  ALmagro,  quedaban  gananciosos  y  eti 
preferente  situación. 

Todos  reconociéronla  autorídad  de  Almagro,  aunque  unos  poooe  no  de 
mny  buen  grado,  que  en  casos  semejantes  es  imposible  la  unanimidad  de 
sentimientos.  Picado  y  el  intérprete  Felipillo  alcanzaron  perdón;  y  Al- 
magro se  contrajo  á  atraer  á  los  nuevos  soldados  en  quienes  ejercitó  cual 
uunca  BU  liberalidad.  El  mayor  número  de  éstos  quedó  incorporado  á  la 
fuerza  que  luego  llevó  Yelalcazar  á  Quito:  los  demás  marcharon  con  Al* 
magro.  Éste  comisionó  al  capitán  Diego  de  Mora  para  que  se  reoibiese 
de  los  buques  y  de  cuanto  habia  en  ellos,  y  Alvarado  ordenó  á  GarolA 
Holguin  se  los  entregase. 

Los  dos  caudillos  salieron  juntos  deRiobamba,  y  según  algunos  auto- 
res, tuvieron  combates  sangríentos  con  los  restos  c^el  ejército  del  genend 
peruano  Quizquiz  que  por  entonces  murió  abandonado  de  los  suyos. 
Otros  silencian  lo  relativo  á  estos  sucesos.  Deseaba  D.  Pedro  Alvarado 
verse  con  Pizarro  á  quien  se  oreia  en  el  Cuzco.  Mas  él  cuidadoso  del  de- 
senlace de  la  cuestión,  y  con  el  fin  de  ocuparse  de  fondar  la  capital  de 
Lima,  habia  binado  á  Pachacamac.  Al  momento  que  se  tuvo  aUi  aviso 
del  arreglo  celebrado  en  el  Norte,  se  forjaron  al  rededor  de  Pizarro  dife- 
rentes calunmias  contra  Almagro  y  Alvarado.  £1  lector  puede  conocer 
éstas,  y  otras  particularidades  leyendo  el  artículo  correspondiente  á  D. 
Diego  Almagro.  No  será  superfino  tachar  á  Garcilaso  de  ligero  al  asen- 
tar ciertas  vulgaridades  que  oiría  contar  en  el  Cuzco.  Dice  que  el  con- 
venio de  Biobamba  estuvo  en  secreto:  que  Almagro  formó  sociedad  6 


á08  ALV 

jjQkCOiporú  á  Alvarado  eu  la  compauia  de  él  y  Pizarro:  qvLQ  ésto  por  hon- 
raf  allinesped  so  desnudó  del  poder  en  Pachacamac,  6  hizo  qae  Alvaorado 
dicspacfaase  como  Gíobernador  loa  asuntos  que  ocurrían.  No  debemos  |^a- 
sar  por  tales  despropósitos  en  que  abunda  la  historia  del  dicho  autor,  in- 
clinAdo  frecuentemente  á  la  novóla,  á  la  exageración  é  inexactitud. 

j^cibió  el  Adelantado  no  solo  los  100,000  castellanos  de  oro  que  teni^ 
que  haber  por  el  contrato,  sino  20,000  mas  que  Pizarro  le  hizo  entregar  á 
título  de  ayuda  do  costa:  cada  castellano  so  consideraba  en  14  reales  14 
maravedís.  Algunos  escritores  dgorou  que  dicha  suma  se  dio  en  pesos 
detoro,  moneda  imaginaria  á  que  se  atribuía  en  aquel  tiempo  el  valor  de 
15  reales  vellón. 

Almajo  en  Riobamba  no  habría  tenido  conlo  pagar  á  Alvarado  aquella 
suma.  Pizarro  ademas  hizo  á  ésto  cuantiosos  regalos  en  osmeraldas, 
turquezas,  vasijas  de  oro  y  plata  y  otros  objetos,  no  siendo  de  menos 
chantía  los  obsequios  que  recibió  de  Almagro.  Pizarro  allí  perdonó  al 
piloto  Jiuui  Fernandez  y  lo  conservó  á  cargo  del  ^'Galeón''  que  mandaba. 
Permitió  regresasen  con  Alvarado  á  Guatemala  varios  do  sus  compime- 
ros  que  estaban  oansados^  y  eran  ya  poseedores  de  alguna  riqueza.  Des- 
.pidióse  Alvarado  y  se  retiró  ^^sin  tropas  ni  buques,  y  jj^uede  decirse  sin 
^'  honra."  Coa  estas  palabras  se  espresa  Quintana,  quien  en  la  vida  de 
Pizarro  se  remite  á  las  cartas  inéditas  de  Alvarado  que  vio  en  el  copioso 
iirehívo  de  D.  Antonio  Uguina:  y  agrega  que  salió  de  Guatemala  ^'con  la 
"  arrogancia  de  un  gran  conquistador,  y  volvió  cargado  de  ci^ones  do 
*♦  oro  y  plata  á  manera  de  un  mercader.'' 

Entre  tanto  indignado  el  Rey  con  la  insubordinación  de  Alvarado,  le 
escribía  nepr^adiéndolo  agriamente;  y  ordenándole  que  en  el  acto  salie- 
se del  Perii  despidiendo  antes  á  sus  soldados.  Previno  á  la  Audiencia  de 
Panamá  enviase  un  comisionado  que  lo  hiciera  la  intimación,  y  manda- 
ra á  la  tropa  que  no  obedeciese  al  Adelantado.  £ste  escribió  carta  al  Em- 
perador para  jostiflcarse,  y  en  ella  le  dijo,  "  que  las  ofertas  y  dádivas  de 
f  <  Almagro  pudieron  tanto  entro  los  suyos,  que  en  caso  necesario  no  le 
hubieran  seguido  treinta.^'  Y  hablándolo  de  la  tropa  que  dejó  en  el  Pe- 
rd,  le  indicó  que  con  esto  Almagro  "  quedaba  en  mejor  posición,  y  quo 
**  temía  que  al  regresar  Hernando  Pizarro  de  España  ocurriese  cdguna 
**  gran  discordia  y  so  perdiese  todo.^' 

Hallándose  de  vuelta  del  Perú  en  la  capital  do  Santiago  de  Guatemala^ 
acofMlieido  á  súplicas  de  los  de  Honduras,  marchó  con  fuerza  á  pacid- 
qar  esa  Provinoia,  como  lo  hizo  ejerciendo  la  gobernación.  Esta  jomada 
la  emprendió  fior  alejarse  del  oidor  Maldonado  que  iba  de  Méjico  á  to- 
marle rQsidenoia,  con  particular  prevención  de  remitirlo  preso.  Alvara- 
do hizo  luego  viaje  á  España,  donde  arreglados  sus  asuntos  y  libre  de 
iíodo  oa¡E|^  armó  una  espedioion  y  con  ella  vino  á  Honduras,  país  que 
pearteneoia^  á  su  gobernación,  y  en  el  cual  so  hallaba  el  Adelantado  D. 
Franoisoo  Montejo.  El  rey  mandó  le  fuese  devuelto  como  se  verificó:  y 
debiendo  entregarle  Montejo  28  mil  ducados  por  ciertas  indemnizaoio- 
aes,  Alvarado  le  perdonó  esta  deuda  y  le  nombró  gobernador  de  Chii^ 

Sk,  Alonso  Cáceres  temiente  de  Montejo  había  fundado  la  Villa  de  Santa 
aria  de  Comayagua  en  un  lugar  abundante  y  lleno  de  ventilas.  De  él 
Á  las  aguas  del  Pacifico  se  contaron  26  leguas  habiendo  igual  número  al 
otro  OGceano.  Estas  últimas  se  dividen  en  12  leguas  navegables  en  ca- 
noas por  UH  rio  desde  el  puerto  de  Cciballos^  que  es  muy  bueno,  hasta  un 
Sueblo  de  indios;  las  14  leguas  restantes  son  de  camino  carretero  muy 
[ano.  Informóse  al  rey  de  lo  conveniente  que  sería  hacer  por  allí  el  co- 
mercio de  Europa  á  la  mar  del  Sur;  que  el  clima  era  muy  saludable  sin 
las  epidemias,  y  otros  incon venientes  que  ofrecía  el  Istmo  del  Darien: 


AIV  209 

|aé  Isa  tieiras  exan  fériU^y  reoBíeiido  las  metjoi«A  oondioioiieft  par^ 
quepor  eUas  se  pnMsticase  el  trafico.  £1  gobierno  ISspa&ol  no  prestaría 
Atención  á  este  plan,  qne  tal  vez  hubiera  podido  ser  origen  de  otro  mas 
íiBportante,  el  de  abrir  nn  canal  de  comunicación  entre  ambos  mares. 
,  Alvarado  toIyíó  á  Goatema]^  con  su  esposa  venida  oon  él  de  EspaQai 
06  dedicó  á  hacer  los  preparativos  para  nuevos  descubrimientos  y  con^ 
quistas  según  lo  habla  pactado  con  el  Rey.  Pot  estos  proyectos  se  puso 
ea.  disomdia  con  Cortés,  y  este  con  el  Yirey  D.  Antonio  de  Mendoza;  que 
todos  querían  por  sí  enmrender  acuellas  jomadas.  Estando  ya  para  salir: 
le  pidieron  auxilio  de  la  provincia  Guadalsuara  donde  hubo  un  terrible 
levantamiento  de  indios.  Acudié  oon  parte  de  sus  tropas,  se  empeñaron 
recios  combates;  y  en  una  retirada  se  desbarrancó  un  caballo  desde  mu- 
cha altara  cayendo  sobre.  D.  Pedro  Alvarado,  quien  por  la  estrechez  del 
terreno  no  pudo. evitar  el  gran  golpe  que  6u£nó,  y  causó  su  muerte  al 
tarcer  dia,  el  24  de  Junio  f^l.  Su  viuda  D?  Beatriz  de  la  Cueva  pere* 
eió  con  su  hija  y  varias  sirvientes  en  el  Oiratorio  de  su  casa  con  motivp 
de  la  espantosa  inundación  suñrida  en  la  ciudad  de  Santiago  de  Guate- 
mala,  por  haber  reventado  ún  volcan  inmediato  <^ue  la  destruyó  con  ere- 
dldas  aguas  é  inñnitas  piedras  y  árboles.  Aconteció  esta  lamentable  des-» 
grama  el  1?  de  Setiembre  del  mismo  a&o  1541.  Una  hija  que  Alvarado 
tuvo  en  la  india  noble  que  hemos  mencionado  al  principio,  casó  con  D^ 
Francisco  de  la  Cueva.  Hemos  leido  en  Garcilaso  que  Í>.  Pedro  Alva» 
rado  dejó  en  el  Perú  un  hijo  suyo,  mestizo,  llamado  Diego  que  sin  duda 
nacería  en  Méjico  ó  Guatemala.  Elogia  aquel  su  conducta  y  cualidades 
intelectuales  pues  le  trató  mucho;  y  cuenta  que  huyendo  del  campo  de 
Chuquinga  cuando  Alonso  Alvarado  fué  aUi  vencido  por  Francisco  Her- 
nández Girón  en  1554,  lo  lóataron  los  indios  como  á  otros  que  corrían 
la  miam^  suerte. 

Según  Kamusio,  y  Pinole,  D.  Pedro  Alvarado  escribió  una  relación  de- 
sucesos  de  la  Nueva  España  que  insertó  Hernán  Cortés  en  las  que  for* 
mó  sobre  el  mismo  asunto. 

ALTUliDO  T LEZO— D.  Juan  Ájsaomo—Véaae  Tdbalosoa,  ^íarqués de.. 

ALTUliDO  Y  PERALES— D.  Eugenio— Primer  Marqués  de  Tabalosos. 
Nació  en  Lima  en  el  año  de  1715;  descendiente  de  los  primeros  conquisa 
tadores.  Habiendo  ido  á  educarse  á  España  emprendió  la  carrera  mili'^ 
tar  y  benefició  una  compañía  que  mandó  en  el  regimiento  de  Lombardfa* 
Hizo  las  campañas  de  las  guerras  de  Italia  concurriendo  á  las  batallas 
de  Campo  Santo,  Placencia  Veletri^idone  &*  y  á  los  sitios  de  Tortona 
Placeneia  yPizighittone,  asalto  de  JPavía,  ataques  de  Boltagio,  Codgono, 
Genova,  San  Pantaleon,  montañas  de  Turbia  y  otros.  Pasó  por  todos  los 
grados  de  jefe,  y  siendo  ya  brigadier  en  la  guerra  oon  Portugal,  á  la  ca- 
beza de  una  columna  de  dos  mU.  granaderos,  contribuyó  al  asalto  y  ren- 
dición de  las  plazas  de  Cha  vez  y  Almeida.  Sus  hazañas  en  esa  contienda 
y  otrais,  se  elogiaron  á  mediados  del  siglo  pasado  en  los  diarios  de  Ho- 
landa. Mandó  luego  la  dicha  plaza  de  Chavez  en  la  provincia  de  li'oa  os 
montea.  Fué  Gobernador  de  Zamora,  director  del  Seminario  de  nobles  en 
Madrid.  Comandante  general  de  Oran  y  sus  castillos,  y  de  las  Islas  Ca* 
narias  oon  el  cargo  de  presidente  de  aquella  Audiencia.  T>.  Eugenio  as- 
cendió hasta  el  elevado  rango  de  teniente  general  de  los  Reales  Ejércitos 
y  por  sus  muchos  servicios  el  Rey  Carlos  lll  creó  para  él  un  título  de 
Castilla  y  se  lo  confirió  con  la  denominación  de  Marqués  de  TabaloSos 
por  los  años  de  1765.  Estuvo  tiempos  antes  de  Ministro  Plenipotenciti- 
rio  entendiendo  en  lo  relativo  á  límites  de  España  y  Portugal  en  sút^ 

27 


¿10  AI? 

m 

dá  razoñ  dal  matrimonio  é  hijos  de  D.  ISoffenio  y  óteos  pomMaoMB.    FA' 
lítela  en  3  de  Jnlio  de  1780^  de  edad  de  65a&O0. 


UTARIDO  TAS4tinB2  HE  TELA8C9— D.  FaA»€i0CO— FádM  CíuUgo, 

(kmdede — 

IIiTUEZ— El  LiasNOiADO  D.  Diego— Natural  de  Salamanca.  Fué 
Gorreeidor  del  Cuzco,  de  Ghacluipoyaa,  de  Guánuco  y  de  Potosí.  Gas^l 
éon  D?  Isabel  de  Figueroa,  viuda  de  D.  Bartolomé  Tara»ma,  uno  de  loo 
fundadores  de  la  ciudad  de  León  de  HuánuocK  y  de  quien  heredé  el  re- 

Sartimiento  de  indios  oue  poseía  en  Guari.  ÁlTarez  y  su  esposa  dtmfioo 
e  muchas  riquezas,  fueron  pailones  del  conrento  de  8«n  Agustín  de 
dicha  ciudad,  que  se  fundó  tía  1564.  Gastoron  ffran  parte  de  su  fortami 
en  edificarlo  y  engrandecerlo.  Repartieron  mudio  dinero  á  familiai»  po^ 
hres,  dotaban  huérfanas  y  socorrían  con  limosnas  á  los  indigentes.  Fa-* 
brícaron  capilla  en  la  cárcel,  asignándole  una  renta.  Establecieroii  uHtt 
escuela  de  graimática  latina  y  algunas  capellanías  con  fines  piadosM^ 
Impusieron  20^000  pesos  para  que  su  j^roducto  ayudase  á  satisfaoer  el 
tributo  de  los  indígenañ  de  su  repartinuento;  y  gastaron  creeid¿  susia 
en  la  obra  de  la  igle8ia  de  San  Agustin.  Alvarez  ya  rindo,  hi2o  ^i  m^ 
Jora  y  ornato  de  dicho  templo,  nuevos  desembolzos  y  cada  afio  le  dedi* 
caba  un  valioso  obsequio.  Favorecía  á  deudores  ejecutados  y  perseí^-^ 
dbs,  pagando  por  ellos.  £1  convento  de  Guánuco  disfrutaba  de  una  eb« 
larada  do  5,000  pesos  que  rendian  los  capitales  que  Alvates  y  su  mi^er 
le  donaron.  Falleció  de  mas  de  ochenta  lAos. 

ALTAREZ— 'El  Dr.  D.  José — Natural  de  Arequipa,  sujeto  de  mu<dia  U» 
toratura;  fué  canónigo  penitcnciarío,  dignidad,  y  deán  en  el  eoró  de  la 
iglesia  del  Guzco. 

áLTAEEZ— £l  Db.  D.  Juan— Gura  de  la  doctrina'de  Ato  en  el  valle  de 
Lima.  Después  de  haber  edificado  á  su  costa  una  Iglesia  en  el  afio  17D0, 
fabrícó  á  espaldas  de  ella  un  Gampo  Santo  con  su  correspondiento  oea^ 
rio.  Gon  esto,  y  con  disponer  que  los  cadáveres  se  enterrasen  en  bastan- 
te profundidad,  preservó  á  su  pequefio  templo  de  mal  olor  y  dafioeaa 
exhalaciones.  Fué  éste  un  ejemplo  ifiuy  útil  en  época  en  que  se  hada 
mucha  oposición  en  el  Perú  al  establecimiento  de  panteones.  Alvares 
filé  después  cuta  de  San  Sebastian  en  Lima. 

ALTAEfi2— El  ucsnciado  D.  Juan  ALONSO^Abosado  de  la  AudieU' 
eia  de  Valladolid.  Uno  de  los  cuatro  Oidores  que  en  1544  vinieron  á  Li» 
ma  á fundar  la  Beal  Audiencia  con  el  primer  Virey  D.  Blasco  Nufiez  Ye- 
la.  £ste  fué  muy  aborrecido  por  su  carácter  suspicaz  y  violento,  y  mas 
que  todo  por  haber  querido  poner  en  ejecución  las  ordenanzas  realea 
que  tn^o  en  favor  délos  indios,  y  reprimir  los  exesos  y  el  trato  inhuma^ 
no  ^ue  les  daban  los  conquistadores  y  encomenderos.  Sabido  es  que  és- 
tos inquietaron  el  país,  y  que  la  Audiencia,  violando  todo  resisto,  se 
puso  en  pugna  con  el  Yirey  en  circunstancias  de  que  Gonzalo  Pizarm. 
se  armaba  en  el  Guzco  á  la  sombra  del  carácter  de  procurador  general 
del  Reino,  con  que  cuidó  de  hacerse  investir  para  suplicar  de  las  orde- 
lianzas,  presentándose  en  una  actitud  amenazante. 

Los  oidores  Gepéda  y  Alvarez  promovian  el  descoiltento  y  alen- 
taban á  los  vecinos  de  Lima  para  que  se  huyesen  y  pasasen  al  han 
d>  do  Pizarro.   El  licenciado  Alvarez  escribió  palabra  por  palabra 


MV  211 

íb  ék  mpMmáo  4b1  Tángr  y  «oafime  «Uctftba  el  factor  moa  Soaies 
4»  Gftm^al»  nn»  e«rta  qa«  á  éste  había  escrito  su  faonnano  4^ada 
J»iqa|  .«arto  q^s»  nada  argttia  contra  el  factor;  pero  como  Blasco  NofLez 
•atalM  ésaa^^Miado  por  el  .<Sdio  que  le  tonia,  agrav^a^o  después  con  la  taatk 
do-iMfioteinas  de  di<^o  laetor,  le  dio  de  pu&aladas  él  mismo  en  Palacio. 
BftgniAamonte  ordenó  qne  Alvarez  le  formase  cansa  y  esto  oidor  le  decla^ 
tó  seo  dmdo  ^pior  bien  Jbeoha  y  ner^oida  la  muerto  ú£í  factor.  Acerca  da 
esto  dice  el  cronisto  Herrera,  ''no  procedió  por  el  deseo  del  buen  Ck>bier- 
"  no^  nara  sosegar  al  pueblo,  siso  por  qoe  así  convino  al  mismo  oidor  el 
**  «Mlí  eetto  loa  otros  no  pensaba  mas  qoe  en  su  negocio  é  intorés/' 

Jjom  «dovee  hablan  údo  requeridos  por  el  Virey  para  que  no  viviesen 
e»  laa  casas  de  tos  n^gooiantos  xu  oonuesen  Á  costo  de  los  vecinos:  como 
ásto  lASofénAíó  mucho,  quedaron  muy  indignados  contra  él,  y  deseando 
onanlon  de  daar  saUda  á  su  reoeor*  Alvareis  por  su  parto  tomó  declara- 
oion  ú  un  procurador  sobre  sí  para  adquirir  ese  destino  habia  tonido.qua, 
dar  :«íflrto  cantádad  de  pesos  do  oro  ^  i>iego  Alvares  Cueto  cullado  del 


El  desagrado  general^  la  discordia  de  las  mitoridades  y  la  aproximí^ 
eionidi»  Gonaalo  nsarro,  estimularon  al  Virey  para  detorminar  la  traslib* 
eionAel  Gobierno  á  Tropillo.  Aunque  ios  oidores  convinieron  en  ello^ 
dsfl^ues  se  negaron  abiertamente  á  yerifloarlo,  con  lo  que  creció  la  agrí* 
Mnosiy  y  el  desorden  vino  á  parar  en  un  rompimiento.  La  Audiencia 
deaeonoeió  al  Yirey,  le  depuso  y  aprisionó  disponiendo  su  regreso  á  Es- 
nalba,  y  que  el  licenciado  Alvarez  lecondiyese:  nabilitáronle  con  seis  mil 
Msadsa  por  eueoto  d»  sus  sueldos.  Antes  babia  sido  comisionado  para 
aegnir  eontara  el  Virey  nnas  iuformacionee  que  debian  sometorse  al  jui- 
cio del  Emperador.  Garcüaso  refiere  que  ei  auxilio  dado  á  Alvarez  fué 
é»  oelio  nm  castellanos  y  que  ésto  se  buzo  cargo  de  la  persona  del  Virey 
«n  Huaura  á  doi^e  le  lleTar<m  por  mar  habiendo  ido  Alvares  por  tierra 
áreunírsele:  affre«paque  se  biso  á  la  vela  sin  esperar  los  despacnos  y  co- 
municaciones oe  la  Audiencia. 

EhoL  JBlnania  £cié  tentado  Alvarez  de  parto  del  Virey  por  medio  de  su  eU' 
fiada  ^oítftOf  pora  que  volviese  sobre. sus  pasos  é  hiciese  al  fiey  un  sefi»r 
ladOfaepvieia  Alvarez  eonteato  que  él  tenia  pensado  lo  que  habia  de  bar 
«er;  y  en  cuanto  estuvo  abordo  espidió  un  auto  poniendo  en  libertad  id 
Virey,  ifteolacándose  cvQpable  y  suplicándole  le  perdonase.  Así  lo  hiz<> 
Blaaoo  Nufiez  prometiendo  no  acoraarse  mas  de  lo  pasado.  Goml^  dico 
qneel  Virey  regaló  ú  Alvarez  una  esmeralda  del  valor  de  quinientos 
castellanos  que  no  pagó  á  Nicolás  Rivera  de  quien  la  hubo.  También 
refiere  que  cuando  se  trato  de  elegir  persona  que  llevase  á  EspaOa  al 
Virey,  los  oidores  quisieron  dar  esto  comisión  á  otros;  pero  que  el  deca^ 
no  Cepeda  insistió  en  que  debía  desempe&arla  Alvarez,  por  ser  mas  idó- 
neo para  informar  al  Emperador  de  las  cosas  del  Perú.  Agrega  que  el 
4i^dor  Zárato  presagió  que  Alvarez  habla  de  corresponder  mal  a  la  con- 
fianza que  le  MAian. 

£1  Virey  desembarcó  en  Tnmbez,  y  con  Alvarez  pnao  en  ^ercicio  la 
aotoridad  de.la  Audiencia  como  si  funcionara  reunida.  £1  historiador 
Aigostm  de  Zarate  cuento  que  luogo  quo  se  tío  dueño  del  buque  que  la 
ludbi»  entregado  Alvarez, ''  le  trató  de  bellaco  y  rev<dvedor  de  pueblos, 
**  jurando  ahorcarlo,  y  asesorándole  que  si  por  entonces  lo  dejaba  da 
**  nacer,  era  por  la  necesidsS.  que  de  él  tenia;  y  que  este  mal  tratamien- 
^  to  duró  casi  todo  el  tiempo  que  anduvieron  Juntos."  Todos  los  escrito- 
rea  convienen  en  que  Alvarez  fué  uno  de  los  oidores  que  mas  hicieron 
para  destituir  y  ultM^ar  fú  Virey  Vela. 

Pero  apeaar  de  esto  no  cabo  duda  de  que  él  le  ayudó  á  juntar  gente  j 


212  ALV 

á  hacer  siifi  aprestos  en  Piura,  pasando  por  diferentes  peligros,  y  qa»  aun 

Serdió  ñU  equipaje  cuando  escapó  de  manos  de  la  tropa  con  que  Badúcaa 
ize  algunas  estorciones  en  la  costa  de  Pinn^  sirviendo  al  partido  de 
Gonzalo  Pizarro.  £1  licenciado  Alvarez  entendió  en  los  Inioioe  fbnnadoa 
áyarios  por  infidencia  de  orden  del  Virey,  y  en  virtnd  de  ellos  faercm 
ahorcados  en  la  oampafia  de  Qnito  y  Popayan  los  OoaiApos,  Oomes  dA 
Estaeio,  y  Alvaro  Carvajal,  acosados  ios  dos  últimos  de  haher  pioyeotft^ 
do  matar  al  Virey. 

•  Guando  Blasco  Nufiez  pensó  en  despoblar  la  ciudad  de  Qnito^  el  oidor 
Alvarez  pronunoió  su  opmlon  en  contra  de  esa  medida.  También  fué  da 
sentir  asi  como  el  adelantado  Sebastian  de  Yelalcazar  y  otros,  que  debia 
el  Virey  entrar  en  algún  acomodamiento  con  Gonzalo  Pizairo;  pero 
Blasco  Nufiez  resuelto  á  combatir,  desoyó  consejos  que  creia  opuestos  á 
su  diffuidad;  siendo  de  presumir  que  no  consideraría  posible  hallar  me- 
dio sugnno  de  transacion. 

-  Aunque  Blasco  Nufiez  deeia  que  el  oidor  Alvarez  era  loco,  siemprala 
daba  lu^ar  on  las  reuniones  en  que  oia  sobré  asuntos  graves  el  parecer 
de  los  militares  notables  que  le  aeompa&aban:  y  habiéndose  resuelto 
buscar  al  enemigo,  para  poner  fin  á  la  contienda^  tuvo  lug^ar  el  19  de 
£nero  de  1546,  la  batalla  de  Afia(]^uito  en  que  pereció  el  Virey  quedamda 
triunfante  la  causa  de  Gonzalo  Pizarro. 

Están  discordes  algunos  autores  en  cuanto  á  la  muerte  del  oidor  Al- 
varez prisionero  en  Afiaquito.  G<»nára  dice  que  envenado»  Diego  Fer* 
nandez,  el  Palentino,  y  el  contador  Agustín  de  Zarate,  que  maTherido. 
Alvarez  en  la  batalla,  murió  por  culpa  de  los  cínglanos  que  estaban  da 
acuerdo  con  Gonzalo  Fizarro.  Mas  Garcilaso  al  tocar  este  puntóse  espre^ 
sa  así: 

**  Les  levantaron  falso  testimonio,  que  en  aquellos  tiempos  y  si^pre,; 
^^  donde  quiera  que  hay  bandos,  con  ocasión  y  sin  ella,  procuran  decir  to^ 
^^  do  el  mal  que  pueden  principalmente  contra  los  caídos/' 

ALTAEBK— Frat  Lmo— de  la  orden  de  San  Agustín.  Principió  la  obra 
de  la  iglesia  y  convento  de  su  reunión  en  Arequipa  en  1574,  siendo  sa 
primer  prelado^  y  con  aprobación  del  capitulo  de  Loma  de  1575,  en  tiem-. 
po  de  iray  Luis  López  de  Solis  qUe  después  fué  Obispo  del  Paraguay  y 
Quito.  D.  Alonso  Luque  dio  una  suma  de  dinero  y  área  para  la  oonstmo- 
oion  del  texnplo,  dedicado  á  San  Nicolás  de  Tolentino.  Continuaron  el 
trabajo  D.  Biego  Kodriguez  de  Solis,  D.  Gtomez  Fernandez  Tapia^  y  D. 
Juan  Dávila  estimulados  por  D?  Violante  de  la  Cerda.  £1  padre  Ciuan- 
eha  dice,  que,  fray  Lino  colectó  e|i  cinco  días  65,000  pesos  para  la  fun- 
dación, y  que  solo  D.  Diego  Cabrera  y  su  muger  D?  Paxüa  Peralta  dieron 
7,000  fuera  de  rentas  y  otras  erogaciones  que  ascendieron  á  20,000  du- 
eados. 

£1  Virey  D.  Fsancisco  Toledo  mandó  cerrar  el  convento  y  la  iglesia 
porgue  no  se  le  pidió  licencia  para  la  fundación.  SoUs,  que  ademas  te 
había  establecido  capital  y  una  capellanía,  estaba  enterrado  en  dicho 
templo.  Fué  sacado  su  cadáver  y  trasladado  á  la  Catedral.  La  religión 
ocurrió  á  £8paña,  y  el  Rey  mandó  que  continuase  la  ñíbrica,  y  que  loa 
restos  de  Solis  volviesen  á  su  primitivo  lugar.  £n  este  «convento  se  en- 
señaba á  la  Juventud  Gramática  Latina. 

AL¥ABEZ  CAHUOVA  Y  «UZHABF— D?  Majoa.'- Véase  Chisnnan. 

ALTAREZ  CUETO— D.  Diego.— Vino  al  Perü  en  1544  con  el  primer  Vi-, 
rey  D.  Blasco  Nufiez  Vela  su  hermano  político.  Luego  que  trató  dicho 


ALV  213 

¥irey<l6  «rgaaixftr  álgau»  faerzA,  pensAotfo  con  «lU  tostfiíér  tu  ««- 
tmriaad  leehasada  generalmente  á  eaosa  de  lae  realee  oxáenaane  qii« 
tamjo  en  íávor  de  loe  indioe,  confirió  á  Caeto  el  mondo  de  nna  comptAÍ» 
de  8(ddadoe  de  á  caballo.  Se  poeo  en  pngna  con  loe  oidores  que  Tinieíoii 
con  él  miemo,  á  fundar  la  Andiencia  ele  Lima,  y  que  á  exención  de  nno, 
ee  habian  declarado  me  enemigos  y  fomentaban  la  discordia  nnidcs  -pot 
fntarés  ú  loe  perturbadores  áqnienes  esas  leyes  no  conTeniad  en  manera 
algvna.  Lios  actos  del  Y irey,  estaban  sogetos  á  una  censara  la  mas  apa*- 
áonada  de  parte  de  aquellos  magistrados  desleales  y  tnrbnlentos  qne 
todo  lo  contradecian  exasperando  al  mandatario,  que  p<Hr  otra  parte  te- 
nia nn  carácter  violento  y  carecía  en  lo  absolnta-  del  tacto  j  sagacidacL 
qne  es  indispensable  acon^pafie  á  nna  razonable  finnesa. 

Gomo  alrededor  de  los  qne  gobiranan  no  solo  se  suelen  ver  fávoñiam 
eorzompidoe  qne  trafican  y  lucran  con  las  colocaciones  y  las  pfovidea- 
cias  qne  se  libran,  sino  que  aun  ál^^unos  empleados  que  se  consideran 
incapaces  dé  esas  Tiles  medras,  se  tientan  á  Teces  á  buscarlas^  6  pecan 
aceptándolas;  parece  que  en  Dieso  AlTarez  Cueto  se  despertó  también 
la  codicia  y  el  a£íu  de  hacer  lo  mismo,  por  que  de  semeíantes  Tonalida- 
des y  manejos  no  siempre  se  abstienen  loe  deudos  y  áUegados  que,  coi^ 
mas  celo  y  como  en  cosa  propia,  debieran  Telar  por  el  honor  y  suna  de 
la  autoridad.  Los  oidores  que  habian  sido  reprendidos  por  el  Virey  por 
que  TÍTian  en  casas  ageiías  y  á  costa  de  los  vecinos  pudientes,  no  per- 
dían ocasiones  para  acriminarlo^  y  hacerlo  por  lados  peligrosos  para 
aTanzar  en  su  designio  de  desconceptuarlo.  Tomaron  á  su  cargo  la  sol- 
tara y  desmanes  de  Cueto  díTulgándolos  exagerados  ó  no,  para  mengua 
del  Virey  su  cufiado,  i>or  que  en  ciertas  circunstancias  no  pasa  por  alto 
nada  que  pueda  aprovecharse  y  servir  de  protesto  para  motívar  el  des- 
contento y  justificar  las  reTueltas. 

B^ere  Agustín  de  Zarate  que  la  Audiencia  acusó  á  Cueto  de  haber 
recibido  una  cantidad  de  oro  por  paga  del  nombramiento  de  Procurador 
que  se  hizo  en  favor  de  uu  individaQ;  y  aunque  se  procedió  á  indagacior 
nes,  estas  no  bastaron  para  que  el  hecho  fílese  comprobado:  siendo  pro- 
bable que,  pues  quedó  en  incertidumbre,  no  habria  em]pefio  tampoco  en 
.conñindir  á  los  denunciantes  con  una  vindicación  suficiente. 

En  medio  de  estas  cosas,  y  como  el  Virey  tenia  que  mirarse  mucho  eík 
lo  de  confiarlos  mandos  militares,  pues  era  muy  Skborrecido  y  el  país  es- 
taba en  inquietud;  cuidó  de  dar  á  su  pariente,  ya  capitán  de  caballería, 
el  cargo  de  general  de  la  escuadrilla  surta  en  el  Callao  á  la  cual  fdenm 
conducidos  presos  varios  sogetos  notables,  y  el  Licenciado  D.  Cristo- 
val  Vaca  de  Castro  antecesor  de  Blasco  Nufiez  en  el  gobierno  delPerti, 
y  á  quien  det^taba  por  haber  mandado  y  valer  mucho  mas  que  él.  Hizo 
depositar  aÍ>ordo  á  los  hijos  del  Marques  Pizarro  juzgando  conveniente 
tenerlos  en  seguridad  como  si  esto  pudiera  influir  para  contener  á  Gon- 
aalo  Pizarro  que  se  armaba  en  el  Cuzco  para  sublevarse  apoyado  en 
cuantos  se  oponían  á  las  nuevas  ordenanzas. 

Diego  Alvarez  Cueto  se  hallaba  con  el  Virey  cuando  este  llamó  al  fac- 
tor Illen  Suarez  de  Carvajal,  y  le  reconvino  con  grandes  ultn^es  por  ha- 
ber fugado  dos  sobrinos  suyos  en  compañía  de  otros  vecinos  con  el  flai 
de  juntalrse  cCn  Gonzalo.  £1  Virey  enagenado  de  ira  hirió  con  una  daga 
al  factor,  y  por  mas  que  hizo  Cueto  para  defenderlo,  no  pudo  evitar  lan- 
ce tan  estremo,  y  menos  el  que  á  las  vocee  que  dio  Blasco  Nuliez  acudiér 
ecm  sus  sirviertes  y  lo  acabasen  de  matar  á  estocadas. 

Colocados  los  oidores  á  la  cabeza  del  gobierno  al  estallar  la  xebelioii 
que  ellos  habian  tramado  y  que  ejecutaron  favorecidos  por  la  misma 
trc^a,  mandaron  que  el  Virey,  ya  preso,  se  dispusiese  para  morir  ere) 


214  ALV 

•imada y  losh^jos del  Blarqnéa»  liaoi^Jeaado asía  <3oiisala PisatRo  j^sca 
que  les  reconooiese  en  la  autoridad  oon  que  se  iBTeatian* 

Iioier  oidoies  Uevarou  al  Virey  al  CJaUao  paita  embaccarki  y  qme.aa 
ftiese  á  Eapafia  si  la  armada  se  les  rendía.  Cueto  al  ver  el  centío  resni- 
do  en  tierra  envió  á  su  segando  Gerónimo  ISvrbáno  en  nn  oote  armado 
para  que  recogiese  todas  &s  embarcaciones  menores  de  la  bsMa;  y  él  ett 
otra  se  aproximó  álaplaya  áexigir  le  entregasen  al  Yixey.  JBsta  düifpenv 
eia  no  prodigo  mas  que  amenazas,  y  auA  todavía  le  dlspacaron  almnoa 
tiros  que  se  contest^on  con  otros.  £1  oidor  Oepeda,  que  faneioiíalia  da 
capitán  general,  hizo  otra  intimación  á  Cueto  por  medio  de  Ftaj  Gtasfot 
'Carvajal  quien  le  presentó  un  anillo  del  Yirey  en  prueba  de  jbu  asentí- 
miento,  pero  Cueto  se  negó  á  todo  diciendo  ''que  la  mayor  bonra  que 
'*  podria  sncederle  era  que  por  servicio  de  suBev  le  motasen  traidoxes/' 
JSí  fssÁle  que  fué  el  que  tuvo  la  comisión  de  coniesar  Á  Blasoo  Nufies  im- 
portunó mucho  á  Cueto  y  consieuió  la  soltura  de  los  .h\|es  del  Marqnés, 
de  D.  Antonio  Rivera  y  de  su  esposa. 

El  capitán  Vela  Nudez  hermano  del  Yirey,  hizo  también  tentativaa 
«ara  el  sometimiento  délos  buques,  y  fueron  infructuosas  lo  mismo  que 
las  ofertas  de  recompensas  con  que  se  intentó  seducir'  á  Zurbano  que 
era  viscayno,  como  la  mayor  parte  de  los  marineros.  Cueto  supo  qna  se 
pensaba  en  reunir  balsas  para  asaltarlos  con  fuerza  de  arcabuceros» 
mientras  que  sus  soldados  abordo  eran  pocos.  Consultó  acerca  de  sn 
situación  con  Yaca  de  Castro,  y  acordaron  quemar  tres  naves  y  oon  laa 
demás  dirigirse  á  Huacho  á  proveerse  da  aeua  y  lefia,  y  esperar  lo  qoe 
daba  de  si  el  tiempo:  ofreció  sin  embargo  á  los  revolucionarios  devanea 
allí  los  buques  si  le  entregaban  al  Yirey. 

La  artillería  de  ellos  constaba  de  diez  ó  doce  culebrinas  pequeOas  da 
fierro,  y  cuatro  ca&ones  de  bronce;  tenian  40  quintales  .de  pólvora,  y 
eontaban  con  400  de  galleta,  500  fanegas  de  maiz  y  mucha  carne  ^^^ifiiift- 
Se  verifícó  el  incendio,  pero  no  pudo  nacerse  lo  mismo  oon  dos  baicaa 
de  pescadores  que  estaban  baradas  en  el  Callao  por  que  las  defendidnm 
los  de  tierra.  Las  aprestaron  inmediatamente  los  revolucionarios,  y  lle- 
nas de  gente  salieron  á  cargo  de  Diego  Garcia  de  Alfiuro  y  se  ocultaron 
tras  unos  farallones  en  la  misma  euoenada  de  Huacho. 

Yiendo  Cueto  muchas  personas  en  la  rivera,  deseoso  de  tener  notieiaa^ 
y  creyendo  pretendiesen  acogerse  á  los  buques,  mandó  á  Yela  Nufiez  se 
ooeroase  á  la  orilla  en  un  bote;  y  estando  de  observación  toé  atacado  da 
flozpresa  por  una  de  aquellas  barcas  que  lo  apresó.  Los  de  tierra  eian 
iKildadoB  enviados  de  Lima  con  D.  Juan  Mendoza  y  Yentura  Beltran. 
&tos  hicieron  saber  á  Cueto  que  si  no  se  daba  la  armada,  serian  muer- 
tos el  Yirey  y  su  hermano  Yela. 

Cueto  creyendo  que  así  lo  hmian,  entregó  los  buques  á  Mendoza:  no 
astaba  presente  Zurbano  que  habia  ido  á  tomar  los  que  eneontraae  en  los 
puertos  del  Norte,  y  después  se  dirigió  á  Panamá.  £1  Yirey  se  hallaba 
preso  en  la  isla  de  San  Lorenzo  y  bien  custodiado  por  qneJio  le  asesÍBa- 
sen  lospovientes  del  factor  Suarez  de  Carv%|f^  que  trataban  de  vengar- 
se de  éH 

.  La  Audiencia  hizo  pasar  al  Yirey  á  Huacho  en  una  balsa  de  p^}ay 
poniéndolo  en  uno  de  los  buques,  iban  á  remitirlo  á  Egpafla  bi^o  la-vi- 
gibWKaay  responsabilidad  d^  oidor  D.  Juan  .Alvaxez.  Cueto  habló «on 
este  induciéndole  á  dar  libertad  al  Yirey  pora  que  se  salvara  «ai  del 
oran  oompromiso  en  que  se  encontraba.  Luego  que  Blaaeo  Nullec  estu- 
fe abordo,  Alvares  sin  esperar  los  pliegos  se  eohó  á  noyegar  oon  des 
^quesy  y  sometiéndose  alas  órdenes  del  Yirey,  loUevó  á  PoMa  y 


ALV  215 

iéoiidál  Viiey.  Bwmkiiis  allí  eon  latiMüo  j  oon  Vm»  de  C«8tremie  so 
kabia  fiígado  desda  el  Oallao  en  otro  bnoaa.  A  ea  llegada  matehó  Cneto' 
á-Flaadeo  pacaiuatrair  al  emperador  deloo  saeeeos  del  Fertt 

AIiTAIBX  «AT9— D  FaÁifai0OO--C!abalÍen>  de  la  orden  de  Santiago^ 
d»nna  antigoa  familia  que  en  Iiim»  originó  ee  diese  el  nombre  de  Ga- 
to á  la  calle  en  qne  ylTia  como  aaeedió  oon  otras.  D.  Francisoo  faé  ro¿ 
gidiOT  perpett&o  del  eabildo  de  este  capital;  y  reunió  doeomentos  inte- 
resantes de  los  onales  formó,  á  sn  costa,  tres  tomos  de  reales  órdenes 
qne  existen  en  el  arohiYo  ds  la  municipalidad* 

ALTAIBZ  EdUVn-^D.  PBi»iio--«ataxal  de  Sstremadnra;  uno  de  loa 
capitanes  eepelloles  qne  se  hicieron  notar  en  las  gnenas  ocnrxidas  en  el 
Pml  después  déla  Coñqoista.  Solicitando  datos  acerca  de  sus  antece- 
dentes y  de  los  primeros  aOos  de  su  carrera  no  bemoe  obtenido  oteo,  ^ae 
él  de  snooncnzrenci*  ala  conquista  de  Méíjico  con  Hernán  Cortés.  En  el 
Perú  le  encontramos  sirriendo  eo  clase  de  capitán  en  las  ttoptm  de  P. 
Alonso  Alvarado.  cuando  en  1537  mordiaba  erte  sobre  el  Cuzco  de  orden 
de  D.  Francisco  PizoEro,  j  se  detuvo  en  Abanoay  con  motiyo  del  regio* 
sede  Chile  de  D.  Di^o  AUnaffio,  y  de  haberse  declarado  gobernador 
de  la  '^Nueva  Toledo.''  Alvara£>  hizo  detener  en  estrecha  nrision  á  unoa 
emisarios  que  le  envió  Abnagro  para  proponerle  avenimiento^  ó  que  se 
retirara  del  territorio  del  Cuzco.  JSolguín  se  opuso  mucho  á  una  medida 
que  violaba  la  inmunidad  que  debia  guardarse  á  dichos  comisionadss. 
Deiroues  salió  Holgnín  con  30  caballos  á  tomar  noticias  y  reconocerá 
los  de  Almagro  que  se  decia  estaban  en  movimiento.  £1  omitan  D.  Fran- 
cisco Chavez  para  esperarlo  se  emboscó  en  paripé  muy  bien  elegido,  ▼ 
consienió  de  sorpresa  a^ioderarse  de  él  y  su  partida  escapando  solo  3 
Biddaiaos.  Hallánaose  prision^o  en  el  Cuzoo^  convino  su  raga  oon  algu- 
nos otros  para  venirse  á  Lima:  súpolo  el  capitán  D.  Lorenzo  Aldaua  que 
ata  su  primo,  y  aunque  procuró  hacerle  desistir  de  su  intento  no  lo  con- 
siguió; entonces  lo  puso  en  conocimiento  de  Almagro  para  que  le  detu- 
viese sin  pararle  por  ello  ningún  peijuicio.  £1  Adelantado  reconvino  á 
fiolguín,  que  siendo  amigo  suyo  abrigaba  tal  pensamiento,  y  mandó 
que  b^)o  pieito-homensje  de  caballero  peimanecieBe  en  su  casa  sin  po- 
aer  moverse  de  ella.  Holgpiín  se  quejó  de  Aldana:  este  se  ofendió  de  Al- 
magro por  el  Juramento,  y  desde  entonces  quedó  desagradado. 

jrasada  la  derrota  de  Alvarado  en  Abancay,  emprendió  Almagro  su 
campaña  en  dirección  á  Chincha  dejando  en  el  Cuzco  no  pocos  piisione-. 
ros,  entre  los  que  se  contaban  Gonzalo  Plzarro  y  el  midmo  Alvanido.  Hu- 
bo CTande  inter^  por  su  soltura,  lográndose  que  los  encargados  de  cus- 
todiarlos, cediesen  al  soborno  por  influencia  de  los  presos  y  de  diferen- 
tes personas.  Aldana  que  se  habla  escusado  de  ir  con  el  ejército,  estuvo 
en  todos  los  secretos,  y  se  preparó  para  la  ejecución.  En  cuanto  se  vie- 
ron libres,  nuacharon  con  di^o  Aldana,  quien  cuidó  de  llevar  también 
á  Holguín.  Este,  avergonzado  y  sin  tranquilidad  por  que  faltaba  á  su 
JTiramento,  no  queriendo  seguir  oon  los  otros  se  ocultó  y  desprendió  de 
elios,  regresándose  desde  el  Apurimac  al  Cuzco  resuelto  á  mantener  sn 
compromiso. 

Am  que  volvió  Almagro  oon  su  ejército,  ya  en  guerra  abierta  oon  Pi- 
sairo,  le  aceptó  Holguin  una  colocación,  y  combado  en  la  célebre  bata^ 
lia  de  las  Salinas  el  26  de  Abril  de  ISSa 

He  le  hostilizaron  los  vencedores,  y  teniéndolo  el  Gobernador  Piaano 
en  Lima,  le  encomendó  á  principios  de  1^1  el  descubrimiento  del  paii. 


216  ALV 

de  los  '^Chuachns''  y  oonquista  de  Mojos  en  que  había  sido  desgnM)Í4idd 
dos  afios  áates  ^  capitán  Pedro  Anznres  del  Campo-redondo,  HolgoÍB 
al  llegar  al  Cozoo  con  sn  gente  se  ooapó  de  los  preparativofir  necesario» 
para  la  empresa;  y  como  se  mostrara  poco  satisfecho  de  D.  Francisco  Pi-^ 
aanoy  se  hizo  luego  sospechoso,  y  le  creyeron  inteligenciado  en  los  pla- 
ces de  los  ábnagnstas  en  favor  del  hQo  de  D.  Diego.  HoU^^  ^^^  posoa 
«Hrcnnspeocion  nabia  hablado  de  una  coi^nracion  que  amentaba  eá 
Lima,  opinando  ser  muy  factible  la  muerte  del  Qob^nador.  Gnando  se 
sapo  en  el  Onzco  á  los  pocos  meses  el  asesinato  de  36  de  Jnnio,  Holgaín 
se  nállaba  en  marcha  para  sn  destino:  y  mnchas  personas  Tióibies  do  di- 
cha ciudad  emigraron  al  Collado  para  alejarse  de  la  revolución  que  pren- 
dió en  el  Cuzcoproolamando  á  D.  Dieeo  Almagro  el  mozo.  Desde  Aya- 
▼iri  Gk>mez  de  Ix^rdoya,  el  licenciado  Chuna  y  otros  enviaron  á  D.  Fran- 
cisco Almendras  cerca  de  Holguín  para  persuadirle  de  que  debía  dejar 
para  otra  época  la  jomada  al  interior,  ofileciendo  obedecerle  como  á  ca- 
pitán general  si  regresaba  á  ser  caudillo  contra  la  revolución  hecha  en 
tima.  Almendras,  que  venia  de  Chuquisaca  con  una  comisión  igual  de 
aquellos  vecinos,  pronto  alcanzó  á  Holguín,  quien  enterado  de  todo,  Uy, 
mó  Á  su  cuenta  el  restablecimiento  del  óiden  y  vengar  la  muerte  del 
Marqués  Bizarro.  Hizo  su  contramarcha  saliendo  á  Chuquiabo,  (la  Paz) 
y  en  Chucuito  unió  á  su  tropa  algunos  soldados  con  que  le  recibió  Qo-> 
mes  de  Tordoya. 

Caminó  la  vuelta  del  Cuzco  en  cuya  ciudad  entró  haciendo  huir  á  los 
de  Almagro,  y  exigió  le  reconociera  el  Cabildo  por  capitán  generftl^  ISl 
«apltan  D.  Gabriel  de  Bojas  que  allí  mandaba,  le  hiao  ver  que  Si  hieii  en 
fuerza  de  las  circunstancias  apareóla  el  Cuzco  d^endiendo  de  Almagro, 
esto  no  signiñcaba  una  rebelión  contra  el  Bey,  y  que  no  había  ^r  qué 
admitirle  en  clase  de  capitán  general.  Apesar  de  todo,  el  Cabildo  ro- 
deado de  soldados,  tuvo  que  convenir  en  la  demanda  de  Holguín.  £ste 
se  neffó  Á  dar  las  fianzas  que  se  le  pedian;  ofreciendo  sí,  regirse  por  los 
oons^os  de  las  personas  mas  dignas  y  esperimentadas.  A  los  que  se  ha- 
hian  ausentado  tomando  para  Lima,  los  hizo  perseguir  con  el  capitán 
Castro  quien  los  alcanzó  y  llevó  presos  al  Cuzco:  mas  luego  se  les  d^ó 
libres  sin  causarles  mal  alguno.  Holguín  se  preparó  para  &  guerra:  en- 
vió agentes  á  Arequipa  para  que  no  tomase  cuerpo  la  decisión  que  ha- 
bla por  Almagro,  y  para  estraer  alguna  gente,  en  particular  la  que  esta- 
ba recién  llegada  de  Espada  en  un  navio  del  Obispo  de  Plasenda.  £1 
capitán  Pedro  Anznres  con  alsuna  tropa  se  viuo  de  Chuquisaca  Á  Are-' 
quipa,  y  después  de  cooperar  al  buen  éxito  de  las  disposiciones  de  Hol- 
gué, subió  al  Cuzco  con  buen  refuerzo  y  se  puso  á  sus  órdenes. 

Por  entonces  andaba  ya  por  Quito  el  licenciado  D.  Cristóval  Vaca  de 
Castro  consejero  del  Rey  que  venia  con  instrucciones  para  averiguar  las 
causas  y  poner  remedio  á  los  trastornos  del  Perú,  reasumiendo  el  Go- 
bierno en  el  caso  de  faltar  Pizarro.  £1  Emperador  escribió  á  Holguín  y 
á  otros  militares  exitando  su  celo  para  que  coadyuvasen  Á  estinguir  la 
anarauía  y  cimentar  un  orden  de  cosas  estable.  D.  Alonso  Alvarado  en 
CSbacnapoyas  organizó  una  fuerte  columna  y  entró  en  comunicación  con 
Holguín.  £ste  rompió  su  marcha  para  dirigirse  por  las  sierras  hacia  el 
Horte  con  300  hombres:  en  Guamanga  exigió  que  sus  oficiales  ratifica- 
sen su  nombramiento  de  capitán  genertd;  y  discutiendo  con  ellos  sobre 
la  campaüa,  unos  opinaron  que  se  buscase  á  ALmagro  para  eombatir: 
otros  mas  cuerdos,  que  se  debia  tratar  solo  de  la  reunión  con  Alvarado 
y  Yaca  de  Castro,  £l  ejército  de  D.  Diego  Almagro  taimbien  se  movió  de 
Ldmaconla  mira  de  emprender  sobre  el  Cuzco.  Sabido  esto  por  Hol- 
guín aunque  él  Hflsgurába  que  venia  á  encontrarse  con  Almagro»  cono' 


ALV  217 

tftiMido  la  inferiotidad  de  ta  ñterza,  mas  bien  pausó  eá  miuüobrar  ó  ada» 
lantane  {MurajMHwr  el  Valle  de  Ja^ja  siii  oompiometer  eua  amas. 

Alganos  indios  ayisaron  á  Ho^vUn  que  en  Jaii^a  existía  nna  partida 
de  doce  soldados  preparando  bastimentos  para  el  ejército  de  Almagro^  y 
oenpadOB  de  adquirir  noticias.  Holguín  mandó  á  Gaspar  Rodríguez  de 
Campooredondo  para  que  viese  forma  de  tomarlos,  y  este  dando  de  no* 
che  sobre  ellos,  los  apresó  á  todos.  Dos  f nerón  ahorcados,  y  á  los  demis 
se  les  poso  en  libertad  ordenándoles  Holgnín  diesen  á  los  contrarios 
**  qne  se  contentasen  con  los  da&os  qne  tenían  he&os,  y  que  él  se  enea- 
^  minaba  para  C%jamarca  por  evitar  un  combate,  no  por  que  les  temiese 
**  sino  para  qne  pudieran  conocer  sus  ynros  y  pedir  perdón  al  Eey.^' 
iüéntras  esto  hacia,  tralid  en  secreto  con  uno  de  les  dichos  prisioneros, 
á  yúejk  habla  ganado  con  dádivas  para  que  le  sirviese;  encargándole 
dgera  que  la  noche  siguiente  iba  á  atacar  por  cierta  via  estra viada  que 
le  indicó.  Almagro  hiso  dar  tormento  á  este  soldado  recelando  de  su  de- 
posición y  como  no  descubriese  mas,  le  biso  ahorcar.  Cristóval  Sotelo 
uno  de  los  mejores  capitanes  de  Almagro  comprendió  que  Holguín  trata- 
ba de  ei^^a&anos  con  la  misma  verdad,  y  fue  de  paiecer  que  se  tomase 
nna  segura  dirección  para  salirle  al  encuentro;  pero  Juan  de  Rada  no 
quiso  se  adaptase  ese  dictamen,  sino  él  de  ocupar  ^aiga  y  ver  que  haoian 
los  de  Holgmn.  Sotelo  disgustado  leuanció  sn  cargo  de  maestre  de  cam- 
po: algunos  afirman  que  en  Bada  no  hubo  equivocación,  sino  la  mira 
oculta  de  evitar  nna  función  de  guerra  con  les  qne  invocaban  éí  nombre 
del  Sóbenme;  no  oon viniendo  obrar  violentamente  eka  agotar  antes  otros 
medios  qne  aon  no  se  habían  interpuesto^  Solo  9BÍ  pudo  hacer  Holguín 
sn  tránsito  por  Jaiya  sin  el  gran  peligro  de  ser  batido:  y  de  todos  modos 
fué  nn  remarcable  error  no  diputarle  el  paso  como  -era  fácil  haberlo 
hecho  en  oportunidad.  Fueron  sm  embargoá  peisegnlrio,  pero  no  obtu- 
vieron ven^a  ^ne  merezca  contarse,  y  tomaron  á  Jacya  por  que  ya  es> 
taba  á  mucha  distancia. 

Hc^nín  situándose  en  Oaaráz  entró  en  contacto  con  Vaca  de  Castro 
y  oon  Al  varado  qne  llegó  á  Gnailas  y  se  acantonó  allí  sin  querer  reunirse 
ni  subordinarse  á  él:  no  podía  mirar  con  indifiurenciaque  su  antiguo  sub* 
dito  ostentase  el  título  arbitrario  de  capitán  general.  Al  mismo  tiempo 
en  el  campo  de  Holguín  crecía  un  partido  do  apasionados  á  su  maestre 
de  campo  Gómez  de  Tordoya,  y  porque  decían  que  sus  servicios  eran 
muy  meritorios,  y  atribuian  todo  buen  resultado  á  sus  atinados  pasos, 
se  despertó  queja  y  envidia  do  parte  de  Holguín,  quien  no  pudíendo  do- 
minar sus  celos,  mandó  prenderle;  motivo  que  obligó  á  Tordoya  á  mar- 
charse con  el  fin  de  encontrar  á  Yaca  de  Castro.  Siguióle  su  primo  el 
capitán  Garoilaso  de  la  Veni  despedido  por  Holguín:  mas  luego  arre- 
pentido éste  de  sn  ligereza,  les  hizo  alcanzar  pidiéndoles  se  volviesen  á 
sus  puestos,  á  lo  cual  ellos  no  quim^ron  ]^restarse» 
'  A  vaca  de  Castro  no  se  ocultaba  la  ambición  de  Holguín^  y  por  lo 
mismo  quiso  emplear  mucha  sagacidad  para  tratarlo.  Envió  cerca  de 
élá  lA>renzo  Aldana  j  á  Di^o  Maldenado  vecino  respetable  del  Cuzco, 
para  que  le  persuadieran  de  la  necesidad  de  entregar  el  cargo  de  ca- 
pitán general  á  c^uien  por  representar  al  Bey  ónicamenie  tocaba  ejer- 
cerlo: que  él  debía  conformarse  con  la  razón,  y  ocupar  el  segundo  lugar, 
para  no  oscureced  el  brillo  de  sus  servicios  que  lo  hacían  acreedor  á  altas 
recompensas.  Holguín  procedió  con  honor,  y  cediendo  á  talos  reflexio- 
nes, se  presentó  a  Yaca  y  le  entregó  sus  tropas,  cerraado  los  oídos  á 
las  voces  maliciosas  de  los  que  procuraban  sembrarla  discordia  y  des- 
componer los  ánimos.  £1  Gobernador  ofreció  á  Holguín  premios  y  con- 
deooraciones:  le  reoonoílió  con  Tordoya  y  Garoilaso,  y  también  con 

26 


218  ALV 

Al<m80  Altando^  pues  ésto  en  wm  éiagtrnínmeon  tbAffáa,  ü»  haiiuk 
aafiado  por  medio  do  unm  carta  qué  Vaca  quiso  loooger,  y  él  no  ao  1»  dl6 
sino  después  de  romperla. 

La  campafta  qne  se  abrió  contra  él  ^ército  de  B.  Dieco  de  AlnuiAO 
eonelttyó  sucumbiendo  éste  en  la  batalla  da  ClnqpaAél  lo  de  SetíeniMO 
de  1542.  Mandaba  Holguin  la  eáballerfa,  maa  al  principio  del  oonabato 
recibió  dos  balasoe  y  murió  instantáneamente:  los  aüeabneecos  de  Alma- 
gro oonooióndc4eporel  tr^fe  notable  qne  lleTaba,  se  emnerarcmen  diii- 
sirle  sus  tiros,  y  consiguieron  su  intento.  Después  de  la  Victoria,  Yac» 
nizo  conduolr  su  oadaVer  á  la  ciudad  de  Qoamanga  y  se  le  aepultió  en  el 
templo  de  San  Ctístóral  lo  mismíQ  qne  los  restos  de  Qomes.  de  Tordova 
qoe  turo  igual  ñn  de  resultas  de  las  graves  heridas  que  recibió  en  aqneU» 
san^^onta  batalla. 

AL¥iEBf  T  JIHBVBC— 'D.  Antonio— Después  de  haber  militado  en 
Bspa&a  sirvió  etí  Sud  América,  viniendo  á  Baenos  Airea  y  luego  al  Pe* 
rd  con  el  empleo  de  teniente  coronel.  Nombracto  gobemaaor  intendente 
de  la  provincia  de  Arequipa  tomó  posesión  de  este  mando  en  10  de  Ko» 
Viembre  de  1785,  cuando  acababan  de  estingnirse  los  oorregimientcMiy  y 
se  crearon  intendencias  en  los  tieorritcNrios  que  ahora  son  departamentoa. 
Hizo  muchos  arreglos  tocante  á  los  ramos  de  policía;  y  se  oontr%jo  á  la 
formación  de  una  obra  estadística  con  interesantes  datos  y  notioiaa  looa* 
1^^  wDie  provista  de  diferentes  cnadios  reatfatioos  se  concluyó  en  17^ 
£n  Í787  dispuso  se  hiciese  nna  esploracion  en  el  volcan  '^Misti."  Saiie» 
roh'  de  Arequipa  el  3  de  Diciembre  los  oomisionadosy  qne  íneron  el  oeero- 
tario  de  gobierno,  un  matemático  Veloz,  el  t«iiente  coronel  D.  Franjar 
co' Suero,  el  subteniente  del  regimiento  de  Soria  D.  Manuel  de  Cloe»  IX 
I<aTÑréa^o  José  M-aUlonado,  el  alcalde  de  naturales  D.  Domingo  Yaaqnos 
^  otros.  Dióse  en  seguida  una  descripción  del  volcan  con  detalles  oorio^ 
sos  y  un  plano  que  la  acompañaba.  El  intendente  Alvares  él  aOo  1791 
Mzo  una  visita  a  todas  las  provincias  de  la  comprensioa  de  Arequipa. 

Después  de  ascender  á  coronel  y  á  brigadier,  le  relevó  en  1803,  el  ciqú* 
tan  de  fragata  D.  Bartolomé  Mari  a  Salamanca.  Pasó  á  la  provincia  do 
Chucé  como  gobernador,  y  la  mandó  desde  1804  hasta  1812  en  que  filó 
su  sucesor  el  teniente  coronel  D.  Ignacio  Justis. 

De  los  hijos  qne  tuvo  el  brigadier  Alvarez  Jiménez,  D.  Ignacio  nacido 
en  Buenos  Aires,  coronel  de  ejército,  estuvo  allí  encardado  del  ^bienio 
supremo  en  ausencia  del  señera!  Bondeau  en  1815.  D.  Melchor  sirvió  en 
Espafia,  y  pasó  á  Méjico  ae  brigadier  y  coronel  del  regimiento  de  8abo> 
ya;  fué  después  general  de  División  en  esa  República.  D.  Antonio  Mi^ 
ria  perteneció  al  ejército  del  Alto  Perú,  y  en  la  batalla  de  Vbilnma  aa- 
cendió  á  brigadier  estando  de  coronel  de  un  regimiento.  En  1834  volvió 
al  país  de  su  nacimiento  en  el  rango  de  mariscal  de  campo:,  habia  sido 

£  residente  de  la  Audiencia  del  Cuzco.  D.  José  sirvió  á  la  Bepablicade 
léjico  y  luego  á  la  del  Perú  desde  1830  hasta  su  fallecimiento:  llegó  ü 
la  clase  de  Coronel.  D?  Manuela  Alvarez  y  Tomás  casó  con  D.  Joaquín 
MariaFerrer  antiguo  comerciante  de  Lima,  y  que  en  Espa&a  figuró 
posteriormente  como  ministro  de  estado  y  senador  del  Beino. 

ALTAE8I  HALM^1IA00— D.  Juan-— Espaftol,  avecindado  en  el  Cnceo. 
Después  de  lo  qne  hemos  referido  en  el  aSrtículo  tocante  á  D.  Diego  Ale- 
mán, y  ostendida  en  el  Perú  la  fama  de  haber  oro  abundante  en  la  pro- 
vincia de  Mojos,  solicitaren  algunos  españoles  autorizacimí  para  entrar 
á  descubrir  y  someter  su  territorio.  Dice  Garcilaso  que  el  Virey  Conde 
de  Nieva  la  confirió  á  Gómez  de  Tordoya;.y  como  el  capitón  dd  miamo 


ALV  219 

i«nub»  ¥  tipniliá»  liftkUi  nuirto  de  resaltM  de  héridM  que  mctbi6  ea  la 
hatailn  úB  Olm^M,  foraoM»  M  creer  fué  ottOf  j  oia  dada  por  e«t¡o  iadio» 
«1  miaño  a«tor  que  en  mu  JrteKüxi  atoM.  Pero  la  eédiila  ao  podo  haber* 
fíela  dado  el  ooaae  de  Nieva  ea  1566  ppee  eeto  Viiey  marió  asesinado  eu 
Xiiiiia  ápriaeipioe  del  afto  1564  y  el  ^  cerreeponde  lá  gobierno  del  Li< 
leem^adoD.  iJope  Gareia  de  .Castro. 

SI  permiso  eoneedido  á  Jordoy»  fné  rsToeado,  por  que  habiendo  rea- 
nido  gente  anaada  en  mfij  oreeido  náiaero,  se  temió  sobreviniese  algnn 
traatomo^  y  se  espidid  orden  i»ara  dispersarla.  Dos  allos  después  el  mis- 
mo Gareia  de  Casm  otorgó  una  proTuion  ig^M^  á  otro  ve^no  del  Cosco* 
D.  Chwpar  deSotelo  el  eiuil  alistó  mochos  soldados  y  se  oonoert<^  con  él 
Inea  Tnpao  Anism  aae  estaba  retiñido  en  YUoabamba  pfyra  hacer  am- 
bón la  oonqnista,  oneoiéndale  este  acomps.fiarlo  y  proporeionarie  las 
balsas  necesarias,  lias  como  estos  preparatiVos  s^scitaVnn  emulación 
y  hubo  maliciosos  rumores,  acaso  por  intervenir  el  Inca^  anuló  el 
flobíemo  lo  ya  hecho,  y  comisionó  para  la  empresa  á  D.  Juan  Alvares 
Maldonado.  ^iste  Juntó  sin  tardansa  850  individuos  y  mas  de  100  caballoa 
y  jiMpuSy  y  se  poso  en  mareha  en  dirección  al  rio  Amarumayu.  Cknoes 
de  l&dcja  reaentido  y  descontento  por  que  se  le  impidió  hacíer  la  espe- 
dieioii,  y  habla  sufrido  pórdidas  á  causa  de  los  muchos  gastos  ^ue  llegó  ú 
prietwur,  pnblioó  que  él  se  hallaba  también  con  derecho  á  realisar  esa 
enqpresa  poar  cuanto  eonsM^aba  la  cédula  que  nunca  el  Yirey  mandó  rs- 
eogoR  mMi  como  no  le  fisvorecia  la  rasbn,  apenas  pu4o  alistar  liO  solda- 
dos. De  puso  en  mareha  con  ellos  y  se  encaminó  A  mismo  rio  para  en- 
eoBtrürse  con  Alvares  Maldonado.  Pasó  grandes  trabí^  y  contrarieda- 
des en  tan  penosa  y  dificil  campaba»  y  U^^ó  antes  oue  su  competidor  al 
punto  donde  era  indispensable  su  ooncurreneia.  ^Uf  lerant^  trincheras 
y  se  diapuso  pora  combatir:  su  f uersa  era  corta,  pero  aguerrida,  y  cada 
seldade  tenia  dos  areabnoes  bien  provistos  de  municiones. 

Al  arrilx>  de  Alvares  con  los  suyos,  ni  el  uno  ni  el  otro  trataron  de 
avenirse,  podiendo  haber  formado  uaacompallfa  y  unidos  ser  mas  fuer"- 
tes.  Y  así,  sin  entrar  en  relaciones,  ni  iiablarse  siquiera,  se  echaron  á 
pelear  como  encamisados  enemigos.  El  primero  en  acometer  fué  Alva- 
rex  confiando  en  la  ment^fa  del  mayor  ndmero,  y  la  lucha  duró  tres  dias 
dando  por  resultado  la  muerte  de  csei  to^os:  los  pocos  restsntes  de  am- 
bos bandos,  quedaron  eu  estado  de  inutilidad.  Los  Chnnchus  en  cuyo 
territorio  acaeció  esta  horrible  matanza,  se  i^rovecharon  de  la  ocasión 
y  loa  hicieron  morir,  empezando  por  Gomes  de  Tordoya:  eceptiiaron  á 
3  qae  dice  Gareilaso  los  conoció'  después  en  el  Cuzco.  Estos  fueron  D. 
Juan  Alvarez  Bialdenado  que  era  hombre  de  bastantes  ailos,  uu  Merocr 
dario  llamado  Fray  Diego  Martin,  nacido  en  Portugal,  y  el  herrero  Si-r 
moa  Lopes.  Pusieron  en  libartai.  al  primero  y  á  los  otros  los  retnvie- 
IO&  allí  mas  de  dos  aüos.  Acompa&arou  á  Alvarez  hasta  Carabaya,  y 
volvió  al  Cusco  donde  tenia  sus  indios:  al  herrero  lo  obligaron  á  traba- 
jar mnchas  herramientas  de  cobre,  y  al  fraile  le  rogaban  que  permane- 
ciese entre  ellos  y  los  doctrinase  en  el  cristianismo.  Citando  les  permi- 
tieron retirarse,  loe  guiaron  y  sacaron  á  la  misma  provincia  de  Cara- 

bayA- 

D.  Nicolás  Antonio  dice  que  D.  Antonio  de  León  Piuelo  escribió  una 
"Belacion  de  la  Jomada  de  Alvanz  Maldonado  en  1617*'  la  cnal  era  uno 
de  los- manuscritos  de  la  biblioteca  Indica  occidental  de  dicho  Pinelo. 

ALf  AEBX  PAZ^El  Padrr  Dnecia— le  la  Compañía  -de  Jesús,  natu- 
ral de  Toledo.  Fué  Provincial  en  Lim-A  y  se  distinguió  por  su  ciencia  y 
Utexatora,  habiendo  hecho  eu  esta  capital  todos  sus  estadios.  Falleció 


220  ALV^ALZ 

ea  el  Colegio  áe  Potbéí  eñ  IT  de  £hiero  de  1<S80  ú  Ift  edad  de  €9  afloft.  -  H»^ 
oribid  las  obras  *'de  vita  $pirHuáli  trueque  per/eeUone."  Leom.  Ifl06><i>e  e 
Itminaíione  maft  ^."  •pt'omotione  b^ni:  iáem  1613;  2>0  inqiúsUiáne  púéi9,  m 
9Mio  watíoni»!'  Ídem  1617.  '"-De  vita  religioe»  hMUmda,  iékm:  1618. 

ILTiEBZ  DKL  RdV.— £l  Dr.  D.  Bsrnabdo  tsuhuoxl  D.  D.  Anio>' 
Nio--4iaturales  de  Lima.  Se  le»  eonsidera  con  f andamento  enixe  los  «bo- 
gados nuM  capaces  y  distinguidoe  que  hubo  en  esta  «nadad  en  el  ñif^U^ 
pasado.  £1  primero  fhé  asesar  del  juzgado  de  Lanisas  en  1733  y  también 
del  yireinato  en  tiempo  del  Virey  Marqués  de  Caeteli-fiíerte.  Catedrá- 
tico de  Digesto  Viejo  del  colegio  Beat  de  Son  Felipe  de  que  toé  vector,  y 
de  decreto  y  código  en  la  universidad  de  San  Mareos^ 

£1  segando  de  13  á  2C^a&os  de  edad  íiié  doctor,  abogado,  y  eposítor  á 
cátedras;  sus  luces  y  erudición  le-  atn^eron  nmoha  celenndad.  Le  pecio* 
necio  una  de  las  varas  de  regidor  peipettto  del  Cabildo  de  lima  da  qo* 
disfrutó  basta  su  fallecimiento  en  178$.  Los  retratos  de  éstos  dos  doefeo- 
res  se  hallan  en  la  Univen^ad  de  esta  Capital. 

D*'  Melohora  de  ZÚtÚf^,  esposa  de  D.  Bernardo,  desoendia  por  línea 
recta  del  alférez  real  D.  Femando  Arias  de  Ugarte,  (sobrino  del  Arao- 
bispo  de  Luna  que  tuvo  el  mismo  nombre)  y  &i  capitán  ccmquistador 
D.  Francisco  Baiz.  D.  Antonio  Alvarez  del  Bou  y  Zdfiiga  fuá  casado  con 
X>^  Teresa  Ayesta  é  Itulain. —  Véase  Arias  de  Ugarte — Si  capitán  I>»  Mi- 
gueU — Véa$eRm3t — el  capitán  D.  Francisco» 

ULIMMSZ  0E  T0LBD9*— Fray  Lüi&~Beliffioeo  Agnatino:  nacMo  en 
Valderas,  (Bargos)  y  de  la  Emilia  de  ios  condes  de  Orepesa  á  qne  per- 
tenecía al  Virey  D.  Francisco  de  Toledo.  Hilábase  con  crédito  de  pro* 
dícador  en  £8pa1ia,  cuando  fué  enviado  al  Perú  ds  visitador  g^iecaL. 
Llegó  ea  1569  eu  compallfa  de  los  muy  notables  frailes  Gabriel  de  Sao- 
ua  y  Boque  de  San  ytoente¿  Acabada  su  comisión,  el  provinoial  Fray 
Lub  López  de  Solis,  le  mandó  de  orden  del  Bey  en  1573  á  fiindar  el  ooo^ 
ventado  Quito  con  el  Padr»  Saena:  poco  después  regresó  á  lama,  y  ao 
la  eligió  provincial  en  el  capitula  de  1576,  sin  su  benejplácito.  Sali6  do 
visita  y  cerca  de  Santiago  de  Chuco  al  pasar  un  rio,  cayó  de  la  muía  y 
murkk  De  dicho  pueblo  trasladaron  sus  cenizas  á  Trnjillo  y  las  sepulta- 
ron en  la  capilla  de  los  Angeles,  qne  en  la  Iglesia  de  San  Agustín  fundó 
D.  Juan  de  Sandóval.  £n  lalibrena  del  convento  de  Lima  se  conserva- 
ban machos  sermones  de  Fray  Luis  Alvarez  de  Toledo:  una  ooleoeion, 
de  los  respectivos  á  las  Dominicas  de  Mviento  y  cuaresma:  otra  de  loa 
do  üostas  de  la  Virgen  y  otra  de  oraciones  fúnebres. 

ALZAIHORA  T  ÜRSIUO— D.  Pablo— General  de  la  mar  del  Sur:  maestra 
do  campo  del  tercio  de  iofantería  espafiola  de  Lima:  general  de  la  caba- 
Hería  del  Perú,  y  del  puerto  y  xuresidio  del  Callao  á  principios  del  sj^p 
18.  Gobernando  el  Virey  Marqués  de  Castell-dos-ríus  por  loe  afioe  1?^, 
entró  al  Pacifico  el  corsario  inglés  Boggiers  Wodes  en  unión  de  GuiUw- 
mo  Dainpierre  con  dos  fragatas  muy  bien  armadas.  Hicieron  alffonaa 
hostiUdades  eu  la  costa,  toraaroa  varias  embarcaciones  mercantes,  é 
invadieron  Guayaquil.  £1  Virey  preparó  una  flota  compuesta  dé  cinco 
■baques,  tres  españoles  y  d(f&  üranceses:  los  prijneroa  con  los  comandan- 
tes D.  Fernando  Arévalo,  D.  Andrés  de  Valverde  y  D.  Pedro  Bravo  de 
Lagunas;  y  los  segundos  con  sus  capitanes  D.  Alonso  Poróe  y  D.  Juan 
P^vis.  £n  el  armamento  y  apresto  de  esta  espedicion^en  quefuerade 
los  franceses,  se  embarcaron  821  hombres  entre  marineros  y  soldados,  so 
gritó  ingente  suma  de  dinero  según  consta  de  una  relación  que  hiao  im^ 


ALZ*-ALLO  221 


«nmic  «i  qiiaiBO  Vízey,  £lg«ii6na  Akanom  mUó  d«l  Callao  él  16  d« 
JiiUa  de  1769,  se  dirigió  al  «rohipiélago  de  QaUpagoa  dimdfi  se  dada  «a- 
taban  los  enemigos,  j  no  enoontcáadolot  aUi  pasa  <  reeocrer  la  eoata  da 
Méjioo.  SoggieraseTolvió  á  Europa  y  Alcamora  al  Callao  en  17t0.  D. 
José  Alzamora  y  Ursino  oidor  de  Panamá  y  hermano  de  D.  Pablo,  fué 
casado  ooa  D^  iBabel  de  Santiago  Coneha,  hermana  del  piüner  Ifacqnés 
de  Caaa  Conoha;  y  estnro  en  1724  encargado  de  la  prcadenda  y  eapíp 
tanÍA  general  del  Istmo. 

FáM^-Boggiers.— Fágté    Hartado  y  A1f.anMwra. 

.  ALIiOÍEA--£iL  PADBX  Juan  DB-^esnita,  natural  de  lima.  £n  la  casa 
qne  el  indígena  sastre  limefio,  Nicolás  de  l>ios  Ayllon,  destind  á  beaterío 
6  reeo^pimiento  de  migeves,  y  que  hoy  oon  mayor  estendon  oeopa  d  mo« 
nastano  de  Capudunas,  ó  Jesús  Hanik  de  esta  dudad,  nadó  Juan  do 
Alloza  encimes  de  Mayo  de  1597,  y  fué  bautizado  en  la  Catedral  el  dia 
Ismea  96  de  dicho  mes.  Sus  padres  fueron  Higud  de  Alloza  Obyán  ea- 
baUeio  infanzón  natural  de  Zaragoza  y  familiar  de  la  Inq^nisidon  de  Li* 
ma,  y  D?  lieonor  Menacho  de  Morales  nacida  «i  esta  capital.  Tuvieron 
ocho  hijos  y  el  menor  fué  el  padre  Alloza,  de  cuyo  alto  mereeimiento  ra* 
moa  á  hacer  memoria. 

£n  su  familia  hubo  hombres  eminentes  por  sus  cualidades  personaleiL 
BUS  estudios  y  la  posición  que  ocuparon.  I>b  sus  hcciaanos,  D.  Jaimeu  filé 
cura  de  la  Catedral,  rector  de  la  ÜniTersidad  de  Ban  Marcos  en  1631,  y 
murió  decto  Obispo  de  Santiago  de  Chile:  el  abogado  D.  Rodrigo  fué 
también  rector  de  la  Universidad  en  1661  y  62 .  Tioamiyos  ñieion  d  Dr. 
D.  Gregorio  de  Loayza,  canónigo  doctoral,  dignidad  de  tesorero^rovi- 
sór  y  Tíearío  ffen£ffal  del  Arzobispado,  y  gobernador  eolesiéBtíóo:  el 
venerable  y  sapientísimo  padre  Juan  Pérez  de  M  enacho  do  la' Compac 
fiía  de  Jesús,  uno  de  los  mejiures  ornamentos  de  Lim  a  por  su  ciencia  y 
virtud.  También  entre  los  iluatres  ascendientes  de  los  condes  de  la  Ve* 
ga  del  Ben,  se  cuentan  otros  tíos  de  Alloza;  y  por  sobrinos  suyos  se  co- 
nocieron alObispode  la  Margarita ia  por tífras  D.  Francisco  de  Cisneros  y 
Mendoza  natural  de  Lima,  yanzüiarde  este  arzobispado,  y  al  Dr.  D.  Es* 
tevan  Márquez  Mansilla  fiscal  protector  de  la  Beal  Audiencia  naddoen 
esta  misma  ciudad. 

Jjtan  de  Allozaostudió  ^^ramática,  como  alumno  estemo,  en  las  aulas 
de  la  Compañía  y  álos  quince  aftos  de  su  edad  era  intdige  nte  en  el  latín, 
la  retórisa  y  la  poesía.  Pasó  á  la  Universidad  de  San  Marcos  donde  oum- 
pUó  los  Teinte  a&os,  después  de  concluir  lógica,  cánones  y  leyes:  tUTO 
entre  sus  maestros  al  D.  D.  Francisco  Godoy»  natural  de  Valdivia,  Qbiioo 
ouefiíédeGuamangaydeTnuillo.  En  esa  edad  se  decidió  á  entrarenla 
Compallía  de  Jesús,  y  fué  admitído  el  15  de  Abnl  de  1618  m»  d  edebxo 
provincial  Diego  AÍvarez  Paz,  espafiol,  que  habia  hecho  todos  sus  estu* 
dioaenLima.  . 

.  M  20  de  Abril  de  1620,  pronunció  Alloza  sus  yotos,y  end  eolc^gio  má- 
ximo de  San  Pablo  se  entregó  al  estudio  de  teología:  uno  de  sus  maestriM 
fué  d  padre  Francisco  Aguayo  que  ensefió  allí  por  onarenta  aftos  segni* 
dos.  Cad  á  los  tres  de  contracción  asidua,  nu  acto  público  literario  a^ 
M  de  acreditar,  d  22  de  Diciembre  de  1622,  la  ya  Robada  snftoieneía  do 
AUiptza  para  distinguirse  en  las  dencias.  Entonces  pasó  al  colegio  de  San 
Kaxtín,  que  estaba  ba}o  lá  direocion  de  la  Compañuk  á  hacerse  cargo  da 
ana  sala  para  atender  á  la  edncadon  de  los  colegiales,  objeto  al  cual  so 
destinaba  á  ciertos  sugetos  id(kieos  para  tan  delicado  encargo.  Despim 
de  prestar  este  servicio  volvió  áSan  Pablo^  y  pasó  luego  al  noviciido  do 
San  Antonio,  en  el  qne  por  un  afto  era  indispensable  ocuparse  en  la  me- 


222  KLUi 

Aitacion  oontíniUL  eu  c^iipleM  hnmfldtft  ét,  YÍsti«ado  el  híSiko  piwio  Ú9 
loB  noTÍeio0y  y  estudUuiao  en  dicho  peoríodoy  6  tet<oerft  pkoIimmmi^  la  len^ 

ñna  qaechiuL  A  los  seU  mesas  líaé  enviado  oon  oíros  á  Tnojillo  a  reciliir 
IB  saflpradae  órdenes,  del  Obispo  D.  Garios  Marcelo  Corni,  natatal  de  eaft 
ciudad,  afiunado  por  sos  ffrandÍ98  obras  en  jGatot  de  la  instmeoion  públi^ 
ca.  D^o  Alloza  allí  sa  prunera  mis%  y  regresó  ú  Lima  á  oontlniíar  en  ou 
noyiciado. 

Terminado  éste,  se  le  envió  de  misionero  á  Goaneaveliea  en  donde  mar 
frió  en  público  una  bofetada,  porqne  habla  oonseymdo  arreglar  las  cos- 
tumbres de  una  mi^er  con  quien  cierto  hombre  vivia.  Pasó  á  GaánaecK 
con  el  mismo  encargo  y  posteri<Mrmente  á  lea,  regresando  á  Lima  oon  la 
satisfacción  de  haber  ejercido  con  celo  y  provecho  ese  difícil  ministerio* 
Marchó  después  á  Guamanga  al  colegio  que  en  esa  ciudad  tenia  la  Oomb- 
pafiía.  En  esta  ocasión  se  perfeccionó  en  el  idioma  peruano,  y  prestó  por 
einoo  afios  grandes  servicios  en  obsequio  de  la  estudiosa  juventud.  jOa 
rearreeo  á  Luna  fué  empleado  en  el  colegio  del  Cercado;  mas  como  «a  a^ 
lúa  se  resintiese  de  sobrellevar  las  pesadas  tareas  á  que  estaba  conaagr»* 
do,  tuvo  que  ir  á  Chancay  á  repararla  en  la  grania  que  los  Jesuítas  po» 
seian  con  el  nombre  de  Jew»  ael  Valle  cerca  de  los  montes  de  Laoluky, 
donde  por  la  primavera  pastaban  muchos  ganados  del  Valle.  Yaoonv»- 
lecido,  se  le  vió  en  Lima  de  superior  y  maestro  de  los  hermanos .^imlonsi; 
que  eran  los  que  acabados  losaos  afios  de  noviciado,  repasaban  el  latin, 
•estudiaban  retórica,  manejariban  la  poesía  y  se  ejercitaban  en  letras  ha- 
manas.  Éstos  vivían  retirados  de  los  novicios,  pero  en  la  misma  casa:  ea 
tiempo  anterior  ocuparon  separada  habitación  en  el  colegio  máximo  de 
San  rabio. 

En  éste  tuvieron  los  Jesuítas  los  Domingos  una  congregación  de  la  ía« 
cuitad  de  teología  de  la  Universidad,  consagrada  á  la  Purísima.  Allosa 
la  presidía,  y  propagaba  con  insto  aplauso  sus  luces  poco  comunes  en  esa 
materia.  Por  entonces  hizo  la  profesión  de  los  cuatro  votos,  grado  hon- 
roso que  caliáoaba  virtudes  y  letras:  los  que  lo  obtenían  quedaban  apro- 
bados para  leer  fllosofia  y  teología.  Fué  lue|$o  ministro  del  colegio  Má* 
ximo,  aestino  de  enorme  peso  y  responsabihdad,  por  que  representaba 
al  rector  para  todo  lo  concerniente  si  orden  y  disciplina.  Cargo  de  igual 
naturaleza  desempefió  también  en  el  colegio  del  novioiado. 

Sefialaron  al  padre  Alloza  sus  superiores,  la  obligación  de  predicar  «n 
el  segundo  patío  del  Palacio,  delante  del  cuerno  de  guardia,  todea  loa 
Sábados.  Lo  verificó  durante  catorce  afios:  llenábase  el  patio  de  gente  y 
le  iban  á  oir  oficiales,  soldados,  nifios  de  las  escuelas,  personas  de  oUmc^ 
las  Vireinas  marquesa  de  Blancera  y  condesa  de  Salvatierra,  y  á  veces  sos 
maridos.  De  esos  sermones  resultó  que  la  primera  de  dichas  sefioras  toma- 
se á  Alloza  por  confesor,  y  qua,un  alferez  Matías,  muy  querido  del  Virey 
HMurqués  de  Mancera,  dejase  el  mundo,  vistiera  el  hábito  de  la  Ck>mpafll% 
é  hiciese  una  vicia  santa.  También  predicaba  Alloza  en  las  cáicelea  y  mi 
lo^  hospitales;  y  en  el  noviciado  hacia  los  pércidos  de  San  I^ado,  á 
que  concurrían  muchos  seglares.  Para  sostener  estos  ejercicios  oonaq^ió 
que  algunos  siidetos  pudientes  estableciesen  limosna^  y  rentas* 

Predicando  Alloza  en  la  fiesta  de  San  Pablo  y  del  Corpas,  dia  en  qno 
habla  procesión,  y  se  ostentaban  las  reliquias  y  grandezas  del  templo  da 
laOompa&ía,  advirtió  que  el  Virey  parlaba  y  cuiba  mal  qjempla:  y  por 
esto  se  dirigió  á  él  desde  el  pulpito  reprMidiéndole,  y  citándom  a  sa  an- 
tecesor ^ue  se  portaba  con  la  mayor  reverencia.  Él  Yirey  le  sufrió  con 
moderación,  y  al  salir  dgo:  E$ie  jgidre  st  Samtúf  y  on  «0  éUéepreÜMr.  Y  00- 
mo  supiese  que  el  provincial  había  por  esto  penado  á  Alloza  privándola 
de  predicar,  se  dirigió  al  convento  y  habló  así  al  ptelade:    Si  el.jMHire^ 


AUO— AMA  22S 

Í1IÍ0MÍ  «•  iMt  iKoe  lof  «erlote  ifvte  iiM  4M  l^fMMot  l«^NN^  Q^étUMm 
•ImUpitfy  f  qme  él  prímm'tei'momqmeprommñde  l^pr^ékfite  m  mi  páüeh.  £ate 
Vivej-  filé  el  conde  de  Alhtk  de  ¿iete,  primer  grande  deEepsfi»  que  Tino  á 
Xáma,  7  moeeor  del  eonde  de  SalYatiem  en  16S&.  Aeimtecio  deapnee, 
qae  nn  leligioeo  de  otr»  drden  sahirieee  al  mismo  Y irey  en  nn  sermón;  y 
y  al  imponerle  éete  el  oaetígo  qve  meteeia,  diJo:  qne  no  lodoeeran  Allosa^ 

Lque  no  estaba  bien  gritasen  «00  §«0  S0  ooiMota  ^pte  no  mjfmtahm;  ahidia  á 
gocdora  y  bnenos  eoloies  del  finule,  qne  era  mny  dado  al  reg^o. 

£1  mdre  Jnan  de  Alloza  falleció  el  6  de  NoTiembre  de  1066,  á  loe  69 
afios  de  sn  edad  y  cerca  de  49  desn  ingreso  en  la  Compa&ía.  Fné  hombre 
de  fida  ejemplar,  de  altísima  contemplación,  y  de  positiYSS  y  sublimes 
▼irfeades.  8epnlt<$sele  en  la  iglesia  del  noviciado  en  la  capiUa  de  Stai 
José,  y  se  hico  información  jurídica  acerca  de  sns  ejemplares  eostom- 
bresy  en  la  qne  declararon  mnchos  yarones  respetaoles  entoe  ellos  el 
padre  Francisco  del  Castillo,  limefio,  cnya  santidad  ha  merecido  siem- 
pre lionrosa  memoria,  y  qne  fné  sn  discípnlo  de  gramática;  y  el  padre 
sray  I«nis  Qalindo  de  San  Kamon,  también  de  Lima,  eminente  en  virto- 
de0y  y  cnyo  confesor  fué  Alloza. 

£ra  el  padre  Juan  de  Alloza  bnen  poeta  castellano  y  latino.  Escribid 
diversas  obras  místicas,  de  las  q^e  podemos  ciüur  algunas.  El  Inrew  ofldo 
M  twmhre  de  MwriOy  qne  se  impnmió  muchas  veces.  El  eUh  mirtXlaao  de 
María  con  1022  eiemplos,  que  se  publicó  en  Madrid  en  1654.  Comnmmm 
dtoM  omoiriB^  y  Fwrm  mmimanua  ^  que  salieron  á  luz  en  León  de  Francia 
en  1665.  4f^cto  y  devoción  d  San  Joaé^  impresa  en  Alcalá  en  165S.  £1  dine- 
ro qne  prodvdo  el  mucho  expendio  de  este  libro,  se  aplicó  á  una  capilla 
j^rincipal  de  la  iglesia  del  Noviciado  consagrada  á  San  José. 

£1  padre  Bernardo  Sartolo  hizo  en  Europa  un  elogio  mny  dilatado  de 
Alloza.  En  la  BíbUoteoa  de  la  Compañía  defeeuif  aumentada  por  el  padre 
Natani^  Sotuelo,  que  se  imprimió  en  Boma  en  1676,  se  hacen  gratos  re- 
enexdos  de  Alloza  y  de  los  libros  qne  escribió.  También  lo  menciona  con 
esmerada  recomendación  el  padre  fray  Antonio  José  Pastrana  en  sos 
obras,  J€urdiin  ameno  de  San  Jom,  impresa  en  Lima  en  166CL  jEmpeíoBdel 
poder  ígamor  á  Dioe  4r-  Finalmente,  la  Fids  de  Alloza  toé  eserita  par  el 
padre  Termin  de  Irizasri  de  la  Comnafiía.  Salió  á  luz  en  Madrid  en  1716^ 
oedicada  al  ya  citado  Obispo  de  la  Margarita  D.  Francisco  Cisneros;  y 
la  aprobó  previamente  por  oomision  especial,  en  1?  de  Junio  de  dicho 
a&o,  el  oons^ere  de  Indias  P.  Juan  de  Otárola,  natural  de  Lima  despnea 
Obispo  de  Arequipa. 

UUT  Y  aviIBiT  rLARLIA  ATMBEICH  Y  SARA  FAO—Don  Manukl 
PK-^aballero  de  la  Orden  de  San  Juan,  teniente  general,  Virey  del  Pe- 
rú, gentil  hombre  de  cámara  con  entrada  &?  Nació  en  Cataluña  y  debía 
su  origen  á  una  familia  antigua  y  distinguida.  Sus  ascendientes  ftieron 
miemSres  de  la  sagradaórden  de  San  Juan  de  Rhodas  y  Malta.  Un  hei^ 
mano  suyo  era  marqués  de  Castell  Bell,  y  se  hallaba  emparentado  con 
las  casas  de  los  condes  de  Aranda.  y  de  Peralada,  los  man](neses  de  Villa- 
rios,  y  de  CasteU-doa-rius,  y  la  del  duque  de  Boumombila.  Adoptó  la 
carrera  militar  empezando  a  servir  á  la  edad  de  once  a&os,  estuvo  casi 
-siempre  en  eampafia  y  concurrió  á  siete  batallas  campales,^  cinco  sitios, 
dos  moqueos  y  gran  número  de  acciones  y  encuentros.  Se  mzo  notar  por 
sns  proezas  en  &  guerra  de  África  en  que  permaneció  cinco  afios;  en  la 
)>at¿la  de  Bitonto  (Ñápeles)  ganada  al  imperio  en  1796:  en  el  asedio  de 
Oaeta,  toma  de  Bari  tó  Mandó  con  mucho  oréd&to  el  regimiento  Prago- 
nes  de  S^gunto. 


m  AMA 

4wiCi*.jajáNW)frifW|6b^  te»«u  goibiemo  íijimóyBjnfB  jfohkñ^ 

939omjm^íÚ^^lmyfromiti0m^i^  mXti^ias,  c<mtaTo  lA  indiada^  y  «m- 
gimudo  la  de^ÑMft  d^l  ^«ñmorlo,  «ftableoió  ó  mejoró  algunas  fotíañeáf 
^9»Mk  Mi^mbi^áo  Yirey  del  Berá  se  embar^^n  válparaiso  el  fi^4^^^ 
ttemlNW:  de  1761  eg»;»]»  navio  der  ^guerra  ^^l^lfi^fi^Bmanoy"  bnqne  ooñel 
en  GhwmMiail»  y  qve  fa^  enTiado  á  Cldle  pan^;  ooivdaoir  al  Viiejí^  o 
étUmxMíam.Ttmt^.eí  mandp  ^1  día  12  de.  Ooinl^  lecibléndoae  pántí^ 
Wei»  el 21  de  XHeíeiiibre  del  nuApae.  >.,.  -  :  V  ^  'm-^ 

'AptmBiX,áe  los  adncHKqvies  freoaentí^  que  iienia  como  i»oldadp  terco,  y  de 
■nsiendenoias  ala arbitvariedady  el  YireyrAmat  supo  haceane de  iiiuzíe- 
roaos  amlffOSy  y  adquirió  en  Lima  la  inflaeqoífascKsiaf  que  no  consígaieron 
otopt  mandatarios  en  tanto  grado.  Sn  pasión  dominante  por  todo  lo  oon- 
oemiente  á  las  annas,  encontró  nn  estenso  teatro  en  que  desarrollarse^ 
eon  la.diDolaratoria  do  guerra  que  hizo  el  GK>biemo  Espafiol  á  la  Qran 
BcetaHa  y  Portugi^y.  que  se  publicó  solemnemente  en  el  Fe;rd  el  3  de  No- 
viembre de  1762.  :  .  ^ 

Amat  orgaoizó  en  ese  $&o,  y  los  subsigui^tes,  cuerpos  de,  milicias  cafiá 
ea  todas  las  proYincias,  confiriendo  el  mando  de -ellos  y  de  sus  compa- 
fiías  á  las  ptfsonas  mas  visibles  por  su  clase  y  fortuna.  Los  hombres  de 
mas.  prestigio  'é  inteligencia  rodearon  al  Virey  aceptando  su  confianza  y 
ayudándolo  en  sus  planes  sin  reparar  en  gastos  ni  fatigas.  Kl  conde  de 
las  Torres  <ireó  una  compañía  de  ''FunUrae  realeo*  que  armó  y  eqtiipó  á 
costa  de  sus  individuos,  y  á  la  cual  el  Yirey  concedió  tuero  militar.  Com^ 
poníase  de  hombres  decentes  dercitados  en  la  caza,  teniendo  por  oficiales 
2  los  Manriques  deLar%  Gárrulos  de  Albornoz  &?  I).  Félix  Encalada  for- 
mó el  ouerpo  de  **0ranadero8  de  la  Beina  madre,^  D.  Pedro  José  de  Zarate 
después  marqués  de  Montemira  una  compañía  de  dragones  que  se  dono- 
nái£ó;de  "Báaoia,^  no  sabemos  por  qué,  y  fué  el  origen  del  regimieinto 
Dragones  de  lima  creado  por  el  virey  en  1773.  D.  Lucas  Yergara  Pardo 
de  meas  oiganizó  otra  compañía  de  caballería:  el  maestre  de  campo  0. 
Félix  Moraiws  de  Arámburu  una  de  PaaamaneroB,  Sobre  varias  compañías 
veteranas  que  existían  en  el  CaUao  formó  él  real  de  Lima  en  1772,  cuer- 
po que  ^mas  tarde  fué  un  regimiento  de  tres  batallones.  Organizó  Amat 
el  bataüon  de  milidas  disciplinadas  de  Lima  conocido  por  S.  ''número^* 
poniáidole  27  compañías;  reformó  el  de  "Pardos  IXbre^  con  18  eompaltías 
él  de  ''ÜToteraZes^  con  33:  v  formó  el  de  "Mwewm  Ubreí^^  con  10.  En  Cara* 
vayllo  el  coronel  D.  José  Antonio  Borda  creó  14  compañías  de  "  Drag<h 
%&r  oigani^áádose  en  1762  un  regimiento:  en  Lurigancho  el  marqués  ds 
MoBOOso  arregló  17  compañías.  Los  uniformes  eran  variados  y  de  mucho 
hioimiento:  enatro  compañías  fueron  vestidas  por  el  Yirey,  dos  por  la 
Audienday  Tribunal  de  Cuentas.  El  Cabildo  hizo  lo  mismo  con  800  hom-^ 
bies,  y  el  Iribunal  del  Consulado  con  ndl;  los  títulos,  los  nobles  v  otros 
veolnos  acomodados,  no  quedaron  atrás  en  entusiasmo' por  contribuir  al 
esj^endor  de  las  tropas,  oe  colocaron  en  los  cuerpos  insérnotores  vetera- 
nos que  ootiq^iusieron  las  asambleas.  El  comercio  hizo  ñierteé  gastos  en 
disponer  con  su  peculio  localidades  competentes  para  los  acuertelanden* 
tos.  Estableció  Sí  Yirey  una  sala  de  armas  bien  provista  y  una  maestran- 
sa  para  diferentes  obras  de  artículos  militares. 

Todo  esto  hizo  con  un  tesón  admirable,  y  las  medidas  que  dkstó  para 
la  seguridad  y  vigilancia  en  todo  el  litoral  lueren  muy  eficaces-  y  obede- 
cidas con  precisa  puntualidad.  Puede  decirse  que  en  el  Qobiemo  de 
Amat  tuvo  verdadero  origen  el  plan  de  ñiilitarizar  el  país  de  una  mancm 
positiva  y  estable:  no  quedaron  nombres  siu  alistarse.  Daba  á  las  tropas 
W  d^Bominaciones  que  teman  en  España  los  cuerpos:  y  aid  entre  las 


toíjipañias  croadas  on  Lima  liubo  en  1769  las  llamadas  del  "  Inmemorial 
éál  Seyi"  otras  tuviinron  nombres  semefantes  solo  por  sn  Ycdnntad.  lina 
ooiapafiias  organizadas  en  Chiloéen  1771  fueron  38.  Antes  de  esta  époiSa 
eoXó  }iabia  regimientos  de  milicias  en  el  Cuzco,  Arequipa,  Gúamangí 
^TrcqilLo,  Tarma  y  tres  ó  cuatro  provincias  mas.  A  soüe^tud  dé  Aihát  fi 
erisy(i  ol  cargo  de  8ub-in8pector  eenoral  de  las  tropas  del  TÍreinatd>  ÍL. 
euaa  se  ani6  el  de  cabo  j^rincipal  de  las  arxnas,  y  el  mando  de  las  forta^ 
lezas  del  Callao.  £1  primero  que  vino  á  desempeñarlo  entonces  fué  m 
Imgsdier  p,  F^raneispo  X  dQ  ^orales,^  d^pueS  'presidente  de  Cliile.  For- 
mó el  Yiréy  un  éampsunento  para  la  instrucción  y  disbipUna;  y  á  fin  de 
iSUri^lp  todx>  por  si  mismo,  coloca  una  tienda  de  Campana  para  su  alo- 
jamiento, .en  el  punto  denominado  ''Zda  Peinen'  aibajó  del  puente^ 

Ko  amó  per  mover  ni  utilizar  ninguno  de  lOs  medios  que  éreyó  éoñda- 
eiMDdbes  a  la  defaesa  d^  territorio.  El  castillo  del  Callao  no  estaba  conelui- 
áoz  Amat  bizotrabc^lar  la  contra-esearpa  de  mamposteria;  construyó  al* 
^aaoeaes  Á  prueba  de  lK>mba  hajo  las  rampas,  situando  también  100  es- 
planadas.  LeYantáronse  torreones,  las  casamatas  y  cuarteles:  obras  que 
anraaron  hasta  1774,  invirtióndose  en  ellas  dos  mill(Hies  de  pedos.  Bepai^ 
ypnso  en  buen  estado  el  navio  *'  Ban  José  el  Peruano,  ''^  y  la  engata 
fiebre."  Formó  una  oompallia  de  infantería  de  iñarini^  y  tres  mas  da 
lüiea  para  aumentar  la  guacñioion  de  la  plaza;  jSnvió  ártüleriá,  pólTor% 
'  diirersas  ciases  de  anuas  y  dinero  á  Cbiloé,  Valdivia,  Yalparaiso,  Onaya^ 
qvil,  Panamá,  Portob^o  y  Cartagena,  dotando  ademas  los  puertos  pló- 
manos de  armamento  y  muuieiones.  Fundió  eil  Linia-mudlios  cafUmef 
de  beonee  de  grueso  calibre  y  sus  proyectUes:  preparó  artillería  de  cam- 
pafila,  y  arresfó  una  escuela  p»ráotica  para  esta  arma.  Montó  mil  lanzasi 
bíbo  coBAtnur  un  millón  de  tiros  de  fusil,  y  celebró  un  contrato  con  una 
empBBBA  que  se  obligó  á  plantear  molinos  para  bacer  cuanta  pólvora  se 
Bfioesitase.  Tal  fué  en  breve  el  estado  en  (|ue  quedó  armada  la  capital 
da  lama;  y  sus  murallas  srecibieron  también  refiíociones,  edificándose 
almacenen  para  depósitos  én  algunos  de  los  baluartes. 

Has  tarde  y  cuando  estas  agitaciones  dejaron  de  ser  tan  éjeoutivaéj 
dio  el  Yirey  un  reglamento  en  31  de  Agosto  de  1766,  para  que  rigiese  en 
la  organización  g&iemo  y  disciplina  de  las  tropas  de  milioias  de  todas 
armas  creadas  ya  según  las  poblaciones  de  las  provincias.  Esta  ordar 
nauza  se  observó  pdr  algunos  años  basta  que  la  de  Cuba  se  biso  estén- 
cíba  á  toda  la  Améiioafr 

£n  el  año  de  1767  dio  existencia  á  un  batallón  qiie  tituló  del  'H7omer- 
ció*'  por  ser  este  éí  ejereicio  de  la  gente  que  dobia  alistarse  en  él.  £1  de 
1771  formó,  también  en  Lima,  el  regimiento  de  caballería  **de  la  Nobleza:^ 
se  hizo  su  coronel,  y  lo  mandó  personalmente  en  sii  primera  revista  que 
fñé  el  30  de  Julio  de  1771.  Los  jefes  y  oficiales  pertenecieron  á  las  pri- 
meras familias,  teniendo  este  cuerpo  una  compañia  de  abogados,  otra 
de  estudiantes  &.  Én  ese  dia  presenció  la  capital  un  acto  solemne  en 
que  estuvieron  á  competencia  el  ligo  y  los  regocijos.  En  esta  ocasión 
Amat  disolvió  las  compaSlas  de  Gentiles  homores  de  lanzas  y  de  Arca- 
buceros del  reino  que  se  crearon  recien  la  conquista:  y  organizó  una 
montada  para  la  guardia  de  los  Vireyes  confiriendo  el  mando  de  ella  á 
su  sobrino  el  teniente  coronel  D.  Antonio  Amat  y  Bocaberti. 

Haremos  ahora  memoria  do  ciertos  hechos  que  estará  bien  recordar 
como  notables  en  la  época  do  la  administración  de  D.  Manuel  de  Amat. 
Ordenó  e^  1762  qno  diaxiamente  y  desdé  las  10  de  la  noche  se  hiciese 
tina  ronda  en  la  ciudad  para  celar  el  buen  orden,  altem^doae  en  este 
servicio  los  alcaldes  del  crimen  de  la  audiencia^  Estos  se  negaron  á  pros- 

39 


ii6  AlU 

tatloiyel  ViréytoH  oUigd  no  pcnadñ  600  ptatm.,<iat¡ítamaffl  Bpy 
quien  lus  oxuucri3  de  wmejiiulu  idulla.  El  misma  alio  de  n92  ee  estn- 
Gle^ii5«Ico}iscoa«ga!ro'Bcii  Lim».  Véafie OarTiat  £1  (kíreobo fiscal tita- 
iSloíto  nitÍEa  aiuita  fitó  inoiJiliciulo  íÜTofiíblemeiite  en  1764,  En  este 
i^íp,  liplio  eií  Ja  provÍDcia  do  Chuciiit»  «na  asouada  popnlaronyo  pro- 
tí'etó  io eOrt¿  Hoaegaiiilo  el  ii.ifH  pituitamente,  el  cocre^aot  D.  Antonio 
For^^.  Loa  Foxtajnn.'siis  que  eiii  (IMeóbo»  cto)a  doiíimalMuí  en  Mato- 
gtfiáo,  pglH  que,  ^oblarojt  pur  ul  »licieute  d<j  ero  qno  de  él  podift  reoo- 
j^t^TBO,  liauian  aljauzado  soT>rc  ííii)it,i  Kosa,  redaooloa  de  iu^m  de  Chiqaí- 
tD^^bOchaporltu  Je^itas  duTa^uñuoia  de  StbitaCnTai  Canéete  moti- 
vo, el  preaidentji  de  Ch!irca,i  teiiioiite  coronelD.  Joan  FrwóctocoPeeta- 
Ca,  nyuUiuito  doguiu'diaa  eapanului,  eaiiodlcionú  S  aqueTloe  pontos  por 
d¡ei>oajo!im  del  Viroy  Ainal:  poi»  bub  qperaoionea  se  nrakiKi'bTon  por  di- 
iloállüdeBijiTBiJotB  eradado  aii|*nir.  Be  empeñó  Amat  en  liaoer  B^on- 
tla  cspcdicLon  I>ieu  iiruvist^ii  de  ¡n  ii«oeaarjo,  ;  estaño  Ía6  ntenoe  desgra- 


— 17e5y»pgrJapíi|OiipiJHmiJ«loBviverBB,yttpor  (¡ua  la  tropa  u. 

«ndb  «nfidr  Im  ardinm  f  otroa  inmmveiiieiiten  de  nn  olma  tan  mortf- 
rero,.eali«  loa  qne  no  íoe  peqnefio  el  de  la  esc^roaidad  de  lús  oaminos, 


B  que  loa  Fartugoeaee  otrntabui  con  reontaoB  inmediabea  v  ae 

tnelprediobo  aDo  de  ]76&  ñitf  tí  eatreno  da  la  aetnal  pJaaaaeli 

ir  toree  denonHnada  "átAám."  V<aae  £(MiltiANr«.IjaaneTa  Igkaia  del 
"CoMEon^  Jeaia^  eoiieeid»  pw  loa  "aii«i/aiioft"  ae  oonolnyó  y  abrid  al 
pAUioo  en  1766.  Acouteciú  «n  34  de  Jnnlo  do  1765  ana  revelíon  en  Qnl-  ' 


"CottW     , 
pAWoo  ei 

jibaayei _, „ — , ,  _ 

dcaa  otiminalee.  Un  oidor  Llano,  el  fiscal  de  la  AndlNtoia  Sistne  y  el  al" 
ggwtUmay^r'la  Sala,  teniendo  ialerea privado  en  qoeaqnelramo  voL— 
vmáajdiuméen  anvndamiento  á  nn  teeta  que  loa  repreaentaia  en  el  ne- 
f^fiu»¿SúMoa  loe  autores  de  od  alsamiouto  popular  [los  tres  oran  eapi^ 
EcSaslí^  oaasionii  deagracias  y  alteró  grandemente  el  urden.  Para  xi»- 
tableoerlo  envMM  Tirey  Amat  dos  oompaDfaiS  del  cuerpo  "iYfadpe  d¡ 
Attitriiuf  y  dos  del  de  pardoa  de  Lima.  Desembarcadas  en  Gnayaqnií 
aiacchaTon  sobre  Qnito  &  órdenes  del  goberuadorde  la  provincia,  tenien- 
te ooconol  D.  Jnan  Antanio  Zetaya  quien  enoontrfi  ya  sosegado  el  jhlíb 
y  qnedó  de  presidente  de  aquella  Andienoia  pennanecieudo  on  aSo  en 
Memando. 

Laoiadad  deljma  ana  noestabadivldidaen  baiTÍoB.  Amat  lo  Meo  enr 
1767  nombrando  en  23  de  Diciembre  de  1T66,  nn  alcalde  d  comisario  pa- 
ta cada  ano  de  eUos:  los  eligió  de  entre  los  mas  esoo^dos  -vecinos.  Et 
ramo  de  Huerte»  tuvo  origen  en  1766,  y  dio  nn  producto  de  100  mil  pesos. 
El  Tirey  dispuso  qno  el  tumuniente  o  ganancia  que  de  ¿1  lesnltase,  se 
empleara  en  socorrui;  A  enfermos  pobres,  y  oí  beaterío  de  Amparadas. 


y  estirpai  mncLos  abusos  qne  se  oometian  en  el  man^o  de  a _- 

Hemos  visto  un  real  deoioto  de  Carlos  III,  su  &oba  2  de  Diciembre  de 
1768.  en  qaeeqtooe  ser  oausa  en  paite  para  disminuir  los  matrimonios, 
la  perdida  del  montepío  civil  ó  imlitar  c^ne  su&ian  las  viudas  por  con- 
traer nuevo  enlace,  lo  cual  era  contra  los  intereses  de  la  sociedad   "  — 


r  tanto  mandaba,  que  annqne  se  casaran  otra  vez  siguieran  peicibie 
la  mitad  de  sus  pensiones,  si  no  tenían  hijos  á  los  cnale     '  '  ' 
eetaa  pasar.  Se  croo  una  escribanía  espeoial  para  las  hiiH: 


a  mitad  de  sus  pensiones,  si  no  tenían  hijos  á  los  cuales  debieran 

a  pasar.  Se  croo  ana  escribanía  espeoial  para  las  hipotecas.  Por 

Maizo  de  dicbo  ^o  so  mandú  erigir  y  demarcar  de  orden  del  Bey  la  pro^ 


AHá  027 

vincia  de  Tar^acá  desmembrando  su  tottitox^o  del  de  U  nrorincia  de 

jLiflba  á  que  pSfceneeW;  '  i«<      '^yitrijrTJ^CTjrr 

LApolilacioti^ePascii^^  fhndii$eñ  tTTl'i 
^taneia  de  Tailahaanca;  I3'Hoépital,Bi»r 
bemando  Amat  por  loe  oSíxm  éte  1770^  ^n  nA^    . 

'""^  átú.  colegio.  Fné  destinado  pairar' enfeiS , 

ibramontó  ú  69ÍQirp^ap9.  La jental^áe  corrc^itme  era  piv 

.  Carvajales,  BftqiÜSi  iié  Stó' Carlos,  sS  itóbt^Sfd  «ia'l ^^ 

^t&demIlizaclon  (Fátec  Caréajat)  £íi el  Péfá  éé  vel^eó etrÉbO^ 
en  16  de  May<^  itfe  im  tiaciénddj^r  4ma^'%6e  aneglo^  ¿ec«UH 
rios  del  ramo  con  el  primer  admíffistrador,'  ^ne  Tl)k>^  iBspafia^  D.  J^é. 
Antomo  dejando.  $n  ese  alLo  ocnrrixS  nn  moti^  é¿  -el  CaUao  en  los  nar 
vios  de  Kuerra  "Sep^trion^y^  "AJrtnto»*'bca8ÍÍMiado  por  la  demora  de 
ciertos  fljcances  de  prest  cnro  pi^o  exi&4an  las  triptüacioneál^^en  ,.cir- 
CTUiBtancias  de  próxima  salida  para  Espasa  y  de  liallarse  abórao  regis- 
trados algunos  millones  de*  pesos.  Los  comandantes  biáieroiP'^nxi- 
lio  al  Virey  ^nien  al  momento  se  emlmrcó  con  trop^  hamendo  il&arbo- 
larsn  insignia;,'^  despnes  de  las  J^da^;aciones  nQceslítíits,  mandó ínsilar 
previo  sorteo  al8  ^ne  salieron  del  número  de  loé  .diezmados.  Lo&'antp- 
res  de  la  sedición  tneron  aJioreados,  y  limas  dé*  30  se' le?  imjpnsfeí^ 
otras  penas  (  7  de  Marzo  de  1772.)  Parece  qne  si  al  Bey  no  agrad(SV«rte 
fieclio,  no  seria  por  sn  exesivo  rigor^  sino  pmr  Mta  dé  formaá jirtrlmiites 
Judiciales,  y  por  eso  ordenaría  se  signiesen  losjniclos  aborw:^  por  los 
propios  jeros.  Estos  «ast}g«»s  no  ee  Terificaron  ififlraganU  delito^ '  pnes  ya 
los  cabecillas  estaban  en  Juicio  cuando  Amat  se  embancó.  £n  EspaSfi 
eran  firecuentes  las  sediciones  en  la  marina  y  el  ejércitot'yiBiempre  8& 
.eastigaron  con  igual  ó  mayor  dureza.  No  era  pnes  la  Tenida  á  América 
la  que  relajábala  disciplina  como  dice  uno  de  nuestros  escritores;  y  lo  que 
«cita  de  desacato  al  Virey  Tilla-García  no  ;fuá  obra  de  la  marineria  ñí  de 
eoldadoS;  sino  de  la  vieja  propensión  de  los  Jefes  y  oficiales'  Á  mirar  en 
menos,  con  insensata  altivez,  á  las  autoridades  dé  tierra,  de  lo  cual  los 
de  España  dejaron  aquí  ejemplos  perniciosos.  Aquellos  dos  navios  ha- 
blan venido  en  1770  con  la  fragata  Rosalía  al  mando  de  D.  Antonio  Ar- 
ce, mas  tarde  teniente  general;  y  á  su  paso  por  Talcahnano  desembar- 
caron un  batallón  y  varios  cuadros  de  caballería  destinados  al  ejér- 
cito de  Chile. 

El  descubrimiento  del  célebre  mineral  de  Hualgayoc  por  Rodrigo 
de  Ocafia  acaeció  el  mismo  año  1772.  La  recandacion  ae  derechos 
adeudados  por  el  comercio^  se  hizo  en  un  tiempo  por  los  subhasta- 
dores  de  estes  1mpues.tos^  6  por  el  consulado,  y"posteri¿4rmento  i>or 
los  oficiales  reales  de  Lima;  mas  en  1773  ces^  este  sistema  y  se 
creó  una  Aduana  principal  para  proceder  con  sügecion  ú  su  regla- 
mento y  aranceles  de  aforos:  todo  se  organizó  ^r  el  Virey,  sieu- 
do  el  primer  Administrador  ^ue  hubo  en  la  renta  D.  Miguel  Arriaga. 
En  el  período  de  A^at  se  esportaron  para  España  cerca  de  72  millones 
de  pesos  del  comercio  y  de  la  real  hacienda  aparte  de  los  valores  estrai- 
dos  en  lanas,  algodón,  eacao,  caecaríllas,  y  otras  producciones.  Los  dere- 
chos de  aduana  consistían  en  un  cuatro  por  ciento  de  Alcabala  y  cinco 
de  Almojarifsizgo  de  entrada,  y  dos  y  medio  de  salida.  En  las  monedas 
de  oro  y  plftta  se  empezó  á  acuñar  con  la  efigie  del  Bey  en  1772  por  la  ca- ' 
sa  de  moneda  de  Lima.  El  12  de  Enero  se  reonló  en  esta  capital  un  con- 
cilio provincial  con  asistencia  del  Virey — Véase  Párvula,  Arzobispo,  en 
cuyo  artículo  se  trata  del  objeto  de  dicho  concillo  según  la  Instmscion 
denominada  ^^Uynio  régio,^^  Amat  hizo  fondadas  observaciones  á  una  dis- 
posición real  que  se  dictó  para  que  los  desertores  del  ejército  peninsn)^ 


8S8  AMA 

oe  ramüftoMn  4;áapéneo  á.<fiA  ¿a  qne  se  lesii^corpoiaAe  ^Ala»  tr«pa»  do. 
e«tM  países  para  ame  cb&tin*aaráil  sirviendo.  Qaedó.  sin  elDcto  mn  luaa-: 
éáto«urfhabEifr:hétho  padecer  la  moral,  aomónlándoee  ficrél  YÍreXno¿ta 
súldMoadaoxuito^aateeedáilws^  Ko  pooos  j^bs  y  ofidales  conaegmaoei. 
destixiaaxpvfles  oo^'^nimo  de  liocer  £3Ñrt«na  á  cobta  de  los  pnoblos*  ^Mmsai 
¿ámaxsaiüj^áA  cfl^citUda  aspiración,  resolvió  el  i^obíemo  suprenaof^ii^ 
Iqs  prett^mUentoenno  .pudiesen  obtener  nombranv^Bto  áfi  corvQgidniíM 
f£aL>JMUKii]]Émr  luite»>>y  hacer  dejación  del  emplea  militar.  Pensadri»*'  el 
Üfi^yiacaaóy'^ne  solo  los'militiuces  tenían  aquel  éaiúgjEao  que  era  taaouet». 
ntimaen.ío^ue(fl»lioitaban  sorregiiiiientos. 

^bil^Yireyen^tM  habla  e9viado  el  navio  degqexraBanLorejíBoy  1a> 
&a|Baia  fiosaUaiá  reconocer  una  islaqufifse  dijo  naber  descubierto  el  ca- 
p¿Sn  inglés  Dávies.  El  comandante  do  aquel  buque  D.  Francisco  Oonza- 
fes  tomo  posesión  y  levantó  un  plano  de  ella>  la  denominó  "San  Carlos'* 
yMxríó  ;tratos  con  JM  indios  que  la  habitaban.  En  1772  Carlos  UI  mandó 
que  en  dicha  isla  se  formase  un  establecimiento  de  pobladores  espalio-. 


glesa  que  según  noticias  estaba  aUí  organizándose.  Amat  con  esto  deter- 
minó que  ia^'i^uila''  al  mando  de  su  comandante  Boenechea  saliese  á 
dar  ejecución  4  dicha  orden,  desempeñando  también  lo  relativo  ala  isla 
^  San  Carlos  según  lo  acoidado  antes.  De  los  resultados  damos  razón 
en  ¿1  íffttQulo  "j^enechea."  Fray  José  Amich  que  estuvo  en  estas  incnr- 
^ones^  promovió  im  posterior  vis^e  que  con  la  protección  del  Virey  hi- 
cieron a  Otaheti  en  1774,  los  misioneros  Francisipanos  Gerónimo  Clot  7 
ifarciso  González  quienes  abandonaron  después  la  conquista  espiritoaJ, 
alegando  pr<^testos,  sin  haber  sufrido  persecución  alguna.  La  ciudad  de 
ianía  careció  de  alumbrado  general,  y  en  las  noches  eran  muy  pocas  las 
luces  que  se  encontraban  en  ciertos  parajes.  Debióse  al  Virey  Amat  el 
establecimiento  de  esta  mejora,  y  mediante  sus  previdencias,  en  todas^ 
las  puertas  se  colocaron  faroles,  conservándose  luz  en  las  esquinas  hasta 
el  amanecer  y  á  costa  de  los  piuperos.  Principió  á  efectuarse  así  en  2  de 
l^oviembre  de  1776. 

No  descuidó  Amat  las  obras  públicas,  y  puso  mano  á  algunas  de  ne- 
cesidad ó  de  recreo.  Dio  principie  al  paseo  denominado  de  ag^as  en 
\770.  La  universidad  obló  para  ^ste  gasto  dos.mü  pesos  sigaiéndola 
otras  corporaciones;  y  el  público  en  general  concurrió  con  25,200  que  se  re- 
co^eron  en  una  mesa  que  se  puso  para  reiúbir  erogaciones  en  22  do  Abril, 
delante  de  li^  Iglesia  de  los  Desamparados  con  los  oidores  Querejazu  y 
Orranti^  y  el  alcalde  Zarate,  después  Marqués  de  Moutemira.  Otra  me- 
sa hubo  en  14  de  Junio  do  1772  en  la  cual  se  juntaron  mas  de  16  mil  pe- 
sos. Las  torres  del  arco  dol  puente  las  hizo  trabsgar  el  Virev  en  1771  y 
el  frontón  en  que  colocó  un  reloj  que  perteneció  á  los  jesuítas.  En  ese 
lugar  estuvo  antes  una  estatua  ecuestre  de  Felipe  Y,  hecha  de  bron- 
ce, que  se  (lestrozó  en  su  calda  cuando  el  terremoto  de  1746.  También  se 
hizo  una  sólida  reparación  al  último  arco  del  puente  que  se  reconoció 
hallarse  en  mal  estado,  y  pi^ra  fortalecer  mas  esto  y  los  demás  ojos,  se  co- 
locaron unos  seguros  estrados  do  piedra:  ejecutó  dichos  trabajos  el  maes- 
tro mayor  de  obras  D.  José  Aííazóo.  Mandó  componer  el  camino  del  Ca- 
llao que  se  reparó  y  mejoró  medis^nte  acertadas  disposiciones,  y  se  re- 
faccionaron así  mismo  la  caja  de  agua,  caüerias  y  pilas  de  la  antigua 
alameda.  El  camino  de  la  ciudad  al  valle  y  pueblo  de  Lurigancho  era 
incómodo  por  los  muchos  malos  pasos  que  dificultaban  el  tránsito.  Amat 
acometió  la  empresa  de  allanar  4icho  camino  rompiendo  duros  rocas  coi^ 


aáed»  qiie  «stá  6  mi  primápio.  Se  impriiDÍ«Nm*i9i  I9'4 

ocasión  del  ^'ooogiiia  átMiig^ho  «Ydenás  obsMj 
ca  de  «a  gobierno.''  En  el  hoepital  del  Bapüitpa 

.  Antes  deeetas  olnras  ya  él  90  de  Sueco  4»  1771  ^a^llilbia  éffeKimiioi»! 
templo  del  numaitorio  oe  Kaainiiae  deaiead»  v  gaala  Cftípi*»  4<>^ 
|ül%roe.  Peetrnido  el  antigaOy  de  poca  imp«vt«Mítaf IP*  ei^^MmoMi^ 
de  l'Me^  elVii^  AmafchizoélmiinnoeíplaiM»,  r^wwUeditaír  ^i$mk 
4Biia  eraeQsasy  pues  sos  en^Eaeiooee  para ^lo  montarop  á  «aaesinM 
.cifra  bamendo  avudado  lainniversidad  con  4  nul  peeoiL  y  D^  Xeiái^  S^ 
aandez  de  Córdova  con  iina  conaidegame  cantidad.  IH^ieétWWrX^- 
Felipe  Gi^menaiee  n^a  xelaeioa  dé  aqneüa  fieeli^ai^fliiuM^  4«(|levidflte 
al  Yirey ;  publicación  en  tfne  esiá  incesria  la  elooamteeraoiff»  puneglitie» 
qne  prannBOió  el  prevendado  entóacee  Dr.  £|*>  SHiiUc*  T^miniiga    - 

£1  terremoto  de  1746  dejó  muy  BuUratikdtflatQiii^  deltMagla^eSaatc^ 
Domingo;  y  annqne  la  cifieron  con  nnae  íbíb»  de  fificvOy  comot  eil^pce- 
.canc^on  no  bastase  y  sn  calda  era  de  temerse  eoA  enaflqwer  nafire  ea^qb 
dimlentcK  faé  veenelto  <|ae  se  destruyera  para  fiMcar  otnw  ICaapM 
cumplir  la  orden  dada  al  efecto  pidió  la  comunidad'  al  Ylny  4€€0  pesen 
y  pareciendo  á  este  una  cantidad  exagerada,  maüdó  Teñir  obvevos  ifm 
Callao- y  se  bizo  la  demolicioa  mediai^te  i^u  upasto  muriio  meiMWv  Amat 
trató  en  el  acto  de  levantar  la  nueva  torre,  y  no  dossanaé  basta  eonss- 
ipiirlo  ea  1775.  Tuvodeoosta  96  mil  pesos  sin  contar  el  valor  di»  les 
materiales  de  calera  que  se  consaaiiei?en« 

f  Concibió  el  Virey  el  proyecto  de  colocar  otfo  paeiita  en  -si'  9U> 
por  la  parte  de  la  Barranca  inmediata  al  Beatwio  de  Yitewtitf^  IN*^ 
estando  ocupado  del  plano  y  presupueetp  fué  relevado  del  mando^  per- 
diendo lima  una  favorable  oportunidad  de  re<ábir  tan  interesan^  y  i»Sr 
cesaria  mejora.  Finalmonte  circuló  muchas  órdenes  á  loseorregideves 
paraquesecontrsúesonála  composición  y  n^^Jora  de  los  caminos,,  fán 
olvidar  otras  obras  do  interés  publico. 

£1  Tribunal  de  la  Inquisición  celebró  en  6  de  Abril  de  1761  una  de  las 
funciones  llamadas  "auto  é^féP  que  dio  principio  á  las  ocho  de  la  maIMfc* 
na  en  su  sala  principal  con  asistencia  del  Yirey  y  de  un  numeroso  gon- 
tíOb  Fueron  juzgados  seis  individuos  que  al  dia  siguiente  pasearon  las 
calles  en  tr%jes  afrentosos  según  se  acostumbraba,  y  su&iendo  asotes  A 
voz  de  pregonero.  Entre  los  penitenciados  estatúm  el  cus^uel&o  l>i^|j[ó 
Pacbeco  que  funcionó  como  sacerdote  franciscano  diez  y  siete  años  atn 
ser  descubierto;  y  el  francés  mósioo  Juan  Moyen  por  haber  proferto 
43  proposiciones  imuriosas  al  Papa,  á  ios  eclesiástiees  y  al  $9ntQ  OftciO! 
los  otros  hablan  reiterado  eli^alxiniLonio.  Todos  pasaron  ú,  los  desti^rzos 
ó  presidios  designados  para  su  perpetua  residendW 

Pocas  cuestiones  suscitó  este  odiosísimo  Tribunal  en  tiei^po  del  temi- 
do Yirey  Amat,  y  no  pasaron  de  tentativas  sobre  ol^étos  ^  pareeex  de 
pequ0&a  importancia,  p«x»  que  por  lo  mUnno  hiftoian  conocer  él  espíritu 
de  disputa  y  provocación  irrespetuosa  del  Tribunal  6  la  aütcíridad  su- 
perior. Hiciéronse  en  Lima  pomposas  exequias  á  la  reina  madre  P?  Isa- 
bel Famecio  el  dia  11  de  Juuo  de  17^,  j  en  casos  tfJes  «ra  de  etiqueta 
debida  que  los  tribunales  y  prelados  diesen  antes  un  i^ésame  oftdal  al 
representante  del  trono.  Negábale  ¿  hacerlo  la  inquisición  aleeaiptdo 
que  en  ocasión  precedente  de  honras  dé  la  reina  D?  Bárbara  de  Portn- 
^  esposa  de  Fernando  YJno  l^^bia  practicado  ésa  ceremonia,  olvidan- 


' 


2p  ahí 


do qn^ aiempro ennmlió oon ella eáotras oportutiidades.  Amat precisó 
ItléB  ib^itifliaoMs  á  u^utr  iu]^aellii'ioMgaoí6n.  ihiaiíao  se  hi£o  él  lalistaf 
1^<Í3MÍ»  ffeiiiíanil^n  las'tftflieSas^  ^tdslerotí  qaeíhesen  exeptuaíAivB  cuantas 
peáwtiM  depéddiééeir-da  fiátfte  Ofídto,  J'ooñit'^^l^ú^loBUainase  al 
áriteá^^lttéCeitdiei^  en  ^fim^  que  dr  bus  snbálterftos  se  oiganizáDeí  tina 

oomj^altf a  espél^iA  y  sepiftiitda»  ^^ 

Amat  cuidó  de  que  se  obedecí^,  estnotamcnte  la  real  diroosicioií  de 
Úáñom^JJl  fecki^  18^de  Enero^<ir¥76a|'esplicada  en  btta  de  f^de  Janio 
de  ITd^^eóhfeepéeto  illds  edictos  éf  mdioes  pró&ibitivos  y  é6piiTgáfeoriofií 
áéWitimM  Bey  á^termSS»  que  la  iUl|^óio!on  ánteá'de  proceder  oyera 
átee  atoribreé  cátólicdfei  oonoeidoepor  sns  letras  y  fama,  y  qne  se  nombrar 
san  defejBsiMres  de  conodcOéxiencia.  Que  no  se  embarazara  el  corso  de 
los  llttróii  0  papeles  sino  después  de  califioados.  Que  lo  censurado  podía 
apartanse  por  los  mismos  dnefios  quedando  la  lectura  en  corriente.  <^ue 
1¿9  próiübioiottes  ééf/dirQleran  á  desarraigar  errores  contra  el  dogma'  y 
(^inipneslaxaffque  pervirtiesen  la  moral  cristiana.  Que  antes  de  publl- 
ciirse  los  edictos  se  presentase  al  Rey;  y  que  ningún  breve  ó  despacho 
dé  Boma  tocante  á  la  Inquisición,  aunque  fuera  sobre  libros,  se  pusiese 
en  ejecución  sin  noticia  del  Rey,  y  sin  haber  obtenido  el  pase  del  Consejo 
cOmo  requisito  preliminar  indispensable. 

El  mas  ruidoso  suceso  de  la  época  de  mando  del  Virey  D.  Manuel  de 
Amat  fnéla  e^»atriacion  de  los  Jesuitas  y  confiscación  de  sus  bienes  re- 
sulta por  el  Rey  Carlos  III  en  el  siguiente  decreto  firmado  por  él  mis^ 
moen  el  Pardo  a  ^  de  Febrero  de  1767  y  dirigido  al  conde  de  Aranda 
presidente  del  Consejo. 

^<  Habiéndome  conformado  con  el  parecer  de  los  de  mi  consejo  real, 
"  en  ^l  estraordinario  que  se  celebró  con  ¡motivo  de  las  ocurrencias  pa» 
''  ísíádas,  m  consulta  de  29  de  Enero  próximo  pasado,  y  de  lo  que  en  ella 
^  me  han  espuesto  personas  del  mas  elevado  carácter;  estimulado  de 
"  gravísimas  cans^  relativas  á  la  obligación  en  que  me  hallo  consti- 
''  tuido  de  mantener  en  sabordinacion,  tranquilidad  y  justicia  mis  pne-i 
*'  bles,  y  otras  urgentes,  justas  y  necesarias  que  reservo  én  mi  real  áni- 
''  mo:  usando  de  m  suprema  autoridad  económica  qne  el  Todo  Poderoso 
'^  ha  depositado  en  mis  manos  para  la  protección  de  mis  vasallos  y  res- 
''  peto  do  mi  corona,  he  venido  en  mandar  se  estrañen  de  todos  mis  do- 
"  minios  de  España  é  Indias,  islas  Filipinas  y  demás  adyacentes,  á  los 
*f  religiosos  de  la  Compañía  así  sacerdotes  como  coadjutores  ó  legos  que 
**  hayan  hecho  la  primera  profesión,  y  á  los  novicios  que  quisieren  se- 
*^  guirles;  y  qae  se  ocupen  todas  las  temporalidades  de  la  Compañía  en 
^  mis  dommios;  y  para  su  ^ecucion  unimrme  en  todos  ellos  os  doy  ple- 
*'  na  y  privativa  autoridad,  y  para  que  forméis  las  instrucciones  y  ór- 
'*  denes  necesarias,  según  lo  tenéis  entendido  y  estimareis  para  el  mas 
"  efectivo  pronto  y  tranquilo  cumplimiento.    Y  quiero  que  no  solo  las 
*^  Justicias  y  tribunales  superiores  de  estos  reinos  ejecuten  puntualmen- 
"  te  vuestros  mandatos;  sino  que  lo  mismo  se  entienda  con  los  que  di- 
"  rigiereis  á  los  vireyes,  presidentes,  audiencias,  gobernadores,  corre- 
**  gidores,  alcaldes  mayores  y  otras  cualesquiera  Justicias  de  aquellos 
"  reinos  y  provincias;  y  que  en  virtud  de  sus  respectivos  requenmien- 
"  tos,  cualesquiera  tropas,  milicias  ó  paisanaje,  den  el  auxiUo  necesa- 
*'  rio  sin  retado,  ni  te^iversacion  alguna,  eo  pena  de  caer  el  que  fuere 
''  omiso  en  mi  real  indignación.   Y  encargo  á  tos  padres  provinciales, 
"  prepósitos,  rectores  y  demás  superiores  de  la  ''Compañía  de  Jesús"  se 
**  conformen  de  su  ^arte  á  lo  que  se  les  prevenga  puntualmente;  y  se 
''  les  tratará  en  la  ejecución  con  la  mayor  decencia,  atención,  humani- 
/'  dad  y  asistencia,  de  modo  que  en  todo  so  proceda  conforme  ($  mis  so- 


AMA  i^3i 

»  boranaB  intencipnes.  Tencbreislo  entenáido parará  ^f¿aoio  ftnni¿ifn^|ffi.> 
*'  to  como  lo£o  y  espe^^  dajnestró  oelo^  iictiTidad  y  mnoir.á^^ni.faal» 
^  servicio,  y  daroié  para  eQo  las  órdenáfí'^  ixistiracfikiinies  ayoomj^íaa* 
'^^jUK^np^SaQdo  qfemi^Wós  de  éste  mi  real  áe9^to.^a.l[os  ooato  estando. 
^  rErmados  por  yós  se  les  dará  la  misma  fé  yeré£to  g.iie>a)b9^]SIW*'r-^ 
^^{A^p^icadodelarealmaxio.''         ^  '       .      ^  i;i      -mo  -íí 

-XdL  Solide  de  Aranda, jsircnló  nnas  instroccióiies,  izando  'huffedik  ftó^ 
habittki  de  óbéervar  las  aatoridadéé  en  la  cjeoáoion  de  diono  c^^fir^tp^^ 
con  cuantas  particularidades  creyó  r  oonyeniente  áet^iíl$^¡iiíiv/ian^qQ^ 
no  ocúx^esen  dadas,  y  se  procediese  con  seguro  acierto  *F-i^iii^múda4tf' 
Hb  copiamos  esas  instmcciones  que  contienen  29  artlcoKs,  ni  jps  tr^po> 
q^ae  abraza  la  adición  respectiva  á  las  Ainérícas^  por  haberse  j^prip^o 
machas  veces  con  cayo  motivo  son  conocidas  de  £0069,^ 

£stoB  docnmentos  se  enviaron  al  Perú  pot  la  Via  de  Buenos  Aire^  y 
en  la  mañana  del  20  de  Agosto  de  1767  los  obtuvo  el  Virey  ^  manos  del 
oficial  que  los  condigo  por  tierra  desde  aquella  ciudad  eñ  toda  diJ|Lgen-, 
Cía.  Hecibió  también  ciurtas  áú  Gobernador  do  Buenos  Aúes  y  del  presl-' 
dente'de  Charcas  tratando  del  mismo  asunto^  y  una  esquela  del  Bey  es<* 
Grita  ae  su  puño  en  estos  términos:  "  Por  asunto  de  ^pnm  importancia  y 
"  en  que  se  interesa  mi  servicio  y  la  seguridad  de  mis  reinos,  os  mando 
*'  obedecer  y  j^racticar  lo  que  en  mi  iionibré  os  comunica  el  cond^  de. 
^  Aranda  pi^idente  de  mi  Consejo  Beal,  y  con  él  solo  os  corresponde- 
**  reís  en  lo  relativo  á  él.  Vuestro  celo,  amor  y  fidelidad  me  aseguran  el 
**  mas  exacto  cumplimiento  y  el  acierto  de  su  ejecución.  El  Fardo  á  1? 
"  de  Marzo  de'17OT.— Yo  el  ÉeyJ' 

£1  marqués  de  Grimaldi  secretario  de  Estado  acompañó  oficialmente 
^ta  carta  al  Virey;  y  el  conde  de  Aranda  le  pasó  otxa  remitiéndose  á 
las  instrucciones,  y  mciéndole  entre  varias  cosas  que  tomase  de  ellas 
todo  lo  adaptable  en  el  Perú:  que  le  facultaba  para  proceder  como  con- 
viniese: que  en  óaSo  de  resistencia  usase  de  la  fuerza  de  las  armas  como 
Contra  una  rebeldía:  que  no  le  consultase  ninguna  duda,  resolviendo  por 
sí  las  que  ocurrieran:  que  cuidase  del  secreto,  y  de  que  las  órdenes  se 
diesen  en  dias  calculados  para  que  no  se  supiese  en  unos  puntos  lo  he 
Cho  en  otros  &? 

Amat  designó  el  dia  8  de  Setiembre  para  lá  ejecución^  y  dispuso  todo 
lo  necesario.  Dióe  en  su  menioria  acerca  de  este  punto^  que  tocó  con  doa 
diflctUtadeS:  **  La  primera  la  £ftlta  de  tropas  para  el  caso  de  tener  que. 
'^  liacerse  obedecer  á  todo  trance  pues  aunque  jamás  tuve  la  mas  re- 
"  mota  duda  déla  lealtad  y  sumisión  de  estos  fidelísimos  vasallos,  prin-. 
''  cipaliUente  de  los  que  comx>onen  el  cuerpo  de  la  nobleza;  pero  refle- 
**  xionaba  que  con  novedades  menos  interesantes  Ée  han  visto  en  el 
"  mundo  mas  ruidosas  y  perjudiciales  resultas;  y  como  en  los  sucesos 
"  políticos  no  se  vea  el  reverso  de  la  medalla,  solo  el  éxito  suele  ser  el 
'^  mas  segtiro  crisol  que  les  da  la  ley.  La  segunda  y  mas  princij^al  era  el 
**  secreto  que  demandaba  una  tan  vasta  espedicion  que  debía  ser  si- 
**  multánea  y  ejecutada  por  muchos;  al  mismo  paso  que  por  su  delica- 
^*  deza  necesitaba,  mas  que  otra  alguna,  reserva  para  que  fuese  efectiva 
'*  la  sorpresa;  y  siendo  éste  un  punto  en  esta  ciudad,  por  la  viveza  de  9ua 
**  habitantes ,  mucho  mad  arduo  que  en  otros  países,  fué  menester  apurar 
"  hasta  el  estremo  la  sagacidad,  á  fin  de  que  no  se  llegase  á  traslucir.  * 
"  Con  esta  idea  y  la  de  entretener  al  vulgo,  para  que  no  incubase  en  el 
principal  objeto  de  la  venida  del  oficial  con  pliegos,  que  hizo  montar 
á  todos  en  curiosidad,  desde  luego  mandé  aprestar  el  navio  de  guerra ' 
**  nombrado  ''San  José  el  peruano,''  aparentando  según  las  provisiones 
"  de  Tíveies  y  guarnición,  que  el  viQje  se  dirigía  Á  la  otra  costa  ó  puei: , 


u 

«4 


m 

^  to  de  Ácapalco.  líiéntrai  con  esta  novedad,  y  el  deseo  de  adivinat  e^ 
**  destino  ^  navio,  se  divertía  el  páblico,  discurriendo  cada  uno  segui^ 
**  las  re^as  de  su  caprichoi,  que  esteádieron  hasta  unos  pontos  donde! 
*'  ño  alcaliza  la  imagmacion,  me  tomé  vo  él  tiempo  que  habia  menestei; 
**  la  práctica  deten  prolijo  «orno  dificnltolBO  proyecto,  y  contrayéndomQ 
"  pon  mi  asesor  ffeneral  D.  José  Perfecto  de  Salas,  y  confiándome  única- 
*  Mente  dé  misecretorio  de  cartas  D.  Antonio  Eléspom  (á  quien  recibí 
**  nñevo  ¡atfime¡ixÍQ  con  pena  de  la  vida)  dí  principio  á  los  preparativos' 
'^^  en  lo  concebente  al  ¿ustrito  de  esta  Beal  Audiencia  formando  las  ins- 
**  podones  n^p^sarlas  y  nombrando  comisionados  para  el  Cuzco,  Guan- 
'*  c^V(áica^<p^u;E^^Qga  A\^ 

/  Tmmó  Amat  todas  sus  érdenes  por  estraordinarlos,  á  la  parte  del  Sur' 
ijbi^Mpqu^KQ^  comprendiendo  lugares  y  haciendas  del  tránsito;  y  ha- 
«d  norpe  Ü^ast^  Tresillo  v  puntos  intermedios  desde  esta  capital.  ISa- 
b|d  á  Í09  Cibispos  enterándolos  del  casd,  para  cuando  todo  estuviese 
cuii^lido  y  ^ectttQtdo.  £sta  circular  fué  la  que  copiamos  á  continuación: 
"  ÁUB/itie  no  4ndo  que  debe  haber  sorprendido  á  US.  la  noticia  del  su- 
"  ceso  feUÍ!0fóé  I9  perpetua  espatriacion  de  íos  Jesuítas,  me  persuado^ 
*'  ijg]9alm;9nte  que  la  niirará  con  rostro  firme  y  sereno  luego  que  sepa  que 
''  estaiii9t||  resolución  se  ha  derivado  derechamente  del  trono,  y  que  por 
"  m»  cwoQto  i^fiji  dignación  se  me  ha  comunicado  en  drden  escrita  de  su. 
"  rcñt  P^HOf  ^A  fWsmtad  indefinida  para  practicar  cnanto  US.  está  vienda 
"  poneiT  ent^ecücion  sin  dejarle  o^  arbitrio  á  mi  fiel  resignación,  quQ 
''  el  ejercicio  de  la  obediencia  á  que  anhelo  con  el  mayor  esfuerzo  y 
"  áM>mpl^l0tt3icia.  No  tocando  á  los  subditos  indagar  los  soberanos  arca- 
''  noSf  sino  venerar  los  decretos  de  la  magestad  por  deberse  considerar 
**  júempre  fundados  en  gz^ves  y  justísimas  causas,  espero  del  singular* 
"  jl^entodeUS.que  en  consecuencia  de  la  fidelidad  que  le  ha  juiSdo  á 
"  un  Bey  tim  ivmftble,  hade  concurrir  por  su  parte,  en  cuanto  pueda  á 
'  **  I9  consecucioii  4o  no  fin  tan  conveniente,  'v  que  ha  de  contribuir  con 
**  sos  efic^aces  persuacioHes  á  que  no  se  desvíen  esos  diocesanos  del  jus- 
"  to  concepto  do  esta  providencia,  haciéndole  entender  al  clero  y  a  los 
"  demás  regidares,  que  se  limita  a  los  religiosos  Jesuítas;  induciendo  á 
"  Jlos  adic^  á  ésjbós  á  que  conformen  los  ¿olmos  con  las  intenciones  del 
*^  Itey^  con  todo  lo  demás  que  sabrá  oportunamente  verter  la  feliz  ocur- 
"  renipia  de  tllS.  de  cuyas  resultas  espero  que  me  participe  para  dar 
**  cuenta  áA.  lá. — ^JMos  guarde  á  US. — D.  Manuel  de  Jniaf." 

píen  coi^pcí^  el  Yirey  en  cuanto  á  Lima  que  no  eran  pocos  los  inconve- 
ñienteQ  qu.e  ofrecieran  no  solo  el  tener  que  proceder  simultáneamente, 
sino  íi^  relaciones  de  parentesco,  adhesión  é  mtereses  que  mediaban  con 
I9S  fjTe^Tiit^s  en  el  centro  mismo  de  su  poder  distribuido  en  diferentes  ca- 
B9ÍB  V  h^^iei^da^. 

.  ^  Bil^^ag  9  4^  Setiembre  con  ocasión  de  una  fiesta  en  el  templo  de 
Uonsfi^T^  áque  asistían  las  tropas,  dispuso  el  Yirey  que  formasen  diez 
compjgtfyj^s  de  Granaderos,  y  que  se  les  obsequiase  en  los  cuarteles  de 
Palacio  C09  refresco  y  una  cena  en  la  noche,  estando  con  sus  oficiales  á 
l^  vij^  y  permitiéndojae  música  y  baile,  pero  con  las  puertas  cerradas  y 
6rden  4é  que  nadie  sJEdiese,  El  Yurey  asistió  á  la  comedia,  y  á  su  vuelti 
á  las  éi^m  de  la  noche,  fueron  entrando  por  una  puerta  escuóada  que  es- 
tá en  el  lado  frontero  á  lo!s  Desamparaaos,  varios  oidores,  altos  funcio- 
narios y  ^oaldes^  llamados  por  el  Yirey  por  medio  de  un  billete  escrito 
de  Qu  pulió  en  que  les  prevenía  el  lugar  de  la  entrada  y  la  prontitud  con 
que  4ebi^  comparecer.  Desde  luego  quedé  en  las  familias  la  inquietud 
consijgui^Qte  á  un  llamamiento  tan  estrafio  por  la  hora,  y  que  debía  .crcr. 
cér  con  lá  tardanza  de  aquellos  íu^a  de  sus  casas. 


Á  lita  ám  déla  niáfimiá  llegó á  FalAcio  mift  eoninii&fa  de  in&nteilá 


€qi  »|m^^M»djBéq.^%  d^  secoionesJ/'A  cadaf^áiukde'ee- 


t9é  íí^jíi^gñó,  nná  competente  ñiensa  dé  infáhteTfá  'Hf^^balleríaL'/to- 
^W¿  ,ñijB¿ñl!ardn  cori  ihis  comiáiónacÍGíB  á  la  eabézá  á  lo9^4eÉrtinbB  oue  les 
íhe^va  ^alaoOfl,  á  saber:  £1  conyento  mázisMl  de  SÜá  Pablé^  él  noTÍ- 
tíadoy  la  oafla  de  loé  pesaafíiaradoB,  j  Í^.^Sdl  Coróado.  Oasi  á  un  ttMnpo 
4e  les  ábn^DL  la^  puertas^  v  Mtó  ecmtünio  ttarOBentee  lOs  mleiálircM  de  la 
oomoBidad  qiiedo  obedecido  el  decieto  de  eanceUtó^  f  éstraUtoiietrifi»,  loe 
bienes  adegofadoS;  y  gflameeidos  dé 'tropas  los' interiores  y  ai^íHdaede 
dichas  casas.  Llegado  el  día,  empezó  á  saberse  Jo  que  acababa  de  suee- 
der,  eireolando  luego  rápidaméstey  y  éaosandoiA  admiraeiotty^|bií^orde 
todotff  ElVirey  antes  de  amanecer  távO  nna  ooníelfeTOia  con  el  Ano- 
bic^^,  preyino  ^  los  religiosos  de  las  defllasitlrdjÉsies  $6  abétnriesen  éñ' 
óalir  de  sus  olanstí^os,  y  mandó  qplé  varias  patmllasliliontildas  zeeorrie^ 
•en  la'cií^dad  paifa  no  permitir  graposde  geáte  én  pa^Jé  algnno.^'^Be^^ 

Siidamenté  encargó  á  tres  ean^gos  y  o^os  Sixtos  seculares,  el  |^^ 
emo  y^^idministraeion  del  eoleglo  dénBan  ICartm  cuyas  labores  no  so 
internnnpieron.  Eneonlendó  á  los  proveedores  qne  babia  previsto,  el 
dnidado  y  bnena  asistencia  de  los  padres  recltuos. 

Se  recibieron  «áonsecntivamente  los  partes  de  quedar  dumpUdas  las  ór- 
denesy  y  dasalojados  los  Jesuítas  del  oolefflo  de  Bc^lavista,  y  de  las  ba* 
ciendas  de  pocanegra,' Santa  Beatriz,  Villa,  San  Juan,  Calera,  Sam  Ta- 
deoy  Lurin  y  otras  de  los  contornos  basta  CbAncay;  con  <3nyas  metiólas 
<ireeió  la  impresión  del  ptf  blieo  ^  su  asombro  por  no  baberse  trascendí-' 
do  ninguna  ae  tantas  providencias  dictadas  con  singcQar  cautela  y  eie^ 
icntadas  con  tan  rara  exaetitnd<  £1  convento  niázimo  de  San  Pablo  faó 
él  lugar  de  reunión  general  de  los  Jesuítas  presos,  y  é(  él  se  oondi:deron 
én  coobes  y  con  escolta  los  de  las  demás  casas  y  establecimientos  de  la 
Goni.pañia>  Á  exépclon  de  lOs  Muy  ancianos  f  «ífermos  que  se  custodia- 
ion  y  asistieron  en  el  convento  de  San  Franoisco.  De  los  novieios,  solo 
tres  siguieron  la  suerte  de  la  comunidad:  los  restantes  dejaron  los  hábitos 
y  quedaron  en  plena  libertad.  Oumpliéronse  las  órdenes  preceptivas 
con  la  misma  puntualidad  en  Pisco,  loa,  Goancavelioa  y  Guamanga,  ou- 

Íos  conventuales  fueron  traídos  áLima:  no  asi  los  del  Cuzco,  Arequipa, 
[oqñégua  y  Puno  que  se  embarcaron  en  la  costa  del  Sur;  y  por  eso  no 
se  bailan  sus  nombreé  en  la  relaéiOn  de  los  943  que  pfrt>lícarémbe;  tani- 
poco  están  los  de  Chile  qile  ségun  datos  serian  unos  130*.  £1  moderno 
historiador  Gby  dice:  que  llegó  á  haber  en  aquel  país  hasta  411:  y  refie^ 
te  qne  60  perecieron  en^  navio  '^Ntra:  SeSora  de  la  Helñliita^  qne  nau¿ 
fetkgó  en  el  vli^e  desde  valparaiso:  qne  otros  llegaron  al  Callao  de  don* 
de  saliéion  para  £nropa  por  el  Cabo  de  HomoS.  Agrega  qu$  los  Jesui- 
tos  tuvieron  noticia  anticipada  de  su  espulsioni  y  que  cuando  el  Presi- 
dente recibió  los  pliegos,  se  los  Miso  ábriz  y  leer  Á  un  eelesiástioo  de  su 
conflanzat 

Proiy  as  iai^eas  se  eniprendiercm  por  ñmcionaríos  de  inteligeneia  para  lA 
facción  de  inyentarios  y  recibir  rormalmente  los  archivos,  cuentas^  bi- 
blioteca y  otros  documentos  de  la  esfera  administrativa:  á  todo  .atendió 
la  previsión  del  Virey,  y  sus  medidas  bien  concertadas  produjeron  los 
niejores  resultados.  Publicó  un  bando  para  que  eii  ocíio  días  se  diese 
razón  de  los  créditos  activos  y  pasivos  con  los  Jesuítas:  el  cúmulo  de 
negocios  que  estos  abarcaban,  se  dio  á  conocer  por  la  multitud  de  recla^^ 
hiacioiiés  y  asuntos  péiidientes  due  se  ofrecieron  á  la  considenfoíon  del 
€k>bÍetno.  Las  Ocnpacloues  del  virey  fueron  tantas  y  de  naturaleza  tan 
estraordinaria  y  urgente,  que  le  ñié  necesario  entseglEu:  á  dos  oideraiiel 

30 


234  AMA 

aiMpaobo  diario:  y  que  éoñ  regidores  deaempaftftiwn  Im  adexu^ooueB  4tf 
Im  fJfiáldes  por  hiuliurse  éstos  empleados  eu  otseas  tocantes  á  las  circim»- 
taacias.  liOS  Talores  encontrados  en  lama  de  1»  piropiedad  de  los  Jesni- 
tas  faejon  los  sigmientes.  Esclavos  en  número  de  5,200.  Plata  y  oro  se^ 
lladea  180  mil  pesos.  Flata  la)>rada  5^,300  mareos:  oro  7,000  castellanos. 
Créditos  aotiTOs  818,000  pesos:  pastaos  540,000:  censos  72,000.  Las  ha* 
oieaAdas  y  linca»  se  cMonlarmí  en  650,000  pesos.  Los  remates  de  algnnaa 
dfi  eUas  «a  tiempo  de  Amat  se  lucieron  en  mas  de  700,000  pesos  no  todo 
al  contado,  imes  por  los  restos  se  estipxdó  el  tres  por  ciento  de  Interés 
ooB  la  amortización  de  nno  f»or  ciento.  Gastase  cerca  de  mledio  mi- 
Uonde  pesos  en  1»  soMstencaa»  transporte  y  otras  atenciones  de  los  o»- 
pídsados^  y  lo  enyiado  al  Bey  en  numerario  mentid  á  800,000  pesos.. 

ha  Béfu.  Pragmática  de  5  de  Al^ril  de  1767  para  el  estrañamiento  da 
Im  JesnitEis,  se  promnlgé  «n  Lima  y  Callao  por  bando  público  4  voz  de 
pregonero  y  con  i^anvto  militar  el  dia  7  de  Enero  de  1768  antorieando 
asile  aeto  el  Dr*  I>.  Jáanne)  Antonio^^e  Borda  y  Echeverría  alcalde  del 
etUM».  de  leí  Audiencia,  Qrtsaniz<^  en  15  de  Noviembre  nna  oficina  ti- 
talada  Diree^ion  general  de  Temporalidades  de  la  estingqida  Compa&ía 
de  Jesos^  par^  el  man^  de  todos  los  bienes  de  ella.  En  sueldos  de  em- 
pleados gastó  dichia  o|[cina  14,390  pesos  anuales  basta  el  a&o  d«  1785  en 
qua  añedí)  mxm  adspómstracion  en  yirtud  d»  real  orden  de  3  d^  Diciem- 
bre ais  1781.  Pespnes  l^é  issodlácada  con  supresión  de  plazas  y  sueldos* 
Un  oidor  baeia  de  jaez  pomisionado  en  este  complicado,  ramo.  En  15  de 
Jimio  diS  1770  y  en  ciHoplimáeuto  de  wia  cédula  de  9  de  Julio  de  1769  se 
formé  nna  Joo^ta  9nperior  Ae  aplicaciones  de  las  propiedades  i^ne  fueron 
de  los  Jesvitas  preiúdida  por  el  Yirey  siendo  vocales  el  Axzobirao,  el  oi- 
dor D.  I>eminffo  de  Qrrantia,  el  0iscal  D.  Manuel  Gerónimo  de  ^nedas  y 
el  conde  de  YulAoneva  del  8oto  protector  fiscal  de  indjk». 

El  templo  y  ceAegip  nMmm^  de  San  Pablo  se  destinó  á,  los  padres  del 
oratorio  de  »an  mipe  ^eri  con  el  nombre  de  San  Pedro  y  san  Pablp. 
Dentro  de  él  se  fi^rniaron,  un  seminario  de  ordenandos,  un  hospital  4a 
clérigos,  y  nna  casa  de  reclusión  de  eclesiásticoB,  continuando  en  su  ca- 
pilla la  congregación  de  la  O.  Se  separó  de  dicho  convento  la  localidad 
qna  se  desifl^ó' paira  estudios  de  latin  y  retórica,  en  la  cual  se  reunió  el 
qolegio  de  Indios  nobles  é  hijos  de  caciques  que  estaba  en  el  Cercado,  y 
áindó  el  Yirey  príncipe  de  i^squilache  en  1620.  Nombróse  rector  al  pres- 
bítero D«  Juan  de  Bonrdiiiiabe  qne  después  fué  canónigo»  (acta  de  7  de 
Julio  de  1770.)  AAi^dicáronse  también  á  los  padres  del  Oratorio  unos 
eoelavos  tocad^?es  de  c^rúnías  que  tenían  los  Jesuítas,  y  cuyo  alquiler 
para  toda  clase  de  vegociijos  íes  j^odncía  ganancias.  Igual  a;^caGion  se 
dio  á  la  botica  p^Mca  j^apa  que  se  conservase  el  giro  de  eUa. 

La  casa  de  los  padres  de  Ban  Felipe  Neri  con  su  templo  oonocido  por 
el  de  San  Pedro,  se  destinó  al  beaterío  de  Amparadas  de  la  Concepción 
(Recogidas)  con  el  hospital  de  clérigos  que  serviría  para  hospicio  ^ 
mpjeres^  un  claustro  para  cárcel  de  mujeres  escandalosas  (aola  de 
idém.)  En  este  beaterío  continuó  el  colegio  de  nifUus  indlg4^as>.  iie- 
fislándosele  rentas  de  las  qne  poseíanlos  Jésnitas,  fuera  de  lo  qne  des- 
de antes  tenia  asignado. 

ApUcóse  al  teniplo  de  San-^edro  y  San  l'ablo  un  reloj  nuevo  que  ae 
1)^<)  e;^Ístj9nte:  y  el  que  había  en  una  de  sus  torres,  se  colocó  en  el  arco 
di^l  pT^ente  (ac|¡ade  idem.) 

La  casa  q^e  servia  de  noviciado  á  los  Jesuítas  con  sn  templo  y  ñv^a 
rentas,  se  destinó  al  cplegio  de  San  Carlos  que  se  erigió  refundiendo*  en 
él  ios  49  ^an  V^atÜJHi  y  «lineal  de  San  Felipe  [acta  ya  cíta^*] 


AMA  23S 

Hl  liMMJ  flfil  Ooitglo  MmÁ  ds  8mi  Mipa  le  auidó  ecn»  yqaeie  pn- 
«ieflen  demanlÍMlooasmitM. 

ra  q«i«ociipab»eI  eolegio  é»  Ami  ÜMifaK  ledaitiiió  ea  saHe  á  Hoipi' 
€Ío  de  nifios  espdsitos,  dando  á  éste  el  eon'MyomdMnte  rnriMiiimtii 

Ia  eaM  y  eKmyentíllo  que  k»  JesnitM  teniaa  en  el  poeSlo  újA  Cornado 
se  ftptioó  eon  aa iglesia.  Auetta  y  ofloiiuwá  un lioapicio  da  pobres hnps» 
didee  y  újénfenmhnmkstiM  y  Tagastes,  sin  peijw9Ío  de  que  los  cons 
tuTieseii  Á  «00  del  niistiLe  templo. 

Ija  cM»e<4eKio  do  Bellavista  se  dio  á  los  bolsimitos  pan  que  en  éU* 
«e  dSMrmase  «n  hospital  parala  poMaeion  y  hacictidas  oftTWMias,  y  paz» 
las  ttmasde  i&at  y  tun»  asignaiidossle  las  i«itfis  nesflsariss. 

liaa  llbranasse  »d[fadioatoai  á  1»  UníTotaidad  paca  que  en  olíase  sstsr 
tosióse  «na  IdMioteoa  pdbiloa  do  qae  se  iMxmbcó  pnmer  biUiatoesrio 
al  l>p.  9.  Cnstánd  Montano,  al»0|i;ado  yssriestor  du  oodegio  loálde  flan 
VeiHpe  (aenarAp  y  decreto  de  14  de  Koviembie  ds  1L779.) 

]>estiiiáBe  á  38  templos  doparroqaias  dentro  y  ñiera  de  lima^  de  koa- 
^telesy  «áraeles,  oolegios^  boaterios  4fef  nn  eveeido  núneio  de  tssos  m^ 
grades,  omanwntoSy  reliquias,  idhi^M  y  otraa  ol^etos  del  eolto,  qne 
pava  s«  distnbnoioa  estavioron  depositados  «n  la  Iglesia  de  Dessonpa* 
radoB.  Bn  este  eopvéhtose  enasBali»  por  los  Jssaitaa  á  leer  y  esorüiig  á 
mas  de  490  niños. 

Blerfoae  per  la  misma  junta  eoa  oMÜTodo  lasapUoneioaes  qae  hias^ 
«na  aáloeiosL  á  les  estatatos  de  la  Universidad,  mejorándolos  y  oonri- 
jlendo  diferentes  abasos:  (acuerdo  de  2  de  Mayo  de  1771)  las  oonskita- 
^nes  que  babian  de  obe^rane  «a  ^  ocde^gio  do  oaeiqaes  é  indios  no- 
bles unido  al  estadio  de  latm  y  roMrica  bajo  un  solo  «ireotoiioe  (idem 
de  90  de  Junio)  y  el  reglamento  para  ^  nae^o^eolegio  soal  de  San  Cwlos. 
(5  de  Julio  de  dicbo  ano.) 

Para  las  aplieaeioaoa  ya  indioadas  so  tavo  prsaeate  algunas  raides 
sédalas  recibidas  eon  anticipación  en  fvfior  de  eiertos  estableeimientos, 
<»eadoS  é  por  orear,  á  solicitiid  del  Y iroy^  Aaigndse  el  prodaoto  del  ra- 
mo de  suertes  por  mitad  al  bospitai  de  negros  de  fian  BactokNaé  y  ai 
lieatoie  de  ÁHFparadas;  eon  mas  á  áste,  en  rirtud  de  real  drden,  dos 
mil  pesos  anuales  d^  ramo  de  vacantes  mayores  y  meapies^  encargando 
de  la  administración  al  Tribunal  delOoosulado. 

liSs  capellanías  eolatiTas,  legas,  aaiversarios  y  otraa  foadacioBies  ad- 
ministradas por  los  Josuitas  «ran  3d7t  los  espítales  de  ellas  osmponian 
la  suma  de  1.401,391  pesos,  S9S  Intereses  la  de  40,446,  y  sps  graváaMues 
montaban  £  20,413  pesos.  Los  Jesuitfas  llegaron  4  lama  en  19  ds  Abril 
de  1S68:  así  es  que  basta  su  espabüón  corrieron  199  anos  5  meses.*— F^- 
86,  Pertülo,  él  padre  Gerónimo  Buiz  del 

ESscribié  eon  alguna  dsteaeion  el  Tlrey  Aaaat,  reraeeiiosi  osaieccip 
qae  los  edesiástioos,  y  espedafanente  los  regulares,  haeian  en  el  i^erd, 
paliado  eon  él  espendío  de  los  irntos  de  sns  proptedades  rurales.  Tomé 
tal  ineremento,  y  era  tan  reparable,  que  taé  preeiso  4^nerle  pieoaur 
efones  represivas,  porque  el  desmedro  y  pe^aiolos  ^^esufirialareal  ba- 
eienda  con  la  absoluta  libettad  de  dexeoiios  ds  que  gozaban,  vino  á  ba- 
oerse  sentir  de  una  maaeca  se&aiada  y  escandalosa.  Ms  abasos  teniaa 
profandas  raie 
xe  ypoderdfia. 
esta  dase  de  : 

D.  Cristóval  Francisco  Rodrigues,  delatado  ante  el  Bey  düsremiss  fae^ 
ebos,  se  did  una  real  ^rden  en  1769  preTtniendo  al  Virey  biciera  deeaoa 
avisos  él  uso  que  coavinicBe.  Amat  aparejó  na  expediente  oon  oaantas 
indagaeíoneB  pudieron  praetleafse,  y  se  desonbnd  qae'subiA  'M  aémíim 


S36  AMA 

^vdM'  lo  4efinniaftdó  ai|iii  y  en'CUlfi,  j  nüul  qHd  tod«  pof  Jot  Jkmvilkm 
según  se  demostró  en  im  estado  oomp1^uleIlai^o  de  un  qnmquenio*  Si| 
en  ooüBeoueaoia  sé  4ictiMxm  |iroTÍIte»)|iw  sereras  y  efiéimMs  j^am.  imp^ 
dir  el'deeóKLeai  y  las  nstiipaoiones. 

Los  Jesaitas  lejos  de  sometexse  á  los  deeieioB  del  Yivey,  y  de  eonte- 
nene  en  los  límites  preseripton;  haciendo  ostentación  da  su  poder,  aun 
mentaran  el  tráfico  y  ampliaron  mas  sos  espeeolaciones.  TeuiMi  en  la- 
ma una  oficina  llamada  procnradnría  á  donde  Tenian  úb  gmodea  diatan-r 
das,  y  á  cargo  de  los  nüsmos  regidarea,  efectos  de  ISfloricaa,  trigos»  Tinos, 
«gnardientea»  sebos,  yerra  del  Paragoay.  a«6c(Etf«Sy  losa  A^  con  coyoa 
aríbícTÜos  abasteciau  las  pnlperías  y  mochas  tiendaa;  y  esto  mismo  e^e* 
cntábazL  en  las  demás  ciudades  del  teino;  de  modo  qne  su  giro  meroantil 
era  mny  estendido,  y  Tenia  á  ser  como  nn  estanco  para  qn^  i^iichioa  oo?> 
merdantes  secnlares  no  pudiesen  hacer  negocioa;  por^pie  i|Ci  pagando 
aquellos  contribución  alguna»  yendituí  Á  menores  precios  y  al  oontado^ 
cansando  quiebras  y  otra  diversidad  de  malea. .  X^m  crecidas  ganancias 
las  empleckoan  los  de  la  compa&laen  comprar  haciendas  y  üíbnoaa,  ó  en 
enviar  caudales  á  Espa&a:  si  lo  p^sunerq.  esas  fincas  y  establediRioivfcoa 
salian  de  las  manos  que  contribuian  id  BiariOy  7  entraban  etn,  ptcaa  pri- 
vilegiadas] y  si  lo  segimdo,  se  ignoraba  el  destino  d^  dúiofo.  do  que  so 
privaba  al  país.  Aparte  de  esto,  y  como  eran  impenetrables  en  aof^ 
asuntos^  no  podia  áverigAarse,  annoi|eiie  sospechase»  si  tenían  coniratos 
con  particnlires  quceu  secreto  gUrárau  pój^mano  de  ellos  parta  aharrai? 
los  derechos  fiscales. 

Todo  esto  y  otras  cosas  representó  Amat  al  Bey  en  8  de  Setiembre  ds 
1766  aansando  á  éstos  ^'  comerciantes  sagtadosi  I^TidQíi  de  caudal  y  de 
í^  partido,  y  mny  instruidos  en  la  ocultación  do  eeos  y  mayoréa  n^jbd-. 
*'  mas.''  Solicitó  remedios  prontos  y  positivos  contra  las  casas  depúr 
bUcoxomereío  en  que  dicl^cs  legulloes  "  ultrajaban  su  pundonor  vien- 
ta dolos  el  vulffo-  diariamente  en  los  mercados  y  puntas  de  tabernas» 
**  pulperías  y  tiendas  á  nmla  y  con  una  tableta  ei^  la  mano  que  les  ser^^ 
f  ^  vía  paca  contar  la  moneda  que  percibían  de  las  ventas  practipadas.'' 
£1  Yire^  agregó  que  ^'  de  algunos  aüos  á  esa  parte  el  mal  templo  í1m| 
"  cundiendo  y  pegándose  á  los  demás  religiosos  AV^  Por  todo  lo  cuid» 
Amat  dijo  al  Rey  que  tenia  dispuesto  "  se  retirasen  los  procuradores  dfli 
''  Quito  y  Chile  que  habían  venido  á  inundar  el  reino  de  mercaderías 
''  de  contrabando,  y  qiie  se  lo  participiiba  jgior  qqe  saina  ^ue  se  qu^a- 
'f  rían  con  empello,  y  con  la  tenacidad  sropia  de  su  despotisn^]^  ^  estos 
<'  dominios,  con  el  cual,  y  por  medios  ÚÍGitos,  trataron  siempre  ájb  ^me-. 
"  drentar  á  las  autoiidaacq,  que  abrigabim  corai^nes  tímidos,  jt^áfi^ 
**  la  constancia  del  suyo/' 

Seria  interminable  t$4?ea  teferiv  lae  luchaa  del  Yirey  Amat  con  los  re- 
blares por  estas  dafiraudaciones  y  ot|?Q9  n^tivo^  nuestros  lectores  puor 
den  ocurrir  á  la  relación  de  su  (iobienio  que  corte  imp/esa.  Ch»abai| 
todas  las  comunidades  del  privilegio  de  no  V&B^  ^  impiie^to  denomi- 
nado *^3i8a"  sob^e  la  carne;  y  advirtíendo  el  Ymj  los  graiMtes  abusos 
•que  se  cometían  en  el  particular,,  pues  los  xeci^u^UMLcKre^  ^  ese  áereohe 
tenían  que  estar  á  las  razones  juradas,  ó  no,  que  daban  los  prelados  en 
•lo  tocante  á  los  consumos  de  sus  conventos,  se  qcupó  seriamente  del  re- 
-medio,  y  mandó  fiormav  las  demostraciones  imm&ici^  y  prnebí^  que 
«reyó  necesarias  para  que  se  patentlslíran  los  i&audes.  '^óse  con  asom- 
bro, después  de  haber  corrido  9^  años  en  cuestiones  y  efqgU»  dilato^ 
nos,  que  el  número  de  88,678  cameros  que  se  exeptnaban  pwaHo  delim? 
puesto  de  sisa,  quedaba  reducido  á  61,000  y  que  losderechoi.  oonespon* 
dientes  á  la  dileiencia  de  27,758  cabezas  importaban  6^934  pesos.  De  ni| 


4M4  S87 

«alado  qo6  eonU^n  aoio»  oonsUb^  que  el  oooraioa  ^  m%  ganado.^n 
Lima  d¿Bde  1745  luwta  1759  había  ido  en^aumento:  q^o  tubo  ¿Qo  en  que 
ascendió  el  númexo  á  SSSd^OOO  y  qae  no  jasando  el  ingxeeo  4#1  iflq^neeto 
délo  xeapectiyo  á  164.00Q  ei^  Ipe  qloe  tlltimos  afioe,  resoltalMk  noanotaUa 
diAminucion  é  penar  de  la  marpr  demauda  de  la  poblaoioa.  l/m  religio- 
sos da1;>aii  por  gastados  88,67o  oameros  c%da  afio,  es  deeir  mas  de  lo  que 
consmuian  todo?  los  Jb^bitWtes  de  la  capital,  ecítaado  i(  lo  que  rendú^  el 
dicbo  impaesto.  Por  resnltado  de  tanta  investigación  y  de  los  arreglos 
bfiehos,  el  ramo  de  sisa  prodigo  9,368  pesos  mas  de  su  anterior  ínfgfpao, 
£1  Virev  se  lamentaba  de  tener  qne  proceder  fiecnttit^mente  contra 
laa  demasías  en  que  incnrrian  algunos  religiosos  <^r  ser  de  carácter 
"  díscolo,  ó  por  falta  de  enanca  qne  les  hacia  mezclarse  en  cosas  del 
^'  Gobierno  que  ni.  siquiera  comprendían,  avanzándose  á  censurarlas 
"  en  el  pápito."   Cuitase  de  un  Jesuita  llamado  Yieiorio,  qne  viendo 
pxepararse-en  el  pueblo  de  Bellavista  muchos  bnltos  para  embarcarlos 
con  destino  á  la  espedicion  que  el  Presidente  de  Cluvcas  hizo  sobre 
Matogroaso,  proñrió  de  una  manera  descomedida  la  especie  de  que  di^ 
cboa  artículos  eran  destinados  á  una  especulación  mercantiL  lluego  que 
lo  supo  el  Virey,  embarcó  al  calumniante,  para  que  fuera  en  la  4iona  es- 
fkedieion  y  presenciara  el  objeto  v  consumo  de  aquel  caK|pimentOr 

Pee^el  Virey  tratando  del  trafico  mercantil  que  hacían  en  alH  esco- 
ja los  r^ligipsos,  particularmente  los  Jesuítas,  que  una  de  las  cosas  mas 
repugnantes  á  su  vista  era  "  los  millares  de  bot^as  de  aguardiente  que 
*'  «e  encontraban  .en  el  Callao,  y  de  tránsito  por  las  calles  de  Liiqa  mar- 
*^  cadas  con elaacrosauto  nQO^pre  de  Jesús,  mediante  la  inmunidad"..., 
"  annqne  ésta  no  alcanza  á  redimirlas  de  conducir  el  tósigo  que  produ- 
'  ^  ce  la  rainade  los  indios  para  quienes  se  introducen  estos  licores  fiíer- 
*'  tes&»." 

Los  regulares  de  la  Con^paS^a  fuer»  4^  aiganj}#  misiones  no  se  ocupa- 
ban del  njini^terio  parroquial.  Les  pertenecieron  antigniunente  cuatro 
jpucatos  ep  la  provincia  de  Chucuito.  En  el  pueblo  de  Juli  que  fnó  uno 
de  ellos,  tuvieron  Imprenta  propia  en  el  siglo  XYL  £n  tiempo  4^  Amat 
apenas  conservaban  la  doctrina  del  pueblo  del  Cercado  de  l^ima. 

][nformado  Amat  de  que  en  el  convento  de  la  If  creed  l^bíaií  obtenido 
muchos  reli^oQips  grados  de  ij^aestroe  y  presentados,  en  virtud  4*  }á- 
4ultos  ponjbmcios  sin  pase  del  ^oi}isejQ,  ]¡|idió  ^  recoció  )As  patentes  eii- 
yiá^doIsA  al  Rejr  como  se  le  tenia  prevenido. 

IHferentes  relimones  no  dejaron  de  causar  las  acostumbradas  oíalet^ 
tias  con  motivo  de  las  elecciones  de  prelados;  mas  él  respeto  que  les 
isausaba  la  severidad  del  Yirey,  sirvió  para  que  los  altercados  y  estándar 
los  no  fueran  tan  duraderos  como  otras  veces. 

Opuesto'  era  Aia&t  ^  la  ei^ístenci^  de  muchas  monjas,  y  á  que  vi^ 
viesen  en  los  i^onasterios  mi^jere^  seglares  de  Í^i^  e^wes  en  exesivo 
púj^em.  Vef^  por  otra  parte  la  decadencia  de  sus  rentt|s  con  el  curso  del 
jbien^po,  y  estr^o^  caqsados  por  los  terremotos.  Sq  antecesor  el  Yirey 
Manso  nabia  tratado  y  apuesto  ane  se  redujeseis  del  j^  al  4os  por  ciefilio 
los  reatos  qi^e  el  fisce  pagaba  á  los  monasterios  por  ciertos  capitfles^ 
.^ero  el  Bev  no  ió  aprobó  y  mandó  se  resarciese  eíwoon4onacion  que  oca- 
alonó  n^uc^as  quejas  y  reclan^acíones  eik  la  época  de  Amat.  Este  Yirey 
queria  reducir  los  oonyentos  de  moxijas  á  ui^  sola  manzana,  vendie^dP 
Jías  iáireas  sobrantes  4  b^ne^cio  de  ellos  misinos  y  que  se  abriesen  iiufiras 
jcaUes  que  regularizasen  los  barrios  de  la  ciudad.    ' 

Mucho  tuyo  qué  trabajar  el  Yirey  para  establecer  la  paz  en  Uk  pomuni- 
dad  religiosa  de  Santa  Catalina  de  Arequipa  alterada  por  la  elección  de 
abadesa;  1$  votaron  por  la  monji^  Maria  Tomasa  Idiaqnez  y  18  por  1|^ 


238  AMA 

xeeleocion  de  Catalina  Barreda  qne  era  prelada  hacia  ya  18  aftos.  £1 
deanD.  Mateo  Pérez  Guadamur,  provisor  y  vicario  de  ese  convento,  ea- 
tnvopor  la  primera,  pero  sobrevino  su  fallecimiento  y  la  discordia  conti- 
nuó. Se  d^o  q^ue  ésta  era  fomentada  por  el  chantre  D.  Francisco  Ma- 
tíenzo  golbemador  del  obispado  en  sede  vacante,  (afio  1764)  y  debió  ser 
así  cuando  Amat  le  previno  qne  estando  nombrado  inquisidor^  como  y^ 
se  titulaba,  este  cargo  era  incompatible  con  el  gobierno  Eclesiástico  en 
que  debia  cesar.  £1  virey  después  de  consultar  el  caso  que  se  cuestiona- 
ba con  una  junta  de  doctores,  dispuso  se  pusiera  en  ejecución  lo  deter- 
minado por  Guadamur  en  cuanto  á  la  posesión  de  la  monja  Idiaquez  y  a( 
efecto  escribió  al  nuevo  Obispo  D.  Diego' Salguero  ya  próximo  á  llegar 
á  Arequipa. 

ElBey^  se  habia  declarado  duefio  de  las  vacantes  mayores  y  menores' 
.  de  los  obispados  de  América  cuyos  productos  se  repartían  antes  los  miem- 
bros de  los  Cabildos;  pero  tuvo  que  ceder  á  ciertas  observaciones  del  do 
Lima;  y  por  cédula  de  29  de  Abril  de  1763  resolvió  que  de  ese  ramo  se 
acudiese  á  completar  al  Deañ  la  renta  de  3,200  pesos,  á  cada  Digni- 
dad la  de  2,600,  á  los  Canónigos  2,200,  á  los  Bacloneros  1,500  y  á  los  me- 
dio Racioneros  800  pesos. 

Teniendo  que  refaccionarse  la  catedral  de  Tn\}iIlo  pidieron  auxilio  al 
Bey  el  Obispo  y  su  Cabildo;  pero  viendo  Amat  que  la  mesa  Decimal  de- 
bia al  fisco  por  novenos  y  vacantes  mas  de  42  mu  pesos,  dispuso  que  de 
esta  suma  saliesen  aquellos  gastos.  Suplicaron  de  nuevo  y  prometiendo 
pagar  en  anualidades  de  5  nul  pesoe^  lograron  se  diesen  9  mü  para  dicha 
obra;  el  Yirey  tomó  medidas  para  que  ^  administrasen  precaviendo  los 
abusos  de  los  encargados. 

En  lo  demás  el  Virey  aunque  duro  hasta  la  inflexibíüdad,  fué  maS 
feliz  que  otros  en  cuanto  a  los  Obispos  que  hubo  en  su  época,  los  cuides 
en  materias  del  patronato  real,  no  dieron  margen  á  desavenencias  y  dis- 
putas: verdad  es  que  Amat  los  trató  con  esquisita  cortesía,  y  fué  muy 
sagaz  en  el  manejo  de  estos  asuntos.  Defendió  en  1764  con  motivo  de 
canongias  de  oposición  en  el  coro  de  Arequipa,  que  el  conocimiento  de 
si  debían  ó  no,  ponerse  los  edictos  para  su  provisión,  tocaba  privativa^ 
mente  á  la  potestad  secular. 

.  Befíere  el  Virey,  tratando  de  las  nóminas  para  curatos,  que  habiéndo- 
sele informado  muy  mal  de  las  personas  que  al  embarcarse  para  Espafla 
le  propuso  el  Obispo  de  Arequipa  D.  Diego  Aguado,  dispuso  se  formasen 
aquellas  de  nuevo  por  el  Cabildo  que  gobernaba  en  sede  vacante  [1762J 
y  ^aeesperiinentó  con  asombro  que  se  nicieron  unas  nóminas  enteramen- 
te Iguales,  y  elogiando  mucho  á  los  candidatos,  siendo  así  que  los  capitu- 
lareaque  Ias  suscribían,  fueron  los  mismos  que  hablan  ñrmado  los  muy 
pten^vos  informes  anteriores  en  contra  de  los  propuestos,  y  de  la  in- 
justicia en  que  decían  haber  incurrido  el  Obispo. 

El  Rey  tenia  mandado  que  cuando  los  Vireyes  estuviesen  seguros  de 
/que  no  se  atendía  al  mérito,  y  se  consideraban  sugetos  no  dignos,  devol- 
viesen las  nóminas  Á  los  Prelados  para  su  reforma.  Esta  óraen  dimané 
de  quejas  ocurridas  con  motivo  de  favorecer  los  Obispos  á  sus  femilia- 
yes  y  a  clérigos  de  fuera  con  agravio  de  los  patricios,  como  acababa  de 
Mcerlo  el  &  Trujillo  D.  Francisco  Javier  de  Luna  Victoria.  La  cum- 
plió Amat  en  Noviembre  de  1768  en  un  caso  sucedido  con  este  mismo 
Frelado  que  propuso  para  curas  á  dos  sacerdotes  nacidos  en  tHinamá 
postergando  a  otros  beneméritos  que  eran  párrocos  hacia  16  á  20  aAos. 

Por  cedida  de  10  do  Noviembre  de  1730  ordenó  el  Rey  que  las  permu- 
tas de  curatos  con  capellanias  &.  no  pudiesen  hacerse  como  se  in- 
tentaba dando  solo  un  aviso  do  quedar  hechas,  sino  qne  l^abian  de  re- 


initirae  ai  yice  patrón  los  autos  para  proceder  eomo  en  la  proviaioii  áfi 
beneficios,  08  decir  aprobándolos. 

Obligó  Amat  á  los  Frelados  á  no  nombrar  coa^ljatores  sino  eon  irasl 
ai^robacion,  y  á  no  dar  licencias  á  los  coras  para  ansentarse  de  sns  doe- 
trinaa  sin  intervención  del  gobierno:  pnnto  sobre  el  qne  se  abusaba  no 
poco  ^nedando  gran  número  de  parroquias  abar  donadas^  ó  á  cargo  de 
aoctrmeros  de  poco  saber  unos^  y  de  m¿  manejo  otros  (cédnla  reafde  3 
de  Agosto  de  1763.) 

Las  órdenes  religiosas  de  la  Merced,  San  Francisco,  Santo  Domingo  j 
San  Agustín  estuvieron  en  posesión  de  varias  doctrinas,  y  sus  prelSdoa 
proponían  Á  los  Yireyes  en  tema  los  frailes  que  debieran  ocuparlas.  Fot 
cédula  de  1?  de  Febrero*de  1753,  quitó  el  Rey  á  los  regulares  de  América 
él  derecho  quetenian  á  curatos,  dejándolo  solo  á  uno  ó  dos  por  provin- 
cia para  que  con  su  producto  pudiesen  instruirse  sujetos  qne  sirviesen 
en  misiones  vivas.  Ocurrieron  acerca  de  esto  diferencias  que  terminaron 
afioB  después  por  una  resolución  suprema  en  que  se  mandó  llevar  á  efeo- 
to  lo  prescrito  en  aq^uella  cédula:  entendiéndose  por  provincia  no  el  dis- 
trito ae  cada  correfi^miento,  sino  el  del  gobierno  de  los  conventos  sobre 
que  cada  provinciiu  tenia  potesta  d. 

No  bastó  en  la  de  Agustinos  la  concurrencia  de  2  oidores  comilona* 
dos- para  las  elecciones  de  1762:  tal  fué  el  orgullo  y  altanería  de  los  p^ 
tidos.  Amat  al  presentarse  en  el  convento  personalmente  encontró  nat- 
íos encarcelados  y  basta  con  prisiones,  á  los  cuales  puso  en  libertad  re- 
conviniendo con  indignación  a  los  prelados.  Dice  el  Yirey  "que  entran- 
"  do  todos  en  la  sala  capitular  fueron  tan  acres  las  disputas,  las  obje- 
"  clones  que  se  agitaron  y  aun  los  oprobios  de  unos  á  otros,  que  necesi- 
"  tó  de  su  firmeza  para  contenerlos  y  aquietarlos."  Permaneció  basta 
mas  de  media  nocbe,  en  que  observo  el  voluntarioso  é  irracional  méto- 
do de  calificar  votos;  basta  que  ap  urada  la  tolerancia  bizo  poner  tér- 
mino á  los  atentados  j  logró  que  la  elección  concluyese  en  spciego. 

£n  la  de  Santo  Domingo  fueron  grandes  los  alborotos  en  1768:  el  j^ro- 
vincialpor  disminuirlos  votos  del  partido  contrario  al  suyo,  ocultó 
mncbas  patentes  de  maestros  y  pre  sentados  venidas  de  Boma  y  negó 
obstinadamente  aun  al  mismo  Yirey  el  baberlas  recibido. 

Después  de  re&rir  en  su  memoria  varios  casos  ocurridos  en  Chile,  Tn- 
enmám  y  otras  provincias,  concluye  diciendo  "que  es  menester  cuidar  de 
'  que  los  dependientes  del  Palacio  no  se  mezclen  en  lo  menor  en  asuntos 
'<  de  los  frailes  por  que  peijudican  al  gobierno  mas  atildado  é  imparcial, 
''  ain  ore^  tampoco  con  ligereza  cualquier  delación.''  "Los  mas  insó- 
**  lentes  son  los  que  por  sí,  ó  por  boca  de  la  gente  vil  y  despreciable, 
"  calumnian  para  engrosar  su  partido,  ó  para  danse  por  oprimidos  del 
'*  poder;  ó  lo  que  es  mas  común,  por  un  efecto  de  liviandad  coi^  que  en 
*'  estos  paises  quieren  y  vociferan  que  no  ha  de  haber  negocio  en  que  m> 
^  se  interese  el  gobierno.  Y  sin  mas  fundamento  que  el  de  que  ial  ó  cual 
"  persona  habló  con  algún  fraile,  ó  le  hizo  una  cortesia  de  urbanidad, 
"  resuelve  la  ligereza  de  estas  gentes  no  solo  el  patrocinio  sino  que  hap. 
'*  mediado  gruesos  intereses  ú  otra  ilícita  comunicación  de  qne  no  está 
"  á  cubierto  en  semejantes  disturbios  la  mas  inocente  conducta." 

Vinieron  al  Pera  visitadores  y  secretarios  reformadores  de  los  regula- 
r©s,y  el  Bey  por  cédula  de  26  de  Agosto  de  1772  previno  al  Yirey  qtie  en 
virtud  de  las  patentes  dadas  por  los  generales  de  las  órdenes  sé  recono- 
ciese á  a<]^uellos  y  se  les  apocase  para  que  friesen  obedecidos.  Sem^ 
jantes  visitas,  escusado  es  decir  que  no  produjeron  pal|)ables  enn^ienda^. 
Ifo  era  frecuente  ver  que  los  curas  reparasen  los  templos  parroqnialqs 
empleado  sos  particulareB  reclusos;  por  que  el  vecindario  contrib^ 


240  kai 

¿e  iodoB  modos  <  esas  refaccioDes.  Sé  advertirá  sí.  q.ue  continuamente  s^ 
demandaban  al  gobierno  anzilios  para  yetíficarlas;  y  estos  salían  deT 
Aioo,  por  qne  nunca  el  Bey  negó  et  prote6eion  en  todo  ó  parte  á  esos  fi- 
lies qneeintráioñ  en  laé  baGsés  de  sn  patronato.  Ann  aíinces'  de  dis&atajr 
&reiÉ(  lüMsienda  ciosa  álgona  eñ  las. rentas  deoimálesy  se  invirtieron  in- 
gentes sumas  en  constnuür  siintimsos  temíplos  ^é  en  eí  Perú'  ha  habido 
^ne  reedificar  ó  conifponer  nó  pocas  veces:  siendo'  cierto*  que  en  otros 
painfin  de  América  se  cumplió  con  el  deber  de  edificarlos  la  pñmera  vez 
y  no  me^  Amat  tía  su  memoria  lo  asienta  áSÍ  con  respeto  al  Beino  de 
Ghile  dé  qnbihe  (Presidente'. 

Íjos  gastos  de  taM  obras  y  hasta  ae  oüuunentos  de  las  Iglesias  parro- 
ttnisles^  los  pagabftn  en  el  ¥ej^  el  ramo  de  fabrica  ^ue  se  formaba  de 
cierta  j^rclon  sacada  de  los  tnbutds^  Antat  decía  á  sii  sucesbr  qtie  siein-' 
pre  ba^ia  desconfiado  de  las  inversiones,  áp^dsaür  de  que  obligaba  á  los 
curas  á  oar  fiuMs/  y  fomaba  olxas  medidas  de  precaución  cuando  se  ha- 
citttt  eáSs  exógaoibnes. 

Empeñábase  el  gobierno  en  la  creación  de  tenientes  de  curas  parar  elí 
mtjor  servicio  de  muchas  doctrinas;  y  el  Virey  para  cumplir  lo'j^vení- 
do  en  cédula  de  18  de  Octubre  de  1764  ratificada  un'  a&o'  débpues,  toínó' 
el  mas  decidido  empefio:  pero  habia  qife  recocer'  muchos  datos  y  qne 
oom^obflV  las  entradas  oproVentoeí  de  laS'  párnH^uiaSy  y  no  halló  en  los' 
prelados  íé  oocpetíioion  que  necesitaba  en  xñateria  de  tanta^  consecnen- 
1^  EíViiiBiy  formó  una  comisión  presidida  por' el  oidbr  D!r  Manuel  de^ 
Qoráifll  psúnk  que  formase  uú  estado  de  loé  suiodoB  asignados  á  todos  y. 
cadft.uno  délos  curatos' del  Áraobispádo  y  Diócesis  sufragáneas.  A  pe-. 
sar  de  este  y  OÍÍ0S  ^réplürátivos,  la'  lentiCi:Ei  de  los  prelados  y  la  repug-; 
T^n.pffíft  de  los  párrocos,  hicieron  ilusorio  el  celo  del  incansable  Virey  que 
repetía  en  vano  sus  circulares  para  conseguir  las  ftancas  manifestaioia-' 
nes  exígelas  á  personas  en  cuyo  interés  estaba  el  rehtüárlaíS; 

De  1»  relación  del  gobierno  del  Yirey  D.  IdSanuét  de  Amltt  áolo  se'enV 
cuéniira  la  primera  parte  ,que  corre  impresflL  y  en  ella  ño  se  trata  dé  mas 
asuntos  ^ne  los  ecfesiástioos.  Y  sin  contar  nasti^  ahora  (km  laé  noticias 
que  debiéramos  encontrar  en  el  archivo  nacional  por  cuya  creación  tra- 
bi^tauDOS-mueho  desdé  1868,  tenemos  el  sentimiento  de  no  dar  la  ampli- 
tud que  ouisiéranios  al  presente  artícMo  focante  á  un  Virey  ^ue  gobet- 
nó  en  un  larg^o  período.  £n  ese  archivo  servirían  mucho  á  las  investigí^ 
«ionea  bastoneas  los  docorntoütos  de  la  Secretaría  de  Cámara  del  Vii^i- 

Anies  de  terminar  nuestros  apuntes  copiaremos  unas-cláiísulas  dé  La 
Memoria' del  Virey  relativas  al  patronato  real,  que  no' deben  olvidarse 
parala  estabilidad  legal  y  justa  qué  corresponde  á  fos  derechos  sobera- 
nos de  la  República. 

*'  ..«.Pero  no.  se  han  desprendido  nuestros  revés  de  aquél  patronato' 
"^  alto  y  honorífioo  qne  les  compete  sobre  todos  los  monasterios  de  reU-; 
"  ffiosos  y  rddgiosas  fundaiáos  eniíerras  suyas,  y  adquiridas  con  los  tí- 
^  Silos  de  conquista  y  otros  no  menos  valiosos  qué  recogen  nuestros!:^- 
"  nícolas,  si  nó  son  unos  mismos  cOn  los  dé  la  magostad  y  soberanía 
^  qne  abrazan,  todo  cuanto  se  poblare  en  el  ámbito  que  alcanza  la  real 
^'Jurisdicción  inclusos  los  mismos  habitadores,  pues  los  religiosos  nuu- 
'^  ca  se  desnudan  del  carácter  de  vasallos,  por  mas  que  desapropien  da 
''  otras  prerogativas  civiles;  sino  qué  enáran  en  su  clase  constituyendo 
"  y  componiendb^^  esta  sociedad  sijeta  á  un  soló  monarca:  por  eso  en'  vir- 
'' tud  de  aquella  económica  potestad  5[ue  reciben  los  reyes  del  Todo- 
**  poderoso,  est¿i  en  la  obligación  dé  impartirles  á  estos  vasallos  distin- 
**  guidos,  por  sí,  ó  por  sus  vice-gerenl^  toda'  la  proteocion  que  neoesi^ 


AMA  Ui 

"ten  á  fin  dé  libertftrse  de  la  opresión  de  8us  superiores,  y  -á  eiétós  los 
**  auxÜios  con  qué  hacéirso  obedeoer/' — /'De  esta  mknaa  fuente  dimana 
^*  el  cuidado  de  que  e^as  propias  Iglesias  eonventáalds  y  monastorioai 
**  se  sirvan,  asistan,  y  habita  oón  i»  mejor  deoenteia  ^ne  oortee^cttide  al 
*^  eolio  dÍTino,  y  por  sugetos  onya  vida  arreglada  no  indnzsa '  eséánda^ 
*^  los  ni  mina  espiritual  dn  el  resto  de  los  demás  vasallos;  y  de  kqxá 
*^  también  4imaua  serles  fáouHatiTo  á  los  soberanos  restringir  y  limitar 
^'no  solo  el  número  de  conventos  6  monast^os,  Mno  s^etar  y  taoAé* 
**  rar  las'réli^ones  permitidas,  ¿que  comuí  únicamente  bitío  de  aq%i^ 
"  lias  condiciones  que  conceptuaren  no  ser  pe^udioiales  al  BsIMdo^  iril 
''admitáéndelos^iotra  forma  á'que  ocupen  sus  terTenés.^'-^.''Por  ésni 
«  cuidadosamente  sepreviene,  y  debe  Y.  £.  estar  muy  á  la  mirfl  dé  las 
^*  costumbres  de  los  religiosos  que  «e  envían  á  las  fndiasj^reeibeú  el 
^  liábitoen ellas^  ^  estadefendldo  que  ninguno  pueda  pasaáf  sih  «pro* 
<' bacion  ni  ucencia^  ni  mudatse  á  su  voluntad  de  la  provincia  Mande 
''  estuviese  asignado:  ni  que  pasen  si  nó  es  de  solarlas  órdenes  jf  religiO' 
^  nes  que  en  iSdias  tienen  ya  ñindados  y  poblados  conventos  o  monas^ 
^  torios;  y  que  sean  remitidos  á  Bspafia  los  que  anduviesen  dísonos  y 
^  Vagantes  fuera  de  los  suyos;  y  ahora  novisímammite  por  puntd  gene^ 
Z*'  nd  se  ha  mandado  conducir  en  partida  de  regis&ó  á  Espafia,  á  todos 
'*  los  reUeiosós  estrangraros^  aunque  sean  de  aquellos  que  pasaron  con  li-' 
**  cen^ao  que  tomaron  éí  li^bltó  en  estas  provincias:  por  una  real  ééáú^ 
*<  la  circular  (17  OciAbre  de  17^)  dirigida  ú  los  Arzolnq^oS)  Obispóse 
*^  Prelados,  Yireyes,  Aildienclas  y  Gobernadores;  y  attn  sm  la  calidad 
*^  de  estran^^ecOB^  se  me  b»  mandado  en  distintas  ocasiones  resHtir  6  al- 
**  gunos  rdigiosds  cuya  p^maúenciano  se  ha  tenido  por  conv^uiiefeite  en 
"estos  países,  y  yo  lo  he  ejecutado  prontamente  según  consta  de  mm 
'' respectivos  obedecimientos^'' 

Las  misiones  en  el  territoqrio  del  interior  úo  prosrésaroú  dtutote  el 
mando  de  Amat.  Lamentaba  no  se  viese  el  firutó  de  &9  gastos  que  se  ba- 
tían en  sostener  á  los  conversores.  Los  dignos  religiosos  de  CJbopa  que' 
edificaron  diférsntes  pueblos  estendiendosus  conquistas  por  el  cerro  de 
la  Sal  perdieron  de  un^  golpe  lo  ganado,  de  resultas  de  un  levantamiento 
de  losm^^os.  Becogiérodsé  á  sud  claustros  los  que  quedaron  vivos  y  des- 
pués emprendieron  nuevas  tareas  por  Hui^uoo.  Tatnbfon  se  internaron 
otros  por  Patáz  y  Csú^unarquilla  hacia  Manoa  repitiendo  inútiles  tenta- 
tivas apesar  del  apoyo  y  auxilios  que  franqueaba  elYirey.  Dábales  6  mil 
pesos  y  4  Hiil  mas  por  cuenta  de  deudas  atrasadas  del  Brario.  Habia 
misioneros  jesuitas  no  mas  que  én  liamas  y  en  Childé,  y  cuando  la  es- 
palsion  de  estos,  Aíñat  dio  algunas  providencias  para  remplazarlos.  l&x$» 
prohibido  álos  franciscanos  misioneros  por  cédiUa  y  bulas  obtener  em« 
pieos  de  su  religión,  pero  sin  embargo  aspirabaú  idgunos  á  las  prelacias 
y  cargos,  separ&dose  de  las  misiones  con  variedad  de  protestos  ante»  de 
cumplirse  ]o8 10  años  que  estaban  obligados  á  permaneééír  en  ellas»  Es-^ 
tas  realas  poco  después  fueron  perdiendo  éu  eñcacia  bien  que  las  hizo 
cmmplir  Amat,  quien  se  interesó  mucho  en  la  formación  de  plaEUos  de  loé 
territorios  que  se  ivan  conociendo; 

Protegió  el  Yirdy  los  hospitales  de  San  Juan  de  Dios  de  Lkna,  Quaman» 
g€b,  Cuzco, Yaldivia,  Concepción  y  Santiago,  y  aun  mejoró  las  asilado- 
nes  que  percibian  los  frailes.  Estas  casas  estaban  btgo  la  inspección  se- 
cular lo  mismo  que  el  hospital  de  clérigos  de  San  Pedro  en  esta  capital 
por  declaración  edpresa  del  rey.  El  de  Santa  Ana  había  recibido  desde 
su  oríg^  rentas  concedidas  por  el  gobierno.  Poseia  encomiendas  en  1» 
Faz  y  eñ  Tarmit'y  por  el  ramo  de  novenos  disfrutaba  mas  de  2,30d  pesos 
fo^a  de  la  partea  del  tomin  que  se  pagaba  con  el  l^ibutb  (1713  pesos); 

31 


2Í2  AMi 

A[|dlMwpiMenip«(rsiifedÍOB;y  tenia iiii«p«iistonL  de 619 p«««ioitofg»-> 
49k  por  el  Bey  ita«m  de  vas  otrM  leniM.  £i  de  San  Andrés  gosélw  d0 
iuiAeno9BBá«iidaeiiAntiii^lM{ade  2y003pefKMiy  en  Potosí  so  lo  dálMuí 
tjW  dezesl  drden^losGaales  deq^oe  se  sünavoii  «n  OoeMbwDVa  en  la 
«ppomio&dik  del  oondo  do  Agail«r.  AbonaliánsaTe  lámbion  dos  aál  piMo» 
flO&nuaBO  do  sis»  7  por  norenosaloanMbiiSydOO:  el  teatro  de  «oBseme  Ui 
Midi»  4na,  y  el  eiRx>  deoUos  6Q0 por  eonsesien  do  Amst  Al  lioopK 
tplde  MUMetes  se  le  oontrioniA  oon  XJoGBi  pesos  en  Is  eneomiend»  de  i» 
eondes»  &  Altaiaíra  en  Gh^musw»,  y  por  1»  tesorerlai  de  la  Pac  oon  533 
Moa  de  txibQtOBir  ElTiiey  Uímd¡tmd6  el  prodneto  de  bertas  mnltaa  de 
k^apoUeía.  Al  de  Aui  Bartoloneé  para  ewraoíofi  de  negros^  dbseqiiid  Fe^ 
lipoy  10 mfl pesos  y  disfrutalia  el  pcodnotor  del  nuno  de  soertes.  £1  da 
{San  Lásaio  $^M>  peaos  del  de  norenos:  y  él  deHaMiMB0a4  BiU  posea  dei 

áleoc 


impoesto  de  sisa  oon  maa413  que  no  jpaoalia  perol  respeetíveá  leo  ear- 
nierosqneciOBsiiniia,^^Inídaefiodelpaviio8^  eartülaay 

tiatonifin  para  laiifinfnislaffy  ti  ^fiy  manfl4  tH^d1^*tftn  <?  fwta  iwtsa  4niilpe>^ 
sos  iannaies  por  el  térmúiode  8  a&os  tom^dolos  de  lasTaeantes  nayore» 
d  menores  del  Anobíapado.  Estaeral*  situación  de  loe  liospitale»  de 
Urna  enandogobeniaiia  Amat:  estas  las  asigoacíoiies  oon  qné  «o  lea  Ib-* 
inental^loera  de  las  rentas  qoesadamio  poseí»  en  paitieqlar  JbaMda» 
en  sa  taidaoion  y  deepoes^  fciástian  tam men  dos  de  Boletaiitoey  él  del 
Bspíritn  l^tOy  y  el  Heal  doBéHatista  y  oon  ozepeion  do  este  loa  htm^ 
pítales  tenían  liennandades  qno  oonian  oon  1»  asístenoi»  y  admlnla* 
Ir^iMúi  S1Á  iirtereses.  Por  deoreto  de  90  de  Junio  de  1766apcoBd  Amatd» 
áfiíB^  del  Bey  élbomeio  para  polMresqoe  ere^  en  él  Ceroado  J>.'Dg» 
liadsoik  de  QnoTara»  J^mnjmó  fos  productos  diraonibles  de  ]a  PJaaa  de 
t<^ps  y  mandó  establecer  aUÍ  un  obráis  de  telas  de  aUgodon  y  lanasb  Ijoe 
Vireyes  eran  Jefes  do  1»  casa  y  de  uñniheniiandad  de  personas  cpndeooc»' 
daSf*-^F^ftmMtodo»  Impot'wmot'u  ea  el  arlábale  tpeamteal  oUaé^  J>»  D^o^ 
.  También  pMst^  Amiat  protoccion  al  bo^tfd  de  Beletmitas  del  Gnae» 
on  que  se  medicinaban  los  indinas  y  poso  on  daro  y  expeditas  ana 
lentas  pennutandonnaponatos  que  gocabaen  Se¥ÍIl%eon  elpiodnot» 
delpontazgo  del  Apvrimoe; 

.  donsenraba  la  Universidad  de  Lima  en  tiempe  de  Amat  los  14.906  pe-. 
sos  anuales  parte  de  sus  lentas  qiie  salia  de  los  novenos  de  la  gruesa 
decimal:  la  Metropolitana  contribuía  con  odio  miL  Xn^íülo  dab»  Ififífh 
él  Cuaco  344:  <2uito  ^000,  lo  mismo  que  Charcas:  laPaa  ^S&x  Guamangu 
40^yaligualdeArequipa«  IHó  el  Yirey  un  decreto  en  81  de  Febnmda 
Í7^  estableciendo  la  cátedra  de  prima  de  matemática»  que  nefimoio^ 
naba  por  lalta  de  cursantes;  y  mandando  que  todo»  los  cadetes  viniesen 
á  Lima  á  matricularse  en  la  Universidad  pai»  hacer  aquel  estudio  abo* 
nándoselesBtís  sueldos  intime  como  en  servicio,  previa  eonmrobaoion^ 
de  su  diaria  asistencia.  £1  &j  aprobé  esta  medida  como  lo  habia  ha- 
ebe  cuando  Amat  siendo  presidente  de  Chile  organizó  la  misma  Instme- 
9}on  en  Santiaao  haciendo  también  partícipes  a  los  cadetes»^  Solemnis^ 
la  apertura  de  mcho»  estudios  en  Lima  con  la  presencia  de  las  corpora- 
ciones y  crecido  número  de  convidados  en  cuyo  acto  pronunció  ueu  ele- 
mmte  discurso  el  catedrático  Dr.  D.  Cosme  Bueno,  nesenoid  también 
el  Virey  el  examen  dado  por  esa  clase,  acompa&ándole  los  Tribunales  y 
muchas  otrus  perdonas.  Fundó  en  la  misma  UniverBidad  por  deoreto  de 
90  de  Mayo  de  17G7  una  cátedra  de  Teologíapara  la  ense&ansa  de  las  doe* 
trinas  de  Santo  Tomás  en  su  obrai8iMiu»a  ÓoñlragmleB  y.  la  puso  á  ear-» 
go  dé  los  religiosos  do  San  Francisco  de  Paula  nombrando  primer  cate- 
drático á  Fray  Pedro  Sánchez  de  Or^Uaua  y  haciéndolo  conferir  los  na- 
dos de  licenciado  y  Dr.  sin  costo  alguno.  £l  Bey  concedió  á  los  de  San 


hMk  243 

aiuuftd«DiMq«apnií|iáña  etUidiÉrlfedidiiBy  FUMoilftyCindiá  én  lá 
IDuTenidad  V  aimqiie  le  eneoiitró  algan  enámnco  en  1»  ^JéottouNí  ^nodtf 
IÍmíP»  jJljww,  Mn  If  09ff4iid  de  ^ «e  ^o  ]^||dl«Ma  obtener  ninganA  eé- 


•  fiUláttÉiT«rii4ades]piM!tle«late«eH  Chmqtine*,  Cuseo,  Qmúi^fíigtL 
fiÚKáiQfríkj  gteBagg.  S*t»iniiDftweritfi6enpfiblieéyTeal6iiÉiádbAim 
MbeniáiMeiiCniuKperoidloBMUIqeim  eiiéUAiiieiLlMoinMiMadñi'* 
.«aa  per  fnaorpeneimí  en  1*  de  Time.  Come  oonaeoneaeie  de  le  eztiaT 
4kiondelqfJÑiiitesMmead6giiprimirmMI  oüedn»  y  prc^bir  en  tódai 
partos  Jee  testos  4iie  eemea  áeoe  doetii^ 

Porireel4i?4«nde  13  de  Heno  ^  1768  ae  pen^itió  la  yecit#  4^  ona 
/obTaeQéarItfk  por  Fray  Tioente  líesy  domínioe.  imp^jignando  éntare  otrait 
«Goeae  lafoooma  del  legioidio  y  tu^nVcidio.  Esto  sirvió  al  Yirey  Am%t 
de  oeasioñ  para  decretar  en9Q  de  Febñrode  1709  ame  todos  los  gradna* 
dos,  G9fte<UjttÍ€0sy  maestros  de  la  tJnlTersidad  ájL  Ingresar  á  sus  ofioioe 
|»xeetasen|aramento  debaoer  ensenar  y  obeeryar  la  doetrina  contenida 
Jen  la  sesión  15  del  Concilio  de  Constánsa;  y  ane  no  <úrian  ni  ensefiarian 
ni  aon  eon  jjlítalo  de  probabilidad,  la  del  regióidio  y  tiíaij^idio  ogntra 
iae  U«ítinuui  potestades.  Esta  resolución  la  agiand^  pñbUoar  y  r^gistca^ 
énla  ISacuela^alde  San  Marcos  como  nna  de  e^  bases  fandamentalee 
^ouebabria^  serlo  en  adelante  añadiéndose  <  las  goontityeiopes. — Véam 

.  X«ee  tres  oelsgiss  prineipi^es  de  Lima  gozaban  beiiores  reales.  El  d* 
San  Felipe  fitélnndade  p^4  ITlxey  MárqnésdeCelieteen  IfiMeon  i^ 
«ilegio denM^yer,  y  eseln^F^fHVep^  ji  eiraensas  déla Beal  Hacienda  eon 
Rentas  sitn#dae  en  vaiias  eneomSendas;  oependiade  los  Yiieyes  y  en  lee- 
tor  dejtáa  yemVffgse  i^nnalmente»  annene  este  ne  se  Uevaba  á  efecto.  F^p 
flabánséetn  4  ISbecás,  deirfgnand^el  virey K  los  agraciados.  |in  .el  4íe 
BanVartin  490 fiando eil  YmjÚ.  liartin  Hennqnes  en  U de  AgP^ 
de  158^  y  qne  deeniiée  eorrid  á  caigo  de  los  iesttitaiL  mantore  el  Bey 
jDtrasÍ2l>eeas:enla^^ocadeAn|iatpor  cada  ¿vmao  jMkbia  qne  paffsr 
en  este^So^o  235  me^w  ann^^  El  de  SeAto  Toribie  pereilAadel 
jSn^o  los  derechos  oe  Seminari»  qne  le  oorrespondiasi^.  ^n  el  Cn»- 
00^  Cbnqnisaca  y  Onamanga  lialíí^  eolsgice  gobernados  por  loe  Jesni? 
taih  y  á  cansa  de  lá  éspnision  do  ee:tw  mndacon  deforma  y  estatatoSi 

-  ^ESelnñdidoe  los  dos  primeroe  eoleffioe^n  sos  rentas,  y  oreado  el  deSaa 
CjUlbe  con  este  nombre  en  honor  al  Bey  Parloe  UI,  Amat  acordó  élBegla- 
mento  qi|m.4eUa  teapit  pfuoá  ffn^l^emó  j  administración,  siidettfBuSole 
en  maténa  de  estndios,  al  plan  qne  el  mismo  Yirey  sancionó,  haciende 
innÓTaciones  y  reformas  importantes  al  qne  se  segnia  en  la  Unlvértf  • 
dad.  Según  esto  mientras  qne  la  de  Salamanca  no  se  separaba  de  la  doc<> 
tferina  peripatóticf  y  la  4^  Alcalá  poroouia  en  la  jnrispmdencia  él  dere> 
ehopátiioLenJt^ásé  adoptaban  mlltode  y  .testos  qne  eneenaban  doc- 
^annas  modemas:  se  oía  á  Heineoio  y  á  Newton  abriendo  paso  á  la  Ins 
4e  los  adelantos  y  al  triunfo  de  eternas  verdades  oonñindidas  por  el  erre» 
y  las  preocnpaeionés.  J^  primer  rector  de  San  Carlos  filé  el' canónico 
I>.  JoM  Laso  V  después  el  Dr.  D.  José  )*>ancÍ8CO  Arqne^^da  preTendaao 
4el  coro  de  ijtm^  A  lee nnacstros  se  lescoiidecoró  eén  una  iMtfida  asnl 
én  qiie  estaba  el  escodo  de  U»  an^as  r<^es.  El  Tcstnario  de  los  colé- 
gia&p  era  neno  y  como  particulares,  pero  con  sombrero  de  picos.  Sn  in* 
grÍBoo  reqnena  pzmebas  qne  ent<kioes  eran  necesarias  al  ^Btte  del  esta- 
blecimiento. JE^ará  cpadynyar  al  mismo  fin,  ooncigió  el  Yirey  el  abitt<^ 
con  qne  se  permitía  bnbiese  en  las  becas  supernumerarios  ó  fiítnrarioÉf 
lo  0119I  ^aisrecentabfb  indebidainenteel  numero  de  los  que  entraban  éüo%- 


2H  AM 

01lIMSaTapbte1^I6aQpoaiQi(^^^]^er»itMcia  ^¿^^^brua  deíAiévtiAiks  qiso 
teoia  el  colegio. 

{¡Q^l  Seminario  ^<p  exigían  tatnbiett  condicioiifis  que  aunque  deii^aftiacLo 
chocantes,  ¿nardaban  armonía  con  la  forma  de  eobierno:  no  se  admitín^ 
bijos  de  ijfiSdUameoátiioc^  Fero  Ainat  que  hiso  bienes  á  la  insIracOion 

Ímblica,  ^üdoorridi  en  una  mezquindad  in4igna  pidiende  al  Bey  uba  xoeo* 
ucioii  para  que  np'sepiennitiera  el  neo  de  opa  y  beca  á  persona  que  no 
f '  liabian  donuido  ni  una  ve?  en  los  eolegioei^  y  que  siendo  sngetoB  oonoci- 
f'  dameutie  indignos^  les fiocilitaban  grados  de  lio^ioiados  ó  de  dqctai^ 
^'  y  se  recibian  de  abogados  prodnoieudP  los  frutos  que  xegnlarmente  «or- 
^*  resppndian  á  personas  des|tátuid¡^s  de  boner/'  Licngu^je  de  esa  ^I^^GfS  y 
eomo  si  el  honor  ^  estubiera  Vincalado  en  las  clases  privilegiadas,  jbíciér 
se  una  real  orden  á  14  de  jnlio  de  1768,  para  que  en  los'  mcíios  colegioís 
*<no.  se  admitiese  úídividno  algimo  que  no  comprobase  su  les^md€iiA,y^>'i^ 
**^ieza  de  sangre  repitiéndose  la  misma  pruebf^  en  las  universidadea  pari^ 
"  admitirlos  a  los  grados  y  en  las  andiencla^  ¿  jos  estrados  de  ellas 
« -según  estaba  mandado  por  leyes  anteriores;  pero  que  esto  se  entendie- 
**  se  para  en  ifidelante  sin  tocar  á  los  que  ya  estuTiesen  en  posecion  &> 

Entre  las  reales  óidenesqne  recibió  Amat  durante  su  gobierno  hay  al- 
ffnnas  cuyos  qbjetos;  es  preciso  salvar  del  olvido  ($omp  cojQeemientes  á  la 
taistoria,  ó  á  asuntos  notables  administrativos.  En  10  de  Mayo  de  176Í 
se  mandó  salieran  para  España  enantes  eertrangero&l  existiesen  en  el  Perd 
(Se  exeptnó  después  á  los  que  se  ocupasen  en  oficios  mecánicos  útUes)-' 
Por  otra  de  10  de  Dieien^bre;  que  hasta  nueva  orden  no  se  air^onedfl^e  oro 
en  Potosí  sino  en  lámf»;  y  qne  de  dicho  punto  no  se  estrs^e  para  Bne^* 
nosAyreaora  quinti^do*  £n  la  de  27  de  Setiembre  de  176  d^tie  prohibió 
que  los  militares  pasasen  á  España  á  pretender  destinos:  advirtiendo  que 
sna  solicitudes,  las  dirigieBen  por  conducto  del  Tirey.  Lt^de  5.  de  Junio 
de  1763  reprendió  al  oabildo  edesi^tico  de  Arequipa  por  faltas  de 
ateüoibn  y  tMrbanidadcen^l  oabildo  secular.  Otra  de  3  de  Agosto^  decla- 
raudo  que.  el  obispo  del  Cuzco  habla  obrado  muy  mal  en  permitir  que* 
Fr,  l}>anclsco  Facheoo  fuese  ú  un  mismo  tiempo  cnra  y  provincial  de  la 
Merced—- íBb  9  de  Noviembie,  que  en  adelante  no  se  connntiese  estable- 
cer  eofiradia  alguna  ni  se  aprobasen  eus  constituciones  sin  real  licen- 
cia aéjffuñ  las  leyes.  Por  cédula  de  19  de  Nbbiembre,  que  los  Yireyes  y 
Presidientéa  diesen  cuenta  del  estado  de  sus  provincias  anualmente  eomo 
estable  dispuesto  de  antemano  scq[>ena  del  real  désagiado.  Por  la  de  Mar- 
zo 4  4e  1764^  que  el  Virey  hiélese  que  sin  admitirse  rópliea  se  traslada^ 
«e  la  ciudad  de  Coucepcion  de  Chile  al  '"sitio  ó  Valle  de  la  Mocha"  oon 
9U  óatediral|  cabildos  y  vecinos,  relevándoles  por  IQ  ^ños  de  pagar  alca- 
bala^, y  éeücediendQ  por  dieho  período  el  nroducto  de  las  vacantes  y  no- 
venos po^  ln  ccmat^ueeion  del  Templo.  Una  orden  de  22  de  Junio  liber-s 
tódel pagQ  de  tributos  á  los  indios  ^nterú^os  alas  misiones.  Setiembre 
4^  Que  los  dueños  de  barrad  de  plata  no  pagasen  el  cobre  cuando  se  íun-> 
diesen  en  lafieas!^  de  moneda.  Diciembre  24,  Que  el  oidcnr  decano  fuese 
siempre  Asesor  del  Tribuní^  de  Cuentas.  Abril  28  de  1765,  Qne  elYirey  no 
pudiese  avocarse  ni  conocer  en  causas  del  juzgado  de  censos  de  indios., 
>Iayo  28,  Que  los  indios  no  pagasen  alcabala  por  frutos  de  sus  propias 
cosechas  y  por  los  tejidos  que  eQos  mismos  fabrioasen — Julio  21 — Qne  ^ 
ias  viudas  de  empleados  se  les  actcornese  una  vez  con  seis  mesadas  del 
sueldo  que  sus  maridos  sozalnvi.   Octubre  5,  Que  el  Virey  mandase 
cada  año  inventariar  las  afluyas  de  la  Catedral.  Octubre  24,  Qne  fuera 
libre  de  derechos  el  algodón  que  de  América  se  remetiese  aEspaña,  lo 
Biismó  que  de  todo  gravamen  áe  exportación  los  gó  ñeros  que  de  él  se  fa 
t)}ricaseii.*  Enero  20  de  1767^  Que  de  ningún  modo  permitiese  el  Virey  s-» 


hm  245 

jvMksafle  ni  cmwiKiw  i^n  Bnre  del  Pma,  eoaoe¿i0iido  á  l<w  jeMüta» 
^ciTÜ6icio6  para  dnpenMM  matrimonialeB.  leer  liliroe  piobividoe  ft.  Oe* 
tobze  Í9,  Que  saliesen  de  los  ^oniniios  de  indias  todos  los  clérigos  y  ro- 
polares  éstrangeros  qae  exisliesea  en  ellos.  Febrero  22  de  1708,  Q¿  no 
«e  matasen  Yionfias  y  que  solo  se  esqnilaspn  y  soltaaen..  Ootaore  5  de 
1768,  Qoe  ao  recogóeran  ios  ejemplares  knpresos  ó  mannsoHtOB  qne  se 
.encentrasen  de  nn^rere  del  Papa  de  12  de  JaUo  de  ese  aHo  4  láTor  de 
loe  regulares  de  la  oompafiia.  Dioieailire  6,  Qne  D.  Agnslin  Qorriahate- 
eni  al  aceptar  ék  obíspaao  d^  Cnzco  lo  hiciera  con  la  calidad  de  qne  pn- 
oiese  divioirae  coando  ri  Bey  lo  mandase.  Marao  6  de  1770,  Qne  se  re- 
tnbiera  4  los  cnrasel  sínodo  por  €l  tiempo  one no  residiesen  en  sns  felir 
grecas  aqngae  tnTiesen  licend^ao  aprobada  por  el  Tioo-patron.  £n  la 
miíawa  JGdcha:  qne  los  mineros  de  cobre  y  estallo  de  Omroiio  pagasen 
derecho  algnao.  J€ayo  SI,  <}ne  la  casa  de  moneda  de  Potosí  y  todos  sns 
4«atinos  se  ineorporaasn  a  la  corona  nombrando  si  Vixey  á  los  emplea- 
dos. Marzo  14  de  1771,  Qne  en  el  concilio  provincial  estnbiese  el  Virey 
bafo  de  doceL  Agosto  23,  Carlos  III  disnoso  qne  no  se  hiciesen  gastos  en 
alebrar  fiestas  por  sucesos  de  sa  familia^  y  que  ese  dinero  en  adelante 
se  invirtiera  en  dotar  jóvenes  virtuosas  y  pobres.  Kobiembre  1^,  Be- 
probando  lo  hecho  por  los  Tribunales  Edeciasticos  de  Lima  y  Guarnan- 
ea  en  las  cansas  seguidas  contra  dos  curas  qne  perdieron  el  respeto  á  los 
Tribunales  reales,  dgo  el  Bey  ''que  su  autoridad  no  reconocía  mas  supe? 
**  rióridad  que  la  d^  pips,  y  que  estra&aria  de  sns  dominios  y  se  ocu- 
"  parlan  las  ten^poralidades  ge  }os  ec^esiisticos  de  cualquiera  clase  ó 
'*  digii^idad  i^^ue  perturbasen  la  ps^p  p^bU^a»  insultasen  ú  ofendiesen  á  I09 
•*'  que  en  su  real  nombre  gobernasen  y  adnjinistrasen  justicia  ^;''p^  en 
cuánto  á  aquellos  curas,  no  les  impuso  pena  ni  t^có  la  sentencia  ya  dada* 
Diciembre  31,  Multando  en  mil  pesos  al  correjg^dor  4o  Tnuillo  y  al  al- 
calde oon  500  porque  recibieron  nna  información  contra  ol  Obispo  á  cur 
ya  dignidad  satinarían.' Febrero  13  de  1772.  Se  erigió  e)  obispado  4<^ 
Cuenjpa  con  esta  provincia  y  las  de  Loja  y  Guayaquil,  sufragáneo  de  JA- 
ma.  Abril  30.  Q^e  por  cada  negro  esclavo  que  se  introdiúese  no  se  co- 
brase mas  derecho  qne  el  de  40  pesos.  Octubre  8,  Que  nada  do  lo  que  so 
resolviese  en  el  concilio  provincial  pudiera  publicarse  ni  ejecutarse  an- 
tes de  la  aprobación  del  Sumo  Pontífice  y  del  Bey.  Enero  20  de  1773| 
prohibiéndola  exportación  de  moneda  menuda  bajo  severas  penas.  Qc- 
tnbre  12,  Que  se  pi^bíicase  el  Breve  Pontificio,  que  á  esta  cédula  9Q 
acompañó^  relativo  á  lá  extinción  de  la  orden  de  regulares  Uámada 
^'Compañm  de  Jesns.^  USToviembre  2,  Que  se  cumpliese  otro  espedido  a 
instancias  del  Bey  sobre  la  inmunidad  de  las  iglesias,  v  rpduciendo  Á 
dos  las  mnchasqne  servían  de  asilo.  Diciembre  &.  Qtic  ei  coirégimiento 
de  Luya  y  Oliiuaosy  el  de  Lamas  se  uniesen  al  de  Cbaelpmoyas,  el  ^e 
Apolóbamba  al  de  Larecaia;  y  que  en  adelanto  los  Vireyés  del  Perú  pror 
Teñesen  los  de  Atacan^  Lipes  y  Mizque.  Enero  20  de  1774,  Que  se  cum- 
pUese  ia  medida  que  alzó  lapronibiciou  que  había  para  el  comercio  recí- 
nroeo  por  el  mar  4el  Sur  entre  los  reinos  y  provincias  del  Perti,  Méjico^ 
JNneya  Granada  y  Guatemala,  de  sus  efepxo&,  géneros  y  frutos,  y  se  pei>r 
mitiése  hacerlo  a  sus  naturales  y  habitantes  pagando  derechos  Ofoj^nn  §e 
proejaba.  T  después  de  establecer  esté  principio  justo,  én la  misma  re£¿ 
orden  sehicii^n  muchas^xepciomes.  £1  objeto  parece  hubiera  sido  qué  lá 
industriado  una  localidad  no  se  al^atiérapor  la  comjpeténoia  de  los  nr^tos 
4e  otra:  pero  bien  se  ve  que  este  principio  proteccionista  tendia  á  con? 
Servar  Icta  mercados  de  América  $  ciertas  prodnocipnes  de  E^pafla.  I^a 
real  orden  termina  privando  rignroBamente  los  plantíos  pronibidQS  por 
la  ley  18,  titulo  17  libro  4?  dé  Indias^  es  decir  los  de  vifiaé.  Esta  ley  su- 


246  ñMk 

JetalmáloAyalInniiádosi  á  una  Íá«tt6  pensión  weanoalda  ^oumi  eenao. 
A¿D«loBilel771,  LibertaddadfireoliOftáflaeiifcnidAeiiSipalUiy  ásii  es- 
tmocimii  al  palo  campeche  y  madama  pata  tintes;  las  pescas  saladas  pi- 
jaienta,  sen,  caceyyconeha,  aebiote^  seAoaír  y  calé  de  las  Amérieas.  üf- 
«kmltoSl-HSrdenaLyirey  paraqne  estableciese  en  Santiago  de  Chila 
,un  ecdegio  paiaadnoacion  de  hijos  de  oaciqnes  é  indios  noUes.  Snero  SÜ 
4s  1775^  Qne  en  níngnw*  oficina  se  pudiesen  inntsr  como  empleados  pa* 
jFientesliMrta  el  4?  grado  de  eonáanipinidad y  S?  de  afinidad.  Abril  2^ 
jQue  seimposiese  una  contribución  solure  las  nutcss  y  prerendas  en&yor 
4e  laóiden  de  Carlos  UL  Agosto  18,  se  hiso  estensiya  ala  4mérioa  la 
lof  para  qne  üosfan  nnlas  las  mandas»  de  los  qnemnriesen,  en  bene- 
ficio del  confesor  ó  de  sn  Iglesia  ó  eomnnidad.  Setiembre  11,  Qne  el  VU 
zey  del  Perdpropoioionase  á  Chile  lo  necesario  de  enseres  A,  para  su 
easa  de  moneda,  £n  principios  de  1776  las  piOTimnas  de  Cuyo  íue^ 
jan  separadas  de  la  rresidenoiade  Glüle,  6  incorporadas  al  nuevo  -vU 
reinato  de  Bnenos-Ayres. 

Las  fiíndioiones  que  se  hacian  en  el  yireynato  daban  el  resoltado  anual 
de  un  millón  de  marcos  mas  ó  menos  con  la  ley  de  la  moneda  de  los  oua> 
les  600  mil  correspondían  á  la  producción  minera  del  alto  Pm.  Acnfiá« 
banse  700  mil  marcos,  quedando  lo  demás  para  diferentes  usos.  La  oaaa 
de  Potosí  en  él  periodo  de  mando  del  yirey  Amat,  amonedó  5  mni^^MM 
dé  marcos  que  hicieron  mas  de  43  millones  dejpesos:  la  de  Lima  ené| 
nüono  tiempo,  mayor  número  de  marcos  que  dieron  cerca  de  45  nüUs- 
nes;  y  enoro  91  mil  marcos,  ó  sean  mas  de  12  millones  de  pesos.  Entoti.^ 
oes  se  computaba  todayia  en  3  millones  la  ^ta  macuquina  cironlanta 
que  se  recogia  con  lentitud:  se  habla  prohibido  la  espoortacionds  la  nua^ 
ya  moneda  menuda. 

Las  utilidades  que  dejó  al  Erario  él  estanco  del  tabaco  ^en  dos  deoa^ 
nios  corridos  hasta  .1774,  subieion  á  la  cantidad  de  1400,000  pesos  solo 
én  la  dirección  de  Lima. 

Los  ingresos  aduaneros  en  la  época  de  Amat  tuvieron  un  notable  aii« 
mentó.  Cos  derechos  que  en  el  bienio  de  1763  y  1763  prodi^eron  ^90,000 
pesos,  íheron  cipeciendo  en  los  posteriores  hasta  haber  rendido  el  qne  se 
cerró  en  1769,  la  suma  de  1.200,000  pesos  y  en  los  oinoo  a&os  postmores 
basl»  1774»  la  de  mas  de9.000,000. 

Bebe  tenerse  presente  que  comerciantes  y  empleaclos  respetaban  y  te^ 
mian  mucho  al  Yirey,  y  que  éste  seguía  los  pasos  de  los  que  pudieíaa 
pensar  en  contrabandos,  y  obligaba  alos  que  servían  en  los  ramos  de  la 
hacienda  á  ser  muy  eiactos  en  él  cumplimiento  de  sns  4éberes.  No  pue^ 
de  atribuirse  éi  oteas  causas  el  aumento  de  150,000  indios  en  las  matri<» 
culas  actuadas  para  los  tributos,  por  que  fué  mny  á  menos  la  ocnltaoion 
4ne  se  hacia  de  ellos  y  así  el  producto  de  este  ramo  se  elevó  ú  1.160,000 
pesos  anuales  de  los  cuales  quedaban  para  sínodos  4S0,000. 

£1  lECey  Carlos  II  espidió  una  cédula  en  12  dé  Karso  de  1697  tf  loa  Ti-' 
reyes^  i^iidiencias  y  Prelados  dlciéndoles  que  no  se  favorecía  y  protegía 
á  los  mdios  y  meetisos  nobles  por  su  ascendencia  conforme  estaba  maa^ 
dado  en  diferentes  órdenes,  y  por  las  leyes  de  indias  que  permitían  se 
ordenase  de  sacerdotes  4  los  que  lo  mereciesen  y  tf  las  mi^eres  se  les  ad- 
mitiese de  religiasas.  ()ue  estando  espeditos  para  ascender  á  los  puestos 
eclesiásticos  ó  seculares  de  tedas  eanreras  .como  los  h^odalgos  de  Cas- 
tilla, pues  se  les  habia  conservado  derecho  á  los  cacicasgos  y  4o  sus  oau- 
Me  se  hallaban  inhibidas  las  justicias  ordinarias  con  privativo  conocí* 
miento  de  las  Audiencias;  mandaba  por  tanto  se  cumpliesen  esas  dispo- 
siciones inviolablemente  guardándoles  sns  preeminenoias  al  ignal  que  á 


AMA  247 

lov  de  iSipaflAy  4110  ie  lasojeie  y  atondlaiw  en  mu  pretwiikMW  ecnlbr* 
laa  4K  sa  méiita. 

Mimtmótéem.  no  ñié  muy  obedecida  como  suoedí»  con  mudiaa  otras  q«e 
¿la  dlstanciiL  ]poir  botinae  y  benéfieasqne  fiífleei^  qned»VMi  túnitGaeimu 
Qn^lósedeeljo  al  Bey  D.  vioente  de  Hora  düma  caaiqnedel»  pxoTm» 
d»  de  l^njiUo  y  proeiiiador  ffeneral  de  indioe,  y  snplíeó  se  latlfioaee 
por  ^e  eefeaVan  pxivadoe  de  loe  miTÜM^  qne  lee  eomspondiaa;  y 
ocn  este  motivo  en  el  reinado  de  Felipe  Y  ee  repitió  la  real  érden  q 
por  eierfeo  no  prf)dti|o  inijores  efectos  qne  laprimera.  Por  esto  el  ^ 
misioBero  6»y  Isidio  de  Cala  de  la  arden  de  San  Fkaneiaoo  de 
oonrrió  á  la  C<Me  haciendo  presente  lo  qne  sooedía^  y  el  Rey  Cados  Ht 
en  nueva  cédula  de  II  de  Setiembre  de  1706  mando '^  se  cwmplkeea  es-» 
*'  tzeohaniente  las  citadas  disposieiones  poes  los  »*wiíftf  ^^lyif^»^  ^  §fg 
**  IkvoieGidos  con  las  preeminencias  que  en.rigor  de  Jnstíeia  les  eonaa 
**  pandian.'* 

SI  Vlzey  I>.  Hannel  de  Amat  en  él  real  acnecdo  mandó  se  promnlga- 
senipor  bando  con  toda  solemnidad  las  ties  eódnlas.  y  se  verdeó  así  en 
10 de  Jnnio de  1707> cfroaláBdolas  para sn debida observancáaky permi- 
üendo  ee  imprimteseH  machos  ejemplares  sagnn  lo  s^dieitanm  JO.  Albv- 


to  Chooop  y  D.  Jseó  Santiago  Bnis  pioenralóres  entonces  de  los  pcma- 
nes  en  esta  «amtaL  Ellos  manifestaron  quedar  maq  reconocidos  K  la 
beemá  velantad  oen  qne  procedía  d  Yir^  en  honor  a  sns  comitentes. 


CluMK^  y  su  padre  áites.  habían  solieitado  del  Bey  qne  los  indios 
fijeaen  considerados  como  los  espafioles  en  la  provisión  de  placas  de. 
nreeoiadoces  de  nUmere  de  la  Andiencia.  Lo  oonsígnió  en  tiempo  de 
FeliM  V'Cepidiándese  la  real  orden  en  173&  Pero  no  se  le  daba  enm- 
plinuento^  y  en  vano  lo  habían  eadgldo  los  interesados*  !>•  Manad  de 
Ama*  maíidi^  taviese  mintaal  eibctoenl76^  yprevineál  Cabíldede 
natoxales  dd  pnéUo  dd  Cercado  Mopadesea  les  ind%enss  qne  tavie*  < 
sen  las  cnalidadee  necesadas:  heono  ad  les  diósns  títolos  en  81  de  Oo- 
tabre  de  dicho  afio.— r<Atw  Choéop.  -  . 

¿imai  hasla  d  presente  la  dadad  de  lae  fiestas  y  regoo^  públicos^  ^ 
encontró  ocadones  en  la  época  de  Amat^  como  ya  hemos  diefao.  pecater 
soltoz»  á  sn  pasión  dominante  por  las  eelebridadea  y  divenuenes  qoe 
tanto  fomentó  d  gobierno  espafid  con  daAo  de  la  mord  y  de  las  hoenaa 
coftombfB^  y  como  este  vido  qae  engendra  o<¡ros  necedta  pretostos  pa- 
ra togMtt  ensanchen  los  basca  el  poeble  apoyado  por  las  antoridades  y 
cerpoiradones  qne  debieran  combatir  d  ócio  y  crear  esttuolos  en  íkvor 
del  estadio  y  dd  trabi^o.  Pocas  veces  se  vio  en  la  capitd  ddPerd  na  . 
eonfiinio  de  espeetácalogLdemostradenes  y  recreos  como  ks  qoe  se  em- 
pl^upom  «kobsegaio  dd  virey  y  para  alhagarlo  con  motivo  de'  liaberle 
eondeooradod  Key  de  Kl^&seonla  gran  eras  de  laócdende  San  Ge- 
naro en  d  a&o  de  1774.  Amat  toÁ  d  ipiiniero  en  dar  sotonnidad  á^  case 
foneioiies  y  mandó  qtecntar  an  yan  simalacro  militar  dispnesto  per  él 
miamo.  T  como  no  poede  ocomr  nn  sooeso  aotsble  sin  qncsea.sc^aido 
de  eomentarios  y  malicias  valgares,  no  ftltó  quienes  oreasen  la  espa- 
de de  qoe  Amat  pensó  en  esos  días  hacerse  Bey.  Hoy  mismo  hombres 


que  ae  consideran  con  instrocdon  y  criterio,  adimiten  como  podtivo  un 
eaeotoqoe  no  estriba  en  otras  bases  qne  las  de  nna  tradieionqiieeon  los 
a&o0  se  ha  ido  adicionando.  I>e  Abaebd  se  d^o  «tro  tanto,  -  Thn[  toda>- 
vi»  -oaitties  lo  afirmen  tenióndoss  p<Nr  ilostrados.  Faeron  dos  Yireyes 
luSbilesy  déspotas,  ávidos  de  ÜMua  y  honoresy  sagaces  y  léeiwdes  en  sns 
artae  para  conservar  á  sas  Soberanos  estos  domioios.' 

JgU  fNMrácter  doro  de  Amat  y  sa  argollo  de  gdbemante  entendíde  pa- 
decieien  hasta  la  hnmilladon  d  ver  qae  niagnna  de  sne  pm^cnams 


i'tó  iáík 

bastaba  para  que  oeeasen  los  robos  qoé  se  haciaú  en  lima  y  que  tavífl- 
ton  al  vecindario  anedrado  por  la  in8««^aridad  y  el  temor,  oe  asaltabiuir 
las  oasflá  en  cuadrilla  y  no  hobiar  imerm  ni  tecbo»  próoaiici<m  ni  delbnsa 
que  pQdiera  servir  de  garantía  contra  los  ataques  de  los  bundotei^ys.  Pe-t 
ro  al  fin  y  onatndo  acábabtt  de  ser  despo^jada  D?  Maria  Perales  el  10  de  Ja- 
lio  de  1772  de  iinaoicKÚda  snma  endineroy  alli%|as  vino  ádeéoabrirse  er 
paradero  de  tan  audaces  facinerosos  en  nn  momento  dado  y  en  virtud 
de  las  medidas  y  ardides  secretos  del  Virey.  £1^31  del  mismo  mes  fneron' 
sorprendidos  eu  sa  mayor  número  y  eon  parte  de  ese  robo  p<»:  Ixopa  da 
la  gumrdia  de  honor  á  cargo  del  al<»lde  ordinario  maestre  de  campo  i>« 
Tomás  Ma&oz  y  Oyagpie.  En  cnanto  Ámat  si^o  que  entre  los  delincuen- 
tes habia  oficiales,  criados  de  éstos  y  aun  soldados,  impidió  á  la  juiisdic- 
ci<m  ordinaria  el  conocimiento  de  la  cansa  avocándosela  ál  nássño  en  í& 
capitanía  general  y  auditoria  de  guerra.  A  los  omoe  días  quedó  conelni- 
do  el  proceso  con  todas  sus  tramitaciones,  y  llamados  á  edictos  y  prego- 
nes los  reos  ausentes  de  bosque  tres  se  estnj^dron  desagrado  declarando 
el  Juzgado  eclestástioof  que  no  gozaban  de  innranidad.  Dióse  senitenéiiir 
el  11  d^  Agosto  Imponiendo  las  penas  siguientes: 

Miierte'de  borcá  al  subteniente  del  regimiento  de  ^^órdoví^  D.-  Juanr 
Francisco  Pnlido  jefe  de  la  cuadrilla:  al  teniente  graduado  de  artiUerfii 
I>.  José  Manuel  Martínez  Ruda:  á  Jacmto  VáMo  desertor:  á  Franoiseo' 
La^Cálle,  y  Miguel  Pérez  del  reráoiiento  de  "Sabóya:"  á  FeiUx  Béfürano 
del  regimiento  de  '^Jórdova,''  á  José  Mosollon  negro-libre,  á  J&éé  RodH- 
jwar  mulato  esclaro,  á  Miguel  Omizaleg,  ma9  BerHo^'  zambo  esclaro;  y  An-^ 
tonio  Gutiérrez:  que  á  los  onoe  se  les  cortase  la  cabezü»  eolocándoae  las 
de  los  oficiales  y  soldados  en  un  torreón  del  castillo  d^  CállaO|  y  latf 
restantes  sobre  la  portada  de  este  nombre. 

A  Pedro  Fernandez  eetraido  de  sagrado  Im^o  cauoioii,  á  pasar  trea  Te- 
¿es  por  la  bovcay  á  presidio  de  AMoa  x>or  toda  su  vida:  A  Juan  Bejara- 
no  a  destierro  perpetuo  remitiéndoBele  á  EspaOa  lo  mismo  que  á  Manuel 
Andrés  y  Pedro  Sánchez. 

A  D?  Leonor  Michel,  Catalina  IBÍafion  y  Maria  Olivitoe  receptadoras 
de  robos,  á  las  dos  primeras  á  90  azotes  en  la  cároel,  de  mano  del  verdu- 
go, V  álastresá  pasar  debido  de  la  horca  tres  Veces  rapada^  de  <MiK»e8a 
y  cejas,  después  de  lo  cual  la  ^rinfe^^a  iria  á  emplearse  en  derviciocr  bi^ 
en  la  casa  úe  Becogidas  Ínterin  se  le  enviaba  i  Valdivia  á  vivtr'con  su- 
marido  sin  poder  volver:  la  secunda  á  la  leda  de  Juan  FemaniAea  por 
todasu  vida^ y  la  tereera  á  servir  durante  un  a3k>  en  el  hospital  de  San 
Baartolomé. 

Las  iftHas  de  Fhiraneio  Cantón,  Manuel  García  y  D?  Manuela  Sánchez ' 
se  dieron  por  conmurgadas  con  la  prisión  orne  hablan  suMdo.  A  Luis 
Gomendio,  Bartolina  Nenen  y  Alejandro  Montaffo  se  les  absolviólo 
mismo  que  al  ofidid  D.  Mantctel  Fernandez  Sbriáno  á  quien  se  le  dio' 
cumplida  satisíaocion  para  que  continuara  sirviendo.  * 

£1  Jnsevev  ISde  Agosto  del  citado  a&o  de  177^,  se  ejecutó  la  sentencia 
en  laplazamayor,  formando  en  todos  los  lados  de  ella  tropas  numerosas 
de  las  tres  armas,  y  principiando  la  justicia  por  la  degradación  de  los 
oficiales  Pulido^  y  Budiá. 

Con  ocasión  del  terremoto  de  1746,  hubo  que  hacer  cuantiotos^ gastos 
para  levantar  de  nuevo  ó  refiEMScionar  edificios  públicos;  Esperimentár 
ronse  necesidade»  muy  premiosas  y  el  Erario  quedó  casi  exhausto.  £n^ 
tre  diferaites  arbi^os,  concedió  el  Bey  varios  títulos  de  Castilla  para 
que  vendidos  aquí  ajrudase  su  producto  á  sobrellevar  necesidades  ur- 

S entes.  Todavüt  étt  tiempo  de  Amat  se  recibieron'  cuatro  de  esos  títulos,, 
6  los  cuales  se  benefioiarctn  dos,  el  uno  de  conde  de  San  PaiBoual  Baüou' 


AMA  249 

^Aferidoyaporel  R^y  y  el  otro  de  óonde  de  San  Antonio  de  Vteto 
Alegre:  el  ^nmeiro  en  laYor  de  D.  Joeé  de  Qnerejazn  y  el  segando  de  D. 
Pedro  Paecnal  Vaeqnez  y  Qnirús.  La  compra  de  nn  tf  tnlo  ee  hacia  sin 
^rfnicio  de  llenarse  previamente  las  condiciones  <]|ne  se  requerían,  bien 
^ne  no  íhese  lo  mismo  obtenerlos  por  medio  del  dmero,  aunque  reoaye- 
een  en  fartilías  distinguidas,  que  recibirlos  por  servidos  marcados  las 
personas  en  quienes  eoneurrian  las  mismas  calidades.  En  real  orden  de 
6de  Agesto  de  1779.  se  dedaró  que  cualquier  título  de  Castilla  residente 
en  AaMtica  podia  redimir  d  derecho  de  lauras  entregando  diea  mil  pe* 
«os  efeotlTos.'—  VMb  San  Pascudi,  y  San  Atáot^. 

Es  lama  bastante  asentada  que  el  Yirey  Amat  en  medio  de  su  dnresA 
era  sensiblewy  dispuesto  en  íaror  de  la  gente  menesterosa  que  ocurría  á 
«u  amparo.  i9o  oa»e  duda  de  que  ejercitaba  la  caridad  en  amplio  de  los 
pobres  sin  ostentación  alguna.  Se  le  veia  frecuentemente  en  los  hospi* 
tales  y  á  veces  sirviendoél  mismo  á  los  enfermos.  Esto  pudo  ser  calcu- 
lado con  el  fln  de  alucinan  pero  como  en  aqueUos  tiempos  no  tenia  el 
Simer  mandatario  para  qué  mendigar  lo  que  se  llama  aura  pofradar,  no 
y  peligro  de  engafiarse  en  creer  que  esas  y  otras  mantfestaciones  de 
moral  y  ferror  rdigioso  se  hacían  ó  de  buena  fé,  ó  según  las  costumbres 
dominantes:  observase  á  este  Virey  recociendo  una  rdiquia  del  1«po  Ye* 
rtfstegui  de  los  Descalzos  que  murió  en  lima  en  olor  de  santidad,  (véase 
y^ástegnieonoeido  por  ^achi.)  Amat  empleando  una  gruesa  sumaoi  el 
templo  de  Kazarenas,  ó  haciendo  el  camarin  do  la  vdgen  de  la  Merced, 
delineado  por  él  mismo,  merece  de  todos  modos  que  se  le  recuerde  por 
tales  hechos  con  alabanza» 

Parece  que  turo  el  pensamiento  de  TÍvir  en  Lima  después  de  entregad 
el  mando  del  Yireinato:  se  dijo  que  con  esto  designio  &bric<S  la  casa  de 
eampo  conocida  por  la  'K}uiata  del  rincón^  oont^pub  al  monasterio  del 
lirado  y  que  pasé  después  como  propiedad  á  su  mayordomo  mayor  IX 
Jaime  Palmer.  El  cre<^o  gasto  hecho  eu  ese  suntuoso  edificio,  su  jardín 
y  huerta,  no  es  de  suponer  lo  hiciera  para  permanecer  un  corto  tiempo 
como  el  que  corrió  desde  17  de  Julio  de  1776  en  que  Alé  relevado  por 
el  toniento  general  de  marina  D.  Manuel  de  Guirior  nastael  4  de  Diciem- 
bre de  dicho  afio  en  que  se  einbarcé  para  Espafta.  Puede  inferirse  que 
varié  é  desistié  de  su  primor  deseo  por  causas  posteriores  que  no  conoce- 
mos. Goberné  14  años  nueve  meses  einoo  dias.  Restituido  á  Espa&a  vi- 
viétetirado  en  Barcelona  en  una  finca  suya  que  le  ofirecia  todo  ffénero  de 
tsomodidades,  y  se  asegura  que  apesar  de  su  edad  muy  avanzada,  se  des* 
posé  con  una  sobrina  suya» 

Una  materia  grave  que  no  hemos  tocado  al  escribir  del  Yirey  Amat 
nos  obligaria  á  entrar  en  serias  cuestiones,  si  quisiésemos  tratarla  delle^ 
no  para  decidir  si  en  esto  personi^e  hubo  la  providad  que  parece  debie- 
ra aoompafiar  á  su  firme  y  severo  proceder  en  el  mando.  Distontes  esta- 
mos de  dejamos  llevar  de  la  ^oz  pública»  á  Veces  eco  sospechoso  de  agra- 
viados, y  casi  siempre  dispuesta  á  medir  con  una  misma  vara  á  cuantos 
han  llegado  á  la  altura  del  peder.  Tenemos  sin  embargo  necesidad  de 
decir  que  el  Yirey  Amat  se  retiré  del  Perú  poseyendo  una  ingento  ri- 
queza. Algunos  la  han  creído  producto  délos  crecidos  sueldos  de  que 
disfimto  por  largos  alios  gobernando  en  Chile  y  en  el  Pera:  muchos  otros 
han  juzgado  que  aunque  no  tonia  familia»  él  hizo  gastos  ton  subidos  que 
no  podían  permitirle  atesorar  cuantiosos  ahorros.  Sin  inclinarnos  á  uno 
ni  otro  lado,  debemos  advertir  que  según  datos  que  están  á  nuestra  dis- 
posición el  Yirey  admitía  crecidas  dl^vas  y  valiosos  regalos. 

Cuando  el  Cabildo  del  Cuzco  conociendo  bien  los  abusos  y  atentados 
de  los  oorregidores  representé  la  necesidad  de  dictar  prontos  y  eficaces 

32 


2da  AMA 

remedios  p«ra  que  la  de«esp«racioii  de  loB'ináios  no  Ucease  ósn  eobno^ 
el  Virey  ¿aa&i  dirigii»  á  dichos  funcionarios  nna  carta  circular  en  esto» 
ténnino8« 

''£1  abomioabíe  aliuso  qne  el  tiempo  ha  ido  autorizando  de  repartir" 
^  lo»  corregidores^  no  solo  con  exceso  á  la  tarífii  ^ue  se  les  prescribe  eiv 
''  sus  mismos  despachos,  sino  géneros  inútiles  distintos  de  los  que  se  les 
*^  asigna,  y  lo  que  es  mas  la  compulsión  con  que  involuntariamente  s» 
"  les  hace  recibir  á  los  miserables  indios,  apremiándolos  á  este  fin  con 
**  cinceles,  y  aceryísimas  prisiones  de  obraijesy  ha  subido  á  un  punto  en 
"  esa  provincia,  y  lascomarcanas^rque  so  ha  hecho  el  escándalo  de  es- 
''  ta  capital,  y  de  todo  el  Seinoprincipalmeute  en  la  ciudad  del  Cnzop, 
^  en  donde  como  cabecera  ha  resonaob  mas  que  en  otras  partes  este  de- 
^  sordende  qne  informado,  había  resuelto  tonMir  una  resolución  que 
''  satisfaciese  á  Dios  y  al  Bey  y  á  todo  el  mundo,  procediendo  á  esl^rmi- 
*'  nar  ejemplannente  los  transeresores  de  las  leyes  divinas  y  positivas, 
**•  que  no  se  han  contenido  cenias  providencias  repetidas  ^ue  he  Ubra" 
^  do  á  fin  de  redimir  á  esos  miserables  de  tan  iijnsta  tiránica  opresionf 
^  pero  siendo  inevitable  perfeccionar  la  substanciación  de  los  informe» 
'^  ce»  qne  me  hallo^  antes  de  poner  en  práctica  la  última  determinación 
''  en  un  asunto  de  esta  gravedad,  os  prevengo  seQor,  que  incontinenti  ai 
"  recibo  de  esta  hagáis  que  se  pongan  en  plena  libertad  todos  cuantos  de 
'^  vuestra  orden,  6  del  de  vuestros  mtitnlados  tenientes,  se  hallen  reducl- 
"  dos  á  prisión  en  cárceles^  6  en  obrig^  y  ^^^  la  misma  celeridad  hagáis 
'^  que. se  convoquen  todos  aquellos  en  quienes  se  haya  verificado  exce- 
''  so  de  repartimiento,  bien  sea  en  la  sustancia  ó  en  el  modo,  den  la  cua- 
"  lidad  ó  el  precio,  y  como  que  á  ello  os  determináis,  i>or  propia  ntili* 
"  dad  sin  aaeno  impulsores  recibáis  otra  vez  las  especies^  moderéis  el 
*'  importe  de  las  que  tomasen  por  propio  arbitrio,  y  en  una  palabra  orre- 
"  gleis  en  todo  las  cosas  literalmente  ala  tarifa,  dándome. cuenta  jos- 
''  tifioada  con  las  diligencias  autorizadas,  precisamente  á  vuelta  de  cor- 
''  reo,  en  la  segura  inteligencia  de  que  solo  espero  estos  documentos, 
^*  para  indemnizaros  del  común  estrago  qne  habrán  de  sufrir  todos  los 
*'.  comprendidos  en  este  ci^en,  y  no  cumplieren  con  esta  providencia, 
"  lo  que  ejecutaré  de  un  modo  que  los  escarmiente  perpetuamente  en  lo 
^*  futuro,  mi  apurado  suftímiento:  Dios  guarde  &.  Lima  28  de  Koviem<> 
**  bre  de  mil  setecientos  sesenta  y  seis:  D.  Manuel  Amat." 

Este  documento  bastada  para  calificar  al  Virey  de  recto  y  justiciero, 
no  menos  ^ue  de  honrado,  por  que  no  parece  creíble  que  quien  lo  snscri* 
biera  recibiese  presentes  de  los  mismos  corregidores,  los  sostuviese  y  to- 
lerase, desentendiéndose  délos  crímenes  de  muchos  de  ellos  según  se 
as^^uraba  y  repetía  generalmente. 

£n  el  artículo  Arecne  decimos  existir  en  la  biblioteca  de  esta  capital 
cierto  volumen  que  contiene  un  largo  memorial  dirigido  al  Bey  por  los 
regidores  D.  Miguel  Torrejon  ex-oticial  real  y  D.  Tomás  de  Káñria,  D. 
Qiegorío  de  Viana  y  otros  vecinos  respetables  del  Cuzco  dándole  a  sa- 
ber con  pruebas  y  testimonio  de  testigos  fehacientes  una  serie  de  hechos 
escandalosos  de  los  corregidores,  de  los  Obispos  y  párrocos  de  aquel  de- 
partamento. 

Hemos  registrado  con  afán  eso  Íií>ro  que  no  puede  leerse  sin  indigna- 
ción, y  en  el  constan  muy  serias  acusaciones  contra  el  Yirey  Amat,  sa 
asesor  D.  Manuel  Perfecto  Salas  y  su  secretario  D.  Martin  de  Martiarena. 

Se  le  dice  al  Bey  ea  términos  claróte  y  espresos  y  citando  siempre  las 
personas,  que  el  Virey  recibía  cantidades  de  dinero  ]^or  manos  de  aque- 
llos, para  disimular  determinados  abusos,  para  desoir  y  no  despachar 
quejasy  para  prorogar  períodos  de  autorids^  á  ciertos  corrogidoies,  pa* 


AMA -AME  251 

va  mmilar  nombramientos  cnandó  había  pretendiautes  que  mas  diesen  dt. 

8e  arisiS  también  al  fiey  <j^ne  á  varios  corregidores  eon  motivo  de  1» 
«ireiUar  copiada  arriba,  escribieron  el  asesor  y  el  secretario  del  Virey 
**Ak%  ta  eaapQéhra,  dárela  Uy"  y  qne  para  salvar  de  los  cargos  qne  se  les 
iiacian  dieron  cantidades  de  dinero,  y  no  les  corrió  perjuicio.  ¿De  qne 
servían  las  circulares  conminatorias  ni  la  energía  en  las  amenazas,  si 
después  se  oían  las  disculpas,  y  aqtiellos  quedaban  impunes?  Había  exe> 
so  en  los  repartimientos  ^nebrúitándose  las  tarifas,  exesos  en  los  valo- 
res recargadísimos  de  les  efectos:  abuso  en  distribuir  artículos  i^^iece- 
«arios  á  los  indios,  robo  y  cínica  desvergüenza  en  obligarlos  ^  ^repibí?  co- 
«as'que  solo  por  sarcasmo  y  burla  podían  suministrárseles.  £1  corregidor 
de  Ijampa  D.  José  Antonio  fiojas  perteneciente  ú  la  casa  del  Virey  re- 
partió en  su  provincia  unos  cuadernos  de  ordenanzas  y  táctica  militar 
reimpresos  en  Lima,  j  que  para  nada  aprovecharan  á  los  indios  que  no 
Baibían  leer  ni  eran  ni  podían  ser  milicianos,  lies  hizo  pasar  cuatro  pe- 
sos por  cuaderno  de  ima  manera  forzosa  y  tooputndo  el  nombre  del  Virey. 
SI  de  Andahiuylas  B.  Jacinto  Camarso  distribuyó  &  doce  reales  onza 
«mentas  de  piec&a^ara  rosarios,'  diciendo  á  los  indios  eran  un  eácaz  pre- 
servativo eontra  las  paperas.  Los  obligó  á  comprar  tafetán  negro  de 
pésima  calidad  á  cuatro  pesos  vara  y  mandó  que  todos  usasen  corbata 
de  luto  por  la  muerte  de  la  Beina.  T  vendió  á  50  pesos  unos  sombreros 
con  firanja  de  plata  falsa  para  que  los  usasen  aquellos  hombres  desdi- 
chados. 

Seria  istarmiaaUe  la  relación  de  hechos  evidentes  no  ignorados  por 
el  Virey,  y  qne  tele  representaron  inútilmente,  eomo  eran  inútiles  las 
reales  órdenes,  ^ue  entonces  se  llamabaa  en  el  palacio  de  Lima  hottiai 
4tin  eonnagfw. 

£n  eljuiflio  de  residencia  de  Amat 'hubo  numerosas  redamaciones  que 
se  e<Mrtacon4mnsigiendo  con  los  ofendidos  á  fuerza  de  dinero.  Para  har 
cer  estos  gastos  dio  poder  á  D.  Antonio  Gomendio  previniéndole  no  le 
éÍMe  la  pesadmábre  de  eomuniearle  dekUles  faetidioMS.  Mucha  riqueza  era 
preciso  poseer  para  dar  tal  autoriasaoion,  y  mucho  convencimiento  do 
qne  las  quejas  estaban  revestidas  de  Justicia  y  no  convenía  se  depurar 
sen  en  el  terreno  judiciaL 

AHEEiLBE— D.  Cayetano,  natural  de  Cádiz-^Viao  por  Panamá  al  Pe- 
rú á  principioB  de  1816  de  oi^ituí  del  batallón  ^^Qorona"  5?  ligero,  cuyo 
cuerpo  mandado  por  el  comandante  D.  Alejandro  Gk>nzalez  Villalobos, 
después  general,  pasó  directamente  á  Arica  y  de  allí  al  ^éreito  del  Alto 
Perú.  £n  18^  era  Amellér  coronel  del  mismo  batallón  y  se  hallaba  en 
<el  departamento  de  Moquegua  en  la  división  del  brigadier  D.  Gerónimo 
Valdez,  destinada  á  observar  las  operaeiones  del  ejército  Argentino 
Chileno  y  Peruano  que  espedioionó  ú  las  órdenes  del  general  en  jefe  D. 
Budesindo  Alvaüado.  vDesembaroado  este  en  Arica  ocupó  Tacna  y  siguió 
al  valle  de  8itaua  retirándose  Valdéz  dobre  Moquegua.  Alvaiado  supo 
que  Amellér  con  tres  compañías  montadas  do  Gerona  y  un  escuadrón, 
apartándose  del  camino  para  un  reeonocfmiento,  se  hallaba  4  retaguar- 
dia del  ejército  patriota  sin  que  le  fuera  fácil  pasar  el  valle  y  reunirse  con. 
Valdéz.  Pen>  en  vez  de  enviar  caballería  á  perseguirlo,  para  lo  cual  fa- 
voreciera el  terreno,  mandó  á  Locumba  el  batálJon  Núm  4.  de  Chile  eu 
la  suposición  do  que  bajara  el  contrario  ib  este  pueblo  don^e  sin  duda 
podia  impedírsele  el  paso  y  destruirlo. 

Amellér  jefe  esperto  y  entendido  marchó  en  diagonal  á  su  desecha  y 
descendió  isd  valle  por  ¿í  punto  mas  distante  que  pudo,  á  fin  de  onu^ar  ^. 
lio  y  retirarse  por  Cinto  y  Mirabe  á  Torata. 


252  AME 

£1  ooxonel  D.  Francisco  Antonio  Pinto,  jefe  del  £.  M.  Cteneral  da  At-^ 
varado,  y  qne  estaba  al  frente  del  citado  batallón  4,  luego  que  advirti^S^ 
la  mareha  evasiva  de  Amellér,  emprendió  sobre  él  por  la  otra  margen, 
y  forzando  su  marcha  llegó  á  alcansarle  cuando  ya  nabia  pasado  el  rio,, 
y  empelló  un  sório  choque.  No  lo  rehusó  Amellér  con  sus  gueriUaA,  p€ar«> 
se  batia  en  retirada  y  las  compañías  á  lomo  de  muía  se  pusieron  ÁñÍB- 
tancia  suficiente  para  continuar  su  replegué  sin  sor  molestadas.  Pinto 
no  pudo  hacer  mas  por  qne  el  ardor  del  sol  era  sofocante  en  aquello» 
arenales,  y  el  Núm  4.  se  componía  todo  de  negros  á  quienes  rendia  el 
cansancio  sin  tener  allí  como  apagar  la  sed.  Y  aunque  pidió  cabaÜexía 
con  instancia  y  oportunamente,  no  consiguió  se  le  remitiese..  Kos  halla^ 
mos  en  esta  acción  el  14  de  Enero  de  ISSS,  y  aunque  ella  dio  crédito  ai 
coronel  Amellér,  el  debió  la  ventaba  al  error  del  general  Alvarado  y  no 
mas:  se  le  tomaron  sin  embargo  algunos  soldados  prisioneros. 

Amellér  se  halló  en  las  batiulas  de  Torata  y  Moquegua  el  19  y  21  del 
mismo  Enero  ganadas  por  losespsúlples;  la  piimera  á  causa  de  haber  ata- 
cado el  general  Alvarado  en  columnas  parciales  las  alturas  inespugna» 
bles  de  valdivia,  en  que  Valdéz  empleó  todos  loa  fuegos  de  ¿U3  tropaa 
desplegadas  contra  aquellas  masas  compactas.  La  segunda  por  haberse 
reunido  á  Yaldéz  el  general  Canterac  con  una  fuerte  división,  y  hallar-^ 
se  el  ejército  dé  Alvarado  sin  municiones  de  reserva. 

Por  Julio  de  1823  estímdo  Canterac  ccm  su  ^ército  delanta  de  la  pla- 
za del  Callao  y  próximo  á  retirarse  ú  la  sierra,  envió  al  Cuzco  á  Yaídéa 
con  3  batallones  uno  de  ellos  el  de  Amellér  y  3  escuadrones  que  hieieion 
una  afamada  marcha,  mediante  la  cual  el  Yirey  con  una  división  unida 
Á  la  qne  Yaldéz  tuvo  en  Zepita,  pasó  el  Desaguadero  y  se  reunió  coala» 
tropas  de  Olaficta  en  Sorasora.  Estaba  en  Oruro  el  ejército  Peroana 
uuuGLdado  jpor  el  general  Santa  Cruz,  y  el  genoral  Sucre  en  Arequipa  eon 
una  división.  Santa  Cruz  después  del  triunfo  de  JEepita  marchó  sobra 
Oruro  para  unirse  con  la  división  del  general  Qamaxra,  á  quien  ordenó 
que  dejando  de  perseguir  á  Qlafieta  que  iba  en  retirada  por  Potosí,  eon^ 
traniarchase  hasta  encontrarle.  Por  este  grande  error  no  íué  desvarata^ 
do  Olañeta  en  cuyas  tropas  se  pensaba  ya  hacer  un  cambiamiento:  re^ 
sultnndo  que  Olañeta  siguió  á  Gamarra  y  con  iácilidad  biza  después  su. 
reunión  con  el  Virey. 

Los  generales  peruanos  tcnian  ftterzas  inflares  y  «iq^rendieron  una 
retirada  sobre  A^o-ayo«  Allí  quisieron  dar  una  batalla  pero  lo  impidió: 
el  haberse  estraviado  la  Artilleiia  y  el  Parque  que  vinieron  á  incorpo* 
rarse  en  el  pueblo  de  Gnaqui.  £1  general  Sucre  no  avanzó  sobre  la  Sier^ 
ra:  Santa  Cruz  calculó  encontrarlo  en  Puno,  y  como  no  sucedió  así,  en 
vez  de  seguir  la  vía  de  Arequipa  y  llamar  al  general  Sucre^  partió  del 
Desaguadero  hacia  Moquegua  (por  cuestión  de  mando  según  parece)  y 
trayendo  la  esperanza  de  que  una  división  que  venia  de  Chile  á  Aiica 
hubiese  empezado  sus  operaciones.  Tampoco  halló  este  tardío  auxilio, 
y  en  sus  forzadas  marohas  perdió  tanto,  que  solo  llegaron  íS  Moquegua 
900  infantes  y  300  caballos. 

Hemos  querido  tratar  en  compendio  de  este  revés  por  ser  el  presento 
articulo  el  primero  de  nuestra  obra  en  que  se  tocan  tan  sefialados  suce- 
sos que  dieron  lugar  á  muchas  censuras:  pero  la  verdadera  historia  y  la 
lógica  severa  é  imparcial,  no  permitirá  se  apoquen  por  ellos  la  valentía 
y  grandes  sufrimientos  del  ejército  peruano  por  mas  que  sus  émulos  no 
hayan  sido  ju8t.os,  y  que  los  enemigos  exagerasen  su  fuerza  como  de  cos- 
tumbre. Siempre  vimos  que  las  victoria-s  de  entonces  no  fueron  obra  de 
la  previsión  y  del  saber,  sino  de  errores  clásicos  de  los  generales  contra- 


AMS  -^AHP  253 

tío9  que  no  pueden  ser  motivo  pftfa  menguar  lá  lepiiiftoicm  de  meritfst'  ' 
UKM  jefes  y  ofloialee. 

£)i  eeta  yez  se  pondeTaron  oomo  era  oonsigoienfee  los  lieofaoe  del  ijér«> 
eito  Ema&oly  y  aus  ambicioaoe  jefea  loe  aproveehacon  grande  mente» 
poea  habo  mía-general  promoción  en  qne  aacendieron  9  Imariaoaleay 
16  Á  brigadieiea;  D.  Cayetano  Ajnellér  uno  de  eatoe. 

Luego  la  Sema  oiganizó  dos  ejércitoa  ano  del  Norte,  otro  del  Baa,  y 
di6  á  aa  faT<»ito  YtSáét  el  mando  de  e^,  haci^Mtole  genanX  en  jefe,  ¿ 
c«al  fué  el  prinoipal  objeto  de  eata  división  de  faenas.  No  ienüo  el  re* 
eentimiento  de  Oía&eta  ni  ae  acordaría  de  lo  superior  de  su  a&iigttedad 
y  nojbablea  aorvicioa,  cuando  lo  aubordinó  á  TáLdáE.  Sin  pemútirnoa  ira» 
tarde  las  cansas  de  enemistad  personal  y  privada  que  eadaiáan  entra 
emboe»  ^«emoa  míe  OlaHeta  haeíeod»  papel  de  d^eiuor  éel  tnmo  yMal- 
iar,  di^  por  abí^ida  la  Conatitucien  y  ae  declaró  contra  Uberala  y  «uiaa^ 
ae»  nesgando  la  obediencia  al  Virey  y  á  Valdés,  en  1824. 

Acerca  «le  cato  ha  escrito  sitt  cansarse  Oarcia  Camba,  maa  que  de  nin» 
gon  o^  «aunto,  para  nneerar  á  loa  de  su  propia  parciatidaa.  AroeJlér 
OMBo  partidario  ardoroao  de  Valdéa  marché  eon  él  á  someter  á  Olaftetw 
G!M»na  era  ya  un  regüniento  de  doa  batallonea»  Bn  eeta  larga  y  no  de^ 
cidida  campaña  la  primera  batalla  que  ae  empeHó  £aé  la  de  la  l'XjaTa''. 
en  que  no  wedé  veneido  Olafieta.  £n  el)a  murió  el  17  de  i^poato  el  bri<- 
gadier  Amellér  á  quien  no  era  fáeil  reemplazar  íbu  el  bando  que  domi* 
naba  al  Firey. — Véate  Valáéz. 

AHFIfSft# — ^El  Capitán  D.  F&axcisco— Uno  de  loa  primerea  y  i^riur 
iápijes  vecinos  de  Lima  de  cuyo  Cabildo  faé  antiguo  reebder.  ^aofibiói* 
le  partlcnlarmente  el  Emperador  Carlos  Y,  recomendáiMU>l6  ayudase  al 
Licenciado  P.  Cristóval  Yaca  de  Castro  en  la  eomii^on  qiie  tMQO  al  Pe»- 
rúen  1540.  £stuvo  Ampueroenlacasade  0.  Francisco  Pi«arro  y  en  sn 
compaSUa,  ouando  fué  asaltada  por  los  conjurados  del  partido  de  Alma- 
gro que  asesinaron  al  Marqués  el  dia  26  de  Junio  de  1541.  Abierta  por 
el  gobo^uador  Yaca  de  Cas1ax>  la  campa&a  contra  D.  Diego  de  Almagto 
el  meso,  coi»currió  á  ella  el  caj»itan  Ampuero,  y  ae  diatinguid  en  lia  d»> 
talla  de  Chapas  qoe  puso  término  á  la  guerra  civil  de  1S42» 

Ampuero  como  regidor  tomó  parte  en  el  ruidoso  Cabildo  qne  acordó 
en  Lima  el  a&o  1544  reconocer  y  obedecer  al  Yirey  D.  Blasco  Kuftez  Ye^' 
la  antes  de  que  llegase  á  la  ciudad,  y  presentase  los  títulos  orisinalee^ 
Luego  pasó  Amiguero  á  Guamanga  con  las  reales  provisiones,  y  habien^ 
do  hecho  la  notificación  que  se  le  encargo,  fueron  obedeciaas  sin  difll^ 
cuitada  Coatinnaba  con  i^ual  oliye^  para  el  Cuaco  en  eom^aQía  de  D^ 
Pedro  l>>pe2s$  y  en  el  camino  encontró  al  eapitan  D.  Francisco  de  Al* 
mendras  con  30  areabuceros  de  las  tropas  de  D  Gmusalo  Picarro,  el  cual 
les  quitó  los  pliegos  y  documontos,  les  reprendió  ásperamente  y  penni-^ 
tió  que  Ampijiésro  regresaae  ¿  Lima,  dicióndole  no  lo  hacia  degollar  por 
la  estimación  que  D.  Gonzalo  le  dispensaba.  Amjfmero  como  otros  ya  no 
pensó  sino  en  comunicar  4  Fizarro  desde  la  capital  todo  lo  que  pasaba 
y  podía  convenirle;  y  así  le  aVisó  ^ue  un  cléi^o  |>.  Baltazar  Loayzaiba 
llevando  al  Cuzco  correspondencia  secreta>  En  seguida  fué  Ampuero 
nno  de  los  vecinos  que  se  comprometieron  á  ayndar  tf  los  oidores  en  la 
ejecución  de  su  plan  de  dasconocer  la  autoridad  del  Yirey  Yelí^  Y  eonf 
Mcutivamente  apoderado  del  gobierno  D.  Gonzalo  Piza^ro  lo  sirvió  Am*- 
puero  en  la  campiña  de  Quito  contra  dicho  Yirey  llevando  el  eetandar*-' 
te  como  Alférez  general  con  60  hombres  en  la  batalla  de  A&aqn^to.  Pero- 
corriendo  el  año  1547,  y  estando  ya  en  el  Perú  el  gobernador  lácenciado 
M  Pedro  de  la  Gaeca^  Ampuero  como  otros  muehoe  oñoiales  aoogióndoee- 


254  AMP 

al  indulto  y  llamamiento  que  aquel  Mzo  á  nombre  del  Rey^  abandonó 
las  filas  de  Pizarro  marchándose  de  Lima  en  dirección  á  Trillo.  Per- 
seguido por  Juan  déla  Torre,  este  le  alcanzó  á  las  6  leguas,  y  teniéndo- 
le ya  preso  logró  escaparse  de  su  poder.  No  hemos  hallado  mas  noticias 
acerca  de  los  servicios  del  capitán  Ampuero,  é  ignoramos  la  época  de 
«u  fiíllecimiento:  en  1570  era  alcalde  de  la  Santa  Hermandad:  en  1571  y 
1574  alcalde  ordinario  de  Lima. 

f^rancisco  Ampuero  fué  el  tronco  principal  de  la  noble  familia  perua- 
na de  este  aj^Uido,  en  cuyas  casas  pNOdia  colocarse  una  citdena  que  á 
su  entrada  súmese  de  sefiíul  de  inmunidad  y  privilegios.  Habia  contraí- 
do matrimonio  con  D?  Inés  Yupanqui  hija  ael  emperador  Huayna-Capao 
y  hermana  de  padre  del  Inca  Atahualpa. 

Secnn  Garcihiso  y  otros  autores  que  le  siguen,  esta  D^  Inés  á  quien 
apelüda  ^^HueafUa»^  ^J^usta,"  de  su  trato  ilícito  con  el  Marqués  D.  Fran- 
cisco Pizarro  tuvo  una  hija  que  se  llamó  B?  Francisca^  la  cual  casó  con 
su  tío  D.  Hernando  Pizarro.  £1  cronista  oficial  B.  Antonio  Herrera  Ixa- 
tando  de  la  sucesión  del  Marqués,  escribe  únicamente;  "tm>o  en  mnjerei 
noblet  de  aquélla  Uara  tre8  1úm8  y  una  kifa,"  Ghircilaso  dice  además,  que 
él  conoció  á  un  h^o  de  B.  francisco  Pizarro  habido  en  B?  Angelina,  hi« 
ja  de  Atahualpa  y  que  tenia  el  nombre  de  su  padre. 

£1  Br.  Tobar  ha  publicado  recientemente  un  folleto  antí^o,  cuyo  au- 
tor le  es  desconocido,  y  que  titula  "Apuntes  para  la  historia  eclesiástica 
del  Perú."  £n  esta  obra  (pa^.  461)  está  copiado  el  principio  de  un  tes- 
tamento de  B?  Francisca  Pizarro  hecho  en  Lima,  y  después  del  cualyi- 
vió  mucho  tiempo  en  £spa&a.  'Bice  así:  ''Sepan  cuantos  esta  carta  vie- 
"  ren  como  yó  B?  Francisca  Pizarro  hija  legitima  y  heredera  que  soy  del 
**  Marqués  B.  Francisco  Pizarro,  mi  padre,  gobernador  que  mé  de  estos 
''  reinos  del  Perú  por  su  magestÁd,  mfuntó,  que  sea  en  gloria^  y  de  W 
**  Inés  Yupan<|ui  sefiora  natural  de  estos  reinos,  miijer  que  al  presente 
**  es  de  Francisco  de  Ampuero  vecino  y  regidor  de  esta  ciudad  de  los* 
"  Beyes  &. 

£1  ignorado  autor  de  dichos  apuntes  se  espresa  contra  Ckiroilaso,  cre<' 
yendo  haber  probado  que  B?  francisca  procedía  de  un  matrimonio  le^ 
fi^timo,  y  se  lamenta  de  que  los  historiadores  hayan  escrito  ^*  ]>or  parti- 
^  culares  pasiones,  hechos  ialsos  para  denigrar  las  famosas  hazafias  de 
''  los  conquistadores."  Y  con  singular  candor  sostiene  que  el  Marqués 
tenia  gallarda  letra,  pues  él  habia  visto  firmas  suyas;  siendo  una  calum- 
nia afirmar  que  ne  sabia  escribir,  solo  por  venganza  y  por  dcsacredi* 
tarlo!! 

Nos  hemos  detenido  por  la  misma  naturaleza  de  la  cuestión  en  que  te^ 
nemos  x)or  asertado  decidimos  por  lo  que  escribe  B.  Manuel  José  Quin- 
tana en  sus  '^fispalloles  célebres"  (apéndice  YIII,  página  398.) 

SOBRE  LAS  MUJBRES  Y  I4OS  9U0S  DB  PIZARRO. 

'^  No  tuvo  ninguna  legítima;  y  la  principal  de  sus  amigas  ó  eononbi- 
"  ñas  fué  B?  InS  do  Huayllas  STusta^  hija  de  Huayna-Capac  y  hermana 
**  de  Atahualpa.  Be  ésta  tuvo  dos  h^os,  B.  6k>n¿alo  y  B?  Francisca,  qae 
''  suenan  legUhiMáos  en  loa  testamentos  áe  su  paére.  B.  Gonzalo  falleció  de 
*^  corta  edad,  y  por  su  mu  erte  la  sucesión  y  derechos  del  conquistador 
pasaron  á  I)?  Francisca,  que  fhé  traída  á  Éspafia  algunos  años  después 
de  orden  del  Bey,  por  Ampuero,  vecino  de  Lima,  con  quien  casó  Df 
Inés  de  Huayllas  después  de  la  muerte  del  Mar<]^ués.  A  su  venida  fné 
tratada  por  la  Corte  con  algún  honor  en  obsejiiuio  de  sus  padres,  y  ca- 
só después  con  su  tio  Hernando  Pizarro,  á  quien  fué  á  asistir  y  conso- 


ti 
<» 


tí 


A1IP--AHU— ANC  255 

Iat  en  BU  prisión.  De  egte  mstrimonio  naeieron  ttes-  íúioa  j  tina  haim, 

por  los  enales  h»  pasado  á  Ja  posteridad  la  desoendenoia  y  casadel 
**  descnlHrídor  w  conqnistador  del  Ferú,  J  ^  ^  4^®  ^^  "^  eonoce  en  Tm- 
''  jtik>  teon  el  tttolo  de  Marqueses  de  la  Conquista. 

*'  Ijos  autores  no  cononeraan  ni  en  el  número  de  los  1k\¡os,  ni  en  el  de 
"  las  madres.  £1  testiinonio  de  Oaroilaso,  que  los  eonoeió  cuando  mu- 
"  cbacho,  deberia  al  pareoer  ser  preferido;  pero  aquí  se  signe  la  iaSoH" 
"  maoion  judicial  citada  arriba  (pácina  3SÍ6)  y  algunos  papáes  inéditos 
''déla  misma  casa  comunicados  lu  autor  de  esta  Tid%  ^ue  todoau  por 
<<  ser  de  ofiUno.  deben  merecer  mas  crédito  que  la  autoridad  de  Gaiei* 
«'laso. 

"  De  D?  Inés  no  se  sabe  cuando  murió:  cuéntase  de  ella  que  al  tiempo 
"  que  los  indios  alzados  tuvieron  cercada  á  Lima,  trató  de  escaparse  á 
"  eilosy  llevándose  consigo  una  petaca  llena  de  esmeraldas,  patenas  y 
''  colkyres  de  oro,  que  ella  tenia  del  tiempo  de  su  padre  HuavnapCapae. 
"  Avisaron  de  ello  al  Marqttés,  que  la  llamó  y  pregunté  sobre  el  caso. 
"  Ella  respondió  que  Jamás  babia  tratado  eso  por  sí;  pero  que  unacoya 
''  suya  llamada  Asapaesiu^  la  importunaba  para  que  se  mera  con  un 
''  bermano  suyo,  que  estaba  entre  líos  sitiadores,  nsarro  perdonó  á  su 
"  amiga;  mas  biko  venir  á  la  coya  y  la  mandó  dar  ganóte  en  su  mismo 
"  cuarto.— Montesinos:  a&o  de  1596." 

Dofla  María  Josefii  Ampuero  b^a  de  D.  Francisco  de  Ampuero  y  de 
D^  Inés  Huayllas  Ñusta^  mé  casada  con  D.  Juan  Avendafio  Azaipay  su 
tío,  segundo  niio  del  capitán  D.  Diego  Avendafio  caballero  de  la  óraen  de 
Santii^^  y  de  ¿^  Juana  Azarpav  bermana  del  emperador  Huayna-Ca|iao 
La  familia  de  Ampuero  poseyó  ricos  mayorazgos  y  disfirutó  de  mucbas 
distinciones.— Vém  HaUe$f  Mr* 

AHPCEftO  BUBA— El»  Carean  D.  MABtiN  ALONSO-^Antiguo  vecino 
de  la  ciudad  de  Lima,  fué  regidor  de  su  Cabildo  en  1570,  y  Alcalde  or- 
dinario en  los  afios  1583  y  1505.  Instituyó  un  patronato  por  el  cuál  él  y 
sos  descendientes  fbeimi  duefios  de  una  capilla  en  la  iglesia  de  la  Mer- 
ced que  le  donó  esta  religión  para  entierro  de  su  fiunilia,  en  remunera- 
ción de  un  capital  que  éldió  al  convento  en  ganado  lanar  para  que  con 
su  aumento  sucesivo  pudiera  sostenerse  la  comunidad.  Gareilaso  cam- 
bió á  Martin  Ampuero  con  Francisco:  éstos  según  el  decir  de  algunos  no 
tenian  parentezco.  £l  incurrió  en  el  error  de  asentar  que  Martm  fué  ca- 
sado con  la  princesa  D^  Inés  Huayllas  Ñusta. 

IMraATBttVI— D.  Miguel  Lun^Escribió  la  ^Dictadura  de  (TJERagiM," 
obra  bistórica  de  Cbile,  cuya  segunda  edición  corregida,  salió  á  luz  en 
Santiago  en  1854»  Tiene  intima  conexión  con  la  bistoria  de  la  domina- 
ción e^afiola  en  el  Pera  por  estiur  comprendidos  en  aquella  los  sucesos 
de  las  campañas  de  Rancaigua,  Cbacabnoo  y  Maypú,  en  que  figuraron  las 
trm[Mis  enviadas  del  Perú  para  subyugar  á  Cbile  por  los  vireyes  Abascal 
y  Peznela. 

AVCBMtIS— D.  Ramom  Eduardo— Natural  de  Buenos  Aires,  mayordo- 
mo del  Arzobispo  de  Lima  D.  Bartolomé  Mf  de  las  Heras.  mi  afio  1810, 
por  el  mes  de  Julio,  se  inquietaban  los  ánimos  por  las  noticias  de  ba- 
Uarse  Espa&a  ocupada  por  los  ejércitos  franceses;  y  antes  de  pasar  tres 
meseSi  con  las  que  se  recibieron  de  la  reiterada  revolución  de  Quito  y 
entrada  al  Alto  Pera  de  las  tropas  argentinas  dirigidas  por  Castelli,  se 
sintió  en  la  capital  del  Yireinatola  agitación  que  era  consiguiente  á  tau 
sefialados  y  alannantes  sucesos. 


2á»  ANC-AHD- 

.  £1  dift  Idde  Setiembre  te  ptoo&daó  en  Lima  al  arreeto  de  yaiio»1adÍTÍw 
dnoB,  dándose  por  laeon  qae  eonspimban  oontte  el  poder  y  orden  ettahítí^ 
eidoB.  £1  Dr.  Anehiuik  el  abasado  D.  Mariano  Peres  de  Barabia,  el  cnra 
de  San  Sebastian  D.  Ceeilio  l^le,  aqi^eiitinoc  el  impresor  I>.  GniUeniHy 
del  Rio,  el  iti^ano  D.  Joeé  Boqni  y  otroe,  fnerob  eñcerradoB  en  dilJBren- 
teepiíraf es:  Aadionfl  ocapó  nn  oalaboiso  en  el  enartel  de  Santa  Catalina. 
Deíproceeo  que  ee  signto  eon  mueba  aotÍTÍdad,  no  reenltó  el  eedlaieei- 
miento  qne  apeteeía  el  Yirey  Abaeeal,  porqne  algonos  de  loe  aeiHHidD« 
pudieron, emnbinar  ene  deolaracionesy^  vías  prnebas  no présentaronr h» 
ampUtiíd  neeesaria  jpara  ser  incontestables.  Pero  no  es  dndoso  qne  hubor 
nn  Joan  de  conjuración  q[ñe  estaba  en  sns  principios,  y  qne  el  Yirey  oortd' 
iWKOTecbsBdo  el  lance  para  atemorisar  eon  nu  cdemplo  de  seYeridad. 
Jnohoria  iaé  enviado  á  iBspa&a  ú  disposioion  del  Consejo  de  Beflemaá: 
para  eon  los  demiiü  presos  se4otoiaren  otras  proVideneissy  las  enaíes  tu- 
TÍeron  el  sifoio  cacáeter  de  penas. 

,.  Ancboris  estovo  preso  en  Oádix  en  nna  fortaleza^  y  site  sentimientos 
JébeÉalesy  americanos^  le  InoieMn  padecer  mas  desde  el  restableoimíen-^ 
to  dcd  GkJbiemoabsohito  de  Femando  YH.  T  cnando  alcansó  su  libertad, 
ee  vino  Á  Bdenos  Aires  y  Chiles  y  vio  al  general  San  Hartin  eon  qnien 
ínbia  eontraido  amistad  en  Fimalift  Creemos  qne  no  regresó  á  loma.  £) 
enra  D.  Cecilio  Tagle  volvió  a  {ladecer  jiersecnciones  en  189Ó  y  estnv9 
piíeso  en  la  oáíotl  de  lai  Inquisición  acusado  eonio  otios  de  oomplieidad 
en  nuevos  trabijos  revolucionarios^ 

mM--eóiKDÉ  utmJÁHh-^Véam  Serna,  JDf.  Joeééh  Xs-^Ftrey  éM  FenL 

ÍSnM  CMUmM— Negociante  holandés.  Salió  de  Amstesdami  etf 
Í794>  en  un  navio  armado  y  con  el  valor  de  ifn  ntillott  de  piesos  eni  nier- 
eadúrfasb  Debió  el  Cabo  de  Hornos  y  réoorrió  en  1735  algunos  puertos 
del  Sor.  £1  Yirey  inarqnó9  de  Castellfiíerte  quiso  enviar  en  Su  demanda 
buf «es  eoxsarios,^  peto  no  pudit^on  axfeglaise  las  eondieieBes.  Aqiiel  se 
dirigió  ala  eoistadel  Cbocó  y  otros  puntos,  en  los  cuales  se  babiaa  xetH 
lado  á  prioeibucioiki  los  vívanos,  ganados  y  otros  recursos.  £stas  providen- 
cias y  una  remfesa  de  pólvora  que  de  Zima  se  hizo  á  Guayaquil,  se  debie- 
nfn  al  I^!esldei]Éte  de  Qbito  jD^  Dionisio  Alcedo  y  Herrera*  Andrés^  Inegof 
abandonó  su»  empresas  y  se  encaminó  á  las  Molueas^ 

íiÍQEÍAM^tÉAY  BmltaUm  Jm  Loe^Descalxo  de  la  orden  de  San 
Francisco,  natural  de  Ldma.  Pasó  á  Espaffa  dondepor  sus  laces  y  vida 
cjfemplar,  mecedó  ser  predicadcnr  del  Bey  f^slipe  I  v  y  confesor  de  la  Bi^ 
^Kuta  S<Hr  Mai^garita.de  la  Cruz.  Carecemos  de  otras  noticias  que  debie^ 
ran  ilusl^ar  este  artículo,  pues  aquellas  elevadas  distinciones  no  las  baK 
bria  disfit&iádo  este  rel|í|p[oso  limefio,  sino  hubiera  reunido  eminentes 
ouaUdades.  £n  la  obra  fistrella  de  loma,  hallamos  ademas  que  toé  we-- 
sentado»  para  Obispo  de  Guatemala,  y  que  rehusó  aceptar  esta  dignicuidfc 

lliMELlII—D.  Pedro  T  D?  Cabolika  GBUOMi—Actores  principales 
de  una  Compa&ía  lírica  que  vino  á  Lama  en  1614.  lias  fijúieiones  dadas 
por  dlla  íoerón  las  primeras  óperas  que  aquí  se  repiesentaron. 

ilttEElA— £i4  D&  D.  FsDBO  ÍíIkssr  de— Perteneciente  á  una  fami* 
lia  ilustre:  cáebre  por  su  capacidad  y  suüciencia  como  diplomático.  Ka-* 
ció  en  Arona  en  el  milanos  el  año  de  14&5.  £stuvo  dies  afios  al  servicio 
del  cardenal  Sforza  y  se  relacionó  con  machos  literatos.  Piasó  á  £spaSa 
eñ  1487  eon  la  £mbi^ada  de  su  país.   Militó  bi^o  los  Aloyes  Catóucos^ 


ANO  257 

.pero  cL^ó  en  breve  las  armas  por  el  estado  eclásiáJstico.   £a  1492  a1>rl4 

una  escuela  de  letras  humanas  en  Madrid.   EL  Rey  Católico  Femando 

V  le  eonfió  la  educación  de  sos  hijos,  le  envió  de  Embajador  &  Venecia, 

•y  deapites  á  £gipto  en  1301»  Fué  deán  en  Granada^  abad  de  Janouea, 

eonscjeío  de  Indiasy  y  sLnted  oronlata.   Sscribió  en  latín  machas  tMtíPtas 

<}aese  pnblioitíNm  en  Alcalá  en  1576>  en  las  cuales  trata  del  descubrí* 

teiento  de  la  América^  y  refiere  con  exactitud^  segun  el  concepto  gene* 

raly  lo  bueno  y  malo  que  los  españoles  hicieron  en  mar  y  tietra  durante 

Algunos  afios.   Los  mas  de  los  nistoriadores  que  han  escrito  de  asuntos 

de  América,  citan  á  Pedro  Mártir  en  apoyo  de  muchas  de  sus  narrado^ 

nes.  Fué  también  autor  de  las  ocho  Décadas  oceánicas  del  nuevo  orbe, 

.en  diez  libros,  in^presas  en  latin,  París  1536,  con  diferentes  relacio* 

Inés  enviadas  al  Consejo  de  Indias.   Escribió  otras  obras,  entre  ellas  una 

.tde  su  vida  en  38  tomos  con  muchos  datos .  históricos.  Ricardo  Haklinto 

.  ilustró  y  anotó  las  Decadas  en  1587  con  un  mapa  del  nuevo  mundo.   Tt^ 

lleoió  AngleriA  en  1526. 

ÍMLES  t  MRtAltl— D.  Maüas— Corregidor  de  l^otosL  Desj^ues 
.de  las  alteraciones  ocurridas  en  el  Paraguay,  y  estando  presos  en  Lima 
el  Dr.  D.  José  de  Antequera  y  D.  Juan  &  Mena  y  Velasco,  el  Yirey  mar- 
j^nás  "áib  Castellf u^i»  confirió  á  D.  Matias  de  Ajigles  el  encargo  de  reci- 
bir  en  caliáaid  de  juez  las  declaraciones  que  eran  indispensables  en  el 
proceso  de  aquellos  para  comprobar  los  hechos  y  absolver  también  dife- 
>entcis  citas.  AnglespasÓ  al  efecto  al  Paraguay  donde  nunca  habla  es* 
tado  ni  conocía  a  persona  alguna;  y  como  ef  Yirey  le  «reviniera  se  guia- 
se por  el  parecer  del  obispo  coa^utor  D.  Fray  José  de  Palos,  á  quien  lo 
jreoomancUL  el  comisionaao  dócil  á  sus  indicaciones  aceptó  por  testigos  á 
,loa  que  leaesignó  como  dignos  de  entera  fé.  Angles  los  buscaba  impar- 
fiiales  y  de  confianza;  mas  el  dicho  prelado  como  partidario  decidiao  6 
inatrumento  ciego  délos  jestütas  eligió  de  acuerdo  con  estos  á  hombres 
apasionados  y  á  personas  incapaces  y  tachables. 

.  Con0<áeado  Angles,  aunque  tarde,  todo  el  peso  de  la  responsabilidad 
<qae  lo  agoviaba,  y  sabiendo  perlas  relaciones  que  va  tenia  contraídas 
ioCL  el  Paraguay,  no  menos  que  por  la  notoriedad  de  los  sucesos  y  los  da- 
;to8  ciertos  que  el  tiempo  le  proporcionaba,  ^ue  las  declaraciones  adole- 
cían de  falsedad,  que  los  testigos  no  merecían  ser  creídos,  y  que  él  mis- 
mo habla  sido  presa  de  intngas  y  maquinaciones,  se  resolvió  á  tomar 
un  recurso  que  á  su  modo  de  ver  descargara  su  conciencia  atormentada; 
formuló  una  lar^a  esposicion  revelando  las  nulidades,  calumnias  y  ob- 
jeciones que  arrojaban  los  autos,  poniendo  de  manifiesto  las  veruades 
contrariadas  ú  oscurecidas  y  él  ningim  crédito  que  merecían  los  autores 
y  cómplices  de  tan  inicuos  atentados. 

Escribió  proliljamente  y  vino  á  terminar  este  trábalo  en  Potosí  ya  ds 
regreso  de  su  comisión,  firmándolo  el  1^  de  Mayo  de  1731,  ("dos  meses  an- 
tes déla  trá^uMk  muerte  de  Antequera).  Envió  este  documento  impor- 
tante al  TriDunal  de  la  Inqnidcion  para  que  haciendo  uso  de  él,  en  lo 
oue  fuese  necesario,  lo  remitiera  á  la  Suprema  Inquisición  de  Madrid  á 
pn  de  que  se  instruyese  el  Rey  de  las  revelaciones  que  hacia  con  respecto 
aheches  y  asuntos  que  ignoraba  en  lo  absoluto. 

En  el  artículo  ''Antequera''  hemos  copiado  la  parte  de  la  esposicion  de 
AnjB^es  que  se  contrae  al  proceso,  á  los  testigos  y  á  las  calumnias  soste- 
ni£is  por  rencor  y  venganzas  para  perder  á  aquel  desgraciado  funciona- 
rio. Ycomo  sea  indispensable  que  otras  materias  que  abraza  la  estensa 
denuncia  de  Ap^ee  y  lo  que  refiere  del^bemador  Reyes,  estén  en  co- 
nocimiento de  todos  para  que  se  sepan  y  causen  asombío  los  hechos  y 

33 


258  AN6 

promñiuienios  de  loa  ieBuitas  en  el  Paraguay,  tenemos  por  oportcMto  in^' 
lertar  á  continnacion  lo  qné  h^  de  ma»  íiotable  en  aqoeluí  oImt»  qilfi» 
f  aé  publicada  en  Madrid  en  ftd», 

Al0Mu»$iit4m9Ula»ddi^fbrmemu!  kUo  H  Chnerál  J>,  Matíaade  Anpkny  CrOT" 
tarifVH'ngUbr  dePuiosif  »o6re  Ub  punioa  que  fueron  causa  de  la»  diéooríRaB 
ntemKdM  en  ktprovkuAa  ád  Paragña^j  y  MofMNwtm  lapeneeuokm  de  X>.  Jeeá 
deAntejiuera  deparíede  lea  reffuiareede  la  eempoMía.  EtUntfeirme/méd^ 
rígido  atoelnquieUbno  del  Sank^  OfUü»  de  lÁma, 

7—  ''Pero  con  todo* esfoi,  ^el  agyaJecimienfay en  qHB  estoy  áloe  diohoB 

S adres,  no*  ñietfcútflí  el  Terda^fOeonociBaieiito  qwtnre  éo  hfer  txmsl» 
e  aquelltf  ptovmcf»,  y  créor  qjOé  rao  debo*  süettciar  loe  graveveasocí,  -  que 
me  xMtfeceír  cRrom  éb  moderasr  &  repreliende^y  aonque  sea  en  pewkiñaa 
de  tan  particuiar'eiBtima;  ni  me  soci^gan  ni  aquietan  el  áimna  de  las  ooi»- 
tinnas  punzadas  de  mi  conciencia,  que  con  el  josto  temor  que  me  sobre- 
salta del  cargo  que  me  pueda  faaoer  ^  Divino  Juez,  me  too  eomo  ines- 
ensablemente  forzado  á  decir  elara  é  individualmente  á  IT.  £L  I.  qne  losr 
padreadela  compafiiaaQnlosunieosemulos.de  la  proyineia  del  P^ara- 
guay,  y  por  eonsignienle  son  opuestos  y  contraríos  a  todos  aquellos  To- 
cinos, que'ccm' celo  espaliol  y  Justa  faaír  procurada  conservar  la  pmvStt* 
fia  en  su:  prlmitira  estado,  para  el  buen  gobierno  de  ella. 

8 — ''Los  padres  él&la  compafifa  tienen  en  las  orillas  de  los  don  ríos 
Paraná,  y  Uruguay' veinte  y  seis  pueblos,  ó  doetrinas  de  multitud  de  in- 
dios, y  otros  cuatro  pueblos  mas,  que  tienen  en  medio  de  dicho  Paraná^ 
y  cercanías  del  rio  Tebiqoaii,  y  comunmente  se  dice,  que  tienen  otros 
cuatro  ó  seis  pueblos  mas  que  los  espresados,  que  se  recatan  á  la  iMiÜefia 
V  registro  de  los  espttíloles^  pero  los  treinta  esf^esados  son  los  immga- 
Me^  y  qnériíml  ioBíb'oatíBt^a  con  eyldencia,  como  tsnmbietf  ef  ezesivo  nú- 
mero de  indios  de  dichas  doctrinas,  siendo  oertisimo,  que  la  nómin»  6 
padrón  no  6s  legítima,  sino  la  que  se  hace  con  cuidado  y  prevención,  te^ 
servando  muchos  millares  de  indios,  que  solo  viven,  y  quedan  al  cono- 
cimiento de  dichos  padres. 

9.—  "Cada  uno  de  estos  treinta  pueblos,  ó  doctrinas,  que  se  intitulan 
misione»  del^  Paraguay,  tiene  tanta  a^btnraoneia  de  haciendas  y  ríqnesaSr 
que  pudiera  cadaí  una  mantener  de  lo  necestuAo  á  otros  seis  pueblos,  por 
que  el  qne  menos,  tendrá  treinta  6  cuarenta  mil  vacas,  con  su  torada 
correspondiente,  copiosas  y  abundantes  sementeras  de  toda  especie  de 
granos,  y  especiálmonte  de  aleodon,  de  ^ue  coeen  porciones  erecidísi- 
nRur,  (^  hilan,  y  tejen  las  incnas.  Asi  mismo  planian  cañaverales  dul- 
ces y  tobacáles  que  tienen  estimación  y  gran  consumo:  tiene  también 
cada  pueblo  numerosas  crías  de  yeguas,  caballos  y  mula^  y  abundante 
multiplicidad  de  ovejas  y  cameh)S,  porque  la  grande  aplicación  de  di- 
chos padres,  y  la  mucheaumbre  de*  indios-,  que  tienen  en  continuo  traban 
jo  y  servidumbre,  y  los  fértilísimos  terrenos,  y  eampaf&D»  queoeupKn,^ 
producen  y  venden  cuanto  puede  desear  la  imi^nacion. 

ñ.— ^"Tienen  los  dichos  padres  curas  ocupados  una  gran  piarte  de  tos 
indios  de  su  pueblo  en  los  montes,  y  beneñcio  de  la  yerba;  y  conio  les 
abunda  el  gentío,  y  no  les  cuesta  nada  sú  manutención,  trabajan  copio- 
samente, y  juntan  porciones  considerables  de  yerba  de  palos  qne  es  la 
que  mas  abunda;  y  en  el|Hieblode  Loreto,  en  el  de  Santa  Ana  y  otros 
dos  ó  ires  utas,  se  beneficia  y  enzurrona  la  mas  selecta  y  escogida,  que 
llaman  Camini  de  Loretoy  cuanta  corra  y  se  consuma  eñ  este  reino  do 
esta  cálidifd,  la  hacen  y  benefioian  los  padres  con  sus  indios,  sin  que  es- 
pafiol  ningimo  del  Pars^guay,  ni  de  otra  parte  coja  ni  beneficie  una  vam» 
de  dicha  yerba;  y  estas  porciones  consideraMües&B  concUieen  los  padres 


étk  SQé  propia»  0mbarc«eioii«s«l  colegio  dé  la  ciada4  de  Staiták  Té,jltM 
▼ende  Á  prdemtidor  del  ofioio  dé  misiones^  cnya  admlQistMeionde  en- 
tífiída  ysalida,  y  eonsiderablee  gaoaiieias,  y  dimito  en  cosm  de  eoiner- 
eio,  exeden  con  nmcbas  yent^jas  á  emantas  tienen  é  «n  cargo  los  aeon- 
I«rai  en  todoel  reino:  y  tamMen  remHen  loe  dichoe  padres Uaatantee  por- 
rones al  colegio  de  Buenos  Aires,  donde  manlilenen  otro  proenrador 
demisión.  Estos  cantidades,  las  renden  dichoB  procuradores  £  plata  en 
«ontádo^y  también  suelen  admitir  algazos  j^éneros  qne  necesita^;  y  son 
ton  eminentes  en  la  inteligencia  de  &da  suerte  de  mércaníñaS}  tratos^ 
compras  y  ventas,  qoe  dificultosamente  liabrá  mercado  eu  todo  el  reino 
^nelés  ienaJe. 

'  13. —  también  eondncen  de  las  misiones '  en  sus  embarcadones  pro- 
pias, mas  de  setcinta  á  ochenta  mil.  varas  de  lienzos  de  algodón,^  qn^  es^ 
may^gastable  «n  aquellas  partes,  y  se  vende  á  cuatro,  cinco  ó  seis  reales 
<&ada  vara:  aitf  mismo  conducen  cantidades  de  tabaco,  azúcar,  antes,  es-' 
criterios,  bultos  de  santos  y  otras  muchas  cosas  y  alhajas:  qne  todo  se 
▼ende,  y  adquieren  oonsiderables  porciones  de  caudal,  stn  pagar  ui  con- 
tribuir alcabala  a]ffnna,ni  derecho  de  entrada  ó  impuestos  para  la  défenr 
«a  de  la  ciudad  de  Santa  Fé,  aun  estando  tan  fiítigáda  y  afligida  del  en»> 
Bsigo. 

*  i4.-*^*^|  ^ktké  oficio  de  misiones,  se  compone  de  almacenes  para  todos 
lleneros  de  meroanefas  de  Castilla  y  ropa  de  la  tierra  y  palios  de  Quite^ 
que  venden  páblioameute  en  Santa  F^  y  en  ninguna  tienda  ó  alñaoen 
0b  hallan  tantos  ni  tan  buenos,  como  los  que  tienen  dichos  padres,  y  M 
nilBino  tiempo  remiten  rio  arriba  al  colegio  de  la  ciudad  de  Corrientes  y 
al  de  la  del  Paraguay  considerables  memmáfsde  géneros  aue  se  ven- 
den á  precios  muy  subidos,  y  recogen  con  muchas  creces  lo  que  pro-, 
dttcen  aquellos  países;  y  lo  mismo  ejecutan  remitiendo  grandes  porcio- 
nes de  mchos  emetós  a  los  curas  de  los  cuatro  pueblos  San  Ignacio, 
Santiago,  Santa  Rosa  y  Santa  María  que  son  los  que  llevo  dicho,  es- 
tán en&e  el  Paraná  y  el  rio  Tebiquari,  mas  inmediatos  al  P|ur|may; 
y  én  cada  \mo  de  ^tos  hay  un  almacén  surtido  dé  todo  lo  gastabie  en 
aquellos  países,  y  tienen  los  dichos  padres  curas  feria  y  venta  conti- 
nuada  eñ  los  guairefios,  que  son  los  vecinos  de  Villa  Bica,  á  quienes 
afvíau  y  suplen  los  paores  lo  que  necesitan,  yeobran  después  en  la 
yerba  que  les  llevan  en  continuadas  piaras  de  cuanto  benefician  en  los 
montes,  y  estraviándpla  de  esta  suerte  los  dioicos  jg^uairefios,  no  bajan 
eon  éñ$,  a  la  ciudad  de  la  Asunción,  ni  buscan  én  ella  los  avíos  y  pro- 
videncias como  se  estilaba  hasta  estos  últimos  tiempos:  de  qaé  resulta 
el  atraco  común  de  todos,  y  especialmente  de  los  comerciantes,  y  care- 
cer los  pobres  de  la  yerba,  como  si  fuera  efecto  de  reinos  estra&os,  y 
también  se  pierden  los  derechos  reales  y  el  del  tabaeo,  aplicado  eu  el 
Paraguay  para  sobrellevar  alj^unos  gastos  de  guerra  y  para  obras  pú-  - 
Jiiicas,  y  soto  lo  paj^n  y.contnbuyen  los  espafioles,  aun  de  le  poco  que 
comercian  y  adquieren  de  dicho  efecto  de  la  yerba. 

15— .'Todas  estas  crecidas  cantidades  de  plata,  que'recogeu  dichos  pa- 
dres se  depositan  en  los  dichos  oficios  de  misiones  para  remitir  á  Espa- 
fia  y  Roma  con  los  procuradores  generales,  que  despachan,  sin  los  fre- 
cuentes envfos  qne  hacen  por  vía  de  los  ingleses  y  portugueses:  pues  es 
constante  á  toda  la  ciudad  de  Buenos  Aires  {aunque  dificultosamente  lo 
declarará  ninguno,  por  él  respeto  y  temor  que  tienen  á  dichos  padres) 
qué  el  alio  de  17S5  se  embarcaron  en  aquel  puerto  para  los  de  Europa  en 
un  navio  inglés,  cA  padre  procurador  Qeróñimo  Raa,  y  su  segundo  Juan 
de  Arzola,  y  llevaron  mas  de  400,000  pesos,  como  consta  á  D.  Salvador 
ISarcia  Possé,  como  comandante  de  los  registros,  que  estaban  en  dicho 


260  Ali9 

puerto;  y  lo  que  to  pnedo  aae^xar  y  oertiEott  M,fiie  batiendo  llanda 
^  C^Srdoya  por  el  mes  de  JoUó  de  725,  y  oomaniosdo  con  fiegneniíSa  bX 
padre  Joeepii  de  Affuirre,  provinoial  que  acal»  de  ■er,  me  dHo  k«>kimi/íá 
de  loe  cnidadoey  aumeB  qoú  teman,  qne  el  despaclio  de  loe  dos  refexidoa 
procnradoies  lee  había  eansado  gran  trabado;  así  por  lo  mnoho  qne  sa 
e8oribí%  como  por  haber  jnntado  170,000  pesos  en  doblones,  que  entre- 
sarán  a^nel  atlo,  á  dichos  padres  nara  los  negocios  déla  piwmcia  y  sa 
bnen  éxito  en  las  cortos  de  Madrid  v  Bonu^  y  en  esto  es  a  donde  se  em- 
bebe y  termina  la  mayor  parto  de  tan  crecidos  cándales  para  fomentar 
^  conseguir  los  graves  intontos  que  tienen  los  padres,  y  tamlnen  paca 
miponer  y  desflorar  con  estos  auxilios,  y  sus  ponderadas  representa- 
elones,  las  Justísimas  quf^  qne  se  puedan  tdi^f^  contra  el  goSiem»  de 
los  dicuios  padres. 

1& — ''£n  cada  pueblo  ó  doctrina asiston  dos  Jesuítas,  el  mato  es  el  ciiz% 
y  el  otro  su  oompaQero;  tienen  á  sus  indios  tan  impuestos  en  el  trabí^ 
de  todas  las  cosas,  que  es  una  admiración  la  tolerancia  y  su&iBDieiita 
que  tienen;  pues  siendo  así  que  todas  las  hacieudas,  los  oanados^  laa 
sementeras^  las  tierras^  y  todo  lo  domas  que  t rabilan  y  fi&rioaxiy  ea  y 
pertoneoe  a  dichos  indios,  de  nada  participan,  ni  tienen  uso  de  coe»  al-. 

Í;ana,  porque  todo  cuanto  producen  con  el  sudor  y  trab^fo  dé  los  indios, 
o  reoogen,  y  manejan  los  padres  curas,  y  por  su  mano  se  les  dá  ^los  in- 
dios la  oomida  y  el  vestuario,  que  siempre  es  bien  escaso,  y  no  lespermi- 
ton  aooion  de  dominio  ni  en  un  caballo,  ni  ov^a,  ni  en  una  vara  de  lien- 
3io;  y  es  tanto  el  rigor  ^ue  praetíoan  eon  ellos,  que  pasa  de  esclavitod  1* 
gran  servidumbre  y  miswia,  en  que  los  tieiiea;  y  solo  su  abatida  inudla- 
nimidad  pudiera  sobrellevar  tan  desmedida  apteekm,  trabijo,  é  inleU- 
eidad.  No  hay  nación,  ni  indios  mas  ricoi^  ni  tampoco  los  bay  mas  po» 
bres:  no  los  hay  mas  desventurados,  porque  la  opulencia  y  fisrtilidad  de 
sus  pingües  tonritorios,  solo  la  lo^nm  y  manejan  los  padres  en  abundan- 
tes comercios  para  su  propia  utilidad. 

17. — ''Ño  solo  áÁ  cada  pueblo  para  la  manntoncion  de  oomida  y  vestv»- 
río  de  todos  los  indioe^  y  de  los  dos  padres:  sino  qne  ofrece  lo  qne  vende 
en  considerables  porciones  el  padre  cunu  así  en  vacas,  caballos,  mnlas^ 
cueros,  granos  de  todas  cosechas,  que  redittia  mucho  caudal,  que  no  lo 
ven,  y  aunque  lo  sepan  y  lo  conozcan,  se  hacen  <úe|(os  los  indioik  poiqua 
la  menor  palabra,  que  dyesen^  sobre  esto,  les  costana  nn  dilataao  €a8ti<^ 
go,  y  quizá  la  vida. 

18. — ^'Ek  vestuario  de  los  padres  es  de  lienzo  de  algodón  tefiido  de  ne- 
gro, hilado  y  fabricado  por  las  mismas  indias  de  los  pueblo^  y  si  tal  cual 
padre  tiene  un  capoto  <S  manto  de  paño  de  Castilla,  le  sucede  de  unos  á 
otrcM  y  dura  un  siarlo  entoro.  Los  indias,  y  los  indios  visten  todos- del 
mismo  lienzo  de  fugodon  blanco,  y  se  les  oá  c<ni  tiento  y  escasez,  aun- 
que sobran  muchos  millares  de  varas  para  vender,^  sin  que  de  tan  ereci* 
das  porciones  de  género  de  castilla,  y  ropa  de  la  tierra,  gasten,  ni  apli- 
quen una  vara  para  los  de  sus  pueblos,  y  solo  Á  los  indios  magnates  del 
Cabildo,  (que  lo  son  en  el  nombre)  les  dan  unos  vestidos  de  gala  para 
ciertas  festividades  ó  recibimientos,  y  en  cumpliéndose  la  función,  les 
vuelven  á  entregar  á  dichos  padres,  y  se  guardan  en  las  viviendas  del 
cura,  y  b%|o  de  su  llave,  ni  tienen  los  padres  otro  gasto  que  el  vino  pa- 
ra celebrar,  y  para  su  alimento,  y  aun  en  varios  pueblos  han  plantado 
vükae,  y  cogen  bastanto  porción  de  dicho  vino;  y  al  que  le  fiíltai  eon  so- 
los cuarenta  pesos  le  sobra  al  año,  porque  de  Santa  Fé  se  lo  remiten  al 
costo,  sacando  esta  cantidad  de  las  porciones  considerables  de  platos 
que  producen  los  efectos  que  cada  cura  remito  al  espresado  oficio  de  mi- 
Búmes.  £n  fabricas  de  iglesias  no  se  gasto  nad»,  porqne  todo  lo  hacen . 


tm  sGi 


ttí  »r.niían  con  paga  ójanuü,  y  arfo  tieoMi  1m  dioliM  padiw  düsidado 
y  diieeoion  dalas  obns  y  ftbiiBM. 

20« — ^^o  hmy  om»  en  toda  la  eriatfaadad,  oim  goee  tanta.oonvenlancia» 
légalo  y  MrvioM.  aooio  loa  de  eolaa  dliohaa  doairina^  paiqoe  oomo  tíe- 
B«n  impneoto  á  loa  indioa  on  la  ereenoia  fimo,  de  qne  él  padre  piOTinr 
oial  déla  Compa&ía  ea  el  asperior  qne  tíena  demiaioneay  y  loa  cuna  aon 
loa  únicoa  dne&oayanperiorea,  y  la  «^amífli^^tAii  aaf  loa  dielioa  padresen 
él  flofaienio,  oaatífp  y  deaua  dJapoaieionea  de  ana  pnebloa,  ain  que  paxa 
nada  de  esto  se  oiga,  ni  se  pvonnnMe  él  mtsmlae  del  rey  ni  intetrenga 
el  gobernador  de  la  proTín^s,  ni  loajneoea  aeoalarea:  de  a^ni  naca,  qna 
«oanto  iTnajgiman  loa  padrea  enraa»  tanto  cjeentan  loa  indioa  con  oieiga 
anbordinaoíon:  lo  mismo  Jiaoen  paca  lo  qna  eondnee  al  maa  eapeoial  rso 
ga]OyreG^eaeionygaatodélnadreenn^  por  enjanaontodoaloaaagatoa 
mas  f^Tes  de  los  ooleglos  de  las  tres  nravineiaay  anhelan  para  deaoanaa 
y  felieidad  bnmana  el  eonsegoir  ana  &  las  dJehaa  doetrinaa. 

24. — "lios  indios  de  astaa  miaianea,  qne  oaaMUimaDte  llaman  Tmgm  ^ 
Gnaranies  son  los  mas  torpes  é  iiaoiantea  en  ponto  de  doetaina  y  eria* 
tianiwno^  de  cuantos  tiene  aqnéuaiagímiy  parqne  cono lomaa del  tíem- 
pc^  porno  decir  todoel  afto,  loa  tienen  oonpadoa  an  los  montea  y  beneft* 
eioa  de  la  verba,  en  íál«ieaa  de  embaieaeíonea  crandea  y  peqneUa^  en 
loa  viagea laigoa,  qoe  hacen  por  elParaná^y  el  no  Umgnay,  Santa Fléy 
Bneooa  Aires,  condnoiendo  kia  cfisetoa  y  cargaaonea  qoe  qnedan  retel-. 
daiL  en  ionya  navegación  tardan  mases,  en  entradas  eontíngentea  y  dila». 
tadaa  q^a  hacen  con  ejéraito  de  anatro  ó  cinco  mil  indioa  armadoa  para 
recckser  maa  ndmero  de  vaoaa  aobce  laa  inmanaidadea  qoe  tienen,  en  ma- 
tar toroa  y  hacer  c(»ambre  para  vender,  coniendo  ypaaeCrando  laa 
campiAas  v  vaatoa  tenmioa,  qne  hay  álaa  cereanlaade  San  Pablo  haata 
la  cdjonia  de  los  Portugueses^  qne  estdn  á  la  otra  banda  de  Bnenos  Ai- 
res, proeigniendoliaata  Maldonado  y  Cartflloa,  no  lea  qneda  á  diahoa  in- 
dioa tiempo  para  aprovechar  en  la  doctrina,  m  tienen  Ingar  paca  pn^é- 
aarla,  paca  apenaa  lea  queda  ^  mfi<stente  para  él  deacanao. 

JS5^''No  tienen  loa  e^aftolea  maa  eaaonadoa  j  alevoooa  anemigoe  ana 
loa  dichoa  in^os  miaionerD%  y  acm  tantea  lea  aempUrea  de  laa  traimo- 
nea  y  m(»tandades,  qne  edfoctnanenloa  qne  hallan  deaoaidadoa,  y  en  loa 
paaageroa;y  tanfrecoentes,  loa  roboa  y  Tiolenciaa  qne  practican  conloa 
Fec^noa  del  Para^puj,  y  loa  de  la  cindad  de  laaCorileates,  que  ínera  ne- 
oeanrio  mnoho  tiempo  y  dcseoabaraao  para  retew  ana  maídadea  y  tío- 
lenoiaa^  pero  son  tan  netoiiaaá  tadoa  loa  eapaflolea  de  aqneOaa  partea, 
q^e^Aomun  concito  y  horror,  qne  tienen  a  tales  indios,  escusa  la  es- 
psaaion  qne  pudiera  hacer  en  cate  particular,  y  solo  diré  qne  en  el  tiem- 
po que  he  andado  por  aqneUaa  partea,  han  <decutado  con  loa  espafiolea 
iraad  cuatro  casos  de  suma  emcudad}  atrevimiento  y  rigor. 

30.— '^H.  tieneordenadoque los  dialioa  indioa pagnen  tributo^  y  esto 
con  apretadas  esj^reaionea  y  mandatoe;  peroixmíodeobedaABresta^rden 
con  la  debida  f osánalidad,  raaaltaria  qne  ae  deacnbrieaen  loa  indioa,  y 
por  eUoB  se  había  de  regnlar  él  crecido  importe  de  la  tasa  v  tributo  que 
debían  pagar;  y  esto  no  aooYiene  al  itttaréa  y  utilidad  de  dichoa  padieiL 
y  lo  resistencon  daamedido  empelto,  eonaignieron  con  grande  facilidad 
que  el  Gobernador  D.  DiafO  de  loa  Beyea,  pasase  ^  las  misioncsá  dar 
eiMBiplimlanto  <  la  s Wnti  ít  i.  M.,  y  ae  ampararon  los  diebos  padres  d^ 
tal  suerte  da  anTslnntad,  que  no  tuvo  mas  acción  que  la  de  hacer  ciega- 
menta  ló  queauaraviipenciiasle  inainuahan  que  hicaese,  y  en  la  numera^ 
monda  loa  indica  ae  cantante  con  poner  lo  que  los  padrea  querianyse- 
.lia]aban,y  no  loa  qni»  él  míaiH^  estaba  yiendo* 


M2  m 

'"  31.  ''Esto  es  lo  qne  se  ha  hedió  diifiutite  muchos  gobíemds  eir  él -Para- 
gniy,'  j  me  paróee.  qne  esto  oóñíd  oomtmmeiite  eñ  todo  el  ^mno  etr  mate* 
ñas  qae  tocan  ó  intervienen  los  reverendospadrés  dé  la  oompaliía,  y  no 
hay  gobernador  ni  jffes  que  tenga  TSlor  ^ra  orooéder^  íntegramente  en 
^las,  porque  á  todos  les  asombra  el  íbnnidalHe  escollo  cié  tenerlos  por 
contrarios  ó  quejosos;  y  especlahnéhte  en*  las-  tres  provincias  del  Para- 
guay, Buenos  Aires  y  Taeuman  sube  á  muchos  grados  de  desprOpotvion 
el  grande  predominio,  qué  tienen  dichos  ](^adres;  y  de  ésto  resulta  el  que 
los  gobernadores^  los  cabildos  y  los  jueces  callan,  todo  cuanto  debían  de- 
cir, y  antes' dan  a  dichos  padres  todos  los  infonlies  que  Imagimuí,  y  '■  ha- 
cen las  diligencias  jurídicas  del  modo  qUe:  las  apeteííen,  aunqne  sean 
muy  distantes  y  opaestas  ála.verdad  y  justicia  y.  Sujetan  todos  1»  ra-* 
2íón  y  conocimiento  á  tau'imj^FMpia  servidumbre,  porque  de  lo  contrario 
tropiezan  coU  el  escollo  y  pieraen  los  seculares  los  oficios  y  la  esM- 
maeion.  ■'     '  '  ' 

45. — '^o  solamente  mueven  guaras  loe  padres  de  la  compañía  contris- 
los  indios  infieles  sin  licencia  de  8.  M.  ni  de  sus  ^berñadores,  sino  quo 
fomentan  con  émpefio  álos  ministros  y  demás  qUeles  asisten  á  estas  ran- 
ciones,  y  les  ayu^ui  á  destruir  á  fuerza  de  comiMités  y  ann  de  traiciones 
á  ios  dichos  infieles,  como  sucedió  el  afio  de  1717  con  D.  Dieeo  de  los  Be« 
yes,  siendo  gobernador  dé  la  provincia  del  Paraguay,  que  hiSlándose  va- 
rias t^defías  de  indios  payaguas,  situadas  en  la 'OTílla  del  rio,  .en  las 
cercaniab  de  la'Asuncion^  guaraaUdo 'pas,  cóireépond^ncia  y  comercio 
con  los  españoles,  le  acOUsejaroñ  los  aich<w  padres  y  le  dieron- parecer 
para  que  asáltase  y  avanzase  de  repente  con  toda  la  soldadeiíea  a  dichoa 
mdios  payagiiaá,'y  el  gobernador  D.  Diego  de  los  Beyes  abrazó  este  cam- 
fo  con  táu  imprudente  resolución  y  élruel  tiranía,  que  solo  lo  declaró  una 
hora  antes  de  acometer;  y  hallándose^los  dichos  payaguas  con  sus  mt^e- 
res  y  chusma  descuidlEidos,  y  bajo  del  securo  y  palabra,  que  les  habian 
dado  en  nombre  del  Rey  al  tiempo  de  svuarse  en  aquel  paraje,  se  vie- 
ron de  improviso  acometidos  por  tierra  y  »pka  de  numerosa  rasilerüi,  y 
saliendo  de  sus  tolderías  asustados  de  los  tiros  y  de  la  mortandad,  tira- 
ron á  ganar  el  agua  y  las  montafias,  porque  los  que  se  ^nisicíron  defen-. 
der,  perecieron  en  la  muchedumbre  de  soldados.  Los  iUdios  payaeuaa 
éobresaltfibdos  de  mortal  terror  cargaron  oon  sus  tiernos  hilos  y  criatu- 
ras inocentes,  y  se  arrojaban  con  precipitación  al  rio  y  aUí  perecieron 
muchos  ^on  la  congoja  de  nadar  por  preservar  la  vida  de  sus  h^os;  y  el 
último  éstremo  do'vigor  y  de  cmádad  fíié,  qué  estaudo  las  míserafalea. 
mujeres  y  afligidisimas  madres  en  tanta  K^sobra,  las  tiraban  los  solda- 
dos desde  tierra  tepetidisimps  balazos:  y^  al  mismo  tiem^  los  que  ce^- 
ban  en  los  botes  prevenidos  á  este  efecto,  les^bau  casa  remando  yma^ 
tmdo  lí  cuantas  infelices  alcanzaban.  "Y  auuque  ei^  esté  inhumano  suce- 
so perecieron  bastantes  indios  payaguas,  fué  mucho  tnay<»'  el  nUmero 
de  las  mi:yeres  y  criaturas  inocentes  que  se  ahogaron  y  mmiertm  al 
riffor  de  las  bahus  y  de  las  lanzas:  sucesos  verdad^ramcute  tan  horrorosos 
yIamentabIe8,yportedas  suscirounátaáciastanlltoasde  impiedad  que- 
aun  la  memoria  se  ofende  clid  tan  indigno  recuerdo,  y  no  puede  una  cató- 
lica consideraciou  dejar  de  graduarlo  por  el  mas  fóo^  kmar,  que  tiene 
nuestra  nación.  í     .    • 

46. — ^<*£sto  que  brevemente  he  referido,  es  tan  eívideutey  uotoiio  á  to- 
dt>s,  que  aun  los  mismos  jMociales  de  los  padres  lloraa^y*tameutaB/ y  «ÍU' 
embai^oeus  reverencias  no  solameute  lo  han  i^ucsido  eiícu!brir,  sino  quo 
lo  i>uiie«>n  tandesfigurado,  y  tan  subvepticiameiit»' diaimulaiáo •  ek* la 
BOtiiúa,  y  compirensioii  de  nuestro  catóUeo  monaroa-y  *  eens^  WUé  iu-*- 
dias;  que  espidió  una  real  cédula  düudose  por  Héñ  seivtdó;  y  apr^Mm-^ 


ANG  263 

da  k>  cjecntadp  wat  D.  Di^go  de  los  Reyee;  y  Á  eete  gobernador,  que  por 
«asto  j  otnw  lieoiioe  y  actoe  u^jnatot  y  temerarioe  de  sa  gobierno,  ae  1# 
habían  de  apliear  loe-oorre^^oiidieiites  eastigoe,  pora  que.  quedara  sati»* 
fecha  la  Justicia,  le  han  &Yorecido  con  tanto  empefió  los  mchoe  padres, 

3ne  este  na  sido  el  principal  motiro  de  las  jnstas  quejas  de  los  Tocinos 
el  Paraguay,  y  la  mas  fundamental  ocasión  de  las  perturbaciones  d» 
aquella  ittoviiieia. 

47. — 'l!)espues  de  la  mortandad  referida,  cogieron  los  soldados  unas  se- 
senta miyeresy  y  mnduushas  payaguas,  que  se  hablan  escondido  entre 
las  masÍMAB  y  oafiados  del  no,  y  todas  las  entregó  el  gobernador  D.  Die- 
go de  los  Keyes  á  los  padres  de  la  oompafiía  quienes  por  fuerza  las  lle- 
varon á  BUS  doctrinas,  y  nunca  las  han  querido  volven  de  que  están  mor- 
talmente  sentidos  los  payaguas,  como  me  lo  haií  dicho  repetidas  veces 
ellos  mismos  en  la  Asunción. 

48. — ''ÍDe  este  suceso  se  originó  la  guerra  cruel,  que  los  payacuas  die- 
ron en  la  provincia  del  Paraguay,  donde  hicieron  muchas  muerMs  y  ho»» 
tflidadesy  y  eepemlmente  las  f^efeitaron  contra  los  padres  de  la  oompa- 
ftia  y  tfus  indios  guaranls;  pprque  tuvieron  noticia  de  que  sc4o  por  com- 
placer á  los  padres  lo  habia  Secutado  p^IMego  de  los  Beyes:  y  también 
Sorqne  supieron,  que  las  migeres,  one  llevo  referido  habian  escapado 
el  abance,  las  habian  llevado  por  raerza  á  sus  doctrinas;  y  estos  in^ 
dios  encendidos  de  mortal  encono  y  furor,  mataron  de  allí  a  muy  pocos 
meses  á  los  padres  Kas  de  Silva,  tío  de  la  mi^er  d^  gobernador  D.  Die- 
flode  los  Beves,  y  provincial  que  habia  sido;  al  pa£e  Mateo  Sanchos 
Sector  que  toé  oel  colegio  de  la  Asunción,  al  padre  Josó  Masón  cura  .4ol 

Iiaeblo  de  San  Ignacio,  y  al  coadyutor  Bartolomé  de  Niebla,  que  fueron 
(Ds  principales  que  influyeron,  y  fomentaron  con  sus  instancias  y  conse- 
jos á  B.Diego  de  los  Beyes  para  ^ne  ejecutasen  la  mortandad  de  los  d^ 
chos  indios  payaguas;  y  esta  la  hicieron  navegando  dichos  padres  por  C|t 
Paraná  on  divocsas  embarcaciones  cargados  de  efectos  que  Ilevaban.para 
vender  á  Santa  Fé;  y  asi  mismo  mataron  dichos  p&yaguas  á  varios  eir 
paüoles,  que  iban  con  los  padres,  y  á  otros  los  cautivaron  y  consumienm 
atodbslps  indios  guarañis  Ó  tapes  que  Uevaban,  ó  fué  muy  raro  el  que 
escapó;  y  hasta  el  diadehoy  conservan  la  enemiga  con  los  dichos  pa; 
4ies  y  sus  indio8,aunque  estiín  de  paz  con  los  espafioles  v  bajan  frecuen* 
tómente  á  comerciar  á  la  ciudad  de  la  Asunción,  como  los  he  visto  mu- 
chas veces,  y  los  he  tratado  y  comunicado  en  mi  casa. 

49. — ^'^Hará  unos  ocho,  ó  nueve  aflos,que  el  padre  Joséph  Ponsí  y  el  pa» 
dre  Félix  Villa  Qaroia  sacaron  de  unos,  pandes  de  los  montes  unas  eoa- 
troáentas  familias  de  indios  tarumas,'  6  monteses  oon  engaüosy  ostra* 
tagemas  v  habiéiidolas  llevado  al  puMilO'  de<  Santa  Mada,  y  conocido  ksi 
tales  indios  el  mal  estOo,  modo.y  ilgop  dalos  tales  padres  eseaparon  loa 
mas  de  ellos,  y  se  han  vuelto  asa  gentilidad  y  no  quieren  oir,  ni  aun  el 
nom1«e  de  los  padres,  ni  el  de  los oristianos;  yestareduecion  doonquia* 
ta,  que  ha  tenido  tan  poca  duiaeion,  me  conista  que  la  han  eelebrado 
gra¿demenie  los  padres  y  la  han  heeho  muy  plausible  en  Maénd  y 
Itoma. 

50. — 'K^omo  los  dichos  padres  navegan  los  nos  grandes  Pcrani^  Para- 
S^jy.  tTmgnay  con  embarcaciones  armadas  en  guerra  sin  mas  hoencia 
ni  permiso  que  el  suyo  propio,  smj^rendieron  anbir  el  rio  arriba  del  Pa- 
raguay con  dos  «nbarcaciones  bien  pertrechadas  de  gente  y  municio- 
nes, para  descubrir  camino  paralas  otras  sus  misiones  de  los  Chiqíütbs^ 
y  toaos  cuantos  oe  embarcaron,  asi  padres,  como  soldados  ésü^tefiíAé^, 
queUevábao  á  sneldojy  todos  sus  indios  pereeioron,  sin  que  eéoapaM 


1t6i  Aflífi 

Idngpiio,  lüseha  sabido  hasta  aliora  con  certeza  el  paratíe  áe  eü  áetfj 
.{[zacia. 

51. — *t  penistíei&db  en  estoe  desciitiríiiiientos  volvieron  los  diohos  pa- 
idres  á  armar  olaraa  doe  embarcaciones  con  bastantes  soldados  esraHoleB 
]r  mnohos  de  sos  indios  tapiSy  y  se  embarcaron  de  jeíes  el  padre  uabriel 
]?atifioy  el  coadjutor  nominado  ya,  Bartolomé  de  Niebla^  v  se  inolaye- 
ron  por  el  rio  grande  Pücomayo,  qne.  desemboca  en  el  del  Bara^g^nay, 
y  penetraron  por  él  subiendo  nacía  en  origen,  y  encontraron  una»  mi- 
cienes  de  indios  j^ilcomayos,  de  color  blanco  y  de  bizarra  estatura  y  be- 
Üezai  ^ero  mnj  inocentes  y  chontales,  porque  jamas  habían  viato  6b»- 
Imrcaciones,  ni  espafioles;  y  habiendo  venido  los  pilcomayos  á  la  orilla  á 
la  novedad,  y  tratando  unos  días  con  los  espafioíes,  tnvo  cierto  deaman 
nn  indio  tape  con  otro  pileomayo,  y  habiéndose  juntado  ntunero  de 
ellos,  y  encaminándose  hacia  la  misma  orilla,  se  entbarcaron  todos  loa 
i^tneluulñan  saltado  á  tierra,  y  desde  las  embarcaciones,  dispararom  laa 
bocas  de  íüego  al  montón  de   k»  indios,  y  niataron  á  mtíxAátámu» 
l^comayos,  y  ademas  de  ser  esto  público  y  notorio,  me  lo  refirié  el  nna- 
mo  padre  Patifio;  y  es  igualmente  constante,  que  el  coadjutor  Niebla^ 
liiao  la  mayor  mortandad  con  el  manejo  de  las  bocas  de  ñiw>  ea  que 
era  muy  diestro,  y  especialmente  con  un  xtedreroqoe  disparé  de  la  «dh 
barcaeion,  catgado  de  bala  menuda,  y  maté  mas  de  cien  indios^,  de  ^ua 
hacia  álarae  y  lo  refería  el  mismo  Mei>la  muchas  veces  en  el  Paragtta^ 
7  con  esta  eepedicion  se  volvieron,  dejando  aquellas  naciones  irritadísí- 
mas  contra  el  cristianismo. 

52.— -'\)on  los  portugueses  de  San  Pablo  y  la  Colonia,  y  oon  ana  inAboe 
eristianostápiÉf,  nan  tenido  los  padres  diversos  combates,  y  es  muy  eot" 
^fiente  que  en  uno  de  ellos  aprisionaron  loa  postugliesea  á  un  jesuíta  ea- 
tranflero,  que  cayó  herido  de  nn  balaaso,  y  era  éL  que  oapitane»ba  el 
«^jémtúi  de  sos  iñ^Bos. 

'  53.— ''Las  guerras  y  sangrientos  combates,  que  los  dichos  padres  hatt 
dado  á  los  indios  Chámaselas  han  movido  con  el  fin  de  hacerse  dnellos 
die  los  catíipícM  qtte  ocupan/  y  de  las  vacas  que  se  itfantíenen  en  ellos,  pues 
aunque  los  dichos  padres  se  han  apode^rado  por  fuerza,  y  con  absoluto 
dominio  de  las  vaauerias,en  gravísimo  peijnicio  de  los  vecinos  cApafioles^ 
y  de  las  dudados  de  £hienoa-Ayres,  Santa  Fé  y  Corrientes,  y  han  limpia- 
do ^barrido  con  la  multitud  de  sus  Tapi»  las  inmensidades  de  vacas,  que 
habla  en  aquelloe  dilatadÍBimos  terrenos  desde  las  Corrientes  hasta  l6lr^ 
donadoy  C&stUlos,  y  las  han  Bevado  al  centro  de  sus  misiones,  donde 
(ademas  de  loa  eseeidos  millares,  que  tiene  cada  pueblo)  tienen  ocüj^ee-^ 
gadasvJuittaMk  en  ámbito  dilatAoOfque  les  sirve  de  eeroo  por  aquél]» 
parte,  lacordmera  inaooesible  de  San  Pablo,  .mas  de  400,000  vaeas  eon 
Sil  torada  earresíNAdiente  y  aunque  en  estos  *  vii^es  y  combates  j^eideii 
los  padres  afdUaresde  indioB/  no  íescaasa  ningún  sentimiento^  y  sin  que 
seateBMtSdadse  puedo  decir,  que  como  tienen  tantos,  paxeoe  ^pM  loa 
oi^onen  á  estos  riesgos  para  teiMr  menos  que  mantener. 

5é— ''Habiendo  nombrado  á  loa  cuatro  padreí^  qne  muriere»!  en  ma- 
nos de  los  payaguai^  Sánchez,  Silva,  Masón  y  Niebla,  no  pimdo  deiar  de 
idssahc^gar  on  intenor  repaiOj  y  es  el  de  qne  habiendo  yo  ll^gaao  á  1» 
dudad  de  Cérdova  del  Tucuman  por  el  a&o  de  725,  y  comunicado  desde 

3ue  llegué  á  los  padres  de  la  oompaSiía;,  de  aquel  colegio,  me  fueron  reft- 
iendolas  dichas  muertes,  que  hablan  tenido  estos  sugetos,  odebvándo- 
los  epmo  de  insi^es  mmiresy  apostólicos  misioneros,  y  yo  los  oía  con 
teminray  y  lo  creía  con  tanta  feneza,  que  estuve  paca  encomendar  mia 
pasos  á  tan  venturosas  almissy  como  pudiera  á  la  de  San  Frandsco  Ja- 
vi^.  Esto  niisBio  M  referir  en  diversas  ocasiones  á  diferentes  candidos 


áM6  265 

y ftetwilk» iMtttiMe» dé djdfcos y ■dico, de  aqnellot ^e pw  mitttigam- 
d»  ig&onuioia  «raen  de  par  «a  pac  oiuurto  lea  dioeiiy  j  no  pnaden,  ni  ae 
ateevan  á  dieemir  las  aoaa%  ni  fiítican  an  corto  entondimiento  en  maa 
aeto,  qneel  da  oaftirae  oáegaínanla  á  «vanlo  loa  diélMia  padrea  lea  pro- 
floren  ó.  ka  imponen.  Y  oomo  yo  no  tenia  aatecedentea  do  ootoa  ancesoa, 
^fpaffi^^mn  q«o  me  naantnTO  en  la  piadoan  inteligencia^  qno  llovó  ie£arid% 
hasta  ifae  viéndome  precisado  á  pasar  á  la  provincia  del  Paragnay  á  ao* 
tnar  lacrave y  dilieil comiaion qne  d^o espresada,  U^gné  á la cindad  do 
I8a&tft^y  do  eata  alado  las  CoRÍente&  y  la  última  á  la  de  la  Aann- 
«Ion  en  laaoaaleaeen  la  comanicacioo  do  loa  veoÍBOs^  y  aaontoa  diferea- 
tea dolaa  convenaeioneay y  c8p|eclalaiente.eon  las  qne  tnve  con  loa  na- 
dzos  do  loa  ooloffios^  vine  en  evideiito  conocimiento  do  qne  id  padre  Blaa 
de  Silva^  natanu.  del  Paragnay,  y  tió  do  la  miger  del  gobernador  D.  Dto- 
go  do  loa  Beyes,  faabiaaido  nno  de  loamas  iaaígnea  comerciantes,  y  de  tan 
penq^icaa  ingenio  pana  adelantar  los  necocios,  y  las  convenieneiasy  qne 
leeonocíendo  laa  ventid*'^  4^®  ^^  ^^^  línea  luÑsia  á  los  domas,  llegó  á 
ser  provincial  de  la  oompaBia,  y  creo  qne  kabia  rido  el  único  criollo,  qno 
liaMteniéo  esto  di^núdad,  en  medio  de  qne  en  la  profesión  de  las  letraa 
idé  mn  Umitado.  Sato  dicho  padre  iimayó  eon  mayor  eficacia  en  B. 
Die^  de  los  Beyes,  para  qne  cgecntase  la  inhnmana  mortaindad,  en  loa 
adu»  payaenas. 

55  "Bl  padre  Mateo  Sanelieg,  nataral  de  España,  tnvo  tan  eetiaoidimi> 
ria  y  violento  a<mdioion,  qne  los  mismos  padres  refieren  cosas  asombro* 
saa  de  sa  inaccesible  y  terca  tenacidad.  Gobernó  y  capitaneó  como  co- 
mandante, fgéicites  de  sos  indios  topis  ó  gnaianis  contra  los  indios  cka* 
mas.  y  combatió  oontra  ellos,  disparando  sns  bocas  de  xnego  y  manejan- 
do el  aISuigo,  hiriendo  y  matondo  á  cnantoe  podía,  y  en  ana  ocasión  qne 
estobaa  los  indios  eharsaa  ansentes,  acometió  el  padre  con  nn  ejército 
á  nna  toldería  do  mngeres,  y  chusma  de  criaturas,  ^  después  de  haber  he* 
ého  bastanto  mortandad  en  ellas,  se  llevó  nn  crecido  número  deprisio- 
neraa  donde  las  ha  mantenido  por  ñierza;  y  estas  crueles  hostilidades 
y  oteas,  qne  han  hecho  loo  padres  contra  esta  nación,  han  sido  sin  pro- 
vocación ni  motivo  qne  los  chamas  les  hayan  dado>  quienes  estondo  qnie« 
tos  en  8ua  tMcreneo,  se  han  hallado  improvisamento  con  estas  g^erraa^ 
qno  les  han  movido  los  padres  para  esterminarlos,  y  hacerse  dueños  de 
aqneUaa  campañas,  y  de  las  vaquerías;  y  con  él  fin  de  quitar  ú  los  espa- 
fieles,  laa  enteadaa  que  suelen  hacer,  para  sacar  vacas  con  benepláoitoy 
y  ann  con  la  ayuda  y  asistencia  de  oichos  chamas. 

66  '^  £1  dieko  padre  Mateo  Sánchez  que  se  hallaba  en  el  Paraguay, 
ouando  se  cgeoutó  la  mortandad  de  los  payaguas^  fué  él  que  con  mas  ar- 
dimiento y  esfuerzo  la  solicitó  y  fomentó  con  dicho  gobernador  D.  Die- 
go do  lea  Beyesw  £1  padre  José  Masón  sirvió  el  curato  de  San  Ignacio, 
y  rnaalfestó  siempreoposioion  á  los  espa&oles  (que  esto  es  común  á  to- 
doa  loa  padres)  y  perdió  la  vida  pcnr  su  imprudento  conflansa;  pues  pa* 
sando  con  sn  embarcación  cargada  de  efectos  por  cerca  del  puerto  de  Ita» 
ti,  nno  ódos  dias  def^ues  de  haber  muerto  rio  arriba  al  padre  Silva  los 
indica  payaguas,  le  (pitaron  y  le  hablaron  varios  espa&oles  desde  la 
onllay  dánd^e  nottoia  del  suceso  que  ignoraba,  y  le  ^eron  que  se  de- 
tuviese, y  parase  en  dicho  puerto,  y  no  quiso  aceptar  esto  oooscgo;  antoa 
roepondió,  qno  se  defenderm  de  esa  canalla,  y  que  llevaba  indios  y  ar- 
maa  para  no  temerlos,  y  prosiguiendo  su  vi%|e  á  las  doe  leguas  mas  aba- 
jo le  salieron  y  abordaron  los  payaguas  y  lo  mataron,  y  ú  todos  los  ta- 
pio qne  llevaba  menos  nno  ó  dos  que  escaparon. 

87  '^£1  coadjutor  Bartolomé  de  Niebla,  propio  y  muy  natural  anda- 
kia^Soéaoldadoen  Bspa&a  en  el  tercio  de  la  cotto,  ó  en  otros  dolos  de 

34 


268  AtfO 

tntentos,  y  en  secreto  eBtendi&fi  y  YamülonlMtti  sns  pénsasáeiitOB  y  eos^ 
vinacioáes. 

No  tardé  en  ofreeerse  la  oportunidad  ansiada^  y  quisieron  mrove- 
charla  con  decisión  y  arrojo.  Las  iiroYincias  del  Tireinato  se  hiúlabazi 
easi  sin  tropas:  el  brigadier  Osorio  ann  neoesitaba  en  Chile  las  que  eon^ 
dnlo  para  recuperar  a^nel  reino:  el  general  Peanela  se  encontralm  en 
Salta  eon  su  ejercito  distraído  por  el  Argentino  que  era  natural  fínese  re- 
forzado despnes  de  la  rendición  de  Montevideo;  y  en  diferentes  provine 
cias  del  Alto  Pera  se  reprodncia  la  insnrreeeion  eombati^Bdo  eeon  loe  e»« 
panoles  en  frecnentes  encnentros. 

En  Diciembre  de  1812  se  habia  recibido  en  el  Cuzco  la  constitución 
política  de  la  monarquía  Jurada  ya  en  Lima:  y  como  el  presidente  de  la 
audiencia  dejase  pasar  cuatro  mas  sin  proclamarla^  el  abogado  D.  Ra- 
fael Ramirez  de  Rellano,  formó  una  representación  en  términos  des^ 
templados  6  irrespetuosos,  la  cual  por  sus  instigaciones,  firmaron  trein» 
ta  individnos  quejándose  de  la  demora  y  amenazando  á  nombre  del  pú- 
pilco  que  no  seria  reconocido  el  ayuntamiento  ni  obedecida  la  ^nrisdic* 
cien  de  los  alcaldes  si  no  eran  creados  y  autorizados  segim  el  naefró  té* 
gimen. 

£1  brigadier  J),  Mateo  Pnmacahua  que  hacia  de  presidente  interino^ 
mandó  levantar  sobre  este  hecho  un  s  umario  y  en  principios  de  Fébrfr* 
ro  de  1813  dispuso  el  arresto  de  Bamirez  de  Arellano.  A^^nnoB  de  les 
que  suscribieron  la  representación  se  retractaron  entóneos  rormalinente. 

Los  Ángulos  y  sus  prosélitos,  tenían  organizados  •  los  trabajfos  áñaá» 
nombrar  regidores  de  su  confianza  y  á  prepósito  para  sus  fines.  El  dia7 
de  ese  mes,  mas  de  nal  personas  que  se  hallaban  congregadas  en  la  par- 
roquia de  la  compafLía  para  verificar  las  elec^one&  alaropellasdé  II^ 
guardia,  ocuparon  el  cuartel  en  que  estaba  p^reso  aquel  abogado,  y  rom- 
piendo una  reja  lo  pusieron  en  libertad:  acaudilló  este  desordene!  Teso- 
rero D.  Baltazar  de  Villa  longa  caballero  cruzado  de  la  orden  de  San 
Juan. 

Establecido  el  Cabildo  constitucional,  y  quedando  impune  aqnel  mo- 
tín, fueron  tomando  cuerpo  los  proyectos  revolucionarios,  del  Cuzco.  El 
gobierno  tuvo  datos  que  le  dio  I).  Mariano  Zubizarreta  en  5  de  Ootnbre 
de  1813,  deque  D.  Vicente  AngtUo^  I>.  Gabriel  Béiar,  D.  Juan Carvs^al  y 
otros,  se  hallaban  resueltos  á  asaltar  el  'cuartel  y  $  sublevarse  oontra 
las  autoridades.  Repitió  su  anuncio  el  9,  indicando  que  en  la  noche  ten- 
dría lugar  el  movimiento  ax>oyado  por  los  oficiales  B,  Marcelino  Vargas 
y  D.  Matias  Lobaton  que  estaba  de  guardia*  Los  conjurados  pjswaban 
de  200,  pero. todo  quedó  por  entonces  aplazado  por  haber  advertido  Lo- 
baton que  se  tomaban  precauciones  que  sin  duda  tuvieron  origen  en  la 
citada  denuDcia.  AngClo,  BÓJ[ary  Carvajal  ftteron  arrestadjOs  y  por  mas 
indagaciones  que  se  practicaron,  su  delincuencia  no  quedó  comprobada. 

El  5  de  Noviembre,,  el  oficial  de  la  Tesorería  D.  Mariano  Amaga  avi- 
só por  escrito  al  contador  IX  Franoisco  Basadre  que  á  las  siete  de  la  no- 
che con  protesto  de  la  oonduecion  del  cadáver  supuesto  de  nn  párvula 
se  reuniría  mucho  concurso  de  gente  y  estallaría  la  tan  anunciada  revo- 
lución. Una  noticia  semejante  á  esta,  fué  comunicada  en  el  mismo  dta 
por  D.  José  Tabeada  al  tes<»ero  D.  Antonio  Zubiaga,  quien  la  larasmitiá 
al  brigadier  D.  Martin  Concha  que  habia  entrado  á  servir  la  presiden- 
oia.  El  escribano  D.  José  Agustín  Chacón  Becerra  ante  quien  dtó  Arriar 
ga  su  declaración  jiertenecia  al  complot,  y  en  el  acto  avisó  lo  que  pasaba 
á  los  Ángulos:  no  obstante,  uno  de  ellos  mé  preso  en  aquella  noche  por 
el  mismo  Arriaga.  Quedó  con  esto  frustrado  otra  vez  el  levantamiento 
no  por  que  faltase  á  la  hora  convenida  la  preparada  reunión  de  pueblo, 


ANG  2B» 

aae  «m  giitm  y  pténém  twiinaüiba  al  «uoM,  «teo  por  tai  «»»*tfi**^ 
fln  rrr^Ti^tim  r^r-nfrii  i — ^^  '^^^Ar^j  yH  rnfrtrnrnin  *■  IwwiMéiIíé 
qpM  xoaniiicnido  «IftMgo  mrtptwi  á  ^unmgtAmnám, 

Al  «¡gáfente  dia  se  nonio  «L  Cáblláe,  ymrii^  wwj  ■ineioBae  •!  pg» 
eidente  Oonehft  acrirnteándc^  por  lo  lUBoeoiderEl  áleaUe  tnüoBte  ooi#- 
tiel  D.  Hairtm  Valer  {Ateriée  por  él  agettle  Unal  D.  IggHti»  Ampaere, 
á  quien  acitaVa  Raimes  4e  AfeQaoo)  «etné  naa  oamaiia  intemaeioin 
enla  cuaifle  designaban  los  nraetiod  «on  el  venembie  46  mártiieode  te 
|p¡atiia.  Oonfonne  áette,  y  de^^oea  d^l  eaoubiamienip  ae  kJjK>  en  Mamo 
tía  de  ellos  nna  érenme  nmeienllteeb]»  ai  afto  eoiimlido»  ceawodieada 
el  obispo  D.  José  Pérez  de  Armendaris  á  loa  q«e  asiapesen  á  pvesenoiar^ 

^coarenia  dias  de  indulgencia. 
*Jl  Yítey  AbMoal  ordeno  Tiiüesen  á  JAtoM.  Valer.  Anpiura  j  Aielhnio 
quienes  se  le  presentaron  en  Iteero  de  m4»  EataiMai  por  enÉ6noes  prst- 
sos  en  el  Cuxeo  y  aonsados  de  iafldsneia  D.  Gatoiel  oéjar,  D.  José  f 
D.  Violto  AngilOy  D.  Manael  Hurtado  de  lindocayel  Vloariodel^ 
pazToquia  del  Tñn^  Dr.  D.  José  ¥tfi6o,  Aeste  y  á  D.  Vioente  Angtflo 
selesdiÓB<dtQiabqi^deftanBaapesardeque  la  eansa  se  hallaba  «nl^ 
ma;  y  de  la  seguridad  de  los  demás  se  eutdé  pooo,  oomo  que  se  les  psrr 
mitia  salir  de  nodM.  Ooxrié  así  éí  tiempo  y  lejos  de  estingairss  el  oomip 
todo  reToluoSoUi  se  ensoñaban  aneaos  plaaíaa  para  eonaamada.  Lea 
aneetados,.  por  ultime,  aedi^eron  ala  tropa  aoaartelada  eon  vroina9- 
sas  y  otros  arbitrios,  y  e^  lanM^delSde  Agosto  delaousno  aSoae  18t| 
^eeutaron  el  mofjmiento  aprisionando  al  presidente  y  oidores,  (menos 
a  D.  Manuel  Loreaso  VldAaite)  á  lasdemas  aatoñdadMy  4  mnelioaea- 
pafieles;  y  ^ando  des  bóreas  en  la  j^asaj^fneipál.  Ni  ei  Obispo  ni  lea 
Cabildos  seeular  veolesiástieo  id  la  'dipotaolon  provincisl,  trataren  da 
baoer  oposieion  alguna:  los  miembros  de  esas  oeiporaoioiies  dieroaK  oo;- 
noeer  las  simpatías  que  abrigaban  porel  esterna  que  aeababa  de  pcodlar 
mane:  y  ^las  mismas  nombrarcm  y  a<daauron  oomandante  genenl  da 
jtm  armas  á  J>,  Jone  Ang^o  qim  se  bailaba  preso  é  biso  el  pníner  poyél 
en  di  cambiamiento.  Crearon  por  eleooion  ana  Janta  de  gobiezao  qaa 
debia  eonmonane  de  dicho  Ang^o,  del  brigadier  1>.  Mateo  Pnflwoahia% 
delooronelD.  Luis  Astete  y  del  teniente  OMcmel  D.  Juan  Tomaa  Méseoao. 

Llainado  al  Cuaeo  Pumacahna  queestaba  en  Urquillos,  y  j^ne alendo 
eaoique  de  Chinoheros  tenia  gran  aseondiente  sobre  loa  indiosi  as  aao^ 
modé  luego  á  las  nuoTas  ideas  ayudando  á  ^osAngtflos  ápropaffatlas 
en  las  proyineias  Toeinas.  Reunieron  desertores  áSÍ  ijéroito,  y  jneron 
servieio  á  los  ólQ^isles  lieeneiados  á  eonseouem^  de  1%  oapitamoion  ds 
8alta:  oolectai^n  cuantiM  armas  se  eneontiaban  en  ia  pobl^oion  y  faao- 
ta  ñindieron  unas  piesas  de  artillería  que  IlaoiaroQ  '''▼iyorones.''  8ln 
perdida  de  tiempo,  envisron  ñierzas  á  Puno,  la'  Pas,  Arequipa  y  Chia- 
manga;  ales  dos  primeros  puntos  á  <^rdenes  del  areqnijM&o  D.José  Plr 
nélo  quehabia  sido  capitán  del  eiército  del  Bey,  y  á  quien  Meieron  coro 
nel  marchando  ásuladoel  <^ura  déla  Parroquia  de  la  Comps&fa  D.  Ilde- 
fonso de  las  Mufiecas:  las  desuñadas  á  Guamanga,  a)  ^oídúo  de  J>.  Ga- 
briel 33éjar,  J),  Mariano  Ángulo  y  D.  Manuel  Hunado  de  Mei|<^sa  natn-r 
ral  de  Santa  fé  de  <k>rrieñte8^  y  acaso,  el  mas  andas  de  los  rsyoluci 
ríos:  el  primero  y  el  últímb  Ineron  reoonooidos  como  brigadieres^  La 
pedición  para  4JtequÍpa  sali^  á  cargo  de  Pun|aoali1M^  eCáyadoá 
cal  de  campo,  Ueymido  de  su  segundo  ú  D.  Vicente  Angálo  graduado 
do  brigadier.  Constaba  de  cinco  mil  hombres,  500  de  ellos  con  fosilt  loo 
demás  con  lanzas,  picas  y  hondas;  numerosa  oabaUerfa  y  piesas  de 
artillería. 

L$  dlTision  de  Pinelo  y  Mufiecas  entrd  á  Pono  el  29  4e  Agosto  en  Tit? 


2'70  Am 

indd&liabeisedeSdOOionado  Ift  goaniíoion,  p9iaé  eLDeflAguajto»  el  XI  40 
Sotíiemlkve  tunando  «Ui  tzeoe  ca&onea  oou  otroa  artícalos  de  guerra;  y 
él  24  ocupó  la  Paz  al  abrigo  de  alborotos  populares  que  incapacitaroa 
alJDDtendente  Marqués  de  valde-hoyos  para  llevar  adelaute  la  defensa 
que  haJbia  empreudido.  £n  el  saqueo  y  sucesivos  tumultos  perecierou 
entáuces  Yalde-hoyos  y  cincuentay  nueve  personas  mas;  entre  ellas- va-, 
rios  jefes.  Guamanga  recibió  con  aceptación  4  la  tropa  condu-cida  po^ 
Béjar  y  Mendoza.  La  guarnición  realista,  anticipadamente  se  liabia 
en&egado  aX  desorden;  y  tanto¡en  dicha  ciudad  como  en  las  otras  xK>bla- 
«dones,  fuoron  depuestas  las  autoridades,  remplazadas  al  instante,  per- 
smiidoB  y  presos  los  españoles. 

£n  Arequipa  el  mariscal  de  camj^o  D.  Francisco  Picoa^  con  el  go* 
bemador  intendente  D.  José  Gabriel  Moscoso  y  el  brigacuer  D.  Pió  de 
Xristan,  luciéronlos  preparativos  que  permitió  el  tiempo  para  veridcar 
su  defensa.  Con  una  corta  fuerza  de  que  pudieron  disponer,  esperaron  á 
Ftunacahua:  éste  los  atacé  y  venció  en  la  Apacheta  inmediata  á  Canga- 
llo, el  9  de  Noviembre  de  1814  entrando  á  la  ciudad  el  10.  £1  Cabildo  que 
con  parte  del  veciudario,  se  adhirió  Á  la  revolución,  ofició  al  Virey  ma- 
nifestándole que  era  indispensable  cesase  una  guerra  tan  contrariada 
por  la  opinión  ptiblica»  Cuando  Pumacahua  y  Ángulo  abandonaron 
Arequipa  retirándose  al  Cuzco,  condujeron  prisioneros  á  Picoac^  y  á 
Moscoso,  quienes  en  la  noche  del  19  de  Enero  de  1815  fueron  pasa£>s  por 
las  anuas  en  dicha  capital.-^  Fi^a«e  JPiooaga,  2>.  I^tmciaco. 

La  causa  de  la  emancipación  con  este  suceso  y  otros  desagrada- 
bles y  escandalosos,  iba  perdiendo  de  su  primitivo  crédito.  Sus  caudi- 
llos se  envanecieron  sobre  manera,  y  cuando  agotados  los  recursos,  se 
apeló  á  exacciones  forzosas  despnes  de  los  donativos  hechos  volunta- 
riamente, empezó  á  advertirse  descontento  en  las  clases  acomodadas. 
Sm  embargo,  el  partido  revolucionario  contaba  con  un  sustentáculo  po- 
<deroso  en  el  clero  y  las  religiones  que  imitaban  al  Obispo  Pérez  Armen- 
daris  en  su  decisión  por  la  Eidependencia:  los  curas  generalmente  la  in- 
«Yocaron  con  entusiasmo.  An^uío  envió  de  emisarios  á  las  provincias  ar^ 
gentínas  en  demanda  de  auxilios,  al  presbítero  D.  Carlos  Jara  y  al  abo- 
gado D.  Jacinto  Ferrandiz:  mas  éstos  no  pudieron  llegar  á  su  destino 
por.hallarse  interpuesto  el  ejército  del  Alto  Perd.  Jara  falleció  en  Are- 
quipa, y  eu  compañero  anduvo  niófugo  en  la  provincia  de  Puno. 

Entre  tanto,  los  conflictos  derTlrey  Abascat  eran  de  muy  serio  carác- 
ter: perdidas  las  provincias  del  Sur  desde  Guamanga  hasta  la  Paz,  care- 
cía de  comunicación  con  el  trab^ado  ejército  del  Alto  Perd,  cuyo  gene- 
ral se  veia  por  su  frente  con  un  enemigo  fuerte  en  cd  territorio  argentino^ 
y  una  insurrección  popular  de  grandes  dimensienes  á  su  retaguardia. 
La  situación  dé  Pezuela  se  agravó  con  el  proyecto  revolucionario  qu6 
descubrió  y  castigó  pasando  por  las  armas  aí.  coronel  D.  Saturnino  Cas- 
tro, natural  de  Ss^ta,  el  vencedor  de  Vilcapugio,  que  sabiéndolos  acon- 
tecimientos del  Cuzco,,  concibió  el  plan  de  proclamar  la  Indef»endencia 
en  el  mismo  ejército.  Pero  Abascal  y  Pezuela  en  esos  dias  críticos  y  de 
inminente  peligro,  dieron  las  pruebas  mas  perentorias  de  su  inteligen- 
eia  y  de  su  elevación  de  ánimo.  £1  Virey  dirijo  una  proclama  a  los 
cuzque&oSj  y  el  Arzobispo  de  Lima  una  pastoral  invitándolos  á  aparttur- 
ae  del  óammo  en  que  se  hablan  colocado.  Estos  interesantes  documen- 
tos prodvgeron  un  efecto  contrario  y  se  miraron  como  un  testimonio  de 
inipotencia. 

Peznela  retirándose  desde  el  cuartel  general  de  Suypaoha  hasta  San- 
tiago deCoti^aita,  envió  una  división  á  cargo  de  su  secundo  el  general 
P.  JuanBanúrez  para  que  arrojase  de  la  Paz  á  los  patriotas  y  viniese  á 


AM  271 

efn  él  Bi^  Peift  Laoomidoiido  Bamiies  er»  difioU  pw, 
demás:  sa  faerm  se  oonipamia  own  toda  de  ciisqme&eBí  ofioiiúídad  y  tnma. 
destínaétes  á  saliyngtr  á  sangre  y  Axego  sn^  país  natal:  mas  el  resultad, 
atxreditó  onan  poderoso  era  entdiioes  el  poder  de  la  disciplina  y  de  la. 
obediencia  militar;  y  cnanto  froto  prcHnetta  á  los  mandones  espa&oles  el. 
atnyso  y  la  ábyeoelon  de  acraellos  militares^  estraHos  todavía  á  todo  sen- 
timtfmto  pieenisor  de  la  libertad  americanak 

£1  mariscal  Bamirez,  batió  á  los  reTolnoionatíos  delahte  del  cerro  de 
Chacaltaya  el  2  de  Noyiembre:  restableció  en  la  Paz  las  autoridades 
realistas,  bizo  lo  mismo  en  Puno  y  signió  su  marcba  sobre  Arequipa. 
Pamacanna  v  Angnlo  sabedores  de  los  triunfos  de  Ramirez,  OTacuaron 
esta  ciudad  el  30  de  Noviembre  y  se  encaminaron  al  Cuzco.  En  su  mar- 
cha dirigieron  á  Ramírez  una  intimación  para  que  depusiera'las  armaS| 
ofreciéndole  salvo  conducto.  También  escribieron  á  algunos  Jefes  y  ofi- 
ciales para  que  se  resolviesen  á  hacer  un  cambiamiento.  La  división- 
realista  fué  recibida  por  una  diputación  que  manifestó  la  adhesión  de 
Arequipa;  descansó  allí  mas  de  m>  días,  y  en  seguida  partió  para  Lampa. 

£n  el  mes  de  Febrero  de  1815  y  en  medio  de  las  copio0as  aguas  de  la 
estación,  buscó  Bamirez,  al  ejército  independiente  que  contaba  600  fu- 
sileros, 37  cañones  y  como  20,000  indios  regimentados  á  pié  y  á  caballo. 
Después  de  algunos  movimientos,  se  trabó  una  sangrienta  batalla  cerca 
de  Mumachiri  y  de  la  mareen  del  rio  de  este  nombre  el  dia  11  de  Mar- 
zo de  dicho  afio.  La  victoria  filé  de  los  espa&oles,  y  no  bien  estuvo  de- 
clarada cuando  Ramírez  hizo  pasar  por  las  armas  a  varios  Jefes,  al  audi- 
tor Melgar  y  otros. 

Pnmacahua  y  Ángulo  fugaron  en  dirección  al  Cuzco:  al  primero  lo- 
aprehendió  f¿  paisanige  de  Maranganí,  y  presentado  á  Ramírez  sufirió 
en  Sicnani  la  pena  de  muerte,  llev&dose  su  cabeza  á  la  capital.  £n  ella 
al  punto  se  tramó  una  reacción  para  templar  la  saSa  def  vencedor,  y 
como  estállase  el  18  de  Marzo  aclamando  al  Rey,  los  Ángulos  tuvieron 
que  huir  precipitadamente.  Intentaron  volver  al  Cuzco  con  dos  caño- 
nes y  alguna  gente  que  les  acompañaba,  mas  esperimentaron  el  desen- 
gaño de  ser  rechazados:  la  ciudad  pertenecía  ya  al  bando  realista  que 
revivía  Á  la  sombra  de  su  victoria  con  el  furor  de  la  exaltación  y  de  Isk 
venganza. 

Había  sonado  para  los  Ángulos  labora  del  infortunio,  y  no  podían  lu-» 
char  con  el  poder  del  destino.  Fueron  aprisionados  por  los  vecinos  de 
Zurito,  y  consecutivamente  entregados  á  merced  de  Ramírez,  corriendo 
igual  suerte  D.  Gabriel  Bejar,  Becerra,  Rosell  y  algunos  mas.  Por  un 
lado  enirában  á  la  ciudad,  y  por  el  opuesto  los  que  conducían  la  cabeza* 
del  desgraciado  Pumacahua.  Reunióse  un  consejo  de  guerra  que  sin  res- 
peto á  formas  judiciales  ni  tramitaciones,  espidió  muchas  sentencias. 
£1 29  de  Marzo  de  1815  murieron  fusilados  D.  José  y  D.  Vicente  Ángulo 
y  D.  Gabriel  Béjar.  Él  mismo  trágico  fin  cupo  á  algunos  otros  inoavi« 
dúos.  D.Mariano  Ángulo  pereció  en  aquella  división  que  operó  en  Guan. 
manga  con  Béjar  y  Hurtado  de  Mendoza.  Éste  fué  inmolado  por  su  mis- 
ma tropa  á  órdenes  del  caudillo  Pacatoro  que  se  unió  á  los  realistas,  con 
motivo  de  la  noticia  del  contraste  de  Humachiri.  La  capital  del  Cuzcq 
había  esperimentado  en  1814  todos  los  males  que  la  guerra  civU  ofrece 
en  su  violento  desarrollo;  y  en  1815,  conmovida  y  aterrorizada  con  el  su- 

Íílicio  dePicoaga,  Moscoso,  los  Ángulos  j  demás  víctimas^  vio  repetirse* 
a  horrible  escena  de  Tupac-Amaru  y  su  infortunada  familia. 

Otro  hermano  de  los  Ángulos  que  era  presbítero  estuvo  preso  enton- 
ces pon  el  prebendado  D.  francisco  Carrascon  y  multitud  de  vecinos  del 


27^  AÑ6 

Cctfoo.  AtfOAl  fué  MBÜtidd  á  fi^psüi^  doaSte  liMívit  oiOo  éeéir,  ^pto  I9 
oefifii^tord^Sey  dándolo  oskatoea  éloovo  dowiade  las  ostodnies» 

belsrtíeiil&BMBives  ée  Oiooeo,  D.  JhuMt  damos  mw  praü^oB  daáoB 
de  oaottmpiAa  y  bsüáUas  en  la  Ptes  y  Homaofairi;  y  de  faw  ejeoaeioiUB 
quede  su  ófden  se  Móoion  en  él  Ctaea  y  o4roa  pmbos» 

Leee^paAoles esk  sus  peiiódieos  y  ann  en  domunentoa  oftQÍale&  enea* 
laron  mnltitad  de  notictas,  mas  e»||^rodaa  y  otsaa  íalaas  oon  el  obMm 
dedosaoieditary  aunUeoardeiidíoiüoáloa  Angolés  y  densas  eandule» 
da  la  veyelasioii  de  1814.  Beeiaa  i^m  Fiunaoaliaa  se  denominaba  Inca  y 
MBxqfléñ  del  Pera,  y  qna  lee  Anffoloa  se  kabian  hecho  leooaoeer  en  los 
mas  sateyádoa  vaAgoe  suUAases»  Stqlifcidose  D.  Vicente  conde  de  laBa- 
tv^la.  No  podemos  aftrmar  cosa  alguna  en  oUantoá  los  ezesoe  de  que  les 
aensabao:  y  slUen  es  cierto  qp»  áu.  Jesé  Ángulo  se  le  daba  el  dictado 
de  capitán  ffeBheral9,probabIeiBiente  lo  adquirió  en  las  reuniones  popula^ 
íes  prea&dkSis  por  el  Cabildo  y  Corporaciones  del  Cuzco.  Su  casaca  ri- 
eamente  bordada  la  ^ivió  Banúrez  al  Yirey  Abascal  con  él  mamífico 
estsAdarte  de  la  seyolucioin  destiaado  á  la  islesia  de  Santa  Bosa  deXiima. 

£n  una  gran  banda  que  usaba  ioigulo  seieia  cata  inscripeion: 

"  En  láminas  de  oro,  no  de  bronce, 
Imprime  |Qh  Feral  tu  libwtad: 
Bn  que  del  Cuzco  sola  su  lealtad. 
Te  puso  Soma  el  mundo  hoy  reconoce." 

ir  en  la  orla  del  escudo  bordado  en  la  misma  banda^  ia  leyenda  8¿^ 
Ipaiente; 

'^  Tiya  ^  yáleroso  restaurador  de  la  Patriad 

Pe  la  religión  defensor,  y  terror  de  los  litfustos  nti^gistrados.'' 

Bemitímos  al  lector  al  artículo  González,  D.  Vioente,  teniente  eoronel 
del  re^ÜDodento  de  TalaV^^  en  cuanto  á  las  operaciones  que  éste  dirigid 
en  las  proyincias  de  Guancayelica  y  Ouamanga,  y  batallas  en  que  derro* 
i¡6  en  Huanta  y  en  Katará  con  gran  mortandad,  a  la  columna  que  senm 
4cdamos  dicbo,  saUó  del  Cuzco  para  propagar  la  reyolucion  en  aqueuos 
t^ritorios,  bsjo  el  mando  de  u.  Gabriel  JSéJar^  D.  Manuel  Hurtado  de 
Mendoza  y  D.  Mariano  Ángulo. 

También  en  el  artículo  González,  D.  Frandsco  de  Paula,  coronel  4 
intendente  de  la  proyincia  de  Puno,  se  encontrará  noticia  de  otros  so.- 
tiesos  posteriores  y  de  los  escandalosos  actos  de  crueldad  que  cometid  en 
la  persecución  de  diferentes  caudiBos  ^ue  aun  continuaron  haciendo  la 
guerra  áloe  espallcles  en  aquel  territorio. 

Un  decreto  del  Congreso  de  la  República  de  6  de  Junio  de  1833  declarS 
beneméritos  á  la  patnaá  los  peruanos  IJbátde,  Agnilar  yPnmacidiua^ 
comprendiendo  también  á  IX  Vicente  Ángulo,  mas  no  á  sus  hermanos  ni 
á  los  demás  caudiUoe  de  la  reyolucion  de  1814.  £n  ese  decreto  se  mandó 
^'  borrar  de  cualquiera  piarte  del  territorio  todo  padrón  que  infamase  la 
^'  memoria  de  aquellos  indiyiduos,"  sin  duda  porque  en  las  sentencias 
en  que  fueron  condenados,  hubo  alguna  particnlaridad  en  ese  sentido. 
$e  dispuso  así  mismo  "  que  sus  nom&es  se  colocasen  á  la  par  de  los  mas 
"  celosos  defensores  de  la  IndependencíSH.'' 

No  debemos  poner  término  á  este  artículo  sin  unir  á  él  la  nota  en  que 
oficialmente  participé  B.  José  An^o  al  Yirey  el  cambiamiento  de  3  de 
Agosto  de  1814.  Este  documento  de  suyo  importante  como  la  respuesta 
de  Abascal,  pone  de  manifiesto  el  carácter  que  se  dio  á  la  reyolucion  en 
su  origen  y  antes  de  que  diesen  principio  las  hostilidades.  Be  su  tenor 
resulta  que  el  nueyouobiemo  erigido  en  el  Cuzco,  aseguraba  conseryar 


ANG  27á 


BM  4el  Viray.  &to  ninufc  Mod»  ae  «goió  ea  difimutes  oíndades  dé 
AmáMkm  y  «i  ae  tono  por  iniiteeiMi  en  «i  €0100,119  bay  dadada  ^ne  jTaé 
«onl»  mim  de  «donáeoer  l*4Mrtoiidad  del  Yiseír  jr  gftiuff  tiempo  |mm» 
lobastooerl»  reyolaeioB,  luMSflrprqpentíyos  de  aeuaeay  propagaila  eá 
eteae  pviñriiieiM. 

*  '^lÁidlA^lftie*  deV.E.  Boignons  eñe  la  obedieneia  deloé^lh 
blos  y  de  la  nena  armada  ^lae  loe  reggaaraa^  no  puede  oonaervane  lai^ 
W  tiempo,  si  a^aellos  Ao  ema  péñoadidee  de  la  jnstifieaelon  ▼  leotí* 
iaclde  me  astoridadea  j  abigUIradee  ^ae  loe  gobieraaa.  laa  eiadad  del 
Cnaoo  se  hallaba  eabalmente  ea  esta  altoaeloa  y  la  aventón  á  loa  go« 
beananPtéa  por  aoa  lÉÉltipaoadaa  arbitrátiedadea  6  ii^natloiaa,  ae  battia 
j^ropig;ÍidOlMade  lea  primeroa  eiadadanoa  baata  la  Ínfima  plebe,  la  oaal 
eatanA  tambiea  qacfeaa  por  loa  firecaéntea  déaAeatOe  y  Tejimenea  con 
qae«ta  laübüafta  diariamente  por  Tarioa  enropeea  aamAolea  en  loa  por* 
tafteé  y  pkoaa  pAbüMa»  deade  la  aeiaga  aoehe  del  5  de  Noviembra  ea  qae 
ae  derramó  'maeha  aang^re  iaoeeate,  a%aa  Y.  B.  ae  halla  iadiyidnalmeate 
informado  por  loeaatoa  déla  thatariai 

*  **  Toda  eata  proviaeia  marmnraba  tambiea  en  uleaeió  del  deapreóio 
eon  qae  ae  trataba  i  laé  leliqaiaa  de  ana  hyoa  reatitaidoa  é  aa  paia  aa^kal| 
deepaea  de  haber  dejado  laa  cadáyerea  de  aaa  compa&eroa  de  anaaa  ba¿ 
cinadea  en  lea  campea  de  batalla;  y  aaa  macho  nua  de*la  miaeriaea  qae 
qaédabaa  loa  anea,  de  la  horfimdad  de  etroa,  de  la  mnltitad  de  vlndaB  y 
del  tríate  eepeetSoalo  de  fiyililiaé  deaohidaa.  BaaaTalientea  aoULadoo 
qiie  tantaa  véoéa  ae  habiaa  eoranade  de  gloria  ea  aervície  del  aaftor  D-. 
Femando  YU,  ftiwéa  iahamaaameate  tratados,  abatidoa  y  viUpeadia- 
dos,  por^pie  la  anorte  de  laa  anaaa  ae  lea  fávorecid  ea  la  jocnada  de 

**  iMia  dadad  y  ááte  eaartel  oMiaa  JM^dt  meraeido  la  oonaideraeioa 
de  Y.  B.  ^^Sara  áer  ¿atadoa,  ao  solamente  con  jaaticia,  aino  ana  con  carífioe 
|»ere  al  ver  qae  Y.  S.  harto  molestado  coa  loa  recaíaos  coatra  el  omeí 
<kJbtélrBo  del  aellor  brisadier  D.  Martin  Ooaoha,  sin  conocer  el  carácter 
personal  del  líarqnés  Se  Yalde-hojosy  d  preocupado  con  los  aiaiestroa 
ilbfdtfiáéadblaa  aatígoaa  aotOHdadés^  diéattnaba  á  éste  para  ieíe  político 
de  esto  proyiilcii^  no  pado  ver  aia  espaato  qae  se  premiase  de  esto  modo 
ea  'feiega  obediencia,  4ns  laigos  servicios,  y  los  copiosos  arroyos  de  san'- 
^ve  derramados  én  servicio  de  la  nación  y  del  sefior  D.  Femando  YII. 
£1  Marqués  de  Yaide-hoyos  se  ha  hecho  célebre  ea  esta  época  calamito- 
ea  por  las  providencias  mae  despóticasy  por  los  procedimientos  mas  aba- 
samos en  Justicia  yea  pohtioa;  á  Y^K.  mismo  na  desobedecido,  y  son 
demasiado  notorias  en  esta  América  las  detorminaciones  anti  oonstita'* 
cionales,  tomadas  apesar  de  Y.  £.  y  hollando  su  alto  respeto^  contra  el 
4Dontador  de  las  eiyas  nacionales  de  la  ciudad  de  la  Paz,  contra  muchos 
particulares  y  contra  todo  el  vecindario  de  £a  misma  ciudad.  Las  reda- 
maciones hechas  de-ésta,  elevadas  á  Y.  £.  habian  producido  el  deseado 
efecto  de  que  se  le  separase  de  aqueUa  intendencia;  pero  ciertamente  no 
merecía  el  Cuzco  €^ne  se  le  trasladase  aquíf  y  que  se  abusase  hasta  tid 

Einto  de  su  sufrimiento  y  paciencia.  Atestigpia  la  iama  pública,  que  el 
arques  de  Yalde-hoyos  es  un  temerario  invasor  de  la  hacienda  ae  loa 
particahirea,  de  la  libeHad  civil)  de  la  aegúridad' in^vidual,  y  que  no 
tiene  tOaa  pnncipioadejuaticia 'que  los  que  le  dicta  su  atroz  poutíca.... 
'*  Yo  me  hallaba  preso  en  un  calabozo  do  esto  Onarftd  Juntamente  con 
!>•  José  Gabriel  Beiar  y  D.  JManuel  Meiidois%  calnomiadoa  por  loa  des*- 

35 


274  ANQ 

gnioiadoB  y  (sangiienfoB  sooesoa  de  9  de  OetiA>fe  y  &de  NeTÍembze  del 
afio  anterior:  á  las  dos  de  dieha  ma&aoft  estayo  á  nnestea  dl^osioion  to- 
da lafnerza  armada  de  este  cuartel,  aelamiSiidoine  por  su  eomaQdaata 
general:  á  las  cf&atro  de  la  misma  maflait»  se  haUaban  ya  detenidas  en 
este  eoartel  toda»  las  autoridades  y  algunos  españoles  europeos  disoolos, 
que  se  hábian  acarreado  la  pública  detestación,  dejando  álos  demás  en 
el  reposo  de  sus  erntrn*  Sucedieron  algunos  desórdenes,  robos,  insultos 

ane  no  estirvo  en  mi  mano  evitarlos;  pero  tengo  la  satisiaccion  de  tener 
I  bonor  de  participar  á  y.£.que  no  se  derramó  una  gota  de  sangre,  I0 
cnaL  no  bnbiese  sucedido,  si  dqjo  en  libertad  á  Los  seZiores  que  todovÍA  se 
baUan  detenido»  en  este  cuartel  con  todo  el  decoro  que  permiten  las 
circunstancias,  mas  bien  por  precaverlos  de  las  asecbanzas  de  los  qoe^ 
josos,  que  ]por  inferirles  el  menor  v^ámen. 

«  Inmediatamente  exitó  á  las  corporaciones  á  que  nombrasen  un  jefo 
político  baciendo  dimisión  en  sus  manos  de  la  Comandancia  milit^fcr  que 
tuvieron  á  bien  confirmarla.  Después  délos  mucbos  altercados  sobre  si  el 
^efe  político  seria  uno,  ó  se  formaría  una  Junta  de  cinco  ó  tres  indivi- 
duos, que  copulativamente  reuniesen  todas  las  atribuciones  del  Jefe  po^ 
lítico  con  arreglo  ala  constítucion  y  leyes  posteriores  de  las  cortes  sobe- 
ranas, convinieron  finalmente  en  que^  como  las  apuradas  drounstaaeias 
ezi^^ían  preservarse  de  toda  corrupción  que  pumese  aventurar  el  reoo- 
ñócimiento  á  la  autoridad  de  las  cortes  sobenuias.  á  la  de  nuestro  ama-' 
do  monarca  el  seftor  D.  Femando  Vn,  á  la  de  la  Begeneia  del  reino  y  á 
ia  inmediata  de  y.  £;,  se  nombrasen  tres  individuos,  cuya  elección  ror 
eayó  por  pluralidad  absoluto  de  sufragios  en  los  seOoies  brigadier  D«. 
Mateo  Qarcia  Ftimacabua,  coronel  Dr.  iJ.  Luis  Astete  y  teniente  coronel 
D.  Juan  Tom^  Hoscoso;  personas  conocidas  por  su  bonor  y  demás  pren- 
das que  les  ban  acarreado  la  aceptación  general,  y  que  son  incapaces  de 
la  mas  pequeña  corrupción. .«« ..« 

*^  Sin  embarco  de  la  fatalidad  que  parece  dirige  las  convulsiones  po- 
pulares, todas  Jas  corporaciones  de  esta  ciudad,  kb  tropa  armada^  el  pue- 
blo en  general,  ban  ratificado  solemnemente  la  observancia  de  la  cons- 
titución política  de  la  monarquía,  la  fidelidad  á  nuestro  amado  monarca 
el  señor  í>.  Femando  Vil,  á  las  cortes  soberanas  y  á  la  serenísüna  Be» 
geucia  del  reino. 

**  Por  mi  parte  protesto  á  V.  £.  b%jo  mi  palabra  de  bonor,  que  no  ába^ 
saré  jamás  de  la  situación  en  que  la  divina  Providencia  me  na  puesh^ 
á  pesar  de  mi  demérito,  y  de  baberme  bailado  peco  antes  sepultado  eq? 
un  calabozo:  que  no  t<MGaar6  venganza  alguna  de  mis  antiguos  opresores: 
que  los  pondré  en  libertad  oportunamente,  y  de  acuerdo  con  el  Uobiemo 
político,  y  con  la  cautela  conveniente:  y  daré  cuenta  por  medio  de  Y.  E^ 
de  mis  procedimientos  á  las  cortes  soberanas  y  á  la  serenísima  Began-^ 
cia  del  reino,  cuyas  determinaciones  espero,  del  núsmo  modo  que  las  de 
y.  £j.,  de  cuya  sabia  política  me  persusfdo  no  confundirá  la  sedición  con 
la  sublevación:  juzgará  con  equidad  á  estos  pueblos  largo  tiem^  opri-- 
midos  por  sus  magistrados;  y  me  comimicará  todas  las  prevenciones  y 
órdenes  que  estime  oportunas  para  la  tranquilidad  v  felicidad  de  esta 
provincia,  sin  cbocar  las  opiniones  comunmente  recibidas,  ni  dar  már^ 
gen  para  que  continúen  las  quejas  de  estos  pueblos  de  que  los  america- 
nos se  bailan  eseluidos  de  kis  empleos  por  un  plan  sistemático  de  todos 
los  gobiernos. 

"  La  organización  de  las  salas  de  la  Audiencia  constitucionai  de  esta 
provincia,  es  de  la  primera  atención  de  y.  E.  por  la  renuncia  Jurada  que 
han  hecho  los  antiguos  señores  ministros  de  ella,  á  ezepcion  del  señor 
D.  Manuel  yidauíze,  que  se  ocultó,  que  no  quiso  aceptar  el  Qobiemo  ^o** 


AN6  275 

Iftioo,  y  qne  últiauuneiite  se  ha  aosentado:  para  estos  destinos  recomien- 
do á  v.  £•  ¿  los  abofados  de  esta  ciadad,  que  después  del  trabajo  de 
mnehos  a&os,  no  snelen  tener  otra  recompensa  que  la  miseria  y  des- 
dicha. 

''  Para  complacer  la  mnchedomlnre  he  estado  dictando  todas  las  pro- 
▼idencias  ben&eas  á  la  provincia,  y  qne  están  en  la  esfera  de  las  atribu- 
ciones de  nn  comandante  militarj  ^  en  las  qne  no,  he  estado  exitando  á 
las  respeotiyas  corj^raoionea.  Mi  situación  es  bien  apurada,  j  le  protes- 
to á  Y.  £•  qne  quisiera  volver  á  mi  calabozo,  porque  la  sanidad  de  mis 
intenciones  no  puede  ver  con  indiferencia  hombres  angustiados:  y  las 
mas  veces  me  hallo  precisado  Á  reoífoir  el  impulso  de  las  convulsiones 
civiles. 

'^  lios  principales  partidos  han  reconocido  á  esta  Comandancia  gene- 
ral, y  en  algunos  se  espeo»  que  los  espa&oles  europeos  alarmen  los  pue- 
blos, y  ha^^an  preparativos  hostiles:  lo  que  me  será  muy  sensible,  pues 
serán  victimas  de  su  imprudente  celo,  porque  el  eutasiasmo  es  demasia- 
do general,  y  hay  muchos  soldados  ejercitados  en  las  campañas  del  Alto 
Fesá,  y  que  apetecen  la  guerra  como  nn  estado  peculiar  a  su  profesión. 

''  He  circulado  un  maoifiesto  abreviado  á  todos  los  señores  Intenden- 
tes, y  á  los  Ayuntamientos  de  las  capitales,  dándoles  parte  del  verdade- 
ro estado  de  las  cosas,^  e;feoto  de  que  no  crean  al  Cuzco  en  sublevación 
y  que  tal  ves  quieran  imitar  un  ejemplo  que  no  se  les  dá,  y  que  está  muy 
distante  de  coa^pvar  este  noble  y  nel  vecindario,  á  cuyo  nombre  y  al 
mió,  hago  á  y.  £.  esta  abreviada  esposicion  como  a  primer  jefe  del  Rei- 
ne, esiierando  sus  superiores  v  justificadas  órdenes.'' 
Dios  guarde  ií  Y.  £.  muchos  años. 

Cuartel  general  del  Cuzco  y  Agosto  13  de  1614. 

Ji^  Ángulo. 
JBxomo.  señor  Marqués  de  laConcordi%  Virey  del  Beinp  del  Perú. 

COKTESTACION  DEL  VUtST. 

£1  oficio  que  U.  me  dirige  con  fecha  de  13  del  pasado,  manifestaudo 
aá  o<Miducta  em  el  suceso  de  la  noche  del  2^3  del  mismo,  está  fundado 
jen  muchas  equivocaciones  que  no  están  del  todo  bien  avj^nidas  las  unas 
con  las  otras.  ]Sl  Tribunal  de  Justicia  y  el  juez  politJLco  militar  de  esa 
«iudad  desempeñaban  mal  sus  empleo^  como  U.  diee:  y  si  han  sido  tan 
maUaratados  los  vecinos  de  ese  pueblo  ¿en  donde  están  las  quejas  que  se 
han  dado,  ni  las  representaciones  que  se  me  hau  hecho  para  dictar  las 
providencias  oonvcnientesT  Si  la  noche  del  3  de  Noviembre  del  año  an- 
terior fué  aciaga  para  esa  ciudad  por  la  muerte  do  tres  ó  cuatro  amoti- 
nados ¿quién  ha  causado  esta  desgracia?  Si  U.  y  sus  compañeros  se  ha- 
llaban presos  en  el  cuartel  por  sospechas  de  motores  de  él  ¿á  quién  pue- 
den atribuirlo?  Acaso  los  que  mandan  están  puestos  para  permitir  se- 
niqiantes  desórdenes,  ó  para  evitarlos,  valiéndose  de  la  fuerza  cuáudo  no 
son  suficientes  las  persuaciones?  iEn  dónde  está  el  desprecio  con  que  U. 
diee  se  han  tratado  las  reliquias  de  la  acción  de  Salta,  paos  todos  aque- 
llos que  en  virtud  del  Juramento  prestado  al  Gobierno  do  Buenos  Aires 
se  quisieron  regresar  a  sus.  casas,  á  ninguno  se  le  puso  embarazo,  y  los 

2ue  con  mejor  acuerdo  se  quisieron  incorporar  al  ejército,  se  les  ha  aten- 
ido de  modo  que  hay  alguno  que  desde  entonces  ha  tenido  dos  ascen- 
sosf  U.  mismo  ha  logrado  antes  de  aquella  desgracia  los  que  debía  te- 
ner muy  presentes  para  no  haber  incurrido  en  la  nota  de  ingrato,  si  es 
que  lo  sea.  Dice  U.  que  sin  conocer  el  carácter  personal  del  marqués  de 
Valde-hoyos,  ó  preocupado  de  siniestros  informes  de  las  antiguas  auto- 


276  AN6 

...  '     • 

ridades  lo  destinaba  para  Jefó  ptílftíoo  de  esa  p!r(nriIleil^  -pero  iK^  sdfo  I» 
he  conocido  y  tratada  peraonaunente  en  la  peninsnla  y  en  eerca  dé  iñi 
afio  que  residió  en  esta  plata,  atoity  ene  teidéndole  por  uno  de  loé  ma» 
ilustres  americanos,  tanto  en  lo  militar  eomo  en  lo  político,  le  envié  é 
la  Faz  con  bastante  disgusto  8070,  y  por  lo  bien  que  se  .xM»Í6ea  aíquel 
Gobierno,  baUándome  en  la  neoesidíha  de  remoT^r  al  sefior  Conolia^  le 
nombré  jiara  sncederie;  y  la  pmeba  de  este  aserta  es  una  patética  lepre^ 
Hentacion  de  los  Te<»nos  de  mejor  nota-de  la  Pat,  soplioandome  que  n(ik 
lo  retire  de  aqnel  mando,  porque  no  po^ré  eitoeatrar  otro  que  lo  desem* 
pefie  como  él;  cuya  rerdad  solo  la  podrtfn  contradecirlos  ptearos  de  ma* 
la  vida  y  costumbres  á  quienes  ha  sabido  tener  á  raya.  Otra  impostar» 
Hemcjante  es  la  que  dá  a  entender  que  el  marqués  de  Valde-boyoe  tmna* 
ba  el  dinero  de  las  carta-cuentas  con  pretesto  de  enviarlo  al  ejárcito  pa- 
ra quedarse  con  él;  pnes  siempre  lo  na  librado  contra  estas  c%fae,  y  él 
intendente  de  ejército  me  participaba  haberlo  recibido  integramente. 
No  me  detengo  en  otros  pfurticnl¿es  que  U.  ále^a  arbitranamente.  ni 
en  la  mala  iui^igeiicia  que  dá  á  algonos  artieuios  de  la  oonstítnoion^ 
pnési  al  cabo  venaremos  a  parar  en  que  sí  ha  pecado,  y  Terdadraraonenté 
He  halla  arrepentido,  es  dignado  censideraeion,  como  igttálmente  lo  es  ^ 
modo  con  que  ha  sabido  contener  en  lo  posible  el  des<Men  que  podo  ha- 
ber causado  la  esplosion  del  levantamiento  de  la  tropa,  y  el  <Men  con  qoe 
ba  sabido  mantenerla  y  conservar  al  pueblo  sin  los  estragos  que  son  eon*. 
ftiguientes  en  semejantes  casos,  para  enya  eontisaaeic»  1»  sido  muy 
oportuna  la  Jntita  piolítica  gubernativa  por  los  tresrecemendaHe»  «age- 
tos  en  quienes  ha  recaído  la  eleecicMi,  ^enes  intereséndose  áiftTor  de 
Ü.  con  especialidad  el  setU>r  coronel  I>.  Xjnis  Astete,,  junto  con  mi  inva- 
riable propensión  á  la  lenidad  áaftes  de  emj^ear  la  ftwraa,  me^  tienen  de- 
cidido no  solo  á  indultar  á  todon  los  que  han  tenido  parte  en  el  sneeso^ 
»ino  á  proporcionar  á  U.  la  decente  y  cémoda  colocación  á  que  aspire^ 
siempre  que  deponiendo  las  armas  y  entregando  el  mando  militar  y  po- 
lítico Á  la  persona  caracterizada  de  ese  iiMsmo  país  que  yo  el^ja,  ponea 
eu  libertad  $  los  magistrados  y  europeoe  qne  sin  causa  m  formalidad  de 
Juicio  se  bailan  presos,  en  la  inteügeneia  que  no  residen  en  mí  faonlta- 
iles  para  privar  ú  los  primeros  de  sos  em^Meo»,  ni  míenos  la  de  nombrar 
oíros  en  su  lugar. 

filando  mi  representación  ha  sido  muv  inferimr  á  la  que  en  el  ^fia  me 
roiideeora,  no  he  sabido  ^tar  Jjamás  en  lo  mas  mínimo  á  mí  paíálNra;  y 
estoy  .mucho  mas  distante  de  incurrir  en  el  día  en  semejante  flaqnesa 
opuesta  Á  los  verdaderos  sentimientos  de  nn  caballero,  homlwe  de  Dien„ 
y  rcvtñtido  de  los  altos  empleos  $  qne  me  ha  elevado  la  providencia^ 
(;on  cuya  protesta  puede  Ú,  caminar  seguro  de  qae  no  podré  dejar  do 
éiimplir  lo  que  prometo,  bajo  las  calidades  que  le  propon^ 

Sentiré  mueho  que  á  la  gente  armada  de  esa  provincia  i^ntrodneída  ei^' 
ól  partido  de  Andahuaylas,  le  suceda  nn  txab%|0  con  la  tJpopa  drt  regí- 
¿liento  de  Talayera  préxima  H  llegar  á  Gnamanga^  epno  sncedertf  iixe- 
üiedíablemente,  m  110  se  retira  con  tiempo  de  aquel  territorio» 
Dios  guarde  á  U.  muchos  aSios. 

Lima,  Setiembre  2  de  18Í4. 

El  MarguA  áe  la  Ctmoordik^* 

AD.  JoséAngnlOk 


PT^v^rawn 


La  circular  de  D,  José  Ángulo  á  las  autoridades  de  las  provincias  áék 
A'ireiui^to  del  Perú  fiié  del  tenor  siguiente:  ''Como  los  mmores  popula- 
ren Hueicti  desfigurar  los  hechos  sencillos,  creo  propio  de  mi  deber  míér^ 
mar  á  vuestra  sefioria  brevemente  de  los  acaecidos  en  la  maflana  d^  día 


éM  277 

3  Oel  preaentoy  en  qae  la  divina  FkeYidoada  poe  sm  oenlÉM  JUirignim 
piiao  á  mi  dispoflielon  laa  amiaade  esto  poaxtSkf  que  ve  aclamó  por  ta 
comandante  genenU^  nombramiento  confirmado  unténtteanMnto  por  to* 
das  las  coipoitieionefi  ecleaiásticae  y  eivilee.  Laa  antiguas  antoradades 
que  ae  habían  acarreado  la  oommr  datostaeion  pee  las  inftaoeiones  da 
laa  leyes  de  la  oonstítacion  política  de  la  monar^dm  y  de  las  v^||;las  da 
la  justicia  primitiva,  íneron  depuestas  ákHuk  mallaaay  t  detonidas  en 
este  ouartol  en  ^ne  se  ma^tieneai  mas  bioi  con  el  oljeto  de  preeayer  sos 
personas  délos  insultos  de  algunos  mal  intencionados,  que  con  el  de  int 
ferirles  el  menor  v€||ámen;  pues  esta  reyolncion  pandal  tiene  el  earáoteF 
original  de  no  habente  dernunsdo  una  gota  de  sangre,  y  de  haberse  hcr 
eho  4son  arreglo  á  las  leyes  fundamentales  de  la  monaxquía.  IKigo  con 
arreglo  á  las  leyes  fundamentales,  porque  el  articulo  856  eoncede  acción 
popular  contra  los  magistrados  y  jueces  inficactores  de  las  leyes;  y  como 
esfia  acción  fuese  casi  imposible  intentarla,  según  los  trámites  mrenses 
fOT  la  distancia  en  que  se  halla  el  gobierno  superior,  se  biso  el  pueblo 
jnstieia  por  sí  mismo  en  aquellos  primeros  momentos  en  que  la  fiíttali- 
dad-dirige  las  convulsiones  políticas.  8in  embargo  de  que  estas  mismaa 
aDtíffuas  autorídades  rae  haoian  sepultado  muchos  meses  en  un  ealalio? 
ao,  &l  caal  he  salido  á  mandar  las  tropas,  mi  conuMHi,  mas  cristiano 
que  el  de  aquellas,  ha  olvidado  todo  resentimiento:  y  sin  quever  imitu 
su  ejemplo,  solo  he  tratado  de  la  observancia  de  las  leye^  l|s  exitado, 
y  he  convenido  gustosameuto  opn  las  corpoiatáoaas  que  se  nembre  un 
gobierno  con  to&s  las  atribuciones  del  Jelfe  poUtíco^  pero  que  ésto  sea 
siempre  distinto  del  eomañdañto  de  las  aiínas  en  soñqnnnidaa  al  artlenv 
lo  5?  capitulo  3?,  de  la  instrucción  sancionada  por  las  cortes  soberanas 
para  el  gobierno  econdmico  de  las  provincias.  Y  aanqne  debiese  recaer 
en  uno  solo  el  nombramiento  de  Jefe  político,  sin  embar|po  como  las  ae- 
taales  cirounstaneias  exy en  preservarse  de  toda  corrupción  que  podiese 
aventurar  y  compróme  tor  el  reconocinuento  á  la  autondad  de  las  cdrtea 
soberanas^  á  la  de  nuestro  amado  monarea  elseU^er  J},  Femando  VII 2^  á 
la  Begencia  del  reino,  fué  el  voto  ^neval  que  fuesen  á  lo  menos  tres  iut 
dividnoB  pu»  que  así  fuera  mas  difícil  la  corrupción:  la  cual  está  muy 
distanto  de  introducirse  en  los  recomendables  se&ores  origadier  D.  Ifateo 
Garda  Pumacahua,  coronel  D.  Luis  Astote,  y  toniento  coronel  D.  Juan 
Tomás  Hoscoso,  que  fueron  nombrados  por  pluralidad  absoluta  de  sn« 
ftagios. 

"  Consignientemento  se  halla  ratificada  solemnonento  la  constitución 
polítioa  de  la  monarquía,  la  fidelidad  á  nuestro  amado  monarca  D.  Fer- 
nando YU  á  las  fiértos  soberanas,  y  á  la  seronisima  Regencia  del  roino. 
Las  relaciones  legales,  comeroiales  y  políticas  con  las  provincias  limí- 
trofes se  observawi  uniformemento  por  todas  las  c<»poracionesde  esta 
capital  y  BUS  partidos,  con  entsra  soni(»midad  á  los  reglamentos  y  leyes 
promulgados  pox  las  c^^rtes  soberanas  de  cuyo  solo  cumplimiento  se 
trata. 

''  Por  esto  bosquejo  conocerá  la  penetración  de  vuestra  seOoria  que 
ea  la  realidad  no  ha  sido  variación  de  gobierno,  sino  variación  de  gor 
bemantes  que  abusaban  de  la  autoridad;  que  esta  Comandancia  |^eial 
y  los  sefiores  que  componen  el  gobierno  político  siguen  pqr  incbnaeion 
y  por  sistema  las  invariables  reglas  de  la  equidad  ^  de  la  justicia;  y  que 
los  sucesos  del  dia  3  de  Agosto  son  un  nuevo  testimonio  al  inundo  y  á 
la  posteridad,  que  en  paises  remotos  y  préximos  obliga  mas  la  josticii^ 
qué  la  fuersEa,  y  que  la  obediencia  délos  pueblos  se  asegura  mejor  con  Isb 
equidad  qué  con  el  despotismo. 

f*  Así  puedp  vuestra  sefioria  sin  tomor  alguno  entendane  con  estiHKh' 


278  ANB 

f^if^n^ajnádík  gcügnX  j  €011  el  gobiemo  poUtioo  en  todoe  loe  negocios  tela^ 
ÜTOB  ftl  onmpliiiiieiito  de  las  leyes  j  al  lestábleeimiento  de  esas  provin- 
oías  deaoladae* 

**  Dov  eoenta  de  mis  proeedimientos,  del  mismo  modo  que  el  gobier- 
no político  á  las  cortes  soberanas,  á  la  regencia  del  reino,  cayas  deter- 
minadones  espero  y  al  £xcmo.  sefior  Yixey  del  reino,  cuyas  proyiden- 
cías  se  enmplirán  con  arreglo  á  las  le^es. 

**  81  algona  de  esas  personas  poseídas  de  egoísmo  y  nutridas  con  las 
^áiTimao  de  la  bárbu»  tiranía  coníondiendo  la  sublevación  con  la  sedi- 
ción, osasen  tomar  aunas  contra  esta  provincia  y  ciudad,  entonces  haré 
el  uso  conveniente  de  la  respetable  fáerza  armada  que  la  Providencia 
ha  puesto  á  mi  dirección,  v  emplearán  justa  y  dignamente  los  valerosos 
onzquefios  su  conocido  esmerzo,  su  actual  entusiasmo,  y  los  conocimien- 
tos militares  que  han  adquirido  en  los  campos  de  batalla. 

^*  Espero  de  vnestra  sefioria,  despreciando  las  complicadas  y  chocan- 
tes especies  que  suelen  esparcir  los  apologistas  del  despotismo,  sola- 
mente dé  crédito  á  las  noticias  oAciales,  y  que  cooperando  á  la  común 
feUcidad,  me  comunique  las  prevenciones  que  sean  conducentes  á  ell% 
aun  cuando  sea  necesaria  al^nna  espedioion  militar,  para  lo  cuál  le  po- 
dré mandar  ú  vuestra  se&ona  algunos  oficiales  de  pericia  y  valor  ejerci- 
tado, soldados  bien  diaeiplinados,  armas  v  pertrechos  de  cao^palia. 
''  Dios  jgnarde  á  vuestra  sefioria  muchos  a&os. 

**  CnarteT general  del  Cuzco,  U  de  Agosto  de  1814. 

SOBOE  D.  Manuel  Quimper,  €k>bemador  Intendente  de  Puno. 

CAUTA  I>^  ABZOBISFO  DX  LDCA.  X  L08  DEL  CUZCO. 

<^iB  queridos  hijos  en  el  Sefior^  si  aun  son  accesibles  vuestros  oidos 
4  los  amorosos  ecos  de  vuestro  antiguo  pastor,  si  aun  prestáis  á  sus  tier- 
nas voces  esa  religiosa  docilidad  con  que  las  mansas  ovejas  se  dejan 
siempre  conducir  al  pasto  saludable,  y  que  en  casi  todos  los  pueblos  de 
esa  vasta  diócesis  cautivó  tantas  veces  mi  corazón,  cuantas  tuve  la  di-* 
cha  de  dirigirlas  mis  consuelos,  escuobad  hoy,  os  ruego,  los  caritativos 
esfuerzos  de  xni  lán^ida  voz,  único  desahogo  de  este  pecho  oprimido 
con  las  in£Ebustas  noticias  de  vuestras  desgracias  y  peUgros. 


poUtioos  intenta  descarriarlo.  El  doloroso  y  siempre 
minable  trastorno  del  sisten^a  civil,  á  que  únicamente  afectan  dirigir 
sus  empresas  los  genios  sediciosos  es  en  todas  ocasiones  seminario  de 
horrores  y  desastres  que  detesta  la  sana  moral.  Pero  cuando  á  la  vuelta 
de  esos  planes  esjieciosos  vemos  romperse  sin  conmiseración  los  dulces 
vínculos  de  la  caridad  evangélica,  clavar  con  furor  imhumano  el  pufial 
en  el  inocente  pecho  del  hermano,  del  pariente,  del  amigo,  hollar  oesoa- 
radamente  la  honestidad,  pro&nar  el  templo,  insultar  sus  ministros,  y 
cebar  del  modo  n^as  impío  la  vil  codicia  aun  en  las  propiedades  sagra- 
das; lay,  mi  amada  grey!  ¿como  es  posible  enmudezcan  nuestros  amoro- 
sos pastores,  y  vean  con  la  mas  fiia  indiferencia  á  los  malvados  robaros 
con  necias  iíoisiones  el  precioso  tesoro  de  todas  las  virtudes,  j  convertir 
vuestra  religiosa  sencülez  en  instmmento  sacrilego  de  sus  viles  patio- 
nesf  Tended  la  vista  por  las  provincias  vecinas;  y  después  de  tan  costo- 
sos sacrificios  por  sus  imaginadas  mejoras,  preguntad;  |cnáles  han  sido 
los  frutos  de  su  obstinada  resistenciat  "mmifos  efímeros,  promesas  ilu- 
socias,  esperanzas  vanas.  Solo  hallareis  de  cierto  en  todasp  artos  inmo- 


ANO  S79 

raljdadydiaoliieion,  áeeóxáíaaaté  JistosMi^pne^  kMpceoioMglteiesqve 
hoy  vaá  produoir,  si  es  qoe  por  de^meiA  no  loe  fia  piodneido  ya,  ose 
miserable  pnfiado  de  tumnltoarios.  Sto:  Tiieotro  antigao  pastor,  cayos 
Tínoulos  públieoeeon  aquella  Iglesia  rompió  sa  nueva  eoutnMMnon  oon 
esta  sagrada  esposai  pero  onya  caridad  y  ternura  hacia  Tosotxos,  nin« 
gana  edad,  ni  la  mayor  distancia  podrán  reúnan  Tuestro  pastor,  digo 
que  se  gloría  de  haber  conocido  sos  apacibles  oTc^aa  en  cada  uno  de  sos 
pueblos,  no  ha  sospechado  jamas  que,  olvidada  su  sana  doet3in%>os  ha* 
yais  precipitado  gustosos  al  venenoso  pasto  de  este  nuevo  «iafamiy^,  pe» 
ro  se  recela  que  sorprendida  lasinoerioadporlos  ilusos,  y  asoeilbidoos 
inoautamente  á  sus  manadas,  teniiSndtdas  por  de  eoideíos  inoofintes, 
descubráis  ^a  tarde  sd  carácter  de  lobos,  y  os  hagáis,  cuando  no  htffa 
remedio,  tristes  víctimas  de  su  rapacidad.  No  permita  el  Dice  de  ms 
misericordias  tan  desastrosa  acontecimiento,  que  amargando  mis  últi- 
mos dias  me  haría  descender  al  sepulcro  befiado  en.  -Uanto  inconsolable. 
Mas  si  acaso,  por  ejercieio  de  la  fé  y  puriflcaeion  de  sus  esco^ridos,  él  dé- 
lo decretase  úü  desgrana,  abjurad  al  momento^  hyos  qnerraos,  vussifo 
«igafio,  y  alejad  de  vosotros,  por  medio  de  una  conducta  Asi,  homnáa 
éinoc^ite,  aquel  terrible  aiote  aannetado  á  Iqs  puebloe  criminales  por 
JeremiaB,  cuando  el  ScILot  dúo  por  su  boca,  que.  hombres  engafiadutrea 
los  dominarian!  lüiuoreg  datmmmmtur  ei9*    x  o«no,  en  el  caso  de  este 
retractación  honrosa,  que  culnniía  de  eterna  gloria  vuestro  nombce^  ha* 
bia  de  permitir  el  piadoso  y  esdareddo  jefe  pvoieotor  de  vuestra  segu* 
rídad,  que  sus  respetableB  anuas,  tan  temidas  hasta  aqui  por  las  íímsckh 
nes  sediciosas,  llevasen  al  seno  de  la  fiel  é  ilustre  «^ital  de  los  Incas 
esos  horrores  militares  digno  de  castigo  de  aquellos  pueblos  Infames  que 
solo  por  un  principio  de  justicia  se  ebstinan  con  el  crimenf  £stas,  y  no 
otras,  oreedme,  mis  amados  cuzque&os,  son  las  nobles  y  religiosas  pro* 
videncias  de  este  sabio  gobierno,  ai  es  que  le  viese  empefiado  de  la  ven- 
ganza, me  atreveria  á  desarmar,  no  lo  dudéis  dirigiéndole  mis  mas  efi- 
caces megos  envueltos  en  las  liSgrimas  de  mi  paternal  ternura  hacia  ve* 
sotros,  á  nn  de  mereceros  su  generosa  clemencia,  y  con  ella  un  olvido 
eterno  de  vuestros  inculpables  desvios*  Entro  tanto,  son  vuestras  pre^ 
sentes  necesidades  la  materia  continua  de  mis  ardientes  votos  para  al» 
canzar  del  soberano  Autor  de  todo  bien  el  remedio  mas.  oportuno  á 
tanto  mal.  Por  este  dulce  Iraigui^e  no  podréis  desconocer  a  vuestro 
amante  pastor.  Solo  me  resta  conoceros  á  vosotros  por  el  consolante  tes^ 
-fámonio  de  vuestra  docilidad,  sumisión  y  respeto.  I>ado  en  nuestro  pa- 
lacio arzobispal  en  lama,  en  26  de  Agosto  de  1814.  BAHloix>ifl£  Asaú» 

BISPO  DE  ItíMAJ' 

La  contestación  del  capitán  general  patriota  D.  José  Ángulo  al  oficio 
con  que  remitió  el  Arzobispo  la  pastoral  fué  la  8i|^iente: 

'^Excelentísimo  6  Ilustrísimo  Sefior.-^Los  religiosos  sentimientos  que 
con  tanta  unción  vierte  Y.  E.  I.  en  su  oficio  de  31  de  Agosto  áltimo,  que 
recibí  el  25  de  Setiembre  siguiente,  son  muy  propios  de  su  apostélico 
ministerio,  de  esa  caridad  urdiente  que  debe  brillar  en  un  pnncipe  de 
la  Iglesia,  y  de  la  particular  uredUeccion  que  conserva  á  esta  su  anti* 
ga&  esposa.  Pero  desde  aquella  fecha  á  estaban  variado  las  circunstan- 
cias de  nn  modo  inesperaoo/  pueblos  y  provincias  se  hallan  en  el  mis- 
mo caso  que  el  cuartel  de  esta  dudad  y  pueden  no  desesperar  de  su 
suerte  con  la  mediación  de  Y.  E.  I.  ante  el  Excelentísimo  aeiñcx  Yirey  del 
reino. 

'^Nodigo  esto  por  que  Puno,  el  Desaguadero,  la  Paz  y  otros  pueblos 
se  han  unido  con  el  Cuzco,  sino  por  que  estas  provincias  y  las  demás 
del  Pera,  y  pion  estk  misma  capital  neoesitan  de  nn  indulto  g^iiml  que 


280  AKé 

MQgft  término  á  lAgnebtt  délrttstftdoni  que  liáoe  oiñco  áHm  afl^ó  esió^ 
dM¿«eiados  palsM.  Áp^ear  de  poder  átoamr  el  gistema  de  Buenos  Ai-'* 
res,  de  hállane  eon  tamistm  y  reówno$  BOflcientéB  y  de  que  pudiera  pro* 
greear  con  masTentidae,  deeidiéndome  {Mtr  una  insuneocion;  me  limita 
aignieiido  mi  oeDoleneUy  á  pedir  en  eeta  fMha  al  Exceleutíñmo  aeHor 
y&ty  hágala  pas,  d  alo  menos  unoRB  aitaíiatioidB  eon  lae  provinciaa  del 
Slo  de  1»  Plat%  que  eon  la  eonquiata  de  Mouteyideo  noe  oprimirán  ma 
duda  eonel  peeo  irreeiatible  de  ene  triuníSftnteS  armas.  La  primera  qncr 
sentiiá  los  efeetos  de  la  fíiersa  de  Buenos  Aíi-es,  será  esa  oapitaL  que  va*^ 
rá  en  sus  mares  una  formidable  eseuadra  queíio  la  haj  en  fX  mismo  C*^ 
diz.  Y  entóneos  se  perdid  él  Perú,  por  una  pblf tiM  inflexible  cuyas  per- 
judiciales consecuencias  harán  olvidar  las  brillantes  medidas  eon  qne 
ha  hecho  otflebiie  SU  jeobiecno  ese  Excelentísimo  sefiorYirey. 

'^tiBQRMda  pues^  Y.  B:  I:  con  él  para  que  otorgue  át  Peiil  unA  pas 
seneral,  y  supuesto  qoe  la  caridad  es  una  virtud  universal/  prooore  Y.^ 
IL  I.  este  bien  á  esa  Iglesia  metropolitana,  ú  esta  su  ao^^igiEa^  y  ú  las 
demás  mUksgideassnyasi  Un  príncipe  de  La  Iglesia  es  un  ministro  de 
pac,  ysi  pmoftBiontfndola  pan  una  sola  provincia  dq)a  eortnr  én  las 
demás  rios  ae  sangre,  mreumple  silf  duda  con  su  ministerio.  Y.  £.  I.  se 
haUa  cerca  del  primer  j«íb  del  reino,  en  cuya  mano  se  halla  la  salad  de 
los  pueblos;  los  delPerd  dci^ues  oe  sufrir  las  cidanridades  de  la  mas 
desastrada  ipterra^  serán  al  fin  víctimas  del  temeiario  empello  de  sus 
eonquistadotes;  y  por  no  ceder  parte  alguna  de  derechos  contestados^ 
nos  veremos  en  el  triste  caso  de  perderlo  todo.  Ckmtribuya  pues  Y¿ 
£.  L  á  que  el  Exoelenttslnio  seftor  Yirt^  ordene  al  sefior  mariseal 
de  eampo  D;  Joaquín  de  la  I^zuela,  que  se  halla  muy  ^htigado,  apo 
ha  evacuado  Potos!;  y  que  se  halla  errante,  4sapUmle^ím  él  igétmttt  del  Mió 
de  la  PUttá  en  los  terñíuios  mas  d^orosos  que  puedan  eons^pdise.  _Asl 
se  evitará  la  efhsion  doiangre,  ee  restituirá  esta  provincia  asu  antíguo 
estado;  con  las  garantías  correspondientes,  y  6e  conservará  él  Pera  pam 
la  nación  espafiola,  y  para  nuestro  amado  monarca  el  sefior  D.  FemaiH 
do  YII;  asi  cesarán  las  calamidades  de  estos  pueblos,  se  harácélelNce  él 
nsnibfe  deesel^e  y  de  Y.  £.  L:  del  uno  porque  procurará  la  pac,  del 
otro  porque  la  dio  al  Perú. 

lAos  «unde  á  Y.  E.  I.  muchos  alliiic. 

Cuartel gSBenA  del  OlÍito¿28  de  Octubre  de  1814. 

Bxemorf  é  mmov  sefior^-%roé^  Amg^íUft 

Exemo.  élUmo.  seftor  I>r.Í>.  Bartolomé  Katfa  de  las  Hetas,  ¿tgnfsíñlo 
Arzobispo  de  la  Santa  Iglesia  Metropolitana  de  Lima. 

ÍB0XJKDA  NOTIL  DK  DON  JOSÉ  ÁNGULO  AL  VIRBT. 

**  EteiÉtd.  iíénori-^]>esptie8  déla  detenida  lectura  del  respetable  oficio 
de  Y.  £.  de  Setiembre  ditínto,  dile  recibí  el  35  del  mismo,  ne  meditado 
seriamente  sobre  los  puntos  pmicipales  á  que  se  reduce  y  he  consultado 
la  opinión  vdblica  de  diversos  Átonos,  y  he  es  tendido  la  vista,  no  sola^ 
mente  por  los  olijetoiB  próximos  y  someros,  sinor  también  por  los  que  pa^ 
recen  remotos  é  impenetrables.  lía  divina  Ptovidencia  que  me  ha  puesto 
á  la  cabesa  de  una  ret^uciCfin,  me  hace  responsable  de  la  suerte  de  los 
pueblos  que  se  hallan  eñti^  nmohosc^^rastes.  A  mas  de  esperar  los 
efectos  del  enojo  de  Y.  E.  tiene  que .  gemir  con  Y.  E.  mismo  bi^  las' 
trlunfimtcs  armas  del  ÍUo  de  la  Plata.  Tsmafioft  males  de  qfié  acaso  Y. 
£.  se  cree  itmrane^  peto  que  dopor  eso  datiVL  de  ser  ciertos,  d^ben  entrar 
en  el  plan  de  la  salvación  del  rerá;  y  los  grandes  pdlítieos  e(mio  Y.  Ek 


,v 


eonsidétan  los  objetos  Im^o  todos  los  aspectos  difereAtes,  y  ooflíiensandó  - 
^r  el  origen  de  los  males  aplieaa  á  él  el  remedio^  ttfttaado  despves  7» 
dé  las  quejas  partíctüares  y  asuntos  snbalteriios. 

**  Lios  relativos  á  esta  preyinoia,  y  las  pooas  qn^as  qae  espnse  á  V.  R. 
ligeramente  en  el  parte  de  13  de  Agosto,  son  de  segundo  orden  y  mny 
ííindadas.  Detenerme  en  demostrar  sn  solides  y  Jastiela  sería  en  vano, 
pnes  de  los  intereses  ptfblioos  solamente  Jnsgan  oon  sanidad  los  liom«> 
bres  impareiales  y  la  severa  posteridad.  Ño  obstante,  petdiftamo  Y.  E« 
le  indique  con  el  mayor  iespeto  algunas  reflexiones  sobié  dos  partlonl»«> 
"res  de  mncba  importancia  al  honor  v  talentos  de  V.  S. 

El  primero  es  acerca  de  la  Irerdadera  idea  y  concepto  del  jñroiftento 
qne  so  vio  precisado  á  prestar  en  Salta  el  ejército  qne  mandana  el  hábil 
y  valeroso  militar  brigadier  D.  Pió  Tristan.  Isa  plana  mayor,  los  ofloia** 
les  de  la  tropa  y  ésta  misma  en  nin^nna  maneta  jnraron  obedienoia  al 
Gobierno  de  Buenos  Aires,  como  V.  £.  lo  asegura;  sino  qne  capitnlaiDA 
iBegnn  las  leyes  "de  la  guerra,  y  i»or  no  sacrificar  unos  boriibres  tan  beiM- 
méritos,  ofreciendo  en  uno  de  sus  artículos  no  tomar  armas  contra  el 
Bio  de  la  Plata  desde  el  Desaguadero  para  allá,  ^ndiendo  hacerlo,  sí, 
desde  el  Desaguadero  para  acá.  Esta  clase  de  capitulaciones  nada  tío*> 
lien  de  vergonzoso  ni  humillante,  son  liiuy  íírecuentes  e¡h  la  Europa,  Co- 
mo sabe  vTe.,  las  hay  mucho  mas  duras  al  vencido,  los  mas  cáebrM 
genéralos  han  pasado  por  estas  antiguas  prácticas,  y  los  soberanos  délas 
naciones  civifí^adas  aprueban  eon  gusto  y  las  cnranlen  de  sn  parte;  por^ 
que  los  buenos  príncipes  economizan  sobremanera  la  sanfpm  áe  ens  sol- 
dados, y  Jamás  hacen  la  guerra  oon  el  funesto  empefto  de  d^ar  de  existít 
6  aniquilar  al  enemigo. 

''  Sin  embargo,  cree  Y.  E.  que  él  conceder  un  triste  asiló  á  los  Jum^ 
mentados  de  Salta,  y  no  ponerles  embarazo  para  que  regresasen  a  sus 
Casas,  ha  sido  un  rasgo  de  generosidad;  pero  permítame  el  respeto  de 
Y.  E.  que  diga,  que  si  el  Juicio  pdblico  no  tuviera  otra  prueba  de  aquella 
virtud  de  Y.  E.,  sin  duda  no  la  pondrían  entre  liu  que  adornan  sn  ilus- 
tre persona.  Los  qne  después  de  capitular  en  Salta  se  incorporaron  al 
ejército  con  el  acuerdo  que  Y.  E.  llaTáa  mejor  que  el  retirarse  á  su  casa, 
han  sido  víctimas  do  la  errónea  opinión  de  qtie  les  obligaba  el  Jnramen*- 
to;  pnes  á  mas  de  los  que  han  muerto  en  los  campos  de  batalla,  los  q«e 
han  sido  tomados  prisioneros  han  pagado  sn  perjnrío  con  la  última  pena. 
Es  mucha  la  qne  causan  cuantas  consideraciones  se  hacen  sobre  esta 
tüáteria  tan  lastimosa,  que  es  una  nneva  prueba  de  qne  Jamás  se  trata 
de  bnona  fé  bon  los  que  se  llaman  insurgentes. 

**  Ko  seguiré  en  mi  Juicio,  sobre  el  segundo  parttcnlar,  esa  másima 
bien  vulgar  de  qne  debo  parecerse  al  malvado  el  que  hace  «n  apología^ 
pues  las  pruebas  que  tiene  dadas  Y.  £.  de  la  sanidad  y  rectitud  de  sos 
mtenciones,  acremtan  que  es  una  exención,  por  mucho  qne  pretenda 
justificar  la  conducta  del  marqués  de  Valde-koj^os.  Este  malvado,  que 
para  alivio  de  la  humanidad  doliente  ya  no  exis^  entre  los  hombres,  y 
que  ha  sido  pernicioso  en  sn  larga  vid^  como  en  sn  horrible  muerte,  es 
el  objeto  de  la  execración  pública.  Y.  E.  ha  sido  el  primero  y  el  único 
que  lo  ha  caracterizado  por  el  americano  mas  ilustrado  en  lo  militar  y 
en  lo  político,  por  un  hombre  do  bien  q^ne  recibió  con  disgusto  el  go- 
bierno de  la  Paz,  por  tin  hombre  á  cuyo  tavor  dirigieron  los  vecinos  de 
tSsta  nna  patética  representación,  suplicándole  no  se  le  retirase  del  man" 
do  por  haberse  portado  bien.  El  marqués  de  Yalde-hoyos  tuvo  sin  duda 
«utresuH  «i^randes  vicios  el  de  la  refinada  htpocrissía,  pnes  engalló  la  pe- 
netración de  Y.  E.,  y  esa  represen tacion  de  loe  vecinos  de  la  Paz,  obra 
de  la  coacción  y  de  las  tinieblas,  seria  sin  duda  organizada  por  el  mismo 

36 


2S^  áM 

ttmnt»éa  d6  Valde-IioyoB,  para  enf^ñar  á  V.  £.  y  para  liaicerBe  m^  mért^ 
Ito  oott  lo  que  lisongeaba  su  ambiciona  Estas  son  verdades,  Excmo.  se-^ 
ñor,  que  uo  solamente  serán  apoyadas'j^r  los  p(caro9  de  muUa  vida  y  oo9^ 
titmbreSf  á  quienes  se  dice  snpo  teneii'á  raya  eil  marqnés  de  Yalde-hoyos^ 
sino  también  por  los  homibrea  de  bien^  por  loa  mismos  europeos  á  ^püene» 
saorifioó  eo^  la  ciudad  déla'  Faz  el  dia28  de  Setiembre  último.   Est» 

grande  malvado, -q^oe  vio  frustrados  sus  atroee»  destgnios  de  envenenar 
I  tropa,  que  se  Juma  posesicMiacBo  del  Desafiadero  por  consultar  la  se- 
gnridad  de  esta  pnmncia,  tuvo  la  perfidia  de  no  avisar  al  comandante 
militar  que  tomó  la  plaza  á  dSscrecion^  ni  á  lo»  demás  prisioneros  de 
goerra  que  habta  comprometido  con  la  mas  obstinada  y  sangrienta  re- 
sistencia, de  todas  las  minas  que  tenia  preparadas;  solamente  fué  capaas- 
de  la  flaqueza  de  denunciar  la  que  estaba  hajo  de  sos  pies,  itkaa  no  1»- 
que  tenía  en  el  cuartel  ]^ncipal  donde  se  hallaban  todos  los  pobres  eu- 
ropeos que  habían  sido  indultados:  el  mismo  Valde-hoyos  estaba  com- 
prendido en  esta  gracia,  siendo  asi  qp»  solo  él  habia  sido  autor  de  la 
guerra,  qne  habían  pedido  su»  cabeza  todos  los  vecinos,  y  que  habia  aldo- 
Iibrado  por  las  plegarias  del  capellán  y  por  la  generosidad  del  ooman* 
dante. 

'Tuesto  que  salvÓ^eOn  la  escavaoion  de  la  minalque  habia  puesto  eü  I» 
mÚEHua  casa  de  sobiemo  en  que  habitaba,  y  donde  nunca  ereyó  se  le  hi- 
eiesQ  el  honor  de  custodiarlo,  se  persuadió  estar  ya  fuera  de  todo  riesgo^ 
f  que  podia  proporcionarse  una  evasión,  aunque  mese  á  cesta  de  los  ma- 
yores crímenes»  En  efecto,  cometid  el  mas  eacecrable  crimen  que  puede 
imaginarse  en  el  masdesapiadado  corazón. 

'^Después  de  cuatro  días  de  prisión,  admirancEola  bondad  de  los  ofífíui^ 
les,  que  cuanto  eran  intrépidos  en  la  guerra,  eran  benignos  fuera  de  ella, 
y  abusando  de  la  franqueza^con  que  sé  le  trataba^  soborné  á  otro  malva- 
do como  él,.para  que  pegase  la  mecha  de  otra  mina  secreta  que  tenia  ba- 
jó  del  cuartel  principal  en  el  cual  estaban  mas  de  ochenta  europeos,  pri- 
sioneros de  guerra,  y  que  debían  ponerse  en  libertad  el  horroroso  dia  2& 
de  Setiembre  préximo  pasado,  ^a  funesto!  tdia  hoxríbletcuya  memoria 
hará  gemir  á  las  edades  futuras,  que  ha  hecho  verter  tantas  lágrimas  á 
la  presente,  y  que  durará  en  la  memoria  de  ios  hombres  como  uno  de  ana 
mas  horrorosos  cuadros.  La  historia,  testigo  fiel,  escribirá  con  espanto 
lac<mducta  del  marcjués  cBó  Yalde-hoyos:  y  será  mmy  sensible  que  repi- 
ta q^  hizo  alguna  vez  Y.  E.  su  apología. 

'*'  la»  medicuis  de  Valde-hoyos  se  desconcertaron  en  el  tiempo  y  enios- 
resultados.  La  esplosion  sobrevino  de  dia,  y  cuando  se  estaba  celebran- 
do la  ndsa  solemne  de  gracias,  de^meside  la  cual  debía  ponerse  en  liber^ 
tad  á  todos  los  prisioneros  de  guerra:  el  desorden  y  turbación  que  cañad, 
y  á  ouyo.favor  pensé  fugar,  no  embarazé  que  el  pueblo  le  reconociese  in- 
mediatamente por  único  autordo  tanto  estrago,  y  aunque  se  dejó  ver  ai^ 
mado,  á  palos  y  pedradas  le  dieron  una  muerte  peor  que  la  que  él  causó' 
á  los  compasildea  europeos  que  se^aAniizaron  y  sepuÜiaron  en  el  incendio 
y  ruina  del  parque  y  cuartel.  ¡Qtié  horror,  Ezemo.  aefior!  ¡qué  desolfr^ 
eion!  ¡qué  aborto  de  tiranía!  ¿Y  éste  era  el  buen  Jefe  polítioo  y  militar' 
que  Y.  E.  nos  enviaba!  ¡Qué  profiimda  hipocresía  no  tendría  este  mal- 
vado, qne  engaSié  la  perspicacia  de  Y.  E.,  pues  la  opinión  e^oneral  y  de 
los  menos  advertidos  jamás  se  equivocó  sobre  el  concepto  de  Yalde-ho- 
yos,  de  lo  eual  tengo  documentos.  <»*igínales  de  todo  el  Perú  y  de  esta 
misma  capítalt 

"  La  provincia  del  Cuzco,  pues,  que  con  la  muerte  del  marqués  de 
Valde-hoyos  ha  sido  librada  por  la  divina  Providencia  de  mayores  pla- 
§ft3  que  las  que  pueden  imaginarse  en  la  mas  desastrada  revolución;. 


hm  283L 

%fmt  kft  estendido  bob  armM  por  todas  Ua  provincias  limítrofes,  en  fiíer-' 
za  de  la  snprema  ley  de  la  seguridad;  qne  tiene  aliados  eon  quienes  de- 
be correr  una  suerte  y  qne  no  tiene  otro  objeto  que  una  pas  general;  de- 
be merecer  toda  la  atención  de  V.  £.,  y  á  su  sublime  política  no  se  es- 
«conde  que  por  una  prerogatira  natural  si  me  cree  Y.  £•  digno  de  un 
indulto,  debe  estenderlo  á  algunas  fÉunilias  de  esta  misma  ciudad,  tam- 
bién á  las  de  Guamanga  y  Puno  con  todos  sus  partidos,  j  mirando^  los 
objeto»  mas  en  grande,  á  todo  el  Perú,  sin  exeptaar  esa  misma  capital, 
pues  toda  se  halla  en  la  misma  necesidad  de  morir,  sea  por  órdenes  de 
Y.  £.  d  sea  bi^o  la  insuperable  fnersa  de  los  ejércitos  del  Bio  de  la  Pla- 
ta. Los  males  del  Perú  son  generales*  y  Y.  B.  debe  curarios  con  reme- 
dios Igualmente  generales.  En  la  kipotesis  de  que  el  indulto  de  Y.  £•  sea 
inalterable,  de  que  sea  un  lenitlTO  suficiente  y  unlFersal  á  estos  pneblos, 
▼  de  que  aliyie  las  angustias  de  toda  esta  provincia,  la  enfermedad  po- 
lítica del  Pera  solamente  se  paliürá^  y  los  nuevos  síntomas  con  que  des- 
pués se  manifieste  por  los  que  posteriormente  quieran  curarla,  tal  ves 
serin  mucho  mas  fatales  i  la  causa  de  la  nación.  Cure  Y.  B.  pues  el  mal 
radicalmente  y  en  su  misma  íkente,  que  no  es  otra  que  la  obstinada 
morra  que  se  sostiene  con  las  provincias  del  Bio  de  la  Plata.  Todos  loa 
jete  y  prelados  eclesiásticos  se  conmueven  con  la  idea  de  una  revolu- 
ckm,  toktan  con  la  mayor  ignominia  i  los  que  la  promueven,  6  la  sos- 
tieneiv  pintan  eon  los  mas  negros  colores  los  estragos  y  muertes  que  * 
acanean.  Pero,  iqué  diteencia  hay  entre  las  muertes  que  suceden  i 
una  revolución  y  las  que  suceden  para  poner  término  á  laguerrat   Mi- ' 
llares  de  víetímas  se  han  sacrificado  en  fos  cinco  a&os  que  YT  £.  ha  deja- 
do cmrrer  la  &tal  plaga  de  la  guerra  en  el  virelnato  de  Buenos  Aires. 

"  Esta  capital  se  halla  ahora  con  íuersas  navales  y  terrestres  insupo- 
«bles.  La  toma  de  Montevideo  ha  sido  la  tütlma  ruina  del  Perft.  Den- 
tro de  breve  Y.  E.  mismo  y  esa  capital  verán  al  enemigo  con  una  escua- 
dra y  gente  de  desembarco  que  traerá  la  guerra  sobre  el  propio  territo- 
rio, y  que  hará  esperimentar  todas  sus  calamiáades  á  les  generosos  ha- 
bitantes de  esa  costa,  porque  no  es  posible  que  la  intrépida  política  del 
^bínete  de  Buenos  Aires  repose  con  la  conquista  que  ha  hecho.  Con 
«Ha  está  inespuguabiomente  asegurada  en  su  capital  y  provincias  in- 
anediatas:  tiene  tropas,  buques,  marinos,  y  su  gobierno  es  enteramente 
militar.  |Y  creeremos  qne  se  mantengan  en  una  inercia  tan  contrariad 
sus  principies  y  recursos!  Aquí  es  donde  debe  Y.  E.  manifestar  toda  su 
rectitud  y  política;  de  lo  contrario,  aunque  Y.  E.  sojuzcue  con  sus  ar- 
mas esta  provincia,  me  borre  con  otros  mulares  de  la  lista  de  los  vivos, . 
y  haga  llover  sobre  estos  pueblos  desolados  rayos  y  tempestades,  no 
«onservará  Y.  E.  el  Pera,  será  responsable  de  su  pérdida  á  la  nación  y  al* 
rey,  y  solamente  anmentMía  las  desdichas  délos  tristes  americanos. 
Este  es  el  indulto  que  pido  á  Y.  E.  y  no  el  que  me  ofrece,  que  no  cuta 
los  males  de  mi  patria.  Mis  dias  como  los  de  Y.  E.  han  de  toear  natural- 
mente el  término,  después  del  cual  solamente  quedará  entre  los  hom- 
bres la  memoria  del  bien  6  del  nud  que  se  les  hubiese  hecho,  y  en  el  li- 
bro del  Eterno  las  obras  de  caridad  practicadas  en  sú'  nombre. 

^Inmediatamente  que  á  io  menos  Y.  E.  ponga  término  á  la  guerra  por 
una  tregua  6  por  unos  armisticios,  entre  tanto  las  cortes  soberanas  san- 
cionen la  paz  y  declaren  ó  que  las  provincias  del  Bio  de  la  Plata  no  son 
parte  de  la  monarquía  espafiola,  6  qne  estipulan  con  ella  los  pactos  qno 
ííieseu  convenieuces;  entonces  garantizando  Y.  E.  suficientemente  el  ol- 
vido de  lo  pasado  en  esta  provincia  y  las  otras,  entregaré  el  mando  á  la 
persona  qne  tiene  indicada  Y.  E.  en  su  citado  oficio  de  2  de  Setiembre; 
«ntónces  se  pondrá  en  libertad  á  los  magistrados  y  eoropeos  que  se  ha- 


^4  Jim 

IUmi  detenidos:  y  entónee»  oonooeiá  Y.  £•  que  se  eyitan  mato  sitt-  mimb- 
ro: aplaudirá  a  Y.  £•  toda  la  nación,  y  no  se  dirá  que  por  una  politiea  inr 
fiDxibleba  perdido  V.  £.  á  toda  la  Amerioa  meridionaL 

''Así,  puee,  espero  que  Y.  £.  tenga  lalK>ndad  de  contestanne  con  aque- 
lla firanqnesa  propia  de  sa  alta  dignidad;  por<][ae  eu  este  snpneato  tengo 
comunicadas  órdenes  á  mis  ccmiandantes  militares  para  que  sospeiidaa 
toda  hostilidad.  £sto  mismo  contestaré  al  señor  mariscal  de  campo  D- 
Francisco  Picoaga,  que  con  fecha  de  12  del  presente  me  ha  intimado  ren- 
dición desde  la  ciuAkl  de  Arequipa,  sin  acreditar  la  comisión  de  Y.  £*^ 
Sus  fuerzas  son  demasiado  in&riores  á  laa  de  las  tropas  que  se  hallan  enr 
oUservacion,  sin  penetrar  en  territorio  ageno;  se  le  puede  atacar  con 
vanti^ay.  pues  aunque  el  sefior  Picoaga,  enemigo  declarado  de  su  patria> 
en  la  qué  tiene  mujer,  hgos^y  propiedades,  está  en  el  error  de  que  es  lo 
mismo  p^ear  con  cuzque&os  que  contra  elíos^^es  miw  -vari»  la  suerte  de- 
la  guerra,  la  cual  cesará  luego  que  Y.  £.. determine  la  paz  con  el  JKo  de* 
la  Plata.  l>e  otro  modo  apurare  todos.Ios  recursos  de  estas  provincias,, 
me  uniré  por  la  imperiosa  ley  de  la  necesidad  con  los  del  Rio  de  la  Fia* 
ta,  á  los  cuales  les.  he  declanado  oficialmente  una  neutralidad  armada  y 
éstos  pueblos  jamás^  serán  tachados  de  insurgentes,  pues  q^e  tomarán^ 
las  armas  para  pedir  lapas,  por  reclamar  sos  derechos,  y  por  evitar  ma- 
yores males.  JLa  empresa  tal  vez  puede  ser  desgraciada,  pero  será  Jnsta; 
jr  de  Y.  £.  pende  del  mismo  modo  ser  infeliz,  y  sin  duda  al^^una  será  in- 
jjdsta.  No  entienda  Y.  £.  que  éste  es-  parto  de  mi  debilidad;  muy  al  con- 
trario, la  peauella  ventaja  conseguida  en  Guanta  por  la  división  de  Ta- 
lavera,  que  tué  la  que  comenzó  la  agresión  matando  alevosamente  ali 
parlamentario  capitán  D.  Mariano  Cxistro,  es  muy  poca  cosa  en  la  balan-^ 
za  de  recursos  militares;  Tengo  millares  de  indios,  oficiales  esperimen- 
tados  y  soldados  que  han  acreditado  su  valon  diez  y  ocho  regimientoa- 
provinciales,,  no  igual  armamento,  pero  sí  una  artillería  numerosa.  Toda^ 
esta  fuerza  sostendrá  la  paz;  que  la  pediremos  con  las  bayonetas  en  laa. 
manos  al  ejército  del  Bio  de  la  Plata.'' 
Dios  guarde  á  Y.  E.  muchas  años. 

Cuartel  geuei^  del  Cuzco^  28  de  Octubre  de  1814.. 

Excmo.  seixor» — José  AtigulOé.  . 

.  Excmo.  se&os  Virey  del  Perú. 


£1  YSiey  c<mtesté  el  Ifi  de  Noviembre  del  modo  siguiente: 
**  £1  oficio  de  U.  de  28  del  pasado  contestando  el  mió  de 2  de  Setiem- 
bre, me  hace  ver  el  cúmulo  de  errores  en  que  lo  tienen  los  espíritus  in- 
quietos que  le  rodean,  y  la  escasez  de  noticias  en  que  se  halla  del  anti- 
guo V  Nuevo  mundo.  Hace  mas  de  tres  meses  q  ue  sé  la  rendición  de  Mon- 
tevideo por  falta  de  subsistencias, y  que  los  infames  porteños  faltaron  eu> 
todo  á  las  capitulaciones  y  al  derecho  de  gentes;  sé  que  la  misma  plazat 
está  sumamaute  estrechada,  y  padeciendo  todos  los  horrores  del  blo- 
queo qua  le  tiene  puesto  Artigas;  sé  que  sus  fuerzas  marítimas  son  nin- 
gunas, y  ^ue  el  venir  á  hacer  un  desembarco  en  las  costas  de  este  reino^ 
ea  una  ridicula  quimera  como  lo  es  igualmente  el  que  el  marqués  de 
Valde-hoyos  haya  querido  envenenar  el  agua,  ni  que  haya  minado  el 
cuartel:  patraña  inventada  por  el  malvado  que  mandaba  la  cuadrilla  de 
aaesinoB  que  ocupé  aquella  desgraciada  ciudad,  quienes  sabiendo  que 
iban  á  ser  atacados  por  tropas  de  OiTiro,  detei-minaron  precipitada- 
qiente  su  evacuación,  pegando  fuego  á  las  municiones  que  no  podíais 
llevar,  porque  preferían  los  robos  de  plata>  oro  y  alhajas,  sacrificando, 
diespucs  á  1¿8.  miserables  criollos  y  euroxieos  que  habiaa  sido  despoja.- 


Alf6  289 

dos  deeUoK  8é  que  Femando  VII  ertá  «antedo  «n«l  trono  doidoeL  14 
de  Mayo,  habienob  áutes  anulado  en  Yidenoia  la  nnoYa  oonatttoeion  en 
todas  BQB  partes,  y  disuelto  el  congreso  do  cárte^  sé  qneliabiadeevetado 
40,000  liombres  para  venir  á  si^jetar  las  Amérieas,  onyos  transportes  in- 

S lesee  iban  llegando  Á  Cádiz  y  á  la  Comfia  el  90  de  Junio,  y  <]|ue  para 
uenos  Aires  estaba  destinada  con  otras  tropas  la  lamosa  oívisíkmi  del 
eálebre  Morillo,  con  este  general  á  su  cabesa;  sé  que  Pezuela  está  oon 
BU  egército  atrincherado  en  Santiago  de  Cotagíát%  sin  cuidado  ninguno 
de  Bondeau,  que  no  se  ha  moyido  de  Ji^uí,  mas  aue  para  adelantar  al- 
gunaa  descubiertas  hasta  Cansrejos;  sé  que  la  ciudad  y  provincia  de  Co- 
chabamba  ha  escrito  á  es  e  Gobierno  una  carta  que  no  le  habrá  lisoi^ea- 
do;  y  sé  entre  otras  mu  ohas  cosas  que  la  total  denota  y  dispersión  de 
loe  insurgentes  de  Chile  el  2  de  Octubre  en  la  batalla  de  Bancagua  pu- 
so á  todo  aquel  reino  á  la  obediencia  del  mejor  y  mas  deseado  rey  de  1» 
tierra,  cuyo  suceso  debe  trastornar  en  mucha  parte  las  ideas  de  los  por- 
tefios;  y  sé  por  último  que  si  ese  Gobierno  no  se  ayiene  pronto  á  la  ra- 
zón, se  arrepentirá  antes  de  mucho  del  da&o  que  con  harto  dolor  nUa 
ha  causado  y  causa  á  sus  naturoles  y  así  mismo.  Con  lo  que  contesto  al 
espresado  oficio  de  U.  del  5  del  pasado." 
Dios  guarde  á  U.  muchos  a&os. 
Lini%  y  Noviembre  16  de  ltíl4. 

A.  D.  José  Ángulo. 

£1  Yirey  impuso  del  contenido  de  este  oficio  á  la  Junta  del  Cuzco  en 
los  términos  siguientes. 

''AI  tejido  de  patrafiasque  me  escribe  ese  comandante  de  armas,  cuya 
suerte  imeliz  entregada  al  arbitrio  de  los  picaros  que  le  rodean  me  es 
sunuunente  doloroaa,  no  he  podido  menos  de  contestar  con  esta  fecha 
para  su  desengaño  lo  que  al  pié  de  la  letra  contiene  la  adjunta  copia.  Sé 
que  no  so  creerá  nada  de  lo  que  digo,  porque  todo  insurgente  achaca  Á 
invenciones  mias  cuanto  no  le  li8onJe]^  pero  es  necesario  que  conozcan 
que  un  hombre  de  mi  dignidad  y  alto  carácter  no  es  fKwible  que  lalte  á 
ia  verdad  en  lo  mas  mínimo,  y  que  no  ignoren  que  mi  lenidad  y  deseo 
constante  de  un  acomodamiento  racional  solo  es  hyo  de  un  temperamen- 
to humano  y  opuesto  á  usar  de  la  fuerza  y  del  derramamiento  de  san* 
gre,  antes  de  lu^otar  los  recursos  de  la  prudencia,  por  el  bien  de  mis  se- 
mejantes. Si  luj.  pueden  contribuir  y  contribuyen  eüMstivamente  á  es- 
tos benéficos  deseos,  se  libertarán  y  libertarán  á  ese  país  de  una  ruina 
positiva.  Con  lo  que  diy  respuesta  al  oficio  de  UU*  de  27  de  Setiembre 
cuya  fecha  contemplo  equivocada. 
Dios  guarde  á  ÜU.  muchos  aüos. 

Uma^  y  Noviembre  16  de  1814. 

MlMtirguéi de  la  CkmoordUí, 

SeOores  I).  Domingo  Luis  de  Astete,  D,  Juan  Tomás  Moscoso  y  D.  Ja- 
cinto Ferrandiz. 

£1  Yirey,  después  de  haber  sido  fusilados  los  jefes  de  la  revolución  del 
Cuzco,  dictó  un  decreto  de  ftnni>iaKi«.  concebido  en  estos  términos: 

''£n  el  momento  que  recibí  la  desagradable  noticia  de  la  insurrección 
del  Cuzco  dirigí  Á  los  habitantes  de  aquella  provincia  la  sucinta,  pero 
paternal  proclama  de  20  de  Agosto  del  a&opásado,  estimulándolos  á  <|ue 
depusiesen  las  armas  que  injustamente  habían  levantado  contra  el  m^j^' 
délos  reyes,  al  tiempo  mismo  que  acaba  de  recibirse  la  plausible  noticia 


286  AN6— AN&-ANS 

de  an  deaeádA  restitución  al  trono  de  sns  mayorea,  deepnes  de  Is  larg» 
«■olavitud  qae  alevosamente  le '  hiso  sa£rir  el  mayor  de  los  monstmos; 
poniéndoles  de  manifiesto  las  roinas  á  qne  se  esponian,  si  diesen  lagar  ú 
qne  las  valientes  tropas  que  dirigia  contra  los  rebeldes  entrasen  á  sa 
teitit(Hr¡o  tnitándolos  como  enemigos.  Pero  por  des^pMsia  despreciaron 
mis  exhortaciones  amorosas  atribuyendo  mi  humanidad  y  caracter  be- 
néfico ék  debilidad,  y  mis  aserciones  políticas  y  religiosas  á  invenciones 
íhiffttadas  en  mi  gabinete.  Mas  habiendo  manifestado  la  esperiencia  aa 
cextidnmbre  en  los  varios  choques  en  que  han  tenido  la  audacia  de  pre- 
tender liacer  frente  á  las  tropas  reales,  ñor  las  que  en  todas  las  acciones 
han  sido  desechos  como  el  humo,  ocupada  la  capital,  y  la  mayor  parte 
de  las  provincias  sojuzgadas,  con  pérdida  de  su  artiUería,  armamento  y 
municiones,  quedando  sin  recursos  para  continuar  con  su  infeliz  prop<^ 
sito;  ha  llegado  el  caso  de  darles  yo  la  última  prueba  de  mi  aversión  al 
derramamiento  do  sangre,  y  tierno  amor  oue  profeso  á  mis  semejantes, 
ofreciendo  á  nombre  de  S.M.  á  todos  los  habitantes  de  la  presidencia . 
del  Cuzco  é  intendencia  de  Quamangaj  €hianoavelica  indulto  general 
d^  estravío  que  hau- padecido^  con  ^vido  absoluto  de  su  delito;  cuya 
gracia  hago  ostensiva  á  lade  Puno  y  demás  que  componen  el  Altó  Pera 
con  tal  que  cu  el  término  de  dos  meses  contados  desde  esta  fecha  se  reduz- 
can á  sus  hogares  y  á  sus  respectivos  ejercicios  y  ocupaciones  los  de  es- 
te vireinato  y  tres  páralos  de  Buenos  Aires;  haciendo  nuevo  y  sinoeio 
juramento  de  vasallaje  al  rey,  y  obediencia  á  las  legitimas  autoridades^ 
entregando  en  las  cabezas  de  sus  partidos  todas  las  armas  de  fuego  y 
blancas  con  que  se  hallaren; sin  lo  cual  no  tendrá  efecto  éstagraeisy 
y  serán  tratados  los  contraventores  como  verdaderos  enemigos.  En  con- 
secuencia de  lo  cual  y  para  que  llegue  á  noticia  de  todos,  y  produzca  los 
buenos  efectos  qne  deseo,  se  publicará  este  edicto  en  todas  las  subdelega- 
clones  de  los  distritos  que  coinprende,  á  cuyo  fin  se  imprimirá  compe- 
tente numero  de  ejemplares.  Dado  en  Lima,  á  14  de  Abril  de  1815. — EX 
marqués  de  la  Concordia — Toríbio  de  Aoeval» 

AIEI^IIJE  DIJAATB— Portugués  de  nación.  Fué  religado  y  ahorcado 
en  Lima  en  13  de  Marzo  de  1605,  por  sentencia  del  Tribunal  de  la  In- 
quisición. £u  este  auto  de  fé,  hubo  40  reos  que  sufrieron  las  penas  á  que 
se  les  condené. 

AIMir  JMfiK— y  ice  Almirante  inglés.  Kació  en  Staffordshire  ton  1697« 
Gustó  desde  niño  de  oír  contar  las  historias  de  héroes  del  mar.  Entró  á 
la  marina  y  pasó  por  todos  los  grados.  Fué  tres  veces  á  la  Carolina  del 
8ud  con  varios  buques^  y  edificó  ima  ciudad  con  su  nombre  (áe  1724  á 
1735).  Se  le  dio  el  mando  de  una  escuadra  para  venir  al  Pacífico  á  des^ 
truir  el  comercio  español  y  sus  puertos.  Salió  de  Santa  Helena  por  Se- 
tiembre del  año  de  1740,  Con  cinco  buques  de  guerra,  uno  armado  y  dos 
trasportes.  Eran  el  ''Centurión"  de  60  cañones  que  él  mismo  mandaba  y 

3ue  tenia  á  su  bordo  400  hombres:  el  "Olocester"  de  50,  con  300  hombrea 
e  tripulación  á  órdenes  de  Kicardo  Norris:  el  ''Sevem"  de  ieual  fuerza 
al  mando  de  Eduardo  X4efi;8;  la  "Perla"  de  40  cañones  y  250  nombres  de 
equipi^e  comandada  por  Mateo  Mitchebel  ''Wager"  de  28  y  con  160 
hombres  abordo:  la  ''Tryal"  de  8  csüionea  y  100  hombres  con  su  cimitan 
Juan  Murray.  Los  dos  trasportes  conducían  470  inválidos  y  soldados 
de  marina  con  sus  jefes.  Esia  escuadra  estuvo  en  la  isla  de  Santa  Cata* 
lina,  esperando  la  buena  estación  para  doblar  el  Cabo  de  Hornos,  y  des* 
pues  tocó  en  la  de  San  Julián,  de  donde  zarpó  el  27  de  Febrero  de  1741^ 
y  se  encaminó  al  Estrecho  de  Mayre.  Esperimentó  una  tormenta  qué 


ANS  287 

ÚMsiá  mas  de  nn  meay  dispenó  los  bnqaes.  £1  ''SeTem"  y  1*  <Teilft^£o»- 
ron  ni  Janeiro:  el  ''Waffei"  se  hizo  pedazos  en  Patagonla»  pero  se  salTó 
sn  gente,  Alison  venció  el  paso  del  Estrecho  y  anclé  en  la  isla  de  Jusii 
Fernández  el  7  de  Jimio:  auí  estuiro  tres  meses,  sembró  legombies  ^ 
plantó  árboles:  se  le  Reunieron  el  'Tryal,"  el  '^locester^  y  los  transpon^ 
tes:  al  nombrado  '^Anna*^  que  habia  refrescado  en  Chiloé,  por  haUano 
mny  maltratado :  lo  hizo  Anson  varar  y  desmantelar:  todos  los  bnqnes 
ta^ieion  pérdida  grande  en  sn  tripulación. 

En  Setiembro  i^resó  al  navio  *^Monte  Carmelo"  que  iva  del  Callao  á 
Valparaíso  con  23  mil  pesos,  azúcar  y  otraa  mersaacías, .  y  por  los  pri- 
sioneros tnvo  noticia  qe  qne  la  escuadra  y  tropas  inglesas  del  almirante 
Wemon  habían  sufrido  efmemotable  contraste  de  Cartagena  ei|.1740.— ^ 
Véase  Sslava  D.  SébagHan  de,  Ftr^  de  Santa  Fé. 

Anson  envió  al  ^^locester^  á  Payta^  al  "Tryal''  á  Valparaiso,  y  él  que- 
dó cruzando  con  el  ''Centurión"  y  el  "Carmelo"  que  acababa  de  armar. 
£1  '*Tryál"  apresó  al  "Aranzazu"  procedente  del  Callao  que  tenia  á  su 
bordo  &  mil  pesos  y  muchos  efectos.  Armó  este  navio  al  mando  del  ca^ 
pitan  Saunders,  y  echó  á  pique  al  'TryaP  que  hacia  mucha  affua:  se  Vir 
no  á  Sangallan,  y  tomó  al  navio  ''Santa  Teresa"  que  vii^aba  de  Guaya- 
quil oí  CSlao  con  frutos  del  pais.  Siguió  hasta  las  islas  de  I^obos  y  cap- 
turó al  navio  ''Carmen"  que  acababa  de  salir  de  Paita  con  igual  destino^ 
GUgado  de  mercaderías  europeas. 

ñc  consejo  de  nn  inglés  Williams  que  habla  vivido  en  el  Perú,  y  qtta 
estaba  á  bordo  del  "Carmen"  se  encaminó  Anson  á  Paita  cuyo  puerto 
8ori>rendió  y  ocupó  de  noche  el  94  de  Noviembro  de  1741.  En  Paita  no 
habia  tropa  ni  armas:  la  población  huyó  como  pudo  abandonando  cuanr 
to  tenia.  Xos  ingleses,  dgeron  que  los  caudales  tomados  allí  de  la  Beal 
Hacienda  y  de  particulares,  montarían  á  30  mil  libras ;  pero  los  españor 
les  aseguraron  que  subieron  á  millón  y  medio  de  pesos,  sin  contar  alha- 
jas, oro  y  pedrerías.  Laoiudad  frió  quemada,  y  se  cuenta  que  para  des- 
truirla con  prontitud  por  la  aproximación  de  gente  de  Piura,  encendie- 
ron muclios  géneros  de  algodón  untados  de  alquitrán  y  los  avrojaron  so- 
bre las  casas.  Fueron  davados  los  dos  caftones  vicios  que  habia  en  el 
Suerte,  y  echados  á  pique  cinco  buques.  £1  corregidor  de  Piura  D*  Juaa 
eVinatea  y  Torres  llevó  á  Paita  150  hombres  los  mas  de  ellos  desal- 
mados. 

Dirigiéndose  Anson  después  á  Panamá,  encontró  al  "Glocester"  que 
traia£>s  buques  con  diversos  artículos,  itesistradas  las  sacas  de  algo- 
don  que  se  encontraron  en  uno  de  ellos,  se  naUó  dentro  dinero  -  sellado 
que  sumó  72  mil  pesoa  Envió  á  la  costa  los  prisioneros  y  qu^nó  en  se- 
(pida  tres  de  las  presas:  continuó  con  su  armada  hasta  las  aguas  de  Mé- 
jico, y  tomó  otra  embarcación  mercante.  Buscaba  un  Galeón  que  debUi 
venir  de  Manilai  pero  este  se  detuvo  en  Aciy uloo  con  noticia  que  ad^uir 
rió  del  peligro  que  le  amenazaba.  El  9  de  Diciembre  de  1741  deóóla  isla 
de  Quibo,  y  acudió  por  a£ua  al  puerto  de  Chequetaa.  Incendió  ms  pre- 
sas que  le  quedaban,  y  016  de  Siayo  de  1742,  con  el  "Centurión"  y  el 
"Qiocester^  hizo  rumbo  á  las  Karianas.  En  una  de  estas  seoenpó  de  cu- 
rar su  gente,  atacada  por  segunda  vez  de  escorbuto  y  disentería.  Habia 
destruido  al  "Glocester"  por  su  mal  estado^  y  el  "Centurión"  que  ya  era 
su  único  buque,  rompió  las  amarras  impehdo  por  una  tempestad.  Mas 
ella  misma  le  volvió  al  puerto  en  eirounstancias  deestap  Anson  y^su  gen- 
te en  la  mayor  desesperación  por  la  suerte  que  les  aguardaba.  Zarpó  de 
allí  y  pasó  a  Macao,  donde  permaneció  hasta  19  de  Abril  de  1743.  En- 
contró y  apresó  después  de  nn  combate  al  "Galeón  Covadonga"  que  lle- 
vaba mas  de  un  millón  de  pesos,  35  mil  onzas  de  plata  en  barras  y  otros 


288  AN^ANT 

IntexMeA.  Cónesto  ñquei»  ^^tM  á  Oáiitdii:  dio  litiertact  á  los  prisioneto4L 
'f  el  10  deBidembte,  se  biso  Á  la  Tela  para  otro  puerto  donde  vendió  el 
«CoTadonga"  en  eeis  mil  peoos.  Por  último  pairtió  para  el  Cabo  de  Bae- 
lia  Esperanza  y  Uegó  á  Inglaterra  fondeando  en  Spithead  el  15  de  Ju- 
nio de  1744  después  de  cerca  de  cnatto  afios  de  aVeiltitífas  ál  jíededor  del 
Inundo.  

Los  náufragos  del  <^ttgei^  padfHsiel^tt  mucbo  en  PatágOttia,  y  luclitt- 
ron  unos  contra  otros.  En  una  barca  que  construyeron  con  los  frag^men- 
tos  áéí  buque,  y  eti  la  lan Oba  y  cbalupa,  salieron  á  la  mai"  81  individnoa 
fiL  13  de  Octubre  de  1741,  dejando  en  tierra  al  capitán,  al  cuál  depusie- 
ron, y  ú  otros  varioSi  También  en  las  canoas  da  los  indios  se  babi»a 
salvado  élffUBOs  dé  diella  tripulación.  Aquella  «ibalupá  se  petdid  por  1» 
ñierza  de  ms  olas.  Las  otras  dos  enlbare&eióneÉ  salieron  del  «Sstrecbo,  y 
IñgtMon  lima  á  lEtto  Grande,  de  donde  ñieron  trasladándose  á  In¿la- 
t«rra  eu  1742  y  43.  El  capitán  del  '^Wager,"  David  Cbea^er,  se  biso  al 
iliar  en  un  frágil  barquillo  con  algunos  nombres  que  reunid.  Después  de 
inauditas  desgracias,  i^esultó  en  Cbiloé  guiado  pot  unos  indios  que  le 
aeogieron  en  el  Estrecho.  De  Chile  salió  para  Europa  en  1744. 

Bestahaoermemoria  de  las  providencias  del  Yirey  del  Perd,  marqués 
de  VUlaOarcia,  á  quien  de  Buenos  Aires  se  dio  aviso  de  la  espedicion  del 
Tice  almirante  Anson  al  Pacífico  y  empresas  que  proyectaba. 

Armáronse  en  el  Callao  los  buques  ^'Concepción"  de  50  éafiónes.  *'Qtak 
Feímin,"  y  el  ''Sacramento^  con  40  cada  uno,  y  el  "Socorro^  con  d4.  Bien 
tripulados  se  Meieion  ala  vela  en  Abril  de  1741,  al  mando  del  geaenl 
de  la  mar  del  Sud.  Cruzaron  en  la  costa  de  Chile  é  isla  de  Juan  Femait- 
dez,  retirándose  de  esta  ttes  dias  antes  del  arribo  de  Anson  á  ella.  Se 
d^  que  dicho  Qenetal  habia  íkltado  á  las  instrucciones  del  Tirey;  y  es 
cierto  que  murió  repentinamente  por  haber  sufrido  una  fiíerte  retpteu- 
Bk>n. 

El  Yirey  aumentó  las  oompa&fás  de  la  guarnición  del  CáHao,  leva&tó 
en  Lima  un  ri^imiento  de  inninteria  al  mando  del  marqués  de  Monteni* 
eo  y  dos  de  eaDáIl0rfa¿  en  la  costa  del  Sud,  á  las  órdenes  de  D.  Dieso  de 
Chaves  gobernador  deCastroVii^itia,  y  deD.  Diego  Carrillo  de  Albot- 
nóK  dec^ues  conde  de  Montemar.  Acuarteló  como  doce  mil  hombres  de 
milicias,  todas  comandadas  por  el  mariscal  de  campo,  marqués  de  Me- 
na Hermosa  que  era  cabo  principal  de  las  armas  del  Pera,  y  mas  tarde 
gobemadfilrdeTanacona.  Envió  el  referido  Yirev  otra  escuadrilla  ea 
17^  con  tropa  y  mumciones  á  Panamá,  á  cargo  del  almirante  del  8ud  B. 
Pedro  Medranda,  y  fondeó  en  Perico  el  23  de  Marzo,  sin  haber  encontiir- 
do^al  enemigo. — Véaae  fizárro  D.  «Tcte^  general  de  ntatina. 

Se  d^o  que  el  Qobicamo  in||[iés  no  admitiendo  la  parte  que  le  tocaba  de 
los  caudales  tomados,  la  luso  distribuir  en  los  espeoicionarios.  Era 
Anson  contra-almirante,  j  su  victoria  en  1757  contra  la  escuadra  fran- 
cesa de  la  Jonquere  le  valió  el  ascenso  á  vice-almirante,  y  su  elevación  á 
la  dicrnidad  de  par  del  Beino  Unido.  Después  fíié  nombrado  primer  lord 
áú  iwBirantazgo,  y  almirante.  Murió  repentinamente  regresando  de 
pasear  su  jardín  deMoor  Park  el6  de  Junio  de  1762.  Su  capellán  Mr.  Bo- 
oins  redactó  los  Yiajw  de  Anson  y  parece  que  escribió  mas  de  su  ima^- 
nacion  que  verdades:  publicáronse  en  Londres,  1748. 

AHTB^mOU  T  CtSfB0— El  Dr.  D.  Jo9é  DB—naddo  en  Panamá  y 
procedente  de  una  íiunilia  visible.  Recibió  esmerada  educación,  y  en 
sus  estudios  huso  brillar  el  distinguido  talento  y  claro  ingenio  que  da-* 
ban  realzo  á  su  pasión  por  las  letras.  Dedicado  en  España  á  la  jurispru- 
dencia, sus  progresos  notables  le  ofrecieron  nombre  y  crédito  como  Dr. 


MT  289 

tót  leyM  y  eSiuáam^  Ko  dBBeaid6  tü  enlÜTo  de  otras  oienoiás  y  el  cM  iiüo- 
«uk  Istino  que  conocía  proííiiidaineiiter  eeipin  lo  prolMuron  ane  trnAUocio- 
aee  de  poetas  clásicos.  En  la  corte  de  Madrid  se  gnu^eó  bastante  aoep« 
toeion.  por  su  inteligencia  y  cnalidades .  personales;  y  condecorado  .con 
la  drden  miütar  de  Aleántaira^  yoIyíó  á  América  nombrado  fiscal  protec- 
tor de  la  Audiencia  de  Gbarcas.  £ste  apreciable  ma^strado,  digno  de 
reoibir  &yores  4^  la  fo^üma,  se  bailaba  destinado  á  snñrir  enceles  adver- 
sidades, y  á  terminar  pr^naturamente  su  carrera  en  una  liM^entable  tra- 
■gedia^  La  causa  que  promovió  tales  desgracias  fué  el  habérsele  enviado 
al  Paraguay  con  un  objeto  importante  del  seryicio. 
..  D.  I>fego  de  los  Seyes  Bahnaceda  evca  gobernador.de  diclia  provincia 
^n  infracción  de  la  ley  que  prohibia  optasen  este  cargo  los  vecinos.  c«^ 
sados  en  la  conforension  de  ellas.  Atribuíanse .  á  este  fiíncionario  dife* 
rentes  abusos,  yla  generalidad  de  las  quejas  animó  á  rT.  Tomás  .dei<Párr 
denas  áformiiíar  contra  él  una.sé^  de  acusación^,  que  vistas  en.la  Au- 
diencia de  Charcas  con  la  atención.  deb|di|,  jiieron  mérito  i  prc^viden- 
cias  de  esclarecimiento:  Cárdenas  dio  fianza  do  calomuia  por  la  suma 
4e  och^  mil  pesos,  y  el  tribunal  nomiiró  por  juez  de  pesquisa  al  fiscal, 
|K  José  de  Antequera.  Llesóeste  á  la  Asiúlcion,  abnó  el  juicio,  aireaM^ 
¿  Beyes  y  asumió  la  autoridad  gulMpinatiYa,  "pfxr  ^ue  para  ello  se  le  fair 
culto  eepresamente  en  un  pliego  cerrad0.de  la  Audiencia  que  debia  abrirr 
se  en  el  caso  de  ser  culpable  Beyes.  »B1  Yirey  del  J^ecd  por  su  parte  habla 
designado  á  Antequera  c<muo  gobernador  para  cuando  aquel  t^minase 
áu  período.  A  Beyes  se  le  sefEalópoir  cárcel  svmi^ma  casa,.^  aunque 
Camenas  pidió  se  le  pusiese  en  seguridad,  no  filé  tftejnrdidasu  instancia;. 
Iiueiro  queresultaion  efectivos  los  capltiads  de  la  c[enuuci%  dicho  ,Be-, 
yes  m^  de  la  Asoncioqí  acogiéndose  a  las  misiones  de  los  padres  de  ü 
compaSLia. 

IdOs  jesuitfMr  eraa  detestados  en  la  capitial  y  en  la  provincia,  por  qu^ 
dueflíOB  <^e  muchos  pueblos,  y  obedecidos  por  los  indios  guaranis  y  otros, 
que  anñabaa  cada  vez  que  les  con  veui%  acumulaban  en  gran  escala  los 
ganados,  tenian  monopolizado  el  comieroio  de  las  producciones  del  país, 
niada  pagaban  al  Erario  en  ningún  respecto:  co^pra^b^n  }os ,  fundos  rús- 
ticos y  mantenian  crecidos  talleres  en  que  uu  trabajo  constante  pro- 
yeia  cLe  arte£»<^to^  para  los  consumos  y  esfi^rtáciones,  sin  <Hie,  itadie  pu- 
diera en  estos  ramos  industriarfc  con  provecho.  £1  gobjsrnador  Beyes  ne- 
chura  da  los  jesiútas,  parcial  de  ellos,  algente  de  sus  miras  y  oTOraciones 
absorbentes,  care^if^por  tanto  de  independencia^  y  en  suaj^ceoimientos, 
a«^no8  de  la  just^^a  y  eqTtídad,  no  era  un  ffOTOrn^te  celoso  del  bien  pú- 
blico^ sino  instrumienlo  de  la  mas  insaciapi^  codicia.  Concluida  la  can- 
ea en  que  Beyes  habla  sido  llamado  ^  edictos  y  preeones,.  recibió  la  Au- 
diencia cartas  de  lais  corporaoioníes'  de  la  Asunpio'n  .dando  gracias  por  el 
nombramiento  de  Antequera  cuyos  hechos  en  el  gobierno  eran  los  mas' 
^rtados  y  benéficos,  deteniéndose  en  ello#,  elogiando  su  mérito  y  dán- 
dole por  autor  de  la  paz  y  sociego  de  que  antes  carecían. 

Pero  entretanto  la  influencia  de  los  iesuitas  empleada  con  tino  y  se- 
creto en  favor  de  Beyes  y  para  ,per4^r  a  Antequera,  alcanzó  por  medio 
de  calumnias  que  el  Yirey  de  Lima  í).  fYay  Diego  Morcillo  llegase 
Á  fonoar  del  fiscal,  el  peor  poncep'to,  y  lé  tubiese  por  un  turbnlen- 
io  y  declarado  enemigo  del  Bey.  Besolvió  que  se  repusiera  á  Beyes  en 
^gobierno  4  P^sar  4^  proceso  y  de  los  iiúindatos  de  la  audiencia.  Á  la 
instancia  que  hizo  aíquel  para  entrar  á  tomar  posesión,  determinó  el  Car 
piído  no  responder.  Entonces  él  en  las  misiones  de  la  compaftia  prest<í 
juramientoante  un  lujo  suyo  D.  Carloé  de  los  Beyes  haciendo  entender 
é  losindios  que  habla  para  ello  orden  del  Bey. 

37 


2§0  ANT 

Alborotada  la  provineia  con  Mti»  Baeeao,  éí  Cfebilfto  e^etübtioo  ez&o^ 
t6  á  Anteqoera  para  que  aquietase  loe  átumos.  £1  Cabildo  seoolar  pro^ 
testó,  como  los  militares,  contra  aqoelbeoho,  y  entonces  el  protector  £•- 
eal  ordenó  se  presentase  Reyes  en  la  prisión,  y  manifestase  al  ayuntoh 
miento  sn  tf  tnlo  qne  visto  seria  obedecido;  pero  qae  si  no  lo  hacia  se  I0 
aprehendiese.  £1  signió  al  abrigo  de  sn  cufiado  el  superior  de  las  misio- 
nes, donde  habia  otros  dos  padres  parientes  suyos;  y  ^tíxigid  t^eribles 
amenaasas  de  ir  con  ñiersas  de  indios  á  someter  la  cinaad.  (>eció  la  tiip- 
bacion,  y  las  autoridades  precisaron  i(  Antequera  á  salir  con  600  hom- 
bree. Á  observar  á  Reyes. 

£1  despacho  del  Virey  estaba  detenido  en  la  Audiencia,  que  le  repro' 
sentó  la  verdadera  situación  de  las  cosas,  anunciándole  los  peligros  y  e»- 
cándalos  que  con  motivo  del  juicio  seguido,  álterarian  el  (kden  ocasio- 
nando disturbios  de  muy  grave  carácter  por  que  estaban  probados  loa- 
delitos  de  Reyes.  Todo  lo  desoyó  Fray  Diego  Morcillo  reiterando  su  or- 
den para  ^ue  se  cumpliese  inmediatamente.  Hizo  dicho  Tribunal  una 
nueva  y  vigorosa  redamación,  diciendo  ^«e  procedia  conforme  á  las  le- 
yes en  un  asunto  Judicial  de  su  esclusiva  incumbencia,  y  que  si  el  objeto^ 
era  la  salida  de  Antequera,  nombrase  á  otra  persona  en  su  lusar  desder 
que  ya  habla  puesto  término  á  su  con^ion.  Cuidó  la  Audiencia  de  pa- 
sar al  y  irey  un  estracto  del  proceso  en  la  imposibilidad  de  copiar  proiK 
tamente  mas  de  siete  nril  foius  que  contenia. 

Reyes  en  unode  los  pueblos  de  las  misiones  en  que  resicüa,  se  titulaba 
gobernador,  ponia  gnardias  en  los  caminos  obligando  á  los  transeúntes 
á  que  se  le  presentasen  en  sefial  de  obediencia.  £sto  por  si  solo  bastoba 
para  que  mas  se  avivaran  los  rencores;  y  cuando  se  recibió  en  la  Asun- 
eion  una  copia  que  decia  Reyes  ser  de  su  título  de  gobemadcHr  autorisa- 
da  por  él  y  los  padres  de  la  compafiia,  el  Cabildo  acordó  contestarle  que 
no  merecía  fé:  notándose  de  su  tenor  que  se  daba  por  fundamento  de 
ese  despacho  y  de  la  nulidad  de  la  cansa,  el  haber  asumido  el  gobi^me 
el  juez  pesfj^nisador  contra  la  ley  que  lo  prohibía,  siendo  asf  que  Ante^ 
quera  ejercía  el  cargo  por  mandato  del  mismo  Yirey. 

Tratóse  deformaren  las  misiones  una  causa  contra  Antequera,  y  pa- 
ra procurar  acusadores  y  testigos  no  se  escusaron  feas  é  incidiosas  in* 
trigas:  allí  se  embargaban  bienes  y  se  cometían  otros  atentados  y  vio- 
lencias. Por  esto  el  Cabildo  y  el  gobernador  hicieron  cautelosamente 
tomar  á  Reyes  como  se  verificó  por  el  alguacil  ma^^  D.  Juan  de  Mena^ 
flevándolo  á  la  Capital  y  sngetandolo  á  prisión  en  la  casa  del  ayunta- 
miento. A  las  conminaciones  de  los  gobiernos  de  Buenod  Aires  y  Corrien- 
tes contestó  Antequera  con  urbanidad,  satisfaciendo  por  la  detención 
de  Reyes,  y  diciendo  que  la  Audiencia  obraba  con  vista  del  proceso  de 
que  el  Virey  no  tenia  conocimiento. 

£1  Virey  Morcillo  alucinado  por  los  guitas  insistió  otra  vez  en  lo  qne 
tenia  resuelto,  y  la  Audiencia  le  amplió  largamente  su»  reflexiones  de- 
fendiendo BU  Jurisdicción,  y  observando  con  estrañeza  que  ni  Reyes  ni 
BUS  paniaguados,  bien  instruidos  de  la  causa,  de  nada  se  habían  queja- 
do sil  Tribunal,  mientras  que  se  dirijan  al  Virey  con  sus  exigeneias,^ 
sin  traer  á  consideración  que  el  gobierno  de  Un  delincuente  no  podía 
ofrecer  mas  que  disturbios  y  venganzas.  La  cuestión  era  esclttsívamen- 
te  de  los  Jesuítas:  estaban  de  por  medio  sus  intereses  privados,  su  orgn^ 
lio  y  su  predominio:  preciso  era  qne  los  efectos  fuesen  según  la  medida 
del  valimiento.  Los  de  la  compañía  influían  en  la  elección  de  les  fon- 
cionarios:  les  convenía  tenerlos  subordinados,  y  el  asunto  era  de  mucha 
monta  para  que  lo  descuidasen  tolerando  autoridad  que  los  censurase  y 
atíbase  sus  abusos.  Nada  es  mas  odioso  é  insoportable  áloe  que  andan 


ANT  291 

yor  malgí»  moémiqam  étspmúts  de  qoienloe  emMMK»  y  oonteag»  en  sos 


.  I4»  matáíDUk  de  qpe  el  teniente  éa  líey  de  la.  placa  de  Buenos  Aires  D. 
gttltiaaar  Ctooia  Bos  iimtf  la  AannoioA  4  ooiocar  en  el  mando  áBeyes,  é 
Á  gobemiur  d  ansmo^  j^xodi^o  allí  nna  velieinente  reprobadon,  por  qna 
Bea«»  no  solo  de  la  ^utímidad  de  Beyes  sino  un  ardiente  partidaria 
da  loa  jacraitas.  Esta  medida  impoUtioa  en  sí,  peeal»  i  todss  Inoea  de  im- 
widieaeii»y.  y.  solo  pedia  agcadar  y  ser  de  utilidad  á  las  miras  de  aqnello^ 
Be.eelaliiX^  un  Cabildo  abierto  asistiendo  á  él,  los  eclesiástieos  y  prela- 
dos de  re^pnlares^  sin  preeemtscse  Aateqnera  en  la  reanion.  Por  ella  se 
deolacé  ap.o«aftTenir  da  ningún  modo  sí  Teeindarioni  ¿  ia  paz  del  país 
la  reomáon  de  dieiMs  iefes;  sesolviéndose  ademas  suplicar  rendidamen- 
te al  Vuegr  nomibrase  a  unapetsona  de  indq[iendenciay  probidad.  Y  sin 
«mbarspa  enando  Bos  anunció  gne  él  gobeniaria  en  virtud  de  despacho 
del  y  ixey*  el  Cabildo  le  exigió  remitiese  su  título,  á  lo  cual  se  negó  en  lo 
absoliKk»* 

B»g>Bemá.Á  Baenos  Aires  para  voItm*  eon  tropas  suficientes  como  se  ve- 
tífifióy  bien  apesar  da  Antequera  que  trabólo  -gas  eritar  la  guerra.  Une 
de  sus  arbitrios  fué  invitar  al  obispo  auaóliar  para  q;ue  entrase  en  la  ciu- 
dad, y  haciendo  que  al  efecto  le  dirigiesen  también  sas  jcnegos  los  pre- 
lados religiosos.  Jíira  D.  Fimj  José  de  Palos  obispo  kirpqriihta  ie  TatUlun 
enla  Mauritanis^  j  nombrado  coadjutor  de  la  Diócesis  del  Paraguay,  pev^ 
maneeia  en  las  snlsiones  de  la  compa&ia  tomando  parte  la  mas  activa 
«nlos  temegarios  designios  de  esos  padres  á  quienes  sirvió  con  mas  em- 
peño que  nadie  sin  reservar  medios  por  criminales  que  fuesen* 

Cuando  el  Ór.  Antequera  tuvo  oonocimiento.  de  que  en  el  Cabildo 
abierto  se  habáa  .acordado  defenderse  y.  oponer  Inerza  á  la  .InenEa  según 
4WB8taba  de  la  acta  formada;  impidió  que  el  pueblo  pasase  al  colegio  de 
la  oompo&ía,  temi^ido  se  cometiesen  desmanes  en  el  ealor  del  édio  y  del 
resentimiento.  Bste  subió  de  j^unto  al  saberM»  que  la  fuerza  armada  de 
les  jesuitae  se  hallaba  en  Tebmuari  al  mando  qe  los  padres  Poliearpo 
Biiffó  cor»  de  Santa  María,  y  Antonio  Bivera  cura  de  íkmtiago.  Ya  Bos 
estaba  oon  eUos  autorizaBdo  los  escándalos  y  depredaeiones  que  se 
haeian.  fístónees  el  Cabildo  amenazado  por  la  agresión,  y  repitiendo 
que  la  tropa  de  indios  de  los  jesuítas  tenia  siempre  ó  la  provincia  hos- 
tilizada»  aA>atida  y  privada  oe  sus  riquezas,  determinó  que  todos  toma- 
sen-las armas  paca  rechazar  á  sus  constantes  enemigos,  y  que  el  alcal- 
de lo  comunicase  al  gobernador  Ante<]iuera  para  que  concurriese  como 
capitán  general  y  diese  las  proaridencias  necesarias;  bien  entendido  qno 
si  se  esousabale  harían  responsable  4Le  los  da&os  y  consecuencias  que 
sobreviniesen.  Pero  que  no  lo  esperaban  de  él  por  lo  mucho  que  les  ha- 
4>ia  servid.0  aun  é  costa  de  su  reputación. 

Los  prooéUtos  de  los  jesuitas  no  han  perdonado  nunca  medio  alguno 
por  falso  y  calumnioso  que  haya  sido,  para  sincerarlos  y  defender  su 
«onducta  en  los  sucesos  del  Paraeuay.  Con  poca  suerte  desde  luego  por 
^ue  las  pKuebas  hablan  ai  lado  de  los  hechos;  y  aun  los  mismos  docu- 
mentos que  hicieran  valer  entonces,  están  desmentidos  |»or  otros  que 
pusieron  al  alcance  común  la  falsedad  de  su  tenor  y  su  viciado  origen. 
Contra  la  aegatíra  tenaz  de  que  esos  padres  intervinieron  en  las  luchas 
armadas,  no  se  necesita  mas  que  leer  las  cartas  siguientes. 

£1  padre  Francisco  Bobies  al  padre  Antonio  Bivera— (citado  arriba.) 

^^Fa»  Chriíü  y.  bvena  gnenxí» 
*^j^T  que  el  sefior  D.  Baltazar  hace  tan  poco  aprecio  de  tantas  y  tan  es- 


292  ANT 

*'■  «Boogfdas  y  aniíiiadMiiiilieiM  ooioo  tiene  bey  ta  mQoiía»  qae  diee  fiiev 
''  ra  temeridad  acometer  sin  el  auxilio  oorrentinof  Si  por  BoldadeadeH 
f*  cabaHo  lo  haée,  hay  tiene  800  ginetes  qae  sod  unas  águilas  á  oalMiao. 
^  Ahí  tiene  también  muy  baenos  cabos  de  la  Villa  que  están  deeeoaoé 

"  de  envestir Yeta  Y.  B.  la  ftmoion  ]g^erdida  por  mieiarla  mf^joxatf 

^  y  hacer  sineanglrela  heiida Todo'estó  qnecUi  ala  diseEocicn  de 

''  Y.  R.  á  qníeü  niego  am&re  Deé  lo  haga  son  el  emp^o  qne  soele  Y-  B» 
i*  Por  acá  no  oesttn  us  oraciones  en  lá  Iglesia  todo  el  dia«. •  .. .Habieñ- 
^í  do  ido  á  pelear,'  y  pudiéndolo  hacer,  están  oeiososen  nñ  lodaaal.... 
**  ¿Sioniera  para  mantener  él  fervor  en  los  soldados,  no  se  pnede  dar  de 
''  nocne  nn  aéalto  á  la  habitaoion  de  loe  priñeipál^  tocan»»  alarma  por 
'•'  otras  dos  partes  mas  distantes  para  divertidos,  y  coger  dé  ñápente  «U.^ 
^  cha  habitaoiónt  Llevan  pcgr  lo  mehos  ocho  trabucos,  los  Ltretanoe  y  de 
*^  la  CiMct^áon  éíj  qae  i^imlen  disparar  oadM^  nno  de  nna  ves  90  balas, 
**  y  en  el  estruendo  parecen  pedreros.  Ya  se  vé,  se  arriesgarán  álgnnaa 
"  vidas,  qae  en  las  presentes  circnnstancias  ya  es  necesario  arriesgar* 
'*  Con  esto  se  mete  noiror  al  enemigo,  que  consta  á  Y.  R.  los  modos  en 
^  qne  se  hallar  y  á  qnien  spjiameate  las  nuifias  y  ardides  ^  aquél  hmm 
*-^  caballero  le  mantiene;  y  qtnUado  este  todo  se  acaba:  |p<Mr  conservar  mi 
**  vidas  nO  se  puede  sorriesgar  unas  pocasf 

3BI  mismo  padre  Robles  al  gobernador  y  capitán  genesal  Q.  Baltaaar 
García  Rosy  decia  así;  ^ 

<<Hago  chasqui  al  maestra  da  campo  de  loa  c<«ientinos  poca  míe  do^ 
**  bien  las  jonwdas.  No  d^o  dé  hacer  continuos  chasq[uis  á  Iba  soldado» 
"  del  Uruguay  para  que  abrevieaL  y  aquí  les  doy  comida  para  el  enerpq 
"  y  áliniento  para^  eamipo.  Cada  incno  yale  por  muchos  Paraguayos^ 
f  si  ellos  haceiik  éampo,  é^  oamésa  para  les  cuervos»  aunque  ellos  se 
''  pondrán  en  cobro.  Puedan  si  quieren  alguna  escaxamusa  de  300  á  SOOfc, 
''  y  se  verá  q^en'ei»  cada  uno......Ta  despacho  las  500  vacas  que  U8, 

"  manda.  liuego  despaiohará  las  suyas  el  padre  Cristoval.  Bien  pnecU» 
'^  contribuir  la  Estampía  de  Caballas  con  el  seguro  de  qne  corre  por  oNeM* 
f<  la  de  17^.  su  saésfiMSeipnJ:' 

Los  vecinos  del  Paraguay  nopodian  haoec  otia  cosa  que  defender  sraa 
vidas  y  sus  bienes,  y  por  esto  salieron  á  campalla  en  húmero  de  3000  en- 
tre españoles»  indios  y  mulatos  con  el  Cabildo  y  el  gobernador  Anteqne- 
ra.  Empellada  un^  \iatalla  en  A^^osto  de  1724  que  no  era  dable  evitar, 
las  tropas  eont^rÍ|iilM^  fuerpn  vencidas  y  los  padres  Duftó  y  Rivera  quo 
dirigian  aquella  gueita  quedionn  pirisionf^tos.  La  mortandad  fáé  consi- 
derable no  tanto  por  las  anuas,,  sino  por  haberse  arroj[ado  id  rio  en  que 
so  allegaron  muchos  délos  vehoidos  jQnien  pocbria  sostener  qne  la  opi- 
nión tanunifomie  v  afianzada  en  motivo»  indispiitábles,  no  fué  la  qua 
produjo  é  impulsó  la  resuelta  voluntad  del  Para^ayí  Pero  el  dei^eoha 
y  la  novedad- de  la  eríáis,  cóbbo  el  édio  implacable  de  los  jesuítas  á  ese 
Antequera  qne  no  era  ni  quiso  ser  ún  humilde  siervo  de  su  altivez  y  en- 
grandecimi^to,'  hicieron  ffS9f  sebre  ^  tdd|^  la  responsabilidad  de  los  su- 
eesos.  Para' ello  le  acriminaron  dándole-  pear'  aut^  dé  las  qu^asy  des- 
contento que  existioqi  desde  mucho  antes  que  el  jDr*  Antequera  fuese  al 
Paraguay,'  y  que  sé  désarrolla^cm  con  los  nec^ivM  de  Reyes  y  él  proceso 
de  este.  La  calumnia  con  todo  él  veneno  de  sus  armas  se  puao  enjuego 
contra  él,  por  que  él  solo  era  el  blanco  de  la  envidia  y  del  rencor.  Jamaa 
pudieran  peidónarlé  la  honradez  con  que  hábia  rehusado  las  tentativas 
y  promesas  que  se  le  prodigaron  desde  que  principió  á  Henar  sn  éomi- 
sioii;  y  por  eso  dgeron  que  tenia  la  mira  de  enriquecerse,  y  que  su  co^ 
^cia  habia  sido  igual  á  su  ambición. 
'  Imitado  el  Yirey  marqués  de  Gastellfaerte  sacesor  de  p.  Fray  1>||9*> 


.KDMoMaio,  porkkiqípvQáoii  qne  oánMbMi  MBMjaaiet  iiOT«dad6tTe8tir 

'Sas  epn  «1  loiMye  lipmble  de  enoeadidiM  pasioneB,  se  dejó  «nrastrar  jm^ 

.deafi^uadoA  uífonnieB  y  diqtó  piovidimcÍA8  piopias  de  su  carácter  yíq- 

*leato  y  temerario.  Mím^  al  g«^¥Le^  P.  Bruno  Z^yala,  gobemador  de 

Baenoa  Aires,  qae  sin  dípio^  niiú^baae  fl  f^fMmAj  eoame^  snñcieiir 

te,  toouMM  á  ^Ateqaera  y  ^ó  remitiese  á  {Jma  .aí^ues  de  confiscar  soa 

t^^ene^  «ificieciendo  nná  crecida  soma  al  que  lo.én1(re|;)VM»  jíyo  ó  muerto. 

Ordeno  al  provincial  de  los  Jesuítas  que  proporcionase  .á  jSavala  giento 

de  annaSy  autoricé  á  éste  para  que  nombrara  ffobemador,  y  previno  .|il 

Obispo  Falos  contribuyese  á  la  paciftoacion  del  naia. 

Zavala  se  arregló  con  el  cabildo  de  la  AsuuetQU  preoe^endo  á  sns 
proTÍdencias  un  ind|iltp  ,que  otorgó  é  hizo  circular.  Antequera  no  sa 
moetr(^  dispi^esto  á  promover  nínsun^  resistenoia  aunque  mncbos  qne- 
ríac  encmninarlo  á  ese  partido,  fas  «nj^c^mstanoias  tenian  ya  otro  ca^ 
rácter,  y  como  no  podiau  oc^u^tarse  á  su  jM^ciljnMBipny  resolvió  venir  á  la 
capital  para  esperarlo  todo  de  la  justicia  uamaoJa  a  examinar  los  bechoa 
y  obrar  con  antecedentes  y  pruétifui.  @alió  libramente  de  )a  Asunci$«i  el 
S  de  Marzo  de  17S5  con  D.  Juan  Mena  y  se  diri|^  á  Cbuqujsaca.  Ko'  era 
po^^ble  ni  debiera  él  esperarlo,  que  la  Afidiencia  contrariase  las  resolur 
clones. del  nuevo  Virey  por  prestar  al  pr9:^pcto^  fiscal  un  apoyo  sin  oV 
ieéo  y  que  ya  no  Kabria  tenido  j^ndamaitfiOi  4ó>4^  V^  Antequera  esta- 
ba obligado  á  venir  á  Lima:  él  por  su  'parte  tampoco  intento  eludir  éi 
eumplimientp  de  esa  órdian  ni  conyenj|a  á  I09  ^bj^ejiii' entendidos  interesea 
desu  defensa. 

£n  Abril  dé  1726  lle|^on|(]^  capital  Aateqner^  y  Mena  quedando 
presos  en  la  cárcel  dJe  có;rte  y  sujetos  $i  juicio  quoj  debia  seguírseles 
por  la  Audiencia.  ^1  yirey  creía  que  con  activaí^  su  curso  no  sería  difir 
eil  su  pronta  conclusión:  perp  en  breve  empeiqó'jí^  conocer  que  una  caujBa 
4e  i^ta  nato^eza  tenia  que  prolongarse;  mn.cho  pfpa  .cuando  la  distan*- 
cia'jaá  los  testigos  bastaba  para  hacer  w^nm^  ^  ^xH^útaciones,  y  tkLejfae 
él  dia  en  que  se  viera  en  estado  de  sentencia. 

Dos  actuaciones  corridas  en  el  Paraguay  figpraron  en  este  proceso:  la 
mimera  fué  formada  en  las  misiones  por  los  Jesuítas  jugando  en  ella  el 
nombre  del  Obispo  PaLos^  y  apare<»endo  la  intervención  de  D.  Baltasar 
García  Sos  oomo  autoridao,  cuando  fué  rechazado  por  el  cabildo  de  la 
AsoncioD.  Estas  informaciones  las  tuvo  á  la  vista  el  Virey  Castellfuer- 
%dy  (ignorancias  la  Audiencia  de  CharciMi)  cuando  proccmó  á  dictar  la 
<Men.d94A  #  ¿oj^^erni^dor  de  Buenos  AJiés  ^^/^ffe^paraque  marchase  al 
Paraguay  y  remitiese  pjieso  all>r.  Antequera.  Iiiaségjiiilaaactnacioi^sa 
componía  de  las  declaraciones  de  UÁ  ^testigos  que  emanaron  de  dicho 
proceso  y  ¿  que  fué  preciso  acudir  posteriom^ente.  Las  recibió  pior  en* 
cargo  del  Virey  él  corregidor  de  Potosí  con^^  p.  Matías  de  Angles  y 
QortarL 

Yeam^  a]^oca  como  se  espresó  este  f^^ipnaríQ  concluida  su  comisión, 
al  diri^  al  Tribunal  de  la  InquisÍG|99  W»  .lAigA  denuncia  relativa  á 
los  hechos  atentatorios  de  Ips  padre9  de  la  Compa&ía  en  el  Paraguay^  á 

tn  de  que  llegaran  á  nptücij^  del  SPey.  Esta  exposición,  mas  que  prpl^a, 
.  el  citado  Anglé8CO];u9to4el48c]4kiBuláK  la  suscribió  en  Potosí  el  10 
4»  Mayo  de  1731  dos  meses  anjbes  del  suplicio  de  ^teqnera  eiji'  Lima:  ^ 
te  publicó  en  Madri^  en  la  imprenta  Real  el  afio  de  1769  estanco  lega^v» 
Wias  las  fUm^  de  Anglés  y  las  de  varios  documentpiS  .que  tiene  a^nn? 
ittoe.  Ha  sido  reimpresa  el  oQo  de  1863  en  el  tomo  4?  déla  obra  ''Los  Je- 
amt^  presentados  en  cuadros  históricos  á&?''  eeeri;fca  en  Luna  por  el  í)r. 
p.  Francisco  de  Paula  González  VigiL 
JoB^arenv»  deafuel  i^ipQrtante  dooumeji^to  lo  qu^e  se  contrae  al  i^xx? 


294  ANT 

ceso  de  Anteqnera  con  lo  demás  oondneente  á  probar  q«6  eeto  pemonirfe 
ftié  víotíma  de  nn  odio  entrañable  y  de  las  oalnmnias  é  inanditoa  artdfi^ 
cioB  que  manejaren  por  venganza  loa  padres  de  la  Compallía. 

"  2.  Y  Itallándome  oontinnamente  pnnzado  de  los  estímales  de  mi  qod.^ 
'<  ciencia,  y  de  loe  golpes  de  mi  afligida  considraraoien,  que  eoaocia  loa 
^  rierais  que  tenia  en  decir  la  verdad,  y  el  delito  qne  cometía  en  eállap- 
"  la,  detemiiné  romper  mi  silencio  para  desplegar  mis  graves  eserúpn- 
''  los,  dirigiendo  mis  j^alábras,  v  verdades  al  santo  y  recatado  tribnaal 
"  de  U.  8. 1.^  en  cuyo  inaccesible  sigilo  se  o<mservan  ann  las  mas  gra- 
<<  ves  materias  todo  el  tiempo  qne  la  Jnstieia  lo  requiere. 

*'  96.  Tres  sumarias  actuó  el  dicho  D.  Baltasar  García  Bos,  una  en  el 
'*  puerto  de  Santa  Bosa,  otra  en  el  rio  Tebicuarl,  y  la  tercera  en  la  ciadad 
^  de  las  Corrientes;  y  todas  las  remitió  al  Ezemo.  Se&or  Virey,  y  debo 
**  decir,  ^ue  todos  los  testigos  que  declararon  en  ellas,  son  notoriamen- 
**  te  apasionados  de  los  reverendos  padres  de  la  Compaüía,  y  deD.  Die- 
^  go  de  los  Beyes,  y  algunos  de  ellos  estaban  fugitivos  de  la  provincia^ 
"y  retraídos  en  los  pueblos  de  los  dichos  padres  por  las  causas  graves^ 
^que  se  les  hablan  hecho  en  la  ciudad  de  la  Asunción,  y  no  solamente  tn-^ 
''  vieron  las  sumarias  este  grave  defecto,  sino  que  se  les  añadió  el  muy 
'^  inicuo  é  ix^usto  de  firmar  á  ciegas  los  testigos  todo  el  contesto  de  las 
'<  declaraciones,  que  hacia  y  dictaba  D.  Bloque  Herrera  (que  asistíd 
"  siempre  á  dicho  D.  Baltassar)  lo  cual  se  conoce  con  evidencia  en  el  mis^ 
"  mo  estilo  parrafeado^  y  conforme  de  las  cláusulas,  que  distan  infinito 
"  de  la  capacidad  y  estilo  limitado  que  tienen  los  sujetos  que  he  comii* 
**  meado,  y  se  han  ratificado  en  ellas:  pues  aunque  kms  que  han  compa- 
**  recido  confiesan,  que  las  dichas  declaraciones  son  suyas,  y  las  han  ra- 
**  tificado;  es  cierto  que  en  las  preguntas,  que  yo  les  hacia  d^itro  y  fno* 
''  ra  del  juramento,  conocía  la  incapacidad  é  ignorancia  de  los  mas  de 
**  ellos,  y  el  imposible  de  que  pudiesen  haberse  esplicado  en  el  modo  y 
^'  con  los  pensamientos,  que  tienen  las  dichas  declaraciones  de  las  su- 
'^  marias;  pero  todavía  se  comprueba  esto  con  otra  superior  é  instm* 
^  mentid  evidencia,  y  es  la  de  que  el  mismo  B.  Boque  de  Herrera,  ha- 
'^  biéndole  encontrado  al  volver  del  Paraguay  en  la  dudad  de  las  Cor- 
''rientes,  y  visitándome  algunas  veces  me  dQo  con  toda  claridad  que 
^  habiendo  conocido  el  x»oco  espíritu  é  inteligencia  de  dicho  D.  Baltasar 
**  (en  la  primera  ocasión,  que  pasó  al  Paraguaj^  á  reponer  á  D.  Diego  do 
^  los  l^yes  en  el  gobierno  y  no  pasó  del  rio  Tebiquari^  y  reconociendo  «1 
**  desconsuelo  que  tenia,  le  dije,  no  le  dé  cuidado  niseafi^a  U.  S.  qne 
**  yo  le  sacaré  en  volandas  de  todo,  y  lo  dispondré  de  suerte,  que  él  se- 
"fiwr  Virey  consuma  de  una  vez  á  estos  picaros  del  Paraguay;  y  que 
**  habiéndose  retirado  á  su  toldo  ó  carretón,  hizo  nn  auto  laii^o,  que  lo 
'*  firmó  el  mismo  D.  Bidtazar;  y  á  su  tenor  hizo  las  declaraoiones,  que 
^'  firmaron  loa  testigos,  porque  eran  unos  badulaques;  y  si  no  hubiera 
^'  sido  por  él,  no  hubiera  hecho  cosa  D.  Baltazar,  ni  se  hubiera  sabido 
**  manejar:  palabras  ciertamente  del  dicho  D.  ^oque,  y  tan  precias  y 
^  naturales  suyas,  que  no  las  dudará  ninguno  de  los  que  lo  oonoeen.  Y 
^'  también  es  igualmente  cierto,  que  todos  los  mas  de  estos  deolarantea, 
*'  como  se  mantienen  con  el  favor  de  los  padres,  y  les  permiten  lft«ntra- 
^  da  á  sus  pueblos  y  asistencia  en  ellos,  fiándoles  algunos  eisotos,  eotk 
"  que  se  vandean  y  mantienen;  viven  tan  sietes  y  resignados  á  dichos' 
"  padres,  que  por  complacerlos  declaran  heregías,  y  están  muy  segtaos 
♦*  de  que  no  les  puede  sobrevenir  daño  alguno,  porconourrir  estas  y  otra» 
"  cosas  muy  iigustas,  como  sea  en  beneficio  de  sus  reverencias;  y  ad»- 
f*  mas.  de  esto  he  conocido  y  esperimentado  en  alanos  de  los  parciales- 
i^  de  dichos  padres  unas  iniquidades  ostraordiiiarias,  y  mi^  depravadas 


AOT?  296 

^^iirteiieioÉMy  y  de  IfMfldgoiM  dáoste  prendas  haoeii  les  padres  1a  m»- 
*'  yor  ettónacioBy  j  ponen  grande  emp^  en  ampararlos  y  defendemos; 
^*  pofqoe  saben  que  no  reparan  ni  esorapuUzan  en  serrirlos  con  sos  pep- 
*' BOBasy  ooD  sos  finnás  en  cuantas  iBoostioias  intentan  los  dichos j^ 
^dxBB.  FOrenyasoTidentes  y  constantes  rasónos  deben  ser  desprecia^ 
<<  daifas  dichas  tres  siimariaBy  y  reputadas  por  inatammentos  injustosi 
**  £dsos  éindjgnoe  de  qoe  por  ellos  prooedan,  ni  determinen  loe  tribu^ 
**  nales  y  jneoes,  qno  deseen  y  deben  obrar  en  Dios  y  ^i  jnstíeia^  y  asi 
**  loí^Éento  y  lo  conoaoo  con  firme  y  católica  realidad. 

"  85.  Otras  mncbas  cosas  espone  en  la  espresada  infonnadon  somaria» 
**  y  relación  el  dicho  D.  Baltazar,  qne  distan  notablemente  de  la  ver- 
^  dad;  por  que  el  director  que  llevó  para  estas  cosas  y  ordenación  de 
"^  papeles  6  inetmmentoe,  es  el  refendo  D.  Boqne  de  Herrera,  hombre 
''ran  inquieto,  de  tan  injusta  y  penudioial  cavilación,  y  de  tan  destro- 
mpada conciencia,  que  aunque  me  dilataara  mucho  en  definirlo,  siempre 
**  quedara  corto  para  lo  qttc  merecen  sus  odiados  procedimientos;  y  el 
^  conc^9to  en  que  lo  tienen  en  las  ciudades  del  Paraguay,  y  las  Comen- 
*'  tes  y  Santa  rey  de  las  cuales  lo  han  desterrado  por  falsaiio,  caTiloso,y 
"  perturbador  en  dirersas  ocasiones,  como  le  consta  al  dicho  D.  Baltaasar, 
^  que  oonfirmó  siendo  gobernador  en  Ínter  de  Buenos  Aires,  una  senten-* 
m  cía  de  destierro  que  ñilminó  contra  dicho  Herrera  un  alcalde  ordi- 
^  nario  de  ]|ts  Corrientes  por  una  enorme  falsedad  que  ejecutó. 

<^86.  Después  de  concluida  la  referida  sumaiiay  los  informes  en  ol 
'*  pueblo  de  Boditafiosa  de  dichos  padres,  y  remitídoles  al  Eterno.  Sefior 
"  Arzobispo  Yirey,  se  volvió  á  Buenos  Aires  el  dicho  D.  Baltazar,  y  á 
**  pocos  días  de  su  llegada  se  recibieron  en  aquella  ciudad  nuevos  despar* 
**  chos  y  providencias  de  S.£.  I,  libradas  y  espedidas  según  estos  y  otxos 
''  semejantes  informes. 

**  90.  En  eÉbe  estado  todo  fué  bullir  en  las  misiones^  armamentos  y 
"  preparativos  de  eJecntlTa  guerra,  y  marchar  destacamentos  de  Indios 
"  annaáss  de  unos  pooblosá  otros;  ensay^dolos  y  adiestráidolos  los  p»- 
«  dres  cu  el  ^rsicio  y  manejo  de  las  armas,  y  alentándolos  con  las  gran* 
''  des  promesas,  que  haciaa  á  los  indios  de  las  remuneraciones  y  muchos 
<'  déqpojps,  que  tendrían  delosospa&oles  y  familias  vencidas  del  Fara^ 
*^jgíaiiy.  Y  hallándose  en  las  dichas  misiones  el  sefior  Obispo,  viendo  es* 
''  tos  ^teiMEUBafcivos,  se  desentendió  de  ellos,  taaalogrando  la  mas  gloriosa 
''  oeasioii  deieiarcitar  sa  celo  pastoral,  deteniendo  estos  mareiáles  apa^ 
*'  ratos  que  solo  prometían  sangre  y  mortandad  y  podiendo  pasar  con 
'^  toda  la  dili^endftal  Paragnay  Á  ejecutar  lo  mismo  coa  aqueUos  veel* 
^<  nos  sus  ovej'as,  que  tenían  noticia  de  todas  estas  violentas  disposioio* 
^*  nes,  y  sin  duda  alguna  hubiera  logrado  en  ellos  cnaato  hubiera  solioi* 
**  tado  y  pretendido. 

"  lf)6.  Con  ol  nombramiento  do  juez  para  la  dicha  provincia  del  Para- 
^'  guüay,  y4o8  demás  despachos  que  se  sirvió  remitirme  el  Excmo.  Sefior 
*'  virey  marqués  de  Castellfuerte,  recibí  una  carta  de  S.  E.  para  el 
^^  Dlmo.  Sefior  Obispo  Palo8>  la  que  enla^gué  en  mano  de  su  luma.'  el 
**  mi»io  dia  que  llegué  á  la  ciudad  de  la  Asunción;  y  habiéndola  abierto 
**  y  ieido,  me  d^o  su  Illma.  que  el  sefior  Virey  le  hacia  una  gran  recomen- 
**  dación  de  mi  pensona,  y  que  le  encargábame  atmidieBe,instruyeBe  y  di- 
'^  rigiese  con  un  gi^n  celo  y  comprensión,  para  todo  lo  que  pudiese  oon- 
^  ducir  al  mejor  é^dto  déla  comisión  que  llevaba.  Y  deanes  de  estos  es- 
^*  presiones  y  otras  á  este  tenor,  que  su  Illma.  me  dijjo  contenia  la  cart« 

a  !^  ^.^'  ^  **  "^""^  ^^  ^  *^'  P*™-  ^^®  ^^  <V^^  mas  bien  enterado 
'*  de  ella. 


^^ 


mt 


**  107.  Y  oomo  entonces  ymného  tiempo  después  de  mi  llegada  aC 
^aquella  oindad,  no  snpe  naa»  de  lo  qae  llevo  esprenudo  en  este  infinrme; 
^'poique  con  el  eniso  del  tienitoo,  esperienoia  y  manejo  de  las  eosaa,  laü' 
waí  viendo  7  comprendiendo  claray  individual  y. desapasionadamente;  y 
'no  tenia  yo' el'  mas  leve  mothro  para  descoññar  de  sa  Jlostrisima^  m 
f<)teer  qoe  en  sn  respetable  digniaadr  cupiesen  afectos,  ni  pasiones  tan 
'eüipefia&aBy'mayormente  debiendo  proporoioBasnnt  lo  que  el  Exorno,  se- 
'llor.yirey  espresaba  en  su  cartí^  y  no  teniendo^  ni  jp^diendo  tener  de 
'recien  llegado,  conocimiento  de  las  personas  desapasionadas  é  indepen- 
'dientes  de  aquélla  provind%  porque  la  mayor  parte,  por  no  decir  to- . 
'das,.,ac4sten.en.sus  chácaras  y  estancias  distantes  de  la  ciudad,  y  solo 
'bi4*Á  á  elllk  <mando  les  preciM  y  tienen  alguna  urgencis^  y  mandando- 
fseme  ei^  loe  dichos. despedios  quedespues  de  algnnas  diligencias  exanú- 
*nase  luego  al  punto,  ^treinta  testígos  indepenouentes  y  desapasionados 
'por  las  preguntas  diel  Interi^QgatQrio,  hecho  por  elFÍBcal  de  esa  real  A^^ 
'diencia;  j  que  después  prosiguiese  á  la  actuación  de  las  dicmaj^  i»ersonas 
ly  larguwna^ probán;Eas;  puesla'que  se  dio  por  parte  de p.  José  dé  An- 
;ftequera  tenia  ÍH  prM^utas;  y  el  interrogatorio  q|ie  presentó  paca  la 
^uVa  el  apoderado  de  D.  Juan  4é  Mena^  se  epmponia  de  18^,  todo  Ib  oual 
'se  había  de  Secutar,  dentro  del  término  de  prueba  de  ^os  dos  a&os.  T 
fciiando  llc^é  al  Paraguay  Jiábía  corridpya  mas  déla  mitad  del .  espro». 
'sacio  téxminpj'por.cuya  ra^n  me  ííei6  mas  preciso  redoblar  el  traiMyo, 
'poique  nb  me  faltara  tieiápo* 

•(  108.  lt  déseimÜb  y&  cumplir  perfectamente  con  mi  oblijpiclon,  con 
''mi  conciencia  y'  con  lo  qué  se  mé  ordenaba,  y  viendo  el  imposible  de  po- 
''der  conocer  yo  los  verdaderamente  independientes  y  desapasionados  dé 
"I6s  lances  dé  aquella  provincia,  me  vi  precisado  (y  no  con  poco  consue- 
"lo  por  entonces)  de  comunicar  esta  fuerte  duda  con  S.  8.  X  por  las  ra- 
''20nes  que  d^o  referidas;  y  apenas  la  comprendió,  me  d^o:  qbe  ertf  un 
"imposible  el  que  se  mé  mandaba^  porque  como  habia  de  conocer  yo  db 
'^leáéirllegado,  los  vecinos  de  aquélla  provlnciáfdiUíítada^  ciíando  aiut  eh 
"mnchu  tiraspo  dé  demoraren  la  dudádf  seria  diflcultoso  el  conseguirlo; 
"y  se  me  ofreció' el  setLor  Obispó  á  nominarme  las  personas  saoas^  inde- 
''jpendieñtes  y  desapasionadas,  para  que  yo  laS  mandase  llamar  y  eompsh 
"recer  pormedio  del  maestre  de  campo  general  B;  Martin  de  Chavarri.  dé 
"quien  me  hizo  especiales  Regios,  y  entonces  le  signifiqué  á  &  I.  con  él 
'^nsyiMr  fervor  de  mi  cdoy  de  mi  pundonorosa  obligaiáon,  que  se  dignan 
"se  de  atmdcr  v  mirar  la  gravedad  del  caso,  y  qtie  en  materia  de  tanta 
''entidad  y  Justificación,  reparase  que  ponía  en«us  manos  mi  conoiencia 
"y  tpda  lar  eoúfiahza  qóehaeía  de  &  £  el  Eiccmo.  seSor  Yirey;  y  eomO 
"principe,  pastor  espiritual,  consultor  y  &yoreéedor  mió,  mediase  en  este 
"punto  por  las  sendas  del  acierto  y  de  la  mas  pura  é  independiente  raaofi 
"y  justicia,  que  era  la  que  deseaba  seguir  en  todas  mis.  acciones,  ma3iM>r- 
"mente  en  la'clecéioñ  de  los  treiiita  testigoB  independientes  que  hablan' 
'^de  declarar. 

.  "  110.:  Pues  Cbn  toda  esta  recargada  espresion,  que  tah  vivamente  hb- 
"ce  á'S.  I:,  sin  embargo  Conocí  deSpUes  que  los  tales  testigos,  que  hablan 
"de  ser  independientee,  vinieronmUchos  sumamente  apáncmados,  renco- 
"xosos  y  bien-inducidos,  asi  de  los  vecinos  del  Paraguay  que  décli»raron^ 
"comode  seis  á -siete  vecinos  de  la  vüla  rica  del  Espíritu  Santo,  que  son , 
"por  la  mayor  parte  parciales  declarados  de  los  reverendos  padies,  por 
"tas  razones  que  espresé  al  principio.  Y  comió  cuando  loU^^  á  conocer 
"y  comprender,  ya  era  taide^para  el  remedio;  me  quedé  solo  con  el  pro^ 
'Tundo  sentimiento  de  ver  frustrada  mi  intención  por  el  mismo  medicr' 


Aiít  á97 

^^qiie  me  paceeió  y  me  debió  parecer  el  ms»  seguro,  como  aatorisado  y 
^^recomendable. 

^*  111.  Habiendo  oonoluldo  la  causa  criminal,  qne  actué  contra  D.  Ba- 
<<iaon  de  las  Lilanae  j  estando  á  los  últimos  de  la  qne  se  sigue  contra  el 
^maestre  de  campo,  seneraLD.  Sebastian  Fernandez  Moutiel,  y  para  em- 
"pezar  la  probanza  de  los  dichos  treinta  testigos  independientes,  que  ba- 
dián de  declarar  al  tenor  del  interrogatorio  referido  del  señor  Fiscal; 
'habiendo  yo  pasado  Á  visitar  á  8. 1.,  después  de  haber  conversado  sobre 
'^varios  asuntos,  me  d\jo:  que  tenia  por  cierto  que  en  dicho  interrógate- 
*hño  se  contenta  la  pre^j^ta,  ó  preguntas  sobre  que  declarasen  los  testi- 
'^£08  los  da&os,  perinicios  y  menoscabos  quehabian  recibido  los  re  veren- 
^aos  padres  de  la  Compañía  en  au  colegio  y  haciendas,  con  la  espresion 
'^qae  hicieron  de  sus  reverencias;  y  conociendo  yo  que  S.I.  y  losreveren- 
"dos  padres  sabían  ya  el  contesto  de  dicho  interrogatorio  por  las  cartas 
^'qne  recibieron  de  Lima,  le  dije  como  en  duda,  que  me  paréela  que  sí^  y 
''que  estaba  en  inteligencia  de  que  se  contenía  lo  que  S.  I.  me  espresaba: 
"j  entonces  me  dvjo  con  gtaaáe  efícácii^  que  seria  muy  importante  el 
^^qne  yo  suprimiese  y  no  hiciese  mención  de  tales  preguntas,  sino  que  las 
'wvase  y  pasase  á  las  siguientes  conloe  declanmtes.  Aseguro  i  US.  que 
^esta  especie  me  causó  notable  y  repentina  novedad,  pero  sin  detenerme 
^^respondí  á  S.  I.,  que  cómo  pedia  hacer  yo  semejante  cosa,  que  la  consi- 
'^dcmba  conao  un  quebrantamiento  espreso  de  lo  que  se  me  ordenaba  y, 
"que  no  pedia  de^ar  de  leer  ñelmente  Á  los  declarantes  todas  las  pregun- 
"tas:  que  el  ministro  que  las  había  formado  sabría  la  importancia  d» 
'^ellas;  y  en  medio  de  éstas  y  otras  espresiones  que  le  hicew  volvió  á  insia- 
"tir  de  nuevo,  diciéndome  que  importaba  mucho  para  el  crédito  de  los 
'padres  el  do  tocar  estas  preguntas;  porque  aunque  sds  reverencias  ha- 
'^an  escrítoal  seflor  Virey,  que  hablan  tenido  considerables  pérdidas  y 
"menoscabos  en  la  dicha  espulsion,  pero  qUe  no  había  sido  así,  porque 
"era  muy  cierto  y  notorio,  que  no  hablan  padecido  atraso  ni  quebranta 
"que  pudiera  lleear  á  trescientos  ó  cuatrocientos  pesos;  y  que  sena  muy 
"reparable,  que  los  testigos  dijesen  y  declarasen  la  realidad  de  lo  que 
'^hjQíMa  sucedido,  cuando  ésta  era  contraria  á  lo  que  sus  reverencias  na- 
'^iau  informado:  de  que  resultaría,  que  se  hiciese  menos  juicio  y  estima- 
"oúm  de  las  quejas  y  representaciones  de  dichos  reverendos  padres.  Ya 
"?olví  de  nuevo  á  admirarme  de  oir  semejantes  razones  en  un  prelado, 
"en  quien  debe  estar  tan  impreso  el  amor  á  la  verdad  y  á  la  justicia;  y 
"en  medio  de  todo  lo  qne^oie  persuadió  S.  L  me  mantuve  firme  en  que  ntf 
"pedia  ocultar  ni  vanar  las  espresadas  preguntas  del  interrogatorio,  y 
'procuré  mancharme  con  el  mayor  re^«to  y  atención  posible,  moviendo 
"otras  especies  para  salir  de  aquella  conversación,  que  Verdaderamente 
"me  fatigaba  y  oprimía  mucho;  y  conocí  que  S.  I.  no  quedó  nada  gustoso 
"de  mi  esensaeion^  y  yo  me  quedé  mucho  mas  atónito  de  semejante  pro«' 
"puesta. 

"  113.  De  allí  á  iaes  dias  vino  el  sefior  Obispo  á  honrarme  á  mi  casa  y 
"después  de  las  precisas  urbanidades,  y  sin  dar  lugar  á  otra  especie^  me 
"d^o;  ya  he  disenrrido  un  modo  niuy  seguro  para  que  U.  no.toque  ni  ha- 
"ga  menáúou  de  las  preguntas  del  interrogatorio,  y  quede  con  toda  buena* 
"<^iniony  crédito;  y  aunque  yo  me  volví  á  asombrar  con  nueva  fati^  de 
"ver  eaS.  L  éste  tan  pornado  tezon.  le  respondí  que  cual  era  el  medio,  y 
"entonces  me  digo:  que  escríbiiía  al  Excmo.  señor  Virey,  participándolo 
*%a  razones  que  ya  me  había  espresado^  y  que  claramente  le  diría  á  S.£. 
"^ue  la  culpa  ó  reparo  que  se  podía  pkmer,  recayese  en  S.  I.,  y  que  se  ha- 
"xuk  carso  de  ella,  y  que  ademas  de  esto  me  lo  agradecerían  muy  cumplK 
'^teaoüle  loa  dioiios  reverendos  padred, 

38 


mi  ANT 

'^  116.  En  fiívclebo  decir,  para  crédito  de  la  verdad  y  descargo  de  mi 
"obligación  y  mi  conciencia,  que  todo  ó  lo  mas,  ^ue  han  declarado  lo» 
"treinta  testigos  por  el  interrogatorio  del  sefior  Fiscal,  es  tan  irjasto  y 
"tan  falso,  como  lo  qne  declararon  los  testigos  de  las  sumarias  que  hizo' 
"el  coronel  D.  Baltazar  Gareia  Bos,  aunque  se  han  ratificado  en  ellas, 
"como  dejo  espresado;  porque  en  unas  y  otras  han  procedido  con  pasión  y 
^'cbn  malicia,  inducidos  y  sugeridos  fuertemente;  y  ios  demás  testigos  que 
"ha  presentado  el  apoderado  de  D.  José  de  Antequera  pan»  la  probanza 
"que  ha  dado,  y  los  que  asimismo  han  concurrido  {Mira  la  de  D.  Jnan  de 
"Mena  y  Yelasco,  por  lo  comUh  de  ellos  declararon  la  rerdaddelas  can- 
osas, y  han  producido  con  justificación;  pnoi^e  muchas  cosas  délas  que' 
"confiesan  y  declaran,  se  están  viendo  patentes  y  manifiestas  al  cielo  y  ék 
"los  hombres,  que  no  tienen  vendados  los  ojos  de  una  ciega,  maliciosa  y 
"depravada  pasión;  y  estos  testigos  de  las  últimas  probanzas,  como  que 
"aman  y  anhelan  la  justicia,  se  quejan  y  elaman  de  tantos  agravios,  in- 
curias, atrasos  y  desaoros  que  £an  padecido  y  padecen  por  la  mortal  ene- 
'4niga,  é  injusta 'persecución  de  los  padres  cm  la  Gompafifa  y  sus  secua- 


"CCP. 


"  117.  En  una  de  las  últimas  con  versaciones^  qife  tuve  en  el  Par^nay 
"con  el  dicho  sefior  Obispo  Palos,  me  d^o  con  grande  firmeza,  que  D.  Jo- 
"sé  de  Antequera  se  había  perdido  por  su  cnlpa^  y  que  había  malogrado 
"su  buen  entendimiento;  por  no  haber  imitado  aD.  Baltazar  García  Bos,^^ 
"cuando  fué  gobernador  del  Paraguay  que  en  un  todo  se  sigetó  á  los  re- 
"verendos  padres;  y  le  valió  muy  crecioa  porción  de  caudal,  porque  des- 
"de  que  llegó  á  la  ciudad  de  Santa  Fé,  entregó  al  padre  procurador  de 
"misiones  toda  la  hacienda  de  géneros  y  mercancfas  c|[ue  llevaba;  y  éste 
"los  despachabaen  las  embarcaciones  de  dichas  misiones  Á  aquellas 
"doctrinas,  y  especialmente  á-  los  cuaisro  imeblo»  nombrados  que  están 
'^as  inmediatos  al  Paraguay,  y  con  las  demás  crecidas  j^orciones  de 
"efectos  y  mercancías,  que  se  conducían  de  cuenta  de'  dichos  padres 
"para  el  mfico  ^ue  tienen  con  los  vecinos  de  la  Villa  Rict^  y  la  de  Ca- 
"rc^ati,  embebían  también  los  que  perteneeian  á-di<^o-D.  Baltazar,  y' 
"cobraban  los  padres  el  importe  en  el  mismo  efecto  de  yerba  y  demás' 
"cosas,  y  las  conduelan  por  su  mano^  y  en  sus  mismas  embarcaciones 
"al  procurador  de  misiones  del  colegio  de  Santa  Fé,  y  éste  las  vendía 
"á  plata^y^leapartaban  á  dicho  D.  Baltazar  las  cantidades  ^uele  cor- 
"respondían,  descontados  los  costos  y  gastos,  y  libraba  j  di8p<mía  de 
"ellas  como  le-parecíaj  y  que  todas  las  remisiones  de  hacienda  y  mer- 
"caderías  para  dicha  negociación  de  D.  Baltazar,  se  encaminaban  (aun' 
"actualmente)  por  mano,  dirección  y  manejo  de  dichos  reverendos  pa^ 
"dres,  y  con  mas  especialidad^  en  el  tiempo  que  íhé  gobernador  de  di- 
"cha  provincia  del  Paraguay;  y  afiadió  su  iíustríslma  que  en  el  poco 
"tiempo  c^ue  le  duró  di<£o  gobierno;  adquirió  mas  caudal  por  este  me- 
"dio  que  silo  hubiera  servido  muchos  afios;  porque  como  los  procurado- 
"res  y  padres  curas  de  dicha»  misiones  son  tan  diestoos  oomeroiantes, 
"procuraban  darle  mucho  aumento  á  lo  que  vendían  y  manejaban  de  su 
'^suenta:  y  concluyó  S.  I.  diciendo,  que  si  D:  José  de  Antequera  hubiera 
'fhechoie  mismo,  taviera^mucho  caudal  y  estimación,  y  los  padres  le 
'hubieran  fíAvorecido  y  no  se  viera  en  los trabtdos  que  padece,  por  haber' 
"caminado  por  otras  Imeas  y  desazonado  ú  dichos  reverendos  padres. 
•    "  119.  Con  estos  manejos  y  facilidad,  que  tienen  los  dichos  padres 
"para  habUitar  las   dependencias  y  negociados,  dominan  en  los  go- 
'N[>emadores  y  jueces,  y  muy  especialmente  en  los  señores  obispos,  que 
"les  consignan  las  remisiones  de  caudales  á  Espafia;  y  por  las  reeomen- 
"daoionw  y  agencias  de  los  padres  esperan  y  consígaeQ  los  asoenaos  ^ 


áNT  299 

-^  oiii^ores  mitran  7  por  loffiar  ¿ate  tan  anheludo  fia  de  sos  deseos  (que 
"  lo  es  en  la  mayor  parte  de  los  seQores  obispos)  no  reparan  en  compla- 
^  oer  á  los  dichos  padres  en  cnanto  imaginan.  Y  annqne  mnchas  de  las 
*^  ooMs  que  intentan,  lastimAn  1a  razón  y  la  jasticia^como  los  «eQoíes 
*'  obispos  no  tienen  valor  ni  oonataaoia  para  contradecirlos,  se  dejan  Ue- 
"  vardel  corriente,  y  ai^bradirlas  y  fomentadas,  como  lo  ha  ejeontado 
<'  el  Ilbno.  sefior  Obispo  D.  £ray  «losé  de  Palos  en  varios  informes  qne 
*^  ka  hecho;  y  especialmente  en  ana  carta  impresa  en  Lima  y  en  las  mi- 
^  siones,  qne  escribió  sn  Illma.  respondiendo  á  otra  de  D.  José  de  Ante- 
*'  qnera,  en  qne  verdaderamente  corrió  el  seüor  Obispo  la  ploma  con 
**  grande  empeño  y  energía;  pero  tan  apartado  de  los  sucesos,  qne  no 
**  quedaba  poco  lastimada  la  razón  de  ver  tan  gravemente  autorizados 
<<  nnos  oasosy  v  anas  ponderaciones,  que  no  tienen  mas  fundamento, 
^  qne  el  haberlos  querido  imaginar  los  que  á  S.  I.  se  las  refirieron  o  los 
''  que  qnisieron  infiuirlas  ó  suponerlas. 

*^  120.  T  para  que  U8.  se  sirva  de  disculpar  ésta  tan  clara  espresion, 
**  qne  parece  se  opone  á  la  modestia  y  eoñsideraeion,  con  que -se  debe 
*'  tratar  á  los  seliores  obispos;  .y  que  verdaderamente  el  sigmfícarlo  me 
*^  euesta  muy  penetrante  oolor;  y  así  mismo  para  que  US.  conozca  hasta 
'*  donde  se  estiende  el  empei&o  y  la  pasión,  me  veo  precisado  á  manifes- 
''  tar  y  declarar,  que  por  el  afLo  de  17¿4  ó  1725,  estando  el  Illmo.  sefior 
"  D.  Fr^  José  de  Palos  enla  ciudad  del  Paraguay,  escribió  al  padre  Jo- 
"  sé  A^irre,  rector  del  colegio  grande  de  Gordo  va  del  Tucuman.  pro- 
vincial que  habia  sido,  remitiéndole  cuatro  ó. cinco  firmas  en  blanco; 
cada  ana  en  su  pliego  de  pt^el,  para  que  dicho  padre  José  Aguirre, 
que  habia  sido  el  factor  «y  fomentador  de  los  distorbios  del  Paragoi^, 
las  UenascL  y  pusiese  todo  lo  que  le  pareciera  conveniente,  y  las  xe- 
**  mitiese  á  o.  AL  y  al  Excmo.  sefior  yirey  con  las  fechas  qne  llevaban 
"  del  jParagoay.  don  efecto  lo  ejecutó  eldidio  padre  Aguirre,  agregan- 
''  do  á  «ada  firma  varios  pliegos  escritos  con  largas  reliMioues  y  volun- 
*^  tanas  suposiciones,  todas  contratos  vecinos  del  Paraguay.  í  en  Ma- 
"  drid^  en  Lima  han  hecho  grande  operación,  y  se  les  na  dado  grande 
*'  crédito  á  estos  informes  del  sefior  Obispo,  que  no  tienen  mas  que  su 
**  firma,  remitida  de  quinientas  leguas  de  distancia;  esponiendo  su  ilns- 
'^  tfisixna  su  opinión  y  su  conciencia  (sin  reparo  alguno)  al  desmedido 
^  encocú>  de  la  perspicaz  viveza  de  un  sugetb  tan  apasionado,  como  lo 
*'  fué  en  estas  materias  el  dicho  padre  José  de  Aguirre. 

''  121.  £ste  quizás  inaudito  ejemplar  en  un  sefior  Obispo,  es  sin  em- 
^  baigo  cierto  y  constante,  y  con  veraadera  realidad  y  profánda  congo- 
"  jame  lo  refirió  y  confesó  en  el  Paraguay  el  año  de  17^  el  padre  Juan 
**  Tom;^  de  Araos,  religioso  sacerdote  die  la  misma  6ompi41ía,  que  fué 
"  quicEX  escribió  y,llenoios  dichos  informes,  dictándoselos  y  ordenándo- 
**  atíiOA  su  tio  el  dicho  padre  José  de  Aguirre  en  el  espresado  coléelo  de 
**  .CÓKdx>va  por  el  afio  de  1725,  en  elenai  se  mantuvo  sin  salir  de  el  has- 
'*  ta  el  aQo  de  3-726,  ^ue  pasó  al  colegio  de  Buenos  Aires  el  dicho  padre 
"  Juan  Tomás;  y  hasta  este  tiempo  le  comuniqué  y  presenté  como  pal- 
**  sano  repetidas  veces,  al  dicho  padre  Araos,  en  el  dicho  colegio  y  ciu- 
^  dad  jo  Córdova,  donde  asistió  yzesidió  desde  afios  antecedentes,  co* 
**  moes  público  y  constante  á  todos. 

**  122.  lia  letra  del  dicho  padre  Araos  es  muy  conocida  y  clara,  y  ten- 
*'  go  en  nd  poder  varias  cartas  y  papeles  de  la  espresada  letra  y  firma, 
""  que  remitiré  alguna  á  US.  para  que  por  los  medios  que  le  pareciesen 
**  convenientes,  se  pueda  cotejar  con  la  de  los  informes,  qne  tuviere  S. 
**  £.  de  dicho  sefior  Obispo,  si  no  los  hubiere  remitido  el  sefior  Yirey  á 
^3.  M.|  y  se  compruebe  mas  plenamente  la  realidad  de  lo  que^Uevo  esr 


u 
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300  ANT 

<^  presado,  y  de  la  pora  é  ingéniui  oonfeftion  de  dicbo  padre  Tamáei 
*'  AraoB. 

*'  146.  Esto  es  evidoQte  y  constante,  y  sin  «nbargo  ten^  por  cierto 
'<  que  lo  ignora  B.  M.  y  que  no  lo  ^be  el  Exorno,  señor  Yirey  6  que  se 
*^  haUa  tan  diversa  y  opuestamente  informado,  qae  estará  machas  le^' 
"  finias  del  conocimiento  de  la  verdad,  y  la  segura  evidenoia  qae  tengo 
**  de  todo  lo  qiie  llevo  espresado  en  este  informe  con  las  incesantes  eon^ 
^'  sideraciones  y  sobresaltos  interi(»:es  que  he  tenido,  y  qne  en  mi  nSítu- 
^'  ral  y  genio  se  radican  con  profímda  penetración,  me  han  obligado  y 
*^  compelido  á  firmarlo  con  no  peqnefia  fatiga,  escribiéndolo  todo  de  mi 
^*  mano  y  pluma,  y  hurtando  muchos  ratos  al  preciso  y  noetomo  des- 
'*  canso;  porque  con  la  concurrencia  de  mi  casa  y  repetidos  embarazos. 
''  del  oficio,  no  pudiese  persona  alguna  llegarlo  á  entender,  ni  aan  sos- 
*^  pecharlo  como  en  efecto  estoy  seguro  de  qne  i^adie,  ni  aan  mis  ínti- 
"  mes  amigos,  han  llegado  á  tener  ni  remota  las  6  noticia  de  lo  qae  se 
'^  contiene  en  este  dicho  informe,  por  cuya  razón  he  tardado  tiempo  en 
'^  concluirlo,  y  aun  me  ha  faltado  el  necesario  para  leerlo,  ordenar  y 
'^  corregir  su  estilo,  porque  todo  el  objeto  de  mi  intención  ha  sido  el  de 
'-  espresar  la  verdad,  como  si  estaviera  en  la  severa  y  respetaosa  pre-. 
^*  sencia  de  US.  y  no  dar  motivo  á  que  ningún  particolar  alcance  ni 
^^  comprenda  estas  cosas,  ni  que  en  lo  público  se  siga  ó  cause  el  mas  leve 
*^  desdoro  á  una  esclarecida  religión,  que  tan  afectuosamente  venero  y 
'^  reverencio,  y  solo  con  el  de  que  ent¿ado  el  santo  y  recto  tribunal  de 
"  US.  de  todo  este  contesto  pase  y  dirija  este  orig^inal  6  su  testimonio  Á 
"  la  suprema  general  Inquisición  de  Madrid,  á  cayo  {uivado  Tribunal 
'^  tengo  dada  cuenta  desde  el  año  pasado  l^ácia  un  importante  informe^ 
"  y  que  pasarla  á  sus  manos  por  la  de  US.  para  qne  por  tan  preeminen- 
*^  te  y  venerada  autoridad,  pase  á  ocupar  la  real  comfvensioii  y  eat^Hieo 
'^  ánimo  de  a.  M.  y  lá  justificación  de  su  Supremo  Consejo  de  Juidias. 

^'  147.  Y  respecto  de  que  podrá  ser  muy  conveniente  que  el  señor  Vi- 
*^  rey  y  los  sefLores  ministros  de  esa  real  Audiencia  tengan  noticia  de  alr 
'^  ffunas  cosas,  de  las  que  se  contienen  en  ésta  relación  para  el  acierto 
"  de  las  providencias  que  pudiesen  dar  para  la  provincia  del  Paraguay;; 
**  y  especialmente  para  la  determinación  y  sentencia  de  la  causa  y  au- 
'<  tos  actuados  lütimamei^te  por  mí  en  aquella  provincieb;  podrá  US.  si 
'^  le  pareciese  conveniente  conferirles  y  comunioaties  aquellos  pantos, 
^'  ^ue  puedan  ser  convenientes  y  neoesarios  para  el  mejc»  acierto  y  jus- 
"  tifieacion  de  lo  que  se  deliberase  deb^^o  de  aquel  recato  y  sigüo,  que 
**  no  se  quebranta  y  que  tan  perfectamente  practica  ese  santo  y  leetísi- 
*^  mo  Tribuna. 

'^  148.  Y  en  fin,  vuelvo  á  i^rotestar  á  US.  con  toda  la  fkerza  de  mi  oon- 
"  ciencia  y  con  el  santo  temor  de  Dios  (que  en  todo  ^o  que  he  escrito  he 
'^  tenido  muy  preisente)  que  no  me  asiste,  ni  he  tenido  el  mas  leve  afieo- 
"  to,  pasión  ó  disgusto  ó  venganza  contra  los  reverendos  padres  de  la 
<<  Compañía,  á  quienes  debo  especiales  favores,  y  les  vivo  muy  agrade- 
"  cido;  sino  que  lie  procedido  en  esto  en  cumplimiento  de  mi  obUgaoion. 
''  de  la  verdad  católica  y  firme  que  profeso,  y  por  sosegar  las  inqoietn- 
*'  des  de  mi  espirita  en  este  particular,  y  porque  el  £vino  Juez  y  mi 
''  Criador  no  me  reconvenga  con  el  cargo  de  que  callé,  onando  habia  de 
^<  hablar,  y  que  cerré  y  sellé  los  labios,  cuando  los  debia  desplegar  en 
«  crédito  de  la  verdad,  de  la  razón  y  de  la  justicia." 

Siguen  algunas  cartas  que  acreditan  no  habia  enemistad  entre  D.  Ma- 
tías Angles  y  los  Jesuítas. 

A  lo  que  hemos  copiado  podríamos  agregar  mucho  mas  en  matería  d€t 
pruebas;  pero  no  hay  necesidad  de  estendemos  tanto  para  eonclai^  di-: 


ANT  304 

ffkeaéíO  qjcte  1»  ejMaoion  d«l  Dr.  Anteqoer»  fité  nn  asesinato  prepaiiuld 
p<9r  las  paeáones  y  las  calosmias.  Eu  la  obra  de)  Dr.  Vigfl  se  encuentra 
LA  tacha  personal  de  los  testigos  contrarios  hecha  por  el  mismo  Angles, 
y  Ise  contestaciones  dadas  por  Anteqnera  destruyendo  de  nna  manera 
incontestable  la  serie  de  aserciones  falsas  y  los  errores  en  qne  el  Obispo 
Palos  inonrrió  llevado  de  sn  escandalosa  parcialidad.  Se  refutan  en  la 
(Citada  obra  las  imposturas  escritas  por  el  padre  Charlevois  que  siendo 
Jesuíta  no  era  estrafio  formase  juicio  por  las  relaciones  délos  suyos^ 
cuando  el  Virey  Castelltherte  y  la  Corte  misma  no  surtiéndose  de  otras 
fuentes  obraron  bajo  la  influenoÍA  de  noticias  interesadas  y  falaces,  y 
sin  esperar  los  datos  y  documentos  ad^ui^dos  deanes. 

Castellfuerte  estuvo  en  ánimo  de  enviar  á  España  con  la  causa  al  Dr« 
Antequera  y  á  D.  Juan  de  Mena;  pero  recibió  la  real  orden  que  sigue 
del  Bey  FeUpe  Y;  y  variando  de  determinación  pronunció  con  la  Au- 
diencia  el  fallo  que  también  insertamos. 

**  Visto  en  mi  Consejo  de  las  Indias,  con  k»  que  sobre  el  asunto  á\j9 

"  mi  fiscal, . .  se  ha  considerado  ^ne  el  cúi^iulo  délos  delitos  tan  gra- 

'*  ves  y  estraordínarios  cometidos  por  Antequera,  solo  io^ben  en  un  homr 

•^*  bre,  que  ciego  y  desesperado,  atropellando  las  leyes  divinas  y  huma- 

''  mas,  solo  llevaba  el  fin  de  saciar  sus  pasiones  y  apetitos,  y  deseo  d« 

''^antenerelmando  de  aquella  provincia,  á  cuyo  fin  la  ha  atumultuado^ 

"  incurriendo  en  tantos  o^os  delitos,  como  en  el  de  lesa  magostad,  no 

**  siendo  de  menor  calidad  ó  graVedf4  el  haber  arrojado  Á  los  padres  de 

**  la  compaJIía,  por  verse  deeprecii|a4ia  nna  relieion  que  en  esos  parsge^ 

**  ha  reducido  al  verdadero  conocimiento  de  la  ley  evangélica  tantas  alr 

^  mas.  Y  aunque  se  ha  t^nsidexiMlo  también,  que  en  abono  de  dicho  An* 

^  tequera  pueda  haber  pruebas  qne  desvanezcan  la  gravedad  de  esto^ 

•^  delitos,  en  el  de  rebelión  y  alteración^  no  hay  prueba  ni  cansa  que 

**  pueda  dar  colorido  ni  mu^ur  la  especie  de  delito  de  lesa  magostad,  j 

^*  no  habiendo  duda  en  esto,  tampoco  la  puede  haber  en  haber  incumr 

*^  do  en  la  pena  capital  y  confiscación  de  todos  ftüs  bienes,  y  lo  mismo 

'<  los  demás  reos;  pues  cualquier  castigo  que  se  haya  de  ejecutar,  con- 

"  viene  que  sea  luego  ú  la  vista,  ó  á  lo  menos  en  ese  Beino,para  que 

''  sirva  de  escarmiento  á  otros,  y  ^.o  se  de  lu^ar,  á  que  la  dilación  se^ 

**  causado  que  no  se  castigue^  ror  cuyos  motivos  he  ¡resuelto,  que  i^o 

"  obstante  16  mandado  por  mi  real  despacho  de  19  de  Jjalio  do  Í7i¿5  sor 

**  bre  que  remitierais  á  Bspafia  al  espresado  Antequera,  suspendáis  esta 

**  providencia,  y  procedáis  en  los  ^utbs  con  acueroo  de  la  l^al  Áudien- 

^'  cia,  pues  aunque  se  ha  considerado  ser  tantos  v  tan  graves  delitos,  sin 

"  oir  á  dicho  Antequerá  y  demás  reos,  no  se  pneae  pasar  á  sentenciarlos, 

"  y  mas  teniendo  este  sugeto  hechos  autos.  En  cuya   consideración, 

**  oyéndoseles  á  los  reos,  y  8ustanci;^da  legítiíj^ai^ente  esta  causa,  procer 

^  dereis  con  acuerdo  á  uar  sentencia,  la  que  ejecutareis,  y  dafeis  cuenta 

*^  eon  los  autos  á  mi  concejo.  T  os  encargo  y  mando,  que  en  el  .caso  de  no 

^  haberse  preso  al  dicho  Antequera,  se  ponga  talla  á  vuestro  arbitrio, 

^'  para  que  por  medio  4o  ella  se  logre Buen  Betiro.  11  4®  Abril  de 

i' 1786.— ro  eí  iíey,'^  ' 

**  Vistos:  Fallo  atento  á  los  autos,  y  al  mérito  de  dicha  causa,  y  lo  que 
^  de  ella  resulta  contra  el  reo  pr.  D.  Jpsé  de  Antequerá,  que  debo  con- 
^  denar  y  condeno  á  que  de  la  prisión  y  cálrcel  donde  se  halla,  sea  sacar 
"  do  con  chía  y  capúsí  en  ibestia  enlutada,  y  con  voís  de  pregonero  que 
*'  manifiiestje  su  defíto,  á  lá  plaza  pública  de  esta  ciudad,  donde  estari(& 
"  puesto  el  cadalso,  y  en  él  será  degollado  hasta  que  naturalmente  mué- 
'^Ta;yatíí minno  le  condeno  Á  con&cacion  de  bienes,  aplicados  estos  por 
A<  mitad  tf  la  Ctoara  de  8.  M.  y  gastos  de  justicia.  Y  por  esta  mi  senteár 


802  ANT 

•''  cia  d^nitivamenta  juzgando  de  él,  pronrmoio  y  mando  con  el  acaeido 
<<  deeeta  roal  Audlenoltfi  que  se  ejecute^  am  embargo  de  la  Bapliea6ion.~T 
MarquéB  de  CatteUfuierte. 

**  Sefiores  del  aonerdo  de  esta  Beal  Audienoia,  Dootor  Don  José  Qa/a^ 
f^  tiago  Ooojoha,  Marqués  de  i^asaconeha,  Dr.  D.  Alvaio  NaTia  de  Bola* 
'*  fioB  y  Mosooso^  D.  Alvaro  Gavero,  D.  Alvaro  Bernardo  Quirde,  j  Den 
*^  José  Ortiz  de  Aviles,  Presidente  y  Oidores  de  esta  Beal  Audiencia^  tor 
**  dos  los  que  firmaron  dicha  sen^noia  ent  la  ciudad  de  los  Beyes  del 
"  Perú^  Martes  tres  de  Julio  de  mil  setecientos  treinta  y  uho." 

De  lo  que  aoónteció  en  la  plaza  mayor  de  Lima  el  día  de  esta  ejecución, 
dl^os  cuenta  con  algunos  pormenores  en  el  artículo  tocante  al  Virey  D. 
José  de  Aimendaaris  marques  de  Castellfuerte.  El  lector  puede  también 
ver  el  artículo  ''Ángles''  én  lo  relativo  á  los  procedimienros  y  abusos  de 
ios  Jesuitas  en  las  misiones  del  Paraguay  en  la  época  £  que  se  contrae. 

Péndrenlos  fin  al  presente  insertando  las  Beales  órdenes  en  que  Gar- 
ios m  declaró  á  Autequera  honrado  y  lealnúnistro,  y  concediendo  á  sus 
parientes  pensiones  pagaderas  de  las  rontas  de  la  estinguida  oompa&ía 
de  Jesús  en  Lima» 

**  Excmo.  Señor: — Con  fecha  7  de  Agosto  del  afio  prójpmo  pasado  de 
**  1777  se  I^e  coipunicó  1^  ^al  orden,  cuyo  contenjlao  Uteraf  es  d  8i<» 
^'  guíente; 

''  Bustrísimp  Señor: — J^  con3u}ta  del  consejo  de  Indias  de  14  de  Di- 
''  ciembre del  a^o  próximo pa^^ado relativa  alas  soUeitudes,  que  hioie- 
"  ron  los  parientes  de  D.  José  de  Antequera  y  Csstro,  protector  fiscal 
"  que  fué  de  la  Beal  Audiencia  de  la  Plata,  y  Juez  pesquisador,  despa- 
''  chado  contra  el  gobernador  del  Paraguay  D.  Diego  de  los  Beyes,  sobre 
"  que  el  Bey  se  dignase  declarar  á  dicho  D.  José  de  Autequera  por 
^'  bueno  y  fiel  yi^inistro,  y  por  injusta  la  persecución  y  maquina^onssoon 
''  que  los  regulares  esptdsos  consumieron  diese  su  vida  en  un  p6blico 
''  suplicio  en  lima,  se  sirvió  S.  MT  conforme  á  lo  que  ha  resultado  del 
*'  proceso  que  pxaminó  e)  mismo  consejo  con  la  mayor  escrupulosidad, 
"  declarar  ^  aqnel  nunistro  po^  ii^ocente  de  cuanto  se  le  atribuyó  en  la 
"  cansa  ^ue  le  nicieron^  y  fomientaron  los  regulares;  y  que  fué  recto,  y 
f'  leal  ministro,  procediendo  en  todo  con  amor  y  celo  4e  su  real  servicio; 
"  y  siendo  el  áíiimo  del  Bey  también  qué  qu,ede  radicado  en  la  fiMníiíg^ 
"  del  referido  D.  José  de  Ajutequeray  Castro  el  hospipj  bnenamenM»ia 
"  de  este  Justo  ministro,  se  dignó  resolver  atendería  a  los  sujetos  que 
*'  probasen  ser  sus  parientes,  con  las  gracias  ^ue  S.  M.  tuviese  á  bien  ais- 
'*  pensarles.  Consecuente  á  esta  real  determinación  se  presentó  D?  Cía- 
"  ra  María  de  Vargas  y  Castro  residente  en  Madrid,  esponiendo  ser  so- 
"  brína  segunda  del  citado  ministro  por  linea  materna,  y  solicitando  que 
f*  asi  á  ella,  como  á  su  hija  D?  Juana  María  4e  párdenas  se  le  coniBediese 
f*  alguna  pensión  a^ual  para  poderse  man^ner^  respecto  á  qu^  su  niari* 
"  D.  Manuel  Antonio  de.Cárctenas  se  hallaba  sin  destino,  y  probado  por 
*^  el,consejo  de  ^dias  el  parentezco  de  esta  interesada  con  el  menciona- 
"  do  D.  José  de  Antequera  y  Castro,  se  ha  dignado  S.  M.  sob|:e  consulta 
f*  del  mismo  TMbon^  de  9  de  Julio  antecedente,  conceder  i  la  ennneia^ 
"  da  D?  Juana  ataría  de  y^gas  y  C^tro  la  pensión  vitalicia  dedooe 
"  mil  reales  de  vipllon  j[^i]af¿lea  desde  ho^  en  adelante,  situada  sobre  el 
"  ramo  de  temporalidades  de  los  estingnidos  jesuítas,  hereditaria  por  sa 
f*  falta  á  su  hija  D?  Juana  María  de  Cárdenas;  y  en  su  consecuencia  lo 
f'  aviso  á  U.  S.  I.  de  su  real  orden  á  fin  de  que  disponga  se  verifique  sa 
/'  pago  por  las  oficinas  de  las  referidas  temporalidades  á  que  coxreqpon^ 
f*  ,q^  de  inodo  que  quede  cumplida  la  voluntad  del  Boy,  qne  niira  en  el 


ÁNt  US 

^'  todo  ¿  dar  mift  justa  idea  áiA  amor,  celo  y  mejores  eervioioe  de  aqnel 
''  desgraciado  ministro." 

''Cuya  real  orden,  habiéndolapasado  al  Consigo  en  el  estraordinario/ 
"  acordó  la  viese  el  sefior  Fiscal  D.  Pedro  Rodrigues  Campomanes,  y  coa- 
**  sieniente  á  lo  que  esposo,  con  examen  de  todo,  hizo  consulta  á  B.  M.  en 
"  16  de  Octnbre  del  propio  afio,  con  el  dictamen  qne  tnvo  por  conve-' 
**  niente,  á  lacnal  se  sirvió  S.  M^  tomar  la  real  resolncion  qne  signer 

''  Sin  embargo  del  parecer  del  Consejo,  mando  se  lleve  á  efecto  mi  re* 
**  dolttdon,  con  la  cslidad  de  que  la  asignación  qne  tengo  hecha  á  DoífiB 
'^  Clara  María  de  Var^^  y  sn  fiyW,  se  Satisíaga  de  las  rentas  de  las  casas- 
"  de  los  regulares  estmtos  del  Perú.'' 

**  Bfabiéudose  publicado  en  el  Consejo  en  el  estraordinario  celebradoT 
"  en  16  de  Marzo  próximo  pasado,  acordó  se  cumpliese  lo  que  8.  M.  man» 
"  daba,  y  ^ue  á  este  fin  se  diese  la  orden  conremente  á  la  junta  superior 
**  de  esta  ciudad,  quien  dispusiese  se  ejecutase  el  pago  ae  la  pensión 
"  asignada,  haciendo  el  prorateoy  que  estime  conveniente  entre  las  ren- 
"  tas  de  las  casas  de  los  que  fueron  individuos  de  la  estinguida  compa- 
**  fiía  del  Perú. — ^De  todo  lo  cual  prevengo  á  V.  E.  con  acuerdo  del*  Con- 
**  sejo,  para  que  haciéndolo  presente  en  esa  junta  superior,  disponga  suf 
"  ^ecucion  y  cumplimiento. 

'Tdíos  euarde  á  Y.  £.  muchos  afios, — Madrid  1?  de  Abril  de  1778. — ^Don 
'' Manuel  Ventura  Figueroa. — ^E.  8.  Don  Manuel  de  Guirior,  Virey  del 
«  Pera." 

''El  Bey  se  sirvió  declarará  D.  José  de  Antequera  y  Castro,  protector 
"  fiscal  que  fué  de  la  Real  Audiencia  de  la  Placa  y  luez  pesquisado  r,  des* 
"  pachado  contra  el  gobernador  de  la  provincia  del  Paraguay  D.]>iego  de 
"  los  Reyes  por  bueno  y  fiel  ministro,  y  por  injusta  la  persecución  y  ma- 
''quinaciones,con  que  los  regulares  eepulsosconsignieron  diese  su  vida 
"en  un  público  cadalso  en  esa  ciudad  de  Lima,  y  con  este  motivo,mandó 
"  S.  M.  se  atendiese  á  los  sugetos  que  probasen  ser  sus  parientes,  con  las 
"  gracias  que  ftleben  correspondientes. 

''Bn  este  caso  se  hallaba  t>^  Josefa  Marfa  Leandra  de  Vargas  y  Romero' 
"  k^a  de  XX  José  Vargas  y  Castro,  capitán  que  faé  del  Regimiento  fijo 
"  de  Oran;  y  en  esta  atención  y  en  consideración  también  á  la  indigen- 
"  cía  en  que  se  halla  esta  interesad%  se  ha  dignado  8.  M.  conceder 
"  á  oonsmta  del  Consejo  de  Indias  de  19  de  Junio  próximo  anterior,  la 
"  jienaion  vitaUoia  de  seis  mil  reales  de  vellón  (6,000  rs.  v.  )  en  cada  un 
"  a&o  desde  el  dia  de  la  lecha  de  esta  orden,  situada  sobre  el  ramo  de 
"  temporalidades  de  ese  reino  del  Perú;  y  en  su  consecuencia,  preven- 
"  go  a  U«  8i  de  orden  del  R€^  ^bsponga  por  todos  los  medios  q^e  sean 
"  necesarios,  se  Heve  á  debido  cumplimiento  esta  gracia  de  8.  M.,  ha- 
'^ciendo se  entregue  esta  asignación  ala  persona  que  represente  ser 
'•  parte  legítima  en  virtud  de  poder  de  dicha  D?  Miffía  Josefa  Leandra 
''de  Vargas  y  Romero. 

"  Dios  guarde  á  U.  8.  muchos  afios.— Madrid  6  de  Julio  de  1780.^--Jbss 
"  de  Galwg* — 8enor  visitador  general  del  reino  del  Perú." 

i^SWKiÚ^Dov^iCOJAg:  nacido  en  Sevilla,  eh  1617.— Estudió  en  dicha' 
oiudady  en  Salamanca  y  toé  discípulo  de  D.  Francisco  Ramos  del  Mañ« 
sano.  Escribió  y  publicó  la  Biblioteca  E^spana,  vasto  índice  de  autores* 
españoles  desde  el  imperio  de  Augusto.  La  segunda  parte  ó  Biblioteca 
nueva  la  dio  á  luz  en  Roma  en  1763.  Comprende  á  los  que  eScribieMn- 
desde  &afio  1500  hasta  1684.  Adicionó  esta  D.Ambrosio  de  la  Cuesta  ca- 
nfyaago  de  Sevilla,  y  en  ella  se  encuentra  noticia  de  muchos  autores  que 
mtMNm  del  Nuevo  Mondo,  su  descubiimieiito^  conquistai  &,  Animiftwo^ 


304  ANT— AN¿ 

délos  amenoanoB  di^os  de  memoria  por  su»  grandes  estadios»  indicaiiiáor 
las  obras  que  escribieron:  entre  ellos  se  encuentran  .35  peroanos  y  19  na- 
cidos en  los  demás  Estados  sndamerieanos.  Murió  ÍT.  Nicolás  en  Madrid 
en  1684.  Fué  omzado  de  la  orden  de  Santiago,  oaailDigo  de  Sevilla  y  Fis- 
cal del  Supremo  Tribunal  cto  Cruzada,  habiendo  sido  en  1654,  Agente 
general  del  Bey  Fslipe  IV  en  las  Cortes  de  Boma  y  Sicilia.*  Gastaba  svt 
renta  en  libros  y  llegó  á  contar  30  mil  volúmenes  en  su^biblioteca. 

Airrf  ASO— IBl  CÁPrtAK  D.  Sebastian— nacido  en  Yiscaya,  y  se  avecina 
dó  en  Lima  en  1673  siendo  muy  joven.  £1  terremoto  de  13  de  Noviembre  de 
1655  babia  destruido  el  local  en  que  los  negros  angolas  tenían  en  IAdow 
nna  eoíhidia  en  el  sitio  conocido  por  PachacamHla,  y  solo  dejó  en  pié  un 
paredón  en  que  un  negro' babia  pintado  en  1651,1a  eñgie  de  Jesucristo' 
Crucificado  y  de  la  cual  se  contaron  después  muchos  prodigios.   Bsgo  de 
una  ramada  que  construyó  Andrés  León  en  1670.  formiaudo  una  pobre 
Oapilla  que  mandó  destruir  el  Gk>biemo  eclesiástico,  se  daba  culto  á* 
aquella  imagen;  y  el  capitán  Sebastian  de  AntutLano  queriendo  hacerle 
un  templo  compró  á  censo  redimible  tres  cuartas  partes  del  terreno  do 
FachacamiUa  que  ocupaban  unos  ruinosos  s<dare«,  pues  lo  restante  de  él 
servia  de  rastro  ó  camal  de  cameros.    Al  poco  tiempo  D.  Diego  Manri- 
que de  Lara  quiso  anular  la  enagenaeico^v  porque  fonnando  parte  de  un 
miayorazgo,  no  habia  debido  hacerla  P.  Diego  Tebes  nraarqués  de  Casa- 
res que  lo  poseyó  antes  como  nieto  de  D?  Juana  Cepeda  fundadora  de 
cUcho  vínculo.  Antufiano  logró  arreglar  la  otlestión  y  con  Ucencia  del 
Bey  en  virtud  de  consulta  del  Consejo  de  Indias  fabricó  un  conventillo* 
y  una  pequefia  iglesia  que  dedicó  al  Se&er  de  los  Milagros  '^ó  de  las  Ma- 
ravillas.'' mejorándola  después  del  gran  tembl<»r  de  30  de  Octubre  de 
1687.  EÍ  Cabudo  deLimaiisó  por  patrón  y  defensor  al  Santo  Cñsto  de 
los  MUagros  autorizando^  lá  procesión  que  hasta  ahora  se  hace  anual- 
üiente. 

D?  Antonia  Lucía  MaldOiíado  y  Verdino  natural  de  Ghiayaquil  habia 
fixnnado  un  beat^ti^  de  Nazarenas  en  la  cuadra  de  Monsonrat,  el  cuál  se 
estinguió  por  disposición  del  Consejo  en  1698  á  causa  de  que  no  tuvo 
peixiilso  para  esttfMieeerlo.  Con  este  motivo  las  beataíB  de  que  se  eompo- 
nía  pasaron  á  ocupar  la  casa  levantada  por  el  eápitan  Antu^&ano.  £ste 
eonsi^aió,.  por  penauta  en  1699,  aquella  parte  de  sitio  contiguo  que  yii^ 
niBneiottamos^  y  trasladó  el  Camal  á  un  luAar  fircmtero  que  se  d¿M>mi- 
né  ''£1  raslaro  nueva  éb  San  Marcelo^'  con  lo  qii«  pudo  dAr  mayor  estén- 
sien  al  beaterío^:  ,  .  , 

D?  Antonia  Kaldomado  fué  la  Superiora  con  el  nos^re  de  Antoniádel- 
Espíritu  Santo,  y  pensó  de  acuerdo  con  AntaüflaBLOr  en  elevarlo  á  Monas-' 
tcoio:  pero  ambos  fiiIleciexo>n  sin  haber  podido  allanar  los  inoonvenientes^ 
de  f^ta  de  rentas  y  otros  que  se  les  opusieron.  Vino  á  realizarse  en  el 
afio  de  1730  con  las  licencias  competentes. — Véa9eD$irmaii¡ieede  CáfüiWMf 
m  M^urvet.-^  VéaMMUáonadú  y  V^á^^o,  m  J»ímkt. 

AHTIJftBZ  Y  ACXTEl^O^— DI  Bafael — ^miembro  del  supremo  consejo 
dalas  Indias.  Publicó  en  Madrid  ea  1797  mi  ol»:a  '^Memorias  h^tv^oas 
sobré  la  leeislaeion  meseasitil  y  ciatos  impibvtaiites  del  oomezcíj»  de  espa- 
lla  oen  la  Aménea. 

AUMSWI— El.  Dk.  D.  í'séáxdsco  Tomás  ixB^natunal  deBJjqla  oi- 
dor de  la  Auffiemeia  de  BuiSiiés  Aires  á  fines  del  suplo  pasado.  Vino  á  la 
ó»  Limia  de  regente  por  júbilacdon  de  D*  MaimeTAntonio  de  Arxedoii'' 
do  y,  tomó  posesión  4es««niplfia;<^l6  ds  Julio  de  1@16.  Twr^hoMnw 


áNZ  305 

dé  consejero  del  aaprenio  consejo  de  ladias,  y  fué  ol  úliuúo  legeirte;  Bé 
retiró  á  ¿spa&a  en  1<8'¿L 

JJI21JEBZ  flEIEiqUEZ  ML    ff  AHPO-EBD^aHd— ¿l  Cafitají  D.  Pk* 

i>RO — anacido  en  la  villa  de  Gisueroe  eu  el  reiiio  de  Leoii;  y  miembro  de 
tina  antigua  familia.  Su  venida  al  Perú  fué  despnee  de.  i^a  tonquista.  ala 
que  ninguno  de  loe  historiadores  y  cronistas  eito  hechos  orne  le  deshon- 
ren ni  hagan  Odiosa  sú  memoria.  Se  lee  en  Jas  décadas  de  Keftera  ^'qae 
era  persona  de  juicio  y  suficiencia,  solá&do  muy  esperiifteutado  en  la' 
euerra  de  las  Indios  y  mu^  grato  ú  P.  Fíaacisco  Pizanrau"  No  hemos  har 
Üado  noticia  de  su  anterior  carrera,  ni  sabemos  «1  militó  en  M^icod 
otros  territorios.  Le  encontramos  por  primera  vees  satien^  de  Liña  pa- 
ra Bspftila  de  érden  de  Pizarro  con  el  objeto  de  nartii^ij^ár  al  Bey  el  a^-^ 
{amiento  general  de  los  peruanos  en  l.'í35  j  hallarse  eitiáda  por  ello» 
ia  cindad  del  Cuzco.  No  se  coutn^o  su  comisión  solo  á  este  mensage:  el 
astuto  gobernador  inqnieto  y  recoloso  con  que  el  mérito  y  ambición  de 
D.  Diego  Almagro  fuese  un  obstiículo  para  su  ixjuáte  deseo  de  9/dK,jLñi- 
co  en  elmando  del  Perú,  encargó  á  Anzurez  recabase  ana  érden  real  ^o- 
ra  que  ^mbos  eaudillos  permanecieran  donde  estuviesen  al  recibirse  ese 
mandato,  mientras .  se  se&alaban  debidamente  los  términos  de  sus  res- 
pectivas gobernaciones.  Anafres  negoojió  y  obtuvo,  la  «ipc^tpcida  eédolsí 
que  encerraba  el  designio  de  qne  Alma^zd  no  piidiefa  moverse  de  Chile; 
materia  que  hemos  tratado  yá  en  el  articulo  correspondiente  á  D.  J^ego. 
Trajo  Anzurez  otra  cédula  revocfmdo  la.  facultad  dada  á  Pizarro  para 
nombrar  por  gobernador  á  falta  «uya  á  D.  Diego  Almiu^Oy  y  oonfinén- 
doeelapara  poder  hacerlo  en  favor  de  sus  hermanos  Jamando  ó  Joan 
Pizarro.  Así  mismo  fué  conductor  de  unas  ordenanzas  reales  para  el 
buen  trataíni^nto  de  los  indios,  ratificando  lais  que  otras  veoes  se  «abian 
enviado  á  D.  Francisoo  Pizarro  sin  que  prodcyesen  los  eléetos  propues- 
tos. También  alcanzó  una  orden  para  que  por  5  afios  no  se.  cobrase  mas 
del  diezmo  al  oro  de  minajs  de  los  conquistadoces  y  póbladoies.  ¥  dife-. 
rentes  otras  cédulas  por  las  cuales  concedía  el  Empertidor  y  Be^  escod<» 
de  armas  Á  Pizarro,  títulos  de  cindfMly  armas  para  Ltmi^  Tcujillo,  Pin- 
ray  Quito;  fcnrmándese.  el  blazoiipora  Limado  tres  eoronmí  de  oro  ^i¿ 
campo  üzul  con  una  estrella  encima,  y  escrito  en  la  orla  color  rojo:  "Soc, 
iignum  veré  Me^mm  c9tP  dos  águilas  coronadas  eran  el  tiembre.  Preseñt^ 
por  óltlmo  los  despachos  supremos  que  en  la  corte  se  le  fiÜe)ron  para  los 
regidores  que  componían  el  Cabildo  de  esta  ca^it^     .,  .  .     .     ,       ^ 

Malogrados  todos  les  proyectos  de  avenimiento  que  se  promovieron 
Cuando  se  hallaban  en  la  provincia  de  Cállete  el  a&o  1537  los  ^ército^ 
de  Almagro  y  Pizanro;  y  habiéndose  retirado  el  primero  para  el  interior^ 
Hernando  Pizarro  nlarché  en  su  seguimiento  yllevó  consigo  al  capitán* 
Anzurez  del  Campo-Bedondo.  Este  tuvo  parte  eu  la  ocupación  de  las  ás- 
peras sierras  de  Guaitará  que  loa  de  Almagro  no  supieron  defender  ape^ 
Sar  de  que  intentaron  hacerlo.  Se  halló  después  en  la  campafia  sobre  eí 
Cuzco  y  concurrió  á  la  batalla  de  las  Salina  el  i^  de  Abril  de  1538  cuya 
victoria  fué  dba  los  Pizarros  sucumbiendo  Almagro.  ,         ,.  •         . 

Pedro  Candia  con  una  fuerte  columna  salió  del  Cuzco  en^l  mismo  i^o 
4  emprender  el  descubrimiento  y  conquista  4e  un  país  remoto  por  Lo- 
yante.  Esperimentó  muchos  contratiempos  y  desgracias  en  un  territo- 
rio herizado  de  dificultades  por  fragosidad  y. falta  de  sendas  transitables» 
Cansada  su  gente  de  sufrir  peligros^  privaciones  y  hambre,  llegó  á  que-^, 
•brantar  la  disciplina  por  consecuencia  do  su  desesperación.  Candía  se  vi4Í 

firecisado  á  regresar  y  vino  á  hacerlo  por  la  provincia  de  Carabaya.  Esta 
ropa  la  puso  Hernando  Pizarro  á  órdenes  do  Anzurez,  quien  aumentán- 


Sm  ANZ 

áola  mnoho  y  llevando  algauoB  negros  y  miles  de  indios,  albrió  de  nnevo^ 
la  jomada  qao  segon  Qamlaso  se  dirigía  á  Mussn:  íMojos)  el  cronista 
Herrera  incUca  esa  región  con  el  nombre  de  ''Ambaya' j>or  que  así  la  de- 
nominó ana  india  que  indi]do  á  Candía  átal  empresa.  £1  Inca  Tnpanqni 
preparó  grandes  biusas  dorante  des  a1&oB.y  acometió  la  con<][nista  de  Mo- 
jos embarcando  diez  mil  hombres  qne  bi^arsn  [dice  Garcilaso]  por  el 
lio  Amammayn,  y  tayieron  qne  luchar  en  su  vit^e  con  la  nación  de  los- 
**Chuiuim8^*  y  otras  que  fueron  vencidas  apestir  de  su  obstinada  defensa. 
£1  Inca  cuando  pehetaró'en  los  Mojos  reduciéndolos  ú  su  amistad,  no  con- 
taba yá  ni  con  la  cuarta  parte  de  su  ejército.  Alcedo  tratando  del  ''B^ 
ni,''  llama  tambienr  á  este  rio  el  de  la  **SerpieM^^  y  c^^aérva,  que  Mr.  An- 
ville  le  nombra  **Amanimapu"  por  concordar  con  la  relación  de  Qarcüa- 
80.  Es  error  de  Alcedo  decir  que  el  Beni  sale  de  la  provincia  del  Oazoo' 
equivocándola  con  el  rio  de  la  Serpiente,  (Amarumayn)  cuando  el  Beni 
es^distinto^y  formado  pe»  el  rio  de  la  Paz  y  sus  afluentes;  siendo  el  Ser- 

Siente  el  que  continúa  del  Madre  de  Dios,  y  se  origina  en  el  territoria* 
el  Cuzco.  La  fama  del  oro  de  aquellos  paises^inquietaba  á  los  conquis- 
tadores, que  por  cierto  no  hicieron  por  esténder  la  fé  católica  ninguno^ 
á»  los  eknerzos  á  ^ue  los  conducía  su~  desatentada  codicia.  Y  así  sin  ca- 
BUHOS  conocidos  m  conductores  se^uros^  se  lanzaron' por  entre  espeso» 
bosques,  cenagales  y  precipicios  ái>uscaff' sin  nociones  ciertas  un  objeta* 
deseado,  y  por  soleaaaes  donde  era  ñiotible  perecer  eia.  llegar  á  encon- 
trarlo. Esto  ñié  lo  hecho  porCá^ndia:  veamos  ahora  que  la  misma  suerte 
enpo  al  capitán  Pedro  Anzurez  del  Campo-Bedondo  no  obstante  haber  si- 
do hombre  de  inteligencia  muy  superior  ala  del  otro. 

ibizurez  se  dirijo  ^Carabaya  donde  completó  sus  provÍBiones  y  pre- 
parativos; y  por  Setiembre  de  1538  dio  principio  á  su  incursión.  Abri<^ 
ttna  carrera  de  penosísimos  contrastes  por  que  conforme  fiíé  internán- 
dose crecieron  loe  obstáculos  con  que  la  naturaleza  de  aquellas  monta- 
fias  rechazaba  á  los  tenaces  aventureros.  Selvas  melancólicas  y  cerradas,^ 
descensos  violentos  y  cuantar  aHemativas  son  de  innginarse,  en  un- 
país  desconocido' y  salvage;  todo  les  hizo  esperimentar  una  sucesión  de 
peligros  y  contradicciones  que  para  superarios  parecían  impotentes  la 
mano  del  hombre  y  los  recursos  de  su  constancia.  Son  pormenores  quo 
se  prestan  ala  duda,  los  que  algunos  cronistas  dejaron  estampados^ 
en  sus  apuntjunientos  sobre  esta  jomada,  como  si  hubieran  querida 
provocarla  incredulidad  escribiendo  cosas  que  mas  que  exigeradas,  po- 
drian  tenerse  por  ideales  ó  ficticias. 

£1  caudillo  en'  lucha  con  tantos  escoUos  los  iba  dominando  á  medida 
que  se  multiplicaban;  y  se  vigorizaba  mas  su  ánimo  cuando  le  salian  al 
paso  inconvenientes  de  mayor  fuerza.  El  rompió  y  penetró  por  espesos^ 
bosques,  abrió  veredas,  rodeó  pantanos  y  con  riesgos  inminentes  montó 
sierras  fragosas  y  empinadas  cuyos  descensos  eran  mas  bien  despelLade- 
ros  y  precipicios.  Las  fatigas  del  trabajo,  lo  insalabre  de  aquellas  regio- 
nes, los  malos  alimentos,  las  enfermedades  que  hicieron  desaparecer  & 
muchos  espa&oles  y  ne¿ros,  lo  mismo  que  á  centenares  de  indios,  fueron 
produciendo,  como  era- de  suceder,  el^jansancio  y  el  desaliento.  En  los 
mas  estrechos  conflictos,  en  el  peUgro  de  diferentes  rios  cruzados  en 
balsas  que  hubo  que  construir,  y  cuando  el  disgusto  mas  se  hacia  ver  en 
los  semblantes  nunca  fué  ineficaz  la  voz  de  Anzurez,  cuyas  promezas,- 
eonsuelos  y  esperanzas,  se  admitían  con  fé  sincera  y  respetuosa.  La  des- 
nudez y  la  esease»de  víveres  se  agravaron  en  breve,  y  sobrevino  el  ham> 
Bre  que  puso  á  esa  gente  en  la  forzosa  necesidad  de  comerse  los  caballos 
que  monan;  sin  embargo  jamás  asomóla  indisciplina  y  menos  la  sedición,- 
pos.  que  el  jefe  conocía  el  modo  de  hacerse  estimar  y  obedecer  y  nadie 


ANZ  307 

ivertí»  qiMyas  oontni  él.  Peco  al  fin  tavo  Annues  que  lendirae  á,la  adr 
vemdjM.  y  oonveucerae  4e  guo  no  alendo  dado  hacer  mas,  tenia  qoa 
adoptar  el  único  recnrso  eqpedito  one  íné  el  de  desistir  de  una  empresa 
onqnela  soerte  lo  reoUaMlMt  de  todas  maneras. 

Mabia  tenido  yarias  rofriegas  cod  los  Indios  on jas  flechas  le  ocasioni^ 
•ron  algunas  lugas:  el  mas  considerable  de  estos  encnentros  faé  en  el  pa* 
;BO  de  nn  caudaloso  rio  qne  el  cri^nista  Herrera  llama  4eJloe  "OmapaioatP 
y  creemos  seria  elBeni.  Ocho  días  tardó- Anznrev  en  pasarlo  con  sos  bid- 
sas  combatiendo  la  resistencia  de  nn  ei\|a(Qbre  de  indios  ambulantes 
.queíh^ban  y  desaparecian  por  entre  las  brellas  sin  saberse  nada  de  su 
^dirección,  ni  paradero. 

Ko  hallando  masque  campos  solitarios  6  aduares  distantes  abandona- 
dosy  y  vestigios  de  tu^nnas  sementeras  destruidas,  se  tío  la  espedicion 
acosada  por  un  hamore  mortal,  ^  cuando  Ansprez  ignoraba  donde  ha- 
llaría recursos  que  cada  día  consideraba  mas  remotoa.  Determinado  á 
regresaise,  empBsndié  nna  lastimosa  retirada  |por  la  m^íi^u  oriental  del 
;Beni  sirviéndole  dc^iige  el  parecer  de  alj^un  mdio  prisionero;  y  anros- 
trando  dificultades  incontalueSy  en  medio  de  copiosas  lluvias,  llegó  al 
país  denominado  Chuquiabo  (territorio  de  La  Pas.^  Perecieron  ouatxa 
Snií  de  los  indios  que  le  acompaliaron  y  143  espaHoles:  los  caballos  moer- 
tos  consnmidoa  por  los  soldados  fueron  340  y  muchos  indios  oomieroii 
4)ame  humana  desesperados  de  no  poder  mantenerse  con  yerbas.  Entra- 
.fon  finalmente  en  Ayabiri  donde  Anzures  encontró  tropa  y  provisio- 
nes  con  que  iba  á  áleanaarlo  Gaqpar  Eodrigues  de  Campo-Sedondo  sp 
jliermano* 

Habiéndose  trasladado  al  Ouzc<^  le  ordenó  el  gobernador  B.  i*rancisoo 
^aano  marchara  ^  la  provincia  de  Charcas  de  su  lugar  teniente.  All| 
fundó  y  fiormó  la  villa  de  Chnquisaca  atlo  de  1539  en  el  mismo  sitio  en  que 
«existia  un  pueblo  de  indios  del  propio  nombre.  Llamáronla  'la  Plata* 
loe  primeros  vecinos  con  ocasión  de  una  oélebce  mina  qne  estaba  en  sos 
loeroaniaa. 

Cuando  en  1541  la  muerte  del  gobernador  Pisarrocausó  grande  impre- 
iMon  en  jCniuquisaou,  se  hallaba  ausente  D.  Pedro  Anzures  empefiado  en 
/descubd^  la  nación  de  los  ''Jnries''  en  la  parte  oriental  de  Tnoumán.  Los 
arecinos  indignados  con  aquel  suceso,  y  deseosos  de  oponerse  á  la  usur- 
pación de  D.  Diego  Almagro,  el  h^o,  le  invitaron  para  que  abandonando 
pov  lo  pronto  sus  proyectos,  regresase  con  la  fuerza  que  le  obedecía  áfin 
xie  cooperar  á  la  destrucción  del  bando  que  de  nuevo  alborotaba  el  paísu 
£1  capitán  D.  Pedro  Alvarez  Holgnín  ¿  lacabeza  de  nna  espedicion  que  lo 
filé  encargada  por  Pizarro,  iba  á  internarse  en  el  país  de  los  ''Chunohns'' 
para  poner  en  oora  tercera  vez  por  una  dirección  oesaoertadi^  la  conquis- 
ta de  Mojos.  Holgnín  fué  rogado  por  muchos  vecinos  del  Cuzco  que  os- 
aban emigrados  en  Ayaviri,  para  qne  retrocediendo  volviese  al  Cuzco 
por  el  imperio  de  las  circunstancias.  Prestóse  á  ello,  llamó  también  é 
Anzurez,  y  vino  á  organizar  mayores  fuerzas  como  capitán  general.  An- 
zurez  por  su  parte  contramarchó  sin  vacilar,  aumentó  en  Cnnquisacay 
otros  puntos,  el  número  de  los  soldados  que  tenia,  reuniendo  el  mando 
£TL  su  persona  con  acuerdo  de  Pedro  Hiuojosa  y  Gareilaso  de  la  Vega,  y 
deijando  el  gobierno  de  Chnquisaca  al  capitán  Martin  Almendras,  xa  á 
este  lado  del  Desaguadero,  so  encaminó  á  Arequipa:  aÜi  adquirió  algu- 
nos recursos  y  dejando  en  buen  orden  este  pais,  que  se  habia  prestado  al 
partido  de  Almagro,  subió  al  Cuzco  con  prontitud  y  se  puso  á  órdenes 
de  Holgnín  quien  le  hizo  reconocer  por  jefe  de  una  parte  de  la  caba- 
Ueria. 

Anzurez  salió  con  Holgnín  á  campaGa  contra  los  do  Almagro,  y  debido 


^08  ANZ-'AÑA— APA 

á  la  inadvertencia  y  ertore»  mUitaree  ele  este,  pudieron  transitar  pex' 
Jauja  con  fuerzas  inferioree  burlando  al  ejército  de  Almagro.  Abanzaron 
én  marchas  Teloces  basta  Huaráe  donde  Hobraín  recibió  al  gobemadoc 
D.  Criatoval  Vaca  de  Castro  que  vino  de  Espa&a  nombrado  para  de-p 
sempefiar  este  cargo  en  el  caso  de  íaltar  Pizarro.  £1  emperador  escribió 
carta  particular  á  Anzurez  haciéndole  eomo  á  otros  preveneionea  sobre 
las  cosas  del  Perd.  Vaca  eon  la  división  de  Holguin  y  otra  ^ne  desde 
Chachapoyas  'tra;fo  á  Hnaüas  1>.  Alonso  AlVarado,  se  dirigió  ú  Jaig^ 
donde  establéelo  'él  campo  del  ejército  q«e  lié  óbedecia,  y  en  seguida  Imí- 
jó  á  Lima  con  Anzniez  ¿ñn  de  hacerse  de  mas  tropa,  adquirir  divorsos 
auxilios  y  aprontar  la  escuadrilla  existente  en  el  Callao,  ^e  Lima  envió 
á  Plura  en  eomkiien  ft  D  Pedro  Anzuréz,  quien  á  su  regiese  tn^o  18  mil 
pesos  procedentes  dé  im  secuestro  beóho  allí  á  D.  N.  Santiago  cómplice 
de  Almagro.  Por  entonces  Diego  Méndez  que  habia  ido  á  Chuqiiisaca 
representándola  D.  Diego  Almagro,  sometió  aquel  país  enel  oualc^rci- 
tó  mucha»  venganzas  y  persecuciones.  Despojó  á  D.  Pedro  Anznrez  de 
su  repartimiento,  y  se  apoderó  de  los  bienes  de  los  que  militaban  en.  el 
bartido  contriupio,  volyieBdo  al  Ouzco  eon  creeidos  cándales.  Vaca  de 
Castro  dejando  su»  cantones  de  Jai^a' emprendió  sos  movimientos  con" 
tra  el  ejército  de  Almagro,  y  después  de  ocupar  Gnamanga,  yá  en  el 
óamx)o  de  Chupksy  destacó  con  ñierza  sobre  ñnas  altoifas  que  eon-venia 
guardar,  al  capitán  Nnfio  de  Castro  reloKrzándolo  Ine^  eon  la  tropa  de 
Anznrez.  Empellóse  la  batalla  en  qué  este  capitán  se  distinguióoon  la  sec- 
éion  de  caballería  qiie  mandaba,  y  sa^ió  con  ana  herida  ^e  lo  puso  en 
peligro.  Fué  la  batalla  de  Chupas  apocas  leguas  de  Guamanga  el  16  da 
Hetieinbre  de  1542,  quedando  el  gobernador  vaca  de  Castro  con.  la  victo- 
ria,  y  desapareeielido  para  siempre  el  1í>ando  de  los  Almagres. 

Se  asegura  que  Ans&urez  y  su  hermano  Gaspar  Bodríguez  del  Campo- 
Kedondo,  siendo  parientes  y  de  intimidad  con  Vaca,  opinaron  que  debia 
eondenarse  á  muerte  á  D.  Diego  Almagro.  Garcilaso  se  equivocó  al  es-^ 
cribir  ,qne  D.  Pedro  Anzurez  murió  en  la  batalla  Chupas;  pues  no  cabe 
duda  qtle  desde  Vilcas  lo  envió  para  España  el  Licenciado  Yacaá  dar 
^nenta  al  Rey  de  la  victoria  y  demás  sucesos  del  Perú.  Nada  sabenios  da 
su  suerte  posterior,  ni  cual  fué  el  término  de  su  vida.  Véase— Almagrot 
-^l  hJ^ih*  y  Bodrigw» — Owpar. 

AÑASCO-^  El/  PAI^RK  Pedro  de— de  la  Compafifa  de  Jesús,  nacido  en 
Limaj  misionero  celoso  en  la  conversión  de  los  Indios.  Escribió  arte^ 
catecismo  y  vooabnlario  en  varias  lenguas  para  la  enseñanza  de  la  fé 
católica.  El  maestro  Gil  González  Dávila,  dice  que  el  padre  Añasco  faé 
hombre  de  acreditadas  virtudes.  Murió  en  Tuoumán  en  12  de  Abril  de 
1605,  á  la  edad  de  55  años.  Fué  hijo  del  capitán  D.  Pedro  Añasco  natu- 
ral de  Segovia  fjne  vino  de  Gnat^ala  en  1534  c(m  el  general  D.  Pedro 
Alvarado,  e^guió  militando  én  el  Perú,  comandó  á  los  de  Chachap^oyas 
en  la  campaña  dé  1553  contra  Francisco  Hémandez  Girón,  y  falleció  en 
Lima  en  1576.  A  su  descendencia  perteneció  la  familia  Castilla  Altami- 
rano,  rama  materna  de  los  Bravo  de  Lagunas  y  Castilla. 

D.  Bernardo  y  D.  Alonso  Añasco  fueron' alcaldes  de  la  Santa  Hennan- 
dad  de  Lima  en  el  siglo  ICVII:  elegía  el  Cabildo  anualmente  para  este 
cargo  personas  de  dis^in^ion, 

-  AFARICI9-^I^.  CnistóvAL— Fué  uno  de  los  eclesiásticos  indígenas 
que  citó  con  alabanza  el  celebre  literato  D.  José  Ensebio  Uáno  Zapata 
^n.  el  discurso  preliminar  de  sus  laemorias  históricas.  Aparicio  fué  cura 
de  la  doctrina  de  la  Barranca: -habia  estudiado,  con  notable  aproyeclva- 


APA— APE-APU  809 

.mMmm¡io*  j  ék  «Bobitpo  D.  Franoiseo  Antonio  Eseandon'  le  confirió  el  en* 
«aargo  ae  enaeliar  á  ana  familiares  moral  y  latín  en  cnyo  idioma  esa  aqnel 
jDuy  cenado. 

ATABICIO— £1  lioenoiado  D.  Joeé  Orejón.  Natnial  de  Haaefao.  Fué  in- 
telyíntÍHimo  organieta»  y  ae  eree  que  en  el  U|do  panado  níngnno  le  ex- 
pedió en  eonoeimientoa  y  destresa  no  aolo  en  S  Perú  sino  en'Sapana: 

APAU€i#— Fray  PBDRO-^BeMgioeo  dominico  del  convento  de  Ijima. 
Se  hizo  tan  perito  en  la  Qaechna  que  piedicab|i  en  eee  idioma  ioon  mn« 
día  fSMtlidaa.  Compuao  nn  arte,  voeabnlário,  sermonea  S^^é  hizo 
grandes  servioioa  ense&ando  á  loe  indios  de  loa  vaJleB  de  Tmjillo  en  los 
primeros  tiempos  de  la  conquista. 

APA8A— Juan—- Jndigena  del  pueblo  de  Ayo»ayo  piOTinoia  de  Sicasica 
en  el  Alto  Perú.— r^«e  Tupae  Caimi. 

ArBStSAOU  ¥  IJB4IMI— D.  Juan  Fbbmin— Fáise  2brr0  Anaosa,  atar* 

'  AK-HCA— nAYIACmC— Komlffe  que  tomó  un  indígena  llamado 
Joan  Santosel  eualfné  también  conocido  con  él  epíteto  de  ?*  Atabuallpa."' 
£8te  individuo  que  sostenía  ser  descendiente  déla  antigua  fiutfilia  real 
4el  PsKÚ,  conáguió  ser  creído  de  un  gran  número  de  los  de  só  raaa,  y 
anrastió  en  el  inteiior  de  la  provincia  de  Tarma  formidable  partido  que 
lo  admiraba  y  servía  aiegameiite.  Era  hombre  andas  y  astuto  y  llegó  i 
disponer  á  sd  arbitrio  de  las  diferentes  tribus  indómitas  por  cuy»  cíviU- 
aacion  trabi^aban  los  misionecos  y  las  autoridades  espaftolas.   £1  In^^ 
de  BU  nacinuento  quedó  envuelto  en  dudas  y  pareceres  contradictorios: 
tUTÍéronle  algunos  por  natural  del  depúrtamento  del  Cusco,  otros  peí? 
kgo  del  de  Gnamanga;  y  con  respecto  a  sus  padres  y  deudos  nada  pudo 
descubrirse  jde  ubm  manera  evidente.   As^árase  (|[ue  andaba  prófugo 
pór^pie  se  ie^rseguía  como  reo  de  homicidu>.  Habitante  de  las  monta- 
llaa  y  de  los  aduares  de  los  salvajes  adquirió  entre  éfloB  tal  prestido 
que  alcanzó  la  paz  v  nniñoaoion  de  bandos  opuestos  cuándo  parecían 
perdurables  las  luchas  de  caudillos  y  parcialidades  qué'  nuqpa  halnan 
podido  entenderse  á  cansa  de  la  ambición  y  de  opuestos  intereses. 
.   Ijos  religiosos  de  la  orden  de  San  Francisco  á  costa  de  largas  tareas  y 
de  nna  constancia  sin  ejemplo  Mesecon  grandes  progresos  v  ledii^^eron  al 
estado  social  á  miles  de  indígenas  que  £>otrínalMUi  en  la  fe  catóbca  y  en 
el  amor  al  trab^{6  que  dábá  ya  resultados  ventajosos.   Existían  35  pue- 
blos de-  estas  conversiones;  haciendas  cultivadas  y  cosechas  de  mrtoa 
i^^reciables  que  iban  en  aumento.  Ilaa  declarado  Juan  Sanios  restaura- 
dor del  Imperio  peruano,  y  titulándose  Bey  de  los  Andes  empezó  á  ob- 
servarse desigualdad  en  el  ánimo  de  los  neófitos  por  la  seducción  que 
cundía  secretamente:  y  se  tenia  noticia  de  alborotos' estraordinarios  y 
preparajbiyQs  de  guerra  que  hacían  las  crecidas  turbas  de  bárbaros  que 
dominaban  los  países  fronterizos  no  conocidos  de  los  misioneros. 
•  £n  tales  cisaunstancias  imo  de  éstos  injurió  v  castigó' con  indiscre- 
ción á  pin  cacique  de  los  principales:  y  como  qjieoase  altamente  ofendi- 
do se  puso  de  acuerdo  con  el  negro  Antonio  Oatioa:  <qne  era  su  cufiado, 
había  hecho  buenos  servicios  en  las  reducciones.  •  y  8<>'a^a^®  aoepta- 
eion  y  popularidad)  para  fiftvoiecer  los  designios  qsí  nuevo  Bey  y  opera» 
tm  levantamiento  contra  los  frailes  y  los  aradnos  estrafios  á '  los  ihdios» 
J^  eapaftoles  gobernando  el  Perú  el  Virey  marqués  de  YiUagaocia  hij 


310  APÜ 

eieron  dos  eatradas  á  las  montanas  con  olementoe  snfieienies  pica  em« 
rar  favarables  efectos.  £n  la  .primera  penetró  la  ídenea  hasta  eí  pneblo 
de  Éneno:  en  la  segunda  la  espedicion  filé  mas  numerosa,  y  oompaestii 
de  las  milicias  do  infantería  de  Tarma  y  tres  compañías  de  caballería  al 
mando  del  corregidor  de  la  provine^.  En  esta  yes  nna  junta  de  oficia* 
les  acordó  á  instancias  de  los  misioneros  se  construyese  un  fuerte  en  éL 
pueble  de  Quin^ri.  Animáronse  á  hacerlo  con  el  ejemplo  oenirido  en 
otro  formado  anteriormente  en  la  quebrada  de  Sonomoro:  el  cual  s^nar- 
dado  por  20  soldados  se  sostuvo  contra  un  ataque  brusco  de  los  sa^m^es 
obliguidolos  ¿  fugar  despees  de  haber  perecido  muchos  de  ellos.  Aun- 
que esta  guamieion  tavo  después  ^ue  retirarse  á  Jaqja  no  lo  bñeo  á  mé* 
Tito  de  las  hostilidades  de  esos  indios,  sino  urgida  del  hambre  por  la  fi^ 
cilidad  con  que  allí  se  corromjpen  los  vívelas. 

El  ufieYO  fuerte  de  Quimin  se  ^situó  por  falta  de  meditación  é  m- 
tdieencia,  en  la  ribera  del  rio  que  podían  pasar  aquéllos  en  balsas  ]^r 
pumos  apartados,  y  sin  ser  sentidos  ocupar  el  terreno  de  los  Amicos  y 
espaldas  del  fuerte  dominando  las  salidas  6  imposibilitando  una  retira- 
da espeeiabnent^i  en  tiempo  de  Hurlas  é  inundaciones.  ]>ebe  agregarse  á 
^to  los  inconvenientes  que  en  un  conflicto  se  tocarían  para  adquirir  y 
conservar  Ips  artf  culos  de  subsistencia. 

La  fbrtificacion  de  Qdimiri  estaba  al  mando  dd  cantan  D.  Falnieio 
^ertholi  quien  tenia  en  ella  60  soldados.  De  estos  muñeron  algunos  pw 
conseonencia  de  las  epidemias,  •  y  otros  por  mi^  aUmentadofl;  y  oomo  se 
descuidaba  el  atender  con  puntualidad  á  sus  necesidades,  sobrevino  el 
desciMitento  y  la  deserción.  Aprovecharon  de  tan  buena  oportunidad  los 
bárbaros  que  reffía  Juan  Santos,  y  en  1743  atacaron  á  los  restos  de  h| 
guarnición:  Bartholi  se  negó  á  las  intímaciones  con  desprecno  de  las  pnn 
mesas  y  amenazas;  y  cumpliendo  su  deber,  pfneoió  en  la  deáensa  con  loa 

ros  soldados  que  le  acompañaban  sin  que  pudiei^  escapar  ninguno, 
había  veríflcado  en  Jumo  de  1742  el  levantamieirto  de  ios  indios  4a 
las  reducciones  que  al  Plinto  se  s<^petieron  al  poder  é  influencia  de  Juan 
Santos,  juntándose  4  las  hordfN»  ^uc  éste  capitaneaba  después  de  dar 
«•  muerte  á  cuantos  misioneros  y  vecmos  pudieron  tomar.  Yemtioinoo  pe* 

quenos  pueblos  fueron  destruidos,  las  ebras  de  Quimiri  arnisadas,  y 
perdido  todo  lo  que  eq  largas  y  escabrosas  tareas  agrícolas  se  había  es- 
tablecido y  cultivado.  Y  el  dicho  rey  de  los  Andes  con  no  poeos  candi- 
Uos  agente&sumisos  á  él,  y  Qatica  de  maestre  de  campo,  pasó  desús  do* 
minios  en  varias  d|repc|ones  amenazando  á  Tarma  con  una  mudbiedum- 
bre  armada  de  flechas,  y  llegó  á  esteiider  sus  correrías  hasta  pisar  tei- 
ritorio  <íp  la  provincia  oe  Canta. 

Por  entonces  habla  tomado  posesión  del  vireinato  el  general  D.  José 
Antonio  .Manso  4c  Yelasco  quien  sin  demora  se  ocupó  de  cortar  él  pror 
greso  de  tan  peligrosa  insurrección.  Envió  al  interior  qna  fuerza  resper 
table  á  órdenes  £)1  marqués  4c  B|enahermosa  gobernador  de  la  placa  oe} 
Callao  y  cabo  piinoipál  de  li|[s  armasr  Este  ^neral  hizo  dos  entradas 
una  al  cerro  de  la  Sal,  otra  al  pueblo  4e  Quimui  donde  se  aprehendió  4 
los  ^ue  opusieron  alsuna  resistencia.  Las  operaciones  en  lo  sustancial 
no  dieron  résuitadQ&cisivo,  y  la  que  se  emprendió  para  avistar  y  batir 
el  grueso  de  indios  que  dirigía  el  mismo  Juan  Santos,  se  malocró  por? 
que  fué  senti4ala  tropa  que  penetraba  por  un  flanco  004  d  deugnio  de 
atacar  por  retaguardia. 

Era  imj^sibie  combatir,  no  por  la  aspereza  de  tan  díñcíles  caminos  ni 

SKr  lo  copioso  de  las  aguas,  que  todo  podía  vencer  el  sufrimiento  de  1ü4 
Idadó^  sino  porqnelos  indios  hacian  la  guerra  emboscándose  y  hUf 
jfendo  sin  prestarse  á  luchar  de  otro  modo  que  ocultos  y  por  partidas  ei| 


AÍIJ— AQÜ-ARÁ  áll 

espesmas  de  los  bosqaes  desde  dimde  disparaban  sas  flechas  siil 

aer  descabiartos  antes.  Taro  qne  oonf<ninarBe  el  marqués  despaes  de  ré* 
eias  fiítigasi  oon  formar  álgnnos  ligeros  fáertes  á  distancia,  y  en  pandes 
adeonadoe,  oolocando  peqoefioe  destacamentos  qne  fijasen  ana  Imea  de 
frontera.  Así  seoonsigoió  oonl^ner  las  insurrecciones  y  que  Joan  San- 
tos no  se  empefiase  en  nmevas  tentativas.  Permaneció  en  el  interior 
aitendiendo  a  sa  segoridad,  pues  ya  se  cCtaspiraba  contra  él,  yaqnellaflr 
JUMSMBes  tan  diversas  en  sns  hábitos,  apiéteeian  volver  á  en  primitlvv 
aoltoia.  lias  preeáaciones  y  malicia  de  a^tlel  candiUo,  le  indacian  á  ser 
«mel  oon  cuantos  exitaban  sus  recelos.  Htzo  matar  á  Gatlca  y  á  sus  ami-^ 
gpB  mas  eeroanos  sospechando  la  entregastíi. 

£1  Yirey  Manso  opinó  contra  el  antiguo  pfiensamiento  de  fevantar  un» 
totalesa  en  el  cerro  déla  Sal,  porque  en  vano  se  cerrarfa  una  puerta  pa^' 
KB  que  se  abriesen  otras  en  la  vasta  estension  de  la  mbnta&a;  cuando  por 
€itni  parte  no  habia  ritió  que  dominase  todas  las  salinas,  y  seria  preciso 
■neha  ñiesza  para  cubrir  düérentes  puntos  en  país  mal  sano,  y  conseí^ 
var  libre  la  línea  de  comunicación  pi»r  caminos  fragosos  y  con  sitios  de 
mucho  riesgo  y  á  propósito  para  emboscadas  imperceptibles. 
^  lios  indios  Quítente  varios  a&os  no  hieieron  suidas  formales,  limitan-' 
dose  á  asaltar  á  los  ^|ae  se  avanzaban,  á  tomarse  á  algunos  ganados  y 


herramientas  que  codiciaban  mucho,  para  «pararse  luego  velozmente.' 
£1  Yirey  oxeó  una  ^solnmna,  que  se  pagab^lSel  ramo  de  &  bula  de  Cru- 
(ada^  y  la  distribuyó  de  manera  que  cubriese  ciertos  pandes  de  la  fron- 
tera>  empleando  50  hombres  de  caballería  en  cruzar  constantemente  jpor^ 
1»  ceja  de  la  montasta.  Este  sistema  prodigo  ventsgas  y  el  escaimien^ 
to  de  los  ques<^ian  aproximarse. 

Aflnesdei  gobierno  de  Manso  C1761)  se  creía  que  Juan  Santos  hu- 
biese perecido  á  manos  de  los  mismos  bárbaros;  siendo  cierto  que  no' 
86  supo  ni  volvió  á  hablarse  mas  de  él. 

iVDBÍAIIi~-FBfiKANBEZ  DE  Cóia>oyA— £1  Dr.  D.  Blas,  natural  de  Uv 
asa.  Canónigo  doctoral,  tesorero  y  maestrescuela  de  esta  Iglesia.  Fué 
juez  por  autoridad  apostólica,  en  las  informaciones  para  m  beatifica- 
don  de  Santo  Toribio.  Se  le  nombró  Obispo  de  Santa  Práxedis  i» 
SrtOnm  v  auxiliar  del  Arzobispo  de  Lima  1>.  Pedro  Yillflttomez.  Fa- 
Msió  súDitamente  en  1670,  antes  áe  consagrarse^  y  estando  selBdado 
el  dia  en  que  debía  hacerse  esa  ceienionia.  Aqumaga  á  su  claro  en- 
tendimiento reunía  Ui  mas  asidua  contracción  al  estudio. 


ABACADI— DoiT  FBftircraoo— vecino  de  Lima.-  Díejó  un  legado  oon  el 
oÚeto  de  que  se  fikbriease  ima  casa  de  arrepentidas  Im^o  el  título  de  la 
''Concepción;''  además  ¿ete  mil  pesos  ensayados/  como  capital  para  sos- 
tenerla con  su  producto^  y  mil  pesos  para  renta  de  un  capellán.  La  fún- 
^teoion  no  tuvo  efecto^  v  aquellos  recursos  se  emplearian  en  beneficio  de 
los  monasterios,  según  lo  previno  Aracain  para  el  caso  de  no  poder  eri- 
girse la  cas»  que  proyectOé-^FásM  CastUlo,  él  Padre  Fraiwi9co  m. 

ABAHA— Dosr  Dúbqo.  Sefior  de  la  casa  de  Arana  en  Yiscay a:  militar  de 
Énuoho  crédito  en  Chile,  y  que  tomó  después  el  hábito  de  San  Agustín 
en  el  convento  de  Lima  a  donde  vino  conduciendo  presos  á  D.  Alonso* 
de  £roillay  al  afiBunado  capitav  J>,  Juan  Pineda  por  loe  motivos  que  sa- 
brá el  lector  enterándose  del  artículo  relativo  á  dicho  Pineda. 

AUIA— Don  Pbdro  db— Fué  á  Quito  con  tropas  b^osu  mando  á  con- 
secoenola  do  babor  podido  1»  Audiencia  auzilioe  al  Yíiey  del  Perú  Don 


312  ARi 

Gareia  Hurtiulo  de  Mendoza,  maíq¡aéñ  de  Oafiete  por  que  el  Tecincbrro 
de  dielm  ciudad  apoyado  en  el  oabUdo,  leeisiió  y  se  opnao  al  estableci- 
miento del  impuesto  denominado ''Alcabala"  que  Cfa  muy  antisno  en 
fispafiá,  y  el  Uey  Felipe  H  por  oédnla  de  1?  de  Noyiembie  de  JJSSl  orde- 
nd  se  eslendiese  á  sos  dominios  de  América  para  atender  á  gastos  naya-, 
les.  £n  nn  opúsculo  publicado  por  D.  Pablo  Herrera,  hemos  leído  que  él 
presbítero  OrdoAesen.sQ  obra ''El  Clérigo  agradecido"  dice  que  el  do' 
siguió  oculto  de  aquellos  moTimientos  fué  proclamar  la  indiq^endenci% 
enviando  un  coiñiaionado  á  Inglaterra  en  demanda  de  apoyo  j  aimÍM¿ 
Como  quiera  que  sea,  sublevaao  el  pueblo  y  apoderado  del  PaLaeio  del 
Gobiemo;  fué  i>re80  el  Presidente  Dr.D.  Miguel  Barros  de  San  Millany 
Ipa  oidores  tuyieron  que  ocultarse.  Otro  escritor  moderno  refiere  que  se 
trató  de  proclamar  por  monarca  de  Quito  áD.  Diego  Carrera  hQo  de  la 
ciudad  muy  estimado  de  todos:  y  que  el  encono,  que  mefóvó  su  negatíva 
fué  tiü  que  el  pueblo  le  hizo  azotar  ]|^r,  las  calles  asegurado  sobre  uu 
asno^  Debi^ése  la  paciAcaoipn  de  Ia  cnidad  id  inü^o  délos  Jesuitaay  quie- 
nes hicieron  muqnos  esfuerzos  y  servicios  que  el  &j  cuidó  de  reoompen* 
sarles  largamente. 

Aunque  D.  Pedro' de  Arana'  ne  llegó  á  Quito'  Cotf  oportunidad,  dictó 
las  mas  severas  proyidencias  para  estingnir  por  oimipleto  aquella  alte^ 
ración  y  restablecer  la  obediencia  y  el  sosiego. 

Había  ido  con  amplia  facultad  del  Virey  y  disponía  de  soldados  para 
hacerse  respetan.  £1  Presidente  fué  sometido  á  residencia:  después  se  le 
depuso  del  mando  trayéndosele  á  Lima.  Entró  á  reemplazarle  el  Oidor 
Ldcenciado  D;  Estebiui  Marafion. 

,  Arapa  fennó  un  proceso  contris  los  ci^pados  y  suprimió  los  p^uestos  de 
alcaldes^  órdkiaríos:  á  los  que  lo  eran  Francisco  Olmos  y.  García  de  Var^ 
gas  los  envió  también  á  Lima,  con  los  regidores  para  que  aqÜf  se  lee  caa^ 
Sgase:  el  procurador  general  Alonso  daüchez  nié  decapitado,  y  perse^ 
goidas  no  pocas  personas.  Meses  después  el  Virey  dio  un  indulto  gene- 
ral para' q&oñó' se  tratase'más  dé  los  sucesos  ocurridos  en  Quito  con 
motiyo  déla  alcabala. 

.  Esjbe  nüsmo  D.  Pedro  Arana  á  qtuen  D.  Antonio  de  Jjeon  Pinelo  en  su 
biblioteca  llama  Díc!0O,- escribió  una  Memoria  sobre  las  preyencionés  y 
medidas  que  debían  tomarse  ppr^si  otra  vei^  yenlan  corsarios  á  las  cos- 
tas del  Perú  y  Chile.  También  dirigió  otra  al  Virey  D.  Luis  de  Yelasoo 
en  20  de  Diciembre  de  1598  díúidole  razón  de  todo  lo  qdé  acaeció  en  Qui- 
to cuando  fíié  á  hacer  cesar  el  alboroto  causado  por  el  establecimiento 
de  la  alcabala.r—  Véate  Mwrtado  de  Menáeaa^  D,  Oaroia. 

.  •  ■  > 

AáAnBVM-^£i«  t>B.  D.  José  Mobaúss  DB-r-natural  de  Lima,  hno  del 
maestre  de  caknpo  y  Alcalde  de  esta  ciudad  p.  Ignacio  Morales  Arlunbu- 
ru,  y  de  Da.  Ijamácia  Montero  del  Águila  y  Zorrma:  colegial  del  mayor 
y  real  de  San  Petipé,  graduado  encañones  eu  la  Universidad  de  San 
Marcos  y  su  rector.  AiNM^ado  de  esta  audiencia  y;  de  presos  del  Santo. 
Oficio.  Asesor  del  cabil^  de  Lima  y  del  Tribunal  del  Consulado.  Tomó 
la  orden  sacerdotal;  fué  examinador  sinodal  del  arzobi^ado,  visitador 
de  laJyprovinDiae  de  Tauyos  y  Cafiete,  comisario  subdelegado  de  cruza- 
da, vicario^  cura  y  Jue^  ecleeiíSstico  de  la  ciudad  de.  Santiago  de  Alma- 
gro, cabeza  dé  la.proymci|k'de  Chincha,  en  1764.  Edificó  á  sus  espensas 
iostemplósdePacárán,  Picáñaíarán,y  el  delPperto  de  Santa  Cruz  de, 
Zufiiga,  dándoles  utensilios,  ornamentos  y  alhajas.  Fabricó  también  á 
su  costa  un  PjAente  en  el  rio  de  pafiete,  y  una  cárcel  en  dicha  ciudad  de 
QMmlub.'-Véaee  Mmkro  dd  Águila. 


áftá]!ni1JR1J-*^EL  Dr.  D.  Juak  Morales  DB-^natnraldeliiiiik  hyopri- 
inogénito  de  Garci  López  de  Morales  nno  de  los  antiguos  paoifioadoies 
üel  Perú,  primer  canciller  mayor  de  esta  audiencia  y  fundador  del  ma^ 

Í'orazgo  de  su  casa.  Fué  D.  Juan  colegial  del  Real  de  San  Martin,  oába^ 
lero  de  la  orden  de  Bantiago,  oidor  y  después  presidente  j^bemador  y 
comandante  gen^»!  de  <^ito.  fiu  l^jo  el  genenskl  Ú,  J^UMp  Moñíeff 
Aramburu  también  canciller  j  primer  ministro  del  Santo  Oncio  én  IÁ< 
ma,  tuvo  alojados  á  los  inquisidAres  en  las  «asas  de  su  may^ra^s^  nüen^^ 
tras  aquel  Tribunal  fÍEtbricaba  las  sayas.  Los  desoendicintes  del).  £>iog« 
figuraron  como  militares  en  las  ^netras.  de  Ohüe:  Dk  Ignabio  Morales  aii 
Aramburu  casado  con  Da.  Ignacia  Montero  del  Águila,  filé  maestre  d.d 
campo  de  las  miUcias  de  Lama,  alcalde  ordinario  en  171&  y  I72ti  y  cdl 
hijo  D.  Félix,  también  limetLo,  maestre  decampo,  y  áltfalde  en  1764.  i^e^ 
te  organizó  con  aprobación  del  Yire^  D.  Manuel  de  Amat  en  19  de  Jto*' 
viembre  de  1762  una  eoiápafiía  de  individuos  del  gremio  de  Pasáínane^ 
ros  vestida  á  costa  de  ellos,  y  con  coronela  permanente^  en  ti«imp6  áp 
guerra  ó  de  paz,  que  recayó  en  diebo  B.  FéLii:.  Antes  Jbiabia  sido  ég^ 
tan  y  sargento  mayor  del  batallón  de  Lima. 

liía  &milia  deMorales,  procedente  de¡  las  áéoe  trlfncales  4e  éorlA»,  tnv^ 
|»arentezoo  eon  elTirey  marqués  de  fiontesclaroS)  con  el  Arzobispo  1>. 
Bartolomé  Lobo  Guerrero,  con  D.  Pedro  de  Sorez  y  Ulloa  de  la  órdexl 
cLe  Alcántara,  general  de  batalla  y  p^iiesidente  de  Chite,  con  el  obispo  de 
Concepción  D.  Diego  2ambrano  de  Tillalobos,  don  D.  Diego  í*enuinde< 
de  Velasoo  gobemcMor  de  Cartagena  y  {iresidente  de  Panamá,  con  lai 
casas  de  León  y  Oaravito-»<te  cu^os  individuos  tratamos  en  otros  artíctir 
los.  Los  Morales  por  último  tuvieron  por  ascendientes  al  eonquistadolf 
Nicolás  de  Kivera  el  Yi^o,  y  á  D.  Ltüs  de  Gnzman  gobernador  d.e  Y-en^ 
guas  y  PopayáU)  después  comandante  general  de  Tierra  Finne^ 

ARAIlBIJRU— PONdE  £íE  Leo>(  D.  Bíego,  de  la  orden  de  Santiago,  go-' 
bemador  del  Callao:  de  la  familia  de  los  Morales  y  Aramburu  de  ésta  ca^ 
pital,  ala  cual  pertenecieron  también  D.  Diego  de  Aramburu  (el  pri- 
mero de  este  apellido  que  vino  al  Perú  hijo  segundo  de  la  casa  de  Oílar-"' 
do  en  Guipúzcoa):  D«  Nicolás  Saenz  Aramburu  y  Messia,  contador  4^ 
Tribunal  mayor  de  cuentas:  D.  Marcos  de  Aramburu  do  la  orden  de  San- 
tiago, general  do  la  mar  del  Sur,  en  cuya  >rmada  y  en  el  buque  de  su 
inando,  vino  al  Perú  el  Arzobispo  6anto  ll'oribio^^y  los  Doctores  D.  Mar-^ 
4}elo  Aramburu  de  Guzman,  canónigo  de  Arequipa,  y  Don  Marcelo  de 
Aramburu  canónigo  de  Liüla;  ambos  hijos  dé  esta  ciudad^ 

kUSÜk—CosüE  DE— el  capitán  general  D.  Pedro  Pablo  Aterca  ád 
Bolea,  grande  de  España,  caballero  del  Toisón  de  Oro,  mimsiro  del  Bey 
Carlos  III.  Colocamos  su  nombre  en  esta  obra,  por  la  ^sircnniitattcia  átí 
liaber  hecho  á  su  soberano  un  vaticinio  ilcerca  do  la  omanfdpacion  dé 
la  América  Espafiola,  con  Motivo  de  la  protección  que  {Prestó  á  loa  Es- 
tados Unidos,  y  del  reconocimiento  de  su  independenoia.  £1  fkínáe  pro- 
f»uso  al  Bey,  y  proyectó  enagenar  el  continente  americaiio  en  favor  d0 
res  inñbutes  de  Castilla,  estableciendo  tres  Beinos,  uno  en  Méjico,  otro 
en  el  Pera,  y  otro  en  Costa  Firme;  hacer  un  pacto  ae  fiunilia  con  aque> 
líos  nuevos  monarcas:  un  tratado  de  comercio  estennvo  á  la  Francia^ 
eon  entera  esclusion  de  la  Gran  Bretafiá,  y  ^ar  un  tributo  que  deba* 
Tian  pagar  los  tres  príncipes  como  feudatarios  de  EspafLa.  El  piíneipe  dO 
la  Paz  tratando  de  este  asunto  en  el  tomo  III  de  sus  memorias,  dice  que 
ese  proyecto  filé  del  todo  ñrancés,  y  que  el  haberlo  propuesto  fué  la  caa- 
«a  principal  de  la  caida  del  conde  y  de  su  desgracia,  en  al  tiempo  que 
t&nó  después  Carlos  III.— F^e  Goda¡f,  D»  ifcmnel  ie^ 

40 


314  AKA 

Los  ámttlos  áe  Aranda  decían  qne  sos  laces  no  eran  mny  estendid&ff;- 
y  el  marqués  de  Caraceiolo  embajador  de  Ñápeles  ''que  era  un  pozo  pro* 
fdndo  oon  orificio  estrecho."  Creemos  que  loe  elogios  de  los  filoBófos  le 
hicieran  caer. 

En  cnanto  ala  espnlsion  de  los  Jesuítas  en  que  el-  conde  de  Aranda 
figuró  como  ningnn  otro,  puede  yersedl  articnlo^^maí — Virejf  del  Perú, 

fiBAüDA— DiBCK>i»B— Portugoés.-  Fné  religado  y  quemado  en  Liima  en 
21  de  Diciembre  de  16S5  por  juafo,  y  en  virtud  de  sentencia  del  Tribunal 
de  la  Inquisición.  iSi  este  auto  de  fé,  hubo  24  reos  que  soMeron  castigo. 

ABAllIBál^— Es  Dr»  D.Pkdbo dií— Oidor  de  liima, naturalde  Viscaya* 
Vino  de  £q[>afia  con  su  esposa,  y  tUTO  aquí  un  hQo  nombrado  Ds  Kico- 
liSs,  nacido  en  1660,  y  bautizado  enla  parroquia  de  San* Lázaro.  Este  eon- 
tn^o  matrimonio  en  Arequipa  con  Da.  Miaría  Bracamente,  de  la  familia 
de  este  apellido  en  Trntulo.  Fueron  sos  h^os  D&  Julián,-  y  D.  Manuel 
asesor  general  del  Vireinato,  cuyodestinoTenmició.  Ds  Julián  casó  con 
Da.  Bosa  Fernandez  Cornejo  Escudero  de  la  Vega  y  tuvo  yarios  iLyos. 
D.  José  el  primero  de  ellosy-fué  corond^-y  se  enlazó  con  su  prima  Da.  Gi-> 
priaua  Fernandez  de  Comejcren  1750. — Véase  el  artáolUo  eiffuimie^ 

ABAVIBAI^Frknandbz  i>b  Cobnbjo,  ElDr.  D.  Nicolás  0B-^naelóen 
Liocumba,  Departamento  de  Moquegua  en  10  de  Setiembre  de  1767^  y 
poseyó  el  mayorazgo  de  su  casa.  Fueron  sus  padres,  el  coronel  de  méi" 
eito  D.  José  de  Aranibwr  y  Da.  Cipríana  Fernandez  Cmh^  y  Bendon* 
Estudió  en  el  Colegio  de  San  Carlos  de  Lima  «a  que  luego  sirvió  de  maes- 
tro:  se  graduó  de  Doctor  y  recibió  de  abogado  en  fól4,  adquiriendo 
mucho  crédito  por  sus  promndos  conocimientos  jurídicos.  Animado  por 
el  Obispo  Chavez  de  la  Sosa  se  oposó  á  las  cañoneas  doctoral  y  magis- 
tral del-  Coro  de  Arequipa.  Esta  ciudad  le  confinó  en  1812  el  cargo  de 
diputado  á  las  cortés  que  no  quiso  aceptar.  Desemp^ó  los  de  alcalde, 
asesor  y  fiscal' de  aqpeÚa  iuteüdencia>y  en  1814  y  1820^  fné  uno  de  los 
jueces  de  la  diputación  provincial,  conibrme  á  la  Constitución  Es^a&ola, 
representando  á  Arequipa  en  la  capital  de  Lima.  Sirvió  la  Judicatura 
de  Alzadas  del  Tribunal  del  Consulado,  desdé  dicho  año  de  20.  £n  Marzo 
del  de  1821,  el  Virey  D:  José  de  La  Sema  lo  propuso  al  Rey,  y  lo  nom- 
bró interinamente  auditorgeneral  de  guerra  del  vireinato  en  lU^ar  del 
fiscal  de  la  audiencia  del  Cuzco  D.  Bartolomé  de  Bedoya,  que  dejó  de 
desempeñar  ese  destino.  £1  Dr.  Aranibar  falleció  en  10*  de  Julio  de 
1B51,  hallándose  de  Presidente  de  la  Suprema  Corte  de  Justicia  del  Pea*ú, 
después  de  su  lar^  carrera  de  magistrado  en  que  brillaron  su  rectitud 
y  probidad.  Había  presididO'el  Coiupreso  en  18^  y  ocupado  los  puestos 
de  Senador,  Consejero-de  Estado  y  Ministro  de  Gobierno  y  Relaciones 
Esteriores.  Fué  casado  con  Da.  Lorenza  Llano  y  la  Casi^y  uuo  de  sus 
hijos,  el  Dr.  D.  José,  ha  sido -recientemente  Mimstro  de  Justicia  Instruc- 
ción y  Beneficencia  de  la  República. 

AUmO— FiiAT  FnKNAND^^natural  de  Pisco.  Religioso  de  la  Orden 
de  San  Agustín,  Dr.  y  catedrático  de  vísperas  en  la  Universidad  de 
Lima  en  el  siglo  17.  Dámosle  el  lugar  de  que  es  muy  dieno  su  nombre, 
porgue  fueron  estraordinarios  su  talento,  memoria,  elocuencia  y  co- 
nocimientos científicos;  y  no  aventsúándole  ninguno  entre  tantos  ele- 
vados ineenios  que  tuvo  su  Orden,  merecedores  de  aplausos  y  fama  en^ 
aquella  ^oca,  le  llamaron  "Deiiwu  ele  las  JEsímektsJ^  Está  su  retrato  en* 
la-Universidad  de  San  Marcos. 


AKA^AKB  315 


ililFM  Y  &!•— ELBB.D.Jod*DB--4iatiinlddLtmii.  Nohemospo- 
•dido  bailar  noticia  de  su  cañera  literaria»  pero  eabemoe  que  fiié  presi- 
dente de  la  Audiencia  de  Qnito  f<x  loa  afioa  de  1736|  lo  cual  se  oom- 
pmeba  con  la  lista  de  niandatanoa  de  dicho  reino  que  pi:^lica  D.  Joeé 
Ifannel  Besfcrepo  ensa  lústoria  de  la  revolución  de  Colomliia;  y  asienta 
que  fne  nacido  en  Lima  y  que  tomó  posesión  de  ia  presidencia  el  dia  S9 
úb  Junio  de  dicho  a&o.  De  este  destino  pasó  Arai^jo  al  de  presidente  y  ca- 
pitán general  de  Qnatemalai  puesAloedo  en  su ''Diccionario  GeogránÍDO»'' 
le  coloca  en  una  relación  de  los  que  desempeñaron  dicho  cargo,  asi  co* 
mo  entre  los  presidentes  de  Quito. 

ARAZiKi— D.  Satubnino  Oabcia  db— natural  de  Navarra,  Dean  da 
Arequipa  Dor  nombramiento  de  S7  de  Agosto  de  180SL  Gobernó  la  Dióce- 
sis por  él  Obispo  <B.Xiuis  de  ia  encina.  JSra  caballeco  de  la  Orden  de 
CáifíMe  IIL  Fundó  y  enomezó  Á  edificar  la  eapilUkdel  panteón  .llamado 
de  Miraflores^  el  afio  1808.  £n  Jesús  hiso  un  poco  de-caly  canto  para  ba- 
fios^  y  unas  viviendas  para  que  se  hospedasen  los  enfermos. 

ABBIETO— ^Bi«Paí>bb  Ignacio j>ib— natural  de  Síadrid,  de  la  Comp»- 
fiíadeJesás.  Tomó  él  hábito  en  Loma»  fué  maestro  de  Teología  y  de 
novicios,  y  rector  de  varios  colegios.  JSscribió  una  "Mittaria  &  la  Pnh 
^meiadd  Ferúf"  e¡n  un  tomo;  y  en  otro^  la  vida  de  algunos  varones  ilus- 
tres de  ella,  de  lo  cual  hace  mención  Lasóren  au  "One  ümkfermL" 

AEB1ET<^— Don  Mabtin  Hurtado  db— natural  de  Tiscaya.  IGlitó 
^1  el. Alto  Perú  á  órdenes  de  D.  Diego  Centono  eu  la  guerra  contra  la 
usurpación  deD.  Gonzalo  Pizarro  y  asistió  á  la  batalla  de  Guarína  en 
oue  rué  batido  D.  Dieso.  Bíal  herido  y  prisionero  en  esa  jomada  le  tra- 
tó con  atención  y  le  olreció  sus  servicios  JD.  Francisco  Carvsyal  el  afa- 
mado por  sus  crueldades.  Eestablecida  su  salud  oontínuó  en  el  ejército 
jreal  bi^o  el  mando  del;gob«iiador  D.  Pedro  de  la  Gasea,  y  se  distinguió 
como  valiente  en  el  memorable  dia  de  Sacsahuana.  £n  1554  hallábase 
«n  su  repartimiento  de  Indios  cuando  se  levanto  en  el  Cuzco  .D.  Fran^ 
eisco Hernández  Girony  abiió^Mimj^afia sobre  Xiima.  Arbieto  se  vino  á 
.esto  capital,  v  se  Incorporó  al  ejército  que  obedeoia  á  la  audiencia  go- 
bernadora del  Beino.  Desempeñó  el  cargo  de  proveedor  general  del  ejér- 
cito* 

.  En  1572  el  Virey  D.  Franfcisoo  de  Toledo  nombró  en  el  Cuzco  á  D.  Mar- 
tin de  Arbieto  su  lugar  toniento  para  que  entrase  con  fuerzas  ú  Vilca- 
bamba  é  hiciese  la  guerra  «1  IncaXupac  Amara.  Fueron  á  sus  órdenea 
los  capitanes  D.  Martin  Meneses  encomendero  de  Guaqui,  D.  Antonio 
Pereyra  que  le  era  de  Combapsuba,  D.  OrdoQo  deValera  y  D.  Martin  Gar- 
cía Ofiez  de  Loyola  que  mandaba  la  guardia  del  Virey,  y  era  caballero 
de  la  óiden  de  Alcántara.  Penetró  en  aquel  territorio  y  después  de  al- 
guna resistoncia  y  mortandad  de  indios,  pasáronlos  españoles  ^ jio.de 
Ooyaochaca,  de  cr^asTesultas  el  Inca  se  entregó  y  fue  conducido  por 
Leyóla  al  Cuzco  donde  se  le  degolló.  Arbieto  fundó  en  las  montaftas  de 
Vilcabamba  la  población  qne  tituló  .OiudadCapital,con  el  nombre  de 
iáan  Juan  de  la  Victoria  y  levantó  su  Iglesia  en  la  cual  hizo  sepultar  los 
restos  del  religioso  Agustino  Diego  Ortiz  martirizado  en  1571  por  los  in- 
dios. Fué  Arbieto  regidor  del  Cuzco,  casado  en  secundas  nupcias  con 
Da.  Juana  de  Ay  ala,  y  de  su  primcff  matrimonio  toma  una  hya  llamada 
Da.  Mencia. 

AUIIZA  ¥  VOARTE— El  Dr.  D.  Bebnabdo— nació  en  el  Cuzco.  Est^- 
dló  en  el  colegio  de  San  Martin  de  Lima  y  se  graduó  de  Doctor  en  la 


«16  ARB— ARO— AKD  -ARE 

U&iTeisidad  deSMi  UtfreM  en^e  fifté  oatedráldeo  ele  Digeato  VweS<^ 
Fué  oidor  deefmo  de  la  real  andiencia  úeFaosmáít  pveeentMfo  para  obis- 
po de  Cartageiui  en  1746,  se  Ofdfisó  de  sacerdote  toma  poseeioii  en  el  8i^ 
guíente  alio,  y  gobemó  hasta  1752.  ün  4  de  Setiembre  de  1751  fíié  pror 
movido  al  obispado  de  Tr^UIo  de  qnetomé  poseeion  per  poder  en  1? 
de  Koviembrede  1759  y  pereonalmente  en  20  de  Enero  de  1754.  Mnri6 

SI  ^  de  Octubre  de  1756  estando  eleoto  de  Arzobispo  de  Cbn^nisaoa. 
stá  B<»nliaáo  en  la  Iglesia  del  Carmen  y  sfi  eoinaon  es^  la  capilla  del 
IBagrano  dé  la  catedórajide  Trc^ilk». 

AEBOLAlffCU— Uno  de  los  oontarados  del  partido  ^  Almagro  one  ase- 
sanaron  al  marqués  Pizano  en  Lima  el  a&o  de  1541i,  Vué  el  que  oié  nna. 
estocada  al  Cftpitau  Francisco  Charez,  enando  eetesaüé  de  las  halntar 
dones  del  gobernador.  Mmiócaí  la  batalla  de  Chiu»as  qoe  perdió  Don 
Diego  de  Almagre  él  mozo^y  recogido  sn  eadáver  rae  desciuurtiaado.  No 
sabemos  si  este  Arbolan^ha  ftié  el  mlsnpioqne  sirvidi  en  Santa  SCarta 
iaños  añteÍBy  con  García  de  Ii?™% 

AME  T  DE  LA  VBI)A'>Da.MABML--*viada  del  oidor  D.  Alonso  de  Mesa 
y  Ayála.  Tomd  el  bábito  de  religiosa  en  el  convento  *de  la  Concepción  de 
Lima  y  lo  mismo  bizo  sa  hija  Da.  María  de  Mesa.  Estas  dos  monijas  fne^ 
ron  Á  la  Paz  el  afio  de  1670  a  fundar  el  n^onásterio  del  mismo  nombre,, 
del  cnal  filié  Da.  Miiria  i^rce  la  primera  abadesa. 

ARMIfES  J  MMiUOm^h-Eh  Vajd^  D.  Masixtei.  Catbtaso— naoiá 
en  la  ciudad  de  Moquegua.  Estudió  en  iiuo  de  los  colegios  del  Cuzco,  y 
fué  después  maesux)  éu  el  de  ^n  C%los  de  Lima.  Entró  en  la  Congre- 
gación del  Oratorio  de  San  Telipe  Néri  (San  Pedro),  en  27  de  Enero  de 
1782.  Falleció  en  11  de  Febrero  de  1802  á  la  edad  de  48  oSioü  dejando 
grata  memoria  de  sus  distinguidas  letras  y  virtudes. 

AEBCnh-l^.  JoaÉ  Antonso  d^b— Queriendo  el  Key  Carlos  IIX  mejorar 
la  organización  de  la  haci^ida  en  el  Perú,  examinar  el  origen  y  aplica- 
ciones de  los  rampa  deella,  conocer  el  sistema  que  se  observaba  para  la 
recaudación;  y  si  conveñdria  modificar  los  impuestos  ó  crear  otrbs^  de*^ 
terminó  íormt^.  un  tribunal  de  vi^ltsí  que  estudiara  las  reformas  que  de- 
bieran baeerse,,ar|ieglandoeV  giró  dé  lá  contabilidad  é  investigando  el 
manejo  jr  desempeño  de  los  fnnciojoarios  y  si  se  cumplían  las  leyes  y 
pragmáticas  sobre  Hacienda.  Confinó  tan  delicado  oargo  en  11  de  Mar^ 
zo  de  1776  al  intendente  de  ejército  y  consejero  de  Indias  D.  José  Anto* 
iiio  de  Arecbe  ealxdlero  de  la  <kden  de  Carlos  III,  dándole  el  título  de 
visitador  general'  del  vireinato  del  Perú,  Chile  y  provincias  del  Bio  de  la 
Plata.  Sé  estendia  su  autoridad  á  los  tribunales  de  justicia;  y  reasumía 
la  superintendencia  de  hacienda  que  ejercían  los  vireyes  solare  las  c^as 
reales,  subdelegacion  de  la  renta  de  tabacos  y  demás  ramos,  incluyen- 
Áose  los  de  propios  y  arbitrios. 

Recibióse  en  Lima  el  14  de  Junio  de  1777,  y  en  el  real  acuerdo  el  21  de 
^nlio.  Tuvo  pqgD  secretario  á  D.  José  Ramos  Figneroa  oficial  del  ministe* 
irio  de  Estado;  por  subdelegado  á  D.  Antonio  l^éto,  después  regente  de 
la  Audiencia  de  Charcas;  ae  fiscal  á  D.  Melchor  José  de  Fonserrada  que 
pasó  de  oidor  á  la  isla  de  Santo  Domingo,  y  de  contadores  á  D.  Fernán* 
4o  de  Saavednk  mas  tarde  intendente  de  Trajillo,  y  á  D.  Pedro  Dionisio 
Qflrez,  qne  fue  ^  seguida  contador  mayor  del  Tribunal  de  Cuentas  de 
Lima,  Estuvo  agregada  á  la  visita  la  comisión  que  vino  á  organizar  el 
estanco  de  taba^,  y  que  presidia  el  director  general  de  este  ramo  en 
l^féji^o  D.  José  de  la  Riva-Agüero. 


lfi£  317 

OMwmalMi  el  Ferá  el  teniente  ipraenü  de  inarina  p.  Manuel  de  Chii* 
xim*  quien  muy  pnmto  se  vio  rodeado  de  olwtáoaloe  para  él  ejexeieío  de 
ene  atribacioiies,  porque  el  yisitader  genend  dando  eneanchea  á  sus  £»- 
jBultadee,  que  no  eva  fácil  deslindjff,  men|paaba  las  áA  Yirey  Á  quien  no 
ttodÜa  obedecexee  en  materiade  gaetoe  smo  -por  el  árgano  del  rúdtador  y 
deanes  que  este  á  su  juicio  caliSeára  las  neceñdades.  Las  TÍsiraM^seriau 
Imenas,  ejercidas  paroialnifinte  v  sobre  determinados  objetos^paiikestu- 
fdiarloB  primero,  poner  de  maníuesto  les  enrores  que  se  adNrúrtíesdo,  |r 
psomoverlas  reformas  Teidaderamoite  útiles»  Pero  estas  emnisioneseer 
tnMirdinarias  y  ruidosas  no  era  posible  probasen  bien  reasiuniendo  casi 
por  eatevo  el  poder  gubernativo^  y  reduciendo  Á  estsedios  limites  la 
^otortdad  principal  del  reino.  Indispensable  era  que  surgiesen  las  copí^ 
potencias  y  desapareciese  la  buena  anuonia,  mueho  mas  cuando  se  ra^ 
morvian  aun  tiempo  todas  las  cocas  sin  conocerlas  á  londo  ni  cónsul- 
tariies.  fisto  tendia  mas  lúen  á  descomponerlas,  dando  por  resultado 
iqno  unas  mi^joraa  quedasen  sin  perfeccionaiae  y  otras  se  entorpeciesen 
tul  ves  al  principiarlas.  No  era  esta  la  primera  visita  que  frocionah» 
ion  el  Perú:  en  otras  anteriores  se  habia  tnq^sado  con  embarasos  su- 
ficientes par»  ñrustcú  inadecuadas  reformas.  Tamiqua  los  eomislon»' 
dos  estuvieron  dotados  de  luces,  y  de  mas  ó  menos  prudencia,  siempse 
asomaasou  las  oossiones  de  desagra4o  y  peligro.  j8olonsnoensu  'fPoljir 
tica  Indiana^  recuerda  que  niugon^  jlierminosatisfBctoriamentD,  ydiíh 
jsam  con  su  acostumbrado  juicio  sobre  una  jfnat>eria  cuyos  £rutos  te- 
nían qpe  ser  escasos.  ElYirey  marqués  de  Mimtesolaros  eomparaba  }a0 
visitas  ''con  hfñ  torvellinos  que  ÜevidMín  el  polvo  y^  las  ^ob  bada  l^ 
«cabeza." 

Ckiirior  no  era  hombre  de  dejar  vulnerar  sus  respetos,  v  aunme  gmas* 
d6  consideraciones  á  la  visita,  n0  tiuráó  muebo  en  dlsgnnarae  Q¿L  e^liri- 
tu  de  superioridad  que  se  dejaba  conocer  en  Arecbe.  Sin  eaabargo:  la 
memoria  que  entregó  Ouirior  al  Yirey  Janregui,  obra  de  su  asesor  el 
marqués  de  Soto-florido,  está  eecríta  coa  tanta  oiscBeoion  v  pulsa,  oue 
easi  no  d^^^  poreibir  el  desacuerdo  en  que  estaba  oon  Ajwobe:  y  «tu  l^s 
iDomunieaciones  oficiales  de  éste,  que  acompsAau  Á  aqnri  docameatt^ 
tampoco  se  vé  ninguna  firase  desatenta  que  ^ie^  traslucir  )a  rÍTallda4 
que  existía  entre  ambos.  Aparece  de  ellas  que  pedia  la  oooperacéon  del 
¥iiey  para  los  asuntos  en.  t^ue  la  creía  precisa;  y  no  menos  canteleeoel 
Yiiey  hacia  resaltar  en  sos  notas  el  mas  moderado  estilo,  prestándosa 
siempre  á  espedir  lasprovideneias  que  si  Yisitador  le  demandaba.  Feea 
jon  medio  de  esto  el  "Vurey  no  podía  disponer  se  hiciera  ningún  gasto  es» 
tnMvdinario  de  tantos  que  requería  la  4tnaciou  del  país,  amagado  da 
ana  guerra  estrangera  y  de  sacudímieiitos  interiores:  estos  re<|^uerian  no 
pocas  precauciones  do  seguridad,  y  aquella  prontos  preparativos  de  de» 
£msa.  Areehe  pretendía  que  todo  se  atribuyese  á  su  previsión:  Guirior 
que  oonstase  haber  él  pensado  antes  eu  la  adopción  de  ciertas  providen- 
cias. "EX  ímo  ala  sombra  de  economías  censuraba  gastos,  ó  los  simrimia 
«6u  después  de  haberlos  antorizadq:  el  otro  se  contemplaba  deslucid<^ 
en  hñmilÉuite  dependencia  del  sltivo  Yisitador,  y  embarazado  paxa  el 
cumplimiento  de  sus  deberes.  Guirior  no  gustaba  de  innovaciones  y  U* 
gerezás  porque  eoaocía  que  no  era  cnerdo  promoverlas  ein  ureeaei^  ea 
Sépoca  que  se  atravesaba.  En  el  tiempo  de  su  gobierno  se  hAMan  oon*- 
iosovido  mudbas  provincias:  diferentes  corvegidores  muertos, -^raiultos 
y  alborotos  por  todas  partes,  acreditaban  que  existía  un  desasando  ge- 
neral reconociendo  por  principio  las  iinusticías  y  vejaciones  sumdas 
por  los  indios,  ^  los  rabos  descATiidos  de  dioicos  oonegidoree  coa  <>oa||ioii 
de  losxep^rtimieiitoB. 


318  ARE 

La  vlaita  empezó  pues  bi^o  malos  aospioios;  la  époc&  no  podiaser  mas 
azacosik  y  si  Guirior  comprendía  bien  y  por  esperiencia  las  cansas  y  los 
anteceoentes  de  la  desesperación  delospnebíosy  Areohe  con  no  acoger 
bien  sos  pareceres,  se  sitad  en  terreno  desconocido  sin  verdadero  norte 
y  sin  mas  guia  que  su  vanidad  y  sos  caprichos.  Estaba  el  Perú  alterado 
F  no  bien  dispuesto  para  reformas  que  si  pudieran  ser  útiles  á  la  real 
hacienda,  nada  interesaban  á  los  pueblos  oprimidos  y  esquilmados.  6i 
Areche  hubiera  estudiado  los  motivos  del  descontento,  si  hubieran  Uji^ 
mado  su  atención  los  sucesos  que  acababan  de  pasar  en  muehas  provin*- 
cias,  habría  descubierto  sin  düñcnltad  esas  cansas  que  le  aconnejaran 
empezar  su  visita  por  abolir  los  repartimientos:  esta  providencia  me 
cníónces  distaba  de  su  ánimo,  hiriendo  él  blahoo  de  los  peligros  los  ha- 
bría hecho  desaparecer  de  improviso. 

Hacia  pocos  años  que  varios  vecinos  respetables  del  Cuzco  trab%}aron 
una  prol^a  esposicion  al  Bey  haciéndole  ver  los  procedimientos  escan* 
dalosos  de  los  corregidores;  y  como  la  materia  se  prestaba  Á  intermina- 
bles relatos,  deseando  los  autores  de  aquélla  ^ue  no  se  dudara  de  su  ver* 
dad  ni  se  les  tildara  de  apasionadas  exageraciones,  tuvieron  la  ocnrren- 
eia  de  escribir  una  serie  de  ejemplos  prácticos  documentados  para  oom* 
probar  las  acusaciones  mas  notables,  oitando  sin  temor  alguno  los  aoto* 
res  en  los  hechos  que  denunciaban  y  nombrando  de  testigos  á  sogetos 
dignos  de  fé. 

Esta  clave  auxiliar  la  dirigieron  al  ministerio  acompa&ando  la  espre- 
sada manifestación  al  Bey.  Era  costumbre  no  formar  buen  concepto  de 
escritos  de  este  género,  que  estaban  en  contradicción  con  el  silenoio  do 
los  Vireyes,  6  con  sus  informes  y  los  de  diferentes  personages  que  por 
interés  privado  sostenían  y  defendían  á  los  corregidores.  Una  copia  ma- 
nuscrita de  ambos  documentos  forma  un  libro  que  está  en  la  biblioteca 
de  Lfima  el  cual  nos  ha  servido  mucho  en  nuestra  presente  obra;  y  su 
contenido  opinamos  es  lo  mejor  que  se  ha  acopiado  en  cuanto  á  los  pa« 
decimientos  de  los  indios,  y  á  lais  trasgresiones  y  atentados  délas  antOK 
ridades  provinciales  y  párrocos  de  entonces.  Ignoramos  si  la  citada  es- 
posicion fué  echada  al  olvido,  6  si  dio  mérito  á  algunas  prevenciones  de 
Lis  que  con  frecuencia  se  haciau  á  los  Yireyes  para  que  remediasen  los 
abusos  y  castigaran  á  los  delincuentes.  Nada  se  haría  en  este  sentido, 
(clesde  que  ni  á  Guirior  ni  á  su  antecesor  Amat,  se  les  vio  espedir  resolu- 
ciones duras  y  eñcaces  contra  unos  exesos  cuya  estirpacion  convenía 
tanto  á  la  tranquilidad  del  país,  al  honor  y  á  la  conciencia  de  los  minifr» 
tros  y  4e  los  gobernantes  que  los  toleraban.  Parecía  que  ó  no  creían  los 
mismos  peligros  que  iban  ya  pali>ando,  ó  qne  esperaran  ima  gran  esplor 
sion  como  la  que  aconteció  en  1780,  esponiéndose  al  terrible  trance  de 
no  hallar  el  medio  de  dominarla. 

Guirior  en  su  memoria  de  gobierno  puntualiza  las  turbulencias  aoae» 
cidas  en  catorce  provincias,  y  el  asesinato  de  los  corregidores  de  tres  de 
ellas.  Discurre  sobre  lo  dañoso  de  los  repartimientos,  la  pobreza  de  los 
indios  y  miseria  de  los  mestizos;  y  habla  de  un  ensayo  ideado  para  abo- 
lir el  repartimiento.  Muy  frescos  se  hallaban  los  rastros  de  estas  conmo* 
cienes,  y  muy  al  alcance  de  todos  los  trabajos  qne  hubo  necesidad  de 
emplear  para  sofocarlas.  Es  preciso  comprender  que  en  el  Perú  ger- 
minaban ^a  en  el  último  tercio  del  pasado  siglo  las  simientes  de  su 
emancipación,  y  que  en  muy  marcados  sucesos  se  dieron  séllales  mas  qne 
suficientes  de  que  una  causa  común  y  no  manifiesta^  producía  la  eferve- 
eenda  de  los  espíritus.  Se  vé  con  suma  claridad  que  los  movimientos 
ocurridos  en  casi  todas  las  ciudades  por  los  años  1777  y  78  no  íneroa 
pbr^  de  los  indios,  sino  de  otros  clases  sociales  que  abogaban  por  ellos 


ABE  819 

para  oonmoyerloB^  miéiitras  ponían  en  acción  á  los  mestizos,  que  si  no 
sentían  males  de  igoal  naturaleza,  la  miseria  y  la  ambición  los  predis- 
ponía para  figuraren  los  desórdenes.  Una  persona  notable  del  Cazco*D. 
Lorenzo  Far&n  los  acaudillaba  en  una  sena  couspiracioi^  que  se  descu- 
brió, y  en  la  cual  estaban  comprendidos  artesanos  acomodados  y  mu- 
chos individuos  que  no  pertenecían  á  la  plebe  y  contaban  con  D.  Ber* 
nardo  Tambuaeso  cacique  de/Tisac''  en  Calca,  quien  los  apocaría  con  su 
indiada.  Farfán  y  óste  con  seis  mas  de  los  de  mayor  complicidad  entre 
los  que  foeron  juzgados,  sufrieron  la  pena  de  horca  para  cuya  ejecución 
hubo  que  acuartelar  tropas  y  tomar  escogidas  precauciones.  No  era  ese 
plan  de  indios  tributarios^  como  tampoco  lo  fué  otro  de  mayor  entidad 
que  estalló  en  Arequipa  dm|B^do  por  personas  notables  que  se  ocultaron 
después  de  lanzar  á  la  sedición  las  diversas  clases  del  pueblo  que  ataca- 
ron y  saqueai'on  la  Aduana  y  dieron  soltura  á  los  presos  de  la  oÁteeh 
Esta  reyaelta  se  sofocó  por  la  fuerza  armada  á  eosta  de  algunas  víctí- 
inas;  y  con  tal  motivo  nuuohó  á  Arequipa  tropa  veterana  de  la  plaza  del 
Callao  á  la  cual  se  trafcó  de  rechazar  para  que  no  entrase  en  la  ciudad^ 
Los  indios  agraviados  con  el  abuso  de  los  repartimáentos  no  eran  los  au- 
tores de  multitud  de  pasquines  y  diatrivas  contra  el  Gobierno  español 
que  se  esparcían  dianamente  en  las  dos  capitales  lo  mismo  que  en  Mo* 
qu^ua.  No  fué  posible  apesar  de  las  diligencias  judiciales  conocer  á  los 
verdaderos  autores  de  dichos  sucesos,  y  el  Virey  Guirior  diciendo  ''q^ue 
en  Arequipa  había  espíritu  de  odios  y  emulaciones,''  adoptó  el  partido 
prudente  de  suspender  toda  indagación:  poníanse  los  sospechosos  á  cu- 
bierto descargando  la  responsabiñdad  sobre  la  plebe  en  corgunto,  couKy 
nasta  ahora  suelen  hacerlo. 

Para  contener  los  tumultos  en  CaíUoma  se  arbitró  el  medio  de  reb%jar 
'  la  tercera  parte  á  los  mineros  deudores,  de  lo  ^ue  restaban  por  el  repar- 
iímieuto.  Guaneo  se  aquietó  por  la  influencia  de  suaves  disposiciones 
y  exonerando  de  la  alcabala  á  los  pueblos  fronterizos  para  lo  cual  había 
una  real  orden.  En  los  alborotos  de  Guamanga  se  alzaron  voces  contra 
la  alcabala  y  se  pretendió  libertar  de  tributo  á  ciertas  parcialidades. 
Sosegados  que  fueron,  con  aígun  trabajo,  se  practicaron  averiguaciones, 
y  resultó  de  ellas  que  interpretando  un  bando  referente  al  comercio  es- 
trangeroy  se  había  hecho  creer  al  pueblo  que  iba  á  estingulrse  la  indus- 
tria de  calcetas,  me^as  y  gorros  de  algodón.  Mas  fosera  fué  todavía 
ía  invención  que  dio  lugar  á  la  asonada  que  se  esperimeutó  en  Guanca- 
velíca.  Se  hizo  circular  la  Voz  de  que  iba  tropa  de  Lima  con  el  objeto 
de  degollar  al  vecindario,  y  con  esto  los  que  forjaron  semejante  cuento, 
que  por  cierto  no  eran  indios,  lograron  alborotar  la  multitud.  En  Guau* 
cavelica  se  multiplicaban  pasquines  tan  desvergonzados  como  los  de 
Ifoquema  y  se  atacaba  con  pedradas  á  las  patrullas. 

En  Guaraz  acaecimientos  semejantes  alteraron  el  orden,  y  si  pudo 
restablecerse  fué  separando  de  la  ciudad  á  un  fraile  y  á  otros  individuos 
que  eran  los  promotores  de  las  turbulencias.  Para  tranquilizar  al  vecin- 
dario de  Pasco  hubo  necesidad  de  providencias  comj^etentes,  y  de  que 
el  Virey  reservase  ciertas  cartas  que  se  habían  recogido  en  el  tumulto. 
A  Piscobamba,  áMíto  en  el  valle  de  Jauja,  y  otros  puntos,  se  envió  tro- 
pa para  reprimir  las  demostraciones  del  desasociego  sedicioso. 

Ala  entrada  de  Areche  en  el  Perú  con  el  aparatoso  Tribunal  de  la  vi- 
sita, parecía  regular  se  abrieran  las  puertas  de  la  esperanza  y  que  las 
provincias  se  prometiesen  la  cesación  de  sus  desgracias:  pero  no  sucedid 
así,  y  tan  l^os  estuvieron  de  contar  con  alguna  mejora,  que  en  todo 
el  país  se  aivulgaron  noticias  asegurando  que  la  misión  del  Visita^ 
^r  iko  era  otra  que  la  de  aumentar  los  impuestos  y  crear  nuevos  grava- 


32Ó  Alltl 

menes  qne ocuMimiaseii la  niina  délos  pueblos.  Estas «spdoie» bien eltf 
eomprende  que  eran  esparcidas  con  objeto  pensado  y  para  sns  fines  por 
losdfsoolos  y  alborotadores  (españoles  algnnos  de  ellosi)  qne  se  bacian 
de  yalimiento  entre  las  machechunbres  aparentando  ser  sns  activos  de-* 
fimsotes.  Los  indios  nnnca  creian  qtie  se  trataba  de  aliviarlos,  y  reptíg- 
Bában  basta  qne  se  les  luciesen  beneficios  sospechando  qne  encerrasen 
algiái  fin  siniestro.  A  tal  estremo  habian  llegado  sn  desconfianza  y  sns- 
éesengaftos. 

Áieche  en  ve£  de  no  perder  momentos  para  ocnparse  seriamente  de' 
planes  salvadores,  uniéndose  al  Virey  paara  aprovechar  de  sn  esperimen- 
tado  celo,  piensa  que  está  en  tiempos  nomnales  y  se  empefia  en  arbitrar 
los  medios  de  dar  creces  á  los  ingresos  del  Erario  para  recomendarse  an* 
te  la  Corte;  y  sin  entrar  en  el  examen  reflexivo  de  lo  inoportuno  de  sus^ 
proyectos,  trata  de  realizarlos  con  tenaz  imprudencia. 

duirior  tampoco  estaba  del  todo  exento  de  responsabilidad  por  la  si*' 
tnaoion  critica  en  que  se  encontraba  el  país.  Poco  antes  de  n^ar  el  Vi- 
eitaáotf  y  cuando  nopodia  ignorar  su  venida,  impuso  al  aguarcuente  pe- 
ruano el  derecho  de  12  i  por  ciento  para  el  Erario.  Este  graviímeu  aun- 
qoñ  reeayese  sobre  un  renglón  de  vicio,  decía  el  Yirey  que  se  habia  es-' 
tebleeído  tranquilamente,  y  que  solo  los  hacendados  de  los  valles  de 
JLrequipa  é  lea  se  mostraron  descontentos.   Si  este  descontento  existia 
en  los  que  pbdian  alfiar  el  pteoio  de  la  uroduocion,  calculada  entonces, 
éomo  el  mismo  Virey  lo  inoica,  en  150,000  quintales;  ¿que  podrá  iu  ferirse  , 
de  loe  consumidores  que  tenian  qne  sufrir  la  carestía  del  artículo  y  ser' ' 
ellos  los  que  pagasen  el  nuevo  y  exorbitante  impuesto?  El  Bey  no  hábia 
mandado  creiurlo:   aunque  después  lo  aprobara  cre^^dolo  tolerable 
degun  los  informes  que  se  le  alerón;  y  lo  mas  estralio  es  que  el  Virey 
alegó  lacausid  dehálíarée  el  Erario  ejotausio.  Pero  en  la  misma  memori» 
é&  que  asf  lo  escribió,  espuso  que  los  ingresos  de  los  ramos  fiscales  fíie^ 
ton  eá  1779,  5.826,85$^  pesos:  los  gastos  4.134,643,  y  el  sobrante  1.694,208 
pesos,  sin  oontar  con  los  fondos  existentes  en  la  casa  de  Moneda  y  eu  lar 
adoünistracion  del  azogue  en  Guancavelioa,  ni  con  mas  de  millón  y  mé^ 
^o  en  depósitos;  Este  balance  se  hizo  después  de  edoluir  lo  tocante  á  las 

Írovincias  que  se  hablan  desmembrado  pasanda  al  nuevo  vireinato  de 
luenos  Air^  Espuso  igualmente  el  Virey  que  en  los  tres  afios  de  su  co- 
biemo  la  entrada  de  pastas  de  oro  para  amonedarse  se  habla  aumenta*^ 
do  en  3^700  marcos  oMuparándola  con  la  que  hubo  en  los  dltimos  tres* 
al&os  de  su  antecesor;-  y  que  si  la  plata  en  el  dicho  período  Iiabia  disnú- 
AUidoen  23^000  nmrcos,  esto  pro  venia  de  que  creado  aquel  vireinato  es^ 
tebar  ]^Pt^ibido  todo  negocio  de  barras  con  el  Perd  á  donde  solo  venia  ya 
la  plata  amonedada.  Si  á  lo  referido  se  agrega  que  el  Virey  Gruirior  au- 
xilió á  Buenos  Aires  para  la  guerra  de  los  Portugueses  con  mas  de  cua- 
tromillones  en  diversas  remesas  de  dinero  sonante^  deberemos  concluir' 
diciendo  qne  no-  estaba  el  Erario  ex^iMto,  que  tenia  sobrantes  á  causa 
del  aumento^de  los  in^^resosL  y  que  el  iiaber  gravado  al  aguardiente  coil 
mi  12  -I  por  ciento  de  derechos  ocasionó  el  exesivo  desagrado  que  creemos 
firmemente  dio  protesto  á  las  turbulencias  de  ATeqmpa,  Móqnegua  y 
otros  puntos.  Hay  que  hacer  esta  censura  al  gobierno  de  Guirior,  y  es 
sensible  porque  xhé  un  Virey  honrado  que  dictó  diferentes  providen- 
cias Justas  y  provechosas  y  bastará  para  recomendarlo  la  constancia 
con  que  negó  á  loe  mineros  la  asignación  fija  de  mitayos  que  preten- 
dieron con  empeño  para  las  labores  particulares  de  muchos  nuevos  mi*- 
nerales.  Tratcunos  de  todo  lo  concerniente  á  su  conducta  y  actoe  admi- 
nistrativos en  el  artículo  que  le  corresponde. 
Vt^vecemos  al  visitador  Areche  que  es  objeto  del  presente.  Dyüuoé 


kU  Mi 

que  debió  principiar  por  esttngüir  los  repartimientos,  y  allora  filndaré^ 
moa  nnestra  opinión.  El  Virey  habla  decianlado  contra  ellos  esponiendd 
al  Rey  con  visor  y  libertad  todos  los  abusos  y  hurtos  que  abrumaban  á 
los  indios:  defendió  á  estos  como  ningún  otro  lohabia  hecho,  y  represen* 
tó  contra  la  inicua  costumlM*e  de  no  dejar  comerciar  á  nadie  en  las  pro* 
vincias  sino  al  mismo  que  las  gobernaba  y  reunia  en  sí  la  autoridad  ju- 
didial.  Guirior  prohibió  en  1777  á  los  corregidores  renovar  én  sus  peno- 
dos  hsÁo  diversos  protestos  el  repartimiento  que  s6lo  les  era  permitiddi 
hacer  a  su  ingreso,  y  el  Rey  al  aprobarlo  le  ordenó  eñ  1778  que  en  i5onsor- 
cíq  del  visitauor  inibrmase  "sobre  m  convendría  proMKr  del  todo  á  loa  oorvt^- 
*'dore8  loa  rtparUrMentoa/'  Con  este  motivo  oiganizó  el  Virey  un  volumino^ 
so  espediente  con  muchos  acertados  dictámenes  que  reunió  de  personas , 
inteligentes  y  de  acendrada  probidad.  Areche  no  so  ocupó  debidamente 
de  este  asunto,  acaso  por  lo  mucho  que  enaltecía  el  ménto  de  Guirior  í 
quien  emulaba  con  la  naja  mezquindad  de  suspasion^ 
£1  marqués  de  Casa  hermosa  corregidor  de  Huaráz  índico  al  TlÜey  qué- 
:  podían  abolirse  los  repartimientos:  y  que  él  se  convendría  con  que  seJé 

I  diose  un  sueldo  anual,  que  ei'á  fácil  se  reuniese  con  una  moderada  cuota» . 

que  erogaran  los  tribtttaríofS.  Agradó  á  Guirioif  esta  idea,  tótaió  autos  en 
que  obraba  constancia  de  haberse  prestado  y  ave|lido  ya  con  la  anuncia^ 
OA  reforma  muchos  pueblos  de  aquella  provincia.  £1  Tirey  pasó  estet 
nmuito  al  visitador,  quien  aunque  no  se  mostró  opuesto  al  proyecto,  no 
ttivo  voluntad  para  autorizar  se  ensayase,'  aunque  fuera  en  únaprovin<^ 
íSk  ñn  de  juzgarlo  después  por  sus  efectos.  Pam  los  indios  y  para.todoel 
los  habitantes  habría  sido  una  medida  proficua  y  benefactora  la  de  ha* 
oer  cesar  el  monopolio  mercantil  de  las  autoridades  locales:  el  domercio. 
habría  tenido  holgura  con  la  libertad  y  la  bsja  de  los  valores:  el  ioa^ 
yor  consume  hubiera  aumentado  el  tráfico  y  también  los  productos  de 
Aduana.  Ko  se  desaníiñó  Gnirior,  y  envió  al  Rey  lo  actuado  para  que  re« 
solviese  Id  que  le  pareciera  mas  conveniente. 

Areche  hizo  subir  al  6p<^  el  impuesto  de  la  alcabala  que  antes  era.  de 
tm  4p^:  providencia  que  en  esas  delicadas  circunstancias  concitó  el  desa-' 
grado  general  y  alimentó  maliciosas  inquietudes.  Aunque  los  indios  noi^ 
ley  especial  estaban  exeptuados  de  ese  gravamen  por  lo  respectivo  alas 
Tentsus  de  sus  propias  cosechas  y  productos  de  su  mdustria,  se  eoinetian 
en  este  ramo  muchos  abasos  por  indebidas  cobranzas,  estuviesen  ó  no^ 
colndidos  los  exactores  con  los  corregidores.  Comprobaron  esta  verdad 
las  diferentes  asonadas  que  faci'ou  sucediendo,  y  la  muy  ruidosa  acaeci- 
da en  Yungay  contra  el  Receptor  de  alcabalas,-  que  ano  set  £»li2ál  em* 
prenderla  fnga  hubiera  perecido  en  la  violencia  deliñotiil<  . 
PropoBÍén£)se  Areche  aumentar  el  rendimieatd  de  los  tribfltosi  díspu* 
^.  so  con  nuevas  instrucciones  parala  formación  de  matrículas,  ^ueds'-' 

bian  actuarse  en  tan  desfavorable  tiempo,  se  etiípadronasen  indivi- 
duos que  estaban  acostumbrados  ano  dar  tributo.  No  solo  se  originó  con 
esta  imprudente  novedad  la  resistencia  de  los  mulatos  y  negros  libree 
de  Lambayeque,  pues  se  dejaron  sentir  en  otros  puntos  síntomas  alar- 
mantes p<tr  el  mismo  motivo.  El  Virey  escribió  al  visitador  dición,dole 
^ue  aunque  habla  un  principio  legal  para  que  aquellos  se  sigetasen  á 
pagar  dicha  contribución;  como  la  ley  que  asf  lo  dispuso,  no  hábia  tenl- 
uo  efecto  en  ün  dilatado  número  de  años  y  solo  elástia  memoria  de  ha- 
'  berse  cumplido,  '^parocia  indispensable  la  mayor  sagacidad  y .  eautelft 
*^  para  introducir  su  observancia  en  la  época  que  ae  atravesaba.'^ 

Areche  le  contestó  ^^que  según  las  leyes  debían  dar  tributo  aún  las 
*'  negras  y  las  mulatas;  pero  que  él  por  equidad  había  mandado  exep- 
**  donadlas  cc^taudo  con  que  ta  piedad  del  Rey  lo  aprobase:  que  supri* 


a22  ARi: 

"  mieudo  la  voz  tributo  habia  denominado  cantriímáon  müit€ir  laque  orü 
*'  indispensable  pagasen  todos  como  se  pagaba  sin  tropiezo  en  lea  y  Co- 
*^  jamarca:  que  las  ocurrencias  de  Lambayeqne  eran  promovidas  por  an 
**^  español  llamado  Félix  Laso  contra  quien  no  podia  proceder,  por  q[u& 
^'  era  necesaria  contemporizar  las  drcunstatums^'  y  que  estas  mismas  hacían 
que  ''por  su  parte  quedasen  impunes  las  cabezas  de  partido,  bien  apesar 
'**  de  lo  que  importaría  escarmentarlos,  [á  lo  menos  haciéndoles  perder 
'^  de  pronto  los  empleos  que  tenían  de  oficiales  de  milicias]  por  pertur- 
"  badores  de  la  quietud  pública,  enemigos  de  los  derechos  del  Rey  y  por 
''  el  insultante  modo  con  ci^ue  se  manejaron  al  entrar  en  la  habitación 
*'  del  comisionado  de  la  visita  con  semblante  y  aire  de  independencia, 
"  sombreros  puestos,  tirando  sobre  la  mesa  el  escrito  que  llevaban  y  to- 
"  mando  asiento  &.  Que  él  se  hallaba  sinfvusrzas  para  tomar  alguna  pro- 
"  videncia  qtie sin  ser  vmy  dura  puaiese  en  nías  respeto  y  veneración  á  estáis 
"  clames  insolentes.  Que  nunca  habia  pensado  en  matricular  á  los  mestl- 
"  zos,  como  lo  habiau  dicho  al  Virey,  por  que  la  ley  los  exeptuaba:  que 
''  él  creía  permanecía  todo  tranquilo,  cuando  el  corregidor  ]>.  Juan  de 
'*  Oqueli  después  del  suceso,  le  había  propuesto  establecer  un  estanco 
^^  de  aguardiente.  Que  con  la  ímpunldiad  de  Lambayeqne  se  seguiría  la 
^'  misma  conducta  en  otras  partes:  que  él  no  aloanzaha  el  remedio  cuando 
**  sus  curaciones  llegasen  á  tener  necesidad  de  otro  modo  deproceder,  Y  que  si 
"  el  Virey  gustaba  podia  darles  alguna  señal,  si  no  con  todo  el  rigor  que 
^  merecían,  á  lo  menos  con  alguna  espresion  visible  de  su  desagrado;  pues  él 
''  por  su  parte  no  podía  pasar  mas  adelante  en  este_asunto  de  que  ya  ha- 
"  bia  dado  cuenta  al  Rey." 

Guirior  que  com]>reDdía  las  tendencias  del  visitador,  puso  notas  al 
apoderado  fiscal  y  al  corregidor  de  Lambayeqne  manifestando  su  desa* 
grado  por  los  sucesos  ocurridos,  ordenáikioles  reprendiesen  y  conmina- 
sen severamente  á  los  autores  del  desorden;  y  aconsemndo  á  los  que  de» 
bian  contribuir,  para  que  reparasen  las  faltan  cometidas  prestándose  al 
pago  de  las^  cuotas  asiguadas.  Mientras  el  Yirey  hacia  esto  cediendo  á 
la  Insinuación  de  Areche,  este  ordenaba  sin  saberlo  Guirior,  que  se  aus- 
pendiese  todo  procedimiento;  así  el  apoderado  fiscal  no  trató  mas  del 
asunto. 

Areche  con  la  nueva  actuación  de  matrículas  hizo  subir,  y  no  poco^ 
la  entrada  por  tributos,,  sea  que  hubiera  habido  defectos  en  las  prece- 
dentes revisitas  por  ociütacion  de  indígenas  ú  otras  causas,  sea  que  por 
complacerlo,  y  aim  por  lograr  mayor  obvención,  los  apoderados  nscalca 


que  existia  desde  que  el  Virey 
Toledo  hizo  el  arreglo  final  de  los  tributos;  y  creó  una  contaduría  gene- 
ral para  que  con  sugocion  al  reglamento  y  atribuciones  que  le  señaló,, 
entendiese  en  la  dirección  y  manejo  do  tod(>  lo  correspondiente  á  este 
ramo. 

En  el  de  diezmos  dictó  órdenes  é  hizo  iuiiovaciones  qu«  dieron  mas  segu- 
ridad á  los  procedimientos,  bien  que  en  ellos  se  propusiera,  como  lo  con- 
siguió, acrecentar  el  ingreso  de  los  novenos  reales.  Hizo  erigir  la  junta 
de  diezmos  que  llamó  unidaporqne  entraron  á  componerla  autoridades  de 
hacienda  que  se  juntaron  con  los  capitularos  para  entender  en  los  rema- 
tes y  otras  funciones,  reorganizándose  la  contaduría  y  tesorería  de  la  me- 
sa decimal.  Para  esta  reforma  había  ya  una  real  cédula,  con  el  objeto  do 
que  los  empleados  del  Rey  interviniesen  en  un  asunto  de  interés  dd  fis- 
co el  cual  corría  antes  por  una  vía  independiente. 
Resolvió  Areche  que  las  alhajas  y  la  plata  y  oro  labrados  no  estuvie- 


y 


ARE  323 

sen  exentos  de  derechos  de  diezmo  y  cobos^  v  queriendo  se  cobrasen  tam- 
bién á  lo  auterionucnto  invertido  en  v^ilias  y  otros  objetos  de  servi- 
ciO)  el  Yirey  se  negó  á  un  mandato  cuya  fuerza  retroactiva  lo  hacia  de 
todo  punto  iigusto.  El  Cabildo  de  Lima  representó,  lo  mismo  que  el 
Tribunal  del  Consulado,  oponiéndose  á  estas  determinaciones,  presen- 
tando reales  órdenes  en  que  el  Rey  habia  exonerado  de  dichos  impues- 
tos á  las  provincias  del  Reino  desde  1652  y  1681,  razou  por  que  solo  pa- 
chán en  los  casos  de  esportaciou.  No  valieron  estas  gestiones,  y  lo  mas 
estraño  fué  que  hubo  una  real  orden  que  Guirior  no  creyó  deber  publicar 
aprobando  lo  hecho,  en  circunstancias  de  que  por  otra  cédula  encarga- 
ba el  Rey  "se  tratase  á  sus  tioles  vasallos  con  dulzura  y  humanidad  pa- 
ra no  exasperarlos/'  Queriendo  Areohe  buscar  otro  arbitrio  de  utilida- 
des para  la  real  hacienda  en  las  operaciones  de  fundición  y  las  de  sepa- 
rar, desligar  y  ensayar  los  metales,  trató  de  establecer  una  oficina  lla- 
mada de  apartado  y  para  ello  hizo  venir  de  Méjico  á  D,  Demetrio  Guas  ■ 
que  y  viaiios  artistas  ocasionando  gastos  que  fueron  x)erdidos  por  que 
n€>pudo' establecerse  el  proyectado  método. 

JEl  visitador  dispuso  que  los  tributos  se  enterasen  íntegros  en  las  ca- 
jas reales,  para  que  en  ellas  se  efectuase  la  distribución  legal  de  ciertas 
somas.  Antes  de  esta  providencia  los  corregidores  hacian  por  sí  en  sus 
provincias  diferentes  aplicaciones  á  favor  de  objetos  que  se  fomentaban 
con  parte  del  producto  de  dichos  tributos.  Eran  estos  el  pago  de  Síno- 
dos á  los  curas  doctrineros,  lo  asignado  para  fábrica  de  los  templos,  sala- 
rios de  profesores  de  instrucción,  gastos  de  juntas  de  matrículas  &:  ra- 
mos en  que  muchos  de  los  corregidores  hacian  negocios  rastreros  ^  £rau- 
dnlentos.  Los  tributos  x>ara  sostener  esas  atenciones  se  disminuían  en 
mas  de  400  mil  pesos  anuales;  píendo  de  advertir  que  estérame  producía 
én  tiempo  de  los  corregidores  menos  de  lo  que  rindió  con  posterioridad 
y  caandb  habían  dejado  de  pertenecer  al  Perú  las  provincias  que  forma-^ 
ron  el  Vireynato  de  Buenos  Aires. 

Aunque  lo  hemos  deseado,  no  nos  es  dable  ofrecer  á  la  historia  otras 
disposiciones  notables  del  \ásitador  Areche:  falta  un  archivo  nacional 
arreglado  donde  pudieran  obtenerse  datos  estensos  de  las  operaciones  de 
la  visita  general;  y  aun  ignoramos  si  existen  los  documentos  tocantes  á 
ella  entre  los  muchos  papeles  antiguos  que  se  han  acumulado  ya  para  em- 
prender la  tarea  penosa  de  reconocerlos  y  clasificarlos.  Creemos  que  no 
faltarían  entre  los  actos  de  ese  visitador  algunas  providencias  bien  fun- 
dadas y  provechosas.  El  suprimió  las  cajas  reales  que  hubo  en  Pinra  des- 
de la  conquista,  reuniendo  á  las  do  Trnjillo  todos  los  ramos  y  atenciones 
peculiares  de  aquellas.  Hizo  reedificar  en  1781  con  mucha  amplitud  y 
mejora,  el  local  que  ocupa  en  palacio  el  Tribunal  Mayor  de  Cuentas,  cu- 
ya oficina  arregló  disminuyendo  el  número  de  sus  empleados.  Mandó 
que  se  sacaran  1  remato  la  casa  de  Gallos,  el  ramo  de  Sisa,  y  otros  que 
se  arrendaban  y  manejaban  de  diversa  manera:  el  impuesto  de  Sisa  se 
recaudaba  antes  por  la  Aduana. 

El  Vírey  Guirior  daba  las  pruebas  mas  copiosas  de  su  pnidencia  y  tac- 
to administrativo  contemplando  con  atinado  juicio  las  circunstancias 
del  país  por  cuya  tranquilidad  se  había  desvivido  removiendo  en  lo  po- 
sible las  causas  fatales  del  descontento.  No  procedía  lo  mismo  el  visita- 
dor Areche  que  con  indiscreto  celo  y  llevado  de  sus  propios  dictámenes 
en  que  rebosaba  la  temeridad  y  el  orgullo,  hacia  recrudecer  el  disgusto 
general  provocando  conflictos  ó  imiieliendo  los  exitados  ánimos  á  una 
jcrísis  estrepitosa. 

Convertido  en  émulo  del  Vírey,  agitado  por  la  ruin  pasión  de  la  envi- 
dia, díscolo  y  pertinaz  por  carácter,  llenó  el  ministerio  de  comunicacio- 


324  ABE 

ylet«eorotA9^^QntraGuinor:  le  acriminaba  desfigurando  nnos  hechos  y 
«aponiendo  otro»  qno  reveatia  de  apivi^nciaa  para  disfrazar  el  espíritu 
rencoroso  que  lo  guiaba.  De  estas  acusaciones  los  principales  ñteron; 
i^ue  censuraba  con  poco  respeto  algunas  de  las  reales  cédulas  que  habla 
leoibido.  Que  se  mauifest5  muchas  veces  desagradado  y  opuesto  á  los 
ministros  y  aun  al  mismo  C^oxisc^o  Supremo,  prorrumpiendo  en  escanda- 
loisas  detracciones  que  dejaban  admurados  a  los  que  le  oian  y  sentían  el 
mal  ejemplo  que  <|aba  con  semelantes  discursos.  Que  ponía  estorbos  al 
arreglo  délos  ramos  y  rentas  del  Erario  declamando  de  continuo  con- 
tra la  visita  general  para  hacerla  odiosa  y  malograr  sus  opera- 
ciones. Que  dispuso  6  consintió  se  hiciese  una  pública  ceiebri-r 
dad  eu  Lima  con  el  escandaloso  titulo  de  bu,  eonmtJuAon,  Estos  car- 
gos pesaban  mas  desde  que  e^muíabi^n  el  resentimiento  de  los  mlnis- 
troe  del  Key,  y  uno  de  ellos  D.  José  de  Galyez,  se  propuso  destítuir  al 
VireVy  y  lo  ueyó  á  efecto  ^|p  diñcultad  alguna*  Sorprendido  y  alucinado 
por  Areche^  dispuso  que  ademas  del  juicio  de  residencia  que  debí»  for- 
marse ¿  Guirior,  se  le  siguiese  unn  causa  secreta  para  con^probor  las  yá 
referidas  acusaciones.  Se  tenian  acumuladas  otras,  como  la  de  haber  ai* 
cho  el  Virev  que  él  podría  hacer  florecer  la  hacienda  real  sin  estrépito 
ni  daOo  de  los  vasafios:  la  de  haber  dado  ordenanzas  al  ipremio  de  phH 
teros  y  bateojas,  y  otras  n^as  6  menos  infundadas  j  hasta  ndículas.  Are- 
che  66  irritó  por  demás  á  causa  de  que  el  Yirey  hizo  recoger  los  nombra- 
mientos que  él  dio  de  Depano^  Fiscal  &,  para  establecer  ell  colegio  do 
Abogados,  los  cuivles  se  resentían  de  ile^uídad  por  no  estar  eu  sus  ñi- 
cultades  la  espedíoion  de  ellos.  El  minis%o  Galyez  al  dirigir  sus  ór- 
denes al  oidor  D.  Femando  Márquez  de  la  JPlata  Juez  de  la  residencia 
de  Gnirior,  le  previno  manifestase  las  iiu$trueciones  á  Aseche  pidiendo-. 
<'  le  noticia  de  los  deinas  puntos  graves  en  que  el  Yirey  hubiese  exedi- 
*'  do  los  límites  de  la  moderación  y  respeto  con  que  debía  mirar  y  obe- 
decer las  sobef^nas  disposiciones  de  S.  Mr^  los  Justos  preceptos  de  las 
leyes  &*" 

Nombrado  Yirey  del  l^rü  el  tei^iente  general  D.  Agustín  de  Jáuregiii, 
bien  al  corriente  de  lo  que  l]^abia  esperiiqentado  su  antecesor,  se  propu- 
so pasar  su  época  en  paz  con  el  visitador  Areche,  dejándole  proceder  sin 
emibarazQ  algi^no,  attnque  se  afectase  en  algo  el  decoro  y  estimación  del 
alto  puesto  efe  iin  Yirey.  Aunque  hay  poco  que  leer  en  la  relación  del 
gobierno  de  Jáur^^ui  con  respecto  á  los  asuntos  fiscales  y  actos  adrni-» 
nistratívos  de  la  visita,  aparece  que  el  sufrido  Yirey  se  defendió  varias 
veces  de  los  abusos  de  breche:  uno  de  ellos  f  né  él  haber  creado  por  sí  el 
destino  de  juez  conservador  p^a  el  Oabildo  de  Lima  y  haciendo  el 
pombramlento  4c  la  persona  que  1q  hirviera  permanentemente.  No  pndo 
fliempre  desentenderse  Jáuregni  de  )o8  ay anees  con  que  Areche  desaira- 
ba su  autoridad  éi^ediéndpse  de  sus  atribuciones,  y  aun  dando  órdenes 
qpe  de  ningún  i^iodo  eran  lícitas^  ^omo  la  de  haber  permitído  al  admi- 
nistrador de  1^  aduana  admitiese  la  consignación  de  uu  buque,  cuando 
estaba  prohibido  á  los  empleados  ocuparse  de  asuntos  de  comercio. 

Apenas  llegó  á  noticia  del  Yirey  que  el  casique  de  Tongazuca  D.  Jos^ 
Gabriel  Coiidorcanqui,  bs^o  el  título  de  "Tupao  Amaro"  se  había  suble- 
yado  en  4  do  Novien^bre  de  1780  dando  muerto  en  una  horca  al  corregi- 
dor de  Tinta  D.  Antonio  Arriaba,  convocó  al  real  acuerdo  con  asist^i-: 
pia  del  visitador  general  para  determinar  las  providencias  que  debieran 
Secutarse  á  fin  de  combatir  tan  alarmante  insurrección  que  no  se  pre- 
yeia  hasta  que  grado  podría  incremen izarse.  Jáuregni  pensó  ir  el  mis- 
pao  con  las  tropas  que  era  urgente  enviar  al  Cuzco;  mas  luego  por  no 
f^^tW^PPs^  Cp;iveu|e4ite  ^^  ^alid^j  9e  revivió  marchase  el  Yisit<ador  Are^ 


Alffi  335 

4dM  á  dirigir  las  opeíaclonfis  y  paeificsr  el  país;  bien  entendíd»  qno  He- 
Tari»  manímodas^fiMiiltadeBjjKmiie  veneembaiasado  en  el  ejeiei<^de 
la  aotoridaá  militar  y  pelítiea*  Se  aeoráó  todo  lo  Beeesarío^  y  p»  lo 
pionto  taé  remitida  ana  columna  con  el  coronel  D.  Gabriel  de  Aviles 
para  loeforzar  el  Cozoo  cuya  defensa  estaba  librada  á  los  milieiAnoe  de 
ioicha  eándad^  y  á  los  que  de  Áb^ncay  habí»  1Wm4^  ^^^  ^  mismo  obje- 
to d  corregiaor  teniente  coronel  D.  Iianiie|de  vilUlta.  pespues  eia- 
prendió  ^ecbe  su  jomada,  eon  el  «MiriM^  de  campo  subin«|^tor  ge- 
neral D.  ^osé  del  Valle  jp  Tones  destinado  á  mandar  el  ^éreito  que  H^ 
á  reunim.  y  saoó  de  J^una  tropas,  piesas  de  artillería  y  un  parque  com- 
petente» La  relación  de  los  sucesos  militares  de  esta  campall«  hasta 
quejar  destruido  **Tvipsc  Amam,^  2a  eneontraiilí  el  lector  en  los  art^e»*- 
los  corre^ondientes  a  Aviles  y  /í  Valleí  con  las  es¡»ediciones  de  ambos 
sobre  JPuno  y  otras  provineias  4¿spnes  de  la  captara  y  muerte  de  'Tu- 
.  pao  Amam''' basta  Ja  conclusión  d»  aquella  guevnk 

te  los  hediOB  ¿s  este  can^Uo  damos  nazon  documentada  en  ^  arti- 
go Ispeante  á  ¿1,  insertando  la  sentem^  pronunciada  por  Arecfre  ejl 
4ía  ÍJ^4»  ^^^  ^®  ^^^U  en  el  pro^seso  qi^e  siguió  en  el  Cuaco  el  oid^  de 
X4ma  Jj,  iBÍejgiito  de  la  JtaftJinaree  á  qjMen  nabia  ilevado  pafii  que  der 
/MgDgjpcfiase  la  .auditoria.  Atros»  espantoso  y  nunoa  visto  m  aquel  desar 
pÍl!$ido  fiíUo,  porque  no  contento  Arecbe  coq  üpUoar/^  '^Tupae  Amara'' 
la  tiUdina  pena,  y  con  hacerle  suliyc  el  tomento  4e  la  guanídbA,  lo  oml» 
denó  S  ser  desfcuariii^o  vivo  al  iq^pulso  d¿  cuatro  cabijlos,  después  de 
cortare  la  lengua,  y  de  presenciar  el  suplicio  do  borca  de  su  os|KKa  Mi 
cáela  BastÍ!^¡a8,  de  su  nlüo  £tipéUto,  de  su  ci^pado  Ánto«LÍo  Barodas^  da 
^Bu  t¿o  Prancisoo  tTupac  Amara,  de  la  eacica  de  4oos  Tomasa  Condemai*» 
ta  q;iie  sofrió  la  pena  de  garrote  (á  todos  los  cuales  se  les  corté  4i^tas  !# 
únffoa)  y  ^  sos  cómpuces  José  Berdcáo,  Andiés  Gastón  f  Antonia 
Obfitas  ^ue  fueron  tambieqi  «ilicNroados*  Hlzdse  en  la  plaea  del  Cuaco  Uk 
^e^ii^i^n  el  Viernes  J18  dcd  pitado  mas:  distribuyéndose  en  difermites 
provineias  y  pueblos  las  cabezas  y  brasias  de  fes  de  aquella  d^^dichada 
Juiulia.  estremece  la  relación  de  estos  aejbos  de  barbérjiBi  y  la  fiiii 
^crudldaid  ael  aboiainable  Arecha  quien  al  encerrar  por  sí  misjvio  iw  l^ 
prisión  á  ''tTupac  Amaru"  le  d^o  no  sa^dri^  ae  ^a  sino  para  terminar 
an  vi4a  en  el  cadalso,  parante  ejl  proceso  jiispuso  se  le  sirviese  de  su 
^eaa  el  ali^iento  como  lo  hiao  en  el  9MSino  Cusco  dos  y  medio  siglos  án^* 
tea^  Hernando  Pizarro  ^con  piego  Almií^Bro  víctima  de  sus  vengans^^ 
^recne  no  d^aba  de  oir  n^isa  todos  los  dia^  y  el  del  oastigo  6  inejor  db> 
íobo  del  martirio  l^oTiible  de  Jos  sentenciados,  se  oonfesó  y  comiugé  !C0»> 
mo  para  dar  ]pi  público  testíinonlo  de  la  tranquilidad  de  s^  concienoUi; 
.concurriendo  á  presen^.ar  d^^de  ^^  convento  de  la  Complica  aqnjDl]^ 
tfáfpQ»  y  repugnantisi^ia  escena,  ^ign^ieron  después  en  diferentes  pun-r 
tos  namerosas  «jc^upiones  que  puntuali<aremos  en  el  artículo  Tupas 
Amcuru  y  otros.^—  VÜfeAp'iaffa» 

Cm^trei^drá  insertar  aquí  la  earta  que  Tupac  Amam  dirigié  al  visita» 
4or  Are^e  luego  <me  sapo  su  arribo  al  Cusco,  éiu  embargo  de  que  ^a 
ha  sido  yá  pubucada,  la  copiaremos  en  lo  sustancial,  pues  ^ntiene  eláu*> 
/sulas  que  no  son  mas  que  la  re^tioiou  de  otras,  é  el  rejikto  de  partiOi^^ 
Íari4aues  insignifícantes.  jíecesiiati^os  traw  á  la  vista  dicha  eai^  páb- 
que  vamos  á  colocar  á  leontinuacion  de  ella  la  respuesta  que  Arec^  dié 
a  Tupac  4>nMura^  documento  qi^e  Iubí  contó  otros  que  poseemos,  no  ha  ^ 
do  hasta  ahora  impreso,  y  qi^e  da  la  última  ptuaba  del  carácter  siniestra 
del  Visitador:  ])retendía  que  aquel  se  entregasoí  no  para  recibir  un  per- 
dón abaciato,  sino  para  que  muriese  resignado  4ten  los  auxilios  e^ritua" 
íeSf  y  no  ae  íp  recargase  el  oftsti^  jcpa  mAjores  torpeB|ott> 


326  Al^E 

Señor  Viftitadon 

"  Con  la  buena  llegada  de  US.  he  recibido  grande  gusto  de  que  al  re- 
cibo de  ésta  disfrute  salud  robusta,  y  que  la  mía  ocupe  en  lo  que  fuere 
de  su  agrado 

"  No  quiero  enigmas  en  lo  que  pretendo,  sino  una  pura  verdad,  que 
esta,  aunque  adelgaza,  no  quiebra.  Dos  afios  hace  ya  qué  el  Rey  mi  se- 
ñor, con  su  lib^eral  y  soberana  mano  espidió  su  real  cédula,  para  que  á 
raíz  se  quitaraíi  estos  repartos  y  borrados  los  nombres  de  esos  corregido- 
res; y  lo  que  hasta  hoy  se  ha  estado  haciendo,  es  ir  entrampando  y  con- 
tinuando su  inicua  existencia,  con  decir  que  conforme  fueseÍL  acabando 
sus  quinquenios,  irían  feneciendo;  y  este  modo  de  giro  es  eapa  de  nial- 
dad  contra  la  corona  del  Rey  mi  señor  y  su  real  mente,  porque  lo  que 
pretendemos  todos  los  provincianos  de  todos  estados,  es  que  en  el  dia, 
instante  y  momento,  se  borren  de  nuestras  imaginaciones  esos  malditos 
nombres,  y  en  su  lugar  se  nos  constituyan  alcaldes  mayores  en  cada 
provincia,  que  es  preciso  que  los  haya,  para  que  nos  administren  justi- 
cia, y  que  tengan  aquella  Jurisdicción  necesaria  y  correspondiente  á  su 
carácter.  Por  lo  que  toca  á  los  intereses  reales  de  la  tarifa,  debo  decir  á 
US.,  que  lo  correspondiente  de  todo  lo  que  han  percibido  hasta  el  dia  de 
la  cesación  y  hecho  el  ajuste,  verá  US.  que  han  cogido  ya  tres  y  cuatro 
veces  mas  de  lo  que  el  señalamiento  de  cada  provincia  ordena;  pues  no 
hay  corregidor  i^ustado,  aunque  sea  de  la  cuna  mas  ilustre. 

"  Un  humilde  joven  con  el  palo  y  la  honda,  y  un  pastor  rústico,  por 
providencia  divina,  liben¡aron  al  infeliz  pueblo  de  Israel  del  poder  de 
Goliat  y  Faraón:  fué  la  vazon  porgue  las  lágrimas  de  estos  pobres  cauti- 
vos dieron  tsdes  voces  de  com})asion,  pidiendo  justicia  al  cielo,  que  en 
cortos  años  salieron  de  su  martirio  y  tormento  para  la  tierra  de  promi- 
sión: mas  jay!  que  al  ñu  locaron  su  deseo,  aunque  con  tanto  llanto  y 
lágrímasl  Mas  nosotros,  infelices  indios,  éon  mas  suspiros  y  lágrimas 
que  ellos,  en  tantos  siglos  no  hemos  podido  conseguir  algún  alivio;  y 
aunque  la  grandeza  real  y  soberanía  de  nuestro  Monarca  se  ha  dignado 
libramos  con  su  real  cédula,  este  alivio  y  favor  se  nos  ha  vuelto  mayor 
desasociego,  ruina  temporal  y  espiritual:  será  la  razón  porque  el  Faraón 
<iue  nos  persigue,  maltrata  y  hostiliza,  no  es  uno  solo,  sino  muchos,  tan 
inicuos  y  de  corazones  tan  depravados,  como  son  los  corregidores,  sus 
tenientes,  cobradores  y  demás  corchetes;  hombres  por  cierto  diabólicos 
y  perversos,  que  presumo'  nacieron  del  lúgubre  caos  infernal,  y  se  sus- 
tentaron á  ios  pecnos  de  harpías  mas  ingratas^  por  ser  tan  impíos,  crue- 
les y  tiranos,  que  dar  príncipio  á  sus  actos  infernales,  sería  santificar  en 
grado  muy  supremo  á los  Nerones  y  Atilas,  de  quienes  lahistoría  refiere 
BUS  iniquidades,  y  de  solo  oir  se  estremecen  los  cuerpos  y  lloran  los  co- 
razones. En  estos  hay  disculpa  porque  al  fin  fueron  infieles;  pero  los 
corregidores,  siendo  bautizados,  desdicen  del  cristianismo  con  sus  obras 
y  mas  parecen  ateístas,  calvinistas  y  luteranos,  porque  son  enemigos  de 
Bios  y  de  los  hombres^  idólatras  del  oro  y  la  plata:  no  hallo  mas  razón 
para  tan  inicuo  proceder,  que  ser  los  mas  de  ellos  pobres  y  de  cunas 
muy  bajas. 

"  Público  y  notorio  es  lo  que  contra  ellos  han  informado  al  real  Con- 
sejo los  señores  Arzobispos,  obispos,  cabUdos,  prelados  y  religiones,  cu- 
ras y  otras  }>ersonas  constituidas  en  dignidad  y  letras,  pidiendo  reme- 
dio á  favor  de  este  reino:  causa  de  ellos,  como  ai  presente  ha  sucedido  y 
está  sucediendo,  y  ha  sido  tan  grande  nuestro  infortunio  para  que  no 
sean  atendidos  en  los  reales  Consejos:  será  la  causa  porque  no  han  llega- 
do á  los  reales  oídos;  porque  es  imposible  que  tanto  llanto,  lágrimas  y 
penalidades  de  sus  pobres  é  infelices  provincianos  de  todos  estados,  de- 


AR£  327 

jen  de  enternecer  ese  corazón  oomj^iTO  y  noble  pecho  del  Bey  mi  se* 
fior,  para  alargar  su  liboral  inauo  y  sacarnos  de  esta  opresión  sin  tre- 
guas ni  socapas  como  al  presente  nos  quieren  figurar  y  hacernos  creer 
en  amenazas  y  destrozos^  lo  que  es  muy  distante  de  la  real  manou 

**  £ste  maldito  y  viciado  reparto  nos  ha  puesto  en  este  estado  de  mo- 
rir tan  deplorable  con  su  inmenso  exeeo.  Allá  á  los  principios  por  ca- 
recer nuestras  provincias  de  géneros  de  Castilla  y  de  la  tierra,  por  la 
escasez  de  los  beneficios  conducentes,  permitió  S.  M.  á  los  corregidores 
una  cierta  cuantía  con  nombre  de  tarifa  para  cada  capital^  y  que  se 
aprovecharan  sus  respectivos  naturales,  tomándolos  volúntanos,  lo  pre- 
ciso para  su  aliñó  en  el  precio  del  lugar;  y  porque  habia  diferencia  en 
sus  valuaciones,  se  asentó  precio  determinado,  para  que  no  hubiese  so- 
capa en  cuaoto  á  las  reales  alcabalas.  Esta  valuación  primera  la  han 
continuado  hasta  ahora,  cuando  de  mucho  tiempo  á  esta  parte  tene- 
mos las  cosas  muy  baratas.  De  suerte  que  los  géneros  de  Castilla  que 
han  cogido  por  montón,  y  mas  ordinarios,  que  están  á  dos  ó  tres  pesos, 
nos  amontonan  con  violencia  por  diez  ó  doce  pesos:  el  cuchillo  de  mar- 
ca menor  que  cuesta  un  real,  nos  dan  por  un  peso:  la  libra  de  fierro  mas 
ruin  á  peso:  la  bayeta  de  la  tierra  de  cualquiera  color  que  sea,  no  pasa 
de  dos  reales,  y  ellos  nos  la  dan  á  peso.  Fuera  de  esto  nos  botan  alfile- 
res, agpjas  de  Cambray,  polvos  azules,  barajas,  anteojos,  estampitas,  y 
otras  ridiculeces  como  estas.  A  los  que  somos  síeo  acomodados,  nos  bo- 
tan fondos,  terciopelos,  medias  de  seda,"  encajes,  nébulas,  man  en  lu^ar. 
de  olanés  y  cambraies,  como  si  nosotros  los  indios  usáramos  estás  inodas 
espigólas,  y  luego  en  unos  precios  exorbitantes,  que  cuándo  llevamos 
á  vender,  no  volvemos  á  recoger  la  veintena  parte  de  lo  que  hemos  de 
pagar  al  fin:  al  fin  si  nos  dieran  tiempo  y  treguas  para  su  cumplimiento, 
fuera  soportable  en  alguna  manera  este  trabajo;  porque  luego  que  nos 
acaban  de  repartí^  aseguran  nuestras  personas,  migeres,  hgos  y  gana- 
dos,.privándonos  oe  la  libertad  para  el  manejo.  De  este  modo  desampa^ 
ramos  nuestrae  casas,  familias,  mujeres  é  hijos,  y  obligadas  de  necesi- 
dad se  hacen  prostitutas;  de  donde  nacen  loa  divorcios,  amancebamien- 
tos públicos,  destrucción  de  tfnestras  f^imilias  y  pueblos,  por  andar  no- 
sotros desertados,  y  luego  se  atrazan  nuestros  reales  tributosi  porque 
no.hsg^  de  donde  ni  como  podamos  satisfacer. 

''  Pase  vista  US.  á  los  informes  hechos  por  los  ilustrísimos  señores  Dr. 
B.  Gregorio  Francisco  Campos,  obispo  déla  Faz,  Dr.  D.  Manuel  Greróni- 
mo  Bomani,  Dr.  D.  Agustín..  Gorrochátegui,  obispos  del  Cuzco;  los  ca- 
bildos de  Arequipa,  Paz,  Cuzco:  cabildos  eclesiásticos,  prelados,  religio- 
nes; los  de  los  curas  Dr.  D.  Manuel  .Arroyo,  Dr.  D.  Ignacio  Castro  y 
otros  señores  de  este  obispado,  y  llegará  á  ver  US.  tanta  iniquidad,  que 
no  solo  se  escandalizará,  slqo  que  vertirá  lágrimas  de-  compasión  de  oir 
tanto  estrago  y  minado  las  provincias 

''  No  tengo  voces  para  esplicar  su  real  grandeza,  que  como  es  nuestro 
amparo,  protección  y  escudo,  es  el  paño  de  lágrimas  nuestras;  que  como 
es  nuestro  padre  y  señor,  es  nuestro  refugio  y  consuelo:  .no  halla  voces 
nuestro  reconocimiento,  amor  y  fidelidad,  para  del  todo  esplicar  y  decir, 
qué  cosa  es  el  Boy  mi  señor:  publiquen  su  real  grandeza,  espliqnen  la 
qragua  de  su  amor  las  Becopiladas  de  Indias,  las  ordenanzas  y  cédu- 
las reales,  las  provisiones,  encargos,  ruegos  y  demás  prevenciones,  di- 
djgidas  á  los  señores  vireyes,  presidentes,  oidores,  regimientos,  au- 
diencias, chancillerías,  arzobispos,  obispos,  cursA  y  demás  jefes  siye- 
tos  á  la  corona,  que  juzgo  en  todo  lo  referido  no  hay  punto,  ápice  ni 
coma  ^ue  no  sea  á  favor  de  sus  pobres  indios  neófitos;  pues  impuesta 


^  nuestra  desdielia  é  ii^á\atTtQkmy  mam  H  ñiññ  Á^fótMli&k  JSSimúaat,  esa. 
lo  espiritiii^,  aoB  exisiQ  de  biii^íjm.  pensloBe»  sia  élstíBeie&  é»  peiP8<K 
iiasr  68  pttea  4e  aentir  ^ae  8Íe.i»éo  tan  exeai'T<^el  fáror  y  ame»  de  noeeo: 
tró6  sóbennos,  que  nó»  aofparan  y^  ^K>t€^fli&>  sea  mayor  la  tago»  d» 
Broestro  toTmento  y  ea^iitiyerkK  lOo^  nuBoa  hiij  para  ^n^  así  sea,  ni  mi,e 
jfelé  <{ae  así  lo  loaadef  l^a  leF^  i?  malo  1?  dj»l  t(oFO  6?  de  la  ReooplkH' 
óion,  ordena  Qoe  nosotroe  loe  pobres  indios  seamoe  atendidjOBy  tkYore-- 
cidos  y  amparados  por  las  jHstiieias  eelesMIstíeas  y  seealares  eon  saaow 
y  pa2{  ahora,  pifes^  para  lograr  de  este  be&efljúo  ea  el  easo  presenta 
no  queremos  croe  nos  jasíg^en,  proliejaa  y  amparen  por  la»  leyea  é» 
Castíllay  Toro,  Partida  y  ottas^  Mae  pcnp  Is;»  aaestras  propas,  oomo  80» 
las  Recopiladas,  Ordenanzas  y  Cédaias  reales,,  ^e<MB0  din^g^idae  á  nuee^ 
tro8  reinos  para  naestro  biea.. 
^  Mandan  las  leyea  8y  9, 10,  II,  y  Id  ^%,  4,  segaa  dietámea  de  nxm^ 

íaer 


troe  BMMiaroas:  **  aúe  ea  caso  do  aaber  rebelioa,  aanqae  sea  eontra  sa" 
real  eorokiii  (qae  la  preseate  ao  lo'  et»  siao  contra  loe  iníeaos  ecnregi^ 
dores.)  nos  traigaéu  eoa  soayidad-  áü  pa&,  sia  gaerras,  robos  aimtier^ 
tes;  ae  daraos  sea  eon  aqaeHas  prereneioaes  que  espresaa  las  leyes, 
eom^  8oa  los  reqnerbaiea'tos  fga»  aatecedea  por  aaa,  dos  y  tres  Teees^- 
f  las  demás  qne  coavengaa  liasta  aijtaraemos  á  la  pa^  qne  tanto  deae» 
unestraMonarea;  qne  se  nos  otorgaea  ea  caso  necesaria  aleaaae  liber- 
tades ó  fraaqnieiae  de  to^^espepfe  de  trébato,»  yi^hecbas  las  prevea- 
eioaes,  no  bastaa^  seamoe  castigados  eoafbrme  lo  merecemos^  y  ao^ 
ftias. 

**  Siempre  la  real  aíeate,  oCMo  taa  noble  y  santa,  e»  £»voreeenM% 
aaaea  ceso  de  esperimentar  ea  nosotros  ^^raa^  ooatostt^ia.  Pií^aho- 
la.  iqaé  saavidad,  qae  pa2|  qaé  libratade»  á  tesMioieiae,  qaé  reqaean- 
mientos,  siqaiera  por  ana  vec,-  bemoe  ürerecido  basta  boy  oía  de  la  j^ 
eba,  aun  babiendo  be<^  naestra  embi^^^daf  {Qaé  perscmss  de  sf^aeidaí^ 
y  esperiencia  ban  venido  il  gaerrearaost  Solamente  naestros  eaeax^g^ 
loB  cbntegidores.  4<^ienee  en  estos  tres  meses  de  trégaas,  basta  boy  eóm 
tanto  encono  mantienen  kis  tropa»  eon  capa  del  Boy,  sino  losco^regido*'^ 
res;  no  por  amor  á  su  Key  y  SOTor^  sino  por  recolb^ar  sos  iat^Peses  coa^ 
mayor  nierza?  Se  ba  pablicado  en  esa  eiadad  y  en  otras  partes  la  reai 
cédala  de  qae  no  baya,  mas  repartos,,  y  segtm  cartas  qae  ae  baa  yisto  ea 
estos  lagares,  ban  pedido  para  retorno  de  este  beneñcio  el  reprimirüósb 
á  niego  y  sangre;  el  a^ta^mos  como  á  perros  sia  los  sacrameatos  necesa- 
rios, como  si  no  aeramos  crtstiaBos;  botar  naestros  caerpos  ea  los  caaf 
acapara  qae  lo»GOB<aa  los  baitres;^  mafcar  aaestras  aNgeves  é  byoe  ea 
fospecbosde  sos  ma^bres!  iBbbarnos  es  el  modo  de  atraernos  á  lar  pae  yf 
^  la  i;eál coroaa  de  Espa&af  ¡Qoé  cosa  t»a  estrafla  es  y  distinta  de  íkíeíi 
méate  b)  qae  al  presente  se  praotic9i^  (Bobar  edioto  de  perdoa  aara  lo» 
aaos  y  -oastigos-  para  loe  otrosy  es  el  mOdo  de  sosegar  los  pueblos? 

'^No  es  Mavoaasar  mayor  eacono  y  alboroto  á  sas  moradores;  po^igj^ 
eomo  ea  los  pcteblos  naos  é  otroe  se  d^  la  maao,  aaoe  y  otros  llegaráa 
á  fiaaeatarse.  Pñif»  ooatianarel  fomento'  ooatra  las  proviadas,  baa 
cebado  lii  YO»  de  one  nosotioe  qaeremos  msostatarde  la  ^,  negar  la  obe-- 
diencia  é  moestro  Idoanrca^  coronanae^  vol Vor  á  la  idolatría:  celebraHs 
ea  mi  alma  de  qacrlbe  corregidoree  dáeiraa  praebas  coaveaieates  de  ea* 
tes  tres  paatost  mas  de  eUos  afirmaré  qae  soa  i^óstatas  de  la  fS^  y  trai- 
dores á  la  coroaa,  segaa  los  paatoe  (Eáiraieates» 

^  Míos  se  opoaea  á  la  ley  porqae  del  todo,  dlesecbaa  los  preceptos  san- 
tos del  Decáloffo:  sab^i  qae  aay  IHjos^*  y  ao  b>  creea  remnaerador  y  Jas- 
ticiero,  y  sas  obra»  aos  lo  rnaaifieeibaa:  ellos  mismos  desprecian  los  pre- 
ceptoade  la  ^lena  y  los  santos  saesameatos,  pofqae  vüipendisui  lae^ 


Aiffi:  3ái 

¿iMÚpliiuis  y  pM¿$8  «gleirtiitotloM;  tionen  todo,  y  lo  aprenden  como  men^ 
ceremonias  ó  fiteoliftiee  íSMitásticas:  ellos  nunca  se  confiesan,'  porqne  ^ 
tan  con  el  robo  en  la  mano,  y  no  hallan  sacerdote  que  los  absuelra.  Ape- 
nas oyen  misa  los  Domingos  con  mil  asparientos  y  cer^nonias,  y  del 
ellos  aprenden  los  vecinos  su  mal  ejemplo:  ellos  destierran  á  los  fieles  de 
las  iglesias,  mediante  sus  cobradores  y  oorclietes,  para  que  los  indios  y 
espafioles  se  priven  del  beneficio  espiritual  de  lá  mlBá:  se  ponen  de  ata-' 
layas^en  Jas  puertas  ae  las  iglesias  para  llevarlos  á  lá  Cincel,  dónde  se 
mantienen  dos  ó  tres. meses  luuta  pagarles  Ío  qué  deben;  eÜos  violan  ImÍ 
iglesias:  maltratan  sacerdote^  liasta  liácerleá  derráni|tf  sangre,  nienoB«> 
precian  las  sagradas  imágwies:  privan  los,  ciütos  divinoi^  pretestándo 
qoe  se  empobrecen;  y  no  es  sino  ,por  qué  stís  intereses  ilo  se  atrasen:  p^' 
nen  reparo  á  los  párrocos  Vigilantes  y  tüiio^tos  con  sUs  pláticas  y  ser- 

rnes,  para  qde  el  fervor  de  los  fieles  y  cuntpliníientcií  de  los  preceptos 
Dios  no  se  ]»erturlMii  y  resfrien  e¿¡  éuos  con  tfits  violencias,  y  estorsto^ 
nes  y  mencispre^os;  les  luiiiyentan  y  entibian  c^  anior  de  Dios  y  de  sus 
pantos)  de  áóiÉá»  nace  otra  iliáyor  desdicha;  y  éis  que  los  párrocoB  y  sus 
tenientes  dividan  liiS  ol>ligacione8  de  su  ministerio,  v  solo  aspiran  íú  lo* 
«ro  del  l¿)iíeficio:  esto  sucede  en  los  mas  de  los  pueblos^  porque  son  mas' 
Ms  conegidorés  inicuos,  así  uñ  mal  Uanja  á  otro. 

^'£Je  aj^úed  ál  lEÍey  en  esta  fomia:  hay  mluclias  Haciendas  en  los  lujgppires 
tfOBpédtnriiS  á  siis  ji]frisdicciones:  éstas  tienen  indios  yanaconas  asisten- 
Íes:  de  estoB,  tales  y  cítales  pagan  tributos,  y  los  mas  son  vagos,  porque' 
no  conocen  territorio  para  que  cojan  el  reparto:  todois  son  .traíaos  por 
litinuta  y  parala  recaudación  de  tributos,  nada  dte  esto  se  repaga  y  ob- 
serva.  Ellos  llenan  loa  obruges,  caiíaveráles,  cocales,  con  sus  iutereses:; 
cobran  lo  que  es  suyo  con  la  mavor  vigilancia  lo  que  realmente  no  de-' 
hexi;  y  los  tributos,  debiendo  ser  lo  primero  del  trabajo  de  los  indios,  son- 
olvidados:  ociírren  sñs  caciques  y  no  son  atendidos;  antes  se  ven  priva- 
dos de  sus  bienes,  porque  los  nombrau  para  dos  ó  tres  a&os  ó  tercios  por 
Xerlos  acomodados,  y  al  cabo  les  rematan  sus  bienes  con  pretesto  de  aué 
deben  de  tributos,  y  ¡cuántos  de  estos  se  ven  pbrdioserosl .  «Como  los  lu-^ 
4ios  se  ven  imposibilitados,  con  hacerles'  algunos  servicios  personales 
los  contentan:  ellos  tienen  entradlas  y  saliotas,  tratos  y  contratos^  y  con 
pretesto  que  son  producto  de  la  provincia,  slenáo  ramos  muy  distintos 
de  la  tarifa,  no  pagan  las  reales  alcabalas.    De  esios  dos  capítulos  infie- 
ra US.  si  los  indios  ó  los  corregidores  son  apóstatas  de  la  jle,  traidorea  al 
Bey.  Mal  se  compadece  de  que  seamos  coiuo  eU<Á  nos  piensan,  cuando' 
en  ellos  se  verifican  las  razones  predlchas;  luego  ellos  deben  ser  destrui- 
dos á  fuego  y  sangré  en  el  instante;  luego  m'atanao  jiosotjros  á  los  corre- 
gidores y  sus  secuaces,  h^acemos  grandes  servicios*  á  su  Magestad,  y  so-^ 
mos  dignos  de  premio  y  correspondencia;  mas  como  ellos  con  sus  cavila-^ 
cienes  y  empeños  figuran  las  cosas  á  su  paladar,  siempre  nos  hacen  dig-! 

nos  de  castigo ,..».•.........• 

(............».....................'........ 

.  **  Para  mayorpraeba  de  nuestra  fidelidad  qué  debemos  prestar  á  núes- 
^  Monarca,  ponemos  nuestras  cabezas  y  corazones  á^  si|s  reales  plan- 
tas, para  que  de  nosotros  determine  y  haga  lo  que  fuere  de  su  real  agra- 
do y  tuviese  pbr  conveniente;  que  como  sus  pobres  indios  que  hemos 
Vivido  y  vivimos  deblE^o  de  su  real  soberanía  y  poder,  no  tenemos  á  don- 
de huir,  sino  sacrifica^  ante  estas  soberanas  aras  nuestras  vidas,  para' 
o[ue  con  el  rolo  tizne  de  nuestra  sangré  quede  sosegado  ése  real  pecho. 
X  si  en  el  de  haber  enviado  embajadores  con  ]^apeles  que  se  quieran  ioz- 
gárcomo  disonantes  alas  regalías  del  Bey  mi  señor,  castigúeseme  a  m^, 
solo,  como  á  un  «ñipado,  y  no  paguen  tantos  inocentes  pOr  mi  cansa; 

4ÍÍ 


330  AB£ 

cnl6  oomo  hasta  hoy  no  había  ninguno  do  parte  do  mis  paisanos  que  pn^ 
meso  en  pf  áetica  todas  las  reales  órdenes,  me  espnse  vo  Á  delmiderlo/ 
ponfondo  en  peligro  mi  vida;  y  si  esta  aeeion  tan  heroica  qne  he  hendía 
Ofi  alirlo  de  íos  pobres  pror inmanos,  españoles  é  indios,  bascando  de  ester 
íÉodo  el  soi^ego  de  este  reino,  él  adelantamiento  de  loe  reales  tribatoe,  y 

gie  no  tengan  en  ningnn  tiempo  opción  de  entregarse  á  otras  nacione» 
fieles,  como  lo  han  heefao  machos  indios,  es  delito;  aquí  estoy  para  qne 
me  castigtten,  solo  al  fin  de  qne  otros  queden  con  vida,  y  yo  solo  con  el 
eastigo;  pero  ahí  está  Dios,  quien  con  su  grande  .miserieofraia,  me  ayn* 
dará  y  remnoerará  mi  buen  deseo. 

**  No  pnedo  dejar  de  informar  á  US.  otro  mal  que  se  padece,  qne  es  la 
éidpaeion  de  los  templos  en  so  áliAo,  menoscabados  en  sus  rentas;  dsr 
inerte  que  ver  un  ministto  de  la  iglesia  en  el  altar,  causa  grima  el  verlo^ 

Kr  el  total  descuido  que  tienen  los  curas  de  las  vestiduras  sagradas^ 
m  esto  q]|}e-es-4U)ger  obvenciones  y  las  rentas  de  la  iglesia,  hacer  eo* 
mereio  de  ellas,  tienen -particular  gracia;  porque  todo  cede  al  fausto, 

Sompa  y  vanidad  de  sus  ÜBmiliiu:  en  sus  casas  parro^uiídes  y  aderemos 
e  muías,  se  ven  las  mejores  tapicerías,  espe{os,  repicas  de  marqueria; 
y  en  los  teói^los  divinos,  trapos  y  andrajos,  i  fuera  de  cuanto  diga  de  loa 
euras  chapetones,  tengo  hecho  reparo  de  que  onclten  los  cargos  de  su 
oblij^ion,  y  les  parece  que  satisfacen  por  terceras  personas.  Ellos  co- 
flio  no  saben  la  lengua  de  la  tierra  porser  estrangeros,  no  espliean  por  sC 
mismos  la  doctrina,  de  suerte  que  hay  muchachoís  y  muchachas  de  vein- 
te a&os,  que  no  saben  ni  el  persignarse:  yo  Juzgaría  temerariamente  de 
la  poca  suficiencia  de  ellos;  mas  atribuyo  á  la  petmásion  divina  que  atf 
nos  convendrá. 

^Muchos  indios  no  tienen  conque  casane,  y  por  decir  que  son  soltC' 
ros  no  pagan  el  tributo  entero,  y  muchas  veces  nada;  y  la  raeon  es, 
porque  como  sus  padres  vienen  destruidos  de  Potosí,  de  hahet  hecho  al^ 
leras^^  mitas  y  padecida  en  las  panaderias,  arrendados  como  eselavos» 
6  porque  quedan  sumamente  destruidos  de  loe  corredores)  ó  porque 
tftts  padres  son  pobres  por  las  obligaciones  de  los  pueblos  ú  otros  moti- 
vos; los  curas  por  no  perder  sus  rUntcMoo»  y  otros  abusos,  lo»  dejan  vivir 
é  SU  agrado;  y  cuando  ellos  menos  piensan  los  coge  la  muerte  em  mal  es- 
tado, y  no  se,  sefior,  como  pnedan  dar  su  descargo  al  Juez  divino. 

''  Tanto  tengo  qne  decir  á  US.,  mas  lo  preciso  áeí  tiempo  no  dá  lugar; 
t  para  hacer  varias  representaciones  á  la  real  corona  de  fjspa&a,  espero 
de  la  benignidad  de  US.  me  despache  uno  ó  dos  letrados,  peritos,  desa- 
pasionados, quienes  haciendo  juramento  de  fidelidad  al  Rey,  vengan  con 
Auestros  protectores  á  diri^r  y  cobernar  iraestros  asuntos,  oonforme 
ítaerén  y  «¿dieren  al  grado  cte  S.  ]£  (qne  IHos  guarde;)  porque  como  ca- 
Moemos  de  instrucción,  pudiéramos j»edir  6  decir  cosas  tan  diminutas  6 
ezesivas,  que  repugnen  á  la  razón.  También  suplico  y  ruego  que  me  vea- 
§w^do9  señores  9acaiyMo8  áepábHoa  virtud,  forma  y  U^¡ra9,  que  éRr^n  mi  con- 
dmobt  y  me  pongan  en  él  oomino  de  la  verdad,  que  es  Dios  nuestro  último 
fin,  Mtta  que  futnios  creados,  en  quien  espero,  á  quien  ruego  continúe  la 
aalua  át  US.  por  fislices  y  dilatados  afios  para  el  bien  de  sus  provincias. 

José  OüMd  Tupao-AmMru. 
finía  y  Mano  5  de  1761. 

COirrBSTACION  DK  A1CKCHB  A  TC7PAC-AM A.RU. 

"  Acabo  de  verla  bien  estremada  carta  qne  U.  me  puso  el  día 5  de  es- 
te mes  en  ^l  pueblo  de  Tinta,  queriendo  inclinarme  a  qne  para  suspen- 
der las  hostilidades  que  están  naciendo  sus  tropas  en  las  provincias  ín- 


ARE  331 

laadiiilaii  «d  tome  algnn  teoipenunento  pQM  Jium  qae  li«  tenido  cadm 
soficieiite  para  esta  lebelien;  y  que  eeeañdo  aquellaa  en  todae  «as  partes 
no  liay  paia  que  aesnir  ^tai  como  que  £i4ta  el  motívo,  j  no  qniere  ver 
derramar  por  mas  tfempo  la  sangre  cjU»  tüitos  infelloes  indios  oomo  Tan 
muertos  en  los  oombates,  oou  otras  cosas  que  no  son  de  este  lugar,  ni  pi^ 
ra  que  se  traten  de  este  modo. 

'^oda  esta  carta  la  veo  puesta  sin  aquella  sinceridad,  y  declarado  buen 
fin  que  debía  traer;  y  deauscu  de  sus  espresiones  que  está  U.  mal  go^ 
bernado;  que  tiene  aun  muy  tibio  el  conocimiento  de  sus  crímenes,  y 
que  aun  no  le  pesan  las  cadenas  qoe  arrastra,  como  espero  será  muy  en 
breTOy  mas  no  obstante  me  baré  cargo  de  algunos  de  sus  artículos,  6 
puntos  por  menor,  pues  son  á  U«  muy  útiles  los  instantes  si  quiere  yol- 
ver  su  corasen  á  Dios,  y  restituir  al  Key  la  obediencia  que  le  tiene  vio* 
lad%  sustrayéndole  de  ella  los  vasallos  que  le  ba  concedido  el  cielo,  pai- 
ra oue  los  nure  oomo  los  ba  mirado  siempre  derramando  sobre  ellos  sus 
piedades* 

''  Usted,  d  quien  tan  arriesgadamente  le  c<mduce  su  mano  y  cora^n, 
piensa  que  ef  estado  á  que  uegaion  los  males  que  refiere,  asa^a^  sso^ 
aerio9f  le  pudieron  poner  la  autoridad  en  la  mano  para  quitar  á  la  del 
Soberano  el  que  los  suspendiese,  y  enrase  del  todo:  Usted  sienta  que  & 
M.  loa  ba  ignorado,  que  no  se  lo  ban  dicho  los  magistrados  y  tribu* 
nalee,  que  Ifovan  este  cargo;  que  aunque  tiene  muy  de  antiguo  ordena^ 
do  pOT  sos  sabias  leyes  lo  que  se  debe  baceren  lavor  de  estas  provino 
eias,  y  en  especialidad  por  sus  amados  los  indios,  en  quienes  ha  diverti- 
do mü  veces  y  con  ternura  su  venerable  dignación,  estendiéndoles,  j 
formándoles  privilegios,  uo  se  le  cumplen  con  otra  caterva  de  proposiv 
clones  i^tractas,  ^stf  n  es  «so  y  otro  eaao  ton  i^ertoi,  sea  ea  2o«  4ema9  ia- 
i^ertas  y  wntrarktK  pero  aunane  lo  sean  todas,  puedo  decir  que  bastd 
ahora  no  ha  llegaao  U  á  mi  tnounal  por  remedio  alguno;  y  que  aunque 
no  ha  llegado,  no  por  esto  he  omitido  hacer  en  favor  de  esta  nación  tan 
privilegiada,  cuanto  me  ex^en  las  leyes,  y  sus  presentes  atrasos. . . . 


I  • • ••• 


''  Usted  ha  fii]¡jido,  según  sus  edictos  y  sediicoiones  convocatorias, 
que  tiene  auténticas  órdenes  para  matar  corregidores  sin  oirlos  ni  ha- 
cerles causa,  para  quitar  á  los  indios  toda  pensión  aun  las  Justas:  Usted 
iia  promulgado  bando  sobre  la  muerte  de  los  europeos,  y  U.  en  fin  ha 
sefialsdo  en  toda  la  clase  de  sus  papeles,  unas  ol^íusuias  llenas  de  horror 
y  de  Injusticia,  de  inhumanidad,  y  de  irreligión;  y  con  todo  no  quiera 
que  se  le  tenga  por  sacrilego,  por  apéstata,  y  por  rebelde.  Ademas  de 
«esto,  U.  por  una  sentencia  tan  terrible,  y  tan  severa  y  respetable,  se  ha- 
lla priviMlo  do  la  comunicación  de  los  fieles^  y  se  trata  como  sino  lo  fue* 
ra  liaciendo  escarnio  de  unas  arma^  eclesiásticas,  con  que  defiende  sus 
imnnnidades  la  religión,  el  santuario,  su  iglesia  y  sus  venerables  pastf><' 
res;  y  al  ver  que  no  se  corrige  y  arrepiente,  quiere  que  no  se  le  note  y 
tenga  por  apostata  de  la  comunión  de  los  santos,  y  de  los  b\Íos  de  Jesu- 
cristo. Despierte  U.  Tupac-Amaru,  y  acons^e  Ü.  al  traidor  que  abnsí^ 
de  au  índole,  que  no  le  haga  pisar  t¿i  escandalosamente  como  pisa,  laa 
lineas  santee,  que  separan  la  virtud  del  crimen,  la  fé  del  enror  y  la  ve- 
neración de  la  desobediencia.  £n  que  ley  ba  visto  tJ,,  ni  quien  le  go)^4i>^- 
oe,  que  se  puede  ahorcar  á  un  hombre  sin  oirle,  prendiéndole  cpn  la  as^- 
ishmaay  que  TJ.  aprisioné,  y  ahorcé  á  P.  Anto4io  Arriaga,  corregidor  de 
esta  provincia,  teniendo  de  mas  de  esto,  brio  para  protestar  á  este  info* 
liz,  y  desgraciado,  y  á  los  que  lo  asistieron  hasta  erpatíbiuo,  que  proce- 
día con  órdenes  del  Bey,  de  la  real  Audiencia,  del  Gobierno  y  mias:  j^es 
posible  que  asi  injuriase  U,  á  estos  tvibun^les,  y  j|l  de  su  Magestad  que 


nos úá  Á  todoH  iasj^íraeionee  de  su  santay  benigiiii Justi^eaokmf  Fuem 
de  eéto  si  U.  dice  que  nuestro  amable  coberauo  ij^ora  lo  que  hacen  ó 
han  heoho  ios  con*egidore8y  cómo^lij^  suTeéq^table  nombre  paramatav 
así  á  quien  tal  vez  hubiera  remediádolof  |£n  qúo  áfendid  á  sus  provinr 
cíanos  9i  CB  qite  e»  cterto  lo  que  U.  le  aoh<toa.  ^m  qit^  w  eanáió  en  él  permiaa 
del  oomeráú  que  le  concede  au  tar{faf  desdoble  ó  sejlhire  Ü.  de  sus  ojos  ^  dé 
ios  de  la  rozón  él  falso  y  tosco  velo  coa  que  esta  uncáfiado,  ó  se  quiere 
enga&ar;  pues  ni  I>ios  ni  el  I^y,  ni  cuantos  sabóii  ios  crímenes  que  aiv 
rastra^  están  en  ó^ra  cosa  sino  éú  que  U.  procedió  con  maliéia:  qnesiffue 
Obranáo  con  ella,  y  que  se  halla  muy  próximo  á  verse  en  el  santo  Tribu? 
nal  del  Altísimo  donde  no  se  ha  disculpar  con  patrafias,  y  sofisteriaé, 
donde  no  han  de  ser  sus  acciones  méritos,  sino  cargqs;  y  donde  no  ha 
^e  poder,  como  intenta  sin  fruto  con  los  iM>mbseSy  decir  ^ue  creyó  qu^ 
^brábabien,  cuando  *sns  palatiras  manifiestan  lo  contrario.  No  puede 
pasar  mi  reflezion-por  lo  tñucho  qne'éncieiTa  este  argumento  sin  entez^ 
neoermé  ni  contristarme,  de  ^i(e  haya  i:(na  alma  que  quiera  irse  asf  á  la 
eterna  condenacíÓii,  despreciando  el  haber  sido  redimida  como  la  és  la 
jto  U..  con  la  preciosa  sangre  de  Jesucristo , 

Ut  Tapac-Amaru:  vuelva  U.  la  ciúra  Á  la  desolación,  en  que  ha  pues- 
ib  á  todo  el  terrítorió^avadido.  Chente  U;  con  la  imaginación  de  lóf| 
muchos  miles  de  muertos,  que  ha  causado.  Medite  Ü.  el  fin  que  ha- 
brán tenido  estas  miserables  almas,  seducidas  con  tantos  errores  come 
les  han  inspirado  sus  jefes  á  su  nombre;  y  U.  por  sí  propio  para  atraer- 
los á  su  desgracia,  y  acaso  á  su  condeniícicM^  eterna,  como  es  casi  preciso 
pensar  á  vista  dé  la  causa,  y  del  estibo,  en  que  los  cc(gió  la  muerte,'  y 
combinado  todo  co'ñ  la  soricídad  y  circunspección  que  merece,  deduzca 
U.  luego  si  hubién^  sido  mejor  8i0^ir-ún  poco  moa  Zo»  nutlee  ar^^oe,  interr 
peder  con.  Dios  para  qu/e  loareitiediasej  é  informar  á  loa  altos  jrfee  de  la^íacioñf 
con  él  fin  de  que  liopamsen  adelante 

**  Líos  repartimientos  de  los  corregidores,  las  aflicciones  que  snfrian 
por  ellos  las  provincias,  y  la  frialdad  con  que  se  las  administraba  la  re^ 
ligion,- la  justicia,  y  el  culto  de  nuestra  santa  Deidad,  estaiban  cérea  dore- 
ikedkirse  del  todo  cuando  U»  sé  quiso  meter  sin  derecSWy  y  por  unos  inedias  tan 
^kkstables  d  oorreffirh,  proljAuaüdo  él  respetuoso'  hombre  del  Bey,  y  e»: 
eandalizaudo  al  inundo,  cbti  éspónerlo  que  lo  ejecutaba  de  su  orden. 

...........  .'^^  Ya  están  quitados  los  repartimientos,  ya  están  puestas 

▼arias  órdenes  desde  mi  ingresa  s^l  reino,  piu'á  estinguir  mitas,  para  que 
Tcw  obrajes  sean  qnos  laboratorios'  abiertos,  y  donde  nadie  esté  éin  vo- 
luntad siendo  justamente  pagado  dé  lo  que  gai^é. 

*  "  También  tengo  Ubicas  niuchiEis  órdenes',  y  providencias  para  que  sf 
testáhlezoa  el  buen  trataipiento  de  los  indios,  el  trab^^o  de  laii  minas,  sñ 
administración*  espiritual,  j  en  tio,  párá  tbdó  lo  que  ]píuede  hacer  sus  oo- 
modidadeó*.  Y  si  y.  se  Rubiera  acerciüTo  á  nií,  ántés  de  principiar  un  he- 
cho tan  feroz.  -^  con  qae'l^  enuegréciclQ  sus  días,  y  á  estos  territorios  alu- 
cinados; hubiera  visto  cuan  jrróxiitio  y  cuan  completo  está  él  plan  de  lo 
que  merece  ál  Reyesta' tierra.'  Én  él  Vena  tJ.  que  loe  eoiiegidores  fue 
Han  siíáodemu/okoéaMte  yimm  octmereianies  van  á  ser  sin  esta  mezcla,  v  bien 
pagados,  unos  padres  déla  patria,  unos  benefactores  de  sus  provincias, 
unos  magistrados  i^urables  de  sus  territorios, *en  una  palabra  irnos  hom- 
bres pdbTicos,  los  que  l^ta  áh<yra  érán  todosj  ó  cuasi  todos  para  sú 

*'  Uste^citá  unas  leyes,  cuyo  espíritu  y  sentido  nunca  sabrá,  ó 

le  hace  truniear  ese  vil  consejo  que  yo  jnzffo  le  arrastra  con  palabras  y 
éspresiones  dulces  á  su  precipicio,  las  que  hablan  de  alzamientos  de  los 
indios  conviene  entenderlas  no  de  tos  civilizados  de  tanto  tiempo,  sino 
Aé  los  recien  reducidos  y  convertidos,  aun  cuando  se  estteudau  de  otro 


AH¿ 


333 


«MOdo,  no  Be  neoMíto  bM/sn  los  neonv  eaeienin  áe  qne  iiáUan  ál  qne  Ao 
las  igwms  oomo  saeede  á  U.  qne  se  ha  rebelado  y  oonspiMdo'ooii  <»tnM 
psnTlo  piópi<K  al  qnoí  no  sabe  la  ley,  es  solo  néoetario  el  noticiársela,  no 
u  qne  la  sabe:  y  á  nadie  se  le  oc  nlta  qne  está  U.  y  todos*  los  suyos  en  este 
secando  caso:  y  á  vista  de  esto  no  sé  oomo  se  pneda  pensar  por  U.  y  sns 
alMdoa  qne  luíoen  bien  en  perseguir  á  los  oonegldores  6  Jueces  provine 
ditea  por  traidonsá  las  leyes  y  á  la  obediencia  ,de  lo  que  el  Rey  lea 
manda  en  alias,  cuando  U.  y  los  suyos  hacen  lo  propio  con  las  que  pro- 
hiben que  'i|a4le^  usune  su  autoridad,  y  respete,  qne  nadie  le  inquiete 
y  subTWta  á  sua  ▼asallqe,  y  que  n^die  se  tome  la  yenganza  por  ius  fatír 
nos,  sino  que  1»  buaquim  en  los  tribiipales  qiiipncs  ponocei^fSn  si  es  Jústi^ 
ia  que  ae  «olicitija  piaai  escusar  así  que  sean  jueces  los  particulares  'en  su 
causa  y  se  eenasnre  el  buen  órdói  |>úldico  de  aoeiefdadi  no  eslbúen  ligedlo 
F^Maper,  quien  no  nuede,  una  ley  para  procurar  que  se  .cumpla  otra,  p^ee 
rfsnltan  aatbas  owodidas  como  sucede  á  Vi  que  na  llenado  de  nraertés  á 
ineendiee,  de  inasltoe»  de  robos,  de  sacrilegios,  y  de  inmunidades  á  estas 
provincias  pieteataado  que  intentó  sin  autoridad  en  el  modo  ni  en  el 
íin,  Uherí0ir¡a9  de  latmale$  ^«c  diem  padeeian:  ellas  propias  quisieran  sufrir 
msjor  hoy  aquellos,  aunque  fuesen  doblados  mas  que  los  actuales:  y 
Tupae-Amam,  y  los  suyos  tomaran  á  buen  partido  el  verse  en  aquellos 
fliehoeoe  dias,  en  que  no  eran  reos  de  lo  que  ahora  aen.  £n  fin  yo  conoz- 
co de  que  le  ^han  á  U.  (pues  le  hacen  Iftkífltuf  f^í)  polvo  en  los  oiOs  para 
que  no  vea  lo  que  esoriqe  y  dice,  y  nñ  veló  oscuro  ^  sq  entenqimientó 
patia  que  no  toque  ¡iM>n  sus  refleiáones»  mejor  examinabas,  qqe  está  U.  ya 
pocas  líneas,  6  á  poca  distancia  de  su  último  riesgo,  '6  qe  su  perdicioú 
pbeaenMi  ypnes  que  no  quiere  despertar  de  íos  engafios  con  que  le  ador- 
mece el  IJemoaio,  temo  que  esa  pobre  alma  pe^zca,  y  pase  áqjk^é  es  s»rer 
jBiso^  si  Ü.  no  se  dispone  á  recibir  las  mitoncordias  'del  eiero,  y  las  pie- 
dadea  y  humanidades  con  que  hallará  las  leyes  viniéndose  á  un  Justo 

aRebentímiento.  ...,......••-•  r 

'  **  tkdemos  todos  estos  punios,  para  que  los  vean  UU.  y  sus  secuaces 

jen  el  recto  y  santo  Tribunal  de  iHos  pues  quiero  ya  Concluir  aunque  co^ 

noBco  que  píerj^o  el  tiempo  en  lo  que  me  rnta,  v  que  acaso  no  lo  ganaré 

en  lo  que  llevo  idicho,  bienque  según  inLespfntu  no  perderé  delantede^ 

Pies,  el  mérito  que  he  llevado  y  mantengo  sobre  lo  qyUcho  que  coHv^'ne 

á  U.  mifelarm  y  tenSine  pof  ti  propio,  d  qtie  ífié  kjfei  jutíá»  del  JBitadb  lo 

siirea  oo»  wtitéripordia,  y  le  oarpuen  las  péntu  qué  Iñeríoe  ctm  la  piedad  qnÁ 

aooHimbran  tmiop  e»«ii  tjfriñmoáidnqttibeoiití^^  el  füor 

fUéüae.  ■■'■    •     '^  •' 

**  Ya  ácombatir  á  U«  un  ejéroito  nun^eroso^  y  bien  amado  como  creq 
que  sepa;  que  tengo  dada  al'piíblico  W  no'tlpfa''de  que  desde  ahora  perj- 
(dono  á  nombre  del  Bey  á  touos  loa  que  están  forzados  ó  seducidos  por 
foieóio  del  temor,  ú  otras  causas  entre  las  eentes  pon  que  U.  ñiañtiéne  li^ 
desobediencia á  S.  M.  á  cuyo  f)^vqr  dice  fa]8iu)iente  que  o^bnii^' ^combar 
^contal  de  que  estos  se  restituyan  á  sfís  poblaciones^  y  que  si  nó  seráii 
tratados  con  el  ritror  de  la  guerra,*  y  como  rebeldes,  saéff&gos,  ^ladrb^ 
nes  del  soctego  publico,  y  demás  pnnpipios'que  ofeuden.  "  '       ' 

'<  Del  mismo-  modo,  y  ademas  del  petdqn  Tlk  pn  él  ban^  declarado  un  - 
gran  premio  al  que,  ó  a  los  que  me  traigi^ñ  vivo  á  U..*á  sif  hermano,  á-sú 
tim^er,  á  sus  hijos,  ó  parientes  de  ambos,  6  algunos  qe  sus  primeros  ca*> 
pitane^  según  se  nombran  en  él  los  demaí^  y  sé  i^liade  qué  liberto  desde 
ahora  acnilesquiera  de  estos  tUtimos,  qué  eñtíiegue  a  UI,  6  mee  de  U.,  dé 
lo  qué  piDcde  ihferir  el  riesgo  en  que  está  su*  si&nridíad^  pueÉ'  espero^  j 
iei4p>  eansas  bastantes  para  esperar  que  le  ha  <&  vender  aquél  de  ouien 
^iUMeo  wiB^Bf  pof  Iq  i^nphoqnev^  á  ganar'cim  entfegarle^  ye^ee^deloa 


334  áB£ 

pilipMo»  aecaaces  iuvoloatecioa,  ó  y»  da  loe  segaftdot  Uugo  4*»  Uoipio 
•  BQnotMsia,  como  08  ieffiUar,qi|e  las  tengan  loi  loaaé  «aftas  henaa. 

^  Preso  y  entregado  Ü.  ó  los  sayos  por  alganoa  do  estos  medios»  eomba* 
tida  oomo  lo  va  á  estar  la  fnerasa,  eon  qaeecee  qae  está  hoy  sogoro,  n9  le 
muda  «a  arbitrio  meforqu/e  elegir,  que  ee  él  de  veñineá  poner  y  po^rar  4 
loe  uiée  de  la  iuetída.  ii  de  la  túeerioordiOm  timitmdfí  úue  le  anitoi  m  se  fie' 
«ittey  y  qme  le  veaga  la  eterna  e(mdenafiiiOnf  por  reméUOf  qoe  es  todo  lo  peor 
MI  qnepoeden  caer  U.,  y  todos  sus  malos  aeeaaoesy  y  parientes;  entro  oa- 
tos  nales  ningono  hay  de  mejor,  y  mas  heroico  rastro,  qoe  el  ^ve  U. 
puede  haoer  menor  con  rendirse,  y  digo  menor,  poes  de  mas  miseneordia 
es  capas  el  qne  se  entrega,  qne  el  qae  es  prencUao.  en  nuestro  oaso.  SiU, 
ton»  este  conscijo,  y  este  medio,  fe  paede  servir  para  yenirae  en  diore*' 
chara  seguro,  y  solo  con  sa  familia,  o  oon  álgana  persona  de  ella. 

"  ¿ntiii^eee  U.  comole  prevengo,  eiya  mas  este  medioi  qne  ciudqwú»« 
va  otro  alguno  que  le  fií^a  laesperanaa,  ó  oaiea  no  le  qweie  hima,  6  aia 
error,  pne$  pcneanda  oomo  $e  debe  penmr  en  fa  eeirtck&r  jr  réeega  «a  fas  Um. 
9»  haUa,  la  mejor  e$  eer  ó  daree  preta  al  «w  pondrá  en  Jiro  Masa  >inaa 
nidad,  y  al  que  nada  qne  sea  aUpiod^fard  de  kaeer  partk  qne  U.  la  reeShaotm 
rmignadon,  ¡f  con  gmto  eabiendo  que  aelofrada  yeitirfmoedDioofQremiemlr 
pof,  ai  Ueg  por  ¡oe  agramoe  eon  qne  le  na  oJMMo^  y  al  mnoduv  ^  eata 
reiBo^  por  cnanto  le  ha  escandabzado,  y  destrnido  de  sos  habítantea  en 
qoienes  d^a  U.  triste  memoria  para  muchos  sigloa. 

'^  Sa  divina  Magestad  ilumine  á  U.,  como  puede,  y  le  dé  solo  tiempo 
paca  la  penitencia. 

Cusco  y  Marzo  19  de  1781. 

Joo6  JmMiQ  de  Areeke^ 

A-  Jpeé  Gabriel  Tupao-Amaru. 

Kn  el  articulo  referente  al  seneral  D.  José  del  VaUe  haranoa  saher 
los  disgUftQs  que  le  cansó  Arecne  con  quien  no  podo  estar  en  buena  ar^ 
j|9onUi^  Dispuesto  siempre  é  contradicciones  y  choques  en  asuntos  nuh 
jAtl^es  que  np  le  eran  conocidos;  negándole  poruña  falsa  eoomnaia  Itm 
nMsmos  y  hasta  el  apoyo  de  que  necesitaba  pana  mantener  el  cjércüo 
ráovisto  de  lo  mAS  preciso  j  evitar  su  destrucción;  Uegé  aqael  honrado 
&fi»  á  yeise  ojguimido  con  diferentes  ultrajes  y  acusaciones  calnmnSosat» 
^^9en#j»  el  Visitador,  j  algunos  espafU>les  ignorantes,  yooinos  do  laa 
ppppyincias,  que  Valle  hiciese  cosas  eohrenatuiales  y  que  salvase  las  tjpp* 
pasde  la  deserción  que  l(vs  desbarataba  por  resaltado  de  la  inasisteiicia 
an  nedjo  de  l»intempéxie>  privacicwes  y  enfermedades.  £L  ^^enecal  Va- 
Ub  escribió  eñ  el  Cuzco  eu  30  de  Seti^oabre  de  1781,  un  maiufiesto  mu^ 
pjuadado  poniendo  é  tod^  luz  los  hechos  que  le  vindicaban  do  las  maU^ 
cioses  acnminaciones  de  Areche  y  su  circulo.  £n  cuatro mesee  solo  re* 
eibió  el  ejército  una  paga:  hubo  vea  que  en  tres  dias  no  tuyo  aHEpa  ni 
n%n;  se  le  caigaron  en  precios  t;rlples  los  valores  de  la  harina  y  el  gana- 
4o  que  las  mismne  tüopaa  qi^ittiliánal  enemigo:  no  habla  aheolnlwmeirte 
memcinas:  no  90  di^b»  movilidad  ni  pai»la  artiBaríat  wn  ee  asponia  el 
YjfM|9Ario4eV*yet»  d^rpsadaporieaaguasA^  A^  Estos  dCPügradoa 
y  )|lia  pi|íel#a  ^M^x^oiedides  que  circiOaron  atribuyendo  á  Valle  eLdea- 
fifW«|w9:$e  f  1»  ílMM>PU>n,  lo  mortificaron  de  tal  manert»  que  eoiitiü^  una 
f9lAmfi444si«y^4^le(»u9<^lAmuerte.  Hacíase  todo  estaco» el  que 
jilípijipniémad^  duinto  era  dable  por  sa^yar  la  diaMplio«>  oon  aquelá 
«qjan  ea  cléW»  Ij»  denota  de  Ti^pac*>Unaru,  y  que  después  do  «Ha  no  te* 
]ii^DieiÚ9f  pjH»  iMmdir  á  diferentfjs  i^vinclas  an  qua  eontinuaba  la  vnr 
va^ummiB^  turibulan  de  mal9k  fi  á  la  dureza  da  Valle  el  deaoontenlQ  da 


A&B  33& 

1»deaateiidM»ti0|*>  tis  oMifiBMr  los  ▼erdadermí  notiros  de  1*  deflM> 
«Ion  éB  iMMÉbnt  ^06  en  tm  majíi^  número  «nw  p^ímumm  ettrafioA  á  1» 
iKÜMft  é  inemMM  de  obedieDm^: 

YéHo  ffeÉoraó  en  ira  escrito  eontn  Areehe  los  eems  y  ammentaeio» 
Hee  q«e  se  qiwri» jMoaeen  sobte  él;  no  olyidlbidoee  de  echam  en  oa»  1a 
xesptteeto  dndn  á  Ta^w)-Am«ni  cnjuido  éete  le  solieitó  boeoando  im  ave- 
taimtento.  **8i.  yo  bnbier»  poeeto  esa  eonteetaeion,  diee,  lontfnto  se  haM» 
deelaiaado  eentrami  dmesa  porqae  cenaba  las  puertas  á  toda  concflia- 
eiesií  Pero  lo  hiao  éí  Visitador  y  no  nn  militar,  aunque  contrariase  á  la 
Imnanidad  que  aeonselsba  eyitar  desgracias  A?* 

Asegura  el  general  valle  con  pruebas  que  Arsebe  nunca  babia  enm* 
plido  BUS  promesas  por  señalados  servidos,  ni  correspondido  á  los  que 
bieieran  Mtos  Importantes  á  que  se  debió  el  éxito  de  la  campa&a.  Con* 
elnyé  refiriendo  que  cuando  Aieobe  exigid  de  Tupi^Amaru  designase 
■na  principales  emnplloes,  éste  le  respondió:  **  no  nay  mas  que  dos,  US. 
y  yo:  US.  wnt  baber  mimldo  el  reino  con  oontribneiones  exesiTaS|  y  yo 
par  qnereno  libertar  de  tales  vejaciones." 

Mnebo  se  ba  bablado  de  trabijos  proiyos  oombinados  entre  magnatel 
Indios  par»  libertar  al  Perú  del  yugo  de  Espalla:  y  aun  se  bn  somnidél 
qmeen  el  proceso  beebo  centra  Tnpac-Amaru  estaban  las  pruebas  dé 
qne  durante  cinco  afies  se  babia  estado  prep«rando  una  gran  revolncion. 
Ésta  Mea  la  ampliaban  las  autoridades  para  atenuar  sus  propias  culpas 
y  las  de  los  eonegidoreSy  llamando  Is  atendon  báola  nn  obgeto  distinto. 
Qnerin  baoerse  creer  qne  no  les  abusos  y  atentados  de  aquellos  con  mo- 
wo  del  repartimiento,  eran  el  principal  «Mígen  de  la  aesesneracion  y 
tuibnleneias  de  entónciesi  sino  el  meditado  intento  de  restábleoer  el  an- 
tiguo imperio  de  los  Incas. 

No  deben  quedar  en  pié  y  sin  observación  alffunft  estas  opiniones  acep- 
tadas por  mucbos  sin  babme  tomado  el  trab^  de  jucganas.  Creemos 
qne  los  indios  no  tuvieron  semciJante  pretensión  que  el  tiempo  no  baMa 
ooBservado  ssoreta.  En  ninguna  provmcln  d<d  Perú  se  sintieron  los  efec- 
tos de  elln  éntss  ni  después  de  la  levoluckm:  ni  bay  prueba  de  que  Tu- 
yao^JjBBam,  que  era  muy  despierto  j  astuto,  bubiese  escrito  ni  enviado 
agentes  á  otros  lugares,  para  predisponer  los  ánimos  y  entenderse  con 
otros  caelquesen  sentido  de  revivir  la  monarquía.  Después  del  levan  ta- 
mknte  filé  cuando  41  pasó  oirenlares  para  mover  á  los  pueblos  y  adbe* 
tirios  á  él,  y  no  avanzó  mucho  en  este  terreno,  pues  consta  de  docnmen- 
tos  que  roÍBron  reobasadas  muchas  de  sus  invitaciones. 
'  La  insurrección  se  ahogó  con  el  auxilio  de  caoi<|aes  y  nobles  qne  la 
eombatieron  al  ftente  de  muchos  miles  de  indios.  Si  hubiesen  estos  pen- 
sado de  otro  modo  no  se  habrían  sostenido  las  auterídades  de  tantas 
Movineias,  no  se  habría  salvado  la  ciudad  del  Cusco  ni  hubieran  podido 
UMMr  é  tiempo  las  tropas  remitidas  desde  Lima. 

En  las  tentatlTas  que  biso  esparoir  Tupao-Amam  hablaba  de  la  opre- 
Mon  de  los  indios  v  de  cómo  eran  robados  y  empobrecidos:  exitaba  á  los 
gobernadores  y  prmoipales,  alentándolos  paraque  le  ayudasen  en  la  em- 
nrésa  de  destrafr  la  tbranfa  de  los  corregidores:  pero  nada  se  percibe  so- 
be restablecer  el  imperio  de  los  Incas.  Durante  la  turbulencia  ¿cuales 
Iberon  las  provincias  qne  se  rebelaron  ademas  de  unas  pocas  del  depar- 
tamento M  Cosco  ceieanas  al  teatro  de  la  gnerraf  Por  el  contrario  es- 
tuvlecon  tan  quietas,  que  habiendo  dispuesto  el  Virev  Jauregui  acuar- 
telar milicianos  en  mucnas  de  ellas  por  ^reoaueien,  dio  después  ccmtra 
orden  de  que  filé  autor  Areche,  creyendo  ese  gasto  innecesario.  Las  alte- 
raciones que  hablan  ocurrido  en  loe  pueblos  en  aquella  época  tuvieron 
origen  en  la  túmnia  insoportible,  en  las  vejaciones  y  robos  que  se  ha- 


336  AUS 

cúuL.  Si  ofendidos  loft«  indios  y  deseipenidosso  aioo.tiii»lNOi  oootni  lar 
antoridadM/  no  pensaron  nunea  en  la  leaparieion  del  leinado  dé  sos  In- 
cas. liO  que  ellos  querían  era  qae  se  les  dS^JMe  TÍTir  libremente  y  en  se- 
fficra  qoietndi  naca  trabí^  para  sus  familias  y  qae  no  )oa  dei^Jaaen 
&ipuneniente  de  sus  bienes.  La  única  prenda  que  pudo  babe^e  de  qae 
Tnpao-AnMuru  tnviera  la  intención:  de  coronarse  toé  un  escrito  que  se 
dyo  babia  sido  encontrado  entre  sus  papeles;  especie  de  proyecto  da 
decreto,  ó  declaratoria  en  que  ék  se  colocan  en  el  trono  reasomiendo  el 
derecbo  que  aseguraba  tener  como  descendiente  de  los  emperadores:  de-' 
recbo  que  tampoco*  era  elaro^  porque  no  l»bia  podido  aloanwir  á  probaif 
su  lentima  ascendencia  como  lo  lograron  otros  á  quienes  el  gobierno  es- 

Jia&oló  sus  tribunales  no  se  lo  neaarom  Taü  ves  aquel  papeiíué  apécri" 
o-y  foijado  para  poner  en  m9syor  i>nlto  el  origen  oe  traición^  y  agrarar 
la  causa  de  los  martirios'  ¿  que  ñté  sentenciado  aquel  cacique  con  cuaa-^ 
tos  parientes  y  cóniblices  tuvo. 

.  Los  escritos  de  Tupac^Amaru  no  fueron  diotado'  bvíj&  sino  atea  dO'* 
áNdesós  mestisos  y  papelistas  que  lo  rodeaban.- 

.  Si  ese  decreto  no  fué*  üsUifteado  por  los  espafioles/^  lo  mas  que  puede* 
ínferlrsees/  qne  alguno  de  aquellos  lo  compuso  por  adulación  lo  mismo* 

Se  un  Úense  en  que  aparecía  Tnpac-Amim  pmtado  en  tn^c  de  B^. 
ra  que'  se  Juzgue  de  la  jiretendiaa  coronación  bastará  oopUur  d  docQ^ 
mentó  áque  aludimos: 

**  B.  José  I  por  la  gracia  de  Dios,  Inca.- Bey  del  Perú,  Santa  Fé,  Quito^- 
''  Cbile,  Buenos  Aires  y  Continentes  de  los  mares  del  Sur,  Duque  ó»  la 
''  Superlativa,  sefior  de  los  Césares  y  Amarionas  con  domiuio  en  el  gran. 
^  Paititi,  ConiisionBirio  y  distribuidor  de  la  piedad  Divina-  por  BrMio* 
'^sinpar  &? 

.  <'  Por  cnanto  es  acoidado  en- mi  Consejo  por  junta  proiya  por  leii^- 
dás  ocasiones)'  y»  secreta,  ya  publica,  que  los  reyes  de  Castilla  me  hanr 
tenido  usurpada  la  corona  y  dominio  de  mis  gentes  ocrea  de  tres  siglos: 
pensionándome  los  vasallos  con  insoportables  gabelas/ tributos,  piesasy 
Unzas,  sisas,  aduanas,  alcabalas,  estancos,  catastros/ diezmos,  quintos,- 
vireyes,  aumencias.*  corregidores  y  demás  ministro»  todos  iguales  en  lar 
irania,*  vendiendo  la  Justicia- en  almoneda  con  los  esforibanos  dolosa  fé 
á  quien  mas  PHJa,  á  quien  mas  dá:  entrando  en  esto  los  empleos  eelesiás^ 
ticos  y  seculues,  sin  temot  de  Dios:  estropeando  como  Á  bestias  á  los  na- 
turales de  este  reino:  quitando  las  vidas  a  todos  los  que  no  supieron  ro- 
ban todo  digno  del  mas  seyero  reparo.  Por  eso  y  por  los  Justos  clamorea 
qne  o<m  MueraUdad  ban'HcuEado'jM  cielo. 

''  £ii  el  no^ibre  de  Dios  "[rodo  Poderoso,  ordenamos  y  mandamos:  que 
ningunade  Úm  pensiones diobas  se  pague,  ni  se  obedezca  en  cosa  alguna 
á  los  ministros  europeos,  intrusos  y  de  malafé;  y  solo  se  deberá  todo  res- 
peto al  sacerdocio,  pagándoles  el  diezmo  y  la  primicia  como  que  se  le  dá 
á-Dios;  y  el  tributo  v  quinto  á  su  Bey  y  sefior  natural:  y  esto  con  la  mo- 
deracimí  qoe  se  bara  saber  con  las  demás  leyes  de  observar  y  guardaí^  y 
para  el  mas  pronto  remedio  de  todo  lo  suso-espresado; 

'liando,  se  reitere  j  pubMque  la  Javaheeba á  mi  real  corona^  en  todas 
las  dudados,  villasy  lugares  de  mis  dominiest  dándonos  nsvte  con  toda 
brevedad  de  los  vasillos  prontos  y  fieles  paca  el  premio  igual,-  y  de  loa 
que  se  rebelaron  para  las  penas  que  les  competa;  remitiéndonos  la  jura- 
neoha  con  razón  de  cuanto  nos  conduzca.  Que  es  fecbo  en  este  mi  real' 
asiento  de  Tuagasuca^  cabeza  de  estos  reinos.'* 

D.JoeéJ. 
Pop  mandado  del  Bey  Inca  mi  sefior, 

MiuMi$oo  Cisnmvi,  Secsetarío.' 


ARE  337 

'.  Lbé  altotácioxi^B  de  1780  cameniaron  mt  Ck/kjúAitk,  oomo  lo  hemos  e^ 
pilcado  en  el  artículo  ''Alos,^  sin  peíoibirse  allí  ul  en  los  domas  puntos 
^ñ  que  se  bropa^ó  la  insurrección  en  el  alto  Perú,  otro  motilo  que  el 
desechó  de  los  indios  por  las  iinnsticias  y  defraudaciones  que  les  obli' 
gal^  ásoTirellevar.  'Él  Cacique  de  Tnngazuoa  D.  José  Gabriel  Cóndor-* 
canqui  advirtió  que  era  llecada  la  ocasión  de  poner  en  obra  el  levantar, 
miento  qué  el  deseaba  encáoeíar,  y  lo  hizo  con  apo^o  de  los  mestizos» 
clase  pobre,  desatendida  j  audaz  que  á  su  tumo  sabia  ^pnmir  también 
¿los  indios.  Si  estos  en  diversas  provincias  se  alborotaron  por  libertar- 
se de  las  exacciones  que  los  a^o  viaban,  aqiiellos  y  mudios  blancos  entra- 
ron en  la  iñsuií^ecclon  por  mejotar  de  suerte.  £n  ol  caso  de  encaminarse 
las  cosas  á  restablecer  la  monarquía  y  dominio  de  los  indios,  los  mea* 
tizos  habrían  sido  un  obstáculo  insuperable  pata  instituirla,  conociendo 
que  tenían  que  vivir  tolerados  y  que  nada  adelantaban  por  su  condición* 
£1  proyecto  de  declararse  Bey  Tupao  Amam  habría  encontrado 
grandes  escollos  en  la  falta  de  partidarios,  en  la  ceguedad  de  los  indios^ 
en  sus  mismas  costumbres,  en  la  oxKNticion  invencible  de  los  espaUoIcs  y 
de  las  numerosas  castas  que  habrían  sabido  manejar  lad  armas  de  qiie  ca- 
recían los  indios.  Üe  otro  lado  el  carácter  despótico  y  arbitrario  de  Tu- 
pac-AmarUj  que  ya  se  habla  hecho  sentir  imprimiendo  el  descontento 
en  muchos  indios,  no  era  el  mejor  atractivo  para  emprender  con  buena 
esperanza  una  obta  cuya  entidad  la  hacia  impracticable.  Estinguia  lAS 
pensiones,  y  ordenaba  en  sn  decreto  le  pajeasen  á  él  tríbutov  quintos! 
Necesitaba  de  la  voluntad  de  un  estenso  país  y  titulaba  ¿  Tun^azuca 
cabeza  de  estoé  runos  y  de  su  real  aeiento.  Mejor  habría  estado  al  visitadoi' 
Areoheno  hacer  mención  de  seminante  escrito. 

No  debe  estrafiarse  paso  tan  ridículo,  cuando  Areche  aconseja  al  ftey 
se  recogiese  la  obra  de  Garcilaso,  que  podía  imprimirse  en  Latín  para 
que  no  ofreciera  riesgo.  Hemos  leído  en  la  vida  de  Carlos  III  por  D.  An- 
tonio l^ecrer  del  lUo,  una  nota  en  que  se  dá  noticia  de  esta  peregrina 
ocnrtencbk 

**  £jÍ  informe  del  Visitador  general  D.  José  Antonio  de  Areche,  es  nota- 
"  bUísimo  á  todas  luces,  pnes  da  virtuqXmente  por  legitimas  las  quejas  de  las 
*^  inJustUias  que  habia»  originado  él  levantamiento,  á  cuya  represión  acaba-^ 
''  ba  dé  contribuir  con  todas  sus  fuerzas.  Muckas  de  sus  frases  parecen  io- 
"  madas  d  la  letra  de  los  mismos  documentos  en  que  los  j^es  indios  consiga 
**  naban  la  relación  de  sus  trabajos,  ora  en  las  represontacionés  al  Monarca, 
'*  ora  en  las  proclamas  esparcidas  para  promover  y  avivar  el  levan ta- 
"  miento.  Hay  también  de  particular  en  el  informe  de  Ai^echo;  la  pro- 
''  posición  de  que  se  recogieran  los  comentarios  reales  jd£l  Inca  Garcilaso 
"  de  la  Vega,  ó  que  se  imprimieran  en  lengua  latina  para  que  circularan 
*'  sin  riesgo.  Se  haya  este  informe  en  la  Academia  de  la  Historia^  unido 
**  al  tomo  en  folio  que  contiene  el  proceso  contra  Tupac-Amam,  todo 
"  manuscrito. 

Mientras  que  pasaban  en  el  Pera  sucesos  tan  ruidosos,  el  general  Gui- 
ríor  se  defendia  en  España  y  patentizaba  las  imposturas  de  Areche  an** 
te  el  consejo  de  indias  mío  entendía  en  la  sustanoiacion  de  la  causa  se- 
creta que  se  le  formó.  £1  habia  sido  plenamente  absuelto  en  Lima  tanto 
por  lo  tocante  á  esta,  cuanto  por  lo  concerniente  á  la  de  su  residencia* 
Figuraba  en  aquella  la  espléndida  defensa  que  trabi^ó  el  marqués  do 
Soto  Florido  hfjo  de  esta  capital  y  uno  de  los  mas  bríflantes  onusmen-* 
tos  del  foro  peruano. 

£1  Rev  á  tenor  de  lo  que  adujo  el  fiscal  del  consejo  y  lo  acordado  por  la 
sala  de  justicia,  declaró  en  Mayo  de  1785:  ''Que  eran  falsos  los  exesos 
*'  y  defectos  atribuidos  á  Guirior,  y  que  no  resultaba  de  la  pesquiza  y 


338  ARE 

"  actaacion  causa  ni  motivo,  aun  el  mas  leve,  que  lecTetraíera  de  aqneí 
"  concepto  de  providad,  honor,  celo  é  integridad  en  el  real  servicio  qne 
"  antes  de  ella  babia  adquirido,  conservado  y  merecido  de  la  real  acep- 
**  tacion  y  gratitud,  para  colocarlo  en  los  distinguidos  empleos  y  des^ 
'*  tinos  que  habla  obtenido.  Y  que  por  lo  resxMsctivo  á  D.  José  Antonia 
"  Areche  le  oyese  el  consejo  en  el  pleno  de  tres  salas  por  escrito  y  de 
"  palabra.'' 

Areche  había  sido  llamado  á  España  en  1782  cuando  ya  se  sabia  en  la 
eorte  la  sentencia  y  ejecución  de  Tnpac-  Amaru.  Fué  reemplazado  en  la 
visita  general  por  el  consejero  de  indias  D.  Jorge  Efscdbedo  y  Alarcon. 

Nueve  meses  tuvo  Areche  en  sU  poder  los  autos  en  que  habiéndose  jus- 
tificado Guirior,  aparecían  contra  él  cargos  positivos  y  graves  de  que 
tenia  que  sincerarse.  Después  de  uno  y  otro  plazo,  y  vencido  el  úl- 
timo presentó  su  alegato.  £1  consejo  pleno  en  vista  de  él  y  del  que 
nuevamente  prodigo  Guirior,  espidió  su  fallo  condenando  á  Areche 
á  que  diese  la  satisfacción  exijlda  j^t  el  agraviado,  y  haciéndolo  reS" 
ponsable  de  costas  y  perjuicios  que  su  contendor  estimaba  en  200  mil 

})esos.  Puesto  el  asunto  Á  la  resolución  del  Rey,  en  circunstancias  de 
iaber  fallecido  Guirior,  aprobó  el  dictamen  dado  por  el  consejo  en  1?  de 
Abril  de  1789  mandando  se  jubilase  á  Areche  con  la  tercera  parte  de  su 
sueldo,  penándole  en  la  costas,  dallos  y  perjuicios  y  en  que  viviese  fila- 
ra de  la  corte.  La  marquesa  viuda  de  óuirior  que  era  sobrina  de  este, 
fué  muy  diligente  en  seguirlos  últimos  trámites  para  la  completa  ter- 
minación de  tan  largo  y  escabroso  asunto. — Véase  Jáuregui,  D  Ágmün, 

AREHALfiS— 1>.  José— -jefe  de  Artillería  de  Buenos  Aires.  Publicó  en 
esta  ciudad  en  1832  un  libro  ^^ Memoria  lüstóri4sa  sohre  las  operaciones  éin- 
**  ddencias  de  la  división  Libertadora  d  las  órdenes  del  general  Í>.  Juan  Anto^ 
''  nio  Alvarez  de  Arenales,  en  su  segunda  campaña  á  la  sierra  del  Perú  en 
1821."  Acompaña  muchos  documentos  importantes,  rectifica  no  pocos 
errores  de  las  '^Memorias  de  Miller,"  aclarando  diferentes  puntos,  y  re- 
mediando omisiones  perjudiciales  al  esclarecimiento  de  algunos  hechos 
de  la  guerra  de  la  index>endeucia. 

ARElf  AZA  Y  OARATE— D.  Pedro  Ani^nio  db— miembro  del  consejo 
de  la  suprema  Inquisición  de  España.  Vino  al  Perú  á  mediados  del  si- 
glo pasado  de  visitador  del  Tribunal  del  Santo  Oficio  de  Lima,  donde 
permaneció  algún  tiempo. 

ARESCUREIIACUI—D.  Eduardo   José  dií— -Véase    Torre  antigua  de 
Orue — Conde  de — 

ARETALO— El  Dr.  D.  José  de — ^nació  en  Arequipa.  Fué  cura  de  va- 
rias doctrinas,  canónigo  de  a(j[uel  coro,  y  dignidad  de  Chantre  en  18  de 
Marzo  de  1747;  afamado  predicador  y  da  notable  mérito.  Falleció  en  12 
de  Mayo  de  1749  dejand;ouna  memoria  de  misas  al  monasterio  de  Car- 
melitas de  dicha  ciudad. 

ARETALO  Y  ESPIlf OSA— D.  Juan  de— natural  de  Madrid,  comenda- 
dor en  la  orden  de  Alcántara.  Fué  alguacil  mayor  del  Tribunal  de  la 
Inquisición  de  Lima — Véase  Tello, 

ARETALO— El  Dr.  D.  Sancho  Manuel  de — natural  do  Arequipa.  Hi- 
ífí  carrera  por  escala  y  fué  dignidad  de  Chantre  do  la  Catedral  de  la 
Paz. 


ARG     .ií;  .  339 


UAVBBAS  Y  omnált— El  Qkmbbal  D.  Fernando  Alfabo  de<- 
corregidor  que  fué  de  la  provincia  de  Moquegua  en  168d.  Descieudea  de 
él  las  familias  de  este  apellido  ou  que  hubo  personas  distin^idas  por  los 
cargos  que  desempeñaron,  y  por  sus  rasgas  de  generosidad  en  favor  del 
«alto.  Éa  la  casa  de  Anruedas  estuvo  viuculada  la  vara  de  Alférez  Beal 
del  Cabildo.  P.  Francisco  Axguedas  y  Ángulo  fué  consejero  de  hacien- 
da: D.  Domingo  Argaedas  Gutiérrez  Daza  canónigo  magistral  de  Are« 
quipa  en  1774,  y  D.  José  Maria  Arguellas  y  Maldonado  último  alcalde 
provincial,  receptor  y  familiar  de  la  inquisición,  sirvió  de  alférez  real 
durante  la  minoridad  de  D.  José  Clemente  Ajguedas  y  Landa,  que  ha 
sido  sub-prefecto,  coronel  de  milicias  y  senador  de  la  Bepública.  Todos 
ellos  nacieron  en  dicha  ciudad  de  Moquegua. 

ÍRWHAO— D.  Fh.  Juan  ^b~ Arzobispo;  hijo  de  D.  Domingo  de  Ar- 

fuinao  y  de  D?  Ana  María  Bejarano.  Nació  en  Iiima,  profesó  en  la  re- 
gión de  Santo  Domingo  el  dia  8  de  Mayo  de  1604,  siendo  provincial  el 
venerable  Fray  Juan  de  l^oreuzana:  estudió  artes  y  teología,  fué  rector 
y  rageatemayor  de  estadios  en  su  convento  en  1633.  Pasó  de  prior  al  de 
TngiUo,  y  en  dicho  obispado  obtuvo  el  cargo  de  vicario  provmcial.  Fué 
maestro  en  la  orden,  Dr.  en  la  Universidad  de  San  Marcos,  oalifícador 
del  Tribunal  de  la  Inquisición,  y  catedrático  de  sagrada  escritura  y  prima 
de  teóloga  por  oposición.  EUgióselo  provincial  en Xima  en  el  capítulo  de 
24  de  Juiiode  1641.  Concluido  su  período,  lepresentó  el  Bey  cu  19  de  Abril 
de  1646  para  obispo  de  Sauta  Cruz  de  la  Sierra,  no  teuiendo  en  la  corte 
agente  ni  protector  cdguuo.  Le  consagró  en  Lima  el  Arzobispo  D.  Pe- 
dro Yillagomez.  Sin  la  menor  diligencia  de  su  parte  se  le  promovió  al 
Arzobispado  del  Nuevo  Beino  de  Granada  en  1661,  habiéndose  visto  sor- 
prendido con  la  cédula  real,  bulas  y  p^o.  Verificó  por  tierra  la  larga 
SQUurcha  á  que  estaba  obligado;  y  como  encontrase  en  ISogotá  en  mal  es- 
tado el  monasterio  de  religiosas  de  Sauta  Inés,  le  fabricó  nueva  iglesia  y 
dormitorio,  le  proveyó  de  alguna  reuta,  y  le  proporcionó  otros  auxilios, 
Este  prelado  muy  querido  en  Lima,  disfrutó  de  bastante  aceptación  por 
.sus  luces  V  sanas  costumbres;  fué  siempre  humilde,  caritativo  y  benénco 
y  uo  se  olvidó  de  socorrer  á^su  antigao  convento  de  Trajillo.  Quiso  el 
Bey  trasladarle  al  Arzobispado  de  Clxuquisaca,  pero  no  lo  aceptó  por  ce- 
der á  los  ruegos  de  los  vecinos  de  Santa  Fé,  en  cuya  ciudad  falleció  de 
cerca  90  a&os.  Tuvo  allí  por  provisor  al  D.  D.  Lucas  de  Picdrahita  que 
después  ascendió  á  obispo  de  Santa  Marta  y  Panamá  y  escribió  la  histo- 
ria del  Nuevo  Beino  de  Granada. 

AROTELLES— D.  Joa]&~*^ublicó  en  Londres  en  18^  un  folleto  contes- 
tando á  una  solicitud  de  comenciante^  iu^eses  y  á  vaorios  artículos  de 
nn  Diario,  que  atacaron  los  diereehos  de  la  Sspaña  con  respecto  á  su  do- 
minación en  las  Américas.  '  r  ':    •> 
-••                          . 

ARC^VEILES— D.  Fu.  Juan  DE^-<4e  la  órd^n  de  San  Agustín,  natu- 
ral de  Lima,  persona  de  mucho  saber  y  jasti¿<6acioii.  Era  obispo  de  Pa- 
namá eu  1699.  Falleció  en  Lima  ou'24'dtí  Enero  de  1713.  Hallábase  nom- 
brado desde  1710  obispo  de  Arequipa,  donde  por  encargo  y  poder  suyo 
gobernó  veiur>e  dias  el  maestre .  escuela  entonces,  Licenciado  D.  Luis 
/Cornejo  y  Calderón.  Este  obispo  dirigió  al  Bey  un  detenido  informe  co- 
municándole el  origeu  y. causas  de  loa  freou^ites  disturbios  que  ocur- 
rían en  Panamá  sostenidos  x)or  la  audiencia. 
. '  *• 

AR€UEUO-^F£  AL02£Sú^t-Fué  secretario,  del  gobernador  y  presidenta 


340  AR6~ABI 

déla  Audiencia  Licenciado  D.  Lope  Qarcia  de  Caetro  en  1565.  Se  haüafi» 
en  la  mayor  prosperidad  de  honras  y  riqnezju,  enando  resuelto  á  dejar 
el  mondo  renanoió  su  empleo,  repartió  sos  biiénes  á  los  pobres  j  tomo  el 
liábito  de  San  Francisco  en  el  oonvento  del  Cozco,  de  caya  dudad  había 
sido  vecino  y  encomendero.  Se  ordenó  de  sacerdote,  y  se  controlo  á  ca- 
tequizar álos  indios.  Falleoió  haUándose  en  el  convento  deJPoedna  en 
el  alto  Perú — 

AEIiS— El.  LiCBífciABo  D.  Agustín— Uno  de  los  canónigos  fundado- 
res del  coro  de  Lima,  y  el  primer  provisor  del  Arzobispado  en  1543^ 
enando  D.  Fr.  Gerónimo  de  Loayza  estableció  él  Tribunal  de  la  Curia 
Eclesiástica.  Este  canónigo  pasó  aT  Cuzco  a&oadei^ues  de  Visitador 
nombrado  por  el  mismo  Arzobispo;  mas  el  prelado  de  aquella  Diócesis 
D.  fV.  Juan  Solano  lejos  de  admitirlo  y  r^Miuocerlo,  le  maltrató  y  tuvo 
preso,  lo  cual  causó  aiborotoe^y  dio  lugar  Á  grandes  desazones  entre  el 
Arzobispo  v  el  Obispo  del  Cuzcos 

Y  como  el  obispo  da  Santia^  Dr.  Fr.  Hernando  Barrionnevo  se  quejó 
de  c|ue  el  Arzobirao  enviase  visitadores  á  las  Diócesis  sufragáneas,  ef  Bey 
dirigió  á  este  la  orden  sij^ente: 

''Muy  reverendo  en  Cristo,  Padre  Arzobispo  do  la  cíndad  de  los  Beyes  de 
las  provincias  del  Pera,  del  nuestro  consejo.  Por  parte  de  Fr.  Hernando 
de  Barrionuevoy  olúspo  de  la  cíndad  de  Sfuátioj^o  de  ChUe,  me  ba  sido  la»' 
eba  relación,  qae  vos  os  entrometéis  á  enviar  visitadores  á  visitax  lo» 
obispados  sun:a^:¿b]íeos  de  ese  arzobispado,  siendo  contra  dei^cho,  «ie  que 
ÓI  recibió  agravio,  y  me  fué  suplicado^  vos  eneaxg;ase,  no  los  enviá&edea 
ái  dicho  obispado,  pues  no-  lo  podiades  haoer,  ó  como  la  mi  merced  fhese. 
Jjo  cual  visto  por  los  de  noes^ro  consejo  de  las  indias,  fué  acordado,  que 
debía  de  mandar  dar  esta  mi  cédula,  para  vos:  é  yo  tuvelo  por  bien;  por 
lo  cual  vos  ruego  ^  cncan^,  que  veáis  lo.  susodicho,  y  cerca  de  ello 
guardéis  lo  oonteoidoen  el  Santo  Concilio»  que  últimamente  se  celebró 
en  la  ciudad  de  Trento,  sin  que  de  ello  exedais  por  manera  aJgima.  Fe- 
cha en  la  Villa  de  Madrid,  á  8  de  Mayo  de  1568.  Yq  él  Bejf,  Por  mandado 
de  sn  magestad,  Antonio  ae  Eraw" 

El  Licenciado  Arlas  estuvo  én  Madrid  en  1558  comisionado  por  el  Ar- 
zobispo para  varias  pretenciones  de  su  Iglesia  y  Cabildo  en  que  fué  aten- 
dido por  el  Emperadon  una  de  ellas  la  que  se  espresa  en  la  orden  que  á 
continuación  copiamos. 

<'E1  Bey.  Nuestro  Viso  Bey  délas  provincias  del  Perú:  Agustín  Arias 
canónigo  de  la  Iglesia  Catedral  de  esa  ciudad  délos  Beyes^  en  nombre 
del  Dean  y  Cabildo  de  dicha  iglesia,  me  ha  hecho  xi^lacion  que  los  pre- 
bendados de  ella,  pasan  mucha  necesidad  y  trabajo  por  estar  pobeesy 
v^er  los  diezmos  de  ese  arzobispado  ]^oco,  y  todas  las  eosas  psMra  su 
sustentación  exesivos  precios;  y  también  los  alquileres  de  la»  easa» 
muy  caros^y  me  suplicó  en  el  dicho  nombre^  mandase  que  so  le  diese 
á  cada  uno  oe  ellos  sitios  para,  hacer  casas,  y  tierras  para  huertas  y  pa- 
ra labrar^  pues  los  dtelios  prebendados  se:.perpetuaban  en  esa  dicha  mix- 
dad,'  y  ayudaban  á  ennoblecerla;  ó  como  la  mi  merced  -  fuese.  Por  ende^ 
yo  vos  mando,  que  sin  peijuicio  de  loa  indios,  ni  de  otro' tercero  alg;unOt 
deis- á cada  unode  los  dichos  pfeben^Mlos  de  la  dicha  iglesia,  tierras  en 
que  labren,  y  solares  en  .  que  edifiquen,  como  á  los  otros  vecinos  de  esa 
tierra  de  su  calidad.  Fecha  en  Yalladolid  á  17  de  Marzo  de  1559  s&os. 
La  prímcfisa.  Por  mandado  de  su  Magestad,  su  Alteza  en  ea  nombre, 
Ochoa  de  Luyando." 

ABUS  DAYIIiá— El  capitán  D.  GoMEZ—natural  de  Avila.   Fuó  envía* 
do  por  la  Audiencia  de  loa  Confines  (Guatemala)  con  un  buque  oargada  - 


ABI  341 

Ae  -vivmB  qüB  él  gobernador  lioeadado  D.  Pedro  de  la  Oaeoa  reolliió  de 
auxilio,  y  le  ftié  muy  oporiimo,  enando  se  hallaba  en  la  eosta  del  Choed 
al  -renir  áLPerá.Bemüó6e  despueii  á  Gasea  en  Ja^Jis  y  ésteleeolooó  en  d 
qjéxeito  al  niando  denna  oompa&la  de  infonteria.  Hiso  la  campaüaluia- 
ta  la  destmeeion  de  Oonsalo  Pisano  en  la  batalla  de  Saesairaaná  (1648.) 
8irvié  á  la  oauea  del  Gobierno  eosteniéndolo  eontra  el  levantamiento  de 
r>.  Francisco  Hernandos  Girdn  terminado  en  1554.  Hall^M  en  la  acción 
de  Villacnrí  de  mal  resultado  para  D.  Pablo  Meneses  que  áUi  ñté  des- 
baratado por  aqnel.  Concurrió  á  las  operaciones  del  ejército  basta  los 
sucesos  de  Pncará,  y  la  disolución  de  las  tropas  rebeldes.  Persesnido 
Giran  en  sa  buida  por  varias  compafiias,  le  dieron  alcance  en  éL  vule  de 
Jao^a:  él  se  hizo  fuerte  con  70  soldados  qne  le  qnedaban,  abrigándolos 
en  unos  paredones  á  poca  distancia  de  Alúi^ac^a.  Fné  allí  atacado  con 
vigor  dispersándosele  algn^ios  y  rindiéndose  otros.  Giren  peleó  en  sn 
desesperación  con  ánimo  necbo  de  morir.  Estrecbado  por  Arias  Dávila 
y  Femando  Pantoja,  que  resistienm  sus  cucbilladas,  mientras  llegánm 
otros,  el  primero  cerró  con  él  y  le  echó  manoá  la  guarnición  de  sn  espa- 
da en  momentos  en  qne  Juan  Estévan  Silvestre  fo  amenasó  con  sn  lan- 
za. £ntónces  tuvo  que  entregarse  al  capitán  Arias.  Tn^erónlo  á  Lima 
y  depositado  en  la  cáreel  real,  salió  de  ella  pasados  días  para  ser  deca* 
pitaao» 

áftIiS  HALMIAMI— N,  natural  de  Salamanca.  Sirvió  á  órdenes  del 
licenciado  Juan  Yadillo  cuando  en  1537  espedicioñó  desde  San  Sebastian 
de  Buenavista  en  el  Golfo  de  Uraba,  al  vule  de  Goaca  donde  halná  es* 
ta«do  Francisco  César  y  recogido  iüguna  riqueaa  de  las  muchas  qne  so 
dijo  existir  en  unas  sepulturas.  Esta  campafiaíné  desastrosa  porM 
wroD.  ndmero  de  espafioles  que  perecieron  de  nambre.  y  sbi  haber  logra- 
do los  provechos  que  se  imagiiMiron.  Arias  Ifaldonado  estnvo  mas  tardo 
ea  él  Perd  y  mezolado  en  las  discordias  civiles  dd  tiempo  del  Virey  Ve* 
Isb,  le  hizo  degollar  el  capitán  Pedro  PaeUes  por  orden  de  Gonzalo  Pi- 
zorro  en  1544,  lo  mismo  que  á  Felipe  Gutiérrez,  diciendo  que  **por  áñO' 
rotadores:**  castigo  qué  cansó  gran  sensanion  de  disgusto  porque  fuó  in- 
laotivado,  y  ef<wto  de  imputaciones  caliunniosas. 

AUA8  T  HIRAMDi— D.  José.— Dio  á  Ins  en  Madrui  el  alio  ld54  nn  hr 
bro  que  se  titula  *'£xámen  crítico-histórico  del  inflijo  que  tuvo  la  do- 
minación de  América  en  el  comercio,  industria  y  población  de  SSspaOa. 

ARIAS  Dfi  SAATBDRA— El  9b.  D.  Franczboo— F^A^m  Saa/eeOra, 

ARIAS  DS  SAAVEDRA>-P.  Joaquín  Aseromo^Véasé,  Mmooso,  marquét 


ARIAS  M  IJAARK— Ex.  Dr.  D.  FESKAiiDO—Arzobispo  de  Lima.  En- 
tre los  prelados  naturales  de  América,  ninguno  ib-  ofrece  é,  la  memoria 
con  las  fdiáses  circunstancias  qne  éste,  en  su  larga  y  brillante  carmat 
que  hubiese  ocupado  tantos  y  tan  elevados  puestos,  y  atravesado  mi^o» 
res  distancias  en  servicio  de  la  Iglesia.  Nació  en  Santa  Fé  de  Bogotá  en 
9  de  Setiembre  de  1561.  Fué  h^o  de  Hernando  de  Arias  Torero,  vecino 
y  encomendero  de  dicha  ciudad,  de  los  hijosdalgo  de  Cáceres  eñ  ]Sstre<> 
madura,  y  de  D?  Juana  de  Ugarte  h^Ja  de  Hernán  Pérez  de  Ugarte  na- 
tural de  Vizcava,  poblador  y  tafubieu  encomendero; en  el  Nuevo  Beino 
de  GiflAiada.  El  conquistador  Gonzalo  Jiménez  de  Qúezadafuóél  padri- 
llo de  pila  de  D^  Fernando,  quien  aplicado  al  estudie  desde  sn  tierna 


342  Oí 

^áatSL  aatififljso  sa  inoliaaoion  al  estado  eoleaiiísttoo,  ooiuigaieiide  le  at^ 
dttiMí  de  cuatro  grados  el  Arzobispo  de  Santa  Fé  D.  £cay  Lais  Zapata 
do  Cárdenas.  Tenia  16  ailos  ooando  pasó  á  EspaJia  y  se  inoorporó  á  uno 
de  los  colegios  de  la  Universidad  de  SaJamanea.  Después  del  conoci- 
miento qne  adquirió  de  la  jurisprudencia,  se  graduó  de  baoliiller  en  cá- 
nonesi  y  mas  tarde,  estando  en  Lérida,  de  doctor  en  ambos,  derechos, 
recorrió  varías  provincias  de  la  Península,  y  habiendo  visitado  la  Ita- 
lia, ingresó  en  Madrid  cuando  ya  contaba  25  afíos.  Alcanzó  en  el  ejerció 
cío  de  la  abogacía  el  crédito  que  era  de  esperarse  de  sus  talentos  y  con- 
sagración al  tiel  desempeHo  de  los  negocios;  y  contribuyó  á  asegurarse^ 
lo  mas,  la  defensa  que  hizo  de  su  pa£e  en  el  Consedo  de  las  liiojas  me- 
diante la  cual  tuvo  buen  tórnÜDo  una  causa  que  se  le  siguió  sobre  asun- 
tos de  la  real  csga  de  Santa  Fé  de  que  había  sido  contador. 

Esa  reputación  adquirida,  y  el  mérito  personal  que  le  aco^ipañaba 
abrieron  paso  á  D.  Fernando  para  peneü^r  en  lanuda  honrosa  de  Iob 
careos  ptiblioos.  El  Gobierno  quiso  aprovechar  de  sus  luces  colocándo- 
le donde  pudiera  hacerlas  mas  visibles,  y  le  nombró  auditor  con  60  du- 
cados de  sueldo,  del  ejército  destinado  sobre  Araron  en  1591  al  mando 
de  D.  Alonso  de  Yardas.  La  época  fué  la  de  los  disturbios  de  aquel  rei- 
no con  la  ruidosa  prisión  de  Antonio  Pérez  ministro  de  Felipe  II  y  da 
otros  caballeros  mas  á  quienes  no  salvó  su  categoría  del  rígor  del  tor- 
mento. Pasados  aquellos  sucesos  y  disuelto  el  ejército,  el  auditor  vol- 
vió á  Madrid  en  1594;  y  aunque  sucesivamente  se  le  confirieron  tres 
oorregimientos,  tuvo  á  bien  no  admitirlos.  Como  solicitase  una  plaza 
en  el  ramo  judicial,  el  Bey  Felipe  dando  una  muestra  poco  común  de 
atención  al  pretendiente,  decretó  de  su  propia  letra  el  memorial,  y  re- 
miúdo  al  Consejo  seleconñrió  en  1595  el  empleo  de  oidor  de  la  Auoieu* 
oia  de  Panamá.  Estando  sirviéndolo  se  le  trasladó  en  1597  á  la  de  Char- 
o|M^  Tampoco  fué  mucha  su  permanencia  en  este  TríbunaJ,  porque  el 
el  Virey  D.  Luis  de  Velasco  marqués  de  Salinas  por  los  afLos  1599  le 
nombró  corregidor  de  Potosí,  lugar-teniente  de  capitán  genersdy  visita- 
dor de  la  casa  de  Moneda  y  c^as  reales  de  esa  provincia:  mas  como  es* 
tos  encargos  tuvieron  el  carácter  de  interinos,  lo  cual  no  podía  privarle 
de  su  plaza  en  la  Audiencia,  volvió  á  ella  luego  que  la  comisión  cesó. 

Por  entonces  (1603,)  acababa  de  salir  para  España  á  tomar  asiento  en 
él  Cons^  de  las  Indias,  el  oidor  de  Lima  D.  Alfonso  Maldonado  de 
Torres,  y  habiendo  dado  el  Bey  la  vacante  que  dejó,  á  D.  Femando  Ariaa 
de  Ugartc^  vino  éste  en  consecuencia  á  establecerse  en  la  capital  dei 
reino.  €k>bernaba  la  real  Audiencia,  por  haber  muerto  en  1606  el  Virey 
D-  Qaspar  de  Zufiiga  conde  de  Monterrey,  y  necesitando  enviar  uno  de 
sus  ministros  de  gobernador  á  Guaucaveíica,  hizo  el  nombramiento  en 
&vor  del  Dr.  Arias  de  ligarte  quien  tomó  posesión  y  desempefió  ese 
destino  que  por  su  importancia  se  encomendaba  á  un  oidor.  Animado 
de  los  primeros  deseos  que  abrigó  en  su  juventud,  quiso  obtener  él  sa- 
oerdocioy  el  año  de  1607  vino  á  Lima  donde  le  ordenó  de  •pssebiteico  el 
Obispo  de  Santiago  da  Chile  D.  fray  Joan  Perez  de  Espinosa  «en  virtud 
de  real  licencia  de  Felipe  III:  faé  la  primera  que  ñ&otxxgé  pojra  que  en 
América.un  oidor  pudiera  ser  eclesiátioo.  D^o  su  primera  misa  en  la 
iglesia  del  Noviciado  de  la  CompafUa  de  Jesús,  y  en  seguida  obedeció  la 
orden  que  tuyo  de  continuar  en  el  gobierno  de  Guaocavelica.  Como  oi- 
dor habia  servido  otras  comisiones  temporalmente:  el  Juzgado  de  bie- 
nes de  diñintos,  y  la  visita  del  Tribunal  de  Cruzada  hecha  por  mandato 
real. 

Era  ya  Virey  del  Perú  D.Juan  de  Mendoza  y  Luna  marqués  de  Mon- 
tadaroB,  cuando  se  JUizo  volver  á  la  c^ital  al  «ódox  presbUero  Aria^ 


ARI  343 

Ae  Ugarte:  lo  nombró  aqnel  sti  asesor  gondral  en  lugar  del  oidor  D.  Jnan 
de  Vulela  que  pasó  de  Presidente  ú  Gnadal^ara;  y  fué  tal  la  confianza 
eme  le  promgó  en  el  despacho  de  loe  negocios,  qne  ponía  sn  rúbrica  en 
blanco  para  qne  el  asesor  estamjiase  deéjpncs  los  decretos  qne  creyese 
jnstos.  Hontesclaros  risitó  personalmente  las  minas  de  azogiie  de  Gnan- 
eavelica  en  oompafiia  del  I>r.  Arias  de  Ugarte,  y  cuando  dicho  Yire;^  á 
BU  i0gxeso  tnvo  qpe  decidir  el  grave  asunto  del  repartimiento  de  in- 
dios de  la  proTincia  de  Potosí,  se  sigetó  en  todo  al  parecer  de  su 
Gonamltor.  Abí,  la  resolución  fué  acertada  porque  éste  conocía  mucho 
aquella  provincia:  nadie  reclamó  de  lo  dispuesto  porque  había  obrado 
con  mesura  y  probidad.  No  fhé  menos  circunspecto  y  acertado  en  el 
despacho  de  la  auditoria  general  do  guerra  del  Vireinato  que  dicho  con- 
de de  Hontesclaros  fió  á  su  rectitud  y  esperiencia. 

Entre  tanto  y  cuando  éLaspiraba  á  ocupar  una  silla  de  dignidad  eh 
él  coro  de  Santa  Fé,  con  la  mira  de  abandonar  la  magistratura^  la  Cor- 
te recordaba  su  merecimiento  y  el  Consejo  le  proponía  en  1612  para 
Obispo.  Pero  aunque  el  Be^  le  eligió  para  qne  lo  ftiese  de  Panaml^  no 
Uegó  á  tener  efecto  su  connrmacion,  porque  antes  de  que  elhi  se  alcan-^ 
zase,  fué  presentado  en  1613  para  la  diócesis  de  Quito.  Recibidas  que 
fueron  las  reales  cédulas  y  bulas  á  un  mismo  tiempo,  le  consagró  en  Li- 
ma el  Arzobispo  D.  Bartolomé  Lobo  Guerrero,  y  el  Virey  marqués  do 
Hontesclaros  costeó  el  pontifical  é  hizo  los  principales  gastos  de  la  fun- 
ción. No  tardó  el  nuevo  prelado  en  encaminarse  a  su  is^lesia  y  tomó  po- 
sesión de  ella  á  su  entrada  en  Quito,  que  fué  ^dia  5  ae  Suero  de  1616. 
Bielde  ese  momento  contrito  su  celo  y  atención  á  las  delicadas  tareas 
de  sn  ministerio,  y  después  de  visitar  los  conventos  y  parroquias  de  la^ 
ciudad,  salió  de  ella  para  hacerlo  en  todas  las  doctrinas  de  su  compren- 
sión. La  visita,  apesar  de  lo  que  fué  aprovechado  el  tiempo,  no  pudo 
acercarse  á  su  término:  opúsose  á  ^lo  nada  menos  que  el  nombramiento 
qae  el  R&y  hizo  de  Arzobispo  del  Nuevo  Reino  de  Granada  en  favor  del 
Obispo.  Dejó  fundadas  en  Quito  dos  capellanías  para  memoria  de  su 
Ínteres  por  el  aumento  del  culto;  y  marcnó  á  su  destino  por  la  ciudad  de 
Popayan:  allí  recibió  él  palio  de  manos  del  prelado  de  esa  igletáa  que  es" 
taba  comisionado  al  intento. 

Harcado  con  muchas  demostraciones  de  Júbilo  fué  el  ingreso'  en  Santa 
Fé  de  un  Arzobispo  que  en  dicha  capital  había  visto  la  primera  luz. 
Hizósele  un  esplendido  recibimiento,  y  fué  acompafiado  en  aquel  acto 
por  su  hermano  el  capritan  Diego  Arias  á  quien  encontró  de  contador  de 
las  realeeí  cigas.  Corría  el  año  de  1618  cuando  tomó  posesión  del  Arzo- 
bispado, y  en  cuanto  se  desembarazó  de  las  primeras  atenciones  del  car- 
go y  puso  espeditos  diversos  asuntos  importantes,  salió  á  visita,  ;propo- 
niénaose  hacerla  sin  ezepcion  de  localidad  alguna.  Él  x^enetró  én  luga» 
res  muy  remotos;  estuvo  en  otros  casi  desconocidos,  y  para  llevar  su 
influencia  benéfica  á  países  que  de  ella  necesitaban  con  urgencia,  ven- 
ció ásperas  Jomadas,  pasó  por  peligros  graves  en  caminos  escabrosos,  y 
arrostró  privaciones  de  todo  género.  En  16^  cumpliendo  con  uni  man- 
dato real  celebró  el  primer  Concilio  provincial  de  Santa  Fé,  y  se  dedicó 
también  á  adelantar  varías  obras  que  tenia  emprendidas  para  satisfacer 
algonos  piadosos  designios  que  se  había  propuesto.  Concluyó  la  fábrica 
de  una  capilla  que  levantó  para  su  entierro  creando  para  ella  una  cape- 
llanía. Erigió  el  monasterio  de  Santa  Clara  dándole  dos  mil  ducados  do 
renta:  situó  cincuenta  mil  posos  para  dotes  de  24  monjas;  y  en  tanto'  qne 
avanzaba  el  trabajo  del  edificio,  nombró  por  prelada  á  una  hermana  su- 
ya que  ya  lo  había  sido  de  otros  conventos.  En  estas  fundaciones,  en  la 
casa  arzobispal  que  compró  y  en  machos  ínas  objetos  del  cfultó,  g^stó  el 


844  AXL 

Ax^obiapo  algunas  sumas  de  dinero:  pero' ál  paso  qae  estos  desembolsóla 
aiuniniuan  sus  recursos,  él  no  tomaua  emp&o  en.  rehacerlos,  y  l^os  de 
eso  acreditaba  su  despitodimiento  quitímdo  las  ta^as  de  la  cuarta  etrís- 
copal  f  dejando  lá  entidad  de  ella  a  la  conciencia'  de  los  párrocos*  Iile^ 
gó  el  mioinento  sensible  para  el  Arzobispo  de  dejar  él  paiís  natal;  tuvo 
que  partir  i»ata  otra  diiksesiSy  y  se  vio  en  el  caso  por  la  pobreza  que  le 
rodeaba,  de  tomar  dinero  prestado  para  su  vicje. 

Promovido  al  arzobispado  de  Charcas,  venció  ellarffO  caininoque  hay, 
entre  Santa  Fé  de  Bogotá  y  Chuqnisaoa.  No  tocó  en  liima,  ni  descansó 
en  el  diftcil  derrotero  une  siguió  por  el  interior  del  FerÚ  bástala  ciudad 
de  la  Paz.  Fué  recibido  en  su  i^eaia  el  di^  5  de  Setiembre  de  1627,  j 
cuando  después  de  celebrar  un  Sínodo  Diocesano  en  1^8  habia  dado 
principio  ala  visita  de  su  diócesis,  tuvo  noticia  de  su  nombramiento  de 
Arzobispo  de  Lima.  Sin  embargo  de  esto,  y  como  hubiese  convocado 
Concilio  provincial,  verificó  la  reunión  de  el  en  16^9  y  autorizó  su&  fun- 
ciones hasta  que  ellas  terminaron*  £n  este  Concilio  logró  hacer  refor- 
mas en  beneficio  do  los  indios  que  estaban  grabados  ooii  subidos  dere- 
ehos,  bien  que  los  curas  después  de  oponerse  á  ellas  eon  diversos  pre^ 
testos,  apelajpon  de  unas  medidas  tomiadas  con  sobrada  Justicia.  Se  dis- 
puso para  el  nuevo  vii^e  que  tenia  que  efectuar  también  penoso  y  lareo^ 
pero  el  último  Á  que  lo  obligaba  su  culatada  y  hermosa  carrera.  D^ó  ala 
Iglesia,  al  separarse  de  Chuqnisaca,  como  diez  mil  j^ésos  que  se  le  adea^* 
cuhban  por  rezagos,  v  fundó  una  capellanía  con  doscientos  clnouenta  pe- 
sos de  renta  para  el  culto  de  la  Virgen  de  Guadalupe  cnvo  altar  habia 
costeado  de  su  peculio.  Pobre  y  adeudando  como  doce  mu  pesos,  partió 
para  Lima  tomando  la  via  de  hb  costa. 

£n  Cá&ete  recibió  los  cumplidos  de  los  cabildos  eclesiástico  y  secular' 
de  Idxna^  que  asi  como  el  Virey  conde  de  Chinchón,  enviaron  comisio- 
nados para  recibirle.  Llegó  á  la  capital  del  Per(^  se  alojó  en  el  conven^ 
to  de  Guadalupe,  v  á  los  tres  dias  hizo  su  entradiftpública  y  solemne  to- 
mando posesión  el  día  14  de  Enero  de  1630  cuando  contaba  69  aSlos  dtf 
edad  y  después  de  haber  caminado  durante  su  vida  mas  de  14,000  leguas. 
£1  Obispo  de  Panamá  D.  fray  Cristóval  Martínez  de  Salas  fué  el  encaiv 
gado  de  ponerle  el  palio,  y  para  verificarlo  vino  á  Lima  costeado  por  el 
Arzobispo.  Los  gastos  de  su  vi%|e,  y  los  obsequios  que  le  hizo,  pasaron 
de  16,000  pesos. 

Empleó  5  aflos  en  visitar  todo  el  territorio  del  arzobispado.  Celebró 
un  Sínodo  Diocesano  que  dio  principio  el  27  de  Enero  de  1636;  y  las  si- 
nodales se  imprimieron  á  continuación  de  las  del  Arzobispo  D.  Bartolo- 
lomé  Lobo  Guerrero  el  aSo  de  1637.  Contienen  trece  títulos  con  Tarioe 
capítulos,  y  al  principio  de  ellas  está  inserta  la  doctrina  cristiana  en 
quechua  y  en  espafiol.  El  Arzobispo  Arias  de  ligarte  mandó  guardar  y 
cumplir  la  cédula  de  2  de  Marzo  de  1632  en  que  ordenó  el  Eey  que  todos 
los  párrocos  ensefiásen  el  idioma  español  á  los  indios  considerando  es- 
té medio  el  mas  adecuado  para  su  instrucción  religiosa. 

El  prelado  invertía  su  cuantiosa  renta  en  varios  objetos  á  que  acorde 
su  predilección.  El  primero  fué  el  socorro  de  las  necesidades  de  los  indi- 

f  entes;  y  poniendo. empefio  para  descubrirlas  y  remediarlas^  pidió  listas 
los  curas  de  las  personas  desvalidas  y  pobres  que  se  encontrasen  en  las 
Sarroquias.  Freferia  á  las  migeres  en  el  reparto  de  limosnas,  y  á  muchas 
ió  dote  para  que  tomasen  estado.  Destinó  al  Rey  como  donativo  entres 
ocasiones  treinta  y  ocho  mil  pesos:  gastó  mas  de  ocho  mil  en  mejorar  el 
palacio  arzobispal,  y  cinco  .mU  en  un  mgrariq  de  plata  que  colocó  en  la 
capilla  de  este  nombre  en  la  Catedral.  Era  pertenencia  snya^  y  en  su  for- 
mación, altar,  rejas  y  otros  objetos,  invirtió  veültitUí  mil  pesos  fnndao* 


ASI  345 

Ao  ademas  dos  capellanías  para  mactefier  ol  onlto  eon  rauta  de  tres6ÍQii« 
Un  pesos  cada  una. 

'  FaUeció  en  27  de  Eneto  de  1638  de  mas  de  76  aftoe  siendo  sn  albacea 
el  canónigo  Dr.  D.  Femando  de  Avendafio*  Construyóse  en  dicha  capi* 
lia  nnmansoleo  qne  guarda  sns  oenisas.  Se  Ten  em  él  las  cinco  mitras  de 
otra«  tantas  diócesis  de  que  faó^relado^  el  esendo  de  armas  de  sn  casa^ 
nn  epitafio  para  memoria  de.  sn  distinguida  carrera  ynna  estátna  de 
jaspes  por  ultimo,  representando  al  fluiwLo  Arzobispo  puesto  de  rodillas* 

Fné  Taron  muy  recto,  caritativa  y  humilde.  Amaba  á  los  indios  y  ▼!• 
gllaba  qne  se  les  tratase'  con  humanidad  y  dnlznra.  Decia  qne  eran  sns 
nermanoií  y  sns  compatriotas;  y  mnehas  veces  se  firmó  en  su  país:  '^Fer* 
nando,  indio,  Obispo  de  Santa  Fé.^'  Bespetaba  á  la  autoridad  temporal 
y  daba  ejemplos  de  acatamiento  á  ella.  Cuéntase  que  siendo  Obispo  de 
<^uito,  como  en  una  procesión  le  llevase  la  canda  un  capellán,  la  An** 
dienoia  ordenó  á  éste  la  soltase  por  no  ser  aqvello  permitido.  Y  <}ne 
oyéndolo  el  prelado  dijo  al  capellán  que  obedeciese  en  éí  acto,  é  hiea 
una  reverencia  ú  los  oidores:  pero  acabada  la  fkncion  les  envió  la  cédu' 
lareaü  de  licencia  qne  tenia  para  hacerse  conducir  la  cauda.  No  solo  en 
América  disfrutó  de  crédito  y  fama  por  sus  letras  y  virtudes^  que  en  "En* 
paQa  y  Boma  fheron  también  olgeto  de  aprobación  y  aplauso,  y  el  Pon- 
tífice Urbano  VIII  mas  de  una  vez  le  titnló  prelado  de  los  prelados  y 
obispo  de  los  obispos.  Bn  la  función  de  su  entierro  pronunció  la  ora* 
«ion  íttnelyre  el  Dr.  D.  Andrés  Garcia  de  Zurita  primer  canónigo  teologal 
que  tnvo  el  coro  de  Lima.  La  Universidad  de  San  Bfarcos  le  hijso  exe^ 
quiás  solemnísimas  en  que  predicó  fray  Gaspar  de  Yillaroel  tan  celebro 
por  su  ciencia  y  literatura,  y  que  después  fué  Obispo  de  Santiago  de 
Chile  y  de  Arequipa.  Escribió  la  vida  del  Arzobispo  Ugarte  el  licenciado 
Die^  López  de  Lisboa  y  León  padre  del  literato  justamente  apla^cÜdo 
Dv  Antonio  de  León  Pinelo.  En  su  estado  de  viudo  se  ordenó  de  sacerdcF- 
te,  y  ñié  durante  diez  afios  mayordomo  limosnero  y  confesor  de  dicho 
Arzobispo.  I>edie6  su  obra  al  Virey  conde  de  Chinchón  y  se  imprimió  en 
Lhna  en  1638  en  la  oficina  de  Pedro  de  Cabrera  en  el  portal  de  Eseri- 
banofer. 

Sncedió  á  D.  Femando  Arias  de  Ugarte  en  el  arzobispado^  el  Dr,  D» 
Pedro  YiUagomes. 

AftIáS  VB  IWAnB— el  capitán  D.  Biignel  hermano  del  Arzobispo  de 
Lima  D.  Femando,  y  también  nacido  en  Santa  Fé  de  Bogotá.  Salió  de 
Cartaffena  con  la  fuerza  qne  espedicionó  para  perseguir  al  afamado  por 
BUS  cnmenes  Lope  de  Aguirre,  quien  después  de  ser  uno  de  los  autores 
del  asesinato  de  D.  Pedro  ¡de  Urzna  jefe  de  la  conquista  del  país  de  las 
Amazonas,  y  de  qne  se  alzase  allí  por  Bey  á  D<  Femando  de  Guzman, 
intervino  también  en  la  muerte  de  éste  cometiendo  muchas  otras  crue^ 
dados.  La  destrucción  de  Aguirre  en  Barquisimeto  se  habia  ya  efectúa^ 
do.  y  Arias  de  Ufarte  se  vino  á  Lima:  la  Audiencia  que  tenia  el  mando 
del  Irerd  le  destinó  de  gobernador  de  Gnancavelica  en  el  año  de  1607: 
éste  cargo  habia  desempeñado  su  hermano  siendo  oidor  como  se  ha  di* 
oho  en  m  artículo  precedente.  En  el  período  de  su  gobierno  prosperó 
aquel  mineral;  pern>rándose  el  cerro  para  consegnir  ventilación,  y  po-* 
Alendóse  diferentes  lumbreras:  los  gastos  hechos  en  éstas  y  otras  obras 
importantes,  subieron  á  600,000  pesos. 

Posteriormente  sirvió  D.  Miguel  el  corregimiento  de  la  provincia  de 
Ibarra  y  partido  de  Otavado  que  le  confirió  el  Virey  marqnés  de  Mon- 
tesiftlaros;  y  logró  hacer  en  aqnel  país  algunas  redmsciones  de  indios,  y 
dteeal^rir  un  camino  que  conduce  hasta  el  litotál.  En  1619  le  ordenó  la 

44 


346  ARI— ARM 

Audiencia  gobetnadora  yiníese  á  Onaj^aquil  á  cooperar  eñ  clase  do  táf 
pitan  de  montañeses  á  la  defensa  de  dicho  puerto  amenazado  por  íues- 
zas  marítimas  éstrangeras.  Volvió  á  Bogotá  y  permaneció  allí  algnnoa 
afios  habiendo  ndo  alcalde  ordinario  en  1619. 

£1  Yirey  conde  de  Ohinohon  por  los  afios  1633,  le  nombró  corregidor 
de  Aymaraes  en  el  tenritorio  del  Cuzcos  Dos  aüos  después  falleció^  y  el 
mismo  Yirey  eoscedió  dicho  corregimiento  á  su  h^o  D.  Femando  Arias 
de  ligarte.  IK  Miguel  fué  casado  coii  W  Andrea  Buiz  de  Sotomayor  hi- 
ja dei  cantan  D.  Francisco  Ruiz,  notable  por  sus^  sefiaktdos  servicios. 
Besoendteron  de  este  matrimonio  los  distinguidos  abogados  limeños  D. 
Bernardo  y  D.  Antonio  Alvarez  Ron  y  Zófiága.  EL  ya  dtado  D.  F«nuut- 
do  alférez  real  del  cabildo  de  Lima,  fué  corregidc»*  de  Oolesuyos  (Mo^ 

3ne£ua)  y  capitán  á  guerra  de  esa  proTincia  en  168B^para  socorrer  ál» 
e  Arica,  amagada  de  un  ataque  marítÍDM>.  Eu  1633  fué  corregidor  dé 
Andahnaylas,  habiéndose  casado  en  el  Cuzco  con  B^  Maria  Espinosa. 
Hya  do  este  matrimonio  fué  D^  Juana  Arla»  de  Ugarte,  la  cual  tuvo  Bor 
marido  á  D.  José  de  Zúftiga  Avellaneda  natural  áer  Xáma  que  haoia 
prestado  servicios  militares^  en  Chile  desde  la  edad  de  18  años:  desemt- 
peftó  después  el  corregimiento  de  Tomina  y  estuvo  en  Yaldivia  el  a&o 
de  1645,  en  la  espedicion  del  mando  de  D.  Antonio  Toledo  h^o  del  Yi- 
rey marqués  de  Mancéra*  Fué  D«  José  nieto  de  D.  Félix  de  Zúfiiga 
quien  vino  do  España  al  Pera  en  1603,  de  corregidor  de  Arica  y  le  conr 
tiedi6  el  Rey  traer  dos  mil  ducados  en  alhijas  y  plata  labrada  para  an 

Í persona  y  casa,  doce  negros  esclavos,  y  diferentes  armas.   Habia  hecho 
argos  servicios  en  Europa  y  Méjico. — Véa9e  Euia,  Z>.  JPVwiicisa)*.—  Véase 
Mott  y  Záñiffa. 

AftlHfiroARIS— D.  José  de— Marqués  de  CasteUfnerte,  Yirey  del  Pe- 
ra; natural  de  Rivagorza  en  Navarnu.  £1  mas  distingiñdo  militar  que 
vino  á  la  América  d<3  Sur,  y  el  único  entre  los  vireyesque  fué  capitán 

feneral  de  ejército,  pues  Abascal  obtuvo  ese  elevado  rango  á  su  regreso 
Espafia.  Descendía  Armendaris  de  antiguos  guerreros,  y  su- casa  ei^ 
de  las  mas  ilustres.  D.  García  do  Armendaris  auerez  mayor  del  Rey  de 
Havanfa  I>.  Garóia,  murió  con  él  en  la  batalla  de  Atapuertar  Beltran  y 
Juan  de  Armendaris  estuvieron  en  el  sitio  de  Perpiñan  con  D»  Femanh 
do  el  Católico,  habiendo  muerto  el  segundo  en  una  salida.  De  este  tron- 
co procedían  D.  Lope  de  Aux  y  Armendaris  primer  marqués  de  Oadrei- 
ta  nacido  en  Quito,  Su  h^a  la  duquesa  de  Alburctnerque  &.^ 

Empezó  á  servir  el  marqués  de  Castellfaerte  de  capitán  de  caballeciai 
encontrándose  en  las  batallas  de  Floru  y  de  Neerwinden.  Pasó'  á  la 
guerra  de  Cataluña  de  maestre  de  campo  de  Dragones,  y  concurrió  al 
sitio  de^  Palamós  y  campaña  sobre  Barcelona  á  órdenes  de  Yandoma. 
liuego  sirvió  en  Ñapóles,  y  á  su  regreso,  ya  de  brigadier,  estuvo  en  la 

Srimera  y  segunda  oampa»ae  de  Portugal.  Marchó  después  al  sitio  de 
ribraltar,  ascendido  á  mariscal  de  campo.  Pasó  de  saigento  mayor  al 
regimiento  Guardias  de  Corx>8.  Eu  1705  entró  á  Badajos  con  el  mariscal 
de  Tessé.  Asistió  á  la  toma  de  Yillareal  y  Alcira.  Recobró  la  plaza  de 
Alcántara  escalándola  en  Diciembre  de  1706  de  orden  del  marqués  de 
Bay,  y  entonces  se  le  promovió  á  teniente  general.  Asistió  al  asedio  y 
toma  ae  ciudad  Rodrigo  donde  abrió  la  primera  brecha.  Seguidamente 
pasó  con  toda  la  caballería  del  ejército  á  Estremadura  y  mandó  la  bati^ 
lia  de  Lagudlna  eu  Mayo  de  1709.  Se  halló  en  la^e  Yillavioiosa  el  10  de 
Diciembre  de  1710  rompiendo  la  izquierda  ^de  la  línea  enemiga,  y  reci^ 
hiendo  una  herida  grave.  Felipe  Y  le  condecoró  con  la  cruz  de  SantSag(^,^ 
titulándolo  comendador  de  Montizon  y  Chiolaoa.  Se  ocupó  dei^uee^ea 


A&M  3i7 

9«eifiear  el  reiao  de  Aragón,  y  tavo  parte  en  ti  sitio  de  Barcelea»  een  el 
^qae  de  Popoli;  tomó  Á  Manreí»  y  &  teáujo  á  eacombroe.  Fué  goberna- 
dor de  TaiTagona  é  inspector  general  de  cabaUeda  y  dragonea.  Pasó  al 
reino  de  Ceraeña  con  el  general  marañes  de  Lede,  y  se  hizo  Aotar  en. 
esacan^a&a  y  toma  de  Caller.  Kn  Sicilia  siendo  teniente  coronel  de  las 
reales  guardias,  ñgaró  en  el  ataciue  de  Casteiamar  y  Mesiua  cuya  cinda- 
dela rindió  en  1718.  Paso  sitio  á  Melazo  teatro  de  una  reñida  batalla. 
Después  en  la  de  Franca vUa  le  tocó  lo  mas  diñcU  de  la  lucha,  condu- 
ciendo el  regimiento  de  ^ardias  que  coronó  la  victoria:  allí  pereció  el 
duque  de  Holstein.  Kestituido^  EspaSase  le  encargó  el  Gobierno  y  ca- 

Íútania  general  de  Ouipuacoa.  8e  hallaba  sirviendo  este  destino  cuando 
e  eligió  el  Rey  para  .el  vireinato  del  Perú  en  que  debia  suceder  al  Arzo- 
bispo Yirey  D.  &ay  Diego  Morcillo. 

ÉBObbaffoóse^l  marque  de  Castellíuerte  en  Cádiz  el  31  de  Diciembre 
de  173S  en  eluayío  ''Pingue  volante''  de  la  espedicion  de  galeones  man- 
dada por  el  marqués  Grrmo.  Llegó  á  Cartagena  en  Febrero  de  1724  j 
reocNnló  con  cuidado  la  costa  hasta  el  Istmo,  tomando  muchas  provi- 
dencias para  perseguir  y  frnstar  el  comercio  clandestino  que  hacían  los 
ingleses.  Bncontró  fondeados  cerca  de  Portobelo  cuatro  buques  que  se 
empleaban  en  el  contrabando,  los  cuales  fueron  tomados,  huyendo  á 
tierra  casi  ¿toda  sa  gente.  A  su  taránsito  disposese  mejorasen  las  fortí- 
áoaeiiHftes  de  Chagres  y  Panamá,  y  mandó  desannar  un  buque  inglés 
que  existia  en  este  mar  en  actitud  de  guerra.  Vino  al  Callao  y  entró  em 
el  dia  14  de  Mayo  de  1734. 


Según  el  tratado  de  .Utrech -(1713^  un  navio  inglés  podía  negociar 
mer¿derías  en  la  feria  de  Portobelo.  El  ''Beal  Joqe"  fué  el  primero,  y 
4Minque  según  sus  papeles  media  050  toneladas,  contaba  con  974  de  car- 
^ga.  £n  sus  naanifíestos  no  se  encontraron  muchísimos  bultos  de  efectos 
y  como  se  ocultasen  diferentes  &cturas,  no  pedia  dúdame  de  las  defrau- 
daciones que  se  practicaban  á  la  sombra  d^  tal  permiso.  Fuera  de  esto 
losartíeulosia^eses,  no  pagando  en  £spa&a  derechos  de  importación 
paranacionalizarse^ai  lus  de  salida' para  traerse  á  lasAméricas,  se  espen- 
iUan  eon  mucha  ventila  á  bajos  precios,  cansando  quebrantos  al  co- 
mercio. Estas  ifxegulai'idades  nacidas  del  mal  gobierno,  lamentaban 
los  £randes  y  la  corrupción  de  empleados  y  trancantes.  Castellfuerte^ 
hombre  entendido  y  de  una  dureza  poco  común, se  propuso  moralizar,  y 
«xtinguirlos  abusos:  peco  luchó  en  «-ano  con  el  desorden  y  la  rapifla 
que  forman  un  poder  superior  á  las  medidas  represivas. 

.  La  feria  de  Portobelo  que  estuvo  suspensa  quedó  restablecida  en  1726. 
Xia  costumbre  ule  cerrárselos  puertos  seis  meses  después  de  acabada  esa 
feria>  dejó  de  existir  por  Real  cédula  de  9  de  Diciembre  de  1731,  y  asi 
permanecieron  abiertos  sacando  provecho  los  ingleses  en  sus  negociar 
oionea  ilícitas. . 

.  £1  .comercio  inglés  provela  de  negros  á  estos  países  según  aquel  tra^ 
tado,  y  lo  hacia  en.  peque&o  ntlmeru  para  multiplicar  el  de  buques,  y  es- 
tender el  contrabando)  que  tenia  su  germen  en  Jamaica.  Por  Buenos 
Aires  introducía  la  bandera  britáuica  con  cada  carg^amento  de  africanos, 
cincuenta  toneladas  de  bayetas,  cuya  concesión  daba  margen  á  machos 
desmanes.  £1  uémero  do  esclavos  exedia  siempre  á  los  4800  que  se 
permitían,  y  desembarcándolos  por  lugares  .escusados,  eran  vendidos 
en  menos  valor.  En  esto  especuló  por  largo  tiempo  la  nación  humani* 
taria  que  para  descargar  su  conciencia,  ó  por  otros  motivos,  ha  promo- 
vido y  sostenido  después  con  fervorosa  constancia,  la  abolición  de  ese 

horrible  tranco. 
El  buque inglésí que  desarmó  Castellfuerte  y  recorría  el. Pacífico  á 


348  ARM 

pretesto  de  impedir  el  eomevclo  «dandestino  de  negros,  porque  á  esa  na- 
ción pertenecia  esclneivamente,  tenia  'vIro  objeto  preferente  y  secreto: 
era  el  de  bacer  demateaoiones  en  las  costas  y  ptiertoa,  formando  eartí» 
marítimas  exactas. 

El  gobierno  espaflol  para  oponer  un  dique  al  contrabando  y  firandes 
do  la  leria  de  Portobelo  de  donde  se  abastecía  el  mercado  peruano,  man- 
dó aprestar  Guarda  costas,  imponiendo  al  comercio  la  obligación  de  ha- 
cer los  gastos,  x^ero  otorgándole  la  gracia  de  deducir  un  4  p§  de  los  im- 
puestos sobre  caudales  y  frutos  de  América.  La  primorc  espedlcion  de 
uuarda  costas  vino  al  cuidado  del  conde  de  Clavijo  en  1725  gobernan- 
do Oastellfuerte. 

El  mas  señalado  y  ruidoso  accmtecimiento  de  la  época  de  este  Yirey 
fué  la  sentencia  y  ejecución  del  fiscal  Protector  de  la  Audiencia  de  Char- 
cas D.  José  Antoquera  y  Castro  caballero  de  la  órdeu  de  Alcántara;  y 
como  debió  su  origen  á  las  turbulencias  del  Paraguay  ocurridas  en  el 
período  dé  su  antecesor  el  Arzobispo  Yirey  D.  Fray  Diego  Morcillo,  nos 
ha  parecido  bien  escribir  de  ellas  y  sus  lamentables  consecuencias,  an* 
tes  que  do  los  sucesos  diversos  de  que  tenemos  que  ocuparnos  con  res- 
pecto á  Castellfuerte  y  su  Gobierno. 

£1  año  de  1721  fué  acusado  el  Gobernador  de  la  provincia  del  Para^ 
goay  D.  Diego  de  los  Beyes  Balmaceda  ante  la  audiencia  de  Cfaazeaa 
por  el  capitán  D.  Tomás  Cárdenas  vecino  de  la  Asunción,  á  eausa  4e  eií-» 
menes  que'decia  haber  cometido  en  el  ejercicio  de  su  autoridad,  á  ^oe 
i^e^aba  el  ser  esta  viciada  de  origen,  porque  como  vecino  y  oaáado  en 
elpais,  no  podía  gobernar  sin  violación  de  las  leyes  que  lo  prohibisa. 
Las  acusaciones  fueron  admitidas,  y  Cárdenas  dio  fianza  de  oalnmiiia 
por  la  suma  de  ocho  mil  pesos.  La  Audiencia  dispuso  que  Antequeía 
pasase  á  la  Asunción  en  calidad  de  juez  de  pesquisa.  JLlegó  á  esa  oludad 

Sor  Julio,  sometió  á  Beyes  á  prisión,  abrió  el  juicio  y  asmmó  el  caij^o 
e  gobernador  paralo  cual  fué  autorizado.  £¿  necesario  que  los  soee* 
sos- de  queentóiíces  sehizo  gran  misterio,  no  sigan  envueltos  en  la  os* 
euridad  con  que  intencionalmente  se  ociutaron  del  público  y  de)  go- 
bierno mismo..  Debe  saberse  ^ue  la  provincia  del  Paraguay  y  su  eapi* 
tal  se  hallaban  en  un  estado  violento  de  vasaime,  y  que  loe  jesoitsa 
due&os  esclnsivos  del  territorio  que  con  muchos  pueoloe  se.  eonoeia  por 
^'delasmisiones,^  habían  monopolizado  todos  los  negocios  en  qne  n» 
dejaban  especular  á  nadie.  Ellos  poseían  inmenso  numero  de  ganado, 
comerciabao  con  los  productos  agrícolas  haciendo  solos  la  esportaeion 
de  ellos  inclusive  la  yerba  para  mate;  ellos  tenían  grandes  talleres  para 
todo  género  de  obras  do  manos:  en  su  cuantioso  y  estendidb  giro  nada 
pagaban  id  Erario  bs^o  ningún  aspecto:  compraban  los  fundos  rústicos» 
y  su  sistema  de  absorción  no  tocando  límites,  malograba  todo  proyecto 
mercantil^  en  la  capital  de  la  Asunción  y  heria  de  muerte  onantos  inte- 
reses pudieran  Ubromente  concurrir  sd  bienestar  de  la  provinda.  ¡Quién 
acusaria  á  los  jesuítas!  Quién  lo  hiciera  sin  serios  peligros,  quien  sería 
cxeido,  si  á  sus  órdenea  estaba  el  poder  en  todas  partesl 

Esas  causas  poderosísimas  tenian  dividido  el  Paraguay  entre  opre- 
sores y  oprimidos,  estos  devorando  sus  agravios  y  rencores  encubiertos 
y  contenidos,  aquellos  cobrando  por  instantes  mas  fuerzas  para  domi- 
nar, y  enviando  de  continuo  con  tal  fin  á  Lima,  España  y  Boma  oreci'< 
des  caudales  que  respondieran  del  seguro  éxito  de  sus  intentos.  £1  go- 
bernador D.  Diego  de  Be^es  era  parcial  de  los  jesnatas,  instiument»  co- 
mo tantos  de  sus  desigmos;  y  de  aquí  nació  y  se  incrementó  el  odio  que 
1«  tuvo  la  provincia»  no  faltando  quien  le  acusara  de  di^dreutes  abuses» 


ABM  349 

aanqve  so  oaUosaa,  6  do  «paiéoíMeB  eon  claridad,  loa  motivoa  vatdade- 
Jk'os  ae  la  animadrersioa  y  loa  fanentlinieptoa. 

Sentadaa  eatas  basca  que  tendió  aajnato  dcaairoUo  y  ana  prnebáB  en 
4^  artículo  relativo  á  D.  Joaó  de  Ánteqaera,  el  piesente  solo  refbcifá  loa 
heclioa  ain  apartamoa  macho  de  loa  docnm^itoa  oflcialea,  y  efln[»ecial- 
mente  de  la  memoria  del  marquéa  de  Castallñierte.  Elgoberpador  Re- 
yea  se  quejé  al  Yirey  Morcillo  del  procedimiento  de  la  Audiencia  de 
^haqnisaca,  y  el  Yirey  ain  datoa  anncientes^  complaciendo  á  los  jesni- 
taa,  mandó  en  13  de  Octubre  de  1721  se  repuaiese  a  Reyes  y  que  nada  se 
Mcieae  sin  aat<Nrizaoion  eapresa  del  gobierno  superior.  A  pesar  de  cata 
la  Audiencia,  que  no  campUó  el  decreto,  representó  al  Yirey  sobre  la 
inoportunidad  de  la  providencia,  aoompafiando  peticiones  del  cabildo, 
de  los  militares  y  de  los  eclesiásticos  de  la  Asunción  en  fav<»  de  Ante- 
qoera,  porque  esperábsDi  do  la  independencia  de  este  magistrado  un 
cambio  saludable  en  sus  padecimientos.  £1  Yirey  desatendió  todo  con- 
firmando sus  disposiciones;  y  como  se  reiterasen  las  solicitudes  volvió 
á  ratificar  aqudlaa  en  mt^^so  de  17^  previniendo  cesase  la  comisión  de 
Antequera,  y  saliese  del  Paraguay  en  el  término  de  20  dias  sopeña  de 
ocho  mil  pesos  de  multa:  era  esta  medida  de  la  mayor  urgeui^ia  para  loa 
jeauitas. 

Antequera,  concluida  la  cansa,  habia  resuelto  C|ue  Beyes  comparecie- 
se en  Ohuqoisaoa  áoir  su  sentencia,  mas  este,  receloso  tomó  la  ñtsay 
ae  dirigió  a  Buenos  Ayres.  Allí  supo  los  decretos  del  Yirey  y  apoyándose 
etk  ellos -escribió  al  caMldo  de  la  Asunción  exigiéndole  fuesen  cumpli- 
dos, y  se  poso  en  marcha  paro  restituirse  é  su  destino.  Como  esta  medi- 
da no  surtiese  efecto,  Reyes  pasó  á  refugiarse  en  Corrientes.  El  Yirey 
ocdenó  entonces  que  D.  Óaltafar  Qarcia  no»,  teniente  de  rey  de  Buenos 
Asrrea^  marchase  á  la  Asunción  para  obligar  á  las  autoridades  á  la  obe* 
ciencia,  debiendo  venir  Antequera  áLima  en  el  plazo  de  ocho  meses 
bttjo  pena  de  diea  mil  pesos  y  suspeusion  de  empico  si  no  lo  hiciese.  Para 
facultar  mas  á  Ros  se  le  nombró  gobernador  del  Paraguay. 

Rehusó  Antequera  someterse  á  esta  nueva  resolu<^on  porq  ue  á  ello  se 
vkS  precisado,  y  mandó  al  alguacil  mayor  D.  Juan  de  Mena  a  Corrientes 
para  que  se  apoderara  de  Reyes;  bisólo  asi  y  conducido  á  la  asunción 
se  le  encerró  en  un  calabozo.  Le  conservaron  de  este  modo  largos  me- 
ses sin  comunioacion.  Entre  tanto  Ros  que  no  contaba  con  fuerzas  snft* 
ctentes,  creyó  oportuno  Tolverse  á  Buenos  Ayres. 

El  Yirey  Morcillo  informado  por  el  goberuador  de  Tncnman  de  lo 
que  pasaba  en  el  Paraguay,  ordenó  en  11  de  Suero  de  1724  al  goberna- 
dor de  Buenos  Ayres  mariscal  de  campo  D.  Bruno  Zavala  que  pasase  al 
Paraf^ay  ó  enviase  á  Roa  para  aprisionar  á  Antequera,  embargándole 
sus  bienes,  y  remitirlo  Á  Lima  ásu  costa.  Zavala  se  hallaba  ocupado  cu 
Montevideo,  y  por  tanto  dio  á  Ros  la  comisión.  Este  llegó  con  tropas  á 
Tibiquari  desde  donde  dirigió  al  ya  tenido  por  rebelde,  una  perentoria 
intimación. 

Resultó  de  ella  el  mas  agitado  movimiento,  y  celebrada  una  junta  en 
cabildo  se  resolvió  hacer  resistencia.  Antequera  mandó  en  2i  de  Julio  de 
1724  que  todos  tomaran  armas.  Que  los  Jesuítas  saliesen  del  territorio, 
y  que  á  Reyes  se  le  degollase.  Loa  pl^darios  üe  estas  novedades,  ene^ 
B^goatodos»  dd  csclusivismo  de  laaiesuitas  se  daban  el  dictado  de  comu- 
neros y  bajo  cate  título  sé  loimó  la  ftierza  de  tres  mÜ  hombres  con 
que  Antequera  salió  ácampalta.  La  ejecución  de  Reyes  nó  se  consumó: 
difose  que  el  gobernador  interino  Amlano  se  ópusó  á  ella.  Antequera  el 
24  dé  Agosto  dio  de  sorpresa  contra  Ros  y  lo  desbarató  enteramente  mu- 
riendo muy  pocos  de  los  comun^iM  y  un  crecido  número'de  los  indios 


350  km 

Jumados  por  los  jesaitaa  y  aliado^de  1«  tropa  jrealisÉa.  Jüwgo  te  dio 
muerte  á  D.  Teoaosio  Yillálba  que  llegaba  en  aoxUio  de  Bos. 

Cuando  se  supo  esto  en  Lima,  estaba  ya  de  Yirey  el  marqués  de  Caá- 
tellfaerte,cuyo  temple  militar  y  arrogancia  lo  colocaban  en  mucha  alta^ 
ra  respecto  del  prelado  su  antecesor.  Ordenó  espresamente  al  general 
Zavala  gobernador  de  Buenos  Ayres,  que  en  el  acto  marchase  al  Pa- 
raguay tomase  á  Antequera  y  lo  remitiese  á  Lima,  previa  conñseacion 
desús  bienes,  aplicando  al  fisco  diez  mil. pesos,  y  ofreciendo  mil  doblo- 
nes al  que  lo  eutrejgase  vivo  ó  muerto  encaso  de  huida.  Escribió  al  Pro- 
Tincial  de  los  jesuitas  para  que  auxiliase  con  fuerzas  á  Zarala:  autorizó 
á  éste  para  nombrar  gobernador,  y  encargó  al  obispo  coa^lutor  D.  Fray 
José  de  Palos  cooperara  ala  pacificación  delpais.  Este  prelado  era  el 
mas  servil  partidario  délos  jesuitas. 

Zavala  se  entendió  con  el  cabildo  de  la  Asunción  dando  un  amplio  in«- 
dulto.  Entró  el  desconcierto  y  la  división  que  el  obispo  fomentó.  Ante- 
quera  aunque  ofreció  su  sometimiento  á  Zavala,  trató  de  sostenerse 
obligado  por  los  mas  comprometidos,  pero  fué  vano  su  propósito  porque 
había  ya  cansancio  y  también  miedo.  Viéndose  abandonado,  ocacrió  ií 
la  fuga  y  salió  déla  Asunción  el  5  de  Marzo  de  1725.  Zavala  entró  en  la 
ciudad  el  29  de  Abril,  nombró  gobernador  á  D.  Martin  Barua,  pnao  en 
libertad  á  Reyes,  colocó  en  sus  cargos  á  los  antigaos  empleados  y  re- 
gresó á  Buenos  Ayres.  Antequera  UtSgó  á  Chuquisaca,  y  en  vez  de  enoon- 
torar  en  la  Audiencia  la  protección  que  buscaba,  esta  no  se  la  disponaos 
las  circunstancias  hablan  variado,  Gastellfti^cte  era  muy  temido,  y  los 
oidores  redujeron  á  prisión  al  que  antes  favorecieran  tan  decididajnMi^te. 

Llegaron  á  Lima  Antequera  y  Mena  en  Abril  de  1726  y  se  les  fonxMS 
im  proceso  que  el  Yirey  activaba  pensando  frustrar  los  designios  de  di* 
ferentes  influencias  que  trabajaban  por  los*^resos  y  teman  esperanza  en 
la  dilación  de  los  trámites  judiciales  que  demandaba  la  multitud  y  com- 
plicación de  los  cargos;  solo  el  interrogatorio  de  Antequera  contenia  JS13 
preguntas  que  las  mas  versaban  sobre  hechos  de  los  Jesuitas.  Impaeien* 
te  Castellfuerte  con  los  embarazos  que  hacían  cada  vez  mas  l»ano .  el 
término  de  la  causa,  estuvo  en  disposición  de  enviar  á  Espalla  a  los  en- 
juiciados cuyos  recursos  de  defensa  pesaban  tanto  como  el  ínteres  ^ne  se 
advertía  á  favor  de  ellos  en  el  tribunal  y  en  mucha  parte  de  la  sociedad 
de  Lima.  Para  adoptar  ese  temperamento  podía  servir  al  Yirey  una  real 
orden  que  al  intento  lo  autorizaba,  pero  tuvo  que  variar  de  impiovi-' 
so  al  recibir  otra  cédula  su  fecha  11  de  Abril  de  1731  en  la  cual  le  decia 
el  Rey  que  '^el  delito  era  de  lesa  magostad  y  no  podía  dudarse  de  que 
*^  merecía  pena  capital  y  perdimiento  de  bienes:  rasoñ  porqué  convenía 
"  que  el  castigo  de  Antequera  y  de  cualesquiera  otros  cómplices  se  efeo- 
*^  tuase  luego,  y  en  este  ireino,  á  fin  de  que  sirviera  de  escarmiento»  evi- 
*^  túndese  la  remisión  á  España  que  ocasionaría  nuevas  dilaciones.'' 

Esta  cédula  re  velaba  que  en  la  corte  había  un  inflijo  poderoso  empe- 
ñado en  la  desaparición  de  Antequera  ahogando  los  esclarecimientos^ 
pasando  por  encima  de  todos  los  principios  de  justicia  y  violándose 
escandalosamente  las  leyes. 

El  Yirey  había  mandado  al  Paraguay  al  corregidor  de  Potosí  ooroneL 
D.  Matías  Angles  para  lu),cer  las  avj^itigaacíones  y  eouírontaciones  qne 
debieran  obrar  ,en  el  proceso.,  Esl^  puioplió  el  enoarao  de  oonsnltaise 
con  el  obispo  Palos  parcial  de  los  j^Aítas  quien  eli^ó  testigos  apasior 
nados  que  declararan  las  mas  inicuas  f  alsefoades.  Remitimos  al  leñtor  á 
la  confesión  que  Angles  hizo  al  Tribumil  de  la  Inqoisieion,  sobre  la  rea- 
lidad de  las  cosas.  Este  documento  que  se  publicó  en  Madrid  en  1760 
Ip  estractamos  ^  el  artículo  ''Ai^te<|uera^'' 


ARH  351 

Castell-füerte  halvlaiido  de  aquella  real  orden  dice  en  la  relación  de  sv 
gobierno.  *^  Jamas  pareee  se  ha  espedido  otra  mas  espreslya  ni  mas 
**  oomprenslTay  mas  amplia  en  la  razón,  ni  mas  estrecha  en  el  man« 
<*  dato,  mas  entendida  en  la  desicion,  ni  mas  cerrada  en  la  ^ecnoion. 
^  Paé  ley  y  declaración,  comisión  y  sentencia  á  nn  mismo  tiempo.  Ca- 
"  lifioó  los  delitos,  determinó  las  penas,  séllalo  el  lugan  y  previno  el 
**  ejemplo."  Encontró  el  Yirey  la  ocasión  que  deseaba,  y  la  base  sólida 
«n  que  se  afirmara  su  rigor:  desde  ese  momento  sus  pasos  tuvieron  ante 
1a  Audiencia  la  firmeza  que  les  habia  &ltado.  £1  tribunal  tuvo  que  po- 
neir  fin  al  proceso  con  la  susdnta  sentencia  que,  sin  alegato  de  causas 
y  itendamentos  legales,  condenó  á  muerte  á  Antequera  y  D.  Juan  de  Me- 
na sellidando  para  la  cgecncion  el  dia  5  de  Julio  de  1731. 

Castell-fáerte  desoyó  las  suplicas  que  hicieron  para  el  perdón  de  los 
x«08,'ia  comunidad  de  San  Francisco,  la  Audiencia,  el  Cabildo  y  la  Uni- 
Teiísidad,  la  nobleza,  sefioras  de  clase,  y  mujeres  del  pueblo.  No  basta- 
ron megos  de  ninguna  especie;  todo  lo  rechazó  el  carácter  inconmovi- 
ble del  virey  sin  vacilar  ni  por  un  momento.  Quién  sabe  que  prevencio- 
nes mas  recibiria  de  la  corte  y  que  ñierza  lo  estrecharla  en  ¿ima  para 
tan  inexorable  rigor.  Por  eso  se  digo,  y  todavía  se  repite,  que  el  Yirey^ 
estrechado  por  loe  jesuítas,  obraba  ciegamente  á  voluntad  de  estos,  no 
mirando  otra  cosa  en  lo  ostensible  que  el  delito  de  lesa  magostad  y  rebe^ 
.lion  armada  que  tonto  eco  hizo  en  Madrid,  objeto  de  ^ran  bulto  y  bien 
manejado  para  cubrir  cuanto  los  déla  compafiia  necesitaban  esconder  ó 
desvirtuar.  Fueron  inútiles  las  tentativas  y  las  convinaciones  que  me- 
dianm  para  abrir  paso  á  la  fuga  de  Antequera.  Se  aseguró  que  el  Arzo- 
bispo en  una  conferencia  que  consiguió  tener  con  él,  á  pretesto  de  arre- 
gliff  asantes  >  de  conciencia,  le  ofreció  conferirle  la  orden  sacerdotal  á 
enyo  arbitrio  se  había  negado  Antequera.  Semejante  tradición  es  falsa 
aunque  la  haya  aceptado  D<  J.  A.  Lavalle  en  la  revista  de  Lima  de 
Marzo  de  1860;  no  tfuito  porque  no  podia  caber  tal  pensamiento  en  el 
Arzobispo  cmitrariando  las  órdenes  del  Rey  y  frustrando  la  sentencia, 
cuanto  porque  el  Arzobispo  Morcülo  falleció  en  1730  y  su  sucesor  D. 
Francisco  A.  Escandon  entró  en  Lima  por  Febrero  de  1732,  tiempo  des- 
pués de  la  ejecución  de  Antequera  en  1731. 

Formadas  las  tropas  en  la  plaza,  salieron  los  reos  de  la  cárcel  de  cor- 
te escoltados  por  una  fuerte  guardia.  Al  llegar  al  cadalso  alzó  el  grito 
de  'perdón'*  uno  los  religiosos  de  la  orden  de  San  Francisco,  voz  que 
repitieron  muchos  otros  frailes  y  el  pueblo  con  el  mas  ardoroso  empefio 
lanzándose  repentinamente  sobre  el  patíbulo*  Travado  un  choque  vio? 
lento,  frié  allí  mal  herido  el  teniente  de  la  guardia  montada  del  Yirey 

Sor  un  golpe  que  le  descargó  un  lego  Franciscano  que  furioso  hacia  uso 
e  un  palo.  Ala  noticia  del  tumnUo,  Catell-fíierte  se  presentó  á  caba- 
llo en  la  plaza,  para  que  con  su  respeto  se  contuviese  el  desorden.  La 
multitud  aventaba  piedras  contra  la  tropa  y  comitiva  del  Yirey,  parti- 
onlarmente  un  gentío  que  procedía  de  la  calle  del  Arzobispo  y  que  acau- 
dillabael  guar£an  de  San  Francisco  con  no  pocos  frailes  de  esa  comu- 
nidad que  se  titulaba  ami^  y  beneficiada  por  Antequera.  £1  general 
D.  José  Llanos,  cabo  principal  de  las  armas,  y  varios  soldados  fueron 
heridos  en  aquella  contusión.  La  fuerza  que  guardaba  al  reo  fluctuando 
casi,  por  el  temor  que  le  ínfrindia  el  ataque  popular,  se  vio  eu  un  instante 
sostenida  por  el  Yirey,  que  abriéndose  paso  con  su  espada,  y  ya  próximo 
al  cadalso,  dio  la  voz  ae  ''soldados  fuego.''  Disparáronse  las  armas,  y  An- 
tequera murió  atravezado  de  balas  lo  mismo  que  dos  sacerdotes,  un  ne- 
gro, dos  soldados  y  otros  individuos.  El  Yirey  hizo  subir  el  cadáver  al 
patíbulo  donde  fué  degollado  en  onmplimiento  de  la  sentencia.  Acto 


352  &m 

m 

continnó  maüdó  «jecütar  Á  D.  Jaftu  de  Heiui  éa  un  dadátod  flejaoilttdd 
que  se  había  dispaesto  al  iutento.  Se  ha  dieho  siempre  que  Oaetou-fiíer- 
te  al  mandar  romper  el  faego  agregé  la  drden  de  "malen  á  eeoe  fimUes:" 
pero  no  existen  pruebas  de  esto . 

ElVireyJiizo  en  su  memoria  la  siguiente  oalifioaoion  saroastica  tc^ 
oante  á  la  gente  rulgar  de  Lima^  al  referir  estos  sucesos, 

'<E1  Yu1j§;o  de  Lima,  muchos  vulgos,  por  que  contiene  tantos  como  son 
<'  las  naciones  y  icastas  de  que  se  compone;  y  entre  estas  son  las  mas  ixa^ 
*'  petuosas  las  mas  b^jas,  por  que  son  las  mas  birbaras;  y  las  que  tieoen 
''  mezcla  de  españoles^  aunque  precian  de  políticos  por  la  presunción^ 
<<  tienen  el  barbarismo  de  la  soverbia.  Así  la  plebe  limefia  toda  es  estre-' 
<<  mos,  compuesta  de  lo  mas  altivo  y  lo  mas  ínfimo  de  naciones  viles,  y 
*'  de  españoles  en  a  ue  los  mas  plebeyos  se  tienen  por  nobles,  por  que  al 
'*  cotejo  solo,  el  color  les  es  prosapia.  Ya,  ni  esta  vanidad  y  conmsion, 
'<  aunque  regularmente  es  todo  el  vulgo  sumamente  leal,  hace  que  este 
**  esté  sugeto  á  irrejjpulares  movimientos,  y  las  circunstancias  del  suceso 
'*  lo  hablan  conmovido  ciegamente." 

Dirigió  el  Yirey  un  exhorto  al  padre  comisario  general  de  San  Fnuf 
cisco  con  la  información  que  se  formó,  de  acuerdo  con  la  Audiencia,  para 
que  se  procediese  á  averiguar  y  castigar  á  los  religiosos  culpiUdfts  y  aa^ 
tores  del  tumulto..  El  prelado  rechazó  esas  aotuaeienes,.  y  elevó  quc^ 
al  Dean  y  Cabildo  de  esta  Iglesia,  en  $ede  va^nte,  para  que  se  siguiera 
causa  sobre  la  muerte  de  los  frailes,  j  pidiendo  se  dec&case  al  Yirey 
incurso  en  el  canon  y  censuras  prevenidas  por  derecho  contra  los  agr^ 
sores  de  personas  eclesiásticas.  Admitióse  la  instancia,  y  el  Cabildo,  sin 
citación  alguna,  envió  al  Bey  los  documentos;  pero  cuidó  de  sospender 
el  punto  relativo,  á  las  censuras.  Castell-fuenie  á  quien  esÉaa  no  h»- 
brian  asustado,  dice  en  su  relación  de  gobierno  ''que la  representación 
''  de  la  soberanía  no  estaba  si^eta  en  esta  forma  á  tales  juicios.  Qae 
^  eran  lástimas  casuales  que  no  podían  pasar  á  ser  acusaciones;  pme» 
''  las  lágrimas,  olas  ei^ugaba  el  asombro,  o  se  quedaban  en  el  aire  déla 
''  conftision;  y  que  nunca  hablan  tenido  censuras  los  naufragios,  ni  reoo- 
^  nocido  tribunales  los  despefios." 

£1  Bey  informado  de  todo  aprobó  la  conducta  del  Yirey  sin  exención 
alguna  por  cédula  de  5  de  Setiembre  de  1733,  mandando  separar  de  su 
eargo  al  comisario  de  San  Francisco,  y  que  su  sucesor  hiciese  la  averi- 
ffuaoion  de  los  hechos  j  responsabilidades  de  la  comunidad.  En  otra  real 
orden  pasada  al  Arzobispo  en  la  misma  fecha  le  previno  ''recogiese  del 
*f  Cabildo  Eclesiástico  los  autos  obrados  sobre  xas  censuras  y  demás 
"  asuntos  del  caso;  que  esperaba  impusiese  perpetuo  silencio  aceren  de 
"  este  proceso,  nuMiaándolo  archivar,  para  que  no  quedase  en  el  público 
"  un  ejemplar  tan  poco  recomendable  de  la  conducta  del  Cabildo;  y 
"  que  remitiese  á  España  uno  ó  dos  de  los  miembros  de  él,  que  fueron 
"  autores  de  la  formación  de  dichos  autos:" 

El  gobernador  Barda  á  quien  el  general  Zavala  dejó  mandando  en  él 
Paraguay,  instó  para  que  se  le  relevase.  El  Yirey  le  dio  por  sucesor  á 
D.  Isnacio  Soroeta  que  habia  sido  su  secretario  y  estaba  de  corregidor 
en  elCnzco.  A  su  llegada  á  la  Asunción  los  comuneros  no  quisieron  ad- 
mitirlo; psura  ello  armaron.mil  hombres,  diciendo  que  aquel  era  parcial 
de  los  Jesuítas  j  el  que  escribió  el  decreto  para  la  restitución  de  estos  á 
la  provincia;  siendo  así  que  cuando  esa  orden  se  dictó,  Soroeta  no  se  ha- 
llaba en  Lima.  En  esta  repulsa  figuró  como  autor  principal  D.  Bernar- 
do M<Mnpóy  Suyas  que  habia  estado  preso  en  dos  ocasiones.  Soroeta  tu- 
vo que  retirarse  y  el  Paraguay  quedó  en  manos  de  los  ¿omuneros  ha- 
eienáo  de  gobernador  D.  Luis  Btísiro  Alcalde  de  priioer  voto  de  la  coi- 


4iftd.  Mompó  liabíA fugihío elisia  cácool  de  hisask. donde  esturo  en  contac* 
tó  con  Anteonera;  y  se  dJiJo  que  lo  pnvió  al  Paraguay  ú  promover  una 
nueva  revuelta,  para  hacer  ver  que  estando  di  á  tanta  distancia,  no  era 
su  presencia  la  razón  de  esas  alteraciones.  Kl  gobernador  Barúa  tiivo 
.é  M.om^  por  asesor,  y  Basíro  le  conservó  á  sn  lado  con  ^an  distinción. 
Una  carta  que  se  le  halló  á  Anteqnera  escrita  por  Mompó  se  quiso  fuese 
la  prueba  de  su  complicidad  en  el  nuevo  sucesoí 

Acababa  de  disponer  el  Yirey  que  el  oidor  de  Charcas  X).  Manuel  Isi- 
doro  de  Mirones  marchase  de  gobernador  al  Paraguay,  cuando  se  recibió 
orden  del  Bey  confiriendo  este  cargo  Á  D.  Manuel  de  Ruilova,  maestre 
de  campo  de  la  plaza  del  Callao.  En  su  cumplimiento  marchó  dicho  jefo 
á  su  destino  y  cnjxó  en  la  Asunción  el  29  de  Julio  de  1733:  perO  los  có* 
muñeres  al  mes  y  medio  de  su  recibimiento,  mal  avenidos  con  el  estado 
de  las  cosas^  aparecieron  á  poca  distancia  de  la  ciudad  y  en  actitud  de 
^eixa.  Huilova  reunió  gente  y  salió  á  encontrarlos  apesar  del  inferior 
número.  Al  aproximarse  quedó  el  gobernador  con  solo  40  hombres  por 
que  todos  los  demás  le  abandonaron  pasándose  á  engrosar  el  bando 
.contrario. 

£1  Obispo  de  Buenos  Aires  D.  Juan  de  Arregui  qile  habla  ido  Á  consa- 
grarse al  Paraguay,  tenia  eran  influencia  con  los  oomuneroay  fomentó 
sus  ideas:  se  encontró  con  ellos  cuando  ya  se  retiraba  á  su  Diócesis;  lue- 
go exigió  de  Huüova  les  concediera  cuanto  pidiesen,  y  tomó  en  esto  tal 
calor  que  le  dgo  ofreciéndole  sil  pectoral,  que  aquella  cruz  era  biicuá 
para  él,  y  el  bastón  que  empuñaba,  para  sí;  que  con  él  lo  compondria 
todo*  Los  comuneros  se  acercaron  con  el  artintiio  de  vivar  al  Rey,  mas 
Buüova  viéndose  agredido  disparó  una  pistola  á  D.  Bamou  Saavedra  y 
entonces  le  dirigieron  un  tiro  que  lo  hizo  caer  del  Caballo:  otro  de  los  con- 
jurados le  partió  la  cabeza  con  uu  alfanje  sin  que  el  obispo  se  hubiese 
interpuesto  para  favorecerlo.  También  fué  muerto  el  regidor  D.  Juan 
Baez  al  lado  del  gobernador^  y  mal  herido  B.  Antonio  Arellauoi  ocurrió 
esta  escena  el  15  de  Setiembre  de  1733. 

J  £1  Virey  envió  instrucciones  al  general  Zavala  gobernador  de  Buo^ 
nos  Aires  para  que  pasase  al  Paraguay  y  diera  cumplimiento  á  las  órde- 
nes que  se  le  trasmitieron  con  acuerdo  de  la  Audiencia.  Entretanto  el 
obispo  Arregui  aceptó  y .  asumió  el  cargo  de  gobernador  conferido  por 
la  ciudad  en  que  se  hizo  aclamar  por  tal^  abandonando  así  sü  Diócesis 
por  el  triste  honor  de  mandar  una  provmcia  en  anarquía,  ñe  formó  á 
Auilovaun  proceso  en  que  figurando  como  pruebas  las  imputaciones,  se 
?argó  su  memoria  de  odiosos  crímenes.  Ko  queriendo  el  obispo  Palos 
«er  testigo  de  estos  sucesos  ni  reconocer  al  obispo  gobernador,  tomó  el 
partido  de  ausentarse.   . 

£1  obispo  Arregui  que  mUy  tarde  habla  conocido  sus  errores,  pensó  en 
remediarlos  y  revocó  el  decreto  de  confiscación  que  dictó  reduciendo  a 
la  mendicidad  á  muchas  familias,  indignados  contra  él  los, comuneros 
res9lvieron  apoderarse  de  sos  bienes.  Eldió  5  mil  pesos  para  habilitar . 
i  los  diputados  que  debiau  ir  á  Espa&a,  y  luego  les  alargó  otros  5  mil. 
'ITo  permanecí  en  la  provincia,  lesdecia^or  la  paz  y  unión  de  todos; 
4cómo  pues  se  me  corresponde  tan  malf^'  Babia  autorizado  dos  decreto^ 
contra  ios  jesuítas^  y  después  de  otros  comproniisos,  terminó  j^or  indig->* 
ñarse  contra  sí  mismo,  contemplándose  esclavo  de  una  facción:  revo- 
có eus  mandamientos,  abjuró  de  su  conducta  pasada  y  determinó  vol- 
verse á  Buenos  Aires.  Zavala  entró  en  la  provincia  con  tropas  regladas 
y  por  Marzo  de  1735  al  acercarse  á  la  Asunción,  I\icleron  los  comunerod 
un  simulacro  de  resistencia  en  el  punto  llamado  Tabacui:  pero  estaban 
ya  desalentados  y  aun  divididos  en  bandos  como  debia  suceder.  Así  es 
■ '  '  -  45 


354  ASM 

2ae  nondHendo  ím  arFemetidft  cto  Zaválii,  ie  retíraioii  pan  no  ▼•Iyat 
remiifM:  ftaeron  perseguido»  y  deetniidos  perdiendo  cnanto  teniaB. 
ZaVala  tomé  proridenoias  íiiertes  eontra  loe  oomnneroe  oontumacee,  á 

Snienes  ee  aplicó  la  pena  de  garrote,  entre  ellos  á  los  asesinos  de  Bni* 
tna  desterró  á  otros  y  adopfó  mncho»  medidas  dé  pmdenoia  y  oanci^- 
Ilación  para  aseonrar  la  tranquilidad  fatora,  devcdriendo  á  todos  los 
bienes  oe  qne  habian  sido  privados  por  el  coman. 

£1  Yirey  Castell-fnerte  dió  orden  para  que  el  obispo  Arregai  conapare- 
ciese  en  Lima  á  dar  cnenta  de  sn  conducta  y  desagraviar  loa  dcTechos 
ofendidos  del  trono.  Pero  su  avanzada  edad  no  le  dejó  fuersas  para 
arrostrar  la  desgracia^  y  la  muerte  lo  libró  de  las  que  le  esperaban. 

En  todo  lo  acontecido  en  el  Para^ay  bien  se  advierte  que  la  obra  de 
Antequera  y  los  comuneros,  no  podía  reducirse  á  un  simple  levantaimen- 
to  con  el  objeto  de  lucraren  el  desorden  como  se  propaló'.  Créenlos  aser- 
tar opinando  que  aquellos  trastornos  tuvieron  por  objeto  la  eeptüsión 
de  los  jesuitas  para  librar  al  pafs  del  yugo  de  estos:  tal  vez  Antequera 
pensaría  en  una  revolución  con  fines  mas  elevados;  pero  para  eso  nece- 
sitaba preparar  los  ánimos  en  otras  provincias  y  óue  ellas  comprendie- 
sen que  podían  y  les  convenía  emanciparse  de  la  dominación  espafiola. 
Véaae^Anteguera  y  CoBtro  D.  Jasé, 

Entremos  ya  á  tratar  de  los  sucesos  notables»  y  de  lo  une  en  materia 
de  administración  pasó  en  el  Perú  durante  el  periodo  del  virey  marqnés 
de  Castell-fuerte. 

Encontró  en  la  ciudad  amurallada  del  Callao  destruida  la  parte  qne 
cubría  el  muelle,  á  causa  de  que  al  construirse  éste  no  se  meditó  sobre  la 
situación  conveniente  de  él,  ni  se  calculó  el  mal  que  la  fuerza  de  las  olas 
era  consiguiente  biciese  contra  el  muro  en  que  estaba  la  puerta  real 
denominiKla  '*de  la  Marina.''  El  Yirey  se  ocupo  preferentemente  de  reedi- 
ficar aquel  baluarte,  poniendo  su  atención  en  el  pUbuo  de  la  obra  para  que 
fuese  capaz  de  precaver  una  posterior  i  nina.  El  mar  había  x>enetraáo 
hasta  propasar  el  sitio  en  que  tenia  qne  elevarse  el  nuevo  cerco» 
Consultóse  el  Yirey  con  una  junta  compuesta  del  general  B.  Luis  Gtten- 
dica  de  la  orden  de  Santiafto,  del  maestre  de  campo  de  la  plaza  ^  su  go^ 
bemador  D.  Pedro  de  Mecmuida  y  del  D.  D.  Pedro  Peralta  distinguido 
matemático:  se  resolvió  fabricar  á  la  orilla  del  mar  y  línea  de  la  mttra^ 
Ua  derribada,  una  serie  de  dientes,  muelles  de  pilotage,  ó  estacadas  do- 
bles, con  la  trabazón  necesaria,  rellenas  de  gmedas  piedras.  Mientras  se 
cortaban  estas  por  los  presidarios  en  la  Isla  de  San  Lorenzo,  sehicieroii 
barcas  para  su  conducción,  se  trajeron  mangles  de  Guayaquil,  y  se  aco- 
pió cal  y  ladrillos  empleando  las  muías  que  de  Lima  iban  de  vacío  af ' 
Callao  para  traer  mercaderias;  y  como  tales  servicios  se  prestaron  g1ñi¿ 
tls.  disminuyó  eneran  cantidad  el  presupuesto  formado  qne  importaba 
300  mil  pesos,  y  vino  á  redneirse  a  la  mitad.  Después  de  luchar  con  él 
poder  del  mar,  y  de  emplear  un  tesón  sistemado  por  la  inteligencia  dd 
los  directores  de  la  obra,  ella  se  efectuó  en  una  longitud  de  1,100  varas; 
y  nueve  de  lütura  desde  el  fondo;  seis  dentro  del  agna,  y  tres  fioera;  eoA' 
«n  espesor  de  cuatro  dado  á  la  muralla  qne  se  levantó;  conduy^dose 
en  la  parte  superior  con  lo  necesario  para  situar  las  baterías  de  defensa» 

Satisfecho  el  Yirey  con  el  buen  resultado,  dispuso  se  hiciese  una  seria 
refacción  de  la  muralla  del  lado  de  tierra,  cuyo  mal  estado  pedia  un* 

fronte  y  costoso  reparo,  qne  consistió  en  3743  varas  de  banqueta  nueva, 
028  de  parapetos,  10  baluartes,  y  en  merlones  872  varas,  pues  antes  la 
artiUeria  se  hallaba  situada  á  barbeta.  Rizóse  ademas  una  puerta  nue- 
va á  la  parte  del  Norte.  El  gasto  total  fué  de  150,737  pesos  de  los  cuales 
S4257 salieron  de  la  real  haoi^da,  d5|553  del  nuno  do  Sisa,  y  914del  da 


ABU 


355 


peoM  de  eámaca  a^gau  la  oaeat»  del  veedor  del  presidia  Mude  de  Pe« 
íeotinoe  de  la  árdea  de  Santiago.  No  olvidó  el  Vlrey  lae  mimllae  de 
lama  que  reeibieron  algunas  m^ras,  eettalándoee  en  ellae  la  fiRvIeade 
na  laxgo  para^to  en  el  ámbito  qne  looorre  el  rio.  No  hizo  Oaetelirfaette 
otroB  preparativos  de  defensa;  y  en  cnanto  á  tzopiMi,  formó  Tanas  oom* 
paftias  de  pardos  con  el  institnto  de  granaderos,  en  qne  cnidó  de  doo* 
trinarlos  oon  fcecneuoia,  y  al  efecto  oonstmyó  crecido  ndmexo  de  gca* 
«adas  de  mano. 

Con  respecto  ala  armada  siguió  el  Virey  la  opinión  de  que  debía  eonS' 
tar  de  tree  ó  cuatro  buques  y  no  mas,  por  ser  snncientes  para  el  senrieia 
ordinaiioi  y  estar  espuestos  al  deterioro  qne  causaba  la  broma,  en  la  casi 
inacción  de  las  naves.  Poresto  la  escuadrilla  de  la  mar  del  Sur  seeom- 

Sonia  de  las  denominadas  Capitana,  Almirante  y  Patache.  Al  ingleso 
n  Caetell-foertc^  el  comercio  de  Lima  había  mandado  emistmir  dos  por 
cuenta  de  sumas  que  adeudaba  á  la  real  haeiendiL  v  acabados  que  lue* 
ron  dichos  buques,  resultaron  con  muy  buenas  euauoades  para  aqueÜóa 
tiempos.  £1  Virey  mandó  se  carenera  en  Guayaquil  el  navio  BriUante: 
pero  nallóndose  corrompidas  sus  maderas,  hube  que  esoluirlo;  y  en  1730> 
determinó  construir  otro  con  is nal  número  de  caftones,  esmerándose 
en  qne  tuviera  todas  las  condiciones  y  exyenoias  de  ranbareacion  de 
guerra.  Dióle  el  nombre  de  *'San  Fermin"  en  recuerdo  del  Santo  obispo 
SSL  compatriota  y  patrón  del  reino  de  Navarra^  Solo  en  los  Jorna-* 
les  de  los  obreros  que  en  él  trabajaron  se  hizo  el  gasto  de  28749  pesos, - 
habiéndose  invertido  en  materiales  y  demás  59401.  Otro  navio  llamado 
la  ^'Peregrina"  fué  deshecho  por  que  era  de  escaso  andar,  y  no  hubo 
4]^uien  lo  comprara:  su  carena  debia  costar  $3^  pesos  y  la  tuvo  por  an* 
tieconomica  el  general  de  la  armada  D.  Blas  de  Iiezo. 

Castell-faerte  con  motivo  de  ser  indispensable  desalojar  de  Hontevi* 
deo  y  Maldonado  á  los  portugueses,  envió  100  mil  pesos  de  sooorro  al- 
gobernador  de  Buenos  Aires  Zavalok  que  reclamó  este  auxilio,  y  para  el 
cual  se  habla  recjUbido  real  orden.  El  Virey  creyendo  urente  hacer  una 
fortificación  en  Guayaquil,  dispuso  se  practicasen  estudios  fiícultativoa, 
y  se  llenasen  otras  formalidades  préyias. 

En  1724  terminóla  guerra  sostenida  en  Cbile  con  los  indios,  por  me- 
dio de  condiciones  de  paz  ó  treguas  á  que  se  sometieron  los  jetes  Arax)t« 
canos.  £1  Virey  mandó  demoler  unos  fuertes  que  por  su  situación  no 
podían  ser  socorridos,  y  dispuso  la  construcción  de  otros  en  lugares  que 
consultaban  diversas  vent«^as. 

Todos  los  Vireyes  tropezaron  en  el  Perú  con  las  repulsas  y  dificultades^ 
4]^ue  algnnos  preladee  de  la  Iglesia  oponían  á  las  veces  contra  las  rega-' 
lias  del  patronato  real;  y  con  diversos  incidentes  y  competencias  que  se 
fomontaban  por  los  eclesiásticos  y  superiores  de  las  religiones,  para  elu- 
dir  ó  hacer  ilosorio  el  cumplimiento  de  las  leyes  que  no  eran  conformes 
á  sus  intereses  ó  pretenoiones.  Véase  Xq  antigua  que  ha  sido  la  resisten* 
cía  y  obcecación  oue  ahora  se  quieren  diseulnar  protestando  recientes 
novedades  qne  á  decir  verdad  no  exia^ien;  y  dando  por  fundamento  la 
falta  de  un  concordato  con  la  J^epública;  eu  lo  cual  el  clero  no  obra  ni 
se  espresa  con  la  debida  lealtad. 

No  exento  de  estos  embanuEOS  el  gobierno  del  enérgico  marqués  do 
Castellfuerte,  tuvo  que  emplear  todo  su  poder  en  esta  clase  de  choques 
para  conservar  intactos  los  derechos  de  la  soberanía . .  * .  '^ó  no  han  de 
*^  ser  los  eclesiásticos  (dice  en  su  memoria)  habitantes  del  imperio,  ó  es 
"  preciso  que  sean  obedientes  al  monarca:  ó  no  hapi  de  ser  hyos  de  su 
**  potestad,  ó  han  de  ser  dirigidos  de  su  economía.  Nocen  con  el  vasa- 
*{  íüije,  y  viren  c^q.  ej.  bien  de  la  .manutención:  conque  es  JQsto  que  ver 


^50  ARM 

'^  'oornio:8eatt'por  dm  obligación^  lanú^st^td:,  ^  aun  deben  támbíen  te- 
^oonoéei*  el  tercer  ben^cio  de  ctfftlanDs,  qne  es  otro  modo  de  üaTorc- 
^^  oerloe.  Eb  lU  atención  mas  úráííAj  porqñe  el  gobierno  ha  de  ser  vat 
'<  cuerpo  con  lioiiibros  y  sin '  mknosj  qne  ha  de  cargar  tan  grande  esfera 
'<  sin  tocarla.  61  no  se  snstenta,  se  quejan,  y  también  se  qnejan  si  «e 
"  atiende.  Cada  cuidado  es  nn  snsto  de  la  humanidad;  y  cada  toleran- 
^  cia  es  nn  grito  del  réonrso.  En  fin,  es  nn  modo  de  portarse  el  gobier- 
"  no  en  qne  ha  de  estar  el  an^paro  pronto  como  si  se  solicitara,  y  el  cmi- 

"  dado  reverente  oomosi  se  pidiera.'' "La  mayor  i>arte  de  los  espa- 

^  ñoles  nacidos  en  esta  ciudad,  por  falta  de  otras  sendas  por  donde  en- 
**  cxuuinar  la  vida,  se  aplican  á  la  del  estado  eclesiástico,  que  e»  la  mas 
^''  ancha  para  el  concurso,  y  la  mas  segura  para  la  convenieneia.  lia  es- 
^*  tensión  de  las  provincias  prbduce  la  multitud  de  curatos  para  loe  se- 
^*-  oulares  y  regulares  en  unas  regiones  áue  por  lá  mayor  parte  son  lapur 
'^'tría  de  la  barbarie  y  la  habitación  de  la  licencia.  La  verdad  corre  altí 
^'  la  misma  fortuna,  que  la'razoñ,  y  la  libertad  vivo  tan  acomodad»  oo- 
^^  nlo  la  ignorancia.  Los  mejoreif  estudiantes  q;né  tienen  por  su  mayor  fe- 
*'  licidad  entrar  en  un  curato,  hacen  morir  las  letras  por  vivir,  y  se  van 
"  á  perder  para  ganar.  Son  flores  qne  se  trasplantan  del  vergel  al  bos- 
^  que,  y  no  es  mucho  vayan  á  marchitarlas  donde  no  pueden  prodncir- 
^<  se.  Son  muchas  veces  médicos  qne  se  contagian  de  los  males  <|ne  van 
'^  á  curar,  y  pastores  que  contraen  el  dafie  de  la^y,  háUándose'en  par- 
*^  tes  donde  por  ir  á  ensefiar  los  misterios  se  olvidan  los  preceptos.'^    * 

Bl  Rey  por  cédula  do  13  de  Febrero  de  1731  previno  á  los  prehbdos  'jgn- 
siesen  remedio  eficaz  contra  los  desórdenes  y  mal  proceder  de  sns  sub- 
ditos, y  ordené  al  Virey  les  comunicase  '^las  noticias  que  tenia  ^Isses^ 
*^  cándalos  y  delitos  practicados  por  ellos:''  advirtiéndoles?'  qneoshaikiis 
^'  con  érdeh  miapara  remitir  á  estos  reinos  al  prelado  qne  resultare  de- 
^*  lincuente  en  descuido  tan  culpable."  Castelmierte  escribió  áloscorr»- 
gidores  con  este  motivo  lo  siguiente: 

*^  Conviniendo  al  mayor  agrado  de  Dios  y  servicio  del  Bey  el  ^nte- 
'^rarme  de  si  los  curas  viven  licenciosamente  amancebados  y  ltopl«a- 
'*  dQS  en  tratos  y  contratos,  os  ordeno,  señor,  qne  con  el  secretoy  v«rdftd 
^^  que  pide  esta  materia  tan  delloada,  me  aviséis  de  los  qne  bnbies^y  en 
^^  la  provincia  de  vuestro  cargo  incurriendo  en  tan  graves  exesos;  en 
*^  inteligencia  de  que  sobre  ellos  no  habéis  de  recibir  informacioii  Jorí^- 
^  ^ca,  sino  qne  os  ha  de  constar  notoriamente  y  con  seguridad  qne  -  los 
*^  cometen:  previniéndoos  qne  no  habéis  de  vengar  alguna  pasión  psr- 
^^'  ticnlar  que  pudiereis  tener  con  algnUo  de  dichos  curas  porque^  ve- 
^^  verificazse  asi,  os  castigaré  gravemente.  Y  por  lo  qne  ndra  filas  mnjs- 
*^  res  que  viven  deshonestamente^  procederéis  con  vigor  á  sa  castigo,  á 
^^  fin  de  qne  por  éste  medio  se  eviten  tan  perniciosos  escáüdalos  rdaiido- 
^  me  puntual  cuenta  de  lo  que  ejecutareis  sin  exederos  i^l  faltar  en 
"ella/' 

A  consecuencia  de  esto  el  Obispo  deTrujilloD.  PrayJayme  Minvela 
pasó  al  Virey  una  carta  en  términos  los  mas  descomedidos,  y  recfaaKan- 
do  el  mandato  como  ofensivo  ala  inmunidad  eclesiástica.  Se  quejó  «de* 
.mas  de  quo  los  corregidores  no  se  hnbieran  dirigido  á  élensoncitnddel 
remedio.  Ningún  otro  obispo  se  alarmó  ni  empl^repnlsa  a^una,  y  por 
«1  contrario  se  manifestaron  conformes;  habiendo  el  de  la  Paz  D.  Álcüo 
de  Rojas  escrito  al  Vii^v/^ue  estimaba  las  advertencias,  i^or  que  Á  él 
^^  podian  ocultarle  los  hechos,  y  que  asi  le  suplicaba  rendidamente  le 
."  avisase  todo  lo  qne  debiese  corregir  &." 

A  cansa  del  abnso  qne  había  en  América  para  erigir  conventos,  «&tos 
lo  cual  dice  Castellfuerte  que  ''de  una  oasa  fúndala  uno,  '^y  de  nn 


áRM  357 

^  lisíMO,  6po6o  uasy  emUfm  un»  eomanicbíd,^  el  Papa  Paulo  Y,  ea'  Bm* 
▼«  de  23  de  IHciembre  de  1611  ordenó  que  los  conventoa  tuvieMn  por 
lo  menos  8  religiosos.  £1  Rey  dispuso  qae  los  que  no  se  hallasen  en  este 
cttso  no  se  josgaran  tales,  ni  sos  nrelados  gozasen  de  voto  alguno  en  los 
eapitolos.  En  Julio  de  1729  sienao  muy  refiida  en  Lima  la  elección  de 
Provincial  de  San  Agustin,  quisieron  los  frailes  de  un  partido  se  prooe- 
4liese  contra  aquellos  principios  porque  en  esto  consistia  su  triunfo^  Él 
Virey  obligó  al  prelado  Fr.  Gaspar  de  Quirós  á  qne  se  calificasen  los 
priores  ^ne  debían  tenerse  por  vocales,  yapara  el  mejor  resultado  v  or- 
den envió  en  oomision  al  convento  agustino  al  alcalde  del  crfmen  de  la 
Audiencia  D.  Francisco  Javier  de  Soasar  y  Castejon  con  cuya  asisten- 
cia se  efectuaron  las  funciones  electorales. 

En  el  a&odel728  disturbios  del  mismo  género  se  levantaren  en  la  re- 
Hgion  Meroedaria,  y  tomaban  tal  cuerpo  que  el  Virey  resolvió  obrar  con 
fileverídad  para  contener  á  los  partidos.  Al  intento  comisionó  á  des  Ifi- 
nistrosdela  Audiencia  que  baciendo  cesar  el  desórd^i  alcanzaron  seVe^ 
rificara  paeífieamente  la  elección  de  Prelado  qne  recayó  en  Fray  José  de 
OastrOy  r^giosomuy  digno  por  su  talento  y  letras. 
-  Al  hacérsela  de  Abadesa  d^  monasterio  de  la  Encaruacion  bubó  tam* 
l»ien  grandes  turbulencias  y  escándalos.  Unas  religiosas  querían  réde- 
la ala  prelada,  y  otras  no.  £1  Arzobispo  Morcillo  anulando  la  decisión 
^e  la  mayoría^  apoyó  ala  eleota  por  el  menor  número,  y  fiíéD?  Rosa  do 
la  Cueva:  de  lo  qué  vino  un  eisma  intolerable  ^ue.  ati^o  ocurrencias 
muyruldosaseu  que  las  criadas  del  convento  hicieron  notable  papel, 
a»  como  el  público  que  aumentó  la  agitación.  £1  Arzobispo  trasladó. á 
la  monja  D?  María  de  las  Nieves  á  distinto  monasterio  lo  mismo  que  á. 
otras:  pero  con  esto  nada  se  avanzó:  la  discordia  continuó  su  giro  y  s^ 
avivó  mas  con  la  muerte  del  Prelado:  mas  tarde  cuando  llegó  el  nuevo 
Arzobispo  D.  Francisoo  Ai£scandon,  sus  providencias  restablecieroii  la 
qnietua  defínitivamente. 

También  en  Chile  dio  lugar  á  desmedidos  alborotos  la  elección  de  pre- 
lado en  San  Agustín;  y  el  virey  ordenó  se  prestase  auxilio  militar  para 
somater  á  los  bailes  a  la  obediencia. 

.  A  mérito  de  diferentes  ezesosde  los  curas,  que  trataba  de'  redimir  el 
corregidor  de  Andagaaylas,  dos  de  ellos  encendieron  un  tumulto  contra 
ífik  autoridad,  y  pomo  aquel  lograra  contenerlo,  poniendo  éñ  claro. su^ 
autores,  tomó  de  su  cuenta  el  obispo  de  Quamanga  D.  Fray  Alonso  Ixi^ 
pez  J^oloan  defender  á  dichos  párrocos.  Las  cosas  pasaron  de  rava,  y 
^el  prelado  excomulgó  y  multó  al  corregidor.  El  marqués  de  CasteUiuerte 
apercibió  al  obispo  encargándole  con  parecer  del  real  acuerdo  se  abstir- 
viese  de  imponer  penas  semejantes,  y  mandase  á  Lima  á  loados  curas.  £1 
obispo  se  puso  en  camino  con  ellos  sin  tener  licencia  al  efecto,  y  el  Vir 
rey  lie  ordenóse  volviese  á  su  diócesÍB*  Desobedeció  y  Continuó  su  mar- 
cha; tuvo  varias  entrevistas  con  Castellfuerte,  j  no  alcanzaudo  de  él' 
cosa  alguna,  se  regresó.  (1727)  £1  Bey  reprendió  al  obispo  aconsejSDi- 
dolé  corrigiese  los  delitos,  procediendo  en  todo  conforme  á  derecho,  y 
sin  llevaiae  de  informes  que  no  fuesen  muy  seguros  y  cristianos:  al 
Virey  encargó  estar  muy  ala  mira  de  lo  que  dicho  prelado  elecutase. 

Al  poco  tiempo  fué  preciso  contener  á  otros  curas  y  eclesiásticos  de) 

mismo  obispado  de  quienes  se  quejó  un  cacique  por  los  exesos  que  oo^' 

.  metian  en  da&o  de  los  indios,  al  estremo  de  presentarse  aquello^  "toa 

armas.  El  Yirev  con  su  acostumbrada  firmeza  se  entendió  con  d'6bi»' 

popara  que rerrenasetides abusos.  ^  *^    . 

Los  de  autoridad  en  que  el  citado  obispo  incurrió,  dice  elVitey,  exi^e- 
.  ron  30  providencias  de  ruego  y  encargo,faera  de  otros  decretos  i  que  na* 


368  km 

bift  dado  mérito.  Eu  materia  de  fuerza,  holio  varioft  caaos  fin  qja»  se 
apeló  áeste  recurso.  Los  pueblos  déla  provincia  deLucanas  erau  agra- 
viados por  los  curas.  Los  mineros  reclamaban  de  un  edicto  en  que  el 
obispo  puso  precios  ala  ropa  que  llamaban  de  la  tierra.  Los  alcalde» 
oirdiuanós  de  Guamauga  D.  Cristóval  Tello  y  D.  Nicolás  Boza  ñienm 
excomulgados  y  multados  por  el  obispo  á  causa  de  una  cuestión  de  que 
no  le  tocaba  conocer,  y  versaba  sobre  la  exhibición  de  unos  documen* 
tos  de  rentas.  El  mismo  alcalde  Boza  fué  otra  vez  excomulgado,  porque 
habiendo  hecho  aprehender  por  deudas  á  un  hombre  que  tenia  pulpe* 
lia  en  el  portal  de  la  casa  episcopal,  donde  habia  tiendas  de  álquifery 
dyo  el  obispo  que  gozaba  aquel  de  inmunidad,  y  que  se  le  soltara  bi^ 
la  pena  de  500  pesos  y  excomunión  mayor  que  comprendió  al  escribano,. 
Una  viuda  fué  precisada  por  el  mismo  obispo  á  que  se  obligara  á  pa^^le 
1,000  pesos  por  unos  cargos  iiyustos.  Fuera  de  estos  se  sustauciaroii, 
oíaos  asuntos,  y  en  nu]|;uno  estuvo  la  justicia  de  parte  del  arbitrario 
prelado  que  nunca  consiguió  vencer  al  recto  y  severo  Yirey. 

Fué  necesario  que  éste  sostuviera  los  derechos  del  patronato  Talne- 
rodos  frecuentemente  por  el  obispo.  Ocurrió  el  easo  de  que  privava  da 
BU  dignidad  al  chantre,  después  de  exoomnlgarlo  y  de  poner  a  un  elM- 
go  estrafio  en  su  lugar.  Nombró  coadyutor  á  un  cura,  y  le  hiso  em- 
barffar  sus  bienes  p^orque  se  defendía  de  esa  disposición,  z  porque  usa- 
ba de  su  potestad  sin  entrar  en  parte  el  patroniUio,  fué  indispeosaUe. 
que  el  Virey  procediera  sin  cansarse  contra  los  abusos  de  un  ^teítiAo 
violador  de  las  leyes  y  enemigo  implacable  del  cabildo  de  su  iglesia. 
Omitiremos  muchos  otros  hechos  y  cuesciones  que  el  Yirey  refiere  en  sn 
folacion  de  gobierno,  á  cnal  moA  chocante  é  ia^aoional,  por  no  estender- 
nos en  tan  fastidiosa  materia. 

Eran  insoportables  en  esos  tiempos  las  pretensiones  de  los  prelados  y 
las  controversias  que  promovían  sobre  preeminencias.  El  de  Tnj^illo  qne- 
zia  que  el  Cabildo  secular  lo  acompañase  tlesde  la  salida  de  su  casa  has- 
ta volver  á  ella  en  las  asistencias  religiosas.  De  otras  muchas  estxava- 
gancias  dejaremos  de  escribir  por  lo  estraño  y  ridiculo  de  ellas. 

No  quedó  atrás  el  tribunal  de  la  Inquisición  que  en  la  época  de  este 
yiiey  sostuvo  algunas  pretensiones  infundadas  y  competencias  de  Ju- 
ridiccioh  y  fuero,  dando  torcida  inteligencia  ú  las  leyes.  Castellfuerte 
reprimió  sus  avances,  y  consiguió  reducirlo  tf  ^s  límites,  defendiendo 
también  la  independencia  de  Tos  curas,  porque  no  debían  desempellar 
Oftrges  ni  comisiones  que  les  conüriese  la  Inquisición  según  estaba  tra- 
tado" to  la  Concordia.  Es  fama  estendi&a  con  el  tiempo  de  que  el  Yirey ' 
l&élQamadb  ^comparecer  ante ialuquisidion,  y  que  lo  hizo  acompafia- 
do  de  fuerza  de  inJbnteri^  y  dos  caüones.  Se  ha  dicho  y  lo  repite  P.  R. 
Pftlmaen  la  revista  de  Lima  (tome  6%  Mayo  de  1862)  que  puso  nn  reloj 
sobre  la  mesa  del  Tribunal,  y  lé  previno  que  si  antes  de  60  minutos  no 
terminaba  la  sesión  y  él  salía  de  sM,  seria  bombardeado  el  edificio.  No 
respondemos  de  la  verdaii  y  exac^tud  del  hecho  aunque  la  revista  lo 
ipoye  en  eL  testimonio  de  Lafond  y  Sttevenson, 

Celebró  ía  Inquisición  un  ^to  pábllco  de  fé  el  día  13  de  Julio  de  1732 

Sla  iglesia,  de  Santo  Domin^  con  ^oCe  penitenciados.  La  descripción 
dicho  auto  corrió  impresa  y  ftió  autor  de  ella  el  Dr.  D.  Pedro  Peralta, 
d  yirey  en  su^  memoria  dice  que  él  asistió  para  sostener  la  precedencia 
dg|  asiento,  pCKrauó  esa  ^f^érbg^tiva  de  la  representación  reaL  la  había 
1iin(ñidO«l  tiezüiípo^^  puiEié  tiaci%  a&os  que  no  se  ejecutaban  tales  autos. 
Yli^hnba  (el  c<^iíde*rVillar)\que  hallándose  preaente,.permitió  qne 
presidiera  ieá  tribunal  dclStóto  Oficio. 


AIM 


859 


fuMMB  de  eeder  en  lo  lelatiTo  al  patroaatiK  deeia  el  Yirty  á  aii  aa* 

I0or:  **Ijm  óbiapos  no  aoalMUi  da  entrar  en  tono  lo  que  es  real  jmiadle» 
''  eUm  y  Málías,  y  j^roconm  moxder  y  oeroenar  todo  lo  posible  en  eate 
**  punto,  ñm  oontenerloa  he  usado,  ademas  de  las  defensas  segnn  de- 
**  reeho,  sin  pemütizles  ampliación  algnna,  el  arbitrio  de  mudarles  en 
*'  ocasiones  los  lugares  en  las  propuestas  que  hacen  de  curatos,  para 
**  que  leoonoKcan  la  superioridad  y  facultad  que  para  ello  tiene  el  Vice* 
''  patrón,  como  lo  hicieron  aveces  mis  antecesores;  apesar  de  lo  cual  les 
"  coge  muy  de  nuevo  y  se  les  hace  intolerable  el  yago  de  esta  scgecion, 
**  necesaria  para  que  no  sean  tan  libres  en  la  disposieon  de  loe  beneficios 
''  en  que  raltan  algunos  no  poco  á  lo  ordenado  por  el  Concilio  de 
**  Trento.." 

Creemos  que  el  marqués  de  *Ca8tellfaerte  faé  ínte^^ro  y  justiciero, 
ofíreoiendo  una  prueba  de  probidad  la  acusación  que  hizo  á  los  oidoree 
de  recibir  obsequios  y  gratificaciones  de  los  frailes  que  necesitaban  con* 
tar  con  ellos  en  las  cuestiones  que  se  agitaban  al  elegir  sus  prelados. 
Bata  íhuiea  y  terrible  aserción,  firmada  por  éí  Yirey  en  la  memoria  que 
dejó  á  su  sucesor,  y  que  siempre  se  remitía  á  la  Corte,  no  podia  est¿n- 
pulft  el  que  se  hallase  manchado  con  alguna  nota  semejante. 

Ia  tesraeria  de  Lima  remitía  á  Chile  cada  afio  4,800  pesos  de  los  síno- 
dos asignados  á  los  Jesuítas  para  las  misiones:  esa  stuna  bacía  parte  del 
aítaado  que  daba  el  Perú  á  aquel  país  en  cantidad  de  100,000  pesos. 
Aparte  de  ellos,  el  situado  para  Valdivia  era  de  50,000  y  en  anteriores 
a&oe  de  80,000.  En  mas  remota  época  este  ^ario  habiaeosfteado  las  for- 
tificaciones á  cuyos  gastos  atendí  después,  y  para  ello  y  la  guerra  que 
contenía  á  la  indiada  de  Arauco,  faé  indispensable  que  de  Lima  se  su* 
ministrasen' los  recursos  que  demandaban  dichos  cuidados.  A  Panamá 
y  Portobelo  se  remitían  anualmente  270,000  pesos  que  después  se  redu« 
Jercm  á  100^000.  A  Carti^na  y  fianta  Marta  42,375  pesos  que  se  envía* 
naa  de  Quito.  T  á  Boenos  Aires  de  60  á  100,000  pesos  que  se  cubrían  en 
Pojto^  £n  solo  los  afios  del  Qobiemo  de  Castellf  uerte,  estos  situados 
importaron  mas  de  cuatro  millones.  * 

¿as  misiones  á  que  mas  atendié,  fueron  las  de  Tarma»  Jaiga,  Guánu- 
eo  jr  Oerro  de  la  Su  á  cargo  dolos  religiosos  de  San  Francisco,'  y  ocasio* 
nabas  á  la  Míal  hacienda  i|n  gastoi  ñ»  8,000  pesos. 

liUriáludlio  de  los  boepitales^e  daba  dM  erario  el  noveno  y  medio  del 
ÚÁeem&íf:  ifo^  Íes  e(Mrreepondia.'«  ¥  como  éí  de  Santa  Ana  era  sostenido  por 
elJBey*,  teniendo  eiK»ttieBtdaB^otaras«e|gaaoioñes,  Castell&ierte  cansado 
íMl  mal  desempéfio  de  la  betmaaAad,  ^ntiegé  esa  casa  oon  sus  zontas  á 
los  padres  iPelethmitas  áeoUeÜiiddo  los  cacique». y  eaboe^de  los  iadioít 
que álli seooraban^  y  teniaoK>tvo Ikospital para convaleceiaoia. <    . 

No  rehallaba  en  pío^^eso  la/lMi,lNttaidadde  Lima  aunque  sostuviera 
33  cátedras  dotadas  por  el  Béy«  ^l^eelael  Viresr^que  haUa  mas  doctorea 
que  cursantes.  Que  los  gradoir'q«0>e(H»taht(n  ibktoév^,^  peaosivaiíian  ya 
800;  y  opinaba  se  suspendiesen  «poj^  algún/ tiempo^ 'Balaba  «por,  dar  re« 
compensas  y  premios  de  oaareraá)  io»/q'«e^ia  J^ngfrifinm  onlsa  cien- 
cias sin  mesqninar  mitras  y  tpg^  que  conxrenia  las^  apta^eivloa  ameri- 
canos. Agregaba  á  sus  raasones  que  16$  oVÍBpos  que  ventan  a«  España 
erón  los  que  mas  |¡daban4].ué  Hacer  sL  (^biécnioi'jiHa  disturbios  y  alter- 
cados. .      ^      ".       ''■>  ',  i¡)  ox'"-  ." 

'  Esta  fiñanqueza  del  Virey  ba8tiu*ia^  jpjffa^É^^f^  sqi,  f^<^/  mudMÍ 
mas  cuaudo  ell^  importaba  adhesión  4  ^nil^^^^^^b^^  'fl®^^^  ^^ 
nos  recomendable  la  libertad  eon  que  emitió  su.pafOQer'  engorden  á  la 
población  indígena.  Dijo  que  aun  sin  hablar  délos,  servicios  fbrxados 
en  las  nünas  y  obn^es,  la  causa  de  su  dimiuaoion  esa  resoltado  inédita* 


360 


Affl 


\WftnpfflL  Sn^fil' 


1UL6  de  SU  trkte  estado,  viéiidoM  vQgldA  par  ^ra  rasa  dainiaaiil;ey  lo  qne 
acreditab»  la  historia  de  machas  naoioiMS  que  se  acabaron  por  igoales 
óircunstancias  siempre  acompañadas  de  lamentables  consecuencias.  No 
olvidó  el  Virey  las  epidemias  mortíferas  j  el  mal  ocasionado  á  los  indios 
por  las  bebidas  espirituosas:  pero  repitió  mucho  la  necesidad  de  vigilar 
qae  loscorrejridtwes  y  caras  los  tratasen  con  humanidad.  Intentó  prohi- 
bir el  agnarcuente  en  el  territorio  del  interior,  y  aumentar  los  vinos:  pe- 
ro encontró  ñierte  oposición  en  los  agrícoltores  de  la  Costa. 

Era  de  sentir  el  Tirey  qae  no  se  proveyeran  en  EspaOa  los  corres!-* 
mientos,  porque  se  conseguían  á  mucha  costa,  y  los  obtenian  mercado- 
res  en  quienes  era  implacable  la  codicia.  Y  creía  que  nombrados  acá 
esos  oficios  y  por  corto  tiempo,  seria  menor  el  inconveniente,  y  mejor  el 
trató  que  recibieran  los  Indios.  " 

.  Con  respecto  á  minas,  el  Virey  hizo  ordenanzas  con  útiles  relbrmas. 

Ír  en  su  relación  de  gobierno  discurre  largamente  sobre  est^  ramo«  £Í 
ector  interesado  en  pormenores,  puede  Instruirse  de  ellos  en  dicho  docu- 
mento que  se  halla  impreso.  Para  laq^flbfifW^^})^  de.azogue  de  Guanea- 
velica,  la  mita  después  de  diferentes  reformas  y  arreglos,  se  «WM^j^^ 
entonces  de  447  ipdios:  la  j^M^.^.h9Mf  "*  .-  ^ 

tos  que  recibían,  era  áB^m^^J^y^SP^mi 
pscaba  el  a»Mnie,  ^Q^m 
real  de  13  de  Fqhm^^ 

de  58  pemt  m9imíWMfri^i'W9^f4^^  kwffif^jsmn 

mineros  y  abandonado  el  trabi^o«:n^ 

elutr  el  periodo  de  Castellfuerte,  se  habían  cobrad 

.£Eié«m9i^d<mifl  ?ot9sf  pidió  énXr^iwmantflAii 
miB0i»ii4dMmttá')«%iiiÁt%viis;4d0il^ 

rios.  Que  también  se  les  diese  legai^ede.¿dflu^??3WMc^( 

vúim  ksb^t^vigmw  mhl9»  útm^^hm^i^mM^má  ¿ , 

¥bttafMM«lliM0JX;dftia8e^lR,^álftAEH^^ 

aMa«IÉBm»p0fttoHAe4síoliiS)^i^im^f%i^  .  , 

¥toymrtaiMtMii4«¿Mi¥Kid4^aK^^  J<9%Mlb 

^^^^'^W^P^WvS^wflBBPSÍ^  ^^KLs^PCHMvV^  ^^^Wi^^***^F'»»Sfc  •SW.^^p^^^'lflRJ S v%W^^^HP^VÍ^9V^Pv j  W^9mwS^So^^9¡^^^ ^B^fm^' 

as  Ummí6m  fmiim»it^n^9sii^^9átí»iamh9k  del  9  de  JiUNMr4#  ]í7S^iMh 
mq^TmwíumB»,hiíiikfi»^tif  MfílÁyQt^^  4»ü«a^:«en^lifbrif; 


\sfií^,mmb 


ARM  361 

\añ  casas  de  moneda  de  América,  nombró  el  Virej^  tina  comiBion  que  exA*- 
minara  el  asunto  y  sns  cansas,  compuesta  del  oidor  D.  Alvaro  Navia  Bo- 
latios  y  Moscoso  do  la  orden  de  Santiago,  del  alcalde  del  Crimen  asesor 
general  del  Tirelnato  D.  Francisco  Javier  de  Salasar  y  Castejon,  y  del 
uscal  de  la  Audiencia  D.  Chispar  Pérez  Bnelta  para  que  con  vista  de  los 
libros  y  papeles,  descubriese  los  abusos  y  los  que  resaltasen  reos  de  éUos. 
8igni<¿e  Una  larga  actuación,  después  del  arresto  de  varios  empleados  y 
del  proveedor  de  pastas  D.  Pablo  Patrón  de  Amao:  ventilar^hise  no  po* 
cas  cuestiones  acerca  de  la  ley  de  las  monedas,  y  se  remitió  al  Rey  todo 
lo  actuado  en  Lima  y  también  lo  relativo  á  la  casa  de  Potosí.  Mí  íáSlm 
de  la  Corte  comunicado  en  22  de  Febrero  de  1735  fué  satisfiustorio  á  Pa- 
trón y  demás  funcionarios,  y  «e  reintegró  la  suma  que  por  el  feble  sa 
disputaba.  En  los  diez  afios  corridos  de  1724  ú  1734,  se  acallaron  en  Po* 
tosí  16.370,335  pesoft  y  en  Lima  22.119,206,  cuyos  reales  quintos  fuera 
del  señoreóle  y  del  braze^je  importaron  4. 775)482 pesos,  til  ingreso  del 
Erario  montaba  á  7.850^6^  pesos  con  los  derechos  de  alcabala,  almola* 
lifazgo  y  averia:  esto  ajearte  de  los  tributos,  papel  sellado,  sisa,  media 
anata,  &? 

En  tiempo  de  este  Yirey  aun  no  habia  trepa  organiBada  en  el  teíno  á 
iBxepcion  de  unas  compafiCas  veteranas  que  s^nameciaii  la  plaza  del  Ca^ 
Uao.  Contaban  500  soldados,  y  todavía  se  msminnyó  este  número»  De 
las  milicias  de  Lima,  solo  gozaban  paga  unas  pocas  asambleas  de  oficia- 
les. Hábia  en  Panamá  25  soldados  para  cayo  sosten  aparte  del  situado^ 
se  i^emitíán  de  Lima  12,000  pesos.  Para  la  carona  de  la  armada  de  ^aleo* 
nes  en  Cartagena,  y  otros  gastos  provenientes  de  su  estraordinairia  áe^ 
mora  en  1724,  se  enviaron  l8iO,000  posos% 

Los  derechos  de  comercio  se  cobraban  por  snbhastadores:  mas  poste* 
riormente  corrió  su  recaudación  á  cargo  de  los  oficiales  reales  coa  mas 
provechos  para  el  fisco. 

Habiendo  mandado  el  Rey  en  12  de  Junio  de  1720  que  se  estinguiesen 
las  encomiendas  de  8eg[unda  vida,  y  las  que  no  tuviesen  real  apr(H>acionv 
ae  dispuso  su  cumplimiento  que^ndo  aquellas  incorporadas  á  la  corona. 

£1  Yirey  manifestó  el  mal  que  sufría  la  real  hacienda  con  <d  orecid<» 
número  de  empleados  que  habla,  y  entte  los  cuales  era  notable  la  exis- 
tencia de  muchos  innecesarios. 

£1  estaMecimiento  de  la  armada  de  galeones  que  vénian  de  Espafia  ú 
la  feria  de  Portobelo,  principió  verileándose  anmdmentcK  mas  des^ 
de  1656  se  hicieron  las  espediciones  cada  tres  afios;  y  desde  1707 
cada  siete  afios  hasta  el  de  1722.  Nunca  pudo  haber  regularidad  en 
8tt  despacho,  porque  traídas  al  Callao  las  mercaderías^  era  dilatoria  Y 
eventual  su  realización  en  medio  de  las  oscilaciones  del  comevoio,  que 
pretendía  siempre  esperas  para  la  remesa  de  los  caudales  á  Panamárda 
que  dependía  el  regreso  de  los  galeones  á  Espafia.  Las  escasas  por  lo  re»- 
<galar  no  eran  justas;  y  el  Yirey  distante  de  someterse  á  ellas>  mandé 
notificar  por  medio  de  un  escribano  á  los  comerciantes  ^j^aoles  na 
plazo;  y  desoyendo  reclamaciones,  consiguió  que  saliera  la  armada  del 
Callao  el  14  de  Enero  de  1726  después  de  dos  afios  de  detención.  En 
1731  se  despachó  otra  venciendo  los  mismos  inconvenientes  qae  creaba 
el  comercio  eetrangero  eñ  Portobelo^  y  otros  causados  jior  los  peraiisoa 
para  importaciones  por  Buenos  Aires.  La  remesa  del  Perú  podia  compu* 
tarso  en  cuatro  y  medio  millones  por  afio.  Los  galeones  tambi^i  lleva* 
ban  caudales  de  otros  reinos  y  provincias.  En  1728  oondu^jeron  doee  mif- 
Uones  á  Espafia.  En  la  fragata  ^^Oenoveva"  se  perdieron  en  1730  ixeé 
millones.  Él  general  Pintado  en  los  de  6n  mando  llevó  nueve  millonea 
en  1731.   El  general  Mendinueta,  en  el  navio  ^^Faerte."  cuatro  en  1739. 

46 


362  ARM 

üln  el  navio  ^lucendio''  faeron  cuatro  el  aiío  1733.  £1  ''Fuerte/'  otro» 
cinco  en  1734.  £1  ''Conquistador"  y  el  "Incendio"  siete  millonea  eu 
1735. 

£n  Enero  de  1725  apareció  en  Iquiqne  el  navio  francés  la  'Troviden- 
cia:"  el  Yirey  dictó  órdenes  para  cerrarle  los  puertos  y  perseguirlo.  Sor- 
prendiéronse enterrados  en  la  playa  de  Arica  106  bultos  de  mercaderías 
que  allí  desembarcó  y  cayeron  en  comiso.  Antes  de  éste,  otro  navio 
francés  el  *'Do8  coronas"  se  habia  mantenido  en  la  costa  del  Sur  hacien*- 
do  el  tráfico  clandestino.  Ese  mismo  año  de  1725  vinieron  al  Pacífico 
tros  navios  holandeses  armados  á  ocuparse  de  igasJL  comercio.  Para  hos- 
tilizarlos formaron  dos  comerciantes  montañeses.  D.  Ángel  Calderón  tio 
del  primer  marqués  de  Casa  Calderón,  y  D.  José  de  TagleBracho  primer 
«onde  de  Casa  Tagle,  una  compañía  de  corso  que  protegió  el  Yirey  dan* 
doles  uu  navio  en  pié  de  guerra^  á  condición  de  que  serian  para  dicha 
compañía  los  efectos  que  obtuviesen,  y  para  el  Rey  sus  derechos  y  laa 
naves  que  apresasen. 

El  buque  de  la  empresa  al  mando  del  piloto  viscaiuo  D.  Santiago  Sa^ 
lavarria  combatió  en  la  costa  de  Chile  con  la  principal  de  aquellas  U»- 
mada  '*San  Francisco,"  y  luego  se  apoderó  delaute  de  Coquimbo  del 
''San  Luis"  que  fué  traido  al  Callao.  €astellíherte  dispuso  saliesen  se- 
gunda vez  ambos  buques,  porque  aua  hal»iaiq«d'.penMígoÍ4t;ám4roii.  fívm^ 
siguióse  capturar  sin  muchft^«eñs8i{ioi  eaUat^tMííphffSViimnmifí^^m 
hacia  mucha  agua  y  tuvffi'q«éuoni^«0atae/aiifl»bevnAd0r  r^ 
gron.  Las  mercaderiaB)füÉsbnvai)Jxyirai;pJbsaé;/i£^i^Sim;J^ 
«1  Cabo  de  Hornos^  -Mü  WM^j^ía66oé3aímilB^'itfi¡Ba6^4tfQimif^;Mta^ 
muy  armado  y  con  efectos  de  ynbido  ,vldbgj<d«  mwwTO  di^€tAnM^^4m» 
Tocó  en  Arica,  pasó  á  Coquimbo  y  de  allí  á  la  costa  del  phocó,  rei^jnfyir 
úíDse desjroes'á las JrfColucas.  .  j,;»!;.  «.  f.) '•■-.  •.!/>  uo- >.i  •íurossio^hinul) 
. .  >£n>la  épÉoea? da  Oastellfiíerte.  el  ^^Eidhunál  laa^M  idé  •Cuié^Éfte  'i^Uirjm 
jH^^eoliQ  ^otsaiüatuvaEio,  el-piioüra  £lb  A^milinL  Oiii2ril]«ridej^]!<H^v¡iMr(^ 
üe^iindoáltiBastués  de.Casi^  >CaMfiMiiu  oPacttloa^asanto^ii/dl  $m^^9¿iki 
tar^ifjí^éiaMlt^tkDÍÁTñy  par»4di  attdiUwidtt  (d«fitíB,íjdj»stftlMtjqjHi9i(de¿^Iiei 
flaha  un0-Selo8?pid<uQeflL  ii  ^  i  .^  •  .  'í  lütim  «íj'ojj.j,.  .t;.»  <„+jrwinr,aíii;vol 
[üUna  onuBtioniéspánosaL^UA  Q0uiaiíi6»<fti  iá  Aud  jfa»ia>  da  Pan»m<kpaft^ 
aer^mfiftLTO.  deívlolentlasiesoeoais  y«8oándail4A^)j6e»!tratolHiíid^^^ÜHffil9t 
é-jiOf  sMk^t^^utasiLtjm^^amo  \  anecoauta  Jlravado  .¥€iMaii4«a¿;ár4ái^K>liínafl^ 
del  ^9ttB#ral.dfií  JAdiffmadftjdB^aifBomebil):^  Jk  C^ttti^  llE2iiPjKi^a«ilit 

te> jD*  Mamila  Aloeiele  ^  •pn^o  ^leeoí  al  idiáoi^iDi  fi0hasttiMi»iBQ]|4eti&¿Mia[ 
leuen^viá  jtfttuiucaabiUoipnYáiidatode  o^msnifiaQi^  ék  2^'ÍñfJivU^igiS^[A 
'Psesentadoe  loü  autos  al  ¥ire|{,  ést«tiHxi^.diQtáH»n.deLri9^  a^^m^fmi 
dd^  qne jqA.^íó^  loádttD.TidideseáiffatiQftnáty '^úrdase  8n)»sta4mt>8tt  QfiíS^ 
hastAihkw^okmrímik  iemíLYmwMtmt><^iwuifaaéí^  desjft  (Saft^l^id^cü^la^^*^ 
48  la  )abogaQíajá.  HH*  Joséú^c^eaaifectpQt  «i^4«aa«a4ios»'  J8n toiS^^imPolo* 
q]i«i^bii.eBJ)^fwimá^'A)bdetetQipBe|i^i^las  núliáiias  F'£^<Xltáñi^%fi»ÍípQ^ 
oQiuM  Héi  Qlud4MÍ.t]fiéJdiá(eiiGiita  de^lndi)  «ijR0yi;ápe]Xij9nám'itaAt<X/miini$» 
j|^n]dbft>i[«fi|B.4Sii  aa  pr^c|i%:jEdl»Tdréy<e&  Ailsfpb6€a:vA0bi3kl!S>^ 
Panamá  decia  "hay  climas  fatales  en  que  paKeoe-mindtiAS^vra  fítí^i^^^. 

J>efi^iij9fi|^<ip^iacseí«l':¥ijíey  eh  aibniétodüaicLii  Qiohifgm  ^liifmjBf^^ 
v.mu«0teaj4nMrA&  ibombtioi^  aon  ioeim^n^  '^^ofr.  iaa  m(Á%9ij.xmm^Ui^:^ 

'^jao8K.hubjieiifi0|3^qpaiBifiib4é^  é6ibHtfooMqnbresy>4ÁÍ<>¿i^<J»)k§llQ4i90ll> 

'(libela  Ai¥I>iL'íunarjpittdadilarm43,vefiii]^^ 

''-laAQOKÍaBÍo(de6í>jiliQOHfuaadon»aiaMi  tttB.'dlErooamit9^e|]Uip«69QaM  á»  ^mlH*^ 
'^  ¡seox»^  qiíe^  )pi«ú«4(ibj{tiN^laaac^«aú^ 
'i;jQf>d¿cádBÍa»6«M(M(^ai»iQ3|^ica^  'iin'vr»  ^  oto-nji^^  i^b  ir^ai  oí  ^looihj  i- 


/ 


ARM  363 

Kingim  Virey  usó  de  mas  severidad  para  contener  á  los  corregidorea, 
Ai  prestó  mas  atención  ú  las  quejas,  que  el  marqués  de  Castefifnerte. 
Decía  qne  las  provincias  ''eran  un  compnesto  de  barbaros  v  de  cristianos 
**  qne  se  contentaban  con  lo  segando  por  el  nombre  y  con  lo  primero  por 
**  Á  uso.  Que  ellos  formaban  con  la  capital  nn  enerpo  bien  estraHo^ 
**  pnes  siendo  sn  cabeza  lo  mas  regalar,  eran  las  partes  las  mas  desorde- 
''  nadaS'  Qne  de  las  impmdeneias  de  los  corregidores  y  la  insolencia  de 
"  los  subditos,  han  procedido  los  fatales  sucesos  de  las  muertes  de  alga- 
'*  nos  de  aquellos  como  los  de  Azángaro,  Carabaya,  Cotabamba  y  Castro 
**  Yireyna  cuyos  delitos  se  habían  castigado  para  servir  al  escarmiento." 
La  muerte  del  corregidor  de  la  penúltima  de  esas  provincias  D.  Jnaii 
Bautista  Frandiño  fué  motivada  de  su  rigor  al  encarcelar  indios  que 
adeudaban  tributos,  á  tiempo  qoe  ello«f  celebraban  una  fiesta  y  se  halla- 
ban entregados  al  desorden  y  la  embriaguez.  Bompieron  la  cárcel  y  ma- 
taron Á  dicho  corregidor  y  al  alguacil  Pedro  Mendoza  dentro  do  la  igle- 
sia en  que  se  refugiaron.  Se  ahorcó  á  diez  de  los  principales  agresores 
por  sentencia  que  dio  el  Juez,  nombrado  por  el  Virey^  D.  Juan  de  Mendo- 
9ftí<^0dtttf«raá^albQgi^ado4el  CniMwoidiLideB^  reos  vinieron  á  Guanea  ve- 
litib  á'^ffoiM^&rzado  porbuálvó  apoar  '  v  j; 

^£ii%jMdde<!)iurtróPv«e6Íiiá!fa^,f  i|ud<ttAfcHlíiidígbnas  asesinaron  al  corre- 
gidla^ Bl'  Süifeblo:  ^JvaqnfOí aáe  '■  Aaémsf  y  iijl  /faocHEa^o  Bafael  Femande^i 
«Olí^tcaP  dé^hií  CóihpaálíflKd«Jeeá»qneilatJaedBiq»ñalKk  .  Inmediatamenn 
lJ^63CB^iíUí6JtA9fhiái&nomhixalá')éa^^  9}.  taua^gútOf  y  maudtf 

diS^glif ^eofií'^litllliimdri^^ioio^  ápFLajpipaltd«lidGnéó^>^(Bnn;qdB  jobr^ 
«iÉ|£&fdtad'para'6ltoi  seapreUíivf  ^eol&D^'yHé^  dtelacó^noHe^iéxiUiá» 
és¡in^*'áb  ^dá«f  «árgá»  yip»iio^ad0le,'dii'p]»]ii&o^  ^tta'tetQE&dctd^pocim^tiw 
íi^mjüi  ^'*f^úO  Th  n-    .        ..    Vv..  .'.*    -r  ...//:.  -   .,  [\   ■  ,,,r>c.  .u  'ik  r.  ^  ,>:-  '/ 

Una  revolución  eiecutada  en  Cochabamba  el'ISSdiCHoVieiBlnrpide  19fSD 
«Oiveif^t  d«%i^';dQ^6iMl|jniBitdB>la  TdVifáteqaé^hüsoD.  MigoetíVeáerade 
l^tbferftoMÍlo^mpia^  dSei  indiM^qde  hb  IbnliábaLr  i^pám^ám 

Wm^^'^O^  ia&ll^a'  6-  8íft^é]i%  ^e  «pM  fie  e^epta!b»bá  cte  j^;iiínineraciiB^>á 
ioa^«dJbi$mt]iiiláfiredn<di]kMré)  vftnMKrqae  oiéetó  á^^mtíélios^yiatídgijq^Bi 
levantamiento,  intentando  matar  al  juez  y  armáadmle;'g6nteieouibaí¿QB<i- 
if^>A9i|^^ttdai^B('^nre«ldoé U, rFéÜrode  &ivera'(M(al^aí'áii8init6:<iyel 
áÍdai8S>]^  Jhsm'Matiis^ejOácfloqiHXon  «marieiita  espUIlvleé  armlidQB'íse 
élimi^^d&''éb8Íéá«r  el  ó«d!étí.  fliovBüblenradQa'teaiaa.poiicsaBmh)  á  uninea* 
tilfitr^aNi^'ilflttaado  Al^arOaláliayhásQayiso^niisobffe  aqaellbsí  oiMApiei^ 
j&fl^abdn^i^y' destrozaron  áás^olidá^eroft^  «]^a'VBao'filtfevL£tlu]»c^lCqt£eii 
]aft^'^«s$g¿i0¿on(*<|túso  ^adiráse<y  nnoffilráFistti  co|idUato:iD«i>iiiibóvarbiM 
tH^^áifai3ui|tiie^M*  lar  e-iuanvoioh,  gpdies  &o  preítehdisalm'  kaT  satisfaoBeséi 
afilio»  if*^adé]9ilÉ9t(«  «n  ia'rebtíionr  'Asíy.1ftiMx>n  ínfitílavlUn  «UH^eheiasidíeL 
tííé^&i*^ tKf bastó tii «i «^e se Un^noe^el ^aatisÍMKO  Saeraonieivfo^ v laatea^i 
ll6i^^l¿bs'tAlnotíhado»«en?ian'^,^IO^  uü>niieBto:^b»cid  sat 

Büiifltlltotfftiesigvr'nqi  Imbi^e  eorre|{^l»vfiii)aieáJdeseainq^&>Biljeábilt> 
é«»>éf^viiKé>4$n4ieitibiMtf-á  Josvi^ú»  dé«igaó  etmismo^Ojálaia^ud^'  Si  Eme^^» 
eü^cd'^Sodíighez  de  Oairraseo'xD;  Jo9!6  rSfairisc^^  pérq  1»  infioijaifidádi  ^ 
lo#'«i^éÍ!^üo>Msai«)n  por -esto."  "  ^  n--   ••.'>  •  .•  ^.     .; .  ■.  ..-i '  l.  )••;  .j.  if    v^i 
'^€MíSN^ltfaérté"«rde&ó  á  la  A<Qdien<na  de  (^há^to  disipaae  Jáqueli»  tor- 
mléii^  fettnieado  «ftierzai  al  «ifeotov  'y  m«nilDard  al  oidor  &  Manuel- de  lüv 
«Dlüeiis  ^ta  qtte  eütendre^e  mv  el  isastígo^  |y  lea  ^l»  paol^fio  aiCioa;  Estte  n)«-^ 
dldaH^'Hégn^án  tMíd^  ptieB<él<^kn!ldé  Cüstiostsoo  habla:  pt¿estojanrjdea>  en- 
eiéAa  %íbíl^  pam^ddfe>i((!ieF'&  lolriV0Oiílos,^pnividemiiaiqu0iofeádi6  al^^'a^- 
édUbi^^  díe  ^10']?e8altó^qii*d>ameaa)za8d  «c»lHirioóKii/la«j<al^j(]!anrá3oa'Má-' 
íiWimsp^'a^Ji'  ««tcraki^^.eat  8a<mfiatta>  tpsajapVEMá  0fi«ti»yj»|Lf  >lp^  pasa  «n- 
la  cSrceí,  le  hizo  dar  garrote  y  dividir  to<^»(|áVdK>pDBÍ«adov'eú  &  horda 


364  jom 

hBdfWí^9"1ina0^;cait*B  l>Ml)ta)«n>la  müt»)  ymrUado  la  cabero  £ 

Oftif'tfttaiHil;'!í;uBVp(iiiii  iii/ríei-oM  iliia  ño  ana  inayoma  cáuipllces.  El  Vi- 
rny  ciiiiliniuí  »  Cnnraaeo  un  el  puesto  de  alcalde,  y  cimiiaiíiiiií  a!  oidor  D. 
l'i'niieiBuo  Saf^ücdia  para  qne  fuese  á  Cocbftbamba.  un  lugar  de  Miroue* 
que  habla  ])ttsai!o  li  gobeíiiar  el  Paragiiav  Y  como  en  Cochabaiuba  bb 
aliorciae  i  ¿O  áí  Icm  rfllwldes,  crejeroo  que  seguiriam  laa  ejecuciones  jr 
UobiipnHVftaltcrfluLou  pn  oue  tnnnó  nu  Juc/  qno  ti^W  de  apaoigoiirla 
Cúü:tuiuaroit  lo»  caetlgua  del  dicho  Aleid^  hanta  \,l  uúmero  de  !£,  y  l'i 
thtniltiitiaad  <iitt*clií  n&mada  4  fiieiza  do  victimas. 

Tbmendímh  118  ontoftenuemoa  varios  BneewntleH  épiíoxdjá  Vire> 
quetaoreW^  coiipigtiarw  ím  este  -irtlcuio  orileiKliiibilus.  dol  modo  posi- 
ble Lilis  I  i,njpt7o  su  rtJiiadü  eu  15  ile  Euuro  do  1724  \  so  lo  proolanuí 
en  'Limk  el  ^  ili  '^  fu  mlinj  cniíTido  halMa  muerti>  el  31  de  Agosto,  ocu- 
piíilfhybl  troiio  Ictipi- V  BujHirtm  qufiítateB  liftbia  leuuntiadu 

f[ftrimentuM  ni  1  itq-i  un  inerte  te mblM  dt  tierra  ti  6  de  Enero  do 
elcn^ituí  ivuriruirvit^Pii  la  provincia  di  Giunlis  \  amiinú  com- 
niBDH'  llpiiíblu  ib  Vui  Kb  coala  luuiiiijtf  mii  une  wasionó  aquel 
sacudimiento  y  1 1  li  splome  di.  un  cerro  ne\  wlo  si  aaejiiiro  que  en  esta 
cafáatrof.i  b  ibmi  1*11 1  ido  mis  de  nnl  poreouoa  riunbien  el  poerto  do 
Pait-ieii  1~:£)  siiñj.ide  iiirpioiitM)  uu  í,i'au  a„ini.eto  que  oaoso  conmdp- 
Ublindiflna  tu  U  proviuclii  (IQ  Concepción  A;  Chif*  el  í)  lie  Jfabo  de 
ITM  tíoi  eiiiautoaa  citma  icompamda  ile  lalidas  virfentas-dd-mar,  hi- 
zo lamout (bles  estra^iw  ElnLijij'*  Imbodoa  saüuiliioiento»  d^timu 
bastante  retios  luio  tti  3  du  Dicleaijti*  de  ITU  y  alto  ^n  Müt,  tísfe  dw 
1734  El  alio  líi7  «e  Iiiii»  sentir  en  LitQI  \  otros  puntos  no»  ortrowdi- 
nana carestía  d<i  111  (CüB  por  lo  qno  ae  ¿icieton  púbtiLaa  rAgativa«aa- 
lieiidoil  \r7obiRpo  ú  !y.n(lpclrlos  campos  Jn  '  1  dr  17^  apareciaiíifle- 
lire  arainlU  111  Hi  lo^t  ii  del  istmo  itp  Pumita  U  lie\  gobüniabdi) 
C  isti  Ufiii  itr  n.ittri]  ia  ni  ib  11  Al  qup  no  loinpn  inliiisp  t  bm  iMspitatee  la 
resolución  Mgentí>  niK  pnihibi  1  U  tEiuilmun  d?  ttrnv  .ntoi  \  1i>..jt«eaivt 
'  pacs  dclji  ui  r  st  ibl  ursi  i.indlix*  p  ii-i  1 1 .  nrji  ion  d.  I.w  tiidto»,  cnv» 
"cniílijnfi  lilpiiiinr  jiiJiSini  id  '•11  c  oiitimei  laiui  iiiasyiielaooua- 
'  tracción  de  templos  luati  11  bles  ' 

'  ton  lUütiMi  il.  I  ti  nenioto  de  Lonuprioii  flo  proporeiMiavondifeMiltoft 
auxilios  jilViin  LiiML '■U,(lü')p,sns  tii.ridtlBitnwle  Al  í>iire»>ti«niiío 
TJlrtil  iciu.>  Rf  ^Ki  Tullido  de  nii  i  cpiiltiui  ideTiiiielasB»  ifM  Jfemmíí 
uiiH  la  gentt  taattllluerte  nombr»  j^oluriiadur  mtenito  d^CÁiie  al 
"laé^&íreaeeajupoD  Manuel  Solara  inf  i  el  alio  de  1731  liego  dewaoi  el 
i«iftat;p  JíihC  Antonio  MauBo  con  titulo  nnl,  y  nt  posesioBÚ  do  íajwo- 
Srteiiiiiflíporlíononibro  *■  1735 

P«  él-aoiígiiiilnteelTnhnual  flel  Ciuisitl  vio  do  Lima  oooetenió  ea- 
¡"^fitiago  un  Jn/gudo  de  uitiiercn  lo  mal  ooasioiirt  ttlM  ew>o 
étff-pot\[ui!!i-ibiiqui,oeumiá  la  capital  del  P^rií  puloa  oasoade 
11  .Dt  iianlftó  de  los  jiist  w  re tjsuiac iones  qne  sa  bieietiBn, 
''*  *-V  íí  ínndai'a  en  Lhüf  í1  tribaml  de  Comercio,  y  asi  so 

,,,._,_ SdtiBl'it'eion  de  lua  ncí. ociantes 

'lpaf^eííCe/eíl7íf1  nn.bmdn..  xl  Pnu  ,.01.  or-ision  de  haberse  ui- 
^HdíndoéfsSilacJpdPMKlruI  l>niu>  lutilio  s,  v,iihi.o  enriando  adn- 
mWelimjprtBftenn  10  j)=  Biibir  1  i  iiiontudc  lis  iintun  Fnaqnel  mis 
SioánoKjBiblóelmarqnísrteCindlliniTti,  ile^pii-iiori  il  d«  capitán  g« 
ffey&CltiíjIViltiiai  elevada  itcintmiadp  la  (  imramilitJi  So  per 
latwMfiíííftiH deí Stóimano  di  --mto  riiribiuLl<olot.treiihBbt 

^.^ffóíaíJtllinilo   nijoidoii.Pl   «TiPRto  y  pnbh 

i^tibytfttlciouf''  V  inikutQZ.i8d^  ta  Umva-Mdxd  de 


y  ZevaUos,  Beóhw  ei 


lo  B&o  «a  recibianm  en  Lima  loa 


«lde*i|mio 
nuao.Tor 


nuet 
CBTKO  del  suputo  mayor  D.  Melchor  ICendez  delIorkM 

de  foroiar  nn  estaliLecimiento  j  ana  fortaleza  en  twritoiio  penuoo.' 

dÍBpcwioiaii  del  Virey,  ae  dirigierou  r«clamacii>iiM  ál  gobenuMW  del  Pata 
D.  AloDBo  de  Sooaa  Freyre  cua  cuya  provitleiicik  twiael  pioyeoto  ñi£  en- 
teranwutedMbaratadore^resaadoáHDpafH  loamTaaoTea.D.  Diouiaiods 
Aloedo  Pi«sidente  <la  Quito  y  el  padre  Joan  BoatUta  JnliMí,  auperiot 
d«  laamUiones  de  Jesuítas,  hábioD  hecho  vigozoiMproteBtaa  contra  aquel 
«tentado. 

Citaremos  ahoia  las  reales  órdenes  recibido*  por  el  sobienio  del 
Perú  eo  tiempo  dal  Tiroy  Castell-faerte.  Ea  ona  de  31  de  Mano  d» 
17S4  w  niBiult»  cerrar  tmlos  loe  estanco*  de  pArora  existentea  en  el 
Bciiio,  aunl&adoae  el  coutAto  qne  por  9  allos  húo  ea  remate  D.  Joan 
Baatista  Palacíoa.  La  da  7  de  Setiembre  de  I7SS  paia  moderac  el  Iqjo 


íe  Ootnbre  nwqdwi^o  w».) 


S^ 


ibúnup^mt^sntíOe 


g\¿l¡sfí£Íai 


1  los  empleos  de  oficiales  reales, 
y^ljtatesQltariaucantrael  matulo  de  la 


[iSpOSloiOL, 

—i  mitf»  para  evitar  ae  &lta- 
.  ..  ¡lícito.  Per  otra  de  7  do  Jdiiía 
folemnidad  M  tomase  posecioD  Jn- 

^ ,  .,.  «]^  la  c^ialae  pondría  KuarnicioM, 

inÍP9Pt,f^íÍw(^m¡^J^a9  VDAue.  estnu^icera.  Laae%  de  8e- 

^o'tTS&.4«(^nÍM!WMMnfi>M &  i^  con  lasannaa leaka 

■dB-rtMlll]*, hlitoiiMiy :  Atfes  úfilu^^ ¿fffi  el üven»  dos  eoliuBitts  coeoo»- 
OBMf  filmJpaatístÍÑn.KWi''^'t  wu  dos  tonnj'W  en^  intennedio  anides 
ocm  una  ooroua,  y  la  letra  Ütraque  tmum  Q^éel  doblón  de  áS  eaondM 
d««MinUM>Mim«M<f)i¿%AMpeeoe  elseD;p#)4,yeleaioado9^aien- 
>4ai*lMC»d^l3Íl «Utow-lM  mr>ftfr.O«tubre  ordmaiido ao se nastip»» 
aettf  Btop  tfi)o»teJ^f  MB().faHBM  ^^a^teucfaf  jEBDti»de  13  de  dicho 
mMiWtiniiln*^  M  'CnjtAtwKW  ^on^ulaao  ep  oonsldenMion  t[en»aerTÍ- 
TÍD^fMlil»,IiaLfWÓs,4m|)»m^  UBoiiia4e  539,313  que  d6- 

MpMl  lAOMUibaetaiW-  m>»ijfS  SSa»  ¿itú,  de  17 JO  que  weetableclesen 
esbuicaa  de  naipes  eu  todas  las  cmdkdoavYiUaB  V  ep  la^de  38  del  oitv 
-diiitii(|l')ttWWiflUin^l4J9a  platejfpa  á  lubpr  la  plata  coft  laley  de  on- 
jC«,(|Ml»SLpaiRtmHi«e  vRpdo^  y  iiiiíí''=^>  y  el  oro  con  la  dé  33  flnilatW. 
'"—  '-'-—  d6  7daMa40pi»hl?Í*3fliÍ9>lu8ede«áp|aci>BiieciíUteíyiegli- 


•  eonpMeu 

jw  <fif^  do  173,? 
real  eédnlj,  iIl  ';  ú 

tedwBn>iui(Lai/ . 
■itmOúBcíii  l^tiK 
^(taeooiat  tiiii  1 


3acUi 


II  \  ui)iiiti<logriietal  dolos 
n  j  ptijuicioBquti  padecían 


(    l'oi 


aeniOH  iuvesti- 


dn<^i>Oui)«lia  tiiilu  iio-,il>ni  diamlirii  d  ulijelo  cou  (juu  ül  coueejo  remi- 
uéna  aifabitiiiu  (le  AruqoítiJ  atlnullna  iiiiBanimoa,  m  que  electo  produ- 
oiriau  El  Hi^uiflnte  es  un  CHtrti.to  <1<  1  in  printipulps  do  bUua  £1  mkl 
tSatp  perHooiil  jlos  luiliua  Ijus  CLptu-ttiuii-iiloe  for^^jilos  de  efectos  y  li- 
'Mm^piúcitu  psjKi\.aa.  La  fiüta/  di,  ,aiiúi«iti.ia  y  J^i^^kla.  Que  Ipe  ro- 


Utt 


,,...  ,,.-   - -    ,,.,,,,.....,.  -lo* 

fffO»¡htenBa  pagabaq  los^afftloQti.  ^p«.BL.8Mdli§ecle  lesidem 
ui.i^(>rKsl[kF;;;ae,<s»4a^(5iiatlaQ4<>  ^naro  al  BMMttiria del  Vi- 
«efawju^ee^eisii.pÁaitÚBadoB  de  lo»  oeimgidiiiM.  Qae  mu- 
li^.«ñn,depaaiUelueB,iI^,  lop  Yaof^.  Qne  qníMiwf  á  Itm  ia- 
^aas^  por-^  V>lM.d»loKpaTti(loi  Que«e  acOTMH«to«llcM 
Jiai(BWM>-jÍyí«»a,y:  «neifeík»,  lefucgaáMi  4iv»tft  Ira  que 

juilas  io1)ab9a¿ii|i|tieati44t9,lH;^n(BdÍ|ui«  ^«<1(m^io- 
.  .    rap*^DofiAbm  4  lós^iúsoa,  4:lw-te*iu)^»M4  taiMÜí'' 

eroaanmea.  Qae  ea  loa  asientoe  de  la  ^iHM^MiUe:hMüt 
r,qge|toijinW><i<ti)4tww  L'cawi  wi«4(M  iA  Viieyj  (Qae 
-fimn  de;^b«M.  ,(^cn)uid<i-tüsRnivn«btona'dM 

„  ,^^rfbe«i,«acao«a  eudlam»  el-áop!»*»ü4eiitoftb«íni 

^btti^^Its ^D^lw  F.aa)ia<iÍAnobcwpAI>UoMBütdaEltManiaa& 

M>>WS'Í<^7t  ^ñboa  salUu  >1  eamiao.  £  toQUuleBlBautsta'poB  Amo? 

io  púa  revender  elloa.  Que  los  esoiíbanos  les  llebábiui  derechos  ai^ 

ÉhiíMíBPonían^íwriwi^obaftliWfWííeiiWMaWAiaílfl»»- 

'^ífnj0í(i|lpagao4dcm4i[a.M.kKpadiaa,,  QaAlMi:U«n«Bb 


latH  ¿ JO- ftiid*i;«e  dd  lAS  «otnregiaaeM'^or  «nrU 

mprendia  dtoiendo:  Qno  m  mg 
ta9i<w:^  ^  judias  £w«  oometeiM  «on  «n  otanWdeMttHfc: 
■*>jV'!Ñ^1W)ifi*^<^(«  de  fincas  de  lalf^ipl»  y>C9£radiwi.'>Q«B[iml3»on 
'WB»Í9fiSW#ft9"jM?««'>l^á?««M*«*^t»'»»»tafc  lo biciflna?«pn 
eoD»Dail  derechos  injuatoa  inmugiéndo  Ñ.afwiMl,,ohUgal»am4ptátteft: 


l^iftv^i^lEtiW  3Vñiwas  pautan  baor^aspam.ifia'idOEHtaiio  (nda«3tramr'> 
nmU  djf^  (ufiAi')  red-  :Qoe  «>  Betrian-ds  li«p.íii^o«ien  aiwittfabtfTa»lfaF> 
dii^e^g||p^.:Qai!l>i><'iW cortar  leCa.d».'loHB>oiKli««dtt'««i<raBUad^'j>U> 


iTiaban^jTp^q 


rpfl4'íruy«iÓ6  tainhioH» 


l|.tM^>AA.«B 


iMtaem  éaioáió^mm 


realoB,  ]^  niujcii'n  rual  f  it)fiáiaj  Loeaált«niH  no  i«¿  M  p«ii4  de Mimt) 
Que  cobrabau  primiciy<B.'4obile8  &,  ¡k,  i  ■■.       ■     !"■    ^ 

Voiiios  A  teinúiyji  tiitan^o,  4>)  IteQAU  eaoa^alMO.QMa  iioeftoiediMCU^ 
tell-litene  mi  iluni/.i^é  inl|exÍUe  c»r&¡W-  Re&er«A  B.JMge  JttÉMrI>>' 
Antouüi  du  UUo;!  mi  rq»  raeíaDriaa  •ecíetaa  sobre  Aroíiloai  qno  iaXúm  90 
IiiutalacoíitiiuiliL'i'  ihiprotedec  áloe  crúnlaaUa  t»cmltáiulalM  «nsM^-eaK 
Bulaafiunilúia  ■'.'■  -.i-.m  diituioion, ]^*'^«BMÍo»fiMm dfll  ■leánasdala' 
joBtioí»,  baoioiiilo  i'Liiitada.lionocy  TWuAaá)  ,-eapWÍBfaiiMteJaBaefkUH^i 
el  borlarse  tkU.i.',  !":<«;  dpls8>ai(itM^4ftdeB. 'LQM9:i«nilin'0M»''de'iMIJM' 
üildenú  el  Vivij-  tí  :;:i'.<delos,;Jcal(Wa;ue,wti:«4Me4teeierto«aM  fcniíéwr 
lióciíaate.  1^1  «i.ibu'.l'-^  di;ofio.di4,^Uano<«at(UHl'«iL'IiiAUr'-7^att,id>i^^. 
opufioreai9tuu<:ia,i.'.oluiai)dDdeiiwi4tpa  alalMlde.  BaW  AA-parte^Ví"' 
voy  disimulíiudo  la  vírd««t;..iBj*aiCí^Ufw«Wato-diioqM»i>wíaiopiiW*t- 
la  mandado,  lo  pQud^ÍJ^je#'en|)w«:SAt^aiMA(a*^^ 


ARM— ARIf--ARQ-ARB  3"CT 

loqnA  pamba,  le  nipU«teiuni|nm<  Otro  4e  esa  eomUd^  XKiMkflbto 
al  capitán  de  ea  gaaráiii,  qHÍ«>it  aiú  cnenta  de  babér  sido  'tiWMliflM'  -üM-' 
la  ee&oranegtfD^Me  ésta  d  entrega*  4I  reo.  InftadoolVlrt; 
la  casa  de  tropa,  7  mandó  Devto'  A  la    oStvd  &  vtítMMñ'  'eet  .  ... 

pero  qae£ la seflOTawlapiMentasen  antes  p4l^v«fttli'£11tf-lf^flfiSné8' 
to  sobre  laa  armaa  i  Ma  oriadofi.  Ia  Orden  ab  eutopltti  «stiMtlnlwtKv' 
en  Manida  fti4 usa eaeoltalíIaliBdéadailetinaridb^id'caalMMttHlSPV 
Vald^adesaitandalMHAplioBvd^' Arzobji^,oldor«e  r  «MHId9"«iíifc3 
aidatioo.  No Itevé  tiMafio deteMAlnaáe, 7 maiii de pMSr  w atU^"^^-^ 
á  qoeae  k  eondoútf  sffbitilMámetíté^'l^nQtte-tes-maiH^M^ 
"  ofiael  VíT«9-,«opOTinHiea«náM8WitetMd«Mcs4Mbpif(r*ln 
TodaJa  oiodad'  üb  Indigna  md  le'«a7td't"d^n)<!tice'def1ieetiU/i|h 
decirlo  alto,  mn:  el  reneto  ti  inae  Üt^liÉÍteaaéitevansftbaU  lab'Jr 
tontoB  del  Virey.  ■     ■  ,.T-  ,:■,  1,1  .--I'.  ■.:■..-■ -t^^: 

BB»rqnáadeVmiagarolael4defiiieroM  1736:  DetéPsiiaé'r^-^ 
naBaiMlrUéMoo.vse  endt&redeBel'mWo-  "8(bBT«i1IitH''ci 


^„ ÍWadaálB  peDfnsulft  ToIyW  á  tOatídár  ^d^afi** 

S<ianUaB,y  «t  Eof  le  ooBdeoorówmftdrden  y  Collar  W^TMtttt'dí 


«iPafd,liiBoeBÍdnlaaQe  estndiDBOOniocoleKiudM  Beai'de 't 
ttoijr^rvlfttJaiveeridadde  BanHttrooa.  Paeiiao'^or'>i^'4Mai 
Obñnaa  d<kid« 'permaneció  poootrempo:  viilDhbtflKUttl  lAllW^' 
Iiv*TT'IP'M>^i»por1oaBtLosael63£  Dt^tiee  Vttl  ^K"-'^'- 

plÑ»  en  el  supremo  consto  de  ludia^  '"'"    ''' 

'^iMIIÉO  'rirntnfiim    rimiln  1^  i^taiee qae en ISSréMwWlUlkaíaK^ 
ML^lhaqaiéuiaoinrMetblMrevolaGioneay  atrbcea  cifráéiieH."nM^%a^ 


iodeú»doB*>BaltaíarVeiaé5wea   en  Potosí  í  *rtel!»l«  •»' 

aSolB«itent«~IUlM  Prfaistw*.  ■■  ■■™'"'  ■¡'^'eJe'iTro^ 

^iVaa-BaiBícÍBca  Amaofng  IWrtor  oficio!  leol  (teBOteruVMílilftii,»*^' 
idqrIda.a«.oal>ildo«iilGOT.  .■  .fU.roV  iinrnq^i:. 


1    líf.   c 


gidqrídi} ««'  cabildo  «n  1S97. 

■  'lAamTBHjá*  y  BMMWW— -Bi!  t>fc  D.  Jo8ft  FRAScasd^i'^^tiMqaa; 
SBiL.Maflt!^  OH  ITeo.pté^oftdado  de  la  Catedral  'Oé  Lbaiimhvm^eo^' 

mOim  del  Tribunal  de  U  lutrnisicion,  comisario  do  crnJ^'Í^MfttMiiei 
áa  matotio8,dlgaidaddé'teHore^oea  1769,'  chantre  eu  líH.'^VId^.'Bá'J' 
Unndo  reotorf  qn&tnvo  «1  oolegio  de  San  CaHoJs. '  rtllcoítí  tíU-feSíP  Y    "¡^ 

LuUTU  I  CCBTiKl— D.  Lea  di:— Jlaestre  dp  nmvo.  ííomWffle  « 
ICeyen  IP  de Novteiabro  do  1007  oniTOíiidor  do  ]a  Villa  Hiun  de  OropeEa 
y  mijiaa  de  Goanoavelioa  euieeoiiilR^xlo  D.  Alonso  de  i^ii  laflintíu. 
Fa^datiiaes  conexidordelT^e  du  Valverdude  Ioív,  por '  trnl-er  pateado 
A:ú:aitdai?lapt¿vUolBdoAreinijp:i,el  <ine  lo  ei-a  D.  PeOm  Mbh»  de 
BarnomÚTO,'  D.  Lnla  de  Ai'tatia  tuni^hú  &  EApnfia  en  CDmi^TOiiiiáFa  trSr 
taxaawitw de  niiiuw  y  demon^dá.  I'ik;  EiiHado  couDíi.  Jimu»  doLqjan- 
bcbnuinikdel).  Gae^areanduigo^o  Toleilo,  Lijos  amlrna  iTo  D:  flabriel ' 
4oIin|aB  a&raadonilItarqDé  ífir\'i<i¿  i^rdoiie!*  do  loa  dmini-ií  de  Alcalá 
y.dafiaboyaTdeD. JuawaoAhBIri      '    '        "'    '  '" 1-.— =  — 


a  el  gobWno  j  aoman^Úmeia  ?:< 


ArtatiB,Svorecldt>  del  líey, '»._._        ,  .    .      ._.__. 

mdcíjrreffidpr  de  lo»,  áio*lío9<nri'  p^unfiln  iiiil.!i"^i"i--lPTireál'.'*a6niá« 
deiMtO)  eí'Virciy  teiiÍtt,pre*lffliol»i  \-iiim  ino  .un'i.ai- :í  ha  fmj'éionarW'ál-i 
.giíiujpértasMtofcau»«r?lcio,-j  i^jivi-fnie  t-mUí  cumiáou  (¡11» 'ot ""*-'"  ' 


36^  kU 

He  encalcara  al  mismo  Arratia.  Este  tuvo  por  hnoa  al  presbítero  D.  ^e-' 
lipe  Y  á  Da.  Isabel  qne  casó  cou  D.  Juan  Hurtado  de  Mendoza.  De  este 
matnmonio  nació  Da.  Juana  que  casó  con  D.  Diego  de  Herrera  hijo  de 
D.  Antonio  de  laslnfiuitas  Herrera  de  la  orden  de  Santiago.  £n  el  artí- 
culo Segovia  Bricefio,  D.  Felipe,  tratamos  de  nn  notable  servicio  míe  es- 
te  hizo  al  gobierno  avisándole  una  cOi^araolon  de  los  indios  en  el  itíio 
1565.  lia  esposa  de  Scgovia  pertenecía  á  la  familia  de  Lujan. 

AftiUSbOMlMl  T  MLBlIRIlf— -Et  Dr.  D.  Mai^uel  Antonio  DE-^natn- 
ral  de  Asturias:  de  la  orden  de  Carlos  lll  marqués  de  San  Juan  Nepo- 
muceno.  Vino  á  Lima  de  oidor  de  la  Audiencia,  y  servia  esta  plaza  en 
1779.  Como  Juez  comisionado  por  el  Virey  D.  Agustín  de  Jauregui,  slsuió 
el  largó  proceso  á  que  quedaron  sometidos  todos  los  parientes  de  D.  José 
Gabriel  Tupac  Amaru  después  de  perecer  óste  en  un  cadalzo  con  su  mu^ 
jei  6 14]oen  1781.  Desempeñó  el  juzgado  de  censos  de  indios  en  1784  y 
65*  Ascendió  á  regente  de  esta  misma  Audiencia  en  1786,  y  en  1794^  re* 
cibió  honores  de  consejero  de  Indias.  Desde  18  de  Marzo  de  1801,  en 
que  falleció  el  Virey  Don  Ambrosio  O'Higgins  marqués  de  Osomo, 
hasta  él  6  de  Novidübre  de  dicho  afio  en  que  Uegó  el  nnevo  Virey  mai> 
^ués  de  Aviles,  el  mando  del  Perú  lo  eiereió  la  Audiencia  gobernadora, 
jéoayendoéñ  Arredondo  como  regento  la  presidencia  y  la  capitanía  ge- 
lieral.  £n  1808  obttlvo  el  título  de  Castllfa  de  marqués  de  San  Juan  Ne- 
poiüuceno  y  eU  1815  honores  de  camarista  del  Consejo  de  Indias.  Se  Ju- 
biló en  1816  énttaudo  á  reemplazarle  D.  Francisco  Tomás  Anzotegui.  D. 
Manuel  Antonio  de  Anfedondo  y  el  oidor  honorario  D.  Antonio  Boza,  £»• 
brioaron  en  las  dos  cárceles  de  Lima,  locales  en  que  pudiesen  estar  las 
mujeres  separadas  de  los  demás  presos;  y  también  hicieron  unas  vivien* 
das  altas  que  ocuparon  varios  escribanos  en  la  calle  que  sale  á  Santo  Do- 
mingo, y  cuyos  arrendamientos  quedaron  á  beneficio  de  la  cárcel  del 
cabudo  que  estaba  situada  en  el  portal  llamado  de  escribanos.  En  1813, 
se  anunció  en  un  periódico  de  Madrid  que  el  regente  Arredondo  pasaba 
á  serlo  de  la  Audiencia  de  Méjico  dándose  su  empleo  al  conde  de  San  Ja- 
vien  mas  esta  novedad  quedó  lue^o  sin  efecto.  £n  el  curso  de  la  tevolit* 
don  Sud-Americana  y  cuando  el  virey  Abascal  celebraba  juntas  y  to- 
maba la  o^Dusiva  contra  Chile,  Quito  y  el  Alto-Perú,  se  asegura  que  el  re- 
cento Arredondo  era  de  parecer  <^ue  debían  cubrirse  y  defenderse  las 
Sontoras,.  pero  no  enviarse  espedicioues  costosas  á  los  demás  vireinatc», 
**  donde  la  discordia  bastarla  para  que  se  aniquilasen  los  países  disidjen- 
Vtes,**  que  por  otra  parto  no  tenían  medios  para  luchar  abiertamento 
oontra  el  Perú.  £1  alio  1815  estuvo  Arredondo  en  cardado  de  la  dirección 
j  demás  ooncemiento  ala  obra  de  los  tajamares  del  rio  en  la  parto  fironr 
teriza  á  la  plaza  y  alameda  de  Acho  que  en  aquel  tiempo  se  renovaron 
y  mejoraron,  para  lo  cual  el  cabildo  entregaba  al  regento  los  fondos  nece- 
sarios. Ya  en  1801,  y  cuando  él  gobernaba  por  muerto  del  Virey  CHiggins, 
habia  proyectado  esa  misma  obra  y  la  de  dicha  alameda,  que  se  oonti* 
nuaron  en  tiempo  del  Virey  Aviles  costeadas  por  el  cabildo. 

Fué  casado  Axredondo  dos  veces:  la  primera  con  Da.  Juana  Micheou 
viuda  del  regento  de  Chile  D.  José  Bezabal  y  Ugarto,  h^a  del  ooronéí 
D.  Juan  Francisco  Micheo  y  Uztariz  de  la  orden  de  Santiago,  y  de  Dolía 
Josefa  Jimenes  de  Lobaton  y  Salazar.  La  segunda  con  Da.  Juana  Héroe 

Í  Dulce  viuda  de  D.  Juan  Fulgencio  Apestoguia,  secundo  marqués  de 
dne-Heimosa  y  de  quien  no  tuvo  descendencia.  A  la  muerto  de  Dofia 
JuanaHeroe,  Arredondo  que  la  heredó,  se  vio  dueño  de  una  cuantiosa 
fortuna^  en  la  que  figuraban  las  haciendas  de  Ocucage  en  lea  y  Montal- 
}}fax  en  Cafieto.  £1  ssgento  murió  á  fines  de  18^1,  dejando  de  álbacea  al 


if¿M^filMAiíatfÍí^tiniiiS»^0Y«^iidi».5 

,»d«lolt»d«l)rtg»diwArr^»iid«.':'   ^'''    ■  "^'.f';'';    '■"■'■^  'z      '/ 

UtREBSIDO  I  HIOIO—D.Manukl— sciliciuoilel  anterior,  hijo  tlél  to- 
Jiiwito  geuOTal  Virev  daBoenos  A'riM  D.  Sinolns  de  Arredondo  y  do  D«. 
Josefíi  MioiSo.  Vúiü  iilPflrd  dn  tJjiiicntfl  tunmivl  de  infitntéri»,  desp'iea  <io 
Jiabermilitado  en  España  cilla  giitrrii  (leí  l[i>aeUon  y  otras  cTnipaüci». 
Cuando  estalló,  la  ruvolaeion  en  Quito  pífr  .«flo-sto  do  lt»9  elVirey  Don 
José  do  Abaaeal  lo  envió  í  esa  provincia  por  larift  de  Gnayi«niM,o<írt  4<W 
infantcH  eutn!  voteranoa  y  soldados  de  millcisfl  dlacipli nadad,  con  arti- 
llería y  el  parqne  saticimit-e.  Con  Iiiiiutifiia  dodsíaespedicioü  yrlooíra 
fUUEz»  qaa  el  Virey  do  Saiiíj»  1*6  deap.Wlió  UnilMCti  contra  qniti>,  liulh) 
oSlí  HDa  leaccioiien  virtud  de  lacual  uuedd  repuesto  6U  la  presiden  cia  el 
anciauolir¡Ba¿ier  Conde  Rniz  de  Ciisfilla,  pero  cota  Jáí  tíoiidtófonea  ina 
^t#.snaccilíi(i du  oonsen-ar  en  cicrloa deatúios  í los  Idlamos  antorei  dolü 
wvoluciqu;  de  mautuuer  la  fiiurzu  armada  que  sirviú  í  estos,  deiirljtnM»- 
<Lü'C9ut¡Ta  niiiguTiu  duloa  •¡iiit  ne  Bá^iau  comprenietido  &'  Arrean^itii  y 
fl(,fisqa1,Arei;liag»  con  sUn  leJ terajlaaiiiatauciaa  Mcierou  'luo  oí  C'oniteTíttin 
^H¡a«i,ii|ljii:ríaniciite  ¡í  lo  convenido,  no  obstante  iiiia  A  habúj  detíeaido 
tfiñíjiíirlo  de  buena  tí.  i    -j     h 

-1  peiyqlviú  á  encender  ellevantaniiento  el  2  dtí  Ajjoalo  uo  1810  dfá  en 
([ue  j^LFredondo  y  otros  Jefes  so  Boatii vieron  ¿fiiur/a  da  Banfji'e  yrte  yfcti- 
i»i|H., íi^re nadas  laBi'osiwal  iKivecur,  y  trejiíudose  ya  in ucees atijifi  en 
Qiii'^^f'».""!"»  lie  Lima,  calieron  cim  Afrodundo  para  Gñajaliill.' La 
eqn.íefipcncia  de  esta  medida  fuC  la  esplu.iiou.de  SO  de  §i;tÍGu>b(n  i;iiu 
eJfJÍ»Aalaefe  do  escuadra  D.  Joaqniu  Molina  prosidctlte  iíüiiiíffailit,para 
í)rtew(iral|C'ondo  líiiizilo  Ca»titl¡'j  í  detener  en  fiuajaij^uil  la  culiiuilia  di> 
Arseí^vdoy.enviiirUcpn  todo  rláiinlontoquc  fiiÉ posible  £  Ouiíraiid.i, 
panto  lílOM.despiiüH  aUandojiú  Arredondo  por  error  de  conuejttd  UClsiü- 
i«uiIp(ditstavuviiblesroaHltad9í  í  Iftoansa  (inn  sostenía.  -  ,  ,  . 
V.  U)eTPtC<=^e  en], ima.  D.  Manuel  de  Arredondo  ya  oaroiiel  de  ejercito, 
4es«wpHü.ó  el  ctir^odoK^berDailor  deHiutiochiri  <tesdu  lEll  há^iji'ilSlC. 
I':nh>saSosiÍeI'iíI7ámi9sirviú«ldeet¡uo  devayqr  delaRtazordeliillla: 
liracriUHdode  la.  úrdcainjjlitard*  Calibtmvfl.  Amíendiií.ft  brigadier  en 
l«aO  y  eu  ül  HlguJttUt*  año  estnso  eu  el  castillo  del  Ciitlaa  A  í«fcjJW  del 
genend  gobernador  D.  José  du  La-Mar,  durante  el  .aitJo  gao,  ~^uso  a  ^eaa 
{>laza  el  general  D.  Josó  de  Saa  Marti  n  con  Cl  i^térqit»  de.  C^Un  y,  Buenos 

ki  .brigadier  Atiedondo  ealiú  ilel  CttltaO  aon.  1»  cwii^nil  ite  e^asiíiur 
BLeTKclM'ta  la  retirada  qno  en  setiamUrQ.delS21hÍ£0'i  la  úexra  .el  do- 
mandante  en  jefe  D.  José  Canterae  sn&iend»  pfirdida  oonsiderablo  en 
BUB  tituiaa,  todo  li>  cual  quiso  el  gener»!  La-Mflf  saber  con  evidi'ncia,  S 
üiiíx  iianíu  pennitiúio  averigimae  por  luedio  de  Arredondo.  Vohióesto 
£  Inplu'.a  y  segiiidanicntiB  capitula  el  19,  siendo  los  dí|>ntadoH  qnn  lir- 
maronel  tratado  el  niiamo.  brigudiei  Arredondo,  y. el  oa)úlJlu.de  oavio 
U.  Josa  Ignacio  CaliDeuntes:  par  pacte  d*l  gcMei ál  SoK^MtítB  ..^Jtfro- 
nel  an  primer  nyadab  (.a  D.  Toma»  Qiüdo  quieu  S0>  .reoiliiú.^ihtjBuSIti.'  c' 
Üi%Ul  itodi«boiueKdeSeticinitM'e.  ■■■i      ...  ■  i  .■■  -..i  ii.,si¡A  ^oji^ll  orMn' 

D.  Muriuelilo  Anmtniído  tioretúO  tí  U)it)aiud^jitlida|e«fI¿naiíiWt«>^ 
IfnsaDni  Ign  noi  a  No  vou  natural  do.  tiu^aqiál  y  grofefetmiftBi  iog  ctiau' 


370  ARK 

tio0os  Meneé  qhe  heredó  c6n*ihótlTi&<U  la  mnertedesa  tio  el  temit». 
Arredoudo  invÍQÜó  en  Esparta  el  tf^nlo  de  marqués  de  San  Juan  Nepo* 
niucoño:  ascendió  ú  mariscal  de  campo  eu  1890  y  recibió  la  gran  cmz  de 
la  orden  de  Saa  Hermenegildo.  Falleóf^  en  1845.  Va,  Iguacia  ál  enlasUir- 
se  con  Arredondo,  ora  viuda  del  oidor  de  Quito  y  de  LimaD.  Joan  Moi^a- 
no  de'Avendafio. 

IUEOTI-~D.  Fu.  Gabrikl  de— kIo  la  orden  de  8an  Francisoo— natu- 
ral üeBnenos  Aires.  Lector  Jubilado  y  definidor:  caliOeador  del  Sanio 
OAcio:  oi-orbvincial  del  Tncnman:  eomisarío  general  de  las  siete  provine 
cias  de  Ta' orden  seráfica  en  el  Peni,  Tierra  Irlrnie  y  Chile.  Tné  obispa 
de  J^nenuB^ires  y  trasladado  al  obispado  del  Cuzco:  tomó  posesión  d» 
él  en  4  de  Setiembre  de  1717.  Mando  fabricar  á  sus  -espensas  en  1719  el 
noviciado  déla  Recolección,  y  di^  8000  pesos  para  la  obiude  los  clana- 
tros  del  Seminario.  Falleció  en9de  octubre  oe  17^. 

Acercado  otro  obispo  de  Buenos  Aires  1).  Juan  de  Arregui  que  lo  fué 
en  1733  cuando  los  turbulencias  del  Paraguay, — Véa9e  el  «rlictrlo 
dari$,iÍMrqMé4de€)a6teff/itérte. 


—El  Dr.  D.  Francisco— nacido  en  la  capital  de  lama.  Hiso 

largos  y  aproyeobado»  estudios  en  el  seminario  de  Santo  Toríbio, 'siendo 
ntío  de  sus  maestros  el  D.  D«  Jmó  Silva  y  Olave  después  obispo  de  Gna* 
manga.  Fué.  ]>rimer  diputai)»  del^^egio  de  aimgados,  y  catedrático  ám 
prima  de  escritura  en  la  Un  i  verstthMl  de  San  Mareos.  Ilustro  el  foro  pe- 
ruano en  su  profesión  de  i|boga<lo,  adquiriendo  un  merecido  renombre 
I>or  sná  lucidos  escritos  llenos  do  presicion,  solidez  y  elegancia,  pnes  «n 
cuanto  al  conocimiento  del  idioma,  se  lo  contó  entre  los  mas  inteli- 
gentes de  su  ópoca.  Fué  uno  de  Icjs  editores  del  antiguo  ^Mercurio  Pe- 
ruano'' en  que  se  ven  algunos  artículos  suyos  escritos  con  bastante  pul- 
so. Bxiste  también  impresa  una  oración  que  en  ^  de  Octubre  de 
1815  pronunció  Arrese  en  dteha  Universidad  en  elosio  del  Arzobispo  las 
Heras  por  sus  grandes  servicios  al  Seminario  de  aanto  Toribio.  Apar- 
tando del  discurfso  cuanto  pugna  con  l.'»s  ideas  del  siglo,  y  aun  contra  la 
Justicia  respecto  á  la  libertad  americana,  esa  producción  abunda  en 
m^imas  nior^iles,  contiene  rasgos  imi)ortantes  acerca  de  la  ensefianza, 
y  su  erudito  autor  esparce  con  li\jo  y  brillantez  pensamientos  elevadas 
que  «lan^á  conocer  su  mérito  literario.  No  disgustará  al  lector  la  traos- 

cripcioh  de  uniís  ligeras  cláusulas  de  aquel  op úsenlo. ; '•«.« 

.«. 1.. «'. :  • ''Por  mas  que  un  fílósiifo  poco  avenido  consigo 

**  mistho  y  adusto  con  los  demás,  abusando  de  las  noticias  de  la  histerm^ 
**  y  de  los  primores  de  la  elocuencia,  se  propusiese  combatir  la  reeo- 
'^  nocida  utilidad  'de  las  ciencias,  pretendiendo  hallarse  divoroiadas 


**  la  mái^tmaqué  queria  inspirar.  Por  q^iie  ello  os  que  anunciando  su  nio- 
'^  d5  de  peñttir  un  corazón  virtuoso^  y  descubriéndose  por  el  estilo  en 
*•  que  escribe  lin  espíritu  muy  onlt't  vado,  vendria  á  reunir  en  sí  mism» 


4tH>r  _ 
permanecer  én  la  iguóraneiaf  Si  preferia  la  virtud  á  la  ciencia  ¿cotí 
**  que  objeto  afect^en  su  discurso  una  orudicion  tan  vasta  y  rebuscadaf 
**  Más  si  por  el  contrarió  anteponía  la  ciencia  á  la  virtud;  ¿á  que  propó- 
^  ittó  predicar  esta  tan  elecueiitemente  y  con  tamafio  desairéele  laotnif 


AR&  371 

'/  £cA  tMcetArio  tacidiaae  ^u  mUs  ftio^alares  contradiccjoiie*  ^uíen  de- 
\*  gñülaiba  el  mérito  de  la  actual  conntituciuu  de  la  ¿ócíédáil  tfeneraíy  pa- 
'/  ra  elogiar  indlrectaiueu  te  la  vida  erranti^,  solitaria  é  i  acuita..  £ii  edte 
*' eatado  de  im^ierfüüclou  y, de  abatimieuto  uo  ne  déjau  í(  hi  naturaleza 
"  aino  loa  cyercicloü  del  euéryo  con  la  >iol£ucia  do  las  paslonet»;  y^  priváu- 
"  dola  del  asilo  de  las  cloúcias,  cayo  -  priuci)>al  objeto  es  -|)erlecoiouar  la 
"  nuBoUy  se  limita  la  rdstlca  ¡uoceiicl^del  hombre  á  uua  cualidad  tau  finí* 
"  ¿Li  como  loes  la  de  su  complexión.  Con  i)(ual  ó  mayor  facilidad  per* 
"  derla  el  vigor  físico  do  su  tem^>eramento  4|ue  el  moiúX  dol  espírljtu;  co- 
"  moque  destituido  de  los  principios  conductor^  seguráis  do  .la»  costam- 
"  brosy  no  conocerla  los  euemi^^  que  las  elrcumlany  ni  los  medios  de 
'/  resistir  loa  ataques  qué  les  libran  para  corrompetla^. 

''£n  el  poder  de  facilitar  esos  medios  descubro  el  origen  del  derecho 
V  eminente  que  corresponde  4  h^  prínci|)es  sobro  los.  estudios  de  sus 
''vasallos.  Ésta  causaos  muy.  elevada  y,  proferente  ¿  la  del  efímero  es- 
''  plendor  de  los  imperios^  y  su  raíz  es  inseparable  del  beneficio,  de  la 
^  flociédad/álaqiie  só  luilla  estrechamente  asitta.' Desde  él  .punto  en 
**  que  para  lograr  la  vents^a  de  vivir  en  eU:^  renunciaron  los  hombres 
**  una  parte  de  su  libertad  natural;  y  lueco  que  cada  nno  sacrificó  una 
**  enttth  porción  de  su  se«;arjdad  personal,  para  conseguir  la  sarna  se^ 
^  guridad  del  cuerpo  social,  lo  debe  su  gefe  proporcionar  todas  aquellas 
**  períeociones  de  que  sean  capaces  las  instituciones  humanas.  No  serían 
**  estas  firmes  ni  establos  á  no  reslarso  por  las  de  una  religión  que  reve^ 
"  le  al  ente  infinito  y  digno  de  &  adoración  de  las  criaturas,  adune  sii 
**  creencia,  declare  su  ciuto,  y  les  ministre  en  sus  preceptos  la  medida 
**  uniforme  de  sus  obligaciones  recípnK\i'j.  Ninguno  gozaría  tranquila;, 
**  mente  de  sus  propiedades  sin  el  temor  de  las  leyes  que  las  aseguran, 
'^  ni  sin  la  integridiad  de  los  magistrados  que  aplicando  su  severa  san- 
^^eiottcontra  los  cl^Uncuontf^  corrigen  y  reprimen' los  exesos  de  la  co^ 
^^  dicta.  Tampoco  se  disfrutarían  las  comodidades  y  recreaciones  hones- 
'' tas  sin  alentar  la  industria  que  las  procura.  TodtM  estos  |[randes  y 
''^  preciosos  objetos,  religión,  le;^Í8lac¡ou,  magistratura,  educación  popu- 
**  lar  y  pública,  idaceres  permitidos,  sin  traer  ahora  iC  üuehta  la  xuerza 
^  armada  contnt  los  enemigos  interiores  y  esteríores,  ni  las  man<i8  dies' 
**  tras  en  devanar  el  hilo  de  oro  del  laberinto  do  ta  hacienda  real;  las 
*^  ciencias  y  artes  qué  supouen,  y  de  que  depende  todo  ésto,  caen  Inmor 
**  diatamente  bapo  la  dirección  del  principe  atento  al  desemi>eftb  de  las 
"  sagradas  condiciones  con  que  se  sometió  el  estado  á  su  proficua  dottii- 
"  naeioo.  •-../? 

**  So  es  mi  ánimo  significar  que  los  reyes  hayan  de  profefiar  aquellAt 
''  ciencias.  No  necesitan  sino  de  la  sublime  del  gobierno,  y  entre  las  que 
**  le  son  anexas,  antes  que  todas  de  la  elocuencia ,  i»or  ser  la  única  tiranía 
*t  de  que  pueden  usar  para  atraer  dulcemente  los  ánimos  á  lai>bediencia 
'' y  al  respeto.  Tiene  i ncou  venientes  eUque  se.  esmeren  en  adquirir. 
^^.  otras.  £1  mando  soberano  por  ser  supremo  no  deja  do  ceoonoeeriímilíss;. 
*^.  y  los  dictámones  de  los  siU>ios  que  se  consultan  paca  e.feceelclo  enjusth 
**  ciav* forman  un  cierto  equilibrio  en  la  bálau^za  del  'poder.  St  eale  no  so. 
*'  hallase  unido  álosc^nocimieutosastron^níeos  en  el  sabia  autor  de  kiti 
''.partidas,  no  teudriau los  españoles  c|ue  vindicar  su  religiosidad, dcr^* 
'( sentra&andoel  sentido  de  umi  piroposioiou  suya  quenial.eutendJ4k9«Ar 
'' losesU-angeros,  lo  calumuiuron  do  haberse  aproiiiado  los/AteibtttMi 
^'dé^  Omnipotente;  y  si  Jacobo  de  Inglaterra  no  se.  Hubiera^rersáidi»  •Ofia 
'.'  eotklcDversias  teológicas,  acaso  esta  Isla  tan  fecunda  en  iaoilQSJH^'ea»'. 
*'  taría  aparada  «lo  la  uu idad  de  la  Iglesia  Católica." .......  ^ ^., . 


i.> 


'^«a:>*' 


172  AI» 

.....' :....:.......  '^ConlafreeamitaáiUteiioiade  loe semiiMitis-* 

^*  taa  áesjte  respetable  Consietorto  erigido  piiniteilmtar  an  onlto  mügee- 
^  íMumo  y  dtgüer  tle  1»  fjtaaásÉh  de  nuestaco  Soberano  al  Ser  Supremo  por 
^  qniea  -Mina,  se  itnpruneti  ineei^lbleniente  en  sn  menioria  las  sublimea 
**  7  tiéti^is  espresicmes  del  Bey  Profeto,  dae  oleran  el  alma  j  penetran  el 
^edM|i»eü.  Sé  Hfioionan  ál  tdño  i^^Kállo  pero  grave  ou  qae  secaütan  loii 
^  dltinos  loares:  se  aeostnmbrati  al  rito  dé  ns  oeremonias,  á  la  iegU% 
^  Consueta,  i  la  oélebraoion  del  ^ánto  Saerifioio;  y  dé  la  einnmspéoe&n 
^  eon  qne  se  eleonta  todo  esto,  deseen  tiha  oompostnra  de  modales  que 
^  tanto  reeoimenda  á  los  qaé  la  obeerritt  enel  oonieroio  de  la  sociedad. 
^  La  penaanencia  de  esté  éoerpo  ntrtrído  eov  un  sólido  alimento,  á  ony» 
^  solida  deberá  una  dnrapf  on  1¡aii  inalterable  "oomo  la  de  la  Iglesia,,  se  la 
^  biso  distingatr  por  Iss  nitsmas '  séllales  de  perpetnidad,  unidad  y  tísU 
<'  bllldad  eaiaeterf  eticas  de  lá  Congregaeton  €a&9ici|,  y  que  tanto  la  ee-> 
'^  paran  de  l0s  oscuros  y  ToluMes  oonyeaticnlos  do  los  cismátioos.r 
••••••••••••••••••••••••••■•••••••••••••••••••••••>••>•••••••■•••••>•« 

"  También  se  han  di^Hlo  de  mano  las  cuestiones  inútiles  y  pemicio- 
*'  808  de  una  teología  presuntabsa,  a^stit!;ly^dole  la  fundamental  de  loet 
^*  dogmas  sagrados  dei  cristiimismp.  £sta  ciencia  diviiaa  í^ue  nunca  debe 
^'  culti varee  con  mas  ahinco,' que  cuando  los  litt^rtiAOs  han  redoblado  soa 
"  conatos  para  que  se  olvide,  no  tiene  otra  ftiente  que  la  sublime  carta 
f'  escrita  por  el  Omnipoteuto  á  sus  criaturas,  interpretada  por  los  san- 
^  ^  padresy  doctores^de  la  iglesia,  y  declarada  por  sus  Coi\cUio8.  Loa 
\\  qi^  retpjaéti  rccq^nocer  la  autondad,  no  podrán  resistir  la  fíierza  de  loa 
^  convencimientos;  y  para  precai^cloM^rse  de  los  errores,  ó  combatir  loa 
**  fundamentos  desús  autores,  se  instruye  sólidamente  á  esta  respetable 
^Juventud  en  los  principios  que  (\eolarau  la  sofistería  de  los  antiguos 
1*  ^eresiafco^  renovada  ahora  con  estupendo  furor.".  ,,,-.^ ~,...<» 


'■JJ.JIW!, '.!■■-■  4.L.  '.'9. 


j  i^^^M9^n)^yJóvenfu^a0eaor  de  la  aduana  deL¡m.aenl798.  Eligióselo 
fttndico  jM^ocurador  del  cabildo  en  1813  y  diputi^lo  á  las  cortes  en  i814: 
désempeíló  también  e^  c^rgo  do  vocal  de  la  juuta  censoria  de  imprenta^ 
Sil  padre..!).  Joaquín  José  do  Arrese  oabt^llero  de  la  orden  de  Santiago 
iolé  cónsul  del  friU^i^  del  Coosulado  e^  1773  v  prestó,  notables  servir 
^io^  QOi^p  c^ministiador  general  de  la  aduana  desdo  1782  hasta  1790.  Sm 
hemiauo  D,  Jodquin  Budesindo,  fue  mnc^v^s  aHos  empleado  con  buen  cré- 
dito haVioodo  sido  H^uistrp  de  Qacienda  de  la  República,  administrador 
4p  Tfitésoperi^genoral  y  c<JÚtador  n^ayor  del  tribunal  de  cuentas. 

•  €>olieri\fj^iido«l  Virey  Dl  A^gnistln  de  Jauregui  ocurrió  el  caso  ertr»!^ 
4e  Ue^r  de  Các^tnel  navio  <^  Jesús  Nazareno'  oargado  de  merciKleriae  á 
v^mianiscion  delf^Apinistrador  do  la  iHluana  D.  tioaquin  de  Arrése.  £s* 
tedñuanchiiaMMlñBititía  semejante  encargo,  lo  consultó  al  visitador  ge- 
neralf  JX  José  Antonio  Areche  quien  atuidida  la  providad  y  califtoado. 
)i«aiG»€(oArro8e^endócretode4Sde  Harzo  de*  178i¿,  declaró  que i>odia  ad^ 
]ÍiUirJ|vh^KMnÍBÍou4^)i0W^^Moasi  arbitrariamente  el  cumplimiento  da 
}íBd*liym.  QOB  pjKohil^  que  los  Ministros  de  la  Hacienda  so  mezclen  ei^ 
p^mpú^  ^  oópnercio.  D.  Jtf  ig;uel  Domingo  Escurra  segundo  consigna- 
tiffUíd^»irrié«alVÍEey  para  que  el  buque  se  pusiese  á  su  dispesidon  por  e^ 
ui^nitiiMBto.  impedimento  d^Atrese.  De  osto  resultó  una  competencia  de 
^risdloci^u  en  que  el-  Vírey  consultó  el  asunto  al  Bey  para  que  dictara 
\ina  providencia  que  sirviese  de  regla  en  adelante*  Jántegni  fué  muy 
^yci^denteen  las  ocasipne8:de  ^^busci^  4^  ^HtoridAd  conestidos  por  Ared^ev 


im  S73 


IMMtai    P.  Áxncfsaa^-^kMhikámt^^  JMm.  Batv».  «mlet 

S»  velieren  los  viemoéé»  Uver^^iieloii  MMidillMlá  «i  1781^  pwiK  J«ié 
briel  ConéofteaiM^iili  toñMié»  |M»r  Tupao  Aibmv,  m  #•  brilaa  aolÍ« 
Días  aott«A  de  Im  aoteoedenlet  de  Aniag»|  ni  del  tlmpo  ^tt»'dm6t<il  «| 
éwrgo  decorMrid»r.  Sai»iMlit*á  oédü^fijiíliiitoaNt  M««ll»M0Thi^ 
fiia,  áboam  ▼  dápiedMloUM  pM^lMinUdM*!»  hlóiBü  émnmmt-táiiáá'^ 
Um  liabitMiieB,  oopiMBttds'l^iyte  d0otrOBNd««M  mij  JáiiürtM^tÜXtn 

toqueCondoreantal  dmgifraliriritaaior  l>Ji#o«<  Aii*4afad»  A>Mm 
lie  lian»  de  1781,  *"'.'.i     .  ...  j    .■..'..]-«• 

-  **  Et  finado  P>  Antonio  de  Arñmgm, -rnto  íü4  ierwgidBr  ^  eel»  jmiíííI»' 
«na  de  Tinta,  no«  lepartié  la  eanfidtti  de  toaotaitoe  >«iáa  «aa  peMt| 
•egon  eenrta  de  leellbroe  y  boBradorta  ^na  eeldn  en  ii  p»d>r  JLa 
de  eatapiOYineia  es  de  115^000  peiee  por  Itode  al  «ala^tunl^ 
ahora  el  ezeso:  de  esto  modo  de  pioeedsr  son- fodúa- loa • 
fuera  de  tener  eeto  eáballeio  toa  nala  eondaeto  asn  ans-a 
apalearlos,  aporrearlos,  tratorlos  ton  mal,  ao  salo  á>  éUosi  siae4^ 
eompiovinoianos  nuestros,  así  seenlares  eomo  earaa,  saesraetoa»  petaa- 
naa  de  todo  respeto,  por  Hwx  que  dependía  de  los  primaraa  gnúuaa  da 
JBmafia;  fuera  de  esto,  su  mal  ¿6nio,  elaoion  j  soberbto.  dU  mérito  á*t^ 
da  la  provincia  á  fabriearle  su  ruina.  No  manoa  hostluaados  los  da  laa 
demás  proTíneias,  han  logrado  del  indulto  aun  en  otro  obispado,  sin  qma 
yo  le  oonocoa  ni  hubiese  puesto  mis  piés,  ni  manos  idgunes  de  les  mies» 
qoe'á  no  habeí'  su  merced  tratádonos  con  agravias  de  sato  clase,  sino 
hecho  su  negoeio,  como  todos  los  demib,  no  hubiera  ancadldo  tal  oraea- 
so.  Los  eorragidbres  nos  aparan  oou  sus  repartas  basto  darnos  lamer 
Merra;.  párese  que  van  de  apuesto  para  aumentar  sos  eandalsa  en  aer 
míos  picures  que  otros:  dígalo  el  coitegidor  de  Chui||bivi)aas  qns  aa  tér* 
mino  de  dos  afH^  q[Uiso  sacar  un  aumento  mayor  ^ne  lo  que  sa  antseeamr 
habla  hecho  en  cincoi  al  fln  adelantó  mocho  su  oaudal,  ene  aun  en  pro- 
pia vida  enti^  en  el  edmnlo  de  sus  pxv^los  bies^  y  salió  nmy  lu^do. 
Son  los  corregidores  tan  químieos,  que  en  ves  de  haoer  de  ofo  sangra 
que  nos  montonga,  hacen  de  nuestra  sangre  sustento '  de  sa  vanidad* 
Viéndose^  pues,-  su  dificU  cuti^pUmieuto,  noe  oprimen  en  los  obndes, 
chorrillos  y  ^flk^verales.  cooaléis,  min^s  y  cárceles  en  nuestros  pa^biosi 
sin  daráos  Ubéréad  en  el  mc^or  tiempo  de  nuestro  trabi^o:  aos  reoogsa 
eomo  á  brutos^  y  ensartodos  nOs  entregan  á  las  haciendas  para  UbossSy 
sin  mas  sooorrü  que  nuestros  piimios  bienes,  y  á  veess  sin  aadls.  Los  ha- 
cendados viéndonos  peores  que  a  esclavos,  nos  hacen  trabi^ar  desde  laa 
dos  de  la  ww>flanfr  hento  ^1  anoobeoer  que  parecen  las  estrulas,  sin  mas 
sueldo  que  dos  rea^s  pojr  día:  ñiera  de  esto  nos  pensionan  los  Donüngop 
eon  faenas,  con  prctesto  4e  apuntar  nueistrQ  (n>0i4o,  qne  por  omisión  de 
ellos  sé  pierde,  y  con  echar  v#les  parece  que  pagan.  Yo  que  he  si4P  ofoi* 
que  tantos  jiflii%  he  perdido  nyuchos  miles,  así  poique  me  pag»a  ton:|||ii| 
en  efectos,  v  ótías  veoes  nada,  por«}ae  se  alzan  ú  mayores. 

^  Para  salir  de  esto  vejamen  en  que  padecemos  todos  los  pioyincifMiaSi 
iáú  exepcion  de^  persona  aun  eolesiástisa,  ocurrimos  mocháis  iraesa  a 
nuestros  prildleglos,  piíeeminMcias,  y  éxepciones,  paca  eontttiavtos:  y 
luego  aferopellan  laa  meteedes  reales,  per  mejor  dscir^  meno^r^BUn  to# 
superiores  manídatos^  arrebatados  de'  sus  tntsrBBss,'de  dnada-aaee  aa< 
proloquio  vulÉar:  que  las  cédulas  reales,  ordenanaaa  y  pvatlalaaed^  e»- 
tád  bien  guasüadas  en  las  ci^as  y  escritorios.  Lo  mas  moloeo'  y  aenai*» 
ble  es  que  concluido  el  quhiqttenl^,  ó  bien  en  sos  rswdonoiaa  qasAaa 
santifleados  para  efeRser  otro  eorregimiento,  haelendo-rspiaasatasioása 
falsas  coa  perdimiento  de  respeto  a  la  real  cOfoná)  y  sff  1»  rasen  de  qnai 
toe  Jueces  de  Uaieoideaolas  y  sus  esoFibimoi  9Qm  •qoetiÍMfla6aQs4efMi«' 


S74  AlÜl 

utí»  cofttr»  U  Jualicl»»  debitado  mieeder  lo  eontrano  par»  eatir^acioiir^ 
éiAtavido0«  )>        •  . 

'.'  jQtté.pt^rooeioaes,  ^u^  dUie^QoiM^  qUíé.rtt^gos  y  eocargos  nos  tieua 
Itwiai  aoeatro'jqal  M<maect^;Oomi»-M  pararamodiamos,  ao  faera  Sobe- 
iafti»,atn  laat  inira>qtta  auM^ra-eoBaarvaclou^  paa  y  pooiégo  an  e»to«  ana 
ymUm  leitiiM.  Kn  la«  laj»M  da  la  EtscopUa^Uíu  Ubro  2|  tít.  6^  9. 13  y  16, 
atdMia  «a  magiiáaima  grandeun  que  «e  conservea  aaestraa  Tidaí  y  as- 
taiiti  ■eg<«M¡waamg>fcra  oataiaJaiuiV'  sUi  estraemoa  da  ua  lugar  ¿  otro 
«iéttatdatt  fegnaa,  y  no  ma».  A  )a  mltade Potosí  teneniotqaa  caminar 
■UMda  UM'VIOMS,  sin  qaa  MauUMi  pagados  por  los  mtnerM  del  leguid^  do 
iáa  y.Toeltay.id  el  trab^jo^  por  no  pagar  á  loe  peritos  TeoinoSy  coaado  os- 
1l4'maiid«dO'par  onUmansa:  fíiera  de  que  esle  privilegió  se  ooooedió  oa 
su  descabrimieiiUH  eoaodo  no  habla  poblaoiones  iniueaiatas  que  sabro- 
gusa  snslabqsQs;  jnas  boy. se  hallan  Potosí  y  Guancavelica  abundantea 
lageate  y  sos  eontornos:  pooo  es  que  los  mineros  de  Potosí  y  Guanea  ver 
Ikaoaasan  grande  estrago  á  los  indios,  que  no  pueden  libertarse  á  cos^ 
ta.de  su  plata  en  las  fundiciones,  porque  los  ÚJ^an,  inhábiles  aun  para 
el  maiKJo/euando  el  Key  tiene  mandado  en  sus  reales  disposiciones  lo 
eontauio.  de  que  los  indios  sean  amparados  y  desobligados  ú  esta  inita 
por  el  remrido  da&o^  y  aunque  han  hecho  varios  recursos  los  interesa- 
ésaá  los  .tribunales  que  corresponde,  han  sido  vistos  con  des^tfoció  en 
taa  Jastá  eaasa,  como  es  destruir  el  reino  v  sus  pueblos  con  muertes  de 
iadio^'aae  apenas  se  restituyen  á  sus  pueblos,  y  al  mes,  poco  mas  6  mé- 
mos,  rinden  la  vidacon  vdmito  de  sangre .•^'' . 

Oondoreanqui  cacique  de  Tiuigazuca  dio  un  convite  al  corregidor  Ar- 
risca el  4  de  Noviembre  de  1780  con  ocasión  del  pumple  afios  del  rey 
Canos  IIL  Estando  en  la  mesa  cou  muchas  persoaasi  hiso  presente  so 
hallaba  aotoricado  por  una  real  cédula  para  proceder  ú  la  prisión  da 
AiT^ága.  y  desde  luego  se  apoderó  de  su  persona  haciéndolo  conducir  ¿ 
l4«liroei.  Acto  continuo  mandó  sM^ir  un  expediente  á  aparato  de  juicio 
cenara  él;  y  á  los  cinco  días,  él  10  fy  mismo  mes,  le  quito  la  vida  en  niia 
hMea  en  la  plasa  de  su  pueblo  confiscándole  todos  sus  bienes.  Esté  sns- 
ciato  relato  aparece  en  el  tomo  1?  de  los  documentos  lii&tórícos  publioa- 
doá  por  el  coronel  D.  Manuel  de  Odrioxola.  Mas  tenemos  á  la  vista  una 
eoleeciou  de  papeles  fehacientes  acerca  de  la  revolución  de  1780,  la  cual 
aos  obsequió  el  grao  marisoal  D.  Guillermo  Miiler,  quién  se  ocupó  eu  el 
Cuzco  de  hacer  prolüas  investigaciones  recogiendo  manuscritos  veraces 
qae  merecen  entera  té. 

.  De  ellos  hemos  tomado  los  datos  siguientes  relativos  á  la  muerto  de 
Arrisgai  £1  4  de  Noviembre  fué  diadet  curado  Yanaoca  IX  Garlea 
BodrlguesB  quien  dio  un  convite  al  ^ue  asistieron  el  corregidor  de  la  pro- 
Tineia  D.  Antonio  Arnaga>  y  el  cacique  Condoreanqui.  Este  se  desmdUÁ 
acabada  la  eomids;  pretestanclo  tener  unos  huespedes  ea  su,  pueblo  de 
Tm^Sasnoa.  Eligió  en  el  oamiño  de  Tinti^  un  lugar  en  qae  ee  colocó  oa 
emboieada  con  Om  ó  doce  mestizos  de  su  ^nfianza  ^ñe  tenia  prepara- 
dos. Al  pasar  el  corregidor  Arriaga  que  ilta  desprevenido  y  aoompaliado 
aolode^ueaBiibietite,  lo  asaltaron  echándolo  ab%|o  déla  muli^  por  me- 
dio de  latos:  presea  ambos  y  dos  negros  que  marohaluui.  detrás,  los  i^^ar- 
tanm  d^  eataino  colocándolos  en  una  cueva  donde  los  tuvieron  bástala 
media  aodke  en  que  los  coadi^o  á  Tmigazuca  y  loa  poso  eu  unos  calabo-> 
sos  que  tenia  en  su  casa,  lo  mismo  que  á  los  que  le  ^oompiUtoion  á  l^ 
sorpresa,  paca  que  el  hecho  se  ocultara  por  el  momento.  Hizo  luego  el 
oaMqoe  Armar  á  4^ni^9k  una  órdeo  para  que  se  pusieran  á  su  di#poai- 


AR&  37S 

«ion  todM.  láñ  cóMM  •xteteoitea  «n  ra  oím,  piMt  él  por  ^rd«ii  raMTMr  i#- 
ni*  me  pMarea  eoiiiitÍ«ii  nigunte  á  Ueotts.  Con  diehs  carta  wátn  pa- 
só ¿  Tinto,  y  le  faeron  eatregadoa  2ÍJMS0  p«aoa  de  tribotes.  oaatr»  é  «eia 
mil  de  Arriafps  maa  de  cien  naroM  ae  plata,  sus  cofirM,  aili«|aa  y  algv- 
noa  tejos  de  om,  eatiallos,  nmlas,  dt*  Con  igvalat  taáaa  'daday*  por  el 
preeoy  eironló  drdenea  para  qse  oo  mpatecieaen  en  Tongasnoa  todoa  lea 
eapaüoles,  meotlaoa  é  indioa  de  ía  prOTineí*  para  noülnrar  1a  agente  q«e 
dMMJbir  á  la  boataá  reehazar  ana  inTaaion  eaivangeniL 

lluego  llamó  al  enra  de  Pampamaroa  D.  Antonio  L6pety  y  le  aiaodé 
confesar  á  Arriaga,  pneii  íbAá  ae^  aboreado  por  mlnuiato  «nperior^  y  el 
Viarnea  lOdel  nd^íne  Noriembre  lo  hiao  aaear  á  la  pkiaa  dondo  eátaba 
pnasta  la  horca  que  rodo<S  do  hombres  armados.  El  conegidor  lité  colga- 
do ▼  1»  cuerda  qne  era  tejida  de  enero,  reventd;  siendo  el  rerdago  el 
xaiBM  aapateto  Antonio  Oblitas.  VolTleran  á  o<dg«r|o,  yn^oatfcrabaa 
de  loe  eabos  y  otros  de  los  pies  de  Arriaga  hasta  ene  espiró.  l>yóBe  qqe 
Condoreanqai  le  debia  favores  y  dinero;  pero  es  cierto  que  c«ando  aone) 
se  eottibsó,  pidió  perdón  al  caoiqne  porbaberie  insultado  ennn»ecaaloQ. 

José  Gabriel  Tap^c  Amara  peroró  al  pueblo  dicióndele  que  lo  qne 
acababan  de -ver,  y  todo  lo  demás  á  que  A  estaba  detenninado.  contra 
corcegidoces  y  espafioles,  era  para  libertar  á  los  indios  del  repartimiento» 
pñaiones,  mitas  y  otros  senriclos,  y  que  esperaba  le  ajrudasen  en  su  em* 
presa  dcf 

£l'general  Hiller  estuTO  en  Tungazuca  en  1835|  y  habló  con  un  ancia- 
na que  presenció  este  suceso,  y  le  mostró  el  lugar  en  que  se  puso  la  hor- 
ca y  el  tttio  en  que  estuvieron  las  casas  de  Condoreanqni  que  se  demo^ 
UíBron,  echándose  sal  sobre  el  terreno,  en  una  de  las  esquinas  de  la 
plasa^ 

£n  el  articulo  'Tupac  Amaru''  tratamos  con  ostensión  de  los  sucesos 
qne  siguieron  á  la  mnerte  de  Arriaga,  encendida  ya  la  contienda  consi- 
goiente  á  la  insurrección  dé  1780,  que  se  creyó  combinada  de  antemano 
con  las  que  esti^laroil  en  el  Alto  Pera. 

AftftiMA-*-D.  MieüÉL  UB^Vizeaine.  Empleado  de  conocimientos  en 
hacienda  que  intervino  en  la  organiaacion  y  arreglo  de  la  aduanada  Li- 
ma siendo  su  primer  administrador  cuando  fué  creada  en  1773,  por  el 
Virey  D.  Manuel  de  Amai  para  proceder  coñ.  svijeeion  á  leglamento  espe- 
cial y  aun  arancel  de  aforos,  anteriormente  loe* 'dere<dK»s  adeudados  por 
el  eenmicio,  se  oobmban  por  los  sabhastadores  de  estos  Impuestos,  ó  por 
el  Tribunal  del  Consulado,  y  en  cierta  época  por  loa  oAciales  reales. 

AEBIMA-*£t.  padrb  Pablo  José  i>s-fdela  Cempá&ia.de  Jesús,  natu- 
ral de  Versara.  Vim»  al  Perd  y  se  ocupó,  con  celo  y  aioyet^,  de  la  pro- 
pagación del  Evangelio.  Gobernó  en  Arequipa  el  colegio  de  sn  religión  y 
ensenó  artes.  Cuando  el  Vtroy  Di  MaHin  nenriques  fundó  ot XaÜs  el 
colegio  de  8aa  Martin,  bi^o  la  dependencia  de  los  Jesuítas  en  1589,  en- 
comendó la  dirección  oe  á  al  entendido  y  virtuoso  padre  Arriasa.  Re- 
gresando para  Sspa&a  en  162SÍ,  destinado  de  pf^enrador  de  su  mctn  en 
Roma,  pereció  en  un  naufragio  cerca  de  la  Habana  á  la  edad  de  60  afios. 
Escribió  las  obras  siguientes:  **Skeliori»  chrkUmh"  León  IjSt^r  f  Directorío 
Espiritual:^  Lima.  1006:  «'Estirpacion  de  la  Id<4atria  de  los  indios  dei 
Pfiió,  y  de  los  medios  para  la  conTcrsion  de  ellos.^  Lima  1G21 .  ''I>e  la 
perfección  del  padro  Lucas  Pinelo,"  Barcelona  l&iO:^*Sh  Beata  Virgim;*! 

AUÍCTA--D  ttu  FiuKoisco  db  SALi;a-'de  la  orden  de  San  Franeis- 


316  AAK^AST 

«o.  Ntei^«iiÍiÍBÉitétifi0^£iwixld6 176a  T4>]ii6  el  hábito  d!e«d^ 
«nos.  Eatiidl^  en  el  odl^o  de  San  BaeDftveatiitft  (Onafdalupe),  pMtl 
eoUveilto  de  1a  -  Bec<)f}eoeioa  doade  pemumeoló  doee.  afilie  j  eirrió  de 
Leelter  de  ñkMófte  7Teol<lgia«  Iga  el  eonreatie  grande  tnro  á  Éa  éaxgo 
1»  eapill»  de  -San  rceiioteoo  «elanó  deede  .1801)  íáé  maeetse  de  Ke^i- 
«iée  en  1809^  ee  Jabild  en  14M6«  fia  1817,  yisitador  del  de  propaganda  de 
Ooop%  y deepuesde eupcoTiiioú^ deftoidor duádtbr r delaefta» de l^er- 
oieioede  en  eonTevto^  taMándcfla  reedífliSado;  ^y  reetOE  de  1»  téroéce  ár* 
den;  En  tieitfpo  de  la  SMdblito  fné-^Aizobfemí  de.lÁiáa.  oonsiMSBdo  en 
)5déStt0n](4e'1841.  F*lieoió'^4  de  Msyx>Ao  184?  diñando glitsme*^ 
itióifai  pe»  ene  eerriciee  á  la  hilMaiiidad^  yoontraecion^  como  prfedltador^ 
á  «Mtendcír  las  Ittoee  eVangélic 


IttMlLI^  TAUSM-^El  LfOBNGiADO  DI  MAirnH  DE^-Oidoc  jde  tímík¿ 
Ifaei^en^R  Sebaetleii  déC^nipnecc»  y  éetndióen  fian  Bartploibé  defie* 
laaiiuieay  ea  eayo  oelegio  nmor  entró  el  17  de  Febtoro  dé  l§a&  En  13 
de Sei^emlMtode IñiS MéáaMoáe Lteeneiado en  leves, elendo fibdÉiller 
eatmaieta,  y  éik  17  de  i^breio  de  1^7,  le  nombró  el  Rey.  oidor  de  Olítf' 

Jnisaoa*  En  1634,  Tino  de 'oidor  á  Lima,  y  en  élde  1697  dirigiórliobnl 
e  eal  y  piedra  qaé  ee  eoaooe  por  el  l^i^amar  en  el  no  Eimao,  *  qtte  eoM 
míSn  de  50  mil  ySm/k  En  164^  pasó  de  gobernador  Á  HnmoaYeliea'doBds 

Sroetó  notables  servicios  en  el  arreslo  y  progreso  del  mineral  de  attog^ 
el  ^[tie  ee  eacaróní^a  en  époea  19,933  qnintaWs.  A  «en  régtesa  áiLíine 
deseiiqp^Ió  la  importante  comisión  de  la  fábrica  de  los  nMurailas  d^,  Ca- 
llao, cuya  obra  dnró  seis  afioe:  pem  él  la  man^  menpa. üempáptifl» 
aecendié  áptesidentede  Qnitoen  1646.  Fálleeió  eniesa^dM^pilee  deim- 
berleel  Bey  concedido  el  hábito  de  la  orden  de  Alcántara,  y  una  plasaen 
el  Supremo  Ooneijo  de  fodias.  • 

'  ÍBMS-— ElD.  D.  JodáDüf-^naturaldeLimaendende  M^ío  caatnito 
largoe  eetndioe.  y  obtuvo  la  cátedra  de  rispen»  de 'Jiotes  de  la  Uüítsi* 
eidad  de  San  luircos.  Fué  abogado  de  crédito,  muy  apreciado  por  su  li- 
teratura, v  miembro  de  U.8MiedadAmanteB*'dAl(Fatt«'q]i<Míavd4ltl*^ 
rfodioo  "Mercurio  Fsntanó"  -á  fines  del'«ig^o  pasado;»  En-  tf78f&mfá 
agente  fiscal  de  lo  civil  dé  esta  Beal  Audi0nela^<empleo  4|uo  eic  Tiéthaiíbi 
1%1,  con  aomptadon.  Conáiióle  d;  B(ey  honores  dé  oidor  de  la  de  Olia- 
ouisaea  ea  ITia  Fuese  por  fbltodb  Énübíciott,  ó  por  espeganieeoÉipsii» 
a  Ku  mérito  ein  pretencidnes  aélivas  *ñ»  su  'parte,  'él  no'Avaaaó  otsaeosa 
en  su  carfem  púMiea-  dc^iasde  43^atios.  En  el  de  181^  aeiieasnúyié 
miembro  de  la  Junta  Ceneoria  de  imprenta,  cuando  se  Juró  en  eetáietit- 
dadlaOonetiineionEspaltola^'PifeoliimadalaJádBpeadenoiaf  iMíMiteo 
voealdelaaltaCáflwmde  Juetida.  Falleció  en  l&SBti  . 

' '  ItffBn— Si.  ItaMmoo-^nra  de  la  doctrina  de  Beyes  enla  intendeév 
«ia  de  Tatma*  Destinó  al  tiempodé  su  muerte,  b^Jo  laidlreoman  del  par- 
-ioéo  dedUMMyan  D.  Jium  José  del- Hoyo,  una  fnerte  cantidad  de  pesos 
pam  Ibndo  y  entreteniartento  de  muefaas  escudas  <qne  mfaidd  eiMiIiBMr. 

MVm— -D.  ÜOMtiíGo  Lui8-*fiaicido  en  Lima  donde  eoncln^ó'Stis  es- 
tudios con  dlstindon,  y  ejereió  la*  abogada  hasta  que  pañnde  al  Cázcb 
ae  estableció  allí  con  motivo  de  su  matrimonio-  con  una  eeftora  ^ne 
dMmtaba  una  r^lar  Ibrttma;  Tuvo  entre  otros  h^oe  á  D.  DomW' 
go  liois  y  D.  Pablo^el  primero  abogado.  Ambos  pertenederon  á  lee  cner- 
poe  de  miliciae  en  que  el  gobierno  espiAol  colocaba  siempre  á  las  perso- 
««anotablséd»4ae  provincia».  En  t7mJ>.  Pabk>  -  Idae  la  camprfia  cdtfe» 


ASÍ  377 

ia  i^tudosa  totolnciún  del  caétqac  de  Tdn&;azit6a  D.  José  Gabriel  Cóndor* 
danqui  conocido  por  Tapac  Amara,  y  habiéndosele  nombrado  teniente 
Coronel  de  ejército,  se  hallaba  á  fines  del  siglo  anterior  mandando  como 
eoronel  el  Beffimiento  de  Infantería  de  milicias  de  Paucártambo.  D.  Pa* 
blo  y  D.  Dominffo  Lnis  eran  jefes  de  batallón  en  Gnaqni,  y  el  primero 
después  de  la  batalla  de  Slpesipe  toItíó  con  el  brigadier  Lombera  sobre 

I  la  ciudad  de  la  Paz  ^ara  entender  en  su  pacificación.  Los  dos  se  separa^ 

I  ion  del  activo  servicio  después  de  la  derrota  de  Tucnmán,  y  de  la  bata^ 

lia  y  Capitulación  de  Salta  en  1813  en  que  estuvieion  los  cuerpos  que 
iUandaban. 

I  Cuando  en  la  ciudad  del  Cu2co  se  ejecutó  el  lerantamleuto  de  1814  he* 

I  ciho'por  los  Ángulos  y  «1  Brigadier  PuiUacahua  se  formó  en  Cabildo  abier- 

to nnajunta  desgobierno  de  que  fueron  miembros  D.  Domingo  Luis  Aste* 
te,  el  Coronel  D.  Juan  Tomás  Hoscoso  y  el  D.  D.  Jacinto  Ferrandiz  x>or 
«scusa  del  oidor  D.  Manuel  Lorenzo  de  Yidaurre.  No  pudo  concillarse 
ia  xiiqjor  armonía  entre  el  gobierno  civil  y  las  autoridades  militares,  y 

I  He  una  en  otra  desavenencias  se  abrió  paso  al  desorden  y  á  los  exesos. 

!  £1  alojamiento  de  Astete  fué  asaltado  el  30  de  Noviembre  de  1814  por 

^nte  de  la  plebe  no  sabemos  con  que  protesto  de  acusación  contra  él, 

!  asegurándose  que  el  autor  de  este  atentado  fué  D.  Vicente  Ángulo  her- 

tñano  de  D.  José,  cabera  principal  de  la  revolución,  y  que  so  titulaba 
capitán  general.  La  casa  fué  saqueada  y  Astete  tuvo  que  fagar  para  li* 
bertarse  de  los  amotinados.  Betiróse  al  campo  j  no  se  ocupó  mas  de  los 
iMontos  polftieos,  á  pesar  de  que  se  intentó  satisfacerlo,  y  se  le  rogó  por 
D.José  Ángulo  para  que  continuara  en  el  gobierno:  después  D.  Dominga 
Luis  se  empleó  como  letrado  en  defender  á  los  pobres  y  á  sus  amleos. 
I>.  José  Astete  hermano  de  padre  de  los  dos  á  que  nos  hemos  contraído, 
fué  fusilado  en  el  Departamento  de  Arequipa  en  1815,  de  orden  del  gene- 
ral D.  Juan  Bamirez  lo  mismo  que  D.  N.  Cherveches,  Argentino,  por  ha- 
ber servido  á  la  revolución:  no  les  valió  el  ser  ya  ancianos,  para  que  se 
contuviera  la  Venganza  y  crueldad  que  eu  aquel  llegó  a  ser  una  cos^ 

'  tambre.' 

P.  Domingo  Luis  Astete,  «asado  en  el  Cnzco,  fhé  padre  de  D*  Pedro 
Astete  que  na  figurado  Qn  la  República  como  prefecto,  diputado  á  Con- 
'  greso  y  en  la  lista  diplomática. 

18RTB  O  ESTfiTE--Mi6UBL--Natural  de  Santo  Domingo  de  la  Cal* 
zada  di<ScesÍB  de  Calahorra.  Fué  uno  de  los  primeros  conquistadores 
que  á  órdenes  de  D.  Francisco  Pizarro  entraron  á  Ci^amarca.  Tocáron- 
le 3^  marcos  de  plata,  y  8980  pesos  de  oro  en  el  repartimiento  que  el  18 
de  Junio  de  1533  se  hizo  del  caudal  que  reunió  Atahualpa  para  su  res-' 
cate.  Astete  es  contado  entre  los  20  espa&oles  con  quienes  Pizarro  ata- 
có las  andas  del  Inca  en  el  asalto  y  matanza  acaecíaos  én  aquella  ciu- 
dad en  Noviembre  de  1532.  Pero  mientras  los  demás  se  empeñaron  éu 
matar  á  los  indios  que  cargaban  las  andas,  Astete  acometió  al  mismo 
Atahualpa  quitándole  la  borla  ^ue  tenia  en  la  cabeza  y  era  insignia  ré^a. 

D.  Diego  de  Almagro  al  venir  de  Riobanba  para  Pachacamac  con  el 
Adelantado  de  Guatemala  D.  Pedro  Alvarado  en  1534,  dejó  en  el  valle 
'  de  Chimu  á  Miguel  Astete  con  el  encargo  de  elegir  el  lagar  donde  con« 
vendría  trazar  unapoblaeiou  de  espafio^  qUe  llegó  después  á  f  andarse 
por  mandato  de  Pizarrro  con  el  nombre  de  Tmjillo.  En  1535  se  bailaba 
Astete  en  el  Cuzco  cuando  los  primeros  desórdenes  promovidos  por  los 
hermanos  dé  Pizarro  contra  Diego  Almagro  y  por  orden  de  este  sostuvo 
como  otros  la  autoridad  de  Hernando  de  boto. 

Xbspueff  so  avecindó  Astete  en  Guamanga  donde  tuvo  indios  de  r^ar-* 

48 


\ 


378  AST— ATA 

{imlento:  y  no  encontramos  su  nombre  figjarando  en  las  gnerras  eivilee» 
Solo  en  1553  suscribió  una  acta  que  se  hizo  en  dicha  ciudad  manifes- 
tando  la  resistencia  de  los  vecinos  á  ciertos  mandatos  de  la  real  audien- 
cia que  no  eran  conformes  con  las  leyes  establecidas  por  lo  cual  hablan 
apelado  al  Rey.  Esta  acta  la  formaron  para  motivarla  espulsion  del  cor- 
regidor D.Juan  Ruiz  que  se  bizo  estaudo  movida  la  población  en  favor 
de  i).  Francisco  Hernández  Girón  caudillo  del  alzamiento  de  1553. 

Cuando  en  1557  salió  de  las  montafias  el  Inca  Sayrí  Tupac  y  faé  traí- 
do á  Lima,  al  pasar  por  Quamanga,  Astete  le  obsequió  la  borla  colora- 
da que  conservaba  en  su  poder  desde  que  la  quitó  a  Atahualpa  en  Giga- 
marca.  Sa^rí  manifestó  contento,  pero  fué  fií^jido  como  se  supo  después; 
siendo  evidente  que  no  podía  mirar  con  aprecio  una  prenda  de  Ata- 
hualpa, el  destructor  de  su  familia.  No  sabemos  cuando,  falleció  Miguel 
Astete  ni  he  m  os  hallado  mas  noticia  de  él . 

A8T0ECA— Kl  D.  D.  Pbdro — natural  de  Lima,  colegial  del  Semina- 
rio de  Santo  Toribio.  Catedrático  de  código  y  de  derecho  de  la  Real  Uni- 
versidad de  San  Marcos.  Fuó  corregidor  y  justicia  mayor  del  Coreado^ 
y  asesor  de  los  Vireyes  conde  de  Castellar  y  P.  Melchor  de  Liñan. 

ABTVOILLO — ^D.  Alonso  de — ^imo  de  los  vecinos  visibles  y  pudientes 
del  Cuzco,  donde  fué  muy  estimado.  £n  1631  subió  á  tal  punto  su  de- 
sesperación por  habérsele  relevado  del  destino  de  gobernador  del  Mar- 
quesado de  Oropesik  cerca  de  dicha  ciudad,  que  resolvió  ahorcarse^  y 
íff  hizo  á  pesar  do  las  reflexiones  que  empicó  su  mi^jer  para  tranquili- 
zarlo. Aunque  su  familia  ocultando  el  hecho,  quizó  persuadir  de  quo 
había  muerto  de  resultas  de  una  enfermedad  violenta,  luego  se  supo  la 
verdad  del  caso,  y  llegando  al  conocimiento  del  obispo,  dispuso  que  fue- 
se quemado  el  cadáver  de  Astudillo. 

ATAHVALPA— Inca  nacido  en  Quito,  h^o  del  Emperador  Huaina  Ca- 
pac:  su  madre  se  llamó  Pacohas  y  fué  hvja  del  último  Rey  de  Quito  Ca- 
cha, quien  murió  después  de  perder  su  reino.  Antes  de  entrar  en  los  su- 
cesos de  la  conquista  espa&ola  que  causaron  el  fin  trágico  de  Atahualpa^ 
desearíamos  dar  una  ojeada  sobre  el  principio  ^  progresos  de  la  monar- 

2uía  de  Quito;  pero  nos  lo  impide  la  imposibilidad  de  hacerlo  á  vista 
e  aserciones  fenaoientes,  que  nos  merecieran  plena  confianza.  Lioa  es- 
pañoles ocupados  no  mas  que  de  la  guerra  y  de  la  adquisición  de  riq^ne- 
zas,  no  se  contraían  á  investigar  los  precedentes  históricos  de  los  países 
que  iban  subyugando;  y  despreciaron  los  signos  materiales  que  á  falta  , 
de  escritura  se  conservaban  en  los  archivos  Peruanos.  Destruyéndolos» 
renunciaron  al  estudio  de  nociones  seguras  que  pudieran  ofrecerles  una 
instrucción,  cuya  importancia  y  utilidad  estuvieron  muy  lejos  de  com- 
prender. En  medio  de  un  oscuro  laberinto  no  es  prudente  dejarse  llevar 
por  tradiciones  interesadas  que,  después  de  serlo,  ignoramos  si  se  nos 
trasmitieron  fielmente  por  los  escritores  primitivos.  Las  naciones  todas 
remontándose  á  épocas  mas  ó  menos  remotas,  se  rinden  ante  un  caos  de 
incertidumbres  y  conjeturas  que  impide  el  conocimiento  claro  de  oosaa 
pasadas  á  inmensa  distancia  ó  de  un  origen,  digámoslo  asi,  inmemoriaL 
En  cuanto  á  la  época  mas  cercana  á  la  conquista  hay  todavía  mayo- 
res embarazos;  por  que  aquellos  y  otros  autores  no  están  de  acuerdo  en 
muchos  puntos,  y  tomaron  noticias  apasionadas  ó  falsas  según  el  país  en 
que  las  adquirieron  cuando  se  hallaban  muy  frescas  las  huellas  de  una 
sangrienta  guerra  intestina.  En  el  Cuzco  se  referían  de  una  manera 
exagerada  Us  crueldades  de  Atahualpa  á  quien  tenían  por  un  nsorpa^ 


ATA  379 

ñon  en  Quito  todo  m  miraba  del  lado  dé  aquel  Rey  hasta  pretender  que 
era  hijo  legítimo  de  Huaiua-Capao.  No  es  de  estrafiarse,  si  también  que* 
littn  persuadir  que  este  Emperador  era  nacido  en  Tomebamba  cuando 
dicen  otros  que  la  madre  nunca  salió  del  Cuzco;  y  cuando  él  teniendo 
ya  20  afiOB  de  edad,  fué  llamado  por  su  padre  Tupac-Inca  Tupanqni  pa- 
ra ejercitarlo  en  la  guerra.  Tales  aseveraciones  no  pueden  aceptarae, 
por  que  no  estriban  en  fundamentos  sélidos  y  estfin  en  oposición  con. 
alganoe  testimonios  mas  libres  de  sospechas.  Un  escritor  que  no  esté 
teeado  de  animosidades  locales  para  traer  de  tan  atrás  édioe  i^nos 
délos  actuales  intereses  de  la  nueva  é  ilustrada  asociación  Americana; 
disereto  es  que  prescinda  de  dar  un  timbre  de  «videucia  á  hechos  muy 
«uestionables  y  rodeados  de  eontradiccioues. 

Los  escritores  de  Quito  enumeran  muchas  batallas  habidas  en  una 
guerra  larga  y  constante  con  los  Emperadores  Peruanos:  hablan  de  he- 
roicos hechos  de  los  Caranquis  y  del  Resy  Cacha  después  de  perdido 
Quito:  refieren  que  en  loe  momentos  de  la  última  derrota  en  que  pereoid 
este  Monarca,  los  vencidos  proclamaron  á  Pacchas  por  Reina:  que  si  que- 
daron victoriosos  en  ciertos  combates  fué  por  las  traiciones  de  mucnos 
capitanes  seducidos  por  los  Incas,  y  no  perla  pericia  y  valentía  de  sus 
tropas:  tantas  otras  particularidades  se  cuentan  que  no  parece  bien  re- 

?stirla6  desde  ^ue  no  pueden  ser  admitidas  como  verdades  comprobadas, 
ocos  ó  casi  ningunos  de  tales  sucesos  se  encuentran  eonfirniados  en  las ' 
noticias  que  se  trasmitiau  en  el  Cuzco  con  respecte  á  los  mismos  acae- 
cimientos. La  obstinación  de  los  Caranquis,  sus  últimos  esfuerzos,  se 
atribuyen  á  solo  una  insurrección  después  de  haber  reconocido  el  poder  ^ 
del  Inca,  quien  les  dio  por  tanto  castigos  los  mas  cruentos  y  estraordi- 
narios.  ¿Nos  permitiremos  aceptar  unos  datos  y  desechar  otros  diame- 
traUnente  opuestos?  O  calificaremos  de  evidentes  las  cosas  que  de  un  la- 
do se  afirman  y  del  otro  no  se  mencionanf  Sin  peijaicio  de  las  objecio- 
nee  que  merecen,  qne<la  á  la  sensatez  y  criterio  de  cada  cual  juzgar  to- 
das esas  refórencias  que  debieron  su  ser  á  un  germen  de  édios  iuestin- 
guibles  en  iq[ue  la  verdad  lo  mismo  que  las  imposturas  estaban  impreg- 
nadas de  un  espíritu  indudablemente  apasionado. 

No  se  nos  crea  inflexibles  contra  las  tmliciones  mas  6  menos  fabulosas 
«alidas  del  interés  que  era  natural  tuviesen  los  de  Quito  en  causa  propia. 
Tfimpoco  lo  somos  con  las  pradecentes  del  Cuzco  6  sea  del  partido  del 
Imperio  representado  por  Huascan  sin  olvidar  por  esto  que  G^arcilaso 
era  de  la  sangre  de  los  Inca9,  que  sus  escritos  est^wi  llenos  si  no  de  estu- 
diadas fábul¿,  por  lo  menos  de  ponderaciones  y  glozas  que  se  dan  la  ma- 
no con  lo  inverosimil.  |Deberá  prestarse  crédito  sin  mas  que  su  palabra  ' 
á  cnanto  tuvo  á  bien  escribir!  Nos  fainos  en  él  por  que  sus  narraciones 
y  crónicas  de  acontecimientos  de  lejana  antigüedad,  casi  son  las  únicas 
que  han  servido  de  luz  y  guia  para  sentar  y  difundir  muchos  hechos 
que  no  tienen  mas  autorización  que  la  suya.  Garcilaso  siempre  se  remi- 
te á  los  dichos  de  un  pariente  anciano  y  aun  de  su  propia  madre.  Su- 
poniendo Á  estos  en  el  goce  cabal  de  la  razón  y  con  la  instrucción  nece- 
saria; ¿estarían  sus  relatos  exentos  de  adiciones  vulgares  y  de  volunta- 
riosos antojos  al  elevar  hasta  lo  increible  los  antecedentes  de  su  país 
y  las  obras  de  sus  Reyesf  Garcilaso  amplia  de  por  sí  sus  ideas  en  unas 
materias,  y  en  otras  no  advierte  que  toca  en  lo  ridiculo  al  querer  dar  por 
ciertas  afganas  produceionen  redactadas  por  él  mismo  poniendo  en  boca 
de  BUS  mayores  discursos  elegantes  que  nadie  pudo  haoer  copiado  y  que 
^1  escribe  con  tanto  descanso  como  si  un  taquígrafo  los  hubiera  estam- 
pado. Y  qué  diremos  de  su  inocencia  al  contamos  que  las  enormes  pie- 
avas  de  que  se  fi)rmó  el  palacio  de  Tomebamba  fherou  conducidas  des- 


380  ATA 

de  el  Cazco.  y  que  se  oonaiderában  sagmidas  como  todo  lo  qja»  ei»  á0 
itqnella  cuidad  ImperialT  Sin  embargo  de  lo  es^uesto,  debemos  obBerwc. 
^oe  áiganas  narraciones  de  GarcUaso  que  no  tienen  muclm  aparieiicia 
de  veracidad,  se  encuentran  en  los  libros  de  autores  qne  antes  que  ék 
escribieron^  lo  que  prueba  que  estos  acumularon  cuantos  imformas  oir-> 
oulaban  en  el  PeriH  ¿  poco  después  de  la  conquista  y  los  elevaron  £  Ui» 
categoría  de  verdades  para  sus  composiciones  históricas. 

Apartando  por  el  momento  un  asunto  én  que  la  crítica  puede  soste* 
nerse  con  largas  disertacionesi  nos  contraeremos  ya  id  olyeto  del  presea- 
te  articulo. 

Huaina  Capac  tuvo  á  Atabualpa  en  la  princesa  PaccUas  la  cual  eon 
Biis  encantos  llegó  á  dominarlo:  él  la  quizo  hasta  el  delirio  sin  abstener-^ 
sé  por  esto  de  consagrar  mucho  afecto  á  otras  migares.  Y  como  la  gente 
principal  de  Quito  Sabia  sabido  cautivar  también  su  voluntad  oon  h¿* 
bil  destreza  y  sagaz  cortesanía,  Huaina  Capac  esperimentó  en .  sit  com^ 
zpTL  el  contento  y  regocgo  que  le  hicieron  tenerse  por  muy  afortunado 
y  feliz.  No  inmuta  menos  sobre  su  ánimo  el  exesivo  amor  que  profesa* 
qa  á  su  hvjo  Atahualpa  acreedor  á  él  por  su  claro  entendimieato  y 
agudo  ÍDgenio:  se  sabia  h^^r  lugar  empleando  la  mucha  astucia  y  eau- 
tela  que  fe  eran  características. 

Habia  recibido  el  emperador  avisos  de  la  aparición  de  los  espaSolea 
en  las  costaa  4e  Esmeraldas;  y  se  asegura  que  se  entregó  al  abatimiento^ 
sobrecogido  y  presintiendo  graves  caJuunidades.  Garcilaso  hace  menoioa 
iifi  los  vaticinios  funestos  con  que  lo  confundían  los  augures  al  dar  laa 
esplicacioues,  todas  tristes,  de  se&ales  advertidas  al  rededor  de  la  lttn% 
que  con  la  vista  de  un  meteoro  y  la  repetición  de  fuertes  sacudimientos 
ele  la  tierra,  dieron  ancho  m^gen  á  infaustas  predicciones,  las  funda-^ 
ban  en  la  antigua  tradición  de  que  habia  de  fracasar  la  monarquía  pe^ 
ruana  y  ser  subynga^lQ  el  territorio  por  un  poder  enteramente  estrafio* 
Atuy  valido  y  aceptado  corrió  esto  anuncio  llegado  hasta  nuestros  diaa 
sin  que  á  nadie  le  haya  ocurrido  dudar  do  él.  Admitirlo  ó  tenerlo  por 
una  quimera  será  lo  mismo,  si  no  hay  pmebas  ó  seguridades  ^aradeei- 
dir  que  su  evidencia  se  halla  fuera  del  alcance  de  cualquiera  impu^pa^^ 
clon.  Está  dicho  y  repetido  por  el  órgano  de  muchas  plumas  qu^  Biuai- 
na  Capac  ordenó  á  los  magnates  del  Imperio  que  reconociesen  el  señorío 
de  los  que  hablan  de  poseer  el  país  y  establecer  mejor  gobierno  que  el 
suyo  y  con  leyes  superiores  y  ventajosas.  Al  afirmarlo  Garcilaso  pone. 

en  boca  del  emperador  las  siguientes  palabras .., ,,,  *^  Muchos  a&oa 

*Vhá  que  por  revelación  de  nuestro  Padre  el  Sol  tenemos,  que  pasados 
^^doce  reyes  de  sus  hijos,  vendrá  gente  nueva  y  no  conocida  en  estas 
''.partes,  y  ganará  y  sigetará  á  su  Imperio  todos  nuestros  reinos  y  oíro9 
^'  mwíkos:  yo  me  sospecho  que  serán  de  los  que  sabemos  que  han  andado 
*'  por  la  costa  de  nuesr.ro  mar:  será  gente  v^erosa  que  en  todo  os  hará 
'^  .ventaja.  También  sabemos  qne  se  cumple  en  mí  el  número  de  los  doce 
'^  Jnc^s.  Certifíceos  que  pocos  a&os  después  que  yo  me  haya  ido  de  voso- 
'^  .tros,  vendrá  aquellq.  gente  nueva,  y  cumplirá  lo  qne  nuestro  Padre  el 
'*  Bol  nfis  ha  dicho,  y  ganará  nuestro  Imperio,  y  serán  señores  de  él.  Yo 
^'  .os  m^ndo  que  les  obedescais  y  sirváis  como  á  hombres  que  su  todo  or 
<'  Jbárán  ventaja:  que  sii  ley  sera  mejor  que  la  nuestra,  y  sus  armas  pode- 
<'  rosas  é  invencibles  mas  que  las  vuestras." 

Parece  muy  estraño,  y  hasta  fantástico  que  el  Emperador  tomase  al 
morir  semejante  resolución,  la  cual  habria  de  dar  por  resultado  ^aL  la 
pérdida  de  la  independencia,  autorizado  como  quedaba  el  pueblo  perua- 
fip  para  dar  por  acabada  la  dinastía  de  sus  reyes  naturales:  en  una  pala* 
b]:a  destruida  por  orden  de  a(]^uel  cuyo  absolutismo  zi;o  debiera  llegar  4 


ATA  381 

40e  esfcrmno.  HaoJMwUi  iwo  de  nnestn  libertad  pan  dadftv  de  un»  tsmoe- 
jpeesioa  de  tanto  bulto,  y  de  todo  loquetengamoe  por  repn  guante  á  fal- 
ta de  testimonios  fehacientes,  opinamos  qne  todo  aquello  mas  qneTiaoa 
de  verdad  tiene  el  color  de  una  fíbula  sostenida  por  In  misma  ae^;raeia 
de  los  indios  y  fomentada  con  interés  por  los  conquistadores;  éstos  para 
ftindftr  un  título  al  dominio  del  Perú,  qne  aparecia  cedido  por  sn  propio 
monarca;  aquellos  con  la  mira  de  lisongear  á  sus  nncTos  duéfioa  paraca» 
tar  en  su  gracia  y  merecerles  consideraciones:  acaso  también  por  diseuL- 
pacse  de  no  haber  opuesto  una  braba  y  tenaz  resistenda  á  los  invasores. 
No  aplicamos  estás  coi\}eturas,  6  sean  sospechas  fundadas,  á  la  resolu* 
eíon  d!el  Emperador  de  dividir  el  Imperio  declarando  Bey  de  Quito  á 
At&hnalpa:  porque  acerca  de  este  hecho  hay'confoimidad  en  las  tradieio- 
nee  de  Quito  y  del  Cuzco,  y  en  los  escritos  de  los  autores  que. nos  lo  han 
trasmitido  exeptuando  al  cronista  oticial  D.  Antonio  Herrera  de  onyoa 
asertos  trataremos  mas  adelanta.  Hnaina  Capac  se  jpropuso  dar  un  testi'* 
monio  del  YÍYO  afecto  que  tenia  ^.ese  hijo,  y  si  se  quiere  de  la  atencioo  y 
respeto  que  le  merecieran  los  derechos  ae  su  madre.  A  la  muerte  del  Em- 
perador una  novedad  de  tanta  trascendencia  preciso  fué  abriera  eampe 
á  grandes  alteraciones.   Atahualpa  entendía  ser  heredero  del  reino  de 
Qoito  comprendiendo  en  él  todaslas  provincias  queTupao  Inca  Tnpanr 
eai  anexó  al  Imperio  iíntes  de  las  conquistas  de  Uuaina  Capac:  quien  no 
ajaría  clara  y  espresamente  los  linderos  de  ambos  estados,  desde  que  nin* 
gnu  escritor  hace  memoria  de  ello.  Huáscar  que  se  conformó,  según  di- 
een,  oou  la  volunjkad  de  su  padre,  luego  que  este  faltó  y  se  vio  exit^de 
por  la  opinión  general  qne  en  el  Cuzco  reprobaba  la  desmembraoion  del 
Imperio,  ya  la  contempló  iiijusta  é  intolerable,  y  puso  en  acción  eiumtoa 
resortes  pudo  manejar  contra  el  poder  que  Atahualpa  acababa  de  ^dqui* 
rir.  Razones  no  le  faltaron  para  cohonestar  su  inconsecuencia,  s^  la  nu«> 
bo;  y  razones  de  gran  peso  surgieron  desde  luego  para  que  se  ea^iftcaae 
de  nulo  y  ominoso  lo  determinado  por  el  Emperador. 
.  I^a  frontera  de  (^xáto  habia  sido  el  confín  de  la  provincia  de  Paraba 
{Klobamb;»)  bien  qjUñ  antes  de  Tupac  Inca  Yupanqni  no  pertenecían  id 
Im^perio  peruano  deferentes  provincias  situadas  mas  al  medio  diade  aque* 
lia.  Pero  djdbe  advertirse  que  tampoco  fueron  parte  integrante  del  reino 
de  Quito,  sino  sus  aliadas  y  confederadas:  así  er  a  que  el  Bey  no  les  dab* 
mandatarios  y  se  gobernaban  ^r  sí  eligiéndolos  á  su  profdo  arbitrio. 
Tupac  loca  Yu|>anqui  no  conquistó  ni  venció  á  dichas  provincias:  ellaa 
Á  sus  primeras  invitaciones  lo  admitieron  de  Soberano;  y  este  hseho  ny^ 
cido  entonces  de  su  libre  y  espontánea  voluntad  lo  ratinearon  solemne- 
mente negí^odose  después  á  ser  parte  del  nuevo  reino.  Prestaron  espon- 
táneo apoyo  á  la  causa  é  intereses  de  Huáscar  distinguiéndose  mas  que 
todas,  la  provincia  del  CsJtlar  (Cuenca)  en  su  ardoroso  entusiasmo  |»0r 
el  gobierne  de  los  Incas.  Esta  decisión  sincera  se  habia  fortaleoido  por 
la  gratitud  que  sus  hyos  tributaban  á  los  beneficios  inmensos  que  nar 
bian  recibido  de  Tupac  Inca  Yupanqni,  porque  él  levantó  y  enriqueeí^ 
el  soberbio  palacio  de  Tomebamba,  hizo  suntuosos  edificios,  eonstruyó 
puentes,  abrió  caminos  y  acequias,  engrandeciendo  el  j^aís  de  mueluM^ 
maneras  y  prodigándole  ventojas  qne  nunca  hablan  recibido  ni  imMir 
nado.  Pe  la  otra  parte  se  atribuyó  á  la  seducción  y  á  insidiosos  man^m^ 
de  los  del  Cuzco,  lo  que  era  efecto  de  convencimiento,  p<nque  iba  Cajbk 
ris  tenían  habilidad  y  desp^^o  para  discernir  que  á  su  bien  «star  eon^e- 
nia  depender  del  imperio;  y  así  apenas  se  encendió  la  lucha  armada  eiir 
trelos  dos  hermanos,  aquellos  sosteniendo  sus  derechos  hicieron  e^ta^ 
;208  unánimes  y  prodigiosos  que  no  es  posible  se  debieran  á  sofcestionea 
i^nas.  Pespnes  de  ;haber  quedado  victorioso  el  ejército  do  Hn^scfM^ 


382  ATA 

tenieado  prisíonefo  al  mismo  Atahnalpa  seffaii  se  refiere,  (añadiendo  Im 
íiecioB  de  que  logró  fn^ar  convertido  en  culebra,)  '^  cuando  mas  tarde 
la  suerte  de  las  armas  vmo  á  ser  adversa  á  los  cafiaris  y  al  imperio,  fue- 
ron ellos  victimas  de  horribles  venganzas,  de  castigos  apenas  creíbles 
por  la  crueldad  que  les  dio  un  carácter  de  esterminio.  Sobre  este  parti- 
cular un  escritor  contemporáneo  el  Dr.  Cevallos,  dice:  ^'Atahualpa  entro 
'<enla  ciudad  (Tomebamba)  á  fuego  y  sangre,  sin  perdonar  ancianos,  ni- 
'*  ños  ni  mi^eres,  y  en  el  delirio  de  su  furor,  exaltada  la  vengsmza  con 
*K  la  memona  de  la  prisión  en  que  habia  estado,  y  de  la  resistencia 
**  opuesta  por  un  pneulo  rebelde  y  traidor,  la  llevó  nasta  con  loé  hermo- 
"  sos  monnmenuM  que  la  embellecian,  pues  mandó  que  los  destruyesen 
**  sin  dejar  piedra  sobre  piedra/' 

Esto  guarda  conformidad  con  lo  que  refiere  Sarmiento,  agregan- 
do pormenores  que  reagravan  tan  horribles  hechos.  £1  Rey  vencedor  so- 
metió en  breve  el  territorio  del  norte  del  Perú  hasta  C%|amarca  por  me- 
dio de  las  toopas  que  envió  al  efecto  con  distintas  direcciones. 

Cuéntase  que  unfaerte  ejército  venido  posteriormente  del  Cuzco  fué 
destrozado  en  Huamachuco  por  las  valerosas  huestes  de  Atahnalpa 
quien  hizo  degollar  á  su  hermano  paterno  Guanea  Auqui  que  lo  capita- 
neaba Los  cronistas  españoles  no  han  escrito  en  especial  de  esta  bata- 
lla: y  Prescott  el  que  mas  indagaciones  hizo  y  mas  autores  cita,  pasa 
también  en  silencio  tan  remarcable  suceso. 

Parécenos  que  la  invasión  de  las  tropas  de  Atahnalpa  y  su  entrada  y 
triunfo  en  Huamachuco  no  concnerdan  con  las  protestas  de  paz  que  se 
asegura  hacian  los  de  Quito,  y  que  esos  hechos  de  alta  consecuencia  se 
avinieran  mal  con  la  descuidada  confianza  que  se  dice  hubo  en  el  Cuzco 
donde  se  creyó  en  las  seguridades  y  promesas  de  avenimiento  fraternal 
hechas  por  aquel  Rey. 

La  dunsion  de  Garcilaso  al  referir  los  acontecimientos  de  aquella  épo- 
ca no  nos  permite  transcribir  íntegramente  las  relaciones  contenidas 
en  la  primtsra  parte  de  sus  comentarios  reales.  Las  escribiremos  en  com- 
pendio tomando  con  fidelidad  lo  mas  sustancial  de  sus  asertos  y  copian- 
do el  texto  en  lo  indispensable. 

Cuenta  que  muerto  Huaina  Capac  stis  dos  hijos  reinaron  cuatro  ó  cin- 
00  afios  en  quieta  posesión;  pero  que  "como  el  reinar  no  sepasu&ir  igual 
"  ni  segundo,  dio  Huáscar  en  imaginar  que  habia  hecho  mal  en  consentir 
lo  ^ue  su  padre  le  mandó  acerca  del  reino  de  Quito,  porque  ademas  do 
quitar  y  enagenar  de  sa  imperio  un  reino  tan  principal,  vio  que  con 
él  quedaba  atajado  para  no  poder  pasar  adelante  en  sus  conquistas; 
las  cuales  quedaban  abiertas  y  dispuestas  para  que  su  hermano  las  hi- 
ciese V  aumentase  su  reino;  oe  manera  que  podia  venir  á  ser  mayor 
que  el  suyo,  y  que  él,  habiendo  de  ser  monarca,  como  lo  significa  el 
nombre  Ckipa4¡  Incay  que  es  solo  Señor,  vendría  por   tiempo  á  tener 
otro  igual,  y  quizá  superior,  y  que  según  su  hermano  era  ambicioso  6 
inquieto  de  ámmo^  podría,  viéndose  x>oderoso,  aspirar  á  <]^uitarle  el  im- 
perio. Estas  imaginaciones  fueron  creciendo  de  dia  en  día  mas  y  mas, 
y  causaron  en  el  pecho  de  Huáscar  Inca  tanta  congela,  que  no  pudién- 
dola sufrir  envió  un  pariente  suyo  por  mensagero  a  su  hermano  Ata- 
hnalpa, diráendo  que  bien  sabia  que  por  antigua  constitución  del  pri- 
mer Inca  Manco  Capac,  guindada  por  todos  sus  descendientes,  el  rei- 
no de  Qmto  y  todas  las  demás  provincias  que  con  él  posoia,  eran  de  la 
'  corona  é  imperio  del  Cuzco;  yque  haber  concedido  lo  que  su  padre  le 
'  mandó  mas  nabia  sido  forzosa  obediencia  que  rectitud  de  justicia,  por- 
'quoera  en<daño  de  la  corona  y  perjuicio  de  sus  sucesores  de  ella,  por 
'  lo  cual  ni  su  padre  lo  debía  mandar,  ni  él  estaba  obligado  á  lo  cum- 


ATA  383 

*'  plir.  Emporo  qae  ya  que  Ba  padre  lo  había  mandado,  y  él  lo  había  con-> 
''  sentido,  holgaba  pasar  por  ello,  con  dos  condiciones.  La  una,  qne  no 
**  habla  de  aumentar  un  palmo  de  tierra  á  su  reino,  porque  todo  lo  que 
**  estaba  por  ganar  era  del  imperio.  Y  la  otra,  ^ne  ante  todas  cosas  le 
"  había  de  reconocer  vasallago  y  ser  su  feudatario. 

''  Este  recaudo  recibió  Atahualpa  con  toda  la  sumisión  y  humildad 
"  que  pudo  fín^,  y  dende  á  tres  días,  habiendo  mirado  lo  que  le  conve* 
"  nía,  respondió  con  mucha  sagacidad,  astucia  y  cautela,  diciendo  que 
*'  siempro  eu  su  corazón  habia  reconocido  y  reconocía  vasallaffe  al  Ca* 
**  pac  Inca  su  sefior;  y  que  no  solamente  no  aumentarla  cosa  alguna  en 
*^  el  reino  de  Quito,  mas  ^ue  si  su  magostad  gustaba  dello  se  desposeerla 
''  del,  y  se  lo  renunciaría,  y  riyiria  privadamente  en  su  corte  como 
*'  cualquiera  de  sus  deudos,  sirviéndole  en  pas  y  en  guerra  eomo  debía  á 
*^  su  príncipe  y  sefior  en  todo  lo  que  le  mandase.  £a  respuesta  de  Ata* 
**  hualpa  envió  el  mensagero  del  Inca  por  la  posta  como  le  fa6  ordena* 
"  do,  y  él  se  quedó  en  la  corte  de  Atahualpa  para  replicar  v  responder 
**  lo  que  el  Inca  enviase  Á  mandar.  £1  cual  recibió  con  mucho  contenta 
**  la  respuesta,  y  replicó  diciendo  que  holji^aba  grandemente  que  su  her- 
"  mano  poseyese  lo  que  su  padre  te  habia  dejado,  y  que  de  nuevo  se  lo 
**  confirmaba  con  que  dentro  de  tal  término  fuese  al  Cusco  á  darle  la 
"  obediencia  y^hacerle  el  pleito  homensye  que  debía  de  fidelidad  y  leal* 
"  tad.  Atahualpa  respondió  que  era  mucha  felicidad  para  él  saber  la  vo- 
'^  Inntad  del  Inca  para  cumplirla,  que  él  iría  dentro  del  plazo  sefialado 
**  á  dar  su  obediencia;  y  que  para  que  la  jura  se  hiciese  con  massolemni- 
**  dad  y  mas  cumplidamente,  supUcaba  á  su  magestad  le  diese  licenei» 
*^  para  que  todas  las  provincias  de  su  estado  fuesen  juntamente  con  él  á 
"  celebrar  en  la  ciudad  del  Cuzco  las  obsequias  del  Inca  Huayna  Capao 
**  BU  padre,  conforme  á  la  usanza  del  reino  de  Quitu  y  de  las  otras  pncH 
''  vlucias;  que  cumplida  aquella  solemnidad  harían  la  jura  él  v  sus  vasa* 
''  lloB  juntamente.  Huáscar  Inca  concedió  todo  lo  que  su  hermano  le 
''  pidió,  y  dyo  que  á  su  voluntad  ordenase  todo  lo  qne  para  las  obseq^uias 
"  de  BU  padre  quisiese,  que  él  holgaba  mucho  se  hiciesen  en  su  tierra 
*'  conforme  á  la  costumbre  agena,  y  que  ítLose  al  Cozoo  cuando  bien  le 
''  estuviese.  Con  esto  quedaron  ambos  hermanos  muy  contentos,  el  uno 
**  muy  ageno  de  imagluav  la  máquina  y  traición  que  contra  él  se  armaba 
''  para  quitarle  la  vida  y  el  imperio,  y  el  otro  muy  diligente  y  cauteloso, 
**  metido  en  el  mayor  golfo  della,  para  no  dejarle  gozar  de  lo  uno  ni  de 
"  lo  otro."  (Capítulo  sS.) 

Tenemos  que  oír  al  licenciado  Sarmiento  el  cual  diciendo  que  reoogió 
datos  de  contemporáneos  trata  de  una  batalla  en  que  hubo  una  espan* 
tosa  mortandad,  y  que  él  mismo  recorrió  el  campo  y  le  vio  tan  oubierto 
de  huesos  que  parecía  increíble  hubiese  podido  acaecer  una  mortandad 
semejante.  Este  dato  no  está  de  acuerdo  con  esos  años  de  paz  y  quietud 
de  ^ue  habla  Ckircilaso;  autor  que  pasa  de  ligero,  y  aun  considera  de  ]^ 
ca  siguí fícAcion,  los  hechos  de  armas  de  entonces,  asegurando  ''ocurrió», 
ron  entre  las  guarniciones  de  los  confines  de  ambos  Estados:"  a&ade  que 
la  prisión  de  Atahualpa  "fué  novela  que  él  mismo  inventó."  La  gran 
batalla  recordada  por  Sarmiento  cerca  de  Ambato  debió  ser  precisamen* 
te  antes  de  la  destrucción  de  Tomebamba.  Cevallos  afirma  no  haber  en 
Ambato  la  osamenta  indicada,  sino  en  Mocha.  Así  pues  la  paz  que  cita 
Garcilaso  sería  posterior,  lo  mismo  que  la  emb%|ada  de  que  habla  Fres* 
oott  en  que  Huáscar  "reconvino  al  hermano  por  su  ambición  exigiendo» 
**  le  le  hiciera  pleito  homen^e  por  su  reino  de  Quito."  Sigue  el  niismo 
Prescott:  "Esto  es  según  algunos  escritores:  según  otros  parece  que  la 
'*  causa  de  la  disputa  oonsistió  en  que  Huáscar  reclamó  el  territorio  do 


384  ATA 

^*  TomftbaDQílyX  que  poseía  sa  liermano  como  parte  de  tín  ííeroñcta  paW- 
**  na.  Importa  poeo  cual  lóese  el  motivo  ostensible  de  la  dispnta  eutre 
<'  personas  colocadas  en  tan  falsa  posición  que  tatde  6  temprano  la  la- 
"  oha  entre  ellas  era  inevitable.'' 

Garoilaso  en  su  narra^sion  dice  haber  dispuesto  Atahualpa  marchaad 
Él  Cozco  eon  las  armas  en  secreto,  un  ejército  nnmMx>80  dividido  en 
cuerpos  que  se  siguiesen  unos  á  otros  escalonados  á  corta  distancia,  y 
observando  el  mayor  disimulo.  Que  al  acercarse,  acortasen  camino  para 
qué  las  divisiones  subsigaientes  fueran  reuniéndose*,  y  que  después  do^ 
blasen  las  jomadas  y  acometiesen  á  la  ciudad  y  al  Inca  sin  tsffdanza. 
Huáscar  no  abrigó  sospecha  alguna,  y  antes  mandé  se  flranqneason  en 
tan  largo  tránsito  los  auxilios  necesarios:  mas  cuando  recibié  annncios 
del  verdadero  objeto  que  esas  colunmas  llevaban  era  tarde  para  prepa- 
ntírse  á  la  guerra.  Grande  fué  el  conflicto,  estrecho  el  tiempo  para  dis- 
poner la  defensa,  y  el  desprevenido  Huáscar  aprovechó  momentos  para 
juütar  hasta  donde  le  fué  posible  la  fuerza  que  desde  luego^  no  era  capaz 
do  competir  con  el  aguerrido  ejército  que  llevaba  la  misión  de  destro- 
narlo.  Mandábanlo  nos  hombres  afanados  XK>r  sus  crueldades:  Chieill^ 
oaohima  tio  de  Atahualpa  y  Quizo uiz,  capitanes  tan  astutos  y  vale- 
lOsoé  como  entendidos  en  la  milicia,  los  cuales  llenaron  su  cometido 
según  se  verá,  sin  enconi^rar  ninjspn  rival  que  les  hiciera  competencia, 
porque  á  Huáscar  faltaban  caudillos  de  anuas  capaces  patra  habérsela^ 
€ón  ellos. 

£1  ejército  de  Quito  pasé  sin  dificultad  el  Apurimao  y  continttd,  yé 
¿escumertoy  como  enemigo  declarado,  hasta  que  encontró  en  las  inme- 
4iacioikesdel  Cu^co  las  fuerzas  de  que  Huáscar  disponía  y  que  no  habo 
tiempo  por  las  distancias  para  que  recibieran  el  aumento  que  se  espe- 
raba do  la  parte  áQ  CoUasuyu.  Éntpe&óse  una  sangrienta  batalla  que 
áuró  todo  un  dia.  Los  de  Atahualpa  obtuvieron  él  triunfo*  y  tan  copi- 
ideto  que  tomaron  á  Huáscar  al  desbaratarle  sus  últimas  tropas;  las  qo^ 
ts  acompaüaban  en  la  retirada  ó  mas  bien  huida  que  emprendió.  Queo^ 
ion  prisioneros  los  curacas,  capitanes  y  personas  notables  que  sobreTi- 
Tieron  á  tan  espantosa  liiona. 

Pasando  á  las  crueldades  con  que  Atahualpa  abusó  de  la  victoria,  ase- 
gura el  historiador  que  circuló  providencia  para.que  se  congregasen  en 
el  Cuzco  todos  los  Incas  de  la  familia  real  y  los  funcionarios  y  notables 
^pte  cjercisui  autoridad,  ánutíciando  que  era  para  restablecer  á  su  ber- 
amtto  en  el  trono  y  arreglar  las  bases  de  iutéíigencia  que  conciliarián  la 
p&zfiiturade  ambos  soberanos  y  sus  Estados.  Y  que  una  vez  reunidos 
oon  exepcion  de  los  ausentes  á  mucha  distancia,  Atahucdpá  envió  ótáen 
para  que  los  matasen  con  diferente  género  de  tomentos,  los  cuslds  se 
liplicaron  sin  misericordia.  Continúa  sobre  este  punto  dando  razón  del 
¿iodo  como  murieron  los  numerosos  h^os  de  Huaina  Capac,  sus  tios,  sus 
sobrinos  y  parientes  de  todos  grados  legítimos  y  bastardos;  y  agrega  qa^ 
los  e(feciitOres  de  tan  horrorosa  matanza  hicieron  que  HiKtíscar  la  presenoift" 
■oUev&idolo  con  las  manóse  atadas  atrás  y  una  soga  al  cuello  &/^  ^^^^ 
que  entré  tanto,  Atahualpa  permanecía  en  Jauja  de  donde  no  se  atréw 
abasar,  y^ qué  no  hizo  morir  por  éátónces  á  su  infortunado  hermanó  por^ 
molo  necesitaba  para  el' caso  de  ocurrir  alguna  conmosion  que  ppr  mef 
ffiérdosus  mandatos  fuera  fi^-cbíxteuei';  tifpaci¿uando  las  provinoláá^f 
volyiéndolas  ala  obediencia..        ---^    '     ■     -  ^ 


Eséribelargáúienté 'cuándo  Cuenta  las  crueldades  que  luej^jse^ercí'' 
lauroá  matan£»;^Qan  Variadas  invélioiones  á  las  mujeres  y  aisq^'y  hasta 


tf  los  criados  do-fe  casa  real..  Viste  sus  narraciones  oon  pormenores  tan 
•diosos  7  honlpilaa^  que  cansan  tedio  y  provocan  al  queleeádo^' 


ATA  dSS 

áesiiB  a8éMÍoae8,<$  por  lo  méñofiíá  tonerlftá  por  ma;f  ésugumám,  Ldr 
lifstoriadordB  qne  pi«eedieron  á  Gtoeilaso  ain  oponen»  á  1«  duiMu^'  d» 
loa  eastigoa  y  alas  reneorosas  ren^Mizas  del  vencedor,  patanea  silencio' 
mos  detañLles  que  á  ser  eyidentes  no  lo»  habrían  omitido  en  desdoro  d<r 
▲tahnalpa^  porque  ellos  eran  partidarios,  y  algunos  odmpliees  do  Pisskrro^ 
quiffli  se  kizo  joes  do  las  aceiones  do  ose  sobenaa  Y  si  Garcílaao  ánügr 
de  copiar  lo  escrito  por  otros,  no  lo  hace  al  referir  las  ponderadm  omel« 
dados,  es  porque  no  pudo  apoyarse  en  el  testimonio  dcA'  padre  Yalera^ 
Oiesade  León,  Zarate  el  FMentino  y  Gomara,  á  kis  quo'sieinpte  ettar 
sobre  otra»  materias.  Ni  éstos,  ni  Xeréitf,  Oriodo,  Sarmiento,  ni  Pedro  Pi** 
zarro  se  oenpiwon  de  las  crueldades  qne  tanto  se  esmeró  en  relatar  el  faia« 
toriader  Inca.  YerÜad  es  que  las  sangrientas  vengansas  de  TomebÉMbs 
dan  campo  á  creer  lo  qne  quiera  decirse  de  Atahnalpa:  y  támMen  lo  m 
qiie  nno  de  sos  mas  apasionados,  el  padre  Yelasco,  lo  diieulpa  eá  fir^se» 
poco  d^nas  qne  obligaron  á  Prescótt  á  espresarse  así:  ''Ninjniuode  loe 
*^  apologistas  de  Ata£uálpa«e  atiCTO  á  tanto  como  el  padid  Véliisdo',  que 
^''  en  el  entusiasmo  de  su  lealtad  postuma  al  monarca  de  Quito,  IMgm  á 
^  doiisidesiur  la  matanza  de  los  OaSaris  como  un  castigo  muy  Justo  de  suirf 
**  delitos.^  fistas  son  sos  palabras^  ''si  los  autores  de  que  acal^  de  hablar 
*^  se  htiloFÍeran  vlst»  en  las  misnias  circunstancias  de  Atahnalpa,  y  hn* 
**  hieran  enfirido  tantae  ofensas  y  traiciottes,  no  creo  que  hubieran  obfa* 
^  do  d*«éra  maaera''  «"Hist.  de  Quito,  tbm.  1?  páa.  S53." 
«   IKMdtf  que  se  osed  la  monarquía  de  los  incas  &  drden  inalteend>le  de 
iaaneealoo  al  trono  haJbia  sido  qne  el  enrperadar  tuvleso  pcar  le|;ítimtt 
ooiisorte  á  su  hermana  mayor,  para  qiie  el  \^ardn  primogénito  heredas* 
la^mprema  potestkd  por  ambos  lados  paterno  y  matetíio.  Podia  el  sobe* 
raáoscfgtm  las' leyes;  afirmadas  con  la  sanción  de  los  tiempos^  tener 
cuantas  concubinas  quisiese:  pero  en  lo  qne  hace  al  deredho  de  reinar, 
JamÜs  se  rieron  casos  que  lo  invirtieran)  ni  aun  se  habiá  ofrecido  ákda 
quolo  Mc&ese  cuestíkmable.  Una  nación  tan  oeüida  á  sus  costumbres,  do 
era  pecable  que  dócilmente  admitiera  un  trastorno  en  las  bases  funda* 
mentales  qne  la  constituian.  Y  asi  el  Toto  general  que  tenia  su  ajioyer  en 
lo  sagrado  ^  permauente  de  aquel  principio,  no  pudo  menos  que  mirar 
«u  la  violación  de  ^  un  hecho  nulo  y  atentatorio:  la  división  del  imperio 
se  habla  sancionado  por  el  mismo  que  era  su  cabeza  y  contra  los  indis-' 
putables derechos  desu  legítimo  heredero.  Creíase  que  para  aceptarla 
tampoco  tuviera  potestad  Huáscar  con  grave  móngua  y  detrimento  dé^ 
stts  sucesores:  siendo  de  esperarse  que  después  sobrevimerau  nuevas  di- 
visiones que  desmembrasen  un  estadd  compacto  y  ñoreciento  cuya  pros^ 
peridad  y  fortaleza  habrían  de  desaparecer  pbr  resultado  de  contiendaA 
Civiles  que  turbasen  la  paz. 

SI  sistema  establecido'  y  Con  hondas  raices,  se  consideraba  divino  por^ 
que  las  leyes  délos  aúterioreé  Incas,  sus  derechos^  sus  a&tóa  todo^  en  el 
tentír  de  la  nación  «nteta  procediab  de  la  voluntad  del  Sol  su  PadrOj  aí 
este  inulto  úiágl^  dOmluíando  loí '  corazonee  desde  remota'  antigUedádb 
^nia  á  ser  también  uu  deber  religioso;  porque  se  ádmtia  como  Verdaé 
dogmáticael  origen  sobrenatural  del  insigne  y  feliz  fundador  del  impe* 
rio.  Nb  es  pues  de  estra&ar  que  en  esta  fé  viviesen  tantas  pro'^Khcias  ha-^ 
bitttiddásai  yugo  de  sus  señores,  aunque  no  la  abrigasen  en  igual  grad^ 
sft^tios  pueblos  del  reino  de  Quito  incorporados  á  la  vieja  monarqU^ 
peruana  poco  tiempo  antes  de  su  caida. 

Bu  cuanto  ú  las  conquistas  de  los  Incas,  juzgándolas  no  sCgnn  los  fty^ 
damentos  qne  las  hacian  valederas  en  los  tiem]»os  en  que  la  fuerza  Ué 
swtenia  y  las  propagandas  religiosas  las  autorizaban;  ellas  fuct^fm  dlg^ 
ñas  de  aprobátve  con  aplauso  porque  la  ambidon  las  opiiKaba '  títt  IntlfiSfi 

49 


386  ATA 

fianza  eon  kw  intefese»  de  la  hamanidad.  Su  mimou  €Í¥Üiaad(»a  eou^ 
aifltiaen  sometar  tribiu  mas  6  menoa  ignorantes  ó  salTi^ea;  y  lo  liaoUm 
atrayéndoto  y  oonvenciéndolas  sin  lusar  d«  la  fuerza  ae  las  aunas  qao 
se  reservalia  para  el  último  easo^  Desviábanlas  de  bárbaros  inaláojbMy 
las  obligaban  á  abolir  los  ídolos  materiales^  rendir  culto  Á  una.  deidad 
mas  digna  déla  buena  lazon,  y  á  creer  todavía  en  la  existencia  de  otra 
superior;  porque  lies  aros  á  penetrar  que  nn  Dios  invisible  regía  el  Uní* 
▼erso  tfobemandariu  miamo  Sd.  Los  emperadores  con  sus  atinadas  iná- 
ximas  nacían  mas  i>raoticables  las  redacciones,  planteaban  sanas  eos* 
tumbres,  estin^iac  el  hábito  detestable  de  alimentarse  con  eanie  hu' 
mana^  persegnian  á  sangre  y  fuego  la  sodomía^  y. combatían  dk  óeio  lle- 
gando al  estimo  de  imponer  tributo  en  piojos  librande  de  la  imoundi' 
•ia  á  las  muchedumbres  desdichadas  que  subyugaban  para  prot^wlas  y 
sociabilissarlas.  Si  la  ^rovincña  de  Quito  no  se  encontraba  en  estas  de* 
plorables  circunstancias  por  suveutf^oso  estado  de  onltnra:  si  siganss 
como  las  de  Pumhá  Ca&aris  á^  estaban  exentas  de  aquícUos  hábitos  síbKH 
miuables,  cierto  es  que  en  otras  del  vasto  territorio  que  Hffré  msstafde ., 
la  denominación  de  ese  reino,  estaban  reunidas  las  ckounstaneias  triates 
y  desgraciadas  que  hemos  recordado.  La  ferocidad  y  depzayacioiiídesus 
costumbres  nunca  domadas  ni  corregidas  por  la  civiliaackMide  Quitp» 
solo  pudieron  estirparse  por  el  formidable  poder  de  loe^Jaoaa»  Laambi^ 
cion  implacable  de  éstos  á  estender  sus  dominios^  meresiih^>p^doottraeea 
Taño  se  diga  que  las  tribus  en  que  se  empleó  el  rigor  eran.  fibres;.p0s^^. 
BU  licenciosidad  y  barbarie  daüabaa  al  género huiciano$^.eY|»fágñ9#J9r^ 
más  las  hubieran  sacado  de  las  tinieblas  y  desradaeion  en  cme^.«si:ÍM¿í^ 
han  sumergidas.  Muchas  de  las  provincias  áSÍ  Alto  y  fi^o<^|aiSl  sdtnfie-' 
ron  en  casos  idénticos  cuando  los  anteriores  monarcas  deljCwsoaie&di^ 
ron  nueva  vida  por  el  inflinjo  del  ejemplo  ó  por  kb  taexiA  deiad>a8SiíiSv  * 

No  teniendo  Huaina  Capac  descendencia  en  su  hermad»  sMUfKlfíü^^ 
Huaco,  casó  con  la  segunda  hermana  Baba  OoUo,  coma  era  deley.;u«9^ 
tumbre.  y  después  con  Mama  Bantu  su  prima  hermana^  Diee.iGNmfaia<> 
**  que  el  rey  Tnpao  Inca  Yupanqui  y  los  de  su  coosego  €^ena^A!j^iL^^ 
''  tas  dos  fnesen  le^timas  mxgeres  tenidas  por  reinas  .eottip.l^  mm»^ 
''  cuyoshvjos  sucediesen  por  su  orden  en  la  herencia  dsl  reina»  JSíomM 
^  estia  prevención  por  la  esterilidad .  de  la  primera  que  ioa  úosfiandAltlé 
^  mucho:  y  el  tercer  casamiento  fué  con  la  prima  hermana: jpos^  qnic-Q^ 
"  tuvo  Huaina  Capac  hermana  tercera  legítima  de  nadie  y  madre  y^^jpfifl^ 
''  falta  de  ella  se  la  dieron  p<Mr  mcuer,  que  después  de  aus^.h^^iaiuP^^ 
'Ua  mas  propincua  al  árbol  real.  De  Raba  OcUo  tuyoj-áil^aaoiirtM^ 
^  cuyo  verdadero  nombre  fué  Inti  Cusí  Huallpa."  ..  ^    ..,j|       ^m  .)roj>i^:J 

La  ambición  sin  medida  ni  freno  que  dominaba  el  ánilWK^Jbiahs^^ 
no  satisfecho  i2<m  el  reino  de  Quito  después  de  haber  éojfí^gsiA^^f^'^^ 
gado  á  los  Cafiari8>  sin  duda  lo  condigo  á  la  usurpaoion  del^  Besd^lM^jlg 
porqueeonsidérándosemuysnperior  al  hermaüio^  se  le.haQÍSfjlli9i^ilPf 
ei  mavor  poder  y  esplendor  de  éste  y  de  su  trono.  Atorment^e^j^Pig 
día  y  lo  que  es  mas^  carecer  de  derecho,  p«on)(iie  aun  sien^  ^9  ^^^ 
princesa  del  reino  do  Quito,  su  procedencia  ecaiachábleí  jr  Jas  UQG^^ 
ruanas  vedaban  en  lo  absoluto  que  reinara>^hseponiándese4:lda  11^^ 
dos  á  heredar  legítimamente  el  trono.  Esa  ambición  9Víyis^B>^í^^^ 
cho,  y  la  usurpación  emprendida  ámanojarm«ite^»se(i^i!od^i«to  4^jj|^ 
rentes  provincias  hasta  Cajantarca;.  cHa^  jnismai  impulsó  wiS:>^i^fW 
hasta  el  Cnsco^'fTidiotóílasiii^íif^es  <^d^eSi^e>¿j:od^econt.ai- J?!0]^^ 
des^ciamientnty ¡fi^pletarnii^.  >i  .l.  .  •  i  c.  :  <.i • '  ^-í.  -  -a/t^M  ^2? 
.  Se^resaelhiafcariadonjdel.Cittsoo  .eiir^iaa^tulOi3iíf<de  ÜApsíá^W^ 
mera  aesuar^;astot«dc(9>B9|riOkiq?Areoeal6  laü^^  >  t  r    m 


« 


ATA  387 

^  Ante»  qnftpMemoBaáelsDte  «era  nttonqne  digMBiM  U  «MmqQe 
movió  á  Atahnalpa  á  hnoer  las  emelcUides  que  liiso  en  los  de  sn  liaa- 
gej  para  lo  cuales  de  saber,  qne  por  los  estatutos  y  fueros  de  aamel 
"^  remo,  Bsados  é  inviolableiiie^  fardados  desde  el  primer  Inea  Maa- 
**  eo  Oapae  hasta  el  gran  Hnaina  Capac,  Atahnalpa  sa  hijo,  no  sola- 
**  mente  no  pedia  heredar  el  reino  de  Qoitu,  porqne  todo  lo  que  se  ga^ 
^  naba  era  de  la  corona  imperial,  mas  antes  era  incapaz  para  poseer  el 
^  reino  de  el  Coeco,  porqne  para  le  heredar  hahia  de  ser  hijo  do  la  legl- 
^  tina  majer,  la  onal,  eoBM>  se  ha  Tisto,  habla  de-ser  hermana  del  rey, 
**  porque  le  perteneciese  la  herencia  del  reino,  tanto  por  la  madre  como 
**  p&t  el  padre!  altando  lo  cnal  habia  de  ser  el  rey,  por  lo  meaos  legíti- 
**  mo  en  la  sangre  real,  hfe  de  Palla,  que  faese  limpia  de  sangre  aliení- 
**'  fleaa,  los  onatos  hijos  tenian  por  eapaces  de  la  herencia  del  reino;  pero 
^'SeloedeiMHigre  mescladano  hacian  tanto  eandal,  á  lo  menos  -para> 
^  Bneeeder  en  el  impecio,  ni  ann  para  imaginarlo.  Tiende  pmes  Atahual^ 
^  p9k  que  le  faltaban  todos  los  reqnisitos  necesarios  para  ser  laca,  porqna 
^  ni  «ra  h^  de  la  Coya,  qne  es  la  reina,  ni  de  Palia,  qne  es  mti^er  dé  la 
^  sangre  real,  porqne  sn  madre  era  nataral  de  Qnitn,  ni  aqo^  reino  se 
**  podMdesmembrar  del  imperie,  le  pareció  quitar  los  inoenveiiientes  que 
**^  el  tiempo  adelante  podían  snoeder  en  su  reinado  tan  rialeato;  porque 
^  temió  qne  sosegadas  las  guerras  presentes  había  )le  reclamar 4odo  el  im^ 
^  perio,  y  de  común  consentimiento  pedir  un  Inca  qne  tuviese  las  partea 
**  aiehas,  y-degiiie  y  levantarlo  ellos  de  suyo;  le  cual  no  podía  estorbar 
^  Atahua^a,  porque  le  tenían  fundado  los  indios  en  su  idolatría  y  vana 
^religión,  por  la  predicación  y  enseñanza  que  les  hizo  el  primer  Inca 
^  Ifanco  Capac,  y  por  la  observancia  y  ejemplo  de  todos  sus  descendien* 
^  tes.  Per  todo  lo  cnal,  no  hallando  mejor  medio,  se  acogió  á  la  crueldad 
^  y'destmicion  de  toda  la^angre real,  no  solamente  de  la  que  podíate- 
^  ner  dei«cho  á  la  sucesión  del  imperio,  que  eran  los  legítimos  en  san* 
^•gre,  mas  taml^nde  teda  la  lernas  que  era  imcapaz  á  la  hermcia,  co- 
^  me  la  saya,  por  que  no  híeiese  álgano  de  eilos  lo  que  él  hizo,  pues  con 
^  «ñ  miU  ^em^o  les  abría  Xtk  puerta  á  todos  ellos." 
.  9sH>eee  propio  de  la  «ana  razón  nodejar  pasar  por  completo  las  rela- 
<ádnea  de  Gsrcilaso  en  ciertas  materias  que  se  prestan  no  poco  á  la  des- 
«onAantfa.  Ha  sucedidoconsus  producciones  lo  que  no  es  fáeil  ni  fre- 
cuente se  advierta  oonlas  de  les  escritores  en  general, — qne  hayan  oorri- 
<ao  sin  objeciones  por  dilatados  afios.  Mas  el  labinrioso  Prescott  sin  se- 
guir las  huellas  -de  los  autores  que  han  repetido  las  aseveraciones  de  Gár- 
•oilaso  sin  desviarse  de  ellas,^  no  se  conforma  con  una  de  sus  mas  prolijas 
narraciones,  y  juzgándola  quimérica  pregunta  qué  fin  llevaría  Atahual- 
pB,  en  darestenaion'  tan  increíble  y  supémna  á  la  flsertwidad  de  todos 
tos  pafientes  de  Huáscar,  de  las  mujeres,  de  los  nifios,  de  los  curacas  y 
«apitaaes  y  hasta  de  los  criadas  de  la  casa  realf  La  repulsa  mereoe  oirsf 

Sorque  tan  general  crueldad  carecía  de  objeto,  y  se  ejercitaba  en  creció 
o  iiiimero  de  mnjeres,  niños  y  personas  que  en  nada  habian  ofendido  ú 
Ati^hualpa  ni  podían  dafiarje  después.  Como  adversarios  de  cuentos  no- 
velescos ó  im^nrobables  que  afean  la^  historia,  estamoiEf  ^or  disminuir  esas 
«felicidades  abultadas  á  tanto  estremo,  sin  negar  que  habría  muchas  y 
|}iárbaras 'Venganzas.  '  \    ■■     * 

^neñediio  Prescott  tomar  á  Gar^ilasó  éú  una  contradicción  resp/mt» 
de  la  gran  matanza^dé  los  désce&dteuteSJdiiiHikaJuiffOh{HÍef cita  eldd«q»fr 
tnlo  40  do'los  coméh^a^os  en  qxie  aquel  tfsiftdro'qiúéellaiiqncbe  1603  hMíük 
567  personas  de  la  raza  real  que  solícitliíb'att  tio'  pa^ar  .ttihuto  y  qqMg'Hto 
les  gua^AEMon  algtfimSs'ekenciones.  PoveT^n  éuanto '  á  estbbavs  dersilen- 
46iar  que  Gamilaso  Ju^l^  de  desceAdíeiites  de4o«  d^serSoiyesNque  tuyo  el 


38«  m. 

g»Hi y fimm.Mftamift  u>wtnalwMi4»hw vm¡ enJBtiwt  da-tMAti  oMr.  Ufo 
b»7  W-mé  «rttaüarloitortitoido  teoida  didus  dhhiwmw  aiaj  czMódo 
nd«Mi!oaeJi^)oeieii-aiiB^Bn<JuBc<)BcabiiiMk  X  jnitfalráaq.a«  deoBoa  po> 
na,aiiH)«MtA.áe«t«Mseeentft&.,B»lo  ^aieoea aonltiMO* dies y ocbo 
pMcedMteaaelnpaolDo»  YiqiMiqíit  7  vetptido*  de  jíniíia»  CMao 
^nien wnudioanliNnuwdeloBCToniataBlleKÓ  Aoontu  dumerntoobi'- 
jM,«lnnlt»r4ai«Iittaesiireqaefuei<HlmaB.6arcílaiMituvoá'l«.sista  los 
tfrlKdra  de  uoándeucia qne  aquellos  soliaitxtttMoibibiennt  piutndos.en 
■  tafetán  bUaoo  eoulos  nombres  ña  todos.  Ahí  pues  el  itr^ro^te  citfGcs 
de  la  fuem  que  pretende  daile  Pi^scoUli  auaque  el  iuettirikdaa-'lMe» 
babiese  «xageradu  la  r«laolaa  do  li>a  assiioatois  uo  .catib  ímm ■tunnnr 
«1  Mtremo  opuesto  c(»ao  h&ce  Pi'cijaatC  al.  «aüU'UM^.  absolAtamante  de 
aHeBtolMin»tBBzafiponderad«iad«Bd0'l''AeeGoiiie«MBf''nMre«do  rrfrjrt'' 
por  «I  refundo  esoritor.  Niula  importa  ^  uaeAtioiaiedia^de  ver  i^oe  Ovie- 
do dijera  i^oe  Giuúoft  Capao  Aeió  Qjuu  ^us  y  .qjoe  1»  uu^oi  pacte  do 
«llOB  vi viaa  eu  eii  tiempo.  Poedeaer  queluH  euuiuudiese^iiHetolaae.ooit 
anioliosde.lo«deacea<Uei)t«sdeIo8  oírog  leyea,  ti  ^neiecihíMe  fi^aln»- 
xiLoUtnd  una  noticia,  que  i)0  poc  transmitiila  Oviedo  debe  oKWcaa  arí' 
debite,  ^eado  así  que  esto  autor  ledujo  lila  mitad  ijluúmiNw  delMb^os 
áejBuiiim  Capae. 

uittenniaitahnwite  hemoa cuidado  bwtftaqnidenaieflKiTiioa.ri^a»- 
BÚtaD.  ¿fttonio  Herrera,  poique  en  vez  de  liallar.  eu'éd.lalBS^^Miaoida 
MI»  «pedinies  oon  tin»  en  Mgnnaa  f^eatioaaii,  «¿táadt^t-nos  habrtn 
fctwvlelo  mas  perplejos  al  tratad  diferantea  pnótaa  «liaadae  deditbwl- 
tad«s.  EaeiitMdlee&o  yaeasato,  enpoBeaiau  deloaansbiroe  ydea»< 
Uotoadoetunuitos,  esc(RWiiotormaBsegun>4De0troapam*leBÍMÍOid« 
UDahoaaneeana:  peto  al  historiar  8obi!eGaain»Capae  y  ana  hijos  no  acdi» 
Anearierto  aillo  qne  eoatiadiwéDdoaeaveoea,.osc«raoeuaBlaB^tdaH  y 
ha  wtnwrtf  a  inntil»ándo  loa  eafiíerwa  de  «oa  Aligante  iaveatí^Mion. 
Zi(M  oaad*  los  iiotorea  áne  le  piecedieten  Boa  dicen  oaa  Ctajaina  Ottñw 


aiguieprtei  iW/taOMAlh  lib.7,4nB.9L> 

" '■  --■-'— -.«rtetosA  Lm  in- 

¿tu'^Madowtoa 
H«saBarfJtey4el 


^  Ileuia  ta  ul»a«  la  JPuná  mas  de  doiMi  atU -lHU»i«i»tai.  «atetas  A  Li 
''  IM-f  ^1  ladáviBioQ  quB  Qua-JDa-.Oa^MAjpakwi  íúei>  ¿|ik£Mado 
f*  008  doa  Mtoa  Hnaacar  y  AtBbaaJpayiíaMi  lalb:i^p«ií  HvgasarfJk 
l*iCttEOo;  pM»  pratcoidid  ditabui^pae^  ea&ofio^qvacdae  ai«iadKiaa&or  «a 
"  ttit^  ifíH  de(diiu>»^ni¿aj'4M)'>p9diar.paaai'WibJdlaHpn^'*^a^qii«  "« 
l>4a  PñBta  ae'  lftb«¿,'^^l&  aft  ^gBewfea  enioapaa:  ja  baiiasyr^riataiOtQabii, 
^'fQriól rtbatvUM,'»^  I» «Mtáa^»^ la WavJ  ^ aüi'ibanipar  ellá<do«'v^ 
V  ■auia!d«<¿taluu4faí^nitoda''ft  IwWr  d«'<«tia'Vi'^7^a)»npt4B  1». 
**  comodidad  jiEii'a  dfOsír  £  busouilu  eu  ageito^aaiSotio:  por. uk  cual,  y 
'■  por  aer  livFuiiLÍri  lUial  ItSrmLDadol  lin»ípi  ilo  Hiioecui',  y  porque  reoí-, 
•'  Man  agravio  do  aa  luga,  y  IiaUEan  sido  maltíatadoa  de  loa  or^onea-'y 
*'  mitimaes,  soldados  de  loslugaa,  como  BÍem|iTe  los  deBcontaitoedeseai). 
"  mudanza  de  gobinmo,  aiu  uurai'ájucoiivotiieatea,  y  porqne  poieoia  A 
''TomaJií,  quii  {turdía  mucho,  e^o «oatrntuLu  c ou  los  de  Quito,  ycoa 
"  AtttliUftlpii>  le  dio  a  111 1  i  tmc  i»  &.'! 

En  otro  oapít.,  el  17  liLi.  a'?  de  la5'.'  decada,  refiere  qne  viéndoaa  Hnai- 
naCi^tao  eereano  >tau  liuiKuuiifi  Iliimai' á  loa  priaoipalaa  del  «Jército- y 
Iw  WMfíqueanmuenyobedeiJieseu  *sil  verdadürtí  MJo  berederoIlDae- 
dar,  ¿¡aponiendo  fueae  bu  ayo  ;  gubtu^attof-Bu-  tío  ColloeupUibanta 
qne  mas  edad  tapíese.  Iluoscat-rtnéerto  iluaina  Capoc,  ss  p(Nn«lMHí  do 
la  suprema  «utoridad  y  fné  tecaUocido  por  niboa«na>*  yanuqueTeuJanid 
lae  mineros  y  li^uesH  de  su  padre  y  ordenó  que  al  «yército  roIvieeMkt- 


&TA  368 

wi]»o^«des.0ftpi|toBie9.4eaob6deí9ÍeMii  «I  Jtep^Diíiw  y  q«ogii8ejB«oii  ék^ 
favcmmmüo  ¡kurnaprnoioa  que  »l  prineipio  m^ limitó  inL  m]M>4«  QvitOb 
▲%iM]|QSiiio«e:]^eQiB0iÍMi  tener  ea  el  Cosoo }«»  ventvjafl  de  qve  loe  eol* 
mmam- Miaibmfiítg»f9il  eo»!  pcoelaniftioaSey  leqieiitáaaele  en  bfeiire  ««e 
Bodi^ioreftMpmcioneB.  -Afinuft  el  Cxoniat»  que  «lendo  eete  fteto  f'opoeato 
^  ^  kia^leyee  y  (la  i^ite)  conára  la  voluntad  del  padre,  in^otioe  de  Bus 
^-dendaBfty^wc^aoiee  sefotton  Imycaade  ni  Cáseo  n  dnr  kfc  ol>ediexicin  al 
^•íTordadcno  .e«6or''  £n  el  Gozeo^.-diee,  Kalio.de-eUojwiay  graneenti^ 
jnittato;  >f*j  todoe  loaaiieiaiías  del  Conaejo  y  el  pneblo  dUeison  que  no 
¥..-bifc1rtfm  de  en&tr  éun  baetotdo  y  tuano  por  fiey,  sino  que  babfia  de 
^taerieaatígado/'  Qa»  lui^go  se  enviasen  eomiaionadoa  paca  p^esnadirá 
▲tabualpa  qne  entrase  en  jobedioEuáa^  y  para  exigir  de  en  tío  Collatopa 
i^oe  ae  Jo  aoonaejaee  cnm|^Uendo  eon  '^la  volnntad  de  Guaina  Ci^ao/^ 
fia  iBaiFú5  del  Ooioo  con  dirección  á  Quito  un  ejército  euyo  mando  ifuéi 
aonáfiNoiao  al  ganetal  Aioeo.    . 

JEtefifire«n  aeguida  los.  sucesos  de  les  Callads4Mm  Atdkualpa;  ^leonM» 
dudando^  esctibey  "hay  quien  dice  que  lo  prendieron  para  enviarle  M 
"  CSiunay  4«s  «e  acHó  y  mó  á  Quitto;  fingiendo  que  se  nabia  m^lto  eu^ 

^líel»»  por  voluntad  de  Dios y  así  eadtd  ^p^eparó  Ktodos  para  Is 

^,guaa»/^  Aftade  qneaegun  algunos,  en  la  prisión  de  Ataímalpase  jbali$ 
Atooo  iffúmi  irritado  á  causa  de  su  fuga,  marolié  con  sus  tropas  solea 
%mim^  4)ue  Atahopidipa  mandó  mfttar  lí  los  emlMÓa4<»^  d«  Hñaacar  y 
qsMatdft  AmlMito itriinfó  de  Atoeo  al  oual  hw  morir  atado  á  vm  palo,  y 
qtte4eaa«v£oaDiamió  elgeneralChalleuchima  una  escudilla  pera  beber 
aognatándejadaoio.  Asogura  murieron  diez  y  seis  mil  tMmbces  de  amt 
tea  ptfiw^i  f  que  se  Secutaron  crueldades  con  los  piísioneroik  61  .Cra« 
miatataHenAa  también  las  atroces  matanzas  de  Tomebamba,  v  apesga .oua 
lénÁJWpaBearlcaaováa^nesde^Qillamade  «jtartea  y  swnbisiSfl»  enlas 
tÍM(MS  daiabüanaa,  ao  eseapando  con  fid^  ni  las  virgenes  del  templa» 
%uai  jtüid^nqwifflH  váotoria  Atui^ialpa  se  puso  la beda  6  inaignia  Bsal  d» 
¡¡mÜetm  ".  -.   .  «i 

{ .£lBÍ&^|eu9M<aaU64QAracjá:eito  que  Huesear  oon&)4ísu  bermauO'Gua&iM^ 
Aflíq«H^íaB^e»<jraadoLporto  piovjaMas  ^lelSTort^  eoooiutró  isn  la  de  loa 
SWUíaa!(£M»ooohay  J^i»}  las  fiíoRses  j^ón^peto  de  Atslumlpa  y  igmáos* 
ñamftíí^mmgmfítáA  batalla  pendida  per  los  d«lC%iAQO«  q«ed¿»aaatt  «1 

par<áltl<ti<flirties»jega  sabdkor  de  la  Begadi^  d^  Imi  ^wpsifiíolas,  y  détennin^ 
.silimrtie.eK.;flaJawai»a  sin  ;qae  por  o^  suspendáaae  la  /Mtividad  de  la 
itwjtttandrtí  iSeQsaoLHetDes»  buibo  otras  ínMh»  y  waneiGieoÉ&es  <oob  mor 
<QÍM»ésma^ama«ntoida.,«aBgi»,  yidioeqneAAalHM^  PfMeennuu»b(ftjí 
Síaí^ fsimecos  oaptitanes ial inte»^  de Mit  finií la guerjsa e<m ia m ueiibe  ú 
PMmtt^del^ermatto;^  Qíqa  un  t€9?eer  «jéneitp  pReoedenfte  ásü.  CnioiQOjpb 
lyintró  en  «I  viúle  de  Jauja  Con  sus  ooatrarios,  y.^impellado  4I  comlMa 
qpne^^ m<9F»ftidO|  vengwron los  de  A.t»bii»lpa: qye üStaanca Aji^ mn 
;i0iiirdarj(Buascair  Jiiabia  fiomprometido  l«  lMtaü«,  y  peidió  en  «lia 
wnAe  müt  JIoiiodunMi  Ottroi  bMorii^(«ss  «asguren  q^  Atftbualna  iüsa 
mfmfá  Q^wfítk  Auqui  .eu9Ado  fy4  4eriQN¡edp  ^sn  jaiuHwaebuejgf  iMfttn 
satee  la  anal  ^a  jeseribíalkOB  dsuAsndo  ide  asejJbnbieae  anaedido. 

fiwaaiiar  ^^«aon  eniíá&oclekbúíieron  -nfiaiíWBifnBe  TrnJiáireniUit  asA  íff^Piffta- 
'iiMúdadL  T— J^^TilMiiífiw tfíisnn  imiíiCí'iiíi  irle  iithaf en  naantft Aeniar  fiesta 
aaul' JBdoMsa.  mma  anagAA>  isoBdDleto  ailsaeió  jon  jooaufca^  ím  midianina 
^^tfimáli*^Mal  tr  dániiiS4ÍÉmles^«tliwub»  íiffnpajnKJa  )H^umu4f  Qar» 


390  ATA 

Pinera  daba  parte  á  Ikq»alla  de  todo  lo  qvLé  paü^bar-  BMos  diietttNi- 
tos  y  muobas  olías  T^aslones  «fieiales  que  eétuvienm  á  IHmoeieioii  de 
Herrara^  preoieamente  eontendrian  todes  loe  datos  trádtoioaalW'iecoet-. 
dos  por  los  conquistadores.  Obsérvase  que  éstos  estaban  enMél<oaM  o» 
no  omitir  nada  que  pudiera  presentera  Atahaalpa  como  lut^lMs  san- 
ffoinaiio,  haciéndolo  odioso  y  a'boxitnable  para qoeütera  meaos  graré 
Ya  impresión  que  cansara  el  atentado  de  haberle  dado  mnSiCte  tomándo- 
se Pizarro  el  oaráoter  de  Jnez  para  fonnaile  eargos  que  á^  ni  otro  algo- 
no  conrespondiera  afrontarle.  £n  medio  de  este  reparo  árenme  qne  Pisar- 
ro  después  de  haeer  motír  á  un  Rey  caya  vida  dehid  ser  inTiolahle,  íor- 
ma  la  estrafla  farsa  de  exhibir- como  sa  snoeeori^Topana  h^o  de -ese 
mismo  Bey.  Si  la  idea  de  Pázanro  f  aé  eontener  á  loa  indios  y  buscar  sa' 
ajpoyo,  ¿cómo  no  advirtió  qne  con  esto  irritaba  mas  á  cnantos'peiteoe* 
Giendoal  le^timo  Emperador  podian  oponerle  el  poder  de  nn  vasto  ter- 
ritorio idtnnadoy  aun  no  sojuzgado  por  los  de  Atahnalptft  Luego  leen» 
contramos  alucinando  en  el  Cnzco  á  Matoco  Inea,  burlándose  después  de 
las  promesas  que  le  huso  al  oficecerle  que  lo  penarla  en  posesión  del  tm- 
no  desu  padre  HuainaCapac. 

Desventi^osa  hasta  no  mas  era  la  situación  del  Perd^  cuando  Ios-aven- 
tureros que  capitaneaba  Pizarro  tomaron  tierra  en  Tumbes  y  vinieion  i 
formar  en  San  Miguel  de  Piura  el  élitro  de  ana  recursos  y  el  punto  de 
partida  para  emprenderla  conquista.  AquM  -  abrió  campafia  en  país 
absolutamente  desconocido  y  e<Hi  muy  numetoaa  población:  sin  poder 
tener  fó  en  los  que  le  gidasen  ni  en  los  que  le -sirvieran  de  intérptetes. 
Pero  encontré  una^nacion  destrozada*  por  tia«  lucha  fi»trioida  y  desas-' 
tzoza^  donde  hablan  muerto  las  ünaioBíes  yaoabi^tde  desiqpaireoet  «1 
prestiffio  sagrado  de  sus- incas,  y  la  unidad  que  eraal-  ne^irio  pnsolpalde 
snpojer.  ;■«%>:■.;  n'íU;;  >     •         t- 

Los  peraanos  so  haüalran  divididos  y  pdseides:»  de'  tmrref?  at^í^ 
aiMHuiiaados  den  'Ibíb  *horviblea«inpriBBiociaa  ae^añoesoa'  latnéhtaMea  nbn^' 
o«oldD»Bsámaginado8(  49a'iínimo.aooo|^]ja4o»^9rMi'dei£Gdlaoiuiletttai}a* 

reaía del  vigor neoesoiiopava  hacer  j*ostvo)il'&agtfeffioir detmet^lunof 
bces^  ouyeraspooto^y.ataVÉM  eBteTameitte^«stiall«^;:!9ratt  «bjaít0:defaer4 
presa  'y  adasiraoloUb^iApesar  ■d9todo¿>la^.r(9diiié^id!e.tMi;un6]iiafé^7^1a 
eeirteaa-de  49110  eican  ▼olnerablesiy  martales;!  Immi  pttdietgfc^greai^aniftwMiy 
te  aitentO'pBjfa  poner  eñaecioa  «oiitia>eílUi8  todos4o8  «teméiUMii  ülilpnii^ 
bles  y  seguros  con  que  se  hahKiaióiao&MU»  paoa  destnt¿tle«$ala<iíaaBUar 
el » desdraan-.  y  anarqnia^a  cpse  el  país  ae  fajtartia»  iB^UbljtbBadigg^aada' 
meatoflsmnmleS)  leéeriabonés  qneioetettniliflanielinñiéai)  v.9na{<xib8aflea 
qnedan<foment(f^teabad^eimHu<N<»^iki6ÉaHtO'«A  temor^MmabóIlM^'ef 
seepstkr  i^lastamadaí»  ^aXñma^íát  iiis*«é^ddas^noBMtiua4aigw¿hris> 
imévKUm  .és^wsáigQtim»  ^la  oohndífv  quai jnaMpMinqifoaié  iMe'pnMHO 
agiMaxid?,  laraneifatíoBoeiiéiéniiiMAKpeoba  átorfáxíei^itm  éimfUi&Bíbi^é^ 

aaRiiTaiiai^i&u4wfioii)aad.L:  í  j;;..í(jwit  .1  m  .  ..• :  a.inf.-j  ja  í»ui.3-  .  ot  ;0.'''*: 

t  M^  >^iidMa':>dhci;se.q«d'  Guiáua'  ^Ca|Mw^  Ift  fviuiMCKd»  (QattOf  isla* 
lliHfclpii  ^«itaut  |»nineDé0)oaBBpeoBe8¿reaMfiron)lá  pérdida'  deii  I^jd^igy 
0|iiuiiat»'4il<  ngexr4e'Bsta.JaBdu«aioii>dar^esdeaeia  daP4|nB> Awoááwal»  » 
ampMSaikí  iP|zaat«v  naekras  y  ¡nkoilaqo^iaadaer.fQBtsaschlabBianta^  toéMa* 
cade^  'Conqinatario^pgBimaa)  tiaSdav  qyif»tBnto«qa8B  jftwrt»-  toiie^atWBy 
Ifiwho^Di^m  9ro<y  lflíp]a4>a»qufi<ridiih1iifta€Ba[<blactopy]BasN)r3»li^^ 
eipsipea'jiiMra.-  nmdoanrereaes  futraHaartftní  buanaJiBtt  ttoj^rtéidad  Jdetoapw 
99iMmsíA¡f*níttímMUá»qvát>j¡>oñkM  Imtfa- 

laaaiadd  Bw(k«fiteiAifiúlok30hdBitatanot«m^ 
tadr.  y  sfeia(i>.feaEi|^ftfhy jagiáima  ^aobrado  aiaqionea  qué vjwtenlaran-A 


ATA  301 

dSjfena.. .  .No  m  hábiia  penaado  en  oelebcar  paotos  mereantiles  en  unos 
tiempos  en  qne  imperaba  el  derecho  del  maa  inerte  y  en  qneü  la  sombra 
de  la  {propagación  del  cristianismo  toda  violenoia  era  licita  y  toda  de- 
tenta«cion  laudable. 

Hallábase  el  fieyAtahnalpa  en  las  cercanías  de  Cigamarea  desdo 
donde  daba  dirección  á  la  guerra  civil;  sn  principal  ejército  sostenía  en 
él  Cnzoo  la  usurpación,  y  otro  cuerpo  de  &opas  se  empleaba  en  la  cus* 
todía  del  desdichado  Huáscar  que  era  conducido  al  valle  de  Jaiy  a.  A  su 
inmediaoUm  conservaba  Atahualpa  competente  fuerza,  la  cual  f(Minaba 
un»  graesa  reserva  mas  que  suficiente  para  hacer  desaparecer  á  los  es- 
tnMQgeros  deiembarcados  en  Tumbes,  y  que  ya  ocupaban  el  punto  que 
denominaron  San  Mig^eL  De  todo  lo  ocurrido  á  los  espa&cdes  en  Piura 
y  Tumbea,,  de  sn  esti&lecimiento  en  Piura  y  marcha  que  emprend^ron 
en  demanda  del  Inca,  damos  cuenta  circunstanciada  en  el  artícujto  res- 
pectivo á  I).  Frandsoo  Pizarro.  / 

▲tahoslpa  sabedor  de  todos  los  pasos  de  éste,  que  se  le  comunicaban 
con  pqntnalídad  y  presteza,  no  ignoraba  que  los  castellanos  cometían 
hurtos,  violencias  y  nacían  ultrajes  á  los  templos.  Pero  no  pudo  conce^ 
bi£  qne  estos  hombres  cuyo  número  era  ciertamente  despreciable,  pu- 
dieran oftecerle  nunca  cmdados  de  mavor  entidad.  Menos  imaginó  que 
el  caudillo  que  los  gobernaba  ocultase.Ios  altos  designios  qne  mas  tarde 
hizo  efectivos;  y  no  paró  sus  mientes  en  la  conjetura  de  que  era  mas  ^ue 
probable  se  reforzasen  una  y  otra  vez:  de  donde  se  deduce  que  con  ino* 
ceneia  dio  crédito  á  las  voces,  que.  esparcía  Pizarro  asegurando  que  su 
Sniencion  era  pitosentarse  á  ofrecerle  sus  respetos,  y  sus  servicios  para 
ayudarle  en  la  ludia  que  tenia  empeñada.  £s  esto  lo  que  se  hiñere  de  la 
oondncta  del  Bey,  qne  podiendo  impedir  el  paso  á  los  invasores  y  aca- 
barlos en  desfiladeros  y  gargantas  inaccesibles  y  fortificadas,  dejó  da 
haoerls»  y  les  penuitió .penetrar  por  un  territorio  pacífico  y  hospitalario: 
no  1a  movió  ¿obcaír  contraellos  ai  el  deber  en  qne  estaba  de  castigarlos 
por  eos  exesos.  Atahualpa ..postergó,  para  cualquier  día  el  escarmiento 
qno  mexedan^  y  diólapiñferenoia  a  la  contienda  intestina  que  lo  preo- 
enpaba  y  tema  esa  agitaeioiu  'Xas  guertas  domésticas  engendran  y  des- 
ttivnelven.  ódiosetan  implacables,  que  ciegan  é  inducen  á  po^ouer  peli- 
gsos  deotiro'  aénero  por  gnindes  qite  sean  y  aunque  comprometan  el  ho- 
nor  aadoaa^los  males  qne  cansara  JPizarro  y  sus  soldados  los  miraría 
Atabíial]^  eomo  seenndarioa  y  da£iíeil  jeinedib.  t 

-t^SiftfaBitaik^esnaSol  prinrírpáó  sn  marchapara  el  ínj»rior  i^suélto  ^  po^ 
aeise  .delante  ísl .  JnoaVeapexáodolo  todp  deliiavor  de'  la  fiírtnua.  sus 
n£eQaatoiOttes.£sároniJad  de  .imjnflitac;é8par*o  y  eii<tepdido;isnylan  ap04> 
obrarse deJa;  pMBonadeLBe^  de soraÉreaaj^sii^aDessfvav^ medio- alg^o 
«úidnoentéá  Sn^ol^eto  peciníeno  y  deshnnroBo  qne  piureciéiá.  13ú  se¿r»* 
to>$»6^i(MMÍtivD<é  invioiablef' no  alcanzó  ávjpeaéti»víotüngun  pi^sentir 
miento,  no  acerfó  á  comprenderlo  la  malicia  ni  la.snspioáciaw  lífiéñtrai^ 
^íSazTO  jée  -internaba  ólaDado^^M^  ádquikÚB  £[oticjBs^yi  aibcdoiiMuido'^tf  ^si^ 

eqploradpre0,¿  ijoífibió  6  íuq  iiidio;qaadijeüaeo'|caviatto  dó  A^^^^^^^^  ^^^ 
eilyc^ombseJie  pcsaentóiel <>bseqirih,de flicwrfeaiyas  de  piedra  i¿ira>  miboi^^ 
laÜHCádaa  -  oon.*nniGho.  arte^  i y  .nnoé  ^páiñs  /sopes  los  «ttales  j^nl^^Birlzadoa 
■eirvian.  para  sahroaarae, synn  juanaá  de  loaseOores^  del  pa^ü  d>mensi^ 
{^o^o.^Pi^asraqnei'eliuuaaJclsBsaba  tenerle. |Kir!  amigo  y  qoe-loec^CH 
xabade4^aisren;€lsíalnaa»k.iíijd  ndicaio  del  legalono  hgv«¡cl6  «^b^eo^HoSiá^ 
Pizain^  parodo-  diHimatÓjmesSpan^  ^por  álimqGluí  estitmÍDiom  aí'destt^ 
ohó. -Élená^aríajoáasa  xe^amsta  contEaidaQá''idi¿bSfeartiar^im  fó Ijiáléa- 
prnopaesto.  «euvm^  tan>  gmm  níons&ooa  an.la goérvaiqq*  «oAéaíat  ^  qjii»' 
tan3»a&akafimbasa  vidiKi#ánní»  sMbt^artn^gaiE^tiaíardeMBsár^  üwmita'^ 


392Í  ifk 

y  del  Vicario  de  Üioet  en  ta  tierra.  ÍMd  al  ludio  ana  catfilss  dé  lino,  ilii  gdf^ 
ro  colorado  y  alganas  mercerías  de  qué  hizo  mucha  é^imación. 
'  Caando  los  esoafioles  olfservaron  él  gran  camino  por  donde  podisñ 
•dirigirse  á  Chincna,  alganos  cayo  ánimo  empezaba-  6  decaer  coiifém^ 
fiando  la  aspereza  de  las  elevadas  sierras  y  oyendo  los  añnneios  del  nn^ 
meroso  ejército  que  rodeaba  ai  Inca,  se  inclinaban  á  segoir  la  senda  quó 
norias  llannras  les  alejaría  de  inminentes  peligros.  Mas  sú  impertérri- 
to candillo  qae  de  continao  los  exhortaba  con  estímalos  hábüriienté  iisa^ 
dos,  Sapo  patentizarles  lo  absordo  dé  semejante  idea,  pbr  c[ñe'sa<(|ecti«- 
éidn  fnera  suficiente  para  despertar  la  desconfianza  de  Atáhoélpa  qifi«ñ 
sin  duda  los  tendría  por  cobardes  y  sospecharla  que  hablan  modado^  de 

Ídan  con  siniestras  intenciones.  £a  está  vez  como  en  otraé  Püürro  xv- 
empló  el  valor  de  sos  soldados  siempre  dispciestoff  á  fiar  pm  énter&en 
el  ingenio  y  eü  el  acierto  nunca  desiUentido  de  su  lefe.  Sabieron  las  é0^ 
oarpadas  rocas  venciendo  dificaltades,  superando  fatigas  qa%  jamtis  lta¿' 
bian  esperímentádo.  Ádinirábanse  dé  oncontar  una  sucesión  de  ft&btáe* 
zas  de  piedra  levantada!^  en  jiluntos  Tentsnosos  que  d6miniiban  latí  altti^ 
ras  y  jFUdieran  hacer  el  tránsito  inaccesible:  sitios  en  qne  pocos  hombrea 
bastarán  para  inutUiáiar  los  esfuerzos  de  cuantos  con  and»cia  quisieran 
sobreponerse  á  tamatíos  obstáculos.    £1  paso  libré  y  sosegado  de  ésaa 
gargantsis,  la  hospitalidad  y  buena  asistencia  que  continuaba  dándose 
1  los  invasores,  la  tranquilidad  c6n  que  los  indios  del  tcáusri^  se  oettpo^ 
ban  de  sus  tareas  asedias:  todo  servia  de  irrefiragáble  proéba  de  1* 
sinceridad  y  leal  prSsedér  del  monattia  <][Ue  iba  á  ser  saenfioado  aiéfVé^' 
mente  porque  de  otro  modo  nó  era  Venficable  la* oonqiñsta  de  sils~dd>* 
minios. 

Una  segunda  embajada  del  Inca  manifestó  qué  esté  deseaba  sárber  el 
dia  en  que  los  Castellanos  llegarían  áCajamarea:  Fizarrola  reicilxióeóli 
iducho  agazljoyconteistd  qne  iria  á  la  brevedad  posible.  Los  mensage- 
it>s  le  rieren  los  gloriosos  triunfos'  obtenidos  por  su  soberano,  la^  pri- 
áloú  dé  Huáscar  y  otrbét  sucesos];  y  por  si  tenían  la  mira  de  espátttar  á 
los  que  oían  tales  notiéias.  Fizárito  qué  láÉi  habia  escuchado  con  eefñcL^lii^ 
da  friáldiidy  les  dijo  q^ué  el  Rey  su  sefióf  teñía  bi^o  su  mando  maycnñii 
ne]itoñ%}e9jaue  Atahualpá;  y  capitanes  qtíe  habían  vencido  en  gtatídeH 
batallas  á  rancipés  mok  podérosbd.  ^  medio  de  estaé  pálal]^^  impo* 
Htieatr y  déseoníedídásj  (sieti  que hi^profirid)  en  lascúáleB se notarámi 
indisoiito  orgullo  en  vez'dél  dísitítüraqué  le  era  habitnid^  no  ^vidé  til 
Capitán  éspaSlol  renovar  su  réspetíi6so  oiñrecinriénto  de  emf9é»Me  en 
ÉérVicio  déllncáydkrleác<]tob6s^e%  verdadero  Díóís,  tino^  Idls  or|]j6^ 
tbs  que  le  llevaban  ásti  pt^isétícia:  végicégó  en  esta  ocasiotí  que  élym 
(rompafiétbé  tenián  ae^úiSmo  el  designio  dé  encaminarse  por  doüdb  pB^ 
dieran  llegar  al  mar  qué  sé  liadlal>a  al  ottb  lado  del  eoutínente:  ^tié  sÉiL 
d'iba  dé  paz  para  qué  con  ella  siér  lér  r^íbíerá,  j^  sin  pensar  en  lai  goéin 
qué  reservaba  pan$  Sól6  el  caéo  dér  t^üG  sé  la  hicieran;  Una  terebrar  tMí& 
mtm  ñJeíL  ciriiS^o  Atahualba  sérpréSéiitó  después  á  Pizatro  ceña  aO^tiM 
ó'BsequiM:  compóiliánla  ra¿étbá  dé  «alegoría  rodeados  dé  criados  y  ó¿ai 
aj^átííto  dérlúcida  osténtacton:  ofiréciatí  en  vasos  de  oró  h»  béMdJMS  m$é 
api'Ociádáff  eh  lá  oínlie;  y  potídsarában  hasta  lo  saino  las  gnknde^aa'y'iílsk 
(Hrdel  iñoeoítéaí.  Béitéro  Pli^árrb  con  este  motivo  susproteélaadé  ateü^ 
^y^éaa'Ül,  apresutO-suniarcha,  yeñtrd  en  Caiámaréa  eii  láüiilSé 
del  15tt&9ovleíd&é  dé  15^ 

I^tábá iá ciudad  sin  gente  fáU  lérfos  se  divisaba tA: cáiiij>¿rtaefet6M 
íMMtd-barttánfer  fbnuad^  eottlttillai!^  tte  toldéá  que  bxUñtai  tiñmáthaim 
lo  érécim»  dé  sti  fitetzáí  Hzartéf^rañdiiocid  é6ki  ojo  diéstit)  f  ^fté^füáft  éí 
in^eíifpi»  m  liallábá:  Kiárv^láto^Mti^  que  pñcBérá  prmátlb  y  m^ 


toM  la  iAeft  de  aüaer  al  Inca  á  la  plasa  en  aae  ^eade  lóego  determiné 
«ikütfse:  estaba  cercada  de  paredes  con  solo  dos  entradas  y  en  el  fondo 
.iiábia  locales  espaciosos  en  4)«e  poder  iJojarse.  8in  dar  espera  dispuso 
.^ue  Hernando  de  Soto  con  15  caballos  fuera  á  verse  con  Atii^nálpa  pa- 
'Ok  hacerle  aeataimento  y  pedirle  le  permitiese  efectuar  la  entrevista 
«jine  tanto  anlielaba.  £b  scig^imieuto  de  Soto  anarchó  Hernando  Fizarro 
tson  20  eaboilos  {Mira  el  «caso  de  ocurrir  álgon  contratiempo. 

£n  el  campo  peruano  fué  general  el  asombro  «d  ver  los  cáb'aÚos  y  laA 
^Armaduras  ^  Aquellos  hombres  estiaordinarios.  Unos  han  escrito  que 
^Soto  hablé  «d  Inca  montado,  otros  que  se  apeó  y  le  saludé  "con  reveren- 
«ia  lo  c«al  parece  mas  creíble:  él  cumplid  con  espresarle  que  PizarrO 
pretendía  tiatar  )con  él  de  los  motivos  que  lo  habían  traido  v  darle  es- 
|»licacion  ao^rca  de  otros  asuntos  que  convenia  supiesow  Hizole  ademaé 
presente  qne  aquel  le  suplicaba  fuese  á  Oajainarca  para  cenar  esa  misma 
noche  en  sn  co^pa&ia:  era  este  el  verdadero  objeto  de  la  misión  de  So- 
to. £ii-8u  respuesta  .Atahualpa  prometió  ir  al  siguiente  diapor  queso 
^bia  hecho  taide«  Dijo  que  UeVaria  su  ejército  en  orden  y  armado,  pe- 
ro que  no  por  esto  se  amedrentasen  ni  tuvieran  el  menor  recelo.  Llega- 
do en  esos  momentos  Hernando  Plearro  ratificó  las  palabras  de  Soto,  y 
«orno  se  le  advirtiese  al  Inca  que  ^»  hermano  del  jefe  espailol,  ^ó  en 
él  la  vista  y  se  mostró  ofendido  por  el  tíÉal  trato  que  se  nabia  dado  á 
<inos  eaciqíies  del  tránsito.  Sin  embargo  renovó  su  oferta  asegurando 
.pasaría  luego  á  Csgamarca.  Hernando  Pizarro  en  su  carta  á  los  oidores 
de  Santo  Domingo,  que  inserta  el  historiador  Oviedo,  relata  diferentes 
l»articidwdades  de  la  conversación  que  dice  tuvo  con  Atahualpa  á  mé^ 
ríto  de  los  informes  ^ue  este  tenia  recibidos  contra  los  Castellanos:  hace 
jdarde  de  palabras  jactanciosas  qué  asegura  haber  vertido  en  aplauso 
del  valor  de  los  suyos  y  añadiendo  que  exitaron  la  sonrisa  del  luca,  el 
eoal  estaba  rodeado  de  sos  mujeres  y  magnates  del  reino.  Escri* 
bió  también  Hernando  que  al  despedirse  le  previno  Atahualpa  se  hos^- 
podasen  los  de  Pizarro  en  dos  de  los  salones  que  estaban  en  la  plxiza,  re- 
eervaudo  el  del  centro  para  ocuparlo  él.  Se  Im  referido  igualmente  que 
43oto  obligó  á  sn  caballo  á  Volver  con  violencia  por  ambos  lados  para 
mostrar  d  brio  del  animal:  que  en  uno  de  esos  ejercicios  salpicó  de  es- 
puma al  Inca;  que  este  permaneció  inmóvil  y  sin  sorprenderse  como 
otros  que  huyeron  do  miedo,  por  lo  cual  Atahualpa  los  hizo  matar. 

Al  inmediato  día  el  Bey  anunció  su  visita  y  emprendió  el  movimiento 
«obre  Ciyamarca.  Formaba  el  ejército  tres  cuerpos:  el  de  vanguardia 
con  mas  de  10  mil  hombres,  de  los  que  unos  llevaban  ondas  y  otros  ma- 
sas de  cobr^  erizadas  do  púas.  Las  dos  divisiones  restantes  constarían 
de  cinco  ó  seis  mil  cada  uua  con  lanzas  y  armas  ofensivas  de  diversas 
clases:  á  la  cola  marchaban  los  indios  de  servicio  y  un  enjambre  de  mu- 
jeres. £n  lugar  central  aparecía  el  Inca  en  andas  ricamente  ornamenta-^ 
das  con  oro  y  plumees.  Lleyábanlo  en  hombros  personas  muy  princi- 
•  palea:  su  asiento  era  un  cojiñ  adornado  de  pedrería  sobre  un  tablón  do 
oro^  y  en  su  cabeza  se  veía  la  borla  de  color  rg^jo  que  le  cubría  la  frente; 
insignia  regia  de  los  descendientes  del  Sol.  Delante  de  las  andas  un  nú- 
mero de  hombres  se  ocupaban  de  limpiar  el  camino;  á  los  costados  del 
Bey  estaban  los  Orejones,  y  con  estos  algunos  pcrsou^es  conducidos  en 
andas  ó  hamacas  signifícáudoso  así  su  alta  dignidad.  Ésta  marcha  guar- 
daba tan  majestuosa  lentitud,  que  duró  algunas  horas  para  vencer  una 
solalegmi',  y  la  hacía  mas  imponente  el  ruido  de  los  tambores  y  lo  reso- 
nante de  las  bocinas. 

Como  Pij&arro  advirtiera  que  se  detentan  á  distancia  de  unas  cuadias 
^  Gsyaupiarca  y  que  daban  señales  de  acampar,  mandó  comisionados  á 

*  50     • 


394  A'TA 

pedir  6ucareci(1amontd:alJEbíyi|ue  terminase  Ba'j!omadftyiiiiend640M;^ 
vez  á  reauiri^  áól  oatesde  qiie «o  acercara  lac  nocke^-i&ociedió  ú  Moi^ 
Inca  avisando  xine  no:  llevaria  armas.  Tau  iuesperada  ajumelo^  >!!(^r» 
de  la  Suerte,  empeñada  en  prestar  sa  amparo  á  Ja  xam  «tróe.^iagiikii^ve»- 
sancho  el  ánimo  de  Pizarro  que  momentos  ante»  temió  ver  ñnsiéaúiofí  soa 
designios.  Dejando  Atahnalpa  sa  «gército  en  el^pmito  eu-qoe-a^ -Jm^ 
liaba,  toma  solo  nna  parte  de  la  vauípé^rdia  y  coni^mie  lo  ptomet^  Ha- 
ce sa  entrada  en  la  fonesta  plaza.  Pizarro  tenia  stt  i^rza  tt»)9abiBJleci(» 
en  tres  trozos. de. á  20  einetes  á  cargo  de  Sota,  de  JiüraandD-.sahescaa- 
iib  y  de  Sebastian  de  ^ialcstzar.  Pedro  Gandía  estaba  eolooado  en  unm 
altara  irntrediataicoa  los  TúosqiniwrQS  y  dos-peqnefiod  ea&9iíe»jl6  loflHX>- 
nocidoA  coa  el  ntünsbifeí  de  ^^leoüete»*"  Eo.»!»  torto«^  dd  aria  easa 
que  dominaba  el  terEene^,  sltaé  aágrtnoS' aréabooM.  £1  ]<«sto4^,íiiiai»tieé 
conr  la  ealml}etiaiiécnian66ia  ocmto  en  los  «j^tMMOitos  ceatin^^  y  los 
caballos  para  qmeraabiecsinías'  rtáA»  y  eoufosfon,  Uevabatt  cosido»  e» 
los  p^trale»ca9oabeles'y  .cai|ipattilla».  Beservó'  Fixarro  veinte  soldado» 
yal6roso6-qia;e»sco]^dd)oeatr&fiUB  rodeleros  pasa  qñe  le  aoompaHaran 
adonde  «i  01^  dirigiese. 

i  AiA  loa  titepafr»t(vas,.>(maBdo  lo»  ddl  Inea  fcteron  entrando  en  el  redn- 
tb^*  y  formaiJdaífe  oon  miicho  orden.  Luego  penetra  tíHBbien  Atabni^pa 
iMisevado  cbn  J^T'^istaálos  CaBtellanoe^.y  salió  ámicontrarle  Fr.  Vicente 
TalV^erde  Teligloso  Dominioo,)  qaien  eon  fiua  otnz  en  una  mano  y  un  bre» 
ttiütioen  otra  (algunos :üi}6frbn  que  lá  biblia)' le  saludó  de  parte^  ^  Pir 
2arro  santigpándoie  y  diciéaddlé  en  segoida  por  medio  de  iaterpret» 
qne  como  saoeordote  éilzaéia  e»aocer  en  nombre  de  Dios  las  grande»  ver- 
dades que  encerraba  aquel  libro:  habió  algo  de  los  misterios  d^  ovistia* 
nismo  y  de  la  donación  que  de  las  regiones  recién^  desenbiertaeF  liabia 
beeho  el  Sumo  Pontíñco  á  los  Reyes  de  Castilla;  rasMm  por  qué  el  Inca 
áétjist  ponerse  ba^  eñi  obedietieia»  Acabé  sasflocncion:  a8eguTánd<de  qao 
PizarttiK^  ^  amigor,  y-  qneria  estar  eil  paz  con  él. 

ÜK'ardnga  ó  ensefialnzio;  no  pD/dia  ser  ntas  aupertinente  é  inefioaíZ,  por 
que  bien  poco  seria  lo  qne^conrprendi'era  el  Inca,  y  esto  desde  luego  no 
podía  menos  que  cansarle  disgusto  y. fastidio*  De  lo  que  dijo  en*  ideali- 
dad Yalverde  á  Atahualpa  en  aquel  lanee,  no  hay  pruebas  eompetentesc 
yicual^do  los  autores  de -diarias  y  antiguas  memorias  fo- 070  paira  es^ 
ciibirlo  exen;tade  adicci(¿i>^  y'Bin  incurrir  en  faltas  de  exactitud?  Sin 
disculpar  al  leli^óose  ocrya  «impradencia  no  admite  escusa,  oreémo»  qu^ 
hubo  en  1q<^  biatoriaderes  .'primitivos  nu  eooato  intencional  de  atribmr 
á  Valrerde  por  completo  íoé  hechos  de  quo  «olo  Pizarro  fué  autor  y.Á 
único  i^spcmsabie.  Luego  que  concluyó  la  peroración  del  dominico,  en 
que  segvmoBe  ireliere  no'  omitió  decir  que  la  guerra  era  una  gran  ofensa 
á  Dios,  presentó  albaca  ■a'quel  libro  que  este  tomó  en  sus  manos  y  des- 
pués de  abrirlo  ^amíjó  al  suielo  por  que  no  lo  entendía  y  de^nada  podia 
servirle;  acto  de  displicencia  y  de  enojo  si  se  quiere,  pero  que  no  era 
justo  atribuir  ibSutenciou! deliberada  de  despreciar  el  coutenjido  que  en- 
teramente estsbaí  fuera  de  su  conocimiento. 

iSeeueiMsff  ^e  Atahualpa  en  ese  lance  repitió  á  Yalverde  la»  qn^ia» 
que  ya'teuHidada»  sobre  los  exesos  cometidos  por  los  espaüoles  hurtao' 
do  ropas  dc'los  &o/i)08  y  maltratando  á  los  caciques;  y  que  no  admitiendo 
las  escusas  dtíl  religioso,  erxigiá  resUtuycrau  cnanto  hablan  tomado.  Bl 
padre  Valverd©  véívió-á  Pizarro  y.  le  partáeipó  el  resaltado  de  su  encar- 
go. En  que  términos  lo  harta  no  ^ede  saberse,  aunque  hava  escritores 
que  pongan  en  boca  dél>  Dominico  palabras  llenas  do  fanático  furor  y 
capaces  de  encenderrel  ánimo  del  caudillo  hasta  el  punto  de  instigarlo 
á  ejecutadla  heoh<^»tróz  y  yiolento:  pero  ese  hecho  lo  tenia  Pizairomuy 


AVA  395 

IMdltocio  dft  Aiit«m«aMia^c«Málto  -  lit  6Yit««ióD  de  nadio.  No  jalamos 
mooeate  á-'V^lv^rde,  t  auaqae  vafiaa  los  autores  oolitre  los  téiuúnos  en 
^ae«Q>  fls^esóy  no  hadamos  que  serian  duros,  inátouitea  y  á  propósito  pa- 
sa pvoetpitar  las  cosas,  peix>  nunca  seguiremos,  la  costumbre  que  se  ha 
becluKtan  |^erai  de  culparlo  de  cnanto  aeaeoió  como  si  Pizarro  hubiese 
sido  vioro.instminentD  de  sua  accesos  de  ira. 

•^  Jhmiao  que  agmadando  al  Inca  se  mantenía  al  abrigo  de  las  casas,  y 
•éCtt  los  ojos  fijos  Cfil  la  entsada,  advirtió. que.  se  hst>ia : puesto  de  pie  y 
oo«ii€maba  la  inquietud  y  movimieolmcte  sos  allegíidos.  Esto  lo  decidió 
1^  obrar  con  -prestesa,  y  dió  la  señal  cotí  venida  coh  sus  oficiales.  Candia 
Toospió  el  iseffo,  los  atqabiieetios  sigifi»rpa, .  y  :«onando  ios  clarines  se 
^«MfOl4  lA'  caballería:  tCiias-iarreniiSten  por  ,ires  partes  aontra  la  índe- 
wosft  y -ya  «Jarrada  muchedumbre:  la  anonadan  y  eatrechan  haciendo 
hónrible  matanea,  ^  como  no  podian  salvar  de  si^ibbIí  teatro  de  espanto, 
él  «prieto  de  los  apiñados  indios  ñiéiiú  que .  dernvó  part^  de  uno  de  los 
paredones  del  cerco  quedando  paso  «biciíp'para  hk  huida  da  cuantos  pu- 
dieron escaparse  aterrorizadas*  MieoitrBSdMtoiaaeédia,  Pizatc»  con  los  20 
soldados  de  confianza  que  no  se  le  separaban;  sa dirige  -alas  andas  ha- 
eiendo  ntorir  á  cuantos  haya  al  paacrlas  eondzvstores  que  caían  eran 
reemplazados  en  el  acto  y  al  envestir  para  apoderarse  del  Inca  á  todo 
trance^  la  voz  de  Pizarro  so  oía  enearguudo .  no  le  >  raatesen.  El  mismo  le 
tomó  de  sus  vestiduras  ñiertemente  yicechó  al  suelo.  Yestfícadaasí 
la  prisión  de  Atahnalpa,  todos  se  dieron  á  la  fuga,  y  losespa&oles,  per- 
siguiéndolos, continuáronla  mortandad  hasta  que  la  noche  3^una.abun- 
dante  ll&viai>uso  fin  á  aquella  conmovedora  y  orne]:  escena; 'Crecieron 
mas  de  dos  mil  indios,  sin  ^ne  ninguno  de  los  invasotes  muriese  ni  se 
contase  entre  ellos  mas  henda  que  la  casual  y  leve  que  recibió  Pizarro 
de  uno  de  sus  mismos  soldados. 

Miguel  Ástete,  ó  Estete,  fuéqnlesi  despega,  ail  monarca  de  la  borla  que 
lleyaba  sobre  su  cabeza  como  disti&tivK»  del  poder  régio«  Chiardan  con- 
formidad los  antiguos 'e8(^ritopeS'  al  asegárar  que  Atahnalpa  disfrutó  en 
m  cautiverio  de  cuantas*  consideraciones  y  miramientos  eran  compati- 
iálescon  las  circunstanc^  en  qw&sn  infortunio  le  hubo  colocado.  En  el 
«iaiQpamento  d^  ejército  donde  se  i'ecogieron  alhajas  diferentes  y  otros 
d0^oJoB  de  valor,  se  encoutrarpn  m^cluis  m iteres  de  distinción  y  algn- 
iliÉ  déla  famUia  real  y  de  las  vírgenes  del  Sol.  Todas  se  esmeraron  en 
üCtVli^  y  consolar  al  Inca  lo  mismo  que  muchos  personajes,  que  acudie- 
tbn  informarle  corte  vá  >ooaiservarle  sn  anterior  dígniuadi  Pizarro  cui- 
dó ds  alentarlo  tiinéndole  cortesmente,  brindándole  aus;  servicios  y 
tBaitdande  que  se  entregasen  á  su  disposieiou  cnolésc^^iüeía  mujeres  su- 
2^  que  estiwicran  en  poder  de  los  españoles..  El  prisionero» .ooserv^  su 
kabitnal  compostura  y  decoro  que  atraiañcl. respeto  dé  sus  custodios, 
Ij^rocutondoito  mostrarse  abatido  en  modié  de  los  >  lamentos  de  tantos 
que  le  rodeabatür  < 

]^  fué  de  Atahualpala  primera  idea  de  reénperar  su  libertad  .^r  ino- 
dio  de  un  rescate:  ella  tuvo  principio  leM^  la  codicia  que  los  conquistado- 
res no  sabían  ni  podían  ocuítar.  Eatos  se  la  au^iridrotl,  y  él  recogiéndo- 
la, poso  manó  al  proyecto  que  abrió  campará,  sus  e8peranza8..Propn80  cu- 
brir el  pavimento  del  salón  en.  que  estalla,/ de  alhajas  de  oro  y  plata,  con 
tal  de  que  luego- qiie  lo  hioiera  •  so  procediese,  á  ^a  soltura.  Sorprendido 
de  que  IM>  cro^^eseu  roalizable  la  oferta,  se  piíiso  de  pié,  en  un  arranque 
de  vanidad,  y>  alzando  el  bruzo  dijo  serle  fácil  amontonar  oro  y  plata  en 
toda  la  habitación  llenándola  x>or.  igual  hasta  el  punto  donde  ^jaba  su 
mano.  Pizarro ioalsulaudo  cnán  graude  seria  el  tesoro  que  podria  conte- 
nerse en  un  recinto  de  Sí2  piós  do  largó  y  16  de  ancho,  se  apresuró  á  ma- 


396  áTA 

•ífestar  su  allanamieuto  para  adquirir  la  crecida  riqneza,  OM¿  ee^mñXeh 
l^a  su  avidez,  y  dio  al  Inca  palabra  y  promesa  solemne  de  devolveile  m 
libertad  tan  Inego  como  tnbiese  ctratplido  eíéeto  el  compromiso  qn* 
contraía.  Qnedó  celebrado  este  pacto  y  se  tiró  en  la  sala  vuia  líñeii 
color  rojo  secnn  la  base  marcada  por  Atabnálpa.  Este  sin  demora  envió 
órdenes  á  todas  partes  para  que  cuanto  oro  y  plata  linbiese  en  los  tein'> 
píos  y  palacios  se  condujera  sin  tardanza  á  Cajamarca:  mandó  también 
que  naaie  osara  promover  ^erra  ni  emplear  hostilidades  de  ningim  gé- 
nero contra  los  Castellanos  porque  snvolunta<]kera  estar  en  paz  o«b 
ellos  y  que  se  les  guardaran  respetos  y  obediencia  como  á  su  misma 
persona. 

Tanto  suponía  en  el  Pera  la  autoridad  real,  aue  babiendo  mareliada 
tres  esnafioles  al  Cuzco  á  indicación  de  Atabualpa  para  activar  se  eie^ 
cútaselo  dispuesto,  nadie  se  atreVid  á  causarles'  la  menor  molestia:  wf 
cieron  su  viaje  cou  toda  seguridad  llevados  en  Iwunacas  é  homlnros  de 
indios,  y  recibieron  la  reverente  acogida  y  obsequios  que  se  les  modigs- 
rcm  en  todo  el  tránsito.  Estoa  individuos  fn^eron  Fedro  Moguér  jñnmcis- 
eo  Martínez  de  Zarate  y  Martin  Bueno;  y  Ffzarro  convino  en  ^ue  aalid- 
sen  con  esa  comisión,  por  que  le  interesaba  mucho  tener  netieias  cier- 
tas del  estado  en  que  el  país  se  encontraba  y  muy  en  particular  del  Onc- 
eo. No  es  dable  Miar  sol>re  si  Hzarro  prometió  dd  buen»  fó  dar  libertad 
al  Inca  mediante  el  rescate,  é  si  tuvo  anticipado  pensamiento  de  no  ems- 
plir  su  palabra,  siendo  su  único  designio  rounir  el  tesoro  ofrecidopam 
«ontentar  ^  los  que  le  obedecían  y  evitar  la  ocultación  de  tales  rique- 
zas. Poseyéndolas,  no  podía  impedir  el  con  quistador  que  Mbre  el  mea 
hiciera  levantar  á  la  nación  entera  para  tomar  grande  y  justa  vengan- 
za contra  tan  indignos  invasores.  Pizarra  á  lo  que  se  advierte,  es  mas 
que  probable  no  pensara  nunca  en  dar  soltura  a  un  prisüonero  cuya  m^ 
guriuaderalo  lünica  que  podría  garantí  zar  á  los  españoles  su  existetieia 
y  progresos  en  el  Perú.  Luego  airemos  do  qiió  arbitrios  sé  valió  Pizar- 
ro  para  no  desempeñar  noblemente  su  palabra. 

Los  tres  españoles  fueron  admitidos  en  el  Cuzco  coa  demóstraeíoutfs. 
ilimitadas  de  aduúracion  respeto  y  cortesía:  todos  se  lea'hittfiillalMín  y 
Cj^^ueriau  complacerlos  con  esmerados  coinedimieiirtos:  mas  ellos  flfe  mo- 
taron do  las  personas,  de  las  ceremionías  religiosas  y  de  las  costumbí^- 
se  entregaron  con  descara  al  hurta,  hicieron  violencia  á  las  mujeres 
atrayéndose  en  breve  el  odio  genial:  si  no  los  mataron  fué  por  temor 
ú  Atahualpa.  Esto  lo  escribieron  los  mismos  españoles  especialmente  el 
cronista  oficial  Herrera,  á  quien  sigue  Quintana.  Pizarro  delnó  ^arse 
en  personas  do  buenas  cualidades:  x>ero  es  defecto  común  de  loscj^ae 
mandan  elejir  para  en/iargos  delicados  «4  hombres  de  mala  reputación 
que  so  les  someten  y  disfrutan  inmerecidos  favcw'es.  liOs  indios  en  el 
Cnzco  y  otros  lugares,  desde  entonces  se  dedicaron  con  afán  á  esconder 
el  oro  jXhTfh  ponerlo,  fuera  del  alcance  de  tan  aborrecibles  huespedes. 

No  80  olvidó  á  Pizarra  pedir  al  Inca  las  riquezas  que  habla  sabido  se 
guardaban  en  el  templado  Pachacamac.  Coucedióselas  Atahualpa  con  la 
condición  de  que  formasen  parte  del  tesoro  que  se  acopiaba  para  su 
rescate.  Mandó  acto  continuo  á  su  hennano  Hernando  para  que  con  29 
hombres  de  caballería  marchase  ú,  tomar  posesión  de  aqueua  valiosa 
presa,  y  le  encargó  también  indagase  sí  en  verdad  había  jíor  esa  parte 
reuniones  do  indios  y  preparativos  de  guerra.  Así  emi>ezó  á  prestarse 
atención  á  rumores  que,  verdaderos  ó  nó,  habían  de  repetirse  mas  tardo 
y  servir  de  protesto  para  acriminar  al  Rey  preso.  Hernando  en  el  cami- 
no (principios  de  Enero  de  1533)  no  vio  mas  que  gente  pacífica  y  tan- 
cUos  ludios  que  iban  á  Cajanxarca  cargados  de  numerosas  piezas  de  wft 


ATA  397 

y  plato:  bien  que  los  eaooidotos  del  Pachaoa]ni(o  ocnltanm  mocho,  oe- 
nanrtatiTwifl»  cb  los  robos  y  demás  exesos  ocurridos  ^  el  Cnzoo  y  otros 
puntos.  .Apissar  de  todo,  Hernando  estrujo  cnanto  encontró  regresandp 
eon  27  .«argiM»  de  oro  y  dos  mil  mareos  de  plata.  Agregó  á  esto  todo  lo 

Sno/pnso  Mtt  disposicipa  el  afamado  general  Challcuchuna  quien  b%iau- 
o  de  Jac^  donoa  esi^tba  eon  mas' de  SO^pOO  hombres,  dócil  á  las  artes 
que  empleó  Hernando  para  atraerlo,  se  unió  á  él  y  juntos  entraron  en 
4)%ianMuroa.  Aquel  jaltÍYO  personige  que  gozaba  de  preeminencias  es- 
traoxdinairlaa  en  ^treino  se  descalzó  parapjr^esentárse  al  Inca,  llevando 
«na  pequeña  caaca  sobre  sus  hombros,  como  cfa  de  estilo  para  acercarse 
al  Soberano;  defucró  cmi'abuudancia  de  lágrimas  la  situación  aj^ctiva 
en  que  lo  evfcontraba^  y  no  omitió  decú:  que  i^  se  vegcia^  en  tal^%frenta  á 
babee  él  estado  á  su  inmediaeiou  cuando  íofi  sucesos  .dé  su  prisión:  Ata* 
boalpa  le  escuchó  sin  alterarse  ni  mudií^e^  Ipm/^nor  su  acostumbrado 
semblante  de  tranquila  firmeza.  .  .,, 

Después  de  esto  y  fingiendo  el  luca  muc)^óp<Qsar  y  confusión,  comuni- 
có Á  Pizarro  que  sus  generales  al  saber  su  dcfigraola  habia^  hecho  morir 
^  su  hennano  Huáscar  .áiquien  traían  ábueni^guáraia  paca  presentarse^ 
lo.  Sato  era  completamente  6JB0t(/^tabualp%qqj|sp  obs^ar.^a  impcesion 
que  semejante  noticia  labrase  en  ^vtf^rvo\ji¿í\¡i49}fíifi^^  formara  dp 
aqu^  hecho.  El  eandillo  espa&ol  looyófii^  spirjpj^BsáiLi  i^mocion.  deiau- 
do  traa^ueir  su  absoluta  indi£»rencii^Í9cual  det^cúbierto  porAtanuaipa> 
le  aniaió  á  librar  orden  panik  que  ii^úediatámente  se  matase  al  infeliz 
Huáscar:  yerifieóse  así,  ahogándolo  eu.^l  J^Af>  Andmnarc^  sin  que  l^ 
admitieran  sus  reflexiones  ni  le  sirviésep  d^oXf^^  W*  qu^s4^.q^edió 
por  la  cruel  inhumanidad  de  su  hermapo.  Lasi(4?^<^  Ue varón  el  cadáver 
-privado  de  sepultura  en  la  tierra  en  que.  por  derecho  debia  reinart  Ata- 
hualpa  temió  que  su  prisión  íacilitasQ^  restableoimienl^  de  Huáscar  en 
el  trono:  y  también  que  éste  se  entencll^j^^p>iFizan:c^rPfura  conseguir 
su  protección.  'r    '  ,,^. 

D.  Ble^o  Almacro  habia  llegado  ala  costa  peruana  trayendo  de  Pana- 
má doscientos  soldadoa  r entre  ellos  50  de  caballeria.)  Hi|ío  su  marcha  á 
CJc^Mnarca  bien  asistido  por  los  indios  en  toda  la  travesía,  se  reunió  á 
Pizarro.el  14  de  Abril  de  1533,  y  uno  de  sus  primeros  pasos  fué  cumpli- 
mentar al  Inca  quien  lo  recibió  con  a^adP  fliunque  en  su  interior  sintie- 
rarol  aumento  de  la  fuerza  de  sus  opresores.. 

.  £n  ouanto  los  aventureros  vierou  «uircrecido  hfto^iMmiiento  de  vasijas, 
planchas  y  otros  útiles  de  oro  y  plato;  o^itad^  b|i  codicia*  clamaban  por- 
-que  se  les  repartiera  ese  tesoro  sin  perder  tnstaiites:  no  creían  necesario 
.aguardar  lo  que  faltaba  para  ver  cubierto  el  ofropimlento  del  dupa.. ,  Pe- 
ro lucffo  ^ue  llegó  la  fuerte  remesa  del  Cuzco  ya  no.hnbodpapjdos  de  con- 
tener la  impaciencia  que  mostraban  solicitando  se-procMSOiese  ala  dis- 
tribución, -i'arece  que  aun  no  estl^ba  enterado  ha^ta  Aa  medida  pregada 
lo  que  era  preciso  juntar  para  que  la  promos^do  Ál^ohualpa  ouedáva  del 
•todo  cumplida:  no  se  haii  ocupado  de  esta  particularidad  tos  testigos 
ique  escribieron  lo  acaecido  sobre  la  materia,  t^os  de  Pizarro  QO  yeiau  el 
'momento  de  cintrar  en  posesión  do  lo  que  les  tocara,  y  se.apnraliMiii  por- 
que temían  se  agregasen  nuevos  acreedores.  La  ^ente  de. Almagro  agi^ 
toba  también  eu  el  míBmo  sentido,  cfcs^oudo- asistirle  igual  derecho  que 
álos  otroS;  y  que  la  dilación  les  tirreb«tátailc  IsAt  manos  lo  que  aun  po 
se  les  había  concedido. 

Pizarro  se  vio  obligado  á  ceder  á  tales  impei^tineuclas  para  evitar  su- 
biesen de  punto  tocando  en  peligrosos  eatremos..-  Habían  llegado  áxul- 
par  al  lucá  de  la  tardanza  sospecmando.que  se  topinba  tiempo  para  que 
'estallase  algup  levantomíento  y  atreviéndose  á  opinar  so  le  diese  muer* 


398  AtA 

te.  Se  acordó  destinar  á  los  de.  Altiagro  cien  mil  ducados  y  se  Iñzo  el 
reparto  el  17  de  Junio  de  1533  atendiendo  al  merecimiento  de  cada  indi- 
Tiduo  según  Pizarro  lo  calificase,  fiéte  invoca  el  divino  auxilio  pam 
conducirse  en  justicia^  hiaso  los  sefiaiaYnieiltos,  se  pesó  el  oro  y  la  plata 
después  de  fundir  y  dar  sus  quilates  á  dichosmetales.  Hecha  Reparación 
de  los  quintos  y  de  utí  donativo  para  el  Rey,  con  mas  ciertito  joyas  de 
mucha  rareza,  se  dló  á  los  oficiales  y  soldados  el  valor  de  la  suma  qne  so 
les  habia  asignado.  Se  estendió  una  acta  judicial  que  insertamos  en  el 
artículo  Pizarro:  están  en  éltá  las  personas  y  lo  que  cada  enal  xeoibiió;  y 
en  verdad  que  nunca  se  habia  visto  presa  mi^  cuantiosa,  apiovechadA 
por  tan  corto  número  de  hombres,  en  cuantos  latrocinios  y  despojos  se 
recueiden  de  conquistas  y  usurpacioues  semejantes.  ^ 

Era  llegado  el  momento  de  proceder  á  la  soltura  del  Bey  que  pudo 
efectuarse  con  las  condiciones  que  él  hubiera  tenido  que  aceptar.  Beolar- 
mó  su  libertad  y  no  habia  que  oponer  contra  su  demanda:  entonces  com^ 
prendió  que  su  astuto  y  cruel  vencedor  abrigaba  otros  pensamientos. 
Pizarro  de  prcmto,  á  los  que  abogaban  por  Atanualpa,  les  aló  respuestas 
evasivas,  según  refiere  Herrera:  después  mandó  que  el  escribano  estei^- 
diese  un  formal  instrumento  eximiendo  al  Inca  de  toda  nneva  obliga- 
eion  respecto  al  rescate.  Se  publicó  por  bando  diciendo  de  paso  que  se- 

fuiria  preso  hasta  que  llegasen  refuerzos.  Lo  cuenta  así  el  secretario 
edro  Sancho  autor  irrecusable  en  todo  lo  que  no  favorece  á  los  con- 
quistadores: BU  relación  fué  escrita  á  la  vista  de  Pizarro  autorizándola 
él  y  sus  principales  oficiales.  La  situaoion.  de  los  eroafioles  era  áeááé 
luego  mu^  azarosa  y  se  perdían  si  obedeciendo  á  los  dictados  del  honor 
dejaban  libre  al  Inca.  Hacerlo  matar  fuera  un  acto  infame  y  "detestable. 
En  esa  crisis  y  después  de  tomado  y  repartido  el  caudal  del  rescate,  aso- 
maban los  inconvenientes  unos  en  pos  ae  otros  sin  que  pesara  en  la  ba- 
lanza la  promesa  hecha  á  un  monarca  preso  á  traición  y  víctima  de  en- 
gaños temerarios.  Al  reflexionar  sobre  este  conflicto  algunos  autotes» 
entre  las  dificultades  que  se  tocaban  consideran  la  de*  conservarlo  en 
prisión:  i>ero  ya  que  se  quería  violar  el  ofrecimiento;  ¿porl^ué  na  enviar 
al  Inca  bien  custodiado  á  Paita,  embarcarlo  para  Panamá,  y  reitnitirlo  á 
^spaüa? 

Pizarro  como  dice  Quintana:  ''si  desde  antes  no  tenia  ya  ensn  corazón 
"  condenado  á  muerte  al  luca,  sin  duda  lo  determinó¡cuando  satisfecha 
^'  la  pasión  primera  que  era  la  de  adquirir,  pudó  dar  oído  solamente  á 
"  las  sugestiones  de  la  ambición*"  La  muerte  de  un  Rey  como  Huáscar 
eíscuta£b  x^r  orden  de  Atahnalpa  fué  un  ejemplo  que  Pizarro  qniso  tbt 
Itera  para  poder  él  cometer  igual  atentado  coitítra  la  vida  del  pnsioneta. 
Un  hecho  a,bominable  de  un  monarca  idólatra  autorizaba  á  un  capitán 
de  cristianos  que  se  decía  propagador  de  ia  fé,  al  caudillo  <lepondiente  de 
un  Soberano  católico  que  mvadía  dominios  ágenos,  para  imponer  pors^ 
la  pena  del  tallón  al  mismo  á  quien  habia  prometido  restitidrle  su  li- 
bertad en  cambio  de  una  enorme  porción  de  metales  preciosos.  Sacrifi- 
cado Huáscar  ya  no  existía  uno  de  los  dos  grandes  embatiusos  que  ha- 
cían problemática  la  conquista:  era  indispensable  desaparei^ese  el  otro; 
y  según  Pizarro  el  llevarlo  á  efecto  no  era  un  crimen  atroz  si  ese  hecho 
convenía  á  la  realización  de  sus  designios.  Moral  de  un  nsurpador  civi- 
lizado, idéntica  á  la  de  otro  á  quien  se  tenia  por  bárbaro  é  inhumano! 

Pizarro  estaba  resuelto,  pero  su  secreto  ora  impenetrable;  y  teniendo 
que  prepararse  de  recursos  artificiosos  para  vestir  el  hecho  que  medita- 
ba con  protestos  rebuscados  pensando  disculparlo,  se  contngo  á  darles 
el  colorido  de  cargos  fundados  contra  Atahualpa.  Dio  principio  por  ha- 
oer  con  cautela  se  desparramasen  aHuncios  de  inquietud  en  diferentes 


ATA  899 

Istmios  V  de  pxoyeotos  de  varioé  oapitimes  y  oaciqnes  para  levantane  y 
alcoazar  la  übe^rtad  del  Rey.  Hubo  in^Uos  entre  los  yanaconas  y  prole- 
tarios que  se  prestaron  á  .ratificar  tales  noticias  agrarándolas  con  |^r- 
menores  imaginarios  que  Pizarro  y  su  circulo  al  aparentar  (^ne  las  creían^ 
las  exageraban  también  eon  siniestros  fines.  Púsose  en  prisión  rigurosa 
Á  Challcaoliima,  se  aumentó  la  ^ardia  que  custodiaba  al  Inca  y  se  le 
hoetilizó  con  una  rígida  vigilancia.  Hernando  Pizarro  evitó  que  su  her- 
mano hiciera  quemar  á  Challouchima  á  quien,  pe  atribuian  las  figuradas 
combinaciones  sediciosas  que  él  negaba  con  él  mayor  vigor  demostrando 
la  falsedad  de  las  acosaciones. 

Todoe  se  empeñaban  en  dar  calor  Á  unas  novedades  que  no  existían  y 
en  repetir  voces  alarmantes  sin  dar  prueba  áe  sus  dichos  ni  ocuparse  de 
investígar  su  orí^n.  La  muerte  de  Atahualpa  se  contemplaba  como  una 
necesi&d  impenosa  que  satisfecha  seria  el  remedio  de  todos  los  males: 
queríanla  para  anonadar  á  los  indios  y  dominar  el  país^  objetos  que  no 
ee  obtendrían  estando  vivo  el  que  con  una  palabra  podía  crear  y  desar- 
rollar alborotos  de  peligrosas  consecuencias.  DQose  ^ue  algunos  de  los 
venidos  con  Almagro  apañaban  estas  ideas  creyendo  igualarse  en  méri- 
tb  álos  compaAeros  de  Pizarro:  y  que  el  tesorero  Alonso  Biquelme,  ou^o 
perverso  carácter  era  tan  conocido,  gestionaba  y  exigía  con  vehemencia 
la  decapitación  del  Príncipe  cemo  si  habl^  de  un  delincuente  cual- 
quiera. 

Pizarro  viendo  en  todo  esto  el  progreso  favorable  de  sus  torcidas  in- 
tenciones, ponia  el  mavor  conato  en  aparecer  obligado  y  urgido  por  lod 
demás  para  obrar  en  el  sentido  é  interés  de  sus  propios  deseos.  Acercóse 
•al  Inca  v  le  reconvino  de  que  estuviese  maqumando  la  destrucción  do 
los  castellanos  que  hablan  confiado  en  su  lealtad.  Se  asegura  que  sor* 
prendido  Atahualpa  le  contestó  no  parecía  propio  m  empleasen  chanzas 
para  burlarse  de  su  infortunio:  y  que  viendo  el  enfado  y  la  actitud  que 
tomaba  Pizarro,  varió  de  concepto  y  entró.á  hacerle  raciocinios  que  per- 
euadieran  de  sti  inocencia.  (Jerez,  Conquista  del  Perú.)  Le  espuso  que  es^ 
tando  preso  y  ciargado  de  cadenas  fuera  una  gran  insensatez  promover 
la  sublevación  de  sus  subditos  para  que  al  punto  que  estallara  lo  mata- 
sen los  que  le  tenían  seguro  en  sus  manos.  Protestó  contra  la^  calum- 
nias que  sin  asomo  de  razón  se  le  ^Culminaban;  aseguró  que  liada  pK>dia 
i^acerse  sin  sus  órdenes  y  que  nunca  pensara  dictarlas  para  objetoá 
opuestos  á  su  propio  bi^n,  pues  era  evMente  que  perdería  la  vida  en  vez 
de  alcanzar  su  libertad, 

Estaay  cualesquiera  otras  reñexioues  acordes  con  el  buen  sentido,  na- 
da valieron  en}a  consideración  de  quien  había  determinado  tratará 
Atahualpa  como  á  un  reo  convencido  de  su  crimen.  Y  continuando  los . 
ialsos  rumores  y  los  sobresaltos,  creían  muchos  espaílples  tener  yapróxi 
mos  numerosos  cuerpos  armados  que  de  un  día  á'otro  debian  presentár- 
seles hostilmente.  **  De  la  gente  liatural  de  Quita  vienen  200,000  hombres  de 
rntenu,  y  30J900  (mihjss  que  comen  carne  humana,  (Escribió  Jerez,  Conquista 
del  Perú:)  Pizarro  queriendo  acreditar  circunspección  y  ^ue  no  partía 
de  ligero  dejándose  fascinar  por  solo  aserciones  vulgares,  dispuso  saliese 
Hernando  de  Soto  y  otro  oficial  con  algunos  ginetes  á  esplorar  y  reco- 
nocer el  país  por  las  mismas  direcciones  y  pueblos  de  donde  se  presumía 
viniesen  los  tan  anunciados  agresores.  Pero  la  inquietud  siguió  con  cre- 
cientes impulsos  y  llegó  á  ser  de  tal  manera  alarmante  é  impetuosa,  que 
se  resolvió  por  Pizarro  procesar  al  cautivo  que  habia  de  ser  sacrificado 
vil  y  cobardemente  aunque  no  se  encontrara  la  menor  prueba  ni  indicio 
del  figurado  levantamiento  y  mucho  menos  de  que  lo  autorizara  Ata- 
hualpa. Por  quó  se  le  sometía  á  juicio,  con  qué  derecho  se  le  juzgara,  ni 


400  hU 

qué  Triboiiftl  existiera  con  potestad  legftiBia  para  sontenoiarlo,  seiiod 
pregnntas  enteramente  inútiles:  púsose  todo  en  obra  entrando  «1  minis- 
terio de  la  fuerza  á  llenar  con  sus  yiolencias  yaoios  que  jamás  pudieücaní 
cubrirse  de  nna  manera  legal. 

No  solo  Plzarro  y  Almagro  erigidos  en  jueces  se  abocaron  esto  jusga^ 
miento:  concurriermí  Á  tomar  parte  en  él  diferentes  oficiales.  Se  aironté 
al  Inca  el  gran  crimen  de  haber  hecbo  morir  al  Rey  Huáscar  su  herma» 
no:  se  le  acusó  de  estar  preparando  y  combinando  iin  movimiento  general 
en  el  territorio  para  acabar  con  los  castellanos;  se  le  argüyó  con  tenacea  y 
maliciosas  répUcas,  sin  aceptar  ninguno  de  sus  descargos  para  que  na 
pudieran  disiparse  ó  atenuarse  las  nud  urdidas  imposturas  que  se  man- 
tenían en  pié  con  el  fin  de  perderlo.  £n  aquellos  dos  caraos  están  eontes' 
tes  los  historiadores  primitivos;  pero  Garcilaso  puntualiza  algnnos  otam 
oomo  la  usurpación  de  la  corona,  la  dilapidación  de  las  rentas^  el  bn^ 
ber  sido  idólatra  y  con  sacrificio  de  hombres  y  nifios,  el  tener  mnohaa 
mi^eies  &?;  hechos  que  estribaban  en  las  leyes  y  costumbres  perua- 
nas y  que  en  ningún  sentido  |>odian  los  españoles  ocuparse  de^ellos.  Lde- 
gado  el  momento  de  pronuuoiarse  el  fallo  fatal,  hubo  entre  los  ofíclálee 

gresentes  quienes  se  opusieran  á  que  se  atentase  contra  la  vida  de  Ata- 
ualpa:  no  faltaron  hombres  en  esa  escena  de  indisculpable  inhumani- 
dad, que  según  su  conciencia  calificaron  de  asesinato  temerario  y  barba-' 
ro  lo  que  el  mayor  número  supouTa  ser  una  necesidad  inapeable  pata  ase' 
gurar  el  dominio  del  Perú  y  sus  propias  vidas. 

Interrogáronse  diez  testigos  indios  de  los  cuales,  dice  OanÁlaao^  qtie 
siete  fueron  de  los  mismos  que  servían  á  los  españoles.  Todos  eonvienea 
en  que  el  intérprete  Felipillo  al  dar  cuenta  en  castellano  de  lo  que  a^ue- 
Uoe  declaraban,  referia  cuantas  falsedades  brotaban  de  su  da&ada  ima- 
ginaeion.  Si  esto  ta.6  así  ¿por  qué  no  creeremos  que  Piaarro  ó  cualqiiiera 
otro  por  su  mandado  aleccionaron  y  previnieron  á  Felipillo  sobre  £»  que 
había  de  trasmitir  como  intérprete?  No  sabiendo  el  idioma  mnguno  de 
los  españoles,  donasiado  claro  se  advierte  que  aquel  vino  á  ser  ei  único 
acusador,  testigo  y  juez  á  cuyos  testimonios  y  esplicaéiones  tuvieron  %o* 
dos  que  aten^se.  Losantieuos  escritores  tratando  de  este  irrisorio  jiücio 
creerían  que  culpando  afintérprete,  dejaban  á  salvo  la  iniquidacL  del 
que  gobernaba:  y  pensando  ponwlo  á  cubierto  admitieroa  la  fábula  de 

2ue  aquel  tenía  interés  en  la  desaparición  do  Atahualpa  para  apoderarse 
e  una  de  sus  minores  de  la  cual  vifvia  muy  apasionado.  (Zarate,  Navar^ 
ro,  Qomára,  Balboa  y  Pedro  Plzarro.)  Llegaron  á  decir  algunos  autores 
sospechosos  que  Felipillo,  cuando  después  lo  hizo  matar  AuaaCTO,  confe- 
só haberse  conducido  de  mala  fé  en  el  proceso  contra  ese  Key  infor- 
tunadOr 

Garcilaso  cita  los  nombre»  de  varios  oficiales  que  sostuvieron  la  inmu<» 
nidad  del  Inca.  Menciona  á  Francisca  Chavez  y  Diego  de  Cliavez,  á 
Francisco  Fuentes,  Pedro  Ayala,  Diego  de  Mora,  Francisco  Moscoso, 
Hernando  de  Haro,  Pedro  de  Mendoza,  Júbd.  de  Herrada,  Alonso  de  Avi- 
la y  Blas  de  Atieusa,  agregando  hubo  airo»  muáwe  que  no  espreisar  £stOB 
autorizaron  un  protector  que  defendiera  al  Rey,  y  exigían  se  le  remitiese 
á  Espalía  porque'  no  haMa  en  los  conquistadores  jurisdicción  para  sea- 
t^ciatio:  que  su  muerte  seria  en  desdoro'  y  mengua  de  la  nación  man- 
chando las  hazáfias  de  dios  mismos,  porque  se  le  nabia  prometido  su  li- 
Itoi^tad  en  virtud  de  uu  valioso. ré&oate.  Los  que  no  pensábanle  este 
modo  formando  el  mayor  número  impusieron  silencio  ú  los>de  la  mino- 
ría «menazándoloé  y  tratándolos  de  traidores  y  enemigos  de  la  corona  de 
ChAMüla,  pues  impedían  el  aumento  de  sus  reinos  y  señoríos.  Prescott 
impugna  que  se  quisiese  remitir  la  causa  al  Emperador  quien»  tampoeo^ 


ATA  401 

fatvier»  ^ereoko  para  follar  e>n.  ella,  fjpat  kacer.lvjo  do  citas  ae  apoya  ett 
úoa  doctrma  del  publicista  Vattel:  du9orviiciotx  snpdrflua  porqne  no  sé 
«abe  como  Habría  procedido  el  monarca  de  Kspafta,  y  porque  los  defbn* 
aores  de  Atahualpa  uo  liicierou  mas  cj^uo  arbitrar  lui  uiedio  para  librar- 
lo de  la  muerte. 

'.  Hay  óoniTormidad  en  cnanto  al  bechd  dé  haber  visto  ftuy  Vicente  Val- 
Tenie  el  proceso  y  asegurado  existir  en  él  sobrados  fundamentos  i^avA 
la  decapitación  del  Inca  (Herrera^  décadas.)  No  sabemos  si  se  le  pasó  la 
causa  para,  que  emitiera  dictáméu,  6  si  se  ie  llevó  eli  consulta  privada 
para  que  la  ezáxiúiiase;  mas  uo  falta  autor  que  exponga  liáber  dichd 
a^uél  religioso  qué  uo  tuviera  embarazo  de  suscribir  la  sentencia  si  so 
Viese  como  juess  éu  el  casó  de  pronunciarla.  Verdad  es  qnc,  como  lo  te-' 
nemoa  dicko.  algunos  escritores  aprovecharon  de  cuantos  incidentes  pu- 
ttieraa  disculpar  á  Püanoy  j^otque  otan  deudos,  secretarios  ó  cuandu 
inénoa  pádidarios  suyos,  y  no  necesitaban  que  el  trascurso  del  tieni¿HÍ, 
presentara  eu  toda  su  eiidkmldad  el  infome  atentado  que  se  perpetró. 

Bl  escaudálóso  fallo  condenó  Á  AtaÜiialpa  á  espiraren  una  hoguera;  y 
aunque  se  trató  de  ocurrit  en  apelacioM  al  £mi)erádt)r,  la  voz  do  los  quo 
tnieutaroa  tomar  ese  recurso  fué  sofocada  por  la  soldadesca  ignoraute 
que  édli  brutal  complacencia  aprobaba  una  crueldad  (tensiva  á  la  nidral 
y  Á  la  justicia.  *^Auíkque  eoktra  ta  vOlUnkid  de  fiidto  Gobernador  qne  nnhca  en-^ 
fuvo  en  ello"  (Pedro  Sancho,  relación)  Yó,  dice  Pedro  Pizarr»,  **vide  llo- 
rar al  Marqués  dd  pesar  por  no  poderle  dar  la  vida  por  qne,  cierto,  temió  los  re 
^tfd^Nueala»,  y  el  riesgo  que  hábia  en  la  tierra  si  le  soltaba."  £1  Inca  se  resignó' 
a  morir  con  mucho  vigor  de  ánimo  después  de  haberso  quejado  con  lÁ- 
grimas  de  amargura,  déla  perfidia  coü  qué  se  le  inmolaba  Sin  haber 
ofendido  eu  nada  á  sus  verdugos.  ^^Habia  pedido  en  vanó  se  lé  COnser- 
Vátala  vida  ofreciendo  las  mayores  seguridades  álos  espadóles  y  un  do-^ 
ble  céteáte  del  qUe  tenUfc  pagado''  (Pizarro,  Herrera,  Zarate.)  Dispjisof 
■e  le  eepultase  en  QüitO)  y  deploró  la  suerte  inñmsta  de  sus  migeres  é 
móoentes  hügos. 

La  eaae&  lateñteucia,  y  sil  ejecuéion,  todo  se  efectuó  en  Un  niismo  diaf 
(Preacott,  libro  3?  capítulo  7?)   Esperóse  la  noche  para  sustraer  de  lar 
luz  y  envolver  en  las  tinieblas  la  última  escena  de  tan  negra  atrocidad^- 
£1  padre  Val  verde  se  encargó  do  iniciar  á  Atahualpa  en  la  f6  cristiana  ^ 
íé  rogó  pidiera  el  bautismo  asegurándole  que  asf  sé  Ubicaría  de  rilofiirén-;. 
iré  las  llamarte   Este  suplicio  lo  mismo  que  el  de  ser  sumergido  én  las 
Bgmift  (tionio  aé  Babia  hecho  con  Huáscar)  dicese  que  espantaba  Á  loa 
peruanos,  porque  etau  del^tinados  á  condenación  j  penas  eternas  aque- 
Uoa  cuyos  cuerpos  nó  recibían  sepultura.  El  moribundo  Inca  aceptó  el 
partido  que  aquel  religioso  le  propuso,  y  momentos  antes  de  su  hora  á- 
Bal  fué  bautizado  con  el  uombre  de  ^uan:  pasó  al  punto  á  manos  de  lOs 
verdugos  que  atándole  á  un  túadéro  lo  hicieron  espirar  ahogado  [29  dé 
Agosto  de  1533]  al  resplandor  Ííq  antorchas  que  ardian  en  derredor,  y 
oyéndose  las  destempladas  voces  que  entonaban  el  credo  por  la  salva-^ 
6ióu  de  BU  almal  (Pedro  Sancho,  Navarro,  ¿Tárate  d&?)  Atahualpa,  se  ase^ 
gúrá  iq^ue  contaba  entonces  30  alios,  edad  iilayor  que  la  de  Huáscar  quien 
solo  vivió  25b  Oviedo  dico  **i[VLe  el  verdadero  üombre  del  Inca  era  Ataba- 
''  Uva  y  que  los  espaüoles  le  prOnnuciaban  mal  porque  se  cuidaban  mas 
"  de  apoderarse  de  los  tesoros  que  de  saber  el  nombre  de  su  propietario.'' 
(Prescott^  capítulo  ya  citado.)   Sus  mujeres,  y  muchas  otras  que  le  ser- 
vian  pforrampteii'ou  en  gritos  y  lamentos:  desesperadas  quisieron  enter- 
rarse con  él  y  lio  pocas  se  ahorctiron  sin  que  los  españoles  hubiesen  po^ 
dido  üüpédirlo.'  A  la  mañana  siguiente  trasladaron  el  cadáver  al  templo 
leeien  couaagradQ  con  la  denominaoi?u  do  San  FraBOisoo.  Allí  se  hicior' 

51 


402  Afá 

ron  los  funerales  con  asistencia  de  Pizarro  y  sus  oficiales  vestícíos  de  tt/L" 
ío  y  mostrando  gran  pesar:  farsa  repugnante  y  grosera  qñe  acoBtmiibra- 
ion  siempre  los  conquistadores  después  que  consumaban  los  Mesinatoé 
de  sus  contrarios.  Didse  sepultura  al  Inca  en  dicho  templo,  mas  se^uii 
afirman  algunos,  lo  estriñeron  después  los  indios  llevándolo  á  Quito. 
£s  sabido  que  cuando  en  tiempos  posteriores  se  hicieron  allí  escaTado^ 
nes,  no  se  halló  el  cadáver  ni  tampoco  las  codiciadas  riquezas  que  se  sa^ 
ponían  enterradas  en  la  misma  fosa.  Jeséz  hablando  del  Inca  finado  i» 
•spresa  en  estos  términos.  ''Así  pagd  la  pena  de  sus  errores  y  crueldades, 
**  pues  eva  según  todos  oonvieneui  el  hombre  luas  sanguinario  que  ha 
**  tenido  el  mundo,  no  importándosele  arrasar  toda  una  dudad  por  la 
**  mas  leve  ofensa  y  haciendo  matar  á  miles  de  personas  por  la  fiüta 
^  de  una  sola."  Sancho  dice  ''que  cree  que  Dios  le  recibió  en  su  ftlori»^ 
''  pues  murió  arrepentido  de  sus  pecados:  y  en  otro  lugar  de  su  reucion, 
^  tuvo  la  insensatez  de  escribir  tratando  de  las  exequias,  que  los  pe« 
^  ruanos  debian  haber  considerado  aquellos  honores  fúnebres  como  ¿n- 
''plia  compensación  délos  agravios  que  pudiera  haber  recibido  Ata-* 
**  nualpa,  pues  lo  elevaban  al  mvel  de  los  espafioles." 

Gomara  escribió,  ''Ko  hay  que  reprender  a  los  que  le  mataron,  pues  él 
^  tiemoo  y  sus  pecados  los  castigaron  después,  ca  todos  ellos  aoabaron 
"maL"  Navarro  vierte  igual  pensamiento:  "Las  demostraeiones  que 
^  después  se  vieron,  bien  manifiestan  lo  muy  injusta  que  fué,..**pue8to 
^  ooe  todos  cuantos  entendieron  en  ella  tuvieron  después  muy  desastra* 
^  das  muertes."  [Relación  sumaria] 

Antes  de  pasar  tres  dias  estuvo  de  regreso  Hernando  de  Soto  partiet^ 
pando  que  ni  en  Guamacbuco  ni  otros  puntos  que  recorrió  ouidadosa' 
vente,  nabia  encontrado  se&al  ni  imlicio  alguno  de  sublevación:  quo 
por  el  contrario  todo  el  país  estaba  tranquilo,  y  ocupados  de  sus  laborea 
IOS  indio»  en  el  mayor  sociego,  le  habían  asistido  con  auxilios  y  afectuo- 
sasdemostraciones.  Soto  dingió  á  Pizarro  muy  duras  y  sentidas  pfdabras 
increpándole  su  temerario  proceden  y  diciéndole  que  él  habria  conducid 
^  á  Atahualpahasta  Espafia  poniéndolo  delante  del  Emperador.  Pizarro- 
que  se  manifestó  ofuscado  vtnste,  confesó^su  precipitación,  disculpándo- 
se con  las  instigaciones  del  tesorero  Riqueime,  del  padre  Yiuverde  y  otros, 
y  diciendo  le  habian  ongsuOado.  Sabedores  éstos  de  que  tales  acusacio»- 
ae»  les  hacia;  negaron  el  hecho  y  reconvinieron  á  Pizarro  agriamente 
éescasgando  sobre  él  toda  la  responsabilidad.  [O  viedo.  Historia  generaL  ] 
.  Atahualpa  dejó  penetrar  en  el  país  á  los  invasores,  les  franqueó  amis* 
tosa  acogida,  y  ya  preso  se  condujo  con  la  mayor  sinceridad  y  buena  fiS. 
Ellos  le  asaltarán  tomándolo  por  medio  de  una  felonía,  y  haciendo  en  su 
gente  espantosa  matanza:  oireció  un  cuantioso  rescate,  y  se  lo  acepta- 
ron prometiéndole  su  libertad.  Se  repartieron  sus  tesoros,  y  faltando  á 
lo  pactado  le  dieron  muerte  con  una  mti  crueldad  sirnendo  de  protesto 
acusaciones  calumniosas  fcnj^adas  intenoionalmente.  Puede  ser  que  para 
algunos  la  prisión  del  Inca^  aun  hecha  de  un  modo  firaudulento,  sea  As- 
cmpable  porgue  el  fin  justifique  los  medios:  pero  una  carniceria  innece- 
saria y  saiv%>e.  es  un  hedió  cuya  enormidad  cierra  el  paso  átoda  escusftr 
Puede  ser  ^ue  la  existencia  del  Inca  fuese  un  sran  obstáculo  para  alcan- 
zar la  sumisión  del  país  y  para  la  seguridad  de  sus  nuevos  duefios;  mas 
la  nmerte  de  un  Bey,  inocente  ante  sus  opresores,  calumniado  de  un  mo- 
do soez  por  quienes  no  tenian  derecho  m  autoridad  para  quitarle  la  vi- 
da, fué  un  crimen  que  no  admite  disfraz,  y  hasta  un  ultri^e  al  soberana 
M|^afiol  en  cuya  presencia  Atahualpa  hubiera  comparecido  como  Bey 
pciskHieiro,  J^amás  como  undelincuento. 


ATA  403 

0;rledd.  Hütail*  gMMiml  de  ka  Indiai^  Us.»  Ubto  XLVI,  cap.  XXII. 

«<  Gauíaael  maiqiiéB  P«  Franciaoo  Pkano  tavo  preao  al  graa  Bey  Ata* 
ImJít%  le  aooni^aiOD  hombres  Mtos  de  buen  entendimiento,  qne  le  ma> 
taae»  é  C|l  obo  gana^  porque  oomo  se  vieron  eaigadoe  de  oro  parecióles 
qM  auiérto  aqoel  seftor  lo  ponían  mas  á  salvo  en  Espafia  donde  qnisie- 
aen,  6  d^faodo  la  tierra  y  que  así  mismo  serian  mas  parte  á  snstener  en 
ella  ain  aquel  esompuloso  impedimentoL  qaenó  conservándose  la  vida 
ée  un  principe  tan  grande  é  tan  temido  e  acatado  de  sus  naturales,  y  en 
todas  aqnellas  partes;  é  la  esperíencia  ba  mostrado  cuan  mal  acordado 
é  mal  fecho  toé  todo  ú>  que  contra  Atabaliva  se  hizo  después  de  su  pri- 
aloa  en  le  quitar  la  vida,  con  lo  cual  demás  de  deservirse  Dios  quitaron 
al  fimpersaor  nuestro  seüor,  é  á  los  mismos  espaQoles  que  en  aquellas 
partes  se  hallaron,  v  á  los  queeu  Espafia  quedaroui  que  entonces  vivían, 
j  Itloa  que  ahora  viven  é  nacerán,  innumerables  tesoros  que  aquel  prin- 
cipe les  dien^  é  ninguno  de  sus  vasallos  se  moviera  ni  alterara  como  se 
Jílteraron  é  revelaron  en  faltando  su  persona.  Notorio  es  que  el  ^bema- 
dor  le  aseguró  la  vida,  j  sin  que  le  diese  tal  seguro  él  se  le  tenia,  pues 
ningún  capitán  puede  disponer  sin  liceocía  de  su  Bev  y  se&or  de  la  per* 
«MMia  del  principe  que  tiene  preso,  suyo  es  de  derecao,  cuando  mas  que 
Atebaliva  d^o  al  Marqués,  que  si  algún  cristiano  matasen  los  indios  ó 
iebUiiesenel  menor  daOo  del  mundo  que  creyese  que  por  su  mandado  lo 
hacia,  y  que  cuando  eso  fuese,  lo  matase  ó  luciese  del  lo  que  quisiese:  6 
^ue  tratwidole  bien  él  le  chaparía  las  paredes  de  plata  é  le  átlanaria  las 
«mnras  é  los  montee^  é  le  darla  á  él  é  á  los  cristianos  cuanto  oro  quisiesen^ 
j6  que  desto  no  tuviese  duda  alguna;  y  en  paso  de  sus  ofrecimientos  en- 
cendidas pajas  se  las  ponían  en  los  pies  ardiendo,  porque  dyese  que 
traición  era  la  que  t^iia  ordenada  contra  los  cristianos,  é  inventando  é 
tfabrieando  contra  él  ^íilfledades,  le  levantaron  que  bw  «j^neria  matar,  ó 
todo  aquello  fué  rodeado  por  malos  é  por  la  inadvertencia  é  mal  conae>- 
jo  del  gobomador;  é  oomenzaron  á  le  hacer  proceso  mal  compuesto  y 
neor  escrito,  seyendo  uno  de  los  adalides,  un  inquieto,  desasosegiMlo  é 
aesonesto  olerigo^  é  un  escribano  íaXto  de  conciencia  é  de  mala  habilidad 
y  otros  tales  que  en  la  maldad  concurrieron  é  así  mal  fundado  el  libelo 
aeconeluzó  á  sabor  de  diñados  paladares,  como  se  dgo  en  el  capítulo  ca- 
ftoree.  no  acordándose  que  les  habían  enchido  las  casas  de  oro  ó  plata  4 
le  habían  tomado  sus  mi^eres  é  repartídolasen  su  presencia  é  usaban  de 
«lias  en  sus  adulterios,  é  en  lo  que  les  placía  á  aquellos  á  quien  las  die- 
ron; y  como  les  pareció  á  los  culpados  que  tales  omnsas  no  eran  de  olvi«- 
dar,  é  que  merecían  que  el  Atabaliva  les  diese  la  recompensa  oomo  sus 
obras  eran,  asentóseles  en  el  ánimo  un  temor  é  enemistad  con  él  entra- 
fiable:  é  por  salir  de  tal  cuidado  é  sospecha  le  ordenaron  la  muerte  por 
;aqnelÍo  que  él  no  kiso  ni  pensó;  y  de  ver  aquesto  algunos  espaaoles  co- 
medidos á  quien  pesaba  que  tan  grande  deservicio  se  hiciese  á  Dios  y  al 
Emperador  nuestro  seüor;  y  aunV^ue  tan  grande  ingratitud  se  perpetra- 
ba, é  tan  f^iJ^^^a.  maldad  se  cometía,  como  matar  á  un  príncipe  tan 
grande  sin  culpa.  £  viendo  que  le  traían  á  colación  sus  delitos  e  cru^* 
dades  pasadas,  que  él  había  usado  entre  sus  indios  y  enemigos  en  el 
tiempo  pasado,  ae  lo  cual  ninguno  era  Juez,  sino  Dios;  queriendo  saber 
la  verdad  é  por  escusar  tan  notorios  dafios  como  se  esperaban  que  ha- 
bían de  proceder  matando  á  aquel  selLor,  se  ofrecieron  cinco  hidalgos  da 
ir  en  perscma  á  sabcv  y  ver  si  venia  aquella  ^ente  de  guerra  que  los  faü' 
sos  inventores  é  sus  mentirosas  espías  publicaban,  á  dar  en  los  cristia- 
nos, en  fin  el  Gobernador  fque  también  se  puede  creer  que  era  enga&ado) 
lo  obo  por  bien;  é  fueron  el  capitán  Hernando  de  Soto,  el  capitán  Rodri- 
go Orgaiz,  é  Pedro  Ortiz^é  Miguel  de  Estete,  é  Lope  ¥elez  á  ver  esos 


40^  ATA— ATI 

enemigos  que  decían  qne  venían;  6  el  QiíbetaáA(3ft  lea  dló  una  gtím  ó 
pía;  (iiie  decía  nahia  donde  estaban;  6  ú  dos  días  de  camina  8e  deapéfU^ 
la  gnia  do  un  risco,  que  lo  snpo  hacer  muy  bien  tA.  diablo  psva  que  el  úa^ 
Tío  tnese  mayor;  pero  aquellos  cinco  de  caballo  que  he  dieho  jpaatBPOu 
adelante  hasta  que  llegaron  donde  se  deeia  que  liabia  de  bailar  el 
ejército  contrarío,  é  no  hallaron  hombre  de  guerra  con  armaB  algunae» 
sino  todos  de  paz;  é  iinnque  no  iban  mas  que  esos  poei»  erístianoft  que  ea 
dicho,  les  hicieron  mucha  ñesta^r  donde  anduvu  ron  é  k»  dierou  todo 
lo  qne  les  pidieron  de  lo  que  teman  para  ellos  é  sus  orlados  é  indios  de 
servicio  que  Jlevaban;  por  manera  que  viendo  que  era  burla,  é  iiiuy  notcv 
ría  mentira  6  falsedad  palpable,  se  tomaron  ú  Üfl^amaloa  dpnde^  Goberr 
nador  estaba,  el  cual  ya  habla  hecho  n^orir  alprfnoipe  Atatmliva,  sé  que 
la  historía  loba  contado; é  como  llegaron  al  CFbbernador  halláronle mosr 
fraudo  mucho  sentimiento  con  un  gran  son^brero  de  ñeltropnesto  en  li| 
Cabeza,  por  luto  6  muy  ciclado  sobre  los  ojos,  é  Je  dijeroui  ^«efíor,  muy 
mal  lo  ha  fecho  vuestra  señoría  y  fuera  justo  que  fuéramos  atendidos,^ 
para  que  supierados  que  es  muy  gran  traicioii  la  que  se  le  levantó  Á 
Atabal  iva,  porque  ningún  hombre  de  guerra  hay  en  el  cao^Oy  ni  le  ha- 
llaUíos,  sino  todo  de  paz  6  muy  buen  tratamiento  qne  se  nos  hizo  en  todo 
io  que  l^abemos  andado."  EÍ  Gobernador  respondió  é  les  dijo:  'HTa  veo 
que  n^o  han  ©ñgauado."  Desde  á  pocos  días  de  sabida  esta  verdad,  é  mor- 
Uiurííndose  do  la  crueldad  qne  con  aquel  príncipe  so  usó,  vinieroiL  á  buit 
'las  palabras  el  Gobernador  y  fray  Vicente  de  Valverde^  y  el  tesorero  Ri- 
queiine,  é  cada  uno  de  ellos  deeia  que  el  otro  lo  había  fecho.  6  se  desr 
inintieron  unos  á  otros  muchas  veces,  oyendo  muclios  su  rencUia^'^ 

ATIE1V2A— D.  Blas  de— Militaba  en  el  Dorien  á  órdenesde  D.  Vasco 
Nunez  de  Balboa;  y  con  él  vino  en  la  espedicion  destinada  á^  descubrir 
el  mar  del  Su d.  Balboa  envió  varías  partidas  de  espafioles  acoD»pa&aT 
'dos  de  indios  para  que  adelantándose  hiciesen  sus  esploraciones  por  vías 
distintas.  La  qne  estuvo  á  eargo  de  Alonso  Martiu  de  Sicilia  y  en  1» 
cual  se  hallaba  Blas^  d»  Ationza,  fuó  la  mas  afortunada  por  que  acertó  ék 
penetrar  por  mías  coirto  camino  encontrando  canoas  en  tieria  que  sirvie- 
ron de  indicio  de  la  proximidad  del  mar.  En  la  creciente  de  las  ag«as^qu0 
*nQ  80  hizo  esperar,  pusieron  á  note  una  de  aquellas  en  la  cual  se  emfaiar- 
'có  Sicilia  y  tras  él  Atieñza,  diciendo  en  altas  voces  ^^que  fuesen  tedoa 
'^'testigos  de  que  eran  los  prímeros  que  entraban  en  aquel  Oeeano.''  I^oot 
-go  regresaron  á  dar  cuenta  á  Balboa  del  éxito  de  su  comisión. 
'  Atienza  navegó  después  con  él  en  la  dotilla  de  canoas  que  seconoeió 
el  golfo  de  San  Miguel,  laj»  Islas  de  las  Perlas,  y  la  del  oaeique  Tumaeck 
Perteneció  mas  tarde  á  la  espedioion  de  D.  I^^noisco  Pizarro  al  Pero 
euando  este  regresó  de  Bsx>aüá.  Bl  orónista  Herrera  asient»  que  se  com- 
puso de  185  Castellanos,  y  nombra  áBlas  de  Atienaa  al  citar  los.  piiuci- 
pales  de  ellos^  También  dice  que  hallándose  Pizarro  eu  la  Isla  de  Pontf 
lo  empleóen  repartir  el  oro  que  hasta  entonces  se  liabia  juntado:  Cku^ 
eilaso  as^tm  que  Atienza,  con  otros  que  relaciona,  hizo  esfuérzes  por 
salvar  la  vida  de  Atahualpa,  lo  que  acredita  que  estuvo  presei^te  en  la 
tragedia  de  Cajamarca;  pero  no  le  vemos  considerado  en  bia  Ustas  de 
los  qne  participaron  del  tesoro  reunido  por  el  Inca»  Aqnelantocsixo- 
eordar  ií  Atienza  lo  menciona  entre  vanos  de  los  que  vinieron  al  Per6 
eon  B.  Diego  de  Ahnagro;  y  en  esta  duda  creemos  ó  que  Atienza  vol'víó 
á  Panamá  y  de  allí  regresó  con  Almagro,  ó  qne  se  unió  á  él  eu/Piasa 
donde  <|uedatía  con  algún  objeto;  por  que  no  de  otro  modo  dejáradeoom- 
pndlid^tBele  noBiin^lmonte  con 'los  que  se  euco^itraren  en  la  tcyma^^e  Ati^ 


ATI  405 

2»oa1pa:  esto  en  el  caso  de  qae  la  omULon  uo  procoda  de  mi  olvido  ó  ¿9 
error  de  imprenta. 

,  Atienza  sobre  cayo  ñu  nada  hemos  podido  averiguar,  tuvo  una  eQc¡>- 
«inienda  de  iudioH  «m  ia  provincia  do  rrujillu  de  1»  jcual  disfrutó  su  hijo 
X>.  Luis  natural  del  Perú.  £n  las  dos  actas  de  la  fundación  de  la  ciudad 
.de  QuitOy  aparece  ano  por  no  saber  escribir  D  Diego  de  Almagro,  las  fir- 
jnarou  á  mego  de  él  D^  Blas  de  Atienza  y  D.  Juan  Espinosa.  Se  acre4l- 
ta  así  la  concurrünoia  de  estos  á,  la  campa&a  hecha  para  cortar  ^os  pla- 
nes del  Adelantado  de  Guatemala  £>.  Pedro  Alvarado  en  1534:  nías  no 
sabemos  fÁ  Atienza  perteneció  $  las  tropas  con  que  D.  Sebastian  de  Ye- 
lalcaapar  persiguió  á  Riunifiabui,  (que  es  lo  probable j  ó  si  fué  al  territo- 
rio del  iScuador  eon  Almagro  pon  motiyo  de  la  invasión  de  Alvarado. 

-  ATIESZi~F«.  Blas  de— Mercedario:  escribió  en  I^ima  la  "^Jacion  de 
.*'  los  J¿eligio808  de  su  orden,  que  florecieron  e/i  el  Pera  desde  su  oo^quÍ9taJ^  I^a 
firmó  en  10  de  Julio  de  1617^  y  dice  que  con  exención  de  dos,  los  conoció 
4  todos.  Remón  en  su  "historia  general  de  la  orden  de  la  Merced,"  incerta 
el  trabajo  de  Atienza.  También  fué  este,  autor  del  libro  "Cartas  varias  de 
."  las  fíMones  del  Perú  y  otra^s  cosas  de  aquellos  reinos,"  según  refiere  I^asór 
^n  el  tonio  2?  de  su  "Orbe  Universal" 

.  JlTISHZA^Ki^  Padre  Juan  dr— de  la  conipafúa  de  Jesús.  Fué  tía 
eminente  teólogo^  memorable  por  sus  virtudes  y  por  susl^echosen  1|^ 
^conversión  de  los  indios  u  que  se  contrajo  en  largas  épopas. 

Asistió  á  los  concLljios  provinciales  I^nneuses  Sq  \^¿  y  1591,  reunidos 
por  el  Arzobispo  Santo  Toribio:  en  el  primero  como  rector  de  la  eompa- 
fiia,  y  en  el  segundo  como  provinciai  y  teólogo  diputado:  Falleaió  en 
X^ima  en  1?  de  Noviembre  de  1592. 

ATIEUZi— D^  Inés— natural  do  Lima,  hija  del  conquistador  D.Blas 
de  Atienza.  Cuando  eLVircy  marqués  de  Cañete  para  librar  al  Pe- 
rú desoldados  ociosos,  y  cuyos  malos ,  procederes  turbábanla  tranquili- 
dad pública,en vio  en  1500  una  espediciou  de  400  hombres  para  descubrir 
y  conquistar  los  países  Tecinos  al  Amazonas,  confiando  el  mando  y  di- 
rección de  ella  al  capitau  D.  Pedro  Urzáa;  este  que  vivia  rendido  á  la 
cstraordiuaria  belleza  de  D?  Inés,  determinó  llevarla  i  su  lado  en  la  su- 
posición de  que  ella  podría  seguirle  con  suficiente  disimulo  para  que  la 
tróp^  no  sospechara  la  rolaeíou  que  mediaba  entre  ambos.  La  pasión  cie- 
ga de  Ürzúa  no  le  dejó  pcever  las  funestas  consecuencias  que  había  de 
ocasionar  la  presencia  de  esta  dama  en  los  campamentos,  en  que  el  mal 
;  ejeinpío  d<4  jefe  superior  tenia  que  ofender  á  aanchos  y  lastimar  la  moral 
>de  diferentes  maneras. 

Lle^ó'Ucznaá  permitir  que  eon  motivo  de  incorporarse  B?  Inés  ala 
espedicion,  se  hiciesen  regocgos  y  demostraciones,  dispuestas  por  la  adu- 
lación, dando  margen  á  que  algunos  oficiales  se  prendaran  de  ella  cofiío 
eneedicu.  Creciendo  la  inclinación  de  estos  hasta  uu  grado  de  veheioen- 
<cía  peliglroea,  abrazaron  el  plan  criminal  de  matar  á  Úrzáa  como  uu  ^e- 
■dio  de  íacilitor  sus  desordenados  intentos. 
■    No  faltó  luego  el  protesto  que  esperaban  para  aprovecharlo  levantando 

Sn^as  que  irritasen  los  fuimos  para  conducirlos  al  estremo  de  unase- 
icioo.  £1  nombramiento  de  l^gar  teniente  que  hizo  Urzóa  en  D.  Juan 
jie  Vargas,  les  abrió  paso  al  objeto  propuesto.  Mientras  la  flota  espedi- 
oionaria  ffiíveabael  fiuallaga  hubo  quien  denunciase  la  conspiración  al 
4sonfiado  jefe  aconsejándolo  tomase  precauciones  y  se  desUicieso  doD^ 
Jnes.  Ella  por  su  p^te  y  pon  iiioticias  que  tauibieu<se  lo  diérpn,  exigió 


406  ATI— AÜL-AVA-AVE 

éb  JJnúÉk  remedios  oportanospata  sn  segoridad.  Todo  faé  inútil,  por  «ao 
Bifpiió  en  sa  descaído  j  abandono  basta  que  el  2  de  Eneio  de  1561  áw 
en  que  descansaban  desembarcados  cerca  de  laemboeadnra  del  Patnaia- 
yo,  estall6  la  snblevaeion  lo  asaltaron  y  mataron  á  estooadas  lo  miamo 
qne  á  Vargas. 

Los  insarreotos  proclamaron  por  general  á  D.  Femando  Ckizman  á  Lor 
pe  de  Agnirro  por  maestre  de  campo,  y  á  D.  Lorenzo  Saldnendo  por  ««• 
pitan  de  goardias.  No  tenia  éste  aspiracien  militar,  v  sola  D^  Inés  ooo^ 
pabasns  pensamientos:  la  bascó  hasta  encontrarla  desesperada  en  vat 
monte  sin  diieooion  ni  amparo.  La  hixo  protestas  de  respeto  y  i^ieoio 
y  la  eondnio  al  campamento.  D?  Inés  mandó  sepultar  á~  linda,  y  se  ooa« 
Ibsó  inmediatamente  temiendo  las  desgracias  qne  la  amenaaában. 

Siguieron  el  vii^e  los  aventureros  y  Juraron  por  Bey  de  los  ICarafio^ 
nes  a  D.  Femando  Gusman.  Entre  ellos  el  desorden  las  desconfianaas  y 
los  asesinatos  se  sucedieron  de  la  manera  mas  horrible.  Gusman  reoe« 
lando  de  Lope  de  Aguirre  y  otros,  se  disponía  á  decapitarlos^  pero  Aguir* 
re  se  adelantó  y  acaudilló  un  levantamiento  en  qne  muñó  Saldnendo 
y  también  el  nuevo  Bey.  Espantada  D^  Inés  oon  estas  trágicas  eooenaSv 
volvió  á  emprender  la  Aiga.  Aguizre  envió  á  los  soldados  iOaroon  y  Lia* 
moso  para  que  la  persiguiesen:  y  estos,  habióndola  encontrado,  dieron  fttt 
á  BU  existáioia  al  rigor  de  muchas  pufialadas. 

£1  lector  hallará  en  los  artículos  "Urzda,"  y  ''Aguirre^  datos  mas  oir* 
cunstanciados  acerca  del  primero,  y  en  cuanto  al  segundo  la  sórie  de  los 
execrables  erimenes  que  cometió  nasta  el  fin  de  su  vida.  Destruido  ta 
Barqvisimeto,  fueron  ^{usticiadosloo  asesinos  de  W  Inés  de  Atieiusa. 

AVLBATIA—  réad^—Bomán  de  AulesHa. 

tTI&OS  T  EITEEi— D.  NicoLia— FáM»— iSaiUa  Ana  de  loa  TorreB-^Coii" 
de— de. 

Af  ALOS— El  Licenciado  D.  José — indígena  peruano  r|ue  á  mediados 
del  siglo  18  faé  admirado  en  Lima  por  sa  estiaordinana  habilidad.  A 
los  18  afios  defendió  en  el  colegio  de  San  Ildefonso  conclusiones  publi<i 
cas  de  fílosófia^  teología.  A  los  14  habia  acabado  con  perfección  el 
latín  y  tenia  nociones  Imstantes  de  retórica,  historia  sagrada  y  profi^ 
na.  donoeía  el  derecho  canónico  y  repetia  de  memoria  el  concilio  de 
Treato. 

Af  ALLW— D?  ToXAfiA— vecina  de  Combapata  departamento  del  Cu^- 
co,  cuyo  lugar  es  de  los  mas  sanos  del  Snd  del  Perú.  Falleció  de  1S7 
áfios,  y  en  su  tiempo  existian  en  dicho  pueblo  cuatro  indias  de  lamis* 
ma  edad* 

AVELLAFOBER— SiBRRA  T  Navia— D.  Juan  José  natural  de  Astu- 
rias caballero  de  la  orden  de  Santiago^  coronel  de  ^éreito,  gobernador 
picAitioo  y  militar  de  la  provincia  de  Tarma.  Fué.  casado  con  D^  Frai^ 
cisca  deQner^asu,  natmad  de  Lima,  14{a  del  oidor  D.  Antonio  Herma- 
neJÜdoy  y  de  D?  Josefa  de  Santiago  Concha,  hi^a  del  marquós  de  Gaoa 
Concha.  Sus  h^os,  D.  Pablo  que  fSé  coronel  de  milicias,  casó  con  D?  Bo^ 
aa  Aliaga  y  l!ora%^hya  del  marqués  de  Fuente  Hermosa;  W  Kanuéla 
con  elbrii^et  D<  'Simoa  Diaz  de  Bav]M;o;  y  D?  Mariana  con  D.  Franela- 
00  ManyTñ  y  Bfiatute.  (Véanse  los  artmlos  relativos  á  las  personas  ^ 
tadas.)D.  Joaá  José  Avellafaertefuéduefiodel  mineml  de  San  Joan 


407 

«M  tenia  cuatro  máminaB  de  moler  metales;  y  era  mío  de  ka  mas  e(m- 
«dezablee  pues  gossaiNi  de  agua  permanente. 

£n  el  somemo  del  Yiiey  D.  Agnetin  de  Jioregnii  se  tratd  de  hacer 
nna  poblaeicm  iortiflcada  qne  diese  estabilidad  i3  restablecimiento  de 
las  misiones  del  interior  de  Tarma  segnn  lo  dispuesto  por  el  Sey  en  re« 
petidas  ácdenes.  Habíase  perdido  lo  ganado  dorante  largos  a&os  en  la 
conTemioa  de  les  indios;  y  destruidos  machos  pneblos,  t<do  se  hallaba 
en  abandono  desde  el  leyantamiento  del  caudillo  Juan  Santos  que  se 
apellidó  Atshoalpa.  ATellafaerte  informó  que  nada  se  ayanaaba  con  me* 
Jsiar  el  faidtU  íásrte  de  Chanofaamayo  como  querían  otros  y  aun  los  mis* 
moa  mi^neíos:  demostró  oon  cuantas  pruebas  podian  dcMarae  qne  ca- 
te era  un  grave  enor;  y  au  dictamen  fuéae  fundaae  la  población  y  ia 
fnrtaleaamoyectadaay  en  la  unión  de  loa  rioa  Poauso»  é  Hichasu— VeÍMe 
«I  articulo  Jánregui  en  el  cual  noa  eatendemoa  aobre  el  particular.  El 
tianpo  ha  acreditado  que  las  opiniones  de  Avéllafiíerte  ñieron  muy 
temadas  y  que  su  plan  era  grandioso  y  seguro. 

áVBUámá— D.  IfsLCHOB,  Hasquís  dk  yAi*i»BCAfras-4iataral  da 
lama»  ilnatre  por  ana  proezas  militares.  Su  padre  el  maestre  de  eam» 

S»  D«  José  de  ▲TcUaneda  Sandoval  y  Bojaa,  caballero  de  la  orden  de 
alatrayai  era  comedor  y  juatioia  mayor  de  Arequipa  por  loa  a&oa 
de  1063. 

Paaó  D.  Melchor  de  Avellaneda  en^  Espafia  lo  maa  florido  de  au  edad^ 
adquiriendo  la  inatmoion  tan  neoeaaria  á  loa  Jovenea  Uamadoa  entónoea 
por  au  claae  á  llgozar  en  grande  cácala.  Fueron  de  au  predilección  loa 
eatudios  análogos  á  la  carrera  militar,  en  la  cual  le  esperaba  la  victoria 
con  los  dones  que  prodiga  solo  genios  á  privilegiados. 

En  el  cjeroicio  ae  su  profesión  le  abrieron  ancho  y  feliz  paso  para  loa 
ascensos,  su  bizanro  comportamiento,  y  aquella  compostura  y  aecenoia 
con  que  los  subalternos  entendidos  y  delicados,  saben  hacerse  conside- 
rar de  sus  superiores.  Avellaneda  ocupó  luego  los  escalones  de  los  jefes, 
(¡ara  haoer  mas  notable  en  ellos  su  capacidad  y  aptitud:  á  principios  del 
siglo  18^  ana  aervioioa  en  el  c^Jército  y  en  muchos  combates,  le  habian  ya 
colocado  en  el  rango  de  director  general  de  iníanteria,  y  al  poco  tiempo 
ae  le  dio  el  sobiemo  de  la  Piusa  de  Ceuta.  £1  Rey  Feupe  Y,  que  tuvo 
tantea  moti^oa  y  ocasiones  para  cumplir  el  deber  de  recompensar  sus 
fittigas,  le  creó  título  de  Castilla  en  10  de  Octubre  de  1706^  bajo  la  deno- 
minación de  marqués  de  ValdecaHas.  Después,  nuevos  merecimientos 
de  que  no  pedia  desentenderse  el  monarca,  le  elevaron  á  esa  dignidad^ 
que  solo  á  los  primeros  generales  de  su  época,  fué  conferida— la  &  capi* 
tan  general  de  ej^ito.  Tal  era  su  posision  en  las  campanas  de  Ttob  y 
10,  en  las  cuales  cd  guerrero  Peruano  era  escuchado  en  los  consejos  du 
dnque  deVandoma. 

Tocaron  al  marqués  los  hechos  mas  dificiles  en  las  memorables  opera- 
ciones de  1710.  iyecutó  hábiles  maniobras  con  la  caballería,  y  los  nume- 
Mmos  granaderos  del  ejército:  ocupó  de  noche  los  puentes  del  Tajo,  de- 
sidojó  el  cuerpo  de  tropas  inglesas  del  general  Stanop,  obligándole  á  se- 
pararae  de  los  austriacos  que  mandaba  Starembergh.  JSI 9  de  Diciembre 
de  aquel  afio,  habiendo  fortificado  el  vado  mas  cercano  á  Brihue£[ik  y 
después  de  una  recia  batalla,  hizo  rendir  á  Stanop,  quien  quedó  pnsio- 
nmo  con  los  generales  Hül  y  Carpentier,  y  4,800  soldados.  Starem- 
betgh' acudió  tarde  al  socorro  de  Btanop,  y  para  recibirle  el  dia  10,  Van- 
doma  formó  su  Hnea  en  Villaviciosa.  Yaldeoafias  mandó  la  ala  derecha: 
au  ataque  fué  tan  enlculado  é  impetuoso,  que  rompió  los  cuerpos  álema- 
nesy  portagueaos;  y  con  sus  esniexzos  puso  término  á  la  batidla.  Fue- 


4o8  AITB 

fon  stis  tropas  hv^  ^ne  quedaron  en  posesión  del  campo,  en  qne  se  Hitif 
dueño  de  la  artillería  j  bagages  del  enemigo.  Escribe  el  marqués  do  San 
Felipe  que  el  Rey  manifestó  con  patentes:  deíhostraciones  (fe  reconobi- 
ínientOy  que  al  marqués  de  Valdecaflas  se  debió  la  esplendida  victoiia  ñjá 
Tillat^ieiOlsa  de  tan  grandes  resultados  en  la  gnerra  de  sucesión.  Por 
íttitette  del  dut^ite  de  Vandoma  en  17 12,  el  mando  en  Jefo  de  los  ejércitos^ 
recayó  en  el  ctfpitsn  general  Valdecaflas  á  quien  su  saber  había  eenqnis-' 
tado  el  nombre  <^élebro  que  conservó  intacto  entre  las  notabilidades  mi- 
litares de  entonces. 

Muchas  condecoraciones  y  distintivos  de  honor  galardoiMnron  sitli  M^ 
Ohtrecidos  servicios:  y  las  muestras  sinceras  del  aprecio  y  gratitud*  «le  la 
nasion,  fueron  mas  señaladas  y  estimables  que  cuantas  gracias  dispen- 
sara el  soberano  á  quien  tanto  hizo  por  afianzar  su  disputada  corotaa.- 
Valde^afias  qne  nada  pedia  ya  desear  en  la  esfera  militar,  admirado  eu 
España,  y  poseedor  de  una  reputación  europea  bien  adquirida,  halló  oca* 
sion  de  aci«ditar  su  inteligencia  para  administrar  los  usgooios  civiles,  ei« 
el  desempeño  del  cargo  que  se  le  confió  de  Yirey  y  capitán  general  del 
Reino  de  valencia.  Habríale  estado  nfejor  no  aceptarle^,  y  p'refmr  una  vi- 
da tranquila  en  que  con  independencia,  y  bajo  la  sombra  de  sos  fíroudosoá 
laureles,  disfrutara  en  descauso  del  respeto  general  y  de  las  atenolones 
éei  sns'anrieos.  La  orbedicrncia  lo  precisó  á  cumplir  con  una  Qblieaícion/ 
sin  que  le  hubiese  sido  dado  presentir  se  aproximaba  á  un  cscoüo  des- 
tinado á  abreviar  el  térzttino  de  su  existencia. 

acontecieron  en  Yaleucia  ruidosos  altercados  con  la  autoridad  eclesiás- 
tica, que  versando  sobre  puntos  de  inmunidad,  y  tomando  peli«osas 
creces  ocasionaron  gravísimos  escaindalos:  fué  por  entonces  que  el  céle- 
bre fiscal  D.  Melchor  de  Macanas,  cayendo  de  la  real  gracia,  pasó  á  vivir 
en  cruel  destierro,  sin  que  le  hubiese  valido  para  evlterlo,  sus  no  comu- 
nes servicios  y  la  fama  que  por  sus  muchas  letras  disfrutaba.  Habla  di- 
ngido  al  Rey  la  célebre  carta  que  salió  á  luz  en  el  Semanario  erudito  de 
Huldrid,  en  la  cual  escribió  contra  los  jesuítas,  la  pena  de  muerte,  la  exls- 
t<!tecia  de  mncYfos  fraileS;  y  otros  puntos  notables.  La  silla  arzobispal  do 
Valencia  se  hallaba  vacante,  y  estando  movidos  los  ájúmos  con  las  desa- 
zones que  tenían  alterada  la  concordia  entre  los  poderes,  sobrevino  un 
Sttceso  imprevisto  qite  ocasionó  la  mas  deplorable  crisis. 

£1  Cabildo  Eclesiástico  y  el  Vicario  sostuvieron  una  enoarnizafda  eaes-^  . 
tion  con  la  AitdienCia,  por  haber  sido  excomulgado  el  superintenden- 
te general  de  rentats  D.  Rodrigo  Caballero.  Preciso  es  decir  que  el  origen 
de  un  hecho  de  tanta  trascendencia^  fué  haberse  decomisado  aieíe  oahioit 
de  sal:,  que  los  monjes  cortigos  del  convento  de  Ara  ehristi  eonipraron  do 
una  ettibarcacion  ing^lesa.  para  su  consumo.  Motivó  esta  determina- 
ción un  vivo  resentimiento,  porque  fué  mirada  como  atroz  ofensa  á  la 
inmunidad  de  la  Iglesia.  Inútiles  fueron  los  esfuerzos  del  Viney  mar- 
qués de  Valde-cafias  para  restablecer  la  turbada  paz;  ellos  tnrieron  el 
mismo  resultado  que  las  medidas  sagaces  y  conciliatorias  con  que  al 
principio  de  la  tormenta,  creyó  conjurarla.  Estinguida  la  esperanea  da 
avenimiento,  y  como  airado  el  Rey  diese  orden  para  el  dsstiecro  d^l  Vi- 
cario y  cuatro  canónigos^  el  Marqués  los  espulsó'  de  Valencia,  y  bien  es*- 
coltados  los  envió  iS  territorio  francés. 

A  esta  nrovidencia  del  Monarca  faltó  tramitación  legal,-  pues  no  inter^ 
vino  en  ella  el  Consejo  de  Castilla.  Siguiéronse  reclamaciones  do  mny 
serio  carácter,  y  procedimientos  ejecutivos  dirigidos  á  oonñindir  y  sa- 
crificar á  Valde-cañas,  ya  que  nada  podia  hacerse  contra  el  Soberano^ 
Los  gobiernos,  sucede  de  ordinario,  que  cambian  de  sentimientos, .aegnn 
lo  Aconsejan  láscircunetaBcias,  ó  la  uecesidacl  de  dcfembarazaesp  do  los- 


•  AVE  m 

¿edltfréé;jjf  disidan  ó  ifídgiuí  el  dei^ho  de  sos  mejoires  Bervidom,  ftban- 
aoni&dMM  o<^  la  mistna  facilidad  c<m  qne  suelen  esmaltar  á  los  que  mé-' 
úoñ  tíUúóB  tienen  á  sn  oonsideracion.-  Diferentes  jaici<^  se  actoabito 
por  oonseofÉenoiá  de  los  snceso^VHsntridoff  en  Valencia,  y  psini  cuyO'  escla- 
reeimiento  estaba  de  por  medio  la  autoridad  eclesiástica,  cottstante  en 
defender  sntfprerogativfls^  j  muy  diestra  en  el  modo  de  manejar  sn  po- 
derote  influencia,  ^te  las  maniobras  de  tan  temible  enemigo,  vinieron 
á  tiérta  el  tvlimento,  los  servicios  y  las  glorias  de  aquel  que  pc^  ántetf 
era  reeouooido  y  acatado  como  el  mas  esclarecido  adcdid  del  tremo  es-  - 
l^añoL 

OrgKiñé$id0  él  procese  que  motivó  la  cuestión  dé  la  9al  de  htí'cartH' 
JlfMy  ün^arqu^  ñié  suspenso  del  ejercicio  de  su  alto  mando.  Por  Julio 
de  1718  nna  sentencia  del  Consejo  le  pirivd  por  cuatro  tilos  de  sus  em* 
pIjBos  7  benóres  ^robibidndosele  entrar  en  la  corte  sin  real  licencia;  stf^ 
piioÁ  de  énatro  mil  ducados.  Poces  meses  después  abruniado  cdn  el  peso 
de  tácn  terrible  infortunio,  dejó  este  mundo  para  vivir  en  aquel  éh  que  la 
divina  Justicia  conserva  á  los  buenos  fuera  del  alcance  de  las  bumaUas 
pasioxíeSi  Bernv  en  gabistoria  de  lostítnlotf  de  Castilla,  dice  que  D.  An- 
tonio de  lioon  Pinelo  escribió  déla  ilustre  familia  de  Yalde-caHas:  sensi- 
Idees  no  se  encuentre  esta  producción;  mas  bay  abundantes  datos  por  los 
^Ué  tíl^nsta,  según  la  misma  obra  de  Bern^,  que  el  apellido  de  A  vefianeda 
peritoHebe  a  las  casas  de  los  condes  de  Miranda,  de  Orgáz  y  de  Castrlllo; 

¿"tf  las  fiunilias  de  los  marqueses  déla  Balieta  y  de  Torre-mayor.  Entre 
onrosos  recuerdos  ^e  eminentes  peruanos,  el  autor  del  poema  beróicd 
ffLinia  fundada"  Meo  eS  «jue  merecían  los  hecbos  gloriosos  de  Valde-ca- 
ftú^  ettél  eiOito  7?.  parte'25,  y  en  sn  nota  87  dice:  "Han  sido  tan  graUde» 
v-tati notorios  los  neróicos  servicios  que  ba  becbo  S.  £.  á  S.  M.  en  los  wo- 
owñbs  que  ha  ^rcido  y  ejerce,-  y  en  las  cámpafS^  y  batallas  en  que  lia 
eido'cotnp  ñn  triunfante  rayo  de  su  diestra,  y  principalmente  en  la  fa- 
átosá  de  villaviciosa,  ^ue  requerían  otro  canto  y  otra  lira.'' 
'-páá  casado  el  marqués  de  Yalde-caüas  con  D?  Leonor  de  lidiíeitÁ  ^ 
TentñnHlá  natural  de  Málaga.  Su  b^Jo  y  lioredeito  del  título,  D.  Francia^ 
eo  Javier  de  Avellaneda,  nació  eñ  Madiid,  siguió  lastrera  de  las  armaé 
y  nnirió  en  Barcelona  el  6  de  Ma»yo  de  1747  á  la  edad  dei,46  a&os.  Llegó 
á  fiíer  teniente  ceneraly  inspector  general  de  infantería  y  comendador  en 
la  ór^eh  de  CiMatrava.  Mandó  regimientos,  y  se  bailó  en  las  guorfas  deí 
€euia  y' Oran  á  órdenes  del  marqués  de  Santa  Cruz.  Prisiouero  de  los 
moros,  estiívo  cautivo  cinco  a&os,  y  su  rescate  costó  23,057  pesos. 

IfBLlJmMb— Fbat  FÁühó  de— Natural  de'  Linía  áe  lA  orden  á»  Saií 
Agustín,  byo  de  D.  Elmo  de  Avellaneda/perteneciente  á  una  casa  ilus- 
m  de  Jerez,'  donde  era  mayorazgo.  Fué  maestro  de  nómero,  prior  de' 
Chuquisaca  y  de  Potosí  y  el  mas  distinguido  orador  de  su  época.  Cuan- 
do fsuleció  á  principios  ¿1  siglo  XVII,  dejó  sn  rica  librería  al  colegio  de 
San  Ildefonso  de  Luna. 

£1  padre  Avellaneda  pudo  morir  asesinado  con  ocasión  de  uno  de* 
acj^nellos  crímenes  de  niucba  rareza  que  suelen  verse.  tJn  sastre  que  ba- 
bitaba  en  la  calle  de  Mercaderes  tema  resuelto  matará  su  mi\¡er;  y  ocu- 
pándose de  combinar  el  modo  de  ejecutarlo  librándose  de  las  consecuen- 
cias, ado(Dítóun  borroroso  plan,  para  cuyo  efecto  convenía  introducir  enf 
su  casa  al  primer  fraile  que  pasase.  Esperó  á  la  puerta  de  su  tienda,  en 
el  momento  que  crevó  óx)ortuno,  y  como  apareciese  p6r  la  cMh  fray  Pa- 
blo Avellaneda,  le  llamó  y  kaláfi^ó,  suplicándole  entrase  para  tenor  el 
gusto  de  comer  en  su  compa&ia.  Avellaneda  resistió  á  una  y  otra  instan- 
cia y  siguió  caminaude  para  su  convento.  Poeos  minutos  corrieron  para. 

5^ 


410  AVÉ-AVI 

«metranjBitaeepovlafiítal  puerto  un  Táligioso  mereedario  el  onal  aeei^ 
el  convite  y  cayó  en  el  lazo.  Luego  que  eetuYo  en  el  intetlor  JUé  «mi- 
nado á  puñaladas  por  el  aaetre,  quien  acto  continuo,  hizo  lo  mísmo^  oon 
BU  mujer.  Salió  dando  voces  y  propalando  que  al  sorprenderla  en  nüneií 
c6n  el  teile  habia  dado  muerte  á  ambos.  Comunicó  el  caso  i  la  aatoxÍT 
dad  Judicial  ludiendo  la  averigoacion  correspondiente;  mas  heoba  ésta 
oon  la  atención  que  el  suceso  merecia,  resultó  patente  la  delincuencia  del 
sastre,  y  á  los  pocos  dias  fué  ahorcado  y  descuartizado  en  la  ]^axá  íoia» 
ybrdeLima. 

AVKVMSO— £l  padre  Dnsoo^-de  la  Compafiia  de  Jestfs,  natnxal  de 
Segoviai  maestro  de  Teología  en  el  colegiado  su  religión  enlama.  J}^á 
flóata  memoria  por  su  amor  á  las  letras  y  consagración  á  sus  deberes*. 
Escribió  laobra^'TAesatiriw  •ndíeiiiii,''  que  se  publicó  en  Amberes  en  1Q68^ 
y  es  un  instructor  ¿^neral  para  el  rógimen  de  la  conciencia  en  todo.h^ 
que  pertenece  á  las  indias.  Coiv  título  de  ** Actuario  ináianc^  imprhnióen; 


e^uropeosy  era  injusto  éimnonU  y  violaba  lo9  moa  sagrado* 
raláfo."  Fné,  pues,  un  teólogo  lesnita,  el  que  prodigo  primero  que  otroS' 
filósofos,  la  idea  de  la  libertad  de  aquellos;  la  quería  de  una  maner»  áBso^ 
luta  y  siotlas  condiciones  que  Baynal  propuso  después,  A^vendaSo,  ^tea^ 
dfe  a^nella  obra,  habia  escrito  otras  dos  de  materias  teológicas,  q^e  saHe-^ 
ron  impresas.  .       . 

.  £n  ef  Thesaunus  mdkwn  tomo  1?  página  26  refiere  Jlvendafio^queá  uti]í>^ 
«ipioB  del  siglo  XVXI  hubo  serios  altercados  sobre  si  se  debia  compeler.  i& 
los  indio»  al  trabi^jó  de  las  minas  de  Guancavelica;  Se  é6ciit4(S  «en  piéo  y 
en  contra  alegando  muchas  razones.  Dice,  qne^^elasuntofué  conmutaw 
al.  Rey  Felipe  IV  quien  pensó  en  hacer  tsaer  al  Perú  un,  número  oups^Óú' 
de  alemanes  y  de  otros,  pofa  sustitoir  y  aliviar  á  los  iñ¿Uos  en  .1»|  lábo* 
res  de  dichas  minas.''  Se  olvidó  sin.  duda  FeUpe  IV  de  descargar  su  óon- 
eiencia  oon  la  realización  de  tan  Justo  intento,  ó  tal  vez  sus  muiistroa  le* 
hicieron  desistir  de  él. 

.  A¥E]ll^l!ta~Ei.  Dit.  i).  Fernando— natural  de  Liina,  Hijo  de  P.  Die- 
go Aveudafio  que  faé  en  1627  alcalde  de  la  santa  Hermandad.  Deaem- 
pe&ó  D.  Fernando  las  cátedras  de  artes  y  do  prima  de  teoloffía  en  1637. 
y  el  rectorado  de  la  real  Universidad  de  San  Marcos  en  1640  y  41.  Fue 
calificador  del  Santo  Oficio,  cura  de  Cajatambo,  y  de  la  Catedral  en  1632. 
Siguió  su  carrera  en  el  coro  de  Lima,  fué  canónigo  y  se  le  nombró  pro- 
visor y  vicario  general  por  el  Arzobispo  D.  Fernando  Arias  de  ligarte^ 
con  motivo  del  fallecimiento  del  chantre  D.  Fernando  de  Guzman  que 
servia  dicho  encargo.  Ascendió  á  chantre  y  á  la  dicnidadde  arcediano. 
Fué  visitador  coutca  la- idolatría  de  los  indios  en  1643,  nombrado  por  el 
Arzobispo  D.  Pedro  Villagomez.  Electo  Obispo  de  Santiago  de  Chile  en^ 
1665,  falleció  sin  haber  tomado  posesión.  £n  un  libro  que  el  Dr.  Avenda- 
fío  publicó  en  1648  titulado  ^^Sermonos  de  los  misterios  de  nuestra  santa. 
Fé  católica"  en  len^a  Quechua  y  en  Espafiol,  insertó  la  doctrina  cris- 
tiana y  se  ocupó  de  impugnar  los  errores  en.  que  permanecían  los  indios». 
£1  Dr.  Avenaaüo  siendo  canónÍ£^o  dirigió  como  comisario  la  obra  déla 
iglesia  del  Prado  por  encargo  d^  Vircy  conde  de  Chinchón  que  lahiza 
^ificar.  Fué  hennauo  suyo  el  Dr.  D.  Tomás  AvendaÜo  alcalde  ordina- 
liode  Lima  en  1643. 

Af  ILA—Alonso  ps— No  encontramos  su  nombre  entre  los  pximeros- 


AVI  441 

con^stadoiee  á  quieoesBeieparti^  el  tesoro  que  teiuiió  Ataliaidpa  pií- 
rá  «i  rescate.  Es  probable  gae  Avña  faese  uno  de  los  militares  ileg*' 
doB  al  Perd  con  JD.  Diego  de  Almagro  que  alcanzaron  ú  presenciar  la 
ejecución  del  Inca  y  no  tarieron  j^ute  en  el  reparto  individual  que  se 
niabia  hecho  del  oro  y  plata. 

Pero  es  eridonte  qne  Alonso  de  Avila  fué  uno  de  los  espa&oles  qué  to» 
marón  muy  á  mal  se  diese  muerte  al  Emperador  Atahualpa.  El  se  sefia» 
ló  entre  los  que  ealificaron  este  hecho  de  un  gran  atentado,  censurando 
agriamente  que  á  un  soberano  que  en  nádales  ha'bia ofendido  no  ise  lé 
enviase  á  Espalia  en  vez  de  sacxifícarlo  cruelmente. 

áflLi-^LPmESiihiEiio  D.  AznoMio— lámefio-  VÍSa$e  DdcSUu 

áfnLA— >Ex.  Pabhb  Estevas  bx— de  la  compa&ia  deJesus.  Kaoió^en 
Avila  en  1^9.  A  la  edad  de  20  afios  in^só  en  la  compafiia.  Vino  al 
Perd  donde  filé  un  oráculo  por  su  sabiduría  v  virtud.  Sirvió  en  la 
Universidad  de  'San  Maixsos  la  cátedra  de  poma  de  teólosia.  Fué 
maestro  del  sapiesticnmo  padre  Juan  Peres  deMenacho  delatnisma 
oomiiafiia|  natural  de  Lima,  quien  le  sneedid  en  dicha  cátedra.  Amboé 
durante  el  laigo  tiempo  que  la  desempellaropy  hicieron  renuncia  de  la 
renta,  y  la  dejaron  en  tesorerük^  cnyo  fondo  sirvió  mucho  para  la  fábri- 
ca del  aahm  general  de  funcionee  literarias  de  la  Universidad^  en  el  cual 
exifltten  loe  retnvtos  de  estos  dos  eminentes  hombres.  Concurrió  al  cuar> 
to  cóncilo  provincial  de  Lima,  reunido  en  1591  por  el  Arzobispo  Santo 
Toribio,  en  calidad  de  procurador  por  el  obispo  de  Santiago  de  Chile,  y 
como  teólogo  diputado.  Falleció  en  14  de  Abril  de  1601  de  82  nfioé.  Dejó 
varías  obras,  entre  ellas  la  de  "Cenauis  ecletidstick  tractatud/'  impresa  en 
licon  en  1006  y  qae  mevecaó  la  primera  estimación  de  los  juristas  y  teó« 
logos. 

AfliA— El  D.  D.  Francisco— Empezó  sus  estudios  en  la  ciudad  del 
Cuzdo  liijg^r  de  su  nacimiento,  en  las  escuelas  de  la  compafiia.  Vino  á  Li- 
ma en  1^,  y  los  continúo  con  admirable  aprovechamiento.  En  1596  se 
gradúo  de  I>r.  en  teólq^ia,  y  ordenado  de  presbítero,  el  Arzobispo  Santo 
Toríbio  qne  lo  distinguió  por  su  saber  y  virtud,  le  dispensó  la  edad  que 
le  faltaba  para  emplearse  en  el  confesonario  sin  restricción  alguna,  xln 
159r  pasó  (¡le  cura  a  la  doctriiía  do  San  Damián  y  posteriormoute  ociix>6 
otras.  Fné  á  Chnqnisaca  investido  de  la  di^niaad  de  mtiestre  escuela 
de  aquella  Iglesia.,  Regresó  &  Lima  do  canónigo  en  cuya  silla  permane- 
ció en  este  coro  hasta  su  muerte. 

Durante  eu  larga  carrera  no  cesó  de  <mse&ar  á  los  indios  con  cstraor- 
diuarío  cel6,  y  según  las  noticias  que  sobre  esto  tenemos,  seria  im])osi- 
"ble  hallar  otio  eclesiiístico  que  hubiese  predicado  mas,  y  por  mas  tiem- 
|H)  sin  interrupción:  se  cuenta  que  muchas  veces  lo  hizo  hasta  por  tres 
en  un  mismo  dia.  Fundó  una  memoria  dé  mil  pesos  de  renta,  que  dejó 
Á  los  provisores  del  arsobispado  con  obligación  do  qne  todos  los  días 
festivos  hiciesen  so  predicase  &  los  indígenas  en  la  puerta  de  la  catedral 
en  quechua  como  611o  habia  practicaa()  con  «gran  constancia.  Dotóla 
bestia  de  las  Llagas  de  San  Francisco  en  esta  ciudad  con  una  cantidad 
fija,  jr  asistía  &  ella  y  á  la  procesión  qne  se  hacía  por  el  Cabildo  Ecle- 
mástico  en  17  de  Setiembre  de  cada  aflo:  era  hermano  profeso  déla  ter- 
cera orden.  Dio  á  luz  un  tomo  de  sermones  en  aquel  idioma  y  en  espa- 
nol,  para  todos  los  dias  del  año,  obra  útilísima  para  los  párrocos,  y  cj^ue 
dedicó  ú  los  prelados  del  Perú.  Escríbió  también  sobre  otras  materias 
y  cíb¡eU»  piadosos.  Ocumó  su  fsdlticimicuto  con  rara  casualidad  el  dia 


na  m 

4e  las  IMUh  y  ^J*&^1í?  V^  V®  ^  oelobnibft  U^  fi^aia  qpa.rá.BB£ad^ 
el  afio  dé  Jott  a  17  ae  Betiemroe.  Asf^tieron  á  bu  íhneiid  elTirey,  los 
{iríbunales  y.  cor]>oracÍQiie8.  £1  canónigo  Avila  ñi¿  en  1643,  mío  ¿eloif 
Tisltadoréa  cpnt|fa  lf¿  idolatría,  que  nombró  el  Arzobispo  D.  B^qfo  YitU: 
gomez.  •*' 

AfnLA— -D.  Francisco— natnral  de  Granada.  Engiba  la  Catedral'de 
(lima  y  formado  su  Cabildo  en  1643,  íífé  ^é^  eolesiiíístiQO  f4  prisieiio  qo^ 
pbta  yo  la  ^gnidad  de  chantre* 

ATILA— Fr.  JuAN-^natnral  de  Arequipa.  Fné  muerto  por  los  barbad 
ros  en  las  misiones  de  Tanja  con  loe  padres  Üignel  ranii¿o^  y^fifioU», 
i3k>n8aléiBy  también  4f9quipe|lo6. 

A¥ILE1  T  0BIi  FIEBU— 1>.  GA:^i$ni«— Marq^de  AyiTés,  feñiénte 
general  Yirey  del  Perú;  hijo  del  bridMlier  D*.«fo8e  ÁTÜés  Intendente  ^§ 
ijagoñ  y  Valenoia,  á  quien  el  Bey  Carlos  ^l,  coñjSrió  el  tituló  de  naarc 
qués  en  2  de  Abril  de  1761:  fné  también  (consejero  «le  guerra,  y  escribid 
]Uia  obra  sobre  heral^ca.  '  .V 

Hemos  podido  averiguar  que  D.  Gabriel  tjnq  ¿or  primera'yéz  al  t^erá 
^nla  época  del  yirey 'D.  Manuel  Guirior  en  la  cl&é  de  coronel' y  comole^ 
|J3  de  la  asamblea  veterana  de  caballería  procedente  de  Éspáüa*  En.  178(1 

L81  se  le  titulaba  coronel  de  Dragones  de  ^érelto,  jefe  y  comandante  áe 
s  milicias  de  cabáUeria  de  la  capital»  siendo,  sub-inspecfor  gei^er^  él 
mariscal  de  campo  D.  José  del  Vaaó  y  lk>rres.  ' 
,   Habiendo  estafiado  por  Noviembre  de  1780  la  revoluc^n  de.  que  fu4 

Saudillo  D.  «Tos^  Gabriel  Condorcanqui  cacique  de  Tungazúca'  y  opnQpi^r 
.  b  eon  el  nombre  de  '^Tupac  Amam,  el  Yirey  Vt»  Agustín  de  J^imirai 
envió  tropas  ^é  Lima  al  Cnzco  bajo  las  órdenes  dé 'dicho  general  YaTle, 
marchando  antes  el  coronel  AviléiÉi  con  200  hombres  del  batallón  de  par^ 
dos.  Formado  el  plan  de  campaña  contra  Tupac  Amam  en  Masaade 
1781,  las  fuerzas  que  se  Juntaron  en  aquella  ciudad^  salieron  distribui- 
das en  6  divisioues.  y  cada  una  por  distinta  dirección,  hacia  la  provine 
cía  de  Tinta.  Aviles  mandó  la  de  reserva  compuesta  de  500  infantes  de 
Lima  y  Hiiamanga,  y  el  23  se.sitnó  ^  dos  leguas  de  Sangarará  en  donde 
sé  hallaba  el  caí^po  enemigo  en  ventajosas  posisiones,  con  atrinchera- 
Pfiiento,  y  nn^'  fuerza  qué  se  calculó  eh  14  mil  hombres,  4  mil  de  ellos 
montados.  8e  acordó  colocar  las  divisiones  de  modo  que jse  estableciescí 
nn  bloqueo  á  fin  de  que  la  falta  de  víveres  obligase  á  Tnpac  Aniaru  ^ 
moverse  del  terreno  én  que  no  con  venia,  aventurar  un  combate. 

£1  6  de  Abril  resuelto  este  á  abrirse  paso  sorprendiendo  á  la  tercera 
división  que  obedecía  al  comandante  Tllfalta  y  á  la  dé  reserva^  se  le  frus- 
tró su  designio  por  que  se  le  opuso  viva  resistencia;  y  Avilós  .moniolNré 
hasta  completa  sn  derrota  ^^tac^udolo  por  :^etaguardiá  mientras  Villalr 
ta  lo  destrozaba  por  su  frente.  Perdido  Tupac  Amam  y  tomado  en  un 
bosque  por  unos  soldados  de  j>firdos  de  Lima^  que  éñ  su  se^imiento  sé 
habi(^n  echfvdo  tras  él  al  rio  lumediato,  cayeron  también  prisioneros  eí^ 
distintos  puntos  muchos  ^le  su  familia  y  de  sus  principes  colaborado^ 
res,  qué  conducidos  aJ  Cuzco  fueron  juzgados  y  sentenciados  cou  Tnpaq 
Amaru  por  el  visitador  general  D.  José  Antonio  de  Areche.  £1  coronel 
Aviles  cou  sus  tropas  formó  en  la  plaza  inayor  de  la  ciudad  y  presenció  el 
horrible  y  repugnante  espectáculo  del  18  de  Mayo  en  que  la  crueldad  mas 
fría  y  detesti^ble  se  cebó  en  aquellas  víctimas  cou  deshonra  de  la  civili- 
zación y  espauto  do  la  humanidad  por  la  naturaleza  de  los  tormentos 
que  se  emplear^.  Las  ejecuciones  siguieron  con  igual  furor  y  ú  medida 


m  4id 

na  padifira  Btause  del  castigo.  (Téase  el  ovtfciiloTiipdc  Amara  D*  Jéaé 
jG^briel.) 

.£1  coionel  Ayüééíné  destiiuido  aoa  mil  homlnrea  i  veediter  Varios  4Bs* 
|iit4)8  del  Collado  y  perseguir  algunos  cabecillas  de  la  insurreeéiieu,  nhien* 
iras  que  el  general  Valle  marchaba  con  el  gme^  de  sus  tropas  en  ánim^ 
de  pasar  .el  Desaguadero  «pn  motivo  de  est^  en  todo  su  visér  lá  réTo- 
lucion'4e  las  p^c^^imsiaB  veoinas  á  la  Pae.  AVttés  desbarató  ugnues  gru- 
pos armados  que  le  opusieron  resistenda,  y  en  cercanías  de  -Ainllo-empe^ 
%6  otros  emboques  oon  eran  mortandad  de  los  oontroríos.  Reunido  el  ejer- 
6^  jí^vo  el  general  valle  que  atacar  un  crecido  número  de  enemigos 

nek  el  i^^nte  de  Condorcuyo  comandaba  D.  Pedro  Vilea  Apaza  por 
en  del  caudillo  D.  Diego  Cristóval  primo  hermano  de  Tupac  Amara 
y  que  tei^  muqbag(^i^  de  Asángaro  y  Carabaya.  El  coronel  Aviles  di- 
rigió una  de  laaoq^tro  columnas  que  en  convinacion  destruyeton  á  loa 
eiv^migos  con  terrible  carnicería.  I/V^go  marchó  el  ejórotto  en  aukl{i<y 
de  Pn^  atonaó^tada  por  un  largo  y  sangriento  sitio.  Mas  era  ^  el  ar- 
dor de  los  pueblos,  y  el  e^jambie  de  indios  sublevados;' el  cansaticio  f 
diminución  de  las  tropas  de  YaUe  su0  penuria»  y  peligros,  que  resolvió 
abandonar  Puno  que  quedó  despoblado  y  retlrM»  ú  Cusco.  La  iñsui^ 
xeccióu  de  la  provincia  de  la  Paz  terminó  por  1^  buena  suerte  que  tuvie^ 
ron  l«s  operaciones  del  coronel  Besegnin  o6n  tropas  que  trujo  de  Buenocr 
Aires  y  otros  puntos  l^ai^os.  La  ejecución  de  Tupac  Catari  y  mu^o^ 
otros,  produjo  el  efeoto'de  que  se  dispersaran  y  sosecarau  los  indios,  y" 
no  pocos  dé  sus  jefes  se  acogiesen  á  un  amplio  indulto  otorgado  por  ^ 
Tirey  Jáure^i  en  Lima  á  12  de  Sétíambce  de  17611  tJno  de  estos  candí-' 
Uqs  mó  p.  Diego  Crjstóvál  que  desengañado  de  no  poder  llevar  adelaU'^ 
jfce  sus  empresas  después  del  suplicio  de  su  hermano  Tupac  Amara,  se  la 
absolvió  por  la  iglesia  y  juró  fuLelidad  al  Rey  en  Sicuani  ante  el  gene- 
ral YaUe,  el  al^ispo  y  muchos  íhnciouaríos.  £1  conmei  Aviles  estuvo  ooi^' 
el  general  Yalle  eu  la  Paz  después  de  repoblada  la  villa  de  Puno,  y  con* 
jcurrió  también  á  la  espedicion  de  Calca  y  Lares.  YaUe  enfermo,  tuvo^ 
que  regresar  al  Cuzco  donde  falleció  el  4  de  Setiembre  de  1782,  y  Ayiléj 
terminó  la  pacificación  de  esa  provincia. 

Habiendo  reaparecido  la  revolución  en  Marcapata  por  Febrero  dé 
1783,  se  iwmaro'n  muy  serias  providencias  para  sofeearla  come  severlft^ 
có.  JBníendió  en  ellas  el  coronel  Aviles  en  quien  había  recaído  el  man4 
do  en  jefe  de.  las  tropas  por  nombramiento  del  Yirey  Jónregui;  y  disfhí- 
sola  prisiou  de  los  autores  y  cómplices  de  esta  nueva  insurrección.  Cou^ 
tra  D.  Diego  Cristóval  se  acumularon  ctugos  y  acusaciones  por  heobos  quef 
hacían  ver,  que  no  obstante  el  indulto  que  procuró  voluntario  y  aloauso 
.con  tanta  solemnidad,  encendía  la  diseoidia  activamente; '  Con  dsto^ 

grecedeutes  se  le  aprehendió  y  sometió  á  juicio  con  los  demás-.  Bi0  8eu.V 
mcia  eu  esta  causa  el  comandante  general  Aviles  de  acnétdo'VJon'el'ói*-* 
ídordeLimaD.  Benito  de  la  Mata  Ltuares,  en  la  ciudad  d(^'Cn¿co  á^VT^ 
;Julio  de ÍÍSS} y  e^ consecuencia^  el  día  19 fueioft ahorcados  etilaplftiúLf 
^lamada  deí  regocijo  D.  Diego  Cristóval  Tupac  Amam,  D?  ^«üSdéW 
Castro,  D.  j^imon  y  Lorenzo  Condori.  La  escena  fo^  atrós  y  hoitípÜalí-^ 
te,  por  que  los  llevaron  al  patíbulo  arrastrados  por  bestias  de  aAbahMf 
y  atados  de  pióa  y  manos.  A  D.  Diego  Id  martinzaron  coü  tenazas  éúV 
cendidas  en  uu«  hoguera.  A  la  Castro  se  le  cortó*  viva  la'lengua:  ^ 
ahorcados  los  cuatro,  se  les  doscusurtizó,  colocando  sus  cabettas  brazos  -éi^ 
fax  diferentes  parajes:  coufisoaroBselessus  bienos  y  se  dcrrrivMÓd^te  Ctt'y 
sas  arrojando  sol  en  el  terreno.  •':•       í-íü ''-»•'  • 

,  Nadi^  iga^  la  iuhu;nana  ferocidad  del  oidoifMiita' B^lAVJ^'lP^^ 


éli  ITI 

e^  eoroB^  AriléA  era  la  autoridad  superior  miütar,  y  no  debió  aot; 
edbirtal  senteBeia.' Avil^  otfnslderadoBiempte  como  bombremny  rtii* 
gioBo  y  caritativoy  pndo  hacerlos  ahorcar  si  el  mérito  de  los  aatos  ext^^ 
ao»  peaa»  y  no  permitir  se  perpetrasen  aoeiones  bárbaras  por  seguir  el 
^emplo  de  las  craeldades  empleadas  por  el  mismo  Mata  Linares  audi- 
ior  dio  Areche  en  laa  anteriores  Secaciones.  Aviles  renunció  el  mando  de 
íaa  anna^  en.^  8nr  y  el  Yirey  de  acuerdo  cmi  el  visitador  general  Don 
JoigeÉsoobédo  le  relevó  en  So  de  Noviembre  de  1783,  con  el  corregidor 
de  Famrop.  Manuel  Urrie»,  después  conde  Buias  de  Castilla. 

Pacificado  el  ^aís,  organissadas  las  intendencias  de  provincias,  toma- 
das otras  disposiciones  de  seguridad  para  lo  futuro,  y  hallándose  en  d 
Ferú  los  re^^miientos  de  Soria  y  Estránadnra  venidos  de  España  por  Pa-» 
namá;  el  brigadier  D.  Gabriel  de  Aviles  estando  ya  en  Lima,  desempe&ó 
d^e.1797  la  sub-inapeccion  general  de  las  tropas  del  vireinato  y  el  ^ 
blemó  de  la  plaza  éSí  Callao  anexo  á  aquel  cargo,  como  el  de  cabo  prin* 
eq^  de  las  armas. 

A  fines  de  1784  el  Yirey  caballero  de  Croix  dictó  providencias  para  dia- 
minuir  tropas  y  asambleas,  suprimiendo  muchos  gastos  militares  pars 
aliviar  al  £rano:  áeste  objeto  cooperó  Aviles,  en  una  junta  de  guerra 
que  se  celebró  en  Diciembre.  Como  sub-inspeotor  general  en  1787,  aten- 
diendo á  que  el  re^miento  "Beal  de  Lima^  se  hallaba  dividido  en  los 
cuarteles  del  colegio  real  y  hospital  de  Barbones  sin  comodidad  alguna^ 
propuso  la  construcción  de  nuevas  cuadras  en  el  colegio  real  con  nn  pre-^ 
supuesto  importante  36,540  pesos.  Dio  el  arbitrio  de  que  se  invirtieran 
eb  esta  obra  19,000  pesos  que  tenia  dicho  regimiento  en  su  caja  de  fon- 
dos. La  junta  superior  de  haci^ida  aprobó  el  provecto  proveyendo  de 
recursos  hasta  completar  29  milpesos  que  se  destinaron  á  la  fabrica  de 
diez  cuadras  se|;nn  remate  público. 

Aviles  en  unmforme  reservado  se  opuso  en  1788  al  cumplimiento,  de 
i^arealórdenporlacualsemaudaba  aumentar  el  número  de  compa- 
ñías de  cada  batallón  y  opinó  era  inverificable,  y  no  conveniente  la  me- 
cida de  beneficiar  los  empleos  de  oficiales  que  ya  se  hablan  provisto. 
Tibien  contradijo  en  eimismo  afio  la  creación  en  Arica  dé  un  regi- 
miento que  ofrecía  formar  con  título  de  Dragones  de  Sagunto,  D.  An- 
drés Qrdofies  corregidor  de  aquella  provincia,  porque  ademas  de'  no 
OEcerío  eoiapetonte,  era  transeúnte  y  no  dé  los  vecinos  de  mérito  del 
]paÍ6.    . 

Con  motivo  de  j^^nnciones  que  habla  de  un  próximo  rompimiento 
con  Inglaterra,  el  Yirey  Croix  ordenó  al  snb-inspector  Aviles  formase 
detalladamente  un  plan  de  defensa  del  litoral.  Igual  encargo  recibió  del 
Yirey  Qil  qi^e  ingresó  sí  u^ndo  en  1790.  £1  brigadier  Aviles  le  hizo 
compreni^r  que  nonchos  cuerpos  de  milicias  del  interior  eran  imagina- 
rios: que  ios  oficiales  vivían  á  distancias  y  la  tropa  ni  los  conocía,  á  lo 
que  se  a^^gaba  haber  entre  ellos  personas  sin  aptitudes  ni  respetabili- 
dad alguna.  Fuó  el  ^resultado  de  sus  informes  que  con  aprobación  del 
rey  se  estioguiesen^  cuerpos  de  infantería,  16  de  cabalteria  y  17  de 
4nig9!PC|8,  prohibióndose  su  restablecimiento.  £1  plan  de  defensa  que 
traz^  Afriles  está  impreso  en  la  memoria  del  citado  Yirey  Gil.  En  él  hay 
mpohoe  pormenores  insignificantes  y  algnnas  medidas  de  poca  impor- 
tancjia*  Lo  principal  estribaba  en  la  vigilancia  que  debia  establecerse 
en  la  cqsÍ»;  y  99  la  disi^ibucion  en  muchos  puertos  de  ella,  dé  oficiales 
egn  algpitos  mUipíanos  á  sueldo.  Debia  enviarse  los  buques  de  guerra  á 
chazar  délfl^nte  de  Cbilo<k  dotarse  las  costas  de  armas  y  municiones,  y  en 
caso  de  invasión  privar  de  todo  recurso  á  los  enemigos.  Concluía  por 
^JaijilgUQiuxegl^para  el  soBtau  del  Callao  y  Lima,  tefnartiendb  la 


ATI  415 

füamicioiL  en  los  piintoa  qii«  era  piDlMble  liiMeii  atacado^  liMtilinr  á 
aqnellcM  en  la  eampifia  y  valles  inmediatoa  S^, 

Aaoeudió  Aviles  á  manscal  de  eainpo  en  1791.  f  estaba  ya  investido 
eon  el  título  de  marqués  de  AvUte.  Fué  lélevado  de  1»  sob-inspeeeioii 
ffsneralenlTSGypasaodsáservirla  piesldeiieia de Chüe» seposeeioii4 
üe  ella  ^1 16  de  Setiembre:  la  había  dejado  vaeante  el  geneéal  D.  Ambio* 
sio  (yHiggins  quien  vino  al  Perú  de  ybey  en  xemplasodel  getteial  Gil 
deTáboada« 

tSÍ  a&o  de  17i^  ascendió  Avi}^  al  vireinato  de  las  provinciaa  del  Bio 
de  la  Plata*  Apenas  llegó  á  Buenos  Alies  (di  14  de  MarzO|  se  oontnjo  en- 
tre otras  cosas  á  poner  en  obra  el  plan  de  estableeer  por  medio  de  basea 
sólidas  la  propiedad  y  libertad  de  los  indios  de  las  misiones.  IMqe  el 
deán  Funes  en  su  ^'iSosayo  Hist^^íeo^  que  este  proyecto  de  Aviles  íbié.el 
dnioo  notable  de  su  corto  goblrano:  y  asienta  que  desde  la  espnlsimí  deí 
losjesuitasseregianlesdOpoeblosde  misiones  por  las  oidenanaas qaoL 
dictó  el  Yirey  Bucaréli.  "Veintidós  afios,dice,  de  latrocinios  y  desastieft 
<<  hicieron  por  fin  abrir  los  ojos,  y  que  se  llegase  á  conocer  la  necesidad' 
^  de  otro  sistema  gubernativo.  Én  lugar  de  encontrar  éí  wAifem,  de  lo». 
**  males  en  la  falta  del  antiguo  r^KÍmen,  se  creyó  que  consistía  en  la  f(H. 
<' munidad de  bienes."  Discurren  deán  acerca  de  los  inconveniente» 
que  hacían  ilusorio  el  remedio  que  el  Yirey  se  proponía.  Avilós  ea  evi* 
dente  que  como  por  ensajro  en  el  alio  1800  dio  la  libertad  á  treseienta» 
familias  a^iudicándoles  tierras  y  ganados;  y  lleno  de  ideas  lisongcoraa  ini** 
formó  al  rey  haber  acertado  con  las  fuentes  de  orden  y  bienestar.  Kada 
puede  escribirse  en  cuanto  á  resultados,  porque  de  improviso  se  turbó  ht; 
tranquilidad  con  la  guerra  de  Espafia  y  Portugal,  y  laj^mvinei*  del  Fa*- 
zaguay  como  otras  coliiidanteseon  él  Bxaúl|  se  envolvió  en  distorbÍMf 
interiores  que  nudoffraron  los  frutos  de  la  paa.  Además^  esto  -en  1891* 
el  marqués  de  Aviles  fué  jpromovido  al  vireinato  del  Perú  y  feemplasa'* 
do  en  Buenos  Aires  por  el  general  D.  Joaquín  del  Pino. 

Había  jEallecido  en  Lama  el  virey  O^Hiegins  marqués  de  Osomo  el  18. 
de  Marzo  de  1801  quedando  el|gbiemo  aeargo  de  la  Audiencia  con  su 
regente  D.  Manuel  Arredondo«£l  marques  de  Aviles  elevado  al  empleo 
de  teniente  general  se  puso  en  camino  por  tierra,  y  atravesando  el  terri* 
torio  del  Alto  Perú  hizo  su  entrada  en  Lima  el  6  de  Noviembre  del  mia^' 
mo  a&o  recibiéndose  en  público  el  6  del  inmediato  IHoieinbre.  Conocido 
en  esta  capital,  conservaba  antiguas  relaciones  en  la  buena  sociedad  es- 
timándosele generalmente  jpor  sus  arregladas  sostumbtes  y  piobidad« 
Era  exesívameute  económico  y  escrapuloso  para  el  mancjio  oe  la  ha*, 
cienda.  £n  su  época  nada  se  mal^aató;  todo  su  conato  lo  puso  en  igualar' 
los  insresos  con  los  egresos  reduciendo  mas  estos  por  su  confstante  emr 
pefio  de  acopiar  sobrantes.  Pero  á  este  paso  y  pora  seguir  sin  desviatso 
sus  máximas  estacionarias^  no  emprendió  ninguna  obra  pública  ni.  fxof 
movió  mejoras  materiales,  y  esto  sin  embargo  de  conocer  las  neeesida^ 
des.  Nunca  hubo  mas  orden  en  la  administración  de  las  rentas,  libfes  doi 
compromisos  en  su  época,  y  ningún  virey  cuidó  mejor  que  Aviles  de  dac. 
á  su  sucesor  abundantes  y  claros  datos  en  materias  de  hacienda  y  en  or- 
den á*  quebrantos  que  venían  de  atrás  y  que  hizo  lo  posible  por  re-^ 
mediar. 

Los  fondos  que  componían  la  Beál  Hacienda  del  vireinato  escasamente, 
sufnan  los  gastos  naturales:  pues  aunque  todos  los  ingresos  fisoal^  en**. 
traban  en  tesoreria,  era  preciso  distinguir  su  procedencia  y  apUcaometf  ■ 
especíales  para  comprender  que  había  entradas  destinadas  á  las  ateneío*' . 
nos  del  país:  otras  eran  producto  de  ramos  de  que  aquí  no  «debía  dlspo** 
nerse^  llevándose  de  cada  cual  cuesta  separada;  se  aatiafaioiait  lareaigna- 


tí»  •  m 


SadM-aif  iM ÍBgT««(M,  no  tutbi»  dntU de  qne  h>  qa«  «e Áteaomba,  jer* 
■qnl'dhpWiibl^'.  hecho  «Oeulo  paritn  aidoquenio,  noU^aha  í  ciwtro 
riuB<nM4epteM^aáUiiiloooneartadtfbt«a«la«l  monto  de  loa  dichos' 
IJMtoa  mdlmsioí.  £ii  \ot  oasoe  de  guerra  7,otr9S  impTev^tos,  se  hact» 
fe>AI«¿aunbla  ieeuiiíi  i  los  demás  r^oa  ¿o-  donde  «sliaia  los  fondos  ea 
«laMdB'ntplmentOkiflaB  cifras  de  ésUMveiúaaí  fter  ti»  aainento  de 
Aeodadel'imtaiatoi  qoesegatanieD'fo'tmMBqiio  telüte^rárcomo  dúaH- 
4iü«r  «tro  piMiuto. 

*  Coánd^  por  Mi  gaems  se  nu^iidfa  et  gjio'  uarltüno,'  inlnoTab&n  los 
Ajanaba  ds-Adnaii»  eu  tfescieatoÉ  á  óHMioeientos  iftll  pesos:  faltdndor 
hu.rétDMarde  nogne- de  Espina  jMiiiooraiidu loa  poebs  anillos  del  co- 
suonioAlaaiirfMnNi'docaialfteetraiseloii'diiniQtafiíB  y  uosepo^an  ce- 
MwAtrlaa  dandoB  aKasadas  de  aqu^ios.  Hacia  ndéVe  oRoé  ^e  el  P«rd' 
aqMrimeBteba  eeea  eobtnstes  por  la  instabilidad  déla  pai.  Por  eso  Vu- 
■mlaAviUsenqne  ao  se  envuseai  Espafib  qbbjabtee,  y  sisólo  lolC- 
qattodlapontbfc  da  loarsnnw  {taVUcllliires  J^'t^t>os.- 
-:nylre]rliucqIld•de^)eonlo  slapenettt«i-lMclasliIeacloite8deldeIu> 


uIUoiieB  de  pesM,'Coacnyomotlroliabo  varías  órdenes  para  remitirliA' 
éBa^KBk  y  wm  se  «ñvlarra  al  efecto  trea  inultas  de  gaeira.  .Cuando 
AtrtBUewanatCallao^  oaoBtt  Kostoa  creetdos,elVliej'ATil4a  ya  te- 
nia reglaoiidae  eoaltro  millonea  elafio  1803  en  'bnqaea  de  eomerao  y  en 


l.li41,5;Ü  ¡nisoH  I11.HS  HO  pfrdiciiiii  cuinulu  fiienm  npredlvclas  jíutes  de  de- 
claratoria ileu;"erra  por  uavi-a  ¡iiglt'sus  <!ii  elcaiio  du  Situta  Maria  «1  5  de 
Octubre  do  lsü4.  Solo  salva  la  <ln  comeraio  nuuilirada  "Joaquina"  qne 
teuiaií  en  bordo  231,265  pesos  por  sti  iirribada  á  Monto  vidt.^0.  Adomttsde 
les  sumas  espreaadás  pagó  por  outúucoa  la  tusoreria  do  Lima  vañosr  li- 
bramientos girados  ou  Eupana:  i^l  primero  al  marqn^s  du  Santa  Cmz  por^ 
981^1  pesos:  al  banco  de  Sladrídpor  1.5b7,IG5  i)e3o8  con  mas  el  12  ^i^ 
oiento:' 636,1^  pesos  del  producto  ue  uiorcaduriaíi  tornad:^  &  buques  an-' 
Blo-amerieanoB  ¿  ingleses  en  oiitenor  giiurm,  maullado  doYolvcr  i!  Ii^ 
lOterMadoB  reatándose  todavía  por  t^Ui  cuenta  526.000  pcaos.  No  au  do^, 
blaTnlo  esta -partida:  ann  ora  preciso  pagar  470,0vD  re^ta  ao.6riO,ftO0  b'. 
brados  eíi  fiívordu  lt>a  dltectotea  de  la  ciya  du  couaolidacioiiieTalw 
reales  de  España.  Avilfti'tVzo  attivar  mucho  el  cbbra  ile  (leudas  íltr.iMk-' 
dits  enmendando  el  punible  donouído  que  se  u'itab.acm  la  récau4Bci6n  do,^ 
un  rezagodo  luaa  de  cuatro  miUi)iicr<:  lus  ramoíi  q^ue  uo  eran  dispouibW' 
en  la  hocicada,' y  que  solo  Eo'aiJmtuiF'ti'uliíin  i;<i>iio  i|iie(la  dicho,  orai^'^ 
da  diezmo  ycotjo;  <3  uno  j-njciliu  imr  ii(;iitii  pur  íuiiditioii  rcaááyéd^ 
■  WtM-  Pertenecía  eu  lo  auligno  ;d  i.>mi>rnla.l.ii  D.  Kiauciscu  du  lósXo- " 
bo#í  m  i^icorporii  á  la  torojia.  El  Uii-i'ilm  .Ir  iiniíiU^s  sobre  !a  ¿^Ea_ 
qmíliagalian  los  mi  Muros  V  mu  ivduju  Eililii^^mo  tu  ITíiíi;  sii-uiiuciiyra^íjr: 
tres porCl0iito,"cBÍcala1taii  "     ' " '"  '       '      "     --—''■-•-- 

delnegojiM-ol  controbaude,  y  sin  que  la  esplotaciim  do 

airaníarnias  por  falta  dé  bi-uzoH.   lí  1- Vi  rey  ali  finaba  cu  %u  munifíija  ubl 

n...i^^ .  _„.  .__,  _  .  „ .    .g  aimlliar  it  lo»  m meros jleB{top«iütMJ 

ícioB esTiorbitnntes.  ■     -.  r*      - 


Atí  417 

. '  ^ftartauái»  de  1a  etportooion  de  OMKlates  dá¡o  que  en  20  afioa  oorridos 
)la8te«el  de  173^,  eon  las  espedicienee  de  los  peones  8e  habían  esiraido 
^^or  la  vi»  de  B^tobelo  34  milloBee  de  pesos:  y  en  los  29  afies  poBterio^ 
usa  ^  ooii  el  tráfico  por  el  Cabo  de  Hornos,  se  embaroacon  por  el  Callao'^ 
HBmilUniea; .       . 

£1  Bey  q^ue  había  heoho  estableoev  en  1785  un  tribunal  de  Minería» 
iHaadó  mgir^tanbiea'un  oole¡|^  de  Ifineralogía^  y  en  1788  hieo  contra- 
to eon  Una  oomiiallía  de  18  minecos  europeos  bi^  la  difeoeion  del  baroU 
de  Noidenflich  para  que  por  10  a&os  eomuníeaáen  sus  e<mbcimíentos  fa- 
ealtwtiYos  en  las  labores  y  beneficio  de  los  metales.  A  los  20  afios  de  su 
óreaeion  el  Tribunal  llevaba  cobrado  de  los  minetos  1.300,000  pesosi 
j^voduetó  de  un  real  en  mareo  señalado  para  fondo  sin  que  se  hubiesen 
riq^rtado  las  ventajas  espejadas.  FcHmáronse  algunod  bancos  de  rescate 
para  compra  de  plata  al  contado:  pero  los  desacreditaron  al  instante 
porque  los  resultados  requerían  tiempo,  y  acusaron  á  sus  administrado- 
i!ea  de  mala  versación,  con  lo  que  se  estinguió  eu  su  origen  e&te  medi^ 
de  lómente  á  la  minería. 

Tanlpoco  se  vieron  ventajosos  efectos  én  las  operaciones  de  Kc»defl- 
áieh  sobre  amalgamación  por  un  nuevo  método  que  se  abandonó  luego 
pidiéndose  los  gastos  heehos  en  esperimentos*  £1  Tribunal  dio  al  ba- 
rón 40,000  pesos  para  un  laboratorio:  muchos  desconfiaron  del  suceso  y 
^n  verdad  no  lo  nubo  perlas  competencias  y  disputas  qite  sostuvo  el 
tribunal  en  favor  de  las  antiguas  prácticas  y  usos,  desde  que  el  nuevo 
benefti^o  no  corre^K>ndid  con  los  provechos  que  se  annnciiat>n.  Aviles 
de  djirden  dsi  Bey  espidió  prolijos  informes  acerca  de  estos  asuntos  y  de 
I*  pretensión  de  Nordeuflich  de  retirarse  con  una  pensión  anual  de  cmeo 
iaii  pesos  por  sus  servicios. 

£1  produéto  en  la  veuta  de  azogues  se  regulaba  en  mas  de  400,000  pe^ 
Mmt  por  afio  de  los  que  daba  Guancavelíca  y  de  los  que  venían  del  Aliña- 
ren. Hubo  tiempo  eu  que  después  de  abastecido  el  Perú  se  enviaban  á 
Méjiee  aióbrantes  del  aseogue  peruano,  pero  en  los  tütimos  quinquenios 
eolo  se  enteraban  ya  como  4,000  quintales  al  afio  lo  4ue  era  ínsunpiaite« 
Desde  1779  hasta  1781  se  recibía  en  cajas  reales  el  azogue  de  manos  del 
oontratíst&k  D.  Nicolás  Sarabia  que  entregaba  éí  que  se  estraia,  á  razón 
de  45  pesos  quintaL  En  178j^  se  emprendieron  las  labol^es  de  cuenta  del 
Bey  y  se  estableció  una  contaduría  esp^ecial  sujeta  á  la  Intendeneia:  eii 
ésto  como  en  todo  otro  ramo,  la  espeiiencia  hizo  siempre  ver  que  ern 
meferible  pormas  provechoso  el  sistema  de  contratas.  Él  contador  del 
^!tíbunal  de  Cuentos  D.  Joaqnin  Bonet  demostró  la  decad^icia  del  mi" 
seralqueen  15  allos  prodigo  28,937  quintales,  gastando  lá  i^al  hacienda 
3.332,084  pesos;  hubo  de  pérdida  1.402,329  pesos,  a^gándose  258,500 
por  lo  castado  en  8  afios  posteriores  en  conservar  dicho  mineral  hasta 
1804:  tnsts  cuadro  por  cierto  que  no  se  había  formado  hasta  que  lo  dis- 
puso el  y  irey  Avil^ 

Bn  1786  ocurrió  un  derrumbe  que  soterró  las  labores  muriendo  iUilolitf9 
operarios:  la  eausafné  el  desarreglo  del  trabajo  y  laestraocion  de  meta« 
les  de  los  puentes  y  estribos.  Siguióse  un  proceso  criminal  contra  éí  di- 
xeetor  £>.  Feruaudo  Marroqnín*  Era  gobernador  intendente  el  oidor  D. 
Femando  Márquez  de  la  Plata,  sindicado  y  con  responsabilidad  por  fal- 
ta de  celo.  £1  Bey  nlandó  no  conociese  la  Audiemsia  de  este  juicio  "poé 
relaeiones  desús  ministros  con  aquel:  pero  entretanto  en  esa  misma épo- 
eaíbé  ascendido  á  regente  de  Quito  y  luego  de  Chile.  Marroqnín  mi^ó 
á  los  16  afios  de  prisión  quedando  la  tal  causa  para  el  olvido.  £1  asesoí^ 
de  la  luteudcNicla  D.  Pedro  Mendez^ue  fué  separado  con  ese  mismo  mo- 
tivo, permaneció  en  Lima  gozando  sueldo. 

53 


418  ATI 

Desde  1796  el  benefteio  ftié  por  paUsquao  (no  «n  yete  /(Bflsaal  '■¡■s  #nr 
bolsas  y  leventaaBones^  y  este  tralM^  és  particiilares  hasta  el  a&a.tl80it 
piodiiio  36,499 quintaíeB  que  el  Bey  eenaptó^at  pieeio  qaese eqMSidl»^' 
los  mmeros;  piobindose  qne  setos  «nee  alioa:piodQfeio&  7J^  «^dntale»- 
mas  de  los  que  se  acopiaron  con  enormes  néraidas  en  los  y»  okadaa  1^ 
alios  en  qne  el  manrie'  se  lif ao*  por  oneilta  oeb  Bey. 

£1  intendento IX  Jnan  ManaGalTes-qpDie  ftié  niomotidode CKuhmmi* 
TeUea  á  la  intenéeneia  die  Liaaa^  no  báaceatratta  B>nBal,  mmanitetó  cA 
estado  de  la  nriná  de  azogne  por  mas  que' Aviles  lo-ordsnó*  fil  se  eae«a6 
con  las  aemsackmes  qne  nibia  keoho  contra  el  teniente  asesor  D.  teíAi*^ 
go  CorvaláEi  que  quedó  altt  de  gobernador  inteciiio. 

No  alcanBBBdo  A  asogaie  del  Pertf ,  se  traté  de  euTiail»  del  AlMadgnr» 
y  cuando  este-  minend  se  inundó  en  1784,  soeontraiaton  de  Istiia  IS^OX» 
quintales  por  ead»  uno  de  &  aftas  á  59  pesos:  pero  solo  llegaron'  ¿•teoibine' 
en  1802y  1803, 9,900  quintales.  De  Buenos  Aires  se  enviaron  ademas  S^O&l 
en  la  fragata  do  guerra  '^Astrea^"  pero  su  comandante  di^ió  en  CUIe  37& 
quintales.  Al  fin  del  gobierno  de  AyUós  solo  exiatíao  Kl{746  omintalea.  ■ 
Antes  de  traerse  de  Buropa  el  azogue  se  vendía  en-  Umftlí^  86  poooo; 
después  bi^  á  60,  y  luego  subió  á-  S3^  estaban  ineluidos  loa  ffasioa  ú» 
eonAicciones.  Mas  tarde  se  aumentó  á  85  y  en  1803.  se  resttublaaió  el 
precio  de  73. 

lia  amonedaeion  de  Lima  en  tiempo  de  Avilós  se  calculaba  en  600^1900^; 
BMwos  de  plata  y  3¿M)  de  ero  que  producían  5i)00|000  de  pesoe^  y  d»r' 
ban  por  derochos  400,000  pesos  oie  los  que  se  dednoum  190,000  por  anel'» 
dos  ¿?  La  casa  conservaba  un  fondo  en  numerario  para  sa  giro. 

Los  ramos  de  alcabala  y  almojarifazffo,  que  eran.  £m  ingrssoa  po3t  de- 
rechos recaudados  en  la  Aduana,  se  eatimalMm  el  primerea  en  600i^pe«' 
sos  y  el  segando  en  200^000,  disminuyéndolos  siempre  el  estado. do'glier- 
ra.  Anteado  plantificarse  las  aduanas  la  aleabala>en  el^Tisainaé^  lendS» 
550,009  pesos  oálculándose  en  599,009  la  adeudada  en  ri  Callao  tinie^ 

Suerte  de  intemacien  de  eíectos  de  Europa  y  de  espartacien  dei  ácntoíl 
el  país.  La  álcabal»  era  el  cuatro  por  «tentó  y  el  Tisitador  Aieche  1» 
aumentó  al  seis.- 

Opinaba  el  marqués  deAyilés  centrad  estanco:  del  aguardiente  ei» 
Panamá  y  Guayaquil  creyendo  masTcntu^^'w  *1  Erario  su  ubre  ^bMK. 
Botaba  gravado  con  el  13  por  ciento  y  ittndía-87^000  pesos  anuales  que 
pecaba  el  contratista  D.Jbsé  Marta- Verdugo. 

En  el  tanteo  del?  deManso  de  1806  se  enoontcó-en  la. Aduana  un  des^ 
cubierto  de  35)000  pesos:  lisrmóse  causa  y  estuvieron  presos  d  tesowro  y' 
el  contador  de*monedá.  El-Virey  declarando  respousaUeo  á  loa  gsfes^ 
«mpeaó  á  e^tuar  ei  reembolso  por  cuanto  el  admimstAdo»  y  í^'ooota* 
dor  de  la  renta^tenián  llave  en  la  ei^a  de  tres  ceiraduras» 

IjOS  tributos  rendían  1^100,000  pesos;  ^sus  g^vámenes  importaban 
400,000:  dejando  líquidos  mas  de  ^,000  con  la  particularidad  de  me 
prúduciaii  menos  en  tiempo  de  los  corregidores  y  cuando  «ran  parto  asi 
vireinato  las  provincias  qae  pasaron  á  formar  el  de  Buenos  Aires*.  Gon* 
tribuían  los  mdios  de  18  á  50  anos,  y  las  tasoB  eran  de  4  pesos  4  rsales^ 
5, 7, 8,  y  hasta- 10  pesúe,  según  las  clasificaciones  y  las  loealidadess  c<m 
mas  sil  real:  y  medio  del  tomín  para  hospital.  Así  lo  estableólo^  virey 
Toledo  en  1569  destinando  una  parte  pura  pagar  el  BSnodo  al.enrardoe- 
trüiero,  otra  para  fábrica  de  iglesias,  salaciostde  junta'  y  preoeptorss,  to-' 
do  lo  cual  manejaban  dichos  corregidores;  Mas  el  visitador  Areohé  dis^ 
puso  se  enterase  todo  en  las  cajas  reales,  y  se  manejase  allíkidlBtri!^ 
bucion  á  los  inljeresadoB,  pues  aun  e»  estos' olqetoiB  hubo  tkwiMfiji,  9»^ 
tifioacicmes.     '  '.*  .^ío%^.  v:' 


i¥I  411 

wéXIm^mf  y «n  wriiieiplM  del  praantte^lo  tolo  «xistífto  SOOnUL  Avüéi 
^bfci^B«r>«i— al  1>  virMift^yM  dwie  Ift»  >coiéto  á  — oe  UlfaljeM  y  *qne 
«tt  lT!9M(dómiielMMf«8M0B2Jeplflftthft  elwndo  alstoaMi  q«e  la»  m« 
%0raáiiaHɧad6B  ákw  «looiiiwidOTfw Ueno» de  «rnUoioii  y  oodieilk  Si- 
tingnidii  1«8  enflomieiidM ae  eoloMraiMbMet  ean  «Lsapnre  de  oecnigir 
doiee,  que  oontinnaron  el  maltrato  de  loa  indioa  y  eatoa  opiimádea  iiv^u 
daoapiedepdo.  jiiEiiqveel  itrumaúÁ  fonaar  un  pUmi.  vank  fome^tUar  ó 
aailaituk  laa  aegioeiaeíonae  del  ief«rHi»ieittQ,  el  Vitey  vUla^puroU  aa  ao 
•cnifSdeeilaitepetidoeleaeaigoal  eeode^de  iB«Mr«id%  mteaió  aer 
útSlv  Teatijoae.  SeauHiddeimaidtdeftde  15  é»)nm»  1751  ae  toniiaao 
«ii»}«aito  pai»  diaéener  la  teaifih  y  atanoalea  .de  .|ié«ecoa.  y  etroa  artCpa- 
loé  SDálom.  Terilleado  «ai,  ae  dio  tt|»olMetoa  xeai  en  oédal»  de  5  de  Ja-r 
IJDde VrSk 30 lea dnaawwi loa ie|i«rlimientea  iMitorizadiQaetti«e:§jDedA 
diebo,  y  per  alerto  qne  no  ae  yió  oéaaaen  laa  vibleneiaa  y  loa  xotboa.  Re- 
«náplMMoa  lea  aenegiinientoa  por  laa  inkmdeiieiae  y  anbdelegaoioaeay 
4viltiB  •deeis  qne  el  nenibre  kabi»  ▼ariadfs  para  qné  loa  malea  perra»- 
tteeiaii.  Bl  aaMeki^do. noítonw  maa  renta  legal^qne el3  p%  de  loa  tri- 
Imioa^ne  eobraba;  y  -habift  paoYimúaa  en  <q«e  jio  lea  j^ioaaei»  naa  áñ 
aoopaaea  anwdea. 

ElreyMOfddaepiopnaieaennaefialainientode  aneldea  paca  loaanb- 
4ialBgnwiay  eofliiaioiíando  al  efecto  al  eontader  D.  Joajinin  Sonetqi^en 
teñid  el  enadro  eerreapaadlente;  pero  aunque  ae  remitió  á  l»eorteea 
11IB5  nada  aé  habla  reanelto  beata  qne  Avilda  entx^  él  mando* 

^ne  de  loa  ramea  cnyoa  prodnetoa  paaaban  á KapaOaera  él  del  Eatan* 
eo  da  tabaeoa  qne  pioyeeto  el  Virey  CaatéUar  en  ld74  y  ae  plaatlfiod  éa 
£999»  Ka  real  drden  limitaba  él  eataneoá  Ja  capital;  maa  éfYirey  Snpe- 
guada  la  aatcndid  á  todo  él  reine  con  una  dlreeoloií  ¿eneral,  y  íaotortaa 
Mía  el  aeimie  de  tabaeoa  ea  Habaiia.  Guayaquil  y  Cbaohapoya^  ÍUan- 
da  loa  preeioa  pa»  venderloa  al  pábiieo.  £1  a&o  1777  Uego  D.  Joae  do 
la  Biya  Agttoro,  nno  de  loa  diieetoiea  de  eate  ramo  en  M^ieo.  encair- 
gado  de  arreciarlo  en  el  Ferd.  £1  plan  lué  prohibir  la  labor  de  loa  ei- 
garroa,  introdneiéndola  en  el  Bataneo  y  aumentando  el  preeio  del  taba- 
eoéa  rama  á  9  peaoamaao^  cuando  aatoaae  vendía  d  4  realea.  Se  trataba 
de  auMentar  el  inneao  en  un  300  p^  y  aobiaYÍno  el  deadcden,  él  día- 
ffuatogeneral,  el  &II0  á ranohaa  mmtliaa  pobnsaqae  viviau  de  eaa  in- 
auÉtna^  y  la  renta  no  logró  ni  en  gran  diataneia  laa  Tent%iaa  imaginadaa. 
Snbe  que  dealatirde  aquel  empcAo,  y  en  1790  ae  d^  libre  la  labranza 
#e  eiipíroa  -mMÜéndoae  al  pdbtioQ  el  tabaco  /en  aama  á  9  realeo  librik 
•  <ü^9n'Tariaa  adminiatcaolonea  hubo  deaenblertoa:  iel  direotor . D«. Miguel 
Otennia  Ibó'anapenae  de  auemigco  y  ei^|eto.  á  unjui|»ior-qaib4M!ó^  7  aftoa: 
alendo  al  dn  repneate  en  1908. /En  cate  tlempMi^MttarQK»  fntie  loa  gefee 
de<la  renta  1>.  Diego  de  la  Vega  y  Di  Pedro  T^jRHilm.cii^a^on^ft'iinooneir 
liaWea  qnecauaawm.  la  may<Mf  eoníbaien.  £1  Virey  Oaomo  d^ó  pendién- 
tfl^^aaardrden  del'Sey^  qneATfióaihiBO  eamplir  maniendo  una  Juata  para 
laceualnombróal  regente  Arredondo  al  oidor  Pardoial  ftaoalPa|^^ay  á 
loeoontadoceaGhaoon^'Bonet,  y-D.  Miguel  Salvia  dn^de^xeatableQo:  una 
anegladaorganiaaclenen  el  Bataneo  como  ae^r^ñiAoó  en  jMayo;de  1804 
«anJandoaetodoa'lea^batáeidoa.  .    m    i.     .^yx^i^^.M  \  ■^Z  *. 

'  Hallábaaeentóaeee  pendiente. en  cata  i»iil»jAÍiQrji«ui|oi;ruide8p..£n 
^1809  elcontador  Tn^illo  participó, qa» ^  1  teaawnOA^flnado.marqqti^^.dP 
^aatéUon  apareoia  deaoalnerto  en  87  mil  peaoa  por  la  auMeaion,  de  aoe 
tMwtídaaen  aAoa  aaterioreab  Siguióse  un  Ictia  can  el]|JiJo.de&.marq|iÓ8y  au 
noeeaor  eti  la  tesorería  por  juro  de  heredad,  y  el  ^aribunaldé  cpentis  en- 
contró la  eyidienda  de  ei»  cargo  declarando  que  no  podía  babor  catado 


oculto  por  9  ftftos  sin  qno  oonoiunrieseii  oln»  molivos:  JSI  re;;^  €dir«o«é%ir. 
miento  del  desorden  numdó  qvte  el  contador  D.  Joaquin  BoaetrsieteaaaMr 
el  bnen  giro  de  la  contabüMad.  Selilivó'ejeonekm  cootmlos  tnoB^B  át¡k 
te«>reToysedi6'dotDdO6iienia€ail80&.  £lpt«óáiiQtodel  £0tl»eo>i«»rx0^ 
gnlftbaen  1180 mü pesM, y aanqne se  ajjrmgiMron á él loséesEiBqpCBf paqpet 
sellado,  pdlvora  y  brea>  los  liados  rafoies  de  estos  ramos  >]|0  «t»»  úJt» 
ooBsIdJ^raeion* 

'  £1  xendimiento  del  do  temporalidades  de  jemitas  se  aplio6  en  19^  4  k^ 
eetineion  de  vales  reales  incorporándose  par*  eUo  en  la  teoiesúda'  #Mal« 
Sn  1806  estaba  reducido  ú  3.200,000  pesos  de  ea]^ital:  las  enteadéS'MBamifc 
95y645f  los  gastos  por  los  ol^etospiaoosos  á  ene  se  atendía,  V^^^&kyhm 
sueldos  14,o02  pesos;  qnedaba  nn  resídoo  de-  61  miL  Las  deudas  OMitraift 
das  desde  que  se  espulsaron  les  jesuítas  sxibian  á  6d0  mil  pesos.  £1  aSa 
de  1802  se  enviaron  á  Espa&a  798,968  peso»  paii%  su  ^plioaeion  á  xedimip 
vales  reales. 
En  1804  mandó  el  Rey  se  formase  nna  ^usta  del  Virey,  Ansobispe,  Be-c 

fente  &  y  otras  en  las  capiMes  de  provmeias  pava  'tomar  raeon  pmkiiM 
e  los  fundos  raices  y  censos  pertenecientes  á  eapellanias,  obras  pías  j 
comunidades  religiosas,  procediéndose  á  surtasaeion  y  remate  pasa  mb-! 
car  su  valor  Á  la  c%Ja  de  amortización,  obligándose  el  ilraCMi  á  pa^$ar  loa. 
intereses  para  que  pudieran  cumplirse  las  obligasioftCB  ¿'-^^  'se  halla^ 
ban  destinados.  Las  comunidades  religiosas  xeoIaÁiárdtt^v4ie¿stt'4aao^ 
ncs  para  no  ofrecer  datos  y  eludir  esa  £sposloion;  y  hméffíí  oaUÉáteT  aet 
uegó  con  diversos  protestos  á  pesar  de  qitereit  Bey  le  habla'  S^lleado'Oi»Htf4 
^osás  rentas,  y  concediéndole  privilegios^  ^disi«néicnM('^|ttiéi  h^ 
0ia  el  Virey  Aviles,  no  gozaban  los  eabitddánias  an1^k(uos  ú^sSÉf  '^ 

La  renta  de  correos  de  que  los  vireyeselran^^^bdélmlftos,  W4b      ^ 
ala  corona  y  tuvo  por  primer  administrador  eii"X|ini<i^^'^'J>^  tíNMriá^t^nm 
Pando  que  fálleciO  en  1802.  Atilés  mandó  ba^ei^ibyi^ti^iOtf^f^ftaft 
en  arcas:  habia  375  mil  pesos  y  lo§  envió  á  EsplUlUi'eñt  la'^|«níta  doj^vtev-i 
ra  "Rufina"  en  1803.  '    ^'^    -  «^-i^-»  -^a  •     í 

En  las  oficinas  de  correos  proválecia  el  may0r'.desdi!4ién^/s0íB.oi9lM^ 
al  contador  D.  Joaquín  Bonetpftraprovidendarel  'rtol^éms^^8é^^éd^^- 
láó  un  desoubierto  efectivo  de  130  mil  pesos:  e}  R^v  dji^uso^  el  Boouéfttiíto 
de  los  bienes  de  Pando  cuyo  valor  no  pasó  de  13  mil  pesos.  El  procitioio 
total  del  ramo  de  correos  se  estimcaba  en  80  iailpesos. 

Los  gastos  hechos  parasoBtener  los  buques  de  glierta  de0de.l773  á 
á  1785  en  que  regresó  á  Espafia  la  escuadra  que  habiii  enMiide»  ep  ol  P|b- 
eífico  montaron  á  5.200,000  pesos  ademaíidé>400  mUpor  valor  «fe  deotoii 
sacados  de  almacenes.  La  escuadra  de  5  buques  del  geneKa]^ '41wá  ^pte 
estuvo  en  el  Callao  de  tránsito  pá¡ra'']^ipi&asett'I796^  ocasión^  en- 4  SM^ 
ses  el  consumo  de  700  mil  pesoS',  pasandó-dé  dOO  millos  hedtioa  est^tosba^ 
ques  "Castor"  y  "Peruano^^n  solo  5  iñeses;  •  '  .."M''     '•        -     ' 

Se  calculaba  en  3  millones  de  pesoár  las  pérdidas  ((ue^hábia  ya'hrrogadoi 
pl  comeroiodo  Lima  la  guerraHfionln^ll^ittírraéni^iempiy^é  Aviles,  asun- 
to sobre  el  que  diocurria  largomjéfiíto  a  mócito'de  itna  esíMieiaiOn  del  Tvi* 
bunal  del  Consulado.  En  su  memiiüd  refirió  AVÜéé  que  al  conde  de  I^re- 
mío  Real  se  lo  habia  concedido  la  ^griu^  Úíí  introducir  en  eB&k  -  Améríea 
negros  conducidos  de  Afric^  en  buqués  hluéionales^  ó  .estoanj^eros,  «por- 
tando por  cada  uno  15á^cuéros  al  pelo  dé^^Btí^jinlis  M¿eoL\ééíyiMg$B  de 
cacao.  Ancló  <m  el  Callao  en  1806  jKJfiH^áU^óilie^^l^i^^^  ^'^aMS»r 
á  los  seis  jBdios  de  dado  el  priríldgio,^J^el'Vi)'ey  -ttejg^ó  l^'^éoi^uniea^én  é 
este  buque:  pero  formado  espodiente  toda  M^ilétnasionf^^^oyeeió  al  oqmt 
do.  Conseguido  stl  objeto,  pretendió  ísl  registro  .libro* do" ^ft^tiifio,  cobr^^y 
cfNScanlla,  cargii  proporcionaba  paca  lastre,  y  que  debia  producir 


m  m 

8  «itfouloa  peiteoeciontaa  al  8«;  7  paca  bi 


je  Iwbi»  i^bidA  de  m  miiuifitescia.'' 
Tratando  de  tadespabltwion  y  atnt»M  del  Perú  lo  comparaba  el  Virej 
«OD  la  i«l»  ds  Cab».  Ub  el  afko  1796  entxarou  en  ella  5711  nesiiM,  ^  £  Li- 
ma eo  igual  tiempo  294.  Y  ai  eo  12  afios  corridos  de  1790  £  W02  eo  impoc- 
tUoaaaA«t)^ltt6&,74T-qae¿30Qpesoe  Baman  10.724, lÜO,  en  el  núemo  pe- 
riodo MeMOEtAtoa  (ais  WDtar  otras  prodaccioaeB)  1.497,631  ciyaB  de 
azúcar  de  A 16  arroboa  qua  í  '¿O  pq»os  suman  44.930,730  poMM  todo  ■egojí 
4oeniiuntwmiUliaadi>*.      :     ¡.   '    ■   ..      . 

- IdW litt#itaeBGÍHqae ee^gMtou.eu  ..el  Perú  fueron.  7,j,deapaea  w 
Bgiegú  la  octava  con  el  territorio  de  Puno,  Habia  C>4  pnrtidoeú  sitbdelf»- 
noiooM  mm  1,360  pueblos.  £aXima^  yiiiD¿ci«ar  I»  intendencia  an 
Icios ootubtioduie  en  2¿  deáet  lenibra  <lem04  de  primw  ínteódeata  «) 
•ccoiielD.  jaaaUarfaGidvesq.aa.loBia,de  Hoancaveüca.  Lade  Iiinu 
4«nia  aUiboolonee  limitjuína  ^c  ^fÍLlaiM  pces^to  la  autoridad  dcj 
Tmy. 

-  Jjti  cindod  de  Ijima  en  1606  t«^a  355.  calles  eu  35  bairÍRs;  grataba  S^ 
pi(utaa,3(t41«auBdBlaasnaleepecte«ecianá  particulaiea  2806  y  113S  i( 
oemumdftdea  i^igiMaB,  A  lo  eel^ástico  ;  lí  obras  plaa.  ^eguu  el  censo 
beQho- 041600  déúHl«a(lelVii»v.m4K«aás  de  Salinas,  iesiiltsn>a.exiat«n.' 
tea  14^  perBooas;  7  en  el  de  1792  se  nnmeiaron  ^Q«&  Fp.6  e^te  iD£xao- 
lupúF  ooiwtaeioadeeaolayoey  pietMapacioBBS.de  la  seai»  vulgar  qa« 
£t^  se  hacían  padrones  paia  gravarla  oon  imimestub.  La  publacion  eff 
178lHhabiaooiMMleradoji)staineate,.en  60  mil  almas,  con  !^  eooTento^ 
tlmoiuMterioedeipoigas,  4,  beaterío»,  oolegios  3,  j  3  de  miüeiw;  ^  hos- 
pitelM,  3  ofww  de  misericordia. 

Fot  cédala  de  15  de  Setieiabce  de  1802  concedid  el  Bey  al  Aynñtamlen- 
^  dlTenoshonotes  yj^neoiinenciaa  4ÍBtinguiéDdale  ooa  el  trat^ieiit? 
jmilYi']iT"is  jií  n'nriÍpn|?triTi|nfin  rl  jr  S^oría.  Se  le  ^Ddicaion  Iw 
¿mnins  desia»  y  bpdwBltp:  conl(>,ana  loe  de  nrMiios  ftijq  tmut.  ;isc^)u|ea- 
dmtd  la  eavtidadde  36^  pesiM  cieoíeíoD  «69356,  pues  el  de  sisa  cemá- 
taao  en  43,650 pesoSp^ dejaba  lilin-.-t  Au  t-jil;i  pcuatuti  •¿t},7yi'J  ij<;si)d  y  el 
¡^l»dMwql?«jA,  limpia;!,  ,111  sil  oi-iyei»  lu¿  iiiii.ia>iti'¡u  tciiipoval  para 
-OB)nai^tlU4i<>a*.'£qWlP<^'^'^^u"^u'^eHu  c:ijuribuí    pur  ul    vibitudui  guueral 

daLs«u«>eiil782qflo^)(te  impui!.sto   ■  ■   -■■'   —  .>  i--— .  ••—i — 1 

fUjoapáa  poi  docoinetijjá;  áutúBtico^  <  . , 

.i(^at¡da0aa  ooDtrfteaeii^i^ClD  ■luodest'uuüurupui'ciiiiiii  8^ini|  pcauHpftrala 
.fdóiaeía  pilaoaehülwen  luplaia  Qp  l.'>67,  y  IBfi  mil  .pan  la  obra'del 
poente.  Él  bodegiye  ñiá  niiii  puslui^er.  P&^íiíasfi  S.  lua  .unvíerua  poi  l^a 
^-""oade  bo4sga%au,.E«al  m>r  tauu|^a  de  triuoL  y  csUi  p\u(:ei¡'¡  iujitato  ni 
wEarE*awe<iepoit[ac  lii^  badeu:a(*  "f  eifiñcaruii  L:oikprtiiiit>!uidelQo- 
fi  d«  qoe  W  depositATÍu  todo  o)  tcigo  en  tllna  y  usi   crej'ó   que  é^ 

""' Mpondia  nuts  biüu  ul  (pie  lo  custoiliuli^i.  Pat  lífila,  rajíou  ilis- 

soeldos  y  ga^lua  dn  poücfu  vi  iii)piu>aiu  i^dc  suliro  20l,:t9i> 

np  outi'aban,.  iiiip<)rtiiíi(t,2ú,511í|pe!iUfl.  EhIíi  niciíida 

hacienila  ulafio  17pa  y  li'touiniiúVIlíÜl'  rc'diieidu- 

„  yiu  da  pwicia  coiopuusto  di.:  '1111  iciüeiitr;  cmi  dos 

,  .SW*^!"  ¡il  cabildo,  Viiriüa  iií^L'iiíert,   un   oiai'»li-o  du 

MiflpnitJi'uilo  dv  (eyieulQ  lí  D.  Joao  M^trüi  K;;ufiit  quu 

"iií  eoi  la  époojí  dei  yiifty  A*'*'*^';*'^ 'Is^'^'^  L'"?" 


481  AVI 

g»gt»s460p6>o8in#MiMÍ6>yhifti»6<MTiiay  lÜairHitttw.  Stl9St*'iir 
ttfliidó  esting^ir  las  aeeqviiHida  lasoatiM  y  oaiM»  y  que  se  iomtam&a:  al* 
Icwe  fasta  di8|^8ici<m  solo  prinoij^ió  á  atooatane,  y  sé  tío  dasmiea  de  mm» 
piioiidas  algunas  aóeqalas,  qvoen  1791  antiatoii  «iiloahoq^iialea  14yéi9 
pvirsonas  y  ya  ea  1796  tolo  11,366. 

En  1805  Aviles  mandd  estableoer  los  oradores  nootnmosósereiioetel 
pfoyeeto  faé  da  D.Vieente  Salinas  alcalde  del  IwniodeMonserrat  en  qm 
se  mzo  al  primer  ensayo,  y  se  ^6  pttra  sosfeenerios  una  eontiibiiolea  ú 
c^tia  se  prestó  el  Tecindano. 

El  Yurey  oreó  la  junta  y  visita  de  sanidad  en  el  CMlao,  y  mandó  se  su* 
Jctaasn  á  rigorosa  caarentena  los  bnqúes  de  ciertas  procedeneina  qné 
oftaciesen  recelo  de  contagio  epidómioo. 

Las  reales  órdenes  de  1?  de  Setiembre  de  1803  y  90  de  Ifayo  de  1804 
Ananeiaion  la  venida  de  comisionados  pava  propagar  ^  piecwso  hallna* 
go  de  la  vacnna.  Bl  Virey  de  Buenos  Aires  la  envió  en  vidrios  toa  iiia* 
truccion  escrita  sobre  el  modo  de  transmitírla,  y  se  recibió  en  Lim»  el  S3 
de  Octubre  do  1806.  Aviles  dispuso  se  conservase  én  los  nillos  de  1»  cea» 
dee&positosy  nombró  al  cirt^ano  de  marina  D>  Pedro  Belomoy  que  IM 
^^rimero  que  Uzo  uso  de  ella,  para  que  entendiese  y  se  ocnitase  de  la 
inoculación  sellaliíndole  el  sueldo  de  500  pesos,  £1  Cabildo  asigné  una 
pensión  temporal  á  Cecilio  Cortés  esclavo  de  D?  Rosa  Cortés  por  haher 
sido  el  primer  vacunado.  Se  celebró  váÁ  solemne  misa  de  gvaelBar  «i 
mandó  el  pus  $  los  departamentos  del  Sui;  y  al  arribo  del  comisloiiM>> 
de  Espada  D.  José  Salvani  tf  principios  de  1806  se  le  alojó  y  obaeqnid 
oon  mucha  distinción. 

Del  empadronamiento  hecho  en  1770  habla  resultado  existir  en  lÁtok 
90,581  personas  de  cOlor:  de  elloe  9,003  eran  sirvi«ates  libres,  1,097  «rte- 
eapos,  9,929  eaalavos  jr  entre  éstos  trabajaban  como  jornaleros  dfíSx  io 
restante  hasta  el  total  indicado  se  componia  de  vm;os,  gavilla  abnudan* 
te  y  siempre  dal^osa  en  está  capital  donde  es  Isan  f&il  snbsistit  sin  tenev 
'ocupación»  Crecido  número  de  ellos  eran  bhmcos,  y  el  Bey  dispuso  e»  9 
'de  Asesto  de  1781  se  les  enrolase  en  el  c(iército:  ésto  ñié  el  origen  de  las 
^desSoñes  que  acerca  del  calificativo  de  vi^^  ha  venido  Sóstoniéadosa 
hasta  el  dia  por  los  que  los  protegen.  En  aquel  tiempo  se  llamó  el  alista 
Biiento  de  ellos,  corrección  paterna  para  mejorar  costumbres.  Para  «MI- 
toa  al  trabajo  ó  los  reos,  se  mandó  en  1804  estableoor  un  presidio  et^  el 
'Cuzca,  y  se  prohibió  en  Lima,  aunque  en  vano,  dar  limosnas  ó  aumente 
ft  n^eñdigoB  en  los  conventos  y  el  que  pidiesen  en  las  pnértias  de4oe  tem* 
píos.  Tomáronse  también  providencias  para  crear  diputaciones  de  eari- 
dad  y  atribuir  socorros  por  parroquias  á  los  qué  realmente  ñiésen  dea* 
validos.  Hubo  hasta  rondas  para  perseguir  en  las  eailes  tí  los  supuestoa 
menesterosos.  El  Virey  Osomo  creó  una  sociedad  de  beneficetioia  cem 
personas  notables  para  ftvorecer  el  hospicio  del  Cercado^  pero  la  Corte  ad* 
virtió  á  Aviles  en  1803  no  era  necesaria  cuando  bastaba  para  eso  la  mano 
4^1  Oobiemo.  El  Yirey  entonces  túvó  que  ^encomendar  este  objétela  IX 
Matías  I^reta  como  director.  El  diohé  hospicio  tenia  ya  pocos  pebiesy 
j  ims  rentas  CAti^baa  reducidas  á  1371  pesos.-^ráiM,  Lúártm  de  Qmectárm. 

Cuando  por  cédi|li|  real  de  15  de  Julio  de  1809  se  incorporó  al  Fsfed  el 
territorio  de  Maynas,  su  población  total  eite  de'7,636  personas,  y  la  tra- 
pa que  se  empleaba  pava  guarnecerlo  constaba  de  40  hombres  con  60  fli* 
pdles  sobrantes.  * 

En  1)  de  Julio  de  1805  avisó  el  presidente  del  Cusco  al  Yirey  Avüéa 

3 ué  el  95  de  Junio  se  habia- denunciado  allf  al  oidor  D.  Manuel  Plácida 
érriozaví^  una  conspiración  que  se  tramaba  con  varios  vecinos  por  el 
tieniente  asesor  )>.  Ifánoel  Übarae,  el  abogado  protector 'denatayélM  P« 


AVI  m 

lfH«i»X)l«i»»I>.CtolirielAiiiU«r(Btteif«^  Mlorde  «lU)  Fmgr iHigo 
üiMaMiPO  y  M  oapeUan  del  lioipitalae  San  Andfes  D.  Femando  Qáliet^ 
hb  avlHÍ«i'lteiCo&  yiamskm  «l  prisión.  Bwriosftval  mismo  iuvoel  enóái^ 

f»  ae  s^oir  1*  eMi8%  y  apweeleiido  oomplieadús  el  zesidor  D.  Mannel 
atveflh^  el  teniente  coronel  D.  Mtíihio  Campero  y  el  médico  D.  Jn^ 
to  Jnetkila&l  ae  lee  anesfed  también.  £1  Yiroy  envió  dos  oonqatafiias^TcP 
tenmas  al  Cnseoe  provino  qne  entrotanto,  se  anmenti^  la  fiíersa  a«mar'' 
telada  de  mílkriasy  y  envió  oraenes  precantoriae  á  los  iníendentes  de  Po- 
no y  Goamanga.  Interoeptóse  por  .entonces  nnaeartá  qñe  nn  doctor  Es- 
mi  vel  de  la  Pas  esoribia  en  lenipii^mii^  snbVenlvo  ¿L  abogado  D.  iPe- 
oro  Pteiiagna.  La  cansa  terminó  en  Diciembre,  y  el  dia  5  fné  iejeontada 
la  peaa  de  mnerte  impuesta  á  AjKnilar  y  Ubalde.  Dongo  qnedé  senten- 
eiaoo  á  10  a&os  de  presidio  y  oonnscaáon  d^  bíenCs:  nn  indio  noble  Cn- 
sihnaman  á  dos  allos  de  confinación;  el  padro  Barranoo,  yalver4o  f  el 
élérigo  Gntienez  serian  remitidos  á  EspafLa,  el  onra  &.  SÍarípos  VaXoixA' 
no  áieclnsien  temporaL  y  declarándose  a  tíamperó  libro  y  viñdioado.- 

£Ublendo  ÜBfmado  algunos  norte-americanos  nn  pequefio  estableció 
miento  «a  Jaan  Femandes,  el  Viroy  envió  nn  imqne  de  j^rra  nara  desat 
legarlos,  fomo  se  verificó  en  1805  trsjrcndo  varios  individuos  al  Callao  cA 
comandante  del  '^Pemano^  D  José  Isnacio  Colmenaros. 

ftenovada  la  guerra  e<m  la  Gran  Srota&a  después  4c  omror  un  corto 
aeriodio  desde  que  se  ijustó  ht  paz  en  1808|  se  roeibió  én  lama  noticia 
de  la  dselavatoija  de  l>ieiNnbro  de  1804.  í'  en  su  Consecuencia  el  Yiiej^ 
A^^lés  diotó  las  providencias,  qne  tuvo  mr  oportunas  para  roohaaar  al- 
gáñA  agronon  enemiga  dn  el  lar^o  litoral  del  rertf:  iu^^w  dCsde  Inegn 
lasnfiefontes  al  intento^  pero  las  tínicas  posibles.  jLa  ñierza  naval  düi^o* 
i^ble  en' el  CaUao  se  eomponia  de  la  fragata  de  gneríá  Astiéa,  la  corbeta 
CaattMT,  y  el  bergantín  Remano.  Paia  este  buque  se  fundieron  B  ca&onea 
de  bieonoe  y  se  oomncaron  ÍO  de  fierro,  liíl  Consulado  armó  nn  buque  pa-, 
na  «ooperar  á  la  defensa  del  puerto.  Se  íiabilitarón  3  ca&oneras  s^  conis- 
Isniyeron  otras  dos,  y  dos  botes,  fundiéndose  8  obuÍBes  de  .6  pulgadas.  BU 
tnaióBse  comandantes  senerales  en  la  costa:  del  Norte  lo  fué  el  coronel 
]>4  Gavina  Ctoinaa  y  en  la  del  ¿ur  el  intendente  de  Arequipa  ci^itan  da 
íkaisata  B.  Bartolomé.  Haría  Salamanca;  oficiales  eni  muchos  puertos  con 
pe^nefias  partidas  veteranas  para  instruir  las  miliéías,  y  patrullas  para 
convocarlas  en  casos  uigéntes.  Solo  en  Pisco  y  Piaita  baola  algunas,  pie^ 
ñas  de  artiUerik  Se  acopiaron  raciones  en  el  castillo  del  Callao,  ioímn^ 
dose  allí  medidas  de  precaución  y  seguridad.  Las  tropas  fueron  Áatri-: 
buidas  oonteníenteménte,  y  se  decrotó  un  alistamiento  genenú.  £1  únU 
•o  enevpo  de  Itiiea,  el  Regimiento  fUo,  aunque  constaba  de  1468  plazas 
no  teníaen  Lima  mas  que.  400  hombres  disponibles  por  los  muchos  au- 
sentes en  comisión  que  ílEJtaban  en  mus  filas.  Se  acuartelaron  140  de  mi- 
iioias,  y  un  escuadrón  de  Dragones  y  se  habia  mandado  Á  Chiloé  dos 
C4Mnpa?nas.  .,'... 

Aunque  hubo  órdenes  del  Bey  paria  riMxrganizar.la  artillería  con  tres 
eompaáias  de  á  100  plasas  y  una  voJioite  de  8^,  Aviles  no  sé  opupó  sino 
muy  po<H>  de  esta  arma  dancíp  rasones  efímetas  como  la  íaljka  de  reclutas 
y  de  alojamiento.  Había  venido  de  iisnafia  como  ^ub-íñspector  para  di^ 
rigir  di&rentes  roformas  el  coronel  D.  Joafpin  de  la  Peznela.  £1  contra-' 
tlsta  D.  José  Bohovqnez  Várela  no  cumplía  con*  entregar  pólvora  en  él 
número  de  quintales  á  que  estiaba  obligado,  Verto  íl  mil  por  año,  para 
Atwteoer  mbientes  puntos  ée  América:  por  lo*  qué  reseindtdia  Itf  é^tra> 
ta  ae  celebró  otra  con  í>  Juan  Mignel  de  Casta&eáa  quien  trató  de  cons* 
tmir  nuevos  molinos  y  tuve  que  «ostenet  pleitos  con  Bbhorqnez. 
£1  oomandanto  genend  de  inarina  xecien  noiobradb,  y  él  j^rimero  qu« 


Óctípd  este  ptíesto  en  el  Ckliao,  fbé  él  brigadier  <ie  la  arinffdtf  D^  IVinfíte' 
de  Úgarte  y  Liafío.  Este  reorganizó  y  ereó  diferentes  estableoímientoii 
•ieii£i  de  dictamen  ^no  para  precaver  el  contravando  y  defender  la  co»^ 
ta  se  necesitaban  4  corbetas  de  20  cafiones,  2  bergantines  de  á  16,  y  dos 
soletas  de  á  10  d  12  piezas^  lo  cnal  aprobó  el  R^  en  21  de  Setiembre  de 
1801,  mas  los  dichos  bn^nes  no  fire  enviaron  de  Bspaña*  La  plana  mavoi^ 
de  marina  era  tan  numerosa  como  las  exigencias  de  ligarte  onyo  des- 
eontento  molestaba  al  Virey.  La  economía  y  poca  prestación  de  éste 
chocaban  con  las  reclamaciones  del  comandante  general  que  no  so  pa- 
raba en  gastos,  y  así  hnbo  continuas  desazones  y  altercados  haciéndose 
Añantioso  el  gravamen  y  diapeudios  de  ios  ramos  de  marina.  Avilós  re-' 
clamó  de  mncnos  gastos,  consiguió  suprimir  algunos  y  moderar  no  po- 
eas  pretenciones  infandadas.  VMse  Ugarle  y  ImMo, 

£n  cnanto  al  ejercicio  del  patronato  real,  escribía  él  nai^nés  de  Avi- 
les á  su  sneesor.  ^Moderados  los  actuales  prelados,  y  los  impnlsoe  del 
«  oelo  por  las  t^acibles  reglas  de  la  prudencia,  no  se  han  ofireolde  en  mi 
*^  tiempo  esas  acaloradas  contestaciones  que  con  el  especioso  piretesta 
*^  de  decoro  á  la  dignidad  y  ultn^e  de  la  iurisdiccion,  han  producido  es- 
^eandalosos  disturvios*'  La  memoria  del  gobierno  de  Aviles  no  se  ha 
imblicado. 

Por  real  cédula  de  15  de  Jtdio  de  1802  se  mandó  erigir  un  »a0v<>  obis- 
pado sufragáneo  de  Lima  en  el  gobierno  de  Maynas,  el  ciMd  es-Mpa»^ 
oel  vireinaio  de  Nueva  Granada  y  de  Quito,  lo  mismo  que  los  t^nitorioB 
de  OnUos  y  Canelos,  Sncumbios  d&.  Esta  determinacicñl  pareció  bien  al 
Yiiey  de  aquel  reino  D.  Pedro  Mendinneta  como  se  vé  en  sti  memoria  de 

1803.  En  eUa  observa  que  entonces  aun  permaneciau  las  diócesis  de  Qni-' 
te  Panamá  y  Cuenca  dependiendo  del  arzobispado  de  Lima  lo  euM  oÍTet< 
oía  no  pocos  inconvenientes.  La  residencia  del  nuevo  prelado  debia 
ser  en  el  pueblo  de  Je  veros  por  su  mayor  número  de  habitantes,  y  ser  lu-^ 
ttgüí  central  de  las  misiones  principales  de  Maynas,  de  las  de  Huallagay 
ücfl^ali  hacia  el  Síur,  y  de  Pastaza  y  Ñapo  por  el  Noste.  Al  obispo  se- 6 
séllalo  la  renta  de  4  mil  pesos  y  mil  para  des  sacerdotes  ^ue  le  aeempa*; 
liasen.  También  se  dispuso  la  entrega  de  aquellas  conversiones  áloe  ui« 
sioneros  de  Ocopa,  aphcándoseles  efconvento  de  Huánuco  deque  toma* 
ron  posesión  en  1804  para  casa  de  novicios^  los  curatos  de  Lamas  Me- 
Tobamba  y  Santiago  de  las  montafias.  El  virey  dio  á  cada  reliffiose  el 
viático  y  Sínodos  sefialados  por  un  aSio  ordenando  que  las  c^)as  de  Tra* 
]illo  les  abonasen  los  snbsiffuientes:  pero  negó  los  400  pesos  que  ademas 
se  pedían  para  el  prelado  de  las  conversiones. 

Aunque  el  Papa  por  un  breve  concedió  á  los  religiosos  qnehnbieseit 
servido  12  años  en  misiones  la  graduación  de  predicadores  generales,  tf 
los  que  hubieran  trabajado  16  la  de  ex-deftnidores,  y  á  los  que  20,  las  eseí^ 
•iones  y  privilegios  de  padres  de  provincia^  este  breve  se  obtuvo  de  sor- 
piesa  y  no  se  presentó  ad  consejo  para  el  pase  sino  á  los  7  atios,  en  el  de 

1804.  Aquí  se  representó  contra  él  por  los  gravámenes  (]^ue  debia  ofteoer  á 
los  fondos  de  los  conventos;  y  por  tanto  A^és  suspendió  su  oumplimien^ 
to.  £1  procurador  de  misiones  ocurrió  á  la  audiencia  por  recurso  de  ftier- 
sa,'  y  se  declaró  por  este  Tribunal  la  hacia  el  provincial  para  que  se  eje- 
cutase. El  Virey  habla  pedido  que  se  impidiese  en  España  la  venida  de 
frailes  Jóvenes,  que  luego  pretestando  falta  de  salud,  rehusaban  la  fati- 
ga de  las  conversiones. 

Un  misionero  0.  Rafiíel  Andreu  y  Ouerrero*  consiguió  del  Bey  el  títu- 
lo de  obispo  auxiliar  de  Santiago,  de  Arequipa.  Charcas  y  Tncuman  pa> 
ra  oontkiuar  en  el  territorio  del  Paposo  y  de  AÍacama  sus  tarea»  apostó^ 
lieos  por*  estar  muy  lejano  á  Copiapo^  Se  mandó  fonnarm»  el  puerto  <Ta- 


425 


ift  poUaoiim  parft  Kvair  £  los  m^nnles  diapecaiM  admitidiido- 
la  útiles,  j  agieeándoae  al  Perú  toda  aquella  contaroa.  Detei^ 
n  l^  que  cnauda  llegase  inüten  se  prooedieae  á 


fnrtidoar  y  goaiueoer  dicho  puorto.  £1  Tixey  manifeatá  en  1604  los  ma- 
chos ÜLooBTemietites  que  estos  pn^eetos  oíreoiau:  peTo«l  B«7  insistió  raí 
1805,  dicieodale  iiiereoi&  mnoho  oonoepto  el  citado  Obispo:  Aviléad^ 
el  asunto  á  sQ  auoosor,  y  no  sabemos  ((ue  éste  hnliiese  tratado  de  lleTarlo 

Apoaae  de  loa  enoargoe  que  tf^jemn  al  Perú  los  víÑtadores  genaialea 
DU»  baosT  en  laa  «irdüíes  rellgioraa  leEamus  Importantes,  no  coitespon- 
Hiecon  los  efectos  á  lo  que  m  piometla  el  Gobierno  fiaia  moralizar  los 
oonTÚitOB.  Ni>T)nBienHienobralaanpieBÍODdeloBineu0reB:ni  elniime- 
I»  de  febles  ee  limitii  í  loe  que  podían  sustsutarsa  con  sus  mitas,  derT- 
T&idose  do  este  principio  la  &Jta  de  vida  común  origen  de  tnístes  deeúr- 
dencK  HoaalMiaos  ai  aeiía  Jneto  culpai  de  olgun  modo  por  omiaion  ó 
inéraiB  alViray  que  losdeploraba  oon  fundamento. 

Ko  faltaron  deoasonea  y  escándalos  en  la  época  de  Atü^  en  vtuioa 
conventos,  &  oausa  de  la  duración  de  los  ptelodoa  6  su  relevo.  Eo  loa  de 
la  Baewunuertely  Santo  DiMsingo  bnbo  cuestiones  reflidas  qnedeman' 
darou  fuertes  prondeucias  y  el  ^rey  las  tomó  oon  maa  que  acierto. 

Aconsecaenciadelaconfaslou  éirregulandad  que  habiaen  el  beaterío 
3a  Amparadas  dictó  el  marqués  de  Aviles  diferentes  órdenes  pararemediar 
cJ.mileBta4o¿e*jia  laea  Dispnmi  h"  i •itiugniüse la  coutríbneion  do  piao 
qui  t-    tiíl  [  iln   illi   il,  >  luaaa  por  BU  reprobada 

coüdi  'pcutidas,  las  deposita- 

das 1 1  andaloBos  fneaen  arres- 

tada.   1 LL  I  '    'ndo fondos,  mantavie-; 

sen  ^íía  lííwi  j  liU  ¡  is  \n  ¡^ii  >iti  \  ki  iii  1  i1  ¡  Salto  Visitó  la  casa  el 
Virey  yGai.uiitio  lili  triu- iiui">i"  <l  uiiij  n  •- r  ui  franca  entrada  y  eali- 
(la,  prulubiii  el  iii(,icau  rtu  lijuibii-i  \  m  iml  il  rrar  la  paort^  con  cato 
muy  proutti  ciULiloiuii  hnlu  ulIi  i  IIi  i  h  i  lul  ir  las  paredes,  paes  faga- 
1)1111  lia  1.1011  ijufii  iiJ  I  ic  i1  iiiilu  )  i  1 1  n  1  I  nr  iiltiiio  nombró  juez  conser- 
íador  á  ui>,maii3l-ru  Ujia  AuiliLiitia,  ¡  din '■luí  espiritual  al  Dr.  D.To- 
m¿S  Jub6  lio  Gol  O"  iinl 

El  tajut  ti  del  Monte  de  Piedad  era  do  W,000  pusoa  y  daba  un  tres  poí 
oieuto  Sér\  idu  pjra  aameuC  irlo,  i  000  pi^ang  qnn  se  abonaban  del  romo 
dosui-rtca  j'íOrtdrtlaLiaidi.  gallua 

XiaUbiMmidiHlí,iíiti!iagrn!idi-i  Niimni  on  I  is  rtinciones  con  queaeW- 
clbíoen  ella  tf  los  uitp  .inH  vin  jfR  cniturabn  un  no  tenia  objeta  neoeea- 
lio  ni  laud^blL,  4  uj  bLi-ülfino  <.iiiit.títti.i  mi  iiti  i  repugnante  adulacioB. 
ElBey  tpuia  dispuesto  r[no  (•■•is  gr-tn  no  pa-.  in  de  2,000  pesoa;  pcroel 
tlaíisíro  crcvciiilo  suplir  li  l-tlti  njii  lando  ii!  i  imo  de  indultoade  gla- 
doé,  lo  oBtendio  de  tal  modo  ijlie  llego  1  irrrrputar  hasta  cien  mil  posos 
olaeflLit  en  qilo  sitlialUM,  V  niViB  iiiti'ri'ín  ijienas  podían  eatiafaoer- 
se    Aviléa  íeohi/ó  i(¡;ni  1  oliaeijuio  í  sn  adicnuiii  into  al  mando. 

A  laíiito  du  Iiabtr  uIi,luÍo  l1  OIiupo  de  Ar  juipa  los  fundoa  enyoB 
iWzmos  pudiPiDQ  rubtir  It  pirte  qui?  1l  (oii  npondia  eu  la  grnosa,  le 
hizo  oj)uaiL[uu  lI  Cibildo,  ilo  lu  qau  ru'julto  liiber  declarado  el  rey  en 
ISOl,  que  loH  priiladoH  uo  leiiiati  tn4.uttad  de  dtai^nar  las  haciendas  que 
pudieran  tubiir  iim  1 11^,11  ■jolones 

£u  Ijdu  Julio  du  l-iiia  hizopre^entp  1I  Virey  la  eala del  Ctímen de  b 
'  " ~  ~  A«  10  había  ninguna  causa  criminal  en  poder  de  los  reláta- 
le ^láUabAniuy  deaocnpada  do  sus  atenciones  naturalea.  El 
Jtljo  cttmpjir  una  ley  de  ladiaa,  dispuso  ee  oontnjeae  dicba 


426  AVI 

sala  ál  despacho  de  oaoBaé  civUes,  de  las  oaaLea  en  pocos  meses  desp»-^ 
ohd50  que  estaban  muy  rezagadas. 

£n  27  de  Abiil  de  1603  se  mandó  camptir  una  cédala  espedida  pan» 
que  no  se  diese  sentencia  de  muerte  sino  con  sala  compuesta  de  cinoo 
jaeces,  y  se  amplió  esta  medida  para  los  casos  de  azotes  ó  presidio  por 
diez  años;  y  como  f  aesen  solo  coatro  los  alcaldes  del  crimen,  se  deiermio 
nó  pasase  siempre  un  oidor  á  completar  el  número. 

La  existencia  de  dinero  alluyas  y  deudas  en  el  juzgado  de  bienes  de 
difuntos  era  el  a&o  1806  de  79,553  pesos,  de  los  cuales  habiatonaado  la 
real  hacienda  como  empréstito  la  cantidad  de  50,529  pesos  no  obstante 
las  leyes  que  lo  prohibían. 

Por  una  real  orden  de  19  de  Mayo  de  1801  se  dispuso  que  en  las  nnÍTer- 
südades  de  capitales  donde  hubiere  Audiencia  se  estableciese  un  censor 
regio  qae  sena  el  fiscal  de  lo  civil:  en  esa  cédula  se  detallaron  sus  atsi* 
buciones.  Debia  desaprobar  toda  doctrina  opuesta  á  retalias  de  la  soio*' 
na,  leyes,  bulas,  concordatos  &r%  celand<r  la  observancia  de  la  moral  etk 
todos  respectos» 

£n  otra  de  23  de  Mayo  se  derogaron  todos  los  privilegios  que  habí» 
para  no  pagar  diezmos  y  solo  quedaron  exeptuadbs  los  Ludios  según  la 
ley. 

Xa  de  3  de  Agosto  acompsAó  un  arancel  de  lo  que  se  pagana  por  gra-- 
ciaa  al  sacan  invención  dirigida  á  poner  nuevas  gabelas  á  los  preten- 
dientes. 

Otra  de  10  de  Agosto  declaró  que  tocaba  al  Rey  selLalar  donde  habían 
de  consagrarse  los  obispos.  Mandó  juraran  éstos  que  se  embarcarían  en 
primera  ocasión  para  sus  destinos  por  cualquier  puerto,  so  pena  de  pri-^ 
vacion  de  frutos  y  sin  lo  cual  no  se  les  entregasen  las  ejecutoriales.  Que 
antes  de  consagrárseles  no  pudieran  ser  propuestos  para  otra  silla  por 
ninguna  causa,  pues  para  esto  debiau  haber  ejercido  funciones  en  sus 
diósesis  un  aSo  por  lo  menos. 

En  la  de  80  de  Setiembre  se  prohibió  la  esportacion  de  la  platina,  cuyo 
metal  venderian  solo  al  Key  los  mineros  ú  otras  personas. 

La  de  27  de  Noviembre:  que  no  se  permitiese  hospicio  alguno  de  rSli- 
giosos,  y  que  se  cumpliera  lo  que  estaba  mandado  sobre  adquisición  de 
bienes  raices  por  manos  muertas. 

En  4  de  Marzo  de  1802:  que  ninguna  autoridad  destinase  reos  á  los  ba- 
jeles de  guerra.  Por  la  de  23  de  este  mismo  mes  mandó  el  Bey  que  para- 
subsanar  los  efectos  de  la  guerra  pasada,  se  vendiesen  inmediatamente 
todos  los  bienes  de  temporalidades  de  Jesuítas,  y  se  remitiese  el  dinero  Á 
Espa&a. 

En  19  de  Diciembre  se  tituló  villa  á  Celendiu,  separada  de  la  jurisdic- 
ción de  Gajamarca,  y  si^jetaá  Trnjillo:  que  tuviese  Cabildo  con  varas  vi- 
talicias: y  pudiese  haber  en  ella  dos  ferias  anuales.  Que  Oajamarca  fuese 
ciudad  con  ayuntamiento  completo,  que  eligiera  alcaldes  ordinarios. 

Por  la  de  12  de  Enero  de  1804  se  dio  á  Paita  el  privilegio  de  puerto  me- 
nor, que  tenian  Huanchaco  y  Pascamayo. 

En  19  de  idem;  se  ordenó  al  Virey  no  nombrase  tenientes  de  cosmógra- 
fo, sino  solo  agrimensores. 

En  Marzo  8:  que  se  construyese  un  fuerte  en  Pisco  para  su  defensa» 
lia  de  16  de  Ajbril  mandó  que  del  ramo  de  las  suertes  se  socorriese  con 
mil  pesos  anuales  al  hospital  de  San  Láz£ux>  de  Lima. 

La  de  22  de  Abril  prorOgó  el  comercio  libre  de  negros  pe»  doce  a&os 
psura  los  espafioles  y  seis  para  los  estrangeros,  b^jo  las  reglas  pxescfríp- 
tas  en  cédula  de  24  de  Noviembre  de  1791,  y  otras  posteriores. 


AVI  427 

£a  89  de  ídem:  qneel  jusgftdo  de  9gUM  de  Lima  y  sos  vállee  eonea- 
pendiese  á  011  aynntamieuto. 

Mayo  29:  qae  se  estableciese  en  el  Cazoo  un  pcesidio  formando  el  Vi- 
cey- el  reglamento  que  debeiia  regir  eA  él. 

JDe  23  de  Jonio:  qae  las  carnes,  sebos  y  arroz  ammoaaos»  líieeen  li- 
bres de  todo  derecho  real  y  municipal  con  cualquiera  denominación. 

JjBk  de  13  de  Agosto:  que  ei  departamento  de  artillería  de  Lima  oom- 
prendiese  todo  elvireinato  inclusive  Guaj^aquil  y  CIúJaq. 

£n  Febrero  4  de  1805:  que  por  motivo  aJffuno  se  concediese  á  nincnn 
empleado  ni  á  su  familia  peimiso  para  ir  a  £spá&a  sin  consuka  previa 
al  Key. 

Carlos  IV  á  propuesta  de  la  Junta  de  fortificaciones  de  América,  resol- 
vió en  7  de  Julio  de  1803  que  el  Gobierno  de  la  provincia  de  Quayaqitíl 
dependiese  del  vireinato  del  Perú  y  nó  del  de  Santa  Fé,  esto  lo  ratificó 
Abascad  en  1810,  y  el  a&o  1819  fué  cuaudo  el  Bey  limitó  esta  orden  á  lo 
puramente  militar. 

Acaecieron  en  la  época  de  gobierno  del  marqués  de  Aviles  algunos  su- 
eesos  que  merecen  apuntarse  para  memoria  de  ellos.  De  esta  clase  fué 
laesplosion  del  volcan  de  Tutupaca  en  1801,  y  la  reedificaci<m  de  los  mu- 
ros ó  tajamar  delante  de  la  plaza  de  Acbo:  obra  que  costeó  el  Cabildo, 
lo  mismo  que  la  de  la  nueva  alameda  que  lleva  ese  nombre.  En  180S  la 
viruelaise  generalizó  como  una  verdadera  epidemia  que  hize  perecer  á 
muchos  pacientes  los  mas  de  la  clase  de  indigenas.  Ese  mismo  afio  in- 
teresaron en  Lima  el  barón  de  Humbcld  y  su  socio  Mr.  de  Bompland 
viajj^eros  cieutíficos.  £1  19  de  Abril  de  1803  se  oyeron  en  Lima  varios 
truenos  por  efecto  de  ana  recia  tormenta  en  la  cordillera:  lo  mismo  se 
repitió  en  Noviembre,  sintiéadose  algunos  temblores  de  tierra.  Se  habla 
efectuado  en  27  de  Agosto  un  auto  de  fé  en  que  se  castigó  por  la  Inqui- 
sición á  dos  migeres,  una  apellidada  Bivero  y  la  otra  conocida  por  la 
San  Diego.  Otro  auto  de  fé  tuvo  lugar  el  17  de  Julio  de  1806  en  que  se 
castigó  a  un  individuo  perseguido  per  hechicero.  La  ciudad  de  Guaráz 
presenció  en  ese  mismo  a&o  el  suplicio  de  Pedio  AldanSb  Martin  Duran 
y  Maria  Colonia,  ahorcados  por  haber  muerto  al  marido  de  ésta. 

£1  afio  de  1804  hubo  repetidos  temblores,  uno  de  ellos  muy  fuerte  el 
22  de  Abril;  ademas,  avemdas  copiosas  en  algunos  rios,  causando  inun- 
dación en  Jequetepeque;  y  como  reventasen  cerca  de  Matucana  irnos 
volcanes  de  agua^  el  grave  crecimiento  del  Rimao  destruyó  puentes  en 
esa  quebrada,  y  en  Lima  parte  del  paseo  de  la  Piedra  liza.  Sentenciadas 
Á  muerte  en  la  capital  cuatro  mujeres  por  asesinatos  alevosos,  fueron 
ahorcadas  Manuela  lUymuudo  y  Maria  Kamos:  á  las  otras  dos  por  ha- 
llarse en  cinta  se  les  conmató  la  pena.  Sufrió  la  misma  de  horca  en  18 
de  Octubre  de  1805  el  famoso  ladrón  Agustín  Guerrero  que  habia  come- 
tido muchos  crímenes  en  los  caminos  públicos. 

£1 30  de  Abril  de  1806  una  fragata  de  guerra  inglesa,  ^^La  Luisa,"  que 
atacaba  al  puerto  de  Anca,  varó  eu  la  playa  sin  que  hubiese  podido  evi- 
tarlo su  comandante.  Los  milicianos  de  dicha  cindad,  tomaron  prisio- 
neros Á  los  que  tripulaban  la  fragata,  y  fueron  traidos  á  Lima. 

Hemos  dicho  en  otro  lugar  que  el  marqués  de  Aviles  fué  modesto  y 
beuéñco.  Socorría  las  necesidades  de  muchas  personas  secretamente,  y 
de  su  caritativo  celo  eu  favor  de  los  enfermos  desvalidos,  liay  abundan- 
tes testimonios.  Bastará  aquí  citar  como  una  prueba  espléndida  de  su 
generosidad,  la  fundación  del  hospital  de  mujeres  incurables,  cuyo  edi- 
hcio  fabricado  en  1804  está  contiguo  al  del  Refugio.  También  hizo  va- 
nas mejoras  en  el  beaterío  del  Patrocinio. 

£u  20  de  Julio  de.  1806  entregó  el  mando  á  su  suceao^cl  general  D.  Jo- 


K 

L 


428  AVI— AXL— AYA 

sé  Fernando  Abascal,  habiendo  gobernado  el  Perú  cnatro  añOB  ocho  me^ 
Bes  veinte  dias.  Permaneció  algnn  tiempo  en  Areqnipa  atendiendo  sH 
reparo  de  sn  salad.  Hallábase  en  esa  cindad  cnando  se  juré  obediencia 
á  Fernando  Vil  en  1808.  Contnbnyó  en  repetidas  ocasiones  á  auxiliar  ál 
Erario  con  motivo  de  necesidades  públicas:  en  una  de  ellas  obló  doce 
n^il  pesos  de  sn  peculio. 

Abascal  se  hatiia  ofrecido  á  la  Audiencia  y  Cabildo  de  Buenos  Airea 
para  ir  personalmente  á  dicha  ciudad  con  motivo  de  la  guerra  con  loa 
ingleses.  En  1807  no  pudiendo  hacer  el  viaje,  propuso  al  general  Aviles 
fílese  á  enciurgarse  de  aquel  vireinato,  vacante  por  la  &XM)sicion  del 
marqués  de  Sobremonte.   La  tentativa  de  Abascal  no  fué  hien  acogid» 

Sor  el  Cabildo  de  Buenos  Aires,  ni  Aviles  se  prestó  peor  su  parte  alegan*: 
,  o  varias  razones  para  ello,  sin  olvidar  sus  padecimientos  físicos^ 

Nos  es  ffrato  antes  de  cerrar  este  artículo  hacer  en  él  un  honroso  re- 
cuerdo de  la  esposa  del  Virey  D.  Gabriel  de  Aviles.  La  seüiora  D?  Mercer 
des  Risco  y  Ciudad,  nació  en  Lima  el  año  1752;  contrajo  matrimonio  ála 
edad  de  veinte  años  con  el  marqués  de  Santa  Rosa,  cuyos  padecinnentoa 
por  falta  de  salud  exigieron  una  prolija  asistencia  á  que  su  consorte 
atendió  con  esn^ero  y  resignación  his^a  su  muerte.  En  1782  el  nuurqués 
de  Aviles  <][ue  se  hallaba  en  el  Cuzco  de  jefe  de  las  armas,  y  conocía  á 
ibndo  las  virtudes  de  la  viuda  del  de  Santa  Bosa  pariente  suyo,  la  soli- 
citó para  un  segundo  enlace  que  motivó  la  marcha  déla  señora  al  Cuzco» 

Quedó  en  Lima  la  marquesa  cuando  Aviles  salió  para  Chile  á  desem-. 
penar  la  presidencia,  y  después  mientras  permaneció  de  Virey  en  Bue- 
nos Aires.  No  penetraron  en  su  corazón  sano  las  ilusiones  que  engendra 
la  vanidad  y  que  fomenta  el  soplo  favorable  de  la  fortuna.  D*  Mercedes 
Risco  que  vestía  el  hábito  mercedario  y  vivía  consagrada  á  ejercicios 
reli^osOs,  sin  desatender  por  esto  á  sus  deberes,  prefería  entre  sus  ocu- 
paciones la  del  servicio  de  los  pobres,  buscándolos  y  dispensándoles  los 
beneficios  de  su  caridad.  Esta  virtud  que  entre  otras  poseía  la  ejemplar 
Yireina,  se  estondió  al  convento  de  misiones  de  Ocopa  haciéndole  seña- 
lados bienes  por  interesarse  en  la  conversión  de  los  indios.  Unida  á  su 
esposo  y  á  la  señora  Querejazu,  otra  matrona  limeña  muy  di^na  de  ala- 
banza, costearon  por  completo  y  rentaron  el  hospital  destinado  para 
cuidar  mujeres  incurables,  y  que  está  junto  al  del  Refugio  iñindado 
por  Santo  Toribio.  Nunca  desviaron  de  sus  sólidos  principios  álaresp^ 
table  D?  Mercedes  Risco,  ni  las  comodidades  ni  el  fausto  del  palacio;  y 
l^i  se  sintió  su  influencia  algunas  veces,  fué  cuando  la  empleó  en  prove- 
cho de  sus  semejantes.  Acabó  sus  dias  en  el  pueblo  de  la  Magdalena  el 
^o  1806  dejando  memoria  de  su  esclarecido  mérito. 

Viajando  el  marqués  de  Aviles  para  España,  tuvo  necesidad  de  tocar 
■en  Vabiparaiso  eí  buque  que  lo  conducía.  Allí  se  renovaron  sus  padeei- 
inieutos  de  salud  y  talleció  en  1810  á  los  once  años  de  haber  dejado  el 
piando  de  Chile,  en  que  fué  el  primer  Presidente  que  entregó  á  su  snce- 
^rrehv<4Qii  circunstanciada  de  la  época  de  su  gobierno. 

A^I*| — ^Hbnrique — ^Fué  relajado  y  ahorcado  en  Lima  el  dia  5  de  Abril 
de  1592,  por  sentencia  del  Tribunal  de  la  Inquisición.  En  este  auto  do  fó, 
cuarenta  reos  mas  sufrieron  las  penas  á  que  fueron  condenados. 

AYALA  Y  CeilTEGRAS— D.  Diego— Comisario  do  caballería,  hijo  del 
oidor  de  Lima  D.  Gaspar  de  Ayala.  Fué  el  primer  provincial  que  tuvo 
en  esta  capital  la  Santa  Hermandad.  Compró  en  50,000  pesos  ese  desti- 
no que  se  declaró  vendible  y  renunciable  por  cédula  de  163?.  Se  recibió 
^  20  de  Jomo  de  1633,  y  desde  ept{Hices  quedó  suprimido  el  oficio  ú,q 


AYA— AYL  429 

/dealde  de  la  Santa  Hermandad  que  hubo  desde  1550,  y  era  nombrado 
por  el  Cabildo  anualmente.  Tenia  el  provincial  voz  y  voto  en  el  Cabilr 
GO,  y  oenpaba  el  tercer  In^r  después  del  alférez  real  y  del  algnacU  ma- 
yor. La  Santa  Hermandad  sostenía  sus  cuadrilleros,  y  el  Juzgado  despa- 
chaba todo  lo  concerniente  á  la  seguridad  pública.  Hubo  ordenanzas 
dadas  por  el  gobernador  D.  Pedro  de  la  Gasea  en  cuanto  á  Policía  rural 
contra  malhechores  y  esclavos  prófugos, 

miiOll— El  padre  Francisco  Xavier — del  oratorio  de  San  Felipe 
Neri,  natural  de  Guancavelica.  Sostuvo  y  cultivó  con  mucho  celo  los 
ctjereioios  espirituales  que  con  el  título  de  Escuela  de  Cristo  introdujo  el 
licenciado  I>.  Juan  Pedrero  de  Santiago  en  el  hospital  de  San  Pedro  que 
fundó  una  hermandad  de  sacerdotes  en  1594,  y  cuya  iglesia  fué  conocida 
des]Hies  por  de  las  Recogidas.  Consiguió  que  D?  AnadeKobles  viuda  rica 
jÁ  quien  él  dirigía,  fabricase  la  capilla  y  casa  del  beaterío  de  Norias  que 
se  instituyó  ^i  15  de  Octubre  de  1674:  y  acordó  con  la  fundadora  á  insr 
tancias  del  Arzobispo  D.  fray  Juan  de  Almoguera^  se  pretendiese  eler 
Tarlo  á  monasterio  de  Trinitarias,  como  se  verificó  en  1682,  siendo  Ay^ 
Uon  sn  capellán,  mayordomo  y  síndico,  y  el  que  puso  el  hábito  á  las  pri- 
meras rebgiosas. 

£1  padre  Ayllon  eclesiástico  de  vida  ejemplar  y  predicador  lujoy  cons- 
tante, ayudó  eficazmente  al  padre  Alonso  Kiero  en  la  fundación  de  la 
congregación  del  oratorio  de  San  Felipe  Neri  que  promovieron  en  1671,  y 
lograron  establecer  en  1674,  quedando  luego  aprobada  por  el  Bey  y  el 
Papa.  Ayllon  fué  el  segundo  prepósito,  y  falleció  en  1702,  á  los  67  afios 
4e  su  edad:  su  retrato  se  coQServa  en  la  iglesia  de  las  Trinitarias. — Véase 
Miero,  él  padre  Alonso. 

Vfhhn^¥TiMrí  Juan— de  la  orden  de  San  Francisco  natural  de  Lima, 
escribió  y  publicó  en  esta  ciudad  en  1630,  la  'fBélacion  de  las  fiestas  de 
Xaxask  en  el  octavario  de  los  23  mártires  del  Japón.''  Cita  esta  obra  D. 
Kicolás  Antonio  en  su  biblioteca  nuev^. 

ATIiLM— N1COLI3  i>9  Dios— Indígena,  natural  de  Chiclayo,  de  ofir 
cío  sastre.  Secogió  en  Lima  algunas  jóvenes  pobres  y  les  proporcio- 
nó lo  necesario  para  su  subsistencia,  empleando  así  el  fruto  de  su  traba- 
Jo  y  las  limosna^  que  colectaba.  Era  casado  desde  9  de  Enero  de  1660  con 
una  matiza  llamada  María  Jacinta,  la  cual  asistía  y  encaminaba  á 
aqaellas  en  Jlos  ejercicios  espirituales^  Ambos  en  su  casa  arrejglaron  cel- 
das y  dos  oratorios,  uno  4^1cado  á  la  Virgen  de  la  Concepción,  el  otro 
Á  Cristo  Crucificado,  en  los  que  se  celebró  misa  el  1?  de  Enero  de  1678. 
Les  dio  ornamentos  y  útiles  el  Dean  P..  D.  Juan  Santoyo  de  Palma.  Ni> 
.colas  de  Dios  falleció  en  7  de  Noviembre  de  1677,  y  acerca  de  sus  virtu- 
ides  se  formó  jm  proceso  que  fué  remitido  á  Roma  por  el  Arzobispo  D. 
Melchor  de  Lii|an.  Su  viuda  perseveró  en  la  obra  principiada,  y  organi- 
zó un  Beaterío  en  el  cual  se  observó  estrecha  clausura,  y  la  base  de  vivir 
-en  pobreza  sin  quejarse,  esperándolo  todo  de  la  providencia  divina.  D. 
Sebiastiande  los  J^ios  fabricó  una  iglesia  á  su  costa  al  lado  de  aquella  ca? 
«a,  colocando  en  el  altar  mayor  un  lienzo  de  Jesús,  María  y  José.  Aumen- 
tóse el  número  de  beatas  á  20,  de  las  cuales  quince  debían  asistir  de  con- 
tinuo al  coro,  y  Las  restantes  atender  al  servicio  económico  y  doméstico 
alternativamente.  Bajo  la  decidida  protección  del  fiscal  de  la  Audiencia 
D.  D.  Juan  Gh>nzalez  de  Santiago,  que  mas  tarde  fué  obispo  del  Cuzco, 
concibió  la  directora  Jacinta  de  la  Santísima  Trinidad  él  proyecto  de 
«leyar  á  monasterio  el  instituto  de  su  cargo,  y  después  de  no  pocas  difir 


>  • 


430  AYL— AZA— AZC— AZO 

oqltadeB  consiguió  su  ol^eto  por  cédula  de  Oarlos  II.  de  3  de  Dioiembie 
de  1096.  Amplia  osta  por  otra  de  12  de  Julio  de  1699  en  que  dispuso  el 
Bey  viniesen  del  convento  de  Capucliinas  de  Madrid  cinco  religiosas  Á 
ñindar  el  de  Lima  b£^o  la  regla  de  Santa  Clara*  Salieron  dichas  monjas  ea 
1710,  y  después  de  haber  sido  i>risioneras  de  los  ingleses,  llegaron  Á  Bue- 
nos Aires,  desde  donde  se  dirigieron  por  Chile,  á  la  capital  del  Perú.  Es- 
tuvieron alojadas  en  otro  monasterio  socorridas  por  el  obispo  Yirey  D. 
Diego  Ladrón  de  Guevara,  y  por  la  Universidad  de  San  Marcos.  Ocu- 
paron sus  claustros  el  dia  14  de  Mayo  de  1713  habiéndoseles  conduoido 
en  una  solemne  procesión. 

£1  cadáver  de  Nicolás  de  Dios,  que  estaba  en  el  hospital  de  San  Juan 
de  Dios,  fué  trasladado  al  monasterio  de  Jesús  María,  que  es  hasta  hoy 
médelo  de  orden  y  virtud. 

kZñÑk  T  LLiHO — D?  Josefa — anacida  en  Lima,  perteneciente  á  la  fa- 
milia á  que  se  reñere  el  artículo  siguiente.  Tomo  el  estado  de  religiosa: 
se  distinguió  por  su  virtud,  talento  y  consagración  al  estudio.  Fué  una 
de  las  cuatro  monjas  Capuchinas  que  salieron  de  Lima  el  8  de  Agosto  de 
1747  y  pasaron  á  Cajamarca  como  fundadoras  del  monasterio  de  la  Con- 
cepción de  dicha  ciudad. 

IZAf  A  Of  A  T  f  ALACIO— El  D.  D.  Juan  de— caballero  de  la  orden 
de  Santiago.  Nació  en  Lima,  y  habiendo  hecho  sus  estudios  en  esta  ca- 
pital, se  recibió  de  abogado  y  después  de  oidor  de  la  Audiencia  de  Char- 
cas: nyo  de  D.  Pedro  Sánchez  Ázafia  y  Palacio  natural  de  Tonmos  en 
fSspafia,  y  de  D?  Juana  de  Oüa  Zapata  nacida  en  Estremadura.  Fué  es* 
te  regidor  de  Lima  y  familiar  de  la  Inquisición,  pasó  á  la  corte  en  cali- 
dad de  procurador  del  Cabildo.  Begresó  de  oidor  de  la  misma  Audiencia 
de  Charcas  en  1643.  y  después  obtuvo  en  la  de  Lima  igual  empleo.  D.  Pe- 
dro era  hermano  díe  D.  fiartolomé  Sánchez  Aza&a  Palacio,  Maestro  de 
Campo,  regidor  perpetuo,  alcalde  provincial  de  Lima  y  cruzado  de  Sfui- 
tiago,  quien  casó  en  1657  con  D?  Juana  Llano  Yaldéz  (hija  de  D.  Juan 
de  Llano  Valdéz  oidor  de  Quito  y  de  Lima.)  Sus  hijas  D?  Francisca  y 
D?  Gabriela  Azaüa  y  Llano,  la  primera  fué  casada  con  el  oidor  de  Lima 
y  presidente  de  Qh^rcas  P.  Juan  Jiménez  de  Lobaton,  y  la  segunda  con 
él  general  D.  Diego  Bernaldo  de  Qiüróz  de  la  orden  de  Santiago.  £1  ci- 
tado oidor  D.  Pedro  Sánchez  Azafia  y  Palacio  tuvo  otros  hijos:  D>  Les- 
mes  caballero  de  la  dicha  orden,  también  limeño  como  D.  Miguel,  quien 
casó  con  D?  Manuela  Maldonado:  estos  fueron  padres  de  D.  Pedro  Áza- 
fia Palacio  y  Maldonado  primer  conde  de  Montesclaros  de  ¿Tapan  en  1766. 
Téa^ — Llaíio  Valdéz f  D.  Juan — Véase  Montesclaros  de  Zapan, 

AZCOlf  A  HUBERTO— D.  Aim>Nio— Cura  de  Potosí.  Fué  presentado  pa- 
ra obispo  auxiliar  de  Lima  en  1671  siendo  Arzobispo  P.  Pedro  Villago- 
me?.  Cuando  su  confirmación,  ya  habia  fallecido  este  prelado.  Antes 
que  las  Bulas  de  obispo  auxiliar,  llegs^ron  á  D.  Antonio  las  de  obispo  de 
Éuenos  Aires,  para  cuya  silla  le  nabia  elegido  el  Bey  consecutivamente. 

AZCOHA— El  Capitán  D.  Joaquín  Manuel  d^— Véase  San  Carlos^ 
Cande  de — 

AZORES— D.  EusEBio  Joaquín  de— Corregidor  de  Castrovireina.  Las 
hostilidades  que  sufrían  las  indios  con  motivo  de  la  exacción  de  los  tri- 
butos, y  mas  que  todo  del  repartimiento  forzoso  en  que  eran  tan  escan- 
4aloso3  los  abu'foi  de  los  corregidores,  tünlau  preparado  el  ánimo  dg 


AZO-  AZÜ  431 

ih^nelloe,  que  en  su  desesperación  no  debia  estraüarse  seprecipitasen 
á  actos  de  venganza.  Dorante  el  gobierno  del  marqués  de  Cfastell-fuerte 
hubo  algunos  casos  en  que  los  indios  cansados  de  su  abatimiento,  se 
huizaron  á  los  tumultos  causando  alteraciones  de  funesta  trascendencia, 
y  aun  atentando  contra  la  vida  de  los  corregidores.  £1  citado  Virey  era 
muy  severo,  y  como  ningún  otro,  reprimiólas  faltas  y  demacias  de  di- 
chos mandones,  encargándose  de  ráferirlas  en  la  relación  de  su  gobierno* 
Pero  si  nó  espresa  las  caucas  del  alboroto  que  bubo  en  Castrovireina, 
bien  claro  deja  comprender  no  fueron  otras  que  el  odio  a  que  se  babia 
liecho  acreedor  D.  Ensebio  Azores. 

£ste  filé  asesinado  por  los  indios  lo  mismo  que  él  hermano  Bafoel  Fer- 
nandez Coadjutor  de  la  compañía.  La  conmosion  pudo  apsu^arse  gracias 
wl  contrapeso  que  formaron  los  partidarios  del  alcalde  también  indio  D. 
Andrés  GRureia,  quien  tomó  á  su  cargo  reetablacer  el  orden,  y  al  efecto 
ejecutó  la  pena  de  muerte  en  uno  de  los  principales  delincuentes.  El  go- 
memo  en  el  real  acuerdo  aprobó  el  avance  cometido  por  (barcia,  le  titu- 
ló noble,  le  exeptuó  de  pagar  tributos  y  de  todo  serviciOi  piorogándo- 
le  el  cargo  por  cuatro  afios. 

AEVA  B  nVEMni— El  D.  D.  Pedso.  Abzobispo— Ko  hemos  eonse- 
||[iiido  datos  acerca  de  su  carrera  ni  de  sus  estudios,  ^ue  es  regular  los  hi> 
«lese  en  los  colegios  de  Lima.  En  un  catflogo  de  obispos  de  Concepción 
de  Chile,  le  enconlaramos  con  la  noticia  de  ^ue  nació  en  Lima.  D.  Anto- 
nio de  Alcedo  le  considera  entre  los  arzobispos  de  Santa  Fé.  Dice  que 
fué  peruano:  que  en  Concepción  dio  unas  constituciones  Sinodales,  y 
«1  consejo  al  aprobarlas,  le  ordenó  las  formase  también  para  dicho  ar- 
Bobispaoo  á  que  fué  promovido  en  1745:  que  expidió  algunos  edictos  y 
pastorales,  tuvo  varios  altercados  y  competencias,  y  murió  en  1753.  En 
^cuanto  á  su  nacimiento  tenemos  seguridad  de  que  fué  chileno.  Véase^- 
Iturgoym  y  Lieperguer  D*  CaUüina,  Condesa  de  la  Vega — Véase  Cortés 
ífAima, 

AKOEZi—Ei.  D.  D.  Lüís  Ignacio  DE-^naturál  de  Lima.  Capellán 
Beal  de  Palacio.  Por  muerte  de  D.  Diego  Ladrón  de  Quevara  en  1775  le 
«neomendó  el  Virey  Amat  la  casa  de  huérfanos  de  esta  capital,  á  la 
«nal  sirvió  con  celo  y  dedicación  hasta  1778  dejándole  después  un  lega- 
do de  cuatro  mil  pesos. 


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14 

25 

14 

50 

15 

19 

17 

31 

17 

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19 

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39 

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21 

37 

22 

37 

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195 

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201 

10 

206 

7 

210 

23 

212 

15 

213 

52 

DICE.  DEBIÓ  DECIR. 


23  mayo 23  de  Mayo 

ricibio recibió 

cenfíriendolos confiriéndolos 

encon  trasran encontrarán 

as  gnerras las  guerras 

sagraddos sagrados 

aiudlo atütílio 

navio navio 

8u  vercion sabrercíon 

Riobamba, Riobamba; 

por  la  fuerza, por  la  fderza. 

á  pedirse  lee ápedirsele 

tribunal, tnbnnal 

y  el  general  DiazVelez..  y  los  jefes  Valoaroe  y  Díaz 

Veíez 

Alvares Alvarez 

textos testos 

que  dirijian qne  se  dirijian 

coirró pereció 

Alio  Perú Alto  Peni 

facilitasen facilitasen 

subersivoB subversivos 

prevocaba provocaba 

Baustista Bautista 

Chincha: Chincha, 

la  cual lo  cual 

hermana hermana  polítisa 

fiebre sobre 

capital.  Aliaga capital,  Aliaga 

articulos, artioulos. 

abedecedario abecedario 

servieran sirvieran 

dei del 

esba estaba 

continuó contínao 

Baltasar Baltazar 

Almagao Almagro 

ebedecia obedecía 

rollo rollo. 

Smitt Smith 

sugeto sujeto 

do de 

transacion transacción 

sirviertes sirvientes 


fXoimab  límxab.  dicb.  dkbió  dsoib. 

perpetúo perpétao 

eceptuftron exej^tuftroii 

Fray el  piloto  D. 

yerva yerba 

remplazarlos reemplacarlM 

ivan iban 

Antni^ai^ja , Atui^aiga 

D  ^o Diego 

nliima última 

Nobiembre Noviembre 

remetiese remitiese 

Vireys Vireyse 

retabiera retuviera 

estnbiese estuviese 

Nobiembre Noviembre 

cansas causas 

fmtoB brutos 

oasi^ue* caci(]|ue 

Erovidenciss providencias 
enas llenos 

Í^ereoioron perecieron 
so IOS 

pnplico público 

condu-cida conducida 

perdidas perdidas 

nuestros vuestros 

de  casti^ castigo 

FrayDiego D.FrayDiego 

Sractica practica 
elu^ar dé  lugar 

concejo consejo 

dirección,  ni dirección  ni 

uu un 

que qué 

auteridades autoridades 

pesquisa pesquisa 

mercantil, mercantil 

marques marqués 

Herco Herce 

valido valido 

solo  genios  á solo  ágénios 

culculado calculado 

Baynal Baynald 


215 

8 

219 

38 

228 

24 

236 

10 

241 

40 

241 

47 

242 

3 

242 

25 

243 

6 

244 

35 

244 

53 

244 

55 

245 

11 

245 

16 

245 

19 

245 

21 

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47 

247 

5 

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7 

270 

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290 

15 

300 

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301 

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11 

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15 

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7 

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43 

368 

21 

368 

49 

380 

30 

407 

26 

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l^E  MÁTEBIAS  DB  LOS  SUCESOS,  ASUNTOS  ^TT   DJÉMAS  ÍÍ!|e 

CONTIENE  ESTE  TOMO    PKtSiBfeb.     *" 


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Aibascáí  fie  propone  reconqLtilstax  todo  el  fóirítodo  Sif^-anieric^^ú 
página  17.  ..   ,     ,..     .     »    '       -  ■■•  '■><■ 

Akafcal  envió  miles  de  indios  armados  jcon  loe  caciques  Pitinacahi¿k  y 
Choquehnanca  despnes  de.Gn¿iqni  para/abrir  la  comnnicaclon 
cortadappr  loedelaPaz.  26.  ' 

Akaical  prohibió  á  Croyeneche .conceder,  cosa  algnnaBln  su' aprobación, 
y  balo  la  base  de  rendirse  loa  enemigos  y  reconocer  al  Gobier- 
no* 27.  ;;   . 

Akaical  mandó  fortiñca^  Jojny  yj]o  avanzar  del  lio  Pasi^:  no  fué 
obedecido.  27.      .  - 

AkaMal  regala  su  espada  Á  Goyenecbe.  26. 

Afeaical  afnite  la  renuncia  de  Gtoyenecbe  ^  le  agranda  preponiéndote 
sirva  un  puesto  subalterno  en  el  ejército.  í¡&; 

Afeascai  ultraja  Á  \q9í  Jefes  y  oñciales  que  pidieron  separarse  del  efér^ 
cito.  28.         ■  ••      »'■; 

Ateseal  es  nombrado  Marft^  da  la  .Concordia.  30.  Recibe  Har  gran  cruz 
de  la  orden  de  Carlos  III:  celebridades  que  hubo.  33. 

Aftaseal  consulta  con  el  padre  Plaza  sobre  posibilidad  de  una  marcha 
hasta  el  Amazonas:  manda  componer  caminos,  hacer  fortifi- 
caciones y  sembríos.  40. 

AfeMcal  no  cesaba  de  pedir  tropas  y  buques  á  España.  41. 

Atescal  quiso  que  Osorio  pasase  la  cordillera  de  ChUe  y  marchase  Á  Tu- 
cxmían  y  Córdo  va.  46. ,  ..^ 

Ateseal  regresa  á  Espafia  52:  ^écÜié  allí  grandes  honores  y  recompen- 
sas. 53* 

Aferco  comisionado  regio  para  tratar  de  paz  en  el  Perú:  53.  Conducta 
del  Virey  La-sema  y  de  la  logia  revolucionaria  de  Aznapn- 
quio.  54  á  57. 


diversos  de  los  religiosos:  235  á  237:  disturbios  con  motivo  de 
las  elecciones  de  prelados.  239.  425. 

iMf ÉImt  en  Lima  empezaron  á  cubiirse  8:  y  á  formarse  silos:  favorable 
resultado  de  suprimir  las  acequias  de  las  calles  y  las  interio- 
res. 422. 

Maaaa  de  Lima:  su  creación,  derechos,  aforos:  primer  administra- 
dor. 227. 

ádaaaast  sus  productos  en  la  época  de  Amat.  246. 

AgrtaMBiores»  y  tenientes  de  cosmógrafo.  426. 

Amatfa  para  la  marina  y  cañería  en  el  Callao.  6. 

AuHic4as  de  Lima  mejoradas  por  el  Cabildo.  368. 427. 

Akakalax  derecho  levado  hasta  el  7  por  cientc  18.  321.  418. 

AtoafealAf  no  debia  cobrarse  á  los  indio»  por  sus  propias  cosecha»  y  por 
tejidos  que  fabricasen.  244. 

Akakala  ocasiona  en  Quito  uua  revolución:  se  sosiega  la  ciudad  por  in- 
fluencia de  los  Jesuítas:  va  deLimajuna  espedicion  á  ordene» 
de  Pedro  Araua:  castigos  q«e  se  lucieron.  312.. 

Aicaiaia  y  Atan^arlfkzg»  antes  y  después  de  haber  Aduana.  227.  418  . 
AlfPMiilCiS  pemsó  FMipe  XY  enviar  uu.ntlmero  de  éstos  íi  Guanea  velie» 

para  aliviar  Á  los  indios  en  la»  minas.  410. 
AlfOdom  que  fuese  libre  de  derechos  y  los  tejidos  de  él.  244. 
AlÍMcenes  para  pólvora  en  las  murallas  de  Uma.  7. 

AlMAgr»  el  m^s  su  origen,  146:  yá  á  Chile  con  su  padre:  147.  Muert<y 
éste  lo  entregan  á  Pizarro  qoie^  lo  deja  en  1.a  mendicidad, 
147:  los  almagristas  son  condenados  á  la  miseria,  147:  por- 
menores  147, 148.  Se  resuelvexi(á  matar  al  Marqués,  149:  y  lo 
ejecutan  asaltándolo  en  él  PíJacio,  150:  Besponsabilidad  do 
Alma.gro,  151:  saqueo  y  atroces  venganzas  en  Lima,  151: 
Almagro  es  proclamado  Gobernador  del  Peni,  152:  lo  oontra- 
dicen  Alonso  Alvarado  en  Chachapoyas,  154:  Auznres  «det 
Camporredondo  en  Chuquisaca  y  fíolguin  eu  el  Cuzoo,  153: 
Anzures  entra  eu  Arequipa,  reúne  fuerzas  y.ae  junta  á  Hol* 
guin,  155:  Vaca  de  Castro  comisionado  por  el  Bey  viene  por 
Quito  con  Yelalcazar^  se  declara  Gobernador  del  Perú,.  156: 
Almagro  sale  para  el  interior  con  sus  tropas,  156:  se  le  escapa 
Holguin  con  las  suyas,  157.  Júntase  éste  con  Yaca  enHuaylas^ 
y  también  Alvarado,  158..  Abren  campaña  contra  Almagro^ 
161:  YelalcazaF  vuelve  á  Popayan,  158:  Almagro  eutra  en  eí 
Cuzco,  159:  escándalos  y  asesinatos  en  sus  tT;opaa  con  otros 
crímenes,  160:  quieren  matarlo  á  él,  y  él  se  autlcipa  ádesapa- 
recer  á  sus  enemigos,  161:  escribe  Almagro  á  Yaca,  162:  indul- 
to de  Yacamalogrado,  marcha  un  ejército  contra  otro,  163. 

AfaMtiailfazgo  era  un  derecho  con  cuyo  preducto  se  sosieniau  los  presi- 
dios y  sus  guarniciones.  85. 

Attar  WMLjw  de  la  matriz  de  Moquegua.  84.  267. 

4ilte  Fcnl  se  propone  Abascal  combatir  la  revolución,  22:  cubre  la  fron- 
tera: principia  sus  hostilidades.  23. 

Alto  Perú  las  autoridades  de  él  se  someten  al  Yirey  AbascaL  24. 

Alt»  Vitrúf  inconvenientes  de  Pezuela  para  avanzar  al  Tucumán:  revo- 
nes  en  Santa  Cruz  y  Yalle-grando.  41. 

Alto  Perú)  se  reúnen  al  ejército  eu  Ghallapata  las  tropas  venidas  de  Chi- 
le y  la  división  del  general  Bamirez.  46. 

Alimkrade  en  íjima:  su  arreglo  xK>r  el  Yirey  Amat,  228. 

AMUiMMClMi»^U«v^e  método  que  no  pudo  establecerse.  417. 

AlMH     .|BC&v«s  datos  contra  la  probidad  de  este  Yirey,  249:  su  juiuio- 
trderesideneia.  251. 

AllUfiíNi  de  Atidiuallpa:  no  tenia  derechos  legitimes:  sus  crueldades 


cou  los  vencidos;  y  con  su  Ucrmano  Huáscar:  los  ^ue  sobrevi- 
vieron de  la  familia  real  de  los  Incas.  380  á  388. 

ASMiedJiciOB  de  plata  y  oro  eu  Lima  ou  tiempo  de  Aviles.  418. 

AHipujcrOj  de  los  primeros  vecinos  que  tuvo  Lima:  concurre  á  la  batalla 
de  Chupas  con  el  gobernador  Vaca  de  Castro:  ayuda  á  los  oi- 
dores contra  el  Virey  Vela:  se  baila  en  Afiaquito  con  Gonzalo 
Pizarro,  253:  lo  abandona  después  y  se  une  al  gobernador  Gas- 
ea^ 254:  casó  con  D?  Inés  liija  de  Guaina-Capac  en  quien  ha- 
bla tenido  una  hija  Francisco  Pizarro,  254:  otras  noticias  de 
esta  familia  y  privilegios  de  que  gozé.  255^ 

jaocat^i  el  coronel  Saturnino  Castro  vence  allí  á  la  fuerza  de  Cardo* 
nas^  40. 

J^itc^picraf  288:  el  Bey  en  una  cédula  rehabilita}  su  memoria  y  áiú  pea- 
sienes  ií  su  fkmilia.  302. 

M^Koarm»  del  Camporredondo  lo  envia  Pizarro  á  Espafia  en  comisión:  rop 
gresa  con  varias  realas  cédulas  en  provecho  de  aquel:  se  halla 
en  la  batalla  de  las  Salinas  contra  Almagro,  305:  va  é  loa 
Chunchus  y  al  descubrimiento  de  Mojos,  306:  sus  desgracias, 
307:  es  nombrado  gobernador  de  Charcas:  sale  á  hacer  desco- 
brimientos  hacia  Tucamau,  307:  se  vuelve,  sabedor  de  I» 
muerte  4^  Pizarro:  se  reúne  con  Holguin  en  el  Cuzco,  307; 
viene  con  él  hasta  Huariíz:  recibe  carta  del  Emperador:  se 
pone  $  órdenes  del  gobernador  Vaca  de  Castro  cou  quien  Ue- 

fa  á  Lima:  vá  á  Piura  en  comisión:  de  regreso  haco  la  campa- 
a  contra  Almagro  el  hijo:  se  distingue  eu  la  batalla  de  Cnu- 
pas:  influye  para  la  muerte  do  Almagro;  vuelve  á  £spalla.  308, 

J^Ultca  históricos  que  mandó  formar  el  £^ey  de  las  causas  de  la  revolu- 
ción de  América.  50. 

MxtíULf  guerrero  afamado  en  Chile,  viene  á  Lima  y  toma  el  hábito  de 
Sao  Agustín:  trajo  presos  á  D*  Alonso  Hercilla  y  D*  Juan  ds 
Pineda.  311. 

IMitriM  tomados  por  Abascal.  17.  18:  recargo  de  derechos  de  Aduana 
nuevos  impuestos.  18, 

Jircnalefi  es  batido  por  Blanco  eu  Cochabamba.  41, 

Arenmtes   se  apodera  otra  vez  de  Cochabamba.  41. 

JMr^^Hl^a  se  sostiene  contra  Pumacahua  con  Picoaga,  Tristán  y  Mosco* 
so:  no  le  llegan  á  tiempo  los  recursos  que  Abascal  remitió  por 
mar.  44^ 

Arica:  fragata  de  guerra  ingles^  tomada  eu  este  puerto  por  los  mili- 
cianos. 427. 

Armas       pariila  ciudad  de  Lima  y  otras^  305. 

Amao        descuartizado  en  Potosí.  367. 

Aroma:  es  batido  eu  este  punto  el  comandante  Piérola:  se  mueve  él 
departamento  de  la  Paz:  y  Bamirez  se  concentra  en  ol  Peaik* 
guadoro  quedando  solo  á  la  defensiva.  24. 

ArrepentiAas;  legado  que  dejó  para  construir  una  casa  y  rentarla,  D. 
Francisco  Aracaíu.  311. 

Arilflcria:  reforman,  organización;  escuela  práctica,^  maestranza;  «aUtdf 
armas;  cuartel  de  Santa  Catalina.  7.  8, 

ArtÜteriai  fundición  de  callones  y  balerío.  8. 

Artillería:  Seal  orden  para  reorganizar  este  cuerpo  gobernando  Aviles. 

Arílilcria:  el  departamento  comprendía  á  Guayaquil  y  Chiloé.  497. 

Arzobispo  de  Lima:  carrera  de  fray  Juan  de  Ahnoguera  Obispo  de  Are- 
quipa: erogaciones  que  hizo  á  su  iglesia;  ree^ñcá  ei  «oivvtal» 
de  Santa  Catalina;  y  mejoró  el  hospital  de  ^a^  Ji||u»  d^  j>!^ 
favorece  el  seminario  y  edifica  el  templo^  debuta  üiart^  tn* 
tenta  sosegar  las  turbulencias  que  h¿ba  &i^  Im^.W^S^^  ^  W 


Salcedos.  171  Yieue  á  Lijua  de  Arzobispo:  suspende  ú  los  con- 
fesores y  los  examina  él  mismo.  Fomenta  el  nospital  de  B&n 
Pe<lro  y  la  congregación  de  San  Felipe  Neri^  costeando  un  slr 
tar.  Consiguió  la  fundación  del  monasterio  de  Trinitarias,  y 
socorrió  al  beaterío  de  Amparadas.  172.  Tenia  contratado  el 
altar  mayor  de  la  catedral  cuando  acaeció  su  muerte:  se  man- 
dó enterrar  eñ  el  cementerio  de  la  catedral^  174.  La  Inquisi- 
ción le  persiguió  por  haber  escrito  un  libro  que  calificó  de 
ofensivo  al  Boy:  no  le  peijudica  y  por  lo  mismo  le  dá  la  Bey* 
na,  el  Arzobispado.  174. 

AnoU§|i«  Azúa  é  Iturgoyen.  431. 

AscMUM    dados  por  la  batalla  ^e  Quaqui.  26. 

ásceBMMt  los  pedia  Abascal  á  la  córte  eQ  favor  de  algunas  personas  de 
Lima.  30. 

t filos;       reducción  de  ellos.  245. 
tolmallliAy  hijo  de  Huaina-Capac  y  de  la  Princesa  de  Quito.  378. 

4talii|añpi^:  lo  derribó  de  0us  andas  Miguel  Estete,  esquitándole  la  borla 
regia.  377, 

AtaqucM  hechos  en  las  cortes  4e  España  conti*í^  Abascal  por  el  diputa- 
do Bivero:  escritos  para  refutarlos.  35. 

ATcrla^      origen  de  este  impuesto  destinado  á  gastos  de  la  marina.  85. 

Aviles  t        fi^^uró  combatie^do  á  TupacnAmaru.  412  á  414. 

AvUéSj       Virey,  caritativo.  427, 

AvUéSf       quiso  enviarlo  Abasoal  á  defender  Buenos  Aires.  6.  428» 

Aoto  de  té  del  a^o  de  176L  229. 

Auto  4^  (é  ep  1605.  286. 

Auto  de  fé  en  Lima,  1^.  63.  814. 

Auto  de  fé  en.tiei^no  de  Gaatell-ñierte.  358. 

Aoto  ie  té  de  1639.  58. 

Aato  de  fé  de  1592.  428. 

Autos  de  Té  en  tiempo  del  Yirey  Avilóse;  427. 

Auxilies    de  dinero  y  parque  á  Buenos  Aires.  5.  6. 

Anilles    á  muchos  otros  puntos  de  JLmérica.  5;  6,  8,  19,  21,  ^  24. 

AuJlies    enviados  por  Abascal  á  Potosí,  cañón  es,  parque  &?  23. 

Axil  ahorcado  por  sentencia  de  la  Inquisición.  428. 

AylIOBS  mérito  de  éste  padre  de  la  congregación  del  Oratorio  y  cosas 
que  hizo.  129. 

Asaftil       fan^ilia  de: — ^personajes  que  hubo  en  ella.  430. 

Axéini^  ^^  Guanoavelíca  y  del  Almadén:  el  Porú  enviaba  sobrantes  á 
Méjico,  labores  de  cuenta  del  Eey :  contaduria  especial  4el  rar 
mo.  Decadencia  del  mineral:  grandes  pérdidas  en  15  años. 
Derrumbes  <)^ue  sotemu^n  las  labores:  procesó  que  se.  formó: 
417.  Benefició  por  pallaqueo,  y  BUS  resultados.  418. 

AzogaeSf  417;  inundación  del  Almadén.  Contrato  para  traerlos  de  Xs* 
tria:  como  se  hizo  en  1802.  418. 

Azeres»  corregidor  de  Oastro-vireina,  es  absesinado  en  un  tumulto  do 
indios:  castigo  que  se  hizo.  363.  430. 

Azotosi      que  no  se  diesen  á  los  indios  sino  eu  casos 'de  sentencia.  365. 

Aforsáy  presbítero:  dejó  un  legado  de  cuatro  mil  pesos  á  la  casa  d<^ 
lii^érfanos  de  Lima.  431. 

B. 

Balices  de  rescate,  probaron  mal.  417. 
Baftes  de  Jesús  eu  Arequipa  315. 
Baren  de  Hnmbold  y  Mr.  de  Bompland  427. 
Batalla  de  Gnaqui  ganada  por  Goyeueche  26. 


de  Sipefiipe  de  ignal  resultado.  26. 

Batalla  de  Bancagna:  sus  insidencias:  conducta  de  Osorio. .  39 
de  Vilcapugio  ventajosa  á  Pezuela.  40. 

de  Ayohnma  en  que  triunfa  Pezuela  y  es  derrotado  Belgrpao: 
ascensos  que  dio  Abascal.  40. 

Batalla  de  la  Apacheta:  Pumacaliua  derrota  ú  Tristán,  Picoagoa  y  Hos- 
coso: prisioneros  los  dos  últimos.  44. 

BatiHa  de  Humachiri:  derrota  Bamlrez  ¿  los  del  Cuzco^  45. 

Batalla  de  Viluma  ganada  por  Pezuela  pontra  el  ejército  de  Hondean: 
48:  recompensas,  40,  48:  banderas  traídas  a  Lima.  26,  48. 

Pfltp".P  de  la  Salinas.  Almagro  es  vencido  y  preso,  140:  se  le  ofrece  la 
Tida  y  se  le  engaña,  142:  lo  dan  gorrote,  144:  el  gobernador  Pi- 
zarro  pudo  impedir  su  muerte,  y  no  lo  hizo  faltando  á  su  pala- 
bra, 141.  Almagro  deja  de  heredero  al  Bey,  y  á  su  hijo  del  go- 
bierno de  la  Nueva  Toledo.  143. 

ffattP'p  de  Chupas,  163:  es  vencido  Almagro  el  hijo  y  degollado  en  el  Cuz-| 
co,  166:  quizo  fugar  inútilmente*  164. 

Bl^tellai  de  los  ejércitos  del  Cuzco  y  de  Quito  anteriores  á  la  conquista. 
Generales  ¿e  Atafaualp'a  superiores  á  los  de  Huáscar.  381,  384, 
388  389. 

BataDMi  del  Comercio  es  creado  por  el  Virey  Amat.  225. 

Beaterio  de  Amparadas:  desóodenes  eu  él.  ^5. 

Beaterio  del  Patrocinio  mejorado  por  Aviles.  427 

Bcatcfto  de  Nmas  en  Limaídespoes  Monasterio  de  Trinitarias.  429. 

Beaterío  de  ^estfs  María  después  convento  de  monjas.  429.  ] 

BcUaTista:  una  dársena  y  canal  al  Callao.  6. 
'BeaaTCOte  jefe  del  Desaguadero  se  lania  sóbrela  Paz  snbleTada.  26,     . 

BCBcBcenealt  £1  Virey  Oscnxb  l$re6  una  sociedad  en  Lima.  422. 

BibUotecá  de  D.  Nicolás  Antonio.  303. 

ÉlbUotcca  del  colegio  de  San  Ildefonso.  409. 

Btencs  de  manos  muertas,  su  ^nagenacipn:  resistencias  &,  420. 

Bienes  de  Jesuítas:  que  se  vendiesen  todos,  y  para  qué.  426. 

|ldlleg4|le:  iiiapi^eáto  ii^unicipal  sobre  el  trigo:  su  producto  y  apUcacion, 

Brasil:  tentativas  de  la  Princesa  Carlota  sobre  la  América  £spaCol% 

15. 1©." 
Braril:  celebra  paz  con  Buenos  Aires.  27. 
Brea»  estancada  como  el  tabaoó.  420. 

Brcre  P«¿tíficio  que  Aviles  rehusó  cumplir.  424,  ' 

Breveí  de  Boma:  que  no  se  cumpliesen  sin  noticia  del  Bey  y  pase  de^ 

Consejo.  230. 
Breim  ataca  á  Guayaquil,  cae  prisionero:  es  cangeado:  se  retira  del  Pa- 
cífico. 5¿ 
Bnenes  ^ires:  primera  y  segunda  derrota  de  los  Ingleses.  5.  6. 
Ilnenos  Aires:  envia  tropas  para  cruzar  los  planes  de  Abascal  en  las  pro* 

vincias  Argentinas.  24.  25. 
Buenos  Aires:  capitulación  del  Virey  Elfo.  26. 
BoOBlM  Aires:  el  Virey  Castell-fuerte  envió  100  mil  pesos  para  la  jguerr^ 

con  los  portugueses.  355.  : 

Bn^pM  Holandés  armado  y  con  muchas  mercaderías:  vino  al  Pacífico  co4 

Andrés  Comelio:  providencias  de  Castell-fuerte.  256. 
Bo^piet  Corsarios:  autorización  para  armarlos,  condiciones.  47. 
Bttfoes  que  armó  el. Consulado  al  mando  de  Couseyro  para  perseguir 

á  Brown:  resultado.  52.  ' '/T 

Buque»  de  aviso  ó  corrreos  marítimos.  85.  *** 

Bnqnes  de  guerra:  vinieron  de  Espafia  á  recoger  caudales:  los  tomaroii 

los  ingleses.  416. 
Bastamente  y  Guerra,  debió  relevar  ^  Abascal.  29, 


c. 


Ci^a  de  amortización:  mandó  el  Bey  incorporar  á  ella  los  Uieues  de  loá 

conventos  obrae  pías  dapellanias  &>,  Besistencia  de  1;ib  reli* 

giones  y  del  Cabildo.  420, 
CiJwBarcii:  6a  Cabildo  y  Alcaldes.  426. 
Culao:  CaAtell-fnerte  reedifica  las  murallas.  354. 
Calima:  primeras  murallas  de  esta  ciudad:  su  refacción.  354. 
CMBlnt  al  Callao:  sn  refacción.  228. 

Caninos:  dispuso  el  Virey  Amat  la  reparacimí  y  compostura  de  ellos.  229. 
CMttpaia  del  Brigadier  Par^a  de  orden  de  Abascal  contra  Chile:  bb 

mnerte:  perdida  de  la  fragata  Tomás  conloa  auxilios  enviados 

por  el  Virey:  Sánchez  se  deñende  en  Chillan.  38. 
Caa^H^iat  de  Arredondo  y  Montes  en  Quito  y  sus  hechos.  19.  iS  23f 
Caaúdel  Callao  á  Bellavista.C  proyecto.^  6. 
f  ancUler  de  la  Audiendia  de  Lima:  el  primero  que  lo  fué.  313Í 
CanáMatoa  Peruanos  para  presidir  en  Éspa&a  el  Consejo  de  Regencia.  3Í, 
Canéaigoi,  dos  con  el  mismo  nombre  de  Marcelo  Aramburú:  sn  asoen^ 

dencia.  313. 
Caiaa  de  azúcar  de  la  India.  2. 
f  apltoladOB  del  CaUao  en  1821.  369. 
CáÍMl  para  sacerdotes  en  el  Palacio  Arzobispal.  172. 
HárceMs:  se  fabricaron  en  eUas  locales  para  separar  á  las  mugere&  368, 
CarMaá:  Se  crearon  diputaciones  en  Lima  para  dar  soi^orros  p«r  parcos 

qvm^  344.  422. 
CarlM  III  mandó  no  se  gastase  en  fiestas  por  sucesos  de  su,  familia^  24^ 
Camra  literaria  y  familia  del  oidor  Alarcon  y  Alcocer,  Limeüo.  81. 
furrora  de  D.  Dionisio  Alcedo:  sus  gnuides  servicios  en  haoienda;  su  fa^ 

milla  <&.  84.  86. 
Camra  honrosa  de  los  Obispos  Alday  y  Aldazavál.  91. 
f  añera  pública  de  los  oidores  <<Aldunate."  92> 
Carrera  brillante  del  general  D.  Eugenio  Alvarado  y  Peváles  Marquéa 

do  Tabalosos  natural  de  Lima.^  209.  r 

Cluielhá  literaria  de  los  abogados  limeños,  Alvarez  Bon,  y  sus  familias^ 

220. 
Carrera  del  Obispo^  Aquinaga,  limef^o.  311. 
Carrera  del  D.  Morales  de  An^mburú^  limeño,  oidor  y  presidenjbe  de.  <)«i 

to:  su  femilia/  313. 
Carrera  del  Dr.  Aranibar;  su  ascendencia  314. 
Cairera  del  Arzobispo  Arias  de  Ugarte,  C(dombiano:  sus  servioioB*  SAIai 

á  345. 
Camra  y  mérito  literaio  del  abogado  Arrese.  370.  á  372. 
Carrera  brillante  del  capitán  general  AveUaneda,  BCarqués  de  Ya(dé 

Cañas,  Peruano  407.  á  409, 
Caía  de  ejercicios  para  mugeres  en  Arequipa.  66, 
CaaCí  de  ej,ercicios  de  Óuamanga.  92. 
Caía  de  nioneda  de  Chile.  246. 

Casa  de  moneda  de  Potosí  se  incorpora  Á  la  corona.  245. 
Cata  de  «jercicios  de  San  Francisco,  su  reedificación.  376, 
Caaaéta  que  no  vivían  con  sus  mugeres.  172. 
CMiliflIli  excelente  eu  Panata^uas.  84. 
Caileií-raerte:  carrera  y  servicios  de  este  Yirey.  346. 
Caalett-ftMrle:  asciende  á  capitán  general.  364. 
CwMMíiaNA;  un  caso  notable  y  escandaloso  de  su  d^cq^tjuuno.  366. 
CaiMMMrte:  se  retira  del  Perú  y  recibe  en  la  coirte  gsaad^  reeompen» 

eas,  367, 


\ 


Cátedra  de  prima  de  Santo  Tomás  fandada  en  }a  Universidad  pot  W 
Mariana  SarmientOi  y  la  dota  para  su  h^o  Fr.  Sebastian  de 
Almognera,  después  obispo  del  Paraguay.  171. 
Cátedra  de  matemáticas:  estudio  de  los  cadetes:  primer  exámené  2i^é 
CAtedrm  de  Teologia  que  ñindó  Amat.  243. 

CliteÉral  de  Arequipa:  costea  el  altar  mayor  la  custodia  &,,  el  obispo 
Almogucra:  la  consagra,  y  le  hace  un  obsequio  cada  a&o.  171. 
Catedral  de  Trnjillo:  su  refacción.  238. 

Cateéralgi:  el  Virey  debia  mandar  inventariar  sus  albinas.  344. 
Caadaleí:  llevados  por  el  cabo  de  hornos  en  39  a&os  desae  1739. — 417. 
CakMa  de  Lima  pensión  á  un  hijo  de  Liniers.  6. 
CaUMI#  de  Lima  propone  á  Abascal  se  trate  de  paz  con  los  Argentinos^ 

y  el  Virey  cede.  25. 
CaMM#  constitucional  elejido  por  primera  vez  en  Lima.  36. 
CaMIAo  de  Lima:  honores  y  preeminencias  de  que  disfrutaba:  sus  rentase 
ramos  que  las  producían  y  su  aplicación  gobernando  Aviles. 
430.  ^1. 
dunAana^o:  misiones  del  interior  de  Tarma:  proyecto  de  una  fortifiea«» 

eion.  407. 
CelcadiD:  concesiones  que  se  le  hicieron.  436. 
Ccrr»  de  la  Sah  opinión  del  Virey  Manso  contra  la  construócion  de  nna 

fortaleza.  311. 
ChaUeaclifaaa,  confía  en  Hernando  Pizarro  y  van  juntos  á  Cajamarca. 

397. 
Chile:  espedicion  del  brigadier  Oainza:  sus  operaciones;  tratado  qué  hi- 
zo, y  desapromS  Abascal.  36. 
Cll0a:  expedición  del  brigadier  Osorio:  su  campMia:  esfuerzos  de  los  chi* 

leños.  39. 
CUIa:  tregua  y  paz  con  los  Araucanos  en  tiempo  de  Castell-fuerte.  355« 
ChvfÉiSaca  se  pronuncia  por  la  causa  Argentina.  32. 
CknfBlsaea:  la  funda  Pedro  Anzüres.  307 
Caa4fatai^:  no  se  nombraban  sin  aprobación  del  gobierno.  339. 
Cateas  y  Diezmos,  83.  416. 

Cachaiaaila  sometida  por  Qoyeneche:  saque»>  incendio  &.  37. 
Cachalaailto:  revolución  acaudillada  por  el  platero  Calatayud:  grandes 

exesos:  castigos  terribles  que  hubo.  363. 
Cañraüas:  reglamento  a  que  las  s^etó  el  Virey  Amat.  J^. 
^aflniálas:  que  no  se  estableciesen  sin  licencia  real.  244. 
Cafradias:  abusos  reprimidos  por  el  Arzobispo  Almoguera.  173. 
Caiegla  de  misioneros  de  Moqnegua.  1. 

Calaíta  de  San  Femando:  sn  fabrica:  costo  y  recursos:  becas:  cátedras, 
plan  de  estudios:  primer  Rector:  biblioteca,  museo  impren- 
ta Se.,  11.  á  13. 
Caiagia  de  abogados  de  Lima:  sus  estatutos.  13. 

Calagla  del  Príncipe  para  indígenas;  fábrica  del  edificio,  l^utsos  &.  16. 
Calagla  de  San  Carlos:  su  erección  refundiendo  en  él  los  de  San  Martin 

ár  San  Felipe:  sn  reglamentó,  estudios  Sd.  ^343. 
e  caciques  6  indios  nobles:  constituciones  que  se  le  dieron. 
334.  Igual  colegio  en  Chile.  346. 

Calagla     de  Santo  Toribio:  se  le  permitió  poner  en  las  becas  corona  bor- 
dada de  oro.  364. 

Calagla     real,  destinado  á  cuartel:  fábrica  que  en  él  se  hlzd.  414. 

Calegla     de  Mineralogía.  417. 

Calcglas    principales  de  Lima:  tenían  honores  realest  fundación  de 
ellos:  rentas  que  tuvieron:  donde  los  hubo  de  Jesuítas.  343. 

Caaikate    de  Irupana  en  que Tristan  dispersa  á  los  revolucionarios.  33. 

Cansrela  libre  con  Inglaterra:  tentativas  de  la  princesa  Calió  ta,  y  del 
almirante  Smith:  resistencias  de  Abascal.  15.  16. 


Ctpmrclo  de  Cádiz:  so  o>)one  al  comercio  libre  de  oatrangeros  en  Améri- 
ca. 16.  82.     * 

^•■Mrclo  libro  estraugero  en  América:  cuestión  célebre  de  Albueme 
,    .       con  la  Regencia.  82.  83. 

CMñercié  que  haciau  en  el  Perú  los  eclesiásticos  y  los  regulares:  goza^ 
bau  libertad  de  derechos:  providencias  severas  para  reprimir 
estos  abusos.  235.  237. 

Comercio:  franquicias  concedidas  al  lado  de  restricciones  odiosas  para 
proteger  producciones  de  España.  245. 

COBMrciántes!  tiranizaban  á  los  mineros.  416. 

Cometa      caudado:  se  vié  en  Lima  en  1807.  8. 

Comlilon  francesa  y  española  que  vino  á  hacer  observaciones  científi- 
cas en  el  Ecuador.  86. . 

Compaftia  de  Filipinas.  1,  3. 

Comunidades  religiosas:  no  pagaban  sisa:  grandes  defrau  daciones  en  es- 
'    te  ramo:  providencias  de  Amat.  236. 

Concilio  provincial  de  1772  en  Lima,  según  las  instrucciones  del  toma 
regio.  227. 

COBClUo     provincial:  dcbia  asistir  el  Virey  y  estar  bajo  de  docel.  245. 

Concilio  provincial:  que  nada  pudiera  publicarse  ni  cuniplíxpo  fiiu 
aprobacir>n  del  Sumo  Pontífice  y  del  Rey.  245. 

Concordia  espatlola  del  Perú:  regimiento  creado  por  Abascal  con  diver- 
sas miras  políticas.  29. ' 

Concordia  clerical  de  Lima.  93.  ^ ' 

Conde       Aranda:  su  proyecto  de  erigir  monarquías  en  América..  813. 

CottIteflOrest  los  suspende  el  Arzobispo  Almogtiera;  y  los  examina  él  mi8<> 
mo.  172. 

Congregación  de  ritos,  declaró  la  santidad  de  vida  y  virtudes  de  RoBst 
en  grado  heroico.  61  á  93.  ' 

Conqdlstadores:  hechos  militares  de  Diego  de^  AgSero:  su  «ónducta  en 
las  guerras  ci:^iles:  se  hd,lla  en  fa  defensa  de  Limaá  cuya  fun- 
dación concurrió:  poseyó  tíquezas:  protegió  el  convento  do 
Santo  Domingo:  fué  dueño  de  la  capiüadel  Rosaicio  que  costeó 
su  familia.  66  á  6á. 

CMqnlsf adores:  carrera  y  s^vicios  de  Lorenzo  Aldana:  sus  hechos  en 
las  gucri'as  civilesi  su  muerte  dejando  gran  caudal  én  benefi- 
cio de  comúnidaid.es  de  indios:  hospitales  para  éstos:  capitales 
J}&tá  templos  y  o1)jeto8  del  culto.  87  á  91. 
ores:  hechos  militares  de  Gerónimo  Aliaga:  líus  riquezas:  de- 
fiende á  Lima  recien  su  fundación:  su  conducta  én  las  guer- 
ras civiles:  encomendero:  funda  un  mayorazgo:  fabricó  ú  sus 
espensas  una  capilla  en  Santo  Domingo  para  entierro  de  sa 
familia^  hizo  donaciones  al  convento:  sus  descendientes. 
95 á 100. 

Conqoistadores:  asociación  de  Luque  Fizarro  y  Almagro,  102:  importan- 
tes tareas  dé  éste:  su  espedlcion,  103:  sus  resentimientos  con 
Pizarro,  106:  sus  acuerdos,  107:  su  reunión  con  Pizarro  en  Ca- 
jamarca,  109:  desconfianzas,  108:  lá  ejecución  del  Inc%  110: 
campañay  entrada  en  el  Cuzco,  111:  avenimiento  de  Almagra 
con  D.  Pedro  Alvarado  en  Riobamba,  111  á  114:  nnénse  amr, 
bos  con  Pizarro  en  Pachacamao,  116:  marcha  Almagro  alOu^-^ 
co,  116:  sabe  que  el  Rey  le  asigna  200  leguas  para  su  gobernar, 
cion,  116  á  118:  renueva  sus  pactos  con  Pizarro  119:  sale  para 
la  conquista  de  ChUe,  120  á  124:  recibe  las  cédulas  reales, 
125:  se  regresa,  125:  ocupa  el  Cuzco,  128:  derrota  á  Alvarado 
oS  Abancay,  130:  viene  á  Chincha  con  su  ejército,  133:  la  en- 
trevista con  Pizarro  en  Mala,  134:  arreglos,  135:  pone  en  li- 
bertad á  Hernando  Pizarro  á  quien  habia  saívadó  la  vida,  138r 


se  retira  al  Cazco,  139:  rómpese  el  convenio  de  paz:  quebran- 
ta Hernando  su  Juramento:  y  abre  campa&a  contra  Alma- 
gro. 139. 
t^mtpátiíMQngt  hechos  de  Francisco  Almendras  en  las  guerras  civiles» 
168:  hace  matar  á  D.  Qomez  de  Luna  y  á  otros  en  el  Alto  Pe- 
rú, 169.  Diego  Centeno  Á  quien  amaba  como  á  hi^jo  lo  anci« 
siena,  le  forma  cansa,  y  apesar  de  sus  doce  hijos  lo  hac^  igns- 
ticiar.  170.  Sus  sobrinos  Martin  Almendras  y  Diego,  el  pri- 
mero nizo  descuartizar  Á  Egas  de  Gnzman;  y  el  segundo  fué 
asesinado  por  un  negro  en  la  campaña  de  Chuquinga.  170. 

C^B^BitUi  de  los  Incas:  benéficas  y  civilizadoras.  381^  385, 386. 

€«iupÍracÍMi  descubierta  en  Lima  en  1809:  muchas  prisiones  y  personas 
comprometidas.  30. 

Conspiracloii  descubierta  en  1810:  individuos  que  fueron  presos  y  pena* 
dos,  ^.  Anchoris;  su  larga  prisión  en  España.  255. 

Conspiración  proyectada  en  Arequipa  en  combinación  con  la  de  Paillar- 
delle  en  Tacna:  suerte  de  algunos  comprometidos.  36. 

CMispiracion  descubierta  en  Lima:  muchas  personas  comprometidas: 
prisiones:  proceso:  castigos,  41  á  43. 

Consq>Íra«lon  proyectada  en  Lima  y  Callao:  el  conde  de  la  Vega.  48. 

Conspiración  descubierta  en  Arica  en  1815:  D.  José  Gómez:  presos  traí- 
dos al  Callao.  49, 

Consolado  de  Lima  y  comercio:  ^erogaciones:  armamentos  que  costeé. 
18,  22,  52. 

Considado  de  Lima,  dá  recursos  á  Abascal.  17. 

Contrabanéliitas  estrangeros  con  buques  armados  en  1725:  compafíia  de 
corso  que  se  armó  para  perseguirlos  y  resultados  que  hubo. 
362. 

Conventos:  quiso  Amat  reducirlos  de  monjas  á  una  sola  manzana,  ven- 
der la  áreas  sobrantes,  y  abrir  nuevas  calles.  237. 

CODTontOB  de  órdenes  religiosas:  les  quitó  el  Rey  el  derecho  á  cnratoS| 
reduciéndoselos  á  dos  por  cada  una.  239. 

CMivontos:  que  no  se  consideren  los  que  no  tengan  ocho  religiosos:  357. 

Conventos  de  religiosos:  diferentes  abusos  y  cuestiones.  235,  236. 
237,  357, 425. 

Coro  do  Limai  renta  aumentada  á  los  capitulares.  238. 

CártOA       españolas  reunidas  en  1810.  32. 

Corregidor  de  Trujillo  y  el  alcalde,  multados  por  haber  recibido  nnain* 

formación  contra  el  Obispo.  245. 
Corrogidoress  sus  muchos  abusos:  quejas  del  Cabildo  del  Cuzco:  provi- 
dencias de  Amat.  249. 
Corregidorest  sus  grandes  exesos  en  el  repartimiento  y  otros  ramos: 

mérito  del  Virey  Guirior  en  cuanto  ú,  esto.  321. 
Corregidores:  opinión  do  Castell-fuerte  en  cuanto  al  modo  de  nombrar- 
los. 360. 

Corregidores:  Castell-fuerte  los  trató  con  severidad:  atribuyó  el  asesina- 
to de  algunos  á  sus  propios  exesos.  363. 

Corregidores:  que  no  se  beneñciasen  estos  destinos.  305. 

Correos:  su  origen,  82:  incorporación  de  este  ramo  á  la  corona:  su  primer 
administrador.  227. 

Correos:  sus  productos:  descubierto  de  su  administrador  gobernando 
Avüés.  420. 

Costmnkres  místicas  en  Lima.  362. 

Crimen  atroz  perpetrado  en  Lima  por  un  sastre.  409. 

Crimenes  horribles  de  Lope  de  Aguirre  y  su  fin  tr^co:  espedicion  do 
D.  Pedro  Urzúa:  Guzman  rey  de  los  marañónos:  multitud  de 
asesinatos.  74  á  78. 

n. 


Cumii 

fVMt 

CWMt 


Herrera:  noA  de  sas  contradicciones.  388. 

en  las  licencias  para  ausentarse  de  sus  doctrinas  babia  de  £ 

tervenir  el  gobierno.  239. 

sobre  la  creación  de  tenientes:  dificultades  para  descubrir  los 

ingresos  de  los  párrocos:  disposiciones  de  Amat.  240. 

cuestión  ruidosa  en  la  diócesis  de  Guamanga.  245. 

j  religiosos,  j  el  mismo  Obispo  del  Cuzcoi  cooperan  á  la  x««r 

Tolucion.  969  á  270. 


D- 


Wimm 


del  nuevo  orbe:  obra  de  Pedro  mártir  ¿e  Angleria:  carrera  do 
éste.  256. 

de  Lima  (Proyecto.)  7. 

del  litor^  del  Perú.  Plan  del  sub-inspector  Aviles.  414^elque 
adoptó  siendo  ya  Virey.  42?. 

atroces  de  Garcia  de  Alvarado  lugarteniente  de  Diego  Almar 
sro  el  hijo.  Es  cómplice  del  asesinato  del  Marqués  Pizarro: 
nace  degollar  en  Piura  á  varios,  197i  coopera  Á  la  muerte  del 
•apitan  Chavez,  196:  lorma  partido  contra  Sotelo,  y  le  asesi- 
na: quiere  castigarle  Almagro  y  no  puede:  ceospira  contra 
Almagro,  trata  ae  darle  muerte  y  promiaeiarse  por  el  Gober- 
nador Vaca,  199:  es  muerto  por  el  mismo  Almagro.  200. 

BmmIÍcÍMI  de  barracas  del  Callao  y  aumento  de  Bellavista.  (Proyec- 
to.) 6. 

BCTMbM  de  aduana,  se  cobraban  por  subhastadores:  el  Virey  Castell- 
fnerte  dispuso  so  recaudasen  por  los  oficiales  reales.  361. 

Dctcobleito  en  la  aduana  de  Lima:  prisión  de  sus  jefes  en  1806.  418. 

99SCBbfoito  en  el  estanco  de  tabacos  y  ejecución  contra  el  tesorero.  419; 

99SCBbfflttleBte  de  la  provincia  de  Mojos  pt>r  el  Inca  Ynpanqui,  93:  ten- 
tativa del  español  Diego  Alemim  sobre  dicho  país,  y  su  fra- 
caso. 94. 

DcsorciOB  en  el  ejército  del  Alto  Perú  y  medidas  de  Abascal.  26,  28. 

Desertores  de  España,  se  mandó  viniesen  á  servir  en  el  Perú:  oposición 
del  Virey  Amat.  287. 

Desgracias  de  D?  lués  de  Atienza  y  su  muerto  trágica  por  haber  acom- 
pañado á  Urzúa  en  la  espedicion  al  Marauon.  405.  406.. 

Deuda       cuantiosa  reconocida  x>or  el  Consulado  de  Lima.  17.  18« 

Deuda       de  la  tesorería  do  Lima  en  tiempo  de  Abascal.  19. 

Dlccionarle  geográfico  de  América:  obra  de  Alcedo.  tí6. 

Diccionario  de  la  Academia  Española:  los  primeros  ejemplares  que  se  rcr 
cibieron  en  Lima.  365. 

Dictadura  de  O'Higgins,  obra  que  trata  de  las  campañas  de  Chile  en  la 
época  de  dos  Vireyes.  255. 

DieiBOS   que  pagaba  la  plata.  86.  416. 

Diezuios!  solo  quedaron  exeptuados  de  pagarlos  los  indios.  426. 

Diputados  peruanos  en  las  Cortes  españolas.  32. 

Disolución  ele  las  Cortes  por  el  Roy:  abolida  la  Constitución  de  1812.  50. 

Donativo  de  Lima  á  Buenos  Aires.  6. 

Donaiiro  hecho  al  Rey  por  el  Obispo  Aldunate.  92. 

DonattYOS  de  Lima  para  el  reparo  de  las  murallas.  7. 

DonaiiTOf  arrancados  por  Abascal  en  favor  de  España.  17. 


jEj* 


y  rcügiofios:  se  les  prohibió  «omerciar.  365. 
ideunpenoni^jede  Lima  psra  la  Jauta  oentral  4e  España.  3U 

Cingle  -al  Vixej  Amat:  folHricó  una  casa  de  campo:  xegr&iú  xico  á  Es- 
paña, ¿49:  sa  juicio  de  residencia.  251. 

SMhartos  fhmceses  de  parto  de  Napoleeu.  16. 

XMptoadMS  que  no  hubiese  parientes  en  las  oficinas.  246. 

ABptoMlos  de  la  visita  áeAreche.  316. 

MmilmméM  exesivos  é  innecesarios.  323.  361. 

Copleados  no  poáian  ir  á  Espafia  sin  permiso  del  Rey.  427. 

XMpréitilM  temados  por  Abascid  para  sostener  las  guenas  de  Qolta^ 
•del  Alto  Perú  y  Chile,  y  para  awdUar  ú  España.  17.  18. 

SBCttnMcioBS  escándalos  en  este  Monasterio.  357. 

perseiu^es  de  España  ^ue  gosaban  de  encomiendas  f 
otras  concesiones.  81. 

is  estincien  de  las  4e  segunda  vida.  361* 
en  Jriima  de  la  división  enviada  por  Morillo  al  mando  de  "P^ 
reyra:  cuerpos,  jefes,  gastos  de  su  trasporte  &?  47. 

darle  realt  ingresos  que  tenia  en  la  ¿poca  de  Gastell-fuerte.  36L 

Bragadanes  particulares  que  hizo  Abaseal.  18. 

bvi^clMWfilashizoAvil^eniávordelEey.  428. 

JEsclaTOg:  número  máximo  de  los  que  habia  en  el  Perú:  defraudaciones 
posteriores  al  libertarlos^  51. 

CmIatos»  tuvieron  un  genial  que  los  acaudilló  en  el'ejército  de  Girón. 
188. 

Siciikaiios  el  primero  que  tuvo  el  Cabildo  de  Lima,  Juan  Alonso,  auto- 
riza el  repartimieuto  da  solares  de  la  ciudad,  y  el  libro  en  que 
ó»^8taban4o  vendió  un  empleado.  174. 

escribanos:  so  construyeron  locales  para  sus  oficios,  en.proveohodela 
'    cárcel*  368. 

JEscaadra  argentina:  se  presenta  delante  del  Callao  en  1816:  hace  sus 
atiiqnes:  toma  buques  de  comercio  y  se  ausenta.  52. 

iiscaadra  española  que  hubo  en  Montevideo:  lui^  vencida  por  la^escua- 
dril^la  de  Buenos  Aires  mandada  por  Brown  5. 

Sscoaára  del  almirante  Álava:  gastos  que  ocasionó  en  1796.  81.  420. 

fiscaadra  inglesa  de  iUeardo  Achines,  63:  sus  operaciones:  es  vencido 
por  D.  Beltran  déla  Cueva,  y^áe  prisionero,  64:  la  Audiencia 
de  Urna  intenta  darle  muerte;  D.  Beltran  lo  defiende;  el  Con- 
sejo de  las  Indias  lo  salva:  65:  caballeros  liméSlos  que  se  ha- 
llaron eu  esta  guerra.  64. 

Sscoadra  inglesa  del  almirante  Anson;  236:  contrastes  que  sufrió;  bu- 
ques salvados;  llegan  á  Juan  Fernandez:  presas  que  hizo:  sor- 
prende y  saquea  Payta:  lo  iuceudia:  vá  á  Panamá:  quema  las 
presas:  sigue  á  M^ico:  vá  á  las  Marianas:  epidemia  abordo: 
se  dirijo  a  Macao:  apresa  un  galeón  que  traia  un  ^an  caudal, 
287:  regresa  á  Inglaterra  á  los  4  años:  suerte  de  los  náufragos 
en  Patagonia:  alista  el  Virey  Yilla-Garcia  una  escuadra  que 
sale  para  Chile,  y  no  acierta  en  sus  operaciones:  preparativos 
del  Virey  para  defender  la  costa  del  Perú:  vá  la  escuadra  á 
Panamá  y  llega  tarde:  otras  noticias  sobre  Auson.  288. 

ISscacla     de  Cristo.  93.  429. 

KscBCla     Náutica:  su  mejora.  8. 


\ 


!■€■•!■■  que  mandó  fundar  en  Tanua  el  onra  Astete.  376^. 

EiM^ttei  deportados  el  afio  de  1821.  73. 

■•pc4MMi  anonciada  para  Bnenos  Aires  con  el  conde  del  Avisbal.  47^ 

lsp«4icÍ0B  de  Gnatemala  venida  con  D.  Pedro  Alvarado  204:  hechos  de 
éste  en  la  conquista  de  Méiico;  202. 203:  sn  campaña  desde 
Puerto  Viejo  á  Riobamba,  204:  celebra  nn  convemo  con  Al- 
magro; le  entrega  sos  tropas  j  btuiojes.  207:  vá  á  FaifltaoHiiacft 
se  vé  oon  Pizarro,  recibe  120  mil  castellanos  de  oro  y  mucho» 
obsequios:  regresa  á  Guatemala:  su  fin  trágico  y  el  de  su  fár- 
milia.  208. 

EspcdldOB  de  Haldonado  á  la  provincia  de  Mojos,  218:  pretenciones  de 
otros  para  hacer  el  descubrimiento:  lo  emprende  tamifciíétuGo»- 
mez  de  Tordoya:  se  encuentran  y  combaten  utiOis  oon  otros 
malográndose  la  empresa.  219.  '-^i  ^^    - 

Espcdldon  de  la  armada  del  Callao  contra  Rosgiers  Wodes'^r  Guillermo 
Dampierre,  al  mando  del  general  ilzamora  y  Ursino.  220f  ^  > 

Espcdldoii  del  Para  á  Quijos  con  Tejeyra  y  providencias  del  Yirey  Chin- 
chón, 61.  ' 

CsycélclMi  del  presidente  de  Charcas  Pestafia  de  orden  de  Amat  contra» 
los  portugueses  de  Matogroso.  226.  237. 

Eipc<Ucloocs  contra  Quito:  remesas  de  dinero,  parque  &.  19  á  22. 

E^^rtadMi  de  productos  del  pais  y  dinero  para  EspaÁa  en  el  período 
de  Amat.  227. 

Estadíitfca  de  Arequipa:  la  hace  formar  el  intendente  Alvarez  Jimenes 
con  muchos  datos  y  cuadros  rentísticos.  218. 

Estodíilica:  personas  de  color,  sirvientes  libres,  artesanos,  vagos  &,  que 
habia  en  Lima  en  1770.  422. 

Eftanc*    del  Aguardiente:  el  Yirey  Aviles  opinaba  contra  él.  418. 

Bitaac*    del  Tabacos  sus  utilidades  en  el  período  de  Amat.  246. 

Estanco  del  Tabaco:  su  historia  y  variaciones  hasta  el  vireinato  do 
Aviles:  arreglo  de  su  contabilidad.  419. 

Kstrangeros:  se  mandan  salir  del  Perú.  244. 

Estedlos:  reforma  y  plan  vent(\|oso  per  Amat.  243, 

JEx«fcfta  del  juicio  de  residencia.  53. 

Excesos  y  crímenes  del  Licenciado  Alvarado  teniente  de  Girón,  194: 
sus  latrocinios:  mata  á  Palomimo:  áá  garrote  á  Castilla,  al 
contador  Cáceres  y  á  otros  varios,  195:  pretende  imitar  á  Car- 
vajal: asesina  al  comendador  Romero,  y  á  Hendióla:  saquea 
en  el  Cuzco  las  casas  y  bienes  de  lus  vencidos:  ultrsga  al  obis- 
po: funde  callones  de  las  campanas,  196:  hace  dar  garrote  íí 
Urbina  y  á  Lozano;  sufre  él  la  misma  pena.  197. 


I^. 


Fasrilto     de  Aliaga,  tildada  de  adhesión  á  la  independencia.  101.  102. 

FanlliA  y  servicios  del  brigadier  Alvarez  Jiménez  Intendente  de  Are- 
quipa. 218. 

FamUiares  del  obispo  Aguado,  mataron  al  alcalde  Zegarra  de  Arequipa:, 
juicio  que  se  siguió.  66« 

Feria        dePortobelo.  347. 

Fcmanilo  YII  prisionero  en  Francia:  jurado  por  Rey  en  Lima.  14. 

Fcraando  YII  recupera  su  trono  en  1814.  50. 

Fiebre       amarilla  en  Panamá  en  1730.  364. 

Fiestas     notables  con  que  celebró  Lima  la  elección  de  Consejero  de  Es^ 


tadoheobsen  D.  José  Baquyano:  alarmas  y  reeeloB  de  Abaaoafr 

con  este  motivo,  creyendo  en  nna  conspiración.  33. 

en  celebridad  del  Yirey  Amat.  finmor  vnlgar  de  qiw  él  f 

Abaseal  qnerian  cotonaisei  247. 

del  Callao:  obras  y  re&cciones.  6. 

F^itatoia  del  Cuzco.  57. 

F«rUtelM  del  Callao:  Amat  continua  la  obra  de  ellas:  gastos:  aamenta 
lá  guarnición  yeterena.  225. 

FdrtficÉdMMS  de  Cbile.  359. 

FimgalaSf  Clara,  Asunción  y  Mercedes  apresadas  por  loa  ingleses  con 
caudales  que  Ueyaban. del  Perú.  416.  ••  • 

FraiMltt»  corregidor  de  Cotabambas  es  asesiiaado:  castigos  que  siguie^ 
ron  á  este  2%echo.  363. 

Frailes      de  San  Juan  de  Dios:  estudios  ique  podían  baeer  en  la  Uni- 
versidad. 243.  ■     j  .        :  r 

Frailci     de Ban  Francisco:  tuiBAlto«'queJiioieron  para  salvar  á  Ante* 

Suera.  351.  352. 
el  ejército  de  Gojenecbé  antes  de  Gnaqui.  25. 
Fvenaa    de  linea  y  de  milicias  en  Lima  á  principies  del  sielo.<  423«  a.  j 
FnniMMide  artillería  en  Lima:  Amat  hizo  fundir  mucaas  piezas  de 
bronce  de  grueso  calibre,  y  sus  proyectiles.  225. 

'      i<  •  ■     *  '   • 


a. 


i:  caudales  que  condujeron  á  España  en  cierto  número  de  a&o|. 
361. 

Hatemw;  Castell-ñierte  envió  á  Cartagena  200  mil  pesos  para  carenac- 
los.  361, 

CaleaSM:  dificultades  para  su  despacho:  caudales  que  llevaron  en  el  p^ 
ríodo  de  Castell-fuerte.  361. 

€alCMMg:  caudales  remitidos  en  ellos  hasta  1739.  361.  417. 

€«IIm:      establecimiento  del  coliseo  en  Lima.  226. 

Aañado     vacuno  y  ovejas  en  Arequipa.  69. 

AaslM      cuantiosos  é  indiscretos  del  Cabildo  de  iLima.  36. 

Cávelas  sobre  establecimientos  de  industria  y  carruajes,  impuestas  por 
Abaseal.  18. 

Ileneral  en  jefe  para  suceder  á  Fezuela,  el  mariscal  Sánchez  Salva- 
don  no  viene,  y  en  su  lugar  entró  por  Arica  La-Serna  en  1816. 
51. 

CUnmz  de  Alvarado  viene  de  Guatemala  con  su  hermano  D.  Pedro: 
cosas  que  hizo  hasta  la  batalla  de  las  Salinas:  Pizarro  le  en- 
vía á  poblar  Húanuco:  funda  esta  ciudad:  se  disgusta  por  la 
oposición  que  se  le  hizo  en  Lima:  200, 201.  Beprueba  al  hijo 
de  Almagro  el  asesinato  de  Pizarro:  desafía  en  dos  ocasiones 
á  Alonso  Alvarado:  únese  al  gobernador  Yaca  de  CaMio  y  fle 
haya  con  él  en  la  batalla  de  CSiupas.  201. 

fleMes  de  Alvarado  el  mozo:  se  halla  en  la  conquista  de  Chachapo- 
yas: partidos  que  sigue,  y  su  muerte.  201. 

Ctazalez»  Jefe  de  Tálavera  marcha  sobre  Guamanga  revolucionada  por 
Mendoza  y  Bejar,  43:  acciones  de  Gnamangnilla  y  Huanta.  44. 

CUMualeXy  triunfa  en  Matará  y  cuesta  del  Inca:  sus  atrocidades.  45. 

41eii2elez9  sofocó  el  alzamiento  de  Ocongate  y  Marcapata.  46. 

fieyeneelie  en  la  frontera  reuniendo  tuerzas.  23. 


MjreMche  reuancl»  el  mando  por  la  dcM»roíon  de  &ub  tropas,-  y  Abaseal 

lo  contenta.  25. 
ll^ycBMhe  pide  de  nuevo  su  separación:  no  se  la  concede  Abaasal  por 

que  era  americano  y  rico,  y  para  evitar  renuncias  de  otros.  25. 
U^jmt^éht  dá  razones  para  aplazar  el  ataque,  y  los  Argentinos  aban- 

zan.  25. 
fi^yeiiMte  propuso  á  Abaseal  antes  del  revéz  de  Tucumán,  entrar  en 

arreglos  cotí  los  Argentinos.  27. 
^•y«BC€be  renunció  el  mando:  Abaseal  quería  siguiese,  pero  separando 

á  Tristán,  y  al  secretario  Ca&ete.  28. 
firmUat     al  sacar.  426. 
€ffmBiai«le  ó  yerba  zahina.  2. 
ClUMUiga:  exesos  de  los  curas:  Incbas  del  Virey  Castell-fuerte  con  el 

obispo  López  Roldan:  atentados  de  éste.  357.  358. 
MMMSTelIca:  datos  sobre  el  mineral  en  tiempo  de  Castell-fuerte.  360. 
MÜicavelicat  su  fundación  y  etras  noticia8:|8u  prímer  Gobernador.  267» 
CtaMBCaTeiica  se  subleva:  Abasoal  envia  á  Enlate  á  someterla.  44. 
flwuicaTCllcat  Obras  en  el  mineral  hecbas  por  el  gobernador  Arias  de 

ligarte.  345. 
flBiBfesTcUcaí  azogue  estraido  del  mineral  durante  el  gobierno  del 

Oidor  Arrióla.  376. 
CaaBBCo:  véase  Gómez  de  Alvarado.  200. 
itauurda     costas  en  tiempo  de  Castell-fuerte.  348. 
taarÜa    de  á  caballo  de  los  Vireyes:  su  creación.  225. 
4taatoMaIa:  auxilios  enviados  al  gobernador  Gasea.  341. 
INujaVÜI:  Castell-fuerte  proyecta  fortificarlo.  355. 
€NuifM|alI:  su  dependencia  del  Perú.  427. 
UmUf^      con  la  Gran  Bretaña:  peijuicios  que  ocasionó  al  comercio 

del  Perú  en  el  gobierno  de  Aviles.  416.  418.  420. 
€MVm       con  la  misma  nación  en  1804:  providencias  para  defender  la 

costa  peruana.  423. 
Cmrm     civiles  antiguas  de  los  españoles:  hechos  de  Juan  de  Acosta  ea 

ellas,  y  su  fin  trágico.  59.  á  61. 

del  siglo  16:  hechos  militares  de  Martin  de  Alarcon.  80. 
K  famoso  ladrón  ahorcado  en  Lima.  427. 

y  Cerezas:  quien  las  trajo  al  Perú.  87. 
Dirirtor:     conducta  del  visitador  Areche  con  este  Virey,  y  sus  conseeneii- 

cías.  317.  Á  324. 
CareUast:  crítica  que  merecen  muchas  de  sus.  aserciones;  son  apasiona* 

das  y  aun  fabulosas,  379.  380.  384.  387. 


El. 


■abitantes  del  Perú:  como  los  clasificó  Castell-fuerte.  352.  363. 

ladeada:  empeños  hechos  por  Abasoal  hasta  empobrecerla.  17.  19. 

■«cliot     de  Antonio  Altamirano:  es  degollado  por  Gonzalo  Pizarro.  178. 

■•ctel  y  carrera  del  mariscal  Alonso  Alvarado:  conquista  Chachapo- 
yas^ 180  182:  descubre  May  ñas,  183:  es  batido  en  Abanqay  por 
Almagro,  181:  su  desafio  con  Hernando  Pizarro:  se  encuentra 
en  la  batalla  de  las  Salinas;  toma  á  Almagro:  aconseja  á  Pizar* 
ro  salve  áeste  la  vida  182:  vuelve  á  Chachapoyas:  funda  la  ciu- 
dad: noticias  de  ella,  183:  júntase  con  Vaca  de  Castro:  hace  la 
isiiecra  á  Almagro  el  hijo:  asiste  á  la  batalla  de  Chupas:  v¿  á 
España:  vuelve  con  el  gobernador  Gasea:  concurre  en  Saesa- 


Maüa  a  la  deatmccion  de  Gonzalo  Pizano:  es  jaez  cielos  Texh 
cidoB  en  unión  del  oidor  Cianea,  186:  coTie|[iaor  del  Cuzco  y 
Chuquisacay  es  el  terror  de  los  reyolucioiíanos,  y  hace  matar 
Á  muchos,  187  á  189:  le  derrota  Girón  en  Chuqninga:  y  muere 
del  pesar.  190. 

de  I>.  Diego  Alyarado:  sirve  á  Almagro;  vá  con  él  á  Chile:  es 
sú  consejero,  191:  deñende  la  vida  de  Hernando  Pizsrro  j 
otros,  191:  asiste  en  Mala  á  la  entrevista  de  Alma«px>  con  Pi?< 
zarro:  su  buena  intención  y  empeño  |>or  la  paz,  ISS:  gobierna 
en  el  Cuzco,  192:  se  bate  en  las  Sahnas,  193:  vá  á  Espalia  á 
acusar  y  x>erseguir  á  Hernando  Pizarro  por  la  muerte  de  Al- 
magro: muere,  y  se  creé  fué  envenenado.  193.  194. 
del  oidor  D.  Juan  Alvarez  uno  de  los  fundadores  de  la  Audien- 
cia, 210:  cómplice  del  asesinato  de  Suarez  de  Carvigal:  cons- 
pira contra  el  Virey  Vela.  Preso  el  Virey  es  nombrado  pai^a 
conducirlo  á  Espafia:  lo  pone  en  libertad:  hace  campaba  con 
él:  Vela  le  trata  mal  jurando  ahorcarlo,  211:  entiende  en  las 
causas  de  infidencia  que  motivaron  muchas  muertes:  propone 
avenimiento  con  Gonzalo:  se  encuentra  en  Aiíaquito:  es  pri- 
sionero: opiniones  acerca  de  su  muerte.  212. 
de  Diego  Alvarez  Cueto  cufiado  del  Virey  Vela:  es  acusado  de 
recibir  dádivas:  manda  la  escuadra  en  el  Callao,  213:  sus  cues- 
tiones con  los  Oidores  ^a  preso  el  Virey;  y  no  quiere  entregar 
los  buques:  sus  entrevistas  con  un  reliraoso:  se  vá  á  Huacho: 
se  dá  á  partido  y  capitula.  Embarcan  idlí  al  Virey,  214:  Cueto 
vá  á Espafia  á  dar  cuenta  délos  sucesos.  215. 
es  nombrado  general  en  jefe:  condiciones  que  puso  y  su  re- 
nuncia. 28  y  29.  { 

Henftaiidadcs  de  los  hospitales.  242. 

■•nuuiAe  Pizarro  va  á  Pachacamac,  y  varios  espafioles  al  Cuzco  á  aoti- 
var  la  remesa  del  oro  y  plata  para  el  rescate  de  Atahualpa; 
y  son  bien  acogidos;  cenducta  de  ellos.  396. 

flcramiMle  Pizarro  después  de  matar  á  Almagro  lleva  á  Espafia  caudales 
y  gana  aciertos  consejeros:  pero  se  le  encierra  en  la  fortaleza 
de  la  Mota.  194. 

Biimilio  de  Soto  va  á  reconocer  el  país  para  averiguar  si  fuerzas  del 
Inca  amenazaban  á  los  españoles.  399.  Pizarro  no  espera  su 
regreso,  y  se  apresura  á  dar  muerte  á  AtahnaUpa.  401.  Soto 
lo  defendía  y  queria  llevarlo  á  Espafia.  Cargos  y  reconven- 
ciones que  hizo  á  Pizarro  cuando  volvió:  disculpas  de  éste:  y 
como  le  desmintieron  Val  verde  y  Riquelme.  402. 

Ulyar  Comodoro  inglés,  hizo  de  mediador  é  intervino  en  el  tratado  de 
Gainza  en  Chile.  38  y  39.    . 

IDltoriA  de  los  establecimientos  ultramarinos,  'por  Almodovar  rectifi- 
cando la  obra  de  Raynald:  elogio  del  ^Mereurio  Peruano''  á 
Almodovar  y  á  Malaspina.  171. 

BrtMüutoret  primitivos:  apasionados,  y  cómplices  de  Pizarro:  Belacion 
de  Oviedo.  401.  403. 

Hoiqpicio  de  pobres  en  el  Cercado  de  Lima:  se  hacian  telas  de  á^^odon: 
dismitaba  los  productos  disponibles  de  la  plaza  de  Acho.  242. 
422. 

Hospicios  de  religiosos,  prohibidos.  426. 

ÜMpttal  de  San  Joan  de  Dios  de  Arequipa:  lo  mejoró  el  Obispo  Almo- 
ffuera,  171. 

Hésmial  de  San  Pedro  de  Lima:  lo  fomentó  el  Arzobispo  Almoguera. 
172. 

Ifospital    de  Bellavista  para  la  marina:  su  fábrica  y  costo.  227.  242, 

HóiVtt^    dol  Espíritu  Santo:  reformas:  fábrica  de  una  nueva  sala,  229. 


n»ipitil  do  Santal  Ana  de  Lima:  rentas  que  le  tenia  dadaa  el  Gobierno; 
eneomiendas  en  la  Paz  y  Tarma:  disfrutaba  2,300  pesos  de  los 
novenos;  el  tomín .  241  y  242. 

de  San  Andrés  de  Lima,  gozaba  encomiendas  en  Jai^ja,  y  en 
Potosí:  en  Lima  2,000  pesos  del  ramo  de  sisa:  y  por  novenos 
2,300:  el  teatro  le  prodnoia  4,000  y  el  Circo  de  gallos  500  por 
conoesion  de  Amat.  242. 

HMpItal  de  la  Caridad  de  Lima:  tenia  encomienda  en  C^^amarca  y  532 
pesos  de  tributos  de  la  Paz.  Amat  le  dio  el  producto  de  las 
multas  de  Policia.  242. 

n»lpitil  de  San  Bartolomé  de  Lima:  le  obsequió  Felipe  Y  18,000  pesos 
y  disfrutaba  del  liquido  del  Ramo  de  suertes.  242. 

■Mpltal  de  San  Lázaro  2,300  pesos  en  tiempo  de  Amat  del  ramo  de  Wh 
venes.  242. 

de  huérfanos  en  la  misma  época  tenia  4,000  pesos  del  ramo  de 
sisa:  y  el  privile^o  de  imptrimir  cartillas  y  catones.  Adsmas 
4,000  pesos  por  cierto  término  del  ramo  de  vacantes.  242. 

Baspttal    de  Beletmitas  del  Cuzco:  lo  protegió  Amat:  su  renta.  242. 

Marital    de  San  Lázaro:  aumento  de  su  renta.  426. 

■Mpttatef  de  San  Juan  de  Dios:  estaban  bajo  la  inspección  secular,  lo 
mismo  que  el  de  clérigos  de  San  Pedro:  asignaciones  que  te- 
nían aquellos  en  seis  provincias:  se  las  aumenta  el  Virey 
Amat.  241. 

■Múltales  de  Lima:  tenían  además  sus  rentas  propias.  242. 

Htipltates;  otros  que  hubo  en  Lima.  242. 

Haspltalesx  gastos  del  Erario  para  auxiliarles:  Castell-fuerte  entregó  el 
de  Santa  Ana  á  los  padres  beletmitas.  359. 

■Mpltales  para  indios:  real  orden  para  que  se  estableciesen  gobernando 
Castell-fuerte.  364. 

gastlMiaács»  resuelve  Abascal  tomar  la  ofensiva  contra  el  ej^Eoito  ar- 
gentino. 25. 

gastlMiaács»  propone  Pezuela  suspenderlas  y  Sondean  se  niega.  41. 

Ihaiaa4)áp—  tuvo  noticia  de  los  espa&oles:  predicciones  funestas  que  lo 
alarmaron.  No  debe  creerse  que  ordenara  se  sometiese  el  pala 
á  ellos:  objeciones.  Dividió  el  imperio  entre  sus  hHos  Huás- 
car y  AtahuaUpa  dando  á  este  el  reino  de  Quito.  Sobre  Oofíar 
oa  y  otras  provincias.  380.  361. 

HaalnyMt  descubrimiento  de  este  mineral.  227. 

Ammass  la  iglesia  en  Lima:  su  conclusión  y  apertura.  226. 
fuerte  en  Lima  en  Marzo  de  1812.  33. 


I. 

Hupcrlftl  Alejandro,  rejimiento:  creación  en  ol  Cuzco  de  su  segundo  ba- 
tallón. 48. 

laipwla    peruano:  descubierta  la  América,  tenia  que  sucumbir.  390. 

taprcHlai  libertad  de  ella:  periódicos:  ataques  al  sistema  español  y  al 
Virey  hechos  por  el  general  Villalta  y  por  D,  Gaspar  fiUco: 
destierro  de  éste.  34. 

hupmaátí  fabricada  en  Lima  á  costa  de  D.  Tadeo  López:  periódieQ  qiie 
dá  á  luz:  le  despoja  Abascal  de  una  medalla.  35.  36. 

tapoeftas  creados  por  Abascal  sobre  artículos  de  primera  necesidad.  18. 

InaccIaM   del  ejército  argentino  y  sus  causas.  45. 

iDCorMcs:  hospital  de  mujeres  en  Lima  fundado  á  espenzas  delTirey 
Aviles.  427.  428. 


pádierou  h»e«rla  Goyeaucíli*,  Itlattfn  y  Cicoaga.  86. 

ladlM       yanaconas.  95. 

ImÜMS  vigoróte  Teprefwtadon  al  Bieyea  íá^rat  de  ellos:  deégttteidi 
que  snfiíaii:  lemedios  qae  debiiia  ad<^tarae:  abusos  délas  «a- 
toridades  ól.  Autor  tle  la  otea,  el  Usan  de  4ieqa!pa  Agoilar 
del  Rio:  larga  carrera  de  éste:  hizo  donación  ael- terreno  en 
que  se  edificó  la  Becoletade  San  Franoisoo.  71. 

Indias  y  mestizos  nobles:  privil^os  qae  debían  gos^an  son  lenortt- 
dos  por  Carlos  III  y  atendidos,  j}út  Ámat:  podiaa  ser  proeá- 
radores  de  lá  Andúencia,  y  se  cumplió.  246  y  347. 

lAdiast  opinión  de  CasteU-fuérte  sobre  su  diminución:  la  atribuyó 
á  la  dominación  estraüa,  ál>  trabajo  forsado,  á'las  epidemias  y 
al  a^uardi^te.  ^50  y  360. 

iMIas:  qu^as  q«Mi  dieron  al  Bey,  ydrden  dada  en  17^  para  aten* 
cler£».  365. 

bkiiats  representaron  al  Bey  los  agravios  y  vejaciones  que  sufrían:  el 
consejo  remitió  las  acusaciones  comisionando  al  obispo  de 
Arequipa  jiara  entender  en  esto.  Se  puntualizan  los  exesos  de 
los  corregidores,  de  les  fiíTorecidos  del  Virey  y  de  otros,  así 
como  los  que  coraetian  los  curas.  365  y  366. 

InftíñM  al  Bey  sobre  los  frecuentes  distilrlúos  que  ocurrían  en  Pana- 
má. 339. 

liiMnuMa4  eclesiástica:  iStx  defensa.  1. 

talfMMftoB  se  estingue  este  tribunal  en  Lima  en  1813:  el  pueblo  saquea 
sus  archivos:  40. 

bqiliildMí:  la  restablece  él  Bey.  Edicto  de  ella  para  que  se  denuncia- 
sen los  que  necesitaran  descargar  su,  conciencia.  50. 

biqHfiílélaii:  ejecitciones  y  castigos  que  hizo:  58.  63.  229,  314. 

In^slclon:  cuestiones  con  el  Yirey  Amat.  229. 

lih^ldidcioii:  cuestiones  con  él  Tirey  Castell-fuerte.  358. 

iBUMlaeton  en  Jeqaetepeque.  427 

biTestlgador:  sus  avances  en  política:  íuga  de  su  editor  Bio¿  34.  y  35.- 


J 


lesnltas:  los  restablece  el  Bey  y  se  promete  do  ellos  la  paciñcacioU  de 
la  América.  50. 

Icfiilüuis  espulsion  de  los  del  Perú  de  orden  del  Bey:  instrucciones  del 
ministerio:  como  ejecutó  esta  disposición  el  Virey  Amat:  la 
confiscación  de  sus  bienes:  importe  de  estos.  230  á  234. 

Jcsnttasi  comerciaban  públicamente  con  toda  clase  de  productos  y  mer- 
caderías: como  compraban  fincas,  y  no  oontribúian:  destiuor 
que  daban  á  stcs  caudales:  Amat  los  acusa  de  defimüdadores: 
muchas  particularidades  sobre  esto.  235.  y  237, 

Jesvltast  largas  noticias  que  dio  contra  los  del  Paraguay  D<  Matías  de 
Angles,  comisionado  allí  para  actuar  en  el  ruidoso  ptoceso  de 
Antequera:  muchas  reveíacioíies  y  dato^  sobre  la  guerra  útí 
dicha  provincia.  257  á  267—293  á  300. 

¿«MÜtei:  disturbios  en  el  Paraguay:  luchas  con  Antequera.  289  á  293. 

ioaé  napoleón  Bey  de  España,  14:  tentativas  para  que  se  le  reconociera 
en  América:  16. 

laan  ét  la  fictoria  (San)  en  Vilcabaraba.  315. 

líUMi  WmuaaAtT*  que  de  esta  isla  se  tomasQ  posecion  solemne  sin  parmi- 
tir  fitmdear  á  buques  estranjeros.  365. 

IH. 


hmm  Fenuuitáei  isla  do  la  cual  se  sacaron  unos  e6trax\jeros  en  1805.  423. 
Juta       de  gobiemo  oteada  en  Qnito  con  aprobación  déla  Begenoiía 

19  y  30. 
Jorta       de  gobierno  erigida  en  Buenos  Airee.  83. 
jHBta  .     de  pacificación  creada  en  1821  de  orden  del  Bey.  53. 
JíaMta        de  aj^licaciones  y  destino  que  se  dio  á  las  pertenencias  délos 

Jesuítas.  834  y  235. 
Jutei       celebradas  por  el  Virey  Abascal,  y  para  qué.  14.  17.  24. 
JArasa      en  Lima  la  Constitución  de  la  Monarquía.  34. 
JwlfeMundta  Alfáro  Oidor  de  Lima  req;»etado  por  Solórzanoi  su  carrera 

y  obra  que  escribió.  95. 
JugaAa    de  bienes  de  difuntos:  caudal  existente  en  1806:  empréstíta. 

que  hizo  á  la  Beal  Hacienda.  426^ 
Jugada    de  aguas  de  Lima;  que  correspondiese  á  su  Cabildo.  4S7« 
Jugaéa    de  oomeroioy.  y  después  consulado  en  Cbile.  364. 

4 


IL.. 


Ladraacsí  plaga  en  Lima:  presos  todo»llos  de  una  cuadrilla:  Amat  su?' 
tiTa  el  juicio:  son  ahorcados  once  de  ellos,  y  otros  penado»  de 
diversos  modos.  247  y  248. 

Lcilgva  peruana:  Catecismo- vocabulario  y  Gramática  hechos  por  ci 
lesuita  limefio  Añasco:  su  familia.  308. 

LcTaBtammta  de  la  Paz  mientras  el  ejército  operaba  eu  Cochabambab 
26. 

Lcvantanleiita  de  Juan  Sontos  Apú-iuca  en  el  interior  do  Tarma:  dos- 
Ixuye  25  pueblos  de  las  conversiones;  subleva  á  los  jieófítpa:  se 
titula  rey  de  los  Andes,  309:  Campatlas  que  se  hicieron  contra 
SI:  hambre:  fuerte  de  Quimiri:  perece  la  ffuamicion  y  su  Jefe 
Bertholí:  Tarma  es  amenazada:  manda  el  Yirey  nueva  espe-: 
dicion:  nada  hay  decisivo,  310:  crueldades  de  Juan  Santos: los 
indios  empiezan  á  alterarse  contra  él:  no  se  supo  el  fin  que 
tuvo.  311. 

Leruitaailciita  de  Tupac-Amaru:  sus  hechos,  325  y  326:  si  se  quiso  co- 
ronar: causas  de  la  revolución,  175, 321, 326.  Contestación  quo 
dio  Areche  á  la  carta  de  aquel,  330:  guerra  que  se  le  hizo  y  sA 
desenlace.  325. 

LcyM  de  la  monarquía  peruana  sobre  la  sucesión  á  la  corona:  si  las 
violó  Huaina-Capac.  Consecuencias,  división,  luchas  san- 
grientas y  otras  causas  que  facilitaron  la  conquista.  385  á  390. 

Leyct  de  Indias:  sumario  de  ellas  trabi\|ado  por  Aguiar  oidor  de  Qui> 
to:  su  familia.  69. 

Libertad  de  derechos  ala  azúcar  y  al  café.  246. 

Libertad  de  derechos  de  los  carnes,  sebos  y  arroz  americanos.  427. 

Libras  del  Cabildo  de  Lima.  Oráaniza  á  su  costa  tres  con  reales  ór- 
denes el  regidor  Al  varez  Gato.  215. 

Llbraa       prohibidos:  órdenes  de  Carlos  III  sobre  este  partieular.  230. 

Lima         vindicada  de  vulgares  acusaciones.  15. 

Ltautt  el  Virey  Amat  divide  la  ciudad  en  barrios  nombrando  para 
cada  uno  un  alcalde.  226. 

Llmat       el  Virey  Castell-fuerte  refacciónalas  murallas.  355* 

Umat  barrios  que  tenia  en  1806,  calles,  casas,  puertas,  sus  pertenen- 
cias: BU  población  en  diferentes  épocas  y  otros  datos»  421.  422r 


Unkns    bus  serrlcios  en  Bnenos  Aires.  5,  G,  i%  16:  su  relero  y  muerte' 

^.  24. 
Ltearas    perdió  el  jaieio  apasionftdo  de  una  cacica,  Pedro  Alcón  ano  de 

•los  trece  de  Is.iflla  del  QaUo.  87. 
liMikeim  trae  una  diyinion  de  Cochabamba  contra  la  Paz.  36. 
LtmgMUMiáz  varios  caaos.  65.  406. 
Iiiiis  I?       proclamado  en  Lima:  su  muerte:  Tuelre  á  reinar  Felipo  V* 

If^i*  4e  la  plebe:  se  mandó  moderar  en  1785.  365. 

laiiyiiihat  apertura  del  camino  carretero  á  ese  punto.  28  y  S9. 
iJijra»         Chülaoe  y  Lamas  incorporados  á  la  proTincia  de  Chacbapo^ 
vas.  245. 


m:. 


Mal  ác  ráMa  de  los  perros.  8. 

MaUíMlMm  en  Lima  mandando  Castell-fuerte.  362. 

Aukbui  á  beneñcio  del  confesor  y  de  los  conventos:  nulidad  de  ellas.:. 
246. 

HávdBtti  de  vapor  en  Pasco.  1.  51.  .  ^ 

■á^alMUi  para  la  casa  de  Moneda  de  Lima:  reformas  en  ella.  51. 

9ar  dcl«an  los  primeros  que  lo  vieron.  404. 

Marina:  buques  que  reparó  Amat,  quien  formó  infantería  de  marina  pa- 
ra las  guarniciones.  22Í5. 

Marina:  iel  Vlrey  Castell-fuerte  construye  dos  navios  y  me^jora  la  ea- 
cuadra355. 

Marina:     gastos  que  ocasionó  en  doceafios  hasta  1785;  420. 

Marina:  reorganización  del  apostadero  del  Callao:  dispendios  y  alterca- 
dos on  tiempo  de  Aviles.  423  y  424. 

Mártires    delJapon:  octavario  do  fiestas  en  Lima.  429. 

Matrimonio  de  la  hija  de  AbascaL  51. 

Matriz  de  Moquegua:  su  tercera  xoedi£cacion  auxiliada  por  el  capitán. 
Alcázar.  84. 

MayiHM     su  poblaciou  al  incorporarse  al  Pero  en  1802.  422  y  424. 

Momorial  del  capitán  Acevedo  al  Rey  sobre  la  diminución  de  los  indios 
por  causa  de  la  mita.  58. 

Memorias  ae  Pedro  Arana  sobro  sucesos  de  Quito  y  sobre  elmodo  de  de- 
feuder  las  costas  del  Pero  y  Chile.  311  y  312. 

Mendigos  en  Lima.  422. 

Mercei:  distiurbios  para  la  elección  de  prelado  en  tiempo  de  Castell* 
fuei-te.  357. 

Mértto       del  eclesiástico  indígena  Aparicio.  308  y  309. 

Mlllclai:  las  organiza  el  Yirey  Amat  en  grande  escala  con  motivo  de  la 
guerra  de  Inglaterra  y  Portugab  Jefes,  disciplina,  armamen- 
to, ve8tuarioa^&^  224.  225. 

Milicias:    forma  Amat  un  i-eglamento  para  ellas.  225. 

Militares:  para  sor  corregidores  debían  renunciar  antes  su  gradnacioa. 
228, 

Mina         de  azogue  de  Guancavellca:  quiero  cerrarla  el  gobierno  espa- 
^  ñol.  85. 

Mina         de  azogue  en  Guancavelica.  267.  ' 

Mlneria:  Tribunal  de,  417. 

Mineros:    que  los  de  cobre  y  estafio  no  pagasen  derecho  alguno.  245. 

Minerof    europeos  bajo  la  dirección  del  barón  de  Nordouflich.  417. 


■litoBCt: 


IHigaban  nn  real  en  marco  para  fondee.  417. 
martkieadOB  por  loe  indíoe.  89.  3t0,  315.  41S. 
su  mal  estado  en  tiempo  de  Ámat:  reveses  especimeutados: 
tentativas  malomdas:  gastos  qne  hico  el  exono:  los  temas? 
canos  tenían  obugacion  de  servir  diez  a&os  y.  se  separaban 
antes  con  ^versos  pretestos.  241.  , ...: 

IDftoBCs:  gastos  del  Erario  en  la  época  de  CasteUfuente^  359l 

■lllts:        conquista  del  Inca  Ynpan^ni,  d3.  3Ó6» 

ftmULaUiñ^  4e  Santa  Rosa  de  Arequipa;  sus  fundadores:  nu  pleito  rui- 
doso: gastos  en  la  fábrica:  el  Obispo  Bravo  cortea  el  tempiq^^y 
su  ^juavy  yunase&ora  Barreda  l$k  ^stodia^  donando  ctes^ 
pues  sos  amajas.  84. 

H^BMtorto  de  la  Concepción  de  la  Paz:  sus  fundadoras.  316. 

HMiastorio  de  Capuchinas  en  Lima:  sus  fundadoras.  429  y  430. 

Btnaitirto  de  Ciyamarca,  como  se  fundé.  43P. 

HeaasterlM:  disenciones  al  elegir  fkbades^w.  227.  357. 

HMiastorlM:  reformas  que  hizo  el  Arzobispo  Almoguenu  172. 

IIÍMM)4a    menuda:  prohibición  de  esportarla.  245. 

BiMMda:  ordenanzas  de  1728:  pesquisas  hechas  en  tiempo  de  Castell- 
fuerte:  lo  acu&ado  en  Potosí  y  en  Lima  en  esta  época.  360  y 
361. 

ipMMi^i:  se  mandó  acuñar  con  las  armas  reales:  y  so  fijó  el  precio  y  ley 
de  las  de  oro.  365. 

^•iMdas:  empezó  á  ponerse  en  ellas  la  efigie  del  Bey.  227. 

II#Bte       de  Piedad:  su  capital  y  rentas.  425. 

UWKíepio  civil:  su  creación  en  el  Perú:  reglamento.  226. 

HOBtepf*  militar  y  civil:  Carlos  III  ordenó  qne  no  lo  perdiesen  las  viur 
das  por  casarse  segunda  vez.  226. 

HMltevIdcét  su  rendición  en  1814.  41. 

KaHUd:  se  anunció  qué  venia  de  España  ú  Bnenps  Aires  con  im  ejér- 
cito. 46. 

0Orillo  llega  con  su  espedicion  á  Costa  ñrme,  y  trae  orden  do  enviar 
troI>a8  al  Perú.  46  y  47. 

WMn  del  batallón  deEstremadura  en  Lima:  pierde  su  nombro  y  an- 
tigüedad. 47  y  48. 

HotlB  en  dos  navios  de  guerra  en  el  Callao:  castigos  severísimos  im- 
puestos por  el  Virey  Amat:  opiniones  sobre  esto.  227. 

|ia€rt(D       del  Presidente  Buiz  de  Castilla  en  Quito.  21. 

Suerte  de  Liniers,  dp  Concha  y  otros,  perdiéndose  Córdova  y  Tneu- 
man.  24. 

flDeitc  del.gcncral  Nieto,  del  coronel  Córdova  y  del  intendente  Sanz. 
24. 

Suerte      del  coronel  Castro  en  Moray  a.  41. 
liertc      de  Picoága  y  Hoscoso  ou  el  Cnzco.  44. 

flMrte  de  Pnmacahua  en  Sicnani,  y  de  los  Ángulos  y  ot^os  en  el  Cuz- 
co. 45. 

Hacrte  de  Agúilaf  y  Ubaldc  en  el  Ctizcoi  sus  planes  revolucionarios: 
'422  y  423:  otras  persona  sentenciadas:  ley  del  Congreso  en 
favor  de  aquellos.  6í)á71. 

HMrte  del  brigadier  Aguilera:  su  carrera  y  proyectada  revolución 
despees  de  la  Independencia.  71  á  73. 

üvcrto      de  Alcázar  (j^omez  y  Espejo  en  Lima.  84. 

flvcrto  de  Atahualpa:  cuestión  sobró  si  Alms^o  cooperó  á  ella:  aU 
^nos  espafloles  se  opusieron.  110.  400y  401.  ^ 

llMrt9  do  D.  Diegq  Almagro  y  sus  incidencias:  Hernando  Pizarrq 
cometió  en  ella  una  infame  crueldad.  142  á  145. 

piverte      del  hijo  de  Almagro.  165  y  166. 

ftaicrfe     de  Tunac-Amaní  y  su  familia.  325. 


Muerto 

■orate 
Haerte 
■aeite 
■serte 
Üaerte 
■verte 


liwrte 


■■ertes 

■oleres 

AUercs 

jHiirallms 

MíKfmt 


de  D.  Lorenzo  T^ríán,  .ilcl  x^acique  Tambnaezo  y  otros  en  el 

Cuzco.  319. 

de  Girón  en  Lima.  341. 

de  Arias  Maldonado  y  Felipe  Qntierrez.  341. 

do  Anteqnera  y  Mena.  301, 302.  350  á  352. 

del  corregidor  Arriaba  de  orden  de  TupaOfAmam.  374  y  375. 

de  A»teto  y  Chervecnes.  45  y  377. 

dé  Melgar  y  Dianderas.  45. 

de  D.  Piego  Crístóyal  Tnpac-Amam  y  óteos.  413  y  414. 

de  Haasear  de  diüen  de  AtahuáUpa/  y  bus  causas.  Astucia  do 

éste  para  deacnbrir  antes  la  impresión  que  hiciera  en  Fizar* 

ro.  2§7. 

y  otros  castigos  en  la  Faz  y  Coohabamba.  23.  27.  44. 

escandalosas.  172.  425. 

ahorcadas  en  Luna,  gobernando  Ayilés.  427. 

de  Lima:  refacciones.  7.  225.  355. 

del  rio  de  Lima.  36B.  427. 


N. 


Haiifiragio  y  muerte  del  gobernador  de  Chile  Alderete.  91. 

Xiálpeí:       se  maudaron  estancar.  365. 

naMuresas:  fábrica  de  su  templo:  quienes  lo  costearon:  su  estreno.  229. 

llegres  etdavet:  iiltima  partida  de  ellos  que  vino  al  Callao:  precio  qua 
tuTíéron.  51. 

el  abasto  de  ellos  según  el  tratado  de  Utreoh  lo  tuvieron  mo- 
nopolizado los  ingleses  ganando  mucho  con  la  esclavatura  de 
ÁSíiéTÍca,j  y  con  las  mercaderías  que  introducían  en  Portobelo 
anualmente  en  un  buque  llamado  ''de  permiso.''tt85.  347;  346. 
esclavos:  derecho  de  importación  que  se  pagaba  por  éLtaa^ 
245. 

bozale9:  pemiiso  dado  %l  conde  de  Premio  real  para  introdo^ 
cirios.  Lo  ocurrido  con  un  buque  en  1806.  420  y  421. 
esclavos:  comercio  de  ellos  prorogado.  426. 
de  Dios:  virtudes  de  este  indígena  y  de  sn  mnjen  proceso  re- 
mitido á  Boma.  429. 
Sara  curatos:  un  caso  raro  ocurrido  con  el  Obispo  y  Cal41do 
e  Arequipa:  otras  particularidades.  238. 

Vewlciade  de  la  reooJeccipn  del  Cuzco,  fabricado  á  espensas  del  Obispo 
Arregui.  370. 


9egrofi: 


legres 

legres 

necres 
liselás 

lépiinsi 


O. 


!ÍMtps4e  de  May  ñas:  su  comprensión.  424. 

OWspMle  de  Cuenca:  su  erección.  245. 

Míipaáos  de  Quito,  Fanamá  y  Cuenca.  En  1803  aun  dependilin  del  Ar? 

zobispado  de  Lima.  424. 
jOMspe       electo  del  Paraguay,  fray  Juan  de  Almaráz  hermano  de  la  ©s-^ 

posa  de. Girón:  su  carrera  y  literatura:  su  asistencia  al  Con? 

cflÍodeí582,  167  y  168.  :  ^ 


#Uif«  de  Arequipa:  como  qneria  cobrar  su  asignación  en  la  graesa 
(lecÍBial.  425. 

#Mf^M:    guardaron  buena  armenia  con  Amat  j  Aviles.  836.  424. 

9Mw§%u  anfragáneos:  prohibe  el  Bey  que  el  Arzobispo  mande  visita^' 
dores  á  sus  diócesis.  340. 

OMipM:  quejas  y  opiniones  del  Yirey  Castell-fuerte  contra  ellos.  355  Á 
358. 

•MspM:  £1  Rey  selialaba^donde  hablan  de  consagrarse:  pena  á  losqna 
tardasen  en  salir  de  España:  no  pasarían  de  una  á  otra  diooe^ 
sis  sino  después  de  cierto  tiempo.  426. 

Mrapla  dcArévalo.  338. 

#bni0  de  autores  peruanos.  61.  71.  87.  95.  174.  179.  180.  223.  308» 
339.  411. 

^Hmtmb  del  padre  Acosta:  figuró  en  el  Perú  como  proTincial,  y  en  el 
Concilio  de  1582:  sus  ideas  aeerea  de  los  indios.  59. 

#toaf  del  Padre  Acuña  Limeño:  su  carrera  literariía  y  serylcios  en  ift 
canonización  de  Santa  Sosa.  61  y  62. 

élfrM$        piadosas  del  canónigo  Adriazola  de  Arequipa;  65. 

#bras        en  prosa  y  verso  del  padre  Alesio,  Limeño.  95. 

Ojeras  canónicas  y  sobre  goDiemo,  escritas  por  Gutierre  Yelaaques 
Altamirano,  Limeño,  maestro  del  célebre  León  Pinelo.  179  y 
180. 

Mrai        filosóficas  j  jurídicas  de  Alonso  Alvarado,  Peruano.  180. 

Mras  benéficas  en  Huanuco.  Diego  Alvarez  y  su  mtger  D?  Isabel 
Figueroa  viuda  de  Tarazona  fundador  de  dicha  ciudad  y  en- 
comendero: reparten  caudal  á  los  iH>bre8:  p>agan  deudas  de  los 
perseguidos:  dotan  huérfanas:  fabrican  capilm  á  la  cároel  asig-. 
nándole  renta:  establecen  una  escuela  de  gramática  latina  y 
algnuas  capellanias  y  capitalizan  20  mil  pesos  para  ayudar 
al  pa^o  del  tributo  de  los  indios.  210. 

Mrai  religiosas  escritas  en  el  Perú  por  el  padre  Alvarez  Paz.  219  y 
220. 

Mnw        piadosas  del  Arzobispo  Arguinao,  Limeño.  339. 

•bTM  piadosas.  65.  71.  84. 91. 92.  99. 171.  210.  212. 220.  255. 304.  31U 
312.  315.  338.  344.  370.  376. 411. 

#>rmi        del  Jesuita  Arriaga  que  figuró  en  el  Pera.  375.  < 

Mtm        de  Fr.  Blas  de  Atienza.  405, 

#kras  del  padre  Diego  Avendaño,  una  de  ellas  condenando  la  csda- 
vitud  de  los  negros:  otra  lamentando  la  suerte  de  los -indio» 
en  las  minas  do  azogue.  410. 

#>rmi        escritas  por  el  padre  Estovan  de  Avila.  411. 

Mraa  pías  fundadas  por  él  canónigo  Avila,  pomano,  para  que  se  pre- 
dicase en  Quechua  á  los  incuos  y  para  otros  objetos  del  euto.^ 
411. 

MclalM  reales:  que  no  se  beneficiasen  estos  empleos  y  modo  de  proveer- 
los. 365. 

#Écla         de  hipotecas:  creación  de  esta  escribanía  en  Lima.  226. 

•kl«r  Altamirano:  dio  tormento  á  Luis  de  Vargas  ahorcado  de  orden 
de  la  Audiencia.  El  mismo  oidor  ejecuta  abordo  á  otros:  se  opo- 
ne á  que  los  oidores  manden  el  ejército:  va  á  Chuquisaca  y  ha- 
ce ahorcar  al  capitán  Robles.  Tuvo  varios  hijos  pemanoSj.uno 
fué  obispo  y  otro  oidor:  178  y  179. 

•r4«a  de  Isabel  la  Católica  para  premiar  servicios  en  América:  reoi-.< 
be  Abascal  lagran  Cruz.  50. 

OréCMUUEM  para  el  buen  trato  á  los  indios.  365. 

frdcMUixas  de  minas.  360.    . 

érguiista  muy  inteligente  fué  elLicenciado  José  Aparicio,  peruano.  309. 
que  no  se  amonedase  en  Potosí,  sino  en  Lima.  244. 


el  5?  rebidado  al  3.  p.%.  416. 

•rt:  BQ  esteMsoion  en  tiempo  del  Yiiey  Aviles:  derecho  que  p^gMiiu 

416. 
•nur»:      retirada  de  Goyeneche  á  esta  ciudad  por  las  derrotas  de  Tacu- 

'man  y  Salta.  28. 
•swto:      ordénale  Abascal  célebre  algnn  tratado  en  Chile  y  remita 

fuerzas  al  Perú:  motivos  para  ello.  39. 
#Mrto      de^ues  de  vencer  en  Ranoagua,  reforzó  el  ejército  enviando 

tropas  por  Arica.  46. 
#tilw(i:    «spedicion  á  estas  islas  en  tiempo  de  Amat.  ^K29. 


I>. 


Ihatta:       lluvia  destructora  que  sufrid  eu  1729.  364. 

]|^al(a:       puerto  menor  como  Huauchaco  y  Pacasmayo.  426. 

Palacio     Episcopal  en  Arequipa:  lo  construyó  á  su  costa  el  obis|Hi 

Aguado.  66. 
Palacio     de  Amarucanoha  en  el  Cuzco.  176. 
Palacio     de  Madrid:  se  incendió:  donativos  del  Perú  para  ayudar  á  sa 

reedificación.  364. 
Panana:   escandalosas  violencias  y  abusos  de  autoridad  alli  cometidos. 

339  362. 
Panteón  de  Lima:  su  fábrica,  costo,  estreno,  reglamento:  su  descripción 

operarios  &.  9  á  11, 
Panteón    en  el  pueblo  de  Ate:  lo  costea  lo  mismo  que  el  templo  el  cura 

^  Alvarez,  210. 
Panteón  '  do  Arequipa,  su  capilla.  315. 
Papel        sellado:  su  espendio  en  el  estanco  de  Tabacos.  420. 
Paposo:     población  de  este  puerto.  Un  misionero  obispo  auxiliar  en 

1803.  424  y  425. 
Panunontei  fünebres.  9.  y  10. 
Paraguay:  turbulencias:  cuestiones  de  los  Jesuítas:  influencia  de  estos: 

guerra  á  Antequera:  su  proceso:  conducta  de  los  Yireyes  Mor- 

cUlo  y  CasteU-fñerte.  289  á  302.  ... 

Paragnay:  sucesos  y  revoluciones  posteriores  Á  Antequera:  los  obispos 

Palos  y  Arregui,  y  los  gobernadores  de  Buenos  Aires.  352  á  354. 
Parqpe:     hace  construir  Amat  un  millón  de  tiros,  1000  lanzas  y  otros 

artículos.  225. 
Par^noi    y  recursos  enviados  de  Lima  al  Sur:  23.  24.  26.  44.  .    .   ^ 

Pasco:        sefundaestapoblacionen  Yanahuanca.  227. 
Pasoo       de  a^as  de  Lima:  erogaciones  para  esta  obra.  228. 
Patitmate  Real:  238.  Escritos  del  Yirey  Amat  sobre  este  punto.  240. 
Patronate  Real:  cuestiones  en  tiempo  de  Costell-fuerte.  £1  Rey  manda 

espulsar  á  los  prelados  culpables  de  descuido  en  la  cdnducta 

de  los  eclesiásticos:  providencias  de  Castell-íuerte  sobre  esto. 

355  y  356. 
Paz:  esta  ciudad  se  pronuncia  por  el  gobierno  Argentino  con  su 

intendente  Tristan.  24.  ^ 
Paz:  se  subleva:  matan,  al  intendente  Yaidehoyosy  se  unen  ü  Pi- 

nelo.  44. 
Pona         de  muerte:  no  podia  imponerse  sino  en  sala  de  cinco  jueces, 

lo  cual  se  estendió  á  los  casos  de  azotes  ó  presidio  por  10  afios» 

426. 
Pensión    Carolina  sobre  Mitras  y  prebendas.  246. 


F«fflMk«  '^cl  Poraano"  perseguido  con  bu  editor  Flaree.  35. 

PcramtM  de  Curatos  con  caj^ellanias  yotros  beneficios,  habian  de  ser 
aprobadas  por  el  gobierno,  §38. 

Perscca<l#p  del  clérigo  Luque  por  sus  escritos.  35. 

Pérá:  ya  no  tenia  gente,  armas  ni  dinero  para  fomentar  la  garara.- 
27  y  41. 

Fwá  comparado  con  la  Ida  de  Cuba  en  cuanto  á  eedavatnra  y 
valor  de  sus  producciones.  421.  ^ 

PcrA:  Subdeleffaciones  y  numera  die  pueblos  que  habia  deq^ms  de 
creadas  las  Intendencias.  421. 

Pesca       de  Ballenas;  orden  para  protegerla  en  estos  mares.  50. 

Pczaels    es  nombrado  general  en  jefe  del  ejército.  29. 

Peznela    llega  al  Alto  Perú;  su  situación  y  fuerzas,  40. 

Peznelm    avanza  hasta  Jiguí  y  Salta/y  forma  nuevos  cuerpos.  41« 

PesBCla    se  retira  á  Cotagaita.  43. 

Pezvfla  contaba  con  el  refuerzo  remitido  por  Morillo:  Abascalno'lo' 
atisa  quo  solo  era  de  1600  kpmblresy  que  tardaría  en  He-' 
ijar.  47. 

Ptfái         de  la  Alameda  do  Lima.  228. 

Pintorai   hechas  en  Lima  por  Alesio  discípulo  de  Miguel  Angelo.  94. 

Pisco:        que  se  contruyese  allí  un  fuerte.  426. 

Plz&m  penetra  en  el  r eró:  va  á  Cajamarca:  su  mala  fd  con  Atahtial- 
pa  que  le  recibió  como  amijgo  y  le  prestó  hospitalidad:  se  co- 
munican por  medio  de  enviados  especiales.  Pizarro  desbaratan 
eon  alevosía  el  ejército  del  confiado  Inca  y  lo  aprisiona.  Fal- 
zas  promesas  que  le  hizo.  391.  á  396. 

Pl^fiTO.,    despoja  á  Presa  de  una  encomienda  por  amigo  do  Almagro  y 
^    ' '    lá  a^j^d^*^  ^  '^u  hermano  Alcántara.  148. 

PlaB  de  hostilidades  enviado  por' Abascal  al  Alto  Perú.  27. 

Planet'     de  los  territorios  de  Misiones.  241. 

Plaln  t  Ore:  producción  en  el  Alto  y  bajo  Perú:  amonedación  en  la  épo'-^ 
ca  de  Amat.  246. 

Plata        Macuquina.  246. 

nata        que  se  estraia  en  tiempo  del  Virey  Aviles.  417.  ' 

Plaleres:  que  labrasen  la  plata  con  11  dineros  de  ley,  y  él  oro  oobf  22 
quilates.  365. 

Platilla:    solo  se  vendía  al  Rey.  426.' 

Plaza        dé  toros  de  Acho,  su  construcción  y  estreno.  226. 

PeMaclen  indígena:  causas  de  su  eran  diminución.  359  y  360. 

Peema  zahiriendo'  á  los  españoles,  destierro'  de  su  autor  el  padre  Af^ 
ce4o.  87. 

Pelfcla     en  la  ciudad  de  Lima.  8. 

PeUclaf     juzgado  de:  su  creación  y  gastos.  421  y  422. 

Pélvera    de  Orna  superior  á  la  de  Europa.  .  >  q 

Pólvora    enviada  ¿t  Esx)aüa  y  á  otras  partes.  >  * 

PtflTere    armas  y  diuero  euviados  por  Amat  a  Chile,  Chiloé,  Gu^a^^l, 
.  Panamá,  Portobelo  y  Cartagena  con  motivo  de  guerra  con  In- 
glaterra: coi^trata  la  elavoracxon  de  pólvora  en  Lima.  225. 

P41f  era     á  carso  del  ejstanco  de  Tabacos.  365  y  420. 

Pélvora:    su  fáMica  y  los  contratistas  en  tiempo  de  Aviles.  423. 

Pcjrüi^  .4e  Maravillas.  8. 

Pertiigaéfés:  se  internaron  por  el  Amazonas  para  establecerse  en  térri-* 
.  .  ...  jtorlo  Peruano:  providencias  de  Castell-fuerte,  y  protestas  do 
■        "'  Aícédo  en  Quito.  365. 

Petesí:  ,  .>  hace  su  pronunciamiento  por  el  gobierno  Argentino.  24. 

PCitO^Í:  '  pena  ^e  azotes  que  sufrió  im  español  Aguirre;  el  corregidor 
Esquí vol  huye  de  él:  al  fin  lo  asesina:  y  como  escapó  de  lar  jur- 
tioia.  79. 


^•tofli:  datos  acerca  de  las  minas  ^  providencian  de  Caetell-fuetili* 
360. 

Prado:       lelesia  de  este  nombro  en  Lima.  410. 

PrcMÜM    líbanos  y  rústicos:  origen  de  este  impuesto.  18¡ 

Presidio   en  el  Cuzco.  427. 

PrfíiOM     .dd  príncipe  Tupac  Amaru.  315. 

Pfiílwwrm  r^ltfltas  y.  Argentinos,  se  cangean.  45.       ^ 

Proccft  foimado  á  Ati^nalpa:  calumnias  ^ue  se  le  suscitaran;  tíar^os 
i|Ldel»id«A  auB  J,e  fueron  hechos  sin  derecho  alguno  para  ello. 
Feloniíi  del  intérpetre':  testigos  falsos.  Escandalosa  sentéki- 
•cia  condenándole^  ser  qveinado:  no  se.  atiende  S  sus  descargos 
éífiooeifcia|' Algunos  espaüoles  le  déñendeií  íMtilmente.  jSs 
bautizad»  Atahualpa,  ^  de  noche  se  le  ahoga  atado  á  un  pos- 
té. Su  entierro:  impresión  que  iSlüo,  Juicio,  sentencia  y  ejecit^ 
clon  en  un  solo  dia.  398  á  401. 

PjfOMÉO     del  Virey  Guirior  y  su  vindicación.  ^37  y  338; 

PrtccM     del  visitador  Areche  y  sii  csbiáa.  338. 

ProtoMMUco  del  Perú.  74.  , 

ProTlnciM  de  Cuyo»  se  sepatan  de  Chile  y  pasan  al  vireinato  dé  )Sueno« 
Aites.  246. 

ProYisor:  el  primero  que  hubo  en  el  Arzobispado.  340. 

FnfMiot  repetidos  y  asociaciones  secretas  en  favor  de  la  independen- 
cia: .sugetos  comprometidos  «n  ellos.  30.  31.  32.  41.  49. 

P«Mile  ét  Lima:  reparación  del  último  ojo  y  otras  obras  en  él.  228. 

Parale:    Amat  proyectó  contruir  otro  de  la  Barranca  á  Acho.  2Z^: 

Puentes   á  las  asequias  de  Lima.  8. 

Pimacaliiia  se  retirado  Arequipa  y  la  ocupa  Ramirez.  44. 

PuBChanca:  negociaciones  de  paz  con  el  general  San  Martin  en  1821:  sin 
afecto.  53. 

Pone  se  defecciona  y  se  une  á  Pinelo  y  al  cura  Mufiecas:  toman  el 
Desaguadero  y  van  á  cercar  la  Paz.  48  y  44. 

Pune:  el  intendente  González  somete  la  provincia  á  costa  de  mu- 
chas victimas:  sucumbe  el  cura  Muñecas.  46. 


Q. 


ItMcbaa:  sermones,  ccamática  y  vocabularict  trabí^ados  por  Fr.  Pedro 

Aparicio.  309. 
^iHechna:  sermones  y  doctrina  cristiana  del  Dr.  Avendailo,  escritos  eii 

QuecHlia  y  español.  410. 
^M^aa;  sermones  del  canónigo  Avila  para  todos  los  dias  del  año.  411; 
^idátet     reducidos  ádieznios;  86.  416. 

^BJ^pet^      y  signos:  los  españoles  no  se  ocuparon  de  ellos:  y  los  destru- 
yeron. 378. 
^tnlréf       abogado:  sus  trabajos  por  la  independencia.  48.  y  49. 
^nlte:        terminación  de  la  guerra  en  1812.  22. 
^iiite:        dependió  del  vireinato  del  Perú  por  real  orden,  mas  de  un  año 

á  solicitud  de  Abascal.  22. 
<tatte:        es  nombrado  presidente  el  general  Ramirez  en  reemplasso  del 

general  Montes.  51. 
%alte  jr  Cuco:  dificultades  para  encontrar  la  verdad  en  las  antiguad 

tradiciones  opuestas;  y  en  escritos  de  autores  apasionados. 

378. 

•      IV. 


Tí 


lUcfoncrM:  (xae  tuviesen  asiouto  en  los  Cabildos  do  las  Catedrales.  17?. 

Raalrcz.  viene  eon  faerzas  desde  Saypacha  ú  combatir  la  revolución 
del  Guaseo  y  otras  provincias.  43; 

Baaircz:  veuee  en  Acbocava  á  los  de  la  Paz  siguiendo  para  Pono:  fusi- 
la alJtoditor  Vil  lagra.  44^ 

JUuBirez:  sale  de  Arequipa  para  el  Collado.  45. 

Ramírez:  fusila  al  Auditor  Melgar,  á  Bianderas  y  un  Cacique.  45. 

Eáiiürez:  deja  el  Cuzeo  después  de  reemplazar  sus  bigas,  y  vuelve  al 
Alto  Perd.  46. 

BaMM       %l6nos.  415  y  416. 

BealMdrdettcs  sobre  diferentes  materias,  recibidas  en  tiempo  de  Amat.- 
244  á246. 

M¡MMaáM¡t%  de  Virey  en  la  Universidad.  4  y  425. 

Eec^npeuM  que  dá  Abascal  á  las  tropas  de  B&mirez.  4¡S* 

ftecuTMs:  por  no  haberlos  ordenó  Abascal  se  sacasen  por  fuerza  de  loa^ 
pueblos  vencidos.  27. 

U/UÚnom  su  escaces:  se  apeló  á  suseripciones  en  Lima  y  üfttoH  pantoe- 
para  que  pudiesen  marchar  algunos  cuerpos.  52. 

tteifCBCia  de  España:  exigió  del  Perú  un  empréstito  que  se  hiao  «mpe-' 
ñando  la  Tesorería  de  Lima  y  la  renta  del  Tabaco.  18  y  19.    ^ 

Begento    de  la  Audiencia:  el  último  qite  hubo.  304. 

]K«gicMi«  y  Tiranicidio.  243. 

Regidores  de  Lima.  73. 

Reglmleiite  de  la  nobleza:  lo  forma  Amat:  se  hace  su  coronel:  le  pone  una 
eompañia  de  Abogados  y  otra  de  estudiantes:  y  refunde  lo& 
gentiles  hombres  de  lanzas  y  arcabuceros  del  reino  que  se 
crearon  recien  la  conquista.  S^. 

EealM  de  comunidades  de  indígenas,  de  establecimientos  piadosos 
y  hasta  de  Cofradías  gastadas  por  Abascal  para  sostener  gu«r* 
ras.  17. 

Bentei:  economía  del  Vircy  Aviles:  su  severidad  en  el  manejo  de  la 
hacienda.  415. 

EeiB        no  podían  destinarse  á  los  bajeles  de  guerra.  426.* 

ÉLé9É         ahorcados  en  Huaráz  en  1806.  427. 

Beparttanlentes:  cuestiones  sobse  si  debian  subsistir  ó  prohibirse:  Tari- 
fiis  y  modo  de  formarlas;  321^ 

Beicate  proinetido  de  Ataliualpa:  gran  riqueza  que  reunió:  repar^ii^ 
cion  del  caudal:  parte,  que  cupo  á  Almagro  y  los  suyos:  pre- 
testos  y  calumnias  contra  el- Inca  para  no  ponerlo  en  liber- 
tad. a95  á  400. 

Beretaéleii-de  España:  abdicación  del  fiey:  cesión  de  la  corona  á^Ifapd^ 
león.  ^*y  14. 

BeTOhwlen  en  Chuquisaca,  apoyada  por  la  Audiencia  contra  el"  presi- 
.  dente  Pizarvo:  sus  causa»  y  partlcularidadeB.  22. 

AeTirfiicidii  en  la  Paz:  conducta  del  virey  de  Buenos  Aires  Cisnéros,  y 

.    del  intendente  de  Potosí  Sánz.-  22» 
BevelnclOB  en  Cochabamba.  24. 
ftéTdtaMB  en  Huanuco  en  1812:  motivos:  fué  dbstmfda  con  muchas  víc- 

tinias.  33. 
AewellNleii  de  Tacna  con  Zela:  su  desgracia.  30; 

BeTelndea  «st  Tacna  encabezada  por  Paillardelle:  su  desgraciado  fin.  30; 
BeTOlvelOM  de  Chile  en  1810:  medidas  hostiles  do  Abascal  contra  aquel 
Beino.  37  á  39. 


IteftliciM  del  Cuzco  eatendida  ú  Guamauga,  Arequipai  Puno  y  la  Pax 

41.  43.  44. 
Ecvi— Ita  eu  Quito  por  cansa  del  estanco  del  aguardiente:  proridon- 

cías  tomadas.  226., 
SCTOlneltli  en  el  Cueco  por  los  Ángulos  y  Pumacabua,  41.  269:  sn  pro- 

rio  en  Guamanga,  Guanea veHca,  Puno,  La  Paz  y  Arequipa: 
269:  acción  de  la  Apacheta  270:  muerte  dePicoaga  y  Mos- 
coso  44:  de  Melgar  y  otros  45:  victorias  de  González  en  Huanta 
y  otros  pnntos,  44  y  46:  batalla  de  Umachiri:  ejecución  de  Pu- 
macahua:  de  los  Angdlos  j  muchos  otros,  45:  e8pecialmente.ea 
las  provincias  de  Pune,  4o:  algunos  documentos. 

ftcf^lncionei  en  Quito:  empeQo  de  Abascal  para  sofocarlas.  19  á  22. 

Jiew^lociflics  en  Paraguay:  su  origen:  é  incidencias:  los  Jesuitas.  In- 
ifluencia  de  estos  sobre  los  Vireyes:  la  opinión  dominante  en 
el  paraguay:  comisión  del  ,oidor  Anteqnera:  sucesos  en  que 
intervino,  289  á  292:  su  prisión,  293:  conducta  del  obispo  Palos: 
proceso  de  Antequera,  294  á  300:  real  orden  para  sn  castigo: 
es  sentenciado  con  D.  Juan  de  Mena  301:  sale  á  ser  degollado 
eu  la  Plaza  de  Lima:  la  comunidad  de  San  Francúseo  pide  el 
perdón  é  incita  al  pueblo:  combate  con  loa  tropas:  des^aciaa 
que  hubo.  Muere  Antequera,  á  balazos,  y  Mena  ahorcado.  351 
y  352.  £1  Hey  mas  tarde  restablece  él  honor  y  Imen  nombre 
de  Antequera,  asigna  pensiones  á  sus  parientes.  302  y  3^. 

Itey-ácl  Mate:  es  ahorcado  en  Lima.  51. 

MHMfyrt     Presidente  del  Cuzco.  48. 

EfMidas      nocturnas  en  Lima  por  los  Alcaldes  del  Crimen.  2^ 

JK^lHteail    con  aa  ejército  ocupa  Potosí  y  Chuquisaca'  46. 


S. 


^gacMaá  de  A1)ascal  eon  algunos  amigos  suyos  tidictos  á  la  indc|»éíñ^ 
dencia,  32. 

8alm  dd  Crimen  ve  la  Audlciuia:  no  tenia  causas  que  despachar  en  ld05. 
425  y  426.  .  ^.  » 

Satta:        Belgrano  bate  á  Tristan  obligándole  á  capitular.  28. 

SaM  Agastiii:  cuestines  eleccionarias  en  tiempo  de  Castell-ñierte.  357. 

San  Agttrtln  de  Are<]^uipa  convento  de;  principia  la  obra  Fr.  Lino  Alva- 
rez  su  primer  prelado:  Alonso  Luque  dá  la  Área  y  una  suma 
de  dinero:  Fr.  Lino  colecta  en  cinco  días  65  mil  pesos:  Diego 
Cabrera  y  su  muger  hacen  erogaciones  que  suben  á  20  mil  an- 
eados. Cuestiones  con  el  Virey  Toledo  por  falta  de  licencia 
para  la  fundación.  212. 

^ao  Agiistíii  de  HuanuGo:  convento  f andado  por  el  Licenciailp  AlvaC||| 
y  su  mu^er  D?  Isabel  Figueroa:  lo  edificaron  y  engrañaécie- 
rou:  disfrutaba  de  una  renta  de  5  mil  pesos  producto^de  los 
capitales  que  le  donaron.  210. 

8aji  F^M  M^:  congregación  en  Lima:  costea  un  altar  y  una  celda  el 
Arzobispo  Almoguera;  172. 

^an  Jp§é:  de  su  yida  y  devoción:  libro  del  padre  Juan  Alonso.  923» 

/¡^anidad,  junta  y  visita  de— en  el  Callao:  cuarentena.  422.  .,        .  i 

llanta  Ana  de  Kusia,  gran  cr»z  que  el  Emperador  enviij  ^á^liweal,  y  por 
qué.  61,  .  ,  I  •  ^^ "     i     :  ^.    , 

^antaCatalinil,  monasterio  de  Arequipa:  lo  reedifica  el'<^)^]^3ÍÍm9guer 
ra  gastando  mAs  de  50  mil  pesos,  J71,  *     \ 


$Aiila  iemanilad  en  Lima,  y  sus  funciones.  Ayala  compró  eí  empleo  de 
l)roviucial  de  ella,  y  tenia  voz  y  voto  en  e)  Cabildo:  sus  ordo- 
lianzas.  428  y  429. 

$Saiit%  IQUivta  do  yVroa\iip9>:  contribuyó  para  hacer  este  templo  el  obispo 
'  Almogherít  Í7Í'. ' 

Santo  CrUto  de  los  Milagn^bs:  origen  de  snenlto  en  Lima:  el  capitán  Au- 
tunano  le''  hace  un  peqúeiao  templo;  y  el  Cabildo  le  jura  por 
patrón:  autorizando  la  proceúoH  que  sale  anualmente:  beate- 
río dü  Nazarenas,  después  convento  de  Monjas.  304. 

SocMitro  de  bienes.  '2. 

Scilcloii  en  el  ejército  del  Alto  T^erú,  proyectada  por  el  coronel  Cas- 
tro. 41.       '  ^ 

Sedición:  so  trama  en  la  tropa  de  Pedro  Candía  para  salvar  á  Almagro 
de  la  pris'ioii  y  matar  á  Hernando.  141.  193.  Sale  este  para 
España.  Le  persigue  allí  Diego  Alvarado.  193  y  194. 

Seminario:  condiciones  para  ingresar  en  él:  mezquinidad  del  Virey 
Amat  disculpable  por  las  leyes  de  su  época.  244. 

Seminario  del  Cuzco:  el  obispo  Arregni  dio  8  mil  pesos  para  la  obra  do. 
sus  claustros. 

Serenoi     de  Lima:  su  nuevo  arrecio.  8.  422; 

Serenofii     en  Lim^:  cuando  se  estsiblecieron  y  modo  de  sostenerlos.  422» 

Semones  de  Fr.  Lnls  AlVarez  de  Toledo  proívincial  de  dan  Agustín  do 
Lima.  220. 

^IT Icioa  del  capitán  Pedro  Alvarez  Holguín:  prisionero  de  Almagro  en 
Abancay:  lo  hace  juramentar  y  por  esto  no  quizo  fugarse:  lo 
sirve  después  y  cae  en  las  Salinas.  215.  Le  manda  Pizarroá  la 
conquista  de  Mojos:  la  abandona:  se  vuelve  al  Cuzco:  se  victto 
ú  Jauja  con  sus  tropas:  escapa  del  ejército  de  Almagro  el  hijo, 
y  so  dirije  á  Huaráz  ú,  esperar  al  gobernador  Vaca  de  Castro: 
Alonso  Alvarado  no  qnierojnntarse  con  él.  Yaca  le  hace  dejar, 
el  título  que  se  dab»  dé  capitán  general:  le  considera  en  el 
ejército:  hace  la  cami)afiay  y  muere  en  la  batalla  de  Chupas. 
216  á  218. 

Sínodo  diocesano  por  el  Arzobispo  Arias  ligarte:  dádivas  y  Ubeiui- 
lidad  de  este.  344. 

Sisa:  historía  de  este  ramo  y  sus  aplicaciones.  421.^ 

Situado:  caudal  que  se  remitía  ú,  Chile  y  á,  otros  much'os  puntos  desde 
Li^a,  pasó  de  4  millones  en  tienspo  de  Castell-fnerte.  359. 

SoboranO/  se  dlVo  que  Abascal  y  Amat  quisieron  serlo  en  el  Perú.  32.  ^¿47. 

'Solares  en  Lima:  mandó  el  Rey  se  diesen  gratis  á  los  Prebendado^ 
para  que  fabricasen  casas.  340. 

Sal^delei^aiios  y  irenta  qne  gozaban.  419. 

Sak>lnipeccion  general  de  las  tropas  del  Vireinato:  su  creación:  el  bri- 
gadier Morales  primer  Syb-inspcctor.  225. 

Soblevacion  en  muchas  iñ-ovincias  del  Perú  en  tien^po  del  Virey  Gui- 
rior  y  visitador  Areche..  318. 

SncefOs  militares  y  demás  en  el  ten'itoiio  de  Quito  eu  virtud  de  dis- 
poi^i^ionesde  Ab^iscal.  19  á  ^.' 

Sncesos     primeros  ocurridos  en  el  Alto  Perú.  22  y  23. 

Sneitet:  creación  de  este  rt^iw  on  Lima:  distribución  Oifi  qus  utilidf^Us 
en  objetos  do  Beneficencia.  22(3. 

Snlcléio     de  Alonso  Astndülo.  378. 

Solpaclia:  o\^tiene  allí  Picoaga  un  triunfo.  2(>. 

$f  ipensiOB  de  hostilidades  podida  x>or  los  <V)  Chiiqnisaca  y  aceptada 
por  Goyeneche:  aprobándola  Abascal,  Higuió  enviando  refuer- 
zos Á  la  fvonteva.  25. 


T. 


Tacna  sd  declara  en  1811  por  la  independencia:  suerte  do  bu  candi- 
llo^ela.  30. 

Tajamares  del  rio  de  Lima.  376  y  427. 

Tarapacá:  alborotos  de  1815:  mnertede  Choquehuanca  y  Peñaranda.  49. 

Tarapacá:  creación  de  esta  provincia  desmembrando  la  de  Arica.  226 
y  227. 

TcmMor    fuerte  en  Lima  (1806:)  estragos  en  el  Callao.  8. 

Temblor    fuerte  en  Lima  en  Abril  de  1812.  33. 

Temblor    fuerte  en  Lima  en  1804.  427. 

Temblor  en  Lima  en  1725:  terremoto  en  Hnaylas,  inundación:  mina  d^ 
Aucoch  con  muchas  víctimas.  364. 

Temblores  fuertes  en  lea  y  en  Piura.  40. 

Temblores  fuertes  en  Lima  en  1732  y  1734.  364, 

Templo      y  conventillo  de  Cocharcas  en  Lima.  175. 

Templos:  su  construcción  á,  cost^  del  Erario:  refacción  de  los  parroquia- 
les con  part'j  délos  tributos:  nrovideucias  de  Amat  para  evi- 
tar fraudes.  239.  *^ 

Templos  de  Pacar«^n  y  de  Picamarái^  que  fabricó  á  su  costa,  lo  mismo 
que  un  a  cárcel  y  un  puente  en  Cañete,  el  cura  Morales  Aram- 
bum:  estudios  y  carrera  secular  de  éste:  su  familia.  312. 

Temporalidades:  capitales  de  este  ramo:  sus  productos  aplicados  á  1^ 
amortización  de  vales  y  otros  objetos:  deudas  de  este  misnio 
ramo.  420. 

Tenientes  do  Cosmógrafo.  426. 

Tentativas  y  planes  frecuentes  en  Lima  en  favor  de  la  independencia 
30  a  32.  41  á  43.  48  á  49. 

Terremoto  en  Concepción  de  Chile  y  auxilios  que  envió  el  Perú.  364. 

^esorérla  déla  casa' de  moneda  vinculada  en  la  familia  Santa  Cmz\;o- 
mo  parte  del  mayorazgo  de  Lurigancho.  100. 

Títulos  de  Castilla  en  tiempo  de  Amat:  hizo  vender  el  Rey  algunos. 
248  y  249.  .         q 

Tolerancia  de  Abascal  desentendiéndose  de  reales  órdenes  relativas  á 
la  enseñanza  y  testos  usados  en  el  colegio  de  San  Carlos.  3.2. 

T<^ma  Goyeneche  la  ciudad  de  la  Paz,  y  queda  está  al  manelo  de  Ra- 
mírez. 23. 

TotTjB  de  Santo  Domingo  averiada:  cómo  la  demo}ló  Amat,  ó  hizo 
fabricar  otra:  'su  costó.  229. 

Torres  sobre  el  arco  del  puente  de  Lima  y  reloj  colocado  al  medio. 
228  y  934. 

Trasportes:  ios  envia  Abascal  para  traer  de  Panamá  el  batallón  Gero- 
na destinado  al  Alto  Perú,  y  otro  que  so  refundió  en  el  Regi- 
miento real  de  Lima,  denominándolo  Infante.  52. 

Trata4o  del  presidente  Rniz  de  Castilla  en  Quito  desaprpbado  por 
•    '       Abascal.  19"  y  20.  >       ■    ■ 

Tregua  de  40  dias  que  propuso  Oastelli  y  aceptó  Goyeneche:  la  dosp,- 
prueba  Abascal' y  maiüia  atacar,  motivos  porqué  sé'vioW,  &, 

Tribunal  del  Consulado:  el  Rey  le  condonó  414000  pesos  que  debia  á  la 
Real  Hacienda.  365. 

Tributos:  no  debían  cobrarse  á  los  indios  fronterizos  á  las  Misiones. 
244. 

Tributos:  su  aumento  en  el  gobierno  de  Aniat.  246. 

Tributos:  sus  rendimientos  en  tiempo  de  Aviles:  gastos  que  se  haciai) 
con  este  ramo.  41H. 


TrtaltariM:  monasterio  do  Lima:  solicita  su  fimdacíou  el  A^obispo  AI-í 

mogaera.  172  y  429. 
Trlitan:    ocupa  Ji\¡uí  y  Salta,  y  avanza  á  Taciimán.  27. 
Trtiyui      de  Arequipa  y  Cuzco,  y  Artillería;  pasan  al  Desaguadero.  23, 
TMIMUI      ®^  Espafia  con  destino  á  la  América.  47. 
l^vpM     que  tilbia  en  el  yireiiaaio  ei^  la  época  de  Castell-ñierte.  361. 
TnieiMff  se  oyeron  cu  Lima.  427. 

i:  batalla  de— -en  que  es  batido  Tristan  por  Belgrano.  27. 

en  Chayanta  por  los  hechos  del  corregidor  Alos.  175  á  177. 


T|i|iac-laca  Timan^:  palacio  de  Tomebamba,  y  grandes  obras  que  hi- 
zo: lealtad  de  los  del  Cañar  á  los  Incas:  crueldades  de  Ata-? 
h^l|lpa.  381.  382. 

Topac-AoMÚni:  conducta  del  yis4tador  Areche  con  él  y  su  familia;  su  sen-: 
tencia  y  martirio.  325. 

Titila:     es  ocupada  por  tropas  de  Goyeneclie.  26. 

T«tiqMfa,  Volcan:  reventó  en  1801.  427. 


V. 


VacuiCM  mayores  y  menores.  2.%. 

¥mm:       las  primeras  que  hubo  cu  el  Cuzco.  178. 

¥aciiiim.    422. 

¥acuia     traída  á  Lima:  su  propagación:  Salbani,  Belomo.  5. 

f^lác  Catas  Virey  de  Valencia:  motivos  de  su  caida.  408. 
alfHflf^:   proyecto  para  su  población  escrito  por  el  padre  Aguirre:  car-i 

rera  de  éste.  79. 
¥alverd€  en  Cajamarca:  parte  que  tubo  en  los  sucesos  hasta  la  muerte 

deAtahualpa.  394.  401  y  402. 
¥arav        de  regidores  perpetuos  de  Lima:  y  como  se  vendian.  73. 
¥€Bta  f  media:  Olafieta  obtiene  una  venU^a  contra  la  vanguardia  de 

Bondeau.  47. 
JU¡it         del  padre  Acuña  á  Kuropa  por  el  rio  Amazonas:  sus  tareas  y 

observaciones  científicas:  sus  descripciones:  sus  proyectos  eu 

la  corte.  61  y  63. 
¥lciiAas:    que  no  se  matasen.  245. 
YIda  del  Arzobispo  D.  Boniardiuo  Almanza,  Limeño:  sus  estudios; 

su  honrosa  carrera:  servicios  que  hizo  á  su  Iglesia:  caudal 

que  invirtió  en  obras  piadosas,  &..  Elogio  que  le  hizo  Urbano 

VIIL  166  y  167. 
¥Íg11:  su  ^c^rrota  en  el  puesto  d»l  Marqués.  46. 

¥l|latta:     sus  e^ritos  contra  la  política  eBX)añola  y  los  abusos  de  Abasr 

cal.  34. 
¥iias:       prohibición  de  hacer  estos  iilantíos:  fuerte  pensión  á  los  yú 

formados.  245  y  246. 
¥lrey  del  Perd:  es  nombrado  el  general  Veuegas:  no  viene,  y  el  Rey  eli-r 

Je  á  Pezuela  para  relevar  á  Abascal.  51. 
YIrey  Anat:  su  carrera  y  ^rv icios,  223:  tuvo  grande  influencia,  224:  y 

fué  muy  temido.  246. 
¥irey  de  Mé¡í^  Acuña,  Limeño:  su  familia,  62:  su  carrera  hasta  capitán 

general:  sus  cualidades:  edificios  que  construyó:  sus  obras  do 
enefícencia:  autores  que  lo  elof^iau.  63. 
fiftadet    del  Dean  de  Lima  iLlmeyáa:  pide  se  hagan  informaciones  de 
la  vida  del  Arzobispo  Mogrovejo  couíj^i^ien  vino  (le  íispaña^ 


tlitvdcé  del  padre  Juan  Alloza:  su  familia:  ana  eatndioa:  su  mérito  eo¿ 
mo  predicador:  obras  místicas  que  escribió;  autores  que  lo  haá 
elonado.  221  á  223. 

Vlrtodci    de  I)?  Mercedes  Risco:  sos  obras  de  Beneficencia.  428. 

TItmIa:     epidemia  en  1802.  427. 

YlallAMBcralde  Areche:  sns  operaciones.  316  á  338. 

tUUaJwnñ  para  hacer  reformas  en  los  conrentos:  resultados.  239.  425¿ 

viiitadom  contra  la  idolatría  de  los  indias.  410.  412. 

Wiwén»:    gran  carestía  en  Lima  en  1727.  364. 

VlniUui  de  empleados:  que  se  les  diesen  seis  sueldos  al  falleceí'  eBfoé.  S44*- 

Vntrerslilad  oe  Lima:  reforma  de  sus  estatutos.  243.  364. 

VniTenldail  de  San  Marcos:  sus  rentas  en  I09  novenos:  provincias  que 
cpntribuian  para  sostenerla.  242. 

iínhrenlilAii:  suprimiéronse  las  cátedras  de  los  Jeemitas  y  los  testos  que 
les  servían.  243. 

Vnirerslilad:  tenia  33  cátedras  dotadas  por  el  Rey.  Castell-fueite  qneriá 
que  las  miaras  y  togas  se  diesen  á  los  Americanos^  359. 

tJBÍTenÍ4bm  de  San  Marcos:  se  publicaron  sus  nuevas  ccttAtituoiones  re- 
copiladas por  Salazar.  364. 

VilhrersIilAil  ae  Lima:  sus  abasos  €n.  tos  gastos.  425. 

Vnirersldadc»  que  habia  en  el  reino  cuando  gobernaba  Amat:  los  gra- 
duados en  ellas  ú  otras,  no  se  admitían  en  la  de  Lima  á  título 
de  incorporación.  243. 

iJolTersIdailes:  Censor  regio  en  ellas:  sus  atribuciones.  426. 

Volcao  út  Arequipa:  lo  hace  reconocer  el  intendente  Alyarez  y  se  forma' 
una  descripción  de  él.  218. 

TelcAB  de  Agna  cerca  de  Matucana:  crecimiento  áe  AgiBás  en  el  rio  y 
daños  que  causó  en  Lima.  427. 


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