Google
This is a digital copy of a book that was prcscrvod for gcncrations on library shclvcs bcforc it was carcfully scannod by Google as parí of a projcct
to make the world's books discoverablc onlinc.
It has survived long enough for the copyright to expire and the book to enter the public domain. A public domain book is one that was never subject
to copyright or whose legal copyright term has expired. Whether a book is in the public domain may vary country to country. Public domain books
are our gateways to the past, representing a wealth of history, culture and knowledge that's often difficult to discover.
Marks, notations and other maiginalia present in the original volume will appear in this file - a reminder of this book's long journcy from the
publisher to a library and finally to you.
Usage guidelines
Google is proud to partner with libraries to digitize public domain materials and make them widely accessible. Public domain books belong to the
public and we are merely their custodians. Nevertheless, this work is expensive, so in order to keep providing this resource, we have taken steps to
prcvcnt abuse by commercial parties, including placing lechnical restrictions on automated querying.
We also ask that you:
+ Make non-commercial use of the files We designed Google Book Search for use by individuáis, and we request that you use these files for
personal, non-commercial purposes.
+ Refrainfivm automated querying Do nol send automated queries of any sort to Google's system: If you are conducting research on machine
translation, optical character recognition or other áreas where access to a laige amount of text is helpful, picase contact us. We encouragc the
use of public domain materials for these purposes and may be able to help.
+ Maintain attributionTht GoogXt "watermark" you see on each file is essential for informingpcoplcabout this projcct and hclping them find
additional materials through Google Book Search. Please do not remove it.
+ Keep it legal Whatever your use, remember that you are lesponsible for ensuring that what you are doing is legal. Do not assume that just
because we believe a book is in the public domain for users in the United States, that the work is also in the public domain for users in other
countries. Whether a book is still in copyright varies from country to country, and we can'l offer guidance on whether any specific use of
any specific book is allowed. Please do not assume that a book's appearance in Google Book Search means it can be used in any manner
anywhere in the world. Copyright infringement liabili^ can be quite severe.
About Google Book Search
Google's mission is to organizc the world's information and to make it univcrsally accessible and uscful. Google Book Search hclps rcadcrs
discover the world's books while hclping authors and publishers rcach ncw audicnccs. You can search through the full icxi of this book on the web
at|http: //books. google .com/l
Google
Acerca de este libro
Esta es una copia digital de un libro que, durante generaciones, se ha conservado en las estanterías de una biblioteca, hasta que Google ha decidido
cscancarlo como parte de un proyecto que pretende que sea posible descubrir en línea libros de todo el mundo.
Ha sobrevivido tantos años como para que los derechos de autor hayan expirado y el libro pase a ser de dominio público. El que un libro sea de
dominio público significa que nunca ha estado protegido por derechos de autor, o bien que el período legal de estos derechos ya ha expirado. Es
posible que una misma obra sea de dominio público en unos países y, sin embaigo, no lo sea en otros. Los libros de dominio público son nuestras
puertas hacia el pasado, suponen un patrimonio histórico, cultural y de conocimientos que, a menudo, resulta difícil de descubrir.
Todas las anotaciones, marcas y otras señales en los márgenes que estén presentes en el volumen original aparecerán también en este archivo como
tesümonio del laigo viaje que el libro ha recorrido desde el editor hasta la biblioteca y, finalmente, hasta usted.
Normas de uso
Google se enorgullece de poder colaborar con distintas bibliotecas para digitalizar los materiales de dominio público a fin de hacerlos accesibles
a todo el mundo. Los libros de dominio público son patrimonio de todos, nosotros somos sus humildes guardianes. No obstante, se trata de un
trabajo caro. Por este motivo, y para poder ofrecer este recurso, hemos tomado medidas para evitar que se produzca un abuso por parte de terceros
con fines comerciales, y hemos incluido restricciones técnicas sobre las solicitudes automatizadas.
Asimismo, le pedimos que:
+ Haga un uso exclusivamente no comercial de estos archivos Hemos diseñado la Búsqueda de libros de Google para el uso de particulares:
como tal, le pedimos que utilice estos archivos con fines personales, y no comerciales.
+ No envíe solicitudes automatizadas Por favor, no envíe solicitudes automatizadas de ningún tipo al sistema de Google. Si está llevando a
cabo una investigación sobre traducción automática, reconocimiento óptico de caracteres u otros campos para los que resulte útil disfrutar
de acceso a una gran cantidad de texto, por favor, envíenos un mensaje. Fomentamos el uso de materiales de dominio público con estos
propósitos y seguro que podremos ayudarle.
+ Conserve la atribución La filigrana de Google que verá en todos los archivos es fundamental para informar a los usuarios sobre este proyecto
y ayudarles a encontrar materiales adicionales en la Búsqueda de libros de Google. Por favor, no la elimine.
+ Manténgase siempre dentro de la legalidad Sea cual sea el uso que haga de estos materiales, recuerde que es responsable de asegurarse de
que todo lo que hace es legal. No dé por sentado que, por el hecho de que una obra se considere de dominio público para los usuarios de
los Estados Unidos, lo será también para los usuarios de otros países. La l^islación sobre derechos de autor varía de un país a otro, y no
podemos facilitar información sobre si está permitido un uso específico de algún libro. Por favor, no suponga que la aparición de un libro en
nuestro programa significa que se puede utilizar de igual manera en todo el mundo. La responsabilidad ante la infracción de los derechos de
autor puede ser muy grave.
Acerca de la Búsqueda de libros de Google
El objetivo de Google consiste en organizar información procedente de todo el mundo y hacerla accesible y útil de forma universal. El programa de
Búsqueda de libros de Google ayuda a los lectores a descubrir los libros de todo el mundo a la vez que ayuda a autores y editores a llegar a nuevas
audiencias. Podrá realizar búsquedas en el texto completo de este libro en la web, en la página|http : / /books . google . com|
I
rn
it.
f.
t
/
. i
í.
mcciONÁtíO.:.: :•::;:..
y^ \ . ••• • ••• •. :••• •••• • •••
^ *• • •••••• "•'• •• ••• •
■BI
FOBaUDO Y REDACTADO
OR MANUEL DE MeNDIBÜRÜ.
u
PARTE PRIMERA
DE LA DOMINACIÓN ESFAHOLi
<•» ■
Historia vero teatis temponun, lax
veritatis, vita memoii», magistra yitie^
nuntia vetnstatis.
Cic, De oratore. lih» 2, cép. 9.
■ <•» ■
TOMO PRIMERO.
LíMA:
IMPRENTA DE J. FRANCISCO SOLÍS,
PLAZUELA DE SANTO TOMAS N.255.
18Y4.
I • • • _•
• • • • •
m
• • •
• ••• •
i/.í
é^y\ Ñ^
• •
• • • »• • • •
' • •
• • •
PROLOGO
<■» I
L medio día de la Europa se liabia lachado du^
rante algunos siglos contxa el formidable poder de
los Agarénos^ enseñoreados por la conquista de la
rica y fértil tierra donde un tiempo reinó la düías-
tíadeBodrigo. En aquella sangnenta y tcoiáz contienda se
dieron en abundancia clásicas lecciones de amor patrio^ y file-
ron herficas las proeeas de lá España para reconquistar nom-
bre é independencia, sin embargo ^de que crímenes enormes
mancliáran á las veces glorias tan esclarecidas. Las naciones
que allí se levantaron para alcanzar un mismo ñn, formaban
ya al concluir la memorable guerra de su libertad, una sola
grande y soberbia, que tenia por soberanos á los católicos
Femando é Isabel.
Las armas emanólas después de llegar al término defini-
tivo de sus hazañas, y como si necesitaran de mas fama, aco-
metieron empresas gigantescas en que hablan de relucir inau-
ditos ejemplos de valor, y rasgos de constancia y sufrimiento
alternados con iiyusticias y crueldades atroces.
La nación que fiíé invadida y cx)nquistada por las huestes
mahometanas, pasó al Kuevo Mundo á invadir y conquistar
naciones inocentes y. felices. España, cuyos reyes ¿aivorecie-
ron el admirable proyecto de un náutico sabio y resuelto que
eix ptra9 potencias no habia merecido crédito, adquirió .con
672236
IV
é[ uso de la fiíerza estendidas imperios que para resistir á la
agresión estranjera, tenian derechos tan buenos é iguales á
los que asistieron á los españoles croando arrojaban de su sue-
lo las medias lunas usurpadoras.
La gloria de Diosy la prc^Mbgacion de la fé, al decir de lo»
historiadores^ fueron los estímulos que sirvieron para el
descubrimiento de regicmes remotas destinadas á realzar la
brillantez del solio castellano. Kada se sabía de un vasto
continente, de un mundo nuevo que entrañaba tesoros inoal-
enlabies: ign<»rábase sin duda que hablan de poseerse sin lar-
gas y porfiadas guerras, y que el oro y la plata en porciones
inmensas sacarían á la estenuada España de la postración y
penurias que la abrumaban.
La conquista y dominación de esos países ignotos eran lí-^
citas en x>olítica, autorizadas por el mentido derecho que re-
gía umversalmente, aconsejadas y exigidas por un designio
religioso cifrado en el hecho de someter á rigor de armas,
pueblos llamados infieles, bien que no teniendo la menor idea
de la fé católica no habían podido ser desleales á ella. No
ftié España sola: diversas potencias europeas conquistaron
jfual eUa lo hizo, subyugaron con'actx>s de dureza y ferocidad^
y establecieron su poderío en tierra de América; como han sub-
yugado y oprimido en Asia y AMca disfrazando la detenta-
ción con denominaciones cabalísticas y simulados objetos, ya
que no les convenia cubrirla con el manto de la conquista.
Estaba escrito en el libro del destino de las naciones el
acabamiento del Imperio j>eniano. Colon anunció la existen-
cía de regiones desconocidas, y luego dio las pruebas de la
realidad de sus asertos. El territorio americano era pues im-
posible se octiltase de la vista de los europeos y se librase
de sus investigaciones. Si Méjico y el Perü hubieran sido po-
tencias capaces de defenderse de irrupciones violentas, es evi-
dente que no^^habrian §vido conquistados: si su civilización hu-
biese estado ala altura de la del Viejo Mundo, y si su sa-
ber en la guerra hubiera sido superior ó igual al de la Euro-
pa, de nada habrian servido los descubrimientos^ las esplora-
ciones ni las tentativas que con las armas se hicieran para
avasallarlos.' Existirían ambos Imperios, sus i)abellones ocu-
parían un lugar en el universo, y estarían enlazados con los
de otras naciones por los vínculos del comercio y de la recí-
proca conveniencia. Los diligentes españoles habrían trafica-
do en las costas indianas tomando con trabajo en cambio y
é precio comj>etente, los valiosos metales que de otra suerte
no cayeran en sus manog,
Todo sucedió de otra manera: Méjico y el Pera eran lo
gne la incomprensible Providencia quiso que íiies^i, y tuvie-
ron que ser sojuzgados irremediablemente. Por lo demás, si
la España no hubiera hecho la conquista, alguna otra poten*
da se habría apoderado de paises que tenian contra sí la i>o-
sesión de riquezas colosales, sin que sus dueños contasen e<Mi
medios ni inteligencia para defenderlas. Los dos Imperios era
pues indispensable sucumbiesen, y desaparecieron como tan-
tos otros que desde lejana antigüedad quedaron estíngnidos
para siemjMre, La invasión española haUó al Perú envuelto
en las confecuenci^s de un trastorno espantoso y jamás vis-
to. Desbaratado por la guerra civil, dividido, y sufinendo
^an parte de la nación las feroces venganzas del partido
vencedor, destronado el legítimo Sobattno, sin unidad y en-
tregado al abatimiento, no podia oponer á la agresión un ar-
doTO^K) patriotismo que hiciese olvidar agravios y heridas
ñiscas, para formar en un instante, sacriflcadores y victímas,
una inasa compacta que con fé iíiquebrantable obededese y
luchase por su libertad.
Consumada la usurpación del territorio americano se es-
tablecieron estensas colonias á muy largas distancias de siw
metrópoli; lá tributaron tesoros asombrosos, absorvidos lue-
go en las guerras memorables del siglo X vi; y que dM^u^
laudo por la Europa obraron efectos estraordinarios é ines-
perados en la industria y el comercio de las naciones. Bra
consiguiente que después de avasallado el Perú i>or solda-
dos valerosos, la ambición y la codicia los pusiera en desacuer-
do, y que la anarquía y las discordias domésticas minasen los
fundamentos del orden y de lajmz. Por entonces la propaga-
don de la fé católica lejos de adelantar, ocupó un lugar muy
secundario. E ntre esos hombres que vini«x)n á ser un v^ad^ro
estorbo j)ara que pudiera crearse un sistema de gobierno equi-
tativo y justo, ninguno tuvo capacidad ni genio pava engir
una nación independiente. Lanzábactse ala guerra tumultui(-
ria y sedidosa tomando el nombre del soberano, y alzando en
sus bandos el estandarte real que nunca abandonaban, sin
comprender que el cadalso sería su triste paradero. Se eih
contrabañ ricos, y no satisfechos querían que los indios fae*
sen sus esclavos. La lealtad que decían tener al rey, no a*»
conciliable con la repulsa á sus leyes y ordenanzas: de mane-
ra que el monarca debía serviríes de escudo para sus atmtn-
dos, y ellos por favor enviarle oro y pla^a para contentaarlo, y
que les dejase destruir á los oprimidos indios. El r^ atrayen-
do á los rebeldes (^n indultos y otro^ medios Men est^dia^oisi,
VI
losdesconoertaba á poca^costa, y sirviéndose de ellos nüsmoji
restablecía el poder que una y otra vez fluetuó entre horribles
embates y riesgos. Sus representantes, casi siempre elegidos
con singular tino, imponían sin misericordia crueles castigos;
y fueron purgando el país de unos seres dañosos, que denomi-
nándose vencedores, ganadores de la tierra y pacificadores,
no creyéndose nunca recompensados, pretendían imponer
condiciones al soberano, y obligarle á que los considerara co-
mo du^os de la tierra conquistada.
Los monarcas, unas veces exitados por su propia con-
ciencia, otras por los enéijicos censaos de hombiM que con-
templaoan con horror la servidumbre de los indios, dictaron
leyes declarándolos libres y exentos del servicio personal.
Pero luego vacilaban, y volvian atrás suspendiendo lo bien
mandado, porque los alzamientos de hecho, ó las amenazas
de los turlmlentos, y la influencia que tenían en la Corte por
medio del oro y de laplata, hacían cejar al gobierno en el giro
de cuestiones de justicia tan clara y evidente. Los mismos ser-
vicios hechos en la pacificación creaban nuevos títulos,y daban
lugar á que continuasenlos repartimientos, y la esclavitud da
^los peruanos condenados á sucumbir al rigor de los trabemos
enlas minas, en la agricultura, en el carguío de mercaderías^
y en el acarreo de pertrechos miütares- Estas fatigas y duras
vejaciones á una con las epidemias, las mismas guerras, el
uso de daüosos licores, y el abatimiento que consume á las
razas subyugadas, proai\jeron la gran dínunucion de los ín*
dios que en breve se hizo harto notable.
Corriendo el tiempo, limitada la duración de las encomien-
das, y compiladas muchas leyes justas y b^gnas esx^edidas
sucesivamente por los reyes, se promiügó él CMigo de Indias
complejo de preceptos benéficos y concesiones debidas: de-
claración honrosa de principios sanos y provechosos. !Pero
el tiempo había mostrado que no se llenaban las intenciones
de los monarcas, y que la distancia y la mala fé encubrian
los exesos y desmanes de los que ejercían autoridad. Estos
males arraigados ya, continuaron después de regularizada la
legislación: y como la riqueza corrompía á los mas de los
funcionarios, la Corte oía sus informes los aceptaba y sos-
tenía, porque allí penetró igual corrupción desde que los
caudales de estas regiones servían en daño de ellas mismas,
haciendo salir triuii^Eajites la violación, él firaude y la in-
justicia.
Esas leyes conculcadas y pocas veces obedecidas á la som-
bra de la distancia, ó de emgíos y pretestos que la malicia
nt
inventaba, no todaB se habían sancionado pata el bien y ade^
lanto de unos países que ala España interesaba tanto conser-
var. Muchas de ellas no eran mas que feísimos lunares, y ha^
cían patente el sistema colonial con sus mezquindades y res<
tricciones temerarias. En vano se hirieran de muerte las con«
reniencias locales de América, el progreso de la industria se
entrababa y detenia siempre que esta de alguna manera men-
guase lá de la metrópoli, ó lastimara los provechos del mo<
nopolio y del esclusivo comercio peninsular. De allí partían
las prohibiciones, la carencia ó el subido precio de los obje^
tos mas neiesaríos ó estimados, y también el fomento del irá-
fico clandestino con mil otros abusos*
Así, por mas concesiones de innegable aprecio, por masho^
notes preeminencias y mercedes, por mas testimonios de jus-
ta atención que diera el gobierno español á sus posesiones
en el Nuevo Mundo, uiías costas solitarias y cerra^Uus que en«
carcelaban vastos territorios, los tenían incomunicados con el
universo, comprimiendo el aesarrollo de las industrias, pri-
vándolos del bienestar y manteniéndolos estacionarios y su-
jetos á un centro único mercantil donde á pocos era dado pe-
netrar. Ese centro peninsular necesité de o1ax> en el Pacfllco, ^
y de aquí nació la superioridad de Lima, cuya grandeza la
elevó á figurar como segunda mefa:ópoli en Sud-América; y
si por esto se hizo patria común de todos, tambienftié por lo
mismo blanco de emulación y malquerencia: todo había que
buscarlo y conseguirlo en la capital privilegiada— poder, jus-
ticia, ciencias, comercio, carreras púbUcas
Natural, preciso é inevitable debía ser que pueblos cu-
yo género de vida no satisfacíalas exigencias de su felicidad,
de sus licitas aspiraciones, de suporvaiir en fin, concibieran
esas ídea« que no se enseñan, ni se sugieren, porque son in-
natas en las sociedades civilizadas, desde que se encaminan á
su propia ventaja, á la libertad y á los goces que el Supremo
Hacedor ha creado para todos. La instrucción por un lado vi-
gcmzaba el resplandor penetrante de la ilustración: por otro,
los desafueros, las tropelías y los descarados hurtos de los
que investían autoridad, y cuyos exesos eran ya intolerables,
avivaron y dieron riego á aquellas tendencias que el tiempo,
los agravios y las quejas tenían que desenvolver sin escusa, y
hasta que tomasen crecidas dimensiones. Faltaba la oportuni-
dad que, aunque muy esperada, vino á presentarse para obrar
un cambio absoluto y terrible: los medios salieron de la mis-
ma revolución que esplosionó y se propagó aprovechando de
iOB sucesos que tenían trastornada la Europa á principios del
vm
][>i^eifiténte fiiglo^ y en desgolúemo y abatuniento ala líspaña^
. Sus intereses en general, sus producciones y tráfico nier>
cantil antes de los grandes trastornos ocurridos en Fran-
cia, desvanecieron un pensamiento que puesto en obra ha-
bría librado á la América de los estragos inevitables de
una larga contienda. El Soberano que en su política con-
tra la Inglaterra procuró y dio fomento á la emancipación de
los Estados Unidos, pudo ser consecuente con esa conducta,
y crear mcmarquías independientes en sus colonias^ poniendo
en posesión de ellas á príncipes de su misma familia. La idea
le foé trasmitida y no mereció su asentimiento: «reia formi-
dable y seguro su poder: no le agradó que se le acensuase su
menoscabo: no imaginó que la Europa sin tardar mucho se
veda descompaginada, envuelta en guerras y causando ea^. A
lluevo Mundo im incendio en que la metrópoli lo perdería
todo. En el reinado cíe Garlos UI fué la ocasión en que
la filantropía, la gratitud y la voz de la conciencia de es-
te Soberano, debieron operar en América un cambio saluda-
ble y aun benéfica para la mismaEspana« Después ya no era
tiempo: la libertad de las colonias tenia que efectuarse ar-
monizando con los principios republicanos afirmados en el
Korte, y difundidos desde la revolución francesa. !No habia
ya posibilidad de inaugurar tronos, empresa desdeñada
con mas que rason en un siglo en que distintas razas se
han aunado por convencimiento bajo el régimen democrático^
bien que en otra época las diferentes condiciones de éUas mis-
mas,pudieran haber dado ser al sisiema que adoptó el BrasiL
Consumada la obra de la emancipación, planteadas las ins-
tituciones mas conformes con el voto popular, la esclavitud
y el tributo personal abolidos, aniquilado el espíritu de dis-
cordia que predomina en la infancia de los Estados, y casi al
desaparecer los malos hábitos que han servido de obstáculo
á un apropiado régimen, se comprenderán por entero los
beneficios de la paz, á cuya soml^ra solo pueden imperar
las ley^s y prevalecer la ilustración. La paz y la justicia dan
impulso á las letras, y el cultivo de estas obra grandes tra&
formaciones en desarrollo de la inteligencia y del progreso.
La rostruccíon que facilita lab práctica de las virtudes cívi-
cas, es la esperanza vivificad(^:a que prcnnete un porvenir de
luz y de engrandecimiento social. Propagándola, se espádices
las ciencias y las artes, coxH)ceii los hombres sus verdaderos
derechos, é imprimen en sus corazoneslos deberes á que están
Ugados. Con la instrucción no serán in^caceslos esfuerzos
de la voluntad; y como una parte prefesente de ella es el es*'
tüáio de lab historia, hay que deátearle ima parti^ar coiidfí-
graoion. No de otaro modo se obtíen^i noücias segixras de lef
pasadoy que sirven de doctrina paca regularizar las aooionefir
humanas, y diseémi]: de <males recibirá bienes la BepúblicaV
■y cimles son las que han de evitar»^ en guarda de k> ñiturov
JnmeBsa es la utilidad de saber la serie Ae áeimtecimi^tos^'
láiS costumbres, los criiBíénes ó errores que hstf dbtecedido á
imestra épel^ de vida, y qué causas los han próduddo: cou-
i»deraei(m^ que níoviermí al eflebi» orador tómano á dedi*'
^ue ^4gn<murlo que ha sneedi$» atftes de uuéHxoiüMniieiito^
^^ éH peilnaniecer siempre en el estado de la nifiéz.'^
I^ investigaciones «^bte lo pasado merecesi en luís püEóses^
¿eras* ihusMiéos una edmstante predBeedo% como que haoett
peroeptfbles las sendas del bi^n y del mal. <^Xa hist&fia es d
testigo de l(>s tiempos^ la luz de la ^erdad^ la vida dé la ntómoridy
iamaeséfá^ lavida^^y la mensagera de la-antigüedad. (1).
TmMi^Timdañ j^álabras há&' dado ánimo al autor cto la
^rés^te Obra para dedicarla á la juventud pennína, prome*
néndose que la acogerá con benevolencfa^^r ser uki tesiúno^"
ufe dé'su aÉior sincero y cordiai.
. O) de* Dé pratare: M, % eap. 9. ■ > ^
A lectura de cr&nicas y de documentos relativos vd
Perú, me estimuló á haoer indagacioiies historia
caí^ en que ftií empeñándome llevado de mi predi*
lección jior este género de estudios/ Penetrando
Éias y nHM» en ellos, se despertóéu mí el deseo de emprender
tuta obraüottmol en obsequio y utffiidad de iní país. Táírdé eu
deddirme, porque era muy atrevida la ánpfesa dé escribir
«nft faistoiíft generat y dilatada para quien x>oniéndose á ello,
tímiai que visarse humillada á cada paso por diversos incctotve*
ulentes, entre los que el mas serio nacía de mi insuflcieucia.
Cuaaito mBtíñ Biédité aoéirca de las condiciones que sé requie^
ren pfu*a dar fomiay <kden á un trabado de tan^ bulto, mas
i^ecoftoeí la poquedad* de mis fuerzas, y qué carecia de las do-
tes ^^¡w^nccesita un historiador para dar claridad^ y ciegan^
2
risk á nattacioaes que dwaandan brillantes de estOo^ y
jiyiifltada al buen sentido y ála índole de loe eaoeaos. Ufo ^
pennitido en la antigüedad, ni lo ee en los modernos tiempocí,
si no á muy priyilegiados ingenios, consignar para los silfos
historias cuyo alto mérito ñiese de todos ccmfesado y. a^lau-
didO) ofireciéndoles una &ma impereeedei»^ Siwe de poeo^la
lectura deles gvandes maesUxM por apio^eehad» qoe se^ si
fiíMaal que los estu<tia, capacidad luces y diisg;Kisicioa para
tratar de imitarlos: estos refle3EÍones bastabaa por si soláÁ
para hacerme desistir de una aspiración que habria mexed-
do calificarse d^. vbíqs^ Encontré entre otras diflwltades la
que hay para llevar limpio y visible el hilo de laque sein-.
Iwnta seferir^ y la no menos ardua de atender & preeisae di-
gresiones, simplificándolas para recoger oportunamente el ea-
ba que- necesita anudarse luego con habilidadvpara'oontir
nuar sin. haber oonfíindido al solidto lector.* Bsúhé á vb^
de esto pesada la tarea del que tiene que acibararse de lo sus-
tanckd, aglomerando notas que perturban y distraen^ yrisiMBucé
en fin, que no puede quedar cumplido el deber de un 9¡atw
que cita crecido número de personas, sino dá acerca de ellas
noticias, mas 4 meno» copiosas, de sus antecedentes y de sus
t/acdones buenas ó malas^ disculpables ó dignas de censcqra.
Esta exigencia histórica mdispensablepara conocer él origen
de los hedios y ligarlos al carácter y proceder de los indivi-
duos, no puede satisfacerse sino cortando con frecuencia re-
latos prolijos que reciben daSLo con las interrupciones.
Me resolví por último á remover tantos tropiezos^que me
impedían él paso, adoptando un medio que entendí era ade-
cuado, y acaso el único que podía suplir á mis cortos al*
canees, para acometer una labor tan escabrosa como delica*
da. Tak ft»á él de formar un Diccionario en él cual distribuyes
ra éntrelas personas los sucesos que han pasado en el Peirú,
aplicándolas áqudlos en que tuvieron parte, y ademas las
noticias biográficas que de cada cual pudieran obtenerse. De
este modo se hizo mas íácU mi propósito, consiguiendo tam*
}Ám evitar las notas que de otra manera habrían side i^ume-
rosas. I^o por esto he creído que mi trabajo sea cabal y me-
rezca absoluta aprobación: pero me ha dado ánimo parar r^-
lizarlo un pensamiento que nunca he apartado de mí,* y que
sin duda me hará acreedor á que seau' mirados oongeaerosa
mdulgencía los defectos y omisiones en que sin , duda habré
incurrido. Ese pensamiento fué el de mendonar- á' todos loa
peruanos que durante la dominadon españ^da se lucieron me-
morables en el foro, en la milicia, en» lo eclesiástico y c<mio li-
XI
teratos^áeiiyos taleatOB se délAenm pra^oeiatte»
tés elases. 8118 nombres, sob estodio» y stts obiasy liaofaii ai
páíB'eú. qa» msoNfá la Inc primara, y la jnstída reekmiáb» no
quedasen: en la osooridad del olvido. Al efleribir lo tocante á
^oe, he esperimentado «na coidial^emoGien de contento que
me basta para recompensa de fatigas penosísimas que be te-
mdoque sop<Mrtar por lai^gos afios á in de xeonir datos mny
^dispersos. Solo be podido hallarlos leyendo mñltitod de cró-
nicas y escritos antiguos diílttos y á veces indigestos, para
formar apimtes ecm esctnsion de lo inútil, ridicido óinyeróei-
•mil qne anentoQó la sencilla ctednUdad qne dominaba en
apocas distantes.'
Ko ha sido inferior el trabi^qne hé arrostrado al inqiá»
rir y recoger de litaros qne apenas se «^nentran, y qne dio*
taron los primittvoe historiadores, infinitas notieias corres»
pondienteís á cada nno de los hombres qne «vi|wendiéron y
Hevavoh éefeeto la -eonqnista; y qne env^la,'eomo en Isn
goénas eMBm^ posteriores; Agoraron cometiendo ateiündos
enottnes qne prmban las malas pasiones de esos tiempos al
paso qne por <Na» porte dieron admirables qiemplos de vaten^
tia y si se qnime de heroísmo. En esa kMMHr he tropeasado
con iP^alos fiítokisos, con asereradones fidsa» ó exageca^v
das, eon neeites^eaasbNidictorios que no pocas veces me han
vdetenidQ. Estos inoonrenienteshé necesltadoisalvnrios guian-
üome segnn los^easos jpor los autores menos paroiatos, algu-
nas veces pw lo qne me ha pareado mas probable ó aproxi-
mada á la rasan, jy otras dejando los Míos qne méresoan, á
Jos-lectores juiciosos y bien intencionados. No he lAvidadn
por esto qne el escritor dnbe hacer de cnenta que lo hace &i
el Bigb> T ^ai las drcunstandas á qoe se Mftefee, y nanea dis*
eurríendo sobtie los hedioe como si estuvieran pas^
travista: lógica indispensable para jn«{gar 4 nnestros ioite-
l»asado8, y qne será proveehosa<en peinados ^^etiideros.
El IHeewnariamxvitÁ en Europa para iqne se rectifiquen
maéhos «marea, y seAurme eonc^te4e la «»dlisací<m perua-
na al oMioeer los servicios qno 4 los 14jos de esta Eq^úbUca
Aeben las letras, y tos qne han presta^^i las diferentes car*
leras desdeépoca bien Ic^tuia. Se yw& en éí que nanea des- '
jmayó aquí el amor á la sabiduría, ¿ la patria y á la wciedad!
en general, y qne no solo los hombres distinguidos de otros
paiMS y tiempos han cooperado al desarrollo de las Inees. si-
no qñe los peruanos comprendieron lo qne vale la instmccum,
y la cultivaron con ahinco superior á todo elogio.
JÜin temor de^nivocarme pienso que á todos nds oompa-
■
^m^n s^fi^muj gmta ver »eüiiido« 90 pi«todo8 cafara Arso»^
pisppA y.Pbiapos^ 134 mi^iial^s en las Audienoiafi y Iob Su-
|)reiao8 Cóiifiejps, j púmero na menor de nülítiu:efi enlxe k)ft
pual^ hxíbfi hombres afamados por sa inMigeacíay bizarvía
eu altos hecbo^ de armas. Esto es enamerai^dp los nacido» es^
el territorioiiua forma boy la Bepiíblioa peruana, izarte de
los bijos de otrps pontos de An^énca que pertenecieron al tí*
reinad.
Cualquiera qi^e sea la denominación^ el «arácter y las pe?
culiaridades de esa ép^poa, mientra^ mas se biiyan señalada
^ c^lla la mezquin^ad^ }as restriccioneB y la t|raatez^ber'
nativa para con jos americanos, mayor se ostentiQr el mérito
que los sobrepuso á los impedimentos^ y los búo iwit>ir ó ocu-
par piiestos prominentes: i(M>n qja.e podrá decirse que sus ta?
lautos bicieróji callar bast^ las leyes qtie les eraii b9stiles.. S07
Í> asi puede, esplicarse que apesar de una pr<^bim<m espresa
úbiese tenido la Audiencia de Lim^ 35 . Oi^^re^ nacidos ea
esta capital, y que cuatro de ellos, Orraatia^ Ps^^d^, Olañrida
V Querejazu, sin contar 26 arños de edad» ootav^oran tsl cate?
goria á un mismo tiempo y a mediados dfil isi¿lo XVIU. . ^
. ;i^o.. es de m^M^Y yalía el timbre de bonor cpn que enorr
igttllece á la (ayudad de Lima el reeiierdoide byos suyos cu?
yo saber y bazañaa los elevaron 4 1^ pjómeras giBrarquíaa
d^ la milicia. AUi están Aculia, AveUane;4% y Córvete, ocu-
pando la ^gnida^de^:caikj^ de ejército los dosr
.p^ím^iPps^y el último, de marina: éste triuji^fante en combate»
navales, él piimero mandando los^^sjéreitós aliados al termir
nar la guerra de 811^^010% y el segundo de Yirey de Méjico^
j^ante' diez ailo# d.e^nest ile sesenta de dis^nguidos servir
ció& Las proeeas ^e 4ÍeroB celebridad ó otros JimeQjOS coma
^KeneraleB en gefe^ exigid conmemorar aqui. los nombres de),
pende de la Union muerto en el campo dé batalla^ de Yalleji^
coi).de de Yiniega^ sitiador de Siracusa, y deanes Virey de
"Máij^ircia: de Perezde los Bips como guarrero en Flandes y
como ^jpm^^utipr en Francia^ y tamíj^ien los de £^|jguecoa mar:
qués del ^^ico. Ayo de Luis I y del J^^íapíe Da^im.de Par-
maytd^ AJyárado marqués de Tabalosos, aibierto de gloris^
jen las gaem^ de Itajfa^ de Cj^i^v^I duqu¿ 4^ San C&ios,
miembro dé íi, Orden del Toisón de Oro^ l^nistro de Estad<^
y Einü^^r en yarias Córt^, todos Tenientes generales; y
tantos otros e^itre'Mariscaies y Brigadieres, bastando citau
jpor último á Peralta hijo de Arequipa^ Marqués de Casares^
(jefe de f^scuadra, y Vii^ey nombradddel Nuevo Beyno.
^onn^ es ilel Perú en la larga lista de la c^vrem eclesiás;
tica seguida por w» h^oH, contemplar enti^ tantos metwÁ*
mientos á los Arzobispos Vega, Almanza, jMguinaOy I>arán,
Peralta, MoUéda, Pardo de Figueroa, Árbiz|^ Herboso, Hos-
coso, Lezo y Palomeque, y EcNdrigaez Obnedo. Y deteniendo
la consideración entre tantos dignísimos Obispos, ^cómo no
venerar las calificadas virtudes de D. Juan de la Boea, Don
Fray Iiuis de Ore, y í>. Pedro Qrtega; ni admirar la proíun*
da eicncia de D. Alvaro de Ibarra y cte D. Jnan de XHárola:
el mérito de Comi fundando á su costa el colegio de Tmjillo;
;el desprendimiento de Oayeio de Toledo y de Bravo del Bi-
vero gastando su crecida fortuna en obras púWeaíi y huma-
nitarias, y en levantar templos y claustros!' £1 clero péma^^
Jieerá con dulce satisíáceion los hechos de tantos Prelados or-
)tiam»itos luciexites de sa patria, y har^ justieia al que se ha
4lesvelado por ^prasmitírlos ala posteridad para esplen^r de
la historia eclesiástica Baeional que está todavía por fox^-
^narse.
El orden al&ibétáco individual me ha íhuiqueado espacio
^ra tributar un hoiiienage de ;Eesx>eto á esa íherte columna
de amj^gos ú^e las letiras qn^e^el Üenedictíno Feijóo aplaudió ea
«u^^léatax) cditicQ9''joolocando muy alto los talentos' y el saber
,de los americanos. Los que fíEbvorezcan el Diecionario HUitóri-^
¡so Biográfico encontrajrán eminentes literatos ^qc ij^c^n en
el Pera en tiempo de la dominación española; lo mismo que
152 autores de obras did Jurisprudencia, materias eclesiástí*
^cas, Jiistóiria, poesia &*. Para este breye {preámbulo baste ci-
tar eii r^resentacion 4o todos á Pardo de Figueroa, marqués
,de Yalle. Umbroso, al li^apuQbino Concha, á Peralta y Lhiiu^o
Zapata, cuatro peruanos que gozaron por su BiU>iduría eteva*
da reputa(á<Nu en Europa: el Stimo sostuvo por sí mismo la
.enseñamsa del idi^na' griego en Lima á principios del si-
^lo XVIIL '
He dado merecido lugar á -un gran número de españoles y
^americanos dignos d<) mencionarse, ya por haber estudiado
«n Lima^ ó desempeñfido en el Pera elevadas funciones ofi-
ciales en lo político, judicial^ eclesiástico y militar; ya por
sus distinguidas luces y escritos, ó porque se debe recuerdo
^«mct á susnoMes hé&hos en xavor d^ la humanidad). ^^ ^9*
maguificenoia del culto, ú otr;^ objetos en que acreditaron
su generoso tíff^T ai pa>ls. EncontE^ el lectoj: en frecuentes
artículos actos de raro desprendimiénto| hombres quehaeiapi
donación de todos sus bienes, ó erogaciones cuantiosas par^
obras de beneficencia. Es una verdad incuestionable que nuiü
ca en nación ni|iguna hubo ciudad donde ^as se ejercitara la
XIV
caridad hajo todos luspectos. que en la. ilustrada y hospitala-
ria capital de Lima. He cuidado también de inscribir muchos
nombres ligados á variedad de sucesos mas ó menos notables,
porque dan idea de los adelantos del país, é de otras partácu*
iaridades que es preciso se conserven escritas. T con igual celo
he referido los grandes servidos de los misioneros de la Oom-
pafite. de Jesús y de la Orden Seráfica, que sin arredrarse por
ningún género de privaciones y peligros, trabajaron en la re*
duccion de las tribus de bárbaros con abnegado fervor apos-
tólico.
^ He hedió también memoria justa y leoonoddaAelos auto*^
res de ñiera que han defendido al Perú y favorecídolo c<m sus
elogiost algunos de ellos refutando las ñúsecbídes del canóni*
go de Xant^i [IJ, y los juidos erróneos de Baynald, Bobera
«on, Marmontel, fiuffion y otros con reelecto á asnntos de
América.
"No he tenido recelo de estenderme un tanto acerca de b1*
gunas fsunilias antiguas, y de la ascendemsia de dertos hom-
bres notables. Reflexioné que me era obligatorio hacerlo des*
Ae que tenia que referirme al rango mas ó menos elevado de
diferentes personas, y estaba tratando del tiempo del coló*
«liage: de un tiempo en que muchos compatariotas se abrieron
igamino por medio del estudio de las dencias y por su alteza
en las letras; mérito mayor por cuanto siendo americanos ca*
redan de la proteedon y favor que disfrutaban los de Eurox>a
paraobten^ los mandos y empleos públicos. Gallarlos ante*
eedentes de unos porque pertenedaxm á la aristocracia, no
habría sido quedar bien con la verdad histórica,que demanda
ensalzar el mérito ó virtudes de los que no seensoberbederon
por su nacimiento: distindon que se compensa con no decif
nada de tantos otros que para cosa ninguna fueron útiles ni
dignos á pesar de sus ejecutorias. La éi>oca de la dominación
española tuvo también hombres mas nobles que aquellos,
pues lo fueron por sus propias obras al través de miserables
preocupaciones y de mezquinas diferencias; y se franquearon
paso por sí solos cuando se lo cerraban vallas inaccesibles,
y cuando las leyes no eran iguales para los homl^es.
Un índice general x)or materias abrazará las contenidas
en cada tomo del Dicetonario, áfiii de que puedan los lecto*
res hallarlas en los artículos en que están diseminadas: con
cuya clave se salva el embarazo queofreceria una obra alfei*
bética por personas.
^™w»«^
f J] Oomelio Pane,
XV
. Obaervaré antes de tenninar, que ain pei^iiieio de las pto^
doooiones sobre asontos de aotualidad, que coido es natoral
exitau el interés del luomeato, y compiaoen á cuantos leen y
se instruyen, es may necesario no abandonar, ni descuidar
siquiera, los trabajos históricos por indiferentes que pareseanv
Besde&arlqis es knponerse la misma pena para el porvenir, y
renraiciar los muchos títalos honrosos que en las cosas anti-
guas encontraron siempre las generaciones.
Todos los pueblos éA mundo han pasado por períodos la*
mentables y duras adversidades, cuyo origen y autores no
pueden ni«deben sepultarse en el olvido. 8^ hechos oonsn-
madosy denotodediEid, que por lo mismo hanmenester espli*
eadones bien diseenüdass escusarlas ünpertaria tanto eomo
proscribir la historia, d^ándola á merced de tradieiones vut
gares y desautorúsadas. Si sus relatos verdaderos vulneraran
el decoro y estimación de las naciones, no venamos hoy ¿las
^i^e están esa primera linea por su ilustración, escudriñar ao-
tigttedades, y ser tan diligentes por adquirir documaitos y
datos que salen á la luz publica para enseñanza en lo faturou
Falta organizar el Archivo Nacional; está por crearse una
Academia & historfo, y aun no se ha tiatado de tomar délos
artMvos de Efig^aáta copias de muchos escritos que interesan^
á la Bepública. Hay ademas que seimir obras antiguas cuya
presente escasez anuncia su próxima desaparición. Pero lle-
gará dia en que todas estáis exigencias de la instrucción ge-
neral se vean satisfedias, y tenga él Perú una completa histó-
ria que ñ^nqnée á la juventud estudiosa, campo nuevo y es-
padosoparaestender con mudio* fruto sus tar^ literariaSé-^
Lal^30,tít. l^li&. 3^ de Indias mandaba á losYireyes,
Audiencias y Gobernadores investigar los- archivos por me^
dio de personas inteligentes, para remitir ait Gonscgo copia»
fieles de cuanto instrumento oficial y privado correspondiese*
é tuviera rdadon con la historia.
LA segunda paVte def Diccionarío precederá en st^x
oportunidad una espUcacion fundada de las reglas
que me he impuesto al escribir de sucesos y asun-
tos coetáneos. El honor díd pais y de los hombres re-
xn
4ttiere guardar muchos miramientoB, y no ^traei^ la veirdad
liistórica de los escritos y conceptos apasionados que arrojan
ciertas pnb]icaGio9es. Biñtíl es, pero no imposible, dejar a¿6s
como si no existiera un fikragó abominable de imposturas
4116 debieron sa origen al odio ^ervecente de los parados. Un
escritor imx>arcial no se permite interpretar las intenciones^
ni puede conyenirse con que los interesados sean jaeces de
las operaciones de sns enemigos; Yerros y Mtas se balnrán'
cometido por circunstancias esi>eciales, ó influendas de épo-
cas de turbación, no siempre con meditados y dañosos desig-
nios. Siguiendo tales principios cuidaré de enalteeer las bue^
ñas acciones, de no dar color de realidad á lo que no esté prcK
bodo, y defenderé la inocencia de muchos que han sido "vlcti-
mas de la ruin maledicencia. En lo oscuro y difidl admiti-
ré la duda antes que aceptar opiniones temerarias ó aventu-
widas, á fln de quería historia no sea como las plazas públicas
el teatro ^ los suplicios de los hombres, y no d de sus fiestas y re-
gocijos, [ij
[1] Linguet, Historia de las reVbiaeiones del-Impeno Bónum».
CATALOGO
DE LAB OBBAS Y BCAKUSCBITOS Qü£ BEBEN CONSTJLTABSB
PABA LA HISXOBIA DE LA AMÉBIOA LATINA V PABUOTT^
LABMENTE DEL PEBU.
{Casi todos estos autores tienen articuio ^pedal en eséa obra.)
^lcta§ del cabildo de Lima desde su fundación^ con las primeras pro«>
videncias <|ne espidió el gobernador D. Francisco Pizano en
Jama para gobierno y poficía.
Angleite, Pedro Mártir — ''Descnbrimiento de la América y hechos de
los españoles:'' Alcalá: 1576 — ''Decadas oceánicas d^ nuevo
Crbe:''^ París: 1536. con diferentes relaciones enviadas al con*
8€|jo de Indias — ^''La Vida del autor con machos datos histó-
ricos."
^'AyÍm de como gobernaban los Incas y repartían tierras y tributos"-^
M. S.: [Librería de Barcia.]
álvaradO) Pedro-- '^Belacion de sncesos de la Nueva Espa&a, que inser-
tó en la suya Hernán Cortés. M. S.
AcOBta» el Padre José de — ^'Historia natural y moral de las indias."
Madrid: 1590 — 'T>e procuranda indorum salute:" Salamanca:
1588 — "De natura novior bis:" 1589 — "Tratado sobre el origen
de los indios y sus costumbres/' inserto en la obra de "Histo-
ria NaturaL"
Arana} Pedro de — "Memoria de lo acaecido en Quito con motivo
del establecimiento de la alcabala:" 159&-- "Memoria sobre
las.prevencionesy medidas que debian tomarse por si otra
vez venían corsarios alas costas del Perú y Chüe.^ (Bibliote-
ca de Pinelo.;
Agia^ Fray Miguel — "Tratado y parecer sobre el servicio personal
de los indios del Perú:" 1604.
AccTCdlS Juan González de— "Memorial al Bey Felipe III sobre los ma-
les que causaba la mita:" 1609.
As^ar del Blo, D. Juan Bautista — "Restauración y reparo del Perú."
1615— "Discurso sobro las desgracias y necesidades de los in-
dios/' dirigido al Rey en 1633.
Atienza^ el Padre Blas de — "Cartas varias de las misiones y otros asun-
tos del Perú" — "Relación de los Religiosos de su orden que en
él florecieron." 1617.
Aniagai el Padre Pablo José de— "Estirpacion de la idolatría de los
indios del Perú y medios para su conversión:" Lima: 1621.
Agtf|d|aii09 Tomás— "£1 mundo Nuevo"— >34 cantos. Boma: 1628.
Agnuur y Acuña» D. Rodrigo de— "Sumario de la Becopüacion general de
las leyes de Indias." Madrid: 1628.
licilt HÜTrn» el Padre— '^Varones'ilustfes de la Compa&ía de Jesús en el
Perú:" Seyilla 1632.~-"HÍBtoTÍa del Perú y de las ñmdacio^
nes hechas por la Compañía."
Iciftaj el Padre Cnstóval de— ''Nuevo descubrimiento del gran ria
de las Amazonas." Madrid: 1641.
AlcfaMÍbc^PadreFelipe— ''Biblioteca de escritores de laCompafiía de
Jesús" — Ambercs: — 1643.
kpúntf Fray Mígnel de—- "Población de Valdivia: defensa del reino
del Perú." Lima: 1647.
Acaftfty el Padre Fray Antonio González — "Comnendio Historial de la
provincia do San Juan Bautista del Perú." Madrid: 1660. — ^
'^MemoriaJ d informe delPerú,^ al Padre Marínis. 1659.
MTtfradé^ Felipe María — "Cartas sobre el modo como debia doctrinarse
á los indios," — ^M. 8. (Librería del Rey.)
ArUde» el Padre Ignacio de— Jesuíta — "Historiado la provincia del
Perú," nn tomo. "Vida de algunos varones ilustres de ella."
Estas obras las menciona Lasór en su "Orbe Universal."
Aguilera* el licenciado Juan — "Tratado del modo que se puedo emplear
en reducir á los indios."
Atendafte» el Padre Diego — "Thesaurus indloum." Amberes: 1668. —
"Actuario Indiano" idem.
AltanVaney Gutierre Yelasquez — "Del oficio y potestad del Vicario del
príncipe y gobierno universal de las indias."
Afrareí f Fray Domingo— "Cartas sobre el terremoto de 20 de Octubre
de 1687."
ArgilelleB^ D. Fray Juan de — "Informe al Rey sobre las causas de los
disturbios que ocurrían en Panamá."
Alvatreí Cale» D. Francisco— "Colección de Reales órdenes." de que for-
mó á su costa 3 tornos^ y existen en el archivo del cabildo 1713.
' Angics y Ckirtari» D. Matías— "Informe sobre los jesuítas del Par^uay
y revolución en esta provincia en 1724." Madrid: 1769.
Aiccdej D. Dionisio— "Aviso Histórico Político Geográfico" con noti-
cias importantes del reino del Perú," sucesos desde 1735 hasta
1740: impreso en Madrid en este último año: un tomo. "Me-
moria sobre la necesidad de restablecer la comunicación con
América por medio de los buques llamados de aviso." Madrid:
1719. — "Opúsculo sosteuieudo que no debia cerrarse la mina
de azogue de Huancavelica," 1719. — "Discurso en 15 capítu-
los apoyando se conservase en América el impuesto denomi-
nado "Avería," y la "conveniencia de los ramos álmojarifázr-
go y alcabala," impreso en Madrid. — "Disertación contra In-
glaterra y su comercio en Porto velo, v sobre el abasto de ne-
gros con muchos datos históricos" — "Informes para que se
rebajara al diezmo el 5?^ sobre la plata 1720.
ÜbHnf D. Antonio José, — "Discurso histórico, jurídico y político, so^
bre que las vacantes en las iglesias pertenecen á la corona."
Madrid: 1769.
Antéale} D. Nicolás. — "Biblioteca Híspana," en dos partes. Madrid:.
1783, 2? edición, Kstán en ella muchos autores que trataron
del Nuevo Mundo y las obras escritas por americanos muy
dignos.
AlcedO} D. Antonio — "Diccionario Geográfico de América." Madrid
1786: que adicionó Thompson al publicarlo en inglés — "Bi-
blioteca Americana," M. S^
AlVeni y Bacna» D. José Antonio.— "Hijos de Madrid ilustres en san-
tidad, letras y armas:" 1789.
AriUM» Fermín— "Hijos de Sevilla ünstres en santidad letras ^ar-
mas;" 1791.
JQviuréi liiMiiei» D. Autonlo— 'estadística de Arequipa," 1792.
AirciloiidOj D. Nicolás, Virey de Buenos Ayres — ''lufonne á su sncesor
Meló de Portugal sobre el estado de la cuestión de límites con
las poseciones portuguesas:'' 1795.
latuftcz y üc«Tcd#9 D. Rafael — ^'Memorias Históricas sobre el comercio
de Espafia con la América, y legislación mercantil," Madrid:
1797.
ASkm^n^f P. Manuel — " Sobre el comercio libre en América^" Cádiz:
1812.
^fAite de comprobar las fechas"— París. 1821, Desde el tomo 9? aa
útil para la ^^Historia de América."
áxgmtBtMi D. José— ^'Contestación que dio en Londres á varios ataques
contra los derecbos de España y respecto á la independencia
de las Américas:^ 1829.
AreDAleí» D. José— ''Memoria liistdrica de las operaciones militares del
general Arenales en el Perú el afio de 1821:" Buenos Ayres:
1832.
Ab(cDz» D. Pedro— ^'Documentos de la Historia antigua y moderna
de las proYincias del Rio de la Plata." Buenos Aires: 1836.
iBumafcgnl, D. Miguel Lui»— "La Dictadura de O'higgins." Santiago:
1854.— "La reconquista Española." Santiago: 1851.— "Títulos
de la República de Chile al dominio de la estremidad Austral
del continente, en oposición á lo escrito en Buenos Aires por
Angelis." Santiago: 1853.
Arias J niraiiáa» D. José— "Examen crítico é histórico del inflijo que
tuvo en el comercio, industria y población de España, su ao-
minacion en Ami6rica." Madrid: 1854.
^^ArclÚf a IMlTlana» colección de documentos Importantes." Paria: 1878.
Publicados por D. V. Balliviau.
Aiittgii«da4cs relattras al Caxco» al sitio de Lima recien fundada —al
puerto del Callao,y otras — Sobre D. José Anteqnera— Jesuitaa
que salieron del Perú — ^Estableeimiento de la Inquisición —
Basílica de la Vera-Cruz — Bula de Alejandro VI — Xuundacioa
de Potosí — Caudales llevados 6, Europa— Sobre antiguas cos-
tumbres— Descripción de Guayaquil & &.. — ^Documentos pu-
blicados por Odriozola tomo IV. Lima: 1873.)
«^Apuntes para la Historia Eclesiástica del Perú." Lima: 1873— Editor,
el Dr. Tobar.
BcBzaai» Gerónimo— "Historia del Xuevo Mundo." 3 tom. en italiano.
Venecia: 1565.
Bctanzos, Juan José — "Suma y narraeJo%de los Incas." M. S. — "Suce-
sos del Reino desde su descubrimiento.^'
BffCttia» Francisco— "Venida de Candisch por el Estrecho, y sus opera-
ciones en el Paeíñco:" en Inglés: 1588.
Bcrtonio» el Padre Ludovico— 'noticias, que escribió en Juli en 1599, y
que allí se imprimieron, sobro las naciones que hablaban el
idioma Aymará y otras que conservaban sus dialectos
propios."
Barco Cditeneray D. Martin — ^"La Argentina: conquista del Rio de la
Plata y Tucumíín:" 28 cant.os, y en ellos dá razón de las o|H3-
raciones de Drack y Candisch; de los grandes temblores ch-
^ perimentados en el Peni; do la cspcdicion del Virey Tole<lo
contra Tupac-Amarn, y íí Potosí contra Diego de Mendoza.
Lisboa. 1602.
Irjr, Teodoro— '^Hifitoria Oceidental.'^Parig: 1606.— ''ColMdon 4»
vii^es á las Indias en 97 partes con Tarios mapas.^
Bahr^a, Joan de — '^Historia del Perú— Gobierno del Yirey marqnis
de Ca&ete."
larfft» Licenciado D. Alvaro Alonso— '^el beneficio de la escoria y
blanqueo'^— ''El arte de los metales; beneficio por medio d<l
azo^e; modo de fondir y xefinar." 1640: se tradi:^ al italiano
y al inglés.
VMt^ltei» Gerónimo (a,) Smedncci— "La América, poema beróico." Bo-
ma: 1650.
BanniCTO) el Padre Bodrigo — ^'Tlan para fnndar nn colegio de la Com-
pafiia de Jesús en Jnli." Lima: 1665.
BaHestor^Si P.Tbmás— "Colección general de ordenanzas del Perú en que
están las del Gobernador Gasea, yireyes; Toledo, marqneses,
de Cañete, y de Salinas, y otras: compiladas por arden del
Yirey Duque de la Palata.^ Impresa en Lima: 1685.
IftoOHttaf el Padre José—"Yida del Yenerable Francisco del Castillo
con muchas noticias históricas." Madrid: 1693.
Bmesa* D. Diego— "De los derechos del fisco en la cansa contra Ior
Salcedos, y sobre los sucesos oonrridos en las minas de Pono.''
Madrid: un tomo en fólio.
BastMmuBto, Fr. Bartolomé— "Teatro Eclesiástico Indico Meridional."—
"Primicias del Perú en santidad y letras" (Biblioteca Hispa-
na Nova, J
Barciaf D. Andrés González— "Colección muy crecida de obras que
ilustró y aumentó de los principales historiadores de Indias.''
Madrid: 1749.— Ensayo Cronológico, para la historia de la
Florida:" abraza el oontinente septentrional y las islas. Ma-
drid: 1723.
Jlcmudj Jnan Federico— "Los Incas," en firancés con dos mapas, im*
preso: 1734.
BaiTcncchcaí D.Juan — "Nueva observación astronómica del período trá-
gico de los grandes temblores." Lima: 1734.
Beanché CotId, "Memorias y planos del Estrecho de Magallanes," publi-
cación de Mr. BeUin: 1753.
BraTO» de CastIUa» D. Pedro José— "Yoto consultivo sobre los trigos do
Lima y estrangero8,"obra llena de erudición y datos his&ricos
y estadísticos. Lima 1755. — "Dictámenes sosteniendo ol patro-
y58— "Co-
Lima 1761
Hospital de San Lázaro con
muchas noticias sobre hospitales y especialmente los de laza-
rinos." Lima: 1761.
Byr^D» el comandante — "Vitge al rededor del mundo, con noticias im-
{íortautes del pacífico." Madrid: 1769— En esta edición se ha-
la un resumen del vi%je de H. de Magallanes que concluyó
Juan Sebastian Cano.
Bftldanl» el Padre Fulgencio— "Yida del mártir Fray Diego Ortiz:" li-
bro histórico-peruano, que se publicó en italiano.
BostamantCy D. Calixto Carlos, luca— "Lazarillo de ciegos caminantes
desde Buenos Ayres hasta Lima:" Gljon: 1773.
BcsareZy D. Jnan — "Noticias de las montañas de Guamalies" (Mercurio
Peruano.)
Bof no» D. Cosme— "Descripción de todas las provincias del Perú bajo
y alto, de las de Chile Paraguay y república Argentina; con
noticias estadísticas de mucha importancia:" impresa en Li^
ma en 1773— Yarias disertaciones cientificas que aparecen en
los afananaquea de Lima que daba á luz como cosmógrafo.
if D José Mannel— '^iscnno reñitando el análisis qne se Mori^
bió en Francia de la Bula de Pío VI sobre diezmos y rentaa
eclesiásticas." Lima: 1797 — ''Diferentes oraciones íilnebres."
BMühf Mr. Gnillenno — "Bazones para emancipar inmediatamente la
América Española," con varios documentos. Impreso en
Londres.
BlMM* Wliito» D. José— "El Espafiol" colección útil páralos sooesos da
América. Londres: 1810.
Bmt»s ÉrmüMf D. Die^o— ''Historia de la independencia de Cbile: cam-
panas del ejército real del Perd en aquel país." Santiago: 1854,
CapttolMiMi entre la Beina Isabel y Pizarro en 15S9, publicada por
Quintana en sus "Españoles célebres."
Caita de Hernando Pizarro á la Audiencia de Santo Domingo sebre los
sucesos del Perú hasta la prisión de Atabnalpa. IsS.'^Histo-
lia General de Oviedo.^
CaitM al BMpcraAwr» del cabildo de Arequipa, de Beltran, Carbi^al,
BfurrionuevOy Valdivia, Yelalcazar; sobre los sucesos del Pmí.
M. S. citados por Prescott.
Mlachf lir. — "Investigaciones sobre el origen déla civilizaoion pe*
ruana."
CafocciMl» de Beales Cédulas del archivo de la Audiencia de Lima desde
1534 hasta 1688; rescriptos y órdenes dirigidas á Pizarro: or-
denanzas que este formé, y documentos relativos á las guerras
civiles. (Archivo del cabildo de Lima.)
CaMId ée Balvaa» Miguel — "Miscelánea Antartica: origen de los indios
y de los incas del Perú."
Catocdan de ordenanzas que hizo imprimir elVirey D. Antonio de Men-
doza y la Audiencia gobernadora: 155S2.
Üazaic LMBf D. Pedro de— "Crónica del Perú." Sevilla: 1563. fVéase
Bich.)
Casai^ Fray Bartolomé de las — "De la destrucción de las Indias^—
"Controversias con el Dr. Ginés de Sepulveda, y con el Obispo
del Darién sobre la conquista, y servidumbre de los indios.'^
"Tratado sobre los indios con muchas razones joridicas, sobre
el derecho de los soberanos contra los inñeles." — ^"Historia ge-
neral de las Indias," en 3 volúmenes — "Tratado comprobatoria
del imperio que tienen los reyes de Castilla en las Indias''—
"Diez y seis remedios contra la peste que iba destruyendo á
los indios" — "De ThemwritP — "Sumario de lo que Sepulveda
escribió centrales Indios" — "Aviso para los confesores de las
Indias" — "D« Imidioo et cikriatiano ingreeeti et progrwm regum
no9lrorum in regno inéUarum.** — "De Cura regüms hiapaniarum
hábenda ciroa oriem indiarum, et de unioo vocatíonia modo ommum
gentUiim ad veram reUgionem."
Cabeza de Yaca, D. Myar • Nufiez— "Sus naufragios— Sus comentarios."
Yslladolid: 1555.
CastrolHaceda» Melchor— "Kelaoion y descripción delJPerú."— "Relación
de la provincia del Perú y disposición de su gcnte."-^En firan*
ees: (Libreria de Barcia.)
Calvete 4c la EtlreBa) — "Comentarios del Perú en latín, en que están M
hechos del gobernador D. Cristóbal Yaca de Castro y la usur*
S ación de Almagro."
e reales cédulas referentes á las guerras civiles del Perú.
Cape^hCi Luis— "Descripción de la Villa y cerro de Potosí."
faBé^kndaio» LeTiuio Apolonio— ''Descubrimiento del Perú: Historia
de la conquista liaeta el gobierno de Gasea." En latin. — ^Jlm-
beres: 1566.
CaiteHasMt licenciado D. Juan — 'Tarónos ilustres de Indias:'* Ma-
drid: 1589.
Cakesaff Alonso de las — 'H]lorrespondencia sobre los alborotos de Qui-
to:" [Librería de Barcia.} 1592.
CbvrMl» el Padre — ''Memorial y discurso de las provincias y gobierno
del Perú." (En la Librería de Barcia.)
tkmmaátf el Padre Claudio— ''Tabla Cronológica de los descubrimien-
tos, conquistas y cosas ilustres de indias desde 1592 hasta 1642:"
adicionada por Dormér en 1677.
Cacifiei 4» CfeMilto— Memorial al Yirey del Perú acerca de los muchos
indios que se destinaban á las minas y da&oe que sufrían" M.
a (Librería del Bey.)
Cajete» el Yirey marqués de — "Sus ordenansas contra los ezesoe de
. los corregidores/' impresas en Lima: IQ9A.
CmUo» D. Francisco— Defensa de los indios contra el| trabuco forza-
do de las minas:" 1600.
ÍMiriarlM de la secretaria del Yireinato que principian en el afio de
1620.
CáréfBas» D. Fr. Bemardino — "A^vios de los Indios"— "Memorial y
relación de las cosas del Keino del Perú." Madrid: 1634 — "Me-
morial al fie^ Felipe lY, sobre que los curatos no debian con*
ferirse á frailes." — "Su defensa sobre los sucesos del Para-
guay, con los Jesnitas."
CalMieto» rr. Antonio de la— "Crónica moralizada de la orden de San
Agustín del Perú con muchos datos históricos" — ^Barcelona:
1@8. Traducida al latin por el padre Joaquín Brulio que la ti-
tuló "Historia Peruana:^' 1651. £1 tomo 2? trata "de los san-
tuarios de Copacabana y del Prado." Lima: 1653. Hay otro so-
bre los Castores que existen encd Perú y Chile, pubUoado en
1629. — ^Yidade Catalina de Arroyo.
C&MrCf| D. José — "Sumario de los méritos de D. Manuel Criado de
Castilla nieto de Manco Inca," escrito de óJKlen del Yirey Chin-
chón 1639.
el Padre Bernardo— "Historiado la fundación de Lima." 1639.
Boberto— "Del origen de los Americanos." impreso en 1644.
Caltoi Licenciado Juan Díaz de la — "Memorial y noticias sacras y
reales de Ios-imperios de las Indias Occidentales" en 12 libros:
el 7? es el relativo al Perú. Madrid: 1646.
!•» el Padre Baltazar — "£1 planeta católico." Madrid: 1646. —
"Antigüedades de Guadaliyara." 1661.— "Éspaüa perseguida."
€4rá«Ya SaUuuh Fr. Diego— "Crónica de la orden de San Francisco del
Perú.— "Lima: 1651."— Teatro de la Iglesia de Lima"— "Mo-
narquía de Lima" inédita.— r"Yida de &in Francisco Solano.''
Lima: 1630 — "Serricios de los Religiosos en las conquistas es-
pirituales, sus acciones memorables dt.
Cwi#i Carlos — "Belacion sobre el beneficio de la plata por medio del
azogue en Potosí"— (Librería del Bey.)
CMMreras» D. Yasco López— "Memoriales al Bey sobre el mérito de los
Americanos," ¿¿, Madrid.
CaHer— I N— "Las plantas del Perú y sus cualidades:" escribió en unión
del Licenciado Robles, (siglo 17.)
Cftrgrai, Juan de— "Relación del terremoto de Lima de 1687."
fMwMf D. José Santiago, marqués de casa Concha — "Instrucción so^
bre el mineral de Guanea vélica" — "Estado y necesidades del
Beino de Chile,"
€«■#•» D. Nicolás Bíatüu del— ^'Origen del oficio de protector de los
indioe."
CtMhftf D. Pablo de Santiago — ''Del oficio de proveedor do la armad*
del Sar^r del Callao." £n latín: 1704.
Cár4«lUMf D. Gabriel — "Vida de luti Cnsi-Yupanqni." reimpiesa: 1723.
CoB^aadne» D. Carlos de la — "Belacion de un visge hecbo á la América
meridional, con ana carta geográfica del Amazonas. 174&.—
''La figura de la tierra determinada por las observaciones do
la Condamine y Bouguen'' 1749. — "Diario del vi%|e heeho al
Ecuador por orden del Rey.'' 1751:
CharlCTSlXy el Padre — "Historia del Paraguay'' Paris: 1756.
Coite j IJrIket D. Lorenzo— "Cartas histórico— criticas sobre cosas an-
tiguas del Perú" Cádiz: 1764.
CoIecciMi de documentos presentados por los Jesuítas contra el obispo
D. Fr. Bernardino de Cárdenas. Madrid: 1768.
ColMibO» Fr. Felipe— "Vida del Y. Pedro Urraca," con noticias histó-
ricas. Miadrid: 1770.
Colcttl» Juan Domingo— "Diccionario histórico geogi^co de Amuéri-
oa." Venecia: 1771.
Cédula y espediente sobre la demarcación de loe corregimientos. 1773:
(en el archivo de indias de Sevilla.)
CangMf "Compendio histórico del Perú:" 1780. [En el museo Britá-
nico.]
Carü» el Conde Juan Reynaldo — "Cartas Americanas sobre antigüe-
dades del Perú y otras cosas." Florencia: 1780.— 2* edición en
Cremona con adicciones de Blanchi. Traducción al francos
con notas por Yillabrune.
Cwi^afttay D. Baltazar J. Martínez de — ^Apuntamientos para la histo-
ria eeneral del obispado de Tnjjulo con mapas: 1786.
CcrdáOf D. Ambrosio— "Disertación sobre documentos antigpoe qoo
deben consultarse para la historia del Perú desde la Conquis-
ta." (Mercurio PemancV -"Beglamento para la distribución
de aguas en el valle de lama con noticias históricas." 1793.
dadcra» Cristoval — "Investigaciones históricas sobre los descubrimien-
tos de los españoles en el mar Océano en el siglo 15 y princi-
pios del lO.'^Madrid: 1794.
CMtrf» D. Ignacio— "Manuscritos históricos" — "Fiestas del Cuzco
con motivo de la instalación de la Audiencia." Madrid: 17%.
"Carta Apologética en respuesta á un amigo de Potosí bi^
elnombredelturrizarra." Buenos Aires: 1?^
Codto de UmymáÉtitf D. Pedro — "Discurso pretendiendo probar que las
villas causaban en el Perú grandes da&os." ^Librería de
Barcia.)
Cédala real para la incorporación de la provincia de Puno al Virei«
nato del Perú. (Arohivo de Sevilla.)
CemadaSf D. Pedro Antonio— "Memoria sobre la necesidad y convenien-
cia de establecer panteones."
COfnctte y Fiyard*, D. José— "Disertación sobre las montañas, volca-
nes y minas." con muchas noticias. [Mercurio Peruano.]
<<C4dÍgO municipal de Lima" dividido en siete partes, y arreglado en
1803.
Cal¥Of D. Carlos — "Anales históricos de la revolución de América
desde 1808." París: 1864 y 67— "Colección de tratados con-
venciones &. correspondientes á la América Latina, desde
1493." Paris: 1862.
<'C«iistl(iielon EsptAola de 1812." "Los Diarios de las cortes."
€Ia?ycr09 Fnmcisco Saverio — "Historia antigua de Méjico." Impngna
las opiniones de Paw, Boffou y otros: y prueba que el mal vé-
nereo no procede de la América — Obra traducida del italiano
alespafiol. Léndres: 1826^.
Céri^Tay D. José María— "Estadística de Lima y noticias históricas.^
1839.-~"La8 tres épocas del Perú." 1844.
Castclnaiiy Francisco — "Espedicion tí las partes centrales de la América
del Sur/' de Bio Janeiro á Lima, y de Lima al Pora. ^u:íb:
1850.
CMhraiMi Lord—'^emorias sobre sns campafias navales en el Pera. Pa-
rís: 1863.
C«valltSf D. Pedro Fermín— '^Besúmen de la historia del Ecuador." Li-
ma: 1870.
Ctleccton de Odrlozela, 1872.— 'tentativa de los indios en Jaida ptara
un alzamiento ffeneral en 1565." — ''Conspiración de A^^ar
y Ubalde en ef Cuzco en 1805." — ''Historia documentada de
la reYolucion del Cuzco en 1814." — "Diario de la campaña del
ffeneral Bamirez," con muchos docimieutos que comprenden
h)s sucesos de Puno y Alto Perú. — "Guerras con Chile — Gain-
za — Osorio— Bancagua-Chacabuco— Cancharw^ftda— Maipú—
general San Martin — Fragata Isabel— Lord Cochrane — mo'
queo del Callao &."
Mecckwi otra del mismo: 1873^ Lima. — "Documentos de la espedicion
del general San Martin en 1820" — "Esposicion de García Cam-
ba al Yirey Pezuela" — La fragata Esmeralda — Operaciones
de los ejércitos contendientes — ^Boletines — ^Negociaciones de
Miraflores — Deposición de Pezuela — Departamento de Trrgi-
lio— -El Cabildo de Lima, y el Yirey la Sema — Proclamación
de la Independencia — ^Actos del nuevo gobierno— Conroira-
cion de Lavin en el Cuzco — Capitulación del Callao Ól, í*
0lfM¥iicfon que hizo Pizarro del tesoro reunido por Atahualpa para su
rescate en 1533.
Hecfaurmelon de los Presidentes y Audiencia real del Pera. M. S.
Dar^al» Juan Bautista^-Belacion de sucesoR de la provincia de Macas^
alzamiento de Francisco Hernández Barreto y Juan de Lauda
contra el Bey y muerte de éstos: (Testimonio sacado de Quito
que está en la librería de Barcia: 1572.)
HáTifof jr Flgaeroa, D Diego— "Miscelánea austral: sobre las plantas del
Perú."
Dratkc, Francisco— Yiaje al Pacíñco por el Estrecho y sus operaoio-
cíones navales: 1624.
Hwal» Pedro — "La América:'' en francés, 1661.
Maito de las noticias de Lima: Tragedií» lastimosa &^ Impreso,
1688.
Bcdaracton de la dífionltad de averiguar por donde pasaron al Perú las
gentes que lo poblaron: (M. S. Librería del Bey.)
0«Mptore, Guillermo— "Su viage al Pacífico." En inglés: 1699.
>f ¿lientos sueltos del Perú; existen muchos en la biblioteca del Museo
británico.
Baza, ^AJ Antonio— Cuarta parte de la Crónica general de la orden
de San Francisco de Lima.
BtCOAOBtM sobre el convenio entre España y Portugal para ñi&r la lí-
nea divisoria en América: (Archivo de Simancas) con el infor-
me del marqués de Yalde-Lirios sobre los límites desde el Pa-
raná hasta el Jauru: 1756.
Dffriycif de las misiones de Apolobamba. Lima: 1971.
•obt» Ida aatigobé repartlmieutofl — otros sobre ttinas y benefi-
cío de metales. Lima: 1784.
IMUrto enkUtot Periódico de Lima: 1790, con datos estadísticos^
MCOMÍKtMdO la separación del ylreináto de Buenos Aires j del arreglo
dé sos límites.
Manto de las operaciones do los realistas, y asedio de la cindad de la
Pas en 1781 y 1782 al nlando de Seguróla. ('^Arcbivo Bolivia-
no:''publicación de 1872. París.)
y estadística de muchas proFÍnciás del Perú. ("Méi-ctirid
Peraano.") 4 x-
sobre el Panteón de Lima, y oolegiigf áe San Tétñáaiéii lá-
ma:. 1864. (Compilación de Odrio^ola.) .
da sntesos de Baenos Aires, y de Espaáá. — ^Usnipáciott
fttfiíGemi-^tfrlos lY y I^eniaiido YII d&? Qdriozola: 1864; .
de los diputados de América en las cortes de 1812 en íávor de
los oriundos de África. Lima: 1812.
literarios del Pera, publicados por Odriozola< Lima: 1864, á
1874.
de Compáfiia de Pizarro, Almagro j Liiq[ue heclia en Panamá
en 10 deMarso de 1526. £n los añales de Montesinos: la inser*
ta (Quintana en sus "Espa&oles célebres.''
filteiCt Miguel— "Relación dol viaje de Hernando Pizarro desde C^já^
marca á Pacbaoamac. La insertó Francisco Jeres en su obra
de lá conquista del Perú.
Éqpiaal^ tesorero de Nueva Toledo.— Carta al Emperador sobre la
Sierra de Almagro. M. S.
4Alonso—^<La Araucana." Madrid: 1590.
D. Diego de — '^Colección de reales úrdenos y pragmáticas^' eil
4 tomos correspondientes al gobierno de la América desde su
deseubrinüeilto. Madrid: 15%: aumentada después hasta
1787.
feitatriaf de Silbeyra: Relación de las cosas del Mara&on en portugués;
1684.
ftlrtaltim jttridioa en defensa del Tirey conde de Lemos, y del oidor Ova-
lie sobre la muerte del maestre de campo Salcedo: impresa en
1679.
iBdwT« f ifwi— "La Estrella de Lima." Amberes: 1638.
fitpasIMn del guardián de San Francisco de Tanja sobre el estado de
aquellas misiones. (£n lá Academia de la Ifistoria.)
lipééicilté sobre esportar caudales por el Amazonas: proyecto del capi-
tán Luis Arava Vasconcelos.
iMalMia ágiiM% D. Gaspar: G&zopMlaaMm BegUm FerMcum. Madrid:
1775.
8fM>kcéé y JUarcoOf D. Jorje — '^Instrucción de revisitas para los tribu-
tos— '^Discurso sobre los antiguos repartimientoB"-^"otro so-
bre minas y beneficio de met¿es:" Lima: 1784 — '*Reelamento
de Policia para Lima:" 1786 — ''Ordenanzas de Minería" — "Re>
flexiones políticas sobre el sobiemo y comercio del Perú&
y origen de sus turbacion6s'^"Informe circunstanciado del
Resultado de la visita general del Perú." 1785, (En la Acade-
mia de la Historia. )
Cstaáa f»Mral de los caudales gastados con motivo de la guerra de
2
'Papac Amaní desde Noviembre de 1780 hadta Abril de 1784
(Academia de la hist.)
EclMYcrrla, D. Manuel Mariano— ^'Descrípoion de la provincia de Mag-
nas:» 1784.
EgteMM del colegio de Abogados de Lima: 1808.
fJOBátítíM déla' ciucCstd de la Paz^ 5^ acfas dé st( Cabildo desde 1548 ha^
ta 1562, na tomo de que dispuso un empleado y está en el
Museo británicor
Fcmaiictes» Diego (el Palentino;7-*''Historia del Férd en dos partes, con
las guerras civiles:'' Sevilla: 1571. Esta obra fué proMbida
basta el siglo XVIII.
Pmidacton de la ciudad de Buenos Aires y su repartimiento en 1580.
FrUt de AUnmiM. Bartolomé-^^'De la conversión y debelación de las
Indias:^' 1589.
Faentef licenciado Bemardino de la — ''Alecaciofi contra la sentencia
que condenó ú Hernando Pizarro;" M. S. [Librería de Barcia}
Fernandez» fray Alonso — ^^Historia ecleeiástica de las Indias:'' 1611.
Femandez de Cdrdora) I>. Francisco — *^Fevú con armas: bistoria de loa
ataqofiS de la escuadra de Jáoobo Heremite Clerck: 16241-
FenradMy el capitán— ''Discursos sobre amurallar á Lima, y sobre bacei*
una tortaleza en la punta del Callao;" [Librería de Barcia:]
1685.
Floreí j áfirilary el Dr. Nicolás — ^'FanegírioO' del Virey conde de Alba
de Liste y su gobierno."
FncBtef Francisco de la — ''De lo bueno lo mejor." Gobierno espixitual ^
político. Lima: 1693.
Freylio» el padre Juan Maria>— "Elogios de los padres de la Compaf&ia
de thasús del Perú."
FaÜUiefy el padre — "Descripción de Patagonia."
Frasso» D. Pedro— "Del real patronato en- las Indias. Madrid: 1677.
Frito» el padre Samuel — "Del gran rio Marañen, con las misiones de
la Compa&ia:" 1707.
FevIIM» el padre Luis — "Diario dé observaciones ñsioas, botánicas &.
en Sud América." París: 1724. — "Historia de las plantOB me^
dicinales del Perú y Chile."
Feyjod') el Padre Benito — "Teatro crítico: defensa de los americanos."
Feraandezr Padre* Jttau Patricio— "Kelacion de las misiones de Ohiquis*
tos." Madrid: 1726.
Fe|jo4 deSesa, D. Miguel — "Relación descriptiva ébisti^c» de la pro-
vincia de Tnyillo." Madrid: 1763.
Fernandez Comcjo, D. Adrián — "Diario de la espedtcion al Chaco en
1780." Buenos Aires: 1837.
<<Flera Peruana y Chilena"— (Ruiz y Pabón.) Madrid: 1798, 99 y
1802.
FleretEstrada9 D. Alvaro— "Exámen-imparcial sobre las disensiones do
la América con España y medios de leoonoiliaoion. Cádiz:
1812.
FoneB» D. Gregorio— "Ensayo de la historia civil de la república Ar-
gentina: comprende el Alto Perú y las revoluciones del Cuz-
co." Buenos Aires: 1816.
Figneroia» D. Justo — ^Refutación á uu libro anónimo impreso en Buenoa
Aires en 1818." Lima: 1820.
<<Fiuidadén de la cia<lad del Cuzco y distribución de solaros en 1534." —
^Testimonio hecho por órdeu del corregidor Polo Ondegardo,
con varias reales ómenes.'^ Pablicado, Cnzco: 1824.
^^WhftuÍM EspaHola Peraana:'' noticias históricas: 1848.
Fiiciitet D. Manuel— '^Estadística del^imaoon noticias históricas:
1858.
VütmUf D. Modesto de la—* 'Historia General de Espafia," Madrid: 1861.
iQastelA, Domingo— ''La Con^nista del Perú, y de la provincia del
Cuzco/' traducida al italiano: 1535.
4towAraf Francisco López de — "Historia general de las Indias.'^ Am-
beres: 1553, con mas, la Conquista del Pera. Zaragoza: 1555.
4)«li«rlt Jacobo — "Historia de la tierra nueva del Pera principal mi-
na del mundo." En francés, trabducida al italiano: 1553.
4}iisca9 el gobernador I>. Pedro de la — "Historia del Pera y de sa
Í;oblQrno.'' Impresa. 1367. En ella está la instrucción q^ue di4
a.ciudad dcLima»á'fíray Tomás de San Martin.
<Ui|IcgO| Hernán — "Espedicion del Perú á, las islas do Salomón con
Mendaña:" 1568.
Carcla d« Castro» D. Lope — "Memorial que dio al Virey Toledo sobre
como debia hacerse la guerra á los Chiri^^Hanos." M. S: 1569.
DárcéZf Henriqne — "Cartas al virey y al Consto sobre las minas de
.azogue de Guancavelica: 1574.
4}|iCiTa hecha á los Chiriguanos x>or el Virey Toledo. Inédito. [Está
en .Simancas.]
iGarclay fray Gregorio — "Origen de los Indios del Nuevo Mundo." Va-
lencia: loOT'^'Tredioaeion del Evangelio en América, viyien*
do los Apóstoles:" 1625— "Historia eclesiástica y secular do
las Indias," impresa en 16^ — "Monarquía de los Incas:" iué-
-dito,
4}rolfliia» Hugo — "De origine geniium Amerioanarmn.'' París: 1643.— T
cuestiones con Juan Laet.
COQXalez D^vlla» ó Avila, el maestro Gil— 'rTeatro eclesiástico de las
iglesias de indias." Madrid, 1645.
CuiOeiiiiO» Guillermo de — "Discusión histórico-teólogica . sobre el des-
tieiTÓ de la« tribus de Israel y su paradero,' en latin: 1671.
4}I1IIÍ» el padre Salvador — "Ensayo de la Historia de la América Me-
jidional."
llothartfOf Acthus — "Viage de Jorge Spilberg al mar del Sur por el
Estrecho:" en latin. ^(Libreria del Rey.)
€odoy9 D. Felipe — "Relación sobre las minas y población de Oruro."
^fiarda de la Concej^loni) ñ-ay José— "Hia^toria Belethmítica." Sevilla:
1723.
líacetaa de Lima, y las de Madrid.
Dalas políticas del Perú por Unánue— las de forasteros de Madrid
y Lima, con importantes noticias.
^BzalDX it Agüero» fray Pedro — "Descri|>oion historial de la provincia
y archipiélago de Chiloé. Madrid: 1791.
Gallegas» el cura D. Carlos — "Analectos ó colección de documentos
relativos ala iglesia del Cuzco;^ y las constituciones sinodales
de los Obispos Monta.lvo y Raya: 1831.
€odoyf D. Manuel, príncipe de la Paz — "Memorias para la historia
del reinado de Carlos IV." Gerona: 1839.
Ca^f. . Claudio— "Historia física y poU tica de Chile." París: 1844.
Qaivia Cawba» 0. Andrés->MemoñaB para la historia délas armas eqpat
fiólas en el Perú." Madrid: 1846.
Aatlemz^ D. Juan M. — ^'Estndios biografióos y oritfcos sobre poeta^
Snd-amcricano8 anteriores al siglo XfX." Baenos Aires: 1865.
'^Noticias higt<iricas de la iqstraccion pública en Bnenos Aireé
desde la estincion de la Oompafifa de Jesús hasta 18|1.'* Bue*'
nos Aires: 1868.
Historia y relaciones del rio Biaraüon; de la jomada de Pedro de Ur-.
zúa, sn mitertey y la tiranía de Hernando lite Cínzman y Lopa
de Amiirre. (Librería de Barcia.)
Hemandezy Pedro — '^Declaración sobre el Bstrecho de Maxallanee y por
blacion que hizo en él Pedro Sanx|iento; su salida de EspaBa
con Diego Flores Váld^z: 1581. [Librería de Barcia.}
■Insilosa» Francisco— ''Relación de lo sucedido en la entrada á los Mo*
Í'os dirigida al Virey Henrío^nez: 1583. [Librería del Bey.}
Ricardo— Ilustró y anotó en 1587 las décadas oceánicas de
Pcdíx> míírtir de Aikgleria, y publicó un mapa del Nuevc)
Mundo.
■erreraj» Antonio de— ''Descripción de las Indias, é Hist^tria general,
dé los hechos de los EspaSVoles en An^érica/^ 8 décadas. lAah
drid: 1601. — "Vida y elogio del gobernador B. Cristdibal Yaci|
de Castro:" inédita.
■algobif padre Diego González — "Privilegios concedidos á los indios.'^
1608.
■cvia Boiaftos» Juan— "Curia Filípica." Lima: 1615.
ilereiRlte Clerck» Jacobo-^"Sa viage al iWíñco y a^^aques al Callao.'*
• • 1624. . -^
perrera y HfldomadOy Antonio Bomán de— "Formó al Cabildo de Lim!|
un volumen histórico, con inndaciones, noticias y datos muy
importantes hasta 1633, inédito.
Scrrera» fray Tomás— :" Alfabeto agnstiniano, en que están los Taro-
nes santos é ilustres de Indias." 1644.
Venrera» fray Cipriano— "Vida de Santo Ton bio^" 1670.
Aaraldo» Fr. Frsmcisco— "Lima limata"— -"Concilios y sínodos del Peí
rú." Roma: 1673.— f Vida de Santo Toribio." en lathi: 1678.
Backy W, Doce vistas de promontorios y demás de la costa» desde
el morro de Sama hasta la bahia dé Mejillones, en 1685.
peiirlqaeK de ViUacorta» fray Pedro- -"Del gobierno y régimen de lafl|
provincias peruanas." M. S. [Siglo Xyil]
S'aUs^ Mr. — "Historia de los terremotos del Perú." Holanda: 1752.
oyOy D. Juan ^José — ' ^Estado actual del Catolicismo, política v
economía de los ^atunües del Perú, y medios de mejorarlos/*'
1772.
PaeBke^ D. Tadeo~-"Historiade Cochabamba," 1799.— «a)escripcion
del Perú.^' [En el Museo británico. ] "Proyecto para comunica-
ción con[Enropa por los ríos Madera y Mara&on:'' 1803. [En la
Academia déla nistoria.]— "Memoria sobre los nos naTega-'
bles que fluyen en el Marañen.'' [Odriozola, documentos lite-
rarios. Lima: 1872, tomo 2?
el barón de — "Viageá las regiones equinocciales del nuevo
Continente, de 1799 á 1804." taris: 1826.— "Vistas de las cor-
dilleras t nionumentos de los pueblos indígenas do la Améri-
ttimiMd,
ca.'' Paria: 1810.— '^BecopUaciou de oVserrac iones astronómi-
cas y medidas barométricas.'^ — 'O^oticia de las plantas eqni-
nocciales recogidas en el Perú y demás naciones de América.''
[Redacción de Bompland.]
A^nrfcz» D. Lorenzo— "Catálogo de las lenguas de las naciones ameii-
canas/' Madrid: 1800.
fiebnfi, Antonio "Zacarías — ''Viage á la América meridional;" princi-
pia por Buenos Aires y Potosí hasta Lima, traducido del in-
glés. Paris: 1812.
JDitoria de la fundación, población y establecimiento de la ciudad de
Quito: antiguos anales y datos curiosos. [Odriozola, tom. 4?]
Lima: 1873.
üciTcra» D. Pablo— ''Literateara del Ecuador."
laca Tita cpiprilTm^an^— Su ''instrucción &*** Descartas al provincial
de San Agustín. 1568. M. S. ' \
IftCnrmaclaB de las idolatrias de los incas é indios: como se enterrábanf^
sus costumbres &,% inédita. [En Simancas.]
jblMrii^aieSf medallas, templos, edificios, antigüedades y ]iM>niimento«
del Pera. H. S. [Museo británico.]
InfonM para la división de la provincia de Arica y creación de la de
Tarapacá. 1768.
InfMnBfB 4^1 visitador Áreebe sobre el nuevp arreglo de las .audienoia^
del Perú y Buenos Aires. 1777.
fmHipt de la nomenclatura de las minas del Perú. 1785. [^n |a Acar
domia de la historia, Madrid. ][
iBferaia del Coi^sejo de Indias sobre engir en Moq^uegua on convento.
áe Jtfisioneros: 1804.
ia^trmfi del consulado do Cádiz oponiéndose al comercio estrangerp
en América. Lima: 1813.
InrlBgy Washington— fTida v viajes de Colon. Madrid: 1854, tercera
edición. r ,
larfMffa» fray Jacinto— Defensa del Obispo Cárdenas sobre sucesos del
Paraguay colólos Jesuítas.
jM&Btíf el abate Antonio-rDisertacion sobre la coca.
íf Juan— Relación del viajé 4^1 almirante Mahu al Pacffiep:
[Simancas.]
fééf9X Cambantes» Francisco— ''Noticia general del Perú, Tierra firme y
■ ChUe." M.S. [BibUotecarealde Madrid.]
Uzáiragay fray Reginaldo — ''Historia y descripción de las Indias." Y.
Melendez.
Upti de Iturgoyeii» D. Martin — ^Relación del vif^e que por el Estrecho
hizo al Pacífico Jacobo Heremit» Clerck en 16^.
M$MiVtf Juan — "El nuevo Orbe, descripción de las fndias occidenta-
lesf' en ISübros. León: 1633.
Lépeí ét U9k^9> y IiMSt D. Diego— << Viáík del Arzobispo Arias de Ujfar
te^ con noticiad importantes. Lima: 1638«
lernas» el Conde de, Yirey — ''I(elacion do la Qobemacion de los Qui-
jos." Impresa. 1668.
ikeci j Bcierro» D. Antonio— ''Belacion de sucesos de Panamá y de la in«
Yosion do Morffán en 1670.''
Ii4fC4| D. Juan Lnis-^^'^Discnrso legal teol^ico-práctloo sobre las or-
denanzas de 1684. en órdou á la oodíoiay y á los bienes de los
indios." Lima: 1685.
Leta j AaravttOf D. Andrés— ''Bosqn^o sobre el origen, defensa^ oiga*
nizacion d&? de las provincias del Plata."
LuM jr ZAilgai D. Joaqnin de— ''Belaoion histórica, natural y corográ-
fioa de la provincia y antera de Caravaya y Sangál^an; y
otra dando una idea general del Perú."
LaAron ét AiMvara» D. Diego— Yirey, Obispo de Quito. ''Su pastoral
sobre los derechos de Felipe Y, y contra las pretensiones del
archiduque de Austria."
palito* José Francisco— ''Costumbres de los indioiL oomparadas oon
las de los primeros tiempos." Impresa: 1714.
Iflana Záfala» D. José E^usebio — ''Memorias históricas, físicas ^^ de la
América meridionaL" 1759. — "Diario del terremoto de 1746."
"Cartas instructivas del Perú." 1764. — "Operaciones en el
Pacífico de armadas estrangeras y piratas."
«|^€y«|ir«M»IU4aa deludías.» Madnd: 179L 4? impresión.
LagiUUif el padre FrancíBco González— "Disertación sobre Historia
Natural." Sobre las plantas estrafias que se cultivan en X4iiia»
y su introducción.'' [Mercurio Peruano.]
LccuBda» D. José Ignacio]— "Belaciones estadísticas, históricas y oo«
rográficas de las provincias del departamento dé Tresillo." —
"(^úsenlos sobre costumbres." [Mercurio Peruano.!
MrMltej D. Sebastian— "Historia del Perú." Lima: 1860.— "ídem de la
Conquista del Perú." Lima: 1861,
ÜtaardM» Nicolás— "Drogas de Indias y otros objetos." Sevilla: 1569.
Fué esta obra traducida al inglés, francés, é italiano.
*^<— rial al Yirey Toledo sobre la guerra con el Inca." (Librería d^
Barcia.)
■andezy Diego— "Mapa de la reeion áurifera del Perú." Amberes: 1574»
IQnraáe» Jaoobo — "elación de las cosas de Espaüa.en las Indias." Pa*
ris: 1582.
HatiMllo» el licenciado Juan— "Gobierno del Perú:" 4 libros. [En la li-
brería del Consejo de Indias.]
llwille 4^ la Cerda^ Fernando — "Conocimiento de letras y caracteres
del Perú." M. S. (Librería del Condestable de Castilla.)
■aflUf Juan Pedro, Jesuíta— ".ERtfpantaram indioarum &y lib. XYI."
Colonia: 1593. Traducida al francés por Amaud de la Borle»
■oidoza» D. Francisco, hijo del Yirey D. Antonio de Mendosa — "Bela-
oion topográfica y estadística del Perú."
■onsalve» Fr. MiguS— "Reducción del Perú y de todas las Indias." 1604,
Avisos al Bey Felipe III para la conservación de eUas»
"■•maria del Yirey Montesclaros a sn sucesor." 1615.— "Advertencias á
los Yireyes del Perú." M. S.
liagQCty JuasH-"Kelacion de su yi^je al Mara&on^' Bu francés:" 1617«
MlMáf líartiii de— 'Offistoria general de los Ingas del Ferd^ con retra-
tos." 1618: inédita.
**BmüWÍ> del Yirey Príncipe de Esqnilaclie á la Andienoia al entregar-
le él gobierno:" 1621.
**WwarÍa del '^rey Gnadalcazar á sü sncesor." 1629.
■•«taya» el Padre Antonio Rniz de — "Conqnista espintnal del Para-
gnay," con noticias importantes. Madrid: 1639.
< Vcmariaa del Virey Chinchón de sn gobierno en el Perú, dadas á su
sucesor y al Consejo de Indias." 1699.
HaMgaly Pedro — '^Descripción del gobierno y cosas del Perú, en tiem-
po del Yirey nuu^nés de Monteschtfos." 1643. Está también
en Francés y en Flamenco.
■Mltosliiai^ Licenciado Femando de^'^El ofir de España 6 anales Pe^
manoe."-^''Memorias antiguas historiales del Perú." M. 8. —
'*Arte y directorio de beneficiadores de metales." — ^^emorial
sobre la conservación del azogne que se pierde."
ttataÜBla) Fr. Toribio^ -"Cosas délas Indias?'— <<Ritos, idolatrías, y Cos-
tumbres de los Indios." — "MemorialeB Históricos." Inédita.
Kcdiiia Dávila, Fernán — 'llelacion de cosas prodigiosas del Perú.'^
[Librería áe Barcia.] 1646.
■aifüér» Vicente — "Historia del Imperio Peniano," en latín. Inédita.
«Étiariadel Yirey Mancéra á su sucesor" impresa: 1648. — 'Memorial al
Rey sobre sus notables servicios en el Perú."
ncvlaf Jorge*~"Disertacion del origen de los Indios." Se halla en sus
"Hwtorias Políticas."
ncnaastli-keii Isriél—^^Del oilgen de las gentes americanas en las tri-»
bus de Israel." En castellano: Amsterdam, 1656.
WmáttMTf el marqués de— "Juicio de los historiadores de Indias^^
'^«■tria del Yirey Conde de Salvatierra á su sucesor." 1,659.
<<lI«Marlal é Informe del Perú." Madrid: 1661.
neníala» Fr. Diego— "Crónica de la provincia Franciscana de Char-
cas." MiMrid: 1665-«-"Memona sobre la erupción del volcan
de Quinistaquillas en 1600." — "Descripción topográfica del
obispado del Cu2co."
<<KMMite de la Audiencia de Lima al Yirey Conde de Lemos." 1667.
WHáea9n%t D. Alonso de la Fefia— "Itinenulo para párrocos de In-
dias." Madrid: 1668.
<lfewaria de la Audiencia gobernadora al Yirey Conde de Castellar.^'
1^4.
««■nMrla del Yirey Castellar á su sucesor." 1678.
flaldaiiada» Fr. Juan Martin — 'Memorial sobre los sugetos de la.pro-
vineia Agustiñiana del Perú y de las cosas memorables da
ella." Roma.
<1IaBaria del Arzobispo Yirey Lifian á su sucesor." 1681.
nclcndaz» Fr. Juan— "Tesoros verdaderos de las Indias, Crónica de San^
to Domingo del Perú; con la historia escrita por Fr. Reginal-
do Lizarraga." Roma: 1681.
Badina» Fr. Juan — "Relación de las guerras civiles de Potosí dirigida
á FeUpe lY." M. S.
■ailZf D. Pedro— Dean de Lima~'-"Discnrso sobre el servicio de los
indios en las minas de azogue de Guancavelica, y de plata de
Potosí."
nMltahra» D. Francisco Antonio— "El Sol del Perú, noticias históricas."
Roma: 1683.— "Yida de Santo Toribio."
"Bwariadel Yirey Duque de la Palata á su sucesor." 1689.
Hcndaia» D. Femando Jesuíta— "Gracias y oficios vendibles:" 1690. (Bi-
blioteca* de Piuelo. )
Hanclia y falasca» Fr. Crístoval— "Impugnación iál plan de aumentos
váttk 1«8 rentan públicas del tetú. ptápnéMo ñor «1 Coxuujgf^
''MMéAade la Audiencia sobemadora al Virey CaeteU-^kM-rina.^' 1707^
^'MmtrtM flnl Tirnj CaéteU-doa-riofl.''— '^Historia de su gobiexoo, y da
sacesoe del Pera hasta. 1689''— 1710.
sobre el estado de la real hacienda del Perú." Lima: 1796.
4« CasMI-Awrto—^'Memoria de su Gobierno.^' 1736.
D. ViotoriAno—'^Estado político del Perú.'' Lima: 1744. H. 8.
*'*M— WÍidel Yiréy Tilla^asrcia ásu sncesor." 1745.
ÉtÑfl» B. Lnis— ^'El gran diccionario Histórico.'' Paris: 1753.
> del Yirey Manso á sn sucesor Amat." 1761.
., CiHaoo— ''Ibwtí ncüi tfrína &,." Yeuecia: 1776.
^rlA del Ylrey Amat á su sucesor Guirior." Í776.
oontestayodo al embajador Portugués sobre el arreglo de limi-
te' ie las posesiones de Sud-Américai." Madrid; lf76, con do-
CuiAeaitbs.
''■em^ite del Yirey Chiirior á su sucesor Jánregui." 1780.
''■MMria del gobierno del Yirey Jáxa^rCá." 178i&.
'VoMflá del Yirey Croix." 17^0.
"iMfvUf rerttuio, periódico de Lima/' ^791.
SwñMíf Juan Bautista — ''llistoria eeneral dJe las Indias." MacErid: 17^.=
ÉOBAf el Abate Juan Ignacio— ''Historia Civil del Reino de Chila ear
italiano traducida por D. Nicolás de la Cruz." Madrid; 1795.
'VeMrta del Yirey Gil á su sucesor." 1796.
Étycda^ J CleraM» D. Gregorio— ''¿epresentacioa al Bey solicitando^
providencias para la salud espiritual de los Indios."
tüMOntirtBf Dr Benit6---Se apropió documentos importantes del Perdr
aue aparecen en el arcnivo de la academia de la historia don-
e se denomina ''Matalinares" una colección copiosa de ellos.
■alasptaiaf D. Al^andro— ''Sos vicUee, con muchas noticias geográfica»
y estadíscas del Perú y Chile."
tVHMB é» igslm» D. Mariano~''Descripcion de la provincia de Tár^
ma" en que abundan noticias históricas,- estadísticas S^ (Mei»
curió Peruano;)
liitallinrM^' ]>. Francisco— En el ''Mercurio Peruano" se publicó un
largo escrito suyo que contiene una severa critica al gobierno
español: es un miportautísimo documento en que toca mate*
rias muy escogidas.
■arfiés 4iB áillés — "Memoria de su gobierno." 1806.
"■•■MMrla sobre la revolución de la Paz en 1809." impresa en Bolivia.
Marisés de U CMiMrdi»— ''Memoria de su gobierno." 1616. (Compil*»
cion de Odriozola. Lima: 1864.
'HuilfiMtacloli histórica y política de la revolución de América y espe-'
cialmente del Perú/' — escrita en Lima. Buenos Aires: 1818.
Hatrallá j |accl^"El moralista filaletico Americano." Lima: 1819.
tDUtrf John—Memorias de su hermano J>. Guillermo, general del
Perú. Londres: 1829.
Éatomm^ G^erónimo — Gobernador de Tncumán — "Diario de la espedí-
cion al gran Chaco en 1774." Buenos Aires: 1^2.
■•rtMr-''Crónica Americana." Filadelfía: 1829.
■«OMüy D. Francisco de Paula~-"£>iccionario Universal." Madrid: 1846.
WlÉréf B» Bartolomé — "!ÉEistoria del general^Belgrano." Buenos Aires:
loo9.
de los Yireyes del Nuevo Reino de Granada" publicadas por
B. José Antonio García y García. Nueva York: 1869.
Va? aR#9 el padre — ^"Relación sumaria de la entrada de los espaHoler
e& el Perú.'' M. S.
Hoics Caiesa '¿«Taca» Alvar— "Sos comentarloa.'' YáUadolid: X55o.
líaYaMnely Alvaro Raiz de— ^'Relación de las cosas notables del Perd en
tiempo del Virey Toledo/' 1578. [Librería de Barcia.]
JiMty Olivier de — ''Relación de sn viaje por el Estrecho al Pacífico, *
y sns operaciones navales de 1598 á 1601:'' en Flamenco: 1613.
méraMWriTf padre Joan Ensebio — ^'Historia de los mártires Jesaitas^faix
' el Uraguay. y de ilustres varones de la Oompaüía.^' Iiyoii:'
1631. • y
Haftex de Perallai Diego— "Noticias generales de los descubrimientos ^
conquistas, sacadas de Herrera.'' 1642.
laiex y ¥cUt D. Bartolomé— ^'Anales de la Villa imperial de Potosí:^
año 1771.
Saix» ábate Juan ] "Reflexiones sobre la humanidad de los eapa&p-
les en Indias." Madrid: 1782.
Htféf D. Manuel— "Noticia de los caudales y efectos de América
que entraron en España en el reinado de Carlos IIL" Madrid:
178a
^'Hattcia de los rios Amazonas, Mamoré 6 Itenes, y un proyecto para
su navegación.'' 1799. [Academia de la Historia. 1
''ffegodadonei de paz de Miraflores." 1820.
MKWBmmtíf D. Mariano Rniz de — "Compendio de la lüstoria de la re vela-
ción de América."
Savarrvtef D. M. Fernandez de— "Colección de los vi^es y descubri-
mientos que hicieron los españoles desde fines del siglo XY."
Madrid: 1825.
4lvMla y TaldeSf Gonzalo Fernandez de— "Historia general y natnral de
las indias.'' Sevilla: 1535. — "Historia de las cosas snoedidas en
su tiempo en América.'' Toledo: 1526. — 'navegación del rif
Mara&on;" publicada por Ramuaio.
4lréllaBa» Francisco— ^'Sa viage por el Amazonas." 1543.
Onoui Jarays^^y Pedro — ^"Cartas á Monardes sobre las plantas, d^
Perú, la|)iedra Bezar." &,: 1568.
4lBdfgai4«f Lacenciado Polo— -"De las costumbres, ritos y cetwwouiai
de los indios del Perú:" M. S.— OSscribió sobre otros asuntos
que sirvieron al Padre Acosta. i ^ > .
4HWf Fray Luis Gerónimo— "Descripción del nuevo 0rl¿ y^de los
naturales de éL" Lima: 1578 — "Relación de los mártires de 1%
Florida." Madrid: 1605— "Ritual peruano, ó mannal ae Párro-
cos en varios idiomas." Ñapóles: 1607 — *^ida de San FraoAifti
oo Solano." Madrid: 1619.
Orteliay Abrahan— "TAeo^rtein orbia tmrarwnJ* Amberes: 1602.
Ofla» el Licenciado Pedro— "Arauco domado." Madrid: 1605 — "Rak»?
clon del fuerte temblor de Lima en 1609," en verso, impresa.'
«'Ordenanzas del Tribunal de Caentas," 1605, y otras de 1619.
Oitiz de CerranteSf D. Juan — "Memoríalos de los reinos del Fevúi.eoof^
tra abusos de corregidores, derechos de los peruanos, y otras
materias," Madrid: 1621.
IHrane» Padre Alonso — "Relación histórica del reino de Ch|le y/afrfw
piélago de Chlloe," Roma: 1646.
OgleTi» Juan — 'historia ae la América, su descripción y origen délos
Indios: conquistas de M^ioo y del Perú." En ingl^; ^^ ^
Oldemkwrg» Felipe Andrés— "JAeMicriM rerum jpubUcarvm taUíu atina. Gi-
nebra: 1675.
'^Ordenanzas del Consto de Indüui»^U68L
OcaMpo» él Arzobispo D. Gonzalo de — "Tratado del Gobierno d«l;
Pera en lo espiritual y temporal."
•i
IhiÜattf, Diego de—^'Graiidezas de Lima." 1 iomo: SevUía.
MttUM ik Crttaia» de Ik Universidad, de minería, y Conbuladcr
de Lima.» '
Mvaresy el Abate — '^Historia de Chile con los nombres de loe qné sO
distinguieron en la couqaista, lóseme fueron del Peí ú con
Valdivia, y los qtie perecieroú con el."
IMcga» D. Pedro^'Tidadel Dr. Juan del Castillo"— "Hepiesenta-
clon al Rey sobi^ el mérito de los ameríeanos."
#vM« y Kemni^ D. Luís, cende de la Granja— ''8anta Rosa de Lima,
poema*neróico con mucbas noticias." Madrid: 1711.
iHtoiaBiM del Pera," en tres libros: 1? del Gobierno y Justicia: 2? de
ludios: 3? de minas." Recogidas y coordinadas por D. Toma»
Ballesteros. Lima: 1752.
**9ñ»Í9 del Virey Amat, sobre la fortificación portuguesa en Matogre-
so, y otros documentos:'^ 1702 — "Sobre la usurpación del pue-
blo de Santa Rosa en aauella frontera:" 1761.— "Bspediciones
para espulsar do allí á los portugueses," 1768 y 64. — *^iver-
sos espedientes y oficios sobre esta materia."
df «lie» D. Alfonso Rodnguez de— ^Kuevo Gazofilacio real del Pevúw''
(En la Academia déla historia.)
Makanrlete, Fsay Antonio-^ periódico "Semanario de Lima:"17Sttr
*HlrieBattza de Intendentes."^
é^WffffiaMf D. Demetrio— "Memorias sobre las provincia del territorio
de Guamauga con noticias de mucho interés," CApéndioe d^
las memorias secretas de Ulloa y Juan.) Londres: ltí26.
OIDnlBg» D. Bernardo— "Su Memoria." Santiago: 1844.
HMciuuUM 4e BilTaír,"— última edición. París: 1846.
MnrOy Pedro^"Relacion do la couqtdsfca del Perú, y su gobierno" —
inédita (eatubo en la librería de Felipe 11.^
PInrrf. Gonzalo— "Carta á Pedro Valdivia."
ranÉ w£erlia. — "Relación de los sucesos de Santa Cruz de la Sierra
al VireyToledo:" 1573. CEu la librería del Rey,;
^ec^llitd; Alonso Vargas— '^Advertencias sobre las minas de azogue de
' Qnancavelica y otras:" 1598.
Pérez de TiRTe8ySimon-^"Discurso sobre su vii^e desde Sevilla al Perú,
Letras tierras," inédita,
ioenciado Felipe — "Los notables del Perú: descripción his-
tórica de sus ciudades, de que otro no ha escrito:" — inédita.
JñHWe ée Leen. Fray Francisco— "Relación del descubrimiento del ria
Marafion: fundación de la ciudad de San Borja; y otras cosaa
especialmente de Chile." M. S. (Librería de Barcia.;
Perrasy él Dr. Matias de — "De las virtudes de las frutas y semillask^
del Perú." Lima: 1621. — "Concordancias medicinales de am-
bos mundos:" 1621.
Pütnuuiy Alonso Martínez — "Ajuste y liquidación de lo que debian al
Rey losminerbs de Potosí:" 1617. — aumentado por Caravan-
tes hasta 1626.
Feialoza» Fray Benito — "Lás cinco exelencias del Espafiol: la conquis-
ta: riquezas en el Perú: dafios de las vi&as, y que convendría
quintar el vkko;" impresa, 1629.
Fizarre^y #relhuia9 Femando— "Discurso sóbrela mereed de título y 20
' mil vasallos, hecha por Carlos V al gobernador PiaarrOi" Ma-
drid: 1639. — "Varones ilustres del Nuevo Mundo-, sus vidas,
hazaSas ¿í» Madrid: 1639.
PMAi} Antbüie de León— "EpHome de la Biblioteca oriental y occí*
dental." Madrid: ld39.-r''Recopilacion de las leyes de indias.'*
'^Política de las indias/' — "Bulario indico/' — '^Historia de
Potosí.'' — ^'^Fundaciou y grandesas bistóríoas de Lima." — iné-
dita.— **Historia ecloSiástica y política de América." — "Tra-
tado de confirmaciones reales de encomiendas y oficios.*"
Madrid: 1630.— "Aparato poHtico." 1653.— "£1 Paraiso en el
nuevo mondo:" 1656. — "Historia del Consejo de Indias:" 1645.
^Relación de la jomada de Alvarez Maldonado á los Chnnchus
en 1566:" 1617. — "Las hazafias de Chile con sn historia:" inédi-
ta.— "Vida de Santo Toribio" que tradujo al .italiano Miguel
Ángel Lapi" en 1655.
FbMtoi D. Juan de León, [conocido por Bodríg[uez de Leoul — "£i mar-
tirio de los que lian padecido en las indias por la fé:" Madrid:
1639.
FbMl», D. Diego de León — "Informe sobre la representación de D. Juan
de ñdilla al Bey conTespeeteiSlo que sufnan los indios." —
"Diversas producciones sobre , asuntos forenses:" — impresas
como aquel en Lima.
Fadllla» Juan— "Memorial del Perú:" impreso en Lima: 1660. — "Sobre
los agravios é injostleias que padeeen los iadioae 4ii.4<t-
medio &•"
Pagan» Blas Francisco, conde de — ^'^Belacion histérica y geográfica
del rio de las Amazonas:" en francés: 1655..
PaiAJeliell» Juan Bautista — "Aparato para la historia del Perú," en ita-
Uano:1685.
Polgar» Peáxe Fernandez — "Continuó las decadas de Heneíae'' —
Escribió la "América eclesiástica" en 5 libros. (Librería de
Barcia.)
PMraklta» D. Lucas Fernandez do— "Historia general de las conquis-
tas del Nuevo Beiuo de Grauatla eiijiue están la espedioioa
de Urzúa y los hechos de Lope de Aguirre" Madrid: 1$^
Fcrcz LandcrO) Pedro — "Práctica de visitas y residencias «a el Perú."
Ñápeles: 1696.
Peralta BannieYO» D. Pedro— "Júbilos de Lima"*r*'*I>eeonpcion del Pe-
rú y de su capital.'^ — "Historia de las indias y los Incas," im-
presa en Lima en 17*23.— ^^Lima f andada éoonqaista del Pe-
rú," con nuiebas noticias. Lima: 173*2. — "Cansa AoaSlémiea^
"Observaciones astronómicas en LaXin.-* — ^Templo de la Fa-
ma."— "Historia de Espafia." — "Alegaciones Jmtdicai;'f*-^"Si
f gobierno del Virey Monclova, romance «n mil coplas." — "De-
cusa político militar de Lima.^' — ^'Hjfrebienio del Yixey .CmMI*
fuerte."
PaWf Comelio— "Iñvestigacioues filosóficas sobre los Americanos."
Londres: 1774.
PaMn» D. José— Véase "Flora Peruana."
Pairas^ Fr. Pedro José — "Gobierno -de los regalares die América." Ma-
drid: 1783.
"Papeleí Tartas"— Muchos volúmenes de ellos. [Biblioteca de LMna.] -
PariMIca— "El verdadero Peruano." Lima: 1613.
Perié4lca— ''£1 Pensador." Lima: 1813.
Parda Blfik4ciieyraf D. Maiuiel— "Manifestación delaa causas jqiu»,£]^
movieron la revolución del Cuzco en. 1814."
Presas» D. José— "Juicio imparcial sobre las causas de la ]:ev<4iici0ii
de América." Burdeos: 1838.— "Memorias secretas de la 9J|i«-
cesa Carlota del Brasil." . ' .: ^
Prcscott» Guillermo— "Historia de la oonqaista del Perú." Madrid.* 1^.
3* edición.
Paz.MdaB) D. José Gregorio— '^Anales Universitarios.*' Lima: WQü,
Pal BaMMii D. Mateo— '^Ctoografía del Perú/' cou noticias bistóriess.
PariK 1802.
FnnroBCoa) P — '^Memorias y documentos para la historia de la inde-
pendencia del Perd.'' Paris; 1858.
raí flsMaBj B. lísiiano Pelipe~-'^istoria del Perú Independiente.''
Lima: 186^
q^M^ Pedro Fernandez de— 'Memorias al Bey sobre sus viajes á la»
islas de SfiJomon y otras." 1613.
4|Mt|ff el Padre — ^'£sGxitores de la dirden de Predicadores^" obra con-
olnida por el Padre Echard. Paris: 1719.
^liiiiiiaBay D. Manoel José — '^Vidas de españoles célebres." Madrid: 1807.
'^BalactoK del descubrimiento de Potosí y sus grandezas.'' [Librería de
Barcia:] 1545.
I anónima de lo sucedido en el Perú en tiempo del Yirey Blas-
co Nufiez Vela hasta el fin del cobiemo del Licenciaao Gas-
ea/' M. 8. antiguo: impreso en Lima: 1870.
Juan Bautista— 'Sumario dé la historia de las Indias" impre-
tso: l556k— '^Colección de escritores de vicies y navegaeiones á
la América," impresa en 3 volúmenes: 1606.
'Ü^aci^tt para Justificar la guerra á los Chiriguanos, y causas por qué
se Buq[>éndió." M. 8: (en la librería del Bey.) 1574.
BlTcraf Pedro— ^Cartas al Yirey Toledo, de sucesos de Lima," 1 yoIú-
men inédito [en la librería del Rey,] con muchos documentos^
y testimonios de lo que el Yirey hizo en su gobierno. 1575.
HfMÉa» Fr. Qerúnimo— "Repúblicas de las indias Occidentales" Medir
* na de! Campo: 1575.
'^Maelaii de sucesos del Perú desde Abril de 1588 en el gobierno del
Yirey Conde del Yillar: defensa del Reino y castigo de la ar-
mada Inglesa:" (Está en la librería del Rey) con los parece-
, 'res de Mendafia y otros. 1588. En esta relación se halla la de
• ■ •'• la defensa de Arica, y de una victoria de los españoles en la
Puna contra los mismos ingleses.
Rasa» de OfiMlMiOy Mateo— ^'Sátira sobre las cosas que pasaban en el
Perú." (Librería del conde de Yilla-Umbrosa.) 1598.
^<ftilMÍMi de la nación de los Césares que se tienen por descendientes
de los náufragos, en el estrecho, de las nares que envió el
obispo de Placencia" y que cita el padre Qvalle en su historia
de Cuile.
UHhf Mr.— ^'Catálogo de manuscritos relativos á la América," en cu-
yo número 90 está el tercer libro de guerras del Perú, que se
aseffura ser de Pedro Cieza de XiCon.
Safatfa^ Fr. Pranciseo del - -''Relación de lo sucedido en la conquista
de los Andes del Perú por la parte de Cotabambas:" citada por
el padre Melendez.
SttÉétt» ' Fr. Alonso— ''Historia general de la orden de la Merced y su-
cesos del Perú." Madrid: 1618.
EMMial, Fr. Antonio— ''Historia de C^hiapa." Madrid: 1619.
Kfts AavIlaB» Fr. AIoüso— "Historia de la cruz de Carabuco y del San-
. tuario d^Copacavana." impresa,. Lima: 1621.
Rcéti'ieXeaB» Juan-<-"Relación y descripción de las provincias de Ti-
puani Chunchus; y Paytiti. impresa, 16S4.
Bc1mI«ii de. lod caaos notables sacedidos en Lima, y como la armada de
ElspaSla bario á los Holandeses en 1625.''
Aeynagft Buzar» 1>. Juan de la— ''Primicias del nnero Mando." 1096.-
"]>el oticlo de protector general de Indios."
'1tclaci«ii de sucesos del Perú en el gobierno del Virey Gaadaleazar.'*
(Librería de Barcia.) 16S6.
'^SelaciMí del terremoto del Cuzco en 1650.'' Impresa en 1651.
"BtimctoB de materias toeautos al Perú y al estado en que el Virey Sal-
vatierra lo dejó á sn sucesor." M. S. en folio. 1655.
RiTadtonelr^^ Antonio Joaqain — ^'Compendio sobre el patronato Real.*
Rocha» el Dr. Diego Andrés — ^'Origen de los indios del Perú y M^l-
co." Lima: 1681.
Uúáripaitit el Padre Manuel — ''Compendio historial é índice crondlogi-
, . co peruano desde el descubrimiento hasta 1684:" impreso en
16^.-~<'Historia ilustrada del Marañon," impresa 1684. Batán
insertas relaciones muy importantes.
HtSy Fr. Domingo—'Tida del obispo del Cuzco B. Fr. Joan So-
lano."
Bniz étí Corral» Fr. Felipe — ''De asuntos eclesiásticos de las Indias,*
''Relación de las misiones de Mojos." Impresa en Lima.
Rodrli^Cz Tona» el padre— "La relispon seráfica en los Andes." ÍL 8.
RogglenlWodes— "Su viaje y descripción de las costas del Pacífico."
1712. — Se inserta una relación de los paises del Estrecho, saca-
da de la historia de Chile por OvaUe; y se refiere Roggtísrs al
viaje q,ue hizo en 1696, Bocnene Govin de San Miúd.
Rolkiof — ^"Yi^jes del almirante Anson." Londres: 1748.
RaynaMj Guillermo Tomás — "Historia filosófica de las Indias." Amster*
dan: 1770. Ginebra: 1780. í Edición que fué condenada.)
^'Ruon de las aplicaciones que se liicieron en Lima de todos los bie*
' nes de los Jesuítas." Impresa: 1772.
Roberteon» Guillermo — "Historia de América." 1777.
Rozabal y Usarte» D. José— -"Tratado de lanzas y media anata."— Títu-
los de Castilla en el Perú. 1792. — "Colección de mas de don
mil reales órdenes" — "Disertación sobre las monedas de Amé*'
riCa." — "Origen de la introducción de negros."
ReqnCBaí D. Francisco — "Informe al Hey^ y cartas al padre Sobreviela
sobre el territorio de Maynas." Descripción de esta proviucia,
1792.
"Reladóliea de diferentes autos de fé." [Biblioteca de Lima.]
^Rolaclonoa de recibimientos de Vireyes, de exequias reales y de prela-
doa, de fiestas reales, jura do Keyes, oraciones panegíricas y
fónebres." (Colecciones de la biblioteca de Lima.)
BMÚZ9 D. Hipólito— "Quinología. Madrid: 1792— "Opúsculo sobre la
coca."
'^Rdadoii de los pregresos de los misioneros de Ocopa." lima: 1790.
<<Roportorlo Amerlcaiio»'* periódico. Londres: 1826.
RiYjft AgfBuer^ D. José de hf— ^'Su manifiesto sobre la época en que gp*
bemó." Londres: 1824 — ^"Memoria al Congreso desde Acibe-
res." Santiago: 1828. .
AOSlrcfO, D. José Manuel — "Historia do la revolución de Colombia.''
París: 1827.
Rj^iridÜBg^ Mr. — ^'Investigaciones históricas sobre la conquista del Per4
i& por los Mogoles." Londres: 1827.
RIvoro» D. Mariano Eduardo— "Colección de ipemorias ci^tíficaa^''
Bruselas: 1857— Antigiledades peruanas." Yiena: 185Í.
Rovista do Llniay 8 tomosy con antiguas noticias." Lima: 1869:
Ratatttilf D. Antonio— "De la confluencia de los ríos Mautttro y Apu-
jincmc,"
'^MdMiMl hÍBtórioa de log biicmos do la rebelión de Tupac Amara con
ffrau número de documeuioe que compreudoB todo lo acaeci-
do eutóncod en el Alto Perú.'' (Compulsión ¿e Odriozola: to*
mo IV Lima: 1863.
*^ftebMtoiMi anónimas de terremotos acaecidos en Lima:'' 1874.
^9 Jnan de — Belacion. M. S.
Ma ■ftrdB» D. fray Tomás de — ''Sacrificios qne los indios del Perú ofr»-
cian á BU8 Dioses, sus ritos en los entierros, y otras noticias.'^
BcftfU» Felipe — ''Belacion del proyecto de una sunlevacion que iban
á ejecutar los indios en Jaiga." 1565.
niMJa, fray Pedro— "Conquista de Tierra Firme, con los sucesos del
Amazonas, y hechos de XJrzúa y Lope de Amurre."
fl«y«B| Femando— "Cartas al Virey Toledo y á la Audiencia de Char*
cas sobre la guerra de los Chiriguanos." 1587.
Pedro— "Belacion de la Conquista del Perú:" impresa en ita*
liauo por Bamusio.
Pedro— "Belacion verdadera del Perú: trata de sus primeroa
Obispos, del gobernador Gasea y otras cosas." (Librería d»
Barcia.)
8|alá*9 Juan— "Navegaciones de América." Francfort: 1591.
SaniiiteTaB Os^rio^ Diego— "Poema continuando la Araucana." 1597.
StVM 4e WMif D. Pedro— "Pareceres sobre las minas de CruancayeUea,
su labor y utilidad." 1608. (Librería del Bey.)
Suuras 4f Flgneniaf Crístóval — "Hechos del Vifey D. Uarcia marqués'
de Cailete." Madrid: 1613.
SasalbrlA» D. Gabríel Gómez de — "Belacion de los alborotos de Potosí y
Charcas desde 1620 á 1625." (Museo Británico.)
SUvAf Nnfio do — "Viajes del Almirante Drack en el Pacifico^" 16S&*
(Librería de Barcia.)
jtalilMI y f ^dova» fray Buenaventura — "Memorial de las historias del
Nuevo Mundo del Perú y cxelencias de su capital." Lima:
1630. — Otro "sobre el deber de dar protección á los indios."—
"Discurso al Bey sobre el márito de los americanos y su dere-
cho á ser premiados." — ^"Vida de San Francisco Solano," oon
muchas noticias. Madrid: 1643. — "Belacion do las operaciO'>
nes del almirante holandés J. Heremitee Clerck y sus ataques
al Callao y otros puntos en 1624."
MénaM ftWtjrtLi jD. Juan de — "Derecho de las Indias, y de su justa
adquisición y retención:" en latin, 1629.— "Política indiana."
Madrid: 1649.
NUi y f aleBiaetaf Pedro^"yida del Arzobispo Almanza.^' Lima: 164&
MlnuUM y f ciasco» D. Alonso— "Panegírico de los doctores y maestros
de la Universidad," Lima: 1^3.
8flicfl#f Teodoro— "Discusión de los argumentos d(d libro de Menásseh-
ben-Israel. V. 1661.
SMWtely el padre Alonso — "Catálogo de muchos tratados sobre cosas
de América, potestad de los vireyes, y conquistas, tributoa
&,:" Impresos por el padre Colín en su "Labor evangélica."
Sfüicrf 9 Jorge — "Su entrada por el Estrecho, y operaciones en el Pa-
cífico." (Librería del Bey.) ]
<'8lM4alet del Arzobispado y Obispados del Perú."
BnmáéUtQ fiamboa» Pedro de — " Vií^e del Callao al Estrechó de Maga-
llanes en 1579, y noticias de su posterior espedigion para po-
blario." Madrid: 1708. , .
Muar» D. Tomáa— "Defensa del Virey Obispo Ladrtm dé Guevara en
el jaicio de su residencia, 9011 machas útiles noticÍAS.^ Imprc
sá: 1718^'*InterpTetacion de Ids leyes de IndíM.^
ff el pfiídbw Joflu José— '^^da. del V. Alonso Messia^'* con neti-
cías históricas. Lima: 1733.
Máffmuá%9 J>^ Qeórónlmo— "Relación del estado de la mina lial d«
Gnaaca^eUcaenlTde." Lima: 1748.
MtMMMTf Alonso Pérez de — "Informe sohre el estado del mineral y po-
blación de Botoéf.^
MkrailcUf el padre Manuel; y Narciso Bitíteeld-— '^Vii^e de 1791 por el
interior.'' París: 1809.
UfitmMf el Virey D. José de la— "Manifiesto contra el general español
Olañeta." Cnzco: 1824.
8tt0f cnst«9 W-— 'listona de veinte afios de residencia en el Perú f
CWle." Londres: 1825.
wUm
TrttHltoi Dfé^o-^'Relacion de la tierra que descubrió Pizatro en el Pe-
TÚ." 1571. Escrita por encargo del Virey Toledo.
T^Mf». .D. Francisco, Virey— *K)rdenanza8'' que dictó. 1572.— "Memo-
rial del Perú.» 1581.
TontMf el padre Diego de — ^^'Cdinentarios del Perú" — "Breve relación
del fruto que se recoje de los indios:" en italiano. Roma:
1608»
Taro, . Diego de— Comentarios del Perú.'' Maguncia; 1604.
TrtfijCHiada^ firay Juan de— "Monarquía indiana^" or^en, descnixrí-s
mientes, conquistas &, 22 libros. Sevilla: 1615.
TuiayO ép ¥argas» D. Tomás— "Historia Eelesiáatica de indias" haetft
1635. Continuó como cronista las obras de Herrera y Pnlgifr.
TciCfra* D. Pedro— "Relación de su entrada al Pera por el Amat^niia
en 1639."
TMiay*» Garcia der-t^Relaclon que de Lima dirigió al principe de £s-
quilaohe sobre el buen estado del Perú.'' Méjico: 16».
TMr«#g#Mj TomáQ— "La América:" probabilidades de que los indios soa
de origen hebreo. 1650.
l%frM| íhiy .Bernardo— "Crónica de la orden de San Agustín de Lima."
' ^ 1657.
Trt$ padre Guillermo — "Misiones del Marafion:" noticias históri-
. cas. 1731.
Tafaltaf D. Juan — "Observaciones acerca de la coca.
Tan»» Felipe de la— "Cartilla mineralógica."
T«nMlf el padre Luis— "Tratado de la idolatria de los indios." Escrito
en Lima.
<<Tnited« preliminar de limites de los países de América pertenecientes
> li Bsp^a y Portugal." Madrid: 1777.
I, D. Mariano — "Historia de la revolución Hispano-americana."
Madrid: 1829.
WKpump H — 'biblioteca Americanai catíflego de obras rela-
tivas á la América desde su descubrimiento hasta 1700." Pa-
rís: 1837.
falteráe» Ftev Vicente — "Relación de la guerra de Pizarro y ' Alma"
gro." M. S.
W«lMüf ó Guillermo SUvio.— "Historia del Peni/' en alemán: 1563.
Vargas B«c«Imi% Juan— "Relación de los sucesos do Macas." M. S. [Li-
brería del Rey. LV. Durqui.]
Tillanr^elí el JSacionero— ^^Memorial al Virey Toledo eobre Us eostnm^
bres del Perú/' y como podrían los indioa ser mejor eustCMiü
y gobernados: 1578.
falfra, el jeadre Blas— ^^Histoiria de los Incas ^ del impeMdsl Be«i^
sns costumbres y pacificación: refundida, en los Comentarios
reales de Garcilaso. ." ; \
f aétncí» B. Francisco — '-Relación de la pomada de Qmag<ia, y alza-
miento de Gozman y Aguirre:'' inédita. .v :
W^wer» Juan — 'K^omentario del conocimiento que tayieron los anti-
ffuos. del nnevo mnndo/' impreso: 1605. ■■ ^
f ef «f Garcilaso de la— ''Comentarios reales.'' Lisboa: 160&— "Histo-
ria délas Floridas." París: 1G70.— "La Florida del inca." TütMn
dúio y dedicó á Felipe II. — "£1 indio de los tres diálogos de
amor de León Hebreo^" que la inquisición mandó recoger.
VlMf Fray Nicolás — "Memorial de la provincia Agustiniana." Til-
ma: 1645.
fOlMcrMl»JE^yG^par— "Gobierno eclesiástico:", con muchas notóla»
históricas. Madrid: 1657. — "Derechos delo8AmerícanoBJ''¿8ér
considerados y premiados: 1636. < ^ ' ,-
f eg Ay Bernardo de la — "Relación de las grandezas del perú:"' 1661. ^
feftbi Ltam») D. José — "Norte de h^contrataciondelas indias." Seví*
Ua:1672. ... *
f alYcrdé) Fray Femando — ^'La Copacavana," poema sacro— otras obras
que salieron á luz en Limay en Europa: M. S.
fasCMMelM» éL Padre Simón — "Crónica de la Compañía de Jestis:'^
1673. — "Descubrimiento y descripción del Brasií," impre-
so: 1668.
f aten» Francisco — "Dictamen acerca de la mita de indios' dé Potosí,^
con muchos datos historíeos, impreso en Lima: 1680.
faMély Padre Rodrigo de — "Poema nistórico de la fundación y gran-
dezas de Lima." Madrid: 1687.
f alMMbUM» Vicente Miguel — "Continuación de la obra del Padre Clau-
dio Clemente/' adicionada por D. Diego. Joi^ Donu/sn 1689^;
TargM HaehMA» D. Bernardo — "La muicia indiana." — "La apología y
discursos sóbrelas conquistas de IJas indias, contradiciendo al-
obispo Casas." La dedicó al Virey Montesclaros. No se permi-
tió su impresión.
fietett D. L. — "Descripción geográfica y estadística de la proyincia
de Santa Cruz de la Sierra."
faaiterif el padre Jacobo— Poema latino "PrcKUum ruMkwniP en 16^ U^
bros. París: 1710.
Talenzacla» el Dr. Francisco— "Discurso sóbrela paga de los presidiarios
del Perú." Imraeso en Lima.
DllMf D. Antonio, y D. Jorge Juan — "Relación histórica .del vi^je á
la América meridional." Madrid: 1748. — "£ntretenii||ien|;^
americanos." Madrid: 1792. — "Memorias secretas:" las publi-
có David Barry. Londres: 1826. — "Disertación hiatórieo-geo»
^;ráfica sobre la demarcación de límites de los dominios ame-
ricanos de España y Portugal." Madrid: 1749.
falaáÍArM ét BdttMayr» D. Antonio — "Semanario erudito de Madrid."
1787.
f dMe*» el abate Juan de— "Historia de Quito." 1789.
IJrHa y PcnttAy D. Pedro — "Apuntamientos históricos geográficos y
estadísticos de la provincia de Arica." — "Descripción proiya
de las minas de Guant^aya, sus productos &." (Mercurio Pe*
ruano.) 1792.
VBáBM, D. HipóUto— "Clima de Lima." Madrid: 1815.— 'a>isertacion
sobre la coca," Lima: 1794.— "Sobre las misiones de Ci^amar-
quilla." — "Sobre el tabaco y otras materias." [Mercurio Perua-
no de 1791 &.]
WattOB — '^Belaciou histórica y descriptiva de los carneros peruanos."
Londres: 1811.
flDakrilCy Francisco Fernandez — Traducción de la '^Historia del descu-
brimiento de América," en alemán, por Campé. Madrid: 1845.
flgily D. Francisco de Paiihi G. — "Defensa de los gobiernos y de los
Obispos contra las pretensiones de la Curia Romana." Lima:
1848, 1 856.— "Compendio y adiciones á dicha obra." 1852.—
"Los Jesuítas presentados en cuadros históricos." 1863.
TakUwla» D. Juan Gualverto — "Fragmentos para la historia de Arequi-
pa." 1847.
Yicnlla SlaclLCUia» D. Benjamin— "La revolucioc del Perú de 1809 á
1819," Lima: 1860.
fllla¥ÍcCBcl«, D.Manuel — "Geografía del Ecuador."— Nueva York: 1858.
Xeréiy Francisco — "Verdadera relación de la conquista del Pera,
y provincias del Cuzco." 1534: [Colección de Barcia.]
Xar^BCy Agustín — "De las iusignes misionos de la Compañía de Je-
sús," en el Paraguay: Panrploua: 1687.
Irayse» Padre Fraucisco Javier — "Historia de las naciones y lenguas
de la provincia de Mojos:" M. S. 1734.
TrizaiTly el Padre Fermin de — "Vida del padre Juan Alloza." Madrid:
1715.
Zarate) Agustin de — "Historia del descubrimiento y conquista del
Perú:" y de las guerras y cosas señaladas hasta la caida de
Gonzalo Pizarro. Amberes: 1555. Fué traducida á varios
idiomas,
Zamacola, D. Juan Domingo— "Derrotero de Buenos Ayres á Arequipa,"
con muchas noticias — "Historia del terremoto de 13 de Mayo
de 1684 en Arequipa." — "Diario de la visita del obispo Chavez
en varias provincias." — "Historiado Arequipa y sus pro-viu-
cias," desde Malta Capac, 1800, con datos importantes — "His-
toria de la fundación de la catedral de Arequipa con las vidas
de sus obispos: todo inédito.
A:
• ,• 9 • • \ T ••• • •• • •••
• ••••• •"• •• ••• •
ÍBAD E ILLAHA— El Db. D. Manuel— Nació cu VaUadolid en 1?
lie Enero de 1716. Fueron sus padres D. Juan Abad y D* Teresa Illana.
Ala edad de 13 años tomó el hábito de los clérigos reglares del candido
ÓT^en Premonstratence. Estudió filosofía en el convento de San Cris-
tóbal de rbeas, y Teología en la Universidad de Salamanca donde se gra-
duó de Doctor. — Fué maestro general. Definidor v Vicario, y tres veceft
Abad en el Monasterio de dicha ciudad. Conocia bien la historia eclesiás-
tica y civil, la geografía, y la lengua Hebrea. Nombrósele cronista y es-
cribió en dos tomos la obra * 'Varones Ilustres de la Religión de San Noi;-
berto, que se imprimió en Salamanca en 1755 y 58. Compuso otraw
varias de que dio noticia el Cura de Caima D. Juan Domingo Zamacola
en la vida de este Prelado — El Kcy Carlos III le nombró en 1762 0bi5it{>
de Córdova del Tucumau; consagrándole en Santa Fé de Corrientes 3
Obispo de Buenos Aires D. Manuel de la Torre el 2 de Setiembre de 1704".
Visitó su obispado sin reservar los lugares de mas áspero clima, ni las
mas lejanas reducciones de indios. Fué promovido á la mitra de Arequi-
pa en 1770 por fallecimiento del Obispo D. Diego Salguero. Pasó á Ch^-
le por Mendoza, so embarcó en Valparaíso, vino á Quilca y entró en Are-
quipa el 14 de Mayo de 1772. Fundó á i>esar de muchas conti-adicciones
el Colegio de los Padres misioneros de la Vüla de Moquegua con el priur
cipal designio de transmitir la luz evangélica á las Islas de Otaheti. 'Eri-
gió algunos curatos para la mejor asistencia do los pueblos. Fué ince-
sante en la predicación y en repartir auxilios á los necesitados. DIó ah
gunos ornamentos y adornos á los Santuarios do Caima y Characat*.
Imprimió una pastoral con motivo del Jubileo Sauto. Escribió cu defen-
sa de la inmunidad eclesiástica, en cuya materia sus ideas por ser dema-
siado rígidas, le ocasionaron bastantes disgustos. Falleció en 1? do Fe-
brero de 1780 — ^y so le sepultó en el panteón de los Obispos.
abadía — ^D. FEDRO-^Nacido en Navarra — vecino notable de Lima^,
comerciante acaudalado. Factor do la Compañía de Filipinas y en 181 f
CUipitan del Regimiento de la Concordia. Disfrutó de la estimación ge-
neral por su caballeroso trato y su afabilidad, dispuesta'siempro á obra;»
de beneficencia en lo público y privado. Tuvo oportunidades por su giro
do emplearse en servicio de muchas personas coadyuvando á su adelan-
to y bienestar.
Era hombro que unía á su capacidad abundantes conocimientos finan-
cieros y una instrucción sólida*quo, aunque no ostentada, sirvió en pro-
vecho de muchos — ^Y el Gobierno en los negocios graves do Hacienda
buscaba su dictamen que mas de una vez fué útil i>ara que las providen-
cias sobre recursos, fuesen menos onerosas y sensibles en los apuros fisca-
les que demandaban arbitrios extraordinarios.
Abadía concibió el proyecto de emplear la fuerza del vapor en la es-
Ijlotacion délas minas de Pasco — Él hizo traer las primeras máqniíias
para desagüe; y por real orden de 20 de Junio de 1815 lo dio las gracias
el Rey encomiando ese mérito que aumentaba los que ya tenia contrai-
dos— ^Abadia, D. José Arismendi, y D. Francisco Ubille eran socios en
esta empresa — ^Vencidas las grandes dificultades que ofreció el conducir
dichas máquinas, y las consiguientes á su plantificación y arreglo con in-
gentes gastos; empezaron á funcionar en Julio de 181() en el mineral de
Santa Rosa. — Los apoderados de la Compafiía que intervinieron en el
ensayo, fueron Ubille, D. Tomas Gtvllegosy D. Luis Anselmo Landavere;
v autorizaron el acto el Gobernador Intendente de Tarma D. José Gonza-
••! •••
É • ■ :aba
• •••••, «'^ •• •••
te ltíi¿aí *el ixiu ^Gteu he) btent>lBrr. D. José de Larrea y Loredo, eí C«r#
Tioaxio Ik* D« Santiago Ophelan, el AdminislTador de mineiia D. Juhi
tfatniél QtÓtiSfl^ y ^ DipnMo del ramo D. José de lÁab y lieáiñs.
Si ctta ¿^ Ims^ad tenia vaatae negoeiaciones enría india, ¿dü cuyo
ro Abádlk deseoso ¿el fomento de la aj^eoltura pemana^ éncar|;5
JttI tsiffias ád azúékrqtxé TécibiÓ de aquel país, y empezsaton á propagarse
'^ élniieJór ¿jdto, lo miamb que el granuuote qne en las Antillad^sé oo-
}cb por deOmmeáy á eoyo pasto que $e arraigó bien en las lúbci^dAS dé
eost^ se le denominaBb "y<m^fradia,"
líos tUtímos afios delGtobiemo Espaliol no pocos cómetiDÜftñtés euro-
jAéos dé mezquinas ideas, dieron en tildar á los Factores de Filipinas por
fift^fiecuente trato óon ingleses v norte-americanos^ basta aenaúios do
Iñdiféreutismo, porque no eran intolerantes ni aborrecían á los estran*
" ^tios. Por aí^üel tiempo el Virey concedía ciertos permisos á buqueS dé
' I banderas» como un me^o de aumentar inoresos, cuando el comercio
^iBxühsula estaba decadente por inseguridad en los mares.
A naves de diversas banderas eran consignadas á la casa de FiUpir
iteky Abadía conocedor del idioma inglés servia al comercio y al pais: pero
ttoltaba la envidia qué censuraba amargamente lo que entonces se fixt-
tendía j;K>f libertad de comelrcio. contraria al tranco esclusivo.
. D. Pedro Abadía nunca tomo calor en oposición á los intereses del
Ford; on cuanto á su independencia, como otros comerciantes espaüoles.
"^^ rada la vez la juró y nrmó la acta del cabildo abierto en Julio de
I. — Franqueó su dinero siempre que se le invitó á ello por las neéesi-
les públicas, é hizo donativos voluntarios. Considerado por el OeUé-
üal fian Martin y por el Ministro Unánue, lo comisienó el Gobierno para
éniteader en diversos asuntos, y prestó su importante cooperación al fot-
marse cd nuevo Beglamento de Comercio. Anadia era español, rico ypa-
die de una distinguida familia. — ^La felicidad de ésta, sus ideas liberalec^
▼ él conocimiento del mundo, estaban de por medio para no dúdaf dé Ssr
Dueaa íé en. obsequio de la Eepdblioa. Así era en .verdad, pero por lo mis-
too estaba espuesto á contrastes en una época azarosa y de escándalo
por los abusos j manejos de espías y acriminadores.
Acababa el £¡jército español de apoderarse de una gruesa cantidad de
fUnero perteneciente á Abadia, y con ocasión de este £acaso creemos que
A trató de documentarse y perseguir la propiedad que no debia abanao-
nár — ^Una de las partidas de guerrilla tomo á un religioso de la Merced
que viajaba en dirección sospechosa — ^Éste declaró que llevaba corres-
pondencia de Abadia páralos realistas que se hallaban en el interior.--
La delación tenia diferentes visos de verdad; mas en el fondo existia
uña calumnia abrigada por hombres mal dispuestos y arbitrarios que
pusieron á Abadia en prisión, y de hecho se secuestraron sus bienes. —
Abrióse un juicio por un Tribunal compuesto de un Jefe militar de su-
perior graduación^ y varios Vocales de la alta Cámara de Justicia. — ^Yia-
io que Abadia no habiaentrado en asunto alguno político con el enemi-
go, y que sus miras no se encaminaron á ninguna dehncuencia, dichos Jue-
ces le absolvieron completamente. Pero fué en vano ese &II0, porque el
^Cmistro que sin esp^^rnada, habla dado soltu^ al Merceoario, dictó
&den para él destierro de Abadia que al efectuarse, le causó una ruina
positiva. Mas taxde él tiempo, que por lo regular pone én claro lo que pa-
rece mas oculto, y destruye las apanencias, descubrió que Abadia nada
idzo eñ dafio del nuevo sistema político, ni tuvo intención de incurrir en
tina'punible falta que estaba en oposición con sus convicciones, con siz
modo de vivir, j con eus propios intereses^ que no habla de poner sin ne-
cesidad én inminente peligró.
ABA 3
EegEMó p. Pedfo Abadía al paU acabada la goarra: «u enridiada £»r<
t«pa ae bailaba en danejaiite aalado; al resto da aa Tída tavo que ana-
fieaila aa litígioaeoiitra algu^oa da ana &iimaroaoa dandoreí^ y raoiq^
rar la parte paaible de soa ooantioaaa pérdidaa.
FaUaeié aa lama en Dioáembre de 1833. Fwá casado con D^ Tomata
Enea, bijada Í>. Joeé Antonio de £rrea da la drden de Gálatrabaí co«
BMieianta ai|tínoy muy distinguido: y da D^ Isabel^ bya da O* Mtoh
niaBodxignea del Aeno, Prior áSí Tribiinal del Gonaalado en el afto ^
I77S. Eran tioa snyos D. Jnan Bantista y D. Joan de Oyanaval y da*
T^ el 19 Factor de la CompalUa de Filipinas, y el 2? Soperintendanta
da ]|ieaaa,de Moneda de Linaa y }umaaaio del supremo Consejo da Hai^
aifildap^XTn henaano de D. Pearo militó en EsmSu y íiié Teniente Qa*^
iMfal despoes de la contienda contra el imperio I^ranoes.
iBttCA«— Sl Db. D. Fsasicuoo dv— nacido en Asturias.— Vino á U*
IMdalaqnisidiNr en el afio 1781 v lo fué basta 1816 én que se jubuAt
Mf» pcUBionado da la Orden de Cwdoa m. del Oonsejo y Cámara da Iúk
dUpa* y ^anorario de la Suprema Inquisición. Asegoírase que Abarca en
}as Juataaqued VireyAbascal celebraba firecuentemente coa motlTO
dba )a guerra de la Inaependencia, opinó siempre porque el Ckibiemo sa
liaátara éaoatttierel territorio del Vureynato, sin eu^prender foeradaél
alBgaaa cpetacioii mi]itar.^*Creia que de esta numera les Estadoa Teol*
noa aaanaiqaiaarian agotando en breve sus recuxioa.
ABIBCi— D. Isidro ds— de la Orden de Santiago-^Conde de San lal*
dvo como marido de Df Boaa Cossio. Fué Prior d¿ Tribunal del Couau-
lada an dneo periodos, el primero en 1785, el Utimo en 1799 y *^««^<"-
Éndor del Tribunal de Minarla an 1793.— Su beimano D. Joaquín Aata-
alo^ también cruzado de Santiago. Alcalde ordinario de lima en 17tt
4aatayo casado con D? Maria del Carmen Ángulo, b\|a de la citada W
Boaa y de D. Gerónimo Ángulo, Conde de San Isidro, icualmaate Alcat"
de y Prior del Consulado. D. Isidro fué en Ldma él pnmer factor ó di*
Sitado de lá Compa&ia de Filipinas, creada por decreto real de 10 da
ayo de 1785.— Véase San Isidro.
ABASCAL Y SOIHIA— D. José Fernando— Marqués de la Concordia, Vl«
rey del Pera— CabáHero profeso de la orden militar de Santiago— «aaió
el dia 3 de Junio de 1743 en la ciudad de Oviedo capital de Aaturias,
Hizo aUi sus estudios hasta 17G2 en que con motivo de la guerra con
ladran Breta&a y Portugal, entró á servir de cadete en el regimiento da
Mallorca. Bespues perteneció á la Academia militar de Barcelona y da
ella pasó al regimiento de Toledo con el cuál, ya de subteniente, aa am-
barco en 1767 con destiuo á la ffuamioion de Pu6rto-Bico.^-De regreso
aa bailó en la campa&a y batalla de Argel en 1775.— £n seguida ei^edl*
eicmó al Bio de la Plata á ordenes del general D. Pedro Ce valles y estuvo
«n la toma de Santa Catalina y ocupaeion de la Colonia del Sa<¿ameato
«aya ciudad y fortificaciones quedaron entonces destruidas de órdea dsl
Be^ [1777]. A su vuelta á Espalla sirvió en las guamicloues de iníliii-
tena déla Escuadra combinada basta 1781 en que visjó á la América
por tercera vez con el fin de tomar parte en una expedición, que se pre-
paraba en Guarico [Santo Dominso] y no IIcró á tener efecto.
En loe a&oa que traacurrieion basta el de 93 en que se declaró guaira
A la Francia. Abasoal desempefló comisioneB en los ramos de ecoaomí»
y tActioa miUtar. Fué ielé del tercer batallón del regimiento de TqWdo
que la debió an instrucción, y maniobrando en presencia de Cérica iV la
4 ABA
concedió el grado de coronel en el mismo campo. Organizó y disciplinó
consecutivamente un Tejimiento titulado "Ordenes militares" y con su
segundo batallón asistió á varias acciones en el ejército de los cirineos
en el cual ascendió á Coronel y á Brigadier.
Destinósele eji 1797 do Teniente de Rev á la Isla de Cuba para que
coadyuvase con el Gobernador Conde de santa Clara á fortificar la Ha-
bana, encargo en quo dio pruebas de su inteligencia. De allí pasóá Nue-
va Galicia [Guadalajara en Méjico] nombrado en 1799 Comandante ge-
neral, Intendente y Presidente de la Audiencia.
En este elevado puesto civil y militar, Abascal dio á conocer sus ta-
ffentos para el mando y adelantamiento de los pueblos. Dio ensanches á
la. instrucción primaria, emprendió obras públicas, esta bleció policía y
persiguió loa vicios. Pacificó el país después de sofocar el levantamien-
to de un gran número de indios.
Promovido íí Mariscal de Campo fué nombrado Vlrey de las Provin-
cias del Rio de la Plata el año 1804; pero antes de hacerse cargo de este
destino se lo confirió el Vireinato del Perñ. En su navegación fué pri-
sionero de los ingleses y conducido á Lisboa de donde salió para el Ja-
neiro y Buenos Aires. Venciendo un largo camino desde la villa de la
Laguna en el Brasil hizo su marcha por tierra hasta Lima. En esees-
tenso tránsito tuvo muchas ocasiones para conocer el país, observar su
territorio, las distancias y situación de los centros de recursos, y formar
concepto del estado de su moral, civilización é industria; estudio que de-
bía serle de utilidad en su Gobierno y que el tiempo acreditó luego ha-
berlo hecho con aprovechamiento.
Su ingreso en la capital del Perú se verificó el dia 96 de Julio de 1806,
y su entrada pública el 20 de Agosto. Según costumbre antigua los vi-
reyes eran recibidos en la Universidad de San Marcos donde oian su -pRr
negírico en una ostentosa función. Abascal no aceptó esta ceremoniar,
evitando con su moderación los cuantiosos gastos que ella ocasionaba.
Este Virey unia á su saber la voluntad mas resuelta para llevar á buen
término sus desi^ios administrativos, ejecutados siempre con una per-
severancia supenor á las dificultades. Comprendió que había encontra-
do en Lima una sociedad respetable por su ilustración, fortuna ó influen-
cia, y que podía manejarla por medio de estímulos y de corteses come-
dimientos, para que cooperase activamente á los fines que se proponía y
serian luego objeto de su política.
Bien alcanzaíba que las ideas desarrolladas por la revolución francesa,
el ejemplo dado por las Colonias inglesas en el norte de América, y las
gravísimas complicaciones y sucesos que todo lo trastornaban en Euro-
pa, eran una acumulación de peligros y tentaciones que, aunque fuera
lentamente, habían de mover los ánimos en las posesiones españolas del
Jíuovo Mundo, donde el espíritu del si^lo tenia que penetrar y esparcir-
se inevitablemente. Abascal so formó el plan de anticipar á la época de
conflietos que preveía, una serie do hechos beneficiosos que. si por una
part-o halagaran diversos intereses, y distrajeran la atención pública,
por otra le crearan un alto prestigio, atrayendo hacia su persona el aca-
tamiento y gratitud general. No se equivocó al estudiar y juzgar una
capital engreída con sus merecimientos, y doude campeaban la sinceri-
dad y las ideas caballerescas entro lo sano y moral, que abundaba en su
recinto.
La rectitud y acierto de un conjunto de providencias de clara utilidad,
las mejoras enl o material, las reformas saludables en orden á policía, Iíw
obras públicas denecésidiid y ornato, el favor decidido á la instrucción,
>» saga<»idad y el modo» de disponer y dar coloridos ventajosos á los pro-
ABA
cedimieiitoe del Gobifinio; estos fiíenm loe elenentoe que empleó el
tro Virey pora hacerse respetable, y Uenarse de admiradores y amigos.
Hacia pocos meses qae haUándose la ciudad consternada por los es*
tragos de la Tiruela, se habia recibido la vacuna remitida de Buenos Ai-
res, y lográndose solo en nn individao se iba trasmitiendo á otros con
buen reraltado. Estaba ya en Lima el médico D. José Salvani, venido
de Ei^allA para diíondirla en el Perú: y el Virey tomando parto en elen-
tosiasmo público, creó en 15 de Octabre de 1806 una Jnnta cenloral con-
servadora y propagadora del benéííco fluido vacuno presidiéndola él,
dando un pnesto igoal al Arzobispo con títnlo de Co-presidentoy y el de
Vicepresidento al oidor D. José Baqoíjano: foeron vocales el Aloalde de
mmer voto, el síndico procnrador, D. Antonio de Elizalde, el doctoral
D. Pedro Gutieirez Coz por el Cabildo Eclesiástico, el Brigadier Mar-
qués de Montemira x>or el cuerpo militar, el contador mayor D. Antonio
Cbacón, D. Francisco Moreára y Matuto, el cura de la Catedral Br. I>.
Juan Antonio Iglesias, y secretarios, D. fSrancisco Javier de Yzcne y D;
Manuel de Gorvea siendo médicos consultores los Doctores D. Pedro Ba»
lomo y D. José Manuel Dávalos. En las capitales de las provincias, [hoy
Departamentos] se eri^eron en soRuida las juntas correspondientes.
Esedia se hizo también memorable en Ldnia por haberse recibido no-
ticia de la reconquista de Buenos Aires el 12 de Agosto venciendo á las
tropas inglesas, y quedando prisionero el General D. Guillermo Carr Be-
restbrd que habia tomado dicha ciudad con la fuerza de dos mil hom-
bres en una invasión de sorpresa el 27 de Junio de 1806 en que fué inútil
el deseo popular de defensa, por la incapacidad del Virey Mariscal de
campo Marqués de Sobremonto.
Abascal á su paso por Montevideo y Buenos Aires, viniendo al Perú,
manifesto á las autoridades la uijente necesidad de reformar y aumen-
tar las fortificaciones, puntualiz&doles los mejores medios de segnridad|
y comunicándoles los datos que tenia adquiridos para contar como cier-
to que los ingleses emprenderían serías hostilidades y ataques contra la
América española, sobre lo cual ya desde el Janeiro habia dado aviso á
Sobremonte. Xiuego que Abascal supo la pérdida de Buenos Aires, hizo
prevenciones en todo el litoral, y envió ñierza y pertrechos á Chiloé.—
£!xcito los ánimos de los peruanos con recuerdos honrosos, y mandó se
alistasen en las milicias todos los que estuviesen para ello expeditos:
pensó ir personalmente por Chile con una columna á fin de reforzar-
se allí y seguir hasta Buenos Aires. Opúsose con graves reflexiones la
Junta de Guerra que se celebró en Lima; pero no obstante avisó su mar-
cha al Virey Sobremonte, y que en caso de no poderla practicar, enviaría
al Brigadier Sub-inspector de Artillería D. Joaquín de la Pezuela con
cnanto auxilio fuese posible. Cuando los preparativos se activaban^ He*
gó el parte de haberse recuperado aquella capital mediante las hábiles
disposiciones del capitán de navio D. Santiago Liniers.
Mas como los enemigos se conservaban en el Rio de la Plata y podian
con nnevas tropas ejecutar otro ataque á Buenos Aires ó á Montevideo,
^Abascal á pesar de que el Virey Sobremonte no creia ya necesarios otros
'recursos que los de numeraiio, ordenó que ademas de cien mil pesos que
estaban en camino por la via del Cuzco, se enviasen doscientos mil
de las tesorerías de Arequipa y Puno. Por la de Chile remitió mil ocho-
cientos quintales de pólvora, doscientos mil cartuchos, doscientos quin-
tales de balas, otros doscientos de plomo y tres* mil espadas.
£1 valor de estos artículos y además el diuero, componían la suma de
medio millón de x>esoB, y todo llegó pronta y oportunamente á su desti-
no empleándose luego en la heroica defensa de Buenos Aires que. pro-
6 ABA
racislaMia lift)>ia tcauooqjoMdari QAaMm noctuncr do los l«|^eM9
4iL3do FalirerD de 1807.^-hDíM!v:k)6 liéia Abitfcad «I «oqJHwwr q«t so
álniriaai imavM hoBtíHdadiwppg lonteme qua laaanBMínslMM Abiivi^
■do buDÜladaA. £1 Qeneral witbelak con dice mttbofabw Jnwo ánB^m^
barco elSS de Junio, v ea m atoque á Bmenos Acras m le xeehaa^él 7d^
Julio de 1807 en qoA la Yiotoria toé eottij^eta para loa que defimdian I»
fifodad 7 babiaa soñado antes algunos golpes advessos. Los ingleses se
«stiraren del país en onmplimiento de nn oony enio eelebrado con itinJem
eneaigado del alto mando militar, peír baber sido depuesto el Yirey 8q*
bwmonte en ^irtad de la yolontad general, desde el 17 de Febievo^ que-
iandoél Oobifitno á oexgo de la Auoienda-^^EBta babia antes preloMll*
do qite Absflosl venñoase sn marcha á esa Capital; mas el Viiey no pu-
disndo baAerlainyitó al Marqués de Ajilés sn aoteoesor, para que roerá
á eneargarse de aquel Tireynato. Lo repagad el CabUdode Bnenos AiMS
dando snsraxoneByj Ajilés de stt parte paso algunos inecmvenieiites:
todo qoedó sm efecto p«ff baber sido nombrado de Beal drden el Gomail^
dante General Linieis para eneargarse de dicbo vireinato interinamen-
te T segon el érden de sacoesion que aoababa de establecerse.
Abascsl para ampliar sos socorros, y á petíeion del Cabildo de Bnaaos
Aires, biso pablicar en todo el Perú on bando de invitaciaii para un do*
natiTo qae pronto se realisó en una cantidad qoe biso salBr é seteeieft*
tes mil pesos el total de los auxilios enTiados liasta entdnoes. £1 Cabil-
do de Idma prob^ando al menor de los b^os de Liniers, le asignó una
pexision de seíBoientos p«fl08 anuales qoe deberla gozar basta qae to-
mando carrera "padiese imitar las virtades de sn padre."
£1 Yirey diéde sa ingrese en lama se ocapó empeftosamente en pre-
pararse para resistir á&s ingleses que con rasen calcalaba biciesen al-
guna incarsion por el pacifico fiados en sa preponderancia marítima.
SnTió pólvora y otros pertreobos á Cbile, Panamá y varios puntos maa*-
Beeonoeiólas mrtalesas del Callao y las costas inmediatas á la Capital.
Aeerdó y puso mano á todas las mejoras que pedían las fortificaciones^
tin olvidad las murallas de Lima que se bjülaban en deplorable estado.
Bn los castillos del Callao biso muchas obras esteriores, m^oró los ma-
ros por el pié del foso para darles mayor altara. Fabricó un almacén
espacioso para guardar efectos de parque con orden y seguridad, pues es^
tañan colocados bi^o ramadas<^Hiao construir otro para víveres déba-
le del terraplén; y un algibe capaz de contener agaa para dos mil bom-
tues en caalxo meses.-^Tambien ordenó formar un acueducto desde la
tt^h de agoa al muelle con cuatro ca&os que la proporoionaraa á los ba-
Ses sin mas que acercar sus lanchas, y así se logro hicieran aguada coa
orro de gastos.
Últimamente mandó demoler los ridículos remates que teniaii loe
torreones como adorno, y en la plaza que en ^os quedó liore, sitúo arti-
Hería de á 24 para aumentar los medios de defensa— Quiso destruir los
edificios de partieulares, pero defó de ejecutarlo por la alarma del eo^
meroio y sus clamores conítra dicha medida que tuvo que suspender-^
Abasos! proyectaba estingoir todas las qoelas abriendo un canal de sik-
fieiente extensión para que por él entrasen las lanchas desde el muelle
basta Bellavista donde babna ana dársena para que se verificase la car-
ga y úeBctacgg, prohibiendo todo tráfico por á muelle: con lo que por pro^-
pia convenienoa se levaptarian casas y slmacenes en dicho pueblo mas
próximo á Lima.
Sn cuanto á las costas inmediatas á la capital cubrió con artillería y
gaandcion la caleta denominada '* Achira'' tras del cerro de Chorrillos; y
ABA 7
«%MfltdAttntM»eMi4to por á^^mntú, tutn panto wamttnmm^wl fallir
ftili^lfefeotlAért Tiiiar^** mammotmfmmtfimnlm léj^ FdBUllMédl
iátáíik>jíaaA>«ÉÉ^Uad» AMteMn inwnlliiMeel aíbapáó-
eontinuár la gneo». fisto «la eaibigo ds lumbar aooraáoo **»*"«•»
16 MMMendeste al «ortcb d» I» Oivdaá, »ul «unte tevien qoAsnficíT
««roe, p«MaBaáae«Nipódé«a j^revliiioiiá ánd» qi» no la aoffiín— tinimi
inad^BÉtid^y iiiiiga& M*Mittiettto»
Para raparar las imoaflaf .«in eoatycoiMtor él Stezio, nsovidñiflifi aa
ü9deAiraatodel807aii«|^arto4«l«i olwas «a «atoa téaniiMs: Al Alxb*
InsTOj Ai^iMa SMaaááatíoO) élat» j lioiíastariM de au^
al Cabildo ada» Iiiqqáaidi>nll> Cununlaia 8» Tfibanaldd ifiMríayaiía
JhEKvca tíñá| IJbitenldad ted» d Ida a«Kt«n^
AM8Í2B 7 kk Mtaaad ttaa: CaaMÉiia d* iMainnai^^
•loa fcacetidádae da laa WiiiiilttiíaiaanajjwatalmaBairfadéEeladada la
g^ErtüMie, ané> P. RañaJaiaTlíÉ^tioada Uiiaia> a^o;la oafiádiadé laG^
fi^o^laGi^ga&etaldaaÉÉMiMyíiao. I*r<Ailjfeai Viira^ taJa attliMa dé
j^isala^ y al anflMlito del pfaaio da teadatah
^eq?1«idaaetotaaoliBusiim«iAteiattairtelaiitaa,Ée enpcendié al tcalM^á
41» daré algaaoa maaca, 7 qaá el Titasr piaaaimiaba ^ Tigilaba aaida»-
mante. Se poao «apadito un camino añono por todo el xaetnto intarW^
«eástniy^deaa firaébaa paentaa, y aq^Mtfando aMmtonaa dé eácoaalÉPoa.
Sx> aiÉndo ae praotM par ftuHa da loa araiaa y t¡M£náxmé dilacaatoa
Mea en detwñiMaéN faii^}aa-Blia ÉrowJIa nueTadel ladodeMaiiaesMi
%é leraiitG eoateiadaaaal Mfetaaott donafei^oa del TaomdazBo ^na maata-
^ndaieteiBilpaaoaw Edmetfrenaa «deinaa almaoaaea en laa golaa de daa
%iilii«fteaparaeldefMtoyaportiiBadlatHli«oioB^dBlapdlto» oaaa
j^eeieo, y ee Idao <aai da iwiifv la ttartada de0tiadaln^
La Ihensa dé qae ea éaaaellWttiataneiaa podía diqM>neiBe, conataba da
«teto m^ deaeiaQtoaiAfiMilea, tVBaeiantoa artUlaioa y mil ochenta caba-
UoB eomponiendo un fatal de ocha mü qidnientoa ochenta hoinhfoa ezia-
tmteñ ^ la Cantal ■ Bl tag^aiento BsaL da Lima deapnas de ánmentada
«cniía dde mildoaeiültoa vat^anoÉ-^^ Batallón diacipUaado del *<]Uumb-
i!i»>''ld06,el dePtodaaUOOy ^dáMoiaaoA 9Xk y l,50Gifliftntea rnaadalo^
«iierpóe de tBiliciaa da laapfovkiaiaB oetMoaa. En oaballeria al icjimiab-
to^I>Tagone8d6lani4f<^nnaba600: ün eaenadñn de CanbayUo 150. ot»
de Ohaiicáy y Hnaiva 10Q,-hb1 da Fardoa 160, y el de morenaa 80. Hábia
tiunbi^ unbataüondeloaaierciooonSOO puuuw. De eate lyánúto ana-
sia ^Yiiey doe drriMMMBaí y laa aitod ana ceiaa deChomlloa, t etrada
Bellavista; en bus nÉtttymnántaa aé atendió á lain8tnicd»n yíogaeada
Uw táropoe.
Abáséál enéi>ütrólaantiádeMítillatíaenalmayor abatimiento y oaon*
ridad. El afio 1895 hüMl^ llagado da Ei^afia al coionel D. Joaqniá da la
Pieanéla en calidad da fihftb-InraeiBibr d ealableoer la nnara cooBtitneiDa
del cuetpo. Se oonapoi^ ttbtoaéea de nna oompaSía eon 9S hóxnhrafe
8obreelpiédeinviaidOa»4(&iiliBtraacion ni diaiidplin% enan eatEaeha
alejamiento del Cpleoio de loa Beaamparados.'— £1 Viíay AViléa na aa
oónpóde la refoiíaia %éTefiida en ana Mal di^en aqp«ieialty au áuacAor
^ne aólo encontiró Bw ho&iliizas a<m IdcabaUoa en el oáartal iadibado,
pnaoen obra la teixlfgimiaaeion, haéiaudo 6úe cmpxandieaa á tódoa loa
ramos de artillerítk L* BHgibdA iaala^é a 9«l ^asaa inoatadaa y da d
piécon50caballoá,ñMÉ£la tMM éaltpl^ ad CldM. Mafadd o<ma-
tíniréh Ui plaza dé Sáñt&Cáltolfoa aléalotaldá «rliUaiia donde aaütné
elparqnéynnalCaeatlwÉ^IftatineHaylaMlada iihB«a) qma anteé aa
8 ABA
haUaban con algunas municiones en el Palacio de Gobierno en lugar ina^
decuado y con unas malas fraguas, todo inmediato á las oficinas de Ha-
cienda. Establecióse así mismo una bateria para ejercicios, y un taller de
ñindicion de cañones y balerío.— Se pudo computar el gasto hecho en es-
tas obras, en 120,000 pesos habiéndose empleado maderas del fisco que es-
taban sin destino en los almacene» del Callao. — ^Rigió en todo una severa
economía, pues se hizo trabajar á los soldados y á 60 prisioneros ingleses
que custodiaba el cuerpo de artillería. La fundición de caüonos estuvo
antes fiada á campaneros ignorantes, á quienes se pagaba por peso á 2 ^
reales la libra, treinta pesos por cada quintal de metralla y 20 pesos por
el de balas, después de darles herramientas y utencilios. Logróse que en
los nuevos establecimientos se construyera por la mitad de esos costos el
crecido número de piezas y de municiones de que hubo necesidad en el
I>eríodo de Abascal. Se fundieron mas de 100 callones, y en cuanto á lo de -
máSj puede calcularse considerando todo lo que en el ramo de parque se
remitió al Alto Perú, á Cuenca, Guayaquil, Chile &. £n los s^os de
1813, á 16, salieron del parque de Lima 52 caBLones, de á 4 con sus carrua-
jes y dotación de proyectiles, habiendo sido cuantioso el número de
correajes, tiendas de campaüa, armas de chispa y blancas, cartucheras ^
de que proveyeron los tañeres de artillería desde sus principios, sin con-
tar lo que antes fué enviado á Buenos Aires, Chile, Valdivia, Chiloé,
Montevideo &.
Al arribo de Abascal á Lima, la obra de una nueva fábrica de pólvora,
parareemplazar la destruida por un incendio en el a&o 1792, se hallaba
ala mitad del trabajo, y los asentistas de ella en mala situación para
concluirla per carecer de fondos. £1 Virey dispuso se les habilitara con
sesenta mil pesos, y así pudo acabarse el edificio en diez meses bajo la
dirección del Sub-^spector Pezuela. — ^Hasta mediados del a&o 1812 ha-
blan entregado los contratistas 15,079 quintales, de los que ocho mil se
mandaron á España en un Navio de Giierra. — ^Ésta pólvora que allí se
recibió en momentos de necesitarse con urgencia, fial probada en Cádiz,
donde se vio era superior en potencia á cuantas se compararon en esa
ocasión asi nacionales como estrai\jeras. Elaboróse también en ^an can-
tidad la de caza y mina que fué menester para consumo en el vireynato^
y de la de armas pasaron á Montevideo 900 quintales, fuera dé 3000 remi-
tidos á Buenos Aires y Chile, y de la que en abundancia y por varias ve-
ces se envió á Guayaquil, Cuenca, Alto Perú y otros puntos.
A los cuatro meses de hallarse Abascal en Lima se sufrió en ella un
largo temblor de tierra (1? de Diciembre á las seis de la tarde) que mal-
trató muchos edificios, saliendo en el Callao el mar fuera de sus ordina-
rios limites^ causando averias en algunos de los buques surtos en la ba-
hía, y pérdidas en las propiedades del comercio que se hallaban en la
playa. En ese mes dispuso el Yirey el arreglo del cuerpo de Serenos au-
mentándolo, y generalizando en la ciudad sus importantes servicios con
siigecion á un reglabaento que dictó. Y principióla obra de poner puen-
tes á las acequias en las boca-cálles; mejora sobre que tom^ el Yirey
grande empeño no menos que en la de limpiar la ciudad cuyas calles es-
taban en el mas reparable desaseo.
En el inmediato año de 1807 se edificó de su orden la portada de Ma-
ravillas por el jefe de Ingenieros D. Pedxo Molina: su costo no pasó de
ocho mil quinientos pesos. Se acrecentó el local perteneciente a la Es-
cuela náutica íEtituado en Palacio. Esperimentóse por primera vez en Li-
ma el mal de rabia en los perros, cuyas mord^uras causaron la muerte
de dos hombres que en el nospital de San Añores no fué posible conse-
guir BU curación. Dejóse ver el 6 de Octubre un cometa caudado cuya ob-
ABi 9
^rvadon no pudo baeexwe. en lo» días fiiguleutet» por impodirlo espeAM
zLubea: despejado el cielo en la noche del 28, no estaba ya viaible según
-lo que se refiere en el almanaque de 1808.
I)o6 proyectos de altísima importancia para el país merecieron mucli»
atención al Yirey: los meditó desde el principio de su administración, y
resuelto á ponerlos en planta, lejos de desmayar su ánimo delante de los
-inoonyenientes que los naoian dinciles, se propuso superar éstos con de^
cidida firmeza nasta ponerlos en ejecución. El uno fué la fábrica del
j^nteon general de Luna; el otro la creación de un Colegio de Medi-
cina.
Sepultábanse los cadáveres en los templos causando con su corrup-
ción y exhalaciones peetUentes, positivo é inmediato detrimento á la sa-
lubridad pública. Y sin embargo de esto y de lo repugnante que era esa
<3ostumbro, ella por serlo tenia muchos prosélitos que la sostuvieron.
Manifestaron disgusto y oposición á una novedad que, mas que al vulso,
parecía mal á muchas de las f»»Tiiilia<i que poseían bóvedas en las igle-
sias para sepulcro de los suyos; en lo que habian privile^os y distincio-
nes que servían de fomento á la vanidad de los descendientes de aque-
llos que habian adquirido tales propiedades por medio del dinero. £1
Vire^ combatió con poderosas reflexu>nes por eeicritOy y con sagaz ]per-
Buasivay una preocupación tan perniciosa prestándole apoyo el arzobispo
Xias-Hedras en una enérgica Pastorsd. Logróse en breve uniformar Uui
opiniones y generaUzar el convencimiento y voluntad general, en favor
-de tan benéfica reforma. La erección de los panteones estaba recomen-
dada por el Bey en diferentes cédulas espedidas desde el afio 1786, sien-
do la última de fecha 15 de Mayo de 1804. Se habia seguido sin fruto un
•voluminoso espediente y en diez y ocho años de sustanciacion importu-
na, nada habia podido resolverse á vista de los entorpecimientos.
Abascal apartó de sí esos papeles, eligió el terreno apropósito, hizo
formar el plano del edificio, y trazado que fué, nubudó ponerlo en obra,
sin contar por el momento con otros recursos, que el vigor de sus buenos
deseos. Su influencia y personal asistencia al trabajo y la economía que
estableció en los gastos, fueron los móviles que empleó para dar á la ca-
pital un monumento que puede competir con los mejores de su clase en
Europa. Empezó la obra el 23 de Abril de 1807, y los fondos invertidos
para llevarla á efecto, consistieron en 17,699 pesos, producto de cuatro
corridas de toros en la plaza mayor, cedidas por el Cabildo; 3,653 pesos do
donativos graciosos remitidos de mera; 68,500 de varios principales im-
puestos á censo sobre la misma obra; 3,891 importe de 283 nichos y cin-
co osarios vendidos á algunas corporaciones y particulares, después de
asignados 297 á las comunidades &, quedando i>ara servicio del público
1,021 con mas 192 para párvulos. Los gastos hechos en el todo, capillas,
csolécturia, carrozas, esclavos, muías &, ascendieron según las cuentas á
106,908 j[je808, resultando un descubierto de 13,165, de los cuales se debian
al arquitecto 7,198 y lo restante á los fondos destinados al colegio de San
Fenumdo. El Yirey arbitró luego el modo de cubrir este déficit.
En su relación de Gobierno, dijo: que en los últimos años apenas se ha-
bía podido llenar los gastos ordmanos del Panteón; causa porque no es-
taba aun satisfecha la idea de beneficiar al público estinguiendo la pen-
sión de paramentos fúnebres con que era gravado. Indicaba que conve*
ma asignar 234 nichos destinados á familias privilegiadas que no los ha-
bian usado ^' confiando quizás en volver á ocupar con el tiempo sus bóve-
^ das en las iglesias: pero desengañados de que esto no puede tener efec-
** to, entre otros motivos porque el pueblo ha abierto los ojos, y conocido
*' el interés verdadero que reporta en su salud, tendrán aquellas al fin
10 AÉk
'' que abrazar el partido cte que hoy las retrve no ya la preocupaoiotf /
" sino la economía" •
Publicóse una l\jera descripción del edificio, sus dimensiones, distribnr-
eion, soUdez, aseo y ornato. Asf mismo el régimen dictado con acuerdo
del Arzobispo para el gobierno del establecimiento, obligaciones de sus
empleados y del yecin&rio. Mandáronse cerrar en todos los templos las
bóTedas, osarios y demás lugares de entierro, prohibiéndose dar sepul-
tura á cadáver alguno desde el dia de la bendición y apertura del panteón,
60 pena de multa de 50 pesos. Fijáronse lo» derechos por nichos, condi-
ción y colocación, pensiones módicas é iguales para todos. Se mandó no
consentir trofeos, epitafios y cualquiera otra singularidad^ No podia dar-
se derecho á nichos sino á las personas que por patronato tuviesen sepulr^
tura separada en las iglesias, y á los títulos de Castilla. Quedó prohibido
el acompañamiento de carrui^es, debiendo ir solo tras el carro el presbí-
tero conductor. Se ordenó que los oficios mortuorios en los templos se
celebrasen de seis á ocho de la mañana precisamente, aunque fuese di-
vidiendo las funciones en diferentes capillas, y que pasada la hora se
sacase el cadáver con los sirvientes, sin atender á oposieion alguna y
aunque hubiese que hacer honores militares. La marcha de los carros
deberla hacerse por la Barranca y Martinete, fuera de murallas. Se pro>
hibió á los capellanes dar fé de muerte, el poner ó permitir demandas
de ánimas ni otro petitorio desde la portada de Maravillas: el entonar
responsos, no pudiendo ellosni otros recibir interés alguno ni exigir de-
rechos ni cosa que tuviera viso de lucro con protesto de sufragio ó de-
voción. Así mismo quedó vedado que dichos capellanes tomasen esti*
pendió de misas, y todo canto y música en la capilla.
La obra del panteón, desde sus planos, estuvo á carffo del presbítero
D. Matías Maestro como director y arquitecto, y se le dio facultad para
indagar y proponer los medios conducentes a estin^uir el almacén de
paramentos, subrogándose el camposanto en la pensión de mantener á
los encarcelados, objeto á que se aplicaba el producto de aquellos dere*
ehos, y obligándose á proporcionar al público, otros mas decentes con re-
baja de los dos tercios de lo que contribuía por alquiler. Los trabfM^ de
carpinteria fueron desempeñados por dos maestros peruanos, D. Fran-
cisco Ortiz y D. José González. Haciéndose el techo de la capilla cayó
al suelo y quedó muerto al instante D. Francisco Acosts, buen artesano
de carpinteria*
Se luzo la apertura del Panteón general, el dia 31 de Mayo de 1808. A
las ocho de la mañana llegó el Virey acompañado de oidores, altos fun-
cionarios y miembros del Cabildo sin formar corporaciones: entró luego
el Arzobispo rodeado de dignidades de la Iglesia, y revestido de pontifi-
cal celebró la solemne bencucion en el óoden proscripto para esta sagra-
da ceremonia; en seguida se cantó misa en la nueva capilla por el
canónigo D. Francisco Javier de Echagüe.
Para destruir del todo las preocupaciones do la sociedad, se había
acordado exhumar del panteón de la Catedral los huesos del último
arzobispo Don Juan Domingo Gkmzalez de la Reguera (qne falleció
en 8 de Marzo do 1805 y que en su época anheló mucho el estableci-
miento del Campo Santo) y conducirlos al nuevo panteón general, coló-
cíl^dolos en un sepulcro preparado al efecto. Para verificarlo se deposi-»
tó en secreto la urna en la capilla del Santo Cristo de las Maravillas.
Pespues de la vigilia y misa, seis sacerdotes car||faron la caja, en que so-
bre un rico cobertor iban las insignias arquiepisoopales y la gran cruv
de Carlos III, con acompañamiento d^ Cabildo eclesiástico^ clero y co-
munidades. Én el panteón fué recibido el cadáver por el Yirey y el Ar-
kBf%
n
«obispo quien, kechaa laa Ceremonias, la muiáó colocar en el manaol*»
que le estalMk aestinado. (Véase el articulo Reguera.)
Lia obra del Panteón general de Lima emprendida al tiempo mismo
que se hacia todo género do aprestos bélicos, que parecía ocuparan al
Virey en lo absoluto, dio á Abascal el alto concepto á que aspiraba. Y
así meron de espléndidos loe elogios que se le tributaron y las demostra-
ciones de gratitud. £n su alabanza se multiplicaban los escritos, y en
alguno se añrmó " que el Panteón, depósito de la muerte, seria el primer
'^ monumento déla inmortalidad merecida del Virey: en otros térmi-
''' nos que el nombre de Abascal habia hallado la suerte de tíyít in-
<< jnortal donde todo era muerte. ''
Ita ei-eccion del Panteón la aprobó la Junta central que gobernaba en
Kspa&a por real orden de 6 de Junio de 1809: se mandó imprimir aUÍ la
descripción y el plano, y que se diesen gracias á los que habían coadyu-
Tado á dicha obra.
!Es mas que probable que hallándose Abascal rodeado de los hombres
de mas saber^ oyese de ellos iJgunas indicaciones acerca de la escasez de
médicos en él pais y del modo como ella podría ser remediada. En el '^ia-
rio de Lima,'' publicado en 5 de Marzo de 1792 y números siguientes, se
habia escrito con gran interés á ñu de promoyer el establecimiento de
tina Escuela de cirujfa en esta capital. Él Virey advirtió en su marcha
por las poblaciones del Sud, cuando vino de Buenos Aires, la lamentable
carencia de facultativos y la falta de oportunidad y acierto en la asis-
tencia de los que padecían enfermedades, quedando muchos abandona-
dos á la suerte. Poco tardó en resolverse á la creación de un Colegio de
medicina en Lima, y una vez hecha su promesa solemne, no cesaron sus
conatos y diligencias hasta ver en ejecución una empresa ardua p«ro
realizable, gracias á la tenaz consagración que en él era característica,
j á pesar de la oposición de encontradas opiniones.
En un oñcio circular fecha 31 de Marzo de 1808, que dirigió á los ínteu-
identes y obispos, puso de manifiesto la urjeneia de que en el Vireynato so
levantase un plantel de sus propios hgos, que dedicándose al estudio
de las ciencias médicas, fuese la esperanza de la humanidad doliente, y
«remetiese las incalculables ventajas que repoitaria al lustre del pais
la instrucción de jóvenes dignos de ser protejidos, y que pronto le harían
señalados servicios en todas sus poblaciones.
En seguida les comunicó su pensamiento y el plau que habia trazado
dicíéndoles '' estoy persuadido de qtio no podria hacer mayor
** bien á este imperio en el tiempo de mi gobierno, que eríj leudo un Co-
^' legio en que se enseñe fundamentalmente la medicina con sus ciencias
" auxiliares: es decir, que se establezca aquella enseñanza que siendo
^' hoy la mas favoreeida en Europa, por ser amiga y compañera de la
*' salud del hombre y sus intereses, no se encuentra absolutamente en
*' estos reinos. El Colegio debe surtirse do catedráticos y maestros, b%)o
'' cuya conducta se enseñen las materias mas apropiadas. De manera
" que según el camino que abrazen los jóvenes en los tres ramos princi-
" pales de la Facultad, conviene á saber, Medicina, Cirujía y Farmacia;
*' así ha de ser la mayor ó menor instrucción que se les dé en las cien-
^' cías auxüiares, conforme á la mas ó menos relación que tengan con el
^V objeto á cuyo cabal desempeño se destinan.
" Por este medio se conseguirá que cada seis ó siete años, se esparzan
•* por el Perú literatos de quienes debe esperarse la mejor asistencia
" de loe enfermos: el ^ordenar y mejorar la de los hospitales, y el proveer
cuando méno8''de un cinjijano los asientos de minas' y los pueblos ca-
bezas de partido, para que sean atendidos los infelices que hoy yacen
12 ABA
*' sin auxilio^ de9pues de consumir »u Hmgrt por nosotros desenirañandú la
'^ fien a. Con el mismo objeto podrán irse formando peqnefios hospitales^
^^* donde aquellos tengan con que reparar sns fuerzas abatidas, y para que
^ no suceda lo que se observa ahora con dolor de la humanidad, esto
" 08, que varios pequeños hospitales han sido cerrados, y ocupados sus
** bienes |>or algunos vecinos con gravísimo cargo de sus conciencias.
" £1 colegio de Lima será un centro á donde anualmente se remita de
" todas las enfermerías un estado de los enfermos que en ellos se han
''curado, las observaciones que se han hecho, la asistencia que allí ha
--'* habido: firmado todo por el profesor á cuyo cargo se hallase, y ratifi-
" cado eu la misma forma por el párroco, alcalde ó diputados del lugar.
" La reunión de las observaciones de que se ha hecho mención, servirá
'' para que se escriba una medicina adaptada á estos naturales, y á los
" climas en que viven: los profesores que por sus destinos deben incu-
'f bar mas en la Botánica y en la Química, serán de sumo provecho á los
** intereses del Perú, los unos en el descuhrímiento de nuevas plantas
'' titiles á la medicina, ó al comercio: los otros en el análisis de estas
" mismas y del inmenso número de minerales que posee este neo impe-
^' rio. Y cuando el Colegio llegue á estado de publicar los trabajos de sus
*' individuos derramados por la América del Bur, sus anales seráii los
" mas preciosos del orbe literario".
Luego entró á tratar de la necesidad de fondos para construir ol edifi-
ficio, costear instrumentos, pagar sueldos y dotar becas. Excitó á las au-
toridades para que promoviesen suscripciones entre las personas acomo-
dadas, que era de esperar contiibuyesen con lo posible por una sola
vez, ofreciendo publicar sas nombres. Y en lo relativo á las becas, pre-
vino que cada intendencia y obispado se esforzasen á costear por lo me-
nos seis, proporcionando doscientos pesos anuales, ó trescientos por cada
una, si los jóvenes por desvalidos, no tuviesen quien les asistiese: cada
ciiidacl, villa ó pueblo notable, concnrriria con una part-e de sus entradas
do propios, pudiendo aplicarse también algunos sobrantes de los hospi*
tales bien rentados y de otras instituciones piadosas, ó establecimientos
que contasen con recursos. Ordenó se suprimiesen en las universidades
y colegios las cátedras que hubiese para enselíanza de medicina, aplicán-
dose su dotación al fondo de becas; y que en último caso, se apelase para
ayudar á cubrirlo, al arbitrio de las erogaciones particulares. Que para>
esto se formasen Juntas en las capitales, una eclesiástica y otra secular,
para entender en la colectación y demás neces'ario, especialmente para
elegir por votación á los Jóvenes que debieran atenderse con las becas
entre los pretendientes que supiesen latin, filosofía &, sin que pudiesen
se» admitidos los hgos de personas pudientes, bien que tendrían entra-
da en el Colegio costeando los gastos.
Puso fin á la circular con las frases siguientes "los moradores del
"Perú, cuya franqueza y liberalidad son conocidas en todos los pai-
*' ses á donde ha llegado su nombre, darán también, por los medios pro-
" puestos, el ejemplo mas noble de hacer felices á los nifios nacidos en
" pobreza: aumentar por su medio una población honrada: introducir el
" orden, la caridad, la dulzura vía ciencia de los hospitales, mudando
" estos sombríos palacios del dolor y de la muerte, en albergues risueCos
»' de la salud: eu una palabra, ilustrar al Perú y consolar y beneficiar
" á todas las clases de gentes que le habitan, en las circunstancias mas
" dblorosas que rodean al hombre, cuales son las enfermedades."
El Vireyeíijió para la fábrica del Colegio una localidad, que recibió
por nombro el de San Femando, muy apropósito, pop hallarse entre los
iiospi tales de Santa Ana y San Andrés, á cuyo fin so demolieron las ca-
ABA^ 13
4MYÍejaaqiioalli«xífttiaii. El I^esbftero D. Mátias Mftestro díriiió 1»
coxwtniceioii como urqniteoto y administrador, prineipiáiidola el 18 de
Jtilio de 180& y en 1? de Oetabre de 1811, quedó concluido él primer patio
alto 7 iM^o. Loe fondee obtenidos para eeta obra subieron á 79|e68 pesos
con esta procedencia: de particulares 17.191^ del Arzobiipo para una
beca 6,000; de D. L. Alara para dos, 10,000: del Canónigo Queiejaeu en
parte de otra, 1,300: de Tentado materiales del edificiodestruido, 3,478:
de alquiler de tiendas 'accesorias 2,222. — ^La cuenta de inversión arrojó
el easto de 74,756.— Pago de principales y réditos del sitio 18,600: mate-
riales, maestros, obreros, peones A 63,742: imprenta, instrumentos, en-
aeres &?— ^414.— El sobrante de 4,912 pesos se invirtió en comprar el si-
tio y pagarla obra del jardin Botánico situado á inmediación del pan-
teón.— IM clases designadas al Colegio fueron de Matemáticas, Fuiea
esperimental, Química, Historia natural. Medicina y Cimjíi^ Idiomas,
DibiiHo y Taquigrafía.
El jProtomedico general Dr. D. Hipólito Unanne, in&tigable en pres-
tar su provechosa cooperación á los planes del Virey, influyó de distin-
tos modos á que se efectuara el proyecto de que creemos Alé el primer
Autor. Bus servicios fueron remarcables, y se estendieron hasta propor-
cionar arbitrios y ahorros á los cuales se debió la fábrica del refectorio,
sala de historia natural, libreria y otros objetos no comprendidos en la
cuenta. Unanne formó en 13 de Agosto de 1809 el plan de estudios del
Coleeio, y estos se hicieron al mismo tiempo que prog^resaba la obra ma-
terial de la casa, siendo el primer Rector el Presbítero Dr. D. Fermin
Goya^ natural de Yizcava. Principiaron á funcioAar las cátedras mas ne-
cesarias, como la de Clmica, con la renta de 600 pesos costeada por el
Cabildo. — ^Aplicáronse al Colegio 500 pesos del Anfiteatro de anatomía
que existía en el Hospital de San Andrés desde 1792, y se ineoiporó
al Colero, lo mismo que las cátedras de Medicina y Matemáticas de la
Universidad de San Marcos, donde eran inútiles }>or no haber estudiantes,
y se pasaban á los que las poseían sin ejercer sus funciones. — ^El 89 de
Minrode 1810 víspera de San Femando^ dieron los primeros alumnos
exunen de Anatomía, Fisiología y Zoología ante el virey á quien ese
acto fué dedicado.
Ya la Biblioteca poseía como dos mil libros, cinco mil descripciones de
plantas peruinM, setecientos dibtgos — ^mas de cincuenta muestras de
Cascarillas recojidas por Tafalla: ún excelente hervario, una colección de
conchas arreglada por Bompland y un surtido de instrumentos de ciru-
jía. — ^El Colegio procuró con empeño, y mediante las erogaciones de va-
jrias personas, fundir letras para surtir su imprenta, con el fin de oonti-
nnarla publicación del antiguo ''Mercurio Pemano." £1 Bey aprobó la
creación del Colegio de San Femando en Mayo de 1815.
Desde el afio de 1802 por decreto real de 23 Mayo, se habla dispuesto la
creación de un Colegio de Abogados en Lima, con las mismas bases y pre^
rogativas del de Madrid, y según las constituciones one vinieron al Vi-
rey con cédula de 31 de Jaliode 1804, previniendo se adicionaran en cuan-
to se estimase conveniente^ Formados los estatutos por varios abogados
de altarepu1»cion,sepnbliearon en 1808, afto en que el Virey Abascal
verificó la solemne instalación de dicho Colegio, que llevó el dictado de
Hlustre,^ Véase Bravo del Rívoto, D.Tadeo.
Es ya el momento de escribir aquí, que las convulsiones acaecidas en
Espafia^ obligaron al Rey Carlos iV á abdicar la corona en su hijo Fer-
nando príncipe* de Asturias, en 19 de Marzo de 1808. El Virey Abascal
dijo en su Memoria, que la proclamación en Lima de Femando Vil ftoé
el asunto mas jprave y mc>}or desempeffado de cuantos ocurrieron en la
14 ABA;
época de su Gobierno. Tuvo i^azon ai Jactarse de un becho qne él detenni*
nd anticipar á las órdenes oficiales, y al conocimiento de lo que pasaba en
la Península: porque sospechándolo ya, con su penetración y Buspioa--
cia^ quizo prevenirse apresurando esa ceremonia para distraer y compro-
meter á la sociedad Peruana, antes que se impresionara con sucesos que
el Yirey no sabía hasta que punto podían ser da&osos á sus designios
de conservar el dominio Espafiol en Sud-América. — Xas noticias que es-
taban al alcance del público eran confusas y aun dudosas, á causa de la
incomunicacioi^ motivada por la guerra con la Oran Bretafia. Cuando
todo estaba ya dispuesto para la jura en lima, se recibieron las cédulas
espedidas al efecto en la íorma de estilo el 10 de Abril: mas antes de que
se cumplieran, llegaron otras también oficiales, emanadas del Bey Pa- .
dre, qi^ien disponía en 4 de Mayo se reconociese por Bejente del Keíno
y su lugar Teniente General al Príncipe Murat, Gran Duque de Berg, por
que había reasumido el mando que la fuerza y la violencia le arranca-
nm con la abdicación de que protestó al tercer día. Vino también la re-
nuncia de Femando hecha en 6 de Mayo en favor de su Padre, sosténi- -
da como los demás actos con las órdenes y cartas del Consejo de Indias
y con reales cédulas. — ^Bevocó Femando los poderes que había dado á
la junta que quedó gobernando en su nombre en Madrid y ésta prestó á
ello puntual obediencia.
Abascal hechando todo á un lado, y sin dar la menor espera, para ver
con mas claridad, no aguardó ni los preparativos de costumbre, y desig-
né el 13 de Octubre en lugar del 1? de Diciembre que era el dia que te-
nia £ijado desde que ricibió las primeras órdenes; y para disimular la fes-
tinación con que procedía, hizo el aparato de reunir el real acuerdo es-
traordinariamente, y luei^o una junta general, apareciendo sancionado
por unanimidad lo que él tenia ya resuelto y bien manejado de una ma-
nera privada. £n el acuerdo se deliberó, en 8 de Octubre, desconocer la
protesta de Carlos lY y la renuncia de Femando, jurar á este, y tener
por legal la abdicación del Bey. — ^En su misma Memoria cuenta que
^por un secreto impulso de su corazón y arrostrando las dificultades
" de una ciega incertidumbre, alumbró á la Junta el camino seguro que
*' debía conducir almas alto honor de proclamar y jurar al mejor sobera-
*^ju> del mundo digno de serlo en Espa&a, el suspirado Femando!- Apar-
'' tandome, dice, de aquellas lentas fórmulas á que^son inclinados por edu-
" oacion y por principios los Ministros que forman ios Tribunales, lea di el
** hUo para salir del laberinto de contradictorias disposiciones en que nos
« hallábamos sumerjidos.''
. Es visto que Abascal abrazaba el partido de Femando y tenía por li-
bre y espontánea la abdicación forzada de Carlos lY sin traer para nada
á cuenta la conspiración de aquel Príncipe contra su Padre por la ainbi-
oion de mandar, y que para ello había entrado en relaciones con Napo-
león buscando su apoyo. — ^El.haber sido revocada la abdicación por el
Bey, s^ protesta dictada inmediatamente, y la renunciado Femando pa^
ra que volviera á reinar su padre, eran para el Yirey del Perú hechos
que no merecían considerarse. — ^Nada podía saberse en Lima por enton-
ces de la cesión que Carlos lY hizo después en Bayona á favor del Empe-
rador^ y si se tenia por violenta la renuncia que en seguida hizo Feman-
do de todos BUS derechos cenfiriéndolos también á Napoleón, la misma ,
rosoiL había para que se calificase de írrita y nula la cesión del Bey Car-
los como efecto de igual coacción y fuerza.
£1 .tiempo y los sucesos pedieron favorecer la conducta del Yirey; jior-
que cautivo Femando y levantada una gran parte de la monarquía ,con<>
tra el nuevo Bey José Napoleón, era razonable que Abascal patrocimase
ABA 16
Ib cansa de la antigua dinastía y no la de la nueva, annqne la sostnria-
cea tantos hombres distinguidos de la Península: aceptando esta, eorrfa
el granjMligTo de que la América no queriendo someterse al Rey extnua*
jero, y sirriéndose de protesto tan Justo, sacudiese el yu^ de un Virey
que era el mas poderoso obstáculo para que se promoviese la indepen-
dencia.
£1 noble carácter peruano se interesó perla suerte del principe pri-
sionero, prescindiendo de que él y el Padre habian entregado la Kaoiotí
al Emperador Francés; y sin ftiarse en la astucia del Virey ni compren-
der las miras que abrigaba, aplaudió su idea £sTorita ''de que no era la
** ocasión de pensaren mas; porque de hacerlo, padeceria él honor de
'' pueblos y vasallos acreditados de leales. Los que no adm.tian las sr-
gestiones del Virey, alcanzando á penetrar sus verdaderos designios, no
podían hacer otra cosa jwr la libertad del pais, que trabajar en secreto,
pero, con el desaliento que nace de la imposibilidad de luchar de una
manera abierta con la fuerza material, y con el prestíjio del poder que
sé hallaba en manos inteliientes y previsoras.
La verdad histórica no debe apariíarse nunca de esta clave, siendo la
única senda en que quedará á salvo de escollos^ y en ella se enoontras
rán los motivos por qué absolutamente fué posible er^ir en el Perd las
juntas que, á ejemplo de las establecidas en Espalla, debieran dar aquí
campo ai espíritu de independencia á la sombra de conservar ilesos los
derechos de la monarquía. — Si se habian er^ido en la Península, con per-
juicio acaso de la rápida unidad de acción, tan precisa para la guerra,
ipor qué no era licito se creasen en las provincias de América, donde la
distancia no ofirecia embarazos? La respuesta es, que no lo permitía el
Virey que queria ser él solo el depositario del poder Supremo, y veía
muy claro que, de lo contrarío, tenia que suijir la necesidad de la eman-
cipación. Y no se olvide que hacer un trastorno en el Perú y especial-
mente en Lima, segunda Metrópoli, robusto centro de las ftierzas flineas
y morales de que cQsponia una autoridad ilimitada, no era lo mismo que
ejecutarlo en diferentes capitales lejanas, unas desguarnecidas y regidas
por hombres incapaces, otras M>oyadas en emergencias y oportunida-
des ñivorables de que lesíuéfacil aprovecharse.
£1 Virey tuvo oportuno conocimiento de la venida al Brasil, de la fa-
milia real de Portugal y la consideró de muoho riesgo para la conserva •
don délos intereses Peninsulares en Sud América, desde que la Infflater-
. ra que la protejia tenia allí una ftierte escuadra, y no escusaba medios pa-
ra establecer su comercio en estos dominios, y dafiar á la Espafta promo-
viendo las turbulencias. El Ministro de relaciones esteriores de Portugal,
B. Bodrigo de Sonsa Continho, buscó el modo de introducir el comercio
libre por el Bio de la Plata; tentó en 1809, al Cabildo de Buenos Aires
para conmover los ánimos de los habitantes, y convidó al Virey para
que se sometiese á la protección de su Gobierno; haciendo por medio de
un enviado promesas muy seductoras, y concluyendo con amenask^ des-
pués de desacreditar al Gobierno Espaflol y concitar las quejas de los
Amerijcanos. Todo esto fué rechazado por el Virey Liniers que estaba en
comunicación seguida con el del Perú.
Pero relevado con el Teniente General de Marina D. Baltasar Hidal-
go de Cisneros, logró el almirante Sir Sidnev Smith se admitiera el co-
mercio de los Ingleses en el Plata, y estos formaron casas, y aun esta-
blecieron un juzgado mercantil. Aquel Almirante hizo creer que venia
una Escuadra Francesa con tropas de desembarco, en circunstancias de
estar ya en las fronteras un ejército Portugués.
EncuantoalP^rú, Abascal^ elAtMbispo, la Andi«nda, los Obi^^,
16 ABi
Cabüdof y altanos partícoUres, reeil^ieroii al mes de proclauíado en lA-
ma FemandovIIy cartas en nombre de la Infanta D? Carlota Joaquin»
de Borbon, Bebente de Portngal, animando á todos para mantener la obe-
diencia á sn padbre el Bey Carlos IV. desentendiéndose como era natural
de la abdicación. — ^Después de esto llegó al Callao una fragata Ingles»
con cargamento que valía un miUon de pesos: el sobrecargo traía titnl<»
de correo de gabinete de aquella princesa, y una recomendación para
que se le permitiese hacer negocios; dando á entender que en breve ven-
dría Á Lima el Infante D. Pedro Á mandar el Perú en nombre de Carlos
lY. — Fué también portador de otra carta del Almirante Smith/para qua
ae abriese el comercio directo con su nación, á mérito de la nueva alian-
a» de Espa&acpn Inglaterra. — Abascal se negó á todo con eneijía, despi-
dio al citado sot>recargo j mandó saliera sa buque inmediatamente. — ^La
Audiencia á quien él había ocurrido mientras se mantenía oculto, le ad-
mitió sus recursos y pidió los autos; mas el Yirey se resistió de }>lano
diciendo '^que él era el único' Juez privativo del caso,
Abascal fué muy opuesto á toda concesión sobre libertad de comercio!,
y aunque el país carede^ de muchas mercaderías y el contrabando
menguase las reuta^ él protejiaá los monopolistas de Cádiz é informa-
ba contra el tráfico estrangero, que ya se hacia indispensable. Véase so-
bre esta materia él artícufo "Albueme".
En 1808 tuvo el Virey órdenes del Gobierno existente en Espa&a, pa-
ra que en caso de aparecer en el Perú los Beyes Padres, no fuesen reci-
bidos, y se les remitiese á España con segundad. — ^£1 8 de Noviembre
de ese mismo año, se publicó en Lima la declaratoria de guerra á Fran-
ela dictada por la Junta centraL No dice Abascal en su memoria si se le
tentó para someter el Beino al Bey José I. (silenció otras cosas que no
le convendría referir en ese documento). Parece indudable que recibió
invitaciones al efecto; y es de creerse así desde que el Conde de Sasse*
nag vino á Buenos Aires como emisario, para tratar de ese plan con el
Virey Liniers, quien lo contuvo y desengañó de una manera esplíoita y
perentoria.
En 1810 se publicó en Lima de orden del Virey, un *'manifie9to cernea
" loa inetruookmea dadas por el Emperador de loe Franoeeee á sue enUtarioSf
** deetinadoe á iñAewUvr la mihvereion de las AmérUxuP. En el artículo 1? se
les prevenía que persuadiesen de que S. M. no deseaba mas que dar li-
bertad aun pueblo esclavo y obtener su amistad y el comercio de sus
puertos. En el 2? que para dio auxiliaría con tropas y demás necesario.
jP Que permanecerían los caudales en el país en vez de enviarse á Es-
Sa&a. 4? Que los emisarios ganasen la voluntad de los funcionarios po-
íticos, y de los curas y religiosos sin omitir gastos, á fin de que sedi^esen
en el confesonario. 5? Que fomentasen el odio entre Europeos y Ameri-
canos; que no hablasen de la Inquisición y eclesiásticos sino favorable-
mente. 6? Que el Bey de Espafia no existia, siéndolo solo el Emperador."
£1 dicho manifiesto se encargaba de combatir y refutarlas instrucciones,
concluyendo por pubUcar oficiahnente los nombres de los seis emisarioa.
jDe elloB, el visoaíno D. Luis Ascarraga era el destinado al Perú y Gna-
yM|uil.
£1 misrao a&o de 1810 hizo el Virey la reedificación del local que ocupa-
ba el Colegio del Príncipe, instituido en Lima deede tiempo remoto p»-
xa indígenas nobles; el cual poseía una parte del antiguo convento de
fian Pablo desde que fueron espulsados los Jesuítas. Para esta obra hu-
bo donativos y otros reouisos que se tocaron sin gravar al Ebracio: la
Universidad erogó mil pesos. Como el Virey no d^aba pasarlas ocasio*
nasi y por medio 4epz0oljKnaA«xeitaba loe áníBiOfl en pxoTeehodelacau-
I
MBk 17
*hao hAkiaa caonouido otra tox que- 1* del honor: qne 1Á6 délia 1m en*
" cías á aonlixe del SoAiemno, y que elevorüi haataél trono «a fldeliaad
" y ana méritos. Vuestco Yirey oe lo aaeguiay y oree tonar 4avMho á
'* Tuwtca o^ilaoaa, deapaaa da tantaa pruabas ^na os ha dado da au ad-
'^ hMloDy y, «un maa abons que oon la raediñcaoioa dal niinoao Colmo
" da Yoostcoa aoblaa, os abra ala par al oammo da la instniccioiiy da Toa
" honores y ampiaos.^
. Desde qua ocnrrióla iavasioii da Boanos Aires por loe ingleses, al Yi-
ray Abasoal no oesóde empellar la hacienda y ajpji' eaudales á los par*
tleolares hasta empobreoar á machos. Unas veces con títolo de donatir
TOS freoaentes que se llamaban Tolontarios; otras por medio da aeot»-
monas que hasta llagarou á denominarse /ar;;o8af; se dasvivia por enviar
4 Rspafta anxilioa peonniaríos, cuando las entradaa fiscales del Perú n»
bsataban para los gastos naturales, y mucho menos par» los eatraordi*
nanos y cuantiosos que demandaba la guerra sostenida por el Yíiey
contra loa de Quito, Alto Perú y Chile. Pero Abase al distante da conlór»
laarse con la conservación de su vireinato, se proponía reconquistar al
territorio del Sor hasta el Bio de la Plata, y por el Norte aun mas allá
de Juanambú. Parece increíble, pero es eviduite que en 1809 estnOo da
aolo la ciudad de Qnamanga el intendente (yHiggins, un donativo da
diest Y siete mil pesos. A cMa naso se sancionaba un nuevo arbitrio para
reunir fondos: las exiicciones m revestía el Yirey oon oaracterea di ver»
ao^ y hucia que se aoorAascí^ aa Juntas y consejos de funcionarios y va-
oinoe^ai^ qu^ 3o prev^Ueia otra vos ni voluntad que la su^a. Ciromaba
fioaveiites maiiinestos y proclamas,, estiimulando a los habitantes con el
amor á la Patria y al infortunado Bey, para que proporcionasen dinero^
y a^ esplQta]»% á una sociedad inocente y bondadosa, de cuya crédula
<x>nfianza no dejada á sus solas de burlarse.
XiOS donf^tÍT094ados por el Departamento de Arequipa, con motivo da
as guerras de Espa&a desde fiues del siglo pasado, y de la Independen-r
eia en Am<6rida, sumaron hasta IB15 roas de 400,000 pesos según los es-:
tades de este ramo, formados por la tesorería de aquella ciudMl y publi-
caidois en Gacetas de Lima del atio de 1816.
En una de sus j^roclamás. lá dé 29^ de Novlétnbre de 1808. decía.
*f Cuando en las tierras de la madre £spa&a no hay uno solo de vuestros
** padres y hermanos que no oírea;ca gastoso sus haciendas, su vida y
^' todo su ser, cuando los mismos ingleses nos franquean a¿9t»¿ereMda-
** mente q^b escuadras y caudales, ^quien ha de imaginarse que respire uno
*' solo de vosotros que se escuse de contribuir con cuanto le sea posible ú
" la causa comunF ^*
£n todo el período de este Yirey se vieron publicadas interminables
listas de las erogaciones ^^tultas, hasta del clero y los empleados, pues
nadie quedó sin contribuir una y mas veces. £l dispaso de los fonaosde
c^jas de comunidades, de indígenos^ de establecimientos piadosos y hasta
da cofradías, sin respetar la propiedad ni los fines sagraddos de tantas
rentas distraídas de su leeítimo destino. £1 Tribunal aél Consulado era
la principal columna de Abascsl^ para esquilmar (í los capitalistas, por
medio de derramas y de empréstitos. I/>s hubo varias veces de creciaas
sumas y uno de ellos pasó de un millón de pesos. Se reconocían estas
eantidades con un interés de 6 f^S sin fondos de amortización; y para
dar recursos al Consulado, para pagar réditos, y poder franquear por sí
inixílios, se impusieron al comercio gravámenes adicionales bi^o las de-
nominaciones de Conario», Subvención, Fñhiótioo, ArHtrios eóhre trigo yoebo,
C^fincvld, Subwntíkon timnio^ial, Tgualwion, de Ueito éiUcUo comercio ^ Diese
3
18 AfiA
también «1 Commladó el producto d«im5f^, qneoedatcofitabfteiitoda^
pago que hacia la Seal hadend» á sus aoreedovee^ aieiido ésto un arbi-
trio de los qne entonóos se tocaron para tanto gasto estraoidinario.
£1 Consolado oprimía al comercio, y^con esto f stié antitfooB feeniBtía,
hizo cuantiosos doiiatiyOs. armó buques en diferentes opmianidades, cu-
brió gastos para las cspedicionee ciontra CMle, nfttñtn^o por ñn a&o mil'
soldados á 16 pesos mensuales cada nno^ y^con anterioridad^ habi» preii-
tado muchos otros servicios de que se hace memoria en los articúleos re-
lativos á Ysirios Tiréyes. Aoítes de empegar láA guerras del presente 6i-
glo, reconocia el Consulado como tres millones, Si interés de uno, dos y
tres por Ciento al afio, cujas imposiciones acreíditaban la confianza po--
blicaj y eran destinadas a obras pias, misiones, fiestas, eapellanias,* do-^
tes, hospitales, monasterios, cárceles ¿tf &? Peib después, habiendo to-
mado á BU cargo ingentes cantidades por les- auxilios y empréstitos da-
dos al Qobiemo, subieron las obligaciones á que era responsable,- á nni-
ebo mas de siete millones. No habiéndose consolidado estes capitales^
ñieroH enafenándolos sus duefios á precios ínfimos^ y por eso se hallan
enüefanosdepotooBindlTiduosque aspiran á ponerlos en giro. El Era-
rio peruano no es pac esto deudor á 1» Espa&i^ y solo la ignorancia 6 1»
mala fé pueden creer que ella tenga derecho á interrenir en Semejante
asunto.
Abascal para hacer frente < los ruinosos gastos motivado^por s« polí-^
tica y planes, eleyó á siete por ciento el derecho de alcabfu»: fiumentó
los de Aduana y los de la plata. Estableció las pensiones éé predios ur^
baños y rústicos desconocidas hasta entonces. Gravó la sal^ el arro2í,"éÍ
vino del país, v muchos otros artíoiQos. Impuso contribuMcmee al Teiir'
tro, fondas, cafóos, tambos, coches, calesas, y balancines/ "' / '
Tales diosas y muchas otrás^ que para no alargar uiasesté lirosqtcejo hay
necesidad de omitir, ñieion ejecutadas por el vlrey Abascál en materia
ae hacienda, naDiendóIa dejado on el mas notable abatlíáiento al con-
cluir su período de mando. El Pei-ú que por imposibilidad absoluta nbf
operó en mayor escala la revdlñcion^ aherrojado en todas pairtes por nu-
merosas fuerzas; esperimentó el sacnfloio de sus iuteté^es, quedando ex-
hausto de recorsos por la ambMon de nombradía y fama de un Vlrey,
cuyos talentos y arte jtara gobernai'. se emplearon tanto en favor del.
egoísmo del mandatario. Para cumplir sus deberes no necesitaba habe^
propasado los lindel^os oue bastaban á la satisfacción de sus compromi-
sos de hombre pdblico. rero hizo mucho nías saltando barreras vedadas,
y á costa del Perú volvió Á bvL país á recibir las clásicas recompensas
que eran el verdadero objeto de soíS ensuefios. En obsequio á la jnstlr
cia diremos que por su parte hizo erogaciones y préstamos cuantiosos al
Erario. £1 átio de 180d, dio de donativo al Rey mez mil pesos. En 11 de
Enero de 1810 exhibió Otro de 21,903 pesOs que importaba el derecho de
inedia anata por el cargo de Yirey, y cuyo pago al ser nombrado se le
dispensó por real orden de 27 de Marzo de lSJ6, Entregó también en
Tesorería 41,581 pesos, que dijo tener de ahorros, y ser la £)te de su hija
única. Abascal ctlidó ademas de imponer á rédito cantidades de dinero
suyo para socorro de tiudas y huérianos de los patriotas asturianos; pot
lo cnal la Junta general del principado, le nombró diputado de ellade-^
clarándole benemérito de la provincia.
£1 €k>biemoque habia en España (titulado Consejo de BlegenciaJ á vis-
ta de las difererentes remesas, de dinero enviadas por Abascal en auxilo
de la Península, como si en el Perd hubiera habido caudales sobrantes v
no existieran necesidades graves y premiosas, autorizó al Yirey por oé-
ABA 19
<lula especial do 12 de Manso do 1809, y le ordenó levautar un empréstito
con interés de 6 ^j^ é hipoteca do los ramos que quisiese; debiendo esteu-
derse á la mayor suraa posible, con cuyo fin se haría una general invita-
ción.— ^Realicado el objeto en medio de las penurías que se padecían en el
vireinato, se mandaron á España inertes cantidades de moneda sellada.
Este empréstito cnyos intereses se pagaban por el Estanco de tabacos,
lo reconoció la Tesorería de Loma, que ya estat>a abrumada con la res-
ponsabilidad de otros dos de tiempos anteriores; y por eso montaron sus
obligaciones á tres y medio millones, que era lo que debia con intereses
on elimo del82L
Solo el navio de goerca ''San Pedro Alcántara^' que salió del Callao en
Mayo de 1811 condi^jo Á E^a&a dos millones de pesos, bien es que una
IMTte de este caudal pertenecía al comercio. Dicho buque llevó á la Pe-
uínsula varios presos políticos. Todavía en 1813, no ciuisado de dar re-
cursos álos del Rio de la Plata, envió numerario y pertrechos á Monte-
video en la corbeta de gueira '^Mercurio/' con ocasión de la llegada á la
iMmda oriental del General Vigodet, nombrado Virey de Buenos Aires. —
£1 idlo antes remitió recursos déla misma clase, que se supo habían en-
trado en la dicha plaza de Montevidea
liuego qne se tuvo en Lima noticia del trastorno ocurrido en Quito el 10
de Agosto de 1809 en que íué depuesto el brigadier presidente conde
Buiz de Castilla, erijiéndose una Junta Suprema que representara al Bey
Femando VII, el Virey Abasoal .se aÜEUió en estudiar las medidas mas
conducentes á detener el progreso de la revolución que temía se prona-
gase en el territorio ecuatoriano. Por el momento dispuso se tomasen da-
tos seguros para saber los recursos con que podía contarso en Quito; or-
denó al Gobernador de Guayaquil reforzase al de Cuenca, y dictó otras
iírdenes para aumentar las guarniciones. Esperaba el arribo del Maris-
cal de campo D. Toribio Montes, que venia ae España nombrado Sub-
inspector General de las tropas del vireinato del Pera, para confiarle ins-
trucciones encaminadas á la pacificación de la proWncia de Quito. Pero
üo apresuró á disponer un bloqueo qne la incomunicase, y á dirijir una
proclama fecha 17 de Setiembre prometiéndose que sus reflecciones y con-
aejos inclinarian álos nuevos mandatarios á volver sobre sus pasos y ofre-
ciendo recabar un perdón que no dudaba otorgaría el Virey del nuevo
reino de Granada de qvien dependían. Sin embargo de ^esto, envió á Gua-
yaquil 400 hombres á órdenes del teniente coronel D. Manuel de Ariti»-
dondo, con artillería, pertrechos de repuesto, y 20 mil pesos. A Loja remi-
tió 300 fusiles y otros auxilios, espidiendo diferentes providencias com-
prensivas á la provincia de Mainas.
En el carácter de Dictador y pacificador de Sud-Améríca qne Abascal
se había apropiado, su intención era destruir la Junta de Quito por me-
dio de la merca; pero se esmeró mucho en hacer creer que sus deseos eran
viderse solo déla lenidad é indulgencia, y aun del mego, para evitar á to-
do trance la efosion de sangre Cierto es quo estas ideas las consignó
e^ sus escritos para aparecer clemente, mientras que aprovechaba del
tiempo para arreglar las operaciones militares. — P^vino al gobernador
de Guayaquil coronel D. Bartolomé Cucalón, mandase á Arredondo ai
inteorior para que reunido ala fuerza del coronel D. Melchor Avmerieh
gobernador de Cuenca, marchasen á ocupar Ambato. — Verífícaao así, y
caleciéndose en Quito de elementos militares para hacer una resistencia
qne prometiera feli^ resultado, después de algunos reveses sufridos en
Pasto, se vio la Junta en la dura necesidad de ceder á la fuerza, convi-
niendo en la reposición délas antign^^ autoridades, mediante uu conve-
nio que ajustó con el Presidente Uuiz de Castillu. Segua su tenor, no se
20 ABA
perseguiría por opiniones y compromisos políticos; sería conservada Iül
tropa existente; y á nadie se privaría de su. empleo: todo lo cuald^oet
conde ser conforme á íTistrucdones del Virey de Nueva Granada.
Esta capitulación que Abascal llamó esoandalosaf lo irritó en alto grado,
particularizándose contra el regreso de Aymerich á Cuenca, por orden de
Castilla, á quien increpó su conducta. Arredondo en Tacunga ex^ió el
desarme de Íqs de Quito, y asi que lo consiguió, entró en la ciudad y se
apoderó del Parque. El Virey del Pera convertido en juez de todos, lla-
mó política rastrera é indica, la de ampliar el indulto á toda clase de
personas y de reos: y dijo ^'que en causas de Estado ni el mismo prínci-
'^pe tenia facultad para absolver á las cabezas principales de un moyi-
"miento, y qae en Quito se necesitaba de un ejemplar castigo para estin^
" guir el germen de insurrección, tantas veces almientado por la impu-
^'nidad.'' Alos pocos días de estar allí Arredondo se llenaron las cárccdes,
y solo se libertaron de prisión algunos que se hallaban ocultos ó prófu-
gos. Abrióse un juicio cnminal contra todos los acusados: mas el proceso
nunca tuvo término, siendo tal el furor de las venganzas que el presi-
dente Castilla mandó que todos denunciasen á los culpables^ so pena de
muerte sino lo hicieren sabiendo su paradero.
Por entonces llegaron á Nueva Granada ciertos comisionados regios,
entre los cuales se encontraba el nombrado para el reino de Quito. Era
el teniente coronel D. Carlos Montuíar hijo del marques de Selva Ale-
gre que habia presidido la junta disuelta. Con esta noticia, volvieron á
encenderse las pasiones exasperadas de antemano, y excitadas por im-^
presos venidos de Espafia, en los que campeaban ideas liberales y pro-
mesas á los Americanos anunciándoles un linsonjero porvenir. En uno
cié esos escritos apareció una proclama en nombre del consejo supremo
de Regencia eu que se les decía: '^No sois ya los mismos que antes, encor-
'' badosbajo un yugo mas duro, mientras mas distantes estabais aelcea-
'' tro del poder, mirados con indiferencia, vejados por la codicia, y des-
" truidos j)or la ignorancia. Tened presente que al pronunciar ó al escri-
*"* bir el nombre del que ha de representaros en el Congreso Nacional,
" vuestros destinos vano dependen ni de los monarcas, ni de los vireyes,
'^ ni de los gobernadores: están en vuestras manos." Abascal se quejaba
amargamente de que de la misma España saliesen publicaciones que des-
prestijiaban á las autoridades de Jünérica, denigrándolas con el título
de "ínandatarios nulos del antiguo poder, autores de toaos los maiUs, abusos y
cstordones sufridos por los piiéblos'*&., Y creía que la circulación de estos y
otros papeles, habia conmovido y causado la suversion del orden
abriendo anchas puertas á la inobediencia y los trastornos.
El 2 de Agosto de 1810 estalló la revolución en Quito, asaltando los
cuarteles y ocupando' los conjurados las guaj^ias. En una reunión gene-
ral se resolvió que las tropas de Arredondo evacuasen la ciudad; medi-
da que se cumplió de orden de Castilla, quien luego se sometió en lo
absoluto á esa junta y al comisionado regio que se decia provisto de
ffrandes facultades, y que fué el jefe de las fuerzas formadas de nuevo»
Cuidaron de restablecer la anterior junta con el título de "Junta de Go-
bierno" haciendo que la presidiese el conde Kuiz de Castilla, y que fue-
sen vocales el comisionado regio, y el obispo de la diócesis u, José
Cuero y Caicedo.
En estas circunstancias llegó el jefe de escuadra D. Joaquín Molina
nombrado Presidente de Quito en relevo del conde. Siguió para Guaya-
quil e.n donde se habia detenido Arredondo con su columna lo mismo ^ue
otra auxiliar de Panamá que también regresó despedida de Quito. Molina
tracto de tomar posesión, pero no se le allanó el reconocimiento por la
ABA 21
míe va Junta que gobernaba, apoyándose culo regencia y su comisioDa.-
fio. Ocnp^el punto de Quaranda por las fuerzas Se Guayaquil, y el Pre-
sidente electo, desde Cuenca, repetía sus solicitudes aJ Virey para que
le diese mas auxilios militares y pecuniaria, á fin de pKxler obrar con su-
ceso. Todas sus dilijencias para onscar ana conciliación resultaron sin
ííuto apesar délos agentes que envió al intento. Las tropas de que se po-
día disponer en Quito, salieron á campaña contra las de Guaranda, y
«icuparon Riobamba, uno de esos mismos agentes, el coronel Bejarano,
al volver de la capital manifestó á Arredondo lo peligroso de su situa-
ción pues iba á ser atacado por triples fuerzas. — ^Esto lo decidió á empren-
der una retirada que, por fa]ta de tiempo, tuvo que ejecutar en desorden
perdiendo su artiUeria y parque. Volvióse á Guayaquil, donde entró de
uobemador en lugar de Cucalón el coronel D. Juan Vasco Pascual. Mo-
lina que aseguraba no hallarse bastante faerte para obrar sobre Quito,
había lanzado antes terribles amenazas contra la Junta y el comisiona-
do regio, afirmando que entraría en la capital á sangre y íuego como en
país enemigo; indiscreción que produjo el pro^ectacLo a&que á Guaran-
da. Abascal remitió entonces á Guayaquil artillería y narque: que mas
no pudo hacer por los grandes cnidados y gastos ^ue le ocasionaba el
ejército prevenido contra el Alto Perú: Molina pedia y exigía recursos,
haciendo inculpaciones al Yirey y dirígiéndole agrías protestas. Este
dispuso reforzarlo con las troxias que había en Guayaquil, y que de este
punto se le facilitase el dinero posible: mas él creyendo insuficientes las
tropas del brigadier Aymerích que estaban avanzadas, resolvió abando-
nar á Cuenca, y posó por la vergüenza dé que el pueblo reunido lo obli-
§ase á volver á la ciudad. Aymerích conservó entonces su posieion, y los
e Qnito contramarcharon sin haber empefiado lucha alguna de armas.
En un tumulto x>opular fué asaltado en Quito el conde fioiz de Castilla
el 15 de Junio de 1811 y maltratado y herido, muríó tres días después.
£1 Yirey Abascal, ax>enas tuvo noticia de la victoria de Guaqui sobre
el ejército Arjentino el 20 de Junio de IBll, determinó contraer su aten-
don á la guerra de Quito. La regencia de É^pafia que había dado un in-
dulto general sin producir efecto, acababa de aprobar el establecimiento
de las juntas y los actos de la de Quito y del Comisionado regio: pero
Abascal implacable en sus hostilidades, atribuía estos sucesos á los in-
formes dados á la Corte por el general Castilla, diciendo se los hacían
suscribir por la fuerza. Confesó el Yirey enla relación de su gobierno, que
ü maudar en esta ocasión treinta mil pesos á Cuencs^ no le quedaba en
Lima con que pagar sueldo ala lista civil, ni á la Marina, á la cual se de-^
bian cinco mesadas. Remitió también armas, dinero &, Á las autorida-
des de la costa del Chocó, y salió de Lima con destino á Cuenca el sar-.
gento mayor D. Antonio del Yalle con pertrechos y tropa que debía
uairse ala que estaba en Guayaquil y á sus milicias. JGnvió fusiles en
número de ^¿00, quitándolos á uno de los cuerpos de la guarnición de
Lima.
Celebrábase en Quito la solemne proclamación de la independencia
después do varios triunfos obtenidos por el lado de Popayan, y se trata-
ba de la reunión do an Congreso constituyente, cuando la regencia exo-
nerando á Molina, nombró presidente del reino al mariscal de campo B.
Toribio Montes, se creo que á la solicitud de Abascal. Los de Quito, sin
hacttrse esperar, abrieron campaña sobre Cuenca, y las tropas avanza-
'das del brigadier Ayroorich. Después de algunos días de proliminaree,
atacaron la fuerza del Mayor Yalle. quien se sostuvo y maniobró oon
aeierto hasta ser reforzado. El comoate fué largo y no terminó por una
deñt)tá: Valle agotó mis municiones, mas los cAiitrarios se retirsToii de-
22 ABA
jando en el campo diez y 9iete cañones y machos artf calos, equipajes^ &.,
sin qae hubiese sido posible persegnirlos.
El general Montes salió de Lima con gente voluntaría, y recursos de
numerario que el Consulado le facilitó. Se detuvo poco en Guayaquil, y
lueco que tomó el mando del pequeño ejército que le esperaba, trabó
acción en el pueblo de San Miguel y derrotó á sus advérsanos, tomándo-
les la artillería y parque. Los siguió hasta cerca de Mocha donde se hi-
cieron ñiertes, y libraron 2? batalla en que también fueron destruidos
pasando á encerrarse en la capital. Todavía pelearon allí animosamen-
te en varios encuentros desoyendo las tentativas de reconcilacion. —
Montes tomó el faerte del Panesillo, ocupó la ciudad de Quito el 8 de
Noviembre de 1812, y el corone] Sámaño se dirijió á Ibarra, lugar en
que aniquiló los restos que habían buscado ese refusio. — El gene-
ral Montes restableció el gobierno ei^añol, y sometido el territorio
por el lado de Popayan, observó una política que, sin dejar de ser flrme
y bin omitir el castigo ae muchos, puede decirse tuvo también el carác-
ter de una ilustrada tolerancia. Hemos pasado de lijero por las cosas d«
Quito en tiempo de Abascal; y á todo el que, acerca de ellas apetezca
detalles abundantes, lo remitimos á la obra "Jtesúmen de la historia del
Ecuador por D, Pedro Fermín Zevallos.
La presidencia de Quito que estuvo sometida al Perú temporalmen-
te por orden real de 23 de Agosto de 1814, volvió á su antigua depen-
dencia del vireinato de Nueva Granada, en virtud de otra de 18 de Oc-
tubre de 1815.
En la ciudad de Chuquisaca habia fermentado la idea de que el Yirey
Liniers, el presidente de esa Audiencia teniente general D. Kamon Gar-
cía Pizarro, el Arzobispo D. Benito Maria Moxó, el comisionado de 1»
Junta de Sevilla Brigadier D. José Manuel de Goyeneche y otros, se
hallaban en intel^encias secretas á favor de las miras del gabinete del
Brasil, con respecto á los dominios Españoles de Sud- América. — ^Fuese
que estos rumores se exageraran maliciosamente con determinado ñn,
ó que muchos les prestasen ascenso de buena fé, cierto es que difundi-
dos en todas las clases, levantaron una seria desconfianza y oposición al
Gobierno. — ^Pizarro supo que se preparaba un asalto para el 25 de Ma-'
ye de 1809, y se adelantó arrestando á diferentes funcionarios. Efec-
tuado el tumulto, el pueblo consiguió la soltura de los presos, pasando
luego á pedir se les entregase al Presidente por traidor, ó al menos se le
quitasen las armas. La Audiencia admitió la solicitud en el 2? estremo:
en seguida decretó la captura de Pizarro sometiéndolo á juicio, y se
apropió dicho tribunal, el Gobierno por dimisión forzada del Presidente,
^JL Chuquisaca se hacían aprestos militares y el Intendente de Potosí
que también practicaba los suyos, exijia envano cesasen aquellos.
En la noche del 16 de Julio del mismo año se sublevó la ciudad de la
Paz, apoderándole el pueblo de los cuarteles y de las armas. Fueron des-
terrados los funcionarios depuestos, y se perpetraron no pocos crímenes,
dándose las mismas razones que en Chuquisaca, de estar las autorida-
des de acuerdo con el Gk)biemo Portugués. Entre tanto el nuevo Virey
de Buenos Aires general D. Baltazar Hidalgo de Cisneros, autorizaba á
la Audiencia y se entendía con ella, dando crédito á la renuncia de Pi-
zarro, y sin conocer las verdaderas intenciones de ese tribunal. El In-
tendente de Potosí D. Francisco de Paula Sanz, queria se procediera á
sofocar la revolución de la Paz, pero la Audiencia que no pensaba en eso,
lo calificó también de cómplice en traición y de perturbador del óiden.
£1 8 de Agosto con noticia de esos sucesos y otros pormenores, halló
Abascal una buena ocasión de hacerse el arbitro de loe destinos del Al-
ABA ¿3
tó JPdm, y iómak á su éárgo la dincoion de nni^ nuera tontienda; Des^
l^ee de enviar ene drdenoe al intendente de Potosí, hiso marohar al eo*
lonél D. Joan Bamires, para que se situase sobre las fronteras oon fder-
a» de las milicias de Aremiipa y Paño, acordando 6as medidas con el
brigadier Goyeneche que Iba al Cnzeo de Presidente interino; De Are-
quipa nlieron 1.500 infantes y 1a artilleria qne había en el BepaHa-
meato, y se abrió nna snsmipcioii Tolnntaria para atender á los gas^
toa. Bió óiden á Qoyeneche para colocarse en la frontera con tres mil
liombres» completándolos del Cozcof-^ne tentase los medios de recoB't
eiliaoion 6 indulto, y si no surtían efecto, atacase y destrUvese á los de
la Paz que habiaa ericido allí una Junta denominada "AiHta" en 34
de Julio, la cual hizo á los cabildos del Perú invitaciones qiie no pudie^
ron ser bien aoogidas.
- El Virey acumuló en el Sur armas, municiones y demás necesario, y
aunque los de la Paz pedían la suspensión de hostilidades, protestando
que no habían fiútado á la fidalldad debida á su Soberano, a fin de ima-
nar tiempo para ^ne la revolución pudiera genMaralizarse; las ^kdenes pa-
ra el ataque se dieron por no haber esperanza de avenimiento, agregan-
do Abascal en su memoria '^qne á mas de su estrecha obligación de ha«'
** cerlo, tenia que evitar los cuantiosos gastos qwe le piioáhan de socorrer d
^* la Femíneula?* este era su tema constante y su mayor pesar.
Cuando las autoridades de la Paz habían acordado ya oon Goyeneche
el desarme y sometimiento déla ciudad, esplosionó una turbulencia que
prodigo choques lamentables, dando por resultado que el pueblo se
avanzase á oponer resistencia al ejército. Loe^ que óste se les puso de-
Isnte el 24 de Octubre, se dieron á la ñiga retirándose hacia lo interior:
mas cuando ñienm acometidos de nuevo el 26, se defendieron hasta don-
de fué posiblef acabuido por dispersarse. Goveneche ocupó la ciudad)
dispuso la formación de causa contra los düpables, y que marchase una
sruesa columna á estemünar á ios que aun persistían en sostenerse á la
distancia. £1 coronel D. Domingo Tristan que la mandaba, loe destrozó
«on gran mortandad en Hachamarque 6 Iropana; y el coronel BaaMrec
frió el elegido para mandar en la Paz con una frierza respetable de ob-
oervamon* habiéndose licenciado el resto del ejército.
£1 manscal de campo D. Vicente Nieto, que vino de Buenofl Aires
nombrado Presidente de €hn<|uisaca, fué recibido en esta eapital sin
eontradioeion alguna el 24 de Diciembre. Abascal dio ascensos y recom-
pensas al ejército: Goyeneche con acuerdo de Nieto hizo ejecutar á los
sentenciados, franqueando indulto á otros, y regresó al Cuzco á servir
su careo de Presidente.
Haciendo abstracción de los sucesos ocurridos en Buenos Aires á prin*»
cipios de 1809, y de las causas que motivaron la separación del Virev in-
terino Liniers, nombrándose por el Gobierno como ya se ha dicho al ge-
neral Hidslgo de Cisneros, referiremos que la deposieiou de éste tn^o
eonsigo en aquella ciudad, el 25 de Mayo de 1810, la erección de nna
Junta superior ^rnbemativa en defecto de la Junta central de Espafta, y
sin traer á consideración al Consejo deBegenoia que la había reemplaza-
do. Abascal, á las primeras noticias que le llegaron de este cambio cu-
yas consecuencias preveía, envió fusiles y municiones desde el Cuzco á
Potoírf, eonmas cnatxo piezas de artillería,' y dispuso se circulara en el
tráoñiio el solemne ofrCcimieiito que hacía de auxiliar á las provincias
del Alto Perd oon todo et^oerzo para sostener loe derechos del Rev. Las
autoridades de ellas para estimular al Virey, y creyendo que las libraría
de la revolución, pretendieron incorporarlas al Perd á cuyo vlreinató
hablan pertenecido antes. Abascal, próvio eKaparato de una junta qu«
24 ABA
«irn üedtableciile eu bu puesto el Yirey
^ion S6 publicó por medio de un solempe biK^d<^ eu que eolmd de injmiaa
idos revolucionarios del £10 de la Plata. Para ninguna provideiieía
d^<S el Yirey de reunir el real Acuerdo 7 otros funcionarios. £n estas
juntas imperaba su parecer, sin que nadie osase contradecirle en lo biuk
tancial. 1 sin embargo, era to£ valida que en las primeras que se cele-
braron con motivo de los sucesos de Quito, el regente de la Audiencia
Arredondo y el inquisidor Abarca, fuerou de sentir que debia conserváis
se solo el vireinato en buen pié de defensa, sin llevarse la guerra á ter-
ritorio de otras dependencias.
Abáscal dictó luego muchas disposiciones para remitir aztíeulos da
guerra, previniendo á las autoridades de un lado 7 otro del Pesa^ade-
ro, preparasen fueraas para tomar la ofensiva, debiendo el^^eralAieto^
presidente de Cbuquisaca, acordar un plan con él intendente de Potosí
Sauz y el ex-virey Liniers, que se hallaban, en Córdova. Quería Abascál
que esta ciudad, así como la de Salta no se abandonasen, reuniéndoaa
allí fuerzas capaces de contener una columna ^ue venia de Buenos Airea;
y dispuso se cortase todo comercio y. comunicación. Luego ordenóse
juntasen 1500 hombres en Potosí, y trataba de ampliar su flan i Santa
Fé y aun al Paraguay; y remitió gran nliméror de espadas, pistolas, pól>
vora, &. No omitió exitar ^ los de Montevideo con&a Buenos AirÍM, y^
tocó con el Embajador espaficd en el Brasil para diversos fines, 'cntreí
ellos el de solicitar el apoyo de la Escuadra inglesa.
Apesar de todo, los sucesos se presentaron de una manera bi4n contra*'
ria a los designios del Yirey. La j^roviUcia de Cochabamba se subleiró^
pero Abaseal, cuyo (ínimo crecía siempre en los conflictos, ' mandó con/-
centrar todas las fuerzas del Alto Perú, evacuando Tnpiza: hizo pasas»
Goyeneche al ejército que se preparaba en Puno: se ocupó hasta del caco,
de ser necesario dejará Potosí, y colocó los respuestbs de armas' en.
el I>esaguadero. Goyeneche salió del Cuzco con cuatro mil hombrea ve-
teranos y de milicias. Bamirez debia.partir de la Paz hacia Oruifo. Bn~
tre tanto, las cosas del Sur presentaban nuevas dificultades. La fners»
del coronel Oóidova perdiendo territorio desde la ciudad ddL mismo
nom1»e, se vio obligada á retiranse á Cotagaita. Los de Bueno» Airea
enconados con la perspectiva de los proyectos de AbascaL se determina-
ron á avanzar para protejer la insurrección que esperaban en el Alta
Pero; pié en ese tiempo la defección de las tropas que tenia Liniers, la
ejecución de éste, del coronel Concha, gobernador áe Córdova, j otros.
Los de Cochabamba atacaron con muy crecida fuerza y artillería, ala
coliuuna del comandante Piérola que Kamirez tenia colocada en Aioma.
Pué perseguida en su fuga hasta Yiacha, y ya los pueblos de la Paz se
adherían ú la revolución, lo cual con otras razones de gravedad obligar
ron ú Banúrez á oonoanéracse en este lado del Desaguadero y p^nnane-
cer solo en defensiva.
La ciudad de la Paa se decidió por el Gobierno argentino con su mis-
mo intendente c(»x>nel I>. Domingo Tristan. Córdova perdió sus tropaa
en Suipacha, á donde había avanzado con alucinamiento. Asustado el
presidente Nieto en su campamento con el eco de tantos reveses, dio ór-
d^npara que cada cual se salvase cómo y para donde pudiese: todo íaé
desorden entonces, y en él se perdió el armamento y parque por entero.
Sobrevino c(»noera ecmsiguiente el pronunciamiento de FoÜosí y Cha-
qnisaca enñivor déla Junta de Buenos Aires. Nieto, Córdova y el in*
ándente S»nz, fuefoiMftprehendidos yfneili^dos.
ABA 25
Goyeueche aceptó la propuesta del Cabildo de Chaqnisaca para sus*
pender boBtflidades 7 conservar las ftierzas, cada cnal en el territorio de
tm viieinato: aonerdo que Abascal tuvo necesidad de aprobar, sin per-
juicio de enviar nuevos refuerzos desde Arequipa y Cuzco, porque él no
podía desistir de sus miras de recuperar lo perdido; y ademas se vef a in-
sultado y maldecido terriblemente por los argentinos que no sin razón le
detestaban. Aunque Goyeneche, desalentado al ver la deserción de ofi-
ciales y tropa, y el pro^p^so de la seducción en los pueblos, renunció por
dos veces la presidencia del Cuzco y el mando del eiército, Abascal que
sabia manejarlo y conmoverlo, sin que hubiera podido encontrar el reem-
plazo de caudillo tan apróposito, le obligó á continuar deiándolo confor-
me con un aumento de tropas veteranas que le remitió de Lima, y con
suspender el cumplimiento del real despacho de presidente del Cuzco
que sehabia hecho en la persona del brigadier D. Bartolomé Cucalón.
Todo esto indi:go al astuto Virey á ocurrir ú su recurso favorito de reu-
nir juntas, piura que apareciese su voluntad robustecida ante el público.
Celebró una en la cual se acordó tomar la ofensiva contra el ejército ar-
gentino luego que Goyeneche cumpliera con enviar ciertos datos. Abas-
cal temíase corrompiese la moral y quería ahorrar gastos para acudir al
wcorro de España, Ésta medida produjo una sran queja de parte de Go-
yeneche quien otra vez hizo renuncia. Abascsd escribió en su relación de
Gobierno, sin embozo alguno, que debió negarse á esto como se negó, por-
que le convenia que siguiese aquel en su puesto por ser americauo; " lo
" cual hacia ver á los incautos que pudieranser seducidos, la justicia de
" la causa que se defendia: y ademas porque siendo rica la casa de Go-
" yeneche, podia servir con suplementos en algún apuro de la tesore-
" ria. Desde luego Abascal comprendió el descontento del ejército por-
que el mayor general D. fío de Tristan también dimitía su cargo.
£1 ejército tenia 6,517 hombres: era superior en número al argentino,
pero no gú, caballeria y artillería; y su comandimte en jefe no opinó por
el ataque, á lo menos hasta ver, primero, que efecto produjera el nuevo
indulto concedido, segundo, si los Cochabambinos desertaban al entrar
la época de las cosechas, y tercero, saber lo que pasaba en Buenos Ai-
res con molálvo de la llegada del general £lio nombrado de Yirey. Apro-
bado el aplazamiento propuesto, los argentinos insultaban á Goyeneche
y su ejército, fgaban como principio de paz la revolución general en el
rerú, y avanzaban su ejército de provincia en provincia hasta las fron-
teras de los dos vireinatos.
Asi las cosas, cuando el Cabildo de Lima enterado de. las proposicio-
nes hechas en laa corees por los diputados de la América, se manifestó
deseoso de mediar, y de evitar el derramamiento de sangro, preparán-
dose con entusiasmo para negociar la paz y persuadir á los contrarios
de que el nuevo sistema adoptado en España seria benéfico á estas re-
giones. Abascal tuvo la destreza de no oponerse á este paso, sin dejar de
decir ^^qiieelfruto seria ningmw^K Los caucUllos argentinos contestaron po-
niendo de relieve los derechos de los americanos, y la tiranía y manejos
del Virey. Propusieron con este motivo una tregua de cuarenta dias para
esperar que los pueblos del Perú abrazasen el partido de la revoluííion.
Goyeneche en junta de guerra, aceptó y ratificó la nueva suspensión de
hostilidades hasta la aprobación de Abascal. Este la desaprobó y reiteró
la orden de tomar la ofensiva. Poco tardó en saberse que el Virey Elio
venido de España pedia al del Perú dinero y armas.
Se hizo valer la entrada en Pisacoma de una partida de Cochabambi-
nos que arrolló á la avanzada realista que allí existia. Parece que liu-
bo otra« provocaciones en diferentes puntos de vigilancia: con lo cual,
4
28 ABA
pendientes; y loa rostoa batidos entrando á la ciudad se atrincheparon
eu la plaza. Tristau suscribió la capitulación que el vencedor le impuso^
y consistía en evacuar el territorio de Salta^ y no volverlos oomprendi-
<los en ella á tomar las armas. Abascal desaprobó de plano este pacto. —
Véase Tristan~Don Pió.
El general Goyeneche por consejo deTrístan abandonó Potosí y se vi-
no á OrurO; debiendo detenerse siquiera para esperar un batallón que se
retiraba de Jiguy y la división de Picoaiga de Suipacha. £1 Virey mand6
sostener Potosí, y que salieran de las provincias del Perú refuerzos para
el ejército. Pero era tarde: el cuartel general se encontraba ya situado
en Oruro. Allí la deserción fué considerable; algunos de los onoiaies que
llegaban de Salta esparcían ideas peligrosas, y el general Gk>yenfiche m-
zo nueva renuncia no pareciéndole bien volver á Potosí, El Virey ofen-
dido por el lenguige duro del general, le admitió la dimisión^ pero toda-
vía dejó Á su arbitrio separarse ó no, en cuyo último caso le ordenaba
apartase de su lado al brigadier Tristau y al oidor Cañete su secretario»
Esto enconó á Goyeneche, y procediendo ala entrega del ejército á su
2? el brigadier Bamirez, se dirijió á Arequipa. En el ejército hubo gran
descontento, y se decia entre oficiales y soldados, que pues iban á ser
mandados por europeos, se marcharían ásus casas: las bi^as de la tro-
pa en Mayo pasaban ya de mil individuos.
Todo esto encerraba muy altas significaciones, siendo indudable que
Goyeneche, Trístan y Picoaga pudieron con mucha facilidad en aqueUoa
tiempos hacer la independencia de su pais, librarlo de los inmensos y
ruinosos sacrificios que tuvo que sop<»:tatF después en una larga contien-
da. Los dos primeros conocían de sóbralas cosas de España, y los tres,
eran bastante ilustrados píura coiuprender que el Perú lijecho teatro de
resistencias, había de ser combatido x)or auxiliares y vituperado por
culpa de unas cuantas personas responsables. En lo demás, ya hemos
caracterizado al Virey Abascal, y también á la inerme y sojuzgada so-
ciedad peruana, que si no hizo cuanto debió y pensó en repetidas ocasio-
nes, fué por el &eno déla fuerza material, y sobre todo por el ejército y
los caudillos del Alto Perú. — ^Véase Picoaga.
Abascal todavía insultó en su relación de Gk>bierno á los muchos ofi-
ciales que jKKT la separación de sus generales, pidieron sus- licencias: dijo ,
** que representaron con la mas dañada intención y que se les otorgarou^
" para desterrar el pernicioso eiemiplo que dieron de indiferencia de fal-
" ta de constancia y de honor." Cuando el Virey hizo saber á Goyene-
che, que era relevado con el Teniente gemeral sub-inspector de las tro-
pas del vireinato D. Juan de Henestrosa, le escribió de <^cio y confi-
** mas provechoso partido de sus conocimientos y relaciones con los ofi-
" cíales mas influyentes del ejército, para que interpuesta su resi>etable
** autoridad no fuera tan fácil álos maquinadores y descontentos indu-
" cir á la tropa á que se desmandara con el pretesto de la ausencia de su-
"antiguo jefe'' Comente quien quiera estos hechos, que nole será difícil
juzgar á Abascal y á los demás. Al que ha mandado, al vencedor de
Guaqui y Sipesipe le propone algún destino secundario... ¿Y por qué si tan-
to pesaban para aquellos gefes' los juramentos y la subordinación mili-
tar, que no podían violar, según lo dijeron siempre, no cuidó el general
de complacer al Virey obedeciendo con abnegación esa orden de que-
darse en el ejército en un cargo inferior, para evitar por amor al Rey
algún descalabrof Pero ese mandato era una herida hecha en lo mas
ABA 29
vivo al amor propio personal, y no llegaba el decantado eapírltn de obe-
diencia hasta el estremo de camplirlo!
Henestrosa quiso conservar la sub-inspeccion y el mando del ejército
al mismo tiempo: pidió grandes recursos pecuniarios y lleYarse de re-
fuerzo casi toda la ^arnicion de lama; sobre lo cual hubo agrias con-
testaciones con el Virey que concluyeron por una renuncia, ^neetrosa
parece que no tenia voluntad para el caso, y exieió á sabiendas lo que
no había de concedérsele. Encóneos fué nombrado para general en Jefe
del ejército el bri^pidier sub-inspector de artillería D. Joaquín déla Pe-
zuela, quien al quinto dia se emoarcópara Arica cou 300 hombres del Re-
gimiento Beal de Lima.
Suspendiendo la narración de los sucesos del Alto Perú, ya demasiado
larga, daremos cabida á otros asuntos concernientes al gobierno del vi-
reinato, para contdnuar después tratando de aquella guerra y llegar al
término del período de Abascal*
En el año de 1810, debió ser reemplazado el Virey por el je£e de Encua-
dra do la Armada D. José Bustamante y Guerra. Consta su nombra^
miento en una real cédula de 21 de Marzo, y quedaría sin efecto, desde
que no se verificó la venida de ese general al Perú. Abascal habla aseen-
dido á Teniente general en 1809 y continuó gobernando un 2? quinquenio.
! El 28 de Febrero de 1811 se tuvo noticia en Lima de la instalación de
las cortes generales, suceso á que se dio la mayor celebridad, haciéndose
lajorasolemno en el inmediato mes deBCarzo. Este congreso en 24 de
Setiembre declaró nula la renuncia del rey FemandO; por falta de liber-
tad y del consentimiento de la Nación.
Nunca abandonaba Abascal su designio favorito de tener grata y alu-
cinada á la sociedad con hechos que robustecieran el aprecio que nabia
alcanzado por medio de las obras públicas, de útiles providencias admi-
nistrativas, y de mejorasen diferentes ramos que nadie pudiera negar ó
disfrazar. Empeño era este que cultivó ingeniosamente, acreditándose
su estudioso celo con los arbitrios de que hacia uso para distraer la aten-
ción de todos, ocupándola de novedades deslumbradoras que encubrían
por lo regular sus verdaderos fines. Ninguna ocurrencia fué con tal
propósito mas feliz para él, ni de mas £eivorable resultado, que la de
crear un cuerpo cuya disciplina homogenizase á todas las clases, atándo-
las insensiblemente al poder por medio de la obediencia militar. Se ha-
bla escrito mucho, en los puntos de América donde apareció la revolu-
ción, déla natural riviúicbíd que existia entre europeos y eríollos, y del
desprecio con que los primeros miraban á estos. £1 Virey comprendía el
pelisro que llevaba consigo la circulación de unas ideas tan aceptables
é iuSuyentes para despertar pasiones y avivar quejas mal encubiertas.
Concibió el proyecto de sidir al encuentro de ellas, como el mediador en-
cargado de amortignarlas, y pnao en obra su plan llenando con él los di-
versos objetos que se proponía.
Organizó un regimiento de tres batallones haciéndose su coronel: le ti-
tuló ^* Voluntarios cUaünguidoM de la concordia española del Perú" y en el
cuello del uniforme colocó este mismo dictado al rededor de dos manos
unidas estrechamente. Nombró teniente coronel y comandantes, al mar-
qués de Celada de la Fuente, al eonde de Casa Saavedra, y al marqués de
Torre-Tagle: capitanes y subalternos á diferentes sugetos notables tam-
bién 14J08 de Lima, sin peijuicio de dar iguales puestos á españoles euro-
peos; empleando á muchos de ambas procedenciae en las clases de saijen-
tos y cabos, y siendo el Arzobispo el vicario de dicho cuerpo, en que re-
fundió un batallón de milicias del "Comercio^' y un regimiento antiguo
denominado *^de la nobleza*^ que no tenia ya sino el nombre. £1 30 dcMa-
30 ABA
yo de ISll, dia de San Femando, formó por primera vez el regimiento os^
tentando la mayor brillantez y lucimiento:Ba oreacion se celebró con grau^
des y costosas fiestas, y valió id Virey el título de Castilla de ** Marqoéa
de la Omcordia^' qne se le confirió en 30 de Marzo de 1812. Él cuidaba
de recomendar ala corte el mérito de ciertos personajes de Lima, coad-
yuvando ásus ascensos y distinciones para tenerlos obligados y bien dis-
puestos: porque era indudable que los serricios particulares y oportunos
ganaban las voluntades sólidamente en una capital en que abundaban
las aspiraciones, y ^ue para satisfacerlas, según el antiguo régimen, se
requerian gastos, tiempo, y el apoyo que por lo regular no se conseguís^
á tan gran distancia del poder regio. Torre-Tagle.Saavedray donAndre»
Salazar fundadores del regimiento de la Concordia, fueron ascendidos á
coroneles de ejército por la Regencia en Diciembre de 1811. Otro peruana
el marques de Montemira, á mariscal de campo, y sub-inspector general.
D. Francisco Zarate, D. Pedro Matías Tagle, los condes dé Montemar
y de Villar de Fuente, todos limeños, fueron graduados de coroneles
de ejército en 1813.
El 6 de Noviembre de 1811 se manifestó &ol Lima un cometa notalde por
su permanencia ala vista durante 6 meses, circunstancia que ocasionó
gran sensación, particularmente en el vulgo que se alarmó mas, por el re-
cio temblor de tierra que se esperimentó el 11 de dicho mes.
Una coincidencia estraordinariamente desgraciada para los patriotas
de Tacna en este año de 1811, frustró los esfuerzos audaces de estos, colo-
cándolos en el mas terrible conflicto. D. Francisco Ant<mio Zela natu-
ral de Lima, ensayador de las cajas reales, dio el grito de rebelión con-
tra el dominio español el 20 de Jiudo, dia en que- sucumbió en la bata-
lla de Gnaqui el ejercito Argentino con cuya protección contaba. La no-
ticia de ese desastre, trastornó los ánimos y abrió paso á la reacción que
se efectuó luego. Entregado Zela^ fué sometido ajuicio, y su sentencia
de muerte la conmutó Abascal á mérito de poderosas InfiuenciaeL en-
viándolo al presidio de Chagres donde falleció años después. — ^Véase
Zela.
Nunca fueron indiferentes ni omisos en Lima muchos hombres de to-
das las clases sociales que decididos iK>r la independencia trabajaban sin
cesar, en medio de obstáculos y peligros de gravedad, por xK>ner en obra
diferentes proyectos para emprender la lucha que otx^ secciones ameri-
canas habían podido iniciar. Entonces, como ahora,8e consideraron qui-
méricas todas las tentativas en que á falta de elementos competentes, ó si-
quiera medianos, no existió mas que una generosa y resuelta voluntad
que daba visos de realidades de importancia, á ciertas ilusiones creadas
por el entusiasmo, y que convertían en medios de acción las ofertas de
algunos, que no era posible contasen con fuerza ó prestijio en los cuar-
teles. Dentro de estos se necesitaba una cooperación regular y positiva
que entonces faltaba, y sin la cual nada pedia lograrse.
Un número crecido de individuos entre los nobles, otro mayor de
ecle6Íásticos,de religiosos y personas de diversos cijercicios, abrifiwanlos
mas vehementes deseos de que la emancipación del Perú se dectnase:
todos eran colaboradores, todos y cada cual ponían de su parte algún
contingente en medio del secreto y de los recelos. Para escribir á cerca
de las conspiraciones que se succedieron en Lima desde 1800, sería nece-
sario tener á la vista los procesos que se siguieron. Creemos que en ca-
da uno, los comprometidos fueron muchos mas de los presos, j que no
pocos nombres de suposición quedaron envueltos en el misterio jpor la
lealtad de los que sumeron condenas; hombres do mayor intrepidez y
acción que los que se cautelaban desconfiando del excito con sobrada nir
ABA 31
con. £a la noche del 86 de Setiembre de 4<|ael ofio, faeion preeos el abo-
gado D. Mateo l^va y sn bemumo D. Bemdio^ D. Antonio Alaría Fardo,
el aobteniente del rumíente real de Lima I). José Bernardo Manzana-
les, D. Joeé Santos Figneroa, D. Jnan Sánchez Silva. D. Pedro Zorrilla,
el cadete de artilleiíal)* José Gaete^ D. Francisco Pérez Caneza y D.
José Antonio Gareia. — Siguiese el Juicio ^r el alcalde del crünen oe la
andienoia D* Joan Baso y Berri, y concluido en corto tiempo, se les sen-
teadó á diferentes presidios distantes, y por un número de afios, sin que
sepennitiera paradespoes su regreso al Perú. Parece ^ue en este pro-
yecto revolucionario se tocaban los nombres del brigadier man]^ues de
Montemira, de su huo el coronel del regimiento dragones de Lima D.
Francisco Zarate, y de otras personas: mas no figuraron en la causa cu-
yo fallo se dicté en 27 de Noviembre, y aprobfl^Lo por Abascal, se puso
luego en c^jecucion. — Véante loa ürtíoiloa meretUa a loe indimdmo8 atoaos*
Por Agosto de 1809, debiendo enviarse del vireinato una persona que
representase al Pera como miembro de la Suprema Junta central de És-
pa&a, se pió Abascal en tres distinguidos patricios para que uno de ellos
fuera el efecto para desempeñar tan alto cargo. Asi es qne presentados
en d real acueinlo, el general D. José Manuel de Goyeneche, el oidor Dr.
D. José Baqueano, y el chantre Dr. D. José de Silva, recayó por sorteo
eu el último. — Se d^o que la cédula faé sacada de la ánfora por la hna
de Abascal, pero no parece creíble que esta fuera llamada á la sala de la
Audiencia en que celebraba el acuerdo sus sesiones. — ^Véase Silva y Olave.
Con posterioridad pasó á Espafia de diputado por el Perú cerca del Con-
sejo oe regencia, el coronel 1). Francisco Salazar. Al dar las cortes nue-
va organización ú este consejo, figuraron entre los candidatos para
presi^rlo,^ tres peruanos, loe bn^adieres marques de Montemira y IX
Manuel villálta^ y D. José Baqueano conde de Vista Florida. La elec-
ción recayó en el capitán de fragata D. Pedro Agár natural de Nueva
Granada, Director general de academias de guardias marinas. Asi lo
comunicaron al cabildo de Lima desde la Isla de León en nota de 6 de
Noviembre de 1810, los diputados que en esa asamblea representaban
al Perú.
Continuaban los trabajos ocultos en que se discutían diversos planes
y se i»rocuraba escogitar medios para mover el país y encender el fue-
go de la revolución. Conferencias habia en el colegio de San Feman-
do donde figuraban Unánue, Paredes, Pezet, ChacaJtuia, Tafiír, Valdez,
Deboti, ¿k, pues del cuerpo de médicos siempre se disputaron algunos
laprimaciaenlospasosTHreparatoríos conducentes á tiiui señalada in-
tento. Denunciadas á Abascal estas juntas, quedó absorto al oir que
se comprendía en las acusaciones á personas de elevado rango, entre
las cuales estaban amigos y aun confidentes suyos. Pero el sa^as Yi-
rey, conocedor de todos, se limitó Á comunicarles con estudiada cal-
ma, lo que respecto de ellos se le había informado. Asi se desconcerta-
ban en aquellos tiempos las combinaciones y conatos, que cesaban evea*-
tualmente para reanudarse después.
Otra eoncurreneia que atr%)0^ con razón las sospechas de Abascal, y
qae también dio lugar á revelaciones sigilosas, fué la que fomentaba en
su c^da el padre D. Segundo Antonio Carrion del oratorio de San Fe-
lipe Neri. Allí asistían el conde de la Vega y D. José de la Biva Agüe-
ro, haciendo papel muy principal los padres Méndez y Tagle. f^ta-
ban relacionados con Pérez de Tudela^ Alvares, y otros distinguidos
abogados infatigables obreros entre los que trataban de abrir paso á la
iasurreccion. Abascal dispersó este club por medio de diferentes arbi-
trios; y cuéntase que en una ocasión hizo situar en la portería del con-
vento de 'San Pedro, en hora dada de la noche, al capitán D. Juan Vis-
32 ABA
carra c^ebre por su actividad en el servicio de policía; el cual caando
ibansaliendo los socios del Padre Carrion, les daba las buenas noclies
á nombre del Yirey, aplicándoles á la cara una linterna de mano que
con tal fin llevaba debajo de su capa.
£1 colegio de San Carlos era otro taller en que reunidas notables in-
teligencias, se propagaban las ideas americanas que abrazaba nna reco-
mendable juventud, que á su vez dio á la República, muy dignos serví-
dores. Su Rector, el canónigo lectoral D. Toribio Rodríguez de Mendo>
za, estaba ad ñrente de los progresos científicos de aquel antiguo insti-
tuto, en que se cultivaban las doctrinas mas liberales, bien que de una
manera privada y con precausiones. Allí se nutrieron ^ difundieron los
principios protectores de la independencia, fruto preciso de nna ilus-
tración Ubre de errores y preocupaciones. £1 padre Fray Diego Cisne-
ros de la orden de San Gerónimo, el presbítero Dr. D. Juan José Mufióz
y algunos mas, se hallaban ligados al rector Rodríguez^ eran los colabo-
radores ardientes de sus elevadas miras en obsequio- a los adelantos de
la juventud, por la cual trabigaban así mismo Vivar, Pedemonte &, eu-
yo saber y patriotismo se reprodtno en las altas capacidades de Carrion,
Mariategui y tantos otros. Cuando varias resoluciones de la corte, alar-
mada con los anuncios de las abanzadas reformas introducidas en San
Carlos, se encaminaban á la supresión de ciertos textos, j á detener los
ensancnes de la eusefianza, el Virey rehusando hacerse odioso, guardó en
BUS informes, cuidadoso silencio acerca de los puntos sustanciales
que se querian esclarecer, mostrando así que no tuvo voluntad de coo-
eur alfin que las reales órdenes se proponían. No faltó quien se atri-
era este triunfo de una manera esclusiva; pero el respeto á la ver-
exije decir que Abascal no ignoraba nada de lo que sucedía en dicho
colegio, y que su tacto político y lo delicado de su situación, le acon-
sejaron nna prudente tolerancia. A su talento no podia esconderse
qne la emancipación de la América era inevitable; mas á su fama y ele-
vación personal convenia pensar solo en vencer los peligros de actuali-
dad, sin escudriñar lo que sucediera después de su época de mando,
por resultado del progreso intelectual, que envano hubiera intentado
contener.
Tanto era esto, que no ¿Jtaron ocasiones en que hablando el Yirey
con personides de su intimidad tildados de desafecto á la causa de fia-
paña, los calmaba con reflexiones de momento sin negar que vendría
de por sí la oportunidad de la independencia. Aun les hacía entender
con disimulo que llegaría el caso de que él mismo no se opondría á ella.
No de otra suerte pueden esplicarse los rumores sordos, y la persua-
cíon, ligera desde luego, abrigada por algunos, de que Abascal no esta-
ba distante de hacerse Soberano del Perú, tradición á que se refiere
D. J. A. de Laválle en la revista de Lima de 1? de Setiembre de 1860.
£1 18 de Setiembre de 1810, fueron aprendidos de orden del Yirey el
Dr. D. Ramón Anohoris natural de Buenos Aires, mayordomo del Arzo-
bispo de Idma» el Dr. D. Mariano Pérez de Saravia, el cura de San Se-
bastian D. Cecilio Tagle y un hermano suyo, los comerciantes Minondo
V López, el italiano D. José Boqui, su hiio adoptivo D. José Antonio
Mirálla, el impresor D. Guillermo del Rio y otros, todos acusados de
conspiración, y penados con destierro y confiscaciones en el proceso que
conlra ellos me seguido.
Al instalarse las cortes Españolas en Setiembre de 1810, tomaron
asiento en ellas como diputados en virtud de la elección supletoria que
se hizo en Cádiz, diferentes peruanos ^ue entonces se hallaron en la Pe-
nínsula> entre ellos los coroneles D. Dionisio Inca Yiipanqui y D. Fran-
ABA 33
«siseo Salazar, los doctores D. Vicente Morales Daarez, D. Blas Ostolaza
y D. José Antonio Navarrete, D. Antonio Znazo^D. José Lorenzo Ber-
madez, D. Pedro Garcia Coronel, y D. Ramón Feliu, los cuales firmaron la
cDQstitncion política sancionada en 18 de Marzo de 1612, siendo Navar-
réte ano de los secretarios de dichas cortes. De las solicitudes que
estos y los demás diputados de América hicieron en la asamblea con
diversos objetos apoyados en razón y Justicia, se dá cuenta en el ar-
tículo "Morales Ihtares^\
£n la provincia de Húanuco se hizo un levantamiento el 23 de Fe-
brero de 1812, acaudillándolo contra el gobierno el rejidor D. Juan José
Crespo y Castillo. Alegó por causal que se trataba de incendiar por
los españoles las nuevas sementeras de tabaco formadas por los ha-
cendados, en uso de la libertad concedida para el cultivo de esa plan-
ta. £1 intendente de Tarma D. José Gronzalez Prada acudió á sofo-
car la revolución, provisto de fuerza competente y con instruccio-
nes de Abascal. Castillo salió á encontrarle con crecida multitud, mas
apesar de la resistencia en que puso empeño, fue derrotado en el
puente de Ambo el 18 de Marzo. Hubo gran mortandad y heridos,
ocupando los realistas el 20 la ciudad de Húanuco donde sufrieron
la última pena Castillo y sus principales tenientes D. Juan Haro y D.
José Rodríguez que fueron aprehendidos en la montana de Monzón.
£1 Virey concedió después un indulto, el 13 de Abril, comprendiendo
á los partidos de Panataguas y Huamalíes en que se había estendi-
do la insurrección.
£1 23 de Marzo se esperimentó en Lima un huracán cuya fuerza de-
sarraigó varios sauces en las alamedas, y en 14 del inmediato Abril un
fuerte movimiento de tierra.
•
Nombrado consejero de estado el oidor D. José Baqueano, conde de
Vista Florida, hubo en Lima costosas funciones públicas en su obsequio.
£1 grado de entusiasmo popular que desplegaron todas las clases en
esta celebridad, que duró del 4 al 6 de Julio, acreditó ^ue Baqueano
disfrutaba del aprecio general, y era la persona mas querida é influyen-
te entonces. Tan estremosas demostraciones, que rayaron en füborotos
populares, dieron mérito á que se animasen mas los rezelos del Virey,
que vivía de antemano desconfiado y vigilante con el poder de aquel
personaje, á quien la envidia tildaba aun de conspirador é interesado
en favor de los viejos designios de la princesa del Brasil. Con motivo
de la a^tadon del pueblo, estubieron las tropas sobre las armas, y s»
quiso oar color de sedición á unos actos enteramente distantes da
tales tendencias; sin que por esto dejasen de ocasionar alarma, pues la
casa de Baquílano faé teatro de grandes recepciones, arengas y loas, to-
mando partee! bello sexo y bástalos indios y los negros; cuyas alocu-
ciones se publicaron en la descripción impresa de estas memorables fíes-
tas, que escribió el sospechoso Miralla. Foco se hicieron esperar los re-
soltados de tan notables escenas, y la prisión de algunas personas fué
el anuncio de un juicio que se les abrió por una conjuración que se ase-
guraba estar fiuguándose, y ^ue denunció como acusador un saijento
del regimiento de la Concordia, apellidado Planas. Nos faltan datos pa-
ra poder decir algo del término que tuvo esta causa. — Véase Baquijano.
Antee de concluir Julio de 1812, hubo una función dedicada á la per-
sona del Virey, porque habia recibido despacho real en que se le con-
decoraba con la eran cruz de Carlos III. Juntáronse los caballeros de la
orden en la capilla de palacio donde se hizo el ceremonial, y le armó con
}as insignias uno de aquellos — D. Sebastian de Aliaga conde de Sau Juan
5
34 ABA
de Lariganclio. — ^Uníase á esta celebridad la qae era eonsiguiente íttt^
biese cou motivo del nuevo mar^u^emdo de la Concordia,
Luego vino á exitar los ánimos un suceso de alta trascendencia*
que abrió espacioso campo de esperanzas á los corazones que aspiraban
a saborear los goces de la libertad. Hablamos de la constitución dada
por las cortes en 1B12^ que recibida oficialmente por el Virey debia ser
S reclamada en el Perú. — ^Verificóse este acto solemne en Loma el día 1?
e Setiembre, jurando dicho códiffoen seguida las autoridades, los em- -
picados de todas clases y hasta los ciudadanos en sus parroquias res-
pectivas.— ^£1 jábilo popular se manifestó con ilimitada espansion en
fiestas y regocijos que duraron seis dias consecutivos.
La libre emisión del pensamiento permitida por suprema resolución de
11 de Noviembre de 1810, fue para los hombres de letras y para el públi-
co, ancioso de ilustración y doctrinas vedadas hasta entonces, una de las
primeras garantí^ que pudiera apetecer para tratar de sus intereses,
de sus derechos y porvenir. Fueron apareciendo unos en pos de otros
periódicos que tomaron á su cuidado concentrar la opinión, y encami- -
liarla á diferentes fines de utilidad general. A la par de estos lícitos y
sanos designios, asomaron las animosidades y los ataques personales, in-
dició claro de los odios y las rencülas privadas. La autoridad p|TÍnci-
Sal no podia verse libre de reproches, acusaciones y descomedimientos
e lod agraviados y de los inquietos. Entre los diversos asuntos que
entretuvieron la prensa, algunos suscitaron graves disgustos, sefialán-
dose mas los que dirijian por D. Gaspar Rico y Ángulo y el mariscal do
campo D. Manuel Villalta. Abascal dice en su relación de gobierno que
Rico se servia de los periódicos "PcrtMUio" y '^SdteUt^* **para propagar
„ producciones incendiarias y subversivas que irremediablemente iban
„ a poner el pais en combustión; y que ftié necesario recoger ciertos nú—
„ meros, y corregir al autor como lo hizo con aprobación del real acuer-
„ do, agregando que los gobernadores de las provincias representaron
„ no poder responder de la tranquilidad, si no se cortaba el pernicioso
„ abuso que se hacía de la libertad de imprenta'\ £1 Virey remitió Á
Bioo á España bajo partida de registro en 27 de Junio de 1813.
En cuanto al general Villalta, sus escritos pulsaban una cuerda de fa-
tal sonido para el Vire^ en las circunstancias que se atravezaban: y por
eso decia en su memoria que '^mas que los de Rico contenían un vene-
„ no mortal y activo, porque grosera é impoHtioamente hacía resaltar
„ el motivo de los zelos de los americanos contra el gobierno, por noha-
„ ber sido atendidos como los europeos en la distribución de los empleos
,, y premios'^ Abascal impidió la circulación de tales impresos. A este
respecto hubo publicaciones en estilo el mas picante, de&ndiendo á Vi-
llafta é hiriendo de lleno al Virey, particularmente por el modo ilegal
2ue sin duda afeaba sus procedimientos como autoridad. Cierto que
Lbascal habia pasado á la junta censora unos oficios de VíUalta al ca-
bildo, b%}o el carácter de acusación que no le era permitido haeer, y
cierto también que á falta de denuncia en forma legal, y ante el juez
competente, sirvió ese medio reprobado, y estrafiaá la ley, para mouyar
resoluciones atentatorias. En largos discursos se sostuvo una polémica
muy acalorada y acre, en que se hecharon en o^ra al gobierno Español
BUS mas irritantes estravios y mezquinas máximas; y al Virey no pocos
abusos é imprudencias, deprimiéndole con las armas de una crítica satí-
rica y atrevida. — VéoM VülaUa»
Persi^lóse á diferentes personas por las publicaciones impresas, en qne
se hacían recios ataques al poder político y á la inquisición. £1 editor
del ^Teruano" D. Guillermo del Rio que también lo fué del "Investiga-
ABA 36
.doE^ tüToqBeííigar déla capital; otros sufrieron apercebimUs&tos y mal-
.tas. Ún papel titulado '^£1 Verdadero Peruano" ^ue di4iia el presbitei»
D. Tomás Flores, y en el cual escribian notables inteligencias, tuvo que
desaparecer antes de un año por la tenaz veuj»nga de las autoridades,
que no cesaron de descargarle rudos golpes. Verdad es que salian pro-
ducciones candentes, y cuyos bríos, tratando de las libertades públicas
y del Polizonte abierto á la felioidaíd futura del país, Mzaban ya en pro>
▼ooaeiones é inyectivas que era imposible oorríeeen impunemente.
Otro eclesiástico, el Dr. D. ¿n^l Luque natural de PanamiS, era también
HicoBtenilde y escribía diatribas en 1812, contra el brigadier Bábago
secretario del Virey, y el tesorero D. Femando Zambrano. £stos lo per-
ngniron y fué de^sfadp aut^r ii^amante. £1 clérigo era un exigeiado
liberal^ y sua ideas y audacia para escribir lo bacian temible.
Ko altó en £spa&a quien alzara tamlnen la voz, y en la tribuna del
Ccü^roso, contra el virey Abascál: no faltó quien comprendiendo su po-
Üttea y deugmos, lanzara quejas y declamaciones, aunque sin éxito,
pcar^e se intazpretaron como desahogo de pasiones nacidas del Lnterea
por la independencia, combatida diestra y artificialmente por AbascaL
£i diario de las cortes, en la sesión de 1? de Man» de 1813, registra las
aousaciooes que le hizo el diputado suplente por Arequipa D. Mariano
Rlveio, calificándolo '' de un déspota arbitrario (][ue se recreaba en el
" derramamáeuto de sangre americana, y para quien no babia moA ley
*' m norma que sus caprichos, su egoísmo y desen&enada ambición .
La.Gólara del Virey estalló no solo respecto de Bivero, sino de los demás
diputados del Perú, considerándolos sus cómplices porque ninguno ua^
de la palabra ;para defenderlo, y lejos de eso se manifestaron contentos
.al parecer de las acusaciones que apocaban con su silencio. £n el núr
mero 63 del "Tribuno del Fueblo", periódico que se publicaba por en-
tonces en £spaS&a, se escribió también en ténninos ofensivos, denun-
eisndo di^FMSos hechos, del Virey del Perú, y censurando los abusos de
sos prooedimientos como. mandatario. £6tas acriminaciones no se limi-
tanm á Abascal, y comprendieron igualmente al general Pezuña, al al-
calde del ci;ímen de la audiencia de lima, marques de Casa Calderón, y
alanaycrde plaza coronel D. Antonio Montero, por participación en los
^cios de infidencia y arrestos que se repetían por resultado de ciertas
lavestigaciones. Con tal motivo, salió á luz un folleto titulado: "A la
iMMtoa panela: ^ Pmaador del PerA. lima 1814", en el cual se prodiga-
ron insultos á Bivero, y en vez de respuestas que lo desmintieran victo-
riosamente, se cuidó en una répUoa empalagosa, de referir los servicios
de Abascal y Pezuela con estudiada ponderación. Este escrito muy
irritante y personal, no guardó respetos en cuanto á otros individuos
heridos por solo la circunstiuicia de haber sido alabados en las publica-
eiones de £spaña; tales como el general Henestroza, los oidores Villota
y £steiripa, y el fiscal Eyzaguirre.
Un comerciante de libros llamado D. Tadeo López, natural de Limik
tenia ideas muy exaltadas contra los de Espaüa, y muchas veces su&io
por eso fuertes correcciones. Quiso establecer un periódico, y careciendo
ae t^ws se propuso fundirlos. Lo consiguió á fuerza de trabiú<> 7 gastos
crecidos, d¿ido por fin á luz "El Peruano UberaV\ López no. era hom
bie de letras, y se valia de diferentes plumas para su empresa. Uno
de Qus amigos redactó un prospecto algo descomedido, y dispuesta
la forma pasó á la prensa, estampándose en raso blanco aquel escrito
por el mismo D. Tadeo. Éste tomó el primer ejemplar como la primicia
de loB tipos fabricados en Lima; ^ seguido de gente con mucho alborozo
-y estruendo de cohetes, se dirigió aS palacio con aquel presente, que
36 ABA
vtMi» jpHüsrAbauícal csmaó hvl justo enojo, despidiendo con rigor y amena-
K^maáiiuí^í^ López que no había leído lo que iba timbrado en el raeo.
Ei Ck&Uuldo^eM^o&eedió una medalla de oro con bríllantes á titulo de
'^fti^MMíOLt mériéo'^^ y como López se presentase con ella en público, fué
llamado por el Virey, quien disgustado por el avance del Cabildo, y Iob
irrespetuosas contestaciones de López, le arrancó del vestido la medalla^
arcojKndol» eá suelo: Después se la devolvió destruida á golpes de mar-
tillo,' enhri^dolo por sepflúrado los diamiaates. Sobre este particular ha-
bcrésxiQcaoionies^^ Oabtldo y reconvenciones del Virey.
- <£}l'Oónitírdío de Cádiz liiío á las cortes en 34 de Julio de 1812 una re-
pfesentaféofn en que manifestó los grandes perjuicios que se le segnirian
p6r'la¿concesi(m del comefrcio libre de los estrangeros con la América.
La avidez mercantil qniso escluirla de las ventajas que pudiera repor-
tar, disfrutando como parte integrante de la monarquía los derechos
y principios ' adoptados en ella recientemente.
YTBb áünés de dicho año, el 9 de Diciembre, hechas las primeras elec-
ciones populares, so procedió en Lima á la de los miembros de la Muni-
cipalidad constitucional. Era la primera vez quo sobre las ruinas del
Cabildo, compuesto de nobles que á perpetuidad poseían las llamadas
varas de regidor, adquiridas por medio de compra, el pueblo entraba Á
^ercer uua de sus regalías, designando por medio del sufragio álos ciu-
dadanos de su confianza para representarlo en la Junta municipal pe-
riódica. Hubo una cuestión con motivo de haber resultado entre los regi-
dores un eclesiástico, el presbítero Buendia. Fueron también electos los
diputados á Cortes que salieron para España en 1813.
Hemos visto en una cuenta de ingresos y gastos del Cabildo de Lima,
que en la hábilitoíMm de los diputados Tagle y Yabldivieso, que pasaron á
las cortes, invirtió 17,682 pesos: y que no teniendo fondos para este de-
sembolso, tomó dicha cantidad prestada de la ciHa general de óensos,
por cuyos intereses pagaba 530 pesos anuales. Escandaloso modo de
gastar! En 1815 el caudal que reconocía el Cabildo á rédito era de
602,a"" "-" .----=-- — .._..___«. «vo « ^
tiemí
fiscal de la Audiencia 300 por el despacho
cada médico consultor en materias de vacuna: en fiestas, sermones, ^
1817 pesos: fuera de otros muchos objetos propios de la costumbre de
derrochar El año 1815 cobró el Cabildo por deudas anteriores
7,716 pesos, y por el año 86,337 pesos: t>otal de ingreso 94,054. Los gastos
fueron 95,812 pesos, y quedó debiendo á su tesorero 1,758 pesos: tenia
que recaudar para el año siguiente 85,046 pesos de deudas pendientes.
En este mismo año, 1812, meses después de saberse en Tacna la victo-
ria del general Belgrano en Salta y la capitulación de Tristan, un joven
resuelto que estaba allí confinado desde que se le tomó prisionero en el
Alto Perú, hizo repetir el grito de independencia dado por Zela en 1811.
Ayúdesele por algunas personas de aquel vecindario; armaron cente y
tuvieron el arrojo de marchar hacia Arequipa. El intendente Moscoso
desde que supo esta novedad, mandó fuerza contra Tacna, y encontran-
do á los revolucionarios en Camiara, hubo allí nn aparato de lucha en
aue estos sucumbieron. — Véase Paillardelle, D. Henrique, que así se
amaba el caudillo de la segunda tentativa de Tacna. Uno de sus pri-
meros cómplices, D. Mant^el Calderón, fué después preso en Tacna, y se
le remitió al Alto Perú á disposición del general Fezuela: allí corrió
mil peligros, y al fin pudo salvarse de ellos. El año 1823 coirró en el
naunragio de la goleta "Sacramento" con varios otros emigrados de Mo-
quegua. En Arequipa se hicieron indagaciones por haberse asegurado
ABA 37
qne este suoeso estoba ramificado y en combinación con otro qne debió
oeanir en dicha ciudad. Con este motivo ñié remitido preso á liima un
reciño distángnido, D. Biannel Bivero^nien en el proceso que se le si-
guió tnyo por abogado y defensor al Dr. D. Hannel Pérez de Tndéla.*-
VéasdBivero.
En el reino de Chile estalló de una manera clara la revolución que
▼enia preparándose desde 1810. Habia sido depuesto del mando el pre-
sidente brigadier Carrasco, erigiéndose posteriormente una Junta de go-
bierno, y convocándose un Congreso para constituir el país. Bl virey
Abascal á quien los cuidados y atenciones de Quito y del Alio Perú, no
ie permitieron llevar de pronto la guerra á Chile, no cesó de estar en ase-
eho, y de adoptar medidas hostiles conducentes á perturbarla marcha
de Jas cesasen a^uel j^afs. Después de muchos manejos insidiosos y dé
tentativas reacoionanas en que se esforzó hasta donde mas no pudo^
adoptó el plan de hacer requerimientos é intimaciones mezcladas con in-
saltos y amenazas. Él se habia abrogado un poder desmedido sobre la
América del Sud, proponiéndose, con títulos ó sin ellos, ahogar la revo-
lución en todas partes, y á costa del inf(»-tunadoPeró, conquistar la nom-
bradla de pacificador y revindicador de los derechos del Bey. Habría mu-
cho que escribir, si seSÉhese Á dar cuenta de todos los trabados de este Vi-
rey, que puede decirse no dejó por tocar, en cuanto á Chile, uno solo de
los resortes que en su elevada capacidad creyó útiles para obtener el lo-
gro de sus intentos.
En resumen, copiaremos lo escrito á este respecto por el ilustrado his-
toriador chileno i^arros Arana. " La revolución prendió fácilmente en
" todas las provincias hispano-amerícanas; solo en el Perú se mantuvie-
" ron firmes los celosos defensores de los derechos del Bey, sofocando la
** insurrección en unos puntos, combatiendo á los ejércitos insurgentes
" en otros, y organizando por todas paxtes los elementos y recursos pa-
" rauna larga lucha.
" ElYirey Abascal, que allí mandaba, era uno de esos hombres que no
" se dejan abatir por los contrastes. Habia puesto el hombro á la atre-
'^ vida empresa de sofocar el espíritu revolucionario en las provincias
" vecinas, y debia acometerla por todos medios, sin temer á las fatigas
** consiguientes.
" La revoluoton de Chile llamó eon preferencia sus miradas. Paree e
'' que sospechaba la futura importancia del movimiento revolucionari o;
^* desde el dia de la instalaciou de la primera junta gubernativa, habia
" vigOado paso á paso su política, y el desarrollo de ésta lo indico á
" proferir severas amenazas. En un oficio en que exijia de la junta de
'* santiago el reconocimiento de la Constitución de Cádiz, decia al c<m-
** oluir: Admitan UU. la Constitución nacional de que acompaño un
** ejemplar, y que con inesplicable placer y júbilo acaban de Jurar los
*^ pueblos espafioles, y entre ellos esta inmortal é insigne capital que
" tengo el honor de- mandar: condenen UU. á las llamas y á un eterno
** olvido la que están para adoptar y tienen puesta á examen, como un
" eterno padrón de ignominia y el mas feo borrón de la fidelidad del rei-
" no; y cuenten UU. con cuantos auxilios pueda y deba prestar: de lo
** contrario laa tropas reales, que puestas al norte de este vireinato de-
" ben descansar ha mucho tiempo en la capital de Quito, y las delSud,
2ue posesionadas ya del Tucumán, continuarán estrechando la in-
el capital del Bio de la Plata, dejando quieto y tranquilo el Perú, se
abrirán muy en breve paso por esas cordilleras, que consideran UU.
inaccedibles; y tomando sus victoriosas banderas bigo su protección, á
u
88 ABA
'f .esos inocentefi y deagiraoiados puetios, acabarán con lofiambieiosos,
l'ot|fWQptfl¿<íf«ft y tiranos qae loe ogrimea",
o/iSáwbMMriosi UxoA el brigadier de marina B. Antonio Pav^a, proee-
dmM¡fl>dQ^Si|iftSMi eonnombraEniento de la Regencia para el mando políti-
cory üaiHtar de la provincia de Concepción. Con él trazó Abascal eí plan
4k^jimaiau!l$r fuerzaa en Cbiloé y YaldiTiaq^ara reconquistar todo el reí-
.WhríSí^ ^ título de eomandante general de esas proTÍnoias, una ¿tarta
mtmA de dinero, buques de trasporte, y oficiales y tropa para que fiXTrnÁ-
safftadfos de nuevos cuerpos: con estos elementos salió del CskUao el 12
de Diciembre de 1812. Mucha fué la actividad de Pareja al idistar mía
e(q[Mdicion en Cbiloé y ocupar luego á Valdivia^ donde la engrosé al pun-
to de contar con mas de dos mil hombres, llevándolos por mar al puerto
de Ban Vicente en ^ue desembarcó. Tomó Talcahuano, y de seguid»
operó sobre Concepción apoderándose de la provincia, merced ano ha-
bérsele opuesto gran resistencia, y á la cooperación que le prestó un jefe
de las tropas patricias. Pareja trabajó por crear mas fuerzas, y aunque
pidió auxilios al Virey del Perú, emprendió campaña acia la capital de
Simtiago; pero sufrió contrastes, y tuvo que retirarse á ChillMi. Perdido
Talcahuano para Pareja, fué capturada la fragata Tomás en que Abas-
cal enviaba algunos jefes, el socorro de cien mil pesos, y diversos otroa
elementos.
Muerto Pareja en Chillan, por consecuencia de una enfermedad, reca-
yó el mando en el coronel D. Juan Francisco Sánchez, hombre tenaz é
incansable, el cual se fortiñcó allí y estableció guerrillas que le facilitasen
la defensa. Apesar de algunos reveses que esperimentó, le valieron cier-
tas ventajas de las cuales resultó que el sitio se levantase.
El Virey nombró general en gefe del ^ército realista de Chile al bri-
f;adier D. Gavino Gainza,que se dirijió asu destino á fin de Diciembre do
813, llevando en los buques de guerra corbeta ''Sebastiana*' y bergan-
tín 'Totrillo^ doscientos hombres de su rejimiento, el Beal de Lima, y
una buena provisión de parque, y recursos en dinero, tabaco, azúcar &>?
Desembarcó en Aranco donde se le reunió un batallón de auxiliares de
Chiloe. £n el periódico ^^FeMttdor áel Ferú" se imprimieron después las
instrucciones que el Virey dio á Gainza: en ellafir le ordenaba obrar con
mucha cautela y seguridad, y le autorizó para tratar la paz con los ene-
migos bajo la base ae que ''se rindiesen y se les perdonase sus extravies.''
E¡a una proclama fe<^ ú 14 de Matso de 1614, dj^o Abaseai á ios chile-
nos, entre otras cosas, que se equivocaban en cuanto al valor de sus pro-
ducciones, pues unxnillon de pesos que pasaba á Chile, circularía en el
Pera cuyas provincias tenian sebo y trigo de sobrí^ pues se hablan
aumentado las siembras &^ Después de sucesos ocurridos en pro y en-
contra de las armas del Bey, de estar sometidas á ellas las ciudades de
Taloa y CcMaoepeion, y cuando la situación müitar de Gainsa no era ven-
ticosa por él mal excito de las operaciones de la campaña, llegó á Santiago
eí Comodoro infles HiUyar, encargado por él Virey de allanar el camino
para un avenimiento por habérsele ofceeido como mediador.
Abascal desconfiaba del excito de la guerra en Chüe, y aunque encu-
bría sus rezeloe haciendo ostentación & superíorídad de fuerzas v abun-
dancia de recursos en el Perú, por la cual no necesitaba de Chile, tuvo
la esperanza de un arreglo por el intermedio del Comodoro, sin advertir
3ue &aba bases de no j»cil admisión como el reconocimiento de Fernán^
o Vu y las cortes de Espa&a, el juramento de la Constitución, y que se
repusieran las autoridades y antiguos fnncioinrios; en cambio de la pro-
mesa de una amnistía por lo pasado, cualesquiera que fuesen los compro-
misos de los revolucionarios.
ABA 38
. Con interYencion dé Hill jar se i^iuftd un conveiiio en lAtetsy el ü ^e
Mayo de 1814 en ciicunfttanciae de que Qminca ae encontndM^eír apttfo»
y penosas dificultades para saÜTainMo por mediede lae annáa^ Batéete
tratado, Chile reeonocu al rey Femando y las eórtee, oliceeieiido ettVlar
á éllaa sos diputados. Qne continumian el Gobierno existente y el CH^
mercio libre con los extranjeros. Los realiatas eTacaaiiati áCowN^peÍMi
y Yald\YÍa. Cesarían las nostilidades: se devolTexlaa loa prisioiieree:
habría un completo olrido de opiniones Chile anxiliaria ala Espatta
en lo que fáeee posible: qnedaria en Conoepeion y TaLoahaano la áraüo- .
ria qne antes existió alli &,^
Este convenio no finé bien recibido en Chile; y disgustó tanto en el
ejército realista, qne Gainza Tiéndese amenanádo y en peligro, taro qno
aee|pirar no peinsaba cnmplirlo. T en efecto, ganó nn mes tras otro
arbitrando protestos y embarazos para sn nó ejecncion, con la mira do
qne el Virey , reprobándolo, enyiara tropas para continnar la gnerra.
Abascal annlo el tratado ea lo absoluto, y acto continuo hizo embaaroar
al cor(mel D. Mariano Osorio con 550 hombres del batallón de TálaTcra
qne en Abril de 1812 llegó de Cádiz en el navio ^Asia" y varios traspor-
¿9S, con la fuerza de 700 plazas á órdenes de su coronel D. Ba&el láaroto.
Uevó también Osorio una compafiía de artilleros, algunos gefes y ofi-
ciales y lo necesario en cuanto ¿artículos de guerra y dinero. Dióle el
Virey sus órdenes prohibiéndole entrar en arreglo de paz sin el hecho
de una completa rendición. BáUó del CáUao en el mismo navio el 19 de
Juüo, desembarcó en Táleahuano el 13 de Agosto, y el 18 estuvo en Chi-
llan. Osorio, según los historíadioes chilenos, reunió un ejército de mas
de 4 mil hombres en siete batallones, varios escuadrones y 18 piezas: y el
28 principió sus operaciones. Gauíza entregó las tropas á su sucesor, y
quedó sometido á inicio: mas tarde fué vüraa su causa en Lima por un
consejo de guerra ae oficiales generales, que no lo absolvió ni penó.
Los chilenos hicieron grandes esfuerzos para salvar el país, pues aun
libertaron los esclavos formando con ellos un euBTjgo de imgemK»» La
Mta de armas y de tiempo, j mae que todo las opiniones discordantes
délos jefes principales, decidieron de los resultados de la campafia en
íkvor de los realistas. £l general OHiggins se atrincheró con su división
en Rancagua el 30 de Setiranbre de 1614, no pudiendo empellar una bata^ '
lia desigual. Se combatió hasta la temeridad en los parapetos y casas
por tres días nn que sirviesen los mas valerosos esfirarzos. El seneral
Oairera con tropas eoncáderables, abandonó á los encerrados en Kancar
gnaenvez de acudir en su auxilio. Gran parto de los sitiados se abrie>
ron paso oon CHiggins y loeraron salvar el 2 de Octubre. Osorio com-
pletó su victoria, ocupó Santuigo y se ensefioreó del reino reconquistado
con la salida de Carrera al otro lado de la cordillera. — "En Limaseoolo-
carón en el templo de Santo Domingo ^ 7 de Noviembre nueve bandenbs
tomadas en Rancagua.
Osorio, teniendo mucho no alcanzar la victoria, y en momentos des-
graciados para su ejército, quizo abandonar el ataque á Bancagua y re-,
tirarse. Habia recibido otaen. de Abascal dada en 30 de Agosto para ee-
lébarar el tratado merjer posible^ y reembarcarse en Táleahuano con el ba-
tallón de Talaveray algunas fuerzas mas, no por engrosar el ejército del
AltoP^rú comose ha escrito, smóá causa del conflicto en qne se vio el
Yiiey por la revolución c^ne estalló en el Cuzco. En una jimta de «ierra
á instancias de los principales eefes se decidió desobedecer al ^^rey y
cembatir prontamente, por ser el único medio de conservar él ejercite cu*
js retiraaa y^ no podia nacerse oon seg^uridad.
Las cortes en 22 de Febrero de 1813 mandaron extinguir el Tribunal de
40 ABA
la Inquisición, y el decreto del caso llegó á Liima eu Julio. £1 puebio
queaoodiapor novedad á ver las oficinas y cárceles del Santo Oficio, se
l/uizóel3 de Setiembre á saquear el archivo y cuanto encontró Á maño.
Fué diñcil contener su indicación y desenfreno, sin que pudieran reco-
jerse multitud de papeles dispersos que entretuvieron á muchos curiosos
con la revelación de secretos y ocurrencias las mas estrañas y ridiculas.
£n la ciudad y provincia & lea se suMó un terremoto el 30 de Mayo
de 1613, que destruyó varios edificios y maltrató otros. Piura esperimen-
tó también un temblor de bastante gravedad en Febrero del aüo siguien-
te 1814.
Abascal hizo venir á Lima desde las remotas misiones del Ucayali al
Padre Fray Manuel Plaza, y conferenció con él respecto de la posibilidad
de hacer una marcha desde la costa hasta el Amazonaspara poder villar
ú £uropa. Ordenó se abriera de nuevo el camino de Onancnamayo; quo
se reedificasen muchos pueblos, que los religiosos de Ocópa cuidasen de
que se hicieran sembríos formando chacras, y que se levantara un fuerte
en Chaviní, en el que llegaron á colocarse ocho piezas de bronce á costa
de un excesivo gasto. Con tal motivo se esparcieron voces para persua-
dir de que el Virey tomaba todas estas providencias con la mira de poner
espedita una retirada por esa vía en caso de que los sucesos le obligasen.
á adoptarla como un recurso de salvación; pero no hay pruebas de qua
tal fuese su pensamiento.
El relato de las operaciones en el Alto Perl quedó suspenso desde que
referimos la separación del general Goyeneche, entregando al brigadier
Ramírez el mando accldentsumente. Llegado el momento de continuar
tratando de esta guerra, diremos que el nuevo, general en gefe brigadier
Pezuela, se reunió al ejército en Ancacato el 7 de Agosto de 1813 con 300
infantes y 10 piezas de á 4. La fuerza tottd no llegaba á 4,000 hombrea
sin contar las guarniciones de Oruro y del Desaguadero. El general
Belffrano con su ejército ya ocupaba Potosí, desde donde partió contra
las merzas realistas, y se aseguró traía mas de 5,000 combatientes, da
ellos 2,500 con buena discij^ina. £n Ancacato habia ocurrido un en-
cuentro en que el comandante realista D. Saturnino Castro destrozó una
crecida fuerza de guenülas mandada por un jefe Cárdenas. En la noche
del 27 de Setiembre, estando el cu£urtel general de Pezuela enCondooondo
recibió aviso de estar acampado en Yilcapuquio el ejército argentino. An-
tes de amanecer el l?de Octubre, se pusieron en movimiento los realis-
tas binando de unas alturas al lian o de Vilcapuquio en que se trabó una
reñida batalla. De los 8 batallones que tenia Pezuela einco se desordenl^
ron: los restantes hicieron grandes esfuerzos, sosteniéndose hasta vencer:
pero lo que mas contribuyó á la victoria fué el impetuoso ataoue hecho
por el comandante Castro con su caballería, por retaguardia de los ar-
gentinos. Aunque estos tuvieron descalabros considerables, pudieron
rehacerse volviendo al orden: reunió Belgrano en el partido de Chayanta
como 4,000 hombres, ayudado de los pueblos, y porque Pezuela no pudo
perseguirlo.
Dias después emprendió el general espafiol su marcha y encontró á los
enemigos en los altozanos de Ayohuma. El 14 de Noviembre hubo allí
una sangrienta lucha que terminó por la completa derrota del ejército
de Belgrano dejando en el campo 400 muertos, 70 oficiales y 800 soldados
Srisioneros, 8 cañones y bástalos equip%jes^ fuera de los despojos consi-
erables que le habían sido tomados en Vilcapuquio. El Virey Abascal
Qcnicedió no pocos ascensos por estas batallas y promovió á Pezuela y Ba-
mirez á la alta clase de Mariscales de campo: d^o en su relación de Grobier-
no, que habia concedido esas gracias tan debidLas, infrinjiendo un decreto
ABA 41
L aneae le iivátó lafiMsnltod de couf«)rirlad. Pidió \a cmx
aülitar de 8aB ranumdo pan Pezaela.
- EkBte general envió su vangaardia flobie Jqjai y Salta, «atable ekS «u
enarfeel general en Tnpisa^ y creó naeYos batallones. Hiko lennír ^rpms
goamieíoiieB y eon ellaa el comandante Blanco atacó y derrotó f^n. Co-
eliabamba la nnmetoaa fnerza qne tenia el coronel Arenales, gobenmdor
de esa proYÍneia por los independientes; batiendo en seguida otras parti-
das en diversos puntos. El general en jefe entró en Jujoi el 27 deMa^
de 1814 determinado á continnar la campaña hicia Taonmán.
Bendida la plaza de Montevideo en 23 de Jnnio con el teniente gene-
ral D. Gaspar Viffodet, sucesor de Elio, el gobierno argentino qaedó es-
pedito para atender por completo á la guerra del Alto Pera. ISUa ^pré-
SMitaba una alternativa que nnnca pudieron remover los espa&oles.
Abalizándose el ejército á Tuoumán se alejaba demasiado, y necesitaba
de mayorfnerza: no podía debilitarse cubriendo numerosas guarniciones,
y las provincias de su retaguardia se levantaban de nuevo: Coobabamba
sola bastó en repetidas ocasiones para desconcertar los planes que pare*
eian mejor combinados. £éta era la fisonomía de tan larga contienda,
mientras qne la deserción iba en aumento, y la promovían principalmen-
te los eclesiásticos. £n 1814 no sirvieron solo de obstáculo los sucesos de
Cochabamba, de creciente gravedad, sino varios reveses que suMeron
las armas del Be^ en Santa-Cruz y Valle-Grande, por los cuales Pezuéla
se retiró de Jiijuí á Suipacha donde se situó el 21 de Agosto.
Abascal no tenia ya como auxiliar al ejército del Alte Pera ni con tro-
pas ni eon armas: las primeras, porque nabia enviado á Ctüle cuantas
tuvo disponibles, las sesudas, porque estaban agotadas; y aunque en
tres afios seguidos las pidió á £spa&a con empeño, nunca alcanzó ni res-
puesta ásus reclamaciones.
No bien llegó Pezuela á Suipacha, cuando recibió avisó de un aconteci-
miento adverso superior á todos los demás, la revolución hecha en el Cuz-
co el 3 de Agosto, creada por el patriotismo peruano, y fomentada por los
capitulados en Salta y por los agentes de los caudillos argentinos. Por
dos veces se hablan descubierto conspiraciones, que aunque se reprimie-
ron de pronto, no quedaron estinguidas por varias causas. — Féaae Con-
c^ Mgadier y vrdidente interino del Cuzco. Formóse en esta ciudad una
junta gubernativa binóla presidencia de D. José Ángulo, y compuesta
del bneadiw D. Mateo Pnmacahua, del Dr. D. Itomingo Luis Astete y
de D. Juan Tomás Moscoso.
Uenos de actividad enviaron expediciones contra Guaman^ra, Are-
quipa, Puno y la Paz, para poner estas provincias en insurrección. Pe-
zuela se vio en un ^pnin conflicto esperando por momentos alguna nove-
dad en el ejército. Propuso un armisticio y suspensión de hostilidades
al general argentino Bondean: mas éste le contestó con altivez, y fiando
la oo&dici<m de que los realistas evacuasen el territorio hasta el Desa-
guadero.
Por entonces aquel ooronel D. Saturnino Castro á quien se debió el
triunfo de Vilcapuquio, trató con ligereza y sin tino, de revolucionar el
^érmto. No consiguió su objeto, y habiéndosele aprehendido, fué fusila-
do en Moráya por el mes de Noviembre, — Fiátwc Caslaro.
' Se habla tramado en Lima este minmo año de 1814 otra conspiración,
y conforme al plan que trazaron sus autores, debía estallar el 28 de Oc-
tubre sorprendiendo los cuarteles y la persona delVirey, y en el Callao sol-
tando á KM presidiarios y echándose sobre las guardias en los momentos
en que estaviese dentro de la fortaleza *^Real Felipe" la procesión del
Sairto Cristo del Mar, y se predicase un sermón seg^in era costumbre.
6
42 ABA
Al>aBoal al nombrar Jaez de la cansa que mandé aegnir, al oi^ítaa del
regimiento Real de Lima D. José Lanao, le indioó une cnatio Baoerdote»
casi á nn tiempo le habian participado qne nna miger en secreto de oon-
festón les reveló qne iba áefectnarse la revolución y qne deseaba lo su->
píese el Virey y tomase precauciones. Esos sacerdotes ñieron el oan^ni-
ffo D. Manuel de Arias, el Sacristán mayor D. Luis del Castillo» el padre
Echeverría Prelado de tian Agustín, y el padre Gidagarza de la <kdeii
de San Francisco. Todos di^xm aviso al general Abascál negindoee Á
entrar en pormenores, y á dar el nombre de la mujer diciendo no oono-
oerla: después se descubrió en el juicio y se supo-que era una sola y que
se habia valido de los cuatro.
Se hicieron otras denuncias; una por el comandante de artilletía I>«
Fulgencio Zevallos refiriéndose al subteniente D. Eugenio Pérez y al
sargento José Aranis; otra del sargento mayor de Dragones de Lima D.
Cesáreo de La-Torre que presentó dos anónimos recibidos por él sin fi*-
ber su procedencia; otra del torero Esteban Con^o por conducto deles*
pafiol t), Ramón Vendrell capitán del regimiento de la ConccHrdia, y úl-
timamente una del padre Beletmita Fray Joaquín de la Santisima Tri-
nidad. Estas delaciones conteuian algunas particularidades entre ellaa
la de haber ido á Cañete im agente á sublevar los negros esclavos: que
estaba complicado el conde de la Vega del Ren, y que existía en la capi-
tal un D. José Gk>mez socio de Paillardelle en el motin de Tacna, y que
se decia era emisario de los argentinos.
Siguióse nn largo proceso en que fueron numerosas las citas, muchos
los presos y las sospechas. Apareció también como denunciante el esp»*
ñol D. Julián Parga y pesaron acusaciones sobre diferentes sargentos y
cabos de los cuerpos. Gómez, en efecto, estuvo en Lima, y lo sacó en
una calesa Da. Bartola Espejo con intervención de su tío político D. Pe-
d^ José Gil teniente de milicias de Tacna, y empleado en el EstMEmco del
Tabaco. La mujer de éste. Da. Petronila Valderrama, qne era madre de
Gómez, fué la que dio el aviso á los sacerdotes excitada por el pánica
<|ne se apoderó de ella creyendo descubierta la revolución, y en gran pe^
hgro á su mai ido.
Gómez habia devuelto en Arica i>or mano de D. Manuel Vülabaso cua-
tro mil y mas pesos en barras de plata, y eran parte del caudal tomado
de tesorería por D. Henrique Paillardelle, cuando el tumulto de Tacna.
Este mismo Gómez debia asaltar el cuartel de Santa Catalina con. un nú-
mero de conjurados.
Conlbrme á una ley, las causas por asalto á cuarteles y otras maqui-
naciones de este género, eorresponoian á la jurisdicción ordinaria y no á
loe consejos de guerra: pero no era Abascal el que se sometii^a á princi-
pios opuestos á un pronto eecarmiento;y así en casos tales, im»oedia mili-<
tarmente y sin otro norte que las ordenanzas, para lo cual se fundaba
en sus altas facultades que nadie sabia hasta donde pudieran esten-
derse.
£1 fiscal Lanao en su dictámeu de 10 de Febrero de 1615, impuso penas
arbitrarias, opinando también se evitase la formalidad de un Consejo de .
guerra, y se cortase la causa con respecto á los reos presentes, por in*
teresarse para ello las circunstancias que se atra^^ezaban. £1 Virey pasó
los autos al auditor de guerra que era ^ oidor marqués de Casa Calde-
rón; y mandó poner en libertad al conde de la Vega con la condición de
queuo pudiera salir de Lima sin su licencia. En este proceso declararon
muchos que estaban tildados por desafecto al gobierno español; y hubo
un concierto de ocultación tan bien combinado, que las negativas tuvie-
ron conf andido al fiscal acerca de multitud de hechos que se osoureoie-
ABA 43
nmháBoilnMiite: loe médicos deoUurtfxo& qae el aargeaio Araiüa m luUla*
btt íhlto de juicio, y no debían merecer i'é bus aserciones.
£1 auditor dictaminó en 4 de Abril qne por la fusa de los reos princi-
I>alesno habla podido deseabrirse suficientemente la conspiración: qu^
o actuado prestaba bastante liiz sóbrela criminalidad de ellos: qne es*
taba por la suspensión del juicio, y que el Virey procediendo ffubenia-
tivameute podm imponer penas por vía de corrección, pero reonciéndo^
las á la initod de las qué proponía el fiscal, pues **no eran aplicadüs
'* con arreglo á derecho y a la sustanciacion legal, y que aunque !>•
'* Juan José Mardones mereciese p^ia capital, baDiia que oírlo cuando
^ ae preaentase/'
£1 vizey en 5 de Mayo de 1815 decretó que á Mardones cuando se le tor
maae aole ejecutara: que al carpintero Donoso y á José Granda ausentes,
los condenaba Á un afio de presidio: á los reos presentes, D. Vicente
Qonsalez, á Chiloé por tres a&os: á José Mérida, destierro á Tn:gillo por 6:
á D. José María Ijadron de Guevara, aunque no resultaba cómplice, tres
años á Trcgillo por su odio á los europeos y afición á leer papeles súber-
«ivós: á D. José Gómez ausente, á 5 afios de presidio sin perjuicio de la
pena que le correspondiese por la insurrección de Tacna con Paillardelle:
á D. Lucas Bivas, al mayordomo del molino de San Pedro Nolasco, y al
pulpero de las cinco esquinas, un ano de presidio por existir indicios
contra ellos, aunque estuviesen prófugos. A. D. Pedro Gil compurgada
la £altacon la prisión; (había declarado mucho). Igual gracia á D. Jooé
Antonio Naranjo; dándose por libres á Valentín Vasquez, á José Fernan-
dez, ú D. José García San Boque, que había sido oficial real en Chile, á
D. Mariano La-Torre, D. Agustín Menendez Valdez, D. Pedro Grillo, t>.
Anselmo Flores, Gerónimo Medina, Ildefonso Villasante, cinyano mayor
de Dragones de Carabayllo D. José Pastor Larríuaga, D. Salvador Feliu,
y abogado D. José . Liza; verificándose las condenas de los ausentes
cuando se les aprisionase, sin mas diligencias que sus djBclaracíones.
(Todos los exceptuados estuvieron bien comprometidos, pero faltaron
las pruebas.)
Los vecinos y el cabildo de Tngillo se ofendieron de que esa ciudad se
desígnase para lugar de destierro; y se mandó entonces que al reo Méri-
da se le enviase á £spa&a, y que Ladrón de Guevara quedase en el con-
vento de loe Descalzos.
£n una junta de guerra celebrada en Suipacha,se resolvió que el general
Bamirez marchara contra el Cuzco con dos batallones, dos escuadrones
y cuatro piezas de artillería, y que el resto del ejército se retirara á Cor
tagaita. £1 primer regimiento del Cuzco pidió ir en la espedicion de
Bamirez: habia riesgo en concedérselo, pero creyéndose mayor el que
produciría una negativa, Pezuela accedió á la soUcítud.
Abascal escribió á todas las autoridades y corporaciones, é hizo que el
Arzobispo publicara una pastoral análoga á las circunstancias: pero el
Obispo del Cuzco D. José Pérez Armeudaris fué muy adicto á la revolu-
ción j y el clero, los curas y los frailes, trabajaron casi todos por ella con
la mayor desíciou y sin perdonar medios. £1 consulado erogó cincuenta
mil pesos y con este recurso salió para el interior el teniente coronel de
Tala vera D. Vicente González, llevando 120 hombres que habia dejado
este batallón al embarcarse para Chíle^ 4 piezas de artillería, algunos ofi-
ciales, fusiles, municiones &>?. 400 milicianos que el intendente de Gua-
manga llagó á armai', sq sublevaron y dispersaron.
- iioa del Cusco invadieron Puno con gente que acaudillaban D. José
Pin^o y él cura D. Ildefonso Muñecas. Al aproximarse, se defeccionó y
miió á estos la guarnición de dicha ciudad, que constaba de 200 soldados
44 ABA
y 900 reclataa. Para precaver alguna tentativa que se hieifira en
qiiipa. remitió el Virey por mar á Qnilca 100 hombres del regimiento
Real de Lima, 500 fúsileS) 500 lanzas, y veinte y seis mil pesoe. Habí»
heoho ir por tierra al mismo destino al Marisoal de campo Piooaga, que
se hallaba en Lima por el mes de Setiembre con 'licencia, á fin de qne or^
ganizase en aquel dex>;krtiimento nna columna con la cual pasara a reon-
perar áPuno y restablecer la comunicación con el ejército.
González se reforzó en Guancavelica con 100 soldados de las mili-
oías, y en Guanta con 100 á órdenes de su coronel D. José Lazon: mien-
tras ^e los cuzquefios capitaneados por Hurtado de M^idoza y D. Ga^
brielBéjar ocupaban Guamanga. Hubo Á fines de Setiembre una acción
en Guamanguilla quedando vencedor el comandante espa&ol. Los con-
trarios le buscaron luego con todas sus tropas, y el 2 y 3 de Octubre
atacando á González eñ el mismo Guanta, se trabó un combate que dejó
odiosísima memoria, porque en 61 hicieron los espa&oles la mas horrorosa
carnicería; ¡600 muertos, y solo 40 prisioneros! — VéwMe, Béjar, Cronzalez,
Vieenief y Hurtado do Mendoza,
Mientras tanto se sublevaba Guancavelica, y como Abascal temiese
que la revolución se estendiera al valle de Jai^, mandó el 12 de Oetabie
100 hombrea del Real de Lima con el capitán D. Felipe Enlate: este re-
oojió en Jai^a 2 cañones, continuó su marcha, y aseguró el orden qne ya
se íiabia restablecido en Guancavelica.
£1 general Piooasa consiguió poco en Arequipa por falta de elemeatoB:
la fragata ^'Tomás^' hizo uu largo vii^e, y faltaron allí por tanto la tror
pa, parque y dinero remitidos de Lima. Pinelo y Mnliecas tomaron el
Desaguadero en que habia cuantiosos repuestos, y 13 ca&ones, adelan-
tándose sin demora hacia la Paz, cuya ciudad cercaron. PudierMí ven-
cerla resistencia que seles opuso, y entraron el 24 favorecidos por el
pueblo que se sublevó, matando á muchas personas inclusive el gober-
nador intendente Marques de Yaldehoyos militar inteligente pero abor-
recido por su dureza. Mandaba allí desde 4 de Junio de 1813, y Abascal
intentó traerlo al Cuzco de Presidente. Pero mientras lus vecinos de la
Paz pidieron su continuación en 15 de Junio de 1814 recomendándolo
mneno, los autores de la revolución del Cuzco mostraron ñierte queja
dioienao que ese nombramiento habia merecido la reprobación- genera!»
— Véase Hoy 08,
Poco tardó en aparecer el general Ramírez con la división qne se ha-
bia desprendido del ejército, y el 2 de Noviembre encontró á los revolu-
cionarios en las inmediaciones del pueblo de Achocaya donde en un re-
füdo encuentro faeron completamente derrotados. Ramírez descansó en
la Paz hasta el 17 en que siguió para Puno, donde hizo pasar por las ar-
mas al Dr. D. Manuel Villagra auditor de las tropas del Cora Muñecas, y
á algunos mas.
La junta del Cuzco habia dirigido otra espedioion sobre Arequipa oon
el brigadier Pumacahua y D. Vicente Ángulo. La ciudad carecía de me-
dios oe defensa, pero la hizo hasta donde le fué posible, perdiéndose sus
pocas fuerzas en el combate de la Apacheta el 9 de Novieml»e de 1814.
vencidos y prisioneros el general Pieoaga y el intendente Mosooso, fue-
ron conducidos al Cuzco, y pasados por las armas en sus oalaboaoe en la
noche del 29 de Enero de 1815, colg^dose en ima horca sos cadáveres.—
VáBOMC todos estos nombres.
La venida de Ramírez obligó á Pumacahua á al^andonar á Arequipa:
se replegó sobre el Collado llevando á brazo sus muchas piezas de
artUlcS:!» que no podían trasportarse á lomo de muías. Ramires en-
tró en Arequipa y dio á su división dos meses de reposo, pc^r tener nn^
ABA 45
^z^ca^oflos^iiifiMniios y diversafi neocftidades ou sus filas. Por eatonces £ae-
ron AtsiUidospor Óiden suya los distingaidos patriotas D. Joeé Aatete
7 B. N. GlifiíryeGhes.
Pac Acadi^laaiiioTiiunasdeAreqnlpa, tomóBamirez la ofenalTay y
mareló sobre Iduapa dejando el mando al brigadier D. Pío Tristan. £1
Yirey increpó aa demora, puee no contando con ella habia reforzado al
.oomtndaate Gonamlez haciéndole avanzar de Guamanga sobre Anda-
IPBoÁ.is^ y «ncaigando de la intendencia al coronel D. Narciso Baeagoy-
tia. Los de la revolución sofocaron nn movimiento reaccionario qae se
hizo en Tinta. González el 4 de Febrero de 1815 obtuvo en Matará y
cuesta del Inca ün nuevo triunfo, tan sangriento como los anteriores,
pues este Jefe y sus soldados de Talavera no daban cuartel y asesinaban
■áloe prisioneros: él fué quien redigo á cenizas el pueble de Ghiara.
PoniacaJiua y Ángulo esperaron á Ramírez eu las posiciones de Hn-
maebiri y Santa Bosa. T^mian SOO fusileros, 30 cañones, muchos miles
de indígenas con ondas, chozos y macanas, y no poca caballeria. £1
once de Marzo se avistaron, y después de combatir en diferentes ata-
ques con tanexario arrojo de una parte y otra, los realistas qnedar
ron vencedores á costa de eran mortandad. A la mañana siguiente se
recogieron considerables despojos; se destrozaron muchos cañones y
Suemaron ana corefiaa. Siguieron crueles ejecuciones en Sicnani, donde,
espues de un aparato de consejo verbal, fué ahorcado Puma<»hua*eí
día 18 y su cabeza enviada al Gnzco.— Véase Pumacahna. — ^Véase Mel-
gar, auditor de guerra, fusilado antes sin forma de juicio, lo mismo que
un coronel Bianderas, y el cacique de Humachiri.
Entré Bamirez en el Cuzco el 25 de Marzo sin dificultad aleuna, pues
sabido el desastre, liabia estallado una reacción que facilitó la captura
de los caudillos. Allí se elevaron nuevos patíbulos y hubo muchos pre»
sos. £1 29 fueron pasados por las armas los generales D. José y D. Vi-
cente Anffulo y D. Gabriel Bcjar: después D. Pedro Tudéla, D. Mariano
Anffulo, C Maieo González, D. Joeé Agustín Becerra y otros. — ^Véanse loa
articules tocantes á ellos.
Abaseal en su relación de Gobierno elogió la pericia de Bamirez en la
batalla en Humachiri, y pidió al Bey le condecorara con la gran cruz de
San Femando que no llegó á dársele. Acababa de crearse en España pa-
ra premiar acciones distinguidas, así como la de San Hermenegildo para
recompensa de los años de servicio. En cuanto á ascensos no fué pródiso
el Virey en esta vez: pero hizo repartir terrenos en propiedad á jefes, ofi-
ciales y tropa por decreto de 13 de Abril de 1815; señalando el número
de topos Began el grado ó clase de cada uno, y facultándoles para ele-
gir los puntos en que les acomodase tener está propiedad quepodrian
desde luego empeñar. Bamirez dispuso se jurara nuevamente ál Bev en
el Departamento del Cuzco, y envió al Virey la bandera principal de
los revolucionarios, y las casacas de los caudiUos ricamente oordadas.
. Femando VU en 1814 ocupó su trono, y las potencias aliadas prome-
üan garantir la int^ridad de la monarquía española, estando ya Napo-
león en la isla de £Iba. £n la península habia numerosos ejércitos, j
era de «aponer se destinasen fuerzas á Sud-América. A esta fundada
tmijetank atribuyó Abaseal la paralizaoion de los arf^ntínos, que dio
tiempo á las operadoiies de Bainirez sobre el Cuzco, sm que el ^éreito
hnbieae tenido que abandonar las provincias del Alto Pera. Hízoae-im
eai^e de prisioneíos, y en las comunicaciones habidas al efecto, se ad-
virtió unlaagoBie comedido y cortés de parte del general contrario.
Pezuela continuó en Cota^aita; yya por Diciembre de 1814 se esten-
dié el i^ército de Buenos AireB á Humaliuaca, y su vanguardia hasta
46 ABA
Yavi á órdeues de GüemeB. Constaba de seid batallo)i6«, dót» escuadro-
nes de granaderos, y nomerofia artillerfa: mas de cinoo lóil hombres co-
mandaoos por el general Rondean. Este ejército no habia aproTechado
de la azarosa situación en que estuvo Pezuela; y entre las cansas qae
motivaron sn inacción, se contó la de que en un batallón formado de ee-
pa&oles prisioneros de Montevideo, se conspiraba para apoderarse de
Hondean, viniéndose al ejército del Alto Perú. Descabierto él plan, en
que se bailaba mezclado el gobernador de Salta, fueron aquellos desar-
mados y enviados á Tucuman, con mas, una parte del batallón número
1?, dispuesta á secundar ese hecho.
El incansable Abascal se habia atrevido á proponer á Osorio que pau-
sara la cordillera de Chile con tres mil hombres y oeupando Mendoza,
espedicionase sobre Córdoba y Tucumán. Debió desistir de este provec-
to, porque Osorio envió fuerzas con destino al puerto de Arica, á don-
de llegaron en mitad de Junio de 181S; y fueron el batallón de Talavera
en que venian muchos chilenos, liabiendo quedado en Chile parte de él:
y el de Castro que así se denominaba un cuerpo mnv aguerrido y moral
formado en Chiloé. — ^Véase Maroto, en cuyo articulo se dice que cUuse
de hombres fueron los que componían el batallón Talavera yar^mien-
to. En eaer mismo mes llegó al Cuzco Gk>nzalez, el que acababa de so-
meter en la provincia de Guamanga los partidos Od OanglOlo y otros.
Así como lo habia conseguido con numerosas víctimas, ejecutó con mu'-
chas mas el encargo que le dio Kamirez de sofocar un nuevo alzamiento
que estalló en Ocongate y Marcapata. Ramírez tuvo gran número de
desertores, porque la seducción no cesaba en el Cuzco: pero reemplazó
sus bajas y emprendió su reereso al Alto Perú.
La vanguardia argentina habia sorprendido y derrotado el 17 de Abril
un escuadrón espaflol mandado por el coronel Vigil en el ** Puesto del
Marqués"; con cuyo motivo, y el de no descansar diferentes guerrílleroa
que acometian con ñrecuencia á Chuquisaca y Potosí, tuvo el ejército
que retirarse, y se acordó hacerlo hasta Oruro, pues los contrarios avan-
zaban ya con su grueso ejército. £1 21 de Abril dejó Pezuela á Cota^
taita y se situó en Chay apata. Cochabamba habia tenido que rendirse
Arenales, y aquellas dos ciudades también fueron ocupadas por las tro-
pas de Rondeau.
Entre tanto el intendente de Puno D. Francisco de Paula González,
empleó no pocos esfuerzos en pacificar el territorio de Puno. Venció en
repetidos encuentros de armas, y fusiló sin piedad á ouautos caudillos
cayeron en sus manos, uno de ellos el coronel D. Migpiel San Román: lo
mismo hicieron sus tenientes, estendiendo sus crueldades á muchos otros.
En Junio, aun le f^taba destruir al clérigo Mu&ecas que obraba por
Guancané, y al fin sucumbió trájicamente.-— Véase González, Francisco
do Paiila. — Véase Muñecas, y San Román.
£1 15 de Junio se reunió al ejército en Chayapata el batidlon Tálave-
ra procedente de Arica con un abundante {parque remitido por Abasoal,
quien envió á Pezuela sus últimas instrucciones. £1 2S de Julio llegó aí
¿éreito el batallón Castro, y tres dias después el general Ramírez con
dos mil hombres de vuelta del Cuzco.
£1 Virey veía próxima la conclusión de la guerra batido que ineae
Bon¿eau: porque el anuncio de la venida á Buenos Airea de un c^iército
espaAol al mando del general Morillo, era suficiente razón para esperar
el término de la contienda en &vor de la causa realista. Pero variado el
destino de esa e^>edicion, que desembarcó en Costa firme, debia contar-
se con que el ejército arg;entino seria aumentado por tropas de Bueno»
AireB si para ello había tiempo. Era sabido que Morillo tenia orden de
ABA 47
eaviax por Fanaoiá usa diyi«ion crecida al Perú: y Pczuela aguardal»»
que con ella ae le i«fonase para aaegarar el ataque á Bondeao: no lo
podía eviprender deede luego, ein esponer la plaza de Oruio, con loede-
póútoB que encenalMS al asalto de difeienteB partidas de guerrillaa. Y
en efecto la amenaBamn loa candilloe que por separado bacian amagoa-
por distintas direccioaea, pruM^palmente por la de Chayauta en que
operaba Arenales. Abascal cometió la ¿sita de no avisar á Pezuela que
Morillo remitía solo 1,600 hombres, lo cual sabia con evidencia, como se
prueba por el número de trasportes que contrató y envió á Panamá.
Cuando Pecuda, que ocupaua Sorasora, perdió laesperanaa de recibir
nuevas trocas, tuvo noticia de que el general Bondean permanecia solo
ala defensiva, y que habia elegido un campo, que fortificaba, en lea lia-
nos de Chayanta. No obstante lo cual la vanguardia realista á cargo del
brigadier Olafieta, fué buscada el 20 de Octubre en Venta y Media^ por
una división argentina la que allí sufrió uu serio revés.
£1 14 de Setiembre de 1815 llegó al Callao la División remitida por el
general Morillo, al mando del brigadier de caballería D. Juan Manuel
Pereira. La componía el batallón ligero Cazadores de Estremadura con
800 plazas, cuyo coronel era D. Mariano Bicafort, el 4? escuadrón del
regimiento de Húzares de Femando VU. el 4? del de dragones de la
Ünion. una compa&ía de zapadores y otra de artillería. £n Estremadura
vino de teniente D. Baldomcro Espartero, que afios después fué regente
de España: de loe dragones era jefe el coronel D. Vicente Sardina que
habia sido uno de los tenientes del célebre ^'Empecinado''. Estaa tropas
entraron en Lima el 18, y fiaeron revistadas por Abascal en la portada
del Callao. El trasporte se contrató á d6 pesos por nlaza, en todo lo2,000
pesos que el Virey arrancó al estenuado cuerpo ae comerciantes.
La constitución política quereg^a, trs^o consigo la estiuciou de los tri-
buios, y esto cansó un enorme vacío en los recursos del Erario. Con la paz
de Europa alcanzada en Waterloo, y las muchas fuerzas de que dispunia
el Grobierno, empezó ya á hablarse de una expedición de veinte mil hom-
bres al Rio de la Plata al mando del conde del Avic»bal. Na cabe duda de
que el Gobierno espafiol se resolvía á emplear sus ya dtsocupadoH ejérci-
&8, para recuperar y conservar los dominios de Sud- América: y al efecto
desde el regreso de Fernando VU, salieron diferentes espediciones^ y se
prepararon otras, aunque tarde, y expuestas á las contingencias que
malograron algunas de ellas. Para realizar aquel propósito se designa-
ron y apartaron muchos cuerpos poniéndolos á órdenes de un inspector
general de América que se nombro, vio fué el teniente general D. Fran-
cisco Javier Abadía. Se le dieron diferentes facultades, y como la falta
de recursos paralizaba los movimientos, se idearon y establecieron en
ilspalía nuevas y especiales contribuciones y ^avelas para adquirir fon-
dos que hicieran frente á los gastos necesarios. Fueron gravados con
pensiones los establecimientos de comercio, y no se olvidaron ni las ca-
sas dé jueeo; así consta en la ''Gaceta^' de Lima de Id de Abril de 1816.
[ En real decreto de 8 de Febrero de este año, se autorizó á todos para
Vmar buques corsarios contra las fuerzas navales y el comercio de los
Estados independientes. Cedió el Bey á los armadores el íntegro produc-
to de los cargamentos de las presas: otorgóle» libertad absoluta de de-
rechos aun para efe<stos estran^eros; les permitió tripular las naves con
gente de cualquiera procedencia: que tomasen armas, pólvora &., de al-
macenes reales y ofreció que las tesorerías pagarían sueldo Á dichos cor-
sarios &. — ''Gaceta de Lima^.
A las tropas que tn^o Peieira se ofreció en Espafia pageles en él Pe-
rú sus haberes atrasados, y el valor de las raciones d^ vino que les toca-
48 ABA
fan segcln el tiempA del vi^te. No había, como hacer estos grandea gamtosí
Ílos soldados de Estremadura no conformándose con la demora, ae sa-
loTaron en el cuartel de la Becoleta el 7 de Noyiembre de 1815 para
exgir la satisfacción de sos créditos. Ijos oficiales no pudieron sofocar ol
notin,ylo0 Jefes de pronto f nerón desobedecidos. £1 batallón marchó al
cuartel de artillería para qne esta tomara parte en el mov^imiento, lo
qne no sucedió: toda la gnaruicion de Lima se puso sóbrelas armas. ESn
cnanto Abascal supo lo qne pasaba, tomó un caballo y eorríó al campa de
instrucción donde encontró al batallón, y con él al brigadier Pereira. El
Virey habló enérgicamente á la tropa; sus palabras produjeron el efecto
que se propuso, y le otorgó perdón ase^ar^idola que sería muy riguro-
so contra cualquiera falta posterior de disciplina. En el cuartel de Mon-
serrat tuvieron los oficiales de HdzAires muchas dificultades para con-
tener á sus soldados, que sable en mano (^[uerían tomar la calle como al-
Suos lo hicieron, pues existía unaconvinaciou anticipada. £1 Eacaa-
on Dragones de la Union no se hallaba en Lima. El coronel Bicafort
había marchado al Cuzco de j^esidente interino, cargo que se negó á ad^
mitir antee el brigadier Pereira. Ricafort Ueró al Cuzco la sesta contpa-
fiia de su batallón, y sobre esa base formó allí el segundo batallón del
r<^imiento, que mas tarde perdió su nombre y el número 34 que tenii^
dimdoeele el de ^Imperial Alejandro 45 de linea''. Por Diciembre de 1615^
los Jefes, oficiales y tropade Estremadura cedieron al Bey la cuarta parte
de sus ajustes de este a&o importante 350 mil reales vellón. Este donatl-
To lo aceptó el Virey con fecna 17 de ese mes.
£1 general Pezuela salió de Sorasora con sú ejército el 1? de Noviem-
bre: todx) el mes trascurrió en operaciones indispensables, y en razón
de las que ejecutaba el ejército argentino que abandonando Chayanta,
adoptó por teatro de batalla las lomas y llanuras de Sipesipe. El dia 29
decamparon los realistas de la hacieuda de Viluma y se dio principio al
combate que fué largo y reñido, concluyendo por la derrota de la m£an-
teria arg<&ntina que no pudo rehacerse apesar de los esfuerzos de la ca-
balleria, que maniobró é hizo sus ataques dando serios apuros á los es-
pañoles qu9 al fin la pusieron en fuga. Los restos vencidos se retiraron
por Chuouisaca en corto número con el general Bondeau herido: el bri-
gadier OlaSieta los persiguió hasta sdguna distancia.
£1 general Pezuela dió en Tiluma el ascenso á teniente general al
maríscat áp campa Ramirez; y el Virey Abascal al aprobar esa y otras
promociones, coi^firió el mismo empleo al general en gefe, cuyo rango
era igual al de Bamirez. Bemitió aquel tres banderas teinadas en esa
batalla, para que se colocasen en la capilla del cuartel de ártilleria, de-
dicada a Qanta Bárbara y que construyó el mismo Pezuela
No hablan faltado en Lima agentes que combinados, ó nó, con los re-
Tolucionarios del Cozccn se he<£áron a conspirar, alentados por el cono*
oimiento !(|ue tenían de la situación xri tica del ^ército del Alto Perú, y
úoÍq diÍ6iauto de la tan desmembrada fuerza que gpiameoia la capital.
Ftké hbo de los mas actiT^os inventores de difbffentes proyectos el i>r.
D. Francisco de Paula Quirós^ hábil abogado, cuya audacia rayaba en te-
ateridad;: El habiairrítadoaí Vircjv en las cuestiones electorales, y cuan-
dn se thutó dé jhi prisión, salió de tusapara Arequipa. Allí inqiuetó los
ánimkis; el intendiente Moscoso, no sm causa, le tuvo por cómplice de la
fevoineidu ^e Paillardelle en Tacna y de la posterior del Cuzco, y lo re-
iiifittó'px«iKy al castillo del Callao. Pronto alcanzó su libertad por medio
de iBj^ie&cia» que lo favorecían, y se dedicó á «ejercer la abogacía en I¿-
mái pero mas éontraido estaba á poner en luego cuantos resortes pudie-
ran toarse para dar al Virey un golpe qne raerá el último que cayera so-
ABA. 49
«
)Mre el poder JBspa&i^ Quiste oe haUAba ligado al ooade deUVttgaá
I>. Tomás MonendM y á machos otros qae sin oesKr oonsi^iralNuí:- entró
sascosrdos ooa el teniente coronel D. Joan Pardo deZela y demás ofioia-
Im del ^i^ito Argentino presos en los caiaboios d«l Callao, y con ellos
y la intimidad qne ya tenia con Magán, Estaoio. Patrón, Paente Amao
L otros subalternos peruanos del batallón de milicias "del Número" que
icis el servicio de la plaza, llegó á contar con rarios preparatiyoe pa-
ra un morimiento que era natural encontrase graves difioultades para
ler ejecutado, y mas teniendo por base un tumulto popular. Viaie-
xoüf como no podía dejar de suceder, las denuncias, prisiones y per-
secuoioaes en que quedwon envueltos el conde de la Vega y alguuos
individuos de quienes nunca apartaba la vista el astuto Virey Abas-
cal, por sus antecedentes y complicidad en otros malogínMios proyec-
tos.—TtílflM QmrÓ8.
Como todas las provincias del Sud estaban movidas y dispuestas pa-
ra la revolución, en mnchas se hicieron tentativas que careciendo de in-
mediato y positivo apoyo, tuvieron que fracasar á su tumo, y siempre
con algunas víctimas. Hubo en Tarapacá sus slborotos en 1815, que so-
atoados inmediatamente, ocasionaron la muerte del caudillo Choque»
haauca, pasado por las armas en Tacua el 16 de Febrero de 1816: y en
Arica corrió i^ual suerte su compañero Pefiaranda. £1 subdelegado
eoionel D. Mariano Portocarrero envió al Callao en el Bergantín San
FeUpe, varios presos á cargo del coronel D. Antonio Palacios, y se
recibieron en el castillo á luies de Octubre de 1815. Fueron D. José Gó-
mez, Jannario Bivera natural de Lima, Este van Brisefio y José Morales
de Tacna, [este último juzgado ya y sentenciado en Lima] y Juan OJe-
da Márquez^ chileno. Tuvieron fraguada una revolución que debió es-
tallar en Anca el 11 de dicho mes. Portocarrero dio al Virey un parte
circunstauoiado sobre el particular fecha de 18, diciendo que con moti-
vo de la retirada del ejército del Alto Perú desde Cota^aita á Oruro ha-
bla mucha inquietud en Tacna y Arica, que creció con la llegada de va-
rios desertores, rugiéndose que un contraste era la causa de aquella, y
que el general Pezuela venia á la costa con protesto de enfermedad. Un
movimiento intentado en Carangas reagravó la situación en circuns-
taucias de no haber tropa en Arica.
£1 subdel^ado temiendo que surgiesen novedades en Tacna, formó
una partida de vecinos armados para la conservación del orden. £stan-
do en ese arreglo le avisó el comandante D. Francisco Folch que á las
siete de la noche del 11 por una denuncia que se le hizo, descubrió que
Gómez y Morales habian limado en la prisión las chavetas de' los grUIos.
y que á D. Gavino Siles y Juan Ojeda se les encontraron limas para el
mismo fin. £1 plan fué apoderarse de las armas, matar á los Espa&oles
y otros realifltas, tomarse uua suma de dinero existente en tesorería, y
marchar á Tacna á continuar la revolución. Mezclados en el proyecto
se hiUlaban muchos vecinos de Arica, y del valle de Azapa; algunos de
influencia como el cabo Paolo Meza, Carlos £nriquez, Carlos Kuiz, G^
rónimo Cabezas, Jannario Rivera A,^ Gaviño Siles fué el denunciante, y
se sospechaba del sargento distinguido Zamora.
Daoia d. subdelegado que eran muchos los conjurados^ que careóla da
foerza para sostener sus providencias: no confiaba de Tacna, y Tarapa-
eá se encontraba en alteración por un escandaloso disturvio habido en-
tre (d subdelegado D. Mann^ Almonte y el comandante D. J. Francisco
Beyes hasta el estremo de hacerse fuego y huir el 19 dicieudo que quedar»
ha el pais insurreccionado. Que N. Pel&aranda invadía con eente revel-
de del Alto Perú: y que por todo esto se habla abstenido de abrir un jui-
7
so B3Ul
«i(K adopítuido el «rbitrio d» enriar $1 Callao» £ loa ttaaoloaadoa pv^tmm^
único acertado pues casi no contaba con poMona algnna. ''Que la-da»-
fy oantada^ fidelidad de Arica no exiatia: qne antes se habia fomentad»
^ por la riralidad con Tacna; qne los vecinos eran nnos hipócritas reft-
,, nados qne no estaban y» sublevados por sn géiHo ealcalaoor, y qae él,,
ff empleando la astucia, iba^ adelan4;er eu sn idea de mantener Anca, par»
^)Onya tranqnilidad se necesitaba de nn» gnamicion^'.
D. José Gómez, cómplice de Paillardelle, era el mismo qne estuvo oeol*
to en Lima, y había sido uno de los principales actores en el movimieii-'
to preparado para el 28 de Octubre de^ 1814, de que tenemos duda razoa^
Guando fogó de Lima se le tomi en Tacna, y se naUaba en Arica: desda
la prisión tramó la i^evuieltavqne pudo cruzarse por la denuncia de Silea.
£1 y ivey mandó á la real Sal» del Crimen formar nn juicio tocante Á U^
de Arica: mas no pudo seguirse sino con respeto á Gomezy por no^etaif
presentes los cómplices y los testigos.— FásM Gámetf,
En una real óiden de 31 de Julio de ldl4, se habi» ordenado al Virey
hiciera escribir prol^os apuntes históricos de los sneesos^ ocurridos en 1*
revolución Sud Americana, delúendo i^ferirso y cementarse las oauaaS'
2ne 1» hubiesen producido, sin omitir lo tocante al personal de sna oaa-^
illoB y oolaborádbi^s. Abascal encomendó Á algunos individuos derto»
trabajos dirijldos á llenar ese objeto, y es de creer que los enviaría Á ISa«
pafia. Al Bejente de la Audiencia del Cnzco D¿ Manuel Pardo, encargó 1»
{área penosa de formar una relación exacta de todo lo que pasó en ék
Cuzco en 1814 y 15. Este documento se há publicado, y comprende uin-
chns antecedentes y parttculu-idades interesantes: el autor aun (üó en él
su opinión solare las innovaciones que oonvendria hacer en el sistema da»
gobierna de la AmMca.
Femando Vil, á su regreso á Espafia por Marzo de 1814, declaró di<'
sueltas las Cortüs y nula la constituoion de 181 *i, que íhé aboUdo^ea ét>
Perú el 30- de Diciembre de 1814, volviendo las cosas al estado en que ser
hallaban él año 1803, y quedando restablecido el tribunal del Santo Ofl*
Olo. Publicóse en Lima el üff de Octubre de 1815, un decreto del conseja
de la su /rem^a luqmsioioa de Madrid ''concediendo para el reino del Perd^
f, por gracia, el termina de cuatro meses para que las personas de uno y
„otro sexo que hubiesen caldo en el crimen de la herejía, ó se sintiesett:
„ cnlpadas de otros errores, pudieran acudir á descargar sus concienoiaa
y, bajo la seguridad del mas inviolable secreto en cuanto dieren oootra*'
y, si *t óorOra o4iro9JI Que se le&Teeibiríacitfitativamente, incorporándolo»
¿gremio dé la iglesia sin penarlos, ni tomarles ao9a algwta de eue hieiieti ^
Creada en Espafia en 181ó, la orden de Isabel la Católica para-pi»"
vÁsk los servicios- notables de los realistas en América, se dio al Viray
Abaseal la gran C^mz'dé estt orden entre los primeros i, quienes fué coisr
oedida^
En el mismo alio rehabilité- el Bey á los jesuítas con fecha 29 de M»-
yo; disposición que se comunicó' al Perú en 10 de Setiembre para suol»-'
sertancia. Los- términos dé estae^ reales órdenes pueden verse en la Gb^
císta de Lima da-Q'de Abril de 1816. En la relativa á la América, apav»-
ee que el Bey se prometí» qne los jesnitas-oontribmrian- á la pasifloacio»
de estos paises, y mandaba se les^ admitiese y hospedase en sus antiguaa
CUSAS y'colc^os^ si^ que seoiajenasea sos bienes-para poder devolver^
•e4os* ¿ su tiempo»
Eu lSde>Jidi<f]«cibió Abaseal usa r«al <M:en paz» que Uevitadoaft^ií
cléctQc un proyecto que €i recomendó, y que íhé iniciado iH>r él Dr. Uni^
noe, se permitiesen y pr^egieseu las empresas dirigidas á I» paoca da-
ballenas en estos mares, pndiendo admitirse estmogaros-par» tápoUur
ABA Si
io kmmm jmfíktoákm ^ne a^ooapmea en esa induatciai y mma$áimoá0^
«Uftlftiiilwrtiid ftbaolttte de todo deie<áio ó gavela.
J«l id de Oetabce fué «boroádo ea lajoia el n^gro llaiaado ** Bey del
Monte?, lamjoao oapitau de iMuidoleroe; aeoinnaSáiidole tren de eiw fino"
eimdeeeáwptioeB que ecan lel tenor de loe valles ianed Jatos.
' £a«l i^binmo de Abaneal «e T&b'úúó Ja áLtinia partida de negioe -m-
^aroe qoe TÍotoal Perú, y «e veudieFon ÁSÚÚ peeos cada ano. A los ona-
«enlajüas, y cnando oen el teatimoaio de lo» padrones y otcee eonypw
tantee, uaíBe «pisaba Jpn^ieae enel^paÍB' mu» de qamoe mil e»elalira%
4)carrieron en la manontieian «defimadaeiootefUia eMandaloean que oe p»>
t^^StfOoM el faite 4e 7.M>|O0O peaev. Aun hay reolamaeianiM j^
lioe j^aten 4aMÍN) MUifr Jkir<maa i>tg»o^te»daUanda|legeehoa^
■lea jMmm tttmpei áel fletera» fMmaftol^ T>qwM 4 Tealw j nn j^eea
itoaIJe faDi^váaeial, quien tañaba la iliaeiaa de^Ua»: y onanoo fngaha^
teÚB«L lee anee que abanar la «fvehenmn é 1Í& ntaoa per- eada ana.
UttEairon laa iwiJiqíiiiinafl <de v^Mior Aocitiaadaa jj ncaMrnar BMnae ^^oonaa-
«naniaa de mn pteyeete «n ^ne&ñsMoa P. ftiaBoiepe UbiUe,«l ¿netiNr da
ia eompaflifl 4e giliaiaas I>. ¿PeJaco. Abadía yS>.Jmé de ArieiaendL La
jq>ei(6 «eosi eH^éfta<ei Vizey^ y ta^e «leeto en el •Georo^ -deade empeaaaan
-á mtoioaar «laallaa por ^inaB da Jalio4e ÍBI^ l^a Baetoe Caeíoa «re-
•esdoa, ^pMrtícpwaciaeiite loe de eendaeoion al interiev. £l Vi«ef tttíSotmé «i
«atenaa dbe amonedacAen, eetableeiendo tambain para tirar riftlea, «n^qo*-
«asAparealieB y ^eeosDteúeaa qoelúao tcaer y o<^eoar ea la caea4e Mooe-
•da de liima.
• £1 6 de PJeiembBe de 181S^, fondeé en el Callao la corbeta nua.'^fioav»-
ton^ «d aaaodo del ea^itau de taféala Mieliaei'LaEaaeff que di^ vnelr
ta ai mondo haciendo ebsenraciones cieutüoas. Abaacal eotaiéi de4kt4Mi-
^éfiúm -á dicbo Jeüa y «m aficáatee^ p<mf Id qae el Emperadev le mavitetd
«a ipratitad en mw carta, y le envió la giao orna debuta Aiw. £1 Oo-
-biecno de Espafia b» perm&ió aceptarla- en SA de> No^embn» de 1816.
Bel matiimoMlo «que el Viny Abaacal eootn^ con D^ J. Aaceaino to-
wo «na bija, D? SaAoua, qae vino de poea edad al caidada deán padre
ya víndo. L» altaaeeiedad de Lima ae eeineió oonstantemente en darla
artMfbaa ' de eatímacien muy distinguida. Eatojóven, eegnoc'aet dijo, ba-
da ti»ifd<^ iHWtemlientea de mérito que no aleanaaion atraer en volun-
tad: pevdae^élecidid en 1815 p<mel brigadier^Di Joan Maaind Peieixa
que Vino mandando la división renritida poriánriUob Pereiía es fué en
aegnida tf fispafia con en espeea^ añticrpáudeBe'i^ Vireyqae tenia reite-
nMEaan'^recnneia y esperaba el relevo. £n e^to^ el Rey. babia oombcadD
Tirey del Pera al teniente general D. Franoisoo Javier Vaiiegae, wckAt'
^(aéé de la nmnion de Nneva Éspalia;, y por eaensa de éitte al .gaaeral Pe-
cnola coa feelia 14 de Ootnbfe del mismo nü» 1816, reemplasáadoioan ai
«¿ézeito del Alto Perú con el mariscal de campo D. Estanislao aanchae
iHilvado^; Ebte tUtídio nombramiestO' qnedb sin efecto^ y lo obtnvo el
fenbtal'éé igubl rango*D.'José déla 3erba que Ueffé á* Arica en la finiig%-
a de guerra **yeagaílzfl^'^'aacf de 1816. >£1 teniente .genend.]X<Jnan
Baitiiiv^ á qtiien dijd Pézttéla el íúaado accidental dcl^6Beito,AL^ de-
idgflíadb^^^ él Bey 'pam préndente de Qaito, en lugar del gaaeral
ifóntea. ' ' • - ',-■.-. ;..-. . . ,... -^f
Laeeenádia qué tuvo Sspafia en Montevideo hábiasido' vencida ^^16
de Mayo de 1814 por la armada argentina, á órdenes del ■denodaitottnaytno
BfoirK natural de -Inglaterra* Abaacal,^: desde meídiadosde^lSió^tuvo
noticia da que en' el Rio déla Plata» se -alistaba una eacnadTÜla.can dea-
ttnólA Pacíftoo; y aunque no estuvo dispuesto á cxaerlb^d0spii!flB,eom-
prendió que el Qobieitoo de Buenos Aives supo oon antieipaaien que el
52 ABA
de España variaba el destino del eléroito de Morillo como sucedió: pues
solo así pudo tener efecto la salida de Brown para el Pacífico. Cuatro
baques á sus órdenes se presentaron delante del Callao el 30 de Bnero de
181d, despnes de haber estado en las Hormigas. Desde que el Virey ae
apercibió de ello, mandó buques ligeros á trasmitir en la costa Sud y
Korte esta novedad, Á fin de evitar sorpresas, y para qne alffunas em-
barcaciones pudieran salvarse del peligro que las amenazara. Brown hi-
zo al puerfco varios ataques en que fué rechazado, volviendo á fondear
en la isla de San Lorenzo. En las Hormigas y delante del Callao adqui*
rió algunas presas, y pasados diez dias se ausentó.
Aba^oal precisó al Tribunal del Consulado á que armase una flota que
persiguiera á Brovrn, en cirouustancias de hallarse exhausta la tesorería
real. El Coasnlarlo alistó cinco fragatas v un bergantín, los mejores hn-
ques déla bahía; hizo cuantiosos gastos (mas de w)0,000 pesos,) se trab»>
jó día y noche bajo la vigilancia de comerciantes comisionados, y el 14
de Febrero quedó pronta esta escuadrilla que contaba con 126 piezas de
artillería y 9S0 hombres al mando de un marino mercante espafiol I>,
Isidro Couseyro. Zarpó ese día con rumbo al Sur en la suposición de
que los enemigos sed.iri2iesen á las costas de Chile: pero Brown se habia
enderrotado á GuayaquU. Cuando Abascal recibió aviso de sn paso por
Tnmbsz, envió un buque á buscar á Couseyro, medida cuyo erocto fué
muy tardío. Entre tanto Brown atacó á Guayaquil: allf cayó prisionero
y obtuvo luego su libertad por medio de un canje con el nuevo gober*
naior brigadier D. Juan Manuel deMendiburu, uno délos pasi^eros ve-
nidos de España en la fragata "Consecuencia" apresada delante del Ca-
llao. Los dos buques que le quedaron á Brown desaparecieron en segoida
de estos mares. — ^Véase Brr>wn. — ^Véase Couseyro. y Vasco Pascual.
£1 Virey á costa de esfuerzos hizo marchar el o y 7 de Mayo en direc»
eion al interior ^ con destino al Alto Perú, á los escuadrones de Húzares
y Dragones venidos de Esnafla. Era tal la penuria del Erario que se
abrieron suscripciones en demanda de recursos, pues no los hubo para
enviar el batallón de Estremadnra al mismo ejército. Para que aque-
llos cuerpos pasasen del Cuzco, el presidente Bicafort exigió donativos á
fin de hacer los gastos. Abascal á principios de 1816 fletó buques y loe
mandó á Panamá para trasportar de este puerto al de Arica el batallón
Gerona, como se verificó, y para traer al Callao el batallón de Cantabria.
I>d eatos cuarpos prooedentes de Espalla, el 1? deberla pasar al ejército
del Alto Perú, y el 2? refundirse en el regimiento fjode Lima, que to-
maría el título de "Infante Don Carlos" según resolución de 6 de No-
viembre de 1815. — ^Véase Monet.
El día 7 de Julio de 1816 entró en Lima el nuevo Virey D. Joaquín de
la Pezuela. Abascal ss hallaba padeciendo de una llaga en na pié que
lo detuvo en la capital por pocos meses, hasta que en 13 de Noviembre
se embarcó para Cádiz en la corbeta '^Cinco hermanos". Habia pasado
en 14 de Junio al Tribunal del Consulado, su infatigable colaboradori
una nota muy satisfactoria, significándole su profunda gratitud por los
grandes servicios del Tribunaf y su comercio á la causa del Bey, como
qne se dnbia á sus esfuerzos (dijo) " la mayor parte de los triunfos v
norias- del vireinato", y qne daseaba ocuparse en Espaftaen bien y nti-
fidal del comercio de Lima A,^ El Consolado imprimió esta nota y sa .
xespaesta.
iSoezo se despidió de todos los vecinos notables en "una olronlar qoa
salió impresa^ y á muchos visitó x^ersonafanente. Avisó su relevo áim ,
autoridades recomendando á su sucesor y dándole» gracias; lo mismo hl- ^
Boeon el pueblo y el ejército por medio de proclamas.
ABi flS
£a JQsi^t&a se enooutró aaeendMo al éleTado iraipleo de oudtMi gene-
xaib el Rey le ccdooó de Ckmecrfero del Sapremo Conacjo y Cámara d»
Gnerr^.y le n¡íw& del Juicio de residencia. Falleció en Madrid el 31 de
JaUo 4fo^ 1821- á los 7á aHos de edad. D^óse entónoes qae no habia deja-
do fortfum; siesdo cierto qae su h^a, heredera del marquesado de la Con-
cordia, vi-vió no mas que decentemente poreus pocos recursos.
ABRJSIJ. — D. M ANOBi^-Hsapitan de fragata d^ la Real armada. £1 go-
bierno constitucional de Espafia viéndose impotente para costear espe-
dicionea militares que pndiwan reeonquistar y sostenrr sus posesiones
de 8ad América, y Jiabiendo perdido el poder marítimo en el Pacífico
sin tener fuersas navales para disputarlo; pensó que le convendria ten*
tar ék medio de negooiaeiones pacíAcas con los estados dicidentes, fue-
se con buena fé para no esponerlo todo, fueso por ganar tiempo paraba-
eex ans últimos esfiíeraos si se desembarazaba de los obstáculos y agita-
eiones políticas en que se hallaba la Península. No sabemos si este plan
tUTO BU origen en la» Cortes 6 en el gabinete, ni si influirían en su coa*
eepcion intereses mercantiles de dentro ó fuera de Espa&a, ó informes
y pareceres seeretos del Virey del Perd.
£1 fiey envió comisionados á Buenos Aires, Colombia y Pera pava la
negociación de un annistioio durante el cual se tratara en Espa&a de un
arreglo fliial con los estados de América, oyendo sus q|nejas y redama-
ciones. Murió en Panamá uno de los dos agentes destinados al Perú, y
el otro, que fué D. Manuel Abren, llegó á Payta é hizo su vii^e por tierra
3paTa presentarse en Lima. En su tránsito por Huaura estuvo con elee-
neral San Martin que tenia alli establecido su cuartel generaL Entró
en esta d^^átal el '¿i de Marzo de 1821, y encontró gobernando áljeene-
xai D. José de La Berna á consecuencia de la revolución de 29 de Enero
en que los jefes del ejército obligaron desde Aznapuquio al Virey D.
Joaquín de la Pezuela á d^ar el mando, como referiremos en su lugar.
Mandó el Bey <|ne en las capitales se formaran juntas que tomando
él nombre de paoifioadoras interviniesen en todo fo concerniente ó que
tuviera conexión con la paz y medios de procurarla. Según laBeal or-
den del easo, presidió la junta de Lima el general La Sarna que de he-
cho era el Virey. Fueron vocales los mariscales de campo D. José de 1a
Mar Sttb-inspeotor geueral, D. Manuel Olaguer Feliu de Ingenieros, y
J>, Manuel del Llano y Nidera, de artillería, el jofe de escua£a D. Ai^to-
nio Vacare Comandante de Marina, el alcalde JDr. O. José Maria Oaldia-
no, el Canónigo I>r. D. José Manuel Bermudez, los capitanes de £ragata
D. Manuel Abren Comisionado regio, y D. José Ignacio Colmenares.
La Serna invitó al genenl en jrae oel i^éreito auxiliar áeí Perd D.
José de San Martin para abrir conferencias de paz, y este acogiendo
bien la inoitativ% nombró por comisionados suyos al coronel D. Tomas
Guido, al secretario 4^ gobierno D. Juan García del Bao, y á D. José Ig-
nacio de la Boaa, y de seoretario al Dr. D. Femando Lonez Aldana. Por
la parte Espaftola, lo fueron el genend Llano, el Dr. Galdiano y D. Mar
nuel Abren: de seoretario el capitán de Estado Mayor P. Francisco
Moár, después relevado con elteniente de Navio D. Bamon Ba&uslos. -
Las oonfereneias prinoipiaron en la Hacienda de Punehanoa y mas
tarde siguieron en la bahía del Callao^ abordo de la firagata Esj^ola
"deopatra." Se acordó una suspensión de hostilidades que luego haba
que pcOíTo^ar, porque las disensiones y los obstáculos que por momen-
tos apareeian, no prestaban oampo para esperar una conclusión pronta.
SiA Martin y L» Sema^ie Yieron en Punohauca» y tratándose con faak-
quesftentraronde bneaaféen esplioaoiones libres de doblez y simulación.
54 ABE
Iio ^ae Mtá publicado «ribie las oonteenoia» de PanchMieay no» «eprirá
á«a ves para oeapamoe del cuioo de ellas, sus partienlaridades y eau-
sas que las hicierou terminar. £a el presente artf oulo eeoribireinos solo
de lo sustancial é indispensable á sn ob|eto, que es presentar á £>. Ma-
nuel Abren tal como en mérito de jnsticiadabe hacerse, contrariando las
imposturas del astuto escritor D. Andrés Garoia Camba.
Unos cuantos jefes altivos y turba lentos sostenían una logia, siendo
miembro de ella el seneral La Sern'a, hombre de buen carácter bien qne
débil y no de aranaes alcances. Aquellos se hablan apoderado de él des-
de que mandaba el ejército del Alto Perú (en que niMa provechoso pu-
do hacer); y lo gobernaban como les pareéis hasta el paato de haberío-
detenido en Lima cnando debia regresar á España, induciéndolo á qae
se encargara del vireinato por resultado de una consjHraeien que tra-
maron contra el Virey Pdzuala. Era este un hombre otrcunspeeto, miw
oonooedor de la revolución y del pala, acérrimo partidaiio de la dleipU*
na antigua y rígida á que habia aebido sus triunfas: oausals ya ds la
lucha, y convencido de que el término de ella se hallaba próximo, y te»
ada que ser adverso para su nación. Pesuela bien desengafiado de que
ningún auxilio se debia esperar de la desgobernada 6 impotente Espa*
fia, era quien sin msngúa de su honor estaba llamada por la neeesimd
mas peñtttoria á suscribir un i^nste de pas que ñiese A preliminar do
la inaependenoia. Por lo mismo, no era el hombre que convenía á las
miras de jefes inmorales que querían i^ár y dirMir á la autoridad, y esto
no toleraba Pezaela que bastante los conocía. En ese dub estaban reu*
nidas ambiciones las mas desenfrenadas, y cuyo vuelo rápido se encam-
bró en may pocos a&os hasta dominar y apoderarse da todo en Espa&a,
jfomentanoo la anarquía. A La Sema y sus mentores sobraba inteUgeo»
cia para distinguir que iban á usurpar un po ier muy transitorío, y que
lo temerario de sus designios no bastarla para alcanzar en definitiva
un excito sólido y permanente. M^s ellos se regian solo por sus fices do
fdevacion personal que se proponian sacrificando al Perú, y haciendo
desprecio de inconvenientes de suyo enormes, pues tenían que luchar
con toda la América.
Sao Martin propuso á La Sema el establecimiento de una regencia
en el Perú, mientras se recababa en Espafta la elección de un prínci-
pe que viniera á ffoberniarlo constitncionalmente y según las cohdicioneé
que fuera razonable acordar. No desagradó la idea al Virey, bien que
d^ese ser asunto digno de meditarse por sn gravedad. Qne á La Sema
eoadró bien él proyecto, es tan cierto como io fué qne sn petición de
dos dias de plazo para contestar, encerraba el objeto de consultarse
eon la Logia, ó mejor dicho obtener su venia y consentimiento. El Vi-
rey dyo reservadamente á sus comisionadoe Llano, Abren- y Ckildiano
SMS el pisa de San Martin era admirable y qu6 lo creia d» baeaa fi,- A Abren
fe agregó, que pensaba en el general La Mar para que le acompatla-
•e como miembro de la regenma que el debia presidir, nombrándose
eft San Martin él otro miembro ae ella. No era x>osible tratar á San
artin sin tener simpatías por él: soldado franfo'yenmplido, al mis-
mo áempo que oortesano- sin afectación, es evidente que ae. hizo
a|a«dable á La Sema y que atrajo su veluntad»
^fil SBerit<Nr García Cambá silencia en sus memorUM unos hechos, des-
teñía otros, y ofende no poco á la veidad. No podia por menos me-
wmdo los intereses de la Lsgisea que ñiá nao de loa mm aetítos y
psiigioesn eolaboradoies, porque era wmfMé, hábil y de tereidas m-^
temmmes. Entre los priaápaies sotares en la calda de Fssaéla, Can-
tsnic «ra el mas entendido en su prafbsion, Vsldás, faferlor en eono-
ABB 56
«ómifliiioa, domiaalM al Yisej y téníftmiieho talento é intrepidte Seoane
am dispnta ae aellálalMi como bullicioso j oeado, y Gaxoia CamlM sape^
xior ií todos en cautela^ Aié el aue eoidó de acriminar á Abreo^ y pintar-
lo 000 odiosos oolores Atribuyéndole infidencia. Abren no era un ütocio-'
ao ni podia estar en las Interioridades de aquellos. Lo desopinaban y
bacian soopeehoeo, porque id llegar á Lima nabló con respeto y elogio
d« San Martin, porque en Hnaura este le dio un convite, y hasta por
qoe le hizo poner una guardia de honor en su alolamiento. Camba
acosa á Abren como al general Llano y á Oaldiano de haberse confor*
mado oon ^ proyecto de San Martin, pero calla que espresaron su amo*
iMcion porque antes La Sema los provocó aplaudiendo el mismo plam
Abren acababa de venir de Espana, conocía m«jor que todos las cosan
qae allá pasaban, y distante de Mtar á su deber, no euoontraria viso
alguno de traición en el establecimiento de la regencia, que como lo
demás que se himera quedaba sigeto á la aprobación del noy y de las
Cortes. Siendo esto asi, desde qne la negociación y las cuestiones ha«
bian de vcmtilarse en Madrid, se vé claro que los sediciosos de Asnapo*
qaio por el órgano de Camba, no tuvieron raaon para afrontar al co*
misionado Begio que violaba las órdenes del Rey, cuyo principio era
no ae aaneionara Isf independencia. Desde qne no se declaraba estapa*
ra que el Pera se gobernase libremente, desde que él plan era del
todo nuevo y no previsto ni esperado en Espa&a; desde que se trataba
de un principe espaOol para adiEnifcirio de monarca eligiéndolo el Key;
y deede que no se sabia quien seria ese-príneipe. la regencia no po*
dia gobernar en su nombre^ ni proclamar la independencia, y venia é
ser un gobierno j^rovisorio y misto, compuesto de miembros de una y
otra parte para asegurar la pas, y que podia disolverse terminado el ar*
mistioio sí el Bey no daba su aprobiacion al proyecto.
Si en concepto de Camba^ Abren apovando ese plan comprometía' su
responsabilidad, loómo es qnerel mismo historiador cree legal y lícito el
que La Sema, id querer ir el mismo á^dar cuenta de todo al rey, dcrjase el
mando entregue, como lo propuso, á una junta qne ooberaáia el terri*
torio del vireinato oue estaba sngéto á las armas del Bevf |Permitian
esto las leyee y el órdenvigente para la sucesión aecidenta^ estaba aoaso
en sus facultades disponeuof Quienes habrian de componer ese deseos
nocido gobierno, no hay necesidad de averignario.
La Logia no satisfeona de la Junta pacificadora, y recelando de ella,
hizo ^ne La Sema leraumentaiados vocales que fíieron el coronel Viudos
y el oidor Berriosabal en qnien tenia oonfianaa. El Virey remitió una
última proposición al general San Martin oon Valdea v García Camba¿
£Ua er^ inadmisible y destruía lo ya tratado acensa del armisticio y sna
bases; y para que fuese ivrevocame y pusiera fin á las confereneias^ S6
encai^aronde conducirla! los dos Jefe» mas idóneos para el caso;
Bemitiéndonos al atftíoolo "La Sema^' terminaremos el presente con
dos notas ofioiálee qne Abren pasó á dicho Virey y que saoamos de nn
ouadamo ünpceso en^Linia ea £^¿1, en^qnese/pufoltcaron loa documentos
relativoe á la paolAoáoioii; discutida en Paaohvuoa
•* Bxomo seOoR— 'No cumnliria eon los sagrados debeees «juemeimpo*
^ nen las genérale» y pavtmnlarea instEUooioiifia que ha conducida del
" gobierno, ai, firio eapeabadnrdo. la ruina de este imperio, no avansase
nUa eafneczos á. la marcha ordinaria deaegodoasubaltsmos. Gmhada
en má eoraaon laobligashmde espresar laveodad anuáloa principes;
nada podrá airedBarmamiaiidt» hablo: á impulsov de^mi oonoÍBneia. V.
£. ha tenidasobrado tiempo^pMa-cwioeaclos* aidientee deseosMiaamns
«oimasi porcoasegBlreloldetn^diami destiaoysín que peor «ate me
u
M
tt
tí
¿6 ABR
** oonsidere exeüto de imperfeccionM. Las enoadenadas y azarosas ocur-'
*< rencias han ocasionado su demora; ma» desgradadamenie hemos ¡ido con*
^ duoidoB al harás de peores malee deepuee que loe afanes de la diputaoion de
^ 8, M. C. fidbian oonseguido ponemos á las puertas de la paz, Los artículos
^ moiliflcados de la nota que iaolnim^s á V. E. debdn ser el término de
*< los males, y en la alternativa de la ffnerra ó da la paz (ase^j^nrada 1»
^ existencia de unestro ejército) caalqnier otro racional saoriñcio (ea
'' mi concepto) no debe ser obstáculo para logro tan venturoso, To invito y
^' oonflo en qneV. £., con presencia de las oonseouenoiasdeuna opinión gene-
** raUzada y en que siempre hemos oonvenidOf unida al oardoter de una guei ra que
^* deearaciadamente ee ha heoho pereonal, no dnjartf de conformarse alo aoar-
** dado; pero creo no debo pasar en silencio de qne sí por nna fatalidad
'' V. E, no tuviese d bien asenñr, la junta está dispuesta á raUfioar su op^
" nUm y pasarla por la diputación a la del Exmo, señor D. Joei de San
" MartiMj si las razones en .contrario qne esponga V. £. no las estim»-
** se bastantes, asi como en la última Jnnta no fneron suficientes pa^
" ra haceide variar sobre la existencia de la jnnta y diputación en la
'' ansencia de V. £., y todos hemos estraftado que el secretario no lo
" hubiese estendido en acta. La inmensa distancia Á la Península nos
'' priva del remedio de tamaños 6 inmediatos males, así como tam-
** uien al gobierno de las noticias exactas de sus cansas, si una multi.*
** tud de personas qne se disponeo para naveii^ á Europa no fueran
« fieles órganos de ellas. Permita el Cielo qne nna paz tan suspirada ,
*' ahogne todas las pasiones que se alimentan en la guerra. Participo ú
** y. £. que en las gacetas del gobierno Espafioldel 4y 5 de Febrero se
'* estampa el armisticio y regmarizacion de guerra de Bolívar v Mo*
'< rulo. Dios guarde á Y. £. muchos años, Lima 15 de Agosto de 1321."
** Excmo. Sefion— Confieso francamente qne solo tenia «na remota espe
" ranza de que dejcmen obrar á V. JS, según su corazón^ pero jamás podria per-
'* suadirme hiciesen que negase los precisos alimentos y transporte al
<' comisionado de N. M. teniendo forzosamente que mendigar estos au*
" xilios con descrédito de V. £., trascendental á todo español. Pero lo
'^ qne parece una burla es, me diga Y. £. le mande copia de las instmO'
*^ clones reservadas de S. M. (que ha perdido, y acaso estarán en poder
" del enemigo con otros muchos documentos (yae Y. £. dejó en palacio)
" y de todos los oficios habidos en la diputación, qne es lo mismo que
^ pedirme 200 pesos cuando menos. Lo que nos admira aun mas es, como
« se escusa al socorro de tantos infelices buenos españoles de que está
'^ hecho cargo el general Yacáro, con la particularidad qne Y. E. se niesa
** solo por que así lo quiere; pues^ como ee tan sabido, las riquezas de
'^ oro y plata qne Y. E. sacó de esta Capital, y las que acaba de estraer
" de las minas de Pasco, no dicen qne por falta de medios deja de au*
** xiliamos. Y. E.me hace comparación con que los sembUbUtes son tan
*' desiguales como las opiniones: conviniendo en lo primero y ea qne
^* no podemos hacer qne varié nuestra fisonomía, estamos obligados por
'^ otra parte á nivelarnos en los sentimientos de Justicia y de razón,
'' que para eso se nos dio. Y. £. debe de t^ier presente, qne no escri-
'' DO sino para los que le han heóho dictar un papel que es (como los demás)
" nuestro verdadero proeeeoj quiera nuestra suerte hayamos obrado según
^ la fé de nnestra alma.... Y. E* me dice que siempre lo provocaba á
'' qne accediese acosas contra su honor y responsabilidad.* si yo no estn-
V viera tan i>ersnadido de lo contrario, y de que V, E. es el que ha dedi-
'' nado de un modo opuesto d mueetroe deberes^ no me atreverla á reprodn-
'' oíiselo en toda ocasioii. Y. E.r cuando se avistó con el general San
ABR— ACÁ— ACE 67
^* Martüi en Panchauea, con soh tMéHo cuarto de hora que h4ihló reserva-
^ dtaneitte eonélj Uamando en eegtáda y aparte d UanOy JLarMar, CanUeraOf
^ Oaldiiaiño y d m(,noe á^ queél plam de San Martin era admirablef que to
" oreia de hnenafé; y annqne dgo Y. E. que no quería estar mandando,
*' oomsinñó en el, oomprometiéndanos d todoSf con la particalaridad de ha-
** benne dicho V. £. antee de la junta con San Martín, que pensaba poner de
*' su aoompisñado en la regencia tU general La-Mar, iQoién sino el diputado
** espa&ol le dijo áY. E. habia opnéstose al jjjeneral San Martin todas las
" razones y dincnltades qne e8tsui)an en oposición á sn plan, habiéndole
" dicho á y. £., y con particular secreto, después de la Junta, una cxr-
** cunstancia que me d^o Y. E. haber advertido igualmenteT ¿ Yqwén sino
^* V. JE, propuso d la junta pacificadora (anulado dUSoplan) variar él goHemo
** dándole diversa forma qtte la legitima^j de la que antes habia convenido
*' con 8ui MartiuT 4Y quién sino V. E. y Canterao noe escribieron en unprm-
*'fnvy saUafechoe con el ÉeálPelipe,y sus dos adyacentes. Estas debilidades
" que alternaban con un rigorismo destemplado, verdaderamente 9on
*' las que nos degradaban y aun nos separaban del círculo de nueetaui
" alribuciones: pero Y. £. jamas podra probarme otra cosa que la incli-
'' nación á ceder algún partido 6 provincia, por obtener un bien tan ge-
" neral, y esto solo convencido que el enemigo solo por su actitud habia
" de conseguir ventajas siguiendo la guerra. Y. E. dice que mi lengui^e
*^ parece al de un agente délos disidentes: en otro tiempo procuró desa-
" creditarme un ayudante de Y. E. b^jo el mismo pretesto; y ahora siem-
" pre que lo encuentro en la calle, b%ja sus ojos modestos, sin embargo
** de la protección que le dispensa este gobierno por haber estado en
" correspondencia con él, aun antes de mi llegada al Perú. El padre del
"^pueblo español rne designó con el fin de condUar sus hijos disidentes; yo co-
** nozco muy bien las faltas de ellos y las nuestras; y juro que he tenido
" mas confianza para echárselas en cara suavemente, que para decir á
** Y. £. lae nuestras: pero Y. £. habiendo sido siempre impulsado á tra-
" tarlos de traidores, rateros y alevosos, no ha podido convenir con la
'' moderación y prudencia que la diputación se propuso^ evitando asi el
^ rompimiento escandaloso á que Y. E. nos provocó, exigiéndonos pasa-
'^ sernos á San Martin su original oficio, que Y. £. sabe no se le dio cur-
" so ^ por cuyos antecedentes permítaseme pregunte ¿por qué habiendo
" tenido la diputación la usual y prudente precaución de lacrar y con
'^ variacion-éellar cuanta correspondencia ha tenido, ahora solo me haya
** mandado Y. £. la suya con solo una porosa obleaf Ko lo sé, ni yá es
" tiempo de saberlo, pues que paso inmediatamente á la península.
''Dios guarde á Y. É. muchos aSos. Lima 12 de Noviembre de 1821. —
'' Excelentísimo Señor — Manuel Abreu, — ^Excelentísimo señor Yirey del
" Perd."
ACAHIJAIIA — ^Inca. — ^En la construcción de la gran fortaleza del Cuzco,
^ne concluyó en el reinado de Huaina Capao, hubo cuatro maestros íq-
genieros y directores principales. El tercero de ellos se llamó ^'Aoahua-
íMy* a Qmien, segt^n Garcilaso, se atribuía mucha parte de los edificios
4e TiA&<iftDÁQu. En cada cerca de la fortaleza había una puerta con una
gran piedra levadiza para cerrarla. La segunda de estas puertas por ha-
per Qiao obra de Aci^uana tomó el nombre de este.
ACBTlli— P* ToBiBio.— Español, avecindado en Guánnco deepues de
haber eido Subdelegado de Pauataguas en los primeros años de este si-
8
68 ACE- ACÓ
glo. Fué en dicha ciudad alcalde de primer voto en 1909, sargento
yor y comandante de las milicias. Vmo á Lima, y elVirey Abascal lé
nombró en 1H12 secretario de cámara del vireinato en lugar del brí^»-
dier D. Simón Diaz de Rávago. Obtuvo el ^rado de coronel do milicias^
la orden militar de Calatrava, y la clase de coronel de ejército. £1 Vi«
rey D. Joaquín de la Pezuela á su ingreso al mando en 1816 le continuó
en la secretaria, cuyo cargo desempeñaba en Enero de 1821, cuando el
ejército destituyó á Pezuela y proclamó de Yirey al General D. José de
la Sema. Siguió de secretario con este hasta que se retiró de Lima en
Julio de ese año, y entonces, Aceval se embarcó para España.
No correspondió bien al general Pezuela, porque tuvo íntimas relacio*
nes con los principales jefes que en el campamento de Aznapuquio for-
zaron al Virey á que dejara el mando: asi lo acreditan ciertas cartas qne
dirijió mas tarde desde Europa á varios de ellos y que interceptadas se
publicaron en Lima.
ACETEDO — ^D. Diego DEr—Murió en España estando nombrado Yirej
del Perú. — Véase Hurtado de Mendoza, D.Andre», Marqués de Cañete.
ACEVEDO — ^Frat Gerónimo— Religioso Agustino de esta provincia de
Lima, natural de Chuquisaca; escribió un libro de á folio en el siglo
XVII intitulado ^^BocaAurelia^^ obra laboriosa y erudita en alabanza de
San Agustín.
ACEVEDO — 1>. Juan — ^Fué quemado vivo por judio en Lima él día S3
Enero de 1639, en el lugar llamado el pedregal, al lado del camino de
Amancaes.
ACETEBO— El Capitán D. Juan González de— Presentó al Itey Feli-
Se III el año 1609 un memorial acerca de los indios del Perú, en el cual
VJo que, en las provincias sujetas á la mita se habian disminuido aqne^
líos en una tercera parte desde el empadronamiento hecho de orden del
Virey Toledo en 1581.
ACOSTA. — ^El P. José — ^Natural de Medina del Campo en Castilla. En-
tró en la compañía de Jesús á la edad de 14 años en 1554: pertenecían á
ella cuatro hermanos suyos. Tuvo grande ing^enio, sólido juicio y esoo-
jida doctrina. Muy apto para todas las ciencias que pro^ó, habiendo
sido el primero en su religión que enseñó Teología en Ocaña. Vino ¿
América en 1571, obtuvo el cargo de provincial en el Peiyí, y escribió
mucho sobre asuntos de Indias. Su obra de ** Historia Natural y Moral, ^
que se imprimió en Madrid en 1590, tuvo entonces ^an aceptación.
Tonmetort en la introducción á su obra de botánica, le menciona eor
trelos sobresalientes investigadores de plantas. El Padre Aoosta dis^
frutó do toda la confianza del Arzobispo Santo Toribio. Dirigió y puso
en latín el concilio Límense de 1582 á que concurrió como teólogo di-
pntado. Lo condigo á Madrid y á Roma para su aprobación, y lo volvió
a llevar á España. Quedó allí de Prepósito de la casa profesa de VallA-
dólid. Intervino en la quinta congregación general con derecho de so*
fragio por especial dispensa. Fué visitador de Aragón y Andalucía, y
murió de rector en Salamanca en 15 de Febrero de 1600, de 60 años de
edad y 30 de profeso. El Padre José Acosta escribió en latin los libros
**I}e proouranda indorum «aZtií»'' Salamanca 1588 — "De natura navi orbUf*
1589: y otros tratados sobre el oHgen de los incUos y sus costumbres, qne-in*
sertó en la obra "Historia natural ya citada, que tradt^O'-al it«liaiu>
ACÓ 59
Juan Pablo Galncio, al francés Roberto Regnault, y al latin Teodoro de
Bry, que la imprimió como suya. Era de sentir que la decantada bar-
barie de los indios no tanto proyenia de su ineptitud, cuanto de la in-
curia y desacierto de sus primeros maestros. — Véase TorqNemada.
Este religioso criticó al Padre Acosta en su ^^Monarquia Inákma^ y
le acuBÓ de haberse apropiado trabajo i^eno en la obra ^^Historia Natu-
rtUy MoralJ'
AC0ST1— Juan i>b — ^Natural de Baroarxota (Badijoz.) Antes de la espe-
dicion de Gonaüo Pizarro á descubrir el pais de la Canela, el nombre de
Aoosta no aparece mencionado en suceso alguno: en esa campalia estu-
To de alférez general, y en la retirada que nié preciso hacer para regre*
sar á Quito, cuando él hambre tocaba ya el últmio extremo, Acosta fué
eon 10 soldados en solicitud de un pueblo en que se decia haber recursos
de subsistencia. Combatió con los indios que se propusieron rechazarlo
é impedirle la entrada. Arroyados del todo, Acosta quedó herido, y en-
contró allí abundante provisión que por esa Tez salvó á la tropa de la
necesidad que iba consumiéndola.
En 1543 el Gobernador del Perú por el Bey licenciado Cristóbal Vaca
de Castro, llamó al Cuzco Á Gonzalo Pisarro, y este marchó de Quito con
su gente cumpliendo aquella orden. £u el camino sus partidarios, fo-
mentando la ambición y soberbia de este caudillo, llegaron á combinarse
para un xJzamiento matando Á Yaca; y el qne se comprometió á ejecu-
tar el asesinato fué Acosta luego qne I^zarro le hiciera la señal acorda-
da. Este plan se frustró porque un Villalba lo reveló al Gobernador.
Figuró deerpnes en la lucha de Gk>nzalo contra el Virey Vela en el
Ecuador, y sirvió eomo capitán en la vanguardia, empeftándose en la
persecución del Virey á punto casi de alcanzarlo, y tomándole muchas
cargas de provisiones y algunos prisioneros antes de su llegada á Tome-
bamba. En la batallado Afiaquitb faé herido por Juan Funes. Al entrar
victorioso en Lima Gk>nzalo Pizarro, Acosta y otro capitán marchaban
á pié llevando de la mano las camas del freno del caballo qne montaba
el héroe de la jomada. Luego salió por la costa del norte con tropa á
recorrer los puertos hasta Tmjillo para oponerse á que los bnqaes de Lo-
renzo Aldana que dependía del Presidente Gasea, hiciesen aguada: los
marinos le pusieron en tierra una emboscada de qne se pudo librar; pero
él desempeñó en algo su encargo tomando algunos prisioneros en varias
«nrerias. Pensó Pizarro en espedicionar hasta Cajamarca y desbaratar
á Diego de Mora que allí formaba tropas al partido del Rey: y envió al
efecto á Juan de Acosta con una columna fuerte; pero no pasó ^e la
Barranca por haberle hecho regresar Gonzalo á la guerra del Alto Perú
contra Diego Centeno. En la tropa de Acosta hubo algunos en mal sen-
tido que se fugaron al enemigo: de esto nacieron diferentes desconífían-
zas y sospechas por las cuales él mismo hizo degollar á Lorenzo Mejia
de Figneroa, yerno del conde de la Gomera, y aun soldado.
Preparóse en Lima una división y con ella se puso en marcha el ca-
pitán Acosta: llevó de segundo á Paez Sotomayor^ de capitán de caballos
a Martin de Olmos, de arcabuceros á Diego Gumiel, de picas á Martin
de Almendras, y con el estandarte iba Martin de Alarcon. Se internó por
la via del Cuzco, y su tropa que pasaba de 300 soldados, la llevaba toda
montada. Pizarro a quien los suyos abandonaban para presentarse al
Hceneiado Gasea, dejó Limay se retiró á Arequipa, enviando al comen-
dador de la Merced de Tn^illo en alcance de Acosta con la orden de
fse mudando de dirección pasara á reunírsele en Arequipa. No valie-
Toalae inTenciones de Acosta que despuramaba falsas noticias en favor
«o ACÓ
de ftu cauísft; porque la tropa penetró el mal estado en que se hállab*
PizarrOy y no perdiendo tiempo, se fogaron algunos oficiales inoluaiTre
Paes, Olmos, y Alarcon llevándose 35 soldados: no se atrevieron Á matar
Á Acosta, como lo acordaron, porque éste receloso ya, tomó sus medidas
preGautiorias. Acosta logró aprehenderá algunos de los prófugos á quie-
nes hizo morir: practicó averiguaciones sobre el caso, y mandó ahorcar Á
otros varios de quieoes tenia sospechas.
A su llegada al Cuzco destituyó á los municipales que estaban por el
Bey y habían sido noinbrados por Diego Centeno. En cftantx) salió de di-
(día ciudad se le desertaron 30 y después 28 con el capitán Almendras,
que volviéndose á la ciudad hizo una reacción. Entró Aoosta en Ajpo-
quipaya con poca gente, j halló á Pisarro á quien solo habian quedado
m) hombres de mas de mil que sacó de Lima. Aoosta se vio en el «amina
oon el obispo D. Fray Juan Solano que iba á su diócesis del Coaeo:
este Prelado trabajó mucho para <iue se adhiriera á la causa del Bey, pero
RUS ruegos y reflecciones no pudieron vencer lo6 caprichos de este £m>^
oioso.
Pizarro envió una carta para Diego Centeno proponiéndole un arre-
glo. DQose que el objeto fué hacerle descuidar mientras Acosta iba ha-
cia él con 20 soldados para sorprenderlo y matarlo. Este proyecto fué
puesto en ejecución: y Acosta penetró en el campamento nabiendo to-
mado á los centinelas: mas ya al llegar á la tienda donde Centeno esta>
ba enfermo, le sintieron unos negros por cuyas voces hubo alarma gene-*
rai, y Acosta tuvo que huir. •
Dióse la batalla de Guarina el viernes 20 de Octubre de 1547 á que
concurrió Acosta como Capitán de infantería, habiéndola principiado 43:
con unas escaramuzas. Becibió tres heridas no de gravedad, y tuvo oca-
sión de favorecer como lo hizo á los que lo hirieron. Pizarro con menoa
de 500 hombres atacó á Centeno que tenia 900, y lo derrotó por comple-
toj pasando en breve al Cuzco á hacer frente lu Gobernador Gasea ^ae
ya iba sobre él con el ejército real. Gonzalo Pizarro supo que construían
\Sus adversarios un puente en el rio de Cotabamba: y para cortarlo y
destruirlo, envió á Juan de Acosta con 30 soldados, tino de estos, Juan
Nullez del Prado fueó al enemigo y dio aviso, con lo cual malogrado sa
intento, tuvo que volverse al Cuzco. Acosta fué uno de los que se empe^
fiaron en que Gonzalo no negociase la Paz con Gasea.
Garcilaso refiere que habiendo acordado Pizarro defender el paso del
Apurimac, Francisco Carvajal pidió que esa comisión se le diese á €1;
pero que Gonzalo no accedió á ello por necesitarlo á su lado; confiando
el encargo á Juan de Acosta que fué á quien indicaron algunos jefes
creyendo agradar á Pizarro. No habla de lo del puente de Cotabamba
que cuenta el cronista Herrera, y dice que la espedicion fué al Apuri<^
mac compuesta de 200 arcabuceros y 30 lanceros escogidos. Entre los
pormenores, no olvida la deserción de Nufiez del Prado quien dio noti-
cias á los contrarios; agregando que si Acosta cumple las ordenes v ad-
vertencias de Carvs^al^ habria llegado á tiempo y desempefiádose oien:
pearo que no lo hizo asi, y se desvió de las instrucciones frustrando la
empresa; lo cual acredita que de poco sirve la valentía cuando falta el
saber y una esperiencia aprovechada que pi»ra todo es menester en la
guerra. Todo esto es tomado de Agustín de Zarate. Acosta vio quealffu-
na tropa habia ya pasado el puente, y se volvió á pedir mas faexsa ae-
rando asi tiempo para que todo el ejército de Gasea so reuniera en las
alturas. De ómen de éste, el puente, que estuvo cortado, se habia xabe-
cho pasándolos cables prá medio de una balsa con gran dificultad. £3
ACÓ— ACÜ 61
ixítA éxiia de««tooperMt(m prod^)o ^nmumeioneB é inveotivat oonte»
Aoosta.
Prisionero en 1a batalla de Sacsahoana en qne faé desbaratado
PizaiTo por él Gobernador D. Pedro de la Qasca el 9 de abril de 1548,
fné ajosticiado entre otros en el mismo camxN> de la yictoria de los rea-
listas. Ba cabeza colocada en nna jaula de fierro estavo espnesta
al páblioo por mucho tiempo en el Cuzco.
ACCSA.— D. FiULT Antonio Qonzajjbz— de la orden de Santo Dominga^
natural de Lima en cuyo oonvento ingresó después de estudiar como
novicio en el colcteio de la CompaBía. Fué catedrático de prima da
Teología moral, y doctor en la Universidad de Siui Miróos, inteligente
on algunos idiomas; Ftíor del convento de Guánuco; elegido definidor
de provincia en el capitulo de 1657; y después pasó á Boma como procu-
rador y encardado de serlo en todo lo eoncemiente á la beatificaeioa y
canonización de Santa Bosa. Fué visitador y vicario general de las pro-
vincias de NápoleSy provincial de Tierra Santa, y en 1676 obispo de Ca-
racas, donde falleció en 1682.
£1 Padre Acufia activó con incansable celo las diligencias y actuacio-
nes seguidas para la conclusión y despacho de la causa de Santa Bosa.
Entre sus tareas se sefialó principalmente la del libro que, probando las
virtudes que Bosa poseyó en grado heroico, escribió con fina elocuanoi»
y una erudición propia de su capacidad y estudios. "Él dispuso el
adorno y estraordinario It^o del templo de San Pedro de Boma cuyas col-
gaduras, emblemas ó inscripciones describe Fr. Juan Melendez en los
"Tesoros verdaderos de las ludias," al referir las ^^ndes fiestas que en
aquella corte se. celebraron con motivo de la beatificaoiun de la Santa.
Fué Acufla autor de estas obras: " Memorial ó informe del Pera al P.
Fr. JuaJL Baustista Marinis'', que imprimió en 1659. ''Santo Domingo en
el Perú," ó compendió de la historia de la provincia de San Juan Bau-
tista del Perú, impresa en Madrid en 1660: un lil»^ sobre la fó oatóUea
que publicó en italiano en Ñapóles el afio 1662.y la 'Tida de Santa Bo-
sa'' que salió en Boma en 1665. Según D. Nicolás Antonio y los padres Qne-
tif y Eocard en sus ''Escritores Dominicos," Acullá tenia concluida y
para darla á la prensa, la "Historia general de la Provincia Peruana de
San Juan Bautista."
ACUtA— El Padbs Csistoval* db— Nacido en Burgos en 1687. Ala
edad de 15 a&os entró en la CompaSia de Jesús: perteneció al colegno de
Quito y fué fundadmr y rector dá de Cuenca. Era hermano suvo el cor-
reeidor y lugar teniente General de Quito D. Juan Yasquez de Acufta
déla orden ue Cálatrava.
Cuando en el aAo de 1638 llegó á dicha ciudad él capitán D. Pedro
Tejeyra, Jefe de la espedicíon ^urtuguesa que salió del Para y penetró
porel Amazonas hasta el territorio deQu^os, dispuso el Virey conde
de Chinchón que se regresara con su fberza y al efecto se le proporoio-
naaen cuantos recursos necesitase. Mandó asi mismo le acompa&asen dos
personas de inteligencia y respeto, á fin de que del Para pasasMi éi
Itepaüa á dar cuenta al Bey, no solo de lo acaecido con esa espediei<Hiy
sino de las observaciones que les encargaba practicasen en todo el viage ,
temando relaeiim descriptiva y circunstanciada délos rios y paises ri-
benfilosyCQiklas demás noticias que adquiriesen y faeraútil conservar.
Si ei»iegidor qoiao ir peiWMialmenteá deBemp^lar esa comisión, ofiw-
«isMk»8u haeAsnda partieiilar para levantar ffente,disponer pertreenos A
¥¡0 alcanzóla Beenoi» que le era indispensable para poder satisikoer sus
62 ACU
dMeos, jea eatacicotuutauoia elflacal de la iiudieDcU de ijiíib), líoén-
olado D. MeloboT Suarez de Poago propnsola idaa de que marobaeen con
Tejeyr» do« Padres de la CompiSifa. Aceptaiia qne faé, el Prelado de ell&
nombrA á Críatoval de AonUa, y á Andrés de Artioda que era lector de
TÜlogla en Quito. Dióseles nna proviaion en íitnoa por el Real acuerdo
eon fé«lia S4 de Enero de 1639 y emprendieron el vii^e el 16 de Febrero.
IJegaion al Para en l'¿ de Dioiemliie, ; eu Marzo de 1640 partieron para
Esparta llevaudo una bonorfüca curti&cacioii, suscrita por O. Pedro To-
j«7ra desostareasy recomendablesBcrviolaa. Dieron cuenta al Bej' de
toáo lo ocDirido, presentándole la relación esoritk por Acalla, y qnepa-
blicóen Madrid en 1641. Be ocaua de ella el Padre Bodrignez en la "His-
toria del Maralion:" trata del origen del Amazonaa, sn loDgitad, latitnd
y profundidad, iBla«. peces, ñutas y otraa ooaas de sus riberas; del clima,
I(ñidiacoioiie«,niinas, objetos medicinalea &,; délas nacionea, ritos, armas,
oumeroio. rios por donde pnede entrarse al Marafloa; del Ñapo y otros
n al Amazoaasj y de las naciones qne hay en ellos. Para 1»
mt^or intetigenoia de estas noticias, Nicolás nanzon formó un mapa d
conformidad con el oontunidode ellas.
Acosa paaó fí Koma couio procnradur de sn proTÍncia y se le nombra
en Eapañu calificador de la inquisición. Pidió al Bey se dictasen proTi-
deudas oportunas para la conservación del vasto territorio del Amazo-
nas: y qne se estublecitieeii poblaciones y fortalezas en ciertas localidades
importantes. Pero sns indicaciones fueron deeatendidas, no solo por in-
imria, Binó porque lagiierrade Portugal absorvia las ateiioiones del
gobierno. £i Padre Artieda se regresó á Quito en 1643. AcuQa permane-
oióenEspaBaalgnn tiempo mas, y al fin causado de esperar en vaoo los
resultados qao habla procurado, se vino al Perú y falleció en liimo. Ha-
ce memoria de él D. Lorenzo Hervái en sn catálogo de longoas Ame-
ricanas. Véase Brieva, Fr. Domingo — Véase T^eyra.
KIAATBEJIRU»— D. Juan DK—Morqnée de Casa Fnerte, natural de
Lima, Virey <le Méjico, y Capitán general de ^éroito. Tnvo por padres
A nn caballero del mismo nombro, que fué regidor de Burgos, na patrin;
orutado de la orden de Calatrava, corregidor de Quito y gobernador de
GnancaTelica, y á D* Margarita Bcijorano natural de Potosí. San herma-
nos, D. José, D. Diego, y D. iQigo, marqnés de Escalona, mayordomo de
la relua D? Mariana, los tros de la orden de Alcántara, D. Ventura de la
de Santiago, y D? Josefa, vieron también la primera luz en Lima. Esta
lUtíina, j^ sa marido D. Francisco de Lnjan Seoalde, maestro de campo
de esta ciudad, y natural de ella, faeropí abuelos del sabio literato D. .Jo-
sé Agnslin Pardo de Figueroa, que tomó el título de marqués de San Lo-
renzo de Talle Umbroso, por aa matrimonio con D? Petronila Esquí re),
sa sobrina, nacida en el Cuzco.
Casa Fuerte pasó áEspafiamayjóTen, y despnes délos estudios en qae
acreditó capacidad y apBcaoion, adoptó la carrera do las armas. Mandó
oompafiias de infauteria y oaballeria: fué maestre da campo {coronel) de
nn tercio denominado ds los "Verdue", y después de Dragones: ascendió
£ general do batalla, y de ortillerio: ^erciú el cargo de maestre de oam-
P"c-" " "" '■■' " " ■ ' ■ ■■(■"■.
i 'i - 1^ ibrtalezas, en Sicilia: el
duv.K. ■■:,! ■ I ..i:i¡l'iroai, doadeanasdespuea
' .¿Vu,Ll^u. Sabióáladignl-
ACÜ— ACH 63
de Aottiia pasó 59 afioa sin inteirapcioii algonA, en la profesión militar.
Ellos, y su espléndida oanen, bastan para q[ne se comprenda oaal seria
la entidad de sns servicios, sa calificado ménto, t el grado de estimación
en qne sapo colocarse. 8a concarrencia á todas fas guerras qae tnvo Es*
pafia en su época, y ana saccesion de fánciones de armas en qne sn ilns-
tre nombre alcanzo inmensa celebridad, fáeron los títulos gloriosos que
dieron á nuestro compatriota una reputación exenta de contradiccio-
nes, y sofícientemento sólida para frustrar las malas artes de la en-
yidia.
£1 ^timo teatro de la carrera del marqués, vino á ser el Nuevo Man-
do. Le nombró el rey Felipe Y, virey gobernador y capitán general de
Méjico, eminente posición á que llegaron muy pocos americanos, bien
que en la Península la ocuparon idgunos hijos del Pera en diversos rei-
nos y épocas. La ya probada capacidad del marqués de Casa Fuerte para
el manao político, halló en ese encargo tan pesado y difícil, como es es-
tenso el territorio mejicano, ocasiones muy ¿recuentes para acreditar sa
prudencia, tino y acierto en los negocios gubernativos.
Sostenido, esperimentado y sagaz, pudo mantener en aquel importante
pais la paz benefactora y el orden público, d<gándole monumentos y re-
cuerdos de su consagración al bien genera y al adelanto de las ciencias
y de la industria. Fueron obra suya los suntuosos edificios de la Aduana
y casa de Moneda de la hermosa capital de aquel antiguo Imperio.
Invertía Casa Fuerte sn caudal en limosnas y obras de piedad; y entre
las de este género aun se conserva memoria de las rentas que estableció
para dotar huérfanas anualmente, y para ayudar á sostener á los presos
en las cárceles. Falleció en Méjico de su padecimiento de gota, cáando
todavía se hallaba de Yirey, el afio 1734 pues babia sido proro^ado su
período de mando. Su pérdida fué objete del mas profimdo sentimiento
en todas las clases de la sociedad. Durante su Gobierno tuvo por capi-
tán de las guardias de palacio á su sobrino nieto el ya citado Fardo de
Figneroa, marqués de valle Umbroso, quien después regresó al Perú, sa
patria. El vireinato de Nueva España, ]M>r la muerte del marqués, reca-
yó interinamente en el arzobispo de Méjico D. Juan Antonio de Yizarron
y Eguiarreta. Feyjóo en su '' Teatro critico " elogia al marqués de Casa
Fuerte (tomo 4? pag. 112) y dice que no hubo en Méjico gobierno como el
suyo. Menciónale Peralta en el cante 7? de su ''Lima fundada^ y Alcedo
con mucha recomendación en el ''Diccionario Geográfico."
ACUtA T VOROUHA— Juan db— Portajes. Fué relajado y quemado en
Lima en 21 de Diciembre de 1635, por judío, y en virtud de sentencia del
Tribunal de la Inquisición. En este auto de fé, hubo 24 reos penados.
ACHUIES— Bigardo— Marino inglés á quien vulgarmente se conocía con
este apellido, pero que en realidad tenia el de Hawkins. En el artículo.
Brake hacemos relación de las empresas de este caudillo, el primero qae
trsgo la guerra al Pacífico por el Estrecho de Magallanes en 1578; y de-
cimos que en 1595 armó en Inglaterra 28 embarcaciones expedicionando
con ellas á las Antillas y al Istmo, por donde intento penetrar á Panamá.
A Ricardo Achines se dio el mando de una escuadrilla en 1593 para que
viniese al Pacífico y oportunamente obrara en combinación con las fuer-
zas dé'Dra^e á quien acompañaba Juan de Achines, padre de aquel.
Ricardo sacó de Plimouth cuatro naves: teco en Madera y Canarias, y
Sdrdió dos buques en la altara del Rio de la Plata. Luego que pasó el
strecho, re&esoó en la isla de Juan Fernandez^ quemó nueve embarca-
ciones méroanteb en la costa de Chile, y cometió en ella tnaohae ester-
64 kCK
Bíones. Con noticia de éatOB sacesoa, el Virey del Ferd D. Qaroia Horta-^
do de Mendosa, marqués de Cañete, preparó una armada en el Callao, y
confirió el mando de ella á D. Beltran de Castró y de la Gaeva, que era
bermano de en esposa D* Ana y del conde de liemos. Componíase de
tres buques: ''Capitana," ''PataoW' y ''Almiranta", y se embarcaron en
olla muchos nobles de Lima. Hiciéronse á la vela con rombo al Sud y á
85 leguas del Callao suMeron un temporal al mismo tiempo de avistar
las velas enemigas; y como esperimentasen algunas averias, taé preciso
volviesen al puerto.* D. Beltran, que era Jefe de gran ánimo, sintió ]^ro-
íundamente naber tenido que arribar en momentos de estar tan próximo
el combate; y así puso todo empeño en alistarse para nueva salida. Ve*
rifíoó esta con la ^Capitana'', y con el ''Patache" mandado por Juan Mar-
tines de Leyva y navegó hacia el Norte, encontrando á Achines frente át
pneito de Atacames que está en la costado Esmeraldas. Larga ñzé la re-
mega sangrienta en que se disputó la victoria, y la alcanzó cumplida D¿
Beltran, pues tomó prisionero á Bicardo Achines y lo tnjo al Callao,
año de 1594. D. Luis Antonio de Oviedo conde de la Qraoja vecino de
liima, en el cuito 10 del ]>oema á Santa Bosa, trató de la expedición de
Achines, del combate, y de las proezas de D. Beltran de Caslaro. Dara^
mos aquí lugar á algunas de sus octavas:
103
Fiando el español mas de acero,
Que del bronce que á gran distancia ataca,
Deja correr su galeón velero
Sobre el británo bordo, á que se atraca :
Aquí el conflicto, aquí el martillar ñero
Con armas blancas que el coraje saca
Un enemiga púipura teñidas,
▲ donde palpitar se ven las vidas.
107
Y diciendo, y haciendo, á cuchilladas
Hace á Britanos como al bordo astillas i
Manrique y Carb^jal con sus espadas ,
Y sus rodelas obran maravillas:
El gran D. Diego Dávila, arboladas
Las armas reales de las dos Castillas ,
Subir quiere el católico estandarte,
No solo al tope, á donde habita Marte.
Menciona el conde á muchos caballeros nacidos ^i Lima qiie se hiele*'
ron dignos de alabanza por su bizarría:
Hernán Carrillo, Bermudez, Agüero, Calderón, Castilla, Quillones, Les-
cano. Ligan, Rivera, Avalos, Bravo, Ubitarte, Mendoza, Sandoval, Ro-
jas, Cueva, Arias, Centeno, Sarmiento, Pardo, Castro, Córdova, Zarate,
que combatió y venció al capitán Brunel &? Relata los lances terribles
que hubo en los
tanaenemiffa; i
rendirá Achines.
que faulx) en los abordajes, después que D. Beltran desarboló á la capi-
tana enemiffa; y como por medio de Leyva capitán d^ "Patache", mza
1S7
Ríndete, no á mi bmao á mi fortuna ;
A voces dice el generoso Castib ;
T» tu constancia te erigió eoluna
fi^ Jaspe en monumentos dé álabi^itMt :
Tu naff subir merece hi^sta la lunik
Cono la de Aigoe á servirle áe asno :
ACfl-ADE— AGÜ 65
Vf» á tí te anipacOy protector y amigo ;
Sepdido á un noble vences tu enemigo »
140
De D. Boltran le trsgo á la preeencia ,
Qae asÍBtido de cabos caballeros ,
' ^ Con fiwica militar benevolencia ,
Le recibió, ampliando urbanos f oeros :
JEIospedóle con tal magiiiñcencia
£n Lima, y en su casa a&os enteros ,
"Que despnes de vencer, con Hueva gloria
Triunfó sn bumanida(i de su victoria .
IHce D. Cristóval Suarez de Figneroa en la historia del marqués de
Cafiet^y.que al saltar un marinero espaüol en la nave inglesa en que es-
taba Airlines, perdió ambas manos: '* que se sostuvo con los dientes, y
que Uogó á pisar la cubierta de aquella^': cuenta otros hechos tan inve*
rosimilea como éste.
£U almirante espa&(A dio palabra á Achines en nombre del Rey do que
su vida seria respetada. Mas la Audiencia de Lima, violando ó estiman-
do en poco esa garantía, declaró que el inglés debia sufrir la pena capi-
tal á que las leyes le condenabaU. Él apeló al Consejo Supremo de In-
dias, donde venciendo D. Beltran, se resolvió quedase Achines libroi y
ea su virtud se restituyó á su país.
Juan Achines como al principio dgimos salió de Liglaterra con Dra-
ke en 1595. Supo en Canarias la desgracia y prisión de su hijo Ricardo:
vino á la isla de Puerto Rico y combatiendo suli, le mató una bala de ca-
fion. — ^Véase en el artículo Drake el resultado que tuvieron las oporaclo-
nee de éste ed el Istmo y su muerte en Portobelo.
ACHURU T mif EZ UÉL ARCO— El Dr. D. José Andrés ds— 'Natural do
Panamá. Canónigo magistral, tesorero, maestre-escuela, arcediano, deán
y provisor de aquella iglesia. Nombrado obispo de Trujillo en 25 de Oc-
tubre de 1788. tomó posesión á su nombre en 15 de Abril de 1790, su an-
tecesor D. Baítazar Jaime Martínez de Compañón que habla ascendido á
Araobispo de Santa Fé; y después lo hizo personalmente en 16 de Enero
de 1791. Murió en 31 de Enero de 1793.
ARRIASOLA— El Dr. D. Ignacio Greoorio— Natural de Arequipa, hijo
deD.Juan Bautista y de D? Juana Teresa Navarro. Fué muchos anos
prebendado de aquel coro: ascendió á la dignidad de tesorero, y á la de
maestie-oscuela en 18 de Marzo de 1747. Murió en 27 de Marzo de 1749,
dejando una obra piapara el ciüto de la virgen de las Nieves. Costeó las
naves ó capillas colaterales del templo de San Francisco de Arequipa.
AAIF — José — ^Indígena de una'hacienda cercima á Bambamarca [Pa-
taz.] Afines del siglo pasado tenia cumplidos 141 años de edad. Comía
y andaba con ezeso: conservaba su vista en buen estado, y tiraba la es-
copeta frecuentemente,
AOTARO T C0ACO1I»— ElDr.D. Jacinto— natural de Granada. Estudió
«n el colegio mayor de Cuenca y universidad de Salamanca, y fué Dr. en
oibioÍMS yleyes. Por oposición se colocó de canónigo doctoral de Anteque-
f^j después de x>enitenoiario en el coro de Cádiz. Se le eligió por obis-
po de Cart%(ena de Indias en 1754, y antes do salir de Espafia para su
oestinOy frió nombrado obispo do Arequipa en 1755. Vino a Buenos Ai-
res donde le consagró en 1756, el arzobispo de Chuquieaca B. Cavetaati
9
66 A6U
Maroellano y Agramont: pasé á Chile, y eaooLhaatcáaáoée en Yálparaiflo Ue^
gó á Qniloa: entró ea Arequipa el 14 de Febrero de 1757. En este mi»-
mo a&o empezóla visita de su diócesis qae co9cluyó en el siguiente. Cons-
truyó fuera de la población un palacio episcopal, gastaimo mas de se-
senta milpesos, y lo destinó á sus sucesores con la pensión de costear la
flesta de San Juan Nepomuceno y cien misas rezadas. Consigo en 1? de
Mayo de 1759, á su provisor el maestre-escuela D.José Antonio Bazurto y
Herrera por obispo de Buenos Aires. £n 1760 fundó la casa de ^ercicios
para mujeres. £n el mismo año dos familiares del obispo Aguado mataron
de noche á puñaladas al alcalde ordinario de Arequipa D. José Zegorra
y. al escribano!). Blas de Tapia, jorque estando haciendo la ronda los
encontraron en malos entretenínaentos. Estuvieron después los familia-
res en casa del prelado que ignoraria fuesen ellos los delmcuentee. De álU
ñigaron para >a sienay los aprehendió el alcalde provincial D. Francisco
Abril en el camino. Permanecieron presos en el colegio seminario algor
nos meses, hasta que en Lima se dechuró que siendo de menores órdenes
no les valia el fuero, y se mandó fuesen entregados al brazo secular. £1
uno era español, y el otro que ftigó, habia nacido en Lima. Aguado se
retiró á España en 14 de Mayo de 17^ y fué nombrado obispo de Osma.
AÜIJERO — El Capitán D. DiEOO-de los primeros conquistadores del
Perú, y cabeza de una distinguida familia de Lima. Vino en compa&ái
de D. Francisco Pizarro y se halló en la sangrienta escena de Ci^amar-
ca en que fueron destruidas las tropas del Jmca Atáhualpa, prisionero
entonces y muerto luego en un cadalzo. Tocaron á Agüero 362 marcos
de plata, y B880 pesos de oro en la distribución que se hizo del tesoro que
aquel habia reunido para su rescate.
Emprendida la campiña sobre el Cuzco, Diego de A^ero se adelantó
con el mariscal Almagro, Hernando de Soto y otros, y tomaron posesión
del váQe de Jaiga venciendo la resistencia armada cLe los indios que alli^
como en otros pandes mas al interior, dificultaban la marcha de los espsr
fióles.
Sirvió después Agüero á órdenes de Almagro en la campaña que este
hizo en el Ecuador, rondando al mismo tiempo la ciudad de Quito. £1 ma-
riscal encardado por Pizarro de cruzar los proyectos de D. Pedro Alvara*
do, que desde Guatemala habia traido una espedicion para obrar inde-
pendientemente en el Perú, envió Á Diego de Agttero encompafifa del pa-
dre Bartolomé Segovia y de Bui-Diaz á hacer comprender Á Alvarado
que ese territorio oorrespondia á la Jurisdicción de Pizarro. asi como de-
biaperteneceráladeAlmagroelque se hallaba al sud de los l&nites
proscriptos por el Rey.
Después de terminadas las diferencias entre ambos caudillos con d
avenimiento que se celebró, se hallaba Agttero en Lnnahuaná, donde era
uno de los encomenderos agraciados por Rzanro en el primer repartimieii •
to que hizo.
Y cuando en muchos puntos del Perd estalló el año 1535 el levanta*^
miento de los indios para libertarse del yugo espafiol, Agttero escapó y
vino á Lima avisando alsobemador Don francisco Pizarro que se aer-
eaba á la ciudad un fuerte ejército que se proponía tomarla o arrasaxla.
En la guerra sostenida para la defensa de tima atacada tenaz y vi^
garosamente por numerosas tropas de indios, y cuaado la ciudad eott"
&ba con pocos españoles armados, el capitán Diego de Agttero ^guró en
los sucesos memorables de ese asedio tan fecundo en hechos los mas elá*
ftioos que pueden oirse del valor, de la audacia y hasta de la teme-
ridad.
. A6Ü 67
Kra D. ÍHiago vmdno may notable de Lima: ct^neuiríó á la faudMion
de la ciudad, se le acyodicaron terrenos cuando el^sgobeniador,.J^zarxo
hiao 1» diatribacion prímitÍTa de solares, y fué regidor desde ta erección
del primer cabildo, nabiendo confirmado el Re^ sa nombramiento.
Poseedor de riqnesas, como uno de los principales conquistadores, se
le viá emplearlas generosamente en obras benéficas y con especialidad
en objetos relifláosos. Hiüo donación á los dominicos de nn terreno qne
poseía en la caUe de Jndios, y en ál se alojaron y vivieron cuando el con-
vento deSanto Domin^ ann estaba por construirse, y los frailes por
£idta de clérigos, ejercían las fonciones parroquiales en la catedral.
Agüero cooperé á la fábrica de la Iglesia de Santo Domingo; costeó de
su peenlio la de la gran capilla de Santia^j^ ó del Santo Cristo que com-
pro y doté invirtieudo en todo mncbos miles de pesos. La béveda sub-
terránea de esa capilla como propiedad de los Agüeros, era el lugar de
entíezTo de todos los de esta familia. Fundé Agüero un aniversario de
misas por escritura de 14 de Octubre de 1541 ante el escribano Pedro Sa-
linas, éhixo donación de una chácara que el convento unié á la de Li-
matfiónbo de su propiedad. Los descendientes de Agüero permitieroD,
tiempos deqpues, que en dicha capilla se estableciese el culto de Nuestra
Sefiora del ¿osario.
Hallábase D. Diego de Agüero en TngiUo en 1535 cuando fundé esa
dudad D. Francisco Pizarro; y habiendo llegado á ella un espafiol
nombrado Casalleja, dijo traer el las provisiones reales para que D. Die-
go de Almagro fuese gobernador del territorio Sud del Perú desde
Chincha in<3nsive para adelanto. Agüero sin mas dato se puso en mar-
cha en solicitud de Almagro á quien alcanzé en Abancay y le dié la tan
asradable eomo deseada nueva. Aseguran algunos historiadores que los
obsequios que el mariscal hizo á Agüero por fibricias, vallan mas de sie-
te mil castellanos. Esto viaje y comedimiento <|ue podía atribuirse á
exceso de amistad por Almagro ^bien qne pareciera incompatible con
la de Pizarro^ ó al interés particular de Agüero por estar su encomien-
da de Lnnahuana colindanto con Chincha: fué tinto mas estrafio, cuan-
to que Agüero, (refiere el cronista Herrera) congratulé á Almagro á
nombre de Pizarro no tonieudo para ^o <^den ni encargo de esto. Tu-
ve después ocasiones de manifestar su consideración á D. Diego de Al-
xiagro, porque en las juntas y discusiones qne hubo al tomar cuerpo
las desavenencias de los dos caudillos, siempre fué Agüero de opinión
de qtie se adoptase todo camino de posible conciliación, sin Uegar ja-
mas al estruno y duro XMurtido de la guerra civil: opúsose igualmento á
Ub medida propuesta por algunos de aprehender á Almagro y renütirio
áEspa&a.
No obstante lo espuesto qne no admite otras esplicaciones, porque las
antiguas noticias de esos sucesos son escasas, y por lo regular confusas;
Diego de Agüero milito el afto de 1538 en las tropas del go&mador Pizar-
ro y estuvo áérdenes del Maestre de Campo Pedro Valdivia en las opera
oiones que por Guaytará tuvieron lugar contra Bodrlgo de Orgollez,
general de Almagro.
Acabada la guerra civil que sostuvo D. Diego de Almagro hasta la ba-
talla de las Siuinas en que fracasé su causa, permaneció A^ero en Li-
ma donde ni él ni los demás vecinos notables pudieron evitar la desas-
trosa muerte del gobernador D. l^Yancisco Pizarro, ni acudir oportuna-
mente á defenderfo el dia que se perpetré el asesinato. Siguieron á él no
poeas medidas violentas de los partidarios de Almagro el h^o ^uien se
proclamé gobernador y capitán general del Perú. Entre los vecinos mas
visibles de Lima que fueron presos en aquelLos circunstancias hállese el
6$ A6Ü
regidor Dieeo de Agüero, quien conducido á Jama, obtuvo después su li-
bertad y pudo regresar á la capital con licencia del mismo Alniagio/qm
habia dejado á £ima para marchar con sus tropas al interior en que ee le
o¿ecian serios cuidados.
Venido al Perú el gobernador Vaca de Castro, Agüero se unió á él yTe-
cibió carta que el rey le escribió, como á otros vecinos, encargándole trar
bajase por la pacificación del "país y restablecimiento del orden. Hizo la
campaña que se abrió entonces, y se distinguió en la batalla de Chupas en
1542 en la cual pereció el bando de D. Bie^o de Almagro, el mozo.
El año siguiente con noticia del arribo del Virey Blasco Kuñez Vela, «1
cabildo de Luna envió á Diego de Agüero á recibirle con otros regidores:
mas estos comopropietarios y encomenderos se disgustaron al saber las
órdenes que el virey traia, y las disposiciones que por el camino tomaba
en favor de la libertad de los indios. Agüero no quiso continuar su mar-
cha hasta Trujillo donde estaba el Virey y se regresó como los demás des*
de la Barranca.
Garcilaso dice que cuando en Lima hubo una general disposición pa-
ra no admitir al Virey Vela, Agüero ñié uno de los vecinos de orémto
que puso mas empefio en que se sosegasen los ánimos, y se hiciese conde*
coro y acatamiento la recepción del virey. Pero aunque esto haya sido
asi, no es de dudar que Agüero se entendió con los oidores y los ayudó
en BUS planes y hechos contra Blasco Nu&ez Vela, hasta que este Y irey
quedó depuesto y preso en 1544.
Hada nos dicen los antiguos historiadores acerca de la conducta y pa-
sos posteriores del capitán Diego de Agüere, ni de la época en que &-
lleció.
Fué casado con hija del conquistador Nicolás de Rivera, uno de
los 13 que q^uedaron con D. Francisco Pizarro en la Isla del Qallo antes
del descubrimiento del Pero. Su hijo Dieso de Agüero el mozo, tuvo por
esposa áDa. Beatriz Bravo de Lagunas hija de otro vecino muy princi-
pal. D. José de Agüero procedente de este matrimonio estuvo casaao con
Da. Marcela de Padilla hermana de Da. Gerónima mujer de D. Aionso
de Santa Cruz, y de Da. Feliciana que fué madre del Arzobispo de Méji-
co D. Feliciano de Vega y abuela del Obispo de Guamanga D. Fr. Cipria-
no Medina, ambos limeños.
Da. Maria Vega sobrina de dicha Da: Marcela ñié esposa de D. Juan de
San Migueh de donde salió la distinguida y larga familia de Ssai Miguel
y Solier — Véase, Santa Cruz.
Bl citado D. José Agüero tuvo por hija á Da. Magdalena que casó con
el Oidor D. Agustín Medina del orden de Santiago cuyahya Da. Sebas-
tiana fué esposa del general D. Antonio Santillan de Hoyos. De D.
Luis de Agücix) (otro lujo de D. José) nació Da. Úrsula que ñié madre del
recente á&í tribunal de cuentas D. Agustín Carrillo de Cordova. A este D.
Luis le dio él Virey, Principe deEsquilache en 1618 y por sus dia8,la en-
comienda de Lunahuaná en consideración á los servicios de sus abuelos,
bien que con rebaja de la 3? parte de sus producto^. Esta encomienda ha-
bla ya pasado ala corona por muerte de aquellos. •
£a capitán Diego de Agüero era de la familia del adelantado Juan Ga-
ray: fundó un mayorazgo en Lima; y en sus descendientes éstu'^o vincula-
do el empleo de chanciller de la audiencia cuyo último poseedor ftié D.
Andrés Ochoa de Amézaga como marido de Da. Josefa de los Santos
A^ero.
Fr. Nicolás Agüero natural de Luna fué nieto del conquistador D. Die-
go: jirofesó en este convento de Santo Domingo en .18 de Juli^ de 1583; pa-
só «Kapaña estudió en el de San Pablo de Córdova y regresó al' Péitfen
iao4. ObÉATolo» mdos depMieatodo 7 pndieador gen«ittl anelAdiéel
espítelo osDfind de Boma de 10Oa Fafprior dePotosí, yenlixiia vi0ft-
jooseaerai, y pioYmcíál electo en 23 de Jimio de 1611.
rauNkdo pxelado deeempelLÓ de mnchaH deudas al convento de Lima,
aumentó la saeristiay paso teches nuevos á las celdas de la enfermería,
6 hizo nnas xicas andas de ébano y plata para las pit>cesiones. Acaeció su
faUeoimifinto el día 14 de Setíemhre de 1617.
MVIAR YlCVf A-*D. Bodbxoo— natural de Madrid. Jurisconsulto aüa-
xDad^porsnsmuchaalnces. Vinodeoidorá la Audiencia de Quito^da
cuyo empleo ascendió Á consejero de Indias. Fué antor del ''Sumario do
la BacoGMladon jj^eneral de las leyes de ludias'', que salió á luz en Madrid
en 1628. Falleoió en 5 de Octubre de este aiko sin haber publicado la
obra principal de la materia á que contrito sus tareas, en unión del cé-
lebre amerioano D. Antonio de León Pinelo. Aguiar foé casado con W
Luisa Herrera, y su hyo D. Antonio, nacido oti Quito, y caballero de la
jórdoA de Santiago, fué vicecanciller de las Indias.
. AUnLAE— Hernando i>£ — ^Espafiol. Fué el primero que recién fiin-
dada la dudad de Arequipa, introdujo en su campifia ganado vacuno y
ovejas*
AOTniAft—- p. JoeÉ GabbisX/— nació en Gáanuco, y se ejercitaba en la
minerfa. Despnes de haber vi%¡ado por Esj^lla, concibió el pro^recto de
.reyolncianar el Pero para emanciparlo b%)o la forma monárquica. No
sabemos con que funoamento se anrmaba que* pensó someter el país al
poderío dsLigiatexTa, y que habia tenido acerca de esto conferencias en
Uádiz con el cónsul de dicha nación. Sin embargo de asentarse esto
mismo en la memoria del Virey marqués de Aviles, no se han dado prue-
bas de la realidad de tal provecto; y así tenemos esa noticia por viucar,
apesar de alguna causa que la apoyara en apariencia. También se oijo
que con protesto de esploraoion de minas, Aguilar habia estado en Cha-
chapoyas con el designio de reconocer el curso y salida del Amazonas al
' Océano.
£s indudable qne Aguilar abrigó la idea de la Independencia, y que
para trazar el modo de realizarla, se trasladó al Cnzco á fin de verse con
el abogado Dr. D. J.. Manuel Ubaíde, que sirvió de asesor interino de go-
bierno en dicha ciudad. Se conocían ambos, y el primero estaba anima-
do á entrar en a^ierdos con el otro, por tener antecedentes ciertos en
cuanto á sus c^inioncs. Tuvieron la cordura de considerarse insufioien-
tea pa» representar el imperio antiguo del Perú, lo cual requería alto
pnstlgio y oases muy seguras para que los naturales del país entrasen
con decisión en un cambio de tanta magnitud y consecuencias.
Arbitranm el medio de tentar al regidor IX Manuel Valverdé, <|ue era
tenido ñor descendiente de los emperadores, y llevaba ]por apellido ma-
texno el fle Ampuero. Ubalde se encargó de trasmitirle el proyecto,
'7 Aguüarjaafló al mineral de Chlmboya para asociarse con un sujeto in-
nuyentiS I^* Carlos Mejía, el cual no solo se mostró resuelto/ sino que
' atngo al médico D. Justo Justiniani. £ste tomó á su cuidado inducir al
cadque de Habe hasta lograr se comprometiese en favor del plan, tam
vistas de UlMüde e<m Valverdé prodigeronel efecto deseado; y el asesor,
qne tenia eik el Cnzco crédito de hombre de espíritu religioso y ejemplí^
- rea oostumlms, solicitó la cooperación del padre lector Iray Diego Bar-
ranoO| cuya diligencia surtió un pronto y favorable éxito.
Agáúvx habia penetrado bien di carácter y propensiones supersticiosas
70 AGÜ
dfilpaiA que le era pieeiao moTer, y adoptó el camiao d*. alnninar ¿ ia»
cxéwüoB, nablándofes de Tartas revelaciiHieft de fue €í no podia apaiter^
se desde que le eran trasmitidas por permisión divina. C<miola m^Jar de
ValVérdé fdese estéril, se le ocurrió a Agnilar y al mismo Uhalde la idea
detenerle prevista para otro enlaoOplíla hga mayor del oseribaBo SX.
Agustín Becerra que pasaba por descendiente de la £smiUa real da íom
Ineiuk Asegúrase qne si Agnilar trataba de esto con buena fá, noanoedíA
así por parte de Ubalde, que aspiró luego á aprovecbar para sí ese ma^
trimonio, y cefiirde la Corona. Üe estas particularidades no salimos sea-
ponsablesy y aun las habríamos omitído, si el Yirey en la uanaeiou dei
caso no se hubiese encargado de ellas.
Fué colaborador de Ubalde el abogado D. Marcos Donffo^ j^teetor de
oaturalesy que aunque con relaciones útiles y ali;|un vaBmiento. uo era
muy discreto para precaverse: y procedía con ligeTeBa al eonnarse de
otrosj y hacer promesas en cambio del apoyo que buscaba. Cuéntase qne
ofreció obispados á eclesiásticos de nota y de mucho infli^, que no vie-
laron el secreto: pero que ne le sucedió otro tanto con D. Mariano Ije^
chuga é quien Aguilar y él halagaban con el mando en jefe de las tropas
que se organizasen. Hiderónse también tentativas en la Fas, scffua ae
advirtió por una carta en términos subversivos que se intercep^ al abo^
gado D. Pedro Pan. y Agua, al cual la escribía otro letrado de aquella
ciudady.D. Juan Crisóstomo Esquivel. Mientras Don|^ hacia sus prepa-
rativos, se afanaba como los otroft en ganar proséhtos, y creía contar
con mas de cuatro mil indios, esperando de Arequipa felices resultedo6;
Lechuga denunciaba la ponspiracion el 35 de Junio de 1805 al oidor D¿
Manud Plácido Berríozabal.
Gk>bemaba en el Cuzco el brigadier conde Buiz de Castilla, quien mos-
tró repugnancia á dar asenso a todo lo que se le trasmitía; v para coit«
vencerlo ñngló Lechuga una enfermedad, llamó á su casa á Ubalde des*
pues de ocultar en un cuarto inmediato al oidor Berriozabal y al secre*
tario del Presidente. Allí se comprobó la verdad déla denuncia, y aun se
recogieron nuevos datos; con lo que Castilla se vio obligado á dictar pro-
videncias, empezando por laprision de los acusados y el acuartelamien-
to de tropa de las milicias. £1 Yirey Aviles hizo salir de Lima dos com-
pa&ias veteranas con destino al Cuzco.
Cometióse á Berriozabal la formación de la causa cuyo término no táé
tan pronto por la morosidad de las tramitaciones Judiciales.
^ Puesto en trasparencia el plan de crear una monarquía, aparecieron
en la causa con mas ó menos pruebas los detalles de ^eoucion qne con-
flistían en apoderarse del cuartel, de las armas y demás del parque, dan-
do muerte al presidente y oidores; tomar el caudal de tesdreria, formar
un ejército que ezpedicionara sobre Lima con Aguilar, y otro para el
Alto Perú con Lechuga, &? Dada la sentencia en 3 de Diciembre fueron
condenados por la Audiencia Aguilar y Ubalde á pena capital que ae
cumplió en la plaza mayor del Cuzco el día 5. Al Dr. Dongo á dies aflos
de presidio en África confiscándole sus bienes, declarándole inhábil para
obtener empleo^ y borrándolo de la matrícula de abogados, Al cacique
Cnsihuaman, á destitución de su caigo, inhabilidad para volver á obte-
asdo, y residencia forzosa en Lima por dos aflos; al franciscano Bairan-
00, á Yalveorde, y al presbítero D; Bemardino Gutierres capellán del
hospital de San Andrés, á destierro á Espa&a á disposición wü Bey: al
enea D. Marcos Palomino á reclusión temporal; decliurándose inocente al
teniente coronel D. Mariano Campero.
EíDL Mayo de 1806, llegaron á la cárcel de corte de Lima los sentencia-
AQIi 71
éOA^ «laA-lufliKO atienm pac» «as dMtbtos aaedondo Oátierrez por éí tíem-
pifpfíbtén ti TCStelileaiinieiito de mi salud.
* ÁgtíÚMt mimñó eofú. ywIot: y tuvo serenidad en la Ganilla para oompo-
iMMmas ^Mteiiwas, que eoxreii inpreeas, aoeica de sos deRgracias.
El C^m^reao eonatitnyente de la Bopúblioa, en nn decreto de 6 de Ja-
ftk» de 18»S ^ deelaró bevemMtos de la patria 6 A^pilar y á Ubalde: or-'
f, &!eaén» Imhiisd enalqnier padrón qne existiese infamando sa meaio*
„ rii^ y me «ns nembres se colocasen á la par de los mas celosos defen<*
,> aupes os la independencia ."
MHnLAE MBL KI«--D. JüAK BAtmflTA--Aicediano de la iglesia cate-
4m1 de Aareqnipa y deán en 1645. Habia serrido en sa carrera cnarenta
aSM «aoM cora, Tisttader, A% en mnchasr proTineias, antes de ocapar
siU»-«& aaael^oPB, en qmfaé tesorero en idss y Inctto diantre. Agniiar
aenditó dssjntsrés y caxldad ooaio párreeo, defenmó á los indios y loa
doctrinó c<m provecho. PnbHoó en 1615 la obra <'lÍ6fteiiraeie»Sf ñapare M
^ttif'' un tomo en ftflio. £1 afio 1693, dirigió ai Bey nn laminoso lOa-
eozao aocrea de las desgracias y neoendades de los indígenas: manifestó
eoanta «ofician de les oorregidoreB; los abasos de éstos, las granjerias y
mmíjoB frMtdolentos con ^ae los taqueaban^ ▼ el trato tiránico con qne
les alununaban y embrnteciaa. Proposo mamtnd de medidas qae ereia
eficaces para reiffimir estes excesos; y on proyecto de redacción general
ó fin de instmir á los indios, cons^nrarlos y protegerlos en so indastriar
pM^edades. £1 Bey envió el escrito de Agioilar con orden de 3^e Seti*
embre de 1694 al yil^By marqués de Goadalcaaar, recomendandx^le sa con-
tenida par» que acerca de los pantos qae abrasaba, piocediebe á lo maa
conveniente. Imprimió Agoilar sa obra, y también los infonnes que á
firroT de éUá dieron machos prelados y personas de gerarqoía. Pero él
Sblamo eq^wfiol en iimériea toleraba los escandalosos procedimientoa
los eoiTegidoreB. qae se enriqnecian Á costa de les indios, y era caai
inótíl representar los atentados de hombres, cayo valimiento é infli\iOy
aqtd y en Espatia eran tan perniciosos.
Fae Ampliar el segando rector qae tavo el Seminario de Areqaipa, y
en 7 dé noviembre de 1649, hizo donación al convento de la Becoletade
San Frandseo, del sitio en qae está sitaado. Acaeció sa maerte en Hayo
de 166&-^Véase Maldonado, D. Folgencio.
IfWmLlM P.Fbakcisco Javisr— natnxal de fiNi^nta Oras de la sieiTa
en Solivia, ano de los partidarios mas acérrimos del Gobierno espa&el
en América» Hüitó en el Alto Perd concniriendo á las campanas soste-
nidas eontra los ejércitos argentinos. £n Marao de 1815 batió variAii
láeraaa qne comandaban los gnerrilleros Camargo, Caballero y Villarni<»
bUs y estos enonentros ocasioaaron machas maertes, contándose entre
ellas las de los prisioneros qae ítieron ñauados. Hallóse Agailera en la
balialla de Vbilama sanada por el seneral Pezaela el 29 & Noviembre
ée dldK» a&o: mandabía an batallón de noeva creación denominado Fer»
sÉttdo 7? Con este cnerpo y otias tropas espedicionó, ya de coroi^elt «
¥alla Grande nombrado gobernador de la nrovinoia de Santa Cms.
Denotó en el distrito de la lAgona al esforzado Padilla qae habla ff!^
reada.por cinco afios con la mayor tenacidad. Matóle el mismo Agau^si
y envió sa eabeza á Chaqaisaca (13 de Ootabre de 1816.) En esta tan*
don sidiómal herida la mirier de Padilla qae le aoompa&aba en sns ^^
rorias; - Estesneeso hiio csimar la revolaoion en la Lagaña, Tainpái^*^
y Fonos la mortandad fíié mayor por las crneldadee de Agoilerá, qi^l^'^
tomó en dicha acción ana pieisa de artillería, 950 fósiles, banderas dt^
72 AGÜ
£n 92 de Noriembie tuvo un» reftída btttoUa oero* da fisoi» Cna aoot
el general patriota Vames qne murió eomlMitieado, y ouya eabM»lft M'
so colocar en la plaza de la capital de la provincia. Nneye ea&ones, nn*
chas armas y maniciones, j nn crecido ntimero de mnertoa, fué d resol-
tado de este triunfo. Affnilera en 3 de Jolio de 1817 atacó ydispenóea
Rio Orando á los oandiUos Nos ales y Mercado qne tenían cnatrociento»
lumbres y tres ca&ones. Pías despnes, el 16. los asaltó de nnevo en 8aia'>
ees. Pero unidos con otro guerrillero Raavedra^ hicieron una corestidft Ü
los realistas el 9 de Noviembre, batiéndose en las calles de Santa Craz.
Kechiusados por Aguilera, sufrieron notable pérdida de gente^ quedando
8aavedra prisionero. En el a&o siguiente, por Febrero, envistió a loa o^a-
dUlos Vaca y Bocha destmyendo sus guerrillas en los montes de Tooo^
murió el segundo entre otros y les tomó armas, bagi^Jen dt^ Después ana*»
nrendió el sanguinario Aguilera otras operaciones; y con una srueaa co-
lumna marchó sobre la Lag[nna ligado a unacombixuusion aooroada p«r»
destruir las fuerzas contrarías que se acercaban á Chnquisaca.
No cesó Aguilera de prestar activos servicios, y en 5 de Octnbxe de IdSS
fué ascendido á brigadier en una promoción seneral. Hallábase fgeroion-
do el mando de la provincia de Santa Cmz u tiempo que él general Ola*
ficta se reveló contra el virey La Sema á principios de ldd4; y en el acto
se adhirió Á esa defección deque tenia conocimiento anticipado. Maiché
con una colnmna sobre Coohabamba para obrar con las tropas de Olafie-
ta; se quejaba de postergado en su carrera, seducía á otros Jefes, y bla-
sonando de la abolición de la Constitución y de haber proclamado al
Bey absoluto, deprimía al general Yaldéz y demás favoritos de La Sem*
llamándolos ** wutradas y lágieat enemigos de la r^igUm y de la real co*
ratu^, ' '
Después de la acción de Tarabuquillo recibió á los cominonados que
de pori» del general Yaldéz le propusieron un arreglo. Fueron el covonel
D. Diego Pacheco y el canónigo de Chuquisaoa D. Julián Urreta: mas
cuando vio Aguilera que se alegaba Yaldéz en seguimiento de Ola&eta, y
qne su tropa no podía ser amenazada de cerca, despidió á dichos agentes
sin coiivenir en cosa alguna.
La completa derrota de los espafioles en Ayacucho puso en conflictos á
Olafieta. £1 ejército vencedor penetró en el Alto PertQ y cuando le estie-
chaba en su retirada hacia la república Ar^ntina, una parte de sus tvo*
pas se le sublevó con el coronel Medinacelí, y en un combate venció en
Tnmnsla al resto de fuerzas con qne Olañeta se hallaba. Fué éste grave-
mente herido el 1? de Abril de 1825 y al siguiente día murió^
Ahilera participando de las desgracias de aquella crisis, perdió la
división qne le obedecía, la cual como era natural pasó á poder del ^ét^
cito independíente. Ya por Octubre tuvo que mMsc de Cochaliamba
donde residía, por qne mal avenido con el nuevo óraen de cosas, su coa«
dncta poUtiea no era digna de consideración. Permane<»ó tres a&os va-
gando por bosques y lugares inhabitados. Snfrió inauditas privaciones
y pen¿idades, que arrostró con su inflexible carácter, atimMKtands
siempre esperanza de hacer renacer la contienda que había tennánado
radicalmente. Tuvo la insensatez de intentarlo él mismo, causando
asombro á cuantos contemplaron semejante escándalo. £1 25 de Octa'^
bre de 1828, en unión del cura Salvatierra, se apoderó de la fuerza que
estaba de gnamicion en Yalle Grande. I'roclamando al Bey Fernando
VII, se tituló. general en jefe del ejército real, y dir^ió una nota al co-
ronel Anselmo Bivas para que se le rindiese con una columna que mar-
chaba á batirlo desde Santa Cruz. Bivas le contestó en Sami^ypajta.el
97 de Octubre afrontándole el crimen cometido, con orden de que se en*
aoij 73
teftjyft la.trop» que liabia togrado aoipiender, y r«GÍbi«ee paMiporte pa-
ñi £6piúUu
Bate xequerimiento no snrtió el efecto qae se buscaba: y Aguilera su-
po £ última hora que tenia delante una división á la cual le era indis-
pensable resistir. Se defendió en Valle Grande, y fué desbaratado el .30,
como no podia dejar de suceder: él escapó herido y adoptó el arbitrio
de eoitltarse. Beoogierónse 250 fusiles, 82 lanzas y otros Süctículos: saje-
fe de &. M. teniente coronel D. Francisco Suarez, fué ese mismo dia pa-
sado por las armas.
£1 ^ de Noviembre cayó preso Aguilera en aquella población: inme-
diatamente se le fusiló colocándose su cabeza en un lugar público.
Los documentos á que nos referimos tomados de periódicos do Bol! vía,
4e reámpTiinieron en la ^'Prensa Peruana" á ñnes de 1328 y principios
de 2a
AQVIIUUB. — ^D. Javier M abia DE—natural de Vizcaya á quien se le
lliuuó el maestre de la ^'Limejla'' con motivo de habei^lo sido de una £ra-
rkta de gran porte que trajo con ese nombre y que se empleó en vi^fes
EspaSa. Aguirre era auoáz para las negociaciones, demasiado gasta-
dor, y su ostenta y modo de vivir Uamó por mucho tiempo la atención
«iu Lima. Casó con D? Lorenza Tagle, hga del oidor D. Pedro Ta^le y
Braeho: tuvo valiosas propiedades, y su crédito en el comercio fue tan
alto como su disposición é ingenio para toda empre8a.Pero esto mis-
mo^ andando los a&os le preparó un fracaso de grave trascendencia, cual
fue su sorprendente quiebra.
En la época en que sucedió, no era fácil se vieran contrastes de esta
especie, y el de Aguirre causó mas impresión, no solo por su persona,
sinQ por que s^iueila subió á la cantidad de 620 mil peso&
Aguirre habia obtenido la condecoración de caballero de la orden de Car-
los lll, y aprovechando de una circunstancia de vergonzoso abatimien-
to en que estuvieron las varas de Regidores perpetuos del Ayuntamien-
to de Lima, compró una en dos mil pesos el año de 1794, y tomó pose-
don de ella en 30 de Noviembre como regidor de número. £ntónce6 los
SJtoductos de estas varas qno fueron diez, pertenecían á la real hacien-
a: pero aJL adjudicarlas quedaron como supernumerarios otros diez Re-
gidores que sin gravamen alguno estaban nombrados por el visitador
ffeneral D. Joije Escobedo con aprobación del Virey y después del Rey;
haciéndose por esto mas reparable que hallándose provistas dichas va-
ras se ofri3CÍeran otras tantas al mejor postor. La crítica de semejante
irregularidad se hizo en un artículo que hemos leido en el periódico "£1
Peruano" de 28 de Enero de 1812.
p. Javier María de Aguirre. tuvo otra Fragata llamada la ''Joaquina''
que. f aé presa de una corbeta de guerra francesa, y represada luego por
una. fragata inglesa en el Atlántico. Aguirre salió de la Habana en Di-
ciembre de 1813, con destino á Inglaterra para reclamar su buque, y 3
a&os después volvió á Lima.
Su hüa D? Joaquina contrajo 9iatrimonio con el capitán de navio D.
Pedro £squivéi, que mandó en el Pacífico por algún tiempo la fragata
de guerra /'Astréa" la cual recesó á Espafia en I&IO.
vimos en 1821, marchar á pié al CaUao áD» Javier de Aguirre entie
inafi de 400 Espskñoles de todas edades, quede la prisión de. la Merced,
y escoft^os por una compañía del batallón Kumancia, pasaron á dicho
^puerto, y salieron espulsados para Chile en la fragata .^^MonteagvM^
que así se U«nó aJL navio /'Milagro'', perteneciente ala casa de Larri v«^
y tomado eutóiaces para el servicio pdblico por el ministro D. Bemar-
10
74 AGtr
do MoBtMMdo. FBé Mto el «atoar de aquelioe dMtíeitoe umeeeeuide
f«i onanto ft mnolios capitalistas ancianos qae en nada habían detiiuiiii-
dd; padres de tantas familias que se acrainaion en Lima pata no levan*
fanemas.
Ág^úne íUleoid afios despoes en la oindad de Sevilla.
AQUIftlB.— B JuAif José de— natural de Lima, piof<QSor distlngnlAo
dé medicina: fué Piotomédico general del Perú desde 1786 kasta 1806
en qne le sucedió él Dr. D. Hipólito Unánae. La cátedra de prima de
mecucina esinvo siempre desempefiada por el Protomédioo eonlbrme á
nna le^. En el articolo '^Renedo'' daremos noticia del tribimal del Pro-
tomedicato con ál^pinos datos acerca de sns atríbncionea. Hemos risto
en los ''Anales Universitarios de Lima" qne álX Joan de Agvirtese le
consideró como Jefe de la Esencia empírica que se <lifftrenciaba da 1»
filosófica.
AfiOElB— D. LORB— natural de Ofiate. Milita nnoe aftos «n el PeiÁ
deqmes de la conquista. Df oese qne principió por servir «n la guerra d-
TflcontraelVixey Kasco Nofiez Vela. Destinóle el Viiey marqués de
Ca&ete en la espedicion qne en 1560 confió al capitán D. Pedio de Ur-
zna para descabrir y pobuu* los territorios qne se estienden por las mar-
genes del rio Amazonas. Agairre era muy iuqnieto y su perversidad no
tenia limites: dónde él estaba la demoraUzacion y el espirita de discordia
hablan de cnndir mas qne de prisa. Siempre mesdado en los tnmnltoe,
á veces espnlsado de las {^oblaciones y peraegoido como deUncuente, se hs^
bia visto próximo á morir ahorcado en el Cnzco donde consignió poner-
se en faga. Sas venganzas y demás pasiones se desbordaban á medida
qne crecía sa desmedido foror. Sobrábanle colaboradores en la oo»
Inmna de Urzúa, hombres de siniestras intenciones y de malísimas eos*
tninbres, one marchaban en ella porque el Virey quiso alejarlos de láa
ciudades del Perú donde sus excesos no podían ya sufirirse.
Hallábase la gente de Urzúa campada en la ribera del Guallaga en-
tendiendo en la construcción de embarcaciones, cuando un pariente suyo
Francisco Diaz, mató al maestre de campo D. Pedro Bamiro^ cuyo na-
cho filé el preludio de otros ácual mas desastroso. Ajusticiado Diaz, y
también tres de sus cómplices, este castigo l^os de servir de esoaimiatt-
to, alteró á muchos, cuya insolencia tomó cuerpo dando indicios de la
proximidad de nucTos atentados. liOpe de Aguirre encabezaba y movía
á los turbulentos disponiendo de ellos á su antojo, y afiliando áotios pa-
ra sos planes sediciosos.
Una debilidad.imperdonable en Urzúa le condigo á caer en la gratísi-
ma <a de llevar en su compafiía á Da. Inés de Atienza. Viviá tan
prendado de ella, qne se cesó hasta atrepellar los respetos que no po-
dían conoiliarse con un escándalo de esa especie. Luego se despertó en
algunos la simpatía por dicha dama, que en breve subió al grado de pa-
sión vehemente y peligroso, por que dio origen al pensamiento de aseÍBi-
nar á Urzúa. Los aventureros salieron del astillero «n número de 400 á
fines de Setiembre de 1560, navegaron por el OuaUagay Mara&on, y toma-
ron tierra cerca de la desembocadura oel Putumayo. En ese punto estalló
ima revolución ápretesto de haber nombrado Urzúa por sn lugar ta-
ñíante á P. Juan de Vargas. Los cox^nradoa mataron á este, y sorpMtft-
diendo el pabellón deUnSa le dieron también muerte aléTOsa. Agmita
3 na encabezó tamal&os atentados, se hiao maestre de oamno, y aftíamaa-
opor ¡;eneral á D. Femando de Queman, se entregaron las oompaftCas
á los principales lavoltosos: Lorenzo M^iendo quedó nombrado oapi-
A6Ü 75
tm é& goÉxóiMA, Bra «éte alto de loa peores, v elmaa decidido por D».
InéB de Atíeme que deeepereeió de eqiiel sitio y oorrió á reft^iarse en
im bosque. La peisigaió fieldneudo hasta que enoontriadola la obliga
Á ToW«r al campamento.
Guman inteoló hacer una infMinacioii pretendiendo justificar aque-
llos hechoe: pero Agoirre se opnso é indigoáotroa á dar iin testímoniQ
escrito de qne negaban la aatondad al Bjeij, determinando regresar al
Perú para alzarBe con el reyno.
GonatraTéroó mejores buqnes para salir al ooéano: aaesinaroii ¿ Josa
Alonao Liabandera y otros qne les eran eontrarioK j Agnirre y sos se-
enaoea proclamaron por príncipe soberano del Pero a Gn asman, Tiiüarou
por el AmaiOTnas harta qne se detaTieron en nna isla donde Agnirre á
KHB-delBiieTolQy hiso morir á Baldnendo, á Da. Inés, á D. Alonso
níto7a,alalmiraiiteMignelBodebe.áGonsaloDoarteyMimel Serra-
no^ Baltasar Ckxrtés Cano, y ai eapelian Alonso HenaOb No bastaron
estoa horribiea asesin stos para lylaear al feros sanguinario; qne en se-
enid* mató al Ber de fkfsa D. I%mando de <human, porqnedesoonflan-
do mucho de AgnlrreL trataba de hacerlo desaparecer.
La horda de bandidos en que ya era este monstruo jefe abeoluto con
el título de ^Airte osadíllay'' putió en dos bergantines y muchas pira-
guas y eancwsy dejando ese lugar funesto que el denominó ''de la matan-
sol'* LlOTaba solo 200 soldados, y hiAia abandonado á otros y á muchos
indios en las islas desiertas: dióee muerte en una de ellas al comendador
D. Juan de QueTara y algunos indiTÍdnos mas. Entró la espedicion en
el graa Océano á principios de Junio de 1561. Se dirieió á la isla Blar-
ganta donde aobemaban D? Aldónsa HanTÍ(}ue; (^ VillaloboB) y su yer-
no D. Juan villandrando: desembarcó AgunTe, tomó á los mas de loa
TBciiioe que con D. Juan fueron á recibirle; j pasando á la población,
deqpnes de matar á Diego Alvares y á los capitanes Gonzalo Guiral de
Fuentes, y Sancho Pizarro^ permitió á sm gente el saqueo de las casas y ,
de laa arcas reales. En esas circunstancias Afoirre aseguró á sus solda-
dos que para consenracion de las Indias, llevaba intención de acabar con
los obispos, gebemadores, oidores dt, y de pasar á cuchillo á cuantos
.frailee encontrase, no asi á los mercedarioe, pues los demás penrertian el
buen gobierno.
Mandó asesinar al capitán Juan de Hurriaga encolerizado por no ha-
ber podido capturaron buque de Fray Francisco Montesinos, en que se
rmgió el ei^itan Pedro Mnnguia con Tsrios soldados que desertaron
de 1» facción. En seguida hizo dar garrote al gobernador Villandrando,
al alcalde Manuel Bodríguez. y á tres regidores: matando á estocadas á
su mismo maestre de campo Martin Pérez, y á Martin Diez de Armen-
darie primo de Urzúa.
Tres soldados suyos, Ana de Rojas y su marido, tuvieron igual suerte .
por complicidad en la ñiga de otros, y también un fraile dominico qne
vivía en casa de ellos. Pero un hecho todavía mas estrafio y lamas vis-
to vino i& ser el complemento de sus hechos horrendos en la isla. Se con-
fesó Agnirre con un religioso también de Santo Domingo, y acto conti-
nuo le mandó dar garrote; acaso se negaría á absolverlo. Al embarcar-
se para la costa de Venezuela el anciano Simón de Somorostro y María
Cñiavea, fheron ahorcadoaeomo por pasatiempo en el rollo de la plaza..
Y Alonso Rodrigues su almirante porque en mal momento le d^o evita-
ra mojarse los pies, murió de esto^Eulas que él y otros le dieron.
Navegó ocho dias reducido ya á 150 hoiübresliien armados, y 4 peque-
Saa piezas de artillería que sacó de la Margarita, con cuya annada pre-*:
tonoia subyugar la AmériíDii. Desembarcó en Burbnrata donde los habi-
76 AOU
tentM hayeíonj y en laa poblJwk»es imnodiiitiJMi 1* tJ»rmmtúé en pro-
porcioD del pehgro qae amenaiatm* óendo este tMito mayor, eniuiio
<fiie no había tropas pan oontiarreatar á iommi ínTaaorea tan temible»
poT sas desafneros ^ cmeldadee de qne se tenían ya notieiaB ciertas. Sa-
ti6 de Herida el capitán Bravo de Molina con altanos hombres monta-
dos; prestándose á serrir con otros qne le aoompaikaron, el capitán Die^
go García Paredes. Juntáronse en TrigUlo, y allí padieron atraer la poca
gente qne contaba con armas.
Lope de A^irre ñzrioeo de rer el país asolado, hizo morir al portngnes
Antonio Fana nno de los mny contados qne Uceó á eneontrar. Publicó
la guerra qne á fuego y sangre haría al Bey de Espallay diciendo en un
bando que tendrían pena de muerte los qne no le siguiesen.
Un mercader ^qiiien saqueó la tropa, le úsj/o que los habitantes le te»
man por Luterano; y fué muerto porque no probó quien eia el qne la
habla robado cantidad de oro. Hizo ahorcar al acedado Juan Peses po»
xdóndole en un letrero que era penado por no saber aproTeehar las oottr
siones. £n ese día se le huyeron Pedro Alias de Almestar y Diego Alar-
con por desconfiar de la seguridad de sus personas.
Agnírre tenia preso á Benito CHbavez, alcalde del pueblo, ({ue toa su
mujer y su h^a, casada con Julián Mendoza, se habían refugiado en xat
monte, y despachó á Chavez púa que buscase á aquellos dos desertores^
preyiniendole que si no los traía se quedaría sin miyer é hija. Se puso
en marcha con su tropa para Nueva Valencia, y aeaecienm otros asesina*
tos pues ya no solo Agnirre los cometía, sino también sus oficiales. Cn
el camino estuvo muy enfermo Agnirre, y desde la hamaca en qne lo
conduelan, pedia á los suyos le matasen. £n Valencia creció su mor por
que todos los vecinos se habían puesto en salvo, y porque nadie se le acei^
caba, decía '^que el ejercicio de la guerra era necesario desde éí pria>
cipio del mundo, y aun en el mismo cielo la habían hecho los án>
gdes."
E^ndo ocupado de destruir los ganados, se le presentó Mendoza, él
yerno del alcaide para recoger á su mujer y á su suegra, y cumpliendo
con la orden que recibió Chavez para rescatarlas, presentó á los dos
soldados prófugos, Arias y Alaroon á quienes con mucho trabi^o pudo
tomar. En el instante el tirano hizo arrastrar por las calles al segundo
de ellos ahorcándolo y descuartizándolo: puse la cabeza sobre el rollo y
como cá conversara le preguntaba *'por qué no venia el Rey de España á
resucitarlo:" á Pérez lo perdonó para que fuese su secretario. Al cura de
la Margarita á quien tenía preso, le dio libertad después que prestó ju-
ramento de entregar al Boy Felipe II una carta á que nos contraeremos
antes de concluir.
Pósoee en camino para Barqüisimeto sin cansarse de inmolar víctimas:
mandó dar garrote á Benito IMaz, Juan Zegarra, y Francisco Lara por
creer que andaban con tibieza en la guerra de eeterminio que hacia con
desenireno. Él comprendía que snm había de ser desastroso, y lo con-
fesaba frecuentemente: pero lo admirable es que en medio de la agita»
oion y zozobra en que estaban los qne le servían de instrumentos ciegos,
no se animara uno cualquiera á matarlo; que hecho así advertirían to-
dos que era ese el único recurso para contar con sus vidas. En la mar-
cha á Barquisimeto se le huyeron diez soldados: y fueron después sepa-
rándose algunos otros según las ocasiones se ofrecieron en favor de su
evasión.
Las autoridades del país, entre tanto, siguieron oonvinándoee para
frustrar loe designios de Agnirre, bien que no tenían armas de foego ni
g«nte á propósi^ xiara provocarlo á un combate. £1 gobernador D. Pa-
mi 77
Uo C<41«do AomlMrd por capitán ó Gutierre de 1» Fefi% y ¿este eo rea-
nió G«roia Paredes que á pesar de sa retiro se habia prestado á obedecer,
y cuya eeperieucia sirvió de gran provecho. Se desparramaron euel país
oédoías de indulto que hioieroD buen efecto eu los soldados de Aguirre.
£ste- 1)la«femo en sus arranques impetuosos de cólera decía en medio de
una ñaerte lluvia *'que Dios estaba muy encañado si creia que porque
" hiciese mal tiempo el dejaría de ir al Perú y de arruinar el mundo."
''Que estaba cierto de que no ppdla salvarse; que asi vivo ardia ya en el
*■ infter&o, y que le ñiltaba ejecutar orueldÍEides para que su nombre se
" etemizase.''^
Nada le dolió mas que el que unos ne^os hubiesen emigrado do un
asiento de núnas que encontró en el tránsito, pues anhelaba aumentar
el náaaero de los qn^ él lievaba: estos negros eran mas atrevidos y san-
guinarios que los peores de sus beldados.
Toda la tropa del Bey componía el número de 60 ginetes, y así no pudo
eyitaxae que Aguirre ooupva Barquisimoto el 22 do Octubre. Los trans-
igidas aeonsf^aban no se pelease, sosteniendo que muchos vendrían á
acogerse al indulto como en breve sucedió. Aguirre y su tropa después
da saquear la población se alojaron en una casa que estaba amurallada:
ál se empe&aba en persuadir ¿ todos los que le seguían de que ni el nüs-
moRe^ podía perdonarlos; pero va no los animaba, y su inflijo perdía de
mpeno por momentos, esperando el mayor número oportunidad para
preaentaireeá las autoridades en prueba oe su arrepentimiento. Las es-
caranxiaasde los capitanes Peña y García Paredes al rededor de la casa
en qpe Aguirre se hacia fuerte, predijeron buenos resultados; pues con-
forme les fué posible fueron abandonando unos en pos do otros al obsti-
nado Aguirre. Mandó este quemar las casos y el templo, haciendo tre-
molar suci banderas negras sembradas de puñales color rojo.
Al campo del Bey llegó con el capitán Bravo Molina la gente que sacó
de Herida y Tn^illo. Con este refuerzo, que los sitiados creyeron subía á
200 hombres, desertaron con mas afán en una salida eme hizo Aguirre
dispuesto seffun parecía á emplear las armas en un decidido ataque. Ma-
táronle el caballo, y tuvo que volver á su encierro desengañado y sin es-
peranzas al ver que le abandonaban sus mas predilectos ainicos. AHÍ
quiso matar á los enfermos y á los que daban señales de cobürdía, para
regresar al puerto y reembarcarse porque el hambre también apuraba.
Se precipitó el descenlace con haberse venido á los realistas el capitán
Espinóla y veinte arcabuceros. De los soldados que le quedaban, de-
seando no ser los últimos, unos siguieron este ejemplo, otros escaparon
por un portillo.
Había sonado la hora en que debía romperse la cadena de crímenes
inauditos perpetrados por los espedicionarios del Amazonas dir^idós
diempre por el furioso Aguirre: bandidos de 1? nota de que se libró el
Perú á ooftta de tantos asesinatos v espantosas alevosías. El desesperado
caudillo, viendo próximo é infalible su trágico ^j terminó por matar á
so misma h\]a. Una miijer llamada Torralva desvió el arcabuz, en me-
dio da sus ruegos, pero fué en vano, porque la intratable fiera con una
da^a acabó oon la hija á puñaladas. Algunos han escrito que él quiso
suicidarse, y que se hirió al intento con la misma anua. Entraban ya en
la casa los del Bey, y un ^. licdesma, Espadero, vecino de Tocuyo, el pri-
merotqne dio oon AÍpnirre^ d^o al maestre de Campo "Aqui tengo rendido eil
Hraiur^ **No im rmdo yo, replicó él, d tan grandes hellaoos como vos»** Y
aunque ofsp^ recelar á aquél jefe negocios importantes, y Paredes con-
inno en ellb^ no pudo contener á los desertores . de Aguirre, y permitió
le aroabneeaeen. Disparó uno y le hirió el brazo: Aguirre dijo "ma? tiroj^
76 ÁOÜ
16 hizo fiíeg^o otro oue le atravesó el pedio, y entonooe al cnét muerto bo
le oyó áeeir^'egtevC* Asegúrase qne el uno íné Joan CliaTe» y el otro
Cristóvál Gáliodo, y que el empefio de matarlo en el acto, había sido por
que no descubriera los crímenes de sns cómpHoes.
Hiciéronle enartos: sn cabeza en nna Jaoia estuTO en Tocnyo lariro»
afioe eepnesta en paraje públieo, y sus manos en Herida y Valencia. De
las riquezas qne el y ios demás tuvieron, nada se dQo; pero algoBos dé
los llamados maraAones disfrutaron de ellas impunemente.
Pasaba Lope de Aguirre de 50 afies, era hidalgo de Ouipnzcóa, de figu-
ra despreciable v pequefia: lisiado de una pierna desde que combatió por
el Bey, afio 1564, contra el alzamiento de Fnuioisoo Hernández Girou en
él Perú. £n sus ojos se manifestaba la inquietud: aborrecía álosone re-
zaban diciendo que el buen soldado debia ''Jncar su afana á los daaoe con
el Diablo:" repetía que el Bey de Espafia " debia probar con el testamen-
tb de Adán qne le habla dejado por neredero de las Indias.*' Gen est» y
otros dichos <}ueria imitar a Fraociseo Carvajal, y aunque le eiíceAió en
crueldades, siempre estuvo dominado por la ira, íUtandole la frialdad
burlesca que acompafiaba al otro en sus mayores iniquidades»
Hemos reducido á breve narración lo largamente escrito aesMade loa
atoroces atentados del vizcaíno Lope de ÁMÍám. por el Padre Fr. Pedro
Simón en la sesta noticia historial de las ''Conquistas de TienraFinne ," y
por si laborioso obispo Piedrahita en su ^Historia del Nuevo Beino de
Granada." Los Padres Acostay Bodriguez. el primero en su ''Historia Na-
tural y Moral'' A., Y ^ segundo en la &l "MaraAon'' incurri^pon en ék no-
table error de decir que Lope de Aguirre se dirigió á la isla de la Trini-
dad, y qne allí fué ahorcado.
Nos resta decir algo en cnanto á la carta que diriffió Aguirre al Bey
Felipe II, mezclando en lengüino vulgar torpes insultos y desvergonza-
das amenazas con una serie de acusaciones contra los tribunales y los
párrocos. Las teiribles qn^as que vierte estarían bien en los indígenas
oprimidos y saqueados por la soldadesca espafiola de aquellos tiempos;
ño así saliendo de parte de uno de los mas bárbaros verdugos de la hu-
manidad, y cuando él y sns cómplices hablan robado y atormentado con
inauditas crueldades á los infelices naturales del país. El tema de la oar*
ta era qne los soldados de la conauista debiendo ser dnefios de la tierra
Sanada con sus esfuerzos, no recibían las recompensas á qne se hablan
echo acreedores, mientras que los gobernantes y los frailes gozaban
de lo mucho que adquirían sin respeto á la moral ni á las leyes. Aquellos
poseyeron cuanto encentraron apropiándoselo discrecionalmente, para
olBiparlo en el Juego y en los desóraenes de su vida religada: v asi co-
mo nada bastaba a saciarlos, Jamas dejaban de hablar de sus derechos
qne eran permanentes, v de sus merecimientos que con nada quedaban
Sremiados. Pero á que estrafiarlo si es común en^os hombres menos
iflpos y de escaso valer ostentar cnalquier servicio sin darse Jamas por
sansfechos, y olvidando haber sido pagados con exceso de libóalidadT
Por lo demás Aguirre en la citada carta avisa á F^pe U que le hará
guerra mortal é implacable; y refiriéndole los asesinatos qne nevaba he-
chos se llama " crUntMo fñnjo^M oftserMai^ds lum mamánwátmím ds DÍm y de
la SaiUa Iglma BamoMoJ^ En A diario de Lima " £1 Comerolo* de 12 de Di-
ciembre de 1844 fué reimpresa la diftisa carta que no insertamos aquí
por creerlo inneoesado. Debióse al marqués deCafteie, apesar de su cru-
do despotismo, qno él Perú hubiese lúcanzado tranqiülidad castigando
Gón la última pena á muchos turbulentos y asesinos ssrac|}antes á LofKf
de Aguirre; y enviando en la espedicion de Urzúa al Amazonas á cnant<w
jpait entóhees perturbaban ol^sociego de loe pnéUos.— Véase, Urzúa.
A6U 7»
léUHUB.— Kl MAMgato Fb. Mioctl.— N»laiiit 4e ChuquisnoA, dMidb
fué Ptior del con vento de 8aa Affu«tíii,áeay» 4M0n pwteneoid. I^ Li-
ma taanbieii obtUTo ete eargo yloe de calmÍBftdor de ulnqttimeloD, y de
catedráÜGo de piim* de Teologf» en 1« naivenidad de fiim Mateos, en
que «e irradnó 4e I>oetor. Imprimid en esta eamtal en 1647, en otira ti-
talada "^IVNMtoadB FMMir melieM v smAm d0 hamU: á^ftmoB 4d reif-
wo del Peni, jwrg rmltar éaeadiwgi eweeiiyttedeiary Merm^. Paeóá Ma-
drid y llevó Doa imáffen de la Virgen de Copaeabaaa toonda en cft ori-
finály qoe eeiá en ék Bantoario del pneblo del mismo nombre. El aSo de
6&2y día 8 de Abril, ñié colocada diehateitfgea en la Ig^eiia deleolei^
ane fundó W Maria de Aragón, celebrando ana solemne misa éí nnneio
el Pama. Ofinedóseie en Boma el obl^iado de BipaTransona en la Mar*
ea. — ^Váase Gavilán, Fray Alonso Ramos.
AHiriBlB.— N.— En 1548 talteonde Folosf para Tocnmin eomo 800
espafiokMUlevandomndios indios cargados, apesar de babélse püokibidto
esto abnso por la Andienda de lima. El eonegfdor lieeneiado Esqnirél
salió á aloansarlos al camino, é indignado id ver aquella desobedienelai
tomó preso á N. Agnirra qna iba dettas de todos cdo dos indias qito le
condnciao especies, y lo sentonció á ma^át 200 asotos; per qne no tonia
como jmfar la mnlia peonniaria qoe debia imponerse a los ^ve carssseb
Á les indios. Agairre adviitiendo qne no le vallan padxmos, pidió al
oorre^dor lo lüiorcaae, para la coál rennnciaba los privilegios qne le
íavereciau por ser hiiodalgo y hermano de nno que en EspaAa era se-
fior de vaaallos.
^a estoba Agnixre desnado y montado cd nna bestia, y le sacaban
pora castigarlo en Iss calles, onando el licenciado Esqoivól, á solicitud
de varios vedaos, mando suspender la cjecudon de la pena por ocho
días. Agairre al saberlo, d^o "qne ya puesto en el burro sguantaria los
azotes" para evitar igotJ pesar que había de toaer veoddo que fuese el
término scordadAK Verificóse la pena aficentosa, y juró vendarse: no quiso
ir ya á Tucumán, y esperó cumpliese el corregidor so período de mando.
Sabiendo Esqaivél que él ofendido quería matarle, se vino á Lima, y
como Agairre le si^^ese basto esto ciudad, se fué á Quito, donde tam-
bién se le apareció: entonces regresó y vii^ó hasto el Cusco, á los
quince días se encontró allí con su perseffuidor, que andaba tras el á pié
y descalzo, didendo que unasotsdo no debia caminar á caballo. A los
tres años ^ cuatro meses, y cuando el licenciado vivía con mas cuidado
y precancioo, usando debido del vestido una cota de metal y no desam-
parando la daga y la espada^, ni la compaüía de algún amigo en la noche;
Agairre que era pequefio de cuerpo y de aspecto ridículo, un Lunes
á medio dia se entro en casa de Ésquivél, pasó por un corredor bido
y alto, por la sala, cuadra, cámara y recámara dónde tonia su librena
y bailándole dormido sobre un libro que le servia de almohada, le dló
una pu&alada en la sien derecha dejándole muerto. Bepitió otras y
no le hirió por la corasa que le defendía.
Agnifre salió inmediatamente, y advirtiendo en la puerta de la calle
qne se. le había olvidado el sombrero, tuvo ánimo para volvw á reco-
gerlo. Bnscó luego una iglesia para refugiarse y no encontrándola do
pronto, haUó acogida en dos caballeros que le ocultaron y alimento-
ron duranto enacento diss, ea casa de Rodrigo ^eda de quien erait
cn5Kados.
£1 corregidor del Cuzco mariscal D. Alonso Alvarado puso guardias
en los conventos, y cubrió todos los caminos para procurar la capt|i-
.ra de Agniíre. Los que le habían escondido determinaron sacarlo de
80 AGU— AIB-AL\
la ciudad, y paca olio lo pintaron de negro deepoeade laparleí v bateánuí'
de ereer qae Iban á caaar, salieron al campo en mitad del dia: el sapuea-
to nesroibaá pié, mal veetido y Ueranoo nn halcón y un arcabas.
Viénaose detenidos per laa ^^uardloe al de|ar el poblada, y como lea exi^
gieeen pasaporto del corregidor, uno de los proteotoree de Aguirre^ d^ó
Tolveria ¿ la ciudad por la licencia que se le babia olvidado, y 6 su com-
paflero que siguiese el camino muy despacio, y asi lo verifieó hasta poner
en salvo á Aguirre. £scasado es decir que el que regresó al Cuzco por
el pasaporte, se quedó en la ciudad. £stos caballeros se apellidaban al
uno Cataño y el otro Sautillan.
Se al^jó Aguirre del territorio del Cuzco con dinero y un caballo que
le dio su £ebvorecedor, y vino Á Guamanga, donde le tomó b^o su ampaxo
un deudo que allí tema noble y rico, el cual lo despachó lí lugar diatan-
te. No hemos podido saber Á donde, ni cual seria el fin de dicho iVguinre.
Betiere estas cosas Garcilaso, y que para ennegrecerlo d roatro, manos
y brazos lo lavaron con la a^ua de una infusión de cierta fruta silvea*-
tve que los indios llaman Tatoc.
AIBAft T BSLABA.— El Dr. D. Ignacio— cabálleto de la orden de San-
tiago, fíaé fiscal de la real audiencia de Qnito, su i>atrta, y oidor en 1639.
Estudió en Lima en el colegio de San Martin y en la universidad de
San Marcos.
ALAECOBr. — Martin de— natural de Tr^JilIo en Estremadura. No sa-
bemos la época en que vendría al Perú: su nombre príncipia á verse en
la gnerra de Gonzalo Pizarro y el Virey Blasco Nufiez Vela. Estuvo eu
Panamá en la escuadra mandada por D. Pedro de Hinojosa, y que perte-
necía á Pizarro. Caando allf se supo que habia llegado al Istmo el licen-
ciado Pedro de lu Gasea, ignorándose que venia por gobernador del Pe-
rú, y con estensas facultades, se esparció la noticia de que traía cédula
real confirmando á aquel caudillo en el gobierno. Hinojosa remitió á Gon-
zalo, que estaba ya en Pinra, á Vela Nnñez, Juan Velasquez y Blas de Saa-
védra, que hasta entonces se hallaban presos en la escuadra. El que loe
cóndilo faé Alarcon quien recibió orden de Pizarro para traerlos al Ca-
llao. Temiendo se alzasen en el vi%|e, Alarcon mató á Blas Saavedra y
á N. Lerma.
Pizarro envió después desde Lima á Juan de Acosta en dirección al
Cuzco para qne con una fnerte columna operase contra Diego Centeno:
eñ ella iba de Alférez general con el estandarte Martin de Alarcon,
quien desertó en Guamanga cou otros en número de 35, los cuales aban-
donando también á Acosta, se encaminaron al ejército real que ya existia
con Gasea en el Norte. No sabemos si hizo la campaña contra Pizarro
qne faé vencido en Sacsahuana.
En 1554, el mariscal Alonso Alvarado, cuando la guerra contra Fran-
cisco Hernández Girón, colocó á Martin de Alarcon de capitán de una
compañía de infantería del Ejército del Rey. Distintióse peleando en
la batalla de Chuquiuga ganada por Girón, y en medio de sus esfaerzos»
que fueron muchos, cayó nt5rido y prisionero. Fugó del Cuzco, y se vino
Sí ejército que se encontraba ya en campaña dirigido por los oidores de
la audiencia gobernadora. Se halló en la batalla de Pucará donde tam-
bién se hizo notar como valiente, y ftté muerto el caballo que montaba.
Allí sucumbieron las tropas de Girón y en consecuencia quedó el país én
eociego: no sabemos nada de la suerte posterior del capitán Alarcon.
Y^Mé, Girón.
ALA— ALB 81
.' Aft«M«M I ÁIiCMUIL--£LDr. D.€tBAflfnA^.-*NacideiiId]iia; estodií^
én «1 real eoleeio de fian Felipe; faé c«todtátioade Víepene de L^res» y
Seoéor de la lJniy«nidad de San Marcos en 1628. Ajsesor del Cabildo da
eataelndad desde 1618; y en 16^, reoidor perpetuo eomo descendiente da
p. Jnan de Alooeer^ qne^lo había sido en el siglo XYI. En 1660, era ya
ido
D. Sebastian oidor de la Beal Audiencia de Lima^ después de haberlo si<
en Cihaireas dtade 1633, empleo eleTado qne entónoes no se alcanzaba
fáciliaeiite» v qne le otorgo el Bey en atención asas conocimientos y
mérito. Bu hUo D. Alvaro Alaroon y Ayfia qne pósela una encomienda,
faé Bector de la Universidad en 1661 y D? Catalina su nieta casé con
el distinguido caballero D. Luis Fefnandes de CórdoTa.— Véase é éste.
lUftTAU-rCcHfDB DB— £1 Bey Caries m en 10 de Octubre de 1769,
confirió este título á D. Ignacio Nieto yBoa^ Tecino deMoquegua, álcal'>
de entonces y regidor por el Bey desde el alio 1760. Se le declaré exento
de las contribuciones de lanzas y media-anata, respecto á haber ente-
rado en la tesorería general de Madrid 160,000 reales para su redención.
p. Ignacio murió sin h\jos y recayó el título en su hermano D. Antonio
Nieto: se le despachó cédula de sucesión en 2 de Setiembre de 1776. Fué
el ültímo poseedor, y falleció en 26 de Agosto de 1803. Era caballero do
la i^rden de Santiago, natural de Moquesnia, teniente coronel de ijército,
y coronel del regimiento de milicias de dicha provincia.
ALATIT lATABRETE—D. Ignacio Mabia- Nacido en Vitoria en 1750,
felguió la carrera de marina en que se hizo notar por sus sefialados servi-
dos é inteligencia. Siendo ya general le destinó el Bey á los nuures del
Sud con una escuadra de tres navios y dos firagatas de guerra. Salió do
Cádiz en 20 de Noviembre de 17d5 y después de tocar en las islas Malvi^
ñas dobló el cabo de Hornos, y fondeó en Talcaguano á los tres meses y
dias de viíje. Vino en seguida al Callao y permaneció cuatro meses lle-
nando los objetos de su comisión. Ocasionó esta Escuadra á la tesorería
de Ldma el gasto de 700^000 pesos por sueldos y otras exigencias. Se di-
rigió después á las Mañanas, y á Filipinas. Bectificó Álava algunas car-
tas marítimas, y recresó á Espafia por el cabo de Buena Esperanza. El
general Álava nié el 2? de Gravina en el combato de Trafalgar, y falle-
ció en 1817 siendo capitán general de la Armada.
ALBA — "Eié Duque db — Gozaba de una pensión de 10,725 pesos sobre el
ramo de tributos del Pero, y se la pagaba la tesorería de Xiima, la cual
nos consta que en 1803 le remitió 85,800 pesos por ocho afios que se le
debían. El duque se titulaba gran eanciller de las Indias y regidor per-
petuo de ellas.
Las eneomiendaB de indios llegaron tf ser concedidas á personajes de
Espafia que nunca sirvieron en el Perú ni hubo otro antecedente para
que disfirntasen de ellas que la voluntad absoluta de los monarcas. Por
eoo fíBeron poseedores deludios en una ó mas vidas los duques de Medi-
1» de las Torres y del Infísntado, la duquesa de Huesca: ios condes de
Altamira, de Ba&os, déla Puebla, y de Villa Umbrosa; las condesas de
las Navas, de Galve, de la Palma, m Margarita de Aragón condesa áé
Oabfa, M^ De este modo el fruto del trabajo de los indígenas era para la
«ovona un medio de hacer frente á recompensas estrafias, y para fomen-
tar con obsequios las privausas y el favoritismo en ambos sexos. Este
eaeándalo era de ma^or bulto todavía, que el que causaran los reparti-
mientos hechos á los conquistadores y heredados por sus hijos, bien que
mas tarde estinguidos. Los reyes de la dinastía austríaca parecía que ou
11
82 ALB
«ata línea hubieran qnerído ezeeder al oiiamo Curios V quien camú es
sabido, dio á D. Diego de los Cobos marqués de Oamarasa el unoy medio
por ciento que se cobrase en América á la plata y oro por derechos di>
■laroador, fnndicion y ensaye que se conocieron con el nombro de **'Cobo9f^
y el consejero D. Lorenzo Qalindez de Carvi^al habia obtenido de los xe*-
Íes católicos el nombramiento de ^'Correo mayor de las Indias desear
iertas y por descubrir i** mediante el cual fueron dueños sus dssesndieii'»
tes délos productos de la renta de correos del Perú por largos afioa.
ALBA DE LISTE— Conde DKr—Virey del Pera.— Fáwe, Menriquez de Guz-
man, D. JDutt.
ALBASEAIV— Fr. CmsTÓVAL—Natural de Lima^ religioso de la Merced,
á quien en los apuntes históricos de esta orden, se le conoce por el pro-
tomártir de ella en Bud América. Este fraile venerado por sus muchas
virtudes, era incansable en la predicación y en trabajar como misionera
gara reducir y doctrinar á los indios. Estando en las montafias de Santa
ruz con fray Juan Solazar, cumpliendo con celo los deberes de su mi-
nisterio, frié muerto á flechazos, lo mismo que su compafiero á quien
asaron y comieron aquellos bárbaros. Escribieron con relación á estoé
religiosos, fray Luis de Vera y fray íncolas I>urán, y también se hace
mención de ellos en el Bularlo Magno.-^
ALBAESABÍ—- Fr. Manuel-— Beligioso de Ocopa. El año 1747 emprendió
uua espedicion por la montaüa de Guanta con otro sacerdote, un lego y
un donado, á fin de atraer v doctrinar á los bárbaros. Y habiendo b^adj»
l>of la quebrada de Acón a las orillas del rio Apurimac, Albarrán y suus
compañeros fueron muertos á flechazos por los Antis ó Campas.
Después de la tentativa de fray Manuel Biedma el año 1677, fray José
Cavanéz con algunos otros frailes, intentó penetrar ^en la misma monta-
ña de Guanta para descubrir ese país y ocuparse de catequizar á los sal-
vajes. Marchó en 1738; i>ero aterrado por la fragosidad de los caminos,
retrocedió de Sanabamba sin haber recogido fruto alguno.
Otras entradas se hicieron después por diferentes religiosos que no lo-
graron sino pequeñas y muy precarias ventajas.
ALEO— MAjRQix6si>E--Fáis6 FOJonaieva y OifoguCf D.Mamtd.
ALEVERME-^D. Manuel— Oflcial mavor de la secreliaría de Eotoda y
del despacho de hacienda de Indias. Sumó i]\|astamjente las gravea con*'
secuencias de un acto deshonroso de la Regencia del reino sídl I6IO1, enyaa
miembros con una debilidad vergtmzosa negaron haber sancionado un
decreto real. El comercio marítimo de España llegó á verse «n la magror
decadencia, y en las posesiones de América se esperimentaba soaift eaeft»
ees de mercaderías y de artículos de primera necesidad* £1 mftrq«éa d*
éomeruelos capitán general de Cuba, habia permitido el conMaroi<» mh
traiviero, y la introducción de harinas de Estados Unidos se pnMiáe^ift
en la isla. La Segencia advirtiendo la reaUdad de las necesidades que &b
representaron, y que era urgente favorecer la esportacion de loa pxodiid*
tos délas Indias, cuya conservación interesaba sobre manera «n laa.air'
cunstancias; acordó un decreto permitiendo, eon la calidad de por mbm^
el comercio directo de Inglaterra y Portugal, y rebiija» en los dereobos.
Ningún trámite ni formalidad fiJtó en la snstaaoiseion del espedieats;
:y el decreto dado en la isla de León en 17 de Mayo de 1810 fiíé estensivo
ALB— ALO Sa
á «oibm Aaoéiri^aai se hiao imprimir y circular, autorízando dielios aetoa
el aeeretoxio d« Batado margué» de las Honnazaa.
Apenas se snpo en el público dicha resolución, los comerciantes de Cá-
diz alzaron el ^to reprobándola, y la Janta superior de comercio pro-
tegió y diosos quejas á la Begenoia» exigiendo en tono altivo y am^oa-
sante noeoxriese aquel deereto atentatorio porque infringía toida la le-
gialaoion mercantii^ y eneerraba peliflrosaa doctrinas, c^os autores no
podían dejar de^ser. enemigos secretos do los intereses de Espa&a. La Re-
gencia se disculpó confundiendo el asunto de Cuba, negando de plano
que se hubiese diotado providencia general en cuanto a la libertad de
comercio directo estrai\jen>. Dediod que era apócrifo y nulo el decreto,
y rnaadó se quemasen todos los ejemplares impresos.
I>eterminó sin duda sacrificar á los empleados para sincerarse y hacer
creer qne éstos habían hecho una falsificación. Al principio se conformó
con ordenar que Albueme no asistiese al ministerio, dándole una licen-
cia temporal que no habla pedido: mas c<mio este oficial mayor repre^
sentó la historia documentada de lo que había pasado, ya tuvo la JEle-
gencia que mandar seguir un juicio que fué entorpecido por cuestiones
de jurisdicción, ¥ como la Junta superior de comercio exigía una decla-
ratoria mas esplíeita, señalando las condicicmes y puntos que debía abra-
lar^ y el ejemplar castigo de los culpables en la ngunida suplantación;
el irrisorio proceso tema que vestirse de antecedentes y formalidades
que nunca podrían reunirse, y el marqués de las Hormazas fué exonera-
do del ministerio.
Pero Albueme oon una eneijía propia de su inoeencia, luchó con los
miembros del consejo, probó de un m^o perentorio con hechos y docu-
mentos la miserable impostura de la Begeucia; atacó con vigor á la jun-
ta de Cádiz, y dio á la imprenta un curioso y prolgo volámen que hemos
leído, y en el cuál aparece la oposición que siempre hizo el Virey Abascal á
todo lo que pudiera abrir paso al comercio estraigero en Sud América.
No sabenkos que fin tendí ia el juicio, siendo mas que probable que no con-
dir^era, por la imposibilidad defundiur un fftllo definitivo que salvase á
la Éegencía, condenando á. Albueme y á algún otro empleado. Después
en el reinado de Femando Vil se le vio adelantar en su carrera, y en
1816era consejero del Supremo de Indias.
AIiCAUTAlU— Fbancísoo Ma&tin— Estremefio, hijo legitimo de la ma-
dre de D. Francisco Pizarro, quien lo tri^o de EspaAa cuando volvió
nombrado gobernador del Perú. Alcántara no está mencionado en los su-
cesos de la conquista, aunque consta que desembarcó en Tumbes con la
espedieion de su hesvurno: acaso regpresiyría á Panamá de donde vino en
1^5 trayendo en su compañía al h\|o de D. Uiego de Almagro. Este jo-
ven después de la muerte de su padre, poseía una heredad que D. Domin-
go Presa antes de fallecer dejó á los desgraciados amigos de D. Diego.
Fizarro de8p<3gándolofrde esos bienes, los ac^udic^S á Francisco Alcántara,
usurpación ruin en provecho de un hermano, dañando á hombres que
perecían en la indigencia, y que eran entonces el blanco de implacablea
ven^^anzas. Iíjd. casa de Alcántara cenaba el gobernador por el mes de
Jumo de 1541, cuando Uegó nu clérigo disfrazado á denunciarle por se-
gunda vez que se hallab4^ próxima á estallar la ooi^ oración de los Alina-
grístas que tenían resuelto^ asesinarle, como llegó á suceder el dia 26 de
ese mismo me#.
En el aaalto al Palacio solo dos ó tres de los muchos individuos que es-
tabeo con Pizarro, trataron de defenderlo. Su hermano Alcántara <mni-
plió ese deber, y se sostuvo en la puerta de la ante-cámara rechazando á
84 ALC
lee affreaove« eon su espada» hasta que de las graves ker idas q«e lecibl^^
dqjó de existir en momMitos en qii0 el Gobernador luchaba cansas «ke^
migos.
UiCAREAZ — ^D. MAia7Bi/~0ondactor de coireos, deseabrió escélente
eascarilla en Panata^as, y la tn^o á lama, ocfB cuyo motiTo renunció
sn destíno y estableció él comercio do dicho artículo en Gúannco. Se
hace mención de este particular en el prelado de la 'aflora Peruana",
áliCAZAR T PAPILLA'— D. Josa— Vecino de Moquegua. Dispuso que des-
Í mes de los días de su miner Dt Ana Maria de Peflaloza, sus bienes y
os de esta, según voluntad de ambos, sirviesen pai» fundar un menas-
terio de moivlas, cometiendo éí encargo al cura D. Miguel Cornejo. Alea*
zar £Eilleció en }71d, y D? Ana en 1724. Hubo un rm£>so pleito que ter-
minó lAos desunes, poniéndose á disposición del obispo de Arequipa loa
bienes que se litigaban. Los vecinos de Moquegua pretendieron se esta-
bleciese allf el convento; pero por cédula de 23 de Febrero de 1740, re^
solvió el Rey se fundase en Arequipa el monasterio con el título de San-
ta Rosa, y que fuesen preferidas las lujas de Moquegua en las becas. £1
obispo D. Jnau Bravo nizo el plano de la ftfbrica, y recaudó 13 mil pe-
sos de productos atrasados. Compró en 6 mil, cerca de una &u€«;ada de
las tierras que formaban la grax^ de la fitunilia de Arve. £1 18 de Agos-
to de 1744, se empezaron á abiir los cimientos x^ncipiando por el tem-
plo; y se depositaron bajo la primera ^¿dra monedas y otros objetos*
Gastáronse eñ la obra del monasterio 75,8^ pesos eán el templo, su ajuar
y adornos que todo esto lo costeó el obispo. Calculóse en 112 mil pesos el
total délo gastado, y se trabajó durante dos a&os diez meses, siendo el
edificio de piedra. La costosa custodia del altar mayor se hizo ¿ espen-
sas de D? Francisca Barreda quien colocó en ella posteriormente las al-
hajas de su uso de que hizo donación.
JSn 12 de Junio de 1747 salieron de Santa Catalina cuatro religiosa»
para fundadoras: el dia 13 fué la solemne función del estreno del templo
á la que siguió un octavario de lucidas fiestas.
ALCAZAE— D. NicOLia—Médico, natural de Lima: ñié ahorcado ea.
ta capital el dia 2 de Enero de 1819, por haber sido uno de los autores
principides de una conspiración secreta contra el gobierno e^afif^.^—
Véase Gómez, D. José.
ALCÁZAR T PADILLA— £l Cafttak D. Psdbd— Natural de Arequipa,
y alcalde de la Santa Hermandad en 1614. Fué buiefactor de Moquegua
en la reedificación que por tercera vez se hizo de la Iglesia Matriz de esa
eiudad.
ALCEDO T HEUtKRA— D.. Dionisio db— l^acido en Madrid, l^Jo do
D» Matías de Alcedo secretario del consejo de Italia, y de D? Clara Te-
resa de Uffarte. £n 170& salió de EspaSia en la familia del Virsy del Pe*
xd MargúSi de Castell-^os-rius. y tuvo que quedarse en CartMena £
cansa de una enfermedad^ Se embarcó después para regresar á Europa
en uno de los galeones del mando ñéí conde de Casa Alegre, que
atacó al vice almirante Inglés Wager el 8 de Junio de 1708 eon la es-
cuadra de Jamaica. Alcedo en el desastre esperimentado por los bu-
qoes espa&oles, quedó prisionero y con dos heridas. Cangeado lue^,
volvió a Cartagena para venirse por tierra hasta Lima. Llegó ¿ Quito
•1 mismo dia en que el obispo J>, Diego Ladrón de Guevara recibió
ALd
85
aTÍ80 del &ll«dmiento del Virey Castell-doB-rius, llamándole la Áa-
dieacia de Idma para que se «neaigaee del mando del Pisrú, de eoafor-
midad con el pliego de proTideneia existente.
£1 obispo trajo en sn oompaSía á D. Dionisio de Alcedo como oficial
mayüT de la secretaria del vireinato. De este destino pasó á servir el de
contador ordenador del Tribnnal de Cnentas que desempefió desde 1712^
á 1716, con mas algunas importantes comisiones del ramo de hacienda.'
Marobo pora España por la Yfa de Méjico con el mismo obispo cuando
este fué exonerado del mando; y dispuso se adelantase para que enten-
diese en el Consejo de Indias en lo relativo á su residencia.
' Alcedo biso en 1719, por encargo del ministro de marina D. Manuel
Fcgmandez Duran, un manifiesto sobre la necesidad de restablecer la co-'
municaeion x»erióaica por medio de los buques llamados dé aviso, qne des^
de 1609 habían crusado de Esjmfia á Méjico y á '^Tierra Firm^. Díóseal
consalado de Cádis la oomiBiou de sostener estos correos, que volTieron
á ser dé mucha utiIida<L autorizándole para cobrar medio por ciento
del oro que se llevase á Éspaf&a.
En él citado a&o de 1719, trató el gobierno Bspafiol de cerrar la mina
de Azogue de Quancavelica, prohibiendo su esplotaeion, y entices Al-
cedo, de orden del ministro Durán^ escribió un hermoso optísculo soste-
niendo qne semejante medida era impolítica, ii^nstá y en todos sentidos
dafiosa. Nombrado luego g^obemador de la Provincia de Canta, vino á
lima en 172:¿, y á su transito por Cartagena en 1721, contrajo matrimo«
nio con D^ María Luisa Bejaraao natural de Sevilla. En 17^ beneficid
el gobierno de Canta, é hizo nuevo vii^e á la Península; porque en una
junta celelMtkda en Lima el 10 de Enero de 1723, se le eligió para
que fuese como diputado á informar en la corte, del origen y necesidad'
de conservar las condiciones del impuesto denominado Averia. Alcedo'
en lanavegacion defendió en un combate con un buque pirata, un ci^on
de alhajas de valor destinado á la Beina^ y qne le habla encamido el
arzobispo Virey D. Fr. Diego Morcillo. Por este servicio ¡se le dio la
Cruz de Santiago con la encomienda de FtadéL En una eq[»9SÍoÍon de*
15 capítulos patentizó las pruebas en que estaba apoyada su opinión
respecto del ramo de Avena, formado oe un derecho que existia desde
tiempo atrás para costear los gastos de los buques de suerra que eon-
viTfaban á los mercantes cuándo oonduoian caudales del Callao á Pana-
má con destino á Europa. El Virey Morcillo lo sr^etó á ciertas reglas
qne desagradaron á los n^ooiantes; quienes oon sorpresa y falsas aser-
ciones alcanzaron que el Rey desaprobase lo mismo que el comercio ha-
bía pactado con ventila en tiempo del conde de Santistevan ^1661) y
haciendo creer á dicho Virey Morcillo que procedía con liberalidad, u.
Dionisio Alcedo además de manejar este asunto con mucho tino, sostuvo-
y justificó en Madrid, por medio de reflecciones qne se imprimieron
entonces, la conveniencia de los ramos de Alcabala y AlmcnarixiBkzgp. Es-
te último se creó á fines del siglo 16 y era un impuesto sobre la unpttr-
taeíon y esportacion de merca^rias, cuyo producto tenia el destiño de
emplearse en la subsistencia de los presidios y sus guarniciones. '
£1 a&o de 1727, encomendó el ministro D. José Patifto á D. Dionisio^
de Alcedo, escribiese acerca de los procedimientos de los Ingleses en hi
práctica del abasto de negros quehacian conforme al tratado de Utrech,*
y con relación al navio llamado '*de permiso^, que introducía mercado*''
rías en la feria de Portobelo, según el mismo tratado. Alcedo, que era*
muy enemigo de aquellos, diser^ largamente sobré sus grandes ganan*'
eias en el tráfico de negros, y con respecto á los hechos é intenciones
del gobierno Ingles y sus subditos, desde 1567 hasta 1739 estendiéndose'
86 ALO
•nrafl-apnntaimentoB amachas noticiaB histdricaB del Perú, dúle y nne-
-vo Bmno de Granada. Hablando de la lala Jamaica dice: ''Ha fiido por
'' el espacio de 84 años segura escala de las escuadras Inglesas, asilo y
^ reft|{io de los enemigos ae España: almacén de toda especie de merca-
'' deziad para fomentar el trato ilícito en nuestras coetas. Estrago de to—
" das las provincias de ambos reinos, y ruina universal del comercio de
"Europa en el desbarato de flotas y galeones'\ Añade: '*que todos los afios
*' entraban en Sevilla 12 millones, y que en los galeones de 1723 28 y 31
'' apenas un millón. Que desde 1574 hasta 1702 se hablan despachado 45
" armadas de galeones, no bajando ninguna de 30 millones"
Nombró el Bey á Alcedo presidente y comandante general de Quito
en 1728; y estando ejerciendo este importante mando, llegaron á
dicha ciudad Mrs. Qomn, Bouguer, la Condamine y Jussieu; con D.
Jorge Juan, D. Antonio de Ulloa y demás personas de las comisiones
Francesa y Española destinadas á hacer observaciones oientificaB para
Qonooer la verdadera figura de la tierra. Alcedo prestó toda cooperaoioa
y auxilio & aquellos profesores, sin consentir á los Franceses levantar
planos corográficos que su sucesor les permitió formar después.
Concluido el período de su eobiemo entregó D. Dionisio la presiden-
cia de Quito en 1737 á D. José de Arargo y Bio, y se restituyó a España.
Tóase en el artículo del Virey Armendaris lo relativo á una invasión de
brasileros por el Amazonas, sobre que protestó Alcedo en 1732.
Antes de venir á América la última vez, se le ordenó el año 1726 e»-
pilcase si convendría rebajar al diezmo el quinto ^ue se cobraba de la
plata en pasta; solicitud que hablan entablado losnuneros desde 1608 sin
xeemltado alguno. Alcedo informó largamente sobre esta materia, pro*
bando que con el diezmo cesarían los fraudes, se pondrían en labor
muchas minas, y tendrían mas fomento otras que producian poco.
Últimamente, hallándose en la corte, se le nombró presidente de Pa-
namá, y comandante general de '*Tierra Firme'^ Sirvió este destino des-
de 8 ae Julio de 1743 nasta 1749 en que se le separó á causa de cargos y
calnmnias que contra él suscitaron los oidores de esa Audiencia, y de que
se vindicó completamente. En 1752 se retiró á España en donde enviu-
dó en 1755. Vivió retirado en Madríd hasta su fallecimiento en 1777 á la
edad de 87 afios.
H^a de D. Dionisio fué D? Grertrudis de Alcedo que contrajo ma-
trimonio con D. Nufio Apolinar de la Cueva, Marqués de Banta un-
cía de Conchan, y corregidor de la provincia de Quito. En 1740 se
publicó en Madría la obra de Alcedo titulada: ''Aviso histórico, polí-
tico geográfico con noticias particulares de la América MerídLonaF'
También escribió el '^Compendio histórico, de la provincia, partidos
ciudad, astillero, rios, y puerto de Guayaquil, impreso en Madrid en
J741",
ALCBIIO— D. Antonio db—HUo del anterior; nació en Quito en 1735.
Sigiiió la carrera militar después de haber estudiado en su país. Prestó
servicios en el distinguido regimiento de Guardias Españolas, en el cual
ítió capitán, sin peijuicio de su empleo de corona de ejército que dejó
«n 17SS(, por su ascenso á brigadier. D. Antonio escribió el ''Diccionario
Geogránco de las Indias'' que publicó en Madrid en 1786 y comprende á
toda la América con descripción de sus provincias, ciudaaes, costas, &^
y muchas noticias importantes. Aprovechó de los antecedentes y datos
que le ofrecieran dos obras del mismo género que habían precedido á la
suya, aunque menos estensas y con abundancia de errores; la primera
del ez-jesuita y misionero D. Juan Domingo Coletti, y la segunda la
ALC— ALD 87
remeetiva á la Améviea S«ptaitrional que circuló en inglés, con el títu-
lo ae " Gacetero Americano."
ALCS1I0— Fbat JVA3X DK— Natural de Lima, lector Inbilado de la ar-
den de San Agastín, célebre por bu talento y trabijos literarios. El Vi-
rey, caballero de Croix, le envió preso á España en 17B5, por haberle
presentado, recomendándole su lectura, un poema que compuBO, cenan-
rando y zahiriendo á los espafioles por su conducta en América. No sa-
bemos que suerte tuvo en la Península este religioso, á i^nien tal Tez,
animó á dar aquel paso, la circunstancia de haber nacido dicho Virey en
Flandes.
ILCOCEE — ^D. Gaspab— «Espaüol. Comerciante acaudalado de lima^
donde tenia una hermosa heredad, según cuenta Garcilaso de la Vega en
sus comentarios reales. Tr%|o al Perú en 1580 las primeras plantas de
guindas y cerezas que se conocieron.
ALCINI—- P]Ei>BO~£spafiol, uno de los trece que determinaron miedar-
se con P. Francisco Pizarro en la isla del Gallo enando Jnan Tanir, eo-
misionado por el gobernador D. Pedro de los Rios, reeogió la gente que
no quiso ses^r á aquel en su empresa, y la cond^o á Fanamtf. Aleini
acompa&ó a Pizarro en el descubrimiento de la costa del Norte del p€ff6;
Cuando en la costa de Tnnülo desembarcaron varios espafioles T veeá-
bieron agasajos de una cacica que después convidó y obsequió á Pisar^
ro, Alcon se prendó de ella con tal entusiasmo qne pidió permiso pwaok
quedarse allí dominado como estaba por una fuerte pasión. Negóselo Pf*
zarro, y taé tan proñmdo su pesar que perdió el Juicio, y hubo neceüdad
de ponerle prisiones á bordo para contener los escesos Á qne le conduela
su locura. Nada hemos podido adelantar averiguando que ün tuvo Pe*
dro Alcou Á su vuelta á Panamá. Pero vemos considenao sn nombusen
las capitulaciones que hizo la Reina con Pizarro, en las onalea conea^Uó
áloe trece de la isla del Gallo título de Hidalgos, yak» qne lo ííiisan,
el de Caballeros de espuelas doradas.
UiVAVA*— D. liORENKO— Natural de Estremadura, vino al Perú en la
ei^edioien que trajo de Guatemala á las provincias del Ecuador D. Pe-
dio de Alvarado el afio 1534. Entregó éste su fherza á disposición de D.
3I^Vancisco Pizarro en virtud del convenio que celebró con D. Diego de
Almagro, y entonces pasó Aldana hasta el Cuzco donde se encontraba en
1535.
En el afio siguiente salió para Chile con D. Juan de Bada en una éo-
lumna que se organizó para reforzar á D. Diego de Almagro. Aldana re-
gresó en compañía de este, ycon Vasco de Guevara entro en el Cuzco
encargado de hacer saber á Hernando Pizarro, que alli sobemaluLlos
motivos porque D. Diego habia abandonado la conquista ae Chile. Ha-
Uóee Aldana en el sangriento choque que hubo dentro de la ciudad del
Cveco y eayas consecuencias ftieron la prisión de los hermanos del mar-
qués Pizarro, y el establecimiento del poder de Almagro apoyado en l$s
provisiones espedidas por el Emperador, confiriéndole el mando del ttio;-
ritorio del Sud que habia de tomar la denominación de ''Nueva Toledo^.
Comisionó en seguida Almagro á D. Lorenzo Aldana para que hiciese
entender á D. Alonso de Alvarado, que se aproximaba con nierzas del
Norte, que debia retirarse y no pensar nada sobre el Cuzco, porque ésa
cittdM corresponcUa á la gobernación de D. Diego. Las tentativas he-
88 ALD
ohM por Alda&a no prodiúeron «íactd; y ÁlvAiAdo por liaber pcobíbímI^
en éu empeño, snfirio una aerrota en Abimoay.
£1 capitán I>. Pedro AlTares Holgnin, qne se hallaba prisionero en el
Cnzoo. y que era primo de Aldana^ intentó ñigar con otros indiridnoa en
dirección á Lima. Para evitarlo Aldana comunicó el caso á Almagro en
secreto, y b%|o la condición de qne aquel no seria molestado: pero copio
D. Diego tomase pleito, homenige á Holgnin, éste se ofendió mucho, y
Aldana resentido con Alma^^ no quiso seguirlo puaudo con sus tropae
abrió la campafia en dirección á Chincha^ Xuego oue se al^ó, hubo nn
movimiento eñ el Cuzco, qne i^ppyó Aldana, y quedaron en libertad D.
Alonso Alvarado y D. Gonzalo Pizarro entrando en prisión el capitán Dé
Gabriel de Rojas gobernador por Almaero. Después de este suceso Al-
dana se vino con los demás á Loma. £1 marqués Pizarro en 153d lo en-
vió á Quite como su lugar teniente para que procediera contra. D. Se^
bastían dé Velalcazar que le era sospechoso, y que le tenia a^praviado
por actos de inobediencia y menosprecio Á su autoridad. Ostensiblemen-
te llevó Aldana el nombramiento de Juez en comisión: mas el objeto ver-
dadero fué el de relevarlo y remitirlo preso. Considerábase á Yelalcazar
partidario de Almagro, y habia datos de ^ne preteudia obtener del lEev
el mando de las provincias de Qnito con independencia de Pizarro. Al-
dana espedicionó hasta Popayan^ Cali ^ otros Inflares, adoptando mn-
ohas providencias para tmpemr qne se £eeen auxüios y fuerzas á Velal-
casar, y ocultando siempre sus miras con estremada cautela. £nvió pre-
9é á Idma á D. Die^ de Sandoval y varios otros, para privarle de agen-
tes y prooélitos de influencia, mas no pudo encontrar á aquel apesar & lo
nacho que para ello hizo: Yelalcazar desde el interior d^ nuevo reino de
Granada, habia seguido á la costa y embamádose para fispafia.
Aldana tuvo por tanto que retroceden fué bien recibido en Quito y se
ocupó del Gobierno de aquel importante país. Recuérdanle diferentes
historiadores como hombre discreto y acertado, citando algunas de sus
buenas disposiciones en üavor de los tiranizados indígenas.
£ntre las cartas ^ue dirigió el Rey á loe principales conquistadores
con respecto á la situación del Pera, vino una para Aldana al cuidado
del comisionado regio licenciado D« Cristóval vaca de Castro. Aldana
habia sido relevado del gobierno de Quito con Gtonzalo Pizarro, y como
Vaca estuviese ya en Popayan, determinó reunirse á él, anticipándole la
noticia de la muerte violenta del marqués Pizarro en Lima. Aldana se
hallaba tildado de inconsecuente á D. Diego Almagro; y algunos no gus-
taban de verlo al lado de Vaca como amigo y favorito suyo. Así ingresó
al Perú, y de continuo trataba de desconceptuar á Velalcazar, que habia
vuelto ae £spaña para gobernar en Popayan, y acompañaba á Vaca con
una fuerza á sus órdenes^ Vaca tuvo con él varios disgustos, concluyen-
do por dc^edirlo: Aldana fué quien le intimó la orden para que se re-
SBsase á IV>payan. £1 licenciado, ya gobernador del Perú, quiso elevar á
daña al rango de maestre de campo: pero se abstuvo de hacerlo por no.
despertar celos en D. Pedro Alvaréz Holguin qne tenia en el Cuzco un
cuerno de tropas y se titulaba Capitán general en oposición á D. Diego
de Almagro el mozo, que habia usurpado el mando en Lima desde qne el
marqués fué asesinado en Junio de 1541.
Vaca dio comisión á Aldana cerca de Holguin, para persuadirle de
que, como defensor de la causa del Rey, le reconociese, dejando el cargo de.
capitán general, que á él solo tocaba. Alcanzado el objeto, y reuni£> nn
ejercito en Jauja, Vaca entró en campaña y obtuvo la victoria de ''Cha*
pas" derrotando á Almagro el 16 de Setiembre de 1542: Aldana se distin^
guió en esta batalla. Sobre vinieron en breve los disturbios que promovió.
ALD 89
la lle^^ada del Viroy D. Blasco Nafiez Vela en 1544, y creyendo éste que
Aldaoia estaTíese complicado en los planes de rebelión iniciados en el
Chizco por Don Gonzalo Pizano, lo hizo poner preso á bordo de nn
buqae: pero áloe pocos dias conAÍ¿aió la libertad y ofreció sns servidos
al Ylrey; no lo hana con sinceridad^ porqne á poco apareció nnido á los
oidores ane depusieron del mando a dicho Yirey, j les aceptó el encargo
de ir en demanda de D. Gonzalo, su paisano y amigo, á negociar que se
sometiese ala autoridad de la audiencia, disolviendo sus &opas. £<n la
marcha se encontró en Jai^a con éi memorable maestre de Campo D. Fran*
CÍ0CO Carvajal, quien intentó sentenciarlo á muerte porque se comió una
ciurta que no convenia viese aquél hombre feroz. Babid!o por D. Gonzalo
el eounicto en que se veia Aldana, envió orden á Carvigaí prohibiéndole
ejecutarlo. Fue entonces cuando éste le mandó decir que luego se arre-
pentíria de su bondad, y ^que Aldanano era bueno para amigo, ni para
temado.''
Quedóse D. lorenzo Aldana en Jarna donde tenia una encomienda dé
Indios. B%}ó después á Linia^ y cuando D, GonzalQ Pízarro partió para
Quito á hacer la guerra al virey Tela, dejó á Aldana en Lima de teniente
gobernador. Era alcalde ordinario D. Pedro Martin de Sicilia hombre
«an^gainorio y cruel que murmuraba á Aldana y no podia sufrir su blan-
dnra y tolerancia. Pronto se estendió la opinión de que la poca scTeridad
animaba á los descontentos, y de que Aldana se hacia sospechoso desen-
terdiéndose de las flütas de unos, y prestando abrigo á otros, como que
llegó á ocultar á varios para librarlos de la safia de Sicilia y de su círcu-
lo que no se aquietó con el hecho de haber sido desterrados algunos de
orden de Aldana. Por otra parte, los que conspiraban contra Inzarro y
querían hacer revivir la cansa del Bey, tramaban planes para asesinar á
Aldana. Entre estos sobresalían D. Diego López de Zúlliga, D. JuanVelas-
quez y un soldado á quien llamaban Perucho Aguirre, el cual resuelta*
mente iba ya á matarle.
Aldana pudo tomar á Carvajal, según opinión de varios ouando de vuel*
ta del norte, y de paso por Lima, se curiflia al Alto Pera á perseguir á D.
IJlego Centeno eí vencido después en Guarina. Carvi^al entonces estu-
vo inclinado á hacer desaparecer á Aldana, mas no puao allanar los em-
barazos que á ello se le opusieron.
Gonzalo d»Totó luego al Virey en Afiaouito, hizo su entrada triunM
en IAm&, y envió por Procuradores ante el Bey á D. Lorenzo Aldana y á
D. Gómez de Solis. Y como se sabia (^ue habia llegado á Panamá el Uo-
bemadorD. Pedro de la Gasca^ les dió instrucción para que le indt^o*
sen á volverse á Espa&a indicándole el pelignt) que de lo contrarío corre-
rla. Asegúrase que llevaron orden secreta de matarle, y que este papel
lo quemaron Aldana v D. Pedro de Hinojosa que mandaba la Escuadra
de Pizarro en Panamá. Los dos prefirieron entenderse con Gasea, y se le
sometieron burlando á Pizarro y íÜEÚtando á los compromisos que con él
tenían contraídos.
I>uefio Gasea de la escuadra, envió á las costas peruanas cuatro na*
tíOb que zarparon el 17 de Febrero de 1547, á las órdenes de Aldana con
300 l^ombres; mandados dichos buques por D. Juan Alonso Palomino, D.
Hernán Mcjiay D. Juan de lUanes. Aldana se ocupó de proteger á los
enemigos de Gonzalo PLsarro, circular comunicaciones de Gasea, y mover
4 pa¿ haciendo amagos en diferentes puertos é internando mensaleros.
Coc^peraba á estos desi^ios el provincial de Santo Domingo Fr. Tomáe»
de San Martin que venia abordo.
D. Gonzalo Pizanro se afectó en alto grado y fué su resentimiento con-
tra Aldatia, el que debe inferirse de la magnitud de los peijuicios que lo
12
90 ALU
irrogó su falsedad é inconsecuencia. Abandonó la ciudad de lÁma, de««
piíes de habérsele frubtrado todas las diligencias que todavía hisEO para
negociar con Aldana y seducir á los de la armada, surta ya délanto
del Callao.
£1 Cabildo y vecindario de Lima, vistos el indulto del Rey, y los po-
deres y órdenes que traía Gasea, se entregaron á su obediencia, repre-
sentando Aldana el pai>el principal en un cambiamiento que se afírmó
con su entrada en la ciudad el 9 de Setiembre de 1547. Envió un navio
á la costa de Arequipa con emisarios v correspondencia para machos
puntos del interior. Contraído luego Aldana á preparar fuerzas y artí-
culos de guerra, entregó el mando de los buques al alcalde de Lima D.
Juan Fernandez. Gasea reunió en Jaiga su ejército, y nombrando á Al-
dana Teniente Gobernador de la capital, emprendió su movimiento so-
bre D. Gonzalo Pizarro que estaba en el Cuzco y le denotó en Sacs»-
huaná el dia 9 de Abril de 1548.
Aldana ayudó mucho á Gasea en el arreglo de tributos y en el acuer-
do de algunas providencias protectoras de los Indios, á fin de que no les
reputasen como esclavos, no les cargasen como á bestias, ni se sirviesen
de ellos los espaüoles discrecionalmente como lo hacían del modo mas
inhumano. Entre las muchas mercedes que Gasea otorgó al separarse
del Perú, dio á Aldana otro repartimiento con el cual llegó á tener iasB
de cincuenta mil pesos de renta. Como corregidor de Lima había llevado
Aldana de la brida el caballo en que venia colocado el sello real en la en-
.trada solemne que Gasea hizo después de terminar la guerra civil. *
En 1553, fué perseguido Aldana en Chuquisaca por D. Vasco Godines
y los demás revolucionarios de esa época.
El año siguiente ejecutó D. Francisco Hernández Girón en el Cuzco,
el levantamiento que envolvió al Perú en nuevos desórdenes. Girón era
visto como pariente de Aldana, y por influjo de este no lo habla hecho
morir D. Gonzalo Pizarro cuando la guerra de Quito. Aldana á órdenes
del mariscal Alvarado, tuvo que saUr á campaña contra Girón, y se ha-
lló en el contraste de Chuquinga, cuya acción empeñó indiscretamente
Alvarado contra el parecer que sostuvo Aldanaj quien por esto le hizo
caraos y acusaciones en sus cartas á la Audiencia GU)bemadora.
Últimamente, habiendo ñ-acasado Girón, se retiró Aldana á Arequipa
donde disirutó de su mucha fortuna. Los historiadores le presentan eo-
mo hombre moderado, piiidente y de suma esperiencia: su prestación á
servirá los partidos y sus inconsecuencias, acaso no serian efecto de in-
tención dañada; porque en las guerras civiles muchos se adhieren de
pronto á cualquier poder para ssü.var sus personas ó sus familias, ó por
conservar lo que poseen, sin preveer los antojos de la fortuna, que rehace
ó levanta hoy lo mismo que ayer destruyó. Las disposiciones testamen-
tarias de Aldana le recomiendan sobre manera, porque fíindó un mayo-
razgo en beneficio de las comunidades de Indios de Paria: tenia fincas en
Arequipa, Potosí y Chuquisaca y era dueño de sanados en crecido nú-
mei'o. Mandó formar hospitales en Caracollo, Toledo y Capínota. Esta-
bleció rentas para sustento de indios pobres y valetudinarios, y para
que se les suministrasen vestidos. Dejó otros capitales en iavor de ¿ga-
nas Iglesias y objetos del culto, pero prohibió que se p$gase el tributo
por los indios, para que no rehusaran el trabajo. £1 Padre Calaacha dá
estas noticias en su crónica y dice que la orden de San Ag[nstin era la
administradora del mayorazgo que fué aumentándose conaiderablenien-
te: que después decayó por haberlo tomado á su cargo los fiíncionaHos
del Rey, y que cuando volvieron á manejarlo los ímies había deore^do
mucho. »e;gun Calancha, Aldana falleció en 1571^ Garcilaso dice, que mu-
AED 91
rié.'AlUiB MSkt^ en Arequipa y que uo tuvo hyo al^no. I^ie autor iudiea
lo omoáemno que aquel, eu cuauto al tributo, puee aftrma que Aldana
«aignéfoi&doe para que seoubrieseu kw de loe Indios de sus repartimien-
tos. Befiere también que en ena últimoeafios se le presentaron dos Joyo-*
venes espaHoleSy llamándose sus parientes, á los cuales recibió y trató
bien en su casa; paro que no les legó fortuna, porque habiéndoles ofreoi-
do difiB mil pesos para que trabigasen, los reliusaron diciendo eran oaba-
liaros y no podían deipwdaFse con el trato mercantil. Aldana contestó:
'^i tan caballeros, para que tan pobres: y si tan pobres, para que tan ca-
baílelos.^' tCuánto podría esto recordarse con respecto á mucbos h\)os do
espa&olcsderecieates tiempos!
ALMY ¥ A1JPS^£l Dr. D. Manuel— natural de Concepción de Chile.
Estaéió Jurisprudencia en el colegio de San Martin de Luna y Univer-
sidad de San Marcos en que se graduó de Dr. Fué canónigo doctoral de
este eoiro, y Jues Subdeleffado de Cruzada. Pasó de Obispo á Santiaeo
de Chile en 1754: continuó la fábrica deesa Catedral, dando para eUa
cinoo mil pesos anuales. Celebró allí el quinto sínodo dioceshuo, y go-
bernó mas de 36 a&os. Asistió al sexto Concilio JE^vincial Umense ren-
tado en 1778. por él Arsobispo D. Diego Antonio de Parada, y predicó al
abrirse ia primera acción en 13 de Enero.
ALl^AlAfAIr— El Dr. D. Francisco Javibr ds — ^nació en Andahuaylas.
Estudió con mucho aprovechamiento en el Seminario del Cuzco ha¡o la
diieeeion del catedrático y después rector Dr. D. Antonio Valdéz. £1 obis-
po D. Manuel Gerónimo Éomaní, deudo inmediato de Aldazaval, le colo-
có de Cura en Pirque, ou^a Doctrina sirvió por mas de veinte aftos. Se
üpuaoálm canoivjia magistral que el Rey le confirió prefiriéndole al dis-
toignido literato D. Ignacio Castro rector de San Bernardo del Cuzco. A
los quince a&os ascendió amaestre escuela en 18Q2, y desde 1803 á 1807
ocapó la silla de chantre.
£& ese a&o recibió las bulas de obispo de Santa Cruz de la Sierra. Con-
sagróle en la Paz el obispo D. Rondgio de la Santa y Ortega. No vivió
cuatro aüoB en ese Obispado, ^ues acabó con sos días un violento acci-
dente que le acometió, y provino de haber hervido en el chocolate un ve-
nenoso alacrán que se encontró en la vasg a que sirvió para hacerlo.
AIiDEESTB — El capitán D. Gerónimo— Ignoramos cuando vino al
Pera; pero consta que marchó á Chile en compañía del conquistador
D. Pedro Valdivia enviado Á aquel país por el Gobernador D. Francisco
Pisaxro el «fto 1541, deanes de la batalla de las SaUnas y de la ejecución
de X>. Diego de Almagro. Fué en calidad de Teniente general de Valdi-
▼i<S 7 prastó injLDortantes servicios: él vadeó el Biobio y pasó á hacer un
veoonocimiento de las poblaciones de Arauco, Tucapel y otras (1550.) tra-
yendo á Valdivia. abundantes noticias de que luego aprovechó para sus
opecacionss. En una segunda esploracion en que Alderete descubrió ter-
ntexlo hacia la ccodillera, fundó á las inmediaciones de ella la población
de ViUaiica levantando un fuerte que dejó ffuamecido.
. He^ift yalaerecoionde la dudad de Valdivia, él conquistador que
habia toinado paia sí y en repartimiento lo de Arauco y Tucapel hasta
Poxán, determinó que Alderete fuese á Espafia con la relación de todo
lo desonbíerto en- aquel estenso país. Le encargó conducir crecidos cán-
dales del Bey y que se ocupara de su pretensión de ser gobernador per-
petuo á¿í reino, y de conseguirle el título de marqués de Arauco.
Teniendo Valdivia fiíoultadde nombrar sucesor para en caso de fialtar
41, lohabiabeobo. en la persona de Alderete. £] Eey Felipe II preguntó
92 ALD— ALE
áeste quien seria mas inteligente y á{«opdsitopara ^ gobíjem(ird»Ohile
con motiYo de la mnerte tr&ica de D. Pedro Valdivia. Aldarete sin eon*
siderarse para nada, apesar de estarprevisto del modo que qveda éiebOf
le indicó á Francisco Yillagra y á Rodrigo Qniroga. Agradó al Bey va
desprendimiento, y premiando sns servioios, le £ó el título de gober-
nador. Salió de España trayendo en nn galeón que era la Gapitana de las
nares qne convoyaba, 600 soldados qne debían venir por A istiao. IB»*
tando ya cercado Portovelo, ana hermana de Aldetete que venia abordo
y acostumbraba leer sus devociones de noobOi se durmió desouidaiMLo la
vela que quedó encendida. A pocos momentos ardía su oamarote, y el
fuego propagándose rápidamente abrazó todo el buque. Pexeoieron que-
mados y anogados cuantos navegaban en 61, con excepción de Alderete y
tres individuos mas que pudieron tomar un pequefio bote. iLlegó ú las
playas y se encaminó á Panamá pasando luego á la isladeToboga, donde
abrumado del pesar á que no pudo sobreponerse, acabó sus días rodeado
de amarguras «
ALDOíATE— El D¿ D. Domingo Mabtikbz bb— natural de €3iile. Es-
tudió en el Colegio Real de San Felipe de Lima y Universidad de fian
Marcos, en la cual fué catedrático de Bigestoy de Yísperas de Gáaonesy
Abogado de crédito y de mucha literatura. Oidor de la Audieneia de
Chile y después de la de Lima ("1778). D. José Santiago Aldunate natur
ral de Santiago de Chile, (h^o de D. Domingo según oreemos) era oidor
de Lima en 1816; y proclamada la independencia, rué oonsideiódo de Vo-^
cal de la Alta Cámara de Justicia creiida en- 1821; mas él se retiró loega
á su país. •
AL01J]f ATE— El Ds. D. José Aktoitco Mabtinbx ds— hijo del Dr. D.
Domingo á quien corresponde el artículo anterior y también natoral de
Santiago de Chile. Estualóen el colegio de Jesuítas de dieha ciudad: fiié
Dr. en la Universidad Real de San !relipe de lima. Catedrático de Pri-
ma de Leyes y su Rector; teólogo de mucha reputación y orador distin^
guido.
Desempeñó el cargo de provisor de la dióoesiB por largos afios, íM oo^
nónigo doctoral y ascendió hasta Dean, cuya siÚa ocupaba, cuando se
le promovió en 1803 á la mitra de Guamanga de euya iglesia tomó pose-
sión en 1805.
Con motivo de los sucesos de España en 1808, dio al Bey de donati-
vo cerca de 20,000 pesos, privándose de todas sus alhajas.
Encargó la visita de los Andes al presbítero D. Martin de la Vega,
quien presentó un plan para componer los caminos, establecer oarocí per-
petuos, y abrir paso á la conversón de los Indios bárbaros. Pero todo
quedó sin verificarse, y el obispo salió en 1810 para Santiago á donde se
ft trafilado para que ocupase aquel obispado en lugar de D. Franicifieo
José liarán, natmral de Arequipa. Dejó fabricada á sus espensas la oasa
de ejercicios de Santa Catalina de Guamanga que en tiempos posteriores se
destinó á cuartel. Falleció en Santiago en 8 de Abril de 1811^ en los mo-
mentos en que acsreoieron los mas notables sucesos de ia levolodon
obrada allí contra el poder español.
ftLBlAllBRO?II—(FABioCHiGi)— nació en Siena 68116 de Febrero de
1599. Entró al pontificado en 1655 á la muerte de Inooe&eio Xpw vvta-
cion de 64 cardenales que asistieron en el oóndove. Hobia sido inquisi-
dor en Malta, vice legado en Ferrara, y N-6neio en Alemania* Fué obi£q^o
de Imola: cardenal y secretario de su antecesor. Cononieó á Sonto Tp-
ALE 93
de VülMUievu Arsobittpo de Valenma, y á San Frauciaeo de Seles
ebiflpo y prfneipe de Gioelunk
En 24 defieliembie de 1664, mendó continuar el prooeeo de Boea de
SantA Maiiíft qne estalla snepenao hacia 30 a&oe, dispensando el tiempo
q«e faltaba para su prosecuoion eegnn lo dispuesto por Urbano YUL
£n 3 de Mano de 1665 declaró la oenn^regaoion de Ritos la santidad de
▼ida y virtudes de Bosa en grado heroico. Confirmó él Papa la heiman-
dad de la "Concordia Clerical" que en 1646 fundó en lima el Cura del
Cercado D. Franoisoo Qamarra.
£q[ádió una bula concediendo eraoias á los de la institución límense
'^Escuela de Cristo." Confirmóla uula de Inocencio X contra Jansenio.
Murió en 22 de Mayo de 16^ á los 66 a&os de su edad, habiendo ijpober-
aado la iglesia doce aSos, un mes y quince dias. £ra mu^ erumto, y
eseelente poeta latino. Hay un Tolúmen iim folio de sus poesías impreso
«nt el Iiouvre el a&o de 1656 titulado: PAOcnaatí Muw JmomUer. Suce-
dióle el Pontífice Clemente IX.
AUMIMM ¥111— <Pjbdiio OTiOBaNi>-4iació an Venecta en 10 de
Abril de 1610. Fueron sus padres Maróos Ottoboni eran canciller de
aquélla República, y Victoria Tomiélli. Estudió enPadua donde se gca-
dué de Ihr. en ambos derechos. Urbano VIII le hizo prelado y refirenda*
rio de ambas signaturas. Después de haber sido auditor de Rota por la
Bepúbüca^ Inoeenoio Xle oreo eaidenal presbítero de "San Salvador" ím
2sar»enlo62.
En 1654 fué hecho obispo de Brescia. Le tr»o á su lado Alejandro VII
y le mudó el título de "San Salvador'^ con el de "San Marcos." Fué de to*
das las congregaciones; de obispos, regulares Sc/^ Obispo de Frascati, suIh
deeano del Sacro Colegio, y por fin subió al pontificado en 6 de Octubre
de 1689, por muerte de Inocencio XI. Envidió una bula contra los cua-
tro artículos «obre bis libertades de la Ijpesia Galicana. Gob^uó 1» Igle^
ña un a&o, tres meses, 26 días, pues muñó en 19 de Febrero de 1691 a ios
i)0 a&os de su edad.
AIiBMáM— D. DuECK^-^aoldado espa&ol que no sabemos cuando vino al
Perú. Ko le mencionan los que eseribieron sobre la conquista y guerras
dviles; encontrándose su nombre en bis Décadas de Herrera tan solo
para decir que cuando Alonso Toro gobernaba en el Cuzco por GK>nzal0
Fisarro el aSo 1545, le empleó en una comisión á Guamanga.
No podemos sin embargo escluirlo de nuestras plQinas, desde que nos
cuenta Gkircilaso que se ocupó de uu importante descubrimiento por el
interior deCoohabamba.
Alemán era nacido en la villa de San Juan de la provincia de
Huelva (comprensión de Sevilla) v estaba avecindado en la Paz donde
poseyó nn peque&o repartimiento de Indios.
Es de estra&arse que habiendo el Inca Capac Yupanqul sometido al
imperio la provincia de Cochabamba no entrase por ella un siglo después
el Írca Yupanqui á conquistar la de Megos: asegurándose en tradiciones
y datoBL antiguos que se internó por el Cuzco llevando diez mil hombres.
Por qué prefiriese Yupanqui atravesar monta&as tan estensas como
desconocidas^ no podemos saberlo: pero aun cuando no fuera por Cocha-
bamb^ habna luchado con menos obstáculos penetrando por Carabaya y
''San Juan del Oro'' en demanda del Beni.
Tal vez fué este su camino y no él, mas que lejano, mu^ remoto del rio
^' SerpiMite" (Amarumayo,) que según la relación de Garcilaso fué donde
Yupanqui embarcó sus tropas en balsM que tardó dos aQos en preparar.
U ALE
Sea lo que fvíti» de cosas que bí dan mácgen á cueatioaes, no álcanzarút-
mo6 á esclarecerlas cumpüdamente; efectivo os que corriendo el afial564
l^ego Alemán al oir boblar á nn Curaca del oro que en abundancia ee
hallaba en Mojos, concibió el proyecto de dir^irse á este paísoon varío»
compañeros que inquietó, y con A mismo de quien habia adquirido taa
halagüeñas noticias; puesto que se brindó á guiarlos en prueba de su
buena voluntad y de lo veraz de sus informes.
Juntáronse doce individuos y acordaron marchar á pie, por la natu-
raleza de los caminos, y á fín de llamar menos la atención en via^e ddsti-
nado á descubrir un nuevo territorio para pedir después autorización pa-
ra conquistarlo.
Anduvieron 28 dias por senderos difíciles y superando muchos obstácu-
los, hasta que avistaron la 1? población de aqu^a provincia. El Curaca
que los conduela opinó se esperasen hasta tomar algún indio que diem
noticias; pero se negaron á esto pensando que el pueblo habría do rendír-
seles con solo verlos: y sin mas reflexiones^ se introdujeron de noche har*
ciendo gran ruido para que se les creyese en mayor número.
Iios habitantes alarmados con semejante suceso, y reunidos cdn cer
leridad, dieron contra los españoles matando 10 de ellos en la reMe*
ga: Diejg^o Alemán quedó allí prisionero. Los dos restantes huyerou
favorecidos por la oscuridad logrando llegar adonde estaba el g«ia
que no se habia conformado con aquella impremeditada violencia. £1
uno era español, el otro un mestizo cochabambino llamado FrasiciBca
Moreno, el mismo que pudo sustraer en el pueblo una manta de al»
godon ó hamaca tejida de varios colores y con varias oampanitas de.
oro. Los tres desde un elevado cerro en que se ocultaron, vieron ya'
de día y fuera del pueblo, un numeroso grupo de indios cuyas r^u-
cientes armas si es creíble lo que dijo el citado guia, eran todas de oso¿
Según se supo después, por algunos de los delfilojos que solian venir
á Cochabamba, los indios estimando en mucho á Diego Alemán lo hablan
hecho su caudillo de guerra pura que los dirigiera en las contiendas que
les eran frecuentes con sus vecinos.
El español compañero de Francisco Moreno murió á su regreso des-
truido por las fatigas que habia pasado. Y como Moreno al referir «is
aventuras ponderaba mucho las riquezas auríferas de Mojos, se desper-
tó la codicia de varios militares que pretendieron luego se les encargare
de la reducción de aquel país.
Con respecto á Alemán, no hubo por entonces mas noticias. — Véase Al
ra/rez Máláonado, D. Jtum,
«
JJLESIO— Mateo Pebez de— Célebre pintor natural de Roma, y discí-
{>ulo de Jáiguel Angelo Buonarota. Vino á Lima en el siglo XVX, y eu su
arga residencia cu esta ciudad, trabs^ó diversas obras que merecierou
mucha estimación, y poseyó una huerta v casa de campo inmediatas al
Cercado. . Fué su^a la pintura del corpulento San Cristóval que estuvo
en el muro inmemato á la puerta de la Catedral que, al lado de Oriente,
tenia el nombre del Santo. Era copia de la que él mismo hizo en lugar
semejante de la catedral de Sevilla, cuyo plano, como es sabido, sirvió,
para elevar la fábrica de la de Lima. Son del pincel de Alesio las imáge-
nes de San Pedro y San Pablo que están en la capilla de San Bartolomé
de esta catedral y otras que se ven en su sacrii^tía. Según el padre cronis-
ta £ray Antonio de la Calancha, fué obra de dicho artista el gran lienzo'
que se colocó en el arco toral ^o la iglesia de San Agustín, en que este
Santo despide rayos sebre los doctores; y uno de Ssnta Lucía de muy co-
nocido mérito que está en un altar de la iglesia del Prado. £1 San Cristo^
ALE— ALF— ALI ¡95
yal ya cútado, era á^ gigantesca forma, yadeando an caudaloso rio con
nn cedro en la mano y el nifio Dios al hombro. Desapareció dicha pinta-
ra cuando un terremoto maltrató el ediñcio de la Catedral; y se hizo otra
posterionnentey imitándola, al lado de la puerta de los Naraigos al eje-
cutíarae la reacción del templo acabada en 1755. Alesio volyió á Eoma y
íaUecU. eu 1600, según dice 1>. Nicolás de lá Cruz en el tomo 14 de su4
Ti^es, página SÍ91.
ALfiSIO — Fbay Ajdioan dk—HíJo del anterior. Nació en Lima y profe-
só en ^ convento de Santo Domingo de esta ciudad, doude figuró como
predicador general. Era pintor, como su padre, aunque ejercitó poco su
arte, porque se consagró mucho á las letiae. Fueron obra de su mano y
pincel las imágenen de loe grandes libros del coro de la iglesia, que ajui-
cio de los inteugentes tenian bastante mérito. Escribió en verso la vida
de Sajito Tomás de Aquino, que se imprimió en Madrid. También com-
puso la del beato Martin de Forras en prosa, y una postila en latin, so-
bre ol Génesis: estas dos obras no llegaron á publicarse. Fray Adrián £eí-
lleció'muy anciano, dejando la fama á que fué acreedor como buen reli-
gioso.
ALFARI^-^El Dr. D. Francisco— Natural de Sevilla, jurisconsulto de
mucha nota, y cuyos pareceres Tes{>etaba D. Juan de Solorzano, como se
deduce de diferentes cuestiones tratadas en su *' Política indiana ," Fué
fiscal de la audiencia de Panamá en 1594, y de ella vino de oidor á la de
Lima á principios del sielo XVII. Pasó de presidente á la Audiencia do
Charcas en 1632. Escribió una obra que se imprimió en Yálladolid en
1606 titulada ** De offi^Ao lUcaXU, de awe FiBoalühuB pnciUgns f,^ Ascendió
á consejero de Indias, y falleció en Madrid muy anciano. Siendo oidor de
Lámale comisionó el virey marqués de Montes-claros para tomar razón do
todos los indios que con título de yanaconas poseian los espalloles en sus
fundos rústicos, á -fin de poder cumplir la resolución qué los declaraba
libres de ese y otros servicios obligatorios. — Véam, Montea-claros.
ALIiCA— D. GEHÓiTiMO—Capitan, conquistador del Perú. Nació en Se-
goviay era x>08eedor en ''Alcázar de Consuegra" de una vinculación que
Te producía la renta anual de 3,030 maravedis. Sus padres fáeron D«
Juan Aliaga y D? Francisca Bamirez, nacidos también en Segovia. D^
Leonor de Figueroa con quien vino á América y que fué su esposa, era
h^a de D. Gonzalo Ramírez de Figneroa y de D? María de Figueroa Ti-
noco.
Gerónimo Aliaga salló de Espalia y llegó á Tierra Firme para servir
en la conquista y pacificación del país, como lo hizo á su costa á las órde-
nes inme^atas del capitán Gonzalo de los Eios, y después á las del capi-
tán Femando de la Serna en una espedicion en que tomó él mismo á un
cacique principal. Entre loe españoles que primero partieron de Panamá
para reunirse á D. Francisco Piearro, se encontró Aliaga: estuvo con él
en la ocupación de la isla de Puna hallándose en vajrios reñidos choques:
continuó á Tumbes, y presenció luego la fundacicm de la ciudad de San
Miguel de Piura. Siguió para el interior, y en CtJBixisixca, fué uno de los
actores en los sucesos que ocurrieron hasta la prisión y muerte del Inca
Atahualpa. Marchó al Cmsoo con Pizarro, y su nombre se vé unido al
de los que subyugaron y poblaron dichaciudad. En esa conquista le tocó
luchar con loi^ indios eu «faufa, en la batalla de Vilcas, en la de Vilcacun-
ga nueve leguas antes del Cuzco y en otra á la entraba á esta capital.
Sombróle clconqídstádor, veedor del. Rey en la fundi^on de oro y plata
que allí se estableció, y aun sirvió de contadoi' eu ausencia del qñe id
era Antonio Navarro. Qnardó Aliaga todo el tesoro y pedrería qne se to->
mó, y tuvo en depositólo qne correspondió al Rey por quintos, y los cU"
ños y marcan reales que se facieron.
El capitán D. Gerónimo Aliaga, después de concurrir á la fundación
de Jauja, y de haber recibido tierras é indios de repartimiento en la pro^
vlncia de Andahuaylas, se trasladó á la nueva ciudad de Lima en la cual
se le dio soUur, edincó su casa y se avecindó con su familia. Acompañó á
D. Francisco Fizarro en el segundo vis^e que hizo al Cuzco con el fin de
Éoner paz en las primeras desavenencias habidas entre sus hermanos y
K Diego de Almagro, quien de resultas del convenio que se ajustó; salió
á emprender la conquista de Chile.
Con motivo del levantamiento del príncipe Manco Inca que aconteció
por no habérsele reconocido como Soberano, según las promesas que se le
tenian hechas, los indios movieron diferentes cuerpos de tropas para
obrar contra los españoles. La ciudad de Lima fué casi sorprendida por
un ejército de 30,000 hombres que de improviso se vio bsgar á ella. Uuoa
pocos españoles bien armados se encargaron de oontener al enemigo, y
lo hicieron con estraordinario valor y destreza en difíciles enouentráu
Uno de ellos fué. Gerónimo Aliaga, quien viéndose con sus caballos heri-'
dos de flecha compró uno en 1,300 pesos de oro. Durante la lucha soste-
nida con los indios, la ciudad se puso en defensa según las disposiciones
tomadas por el goDemador Pizarro. £ste nombró á Aliaga alférez del
Estandaite real, cargo de distinción que se coiiferia siempre á personas
esforzadas elegidas de entre los capitanes. Sus servicios se lucieron muy
notables en la sangrienta batallft que ganó Pizarro, y puso término al
asedio que Lima suMó. Fué Aliaga uno de los hombres que militaron
en el Pera sin salario alguno, y en esta vez perdió varios de sus negros
esclavos. Con fecha 12 & Abru de 1535 inició ante el primer alcalde or^
diñarlo que tuvo esta ciudad, una información para probar lo que he^
mos referido.
Cuando el marqués D. Francisco FÍzarro fué muerto eti 1541 por los
coi]gurados del bando de D. Diego Almagro, el hijo, Aliaga apercibido
del alboroto que formaron, acudió á sus armas como algunos otros veci-
nos para socorrer al Gobernador, pero éste ya no existía, y la rebelión ea»
taba consumada*
Luego que entró en el Perú el gobernador Cristóval Vaca de Castro,
Aliaga se entendió con él y le comunicó noticias de lo que pasaba enLi-^
ma por medio de Diego de Peralta á c[uien envió á Guaráz. Los de Al-
magro emprendieron su retirada hacia el interior, y en circunstancias
tan estraordinarias y difíciles, en que el Gobernador aun se hallaba dis-
tante, la ciudad habia quedado escasa de medios de defensa, y se anun->
ciaba que Almagro contramarchaba para castigarla por haberse decían^
do contra su causa. £ln tales conflictos, B. Gerónimo Aliaga cooperó mu-
cho al sosten de la capital, donde se organizó cuanta fíierza era posible^
y se atendió al puerto inmediato, en el cual habia nn galeón de gran
porte perteneciente á Almagro y que interesaba toman se verificó asi pa-
ra qne las mujeres principsQes de Lima tuviesen un asilo, y los caudales
de su vecindario pudieran salvarse en caso de suceder la invasión anaü'
ciada.
Una fuerza dependiente de Almagro que del Cuzco salió á camxkaña
mandada por Pedro Alvarez Holguin, en su permanencia en Andahuay-
las, y ánt/cs de reunirse al Gobernador Yaca^ causó graves peijuicios en el
repartimiento de Gerónimo Alista, porque aíU tuvo qne subsistir y to-
mar recursos por algún tiempo.
ALI 97
Constituido en Lima el licenciado Vaca de Caatro, Aliaga, que se le
liabia reunido én Csgatambe, marchó con ana criados armados, en el
oiército ^ue para destruir á Almagro se preparó por dicho gobernador,
fiiatinguióee en di tersas operaciones, y particularmente en & batalla de
Chupas que á seis leguas de Guaman^a puso término á la revolución en
Setiembre de 1542. £n su consecuencu^ pereció D. Diego de Almagro en
el mismo suplicio que su padre, y á manos del mismo verdugo. £n aque-
lla memorable jornada perdió AUaga el caballo que montaba, muerto de
un mosquetazo.
Estos servicios los comprobó en un sumario producido en Lima en Fe-
brero de 1543, el cual, como el anterior hemos tenido á la vista, y com-
prende las d/^^osicioaes de muchos vecinos de Lima, algunos de ellos re -
gidores.
También hemos leído un despacho del marqués D. Francisco Pizarro
fediado ea Jan^ en 7 de Agosto de 1534, en el cual después de indicar
^ue Aliaga asentó allí v«eindad, le asiirnó y entregó en depósito ciertos
indios con sos caciques para que de euos se sirviese en sus haciendas y
lalnaiisas, miéiitraB se hacia el repartimiento general ó se proveía otra
• eosa. EstaenooiBieinda que fué el pueblo de ''Chuquiracua'' provincia de
Andahuavias, perteneció la mitad á él, y la otra mitad á Sebastian de
Tones. "El gobernador Vaca de Castro confirmó á Aliaf^a en la posesión
^e ella, y ademas le dio otra en Chancay de 3,160 indios á nombre del
Bey en premio de sn mérito y por loe quebrantos que habia esperimen-
taoo. Esta provisión fué espedida en Acos en 14 de Abril de 1544.
HaUábase Gerónimo Aliaga de escribano mayor de Gobierno y secre-
tario de la Eeal Audiencia, cuando en este mismo afio se encendieron en
el reino las teiribles disenciones originadas por las ordenanzas reales
que istajo y quiso cumplir el Yirey Blasco Nufllez Vela. Declarada la Au-
diencia cont¿a este Yíiey, y reunida en el cementerio de la Catedral el día
17 de Setiembre, lásso llamar á Aliaga y le ordenó ñiese donde el Virey
á decirle ** que se acercase á ese lugar, pues deseaban los oidores besarle
„ los pies y las manos, y que se fuese ú embarcar para que no le mata-
,, sen. " Aliaga les preguntó si todos juntos le daban esa orden, y ha-
biéndole contestado ^ue sí, pidió de elfo testimonio que se le otorgó por
escribano y ante testigos. ISn seguida ]pasé á Palacio donde enoontro á
Blasco Kufiez con quince personas reunidas, entre las cuales estaban las
de su casa. Dio el recado, y como el Virey convino en ir con tal de que no
i» asatasen, Gerónimo Aliaga le dijo: " matar no sefior, yo me pondré do-
,, lante de vuestra sefioria, e moriré primero. " Entonces el Virey volvió
el rostro háeia el escribano Pedro López, y le mandó diese fé de esto y
de lodsmas que pasaba. Marcharon luego á la plaza, y lo que aconteció
Suede verse en el artículo " Blasco Nufiez Vela. " Mas la provisión espe-
ida para la prisión del Virey, no quiso autorizarla Aliaga ni que sus
enbaltemos la escribiesen.
Por entonces Gonzalo Pizarro caudillo de la revolución que habia es-
tallado en el Sur, venia sobre Lima con su ejército. Garcilaso de la Veca
y Gabriel de Hojas, fugaron del Cuzco y vinieron á reunirse al Virey Ve-
la: mas como no le encontraton en Lima, los ocultó Aliaga lo mismo q ue
á Pantoja y otros vecinos de Charcas. Apenas el maestre de campo de
Pizarro, Francisco Carvs^al entró en esta ciudad, proyectó matar á aque-
llos, se dirigió de noche a la casa de Aliaga, calle de Palacio, y quiso pe-
netrar en ella Á pretesto de entregáis una carta de Grbnzalo. Al ruido de
las arjmas, Aliaga conociendo el peligro, dio de mano á sus huespedeHpor
unas paredes interiores: cuyo hecho irritó á Gonzalo Pizarro y mandó
13
98 ALI
proceder contra AUa^a. Éste tnvo tiempo para precaverse, merced á na
aviso que le dio Martín Bizarro capitán de Arcabaceros.
Oerónimo Aliaga se trasladó á Gnaylas con su miger é hilos, y aunque
le llamó Oomsalo no qniso regresar ni dar crédito á sns palabras. Bazbn
tenia para temerle, porqne antes de ese yíaje estuvo con Pizarro en su
campamento situado en el camino del Callao, donde se comprometió en
una conspiración, y como se trascendiese esta, tnvo que huir con el capi-
tán liarnn de Robles y muchos otros.
Era Aliaga capitán de una compa&ía de caballería en las tropas que
cñtganúxá 1» Audieneia cuando el virey filé espulsado. Gonzalo Pizarro,
como es bien sabido» asEarehó hasta Quito r ve&oió á Blasco llnfiez Vela
ea la hatalla de Afiaqaito va 1546» en que nié muerto. Anteé de abzir esa
camj^alla, escribió Á Aliaga la siguiente carta con el objeto de qfib se le
reuniese.
*^ Al magnífico sefior Qeróuimo AlÍMa en Goaráz.— ICasnífioosefior*—
'' Por cartas q^ie tuvo ha Ivés días de íosciH^taiieB Gooiaaío I>¡ae de H-
'' fiera y Hernando de Alvarado, supe eomo deroues délo aeaecúdoeonlos
'< <iue salieron de los ^TaoaiiKNroe^ y la muerte Ía Peieixa & Mesa^ gahabla
'' ido huyendo Blseeo Nufiee» é que estabau en los "OaSaris" procurando
*^ socorro de Velaleaaar, é así por no espcmer lo que taagosiiáo «sttf» flu
" aventura, como por las muchas aguas, se det^Ruiuaxaiide Ao pasar
** adelante hasta que de acá les fiíese SOCORO é porque este negocio es
** de la calidad que v^ y á todos tanto nos vá paraqne podamoa des-
'* cansar en echar este diablo de la tierra, é por hacer de una vez le que
" de muchas no se podría hacer de otra man^^ he acaldado de ir en
** persona á ello con todos estos cahallesosque aquí esttfu. Per tanto U.
'^ Md. luego que esta vea, todas cosas doladas, se inceste y adérese 6
** salga al camino de Trigillo, ó ditmde mejor le parezca ^ue me pueda
'Salcanzar, porque mi ida de aquí será dentro de diez dias ó antes si
*^ pudiere. Nuestro Sefior la aagníñca persona guarde de U. Md. oomo
** deseo. De losReyes 6 de Febrero de mil é quínientofié coaienta é dnoo*
'^ A lo que Ü. Md. mande— Gonzalo J^izamaP,
Este documento obliga á iniérir que la buena armonía entre Pizarro
y Aliaga se habia restablecido, y que este acaso por atcmder á en segu-
ndad, cuidaría de satisfÍAcerlo y de disculpar su anterior oonduotí^ eoB
todo, no cumplió la orden que la carta oentenia y se conservó en Gua-
ráz en vez de aoompsfiar á Gonaalo á la guerra *c<»itKa el Virejrw
Después de la victoria y de la entrada triunfal que hizo Pizarro en
Lima rodeado de cuatro obispos; cuando por la llegada al Pera del nue-
no gobernador licencHado Pedro de la Gasea, tuvo que abandonar la ca*'
pitS. Aliaga que ya estaba en ella, persiguió hasta Chincha su reta^
guardia con 30 jinetes que mantuvo á sus espenses. Gonzalo se retirar
ba por la vía de Arequipa por no poderse sostener en Loma, y estar en el
CaUao la armada que obedecía al Be^. Gerónimo Alia^^ salió Inege^á
alcanzar á Gasea dirigiéndose alinteríor, pues este venia por Guaiáz á
Jai:ga: vióse con el gobernador y regresó Á Lima en compa&ía del ma-
riscal Alonso Alvarado para entender en diferentes aprestos de guerra.
Gasea, entre tanto, siguió á Andáhuaylas donde sentó su campo, yp^-
manoció el tiempo preciso para acabar de prepararse. Beuniósele Geró-
nimo Aliaga con una compafiía que formó y sostuvo con su peculio; y
en la marmia para el Cuzco, fué comisionado con otros para formar bal-
sas á fin de cruzar el Aporimac cuyo puente habia sido quemado de ar-
den de Pizarro.
Ocupóse la margen opuesta, se rehizo el puente, y Aliaga faé do los
primeros que subieron la cuesta fronteriza. Después peleó en diferentes
f
A^
99
Teoonocimientos y oscaramuzas, y eoncnrrió en ir>47 ú. la victoria de ^'Sac-
siiliiiaáá^ ganada por Gíiflca^ y en la cnal sn compañía tnvo iiira no-
table parte. Presenció la ejecución ele Gonzalo Pizarro y Francisco de
C^arvajál, y se restitnyó á Lima con dicho presidente.
Por cédnla de 9 de Octubre de 1547^ dio el Roy licencia al capitán D.
€rer6nimo'Aliaga para ñmdar en Lima el Mayorazgo de sn ñimilia, y k»
verificó por instrumento público de 17 de Julio de 1649, disponiendo pa-
ra perpetuar el nombre de su casa, que el que poseyese el Tínculo, usa-
se el apellido Aliaga. Por otra Real orden, su fecha 29 de Julio de 1565,
sé le permitió nombrar tenientes para que desempeflasen por él la £s-
criliéenm ihayt>r del Vireinato. Gerónimo Aliaga cuando se estaba edifí-
eabaa lá Iglesia de Santo Domingo, propuso ú la eomunidad fabricar
•wsk tiéí^fiñA á sus espensas. Fué aceptada su solicitnd y se ajustó el oon-
tirai^ acQudicándole la que hoy es de Santa Rosa. Era provincial Fr. To-
más de San Martin primer prelado que tuvo el convento de Lima; y en
5 ée lj!É¿óé)K>'db iMS se eelebró el concierto y escritura ante Diego Gu-
ti^rí^. Üétñribano del CMnldo. £n él se estipuló que Aliajga edificaría di-
€Aá^ éirollhi pfiflra entierro de sn persona yfomHia, y para instituir una ca-
pelrtáijm 'dtfmisas. Aliaga dio al convento dos vacas, una casa y tienda
difc^%;ifiá en la cáQe de ''Judies" euatro "solares juntos para que se hi-
meéil'taiá huerta, y cincuenta pesos de oro de á 450 maravedís. Se cree
eflé éstdá sedares firmaron después el recinto del antiguo colegio de San
juarunt.
'- iSti «oiinéeneneia Aliaga fabricó á su eosta el espacio del crucero del
fttnido que forma la capilla que se tituló de "San Gerónimo". Gastó
5 lo eá pagar él trabi^o, novecientos pesos de oro, haciéndose también
la b<^reda subterránea, y dando además los materiales. Parece que el
gaá^ de la obra pasó de 17,000 pesos.
' 'O^ónlíno Aliaga y sus descendientes ííieron patrones de la espresada
6apína, y colocaron en el arco de ella las armas de su casa, una tapa de
bronce én la boca de la bóveda, y una plancha de plata en el pilar del
pfíilpito, en la cual se grabó una inscripción que luioia saber la propie-
dad de esa casa.
Los Aliagas fueron siempre benefectores del convento de Santo Domin-
gO; y costeaban una fiesta á San Gerónimo. En su altar se ooloeó deai^ues
\ urna de reliquias de Santa Rosa. D? Maria de Figueroa viuda del ca-
]^itan B. Juan de Sotomáyor, y suegra de W Ventura Aliaga, descen-
diente del Oonquiflftador D. Gerónimo, mandó que desús bienes sefiinda-
fie una capellanía de 150 misas y una cantada el dia de San Gerónimo
én su propia capilla: con cuyos objetos su albacea impuso á censo seis
úiil pesos de á nueve reales sobre una finca suya en la calle de la Pesca-
dería, nombrando capellanes á sus hijos y descendientes, y por patrón
almayorazgo de Aliaga según consta todo de escritura otorgada en 1627.
' De la capilla de Santo Tomás de Aquino en la misma I^esia de San-
tb Domingo fué dueño el Conquistador D. Juan Alvarez y Sotomayor,
qtrien en 1570 hizo donación de 3,250 pesos, mü por el patronazgo y pro-
piedad, y el resto lo reconoció el convento sobre sus fincas porque se
obligó á decir misas por el ftmdador. Era dicha capilla entierre de este y
de BU familia, y sus derechos recayeron después en el mayorazgo de
Aliaga que entró en posesión de ellos.
Por los a&os 1554 promovió D. Gerónimo la obra del primer puente
que se puso al rio Rimac: hizo una solicitud al Gobierno representando
ia necesidad que habla de establecer dicho puente; y en su virtud se
construyó, dándose 1000 onzas de oro del Erarlo Real y gravándose á las
provincias con lo demás que fué preciso.
too ALI
Hizo testamento eu 14 de Mayo de 1569 y dejó á gas hermana» i-eai<
dentes en Segovia la pequefia renta que allí di8fratal>a.
Hijos de D. Gerónimo Aliaga fueron D. Juan, D. Gerónimo, D. Alonso,
y D? Juana: ignoramos ei nacieron en Lima. Ki mayor, que fué legiti-
mado, ganó en el consejo un pleito sobre sucesión á uña eneomiendA,
con motiro de querer su padre la heredase el hijo 2? habido deapaee de
su matrimonio según refiere D. Juan de Solorzaao. D? Juana sobreviyi^
á sus hermanos, y jKMeyó el maycnnizgo. Contrsjo matrimonio con el ca-
pitán Francisco de los Kios y Navamuel, Alcalde ordinario de Loma en
1581 (hermano de D. Alvaro, Secretario del Yirey D. Francisco Toledo)
y tuvo al capitán P. Gerónimo Aliaga de los Rios, Alcalde en 1622. Del
enlace de este con su prima IH Inés de los Rios y Navamuel, nació Pf
Ventura que casó con el capitán B. Pedro Sotomayor, Alcalde ordüxarío
de Lima ea 1026 y 629. Heriedó el mayorazgo su hi(jo el maestre de cam-
po D. Juan Aliaga Sotomayon Este nació en la hacienda de Binti^ en
Caatrovireyna: casó con D^ Juana Esquivél que murió sin hüos. D. Juan
fué escomulgado por que no cum.plié con fundar una capelíanía de ór-*
den de su mujer, y devolvió la oote de 50 mil pesos. Contrajo segun-
do matrimonio con D?^ Mana Bravo y de la Maza: y pasó el mayoraz-
Í{o después á su h\jo el maestre de campo D. Pedro Gregorio Aliaba de
a orden de Calatrava, quien fué casado con D? Maria Ojrague y X^ond^Sio»
£>« Juan José Aliaba su primogénito, Alcalde ordinario de Lima en
1723 y 1739, contrajo matrimonio, con D? Josefa Colmenílres Fernandez
de Córdova (hija del Conde de Polentinosj y ñieron padres de Í>. Se-
bastian Aliaga a quien corresponde el artículo siguiente. La casa de
Aliaga tuvo dominio sobre <)i sitio que hoy es iglesia y plazuela de loa
"Desamparados," pues en 1617 gobernando el ftíncipe de Esquiladle
tenia aUi mismo un molino 4^ su propiedad. Hacen mención del capi-
tán P, Gerónimo Aliaga, G^rcilaso en sus '^Comentarios reales" y otroa
historíadores del Perú; entre ellos^ el cronista Herrera, quien lo com-
prende ep la relación de los conquistadores que recibieron parte de lá
suma reunida por el Inca Atahualpa para su malogrado rescate. To-
caron á Aliaga 339 marcos de plata, y tí,888 pesos de oro.
ALIAfii T COLHEIVAEES— D. Sebastian DE->Kació en Lima en 12 de
Julio de 1743. Poseyó el mayorazgo que fttndó el capitán Gerónimo Alia*
ga conquistador del Perú, de quien descendía. Fueron sus padres, el al-
calde V. Juan José Aliaga y Sotomayor, que faUeeió en 26 de Noviembre
4e 1753, y D* Josefa Colmenares Fernandez de Córdova, hija del primer
conde de Polentinos, cuya ascendencia puede verse en los artículos res-
pectivos á ese título y apellidos. Contrajo matrimonio en 15 de Diciem-
bre de 1779, con D* Mercedes Santa Cruz y Querejazu.— r^áow Santa Cruz
y PadilJa.-^ Véase QuerefaztL D. Sebastian fué corregidor por el Rey, de la
{irovincia de Chancay desde 1763 hasta 1768, capitán del re^miento de
aNobleza en 12 de Febrero de 1770, alcalde ordinario de Lima en 1775,
capitán déla guardia de Alabarderos del Virey D. Manuel de Guirior en
19 de Mayo de 1778. Invistió el titulo de Castilla de conde de San Juan
de Lurigánoho, que perteneció á su esposa, y sirvió el empleo de tesorero
de ]a casa de Moneda de esta ciudad que correspondía perpetuamente Á
la familia de Santa Cruz 'y lo heredó dicha D? Mercedes, como que era
parte del mayorazgo de los condes de Lurigancho, Después del faDeci-
niiento de D* Mercedes Santa Cruz, dejó este título ásu hyo D. Juaai Alia-
ga y Santa Cruz, lo mismo que la tesorería de que se separó por jubila-
ción. En 1807 recayó en D. Sebitsti^n el título de marqués de Zeíada de
la Fuente, por muerte de bu tio él coronel D. Felipe Colmenares Fernán-
ALI :"-:--::fOÍ.-
dez dé CérdoYA, hijo del ya citado conde de Polentinos. En la eieacion
del regimiento de la Concordia del Perú en 1811, B. Sebastian de
Aliaba, fué nombrado capitán de una de las corapafiíaa de Granade-
n>6: en 1812, comandante del primer batallón, y en 1813, ascendió á ooro-
nel de ej<(rcito. Desde 1806 desempeñó el cargo de vocal de la Junta Con-
servadora del fluido vacuno, oreada en Lima. Cuando en 30 de Julio de
1812 se armó de Caballero Gran Cruz de la Orden de Carlos III el Virey
D. José Femando de Aboscal, AUaffa le puso la condecoración en la ca-
pifll» de Palacio á presencia de los demás miembros de la Orden.
Falleció en 1? de Enero de 1817. La familia de Aliaga estuvo sindicada
de adhesión á la causa de la Independencia Americana. £1 Virey Abas-
cal, que profesaba mucho aprecio á D. Sebastian, se entendió con él al-
guna Vez, con respecto á los rumores que circulaban sobre el particular.
Ittk otra ocasión lo llamó el Virey para entregarle una comunicación de
Chile, que so aseguró habia sido encontrada en la plazuela del Puente^ y
cuyo contenido comprometía si eonde, £ste. negándose á recibirla por-
que el Yirey se la entre^ba abierta, se consideró calumniado y ofendido
altamente con una insidia ó lazo que dijo habérsele tendido. Hizo al
€N>biemo una enérgica representación para sincerarse, y obtuvo un de-
creto satisfactorio.
D^ Josela, hermana de D. Sebastian fué casada eon el conde de Sierra
Bolla, y D^ Josefa Messia r Aliaga, hija de este matrimonio, fué esposa
del marqués de San Miguel. — Véase San Juan de Lurigandw, — Véase, Zela»
da de la Fuente,
ALtACA T €0L9IEIARES—X>. Juan JosÉ^Hermano del anterior, naci-
do en Lima en 1752, marqués de Fuente Hermosa, como marido de Df
Josefa Borda. Fué coronel del regimiento de Milicias de Caballería de
Chancay. Sus hijas D^ Mariana y D^ Josefi» Aliaga y Borda^ la primera
casó con el regente de la Audiencia del Cuzco D. ftiannel Pardo; la se-
gunda con el marqués de Castell Bravo Oidor de la do Lima* — Véase Bor-
da y Echeverría, — Véase Fuente Hermosa,
ALIARÍA T SAüTA CEOZ— D. JuAV — Conde de San Juan deLurígancho,
de la Orden de Carlos III y comendador de la de Isabel la Católica. Ka-
ció en Lima en 11 de Setiembre de 1780: fué hijo del coronel D. Sebas-
tian de Aliaga y Colmeliares, conde de Lurigancho y marqués de Zelada
de la Fuente; y de D* Mercedes Santa Cruz. Por fallecimiento do dicha
seSora recayó en X>. Juan el condado y la tesorería déla casa de Moneda
de Lima que estaba vinculada dei^e 1702 en la familia de Santa Cruz, y
fué parte del mayorazgo de San Juan de Lurigancho hasta 1821, en que
se proclamó la Independencia: D. Juan fué ei último tesorero por juro
de heredad. Falleció en 1825 en el Callao, hallándose sitiada ésta plaza,
porfel cgército unido de Colombia y del Perú. Fué casado con D* Juana
Calatayud hija de D. Francisco Csdatayud do la Orden de Santiago, cón-
sul que ñié del Tribunal del Consulado desde 1795, hasta 17 98.
ALIA€A Y SANTA CfilIZ— D. Diego— Nació en Lima en 9 de Setiembre
de 1784: hijo segundo de D. Sebastian de Aliaga y Colmenares, conde de
San Juan de Lurigancho marqués de Zelada de la Fuente. Fué teniente
del re^miento de la Nobleza, capifan de la guardia de Alabarderos del
Virey D. José Fernando Abascal, marqués de la Concordia desde 1810 y
de su sucesor I). Joaquín de la Pezuefa hasta 1817, regidor del Cabildo
Constitucional de Lima on 1821. Contrajo matrimonio con D*^ Ciar»
•Vlpa^: >: :.: •: : ..• .V-, ...• ALI— ALM
• • •
Baendia heredera del título y marquesado de CaatelloiL D. Diego AUa|^
estuvo tildado varias veces de tener relaciones con los que en Iiima cons^
piraban y promovían la revolución contra el Gobierno espafiol. El Virey^
Abascal entró en esplicaciones á cerca de esto, con el conde de San Jaau
de Lurigancbo, padre de D. Diego. Y aunque por entonces quedaron
desvanecidas las acusaciones, no cabe duda de que hubo motavos sufi-
cientes para hacerlo sospechoso. Mas tardo se descubrió que Aliaga aun
había erogado dinero para habilitar á ciertos agentes enviados de Chile
al Perú por el general San Martin en 1819.
Proclamada Ya Independencia, D. Diego fué consejero de Estado y en
1823 Vicepresidente de la Kepública; mas ól se quedó en Lima, cuando
fuerzas realistas ocuparon esta capital en 1824. Falleció en 1825 en el
Callao, hallándose dicha plaza sitiada por el ejército de Colombia y del
Perú. — Véase CastélUm,
ALSUfiEO — D. Diego — Uno de los principales caudillos de. la conquis-
ta del Perú. Acerca del lugar de su nacimiento no se encuentra confor-
midad en las aserciones de diferentes historiadores. Garcilaso siguiendo
á Qomára croe verosímil fuese natural de Almagro y no de Malagon co-
mo lo asienta Zarate. El cronista Herrera dice nació en "Aldea del Rey"
(Segovia^ y de muy humildes padres. Prescott adopta la opinión de Gar-
cUfiioy cita ú D. Pedro Pizarro quien en su "relación del descubrimien-
to y conquista del Perú" asegura que Almagro, al cual conocía mucho,
dijo siempre ser su patria la villa de Alma^ en Castilla la Nueva,
Nadie nombra á los ascendientes de D. Die^o, pareciendo fuera de du-
da que no conoció á los autores de su existencia. Hubo quienes le tuvie-
ron por hyo de un clérigo, como indica Gomara, y otros por espósito,
opinión que estuvo mas generalizada y que admite Prescott. Almagro
era de pequefia estatura, leo de rostro, y no sabia leer: considéraule todos
los esoritores como un soldado de fortuna animoso y emprendedor. Pero
«DL ninguno se leen sus hechos anteriores Á la empresa de descubrir el
Perú. £1 salió de España con D. Pedro Arias Dávila en 1514 y militan-
do á sus órdenes prestó servicios en Costa Firme y en Darieu. Nada sa-
bemos del pi egreso de su carrera y encargos que desempeñaría, infirién-
dose, si, que no sería contado en el número de los soldados comunes y
viilffáres.
Anuagro y D. Francisco Pizarro pasaban do los 50 años, (asegurando
alg^nnos que el primero tenia mas edad) cuando aun no cansados de lae
fatigas pasadas, quisieron, como inquietos y ambiciosos, acometer nnevaa
aventuras. Prometiéronse buscar aJ través do cualesquiera peligros
aquel territorio lejano de cuyas grandes riquezas se, tenían noticias que,
aunque sin claridad y pruebas evidentes, bastaban para excitar la codi-
cia implacable de hombres resueltos en quienes era ya habitual la vida
borrascosa y las crueles escenas de las conquistas. No sabemos á cual
de estos dos hombres perteneció la primera idea de tan atrevido proyec-
to. Había dado principio al descubrimiento por el Sur el adelantado D.
Pascual Andagóya que sin haber podido pasar del "puerto Pinas" estuvo
de regreso en Panamá en 1522, abandonando la empresa por la decaden-
cia de BU salud. Pizarro y Almagro no carecian en lo absoluto de recur-
sos; pero estos distaban mucho de ser bastantes para hacer frente á los
gastos. Tenían relaciones con el Cura de Panamá D. Hernando de Lu-
que que había sido Maestre escuela de la catedral del Darien, y hallán-
dose de acuerdo en el plan, ofreció proporcionar medios suficientes para
ponerlo en ejecución. Lnque tenia crédito y buenas relaciones, maneja-
ba fondos de otros, y vino á ser un colaborador de influencia cuyos peu-
ALM 103
saniientoA se fijabaa en las pingües nulidades qne se prometíHi y no en
los escollos é qne estaba espnesta una espedicion tan azarosa.
Lioa tres socios convinieron en que Pizarro tomaría el mando y direc-
ción de ella, debiendo Almagro entender en todos los aprestos, y haaer
snyi^e después con un refuerzo y provisiones que quedaría prepanudOk
£11 gobernaaor Anas Dávila, que les concedió el permiso que solicitaron^
aseguró para sí un tanto de las ganancias, bien entendido que de ellas
salaríala parte que le tocara en los gastos. Verdad es que antes haláa
autorizado para esto mismo descubrimiento al capitán D. Juan da Ba-
surto haciéndole venir de la Isla Española, en la cual murió ásu re^^reso,
Sucs se retiró de Panamá porque llegó demasiado tarde, y también le
osanimó la ¿ilta de recursos. Almagro carenó y abasteció un buque com«>
prado ú Pedro Gregorío, qne Andagoya habia dejado no en posibilidad de
servir, y que fué construido por orden de Nullez de Balvea, cuando may
de anceuiano pensó en hacer una esploracion semejante Á la que estaba
combinándose.
Formalizóse un contrato & que qo obligáronlos empresaríos estipulán-
dose la división por partes iguales de todos los provechos, sepanKia que
ñieae la que correspondiera al Bey. Luque celebró una misa y los úw
comñl£[aron de la misma hostia que se consa^^ró.
Coma el mes de Noviembre de 1524 al verificarse la salida de Panamá
de Don Francisco Pizarro con ochenta hombres, y cuatro caballos
en aquella nave y dos canoas; y Almagro que no descuidó un instan-
te las disposiciones qne exigía su partida en auxilio de aquel, consigaió
una carabela la cual carga£i de lo necesarío se hizo á la mar condu-
ciéndolo con sesenta ó setenta aventureros que pudo rennin gente por
cierto de ínfima clase y dispuesta á toda suerte de eventualidades con
tal que viera próxima, ó siquiera probable, la ocasión de cebar su co-
dicia.
Damos razón en el artículo res])ectivo á D. Francisco Pizarro, de los
contratiempos, combates y amarguras que suMó en sus correrías con
pérdida de mucha gente; y contrayáidonos á las operaciones de Alma-
gro, principiaremos por advertir (jfue Pizatro envió á Panamá á D. Kioo-
las de Bivera con el oro -consolido, y para dar cuenta de la situación
que quedaba ocupando en '* Chicama^' (ó Chinchama.) Bivera conoció al
Í tasar por la Isla de las Perlas que Almagro habia tocado allí con el re-
uerzo que llevaba, y á fin do guiarle en la dirección que debía seguir,
despachó una canoa para que lo buscara y le diera avisos.
Almagro después de reconocer diferentes lugares inútilmente, tomó
tierra en 'Tueblo Quemado" como á 25 leguas sJ Sur del "Puerto, de Pi-
fias," y tuvo que acometer con vigor á los indios que se defendieron va-
lerosamente. En esta reMega Almagro, que daba ejemplo peleando como
el prímer soldado, recibió un dardo que le hirió ó hizo perder un ojo; y
tantos cargaron contra él que solo pudo salvarle su gran serenidad para
la lucha, y el pronto é inmediato socorro de un negro esclavo suyo. La
victoría fué do los españoles que ocuparon la población abandonada
por la huida do los iodios.
Mejorado Almagro de su herida continuó recorriendo la costa, y halla-
ron uno que otro punto en que habia algún oro y bastimentos; y asi fue-
ron hasta el rio do San Juan en cuyas dos márgenes existian }K)blacio-
nes. Mucho fué el desconsuelo de aquel no encontrando á Pizarro, y £eí1-
tándole noticias de su paradero^ llegó á creer hubiese nau&agado con su
tropa, razón por que determinó regresar á Panamá. A su tránsito por la
Isla do las Perlas ^so informó, por los datos que dejó Rivera, do que Pizar-
ro estaba en "Chicama. " Encaminóse á esto punto donde so reunieron,
104 ALM
Y después de comamcarse sus desgracias acordaron uo abatirse, j por el
contrarío perseverar con ánimo firme en su propósito de hacer los descU-
brímientos que se habian propuesto.
En virtud de esta resolución volvió Almam) á Panamá con el fiu de
traer mas gente. A su llegada el gobernador Dávila, que alistaba una es-
pedición á Nicaragua, negó su protección á D. Diego; x^^ro la tenacidad
de este, y los ruegos de Luque lograron vencerlo, imponiendo la condi-
ción de que tuviera Pizarro un compafiero para que no fuese único en 0I
mando; y al efecto dando título de Capitán á Almagro, le permitió ha-
cer sus nuevos aprestos. Salió D. Diego de Panamá trayendo la tropa
2uejuntó, en dos buques y dos canoas con el piloto Bartolomé Kui2.
ruego que ambos caudillos se reunieron en "Cbicama," Pizarro dio mues-
tras de desagrado, y se manifestó ofendido por el despacho que le pre-
sentó Almagro, sospechando que él lo hubiese solicitado con la mira de
igualársele; mas tuvo que someterse á dicha provisión por necesidad y
bien á su pesar, aunque D. Diego le hiciera ver que admitió el nombra-
miento para quitar la ocasión de que se espidiera en favor de otro.
Dejando ''Cnicama'' navegaron háoia el Sur, estendieron sus esplora-
ciones hasta el río do San Juan, no sin las dificultades y padecinuentos
que les ofirecian unas tierras escabrosas y mal sanas, plagadas de fieras
e insectos dañosos; agregándose la resistencia de los indios que causó
también la muerte de algunos españoles. Y como hubiesen recogido can-
tidad algo considerable de oro; deseando hacer valer este incidente favo-
rable para obtener mayores auxilios, que Juzgaban ser indispensablen
para abrír una campan a con segurídad^ convmleron los dos capitanes
en que Almagro fuese á Panamá conduciendo el oro y las noticias qud
acerca del Perú habian adqnirído; que Pizarro esperase el refuerzo j de-
más elementos que su compafiero iba á procurar, y que el piloto Ruiz se
ocupase entre tanto de adelantar por el Sur el descubrimiento, como lo
verificó reconociendo laisla del Gallo, la bahía de San Mateo, el cabo
Pasao bajo la equinoccial, y otros lugares y ríos, el de Santiago uno de
eUos. Yoivió atrás hasta encontrar áPizarro á quien dio noticias ya cla-
ras de las ríquezae deTumbez y CuzcO; y del hermoso país gobernado por
los Incas.
A su ingreso en Panamá, Almagro encontró de Gobernador á D. Pedro
de los Ríos sucesor de D.Pedro Arias Dávüa que se hallaba en Nicara-
gua. Ríos recibió con distinción á D. Diego, v éste y Luque se enten-
dieron con él, y lograron que no obstante haber manifestado el Gober-
nador gran pesar por la muerte de tantos espafioles^ confirmase la auto-
rízacion de Dávila y los títulos dados á los caudillos del descubrimiento*
Almagro en esta vez pudo reunir solo 46 hombres de los recien venidoa
al Istmo, y con ellos salió en demanda de su socio, trasportando artícu-
los de guerra, víveres y medicinas. Los de Pizarro habian sufrido en lu-
fares insalubres desventuras y trabajos inauditos, perseguidos del ham-
rey desnudez, de las enfermedades que, á una con la resistencia de los
indios, hicieron que no pocos pereciesen víctimas de los rígores de la
adversidad.
Y sin embargo de las nuevas lisongeras obtenidas por el piloto Ruiz,
que las comprobó con el testimonio ae varíes indios de Tumbez tomar
dos en el mar; era tal el desfallecimiento de los españoles y su desespe"
ración al llegar Almagro con aquel refuerzo, ^ue casi todos se hallaban
decididos á volver á Panamá para no sucumbir á los golpes de tan hor-
ríbles tormentos. Aun el mismo Pizarro por instantes, y desmintiendo
su carácter incontrastable, esperimentaba algiuia decadencia en su es-
pirítu inclinándose ya al regreso á Panamá como medio de dar á la em-
ALM 105
^^T«6a el impulso de qne neeeeitabft pm ser fuerte en U prosecución de
B1UB designios. Por no ser Almagro de igual parece^ se pusieron en con-
tradicción ambos capitanes, y Inzarrooomo sonrojaao de que aquel sostu-
viera con calor el partido que requería mas audacia, d^o á su compañero
qne pennanecienao en Panamá, 6 viajando, no habia suMdo hambre ni
otras privaciones y desgracias que creía soportables y desestimaba jor-
que le eran desconocidas. Ofendido Almagro intentó quedarse á dirigir
las operaciones, y propuso á Pizarro ^ue mese á practicar en Panamá
los encargos que á él le estaban cometidos. De uno en otro los alterca-
dos pasaron á ser acravios oprobiosos, y ambos acudieron á sus armas
I>ara ventilar con ellas mejor que con razones, una disputa en que la
calma y la reflexión debieran solo intervenir. Mediando en semejante
eonflioto el tesoi-ero Rivera y el piloto Ruiz, consiguieron apaciguarlos
y ponerlos de acuerdo como amigos. Pizarro, aunque simulado, no po-
día siempre ocultar sus celos y sospechas contra Almagro, siendo cierto
^ue rara vez trató á éste con la limpieza de la buena fé. Reconciliados
por entonces en apariencia, se acordó que Pizarro continuase en el des-
cubrimiento, y ^ otro volviese á Panamá con Ruiz á fin de enviarle el
mayor número posible de soldados, y los demás socorros que con urgen-
cia se necesitaban.
Grande era ya el descontento de los soldados que quedaban con Pizarro,
desatándose en qu^as contra los capitanes, que resolvieron hacer man-
sión en la isla del "Gallo" mientras venían el refuerzo y demás auxilios.
Almagro emprendió su YÍaje advertido de apoderarse de la correspon-
dencia, para qne su lectura en Panamá no causara exítacion y refluyese
en da&o de la empresa. Pero apesar de esta cautela llegó á manos del
Gobernador Ríos una carta que colocó su autor dentro de un grueso ovi-
llo de hilo de algodón enviado á D? Catalina de Saavedra esposa de-
aquél, lamisma qne lo habia encargado. Esa carta comunicaba al Goberna-
dor laá desgracias de los soldados que pedían pronto remedio para librar-
se de la muerte. £n su final se escribieron aquellos versos que varios
autores copiaron y dicen :
Pues señor Gobernador
Mírelo bien por entero
Que allá vá el recogedor
Y acá queda el carnicero .
Oom Almagro fué un castellano mmibrado Lobato que llevábala comi-
sión secreta de trasmitir á Ríos las sáplicas de los aventureros que solo
pensaban en abandonar á Pizarro. La opinión mas común se hizo sentir
contra los empresarios, y el gobernador desoyendo las reflexiones y sú-
plicas de Lnque y Almagro, envió á Juan Tami con la orden de recocer
aquella tropa como lo verincó trasportándola á Panamá con exepcion
de los trece que quisieron quedarse con Pizarro. A éste hablan escrito
sus dos socios que á todo trance si|^e8e el descubrimiento. Rogaron al
Gobernador para que diese auxilios y evitara la pérdida de Hzarro y
sus pocos compañeros, mas lo único que lograron mé nna embarcación
que franqueó á Almagro^ y aunque en seffuida intentó quitársela, éste
la confió á Bartolomé Rniz quien llevó á e&cto el viiqe. Pizarro sirvién-
dose de ella pasó entonces á Tumbez y reconoció la costa peruana hasta
'<San.tar.
Cuando este resresó á Panamá á fines de 1527 fueron objeto de admi-
raoioín sus triunfos, ylafé y constancia estraordinarias qne le habían
servido para alcanzarlos. Trató con Almagro y Luque sobre armar una
formal eepedicion solicitando de Ríos permiso para sacar senté y caba-
llos. £1 Gobernador se negó absolutamente, y con esto resolvieron pedir
14
106 ÁLM
al Bey la gobernación de los nnevos territorios. Para ello hubo divetg^elí-'
cía de pareceres, porqtte Almagro quiso que la comisión la desempellaae
Pizarro y lo animó á aoeptarla. 'Él se prestó con tal de que se le proye-
yese de dinero para los jgastos: pero Luqne opinó se encomendase el
asunto al licenoiado Oorrai que estaba de partida para España. Pi2a¡m>
.se allanaba á todo: Luque observó que aunque á nadie eustaba oom-
pafiia para el mando, en último caso mejor era que marcnasen los do»
para conciliar sus intereses y prevenir posteriores diBCordias; Alma^
^ro porfió de nuevo é bizo ceder a Luque: prevaleció su dictamen, y se
deliberó que Pizarro se dirigiera á la corte y consiffuieee para sí la go-
bernación, el título de adelantado para Almagro, el obispado para "Luquef
para Buiz el cargo de alguacÜ mayor, y mercedes para los que queda-
sen vivos de los trece compafioros. Pizarro afirmó qne todo lo gueriaparm
ellos prometiendo negociar lealmmte y iin fáneun doblez. Almagro entendió
luego en buscar recursos, proporcionó 1^0 pesos de oro que le fueron
«restados, y Pizarro se embarcó en 'hombre de IHos" para su destino
levando varios indios.
Almagro temió mucho, mientras tanto, queB. Pedro Arias Bávila rea-
lizase el pensamiento que tuvo de espedioionaral Perú desde Nioara.^a%
donde habla recibido noticia de los descubrimientos por el tesorero Rive^
ra y el Piloto Buiz. Arias se quejaba de Almagro dioiendo le habla es-
cluido de la compafiia que al principio celebraron, después que él le di6
1500 pesos. Pu6 efectivo que el citado Arias tuvo ese plan, pero se disi-
gS por cuestiones con tres vecinos de León acerca del mando, y porque
niz V Bivera se vinieron de fuga á Panamá disgustados de las ideas j
manejos de dicho Arias.
Pizarro obtuvo de la Beina gobernadora cuanto pudo desear para lA
conquista dol Perú, con plena autorización para el ejerciólo del cargo de
gobernador y capitán general. Pero mientras que las concesiones que á
6l se dispensaron fueron de alta significación y valia, las otorgadas á D.
Diego Almagro fueron pequeñas, mezquinas y sin proporción alguna á
su merecimiento por la mucha parte que le cabia en la empresa. Noni-
brósele teniente de Pizarro en la fortmeza que se hiciese en Tumbez, oon
100,000 maravedís de salario anual, y 200,000 de ayuda de costa. Se le
reconocía como hnodalgo, y se le asignaron 500 ducados de los prove-
chos que rindiese el país. £sto es tocante á Almagro lo que se encuen-
tra en la real resolución y acuerdo hecho en To^^do á ^ de Juüo de
1529, con mas el derecho de sucesión al Gobi^no en caso de morir Pi-
zarro. El cronista Herrera dice que también se legitimó al hijo natural
que tenia Almagro en Ana Hartinez su criada.
Grande ñié la impresión que esperimentó Almagro al recibirse en Pa-
namá el primer anuncio de este resultado, y vién£)se desatendido oom-
prendió que por parte de su antiguo socio había faltado la lealtad y bue-
na fé oon que debió ver por él, correspondiendo á la confianza neofa»,
apesar de los recelos que Luque dejó entrever antes de la partida de Pi-
zarro para España. La conducta de éste para oon su amigo era indigna
é indisculpable, y el resentimiento de D. Pie^ mas que justo y bien mo-
tivado. Por tanto hizo propósito de separarse de la sociedad, y sevetiid
á unas minas con ánimo de fkdoptár oeupacion diversa. Sin embargo^
como su carácter era generoso y sincero, se dejó persuadir de Loque y
de D. Nicolás do Rivera que -se propusieron sosegailo y hacerle ver que
la compaflia no estaba disuelta: que ©ra de esperarse de la mocha hon-
radez de Pizarro que daría «uanto tuviese á sus compañeros, y en espe-
cial á quien tanto debia. Dócil á la eficacia de estas y oteas observacio-
nes, se dedicó Almagro á construir buques, y á hacer otros preparativos,
AI^
107
Ungymla aaxwUA proceder ¿inteesane en que el piloto Bartolomé Raíz
4q|nBiflBe Jm anuuga an^a q,ae abrigaba tambieo. ooutra Pizarro á cauaa
4e BU mala ooiveí^oaaaeQoia.
A la llegada de D. Fraacbco Pizarre al Istmo, cuidó Almagro de reci-
birlo oon muestras de afecto,^ sin dar seQales de su resentimiento, que
reservó para^ hacérselo ver á solas. Lo venñcó así, esponiéudole que no
Jbabia cumplido sus deberes para con él ni sos juramentos de guardarse
reciproca tüuistad; olvidándolos trabajos padecidos por ambos, y lo mu-
cho que él habia gastado en b^iefíclo común. En lo qne mas se ^ó taé
en la vejra^enjsa que le apuraba el suínmiento, y en las fi;losaa que para
mengua de cru reputación era factible se formasen. Las únicas salidas y
escuiaaB. dadas por Piaarro, rodaban sobre la imposibilidad de conseguir
que la l^yUa confiriese á dos un mismo podei? y mando (cosa nunca pre-
telada, poj; Almagro) y sobre el t^aa usual y artificioso de que la tier-
19 aelPerd^era grande y había en ella para todos.
Los, dos 6audmo8 estaban al parecer reconciliados; mas Almagro que
I>i6ii hubiera podido moderar del todo sus quejas, tuvo que esperimen-
tar. sios^ibores de otra especie que las revivieron antes de que pudieran
Hegar 4 estanguirse. Pizarro trajo en su compañía cuatro hermanos su-
yos qx^e diafirutaban de su protección, que todo lo esperaban xle él, y
que era de supoijier fuesen objeto de sus preferencias en las colocaciones
principales, y en el depósito de íntimas confianzas que siempre valen
para dominar la voluntad de los que gobiernan. La concurrencia de es-
tos hombres influyentes exitÓ el dlesagrado de Almagro, á quien se hizo
mas FMiugnante el mayor de ellos, Hernando Pizarro, por su arro^^an-
eiay altivez: como si un misterioso presentimiento le obligara á mirar
en él al hombre siniestro que sería su encarnizado enemigo, y mas tar
de el que atentara contra su misma existencia.
Almagro era el alma de los aprestos que so hacían, porque él conocía el
país y los elementos, y su dinero y crédito servían para moverlo todo, al
paso que los Pizarros, hombres nuevos y libres para hablar, estimaban en
poco cuanto se hacia, censurándolo con descomedimiento. Así los amigos
ae Almagro, creyéndose provocados, l^os de callarse, traían á la memo-
ria los sacrificios hechos por esto, y se irritaban al contemplar que Pi-
zarro hubiese traído á cuatro hermanos que se persuadían era todo su-
yo. D. Francisco disimulaba por que tenia necesidad de Almagro; y esto,
porque le era dploroso trabcgar para otros, entró en sospechas y se de-
cidió á hacer compañía con el contador Alonso de Caseros y Alvaro
de Gc^ijo, bien porque en realidad quisiera separarse de los Pizarros,
bien por que intentándolo, los precisara á confesar que sin su interven-
ción y ma^o, poco podían alcanzar por sí solos. Hernando de Luque uni-
do al licenciado Gaspar de Espinosa oidor de. la Audiencia de la Isla Es-
pañola que allí se hallaba, temeroe^s de que tales dísonciones trascendie-
ran hasta la frustración do la empresa, tomaron á bu cargo la tarea de
recuperar la paz do una manera sólida y establo; y al efecto se concerta-
ron para 4íár ciertas bases de avenünionto á que Pizarro se sometió,
probablemente á no poder mas, por que él sabia en sus apuros acomo-
darse á las circunstancias para después de salir de ellas, obrar en senti-
do de su egoísmo. Quedó arreglado que Pizarro dejase á D. Diego la
parte que tenia en ''Tabóga" y ^uenipara si, ni para sus hermanos pudiese
pedir al Rey merced alguna, sm que antes se hnbiese dado á Almagro
nna gobernación que comenzase donde se acabara la de 200 leguas de
costa asignada á D. Francisco Pizarro: y que todas las adquisiciones de
oro, plata, joyas, esclavos y otros cualesquiera bienes, fuesen de los dos
y de Luque. Hubo quienes creyeron que Almagro se prestó á este con-
108 ALM
Tenio por la llegada de Nicaragua de Heman Ponce de León, con dos
buques cargados de esclavos suyos, y de su compañero Hernando de
Soto, con los cuales se arregló Pizarro, y le entregaron dichas embarca-
ciones, con tal de que les pagara los fletes, que á Soto luciera teniente
gobernador del pueblo mas principal, y á Ponce le diese uno deles ma-
yores repartimientos.
Después de estos acuerdos hubo mucha actividad en los preparativos;
pero nunca se olvidaron los rencores y las murmuraciones, ni se vio
cambiar de conducta á los hermanos de Fizarro, razón porque los áni-
mos no estuvieron tampoco en la quietud deseada. Se determinó qne
Almagro quedase en Panamá para recibir la gente que vendría de Nica-
ragua y otros puntos, y Pizarro salió con Iw individuos de gueorra en
tses buques á fines del afio 1590.
Al ocupar y fundar la ciudad de San Miguel de Piura, entrando en
malicia de que acaso Almagro espedicionaria de su cuenta, sometiendo
Í)ara sf el país que encontrara mas espedito, envió Pizarro á Panamá
08 buques que tenia en Payta, y dirigió una comunicación á D. Diego
(quien acababa de recibir título de Mariscál( llamándole con premura^
ratificando la antigua compafiía, y prometiénaole buena amistad y cor-
respondencia, porque su cooperación le habia sido siempre provechosa,
y le necesitaba mas que nunca desde que infería tuviese hecna una cre-
cida reunión de gente y de armas.
Salió Almagro de Panamá con el Piloto Bartolomé Ruiz, 153 soldados
50 caballos y buenos repuestos. Sirvióse de los buques de Heman Pon-
ce que hablan vuelto de ^a3rta|. y de una nave de dos gavias que él habia
construido. Estuvo en la bahía de San Mateo á la cual llegó una embar-
cación de Nicaragua con alguna gente al mando de Francisco 0odoy
quien se dirigía al Pera para reunirse á Pizarro, y se puso desde luego á
órdenes de Almagro. Continúo el viaje de los buques ^or la costa, mar-
chando la tropa por tierra. En cabo ''Pasao'' hizo elmanscal se adelanta-
se uno de aquellos, pero sin haber adquirido noticias se detuvoen la pun-
ta de ^^Santa Helena'' donde sejuntarbn los demás. En el camino pasaron
los soldados hambre y constantes trabajos, muriendo treinta de ellos: el
mismo Almagro sufrió una grave enfermedad. Confundido por ignorar
la suerte de Pizarro, envió otra vez un buque el cual entró en Tumbez,
y allí adquirió noticias: á su regreso encontró la espedicion en Puerto
Viejo. Pizarro se hallaba en Cajamarca donde ya habia sido preso ^
Inca Atahualpa.
Almagro continuó su movimiento y vino á descansar en Piura. Fo«
mentados por los Españoles que allí estaban de guarnición, empezar
ron á difundirse rumores de que el mariscal no andaba en buena dis-
posición, y que sus miras eran operar solo, en diferente territorio del
que ocupaba Pizarro con sus tropas. Irritado Almagro con la circula-
ción de semejantes invenciones, se contrsjo á investigar su origen; y
como apareciese que habia apoyado la calumnia y era cómplice de ella
un escribano Rodrigo Pérez que hacia de su secretario, el cual además
la comimicó por escrito á D, Francisco Pizarro, mandó se formara un
proceso, y después de tomarle confesión y de practicarse indagaciones,
le hizo ahorcar sin mas demora. En grande inquietud habia puesto á
Pizarro una acusación de tanto bulto; y con dictamen de sus principa-
les amigos, acordó no alterar la confianza de que Almagro era digno, y
enviar una comisión con el objeto de saludarlo y actívar su marcha
Sara el interior. El astuto Pizarro encargó de esta diligencia á Diego
e Agüero y Pedro Sancho, dándoles instrucciones para qne averigua-
ran en fieci*eto lo que hubiese, y cartas para algunas personas, con'
ALH 109
oeasion de mi llegada, álhagáadolaa con muelios complimientoe y lar-
gas ofertas.
Los enüsafios debían dar á PLearro noticia cierta del resultado para
qoesi era favorable, se disipase la idea de ana defección por parte de qnien
disxwnia de 200 soldados. £1 espirita de discordia entre aquellos hom-
bres no babia limitado sos malignas artes á las denancias contra Alma^
gro; qae también á este se trató de hacerle comprender qae Pizarro in*-
tentaba su pérdida y aon darle muerte, aconsejándole síganos de los sp-
yofl que se guardase y ñiese cauto. Ko na üaltapao cmien opine que Alma-
gro pensó en independizarse de Pizarro, y que el Secretorio justiciado
conocía sus tentaciones y conatos á este respect-o: pero no hay prue-
bas de ello, y tal juicio acaso nació de haber tratado el mariscal en Par*
iiamá de separarse para obrar por 6Í cuando eetQTO bt^o la impresión de
les disgustos que ya hemos referido.
lilctgé Almagro áCi^amarca con su tropa el 14 de Abril de 1533 cau-
sando generáfcontento en la gente de Pizano. no asf al Inca que vei»
con recelo éí aumento de fuerzas de los Españoles. El mariscal, que en
su marcha habia cuidado de que no se hiciese mal alguno á los Indios,
Tisitó á Atahualpa y le hizo mucha atención, admirándose de su fino
pmrte y de las riquezas que acumulaba para su rescate. A la entrada de
Almagro en Cigamarca se hizo reparable qiie Hernando Pizarro no se
acercase* á saludarlo, y que mostrase desa^prado por su venida. Esta
falta la sintió su hermano D. Francisco, quien se la reprobó obligándole
á satisfacerlo: así lo hizo Hernando al dar sus disculpas ál mariscal.
La tropa conducida por este al tratarse de repartir el tesoro reunido
por el Inca, alegó tener el mismo derecho de participación que los sol-
dados de 'Pizarro; y al intento se hicieron valer razones de algún peso. Los
otros por su lado dieron las suyas, fundadas en que ellos corrieron los
primeros riesgos y aprisionaron á Atahualpa. Pizarro después de oir á
I>. Diego de .¿bnasro, resolvió que para los soldados de este, se aparta-
sen cien mil ducados, según asienta el cronista Herrera. Creemos que es-
to fiíese antes de la distribución, porque en ella solo se vé que se les die-
ron 20 mil pesos **para ayuda de pagar sna deudas y fletes, y suplir algunas
necesidades que traían," Ftescott se atiene á lo que aparece de la acta de
repartición. Gajrcilaso que la hizo subir á 4.605.670 ducados, espllca
que cien pesos de oro valían 120 en plata, y que 120 pesos en plata
«an 144, ducados. Y afirma que á la gente de Almagro se dieron 80
mil pesos en oro y 60 mil en plata, y al mismo Almagro para si 30 mil
en oro y 10 mil en plata **fiiera de lo que su oompaüero le dio de su parte."
Garcilaso apoya también su acertó en lo que áJ^ó escrito el Padre Blas
Valora, bien que este fija el total de lo distribuido en mas cantidad to-
davía. Tenemos por cosa increíble que Almagro, y menos su tropa,
(mas de 200 hombres) se conformasen con los 20 mil pesos que constan
en la acta. Prescott se contenta con advertir que nada se decía de Al-
magro quien '^seffun los términos del primitivo contrato podía rec^fnar
imaparte igual ala de su socio,"
Pizarro comisionó á su hermano Hernando para que diese cuenta al
Bey de los sucesos del Perú, y le llevase los caudales que por quintos le
eorrespondian. Y D. Diego de Alma£;ro le dio poder para que lo represen-
tara en la Corte, solicitare para él el título de Adelantado, y el Gobierno
del país que estaba mas al Sur del que se señaló á D. Francisco Pizarro. D,
Die^o escribió sobre esto al Bey: y por si Hernando no cumplía el encargo
debidamente, para lo cual le prometió mas de 20 mil ducados, encomen-
dó también el asunto de un modo sigiloso y con igual poder, á Cristoval
de Mena y Juan de Soto que se volvieron áEspafia^
\
1 10 ALM
Coiroeponde ú los artlcnlosPizarro y Atahoalpa la relaci^ de los lio-
chos <lue precedieron ala ejecnciou de cete. Aunqao el cnmista Herrera
no menciona á Almagro como actor inflnyente en esa tiagtdia^ Garcila-
8o asienta que cuan£> Pizarro se hizo Juez de la causa, tuyo de acompar
nado á Almagro, y dice que Atahualpa le miraba con azar y sabia le era
contrario. Prescott, <^ue consultó y recopiló de diferentes autores gran
copia de datos, escribe estas palabras: ''Almagro y los suyos, dicen I09
" secretarios de Pizarro, ^ue fueron los primeros en pedir la muerte del
" Inca/' No intentamos disculpar á Almagro, x>ero menos trataríamos de
disminuir la responsabilidad ae Pizarro, crevendo que obró por suges-
tiones de otros, ni menos aceptar las escusas de los secretarios Francisco
Jerez y Pedro Sancho; porque estos fueron parciales, y lo mismo Pedro
Pizarro. quien en su "Relación Histórica'' afirma que D. Francisco sen-
tenció a Atahualpa "contra eu voluntad,^ ¿Quién le pudo obligar Á. ello?
ipor qné alejó, d&idole una comisión^ á Hernando de Soto que defendía al
Inca, y porqué hizo callar álos que pensaban de igual modo, amenazán-
dolos con que se les declararía traidores? ¿No estaban entre estos varios
partidarios de D. Diego Almagro, y especialmente Juan de Horrada al
cual quisieron nombraxprotector ael Ijica, apelando de la sentencia ante
el emj^oradort Cuando Presoott dice "que se formó un tribunal en quo
" presidieron como jueces Pizarro y Almagro," no nombra al autor de don-
de recogió estehecno, apesar de su minuciosidad en las citas. Kl mismo
Prescott refiriendo las reconvenciones que á su regreso hizo Soto á Pi-
zarro, pone las contestaciones y escusas en que este confesó que se habla
precipitado mucho porque el tesorero Riquelme, el Padre Valverdo y
otros le hablan engañado: pero no espresa que Pizarro hubiese acrimina-
do á Almagro; y agrega que el tesorero y el dominico desmintieron á D.
Francisco, hechando sobre él toda la responsabilidad. Estos dos no eran
por cierto partidarios de D. Diego, y tampoco le hicieron culpable al
tiempo de rechazar las aflcrciones del gobernador. El juicioso jPriescott-
concluye con estas palabras. "Apoyándose esta disculpa en tan débiles
" fundamentos, el historiador que tonga medios de comparar los divor-
" sos testimonios de aquel tiempo, no podrá admitirla --. Pero
" Pizarro como jefe era el principal responsable de aquellas medidas, no
" siendo hombre que se dejase arrebatar la auteridad de las manos, ni que
" cediese tímidamente al impulso de los domas. No cedía ni aun al suyo
" propio, y en toda su carrera mostró que ya en él bien, ya en el mal,
" obraba siguiendo las reglas de una política fria y calculadora."
Después de haberse proclamado por Inca, sucesor de Atahualpa, á un
hermano suyo llamado Toparca que falleció al poco tiempo, se puso Pi-
zarro en marcha para el Guzco con sus tropas llevando al nuevo sobera-
no elevado por su astucia para engañar y sosegará los indios. Almagro
llevaba á sus órdenes la fuerza <jue iba de vanguardia, y al ocupar el
valle de Jauja, encontró un ejército enemigo con el cual, después de pa-
sar los españoles el rio, se trabó un combate resultando los indios dividi-
dos y dispersos. También desbarató otras fuerzas opuestas después por
los mismos "Guaneas" y los "Yauyos" tomando algunas mujeres princi-
pales entre las que se distinguían dos hijas de Guainacapac.
Hernando de Soto de orden do Pizarro avanzó con 60 caballos en direc-
ción al Cuzco para observar y pjvrticipar lo que allí ocurriera. Temiendo
el gobernador que las crecidas bandas de indios armados con que trope-
zaba Soto, pudiesen destruir su pequeña columna, hizo que en su auxilio
se adelantase Almagro con tropa suficiente. Hallóle en la sieri'a de '*Vil-
caconga" bastante apurado y con algunas pérdidas; y teniendo que reu-
nirse de noche hizo sonar sus trompetas hasta que Soto contestando con
ALM 111
iguales ioqnos, conoció que tenía muy próximo al morifical con d nlíiat^
zo. Juntos pelearon al ser de día, y causando gran estrado en los indios,
los hicieron huir en completa derrota. Incorporado ya Pízarro con las
demás tropaj», tocó á D. Diego Almagro envestir á los indios y arrojarlos
de un paso escabroso en donde quisieron hacerse inertes en el valle de
^'Jaquijaguana:'' este otro triunfo los desalentó y produ|o la rendición
de ^'Haneo Inca," á quien PiEano hi£0 oieer ave le leconooeria eomo sobe-
rano. Pero los dispMsos sefaeron al Cuzco a poner fuego á la ciudad y
esconder los tesoros. Los españoles aue aeudleron á impedirlo, no estoo-
baron el soquóo á sus ndsmos soldados, bien que consiguieran atgjar el
curso del incendio. Reunieron gran «antidad ae riquezas en vascas y ob-
jetos de oro y plata, fuera de lo que desfl^arecdóá eanaa de los Tobos de
la t»^a y délo mfudio que oeultaionles indios. Estraido el quinto del
B^ se pñicticó una larga distribuoion, asegurándose que üucon becbas
480 portes, y que cada una tuvo él valor de onartzo mü pesos según Herre-
ra, ó seis mil e^^n Pedro Pizarro; en ensato á esto ha habido variedad
de pftteceSKs. 'uareilaso que pondera como ninguno loe valores de lo en-
oontmdo eb el 'Cuzco, dice que aquel rMUirto toé muy supwior al de Cfk*
jamsirca. Sin embargo, el seoietario Peitro Sancho c<mñnine con un dato
ofioisa, lo liace montar á 5í)O,S0O pesos de oro, y 215,000 mareos de plata.
PtZflóto 9a3á6 ddCusoo oon Almagro llevando 50 mfKntes y 50 cmstes
¿eonseeuenda de saberse que eA. general de Atafaualpa Qiiizquiz iba coa
fiaerzas detenutnado á dar un ataque al Cuzco, pero apenas se avistaron
laqueó el ánimo de los indios y abandonaron el campo. Alcanzados en
el Apurimae sufrieron un zer^ en que perdieron aha^una ^^te: Pízarro
se volvióal Cuzco, y Almagro continuó per8úrui6n£los sin haberse de-
tenido hasta 'Pilcas.'' No tenemos por positnro ;que el Inca IConeo con
gran ntbnc&éo de indios acómpafiase en esta jomada á los espaftoles, y
con voluntad, porque era contra uno de los caudillos de Atahualpa. Na-
da hemos encontrado acerca de esto en Gomara. GaroÍlaso,Herreray
otros; y no sabemos de que manuscrito tomaría Presoott esto noticio,
pues no lo cüm de un modo determinado ni él ni los que le siguen en
toreas MbéóiÍobs. Quizquiz habia atacado ú los cspo&oleB que guorne-
cion Joiijo, no pude vencerlos, y tomó lo vuelta de Quito.
Eladeuiintado D. Pedro Altorado había salido de Guatemala en diieo-
-cion al Pera, á pesar de que por el Rey se le prohibió espedioionor á poi*
ses descubiertos ya y sujetos á otras autoridades. Tr^o 500 hom&es
bien annados, muchos indios y 227 caballos. Desemborcó en "Cácoques''
en marzo de 1534, y por la provincia de GKioyaquil penetró al interior.
Almagro recibió nuevas de este suceso por un ne^ro que se los comuni-
có en "Yiloas,'' y no bien envió á Jai^'a, para cerciorarse de ellas, á dos
CQmisionadDs, cuando llegó el capitón Gabriel do Rojas que le instruyó
de todo como testigo ocu^, y continuó su camino para el Cuzco. Alma-
gro dejó sus tropas á Hernando de Boto, y doblando jomadas emprendió
marcha hacia Piura, aconsejando á Pízarro no se moviese del Cuzco.
Tomó en Jauja seis soldados de crédito que le siguieron, y Uevó el desig-
nio de defender el país de la incursión de Alvorado. Ordenó desde ''Jo-
yanco'' á Nicolás de Rivera y á otros que existían en Pochocamac, que
si el piloto Juan Fernandez aparecía por la costo, se le ahorcase porque
este nabio abandonado al capitán Vdlalcazar y pasando á Guatemala dio
informes ^ sirvió á las miras de Alvarado: asegurábase que andaba en
reconoclmi^itos por el litoral.
La resolución que Almagro tomó sin esperar órdenes, y su actividad
en llevarla á cabo, puede osplicajse como eiocto do su ínteres en salvar
el territorio señalado á Pízarro, porque contándose las 200 leguas desdo
112 ALBf
el rio ''Santiago/' cerca de la equinoccial, esperaba Almam qvtd medida
esta distancia, tocaría á él gobernar de Cmnclm para el wtr^
Velalcazar habia dejado «a eobemacion, que era la de Fioray introda-'
dándose con cuanta merza piMo en el tenitorio de Qoito sin <Men pora
ello^ lo qne dié Insar á que entre sos émulos se hablara de su defeooicMk
para ligarse con AlTarado. Dádsele asi en Plura á D. Diego Almagro
cuando aquellos le yieron admirado de que una persona de Juieio como el
dicho capitán procediese de una manera desautorizada, almagro red*
bió en Piura poderes é instrucciones de Pizairo que le Ueyé &iego de
Agüero; y como hombre resuelto y advertido, detenninó ir á buscar á
Velaleasar, y lo reilficó con algunos que le acompallaron. Le hizo llamar
del lugar en que se hallaba: preséntesele en Biobamba, y cuidó de escu-
sarsn condueta de una manera satisfibctoriAr Habia hecho una dificil
campafia contra las numerosas huestes del temible caudillo Bunüfiahui,
el reciente usurpador del trono de Quito, derrotándolo y haciendo desa-
parecer su poder c<m la completa ctispersion de la indiada.
La tropa de Yelalcazar se mostró afecta al mariscal que «on airtificiv
trató de allUM^arla con promesas. Ambos al fiente de 185 soldados, se
propusieron defenderse de AlTanido, y emprendido su movimiMito se
encontraron con muchos indios que se les oponían al oti9 lado de un xi^
después de cortar el puente. Pasandocasia nado y con gran peligro, los
dispersaron: el que los capitaneaba fué preso, y por ^ supo Almagro la
proximidad de los de Alyarado. Envió entonces aCristóTBl Ayala y óteos
bien montados para reconocer el teixeno y adquirir noticias de aij^nella
gente. Cayeron á manos de D. Diego Alvarado que con tropa venia es-
plorando el país: los trató cortesmente, y los presentó lue^ á su her-
mano el Adelantado D. Pedro quien les d^o ''que su intención nunca filé
'* buscar escándalos, sino nuevas tierras para mas servir al Bey;'' y lue-
go les restituyó á su libertad.
CuandoAlmacro se preparaba para un combate alentando á sus s(^
dados, y haciéndoles entender que los de Guatemala venian á privarles
de lo que era suyo x>or haberlo ganado; se le reunieron aquéUoe, ponien-
do en sus manos carta de Alvarado en que le manifestaba "que ha-
" bia tenido orden del emperador para descubrir nuevos paáses^ y que
" habla hecho grandes gastos en la espedicion destinada únicamente á
" ocupar territorio qne estuviese ñiera de los límites marcados á la go-
" bemacion deD. I^noisco Pizanro: qne no traía el propósito de darle
" enojo, ni ocasionar disenciones; y que se acercaba á Biolnimba á donde
" tratarían lo que á todos conviniese.^' Según el cronista Herrera,Almaffro
celebró un consejo en que se acordó hacer la fundación de una ciudad
c<m los re^uiAtos necesarios para poder alegar primera posesión. Asi se
etisdo la ciudad de Santiago de Quito el 15 de Agosto de 1534 en el váUe
de Tumenpalla cerca de la antigua Biobamb& renovándose dicha fdnda-
cion el dia 26 de ese mismo mes di^o el título oe ^^SánFrandaoo de Quito,"
en honor al nombre de Pizarro. Bstas actas se conservan en el archivo
del cabildo de esa capital. Herrera dice que Almasro fhé hasta Quito, y
allí se vio con Yelalcazar; pero Cevallos cuyo testimonio es digno de m,
siendo el que cita aquellas dos actas, afirma que Almagro no pasó de
Biobamba. Preciso es deducir que aunque Yelalcazar fué el que se po-
sesionó de Quito, no hubo entonces acta deftmdacion de la ciudad, y por
eso en la de 15 de Agosto encabezada por Almagro no se hizo mención de
Yelalcazar. Como Almagro no sabia escribir, firmaron por él Blas de
Atienza y Juan Espinosa. En el imismo alio 1534 ordenó el mariscal á
Yelalcazar trasladase la capital al lugar en qne se halla.
Yistalacartade Alvarado, Almagro comisionó para que faesen asa-
ALM 113
lüdATlo, ai padre Bartolomé JB^ovia, áRolDiaz y Diego de Aj^üeto, eoü
«ncaigo'de iignifiearle 'lo senaiblo qae le era saber la serie de uesstaciaa
q[iie Labia stmádo en su ^nosa marcha, qne daba entero crédito ácnan-'
to le décia en su comonicacion consideruidolo un caballero bnen servi-»
dor del Itey: qne el territorio pertenecía á la gobernación de Pizairo, y
que <Sl (Almagro) esperaba despachos reales en qne se le designase A
país qne deberia estar bajo sn gobierno." £sos mensajeros llevaron orden
secreta para confundirse entre la tropa de AlTarado, y esparcir noticias
fiednctoras, á ñn de inquietarla con ías riquezas del Cuzco, y destiaria
de las miras hostiles que abrigara su canmllo. Prodigo esto el efecto qne
se Vnscaba; y muchos soldados se prepararon anhelando el momento d«
incorporarse con lagente de Almagro»
AlTOrado ilegó á Mocha y pidió por medio de Martin Estete que se lé
f^T^ese de intérpretes) y se le asegurase el camino para pasar adelante
descubrir tierras no comprendidas en las (]^ue debía gobernar Pizarro.
Pero Almagro que cuidó de vestir su negativa con los inconvenienteÉi
qne á tal propósito se oponían, hizo conocer á los de Alvarado y ú este
XDÍsmo por medios indiroctos, que debían esperar grandes ventilas de
uniese ¿élv adquirir suamistod, partido preferible á todo proyecto in-
cierto s* dificil.
JEü inxérprete Felipillo tan conocido por sus muclias maldades, y que
se liaSlaba con Almagro, desertó al campo de Alvarado, dio aviso de la
poca ñierza con que contaba D. Diego, y de sus medios de defensa, pro^
l^niendo que unos indios pusiesen niego á sus atrincheramientos pata
obligarlo a pelear al descubierto. Instruyóse Almagro de tales felonías
pGt aviso que le dio Antonio Picado, quien siendo secretario de Alvo*
rado, según dijo, le abandonó viniéndose á la parte de D. Diego para
ofireoeile sus servicios. £1 adelantado ardió en cólera contra Pic£lo, mo-*
.Vi6 saB foierzas en <^^n de guerra, Jurando qne si no se lo entregaban,
¿ábi% dé romper con el mariscal. Luego dirigió al intento una reclamo*
gíqb, qjae Almagro desdefiLó como ofensiva, dando por respuesta ''que VU
" oado era libre y podia ir y estar donde quisiese.'' Al mismo tiempo
«¡adgió á los de Alvarado que se detuviesen: estaba resuelto sin embargo
de aiíj^rioridod numérica, á batirse hasta perecer: contaba con sus
CKÜM^M sin equivocarse respecto déla confianza que le merecían, por
qá» Atiniagto con su sagacidad y dádivas tenia un gran poder sobre sus
amboidijuMOS. Luego envió al Alcalde Cristo val Ayála y al escribano
DoHjSingo de la Presa á que requiriesen á D.Pedro Alvarado ''para que no
** oanaase escándalos, m entrase en la ciudad, y que se vomese a Oua-
^ tem^ d^ando este país á sus poseedores, y protestando por todos los
\** inaíes y consecuencias que habrían de sobrevenir sí no lo cgecutaba."
JBX adelantado sin admitir tal protesta contestó: "que tenia comisión
y' pin:» descubrir, pudíendo entrar en el Pera en lo que no estuviese de-
/^lOfuraadoporagobier^ de otro, que sí el mariscal había poblado eh
** itOomünbaj, no debía esperar ningún peijuicío, y que para llenar las ne-
** ocfiSdÁdes de su gente pagaría por sus precios cuanto tomase.''
A^yvcs^ájo no obstante, convino en que su tropa se retirara á una le-
so» de distancia para tratar de un arreglo, y al efecto encargó al ücen-
Sado Caldti4:a T á Luis de Hoscoso, vinieran á entenderse con Almagro.
£1 sospechaba mucho que á su gente faltase voluntad pora terminar la
^íuestíonpor medio de los armas; ademas de qué le agitaban te^nores dé
diyeícsa naturaleza, porque su partida de Guatemala fué contra las ór-
denes del Rey, contra el parecer del obispo presidente de Méjico D. Se-
baatiion Samiiez de Fueiueal, ▼ desobedeciendo mandatos de la andien-
gío. en tmoae los cuales prohibióla salida de los indios que trajo en su
^ 15
114 ALM
espedicion. Despne» de largas conferencias eon D. Di^go ÁlmkgtOfqpkm
se mantUTó fíime 6 iuTariaDle en sus disposiciones, y sacaba proveobo
de la demora, vino al fin á encontrarse solución para todas las diferen-
cias creadas por las circunstancias é intereses de ambos bandos.
Alvarado que advertía en sus tropas partidos ój^nestos, y que £iltate
la unidad sin la cual nada podía prometerse, convino en ceder á la n^
zcaif y se prestó á una entrevista con Almagro esperando conseguir vbd*
tajas del avenimiento. En ella renunció Mvarado á su» proyectos, de-
seoso de evitar una guerra civil y desagradar al Bey; y después de reoív
procos cumplidos, perdonó á Picado ]^or intersecion de Almagro, y este
fazo lo mismo con el intérprete Felípillo por complacer al Adelantado.
Quedó resuelto en cuanto á lo principal ''que Alvarado dejase en el
" Perü su gente y embarcaciones y se volviese á su cobiemo, abonando^
'* sele 120 mil castellanos de oro por los gastos que nabia Yíeebo y por
" precio y paga de la armada:" de este airéelo se estendió la oorreenioiK-
diente escntura pública en 26 de Agosto de 1534 ante Domingo de la
Presa. £1 Adelantado habló á sus sedados: el mayor número ^Uedó con*
forme, bien que algunos se mostraron desacordes: sucede asi de ordí*
nario en reuniones numerosas, y cuando estallan crisis de que es im-
posible salgan todos igualmente contentos. Despuee dio a reconocer
por capitán á D. Die»> Almagro, y este con agrado y sagacidad tardé
poco en granjearse la aceptación y aprecio de esta ^pa. Han escrito
algunos que ^ tratado quedó en secreto, y que á la tropa de Alvarado
se le dyo que este ocuparla en el Perú un lugar isual á los de Pizarra
y Almagro: mas no prestamos crédito á semejante necho por infundado
e inverosímil: ese secreto y una tal suposición, no habrian¡podido soBt<^
nerse ni dejar de producir malísimo resultado.
Almasro dio cuenta de lo acaecido á D. Francisco Piearao, quien w-
Jando Ckl Cuzco, cuidadoso de la entrada de Alvarado en el Peru,^ y que-
riendo [aproximarse á Almagro se habia venido á Pacbacamac; Apenas
recibió con gran Júbilo la noticia del desculase ocurrido en Biobai^bir^
cuando aJ^^^mos genios inquietos y turbulentos, hallando la ocá^on qti^
tales hombres nunca desperdician para sembrar desconfianzaA y desco^
poner, los ánimos» se empellaron en inspirar recelos 4 Pizarro. haiciencw
valer ciertos rumores foijados por la malignidad. Le dijeron qtie. dero
precaverse mucho, porque Alvarado j Almagro eran muy amigos» y w
nian dispuestos á despojarlo d^l Gobierno. Que una de las preftensioixeB
del primero fué que se formase una nueva compañía entrando él ala V0'
te con D. Diego y con Pizarro, oj&eciendo casar á una hija suya con el ^t*
jo de Almagro. Y mientnis que este no habia aceptado nada, respondióót
do que fuera imposible la paz entre tres compañeros, y guaidando Ú'í^r
pre Duena fé y lealtad en sus procedimientos, apesar de la falsía y aÉtft-
vios de los Pizarros; los que rodeaban al Gobernador sin escusar m las
calumnias, se desvivían, adulándolo, porqae se rompiera la armonía pá-
THk sacar partido del desorden y saciar sus venganzas, antipatías ó txmr
día. Ni mas ni menos lo ^ue pasa en nuestros cuas: imitando & sus aseeO-
dienteslos llamados amigos de los ridículos cabecillas de revueltMi
se hacen lugar con sus chismes y malicias para esplotar á énm.
mismos, y dañar á los que, por conocerlos, no ^se dejan engañar,' y flfift-
ben cumplirles Justicia.^Fl2arro cuidú de hacer ver que no daba crédi^
á semejantes voces: qué sabemos lo que guardaría en su interior ni qWé
' rastros Abririan esos cuentos en el corazón de un hombre tan «muladoy
' Buipioaz como él, y cuya conciencia no andaba limpia con reepeotó 'ú «a
socio.
Almagro d^ó en las provincias del Norte á Velalcaasar con unáfíiwasa
ALM 115
ciMBpeteate, enU cual qoedftron no pocos de los soldadoa de QoatemaU.
AlTarado y Alma^ se pusieron en marcha con las demás tropas, y ds
Hora salió Francisco Pacheco destinado á fnndar nn pneblo en *'Pnerto
Viejo/' para evitar los abusos y estorciones de muchos de los que venian
de Otras partes al Perú. Al transitar por el Valle de Chimu, comisionó
Almagro á Miguel Astete para (^ue, previas las investigaciones necesa-
rias, estableciese allí una población que fué después la Ciudad de Tr^Ji-
11o. £n el Valle de Chicamahizo Almagro castigar ánnos indios por ha-
ber muerto á varios espatkoles que llegaron por mar á esa costa.
Gkffcilaso al narrar los sucesos ocurridos en el norte y que acabamos de
rsfeciiv dice que cuando Almagro y Alvuado venían desde Biobamba
liácáa la costa para reunirse con Pizano, tuvieron recios combates con
tropas del general Quizquiz, y hace referencia á lo escrito por ú Padre
Valera á qmen siempre cita como la mejor autoridad. Qomára dá tam-
Iden laxon de esas batallas; pero Prescott que hace valer las relaciones
de Pedro Pizacro y Pedro SanchOi considerándolas muy autéiíUoas, aunque
alguna veztiaya advertido ** que citaba á los Secretarios de Pizarro/* ov-
ilio dando lugar á que se les tenga por parciales; Prescott, nada dice de
agueUos hechos de armas. Todavía se hace mas reparable que el cronis-
ta Herrera los silencie absolutamente^ Herrera que como ningún otro
escritor de entonces tuvo á su disposición los arcnivos y toda dase de
documentos oficiales.
Ckmsnltando diferentes autores, nos atenemos en puntos dificiles ¿lo
que nos parece mas acertado ó probable; y d^ainos el examen de cual-
quiera eontradicciou y error, para el caso de que se haga necesario. Pe-
so vtik embargo, ereemes conveniente contar lo que tocante á los últimos
escuerzos de Quizquiz se encuentra en Oarcila¿0y Zlb»te, Qom(ira y un
medenio historiador ecuatoriano.
Sabiendo Alnu^ro jr Alvarado que Quizquiz estaba con ñierzas en la
MOTimsia de los Cafians, aunque nn ánimo de pelear* y habiendo toma-
do prisiimeiro á un capitán '^Zoctaoreo" que se aproximó de esploraoionL
eoii po<» gente, determinaron forzar sus marchas P*ra sorprender á
Quizqnie sabedores ya del panto en que se hallaba. Hicieron nerrar los
eaJtouos de noche y con luz artifleiál para ganar tiempo, y muy pronto
se yiéNii delante de las huestes de Quizquiz. Éste sanó unas alturas p»-
xa lÜayose de los ataques de la cabfulería y desembarazarse de mojM^
ganados y cargas numerosas que llevaba. Encargó á Huaypállea en-
loetUTieseá les amafióles mientras él hacia sus arreglos preparatorios,
y eifee oddal ataeó á B. Diego Almasro que por cortar á Quizquiz pene-
traba per unas sendas áspms con los caballos tan causados que ni de
teatro podifm ya caminar. . .
fiegun Zarate y Qomára, las galgas desprendidas por los indios Gansa-
rón tal estraso en los españoles que pereoleíoa algunos soldados y caba-
llos» y aun iLnagro estuvo á puuto de fracasar, vióse obligado á retirar-
se para acometer por mejor direccien, y pudo aloanzar después la reta-
Éniaidia de Quizquiz. Los indios se hicieron fuertes en el paso de un rio,
deteniendo todo un diaá sus contrarios: lue¡|^ vadeándolo ellos mismos^
los atacaron desde altaras ventiviosas, ocasionándoles nuevas pérdidas.'
Varios espafioles notables salieron heridos, asegurándose que de éstos
murieron &3 en dichos encuentros, y de resultas de heridas, y tambiso.
M-eabollos contado él que montaba Almagro. Los dichos escritorsa
fayfptyi aae los peruapos tuvieron 60 muertos. Habiéndose por último
parapetado en escogidas 4 inespugnables alturas, Alm^ro no quiso ya
«onbatír. Becogió como 15,000 oaMzas de ganado y ^000 indias é indios
1 16 ALM
de servicú) que no audábaa por m Toluntad en esas eorrerÁaa; y siguió sa
marcha desistíeado de todo empefio contra esa gente.— FéMe Q^Múi,
.Álmagio y Alvarado llegaron $ Pachacamac donde los agojurdaDaPi-
zárro: los leoibió y obsequió con demostraolones do la mayor sinceridad.
I^ó al Adelantado los 120,000 casteUanos de oro del concierto (que Al-
magro no "habría tenido como pagar en Quito) y otros 20,000 de ayuda
de costa, muchas esmeraldas, turquesas y vasijas de oro y plata, porque
la fuerza de Alvarado sirvió para asegurar la conquista derpaís, y él de-
jó crecido número de armas y otros artículos. Hubo quienes aconseiaron
á Fizarro que no le pagase y que lo tomase preso, arguyendo que Alma-
gro por temor habla entrade en un pacto indebido y oneroso, (finaron
otros que 50,000 pesos serla una retribución mas que suñciente;. pcffo Ft-
zarro desoyó esas, sugestiones nacidas de la maledicencia y de los enemi-
gos de Almagro. La aceptación de éste entre las tro;^as habla crecido so-
bre manera a mérito de sus largas y generosas dádivas; y los presentes
que él por su parte dedicó Á D. Pedro Alvarado fueron de considerable
valor*
Pizarro así que el Adelantado regresó á Guatemala, se conirs^o á Ift
fundación de Lima, y apesar de ésta y tantas otras atenciones que le
ocupaban, cuidó de renovar en Paohacamac loa tratos de compama oon
Almagro, revestidos siempre de juramentos y segundados. Pispúso que
pasase á residir en el Cuzco y gobernase aquel territorio ( 1534:1 dióle po-
deres para ello eon la facultad de entrar á descubrir espooiaimeste el
psÍB munado ''Chiriguana'' Ó que encomendara esta espedickin á otra
persona, haciendo los gastos ambos oompafieros por mitaa.
A porna siguieron á Almagro en sn marcha al Snrmuoiioffde-los m1*
dados venidos al Pera con Alvarado, porque faabin sabidt» ganarles la
voluntad con su porte sk&ble y liberal: comprendíanse entre eU»» ftlg>*
nos hombres notables por su cuna y otttas ciretmstaDoifMr q«e Msiwmh
mendaibain.
TotvvBBdO'á las pfetenaioBes de D. Diego de Ahnagso en 1» édrte, Mi-
peohanda sos ájente» seeretos, Cristóvalde Mema y Joan da Sesa» «on
nmeba raaon por eíertos datos obtemdoe, que Hesnaado Pisairo napia^
oediaoon lealtad, entregaron al Emperador y saa mliiistña las oartip
que á prevención llevaron para el easo de ser necesaria «peiaril taí»»^
cano por fiüta de buena fé en ti eomisionado. Pera desde ^^^^^ S|^
nando loque pasaba, varió de omiducta, y activé loa asunto» dé^^Vte*
ge, in£onnando acerca de sus servicios y gra» merediaieiito. •
£1 Emperador determinó acrecentar hasta 270 lectm porla^oati^
territorio de la gobernación de la ^Nueva Castüla^ Saáví JX Pbmmímo
Fizarro, antcHrieando á éste para qoe en testamMito nombrase «ersose-
■or para después de sus dias á D. Diego Almagro^ 4á sapsoofie aetiBMe
Xk Hernando, y áfalta do éstos al que mejoc le paredese. Hisomstoed a
TX Diego del gobierno de la tierra que se pudiera afirazar en dosoientaa
legnaa de costa por líneas rectas de JSorte a Sor, Este y Oeste desde don-
de eat«vieaen los términos y límites de la Nnem Castilla, y mandó que
aanel temt<Mio se demmiimwe '«Nueva Toledo^ eepádiéndeae en £ftVor oe
Atmagre «redenciales en forma coMio se acostumbraba, en les deseabr»*
núeotOB, titulándolo '^AMontado^ dándole facultad paira ele|^ eooeson
y foeron nombrados loa oficáales de real hacienda que haUan de nmeie-
nar en dicho país. Eseribád el £mperad<w^á D. Diego dánde^- gnMfh
mostrándose reconocido á sos servieiee, yefteeiéndole nuevas honxaay
reoemipensas.
CUSíadofle D. Framcisco Pizarroen Tn^illo, Xte»S aUÍ un ^di^idoe
a|>eUidado CazaUcja prooed«ite de Espa&a^ el eoS deoia que ll»v«»^
AIiM 117
piroviMones «n qu» el Rey ]iombra1>a á D. Diego AUna^pro gobernador
del teiñtoiio que se estendía de Chincha hada el Sur. Causó admira-
ción aeauAsoite noticia, que unos celebraban y otros nó, segnn sus afeccio-
UÍOB, ó mejgr dicho sus intereses. D. Diego de Agüero, sin mas, corrió en-
mpiimieato de Almagro y alcanzándole en Abancay se la couiunicó, dán-
due parablon de ^arte de Pizarro, lo cnal era enteramente falso. Agüe-
ro recibió de D. Diego albricias que se estimaron en 7,000 castellanos, y
le c^ó decir '' que se alegraba porque no entrabe ningún otro al paí&quo
*' Gij su compa&ero hablan ganado: que por lo demás tan Gobíemador
** era uno como otro, pues Pizarro mandábalo que quería."
Mientras Almagro era recibido en el Cuzco por Hernando de Soto, dos
Iiermanos Pizarros v muchas otras personas, el licenciado Caldera y An-
tonio Picado, vista la inquietud que había por las anunciadas provisio-
BOfl, aconsejaban al Gobernador D. Fraucisco que las pidiese á CJazalleja,
y se buscase algún medio para que no quedase desposeído de las mejo-
res tierras, pues en ellas entraba el Cuzco. Llamado el mensagero se en-
contró que solo traía copias de las x>ateuteB, que recibió do Mena v Sosa,
y cartas de éstos para que antes de llegar Hernando Pizarro con los orí*
giaalea, las entregase a Almagro.
Caüall^a esparciendo la voz de quo no habla mostrado los documentos,
partió para el Cuzco. D. Die^o ya envanecido con el aviso de A^ero,
no quiso hacer uso de los XKxieres que le fueron con&rídos por Pizarro
pasa que allí gobernase, creyendo que tal cosa seria en mengua soya
oictfide que existían despachos reales. JLos apasionados al Gobernador pec
dian á óste derogase las facultades que coucodió á D. Diego^ porque és-
tas podían resuuar mas amplias que las del Bey, y se servina de ellas
Ahmagro que era tan inclinado á mandar. Los celos y la envidia no daa
UégaaMp y la autorídad no sufre compañía: así Pizarro sin perder mo-
unmt^ Muiendo á sus partidaríos, cuyo dictamen no habría A esperado,
envió poderes á su hermano Juan para que se encargase del Gobierno
40I CiMKSOjL Anulando los que tenia dados a D. Diego; pero dej^i^dole ea
1^ JU^ lelimvo al descubnmiento del país de los (Súriguanaes. Ito hi^
sftber al Cabüdo de aquella ciudad, a&adiendo el ridículo protesto de d^e-
jar4» DU Diego mas espedito para ejecutar dicha espedicion, cuando án-
les le habla permitido encomendaría á otro. D. Melchor Verdugo coa-
dmctfíx 4ia estas órdenes, halló á Almagro en el Cuzco donde nadie igno-
jealft» ya el eontenido de las reales disposiciones. Los ánimos estaban di-
vididos: de los vecinos unos eran adictos á los Pizarros, otros muchos
fiS|pmA ¿ D« Diego por adhesión, ó porque les cansaba la insolente arro-
guacia coa que aquellos abusaban del nombre de su hermano. Almagro
^rn^iá á Yasoo de Guevara y otrod en solicitud de Cazalleja, lo quenió
bailante para que los alborotadores sembrasen la voz de que iban á ma*
tax 9X Gobernador, y para que sus hermanos quisiesen mandar g^ute á
pen^guirlos.
. JJteeía autoridad en el Cuzco Hernando de ^tb: las órdenes dadas
piorJK'i^raiioisco Pizarro, eran de que continuase en éí mando, si Alma-
gio no hacia uso de los Poderes; pero que si éste quería encargarse do él,
emkSaees lo tomase Juan Pizarro. Soto hizo ver que Guevara no iba alo
que peasabaa los que espar cian maliciosas falseoades. Xios Pizarros no
qaoawpcwi satisfechos» y acusando á D. Diego de ingrato, dieron que 9q
debiil acefptar las mercede|s del £ey aunque se las hiciera, y muoho mó-
vott mtemtar contra la vida del Grobemador. Soto creyendo próxisio un
rompÍBBieiito, fué á casa de aquellos y los amonestó para qu^ a§ acnite-
taflea; maa le eontestaron con descomedimiento que ^ra paroii4 d^ Alma-
fco^ y ao debiaa fiarse de él. La faeiza estaba en rnaaos de lea Pi^arroff»
118 ALM
j Soto hrnAcó Á Alma^ para que le ayadas« á contenerlos. Eete aaa-
que dyo que eran liviandades de mozoei ordenó que algnnos oaballeros
apoyasen á la autoridad del Bey, . y éstos fueron Gómez y Diego de Al*
varado, Idiaquez. Hoscoso, Ordoñez, Ángulo^ Haydobro, Saavedra, Al-
daña, Astete, y los capitanes Benavides, Díaz y Chavez. Soto mandó
qne nadie saliese en seguimiento de Guevara. Los Pizarroa desplegaron
mayor altivez: y al pedir Soto favor Á la justicia, ellos Invocaron Á ios
amigos del Gobernador saliendo ala plaza con ruidoso escándalo. Mas
luego temerosos de la presencia de Almagro, tuvieron que retroceder de
sus intentos. Soto les intimó no saliesen de sus casas ni tampoco ana
amigos; sometiendo á esta misma orden á D. Diego y «os a8[entes.
La nueva do estas ocurrencias traída á Lima con prontitud por An*
dres Enamorado, alteró mucho á D^ Francisco Pizarro, quien la recibió
al mismo tiempo de llegar su hermano materno Francisco Kjurtin de Al-
cántara, conduciendo de Panamá al h^o de Almagro. Inmediatamente
se puso el Gobernador en marcha para el Cuzco en compafiia del licen-
ciado Caldera y de Antonio Picado su secretarlo. Guevara el que fué
enviado en diligencia para busciu' á Cazalleja, lo háUó muy oeroa de 1»
ciudad, y D.Diego al hablar con él tuvo gran pesar de que no le lleva?»
las cédulas originales, sino nn traslado ae ellas. Por esto loe enemiffM
del mariscal se mofaron de él á causa de su ligereza en proceder, ña do*,
comentos fehacientes á repartir indios y á otros actos gubernativos. 8a*
hedor Almagre de que el Gobernador estaba en camino, comisionó á Lúa
de Moscoso para que saliera á su encuentro y le informara de la verdad
de loe hechos. Pizarro celebró oirlo, y le d^o que ya un fraile se loe ha-
bía comunicado. Pero á poco se le entregó una carta que le dirigía del
Cuzco Pedro Alonso Carrasco, asegurándote que si no acudía con DreTe«>-
dad no encontraría vivos á sus hermanos. Irntado creyendo que Mosco-
■o y el fraile le engañaban, los reconvino con aspereza; mas ellos defen*-
diéndose, caliñoaron de falsa la tal carta. Hizo entonces que Moscoso y *
Pieado.se adelantaran para avisarle con exactitud él estado de las cosaa.
Cuando regresaron éstos, entendió Pizarro hallarse todo ouieto, y oonti- -
nuó para Abancay donde se vio con Gonzalo de Mesa y Pedro Pizarro.
Al entrar al Cuzco no quiso se le hiciese recepción púbuca, v pasó dere^
chámente á la Iglesia; allí so le reunió Almagro y llorando ambos se
abrasaron. £1 Gobernador se le quejó de ^ haber tenido que caminar sin
*' cama ni toldo y comiendo maíz, á causa de los choques y distnrbioa
** ocurridos con sus hermanos, cuando les tenia ordenado reíopetasen al
** mariac&l como á él mismo." Almagro contestó que no debió andar con*
** tanta prisa desde que todo se lo habla participado: que sus hermanos
" lo miraban mal, y no podían ocultar su disgusto por que él -IRoy le
** honraba y distinguia con sus recompensas''.
Pizarino se propuso obrar con el mayor disimulo, y determinó, después
de reprender á sus hermanos, disipar con arte el nublado que le rodea-
ba: para él era íácil representar el papel que le convenia, y Jugar loa
lanoes oon la frialdad propia de su natural carácter, £1 licenciado CaU
denk h<Mnbre juidoao y que de continuo tnib^faba por la concordia,
quedó muy satisfecho al observar la moderación de Pizairo, y las ideas
prudentes y conciliatorias que manifestaba abrigar, porque en ese rón-
tido le tenia dados sus constes, y Caldera ereiaqnehabian surtido buen
•feeto en él ánimo del Gobernador. £1 mismo Uoeociado tuvo una entre-
vistaoon D. Diego Almagro; ea la cual con ayuda de un dériso que se
i^péUidaba Loayza^ le hizo tales refleeoiones y raciocinios, que lo decidió
áreconeülarse oon Pizarro, saliendo garante de la buena disposición <te
éste, que probablemente se servia de Caldera aprovechande de sus sanas
ALM Í19
iiiteiioioii68« Almagro temía mM nobles» de alma, y era mas franca que
el otro, atmqae aoaJi>icio8o; pero ¿por que no había de serlo considena-
dOy que ana derechosi sus trabajos, v los pactos varias reces formados j
renoradoB, lo igualaban á su sócioT ¿ste todo lo queria para sí; en «it
palabra no era pxxidente áar, y habla dado motiros para ^ne Almagro sé
quejase de él lo mismo que de las demasías é insolencias de sua har-
manos.
£1 cronista Antonio Herrera al referir como se ratificó entonces la
oompafiía de ambos caudillos escribe lo siguiente *^dy eron. Que re-
'* nunciandola ley, que dispone acerca de los juramentos, prometian, y
*^ juraban, en presencia de Dios Nuestro Sefior, ante cuyo acatamiento
" estaban, de guardar y cumplir, sin ninguna cautela, lo contenido eá
^ unos capítulos, que allí se leyeron: suplicando á su Úirina Magestad^
*^ que á eualquiera de ellosj ^ue ftiese en contruio de lo acordado, con te»
^ do rigor de justicia^ permitiese la perdición de su áhna, fin, y mal acaba-
^ miento de su Tida, mma, honra, y hacienda, como á quebrantador de
*^ su fé, la cual el uno al otro se daban, y de él recibiese tan justa Ten-
^'ganza; y loe capítulos fuercm: Primero: Que su amistad, ycompafiíá
<^se oMiservase^ em quebrantarla por interés, codicia y ambición, y ftie-
^' senpaártieipantes en todo el bien, que Dios Nuestro Sefior los quisiese
" hacer. Segando: Que so cargo del juramento hecho, no lo calumniarla
<< d ano al otro, en dafio de su honra, vida y hacienda, directo, ni indi-
^ reote, por sí, m por tercera persona^ evitando los dafios, que se pudiesen
" recrecer. Tercero: Que juraban de cumplir lo que de antee tenían ca-
*^ pitnlado, á que se raerían, y no Irian en eontrario de ello, ni harian
*' protestación aUranft; y que si la huviesen hecho^ de ella desde luego
*^ se apartoban. Cuarto: Que juntos, y no el uno Sin él otro, escribirían
''al Bey lo que ásu servició convmiese, y al bien, y conservación de
^ n^élias PrOvindas: y que no habría relación pamcular en dafio el
^ ttñ6 del biso, ni de la compallia, ni que lo hiciese tercera persona, sino
*^^e todo faeéef hecho manifiestamein;e á entrambos, para ^ue se cono-
'«^Sese mejor el tiOlo que teman de servir al Rey, pues había mostrado
'^tantacoidlanzadesit compafiia. Quinto: Que manifiestamente pon-
««drianite montón todos los provechos que cada uno tuviese, sin fraude^
^ ni ^gtifio alguno: y que los gastos de cada uno se hiciesen con modo-
^ r^M^ion, etltsndo lo excesivo, conforme á la necesidad que se ofrecie-
nte. 'Toaodyekion, que esta su voluntad de cumplir, poniendo á Dios
^ Naestro Sefior p<úf *«i uez, y tf su gloriosa Madre, con todos los Santos por
''^teüt^oé. T este juramento se hizo ^ el Cuzco, en la casa del Gober-
^nador, á diieode Jnnio, de esteafio 1535 en presencia de muchas per?
^sonas, estando diciendo la misa el P.Bartolomé de Segovia, y habién-
" dose dicho el Pater noster, los dos gobernadores pusieron sus manos
**" derechas en«tma^e la manoconsagrSla del sacerdote, que tenia el San-
^ liáúmo Saeramento; y esto llaman partir la Hostia, con que ezteríormen-
''-fe los dos g^t>émadores mostraran satisfacción^ y contento; pero el
'''^rid|;ó juzgaba de este hecho, como ácada uno convenía: solamente
«^IbslermaBos ^ B; Francisco Pizarro no se holgaron, pesándoles que
'^'Otaro tuviese mas parte en sú hermano, y quejábanse, por qué no par-
" tícipabaoon nadie su autmdad; y en ésto se vié el efecto de la ' enyl-
** dia, que causa dolor déVp^^ió mal, y del bien ageño. Pero los que se-
^ gniaii sí* maiísólil^ ser holgaron, por entonces; pareciendo que aquel
**^ Sembm^ littei«t, y geieneresoieiidna mas fuerza para aprovecharlos, y
^ nadie lleT«rba<<Mni<pa(Oien<!ia^el arrogancia de los hermanos del gofoér^
'' nador Insgasida^que ellos háMan de ser causa; que 'esta Concordia; és
^^tableoíd» con tantas firmezas no durato.
120 ALM
Los indios liabian tomado porto en las disenciones, unos tenían nÚ*
clon al bando de los Pizarros y otros en mayor número al de Almagro:
entre estos el mismo Inoa Manco, que trató de obligar á un efipa&ol d^
su coiüBanza Á que faese de nocbe á matar á un hermano suyo por que
era partidario dePizarro. Los indios de mas influencia discutían con afán
acerca de las pasiones y conducta del gobernador y del mariscal; y como
ambos no ignorasen los peligros que de estas agitaciones podían sobre-
Teñir, acordaron practicar de consuno esfuerzos para socegar á los in^
dios, naciéndoles comprender que no existía la discordia que los impre.^
sionaba, y que debian vivir en paz d^ando olvidadas las diferencias ea
que estaban envueltos,
Pizarroy Almagro, avenidos en lo esterior. tuvieron que abandonar sa
deseo de restablecer la armonía entre los indios. Reunidos los principar
les4e estos y el Inca, se vió que no era posible conseguirlo. Pizarro en su
disgusto hizo amenazar á un jovencito- hermano de Manco, que con gran
osa^a trato de obligar aciertos personajes á que hablasen á su monarr
ca arrodillados. Entre ellos había otras causas y encono que se avivaron
con el ejemplo que daban los turbulentos conquistadores. Después de esr
te desengaño, un indio intérprete de Pizarro ultriúé á Manco Inca por
que era amigo de Ahnagro: por su parte Felipillo el lenguaraz que ser^
vía áeste, tenia familiaridad con el Inca y contrariaba al otro de mo-
do que cada cual porfiaba y queria persuadir á los indios que el jefe áe
BU predilección, y á quien servia, era el verdadero gobernador. Mano»
no se consideraba seguro, y una noche fué tanto su miedo, que huyó de
BU casa, y entrando en la de Almagro, se ocultó debajo de su cama, lo
que dio ocasión á <^ue hubiese un saqueo en el alejamiento del Inca. Al^
magro exigió de Pizarro no se atemorizase á Manco, y se castigase á lo»
Íue hablan robado su casa. £1 gobernador se desentendió de todo, y él
Qca y sus allegados quedaron sumamente ofendidos.
No se pensaba ya en la empresa de descubrir el país de loa Chirigoi^
naes, y Almagro se decidió por la conquista de Cbole en él oonc^to de
2ue allí hubiese cuantiosas riquezas, y por que la situacioa geográfica
e ese territorio le hacia {oesumir que quedarla comprendido en el da
su gobernación. Ko estaba dispuesto á hacer él mismo la campatta, pa*
ro como apeteciesen dirigirla Hernando de Soto y Bodrigo de OrgoAes^
diciendo cada cual que ese encargo se lo Jiabia ofrecido Almagio, x<a>
solvió este ir personalmente; con lo que Soto tuvo á bien separacae eb-
teniendo Orgoñes el de teniente ó segundo ^suyo. Alistáronse mnéhoB
soldados que se hallaban prontos para toda empresa^ por qne la codicia
los dominaba, y la vida & aventureros era para ellos nabitoal: futrada
qué generalmente gustaban de servir con Almagro por su TOodigalidaJf
y porque toleraba demasiado los exesos en que inourrian. Tara que aa
provevesen de lo necesario sacó de su casa 180 cargas de plata y 30 da
oro y las repartió: solo los que quisieren, se oWgaron á pagar oon la
que ganasen en la tierra á donde iban. Consta en Gareüaso que Alaar
gro estando ya en Chile rompió los documentos peidinando á todos la
deuda ccmtraida y diciéndoles (¡ne sentía no fuese mayor.
Almagro después de esto pidió á Pizarro cien mil castellanos de sa na-
eolio para negociar en Espa&a el matrimonio de su hijo por mano ael
Cardenal de Sigüensa con una hija del Dr. Carvs^ consecro de Indiaa,
y establecer en Castilla la renta que se proponía. Pizarro convino «a.
éllOy puea con su beneplácito enviaba Ahnagzo á su secretario Joan da
Espinosa para que entendiese en sus asuntos. Para que en Lima se en*
tregase a^uel oro, dio ordena su camarero Pedro de Yülareal áfin4t
que lo recibiesen Juan de Rada, Juan Alonso Badajoz y el dicho Espi-
ALH . 121
jB09a* £1 piofecio del enlace se frastvd porque habia íalleeido !• pt»-
ffiínts eotttnTente.
Ajotírñoáo jD. Diego siu pieparativoft solieitó de Manco Inea le fuá-
lítese dos peñones de respetabilidad y prestigio para que se «delaiita-
aet&y 7 ñiesen aílanando los embaiacos que acaso se presentarían en
maxcha tan laxga y atrayesando diferentes provincias. £1 Inca se pres-
tó eon toaniñesta yolontad, y destinó para desempellar ese serricio. á
en. biermano Panlln, y si gran Sacerdote Yillae-Uma^ Inen que no iáu6
q;iiienes dyesen que lo hacia para alejarlos, por serle el primero aaarosoy
y esto muy discolo é inquieto á la sombra de la ndigion.
Fara atender á diversos gastos que ez^ia ^ j<»iiada , se hizo en el
Ciizco nna fundición de oío y plata que montó ú muy crecido valor- Al-
aiagro, dice el cronista, que cuidaba mucho los haberes del Bey por ca-
zón del quinto que le correspondía. Lo acreditó así en esta ocasión, y tam-
bién se le vio cUur rienda suelta á su acostumbrada prodigalidad. Cuén-
tase que Juan de Lepe le pidió un anillo de una carga & ellos que álK
existía: le contestó tomase cuantos cupiesen eu sus dos manos, y sabien-
do que era casado le dié además 400 pesos. A Bartolomé Péies que le
presentó una adarga, le mandó dar igual eantídad, y una olla de plata
^ue pesaba 40 marcos con dos cabezas de leones de oro por asas que v»-
lia S40 pesos. A un ial Montenegro que le presentó el primer gato que
ee truoal Perú, le dio 600 pesos. Tantos otaros ejemi^loe pudiéramos ci-
tar del díespilfarro de Almagro, á quien parecía le sirvieran de estorbo
aquellos metales preciosos.
Dio Almagro sus instrueciones á Panlln y Villac-Uma para que con
tres espaSoles se pusienuí en camino debiendo parar y esperarlo luego
qae hubiesen andado 300 leguas. Hizo marchar con la ftierza ya lista ú
JuandeSaavedra, á quien previno que 4 teuor de lo acordado con Pizar-
ro fundase una población ¿ 130 leguas del Cuzco, on el lugar que lo cre-
yese conveniente. Fué este el origen del pueblo de Paria tan concurrido
después de los negociantes del Collado y de Charcas. Penetró Abaoiagro
que estando con poca tropa en el Cuzco, se esponia imprudentemente Á
que Fizano lo tomase preso; y como era dudosa su lealtad, y tuvo avisos
reservados de que en tal felonía se pensaba, emprendió la marcha el 10
de Setiembre de 1535 d^ando á OrgoQes en el Cuzco x>ara que acabara
de reunir gente, y en Lima con igual olijeto á los capitanes Bada, Beua-
vides y Bni Diaz: todos con orden de seguirlo después por la misma di-
reocion que él llevara.
Antes de su partida dy o Almagro al gobernador Pizarro ''que le amaba
** como á hermano, y deseaba hubiese ocacionee para que se conservase la
** nnion entre ambos; que para quitar del medio los impedimentos que
** todoa juzgaban hablan de contrariar aquel noble designio, le suplicaba
^ewíase á sus hermanos á Ei^afia, y que él para lograrlo, les daría de
^ su hacienda el caudal que quisiesen: que con esto el contento seria ge-
^ neral, pues á todos daban en ojos sus demasías." Este consejo ó so-
licitud, se enderezaba aun fin saludable, mas D. Francisco Pizarro des-
tembrado con el poder, y cie^ apasionado de sus hermanos respondió
-cfloi calma; ''que estos le teman respeto y amor de padre, y que nunca
-^rian motivo de escándalo."
Alim^^ pasó por Paria y continuó áTupiza donde encontró á Paullu
y Villao-Uma. Allí mismo tuvo cartas del Cuzco en que sus amigos le
aconaeiaban no continúasela campaña á Chile y que se detuviese, por
haber llegado áLima un personaje en comisión del Bey para deslindar
y ^arlae gobernaciones. D. Diego no admitió un dictamen cuya obser-
vancia le íu^a muy provechosa, y conducido x>or la ambición de domi-
16
122 ALH
Uta ffrandei j rióos países, desecado ten^r madio oiie dóralos suros^
persistió en ea idea de conquistarlos. Llevó tan adeíanie sa tocaeídaé^
que aonqtté fklgunos magnates de los indios, con quienes haUór en pobla-
ciones del ^í&isito. le aseguraron que encontnuiaoon desiertosjpefigroBi»,
y que en Chile no nabia los riquezas que se suponían; el no di6 asenso £
estas advertencias, y obstinado en dar crédito á las primeras noticiaB
que de aquel país tuvo en el Cuzco, imaginó que los que opinaban en di»-
tinto sentido, tenían algún motivo ó interás para querer desanimarlo.
Mientras que Alm^ro avanzaba sus jomadas para pasar á Chile, Ue^
Hernando Pízarro á Orna trayendo las provisiones reales que iúbiaii
exaltado tan vivamente $ sus hermanos. D. Francisco hizo s^ir de la ca-
pital Á Rada y demás comisionados del mariscal, para que á marchas for-
zadas procurasen su oportuno alcance, llevándole á su l^jo, y la gente
que tenían ensanchada. El gobernador no ocultó ú Hernando su sentid
miento por haber consentido se diese á Almagro la gobernación desde
Chincha para el Sud, oon lo que él creía quedarse sin Ja ciudad del Cuz<-
oo. El hermano se escusó diciendo que al territorio designado á IX
Francisco se le aumentaban 70 leguas, y que así su gobierno se estén-
deria aun mas allá de dicha ciudn^. Que no era posible evitar la cour
cesión hecha á D. Díe^o, porque el Bey y el Consejo estaban tan in-
formados de sus servicios, que aun aquella gracia les parecía no ser
bastante para premiarlos.
Juan de Bada en Lima exigió á nombre de Almagro los despachos
reales de que había sido conductor Hernando Pízarro, quien aunque
estuvo evadiéndose de hacerlo con protestos dilatorios, terminó por
ofrecer que los entregaría en el Cuzco á donde también iba él á trasla-
darse. Bada comprendió que este viaje encerraba malicia, y juzgó no lo
haría en servicio del Bey. No se equivocó, porque D. Francisco envia-
ba á su hermano para que gobernase en el Cuzco temiendo que Alma-
gro mudase de propósito y se volviese al Pera. Calculaban poder evi-
tarlo reteniendo las provisiones del Bey, para que en el Ínterin D. Die^o
se empeñase mas en lo de Chile. A los Pizarros convenia que permanecie-
se allí y de este modo se hiciese mas díñcil su regreso: sobre todo necesi-
taban de tiempo para tomar sus precauciones. Cuando Bada y Hernan-
do se vieron en el Cuzco, cumplió este su promeza de dar los docu-
mentos al apoderado de Almagro.
Bada con los soldados que llevó de Lima hizo su salida del Cuzco,
para concurrir á la campaña de Chile. Ivan algunos militares distin-
riidos, y con otros que se le juntaron en la provincia de Chichas, llegó
tener á sus órdenes 88 individuos bien armados. Para que subsistie-
ran en tan penosas travesías, venció terríbles inconvenientes hasta que
le llegaron auxilios de Bodrígo Orgoñes quien desde el Cuzco na-
bia ido con gente á reunirse con Almagro, y se hallaba todavía en
Copiapó.
Tenemos que volver atrás i^ara relatar lo acaecido á D. Diego Alma-
gro á quien dejamos en Tupiza disponiéndose para ejecutar la ardua
empresa de descender á la costa de Chile pasando por en medio de pára-
mos y desiertos, en lucha abierta con la naturaleza y con las mas xomi-
nentes prívaciones. Varios españoles délos que acompañaban al Lioa Pan-
llu tuvieron la audacia de adelantarse y penetrar en Ji\|uy provincia be-
licosa temida de los Incas, y en donde hubo en lo antiguo antropó&gos.
Allí mataron los indios á tres, cuando ellos creían les resj^etasen eomo
habia sucedido ea todo el tríüisito: otros escaparon y volvieron á
Tupiza. Paullu y Villac-Uma pusieron á disposición de Almagre 90 mi)
pesos de oro procedentes de los tributos que pagaban los pueblos de
ALH ]23
Le á los IncMy y qot. aeostambrAban remitir al Coiseow QiweilMo no
habla de este hecho: pero afirma qae en Oopiapó se Juntaron mas de 900
mil dnoadot en tejos de oro qae pertenecían al Inca, j ^ae estaban aUf
retenidos á cansa de la guerra de Huáscar y Atahnalpa. Talr^ iné él
mismo depósito, y este antor se equivocó al citar el hijearen qne ese te-
soro iné entregado. Agrega que recibió Almagro 300 mü mas^ locoal no
ereemos cierto.
Pocos días despnes fago el gran Sacerdote yilla&-Uma con algnaos
indios de ambos sexos , y como se fuese de noche y por sendas estravia*
das, no p«do tomársele por mas empefio qne se puso en buscarlo, supo*
siendo se encaminaba al Cosco como sueedió. Por el tránsito venia al--
borotandoá los Indios w exitáadolos en sus discursos á ^ue se sablevasen
eo&tra los espalleles. Alman» reconvino á Panlln qnten d^o no haber
sabido el paso dado por el sacerdote; y para evitar que aquel hiciera
otro'^tanto, puso á sn lado á Martin Cote encargándole lo cuidase sin
apartarse de él ni im solo instante. Garoilaso dice, signiendo á Zarate,
qne Villac-Uma estuvo en la campaña de Chile, que su fuga fué en Ata«
cama al regreso de Almagro: y qne sabedor éste del levantamiento de
Maneo Inca dio la borla del Imperio á Panlln. Tenemos por erróneas
éstas noticias de Zarate, ateniéndonos á Herrera qne escribió con vis-
ta de los mejores doenmentos.
Intentó Almagro castigar á los de Jt^ni y al efecto envió con 60 hom-
bres al capitán Sál<^o. Ixw indios reunidos en crecido número se pa-
rapetaron, y circundado su campo de fosos y escollos ocultos para aa-
fiar á les caballos, burlaron á la tropa de aquel oficial. Almagro lo re-
forzó con gente comandada x>or el capitán Francisco Chavez, y ambos
recorrieron una parte del país sin obtener ventaja alguna. £1 mayor en-
cono de loe indios era contra los yanaconas y loe negros, qne les roba-
ban y hacían todo género de males al buscar provisiones. Huían de sus
pueblos ansiosos de tomar venganza, y se subían á escabrosos cerros
cuando se les perseguía. Almagro á quien en una escaramuza mataron
el ca^>allo, viendo ser aquella una lucha sin resultado posible, determi-
nó abandonarlos, y movió su ejército en via de entrar á tierras de Chile.
Llevaba 300 infantes y 200 caballos: su teniente general era Orgofies;
maestre de campo^ Rodrigo Martínez, y Maldonado alférez mayor. Gran
número de indios ivan cargados de víveres, y sus guardianes y opresores
eran los yanaconas y los crueles nebros. Unos y otros los trataban comp
á bestias, y muchos acababan sus alas rendidos de la fatiga. Asegura
Garcilaso qne fueron mas de 15,000, y entre ellos no pocos nobles.
Muy largo seria escribir en este artículo aunque no fuera mas que una
parte de los obstáculos y horrores que se presentaron eu la marcha de
estos temerarios soldados. Algunos historiadores han podido entrar en
detalles espantosos, que no repetiremos desde que ello nos obligaría á
prolongar nuestra tarea sacándola de sus marcados lindes. Nos toca se-
guir los hechos de D. Diego Almagro, bastando á este propósito dar
cuenta de los resultados por mayor de una campaña estraordinaria y
rara, como la que hicieron hasta Chile unos hombres, cuya valentía, su-
frimientos j obstinación, no admitían otros rivales que sas mismos com-
pañeros, los que en otras operaciones (como la del descubrimiento del
Íiais de la canela, por ejemplo) dieron á conocer el temple de alma y la
brtaleza corporal de los españoles del siglo XVI en Sur América. Dis-
tancias al parecer interminables, frió intenso, nevadas copiosas, vientos
perennes y furiosos, desiertos estériles abrazados de día por el sol: todo'
io que la naturaleza puede ofrecer de mas rígido y aterrante, fué supe-
i24 ALM
fatdó por tales hombre» incnmsafbles, y en Taño amenasftdos por el ham*
bfe y por la ranerte misma.
Pétoiéronse en esas jomadas muchos indios cnyo ^tbnero hace snlñr
dárcilaso á 10,000. Centenares de ellos quedaron helados, como sneedia
coñ. frecuencia con ios negros: perecieron mas de 100 soldados y 90 caba-
llos, y en medio de la carencia de rÍTeres y de tantas otras penalidades^
se dejaba oir la palabra magnética de Almagro exigiéndoles mayores ea-
foerzos y constancia que sos soldados le prometían con admirable te-
Hgnacion. Adelantóse B. Diego con algunos hasta encontrar poblado ett
que consiguió auxilios^ y con premnralos Mirló á sus estenuadas taxxpas.
Al ocupar Copiapó D. Diego de Alniagro se instruyó de que el caoicRie
ó señor del país, estando para morir, encomendó su h^o menor y el Go^
biemo, Á un deudo suyo que se convirtió después en usurpador, t tnrta*
ba de matar al legítimo neredero: éste, que existía oculto, pidió á lee
capa&oles, en unión de otros, oa8tifi[asen M que los tiranisaba. Almagí»
habiéndose juez en esta cuestión, dio ayuda á dicho Jóvon pora qtze se
posesionase de la autoridad.
Se advirtió la falta de tres ó cuatro soldados que hablan ido adelante
de esploradores sin que nadie se los ordenase. Ftonto se averiruó ^ue
después de haber recibido hospitalidad en los primeros lugares nabita-
dos, llegaron á un valle en que dominaba el cacique liateandey, quien
luego que estuvi^^on dormidos los hizo matar y también á mta caballos.
Almagro que lo supo cuando había ya avanzado dos ó tres jomadaey
previno al capitán Diego de Vega que marchaba á retaguardia, timMn
se á Marcandey, á su hermano, y al que usurpó el gobierno de Copii^^
llevándolos á Quimbo, punto en que mandó comparecer á muchos pniv»
cipales. Presos 27 de éstos, los hizo quemar, y también á los ya non&bra-
dos, sin oírles ningún descargo. Este acto de crueldad indigno de loa
bárbaros mas feroces, fué una negra y deshonrosa mancha en la vida
militar de Almagro.
Rodrigo OrgoQcs que había quedado en el Cuzco reuniendo mas gente
para la campa&a de Chile, salió con Cristóvál Sotelo, otros buenos ofir
cíales, y un ntímero regular de soldados con muchos indios y auxiliares
negros. Kn su camino tuvieron que luchar cen los de Jn^xá que defen-
dían sus ganados y llevaban á los cerros los artículos de subeistcoieia
para que no so los tomasen los castellanos: cuatro de éstos murieron en
tales choques. Después de pasar grande escasez de recursos encontra-
ron como arreglar sus provisiones para el paso de la cordillera, y á la
inmediación del rio Bermejo hicieron pan de alg^arroba. lia fuerza co-
mandada por Orgoñes sufrió terribles contrariedades y el sacrificio de
muchos hombres á causa de las nevadas, é ingresó en el territorio de Co-
piapó habiendo perdido así mismo 26 caballos y no pocas cargas de efec-
tos. Siguió hasta incorporarse al ejército de D. Dieffo de Almagro el
cual habla penetrado á Coquimbo y marchaba hacia el Sur.
Hallándose en un pueblo muy principal se arrepintió de su empresa,
y do cuanto había hecho, y solo por cumplir su compromiso con Pizar-
ro, y satisfacer á sus subordinados, se abstuvo de manifestar su opinión
de volver al Perú. No encontraba las riquezas que se le habían anun-
ciado, y desde que la abundancia de ellas no saciara la codicia de Alma-
gro y demás españoles, el país no ofrecía aliciente capaz de contentarlos.
Tuvieron desde luego encuentros de armas de mas ó menos importancia;
pero ellos iban en progreso, y allanaban las dificultades materiales sin
<|ae éstas hubiesen sido tantas que oscureciesen la pacífica hospitalidad
y generosa acogida que recibieron en los pueblos que reconocían el po-
der de los Incas. Verdad es que influía sobre manera el prestigio del in-
ALM 126
cft PauUa y sus asplieaciones, favoiablea ú muM eslnagetoft ^|pe de
Ufó hacían mérito del suplicio de Atahnalpa yogando á HiuuKwr, y da
fMoaooer á Haneo por naero monaioa, aoponiendo que m le proteja
oMDoá h^o de Hnaina Capac. Todos los autoras oonvienea en qne loa
incas sometieron á sn obediencia el territorio de Chile hasta d lio Ba-
peí) y están^de/Msuerdo en qne Almajo nada addantó en el país de los
'Tromancaes.'' Pero Gaicilaso habla de haber Me oenpado las piOTin-
inasque denomina (mnimancay Antalli, Pincn, Ganani» y otia# hasta la
daAxsnoo. Bs fideo este aserto^ y exagerado lo qne dioe da vacias batar
Bas sangrientas; habiendo sido la principal resistencia en una muy ra>
Sida y qne bastó paia qoe los espaSíoles toeaaen sndesengafio.
Almagro envió nn ca|»itan con 80 jinetes y 90 in&ntes paca qne ade-
lantase en el descubrimiento hasta donde pudiese. Peio ói&e volvió dan-
do informes muy desagradables respecto de las nuevas comarcas en qna
ne habia hallado oro ó plata, ni vestigios de que eoristíeran los tan Ma-
cados metales. Otros que también eeploráron por distintas dijreooiones»
no fueron conductores de noticias mas lisomsKaSy y así se generalisó la
idea de regresar que todos abrazaron ansiando el momento de verla lea-
Uiada. AconseJalMuí al mariscal que gozase del* gobemaoion que él Sey
le habia dado; y hubo <^uien le dijo qne en el easo de <^ murieca en
CSbdle, sa hi^o no quedaría sino con el nombre de D. Diego. Tanto lo
^taron y estrecharon, que aunque él quisiera todavia detenerse y fun-
dar poblaciones, no habría podido hacerlo sin eq^rimentar senas re-
sist«acias. Sus favoritos y amigos mas íntimos observaban á D. Diego
que pues tenia ya las reales provisiones que le llevó Bada para gober*
nar en la Kueva Toledo, y x>ertenecieudo el Cusco á su territorio, no era
obrar con acierto ni eonforme á razón establecerse en otro tan aoartado
que no jiodia caber dentro del número de leguas á que habia de limitar-
se. Por otra parte si á ellos convenüb vivir y disfrutar de la abundancia
del Cuzco, Almagro que se hallaba en igual caso, con permanecer fuera
dallaba ú sus intereses complaciendo á los Piaurros que querian tenerlo
á «ran distancia.
Tomadas las disposiciones necesarias exnprendió D. Diego la retiradA
de Chilo, y acordó no verificarla por la cordillera y largas travesías por
donde habia hecho la entrada, sino por la costa en direooion recta pasan-
do el desierto de Atacama en partidas pequefias, con agua llevada en
odres, y limpiando las vertientes que aunque escasas se encontraban e¡a
síganos paires. Almagro mientras lacjeenciondeeste movimiento, na-
vegó por pocos dias hasta encontrar puerto y volver á juntarse con sus
tropas. £1 baque de que se aprovechó en la costa de Chile fué enviado
por PizasTO para adquirir noticias sobre la suerte de Almagro y su con-
quista. Estaba á cargo del capitán Koguerol de Ulloa, amigo íntimo de
0. Diego, y á quien éste hizo obsequios valiosos según su costumbre. Na-
da hay escrito en el cronista Herrera acerca de este passge que tomamos
de Garcilaso con recelo de algún error en cuanto Á Noguerol de UUoik:
porque éste no era de la confianza de Pizarro, j porque Herrera al tra-
tar de los choques de Almagro con los de Jujuí hace figurar allí al mis-
mo Ulloa; lo cual suxK>ne que iba en la espedicion á Chue, y no se avie-
ne con él vii^e marítimo que acabamos de referir. No hubo otro del mis-
mo nombre, y tampoco es imposible que la equivocación haya sido del
cronista.
En esa corta navegación y á su llegada al Pero, se enteró Almagro de
loe pormenores del levantamiento de los indios y asedio del Cu^co, á
cuya eabeza se hallaba Manco Inca el que habia sido exitado y ayudado
por el gran sacerdote Villac-Uma que, como dijimos, ftigó do Tupiza
126 ALM
abondonando á Almagro y al príncipe Paolln. También focaron peate-
riormente, esto es al regreso ae Almasro, otros indios notables y el in-
térprete Felipíllo: mas éste faé tomado, y i>or peijndicarle mucho ana
malos heóhos anteriores, sofrió la pena de muerte; algunos han escrita
que se le descuartizd.
Después del necesario descanso en Areqni]^a se dirigió Alma^po para
el Cuzco con todas sus tropas; pero con anticipación mandó emisartoe £
que hablasen con el Inca reprobándole lo que habia hecho; les eaoaxgá
Íirocurasen aquietarlo, y le dijesen que muy pronto estaría coa ¿1 para
ávorecerle, esperando le comunicase con brevedad las causas que lo ha-
blan determinado á un rompimiento tan eseandáloeo. La respuesta de
Manco fué que lo trataban de una manera indica sin guardarle respe-
tos ni consideración alguna: comprendía demasiado los repetidos enga-
ños de Pizarro, y que nunca cumpliría con colocarle en el trono. Mani-^
ftstó también que á Hernando Pizarro le habia dado crecidas cantidadea
de oro sin tener como proporcionarle mas. O el Inca dio esta última ra-
zón por armonizar, conociendo la enemistad de Almagro y PizanOy ó loa
agentes fueron los inTcntores de ella. Sin embargo cuando envió D. Die-
go á petición de Manco otros comisionados con un intérprete, v autori-
zación para concertar alg^un arreglo, el Inca se quejó de la intolerable
ayaricia de Hernando, y convino en una suspensión de armas hasta ver-
se cou D. Diego.
Los de Pizarro antes de saber en el Cuzco este concierto, no acertaban
con el motivo por qué los indios no se^^an como antes sus hostilidades;
mas descubierta que fué la causa, indicaron á Maneo en una comunica-
ción que debia entenderse con D. Francisco Pizarro quien era el legítimo
Gobernador. £1 Inca participó esto á los comisionados de D. Diego di-
ciendo '' que aquellos mentían, y que el verdadero señor era Almagro y
lo habia de ser." Ordenó que al menssgero le cortaran la mano; y ha-
biéndose interesado algunos en que le perdonase, disminuyó su rigor
privándole solo de un dedo. £n medio de esto, y aunque propuso una
entrevista en Yucay con Almasro, no permitió volver al capitán Rui
Diaz y otros agentes, cuyo hecho unido á ciertos datos, hizo sospechar
que el Inca no procedía con sinceridad.
Por fortuna para los españoles. Manco no gozaba de gran popularidad
Í»or haber descubierto un carácter cruel que di^ustó á los indios. Aaí
hé que en el levantamiento no contó ^or entero con el poder de las ma-
sas, ^ue según diversos autores hábria sido formidable si tanto no lo
dismmuyera la falta de entusiasmo y el desaliento de los indios por la
dureza estremada del Inca. Hizo dar muerte á muchos, y no escaparon
con vida sus mismos hermanos y deudos contra quienes abrigaba pro-
funda desconfianza. Esto conservó á Paullu á la inmediación de Auna-
gro, y lo sirvió con decidida amistad en la campaña de Chile y después.
£1 ejército de Almagro con mas de 500 hombres se situó en Urcos; y
aunque él llevando la mitad de su fcicrza pasó al valle de Yucay, la en-
trevista con Manco no llegó á efectuarse porque este eludió el compro-
miso. Les de Pizarro estaban muy temerosos de una alianza sobre que se
esparcían rumores, y salieron del Cuzco con sus jefes á observar él cam-
po de Almag^ y los movimientos del Inca. Hablaron con los esplorado -
res que envió de Urc<^s D. Juan de Saavedra, quien encargó diesen á
Pizarro que evacuara el Cuzco por pertenecer esa ciudad á la goberna-
ción de D. Diego, y que se abstuviese de hostilizar á los indios: requeri-
miento que repitió por medio deiin alffuacil y un escribano que lo inti-
maron á D. Hemanoo. Éste contestó '^lue mandaba en el Cuzco por su
*< hermano el Goberioiador y que no entendía de desocupar la ciudad sino
ALM 127
" eonk Va -vida." Loa indios cuando yieion que kw Mpafiolea de un 1»a&d*
y otro platicabsa, tratándoae oon eonfiaxusay 8in emplear las aniia8.ore-
yen»! qae al oabo se ayendiian y hazian cansa común contra ellos. Kan-
oo Inca y sus consc^jeros se animaron á ejecutar el leyantamiepto gene-
ral por la ausencia de Alma^sro que había alegado del Perú ffxa parte de
las tropas espa&olas. Con tacto político fomentaron las disenciones de
eod opresores, esperando que esta división les diera mayor poder; y como
comprendieran que se les engañaba, y que todo suoederí» menos el ver-
dadero restablecimiento del imperio, quisieron lü^ncinar á D. Diego Al-
magro, sin fiar de él, y sin pensar nunca en una confiratemidad inrerifiea-
ble con los que pretendían servirse de ellos como de simples esclavos. —
Véase^ Maneo Inca,
Fizairo y Sáavedra llegaron á hablarse delante de sus tropas, y el pri-
mero. quiso seducir al otro tent^dole con ofrecimientos para que se faO'
«e con él al Cusco. Sáavedra r^usó todo, y volvió al tema de que aqp^
saliera de la ciudad con los suyos. £n los dos bandos hubo aíán por irse
4 las manos: pero se contuvieron los caudillos queriendo cada cual ser él
agredido. Como no estaba allí Almagro, los de Hernando no creian difí-
cil vencer á la fuerza de Sáavedra, y esté de su lado no quiso batirse
por esperar órdenes de su general.
Almagro lofl»ó aprisionar á seis emisarios de PizazrO; y como los trata-
se muy bien, los indios acabaron de desagradarse y pidieron se les en-
tregasen estos presos. D. Ihego les encargó diesen al Inca que se le reu-
niese para ir juntos al Cusco, y que entonces pondría á su ais])osicion ¿
todos los que se tomasen. Manco entonces envió sobre Almagro quince
mil indios, los cuales ataci^n con tal furor que lo pusieron en graves
aprietos: pero el término de este sangriento «moque fué la dispersión y
tagsk de las tropas del Inca. Como por muchas cartas D. Diego era
llamado 4el Cuzco, determinó en consejo con sus jefes ponerse en mar-
cha para la ciudad. Dio antes soltura Á los esploradores que tenia detor
nidos, y mandó á Lorenzo Aldana y Vasco de Quevára manifestasen á
Hernando Pizarro ** que aunque no se habia hallado en Chile la riqueza
** que se le habia dado á entender, pudo ser con cautela, para echarle de
'* aquella tierna porque habiendo enviado á Gómez de Alvarado á des-
'^ cuibrir elriode Maule, con el fin de pasar adelante, le llegaron los des-
" pachos de Gobernador del nuevo reino de Toledo, y que con todo eso
" procurara de penetrar mas la tierra, sino le hubiera inquietado el avi-
" so del alzamiento y rebelión de los indios de todo el Pera; (no lo supo
<< Bino después,) y que pesándole del trab^o, en que se hallaba el Mar-
'* qués su hermano, por servir al Rey, y socorrerle, con parecer de todos
" aquellos caballeros, habia vuelto para ayudar en el castigo de los re-
" beldes, y seguridad suya; y que ya que se hallaba allí, le suplicaba
^' qae obedeciendo á los reales mandamientos, le dejase tomar la posesión
'* de su firobemacion, sin impedírsela, pues que sin contravenir á la
" amistad, j compafiia que tenia con su hermano^ se podia hacer, pues
" su. proposito era de perseverar en ella, y las capitulaciones, que entre
" ellos estaban hechas, no impedían, que pudiese gozar de las mercedes,
*' que el Bey le hiciese en cualquiera tiempo, antes hablaban de este
" punto en su favor."
Bastante se discutió el asunto entre los mensajeros de Almagro y D.
Hernando Pizarro, que con sus fuerzas estaba faera déla ciudad aparen-
tando hallarse dispuesto á combatir: tenia solo 160 hombres entre infantes
y ginetes. Seaooraódar por contestación á Almagro que entrase á ocupar
media ciudad, en el concepto de que ^'ninguna cosa habia de im^^edir la
"oontinuaoion déla amistad con su hermano.'' Dio Pizarro licencia para
i
]2S AIM
4|iM'fe fierasen iMtstínvMitM |d oaoipo del Adelantado. Maa oomo esfiT
«onodft 1» dobles y ficciones de Hernando^ qoe no cesaba de bablar eon-
tv» él púbUoanientey lenuió todas sns faenas en las Salinas y se onoa-
minó al Cnsoo* Se dietayo antes de entrar, y remitió las proYlsiones rear
les id ayuntamiento pidimdo le recibiesen por gobernador. Hemsndo
Piaarro se disponía para hacer resiBtenoíl^ invitaba á todos con venta-
Josas ofertas en nombiedesnbermanoy quería persoadirqne la ciudad
BO podía oofreroonder alteiritorio desi^mado á D. Diego, j qne el án^
mo do ésteeia despojar á los amigos deTizacro de sos propiedades para
repartirlas á los suyos.
£l Ldceneiado Onerreio y Hernando de Sosa secretario del Adelanta-
do, se presentaron pidiendo se reuniera el cuerpo municipal, pa]:tf que
pxocedleseen Tistade lasprorisioneB. Se abrió una discusión en que so
d€^ yer el interés que moría á los de un partido y álos del otro. Alga-
nos observaron que no entendían como habrían de medirse las 270 leguas
designadas á D. Francisoo Pisarro, y que era preciso tratar de tan serio
asunto con tino y mesura, y que para ello convenia una suspensión de
annasr Almagio se negaba á todo, y de las vacilaciones del ayuntandon-
to hacia autor á Hernando Piaarro, calculando que sob miras fuesen ga-
nar tiempo hasta recibir auxilios del gobernador. Se hacia valer la suti-
lesads que las códnlas del Bey no mandaban entregar el Cuzco á Don
^^SOy qne si lo previnieran a¿, deciaPiaarro*él obedecería el primezoc
pero que como nada había acerca de esto, Ól inqpediria la entrada de
2Ümaffro hasta perderla vida. Pero en su ánimo se notaba abatimiento
y cui&dos, porque la opinión crecía por momentos en &vor de la causa
de su adversario.
Prestóse el Adelantado á la suspensión de armas á instancias de los
eomlsarios de la otra parte Gabriel de Rojas y el Licenciado Prado; y se
efectuó acordándose que él ne se movería de su campo, y <^ue Pizairo
snspendeiia las obras de defensa que habia emprendido, debiendo espo-
rarse la resolución del Cabildo. Semejante convenio impresionó mucho
á los oficiales de Almi^^, y cundia en sus filas el descontento que anun-
ciaba no poderse evitar una esplosion. Y como se advirtiese ^ue los de
Pizarro destrozaban un puente de la ciudad cercano á las i>o8Íciones de
los Almagristas, se encontró una coyuntura para áax por roto el armis-
ticio, que Pizarro quebrantaba: desde luego Orgofies diciendo que con-
venia librar de la opresión á los regidoreB, hizo tomar las armas, y I>^
Diego consintió en ei movimiento que en la oscuridad de la noche se em-
prendió sobre el Cusco. Todos estaban aUÍ descuidados y en completo
descanso, lo cual era una prueba de que no temian ser atacados. Alma-
Socon algunos ami^ se entró á la Iglesia. Rodrigo Orgo&es con bas-
nte ftiena se dirtjió á la casa de Hernando Pizarro. Juan de Saavedra
y Vasco de Guevara se situaron con tropa en las callies y lugares que se
les indicaron. Oigofies cercó la casa de los PúsarrosdoDde solo existáan
pocos soldados; con ellos se defendieron valerosamente Hernando y su
hermano Gonzalo, diciendo no se entregarian á tales opresores. No pu-
diendo vencerlos Or^^fies y Sotelo, enfirecidos, y viendo que les mata-
ron un soldado, pusieron mego á la casa cuyos techos se desplomaron y
en tal conflicto no quedó á aquellos otro arbitrio que «ilir y rendirse.
Almagro no quiso ver álos Pizarros: hizo juntar él Cabildo, íhé reco-
nocido pw Gobernador en 18 de Abril de 1537, y para tranquilizar los
ánimos nombró su teniente en él Cuzco á Gabriel de Rojas capitán res-
petable del otro partido, duido con esto, según decia, una prenda de sus
intenciones benévolas y conciliatorias. Estos sucesos, y el aproximarse
ya al Apurimac el Mariscal Alonso Alvarado con fuerzas del norte» da-
ALM i2^
W mBuoJio coptftnto Á Ida indios interesados en qiio los esj^oles se
destmyeíany pues aijinqne nn crecido número se había disperMdo, toda-
vía el Inca conservaba en Tambo qq buen rosto de sus tropas.
^' La toma del Cuzco no era el medio legal ni pro})i0 de nacer la divi-
*' slon y demarcación del territorio,'^ dice el historiador Prescott recor-
riendo ios errores de Almagro: pero también asienta ''que una vezto-
'^ j«f>^ftj* las armas, no debía haber recorrido alas negociaciones, y m«-
*' eho menas d negoda&ones con Pizdrro.**
Hay hechos en que muchos hombres públicos no entrañan sin ser
agt4joneados por el círculo que los domina: y esto que sucedió á Almagro,^
lo liiOiiios viste á cada paso en nuestra moderna revolución. En nuestro
•concepto no fué error combatir á Alvarado, por que de no ser así, no era
dudable su propia destrucción por la numerosa hueste que habrían reu-
nido sos contrarios.
Almagro no fué usurpador, por que tenia en sus manos nn de^iacho
real que Pizarro no quería ouedecer. La posesión territorial necesitaba,
es cierto, de la demarcación previa tramitada legalmente: mas su con-
trario eludió siempre el avenimiento, y á su mala fé solo podia oponerse
la fuerza de las armas.
Alvarado enviado por D. Francisco Pizarro con fuerza para socorrer á
9U8 hermanos con motivo del levantamiento de los indios, supo en An-
dahua^las la vuelta de Almagro y la toma del Cuzco. D. Diego mandó
comisionados para observar los movimientos de aquel: en seguida puso
en obra con Orgo&es varios planes de seducción para atraer á algunos,
y pronío ver detecciones mientras que intimaba á Alvarado que se some-
tiera á su autoridad, ó -se regresase al territorio sujeto á. D. Francisco
Pizarro. Él determinó esperar órdenes del gobernador, y emplear excesi-
va vigilancia porque conocía que en sus tropas habia muchos partida-
rioa &l bando opuesto. Los enviados de Almagro para tratar con Alva^
xado, fueron Diego, y Gk)mez de Alvarado, D. Monso Henríquez, el con-
tador Juan de Guzman, el Factor Mercado, un alguacil y un escribano.
£sto8 agentes í^n peijuicio de que intentaron atraer á D. Alonso de Al-
varado por medio de razones, x>retendieron se leyesen las provisiones
reales para que el mariscal se convenciera de que ese territorio corres-
ponda á la gobernación sefialada á D. Diego. Alvarado negándose á ver
documento alguno, dijo que dopeudia de D. Francisco Pizarro cuyas ór-
denes obedecería; y apenas conferenció con sus primeros oficiales, tomó
presos á todos los comisionados quitándoles sus espadas y poniéndoles
grillos.
Pizarro en Lima habia recibido refuerzos de diferentes partes, en es-
pecial 250 soldados procedentes de la Isla Espafiola, por que con motivo
del levantamiento general de los indios que asediaron la nueva capil<al
pidió auxilio á todos los Gobiernos de América. Esa tropa trajo al Feril
un armamento recien adoptado en FlandCs, y que se cargaba con dos
balas: llamábanse enramadas porque entre una y otra habia una cade-
nilla á cuyos estremos estaban sujetas. Viéndose ya el gobernador con
mas de 400 hombres bien armados, determinó salir para el interior y
ocuparse de la pacificación del pais. En el valle de Cafiete tuvo carta
de Alvarado participándole el receso de Almajo de Chile, y lo demás
ocurrido en el Cuzco. Pizarro sntrió ima sensación terrible que sobreco-
gió su ánimo. Ordenó á Alvara<lo que ínterin él se le reunia, nada em-
prendieBe, absteniéndose de toda lucha con los de Almagro. No faltó
quien dijera á Pizarro que lo primero debía ser examinar si el Cuzco en-
traba en la demarcación del teiTÍtoria«onsignado á su contendor.
Inquieto D. Diego con la tardanza de sus emisarios, celebró un cense-
• - 17 .'
Jd en el cual no dudándose de la prkioa de ellos, y del tonmimiento me
e«to Jiñpottaba, se acotdó marohar sobre Álvarado con el fin de batmow
Bodrigo Otgofies opinó míe ante todo se matase á Hernando y Gonzal<>
Plssano. Almagro negándose en lo absoluto, eepnso que era preferiMe
proceder con cordura y no cometiendo violencias: qne no quena esa cla-
se de ef urion de sangre, ni fiJtar ál Bey, ni causar pesadumbre á su an-
tigno compañero D. Francisco Pisarro. Qrgofies replica, en vano, ''que
'<men podía mostrarse pladoso¡ pero que entendiese que si Hernando
** se vda en libertad, se ventana á sus anchas sin misericordia ni respe-
^ tos como se podia esperar de sus malísimas entrañas." No ftré esta la
única vez que Orgones tuvo tal ez^encia; posteriormente la renovó eoii
mayor instancia.
Exitre los oficiales de A.Ivarado estaba el capitán I>. Pedro de Lerma,
descontento y ondoso del gobernador Pizarro. Posóse en comunlcaoioiK
con Almagro, desmoraliasó a muchos, y loa indulo á fEÚtar á sus deberes,
eoncluyendopor desertar al enemigo, cuando Alvarado iba ya á tomarfi»
loeso sabedor de los proyectos de que se ocupaba. Iierma instó á los del
Cuzco para qne rompiesen, hizo ver que todo quedaba dispuesto en fo»
vor de Almaero, y que acosa hecha se debia marchar sobre Abancay.
Agregóse a esto que f^ncisco Ohavez habiendo salido del Cujeco con
tropa para practicar un reconocimiento, hizo prisioneros al capitán Fe^
4ro AlVarez Holguin y 27 soldado» de 30 que tenia á sus órdenes. Ko tal-
ta autiu: que presuma no se empeñaren en defenderse, y que fué dndo¿
sa su lealtad al partido de Pizarro^ como puede iiiféiirse de aquel eertra^
fio suceso.
Almagro, d^andola ciudad del Cazco á cargo del capitán D. Gabriel
de Sojas, se dtdgió con prontitud á medir sus armas con las de Alva¡r ada»
y campó en laa cercanías del rio Abancay.
£1 Inca PiaulIU; que estaba siempre con D. IMego, di^mso á peti(áot»
de Orgofies, que los indios construyesen balsas y íormasen parapetos para
precaver los efectos de la artillería enemiga. Pero las cosas se precipi-
taron, porque el mismo Orgoñes, diciendo y haciendo, se lanzó al rio con
lo mejor de sus fuerzas cruz^dolo por un vado. Cuaaido Almagro en-
tendió que ya se peleaba en el otro lado, atacó por el puente, y se abrió
paso arroyando ¿cuantos encontró. Tomáronse luego los cuarteles, y un
considerable botín: pero no pudo impedirse del todo la huida que algu-
nos efectuaron hacia el Norte. Incorporáronse los prisioneros á quienes
durante la batalla dieron soltura los mismos enemigos que los custodia-
Inuu Alvarado creyó salvar dirigiéndose con unos pocos á un punto en
quCí rio arriba, estaba con tropa Garcilaso de la Vega; pero perseguida
por él iñíátígáble Girones fué preso con cuantos allí se juntaron.
Oigofies tardó poco en dar wden para que matasen ai mariscal Alva-
rado. No pudo esto ocultme á D. Diego Almagro, y al instante prohi-
bió sejBometiese tamaño atentado: debiendo esperarse la senteneia qt»
recabara en el proceso que había de actuarse. Oigones ál recibir esa dr-
oen djjo: ^^pues <m lo quiere oHaái: y áél lepeaaré'lEi suceso de Abancay
fué el 12 de Julio de 1537.— Almagro no abusó de la victoria^ y llegó su
generosidad á tal grado, en la confusión en que estaban les intereses de
muchos de uno y otro partido, que autorizó á todos loa que conocieran
sus pertenencias para que las pudiesen recupera donde las hallasen; y
Suáias de las cosas que <aron las mandópagar de su peculio particn-
r. Así conquistó la voluntad de los vencidos y contó con los servicios
. de algún número dé ellos.
. Fué de sentir Eodrigo Orgones que sin demora marchase el coérolto
]^ara I4ina á fin dé acalMir con el gobernador Pizarro, pues era de dudar-
IdM 131
se si aqneUa ciudad coR86po]lderil^ ó d<s 6 sa Ck>beniMioii. Ofiaó «de«
méa^ queAütesse cortase & cabeza á Henuindo y Gonzalo Fbana
Mariacal AlTando y ú Qomez de Tordoya. Almagio entró e& apzoi
este dictamen: peio mlentias se escribían lasórdenee, Diego de Alyara-
do, €k>mez de Álvarado^ el capitán Salcedo, y el aroeaiano Bodrigo Pe-
íes, le hicieion poderoaaa r^ezionea coniank tales pensamientoe, y que
no era lo mismo defender el temtorio qne por Beales despachos le ioe9r
ba ¿gobernar, que el llevar mas adelante nnagnena sin yiso algnno de
zasoiu Almagro, perplejo, viendo que OigoBes no cesaba de instigarlo^
en partifinlar para la mnerte de los Pizarras, le rogó se aqnietira y diera
ttempo á la* meditacúm. Todo el X¡Jército se encaminó al Cuzco donde
entro el 25 de Jnlio.
Pisaxxo entretanto babia enviado al Cosco á Nicolás de Rivera, eoaii*
alonado para decir áD. Diego Almagro pusiese en libertad á sus nermar
nos, y que sin alterarse la paz se fijasen los términos de las gobemaoionea.
Almagro conferenció con sos alw^pados, y le aoonsf^aron no se fiase dí9
ninguno de los Pizarros, «iendo lo mas acertado no entrar con ellos en
negociaciones. Así; respondió á la carta de D. Francisco: "Qoe tenia
*' presos á aquellos por desobedientes á los mandatos del Bey: que no los
" «oHaria m entraña en amistad con eUos, por la esperíencia qne abrí-
^ gaba de no ser sinceros como él lo habla sido con ellos: y que no eraa
" para olvidarse las ofensas que Hernando hiao en KspaHa á su hmira y
** persona." D.FrancÍ8co Pizarro tras aqaeUa embalada se movió oonsna
iropas para reonirse ¿ Alvaradow £n Chincha las revistó y dio aombca-
miento de cimitan general ú Felipe Gntienea. de maestre de campe á
Fedxo Valdivm, ib.
En Nasca Uegó á Pizarro la desagradable nueva de la denota y pii«
Bvon de Alvarado en Abancay. Heno de pesadnmlxe oyó los naieeeres
de sus tenientes» del Padre BobadiUa, del Factor Illén Snares ae Carva-
jal, Ucenoiado Gama^ y otros que fueron de dictamen que el gobernador
marefaase á verse con Almagro para que se entendiesen, y amlsablemen-
te ae arribara á una transadon. £1 jUcenciado Espinosa y el Bachiller
Oarci Diaz opinanm de otro modo, creyendo no era cuerdo que Pizarro
ee espusiese a ser muerto ó preso, cosas que pedían muy bien esperarse,
y qne debia volverse á tám& y aumentar el ejército. Este consto adoptó
«1 jg^bemador, y luego trazó el plan de engañar v entretener á su con-
trario. Mandó al Cuzco al mismo Espinosa» con (Sama, Carvajal, y Die-
go Fuenmayec; acreditándolos para que, con vista de las cédulas reales
aefialasen los términos de las gobernaciones hasta la aprobación del Bey,
procormido la libertad de los Pizarros. Con los comisionados iba Her-
nando González llevando en secreto un poder para revocar cuanto se hi*
olese. llegaron al Cuzco el 18 de Agosto: y no pasó mucho sin que la
mala ié se pusiese si descubierto.
Almagro, oyendo á sus principales amigos, se encontraba de un lado
oprimido por Orgo&es que persistía en sus temerarios intentos, y de otro
porDiegoAlvarado que, llevando ideas optt68ta8,queria inducirlo á seguir
nna via pradeute y conciliatoria, oyendo Á los comisionados, y enylan-
clo por el Obispo do Panamá encargado por el Bey de hacer la división.
Vióse Almagro con ellos, y después de esplicarse. acordaron que hasta
la venida de dicho Obispo, se entendiese que quedaba D. Diego on pos»*
cion del territorio Sur deisde el Valle de Cadete. Al día siguiente exi-
giéndoseles que pues tenian suñoieutes poderes, se formalizase lo pactar
do, pidieron permiso para consultarse con Hernando Pizarro. Este les
diio qne se r¿dizase el concierto de cualquiera manera coa tal que ék
saliese de la prisión. Espinosa lo hizo comprender que si después habían .
9^ ALM
de sobrevenir guerras civiles y escándalos^ contase con que el Rey los
atmlaña á todos, y serian juzgados, perdiendo cnanto teman adquirido.
El Gobernador Pizarro vuelto á Lima reforzaba su ejército, y usando
siempre de falsías propias de su carácter, hacia circular la voz de que
Almagro trataba con inhumanidad á sus amigo^ y aunque esteriormen-
te se oponia á este y otros rumores, los fomentaba en secreto para man-
tener la adhesión de sus soldados, y desviar la simpatía de áignnos por
Almagro. Mandó luego pregonar la guerra: haciendo escribir aciertos
soldados para que se separasen de su rival; á otros les prevenía siguie-
sen con él para desampararle en la mayor necesidad, y á todos los in-
quietaba con la promesa de enriquecerlos. En el Cn^co los comisiona-
dos al volver á platicar con D. Diego, le hallaron cambiado porque de-
via existir un plan para engañarlo; y sin embargo apareció parándose
en una pequenez, pues pretendía se empezara á contar desde el Valle
de Mala el país de su Gk>bierno, y no desde Cañete. Espinosa exhortó á
Almagro con los razonamientos mas tocantes y persuasivos, mostrándole
vehementes deseos de que se conformase con las bases del arreglo pro-
yectado. Pero D. Diego mas atento á las sugestiones de su círculo, en
que había empeño de no transigir, replicó que partiendo del rio San-
tiago estaba convencido de que el dominio de Pizarro no podia llegar
hasta Lima. Con esto ya no se pensó sino en las armas, y disponiéndo-
se para la guerra, ordenó D. Diego, para quedar asegurado del Guzco,
se hiciese primero campaña contra el Inca Manco. Todavía trabajd el
dil!gente;|Espinosa, y se convino en fijar el límite en Mala porque urgí»
á los Pizarros alcanzar -su soltura. Formulóse el convenio, y quedó jkh:
firmarse á causa de indisposision de salud del Licenciado, que muñó á
ios pocos djas.
Orgofles partió con 200 soldados en demanda del Inca. £ste, habien-
do abandonado Tambo, se internó en ]a montaña de Vilcapampa, cre-
yéndose allí á salvo por lo escabroso de las entradas. Llamó á su herma-
no PauUu para que se le uniera; mas él se hallaba habituado con los es-
pañoles,-y se negó aconsejándole que por ser inútiles sus esfuerzos, se
acomodase por medios pacíficos con iJmagro. Orgoñes penetró en aquel
valle, y tan adelante que pudo atacar á los indios y hacerlos ir de ven-
cida dejando muchos muertos en el campo. Con la turbación de los de
Manco, pudieron escaparse Rui Díaz y otros que estaban prisioneros.
Tanto siguió estrechándolos el tenaz Orgoñes, que hizo en ellos gran
destrozo, y el Inca encontrándose ya solo, huyó por donde nadie pucüera
segnirlo.
- £1 ultimátum de Almagro, con el cual se retiraron del Cuzco los comi-
sionados de Pizarro, fué '*que pues la partición del territorio estaba co-
'^ metida al Obispo de Panamá, y desxmes había de ser lo que el Rey
^* mandase, se nombrasen dos personas por cada parte, para que me-
** diante las operaciones de dos pilotos, designasen lo que ácada uno to-
** caba, con obligación de restituirse lo que se declarase no pertenecer-
'^ les: que aconsejasen á Pizarro se conviniese con este medio de cortar
'^ alborotos y escándalos; y que le avisaran que él (Almagro) marchaba
" hacia la costa para enviar al Rey sus quintos y pacificar el pais." Esta
resolución se dictó ante escribano y testigos. D. Diego de Fuenmayor
uno de los comisionados, notificó entonces á Almagro la Real provisión
espedida por la audiencia de la Isla de Santo Domingo por la cual se
prevenía, á él y á Pizarro, que prescindiendo de sus pasiones, estuviesen
en paz.
Almagro respondió "que así lo cumpliría y que él no era el que
'causaba las disenciones.''
ALM 183
En efecto^ el Obispo «le Tierra Firme D. Fray Tomás Berlanga hftbift
eetado en Luna con una real cédnla de 31 de Mayo de 1596 por la etial se
le mandaba "qne en atención á haber dado el Re^ á D. Francisco Pi-
" zarro la gobernación que comenzaba desde el no Santiago hasta ei
*^ pueblo de Chincha, qae podían ser como 900 leguas que después se es*
*^ tendieron á 70 mas, Norte Sur meridiano; y á que tenia heena merced
'^ á D Diego Almagro de otras SOO en i^al conformidad; hiciese tomar
** la altara y grados en que estaba Santiago, y contándose las dichas 270
^ leguas sin las vueltas que hiciese la costa, mirando los grados que se
'' comprendieran y según las leguas que á cada grado correspondiesen
'^ Norte Sur, marcase el punto en que termínasela gobernación dePizarro
^' teniendo esta toda la tierra que existiera Este Oeste derechamente:
^' que desde allí practicase lo mismo en cuanto á las 200 leguas de Alma-
^ gro y que cada cual gobernase sin pasar de sus límites so pena de prl-
^* vacion de oficio."
Corno Fizarro supo esto con oportunidad, se apresuró á combinar la
espedieion á Chile para alejar á Almagro y distraerlo, logrando que él
ee prestara, y aun empellara en tal conquista, creído como estuvo de que
encontraría en aquel país inmensas riquezas. Nú per miHó que dicho obi»po
fuese al Cuzco como ¡opretendiaf y lo entretuvo con dítfereutee pAieetoe; y aun-
que el prelado eseribió á D. Diego no recibió contestación, por que las
cartas de Lima al Cuzco las inteteeptabau los que para ello comisionaba
Pizaxro. Caneado d Obiepo de eetoa y otros manejos, se regresó á su Dio*
ceaÍB conocido que no eepeneaha en obedecer loe tñandatoe del Bey, Este
prelado se negó á admitir á Pizatro los valiosos presentes que una y
otra vez quiso hacerle.
Almagro cumplió con enviar áLíma á D. Alonso Henriquez y á Dieffo
Nu£&ez de Mercado como sus oomíBarios, y á otros que traían el oro y la
plata de los quintos para el Rey. Sujetáronlos á prisión en Mala quitán-
doles todos sus papeles: pero Pizarro se los hizo devolver dándoles satis-
faceion, y les recibió á una legua de Lima. D. Dieeo salió del Cuz<;o con
sus tropas que componían el número de 550 hombres, llevando preso á
Hernando Pizarro. Gonzalo, hermano de éste, y el mariscal Alvarado:
quedaron en aquella oiudaa á cargo de Gabriel de Rojas que ejercía el
mando; mas la guardia que los custodiaba los puso en libertad dirigida
por Lorenzo Aldaua y otros que capturaron á Rojas.
Pasó Almagro por Lneanas, y llegó á Nasca donde supo la ñica de Al-
varado y Gonzalo, los cuales se vinieron á Lima. Orgofies he^ó en oa»
xa á D. Dieso el error de no haber aceptado sus consejos, y aunque vol-
vió á exigirla muerte de Hernando, no logró su designio. Ta por Octu-
bre se sitaó el ejército en Chincha; aUí se erigió la ciudad de ''Alma-
§pro" nombrando á sus alcaldes y reidores.
Pizarro tratando del asunto principal, prometió entre los suyos y an-
te escribano obedecer el real mandato, y nombrar sus dos comisarios
para entenderse con los de Almagro: lo hizo en las personas de Fray
Miguel Olias provincial de Santo Domingo y Francisco Chavez (el de su
bando, por que hubo dos de igual nombre.) Acordaron reunirse en Mala,
y que los dos ejércitos no pumesen moverse durante 15 días de sus cuar-
teles de Chincha y Lima. Esto faé el 10 de Octubre de 1537. Almam
contra el voto de muchos, y anulando á sus comisarios, eligió por arbi-
tro absoluto al padre Bobadilla comendador de la Merced oioíendo '*miie
era huen erietiano temeroso de Dios y letrado, ñin reparar en que se hallaba
con los contrarios. Pizarro lo aceptó por su parte, y todo quedó aeí dis"-
puesto en un instrumento formal hecho y mmado el día 25. Bobadilla
admitió el cargo el 27 por servir á Dios y escuear muertes y dafíos, promo-
134 ALM
tiendo fixmemente proceder en justicia. £1 Beligioeo, qne actosba en
Mala con dos escríbanos, nno por cada parte, mandó que los dos ^ber*-
nadores compareciesen alU no llevando mas que 12 cabaUop, y poniendo
por rehenes en poder de un caballero, un hyo y dos personas mas, cada
cual, á elección del mismo Bobadilla: A Pizarro le mandó que diese á sa
hya Da. Francisca á Francisco ChaTcz y Á Dleeo de PortugaL A Alma-
gro, su h\¡o D. Diego, Qomez de Alvarado, y Diego de Alvarado; oon la
condición de devolverse dichos rehenes cuando él lo ordenase. Ckóionni*
rían en Mala los pilotos con sus cartas y demás datos, ^ entretanto na-
die habia de moverse de los dos ejércitos, á cuyo fin se mtimaría órdea
á Gonzalo Pizarro, y á Bodrigo Orgofles que los mandaban*
D. Francisco Pizarro repugnaba la comparecencia '*por que él y los áa-
" yos estaban muy ofendidos' de Almagro, y podia aquello parar en ma-
" yor mal:'' además se negó á dar rehenes. Aunagro por consigniente na
tuvo porgue hacerlo. Orgofies censuraba todo, manifestando su oposi-
ción, y diciendo '^que el fraile estaba vencUdo.'' Aoons^ió á D. Diego
" cortar la cabeza a Hernando Pizarro y retirarse al Cuzco: que lo se»
** guiñan los contraríos, y se combatina con ellos donde eon vinieses
" que los PizarroB estaban de mala fé, y nada cumplirían, pues su da-
** si^io era solo vengarse, agregando qne el tfenoidofiíé siempre cendenado,
** ae^ ooti$o el tWN06(ior/iM<i/loai2o.'^ Almagro pensaba de otra manera, y
éíjo á Oigofies que creia que Pizaxzo no faltaria al compromiso y á sos
promesas.
Ambos gobemadoies se presraitaion en Mala oon el número de indi*
viduos seflalado; y prestaron todos el Juramento ecMrrespondiente. Qoor
zalo Pizarro se había movido de Lima con 700 hombres, y estando oarca
de Mala, adelantó al capitán Castro con unos tiradores, y lo hizo oonl-
tar en un caliaveral donde esperazia órdenes, y un toque de tnwapetas
4|ue debia indicar la llagada de Almagro, fiste saludó oon mucha ateOr
oion á Pizarro, quien le contestó con fií aldad. y luego le hizo reoonven-
ciones, empleando palabras llenas de acrimonia: Almagro e^Ucó su con-
ducta, y también le hizo faertes cargos; mas el otro no pudiendo oonte-
nene llegó á decirle que nada lo autorizaba para haber tenido la osadía
de aprehender á sus hermanos, y atacar á D. Alonso de Alvarado: qao
por tanto le devolviese el Cuzco, y soltase ú su hermano Hernando^ AIj-
magro en vano se fundaba en la determinación del Bey, y en todo lo dfi«
mas que pudiera sincerarlo: las amenay4is se repetían, y el acuerdo y la
pas se ponia por momentos á mayor distancia en tan estraña escena.
Francisco de Godoy imo de los 12 que llevó Pizano, h<Hnbre reoto y
enemigo de fraudes, avisó á D. Diego él peligro que le amagaba, y que
también le advirtieron otros: por u» que Juan Guzman mandó aoeroar
un caballo, y habló con Almagro, el cual al punto se salió de la Junta oon
un pretesto de cosa natural, montó á caballo y se ausentó: le mismo hi-
cieron loe que con él habían venido. Pizarro mandó le siguiera Godo^r, y
le preguntase por qué se iba: que volviese otro día Á Mala, y se hanan
los conciertos ^'en términos que su hermandad fUeae mas perfecta.'^ Pe-
só mucho á los capitanes de Pizarro que no se verificase elhecho preme-
ditado, acaso porque no llegó á efectuarse la señal convenida, del to-
que de trompetas para anunciar la entrada de D. Diego á la casa de
•Mala.
Orgoñes habia moiridoel ejército trayendolo á Ca&ete. Godoy alcanzó
á Almagro ya en su cam^, y la respuesta que recibió faé ** que se habia
" tratado de hacerlo prisionero^ y que faltando la buena fé, nada podia
** es^rarso.'' Viendo Almagro que á Godoy acompañaba Alonso Martin
defiícilia, preguntó á este como so encontraba allí sin haber sido nnode
ALH 135
Ir» 1% iíoe fderon á Ifála con Plzaito, á lo que contestó revelándole que
pftbBcameiite se hablaba del plan tnimádo para apresarlo, y qne espre-
álbidole asi la verdad, no cabía sospecha contra ék agregó tener Plzarro
mas de 800 hombree oon muchas piezas de artülena. Almagro d^o á
Oodoy que pues venia á llamarle, ''le indicara lo qne debería hacer pa-
ra es&r seguro.'^ Cuidó €k>doy de encubrir el proyecto malogrado, opi«
ñaado qne acaso se pensaría en detenerlo, solo con el objeto de fiímlitar
la libertad de Hernando Pizarro. ¿o despaobó D. Diego observando en
coflaelosion, qne para consultar los documentos y oír la sentencia, basta-
ban loeprocuraaores: que Pizarro si gustaba podía apersonarse eñ Lu-
ana con engente y que allí darían dma áloe trabijos de un arreglo.
ly Francisco Bobadma oon vista de todos los documentos presenta-
dos tmnó el parecer de loe pilotos Juan de Mafira, Francisco Camino,
Olnés Sánchez. Francisco Quintero, Pedro Gallego, y Juan Márquez á
onieoies tomó Juramento de proceder fielmente. £xaminó también los
oietámenes esmtos de otrosqne en Lima hablan ya dado su opinión do
diden de Plzarro, y fberon Hernando Galdin, Juan Boche, y Juan Fer-
nandez. Todos prestaron su informe, y con palabras, mas ó menos afir-
mativas, declararon que el Cuzoo entraba en el territorio de 0. Francis-
co Plzarro. £1 cronista Herrera en su década 6^ libro 3? dá razón de lo
esnuesto por cada uno.
lios prtnesores comisionados por parte de Almagro dijeron que Sanffft-
fian estaba en 14 grados, y que de allí adehuite dobla ser la gobemac£>n
de Nueva Toledo. i9b hemos podido encontrar los nombres de ellos. Era
ésto exacto, porque agregando á los 14^, 1^ i que hay del rio Santiago á
la eqxdnoocial, se cuentan 15^ iyjpo á 17 i leguas según las cartas mari-
smas espafiolas, resultan las 270 de ostensión qne debía tener, Norte
8ur/el Qoblemo de Pizarro. Y como de los dos paralelos había de partir y
seguirse una línea del Oeste al Este, abrazando el territorio del interior^
siendo cierto que el Cuzco está á 13^ 30^ 55", no cabe duda (aunque pu-
diera .haberla en ese tiempo por falta de cartas geogr^cas del temto-
lio) de que dicha ciudad corretspondía á la gobernación do Pizarro. Sin
embargo, esa misma oscuridad de entonces. 6 mejor dicho ignorancia de
loa grados de latitud austral en que se háUa el Cuzco, exigía espera, y
me él Juez ^ue iba á íÍBllar mandase hacer las observaciones facultati-
raa necesarias para adquirir tan indispensable dato.
Feto él padre Bobadilla lelos de proceder así, dispuso en su sentencia
de 15 de Noviembre de 1537 ^ fuese una comisión á rectificar la latitud
^ del pueblo de Santia£n>, y atendiendo á que Pizarro estaba en pacífica
'' pesesion de la ciudad del Cuzco cuando Almagro lo despegó de eUa á
^ mano armada, lo cual no había mandado el Bey, se la devolviese en él
** término de 30 dias, y que dentro de 6 entregase los presos. Que Plzar-
^ ro le proporcionase un buque para que enviase al K^y sus comunica-
^ dones y le diese cuenta de la jomada de Chile. Que ambos gobema-
**^ doces dentro del plazo de 15 mas disolviesen sus ejércitos y emplear
*^ «en la tropa en soto pacificar el país. Que Almagro se retirase á Nasca
'^ á los nueve días v que no pudiese venir ni acercarse á Lima, no do-
<< blondo Pizarro salir de esta capital en dirección al Sur mientras no so
'* recibiera el nuevo informe délos pilotos, ó hubiese alguna orden del
*' Bey á quien so daria cuenta de lo obrado. Que todo se cumpliese so
*' pena de 200,000 pesos de oro, y privación de oficio^'.
PinuTO aceptó una sentencia tan favorable á sus de6Í|pios: pero Juan
Sodrignez Barragán, procurador de láJmagro. d^o de nt^dad como agra-
viado, y que apéuba al Rey y su Consejo. El Juez repuso que de su sen-
tencia no hftbia apelación por ser dada de oonsentimiento de las partes.
136 ALM
Iiiqaietóse el ejército de Almagro, oomoera eouaisülente: se marmu^
raba no solo délos aetos irregulares del religioso y & lo ii^osto del fa-
llo, sino que se fitoperaba lu caudillo por su irresolución y ciega con-
ñanza. No tenia ya D. Diego poder ni influencia para sosegar el alboro-
to: él mismo nunca estuvo por someterse á la sentencia si le fuer»
adversa, y habia pensado siempre acudir á las armas en semejante cstre-
mo. Entregado Almagro al abatimiento, hablaba de sus servicios y de-
rechos, quejándose amargamente del padre Bobadilla y atribuyéndolo
todo al engaAo y ialsía de Fizarro. OrgofLes considerando su aflicción le
dijo, " que el final remedio de todo era cortar la cabeza de Hernando Pl^
*' zarro, retirarse al Cuzco, y hacerse allí fuertes: que en cuanto á lasen-
'* tencia, no le diese pena que H las Jejfea se quebrantaban debía aer j^or rei-
" nar^'.
En las tropas de Pizarro ocurrieron iguales alteraciones en sentido
contrario. Se qneria abrir las hostilidades, ir á libertar á Hernando, y
no detenerse hasta haber ocupado el Cuzco. Pizarro temiendo por la vi-
da de su hermano, se propuso salvarlo sin reserva de medios, preparado,
si^ para dar soltura á sus venganzas, luego que consiguiera su objeto.
Mandó á Hernán Ponce, Francisco G^oy y al licenciado Prado fuesen á
decir á B. Diego que á pesar del fallo de Bobadilla se tratase de arreglo
y de la soltura de Hernando. Almagro respondió que para concertarse
<< no convenía lar intervención de aquel fraile, que habia encendido mas
'' la guerra con una sentencia inicua, mezclándose en asuntos estraños
" al compromiso, y no contenidos en los poderes." Que él enviarla nna»
bases con Juan de Guzman, Diego NuSlez de Mercado y el licenciado
Prado. Esto hizo con aprobación de sus amigos, menos Orgofies. Pizarro
los recibió con bondad, y reunido con el provincial Ollas y demás comi-
sionados de su parte, se acordó lo siguiente:
" 1? Que el Adelantado, hasta que el Bey otra cosa mandase, tuviese
'' áSangalla, cenias personas que pareciese justo. 2? Que el Gobernador
" D. ]^rancisco Pizarro diese al Adelantado un navio bien marinado pa-
'* ra enviar al Rej sus despachos. 3? Que el Gobernador D. Diego de
" Almagro se tuviese la ciudad del Cuzco, hasta que el Rey otra cosa
'' proveyese^ ó hasta que hubiese declaración de juez puesto por el Rey.
** 4? Que mientras otra cosa se proveyese, no se quitaría el servicio de
" los indios repartidos á los vecinos de la ciudad de los Reyes; con que
" los que quedasen en Sangalla, pudiesen tomar los bastimentos que
" hubiesen menester. 5? Que hasta que el Rey otra cosa mandase acerca
^' de las gobernaciones, y conquista, cada uno de los gobernadores tu-
" viese lo q|^ue le tocaba de lo que quedase en adelante, sin impedir los
" repartinuentos de la ciudad de los Reyes, que se entendía de Asiento,
" y valle de Sangalla en adelante hacia la parte de la ciudad del Cuzco^
** y la tierra adei^tre. 6? Que se despoblase la ciudad de Almagro del Ya-
'* lie de Chincha; y se pasase á Sangalla. 7? Que en Sandalia quedasen
'' cuarenta hombres para enviar los despachos, y recibirlos, y hacer lo
^* que mas conviniese por orden del Adelantado. 8? Que dentro de loa>
^' veinte dias primeros siguientes, se deshiciesen los ejércitos, enviando
'' la gente á las partes que conviniese para la pacificación de la tierra; -
^' que el Adelantado dentro de seis dias, se retirase á Sangalla, y no vol-
' viese á Chincha, 'y que dentro de los veinte dias deshiciese su ejército
" como dicho es."
Se impusieron 300,000 castellanos de pena al que contraviniese, mitad
Sara la cámara del Key y mitad par^ la parte obediente, y perdimiento'
e la gobernación. Todo se firmó en Lunaguaná á 24 de Noviembre del,
ya citado año de 1637; " y luego con juramento solemne á Dios nuestro
kíM 137
^ U» flolenmidftdei, viocmiMto» moonamhTiúpéfMgQavmOf yfmfeor^o
'' los reinos de Castilla, faeron ratificados los dichos capítulos por ék
^ gc/btíntaáoT D. Francisco fízanev Tlovcateliefos yoafpitaiiss désa
^ ej^^cifto. Y tA mismo jnnmento^ y pleitos-liomenaje I1120 el Adelañtador
** eon todos los caliallefo» y cmiiianes de su eiéreito^ y en onmplimieattf
'' de eUo» pasó InetfV 1» oiodafa de Almagro al TaUe dio Sangalfa; y oomc^
'^ Ift «áratela^ y disminlaeien de D. Fraocisc» Pizarre se eSiaba de Ter,
** eeelamaba Rodrigo Orgoñei, diciendo: oae el mismo Adelantado stf
^ defllmi% perq^ue se iba eoneertando de soltar á Hernando Piaarro; y
'' pftr» qne nnbiese eüdotoy se asentaron loe capitnlos siguientes: 1? Que
** Mernondo Pizarro diese fíanasas de cineaenta mil pesos de oro, que se
** prioa^ntarla ante el Bey, y loa de su oonseijo dentro de seis meóos, con
'< el proceso, qne contra él estaba hecho. 2? Qoe hari» Jonunento^ y
** pleáto-liomen^fe, y debí^ de la dicha pena» que por su persona, ni por
'< ea consejo^ y parecer, ¿Oreóte, ni indirecto^ no tendría enejo, ni enes-
'' tion con el Adelantado, ni sus capitanes, ni gentes, en dicho, ni en he-
** ohOy ni consejo, ni por algana forma^ ni manera, hasta tanto que se
^ httlñese presentado ante eiBey, en seguimiento de su jastioia. d? Qn»
** debí^ de juramento, pleito-homen^, y fianzasno saldría de la gobet-
'* naeion de su hermano, por mar, ni por tierra, hasta que se diese el
^' navio al Adelantado para enviar los despachoa al Rey, y raya con el
** que Üevare ál dicho Hernando Pizarro. Y asentado todo, el Adelanta-
** do dio enalta de ello á sus capitanes, y dijo: que Hemaudo Pizarrov
** dadas las fianzas, y hecho el juramento, y pleito^homettiye, se podría
** tol%ai^. (Jhoáda8deS¿rrenL)
Este nuevo pacto hecho como los anteriores de mala fé por parte de
D. I^ancisco Pizarro, jamás tuvo intención de llevarlo á efecto, y no se
eáoaminó á otro fin que á la libertad de su hermano Hemaudo. Examí-
nese aAnOTÉ, por qué se retri^o de cumplirlo, y se hallará que las causas
que alegó para ello^ eran is»uficientes, y no estaban en contradicción
con lo estipulado; Tuvo Pisarro aviso de haber llegado de Espafia con
cemitnicaGionesel capitán Pedro Anznres del Campo Redondo^ y pen-
sando que pudiera traer alguna disposición del Rey incompatible con el
tratado, le mandó pedir los despachos que oondncia. Pizarro habla soli-
citado una orden para que mientras se señahMen debidamente los tár-
núnoB de las gobernaciones, se estuvieseoí él y Almagro adonde les to-
mase el mandÍAto. SI objeto de semejante astucia era tener en Chile á
D. Diego obligado á continuar allí sin moverse. I^a real proyision decía
eso lúismo de una manera bien espresa: aüadiendo ^^gaa «i álsfUM de lo»
^ do8 ñiabiewpeMiáo I09 limites de su gobemaoiony y hubitee tonuiá» poeetAam
^* de algunas provincias pie Jetasen de ul gobernación dtí otrOy por lo cuál pn<
'' dieran nacer discensiones, mandaba (el Rey) oue las tierras y provin-
** eias que cada uno de ellos hubiese conquistado y pacificado cuando
^ esta provisión llegase; las gobernasen, no em^rgawte fue el otro pretendiese
** sel!* en sus Umitesf y el que así lo pretendiese enviase al consejo informa-
' don de los dichos límites y del agravio que en ello recibía, para que,
** &e hiciese justicia así en lo que tocaba á los límites, f exceso que liu-
'^ bieise, como en los intereses de que pretendiese ser despojado.''
Dé esta orden dio Pizarro conocimiento á sus capitanes, y envió á de-
cir á D. Di^go Aimagto que no vallan las capitulaciones ñochas, que la
resolución ^1 monarca les descargaba del juramento, y que viese lo que
Se déberia hacer* Cambiáronse entre ambos ^bernadbres reconven-
ciones y quejas sóbrelas cosas pápulas, insistiendo Pizarro en que el
otro lé d^ase el Cuzco. Almagro recibió ea esa vez códula del J^y en
18
138 1£M
fae leprareofa ^ndar anúsiftd y aútierdo ooo Plsiurro y obedecer eiii
enanto á limiteslo que mandara el obispo de Panamá eomiaionado par»
liarlos.
£n tal estado apareció van nuevo auto del padre Bobaáilla por ai^se»'
tion del mismo Pizarro, diciendo: ''que por «oantolo reauelto p<Hr éX^nA"
** bia ofrecido inoooiTenientes, y dado íomt Á posteriores tratos entra
** las partes, atento á que Pizano prometía y Jurab% por vida del Bey,
** estar por la paz y cumplirlo que se desidiese; por tanto, ^ relonaan^
'' do su sentencia mandaba que la ciudad del Cuzco se pusiese en dep^
" sito en la persona que él designase, hasta que los PÜotos partieipases
'^ la exacta latitud del pueblo de Santíaco^ 6 el Bey deliberase otra oosa.
** Que Alma^pco podia estarse en loa» Msoa, Ocofia,. la costa adelante,
'* adonde quisiese, y que eutrase en ello Arequipa y loe- Charcas. Que so
'^ pusiese en libertad á Hernando Pizarrc^ haciendo primero juramen-
''. to y pleito-homem^ con fianza de 50 mil j^esos de presentarse a| Bey
" dentro de seis meses, y que mientras estuviese en ^ Perú, no t^diáa
** cuestión con Almagro sobre ningún asunto."
Convino Pizano, y se sometió a este 2? fallo: pero Alma^pro djijo qao
la autoridad de aquel fraile habia terminado desde su anterior senten-
cia, ludada por él; y que era una malici» querer enmendarla sin tener
jurisdicción alguna. Alnuigro, que no era hombre de dobleces y deseaba
de buena gana el avenimiento; todaviaeon esperaasa de obtenerlo, envié
otra vez á Mercado y Guzmau á confsrenciar con Piearro: declase ya
por los cavilosos que ellos y Diego Alvarado, que aconsejé esta nueva-
tentativa, hablan sido secretamente persuadidos por dicho Pizarro.
£1 áltimo resultado fué el %¡uste y redacción de los «guientes ar-
tículos,
'* 1? Que ante tedas cosas el Adelantado entregase luego á Hernando
" Pizarro, su hermano, debsjo de su pleito-homen%)ew y seguridad, que
*' estaba dada para que fuese á cumpbr lo que el Bey te había «ídenado.^
** 2? Que el Adelantado se tuviese la ciudad del Cuzco, hasta tanto <|ue el
** Bey otra cosa mandase, ó fuese el Obispo de la Tierra- Firme á decía-
** rar sobre ello^ estándose en el mismo estado en ^ue la hallé, oon Al-
'' caldos, y B^dores, sin quitar indios ui repartimientos á los que los
*^ tenían. 3? Que todo lo demás declarado en la sentencia del Comen-
'' dador, se cumpliese, y que el Adelantado no inpidiera el servicio de
^' los repartimientos hechos á los vecinos de la ciudad de loe- Beyes. 49
'' Que se entregpriael navio á la persona que el Adelantado mandase, y
'^ que pudiese ir, no obstante lo mandado, al puerto de Sandalia, é da
" Chincha, adonde el navio pudiese Uegaór.'' Por mas reflexiones pací-
ficas y sagaces de Almagro, no pudo templar la irritaeiou de OrgofLes
y otros por la soltura oe Hernando: viéronse xNisquines en el ejercito
donde el descontento se aumentaba por instantes. Orgofies llegé á á»-'
eixquepa9' la amistad de Almagro tenia que perdsr la oabeea^ Nadie se fiaba
de Irizarro, ni poma en duda su falsedad, como que trataba solo de sal-
var á Hernando, hombre torcido y vengativo de quien debía aguardar-
se todo género de atentados.
Sacado de la pfision, lo abrazó D. Diego exitándolo á olvidar resen-
timientos, j cooperar á que se^estaMleciera una paz séilda^prometió obrar
en ese sentido, hizo el juramento y pleito-homen^fe de cumplir lo pac-
tado, y marchó para Lima en unión de muchos que salieron á acompa-
fiarlo,
Pero apensA Pizarro vio Ubre al hermano, que fué el objeto á que se
enderezaban sus ficeiones y disimulo, ya no se ocupó de otra cosa que de
la guerra, apartando hasta de la memoria cuanto había pasado para arri-
ALM 139
ter á«a paeíffijoo aveiiimieiiio. Fnmmt en oamino pftra ChinohA oon «u
tro|Mu^ y ae amgiaó qa»H«numdQ no le habiate de otea oosa qae de la
crueldad á» Almagro, de la afrenta que había siiMdo, j de estar de por
medio bu honra exyiendo la vengansade tanioe affcaTU». Pizaxto eq^i*
dü6 im. deereto recapltiilaado ío&b los cargos qoe habia oi»tia Almagro;
y encomendando el Cjiército y dirección de las operaciones Á Hernando,
le ezoneMS del compromiso qne desde atrás tenia de v^^Tcr áEspafia con
ioB cándales del Bey, ñor que en persona era necesaria y él tenia qne
regyesaTae á Lima de donde no podía al/^Jacse. Amenazó en dicho anto
¿ BU hermano con una malta de 50 mü pesos, en caso de negarse á obe*
deoer.
Continaó esta trama grosera 4e irregalares manejos con nna represen*
iaeion en qae Hernando I^isano, haciendo ver que tenia ^ne volrer á
Espafta coB£onne Á la arden áel Rey, y qne por tanto requería y suplica-
ba al gobernador no le detuviera, pues había Jefes muy dignos de man-
dar el ejáecito, y que en cuanto ¿ la pena qme le imponia, apelaba al
Bey y al C4m8^o. rersuadió él mismo al gobernador para que reiterase
sn determinación oon la mira de ocultar sus deseos de ir contra Alma-
gro para satia&oer su ira y su sed de tenganse: mas ú este paso se que-
jaba en páblico de la obstinaeioA del gobernador.
Pedro Ansuies tr^jo también una c&ula en que el Bey reyoeaba la un»
cuitad dada á Picaño de nomlnrar gobernador de Nueya Castilla áD.
IHego Almagro para después de sus días, y ooneedióndole otra áfin de
que pudiera hacer dicho nombramiento en faror de uno de sus hermar
nos Hemando á Juan Pisarxo.
lia proTifljon real de que y» hemos dado cuenta para qne las cosas per*
maneciesen en el estado en que estuvieran, la mandó notificar Pizarro á
Almagre. Cauró admiración á éste semejante paao deanes del convenio
firmado, y contestó que él ou cumplimiento de aquella, no pasarla del
Ingar en que estaba, y que Pizarro obedeciéndola hioiese lo mismo. Así
cada uno la glosaba en savor desu interés.
Vista oon demasiada claridad la intención de D. Francisco Pizarro de
romper hostilidades, mandó Ahasgro al Cuzco de lugar fcenioite á D.
I>iego Alvarado, y emprendió eu marcha en retirada por las sienas de
Gnaytará con muchas precauciones. Hizo qne Pauliu Inca mandase á loa
indios juntar piedras paca impedir ciertos pasos y que rompiesen é inu-
tilizasen algunos cammos.
£1 contador Juan de Guzman asociado al notano Castro marcharon
para Lima con el fin de llevar Á Espafta la eorren^ondencia de Almagro.
Ambos fueron presos de orden de D. Francisco Pizarro, y con grilles y
cadena, hasta qne Quzman halló ocasión de tomar la fuga.
A pesar de lo que hizo Orgofies para defender las entradas por Guay-
taráb loe de Pizarro sorprendiendo y tomando algunos soldados, veneie- ,
ron las asperezas de aquellos lugares, y salieron a terrenos mas abiertos
poniéndose muy nrózímos i^ ejército contrario. Pero hallándose muy
maltratados y eniexmos á causa de la rigidez de las punas, ún su baga-
je, y faltos enteramente de bastimentos, no se atrevieron á segpiir: por
el contrario volvieron atrás b%)ando pronto al valle de lea sin ser moles-
tados, en lo qne perdió Almagro unaoportonldad de mucha ventila para
haberlos batido.
Allí se le oyó decir á D. Francisco Pizarro *' que su gobernación llega-
ba hasta .el estrecho de Magallanes.'' Dirigió una alocución á su eiérdto
manifestando que se haUaSa determinado á defender con las armas que
nadie sin orden del Bey ocupase un palmo de tierra: y que hallándose
viejo y enfermo habia acordado que gobernase el ejército en aquella cam«
140 ALM
pafiA moL hermaní» Ckinuilo. Todo* le leenondisnni qve nwoliftfcraii «n in-
tención de xetiraae á lÁna: pero que «Mee en peder á BDnmwiáQ por»
aqneU* «mpree», y para que ^raftese et mando ea el Caseow 8eofrel«^
mente habin eomlmuido Heonndo aqneila eeeena para hacer ver qne se
le obligalKir á daaBmpefiar i^ primer papel en laa operaoionee qne abrirían
canmo sndho al deeenfreno de en ódio y reuoor.
Pneose en oamíno por JLucanaB y Aymamee anterizade por el Gober>
nador, y al frente de 700 soldados. Almaero entretanto signi6 por Vilcas
hasta el Cneoo, dejando cortados les pnneápiües pnentM, y perdiendo
alanos soldados qoe desertaban pata reunirse á los de Pisarro. HIxq D.
Diego aprehender en la ciudad á Garoüaso, Gomes de Tovdoya, Gentes
de Alvarado (el moso,) Diego Maldonado, y otVM neilábles por eonside-
rarlos adictos al bando opnesto. Y sabiendo qoe uno ^pelMdado Villegas
iba é fugar llevándose ó Faollu, f né tomado, y estando confeso le maadó
cortar la cabesa.
aproximábase ya el desenlace de tantos hechos repnsnaivtes en <|ae
una ambición frenética habia ultrajado á la moral y al nonsfr hasta el
ponto de tener en nada los respetos debidos á Dios y al Rey. El término
de los escándalos no podía ser otro que naa sangrienta tragedia que pre-
dijera luego otras no méoos lamentables. Vamos á concluir este escrito
redríéndola sucintamente.
Con el enemira» ya á las inmediaciones, yacilaban los de Almacro en-
tre sí se defenderían en la ciudad ó saldrían á recibirlo para librar la
batalla. Prevalecióeste último parecer, y el ejército reducido á solo 500
hombres con seis cañones, se situó en las ^Salinas" teniendo ya á la tis-
ta á sus contraríos. Almagro se haUaba desde mucho antee fatigado por
una enisrmedad que lo postraba. Hísose conducir al campo en liten»
para que su presencia animase mas á sus soldados, ¿las laderas y cerros
vecinos se hallaban cubiertos de la gente que abandonando la ciudad se
inroponia presenciar aquel espectáculo de horror: cada cual deseaba fi-
nalizase soean su opinión, porque no habia quien no tomase interés por
uioo ii otro bando.
£n el de D. Diego la caballería era snperíor á la dePizarro, y por esto
no debió abandonarBc el prímer campo que habia sido bien elegido; pero
Kodrigo Orgofies incurrió en el error, (contra el parecer de Vasco do Gue-
vara y otros,) demudar de posición ocupando A terreno de las Salinas.
En \aA alas mandaban Orgoftes y Pedro de Lerma: el estandarte real lo
defendian Die|^ y Gomes de Alvarado, Cristóval Sotólo, D. Alonso Mon-
temayor, D. Cnstóval Cortesía, D. Alonso Henríques, Pedro Alvares Hol-
gnin, Lope de Idiaquez, Jnan Alonso Palomino, Juan Ortis de Zarate y
otros caballeros. Después de algmios movimientos y de los fuegos de la
artillería y mosquetes, so fueron á las mMios trav&dosc una lucha en-
carnizada ea la eual recibieron la muerte muchos hombres viderosos.
Pnrante la batalla algunos dejaron sus puestos, entre ellos el álferes ge-
neral Francisco Hurtado pasando á la parte de Pisarro, y otros se ocul-
taron ó huyeron para la ciudad. Cayó el esforsado Vasco de Guevara, los
capitanes Diego Salinas, Juan de Moseoflo, Hernando Alvarado y algu-
nos oficiales mas. Pedro de Lerma arremetió contra Hernando Pisarro
haciéndole arrodillar el caballo y pereciera él á no hallarse bien armado.
El bizarro Orgofies fué herído do bala: habiéndole muerto el caballo, so
vtó cercado de muchos, y teniendo que rendirse lo hizo á un desconocido
que refiultó ser críado de Hernando y se llamaba Fnentes, el cual lo de-
golló iadiguamente diciendo tener para ello orden de su señor.
p. Dieiro viendo deshecho su ejército, se dirígió á la fortaleza del Coz-
so. Los soldados de Alvarado, vencidos en Abancay, mataban á los herí-
ALM HT
dos en veft^aaiA de su pasadla tf^ta: a«í t»ei«ció el eapitau )Sbai ÍíSmx,
y Hernando Sotelo. HemaadQ 0ÉcIiicao Smcó á Pedro dé Lenoá ¿
qnren idncontráadolo herido, le éió varias entoeadaa^ 7 lo doié tttejendo
qae ya no viTia. Murieron 120 w partido de Alnin^spró muchos de ellos
asesinados á sangre ÍHa: poeos del «yércSto de los Pisarros, sapeónor eñ el
número de combatientes. £1 Mariéoal Alonso AlVaradó tomó pnüónero
á D. I>ie0o Almagro, librándole del chitan Castro que intentaba malfciff-
lo: eondi^Jolo á &s ancas de su muía, Felipe Outienez. La cabeza da
OrgiAes colocada en lo alto de un palo, la llevaron en üionfo ñor las
esUes de la ciudad. Tal fué U batáDa de las Salinas el 96 de Abrü do
1536, Sábado de Lázaro, annqtié QaréiUaQ dlpe que loé el diá 6. £h
aquel esmpo ae hi£o una Iglesia dedicada á San Lázaro donde se enter-
raron los cadáveres, y ñié construida coh este fin.
Hernando Pizarxo mandó Ibrmar un proceso contra Almagro: y cuén-
tase que se escribieron mas de dóa inil fojas; porque fué crecido el eon-
curso de villanos que quisieron ser oídos como testigos, y declarar con-
tttk aquel las mas temerarias ÍmpoiHnin$s. Acerea de esto dice Herrera...
" y eomo se entendió esta voluntad de Hernando Pizarro, j en aíq^uo-
" lias regiones pueden mucho loe rumores y adulaciones siguiendo bien
*^ y mal 1^ querer de los gobernadores, fueron muchos los que acudieron
** a convidarse para declarar delitos del vencido lisonjeando ál veñce-
'' dor A". Lorente conocedor de lo que ñieron las antignas contiendas
civiles del Perd, y esperimentado en lo. que hace á las modernas defi-
ne la suerte de los vencidos, al escribir sobre los de Almagro, en breves
é importantes líneas que nps es grato reproducir. *' Cuando las pasiones
" poiiticas ocupan el lugar de la Justicia, todo es crimen en los venoi-
** dos, falta la clemencia con los que infunden tkísmn temor, v los dere;
** chos de la victoria se creen suficientes para resolver sin apelación que
** son reosde muerte.'' " ¡ Tantas eran las acusaciones que so-
** bre un hombre esclavo de la amistad, y clemente con sus enemigos,
** iban acumulando, el mezquino rencor de los agraviados, la negra in*
" gratitud, la adulación al venUdor. la vil envidia» y todas las pasiones
** miserables que bullen sobre los caldos eomo los gusanos sobre los ca-
" dáveres.'*
Alonso Alvarado al marchar para el Norte, tuvo el encarjgo de llevar
al hijo de Almagro para entregarlo al Gobernador D. Francisco Pizarro.
£1 Obispo del Cuzco D. fray Viconte Valveide en unión de otros que eran
amigos de la paz, rogó á dicho Groboruador so encaminase al Cuzco para
evitar el derramamiento de sangre entre hijos de una misma nación: pero
ól se oscusó oon el estado de inquietud de los pueblos del tránsito, y ca-
recer do tropa suficiente. Apenas tuvo noticia do la victoria de sus ar-
mas en las Salinas, ya no hizo reparo eñ aquellos inconvenientes^ y se
dispuso para marohar:. lo hizo en efbcto asegurando salvaría la vida ae
Almagro (aunque en su int^or no pensara así) y lo prometió á Valver-
dequele suplicó cálmaselos ánimos evitando persecuciones y vengan-
zas. Pizarro mé instruido en Jai^a por Alonso Alvarado de que se proce-
saba á D. Diego, y de que Hernando estaba resuelto á ejecutar la senten-
cia. Hubo tiempo para impedirlo, adelantando á cualquiera con lá orden
de suspender ese acto: mas Pizarro pudiendo ponerlo en obriu no se ocupó
de dar un paso oue le habria honraao sobre manera. £1 Padre Cal ancha
afirma de un modo claro que la ejecución de Almagro se hizo por orden do
D. Franciséo Pizarro.
Una conjuración para matar á Hernando fAvt libertad & Almagro, se
tramó entre algunos que hablan salido eót^ tééio Cahdia Á un ííuévo 7
malogado descubrimiento por el interior. El plan debia realizarse al entrar
142 ALH
de regreso en el Cuzco: sua autores lo (somimicaroix áD. Diego da ÁlvAra-
do para qne eetaviera sobre aviso, y pudiera ayudarles; y como éste lo le-
proDase, por que no creía á D. Diego en peligro, estando á las protestas
qrne oíaá Hernando í'lzarro; algunos se acobardaron y denunciándose
eilos mismos, se arrepintieron pidiondo recompensa: mas tarde Pizarro de-
sembarazado de Alnu^gro aterrorizó á la tropa de Candía, ébizo morir al
Capitán Alonso Mesa.
Pizarro estaba muy receloso del descontento qne advertía. Imaginando
que por todas partes existían proyectos contra su vida. Era llegado el car
so de desunirse los vencedores, nunca satisfechos, y de convertirse el
odio en lastima Á los vencidos. Asi la conservación de Almagro preso, era
para él un motivo de constante desasociego; porque muchos le amaban
y querían con anhelo su soltura. Para diseminar soldados de que no po>
día yañarse, había despachado con gruesas partidas á Yergara^ Mercadl-
lio, y Alvarado para que continuaran las conquitasen Jaén, Chupachos, y
Chachapoyas.
Hallábase enfermo Almagro, y pidió á Hernando pasara á verlo. En la
visita le djyjo este aguardaba á su hermano con quien sin duda quedaría
bien avenido. Para el caso de demorarse, le indicó podía ir á donde aquel
estuviese: pero en cuanto salió de allí, tomó providencias para acelerar
el término del proceso, en el cual ñgurabanlos decantados crímenes de
haber usurpado la ciudad del Cuzco, y combatido después contra las fuer-
zas de Alvarado. Pizarro que de antemano tenia condenado á muerte á
D. Diego, parecía burlarse de su víctima, pues le enviaba regalos para
que comiese, y hacía le preguntaran si en caso de marchar á verse
con D. Francisco Pizarro, pretería le llevasen en camilla ó servirse de una
silla de manos. Pero todo esto tenía solo por objeto descuidar y ador-
mecer á la oposición que tanto agitaba su ánimo. Hernando en la cam-
pafia cuando se le d\jo, que Almagro padecía una enfermedad mortal ha-
bla dicho sin elmonor recato estas palabras qne han repetido muchos es*
oritores: *' Que no U haría Dios taú gran mal qiie U dejase nuMrirain que le hu-^
ilese d las manos,"
Cuando Hernando dló la sentencia de muerte contra D. Diego Alma-
gro, y se la hizo saber por medio de un religioso, ya dgo á sus confiden-
tes''que hasta entonces no podía tenerse por acabada la guerra.^' No es-
perando Almagro aquel fallo, se sobrecogió en estremo aun negándose á
creerlo, y suplicó le llamasen á Pizarro. No rehusó ésto la entrevista, y
después de lastimosas razones que exltaban vivamente compasión hacia
un nombre que tantos servicios había prestado al Rey y á los Pizarros
que le quitaban la vida; refiere el cronista Herrera que Hernando le d\)o
'* que ni él era solo el que había muerto en este mundo, ni dejarían otros
" muchos de morir de aquella mauera, y que acabase de conocer, que ha-
" bía llegado el último día de su vida; y que pues tuvo tamta gracia de
" Dios, que le hizo cristiano; ordenase su alma, y temiese á Dios, y que sí
** aquellos Reinos pudieran estar en paz con sustentarle la vida, holgara
'' de que en su vejez no acabara con tal muerte.'' En medio de su an^pus-
tia Aunagro le hizo presente ''que cómo era posible que tuviese ánimo
" |>ara matar á quien tanto bien le habia hecho, quedando con perpetua
** mfamia de ingrato, y de cruel? que se acordase, que habia sido el esca-
*' Ion por donde él, y sus hermanos hablan llegado al estado en que se
" hallaban, y que jamás tuvo bien, que no le quisiese para su hermano:
" que le enviase á él, y si por su mano le viniese la muerte, la llevaría
'' con paciencia, conformándose con su desdichada fortuna; y si le diese
*^ la vida, haría Ío que debía ala vieja amistad; y que si todavía no le
** cuadraba aquello, le enviase al Rey, á donde si hubiese delinquido,
AUf U$
** seria castigado; yqnelé d^fese» qué bi^n se le pedia seonix coxr sv
" maertet yqaómal con su yidat rúes con sn cansada, y amgida^ejev
** estaba en ténnino tal, qne según laeon, podía durar poco/' No se mo«
▼ié el cruel PJtearro á xiuserícordi% y con dureza le contestó; " Que
** pues era caballero, y tenia nombre de ilustre, no mostrase flaqueza^
*^ y que supiese ciertfunente ^ne había de morir." Todavía Almagro ha-
GÍenoo el último esfuerzo replicó: ^' Que no permitiese tal, por que auñ-
** que de presente no lo sintiese, podría ser que adelántele pesase do
" haberlo hecho, iK>r que era imposible que el Rey acordándose de lo
'' que le había servido, y las provincias que le había descubierto, dejase
" oe hacer castigo en su venganza, pues nunca le fué traidor; y que si
'* consideraba en aquello, se condoliese de aquel mezquino viejo, que la
" cabeza, y él cuerpo estaba lleno de cicatrices de las heridas recibidas
" en servicio de su Key y Seflor, y de su patria, con un ojo perdido, usan*
" do de la mayor bemgnidad que pudo con todos: que tuviese piedad,
** acordándose de la que tuvo con il en darle la vida, cuando él estuvo
" en su poder, aunque fué muy solicitado para darle la muerte pronosti-
** candóle aquel trance, v que hacia agravio á muchos caballeros H^os-
'' dalgo, que esmeraban el remedio de su mauo." Dio fin Pizarro ala en-r
trevista previniendo á D. Diego " que se confesase por que su muerte no
*' tenia remedio/' Le había negado la apelación al Rey apesar de los
mejKOS de muchos que se interesaron para que la concediese.
£SÍ infortunado Almagro se dispuso para el fatal trance, y en virtud
de la cédula que tenia del Bey para elejir sucesor, nombró a su hijo T).
Bi^o gobernador de Nueva Toledo bajo la tutela de D. Diego Alvarado,
iUHm que tuviese mas edad. En su testamento dejó al Bey por heredero,
y deelaró que tenia que haber gran suma de dinero de la compa&ia con
Pizarro á quien se tomaría cuenta.
Uno de nuestros modernos historiadores ha escrito, que como se halla-
se Hernando rodeado de temores activó el proceso, reunió á los Alcaldes^
BegidAres y Capitanee de tu etm^amza j les manifestó los riesgos de su si-
tuación, aa recelo de cometer alguna sin razón por no tener su ánimo
bastante tranquilo, y 9u rsioliieioa de hacer lo que ellos le aoonaefdran. Que
habiéndose él salido para que ddíberasea con entera libertad, fueron de pa-'
zeeer que la ejecución de Almagro era necesaria para tener paz en la
táena; y que el Adelantado mereoiapor sus delitos notorios la pena car
pitaL Que vuelto Hernando á la Junta, hizo presente que ei bien él era
Mmiemo dUitámeny deeeargába tu condmok» en éuoe, esponiéndose á cual-
quier resultado jNw* fie apartaree de loque resolvieran. Que, como era de te-
mer, se decidió que mereciendo Almagro la muerte, el menor dallo era
8eutaiciarlo--[Zoretite Ü&ro 7?]
£s de suponer que el escritor haya tenido á la vista alffun documento
en el cual conste que se celebró esa junta, y que pasó en ella lo que aca-
bamos de repetir. Bías no se encuendaran estas noticias en ninguno de
los autores antiguos que cuidadosamente hemos consultado. Prescott, á
quien po<^ aventi^aron en investigaisiones, nada refiere de la citada
reunión. £1 no solo seguía por el (oonista oficial, y demás historiado-
res conocidos, sino que tratado de Ub muerte de Almagro, se remite en
sus pareceres hasta á manuscritos c(»bo el de Espinal, y los anales de
Montesinos de 1538: á una carta del Obispo Valverde al emperador; á
otra de Guti^rez, y lo que es mas á la obra de Pedro Pizarro, enemigo
de los Ahnagros.
Preseott por el contrario dice: ^^Quienee fueron los Jueces ó cual el IWdtí-
** nal que le condenó no lo sabemos; pero en realidad todo el juicio ioé
*' una bovla si jaioio puede Umnarse aquel en que el acusado está econ-
144 im
^ viMftifiéiifter i^dÁmfinte úa Itf aoiiñibtoit. ^1 olbitipo Val verde en sa cátttC
^itEliip<^^£ler¿ioe4iié' etígió al gobernador D. Fráncieoo Fittarrá
" miÉtelSuiééX CitíSoo y pudeeei AIaaMio^ ¡ümediatsmente en liúertAd^
'' Él ttíáoietó Espinal) tevlitfo de todol^ ni2o eeñiéreos sin fruto para é&aua^
**é^á MernaniUkétií^upropóSioJ^
l^attttana en sos ''Espa&oles éétbíjíei^ áUBtísem nmohas páginas al g^o^
limiádjáirPisaítOyyes niny nriducioecy eñ loT rélatívo al fin trágdeo da
iJUiÉflgtW/ Ko em pcístblé oltidasé habef eonihreteiido Hernando esa fon-
tík Itif&í^g^iieft y desecbdérdUtqitédeM sinoresoiTer'
én olgeto dé tonto bidt<r.
. M^^iiñoé(S0á TtCB&M, ^lánóiíéísk áe la sentencia de Almagro príodtf-
V ^ o^mfüAfA. ptúffEÓiéu^ étkitB los hal»! tantee del Cnzco. A todos sorproix^
** ató ^ mhbiiwr^ ínvestfdode nná atitoríáád|)ro0i»(<ma{y Umitadase atre^
*'. vt09e i fatiÁÁv cailsa.á vtak ^rsouá de ía categoría de Almagro **Po'
'* i^QS liubo qiie,no tec(>rd¿(K>|i álgnn^wstp dé generosidad 6 benevolenóia
!1 5^\ ^^ichoda T6^;e¿B|ñoj yjctmá los; qáé habion pro^rcionado ma^
(X
'* ^inóiiahimiánidiidrdeciarando que enbe' los blancos no hablan tenido
" Eiéj^or amigo qué étJ^
]^w^ suspender nuestra» objeciones dire^ que no admitimos ni te-
neii\Ó6 por cierta la existencia de ese consejo 6 Junta,, á menos que se
pos presente Una prueba bae|tf|íiie.deélló./i ental caso diríamos, á ley
dé iniBarcialesy quéfiíé ana artimálía pérfida y grosera; y.que era nuesh
tródeber dec}^rarlp así^ sinpaiár en 8ilen<^ que no hábia el meiunr vi90 de
juriimaioA legal en eemejmté retento».
Tomadas todaalas piiBcauci<meB de seguridad que aconsejaban las oir-
cnnétalicias^ no otref iéndose Pixarro á liaeer en público lá ^|ecnoion>
mandó le diesen gártpté en lá eárciel: y sacando en seguida el cadáver á
la plaza principal del Cuzoo^d^.elprc»onero: <^sta es la justicia, qu«
'' sümda liíaoer su Mag«»taa, yHerkaiñ& nzarro en BVLwmbreá este hom-
'f bre, por alborotador de estos r^ios, y porque entró en la ciudad del
« Cuzco con banderas tendidas, y se hizo redmr por fuerza, prendiendo á
" las justicias, y por que ñié á la Puente de Abáncay, y oíd batalla á
" Alonso de Alvaradoj y le rarehendió, y á otros, y habianecho dditbs, y
'^ dado muertes*" Cortósele la cábcosa^ Uerándolo luego á casa de H«r«
nánPonoe de Leon^ donde fué amor^jada GardlsBO dice: '^que estUTo
^ el eadáyer en la plaza mucha pacte del dia, y que cerca ya de la nochtt
** un negro que habia sido esclavo de D. Diego, lo envolvió en una sába^
'' na y ayudado de varios iiidibé locqudii^oá lalfereed:'' sin embargo
nos inclinamos mas á lo anteriorinente dicho.
■ No hay inodo de saber con ^ezahiedait á que Ue^Ó Almagro, y entre
algunos ijüe lá calcularon se nota variedad de opmlones: mas puede
creerse que si no tenia 70 aüos. estaba próximo á cumplirlos. Tampoco
se encuentra noticia dé la íécla en qaemuri<^ pues ningan escritor dé
aquellos tiempos la deterimiia. Es de sapóner sin embargo que acaeció
del 10 al 12 de Julio de 1538, ^rqoe eadstíendoel dato de que terminó la
cansa el dia6 como diceFIraiscotty pasarianálo sumo 4 para la ejecución.
Lósente indica que el citado diá 6 te tomó coafosion a Almagro, de lo
cual se infiere q^ue este seria el último acto del sumario, cuando debió
ser el 1? para bir ú sus testigos, y que ptuliéra probar descargos y for-
mar uña defensa de que nadie habla ]N>r qué no la hubo.
£1 lector ko asommrará al instruirse de qué Hernando PizarrO y ébl
ALM ^ Í4á
*
liil«nloBattBÍie0eii al etilietto de la víeSma, cotto lo hito en ei de Ata*
hiutfpa vtL liemumo D. Franeisco. Sste repagnaate sarcasmo setrlria
para haeeruna mentida maniftstaeion de qne no eM>ia lenoor ni mala
Vc^nntad en personas cuyos deberes les obligaban á prescindir de la ele*
mencia> muy á sn pesar. Y por eso será qaa.'vemos hasta ^ora con-
currir en ciertos fdnerales a los que fneron enemigos de los ánados,
«nnqne los hubiesen perseguido ó calnnmiado cuando Tírian.
Terminaremos co^^ando el parecer de Prescott con respecto á lá res*
ponsabilidad de D. Francisco rfsaxro, y es enteramente conforme con lo*
^ne se lee en Qnintanay el cronista Herrera.
''IMceee que cuando terminó la cansa recibid un mensije de Hernando
** consultándole sobre lo que debia hacerse con el preso, y que respondió
^ en IxreTes puiAhtMquekusíese^manerñ^pKelAéMeMiadó no Unpu^iese ea
^ ma» aXbanttw, "DUseae también que Hernando acosado después por la
^ irritación qne produjo la muerte de Almagro, se escudó con las ilis-
^ trucciones que aseguraba haber recibido del gobernador. Lo cierto es
** que Pizarro durante su larga residencia en Jat^ja, estUTO eu constante
** comunicación con el Cuzco, y que si, como le aconsi^jó con repetidas
** instancias Yalverde, hubiera apresurado su marcha, podria fácilmente
«* haber eritado la consumación de la catástrofe. Como general en ^efe
^ la suerte de Almagro estaba en sus manos; y por mas que sus partida-
^ ríos aseguren su inocencia, ol juicio imparoial de la mstoria le hace
*' responsable juntamente con Hernando de la muerte de su socio
^' y imenas habia pasado el río de Abancay recibió las nueyas de la muer-
'^ te ae su rirál, manifestó sorprenderse mucho con la noticia: todo sU*
^ cnexpo se agitó y permaneció por algunos instantes con los ojos l^os
'' en iaeira dando señales de la {mayor emoción. En su ulterior conduc-
^ ta no mostró que le pesase en manera alguna de lo que se habia he-
** cho. Entró en el Cuzco, dice un testigo presencial, entre el mido de
** trompetas y chirimías, a la cabeza de sus caballeros, vestido con el rico
^' traje que le habia enviado Cortés, y con el gozoso y altivo continente
** de un vencedor.
Véanse los artículos correspondientes ú los Pizarros; y el respectivo á
Alrarado — D. Diego.
dn^fbrettda qM tuto Almagro don D. Pedro Arias DdvÜa para apararle de la
aooeiatíon em la empresa del deacubrímiento del Perú; segvm la cuenta Oviedo
en el capitulo ^, porte segunda de su **JBi8toria GeneralJ'
^* £n el cuál tiempo (febrero de 1527) yo tuve ciertas cnentas con Pe-
dracifls, y haciéndola averiguación de ellas en su casa, donde nos juntá-
banlos a cuentas, entró el capitán Diego de Almagro un dia, é lo^jo: So-
flor, ya vmd. sabe que en esta armada é descubrimiento del Pera tenéis
parte con el capitán Francisco Pizarro, y con el maestre-escuela D. Fer-
nando de Luque, mis compafieros, y conmigo, y que no habéis puesto en*
ella cosa alguna: y que nosotros estamos perdidos, é habernos gastado
nuestras haciendas y las de otros nuestros amigos, y nos cuesta hasta el^
jiresente sobre quince mil castellanos de oro, é agora el capitán Francis-
co Pizarro é los cristianos que con él están tienen mucha necesidad de
sooorrOy é gente, é caballos, é otras muchas cosas para proveerlos, por
que no nos acabemos de peraer, ni se pierda tan buen prmcipio como el
que tenemos en esta empresa, de que tanto bien se espera. Suplico á US.
qne nos socorráis con algunas vacas para hacer carnes, y con algunos di-
neros para comprar caballos y otras cosas de qne hay necesidad, como
jarcias y lonas, e pez páralos navios, que en todo se terná'bueDa cnontá
19
146 ALBf
7 Imhas de lo que hastAaqni se ha gaatado, jMur» que «si goce cada xma
é contnbuTft por rata tegoc la parte qwd tuviexe; é puea aois partícipe en*
este deseoDrimiento poria ca|pitulaoion qae tenessos. no seáis, Sor., cait-
saque el tiempo se haya perdido y nosotros eon él; o BÍnó queréis aten^
der el fin de este negooiogpaffad lo que hasta aquí oa oabe por rata, y
áe¡.4motío todo. A lo cuafredrarlas^ deq^uea que hobo dicho Alma^pro^
tespondid may enojado, é d^o: Bien parece que dejo yo la gobernación,
pues vos deois eso que le que yo pagara si no me bebieran qjoitado el
oficio, fiíera que me diérades muy es&echa cuenta de los ciistumea ^ae
son muertospor culpa de Pízarro é nrestra, 6 que habéis destruido la tier-
ra al rey, é de todo» eso» desordene» é muertos habéis de dar razón, co-
mo presto lo veréis antes que saleáis de Panamá. Ale cual replicó el ca-
pitán Almagro, dio di/o&seiVor oejaos de eso, que pues hay justicia 6
|aez que nos tenga en ella, muy bien es q;ue todos den cuenta de lóS vi-
vos é de los muertos, é no faltará á vos, sefior^ de que deis cuenta, é yo
la daré á Pizarro de manera que el emperador N. S. nos haga muchas mer-
cedes por nuestros servicios; pagad á fuereis gozar de esta en^reea^
pues que no sudáis ni trabi^ais en ella, ni habeia puesto en ello sino un»
ternera que nos distes al tiempo de la partida, que podrá valer dos á tre»
pesos de oro; 6 alzad la mano del negocio, y soltaros hemos la mitad de
lo que noe debéis en lo que se ha gastado. A esto replicó Pedrarias, rién-
dose de mala ganí^ é d^o: Ko lo perderos todo, 6 me daréis cuatro mil
pesos; é Almagro dúoi Todo lo que nos debéis os soltamos, é dejadnos coa
Dios acabar de perder 6 ganar. ComoPedrarías vido que ya le soltaban
lo que él debia en el armada, que á buena cuenta eran mas de cuatro 6
cinco mil pesos, d^o: ¿ Qué me daréis demás de esot Almagro dijo: Daroa
hé trecientos pesos, muy enojado, y juraba á Dios que no los tenia; pero
que él los buscaría jMr se apartar del é no le pedir nada. Pedrarias re-
plicó é dijo, y aun dos mil me daréis; entonces Almagro d^o, daros be
S^iinientos; mas de mil me dareiSjd^o Pedrarias: é continuando su enoja
Jmagro d^o: mil pesos os doy y no los teneo, pero yo daré seguridad
de los pagar en el término que me obligare, é Pedrarias d^o que era con-
tento; é asi se hizo cierta escritura de concierto en que quedó de le pagar
mu pesos de oro con que se saliese, como se salió de la compalif a Pedra-
rias é alzó la mano de todo aquello, é yo tai uno de los testigos ^ue fir-
mamos el asiento é conveniencia, é Pedrarias se desistió é renunció toda
su dmeoko en Almagro é su cdKmafiia, y de esta forma salió del negocio,
y por sú poquedad dejó de atenoer para gozar de tan gran tesoro, como
es notorio que se ha habido en aquellas partes.
lUUm0*-I>. DnsGO— h^o del conquistador del mismo nombre y
compañero de D. Francisco Pizarro. Nació en Panamá, y su madre, in-
dígena natural de dicho lu^sir, se llamaba Ana Martínez. Aunque en la
capitulación hecha en Toledo á 26 de Julio de 1529, entre la Beyna y Pi-
zaizoy no se encuentra cosa algima relativa á legitimar al l^Jo de D» Die-
go Almagro; el cronista Herrera al puntualizar las conseciones hechas
en aquél tratado dice por lo tocante a Almagro. . /^ que darla ( la Beyna)
*' legitimación á su hijo que tuvo de Ana Martínez, su criada, mi:yer
soltera, siendo también él soltero.^ No sabemos si llegó á otorgarse la oé*
dula cerrespondiente á esta gracia, pero es de suponerse por que D. Die-
go tuvo dee^ues agentes en m corto que manejaron los asuntos de su par-
ticular interés; mucho mas cuando consta que intentó negociar el ma-
trimonio de su hijo, por medio del cardenal de Bigüonza, con una hija
del Dr.. Carvajal consejero de ludias; pensamiento que se frustró por
muerte de ella.
ALH 147
CoBMTV^SBe D« I>i6|^ en PattAmá en su primem edad, y Tino al Perú el
9llo -ú» Í635 tm eompaftia de Francisco Martin de Alcántara hermano ma-
terno del gebemador D. Franeieoo Pisorro. qnien lo koepedé en lima, y
lo eoLTÍÓ lueeó al Ciuoocon D. Juan de Raaa paraqne alcanzase á en pa-
dre qne liabia partido para la Jomada de Chile. Despnea de esta eamp»»
Ha y de la toma del Gnzoo, que cansó el rompimiento con Pixano. ettaa*
do ei. (^écoito de Almagro en Glli]lolu^ toé designado sn hijo ñor el padra
Bosadilla para qne €í y otros qaedasen de rehenes en poder de Fisairo á
ftn de que pndieran los dos candillos comparecer en Hala á ser sidos. No
flegp6 esto a reatízarse por qne Pizarra se negó á tal condieiony qae le oMi-
l^ba á remitir á su hya Da. Francisca y las demás personas elM^daSy en
calidad, tamhien de rehenes, al campo de Almagro. Cnando Hernando
Piaano fné puesto en libertad en Tiitod del ayenimiento edehrado dea-
pnesy P. Diego (h^o) le aoompa&ó con tktíos oficiales principales haste
dn^iario en el cjév^to del gobernador D. Francisco, quien lee mzo mnehoa
ooae^nies y desechó las sugestiones de algunos que se empellaban en
qne^uedaran allí presos.
lioego^ue D. Hernando Pizarro venció en las Salinas á D. Diego de Al-
ma^pro, dispuso que D. Alonso AlTarado que venia Á Lima tnjese eonaigo
al hijo de D. Diego y lo entregase al gobemad<Nr. £1 olijeto fué apartano
de la vista-de los soldados y partidarios del padre á quienes, no sin ra-
zo», teaáé tanto Hoaiando antes de mandarlo ejecutaren el Cuzco.
Alvarado encontró ú D. Francisco Pizano en Jai^a donde recibió á D.
Diego: le prometió por dos veces conservar la vida de su padre; (en lo
que no pensaba) y lo remitió á Lima previniendo le trataran en su nüa-
mtk eaea como si íberal^jo suyo.
JD. Diego Alvarado marchó para Espafia á de&nder los deredios de Al-
magro y perseguir á Hernando Pizarro por la muerte del Adelantado. 8a
hijo aguardaba se le considerase dándole la gobernación de la Nueva To-
ledo; mas en medio de esta esperanaa, vela cen dolor la adversidad do
loa vencidossin tener ya como socorrerlos en la espantosa inopia á qne sa
velan sedu^dos. Su pobreza fué en aumento y auioecian también la ir-
ritación y el odio; por qneee los oprimía no seloeon las privaciones, aiao
con el rencor mas torpe y hasta con el desprecio y el ludibrio.
Binaban á Lima muchos perseguidos en las provincias mas distantes,
y aaediadoB por el hambre les era muy dificil adquirir el sustento; bus-
cábanlo por los campos en que recibían el auxilio caritativo de los indios;
mientras que sus compatriotas, sus iguales ó inferiores en mérito, vi-
vian haciendo ostentación de la abundancia y de sus vicios. Llegó el
eaao de que una misma capa raida sirviera á muchos aUematívamenta
para eallr á agenciar el alivio de su mendicidad.
Tal era la4ura auerte á que los desapiadados vencedores condenaba».
ú los vencidos en la fuerra-ciril, sin otro motivo que la lealtad á su par-
tido. Funesto f)fempTo tan imitado en nuestros dias! Envanecimiuito
«lego de los que triunfan, sin asustarles la instabilidad de la fortuna
aiempre pasagera: ni comprender que las crueldades v las venganaaa
producen r^resaíias y reacctonesl Entonces todos vivaban al B»y; na-
die ponía en cuestión los títulos del Soberano: las luchas encarnizadas y
d muerte, provenían de la ambición personal y de la codicia lo mismo
qne en nuestra ópoca: siendo notable eu esta, que los sobiemoe legaiea
son mas tolerantes, y suelen hacer ensayos de reconciliación; no asi loa
partidos que usurpan el poder y dan á los que caen con nobleeonsecuen-
«1% epítetos que solo á ellos poorian pertenecer.
£1 Marqués Pizarro espulsó de su cosa al Joven Almagro ñor alejar do
ella á los i^migoB de este que con frecuencia acudían ú verle. Otros hi- .
148 AIM
eteíoa lo mismo por adulación 6 iemor^ y como ya laa hcpjáli^a^JMi pava-
eia se acareaban Á su último término, entró en D. Diego la niúapna doaeji-
peraeion, que se habia apoderado de los suyos. No puoieú^o soportar ya
sn desdicha» vieron su único recurso y porvenir en una revolución^ y eo»-
pesaron á tratar de ella y combinarla resueltos liasta da^ muerte al
marqués.
Juan de Herrera jr Juan Bálza á cara descubierta^ y Pomingo de 1»
Presa en«eeretOy asistian Á Almagro para su alimentación, firanaueando
éf, tesoeio á otros des^paeiados, cuanto podia con igual bondad. Piaarro
no ignoraba la situación de Almagro y tantos hombree de servicios qa^
vivían desnudos y acosados de necesidades las mas perentorias. £l podo
remitir á ese joven á Espa&a, socorrer y dispersar á los demás, empleKB"
dolos á la distancia en cualquiera ocupación, como se lo aconsejó el Fac*
tor Illén Suarez de Carvi^áT^ que ^bemaba en d Cuzco, al participarle
que se ausentaban con dirección áXima los Almagrlstas conocidoa por
^logide Ckilef^ y que según rumores siniestros que se oian, convenia que
el marqués cuidase mas de su persona. Pero Pizarro indolente y renoo-
roso, con su habitual frialdad, estuvo solo dispuesto á diarios padecer,
fomentando así la saña implacable de los de su temerario círculo.
Bn medio de las miserias que los angustiaban^ todavía estos hombrea
se contuvieron cuando se supo en Lima que venia de EspaSia el Licen-
ciada D. Cristóval Vaca de Castro á visitar el Perú con instruociones del
Bey para averiguar las causas de la guerra civil y de la ejecución de Dt
tliego de Almagro. Pensaron aguardarlqpara quejarse y ^edir justieia»
porque meditaron que con la moderación acaso la obtendrían mas fácil*
mente. Este fué consejo do Cristóval Sotelo; pero aunque aceptado p<Mr
el mayor número, no Se airaigó en los ánimos, y duraron muy poco oua
efectos. Propalóse la voz de que el Licenciado vaca estaba da acuerdo
con Pizarro,y que decidido j ganado por sus procuradores en Espafia, no
solo dejaria en oscuridad é impunes los atentados ocurridos en el Perú,
sino que haria nuevos agravios, é impondría castigos á los que compo-
nían el miserable bando vencido. En vano se Ixató por algunos de s^^la^
Ear toda resolución violenta, opinando que si en los procedimientos de
Yaca encontraban mayores desengaños, tiempo habia, y motivos no
fidtarian para desconocer su misión y desaparecerlo lo mismo que al
gobernador.
Laindi^idad de Pizarro llegó á tal grado, que le indujo á dar una
providencia espoliati va y de ruin carácter,conníscando los bienes que I>o-
minso de la Presa, amigo de los Almagres como ya dijimos, habia le^a-
do &ÍD. Diego, y servían para socorrer la indigencia ;;de los del partido
eaido. £1 hecho si bien hirió de muerte á esos desgraciados, tuvo un fin
J^ttéio califícó todavía de mas odioso é irritante; por que la heredad é
ndios de Presa, arrebatados á Almagro en mala circunstancia, fueron
a^ndicados á francisco Martin de Alcáutara, hermano materno del mis-
So gobernador. Pizarro ¿ quien no podia ocultarse lo impropio de esa
aposición, quiso paliarla naciendo decir ú Juan de Saavedra, Cristóval
Sotelo y Francisco Chaves, capitanes de Almagro, que deseaba darles
indios de repartimiento. Pudo verificarlo si tal era su ánimo, omitiendo
lín anunció que no fué creido, y que produjo el peor efecto: los dichos
oficiales contestaron que estaban resignados á perecer antes que recibir
nada de sn mano.
Todo ooneurria ¿reagravar una situación cuya mudanza no podia es-
perimentarse sin un repentino sacudimiento. Los de Almagro pensaron
eñviair á Alonso Portocarrero y Juan Balza comisionados para recibir en
Pinra al Licenciado Vaca, darle cuenta de los sucesos pasados, é implo-
ALK 149
iarelrNnedk>yimK«0ioiidelo»iiiáles qae snftiaii. Peto varianm do
paroocr d^sda que le« adictos ¿ Pisarro esparderon la tos de que aque-
llos llevalMÁ él «ecre^ deaisnio de matar á Yaoa — jCnándo la ealnmala
no habrá sido la arma predilecta de los partidos en eferresenoial .
Pizarrp por que se n^ásk qae lea Almasristaa ae nxDcuraban armas,
hizo llamar al principal de eUos, Juan de Hada, y le o^o estar informado
de Boa preparativos/y de que según datos ciertos tenia el ol^ieto de em-
plearlos contra su existencia. ICada le respondió ser TerdEUl que se
Babia %nnado para defenderse y no otra cosa; porque se le aseguraba e&-
tar oa vida en peligro, y que el gobernador se proveía de armas para da-
XUurle lo mismo qué Á sus amigos. Corrían en efecto estas Toces, y por
ello p. Piego Almagro, Rada y otros se acompafiaban temerosos oe al-
E lance: y al rerlos sus enemigos decían que no con buenos fines an-
aa en pandillas. La entrevista de Bada concluyó sin mas que aque-
veoonrenciones, iludiendo agregarse que Pizarro, por consto de un
looo Humado "YaldeciUo," que estaba presente en el jardín del palacio,
tomó 6 naranjas de un árbol inmediato (eran de las pri^neras que se dar
bai> en Xíma) y se laa obsequió á Bada.
Bl llamamiento á éste lo hizo Pizanx) por medio del Obispo electo de
Qnito IX Qarci Díaz Arias: este prelado supo se hablaba entre loe índice
de la próxima muerte del gobernador, y se nabia reído suponiendo que
ialea vaticinios partían de las bechicenas de aquella gente.
Sn el odio á los de Almagro nadie exedia al secretario de Plsarro D.
Antonio Picado, cuya influencia se ejercitó siempre en hostilizarlos. Suy
proToeac^ones n^ecuentes tocaban á veces en lo ridiculo: pero ninguna
mé maa pueril, y descomedida al propio tiempo, que la de babersjS par
eeado con una ropa francesa sembrada de higas bordadas de plata, conl^
particularidad de que al pasar por el alojamiento de D. Dieao de Almar
gro^ volvía de un lado áotro el caballo que montaba, inquiet^idolo df
mteniío para llamar la atención, A esto, que refiere el cronista Herrera,
aftade€kax»laso que en la gorra que llevaba puesta, se veía también una
iáfgiBk esmaltada en oro con un letrero que decía ''para loB de CUl^ de lo
eoal estos se afrentaron y dieron por muy ofendidos. £1 mismo autor es^
enb6 qaelesAlmagristas se portaban con mucha insolencia j descaro,
y ene el hecho deficado faé después de que en la picota habían apare-
cido atadas tres sofi^, una tendida hacia la casa del marqués, otra en
dirección ¡á la del l>r. Velasquez, alcalde mayor, y la restante á la de Ajó-
teme picado.
Sa ataque é Pizarro debió hacerse el 24 de Junio de 1541 dia de 0an
Jaai^ mas para efectuarlo no pudieron ponerse enteramente de acuerdo
loB agresores. Bada un dia después espuso á D. Diego de Almagro que
eva urgente matar á Pizarro vengando la muerte de su padre antes que
A los mandase matar como lo tenía pensado: friera de qué nada haDíi^
^tae esperar de Yaea de Castro sino mas duras persecuciones sngeridaa
per él marqués. Así opinaba D. Diego Al varado en comunicación á Al-
magro porque ólenSspafia había conocido et favor que tenían los Pi-
aasoe en laoorte mediante valiosos obsequios que hacian á Tarios eon-
aqlfiíDS, y al cardenal Loayza proteotcMr decidido del gobernador. Alma-
fpo^qaeao era autor, ni fomentaba el asesinato, oreemos que no dié
en consentimiento ni dictáünen para que se hiciese, y contestó á Bada
** que niiaxa bien lo que se determinase.^
no tesemos, sin embargo, por inculpable á quien pudo c^^onene de un
modo iMaelto: ni eonvenunos tampoco en que ignorase él último acuer-
do de loa conjurados para efectuar un hecno de tanta entidad* Uno de
ellos, Fcanoieoo Herencia, dio aviso del plan á un clérigo: trasmitido
150 ALM
al marqniás, este llamó al Dr. Juan Velasquez teniente de jtuiticia, y le
{irevino providenciase lo necesario para evitar el trastorno. Velasques
easegoró gue mientras él tuviese la vara en sns manos nada habia que
temer.
Pizarro que en medio de tantos mmores, entraba y salla sin compa&í»
ni quien le defendiese, menospreciándolo todo con estoica serenidad, foé
á cenar con susl^jos a casa de su hermano Alcántara. Allí le buscó may
ipqtiieto y temeroso Antonio Picado con un hombre que no qneria dea-
cubrirse, y fué el referido clérigo: ambos hablaron en secreto con el ¿o-
bemador; quien fué de sentir que aquello no parecía sino invención de
indios, ó de alguno que apetecía recompensa por la noticia. Tolvió
Pizarro ala mesa, pero no tomó mas bocado, y luego regresó á su casai..
Se acostó pensativo, y uno de suspires le comunico ^ue entre los indios
se hablaba de que al siguiente día seria muerto. Pizarro despidió con
enojo al sirviente. iSl se habia abstenido de ir á misa el dia de Sui Joan
y lo mismo hizo el Domingo 26, en cuya maliana recibiendo mas aaun-
cios, dyo al Dr. Velasquez de un modo tibio y no con la desicion que pe>
dia el caso, ^^tomase presos á los principales de la facción de Almagro.'*
DQose que Domingo Kuiz, clérigo, y un tal Perucho Aguirre, dieron avi-
so á Rada del peligro en que estaba. Horas antes el Licenciado D. Beni-
to Suarez de Carvajal, ^ue habia trascendido lo que iba á suceder, tuvo
una entrevista con el citado Bada^ara llamarlo á onen camino; y acon-
sejarle desistiese de sus fatales designios: pero Hada suspicaz y cauteloao^
■eempeñó en disipar sus temores, atribuyéndolos á vulgares sospe<^ias.
En este sentido se sirvió de muchas razones para persuadirle de ^ue '^a-
** mas se arrejaria á cometer atentados;" y agregó que pronto él liicencia-
do Yaca conocería de todas las quejas y reclamaciones de Almagro y soa
amigos. Carvajal, no obstante, vio sin demora á Pizarro para que en-
mendara su descuido, y tuviese una guardia cerca de su persona.
Los coqjurados, que se hallaban vacilantes recibieron las postreras,
érdenes de Rada, y aquellos mas determinados tomaron las armas, da-
tando en la posada de D. Diego Almagro entró Pedro de San MUlan y
d^o á Rada ¿qué haoeist "dentro de pocas horas nos harán cuartos á to-
dos, y afirmó haberlo dicho así el tesorero Riquelme: era una mentira
&ijada para exitarlo á proceder inmediatamente. De ese punto mar-
charon para el Palacio á entrarpor la puerta de la plaza, RadOf EgtoMm
MlUan, Juan de Gitírman, Diego Mocea, Juan Taao, Diego Méndez^ MwrÜn Bílr
tKM^ Baltaaar ChmeZfN, Narvaez^ Franeieoo Nuiñegf Juan Bodngueg Bama^
gan, N, Porras, N, Vélaequez, Fedro Cabezas, JS". Árbolanoka, Oeránima M-
magro, Henrique Loza, iV. Pineda y Bartolomé £nmo, sugetos todos capaces
de cometer el gran crimen á que se lanzaban. Quedaron de reserva oon
D. Diego para cualquier imprevisto caso, Frandsoo Ckavez, Gurda de Al*
varado, Martin Carrillo, Criatoval Snaa, Fedro Fioon, J^, Marohena, Juan AM'
turiano, N. Martcl, Francisco Cornado, Fedro Navarro, Diego Becerra ¡f Juam
Diente ^*
Bomingo l^uiz y Ramiro Yaldéz fueron delante á indagarlo qne hacta
el juez Velasquez, y quienes estaban con el Marqués. RMa arengó á sos
secuaces, y éstos desesperados pitando " Viva él Bey, MueraniM M»«-
Mos" 86 introdujeron por los patios del Palacio, Domingo ;26 de Janflo
de 1541 á medio dia, subieron á las habitaciones, y encontrando á D:
Ffsncisoo Pizarro sin armadura, y sin mas que dos ó tres que le ayuda-
sen á defenderse, lo hicieron morir apesar de su valerosa resistoneia, y
después de haber combatido solo, con varios de los asesinos. Bessrra*
nos para el artículo. "Pkorrc^ los pormenores del hecho, oon el agregt^
ALH 151
do de jJgniMw j^aa^fes ntett&tes ¿ él, y 1a noticia do laa poiaonaa q«o
Qoiando ae vialta donde el Marqués, huyeron dejándolo abiuidonado.
D. t>i»go Almagro, de cuya casa salieron los conjurados, á su presen-
cia^ y sin que él inorase el objeto que llevaban, pensó quedar á salva
de responsabilidad, porque no mandó, autorizó, m aprobó la muerte del
Kázqnéa. Hallábase armado y en público esperando el suceso, cuando á
loa gritos de "él Urano es muerte^ queriendo aparecer inculpabxe/dijo en
presencia de la multitud, "que Umuiba muy d mal lo hecho/*
Podzia cansar admiración que unos cuantos hombres perpetrasen tan
horrible delito hallándose en la plaza mayor gran número oe personas,
5q«e ninguna se tentara á [dar el menor paso en contrario: que habien-
o ea Palacio muchos individuos, algunos de ellos armados, solo trata-
sen de ponerse en salvo; y que habl&idose de este asesinato por todas
partes desde dias i&ites, mn^pno entretantos militares conocidos parti-
darios de Flzano, indigese a otros para atajar el mal, combinándoíBe al
intento en observancia de sus deberes. Pero es preciso ^arse en las ma-
las pasiones que predominalMuí entre ellos, y en la historia de sus con-
tiendas <ávileis que abunda en pruebas de inconsecuencia y versatilidad;
tiendo por tanto escosado enárar en iuvestÍ£aoiones para esplicar las
cánsales de haberse perpetrado en medio del dia un gran crimen sin que
nadie se ocupara de evitarlo. Pizarro pudo desbaratar en tiempo la con-
Jjnracioa empleando para ello fáciles arbitrios; mas su indiscreta incre-
dulidad, y el orgullo que le hacia confiado, le condujeron al fin desastro-
so que su ambición desmedida le tenia preparado.
l5. Diego de Almaero con sus principales amigos se alojó en la casa da
Gobierno. Ellos se £eron plácemes por haber satisfecho su venganza, y
trataron luego de que se le nombrara €k>beruador, lo cuál creian seria de
la aprobación del Key. Contaban con mas de 200 soldados de su bando
que se reunieron inmediatamente^ y la primera providencia que se dictó
COI esos momentos fué la de prohibir con pena de la vida que nadie sa-
liera de su casa. Algunos délos peores almag^stas querían sacar el ca-
dáver de Pizarro arrastrándolo hasta la plaza, y cortarle la cabeza para
diaria á la espectacion pública: los ruegos del Obispo de Lima j la in-
terposición de algunas otras personas, valieron para que no tuviera lu-
gar este nuevo atentado. Almagro dio permiso para que se sepultara el
cuerpo del Marqués, Juan Barbarán, que le había servido, y su miyer,
sha mas tiempo que para envolverlo en su manto blanco de caballero de
la drden de Santiago, lo hicieron cargar por unos nebros que abrieron
un hoyo en un patio aJ lado de la Catedral, donde quedó enterrado. Re-*
cogiéronse las armas y caballos que se encontraron en la ciudad; y se
cometieron cuantas tropelías y exesos tienen cabida en las ocasiones de
perturbación, de licencia j venganzas. Tomó Almagro los quintos del
Bey y los fondos que había en la ciga de bienes de cufuntos: que nada
bastaba para socorrer á sus desnudos partidarios. La casa de Pizarro fué
saqueada lo mismo que las de su hermano Alcántara, del secretario Pi-^
oado y otras, calculándose que lo estraido de la primera valía mas da
eien nul pesos, algo menos las pertenencias de Picado, y como 15,000 pe-
sos las de Alcántara: los demás robos de aquel dia, en que una soldades-
ca £unélica y feroz nada respetó, subieron á un valor bastante conside-
rable; solo al conquistador Diego Gavilán le tomaron 14,000 pesos de
oro. Fueron presos el lieenciado D. Benito Suarez de Carvajal, su her-
mano él ÍByctor, D. Gerónimo Aliaga, D. Rodrigo de Máznelas, I>. Diego
dLe Agiieio y muchos otros vecinos y militares antiguos. Atemorizada la
población con los desórdenes que éstos y otros exesos traían consigo, loa
xéligiofios de la Meroed sacaron al Santísimo Sacramento por las calles
152 Aill
ftíla de prótíarnr terminaee tftn espantosa conñtsioiiy y se ñsMmaacú.'jf^aefú
los males dando entrada á la tranquilidad que haMa desapareoido.
Quitáronse las varas á los alcaldes Alonso Palomino y Jnan de Benia
zeenmlazándolos oon Francisco Pérez y Martin Camilo. El Cabildo
aeoraó, para esonsax' mayores desagracias, reconocer por Goliemador del
Perd ék P. 0ieffo Almagro: y se ñamlnró por tenieni» gobernador de lA-»
Ina al oapitan D. Cristariu Sotcdo: Jnan de Rflda era el consejero y di-
rector de Almagro;
Ko podia qneaar en el obrido en medió de las persecndcñoes. Antonio
Rcado él seoz^stario de Pisarro. Se hallaba ocnúo en casa áeí. tesorero
Biqnelme, y siendo bnscado allf, parece qoe su mismo protector indicd
él lYigar en que podía tomársele. Apenas nreso, se exigió de él rerelase
donde estaban &s riquezas y papeles de Pizarro; j como dijera en repe-
tidas ocasiones que nada sabia sobre el particular se hizo uso de 1»
nierza poniéndolo en tormento. Lo minmo iba á sumr Hurtado mayor-
donio TO Pizarro, quien d^o que éste no tenia mas que lo encontrado en
ans habitaciones. £1 testamento di^ Marqués, luego qué se encontr^ la
abrieron y gusdidaron después de enterarse de él. Tenian ya desnudo á
dicho Hurtado para colocarlo en el potro, cuando lo impimd Bada, de-
jándolo Tolver a su casa. A Picado se le condenó á muerte para el si-
giiíéiile diá) 29 de Setiembre, en que faé degollado^
Al nucTo gobierno iban acercándose difeijentes personas; militares y
Tednos que se proponían estar en su gracia, para lo cual le manifi9sta-
ban adhesión, y razones que hallaban en esos días para dar por buenos
los títulos ilegítimos de una usurpación. Mostrábanse deseosos de serrir
á Afananb y & rodeaban con promesas de sostenerlo; bien que reservan-
do mucnos su falsía para cuando fuese tiempo de almndonarlo si la for-
tuna se le retiraba. íüuego réremos cuantos fe faltaron al presentarse ext
el país el comisionado regio Yaca de Casinro reuniendo elementos para
oponerse al ptx:^gréso y esta1)ilidad de AJma«TO^ A los que tenían á su
eargo las pñmnoias, les escribieron exitándou>s para que se adhiriesen
al nuevo caudillo, y le reconociesen por su general y gobernador. Ptok
dijeron favorable resultado esas invitaciones, ;3^iueron souietiéndoee
las mas de las autoridades, aceptando el hecho consumado que á todos
tenia atónitos. Quamanga fué la primera ciudad que con Yasco^Guevára
se declaró por Almagro. Diego de Mora que mandaba en Tm^iUo se le
ofreció antes que ninguno. Juan Diente, que era muy trotador, maneta
al Cñ^cOi y para conocer el estado de las cosas se ocultó en el convento
de la MerceOi £1 comendador^ fraile turbulento v amigo de Alm^^gro,
salió á la plaza con otro religioso de su Jaez y 70 hombres armados que
Juntó: y pidiendo á voces que se reuniera el Cabüdo, hizo notoria la re-
volución acaecida en Lima y la muerte del Marqués que todos ignora-
ban, á fln de que se procediese á aceptar al nuevo Gobernador.
Esteba avecindado en la ciudad el capitán D. Gabriel de Bojas hont*^
bre de espera v cautela, que había dado en diversas ocasiones prueba»
de circunspección en el mando, antecedente por el cual se le respetaba
mucho y aun estimaba. Por su tolerancia había en el Cuzco mas de 80^
inílitares del bando Almagrista que se armaron y amotinaron invitados
Snr el mercedario. Bojas á quien escribiexonlos de Lima, adoptó el me-'
o de aex indiferente á lo que pasaba.
£1 alcalde D. Pedro Portocarrero que tenía la autoridad por Pizarro
y debía contínuar en ^a según prevención de Almagro, salió armado
á la plaza: áUÍ le requirió el comendador para que reumera el Cabildo y
reconociera por Gobernador á D. Diego, visto el asunto con los alcaldea
Diego de Silva y Francisco Carvigal, y los regidores Hernando ^achioao
I
í
AUI 119
y Yonaib VftsqtiéaL Pwtooacrtto «»bff60ogida «i^ink» <'qaf ooa U 8Ui«r«
'' te del Marqués nabia tennuiado 911 oomialoa: qqe ellos toumoai» la ym
^ dándola ¿ qniea quisiesen/' Se neeó á loe raegos que le ki^ievoi^ j el
éhisteso Campal le d^o '' que la d^arasi tanto ^iiua> y q^ npayor sf*
** flor qne él había sido Jallo César y al cabo lo mataron.'' A los grito»
de los tamaltnaiios fíié proelamado Almagro y nombraron por sa ta-
siente gobernador á D. Oiuiiiel de Bojas,
MudEH» Toónoe del Cozoo desaprobando lo beoho eon tanto esoándali!,
entre ellos Gknnez de Toidoya, Joan V^e3 de Guevara j IHego líaldosu^
io, salieron para él Collado donde se Jnntaion eon el hoencuido Antonio
de la Oam^; Portocarrero «me escapó de la prisión en qñe le tenian, si-
gnió al mismo destino con Pedro de loe Bioe, el capitán Castro. Pran-
«iseo VUlaesstin, Qerónimo de BMía, Gonzalo de los Nidos A.^ Los al-
caldes y regidores no pudieron maicharse ooau> deseaban, por qne los a^-
msgristi» tenían mncna cuenta de ellos.
fis de saberse qne el capitán D. Pedro Alyaree fiolguín kabia espedi-
iáosaáo con fn^zasj y de érden de Pizarro, para descnbrir territorios «1
Éste de las proyineías de Carabaya y Aztfnffaro; y aunqae los del Oosoo
dudaban de el por qne iba descontento del Marqnés, y presagiando la jre-
volucion de lima, dcteiminaroa desde «1 Collado invitado para qua se
decidiera á Tolver atrás con su trepa, y restableciese el érden comba-
tiendo contra Almagro. Oíreciánle el puesto de capitán general en qme
todiia ocasión de hacer importantes servicios.
£1 mensaje se encomendó al capitán Martín Almendras, quien aealM^
ba de llegar é Ayaviri donde estaban los dichos emigrados del Cuzco.
Venia de Chuqmsaca para verse con Holgnín trayendo una embija^A
entetamente igual de parte de los vecinos notables. Fué alci^nzado &<^-
gqin, y regreséudese por la Paz aceptó el plan, asesurando que él ven-
garía la mAcffte del Marqués Pizarre. Gk>mez de Toraoya parné de Afh-
vxÁ para C!bacuito con i^ hombres que habia Juntado. Allí se hizo la
^umon con Holgnín y resolvieron venir sobre el Cuzco. Enviaron un
agente á Ohuquisaca á solicitar la cooperación activa del capitán D. Pe-
dro Anzures del Gamjporedondo, y que ae encamínase al Cuzco con cium-
ta &ecza le fuese posible.
Holgnín avanzó con 60 s(ddados de caballería, y al aproxImMTso al
Cweo, Gabriel de Bolas y el Cabildo manifestaron que aunque apare*
«iau dep^uüendo de 1>. Diego Almagro^ nunca sena para apartarse
del servicio del Bey. y que creían no tema derecho Hol^uín para titu-
laiae catatan genmL £l entró en la ciudad con gran ruido, convocó á
Cabildo para que le recibieran en ese carácter, lo cual fué preciso hacer
porque la tropa íodeaba laoasa municipal: esta' violencia no dio lugar- á
sostener la antoridlbd de Bojas. Negóse Holguín á dar fianzas, y prome-
tió no hacer cosa sin consulta de los vecinos mas leales y esperimeutf^
dos. '¡So á todos «Miomodó este cambio, que como era regular disgustó á
los partidarios de Almagro; y así el resto de los militares que sirvieron
en tumulto á las mÍTAs del comendador de la Merced, fugaron de la ciu-
dad para venirse á Lima. Holgnín los mandó perseguir con el capitán
Safio de Caatro y se i^prisionaron mas de 40 á los cualea en breve le4 dló
soltura.
fo Arequipa donde gobernaba Cristoval Hervás, fué reconocido D.
l^iego de Almagro por gobernador y general. Cuando esto se supo en el
Cu^y envió tíólguín á Francisco Sánchez comisionado para promover
una reacción, y pora que reuniese gente y llamase al Cuaco á los que
acababan de llegar á^ Espafia venidos por el estrecho d# Magl^ane» ^u
20
154 AI<M
tm navio remitido con mereaderias por el Obispo ' de Placencia. (Esto
Imque trajo las ratas que antes no se conocían en el PerlL)
Por el Norte se complicaban las cosas, sin embargo de las dispoeiciO'
nes previsoras de Almagro y de Rada. Alonso Cabrera camarero de Pl-
zarro, que estaba en Goaylas, había jnntado gente y trabajaba por ar-
marla. Sada le escribió para que desistiese de sa propósito^ y llamando*
lo á Lima le ofreció entregarle los hijos del Marañes. Mas Cabrera lo
dio nna contestación amenazante; y con esto marchó Garcia de Al vara-
do contra fl, llevando 50 hombres. Xjo hizo prisionero con otros, qnitó
el mando de TTi^lillo á Diego de Mora, y se encaminó para Payta dea-
pnes de tomarse los recursos qne encontró sin perdonar lo que había do
bienes de difuntos.
Alonso Al varado, que mandaba en Chachapoyas, desoyó el llama-
miento y me^;os de 1>, Diego Almagro y de Bada: este hasta se valió del
mismo Antonio Picado, á quien después degollaron, para qne en nn»
carta que le hizo firmar, catequizase á Alvarado <^ue era su ultimo ami-
go, como que jiomtos hanian venido en la espedic^on de Guatemala. En
Chachapoyas se celebró cabildo, y rechazadas las pretensiones de Alma-
gro, fae nombrado D. Alonso gobernador v capitán ^noml de la pro-
vincia para defenderla de toda invasión eetrafia á los mtereses del Rey,
cuyo nombre encubría la amlncion de mando que dominaba á tantos en
9¡k desgraciado Perú. Alvarado envió á Pedro Ordufia en demanda del
Licenciado Vaca: se preparó para la guerra, llegó á contar con una re-
gular ftierzi^ y por que carecía de armas hizo construir lanzas y cosele-
tes de plata. Fuera de esto llamó de Moyobamba á Juan Pérez de Gue-
vara y. los que le obedecían^ y tentó arbitrios secretos para qne en
Tniji&o se operase nn movimiento contra Almagro.
García de Alvarado entró en Piura donde hizo reconocer á D. I>iego,
prendió al Licenciado García León por sospechoso, se apoderó de las ca-
jas reales, v mandó cortar la cabeza á Alonso Cabrera, á Hernando do
Villegas, a Francisco Vozmediano y otros prisioneros^ de orden de Juan
de Rada, por qne se descubrió que desde Guaylas habían escrito á Piura
en da&o de la causa de Almagro.
£1 Obispo del Cuzco Fray Vicente Val verde al saber el fin de Pizarro,
se vino á Lima cuidadoso de la suerte del Dr. Juan Velazquez, teniento
de Justicia, que era su hermano y se hallaba preso. Logró hacerlo fugar,
y en s^suida ambos se embarcaron con línimo de ir á reunirse al Licen-
ciado Yaca de Castro. Llegaron á Puntf, y allí tuvieron muerte trágica
dada por los indios.
Llegaron de España D. N. Oríhuela con pliegos del Rey para Pizarro,.
y un Dr. Niño que venia á servir de abogado al Marqués en la causa de
residencia qne debía formarie Vaca. Ormuelaj ügéro xMira hablar, se es-
presaba inprudentemente, y lastimaba á D. Diego Almagre en público,
y sin el menor recato; lo cual le costó la vida pues Rada lo hizo degollar,
diciendo que para contener á otros apelaba al rigor, ya que de nada
aprovechaba la indulgencia y la suavidad.
Así andaban las cosas: unos trabi^ndo por Almajo y sosteniendo
que había sido bien Secutado Pizarro que no obedecía al Rey, y cnm-
plia solo las órdenes que le convenían ó eran de su agrado; otros opofiién-
dose á los que tiranizando las provincias hollaban los respetos y dese-
chos del monarca: de modo que el nombre del Soberano servia i todos
para encubrir sus torcidas x^isiones, y dar rienda suelta á la anarquía
de que necesitaban para saciar su codicia y sed de mando.
Entre tanto el Ltcenciado D. Cristóval Vaca de Castro, Presidente
de Ift Audiencia de Panamá, y comisionado Rógio para la pacifi^^aoion
ALH
155
del Ptf6,Uegé al puerto déla BaenaTentara y empleó 30 diu de marcha
JiAsto Cali donde estuvo muy enfermo tres meses. Se ocupó de transigir
JUm difei^noias que tenían en discordia á los Adelantados Andagoya y
T«laloazar, y pasando á Popayan tuyo allí noticia de la muerte de Fizar-
ro de que no mostró pesar
. Serios eran, y no podian ser meuos, los cuidados de D. Diego Almagro
aue no perdia tiem^ en liacer con actiyidad sus preparativos militares.
orno es de ordinario en los casos de turbulencia, la moni y la discipli-
n» estaban reUyadas, y las rivalidades y desmanes de algunos turbaban
el sociego y la armonía, diñcultando la obediencia. Ka& quitó al capi-
tán franoisco Chavéz una india^ que amaba, para devolverla á Cristo-
val SotelOy á quien aquel se la había arrebatado malamente. Que-
dó Chavez tan ofendido^ que se presentó á D. Diego y entregándole
^OB armas y caballo le dijo no querer ya continuar en su amistad.' Por
este desacato quiso Bada castigarle, y en el altercado que ocurrió entre
algunos con este motivo^ dijo Francisco Kuñezde Pedroso, que si á Cha-
ves se le arrestaba^ había de hacerse lo mismo con á. Así se verificó y
los dos pasaron presos al Callao donde los embarcaron con el Bachiller
Henriquez que abogaba por Chavez. Levantóse con esto gran murmura-
ción y pareceres encontrados que anunciaban alffun disturbio. Mas en
estcMS lances es fuera de duda que el despotismo a veces haya salida pa-
ra cortar un mal que amenaza de cerca. Dióse muerte á Chavez y si Éa-
ébillex^ desterrando á Kuüee de Pedroso: crueldad del peor carácter,
por qae antes de morir Chavez se mostró arrepentido, y por que se ven-
gaba de él Juan de Bada á quien z^eria siempre en ía¡9 conversaciones.
Pedro Anzures del Campo Bedondo con noticia de los sucesos que los
del Cuzco le comunicaron, desistió de una espedícion en que estaba em-
pefiado hacia los Andes y volvió á Chuquisaca con la fuerza que man-
daba. Allí se trató en Cabildo de las circunstancias de pefiffro que
atravesaba el país, y se resolvió que Anzures se pusiese en marcha como
lo bizo, dejando encargado de la autoridad territorial á Francisco Al-
mendras. Sacó 52 soldados de á caballo y vinieron en su compañía Gas-
par Kodriguez Henri^nez su hermano, Garcilase de la Yeea, Pedro Hi-
nojosa, IiOpedeMendieta,DÍQgo Centeno, Luis Perdomo, ^onso Hendo-
za, Juan Carvi^ál, Diego de Bcjas, Alonso Camargo, Diego López de Zó-
liiga y otros capitanes y militares de cuenta. Be dirigió á Are<)[uipa, en
cuya ciiidad se pusieron de acuerdo con los que aXlí estaban invitados de
Antemano por Uolguín; y sin mas demora que la precisa, marcharon al
Cuaco donde se sometieoon á órdenes de Holg^afn: este dio á mandar las
compaHías de Caballería á Anzures y á Garcilaso, y sujetó á prisión á
I>. Alonso Montemayor que estaba iJli con poderes secretos de Almagro,
y luibia trabuado en vano j^or atraer á Holguín en favor de su causa,
por que este había sido amigo del padre de X>. Diego.
Alonso Alvarado en Chachapoyas ordenó al mayor Carrillo que jun-
tándose con Melchor Verdugo en Cigamarca. y con Aguilera en Guama-
ehuco, procurasen aprehender y matar á Gareia de Alvarado cuando
i^raositase por Tr^jillo para volverse á Lima. D. Alonso envió emisarios
Á Quito para entenderse con Yaca de Castro; y salió de Chachapoyas á
situarse en paraje ventajoso para poder emprender las operaciones que
jmeditaba.
Vaca llegó á Pasto y avanzó á Quito. Hizo uso del nombramiento que
tenia para gobernar el Perú en caso de fallecer Pizarro, y tanto el capi-
tán Pedro Países «lue muidaba en Quito, como el Adelantado Yelalca-
.zar^ que se le reunió eon cuanta tropa tuvo disponible, prestaron acata-
jBientoií Xa cédula fieal, y reconocieron la autoridad superior de dicho
156 ALM
mi^^ifttrado. Se penaó qne Vaca débia yolrer á Panamá y aliitoi xtítíki
cttMirllla que con f uetsa de desembarco se presentase en él CaUao: p«fo
atendidalaáilfu^on qne este plan ocasionaria, sabiendo por otra parto
qtte te podia contar con D. Alonso Abrarado y la gente que le obedeeii^
se resornd qne el nuevo gobernador entrase cuanto antes en el Perú, y
úb abrieéela csmpafia. Yaca trasmitió sus despachos á todas las mu-
diMled, enviando al efecto eomisionados los íni» apropóftito por 6U into-
Ügenctay buena fé. De Guayaouil y otros lugares acudió alguna gente
de anuas, y Pedro VefgárA oéeoio desde Jaén cooperar por Su parto
Hm todo lo que pudiese.
£:n cuanto so 8ux>ieron en el Cuzco él arribo de Vaca, á Quito y la6 d«-
mim novedades, se preparó Hol^uf n para salir con toda la ftteatísik qñé
éddAtia; marchar por el interior hasta reunirse con él, y btl^ir AD. Die|^0'
Almagro si lo encontraba al paso ó intentaba cruzarle en su itiñ^rlu&.
Al tr&nsitarpor Ouaúianga, la ciudad se le sometió huyendo Vadeo dk»
Queváríi por que no pudó hacer otra cos^
í>. Diego de Almagro que nada ignoraba de la acumulación de ele*
mentes que contra su poder iba haciéndose, comprendió lo dificil y gt»^
ife de su sitaaoion, y ^ue le amenazaban ya de cerca peligros que era
Í^^eciso vencer con actividad y destreza. Embarazábame en su conflioto
ítíá dijSenciones y rivalidades que habia entre algunos de los suyos. Oo-*
¿ez de AlVarado y Juan de Saíivedra no se oon^rmaban con qiie Juaiii
de i^ada hiciese el primer papel en el ejército siendo inferiof a elloe «a
su Carrera y antecedentes militares. Estos yotrostropiezóáj^fá^nMi áBiH
trándóse en lá> ap£u:iencia, y según lo permitia la urente neCé^dad dS
bhra.r COU rapidez. Vacilaba Almagro en medio de diversos dictámenes:
UUós querían Abrir la campaüa contra Vaca, otros ir sobre Holguín, oé»*
ptó él Cuíco, robustecerse allí,, y esperar qué semblante tomaban laft co^
it» en tÁtsxny demás, ptovincias: de este parecer fué Ctístóval Soteto.
Móvióée eieiliérCitó |>ará Jai:^ quedando en la capital como goberna-
dor Juan Alonéo Badajos. Llevó Almagro 517 hombres bien armadoe^
1óitS8Dde Caballería; los demás, infantes con picas y arcabuces, y 5 pieza»
áé artilleritb. Juan de Qleas era sargento mayoR Cristóval Sotelo, Gkir-
iáik de AlVarádo y Juan Tello, capitanes de la caballería: Diego Hooes^
líartiU Cote y N. Cárdenas do la infantería. Juan de Rada, aunque ro-
%ti8to, estaba abanzado en años, y cansado de la mucha fatiga, por lo
cu^ no podiik ya gobernar; y enfermo tuvo que separarse, rogimdo á
Almagro nombrase pAra reemplazarlo á CristÓval Sotelo y Qarcia da
Alvarado. Volviéronse á Lima el factor Yllen Suarez de Carvi^al, Qo^
ta,bz de AlvaradO, Juan de Saavedra y Diego de Agüero personas muy
|)iriñcipídes que abandon9.ron la causa de aqucL
En Jauja la Opiñión no favorecía á D. Dieco Almagro, y hábián itvi>
sado desde antes á Holgníñ que se a]»ro^imaban tropas de Lima.
Hoiguín hizo adelantar una partida con Gaspar Rodríguez Ik oual
Mi^endió doce hombres enviados de descubierta por Almagro, de los
éüues faeron ahorcados dos, y los demás puestos en libertad de ótden
dé fioígiiin, quien les encardó dijesen á los de Almagro, ''que pasaba
^' J^Áf» Cájámaroa, y no quena batirlos por darles tiempo füfura que pi*
^^m^rikii perdcm por los dafios que habian hecho."
Uno de esos hombres, g^ado por Uolguín, fué él primero que IleiSó
f iit otras noticias. Sospecli^ó Almagro de él, se le diÓ tormento y en
ik í&iiUiiéi;dellK^oncoñ6istiaéli^rdidtranii&dó xK>r Holguín (ara haOet
dttKtf ^d tm plan era muy distinto: á eSté espiá Almagro lo meo morir
Si6f6 jd6. dóralo quisó tómaT un camino oonveniente páfa alcaofear á
óigulñ ;^ etltár sé uniera con Alonso Alvarado; pero Rada, aunque sii^
ALM 157
«utíido pt^T BU ftltA de salnd^ deteraiinó Mgoir á JanjA. AgMvidM 8o-
teloy mó va dittdsbm creyendo no débift liáb«r n» oiie na» «alMBa.
Holgníníué feliz en pasar de Japja con faetsft iatetoryea Xnaunér*
den; snceso qne se debió á la Inaocioa de mu eo&trailM. Joan de Sad*
nnsñó en Jat\ja dejando un Tacf o ijnreparáble en el ^^éteito de Almmgto
que se encamina al Cnzco. Holgnín se sitii^ «n Hoaráfe esperaado üis-
tntecáones del Ldbenciado Yaca. Airando sin qosier Jnitter «os tvcMa
con las de aquel, se Tino á Cartte y deteftnind tamlMea agttafdaír «1 Oo-
bcomadoe. Ambos rogaban á Vaca se apresoñSe pata ao díuriieflttpo t Al-
ikiaiao de obtener anmeñto y y^mas en el Caioo. Sa eetli oiadad se
HalHa prestado obediencia á la c^nla real, y leeonoeldé áVaca ea «a
satorraad, tonuoido el mando el LiceneiAdo Antoaio de 1* daña, d
agente de esta transformación babia sido Gomes de Bolas «nica, logrado
aa ol^(feto, regresaba á dar cnentaá Vaca, y ídé toiftadepnsio&ero ea el
camino.
A Sada reemplaasó en él mandó del ^ército Afanagristay Oatoia do Al-
Tarado, oontinnando Sotelo en calidad de maestse de eail^^. A eela ser
le hizo ir al Cnzco para qne YOlviese la ciadad á irt>edee«r á D. I>iego$
f por qne Gateia de Alvarado no obtuvo esia eoifáaioa omao lo i^eteMd,
qoedd resentido, y mostraba ya tibieza en elserricio. ñoMú eambld á
todos los fiíncionarios del Cnzco: secnestrd el eaadal y dfliaáB bieaea de
Francisco CarrajaLde Bachicao y otros qae estaban ea las tropas do
Holjrnfn, y enTío á Chnqnisaca á Diego Mendea (qne eira oobtiao del o<«
iebre Bodrigo Orgofies) para restablecer aUÍ el poder de Alinagfo, lo qoo
consignid pasando en seguida á Poroo de Cuyas ninas to^d ingoate eaa-
tidaddeorodeloepattiealare8,y comodOmilpeaes de plata, atiaas^ ea*^
bailes d^^ Confiscó y pnso en cabeza de B. IH%o Altttagto loa iii^Uoa do
las haeiexidas dd marqués que eran riquísimas. Lo mináoo biso eoa loo
rmarttmientos de Diego y Crifitóral de Bcjas^ de Pedro AaOuMS, do Oar*
eilaso de la Vega y otros vecinos.
Taca de Cas^ faé conociendo á los hoaibres con quiiOeo tenia qao
entenderse, y tIó que si los del bando contrario eran anoi rebeldes, ocma
obstinación naciadel »lmen de habei^ dado muerte al goboroador n«
¿arrOy mas que de una intención clara de negar la obedlenefa al Eey; loo
4tie apoiecian deféndietaido la real autoridtSÍ, y blaaonaado do ser oao
neleS s^^ridores, abrigaban pasiones las mas innobles, y se boUolMuí do*
minados de ambicien v envidia ilimitadas*
En ellos etababitual la discordia y el ódicreefpreoo qao los pM&ia ea
ooatiñua inquietud y recelos, fulminando acn«a<ttoaes y oalaianiao poca
dafiOíAM unos Á otros; y esta religación de la aiorsl, esto violar loa tésp^
tos sociales «I todos sentidos, habían traído riei^re por oonMeaonota
fiítál, la deslealtad, las depredaciones, y los fliaS eraeleS asesiaatos»
Alóúso Alvarado ereyd degradarse si se rennia á Holgufa á quioa ao
había de obedecer, y Holgutn en vez de subOfdiatose a aqael, se titoW
ba aa^itoA general, quetia ser solo, que todo opavedéso om eaya^y na-
Jlie le igualase en mereeioiiento. LóienzC Aldaña eaeOBigó do VáoJoaaaf
le malquistaba cerca de Vaca hasta él punto de haoem oospsefaliso y
UHUM^mí separación.
ISfi elcarnpode Holgnín se levantó un partido qae deOfa MMae to-
dos loe snceoes del Cuzco á Goúiez de Tordoyá, y le alribaiaa ooaato
btteao so hacia. Mandólo aprehender Holgufa et^yoado qae eia^a&ába
to fkma: pero Tordoya abandonando su puesto. Sé puso eñ laiaéha puhk
ir ipieéentárse á Vaca en unión de Ghiiroilaeo de la Vega, su priíao, ú
tuien espnlsó Holgnüi. Y aunque este arrepentido les escribió llofiíái^-
oleo, ellos se negaron á volver. Otras muchas cotitradicciónes y desa-
158 ALM
brimientos iXMleaban al Buevo sobeniiidoT del Perú, espuMio á
tosy ácaer enlaa aseoluuisas & tantoa díscoloe incapacea de buena ié ni
arreglo en sos procedimientos.
Yaoa salió de Quito, y en su macoha viniendo á Pinra, se le incorporó
con Tarios otros Diego de Mora, el que mandando en Tri]gillo se ofreció
y sometid de los primeros á D. Diego Almagro. Aquel Bachiller Fraacis-
coNufiez de Pedrbso que fué desterrado por éste cuando la muerte del
capitán Chayéz, también fué á reunirse al Licenciado Taca; pero no ae
le presentó de temor, por que fué cómplice del asesinato de iHzarro; y
a&endo difícil obtuYÍese perdón^ lo acogió Yelalcazar enyiándolo como
incógnito á Popayan. Súpolo Vaca por Aldana, y reprendiendo al Ade*
lontado, mandó perseguir á Pedroeo, mas no pudo ser habido. Irritado el
gobernador con Yelalcazar por varias otras causas había querido hacerle
volver desde Tomebamba, y si no se lo ordenó, fué por que podia alterarse
la tropa, razón que lo inclinó á diferir su acuerdo para mejor oportunidad.
Entró Yaca en Piura donde encontró á los hy os de Pizano con la vía-
la de Alcántara, y les o&eció castigar i los asesinos de su padre, y man-
[ar se les devolviesen sus bienes. De allí envió en tnúe de indio un emi-
(Aiiio á Lima con la cédula real de su nombramiento, la que manifestada
^.cabildo prodigólos efectos deseados; pues la capital sustrayéndose de
ÍSk causa de Almiaro, declaró reconocer al nuevo gobernador. Luego que
Yaca tuvo á su lado la gente armada que vino de Jaén, envió óraen á
Yelalcazar para que regresara á su gobierno de Popayán; se reprobó mu-
cho que esta intimación se la dirigiese por medio de Lorenzo Aldana. £1
Adelantado contestó: que por cuanto en eso recibía agravio, suplicaba
quedase sin efecto tal mandato. El gobernador insistió en un oecretOy
que espresaba ^^con venir dicha providencia al servicio del Bey." Yelalca-
xar entonces intentó preparar á sus soldados para ir con ellos á hablar al
gobernador. Avisado Yaca, sospechó alguna violencia; pero Yelalcazar
al presentársele le espuso con moderación los motivos por qué interesaba
á su honor se revocase la orden dada para su separación, hasta el tér-
mino de la campaña. Yaca de Castro le respondió: que sin poner en du-
da su lealtad, tenia que desaprobar su conducta en lo hecho para fftvo*
reoer á Pedroso; que además, el Adelantado sin sentir la muerte de Pi-
aarro, había aprobado sin cautela alguna que D. Die^ Almagro vengase
la de su padre; y que le amonestaba para que se retirase á su goberna-
ción, pues allí eran muy necesarios sus servicios, mientras que él conta-
ba ya con fuerzas suficientes. Quiso replicar Yelalcazar, pero el gober-
nador se lo impidió asegurlbidole que le complacería en no informar á
la Corte nada que pudiera servirle de nota: dícese que no lo cumplió» y
q|lie hizo lo contrario para dar color de justicia á su resolución. Ella, es
cierto que dio ansa á la crítica y al descontento, por que agravió á un
capitán tan distinguido; y el gobernador aparecía como muy ligero en
haber dado crédito á los enemisos del Adelantado.
Yaca con todo esto empezó á oar señales de que mas se enderezaba á
«aatigar á los culpables de la muerte del marqués, que á pacificar el país
sin elempleo de las armas, esponiéndose acaso á un revéz.
Los de Almagro tenían que hacer el último esfuerzo del despecho
viendo cenadas las puertas del perdón ^ue ansiaban; pues por lo demás
ellos nopensaron en desconocer la autoridad del Soberano; y por eso fué
que Bada, dando sus consejos, evitó un lance con la fuerza de Holguín,
para que no se dgeraque Almagro combatía alas tropas que militaban
en^oinbre del Rey. No cabe duda que de btro modo, Holguín no hubie-
ra podido salvar en su paso por la provincia de Jaida.
Yacallegó á Trujillo, y de Santa penetró á Huaylas, Fueron tantos los
ALM 169
Uk^Mnhím opncBtoi^iie xmíIiía eftewakto ¿ lai penonas, y tMitaa las sen-
■■íilouffa y T"!ft>^*«— en que cada cual entraba aegnn su envidia y mala
Tolnntad, qne tíi oobeniador se lialló cizcnndado de dadas y desconfian-
as. Pego^uastanfe aoetió al espedirse en medio de aquellos manejos que
si cronista Antonio Herrera marca oon la denominación de " viefa costum-
In ée MtmarkMif m^uOSm del Peni." £l amonestó á unos, impuso ó amena-
aó á otros, y tntó de conducirlos á buen sendero, sin omitir ofrecimientos
y recompensas, qne era el modo de estimularlos. Se posesionó del mando
de las diferentes toopas que biso lenninretayo para ¿el cargo de capi-
tán general, obU^pando á Holguin áconformacse con ocupar el segundo lu-
gar en el €(^Srcito.
YolTemos á D. Diego Almagro que entró en Guamanga donde se le re-
cibió de una manera satisfaetoEÍa. En su c|}órcito nocesaban la discordia
y los disturbios, que surgían de la ocurrencia mas iasigniflcante. Por
ausencia de Sotelo bacia de maestre de campo Martín Carrillo el cual
Ikrraba preso á un Saltanas á quien sus auiigos salieron á defender ccm
tal ruido, que turo Aboaagro <)ue acudir, espada en, mano, á sostener lo
liecbo por Canillo. Este tema en su tienda á dicbo Saltanas, y sin mas
que haber entrado en ella el capitán Juan Salsa, mandó á un negro que
matase al preso, y así sucedió. Y como este era fayoreeido de Sotdo,
Canillo se unió a Garcia de Alvarado diciendo eran ya insufribles los ca-
prichos de fiotelo: con lo que Alvarado, que no lequeria, dio ensanches á
su ódiOb gnaidánéolo para su regreso de Arequipa á donde iba en comi-
sión. Almagro V sus tropas ingresaron al Cusco en medio de mucha cele-
bridad y manifestaciones de adhesión que prepararon sus partidarios.
Allí se le juntó Diego Hendes con los crecidos recursos qne estribo de
PoriQo: se incorporaron muchos soldados, se lalnicó pólvora bastante bue-
na, se fundió artillería; y fueron estos loe primeros cañones ^borados en
el Pera. Entendía en. dio el capitán Pedro Candía, y yarios otros grie-
gos á quienes se conocía con el nombre de ^^¡evanúaooa,** Y porque tres
piexas salieron mal fundidas se sospechó de él. y sus enemigos lo atribu-
yeron ámala intención. Construyéronse muoiías armas y otros artícu-
los militares. £1 Inca '^anoo^' puso á disposición de Aln¿igro los arma-
mentos oue los indios habían reoocidoy que él conservaba. Por enton-
ces D. I)iego mandó embicada á vaca de Castro requixiéodole para
que no usase de la fiíersa contra ól, y se contri^ese á su oficio de g<^ber-
nador hasta que serecibieBen órdenes del fisy de las cuales no se apar-
taría él ni un punto.
Juntó D. Di€^ á todos sus oficiales y les dirigió las palabras si(pientes:
'< Que por la fidelidad, que su padre tuvo id Bey, y el autondad con
** que en aquel reino estuvo, y por no apartarse del amor, que al servi-
f cu» real tenia, le dieron aquella desastrada muerte, que á todos era
** notorii^ y que demás de esto^ muchos de los presentes habían pasado,
'' juntamente con éíy las calamidades, y trábi^os, de que bien se podían
** ac<»dar, por la crueldad de D. Francisco Pizarro, que fueron tantas,
" y tales, que muchas veces, por salir de aquellas desventoxaB, deseó la
** muerte, que el Mangues tn&aba de darle; por lo cual, y por vengar la
'' de su naarS} le había prevenido. Y que porque nadie pensase, que
'' aqueUo tema que ver con el servicio del Rey, en el qual pensaba per-
** manecer, ni que se entendiese, que el tratar del Gobierno era cosa de
*^ su deservicio, pues que habiendo dado á su padre el del Nuevo Reino
'' de Toledo, y él se lo había renunciado, cou ocultad del Rey, que para
" ello tenia, los rogaba, que viesen las provisiones, que trataban de ello;
** porque su intención no era apartarse en nada de lo que por ellas el
'* Bey le concedía, sino entrar e^ la posesión de lo que sus enemigos le
í&} km
'* hsítíM usnipado, péxú «alrvir al Hér; y haeeif á todiw ial bieo, iffkb' hí*'
** Biaoliligaoion; y qii^atf IO0 •aplioaiMk que no le áftwim.HM'<pe% hada
-'^ y€fr lo que el ÍÜfj mandaba; porque vaca de Caatvp no ils'vate péito-'
** iMy Ji9it9k qnitane la gobeniaoioii, si ya no fiíeee taa aiñbioloflo, 400
'^ ampuando 000 oomÍBiones, qnisleBe hacer lo que tío se le in«náaha(¿o^
*^ me paieeia que iba moetrando) pues se habia jnntador con smi «ñenii^
^^ gesi 80 oolor de que habia lerantado bandeía por el Éa^, por sna p«r-
^ ttelilaMs fiñee», é intezeses.''
Se leyeniBL las reales proTlsioBes, initemar^flise los ánimos en & vor de
la raaon y josüoia q«ie| segim ellos» asistían ¿.Almagro, mald^|ev9ii al
Cardenal Loayza protector de los Pizarrosy del Licenciado Viica; y finir-
mando nn altar, Jnráron ea^ianes y soldados, ante la eme y el mlssl, por
gobernador y superior á D. JDfegopromet^ndole fidelidad hasta morir.
Gaioia de Alvarado eomelid etk Arequipa no poeoe ea^esos: msáá áJloii-
teiie|pN> y no perdonó medio para saciar su avaricia. Sotdo eiiáDdo au-
po ef asesinato de Báltanaa, y la eoníabulaeimí de Carrilkr y Alvarado
«entra ély se revistió de 4»ruaencla y disimuló: pero Alvarado peii su ha-
bitual altivos se opuso ai nombramiento hecho por Sotólo en Juaa Oü-
tierres Maravér para oa|4tan de la gente del Cusco. La diselplina la
sostenía Sotólo oon vigcHr, reprimiendo los abusos de muchos en pta^-f
eio de los indioe, Mandó áhorear á dos soldados de apellido Maohm otief
hablan atropellado la casa de P* Gabriel de Bojas y hecho en ella un no^
mieidio. EmpeSáronse muchos en libertarlos: Almagro sostuvo ¿ Sotdo;
peto Alvarado y el capitán Saucedo exigieron el perdón y eon graves
emplazas. Soleio los deroidió con aspevesa y difuso la eiecumon éo
«no de los reos. La colorado Alvarado creció con esto, y ooniedetsáxdoee
ecm Carrillo y los capitaaes Rodrigo Martines, Juan fiodriguea y otroiL
bfoseoron prosélitos, haciendo gemto», y se eemomron en malquistar a
Sotelo, AÍvaraék) determinó matarle, aunque se hallase enfermo en ca-
ma, y entró á su alojamiento con Juan García de Guadalcanal y Di^go
Peres Becerra. Cambiáronse insultos y ofi^nsas: Alvarado desnudó mi ei-
pada; y el capitán Balsa que aUí estaba, quiso contenerlo abrasándola^
LevantóBO Sotólo, tomó una capa y su espada pora defend^se, pero Bspe-
sar de Balza lo mató Guadalcanal. La perdida de Sotelo atrajo grandes
mi|Ies á J>, ]>¡ego ATmagree ék alboroto toé terrible, y todos dunaban
«or fttsliaia en castigo de hecho tan atiós. Turbóse B. Diego porque la
inaNeiite audádade Garoia Alvarado se estendió hasta intentar su
muerte y álssarse con el mando. Eran muchos los pardalee del dellii-.
euMite, y aunque Almagro se propuso tomarlo y llamé á las armas^ v^éor
dése ecmpoco apoyo, se entró deseons<Jado en su i^»osento á lameutteíOs
de su sttnaci<» y de la imp|MsibÍlidad de hacerse obedecer. Alvarado hla-
blÓBdoeele prevenido que no saliese de su casa, despreció la órd^ con ttk
auiyov deeverrflensa. Ape^ de todo, Alma|gro hiso veoonoeck por capir
tan general á Juan~Bals%' y dio la eompaflia de Sotelo á piego! íiemíéz
que no era amigo de Alvarado. Lo que pasó á Cristóval Sotelo. en aquél
^éreito faé meto del odio que se concentra siempie entre mistares
eetDMraidos y ruines, centra el que nrooede ble«s sostíeno la moraL
y G^me los desvíos opuestos á la disciplina^ Alvarado reclamó el
puesto de cantan general, y Almagro obligado por sus amigos, entro
eiloe él mismo Balsa, tuvo qué conleríiselo. Luego que leyó Alvarado el
Bombraimento, notando qué no era tan amplio que le permitiera mudar
por 8| á los ofieialesy lo rMgó con mucha ira quejándose de que se le res-
tringía él pod«*. Se le dieron satis&eeiones hasta descender al triste
efii0o de culpar al que eseribió el tftuto; y se le otorgó otro tal oual lo
deseaba. Por aquí podrá colegirse ouaa fatsa* y degra&da ^a ya la po-
ALM 161
éíciónde Alinagro: suerte ordinarift y coman de loe goblemoe que snieleB
atmsar el brazo de militores indignos y aepinmtej, iia adyertir qoo eea
pibtoeclon lee dá poder qne dé eesiiFO ejwe^i despnee contra el mismo
que impmdente y eonfiaae se las dispensa
Al reded<M: de Alvarado había hombres qne le aconsejaban matase á
Almagro y se compnsiese con Yaca de Castro, idea que desde Inego no le
era desagradable. Pedro de San Hillan, cómplice de la mnerte de Pisar-
rOy era nn hombre con prosélitos, porque siendo pródigo, habia repartido
mas de ochenta mil pesos á los soldados. Éste eonvié^ a comer á Gkuroia
de AlYarado, qne le aceptó la inTítaeion á sabi^idas de que aquel convi-
daíia tambi^i á Almagro y otros con la mira de reconciliarlos. Alvarado
se aonTÍnó con los suyos para matar en el banquete á D. Diego, á Alón-*
so Saavedra, á Diego* Méndez, Diego Hoces, Juan Ghutierrez Mará ver y
otros amigos de Sotelo, desunes de lo cual se someterian á Vaca. Y co>
mo AlTarado pidiese á D. Diego no dejara de asistir, éste entró en nía*'
Meil^ y pcestáidose á ello, trató en secreto con sus amigos sobre ms^
tar a Alvarado en el mismo convite. C<»ijuráronse á aste propósito^
Méndez, Balza^ Maravér, Hoces, y algunos mas. Todos estuvieron en 1»
mesa en. aparente armonía, y como hablan de permanecer en casa de San
Millan hasta cenar, reservaron para entonces los unos y los otros la eje-*
cncion de sus crueles proyectos. Almagro se aeostó fingiendo indisposi'
clon, y se hizo guardar ]^or unos arcabuceros. A la horade la cena Al va*
rado hizo llamar á D. Diego, quien contestó irla, á pesar de hallarse al-
S enfermo, por no privarse del placer de estar con ellos. Luego pasó
varado ¿ verlo despreciando el aviso que Carrillo le dio de qua
iba á ser muerto. Cerrada la puerta luego que entró, Juan Balza se
abrazó de él imponiéndole prisión. Saltó Almagro y dgo " Preso no, Hno-
muerta^ y le hirió en la cabeza: otros le dieron estocad^as y lo acabaron:
éstos fueron Alonso Saavedra, Diego Méndez, y algunos mas que estar
ban en la habitación. Zarate y Gomara que refieren este caso dicen que.
la puerta la cerró Pedro Oüate. D. Diego perdonó á los demás, qne se le
humillaron mucho, y con esto se consiguió la quietud que no podia ob-.
tenerse de otra manera.
fu Gobernador Yaca se puso en marcha j^ara Janja^ y dejando el ejér-
cito á Holguín su maestre de Campo, se vino á Lima y entendió en di-
ferentes arreglos: surtió de lo necesario y alistó cuatro buques que han
bia en el Callao, reunió muchos recursos para el ejército y un refuerzo
de ^ente. Anznres que habia ido á Piura á secuestrar los bienes de un
Tecino apellidado Santiago, regresó con 18,000 pesos, dejándolo preso
por amigo de Almagro. Prontamente se volvió el Gobernador á Jatga con'
una compañía de caballería que encargó á Gk>mez de Alvarado, y otra
de infantería que dio á Juan Yelez de Guevara. A su llegada envió á
Diego de Rojas á ocupar Guamanga. La armada del Callao quedó al
mando de Juan Pérez de Guevara, vaca tuvo luego que amistar á Hol-
guin con Alonso Alvarado que hablan llegado al estremo de citarse para
nn desafio.
Los indios del tránsito del Cuzco á Guamanga cortaron el camino, y
tomajido una partida de soldados que Almagro remitió de descubierta
con sn oficial Aguirre los mataron á todos. D. Diego salió del Cuzco con
sus tropas dejando el Gobierno á Juan Rodríguez Sarragan. Hizo matar
a Pedro Picón, Alonso Díaz, y Juan Martínez por que le traicionaban, y
Suso en prisión á Maxtin Carrillo y otro que hablan sido de la intimidad
e García de Alvarado; y preguntando á un amigo de Arequipa que ba-
ria con ellos, éste le contestó " m diarios, ni llevarlos " pero los dejó li-
bres sin seguir el tal consejo. Pasado el Apurimac hallaron movida en
wJL
/
/
162 ALH
«oittra laproTÍncia de ADdahnayla^ yX>. Diego mandó oon poderes pa^
r» tratar con Vaca» al lioenoiado Gaoaa. Vaca de Castro exigió qnefiíese
Balza y alean otro oficial anperior. Desde VÜcas, el 4 de Setiembre de
1542, mandó Almagro por comisionados para acordar la pac, á Lope de
Idiaquez y á Diego Nvfiez de Mercado, y escribió al licenciado Yaca en
estos términos:
" Qne se habia marariUado, qne una persona tal, qne iba á pacificar
** aquellos reinos, se &Yoreciese de los qne los habian alborotado^ y jnn*
'' tttidose oon ellos, llevase adelante el intento de los Pizarros, que ñié
" qoitar á so padre lo que el Bey le babia dado, por sus grandes serví*
** eios, de que ñieron nen^re, como malignos, envidiosos; y por que loa
** mensageroS) que babía enviado con alg^onos capftolos no volvían, ba*
'' biéndose de nuevo ofrecido de ir á tratar de componer este negocio^
** por el servicio del Bey^ Lope de Idiaqnez, y Dieeo Nnfiez de Mercado,
** comopersMias desapasionadas, y que se dolian de los dafk», qne reci*-
** bian los indios, y de los que ellos hacían á los cristianos; pues últíma-
«< mente babian muerto^ y robado á dies^ que con lo que tenían se iban
^ pacificamente á Castilla,, se remitía á euos; suplicando^ ^ue conside-
** rase, qne een mano- armada le iba & buscar, babióndose juntado coa
** sus enemigos.'^
** Todo lo demás (dice Herrera) eran justificaciones, ofrecer la ebedí-
'* enday representar agravios y dafios qne se recrecían en el reino, por
" aquellas disenciones, y pedir, y afirmarse^ en que friese mantenida en
'^ lo qne por &cultad real su padie le babía dejado. Los capitanes» en sa
" caita, mostraban sentimiento, porque Vaca de Castro, después que en*
tro en el reino, no había de ellos hecho caso, como de vasallos del Rey,
sino que Tos habia degado desamparados: afirmaban el deseo que tenían
de la paz, y la pedían, para escusar tantos males, como de lo contrario
sehabian de seguir; y decían, que no sabían, comaandando entre mis
** enemijgosse poma hacer; que se apartase de ellos, y como persona neu-
'* tral diese algún corte, ofireciendo, de scgetarse á la razón, y á la justi-
'' cía. Mostraban ser ofendidos del rigor, con que contra ellos procedía,
*' ayudado de sus enemigos. Llamábanse leales servidores, y vasalloe
" del Bey: ofrecían obediencia, pedían paz, y protestaban, que no se
*^ procurando, y dando medio en ella, serian los dafios» y muertes^ que
** resultasen, a cargo de Yaca de Castro.''
Un clérigo procedente de Lima llamado Márquez llegó al campo de
Almagro esparciendo voces de que Yaca tenia ]^oca gente v mal armad%
son otras falsedades parecidas. Celebró allí misa, y en ella Juró por la
hostia que había consagrado, qne todo lo referido por él «ra verdao.
Yaca dejó sus cantones de Jaiya y se encaminó á Guamanga, ciudad
apetecida por los dos beligerantes, y á la cual ambos se dirigían anhe-
lando adelantarse á ocupana, lo cual logró Yaca con su ejército que con-
taba cerca dé mil hombres. Estando apunto de despachar unaemb%{jGi-
da con el objeto de reducir á Almagro, se lo presentaron los comisiona^
dos de este« Idiaquez y Mercado, quienes en sustancia propusieron '^qne
*' ambos ejércitos se disolviesen, que Yaca gobernase en Lima, y se es-
" perasen órdenes del Bey quedando Almagro en el Cuzco como gober-
" nador de la Nueva Toledo.'' Yaca reunió una junta, y se resolvió en
ella contestar con blandura, insistiendo en que viniese Balza para tia-
tar^qne Alonso de Al varado iria en rehenes. Cruzáronse en el camino
de V ilcaa dos espías, Juan García Camarilla del bando de Yaca^ y Juan
Diente del de Almagro. Este que era mas ligero y fuerte, pudo mas que
el otro, y se lo llevó preso á su campo, don<^ se le ahorcó después de su-
M
a
km
frir tonnento para qn» dieae notieias, y entrej^Me las eart4Ui qiia se !•
hftiriaa eneomeiidado.
I^aapioposieio&ea oon que Yaca despachó á Idiaqaez y á Mercado fáe-
Ton "que Almagro deshiélese sa «dévclto^ qne^itiegaae á Martín Bilbao,
^ ú San Millan, Diego Hocesy Jnan Rodrigues Barragan^ Martín Cote, j
^ los demás asesinos del Marqaés, y que a D. Diego se le haría bastante
^ mereed en nombre del Rey.'' Después de varios altercados, se aoordÓ
«n el campo de Almagro aceptar lo que quisiese Vaca, con tal que se
perdonase á los reos & la muerte de Pizarro. Pero en estos momentos
mpsaetió interseptadauna carta que á Pedio Candía enviaba su yerno,
encarg¿idole hiciese tíios fidsos oon la artíUería que raandalta, poique
»1 cabo los hablan de vencer dándolos por traidores. Levantase con es-
to grande jütesacion, en la cual no estuvieron seguros ios oomtñonados
Miagues y Mercado, pues casi los matan creyéndolos cómplices de un
«ngaüo. Todos juraron vencer ó morir, y aquellos agentes cuidaron da
«osentaEse de prisa con la respuesta de que ^'si se trataba con doblez
iqpar^asen las manos para pelear.''
. Almagro peroré á sus acddados que mostraron mucho entusiasmo;
y les ofteció repartirles los bienes y hasta las miserea de les enemi-
gos que matasen. Yaea al saber lo que pasaba, declaró traidinr á Alma-
gro y á sus secuases. Esta sentencia se publicó con aparato, dándoles él
fftaao de seis dias fmn, someterse á la Keal autoridaa^ y agregando que
e no haoerio les bienes de ellos serian para les vencedores; resolución
que el gobernador tomaba sin estar en sus facultades.
Hallabaase los ^óneitos á una legua de distancia: ambos se deoidieron '
£ pelear sin mas dilaciones, en el campo intermedio denominado ^hu-
Í>as.'' Era él 16 de Setiembre de 1542 ya de parte de tarde. Almagro oo-
iocó su caballería en dos escuadrones; el uno lo conduela él, con Balsa;
«1 otro sn maestre de campo Pedro Ofiate y los capitanes Saucedo y
Bi^eo Mondes. Situó su artillería, quo constaba de lo piezas, á órdenes
de redro Candía: y tras ella la infantería con los capitanes Juan Tollo
do Sotomayor, Juan de Olla, Martin Bilbao, y Diego Q}eda. Cote man- '
daba loe Arcabnceroe, y con el estandarte estaban Juan Fernandez do
Ang^o, Martin Huidobro, D. Baltasar de Castilla, Jnan Ortíz de Zara-
te, Juan de laReynaga, Pantoja y otros. Pedro Suarez antiguo soldado *
de Itidia, hacia de sargento mayor. La tropa llegaba en su número á
560 buenos soldados.
En el ejército que obedecia á Vaca, Pedro Alvares Holguín, Qomez do '
Alvarado, Pedro Anzures del Campo-redondo, y Qarcilaso ue la Vega,
íonnaban en las dos alas los escuadrones de caballería. Llevaba él es-
tandarte Real Cristóval de Barrientos y le guardaba Alonso Alvarado
con su compañía.
La infantería en el eentro estaba á cargo de los capitanes Pedro Ver*
gara y Juan Vélez de Guevara: el capitán Nnfto de Castro mandaba los
sobresalientes, y Francisco Carvajal hacia de sargento mayor. Eran
cérea de 600 soldados en todo, y entre ellos habla 170 arcabuceros. Yaea
gobernaba en jefe, y escogió ^ caballeíos montados que fueron Lorenzo
Aldamk Gómez de Bojas, Alonso Mesa, Francisco Godoy, Diego Maldo-
nado, el Licenciado León, Antonio Navarro, Sebastian Merlo, Cristóval
Boxgos, Nicolás de Rivera, Die{[o Agüero ác* Esta fuerza la destinó pá-^
ra acudir con ella á donde conviniese. Empezó la batalla en que los dbs
Jmndos vivaban al Rey é invocaban al apóstol Santiago. Pedro Alvaros
Solgnin recibió dos balazos siendo de los primeros que murieron lo miiiT
-mo que el capitán Jiménez, saliendo mal nerido Gómez de Tordoya quo
luego falleció. La artillería de Almagro aprovechó n^ «qlo disparp, pues
164 AJM
los demáa todos ae iban por alto. Am^netió ^ eaballscía y eayó lanjBtrtcr
Martin Huidobro en el primer choque. Viendo D. Diego qae avs oaSlone»
yftno haciau fuego, v como se levanté la voz de que era pm traioian eor-
Tiú á ellos, mató á Diego Candía, y disparando el mi&mo una pieca ca^r
sé dallos en las tropas de Yaca. £n lo mas recio de la pelea las alas de
los de Almagro obtuvieron alguna ventaja y gritaban los soldado»
'^Yietoria." £1 acudia á todas partes oon un valor sereno: pero la £orta-
aa no le favoreció y encaminó las cosas de otra manera. El, sargenta
mayor Pedro Suarez en medio de la batalla se fué al enemigó despaes-
de decir ú Almagro *'que se perdería por haber mudado la posición de
M la caballería contra lo que él habia dispuesto.'^ Cierto es que la fher-
za de Alonso Al varado Üaqueaba, y que cuando creído Almagro del
triunfo mandaba "prender y no maiarf*' Yaca auxilió á los de Alvarado,
y esto fué lo decisivo, con muchos muertos y hondos. Bmpezaroa á ser
inútiles los esfuerzos de D. Diego, y su derrota se hizo irremediable.
Cuéntase que un joven Gerónimo Almagro decía á grandes voces: *'Ami
que yo maté al Marqués^' y lanzándose sobre los contrarios encontró la
muerte, lo mismo que Martin Bilbao que se hallaba en igual caso. Ijoa
indios y negros, ya terminado el combate que duró cuatro horas, mata-'
ban á los heridos que aun permemecian vivos sin poder moverse: los ren-s
didoa eran insultados y acuchillados por los vencedores. Uno de eetea
Uegó á matar á once dando por razón que los de Almagro le habían qni-t
wúo once mil pesos. La noche ocultaba otros muchos crímenes, y el ro-
bo á que se entregaron ño fué el mayor de los ezesos de aquella bárbara
aoldadesea. Generalmente se aseguró que x>asarou de 160 los muertos dé
ambos bandos y los heridos de 200. Iios düspersos, por salvar, se ponían
laa bandas encarnadas que quitaban á los muertos del partido de Yaca^
pues los de Almagro llevaron por divisa una banda blanca.
Yaca de Castro hizo matar á Pedro San Millan, y Francisco Cornado,
prisioneros sobre los cuales pesaba una sentencia como asesinos de Pi-
sarro. Entre los cadáveres se reconociéronlos de Bilbao, Arbolancha, Hi~
nojeros j Martin Carrillo que eran de esta misma cuenta: á todos los
descuartizaron oon anuncio previo de pregonero. En seguida nombró
Yaca jueces comisionados para proceder contra los vencidos, á los lioen-
ciados Antonio de la Gama y García León, y al bachiller Guevíto. Con-
tados aquellos, y los Secutados desx^ues, llegaron á 30 los que suMeron
la última pena, la mayor part*e capitanes y soldados notables. Juan
Balza y once mas ^ue con él huían, meron asesinados por los indios.
Un buque recibió á muchos condenados á destierro, los cuales nave«
gando para la costa de Méjico, se sublevaron y tomaron tieira en Pana-
má donde la Audiencia los declaró libres porque xio habían combatido en
rebelión contra el Key. En Guamanga fueron degollados Pedro Ofiate y
otros. Los jueces nombrados hicieron degollar también á Diego Hoces,
y Antonio Cárdenas, y ahorcar á Juan Pérez, Fraiicisco Pérez, Juan
Dientej^ Martin Cote v algunos mas.
D. Diego Almagro llevaba intención de internarse á la montaña segu-
ro de que le apoyaría el Inca Manco: pero por su desgracia, cediendo al
parocer de Diego Méndez se dirigió al Cuzco i^ara proveerse de herrines
y, otras cosas, protesto de dicho Méndez que quiso ver antes á una amiga
que disfrutaba de su afección; y aunque Almagro conoció el peligro, su
destino lo decidió á no separarse de la compama del amigo á quien tan-
to estimaba. En cuanto se supo en el Cuzco el resultado de la batalla,
hubo una conmoción apoyada por los mismos funcionarios que mauda-
ban. Síjl embargo. Almagro tuvo tiempo de salir de la ciudad con Mén-
dez; y persiguiéndolos Rodrigo Salazar, á quien Almagro habia dejado
JOM 165
40 ftirakif»» Juan Qotíímw Meamrét y a^^aiiM <^im, los f^kaatMüpa y
a|m]fefiiiAi«ro]i en el valle de Tocay.
vaíea á» Castro liabia hecho colocar las haaderas de AlauMoo ea la
igJtíBtá» de Quamanga. Entré al Cuaco y viattd en la piieien áP. Diego
haeiándole reecaveiiciimes y cargos por sa oondiiota, á que él contesté
con raeenamientos muj sostenidos. £1 Gobernador condayó por decirle,
qja» anaqne habia eoiitxa él una resolnoion previa qne le co9denaba é
•mnerte como á todos sos cómplioes, seria oido en Juicio, para qne sn de-
¿ñnaa se tuviese presente al pronunciarse el faUo. Hay datos de qne Ya-
ca no tenia deseo ni intenekm de hacer decapitará iUiiuigfo atendida
sn jnventod y otras eonsideraoiones; pero ansiaban álgnnos hombres
de valer qne niese ignsticiado; particu lannente el capitán Pedro Anz»-
SS8 del Camj^xedondo y sn hennano D. Gaspar Bodrupes qnioies ab<M^
fiSoiaB á D. iHsfto; y como pacientes y maj en la intimidad del gober
nador Yaca, inmiyeron mncho para qne sn intento se ^ectnssc
- Almagro en secreto se prep¿é para la fk^ga comprando dos buenos
eatellos con que debía espetársele en <»erto nar^f e. Como esto no lo
oonltuon cnanto se debiecay llegó é noticia déla autoridad esc prepari-
tiv4i^ y en el alísele mudé á otra prisión mas segura. Iiuego el Gobel^-
oadiNr celfibré una junta de los militares de mas prestigio para consul-
tables sobre la suerte de Almagro, y permitié usase de la palabra Ga-
briel de Sqjas él cual se espresé de ceta manera:
** Quien considerase los largos servioios, que el adelantado D. Diego
^' de Almagro biso á la Corona Beal, con incomparable amor, y Y^^Jiaiír
** tad, y lo mucho que trabajé en la pacificación de estos Beincs: la Ur
'' beralidad usada con toda la Naoion, socorriendo y ayudando é gran»'
*' des y peque&os en sus necesidades, con lars» mano: la fé, tan bien
** guardada en la compaflía, y amistag de loe Pizarros, y su ingratitud
" en privarle de la vida, conára lo capitulado, concertado, y jurado, por
'^ solo quitársele de delante; no podré negiur, oue será justísima toda
'< honrada memoria de su persona, y debi& toua gratitud, y rec<mocir
**. miento á sus cosas, emeciahnente á sul^jo, y quien bien quisiere pon»
^' derar la dnresa del Marqués D. Francisco Fisaxxo. en haber dejadj>
^* padecer á este mozo, desamparándole (como se vié) y también a les
'< amigos de su padre, pues con haber servido tanto^ como otros, á quien
** hizo grandes bienes, y dié muchos premios, loe dcgé llegar á tal punto
" de miseria, que demás de otras neocsidadea, es publico, que se naUa-
" ban en Luna doce caballeros, en una casa, y por no tener mas que un*
** capa entre todos, convenia, que los otros quedasen encerrados . cuando
** el uno salla; hallará, que cuestas Indias, a donde ahora es todo riqua-
*' za, y abundancia, parece, que se podia perdcpar cualquiera desespera^
^* ciun, con la léstima de las muchas desventuras, y pecaecucionee, que
^' se dójsfon padecer á estos soldados de Chile: y aunque no harta eaeur
** sa, para nada que tenga olor de desobediencia, todavía, por tan justas
*^ consideraciones, se deberla dar luinur á la demencia, y misericordia;
^ ni tampoco se puede dcgar de conmsar, que siendo este mozo de tan
** poca edad, ningún feo movimiento procedió de sn ánimo, sino de los
^ inducidores, que le tomaron ^r escudo, y odor de sus insolenmas, y
** atrevimientos, por lo cual, seria tanto mas justo la compasien, que se
^ le deberia tener: pero juzgando, ñor el contrario, los accidentes lasti-
** mosos, y dolorosos, qne causáronlas pasadas alteraciones, la pxeoiosá
** jajik de la paz, y su dulzura, y el servicio que se hace á Dios en conseF>
** varia, no habiendo para ello meior medio, quesacar el mal de raíz; no
** veo como lo pueda contradecir, el que conoce la multitud de ániínce
** inquietoe, que hay en estas partes, que están deseando iiOTedA4e9,
166 ALM
** WkOB por ambición otros por aratícia; y mnohoA por vengaiizay pai»
** ejecutar bus afectoB, con reyxielta& y turbaciones, y que en represen*
'' t^doseles la ocasión, no la perderim: tomando á«Bte moso por su eaibe-
*^ sa, y con su nombre, acostumbrados á rapifias, incendios, nomioidJloe,
'' y adulterios, y á todo género de pecados, lo han de poner 4odo en per-
** dicion, debiMo de protesto de razón, y de justioia^para aaiquilaar el ftn-
** to de la predicación del Evaoffelio, para que el Key pierda su estado:
** la Bsaisae de la nobleza casteUana, y de todos, se acabe de denranunr: •
** los incuos se consuman; y en sustancia, lo trabi^ado en estas Indiaa^ y
** todo^ se confionda, y sin respeto divino, y humano, todo sea angiustiaBy
'' y aflicciones, como nos lo han mostradolas experiencias pasadas. Pnea
** si se quiere enviar á este mozo al Bey, dirá, que en lugar de álivIaF-
^ le de cuidados, se los damos: por lo cual siento, que anteponiendo el
*' bien público, al particular, se quite la ocasión, y totalmente se oonsu-
'' maévta simiente de discordias/'
De este discurso contradictorio, en la tal reunión, que no fué un con-
sejo ni tribunal que legalmente pudiera fallar, resultó la sentenci» de
Vaca de Castro mandando dar muerte áB. Dieso de Almagro '^ra mi"
varálpa<8den«ev0smale8," A dicha reunión da "Zarate'' carácter judi-
cial, y por eso dice q^ue hubo proceso: en lo que no conouerdan los demás
historiadores. D. Diego apelo al Rey y á la audiencia de Panamá: pero
este recurso le fué ne^ibdo, y entonces emplazó al gobernador Yaca ''par»
ante el tribunal de Dios." Se confesó y marchó áf patíbulo eon elevado
ánimo y entereza, queriendo impedir le vendaran los ojos. £1 pregón qu0
se daba al conducirlo era '^que se hacia ese castigo en él por usurpador
" de la justicia real, por que se levantó en el Beyno tiránicamente, y dio
*' batalla al estandarte Real &^
Ya en los últimos momentos d^o ''que pues mona en el lugar donde
" ñté degollado su padre, le enterrasen en la sepultura adonde estaba su
" cner]^,le echasen debigo y pusiesen encima los huesos de aquel." Ten-
dido en una alfombra le cortaron la cabeza, y su cadáver pasó al con-
vento de la Merced, depositándose en el mismo sepulcro como él lo ha-
bía pedido. Era dia sábado, y en sábado fué también depilado su pa-
dre, agregando Garcilaso que para ambos sirvió el mismo verdugo.
Después de su muerte espiraron en la horca Juan Rodríguez Barragan;
él alfráez Henríqne, y otros ocho. Fué Almagro de pequella estatura y
hábia cumplido 24 años: su valor era sobresaliente y su voluntad mny
resuelta pora proceder en casos estremos y según convenia á sus propó-
sitos. Escaso de tal^ito, sin instrucción, y sin el juicio sano que se cul-
tiva con el saber y la esperienoia. Se haUaba dominado por una tem-
prana y fatal ambición, y abrigando las siniestras pasiones délos hom-
bres con quienes trataba— modelos abominables de cuantos exesos pue-
den perturbar la razón y aniquilar la moral. — Véase Vaca de Coitro,
ALHUISA. — ^£l Dr. D. Bernabdino dk — ^Arzobispo del Huevo Reyno
de Qranada. Nació en Lima en 6 de Julio de 1579. Sus padres D. Pedro
dé Alüiánsa y D? Isabel de Carríon, ^eron naturales de Logrolio. Estu-
dió en el Colegio Seminario de Santo Toribio, y se graduó de Doctor «a
cánones en la Keal Universidad de San Marcos.
Sirvió los curatos de Huarochirí, Paohacamac y San Sebastian de
Lima^ por nombramiento del Arzobispo Santo Toribio. Autorizó como
notario secretario en 1593 la Regla Consueta sancionada para esta Caite^
dral en tiempo del mismo prelado, y faé después uno de los visitadores
del arzobispado.
Faso de canónigo á Cartagena de Indias, en cuya iglesia ascendió á
ALH 167
U éignidad de teeoco», y ñié ptoTiaor y vioorio generaL Esto vúamo
cargo deaempefió en Chuquieacaá cuyo coro se le trasladó en clase de
arcediano: allí obtuvo también la comisaria de cruzada.
Habiéndose dirigido á España, le colocó el Rey de inquisidor en Lo-
gzo&o. y poco tiempo después en Toledo. Preeentóeele para él arzobis-
mdo de la isla de £lañto Üominso, y cuando acababa de consagrarse en
Madrid en el colegio de D? Mana do Aragón, fué promovido en 1632 al
del ÑuoTo Beyno de Granada siendo el primer arzobispo americano
que recibió páuo. Este prelado, notable por su capacidad y por su sa-
ber, disfruto de mucha reputación como Jurista, y del aprecio particu-
lar del Papa Urbano TUL, quien elogiando una sentencia pronunciada
por él, dyo: ''que el obispo de Carta^na tenia un gran vicario."
Almáasa poseía una fortuna cuantiosa^ y con parte de ella fundó, en
Madrid el convento de Jesús Maria y José de religiosas franciscas que Ua-
man del "Caballero de la Gracia," en cuya erección gastó 30,000 pesos.
Uegóá Santa Fé de Bogotá, donde fue admitido con estraordinaria
ponpa tomando en su Catedral el palio de manos del Dean Dr. D. Juam
Arias Haldonado.
Se ocupó inmediatamente de la visita del arzobispado: y hallándose
en la villa deNeiva^ falleció el 26 de setiembre de 1633 á la edad de 54
aAos. Trasladáronse sus restos á Bogotá; y como hubiese mandado que
se le sepultase en Ifadrid en el monasterio que fundó, y que al que lle-
vase mt cadáver se le diesen mil ducados, percibió esta suma Fray Bru-
no de Valencia, monge cartujo que se encargó déla conducción: y veri-
fioada, se le enterró en la iglesia de dicho convento, en la capilla may<Nr
al lado del Evangelio.
Instituyó por ubaceas al citado deán Maldonado y al Dr. D. Juan
Vásquez Cisneros: ordenó en su testamento que se le aplicasen dos mil
nüsas: que en los cuatro primeros años después de su muerte, se le hi-
ciesen honras en la catedaal de Santa Fé y se vistiesen doce pobres.
Dejó dos mil ducados para redimir cautivos: dos mil para dotar
huéi&nas: quinientos para cada uno de sus criados: dos mil al hospital
de San Pedro de dicha ciudad: doscientos al de la villa de Neiva: dos*
cientos al de Tni\ja: quinientos al convento de la Concepción de Santa
Fé, y doscientos al de Carmelitas. Donó á su iglesia su pontifical ava-
luado en cinco mil ducados, y destinó para pobres de la ciudad de Lima,
su patria, seis mil que en ella le debian vanas personas.
Diez mil ducados dejó á un sobrino suyo; y cuatro mil castellanos de
oro para que se empleasen en una custodia para la iglesia del referido
monastmo de Madrid. Hemos tomado estas noticias del Teatro Eclesiás-
tico del maestro Gil González Dávilík quien también asegura que el ar-.
zobispo Almánsa, luego que llegó á Santa Fé, adelantó el edificio de la
catedral, y proporcionó ornamentos y diversos artículos para el culto.
La vida del arzobispo Almánsa fue escrita por D. Pedro de Solis y
Valeozuela y publicada en Lima en 1646.
ILMARÁZ*— -D. Fray Juan de-— Natural de Salamanca, h|jo de Don
Alonso de Almaráz y de D? X^eonor Portocarrero: nieto de Diego López
PortocarreroydeD^Mfuríade Monroy, mayorazgos en Salamanca. D.
Alonso, vino por gobernador al Beiuo de Tierra Firme, según dice Fray
Antonio de la Cálancha en el libro 4? de su "Crónica moralizada:" (mas
na le hallamos en el catálogo de los que obtuvieron ese mando, y que in-
serta Aloédo en su Diccionario Geográfico de América.) Fué después
contador de las o^jas reales de Lima, á cuva ciudad tngo á sus h^os D.
Juan y D? Meucia conocida Ikijo el apellido de Sesa, que casó con V,
]6d ALM
Francisco Hernández Qirón, el candillo del levantanniento de 1S63; y
deépnes de la ejecución de ene, tomó hábito de religiosa en el eonvéntcy
titmadodelafíniDarnacionqneñakdd en unión de su madre taxoMei^
Viuda.
D. Jnan entré el dia 19 de Mayo de 1555 en el conrento de San Agp»^
tin de Lima donde condnró sns estudios. Fué eran predicador, maestro
de novicios, calificada del Santo Oftcio y eate£ático de escritura de la
Real Uhirersidad dé San Mareos donde existe su retrato. Alcanzó la cá^
fedra por oposición en Itt de Octubre de 1581, y el Bey se la perpetua
Apesar de que solo debia ocuparse por cuatro aStos. Desempeñó en. su ót-
den diferentes cargos eomoef de sub-prior, Difinidor varias veces, Prior,
Prelado del convento de lea quo se rondó en 1583, y por úUimo obtnvá
el ^ Provincial en el capítulo que so celebró en el 0u7.co en 23 de Jxtñlo
de 1591. Áfiistió, siendo Prior, slConcUio III Límense que reunid en
1682 el Arzobispo Santo Toribio.
Hizo visita en su calidad de prelado, y caminó hasta Traillo doitide
cfayé eiifsrmó y fidleció 6ü 5 de Abril de 1592, de edad de 70 afios. fia-
biale presentiMo el Beypara obispo áéL Parajruay en 1591: mas las eédu-
las se redbioron en el I^rd después de su fafiecimiento. £1 maestro Oil
06n^e¿ Dávila confirma ecrta» noticias en su * teatro Eclesiáético,^ re-'
fixi Aidoée al ábédécedaiio del uaestxo Fray Tomás Herrera.
ALlifilM.^EL Maestro t Bs. D. Domingo de— Vino de ^spafta
dé capellán dé Santo Toribio. Bra hombre de probadas virtudes, aaba
de limosna cuanto tenia, salteo aquéllo que reservaba para adorno y cul-
to de la iglesia. Fué Dean de la catedral de Lima, en la cual fondo una
fiesta anual á Santo Domineo. Suscribió como Dean la representación^
que hizo el cabildo eclesiástico de Lima en 15 de Mayo de 1631, ante et
arzobispo D. Femando Arias de Ugarte pidiendo se hiciesen informacio-
nes de la inculpable vida del arzobispo D. Toribio Alfonso Mogrobejo á
fin de procurar su beatificación y canonización. Falleció de 91 afios en
1645. El mismo arzobispo Arias do ligarte nombró en Abril de 1630 sSt
deaá Aüneida para que asociado al arcediano Dr. D. Juan de la Roca, si-
guiese el proceso sobre la vida y hechos de Rosa de Santa María que
éoncluido, se recibió en Roma en 1634.
ALIBIDA*— El Presbítbbo D. MaItüsl I^XTfhsz i>s:— Portugués, murió^
én Lima por no haber querido tomar alimento desde que le hizo poner
rk> el Tribunal de la Inquisición. Fué ahorcado en estatua y quema-
sus huesos en 21 de Diciembre de 1625. En éste auto de fé hubo 24
reos, qtie sufrieron las penas á que se les condenó.
AfctafeihMttS.— FiCANcnsco.— tino de los soldados conquistadores que*
tñáo al Perú D. Francisco Pizarro, con quien entró en Ct^amarca. y b%
halló en la prisión y muerte del Inca Atahualpa, habiéndole tocado 18Í
marcoa de plata^ y 4,440 pesos de oro eu el reparto que se hizo del tesoro
reunido por aquel Rey para su proyectado rescate. Fué Almendras rei-
dor del cabildo que se formó en la ciudad del Cuzco, y como tal susioribió
lá acta en que fué reconocido por gobernador el Adelantado!^. Diego Al-
magro en 18 de Abril de 1537 al ótupar con fuerza esa capital á su r6-
gfesode Chile. '
Era regidor en Chuquisaca cuando se supo en 1541, la muerte do Pir
zarro acaecida en Lima, y la usurpación del gobierno hecha por D. Die-
-o el hijo de Altúacro. Aquel cabildo invitó al capitán D. Pedro Anzurez
el Campo-redondo, que con una fuerza es^edicionaba hacia la pro-
S
ALM 169
ViimadelM Jurfei^^oott «i fiado qae se regteíane y ittAfohu» al Cttseo
é nnineoon D. Pedro AlTaiez BaSgaia que «Uí li»hiA leTmatado buiéo^
T% contra Almyo. Ansures ftoeptó el iplaii propuesto^ y »1 Tenizae coa*
ea trop» al Peradidó á IVaaolaoo AlmendiHH de justicia mayor ea Chu.-
qniaaea. Deepaes, en 1544, se altetaioa los ánimos de los qne poseían in«-
dios de repactimienlo. y rechazaban las reales ordenansas qne tn^o el
Vliey Blsaoo Nnfies vela, quien se empalaba en ponerias en ^ecuoiott»
OonsaloPixairoporsopaxtCyy en virtud de la exitaoion de mucbosi
salid de un pueblo en que se hallaba cerca de Chnonisaca, y se propuse
acaudillar nn levantamiento al cual raecedió el título que acepté de
procurador general |»ara suplicar de dichas ordenansas^ y que se suspen*
diesen hastapostener resolución del Bey. Mas como con este ^retosté
formé tro||asy y cen ellas salió del Cusco para Idm% la revolución y la
guerra civil se hicieron inevitables; pues la Audiencia se deeidié á espul«
saral Yirey creyendo con esto contener á Pizaizo y evitarla anarquía»
Almendras salié de Chuaiúsaca con dos sobrinos suyos |palra unirse á
este, y lo encontró cerca ae Titicaca. JM Cusco Qonsalo Pisarro envió á
Almendras, que era conñdente suyo, á Guamanga para que recogiera
unas raezae de artílleiía^ue d^ó ¿lí el gobernador Yaca oe Castro^ £1
Cabildo negó la existencia de ellas, y Vasco Quevára que las tuvo á su
caz^^ylas ocultó y se vino para Xáma. Almendras puso en tormento £
vanos indios, y asi pudo descubrir el paradero de esos ca&ones que al
instante se llevó con el caudal que habla en tesoresía. Regresando al
Cusco, recibió orden de Gonzalo para que saliese é encontrar en el ca-
mino al Obispo de Lima y otros que conducian unas provisiones del Yi-
voy, y se las quitasen. Halló Almendrss en electo á Pedro Lopes y Fran-
cisoo Ampuero, y preguntándoles por esos decretos que iban á notiñoar
á Pisaizo, dyo di primero que él losllevaba y lueso se los entregó. Al«
mendras con insolencia les aseguró que no los imoroaba porque sabia
qne Gonsalo estimaba á Ampueroc v al despedirlos pata que se v<^viesent
íes dio una carta para el Obispo á fin de que no pasara adelante. Hisolo
sin embargo el Obispo, y cuando se vio con Almendras este le impidió
el paso amenasándolo, y queriéndole quitar la muía para que anduvie-
se ápié.
£1 Yirey en una cédula que mandó después al CuSco llamando ai orden
á los conspiradores, esceptuó á Almendras del perdón que á todos oñre-
da. Almendras reunido á Gonsalo le avisó que Gaspar Bodrigues de
Campo-redondo tenia premeditado matarle: esta acusación parece que-
dó sin esclarecerse. Pizarro encargó á Almendras, ya en Lima, que mar-»
chara de gobernador á Chuquisaca ordenándole qne á su llegada hiciese
matar á Luis de Bífera y Joan Ortiz de Zarate. jSstos y otros fugaron
en distintas direcciones al aproxamarse aquel: mas Almendras les privó
do sus repartimientos y demás bienes; y lo mismo hizo con Lope de Men*
desa á quien iba á matar. Salvóse por los ruegos de D. Die^o Centono,
y sáUó desterrado. Befiere el Palentino (oapítmo 16 de su historia) que
Abnendras» hombre principal y rico, queria como á hjijo á Centeno, y
que este le llamaba padre, por que acudió á sus necesidades aiudliánao-
ft en su juventud; y que cuando Almendras marchó do Lima para go-
bernar por Gonzalo Pizarro en Chuquisaca, hiaK> aquel esfuerzo y con-
siguió ir en su compa&iak
Jíandó Almendras dar muerte en aquella ciudad á D. Gómez de Luna
apesar de los ruegos del vecindario^ sin mas rason que su desafecto á la
causa de Pizodrro. Centeno que cetaM de Alcalde, se asoció á etros para
pensar en deshacerse de Almendras que era un tirano. Trataron de ma-
tarlo y pronunciarse luego por el partido del Bey, pues sabían que el Y i-
22
170 ALM
rey Vela, ieuía ejército en Oaito pam rolret sobre el Perú. Centeno tet^
To que venir á Paria á vender loe bienes de Pedro del Barco, ^ quien
Franoisoo Carvi^al bábia muerto en Lima; y con ecrte motivo sapued Ú
▲Imendiaa permitieee eme Lope de Mendoza ñiese á Paria á verse con
él, y que despuee se volvería á su destierro.
Lo concedió así el gobernador, agregando que cumplienb la pena doii-
de quisiese. En Paria se ;^taToa con Camargo, Rivadeneira y Alonso
Pérez de Esquivel, y convinieron en hacer la revolución matando ú Al-
mendras. Centeno escribió áeste para que diese licencia á M«!doza pa-
ra entrar en Chuquisaoa y estar allí p<nr unos pocos días, á lo cual se
prestó Almendras, y sabiendo que Uceaban los ootgurados, de quienea
nada temía, salió á recibirlos, y aun ss^fizo á Mendoza. No fikltó quien
dijera al gobernador que recelara de la unión de esos hombres^ mas él
no formó concepto de semejante aviso.
Entre tanto ellos acordiuron que Centeno ñiese á donde Almendras
á darle noticia de que Gonzalo Pizarro habia derrotado en una batalla
al y irey Vela, y que en el acto de estar Alm^fidras oyendo una nueva
de tanta nmgnitud, entrasen los otros y le prendiesen. Cumplió Cento-
no su infame compromiso, y encontn&idolo en cama se abrasó de él y le
dijo se diera preso. Turbóse Almendras al oír tan estrafia intimación^
pero solo y desnudo, tuvo que ceder á la fuerza. Lleváronle á oasa de
Centeno, con un Diego Hernández criado de Pizarro al cual aerearon,
y á él se le formó proceso en que probados diferentes delitos, ocmioel
asesinato de D. Gómez, la revelion contra el Bey, el atropeÜamiento
al Obispo de Lima, el haber roto la puerta de las cigas BeMes de Oua-
manea, tomándose el tesoro de; fué sentenciado á muerte. En vano Al*
mendras con humildes súx^cas clamó se compadecieran de sos doce bi*
jos pequefios, é invocó la amistad de Centeno para que le d€((asen con
vida: nada le valió, y con voz de pregonero fue llevado al lugar en que
mató á Luna, y allí le ^justiciaron de orden del mismo Centeno en 16 de
Junio de 1545.
En 1548 después del triunfo del gobernador D. Pedro de la Gasea y de
la muerte de Gonzalo Pizarro y tantos otros, se mandó arrasar la casa
de Francisco Almendras y llenar de sal el sitio, poniéndose un letrero
para recuerdo de sus hechos.
Bieffo de Almendras su sobrino, se mezcló también en las guerras oi vi'
les y figuró aunque no en sucesos notables. Sirvió de ci^ltan de aroabu*
ceros con el mariscal Alonso de Alvarado en la lucha contra Franoiseo
Hernández Girón el aOo 1554. Estando en esa campana encontró con un
negro á la boca de una cueva y lo hizo rendirse, pero al ir á atarlo do
las manos para conducirlo, pues andaba prófugo^ el negro de sorpresa
le quitó la espada con la cual dio á Almendras varias estocadas que le
causaron la uraerte.
Otro sobrino de D. Francisco fué Martin Almendras que militó tam»
bien en el Perú. Vino de Chuquisaca á invitar al capitán D. Pedro Abnk
rez Holguín para que se declarase contra D. Diego Alma^^, el hyo. Des»
pues estuvo á órdexíes de Francisco Carvi^al en la eampafia contea Dw
Diego Centeno, y continuó en elase de capitán de Piqueros. Lusffo
abandonó sus filas y se adhirió alas del Bey que mandaba el Licenefi^
do Pedro déla Gasea. Mas tarde faé alcalde de Chuquisaca figurando
eontralos bandos revolucionarios y con sentencia suya taé descuartiza-
do Egas de Guzman. En alteraciones posteriores y cuando el marisoal
Alvaiftdo hizo numerosos y omelea castigos, fué arrestado Martin Al-»
mendras, parece que sin motivo, y no se le impuse otra pena que una
multa de 500 pesos.
ALM 171
ÍL1#M?AA*-- £l DuqvB db--(I>. Pedro Saanez de Qóh^sl) Dio ¿
los «n Ifadrid en 1788 1» hiatorU política de loe establecisuentos ultra-
mañaos de lae Naciones Eoropeae» leformaHdola historia filosófica y Po-
lítica del abate Baynald bido el seadónimo ''Eduardo Malo de Luqne''
anagrama de '*£ll>aqiie de AlmodoTar.''
£n esta obra se refiere que en el a&o 1588 eJ capitán Loremeo Ferrar
MaldonadOy con eí piloto Joan Martinec pasaron por el Norte de
ca del mar Atlántico al Paeíficoy de este á aqneL No llegó á
ó no escribió, la parte respectiva á la América meridional. En el ''Mer-
ouzio Pemaiio'' de fines del siglo pasado, se opinó que Almodovar y Ma-
iMpina eran los qne podian escribir ü cerca de las Indias, arentajando
ú Bbbeirtsan y Saynald.
UMMüCftA T PASTUHA— FéoM— GoMCres MarquéB^Un-
AUM«IIS«A Y FiSnAffA-rlX Fray Skbaotian db— BeligioaQde 1»
Mevoed, natoral de Lima, de la familia de los Macqoeses de Casares. Fué
proYincial de su orden y Catedrático de Prima de Santo Tomás en 1*
ÜniTsusidad de San Karcos en qne esdste sn retrato. Fundó para él es*
ta cátedra D? Mariana de Sarmiento Pastrana. sn madre, por el alio 1665
oon la renta de 500 pesos, qne habiendo £ftltado después, la reemplasó él
coiiTeaito. Obtuvo el Obispado del Paraguay en 16».
UMMOIIA T RUniEI— D. Fb. Juah— de la orden de la Santíslm*
Trinidad, Arzobispo de loma. Nació en Córdoya en 18 de Febrero da
1605 y fueron sus padres D. Joan de Almoguera y D.? Catalina Sanúrez.
A la edad de <nice aOos se opuso aUí á una beca que alcanxó en el Cole-
gio de Pedro López que gob^cnaban los Jesuítas, y en el cual hixo sus ea-
iiudios. Tá de Beligioso, enseñó en Córdova y en Sevilla, filosofia y teé-
l0gla. Fué presMitado y maestro, TOrovinciál en Andalucía y visitador.
Sstuvo en Tetuan en la redención do cautivost y deanes pasó á Madrid.
EL Bey Felipe lY le nombró su predicador, y en 1656 le eligió Obiq^
de Arequipa. Salió de Cádiz en Noviembre de 1660. Consagróle en
Cartagena en Febrero de 1661 D. Agustín Muñoz y Saudóval Obispo
del Cuzco que se hallaba allí de tránsito. Desembarcó en Payta
con el Yirey Conde de Santistevan. Idegó á Lima en 7 de Julio de di-
cho año, y á Arequipa el tres de Bioiembre. Adornó la Catedral
con buenos retablos: costeó el altar mayor y la custodia, y todos los.
aftos el dia de Corpus Christí dediioaba alguna aUu^a á su Iglesia. La
«Oiisagró en 16 de Abril de 1673, después de haber hecho la visita de la
Diócesis. Beedificó el templo y el convento de Santa Catalina que esta-
ban arruinados por los temblores: hizo los dos coros, una enfecmeria, un
granero, varias oficinas y una cerca de piedra, gastando mas de cin-
43nenAa mil pesas.
En ék hospital de San Juan de Dios fabricó á su costa una sala de vó-
beda do canteria. Favoreció en diversos respectos y socorrió al Colegio
Seminario. Dotó en la Catedral dos capellanías, y mó una gruesa limos^
na para edificar la Iglesia Parroquial de Santa Marta. Por los años do
1666, ypor eomÍMon de la Audiencia que gobernaba el Beino por muer-
te del yirey Conde de Santistevan, el Obispo Almoguera trabajó con
muebo esftierso por que se sosegara el vecindario de las antiguas mi-
nas de Salcedo que se había entregado á las mas escandalosas revuel-
tas de que ^Mpom víctimas muchos individuos. — VéMe SaUs^, .
Fué ascendido el Obispo al Arzobispado de Lima para cuya ciudad sa»
172 ALH
lió en Marzo de 1674 v llagó áella el 7 de Mayo. Recibió las bulas j pa^
lio en 6 de Octubre de 1075. Enlama, suspendió las liceneiaa de los con-
leéores y los examinó él mismo, oomo lo habia hecho en Arequipa.
Formó en el Palacio Arzobispal una cáreel para loe sacerdotes que fue-
se preciso corregir, editando álos que delinquian castigos de otra espe-
cie que los degradiuen. En esta recínoion los aconsejaba y atraía á buen
oaalno, haciendo servirles á su costa el alimento. Dispuso por auto de
5 de Octubre de 1674 hiciesen los curas un padrón de Toaieteñ escandar-
losas, y de los hombres casados en Espafia y otros puntos. Luego man-
dó cambiar de unos barrios ¿otros á dichas mujeres, y exhortó a las Jus-
tieias para que las castigasen: á los casados los compelió con censura»
para que se restituyesen á sus domicilios. El gobierno tolerarla entonces
estos abances de la autoridad eclesiástica, que prodigando la escomn-
nion en materia tan delicada y cuestionable, nacía desmerecer y bi^ar
su influencia.
Dictó ordenaciones para el buen róffimen de los monasterios y refimnar
costumbres que no convenía subsis^sen. Mandó adoptar el canto lia-.
BO en los oficios de Semana Santa redando el uso de instrumentos de
«uerda. Prohibió que en Pascuas y £BStlYidades ee cantasen ''romancesy
TÜlanoioos y ohansonetas:" Que en los comulgatorios se pusiesen en-
ramados, flores y otros adornos: Que hubiese convites en autos, prese-
«iones V misas de gracias: que se pusieran en los templos cojines iiai»
lasmineres V se les servieran flores, asnas de olor y otros obsequios^
Mandó que las Iglesias no se abriesen & noche y que la misa de Navi-
dad se celebrase alas seis de la matlana y no antes. Que las religiosas
no usasen ^'puntas ni encimes, cosas de seda^ preseas de oro, perlas y pe-
" dreria al pecho ni en las orejas. Que no andubiesen con sayas picaaas,
*f sin hábitos ó sin velo, ni con mantillas de colores." Estas pronibioio-
aics y otras hacen conocer «uales eran los abusos que entonces dominé-
Van en los monasterios.
Fomentó el hospital de San Pedro y la Connegacion de San Felipe
Heri, donde húco á sus espensas un hermoso retablo y una celda interior
que ftecuentaba. Solicito en 7 de Junio de 1675 lañindacion del monas-
terio de las Trinitaiias ediflcado por D^ Ana de Robles, rentándolo el
Obispo con mas de noventa mil pesos: y protegió y socorrió el beateiio
de >jnparadas, de cuya casa ñie tamoien benmctor D. Nicolás de Tor-
res, alguacil mayor de Cabildo, sobrino del Arzobispo, por enoarffo muy
encarecido que le hizo al morir el venerable padre Trancisco del Casti-
llo— VéMe Súbles, L^Ana.
** Se hablan fundado en las iglesias, así parroquiales come de las sa-
'' gradas religiones y de los hospitales, vanas coiradías en Lima, desen-
** tendiéndose de las Bulas que por la Santidad de Clemente VIII y
** otros Sumos Pontífices están expedidas para la forma que se ha de
** guardar en ellas, con las i»enas y censuras espresadas contra los que
" &M violentaren; cuya primera condición es, que en cada ig^lesiano na-
** ya mas que una sola cofradía, y que para el recogimiento de las li-
'' mosnas, no haya formas cuestuarias. A que se júntala providencia
^* del Concilio Aurelianense, citado en él decreto, que prohibe con pala-
" bras severlsimas, el que haya oongreg^adones, ayuntMnientos, colegios
" ó cofcadias unidos, que con pretmo del mayor servicio dé Dios Nnes-
" Sefior y su divino culto, fomenten la recepción de las limosnas jMtr
empadronamiento de las personas y pacoiones de ésta ó aquella calidad,
cerne se suele hacer para naberías de adquirir y conservar.
** Por lo cual, eseandecido'el sagrado Consistorio del Ooncllio de se-
<f méjanté di0posici<m, cogió las armas sagradas de la iglesia, que son
14
«I
ALH 173
" las ocoBorM, y 1m pubUed eontra tsn deteftUbla abiuo^ dando la ra-
** aon^ que w digna de todos loa prelados, para no pennitirlo: que la li-
M «^«.^ l^ ^ nacer de ánimo nberal y deyoto OOTason agradecido á
** Dioe, por loe benefioioa que noa haee, y no del concierto y precisión do
** eoatratos politioos, en qoe no obra la noluntad libre, como dabie-
'' sa, sino los motivos del interés y propia correspondencia.
" T considerando sn IlnstEÍsiDia, que en las cofradías que se babian
** fondado, si no se hnbiersa introducido las cartas de ofrecimiento, que
^ ae Itabian repartido (y repartan) en esta ciudad, fueran poooslos íeu-
** datarlo»; de que racionauBMite conodanoser la devoción laque mufr>
" ve^ sino d cdo de la promesa coiresponsiva de la cort^ y pesando
" también entre sí mismo él tributo que introducía entre los muros de
" Lima, donde reina la relifl^on, esta nueva idea vestida con él resplan-
'' deciente manto real que le pidió prastado á la piedad, cuando, por los
" Ubroa de cuentas y *»w«p*ii»^T»M»ru«>tift de cofrades, llega cada afio á
*' dentó diea v siete mil pesos, en cuya cobransa andan diariamente
*^ treinta hombres ocupados, sin teiMr otro empleo snílciente para sus-
** tentar sus fámulas: mandó su ñustrísima, en 8 de Enero de 1675. al
" aellor I>r. D. Francisco y alera. Juez de Cofradías (que murió dignísimo
" inquisidor de lama) diese pro^deneia suspendiendo los demandantes
" de pedir, y que hiciese se manifestasen por los mayordomos todos los
** papelee y licencias que tenían, atf de las fundaciones de dichas cofra-
** dÍM como de la facultad de imprimilr las cartas de esclavitud.
** Principiáronse las diligencias y se formó un proceso que desde aquél
" tiempo ha venido corriendo, sin haberse podido dar determinación, en
** negocio de tan gravísima importanda.'' (Apuntei para la Sutoria ÉcU*
'< éi£tíeadaP^ mtbUcad09pwdDr.IknKar.)
£1 deán, dígmdaides y canmngos se negaban á admitir á los racioneros
en los cabUdos, y aunque así lo dispuso el Arzobispo no pudo vencer-
lo^ pues llegaron al eetremo de abandonar la sala dejando solo al prs-'
lado^ T como no tenian razones legales que aducir fbé preéiso una oedu-
la de la Beina gobernadora que se espidió en los términos siguientes:
** JIuy reverendo in Chnsto, padre Arzobispo de la iglesia me-
'' tropoiitana de la ciudad délos Reyes en las provincias del Pertf,
" del consto del Bey mi 14}o; ó á vuestro provisor y vicario gene-
^* ral. Por parte de los racioneros de esa iglesia se me ha represen-
" tado que, conforme á la ereoden de ella, deben adstir y tener vote en
** los cabildos en que se trataren materias de hacienda y corrección de
** coetnmbres, como los demás prebendados, segnn y como se practica en
'' todas las iffledas catedrales, y lo adenta D. Juan de Bolórzano en su
" política indianí^ cuyo derecho está mandado observar por auto del
" I>r. D. Fernando Arias Ugarte, ijrzobispo que ftié de esa %leda, de 21
'' de Enero dd afio de 1631 y cédula dd Bej mi sefior (oue santa gloria
** lukjé) de 16 de Febrero de 1635, notificada á ese Cabudo, como cons-*
*^ taba dd testimonio que presentaron. T que estando en esta posadon,
** de poco tiempo á esta parte les han Impedido los canónigos que en-
** tren en los cabildos: suplicándome friese serridade mandar de^^MMhar
*' soine cédula de la referida, para oue se ejecute lo dispuesto p<nr ella,
imponiendo graves penas en caso os coiitravendon.
'* Y habiéndose visto por loa dd Consejo real de las Indias, con lo que,
^ en razón de esto, dQo y pidió d fiscal en él; he tenido por bien de dar
^ lafpresetite, por la cual os ruego y encargo, oigds y hagds Jostida ales
** helios radoneros, cerca de la pretenden que tienen, de no ser esclui-
^ dos en los cabildos de esa iglesia, sin permitir, ni dar lugar, á que so^'
^* brt esto vuelvan á ocurrir adicho Consejo, que así es mi voluntad. Fe-
it
1 74 ALM— ALO
^' cha en Madrid á 11 de Marzo de 1975 a&oa.-— Vo la üeiMa.— Por man-
" dado de Su Magestad— Z)<m J^noi«oo Famandee de Jáiaárigal.''
Estaba el prelado disponiendo nn nneyo altar mayor para la Catodxal
con cuatro frentes. ^ le tenia contratado en ochenta mil pesos oon el
acreditado maestro Diego de Agoirreí cuando acaeció su muerte el día 2^
de Marzo de 1676 á loa 71 años de su edad, y habiendo ^bemado acia
un á&o y diez meses escasos. Dejó su. corazón al monasterio de Santa Ca-
talina de Arequipa: mandó le enterrasen en el cementerio de la Catedral
como Á un desdichado, y escribió el humilde epitafio que habia de po-
nerse sobre su sepultura: pero se le colocó en la bóYcda que está debido
del altar mayor.
JSRe iaoetpulvie et ciáis
ViUeHmw.
FraterJoérnnegindiffmu Arókk^HáoapUB
Orate pro Püstore vestro, ftdelei,
Quipro vobÍ8f etpro vestra aálnte
Ammam auamdarepereujfkit,
Obiitanno saluiis 2d[. D. C
JHe — Mens
Siendo Almoguera Obispo de Arequipa se reconó con graves censaras
de la Inquisición un libro que hizo imprimir en Madrid, afio 1^1, titu-
lado ''Instrucción á curas y eclesiásticos de las Indias,'' que se caliilcó
de ofensiTO al Bey, y en el cual se denigraba á los curas. Cita esta obra
D. Nicolás Antonio en su '' Biblioteca nueva. " Después hallándose va-
cante el Arzobispado, hubo en la Corte muchos pretendientes, y en la
Usta délos Obispos de Sur América que se presentó para resolví la pro-
visión, no se hallaba Almoguera, porque se creyó era inútil ponerlo,
considerándole distante de la gracia del Soberano. Pero la Seina W
Mana Ana de Austria viuda de Pelipe IV y que gobernaba el reino pre-
Sintó por el Olnspo del Libro (que asi se le llamaba,) y con noticna que
mó de su antigiiedad y mérito, hizo en su persona el nombramiento de .
ArjBobispo. Fué su sucesor D. Melchor de Inñan y Cisneroa.
*
ILOHI — Cabo del batallón ''Numancia." — Féa$e Broum, D. Jímu.
ALOVSO^El padbe JuAN-^é la Compañía de Jesús: nacido en Xit*
ma> fué autor de un libro *^De la vida y deioociú% d San JoBé.
■
AIiOUSO — Juan-— Fué el primer escribano que tuvo el Cabildo de Lí-
XHA. y como tal autorizó los repartimientos y adjudicaciones de solaces-
á0 la ciudad hechos por el Gobernador ]&. Francisco F'iasaxo, HáUaban-
se reunidos en un Ubro e^xecial que se conservaba en el archivo de
aquella corporación. Un empleado de ella vendió dicho libro con otros
papeles, á ci^oneros y piüperos que los hicieron pedazos para envolver
porciones pequeñas. de artículos de espendio diario. Hemos visto un es-
crito en que certifica este hecho en 5 de Ma^o de 1649 el mayordomo da
la ciudad D. Antonio Boman de Herrera y Maldonado á solicitud de
tey Diego de Córdova y Salinas, quien vio y leyó ese volumen oi^gKfd'
zado por el escribano Juan Alonso; y que tuvo el mismo fin de tantos
otros documentos de los archivos que en épocas n^uy recientes se han
vendido á medio real la libra, y menos todavía, por manos inAeles en-
cai|;ad;it de su custodia y conservación.
ALO 175
AMIM— D. SiMtAfiTiAW^Iiidígenft d«l cercado de LinuL £1 alio 1681|
conaigiilé penniío pam fiíbticar un coiiTeiitQIo con él objeto de que ae
ednoaMn ea ^ las h^aadearalidaa de loa Caciques. Hizo esta obza y la
oapüla de Nveafera Sefiora de Cocharoas, cuya imagen cuidaba y paseaba
por ladndad paca recoger limosnas. £n 1777 esa casa y su pequefid tiom-
pío, se rdilcÉeran en un i^acuje frontero al lu|rar que ocupaban, á 1a ia*
mediacian de la portada que habia tomado el nombre de '* Cocnaroaa« *
VoxtíM^sto, edificando la actual iglesia y claustro, el Dr. D. FrancÍBCO
de Santiago Concha. — Fáue«Iartíoa2o qwttata de üíe,
f
JULOS^-D. Joaquín i»a-*Caballero do la drden de San Juan, nació en
Bareéloiia, hijo d¿ MaDqués de A\ó& Beeente de la Audiencia oe Catalu*
Sa en 1748, y sobrino de un general A1& que figuraba en 1768. Derouea
de militar en £q[»a&a I>. Joaquín, que faé capitán de granaderos del re-
gimieato de Áragou, vino al renl de corregidor de la provincia de Cha*
yanta «1 el Alto Ferá.
La revolución de losCataris en 1780 creemos que filé efecto de un plan
combinado con el Cacique 6 Gobernador de Tongasuca D. José
Gabriel Condorcanqui (Tupae Amaru) y varios otros de sus colabora*
dores principales, para libertar al país de la dominación eepafiola crean-
do un gobierno esencialmente peruano ejercido por los inuos notables.
El orfgen de ese levantaoniento estuvo radicado en la idea de liber-
tarse de la opresión y abusos de los corregidores, deseo que abriga^
ron siempre aigimos de los indígenas notables^ cuya inteligencia se cul-
tivaba con la civilización; y que si no se manifestó intes, filé por la ligi*
dez y vijgilaneia del Gobierno, por la pusilanimidad y desconfianza de loa
que teman que ponerse de acuerdo, y también por la ignorancia da iaa
masas y la hítsk de un caudlUp capaz de sacar partido de las oportuni-
dades.
Dando fé á documentos históricos, creemos que Tupac Amaru estuvo á
la altura de las circunstancias de que supo apiovecharse. lo mismo que
algunos de sus cómplices: y que no triunfaron porgue el atraso de los
puebJos, etjtuilibró las fuerzas, que unidas, y dirigiéndose á un fin co-
mun, habrían bastado para coronar la empresa sin mayores dificultades.
Loa que gobernaban por el Bey en diferentes puntos abusaron mucho de
la autoridad, y eran tantas las vejaciones, los latrocinios y crueldades
con que oprimían á los indios á la sombra del repartimiento, permitido
por d Gobierno espa&ol» que no habia familia indígena oue no estuviera
herida de los agravios y estórciones repugnantes que les hacian sus man-
datarios devorados por una desalmada codicia. No es éste el lugar en
que debemos entrar en los pormenores de tales exesos, nacidos del re-
partimento forzoso que pracucaban los corregidores de efectos innecesa-
rioa é intitíles los maa para los indios, y en precios sumamente escanda-
losos.
Perosf correspondepr^ á esto artículo decir que D. Joaquín dcAlós fíiÓ
«nodo loi que mas se sefiaiavou maltratando éí los indios y oprimiéndo-
loa oon ÍB0U0tas y exfderadas exacciones, al verificar él repartimiento
Se hiso subir ¿ 40O,0Q<> pesos cuando por la tarifa no debía pasar de
),000. Así lo atestiíj^uain diferentcd espaS^oIes que escribieron acerca de
la reñrolu<áon de 17w); y todos acusan y se 4]an en los hechos de AIÓ9
como negociante, pata atribuir á ellos la desesperación délos indios, que
Uegaado á una cr£¿s prod^ el espantoso tumuHo de Cbayanta á que si-
guuson sangrientas y desoladoras escenas. Este alzamiento repetido con
mas 6 ménoB ímpetu en muchas provincias del Alto Perú, dio miírgen y
176 ALO
craó la ocaaton qae no desecha Tafiao Amara pata conmovet el Patl eoii
un BaíDudiinieiito de grandes nropofoioneiy üuM|»«cado j atenador*
£1 desooneepto que se halda acarreado Alóa piooedijb de antóoedentea
2ue le coneitaran d odio general, agregándose el qoe los indios teoaián
sn socio de espeoolaciones D. Juan Gélli catalán tarbolento y ansio*
so de dinero. Hallábase el corregidor haeiendo por los paeldoa ]& co-
bnnca de los tributos y de sos rapartos, ooando llamó su aAenoion
el descontento que existía» y las muelas rspnlsaa do loo indios que pss-
tendian pagar solo la mitad de la oontribooion.
Hay que advertir que el autor de estas resistenoias faé un indígena.
Tomás Catari, que tiempo antes despanamd fakToe de qae á solioitud
suya estaba craicedida aquella retMQa. Por Tocias otras causas, Blas
Bemal gobernador de las comunidades de llacba le babio beoiio acotar.
£1 ofendido sintió tanto el castigo, que toé á Potosí á acusar á Bemal
dedeñ»udador ante los oficiales reales» y do áUÍ siguió á Buenos Aires á
pedir Justicia al Tirey Vertiz quien creyéndolo coSemador de un. Ayllo^
mandó se le repusiera si tenia derecho a ese desUno.
Aldshizo aprehender á Catan que de regreso alteraba los ánimos» y lo
envió á Potosí: pero sus parciales perseguían á Bernal» y al estallar un
tumulto en Hacha» lo degollaron Ileyando su cabeza y colocándola en
las cercanías de Chuquisaea. Aclamaron á Catari por ^oernador y bene-
factor do los pueblos, pues d^o que habla Ido hasta el Bey y alcanzado la
diminución del tributo.
La Audiencia ordenó se llevase á la capital á Cátari con la causa que
se le seguía en Potosí; y con esto pudo lograrse por lo pronto aUun so-
ciego. Pero reunida la indiada según costumbre en el pueblo de Pocoata
para formar él padrón de los que debían ir de mita á Potosí, aunque te-
meroso Alds había acuartelado gente de las milicias» no pudo evitar
Sue millares de indios efectuasen el 26 de Afosto de 178D, un ter-.
ible levantamiento contra las autoridades ylos vecinos espafioles.
Muchos se asilaron en el templo. Bámaso Catari presentó Un memorial
pidiendo la libertad de su hermano Tomas, cosa que no estaba ál alcan-
ce d^ corregidor. En el asalto dado por la indiada, Alds se conservó
en medió de la plaza con 16 milicianos. El nrismo flN>bemador de Pocoata
Ñ. Caypa capitaneaba el tumulto que produjo dinarentes desgraoiaí^ y
aunque AIób se echó á hnir no pudo Sáfvar de que lo hiciesen prisionero.
Muñeron hiísta 38 vecinos algunos de ellos espafioles: al abo¿Bbdo Bena-
vides le coitái^n la lengua, y al escribano Mateo Telles una mano» antes
de matarlos, ai primero por asesor, y al sefftíndo por actuario dei com^
gidor, y muchas mt^eres sacaban los ojos a los cadáveres. Alds firmaba
cuantas órdenes le ponían delante los revolucionarios. Lo tuvieron en
una choza distante adoiide lo llevaüon descalzo, tr lo mantenían vivo
para garantizar la vida de Tomas Catari preso en Chuquisaea.
Calmó un tanto la agitación al siguiente día y á los reñigiadoe en «d
templo les permitieron salir fuera áSí país como lo verificaron pasando
por grandes j^gros. £1 cura de Macha D. Miguel Arzadun y su Ayu-
dante D. líanano de la Vega buscaron al oorr«gidor» y hallándolo en su
prisión, consiguieron de sus enstodioB el ofrecimiento de que estaorio so-
gura su vida por tantos dias, hasta que restituido Tomas Cataii á su
hogar, se le pudiera permitir ausentarse en libertad. Arzadun corrió ú
Chuquisaea y alcanzó de la Audiencia la soltura de Catari á quien se
nombró Cacique ó gobernador de una de las c<miunidades de Macha.
Alds en este intermedio no pasó un mmnento sin riesgo de muerte, y
Ueftó á firmar un decreto rebinando el tributo. La demora de la libir-
tad de Catari era funesta paraca pi^Mo» á quien vaUó la ooeitíon qtm
ALO-ALT 177
«d buseitó «Btre loe de Maeha y de Pocoata sobre á qaé pueblo tocab*
ejeentar al oorregidoR unos alegaban haberlo preso; los otros el texrito-
no en qne se le tomó, y por fin acordaron se le degollase en el In^^ ea
qa» ooliadaban ambos distritos. En esto llegó Tomas Catari á qnien re-
cibieiron oon alborotadores aplausos; el cual después de asotar con espi-
nos al eaoique de Moscarl D. Fknencio Lupa, lo hizo degollar y remi-
tió sm oabesa 4¿ Chuquisaca. Pero dio soltara á D. Joaquín Alds que
Miresutadameote partió parala capital en que reinaba la mayor confu-
sion, y se hacían prepacatires de defensa.
No omitiremos un hecho digno del mayor asombro. Cuando AlÓs se
Ti6 libre, y estuvieron transitoriamente naitisados los furores de la in-
surrección, propaso á su sucesor D. Manuel Y aleuEuela, se hiciera cargo
de 160 mil pesos que le restaba la proTincia por sus repartimientos, ó
que loe cobrase de su cuenta por él premio que le daría de un tanto por
eiento. Valenxuela desechó, escandalizado, semejante pretensión.
Tomas Catari dirigió en ese mismo intermedio una larga representa-
ción al Bey (que está en la colección de papeles publicados por el coro-
nel Ckirioeola), manifestando los asrarios y quejas de los indios, acu^
sando al corregidor AJós, y disculj^&dolos de todo lo ocurrido en Cha-
yanta, de que él eedeeia también mocmte deseando alcanzar para to-
dos un indulto.
Bemos tenido necesidad, al ocupamos de Alós, de tomar los datos ya
referidoB, de loe documentos en que consta el principio que tuvo en la
pKOviircia de Chayanta del vireinato de Buenos Aires, la revolución de
1760 en el Pertí, solae la cual y su honoroeo desenlace, puede verse el
artíoiik» 'Tupae Amara."
Ckmduyendo lo tocante á D« Joaquín Alós, él estuvo en Salta en 1781;
y apmsat ae los informes dados en su contra por el Yirey de Buenos
Aires D. Juan José Yértiz y de su responsabilidad en los sucesos de Cha-
yanta le vmdos en el eatáloffo de los gobernadores del Paraguay, ha-
siéndolo sido en 1785 sin duda por efecto del favor y protección que se
le dispensaba en la corte. Afios después, fué ^bemaaor de Yalparaiso
^desde 1796, y le conocimos en Lima ya de brigadier á los principios de
la revohteiMí de Chile. En aquel puesto reconoció y iuró obediencia á
2a autoridad de lajnnta gubernativa erigida en Santiago c^ afio 1810;
aáéntsas qne een disimulo apoyaba la oposición que hacía el partido
naüsta. Por esto, (según asienta el ilustrado Barros Anma), sele des-
tituyó y tuvo que venirse al Perú. Bastante anciano permaneció aquí sin
destíBo alguno.
Después del fidleeimiento del brigadier Alós en Lima^ su vinda é hga
tmatofa objeto de una lamentable tragedia. Yivion en la calle de Belén
cuando la ciudad suMa hostilidades de las bandas de hombres arma-
dos que entraban y salían en los primeros afios de la independencia, por
iidtar dentro de muzaUasel respeto de las tropas que se ocupaban de la
Sperra. No zeooidamos la clase de los agresores, ni si faé solo una pan-
dilla de ladrones la que asaltó la casa. Kobado todo lo que en ella ob
«ueontraba, no solo fueron aquellas maltratadas, sino que colffoion á la
hy% que murió por habérsele incendiado sus vestidos. Hubo diferentes
▼eroioneB sobre esto, y no nos detendremos en ellas, por no incurrir en
•idgUBa falta de exaetítud.
Memos visto el testamento de Alós oon motivo de ciertos créditos, ca-
yes poseedores pretendieron inscribirlos en la deuda interna en 18GS.
áLTálURAMO. — D. Antonio.— Natural de £Btremadnr&— vino al Perú
en 1534 en la espedicion deD. Pediv de Al varado, y hallándose en el Caz-
23
178 ALT
co enaudo D. Diego de Almagra en 1535 ee declaró gobernador del tev^
ritorio del Sur, fué uno de los que le contrad^o por creer atentatoria y
prematura una reaoluciou para la cual debiera esperar la cédala Real,
y que se verificase la demarcación del territorio de la gobemadoiL del
marqués Pizarro.
En elrepartimionto de solares de la ciudad del Cuzco tocó á Antonio
Altamirano una parte del palacio real que se titulaba ^^Aniamcanch%" en
cuyo patio hundiéndose el pié de un caballo se descubrió un cántaro de
oro de 8 á 9 arrobas, y otras vasijas de ero y plata cuyo valor pasó da
80 mil ducados y estaban allí enterradas. All^amirano faé el 1? que tuvo
vacas en el CuzcO; y cuando allí empezaron á venderse valia cada un»
200 pesos.
£1 año 1544 era Altamirano Alcalde en dicha ciudad, y deapnes de
firmar coulos demás del cabildo la autorización que se cUó á Qonzalo
Pizarro nombrándole procurador general, se arrepintió al ver que él se
proclamó capitán general alzando pendón y procediendo á formar tro-
pas: mas no le revocaron los poderes; y dice el cronista Herrera que Al-
tamirano al tratarse del auto que se espidió para ele^ á Pizarro p<Mr
justicia mayor, se salió de cabildo por no firmarlo, bien que después lo
nizo en virtud de amenazaa de aquel,, y protestando en secreto anido á
otros regidores.
Sin embargo, aceptó el nombramiento que Gonzalo hizo á su üavor de
alférez general, que ratificó después dándole 12 mil easteHonoe piffa so-
correr la gente que acompañaba el estandarte. Mas en 1547 hallándose
en Lima, y en ocasión de muchas sospechas,. Altamirano fué degollado
de orden de Gonzalo Pizarro, según dicen los antiguos escritores, por
acusaciones falsas y calumnioso» de algunos malévolos que le rodeaban,
y por que creia que andaba tibio en el servicio» Sus bienes y encomien-
das las repartió a otros, Altamirano fué casado con india peruana y tor-
vo un hyo llamado D. Pedro. Garcilaso dice, que fíié su condiscípulo y
que era muy hábil. Cuenta haber visto un caso raro que le ocurrió y es
que estando preparada una carrera de caballos en el Cuzco tomaba' paF>
te en ella D. Pedro Altamirano: y que ya á punto de partir se dis¿%|o
viendo una hermosa mi^jer que estaba en cierta ventana, y tanto qne se
atrasó al principiarse la carrera. £1 caballo impaciente, alterado é in^
quieto, al salir echó al suelo á D. Pedro, y en vez de seguir corrieuda
se paró inmóvil hasta que el ginete volvió á la silla y pado continaar
en la apuesta.
Entre los esclavos de D. Antonio hubo uno que se nombraba Juan, de
ofiete carpintero, y. sirvió de General de los negros que.fonnaban una di*
visión del c;}^ito de P, Francisco Berñandez Girón en laigaeira oivü
dieil554.''' '•..- •' -•',.'..''-■ =
• :• :,-, \ ,.. • *i-) ^ ^ "
> AiiTUIRAI0w--£]:^LiciMCiAi>aD.DiX60G€iQEALigz.'^Biite
okdcareB;da la Audiencia de Lima cuando quedó reinstaladla al reigienr
partt'£spi^s:^^.preBia»niteJ:iicenciado D. Pedro de la Gaaoai' JBttOkitWGSt
fiüo dar tonn^to y: entendió en la causa formada pe» eonapiíaoionoA IX
Luis de Vareas quieb filé ahorcado por resolualbnJie.' «qael; tKitMaial
Concurrió alacuerdo en que la Audiencia determinó que el mando del
^éroito destinado á obrar contra D. Franoiaeo gémandea -Qjion 4al alio
1854 lo tomase el oidor Santillan asociado -al i araobispo Loayaoe ^te
acuerdo no tnvoiefeetopor.incoQvemeQtes •que ^ounieren diMfMia'BD
tanto qtie se hacia la eampaSLa cerca üeJ^ina, el LicenciadoAllaiíitaiio
aamantovo en^basoado en el Callao con mudiaB midieres ^il<si]phileií y «
tesoro reaü» La' Audiencia reimt^«lxndo<8&fviB|oaec«o4el^
ALT 179
C^Ton por qea aunque quiso «o les diese muerte^ los militares se opusie-
zon á una pzoyidencia tan violenta. Altamirano sin embalo hizo abor-
«ar en nn buque al capitán D. Salvador Lezama (á quien (^uroilaso lla-
ma Lozana) a Francisco Vera y Francisco Jnarez por su mayor compli-
cidad en la rebelión: á los demás los desterró del país.
Posteriormente, la Audiencia que se hallaba á distancia c<hi el ejército,
nombró al oidor Altamirano gobernador déla ciudad de Lima y provin-
cias del Norte: mas él no admitió dicho mando y entonces fué conferido
al capitán D. Dieeo de Mora. Garcilaso en esto difiere del cronista Her-
vera, y dice que Mora quedó de corregidor, y el Licenciado de Justicia
mayor. Altamirano se nabia negado á marchar á la campaña que dirijan
los oidores, diciendo que el Bey le envió al Perú á administrar justicia,
y no á entender en la guerra para cuyo ejercicio no era suficiente. £l
mé opuesto á que los oidores anduviesen en el ejército y lo mandasen:
por esta contradicción el decano Dr. Saravia le amenazó asegurándole
que lo suspenderia, y ordenó á los oficiales reales no le abonasen sueldo.
Mas el £ey, cuando de esto tuvo conocimiento, ordenó en una cédula es-
pecial que se le pagase inmediatamente.
Acabada la guerra con la destrucción de Girón, el Licenciado Altami-
rano pasó iKGhuquisaea en comisión ádesempe&ar el carino de corren-
dor. Allí hizo ahorcar sin forma al^na de juicio á un capitán ya ancta>
no llamado Martin de Bobles, en virtud de una carta del Yirey marqués
áe Caftete. — Vétue Boblea dtMdgar,
Loa demás oidores irritados con el hecho de la muei te atroz de Robles,
mandaron degollar á Altamirano; mas esteno se efectuó, por que discor-
daron en cuanto al modo de hacerlo; y después desistieron por que pro-
bó que tuvo orden espresa del Yirej-. D. Alvaro Torres pasó á Espa&a
á-quejajne, y el Rey, que declaró criminal el asesinato, dispuso que á I>^
María l^ja de Robles y á D. Pable de Meueses su yerno, so les devolvie-
sen las i»ntas y los productos de que hablan sido despojados.
■ £1 oidor Altamirano tuvo varios hijos peruanos. D. Diego íhé obispo
de Cartagena, D. Blas oidor de la Audieneia de Lima^ y D? Luisa, segun-
da abadesa que gobernó el monasterio de la Encarnación de esta cajutal.
AIiTAIIIEA1I0.-~D.Frat Dieoo i>e Torbes— delaórden de San Fran-
cisco, obispo de Cartagena, h\¡o del anterior y de D? Leonor de Torres.
D. Antonio de Alcedo en su Diccionario Geográfico americano, tratan-
do délos prelados de dicha diócesis, dice que fray Diego maoió en TnMi-
Uo de Estremadnra. Lo mismo se lee en el 'teatro Eclesiástico'' del
maestro Gil González Dávila, agregando loe nombres de sus padres.
Pero e«- preferible dar crédito al cronista de San Francisco Fray Die^
de C<^ova Salinas natural de Lima. Éste asienta que el obispo Altami-
rano nació en esta capital; que pasó á España, tomó el hábito euGrana-
da> y regresó al Per6 en 1608. Que fíié comisario general de estas pro-
vincias, y después elegido Obispo. En Lima existieron dos hermanos
snjroB nacidos aquí mismo, uno el oidor D. Blas Altamirano, y otra Df
Luisa Abadesa de la Encamación. Dicho Obispo se consagró en la Igle-
aia de ese monasterio. Falleció en su Diócesis en 1621.
ALTAHBAffO—D.GunBBREVELASQinBZ.— Natural de Lima catedráti-
co de vísperas de leyes en la Universidad de Sao Mansos y oidor de -la
Avídiencia'de Guatemala cuyo empleo no desempeñó por haber muerto'
«Q Madrid. Oreemos que fue el pnmer Peruano que obtuvo la dignidad
de ministro toaado. Escribió la obra titulada "Del oficio y potestad-del
víoario'del Prmcipe, y gobierno universal de las Indias,? libro que aa-
(lubo munasi^i'iCu eu sq tiempo, eme oo sabemos si hxííM y del cd&I tltf
rozón D. Nicolás Autonlo en bq BibliotMa ntieni. D. Gutierre VelaMuez,
faé hutahro de grau eetndiu y sabiduría, ; la juventud de Lima le debió
notabloa tiervioioB en la UniTeraidad. £nti:« bub dUcfpuloa se oaentft al
eélebre D. Antonio de Leou Pinelo, quien hizo de él honrosa meaoion en
BQi eecritoa. En uno de eUoB encontramos que Altunirano dejó dos obraa
sobre materias canónicas; aunque no dá razón del titulo de ellas, nt
otras noticias que aliora nos fueran titllea para estendernos en este orti-
1LTA9IB11IO— D. Fbav Juam de lAa Cabezas. — Obispo nombrado
de Arequipa. — Véa¡eCa)>enu Altamiranc-
HVUUBO— Ü- Alos 30.— Natura) del Perú, persona notable en.el ei~
glo 17 ]>or so capacidad y tareas literarias. Hizo imprimir eu Baailea eu
1641 au ■'Afiii^i» de loa ornmmti d« Cictren." También publicó ftlU so
latín otras dos obras; una de_ filoaofia y otra de "materioM Juñdioeu," ae-
Sm Ip.indjcOJi Jlontalyi^ eu el "Sol del Pon," y D. Sicolíe Antonio en su
ibliotoca.
' iLTiUDO.— Ij., Aloíwd D]f-t~J<i'acido en Burgos, caballero del Ilábito
dal^ntiitgo, fcrtenEWidilawpedicion qoe tnyo de Guatemala en 1534
e}.^d«ta|ttaa.*> d Pedro AlvArudo con quien no letú» pueuteseo. Nad«
hemos podido averiguar eu cuiinto ú, au venida á, laAmériO) y aepioio»
quenrepUU'itt^nMójico £n el f eruJué-iio jete delosjmasaoatbjcaauaDu
\w guerras civiles; ; aunque algunoa luaMuadareB eacnbm ste él loon
elDem, liabjendo quun le i^itujuu du houbce tratable y nwd««d«) le e>-
ita Incba
con la anarquía. Di^^puis dtldi ii I i ul mii'
1534.porI), Pedro AlvuriuloLüuD ^ i „j i i h l i> Ali>üfi^>
cjiun muslo por los indios que minil di i L¿>u¿i[tii' lii imu ilc los encuen-
tros qne este general tuvo (un Almagro al Milver al Pora )iam juntarse
con D. Francisco Píusíto on Pachacamac
Bn seguida (diue Garrüaso; qne hallándose en el Cuaco, se o|)iuso.áque
I). Bie^o aeiuriiitierade [uiCoriilBidiadijpeadj.ba(a sm teMCi ledavia 1»
cédnluBeail relutivaul gubieiw> de la Nueva Toledo. .
Luego que Pizarro Uej^ó al Cuzcc^ y arregló las coaa» oa». Almagro pa-
sando este á. Chile, ilispuso qoe Alvuraiio majcliase á la conquinta de la
provincia de Cbaahappyas. lil cronista Uerroiaflilenoia ni haoho de que
ilvaradü tnbiüsu esiadu en elC'uzeu; aüieuta r[UB au hallabuenTr^ii-
11o, y que cuandu rcgmsii Pizjuro á. Liiu:t lu Humó y le encomendó la
enunciadaconquiüta. (lólSü). Seocuiialuide ellauon empe&o cuando re-
cibió urden <le ljü.lar í Lium coa la iropa iiuc iu obcJecia paraiíscarmeij-
tar áloB ludios que tciüati ctii'cada la capital. Fué lUvaradu si primmn
qnevíno, ^ con su aujdlio .icabarim de ahuyi^Uircii hw üiiblsvudos. £1
levantainicnto lici;ho tamliicn cu el Cuz-co porUaRiin Intatuvo en gran-
des apuros á. ios hcim^nos de l'i^arro; peto uatu lu iguorabu poj'
estar cortadaa Jas comuiiicacianM. Pizarro Id /.ii queAlvarado pasase
í. Jauja, j después lu ordeni'> avüczar hacía ti Cuzco: mas ati tar-
danza eu e¡ viaje, causó mucho diaguato é imerprccacioues que se agra-
viaron í causa del regreso de Chile de ]J. Diego de Almagro; ^iiied apro-
vechando.do. Ja coyuntura de, ser tmicob loe soldados guatúnialieooBn-
ÚA Fiwro, éé apoderó de u ciudad del Cuzco sin dihcultad. Ali-'aiado
ALV 181
«■easándoee dy e despOM, qne sa demoia ítié por que se le nuuidó inyer-
nor en Jm^a y atender ala paciftcaGion de los puebloe del tránsilio. £n
«a maToba tavo qae Inchar variae veces con los indios que aproveeha-
ban de los malos pasos para hoetílizarle. Al Uesar á Gnamanga leetbló
avisos de que on ejéteiUí de ellos estaba en las inmediaciones: esto lo
detavo, y envió al capitán D. Pedro Alvares Holgnfn á reconocer elpafs.
Segresó ^te sin haber encontrado enemigos, y con segaros datos de
qne eran del todo falsas las noticias qne se dieron con la mira de inquie-
tar Y fatigar á los espafioles. Alvaxado pe irritó contra nn capitán indio
á quien se onlpó de ser el antor de este engafio, y lo hi2o qnemar con
la mayor inhumanidad.
Estando ya en Abancay, bien enterado de lo que habia ocurrido en el
-Cuzco, no pasó adelante y por medio de Gómez de León participó todo
Á Pífano cuyas órdenes creyó necesarias para proceder con acierto. Al-
magro habia enviado una comisión cerca de Alvarado para tentarlo y
proponerle un arreglo. Componíase de Diego y Gómez de Alvarado, Alon-
so Henriquez, Juan de Guzman y el Factor Mercado. Estos llevaron
cartas de Boorigo Orgofies y otros para sembrar la discordia y seducir á
algunos de los oficiales y tf la tropa, lo cual mas tarde produjo los resul-
tados apetecidos. Sabedor Alvarado de esta trama, puso en prlricm á los
emisarios apesar del obieto público que llevaron á su campo: el de inti-
marle que reconociera la autoridad de Almagro, ó retrocediese saliondo
de su "larritorio.
Hernando Pizarro, preso en el Cuzco, se'dió trazas para escribir á Al •
varado con Pedro Gkkfiegos que caminó á prisa vestioo de indio. 'Éü ca-
Í>ltaa D. Pedro de Lerma que estaba muy resentido, contestó á Orgofiea
o mismo que otros ofreciendo servir á Almagro. Alvarado cuidó & ne-
sarse á leer la provisión del Rey, relativa al gobierno de la Nueva Tole-
oo conferido á Almaero, ó hizo ver que ól dependia de D. FSrancisco Pi-
zarro sin poder ingerirse en asunto que no le competía, y que aun no es-
ba deslindado.
Hélguín que salió á esplorar lo que pasaba en el Cuzco, sufrió una sor-
presa que alarmó mas á Alvarado; cayó prisionero y escaparon de aqtiel
lanee solo 3 de los 30 soldados qne sacó para su reconocimiento. Loma
contra quien ya habia malas presunciones, fugó y se mardió á los omi»
trarios: entonces los del Cuzco abrieron campaüa sobre Abancay, y aanr
que se defendía él puearte, Almaero y Orgolies forzaron el paso, v él de
un vado del rio, quedando veneide y primonero Alvarado (1597). Aun-
que Qyge&ee qmose le «N»rtata la cabeza, Alma^;ro no lo conaántió y le
mandé ftoeesiur.
>>]bd^lé(ido0e puesteen ttovimieirto él ejército de Almagro, en diree»
don '< GhiiM^a^^uedó'prvse en el Cu«co D. Alonso Alvarado con "Úca"
jalo nMtffo y otros. Z^ograron seducir tf la gente de guardia, y con el
K>'4«A cantan D. Liorenzo Aldana^ pariente de Holgúdi, y l|Uese IkA-
liéiQOiitent» y agraviado pet la prisión de éste, se evadieron y bu^-
laM*^miáa»Meri;6bde#poiéfoaosepm oandno por Ifl^Mb
esiL^««^túiwHf «on lo que Alvaradoj^udo llegar á Pachaeamac y zéittiiifee
etm^.^VsoiieHieoJBttkno después de baüer pasado pdlgxús en Huaxo-
eliijr^j^iiiss^ tuvieron Qon^alo y pea" éntrela indUida
MC^^MÉ h&ÉtíSlÉtíbA, ' AUÍ sedesbsrraneó Alvarado, pero pudo asiese de un
«telJj^esÉN^intfqtiele^eyaútasendéun preeipicio por medio 4e unas
»MMPeM<i^« JO^^'at^ácit^^ de su enHIOlerfa. V tM ^^Ms de ella
mimm^n im sleiiñM'de uluay^tf ,'pé«ii¿meori9¿> á loe ^ igbmp^ cuando
mñMitíiÍ>aéfi^ink'éí'K>iu^ lálí^i^attfts ya \m tentatitÉ» dé pas bechM'
182 ALV
en Mala y Lunahuaaá. Después emprendieroii campaflA les de Pisam»
oontira D. Diego Almagro, j como pareciesen mal á Alvarado la preeipi-
taoion y alfftmos errores militares de Hernando Pizarro que iba áL man-
do del ejército, ya cerca del Cuzco, este enrostró á Alvarado su denota
en Abancay y la pausa con que habla obrado en su marcha cuando de-
bió auxiliarle con prontitud. Ofendido Alvarado de semejante reproche
invitó á Hernando á un duelo que no se efectuó por la interposición de
personas respetables.
Combatió Alvarado en la batalla de las Salinas el dia 26 de Abril de
1538 al frente de la caballería, y fué él quien tomó preso á Almi4px> sa-
cándole de la fortaleza del Cuzco, y librándole en ese acto de la saña del
capitán Nufio de Castro que intentaba matarlo. La gente de Alvarado
fue la mas obstinada en sus venganzas y atrocidades contra los vencidoe»
Con permiso de Hernando Pizarro, Alonso Alvarado se puso en marcha
oon los suyos á fin de re^nresar al gobierno de Chachapoyas. En Jai]ga
encontró al gobernador D. Francisco Pizarro á quien entregó á D. Diego
Almagro el n^o cu^a conducción se le habia encomendado en el Cuzco
por Hernando. Le informó al gobernador que se seguia un proceso con-
tra D. Diego, y que estuviese cierto de ^ue la sentencia iba á ejeentarae
sin mas espera; sobre lo cual le advertía que ''no olvidara las vueltas de
'.' la fortuna, y que Dios no dejaba anadie sin castigo de sus culpas." De
estas máximas nunca aprovechó en sus obras el que se proponía docM-
nar á un Pizarro. Daremos lugar aquí á ayunos hechos hÍ8tóricos4>car-
ridos en la provincia de Chachapoyas cuando por primera vez y antes
de los.sucesos que acabamos de narrar, entró en ella D. Alonso Alvarado
para éstender la conquista y trabajar por la pacificación de ese país.
£1 a&o 1535 le encargó Pizarro esta tarea que parecía muy difícil aten*
dido el carácter firme y resuelto de aquellos habitantes. Pero Alvarado
f^é feliz en allanar los inconvenientes que se le opusieron, por que oom-
prendió que la lenidad y la persuacion debían ser, y no el rigor y el es-
terminio, los medios que allí le sacaran con aire de su empres^ Sobre
todo se propuso reprimir cualesquiera abusos de la tropa> y k) 6nmpU6
castigando toda falta ofensiva á la buena disciplina.
Sa£ó Alvarado de Lima para Trujillo y emprendió su jomada llevan-
do en su compañía á Alonso Chavez, Francisco Fuentes, Juan Sánchez,
Agustín Diaz, Juan Pérez Casas, Diego Díaz y otros, que en todo foeron
2^ En los primeros pueblos en que penetró, especialmente en Chuqni-
bamba, se ocupó de desacreditar los -ídolos y las supercherias délos ne-
Qhiceros, y convencer oon las verdades evangélicas quelasexc^encias del
cristianismo son la única fuente de civilización y de dicha futura. Fué
escuchado y obedecido, prestándose los indios á la enseñanza de un mi-
litar á quien lejos de aborrecer le tributaron respeto y aprecio. Fué una
de sus demos&aciones de amistad obsequiarle con un baile en él ci^l.
despojándose, las indias de sus joyas y. adornos las amontonaron y pijpér
eentaroná Alvarado. No diqen las crónicas que hizo él en este lance:
pues devolviéndolas habiiai^ado un paso laudable y sentado un princi-
pio dé bueha moral. Herrera, siiiembargo, cuenta que Pizairo le aat^r
xizó después para quedarse con dichos regalos.
. Volvió Alvarado á^ Lima alistó tropa, marchó á Tnyillo donde se le
reunieron muchos y volvió áéntra? por Chuquibamba,^ (cuyo pueblo lia-
laa Coohabamba el historiador Hei:r^» sin duda por error). No fué taa
bien recibido en esta vez por que se le veía al frente de xm crecido nú-
«Mío de hombres aimados: pero él se didtrazas psira seretiar los ánimof^
y lo consiguió en los primeros pueblos: no así al mtemarse mas, pues en-
contró di^nstados á los moradores de que se le hubiese aoogidQ t trati i
ALV
183
do bien en aijuellos. Creció el desagrado y en breve determiuaratk hacer
resistencia diciendo que no deseaban muoar de costnmbresy y exigiendo
de tan sospechosos huéspedes se retiraseis dejándolos en tranquilidad.
No bastaron las persnacionesy y Alvarado apelando á la fuerza, cargó £
ana mnchedumbre de indios que se defendían con sobrado denuedo.
Apenaa cencidos, fueron los curacas presentándose en solicitud de la
eracia del conquistador. Este los amonestó procurando inspirarles con-
fisuazl^ y como acusasen á un Curaca Guayamil de ser quien enga&aba
á la multitud conduciéndola il estremo á que hablan llegado, Alvarado
le hÍEO matar inmediatamente.
Después penetró en Bagpui y pasando en balsas un caudaloso rio (de-
bió ser el IJtcubamba) encontró ejércitos en actitud de oponérsele por
dos puntos: los atacó y destrozó sin mucho esfuerzo. Estas yictorias de
que no abusó la tropa venoedoriL y el couYencimiento del poderío de sus
armas, obü^ó á los habitantes a conformarse con su nuevo destino. Al-
varado lee dirijo sus consejos y les dijo ''querif^,, fundar una ciudad que
** fuese tan ñunosa como el Cuzco, adonde todos-viviesen '.oon placer y
^^ fraternalmente.'' Estando en tues ocupaciones, «ele avÍ9Óqu0 tenia
cerca otro ejército resuelto á combatirle: i^varado s^düigió^á ^, y.em-
pleanctp la persuaden invitó al caudillo, ^ue 1q m»ndal^a. ¿aoi^tarla
amistad que le ofrecía para escnsar el derramamiento, de sangre^. Pro»*
tose el Cfuraoa y habiendo manifestado deseo de tener una espada de las
que usaban l(^£n»j^iolea, Alvarado Jfe j^galó una^guaraecida: de plata
que aquél Mmitíó gustoso, decídiéndase iac^o poc la ^e^^ ba<»(Wii».
cedstr las^^^dadé^ í . >. .>
Soti'i^ Cla^apoya|ios los mas blaaco» y (^tendidos, ide los indígenas
ñídít^érút y áuidiltLe aahiaax xechazad^ valerosai»eBte .el podBS dolos Jüat-
cBtí¡ áe^^ú^méioú ' - - -
1 aubyugados^por. ellos, y. tmsladados alOazco en miü» .
chcriitii&^éi^^^eAH^Ibudas^ ^ ^casa Beal las hern^esai nn^eaíea del ipaíss .
etf^ tw]d£kaecbi^¿j^ áoop^ron la religión, vestuario y costumbres, del' imt
pé^\^ Alviafi^ áu proyecto fundó la íOtudad def^Sa^^mua
de Ik S^nteáa.'^li t¿ü. lugar que los e^miílQles Ij^macou: lioyainto» y jímh
pues la 'Q^fldó 4 otro mas cómodo y sano.' En esta; pubvtnsia tmricronJAs
IxÉtsáA ÍJdi9pn»)^a]^sentof y áhaacei^ea reales: había iicfl«i«faEaa d» aco^
las pro^bicclo^d^^^ eran abpndanteacomosui vaiáaáaftQt eóloaar
Ié8^tM>^éd4^^ ^hi^ót que todo las 7ábrioat. de ^aS'telas) d^^limf. c ¿
U^ ptfeTOmf^ éivilizádofi que vi vi^. yo i&ík paa ^ 'fifs soteAdiapíibiea
oonlott ^^ojéi^/éausaban itiales &las trabus d«i:)inte«kñrTtamágadolaÉ
8uspropíe^wl#y ^éri^lgméndolasde contipao. ^SíA iaQiagnetn»^e'8ef
encendió éiítréí xuxos y o|ro^latropi^.^.iJ¥Ma4oitPMf^l>iu^
dad de axckUw^e loó ^úa ya pódiací «onsiderana. < aUlicUmsiiyo&' dOnbo .
ataques milJr'i^dQS,j' to&es]^(^ o<^ Jf^ xenikaiaídd^ffiíSBaiiaÉs ^tsae
báUos, los s4wd¿L tfotoripsos diriglÓadoLoA(R^«i6»sá»apjai^<i^^
&te y ÍPe^'í^üz se v¿é|^n en un oéniácto lo: isueuo.ci^wilottlilcliASrJOiia
«raienas nimtffiij9;mjpó^ i^ losicontrarios/ nMssodédCoHí'Pftatei^ inili^ «breníf*
dos y 'secoá cttírás^fiaiááA les ródi^aba^a, en. ^t^g^^idot Qi«pi»«;£yiJáHiDor
AlVtttado'at^dtó aí réíméc^ó d0.eé[e pfiUg^,fjpkas%d(»fitíiiemaineiioa9^^
á Lonyado,
tuta Oetbá^^
qué lelitíB^'
avoiidpootfli
disj^^^.'
aeabsttlT^
tvhTO'la bnena suerte á¡^ reaUici;riSHt.«^ri(goS(áI Ausiha^*
fj^ 4rC!Eui^h9nua oonaw^^^ ^gttMxa jfcasiAn^
^éj^>lo.dió . Goindíra ^uy^^nte7«^t(»9ÍA pMíká^dBSJi/mi^aKy'
.hi^m^iim pacífica^ y »^bpri«b«r decios iffiielÉi< habían
¡m^én comareas lejanas, donde los habitantes eran
184 ALV
iany alentados y faertes, como que siempre resistieron á los Incas, pt9f
cay» razón estos empleaban nnmeroea goamicion en onidar el país tínsk-
temo. Sin embargo de esto acaecieron álgonos sefialados ^enentroa
loe qne tavienm que condoir por diseminarse los contararios. Lo laáatíío
pasó en nnA espedicion hecha á Chillaos de donde los espáüoles se xetár
raion á sos conocidos pantos de residencia. Así las cosas de Chachapo-
yas, coando D. Francisco Pizarro á mérito de la sableyacion seneral de
los indios qae 7a hemos recordado, hiso Teñir á D. Alonso ¿iTacado á
Loma con la nierzaqaele obedecía: entonces estaba interrumpida la
eomnnicaeion entre el Cuzco y la capital, y fueron los apuros de Iba her-
manos Pizanos en aquella ciudad para defenderla de un eiijambre de
indios con que la asedifeito Manco Lica. Concluida la guerra sostenida
por D. IMego Almagro, 1539, Alvarado como ya dijimos, se regresó del '
Cuzco para Tolver al gobierno de Chachapoyas con su tropa, y mand^
desde «Tai^Ja á Juan Mor! pana que sacase gente de Lima y le siguiese Ue^-
Tando también armas y unas pequefias piezas de artillería.
En la ausencia de Alvarado, los de Chachi^oyas se habían conser^
▼ado quietos, y dóciles á los consejos del Cacique Guamán muy adieto
ami^ de los espa&oles. Cuando A levantamiento general reohaianm
las invitaciones Aechas por el Inca 'Taullu Tupanqui" quien tenis
csmisionado al efecto á un capitán llamado ''Cayo Topa'' para mover á
los indios. Qnamán salió contra él y lo tomó preso, asegurando á loa
pueblod que Alvarado volvería, 7 a ue ante todo era contraerse á eono*
oer la ley cristiana. Este Guamán la abrasó con ardiente fi^ en su bai»«
tismo había recibido el nombre de '^Francisco Pizarro" y el gobernador
pornts servicios le dio tierras y ganados guardánd(de merecidas ooi^
sid^aciones. Alvarado encontró esLóxáen la provincia y se mostró muy
reconocido ásus habitantes y á la firme amistad de Guamán: con feool-
tades dadas por Pizano continfio distribuyendo terrenos y haciendo
rapartimientos.
oe preparó en seguida para abrir campafia contra los Guanoachupa*
ehos. Andaba en fiui inmediaciones el caudillo ** Illatopa " que reunía
ffente, y animándola para contener á Alvarado decía carecer éste de
nierzas para someterlos. Así consiguió provocar á un combate de que
salió muy escaimentado teniendo que huir á grande distancia, como
que después vino á parecer por las mataras de Huánuco. Alvarado vxd-
vio á ocuparse de la nueva ciudad que había fondado, y en cuyo ade*
lauto trabmó diligentemente. Está Chachapoyas en la latitud de 6^ V
41" según Mavr, y tuvo título de muy noble y leal: hubo en ella ci^as
reales y después administración de tabacos.
Mas tarde acometió Alonso Alvarado la ardua empresa de espedioio-
nar hacia Moyobamba país del que se daban noticias halagüeñas, bien
que se decía haber en sus tribus alguna que gustaba de idimentarse con
cwme humana. Dejando en la oiu&d como su teniente á Gómez de Al-
varado, (llamado el mozo) se internó con 120 españoles la mitad de ellos
tt^wtados. A costa de algunas re&iegas con los indios que le salian al
eneuentro, deseubtió una buena parte de ese territoiio; y para facilitar
la «Btrada^ avanzando al corazón de la provincia, envió a Juan Bcjas
eon 40 hombres él cual estuvo mas de un mes Iniciando con los embara-
zos que le oponían las emesuras de altas montaaas y difíciles tránsitos
pantanosos faltándole del todo el pan y la carne. Los indios ananciaroa
á VU^ÉA haber mas adentro tenrenos abiertos, y poblaciones nmnerosas
vttíaau á un iusenso rio. T aunque él quisiera estender su deseabri-
mienUo, tuvo que regresar agavia&jwr las fiítígas y privaciones. Al
oír Alvasado las notksias que se le da)l>an, anunció que él iría personal'
ALV 185^
ineate á haeer mas dilatada campafia hasta hallar loa oonflncs dalpaís
de que ae hablaba eon tanta admiración* Y notando qwt la tropa tenia
zepn^juicia para empefiarae en aTentarae que oi^reoian direroidad de
peligToa, dio &den para qne su espedioion se compnsleee solo de hom^
ana ▼olnntarios, que no podían ser sino los mas esloizados y animosos.
Se poso en maÍBcha Alvarado con 60 individuos de tales enaüdades, f
pene&ó en una proYincia que los espafioles dieron en llamar de los ^o^
vlonea,'' jioxque tenian pelo corto y se pintaban el rostro* Hallaron al-»
áaam diatantes unas de otras, y un caudaloso rio (el Guallaga) que no
Budieroii vadear. Pidió la gente que habia d^ado en la capital y se de-*
dieó mX corte y acopio de maderas para construir barcas» lüénáas esto
pasaba, ae sintió descontento en los de Cfaaehapoyae^ y creciendo, vino
á parar en una defección que Gómez no^pudo cont¿ier. Con aviso de es<*
ta novedad, Alvarado volvió sin tropa, 'y su influencia y crédito fueron
rafícientes para aquietarlos, después de oir las escusas de los principa'
les motores de ese pasigero trastorno. £n este intervalo de tiempo los
espedicionarlos, que quedaron con su hermano Hernando de Alvarado,
hiwíian un buque para cumplir la orden de naveear el rio. Pasáronlo en
csfectoy mas se vieron en lugares iacaltos sin hiular senda ni quien loa
dirigiese; porque los indios decían no conocer aquel país, y saber solo
por tradiciones que había lejos una provincia en que nabitaba un ore-
jen de limite real á quien obedecían numerosos vasallos. Tuvo Hernan-
do qu0 repasar el rio sin atreverse á mas; y como tratara de poblar en
la porte ya conocida, un mercedario llamado £ray Gonzalo sembró el
desaliento entre la tiopa, y ésta se negó con disgusto á aceptar esa de^
tenmnacion. El fraile ingó dejando hecho el daño, y no pudo ser habido
aunque mucho se le buscó.
Continuaba Alvwrado haciendo progresos en las operaciones sobre el
gran territorio de Moyobamba que estaba por descubrir, cuando Juan
Hori le dio notioia de la muerte del Grobernador D. Francisco Pízarro.
Apodeíado del mando en Lima D. Diego de Almagro [el hgo,] invi-
taron M» y sns<amigOB á D. Alonso Alvarado para que le reconociera
por Go^rnador general; y conociendo lo mucho que les interesaba
atraerlo; se vaUeron de diferentes resortes y hasta tocaron con Antonio
Vu»áo lÁ quien luego hicieron degollar] para que como íntimo amigo
deD. Alonso le escribiera en sentido favorable á la revolución y en apo*
yo de Almagro. Alvarado desechó la patente de D. Diego confirmán-
dole en la autoridad, que ejercía en Chaohi^oyas; se preparó para la
goerra, y á su tiempo se puso en oomunicacion con el licenciado vacado
Castro que vino al Perú comisionado por el Bey y con febcultad de pose-
sionaarse del Gobierno en éí caso de fallecer Pizárro. Vaca remitió á Al-
varado una carta que el Bey le escribía, y según la cual se puso á órde-
naa de dicho licenciado acatándole como á Gobernador del Perú.
liuego que Yaca salió de Quito y se acercó á Piura, Alvarado con su
faerza se puso en movimiento y vino á situarse en Huaylas, habiéndose
negado á reunirse con las tropas que el capitán D. Pedro Alvarez Hol-
tfün trajo desde el Cuzco para sostener la causa que tomaba el nombre
Sd Bey. Alvarado á falta de ñerro habia hecho en Chachapoyas mohar-
ras de lanza y coseletes de plata. Tenia 200 soldados oontancU» á los que
biso retirar de Moyobamba con Juan Pérez de Guevara. Incorporado el
gobernador Vaca, tuvo que intervenir en un serio disgusto de D. Alón- -
so eon Gómez de AJvarado, pues éste llegó á desafiarlo y Vaca lo iatBJo
al orden con amenaza de ciMtigarle. Ya era el segundo lance en que el
atrevido D. Gómez violaba el respeto que debía á su superior: D. Fran-
cisco Pizarro en Lima le contuvo por desmanes semejantes conminando-,
24
18b' Wf
ítú que enméadara bu cóndoota.' Ia osadía de los militarea mas uoUk
bles, que de todo se ofendían, y la soberbia y emulación que los haoia
díscolos é irascibles, daba lugar a continuos altercados y descomedimien-
tos en que unos y otros se&Uaban dando ejemplos peijudiciales á la dia-
ciplina. £1 mismo Alonso Álvarado rival de Holguin emplazó á éste pa*'
ra un duelo q^ie frustró Yaca de Castro con órdenes muy severas, que dio
en cnanto- tuvo aviso de tal beoho que calificó de desacato á su aatori*
dad. £1 Qoinez^e Álvarado era un capitán que tenia el mismo nombre
y apellido del qne servia' con D. Alonso* al cual se le distinffuia llamán-
dole el mozo. Hizo Álvarado la campaña-contra D.- Diego .álmt^gro, y se
kalló en la batalla de Chupas el dia 16 de Setiembre de 154&, en que
quedó destruido el bando enemigo de los Pizanros. En k> mas empefiaida
del combate la tropa de Álvarado principió á flaquear: en'esos momen-
tos Yaca de Castro la reforzó animándolacon mucho bTÍo,'y allí tuvieron
luffar entóncesios esfuerzos que dieron la victoria. Concurrió Álvarado
á la junta militar en 'que se acordó la c^jecucion de D. Diego verificada
inmediatamente.
Pasados estos sucesos, Alonéo Álvarado fué á Espafia donde se vló
prej90 y acusado de adicto á Gonzalo Pizarro: hábia ademas una requisi-
toria contra él procedente del juicio que se le seguía con motivo-de un
desafio: y el Yirey Blasco Nuñez Yela inforínándo á la corte de las peiv
sonas que no convenía volviesen al Perú^ comprendió en la liirta de sos
nombres el de D . Alonso Álvarado. Sin embargo de todo- fueron tantas
las inst ancias del licenciado B. Pedro de la Gasea para traerlo al Peorú,-
oonsiderando indispensable que coadyuvase al logro déla pacificación
que le fué micomenaada al nombnksele Gobema&r^ que el Bey se vi6
en el caso de condescender, y lo hizo distinguiéndolo todavía con el títu-.
lo de Marisoid que le confirió. Uegó con Gasea Á ** Nombre de Dios " el
17 de Julio de 1546/ le ^nidó á entenderse allí con Hernán Mejía, le sir-
vió mucho con sus relaciones en el Perú, y vino en su compañía á Javga
donde se reunieron las fuerzas que Imbian de operai* contra las de Gon-
zalo Pizarro que dominaban el Cuzco. De allí le dio Gasea la comisión
de conducir al ejército la artillería, armar y dinero que estaban prepara-
dos en Lima, y la mas gente que posible fuera»
Nombró el Gobernador á D. Alonso Maestre de Campo^ y fué también
tino de los del Consejo privado con quienes Gkisca acordaba las cosas de
la guerra. Hallóse en la batalla de Sacsahuanael dia 9 de Abril de 1548.
Asociado en seguida al oidor D. Andrés de Cianea^ entendió en el juzga-
mientode los vencidos y la ejecución de las penas. Formó después par-
te de una juntaen que Gasea trató de las providencias que habrían de
tomarse pora aliviar á los indios de los duros trabigos en que injusta-
mente y con mocha abuso se les ocupaba.
Era la ciudad del Cuzco un foco continuó de sediciones: ella fué teatro
de los levantamientos del primer Almagro,, de las batallas en que sucum-
bieron éste, y después sungo D. Diego. Acababa de serlo de otra en que
quedó destruido el bando de Gonzalo-Pizarro; y como por su estenciony
jaquezas se habían juntado en ella muchos españoles, amparándose otros
en su recinto al desenlazarse tres guerras civiles* consecutivas; existían
abundantes elementos de discordia disponibles ;para nuevos ezesos.
Agregiíbase ahora el descontento y predisposicion^smiestra de los caídos,,
el haber quedado resentidos muchos vencedores en- 1»' distribución de
recompensas y gracias que hizo el Gobernador Gasea. Álvarado mismo
olvidando los favores que había recibido de Gasea, ftié uno de los que
le acusó al fiscal del Consejo de Indias. No podía decirse que la tranqui-
lidad eattiba restablecida^ ni que sería durable un sociego á todas luces
UV 187
«párente. Conooiéndolo así Gasea, se f^ó en el MaríBcal AlTamdo eomo
hombre entendido 7 enérgico para fiar á sn celo la conservación -del <^-
den, y por tanto le eli^^ó para Gobernador del Cosco en reemplazo de
D. Joan de Saavedra á qmen por su carácter blando no respetaban mn-
eboe tnrbnlentoe qne tenian fiuniliaridad con él, y por eao eran xnas atre*
Tidos como enoede siempre en casos idénticos.
En cnanto entró- AlvaradA empezaron á hnlr de aqnella cindad los
mas ing^nietos. Hizo poner en prisión, condenó Á muerte y ejecntó á
Francisco Miranda, iQonso Barrionuevo, y Alonso Hernández Melga-
rejo. Desterró 4 nn bachiller apellidado Baraona, al cirujano Pacheco, á
Melchor Pérez, Carrillo, Quijada &? y remitió á Lima Á Pedro Porto-
carrero á qnien la Andiencla declaró libre*
Cenia el aüo 1551 y gobernaba ya el Pera el Virey D. Antonio j^e
Mendoza cTiando se fraguó una conspiración en el Qnzco para alzarse
eon el reino matando á D. Alonso Al varado, & su teniente Joan de Morí,
al Ucenctado de la Gtama, Juan de Saayedra, Juan Alonso Palomino
y otros. Bennidos los autores trazaron sus planes y acordaron poner al
frente del moTimiento á D. Sebastian de Castilla h^o del Conde de la
Gomera. £1 principal de los conjurados era D. Egas de Guzman que ha-
bía venido furtivamente de Chuqnisaca y estaba retraído en el conven-
to de Banto Domingo. Ligado á él estaban Castilla, D. Dieso Henriqnez,
B. Garcia Tello, (^mez de Magallon, Mateo del Saz, Tello de Vega»
Alvaro López, Guarnido, Hernando Guillada d&?. Guzmanles mostré
carta en que Vasco Gódines ofrecía 300 hombres y prometía sublevar
Potosí, Chuqnisaca y la Paz. Tuvieron algunos de aquellos arrojo para
pro»>oner se matase á todos los vecinos del Cuzco que tuviesen repar^
timientos. lia ambición en unos, la pobreza en otros, la codicia de todos,
oran ios móviles de esta nueva revuelta en cuyo favor debía obrar la
eircunstancia de que l(hAndiencia acababa de promulgar una cédnla en
que el Key mandaba abolir en lo absolnto el servicio personal de los indios.
D. Alonso Al varado qne ya tenia sospechas de lo qne pasaba, hizo ma^
tar á D. Dieeo Henriquez joven de 24 aüos de edad, y dictó un decreto
para qne nadie saliera del Cuzco sin su lieencia. Pero D. Sebastian de
Castilla había sido llamado á Chuquisaoa por Gh>dines y se puso en ca-
mino á media noche acompaüado de su primo Tello de Vega, Mateo del
daz, Diego Pérez, Rodrigo de Arévalo y Diego de Figneroa, todos bien
armados. EV Mariscal tardó poco en saber la fuga de Castilla; mand4
tropa á perseguirlo, y como no se logró tomarlo, escribió al corregidor
de Charcas D. Pedro de Hinojosa exijiéndole la prisión de Castilla: éste
fué abrigado por Hinojosa, quien le mostró las cartas en que el del Cuz^
co, refírié^dole lo ocurrido allí, le advertía el estado de las cosas en el
Alto Pera, y le encargaba se guardase, pues tenian. resuelto matarle.
£ra eatp evidente, y su protejido y amigo Castilla, lo fomentaba como
nao de los mas ardorosos conspiradores. Castilla tenia alucinado de tal
modo á Hinojosa, que éste fué el único que no creyó la conjura ni supe-
ligro de morir; en vano se lo dijeron y repitieron el licenciado Polo On-
de^ardo^ el guardián de San Francisco y tantos otros.
El 6 de Mayo de 1553 fué asesinado Hinojosa en sn propia casb por lo»
que condujo á ella el alevoso Castilla quien pa^ó muy pronto su espanr
toso crimen, pnes en seguida le mataron sus mismos socios Vasco Godit
nes y Baltasar Yelasquez, cuando apenas había él tenido tiempo, para
echarse sobre los bienes de Hinojosa, y para enviar una partida al vvlz**
co con el capitán Jnan Ramón a fin de matar al mariscal Alonso Alva¿
rado. Ramón en el camino desarmó á varios, y se declaró en favor de la
<iaasa del ttoy, Godines so apoderó del Cobíerno en Chuquisaca capita-
188 AL?
ñéikndo una reacción o6n la mira de quedar en el mando: Jauto tropiu»/
dio libertad á lo» eme ee hallaban presos por reaUatas. y mandó deseuttr^
tizar en Potoef á Es|M de Guzman su antiguo cómplice quebrando las
dos pie^^a8 á Diego Pérez pora afireutarlo. Aflf se mataban y traicimia-
ban unos á otros, influyendo bastante la necesidad en que se veían dé
sepultur en el silencio los secretos de sus comunes ini<]^uidades.
La Audiencia que gobernaba en Lima por fallecimiento del Virey
Mendoza, dispuso para sosegar el país y conservar el orden público, que
el mariscal Alvarado nombrado ya corregidor de la Paz, marchase á
Chuquisaca en calidad de gobernador y capitán general con amplias ñk*
eultades, y asociándole al ñscal D. Juan Fernandez para que le asesora*
se en los casos necesarios. Godines no se atrevió á resistirle conlo se ló
aoonsejaban, y fuó el primero á quien puso en la eánel con grillos. £n
la Paz había hecho AÍvarado cortar la cabeza Á Pedro Juárez Pacheco,
sentenció á vurios á galeras y mandó azotar á otros.
Gonflscó los bienes de muchos y sufrieron pena de horca Hernando
Herrera, un tal Candidato y Lucas de la Torre, saliendo desterrados al-
gunos mas. Én Potosí hizo degollar á García Bazan y á Hernán Bodri->
guez de Monroy, i^orcar á Faiíán de los Godos, y tf Juan Alcalá. Orde-
nó se descuartizara á Vasco Godines: fueren defines degollados 6om<»
de Macaón, Tello de Vega y Juan de ligarte, y ahorcado Antonio d0
Campo Frío &?
Gomo la Audiencia llevaba adelante la prohibición del servicio per*
SOSiál de los indios, aunque de un modo ^adual, los encomenderos y veci*
nos enia&oles nombraron á Francisco Hernández Girón y á Vasco de
Guevl&a para que como apoderados sui>licasen del tenor ae las ordenan-
a*s. Girón y otros presentáronuna petición: y habiéndola hecho peda*
líos él corjíégidor del Cuzco D. Gil Ramírez Dávalos, se ofendió aquel al-
IWmente, mostrándose humillado con ese deeaíTe, y lleno de ver¿ttenza>
8a ocdioieocia no estaba limpia, y vivía muy ticmeroso de Alvarado, por
ttoe sabia que este en diferentes procesos averiguaba hechos referentes
a tu persona. Él desagrado de muchos dio auento á la ambición do
«Girón, por otra parte mscolo y con la altivez ^ue nace de la fortuna
ptiea poseía muchas riquezas. Oon^^a á los militares mas irritados, y
aea^roa con ellos matar al coiregidor. Para precipitar á Girón á ^ue
obrara oon prontitud, le dicen sxis amigos que Alvarado habia escrito
pirdenando se le cortase la cabeza por ser cómplice de D. Sebastian de
Castilla y de Godines; y para hacerle creer esta falsedad, amenazan de
xtinerte a uno que acababa de llegar oon comunicaciones de Chuquisaoa,
á fin de que sostuviera la impostora. Ko Uegó este caso, por que Girón
que aguardaba esa sentencia todos los dias, juntó su gente y asaltó la
oasa en que se hallaba el corregidor con motivo de celebrarse las bodaa
daD. Alonso de Loayzacon D? María de Castilla. Pudo salvar su vida
dicho corregidor: mas la revolución se consumó usurpando Girón el po-
der público, y arrancando al cabildo del Cuzco el nombramiento de Jus-
ticia mayor en 27 de Noviembre de 1553. Se vio rodeado de prestigio por
que era crecido el número de personas notables que se le adhirieron en
consecuencia del general disgusto producido por las ordenanzas citadas.
La causa ^ue acaudillaba Girón hizo eco favorable en otras provincias,'
T la multitud, se brindaba á defenderla viendo escrito en sus banderas:
'* SétaUpatmerea ^. SaturabuiñturJ' [Salmo SI]. Fué Girón el primero á
quién en elPerú ocurrió la idea de libertar álos nefi;ros esclavos, y lo
hizo armándolos y oreando un cueipo de ellos. Obec^iánle ya en Are-
quipa y Guamanga; contaba con un regular cjjórcito, y se puso en mar-
cha hacia Lima. Lia Audiencia que organizó o&o para combatirlo, nom->'
ALT 189
hró á D. Alonso Alvarado capitán seneral, faenltándole para tiumaxtro^
pasy venir sobre el Cnzcoy nostimar al rsbelde.Gir(m no se habia oM»
dado del mariscal, y conociendo el mal qne podia hacerle en Chnqiüsaoai
enidó de escribir a I>? Ana de Velasco, esposa de Alvarado, rogándola
qne lo persuadiera para one no se comprometiese en la cuestión; y aun**
qne la hacia comedidos ofrecimientos, no omitió sns amenazas para el
caso de que aqnel se declarara sn enemigo*
Alvarado rennió 800 hombres y se vino al Ciueo: los oidores snspen^
dieron por dos afiosy medio el cumplimiento de las ordenanzas, y en-
viaron á Espafia comisionados para manifestar al Bey la situación en
^e se hallaba el Perú. Bl disgusto que esto imprimió en Girón dio á
conocer que su ambición habia tomado mayores cumensiones y que sus
miras eran otras desde que tales proYidencIas no bastaban á aatis&cerlo.
Aproximó sus tropas áLima, y el ejército de que disponía la Audiencia
salió á su encuentro. No se atrevió Oiron á librar una batalla y empren-
dió sn retirada por lea al interior para volverse al Cuzco. Alvarado
arregló sus fuerzas nombrando maestre de campo á su cufiado D. Martin
de Avenda&o por complacer á su esposa, pues ¿a Joven y tálto de cono-
eimientos: capitanes de caballería a D. Gabri^ de Ouzman, Pedro Her-
mandes Paniagna, y Juan Ortiz de Zarate: de la infantería i Juan Ba-
mon, al Licenciado Polo Ondesardo, Martin Alarcon, Hernando Alva-
rez de Toledo, Diego de Almenaras y Juan de la Beynsffa: alférez geno-
ral á Die^ Porras y sargento mayor i Diego de Villav&encio. Hizo su
Ingar teniente al Licenciado Gómez Hernández, y alsnacil mayor á Juan
de Biva Martin^ Proveyóse de bastimentos, y sacó siete mil indios para
el servicio^
Antes de dejar el ilto Perú, terminó varios jsrocesos pendientes sen-
tenciando á horca 6 Francisco Bamirez*, á galeras á Gómez de la Vid,
y á otros á penas pecuniarias: todos eran reos de las anteriores revueltas.
£n Zepitasupo que Girón con sus tropas ocupaba ya Guamanga de re-
greso para el Cuzco. Entró Alvarado en esta dudad donde su ^ército
recibió un regular aumento. Allí mandó devolver á D? Mencia de Sosa
(ó Almaráz) esposa de Girón, los indios de que la hablan privado, deda»
raudo que ella no era culpable de loe estravíoa de su mando. Púsose el
mariscal en campafia con un ejército de mil hombres; y en la incertí-
dumbre de si su adversario se encaminaria al Cuzco ó tomarla para Are-
2uip& obró en sus marchas y dirección con la prudencia qne convenía
fin ae que no pudiera rehusar la batalla á qne tenia resolución de obli-
garlo. Anduvo por varias provincias, y pensó ir ú la deParinacochas. En
nn despoblado se le fueron al enemigo 4 soldadosL y por que robaron dos
buenas mulas^uego qne supo qne los dueños de ellas eran Gabriel de Per-
nia y Pedro fVanco, mandó darles garrote; cayo hecho fbé ffeneralmen-*
te censurado. Después de largas y penosas marchas llegó al pueblo de
Gaallaripa y supo que Girón estaba en Chuquiaga, á cuatro leguÍEUk Al-
varado resolvió enviar una vanguardia sobre él enemigo: opusiéronse
algunos dieióndole se hallaba en mu^ fuertes x^Miciones al otro lado del
lio Abancay que no se habia reconocido. £1 mariscal insistió en su pro-
pósito y marchó tras esa columna con todas sus fuerzas. Los de Girón
tenían estudiado el terreno, que era muy quebrado, lleno de pefias y ar-
bustos marcando el curso ael rio que corre en lo balo de tales crestas;
y desparramaron su infantería que se ocultó con mucha facilidad. Al en-
trar la vanguardia en esas espesuras y asperezas fué rechazada con pér-
dida de 40 soldados, y no se pudo adelantar mas. Befifiore ''el Palentino,"
^Kp. 44, que Alvarado celebró consejo para acordarlo que debería hacerse.
Elquenaatacarde nuevo, mas Lorenzo Aldana y Diego Maldonado le
190 ALV
dieron razones eu contrario, pues Girón tenia que abandonar Ine^o si|
ineepugnable campo, por falta de recnrsoB de subsistencia. Tuvo qae cer
der de pronto Á lo ane se le aconsejaba, y aun trató de pedir á Liim^
unas piezas de artillería: mas habiéndosele presentado el capitán Rodri-
go Pineda, que venia del partido de Girón para seryir al realistSu espn-
soque muchos tenían resuelto unirse al mariscal, que les escaseaban, ys^
los víveres, que e! rio era vadeable, y que en esa noche dejarían el lu-
gar en que se hablan encastillado. Y cumo Alvarado persisuese en acó*
meter, la repulsa, generalizada ya, se mostró en mayores y fuertes re-
flexiones, opuesta á ui^ error tan n^anlQesto. Pespues de serios alterca?
dos, el inanscal observó que él no faltarla al deber de marchar al comba'
fe: que no hacia honor á los que pensaban de otro modo, poner embara-
zo ó sus mandatos que él ordenaba combatir y que se le opiodeciese sope-
ra de dar por traidores á los que lo rehusasen.
Según es de suponer entró el desaliento, y se desató la murm^i^acion.
Alvarado tenia como mil hombres: los de Girón se decia que cerca dé
400, y aquel creia vencerlos apesar de su ventajosa situación, aunque coa-
tase la pérdida de mucha gente; pero acaso olvidó que la caballería para
nada pedia allí serle útil, mientras que el enemigo, disponiendo de bae-
nos arcabuceros, lo esperaba todo de ellos mediando un rio caudaloso, y
tantos andenes, estrecnuras y malos pasos.
Dio Alvarado prolijas instrucciones á sus oficiales: empezó el choque
íiedtando á ellas el capitán Bobles que se precipitó con pocos sin espen^
que atravesase mas fuerza el río: murieron muchos soldado^, y ii^uchos
se retrajeron de la pelea. Uno y otro esfuerzos no bastaron para obtener
alguna ventaja aun después deparar algunos el río: y el temor y la con-
fusión produjo la derrota, cayendo mas de 300 á manos de los ae Girón.
ÍÉSste que tema escases dé pólvora, llegó á servirse de la que tomaba á los
prisioneros. Murieron del bando realista Juan de Saavedra, el sargenta
mayor Villavicencio, Gómez de Alvarado el mozo, el capitán Hernando
Alvarez de Toledo, D. Gabriel de Guzman, Diego de Ullea, Francisco de
Barrientos, Simón Pinto, ^, y ciento de tropa. Heridos los capita-
nes Robles, Alarcon, Ckmzalo Silvestre y mas do 200 soldados. Tal fué
la batalla do ChÜ<^uinga (1.554) en que el bando inferior en fuerza, y coa
menos probabilidades, alcanzó una victoria debida solo á la temeridad y
capricho de un general impaciente, ofuscado por el orgullo irracional
qué le hizo no atender. & la prudencia y reflexión de que los hombrea es-
perimentados nunca deben' apartarse.
^uchosefati^ó Alvarado al intentar reunir su alebronada gent^e que
recogía el enemigo,' ó lidia en desbarato por todas direcciones. Encon-
ifándose herido y aesamparado, se vio en la urgencia de salvarse en el
primer caballo que pudo hallar después de muertQ el suyo. Así se alejó
del rio Abanoay, dos veces funesto para él, entregándose á la mas triste
desesperación.
Desde entonces no puliendo Alonso Alvarado sobreponerse á su . des-
Sracia, se apoderó de él uña profunda melancolía que lo fué consumieñ-
o, y le causó una grave enfermedad de que falleció on 1556, habiendo
^fadó' en alternada agonía mas de un mes. Al poco tiempo m^i^ió su
h\)o mayor dejando vacante el repartimiento de que disfrutaba, y que
fsl Rey por cracia especial lo concedió al hyo segunc^Q de Alvarado en
atención alo que este le habia servido.
t)<Dl desculase déla guerra civil de 1554 se instruirá el lector en el artí-
culo lG(iron. Alcedo en su Diccionario Geográfico dice que la batalla de
t.linnulnga la ganó Girón muy cerca de Kasca, lo cual es un error nota-.
b}p. ftsverdad que allí existió un pueblo de igual nombre: pero el mis-
ALV Wl
íbo autor mttiLcióna otro Ghuqning» qne «sel de la piOTincia de Ayma-
caee donde se dio la citada batalla. Por aUí corre el rio Abancay y no
porNaeca como escribe Alcedo sisaiendo aquella equivocación.
Hernando Al varado hermane del marisciu y á quien hemos nombra*
do al tratar de la esploracion de Moyobamba, nabia estado en la batalla
de las fialinas con Hernando Pisarro: después abandonó al Yirey Vela
uniéndose á Gonaalo Piaarro. Tuvo ñn trlgico, ^ues murió de hambre
en un despoblado hallándose íngitiyo en la prorincia de Piura, y se ere-
yó qne se nalúa envenenado con las mismas yerbas qne tomó para ali*
mentarse.
AL¥1UD0»— D. Diego— Vino al Perú en la división que tr^Jo de
Guatemala en 1534 el Adelantado D. Pedro, (del mismo apellido) quíeft
le confió el cargo de liaestre de Campo. No están de acuerdo los anti-
caos escritores en cnanto á si fué hermano de D. Pedro, ó su tio, coumí
dice Ganálaso. En la penosa marcha que hicieron estoe «spedicioiíarioa
desde Caraques hasta llegar á Rtobamba^ D. Diego tuvo á sus órdenes la
vanguardia con que fué descubriendo el país y arrostrando antes que
todos las erandes privacioaes y pigros qoe re&rimos en el artículo
correspondiente á D. Pedro.
El encontró j detuvo.á los esploradores enviados por D. Diego Alma-
no para adquirir noticias de la dirección que el Adelantado tomaba, y
Maaseaentó á este, habiéndolos tratado caballerosamente.
I$BBde que se celebró el convenio amigable entre los dos Jefes, D. IHe* .
(O se captó el aprecio de Almagro y le profesó una amistad decidida é
malterable. Fué con él al Cuzco v le apoyó cuando por primera ves tra-
tó deposecionarse del territorio del 8ur antes de recibir la Beal cédula
2ne le confiriera el gobierno de la Nueva Toledo. Pasó en su compafiía
la conquista de Chile en 1535 é influyó sobre manera para que Alma-
gEO laabandonara volviéndose al Pero. Figuró en primera linea en les
sucesos qne precedieron á la oenpacion del Cuzco por las fuerzas de Al-
magro y Tunsion de loe hermanos del gobernador Pizarro. Estando D.
Alonso Alvarado en Abancay con sus tropas esperando órdenes de Pi-
zarro,-y en observación de lo que pasaba en el Cuzco, intervino D. Dio-
g[0 Alvarado ealas tentativas que se hicieron para seducir á los contra-
rioBj y atraer al ci^itan Pedro de Lerma á la cansa de Almagro. Este lo .
«nvio de comisionado con otros cerca de D. Alonso para intentar que en
atención á las provisiones del Bey reconociere la autoridad de Almagro,
ó se retirase del país qne pertenecía á su gobernación. D. Alonso puso
en seguridad á estos comisionados teniéndcMos con grillos. Apesar de to-
do pudo Alvarado escribir á Almagro asegurándole obtendría un triun-
^ seguro ^ prontamente venia sobret Abancay. Hecho así, al mismo
tiempo qne combatían y vencían los del Cuzco consiguió verse en liber-
tad, pues se la dieron los mismos enemigos.
Prisionero D. Alonso Alvarado, y cuando fiodrigo Orgofies ordenaba
le matasen, fué D. Diego el (|ue mas se opuso á ese hecho y consiguió que
Almagro se negara á permitirlo. Mas este, impulsado después por«l mis-
mo Orgo£Les, luego qyie determinó venirse á Lima á destruir á D. Fraor
oi>co Pizarro, convino en que fuesen decollados en el Cuzco sus dos her«^
nos Hernando y Gonzalo y D. Alonso Alvarado. Alma£;re habia mandaí^.
op ya est«:ider todas las órdenes, y el ejecutor de ellas aebia ser su amig»
D. Diego Alvarado á quien nombraba para que en su ausencia gober-
nase en el Cuzco. D. Diego entonces, asociándose á varías personas no*
tapies, manifestó á Almagao <|^ue no tenia derecho ni visos de razón si-
quier» paca hacer guerra ofensiva «1 gobernador Pízmtto: resolución que
Id2 klV
cjMutAdftnojpodriA menos qne serle funesta, can&o itúnsta dcrtodo pim-''
toypor demás eseandalosft. Y en enanto ¿lo de Itaeer morir á D. Alon-
so vá los Pisarrosy se lo reprobó eon reflexiones de tanto peeo^qoe se
▼ío i^reoiBado á desistb de tan iniono propósito.
Era D. Diego amigo verdadero de Alxnaigro, anhelaba oomo él qna
mas el triunfo de sn oanst^ pero qneria se alcansase sin mancharla con
crimenes ágenos de la buena H y sanidad de intenciones. D. Diego tíhí^
taba en la prisión Á los Fisarros, y oomo incnrria en la íUta de Jng^,
vicio dominante en loe militares «raaJioles de aquella ^^KM^a, lo hacia
con Hernando y sos compafieros de desgracia, de nn modo tan fincnear
te y exesivo, qne en una ocasión le ganó Hernando 80 mil pesos de oro
y no se los admitió cnando intentó pagárselos. Este hecho nada estraüa
en el destrarato de unos luuQbres qne no sabían qne hacer con el oro^y la
plata, no dejarla de ser oalcolado por Hernando qne conocía él riesgo
OÍ qneestaba sn vida, y el valimiento qne D. Diego tenia con Alma»
gro. T en efecto, fáeron reiteradas las ocasiones en qne D, Diego Alva-
rado, contrarestando al temoso y sanguinario Orgolles, pudo vencer el
ánimo de Almagro para que no consintiese la ejecución de Unos asesina»
tos que habrian sido indisculpables. Cierto es que esa vida de Hemaadef
salvada en uno v otro lance en que iba á perderla, costó á Almagro Im
saya, y mas tarde como se verá» la del mismo Alvarado: pero á lUMle ea
lícito ni permitido cometer atentados ni sostenerlos por que se presu*-
man hechos que están por suceder, aunque muy fundadas sean las oonL*:
jeturasqueiñduscan a esperarlos.
Siempre fáé de sentir Alvarado que la designación del territorio del
Marques Pizarro y del que debía |pbemar Almagro, se hiciese por ma--
dios rasonables y con parsimonia, sm qne se comprometiera la pas públi^
ca ni la antíonia entre los dos caudillos. Por esto quiso se aguardase al
Obispo de Panamá comisionado al efecto por el Bey: y que entretanU»
no se tocara nada relativo al país en que al norte de Chincha se ebede-'
cía al gobernador Pizarro. Inutilizados los esfuerzos del Licenoiado Es^
pinosa á quien este habia conferido poderes para negociaren el Cuzoot
la libertad de sus hermanos y transar las cuestiones pendientes, tmoL"
vio Almiufro apoyado en el parecer de sus cl^litanes, marchar con su
c^rcito a la costa, y así lo verificó ocupando en segnida á Chincha. Tra-
jo preso solo á Hernando Pizarro, pues Gonzalo con D. Alonso Alvarada
y otro^ quedaron en el Cuaco. Allilotfaron fngar, y esto puso ea nuevos
peligro a Hernando. Diego de Alvaxado tuvo mucho que luchar para que-
QrgofLes no se saliera con su intento de matarlo.
Lueso que estuvo aceptada p<Nr loe contendientes la autoridad del
Padre Bobadilla para fallar acerca de la demarcación de límites, motivo
principal de las alteraciones, D. Diego fiíó ncmibrado por Alma^pro eos
otros para que quedasen de rehenes con los que diera rizarro mientras
d comparendo oe Mala (Octubre de 1537). Pizarro se neffó á cumplir
la eoncuoion de entregar rehenes; Diego Alvarado entonces msistió como
8iei|ipre cerca de Almagro para aue adoptara medios pacíficos y ooael-
liatorios. Por estas ideas afinnaoas en sus convicciones se rugia ya qua
^ y los (|ue eran de su mismo parecer, halnan sido ganado» seoretamMi-
te por Pizarro: estos rumores aaJUoioaos oredeion ouande %{ustado maa
tavoe na convenio entrePiaarroy AUnano, se notó á Alrarad» deoidi-
doen&vordelaUbertadquesedlóá Hernando.
Al rmesarse Almagro oon su ejército para el interior por abrirse d^
nuevo &s hostilidades, hizo 'ade&ntar a D. Diego Alvarado al Cuzoo
para qne mandase como su lugar teniente. Allí trabajo de un modo asie
dúo sosteniendo y asegurando la causa á que estaba tan ligado^ Se ha*
ALV 193
eiAiilAs $jB||parfttivos para la batdJila que iba á librarle contra el cjivei-
to qxte condacj^ Hernando Puarro, después de violaír el Juramento qu^
ÍÜ90 de retírarse á Espalla. Almagro puso el estandarte real en manos
de Alvarado j de su hermano B. (^mez. Consta de por menores escritoa
^oerca 4e la bataiUa de las Salinas que D. Diego Alvarado disentid y
porfió para que no se marchara á este campo por ser estrecho y con sitios
langosos; opinando que debía permanecer el ^ército en el mismo que
ocupaba y era amplio y preferible^ por lo llano, para que obrase la oab»*
Uería. Bodrigo Orgo&es pensó de diversa manera sin advertir que en
esta arma consistía la superioridad del ejército de Almagro, así como la
del contnuio estribaba en la Arcabucería. Al perderse la batalla de las
6a3inas toeó á Alvarado la suerte de prisionero. Hernando Pizarro para
aUanar la ejecución de Almagro hizo salir fuerzas con destino á Jaén y
¿ Chachapoyas, y fomentó el proyecto del capitán Pedro Candía de mar*
ehar á descubrir el-;territorio inorado todavía á la otra parte de los An*
dfis donde se decia haber un rico pais llamado Ambaya. Percibía Her-
i^andod descontento que ya fermeutaba entre los vencedores, y aun en
¿1 vecindario: y hallándose muy receloso, encontró conveniente alejar
y distraer tropas de cuya moral no era «uerdo fiarse. Candía no pudo
Imperar las grandes diacultades con que tropezó en su empresa, y de<
terminó volverse al Cuzco: él uo sabia que algunos de sUs oficiales te-
dian fraguada una conspiración para dar libert-ad á Almagro matando
á PizaiTO. Tres de eUos Alonso León, Alonso Díaz ^ un N. Gáldames, ea-
ccibieron á D. Diego Alvarado por mano de un indio de confianza parti-
cipándole su pensahiiento, para que estuviese avisado de que se efec*
tnaria el plan en una noche que le indicaron.
AlTarado que no era hombre oapas de autorÚBar escándalos, eonteetó
á Alonso León que se abstuviesen de realizar semejante hecho por qnñ
seria ofeftsiro al£ey y dalLoso al mismo Almagro. ALvurado creía en laa
palabras eon que Hernando cautelosamente aseguraba que no moriria
Almagro: y t^ia el candor de imaginar que pronto se restableoerian el
fteaerdo y amistad de este con el gdi^niador D. Franeiseo Fizarro. Los
conjurados temieron ser descubiertos y hubo quienes denunciándose á
Hernando, le pidieron perdón y aunreeompeusa por el aviso: de lo cual
«obre^ino la pena capital á que fueron condenados los capitanes Mesa
j Yillagrán. Con esta y' otras provideneiae Pizarro pudo cortar por lo
^TO éí nesgo inminente qne le había amenazado tan de cerca.
£n ix>dos sus cálculos se engañó D. Diego Alvarado, y tuTO qne su-
frir el agudo dolor que sintió su corazón con motivo de la muerte dada
á D. Diego Almajo por aquel cuya vida había él mismo conservado:
por Hernando Pizarro tan favorecido de Alvarado, quien acababa de
contribuir á que se frustrase una horrible conjuración.
Como albacea de Almagro pidió Alvarado á D. Francisco Pizarro die-
se posesión áitu hijo D. Diego del gobierno de la Nueva Toledo que so-
fión eltestamento de aquel, debía desempefiar AlTani^do hasta que ese
^óven entrase en mas edad. Pizarro le dio con aspereza, y muy alterado
tma respuesta negativa, agregando *'que au gohernacUm no tenia términos
^ y^poiia llegar hasta FlanaesJ^
£1. amigo de D. Diego Almagro conocedor de las circunstancias, y de-
sengaüaoo de que naaa tenia, que.esperar en beneficio del joven queque-
daba abandonado á los rigores de la adversidad, determinó ocurru: al
Rey y hacerlo personalmente. Para ello se proveyó de los documentos
que le convenia llevar consigo, y que eran indispensables para que rae •
xeciesea fé sos acertos, sus quejas y reclamaciones en la corte.
2S
194 ALV
fSt puso en camino para Lima, y logró embarcaiae para Etpafta ítof
olMitante lo mnclü) que hizo Plsarro para impedirle el Tii^e.
Hernando, que también salid para la Península llerando erecidos eau"
dales* suyos y del Rey, hizo su marcha por Mélico á fin de no Juntasae
con AlTarado, ▼ estuvo acertddo por que la Audiencia de Panamá hábi»
téstielto tomarlo preso. Alvarado, como era consiguiente, lleeó primero
2ne él á la coite adonde de antemano se habiatt diri^do "Dabsto Ntdte^
e Mercado y Dieg^o Gutiérrez de loief Bios ambos amigos del miado Al-
magro. Estos particij^on allí los sucesos o^crurridos en el Perú dé que
también dieron noticia D. Alonso Henriquez y otros.
Entabladas las gestiones de D. IHégo Alvarado, pretendía este pfohvt ''
el mal proceder dé los Pizarros, pedia se castigase al autor de la injus-
ta y cruel muerte dada á D. Diego Almagro, y que á su h^o se le íiom-
brase gobernador de la Nueya l^ledo. Hernando por su parte rechaza*
balas acusaciones, se defendía de ellas y formulaba las suyas conloa Al-
magro. De un lado y otro se acumulaban infinitos documentos, com-
prendiendo el consejo por ellos, y por los largra»y complieodoe cargo»
que arrojaban los respectiTos memoriales, queía situación del Perú erar
muy crítica y lamentable, demandando ren¿dio« prontos y eficaces pa-
ra poner término final á los escándalos y precaver los disturbios qtM
amenazaban para lo futuro.
Alvarado recusó al Dr. Beltran y al Licenciado Carvajal miembroa
del Consejo deludías. Ellos se dieron por escluidos y el Bey nombró
por aoompafiados, con Gutierre Yelasquez y el Dr. Bernál, ambos oonse-'
Jeros, al Dr. Escudero y los Licenciados Leguizamo y Gitevára que la
eran del Consejo Beal.
Flzarro recusó á Yelazquez y Alvarado á Le^^uizamo. Estos reeorsos
y loa embarazo» de otro género que cada dia iban presentándose^ de^
aesperaron á Alvarado hasta el ponto de dirigirse á ñemando ofi»oi6n-
dolé diferir las cuestiones judiciales, con tal que los dos saUesen á un
campo donde las ventilarían con sus espadas, y le probaría á lev de ca-
baUeio, que había faltado al juramento y pleito-libmen%|e hecho en el
Perú cuando le poso en libertad Almagro; que habían sido crueleB é in^
gratos él y su hermano D. Francisco al hacer morir á Almagro; y qne en
todas sus obras habían desobedecido las órdenes del Bey. Pero este docK
lo quedó sin efecto por qne antes del &9 dia ÜEilleció D. Diego Alvaradoy
sospechándose mucho que su muerte súbita haMa ádo efecto de eavor^
nenamiento (año de 1540.)
El GOnseio mandó prenaer á Pizarro teniéndolo en el Alcázar de Mar
drid por algún tiempo; y cuando se mudó la Corte á Vaíladolid, fué
trariadado a la fortaleza de la ^^Mota die Medina del Campo" donde per-
maneció mas de 23 años. Véase Pizarro, Hernando. Por el fallecimiento
de Alvarado continuó sosteniendo el pleito contoa los Pizarros, D. Alon-
so Henriquez^
El Bey había dispuesto que el Licenciado D. Cristpval vaca de Cas-
tro viniese al Pera para examinar el estado del pais y averiguar lo to-
cante á la guerra civil de Almagro y su ejecución después de la batalla
de las Salinas. Así mismo para <^ue se encargara del gobierno en é( ca-
so de muerte de D. Francisco Pizarro como acaeció. Alvarado dio avi-
so de todo á D. Diego Almagro el hijo, asegurándole qu;e Vaca no haría
justicia por hallarse inclinado á los Pizarros, cuyo protector el Carde-
nal Loayza que lo eligió, el consejero Beltran y otros, tenían recibidos
de aquéllos cuantiosos obsequios.
ALTARAHOt— El Licenciado D. DiEOO—tJno de los españoles mas
ALT 193
«icfle^tftbles que existieion en el Per& inmedUtftniente datpaej de U
coaquiata. Nm* teuemoa qae decir aoeroa de ea venid» al Pera, y de lae.
ocaiMeioiieeei&qiiese empleó antee de figorar en la milicia, porque ne en-
Gontramoe datoe que lo indiqaeo, ni tampoco notioiaa de oaal rae en nal*
BataL Pero loe antiguo» eeoritores están confonnee cuando al referir
sos heoboSy ae valen de coloree o ne loe ennegrecen por haber sido afcen*
tatorios y opuestos á la liumanioad. Es de suponer que tendría alanos
eetadioB cuando tngo aquel grado uniTersitario: mas nunca manifestó,
sus conocimientos como liombre de* letras, siendo su empefio hac^ el
papel de soldado baladroñ para que se le temiese como á militar intrjá-,
pido. r - . » .
F^é de la intimidad de D. Francisco Hernández Girón, capitán que
cósate de gran riquesa, jir tan ambicioso que se preeipitóá enc^vesar no
levantamiento en 1563: rara usurpar el poder se aprovechó del descon-,
tentó, ^iuisado p«r las reales ordenanzas . que mandó cumplir la Audien-
cia dé Llnu^ lavoreciendo á los desgraciados indios. I/^os de que le
lueae necesario un colaborador de la clase del Licenciado Alvaiado, y
menos en la escala superior en que lo colocó, las crueldades, hurtos y ase-
einatps cometidos por este, bastaban para desacreditar y hacer odiosa
cualquiera empresa por aceptable que pareciera. Sin embar^, no pode-
moa atribuir la calda y mala suerte de Oirón á la influencia de la opi-
nión pública provocada y ofendida con semejantes crímenes, sino á sus
eiroreamiUtares y á diferentes emeigencias imprevistas.
£ra muy activo en aquella época el interés que habla por que conti-
anaxa la esclavitud de los indios, y en lo demás habituada estaba la
sociedad á presenciar homicidios iiyustificables y todo género de ezesoe.
Estalló la revolución en el Cusco el 13 de Noviembre asaltando al eor-
regidor y muchas personas que se hallaban en un banquete dado por
1>. Alonso Loayza con motivo de su matnmonio con D? Jfaria de Cfas*
tiUa. Diego Alvarado él mayor cómplice de Girón, principió por herir á
]>. Juan Alonso Palomino quien luego murió, y ense|rnida mentando á
otros tomó parte en la muerte de un comerciante rico uamado Juan Mo-
xales que habia apagado las luces que alumbraban la mesa.
Preso el corregidor D. Gil Bamirez de Aválos j consumada la revé-
lion, un tal Bermodino Sobles hombre muy bullicioso, acusó al capitán
D. Baltazar de Castilla y al contador Juan de Cáceres de que iban á fu-
gar en dirección á Lima. Girón comunicó el caso con Al vanido cond^o-
nándolo para Juzgarlos; mas eete que era enemigo de Castilla por que ne
habia podido vencerlo en un desafio, mandó confesar á los dos y les
Jüzo dar garrote en su misma casa. £1 suceeo escandalizó no solo por
4iue fué basado en una calumnia notoria, sino por que la «Jecuoion ae
laizo sin esperar orden de Girón. Este manifestó disgusto pero no casti-
gó á Alvarado, v tan lejos de sincerarse por la tMerancuk de tamali»
crimen, le nombró á renglón seguido su maestre de campo. Siempre
los CMiapiradores y caudiUos de partidos han tenido áau Inmediaotoa
y en su confianza para ciertos mies, á homlwes de mala £una; y aun
cuando la razón alguna vez los haya ido desenga&ando de sn «rror^
han podido mas las confidencias y secretos de que ellos saben apoderar-
se, que la necesidad moral y política de apartarlos y despedirlos como
amisNM muy pegudidales y daOosos. D. Baltazar de Castilla era Jiijo
del Conde de la Gomera y tenia 50 mil .pesos de renta, y D. Juan <de
Caseros valia por su representación en el alto empleo de oficial, real* Ni
el uno ni él o6o hablan determinado salir de fu^a como se d^o maticio-
aemeate. Garcilaso que presenció estos y otros hechos, asegura que vio
Jos cadáveres desnudos al pié del rollo Alvarado andaba por las calles
19á ALV
éOQ el verdtifljo qa« ifba prevenido de Ks^rrote, éórdeles y nu aMbage: Id»»
matar Á un N. Zarate por'iqtte se le ínfonnó oe qtM tratalbade- anaenter^
ae. Todo su empeño tira imitar á I^ranoíBCO CfarVs^a^; y por eso andalMi
de ordinario á mnla sin montaren ningnn ealmllo.
En el artículo Girón tiene el leetor cuantos pormenores deaéo respeo--
to < su levantamiento, campañas que hizo y sucesos que pusieron tér>-
mino á eéta guerra civil. En éí presente escribiremos solo de las cosas
enlazadas con Diego Alvarado para patentisar sus abominables obraa;
Al partir Girón con lo principiu. de sus tropas encaminándose á lAma,
dejó en el Cuzco al Licenciado aprontando el resto de la sentó eon la
cual se le reunió en breve tiempo. Girón ocupó el Valle de Jauja oom
mas do 700 soldados y determinó buscar al ejército one babian orga-
nizado en Lima los oidores: este contaba en sus mas ISOOboml^eab
Cuando yá en Paohacamac oÍ>servÓ que muchos se le pasaban al campo
contrario, dio su consentimiento para que lo hioies^i cuantos qulsieivbaí
itopararse y venirse Á Lima. Abrumado no solo desannó á k» que aoop^
taron ese permiso, sino que los obligó á irse á pié y después de habites
quitado hasta la ropa del cuerpo. En Chilca dio garrote al médico Kl
Serrano á onien no valió el que Girón le hubiese dado libertad para
quedarse si lo tenia por conveniente. Se decidió Girón á ponerse en 1^
tirada para regresar al Cuzco, teniendo por muy aventurado el éjúto do
una batalla que no se atrevió á comprometer. Él capitán Ñuño do Hen-
dióla propuso que permaneciera el ejército 4 dias en Chincha por haber
abundantes recursos de subsistencia. Su indicación fué mal reeÜHda
creyéndose nacia de inteligencia con el enemigo; y como llegase Oirón
á desconñar de él, le hizo dar de b^ja ordenando se le dejase áUisin Im^^
Sonerle otra pena que quitarle el caballo y sus armas. Pero Alvara-
o procedió de otra manera mandando que eu cuanto saliera el ejerci-
tólo mataran, y así se ejecutó por sus agentes.
Kn una acción que ocurrió en VÜlacurí, Girón venció á la fuerza in-
ferior que conducía D. Pablo Meueses sorprendida por descuido ^ fSftlta
cíe avisos. Mas tarde ganada por él mismo la batalla de Chuquinga á
ia inmediación del rio de Abancay, el sanguinario Alvarade hizo asesi-
nar al comendador Komero sin conocimient o de su jefe. Pasando este
hecho atroz como tantos otros, Girón lo ascendió á lugar teniente gene^
ral y lo envió al Cuzco para que colectase vestuarios y otros artículos,
f hiciese fundir artillería con el bronce de las campanas de los templos.
Alvarado se presentó en el Cuzco mas insolente que nunca por él puesto
que había obtenido y por ol triunfo de Chuquinga, á que en nada contri-
buyó, y que debió GÍirón á las posiciones en que estuvo situado, y al ca-
pricho del mariscal Alvarado que las atacó sin reflexión, desoyendo loe
S" areceres de sus mejores oficiales y esponiéndose á perder, como sttce-
ió, el ejército que el mismo mariscal había venido reuniendo desde Chu-
quisaca.
El teniente general á quien era muy familiar el latrocinio, se entre-
gó á él con desenfreno: de las casas de Juan de Baavedra, Alonso Me-
sa y Biego Ortiz de Guzman, tomó mas de 1(50 mil ducados; y de otros
muchos vencidos, á quienes despojó, pudo juntar ingente suma, pues no
perdonó en este saqueo ni las joyas de las mujeres. Hizo ahorcar á un
tal Perales que siendo muy acertado tirador, prometió matar á Girón en
la batalla de Chuquinga; y lo cumplió en otro llamado Juan Alonso Ba-
dajos que llevaba un vestido igual al que Girón tenia puesto. Para a]^-
derarse Alvarado de las campanas atropello á las comunfdadtes rrfigio-
isi^ ultrajando también al Obispo, quien en vano dictó sus anatemas
porque él llevó adelante su intento y fundió varios cañones, de los cu»-
ALV 197
!«• nno reventó, y la^ otros no-fasrou de gnu provecho doepuao de taiv-
to «eeándalo. Sospechando Alvarado que alg^ouos tratabMi de metttrley
7 prescindiendo de entrar en suficientes averigua ciones, hiso morir cob
.^ttnote á Diego Urhina y al lülerez Ijozane, da iido orden par» que en el
^ército BoMera la miaua pena un tal Aulestia aseverando wa cdmpUoe
deloB otros.
Se aproximaha ya al Cnzeo el ejército mandado por loe oidoree que
gohera&baii él reino: Girón que tenia su campo en Sí valle de Tncay ••
niobio on dirección al Collado; y D. Diego le sizuió después de haber eo-
atetído MI el Cuzco sus últimas estoroiones tiránicas. Delante de Fuea*
ara liiibo combates de que Girón no pudo salir victorioso: luego empea^
ron Á abandonarle tes soldados, y se le huyeron al enemigo hasta ene
imejcfíts eapitanes. Sobrecogido con tales decepciones y esperando le mt^
tasen, se ausentó pensando no más q ue en salvar su persona.
£1 íieeneiado Aivarado habiendo desaparecido su caudillo, huyó tam-
bian de Pucará coa un resto de fuerza que se oalciilé en 100 hombres,
V tomé nna dirección que ningpui autor señala con A)^><S P®>^ ^^^ ^^
ii¿c»a al territorio de Arequipa, líarchó á perseguirlo el maestre de cam-
po I>. Pablo Meneses con una columna ligera que lo aloansó después de
nacer algunas jomadas. Todos los que se encontraban oon ál fueron cer-
«adoB y aprisionados. Meneses incontinenti hizo dar garrotea Alyarado
y á otaros oficiales; imponiendo igual pena en seguida id que sirvió de
"rerdogo, y era el mismo de quien el licenciado se habia valido en el
Onsoa para los asesinatos que hemos recordado. A dicha ciudad fué lle^
vada la cabeza de aquel odioso opresor, cuya muerte por nadie sentida,
se tuvo por un acto de justicia en desagravio de las victimas que habia
sacrificado con tanta inhumanidad. — T^a^e Girón,
ALTARADO H. GAECiA— Capitán que no contaba 29 afios cuando apare*
ció en la segunda guerra civil de los Almagres en 1541, haciéndose me*-
raorable por sus grandes crímenes, crueldad y vicios de todo género « I^
noramos donde era nacido, la época en que vino id Perú y sus antece-
dentes militares: su nombre no empieza á mencionarse sino con motivo
del asesinato del Gobernador D. Francisco Pizarro y creemos que no era
deudo de ninguno de los de su apellido que figuraron en aquellos tienir
pos.
£l pertenecía al partido de "Loa de ChiW^ epíteto que se daba á los que
liabi^n militado con D. Diego de Almagro el conquistador, y que des-
pués no cesaron de conspirar contra Pizarro acosados por las perseou*
ciones y la miseria.
Cómplice en el plan acordado para matar al Marqués, ocultó á varios
soldados de su intimidad con los cuales se juntó á otros que con D. Dio*
go Almagro estuvieron en la plaza de Lima aguardando se perpetrara el
aseeíinato, y muy al cuidado para evitar que se reuniera gente contraria,
6 para poder servir de apoyo, si preciso fuera, á los que asaltaron la ca-
sa de Pizarro acaudillados por D. Juan de Rada.
Consumado aquel hecho, Alvarado entró á representar un pa|^l áfi
los mas prindpalos en las escenas de violencia y escándalo que en Lima
se subsiflruieron, y de que ya hemos escrito en t¿ articulo tooante á Al-
magro eih^o. Se le co]|iisionó para marchar al Norte, mas no ofireeién-
€08e recelo alguno en cuanto á Tmjillo, se dnigié á <jkiailas con 70 bom-
bees porque jQonso Cabrera, camarero de Picanro, recogía aUi soldados
y h» preparaba para hostilizar á los revolucionarios. Losbó tomarlo
1>reso como á los demás, y entonces siffnió hasta Hura donde li|ao jpsor
clamar á Almagro por Gobernador áeí Perú, cometió no pocos ezesos,
..t
198 ALV
■aeó reeonoB sin reparar en medios, persiguió á varios, 3r por áUinurfat-
sto degollar á Cabrera, Villegas, Vozmediano y otros por orden de Bada,
segiin se dijo.
De tegresoen Lima cooperó con sa parecer á la iojosta muerte ^o» a»
dio al capitán D. Francisco Chavez. «man de Bada avanzado en afios y
sin salud cabal, quiso separarse de la fatiga que le ocasionaba el inme-
diato mando de las tropas^ y para reemplazarlo, nombró D. Diego Alma-
gro á Alvarado, |>ero asociándolo al maestre de campo D. Cristóval So-
telo. Era imposible <^ue un encargo de tanto peso y reptesentacion a»
espidiese por aos individuos, siendo Sotelo circuuMMcto y muv severo en
la disciplina, y el otro díscolo, insolente y avesaaa id desorden y á lo«
exesos. Sotelo á poco comprendió que debia renunciar, y lo hizo di-
ciendo no ser dable el ejercicio de una awtoridad en que hubiera dos oa*
bezas.
Al marchar en direcion al Cuzco el ejército de Almagro, estuvo nom-
brado en Jai]^a Garcia de Alvarado para bc^ar á lima eon una cdu mna
ligera á fin de sacar algunos artículos que se neoeiútaban: pero se op vMf>
Sotelo á esta escnrsion ^ de que' no resultaría, d^ laás que denuanes y:
** saqueos porque el vigor de la mocedad daba gusto é todo.'' Alvarad»
solo ya eu^ el mando de las tropas, miró con el mayor desagrado que So-
teloínese nombrado para ir al Cuzco á entender en asontoa de importan-
eia, de lo que se infiere que también apeteció para sí aquella comisión
en que sin duda habría obrado en su provecho con su acostumbrada li-
cenciosidad. Desde ese momento creció su odio á Sotelo, abrigó resenti-
miento con Almagro, y se mostró desdeñoso y tibio para el servicio; I9
cual fué preludio.de los grandes atentados á que se lanzó y que en breva
referiremos.
Alvarado se ocupó de formar un partido contra Sotelo, y habiendo ido
á Arequipa, empezaron á sentirse los resultados de sus tramas. Estando
el ejército en Guamanga, hacia de maestre de campo Martin Carrillo, el
principal entre los de la intimidad de Alvarado, y dispuso con cierto
protesto la prisión de un Saltanas que era muy amigo de Sotelo. Salicr
ron varios a defenderlo, y Almano se vio forzado á sostener á Carrillo,
quien teniendo en su tienda á Saltanas lo hizo matar con un negro,,
solo per que entraba el capitán Juan Balza de quien sospechó.
En Areouipa fué muerto Montenegro por Alvarado, el cual en sn
marcha habia cometido no pocos robos y estorciones bien cierto de que
quedarian impunes. De regreso se reunió al ejército en el Cuzco, y su
primer paso fué contradecir el nombramiento del capitán Juan Gutiér-
rez Maravér para el mando de una compañia por que era hecho por Sote-
lo. £ste se revestía de prudencia, y disimulando los agravios, se ocupaba
•ficazmente en la conservación ae la moral, corrigiendo abusos y prote-
giendo á los indios. Dos soldados que tenían por apellido el de Machín,
allanaron una casa, robaron é hicieron un homicidio: Sotelo los mandó
preadearpara castigarios; pero Alvarado exigió se les perdonase, y como
no pudiese estorvar que uno de ellos fuese ahorcado, se ofendió en estre-
SM» protestando vengarse.
Dias después hallándose enfermo Sotelo . determinó Alvarado matario
▼ se introdujo én la caiaa con dos de sus confidentes, Juan Garcia de Gna-
oaleaual y Diego. Pérez Becerra. Exisió que Sotelo le satisfiíciera por-
que había hablado contra su reputación: aquel le hizo igual cargo y se
negó'á entraren esplicaciones. £1 capitán Juan Bálzaque áUí estaba
trató dé mediar, y ofuando. ya se retiraban, Sotelo harto ya de ultndes f
con la paciencia muy. apurada, dito: " que no ae acordaba de haber dicho
'' cosa alguna, pero que.si era así, se ratificaba eu ello por que nada ae le
ALV 199
^* d»l»» de AlTanido.'' £uI6bo68 ésta «chó mano i 1* eapafla^ Sotelo ttl*
tó de la eama y tomó la saya: Balsa oontuYO de pronto á iiYaiado, y.
un domóitioo ammetió de éete, mas fué herido y no pado impedir' qne
Soíirio y 8B agreeor se dieran de enohiUadas. Gnadücanal tomó parto y
cacganoo sobre. Setolo lo atrayesób £1 alboroto y el escándalo fderon
grandes, cansando ana profnndasensacion en el Yeoindaño d^ Cnsco un
atontado tan enorme.
D. Diego Almagro oyólas enórgioas reclamaciones de oficiales reroeta-
bles^ y quiso proceder al castigo de Alvarado, pero se encontró dóbil y
sin oompetento poder, porque talara ya en el ejército el inflijo do
aquel malhechor. Tuyo que seguir el consto de hombres adverados,
absteniéndose por el momento de dictar proTideneias hasto que pudiera
tunarlas con oportunidad. No obstante le biso prevenir que no saliera
de sm alojamiento, cuya orden contesto con él mayor deq;»recio. AUnMoo
confirió a Juan Balea el cargo de capitán general y á Diego Menctes,
por no pertenecer á la facción, le dio el mando de una compañía. Vanas
providencias, por que si muchos no eran partidarios de Al varado,, vivían
temiéndolo, y no pasaba como un secreto la vos de que él iva mas 1^^
y urdía el modo de desaparecer á Almagro alzándose con el mando.
[Trísto situación que no podia menos de ser humillanto para Almagro
haciéndolo tocar el estremo del ridículo! 8e la había él procurado ele*
vando, y entregándose con ce^^edad apasionada y vmponsosa, á a<;|uel
que le correspondía como debió esperarse de su indignidad y corrupción!
Los mejores oficiales, los amigos verdaderos de Almagro con seguro co-
nodiñiento de las cosas, le aconsejaron que jpues el ejército enemiso
avanzaba, y conveníase reconciliasen los ánimos, ^ara restoblecer la
unidad de que tanto se necesiteba, tomara el arbitrio de la indulgencia
y pospusiese los agravios con generosa voluntad.
Apenas inteligenciado de tcKlo García de Alvarado, pidió cómo prenda
de amistad y de su arrepentimiento que se le repusiera en su antorior co-
locación: hacese así, mas ^rque el nombramiento no conteníala facul-
tad de mudar por sí los oficiales según le pareciese, lo hizo i>edazos pre*
sente el que lo habia llevado, y profiriéndose en términos muy descome-
didos. Creyendo culpable á Balza, le mandó llamar con la intención de
matarlo: le dio quejas por la ingratitud de Almagro quien después de
haberle servido tanto, estimaba en mas la muerte de Sotelo, que su
amistad y su existencia misma: agregó que si el nombramiento se le da-
ba seffun BU deseo, le veria unido á su persona tanto como antes lo habia
estado. Balza, advertido y astuto, para mqjor engafiarlo, Ie.ase|furó que
todo provenía de omisión y descuido del escribano que estendió la pa-
tente; que á todos importaba tenerlo por general, que la hiciese escribir
tiomo quisiera y se la entregaria firmada;, ''pues por su parto habia he-
^ cho dejación de ese puesto para que solo él lo ocupase.'' Alvarado en
«u enagenaeion repuso á fialza que al llamarle tuvo la intención de ma-
terlo crevendo le tratera de un modo desabrido: pero que sus buenas
razones le obligaban á tenerle por amigo leal, y que le pedia hiciese en-
tender á Almagro la fidelidad con que estoba resuelto a servirle.
Almagro se nesaba á firmar éí áeepacbo creyendo con razón que era
menoscabar sn £gnidad: mas sus consderos le obligaron á otorgáiMo
didéndole que pasado el lance, bien Hcú seria hacer desapairecer á un
hombre en quien absolutamente debía fiarse.
Muy poco tiempo corrió para que se descubriera una cozispiíaoion
tramada por Gareía de Alvarado con él fin de matar á * Almagro xxAna-
<ter8e al ucMiciado Yaca de Castro Gobernador nombrado por A Rey y
que iba sobre el Cuzco con un ejército para poner término á la anarquía.
im ALV
Hállátotfi 6B la dudad Peáio d« San Hillan hombre rico, wtny da^vóso^
oon loB fioláadoB y cómplice en el asesinato del M£u:<q«iés Hmrro. iSsU^
eco la mira de contiibmr á qne se afianzase la ooncordia, invitó á Alva--
i^o para un banquete á que también asistiría Almagro. Bien l^os es-
taba ae su pensamiento que en ese convite Alvarado quisiese matar Á
Almagro; j mucho mas que éste se preparase también para el asesina^t^
de aquel. Ellos pasaron el dia en aparente cordialidiid, y al aoercars»
tarde de la noche la hora de la cena, Almagro se fingió algo indispuesto,
cuidando de que cerca de la habitación se situaran unos arcabuceros.
Martin Carrillo advirtió á Alvarado que debía guardarse, mas él despre-
ció el aviso y se introdujo á donde estaba Almagro para mostrar interé»
Jor BU salud y rogarle los aeompafiara á la mesa. Apenas entró cuando
uan de Guzman que hacíala guardia, cerró la puerta, y entóneee Juan
^fTálza se abrazó de Alvarado para que se diera preso. Al instante se le-
va&tó Almagro y diciendo, ** preso nó, 9ino muerta^ le hirió en la eabeza:
luego los demás lo acabaron á estocadas. Los colaboradores de este he^
oho fcteron Diego Méndez, Alonso Saavedra, Dieeo Hoces y Juan Gutier-
vez Maravér. Perdonados x>or Almagro los oóm^ices de García de Alva-
rado, pronto lo olvidaron como fué olvidado Bótelo: pronto tuvieron
que empefiarse todos en defendetrse de un ejército que los hizo sucumbir
en la batalla de Chupas el 16 de Setiembre de lb42,'^Véa8eAlma&ro^ él
Agustín dé Zarate dice que el que cerró la puerta de la habitación en
que estuvo Almagro, fhé D. Juan de Bada sm acordarse de que había
muerto en Jauja. Gomara siguió el mismo error, y Garoilaso refiere que
fué Pedro Olíate, en lo cual tampoco acertó á decirla verdad.*
AL? ARADO— D. GoMBat— hermano ;del Adelantado D. Pedro Alvarado
con quien vino de Guatemala al Perú en 1534. Sirvió de capitán de ca^
balleria y pasó á Chile con D. Diego Almasro de quien fué muy amigo;
Le acompalló á su regreso en todas las dincultades que superó hasta
i^poderarse del Cuzco; y cuando D. Alonso Alvarado llegó á Abanoay oon
fuerzas que obedecían al gobernador Pizarro, Almagro envió ¿D. Gomes
eon iJgunos otros para que lo inclinara en su favor ó le previniese se
retirara del territorio d^ Cuzco. Entonces D. Alonso sía respetar el ca^
rápter de aquellos comisionados, los puso en prisión j con ¿pillos. Irri-
tado €romez de Alvarado con tal procedimiento no quiso dar su espada,
y cuando se le estrechó á ello la entregó á un negro.
. Vencido D. Alonso Alvarado, Almagro se vino con su ejército á Chin-
cha, y Gómez estuvo con él en la entrevista de Mala entendiendo en to-
dos los sucesos que allí pasaron habiéndose opuesto siempre á que se de^
capitase á Hernando Pizarro como quena hacerlo Bodrigo Orgofies. Al-
magro se retiró al Cuzco, y al reorganizar sus tropas encomendó á Gó-
mez de Alvarado el estano^rte: con él asistió á la batalla de las fU>i*<"fML
en que sucumbió Almagro.
Prisionero allí, se le condujo á Jama donde se hallaba D. Francisoo
Pisanro. Este no le hostilizó por que había cooperado á la libertad de
su hermano Henmndo. El gobernador, ya en Lima, envió ú, Gómez de
Alváraáo á poblar en Huánuco: fundó la ciudad en 1539, denominándola
León de los caballeros, nomlH^ por alcaldesa Rodrigo Martínez y á Die-
go Carvajal, y tomó muchas providencias para el progreso de ella. Pero
en Lima se levantó eran oposición, y obl^aron á Pizarro á retirar ^A. tf-
tuio de ciudad quedando solo con el de vüla y dependiente de la ca-
pital.
ALV 201
Alvarado que trabí^aha con empeño en sn obra, y había combatido y
ahuyentado al candillo "Illatopa" que moviendo muchedumbre de in-
dios hizo sus tentativas contra los españoles en aquel terrítoño, mostró
na profundo resentimiento por la resolacion desai rosa dictada por Pi-
zarro, y se vino á Lima sumamente desagradado. La provincia de Guánu-
co, de buen clima, mucha feracidad y valiosas producciones, es donde so
vé el origen del rio Huallaga. Su capital la restableció Pedro Barroso en
1540, y la mejoró Pedro Puelles en 1542. Del sitio en que estuvo, que es
el llamado "Guánuco el viejo," fué mudada al lugar ^ue hoy ocupa en 9?
55,' según Smitt, y á la altura de 1812 metros del nivel del mrr. Cose- .
chase el mejor cíuTé que se conoce y frutas inmejorables. Obtuvo título
Real de ciudad y escudo do armas en tiempo que gobernaba el Perú el
marqués de Cañete (1556) por sus servicios en la guerra civil do 1554
dándosele el dictado do "mu^ noble y muy leal." El corregidor cstendia
su jurisdicción á las provincias do Huamalics, Conchucos, Cajatambo,
JSuaylas y Tarma.
Volviendo á Gómez do Al varado, este tuvo en Lima una grave desazón
con D. Alonso Al varado hasta el estremo de haberle desañado. Pizarro
los apartó dando áesto la razón; en lo cual hallaron motivo los partida^
ríos deD. Diego Almagro, que eran los caidos, para acrecentar su encono
contra el gobernador. Pero aunque D. Gómez reconoció al hijo de Alma-
gro en 1541, él reprobó el asesinato do Pizarro, y se separó luego, mar-
chando á ponerse á órdenes del gobernador D. Cristov«il Vaca de Castro.
Éste tuvo que reprenderlo y aun amenazarlo por un nuevo disgusto con
AlonsoAlvarado y provocación á duelo. Nombróle Vaca capitán de ca-
ballos y mandando esta fuerza se halló en la batalla de Chupas el 16 de
Setiembre de 1542, adversa á D. Diego Almagro, el hijo. Gómez de Alva-
rado murió luego en Vilcas de una enfermedad que le asaltó.
AL VARADO — ^D. Gómez de— llamado el mozo: militó en el Perú desde
la conquista. Hallábase en el Cuzco antes de la batalla de las Salinas en
1538, y por j^artidario de los Pizarros se le tuvo preso con otros por or-
den do D. Diego Almagro. Terminada aquella guerra estuvo con D. Alon-
so Al varado en el descubrimiento y reducción do la Provincia de Chacha-
poyas y aun gobernó allí accidentalmente. Sirvió en 1545 con Gonzalo
Pizarro, le reforzó con gente que desde allí condujo él mípmo para la
guerra contra el Virey Blasco Nuñez Vela. Concurrió ú la batalla de
Afia^uito, y estando herido y prisionero el Adelantado Velalcazar, tuvo
ooasioiL de acojerlo y aun suvarle de las manos de Bachicao y otros que
dáidole golpes porfiaban por asesinarlo. <jk>nzalo Pizarro le confirió Ine-
fo él mando de Chftohapoyas. En 1546 se juntó oon el gobernador P.
edro do la Gasea prestándole auxilios para la campaña contra Gonzalo,
en que figuró como capitán de caballería. Terminada esta guerra oon la
batallado Sacsahuana en que venció Gasea, pasó Gómez de Alvarado al
Alto Peirú. Ocurrieron los disturbios de 1552 y 53 promovidos por D. Se-
basrtian de Castilla y después x>or Franeisco Hernández Giron: Alvarado
que no perteneció á esas facciones sirvió á órdenes del mariscal Alonso
Alvurado. !Éste tuvo bajo su mando un ejército que arregló en el Cuzco
con el cual hizo en Chuqninga un desatinado ataque á las fuertes posi-
ciones que defendió Giron. Alcanzó este por entóneos una inmerecida
victoria. Gómez de Alvarado murió allí después do emplear su valentía
sin el resultado que buscaba.
Advertiremos que el historiador Garcilaso confunde á los dos capita-
nes que se llamaron Gómez do Alvarado y mezcla los servicios y hechos
de ambos sin reparar que á uno so le llamaba el mozo, y que el otro fué
hermano del Adelantado D. Podro Alvarado.
26
202 ALV
ALfUlDO— D. FEDRO—Caballero de la órdeu de Santiago — ^Nata-
ral de Badajo^ higo del comendador de Lobón; fué entre los conquista-
dores de M^ico uno de los que adquirió mas renombre por sns heolios.
Vino de España á la Isla de Cuba y se avecindó en Santiago, donde se
ocupaba de negocios. Gobernando allí D. Diego Velazquez, le confirió el
mando de uno de los buques de la espedicion de D. Juan de Grijalva á
Yucatán en11518. De regreso en Cuba salió para Méjico con D. Hernán
Cortés, y eñ la conquista de este país hizo señalados servicios como ca-
pitán, distinguiéndose siempre. El cacique Xicotencatl le entregó nna
nga suya en matrimonio la cual bautizada recibió el nombre de Lnisa:
llamaban lo» indios á D. Pedro Alvarado "él Sol^ porque era muy blan-
co y rubio y le quisieron mucho los Tlascaltecas. Garcilaso refiere qtíe
le decían "hijo éí^ Dioe^ porque les causó asombro que en la retirada que
hizo Cortés de Méjico, apoyándose en el regatón de su lanza diese un
salto desmedido que lo puso al otro lado de un brazo de rio, en una an-
gostura cuyo puente destruyeron los indios; salvó un espacio de 25 pies
por que era muy ligero, y se relataban muchos casos raros de su agilidad
y desüreza. Agreda ese autor que se ahogaron todos los que quisieron se-
guirlo acosados & la i>erBecucion en que los indios mat¿x>n crecido nú-
mero de españoles; y que tiempo después, rehecho elpuente, se colocaron
€los mármoles, uno en cada estribo para memoria a^ aquel hecho. Kra
Alvarado de una figura muy interesante, y se contaba que habiendo ido
ú presentarse á Carlos Y por ciertas acusaciones que sobre él pesaban, al
verlo en Aranjuez el Emperador dijo: que un hombre de ese talle no po-
día haber cometido las maldades de que se hablaba: lo declaró libre y le
dispensó no pocas gracias.
Motezuma, cuya liberalidad no tenia límites, jugaba frecuentemente al
bodoque con D. Pedro Alvarado, que cuando perdia le daba «n chalchivi-
te, ó sea una piedra estimada por los indios: pero cada vez que tema Mo-
tezuma que pagar, lo hacia dando á Alvarado un tejuelo de oro, ^ en oca-
siones le entregaba cuarenta y cincuenta según salia mal de dicho jue-
o. AlvaradOj como casi todos los españoles de su época, estaba domina-
o por la codicia, y al hacérsele á Motezuma un cuantioso robo de cacao
de su propiedad, descendió indignamente á tomar parte en el hurto con
los autores de él, y ocupó cincuenta hombres en sustraer lo que de dicho
fíenlo sacó para sí. Por este vergonzoso hecho sufrió una frierte re-
prensión que le dirigió Cortés.
Cuando éste salió al firente de algunas fuerzas contra Panfilo Narvaez^
dejó con el mando en Méjico á D. Pedro Alvarado encargándole sirvieae
á Motezuma y le tratase con todo respeto. Poco tardaron los nvepieanos
en fraguar un levantamiento que debía estallar al tiemxK> de celebrar *
ellos una gran fiesta en el templo mayor. Con avisos que tuvo Alvarado
entró aUi con gente armada, mató á muchos y despojó á todos de cuan-
tas joyas tenian, lo que dio ocasión á que se dijese que lo habia hecho sin
razón y solo por robÍEirlos: pero fué cierto, como después se vió> qoe iba á
ejecutapse una sublevación.
Sería largo trabajo y aun ageno del plan de nuestra obra, escribir la
serie de campañas y aventuras do Alvarado on Nueva España, en todas
las cuales, y especialmente en el gran sitio de Méjico en 1520, lució su
cstraordinaria valentia y dotes militares. Descubrió camino á Soconuz-
co y Guatemala, redujo muchos pueblos y fundó otros. Libró varios com-
bates triunfando en ellos, sometió á Tchuantepoc y toda su provincia:
quemó á varios caciques prisioneros, y vendió muchos indios en calidad
de esclavos. Después de variados sucesos ^^ refriegas quedó cojo enima
S
ALV - 203
cié ellaa. Tnvo que vencer no pocas difícnltades para asegurar la con-
quista de Quatemala y dejar pacificada esa y otras provincias.
Pandó la ciudad de Santiago de Goatemala en 1524. Pasó á Esnafia y
lülí le acusó Gonzalo Mejia de haber ocultado grandes riquezas defirau-
dando los quintos del Bey, y sin repartir & los aemas conquistadores lo
que les tocaba. Se ordenó diese fianza de residencia, y que si no lo hacia
«e embarcasen sus bienes. Por entonces estaba Cortes muy apurado por
las acriminaciones de sus enemigos; mas Alvarado lo defendió prestán-
dole todo apoyo en los informes ^ne se le jpidieron. En es» ocasión olvi-
dándose del compromiso que tema contraído para su enlace con D? Ceci-
lia Yasquez prima de Cortés, contrito matrimonio con D? Beatriz de
la Cueva de Ubeda; y á esto debió le favoreciese el Comendador Francis-
co de los Cobos desembargándole sus bienes y afirmándole en la posecion
de los indios y repartimientos que tenia sin que se hablase otra vez de
residencia: ¡ nada resiste al poder de la riqueza! Se le dio la gobernación
del reino de Guatemala, y facultad para hacer descubrimientos y buscar
las islas que llamaban de la *^ Especería. "
Cuando la Audiencia de Méjico se ' empellaba para que Cortés no vol-
viese al reino, diciendo al Emperador que de ello dependía la quietud
publica, dio orden ^ara el destierro de Alvarado y sus deudos. El gober-
nador Ó. Pedro Anas Dávila envió desde IHcaragua á Martin Estete á
poblar en Guatemala, pero desbaratada esta tentativa sus eieoutores tu-
vieron que retirarse. Acudió sin demora Alvarado que estaba en Méjico
y trejo tropas para defender su territorio. Con estas y los que volunta-
riamenjbe 49e quedaron de los de Nicaragua, conquistó nuevos territorios
y ensanchó el de su mando. Luego fabricó buques y empezó sus prepa-
rativos para lanzarse en demanda de mayores empresas.
Por entonces vindicado Hernán Cortés ^relevados los oidores de Mé-
jico, mandó el consejo de indias no se hiciese á Alvarado cargo alguno
por habérsele condenado por el juego, vicio que dominaba mucho á los
espafioles en América: creemos que la audiencia ponia en juicio á los ju-
gadores para esplotarlos, pues sus miembros y ios fiscales se aplicaban á
sf mismos cuantiosas mnltas. Resolvió también el consejo se devolviese
á Alvarado la provincia de Chiapa que estuvo segregada de su gober-
nación, y que si se hállase preso por haber pedido permiso á dicha Au-
diencia para desafiar al Factor Gonzalo de Sala zar por que habló contra
Cortés, se le pusiese en libertad inmediatamente.
Los oficiales reales se quejaron al Bey de que Alvarado era un arbitra-
río que violaba las leyes demtcienda causándola quebranto con sus desór-
denes. Escribieron también al consejo reprobando que el Adelantado
quisiese espedicionar al Pera cuyo país habla descubierto Pizarro. Cier-
to qne Alvarado sin autorización, y olvidando el proyecto de las Islas
de la Espeoeria^ exitada su avides con la fama de las riquezas del Perú,
estaba determinado á invadir el territorio ocupado ya por otro Goberna-
dor. Alvarado i)articipó al rey su resolución, diciéndole que se proponiar
ayudar á Pizarro por que no le era posible llevar adelanto la conquista;
que habla construido el Galeón San Cristóbal de 300 toneladas, el Santa
Clara de 170, el Buenaventura de 150, tres carabelas y un Patache, cu-
yos buques tenia listos: que llevaría él personalmente 500 hombres con
sns armaduras, en todo lo cual hábia hecho crecido gasto de su peculio.
Estando ya todo preparado recibió orden do la Audiencia de Méjico pa-
ra q.ue no efectuase su empresa; pero Alvarado despreció ese mandatd
en que se reprobaba la sanda de muchos indios formando parte de la es-
»od.icLon; y se resintió con Hcman Cortés por que sospechaba que la au-
diencia procedía por sus instigaciones, á causa de que habiéndole pedi-
204 ALV
do liiciese compauía. con él, Al varado se habia negado á ello. ElEey re-
novó su primera orden para que se dirigiese á las islas de la E&pecería y
por ningún motivo intentara oosa alguna sobre territorio en q,ue go-
bernasen otros.
Tales son en breve compendio loa antecedentes y las noticias que he-
mos queiido escribii' acerca de un personage que atropeUándolo todo vi-
no á causar serias inquietudes á Pizarro y Almagro. De sus lieclios en el
Perú temarnos la precisa necesidad de ocuparnos, y por eso le liemos
destinado el presente artículo.
Antes de emprender el vi^e envió un buque con Oarcia Holgnín á re-
conocer la costa del Sur y adquirir datos sobre la suerte de Pizarro. A su
vuelta encontrábase Alvarado en el puerto de la Posesión, y tenia con-
sigo á, un piloto llamado Juan Fernandez, que regresándose desde C^|a-
marca y abandonando en Piura á D. Sebastian velalcazar, le babia in-
formado que en Quitóse encontrarían gandes riquezas y que esa pro-
vincia no estaba ocupada por Pizarro ni correspondía á su gobernación.
En Nicaragua estaba el capitán Gabriel de K(^a8 antiguo amigo de Pi-
zarro quien le habia llamado al Perú encargándolo llevase gente. Teiüa
Kojas listos para embarcarse 200 soldados. Alvarado se los quitó ag^-
gándulos á su ejército. Rojas pudo escaparse con diez ó doce y se vmó
en busca de Pizarro. Fué quien dio aviso, como bemos dicho en el artí-
culo "Almagro," de la venida al Perú de D. Pedro Alvarado. Con los
anuncios de Fernandez se alentó mas Alvarado y dio la vela su armada
(Febrero de 1534f) llevando además de sus 600 soldados, dos mil indios.
Sus principales ouciales fueron sus bermauos Gómez y Diego de Alvara-
do, esto maestre de campo, y el otro capitán de caballería; el capitán
Garcilaso de la Vega, D. Juan Ilenriquez de Guzman. y Luis do Hoscoso,
los dos capitanes de caballería: Lope de Idiaquez, Alonso do Alvarado,
Benavides, Pedro Afiasco, y Mateo Lescano capitanes de infantería: An-
tonio Rniz de Guevara, Francisco Morales, Juan de feavedra alguacil
mayor, Francisco Calderón alférez general, Rodrigo de Chavez capitán
de la guardia, Miguel de la Sema, Francisco Garcia de Tobar. Juan de
Ampudia, Pedro Fuelles, Gómez de Fstacio^ Garcia Holgnín, Sancho de
la Carrera, Pedro de Villareal, el Licenciado Caldera justicia mayor,
Diego Pacheco, Lope Ortiz de Aguilera, Juan de Rada, &.
A los 30 dias de navegación se reconoció el cabo de San Francisco y
Alvarado manifestó deseos de continuar el viaje hasta desembarcar más
al Sur de Chincha para no tocar en el territorio señalado á Pizarro; pero
entre los suyos habla una general decisión por ir á Quito, y el desembar-
co se hizo en Caraques siguiendo los buques á Puerto viejo: el piloto
Fernandez tuvo orden de subir hasta mayor latitud que la de Chincha,
tomar posesión del territorio con auto formal ante escribano, y regresar
á dar cuenta del resultado; por que Alvarado conocía la gravedad de su
exeso al internarse en país sugeto ya á agena jurisdicción.
Envió los buques á Panamá y Nicaragua para que trajesen mas gente;
y sirviéndole de guia un indio que ponderaba mucho las riquezas de
Quito, lo cual aürmó á los oficiales y soldados en sus deseos, emprendió
la campaña en un país desconocido que habia de presentarle obstáculos
incalculables. Transitando por Jipijapa se detu\deron los aventureros
en un pjieblo del cual sacaron plata, oro y esmeraldas en abundancia,
pareciéndoles poco respecto de lo que se prometían. A la siguiente jor-
nada desapareció el conductor dejándolos en la mayor confusión; y con-
tinuando sin saber para donde, eran muy pocos los indios que divisa-
ban, y que huian de tan estrañas gentes, por que también los de Guate-
mala hablan muerto á varios do ellos y comídosclos después. Lograron
ALV 205
loB emloradorea descubni- el pueblo de Daole y otro mas, priucipiando
ya Á Caber choques y resistencias de parte do los indíeeuas.
MallabáDso los espafioles entre ciénegas y espesos Dos^Ttes, asaltados
por fiebres y accidentes repentinos que causaron la mnerce de tiLprnoB,
entre estos él capitán Heun(}uez. Penetrando por los montes abnan ca-
minos, y pasaban adelante sin rumbo ^o ni seguridad de acierto; nadie-
se prestaba á darles buena dirección ni ellos podían confiar de los in-
dios. Vadearon rios y llegaron á encontrar lugares poblados.- Justa-
mente en días en que se cubrieron de espanto con la multitud de ceniza
y lava arrojada por una erupción del volcan Pichincha. Los escabrosos
terrenos cansaban los caballos, j los hombres fatigados unos y enfermos
otros, iban muriendo sin auxilio, particularmente los indios de Gnate-
uxala. En medio de estas desgracias construían puentes y hacían peno-
sas fatigas. Alvarado con su vanguardia al tocar con nn rio caudaloso
encontró que lo rechazaban y batían desde la banda opuesta millares de
indios armados. Pasaron los de á caballo casi enteramente á nado y pu-
dieron dispersarlos y conseguir que se ahnyentiuan escarmentados. iUe-
jábanse los descubridores por di^rentes vías en solicitud de sendas prac-
ticables, y de poblaciolies en que pudiera mitigarBe el hambre que loe'
acosaba y á veces una sed mortal: comíanse los caballos, las culebtas,
lagartos y cuantas sabandijas caían á sus manos: las ropas se destraiao
Á prisa con el trabíno y las a^as frecuentes y copiosas. Después de tan-
to conflicto y de haber hallado algunos recursos en diversos puntos, lo-
graron salir á campos de distinta naturaleza on qne empezó a atormen-
tarlos otro género de penalidades. Aunque se internaban ya por sendas
usadas, el ngor de un frío intenso reagravado por impetuosos vientos en
solitarias punas, abatió tanto el ánimo de los audaces aventureros qne
se apoderó de unos el terror y de otros la desesperación. Respiraban oon
dificultad, en medio de los angustiosos vértigos y del zurumpi que se pa-
dece en las cordillcraB: el hambre que iba en aumento los des&llecia y
bacía crecer el número de españoles, negros yatm indios que morían he-
lados en esas martirízadoras regiones.
Arredrado con estos espectáculos alarmantes el ambicioso Alvarado
estuvo arrepentido de su temeraiia empresa: sn voz no era ya escucha-
da ni su ejemplo influía para reanimar á los soldados: vanas eran sus
promesas pe»: qne no queriendo ir adelante solo trataban de regresar-
se. Y cuando se ordenó que tomasen de las cai^s el oro que quisiesen,
despreciaron ese mismo metal que tanto habían codiciado, y por cuyo
incentivo se veían en tan amargos apuros. Mucho fué el oro abandona-
do y perdido por que ya no era dable conducirlo.
Hallaron por último señales de pisadas de caballos, y siguvSndoias
encontraron el camino principal por donde podían marchar hasta Quito .
El Mariscal D. Diego de Almagro supo en Andaguailas por el capitán
D. Gabriel de Rojas, que pasaba para el Cuzco Á verse con Pizarro, la
venida al Perú de D. Pedro Alvarado. El capitán D. Sebastian de Belal-
cazar que gobernaba en Piura había espedícionado á Quito inducido por
la voz tan repetida de los tesoros que allí se encontrarían; y estuvo
guerreando con el célebre Rumiñahuí, el que á sus crímenes y cruelda-
des añadió el de la usurpación déla corona real. Sus huestes no existían
ya, ni él mismo cuando Almagro con muy pocos que lo acampanaban,
y después de una marcha larga, penetró nasta Rio bamba llamando an-
tes á Velalcazar y sns fuerzas, viéronse en dicho punto, y Almagro se'
apresuró á formar la acta de erección de la ciudad de Santiago de'
Quito en 15 de Agosto de 1534 para que hubiese un testimonio evidente
de la posesión legal del territorio.
206 ALV
Luego envió esploradorea pora conocer la dirección en que andaban
lafi tropas de Alvarado, y era tanta la proximidad de ellas, qne en breve
su vanguardia los tomó prisioneros. El adelantado les tral^ bien; penui-
tiendo volviesen á su campo, y con ellos mandó una comunicación di-
ciendo á D. Diego de Almagro '' que autorizado por el Emperador para
*< descubrir nuevos paises, nabia gastado mucho de su peculio en sn ar-
** mada y ejército para conquistar el que no se hallara sugeto á D. Fran-
'< cisco Fizarro: que su intención no era enojarle, y que se acercaba á
** Biobamba para tratar lo que conviniese/' Almagro le envió una dipu-
tación compuesta del padre Bartolomé Segó vi a, Rui Diaz y Diego de
Agüero para saludarlo y manifestarle sentimiento por los trabemos que
habia pasado. Ellos djjeron de parte de Almagro, que siendo Alvarado
tan buen caballero como leal servidor del Bey, daba crédito á lo que le
habia escrito: que entendiese que estaba dentro de la gobernación de
Pizorro, y ^ue el territorio que existía mas al Sur lo destinaba el Rey á
Almagro mismo.
iÉste dio orden secreta á sus emisarios para que desconcertasen á loa
de Alvarado habiéndoles de la riqueza de que ya gozaban los que obede-
cían á Pizarro y á él; pintándoles un porvenir halagüeño en caso de qiie
se dejasen de aventuras inciertas y aceptasen ventsgas positivas. Lia
idea se propagó y fué labrando en aquellos ánimos dispuestos átodo con
tal de adquirir lortuna; alegándose que muchos eran de Estremadura
dende también habia nacido el Gobernador del Pera. El descuido de
Alvarado dio lugar á que los tres agentes hiciesen cundir la seducción
entre los soldados que ansiaban ya el momento de Juntarse con^ los de
Almagro para ser partícipes de su buena suerte.
Llegaron los espedicionarios á Mocha, y Alvarado envió á Martin Es-
tete pidiendo aJ mariscal *^ le proporcionase intérpretes, y le asegurase
** el camino para pasar adelante hasta poder descubrir el país que no
" dej^endiera de Pizarro." La respuesta de Almagro fué negando el
tránsito que no era prudente permitir á tan crecido número de hombres
armados; advirtiendo que les faltarian recursos de subsistencia y se ve-
rían espuestos á suñ'ir peores calamidades que las que acababan de es-
perimentar.
. El intérprete de Almagro que era el nombrado Pelipillo, huyó y se
presentó en el ejército de Alvarado dándolo noticia do la fuerza y situa-
ción de aquel, proponiendo el modo seguro de destruirlo y ofreciéndose
ú servir de gula. Mientras esto pasaba, Antonio Picado secretario del
Adelantado se vino al campo de Almagro, y dio á éste razón puntual de
cuanto deseara averiguar del otro bando. Colérico Alvarado avanzó sus
tropas en orden de combate resuelto á romper con el Mariscal si no le
entregaba á Picado: y habiéndolo pedido, contestó Almagro " que aquel
era iin hombre libro y podía proceder según su voluntad?'
Tras-esto envió á Cristo vafAy ala alcalde de Quito y al escribano Do-
mingo Presa para que intimasen á D. Pedro Alvarado de parte de Dios y
4él S^ " que no diese lugar á escándalos ni entrase á la ciudad ya po-
'' blada: que se regresase á su gobernación de Guatemala y dejara en
** quietud el territorio encomendado por el Rey á Pizarro, protestando
*' de todos los males que pudieran sobrevenir en caso contrario." A tal
mensaje respondió Alvarado *^ que él podía eutrar en el país no designa-
'^ do á otro, y descubrirlo por mar ó por tierra: que si el Mariscal habia
*^ poblado en RLobaml>a, no le inferiría agravio ni daño, y que cuanto
" consumiese lo pagaría de contado." Convino sin embargo en retirar
sus fuerzas á distancia de una legua, y mandó al licenciado Caldera con
2>iiis Moscose para qne tratasen; por que comprendía que no contaba
ALV 207
ton la volmitad de toda 6a gente para decidir la cuestión por medio d^
las armas, y le asaltaban temores de que su conducta ofendiese al £m*
perador.
Almagro, á quien la demora favorecía, insistió en sus propósitos de-
terminado á perecer antes que variar de resolución, y asi huoiera suce-
dido, por que^ su tropa era muy inferior en número; y aunque jíor sus
dádivas se veia muy amado do ella, para mas alentarla decia que conta-
ba ya con muchos de los invasores. Los jóvenes irreflexivos que militaban
con D. Pedro Alvarado querían arrojarse al combate creyendo que ceder
era niéngua deshonrosa: otros opinaron que sin llegar á los manos se
debia marchar hasta descubrir el país que fuese posible dominar sin in-
convenientes: pero los mas templados, que componían alto número,
aconsejaban el avenimiento, por las mismas razones que movian al cau-
dillo en sentido do una transacion.
Los dos jefes se vieron, y conferenciaron largamente; resultando por
fin de todo un acuerdo amistoso. Quedó pactado por los comisarios que
el Adelantado dejase en el Perú su trop^ pabállos y naves, y se volviese
á Guatemala pagándole 100,000 castellanos de oro por los gastos que
habia hecho y precio de la armada.
Aprobado que fué este arreglo se elevó á escritura ante el escrilMno
Domingo de la Presa en Santii^o de Quito á 26 de A«^to de 1534 obli-
gándose ambas partes á su observancia. Be la fechacte dicho instrumen-
to se deduce que el tránsito de Alvarado desde Puerto Viejo hasta Bio»
bamba duró desde fines de Marzo hasta muy entrado Agosto.
Alvarado que preciaba de hombre culto y de noble porte, habló á sus
compañeros sobre las causas del convenio y la enorme responsabilidad
que le abrumaría de no hacerlo sometiéndose dócil á circunstancias que
él nunca hubiera podido prever. Díjoles ademas que el objeto de su ve-
nida, en cuanto á facilitarse una fortuna quedaba satisfecho desde que
pacificamente se hallaban en el Perú en proximidad de obtenerla; y que
si creian perder algo con separarse de él, les aseguraba que mudando de
jefe, y obedeciendo á Pizarro y ALmagro, quedaban gananciosos y eti
preferente situación.
Todos reconociéronla autorídad de Almagro, aunque unos poooe no de
mny buen grado, que en casos semejantes es imposible la unanimidad de
sentimientos. Picado y el intérprete Felipillo alcanzaron perdón; y Al-
magro se contrajo á atraer á los nuevos soldados en quienes ejercitó cual
uunca BU liberalidad. El mayor número de éstos quedó incorporado á la
fuerza que luego llevó Yelalcazar á Quito: los demás marcharon con Al*
magro. Éste comisionó al capitán Diego de Mora para que se reoibiese
de los buques y de cuanto habia en ellos, y Alvarado ordenó á GarolA
Holguin se los entregase.
Los dos caudillos salieron juntos deRiobamba, y según algunos auto-
res, tuvieron combates sangríentos con los restos c^el ejército del genend
peruano Quizquiz que por entonces murió abandonado de los suyos.
Otros silencian lo relativo á estos sucesos. Deseaba D. Pedro Alvarado
verse con Pizarro á quien se oreia en el Cuzco. Mas él cuidadoso del de-
senlace de la cuestión, y con el fin de ocuparse de fondar la capital de
Lima, habia binado á Pachacamac. Al momento que se tuvo aUi aviso
del arreglo celebrado en el Norte, se forjaron al rededor de Pizarro dife-
rentes calunmias contra Almagro y Alvarado. £1 lector puede conocer
éstas, y otras particularidades leyendo el artículo correspondiente á D.
Diego Almagro. No será superfino tachar á Garcilaso de ligero al asen-
tar ciertas vulgaridades que oiría contar en el Cuzco. Dice que el con-
venio de Biobamba estuvo en secreto: que Almagro formó sociedad 6
á08 ALV
jjQkCOiporú á Alvarado eu la compauia de él y Pizarro: qvLQ ésto por hon-
raf allinesped so desnudó del poder en Pachacamac, 6 hizo qae Alvaorado
dicspacfaase como Gíobernador loa asuntos que ocurrían. No debemos |^a-
sar por tales despropósitos en que abunda la historia del dicho autor, in-
clinAdo frecuentemente á la novóla, á la exageración é inexactitud.
j^cibió el Adelantado no solo los 100,000 castellanos de oro que teni^
que haber por el contrato, sino 20,000 mas que Pizarro le hizo entregar á
título de ayuda do costa: cada castellano so consideraba en 14 reales 14
maravedís. Algunos escritores dgorou que dicha suma se dio en pesos
detoro, moneda imaginaria á que se atribuía en aquel tiempo el valor de
15 reales vellón.
Almajo en Riobamba no habría tenido conlo pagar á Alvarado aquella
suma. Pizarro ademas hizo á ésto cuantiosos regalos en osmeraldas,
turquezas, vasijas de oro y plata y otros objetos, no siendo de menos
chantía los obsequios que recibió de Almagro. Pizarro allí perdonó al
piloto Jiuui Fernandez y lo conservó á cargo del ^'Galeón'' que mandaba.
Permitió regresasen con Alvarado á Guatemala varios do sus compime-
ros que estaban oansados^ y eran ya poseedores de alguna riqueza. Des-
.pidióse Alvarado y se retiró ^^sin tropas ni buques, y jj^uede decirse sin
^' honra." Coa estas palabras se espresa Quintana, quien en la vida de
Pizarro se remite á las cartas inéditas de Alvarado que vio en el copioso
iirehívo de D. Antonio Uguina: y agrega que salió de Guatemala ^'con la
" arrogancia de un gran conquistador, y volvió cargado de ci^ones do
*♦ oro y plata á manera de un mercader.''
Entre tanto indignado el Rey con la insubordinación de Alvarado, le
escribía nepr^adiéndolo agriamente; y ordenándole que en el acto salie-
se del Perii despidiendo antes á sus soldados. Previno á la Audiencia de
Panamá enviase un comisionado que lo hiciera la intimación, y manda-
ra á la tropa que no obedeciese al Adelantado. £ste escribió carta al Em-
perador para jostiflcarse, y en ella le dijo, " que las ofertas y dádivas de
f < Almagro pudieron tanto entro los suyos, que en caso necesario no le
hubieran seguido treinta.^' Y hablándolo de la tropa que dejó en el Pe-
rd, le indicó que con esto Almagro " quedaba en mejor posición, y quo
** temía que al regresar Hernando Pizarro de España ocurriese cdguna
** gran discordia y so perdiese todo.^'
Hallándose de vuelta del Perú en la capital do Santiago de Guatemala^
acofMlieido á súplicas de los de Honduras, marchó con fuerza á pacid-
qar esa Provinoia, como lo hizo ejerciendo la gobernación. Esta jomada
la emprendió fior alejarse del oidor Maldonado que iba de Méjico á to-
marle rQsidenoia, con particular prevención de remitirlo preso. Alvara-
do hizo luego viaje á España, donde arreglados sus asuntos y libre de
iíodo oa¡E|^ armó una espedioion y con ella vino á Honduras, país que
pearteneoia^ á su gobernación, y en el cual so hallaba el Adelantado D.
Franoisoo Montejo. El rey mandó le fuese devuelto como se verificó: y
debiendo entregarle Montejo 28 mil ducados por ciertas indemnizaoio-
aes, Alvarado le perdonó esta deuda y le nombró gobernador de Chii^
Sk, Alonso Cáceres temiente de Montejo había fundado la Villa de Santa
aria de Comayagua en un lugar abundante y lleno de ventilas. De él
Á las aguas del Pacifico se contaron 26 leguas habiendo igual número al
otro OGceano. Estas últimas se dividen en 12 leguas navegables en ca-
noas por UH rio desde el puerto de Cciballos^ que es muy bueno, hasta un
Sueblo de indios; las 14 leguas restantes son de camino carretero muy
[ano. Informóse al rey de lo conveniente que sería hacer por allí el co-
mercio de Europa á la mar del Sur; que el clima era muy saludable sin
las epidemias, y otros incon venientes que ofrecía el Istmo del Darien:
AIV 209
|aé Isa tieiras exan fériU^y reoBíeiido las metjoi«A oondioioiieft par^
quepor eUas se pnMsticase el trafico. £1 gobierno ISspa&ol no prestaría
Atención á este plan, qne tal vez hubiera podido ser origen de otro mas
íiBportante, el de abrir nn canal de comunicación entre ambos mares.
, Alvarado toIyíó á Goatema]^ con su esposa venida oon él de EspaQai
06 dedicó á hacer los preparativos para nuevos descubrimientos y con^
quistas según lo habla pactado con el Rey. Pot estos proyectos se puso
ea. disomdia con Cortés, y este con el Yirey D. Antonio de Mendoza; que
todos querían por sí enmrender acuellas jomadas. Estando ya para salir:
le pidieron auxilio de la provincia Guadalsuara donde hubo un terrible
levantamiento de indios. Acudié oon parte de sus tropas, se empeñaron
recios combates; y en una retirada se desbarrancó un caballo desde mu-
cha altara cayendo sobre. D. Pedro Alvarado, quien por la estrechez del
terreno no pudo. evitar el gran golpe que 6u£nó, y causó su muerte al
tarcer dia, el 24 de Junio f^l. Su viuda D? Beatriz de la Cueva pere*
eió con su hija y varias sirvientes en el Oiratorio de su casa con motivp
de la espantosa inundación suñrida en la ciudad de Santiago de Guate-
mala, por haber reventado ún volcan inmediato <^ue la destruyó con ere-
dldas aguas é inñnitas piedras y árboles. Aconteció esta lamentable des-»
grama el 1? de Setiembre del mismo a&o 1541. Una hija que Alvarado
tuvo en la india noble que hemos mencionado al principio, casó con D^
Francisco de la Cueva. Hemos leido en Garcilaso que Í>. Pedro Alva»
rado dejó en el Perú un hijo suyo, mestizo, llamado Diego que sin duda
nacería en Méjico ó Guatemala. Elogia aquel su conducta y cualidades
intelectuales pues le trató mucho; y cuenta que huyendo del campo de
Chuquinga cuando Alonso Alvarado fué aUi vencido por Francisco Her-
nández Girón en 1554, lo lóataron los indios como á otros que corrían
la miam^ suerte.
Según Kamusio, y Pinole, D. Pedro Alvarado escribió una relación de-
sucesos de la Nueva España que insertó Hernán Cortés en las que for*
mó sobre el mismo asunto.
ALTUliDO T LEZO— D. Juan Ájsaomo—Véaae Tdbalosoa, ^íarqués de..
ALTUliDO Y PERALES— D. Eugenio— Primer Marqués de Tabalosos.
Nació en Lima en el año de 1715; descendiente de los primeros conquisa
tadores. Habiendo ido á educarse á España emprendió la carrera mili'^
tar y benefició una compañía que mandó en el regimiento de Lombardfa*
Hizo las campañas de las guerras de Italia concurriendo á las batallas
de Campo Santo, Placencia Veletri^idone &* y á los sitios de Tortona
Placeneia yPizighittone, asalto de JPavía, ataques de Boltagio, Codgono,
Genova, San Pantaleon, montañas de Turbia y otros. Pasó por todos los
grados de jefe, y siendo ya brigadier en la guerra oon Portugal, á la ca-
beza de una columna de dos mU. granaderos, contribuyó al asalto y ren-
dición de las plazas de Cha vez y Almeida. Sus hazañas en esa contienda
y otrais, se elogiaron á mediados del siglo pasado en los diarios de Ho-
landa. Mandó luego la dicha plaza de Chavez en la provincia de li'oa os
montea. Fué Gobernador de Zamora, director del Seminario de nobles en
Madrid. Comandante general de Oran y sus castillos, y de las Islas Ca*
narias oon el cargo de presidente de aquella Audiencia. T>. Eugenio as-
cendió hasta el elevado rango de teniente general de los Reales Ejércitos
y por sus muchos servicios el Rey Carlos lll creó para él un título de
Castilla y se lo confirió con la denominación de Marqués de TabaloSos
por los años de 1765. Estuvo tiempos antes de Ministro Plenipotenciti-
rio entendiendo en lo relativo á límites de España y Portugal en sút^
27
¿10 AI?
m
dá razoñ dal matrimonio é hijos de D. ISoffenio y óteos pomMaoMB. FA'
lítela en 3 de Jnlio de 1780^ de edad de 65a&O0.
UTARIDO TAS4tinB2 HE TELA8C9— D. FaA»€i0CO— FádM CíuUgo,
(kmdede —
IIiTUEZ— El LiasNOiADO D. Diego— Natural de Salamanca. Fué
Gorreeidor del Cuzco, de Ghacluipoyaa, de Guánuco y de Potosí. Gas^l
éon D? Isabel de Figueroa, viuda de D. Bartolomé Tara»ma, uno de loo
fundadores de la ciudad de León de HuánuocK y de quien heredé el re-
Sartimiento de indios oue poseía en Guari. ÁlTarez y su esposa dtmfioo
e muchas riquezas, fueron pailones del conrento de 8«n Agustín de
dicha ciudad, que se fundó tía 1564. Gastoron ffran parte de su fortami
en edificarlo y engrandecerlo. Repartieron mudio dinero á familiai» po^
hres, dotaban huérfanas y socorrían con limosnas á los indigentes. Fa-*
brícaron capilla en la cárcel, asignándole una renta. Establecieroii uHtt
escuela de graimática latina y algunas capellanías con fines piadosM^
Impusieron 20^000 pesos para que su j^roducto ayudase á satisfaoer el
tributo de los indígenañ de su repartinuento; y gastaron creeid¿ susia
en la obra de la igle8ia de San Agustin. Alvarez ya rindo, hi2o ^i m^
Jora y ornato de dicho templo, nuevos desembolzos y cada afio le dedi*
caba un valioso obsequio. Favorecía á deudores ejecutados y perseí^-^
dbs, pagando por ellos. £1 convento de Guánuco disfrutaba de una eb«
larada do 5,000 pesos que rendian los capitales que Alvates y su mi^er
le donaron. Falleció de mas de ochenta lAos.
ALTAREZ— 'El Dr. D. José — Natural de Arequipa, sujeto de mu<dia U»
toratura; fué canónigo penitcnciarío, dignidad, y deán en el eoró de la
iglesia del Guzco.
áLTAEEZ— £l Db. D. Juan— Gura de la doctrina'de Ato en el valle de
Lima. Después de haber edificado á su costa una Iglesia en el afio 17D0,
fabrícó á espaldas de ella un Gampo Santo con su correspondiento oea^
rio. Gon esto, y con disponer que los cadáveres se enterrasen en bastan-
te profundidad, preservó á su pequefio templo de mal olor y dafioeaa
exhalaciones. Fué éste un ejemplo ifiuy útil en época en que se hada
mucha oposición en el Perú al establecimiento de panteones. Alvares
filé después cuta de San Sebastian en Lima.
ALTAEfi2— El ucsnciado D. Juan ALONSO^Abosado de la AudieU'
eia de Valladolid. Uno de los cuatro Oidores que en 1544 vinieron á Li»
ma á fundar la Beal Audiencia con el primer Virey D. Blasco Nufiez Ye-
la. £ste fué muy aborrecido por su carácter suspicaz y violento, y mas
que todo por haber querido poner en ejecución las ordenanzas realea
que tn^o en favor délos indios, y reprimir los exesos y el trato inhuma^
no ^ue les daban los conquistadores y encomenderos. Sabido es que és-
tos inquietaron el país, y que la Audiencia, violando todo resisto, se
puso en pugna con el Yirey en circunstancias de que Gonzalo Pizarm.
se armaba en el Guzco á la sombra del carácter de procurador general
del Reino, con que cuidó de hacerse investir para suplicar de las orde-
lianzas, presentándose en una actitud amenazante.
Los oidores Gepéda y Alvarez promovian el descoiltento y alen-
taban á los vecinos de Lima para que se huyesen y pasasen al han
d> do Pizarro. El licenciado Alvarez escribió palabra por palabra
MV 211
íb ék mpMmáo 4b1 Tángr y «oafime «Uctftba el factor moa Soaies
4» Gftm^al» nn» e«rta qa« á éste había escrito su faonnano 4^ada
J»iqa| .«arto q^s» nada argttia contra el factor; pero como Blasco NofLez
•atalM ésaa^^Miado por el .<Sdio que le tonia, agrav^a^o después con la taatk
do-iMfioteinas de di<^o laetor, le dio de pu&aladas él mismo en Palacio.
BftgniAamonte ordenó qne Alvarez le formase cansa y esto oidor le decla^
tó seo dmdo ^pior bien Jbeoha y ner^oida la muerto ú£í factor. Acerca da
esto dice el cronisto Herrera, ''no procedió por el deseo del buen Ck>bier-
" no^ nara sosegar al pueblo, siso por qoe así convino al mismo oidor el
** «Mlí eetto loa otros no pensaba mas qoe en su negocio é intorés/'
Jjom «dovee hablan údo requeridos por el Virey para que no viviesen
e» laa casas de tos n^gooiantos xu oonuesen Á costo de los vecinos: como
ásto lASofénAíó mucho, quedaron muy indignados contra él, y deseando
onanlon de daar saUda á su reoeor* Alvareis por su parto tomó declara-
oion ú un procurador sobre sí para adquirir ese destino habia tonido.qua,
dar :«íflrto cantádad de pesos do oro ^ i>iego Alvares Cueto cullado del
El desagrado general^ la discordia de las mitoridades y la aproximí^
eionidi» Gonaalo nsarro, estimularon al Virey para detorminar la traslib*
eionAel Gobierno á Tropillo. Aunque ios oidores convinieron en ello^
dsfl^ues se negaron abiertamente á yerifloarlo, con lo que creció la agrí*
Mnosiy y el desorden vino á parar en un rompimiento. La Audiencia
deaeonoeió al Yirey, le depuso y aprisionó disponiendo su regreso á Es-
nalba, y que el licenciado Alvarez lecondiyese: nabilitáronle con seis mil
Msadsa por eueoto d» sus sueldos. Antes babia sido comisionado para
aegnir eontara el Virey nnas iuformacionee que debian sometorse al jui-
cio del Emperador. Garcüaso refiere que ei auxilio dado á Alvarez fué
é» oelio nm castellanos y que ésto se buzo cargo de la persona del Virey
«n Huaura á doi^e le lleTar<m por mar habiendo ido Alvares por tierra
áreunírsele: affre«paque se biso á la vela sin esperar los despacnos y co-
municaciones oe la Audiencia.
EhoL JBlnania £cié tentado Alvarez de parto del Virey por medio de su eU'
fiada ^oítftOf pora que volviese sobre. sus pasos é hiciese al fiey un sefi»r
ladOfaepvieia Alvarez eonteato que él tenia pensado lo que habia de bar
«er; y en cuanto estuvo abordo espidió un auto poniendo en libertad id
Virey, ifteolacándose cvQpable y suplicándole le perdonase. Así lo hiz<>
Blaaoo Nufiez prometiendo no acoraarse mas de lo pasado. Goml^ dico
qneel Virey regaló ú Alvarez una esmeralda del valor de quinientos
castellanos que no pagó á Nicolás Rivera de quien la hubo. También
refiere que cuando se trato de elegir persona que llevase á EspaOa al
Virey, los oidores quisieron dar esto comisión á otros; pero que el deca^
no Cepeda insistió en que debía desempe&arla Alvarez, por ser mas idó-
neo para informar al Emperador de las cosas del Perú. Agrega que el
4i^dor Zárato presagió que Alvarez habla de corresponder mal a la con-
fianza que le MAian.
£1 Virey desembarcó en Tnmbez, y con Alvarez pnao en ^ercicio la
aotoridad de.la Audiencia como si funcionara reunida. £1 historiador
Aigostm de Zarate cuento que luogo quo se tío dueño del buque que la
ludbi» entregado Alvarez, '' le trató de bellaco y rev<dvedor de pueblos,
** jurando ahorcarlo, y asesorándole que si por entonces lo dejaba da
** nacer, era por la necesidsS. que de él tenia; y que este mal tratamien-
^ to duró casi todo el tiempo que anduvieron Juntos." Todos los escrito-
rea convienen en que Alvarez fué uno de los oidores que mas hicieron
para destituir y ultM^ar fú Virey Vela.
Pero apeaar de esto no cabo duda de que él le ayudó á juntar gente j
212 ALV
á hacer siifi aprestos en Piura, pasando por diferentes peligros, y qa» aun
Serdió ñU equipaje cuando escapó de manos de la tropa con que Badúcaa
ize algunas estorciones en la costa de Pinn^ sirviendo al partido de
Gonzalo Pizarro. £1 licenciado Alvarez entendió en los Inioioe fbnnadoa
áyarios por infidencia de orden del Virey, y en virtnd de ellos faercm
ahorcados en la oampafia de Qnito y Popayan los OoaiApos, Oomes dA
Estaeio, y Alvaro Carvajal, acosados ios dos últimos de haher pioyeotft^
do matar al Virey.
• Guando Blasco Nufiez pensó en despoblar la ciudad de Qnito^ el oidor
Alvarez pronunoió su opmlon en contra de esa medida. También fué da
sentir asi como el adelantado Sebastian de Yelalcazar y otros, que debia
el Virey entrar en algún acomodamiento con Gonzalo Pizairo; pero
Blasco Nufiez resuelto á combatir, desoyó consejos que creia opuestos á
su diffuidad; siendo de presumir que no consideraría posible hallar me-
dio sugnno de transacion.
- Aunque Blasco Nufiez deeia que el oidor Alvarez era loco, siemprala
daba lu^ar on las reuniones en que oia sobré asuntos graves el parecer
de los militares notables que le aeompa&aban: y habiéndose resuelto
buscar al enemigo, para poner fin á la contienda^ tuvo lug^ar el 19 de
£nero de 1546, la batalla de Afia(]^uito en que pereció el Virey quedamda
triunfante la causa de Gonzalo Pizarro.
Están discordes algunos autores en cuanto á la muerte del oidor Al-
varez prisionero en Afiaquito. G<»nára dice que envenado» Diego Fer*
nandez, el Palentino, y el contador Agustín de Zarate, que maTherido.
Alvarez en la batalla, murió por culpa de los cínglanos que estaban da
acuerdo con Gonzalo Fizarro. Mas Garcilaso al tocar este puntóse espre^
sa así:
** Les levantaron falso testimonio, que en aquellos tiempos y si^pre,;
^^ donde quiera que hay bandos, con ocasión y sin ella, procuran decir to^
^^ do el mal que pueden principalmente contra los caídos/'
ALTAEBK— Frat Lmo— de la orden de San Agustín. Principió la obra
de la iglesia y convento de su reunión en Arequipa en 1574, siendo sa
primer prelado^ y con aprobación del capitulo de Loma de 1575, en tiem-.
po de iray Luis López de Solis qUe después fué Obispo del Paraguay y
Quito. D. Alonso Luque dio una suma de dinero y área para la oonstmo-
oion del texnplo, dedicado á San Nicolás de Tolentino. Continuaron el
trabajo D. Biego Kodriguez de Solis, D. Gtomez Fernandez Tapia^ y D.
Juan Dávila estimulados por D? Violante de la Cerda. £1 padre Ciuan-
eha dice, que, fray Lino colectó e|i cinco días 65,000 pesos para la fun-
dación, y que solo D. Diego Cabrera y su muger D? Paxüa Peralta dieron
7,000 fuera de rentas y otras erogaciones que ascendieron á 20,000 du-
eados.
£1 Virey D. Fsancisco Toledo mandó cerrar el convento y la iglesia
porgue no se le pidió licencia para la fundación. SoUs, que ademas te
había establecido capital y una capellanía, estaba enterrado en dicho
templo. Fué sacado su cadáver y trasladado á la Catedral. La religión
ocurrió á £8paña, y el Rey mandó que continuase la ñíbrica, y que loa
restos de Solis volviesen á su primitivo lugar. £n este «convento se en-
señaba á la Juventud Gramática Latina.
AL¥ABEZ CAHUOVA Y «UZHABF— D? Majoa.'- Véase Chisnnan.
ALTAREZ CUETO— D. Diego.— Vino al Perü en 1544 con el primer Vi-,
rey D. Blasco Nufiez Vela su hermano político. Luego que trató dicho
ALV 213
¥irey<l6 «rgaaixftr álgau» faerzA, pensAotfo con «lU tostfiíér tu ««-
tmriaad leehasada generalmente á eaosa de lae realee oxáenaane qii«
tamjo en íávor de loe indioe, confirió á Caeto el mondo de nna comptAÍ»
de 8(ddadoe de á caballo. Se poeo en pngna con loe oidores que Tinieíoii
con él miemo, á fundar la Andiencia ele Lima, y que á exención de nno,
ee habian declarado me enemigos y fomentaban la discordia nnidcs -pot
fntarés ú loe perturbadores áqnienes esas leyes no conTeniad en manera
algvna. Lios actos del Y irey, estaban sogetos á una censara la mas apa*-
áonada de parte de aquellos magistrados desleales y tnrbnlentos qne
todo lo contradecian exasperando al mandatario, que p<Hr otra parte te-
nia nn carácter violento y carecía en lo absolnta- del tacto j sagacidacL
qne es indispensable acon^pafie á nna razonable finnesa.
Gomo alrededor de los qne gobiranan no solo se suelen ver fávoñiam
eorzompidoe qne trafican y lucran con las colocaciones y las pfovidea-
cias qne se libran, sino que aun ál^^unos empleados que se consideran
incapaces dé esas Tiles medras, se tientan á Teces á buscarlas^ 6 pecan
aceptándolas; parece que en Dieso AlTarez Cueto se despertó también
la codicia y el a£íu de hacer lo mismo, por que de semeíantes Tonalida-
des y manejos no siempre se abstienen loe deudos y áUegados que, coi^
mas celo y como en cosa propia, debieran Telar por el honor y suna de
la autoridad. Los oidores que habian sido reprendidos por el Virey por
que TÍTian en casas ageiías y á costa de los vecinos pudientes, no per-
dían ocasiones para acriminarlo^ y hacerlo por lados peligrosos para
aTanzar en su designio de desconceptuarlo. Tomaron á su cargo la sol-
tara y desmanes de Cueto díTulgándolos exagerados ó no, para mengua
del Virey su cufiado, i>or que en ciertas circunstancias no pasa por alto
nada que pueda aprovecharse y servir de protesto para motívar el des-
contento y justificar las reTueltas.
B^ere Agustín de Zarate que la Audiencia acusó á Cueto de haber
recibido una cantidad de oro por paga del nombramiento de Procurador
que se hizo en favor de uu individaQ; y aunque se procedió á indagacior
nes, estas no bastaron para que el hecho fílese comprobado: siendo pro-
bable que, pues quedó en incertidumbre, no habria em]pefio tampoco en
.conñindir á los denunciantes con una vindicación suficiente.
En medio de estas cosas, y como el Virey tenia que mirarse mucho eík
lo de confiarlos mandos militares, pues era muy Skborrecido y el país es-
taba en inquietud; cuidó de dar á su pariente, ya capitán de caballería,
el cargo de general de la escuadrilla surta en el Callao á la cual fdenm
conducidos presos varios sogetos notables, y el Licenciado D. Cristo-
val Vaca de Castro antecesor de Blasco Nufiez en el gobierno delPerti,
y á quien det^taba por haber mandado y valer mucho mas que él. Hizo
depositar aÍ>ordo á los hijos del Marques Pizarro juzgando conveniente
tenerlos en seguridad como si esto pudiera influir para contener á Gon-
aalo Pizarro que se armaba en el Cuzco para sublevarse apoyado en
cuantos se oponían á las nuevas ordenanzas.
Diego Alvarez Cueto se hallaba con el Virey cuando este llamó al fac-
tor Illen Suarez de Carvajal, y le reconvino con grandes ultn^es por ha-
ber fugado dos sobrinos suyos en compañía de otros vecinos con el flai
de juntalrse cCn Gonzalo. £1 Virey enagenado de ira hirió con una daga
al factor, y por mas que hizo Cueto para defenderlo, no pudo evitar lan-
ce tan estremo, y menos el que á las vocee que dio Blasco Nuliez acudiér
ecm sus sirviertes y lo acabasen de matar á estocadas.
Colocados los oidores á la cabeza del gobierno al estallar la xebelioii
que ellos habian tramado y que ejecutaron favorecidos por la misma
trc^a, mandaron que el Virey, ya preso, se dispusiese para morir ere)
214 ALV
•imada y losh^jos del Blarqnéa» liaoi^Jeaado asía <3oiisala PisatRo j^sca
que les reconooiese en la autoridad oon que se iBTeatian*
Iioier oidoies Uevarou al Virey al CJaUao paita embaccarki y qme.aa
ftiese á Eapafia si la armada se les rendía. Cueto al ver el centío resni-
do en tierra envió á su segando Gerónimo ISvrbáno en nn oote armado
para que recogiese todas &s embarcaciones menores de la bsMa; y él ett
otra se aproximó álaplaya áexigir le entregasen al Yixey. JBsta düifpenv
eia no prodigo mas que amenazas, y auA todavía le dlspacaron almnoa
tiros que se contest^on con otros. £1 oidor Oepeda, que faneioiíalia da
capitán general, hizo otra intimación á Cueto por medio de Ftaj Gtasfot
'Carvajal quien le presentó un anillo del Yirey en prueba de jbu asentí-
miento, pero Cueto se negó á todo diciendo ''que la mayor bonra que
'* podria sncederle era que por servicio de suBev le motasen traidoxes/'
JSí fssÁle que fué el que tuvo la comisión de coniesar Á Blasoo Nufies im-
portunó mucho á Cueto y consieuió la soltura de los .h\|es del Marqnés,
de D. Antonio Rivera y de su esposa.
El capitán Vela Nudez hermano del Yirey, hizo también tentativaa
«ara el sometimiento délos buques, y fueron infructuosas lo mismo que
las ofertas de recompensas con que se intentó seducir' á Zurbano que
era viscayno, como la mayor parte de los marineros. Cueto supo qna se
pensaba en reunir balsas para asaltarlos con fuerza de arcabuceros»
mientras que sus soldados abordo eran pocos. Consultó acerca de sn
situación con Yaca de Castro, y acordaron quemar tres naves y oon laa
demás dirigirse á Huacho á proveerse da aeua y lefia, y esperar lo qoe
daba de si el tiempo: ofreció sin embargo á los revolucionarios devanea
allí los buques si le entregaban al Yirey.
La artillería de ellos constaba de diez ó doce culebrinas pequeOas da
fierro, y cuatro ca&ones de bronce; tenian 40 quintales .de pólvora, y
eontaban con 400 de galleta, 500 fanegas de maiz y mucha carne ^^^ifiiift-
Se verifícó el incendio, pero no pudo nacerse lo mismo oon dos baicaa
de pescadores que estaban baradas en el Callao por que las defendidnm
los de tierra. Las aprestaron inmediatamente los revolucionarios, y lle-
nas de gente salieron á cargo de Diego Garcia de Alfiuro y se ocultaron
tras unos farallones en la misma euoenada de Huacho.
Yiendo Cueto muchas personas en la rivera, deseoso de tener notieiaa^
y creyendo pretendiesen acogerse á los buques, mandó á Yela Nufiez se
ooeroase á la orilla en un bote; y estando de observación toé atacado da
flozpresa por una de aquellas barcas que lo apresó. Los de tierra eian
iKildadoB enviados de Lima con D. Juan Mendoza y Yentura Beltran.
&tos hicieron saber á Cueto que si no se daba la armada, serian muer-
tos el Yirey y su hermano Yela.
Cueto creyendo que así lo hmian, entregó los buques á Mendoza: no
astaba presente Zurbano que habia ido á tomar los que eneontraae en los
puertos del Norte, y después se dirigió á Panamá. £1 Yirey se hallaba
preso en la isla de San Lorenzo y bien custodiado por qneJio le asesÍBa-
sen lospovientes del factor Suarez de Carv%|f^ que trataban de vengar-
se de éH
. La Audiencia hizo pasar al Yirey á Huacho en una balsa de p^}ay
poniéndolo en uno de los buques, iban á remitirlo á Egpafla bi^o la-vi-
gibWKaay responsabilidad d^ oidor D. Juan .Alvaxez. Cueto habló «on
este induciéndole á dar libertad al Yirey pora que se salvara «ai del
oran oompromiso en que se encontraba. Luego que Blaaeo Nullec estu-
fe abordo, Alvares sin esperar los pliegos se eohó á noyegar oon des
^quesy y sometiéndose alas órdenes del Yirey, loUevó á PoMa y
ALV 215
iéoiidál Viiey. Bwmkiiis allí eon latiMüo j oon Vm» de C«8tremie so
kabia fiígado desda el Oallao en otro bnoaa. A ea llegada matehó Cneto'
á-Flaadeo pacaiuatrair al emperador deloo saeeeos del Fertt
AIiTAIBX «AT9— D FaÁifai0OO--C!abalÍen> de la orden de Santiago^
d»nna antigoa familia que en Iiim» originó ee diese el nombre de Ga-
to á la calle en qne ylTia como aaeedió oon otras. D. Francisoo faé ro¿
gidiOT perpett&o del eabildo de este capital; y reunió doeomentos inte-
resantes de los onales formó, á sn costa, tres tomos de reales órdenes
qne existen en el arohiYo ds la municipalidad*
ALTAIBZ EdUVn-^D. PBi»iio--«ataxal de Sstremadnra; uno de loa
capitanes eepelloles qne se hicieron notar en las gnenas ocnrxidas en el
Pml después déla Coñqoista. Solicitando datos acerca de sus antece-
dentes y de los primeros aOos de su carrera no bemoe obtenido oteo, ^ae
él de snooncnzrenci* ala conquista de Méíjico con Hernán Cortés. En el
Perú le encontramos sirriendo eo clase de capitán en las ttoptm de P.
Alonso Alvarado. cuando en 1537 mordiaba erte sobre el Cuzco de orden
de D. Francisco PizoEro, j se detuvo en Abanoay con motiyo del regio*
sede Chile de D. Di^o AUnaffio, y de haberse declarado gobernador
de la '^Nueva Toledo.'' Alvara£> hizo detener en estrecha nrision á unoa
emisarios que le envió Abnagro para proponerle avenimiento^ ó que se
retirara del territorio del Cuzco. JSolguín se opuso mucho á una medida
que violaba la inmunidad que debia guardarse á dichos comisionadss.
Deiroues salió Holgnín con 30 caballos á tomar noticias y reconocerá
los de Almagro que se decia estaban en movimiento. £1 omitan D. Fran-
cisco Chavez para esperarlo se emboscó en paripé muy bien elegido, ▼
consienió de sorpresa a^ioderarse de él y su partida escapando solo 3
Biddaiaos. Hallánaose prision^o en el Cuzoo^ convino su raga oon algu-
nos otros para venirse á Lima: súpolo el capitán D. Lorenzo Aldaua que
ata su primo, y aunque procuró hacerle desistir de su intento no lo con-
siguió; entonces lo puso en conocimiento de Almagro para que le detu-
viese sin pararle por ello ningún peijuicio. £1 Adelantado reconvino á
fiolguín, que siendo amigo suyo abrigaba tal pensamiento, y mandó
que b^)o pieito-homensje de caballero peimanecieBe en su casa sin po-
aer moverse de ella. Holgpiín se quejó de Aldana: este se ofendió de Al-
magro por el Juramento, y desde entonces quedó desagradado.
jrasada la derrota de Alvarado en Abancay, emprendió Almagro su
campaña en dirección á Chincha dejando en el Cuzco no pocos piisione-.
ros, entre los que se contaban Gonzalo Plzarro y el midmo Alvanido. Hu-
bo CTande inter^ por su soltura, lográndose que los encargados de cus-
todiarlos, cediesen al soborno por influencia de los presos y de diferen-
tes personas. Aldana que se habla escusado de ir con el ejército, estuvo
en todos los secretos, y se preparó para la ejecución. En cuanto se vie-
ron libres, nuacharon con di^o Aldana, quien cuidó de llevar también
á Holguín. Este, avergonzado y sin tranquilidad por que faltaba á su
JTiramento, no queriendo seguir oon los otros se ocultó y desprendió de
elios, regresándose desde el Apurimac al Cuzco resuelto á mantener sn
compromiso.
Am que volvió Almagro oon su ejército, ya en guerra abierta oon Pi-
sairo, le aceptó Holguin una colocación, y combado en la célebre bata^
lia de las Salinas el 26 de Abril de ISSa
He le hostilizaron los vencedores, y teniéndolo el Gobernador Piaano
en Lima, le encomendó á principios de 1^1 el descubrimiento del paii.
216 ALV
de los '^Chuachns'' y oonquista de Mojos en que había sido desgnM)Í4idd
dos afios áates ^ capitán Pedro Anznres del Campo-redondo, HolgoÍB
al llegar al Cozoo con sn gente se ooapó de los preparativofir necesario»
para la empresa; y como se mostrara poco satisfecho de D. Francisco Pi-^
aanoy se hizo luego sospechoso, y le creyeron inteligenciado en los pla-
ces de los ábnagnstas en favor del hQo de D. Diego. HoU^^ ^^^ posoa
«Hrcnnspeocion nabia hablado de una coi^nracion que amentaba eá
Lima, opinando ser muy factible la muerte del Qob^nador. Gnando se
sapo en el Onzco á los pocos meses el asesinato de 36 de Jnnio, Holgaín
se nállaba en marcha para sn destino: y mnchas personas Tióibies do di-
cha ciudad emigraron al Collado para alejarse de la revolución que pren-
dió en el Cuzcoproolamando á D. Dieeo Almagro el mozo. Desde Aya-
▼iri Gk>mez de Ix^rdoya, el licenciado Chuna y otros enviaron á D. Fran-
cisco Almendras cerca de Holguín para persuadirle de que debía dejar
para otra época la jomada al interior, ofileciendo obedecerle como á ca-
pitán general si regresaba á ser caudillo contra la revolución hecha en
tima. Almendras, que venia de Chuquisaca con una comisión igual de
aquellos vecinos, pronto alcanzó á Holguín, quien enterado de todo, Uy,
mó Á su cuenta el restablecimiento del óiden y vengar la muerte del
Marqués Bizarro. Hizo su contramarcha saliendo á Chuquiabo, (la Paz)
y en Chucuito unió á su tropa algunos soldados con que le recibió Qo->
mes de Tordoya.
Caminó la vuelta del Cuzco en cuya ciudad entró haciendo huir á los
de Almagro, y exigió le reconociera el Cabildo por capitán generftl^ ISl
«apltan D. Gabriel de Bojas que allí mandaba, le hiao ver que Si hieii en
fuerza de las circunstancias apareóla el Cuzco d^endiendo de Almagro,
esto no signiñcaba una rebelión contra el Bey, y que no había ^r qué
admitirle en clase de capitán general. Apesar de todo, el Cabildo ro-
deado de soldados, tuvo que convenir en la demanda de Holguín. £ste
se neffó Á dar las fianzas que se le pedian; ofreciendo sí, regirse por los
oons^os de las personas mas dignas y esperimentadas. A los que se ha-
hian ausentado tomando para Lima, los hizo perseguir con el capitán
Castro quien los alcanzó y llevó presos al Cuzco: mas luego se les d^ó
libres sin causarles mal alguno. Holguín se preparó para & guerra: en-
vió agentes á Arequipa para que no tomase cuerpo la decisión que ha-
bla por Almagro, y para estraer alguna gente, en particular la que esta-
ba recién llegada de Espada en un navio del Obispo de Plasenda. £1
capitán Pedro Anznres con alsuna tropa se viuo de Chuquisaca Á Are-'
quipa, y después de cooperar al buen éxito de las disposiciones de Hol-
gué, subió al Cuzco con buen refuerzo y se puso á sus órdenes.
Por entonces andaba ya por Quito el licenciado D. Cristóval Vaca de
Castro consejero del Rey que venia con instrucciones para averiguar las
causas y poner remedio á los trastornos del Perú, reasumiendo el Go-
bierno en el caso de faltar Pizarro. £1 Emperador escribió á Holguín y
á otros militares exitando su celo para que coadyuvasen Á estinguir la
anarauía y cimentar un orden de cosas estable. D. Alonso Alvarado en
CSbacnapoyas organizó una fuerte columna y entró en comunicación con
Holguín. £ste rompió su marcha para dirigirse por las sierras hacia el
Horte con 300 hombres: en Guamanga exigió que sus oficiales ratifica-
sen su nombramiento de capitán genertd; y discutiendo con ellos sobre
la campaüa, unos opinaron que se buscase á ALmagro para eombatir:
otros mas cuerdos, que se debia tratar solo de la reunión con Alvarado
y Yaca de Castro, £l ejército de D. Diego Almagro taimbien se movió de
Ldmaconla mira de emprender sobre el Cuzco. Sabido esto por Hol-
guín aunque él Hflsgurába que venia á encontrarse con Almagro» cono'
ALV 217
tftiMido la inferiotidad de ta ñterza, mas bien pausó eá miuüobrar ó ada»
lantane {MurajMHwr el Valle de Ja^ja siii oompiometer eua amas.
Alganos indios ayisaron á Ho^vUn que en Jaii^a existía nna partida
de doce soldados preparando bastimentos para el ejército de Almagro^ y
oenpadOB de adquirir noticias. Holguín mandó á Gaspar Rodríguez de
Campooredondo para que viese forma de tomarlos, y este dando de no*
che sobre ellos, los apresó á todos. Dos f nerón ahorcados, y á los demis
se les poso en libertad ordenándoles Holgnín diesen á los contrarios
** qne se contentasen con los da&os qne tenían he&os, y que él se enea-
^ minaba para C%jamarca por evitar un combate, no por que les temiese
** sino para qne pudieran conocer sus ynros y pedir perdón al Eey.^'
iüéntras esto hacia, tralid en secreto con uno de les dichos prisioneros,
á yúejk habla ganado con dádivas para que le sirviese; encargándole
dgera que la noche siguiente iba á atacar por cierta via estra viada que
le indicó. Almagro hiso dar tormento á este soldado recelando de su de-
posición y como no descubriese mas, le biso ahorcar. Cristóval Sotelo
uno de los mejores capitanes de Almagro comprendió que Holguín trata-
ba de ei^^a&anos con la misma verdad, y fue de paiecer que se tomase
nna segura dirección para salirle al encuentro; pero Juan de Rada no
quiso se adaptase ese dictamen, sino él de ocupar ^aiga y ver que haoian
los de Holgmn. Sotelo disgustado leuanció sn cargo de maestre de cam-
po: algunos afirman que en Bada no hubo equivocación, sino la mira
oculta de evitar nna función de guerra con les qne invocaban éí nombre
del Sóbenme; no oon viniendo obrar violentamente eka agotar antes otros
medios qne aon no se habían interpuesto^ Solo 9BÍ pudo hacer Holguín
sn tránsito por Jaiya sin el gran peligro de ser batido: y de todos modos
fué nn remarcable error no diputarle el paso como -era fácil haberlo
hecho en oportunidad. Fueron sm embargoá peisegnlrio, pero no obtu-
vieron ven^a ^ne merezca contarse, y tomaron á Jacya por que ya es>
taba á mucha distancia.
Hc^nín situándose en Oaaráz entró en contacto con Vaca de Castro
y oon Al varado qne llegó á Gnailas y se acantonó allí sin querer reunirse
ni subordinarse á él: no podía mirar con indifiurenciaque su antiguo sub*
dito ostentase el título arbitrario de capitán general. Al mismo tiempo
en el campo de Holguín crecía un partido do apasionados á su maestre
de campo Gómez de Tordoya, y porque decían que sus servicios eran
muy meritorios, y atribuian todo buen resultado á sus atinados pasos,
se despertó queja y envidia do parte de Holguín, quien no pudíendo do-
minar sus celos, mandó prenderle; motivo que obligó á Tordoya á mar-
charse con el fin de encontrar á Yaca de Castro. Siguióle su primo el
capitán Garoilaso de la Veni despedido por Holguín: mas luego arre-
pentido éste de sn ligereza, les hizo alcanzar pidiéndoles se volviesen á
sus puestos, á lo cual ellos no quim^ron ]^restarse»
' A vaca de Castro no se ocultaba la ambición de Holguín^ y por lo
mismo quiso emplear mucha sagacidad para tratarlo. Envió cerca de
élá lA>renzo Aldana j á Di^o Maldenado vecino respetable del Cuzco,
para que le persuadieran de la necesidad de entregar el cargo de ca-
pitán general á c^uien por representar al Bey ónicamenie tocaba ejer-
cerlo: que él debía conformarse con la razón, y ocupar el segundo lugar,
para no oscureced el brillo de sus servicios que lo hacían acreedor á altas
recompensas. Holguín procedió con honor, y cediendo á talos reflexio-
nes, se presentó a Yaca y le entregó sus tropas, cerraado los oídos á
las voces maliciosas de los que procuraban sembrarla discordia y des-
componer los ánimos. £1 Gobernador ofreció á Holguín premios y con-
deooraciones: le reoonoílió con Tordoya y Garoilaso, y también con
26
218 ALV
Al<m80 Altando^ pues ésto en wm éiagtrnínmeon tbAffáa, ü» haiiuk
aafiado por medio do unm carta qué Vaca quiso loooger, y él no ao 1» dl6
sino después de romperla.
La campafta qne se abrió contra él ^ército de B. Dieco de AlnuiAO
eonelttyó sucumbiendo éste en la batalla da ClnqpaAél lo de SetíeniMO
de 1542. Mandaba Holguin la eáballerfa, maa al principio del oonabato
recibió dos balasoe y murió instantáneamente: los aüeabneecos de Alma-
gro oonooióndc4eporel tr^fe notable qne lleTaba, se emnerarcmen diii-
sirle sus tiros, y consiguieron su intento. Después de la Victoria, Yac»
nizo conduolr su oadaVer á la ciudad de Qoamanga y se le aepultió en el
templo de San Ctístóral lo mismíQ qne los restos de Qomes. de Tordova
qoe turo igual ñn de resultas de las graves heridas que recibió en aqneU»
san^^onta batalla.
AL¥iEBf T JIHBVBC— 'D. Antonio— Después de haber militado en
Bspa&a sirvió etí Sud América, viniendo á Baenos Airea y luego al Pe*
rd con el empleo de teniente coronel. Nombracto gobemaaor intendente
de la provincia de Arequipa tomó posesión de este mando en 10 de Ko»
Viembre de 1785, cuando acababan de estingnirse los oorregimientcMiy y
se crearon intendencias en los tieorritcNrios que ahora son departamentoa.
Hizo muchos arreglos tocante á los ramos de policía; y se oontr%jo á la
formación de una obra estadística con interesantes datos y notioiaa looa*
1^^ wDie provista de diferentes cnadios reatfatioos se concluyó en 17^
£n Í787 dispuso se hiciese nna esploracion en el volcan '^Misti." Saiie»
roh' de Arequipa el 3 de Diciembre los oomisionadosy qne íneron el oeero-
tario de gobierno, un matemático Veloz, el t«iiente coronel D. Franjar
co' Suero, el subteniente del regimiento de Soria D. Manuel de Cloe» IX
I<aTÑréa^o José M-aUlonado, el alcalde de naturales D. Domingo Yaaqnos
^ otros. Dióse en seguida una descripción del volcan con detalles oorio^
sos y un plano que la acompañaba. El intendente Alvares él aOo 1791
Mzo una visita a todas las provincias de la comprensioa de Arequipa.
Después de ascender á coronel y á brigadier, le relevó en 1803, el ciqú*
tan de fragata D. Bartolomé Mari a Salamanca. Pasó á la provincia do
Chucé como gobernador, y la mandó desde 1804 hasta 1812 en que filó
su sucesor el teniente coronel D. Ignacio Justis.
De los hijos qne tuvo el brigadier Alvarez Jiménez, D. Ignacio nacido
en Buenos Aires, coronel de ejército, estuvo allí encardado del ^bienio
supremo en ausencia del señera! Bondeau en 1815. D. Melchor sirvió en
Espafia, y pasó á Méjico ae brigadier y coronel del regimiento de 8abo>
ya; fué después general de División en esa República. D. Antonio Mi^
ria perteneció al ejército del Alto Perú, y en la batalla de Vbilnma aa-
cendió á brigadier estando de coronel de un regimiento. En 1834 volvió
al país de su nacimiento en el rango de mariscal de campo:, habia sido
£ residente de la Audiencia del Cuzco. D. José sirvió á la Bepablicade
léjico y luego á la del Perú desde 1830 hasta su fallecimiento: llegó ü
la clase de Coronel. D? Manuela Alvarez y Tomás casó con D. Joaquín
MariaFerrer antiguo comerciante de Lima, y que en Espa&a figuró
posteriormente como ministro de estado y senador del Beino.
ALTAE8I HALM^1IA00— D. Juan-— Espaftol, avecindado en el Cnceo.
Después de lo qne hemos referido en el aSrtículo tocante á D. Diego Ale-
mán, y ostendida en el Perú la fama de haber oro abundante en la pro-
vincia de Mojos, solicitaren algunos españoles autorizacimí para entrar
á descubrir y someter su territorio. Dice Garcilaso que el Virey Conde
de Nieva la confirió á Gómez de Tordoya;.y como el capitón dd miamo
ALV 219
i«nub» ¥ tipniliá» liftkUi nuirto de resaltM de héridM que mctbi6 ea la
hatailn úB Olm^M, foraoM» M creer fué ottOf j oia dada por e«t¡o iadio»
«1 miaño a«tor que en mu JrteKüxi atoM. Pero la eédiila ao podo haber*
fíela dado el ooaae de Nieva ea 1566 ppee eeto Viiey marió asesinado eu
Xiiiiia ápriaeipioe del afto 1564 y el ^ cerreeponde lá gobierno del Li<
leem^adoD. iJope Gareia de .Castro.
SI permiso eoneedido á Jordoy» fné rsToeado, por que habiendo rea-
nido gente anaada en mfij oreeido náiaero, se temió sobreviniese algnn
traatomo^ y se espidid orden i»ara dispersarla. Dos allos después el mis-
mo Gareia de Casm otorgó una proTuion ig^M^ á otro ve^no del Cosco*
D. Chwpar deSotelo el eiuil alistó mochos soldados y se oonoert<^ con él
Inea Tnpao Anism aae estaba retiñido en YUoabamba pfyra hacer am-
bón la oonqnista, oneoiéndale este acomps.fiarlo y proporeionarie las
balsas necesarias, lias como estos preparatiVos s^scitaVnn emulación
y hubo maliciosos rumores, acaso por intervenir el Inca^ anuló el
flobíemo lo ya hecho, y comisionó para la empresa á D. Juan Alvares
Maldonado. ^iste Juntó sin tardansa 850 individuos y mas de 100 caballoa
y jiMpuSy y se poso en mareha en dirección al rio Amarumayu. Cknoes
de l&dcja reaentido y descontento por que se le impidió hacíer la espe-
dieioii, y habla sufrido pórdidas á causa de los muchos gastos ^ue llegó ú
prietwur, pnblioó que él se hallaba también con derecho á realisar esa
enqpresa poar cuanto eonsM^aba la cédula que nunca el Yirey mandó rs-
eogoR mMi como no le fisvorecia la rasbn, apenas pu4o alistar liO solda-
dos. De puso en mareha con ellos y se encaminó A mismo rio para en-
eoBtrürse con Alvares Maldonado. Pasó grandes trabí^ y contrarieda-
des en tan penosa y dificil campaba» y U^^ó antes oue su competidor al
punto donde era indispensable su ooncurreneia. ^Uf lerant^ trincheras
y se diapuso pora combatir: su f uersa era corta, pero aguerrida, y cada
seldade tenia dos areabnoes bien provistos de municiones.
Al arrilx> de Alvares con los suyos, ni el uno ni el otro trataron de
avenirse, podiendo haber formado uaacompallfa y unidos ser mas fuer"-
tes. Y así, sin entrar en relaciones, ni iiablarse siquiera, se echaron á
pelear como encamisados enemigos. El primero en acometer fué Alva-
rex confiando en la ment^fa del mayor ndmero, y la lucha duró tres dias
dando por resultado la muerte de csei to^os: los pocos restsntes de am-
bos bandos, quedaron eu estado de inutilidad. Los Chnnchus en cuyo
territorio acaeció esta horrible matanza, se i^rovecharon de la ocasión
y loa hicieron morir, empezando por Gomes de Tordoya: eceptiiaron á
3 qae dice Gareilaso los conoció' después en el Cuzco. Estos fueron D.
Juan Alvarez Bialdenado que era hombre de bastantes ailos, uu Merocr
dario llamado Fray Diego Martin, nacido en Portugal, y el herrero Si-r
moa Lopes. Pusieron en libartai. al primero y á los otros los retnvie-
IO& allí mas de dos aüos. Acompa&arou á Alvarez hasta Carabaya, y
volvió al Cusco donde tenia sus indios: al herrero lo obligaron á traba-
jar mnchas herramientas de cobre, y al fraile le rogaban que permane-
ciese entre ellos y los doctrinase en el cristianismo. Citando les permi-
tieron retirarse, loe guiaron y sacaron á la misma provincia de Cara-
bayA-
D. Nicolás Antonio dice que D. Antonio de León Piuelo escribió una
"Belacion de la Jomada de Alvanz Maldonado en 1617*' la cnal era uno
de los- manuscritos de la biblioteca Indica occidental de dicho Pinelo.
ALf AEBX PAZ^El Padrr Dnecia— le la Compañía -de Jesús, natu-
ral de Toledo. Fué Provincial en Lim-A y se distinguió por su ciencia y
Utexatora, habiendo hecho eu esta capital todos sus estadios. Falleció
220 ALV^ALZ
ea el Colegio áe Potbéí eñ IT de £hiero de 1<S80 ú Ift edad de €9 afloft. - H»^
oribid las obras *'de vita $pirHuáli trueque per/eeUone." Leom. Ifl06><i>e e
Itminaíione maft ^." •pt'omotione b^ni: iáem 1613; 2>0 inqiúsUiáne púéi9, m
9Mio watíoni»!' Ídem 1617. '"-De vita religioe» hMUmda, iékm: 1618.
ILTiEBZ DKL RdV.— £l Dr. D. Bsrnabdo tsuhuoxl D. D. Anio>'
Nio--4iaturales de Lima. Se le» eonsidera con f andamento enixe los «bo-
gados nuM capaces y distinguidoe que hubo en esta «nadad en el ñif^U^
pasado. £1 primero fhé asesar del juzgado de Lanisas en 1733 y también
del yireinato en tiempo del Virey Marqués de Caeteli-fiíerte. Catedrá-
tico de Digesto Viejo del colegio Beat de Son Felipe de que toé vector, y
de decreto y código en la universidad de San Mareos^
£1 segando de 13 á 2C^a&os de edad íiié doctor, abogado, y eposítor á
cátedras; sus luces y erudición le- atn^eron nmoha celenndad. Le pecio*
necio una de las varas de regidor peipettto del Cabildo de lima da qo*
disfrutó basta su fallecimiento en 178$. Los retratos de éstos dos doefeo-
res se hallan en la Univen^ad de esta Capital.
D*' Melohora de ZÚtÚf^, esposa de D. Bernardo, desoendia por línea
recta del alférez real D. Femando Arias de Ugarte, (sobrino del Arao-
bispo de Luna que tuvo el mismo nombre) y &i capitán ccmquistador
D. Francisco Baiz. D. Antonio Alvarez del Bou y Zdfiiga fuá casado con
X>^ Teresa Ayesta é Itulain. — Véase Arias de Ugarte — Si capitán I>» Mi-
gueU — Véa$eRm3t — el capitán D. Francisco»
ULIMMSZ 0E T0LBD9*— Fray Lüi&~Beliffioeo Agnatino: nacMo en
Valderas, (Bargos) y de la Emilia de ios condes de Orepesa á qne per-
tenecía al Virey D. Francisco de Toledo. Hilábase con crédito de pro*
dícador en £8pa1ia, cuando fué enviado al Perú ds visitador g^iecaL.
Llegó ea 1569 eu compallfa de los muy notables frailes Gabriel de Sao-
ua y Boque de San ytoente¿ Acabada su comisión, el provinoial Fray
Lub López de Solis, le mandó de orden del Bey en 1573 á fiindar el ooo^
ventado Quito con el Padr» Saena: poco después regresó á lama, y ao
la eligió provincial en el capitula de 1576, sin su benejplácito. Sali6 do
visita y cerca de Santiago de Chuco al pasar un rio, cayó de la muía y
murkk De dicho pueblo trasladaron sus cenizas á Trnjillo y las sepulta-
ron en la capilla de los Angeles, qne en la Iglesia de San Agustín fundó
D. Juan de Sandóval. £n lalibrena del convento de Lima se conserva-
ban machos sermones de Fray Luis Alvarez de Toledo: una ooleoeion,
de los respectivos á las Dominicas de Mviento y cuaresma: otra de loa
do üostas de la Virgen y otra de oraciones fúnebres.
ALZAIHORA T ÜRSIUO— D. Pablo— General de la mar del Sur: maestra
do campo del tercio de iofantería espafiola de Lima: general de la caba-
Hería del Perú, y del puerto y xuresidio del Callao á principios del sj^p
18. Gobernando el Virey Marqués de Castell-dos-ríus por loe afioe 1?^,
entró al Pacifico el corsario inglés Boggiers Wodes en unión de GuiUw-
mo Dainpierre con dos fragatas muy bien armadas. Hicieron alffonaa
hostiUdades eu la costa, toraaroa varias embarcaciones mercantes, é
invadieron Guayaquil. £1 Virey preparó una flota compuesta dé cinco
■baques, tres españoles y d(f& üranceses: los prijneroa con los comandan-
tes D. Fernando Arévalo, D. Andrés de Valverde y D. Pedro Bravo de
Lagunas; y los segundos con sus capitanes D. Alonso Poróe y D. Juan
P^vis. £n el armamento y apresto de esta espedicion^en quefuerade
los franceses, se embarcaron 821 hombres entre marineros y soldados, so
gritó ingente suma de dinero según consta de una relación que hiao im^
ALZ*-ALLO 221
«nmic «i qiiaiBO Vízey, £lg«ii6na Akanom mUó d«l Callao él 16 d«
JiiUa de 1769, se dirigió al «rohipiélago de QaUpagoa dimdfi se dada «a-
taban los enemigos, j no enoontcáadolot aUi pasa < reeocrer la eoata da
Méjioo. SoggieraseTolvió á Europa y Alcamora al Callao en 17t0. D.
José Alzamora y Ursino oidor de Panamá y hermano de D. Pablo, fué
casado ooa D^ iBabel de Santiago Coneha, hermana del piüner Ifacqnés
de Caaa Conoha; y estnro en 1724 encargado de la prcadenda y eapíp
tanÍA general del Istmo.
FáM^-Boggiers.— Fágté Hartado y A1f.anMwra.
. ALIiOÍEA--£iL PADBX Juan DB-^esnita, natural de lima. £n la casa
qne el indígena sastre limefio, Nicolás de l>ios Ayllon, destind á beaterío
6 reeo^pimiento de migeves, y que hoy oon mayor estendon oeopa d mo«
nastano de Capudunas, ó Jesús Hanik de esta dudad, nadó Juan do
Alloza encimes de Mayo de 1597, y fué bautizado en la Catedral el dia
Ismea 96 de dicho mes. Sus padres fueron Higud de Alloza Obyán ea-
baUeio infanzón natural de Zaragoza y familiar de la Inq^nisidon de Li*
ma, y D? lieonor Menacho de Morales nacida «i esta capital. Tuvieron
ocho hijos y el menor fué el padre Alloza, de cuyo alto mereeimiento ra*
moa á hacer memoria.
£n su familia hubo hombres eminentes por sus cualidades personaleiL
BUS estudios y la posición que ocuparon. I>b sus hcciaanos, D. Jaimeu filé
cura de la Catedral, rector de la ÜniTersidad de Ban Marcos en 1631, y
murió decto Obispo de Santiago de Chile: el abogado D. Rodrigo fué
también rector de la Universidad en 1661 y 62 . Tioamiyos ñieion d Dr.
D. Gregorio de Loayza, canónigo doctoral, dignidad de tesorero^rovi-
sór y Tíearío ffen£ffal del Arzobispado, y gobernador eolesiéBtíóo: el
venerable y sapientísimo padre Juan Pérez de M enacho do la' Compac
fiía de Jesús, uno de los mejiures ornamentos de Lim a por su ciencia y
virtud. También entre los iluatres ascendientes de los condes de la Ve*
ga del Ben, se cuentan otros tíos de Alloza; y por sobrinos suyos se co-
nocieron alObispode la Margarita ia por tífras D. Francisco de Cisneros y
Mendoza natural de Lima, yanzüiarde este arzobispado, y al Dr. D. Es*
tevan Márquez Mansilla fiscal protector de la Beal Audiencia naddoen
esta misma ciudad.
Jjtan de Allozaostudió ^^ramática, como alumno estemo, en las aulas
de la Compañía y álos quince aftos de su edad era intdige nte en el latín,
la retórisa y la poesía. Pasó á la Universidad de San Marcos donde oum-
pUó los Teinte a&os, después de concluir lógica, cánones y leyes: tUTO
entre sus maestros al D. D. Francisco Godoy» natural de Valdivia, Qbiioo
ouefiíédeGuamangaydeTnuillo. En esa edad se decidió á entrarenla
Compallía de Jesús, y fué admitído el 15 de Abnl de 1618 m» d edebxo
provincial Diego AÍvarez Paz, espafiol, que habia hecho todos sus estu*
dioaenLima. .
. M 20 de Abril de 1620, pronunció Alloza sus yotos,y end eolc^gio má-
ximo de San Pablo se entregó al estudio de teología: uno de sus maestriM
fué d padre Francisco Aguayo que ensefió allí por onarenta aftos segni*
dos. Cad á los tres de contracción asidua, nu acto público literario a^
M de acreditar, d 22 de Diciembre de 1622, la ya Robada snftoieneía do
AUiptza para distinguirse en las dencias. Entonces pasó al colegio de San
Kaxtín, que estaba ba}o lá direocion de la Compañuk á hacerse cargo da
ana sala para atender á la edncadon de los colegiales, objeto al cual so
destinaba á ciertos sugetos id(kieos para tan delicado encargo. Despim
de prestar este servicio volvió áSan Pablo^ y pasó luego al noviciido do
San Antonio, en el qne por un afto era indispensable ocuparse en la me-
222 KLUi
Aitacion oontíniUL eu c^iipleM hnmfldtft ét, YÍsti«ado el híSiko piwio Ú9
loB noTÍeio0y y estudUuiao en dicho peoríodoy 6 tet<oerft pkoIimmmi^ la len^
ñna qaechiuL A los seU mesas líaé enviado oon oíros á Tnojillo a reciliir
IB saflpradae órdenes, del Obispo D. Garios Marcelo Corni, natatal de eaft
ciudad, afiunado por sos ffrandÍ98 obras en jGatot de la instmeoion públi^
ca. D^o Alloza allí sa prunera mis% y regresó ú Lima á oontlniíar en ou
noyiciado.
Terminado éste, se le envió de misionero á Goaneaveliea en donde mar
frió en público una bofetada, porqne habla oonseymdo arreglar las cos-
tumbres de una mi^er con quien cierto hombre vivia. Pasó á GaánaecK
con el mismo encargo y posteri<Mrmente á lea, regresando á Lima oon la
satisfacción de haber ejercido con celo y provecho ese difícil ministerio*
Marchó después á Guamanga al colegio que en esa ciudad tenia la Oomb-
pafiía. En esta ocasión se perfeccionó en el idioma peruano, y prestó por
einoo afios grandes servicios en obsequio de la estudiosa juventud. jOa
rearreeo á Luna fué empleado en el colegio del Cercado; mas como «a a^
lúa se resintiese de sobrellevar las pesadas tareas á que estaba conaagr»*
do, tuvo que ir á Chancay á repararla en la grania que los Jesuítas po»
seian con el nombre de Jew» ael Valle cerca de los montes de Laoluky,
donde por la primavera pastaban muchos ganados del Valle. Yaoonv»-
lecido, se le vió en Lima de superior y maestro de los hermanos .^imlonsi;
que eran los que acabados losaos afios de noviciado, repasaban el latin,
•estudiaban retórica, manejariban la poesía y se ejercitaban en letras ha-
manas. Éstos vivían retirados de los novicios, pero en la misma casa: ea
tiempo anterior ocuparon separada habitación en el colegio máximo de
San rabio.
En éste tuvieron los Jesuítas los Domingos una congregación de la ía«
cuitad de teología de la Universidad, consagrada á la Purísima. Allosa
la presidía, y propagaba con insto aplauso sus luces poco comunes en esa
materia. Por entonces hizo la profesión de los cuatro votos, grado hon-
roso que caliáoaba virtudes y letras: los que lo obtenían quedaban apro-
bados para leer fllosofia y teología. Fué lue|$o ministro del colegio Má*
ximo, aestino de enorme peso y responsabihdad, por que representaba
al rector para todo lo concerniente si orden y disciplina. Cargo de igual
naturaleza desempefió también en el colegio del novioiado.
Sefialaron al padre Alloza sus superiores, la obligación de predicar «n
el segundo patío del Palacio, delante del cuerno de guardia, todea loa
Sábados. Lo verificó durante catorce afios: llenábase el patio de gente y
le iban á oir oficiales, soldados, nifios de las escuelas, personas de oUmc^
las Vireinas marquesa de Blancera y condesa de Salvatierra, y á veces sos
maridos. De esos sermones resultó que la primera de dichas sefioras toma-
se á Alloza por confesor, y qua,un alferez Matías, muy querido del Virey
HMurqués de Mancera, dejase el mundo, vistiera el hábito de la Ck>mpafll%
é hiciese una vicia santa. También predicaba Alloza en las cáicelea y mi
lo^ hospitales; y en el noviciado hacia los pércidos de San I^ado, á
que concurrían muchos seglares. Para sostener estos ejercicios oonaq^ió
que algunos siidetos pudientes estableciesen limosna^ y rentas*
Predicando Alloza en la fiesta de San Pablo y del Corpas, dia en qno
habla procesión, y se ostentaban las reliquias y grandezas del templo da
laOompa&ía, advirtió que el Virey parlaba y cuiba mal qjempla: y por
esto se dirigió á él desde el pulpito reprMidiéndole, y citándom a sa an-
tecesor ^ue se portaba con la mayor reverencia. Él Yirey le sufrió con
moderación, y al salir dgo: E$ie jgidre st Samtúf y on «0 éUéepreÜMr. Y 00-
mo supiese que el provincial había por esto penado á Alloza privándola
de predicar, se dirigió al convento y habló así al ptelade: Si el.jMHire^
AUO— AMA 22S
Í1IÍ0MÍ «• iMt iKoe lof «erlote ifvte iiM 4M l^fMMot l«^NN^ Q^étUMm
•ImUpitfy f qme él prímm'tei'momqmeprommñde l^pr^ékfite m mi páüeh. £ate
Vivej- filé el conde de Alhtk de ¿iete, primer grande deEepsfi» que Tino á
Xáma, 7 moeeor del eonde de SalYatiem en 16S&. Aeimtecio deapnee,
qae nn leligioeo de otr» drden sahirieee al mismo Y irey en nn sermón; y
y al imponerle éete el oaetígo qve meteeia, diJo: qne no lodoeeran Allosa^
Lque no estaba bien gritasen «00 §«0 S0 ooiMota ^pte no mjfmtahm; ahidia á
gocdora y bnenos eoloies del finule, qne era mny dado al reg^o.
£1 mdre Jnan de Alloza falleció el 6 de NoTiembre de 1066, á loe 69
afios de sn edad y cerca de 49 desn ingreso en la Compa&ía. Fné hombre
de fida ejemplar, de altísima contemplación, y de positiYSS y sublimes
▼irfeades. 8epnlt<$sele en la iglesia del noviciado en la capiUa de Stai
José, y se hico información jurídica acerca de sns ejemplares eostom-
bresy en la qne declararon mnchos yarones respetaoles entoe ellos el
padre Francisco del Castillo, limefio, cnya santidad ha merecido siem-
pre lionrosa memoria, y qne fné sn discípnlo de gramática; y el padre
sray I«nis Qalindo de San Kamon, también de Lima, eminente en virto-
de0y y cnyo confesor fué Alloza.
£ra el padre Juan de Alloza bnen poeta castellano y latino. Escribid
diversas obras místicas, de las q^e podemos ciüur algunas. El Inrew ofldo
M twmhre de MwriOy qne se impnmió muchas veces. El eUh mirtXlaao de
María con 1022 eiemplos, que se publicó en Madrid en 1654. Comnmmm
dtoM omoiriB^ y Fwrm mmimanua ^ que salieron á luz en León de Francia
en 1665. 4f^cto y devoción d San Joaé^ impresa en Alcalá en 165S. £1 dine-
ro qne prodvdo el mucho expendio de este libro, se aplicó á una capilla
j^rincipal de la iglesia del Noviciado consagrada á San José.
£1 padre Bernardo Sartolo hizo en Europa un elogio mny dilatado de
Alloza. En la BíbUoteoa de la Compañía defeeuif aumentada por el padre
Natani^ Sotuelo, que se imprimió en Boma en 1676, se hacen gratos re-
enexdos de Alloza y de los libros qne escribió. También lo menciona con
esmerada recomendación el padre fray Antonio José Pastrana en sos
obras, J€urdiin ameno de San Jom, impresa en Lima en 166CL jEmpeíoBdel
poder ígamor á Dioe 4r- Finalmente, la Fids de Alloza toé eserita par el
padre Termin de Irizasri de la Comnafiía. Salió á luz en Madrid en 1716^
oedicada al ya citado Obispo de la Margarita D. Francisco Cisneros; y
la aprobó previamente por oomision especial, en 1? de Junio de dicho
a&o, el oons^ere de Indias P. Juan de Otárola, natural de Lima despnea
Obispo de Arequipa.
UUT Y aviIBiT rLARLIA ATMBEICH Y SARA FAO—Don Manukl
PK-^aballero de la Orden de San Juan, teniente general, Virey del Pe-
rú, gentil hombre de cámara con entrada &? Nació en Cataluña y debía
su origen á una familia antigua y distinguida. Sus ascendientes ftieron
miemSres de la sagradaórden de San Juan de Rhodas y Malta. Un hei^
mano suyo era marqués de Castell Bell, y se hallaba emparentado con
las casas de los condes de Aranda. y de Peralada, los man](neses de Villa-
rios, y de CasteU-doa-rius, y la del duque de Boumombila. Adoptó la
carrera militar empezando a servir á la edad de once a&os, estuvo casi
-siempre en eampafia y concurrió á siete batallas campales,^ cinco sitios,
dos moqueos y gran número de acciones y encuentros. Se mzo notar por
sns proezas en & guerra de África en que permaneció cinco afios; en la
)>at¿la de Bitonto (Ñápeles) ganada al imperio en 1796: en el asedio de
Oaeta, toma de Bari tó Mandó con mucho oréd&to el regimiento Prago-
nes de S^gunto.
m AMA
4wiCi*.jajáNW)frifW|6b^ te»«u goibiemo íijimóyBjnfB jfohkñ^
939omjm^íÚ^^lmyfromiti0m^i^ mXti^ias, c<mtaTo lA indiada^ y «m-
gimudo la de^ÑMft d^l ^«ñmorlo, «ftableoió ó mejoró algunas fotíañeáf
^9»Mk Mi^mbi^áo Yirey del Berá se embar^^n válparaiso el fi^4^^^
ttemlNW: de 1761 eg»;»]» navio der ^guerra ^^l^lfi^fi^Bmanoy" bnqne ooñel
en GhwmMiail» y qve fa^ enTiado á Cldle pan^; ooivdaoir al Viiejí^ o
étUmxMíam.Ttmt^.eí mandp ^1 día 12 de. Ooinl^ lecibléndoae pántí^
Wei» el 21 de XHeíeiiibre del nuApae. >.,. - : V ^ 'm-^
'AptmBiX,áe los adncHKqvies freoaentí^ que iienia como i»oldadp terco, y de
■nsiendenoias ala arbitvariedady el YireyrAmat supo haceane de iiiuzíe-
roaos amlffOSy y adquirió en Lima la inflaeqoífascKsiaf que no consígaieron
otopt mandatarios en tanto grado. Sn pasión dominante por todo lo oon-
oemiente á las annas, encontró nn estenso teatro en que desarrollarse^
eon la.diDolaratoria do guerra que hizo el GK>biemo Espafiol á la Qran
BcetaHa y Portugi^y. que se publicó solemnemente en el Fe;rd el 3 de No-
viembre de 1762. : . ^
Amat orgaoizó en ese $&o, y los subsigui^tes, cuerpos de, milicias cafiá
ea todas las proYincias, confiriendo el mando de -ellos y de sus compa-
fiías á las ptfsonas mas visibles por su clase y fortuna. Los hombres de
mas. prestigio 'é inteligencia rodearon al Virey aceptando su confianza y
ayudándolo en sus planes sin reparar en gastos ni fatigas. Kl conde de
las Torres <ireó una compañía de ''FunUrae realeo* que armó y eqtiipó á
costa de sus individuos, y á la cual el Yirey concedió tuero militar. Com^
poníase de hombres decentes dercitados en la caza, teniendo por oficiales
2 los Manriques deLar% Gárrulos de Albornoz &? I). Félix Encalada for-
mó el ouerpo de **0ranadero8 de la Beina madre,^ D. Pedro José de Zarate
después marqués de Montemira una compañía de dragones que se dono-
nái£ó;de "Báaoia,^ no sabemos por qué, y fué el origen del regimieinto
Dragones de lima creado por el virey en 1773. D. Lucas Yergara Pardo
de meas oiganizó otra compañía de caballería: el maestre de campo 0.
Félix Moraiws de Arámburu una de PaaamaneroB, Sobre varias compañías
veteranas que existían en el CaUao formó él real de Lima en 1772, cuer-
po que ^mas tarde fué un regimiento de tres batallones. Organizó Amat
el bataüon de milidas disciplinadas de Lima conocido por S. ''número^*
poniáidole 27 compañías; reformó el de "Pardos IXbre^ con 18 eompaltías
él de ''ÜToteraZes^ con 33: v formó el de "Mwewm Ubreí^^ con 10. En Cara*
vayllo el coronel D. José Antonio Borda creó 14 compañías de " Drag<h
%&r oigani^áádose en 1762 un regimiento: en Lurigancho el marqués ds
MoBOOso arregló 17 compañías. Los uniformes eran variados y de mucho
hioimiento: enatro compañías fueron vestidas por el Yirey, dos por la
Audienday Tribunal de Cuentas. El Cabildo hizo lo mismo con 800 hom-^
bies, y el Iribunal del Consulado con ndl; los títulos, los nobles v otros
veolnos acomodados, no quedaron atrás en entusiasmo' por contribuir al
esj^endor de las tropas, oe colocaron en los cuerpos insérnotores vetera-
nos que ootiq^iusieron las asambleas. El comercio hizo ñierteé gastos en
disponer con su peculio localidades competentes para los acuertelanden*
tos. Estableció Sí Yirey una sala de armas bien provista y una maestran-
sa para diferentes obras de artículos militares.
Todo esto hizo con un tesón admirable, y las medidas que dkstó para
la seguridad y vigilancia en todo el litoral lueren muy eficaces- y obede-
cidas con precisa puntualidad. Puede decirse que en el Qobiemo de
Amat tuvo verdadero origen el plan de ñiilitarizar el país de una mancm
positiva y estable: no quedaron nombres siu alistarse. Daba á las tropas
W d^Bominaciones que teman en España los cuerpos: y aid entre las
toíjipañias croadas on Lima liubo en 1769 las llamadas del " Inmemorial
éál Seyi" otras tuviinron nombres semefantes solo por sn Ycdnntad. lina
ooiapafiias organizadas en Chiloéen 1771 fueron 38. Antes de esta époiSa
eoXó }iabia regimientos de milicias en el Cuzco, Arequipa, Gúamangí
^TrcqilLo, Tarma y tres ó cuatro provincias mas. A soüe^tud dé Aihát fi
erisy(i ol cargo de 8ub-in8pector eenoral de las tropas del TÍreinatd> ÍL.
euaa se ani6 el de cabo j^rincipal de las arxnas, y el mando de las forta^
lezas del Callao. £1 primero que vino á desempeñarlo entonces fué m
Imgsdier p, F^raneispo X dQ ^orales,^ d^pueS 'presidente de Cliile. For-
mó el Yiréy un éampsunento para la instrucción y disbipUna; y á fin de
iSUri^lp todx> por si mismo, coloca una tienda de Campana para su alo-
jamiento, .en el punto denominado ''Zda Peinen' aibajó del puente^
Ko amó per mover ni utilizar ninguno de lOs medios que éreyó éoñda-
eiMDdbes a la defaesa d^ territorio. El castillo del Callao no estaba conelui-
áoz Amat bizotrabc^lar la contra-esearpa de mamposteria; construyó al*
^aaoeaes Á prueba de lK>mba hajo las rampas, situando también 100 es-
planadas. LeYantáronse torreones, las casamatas y cuarteles: obras que
anraaron hasta 1774, invirtióndose en ellas dos mill(Hies de pedos. Bepai^
ypnso en buen estado el navio *' Ban José el Peruano, ''^ y la engata
fiebre." Formó una oompallia de infantería de iñarini^ y tres mas da
lüiea para aumentar la guacñioion de la plaza; jSnvió ártüleriá, pólTor%
' diirersas ciases de anuas y dinero á Cbiloé, Valdivia, Yalparaiso, Onaya^
qvil, Panamá, Portob^o y Cartagena, dotando ademas los puertos pló-
manos de armamento y muuieiones. Fundió eil Linia-mudlios cafUmef
de beonee de grueso calibre y sus proyectUes: preparó artillería de cam-
pafila, y arresfó una escuela p»ráotica para esta arma. Montó mil lanzasi
bíbo coBAtnur un millón de tiros de fusil, y celebró un contrato con una
empBBBA que se obligó á plantear molinos para bacer cuanta pólvora se
Bfioesitase. Tal fué en breve el estado en (|ue quedó armada la capital
da lama; y sus murallas srecibieron también refiíociones, edificándose
almacenen para depósitos én algunos de los baluartes.
Has tarde y cuando estas agitaciones dejaron de ser tan éjeoutivaéj
dio el Yirey un reglamento en 31 de Agosto de 1766, para que rigiese en
la organización g&iemo y disciplina de las tropas de milioias de todas
armas creadas ya según las poblaciones de las provincias. Esta ordar
nauza se observó pdr algunos años basta que la de Cuba se biso estén-
cíba á toda la Améiioafr
£n el año de 1767 dio existencia á un batallón qiie tituló del 'H7omer-
ció*' por ser este éí ejereicio de la gente que dobia alistarse en él. £1 de
1771 formó, también en Lima, el regimiento de caballería **de la Nobleza:^
se hizo su coronel, y lo mandó personalmente en sii primera revista que
fñé el 30 de Julio de 1771. Los jefes y oficiales pertenecieron á las pri-
meras familias, teniendo este cuerpo una compañia de abogados, otra
de estudiantes &. Én ese dia presenció la capital un acto solemne en
que estuvieron á competencia el ligo y los regocijos. En esta ocasión
Amat disolvió las compaSlas de Gentiles homores de lanzas y de Arca-
buceros del reino que se crearon recien la conquista: y organizó una
montada para la guardia de los Vireyes confiriendo el mando de ella á
su sobrino el teniente coronel D. Antonio Amat y Bocaberti.
Haremos ahora memoria do ciertos hechos que estará bien recordar
como notables en la época do la administración de D. Manuel de Amat.
Ordenó e^ 1762 qno diaxiamente y desdé las 10 de la noche se hiciese
tina ronda en la ciudad para celar el buen orden, altem^doae en este
servicio los alcaldes del crimen de la audiencia^ Estos se negaron á pros-
39
ii6 AlU
tatloiyel ViréytoH oUigd no pcnadñ 600 ptatm.,<iat¡ítamaffl Bpy
quien lus oxuucri3 de wmejiiulu idulla. El misma alio de n92 ee estn-
Gle^ii5«Ico}iscoa«ga!ro'Bcii Lim». Véafie OarTiat £1 (kíreobo fiscal tita-
iSloíto nitÍEa aiuita fitó inoiJiliciulo íÜTofiíblemeiite en 1764, En este
i^íp, liplio eií Ja provÍDcia do Chuciiit» «na asouada popnlaronyo pro-
tí'etó io eOrt¿ Hoaegaiiilo el ii.ifH pituitamente, el cocre^aot D. Antonio
For^^. Loa Foxtajnn.'siis que eiii (IMeóbo» cto)a doiíimalMuí en Mato-
gtfiáo, pglH que, ^oblarojt pur ul »licieute d<j ero qno de él podift reoo-
j^t^TBO, liauian aljauzado soT>rc ííii)it,i Kosa, redaooloa de iu^m de Chiqaí-
tD^^bOchaporltu Je^itas duTa^uñuoia de StbitaCnTai Canéete moti-
vo, el preaidentji de Ch!irca,i teiiioiite coronelD. Joan FrwóctocoPeeta-
Ca, nyuUiuito doguiu'diaa eapanului, eaiiodlcionú S aqueTloe pontos por
d¡ei>oajo!im del Viroy Ainal: poi» bub qperaoionea se nrakiKi'bTon por di-
iloállüdeBijiTBiJotB eradado aii|*nir. Be empeñó Amat en liaoer B^on-
tla cspcdicLon I>ieu iiruvist^ii de ¡n ii«oeaarjo, ; estaño Ía6 ntenoe desgra-
— 17e5y»pgrJapíi|OiipiJHmiJ«loBviverBB,yttpor (¡ua la tropa u.
«ndb «nfidr Im ardinm f otroa inmmveiiieiiten de nn olma tan mortf-
rero,.eali« loa qne no íoe peqnefio el de la esc^roaidad de lús oaminos,
B que loa Fartugoeaee otrntabui con reontaoB inmediabea v ae
tnelprediobo aDo de ]76& ñitf tí eatreno da la aetnal pJaaaaeli
ir toree denonHnada "átAám." V<aae £(MiltiANr«.IjaaneTa Igkaia del
"CoMEon^ Jeaia^ eoiieeid» pw loa "aii«i/aiioft" ae oonolnyó y abrid al
pAUioo en 1766. Acouteciú «n 34 de Jnnlo do 1765 ana revelíon en Qnl- '
"CottW ,
pAWoo ei
jibaayei _, „ — , , _
dcaa otiminalee. Un oidor Llano, el fiscal de la AndlNtoia Sistne y el al"
ggwtUmay^r'la Sala, teniendo ialerea privado en qoeaqnelramo voL—
vmáajdiuméen anvndamiento á nn teeta que loa repreaentaia en el ne-
f^fiu»¿SúMoa loe autores de od alsamiouto popular [los tres oran eapi^
EcSaslí^ oaasionii deagracias y alteró grandemente el urden. Para xi»-
tableoerlo envMM Tirey Amat dos oompaDfaiS del cuerpo "iYfadpe d¡
Attitriiuf y dos del de pardoa de Lima. Desembarcadas en Gnayaqnií
aiacchaTon sobre Qnito & órdenes del goberuadorde la provincia, tenien-
te ooconol D. Jnan Antanio Zetaya quien enoontrfi ya sosegado el jhlíb
y qnedó de presidente de aquella Andienoia pennanecieudo on aSo en
Memando.
Laoiadad deljma ana noestabadivldidaen baiTÍoB. Amat lo Meo enr
1767 nombrando en 23 de Diciembre de 1T66, nn alcalde d comisario pa-
ta cada ano de eUos: los eligió de entre los mas esoo^dos -vecinos. Et
ramo de Huerte» tuvo origen en 1766, y dio nn producto de 100 mil pesos.
El Tirey dispuso qno el tumuniente o ganancia que de ¿1 lesnltase, se
empleara en socorrui; A enfermos pobres, y oí beaterío de Amparadas.
y estirpai mncLos abusos qne se oometian en el man^o de a _-
Hemos visto un real deoioto de Carlos III, su &oba 2 de Diciembre de
1768. en qaeeqtooe ser oausa en paite para disminuir los matrimonios,
la perdida del montepío civil ó imlitar c^ne su&ian las viudas por con-
traer nuevo enlace, lo cual era contra los intereses de la sociedad " —
r tanto mandaba, que annqne se casaran otra vez siguieran peicibie
la mitad de sus pensiones, si no tenían hijos á los cnale ' ' '
eetaa pasar. Se croo una escribanía espeoial para las hiiH:
a mitad de sus pensiones, si no tenían hijos á los cuales debieran
a pasar. Se croo ana escribanía espeoial para las hipotecas. Por
Maizo de dicbo ^o so mandú erigir y demarcar de orden del Bey la pro^
AHá 027
vincia de Tar^acá desmembrando su tottitox^o del de U nrorincia de
jLiflba á que pSfceneeW; ' i«< '^yitrijrTJ^CTjrr
LApolilacioti^ePascii^^ fhndii$eñ tTTl'i
^taneia de Tailahaanca; I3'Hoépital,Bi»r
bemando Amat por loe oSíxm éte 1770^ ^n nA^ .
'""^ átú. colegio. Fné destinado pairar' enfeiS ,
ibramontó ú 69ÍQirp^ap9. La jental^áe corrc^itme era piv
. Carvajales, BftqiÜSi iié Stó' Carlos, sS itóbt^Sfd «ia'l ^^
^t&demIlizaclon (Fátec Caréajat) £íi el Péfá éé vel^eó etrÉbO^
en 16 de May<^ itfe im tiaciénddj^r 4ma^'%6e aneglo^ ¿ec«UH
rios del ramo con el primer admíffistrador,' ^ne Tl)k>^ iBspafia^ D. J^é.
Antomo dejando. $n ese alLo ocnrrixS nn moti^ é¿ -el CaUao en los nar
vios de Kuerra "Sep^trion^y^ "AJrtnto»*'bca8ÍÍMiado por la demora de
ciertos fljcances de prest cnro pi^o exi&4an las triptüacioneál^^en ,.cir-
CTUiBtancias de próxima salida para Espasa y de liallarse abórao regis-
trados algunos millones de* pesos. Los comandantes biáieroiP'^nxi-
lio al Virey ^nien al momento se emlmrcó con trop^ hamendo il&arbo-
larsn insignia;,'^ despnes de las J^da^;aciones nQceslítíits, mandó ínsilar
previo sorteo al8 ^ne salieron del número de loé .diezmados. Lo&'antp-
res de la sedición tneron aJioreados, y limas dé* 30 se' le? imjpnsfeí^
otras penas ( 7 de Marzo de 1772.) Parece qne si al Bey no agrad(SV«rte
fieclio, no seria por sn exesivo rigor^ sino pmr Mta dé formaá jirtrlmiites
Judiciales, y por eso ordenaría se signiesen losjniclos aborw:^ por los
propios jeros. Estos «ast}g«»s no ee Terificaron ififlraganU delito^ ' pnes ya
los cabecillas estaban en Juicio cuando Amat se embancó. £n EspaSfi
eran firecuentes las sediciones en la marina y el ejércitot'yiBiempre 8&
.eastigaron con igual ó mayor dureza. No era pnes la Tenida á América
la que relajábala disciplina como dice uno de nuestros escritores; y lo que
«cita de desacato al Virey Tilla-García no ;fuá obra de la marineria ñí de
eoldadoS; sino de la vieja propensión de los Jefes y oficiales' Á mirar en
menos, con insensata altivez, á las autoridades dé tierra, de lo cual los
de España dejaron aquí ejemplos perniciosos. Aquellos dos navios ha-
blan venido en 1770 con la fragata Rosalía al mando de D. Antonio Ar-
ce, mas tarde teniente general; y á su paso por Talcahnano desembar-
caron un batallón y varios cuadros de caballería destinados al ejér-
cito de Chile.
El descubrimiento del célebre mineral de Hualgayoc por Rodrigo
de Ocafia acaeció el mismo año 1772. La recandacion ae derechos
adeudados por el comercio^ se hizo en un tiempo por los subhasta-
dores de estes 1mpues.tos^ 6 por el consulado, y"posteri¿4rmento i>or
los oficiales reales de Lima; mas en 1773 ces^ este sistema y se
creó una Aduana principal para proceder con sügecion ú su regla-
mento y aranceles de aforos: todo se organizó ^r el Virey, sieu-
do el primer Administrador ^ue hubo en la renta D. Miguel Arriaga.
En el período de A^at se esportaron para España cerca de 72 millones
de pesos del comercio y de la real hacienda aparte de los valores estrai-
dos en lanas, algodón, eacao, caecaríllas, y otras producciones. Los dere-
chos de aduana consistían en un cuatro por ciento de Alcabala y cinco
de Almojarifsizgo de entrada, y dos y medio de salida. En las monedas
de oro y plftta se empezó á acuñar con la efigie del Bey en 1772 por la ca- '
sa de moneda de Lima. El 12 de Enero se reonló en esta capital un con-
cilio provincial con asistencia del Virey — Véase Párvula, Arzobispo, en
cuyo artículo se trata del objeto de dicho concillo según la Instmscion
denominada ^^Uynio régio,^^ Amat hizo fondadas observaciones á una dis-
posición real que se dictó para que los desertores del ejército peninsn)^
8S8 AMA
oe ramüftoMn 4;áapéneo á.<fiA ¿a qne se lesii^corpoiaAe ^Ala» tr«pa» do.
e«tM países para ame cb&tin*aaráil sirviendo. Qaedó. sin elDcto mn luaa-:
éáto«urfhabEifr:hétho padecer la moral, aomónlándoee ficrél YÍreXno¿ta
súldMoadaoxuito^aateeedáilws^ Ko pooos j^bs y ofidales conaegmaoei.
destixiaaxpvfles oo^'^nimo de liocer £3Ñrt«na á cobta de los pnoblos* ^Mmsai
¿ámaxsaiüj^áA cfl^citUda aspiración, resolvió el i^obíemo suprenaof^ii^
Iqs prett^mUentoenno .pudiesen obtener nombranv^Bto áfi corvQgidniíM
f£aL>JMUKii]]Émr luite»>>y hacer dejación del emplea militar. Pensadri»*' el
Üfi^yiacaaóy'^ne solo los'militiuces tenían aquel éaiúgjEao que era taaouet».
ntimaen.ío^ue(fl»lioitaban sorregiiiiientos.
^bil^Yireyen^tM habla e9viado el navio degqexraBanLorejíBoy 1a>
&a|Baia fiosaUaiá reconocer una islaqufifse dijo naber descubierto el ca-
p¿Sn inglés Dávies. El comandante do aquel buque D. Francisco Oonza-
fes tomo posesión y levantó un plano de ella> la denominó "San Carlos'*
yMxríó ;tratos con JM indios que la habitaban. En 1772 Carlos UI mandó
que en dicha isla se formase un establecimiento de pobladores espalio-.
glesa que según noticias estaba aUí organizándose. Amat con esto deter-
minó que ia^'i^uila'' al mando de su comandante Boenechea saliese á
dar ejecución 4 dicha orden, desempeñando también lo relativo ala isla
^ San Carlos según lo acoidado antes. De los resultados damos razón
en ¿1 íffttQulo "j^enechea." Fray José Amich que estuvo en estas incnr-
^ones^ promovió im posterior vis^e que con la protección del Virey hi-
cieron a Otaheti en 1774, los misioneros Francisipanos Gerónimo Clot 7
ifarciso González quienes abandonaron después la conquista espiritoaJ,
alegando pr<^testos, sin haber sufrido persecución alguna. La ciudad de
ianía careció de alumbrado general, y en las noches eran muy pocas las
luces que se encontraban en ciertos parajes. Debióse al Virey Amat el
establecimiento de esta mejora, y mediante sus previdencias, en todas^
las puertas se colocaron faroles, conservándose luz en las esquinas hasta
el amanecer y á costa de los piuperos. Principió á efectuarse así en 2 de
l^oviembre de 1776.
No descuidó Amat las obras públicas, y puso mano á algunas de ne-
cesidad ó de recreo. Dio principie al paseo denominado de ag^as en
\770. La universidad obló para ^ste gasto dos.mü pesos sigaiéndola
otras corporaciones; y el público en general concurrió con 25,200 que se re-
co^eron en una mesa que se puso para reiúbir erogaciones en 22 do Abril,
delante de li^ Iglesia de los Desamparados con los oidores Querejazu y
Orranti^ y el alcalde Zarate, después Marqués de Moutemira. Otra me-
sa hubo en 14 de Junio do 1772 en la cual se juntaron mas de 16 mil pe-
sos. Las torres del arco dol puente las hizo trabsgar el Virev en 1771 y
el frontón en que colocó un reloj que perteneció á los jesuítas. En ese
lugar estuvo antes una estatua ecuestre de Felipe Y, hecha de bron-
ce, que se (lestrozó en su calda cuando el terremoto de 1746. También se
hizo una sólida reparación al último arco del puente que se reconoció
hallarse en mal estado, y pi^ra fortalecer mas esto y los demás ojos, se co-
locaron unos seguros estrados do piedra: ejecutó dichos trabajos el maes-
tro mayor de obras D. José Aííazóo. Mandó componer el camino del Ca-
llao que se reparó y mejoró medis^nte acertadas disposiciones, y se re-
faccionaron así mismo la caja de agua, caüerias y pilas de la antigua
alameda. El camino de la ciudad al valle y pueblo de Lurigancho era
incómodo por los muchos malos pasos que dificultaban el tránsito. Amat
acometió la empresa de allanar 4icho camino rompiendo duros rocas coi^
aáed» qiie «stá 6 mi primápio. Se impriiDÍ«Nm*i9i I9'4
ocasión del ^'ooogiiia átMiig^ho «Ydenás obsMj
ca de «a gobierno.'' En el hoepital del Bapüitpa
. Antes deeetas olnras ya él 90 de Sueco 4» 1771 ^a^llilbia éffeKimiioi»!
templo del numaitorio oe Kaainiiae deaiead» v gaala Cftípi*» 4<>^
|ül%roe. Peetrnido el antigaOy de poca imp«vt«Mítaf IP* ei^^MmoMi^
de l'Me^ elVii^ AmafchizoélmiinnoeíplaiM», r^wwUeditaír ^i$mk
4Biia eraeQsasy pues sos en^Eaeiooee para ^lo montarop á «aaesinM
.cifra bamendo avudado lainniversidad con 4 nul peeoiL y D^ Xeiái^ S^
aandez de Córdova con iina conaidegame cantidad. IH^ieétWWrX^-
Felipe Gi^menaiee n^a xelaeioa dé aqneüa fieeli^ai^fliiuM^ 4«(|levidflte
al Yirey ; publicación en tfne esiá incesria la elooamteeraoiff» puneglitie»
qne prannBOió el prevendado entóacee Dr. £|*> SHiiUc* T^miniiga -
£1 terremoto de 1746 dejó muy BuUratikdtflatQiii^ deltMagla^eSaatc^
Domingo; y annqne la cifieron con nnae íbíb» de fificvOy comot eil^pce-
.canc^on no bastase y sn calda era de temerse eoA enaflqwer nafire ea^qb
dimlentcK faé veenelto <|ae se destruyera para fiMcar otnw ICaapM
cumplir la orden dada al efecto pidió la comunidad' al Ylny 4€€0 pesen
y pareciendo á este una cantidad exagerada, maüdó Teñir obvevos ifm
Callao- y se bizo la demolicioa mediai^te i^u upasto muriio meiMWv Amat
trató en el acto de levantar la nueva torre, y no dossanaé basta eonss-
ipiirlo ea 1775. Tuvodeoosta 96 mil pesos sin contar el valor di» les
materiales de calera que se consaaiiei?en«
f Concibió el Virey el proyecto de colocar otfo paeiita en -si' 9U>
por la parte de la Barranca inmediata al Beatwio de Yitewtitf^ IN*^
estando ocupado del plano y presupueetp fué relevado del mando^ per-
diendo lima una favorable oportunidad de re<ábir tan interesan^ y i»Sr
cesaria mejora. Finalmonte circuló muchas órdenes á loseorregideves
paraquesecontrsúesonála composición y n^^Jora de los caminos,, fán
olvidar otras obras do interés publico.
£1 Tribunal de la Inquisición celebró en 6 de Abril de 1761 una de las
funciones llamadas "auto é^féP que dio principio á las ocho de la maIMfc*
na en su sala principal con asistencia del Yirey y de un numeroso gon-
tíOb Fueron juzgados seis individuos que al dia siguiente pasearon las
calles en tr%jes afrentosos según se acostumbraba, y su&iendo asotes A
voz de pregonero. Entre los penitenciados estatúm el cus^uel&o l>i^|j[ó
Pacbeco que funcionó como sacerdote franciscano diez y siete años atn
ser descubierto; y el francés mósioo Juan Moyen por haber proferto
43 proposiciones imuriosas al Papa, á ios eclesiástiees y al $9ntQ OftciO!
los otros hablan reiterado eli^alxiniLonio. Todos pasaron ú, los desti^rzos
ó presidios designados para su perpetua residendW
Pocas cuestiones suscitó este odiosísimo Tribunal en tiei^po del temi-
do Yirey Amat, y no pasaron de tentativas sobre ol^étos ^ pareeex de
pequ0&a importancia, p«x» que por lo mUnno hiftoian conocer él espíritu
de disputa y provocación irrespetuosa del Tribunal 6 la aütcíridad su-
perior. Hiciéronse en Lima pomposas exequias á la reina madre P? Isa-
bel Famecio el dia 11 de Juuo de 17^, j en casos tfJes «ra de etiqueta
debida que los tribunales y prelados diesen antes un i^ésame oftdal al
representante del trono. Negábale ¿ hacerlo la inquisición aleeaiptdo
que en ocasión precedente de honras dé la reina D? Bárbara de Portn-
^ esposa de Fernando YJno l^^bia practicado ésa ceremonia, olvidan-
'
2p ahí
do qn^ aiempro ennmlió oon ella eáotras oportutiidades. Amat precisó
ItléB ib^itifliaoMs á u^utr iu]^aellii'ioMgaoí6n. ihiaiíao se hi£o él lalistaf
1^<Í3MÍ» ffeiiiíanil^n las'tftflieSas^ ^tdslerotí qaeíhesen exeptuaíAivB cuantas
peáwtiM depéddiééeir-da fiátfte Ofídto, J'ooñit'^^l^ú^loBUainase al
áriteá^^lttéCeitdiei^ en ^fim^ que dr bus snbálterftos se oiganizáDeí tina
oomj^altf a espél^iA y sepiftiitda» ^^
Amat cuidó de que se obedecí^, estnotamcnte la real diroosicioií de
Úáñom^JJl fecki^ 18^de Enero^<ir¥76a|'esplicada en btta de f^de Janio
de ITd^^eóhfeepéeto illds edictos éf mdioes pró&ibitivos y é6piiTgáfeoriofií
áéWitimM Bey á^termSS» que la iUl|^óio!on ánteá'de proceder oyera
átee atoribreé cátólicdfei oonoeidoepor sns letras y fama, y qne se nombrar
san defejBsiMres de conodcOéxiencia. Que no se embarazara el corso de
los llttróii 0 papeles sino después de califioados. Que lo censurado podía
apartanse por los mismos dnefios quedando la lectura en corriente. <^ue
1¿9 próiübioiottes ééf/dirQleran á desarraigar errores contra el dogma' y
(^inipneslaxaffque pervirtiesen la moral cristiana. Que antes de publl-
ciirse los edictos se presentase al Rey; y que ningún breve ó despacho
dé Boma tocante á la Inquisición, aunque fuera sobre libros, se pusiese
en ejecución sin noticia del Rey, y sin haber obtenido el pase del Consejo
cOmo requisito preliminar indispensable.
El mas ruidoso suceso de la época de mando del Virey D. Manuel de
Amat fnéla e^»atriacion de los Jesuitas y confiscación de sus bienes re-
sulta por el Rey Carlos III en el siguiente decreto firmado por él mis^
moen el Pardo a ^ de Febrero de 1767 y dirigido al conde de Aranda
presidente del Consejo.
^< Habiéndome conformado con el parecer de los de mi consejo real,
" en ^l estraordinario que se celebró con ¡motivo de las ocurrencias pa»
'' ísíádas, m consulta de 29 de Enero próximo pasado, y de lo que en ella
^ me han espuesto personas del mas elevado carácter; estimulado de
" gravísimas cans^ relativas á la obligación en que me hallo consti-
'' tuido de mantener en sabordinacion, tranquilidad y justicia mis pne-i
*' bles, y otras urgentes, justas y necesarias que reservo én mi real áni-
'' mo: usando de m suprema autoridad económica qne el Todo Poderoso
'^ ha depositado en mis manos para la protección de mis vasallos y res-
'' peto do mi corona, he venido en mandar se estrañen de todos mis do-
" minios de España é Indias, islas Filipinas y demás adyacentes, á los
*f religiosos de la Compañía así sacerdotes como coadjutores ó legos que
** hayan hecho la primera profesión, y á los novicios que quisieren se-
*^ guirles; y qae se ocupen todas las temporalidades de la Compañía en
^ mis dommios; y para su ^ecucion unimrme en todos ellos os doy ple-
*' na y privativa autoridad, y para que forméis las instrucciones y ór-
'* denes necesarias, según lo tenéis entendido y estimareis para el mas
" efectivo pronto y tranquilo cumplimiento. Y quiero que no solo las
*^ Justicias y tribunales superiores de estos reinos ejecuten puntualmen-
" te vuestros mandatos; sino que lo mismo se entienda con los que di-
" rigiereis á los vireyes, presidentes, audiencias, gobernadores, corre-
** gidores, alcaldes mayores y otras cualesquiera Justicias de aquellos
" reinos y provincias; y que en virtud de sus respectivos requenmien-
" tos, cualesquiera tropas, milicias ó paisanaje, den el auxiUo necesa-
*' rio sin retado, ni te^iversacion alguna, eo pena de caer el que fuere
'' omiso en mi real indignación. Y encargo á tos padres provinciales,
" prepósitos, rectores y demás superiores de la ''Compañía de Jesús" se
** conformen de su ^arte á lo que se les prevenga puntualmente; y se
'' les tratará en la ejecución con la mayor decencia, atención, humani-
/' dad y asistencia, de modo que en todo so proceda conforme ($ mis so-
AMA i^3i
» boranaB intencipnes. Tencbreislo entenáido parará ^f¿aoio ftnni¿ifn^|ffi.>
*' to como lo£o y espe^^ dajnestró oelo^ iictiTidad y mnoir.á^^ni.faal»
^ servicio, y daroié para eQo las órdenáfí'^ ixistiracfikiinies ayoomj^íaa*
'^^jUK^np^SaQdo qfemi^Wós de éste mi real áe9^to.^a.l[os ooato estando.
^ rErmados por yós se les dará la misma fé yeré£to g.iie>a)b9^]SIW*'r-^
^^{A^p^icadodelarealmaxio.'' ^ ' . ^ i;i -mo -íí
-XdL Solide de Aranda, jsircnló nnas instroccióiies, izando 'huffedik ftó^
habittki de óbéervar las aatoridadéé en la cjeoáoion de diono c^^fir^tp^^
con cuantas particularidades creyó r oonyeniente áet^iíl$^¡iiíiv/ian^qQ^
no ocúx^esen dadas, y se procediese con seguro acierto *F-i^iii^múda4tf'
Hb copiamos esas instmcciones que contienen 29 artlcoKs, ni jps tr^po>
q^ae abraza la adición respectiva á las Ainérícas^ por haberse j^prip^o
machas veces con cayo motivo son conocidas de £0069,^
£stoB docnmentos se enviaron al Perú pot la Via de Buenos Aire^ y
en la mañana del 20 de Agosto de 1767 los obtuvo el Virey ^ manos del
oficial que los condigo por tierra desde aquella ciudad eñ toda diJ|Lgen-,
Cía. Hecibió también ciurtas áú Gobernador do Buenos Aúes y del presl-'
dente'de Charcas tratando del mismo asunto^ y una esquela del Bey es<*
Grita ae su puño en estos términos: " Por asunto de ^pnm importancia y
" en que se interesa mi servicio y la seguridad de mis reinos, os mando
*' obedecer y j^racticar lo que en mi iionibré os comunica el cond^ de.
^ Aranda pi^idente de mi Consejo Beal, y con él solo os corresponde-
** reís en lo relativo á él. Vuestro celo, amor y fidelidad me aseguran el
** mas exacto cumplimiento y el acierto de su ejecución. El Fardo á 1?
" de Marzo de'17OT.— Yo el ÉeyJ'
£1 marqués de Grimaldi secretario de Estado acompañó oficialmente
^ta carta al Virey; y el conde de Aranda le pasó otxa remitiéndose á
las instrucciones, y mciéndole entre varias cosas que tomase de ellas
todo lo adaptable en el Perú: que le facultaba para proceder como con-
viniese: que en óaSo de resistencia usase de la fuerza de las armas como
Contra una rebeldía: que no le consultase ninguna duda, resolviendo por
sí las que ocurrieran: que cuidase del secreto, y de que las órdenes se
diesen en dias calculados para que no se supiese en unos puntos lo he
Cho en otros &?
Amat designó el dia 8 de Setiembre para lá ejecución^ y dispuso todo
lo necesario. Dióe en su menioria acerca de este punto^ que tocó con doa
diflctUtadeS: ** La primera la £ftlta de tropas para el caso de tener que.
'^ liacerse obedecer á todo trance pues aunque jamás tuve la mas re-
" mota duda déla lealtad y sumisión de estos fidelísimos vasallos, prin-.
'' cipaliUente de los que comx>onen el cuerpo de la nobleza; pero refle-
** xionaba que con novedades menos interesantes Ée han visto en el
" mundo mas ruidosas y perjudiciales resultas; y como en los sucesos
" políticos no se vea el reverso de la medalla, solo el éxito suele ser el
'^ mas segtiro crisol que les da la ley. La segunda y mas princij^al era el
** secreto que demandaba una tan vasta espedicion que debía ser si-
** multánea y ejecutada por muchos; al mismo paso que por su delica-
^* deza necesitaba, mas que otra alguna, reserva para que fuese efectiva
'* la sorpresa; y siendo éste un punto en esta ciudad, por la viveza de 9ua
** habitantes , mucho mad arduo que en otros países, fué menester apurar
" hasta el estremo la sagacidad, á fin de que no se llegase á traslucir. *
" Con esta idea y la de entretener al vulgo, para que no incubase en el
principal objeto de la venida del oficial con pliegos, que hizo montar
á todos en curiosidad, desde luego mandé aprestar el navio de guerra '
** nombrado ''San José el peruano,'' aparentando según las provisiones
" de Tíveies y guarnición, que el viQje se dirigía Á la otra costa ó puei: ,
u
«4
m
^ to de Ácapalco. líiéntrai con esta novedad, y el deseo de adivinat e^
** destino ^ navio, se divertía el páblico, discurriendo cada uno segui^
** las re^as de su caprichoi, que esteádieron hasta unos pontos donde!
*' ño alcaliza la imagmacion, me tomé vo él tiempo que habia menestei;
** la práctica deten prolijo «orno dificnltolBO proyecto, y contrayéndomQ
" pon mi asesor ffeneral D. José Perfecto de Salas, y confiándome única-
* Mente dé misecretorio de cartas D. Antonio Eléspom (á quien recibí
** nñevo ¡atfime¡ixÍQ con pena de la vida) dí principio á los preparativos'
'^^ en lo concebente al ¿ustrito de esta Beal Audiencia formando las ins-
** podones n^p^sarlas y nombrando comisionados para el Cuzco, Guan-
'* c^V(áica^<p^u;E^^Qga A\^
/ Tmmó Amat todas sus érdenes por estraordinarlos, á la parte del Sur'
ijbi^Mpqu^KQ^ comprendiendo lugares y haciendas del tránsito; y ha-
«d norpe Ü^ast^ Tresillo v puntos intermedios desde esta capital. ISa-
b|d á Í09 Cibispos enterándolos del casd, para cuando todo estuviese
cuii^lido y ^ectttQtdo. £sta circular fué la que copiamos á continuación:
" ÁUB/itie no 4ndo que debe haber sorprendido á US. la noticia del su-
" ceso feUÍ!0fóé I9 perpetua espatriacion de íos Jesuítas, me persuado^
*' ijg]9alm;9nte que la niirará con rostro firme y sereno luego que sepa que
'' estaiii9t|| resolución se ha derivado derechamente del trono, y que por
" m» cwoQto i^fiji dignación se me ha comunicado en drden escrita de su.
" rcñt P^HOf ^A fWsmtad indefinida para practicar cnanto US. está vienda
" poneiT ent^ecücion sin dejarle o^ arbitrio á mi fiel resignación, quQ
'' el ejercicio de la obediencia á que anhelo con el mayor esfuerzo y
" áM>mpl^l0tt3icia. No tocando á los subditos indagar los soberanos arca-
'' noSf sino venerar los decretos de la magestad por deberse considerar
** júempre fundados en gz^ves y justísimas causas, espero del singular*
" jl^entodeUS.que en consecuencia de la fidelidad que le ha juiSdo á
" un Bey tim ivmftble, hade concurrir por su parte, en cuanto pueda á
' ** I9 consecucioii 4o no fin tan conveniente, 'v que ha de contribuir con
** sos efic^aces persuacioHes á que no se desvíen esos diocesanos del jus-
" to concepto do esta providencia, haciéndole entender al clero y a los
" demás regidares, que se limita a los religiosos Jesuítas; induciendo á
" Jlos adic^ á ésjbós á que conformen los ¿olmos con las intenciones del
*^ Itey^ con todo lo demás que sabrá oportunamente verter la feliz ocur-
" renipia de tllS. de cuyas resultas espero que me participe para dar
** cuenta áA. lá. — ^JMos guarde á US. — D. Manuel de Jniaf."
píen coi^pcí^ el Yirey en cuanto á Lima que no eran pocos los inconve-
ñienteQ qu.e ofrecieran no solo el tener que proceder simultáneamente,
sino íi^ relaciones de parentesco, adhesión é mtereses que mediaban con
I9S fjTe^Tiit^s en el centro mismo de su poder distribuido en diferentes ca-
B9ÍB V h^^iei^da^.
. ^ Bil^^ag 9 4^ Setiembre con ocasión de una fiesta en el templo de
Uonsfi^T^ áque asistían las tropas, dispuso el Yirey que formasen diez
compjgtfyj^s de Granaderos, y que se les obsequiase en los cuarteles de
Palacio C09 refresco y una cena en la noche, estando con sus oficiales á
l^ vij^ y permitiéndojae música y baile, pero con las puertas cerradas y
6rden 4é que nadie sJEdiese, El Yurey asistió á la comedia, y á su vuelti
á las éi^m de la noche, fueron entrando por una puerta escuóada que es-
tá en el lado frontero á lo!s Desamparaaos, varios oidores, altos funcio-
narios y ^oaldes^ llamados por el Yirey por medio de un billete escrito
de Qu pulió en que les prevenía el lugar de la entrada y la prontitud con
que 4ebi^ comparecer. Desde luego quedé en las familias la inquietud
consijgui^Qte á un llamamiento tan estrafio por la hora, y que debía .crcr.
cér con lá tardanza de aquellos íu^a de sus casas.
Á lita ám déla niáfimiá llegó á FalAcio mift eoninii&fa de in&nteilá
€qi »|m^^M»djBéq.^% d^ secoionesJ/'A cadaf^áiukde'ee-
t9é íí^jíi^gñó, nná competente ñiensa dé infáhteTfá 'Hf^^balleríaL'/to-
^W¿ ,ñijB¿ñl!ardn cori ihis comiáiónacÍGíB á la eabézá á lo9^4eÉrtinbB oue les
íhe^va ^alaoOfl, á saber: £1 conyento mázisMl de SÜá Pablé^ él noTÍ-
tíadoy la oafla de loé pesaafíiaradoB, j Í^.^Sdl Coróado. Oasi á un ttMnpo
4e les ábn^DL la^ puertas^ v Mtó ecmtünio ttarOBentee lOs mleiálircM de la
oomoBidad qiiedo obedecido el decieto de eanceUtó^ f éstraUtoiietrifi», loe
bienes adegofadoS; y gflameeidos dé 'tropas los' interiores y ai^íHdaede
dichas casas. Llegado el día, empezó á saberse Jo que acababa de suee-
der, eireolando luego rápidaméstey y éaosandoiA admiraeiotty^|bií^orde
todotff ElVirey antes de amanecer távO nna ooníelfeTOia con el Ano-
bic^^, preyino ^ los religiosos de las defllasitlrdjÉsies $6 abétnriesen éñ'
óalir de sus olanstí^os, y mandó qplé varias patmllasliliontildas zeeorrie^
•en la'cií^dad paifa no permitir graposde geáte én pa^Jé algnno.^'^Be^^
Siidamenté encargó á tres ean^gos y o^os Sixtos seculares, el |^^
emo y^^idministraeion del eoleglo dénBan ICartm cuyas labores no so
internnnpieron. Eneonlendó á los proveedores qne babia previsto, el
dnidado y bnena asistencia de los padres recltuos.
Se recibieron «áonsecntivamente los partes de quedar dumpUdas las ór-
denesy y dasalojados los Jesuítas del oolefflo de Bc^lavista, y de las ba*
ciendas de pocanegra,' Santa Beatriz, Villa, San Juan, Calera, Sam Ta-
deoy Lurin y otras de los contornos basta CbAncay; con <3nyas metiólas
<ireeió la impresión del ptf blieo ^ su asombro por no baberse trascendí-'
do ninguna ae tantas providencias dictadas con singcQar cautela y eie^
icntadas con tan rara exaetitnd< £1 convento niázimo de San Pablo faó
él lugar de reunión general de los Jesuítas presos, y é( él se oondi:deron
én coobes y con escolta los de las demás casas y establecimientos de la
Goni.pañia> Á exépclon de lOs Muy ancianos f «ífermos que se custodia-
ion y asistieron en el convento de San Franoisco. De los novieios, solo
tres siguieron la suerte de la comunidad: los restantes dejaron los hábitos
y quedaron en plena libertad. Oumpliéronse las órdenes preceptivas
con la misma puntualidad en Pisco, loa, Goancavelioa y Guamanga, ou-
Íos conventuales fueron traídos áLima: no asi los del Cuzco, Arequipa,
[oqñégua y Puno que se embarcaron en la costa del Sur; y por eso no
se bailan sus nombreé en la relaéiOn de los 943 que pfrt>lícarémbe; tani-
poco están los de Chile qile ségun datos serian unos 130*. £1 moderno
historiador Gby dice: que llegó á haber en aquel país hasta 411: y refie^
te qne 60 perecieron en^ navio '^Ntra: SeSora de la Helñliita^ qne nau¿
fetkgó en el vli^e desde valparaiso: qne otros llegaron al Callao de don*
de saliéion para £nropa por el Cabo de HomoS. Agrega qu$ los Jesui-
tos tuvieron noticia anticipada de su espulsioni y que cuando el Presi-
dente recibió los pliegos, se los Miso ábriz y leer Á un eelesiástioo de su
conflanzat
Proiy as iai^eas se eniprendiercm por ñmcionaríos de inteligeneia para lA
facción de inyentarios y recibir rormalmente los archivos, cuentas^ bi-
blioteca y otros documentos de la esfera administrativa: á todo .atendió
la previsión del Virey, y sus medidas bien concertadas produjeron los
niejores resultados. Publicó un bando para que eii ocíio días se diese
razón de los créditos activos y pasivos con los Jesuítas: el cúmulo de
negocios que estos abarcaban, se dio á conocer por la multitud de recla^^
hiacioiiés y asuntos péiidientes due se ofrecieron á la considenfoíon del
€k>bÍetno. Las Ocnpacloues del virey fueron tantas y de naturaleza tan
estraordinaria y urgente, que le ñié necesario entseglEu: á dos oideraiiel
30
234 AMA
aiMpaobo diario: y que éoñ regidores deaempaftftiwn Im adexu^ooueB 4tf
Im fJfiáldes por hiuliurse éstos empleados eu otseas tocantes á las circim»-
taacias. liOS Talores encontrados en lama de 1» piropiedad de los Jesni-
tas faejon los sigmientes. Esclavos en número de 5,200. Plata y oro se^
lladea 180 mil pesos. Flata la)>rada 5^,300 mareos: oro 7,000 castellanos.
Créditos aotiTOs 818,000 pesos: pastaos 540,000: censos 72,000. Las ha*
oieaAdas y linca» se cMonlarmí en 650,000 pesos. Los remates de algnnaa
dfi eUas «a tiempo de Amat se lucieron en mas de 700,000 pesos no todo
al contado, imes por los restos se estipxdó el tres por ciento de Interés
ooB la amortización de nno f»or ciento. Gastase cerca de mledio mi-
Uonde pesos en 1» soMstencaa» transporte y otras atenciones de los o»-
pídsados^ y lo enyiado al Bey en numerario mentid á 800,000 pesos..
ha Béfu. Pragmática de 5 de Al^ril de 1767 para el estrañamiento da
Im JesnitEis, se promnlgé «n Lima y Callao por bando público 4 voz de
pregonero y con i^anvto militar el dia 7 de Enero de 1768 antorieando
asile aeto el Dr* I>. Jáanne) Antonio^^e Borda y Echeverría alcalde del
etUM». de leí Audiencia, Qrtsaniz<^ en 15 de Noviembre nna oficina ti-
talada Diree^ion general de Temporalidades de la estingqida Compa&ía
de Jesos^ par^ el man^ de todos los bienes de ella. En sueldos de em-
pleados gastó dichia o|[cina 14,390 pesos anuales basta el a&o d« 1785 en
qua añedí) mxm adspómstracion en yirtud d» real orden de 3 d^ Diciem-
bre ais 1781. Pespnes l^é issodlácada con supresión de plazas y sueldos*
Un oidor baeia de jaez pomisionado en este complicado, ramo. En 15 de
Jimio diS 1770 y en ciHoplimáeuto de wia cédula de 9 de Julio de 1769 se
formé nna Joo^ta 9nperior Ae aplicaciones de las propiedades i^ne fueron
de los Jesvitas preiúdida por el Yirey siendo vocales el Axzobirao, el oi-
dor D. I>eminffo de Qrrantia, el 0iscal D. Manuel Gerónimo de ^nedas y
el conde de YulAoneva del 8oto protector fiscal de indjk».
El templo y ceAegip nMmm^ de San Pablo se destinó á, los padres del
oratorio de »an mipe ^eri con el nombre de San Pedro y san Pablp.
Dentro de él se fi^rniaron, un seminario de ordenandos, un hospital 4a
clérigos, y nna casa de reclusión de eclesiásticoB, continuando en su ca-
pilla la congregación de la O. Se separó de dicho convento la localidad
qna se desifl^ó' paira estudios de latin y retórica, en la cual se reunió el
qolegio de Indios nobles é hijos de caciques que estaba en el Cercado, y
áindó el Yirey príncipe de i^squilache en 1620. Nombróse rector al pres-
bítero D« Juan de Bonrdiiiiabe qne después fué canónigo» (acta de 7 de
Julio de 1770.) AAi^dicáronse también á los padres del Oratorio unos
eoelavos tocad^?es de c^rúnías que tenían los Jesuítas, y cuyo alquiler
para toda clase de vegociijos íes j^odncía ganancias. Igual a;^caGion se
dio á la botica p^Mca j^apa que se conservase el giro de eUa.
La casa de los padres de Ban Felipe Neri con su templo oonocido por
el de San Pedro, se destinó al beaterío de Amparadas de la Concepción
(Recogidas) con el hospital de clérigos que serviría para hospicio ^
mpjeres^ un claustro para cárcel de mujeres escandalosas (aola de
idém.) En este beaterío continuó el colegio de nifUus indlg4^as>. iie-
fislándosele rentas de las qne poseíanlos Jésnitas, fuera de lo qne des-
de antes tenia asignado.
ApUcóse al teniplo de San-^edro y San l'ablo un reloj nuevo que ae
1)^<) e;^Ístj9nte: y el que había en una de sus torres, se colocó en el arco
di^l pT^ente (ac|¡ade idem.)
La casa q^e servia de noviciado á los Jesuítas con sn templo y ñv^a
rentas, se destinó al cplegio de San Carlos que se erigió refundiendo* en
él ios 49 ^an V^atÜJHi y «lineal de San Felipe [acta ya cíta^*]
AMA 23S
Hl liMMJ flfil Ooitglo MmÁ ds 8mi Mipa le auidó ecn» yqaeie pn-
«ieflen demanlÍMlooasmitM.
ra q«i«ociipab»eI eolegio é» Ami ÜMifaK ledaitiiió ea saHe á Hoipi'
€Ío de nifios espdsitos, dando á éste el eon'MyomdMnte rnriMiiimtii
Ia eaM y eKmyentíllo que k» JesnitM teniaa en el poeSlo újA Cornado
se ftptioó eon aa iglesia. Auetta y ofloiiuwá un lioapicio da pobres hnps»
didee y újénfenmhnmkstiM y Tagastes, sin peijw9Ío de que los cons
tuTieseii Á «00 del niistiLe templo.
Ija cM»e<4eKio do Bellavista se dio á los bolsimitos pan que en éU*
«e dSMrmase «n hospital parala poMaeion y hacictidas oftTWMias, y paz»
las ttmasde i&at y tun» asignaiidossle las i«itfis nesflsariss.
liaa llbranasse »d[fadioatoai á 1» UníTotaidad paca que en olíase sstsr
tosióse «na IdMioteoa pdbiloa do qae se iMxmbcó pnmer biUiatoesrio
al l>p. 9. Cnstánd Montano, al»0|i;ado yssriestor du oodegio loálde flan
VeiHpe (aenarAp y decreto de 14 de Koviembie ds 1L779.)
]>estiiiáBe á 38 templos doparroqaias dentro y ñiera de lima^ de koa-
^telesy «áraeles, oolegios^ boaterios 4fef nn eveeido núneio de tssos m^
grades, omanwntoSy reliquias, idhi^M y otraa ol^etos del eolto, qne
pava s« distnbnoioa estavioron depositados «n la Iglesia de Dessonpa*
radoB. Bn este eopvéhtose enasBali» por los Jssaitaa á leer y esorüiig á
mas de 490 niños.
Blerfoae per la misma junta eoa oMÜTodo lasapUoneioaes qae hias^
«na aáloeiosL á les estatatos de la Universidad, mejorándolos y oonri-
jlendo diferentes abasos: (acuerdo de 2 de Mayo de 1771) las oonskita-
^nes que babian de obe^rane «a ^ ocde^gio do oaeiqaes é indios no-
bles unido al estadio de latm y roMrica bajo un solo «ireotoiioe (idem
de 90 de Junio) y el reglamento para ^ nae^o^eolegio soal de San Cwlos.
(5 de Julio de dicbo ano.)
Para las aplieaeioaoa ya indioadas so tavo prsaeate algunas raides
sédalas recibidas eon anticipación en fvfior de eiertos estableeimientos,
<»eadoS é por orear, á solicitiid del Y iroy^ Aaigndse el prodaoto del ra-
mo de suertes por mitad al bospitai de negros de fian BactokNaé y ai
lieatoie de ÁHFparadas; eon mas á áste, en rirtud de real drden, dos
mil pesos anuales d^ ramo de vacantes mayores y meapies^ encargando
de la administración al Tribunal delOoosulado.
liSs capellanías eolatiTas, legas, aaiversarios y otraa foadacioBies ad-
ministradas por los Josuitas «ran 3d7t los espítales de ellas osmponian
la suma de 1.401,391 pesos, S9S Intereses la de 40,446, y sps graváaMues
montaban £ 20,413 pesos. Los Jesuitfas llegaron 4 lama en 19 ds Abril
de 1S68: así es que basta su espabüón corrieron 199 anos 5 meses.*— F^-
86, Pertülo, él padre Gerónimo Buiz del
ESscribié eon alguna dsteaeion el Tlrey Aaaat, reraeeiiosi osaieccip
qae los edesiástioos, y espedafanente los regulares, haeian en el i^erd,
paliado eon él espendío de los irntos de sns proptedades rurales. Tomé
tal ineremento, y era tan reparable, que taé preeiso 4^nerle pieoaur
efones represivas, porque el desmedro y pe^aiolos ^^esufirialareal ba-
eienda con la absoluta libettad de dexeoiios ds que gozaban, vino á ba-
oerse sentir de una maaeca se&aiada y escandalosa. Ms abasos teniaa
profandas raie
xe ypoderdfia.
esta dase de :
D. Cristóval Francisco Rodrigues, delatado ante el Bey düsremiss fae^
ebos, se did una real ^rden en 1769 preTtniendo al Virey biciera deeaoa
avisos él uso que coavinicBe. Amat aparejó na expediente oon oaantas
indagaeíoneB pudieron praetleafse, y se desonbnd qae'subiA 'M aémíim
S36 AMA
^vdM' lo 4efinniaftdó ai|iii y en'CUlfi, j nüul qHd tod« pof Jot Jkmvilkm
según se demostró en im estado oomp1^uleIlai^o de un qnmquenio* Si|
en ooüBeoueaoia sé 4ictiMxm |iroTÍIte»)|iw sereras y efiéimMs j^am. imp^
dir el'deeóKLeai y las nstiipaoiones.
Los Jesaitas lejos de sometexse á los deeieioB del Yivey, y de eonte-
nene en los límites preseripton; haciendo ostentación da su poder, aun
mentaran el tráfico y ampliaron mas sos espeeolaciones. TeuiMi en la-
ma una oficina llamada procnradnría á donde Tenian úb gmodea diatan-r
das, y á cargo de los nüsmos regidarea, efectos de ISfloricaa, trigos» Tinos,
«gnardientea» sebos, yerra del Paragoay. a«6c(Etf«Sy losa A^ con coyoa
aríbícTÜos abasteciau las pnlperías y mochas tiendaa; y esto mismo e^e*
cntábazL en las demás ciudades del teino; de modo qne su giro meroantil
era mny estendido, y Tenia á ser como nn estanco para qn^ i^iichioa oo?>
merdantes secnlares no pudiesen hacer negocioa; por^pie i|Ci pagando
aquellos contribución alguna» yendituí Á menores precios y al oontado^
cansando quiebras y otra diversidad de malea. . X^m crecidas ganancias
las empleckoan los de la compa&laen comprar haciendas y üíbnoaa, ó en
enviar caudales á Espa&a: si lo p^sunerq. esas fincas y establediRioivfcoa
salian de las manos que contribuian id BiariOy 7 entraban etn, ptcaa pri-
vilegiadas] y si lo segimdo, se ignoraba el destino d^ dúiofo. do que so
privaba al país. Aparte de esto, y como eran impenetrables en aof^
asuntos^ no podia áverigAarse, annoi|eiie sospechase» si tenían coniratos
con particnlires quceu secreto gUrárau pój^mano de ellos parta aharrai?
los derechos fiscales.
Todo esto y otras cosas representó Amat al Bey en 8 de Setiembre ds
1766 aansando á éstos ^' comerciantes sagtadosi I^TidQíi de caudal y de
í^ partido, y mny instruidos en la ocultación do eeos y mayoréa n^jbd-.
*' mas.'' Solicitó remedios prontos y positivos contra las casas depúr
bUcoxomereío en que dicl^cs legulloes " ultrajaban su pundonor vien-
ta dolos el vulffo- diariamente en los mercados y puntas de tabernas»
** pulperías y tiendas á nmla y con una tableta ei^ la mano que les ser^^
f ^ vía paca contar la moneda que percibían de las ventas practipadas.''
£1 Yire^ agregó que ^' de algunos aüos á esa parte el mal templo í1m|
" cundiendo y pegándose á los demás religiosos AV^ Por todo lo cuid»
Amat dijo al Rey que tenia dispuesto " se retirasen los procuradores dfli
'' Quito y Chile que habían venido á inundar el reino de mercaderías
'' de contrabando, y qiie se lo participiiba jgior qqe saina ^ue se qu^a-
'f rían con empello, y con la tenacidad sropia de su despotisn^]^ ^ estos
<' dominios, con el cual, y por medios ÚÍGitos, trataron siempre ájb ^me-.
" drentar á las autoiidaacq, que abrigabim corai^nes tímidos, jt^áfi^
** la constancia del suyo/'
Seria interminable t$4?ea teferiv lae luchaa del Yirey Amat con los re-
blares por estas dafiraudaciones y ot|?Q9 n^tivo^ nuestros lectores puor
den ocurrir á la relación de su (iobienio que corte imp/esa. Ch»abai|
todas las comunidades del privilegio de no V&B^ ^ impiie^to denomi-
nado *^3i8a" sob^e la carne; y advirtíendo el Ymj los graiMtes abusos
•que se cometían en el particular,, pues los xeci^u^UMLcKre^ ^ ese áereohe
tenían que estar á las razones juradas, ó no, que daban los prelados en
•lo tocante á los consumos de sus conventos, se qcupó seriamente del re-
-medio, y mandó fiormav las demostraciones imm&ici^ y prnebí^ que
«reyó necesarias para que se patentlslíran los i&audes. '^óse con asom-
bro, después de haber corrido 9^ años en cuestiones y efqgU» dilato^
nos, que el número de 88,678 cameros que se exeptnaban pwaHo delim?
puesto de sisa, quedaba reducido á 61,000 y que losderechoi. oonespon*
dientes á la dileiencia de 27,758 cabezas importaban 6^934 pesos. De ni|
4M4 S87
«alado qo6 eonU^n aoio» oonsUb^ que el oooraioa ^ m% ganado.^n
Lima d¿Bde 1745 luwta 1759 había ido en^aumento: q^o tubo ¿Qo en que
ascendió el númexo á SSSd^OOO y qae no jasando el ingxeeo 4#1 iflq^neeto
délo xeapectiyo á 164.00Q ei^ Ipe qloe tlltimos afioe, resoltalMk noanotaUa
diAminucion é penar de la marpr demauda de la poblaoioa. l/m religio-
sos da1;>aii por gastados 88,67o oameros c%da afio, es deeir mas de lo que
consmuian todo? los Jb^bitWtes de la capital, ecítaado i( lo que rendú^ el
dicbo impaesto. Por resnltado de tanta investigación y de los arreglos
bfiehos, el ramo de sisa prodigo 9,368 pesos mas de su anterior ínfgfpao,
£1 Virev se lamentaba de tener qne proceder fiecnttit^mente contra
laa demasías en que incnrrian algunos religiosos <^r ser de carácter
" díscolo, ó por falta de enanca qne les hacia mezclarse en cosas del
^' Gobierno que ni. siquiera comprendían, avanzándose á censurarlas
" en el pápito." Cuitase de un Jesuita llamado Yieiorio, qne viendo
pxepararse-en el pueblo de Bellavista muchos bnltos para embarcarlos
con destino á la espedicion que el Presidente de Cluvcas hizo sobre
Matogroaso, proñrió de una manera descomedida la especie de que di^
cboa artículos eran destinados á una especulación mercantiL lluego que
lo supo el Virey, embarcó al calumniante, para que fuera en la 4iona es-
fkedieion y presenciara el objeto v consumo de aquel caK|pimentOr
Pee^el Virey tratando del trafico mercantil que hacían en alH esco-
ja los r^ligipsos, particularmente los Jesuítas, que una de las cosas mas
repugnantes á su vista era " los millares de bot^as de aguardiente que
*' «e encontraban .en el Callao, y de tránsito por las calles de Liiqa mar-
*^ cadas con elaacrosauto nQO^pre de Jesús, mediante la inmunidad"...,
" annqne ésta no alcanza á redimirlas de conducir el tósigo que produ-
' ^ ce la rainade los indios para quienes se introducen estos licores fiíer-
*' tes&»."
Los regulares de la Con^paS^a fuer» 4^ aiganj}# misiones no se ocupa-
ban del njini^terio parroquial. Les pertenecieron antigniunente cuatro
jpucatos ep la provincia de Chucuito. En el pueblo de Juli que fnó uno
de ellos, tuvieron Imprenta propia en el siglo XYL £n tiempo 4^ Amat
apenas conservaban la doctrina del pueblo del Cercado de l^ima.
][nformado Amat de que en el convento de la If creed l^bíaií obtenido
muchos reli^oQips grados de ij^aestroe y presentados, en virtud 4* }á-
4ultos ponjbmcios sin pase del ^oi}isejQ, ]¡|idió ^ recoció )As patentes eii-
yiá^doIsA al Rejr como se le tenia prevenido.
IHferentes relimones no dejaron de causar las acostumbradas oíalet^
tias con motivo de las elecciones de prelados; mas él respeto que les
isausaba la severidad del Yirey, sirvió para que los altercados y estándar
los no fueran tan duraderos como otras veces.
Opuesto' era Aia&t ^ la ei^ístenci^ de muchas monjas, y á que vi^
viesen en los i^onasterios mi^jere^ seglares de Í^i^ e^wes en exesivo
púj^em. Vef^ por otra parte la decadencia de sus rentt|s con el curso del
jbien^po, y estr^o^ caqsados por los terremotos. Sq antecesor el Yirey
Manso nabia tratado y apuesto ane se redujeseis del j^ al 4os por ciefilio
los reatos qi^e el fisce pagaba á los monasterios por ciertos capitfles^
.^ero el Bev no ió aprobó y mandó se resarciese eíwoon4onacion que oca-
alonó n^uc^as quejas y reclan^acíones eik la época de Amat. Este Yirey
queria reducir los oonyentos de moxijas á ui^ sola manzana, vendie^dP
Jías iáireas sobrantes 4 b^ne^cio de ellos misinos y que se abriesen iiufiras
jcaUes que regularizasen los barrios de la ciudad. '
Mucho tuyo qué trabajar el Yirey para establecer la paz en Uk pomuni-
dad religiosa de Santa Catalina de Arequipa alterada por la elección de
abadesa; 1$ votaron por la monji^ Maria Tomasa Idiaqnez y 18 por 1|^
238 AMA
xeeleocion de Catalina Barreda qne era prelada hacia ya 18 aftos. £1
deanD. Mateo Pérez Guadamur, provisor y vicario de ese convento, ea-
tnvopor la primera, pero sobrevino su fallecimiento y la discordia conti-
nuó. Se d^o q^ue ésta era fomentada por el chantre D. Francisco Ma-
tíenzo golbemador del obispado en sede vacante, (afio 1764) y debió ser
así cuando Amat le previno qne estando nombrado inquisidor^ como y^
se titulaba, este cargo era incompatible con el gobierno Eclesiástico en
que debia cesar. £1 virey después de consultar el caso que se cuestiona-
ba con una junta de doctores, dispuso se pusiera en ejecución lo deter-
minado por Guadamur en cuanto á la posesión de la monja Idiaquez y a(
efecto escribió al nuevo Obispo D. Diego' Salguero ya próximo á llegar
á Arequipa.
ElBey^ se habia declarado duefio de las vacantes mayores y menores'
. de los obispados de América cuyos productos se repartían antes los miem-
bros de los Cabildos; pero tuvo que ceder á ciertas observaciones del do
Lima; y por cédula de 29 de Abril de 1763 resolvió que de ese ramo se
acudiese á completar al Deañ la renta de 3,200 pesos, á cada Digni-
dad la de 2,600, á los Canónigos 2,200, á los Bacloneros 1,500 y á los me-
dio Racioneros 800 pesos.
Teniendo que refaccionarse la catedral de Tn\}iIlo pidieron auxilio al
Bey el Obispo y su Cabildo; pero viendo Amat que la mesa Decimal de-
bia al fisco por novenos y vacantes mas de 42 mu pesos, dispuso que de
esta suma saliesen aquellos gastos. Suplicaron de nuevo y prometiendo
pagar en anualidades de 5 nul pesoe^ lograron se diesen 9 mü para dicha
obra; el Yirey tomó medidas para que ^ administrasen precaviendo los
abusos de los encargados.
En lo demás el Virey aunque duro hasta la inflexibíüdad, fué maS
feliz que otros en cuanto a los Obispos que hubo en su época, los cuides
en materias del patronato real, no dieron margen á desavenencias y dis-
putas: verdad es que Amat los trató con esquisita cortesía, y fué muy
sagaz en el manejo de estos asuntos. Defendió en 1764 con motivo de
canongias de oposición en el coro de Arequipa, que el conocimiento de
si debían ó no, ponerse los edictos para su provisión, tocaba privativa^
mente á la potestad secular.
. Befíere el Virey, tratando de las nóminas para curatos, que habiéndo-
sele informado muy mal de las personas que al embarcarse para Espafla
le propuso el Obispo de Arequipa D. Diego Aguado, dispuso se formasen
aquellas de nuevo por el Cabildo que gobernaba en sede vacante [1762J
y ^aeesperiinentó con asombro que se nicieron unas nóminas enteramen-
te Iguales, y elogiando mucho á los candidatos, siendo así que los capitu-
lareaque Ias suscribían, fueron los mismos que hablan ñrmado los muy
pten^vos informes anteriores en contra de los propuestos, y de la in-
justicia en que decían haber incurrido el Obispo.
El Rey tenia mandado que cuando los Vireyes estuviesen seguros de
/que no se atendía al mérito, y se consideraban sugetos no dignos, devol-
viesen las nóminas Á los Prelados para su reforma. Esta óraen dimané
de quejas ocurridas con motivo de favorecer los Obispos á sus femilia-
yes y a clérigos de fuera con agravio de los patricios, como acababa de
Mcerlo el & Trujillo D. Francisco Javier de Luna Victoria. La cum-
plió Amat en Noviembre de 1768 en un caso sucedido con este mismo
Frelado que propuso para curas á dos sacerdotes nacidos en tHinamá
postergando a otros beneméritos que eran párrocos hacia 16 á 20 aAos.
Por cedida de 10 do Noviembre de 1730 ordenó el Rey que las permu-
tas de curatos con capellanias &. no pudiesen hacerse como se in-
tentaba dando solo un aviso do quedar hechas, sino qne l^abian de re-
initirae ai yice patrón los autos para proceder eomo en la proviaioii áfi
beneficios, 08 decir aprobándolos.
Obligó Amat á los Frelados á no nombrar coa^ljatores sino eon irasl
ai^robacion, y á no dar licencias á los coras para ansentarse de sns doe-
trinaa sin intervención del gobierno: pnnto sobre el qne se abusaba no
poco ^nedando gran número de parroquias abar donadas^ ó á cargo de
aoctrmeros de poco saber unos^ y de m¿ manejo otros (cédnla reafde 3
de Agosto de 1763.)
Las órdenes religiosas de la Merced, San Francisco, Santo Domingo j
San Agustín estuvieron en posesión de varias doctrinas, y sus prelSdoa
proponían Á los Yireyes en tema los frailes que debieran ocuparlas. Fot
cédula de 1? de Febrero*de 1753, quitó el Rey á los regulares de América
él derecho quetenian á curatos, dejándolo solo á uno ó dos por provin-
cia para que con su producto pudiesen instruirse sujetos qne sirviesen
en misiones vivas. Ocurrieron acerca de esto diferencias que terminaron
afioB después por una resolución suprema en que se mandó llevar á efeo-
to lo prescrito en aq^uella cédula: entendiéndose por provincia no el dis-
trito ae cada correfi^miento, sino el del gobierno de los conventos sobre
que cada provinciiu tenia potesta d.
No bastó en la de Agustinos la concurrencia de 2 oidores comilona*
dos- para las elecciones de 1762: tal fué el orgullo y altanería de los p^
tidos. Amat al presentarse en el convento personalmente encontró nat-
íos encarcelados y basta con prisiones, á los cuales puso en libertad re-
conviniendo con indignación a los prelados. Dice el Yirey "que entran-
" do todos en la sala capitular fueron tan acres las disputas, las obje-
" clones que se agitaron y aun los oprobios de unos á otros, que necesi-
" tó de su firmeza para contenerlos y aquietarlos." Permaneció basta
mas de media nocbe, en que observo el voluntarioso é irracional méto-
do de calificar votos; basta que ap urada la tolerancia bizo poner tér-
mino á los atentados j logró que la elección concluyese en spciego.
£n la de Santo Domingo fueron grandes los alborotos en 1768: el j^ro-
vincialpor disminuirlos votos del partido contrario al suyo, ocultó
mncbas patentes de maestros y pre sentados venidas de Boma y negó
obstinadamente aun al mismo Yirey el baberlas recibido.
Después de re&rir en su memoria varios casos ocurridos en Chile, Tn-
enmám y otras provincias, concluye diciendo "que es menester cuidar de
' que los dependientes del Palacio no se mezclen en lo menor en asuntos
'< de los frailes por que peijudican al gobierno mas atildado é imparcial,
'' ain ore^ tampoco con ligereza cualquier delación.'' "Los mas insó-
** lentes son los que por sí, ó por boca de la gente vil y despreciable,
" calumnian para engrosar su partido, ó para danse por oprimidos del
'* poder; ó lo que es mas común, por un efecto de liviandad coi^ que en
*' estos paises quieren y vociferan que no ha de haber negocio en que m>
^ se interese el gobierno. Y sin mas fundamento que el de que ial ó cual
" persona habló con algún fraile, ó le hizo una cortesia de urbanidad,
" resuelve la ligereza de estas gentes no solo el patrocinio sino que hap.
'* mediado gruesos intereses ú otra ilícita comunicación de qne no está
" á cubierto en semejantes disturbios la mas inocente conducta."
Vinieron al Pera visitadores y secretarios reformadores de los regula-
r©s,y el Bey por cédula de 26 de Agosto de 1772 previno al Yirey qtie en
virtud de las patentes dadas por los generales de las órdenes sé recono-
ciese á a<]^uellos y se les apocase para que friesen obedecidos. Sem^
jantes visitas, escusado es decir que no produjeron pal|)ables enn^ienda^.
Ifo era frecuente ver que los curas reparasen los templos parroqnialqs
empleado sos particulareB reclusos; por que el vecindario contrib^
240 kai
¿e iodoB modos < esas refaccioDes. Sé advertirá sí. q.ue continuamente s^
demandaban al gobierno anzilios para yetíficarlas; y estos salían deT
Aioo, por qne nunca el Bey negó et prote6eion en todo ó parte á esos fi-
lies qneeintráioñ en laé baGsés de sn patronato. Ann aíinces' de dis&atajr
&reiÉ( lüMsienda ciosa álgona eñ las. rentas deoimálesy se invirtieron in-
gentes sumas en constnuür siintimsos temíplos ^é en eí Perú' ha habido
^ne reedificar ó conifponer nó pocas veces: siendo' cierto* que en otros
painfin de América se cumplió con el deber de edificarlos la pñmera vez
y no me^ Amat tía su memoria lo asienta áSÍ con respeto al Beino de
Ghile dé qnbihe (Presidente'.
Íjos gastos de taM obras y hasta ae oüuunentos de las Iglesias parro-
ttnisles^ los pagabftn en el ¥ej^ el ramo de fabrica ^ue se formaba de
cierta j^rclon sacada de los tnbutds^ Antat decía á sii sucesbr qtie siein-'
pre ba^ia desconfiado de las inversiones, áp^dsaür de que obligaba á los
curas á oar fiuMs/ y fomaba olxas medidas de precaución cuando se ha-
citttt eáSs exógaoibnes.
Empeñábase el gobierno en la creación de tenientes de curas parar elí
mtjor servicio de muchas doctrinas; y el Virey para cumplir lo'j^vení-
do en cédula de 18 de Octubre de 1764 ratificada un' a&o' débpues, toínó'
el mas decidido empefio: pero habia qife recocer' muchos datos y qne
oom^obflV las entradas oproVentoeí de laS' párnH^uiaSy y no halló en los'
prelados íé oocpetíioion que necesitaba en xñateria de tanta^ consecnen-
1^ EíViiiBiy formó una comisión presidida por' el oidbr D!r Manuel de^
Qoráifll psúnk que formase uú estado de loé suiodoB asignados á todos y.
cadft.uno délos curatos' del Áraobispádo y Diócesis sufragáneas. A pe-.
sar de este y OÍÍ0S ^réplürátivos, la' lentiCi:Ei de los prelados y la repug-;
T^n.pffíft de los párrocos, hicieron ilusorio el celo del incansable Virey que
repetía en vano sus circulares para conseguir las ftancas manifestaioia-'
nes exígelas á personas en cuyo interés estaba el rehtüárlaíS;
De 1» relación del gobierno del Yirey D. IdSanuét de Amltt áolo se'enV
cuéniira la primera parte ,que corre impresflL y en ella ño se trata dé mas
asuntos ^ne los ecfesiástioos. Y sin contar nasti^ ahora (km laé noticias
que debiéramos encontrar en el archivo nacional por cuya creación tra-
bi^tauDOS-mueho desdé 1868, tenemos el sentimiento de no dar la ampli-
tud que ouisiéranios al presente artícMo focante á un Virey ^ue gobet-
nó en un larg^o período. £n ese archivo servirían mucho á las investigí^
«ionea bastoneas los docorntoütos de la Secretaría de Cámara del Vii^i-
Anies de terminar nuestros apuntes copiaremos unas-cláiísulas dé La
Memoria' del Virey relativas al patronato real, que no' deben olvidarse
parala estabilidad legal y justa qué corresponde á fos derechos sobera-
nos de la República.
*' ..«.Pero no. se han desprendido nuestros revés de aquél patronato'
"^ alto y honorífioo qne les compete sobre todos los monasterios de reU-;
" ffiosos y rddgiosas fundaiáos eniíerras suyas, y adquiridas con los tí-
^ Silos de conquista y otros no menos valiosos qué recogen nuestros!:^-
" nícolas, si nó son unos mismos cOn los dé la magostad y soberanía
^ qne abrazan, todo cuanto se poblare en el ámbito que alcanza la real
^'Jurisdicción inclusos los mismos habitadores, pues los religiosos nuu-
'^ ca se desnudan del carácter de vasallos, por mas que desapropien da
'' otras prerogativas civiles; sino qué enáran en su clase constituyendo
" y componiendb^^ esta sociedad sijeta á un soló monarca: por eso en' vir-
'' tud de aquella económica potestad 5[ue reciben los reyes del Todo-
** poderoso, est¿i en la obligación dé impartirles á estos vasallos distin-
** guidos, por sí, ó por sus vice-gerenl^ toda' la proteocion que neoesi^
AMA Ui
"ten á fin dé libertftrse de la opresión de 8us superiores, y -á eiétós los
** auxÜios con qué hacéirso obedeoer/' — /'De esta mknaa fuente dimana
^* el cuidado de que e^as propias Iglesias eonventáalds y monastorioai
** se sirvan, asistan, y habita oón i» mejor deoenteia ^ne oortee^cttide al
*^ eolio dÍTino, y por sugetos onya vida arreglada no indnzsa ' eséánda^
*^ los ni mina espiritual dn el resto de los demás vasallos; y de kqxá
*^ también 4imaua serles fáouHatiTo á los soberanos restringir y limitar
^'no solo el número de conventos 6 monast^os, Mno s^etar y taoAé*
** rar las'réli^ones permitidas, ¿que comuí únicamente bitío de aq%i^
" lias condiciones que conceptuaren no ser pe^udioiales al BsIMdo^ iril
''admitáéndelos^iotra forma á'que ocupen sus terTenés.^'-^.''Por ésni
« cuidadosamente sepreviene, y debe Y. £. estar muy á la mirfl dé las
^* costumbres de los religiosos que «e envían á las fndiasj^reeibeú el
^ liábitoen ellas^ ^ estadefendldo que ninguno pueda pasaáf sih «pro*
<' bacion ni ucencia^ ni mudatse á su voluntad de la provincia Mande
'' estuviese asignado: ni que pasen si nó es de solarlas órdenes jf religiO'
^ nes que en iSdias tienen ya ñindados y poblados conventos o monas^
^ torios; y que sean remitidos á Bspafia los que anduviesen dísonos y
^ Vagantes fuera de los suyos; y ahora novisímammite por puntd gene^
Z*' nd se ha mandado conducir en partida de regis&ó á Espafia, á todos
'* los reUeiosós estrangraros^ aunque sean de aquellos que pasaron con li-'
** cen^ao que tomaron éí li^bltó en estas provincias: por una real ééáú^
*< la circular (17 OciAbre de 17^) dirigida ú los Arzolnq^oS) Obispóse
*^ Prelados, Yireyes, Aildienclas y Gobernadores; y attn sm la calidad
*^ de estran^^ecOB^ se me b» mandado en distintas ocasiones resHtir 6 al-
** gunos rdigiosds cuya p^maúenciano se ha tenido por conv^uiiefeite en
"estos países, y yo lo he ejecutado prontamente según consta de mm
'' respectivos obedecimientos^''
Las misiones en el territoqrio del interior úo prosrésaroú dtutote el
mando de Amat. Lamentaba no se viese el firutó de &9 gastos que se ba-
tían en sostener á los conversores. Los dignos religiosos de CJbopa que'
edificaron diférsntes pueblos estendiendosus conquistas por el cerro de
la Sal perdieron de un^ golpe lo ganado, de resultas de un levantamiento
de losm^^os. Becogiérodsé á sud claustros los que quedaron vivos y des-
pués emprendieron nuevas tareas por Hui^uoo. Tatnbfon se internaron
otros por Patáz y Csú^unarquilla hacia Manoa repitiendo inútiles tenta-
tivas apesar del apoyo y auxilios que franqueaba elYirey. Dábales 6 mil
pesos y 4 Hiil mas por cuenta de deudas atrasadas del Brario. Habia
misioneros jesuitas no mas que én liamas y en Childé, y cuando la es-
palsion de estos, Aíñat dio algunas providencias para remplazarlos. l&x$»
prohibido álos franciscanos misioneros por cédiUa y bulas obtener em«
pieos de su religión, pero sin embargo aspirabaú idgunos á las prelacias
y cargos, separ&dose de las misiones con variedad de protestos ante» de
cumplirse ]o8 10 años que estaban obligados á permaneééír en ellas» Es-^
tas realas poco después fueron perdiendo éu eñcacia bien que las hizo
cmmplir Amat, quien se interesó mucho en la formación de plaEUos de loé
territorios que se ivan conociendo;
Protegió el Yirdy los hospitales de San Juan de Dios de Lkna, Quaman»
g€b, Cuzco, Yaldivia, Concepción y Santiago, y aun mejoró las asilado-
nes que percibian los frailes. Estas casas estaban btgo la inspección se-
cular lo mismo que el hospital de clérigos de San Pedro en esta capital
por declaración edpresa del rey. El de Santa Ana había recibido desde
su oríg^ rentas concedidas por el gobierno. Poseia encomiendas en 1»
Faz y eñ Tarmit'y por el ramo de novenos disfrutaba mas de 2,30d pesos
fo^a de la partea del tomin que se pagaba con el l^ibutb (1713 pesos);
31
2Í2 AMi
A[|dlMwpiMenip«(rsiifedÍOB;y tenia iiii«p«iistonL de 619 p«««ioitofg»->
49k por el Bey ita«m de vas otrM leniM. £i de San Andrés gosélw d0
iuiAeno9BBá«iidaeiiAntiii^lM{ade 2y003pefKMiy en Potosí so lo dálMuí
tjW dezesl drden^losGaales deq^oe se sünavoii «n OoeMbwDVa en la
«ppomio&dik del oondo do Agail«r. AbonaliánsaTe lámbion dos aál piMo»
flO&nuaBO do sis» 7 por norenosaloanMbiiSydOO: el teatro de «oBseme Ui
Midi» 4na, y el eiRx> deoUos 6Q0 por eonsesien do Amst Al lioopK
tplde MUMetes se le oontrioniA oon XJoGBi pesos en Is eneomiend» de i»
eondes» & Altaiaíra en Gh^musw», y por 1» tesorerlai de la Pac oon 533
Moa de txibQtOBir ElTiiey Uímd¡tmd6 el prodneto de bertas mnltaa de
k^apoUeía. Al de Aui Bartoloneé para ewraoíofi de negros^ dbseqiiid Fe^
lipoy 10 mfl pesos y disfrutalia el pcodnotor del nuno de soertes. £1 da
{San Lásaio $^M> peaos del de norenos: y él deHaMiMB0a4 BiU posea dei
áleoc
impoesto de sisa oon maa413 que no jpaoalia perol respeetíveá leo ear-
nierosqneciOBsiiniia,^^Inídaefiodelpaviio8^ eartülaay
tiatonifin para laiifinfnislaffy ti ^fiy manfl4 tH^d1^*tftn <? fwta iwtsa 4niilpe>^
sos iannaies por el térmúiode 8 a&os tom^dolos de lasTaeantes nayore»
d menores del Anobíapado. Estaeral* situación de loe liospitale» de
Urna enandogobeniaiia Amat: estas las asigoacíoiies oon qné «o lea Ib-*
inental^loera de las rentas qoesadamio poseí» en paitieqlar JbaMda»
en sa taidaoion y deepoes^ fciástian tam men dos de Boletaiitoey él del
Bspíritn l^tOy y el Heal doBéHatista y oon ozepeion do este loa htm^
pítales tenían liennandades qno oonian oon 1» asístenoi» y admlnla*
Ir^iMúi S1Á iirtereses. Por deoreto de 90 de Junio de 1766apcoBd Amatd»
áfiíB^ del Bey élbomeio para polMresqoe ere^ en él Ceroado J>.'Dg»
liadsoik de QnoTara» J^mnjmó fos productos diraonibles de ]a PJaaa de
t<^ps y mandó establecer aUÍ un obráis de telas de aUgodon y lanasb Ijoe
Vireyes eran Jefes do 1» casa y de uñniheniiandad de personas cpndeooc»'
daSf*-^F^ftmMtodo» Impot'wmot'u ea el arlábale tpeamteal oUaé^ J>» D^o^
. También pMst^ Amiat protoccion al bo^tfd de Beletmitas del Gnae»
on que se medicinaban los indinas y poso on daro y expeditas ana
lentas pennutandonnaponatos que gocabaen Se¥ÍIl%eon elpiodnot»
delpontazgo del Apvrimoe;
. donsenraba la Universidad de Lima en tiempe de Amat los 14.906 pe-.
sos anuales parte de sus lentas qiie salia de los novenos de la gruesa
decimal: la Metropolitana contribuía con odio miL Xn^íülo dab» Ififífh
él Cuaco 344: <2uito ^000, lo mismo que Charcas: laPaa ^S&x Guamangu
40^yaligualdeArequipa« IHó el Yirey un decreto en 81 de Febnmda
Í7^ estableciendo la cátedra de prima de matemática» que nefimoio^
naba por lalta de cursantes; y mandando que todo» los cadetes viniesen
á Lima á matricularse en la Universidad pai» hacer aquel estudio abo*
nándoselesBtís sueldos intime como en servicio, previa eonmrobaoion^
de su diaria asistencia. £1 &j aprobé esta medida como lo habia ha-
ebe cuando Amat siendo presidente de Chile organizó la misma Instme-
9}on en Santiaao haciendo también partícipes a los cadetes»^ Solemnis^
la apertura de mcho» estudios en Lima con la presencia de las corpora-
ciones y crecido número de convidados en cuyo acto pronunció ueu ele-
mmte discurso el catedrático Dr. D. Cosme Bueno, nesenoid también
el Virey el examen dado por esa clase, acompa&ándole los Tribunales y
muchas otrus perdonas. Fundó en la misma UniverBidad por deoreto de
90 de Mayo de 17G7 una cátedra de Teologíapara la ense&ansa de las doe*
trinas de Santo Tomás en su obrai8iMiu»a ÓoñlragmleB y. la puso á ear-»
go dé los religiosos do San Francisco de Paula nombrando primer cate-
drático á Fray Pedro Sánchez de Or^Uaua y haciéndolo conferir los na-
dos de licenciado y Dr. sin costo alguno. £l Bey concedió á los de San
hMk 243
aiuuftd«DiMq«apnií|iáña etUidiÉrlfedidiiBy FUMoilftyCindiá én lá
IDuTenidad V aimqiie le eneoiitró algan enámnco en 1» ^JéottouNí ^nodtf
IÍmíP» jJljww, Mn If 09ff4iid de ^ «e ^o ]^||dl«Ma obtener ninganA eé-
• fiUláttÉiT«rii4ades]piM!tle«late«eH Chmqtine*, Cuseo, Qmúi^fíigtL
fiÚKáiQfríkj gteBagg. S*t»iniiDftweritfi6enpfiblieéyTeal6iiÉiádbAim
MbeniáiMeiiCniuKperoidloBMUIqeim eiiéUAiiieiLlMoinMiMadñi'*
.«aa per fnaorpeneimí en 1* de Time. Come oonaeoneaeie de le eztiaT
4kiondelqfJÑiiitesMmead6giiprimirmMI oüedn» y prc^bir en tódai
partos Jee testos 4iie eemea áeoe doetii^
Porireel4i?4«nde 13 de Heno ^ 1768 ae pen^itió la yecit# 4^ ona
/obTaeQéarItfk por Fray Tioente líesy domínioe. imp^jignando éntare otrait
«Goeae lafoooma del legioidio y tu^nVcidio. Esto sirvió al Yirey Am%t
de oeasioñ para decretar en9Q de Febñrode 1709 ame todos los gradna*
dos, G9fte<UjttÍ€0sy maestros de la tJnlTersidad ájL Ingresar á sus ofioioe
|»xeetasen|aramento debaoer ensenar y obeeryar la doetrina contenida
Jen la sesión 15 del Concilio de Constánsa; y ane no <úrian ni ensefiarian
ni aon eon jjlítalo de probabilidad, la del regióidio y tiíaij^idio ogntra
iae U«ítinuui potestades. Esta resolución la agiand^ pñbUoar y r^gistca^
énla ISacuela^alde San Marcos como nna de e^ bases fandamentalee
^ouebabria^ serlo en adelante añadiéndose < las goontityeiopes. — Véam
. X«ee tres oelsgiss prineipi^es de Lima gozaban beiiores reales. El d*
San Felipe fitélnndade p^4 ITlxey MárqnésdeCelieteen IfiMeon i^
«ilegio denM^yer, y eseln^F^fHVep^ ji eiraensas déla Beal Hacienda eon
Rentas sitn#dae en vaiias eneomSendas; oependiade los Yiieyes y en lee-
tor dejtáa yemVffgse i^nnalmente» annene este ne se Uevaba á efecto. F^p
flabánséetn 4 ISbecás, deirfgnand^el virey K los agraciados. |in .el 4íe
BanVartin 490 fiando eil YmjÚ. liartin Hennqnes en U de AgP^
de 158^ y qne deeniiée eorrid á caigo de los iesttitaiL mantore el Bey
jDtrasÍ2l>eeas:enla^^ocadeAn|iatpor cada ¿vmao jMkbia qne paffsr
en este^So^o 235 me^w ann^^ El de SeAto Toribie pereilAadel
jSn^o los derechos oe Seminari» qne le oorrespondiasi^. ^n el Cn»-
00^ Cbnqnisaca y Onamanga lialíí^ eolsgice gobernados por loe Jesni?
taih y á cansa de lá éspnision do ee:tw mndacon deforma y estatatoSi
- ^ESelnñdidoe los dos primeroe eoleffioe^n sos rentas, y oreado el deSaa
CjUlbe con este nombre en honor al Bey Parloe UI, Amat acordó élBegla-
mento qi|m.4eUa teapit pfuoá ffn^l^emó j administración, siidettfBuSole
en maténa de estndios, al plan qne el mismo Yirey sancionó, haciende
innÓTaciones y reformas importantes al qne se segnia en la Unlvértf •
dad. Según esto mientras qne la de Salamanca no se separaba de la doc<>
tferina peripatóticf y la 4^ Alcalá poroouia en la jnrispmdencia él dere>
ehopátiioLenJt^ásé adoptaban mlltode y .testos qne eneenaban doc-
^annas modemas: se oía á Heineoio y á Newton abriendo paso á la Ins
4e los adelantos y al triunfo de eternas verdades oonñindidas por el erre»
y las preocnpaeionés. J^ primer rector de San Carlos filé el' canónico
I>. JoM Laso V después el Dr. D. José )*>ancÍ8CO Arqne^^da preTendaao
4el coro de ijtm^ A lee nnacstros se lescoiidecoró eén una iMtfida asnl
én qiie estaba el escodo de U» an^as r<^es. El Tcstnario de los colé-
gia&p era neno y como particulares, pero con sombrero de picos. Sn in*
grÍBoo reqnena pzmebas qne ent<kioes eran necesarias al ^Btte del esta-
blecimiento. JE^ará cpadynyar al mismo fin, ooncigió el Yirey el abitt<^
con qne se permitía bnbiese en las becas supernumerarios ó fiítnrarioÉf
lo 0119I ^aisrecentabfb indebidainenteel numero de los que entraban éüo%-
2H AM
01lIMSaTapbte1^I6aQpoaiQi(^^^]^er»itMcia ^¿^^^brua deíAiévtiAiks qiso
teoia el colegio.
{¡Q^l Seminario ^<p exigían tatnbiett condicioiifis que aunque deii^aftiacLo
chocantes, ¿nardaban armonía con la forma de eobierno: no se admitín^
bijos de ijfiSdUameoátiioc^ Fero Ainat que hiso bienes á la insIracOion
Ímblica, ^üdoorridi en una mezquindad in4igna pidiende al Bey uba xoeo*
ucioii para que np'sepiennitiera el neo de opa y beca á persona que no
f ' liabian donuido ni una ve? en los eolegioei^ y que siendo sngetoB oonoci-
f' dameutie indignos^ les fiocilitaban grados de lio^ioiados ó de dqctai^
^' y se recibian de abogados prodnoieudP los frutos que xegnlarmente «or-
^* resppndian á personas des|tátuid¡^s de boner/' Licngu^je de esa ^I^^GfS y
eomo si el honor ^ estubiera Vincalado en las clases privilegiadas, jbíciér
se una real orden á 14 de jnlio de 1768, para que en los' mcíios colegioís
*<no. se admitiese úídividno algimo que no comprobase su les^md€iiA,y^>'i^
**^ieza de sangre repitiéndose la misma pruebf^ en las universidadea pari^
" admitirlos a los grados y en las andiencla^ ¿ jos estrados de ellas
« -según estaba mandado por leyes anteriores; pero que esto se entendie-
** se para en ifidelante sin tocar á los que ya estuTiesen en posecion &>
Entre las reales óidenesqne recibió Amat durante su gobierno hay al-
ffnnas cuyos qbjetos; es preciso salvar del olvido ($omp cojQeemientes á la
taistoria, ó á asuntos notables administrativos. En 10 de Mayo de 176Í
se mandó salieran para España enantes eertrangero&l existiesen en el Perd
(Se exeptnó después á los que se ocupasen en oficios mecánicos útUes)-'
Por otra de 10 de Dieien^bre; que hasta nueva orden no se air^onedfl^e oro
en Potosí sino en lámf»; y qne de dicho punto no se estrs^e para Bne^*
nosAyreaora quinti^do* £n la de 27 de Setiembre de 176 d^tie prohibió
que los militares pasasen á España á pretender destinos: advirtiendo que
sna solicitudes, las dirigieBen por conducto del Tirey. Lt^de 5. de Junio
de 1763 reprendió al oabildo edesi^tico de Arequipa por faltas de
ateüoibn y tMrbanidadcen^l oabildo secular. Otra de 3 de Agosto^ decla-
raudo que. el obispo del Cuzco habla obrado muy mal en permitir que*
Fr, l}>anclsco Facheoo fuese ú un mismo tiempo cnra y provincial de la
Merced—- íBb 9 de Noviembie, que en adelante no se connntiese estable-
cer eofiradia alguna ni se aprobasen eus constituciones sin real licen-
cia aéjffuñ las leyes. Por cédula de 19 de Nbbiembre, que los Yireyes y
Presidientéa diesen cuenta del estado de sus provincias anualmente eomo
estable dispuesto de antemano scq[>ena del real désagiado. Por la de Mar-
zo 4 4e 1764^ que el Virey hiélese que sin admitirse rópliea se traslada^
«e la ciudad de Coucepcion de Chile al '"sitio ó Valle de la Mocha" oon
9U óatediral| cabildos y vecinos, relevándoles por IQ ^ños de pagar alca-
bala^, y éeücediendQ por dieho período el nroducto de las vacantes y no-
venos po^ ln ccmat^ueeion del Templo. Una orden de 22 de Junio liber-s
tódel pagQ de tributos á los indios ^nterú^os alas misiones. Setiembre
4^ Que los dueños de barrad de plata no pagasen el cobre cuando se íun->
diesen en lafieas!^ de moneda. Diciembre 24, Que el oidcnr decano fuese
siempre Asesor del Tribuní^ de Cuentas. Abril 28 de 1765, Qne elYirey no
pudiese avocarse ni conocer en causas del juzgado de censos de indios.,
>Iayo 28, Que los indios no pagasen alcabala por frutos de sus propias
cosechas y por los tejidos que eQos mismos fabrioasen — Julio 21 — Qne ^
ias viudas de empleados se les actcornese una vez con seis mesadas del
sueldo que sus maridos sozalnvi. Octubre 5, Que el Virey mandase
cada año inventariar las afluyas de la Catedral. Octubre 24, Qne fuera
libre de derechos el algodón que de América se remetiese aEspaña, lo
Biismó que de todo gravamen áe exportación los gó ñeros que de él se fa
t)}ricaseii.* Enero 20 de 1767^ Que de ningún modo permitiese el Virey s-»
hm 245
jvMksafle ni cmwiKiw i^n Bnre del Pma, eoaoe¿i0iido á l<w jeMüta»
^ciTÜ6icio6 para dnpenMM matrimonialeB. leer liliroe piobividoe ft. Oe*
tobze Í9, Que saliesen de los ^oniniios de indias todos los clérigos y ro-
polares éstrangeros qae exisliesea en ellos. Febrero 22 de 1708, Q¿ no
«e matasen Yionfias y que solo se esqnilaspn y soltaaen.. Ootaore 5 de
1768, Qoe ao recogóeran ios ejemplares knpresos ó mannsoHtOB qne se
.encentrasen de nn^rere del Papa de 12 de JaUo de ese aHo 4 láTor de
loe regulares de la oompafiia. Dioieailire 6, Qne D. Agnslin Qorriahate-
eni al aceptar ék obíspaao d^ Cnzco lo hiciera con la calidad de qne pn-
oiese divioirae coando ri Bey lo mandase. Marao 6 de 1770, Qne se re-
tnbiera 4 los cnrasel sínodo por €l tiempo one no residiesen en sns felir
grecas aqngae tnTiesen licend^ao aprobada por el Tioo-patron. £n la
miíawa JGdcha: qne los mineros de cobre y estallo de Omroiio pagasen
derecho algnao. J€ayo SI, <}ne la casa de moneda de Potosí y todos sns
4«atinos se ineorporaasn a la corona nombrando si Vixey á los emplea-
dos. Marzo 14 de 1771, Qne en el concilio provincial estnbiese el Virey
bafo de doceL Agosto 23, Carlos III disnoso qne no se hiciesen gastos en
alebrar fiestas por sucesos de sa familia^ y que ese dinero en adelante
se invirtiera en dotar jóvenes virtuosas y pobres. Kobiembre 1^, Be-
probando lo hecho por los Tribunales Edeciasticos de Lima y Guarnan-
ea en las cansas seguidas contra dos curas qne perdieron el respeto á los
Tribunales reales, dgo el Bey ''que su autoridad no reconocía mas supe?
** rióridad que la d^ pips, y que estra&aria de sns dominios y se ocu-
" parlan las ten^poralidades ge }os ec^esiisticos de cualquiera clase ó
'* digii^idad i^^ue perturbasen la ps^p p^bU^a» insultasen ú ofendiesen á I09
•*' que en su real nombre gobernasen y adnjinistrasen justicia ^;''p^ en
cuánto á aquellos curas, no les impuso pena ni t^có la sentencia ya dada*
Diciembre 31, Multando en mil pesos al correjg^dor 4o Tnuillo y al al-
calde oon 500 porque recibieron nna información contra ol Obispo á cur
ya dignidad satinarían.' Febrero 13 de 1772. Se erigió e) obispado 4<^
Cuenjpa con esta provincia y las de Loja y Guayaquil, sufragáneo de JA-
ma. Abril 30. Q^e por cada negro esclavo que se introdiúese no se co-
brase mas derecho qne el de 40 pesos. Octubre 8, Que nada do lo que so
resolviese en el concilio provincial pudiera publicarse ni ejecutarse an-
tes de la aprobación del Sumo Pontífice y del Bey. Enero 20 de 1773|
prohibiéndola exportación de moneda menuda bajo severas penas. Qc-
tnbre 12, Que se pi^bíicase el Breve Pontificio, que á esta cédula 9Q
acompañó^ relativo á lá extinción de la orden de regulares Uámada
^'Compañm de Jesns.^ USToviembre 2, Que se cumpliese otro espedido a
instancias del Bey sobre la inmunidad de las iglesias, v rpduciendo Á
dos las mnchasqne servían de asilo. Diciembre &. Qtic ei coirégimiento
de Luya y Oliiuaosy el de Lamas se uniesen al de Cbaelpmoyas, el ^e
Apolóbamba al de Larecaia; y que en adelanto los Vireyés del Perú pror
Teñesen los de Atacan^ Lipes y Mizque. Enero 20 de 1774, Que se cum-
pUese ia medida que alzó lapronibiciou que había para el comercio recí-
nroeo por el mar 4el Sur entre los reinos y provincias del Perti, Méjico^
JNneya Granada y Guatemala, de sus efepxo&, géneros y frutos, y se pei>r
mitiése hacerlo a sus naturales y habitantes pagando derechos Ofoj^nn §e
proejaba. T después de establecer esté principio justo, én la misma re£¿
orden sehicii^n muchas^xepciomes. £1 objeto parece hubiera sido qué lá
industriado una localidad no se al^atiérapor la comjpeténoia de los nr^tos
4e otra: pero bien se ve que este principio proteccionista tendia á con?
Servar Icta mercados de América $ ciertas prodnocipnes de E^pafla. I^a
real orden termina privando rignroBamente los plantíos pronibidQS por
la ley 18, titulo 17 libro 4? dé Indias^ es decir los de vifiaé. Esta ley su-
246 ñMk
JetalmáloAyalInniiádosi á una Íá«tt6 pensión weanoalda ^oumi eenao.
A¿D«loBilel771, LibertaddadfireoliOftáflaeiifcnidAeiiSipalUiy ásii es-
tmocimii al palo campeche y madama pata tintes; las pescas saladas pi-
jaienta, sen, caceyyconeha, aebiote^ seAoaír y calé de las Amérieas. üf-
«kmltoSl-HSrdenaLyirey paraqne estableciese en Santiago de Chila
,un ecdegio paiaadnoacion de hijos de oaciqnes é indios noUes. Snero SÜ
4s 1775^ Qne en níngnw* oficina se pudiesen inntsr como empleados pa*
jFientesliMrta el 4? grado de eonáanipinidad y S? de afinidad. Abril 2^
jQue seimposiese una contribución solure las nutcss y prerendas en&yor
4e laóiden de Carlos UL Agosto 18, se hiso estensiya ala 4mérioa la
lof para qne üosfan nnlas las mandas» de los qnemnriesen, en bene-
ficio del confesor ó de sn Iglesia ó eomnnidad. Setiembre 11, Qne el VU
zey del Perdpropoioionase á Chile lo necesario de enseres A, para su
easa de moneda, £n principios de 1776 las piOTimnas de Cuyo íue^
jan separadas de la rresidenoiade Glüle, 6 incorporadas al nuevo -vU
reinato de Bnenos-Ayres.
Las fiíndioiones que se hacian en el yireynato daban el resoltado anual
de un millón de marcos mas ó menos con la ley de la moneda de los oua>
les 600 mil correspondían á la producción minera del alto Pm. Acnfiá«
banse 700 mil marcos, quedando lo demás para diferentes usos. La oaaa
de Potosí en él periodo de mando del yirey Amat, amonedó 5 mni^^MM
dé marcos que hicieron mas de 43 millones dejpesos: la de Lima ené|
nüono tiempo, mayor número de marcos que dieron cerca de 45 nüUs-
nes; y enoro 91 mil marcos, ó sean mas de 12 millones de pesos. Entoti.^
oes se computaba todayia en 3 millones la ^ta macuquina cironlanta
que se recogia con lentitud: se habla prohibido la espoortacionds la nua^
ya moneda menuda.
Las utilidades que dejó al Erario él estanco del tabaco ^en dos deoa^
nios corridos hasta .1774, subieion á la cantidad de 1400,000 pesos solo
én la dirección de Lima.
Los ingresos aduaneros en la época de Amat tuvieron un notable aii«
mentó. Cos derechos que en el bienio de 1763 y 1763 prodi^eron ^90,000
pesos, íheron cipeciendo en los posteriores hasta haber rendido el qne se
cerró en 1769, la suma de 1.200,000 pesos y en los oinoo a&os postmores
basl» 1774» la de mas de9.000,000.
Bebe tenerse presente que comerciantes y empleaclos respetaban y te^
mian mucho al Yirey, y que éste seguía los pasos de los que pudieíaa
pensar en contrabandos, y obligaba alos que servían en los ramos de la
hacienda á ser muy eiactos en él cumplimiento de sns 4éberes. No pue^
de atribuirse éi oteas causas el aumento de 150,000 indios en las matri<»
culas actuadas para los tributos, por que fué mny á menos la ocnltaoion
4ne se hacia de ellos y así el producto de este ramo se elevó ú 1.160,000
pesos anuales de los cuales quedaban para sínodos 4S0,000.
£1 lECey Carlos II espidió una cédula en 12 dé Karso de 1697 tf loa Ti-'
reyes^ i^iidiencias y Prelados dlciéndoles que no se favorecía y protegía
á los mdios y meetisos nobles por su ascendencia conforme estaba maa^
dado en diferentes órdenes, y por las leyes de indias que permitían se
ordenase de sacerdotes 4 los que lo mereciesen y tf las mi^eres se les ad-
mitiese de religiasas. ()ue estando espeditos para ascender á los puestos
eclesiásticos ó seculares de tedas eanreras .como los h^odalgos de Cas-
tilla, pues se les habia conservado derecho á los cacicasgos y 4o sus oau-
Me se hallaban inhibidas las justicias ordinarias con privativo conocí*
miento de las Audiencias; mandaba por tanto se cumpliesen esas dispo-
siciones inviolablemente guardándoles sns preeminenoias al ignal que á
AMA 247
lov de iSipaflAy 4110 ie lasojeie y atondlaiw en mu pretwiikMW ecnlbr*
laa 4K sa méiita.
Mimtmótéem. no ñié muy obedecida como suoedí» con mudiaa otras q«e
¿la dlstanciiL ]poir botinae y benéfieasqne fiífleei^ qned»VMi túnitGaeimu
Qn^lósedeeljo al Bey D. vioente de Hora düma caaiqnedel» pxoTm»
d» de l^njiUo y proeiiiador ffeneral de indioe, y snplíeó se latlfioaee
por ^e eefeaVan pxivadoe de loe miTÜM^ qne lee eomspondiaa; y
ocn este motivo en el reinado de Felipe Y ee repitió la real érden q
por eierfeo no prf)dti|o inijores efectos qne laprimera. Por esto el ^
misioBero 6»y Isidio de Cala de la arden de San Fkaneiaoo de
oonrrió á la C<Me haciendo presente lo qne sooedía^ y el Rey Cados Ht
en nueva cédula de II de Setiembre de 1706 mando '^ se cwmplkeea es-»
*' tzeohaniente las citadas disposieiones poes los »*wiíftf ^^lyif^»^ ^ §fg
** IkvoieGidos con las preeminencias que en.rigor de Jnstíeia les eonaa
** pandian.'*
SI Vlzey I>. Hannel de Amat en él real acnecdo mandó se promnlga-
senipor bando con toda solemnidad las ties eódnlas. y se verdeó así en
10 de Jnnio de 1707> cfroaláBdolas para sn debida observancáaky permi-
üendo ee imprimteseH machos ejemplares sagnn lo s^dieitanm JO. Albv-
to Chooop y D. Jseó Santiago Bnis pioenralóres entonces de los pcma-
nes en esta «amtaL Ellos manifestaron quedar maq reconocidos K la
beemá velantad oen qne procedía d Yir^ en honor a sns comitentes.
CluMK^ y su padre áites. habían solieitado del Bey qne los indios
fijeaen considerados como los espafioles en la provisión de placas de.
nreeoiadoces de nUmere de la Andiencia. Lo oonsígnió en tiempo de
FeliM V'Cepidiándese la real orden en 173& Pero no se le daba enm-
plinuento^ y en vano lo habían eadgldo los interesados* !>• Manad de
Ama* maíidi^ taviese mintaal eibctoenl76^ yprevineál Cabíldede
natoxales dd pnéUo dd Cercado Mopadesea les ind%enss qne tavie* <
sen las cnalidadee necesadas: heono ad les diósns títolos en 81 de Oo-
tabre de dicho afio.— r<Atw Choéop. - .
¿imai hasla d presente la dadad de lae fiestas y regoo^ públicos^ ^
encontró ocadones en la época de Amat^ como ya hemos diefao. pecater
soltoz» á sn pasión dominante por las eelebridadea y divenuenes qoe
tanto fomentó d gobierno espafid con daAo de la mord y de las hoenaa
coftombfB^ y como este vido qae engendra o<¡ros necedta pretostos pa-
ra togMtt ensanchen los basca el poeble apoyado por las antoridades y
cerpoiradones qne debieran combatir d ócio y crear esttuolos en íkvor
del estadio y dd trabi^o. Pocas veces se vio en la capitd ddPerd na .
eonfiinio de espeetácalogLdemostradenes y recreos como ks qoe se em-
pl^upom «kobsegaio dd virey y para alhagarlo con motivo de' liaberle
eondeooradod Key de Kl^&seonla gran eras de laócdende San Ge-
naro en d a&o de 1774. Amat toÁ d ipiiniero en dar sotonnidad á^ case
foneioiies y mandó qtecntar an yan simalacro militar dispnesto per él
miamo. T como no poede ocomr nn sooeso aotsble sin qncsea.sc^aido
de eomentarios y malicias valgares, no ftltó quienes oreasen la espa-
de de qoe Amat pensó en esos días hacerse Bey. Hoy mismo hombres
que ae consideran con instrocdon y criterio, adimiten como podtivo un
eaeotoqoe no estriba en otras bases qne las de nna tradieionqiieeon los
a&o0 se ha ido adicionando. I>e Abaebd se d^o «tro tanto, - Thn[ toda>-
vi» -oaitties lo afirmen tenióndoss p<Nr ilostrados. Faeron dos Yireyes
luSbilesy déspotas, ávidos de ÜMua y honoresy sagaces y léeiwdes en sns
artae para conservar á sas Soberanos estos domioios.'
JgU fNMrácter doro de Amat y sa argollo de gdbemante entendíde pa-
decieien hasta la hnmilladon d ver qae niagnna de sne pm^cnams
i'tó iáík
bastaba para que oeeasen los robos qoé se haciaú en lima y que tavífl-
ton al vecindario anedrado por la in8««^aridad y el temor, oe asaltabiuir
las oasflá en cuadrilla y no hobiar imerm ni tecbo» próoaiici<m ni delbnsa
que pQdiera servir de garantía contra los ataques de los bundotei^ys. Pe-t
ro al fin y onatndo acábabtt de ser despo^jada D? Maria Perales el 10 de Ja-
lio de 1772 de iinaoicKÚda snma endineroy alli%|as vino ádeéoabrirse er
paradero de tan audaces facinerosos en nn momento dado y en virtud
de las medidas y ardides secretos del Virey. £1^31 del mismo mes fneron'
sorprendidos eu sa mayor número y eon parte de ese robo p<»: Ixopa da
la gumrdia de honor á cargo del al<»lde ordinario maestre de campo i>«
Tomás Ma&oz y Oyagpie. En cnanto Ámat si^o que entre los delincuen-
tes habia oficiales, criados de éstos y aun soldados, impidió á la juiisdic-
ci<m ordinaria el conocimiento de la cansa avocándosela ál nássño en í&
capitanía general y auditoria de guerra. A los omoe días quedó conelni-
do el proceso con todas sus tramitaciones, y llamados á edictos y prego-
nes los reos ausentes de bosque tres se estnj^dron desagrado declarando
el Juzgado eclestástioof que no gozaban de innranidad. Dióse senitenéiiir
el 11 d^ Agosto Imponiendo las penas siguientes:
Miierte'de borcá al subteniente del regimiento de ^^órdoví^ D.- Juanr
Francisco Pnlido jefe de la cuadrilla: al teniente graduado de artiUerfii
I>. José Manuel Martínez Ruda: á Jacmto VáMo desertor: á Franoiseo'
La^Cálle, y Miguel Pérez del reráoiiento de "Sabóya:" á FeiUx Béfürano
del regimiento de '^Jórdova,'' á José Mosollon negro-libre, á J&éé RodH-
jwar mulato esclaro, á Miguel Omizaleg, ma9 BerHo^' zambo esclaro; y An-^
tonio Gutiérrez: que á los onoe se les cortase la cabezü» eolocándoae las
de los oficiales y soldados en un torreón del castillo d^ CállaO| y latf
restantes sobre la portada de este nombre.
A Pedro Fernandez eetraido de sagrado Im^o cauoioii, á pasar trea Te-
¿es por la bovcay á presidio de AMoa x>or toda su vida: A Juan Bejara-
no a destierro perpetuo remitiéndoBele á EspaOa lo mismo que á Manuel
Andrés y Pedro Sánchez.
A D? Leonor Michel, Catalina IBÍafion y Maria Olivitoe receptadoras
de robos, á las dos primeras á 90 azotes en la cároel, de mano del verdu-
go, V álastresá pasar debido de la horca tres Veces rapada^ de <MiK»e8a
y cejas, después de lo cual la ^rinfe^^a iria á emplearse en derviciocr bi^
en la casa úe Becogidas Ínterin se le enviaba i Valdivia á vivtr'con su-
marido sin poder volver: la secunda á la leda de Juan FemaniAea por
todasu vida^ y la tereera á servir durante un a3k> en el hospital de San
Baartolomé.
Las iftHas de Fhiraneio Cantón, Manuel García y D? Manuela Sánchez '
se dieron por conmurgadas con la prisión orne hablan suMdo. A Luis
Gomendio, Bartolina Nenen y Alejandro Montaffo se les absolviólo
mismo que al ofidid D. Mantctel Fernandez Sbriáno á quien se le dio'
cumplida satisíaocion para que continuara sirviendo. *
£1 Jnsevev ISde Agosto del citado a&o de 177^, se ejecutó la sentencia
en laplazamayor, formando en todos los lados de ella tropas numerosas
de las tres armas, y principiando la justicia por la degradación de los
oficiales Pulido^ y Budiá.
Con ocasión del terremoto de 1746, hubo que hacer cuantiotos^ gastos
para levantar de nuevo ó refiEMScionar edificios públicos; Esperimentár
ronse necesidade» muy premiosas y el Erario quedó casi exhausto. £n^
tre diferaites arbi^os, concedió el Bey varios títulos de Castilla para
que vendidos aquí ajrudase su producto á sobrellevar necesidades ur-
S entes. Todavüt étt tiempo de Amat se recibieron' cuatro de esos títulos,,
6 los cuales se benefioiarctn dos, el uno de conde de San PaiBoual Baüou'
AMA 249
^Aferidoyaporel R^y y el otro de óonde de San Antonio de Vteto
Alegre: el ^nmeiro en laYor de D. Joeé de Qnerejazn y el segando de D.
Pedro Paecnal Vaeqnez y Qnirús. La compra de nn tf tnlo ee hacia sin
^rfnicio de llenarse previamente las condiciones <]|ne se requerían, bien
^ne no íhese lo mismo obtenerlos por medio del dmero, aunque reoaye-
een en fartilías distinguidas, que recibirlos por servidos marcados las
personas en quienes eoneurrian las mismas calidades. En real orden de
6de Agesto de 1779. se dedaró que cualquier título de Castilla residente
en AaMtica podia redimir d derecho de lauras entregando diea mil pe*
«os efeotlTos.'— VMb San Pascudi, y San Atáot^.
Es lama bastante asentada que el Yirey Amat en medio de su dnresA
era sensiblewy dispuesto en íaror de la gente menesterosa que ocurría á
«u amparo. i9o oa»e duda de que ejercitaba la caridad en amplio de los
pobres sin ostentación alguna. Se le veia frecuentemente en los hospi*
tales y á veces sirviendoél mismo á los enfermos. Esto pudo ser calcu-
lado con el fln de alucinan pero como en aqueUos tiempos no tenia el
Simer mandatario para qué mendigar lo que se llama aura pofradar, no
y peligro de engafiarse en creer que esas y otras mantfestaciones de
moral y ferror rdigioso se hacían ó de buena fé, ó según las costumbres
dominantes: observase á este Virey recociendo una rdiquia del 1«po Ye*
rtfstegui de los Descalzos que murió en lima en olor de santidad, (véase
y^ástegnieonoeido por ^achi.) Amat empleando una gruesa sumaoi el
templo de Kazarenas, ó haciendo el camarin do la vdgen de la Merced,
delineado por él mismo, merece de todos modos que se le recuerde por
tales hechos con alabanza»
Parece que turo el pensamiento de TÍvir en Lima después de entregad
el mando del Yireinato: se dijo que con esto designio &bric<S la casa de
eampo conocida por la 'K}uiata del rincón^ oont^pub al monasterio del
lirado y que pasé después como propiedad á su mayordomo mayor IX
Jaime Palmer. El cre<^o gasto hecho eu ese suntuoso edificio, su jardín
y huerta, no es de suponer lo hiciera para permanecer un corto tiempo
como el que corrió desde 17 de Julio de 1776 en que Alé relevado por
el toniento general de marina D. Manuel de Guirior nastael 4 de Diciem-
bre de dicho afio en que se einbarcé para Espafta. Puede inferirse que
varié é desistié de su primor deseo por causas posteriores que no conoce-
mos. Goberné 14 años nueve meses einoo dias. Restituido á Espa&a vi-
viétetirado en Barcelona en una finca suya que le ofirecia todo ffénero de
tsomodidades, y se asegura que apesar de su edad muy avanzada, se des*
posé con una sobrina suya»
Una materia grave que no hemos tocado al escribir del Yirey Amat
nos obligaria á entrar en serias cuestiones, si quisiésemos tratarla delle^
no para decidir si en esto personi^e hubo la providad que parece debie-
ra aoompafiar á su firme y severo proceder en el mando. Distontes esta-
mos de dejamos llevar de la ^oz pública» á Veces eco sospechoso de agra-
viados, y casi siempre dispuesta á medir con una misma vara á cuantos
han llegado á la altura del peder. Tenemos sin embargo necesidad de
decir que el Yirey Amat se retiré del Perú poseyendo una ingento ri-
queza. Algunos la han creído producto délos crecidos sueldos de que
disfimto por largos alios gobernando en Chile y en el Pera: muchos otros
han juzgado que aunque no tonia familia» él hizo gastos ton subidos que
no podían permitirle atesorar cuantiosos ahorros. Sin inclinarnos á uno
ni otro lado, debemos advertir que según datos que están á nuestra dis-
posición el Yirey admitía crecidas dl^vas y valiosos regalos.
Cuando el Cabildo del Cuzco conociendo bien los abusos y atentados
de los oorregidores representé la necesidad de dictar prontos y eficaces
32
2da AMA
remedios p«ra que la de«esp«racioii de loB'ináios no Ucease ósn eobno^
el Virey ¿aa&i dirigii» á dichos funcionarios nna carta circular en esto»
ténnino8«
''£1 abomioabíe aliuso qne el tiempo ha ido autorizando de repartir"
^ lo» corregidores^ no solo con exceso á la tarífii ^ue se les prescribe eiv
'' sus mismos despachos, sino géneros inútiles distintos de los que se les
*^ asigna, y lo que es mas la compulsión con que involuntariamente s»
" les hace recibir á los miserables indios, apremiándolos á este fin con
** cinceles, y aceryísimas prisiones de obraijesy ha subido á un punto en
" esa provincia, y lascomarcanas^rque so ha hecho el escándalo de es-
'' ta capital, y de todo el Seinoprincipalmeute en la ciudad del Cnzop,
^ en donde como cabecera ha resonaob mas que en otras partes este de-
^ sordende qne informado, había resuelto tonMir una resolución que
'' satisfaciese á Dios y al Bey y á todo el mundo, procediendo á esl^rmi-
*' nar ejemplannente los transeresores de las leyes divinas y positivas,
**• que no se han contenido cenias providencias repetidas ^ue he Ubra"
^ do á fin de redimir á esos miserables de tan iijnsta tiránica opresionf
^ pero siendo inevitable perfeccionar la substanciación de los informe»
'^ ce» qne me hallo^ antes de poner en práctica la última determinación
'' en un asunto de esta gravedad, os prevengo seQor, que incontinenti ai
" recibo de esta hagáis que se pongan en plena libertad todos cuantos de
'^ vuestra orden, 6 del de vuestros mtitnlados tenientes, se hallen reducl-
" dos á prisión en cárceles^ 6 en obrig^ y ^^^ la misma celeridad hagáis
'^ que. se convoquen todos aquellos en quienes se haya verificado exce-
'' so de repartimiento, bien sea en la sustancia ó en el modo, den la cua-
" lidad ó el precio, y como que á ello os determináis, i>or propia ntili*
" dad sin aaeno impulsores recibáis otra vez las especies^ moderéis el
*' importe de las que tomasen por propio arbitrio, y en una palabra orre-
" gleis en todo las cosas literalmente ala tarifa, dándome. cuenta jos-
'' tifioada con las diligencias autorizadas, precisamente á vuelta de cor-
'' reo, en la segura inteligencia de que solo espero estos documentos,
^* para indemnizaros del común estrago qne habrán de sufrir todos los
*'. comprendidos en este ci^en, y no cumplieren con esta providencia,
" lo que ejecutaré de un modo que los escarmiente perpetuamente en lo
^* futuro, mi apurado suftímiento: Dios guarde &. Lima 28 de Koviem<>
** bre de mil setecientos sesenta y seis: D. Manuel Amat."
Este documento bastada para calificar al Virey de recto y justiciero,
no menos ^ue de honrado, por que no parece creíble que quien lo snscri*
biera recibiese presentes de los mismos corregidores, los sostuviese y to-
lerase, desentendiéndose délos crímenes de muchos de ellos según se
as^^uraba y repetía generalmente.
£n el artículo Arecne decimos existir en la biblioteca de esta capital
cierto volumen que contiene un largo memorial dirigido al Bey por los
regidores D. Miguel Torrejon ex-oticial real y D. Tomás de Káñria, D.
Qiegorío de Viana y otros vecinos respetables del Cuzco dándole a sa-
ber con pruebas y testimonio de testigos fehacientes una serie de hechos
escandalosos de los corregidores, de los Obispos y párrocos de aquel de-
partamento.
Hemos registrado con afán eso Íií>ro que no puede leerse sin indigna-
ción, y en el constan muy serias acusaciones contra el Yirey Amat, sa
asesor D. Manuel Perfecto Salas y su secretario D. Martin de Martiarena.
Se le dice al Bey ea términos claróte y espresos y citando siempre las
personas, que el Virey recibía cantidades de dinero ]^or manos de aque-
llos, para disimular determinados abusos, para desoir y no despachar
quejasy para prorogar períodos de autorids^ á ciertos corrogidoies, pa*
AMA -AME 251
va mmilar nombramientos cnandó había pretendiautes que mas diesen dt.
8e arisiS también al fiey <j^ne á varios corregidores eon motivo de 1»
«ireiUar copiada arriba, escribieron el asesor y el secretario del Virey
**Ak% ta eaapQéhra, dárela Uy" y qne para salvar de los cargos qne se les
iiacian dieron cantidades de dinero, y no les corrió perjuicio. ¿De qne
servían las circulares conminatorias ni la energía en las amenazas, si
después se oían las disculpas, y aqtiellos quedaban impunes? Había exe>
so en los repartimientos ^nebrúitándose las tarifas, exesos en los valo-
res recargadísimos de les efectos: abuso en distribuir artículos i^^iece-
«arios á los indios, robo y cínica desvergüenza en obligarlos ^ ^repibí? co-
«as'que solo por sarcasmo y burla podían suministrárseles. £1 corregidor
de Ijampa D. José Antonio fiojas perteneciente ú la casa del Virey re-
partió en su provincia unos cuadernos de ordenanzas y táctica militar
reimpresos en Lima, j que para nada aprovecharan á los indios que no
Baibían leer ni eran ni podían ser milicianos, lies hizo pasar cuatro pe-
sos por cuaderno de ima manera forzosa y tooputndo el nombre del Virey.
SI de Andahiuylas B. Jacinto Camarso distribuyó & doce reales onza
«mentas de piec&a^ara rosarios,' diciendo á los indios eran un eácaz pre-
servativo eontra las paperas. Los obligó á comprar tafetán negro de
pésima calidad á cuatro pesos vara y mandó que todos usasen corbata
de luto por la muerte de la Beina. T vendió á 50 pesos unos sombreros
con firanja de plata falsa para que los usasen aquellos hombres desdi-
chados.
Seria istarmiaaUe la relación de hechos evidentes no ignorados por
el Virey, y qne tele representaron inútilmente, eomo eran inútiles las
reales órdenes, ^ue entonces se llamabaa en el palacio de Lima hottiai
4tin eonnagfw.
£n eljuiflio de residencia de Amat 'hubo numerosas redamaciones que
se e<Mrtacon4mnsigiendo con los ofendidos á fuerza de dinero. Para har
cer estos gastos dio poder á D. Antonio Gomendio previniéndole no le
éÍMe la pesadmábre de eomuniearle dekUles faetidioMS. Mucha riqueza era
preciso poseer para dar tal autoriasaoion, y mucho convencimiento do
qne las quejas estaban revestidas de Justicia y no convenía se depurar
sen en el terreno judiciaL
AHEEiLBE— D. Cayetano, natural de Cádiz-^Viao por Panamá al Pe-
rú á principioB de 1816 de oi^ituí del batallón ^^Qorona" 5? ligero, cuyo
cuerpo mandado por el comandante D. Alejandro Gk>nzalez Villalobos,
después general, pasó directamente á Arica y de allí al ^éreito del Alto
Perú. £n 18^ era Amellér coronel del mismo batallón y se hallaba en
<el departamento de Moquegua en la división del brigadier D. Gerónimo
Valdez, destinada á observar las operaeiones del ejército Argentino
Chileno y Peruano que espedioionó ú las órdenes del general en jefe D.
Budesindo Alvaüado. vDesembaroado este en Arica ocupó Tacna y siguió
al valle de 8itaua retirándose Valdéz dobre Moquegua. Alvaiado supo
que Amellér con tres compañías montadas do Gerona y un escuadrón,
apartándose del camino para un reeonocfmiento, se hallaba 4 retaguar-
dia del ejército patriota sin que le fuera fácil pasar el valle y reunirse con.
Valdéz. Pen> en vez de enviar caballería á perseguirlo, para lo cual fa-
voreciera el terreno, mandó á Locumba el batálJon Núm 4. de Chile eu
la suposición do que bajara el contrario ib este pueblo don^e sin duda
podia impedírsele el paso y destruirlo.
Amellér jefe esperto y entendido marchó en diagonal á su desecha y
descendió isd valle por ¿í punto mas distante que pudo, á fin de onu^ar ^.
lio y retirarse por Cinto y Mirabe á Torata.
252 AME
£1 ooxonel D. Francisco Antonio Pinto, jefe del £. M. Cteneral da At-^
varado, y qne estaba al frente del citado batallón 4, luego que advirti^S^
la mareha evasiva de Amellér, emprendió sobre él por la otra margen,
y forzando su marcha llegó á alcansarle cuando ya nabia pasado el rio,,
y empelló un sório choque. No lo rehusó Amellér con sus gueriUaA, p€ar«>
se batia en retirada y las compañías á lomo de muía se pusieron ÁñÍB-
tancia suficiente para continuar su replegué sin sor molestadas. Pinto
no pudo hacer mas por qne el ardor del sol era sofocante en aquello»
arenales, y el Núm 4. se componía todo de negros á quienes rendia el
cansancio sin tener allí como apagar la sed. Y aunque pidió cabaÜexía
con instancia y oportunamente, no consiguió se le remitiese.. Kos halla^
mos en esta acción el 14 de Enero de ISSS, y aunque ella dio crédito ai
coronel Amellér, el debió la ventaba al error del general Alvarado y no
mas: se le tomaron sin embargo algunos soldados prisioneros.
Amellér se halló en las batiulas de Torata y Moquegua el 19 y 21 del
mismo Enero ganadas por losespsúlples; la piimera á causa de haber ata-
cado el general Alvarado en columnas parciales las alturas inespugna»
bles de valdivia, en que Valdéz empleó todos loa fuegos de ¿U3 tropaa
desplegadas contra aquellas masas compactas. La segunda por haberse
reunido á Yaldéz el general Canterac con una fuerte división, y hallar-^
se el ejército dé Alvarado sin municiones de reserva.
Por Julio de 1823 estímdo Canterac ccm su ^ército delanta de la pla-
za del Callao y próximo á retirarse ú la sierra, envió al Cuzco á Yaídéa
con 3 batallones uno de ellos el de Amellér y 3 escuadrones que hieieion
una afamada marcha, mediante la cual el Yirey con una división unida
Á la qne Yaldéz tuvo en Zepita, pasó el Desaguadero y se reunió coala»
tropas de Olaficta en Sorasora. Estaba en Oruro el ejército Peroana
uuuGLdado jpor el general Santa Cruz, y el genoral Sucre en Arequipa eon
una división. Santa Cruz después del triunfo de JEepita marchó sobra
Oruro para unirse con la división del general Qamaxra, á quien ordenó
que dejando de perseguir á Qlafieta que iba en retirada por Potosí, eon^
traniarchase hasta encontrarle. Por este grande error no íué desvarata^
do Olañeta en cuyas tropas se pensaba ya hacer un cambiamiento: re^
sultnndo que Olañeta siguió á Gamarra y con iácilidad biza después su.
reunión con el Virey.
Los generales peruanos tcnian ftterzas inflares y «iq^rendieron una
retirada sobre A^o-ayo« Allí quisieron dar una batalla pero lo impidió:
el haberse estraviado la Artilleiia y el Parque que vinieron á incorpo*
rarse en el pueblo de Gnaqui. £1 general Sucre no avanzó sobre la Sier^
ra: Santa Cruz calculó encontrarlo en Puno, y como no sucedió así, en
vez de seguir la vía de Arequipa y llamar al general Sucre^ partió del
Desaguadero hacia Moquegua (por cuestión de mando según parece) y
trayendo la esperanza de que una división que venia de Chile á Aiica
hubiese empezado sus operaciones. Tampoco halló este tardío auxilio,
y en sus forzadas marohas perdió tanto, que solo llegaron íS Moquegua
900 infantes y 300 caballos.
Hemos querido tratar en compendio de este revés por ser el presento
articulo el primero de nuestra obra en que se tocan tan sefialados suce-
sos que dieron lugar á muchas censuras: pero la verdadera historia y la
lógica severa é imparcial, no permitirá se apoquen por ellos la valentía
y grandes sufrimientos del ejército peruano por mas que sus émulos no
hayan sido ju8t.os, y que los enemigos exagerasen su fuerza como de cos-
tumbre. Siempre vimos que las victoria-s de entonces no fueron obra de
la previsión y del saber, sino de errores clásicos de los generales contra-
AMS -^AHP 253
tío9 que no pueden ser motivo pftfa menguar lá lepiiiftoicm de meritfst' '
UKM jefes y ofloialee.
£)i eeta yez se pondeTaron oomo era oonsigoienfee los lieofaoe del ijér«>
eito Ema&oly y aus ambicioaoe jefea loe aproveehacon grande mente»
poea habo mía-general promoción en qne aacendieron 9 Imariaoaleay
16 Á brigadieiea; D. Cayetano Ajnellér uno de eatoe.
Luego la Sema oiganizó dos ejércitoa ano del Norte, otro del Baa, y
di6 á aa faT<»ito YtSáét el mando de e^, haci^Mtole genanX en jefe, ¿
c«al fué el prinoipal objeto de eata división de faenas. No ienüo el re*
eentimiento de Oía&eta ni ae acordaría de lo superior de su a&iigttedad
y nojbablea aorvicioa, cuando lo aubordinó á TáLdáE. Sin pemútirnoa ira»
tarde las cansas de enemistad personal y privada que eadaiáan entra
emboe» ^«emoa míe OlaHeta haeíeod» papel de d^eiuor éel tnmo yMal-
iar, di^ por abí^ida la Conatitucien y ae declaró contra Uberala y «uiaa^
ae» nesgando la obediencia al Virey y á Valdés, en 1824.
Acerca «le cato ha escrito sitt cansarse Oarcia Camba, maa que de nin»
gon o^ «aunto, para nneerar á loa de su propia parciatidaa. AroeJlér
OMBo partidario ardoroao de Valdéa marché eon él á someter á Olaftetw
G!M»na era ya un regüniento de doa batallonea» Bn eeta larga y no de^
cidida campaña la primera batalla que ae empeHó £aé la de la l'XjaTa''.
en que no wedé veneido Olafieta. £n el)a murió el 17 de i^poato el bri<-
gadier Amellér á quien no era fáeil reemplazar íbu el bando que domi*
naba al Firey. — Véate Valáéz.
AHFIfSft# — ^El Capitán D. F&axcisco— Uno de loa primerea y i^riur
iápijes vecinos de Lima de cuyo Cabildo faé antiguo reebder. ^aofibiói*
le partlcnlarmente el Emperador Carlos Y, recomendáiMU>l6 ayudase al
Licenciado P. Cristóval Yaca de Castro en la eomii^on qiie tMQO al Pe»-
rúen 1540. £stuvo Ampueroenlacasade 0. Francisco Pi«arro y en sn
compaSUa, ouando fué asaltada por los conjurados del partido de Alma-
gro que asesinaron al Marqués el dia 26 de Junio de 1541. Abierta por
el gobo^uador Yaca de Cas1ax> la campa&a contra D. Diego de Almagto
el meso, coi»currió á ella el caj»itan Ampuero, y ae diatinguid en lia d»>
talla de Chapas qoe puso término á la guerra civil de 1S42»
Ampuero como regidor tomó parte en el ruidoso Cabildo qne acordó
en Lima el a&o 1544 reconocer y obedecer al Yirey D. Blasco Kuftez Ye^'
la antes de que llegase á la ciudad, y presentase los títulos orisinalee^
Luego pasó Amiguero á Guamanga con las reales provisiones, y habien^
do hecho la notificación que se le encargo, fueron obedeciaas sin difll^
cuitada Coatinnaba con i^ual oliye^ para el Cuaco en eom^aQía de D^
Pedro l>>pe2s$ y en el camino encontró al eapitan D. Francisco de Al*
mendras con 30 areabuceros de las tropas de D Gmusalo Picarro, el cual
les quitó los pliegos y documontos, les reprendió ásperamente y penni-^
tió que Ampijiésro regresaae ¿ Lima, dicióndole no lo hacia degollar por
la estimación que D. Gonzalo le dispensaba. Amjfmero como otros ya no
pensó sino en comunicar 4 Fizarro desde la capital todo lo que pasaba
y podía convenirle; y así le aVisó ^ue un cléi^o |>. Baltazar Loayzaiba
llevando al Cuzco correspondencia secreta> En seguida fué Ampuero
nno de los vecinos que se comprometieron á ayndar tf los oidores en la
ejecución de su plan de dasconocer la autoridad del Yirey Yelí^ Y eonf
Mcutivamente apoderado del gobierno D. Gonzalo Piza^ro lo sirvió Am*-
puero en la campiña de Quito contra dicho Yirey llevando el eetandar*-'
te como Alférez general con 60 hombres en la batalla de A&aqn^to. Pero-
corriendo el año 1547, y estando ya en el Perú el gobernador lácenciado
M Pedro de la Gaeca^ Ampuero como otros muehoe oñoiales aoogióndoee-
254 AMP
al indulto y llamamiento que aquel Mzo á nombre del Rey^ abandonó
las filas de Pizarro marchándose de Lima en dirección á Trillo. Per-
seguido por Juan déla Torre, este le alcanzó á las 6 leguas, y teniéndo-
le ya preso logró escaparse de su poder. No hemos hallado mas noticias
acerca de los servicios del capitán Ampuero, é ignoramos la época de
«u fiíllecimiento: en 1570 era alcalde de la Santa Hermandad: en 1571 y
1574 alcalde ordinario de Lima.
f^rancisco Ampuero fué el tronco principal de la noble familia perua-
na de este aj^Uido, en cuyas casas pNOdia colocarse una citdena que á
su entrada súmese de sefiíul de inmunidad y privilegios. Habia contraí-
do matrimonio con D? Inés Yupanqui hija ael emperador Huayna-Capao
y hermana de padre del Inca Atahualpa.
Secnn Garcihiso y otros autores que le siguen, esta D^ Inés á quien
apelüda ^^HueafUa»^ ^J^usta," de su trato ilícito con el Marqués D. Fran-
cisco Pizarro tuvo una hija que se llamó B? Francisca^ la cual casó con
su tío D. Hernando Pizarro. £1 cronista oficial B. Antonio Herrera Ixa-
tando de la sucesión del Marqués, escribe únicamente; "tm>o en mnjerei
noblet de aquélla Uara tre8 1úm8 y una kifa," Ghircilaso dice además, que
él conoció á un h^o de B. francisco Pizarro habido en B? Angelina, hi«
ja de Atahualpa y que tenia el nombre de su padre.
£1 Br. Tobar ha publicado recientemente un folleto antí^o, cuyo au-
tor le es desconocido, y que titula "Apuntes para la historia eclesiástica
del Perú." £n esta obra (pa^. 461) está copiado el principio de un tes-
tamento de B? Francisca Pizarro hecho en Lima, y después del cualyi-
vió mucho tiempo en £spa&a. 'Bice así: ''Sepan cuantos esta carta vie-
" ren como yó B? Francisca Pizarro hija legitima y heredera que soy del
** Marqués B. Francisco Pizarro, mi padre, gobernador que mé de estos
'' reinos del Perú por su magestÁd, mfuntó, que sea en gloria^ y de W
** Inés Yupan<|ui sefiora natural de estos reinos, miijer que al presente
** es de Francisco de Ampuero vecino y regidor de esta ciudad de los*
" Beyes &.
£1 ignorado autor de dichos apuntes se espresa contra Ckiroilaso, cre<'
yendo haber probado que B? francisca procedía de un matrimonio le^
fi^timo, y se lamenta de que los historiadores hayan escrito ^* ]>or parti-
^ culares pasiones, hechos ialsos para denigrar las famosas hazafias de
'' los conquistadores." Y con singular candor sostiene que el Marqués
tenia gallarda letra, pues él habia visto firmas suyas; siendo una calum-
nia afirmar que ne sabia escribir, solo por venganza y por dcsacredi*
tarlo!!
Nos hemos detenido por la misma naturaleza de la cuestión en que te^
nemos x)or asertado decidimos por lo que escribe B. Manuel José Quin-
tana en sus '^fispalloles célebres" (apéndice YIII, página 398.)
SOBRE LAS MUJBRES Y I4OS 9U0S DB PIZARRO.
'^ No tuvo ninguna legítima; y la principal de sus amigas ó eononbi-
" ñas fué B? InS do Huayllas STusta^ hija de Huayna-Capac y hermana
** de Atahualpa. Be ésta tuvo dos h^os, B. 6k>n¿alo y B? Francisca, qae
'' suenan legUhiMáos en loa testamentos áe su paére. B. Gonzalo falleció de
*^ corta edad, y por su mu erte la sucesión y derechos del conquistador
pasaron á I)? Francisca, que fhé traída á Éspafia algunos años después
de orden del Bey, por Ampuero, vecino de Lima, con quien casó Df
Inés de Huayllas después de la muerte del Mar<]^ués. A su venida fné
tratada por la Corte con algún honor en obsejiiuio de sus padres, y ca-
só después con su tio Hernando Pizarro, á quien fué á asistir y conso-
ti
<»
tí
A1IP--AHU— ANC 255
Iat en BU prisión. De egte mstrimonio naeieron ttes- íúioa j tina haim,
por los enales h» pasado á Ja posteridad la desoendenoia y casadel
** descnlHrídor w conqnistador del Ferú, J ^ ^ 4^® ^^ "^ eonoce en Tm-
'' jtik> teon el tttolo de Marqueses de la Conquista.
*' Ijos autores no cononeraan ni en el número de los 1k\¡os, ni en el de
" las madres. £1 testiinonio de Oaroilaso, que los eonoeió cuando mu-
" cbacho, deberia al pareoer ser preferido; pero aquí se signe la iaSoH"
" maoion judicial citada arriba (pácina 3SÍ6) y algunos papáes inéditos
''déla misma casa comunicados lu autor de esta Tid% ^ue todoau por
<< ser de ofiUno. deben merecer mas crédito que la autoridad de Gaiei*
«'laso.
" De D? Inés no se sabe cuando murió: cuéntase de ella que al tiempo
" que los indios alzados tuvieron cercada á Lima, trató de escaparse á
" eilosy llevándose consigo una petaca llena de esmeraldas, patenas y
'' colkyres de oro, que ella tenia del tiempo de su padre HuavnapCapae.
" Avisaron de ello al Marqttés, que la llamó y pregunté sobre el caso.
" Ella respondió que Jamás babia tratado eso por sí; pero que unacoya
'' suya llamada Asapaesiu^ la importunaba para que se mera con un
'' bermano suyo, que estaba entre líos sitiadores, nsarro perdonó á su
" amiga; mas biko venir á la coya y la mandó dar ganóte en su mismo
" cuarto.— Montesinos: a&o de 1596."
Dofla María Josefii Ampuero b^a de D. Francisco de Ampuero y de
D^ Inés Huayllas Ñusta^ mé casada con D. Juan Avendafio Azaipay su
tío, segundo niio del capitán D. Diego Avendafio caballero de la óraen de
Santii^^ y de ¿^ Juana Azarpav bermana del emperador Huayna-Ca|iao
La familia de Ampuero poseyó ricos mayorazgos y disfirutó de mucbas
distinciones.— Vém HaUe$f Mr*
AHPCEftO BUBA— El» Carean D. MABtiN ALONSO-^Antiguo vecino
de la ciudad de Lima, fué regidor de su Cabildo en 1570, y Alcalde or-
dinario en los afios 1583 y 1505. Instituyó un patronato por el cuál él y
sos descendientes fbeimi duefios de una capilla en la iglesia de la Mer-
ced que le donó esta religión para entierro de su fiunilia, en remunera-
ción de un capital que éldió al convento en ganado lanar para que con
su aumento sucesivo pudiera sostenerse la comunidad. Gareilaso cam-
bió á Martin Ampuero con Francisco: éstos según el decir de algunos no
tenian parentezco. £l incurrió en el error de asentar que Martm fué ca-
sado con la princesa D^ Inés Huayllas Ñusta.
IMraATBttVI— D. Miguel Lun^Escribió la ^Dictadura de (TJERagiM,"
obra bistórica de Cbile, cuya segunda edición corregida, salió á luz en
Santiago en 1854» Tiene intima conexión con la bistoria de la domina-
ción e^afiola en el Pera por estiur comprendidos en aquella los sucesos
de las campañas de Rancaigua, Cbacabnoo y Maypú, en que figuraron las
trm[Mis enviadas del Perú para subyugar á Cbile por los vireyes Abascal
y Peznela.
AVCBMtIS— D. Ramom Eduardo— Natural de Buenos Aires, mayordo-
mo del Arzobispo de Lima D. Bartolomé Mf de las Heras. mi afio 1810,
por el mes de Julio, se inquietaban los ánimos por las noticias de ba-
Uarse Espa&a ocupada por los ejércitos franceses; y antes de pasar tres
meseSi con las que se recibieron de la reiterada revolución de Quito y
entrada al Alto Pera de las tropas argentinas dirigidas por Castelli, se
sintió en la capital del Yireinatola agitación que era consiguiente á tau
sefialados y alannantes sucesos.
2á» ANC-AHD-
. £1 dift Idde Setiembre te ptoo&daó en Lima al arreeto de yaiio»1adÍTÍw
dnoB, dándose por laeon qae eonspimban oontte el poder y orden ettahítí^
eidoB. £1 Dr. Anehiuik el abasado D. Mariano Peres de Barabia, el cnra
de San Sebastian D. Ceeilio l^le, aqi^eiitinoc el impresor I>. GniUeniHy
del Rio, el iti^ano D. Joeé Boqni y otroe, fnerob eñcerradoB en dilJBren-
teepiíraf es: Aadionfl ocapó nn oalaboiso en el enartel de Santa Catalina.
Deíproceeo que ee signto eon mueba aotÍTÍdad, no reenltó el eedlaieei-
miento qne apeteeía el Yirey Abaeeal, porqne algonos de loe aeiHHidD«
pudieron, emnbinar ene deolaracionesy^ vías prnebas no présentaronr h»
ampUtiíd neeesaria jpara ser incontestables. Pero no es dndoso qne hubor
nn Joan de conjuración q[ñe estaba en sns principios, y qne el Yirey oortd'
iWKOTecbsBdo el lance para atemorisar eon nu cdemplo de seYeridad.
Jnohoria iaé enviado á iBspa&a ú disposioion del Consejo de Beflemaá:
para eon los demiiü presos se4otoiaren otras proVideneissy las enaíes tu-
TÍeron el sifoio cacáeter de penas.
,. Ancboris estovo preso en Oádix en nna fortaleza^ y site sentimientos
JébeÉalesy americanos^ le InoieMn padecer mas desde el restableoimíen-^
to dcd GkJbiemoabsohito de Femando YH. T cnando alcansó su libertad,
ee vino Á Bdenos Aires y Chiles y vio al general San Hartin eon qnien
ínbia eontraido amistad en Fimalift Creemos qne no regresó á loma. £)
enra D. Cecilio Tagle volvió a {ladecer jiersecnciones en 189Ó y estnv9
piíeso en la oáíotl de lai Inquisición acusado eonio otios de oomplieidad
en nuevos trabijos revolucionarios^
mM--eóiKDÉ utmJÁHh-^Véam Serna, JDf. Joeééh Xs-^Ftrey éM FenL
ÍSnM CMUmM— Negociante holandés. Salió de Amstesdami etf
Í794> en un navio armado y con el valor de ifn ntillott de piesos eni nier-
eadúrfasb Debió el Cabo de Hornos y réoorrió en 1735 algunos puertos
del Sor. £1 Yirey inarqnó9 de Castellfiíerte quiso enviar en Su demanda
buf «es eoxsarios,^ peto no pudit^on axfeglaise las eondieieBes. Aqiiel se
dirigió ala eoistadel Cbocó y otros puntos, en los cuales se babiaa xetH
lado á prioeibucioiki los vívanos, ganados y otros recursos. £stas providen-
cias y una remfesa de pólvora que de Zima se hizo á Guayaquil, se debie-
nfn al I^!esldei]Éte de Qbito jD^ Dionisio Alcedo y Herrera* Andrés^ Inegof
abandonó su» empresas y se encaminó á las Molueas^
íiÍQEÍAM^tÉAY BmltaUm Jm Loe^Descalxo de la orden de San
Francisco, natural de Ldma. Pasó á Espaffa dondepor sus laces y vida
cjfemplar, mecedó ser predicadcnr del Bey f^slipe I v y confesor de la Bi^
^Kuta S<Hr Mai^garita.de la Cruz. Carecemos de otras noticias que debie^
ran ilusl^ar este artículo, pues aquellas elevadas distinciones no las baK
bria disfit&iádo este rel|í|p[oso limefio, sino hubiera reunido eminentes
ouaUdades. £n la obra fistrella de loma, hallamos ademas que toé we--
sentado» para Obispo de Guatemala, y que rehusó aceptar esta dignicuidfc
lliMELlII—D. Pedro T D? Cabolika GBUOMi—Actores principales
de una Compa&ía lírica que vino á Lama en 1614. lias fijúieiones dadas
por dlla íoerón las primeras óperas que aquí se repiesentaron.
ilttEElA— £i4 D& D. FsDBO ÍíIkssr de— Perteneciente á una fami*
lia ilustre: cáebre por su capacidad y suüciencia como diplomático. Ka-*
ció en Arona en el milanos el año de 14&5. £stuvo dies afios al servicio
del cardenal Sforza y se relacionó con machos literatos. Piasó á £spaSa
eñ 1487 eon la £mbi^ada de su país. Militó bi^o los Aloyes Catóucos^
ANO 257
.pero cL^ó en breve las armas por el estado eclásiáJstico. £a 1492 a1>rl4
una escuela de letras humanas en Madrid. EL Rey Católico Femando
V le eonfió la educación de sos hijos, le envió de Embajador & Venecia,
•y deapites á £gipto en 1301» Fué deán en Granada^ abad de Janouea,
eonscjeío de Indiasy y sLnted oronlata. Sscribió en latín machas tMtíPtas
<}aese pnblioitíNm en Alcalá en 1576> en las cuales trata del descubrí*
teiento de la América^ y refiere con exactitud^ segun el concepto gene*
raly lo bueno y malo que los españoles hicieron en mar y tietra durante
Algunos afios. Los mas de los nistoriadores que han escrito de asuntos
de América, citan á Pedro Mártir en apoyo de muchas de sus narrado^
nes. Fué también autor de las ocho Décadas oceánicas del nuevo orbe,
.en diez libros, in^presas en latin, París 1536, con diferentes relacio*
Inés enviadas al Consejo de Indias. Escribió otras obras, entre ellas una
.tde su vida en 38 tomos con muchos datos . históricos. Ricardo Haklinto
. ilustró y anotó las Decadas en 1587 con un mapa del nuevo mundo. Tt^
lleoió AngleriA en 1526.
ÍMLES t MRtAltl— D. Maüas— Corregidor de l^otosL Desj^ues
.de las alteraciones ocurridas en el Paraguay, y estando presos en Lima
el Dr. D. José de Antequera y D. Juan & Mena y Velasco, el Yirey mar-
j^nás "áib Castellf u^i» confirió á D. Matias de Ajigles el encargo de reci-
bir en caliáaid de juez las declaraciones que eran indispensables en el
proceso de aquellos para comprobar los hechos y absolver también dife-
>entcis citas. AnglespasÓ al efecto al Paraguay donde nunca habla es*
tado ni conocía a persona alguna; y como ef Yirey le «reviniera se guia-
se por el parecer del obispo coa^utor D. Fray José de Palos, á quien lo
jreoomancUL el comisionaao dócil á sus indicaciones aceptó por testigos á
,loa que leaesignó como dignos de entera fé. Angles los buscaba impar-
fiiales y de confianza; mas el dicho prelado como partidario decidiao 6
inatrumento ciego délos jestütas eligió de acuerdo con estos á hombres
apasionados y á personas incapaces y tachables.
. Con0<áeado Angles, aunque tarde, todo el peso de la responsabilidad
<qae lo agoviaba, y sabiendo perlas relaciones que va tenia contraídas
ioCL el Paraguay, no menos que por la notoriedad de los sucesos y los da-
;to8 ciertos que el tiempo le proporcionaba, ^ue las declaraciones adole-
cían de falsedad, que los testigos no merecían ser creídos, y que él mis-
mo habla sido presa de intngas y maquinaciones, se resolvió á tomar
un recurso que á su modo de ver descargara su conciencia atormentada;
formuló una lar^a esposicion revelando las nulidades, calumnias y ob-
jeciones que arrojaban los autos, poniendo de manifiesto las veruades
contrariadas ú oscurecidas y él ningim crédito que merecían los autores
y cómplices de tan inicuos atentados.
Escribió proliljamente y vino á terminar este trábalo en Potosí ya ds
regreso de su comisión, firmándolo el 1^ de Mayo de 1731, ("dos meses an-
tes déla trá^uMk muerte de Antequera). Envió este documento impor-
tante al TriDunal de la Inqnidcion para que haciendo uso de él, en lo
oue fuese necesario, lo remitiera á la Suprema Inquisición de Madrid á
pn de que se instruyese el Rey de las revelaciones que hacia con respecto
aheches y asuntos que ignoraba en lo absoluto.
En el artículo ''Antequera'' hemos copiado la parte de la esposicion de
AnjB^es que se contrae al proceso, á los testigos y á las calumnias soste-
ni£is por rencor y venganzas para perder á aquel desgraciado funciona-
rio. Ycomo sea indispensable que otras materias que abraza la estensa
denuncia de Ap^ee y lo que refiere del^bemador Reyes, estén en co-
nocimiento de todos para que se sepan y causen asombío los hechos y
33
258 AN6
promñiuienios de loa ieBuitas en el Paraguay, tenemos por oportcMto in^'
lertar á continnacion lo qné h^ de ma» íiotable en aqoeluí oImt» qilfi»
f aé publicada en Madrid en ftd»,
Al0Mu»$iit4m9Ula»ddi^fbrmemu! kUo H Chnerál J>, Matíaade Anpkny CrOT"
tarifVH'ngUbr dePuiosif »o6re Ub punioa que fueron causa de la» diéooríRaB
ntemKdM en ktprovkuAa ád Paragña^j y MofMNwtm lapeneeuokm de X>. Jeeá
deAntejiuera deparíede lea reffuiareede la eempoMía. EtUntfeirme/méd^
rígido atoelnquieUbno del Sank^ OfUü» de lÁma,
7— ''Pero con todo* esfoi, ^el agyaJecimienfay en qHB estoy áloe diohoB
S adres, no* ñietfcútflí el Terda^fOeonociBaieiito qwtnre éo hfer txmsl»
e aquelltf ptovmcf», y créor qjOé rao debo* süettciar loe graveveasocí, - que
me xMtfeceír cRrom éb moderasr & repreliende^y aonque sea en pewkiñaa
de tan particuiar'eiBtima; ni me soci^gan ni aquietan el áimna de las ooi»-
tinnas punzadas de mi conciencia, que con el josto temor que me sobre-
salta del cargo que me pueda faaoer ^ Divino Juez, me too eomo ines-
ensablemente forzado á decir elara é individualmente á IT. £L I. qne losr
padreadela compafiiaaQnlosunieosemulos.de la proyineia del P^ara-
guay, y por eonsignienle son opuestos y contraríos a todos aquellos To-
cinos, que'ccm' celo espaliol y Justa faaír procurada conservar la pmvStt*
fia en su: prlmitira estado, para el buen gobierno de ella.
8 — ''Los padres él&la compafifa tienen en las orillas de los don ríos
Paraná, y Uruguay' veinte y seis pueblos, ó doetrinas de multitud de in-
dios, y otros cuatro pueblos mas, que tienen en medio de dicho Paraná^
y cercanías del rio Tebiqoaii, y comunmente se dice, que tienen otros
cuatro ó seis pueblos mas que los espresados, que se recatan á la iMiÜefia
V registro de los espttíloles^ pero los treinta esf^esados son los immga-
Me^ y qnériíml ioBíb'oatíBt^a con eyldencia, como tsnmbietf ef ezesivo nú-
mero de indios de dichas doctrinas, siendo oertisimo, que la nómin» 6
padrón no 6s legítima, sino la que se hace con cuidado y prevención, te^
servando muchos millares de indios, que solo viven, y quedan al cono-
cimiento de dichos padres.
9.— "Cada uno de estos treinta pueblos, ó doctrinas, que se intitulan
misione» del^ Paraguay, tiene tanta a^btnraoneia de haciendas y ríqnesaSr
que pudiera cadaí una mantener de lo necestuAo á otros seis pueblos, por
que el qne menos, tendrá treinta 6 cuarenta mil vacas, con su torada
correspondiente, copiosas y abundantes sementeras de toda especie de
granos, y especiálmonte de aleodon, de ^ue coeen porciones erecidísi-
nRur, (^ hilan, y tejen las incnas. Asi mismo planian cañaverales dul-
ces y tobacáles que tienen estimación y gran consumo: tiene también
cada pueblo numerosas crías de yeguas, caballos y mula^ y abundante
multiplicidad de ovejas y cameh)S, porque la grande aplicación de di-
chos padres, y la mucheaumbre de* indios-, que tienen en continuo traban
jo y servidumbre, y los fértilísimos terrenos, y eampaf&D» queoeupKn,^
producen y venden cuanto puede desear la imi^nacion.
ñ.— ^"Tienen los dichos padres curas ocupados una gran piarte de tos
indios de su pueblo en los montes, y beneñcio de la yerba; y conio les
abunda el gentío, y no les cuesta nada sú manutención, trabajan copio-
samente, y juntan porciones considerables de yerba de palos qne es la
que mas abunda; y en el|Hieblode Loreto, en el de Santa Ana y otros
dos ó ires utas, se beneficia y enzurrona la mas selecta y escogida, que
llaman Camini de Loretoy cuanta corra y se consuma eñ este reino do
esta cálidifd, la hacen y benefioian los padres con sus indios, sin que es-
pafiol ningimo del Pars^guay, ni de otra parte coja ni beneficie una vam»
de dicha yerba; y estas porciones consideraMües&B concUieen los padres
étk SQé propia» 0mbarc«eioii«s«l colegio dé la ciada4 de Staiták Té,jltM
▼ende Á prdemtidor del ofioio dé misiones^ cnya admlQistMeionde en-
tífiída ysalida, y eonsiderablee gaoaiieias, y dimito en cosm de eoiner-
eio, exeden con nmcbas yent^jas á emantas tienen é «n cargo los aeon-
I«rai en todoel reino: y tamMen remHen loe dichoe padres Uaatantee por-
rones al colegio de Buenos Aires, donde manlilenen otro proenrador
demisión. Estos cantidades, las renden dichoB procuradores £ plata en
«ontádo^y también suelen admitir algazos j^éneros qne necesita^; y son
ton eminentes en la inteligencia de &da suerte de mércaníñaS} tratos^
compras y ventas, qoe dificultosamente liabrá mercado eu todo el reino
^nelés ienaJe.
' 13. — también eondncen de las misiones ' en sus embarcadones pro-
pias, mas de setcinta á ochenta mil. varas de lienzos de algodón,^ qn^ es^
may^gastable «n aquellas partes, y se vende á cuatro, cinco ó seis reales
<&ada vara: aitf mismo conducen cantidades de tabaco, azúcar, antes, es-'
criterios, bultos de santos y otras muchas cosas y alhajas: qne todo se
▼ende, y adquieren oonsiderables porciones de caudal, stn pagar ui con-
tribuir alcabala a]ffnna,ni derecho de entrada ó impuestos para la défenr
«a de la ciudad de Santa Fé, aun estando tan fiítigáda y afligida del en»>
Bsigo.
* i4.-*^*^| ^ktké oficio de misiones, se compone de almacenes para todos
lleneros de meroanefas de Castilla y ropa de la tierra y palios de Quite^
que venden páblioameute en Santa F^ y en ninguna tienda ó alñaoen
0b hallan tantos ni tan buenos, como los que tienen dichos padres, y M
nilBino tiempo remiten rio arriba al colegio de la ciudad de Corrientes y
al de la del Paraguay considerables memmáfsde géneros aue se ven-
den á precios muy subidos, y recogen con muchas creces lo que pro-,
dttcen aquellos países; y lo mismo ejecutan remitiendo grandes porcio-
nes de mchos emetós a los curas de los cuatro pueblos San Ignacio,
Santiago, Santa Rosa y Santa María que son los que llevo dicho, es-
tán en&e el Paraná y el rio Tebiquari, mas inmediatos al P|ur|may;
y én cada \mo de ^tos hay un almacén surtido dé todo lo gastabie en
aquellos países, y tienen los dichos padres curas feria y venta conti-
nuada eñ los guairefios, que son los vecinos de Villa Bica, á quienes
afvíau y suplen los paores lo que necesitan, yeobran después en la
yerba que les llevan en continuadas piaras de cuanto benefician en los
montes, y estraviándpla de esta suerte los dioicos jg^uairefios, no bajan
eon éñ$, a la ciudad de la Asunción, ni buscan én ella los avíos y pro-
videncias como se estilaba hasta estos últimos tiempos: de qaé resulta
el atraco común de todos, y especialmente de los comerciantes, y care-
cer los pobres de la yerba, como si fuera efecto de reinos estra&os, y
también se pierden los derechos reales y el del tabaeo, aplicado eu el
Paraguay para sobrellevar alj^unos gastos de guerra y para obras pú- -
Jiiicas, y soto lo paj^n y.contnbuyen los espafioles, aun de le poco que
comercian y adquieren de dicho efecto de la yerba.
15— .'Todas estas crecidas cantidades de plata, que'recogeu dichos pa-
dres se depositan en los dichos oficios de misiones para remitir á Espa-
fia y Roma con los procuradores generales, que despachan, sin los fre-
cuentes envfos qne hacen por vía de los ingleses y portugueses: pues es
constante á toda la ciudad de Buenos Aires {aunque dificultosamente lo
declarará ninguno, por él respeto y temor que tienen á dichos padres)
qué el alio de 17S5 se embarcaron en aquel puerto para los de Europa en
un navio inglés, cA padre procurador Qeróñimo Raa, y su segundo Juan
de Arzola, y llevaron mas de 400,000 pesos, como consta á D. Salvador
ISarcia Possé, como comandante de los registros, que estaban en dicho
260 Ali9
puerto; y lo que to pnedo aae^xar y oertiEott M,fiie batiendo llanda
^ C^Srdoya por el mes de JoUó de 725, y oomaniosdo con fiegneniíSa bX
padre Joeepii de Affuirre, provinoial que acal» de ■er, me dHo k«>kimi/íá
de loe cnidadoey aumeB qoú teman, qne el despaclio de loe dos refexidoa
procnradoies lee había eansado gran trabado; así por lo mnoho qne sa
e8oribí% como por haber jnntado 170,000 pesos en doblones, que entre-
sarán a^nel atlo, á dichos padres nara los negocios déla piwmcia y sa
bnen éxito en las cortos de Madrid v Bonu^ y en esto es a donde se em-
bebe y termina la mayor parto de tan crecidos cándales para fomentar
^ conseguir los graves intontos que tienen los padres, y tamlnen paca
miponer y desflorar con estos auxilios, y sus ponderadas representa-
elones, las Justísimas quf^ qne se puedan tdi^f^ contra el goSiem» de
los dicuios padres.
1& — ''£n cada pueblo ó doctrina asiston dos Jesuítas, el mato es el ciiz%
y el otro su oompaQero; tienen á sus indios tan impuestos en el trabí^
de todas las cosas, que es una admiración la tolerancia y su&iBDieiita
que tienen; pues siendo así que todas las hacieudas, los oanados^ laa
sementeras^ las tierras^ y todo lo domas que t rabilan y fi&rioaxiy ea y
pertoneoe a dichos indios, de nada participan, ni tienen uso de coe» al-.
Í;ana, porque todo cuanto producen con el sudor y trab^fo dé los indios,
o reoogen, y manejan los padres curas, y por su mano se les dá ^los in-
dios la oomida y el vestuario, que siempre es bien escaso, y no lespermi-
ton aooion de dominio ni en un caballo, ni ov^a, ni en una vara de lien-
3io; y es tanto el rigor ^ue praetíoan eon ellos, que pasa de esclavitod 1*
gran servidumbre y miswia, en que los tieiiea; y solo su abatida inudla-
nimidad pudiera sobrellevar tan desmedida apteekm, trabijo, é inleU-
eidad. No hay nación, ni indios mas ricoi^ ni tampoco los bay mas po»
bres: no los hay mas desventurados, porque la opulencia y fisrtilidad de
sus pingües tonritorios, solo la lo^nm y manejan los padres en abundan-
tes comercios para su propia utilidad.
17. — ''Ño solo áÁ cada pueblo para la manntoncion de oomida y vestv»-
río de todos los indioe^ y de los dos padres: sino qne ofrece lo qne vende
en considerables porciones el padre cunu así en vacas, caballos, mnlas^
cueros, granos de todas cosechas, que redittia mucho caudal, que no lo
ven, y aunque lo sepan y lo conozcan, se hacen <úe|(os los indioik poiqua
la menor palabra, que dyesen^ sobre esto, les costana nn dilataao €a8ti<^
go, y quizá la vida.
18. — ^'Ek vestuario de los padres es de lienzo de algodón tefiido de ne-
gro, hilado y fabricado por las mismas indias de los pueblo^ y si tal cual
padre tiene un capoto <S manto de paño de Castilla, le sucede de unos á
otrcM y dura un siarlo entoro. Los indias, y los indios visten todos- del
mismo lienzo de fugodon blanco, y se les oá c<ni tiento y escasez, aun-
que sobran muchos millares de varas para vender,^ sin que de tan ereci*
das porciones de género de castilla, y ropa de la tierra, gasten, ni apli-
quen una vara para los de sus pueblos, y solo Á los indios magnates del
Cabildo, (que lo son en el nombre) les dan unos vestidos de gala para
ciertas festividades ó recibimientos, y en cumpliéndose la función, les
vuelven á entregar á dichos padres, y se guardan en las viviendas del
cura, y b%|o de su llave, ni tienen los padres otro gasto que el vino pa-
ra celebrar, y para su alimento, y aun en varios pueblos han plantado
vükae, y cogen bastanto porción de dicho vino; y al que le fiíltai eon so-
los cuarenta pesos le sobra al año, porque de Santa Fé se lo remiten al
costo, sacando esta cantidad de las porciones considerables de platos
que producen los efectos que cada cura remito al espresado oficio de mi-
Búmes. £n fabricas de iglesias no se gasto nad», porqne todo lo hacen .
tm sGi
ttí »r.niían con paga ójanuü, y arfo tieoMi 1m dioliM padiw düsidado
y diieeoion dalas obns y ftbiiBM.
20« — ^^o hmy om» en toda la eriatfaadad, oim goee tanta.oonvenlancia»
légalo y MrvioM. aooio loa de eolaa dliohaa doairina^ paiqoe oomo tíe-
B«n impneoto á loa indioa on la ereenoia fimo, de qne él padre piOTinr
oial déla Compa&ía ea el asperior qne tíena demiaioneay y loa cuna aon
loa únicoa dne&oayanperiorea, y la «^amífli^^tAii aaf loa dielioa padresen
él flofaienio, oaatífp y deaua dJapoaieionea de ana pnebloa, ain que paxa
nada de esto se oiga, ni se pvonnnMe él mtsmlae del rey ni intetrenga
el gobernador de la proTín^s, ni loajneoea aeoalarea: de a^ni naca, qna
«oanto iTnajgiman loa padrea enraa» tanto cjeentan loa indioa con oieiga
anbordinaoíon: lo mismo Jiaoen paca lo qna eondnee al maa eapeoial rso
ga]OyreG^eaeionygaatodélnadreenn^ por enjanaontodoaloaaagatoa
mas f^Tes de los ooleglos de las tres nravineiaay anhelan para deaoanaa
y felieidad bnmana el eonsegoir ana & las dJehaa doetrinaa.
24. — "lios indios de astaa miaianea, qne oaaMUimaDte llaman Tmgm ^
Gnaranies son los mas torpes é iiaoiantea en ponto de doetaina y eria*
tianiwno^ de cuantos tiene aqnéuaiagímiy parqne cono lomaa del tíem-
pc^ porno decir todoel afto, loa tienen oonpadoa an los montea y beneft*
eioa de la verba, en íál«ieaa de embaieaeíonea crandea y peqneUa^ en
loa viagea laigoa, qoe hacen por elParaná^y el no Umgnay, Santa Fléy
Bneooa Aires, condnoiendo kia cfisetoa y cargaaonea qoe qnedan retel-.
daiL en ionya navegación tardan mases, en entradas eontíngentea y dila».
tadaa q^a hacen con ejéraito de anatro ó cinco mil indioa armadoa para
recckser maa ndmero de vaoaa aobce laa inmanaidadea qoe tienen, en ma-
tar toroa y hacer c(»ambre para vender, coniendo ypaaeCrando laa
campiAas v vaatoa tenmioa, qne hay álaa cereanlaade San Pablo haata
la cdjonia de los Portugueses^ qne estdn á la otra banda de Bnenos Ai-
res, proeigniendoliaata Maldonado y Cartflloa, no lea qneda á diahoa in-
dioa tiempo para aprovechar en la doctrina, m tienen Ingar paca pn^é-
aarla, paca apenaa lea queda ^ mfi<stente para él deacanao.
JS5^''No tienen loa e^aftolea maa eaaonadoa j alevoooa anemigoe ana
loa dichoa in^os miaionerD% y acm tantea lea aempUrea de laa traimo-
nea y m(»tandades, qne edfoctnanenloa qne hallan deaoaidadoa, y en loa
paaageroa;y tanfrecoentes, loa roboa y Tiolenciaa qne practican conloa
Fec^noa del Para^puj, y loa de la cindad de laaCorileates, que ínera ne-
oeanrio mnoho tiempo y dcseoabaraao para retew ana maídadea y tío-
lenoiaa^ pero son tan netoiiaaá tadoa loa eapaflolea de aqneOaa partea,
q^e^Aomun concito y horror, qne tienen a tales indios, escusa la es-
psaaion qne pudiera hacer en cate particular, y solo diré qne en el tiem-
po que he andado por aqneUaa partea, han <decutado con loa espafiolea
iraad cuatro casos de suma emcudad} atrevimiento y rigor.
30.— '^H. tieneordenadoque los dialioa indioa pagnen tributo^ y esto
con apretadas esj^reaionea y mandatoe; peroixmíodeobedaABresta^rden
con la debida f osánalidad, raaaltaria qne ae deacnbrieaen loa indioa, y
por eUoB se había de regnlar él crecido importe de la tasa v tributo que
debían pagar; y esto no aooYiene al itttaréa y utilidad de dichoa padieiL
y lo resistencon daamedido empelto, eonaignieron con grande facilidad
que el Gobernador D. DiafO de loa Beyea, pasase ^ las misioncsá dar
eiMBiplimlanto < la s Wnti ít i. M., y ae ampararon los diebos padres d^
tal suerte da anTslnntad, que no tuvo mas acción que la de hacer ciega-
menta ló queauaraviipenciiasle inainuahan que hicaese, y en la numera^
monda loa indica ae cantante con poner lo que los padrea querianyse-
.lia]aban,y no loa qni» él míaiH^ estaba yiendo*
M2 m
'" 31. ''Esto es lo qne se ha hedió diifiutite muchos gobíemds eir él -Para-
gniy,' j me paróee. qne esto oóñíd oomtmmeiite eñ todo el ^mno etr mate*
ñas qae tocan ó intervienen los reverendospadrés dé la oompaliía, y no
hay gobernador ni jffes que tenga TSlor ^ra orooéder^ íntegramente en
^las, porque á todos les asombra el íbnnidalHe escollo cié tenerlos por
contrarios ó quejosos; y especlahnéhte en* las- tres provincias del Para-
guay, Buenos Aires y Taeuman sube á muchos grados de desprOpotvion
el grande predominio, qué tienen dichos ](^adres; y de ésto resulta el que
los gobernadores^ los cabildos y los jueces callan, todo cuanto debían de-
cir, y antes' dan a dichos padres todos los infonlies que Imagimuí, y '■ ha-
cen las diligencias jurídicas del modo qUe: las apeteííen, aunqne sean
muy distantes y opaestas ála.verdad y justicia y. Sujetan todos 1» ra-*
2íón y conocimiento á tau'imj^FMpia servidumbre, porque de lo contrario
tropiezan coU el escollo y pieraen los seculares los oficios y la esM-
maeion. ■' ' ' '
45. — '^o solamente mueven guaras loe padres de la compañía contris-
los indios infieles sin licencia de 8. M. ni de sus ^berñadores, sino quo
fomentan con émpefio álos ministros y demás qUeles asisten á estas ran-
ciones, y les ayu^ui á destruir á fuerza de comiMités y ann de traiciones
á ios dichos infieles, como sucedió el afio de 1717 con D. Dieeo de los Be«
yes, siendo gobernador dé la provincia del Paraguay, que hiSlándose va-
rias t^defías de indios payaguas, situadas en la 'OTílla del rio, .en las
cercaniab de la'Asuncion^ guaraaUdo 'pas, cóireépond^ncia y comercio
con los españoles, le acOUsejaroñ los aich<w padres y le dieron- parecer
para que asáltase y avanzase de repente con toda la soldadeiíea a dichoa
mdios payagiiaá,'y el gobernador D. Diego de los Beyes abrazó este cam-
fo con táu imprudente resolución y élruel tiranía, que solo lo declaró una
hora antes de acometer; y hallándose^los dichos payaguas con sus mt^e-
res y chusma descuidlEidos, y bajo del securo y palabra, que les habian
dado en nombre del Rey al tiempo de svuarse en aquel paraje, se vie-
ron de improviso acometidos por tierra y »pka de numerosa rasilerüi, y
saliendo de sus tolderías asustados de los tiros y de la mortandad, tira-
ron á ganar el agua y las montafias, porque los que se ^nisicíron defen-.
der, perecieron en la muchedumbre de soldados. Los iUdios payaeuaa
éobresaltfibdos de mortal terror cargaron oon sus tiernos hilos y criatu-
ras inocentes, y se arrojaban con precipitación al rio y aUí perecieron
muchos ^on la congoja de nadar por preservar la vida de sus h^os; y el
último éstremo do'vigor y de cmádad fíié, qué estaudo las míserafalea.
mujeres y afligidisimas madres en tanta K^sobra, las tiraban los solda-
dos desde tierra tepetidisimps balazos: y^ al mismo tiem^ los que ce^-
ban en los botes prevenidos á este efecto, les^bau casa remando yma^
tmdo lí cuantas infelices alcanzaban. "Y auuque ei^ esté inhumano suce-
so perecieron bastantes indios payaguas, fué mucho tnay<»' el nUmero
de las mi:yeres y criaturas inocentes que se ahogaron y mmiertm al
riffor de las bahus y de las lanzas: sucesos verdad^ramcute tan horrorosos
yIamentabIe8,yportedas suscirounátaáciastanlltoasde impiedad que-
aun la memoria se ofende clid tan indigno recuerdo, y no puede una cató-
lica consideraciou dejar de graduarlo por el mas fóo^ kmar, que tiene
nuestra nación. í . •
46. — ^<*£sto que brevemente he referido, es tan eívideutey uotoiio á to-
dt>s, que aun los mismos jMociales de los padres lloraa^y*tameutaB/ y «ÍU'
embai^oeus reverencias no solameute lo han i^ucsido eiícu!brir, sino quo
lo i>uiie«>n tandesfigurado, y tan subvepticiameiit»' diaimulaiáo • ek* la
BOtiiúa, y compirensioii de nuestro catóUeo monaroa-y * eens^ WUé iu-*-
dias; que espidió una real cédula düudose por Héñ seivtdó; y apr^Mm-^
ANG 263
da k> cjecntadp wat D. Di^go de los Reyee; y Á eete gobernador, que por
«asto j otnw lieoiioe y actoe u^jnatot y temerarioe de sa gobierno, ae 1#
habían de apliear loe-oorre^^oiidieiites eastigoe, pora que. quedara sati»*
fecha la Justicia, le han &Yorecido con tanto empefió los mchoe padres,
3ne este na sido el principal motiro de las jnstas quejas de los Tocinos
el Paraguay, y la mas fundamental ocasión de las perturbaciones d»
aquella ittoviiieia.
47. — 'l!)espues de la mortandad referida, cogieron los soldados unas se-
senta miyeresy y mnduushas payaguas, que se hablan escondido entre
las masÍMAB y oafiados del no, y todas las entregó el gobernador D. Die-
go de los Keyes á los padres de la oompafiía quienes por fuerza las lle-
varon á BUS doctrinas, y nunca las han querido volven de que están mor-
talmente sentidos los payaguas, como me lo haií dicho repetidas veces
ellos mismos en la Asunción.
48. — ''ÍDe este suceso se originó la guerra cruel, que los payacuas die-
ron en la provincia del Paraguay, donde hicieron muchas muerMs y ho»»
tflidadesy y eepemlmente las f^efeitaron contra los padres de la oompa-
ftia y tfus indios guaranls; pprque tuvieron noticia de que sc4o por com-
placer á los padres lo habia Secutado p^IMego de los Beyes: y también
Sorqne supieron, que las migeres, one llevo referido habian escapado
el abance, las habian llevado por raerza á sus doctrinas; y estos in^
dios encendidos de mortal encono y furor, mataron de allí a muy pocos
meses á los padres Kas de Silva, tío de la mi^er d^ gobernador D. Die-
flode los Beves, y provincial que habia sido; al pa£e Mateo Sanchos
Sector que toé oel colegio de la Asunción, al padre Josó Masón cura .4ol
Iiaeblo de San Ignacio, y al coadyutor Bartolomé de Niebla, que fueron
(Ds principales que influyeron, y fomentaron con sus instancias y conse-
jos á B.Diego de los Beyes para ^ne ejecutasen la mortandad de los d^
chos indios payaguas; y esta la hicieron navegando dichos padres por C|t
Paraná on divocsas embarcaciones cargados de efectos que Ilevaban.para
vender á Santa Fé; y asi mismo mataron dichos p&yaguas á varios eir
paüoles, que iban con los padres, y á otros los cautivaron y consumienm
atodbslps indios guarañis Ó tapes que Uevaban, ó fué muy raro el que
escapó; y hasta el diadehoy conservan la enemiga con los dichos pa;
4ies y sus indio8,aunque estiín de paz con los espafioles v bajan frecuen*
tómente á comerciar á la ciudad de la Asunción, como los he visto mu-
chas veces, y los he tratado y comunicado en mi casa.
49. — ^'^Hará unos ocho, ó nueve aflos,que el padre Joséph Ponsí y el pa»
dre Félix Villa Qaroia sacaron de unos, pandes de los montes unas eoa-
troáentas familias de indios tarumas,' 6 monteses oon engaüosy ostra*
tagemas v habiéiidolas llevado al puMilO' de< Santa Mada, y conocido ksi
tales indios el mal estOo, modo.y ilgop dalos tales padres eseaparon loa
mas de ellos, y se han vuelto asa gentilidad y no quieren oir, ni aun el
nom1«e de los padres, ni el de los oristianos; yestareduecion doonquia*
ta, que ha tenido tan poca duiaeion, me conista que la han eelebrado
gra¿demenie los padres y la han heeho muy plausible en Maénd y
Itoma.
50. — 'K^omo los dichos padres navegan los nos grandes Pcrani^ Para-
S^jy. tTmgnay con embarcaciones armadas en guerra sin mas hoencia
ni permiso que el suyo propio, smj^rendieron anbir el rio arriba del Pa-
raguay con dos «nbarcaciones bien pertrechadas de gente y municio-
nes, para descubrir camino paralas otras sus misiones de los Chiqíütbs^
y toaos cuantos oe embarcaron, asi padres, como soldados ésü^tefiíAé^,
queUevábao á sneldojy todos sus indios pereeioron, sin que eéoapaM
1t6i Aflífi
Idngpiio, lüseha sabido hasta aliora con certeza el paratíe áe eü áetfj
.{[zacia.
51. — *t penistíei&db en estoe desciitiríiiiientos volvieron los diohos pa-
idres á armar olaraa doe embarcaciones con bastantes soldados esraHoleB
]r mnohos de sos indios tapiSy y se embarcaron de jeíes el padre uabriel
]?atifioy el coadjutor nominado ya, Bartolomé de Niebla^ v se inolaye-
ron por el rio grande Pücomayo, qne. desemboca en el del Bara^g^nay,
y penetraron por él subiendo nacía en origen, y encontraron una» mi-
cienes de indios j^ilcomayos, de color blanco y de bizarra estatura y be-
Üezai ^ero mnj inocentes y chontales, porque jamas habían viato 6b»-
Imrcaciones, ni espafioles; y habiendo venido los pilcomayos á la orilla á
la novedad, y tratando unos días con los espafioíes, tnvo cierto deaman
nn indio tape con otro pileomayo, y habiéndose juntado ntunero de
ellos, y encaminándose hacia la misma orilla, se entbarcaron todos loa
i^tneluulñan saltado á tierra, y desde las embarcaciones, dispararom laa
bocas de íüego al montón de k» indios, y niataron á mtíxAátámu»
l^comayos, y ademas de ser esto público y notorio, me lo refirié el nna-
mo padre Patifio; y es igualmente constante, que el coadjutor Niebla^
liiao la mayor mortandad con el manejo de las bocas de ñiw> ea que
era muy diestro, y especialmente con un xtedreroqoe disparé de la «dh
barcaeion, catgado de bala menuda, y maté mas de cien indios^, de ^ua
hacia álarae y lo refería el mismo Mei>la muchas veces en el Paragtta^
7 con esta eepedicion se volvieron, dejando aquellas naciones irritadísí-
mas contra el cristianismo.
52.— -'\)on los portugueses de San Pablo y la Colonia, y oon ana inAboe
eristianostápiÉf, nan tenido los padres diversos combates, y es muy eot"
^fiente que en uno de ellos aprisionaron loa postugliesea á un jesuíta ea-
tranflero, que cayó herido de nn balaaso, y era éL que oapitane»ba el
«^jémtúi de sos iñ^Bos.
' 53.— ''Las guerras y sangrientos combates, que los dichos padres hatt
dado á los indios Chámaselas han movido con el fin de hacerse dnellos
die los catíipícM qtte ocupan/ y de las vacas que se itfantíenen en ellos, pues
aunque los dichos padres se han apode^rado por fuerza, y con absoluto
dominio de las vaauerias,en gravísimo peijnicio de los vecinos cApafioles^
y de las dudados de £hienoa-Ayres, Santa Fé y Corrientes, y han limpia-
do ^barrido con la multitud de sus Tapi» las inmensidades de vacas, que
habla en aquelloe dilatadÍBimos terrenos desde las Corrientes hasta l6lr^
donadoy C&stUlos, y las han Bevado al centro de sus misiones, donde
(ademas de loa eseeidos millares, que tiene cada pueblo) tienen ocüj^ee-^
gadasvJuittaMk en ámbito dilatAoOfque les sirve de eeroo por aquél]»
parte, lacordmera inaooesible de San Pablo, .mas de 400,000 vaeas eon
Sil torada earresíNAdiente y aunque en estos * vii^es y combates j^eideii
los padres afdUaresde indioB/ no íescaasa ningún sentimiento^ y sin que
seateBMtSdadse puedo decir, que como tienen tantos, paxeoe ^pM loa
oi^onen á estos riesgos para teiMr menos que mantener.
5é— ''Habiendo nombrado á loa cuatro padreí^ qne muriere»! en ma-
nos de los payaguai^ Sánchez, Silva, Masón y Niebla, no pimdo deiar de
idssahc^gar on intenor repaiOj y es el de qne habiendo yo ll^gaao á 1»
dudad de Cérdova del Tucuman por el a&o de 725, y comunicado desde
3ue llegué á los padres de la oompaSiía;, de aquel colegio, me fueron reft-
iendolas dichas muertes, que hablan tenido estos sugetos, odebvándo-
los epmo de insi^es mmiresy apostólicos misioneros, y yo los oía con
teminray y lo creía con tanta feneza, que estuve paca encomendar mia
pasos á tan venturosas almissy como pudiera á la de San Frandsco Ja-
vi^. Esto niisBio M referir en diversas ocasiones á diferentes candidos
áM6 265
y ftetwilk» iMtttiMe» dé djdfcos y ■dico, de aqnellot ^e pw mitttigam-
d» ig&onuioia «raen de par «a pac oiuurto lea dioeiiy j no pnaden, ni ae
ateevan á dieemir las aoaa% ni fiítican an corto entondimiento en maa
aeto, qneel da oaftirae oáegaínanla á «vanlo loa diélMia padrea lea pro-
floren ó. ka imponen. Y oomo yo no tenia aatecedentea do ootoa ancesoa,
^fpaffi^^mn q«o me naantnTO en la piadoan inteligencia^ qno llovó ie£arid%
hasta ifae viéndome precisado á pasar á la provincia del Paragnay á ao*
tnar lacrave y dilieil comiaion qne d^o espresada, U^gné á la cindad do
I8a&tft^y do eata alado las CoRÍente& y la última á la de la Aann-
«Ion en laaoaaleaeen la comanicacioo do loa veoÍBOs^ y aaontoa diferea-
tea dolaa convenaeioneay y c8p|eclalaiente.eon las qne tnve con loa na-
dzos do loa ooloffios^ vine en evideiito conocimiento do qne id padre Blaa
de Silva^ natanu. del Paragnay, y tió do la miger del gobernador D. Dto-
go do loa Beyes, faabiaaido nno de loamas iaaígnea comerciantes, y de tan
penq^icaa ingenio pana adelantar los necocios, y las convenieneiasy qne
leeonocíendo laa ventid*'^ 4^® ^^ ^^^ línea luÑsia á los domas, llegó á
ser provincial de la oompaBia, y creo qne kabia rido el único criollo, qno
liaMteniéo esto di^núdad, en medio de qne en la profesión de las letraa
idé mn Umitado. Sato dicho padre iimayó eon mayor eficacia en B.
Die^ de los Beyes, para qne cgecntase la inhnmana mortaindad, en loa
adu» payaenas.
55 "Bl padre Mateo Sanelieg, nataral de España, tnvo tan eetiaoidimi>
ria y violento a<mdioion, qne los mismos padres refieren cosas asombro*
saa de sa inaccesible y terca tenacidad. Gobernó y capitaneó como co-
mandante, fgéicites de sos indios topis ó gnaianis contra los indios cka*
mas. y combatió oontra ellos, disparando sns bocas de xnego y manejan-
do el aISuigo, hiriendo y matondo á cnantoe podía, y en ana ocasión qne
estobaa los indios eharsaa ansentes, acometió el padre con nn ejército
á nna toldería do mngeres, y chusma de criaturas, ^ después de haber he*
ého bastanto mortandad en ellas, se llevó nn crecido número deprisio-
neraa donde las ha mantenido por ñierza; y estas crueles hostilidades
y oteas, qne han hecho loo padres contra esta nación, han sido sin pro-
vocación ni motivo qne los chamas les hayan dado> quienes estondo qnie«
tos en 8ua tMcreneo, se han hallado improvisamento con estas g^erraa^
qno les han movido los padres para esterminarlos, y hacerse dueños de
aqneUaa campañas, y de las vaquerías; y con él fin de quitar ú los espa-
fieles, laa enteadaa que suelen hacer, para sacar vacas con benepláoitoy
y ann con la ayuda y asistencia de oichos chamas.
66 '^ £1 dieko padre Mateo Sánchez que se hallaba en el Paraguay,
ouando se cgeoutó la mortandad de los payaguas^ fué él que con mas ar-
dimiento y esfuerzo la solicitó y fomentó con dicho gobernador D. Die-
go do lea Beyesw £1 padre José Masón sirvió el curato de San Ignacio,
y rnaalfestó siempreoposioion á los espa&oles (que esto es común á to-
doa loa padres) y perdió la vida pcnr su imprudento conflansa; pues pa*
sando con sn embarcación cargada de efectos por cerca del puerto de Ita»
ti, nno ódos dias def^ues de haber muerto rio arriba al padre Silva los
indica payaguas, le (pitaron y le hablaron varios espa&oles desde la
onllay dánd^e nottoia del suceso que ignoraba, y le ^eron que se de-
tuviese, y parase en dicho puerto, y no quiso aceptar esto oooscgo; antoa
roepondió, qno se defenderm de esa canalla, y que llevaba indios y ar-
maa para no temerlos, y prosiguiendo su vi%|e á las doe leguas mas aba-
jo le salieron y abordaron los payaguas y lo mataron, y ú todos los ta-
pio qne llevaba menos nno ó dos que escaparon.
87 '^£1 coadjutor Bartolomé de Niebla, propio y muy natural anda-
kia^Soéaoldadoen Bspa&a en el tercio de la cotto, ó en otros dolos de
34
268 AtfO
tntentos, y en secreto eBtendi&fi y YamülonlMtti sns pénsasáeiitOB y eos^
vinacioáes.
No tardé en ofreeerse la oportunidad ansiada^ y quisieron mrove-
charla con decisión y arrojo. Las iiroYincias del Tireinato se hiúlabazi
easi sin tropas: el brigadier Osorio ann neoesitaba en Chile las que eon^
dnlo para recuperar a^nel reino: el general Peanela se encontralm en
Salta eon su ejercito distraído por el Argentino que era natural fínese re-
forzado despnes de la rendición de Montevideo; y en diferentes provine
cias del Alto Pera se reprodncia la insnrreeeion eombati^Bdo eeon loe e»«
panoles en frecnentes encnentros.
En Diciembre de 1812 se habia recibido en el Cuzco la constitución
política de la monarquía Jurada ya en Lima: y como el presidente de la
audiencia dejase pasar cuatro mas sin proclamarla^ el abogado D. Ra-
fael Ramirez de Rellano, formó una representación en términos des^
templados 6 irrespetuosos, la cual por sus instigaciones, firmaron trein»
ta individnos quejándose de la demora y amenazando á nombre del pú-
pilco que no seria reconocido el ayuntamiento ni obedecida la ^nrisdic*
cien de los alcaldes si no eran creados y autorizados segim el naefró té*
gimen.
£1 brigadier J), Mateo Pnmacahua que hacia de presidente interino^
mandó levantar sobre este hecho un s umario y en principios de Fébrfr*
ro de 1813 dispuso el arresto de Bamirez de Arellano. A^^nnoB de les
que suscribieron la representación se retractaron entóneos rormalinente.
Los Ángulos y sus prosélitos, tenían organizados • los trabajfos áñaá»
nombrar regidores de su confianza y á prepósito para sus fines. El dia7
de ese mes, mas de nal personas que se hallaban congregadas en la par-
roquia de la compafLía para verificar las elec^one& alaropellasdé II^
guardia, ocuparon el cuartel en que estaba p^reso aquel abogado, y rom-
piendo una reja lo pusieron en libertad: acaudilló este desordene! Teso-
rero D. Baltazar de Villa longa caballero cruzado de la orden de San
Juan.
Establecido el Cabildo constitucional, y quedando impune aqnel mo-
tín, fueron tomando cuerpo los proyectos revolucionarios, del Cuzco. El
gobierno tuvo datos que le dio I). Mariano Zubizarreta en 5 de Ootnbre
de 1813, deque D. Vicente AngtUo^ I>. Gabriel Béiar, D. Juan Carvs^al y
otros, se hallaban resueltos á asaltar el 'cuartel y $ sublevarse oontra
las autoridades. Repitió su anuncio el 9, indicando que en la noche ten-
dría lugar el movimiento ax>oyado por los oficiales B, Marcelino Vargas
y D. Matias Lobaton que estaba de guardia* Los conjurados pjswaban
de 200, pero. todo quedó por entonces aplazado por haber advertido Lo-
baton que se tomaban precauciones que sin duda tuvieron origen en la
citada denuDcia. AngClo, BÓJ[ary Carvajal ftteron arrestadjOs y por mas
indagaciones que se practicaron, su delincuencia no quedó comprobada.
El 5 de Noviembre,, el oficial de la Tesorería D. Mariano Amaga avi-
só por escrito al contador IX Franoisco Basadre que á las siete de la no-
che con protesto de la oonduecion del cadáver supuesto de nn párvula
se reuniría mucho concurso de gente y estallaría la tan anunciada revo-
lución. Una noticia semejante á esta, fué comunicada en el mismo dta
por D. José Tabeada al tes<»ero D. Antonio Zubiaga, quien la larasmitiá
al brigadier D. Martin Concha que habia entrado á servir la presiden-
oia. El escribano D. José Agustín Chacón Becerra ante quien dtó Arriar
ga su declaración jiertenecia al complot, y en el acto avisó lo que pasaba
á los Ángulos: no obstante, uno de ellos mé preso en aquella noche por
el mismo Arriaga. Quedó con esto frustrado otra vez el levantamiento
no por que faltase á la hora convenida la preparada reunión de pueblo,
ANG 2B»
aae «m giitm y pténém twiinaüiba al «uoM, «teo por tai «»»*tfi**^
fln rrr^Ti^tim r^r-nfrii i — ^^ '^^^Ar^j yH rnfrtrnrnin *■ IwwiMéiIíé
qpM xoaniiicnido «IftMgo mrtptwi á ^unmgtAmnám,
Al «¡gáfente dia se nonio «L Cáblláe, ymrii^ wwj ■ineioBae •! pg»
eidente Oonehft acrirnteándc^ por lo lUBoeoiderEl áleaUe tnüoBte ooi#-
tiel D. Hairtm Valer {Ateriée por él agettle Unal D. IggHti» Ampaere,
á quien acitaVa Raimes 4e AfeQaoo) «etné naa oamaiia intemaeioin
enla cuaifle designaban los nraetiod «on el venembie 46 mártiieode te
|p¡atiia. Oonfonne áette, y de^^oea d^l eaoubiamienip ae kJjK> en Mamo
tía de ellos nna érenme nmeienllteeb]» ai afto eoiimlido» ceawodieada
el obispo D. José Pérez de Armendaris á loa q«e asiapesen á pvesenoiar^
^coarenia dias de indulgencia.
*Jl Yítey AbMoal ordeno Tiiüesen á JAtoM. Valer. Anpiura j Aielhnio
quienes se le presentaron en Iteero de m4» EataiMai por enÉ6noes prst-
sos en el Cuxeo y aonsados de iafldsneia D. Gatoiel oéjar, D. José f
D. Violto AngilOy D. Manael Hurtado de lindocayel Vloariodel^
pazToquia del Tñn^ Dr. D. José ¥tfi6o, Aeste y á D. Vioente Angtflo
selesdiÓB<dtQiabqi^deftanBaapesardeque la eansa se hallaba «nl^
ma; y de la seguridad de los demás se eutdé pooo, oomo que se les psrr
mitia salir de nodM. Ooxrié así éí tiempo y lejos de estingairss el oomip
todo reToluoSoUi se ensoñaban aneaos plaaíaa para eonaamada. Lea
aneetados,. por ultime, aedi^eron ala tropa aoaartelada eon vroina9-
sas y otros arbitrios, y e^ lanM^delSde Agosto delaousno aSoae 18t|
^eeutaron el mofjmiento aprisionando al presidente y oidores, (menos
a D. Manuel Loreaso VldAaite) á lasdemas aatoñdadMy 4 mnelioaea-
pafieles; y ^ando des bóreas en la j^asaj^fneipál. Ni ei Obispo ni lea
Cabildos seeular veolesiástieo id la 'dipotaolon provincisl, trataren da
baoer oposieion alguna: los miembros de esas oeiporaoioiies dieroaK oo;-
noeer las simpatías que abrigaban porel esterna que aeababa de pcodlar
mane: y ^las mismas nombrarcm y a<daauron oomandante genenl da
jtm armas á J>, Jone Ang^o qim se bailaba preso é biso el pníner poyél
en di cambiamiento. Crearon por eleooion ana Janta de gobiezao qaa
debia eonmonane de dicho Ang^o, del brigadier 1>. Mateo Pnflwoahia%
delooronelD. Luis Astete y del teniente OMcmel D. Juan Tomaa Méseoao.
Llainado al Cuaeo Pumacahna queestaba en Urquillos, y j^ne alendo
eaoique de Chinoheros tenia gran aseondiente sobre loa indiosi as aao^
modé luego á las nuoTas ideas ayudando á ^osAngtflos ápropaffatlas
en las proyineias Toeinas. Reunieron desertores áSÍ ijéroito, y jneron
servieio á los ólQ^isles lieeneiados á eonseouem^ de 1% oapitamoion ds
8alta: oolectai^n cuantiM armas se eneontiaban en ia pobl^oion y faao-
ta ñindieron unas piesas de artillería que IlaoiaroQ '''▼iyorones.'' 8ln
perdida de tiempo, envisron ñierzas á Puno, la' Pas, Arequipa y Chia-
manga; ales dos primeros puntos á <^rdenes del areqnijM&o D.José Plr
nélo quehabia sido capitán del eiército del Bey, y á quien Meieron coro
nel marchando ásuladoel <^ura déla Parroquia de la Comps&fa D. Ilde-
fonso de las Mufiecas: las desuñadas á Guamanga, a) ^oídúo de J>. Ga-
briel 33éjar, J), Mariano Ángulo y D. Manuel Hunado de Mei|<^sa natn-r
ral de Santa fé de <k>rrieñte8^ y acaso, el mas andas de los rsyoluci
ríos: el primero y el últímb Ineron reoonooidos como brigadieres^ La
pedición para 4JtequÍpa sali^ á cargo de Pun|aoali1M^ eCáyadoá
cal de campo, Ueymido de su segundo ú D. Vicente Angálo graduado
do brigadier. Constaba de cinco mil hombres, 500 de ellos con fosilt loo
demás con lanzas, picas y hondas; numerosa oabaUerfa y piesas de
artillería.
L$ dlTision de Pinelo y Mufiecas entrd á Pono el 29 4e Agosto en Tit?
2'70 Am
indd&liabeisedeSdOOionado Ift goaniíoion, p9iaé eLDeflAguajto» el XI 40
Sotíiemlkve tunando «Ui tzeoe ca&onea oou otroa artícalos de guerra; y
él 24 ocupó la Paz al abrigo de alborotos populares que incapacitaroa
alJDDtendente Marqués de valde-hoyos para llevar adelaute la defensa
que haJbia empreudido. £n el saqueo y sucesivos tumultos perecierou
entáuces Yalde-hoyos y cincuentay nueve personas mas; entre ellas- va-,
rios jefes. Guamanga recibió con aceptación 4 la tropa condu-cida po^
Béjar y Mendoza. La guarnición realista, anticipadamente se liabia
en&egado aX desorden; y tanto¡en dicha ciudad como en las otras xK>bla-
«dones, fuoron depuestas las autoridades, remplazadas al instante, per-
smiidoB y presos los españoles.
£n Arequipa el mariscal de camj^o D. Francisco Picoa^ con el go*
bemador intendente D. José Gabriel Moscoso y el brigacuer D. Pió de
Xristan, luciéronlos preparativos que permitió el tiempo para veridcar
su defensa. Con una corta fuerza de que pudieron disponer, esperaron á
Ftunacahua: éste los atacé y venció en la Apacheta inmediata á Canga-
llo, el 9 de Noviembre de 1814 entrando á la ciudad el 10. £1 Cabildo que
con parte del veciudario, se adhirió Á la revolución, ofició al Virey ma-
nifestándole que era indispensable cesase una guerra tan contrariada
por la opinión ptiblica» Cuando Pumacahua y Ángulo abandonaron
Arequipa retirándose al Cuzco, condujeron prisioneros á Picoac^ y á
Moscoso, quienes en la noche del 19 de Enero de 1815 fueron pasa£>s por
las anuas en dicha capital.-^ Fi^a«e JPiooaga, 2>. I^tmciaco.
La causa de la emancipación con este suceso y otros desagrada-
bles y escandalosos, iba perdiendo de su primitivo crédito. Sus caudi-
llos se envanecieron sobre manera, y cuando agotados los recursos, se
apeló á exacciones forzosas despnes de los donativos hechos volunta-
riamente, empezó á advertirse descontento en las clases acomodadas.
Sm embargo, el partido revolucionario contaba con un sustentáculo po-
<deroso en el clero y las religiones que imitaban al Obispo Pérez Armen-
daris en su decisión por la Eidependencia: los curas generalmente la in-
«Yocaron con entusiasmo. An^uío envió de emisarios á las provincias ar^
gentínas en demanda de auxilios, al presbítero D. Carlos Jara y al abo-
gado D. Jacinto Ferrandiz: mas éstos no pudieron llegar á su destino
por.hallarse interpuesto el ejército del Alto Perd. Jara falleció en Are-
quipa, y eu compañero anduvo niófugo en la provincia de Puno.
Entre tanto, los conflictos derTlrey Abascat eran de muy serio carác-
ter: perdidas las provincias del Sur desde Guamanga hasta la Paz, care-
cía de comunicación con el trab^ado ejército del Alto Perd, cuyo gene-
ral se veia por su frente con un enemigo fuerte en cd territorio argentino^
y una insurrección popular de grandes dimensienes á su retaguardia.
La situación dé Pezuela se agravó con el proyecto revolucionario qu6
descubrió y castigó pasando por las armas aí. coronel D. Saturnino Cas-
tro, natural de Ss^ta, el vencedor de Vilcapugio, que sabiéndolos acon-
tecimientos del Cuzco,, concibió el plan de proclamar la Indef»endencia
en el mismo ejército. Pero Abascal y Pezuela en esos dias críticos y de
inminente peligro, dieron las pruebas mas perentorias de su inteligen-
eia y de su elevación de ánimo. £1 Virey dirijo una proclama a los
cuzque&oSj y el Arzobispo de Lima una pastoral invitándolos á aparttur-
ae del óammo en que se hablan colocado. Estos interesantes documen-
tos prodvgeron un efecto contrario y se miraron como un testimonio de
inipotencia.
Peznela retirándose desde el cuartel general de Suypaoha hasta San-
tiago deCoti^aita, envió una división á cargo de su secundo el general
P. JuanBanúrez para que arrojase de la Paz á los patriotas y viniese á
AM 271
efn él Bi^ Peift Laoomidoiido Bamiies er» difioU pw,
demás: sa faerm se oonipamia own toda de ciisqme&eBí ofioiiúídad y tnma.
destínaétes á saliyngtr á sangre y Axego sn^ país natal: mas el resultad,
atxreditó onan poderoso era entdiioes el poder de la disciplina y de la.
obediencia militar; y cnanto froto prcHnetta á los mandones espa&oles el.
atnyso y la ábyeoelon de acraellos militares^ estraHos todavía á todo sen-
timtfmto pieenisor de la libertad americanak
£1 mariscal Bamirez, batió á los reTolnoionatíos delahte del cerro de
Chacaltaya el 2 de Noyiembre: restableció en la Paz las autoridades
realistas, bizo lo mismo en Puno y signió su marcba sobre Arequipa.
Pamacanna v Angnlo sabedores de los triunfos de Ramirez, OTacuaron
esta ciudad el 30 de Noviembre y se encaminaron al Cuzco. En su mar-
cha dirigieron á Ramírez una intimación para que depusiera'las armaS|
ofreciéndole salvo conducto. También escribieron á algunos Jefes y ofi-
ciales para que se resolviesen á hacer un cambiamiento. La división-
realista fué recibida por una diputación que manifestó la adhesión de
Arequipa; descansó allí mas de m> días, y en seguida partió para Lampa.
£n el mes de Febrero de 1815 y en medio de las copio0as aguas de la
estación, buscó Bamirez, al ejército independiente que contaba 600 fu-
sileros, 37 cañones y como 20,000 indios regimentados á pié y á caballo.
Después de algunos movimientos, se trabó una sangrienta batalla cerca
de Mumachiri y de la mareen del rio de este nombre el dia 11 de Mar-
zo de dicho afio. La victoria filé de los espa&oles, y no bien estuvo de-
clarada cuando Ramírez hizo pasar por las armas a varios Jefes, al audi-
tor Melgar y otros.
Pnmacahua y Ángulo fugaron en dirección al Cuzco: al primero lo-
aprehendió f¿ paisanige de Maranganí, y presentado á Ramírez sufirió
en Sicnani la pena de muerte, llev&dose su cabeza á la capital. £n ella
al punto se tramó una reacción para templar la saSa def vencedor, y
como estállase el 18 de Marzo aclamando al Rey, los Ángulos tuvieron
que huir precipitadamente. Intentaron volver al Cuzco con dos caño-
nes y alguna gente que les acompañaba, mas esperimentaron el desen-
gaño de ser rechazados: la ciudad pertenecía ya al bando realista que
revivía Á la sombra de su victoria con el furor de la exaltación y de Isk
venganza.
Había sonado para los Ángulos labora del infortunio, y no podían lu-»
char con el poder del destino. Fueron aprisionados por los vecinos de
Zurito, y consecutivamente entregados á merced de Ramírez, corriendo
igual suerte D. Gabriel Bejar, Becerra, Rosell y algunos mas. Por un
lado enirában á la ciudad, y por el opuesto los que conducían la cabeza*
del desgraciado Pumacahua. Reunióse un consejo de guerra que sin res-
peto á formas judiciales ni tramitaciones, espidió muchas sentencias.
£1 29 de Marzo de 1815 murieron fusilados D. José y D. Vicente Ángulo
y D. Gabriel Béjar. Él mismo trágico fin cupo á algunos otros inoavi«
dúos. D.Mariano Ángulo pereció en aquella división que operó en Guan.
manga con Béjar y Hurtado de Mendoza. Éste fué inmolado por su mis-
ma tropa á órdenes del caudillo Pacatoro que se unió á los realistas, con
motivo de la noticia del contraste de Humachiri. La capital del Cuzcq
había esperimentado en 1814 todos los males que la guerra civU ofrece
en su violento desarrollo; y en 1815, conmovida y aterrorizada con el su-
Íílicio dePicoaga, Moscoso, los Ángulos j demás víctimas^ vio repetirse*
a horrible escena de Tupac-Amaru y su infortunada familia.
Otro hermano de los Ángulos que era presbítero estuvo preso enton-
ces pon el prebendado D. francisco Carrascon y multitud de vecinos del
27^ AÑ6
Cctfoo. AtfOAl fué MBÜtidd á fi^psüi^ doaSte liMívit oiOo éeéir, ^pto I9
oefifii^tord^Sey dándolo oskatoea éloovo dowiade las ostodnies»
belsrtíeiil&BMBives ée Oiooeo, D. JhuMt damos mw praü^oB daáoB
de oaottmpiAa y bsüáUas en la Ptes y Homaofairi; y de faw ejeoaeioiUB
quede su ófden se Móoion en él Ctaea y o4roa pmbos»
Leee^paAoles esk sus peiiódieos y ann en domunentoa oftQÍale& enea*
laron mnltitad de notictas, mas e»||^rodaa y otsaa íalaas oon el obMm
dedosaoieditary aunUeoardeiidíoiüoáloa Angolés y densas eandule»
da la veyelasioii de 1814. Beeiaa i^m Fiunaoaliaa se denominaba Inca y
MBxqfléñ del Pera, y qna lee Anffoloa se kabian hecho leooaoeer en los
mas sateyádoa vaAgoe suUAases» Stqlifcidose D. Vicente conde de laBa-
tv^la. No podemos aftrmar cosa alguna en oUantoá los ezesoe de que les
aensabao: y slUen es cierto qp» áu. Jesé Ángulo se le daba el dictado
de capitán ffeBheral9,probabIeiBiente lo adquirió en las reuniones popula^
íes prea&dkSis por el Cabildo y Corporaciones del Cuzco. Su casaca ri-
eamente bordada la ^ivió Banúrez al Yirey Abascal con él mamífico
estsAdarte de la seyolucioin destiaado á la islesia de Santa Bosa deXiima.
£n una gran banda que usaba ioigulo seieia cata inscripeion:
" En láminas de oro, no de bronce,
Imprime |Qh Feral tu libwtad:
Bn que del Cuzco sola su lealtad.
Te puso Soma el mundo hoy reconoce."
ir en la orla del escudo bordado en la misma banda^ ia leyenda 8¿^
Ipaiente;
'^ Tiya ^ yáleroso restaurador de la Patriad
Pe la religión defensor, y terror de los litfustos nti^gistrados.''
Bemitímos al lector al artículo González, D. Vioente, teniente eoronel
del re^ÜDodento de TalaV^^ en cuanto á las operaciones que éste dirigid
en las proyincias de Guancayelica y Ouamanga, y batallas en que derro*
i¡6 en Huanta y en Katará con gran mortandad, a la columna que senm
4cdamos dicbo, saUó del Cuzco para propagar la reyolucion en aqueuos
t^ritorios, bsjo el mando de u. Gabriel JSéJar^ D. Manuel Hurtado de
Mendoza y D. Mariano Ángulo.
También en el artículo González, D. Frandsco de Paula, coronel 4
intendente de la proyincia de Puno, se encontrará noticia de otros so.-
tiesos posteriores y de los escandalosos actos de crueldad que cometid en
la persecución de diferentes caudiBos ^ue aun continuaron haciendo la
guerra áloe espallcles en aquel territorio.
Un decreto del Congreso de la República de 6 de Junio de 1833 declarS
beneméritos á la patnaá los peruanos IJbátde, Agnilar yPnmacidiua^
comprendiendo también á IX Vicente Ángulo, mas no á sus hermanos ni
á los demás caudiUoe de la reyolucion de 1814. £n ese decreto se mandó
^' borrar de cualquiera piarte del territorio todo padrón que infamase la
^' memoria de aquellos indiyiduos," sin duda porque en las sentencias
en que fueron condenados, hubo alguna particnlaridad en ese sentido.
$e dispuso así mismo " que sus nom&es se colocasen á la par de los mas
" celosos defensores de la IndependencíSH.''
No debemos poner término á este artículo sin unir á él la nota en que
oficialmente participé B. José An^o al Yirey el cambiamiento de 3 de
Agosto de 1814. Este documento de suyo importante como la respuesta
de Abascal, pone de manifiesto el carácter que se dio á la reyolucion en
su origen y antes de que diesen principio las hostilidades. Be su tenor
resulta que el nueyouobiemo erigido en el Cuzco, aseguraba conseryar
ANG 27á
BM 4el Viray. &to ninufc Mod» ae «goió ea difimutes oíndades dé
AmáMkm y «i ae tono por iniiteeiMi en «i €0100,119 bay dadada ^ne jTaé
«onl» mim de «donáeoer l*4Mrtoiidad del Yiseír jr gftiuff tiempo |mm»
lobastooerl» reyolaeioB, luMSflrprqpentíyos de aeuaeay propagaila eá
eteae pviñriiieiM.
* '^lÁidlA^lftie* deV.E. Boignons eñe la obedieneia deloé^lh
blos y de la nena armada ^lae loe reggaaraa^ no puede oonaervane lai^
W tiempo, si a^aellos Ao ema péñoadidee de la jnstifieaelon ▼ leotí*
iaclde me astoridadea j abigUIradee ^ae loe gobieraaa. laa eiadad del
Cnaoo se hallaba eabalmente ea esta altoaeloa y la aventón á loa go«
beananPtéa por aoa lÉÉltipaoadaa arbitrátiedadea 6 ii^natloiaa, ae battia
j^ropig;ÍidOlMade lea primeroa eiadadanoa baata la Ínfima plebe, la oaal
eatanA tambiea qacfeaa por loa firecaéntea déaAeatOe y Tejimenea con
qae«ta laübüafta diariamente por Tarioa enropeea aamAolea en loa por*
tafteé y pkoaa pAbüMa» deade la aeiaga aoehe del 5 de Noviembra ea qae
ae derramó 'maeha aang^re iaoeeate, a%aa Y. B. ae halla iadiyidnalmeate
informado por loeaatoa déla thatariai
* ** Toda eata proviaeia marmnraba tambiea en uleaeió del deapreóio
eon qae ae trataba i laé leliqaiaa de ana hyoa reatitaidoa é aa paia aa^kal|
deepaea de haber dejado laa cadáyerea de aaa compa&eroa de anaaa ba¿
cinadea en lea campea de batalla; y aaa macho nua de*la miaeriaea qae
qaédabaa loa anea, de la horfimdad de etroa, de la mnltitad de vlndaB y
del tríate eepeetSoalo de fiyililiaé deaohidaa. BaaaTalientea aoULadoo
qiie tantaa véoéa ae habiaa eoranade de gloria ea aervície del aaftor D-.
Femando YU, ftiwéa iahamaaameate tratados, abatidoa y viUpeadia-
dos, por^pie la anorte de laa anaaa ae lea fávorecid ea la jocnada de
** iMia dadad y ááte eaartel oMiaa JM^dt meraeido la oonaideraeioa
de Y. B. ^^Sara áer ¿atadoa, ao solamente con jaaticia, aino ana con carífioe
|»ere al ver qae Y. S. harto molestado coa loa recaíaos coatra el omeí
<kJbtélrBo del aellor brisadier D. Martin Ooaoha, sin conocer el carácter
personal del líarqnés Se Yalde-hojosy d preocupado con los aiaiestroa
ilbfdtfiáéadblaa aatígoaa aotOHdadés^ diéattnaba á éste para ieíe político
de esto proyiilcii^ no pado ver aia espaato qae se premiase de esto modo
ea 'feiega obediencia, 4ns laigos servicios, y los copiosos arroyos de san'-
^ve derramados én servicio de la nación y del sefior D. Femando YII.
£1 Marqués de Yaide-hoyos se ha hecho célebre ea esta época calamito-
ea por las providencias mae despóticasy por los procedimientos mas aba-
samos en Justicia yea pohtioa; á Y^K. mismo na desobedecido, y son
demasiado notorias en esta América las detorminaciones anti oonstita'*
cionales, tomadas apesar de Y. £. y hollando su alto respeto^ contra el
4Dontador de las eiyas nacionales de la ciudad de la Paz, contra muchos
particulares y contra todo el vecindario de £a misma ciudad. Las reda-
maciones hechas de-ésta, elevadas á Y. £. habian producido el deseado
efecto de que se le separase de aqueUa intendencia; pero ciertamente no
merecía el Cuzco €^ne se le trasladase aquíf y que se abusase hasta tid
Einto de su sufrimiento y paciencia. Atestigpia la iama pública, que el
arques de Yalde-hoyos es un temerario invasor de la hacienda ae loa
particahirea, de la libeHad civil) de la aegúridad' in^vidual, y que no
tiene tOaa pnncipioadejuaticia 'que los que le dicta su atroz poutíca....
'* Yo me hallaba preso en un calabozo do esto Onarftd Juntamente con
!>• José Gabriel Beiar y D. JManuel Meiidois% calnomiadoa por loa des*-
35
274 ANQ
gnioiadoB y (sangiienfoB sooesoa de 9 de OetiA>fe y &de NeTÍembze del
afio anterior: á las dos de dieha ma&aoft estayo á nnestea dl^osioion to-
da lafnerza armada de este cuartel, aelamiSiidoine por su eomaQdaata
general: á las cf&atro de la misma maflait» se haUaban ya detenidas en
este eoartel toda» las autoridades y algunos españoles europeos disoolos,
que se hábian acarreado la pública detestación, dejando álos demás en
el reposo de sus erntrn* Sucedieron algunos desórdenes, robos, insultos
ane no estirvo en mi mano evitarlos; pero tengo la satisiaccion de tener
I bonor de participar á y.£.que no se derramó una gota de sangre, I0
cnaL no bnbiese sucedido, si dqjo en libertad á Los seZiores que todovÍA se
baUan detenido» en este cuartel con todo el decoro que permiten las
circunstancias, mas bien por precaverlos de las asecbanzas de los qoe^
josos, que ]por inferirles el menor v^ámen.
« Inmediatamente exitó á las corporaciones á que nombrasen un jefo
político baciendo dimisión en sus manos de la Comandancia milit^fcr que
tuvieron á bien confirmarla. Después délos mucbos altercados sobre si el
^efe político seria uno, ó se formaría una Junta de cinco ó tres indivi-
duos, que copulativamente reuniesen todas las atribuciones del Jefe po^
lítico con arreglo ala constítucion y leyes posteriores de las cortes sobe-
ranas, convinieron finalmente en que^ como las apuradas drounstaaeias
ezi^^ían preservarse de toda corrupción que pumese aventurar el reoo-
ñócimiento á la autoridad de las cortes sobenuias. á la de nuestro ama-'
do monarca el seftor D. Femando Vn, á la de la Begeneia del reino y á
ia inmediata de y. £;, se nombrasen tres individuos, cuya elección ror
eayó por pluralidad absoluto de sufragios en los seOoies brigadier D«.
Mateo Qarcia Ftimacabua, coronel Dr. iJ. Luis Astete y teniente coronel
D. Juan Tom^ Hoscoso; personas conocidas por su bonor y demás pren-
das que les ban acarreado la aceptación general, y que son incapaces de
la mas pequeña corrupción. .«« ..«
*^ Sin embarco de la fatalidad que parece dirige las convulsiones po-
pulares, todas Jas corporaciones de esta ciudad, kb tropa armada^ el pue-
blo en general, ban ratificado solemnemente la observancia de la cons-
titución política de la monarquía, la fidelidad á nuestro amado monarca
el señor í>. Femando Vil, á las cortes soberanas y á la serenísüna Be»
geucia del reino.
** Por mi parte protesto á V. £. b%jo mi palabra de bonor, que no ába^
saré jamás de la situación en que la divina Providencia me na puesh^
á pesar de mi demérito, y de baberme bailado peco antes sepultado eq?
un calabozo: que no t<MGaar6 venganza alguna de mis antiguos opresores:
que los pondré en libertad oportunamente, y de acuerdo con el Uobiemo
político, y con la cautela conveniente: y daré cuenta por medio de Y. E^
de mis procedimientos á las cortes soberanas y á la serenísima Began-^
cia del reino, cuyas determinaciones espero, del núsmo modo que las de
y. £j., de cuya sabia política me persusfdo no confundirá la sedición con
la sublevación: juzgará con equidad á estos pueblos largo tiem^ opri--
midos por sus magistrados; y me comimicará todas las prevenciones y
órdenes que estime oportunas para la tranquilidad v felicidad de esta
provincia, sin cbocar las opiniones comunmente recibidas, ni dar már^
gen para que continúen las quejas de estos pueblos de que los america-
nos se bailan eseluidos de kis empleos por un plan sistemático de todos
los gobiernos.
" La organización de las salas de la Audiencia constitucionai de esta
provincia, es de la primera atención de y. E. por la renuncia Jurada que
han hecho los antiguos señores ministros de ella, á ezepcion del señor
D. Manuel yidauíze, que se ocultó, que no quiso aceptar el Qobiemo ^o**
AN6 275
Iftioo, y qne últiauuneiite se ha aosentado: para estos destinos recomien-
do á v. £• ¿ los abofados de esta ciadad, que después del trabajo de
mnehos a&os, no snelen tener otra recompensa que la miseria y des-
dicha.
'' Para complacer la mnchedomlnre he estado dictando todas las pro-
▼idencias ben&eas á la provincia, y qne están en la esfera de las atribu-
ciones de nn comandante militarj ^ en las qne no, he estado exitando á
las respeotiyas corj^raoionea. Mi situación es bien apurada, j le protes-
to á Y. £• qne quisiera volver á mi calabozo, porque la sanidad de mis
intenciones no puede ver con indiferencia hombres angustiados: y las
mas veces me hallo precisado Á reoífoir el impulso de las convulsiones
civiles.
'^ lios principales partidos han reconocido á esta Comandancia gene-
ral, y en algunos se espeo» que los espa&oles europeos alarmen los pue-
blos, y ha^^an preparativos hostiles: lo que me será muy sensible, pues
serán victimas de su imprudente celo, porque el eutasiasmo es demasia-
do general, y hay muchos soldados ejercitados en las campañas del Alto
Fesá, y que apetecen la guerra como nn estado peculiar a su profesión.
'' He circulado un maoifiesto abreviado á todos los señores Intenden-
tes, y á los Ayuntamientos de las capitales, dándoles parte del verdade-
ro estado de las cosas,^ e;feoto de que no crean al Cuzco en sublevación
y que tal ves quieran imitar un ejemplo que no se les dá, y que está muy
distante de coa^pvar este noble y nel vecindario, á cuyo nombre y al
mió, hago á y. £. esta abreviada esposicion como a primer jefe del Rei-
ne, esiierando sus superiores v justificadas órdenes.''
Dios guarde ií Y. £. muchos años.
Cuartel general del Cuzco y Agosto 13 de 1614.
Ji^ Ángulo.
JBxomo. señor Marqués de laConcordi% Virey del Beinp del Perú.
COKTESTACION DEL VUtST.
£1 oficio que U. me dirige con fecha de 13 del pasado, manifestaudo
aá o<Miducta em el suceso de la noche del 2^3 del mismo, está fundado
jen muchas equivocaciones que no están del todo bien avj^nidas las unas
con las otras. ]Sl Tribunal de Justicia y el juez politJLco militar de esa
«iudad desempeñaban mal sus empleo^ como U. diee: y si han sido tan
maUaratados los vecinos de ese pueblo ¿en donde están las quejas que se
han dado, ni las representaciones que se me hau hecho para dictar las
providencias oonvcnientesT Si la noche del 3 de Noviembre del año an-
terior fué aciaga para esa ciudad por la muerte do tres ó cuatro amoti-
nados ¿quién ha causado esta desgracia? Si U. y sus compañeros se ha-
llaban presos en el cuartel por sospechas de motores de él ¿á quién pue-
den atribuirlo? Acaso los que mandan están puestos para permitir se-
niqiantes desórdenes, ó para evitarlos, valiéndose de la fuerza cuáudo no
son suficientes las persuaciones? iEn dónde está el desprecio con que U.
diee se han tratado las reliquias de la acción de Salta, paos todos aque-
llos que en virtud del Juramento prestado al Gobierno do Buenos Aires
se quisieron regresar a sus. casas, á ninguno se le puso embarazo, y los
2ue con mejor acuerdo se quisieron incorporar al ejército, se les ha aten-
ido de modo que hay alguno que desde entonces ha tenido dos ascen-
sosf U. mismo ha logrado antes de aquella desgracia los que debía te-
ner muy presentes para no haber incurrido en la nota de ingrato, si es
que lo sea. Dice U. que sin conocer el carácter personal del marqués de
Valde-hoyos, ó preocupado de siniestros informes de las antiguas auto-
276 AN6
... ' •
ridades lo destinaba para Jefó ptílftíoo de esa p!r(nriIleil^ -pero iK^ sdfo I»
he conocido y tratada peraonaunente en la peninsnla y en eerca dé iñi
afio que residió en esta plata, atoity ene teidéndole por uno de loé ma»
ilustres americanos, tanto en lo militar eomo en lo político, le envié é
la Faz con bastante disgusto 8070, y por lo bien que se .xM»Í6ea aíquel
Gobierno, baUándome en la neoesidíha de remoT^r al sefior Conolia^ le
nombré jiara sncederie; y la pmeba de este aserta es una patética lepre^
Hentacion de los Te<»nos de mejor nota-de la Pat, soplioandome que n(ik
lo retire de aqnel mando, porque no po^ré eitoeatrar otro que lo desem*
pefie como él; cuya rerdad solo la podrtfn contradecirlos ptearos de ma*
la vida y costumbres á quienes ha sabido tener á raya. Otra impostar»
Hemcjante es la que dá a entender que el marqués de Valde-boyoe tmna*
ba el dinero de las carta-cuentas con pretesto de enviarlo al ejárcito pa-
ra quedarse con él; pnes siempre lo na librado contra estas c%fae, y él
intendente de ejército me participaba haberlo recibido integramente.
No me detengo en otros pfurticnl¿es que U. ále^a arbitranamente. ni
en la mala iui^igeiicia que dá á algonos artieuios de la oonstítnoion^
pnési al cabo venaremos a parar en que sí ha pecado, y Terdadraraonenté
He halla arrepentido, es dignado censideraeion, como igttálmente lo es ^
modo con que ha sabido contener en lo posible el des<Men que podo ha-
ber causado la esplosion del levantamiento de la tropa, y el <Men con qoe
ba sabido mantenerla y conservar al pueblo sin los estragos que son eon*.
ftiguientes en semejantes casos, para enya eontisaaeic» 1» sido muy
oportuna la Jntita piolítica gubernativa por los tresrecemendaHe» «age-
tos en quienes ha recaído la eleecicMi, ^enes intereséndose áiftTor de
Ü. con especialidad el setU>r coronel I>. Xjnis Astete,, junto con mi inva-
riable propensión á la lenidad áaftes de emj^ear la ftwraa, me^ tienen de-
cidido no solo á indultar á todon los que han tenido parte en el sneeso^
»ino á proporcionar á U. la decente y cémoda colocación á que aspire^
siempre que deponiendo las armas y entregando el mando militar y po-
lítico Á la persona caracterizada de ese iiMsmo país que yo el^ja, ponea
eu libertad $ los magistrados y europeoe qne sin causa m formalidad de
Juicio se bailan presos, en la inteügeneia que no residen en mí faonlta-
iles para privar ú los primeros de sos em^Meo», ni míenos la de nombrar
oíros en su lugar.
filando mi representación ha sido muv inferimr á la que en el ^fia me
roiideeora, no he sabido ^tar Jjamás en lo mas mínimo á mí paíálNra; y
estoy .mucho mas distante de incurrir en el día en semejante flaqnesa
opuesta Á los verdaderos sentimientos de nn caballero, homlwe de Dien„
y rcvtñtido de los altos empleos $ qne me ha elevado la providencia^
(;on cuya protesta puede Ú, caminar seguro de qae no podré dejar do
éiimplir lo que prometo, bajo las calidades que le propon^
Sentiré mueho que á la gente armada de esa provincia i^ntrodneída ei^'
ól partido de Andahuaylas, le suceda nn txab%|0 con la tJpopa drt regí-
¿liento de Talayera préxima H llegar á Gnamanga^ epno sncedertf iixe-
üiedíablemente, m 110 se retira con tiempo de aquel territorio»
Dios guarde á U. muchos aSios.
Lima, Setiembre 2 de 18Í4.
El MarguA áe la Ctmoordik^*
AD. JoséAngnlOk
PT^v^rawn
La circular de D, José Ángulo á las autoridades de las provincias áék
A'ireiui^to del Perú fiié del tenor siguiente: ''Como los mmores popula-
ren Hueicti desfigurar los hechos sencillos, creo propio de mi deber míér^
mar á vuestra sefioria brevemente de los acaecidos en la maflana d^ día
éM 277
3 Oel preaentoy en qae la divina FkeYidoada poe sm oenlÉM JUirignim
piiao á mi dispoflielon laa amiaade esto poaxtSkf que ve aclamó por ta
comandante genenU^ nombramiento confirmado unténtteanMnto por to*
das las coipoitieionefi ecleaiásticae y eivilee. Laa antiguas antoradades
que ae habían acarreado la oommr datostaeion pee las inftaoeiones da
laa leyes de la oonstítacion política de la monar^dm y de las v^||;las da
la justicia primitiva, íneron depuestas ákHuk mallaaay t detonidas en
este ouartol en ^ne se ma^tieneai mas bioi con el oljeto de preeayer sos
personas délos insultos de algunos mal intencionados, que con el de int
ferirles el menor v€||ámen; pues esta reyolncion pandal tiene el earáoteF
original de no habente dernunsdo una gota de sangre, y de haberse hcr
eho 4son arreglo á las leyes fundamentales de la monaxquía. IKigo con
arreglo á las leyes fundamentales, porque el articulo 856 eoncede acción
popular contra los magistrados y jueces inficactores de las leyes; y como
esfia acción fuese casi imposible intentarla, según los trámites mrenses
fOT la distancia en que se halla el gobierno superior, se biso el pueblo
jnstieia por sí mismo en aquellos primeros momentos en que la fiíttali-
dad-dirige las convulsiones políticas. 8in embargo de que estas mismaa
aDtíffuas autorídades rae haoian sepultado muchos meses en un ealalio?
ao, &l caal he salido á mandar las tropas, mi conuMHi, mas cristiano
que el de aquellas, ha olvidado todo resentimiento: y sin quever imitu
su ejemplo, solo he tratado de la observancia de las leye^ l|s exitado,
y he convenido gustosameuto opn las corpoiatáoaas que se nembre un
gobierno con to&s las atribuciones del Jelfe poUtíco^ pero que ésto sea
siempre distinto del eomañdañto de las aiínas en soñqnnnidaa al artlenv
lo 5? capitulo 3?, de la instrucción sancionada por las cortes soberanas
para el gobierno econdmico de las provincias. Y aanqne debiese recaer
en uno solo el nombramiento de Jefe político, sin embar|po como las ae-
taales cirounstaneias exy en preservarse de toda corrupción que podiese
aventurar y compróme tor el reconocinuento á la autondad de las cdrtea
soberanas^ á la de nuestro amado monarea elseU^er J}, Femando VII 2^ á
la Begencia del reino, fué el voto ^neval que fuesen á lo menos tres iut
dividnoB pu» que así fuera mas difícil la corrupción: la cual está muy
distanto de introducirse en los recomendables se&ores origadier D. Ifateo
Garda Pumacahua, coronel D. Luis Astote, y toniento coronel D. Juan
Tomás Hoscoso, que fueron nombrados por pluralidad absoluta de sn«
ftagios.
" Consignientemento se halla ratificada solemnonento la constitución
polítioa de la monarquía, la fidelidad á nuestro amado monarca D. Fer-
nando YU á las fiértos soberanas, y á la seronisima Regencia del roino.
Las relaciones legales, comeroiales y políticas con las provincias limí-
trofes se observawi uniformemento por todas las c<»poracionesde esta
capital y BUS partidos, con entsra soni(»midad á los reglamentos y leyes
promulgados pox las c^^rtes soberanas de cuyo solo cumplimiento se
trata.
'' Por esto bosquejo conocerá la penetración de vuestra seOoria que
ea la realidad no ha sido variación de gobierno, sino variación de gor
bemantes que abusaban de la autoridad; que esta Comandancia |^eial
y los sefiores que componen el gobierno político siguen pqr incbnaeion
y por sistema las invariables reglas de la equidad ^ de la justicia; y que
los sucesos del dia 3 de Agosto son un nuevo testimonio al inundo y á
la posteridad, que en paises remotos y préximos obliga mas la josticii^
qué la fuersEa, y que la obediencia délos pueblos se asegura mejor con Isb
equidad qué con el despotismo.
f* Así puedp vuestra sefioria sin tomor alguno entendane con estiHKh'
278 ANB
f^if^n^ajnádík gcügnX j €011 el gobiemo poUtioo en todoe loe negocios tela^
ÜTOB ftl onmpliiiiieiito de las leyes j al lestábleeimiento de esas provin-
oías deaoladae*
** Dov eoenta de mis proeedimientos, del mismo modo que el gobier-
no político á las cortes soberanas, á la regencia del reino, cayas deter-
minadones espero y al £xcmo. sefior Yixey del reino, cuyas proyiden-
cías se enmplirán con arreglo á las le^es.
** 81 algona de esas personas poseídas de egoísmo y nutridas con las
^áiTimao de la bárbu» tiranía coníondiendo la sublevación con la sedi-
ción, osasen tomar aunas contra esta provincia y ciudad, entonces haré
el uso conveniente de la respetable fáerza armada que la Providencia
ha puesto á mi dirección, v emplearán justa y dignamente los valerosos
onzquefios su conocido esmerzo, su actual entusiasmo, y los conocimien-
tos militares que han adquirido en los campos de batalla.
^* Espero de vnestra sefioria, despreciando las complicadas y chocan-
tes especies que suelen esparcir los apologistas del despotismo, sola-
mente dé crédito á las noticias oAciales, y que cooperando á la común
feUcidad, me comunique las prevenciones que sean conducentes á ell%
aun cuando sea necesaria al^nna espedioion militar, para lo cuál le po-
dré mandar ú vuestra se&ona algunos oficiales de pericia y valor ejerci-
tado, soldados bien diaeiplinados, armas v pertrechos de cao^palia.
'' Dios jgnarde á vuestra sefioria muchos a&os.
** CnarteT general del Cuzco, U de Agosto de 1814.
SOBOE D. Manuel Quimper, €k>bemador Intendente de Puno.
CAUTA I>^ ABZOBISFO DX LDCA. X L08 DEL CUZCO.
<^iB queridos hijos en el Sefior^ si aun son accesibles vuestros oidos
4 los amorosos ecos de vuestro antiguo pastor, si aun prestáis á sus tier-
nas voces esa religiosa docilidad con que las mansas ovejas se dejan
siempre conducir al pasto saludable, y que en casi todos los pueblos de
esa vasta diócesis cautivó tantas veces mi corazón, cuantas tuve la di-*
cha de dirigirlas mis consuelos, escuobad hoy, os ruego, los caritativos
esfuerzos de xni lán^ida voz, único desahogo de este pecho oprimido
con las in£Ebustas noticias de vuestras desgracias y peUgros.
poUtioos intenta descarriarlo. El doloroso y siempre
minable trastorno del sisten^a civil, á que únicamente afectan dirigir
sus empresas los genios sediciosos es en todas ocasiones seminario de
horrores y desastres que detesta la sana moral. Pero cuando á la vuelta
de esos planes esjieciosos vemos romperse sin conmiseración los dulces
vínculos de la caridad evangélica, clavar con furor imhumano el pufial
en el inocente pecho del hermano, del pariente, del amigo, hollar oesoa-
radamente la honestidad, pro&nar el templo, insultar sus ministros, y
cebar del modo n^as impío la vil codicia aun en las propiedades sagra-
das; lay, mi amada grey! ¿como es posible enmudezcan nuestros amoro-
sos pastores, y vean con la mas fiia indiferencia á los malvados robaros
con necias iíoisiones el precioso tesoro de todas las virtudes, j convertir
vuestra religiosa sencülez en instmmento sacrilego de sus viles patio-
nesf Tended la vista por las provincias vecinas; y después de tan costo-
sos sacrificios por sus imaginadas mejoras, preguntad; |cnáles han sido
los frutos de su obstinada resistenciat "mmifos efímeros, promesas ilu-
socias, esperanzas vanas. Solo hallareis de cierto en todasp artos inmo-
ANO S79
raljdadydiaoliieion, áeeóxáíaaaté JistosMi^pne^ kMpceoioMglteiesqve
hoy vaá produoir, si es qoe por de^meiA no loe fia piodneido ya, ose
miserable pnfiado de tumnltoarios. Sto: Tiieotro antigao pastor, cayos
Tínoulos públieoeeon aquella Iglesia rompió sa nueva eoutnMMnon oon
esta sagrada esposai pero onya caridad y ternura hacia Tosotxos, nin«
gana edad, ni la mayor distancia podrán reúnan Tuestro pastor, digo
que se gloría de haber conocido sos apacibles oTc^aa en cada uno de sos
pueblos, no ha sospechado jamas que, olvidada su sana doet3in%>os ha*
yais precipitado gustosos al venenoso pasto de este nuevo «iafamiy^, pe»
ro se recela que sorprendida lasinoerioadporlos ilusos, y asoeilbidoos
inoautamente á sus manadas, teniiSndtdas por de eoideíos inoofintes,
descubráis ^a tarde sd carácter de lobos, y os hagáis, cuando no htffa
remedio, tristes víctimas de su rapacidad. No permita el Dice de ms
misericordias tan desastrosa acontecimiento, que amargando mis últi-
mos dias me haría descender al sepulcro befiado en. -Uanto inconsolable.
Mas si acaso, por ejercieio de la fé y puriflcaeion de sus esco^ridos, él dé-
lo decretase úü desgrana, abjurad al momento^ hyos qnerraos, vussifo
«igafio, y alejad de vosotros, por medio de una conducta Asi, homnáa
éinoc^ite, aquel terrible aiote aannetado á Iqs puebloe criminales por
JeremiaB, cuando el ScILot dúo por su boca, que. hombres engafiadutrea
los dominarian! lüiuoreg datmmmmtur ei9* x o«no, en el caso de este
retractación honrosa, que culnniía de eterna gloria vuestro nombce^ ha*
bia de permitir el piadoso y esdareddo jefe pvoieotor de vuestra segu*
rídad, que sus respetableB anuas, tan temidas hasta aqui por las íímsckh
nes sediciosas, llevasen al seno de la fiel é ilustre «^ital de los Incas
esos horrores militares digno de castigo de aquellos pueblos Infames que
solo por un principio de justicia se ebstinan con el crimenf £stas, y no
otras, oreedme, mis amados cuzque&os, son las nobles y religiosas pro*
videncias de este sabio gobierno, ai es que le viese empefiado de la ven-
ganza, me atreveria á desarmar, no lo dudéis dirigiéndole mis mas efi-
caces megos envueltos en las liSgrimas de mi paternal ternura hacia ve*
sotros, á nn de mereceros su generosa clemencia, y con ella un olvido
eterno de vuestros inculpables desvios* Entro tanto, son vuestras pre^
sentes necesidades la materia continua de mis ardientes votos para al»
canzar del soberano Autor de todo bien el remedio mas. oportuno á
tanto mal. Por este dulce Iraigui^e no podréis desconocer a vuestro
amante pastor. Solo me resta conoceros á vosotros por el consolante tes^
-fámonio de vuestra docilidad, sumisión y respeto. I>ado en nuestro pa-
lacio arzobispal en lama, en 26 de Agosto de 1814. BAHloix>ifl£ Asaú»
BISPO DE ItíMAJ'
La contestación del capitán general patriota D. José Ángulo al oficio
con que remitió el Arzobispo la pastoral fué la 8i|^iente:
'^Excelentísimo 6 Ilustrísimo Sefior.-^Los religiosos sentimientos que
con tanta unción vierte Y. E. I. en su oficio de 31 de Agosto áltimo, que
recibí el 25 de Setiembre siguiente, son muy propios de su apostélico
ministerio, de esa caridad urdiente que debe brillar en un pnncipe de
la Iglesia, y de la particular uredUeccion que conserva á esta su anti*
ga& esposa. Pero desde aquella fecha á estaban variado las circunstan-
cias de nn modo inesperaoo/ pueblos y provincias se hallan en el mis-
mo caso que el cuartel de esta dudad y pueden no desesperar de su
suerte con la mediación de Y. E. I. ante el Excelentísimo aeiñcx Yirey del
reino.
'^Nodigo esto por que Puno, el Desaguadero, la Paz y otros pueblos
se han unido con el Cuzco, sino por que estas provincias y las demás
del Pera, y pion estk misma capital neoesitan de nn indulto g^iiml que
280 AKé
MQgft término á lAgnebtt délrttstftdoni que liáoe oiñco áHm afl^ó esió^
dM¿«eiados palsM. Áp^ear de poder átoamr el gistema de Buenos Ai-'*
res, de hállane eon tamistm y reówno$ BOflcientéB y de que pudiera pro*
greear con masTentidae, deeidiéndome {Mtr una insuneocion; me limita
aignieiido mi oeDoleneUy á pedir en eeta fMha al Exceleutíñmo aeHor
y&ty hágala pas, d alo menos unoRB aitaíiatioidB eon lae provinciaa del
Slo de 1» Plat% que eon la eonquiata de Mouteyideo noe oprimirán ma
duda eonel peeo irreeiatible de ene triuníSftnteS armas. La primera qncr
sentiiá los efeetos de la fíiersa de Buenos Aíi-es, será esa oapitaL que va*^
rá en sus mares una formidable eseuadra queíio la haj en fX mismo C*^
diz. Y entóneos se perdid él Perú, por una pblf tiM inflexible cuyas per-
judiciales consecuencias harán olvidar las brillantes medidas eon qne
ha hecho otflebiie SU jeobiecno ese Excelentísimo sefiorYirey.
'^tiBQRMda pues^ Y. B: I: con él para que otorgue át Peiil unA pas
seneral, y supuesto qoe la caridad es una virtud universal/ prooore Y.^
IL I. este bien á esa Iglesia metropolitana, ú esta su ao^^igiEa^ y ú las
demás mUksgideassnyasi Un príncipe de La Iglesia es un ministro de
pac, ysi pmoftBiontfndola pan una sola provincia dq)a eortnr én las
demás rios ae sangre, mreumple silf duda con su ministerio. Y. £. I. se
haUa cerca del primer j«íb del reino, en cuya mano se halla la salad de
los pueblos; los delPerd dci^ues oe sufrir las cidanridades de la mas
desastrada ipterra^ serán al fin víctimas del temeiario empello de sus
eonquistadotes; y por no ceder parte alguna de derechos contestados^
nos veremos en el triste caso de perderlo todo. Ckmtribuya pues Y¿
£. L á que el Exoelenttslnio seftor Yirt^ ordene al sefior mariseal
de eampo D; Joaquín de la I^zuela, que se halla muy ^htigado, apo
ha evacuado Potos!; y que se halla errante, 4sapUmle^ím él igétmttt del Mió
de la PUttá en los terñíuios mas d^orosos que puedan eons^pdise. _Asl
se evitará la efhsion doiangre, ee restituirá esta provincia asu antíguo
estado; con las garantías correspondientes, y 6e conservará él Pera pam
la nación espafiola, y para nuestro amado monarca el sefior D. FemaiH
do YII; asi cesarán las calamidades de estos pueblos, se harácélelNce él
nsnibfe deesel^e y de Y. £. L: del uno porque procurará la pac, del
otro porque la dio al Perú.
lAos «unde á Y. E. I. muchos alliiic.
Cuartel gSBenA del OlÍito¿28 de Octubre de 1814.
Bxemorf é mmov sefior^-%roé^ Amg^íUft
Exemo. élUmo. seftor I>r.Í>. Bartolomé Katfa de las Hetas, ¿tgnfsíñlo
Arzobispo de la Santa Iglesia Metropolitana de Lima.
ÍB0XJKDA NOTIL DK DON JOSÉ ÁNGULO AL VIRBT.
** EteiÉtd. iíénori-^]>esptie8 déla detenida lectura del respetable oficio
de Y. £. de Setiembre ditínto, dile recibí el 35 del mismo, ne meditado
seriamente sobre los puntos pmicipales á que se reduce y he consultado
la opinión vdblica de diversos Átonos, y he es tendido la vista, no sola^
mente por los olijetoiB próximos y someros, sinor también por los que pa^
recen remotos é impenetrables. lía divina Ptovidencia que me ha puesto
á la cabesa de una ret^uciCfin, me hace responsable de la suerte de los
pueblos que se hallan eñti^ nmohosc^^rastes. A mas de esperar los
efectos del enojo de Y. E. tiene que . gemir con Y. E. mismo bi^ las'
trlunfimtcs armas del ÍUo de la Plata. Tsmafioft males de qfié acaso Y.
£. se cree itmrane^ peto que dopor eso datiVL de ser ciertos, d^ben entrar
en el plan de la salvación del rerá; y los grandes pdlítieos e(mio Y. Ek
,v
eonsidétan los objetos Im^o todos los aspectos difereAtes, y ooflíiensandó -
^r el origen de los males aplieaa á él el remedio^ ttfttaado despves 7»
dé las quejas partíctüares y asuntos snbalteriios.
** Lios relativos á esta preyinoia, y las pooas qn^as qae espnse á V. R.
ligeramente en el parte de 13 de Agosto, son de segundo orden y mny
ííindadas. Detenerme en demostrar sn solides y Jastiela sería en vano,
pnes de los intereses ptfblioos solamente Jnsgan oon sanidad los liom«>
bres impareiales y la severa posteridad. Ño obstante, petdiftamo Y. E«
le indique con el mayor iespeto algunas reflexiones sobié dos partlonl»«>
"res de mncba importancia al honor v talentos de V. S.
El primero es acerca de la Irerdadera idea y concepto del jñroiftento
qne so vio precisado á prestar en Salta el ejército qne mandana el hábil
y valeroso militar brigadier D. Pió Tristan. Isa plana mayor, los ofloia**
les de la tropa y ésta misma en nin^nna maneta jnraron obedienoia al
Gobierno de Buenos Aires, como V. £. lo asegura; sino qne capitnlaiDA
iBegnn las leyes "de la guerra, y i»or no sacrificar unos boriibres tan beiM-
méritos, ofreciendo en uno de sus artículos no tomar armas contra el
Bio de la Plata desde el Desaguadero para allá, ^ndiendo hacerlo, sí,
desde el Desaguadero para acá. Esta clase de capitulaciones nada tío*>
lien de vergonzoso ni humillante, son liiuy íírecuentes e¡h la Europa, Co-
mo sabe vTe., las hay mucho mas duras al vencido, los mas cáebrM
genéralos han pasado por estas antiguas prácticas, y los soberanos délas
naciones civifí^adas aprueban eon gusto y las cnranlen de sn parte; por^
que los buenos príncipes economizan sobremanera la sanfpm áe ens sol-
dados, y Jamás hacen la guerra oon el funesto empefto de d^ar de existít
6 aniquilar al enemigo.
'' Sin embargo, cree Y. E. que él conceder un triste asiló á los Jum^
mentados de Salta, y no ponerles embarazo para que regresasen a sus
Casas, ha sido un rasgo de generosidad; pero permítame el respeto de
Y. E. que diga, que si el Juicio pdblico no tuviera otra prueba de aquella
virtud de Y. E., sin duda no la pondrían entre liu que adornan sn ilus-
tre persona. Los qne después de capitular en Salta se incorporaron al
ejército con el acuerdo que Y. E. llaTáa mejor que el retirarse á su casa,
han sido víctimas do la errónea opinión de qtie les obligaba el Jnramen*-
to; pnes á mas de los que han muerto en los campos de batalla, los q«e
han sido tomados prisioneros han pagado sn perjnrío con la última pena.
Es mucha la qne causan cuantas consideraciones se hacen sobre esta
tüáteria tan lastimosa, que es una nneva prueba de qne Jamás se trata
de bnona fé bon los que se llaman insurgentes.
** Ko seguiré en mi Juicio, sobre el segundo parttcnlar, esa másima
bien vulgar de qne debo parecerse al malvado el que hace «n apología^
pues las pruebas que tiene dadas Y. £. de la sanidad y rectitud de sos
mtenciones, acremtan que es una exención, por mucho qne pretenda
justificar la conducta del marqués de Valde-koj^os. Este malvado, que
para alivio de la humanidad doliente ya no exis^ entre los hombres, y
que ha sido pernicioso en sn larga vid^ como en sn horrible muerte, es
el objeto de la execración pública. Y. E. ha sido el primero y el único
que lo ha caracterizado por el americano mas ilustrado en lo militar y
en lo político, por un hombre do bien q^ne recibió con disgusto el go-
bierno de la Paz, por tin hombre á cuyo tavor dirigieron los vecinos de
tSsta nna patética representación, suplicándole no se le retirase del man"
do por haberse portado bien. El marqués de Yalde-hoyos tuvo sin duda
«utresuH «i^randes vicios el de la refinada htpocrissía, pnes engalló la pe-
netración de Y. E., y esa represen tacion de loe vecinos de la Paz, obra
de la coacción y de las tinieblas, seria sin duda organizada por el mismo
36
2S^ áM
ttmnt»éa d6 Valde-IioyoB, para enf^ñar á V. £. y para liaicerBe m^ mért^
Ito oott lo que lisongeaba su ambiciona Estas son verdades, Excmo. se-^
ñor, que uo solamente serán apoyadas'j^r los p(caro9 de muUa vida y oo9^
titmbreSf á quienes se dice snpo teneii'á raya eil marqnés de Yalde-hoyos^
sino también por los homibrea de bien^ por loa mismos europeos á ^püene»
saorifioó eo^ la ciudad déla' Faz el dia28 de Setiembre último. Est»
grande malvado, -q^oe vio frustrados sus atroee» destgnios de envenenar
I tropa, que se Juma posesicMiacBo del Desafiadero por consultar la se-
gnridad de esta pnmncia, tuvo la perfidia de no avisar al comandante
militar que tomó la plaza á dSscrecion^ ni á lo» demás prisioneros de
goerra que habta comprometido con la mas obstinada y sangrienta re-
sistencia, de todas las minas que tenia preparadas; solamente fué capaas-
de la flaqueza de denunciar la que estaba hajo de sos pies, itkaa no 1»-
que tenía en el cuartel ]^ncipal donde se hallaban todos los pobres eu-
ropeos que habían sido indultados: el mismo Valde-hoyos estaba com-
prendido en esta gracia, siendo asi qp» solo él habia sido autor de la
guerra, qne habían pedido su» cabeza todos los vecinos, y que habia aldo-
Iibrado por las plegarias del capellán y por la generosidad del ooman*
dante.
'Tuesto que salvÓ^eOn la escavaoion de la minalque habia puesto eü I»
mÚEHua casa de sobiemo en que habitaba, y donde nunca ereyó se le hi-
eiesQ el honor de custodiarlo, se persuadió estar ya fuera de todo riesgo^
f que podia proporcionarse una evasión, aunque mese á cesta de los ma-
yores crímenes» En efecto, cometid el mas eacecrable crimen que puede
imaginarse en el masdesapiadado corazón.
'^Después de cuatro días de prisión, admirancEola bondad de los ofífíui^
les, que cuanto eran intrépidos en la guerra, eran benignos fuera de ella,
y abusando de la franqueza^con que sé le trataba^ soborné á otro malva-
do como él,.para que pegase la mecha de otra mina secreta que tenia ba-
jó del cuartel principal en el cual estaban mas de ochenta europeos, pri-
sioneros de guerra, y que debían ponerse en libertad el horroroso dia 2&
de Setiembre préximo pasado, ^a funesto! tdia hoxríbletcuya memoria
hará gemir á las edades futuras, que ha hecho verter tantas lágrimas á
la presente, y que durará en la memoria de ios hombres como uno de ana
mas horrorosos cuadros. La historia, testigo fiel, escribirá con espanto
lac<mducta del marcjués cBó Yalde-hoyos: y será mmy sensible que repi-
ta q^ hizo alguna vez Y. E. su apología.
'*' la» medicuis de Valde-hoyos se desconcertaron en el tiempo y enios-
resultados. La esplosion sobrevino de dia, y cuando se estaba celebran-
do la ndsa solemne de gracias, de^meside la cual debía ponerse en liber^
tad á todos los prisioneros de guerra: el desorden y turbación que cañad,
y á ouyo.favor pensé fugar, no embarazé que el pueblo le reconociese in-
mediatamente por único autordo tanto estrago, y aunque se dejó ver ai^
mado, á palos y pedradas le dieron una muerte peor que la que él causó'
á los compasildea europeos que se^aAniizaron y sepuÜiaron en el incendio
y ruina del parque y cuartel. ¡Qtié horror, Ezemo. aefior! ¡qué desolfr^
eion! ¡qué aborto de tiranía! ¿Y éste era el buen Jefe polítioo y militar'
que Y. E. nos enviaba! ¡Qué profiimda hipocresía no tendría este mal-
vado, qne engaSié la perspicacia de Y. E., pues la opinión e^oneral y de
los menos advertidos jamás se equivocó sobre el concepto de Yalde-ho-
yos, de lo eual tengo documentos. <»*igínales de todo el Perú y de esta
misma capítalt
" La provincia del Cuzco, pues, que con la muerte del marqués de
Valde-hoyos ha sido librada por la divina Providencia de mayores pla-
§ft3 que las que pueden imaginarse en la mas desastrada revolución;.
hm 283L
%fmt kft estendido bob armM por todas Ua provincias limítrofes, en fiíer-'
za de la snprema ley de la seguridad; qne tiene aliados eon quienes de-
be correr una suerte y qne no tiene otro objeto que una pas general; de-
be merecer toda la atención de V. £., y á su sublime política no se es-
«conde que por una prerogatira natural si me cree Y. £• digno de un
indulto, debe estenderlo á algunas fÉunilias de esta misma ciudad, tam-
bién á las de Guamanga y Puno con todos sus partidos, j mirando^ los
objeto» mas en grande, á todo el Perú, sin exeptaar esa misma capital,
pues toda se halla en la misma necesidad de morir, sea por órdenes de
Y. £. d sea bi^o la insuperable fnersa de los ejércitos del Bio de la Pla-
ta. Los males del Perú son generales* y Y. B. debe curarios con reme-
dios Igualmente generales. En la kipotesis de que el indulto de Y. £• sea
inalterable, de que sea un lenitlTO suficiente y unlFersal á estos pneblos,
▼ de que aliyie las angustias de toda esta provincia, la enfermedad po-
lítica del Pera solamente se paliürá^ y los nuevos síntomas con que des-
pués se manifieste por los que posteriormente quieran curarla, tal ves
serin mucho mas fatales i la causa de la nación. Cure Y. B. pues el mal
radicalmente y en su misma íkente, que no es otra que la obstinada
morra que se sostiene con las provincias del Bio de la Plata. Todos loa
jete y prelados eclesiásticos se conmueven con la idea de una revolu-
ckm, toktan con la mayor ignominia i los que la promueven, 6 la sos-
tieneiv pintan eon los mas negros colores los estragos y muertes que *
acanean. Pero, iqué diteencia hay entre las muertes que suceden i
una revolución y las que suceden para poner término á laguerrat Mi- '
llares de víetímas se han sacrificado en fos cinco a&os que YT £. ha deja-
do cmrrer la &tal plaga de la guerra en el virelnato de Buenos Aires.
" Esta capital se halla ahora con íuersas navales y terrestres insupo-
«bles. La toma de Montevideo ha sido la tütlma ruina del Perft. Den-
tro de breve Y. E. mismo y esa capital verán al enemigo con una escua-
dra y gente de desembarco que traerá la guerra sobre el propio territo-
rio, y que hará esperimentar todas sus calamiáades á les generosos ha-
bitantes de esa costa, porque no es posible que la intrépida política del
^bínete de Buenos Aires repose con la conquista que ha hecho. Con
«Ha está inespuguabiomente asegurada en su capital y provincias in-
anediatas: tiene tropas, buques, marinos, y su gobierno es enteramente
militar. |Y creeremos qne se mantengan en una inercia tan contrariad
sus principies y recursos! Aquí es donde debe Y. E. manifestar toda su
rectitud y política; de lo contrario, aunque Y. E. sojuzcue con sus ar-
mas esta provincia, me borre con otros mulares de la lista de los vivos, .
y haga llover sobre estos pueblos desolados rayos y tempestades, no
«onservará Y. E. el Pera, será responsable de su pérdida á la nación y al*
rey, y solamente anmentMía las desdichas délos tristes americanos.
Este es el indulto que pido á Y. E. y no el que me ofrece, que no cuta
los males de mi patria. Mis dias como los de Y. E. han de toear natural-
mente el término, después del cual solamente quedará entre los hom-
bres la memoria del bien 6 del nud que se les hubiese hecho, y en el li-
bro del Eterno las obras de caridad practicadas en sú' nombre.
^Inmediatamente que á io menos Y. E. ponga término á la guerra por
una tregua 6 por unos armisticios, entre tanto las cortes soberanas san-
cionen la paz y declaren ó que las provincias del Bio de la Plata no son
parte de la monarquía espafiola, 6 qne estipulan con ella los pactos qno
ííieseu convenieuces; entonces garantizando Y. E. suficientemente el ol-
vido de lo pasado en esta provincia y las otras, entregaré el mando á la
persona qne tiene indicada Y. E. en su citado oficio de 2 de Setiembre;
«ntónces se pondrá en libertad á los magistrados y eoropeos que se ha-
^4 Jim
IUmi detenidos: y entónee» oonooeiá Y. £• que se eyitan mato sitt- mimb-
ro: aplaudirá a Y. £• toda la nación, y no se dirá que por una politiea inr
fiDxibleba perdido V. £. á toda la Amerioa meridionaL
''Así, puee, espero que Y. £. tenga lalK>ndad de contestanne con aque-
lla firanqnesa propia de sa alta dignidad; por<][ae eu este snpneato tengo
comunicadas órdenes á mis ccmiandantes militares para que sospeiidaa
toda hostilidad. £sto mismo contestaré al señor mariscal de campo D-
Francisco Picoaga, que con fecha de 12 del presente me ha intimado ren-
dición desde la ciuAkl de Arequipa, sin acreditar la comisión de Y. £*^
Sus fuerzas son demasiado in&riores á laa de las tropas que se hallan enr
oUservacion, sin penetrar en territorio ageno; se le puede atacar con
vanti^ay. pues aunque el sefior Picoaga, enemigo declarado de su patria>
en la qué tiene mujer, hgos^y propiedades, está en el error de que es lo
mismo p^ear con cuzque&os que contra elíos^^es miw -vari» la suerte de-
la guerra, la cual cesará luego que Y. £.. determine la paz con el JKo de*
la Plata. l>e otro modo apurare todos.Ios recursos de estas provincias,,
me uniré por la imperiosa ley de la necesidad con los del Rio de la Fia*
ta, á los cuales les. he declanado oficialmente una neutralidad armada y
éstos pueblos jamás^ serán tachados de insurgentes, pues q^e tomarán^
las armas para pedir lapas, por reclamar sos derechos, y por evitar ma-
yores males. JLa empresa tal vez puede ser desgraciada, pero será Jnsta;
jr de Y. £. pende del mismo modo ser infeliz, y sin duda al^^una será in-
jjdsta. No entienda Y. £. que éste es- parto de mi debilidad; muy al con-
trario, la peauella ventaja conseguida en Guanta por la división de Ta-
lavera, que tué la que comenzó la agresión matando alevosamente ali
parlamentario capitán D. Mariano Cxistro, es muy poca cosa en la balan-^
za de recursos militares; Tengo millares de indios, oficiales esperimen-
tados y soldados que han acreditado su valon diez y ocho regimientoa-
provinciales,, no igual armamento, pero sí una artillería numerosa. Toda^
esta fuerza sostendrá la paz; que la pediremos con las bayonetas en laa.
manos al ejército del Bio de la Plata.''
Dios guarde á Y. E. muchas años.
Cuartel geuei^ del Cuzco^ 28 de Octubre de 1814..
Excmo. seixor» — José AtigulOé. .
. Excmo. se&os Virey del Perú.
£1 YSiey c<mtesté el Ifi de Noviembre del modo siguiente:
** £1 oficio de U. de 28 del pasado contestando el mió de 2 de Setiem-
bre, me hace ver el cúmulo de errores en que lo tienen los espíritus in-
quietos que le rodean, y la escasez de noticias en que se halla del anti-
guo V Nuevo mundo. Hace mas de tres meses q ue sé la rendición de Mon-
tevideo por falta de subsistencias, y que los infames porteños faltaron eu>
todo á las capitulaciones y al derecho de gentes; sé que la misma plazat
está sumamaute estrechada, y padeciendo todos los horrores del blo-
queo qua le tiene puesto Artigas; sé que sus fuerzas marítimas son nin-
gunas, y ^ue el venir á hacer un desembarco en las costas de este reino^
ea una ridicula quimera como lo es igualmente el que el marqués de
Valde-hoyos haya querido envenenar el agua, ni que haya minado el
cuartel: patraña inventada por el malvado que mandaba la cuadrilla de
aaesinoB que ocupé aquella desgraciada ciudad, quienes sabiendo que
iban á ser atacados por tropas de OiTiro, detei-minaron precipitada-
qiente su evacuación, pegando fuego á las municiones que no podíais
llevar, porque preferían los robos de plata> oro y alhajas, sacrificando,
diespucs á 1¿8. miserables criollos y euroxieos que habiaa sido despoja.-
Alf6 289
dos deeUoK 8é que Femando VII ertá «antedo «n«l trono doidoeL 14
de Mayo, habienob áutes anulado en Yidenoia la nnoYa oonatttoeion en
todas BQB partes, y disuelto el congreso do cárte^ sé qneliabiadeevetado
40,000 liombres para venir á si^jetar las Amérieas, onyos transportes in-
S lesee iban llegando Á Cádiz y á la Comfia el 90 de Junio, y <]|ue para
uenos Aires estaba destinada con otras tropas la lamosa oívisíkmi del
eálebre Morillo, con este general á su cabesa; sé que Pezuela está oon
BU egército atrincherado en Santiago de Cotagíát% sin cuidado ninguno
de Bondeau, que no se ha moyido de Ji^uí, mas aue para adelantar al-
gunaa descubiertas hasta Cansrejos; sé que la ciudad y provincia de Co-
chabamba ha escrito á es e Gobierno una carta que no le habrá lisoi^ea-
do; y sé entre otras mu ohas cosas que la total denota y dispersión de
loe insurgentes de Chile el 2 de Octubre en la batalla de Bancagua pu-
so á todo aquel reino á la obediencia del mejor y mas deseado rey de 1»
tierra, cuyo suceso debe trastornar en mucha parte las ideas de los por-
tefios; y sé por último que si ese Gobierno no se ayiene pronto á la ra-
zón, se arrepentirá antes de mucho del da&o que con harto dolor nUa
ha causado y causa á sus naturoles y así mismo. Con lo que contesto al
espresado oficio de U. del 5 del pasado."
Dios guarde á U. muchos a&os.
Lini% y Noviembre 16 de ltíl4.
A. D. José Ángulo.
£1 Yirey impuso del contenido de este oficio á la Junta del Cuzco en
los términos siguientes.
''AI tejido de patrafiasque me escribe ese comandante de armas, cuya
suerte imeliz entregada al arbitrio de los picaros que le rodean me es
sunuunente doloroaa, no he podido menos de contestar con esta fecha
para su desengaño lo que al pié de la letra contiene la adjunta copia. Sé
que no so creerá nada de lo que digo, porque todo insurgente achaca Á
invenciones mias cuanto no le li8onJe]^ pero es necesario que conozcan
que un hombre de mi dignidad y alto carácter no es fKwible que lalte á
ia verdad en lo mas mínimo, y que no ignoren que mi lenidad y deseo
constante de un acomodamiento racional solo es hyo de un temperamen-
to humano y opuesto á usar de la fuerza y del derramamiento de san*
gre, antes de lu^otar los recursos de la prudencia, por el bien de mis se-
mejantes. Si luj. pueden contribuir y contribuyen eüMstivamente á es-
tos benéficos deseos, se libertarán y libertarán á ese país de una ruina
positiva. Con lo que diy respuesta al oficio de UU* de 27 de Setiembre
cuya fecha contemplo equivocada.
Dios guarde á ÜU. muchos aüos.
Uma^ y Noviembre 16 de 1814.
MlMtirguéi de la CkmoordUí,
SeOores I). Domingo Luis de Astete, D, Juan Tomás Moscoso y D. Ja-
cinto Ferrandiz.
£1 Yirey, después de haber sido fusilados los jefes de la revolución del
Cuzco, dictó un decreto de ftnni>iaKi«. concebido en estos términos:
''£n el momento que recibí la desagradable noticia de la insurrección
del Cuzco dirigí Á los habitantes de aquella provincia la sucinta, pero
paternal proclama de 20 de Agosto del a&opásado, estimulándolos á <|ue
depusiesen las armas que injustamente habían levantado contra el m^j^'
délos reyes, al tiempo mismo que acaba de recibirse la plausible noticia
286 AN6— AN&-ANS
de an deaeádA restitución al trono de sns mayorea, deepnes de Is larg»
«■olavitud qae alevosamente le ' hiso sa£rir el mayor de los monstmos;
poniéndoles de manifiesto las roinas á qne se esponian, si diesen lagar ú
qne las valientes tropas que dirigia contra los rebeldes entrasen á sa
teitit(Hr¡o tnitándolos como enemigos. Pero por des^pMsia despreciaron
mis exhortaciones amorosas atribuyendo mi humanidad y caracter be-
néfico ék debilidad, y mis aserciones políticas y religiosas á invenciones
íhiffttadas en mi gabinete. Mas habiendo manifestado la esperiencia aa
cextidnmbre en los varios choques en que han tenido la audacia de pre-
tender liacer frente á las tropas reales, ñor las que en todas las acciones
han sido desechos como el humo, ocupada la capital, y la mayor parte
de las provincias sojuzgadas, con pérdida de su artiUería, armamento y
municiones, quedando sin recursos para continuar con su infeliz prop<^
sito; ha llegado el caso de darles yo la última prueba de mi aversión al
derramamiento do sangre, y tierno amor oue profeso á mis semejantes,
ofreciendo á nombre de S.M. á todos los habitantes de la presidencia .
del Cuzco é intendencia de Quamangaj €hianoavelica indulto general
d^ estravío que hau- padecido^ con ^vido absoluto de su delito; cuya
gracia hago ostensiva á lade Puno y demás que componen el Altó Pera
con tal que cu el término de dos meses contados desde esta fecha se reduz-
can á sus hogares y á sus respectivos ejercicios y ocupaciones los de es-
te vireinato y tres páralos de Buenos Aires; haciendo nuevo y sinoeio
juramento de vasallaje al rey, y obediencia á las legitimas autoridades^
entregando en las cabezas de sus partidos todas las armas de fuego y
blancas con que se hallaren; sin lo cual no tendrá efecto éstagraeisy
y serán tratados los contraventores como verdaderos enemigos. En con-
secuencia de lo cual y para que llegue á noticia de todos, y produzca los
buenos efectos qne deseo, se publicará este edicto en todas las subdelega-
clones de los distritos que coinprende, á cuyo fin se imprimirá compe-
tente numero de ejemplares. Dado en Lima, á 14 de Abril de 1815. — EX
marqués de la Concordia — Toríbio de Aoeval»
AIEI^IIJE DIJAATB— Portugués de nación. Fué religado y ahorcado
en Lima en 13 de Marzo de 1605, por sentencia del Tribunal de la In-
quisición. £u este auto de fé, hubo 40 reos que sufrieron las penas á que
se les condené.
AIMir JMfiK— y ice Almirante inglés. Kació en Staffordshire ton 1697«
Gustó desde niño de oír contar las historias de héroes del mar. Entró á
la marina y pasó por todos los grados. Fué tres veces á la Carolina del
8ud con varios buques^ y edificó ima ciudad con su nombre (áe 1724 á
1735). Se le dio el mando de una escuadra para venir al Pacífico á des^
truir el comercio español y sus puertos. Salió de Santa Helena por Se-
tiembre del año de 1740, Con cinco buques de guerra, uno armado y dos
trasportes. Eran el ''Centurión" de 60 cañones que él mismo mandaba y
3ue tenia á su bordo 400 hombres: el "Olocester" de 50, con 300 hombrea
e tripulación á órdenes de Kicardo Norris: el ''Sevem" de ieual fuerza
al mando de Eduardo X4efi;8; la "Perla" de 40 cañones y 250 nombres de
equipi^e comandada por Mateo Mitchebel ''Wager" de 28 y con 160
hombres abordo: la ''Tryal" de 8 csüionea y 100 hombres con su cimitan
Juan Murray. Los dos trasportes conducían 470 inválidos y soldados
de marina con sus jefes. Esia escuadra estuvo en la isla de Santa Cata*
lina, esperando la buena estación para doblar el Cabo de Hornos, y des*
pues tocó en la de San Julián, de donde zarpó el 27 de Febrero de 1741^
y se encaminó al Estrecho de Mayre. Esperimentó una tormenta qué
ANS 287
ÚMsiá mas de nn meay dispenó los bnqaes. £1 ''SeTem" y 1* <Teilft^£o»-
ron ni Janeiro: el ''Waffei" se hizo pedazos en Patagonla» pero se salTó
sn gente, Alison venció el paso del Estrecho y anclé en la isla de Jusii
Fernández el 7 de Jimio: auí estuiro tres meses, sembró legombies ^
plantó árboles: se le Reunieron el 'Tryal," el '^locester^ y los transpon^
tes: al nombrado '^Anna*^ que habia refrescado en Chiloé, por haUano
mny maltratado : lo hizo Anson varar y desmantelar: todos los bnqnes
ta^ieion pérdida grande en sn tripulación.
En Setiembro i^resó al navio *^Monte Carmelo" que iva del Callao á
Valparaíso con 23 mil pesos, azúcar y otraa mersaacías, . y por los pri-
sioneros tnvo noticia qe qne la escuadra y tropas inglesas del almirante
Wemon habían sufrido efmemotable contraste de Cartagena ei|.1740.— ^
Véase Sslava D. SébagHan de, Ftr^ de Santa Fé.
Anson envió al ^^locester^ á Payta^ al "Tryal'' á Valparaiso, y él que-
dó cruzando con el ''Centurión" y el "Carmelo" que acababa de armar.
£1 '*Tryál" apresó al "Aranzazu" procedente del Callao que tenia á su
bordo & mil pesos y muchos efectos. Armó este navio al mando del ca^
pitan Saunders, y echó á pique al 'TryaP que hacia mucha affua: se Vir
no á Sangallan, y tomó al navio ''Santa Teresa" que vii^aba de Guaya-
quil oí CSlao con frutos del pais. Siguió hasta las islas de I^obos y cap-
turó al navio ''Carmen" que acababa de salir de Paita con igual destino^
GUgado de mercaderías europeas.
ñc consejo de nn inglés Williams que habla vivido en el Perú, y qtta
estaba á bordo del "Carmen" se encaminó Anson á Paita cuyo puerto
8ori>rendió y ocupó de noche el 94 de Noviembro de 1741. En Paita no
habia tropa ni armas: la población huyó como pudo abandonando cuanr
to tenia. Xos ingleses, dgeron que los caudales tomados allí de la Beal
Hacienda y de particulares, montarían á 30 mil libras ; pero los españor
les aseguraron que subieron á millón y medio de pesos, sin contar alha-
jas, oro y pedrerías. Laoiudad frió quemada, y se cuenta que para des-
truirla con prontitud por la aproximación de gente de Piura, encendie-
ron muclios géneros de algodón untados de alquitrán y los avrojaron so-
bre las casas. Fueron davados los dos caftones vicios que habia en el
Suerte, y echados á pique cinco buques. £1 corregidor de Piura D* Juaa
eVinatea y Torres llevó á Paita 150 hombres los mas de ellos desal-
mados.
Dirigiéndose Anson después á Panamá, encontró al "Glocester" que
traia£>s buques con diversos artículos, itesistradas las sacas de algo-
don que se encontraron en uno de ellos, se naUó dentro dinero - sellado
que sumó 72 mil pesoa Envió á la costa los prisioneros y qu^nó en se-
(pida tres de las presas: continuó con su armada hasta las aguas de Mé-
jico, y tomó otra embarcación mercante. Buscaba un Galeón que debUi
venir de Manilai pero este se detuvo en Aciy uloo con noticia que ad^uir
rió del peligro que le amenazaba. El 9 de Diciembre de 1741 deóóla isla
de Quibo, y acudió por a£ua al puerto de Chequetaa. Incendió ms pre-
sas que le quedaban, y 016 de Siayo de 1742, con el "Centurión" y el
"Qiocester^ hizo rumbo á las Karianas. En una de estas seoenpó de cu-
rar su gente, atacada por segunda vez de escorbuto y disentería. Habia
destruido al "Glocester" por su mal estado^ y el "Centurión" que ya era
su único buque, rompió las amarras impehdo por una tempestad. Mas
ella misma le volvió al puerto en eirounstancias deestap Anson y^su gen-
te en la mayor desesperación por la suerte que les aguardaba. Zarpó de
allí y pasó a Macao, donde permaneció hasta 19 de Abril de 1743. En-
contró y apresó después de nn combate al "Galeón Covadonga" que lle-
vaba mas de un millón de pesos, 35 mil onzas de plata en barras y otros
288 AN^ANT
IntexMeA. Cónesto ñquei» ^^tM á Oáiitdii: dio litiertact á los prisioneto4L
'f el 10 deBidembte, se biso Á la Tela para otro puerto donde vendió el
«CoTadonga" en eeis mil peoos. Por último pairtió para el Cabo de Bae-
lia Esperanza y Uegó á Inglaterra fondeando en Spithead el 15 de Ju-
nio de 1744 después de cerca de cnatto afios de aVeiltitífas ál jíededor del
Inundo.
Los náufragos del <^ttgei^ padfHsiel^tt mucbo en PatágOttia, y luclitt-
ron unos contra otros. En una barca que construyeron con los frag^men-
tos áéí buque, y eti la lan Oba y cbalupa, salieron á la mai" 81 individnoa
fiL 13 de Octubre de 1741, dejando en tierra al capitán, al cuál depusie-
ron, y ú otros varioSi También en las canoas da los indios se babi»a
salvado élffUBOs dé diella tripulación. Aquella «ibalupá se petdid por 1»
ñierza de ms olas. Las otras dos enlbare&eióneÉ salieron del «Sstrecbo, y
IñgtMon lima á lEtto Grande, de donde ñieron trasladándose á In¿la-
t«rra eu 1742 y 43. El capitán del '^Wager," David Cbea^er, se biso al
iliar en un frágil barquillo con algunos nombres que reunid. Después de
inauditas desgracias, i^esultó en Cbiloé guiado pot unos indios que le
aeogieron en el Estrecho. De Chile salió para Europa en 1744.
Bestahaoermemoria de las providencias del Yirey del Perd, marqués
de VUlaOarcia, á quien de Buenos Aires se dio aviso de la espedicion del
Tice almirante Anson al Pacífico y empresas que proyectaba.
Armáronse en el Callao los buques ^'Concepción" de 50 éafiónes. *'Qtak
Feímin," y el ''Sacramento^ con 40 cada uno, y el "Socorro^ con d4. Bien
tripulados se Meieion ala vela en Abril de 1741, al mando del geaenl
de la mar del Sud. Cruzaron en la costa de Chile é isla de Juan Femait-
dez, retirándose de esta ttes dias antes del arribo de Anson á ella. Se
d^ que dicho Qenetal habia íkltado á las instrucciones del Tirey; y es
cierto que murió repentinamente por haber sufrido una fiíerte retpteu-
Bk>n.
El Yirey aumentó las oompa&fás de la guarnición del CáHao, leva&tó
en Lima un ri^imiento de inninteria al mando del marqués de Monteni*
eo y dos de eaDáIl0rfa¿ en la costa del Sud, á las órdenes de D. Dieso de
Chaves gobernador deCastroVii^itia, y deD. Diego Carrillo de Albot-
nóK dec^ues conde de Montemar. Acuarteló como doce mil hombres de
milicias, todas comandadas por el mariscal de campo, marqués de Me-
na Hermosa que era cabo principal de las armas del Pera, y mas tarde
gobemadfilrdeTanacona. Envió el referido Yirev otra escuadrilla ea
17^ con tropa y mumciones á Panamá, á cargo del almirante del 8ud B.
Pedro Medranda, y fondeó en Perico el 23 de Marzo, sin haber encontiir-
do^al enemigo. — Véaae fizárro D. «Tcte^ general de ntatina.
Se d^o que el Qobicamo in||[iés no admitiendo la parte que le tocaba de
los caudales tomados, la luso distribuir en los espeoicionarios. Era
Anson contra-almirante, j su victoria en 1757 contra la escuadra fran-
cesa de la Jonquere le valió el ascenso á vice-almirante, y su elevación á
la dicrnidad de par del Beino Unido. Después fíié nombrado primer lord
áú iwBirantazgo, y almirante. Murió repentinamente regresando de
pasear su jardín deMoor Park el6 de Junio de 1762. Su capellán Mr. Bo-
oins redactó los Yiajw de Anson y parece que escribió mas de su ima^-
nacion que verdades: publicáronse en Londres, 1748.
AHTB^mOU T CtSfB0— El Dr. D. Jo9é DB—naddo en Panamá y
procedente de una íiunilia visible. Recibió esmerada educación, y en
sus estudios huso brillar el distinguido talento y claro ingenio que da-*
ban realzo á su pasión por las letras. Dedicado en España á la jurispru-
dencia, sus progresos notables le ofrecieron nombre y crédito como Dr.
MT 289
tót leyM y eSiuáam^ Ko dBBeaid6 tü enlÜTo de otras oienoiás y el cM iiüo-
«uk Istino que conocía proííiiidaineiiter eeipin lo prolMuron ane trnAUocio-
aee de poetas clásicos. En la corte de Madrid se gnu^eó bastante aoep«
toeion. por su inteligencia y cnalidades . personales; y condecorado .con
la drden miütar de Aleántaira^ yoIyíó á América nombrado fiscal protec-
tor de la Audiencia de Gbarcas. £ste apreciable ma^strado, digno de
reoibir &yores 4^ la fo^üma, se bailaba destinado á snñrir enceles adver-
sidades, y á terminar pr^naturamente su carrera en una liM^entable tra-
■gedia^ La causa que promovió tales desgracias fué el habérsele enviado
al Paraguay con un objeto importante del seryicio.
.. D. I>fego de los Seyes Bahnaceda evca gobernador.de diclia provincia
^n infracción de la ley que prohibia optasen este cargo los vecinos. c«^
sados en la conforension de ellas. Atribuíanse . á este fiíncionario dife*
rentes abusos, yla generalidad de las quejas animó á rT. Tomás .dei<Párr
denas áformiiíar contra él una.sé^ de acusación^, que vistas en.la Au-
diencia de Charcas con la atención. deb|di|, jiieron mérito i prc^viden-
cias de esclarecimiento: Cárdenas dio fianza do calomuia por la suma
4e och^ mil pesos, y el tribunal nomiiró por juez de pesquisa al fiscal,
|K José de Antequera. Llesóeste á la Asiúlcion, abnó el juicio, aireaM^
¿ Beyes y asumió la autoridad gulMpinatiYa, "pfxr ^ue para ello se le fair
culto eepresamente en un pliego cerrad0.de la Audiencia que debia abrirr
se en el caso de ser culpable Beyes. »B1 Yirey del J^ecd por su parte habla
designado á Antequera c<muo gobernador para cuando aquel t^minase
áu período. A Beyes se le sefEalópoir cárcel svmi^ma casa,.^ aunque
Camenas pidió se le pusiese en seguridad, no filé tftejnrdidasu instancia;.
Iiueiro queresultaion efectivos los capltiads de la c[enuuci% dicho ,Be-,
yes m^ de la Asoncioqí acogiéndose a las misiones de los padres de ü
compaSLia.
IdOs jesuitfMr eraa detestados en la capitial y en la provincia, por qu^
dueflíOB <^e muchos pueblos, y obedecidos por los indios guaranis y otros,
que anñabaa cada vez que les con veui% acumulaban en gran escala los
ganados, tenian monopolizado el comieroio de las producciones del país,
niada pagaban al Erario en ningún respecto: co^pra^b^n }os , fundos rús-
ticos y mantenian crecidos talleres en que uu trabajo constante pro-
yeia cLe arte£»<^to^ para los consumos y esfi^rtáciones, sin <Hie, itadie pu-
diera en estos ramos industriarfc con provecho. £1 gobjsrnador Beyes ne-
chura da los jesiútas, parcial de ellos, algente de sus miras y oTOraciones
absorbentes, care^if^por tanto de independencia^ y en suaj^ceoimientos,
a«^no8 de la just^^a y eqTtídad, no era un ffOTOrn^te celoso del bien pú-
blico^ sino instrumienlo de la mas insaciapi^ codicia. Concluida la can-
ea en que Beyes habla sido llamado ^ edictos y preeones,. recibió la Au-
diencia cartas de lais corporaoioníes' de la Asunpio'n .dando gracias por el
nombramiento de Antequera cuyos hechos en el gobierno eran los mas'
^rtados y benéficos, deteniéndose en ello#, elogiando su mérito y dán-
dole por autor de la paz y sociego de que antes carecían.
Pero entretanto la influencia de los iesuitas empleada con tino y se-
creto en favor de Beyes y para ,per4^r a Antequera, alcanzó por medio
de calumnias que el Yirey de Lima í). fYay Diego Morcillo llegase
Á fonoar del fiscal, el peor poncep'to, y lé tubiese por un turbnlen-
io y declarado enemigo del Bey. Besolvió que se repusiera á Beyes en
^gobierno 4 P^sar 4^ proceso y de los iiúindatos de la audiencia. Á la
instancia que hizo aíquel para entrar á tomar posesión, determinó el Car
piído no responder. Entonces él en las misiones de la compaftia prest<í
juramientoante un lujo suyo D. Carloé de los Beyes haciendo entender
é losindios que habla para ello orden del Bey.
37
2§0 ANT
Alborotada la provineia con Mti» Baeeao, éí Cfebilfto e^etübtioo ez&o^
t6 á Anteqoera para que aquietase loe átumos. £1 Cabildo seoolar pro^
testó, como los militares, contra aqoelbeoho, y entonces el protector £•-
eal ordenó se presentase Reyes en la prisión, y manifestase al ayuntoh
miento sn tf tnlo qne visto seria obedecido; pero qae si no lo hacia se I0
aprehendiese. £1 signió al abrigo de sn cufiado el superior de las misio-
nes, donde habia otros dos padres parientes suyos; y ^tíxigid t^eribles
amenaasas de ir con ñiersas de indios á someter la cinaad. (>eció la tiip-
bacion, y las autoridades precisaron i( Antequera á salir con 600 hom-
bree. Á observar á Reyes.
£1 despacho del Virey estaba detenido en la Audiencia, que le repro'
sentó la verdadera situación de las cosas, anunciándole los peligros y e»-
cándalos que con motivo del juicio seguido, álterarian el (kden ocasio-
nando disturbios de muy grave carácter por que estaban probados loa-
delitos de Reyes. Todo lo desoyó Fray Diego Morcillo reiterando su or-
den para ^ue se cumpliese inmediatamente. Hizo dicho Tribunal una
nueva y vigorosa redamación, diciendo ^«e procedia conforme á las le-
yes en un asunto Judicial de su esclusiva incumbencia, y que si el objeto^
era la salida de Antequera, nombrase á otra persona en su lusar desder
que ya habla puesto término á su con^ion. Cuidó la Audiencia de pa-
sar al y irey un estracto del proceso en la imposibilidad de copiar proiK
tamente mas de siete nril foius que contenia.
Reyes en unode los pueblos de las misiones en que resicüa, se titulaba
gobernador, ponia gnardias en los caminos obligando á los transeúntes
á que se le presentasen en sefial de obediencia. £sto por si solo bastoba
para que mas se avivaran los rencores; y cuando se recibió en la Asun-
eion una copia que decia Reyes ser de su título de gobemadcHr autorisa-
da por él y los padres de la compafiia, el Cabildo acordó contestarle que
no merecía fé: notándose de su tenor que se daba por fundamento de
ese despacho y de la nulidad de la cansa, el haber asumido el gobi^me
el juez pesfj^nisador contra la ley que lo prohibía, siendo asf que Ante^
quera ejercía el cargo por mandato del mismo Yirey.
Tratóse deformaren las misiones una causa contra Antequera, y pa-
ra procurar acusadores y testigos no se escusaron feas é incidiosas in*
trigas: allí se embargaban bienes y se cometían otros atentados y vio-
lencias. Por esto el Cabildo y el gobernador hicieron cautelosamente
tomar á Reyes como se verificó por el alguacil ma^^ D. Juan de Mena^
flevándolo á la Capital y sngetandolo á prisión en la casa del ayunta-
miento. A las conminaciones de los gobiernos de Buenod Aires y Corrien-
tes contestó Antequera con urbanidad, satisfaciendo por la detención
de Reyes, y diciendo que la Audiencia obraba con vista del proceso de
que el Virey no tenia conocimiento.
£1 Virey Morcillo alucinado por los guitas insistió otra vez en lo qne
tenia resuelto, y la Audiencia le amplió largamente su» reflexiones de-
fendiendo BU Jurisdicción, y observando con estrañeza que ni Reyes ni
BUS paniaguados, bien instruidos de la causa, de nada se habían queja-
do sil Tribunal, mientras que se dirijan al Virey con sus exigeneias,^
sin traer á consideración que el gobierno de Un delincuente no podía
ofrecer mas que disturbios y venganzas. La cuestión era esclttsívamen-
te de los Jesuítas: estaban de por medio sus intereses privados, su orgn^
lio y su predominio: preciso era qne los efectos fuesen según la medida
del valimiento. Los de la compañía influían en la elección de les fon-
cionarios: les convenía tenerlos subordinados, y el asunto era de mucha
monta para que lo descuidasen tolerando autoridad que los censurase y
atíbase sus abusos. Nada es mas odioso é insoportable áloe que andan
ANT 291
yor malgí» moémiqam étspmúts de qoienloe emMMK» y oonteag» en sos
. I4» matáíDUk de qpe el teniente éa líey de la. placa de Buenos Aires D.
gttltiaaar Ctooia Bos iimtf la AannoioA 4 ooiocar en el mando áBeyes, é
Á gobemiur d ansmo^ j^xodi^o allí nna velieinente reprobadon, por qna
Bea«» no solo de la ^utímidad de Beyes sino un ardiente partidaria
da loa jacraitas. Esta medida impoUtioa en sí, peeal» i todss Inoea de im-
widieaeii»y. y. solo pedia agcadar y ser de utilidad á las miras de aqnello^
Be.eelaliiX^ un Cabildo abierto asistiendo á él, los eclesiástieos y prela-
dos de re^pnlares^ sin preeemtscse Aateqnera en la reanion. Por ella se
deolacé ap.o«aftTenir da ningún modo sí Teeindarioni ¿ ia paz del país
la reomáon de dieiMs iefes; sesolviéndose ademas suplicar rendidamen-
te al Vuegr nomibrase a unapetsona de indq[iendenciay probidad. Y sin
«mbarspa enando Bos anunció gne él gobeniaria en virtud de despacho
del y ixey* el Cabildo le exigió remitiese su título, á lo cual se negó en lo
absoliKk»*
B»g>Bemá.Á Baenos Aires para voItm* eon tropas suficientes como se ve-
tífifióy bien apesar da Antequera que trabólo -gas eritar la guerra. Une
de sus arbitrios fué invitar al obispo auaóliar para q;ue entrase en la ciu-
dad, y haciendo que al efecto le dirigiesen también sas jcnegos los pre-
lados religiosos. Jíira D. Fimj José de Palos obispo kirpqriihta ie TatUlun
enla Mauritanis^ j nombrado coadjutor de la Diócesis del Paraguay, pev^
maneeia en las snlsiones de la compa&ia tomando parte la mas activa
«nlos temegarios designios de esos padres á quienes sirvió con mas em-
peño que nadie sin reservar medios por criminales que fuesen*
Cuando el Ór. Antequera tuvo oonocimiento. de que en el Cabildo
abierto se habáa .acordado defenderse y. oponer Inerza á la .InenEa según
4WB8taba de la acta formada; impidió que el pueblo pasase al colegio de
la oompo&ía, temi^ido se cometiesen desmanes en el ealor del édio y del
resentimiento. Bste subió de j^unto al saberM» que la fuerza armada de
les jesuitae se hallaba en Tebmuari al mando qe los padres Poliearpo
Biiffó cor» de Santa María, y Antonio Bivera cura de íkmtiago. Ya Bos
estaba oon eUos autorizaBdo los escándalos y depredaeiones que se
haeian. fístónees el Cabildo amenazado por la agresión, y repitiendo
que la tropa de indios de los jesuítas tenia siempre ó la provincia hos-
tilizada» aA>atida y privada oe sus riquezas, determinó que todos toma-
sen-las armas paca rechazar á sus constantes enemigos, y que el alcal-
de lo comunicase al gobernador Ante<]iuera para que concurriese como
capitán general y diese las proaridencias necesarias; bien entendido qno
si se esousabale harían responsable 4Le los da&os y consecuencias que
sobreviniesen. Pero que no lo esperaban de él por lo mucho que les ha-
4>ia servid.0 aun é costa de su reputación.
Los prooéUtos de los jesuitas no han perdonado nunca medio alguno
por falso y calumnioso que haya sido, para sincerarlos y defender su
«onducta en los sucesos del Paraeuay. Con poca suerte desde luego por
^ue las pKuebas hablan ai lado de los hechos; y aun los mismos docu-
mentos que hicieran valer entonces, están desmentidos |»or otros que
pusieron al alcance común la falsedad de su tenor y su viciado origen.
Contra la aegatíra tenaz de que esos padres intervinieron en las luchas
armadas, no se necesita mas que leer las cartas siguientes.
£1 padre Francisco Bobies al padre Antonio Bivera— (citado arriba.)
^^Fa» Chriíü y. bvena gnenxí»
*^j^T que el sefior D. Baltazar hace tan poco aprecio de tantas y tan es-
292 ANT
*'■ «Boogfdas y aniíiiadMiiiilieiM ooioo tiene bey ta mQoiía» qae diee fiiev
'' ra temeridad acometer sin el auxilio oorrentinof Si por BoldadeadeH
f* cabaHo lo haée, hay tiene 800 ginetes qae sod unas águilas á oalMiao.
^ Ahí tiene también muy baenos cabos de la Villa que están deeeoaoé
" de envestir Yeta Y. B. la ftmoion ]g^erdida por mieiarla mf^joxatf
^ y hacer sineanglrela heiida Todo'estó qnecUi ala diseEocicn de
'' Y. R. á qníeü niego am&re Deé lo haga son el emp^o qne soele Y- B»
i* Por acá no oesttn us oraciones en lá Iglesia todo el dia«. • .. .Habieñ-
^í do ido á pelear,' y pudiéndolo hacer, están oeiososen nñ lodaaal....
** ¿Sioniera para mantener él fervor en los soldados, no se pnede dar de
'' nocne nn aéalto á la habitaoion de loe priñeipál^ tocan»» alarma por
'•' otras dos partes mas distantes para divertidos, y coger dé ñápente «U.^
^ cha habitaoiónt Llevan pcgr lo mehos ocho trabucos, los Ltretanoe y de
*^ la CiMct^áon éíj qae i^imlen disparar oadM^ nno de nna ves 90 balas,
** y en el estruendo parecen pedreros. Ya se vé, se arriesgarán álgnnaa
" vidas, qae en las presentes circnnstancias ya es necesario arriesgar*
'* Con esto se mete noiror al enemigo, que consta á Y. R. los modos en
^ qne se hallar y á qnien spjiameate las nuifias y ardides ^ aquél hmm
*-^ caballero le mantiene; y qtnUado este todo se acaba: |p<Mr conservar mi
** vidas nO se puede sorriesgar unas pocasf
3BI mismo padre Robles al gobernador y capitán genesal Q. Baltaaar
García Rosy decia así; ^
<<Hago chasqui al maestra da campo de loa c<«ientinos poca míe do^
** bien las jonwdas. No d^o dé hacer continuos chasq[uis á Iba soldado»
" del Uruguay para que abrevieaL y aquí les doy comida para el enerpq
" y áliniento para^ eamipo. Cada incno yale por muchos Paraguayos^
f si ellos haceiik éampo, é^ oamésa para les cuervos» aunque ellos se
'' pondrán en cobro. Puedan si quieren alguna escaxamusa de 300 á SOOfc,
'' y se verá q^en'ei» cada uno......Ta despacho las 500 vacas que U8,
" manda. liuego despaiohará las suyas el padre Cristoval. Bien pnecU»
'^ contribuir la Estampía de Caballas con el seguro de qne corre por oNeM*
f< la de 17^. su saésfiMSeipnJ:'
Los vecinos del Paraguay nopodian haoec otia cosa que defender sraa
vidas y sus bienes, y por esto salieron á campalla en húmero de 3000 en-
tre españoles» indios y mulatos con el Cabildo y el gobernador Anteqne-
ra. Empellada un^ \iatalla en A^^osto de 1724 que no era dable evitar,
las tropas eont^rÍ|iilM^ fuerpn vencidas y los padres Duftó y Rivera quo
dirigian aquella gueita quedionn pirisionf^tos. La mortandad fáé consi-
derable no tanto por las anuas,, sino por haberse arroj[ado id rio en que
so allegaron muchos délos vehoidos jQnien pocbria sostener qne la opi-
nión tanunifomie v afianzada en motivo» indispiitábles, no fué la qua
produjo é impulsó la resuelta voluntad del Para^ayí Pero el dei^eoha
y la novedad- de la eríáis, cóbbo el édio implacable de los jesuítas á ese
Antequera qne no era ni quiso ser ún humilde siervo de su altivez y en-
grandecimi^to,' hicieron ffS9f sebre ^ tdd|^ la responsabilidad de los su-
eesos. Para' ello le acriminaron dándole- pear' aut^ dé las qu^asy des-
contento que existioqi desde mucho antes que el jDr* Antequera fuese al
Paraguay,' y que sé désarrolla^cm con los nec^ivM de Reyes y él proceso
de este. La calumnia con todo él veneno de sus armas se puao enjuego
contra él, por que él solo era el blanco de la envidia y del rencor. Jamaa
pudieran peidónarlé la honradez con que hábia rehusado las tentativas
y promesas que se le prodigaron desde que principió á Henar sn éomi-
sioii; y por eso dgeron que tenia la mira de enriquecerse, y que su co^
^cia habia sido igual á su ambición.
' Imitado el Yirey marqués de Gastellfaerte sacesor de p. Fray 1>||9*>
.KDMoMaio, porkkiqípvQáoii qne oánMbMi MBMjaaiet iiOT«dad6tTe8tir
'Sas epn «1 loiMye lipmble de enoeadidiM pasioneB, se dejó «nrastrar jm^
.deafi^uadoA uífonnieB y diqtó piovidimcÍA8 piopias de su carácter yíq-
*leato y temerario. Mím^ al g«^¥Le^ P. Bruno Z^yala, gobemador de
Baenoa Aires, qae sin dípio^ niiú^baae fl f^fMmAj eoame^ snñcieiir
te, toouMM á ^Ateqaera y ^ó remitiese á {Jma .aí^ues de confiscar soa
t^^ene^ «ificieciendo nná crecida soma al que lo.én1(re|;)VM» jíyo ó muerto.
Ordeno al provincial de los Jesuítas que proporcionase .á jSavala giento
de annaSy autoricé á éste para que nombrara ffobemador, y previno .|il
Obispo Falos contribuyese á la paciftoacion del naia.
Zavala se arregló con el cabildo de la AsuuetQU preoe^endo á sns
proTÍdencias un ind|iltp ,que otorgó é hizo circular. Antequera no sa
moetr(^ dispi^esto á promover nínsun^ resistenoia aunque mncbos qne-
ríac encmninarlo á ese partido, fas «nj^c^mstanoias tenian ya otro ca^
rácter, y como no podiau oc^u^tarse á su jM^ciljnMBipny resolvió venir á la
capital para esperarlo todo de la justicia uamaoJa a examinar los bechoa
y obrar con antecedentes y pruétifui. @alió libramente de )a Asunci$«i el
S de Marzo de 17S5 con D. Juan Mena y se diri|^ á Cbuqujsaca. Ko' era
po^^ble ni debiera él esperarlo, que la Afidiencia contrariase las resolur
clones. del nuevo Virey por prestar al pr9:^pcto^ fiscal un apoyo sin oV
ieéo y que ya no Kabria tenido j^ndamaitfiOi 4ó>4^ V^ Antequera esta-
ba obligado á venir á Lima: él por su 'parte tampoco intento eludir éi
eumplimientp de esa órdian ni conyenj|a á I09 ^bj^ejiii' entendidos interesea
desu defensa.
£n Abril dé 1726 lle|^on|(]^ capital Aateqner^ y Mena quedando
presos en la cárcel dJe có;rte y sujetos $i juicio quoj debia seguírseles
por la Audiencia. ^1 yirey creía que con activaí^ su curso no sería difir
eil su pronta conclusión: perp en breve empeiqó'jí^ conocer que una caujBa
4e i^ta nato^eza tenia que prolongarse; mn.cho pfpa .cuando la distan*-
cia'jaá los testigos bastaba para hacer w^nm^ ^ ^xH^útaciones, y tkLejfae
él dia en que se viera en estado de sentencia.
Dos actuaciones corridas en el Paraguay figpraron en este proceso: la
mimera fué formada en las misiones por los Jesuítas jugando en ella el
nombre del Obispo PaLos^ y apare<»endo la intervención de D. Baltasar
García Sos oomo autoridao, cuando fué rechazado por el cabildo de la
AsoncioD. Estas informaciones las tuvo á la vista el Virey Castellfuer-
%dy (ignorancias la Audiencia de CharciMi) cuando proccmó á dictar la
<Men.d94A # ¿oj^^erni^dor de Buenos AJiés ^^/^ffe^paraque marchase al
Paraguay y remitiese pjieso all>r. Antequera. Iiiaségjiiilaaactnacioi^sa
componía de las declaraciones de UÁ ^testigos que emanaron de dicho
proceso y ¿ que fué preciso acudir posteriom^ente. Las recibió pior en*
cargo del Virey él corregidor de Potosí con^^ p. Matías de Angles y
QortarL
Yeam^ a]^oca como se espresó este f^^ipnaríQ concluida su comisión,
al diri^ al Tribunal de la InquisÍG|99 W» .lAigA denuncia relativa á
los hechos atentatorios de Ips padre9 de la Compa&ía en el Paraguay^ á
tn de que llegaran á nptücij^ del SPey. Esta exposición, mas que prpl^a,
. el citado Anglé8CO];u9to4el48c]4kiBuláK la suscribió en Potosí el 10
4» Mayo de 1731 dos meses anjbes del suplicio de ^teqnera eiji' Lima: ^
te publicó en Madri^ en la imprenta Real el afio de 1769 estanco lega^v»
Wias las fUm^ de Anglés y las de varios documentpiS .que tiene a^nn?
ittoe. Ha sido reimpresa el oQo de 1863 en el tomo 4? déla obra ''Los Je-
amt^ presentados en cuadros históricos á&?'' eeeri;fca en Luna por el í)r.
p. Francisco de Paula González VigiL
JoB^arenv» deafuel i^ipQrtante dooumeji^to lo qu^e se contrae al i^xx?
294 ANT
ceso de Anteqnera con lo demás oondneente á probar q«6 eeto pemonirfe
ftié víotíma de nn odio entrañable y de las oalnmnias é inanditoa artdfi^
cioB que manejaren por venganza loa padres de la Compallía.
" 2. Y Itallándome oontinnamente pnnzado de los estímales de mi qod.^
'< ciencia, y de loe golpes de mi afligida considraraoien, que eoaocia loa
^ rierais que tenia en decir la verdad, y el delito qne cometía en eállap-
" la, detemiiné romper mi silencio para desplegar mis graves eserúpn-
'' los, dirigiendo mis j^alábras, v verdades al santo y recatado tribnaal
" de U. 8. 1.^ en cuyo inaccesible sigilo se o<mservan ann las mas gra-
<< ves materias todo el tiempo qne la Jnstieia lo requiere.
*' 96. Tres sumarias actuó el dicho D. Baltasar García Bos, una en el
'* puerto de Santa Bosa, otra en el rio Tebicuarl, y la tercera en la ciadad
^ de las Corrientes; y todas las remitió al Ezemo. Se&or Virey, y debo
** decir, ^ue todos los testigos que declararon en ellas, son notoriamen-
** te apasionados de los reverendos padres de la Compaüía, y deD. Die-
^ go de los Beyes, y algunos de ellos estaban fugitivos de la provincia^
"y retraídos en los pueblos de los dichos padres por las causas graves^
^que se les hablan hecho en la ciudad de la Asunción, y no solamente tn-^
'' vieron las sumarias este grave defecto, sino que se les añadió el muy
'^ inicuo é ix^usto de firmar á ciegas los testigos todo el contesto de las
'< declaraciones, que hacia y dictaba D. Bloque Herrera (que asistíd
" siempre á dicho D. Baltassar) lo cual se conoce con evidencia en el mis^
" mo estilo parrafeado^ y conforme de las cláusulas, que distan infinito
" de la capacidad y estilo limitado que tienen los sujetos que he comii*
** meado, y se han ratificado en ellas: pues aunque kms que han compa-
** recido confiesan, que las dichas declaraciones son suyas, y las han ra-
** tificado; es cierto que en las preguntas, que yo les hacia d^itro y fno*
'' ra del juramento, conocía la incapacidad é ignorancia de los mas de
** ellos, y el imposible de que pudiesen haberse esplicado en el modo y
^' con los pensamientos, que tienen las dichas declaraciones de las su-
'^ marias; pero todavía se comprueba esto con otra superior é instm*
^ mentid evidencia, y es la de que el mismo B. Boque de Herrera, ha-
'^ biéndole encontrado al volver del Paraguay en la dudad de las Cor-
''rientes, y visitándome algunas veces me dQo con toda claridad que
^ habiendo conocido el x»oco espíritu é inteligencia de dicho D. Baltasar
** (en la primera ocasión, que pasó al Paraguaj^ á reponer á D. Diego do
^ los l^yes en el gobierno y no pasó del rio Tebiquari^ y reconociendo «1
** desconsuelo que tenia, le dije, no le dé cuidado niseafi^a U. S. qne
** yo le sacaré en volandas de todo, y lo dispondré de suerte, que él se-
"fiwr Virey consuma de una vez á estos picaros del Paraguay; y que
** habiéndose retirado á su toldo ó carretón, hizo nn auto laii^o, que lo
'* firmó el mismo D. Bidtazar; y á su tenor hizo las declaraoiones, que
^' firmaron loa testigos, porque eran unos badulaques; y si no hubiera
^' sido por él, no hubiera hecho cosa D. Baltazar, ni se hubiera sabido
** manejar: palabras ciertamente del dicho D. ^oque, y tan precias y
^ naturales suyas, que no las dudará ninguno de los que lo oonoeen. Y
^' también es igualmente cierto, que todos los mas de estos deolarantea,
*' como se mantienen con el favor de los padres, y les permiten lft«ntra-
^ da á sus pueblos y asistencia en ellos, fiándoles algunos eisotos, eotk
" que se vandean y mantienen; viven tan sietes y resignados á dichos'
" padres, que por complacerlos declaran heregías, y están muy segtaos
♦* de que no les puede sobrevenir daño alguno, porconourrir estas y otra»
" cosas muy iigustas, como sea en beneficio de sus reverencias; y ad»-
f* mas. de esto he conocido y esperimentado en alanos de los parciales-
i^ de dichos padres unas iniquidades ostraordiiiarias, y mi^ depravadas
AOT? 296
^^iirteiieioÉMy y de IfMfldgoiM dáoste prendas haoeii les padres 1a m»-
*' yor ettónacioBy j ponen grande emp^ en ampararlos y defendemos;
^* pofqoe saben que no reparan ni esorapuUzan en serrirlos con sos pep-
*' BOBasy ooD sos finnás en cuantas iBoostioias intentan los dichos j^
^dxBB. FOrenyasoTidentes y constantes rasónos deben ser desprecia^
<< daifas dichas tres siimariaBy y reputadas por inatammentos injustosi
** £dsos éindjgnoe de qoe por ellos prooedan, ni determinen loe tribu^
** nales y jneoes, qno deseen y deben obrar en Dios y ^i jnstíeia^ y asi
** loí^Éento y lo conoaoo con firme y católica realidad.
" 85. Otras mncbas cosas espone en la espresada infonnadon somaria»
** y relación el dicho D. Baltazar, qne distan notablemente de la ver-
^ dad; por que el director que llevó para estas cosas y ordenación de
"^ papeles 6 inetmmentoe, es el refendo D. Boqne de Herrera, hombre
''ran inquieto, de tan injusta y penudioial cavilación, y de tan destro-
mpada conciencia, que aunque me dilataara mucho en definirlo, siempre
** quedara corto para lo qttc merecen sus odiados procedimientos; y el
^ conc^9to en que lo tienen en las ciudades del Paraguay, y las Comen-
*' tes y Santa rey de las cuales lo han desterrado por falsaiio, caTiloso,y
" perturbador en dirersas ocasiones, como le consta al dicho D. Baltaasar,
^ que oonfirmó siendo gobernador en Ínter de Buenos Aires, una senten-*
m cía de destierro que ñilminó contra dicho Herrera un alcalde ordi-
^ nario de ]|ts Corrientes por una enorme falsedad que ejecutó.
<^86. Después de concluida la referida sumaiiay los informes en ol
'* pueblo de Boditafiosa de dichos padres, y remitídoles al Eterno. Sefior
" Arzobispo Yirey, se volvió á Buenos Aires el dicho D. Baltazar, y á
** pocos días de su llegada se recibieron en aquella ciudad nuevos despar*
** chos y providencias de S.£. I, libradas y espedidas según estos y otxos
'' semejantes informes.
** 90. En eÉbe estado todo fué bullir en las misiones^ armamentos y
" preparativos de eJecntlTa guerra, y marchar destacamentos de Indios
" annaáss de unos pooblosá otros; ensay^dolos y adiestráidolos los p»-
« dres cu el ^rsicio y manejo de las armas, y alentándolos con las gran*
'' des promesas, que haciaa á los indios de las remuneraciones y muchos
<' déqpojps, que tendrían delosospa&oles y familias vencidas del Fara^
*^jgíaiiy. Y hallándose en las dichas misiones el sefior Obispo, viendo es*
'' tos ^teiMEUBafcivos, se desentendió de ellos, taaalogrando la mas gloriosa
'' oeasioii deieiarcitar sa celo pastoral, deteniendo estos mareiáles apa^
*' ratos que solo prometían sangre y mortandad y podiendo pasar con
'^ toda la dili^endftal Paragnay Á ejecutar lo mismo coa aqueUos veel*
^< nos sus ovej'as, que tenían noticia de todas estas violentas disposioio*
^* nes, y sin duda alguna hubiera logrado en ellos cnaato hubiera solioi*
** tado y pretendido.
" lf)6. Con ol nombramiento do juez para la dicha provincia del Para-
^' guüay, y4o8 demás despachos que se sirvió remitirme el Excmo. Sefior
*' virey marqués de Castellfuerte, recibí una carta de S. E. para el
^^ Dlmo. Sefior Obispo Palo8> la que enla^gué en mano de su luma.' el
** mi»io dia que llegué á la ciudad de la Asunción; y habiéndola abierto
** y ieido, me d^o su Illma. que el sefior Virey le hacia una gran recomen-
** dación de mi pensona, y que le encargábame atmidieBe,instruyeBe y di-
'^ rigiese con un gi^n celo y comprensión, para todo lo que pudiese oon-
^ ducir al mejor é^dto déla comisión que llevaba. Y deanes de estos es-
^* presiones y otras á este tenor, que su Illma. me dijjo contenia la cart«
a !^ ^.^' ^ ** "^""^ ^^ ^ *^' P*™- ^^® ^^ <V^^ mas bien enterado
'* de ella.
^^
mt
** 107. Y oomo entonces ymného tiempo después de mi llegada aC
^aquella oindad, no snpe naa» de lo qae llevo esprenudo en este infinrme;
^'poique con el eniso del tienitoo, esperienoia y manejo de las eosaa, laü'
waí viendo 7 comprendiendo claray individual y. desapasionadamente; y
'no tenia yo' el' mas leve mothro para descoññar de sa Jlostrisima^ m
f<)teer qoe en sn respetable digniaadr cupiesen afectos, ni pasiones tan
'eüipefia&aBy'mayormente debiendo proporoioBasnnt lo que el Exorno, se-
'llor.yirey espresaba en su cartí^ y no teniendo^ ni jp^diendo tener de
'recien llegado, conocimiento de las personas desapasionadas é indepen-
'dientes de aquélla provind% porque la mayor parte, por no decir to- .
'das,.,ac4sten.en.sus chácaras y estancias distantes de la ciudad, y solo
'bi4*Á á elllk <mando les preciM y tienen alguna urgencis^ y mandando-
fseme ei^ loe dichos. despedios quedespues de algnnas diligencias exanú-
*nase luego al punto, ^treinta testígos indepenouentes y desapasionados
'por las preguntas diel Interi^QgatQrio, hecho por elFÍBcal de esa real A^^
'diencia; j que después prosiguiese á la actuación de las dicmaj^ i»ersonas
ly larguwna^ probán;Eas; puesla'que se dio por parte de p. José dé An-
;ftequera tenia ÍH prM^utas; y el interrogatorio q|ie presentó paca la
^uVa el apoderado de D. Juan 4é Mena^ se epmponia de 18^, todo Ib oual
'se había de Secutar, dentro del término de prueba de ^os dos a&os. T
fciiando llc^é al Paraguay Jiábía corridpya mas déla mitad del . espro».
'sacio téxminpj'por.cuya ra^n me ííei6 mas preciso redoblar el traiMyo,
'poique nb me faltara tieiápo*
•( 108. lt déseimÜb y& cumplir perfectamente con mi oblijpiclon, con
''mi conciencia y' con lo qué se mé ordenaba, y viendo el imposible de po-
''der conocer yo los verdaderamente independientes y desapasionados dé
"I6s lances dé aquella provincia, me vi precisado (y no con poco consue-
"lo por entonces) de comunicar esta fuerte duda con S. 8. X por las ra-
''20nes que d^o referidas; y apenas la comprendió, me d^o: qbe ertf un
"imposible el que se mé mandaba^ porque como habia de conocer yo db
'^leáéirllegado, los vecinos de aquélla provlnciáfdiUíítada^ ciíando aiut eh
"mnchu tiraspo dé demoraren la dudádf seria diflcultoso el conseguirlo;
"y se me ofreció' el setLor Obispó á nominarme las personas saoas^ inde-
''jpendieñtes y desapasionadas, para que yo laS mandase llamar y eompsh
"recer pormedio del maestre de campo general B; Martin de Chavarri. dé
"quien me hizo especiales Regios, y entonces le signifiqué á & I. con él
'^nsyiMr fervor de mi cdoy de mi pundonorosa obligaiáon, que se dignan
"se de atmdcr v mirar la gravedad del caso, y qtie en materia de tanta
''entidad y Justificación, reparase que ponía en«us manos mi conoiencia
"y tpda lar eoúfiahza qóehaeía de & £ el Eiccmo. seSor Yirey; y eomO
"principe, pastor espiritual, consultor y &yoreéedor mió, mediase en este
"punto por las sendas del acierto y de la mas pura é independiente raaofi
"y justicia, que era la que deseaba seguir en todas mis. acciones, ma3iM>r-
"mente en la'clecéioñ de los treiiita testigoB independientes que hablan'
'^de declarar.
. " 110.: Pues Cbn toda esta recargada espresion, que tah vivamente hb-
"ce á'S. I:, sin embargo Conocí deSpUes que los tales testigos, que hablan
"de ser independientee, vinieronmUchos sumamente apáncmados, renco-
"xosos y bien-inducidos, asi de los vecinos del Paraguay que décli»raron^
"comode seis á -siete vecinos de la vüla rica del Espíritu Santo, que son ,
"por la mayor parte parciales declarados de los reverendos padies, por
"tas razones que espresé al principio. Y comió cuando loU^^ á conocer
"y comprender, ya era taide^para el remedio; me quedé solo con el pro^
'Tundo sentimiento de ver frustrada mi intención por el mismo medicr'
Aiít á97
^^qiie me paceeió y me debió parecer el ms» seguro, como aatorisado y
^^recomendable.
^* 111. Habiendo oonoluldo la causa criminal, qne actué contra D. Ba-
<<iaon de las Lilanae j estando á los últimos de la qne se sigue contra el
^maestre de campo, seneraLD. Sebastian Fernandez Moutiel, y para em-
"pezar la probanza de los dichos treinta testigos independientes, que ba-
dián de declarar al tenor del interrogatorio referido del señor Fiscal;
'habiendo yo pasado Á visitar á 8. 1., después de haber conversado sobre
'^varios asuntos, me d\jo: que tenia por cierto que en dicho interrógate-
*hño se contenta la pre^j^ta, ó preguntas sobre que declarasen los testi-
'^£08 los da&os, perinicios y menoscabos quehabian recibido los re veren-
^aos padres de la Compañía en au colegio y haciendas, con la espresion
'^qae hicieron de sus reverencias; y conociendo yo que S.I. y losreveren-
"dos padres sabían ya el contesto de dicho interrogatorio por las cartas
^'qne recibieron de Lima, le dije como en duda, que me paréela que sí^ y
''que estaba en inteligencia de que se contenía lo que S. I. me espresaba:
"j entonces me dvjo con gtaaáe efícácii^ que seria muy importante el
^^qne yo suprimiese y no hiciese mención de tales preguntas, sino que las
'wvase y pasase á las siguientes conloe declanmtes. Aseguro i US. que
^esta especie me causó notable y repentina novedad, pero sin detenerme
^^respondí á S. I., que cómo pedia hacer yo semejante cosa, que la consi-
'^dcmba conao un quebrantamiento espreso de lo que se me ordenaba y,
"que no pedia de^ar de leer ñelmente Á los declarantes todas las pregun-
"tas: que el ministro que las había formado sabría la importancia d»
'^ellas; y en medio de éstas y otras espresiones que le hicew volvió á insia-
"tir de nuevo, diciéndome que importaba mucho para el crédito de los
'padres el do tocar estas preguntas; porque aunque sds reverencias ha-
'^an escrítoal seflor Virey, que hablan tenido considerables pérdidas y
"menoscabos en la dicha espulsion, pero qUe no había sido así, porque
"era muy cierto y notorio, que no hablan padecido atraso ni quebranta
"que pudiera lleear á trescientos ó cuatrocientos pesos; y que sena muy
"reparable, que los testigos dijesen y declarasen la realidad de lo que
'^hjQíMa sucedido, cuando ésta era contraria á lo que sus reverencias na-
'^iau informado: de que resultaría, que se hiciese menos juicio y estima-
"oúm de las quejas y representaciones de dichos reverendos padres. Ya
"?olví de nuevo á admirarme de oir semejantes razones en un prelado,
"en quien debe estar tan impreso el amor á la verdad y á la justicia; y
"en medio de todo lo qne^oie persuadió S. L me mantuve firme en que ntf
"pedia ocultar ni vanar las espresadas preguntas del interrogatorio, y
'procuré mancharme con el mayor re^«to y atención posible, moviendo
"otras especies para salir de aquella conversación, que Verdaderamente
"me fatigaba y oprimía mucho; y conocí que S. I. no quedó nada gustoso
"de mi esensaeion^ y yo me quedé mucho mas atónito de semejante pro«'
"puesta.
" 113. De allí á iaes dias vino el sefior Obispo á honrarme á mi casa y
"después de las precisas urbanidades, y sin dar lugar á otra especie^ me
"d^o; ya he disenrrido un modo niuy seguro para que U. no.toque ni ha-
"ga menáúou de las preguntas del interrogatorio, y quede con toda buena*
"<^iniony crédito; y aunque yo me volví á asombrar con nueva fati^ de
"ver eaS. L éste tan pornado tezon. le respondí que cual era el medio, y
"entonces me digo: que escríbiiía al Excmo. señor Virey, participándolo
*%a razones que ya me había espresado^ y que claramente le diría á S.£.
"^ue la culpa ó reparo que se podía pkmer, recayese en S. I., y que se ha-
"xuk carso de ella, y que ademas de esto me lo agradecerían muy cumplK
'^teaoüle loa dioiios reverendos padred,
38
mi ANT
'^ 116. En fiívclebo decir, para crédito de la verdad y descargo de mi
"obligación y mi conciencia, que todo ó lo mas, ^ue han declarado lo»
"treinta testigos por el interrogatorio del sefior Fiscal, es tan irjasto y
"tan falso, como lo qne declararon los testigos de las sumarias que hizo'
"el coronel D. Baltazar Gareia Bos, aunque se han ratificado en ellas,
"como dejo espresado; porque en unas y otras han procedido con pasión y
^'cbn malicia, inducidos y sugeridos fuertemente; y ios demás testigos que
"ha presentado el apoderado de D. José de Antequera pan» la probanza
"que ha dado, y los que asimismo han concurrido {Mira la de D. Jnan de
"Mena y Yelasco, por lo comUh de ellos declararon la rerdaddelas can-
osas, y han producido con justificación; pnoi^e muchas cosas délas que'
"confiesan y declaran, se están viendo patentes y manifiestas al cielo y ék
"los hombres, que no tienen vendados los ojos de una ciega, maliciosa y
"depravada pasión; y estos testigos de las últimas probanzas, como que
"aman y anhelan la justicia, se quejan y elaman de tantos agravios, in-
curias, atrasos y desaoros que £an padecido y padecen por la mortal ene-
'4niga, é injusta 'persecución de los padres cm la Gompafifa y sus secua-
"CCP.
" 117. En una de las últimas con versaciones^ qife tuve en el Par^nay
"con el dicho sefior Obispo Palos, me d^o con grande firmeza, que D. Jo-
"sé de Antequera se había perdido por su cnlpa^ y que había malogrado
"su buen entendimiento; por no haber imitado aD. Baltazar García Bos,^^
"cuando fué gobernador del Paraguay que en un todo se sigetó á los re-
"verendos padres; y le valió muy crecioa porción de caudal, porque des-
"de que llegó á la ciudad de Santa Fé, entregó al padre procurador de
"misiones toda la hacienda de géneros y mercancfas c|[ue llevaba; y éste
"los despachabaen las embarcaciones de dichas misiones Á aquellas
"doctrinas, y especialmente á- los cuaisro imeblo» nombrados que están
'^as inmediatos al Paraguay, y con las demás crecidas j^orciones de
"efectos y mercancías, que se conducían de cuenta de' dichos padres
"para el mfico ^ue tienen con los vecinos de la Villa Rict^ y la de Ca-
"rc^ati, embebían también los que perteneeian á-di<^o-D. Baltazar, y'
"cobraban los padres el importe en el mismo efecto de yerba y demás'
"cosas, y las conduelan por su mano^ y en sus mismas embarcaciones
"al procurador de misiones del colegio de Santa Fé, y éste las vendía
"á plata^y^leapartaban á dicho D. Baltazar las cantidades ^uele cor-
"respondían, descontados los costos y gastos, y libraba j di8p<mía de
"ellas como le-parecíaj y que todas las remisiones de hacienda y mer-
"caderías para dicha negociación de D. Baltazar, se encaminaban (aun'
"actualmente) por mano, dirección y manejo de dichos reverendos pa^
"dres, y con mas especialidad^ en el tiempo que íhé gobernador de di-
"cha provincia del Paraguay; y afiadió su iíustríslma que en el poco
"tiempo c^ue le duró di<£o gobierno; adquirió mas caudal por este me-
"dio que silo hubiera servido muchos afios; porque como los procurado-
"res y padres curas de dicha» misiones son tan diestoos oomeroiantes,
"procuraban darle mucho aumento á lo que vendían y manejaban de su
'^suenta: y concluyó S. I. diciendo, que si D: José de Antequera hubiera
'fhechoie mismo, taviera^mucho caudal y estimación, y los padres le
'hubieran fíAvorecido y no se viera en los trabtdos que padece, por haber'
"caminado por otras Imeas y desazonado ú dichos reverendos padres.
• " 119. Con estos manejos y facilidad, que tienen los dichos padres
"para habUitar las dependencias y negociados, dominan en los go-
'N[>emadores y jueces, y muy especialmente en los señores obispos, que
"les consignan las remisiones de caudales á Espafia; y por las reeomen-
"daoionw y agencias de los padres esperan y consígaeQ los asoenaos ^
áNT 299
-^ oiii^ores mitran 7 por loffiar ¿ate tan anheludo fia de sos deseos (que
" lo es en la mayor parte de los seQores obispos) no reparan en compla-
^ oer á los dichos padres en cnanto imaginan. Y annqne mnchas de las
*^ ooMs que intentan, lastimAn 1a razón y la jasticia^como los «eQoíes
*' obispos no tienen valor ni oonataaoia para contradecirlos, se dejan Ue-
" vardel corriente, y ai^bradirlas y fomentadas, como lo ha ejeontado
<' el Ilbno. sefior Obispo D. £ray «losé de Palos en varios informes qne
*^ ka hecho; y especialmente en ana carta impresa en Lima y en las mi-
^ siones, qne escribió sn Illma. respondiendo á otra de D. José de Ante-
*' qnera, en qne verdaderamente corrió el seüor Obispo la ploma con
** grande empeño y energía; pero tan apartado de los sucesos, qne no
** quedaba poco lastimada la razón de ver tan gravemente autorizados
<< nnos oasosy v anas ponderaciones, que no tienen mas fundamento,
^ qne el haberlos querido imaginar los que á S. I. se las refirieron o los
'' que qnisieron infiuirlas ó suponerlas.
*^ 120. T para que U8. se sirva de disculpar ésta tan clara espresion,
** qne parece se opone á la modestia y eoñsideraeion, con que -se debe
*' tratar á los seliores obispos; .y que verdaderamente el sigmfícarlo me
*^ euesta muy penetrante oolor; y así mismo para que US. conozca hasta
'* donde se estiende el empei&o y la pasión, me veo precisado á manifes-
'' tar y declarar, que por el afLo de 17¿4 ó 1725, estando el Illmo. sefior
" D. Fr^ José de Palos enla ciudad del Paraguay, escribió al padre Jo-
" sé A^irre, rector del colegio grande de Gordo va del Tucuman. pro-
vincial que habia sido, remitiéndole cuatro ó. cinco firmas en blanco;
cada ana en su pliego de pt^el, para que dicho padre José Aguirre,
que habia sido el factor «y fomentador de los distorbios del Paragoi^,
las UenascL y pusiese todo lo que le pareciera conveniente, y las xe-
** mitiese á o. AL y al Excmo. sefior yirey con las fechas qne llevaban
" del jParagoay. don efecto lo ejecutó eldidio padre Aguirre, agregan-
'' do á «ada firma varios pliegos escritos con largas reliMioues y volun-
*^ tanas suposiciones, todas contratos vecinos del Paraguay. í en Ma-
" drid^ en Lima han hecho grande operación, y se les na dado grande
*' crédito á estos informes del sefior Obispo, que no tienen mas que su
** firma, remitida de quinientas leguas de distancia; esponiendo su ilns-
'^ tfisixna su opinión y su conciencia (sin reparo alguno) al desmedido
^ encocú> de la perspicaz viveza de un sugetb tan apasionado, como lo
*' fué en estas materias el dicho padre José de Aguirre.
'' 121. £ste quizás inaudito ejemplar en un sefior Obispo, es sin em-
^ baigo cierto y constante, y con veraadera realidad y profánda congo-
" jame lo refirió y confesó en el Paraguay el año de 17^ el padre Juan
** Tom;^ de Araos, religioso sacerdote die la misma 6ompi41ía, que fué
" quicEX escribió y,llenoios dichos informes, dictándoselos y ordenándo-
** atíiOA su tio el dicho padre José de Aguirre en el espresado coléelo de
** .CÓKdx>va por el afio de 1725, en elenai se mantuvo sin salir de el has-
'* ta el aQo de 3-726, ^ue pasó al colegio de Buenos Aires el dicho padre
" Juan Tomás; y hasta este tiempo le comuniqué y presenté como pal-
** sano repetidas veces, al dicho padre Araos, en el dicho colegio y ciu-
^ dad jo Córdova, donde asistió yzesidió desde afios antecedentes, co*
** moes público y constante á todos.
** 122. lia letra del dicho padre Araos es muy conocida y clara, y ten-
*' go en nd poder varias cartas y papeles de la espresada letra y firma,
"" que remitiré alguna á US. para que por los medios que le pareciesen
** convenientes, se pueda cotejar con la de los informes, qne tuviere S.
** £. de dicho sefior Obispo, si no los hubiere remitido el sefior Yirey á
^3. M.| y se compruebe mas plenamente la realidad de lo que^Uevo esr
u
u
ti
tt
300 ANT
<^ presado, y de la pora é ingéniui oonfeftion de dicbo padre Tamáei
*' AraoB.
*' 146. Esto es evidoQte y constante, y sin «nbargo ten^ por cierto
'< que lo ignora B. M. y que no lo ^be el Exorno, señor Yirey 6 que se
*^ haUa tan diversa y opuestamente informado, qae estará machas le^'
" finias del conocimiento de la verdad, y la segura evidenoia qae tengo
** de todo lo qiie llevo espresado en este informe con las incesantes eon^
^' sideraciones y sobresaltos interi(»:es que he tenido, y qne en mi nSítu-
^' ral y genio se radican con profímda penetración, me han obligado y
*^ compelido á firmarlo con no peqnefia fatiga, escribiéndolo todo de mi
^* mano y pluma, y hurtando muchos ratos al preciso y noetomo des-
'* canso; porque con la concurrencia de mi casa y repetidos embarazos.
'' del oficio, no pudiese persona alguna llegarlo á entender, ni aan sos-
*^ pecharlo como en efecto estoy seguro de qne i^adie, ni aan mis ínti-
" mes amigos, han llegado á tener ni remota las 6 noticia de lo qae se
'^ contiene en este dicho informe, por cuya razón he tardado tiempo en
'^ concluirlo, y aun me ha faltado el necesario para leerlo, ordenar y
'^ corregir su estilo, porque todo el objeto de mi intención ha sido el de
'- espresar la verdad, como si estaviera en la severa y respetaosa pre-.
^* sencia de US. y no dar motivo á que ningún particolar alcance ni
^^ comprenda estas cosas, ni que en lo público se siga ó cause el mas leve
*^ desdoro á una esclarecida religión, que tan afectuosamente venero y
'^ reverencio, y solo con el de que ent¿ado el santo y recto tribunal de
" US. de todo este contesto pase y dirija este orig^inal 6 su testimonio Á
" la suprema general Inquisición de Madrid, á cayo {uivado Tribunal
'^ tengo dada cuenta desde el año pasado l^ácia un importante informe^
" y que pasarla á sus manos por la de US. para qne por tan preeminen-
*^ te y venerada autoridad, pase á ocupar la real comfvensioii y eat^Hieo
'^ ánimo de a. M. y lá justificación de su Supremo Consejo de Juidias.
^' 147. Y respecto de que podrá ser muy conveniente que el señor Vi-
*^ rey y los sefLores ministros de esa real Audiencia tengan noticia de alr
'^ ffunas cosas, de las que se contienen en ésta relación para el acierto
" de las providencias que pudiesen dar para la provincia del Paraguay;;
** y especialmente para la determinación y sentencia de la causa y au-
'< tos actuados lütimamei^te por mí en aquella provincieb; podrá US. si
'^ le pareciese conveniente conferirles y comunioaties aquellos pantos,
^' ^ue puedan ser convenientes y neoesarios para el mejc» acierto y jus-
" tifieacion de lo que se deliberase deb^^o de aquel recato y sigüo, que
** no se quebranta y que tan perfectamente practica ese santo y leetísi-
*^ mo Tribuna.
'^ 148. Y en fin, vuelvo á i^rotestar á US. con toda la fkerza de mi oon-
" ciencia y con el santo temor de Dios (que en todo ^o que he escrito he
'^ tenido muy preisente) que no me asiste, ni he tenido el mas leve afieo-
" to, pasión ó disgusto ó venganza contra los reverendos padres de la
<< Compañía, á quienes debo especiales favores, y les vivo muy agrade-
" cido; sino que lie procedido en esto en cumplimiento de mi obUgaoion.
'' de la verdad católica y firme que profeso, y por sosegar las inqoietn-
*' des de mi espirita en este particular, y porque el £vino Juez y mi
'' Criador no me reconvenga con el cargo de que callé, onando habia de
^< hablar, y que cerré y sellé los labios, cuando los debia desplegar en
« crédito de la verdad, de la razón y de la justicia."
Siguen algunas cartas que acreditan no habia enemistad entre D. Ma-
tías Angles y los Jesuítas.
A lo que hemos copiado podríamos agregar mucho mas en matería d€t
pruebas; pero no hay necesidad de estendemos tanto para eonclai^ di-:
ANT 304
ffkeaéíO qjcte 1» ejMaoion d«l Dr. Anteqoer» fité nn asesinato prepaiiuld
p<9r las paeáones y las calosmias. Eu la obra de) Dr. Vigfl se encuentra
LA tacha personal de los testigos contrarios hecha por el mismo Angles,
y Ise contestaciones dadas por Anteqnera destruyendo de nna manera
incontestable la serie de aserciones falsas y los errores en qne el Obispo
Palos inonrrió llevado de sn escandalosa parcialidad. Se refutan en la
(Citada obra las imposturas escritas por el padre Charlevois que siendo
Jesuíta no era estrafio formase juicio por las relaciones délos suyos^
cuando el Virey Castelltherte y la Corte misma no surtiéndose de otras
fuentes obraron bajo la influenoÍA de noticias interesadas y falaces, y
sin esperar los datos y documentos ad^ui^dos deanes.
Castellfuerte estuvo en ánimo de enviar á España con la causa al Dr«
Antequera y á D. Juan de Mena; pero recibió la real orden que sigue
del Bey FeUpe Y; y variando de determinación pronunció con la Au-
diencia el fallo que también insertamos.
** Visto en mi Consejo de las Indias, con k» que sobre el asunto á\j9
" mi fiscal, . . se ha considerado ^ne el cúi^iulo délos delitos tan gra-
'* ves y estraordínarios cometidos por Antequera, solo io^ben en un homr
•^* bre, que ciego y desesperado, atropellando las leyes divinas y huma-
'' mas, solo llevaba el fin de saciar sus pasiones y apetitos, y deseo d«
''^antenerelmando de aquella provincia, á cuyo fin la ha atumultuado^
" incurriendo en tantos o^os delitos, como en el de lesa magostad, no
** siendo de menor calidad ó graVedf4 el haber arrojado Á los padres de
** la compaJIía, por verse deeprecii|a4ia nna relieion que en esos parsge^
** ha reducido al verdadero conocimiento de la ley evangélica tantas alr
^ mas. Y aunque se ha t^nsidexiMlo también, que en abono de dicho An*
^ tequera pueda haber pruebas qne desvanezcan la gravedad de esto^
•^ delitos, en el de rebelión y alteración^ no hay prueba ni cansa que
** pueda dar colorido ni mu^ur la especie de delito de lesa magostad, j
^* no habiendo duda en esto, tampoco la puede haber en haber incumr
*^ do en la pena capital y confiscación de todos ftüs bienes, y lo mismo
'< los demás reos; pues cualquier castigo que se haya de ejecutar, con-
" viene que sea luego ú la vista, ó á lo menos en ese Beino,para que
'' sirva de escarmiento á otros, y ^.o se de lu^ar, á que la dilación se^
** causado que no se castigue^ ror cuyos motivos he ¡resuelto, que i^o
" obstante 16 mandado por mi real despacho de 19 de Jjalio do Í7i¿5 sor
** bre que remitierais á Bspafia al espresado Antequera, suspendáis esta
** providencia, y procedáis en los ^utbs con acueroo de la l^al Áudien-
^' cia, pues aunque se ha considerado ser tantos v tan graves delitos, sin
" oir á dicho Antequerá y demás reos, no se pneae pasar á sentenciarlos,
" y mas teniendo este sugeto hechos autos. En cuya consideración,
** oyéndoseles á los reos, y 8ustanci;^da legítiíj^ai^ente esta causa, procer
^ dereis con acuerdo á uar sentencia, la que ejecutareis, y dafeis cuenta
*^ eon los autos á mi concejo. T os encargo y mando, que en el .caso de no
^ haberse preso al dicho Antequera, se ponga talla á vuestro arbitrio,
^' para que por medio 4o ella se logre Buen Betiro. 11 4® Abril de
i' 1786.— ro eí iíey,'^ '
** Vistos: Fallo atento á los autos, y al mérito de dicha causa, y lo que
^ de ella resulta contra el reo pr. D. Jpsé de Antequerá, que debo con-
^ denar y condeno á que de la prisión y cálrcel donde se halla, sea sacar
" do con chía y capúsí en ibestia enlutada, y con voís de pregonero que
*' manifiiestje su defíto, á lá plaza pública de esta ciudad, donde estari(&
" puesto el cadalso, y en él será degollado hasta que naturalmente mué-
'^Ta;yatíí minno le condeno Á con&cacion de bienes, aplicados estos por
A< mitad tf la Ctoara de 8. M. y gastos de justicia. Y por esta mi senteár
802 ANT
•'' cia d^nitivamenta juzgando de él, pronrmoio y mando con el acaeido
<< deeeta roal Audlenoltfi que se ejecute^ am embargo de la Bapliea6ion.~T
MarquéB de CatteUfuierte.
** Sefiores del aonerdo de esta Beal Audienoia, Dootor Don José Qa/a^
f^ tiago Ooojoha, Marqués de i^asaconeha, Dr. D. Alvaio NaTia de Bola*
'* fioB y Mosooso^ D. Alvaro Gavero, D. Alvaro Bernardo Quirde, j Den
*^ José Ortiz de Aviles, Presidente y Oidores de esta Beal Audiencia^ tor
** dos los que firmaron dicha sen^noia ent la ciudad de los Beyes del
" Perú^ Martes tres de Julio de mil setecientos treinta y uho."
De lo que aoónteció en la plaza mayor de Lima el día de esta ejecución,
dl^os cuenta con algunos pormenores en el artículo tocante al Virey D.
José de Aimendaaris marques de Castellfuerte. El lector puede también
ver el artículo ''Ángles'' én lo relativo á los procedimienros y abusos de
ios Jesuitas en las misiones del Paraguay en la época £ que se contrae.
Péndrenlos fin al presente insertando las Beales órdenes en que Gar-
ios m declaró á Autequera honrado y lealnúnistro, y concediendo á sus
parientes pensiones pagaderas de las rontas de la estinguida oompa&ía
de Jesús en Lima»
** Excmo. Señor: — Con fecha 7 de Agosto del afio prójpmo pasado de
** 1777 se I^e coipunicó 1^ ^al orden, cuyo contenjlao Uteraf es d 8i<»
^' guíente;
'' Bustrísimp Señor: — J^ con3u}ta del consejo de Indias de 14 de Di-
'' ciembre del a^o próximo pa^^ado relativa alas soUeitudes, que hioie-
" ron los parientes de D. José de Antequera y Csstro, protector fiscal
" que fué de la Beal Audiencia de la Plata, y Juez pesquisador, despa-
'' chado contra el gobernador del Paraguay D. Diego de los Beyes, sobre
" que el Bey se dignase declarar á dicho D. José de Autequera por
^' bueno y fiel yi^inistro, y por injusta la persecución y maquina^onssoon
'' que los regulares esptdsos consumieron diese su vida en un p6blico
'' suplicio en lima, se sirvió S. MT conforme á lo que ha resultado del
*' proceso que pxaminó e) mismo consejo con la mayor escrupulosidad,
" declarar ^ aqnel nunistro po^ ii^ocente de cuanto se le atribuyó en la
" cansa ^ue le nicieron^ y fomientaron los regulares; y que fué recto, y
f' leal ministro, procediendo en todo con amor y celo 4e su real servicio;
" y siendo el áíiimo del Bey también qué qu,ede radicado en la fiMníiíg^
" del referido D. José de Ajutequeray Castro el hospipj bnenamenM»ia
" de este Justo ministro, se dignó resolver atendería a los sujetos que
*' probasen ser sus parientes, con las gracias ^ue S. M. tuviese á bien ais-
'* pensarles. Consecuente á esta real determinación se presentó D? Cía-
" ra María de Vargas y Castro residente en Madrid, esponiendo ser so-
" brína segunda del citado ministro por linea materna, y solicitando que
f* asi á ella, como á su hija D? Juana María 4e párdenas se le coniBediese
f* alguna pensión a^ual para poderse man^ner^ respecto á qu^ su niari*
" D. Manuel Antonio de.Cárctenas se hallaba sin destino, y probado por
*^ el,consejo de ^dias el parentezco de esta interesada con el menciona-
" do D. José de Antequera y Castro, se ha dignado S. M. sob|:e consulta
f* del mismo TMbon^ de 9 de Julio antecedente, conceder i la ennneia^
" da D? Juana ataría de y^gas y C^tro la pensión vitalicia dedooe
" mil reales de vipllon j[^i]af¿lea desde ho^ en adelante, situada sobre el
" ramo de temporalidades de los estingnidos jesuítas, hereditaria por sa
f* falta á su hija D? Juana María de Cárdenas; y en su consecuencia lo
f' aviso á U. S. I. de su real orden á fin de que disponga se verifique sa
/' pago por las oficinas de las referidas temporalidades á que coxreqpon^
f* ,q^ de inodo que quede cumplida la voluntad del Boy, qne niira en el
ÁNt US
^' todo ¿ dar mift justa idea áiA amor, celo y mejores eervioioe de aqnel
'' desgraciado ministro."
''Cuya real orden, habiéndolapasado al Consigo en el estraordinario/
" acordó la viese el sefior Fiscal D. Pedro Rodrigues Campomanes, y coa-
** sieniente á lo que esposo, con examen de todo, hizo consulta á B. M. en
" 16 de Octnbre del propio afio, con el dictamen qne tnvo por conve-'
** niente, á lacnal se sirvió S. M^ tomar la real resolncion qne signer
'' Sin embargo del parecer del Consejo, mando se lleve á efecto mi re*
** dolttdon, con la cslidad de que la asignación qne tengo hecha á DoífiB
'^ Clara María de Var^^ y sn fiyW, se Satisíaga de las rentas de las casas-
" de los regulares estmtos del Perú.''
** Bfabiéudose publicado en el Consejo en el estraordinario celebradoT
" en 16 de Marzo próximo pasado, acordó se cumpliese lo que 8. M. man»
" daba, y ^ue á este fin se diese la orden conremente á la junta superior
** de esta ciudad, quien dispusiese se ejecutase el pago ae la pensión
" asignada, haciendo el prorateoy que estime conveniente entre las ren-
" tas de las casas de los que fueron individuos de la estinguida compa-
** fiía del Perú. — ^De todo lo cual prevengo á V. E. con acuerdo del* Con-
** sejo, para que haciéndolo presente en esa junta superior, disponga suf
" ^ecucion y cumplimiento.
'Tdíos euarde á Y. £. muchos afios, — Madrid 1? de Abril de 1778. — ^Don
'' Manuel Ventura Figueroa. — ^E. 8. Don Manuel de Guirior, Virey del
« Pera."
''El Bey se sirvió declarará D. José de Antequera y Castro, protector
" fiscal que fué de la Real Audiencia de la Placa y luez pesquisado r, des*
" pachado contra el gobernador de la provincia del Paraguay D.]>iego de
" los Reyes por bueno y fiel ministro, y por injusta la persecución y ma-
''quinaciones,con que los regulares eepulsosconsignieron diese su vida
"en un público cadalso en esa ciudad de Lima, y con este motivo,mandó
" S. M. se atendiese á los sugetos que probasen ser sus parientes, con las
" gracias que ftleben correspondientes.
''Bn este caso se hallaba t>^ Josefa Marfa Leandra de Vargas y Romero'
" k^a de XX José Vargas y Castro, capitán que faé del Regimiento fijo
" de Oran; y en esta atención y en consideración también á la indigen-
" cía en que se halla esta interesad% se ha dignado 8. M. conceder
" á oonsmta del Consejo de Indias de 19 de Junio próximo anterior, la
" jienaion vitaUoia de seis mil reales de vellón (6,000 rs. v. ) en cada un
" a&o desde el dia de la lecha de esta orden, situada sobre el ramo de
" temporalidades de ese reino del Perú; y en su consecuencia, preven-
" go a U« 8i de orden del R€^ ^bsponga por todos los medios q^e sean
" necesarios, se Heve á debido cumplimiento esta gracia de 8. M., ha-
'^ciendo se entregue esta asignación ala persona que represente ser
'• parte legítima en virtud de poder de dicha D? Miffía Josefa Leandra
''de Vargas y Romero.
" Dios guarde á U. 8. muchos afios.— Madrid 6 de Julio de 1780.^--Jbss
" de Galwg* — 8enor visitador general del reino del Perú."
i^SWKiÚ^Dov^iCOJAg: nacido en Sevilla, eh 1617.— Estudió en dicha'
oiudady en Salamanca y toé discípulo de D. Francisco Ramos del Mañ«
sano. Escribió y publicó la Biblioteca E^spana, vasto índice de autores*
españoles desde el imperio de Augusto. La segunda parte ó Biblioteca
nueva la dio á luz en Roma en 1763. Comprende á los que eScribieMn-
desde &afio 1500 hasta 1684. Adicionó esta D.Ambrosio de la Cuesta ca-
nfyaago de Sevilla, y en ella se encuentra noticia de muchos autores que
mtMNm del Nuevo Mondo, su descubiimieiito^ conquistai &, Animiftwo^
304 ANT— AN¿
délos amenoanoB di^os de memoria por su» grandes estadios» indicaiiiáor
las obras que escribieron: entre ellos se encuentran .35 peroanos y 19 na-
cidos en los demás Estados sndamerieanos. Murió ÍT. Nicolás en Madrid
en 1684. Fué omzado de la orden de Santiago, oaailDigo de Sevilla y Fis-
cal del Supremo Tribunal cto Cruzada, habiendo sido en 1654, Agente
general del Bey Fslipe IV en las Cortes de Boma y Sicilia.* Gastaba svt
renta en libros y llegó á contar 30 mil volúmenes en su^biblioteca.
Airrf ASO— IBl CÁPrtAK D. Sebastian— nacido en Yiscaya, y se avecina
dó en Lima en 1673 siendo muy joven. £1 terremoto de 13 de Noviembre de
1655 babia destruido el local en que los negros angolas tenían en IAdow
nna eoíhidia en el sitio conocido por PachacamHla, y solo dejó en pié un
paredón en que un negro' babia pintado en 1651,1a eñgie de Jesucristo'
Crucificado y de la cual se contaron después muchos prodigios. Bsgo de
una ramada que construyó Andrés León en 1670. formiaudo una pobre
Oapilla que mandó destruir el Gk>biemo eclesiástico, se daba culto á*
aquella imagen; y el capitán Sebastian de AntutLano queriendo hacerle
un templo compró á censo redimible tres cuartas partes del terreno do
FachacamiUa que ocupaban unos ruinosos s<dare«, pues lo restante de él
servia de rastro ó camal de cameros. Al poco tiempo D. Diego Manri-
que de Lara quiso anular la enagenaeico^v porque fonnando parte de un
miayorazgo, no habia debido hacerla P. Diego Tebes nraarqués de Casa-
res que lo poseyó antes como nieto de D? Juana Cepeda fundadora de
cUcho vínculo. Antufiano logró arreglar la otlestión y con Ucencia del
Bey en virtud de consulta del Consejo de Indias fabricó un conventillo*
y una pequefia iglesia que dedicó al Se&er de los Milagros '^ó de las Ma-
ravillas.'' mejorándola después del gran tembl<»r de 30 de Octubre de
1687. EÍ Cabudo deLimaiisó por patrón y defensor al Santo Cñsto de
los MUagros autorizando^ lá procesión que hasta ahora se hace anual-
üiente.
D? Antonia Lucía MaldOiíado y Verdino natural de Ghiayaquil habia
fixnnado un beat^ti^ de Nazarenas en la cuadra de Monsonrat, el cuál se
estinguió por disposición del Consejo en 1698 á causa de que no tuvo
peixiilso para esttfMieeerlo. Con este motivo las beataíB de que se eompo-
nía pasaron á ocupar la casa levantada por el eápitan Antu^&ano. £ste
eonsi^aió,. por penauta en 1699, aquella parte de sitio contiguo que yii^
niBneiottamos^ y trasladó el Camal á un luAar fircmtero que se d¿M>mi-
né ''£1 raslaro nueva éb San Marcelo^' con lo qii« pudo dAr mayor estén-
sien al beaterío^: , . ,
D? Antonia Kaldomado fué la Superiora con el nos^re de Antoniádel-
Espíritu Santo, y pensó de acuerdo con AntaüflaBLOr en elevarlo á Monas-'
tcoio: pero ambos fiiIleciexo>n sin haber podido allanar los inoonvenientes^
de f^ta de rentas y otros que se les opusieron. Vino á realizarse en el
afio de 1730 con las licencias competentes. — Véa9eD$irmaii¡ieede CáfüiWMf
m M^urvet.-^ VéaMMUáonadú y V^á^^o, m J»ímkt.
AHTIJftBZ Y ACXTEl^O^— DI Bafael — ^miembro del supremo consejo
dalas Indias. Publicó en Madrid ea 1797 mi ol»:a '^Memorias h^tv^oas
sobré la leeislaeion meseasitil y ciatos impibvtaiites del oomezcíj» de espa-
lla oen la Aménea.
AUMSWI— El. Dk. D. í'séáxdsco Tomás ixB^natunal deBJjqla oi-
dor de la Auffiemeia de BuiSiiés Aires á fines del suplo pasado. Vino á la
ó» Limia de regente por júbilacdon de D* MaimeTAntonio de Arxedoii''
do y, tomó posesión 4es««niplfia;<^l6 ds Julio de 1@16. Twr^hoMnw
áNZ 305
dé consejero del aaprenio consejo de ladias, y fué ol úliuúo legeirte; Bé
retiró á ¿spa&a en 1<8'¿L
JJI21JEBZ flEIEiqUEZ ML ff AHPO-EBD^aHd— ¿l Cafitají D. Pk*
i>RO — anacido en la villa de Gisueroe eu el reiiio de Leoii; y miembro de
tina antigua familia. Su venida al Perú fué despnee de. i^a tonquista. ala
que ninguno de loe historiadores y cronistas eito hechos orne le deshon-
ren ni hagan Odiosa sú memoria. Se lee en Jas décadas de Keftera ^'qae
era persona de juicio y suficiencia, solá&do muy esperiifteutado en la'
euerra de las Indios y mu^ grato ú P. Fíaacisco Pizanrau" No hemos har
Üado noticia de su anterior carrera, ni sabemos «1 militó en M^icod
otros territorios. Le encontramos por primera vees satien^ de Liña pa-
ra Bspftila de érden de Pizarro con el objeto de nartii^ij^ár al Bey el a^-^
{amiento general de los peruanos en l.'í35 j hallarse eitiáda por ello»
ia cindad del Cuzco. No se coutn^o su comisión solo á este mensage: el
astuto gobernador inqnieto y recoloso con que el mérito y ambición de
D. Diego Almagro fuese un obstiículo para su ixjuáte deseo de 9/dK,jLñi-
co en elmando del Perú, encargó á Anzurez recabase ana érden real ^o-
ra que ^mbos eaudillos permanecieran donde estuviesen al recibirse ese
mandato, mientras . se se&alaban debidamente los términos de sus res-
pectivas gobernaciones. Anafres negoojió y obtuvo, la «ipc^tpcida eédolsí
que encerraba el designio de qne Alma^zd no piidiefa moverse de Chile;
materia que hemos tratado yá en el articulo correspondiente á D. J^ego.
Trajo Anzurez otra cédula revocfmdo la. facultad dada á Pizarro para
nombrar por gobernador á falta «uya á D. Diego Almiu^Oy y oonfinén-
doeelapara poder hacerlo en favor de sus hermanos Jamando ó Joan
Pizarro. Así mismo fué conductor de unas ordenanzas reales para el
buen trataíni^nto de los indios, ratificando lais que otras veoes se «abian
enviado á D. Francisoo Pizarro sin que prodcyesen los eléetos propues-
tos. También alcanzó una orden para que por 5 afios no se. cobrase mas
del diezmo al oro de minajs de los conquistadoces y póbladoies. ¥ dife-.
rentes otras cédulas por las cuales concedía el Empertidor y Be^ escod<»
de armas Á Pizarro, títulos de cindfMly armas para Ltmi^ Tcujillo, Pin-
ray Quito; fcnrmándese. el blazoiipora Limado tres eoronmí de oro ^i¿
campo üzul con una estrella encima, y escrito en la orla color rojo: "Soc,
iignum veré Me^mm c9tP dos águilas coronadas eran el tiembre. Preseñt^
por óltlmo los despachos supremos que en la corte se le fiÜe)ron para los
regidores que componían el Cabildo de esta ca^it^ ., . . . , ^
Malogrados todos les proyectos de avenimiento que se promovieron
Cuando se hallaban en la provincia de Cállete el a&o 1537 los ^ército^
de Almagro y Pizanro; y habiéndose retirado el primero para el interior^
Hernando Pizarro nlarché en su seguimiento yllevó consigo al capitán*
Anzurez del Campo-Bedondo. Este tuvo parte eu la ocupación de las ás-
peras sierras de Guaitará que loa de Almagro no supieron defender ape^
Sar de que intentaron hacerlo. Se halló después en la campafia sobre eí
Cuzco y concurrió á la batalla de las Salina el i^ de Abril de 1538 cuya
victoria fué dba los Pizarros sucumbiendo Almagro. , ,. • .
Pedro Candia con una fuerte columna salió del Cuzco en^l mismo i^o
4 emprender el descubrimiento y conquista 4e un país remoto por Lo-
yante. Esperimentó muchos contratiempos y desgracias en un territo-
rio herizado de dificultades por fragosidad y. falta de sendas transitables»
Cansada su gente de sufrir peligros^ privaciones y hambre, llegó á que-^,
•brantar la disciplina por consecuencia do su desesperación. Candía se vi4Í
firecisado á regresar y vino á hacerlo por la provincia de Carabaya. Esta
ropa la puso Hernando Pizarro á órdenes do Anzurez, quien aumentán-
Sm ANZ
áola mnoho y llevando algauoB negros y miles de indios, albrió de nnevo^
la jomada qao segon Qamlaso se dirigía á Mussn: íMojos) el cronista
Herrera incUca esa región con el nombre de ''Ambaya' j>or que así la de-
nominó ana india que indi]do á Candía átal empresa. £1 Inca Tnpanqni
preparó grandes biusas dorante des a1&oB.y acometió la con<][nista de Mo-
jos embarcando diez mil hombres qne bi^arsn [dice Garcilaso] por el
lio Amammayn, y tayieron qne luchar en su vit^e con la nación de los-
**Chuiuim8^* y otras que fueron vencidas apestir de su obstinada defensa.
£1 Inca cuando pehetaró'en los Mojos reduciéndolos ú su amistad, no con-
taba yá ni con la cuarta parte de su ejército. Alcedo tratando del ''B^
ni,'' llama tambienr á este rio el de la **SerpieM^^ y c^^aérva, que Mr. An-
ville le nombra **Amanimapu" por concordar con la relación de Qarcüa-
80. Es error de Alcedo decir que el Beni sale de la provincia del Oazoo'
equivocándola con el rio de la Serpiente, (Amarumayn) cuando el Beni
es^distinto^y formado pe» el rio de la Paz y sus afluentes; siendo el Ser-
Siente el que continúa del Madre de Dios, y se origina en el territoria*
el Cuzco. La fama del oro de aquellos paises^inquietaba á los conquis-
tadores, que por cierto no hicieron por esténder la fé católica ninguno^
á» los eknerzos á ^ue los conducía su~ desatentada codicia. Y así sin ca-
BUHOS conocidos m conductores se^uros^ se lanzaron' por entre espeso»
bosques, cenagales y precipicios ái>uscaff' sin nociones ciertas un objeta*
deseado, y por soleaaaes donde era ñiotible perecer eia. llegar á encon-
trarlo. Esto ñié lo hecho porCá^ndia: veamos ahora que la misma suerte
enpo al capitán Pedro Anzurez del Campo-Bedondo no obstante haber si-
do hombre de inteligencia muy superior ala del otro.
ibizurez se dirijo ^Carabaya donde completó sus provÍBiones y pre-
parativos; y por Setiembre de 1538 dio principio á su incursión. Abri<^
ttna carrera de penosísimos contrastes por que conforme fiíé internán-
dose crecieron loe obstáculos con que la naturaleza de aquellas monta-
fias rechazaba á los tenaces aventureros. Selvas melancólicas y cerradas,^
descensos violentos y cuantar aHemativas son de innginarse, en un-
país desconocido' y salvage; todo les hizo esperimentar una sucesión de
peligros y contradicciones que para superarios parecían impotentes la
mano del hombre y los recursos de su constancia. Son pormenores quo
se prestan ala duda, los que algunos cronistas dejaron estampados^
en sus apuntjunientos sobre esta jomada, como si hubieran querida
provocarla incredulidad escribiendo cosas que mas que exigeradas, po-
drian tenerse por ideales ó ficticias.
£1 caudillo en' lucha con tantos escoUos los iba dominando á medida
que se multiplicaban; y se vigorizaba mas su ánimo cuando le salian al
paso inconvenientes de mayor fuerza. El rompió y penetró por espesos^
bosques, abrió veredas, rodeó pantanos y con riesgos inminentes montó
sierras fragosas y empinadas cuyos descensos eran mas bien despelLade-
ros y precipicios. Las fatigas del trabajo, lo insalabre de aquellas regio-
nes, los malos alimentos, las enfermedades que hicieron desaparecer &
muchos espa&oles y ne¿ros, lo mismo que á centenares de indios, fueron
produciendo, como era- de suceder, el^jansancio y el desaliento. En los
mas estrechos conflictos, en el peUgro de diferentes rios cruzados en
balsas que hubo que construir, y cuando el disgusto mas se hacia ver en
los semblantes nunca fué ineficaz la voz de Anzurez, cuyas promezas,-
eonsuelos y esperanzas, se admitían con fé sincera y respetuosa. La des-
nudez y la esease»de víveres se agravaron en breve, y sobrevino el ham>
Bre que puso á esa gente en la forzosa necesidad de comerse los caballos
que monan; sin embargo jamás asomóla indisciplina y menos la sedición,-
pos. que el jefe conocía el modo de hacerse estimar y obedecer y nadie
ANZ 307
ivertí» qiMyas oontni él. Peco al fin tavo Annues que lendirae á,la adr
vemdjM. y oonveucerae 4e guo no alendo dado hacer mas, tenia qoa
adoptar el único recnrso eqpedito one íné el de desistir de una empresa
onqnela soerte lo reoUaMlMt de todas maneras.
Mabia tenido yarias rofriegas cod los Indios on jas flechas le ocasioni^
•ron algunas lugas: el mas considerable de estos encnentros faé en el pa*
;BO de nn caudaloso rio qne el cri^nista Herrera llama 4eJloe "OmapaioatP
y creemos seria elBeni. Ocho días tardó- Anznrev en pasarlo con sos bid-
sas combatiendo la resistencia de nn ei\|a(Qbre de indios ambulantes
.queíh^ban y desaparecian por entre las brellas sin saberse nada de su
^dirección, ni paradero.
Ko hallando masque campos solitarios 6 aduares distantes abandona-
dosy y vestigios de tu^nnas sementeras destruidas, se tío la espedicion
acosada por un hamore mortal, ^ cuando Ansprez ignoraba donde ha-
llaría recursos que cada día consideraba mas remotoa. Determinado á
regresaise, empBsndié nna lastimosa retirada |por la m^íi^u oriental del
;Beni sirviéndole dc^iige el parecer de alj^un mdio prisionero; y anros-
trando dificultades incontalueSy en medio de copiosas lluvias, llegó al
país denominado Chuquiabo (territorio de La Pas.^ Perecieron ouatxa
Snií de los indios que le acompaliaron y 143 espaHoles: los caballos moer-
tos consnmidoa por los soldados fueron 340 y muchos indios oomieroii
4)ame humana desesperados de no poder mantenerse con yerbas. Entra-
.fon finalmente en Ayabiri donde Anzures encontró tropa y provisio-
nes con que iba á áleanaarlo Gaqpar Eodrigues de Campo-Sedondo sp
jliermano*
Habiéndose trasladado al Ouzc<^ le ordenó el gobernador B. i*rancisoo
^aano marchara ^ la provincia de Charcas de su lugar teniente. All|
fundó y fiormó la villa de Chnquisaca atlo de 1539 en el mismo sitio en que
«existia un pueblo de indios del propio nombre. Llamáronla 'la Plata*
loe primeros vecinos con ocasión de una oélebce mina qne estaba en sos
loeroaniaa.
Cuando en 1541 la muerte del gobernador Pisarrocausó grande impre-
iMon en jCniuquisaou, se hallaba ausente D. Pedro Anzures empefiado en
/descubd^ la nación de los ''Jnries'' en la parte oriental de Tnoumán. Los
arecinos indignados con aquel suceso, y deseosos de oponerse á la usur-
pación de D. Diego Almagro, el h^o, le invitaron para que abandonando
pov lo pronto sus proyectos, regresase con la fuerza que le obedecía áfin
xie cooperar á la destrucción del bando que de nuevo alborotaba el paísu
£1 capitán D. Pedro Alvarez Holgnín ¿ lacabeza de nna espedicion que lo
filé encargada por Pizarro, iba á internarse en el país de los ''Chunohns''
para poner en oora tercera vez por una dirección oesaoertadi^ la conquis-
ta de Mojos. Holgnín fué rogado por muchos vecinos del Cuzco que os-
aban emigrados en Ayaviri, para qne retrocediendo volviese al Cuzco
por el imperio de las circunstancias. Prestóse á ello, llamó también é
Anzurez, y vino á organizar mayores fuerzas como capitán general. An-
zurez por su parte contramarchó sin vacilar, aumentó en Cnnquisacay
otros puntos, el número de los soldados que tenia, reuniendo el mando
£TL su persona con acuerdo de Pedro Hiuojosa y Gareilaso de la Vega, y
deijando el gobierno de Chnquisaca al capitán Martin Almendras, xa á
este lado del Desaguadero, so encaminó á Arequipa: aÜi adquirió algu-
nos recursos y dejando en buen orden este pais, que se habia prestado al
partido de Almagro, subió al Cuzco con prontitud y se puso á órdenes
de Holgnín quien le hizo reconocer por jefe de una parte de la caba-
Ueria.
Anzurez salió con Holgnín á campaGa contra los do Almagro, y debido
^08 ANZ-'AÑA— APA
á la inadvertencia y ertore» mUitaree ele este, pudieron transitar pex'
Jauja con fuerzas inferioree burlando al ejército de Almagro. Abanzaron
én marchas Teloces basta Huaráe donde Hobraín recibió al gobemadoc
D. Criatoval Vaca de Castro que vino de Espa&a nombrado para de-p
sempefiar este cargo en el caso de íaltar Pizarro. £1 emperador escribió
carta particular á Anzurez haciéndole eomo á otros preveneionea sobre
las cosas del Perd. Vaca eon la división de Holguin y otra ^ne desde
Chachapoyas 'tra;fo á Hnaüas 1>. Alonso AlVarado, se dirigió ú Jaig^
donde establéelo 'él campo del ejército q«e lié óbedecia, y en seguida Imí-
jó á Lima con Anzniez ¿ñn de hacerse de mas tropa, adquirir divorsos
auxilios y aprontar la escuadrilla existente en el Callao, ^e Lima envió
á Plura en eomkiien ft D Pedro Anzuréz, quien á su regiese tn^o 18 mil
pesos procedentes dé im secuestro beóho allí á D. N. Santiago cómplice
de Almagro. Por entonces Diego Méndez que habia ido á Chuqiiisaca
representándola D. Diego Almagro, sometió aquel país enel oualc^rci-
tó mucha» venganzas y persecuciones. Despojó á D. Pedro Anznrez de
su repartimiento, y se apoderó de los bienes de los que militaban en. el
bartido contriupio, volyieBdo al Ouzco eon creeidos cándales. Vaca de
Castro dejando su» cantones de Jai^a' emprendió sos movimientos con"
tra el ejército de Almagro, y después de ocupar Gnamanga, yá en el
óamx)o de Chupksy destacó con ñierza sobre ñnas altoifas que eon-venia
guardar, al capitán Nnfio de Castro reloKrzándolo Ine^ eon la tropa de
Anznrez. Empellóse la batalla en qué este capitán se distinguióoon la sec-
éion de caballería qiie mandaba, y sa^ió con ana herida ^e lo puso en
peligro. Fué la batalla de Chupas apocas leguas de Guamanga el 16 da
Hetieinbre de 1542, quedando el gobernador vaca de Castro con. la victo-
ria, y desapareeielido para siempre el 1í>ando de los Almagres.
Se asegura que Ans&urez y su hermano Gaspar Bodríguez del Campo-
Kedondo, siendo parientes y de intimidad con Vaca, opinaron que debia
eondenarse á muerte á D. Diego Almagro. Garcilaso se equivocó al es-^
cribir ,qne D. Pedro Anzurez murió en la batalla Chupas; pues no cabe
duda qtle desde Vilcas lo envió para España el Licenciado Yacaá dar
^nenta al Rey de la victoria y demás sucesos del Perú. Nada sabenios da
su suerte posterior, ni cual fué el término de su vida. Véase— Almagrot
-^l hJ^ih* y Bodrigw» — Owpar.
AÑASCO-^ El/ PAI^RK Pedro de— de la Compafifa de Jesús, nacido en
Limaj misionero celoso en la conversión de los Indios. Escribió arte^
catecismo y vooabnlario en varias lenguas para la enseñanza de la fé
católica. El maestro Gil González Dávila, dice que el padre Añasco faé
hombre de acreditadas virtudes. Murió en Tuoumán en 12 de Abril de
1605, á la edad de 55 años. Fué hijo del capitán D. Pedro Añasco natu-
ral de Segovia fjne vino de Gnat^ala en 1534 c(m el general D. Pedro
Alvarado, e^guió militando én el Perú, comandó á los de Chachap^oyas
en la campaña dé 1553 contra Francisco Hémandez Girón, y falleció en
Lima en 1576. A su descendencia perteneció la familia Castilla Altami-
rano, rama materna de los Bravo de Lagunas y Castilla.
D. Bernardo y D. Alonso Añasco fueron' alcaldes de la Santa Hennan-
dad de Lima en el siglo ICVII: elegía el Cabildo anualmente para este
cargo personas de dis^in^ion,
- AFARICI9-^I^. CnistóvAL— Fué uno de los eclesiásticos indígenas
que citó con alabanza el celebre literato D. José Ensebio Uáno Zapata
^n. el discurso preliminar de sus laemorias históricas. Aparicio fué cura
de la doctrina de la Barranca: -habia estudiado, con notable aproyeclva-
APA— APE-APU 809
.mMmm¡io* j ék «Bobitpo D. Franoiseo Antonio Eseandon' le confirió el en*
«aargo ae enaeliar á ana familiares moral y latín en cnyo idioma esa aqnel
jDuy cenado.
ATABICIO— £1 lioenoiado D. Joeé Orejón. Natnial de Haaefao. Fué in-
telyíntÍHimo organieta» y ae eree que en el U|do panado níngnno le ex-
pedió en eonoeimientoa y destresa no aolo en S Perú sino en'Sapana:
APAU€i#— Fray PBDRO-^BeMgioeo dominico del convento de Ijima.
Se hizo tan perito en la Qaechna que piedicab|i en eee idioma ioon mn«
día fSMtlidaa. Compuao nn arte, voeabnlário, sermonea S^^é hizo
grandes servioioa ense&ando á loe indios de loa vaJleB de Tmjillo en los
primeros tiempos de la conquista.
APA8A— Juan—- Jndigena del pueblo de Ayo»ayo piOTinoia de Sicasica
en el Alto Perú.— r^«e Tupae Caimi.
ArBStSAOU ¥ IJB4IMI— D. Juan Fbbmin— Fáise 2brr0 Anaosa, atar*
' AK-HCA— nAYIACmC— Komlffe que tomó un indígena llamado
Joan Santosel eualfné también conocido con él epíteto de ?* Atabuallpa."'
£8te individuo que sostenía ser descendiente déla antigua fiutfilia real
4el PsKÚ, conáguió ser creído de un gran número de los de só raaa, y
anrastió en el inteiior de la provincia de Tarma formidable partido que
lo admiraba y servía aiegameiite. Era hombre andas y astuto y llegó i
disponer á sd arbitrio de las diferentes tribus indómitas por cuy» cíviU-
aacion trabi^aban los misionecos y las autoridades espaftolas. £1 In^^
de BU nacinuento quedó envuelto en dudas y pareceres contradictorios:
tUTÍéronle algunos por natural del depúrtamento del Cusco, otros peí?
kgo del de Gnamanga; y con respecto a sus padres y deudos nada pudo
descubrirse jde ubm manera evidente. As^árase (|[ue andaba prófugo
pór^pie se ie^rseguía como reo de homicidu>. Habitante de las monta-
llaa y de los aduares de los salvajes adquirió entre éfloB tal prestido
que alcanzó la paz v nniñoaoion de bandos opuestos cuándo parecían
perdurables las luchas de caudillos y parcialidades qué' nuqpa halnan
podido entenderse á cansa de la ambición y de opuestos intereses.
. Ijos religiosos de la orden de San Francisco á costa de largas tareas y
de nna constancia sin ejemplo Mesecon grandes progresos v ledii^^eron al
estado social á miles de indígenas que £>otrínalMUi en la fe catóbca y en
el amor al trab^{6 que dábá ya resultados ventajosos. Existían 35 pue-
blos de- estas conversiones; haciendas cultivadas y cosechas de mrtoa
i^^reciables que iban en aumento. Ilaa declarado Juan Sanios restaura-
dor del Imperio peruano, y titulándose Bey de los Andes empezó á ob-
servarse desigualdad en el ánimo de los neófitos por la seducción que
cundía secretamente: y se tenia noticia de alborotos' estraordinarios y
preparajbiyQs de guerra que hacían las crecidas turbas de bárbaros que
dominaban los países fronterizos no conocidos de los misioneros.
• £n tales cisaunstancias imo de éstos injurió v castigó' con indiscre-
ción á pin cacique de los principales: y como qjieoase altamente ofendi-
do se puso de acuerdo con el negro Antonio Oatioa: <qne era su cufiado,
había hecho buenos servicios en las reducciones. • y 8<>'a^a^® aoepta-
eion y popularidad) para fiftvoiecer los designios qsí nuevo Bey y opera»
tm levantamiento contra los frailes y los aradnos estrafios á ' los ihdios»
J^ eapaftoles gobernando el Perú el Virey marqués de YiUagaocia hij
310 APÜ
eieron dos eatradas á las montanas con olementoe snfieienies pica em«
rar favarables efectos. £n la .primera penetró la ídenea hasta eí pneblo
de Éneno: en la segunda la espedicion filé mas numerosa, y oompaestii
de las milicias do infantería de Tarma y tres compañías de caballería al
mando del corregidor de la provine^. En esta yes nna junta de oficia*
les acordó á instancias de los misioneros se construyese un fuerte en éL
pueble de Quin^ri. Animáronse á hacerlo con el ejemplo oenirido en
otro formado anteriormente en la quebrada de Sonomoro: el cual s^nar-
dado por 20 soldados se sostuvo contra un ataque brusco de los sa^m^es
obliguidolos ¿ fugar despees de haber perecido muchos de ellos. Aun-
que esta guamieion tavo después ^ue retirarse á Jaqja no lo bñeo á mé*
Tito de las hostilidades de esos indios, sino urgida del hambre por la fi^
cilidad con que allí se corromjpen los vívelas.
El ufieYO fuerte de Quimin se ^situó por falta de meditación é m-
tdieencia, en la ribera del rio que podían pasar aquéllos en balsas ]^r
pumos apartados, y sin ser sentidos ocupar el terreno de los Amicos y
espaldas del fuerte dominando las salidas 6 imposibilitando una retira-
da espeeiabnent^i en tiempo de Hurlas é inundaciones. ]>ebe agregarse á
^to los inconvenientes que en un conflicto se tocarían para adquirir y
conservar Ips artf culos de subsistencia.
La fbrtificacion de Qdimiri estaba al mando dd cantan D. Falnieio
^ertholi quien tenia en ella 60 soldados. De estos muñeron algunos pw
conseonencia de las epidemias, • y otros por mi^ aUmentadofl; y oomo se
descuidaba el atender con puntualidad á sus necesidades, sobrevino el
desciMitento y la deserción. Aprovecharon de tan buena oportunidad los
bárbaros que reffía Juan Santos, y en 1743 atacaron á los restos de h|
guarnición: Bartholi se negó á las intímaciones con desprecno de las pnn
mesas y amenazas; y cumpliendo su deber, pfneoió en la deáensa con loa
ros soldados que le acompañaban sin que pudiei^ escapar ninguno,
había veríflcado en Jumo de 1742 el levantamieirto de ios indios 4a
las reducciones que al Plinto se s<^petieron al poder é influencia de Juan
Santos, juntándose 4 las hordfN» ^uc éste capitaneaba después de dar
«• muerte á cuantos misioneros y vecmos pudieron tomar. Yemtioinoo pe*
quenos pueblos fueron destruidos, las ebras de Quimiri arnisadas, y
perdido todo lo que eq largas y escabrosas tareas agrícolas se había es-
tablecido y cultivado. Y el dicho rey de los Andes con no poeos candi-
Uos agente&sumisos á él, y Qatica de maestre de campo, pasó desús do*
minios en varias d|repc|ones amenazando á Tarma con una mudbiedum-
bre armada de flechas, y llegó á esteiider sus correrías hasta pisar tei-
ritorio <íp la provincia oe Canta.
Por entonces habla tomado posesión del vireinato el general D. José
Antonio .Manso 4c Yelasco quien sin demora se ocupó de cortar él pror
greso de tan peligrosa insurrección. Envió al interior qna fuerza resper
table á órdenes £)1 marqués 4c B|enahermosa gobernador de la placa oe}
Callao y cabo piinoipál de li|[s armasr Este ^neral hizo dos entradas
una al cerro de la Sal, otra al pueblo 4e Quimui donde se aprehendió 4
los ^ue opusieron alsuna resistencia. Las operaciones en lo sustancial
no dieron résuitadQ&cisivo, y la que se emprendió para avistar y batir
el grueso de indios que dirigía el mismo Juan Santos, se malocró por?
que fué senti4ala tropa que penetraba por un flanco 004 d deugnio de
atacar por retaguardia.
Era imj^sibie combatir, no por la aspereza de tan díñcíles caminos ni
SKr lo copioso de las aguas, que todo podía vencer el sufrimiento de 1ü4
Idadó^ sino porqnelos indios hacian la guerra emboscándose y hUf
jfendo sin prestarse á luchar de otro modo que ocultos y por partidas ei|
AÍIJ— AQÜ-ARÁ áll
espesmas de los bosqaes desde dimde disparaban sas flechas siil
aer descabiartos antes. Taro qne oonf<ninarBe el marqués despaes de ré*
eias fiítigasi oon formar álgnnos ligeros fáertes á distancia, y en pandes
adeonadoe, oolocando peqoefioe destacamentos qne fijasen ana Imea de
frontera. Así seoonsigoió oonl^ner las insurrecciones y que Joan San-
tos no se empefiase en nmevas tentativas. Permaneció en el interior
aitendiendo a sa segoridad, pues ya se cCtaspiraba contra él, yaqnellaflr
JUMSMBes tan diversas en sns hábitos, apiéteeian volver á en primitlvv
aoltoia. lias preeáaciones y malicia de a^tlel candiUo, le indacian á ser
«mel oon cuantos exitaban sus recelos. Htzo matar á Gatlca y á sus ami-^
gpB mas eeroanos sospechando la entregastíi.
£1 Yirey Manso opinó contra el antiguo pfiensamiento de fevantar un»
totalesa en el cerro déla Sal, porque en vano se cerrarfa una puerta pa^'
KB que se abriesen otras en la vasta estension de la mbnta&a; cuando por
€itni parte no habia ritió que dominase todas las salinas, y seria preciso
■neha ñiesza para cubrir düérentes puntos en país mal sano, y conseí^
var libre la línea de comunicación pi»r caminos fragosos y con sitios de
mucho riesgo y á propósito para emboscadas imperceptibles.
^ lios indios Quítente varios a&os no hieieron suidas formales, limitan-'
dose á asaltar á los ^|ae se avanzaban, á tomarse á algunos ganados y
herramientas que codiciaban mucho, para «pararse luego velozmente.'
£1 Yirey oxeó una ^solnmna, que se pagab^lSel ramo de & bula de Cru-
(ada^ y la distribuyó de manera que cubriese ciertos pandes de la fron-
tera> empleando 50 hombres de caballería en cruzar constantemente jpor^
1» ceja de la montasta. Este sistema prodigo ventsgas y el escaimien^
to de los ques<^ian aproximarse.
Aflnesdei gobierno de Manso C1761) se creía que Juan Santos hu-
biese perecido á manos de los mismos bárbaros; siendo cierto que no'
86 supo ni volvió á hablarse mas de él.
iVDBÍAIIi~-FBfiKANBEZ DE Cóia>oyA— £1 Dr. D. Blas, natural de Uv
asa. Canónigo doctoral, tesorero y maestrescuela de esta Iglesia. Fué
juez por autoridad apostólica, en las informaciones para m beatifica-
don de Santo Toribio. Se le nombró Obispo de Santa Práxedis i»
SrtOnm v auxiliar del Arzobispo de Lima 1>. Pedro Yillflttomez. Fa-
Msió súDitamente en 1670, antes áe consagrarse^ y estando selBdado
el dia en que debía hacerse esa ceienionia. Aqumaga á su claro en-
tendimiento reunía Ui mas asidua contracción al estudio.
ABACADI— DoiT FBftircraoo— vecino de Lima.- Díejó un legado oon el
oÚeto de que se fikbriease ima casa de arrepentidas Im^o el título de la
''Concepción;'' además ¿ete mil pesos ensayados/ como capital para sos-
tenerla con su producto^ y mil pesos para renta de un capellán. La fún-
^teoion no tuvo efecto^ v aquellos recursos se emplearian en beneficio de
los monasterios, según lo previno Aracain para el caso de no poder eri-
girse la cas» que proyectOé-^FásM CastUlo, él Padre Fraiwi9co m.
ABAHA— Dosr Dúbqo. Sefior de la casa de Arana en Yiscay a: militar de
Énuoho crédito en Chile, y que tomó después el hábito de San Agustín
en el convento de Lima a donde vino conduciendo presos á D. Alonso*
de £roillay al afiBunado capitav J>, Juan Pineda por loe motivos que sa-
brá el lector enterándose del artículo relativo á dicho Pineda.
AUIA— Don Pbdro db— Fué á Quito con tropas b^osu mando á con-
secoenola do babor podido 1» Audiencia auzilioe al Yíiey del Perú Don
312 ARi
Gareia Hurtiulo de Mendoza, maíq¡aéñ de Oafiete por que el Tecincbrro
de dielm ciudad apoyado en el oabUdo, leeisiió y se opnao al estableci-
miento del impuesto denominado ''Alcabala" que Cfa muy antisno en
fispafiá, y el Uey Felipe H por oédnla de 1? de Noyiembie de JJSSl orde-
nd se eslendiese á sos dominios de América para atender á gastos naya-,
les. £n nn opúsculo publicado por D. Pablo Herrera, hemos leído que él
presbítero OrdoAesen.sQ obra ''El Clérigo agradecido" dice que el do'
siguió oculto de aquellos moTimientos fué proclamar la indiq^endenci%
enviando un coiñiaionado á Inglaterra en demanda de apoyo j aimÍM¿
Como quiera que sea, sublevaao el pueblo y apoderado del PaLaeio del
Gobiemo; fué i>re80 el Presidente Dr.D. Miguel Barros de San Millany
Ipa oidores tuyieron que ocultarse. Otro escritor moderno refiere que se
trató de proclamar por monarca de Quito áD. Diego Carrera hQo de la
ciudad muy estimado de todos: y que el encono, que mefóvó su negatíva
fué tiü que el pueblo le hizo azotar ]|^r, las calles asegurado sobre uu
asno^ Debi^ése la paciAcaoipn de Ia cnidad id inü^o délos Jesuitaay quie-
nes hicieron muqnos esfuerzos y servicios que el &j cuidó de reoompen*
sarles largamente.
Aunque D. Pedro' de Arana' ne llegó á Quito' Cotf oportunidad, dictó
las mas severas proyidencias para estingnir por oimipleto aquella alte^
ración y restablecer la obediencia y el sosiego.
Había ido con amplia facultad del Virey y disponía de soldados para
hacerse respetan. £1 Presidente fué sometido á residencia: después se le
depuso del mando trayéndosele á Lima. Entró á reemplazarle el Oidor
Ldcenciado D; Estebiui Marafion.
, Arapa fennó un proceso contris los ci^pados y suprimió los p^uestos de
alcaldes^ órdkiaríos: á los que lo eran Francisco Olmos y. García de Var^
gas los envió también á Lima, con los regidores para que aqÜf se lee caa^
Sgase: el procurador general Alonso daüchez nié decapitado, y perse^
goidas no pocas personas. Meses después el Virey dio un indulto gene-
ral para' q&oñó' se tratase'más dé los sucesos ocurridos en Quito con
motiyo déla alcabala.
. Esjbe nüsmo D. Pedro Arana á qtuen D. Antonio de Jjeon Pinelo en su
biblioteca llama Díc!0O,- escribió una Memoria sobre las preyencionés y
medidas que debían tomarse ppr^si otra vei^ yenlan corsarios á las cos-
tas del Perú y Chile. También dirigió otra al Virey D. Luis de Yelasoo
en 20 de Diciembre de 1598 díúidole razón de todo lo qdé acaeció en Qui-
to cuando fíié á hacer cesar el alboroto causado por el establecimiento
de la alcabala.r— Véate Mwrtado de Menáeaa^ D, Oaroia.
. • ■ >
AáAnBVM-^£i« t>B. D. José Mobaúss DB-r-natural de Lima, hno del
maestre de caknpo y Alcalde de esta ciudad p. Ignacio Morales Arlunbu-
ru, y de Da. Ijamácia Montero del Águila y Zorrma: colegial del mayor
y real de San Petipé, graduado encañones eu la Universidad de San
Marcos y su rector. AiNM^ado de esta audiencia y; de presos del Santo.
Oficio. Asesor del cabil^ de Lima y del Tribunal del Consulado. Tomó
la orden sacerdotal; fué examinador sinodal del arzobi^ado, visitador
de laJyprovinDiae de Tauyos y Cafiete, comisario subdelegado de cruza-
da, vicario^ cura y Jue^ ecleeiíSstico de la ciudad de. Santiago de Alma-
gro, cabeza dé la.proymci|k'de Chincha, en 1764. Edificó á sus espensas
iostemplósdePacárán, Picáñaíarán,y el delPperto de Santa Cruz de,
Zufiiga, dándoles utensilios, ornamentos y alhajas. Fabricó también á
su costa un PjAente en el rio de pafiete, y una cárcel en dicha ciudad de
QMmlub.'-Véaee Mmkro dd Águila.
áftá]!ni1JR1J-*^EL Dr. D. Juak Morales DB-^natnraldeliiiiik hyopri-
inogénito de Garci López de Morales nno de los antiguos paoifioadoies
üel Perú, primer canciller mayor de esta audiencia y fundador del ma^
Í'orazgo de su casa. Fué D. Juan colegial del Real de San Martin, oába^
lero de la orden de Bantiago, oidor y después presidente j^bemador y
comandante gen^»! de <^ito. fiu l^jo el genenskl Ú, J^UMp Moñíeff
Aramburu también canciller j primer ministro del Santo Oncio én IÁ<
ma, tuvo alojados á los inquisidAres en las «asas de su may^ra^s^ nüen^^
tras aquel Tribunal fÍEtbricaba las sayas. Los desoendicintes del). £>iog«
figuraron como militares en las ^netras. de Ohüe: Dk Ignabio Morales aii
Aramburu casado con Da. Ignacia Montero del Águila, filé maestre d.d
campo de las miUcias de Lama, alcalde ordinario en 171& y I72ti y cdl
hijo D. Félix, también limetLo, maestre decampo, y áltfalde en 1764. i^e^
te organizó con aprobación del Yire^ D. Manuel de Amat en 19 de Jto*'
viembre de 1762 una eoiápafiía de individuos del gremio de Pasáínane^
ros vestida á costa de ellos, y con coronela permanente^ en ti«imp6 áp
guerra ó de paz, que recayó en diebo B. FéLii:. Antes Jbiabia sido ég^
tan y sargento mayor del batallón de Lima.
liía &milia deMorales, procedente de¡ las áéoe trlfncales 4e éorlA», tnv^
|»arentezoo eon elTirey marqués de fiontesclaroS) con el Arzobispo 1>.
Bartolomé Lobo Guerrero, con D. Pedro de Sorez y Ulloa de la órdexl
cLe Alcántara, general de batalla y p^iiesidente de Chite, con el obispo de
Concepción D. Diego 2ambrano de Tillalobos, don D. Diego í*enuinde<
de Velasoo gobemcMor de Cartagena y {iresidente de Panamá, con lai
casas de León y Oaravito-»<te cu^os individuos tratamos en otros artíctir
los. Los Morales por último tuvieron por ascendientes al eonquistadolf
Nicolás de Kivera el Yi^o, y á D. Ltüs de Gnzman gobernador d.e Y-en^
guas y PopayáU) después comandante general de Tierra Finne^
ARAIlBIJRU— PONdE £íE Leo>( D. Bíego, de la orden de Santiago, go-'
bemador del Callao: de la familia de los Morales y Aramburu de ésta ca^
pital, ala cual pertenecieron también D. Diego de Aramburu (el pri-
mero de este apellido que vino al Perú hijo segundo de la casa de Oílar-"'
do en Guipúzcoa): D« Nicolás Saenz Aramburu y Messia, contador 4^
Tribunal mayor de cuentas: D. Marcos de Aramburu do la orden de San-
tiago, general do la mar del Sur, en cuya >rmada y en el buque de su
inando, vino al Perú el Arzobispo 6anto ll'oribio^^y los Doctores D. Mar-^
4}elo Aramburu de Guzman, canónigo de Arequipa, y Don Marcelo de
Aramburu canónigo de Liüla; ambos hijos dé esta ciudad^
kUSÜk—CosüE DE— el capitán general D. Pedro Pablo Aterca ád
Bolea, grande de España, caballero del Toisón de Oro, mimsiro del Bey
Carlos III. Colocamos su nombre en esta obra, por la ^sircnniitattcia átí
liaber hecho á su soberano un vaticinio ilcerca do la omanfdpacion dé
la América Espafiola, con Motivo de la protección que {Prestó á loa Es-
tados Unidos, y del reconocimiento de su independenoia. £1 fkínáe pro-
f»uso al Bey, y proyectó enagenar el continente americaiio en favor d0
res inñbutes de Castilla, estableciendo tres Beinos, uno en Méjico, otro
en el Pera, y otro en Costa Firme; hacer un pacto ae fiunilia con aque>
líos nuevos monarcas: un tratado de comercio estennvo á la Francia^
eon entera esclusion de la Gran Bretafiá, y ^ar un tributo que deba*
Tian pagar los tres príncipes como feudatarios de EspafLa. El piíneipe dO
la Paz tratando de este asunto en el tomo III de sus memorias, dice que
ese proyecto filé del todo ñrancés, y que el haberlo propuesto fué la caa-
«a principal de la caida del conde y de su desgracia, en al tiempo que
t&nó después Carlos III.— F^e Goda¡f, D» ifcmnel ie^
40
314 AKA
Los ámttlos áe Aranda decían qne sos laces no eran mny estendid&ff;-
y el marqués de Caraceiolo embajador de Ñápeles ''que era un pozo pro*
fdndo oon orificio estrecho." Creemos que loe elogios de los filoBófos le
hicieran caer.
En cnanto ala espnlsion de los Jesuítas en que el- conde de Aranda
figuró como ningnn otro, puede yersedl articnlo^^maí — Virejf del Perú,
fiBAüDA— DiBCK>i»B— Portugoés.- Fné religado y quemado en Liima en
21 de Diciembre de 16S5 por juafo, y en virtud de sentencia del Tribunal
de la Inquisición. iSi este auto de fé, hubo 24 reos que soMeron castigo.
ABAllIBál^— Es Dr» D.Pkdbo dií— Oidor de liima, naturalde Viscaya*
Vino de £q[>afia con su esposa, y tUTO aquí un hQo nombrado Ds Kico-
liSs, nacido en 1660, y bautizado enla parroquia de San* Lázaro. Este eon-
tn^o matrimonio en Arequipa con Da. Miaría Bracamente, de la familia
de este apellido en Trntulo. Fueron sos h^os D& Julián,- y D. Manuel
asesor general del Vireinato, cuyodestinoTenmició. Ds Julián casó con
Da. Bosa Fernandez Cornejo Escudero de la Vega y tuvo yarios iLyos.
D. José el primero de ellosy-fué corond^-y se enlazó con su prima Da. Gi->
priaua Fernandez de Comejcren 1750. — Véase el artáolUo eiffuimie^
ABAVIBAI^Frknandbz i>b Cobnbjo, ElDr. D. Nicolás 0B-^naelóen
Liocumba, Departamento de Moquegua en 10 de Setiembre de 1767^ y
poseyó el mayorazgo de su casa. Fueron sus padres, el coronel de méi"
eito D. José de Aranibwr y Da. Cipríana Fernandez Cmh^ y Bendon*
Estudió en el Colegio de San Carlos de Lima «a que luego sirvió de maes-
tro: se graduó de Doctor y recibió de abogado en fól4, adquiriendo
mucho crédito por sus promndos conocimientos jurídicos. Animado por
el Obispo Chavez de la Sosa se oposó á las cañoneas doctoral y magis-
tral del- Coro de Arequipa. Esta ciudad le confinó en 1812 el cargo de
diputado á las cortés que no quiso aceptar. Desemp^ó los de alcalde,
asesor y fiscal' de aqpeÚa iuteüdencia>y en 1814 y 1820^ fné uno de los
jueces de la diputación provincial, conibrme á la Constitución Es^a&ola,
representando á Arequipa en la capital de Lima. Sirvió la Judicatura
de Alzadas del Tribunal del Consulado, desdé dicho año de 20. £n Marzo
del de 1821, el Virey D: José de La Sema lo propuso al Rey, y lo nom-
bró interinamente auditorgeneral de guerra del vireinato en lU^ar del
fiscal de la audiencia del Cuzco D. Bartolomé de Bedoya, que dejó de
desempeñar ese destino. £1 Dr. Aranibar falleció en 10* de Julio de
1B51, hallándose de Presidente de la Suprema Corte de Justicia del Pea*ú,
después de su lar^ carrera de magistrado en que brillaron su rectitud
y probidad. Había presididO'el Coiupreso en 18^ y ocupado los puestos
de Senador, Consejero-de Estado y Ministro de Gobierno y Relaciones
Esteriores. Fué casado con Da. Lorenza Llano y la Casi^y uuo de sus
hijos, el Dr. D. José, ha sido -recientemente Mimstro de Justicia Instruc-
ción y Beneficencia de la República.
AUmO— FiiAT FnKNAND^^natural de Pisco. Religioso de la Orden
de San Agustín, Dr. y catedrático de vísperas en la Universidad de
Lima en el siglo 17. Dámosle el lugar de que es muy dieno su nombre,
porgue fueron estraordinarios su talento, memoria, elocuencia y co-
nocimientos científicos; y no aventsúándole ninguno entre tantos ele-
vados ineenios que tuvo su Orden, merecedores de aplausos y fama en^
aquella ^oca, le llamaron "Deiiwu ele las JEsímektsJ^ Está su retrato en*
la-Universidad de San Marcos.
AKA^AKB 315
ililFM Y &!•— ELBB.D.Jod*DB--4iatiinlddLtmii. Nohemospo-
•dido bailar noticia de su cañera literaria» pero eabemoe que fiié presi-
dente de la Audiencia de Qnito f<x loa afioa de 1736| lo cual se oom-
pmeba con la lista de niandatanoa de dicho reino que pi:^lica D. Joeé
Ifannel Besfcrepo ensa lústoria de la revolución de Colomliia; y asienta
que fne nacido en Lima y que tomó posesión de ia presidencia el dia S9
úb Junio de dicho a&o. De este destino pasó Arai^jo al de presidente y ca-
pitán general de Qnatemalai puesAloedo en su ''Diccionario GeogránÍDO»''
le coloca en una relación de los que desempeñaron dicho cargo, asi co*
mo entre los presidentes de Quito.
ARAZiKi— D. Satubnino Oabcia db— natural de Navarra, Dean da
Arequipa Dor nombramiento de S7 de Agosto de 180SL Gobernó la Dióce-
sis por él Obispo <B.Xiuis de ia encina. JSra caballeco de la Orden de
CáifíMe IIL Fundó y enomezó Á edificar la eapilUkdel panteón .llamado
de Miraflores^ el afio 1808. £n Jesús hiso un poco de-caly canto para ba-
fios^ y unas viviendas para que se hospedasen los enfermos.
ABBIETO— ^Bi«Paí>bb Ignacio j>ib— natural de Síadrid, de la Comp»-
fiíadeJesás. Tomó él hábito en Loma» fué maestro de Teología y de
novicios, y rector de varios colegios. JSscribió una "Mittaria & la Pnh
^meiadd Ferúf" e¡n un tomo; y en otro^ la vida de algunos varones ilus-
tres de ella, de lo cual hace mención Lasóren au "One ümkfermL"
AEB1ET<^— Don Mabtin Hurtado db— natural de Tiscaya. IGlitó
^1 el. Alto Perú á órdenes de D. Diego Centono eu la guerra contra la
usurpación deD. Gonzalo Pizarro y asistió á la batalla de Guarína en
oue rué batido D. Dieso. Bíal herido y prisionero en esa jomada le tra-
tó con atención y le olreció sus servicios JD. Francisco Carvsyal el afa-
mado por sus crueldades. Eestablecida su salud oontínuó en el ejército
jreal bi^o el mando del;gob«iiador D. Pedro de la Gasea, y se distinguió
como valiente en el memorable dia de Sacsahuana. £n 1554 hallábase
«n su repartimiento de Indios cuando se levanto en el Cuzco .D. Fran^
eisco Hernández Girony abiió^Mimj^afia sobre Xiima. Arbieto se vino á
.esto capital, v se Incorporó al ejército que obedeoia á la audiencia go-
bernadora del Beino. Desempeñó el cargo de proveedor general del ejér-
cito*
. En 1572 el Virey D. Franfcisoo de Toledo nombró en el Cuzco á D. Mar-
tin de Arbieto su lugar toniento para que entrase con fuerzas ú Vilca-
bamba é hiciese la guerra «1 IncaXupac Amara. Fueron á sus órdenea
los capitanes D. Martin Meneses encomendero de Guaqui, D. Antonio
Pereyra que le era de Combapsuba, D. OrdoQo deValera y D. Martin Gar-
cía Ofiez de Loyola que mandaba la guardia del Virey, y era caballero
de la óiden de Alcántara. Penetró en aquel territorio y después de al-
guna resistoncia y mortandad de indios, pasáronlos españoles ^ jio.de
Ooyaochaca, de cr^asTesultas el Inca se entregó y fue conducido por
Leyóla al Cuzco donde se le degolló. Arbieto fundó en las montaftas de
Vilcabamba la población qne tituló .OiudadCapital,con el nombre de
iáan Juan de la Victoria y levantó su Iglesia en la cual hizo sepultar los
restos del religioso Agustino Diego Ortiz martirizado en 1571 por los in-
dios. Fué Arbieto regidor del Cuzco, casado en secundas nupcias con
Da. Juana de Ay ala, y de su primcff matrimonio toma una hya llamada
Da. Mencia.
AUIIZA ¥ VOARTE— El Dr. D. Bebnabdo— nació en el Cuzco. Est^-
dló en el colegio de San Martin de Lima y se graduó de Doctor en la
«16 ARB— ARO— AKD -ARE
U&iTeisidad deSMi UtfreM en^e fifté oatedráldeo ele Digeato VweS<^
Fué oidor deefmo de la real andiencia úeFaosmáít pveeentMfo para obis-
po de Cartageiui en 1746, se Ofdfisó de sacerdote toma poseeioii en el 8i^
guíente alio, y gobemó hasta 1752. ün 4 de Setiembre de 1751 fíié pror
movido al obispado de Tr^UIo de qnetomé poseeion per poder en 1?
de Koviembrede 1759 y pereonalmente en 20 de Enero de 1754. Mnri6
SI ^ de Octubre de 1756 estando eleoto de Arzobispo de Cbn^nisaoa.
stá B<»nliaáo en la Iglesia del Carmen y sfi eoinaon es^ la capilla del
IBagrano dé la catedórajide Trc^ilk».
AEBOLAlffCU— Uno de los oontarados del partido ^ Almagro one ase-
sanaron al marqués Pizano en Lima el a&o de 1541i, Vué el que oié nna.
estocada al Cftpitau Francisco Charez, enando eetesaüé de las halntar
dones del gobernador. Mmiócaí la batalla de Chiu»as qoe perdió Don
Diego de Almagre él mozo^y recogido sn eadáver rae desciuurtiaado. No
sabemos si este Arbolan^ha ftié el mlsnpioqne sirvidi en Santa SCarta
iaños añteÍBy con García de Ii?™%
AME T DE LA VBI)A'>Da.MABML--*viada del oidor D. Alonso de Mesa
y Ayála. Tomd el bábito de religiosa en el convento *de la Concepción de
Lima y lo mismo bizo sa hija Da. María de Mesa. Estas dos monijas fne^
ron Á la Paz el afio de 1670 a fundar el n^onásterio del mismo nombre,,
del cnal filié Da. Miiria i^rce la primera abadesa.
ARMIfES J MMiUOm^h-Eh Vajd^ D. Masixtei. Catbtaso— naoiá
en la ciudad de Moquegua. Estudió en iiuo de los colegios del Cuzco, y
fué después maesux) éu el de ^n C%los de Lima. Entró en la Congre-
gación del Oratorio de San Telipe Néri (San Pedro), en 27 de Enero de
1782. Falleció en 11 de Febrero de 1802 á la edad de 48 oSioü dejando
grata memoria de sus distinguidas letras y virtudes.
AEBCnh-l^. JoaÉ Antonso d^b— Queriendo el Key Carlos IIX mejorar
la organización de la haci^ida en el Perú, examinar el origen y aplica-
ciones de los rampa deella, conocer el sistema que se observaba para la
recaudación; y si conveñdria modificar los impuestos ó crear otrbs^ de*^
terminó íormt^. un tribunal de vi^ltsí que estudiara las reformas que de-
bieran baeerse,,ar|ieglandoeV giró dé lá contabilidad é investigando el
manejo jr desempeño de los fnnciojoarios y si se cumplían las leyes y
pragmáticas sobre Hacienda. Confinó tan delicado oargo en 11 de Mar^
zo de 1776 al intendente de ejército y consejero de Indias D. José Anto*
iiio de Arecbe ealxdlero de la <kden de Carlos III, dándole el título de
visitador general' del vireinato del Perú, Chile y provincias del Bio de la
Plata. Sé estendia su autoridad á los tribunales de justicia; y reasumía
la superintendencia de hacienda que ejercían los vireyes solare las c^as
reales, subdelegacion de la renta de tabacos y demás ramos, incluyen-
Áose los de propios y arbitrios.
Recibióse en Lima el 14 de Junio de 1777, y en el real acuerdo el 21 de
^nlio. Tuvo pqgD secretario á D. José Ramos Figneroa oficial del ministe*
irio de Estado; por subdelegado á D. Antonio l^éto, después regente de
la Audiencia de Charcas; ae fiscal á D. Melchor José de Fonserrada que
pasó de oidor á la isla de Santo Domingo, y de contadores á D. Fernán*
4o de Saavednk mas tarde intendente de Trajillo, y á D. Pedro Dionisio
Qflrez, qne fue ^ seguida contador mayor del Tribunal de Cuentas de
Lima, Estuvo agregada á la visita la comisión que vino á organizar el
estanco de taba^, y que presidia el director general de este ramo en
l^féji^o D. José de la Riva-Agüero.
lfi£ 317
OMwmalMi el Ferá el teniente ipraenü de inarina p. Manuel de Chii*
xim* quien muy pnmto se vio rodeado de olwtáoaloe para él ejexeieío de
ene atribacioiies, porque el yisitader genend dando eneanchea á sus £»-
jBultadee, que no eva fácil deslindjff, men|paaba las áA Yirey Á quien no
ttodÜa obedecexee en materiade gaetoe smo -por el árgano del rúdtador y
deanes que este á su juicio caliSeára las neceñdades. Las TÍsiraM^seriau
Imenas, ejercidas paroialnifinte v sobre determinados objetos^paiikestu-
fdiarloB primero, poner de maníuesto les enrores que se adNrúrtíesdo, |r
psomoverlas reformas Teidaderamoite útiles» Pero estas emnisioneseer
tnMirdinarias y ruidosas no era posible probasen bien reasiuniendo casi
por eatevo el poder gubernativo^ y reduciendo Á estsedios limites la
^otortdad principal del reino. Indispensable era que surgiesen las copí^
potencias y desapareciese la buena anuonia, mueho mas cuando se ra^
morvian aun tiempo todas las cocas sin conocerlas á londo ni cónsul-
tariies. fisto tendia mas lúen á descomponerlas, dando por resultado
iqno unas mi^joraa quedasen sin perfeccionaiae y otras se entorpeciesen
tul ves al principiarlas. No era esta la primera visita que frocionah»
ion el Perú: en otras anteriores se habia tnq^sado con embarasos su-
ficientes par» ñrustcú inadecuadas reformas. Tamiqua los eomislon»'
dos estuvieron dotados de luces, y de mas ó menos prudencia, siempse
asomaasou las oossiones de desagra4o y peligro. j8olonsnoensu 'fPoljir
tica Indiana^ recuerda que niugon^ jlierminosatisfBctoriamentD, ydiíh
jsam con su acostumbrado juicio sobre una jfnat>eria cuyos £rutos te-
nían qpe ser escasos. ElYirey marqués de Mimtesolaros eomparaba }a0
visitas ''con hfñ torvellinos que ÜevidMín el polvo y^ las ^ob bada l^
«cabeza."
Ckiirior no era hombre de dejar vulnerar sus respetos, v aunme gmas*
d6 consideraciones á la visita, n0 tiuráó muebo en dlsgnnarae Q¿L e^liri-
tu de superioridad que se dejaba conocer en Arecbe. Sin eaabargo: la
memoria que entregó Ouirior al Yirey Janregui, obra de su asesor el
marqués de Soto-florido, está eecríta coa tanta oiscBeoion v pulsa, oue
easi no d^^^ poreibir el desacuerdo en que estaba oon Ajwobe: y «tu l^s
iDomunieaciones oficiales de éste, que acompsAau Á aqnri docameatt^
tampoco se vé ninguna firase desatenta que ^ie^ traslucir )a rÍTallda4
que existía entre ambos. Aparece de ellas que pedia la oooperacéon del
¥iiey para los asuntos en. t^ue la creía precisa; y no menos canteleeoel
Yiiey hacia resaltar en sos notas el mas moderado estilo, prestándosa
siempre á espedir lasprovideneias que si Yisitador le demandaba. Feea
jon medio de esto el "Vurey no podía disponer se hiciera ningún gasto es»
tnMvdinario de tantos que requería la 4tnaciou del país, amagado da
ana guerra estrangera y de sacudímieiitos interiores: estos re<|^uerian no
pocas precauciones do seguridad, y aquella prontos preparativos de de»
£msa. Areehe pretendía que todo se atribuyese á su previsión: Guirior
que oonstase haber él pensado antes eu la adopción de ciertas providen-
cias. "EX ímo ala sombra de economías censuraba gastos, ó los simrimia
«6u después de haberlos antorizadq: el otro se contemplaba deslucid<^
en hñmilÉuite dependencia del sltivo Yisitador, y embarazado paxa el
cumplimiento de sus deberes. Guirior no gustaba de innovaciones y U*
gerezás porque eoaocía que no era cnerdo promoverlas ein ureeaei^ ea
Sépoca que se atravesaba. En el tiempo de su gobierno se hAMan oon*-
iosovido mudbas provincias: diferentes corvegidores muertos, -^raiultos
y alborotos por todas partes, acreditaban que existía un desasando ge-
neral reconociendo por principio las iinusticías y vejaciones sumdas
por los indios, ^ los rabos descATiidos de dioicos oonegidoree coa <>oa||ioii
de losxep^rtimieiitoB.
318 ARE
La vlaita empezó pues bi^o malos aospioios; la époc& no podiaser mas
azacosik y si Guirior comprendía bien y por esperiencia las cansas y los
anteceoentes de la desesperación delospnebíosy Areohe con no acoger
bien sos pareceres, se sitad en terreno desconocido sin verdadero norte
y sin mas guia que su vanidad y sos caprichos. Estaba el Perú alterado
F no bien dispuesto para reformas que si pudieran ser útiles á la real
hacienda, nada interesaban á los pueblos oprimidos y esquilmados. 6i
Areche hubiera estudiado los motivos del descontento, si hubieran Uji^
mado su atención los sucesos que acababan de pasar en muehas provin*-
cias, habría descubierto sin düñcnltad esas cansas que le aconnejaran
empezar su visita por abolir los repartimientos: esta providencia me
cníónces distaba de su ánimo, hiriendo él blahoo de los peligros los ha-
bría hecho desaparecer de improviso.
Hacia pocos años que varios vecinos respetables del Cuzco trab%}aron
una prol^a esposicion al Bey haciéndole ver los procedimientos escan*
dalosos de los corregidores; y como la materia se prestaba Á intermina-
bles relatos, deseando los autores de aquélla ^ue no se dudara de su ver*
dad ni se les tildara de apasionadas exageraciones, tuvieron la ocnrren-
eia de escribir una serie de ejemplos prácticos documentados para oom*
probar las acusaciones mas notables, oitando sin temor alguno los aoto*
res en los hechos que denunciaban y nombrando de testigos á sogetos
dignos de fé.
Esta clave auxiliar la dirigieron al ministerio acompa&ando la espre-
sada manifestación al Bey. Era costumbre no formar buen concepto de
escritos de este género, que estaban en contradicción con el silenoio do
los Vireyes, 6 con sus informes y los de diferentes personages que por
interés privado sostenían y defendían á los corregidores. Una copia ma-
nuscrita de ambos documentos forma un libro que está en la biblioteca
de Lfima el cual nos ha servido mucho en nuestra presente obra; y su
contenido opinamos es lo mejor que se ha acopiado en cuanto á los pa«
decimientos de los indios, y á lais trasgresiones y atentados délas antOK
ridades provinciales y párrocos de entonces. Ignoramos si la citada es-
posicion fué echada al olvido, 6 si dio mérito á algunas prevenciones de
Lis que con frecuencia se haciau á los Yireyes para que remediasen los
abusos y castigaran á los delincuentes. Nada se haría en este sentido,
(clesde que ni á Guirior ni á su antecesor Amat, se les vio espedir resolu-
ciones duras y eñcaces contra unos exesos cuya estirpacion convenía
tanto á la tranquilidad del país, al honor y á la conciencia de los minifr»
tros y 4e los gobernantes que los toleraban. Parecía que ó no creían los
mismos peligros que iban ya pali>ando, ó qne esperaran ima gran esplor
sion como la que aconteció en 1780, esponiéndose al terrible trance de
no hallar el medio de dominarla.
Guirior en su memoria de gobierno puntualiza las turbulencias aoae»
cidas en catorce provincias, y el asesinato de los corregidores de tres de
ellas. Discurre sobre lo dañoso de los repartimientos, la pobreza de los
indios y miseria de los mestizos; y habla de un ensayo ideado para abo-
lir el repartimiento. Muy frescos se hallaban los rastros de estas conmo*
cienes, y muy al alcance de todos los trabajos qne hubo necesidad de
emplear para sofocarlas. Es preciso comprender que en el Perú ger-
minaban ^a en el último tercio del pasado siglo las simientes de su
emancipación, y que en muy marcados sucesos se dieron séllales mas qne
suficientes de que una causa común y no manifiesta^ producía la eferve-
eenda de los espíritus. Se vé con suma claridad que los movimientos
ocurridos en casi todas las ciudades por los años 1777 y 78 no íneroa
pbr^ de los indios, sino de otros clases sociales que abogaban por ellos
ABE 819
para oonmoyerloB^ miéiitras ponían en acción á los mestizos, que si no
sentían males de igoal naturaleza, la miseria y la ambición los predis-
ponía para figuraren los desórdenes. Una persona notable del Cazco*D.
Lorenzo Far&n los acaudillaba en una sena couspiracioi^ que se descu-
brió, y en la cual estaban comprendidos artesanos acomodados y mu-
chos individuos que no pertenecían á la plebe y contaban con D. Ber*
nardo Tambuaeso cacique de/Tisac'' en Calca, quien los apocaría con su
indiada. Farfán y óste con seis mas de los de mayor complicidad entre
los que foeron juzgados, sufrieron la pena de horca para cuya ejecución
hubo que acuartelar tropas y tomar escogidas precauciones. No era ese
plan de indios tributarios^ como tampoco lo fué otro de mayor entidad
que estalló en Arequipa dm|B^do por personas notables que se ocultaron
después de lanzar á la sedición las diversas clases del pueblo que ataca-
ron y saqueai'on la Aduana y dieron soltura á los presos de la oÁteeh
Esta reyaelta se sofocó por la fuerza armada á eosta de algunas víctí-
inas; y con tal motivo nuuohó á Arequipa tropa veterana de la plaza del
Callao á la cual se trafcó de rechazar para que no entrase en la ciudad^
Los indios agraviados con el abuso de los repartimáentos no eran los au-
tores de multitud de pasquines y diatrivas contra el Gobierno español
que se esparcían dianamente en las dos capitales lo mismo que en Mo*
qu^ua. No fué posible apesar de las diligencias judiciales conocer á los
verdaderos autores de dichos sucesos, y el Virey Guirior diciendo ''q^ue
en Arequipa había espíritu de odios y emulaciones,'' adoptó el partido
prudente de suspender toda indagación: poníanse los sospechosos á cu-
bierto descargando la responsabiñdad sobre la plebe en corgunto, couKy
nasta ahora suelen hacerlo.
Para contener los tumultos en CaíUoma se arbitró el medio de reb%jar
' la tercera parte á los mineros deudores, de lo ^ue restaban por el repar-
iímieuto. Guaneo se aquietó por la influencia de suaves disposiciones
y exonerando de la alcabala á los pueblos fronterizos para lo cual había
una real orden. En los alborotos de Guamanga se alzaron voces contra
la alcabala y se pretendió libertar de tributo á ciertas parcialidades.
Sosegados que fueron, con aígun trabajo, se practicaron averiguaciones,
y resultó de ellas que interpretando un bando referente al comercio es-
trangeroy se había hecho creer al pueblo que iba á estingulrse la indus-
tria de calcetas, me^as y gorros de algodón. Mas fosera fué todavía
ía invención que dio lugar á la asonada que se esperimeutó en Guanca-
velíca. Se hizo circular la Voz de que iba tropa de Lima con el objeto
de degollar al vecindario, y con esto los que forjaron semejante cuento,
que por cierto no eran indios, lograron alborotar la multitud. En Guau*
cavelica se multiplicaban pasquines tan desvergonzados como los de
Ifoquema y se atacaba con pedradas á las patrullas.
En Guaraz acaecimientos semejantes alteraron el orden, y si pudo
restablecerse fué separando de la ciudad á un fraile y á otros individuos
que eran los promotores de las turbulencias. Para tranquilizar al vecin-
dario de Pasco hubo necesidad de providencias comj^etentes, y de que
el Virey reservase ciertas cartas que se habían recogido en el tumulto.
A Piscobamba, áMíto en el valle de Jauja, y otros puntos, se envió tro-
pa para reprimir las demostraciones del desasociego sedicioso.
Ala entrada de Areche en el Perú con el aparatoso Tribunal de la vi-
sita, parecía regular se abrieran las puertas de la esperanza y que las
provincias se prometiesen la cesación de sus desgracias: pero no sucedid
así, y tan l^os estuvieron de contar con alguna mejora, que en todo
el país se aivulgaron noticias asegurando que la misión del Visita^
^r iko era otra que la de aumentar los impuestos y crear nuevos grava-
32Ó Alltl
menes qne ocuMimiaseii la niina délos pueblos. Estas «spdoie» bien eltf
eomprende que eran esparcidas con objeto pensado y para sns fines por
losdfsoolos y alborotadores (españoles algnnos de ellosi) qne se bacian
de yalimiento entre las machechunbres aparentando ser sns activos de-*
fimsotes. Los indios nnnca creian qtie se trataba de aliviarlos, y reptíg-
Bában basta qne se les luciesen beneficios sospechando qne encerrasen
algiái fin siniestro. A tal estremo habian llegado sn desconfianza y sns-
éesengaftos.
Áieche en ve£ de no perder momentos para ocnparse seriamente de'
planes salvadores, uniéndose al Virey paara aprovechar de sn esperimen-
tado celo, piensa que está en tiempos nomnales y se empefia en arbitrar
los medios de dar creces á los ingresos del Erario para recomendarse an*
te la Corte; y sin entrar en el examen reflexivo de lo inoportuno de sus^
proyectos, trata de realizarlos con tenaz imprudencia.
duirior tampoco estaba del todo exento de responsabilidad por la si*'
tnaoion critica en que se encontraba el país. Poco antes de n^ar el Vi-
eitaáotf y cuando nopodia ignorar su venida, impuso al aguarcuente pe-
ruano el derecho de 12 i por ciento para el Erario. Este graviímeu aun-
qoñ reeayese sobre un renglón de vicio, decía el Yirey que se habia es-'
tebleeído tranquilamente, y que solo los hacendados de los valles de
JLrequipa é lea se mostraron descontentos. Si este descontento existia
en los que pbdian alfiar el pteoio de la uroduocion, calculada entonces,
éomo el mismo Virey lo inoica, en 150,000 quintales; ¿que podrá iu ferirse ,
de loe consumidores que tenian qne sufrir la carestía del artículo y ser' '
ellos los que pagasen el nuevo y exorbitante impuesto? El Bey no hábia
mandado creiurlo: aunque después lo aprobara cre^^dolo tolerable
degun los informes que se le alerón; y lo mas estralio es que el Virey
alegó lacausid dehálíarée el Erario ejotausio. Pero en la misma memori»
é& que asf lo escribió, espuso que los ingresos de los ramos fiscales fíie^
ton eá 1779, 5.826,85$^ pesos: los gastos 4.134,643, y el sobrante 1.694,208
pesos, sin oontar con los fondos existentes en la casa de Moneda y eu lar
adoünistracion del azogue en Guancavelioa, ni con mas de millón y mé^
^o en depósitos; Este balance se hizo después de edoluir lo tocante á las
Írovincias que se hablan desmembrado pasanda al nuevo vireinato de
luenos Air^ Espuso igualmente el Virey que en los tres afios de su co-
biemo la entrada de pastas de oro para amonedarse se habla aumenta*^
do en 3^700 marcos oMuparándola con la que hubo en los dltimos tres*
al&os de su antecesor;- y que si la plata en el dicho período Iiabia disnú-
AUidoen 23^000 nmrcos, esto pro venia de que creado aquel vireinato es^
tebar ]^Pt^ibido todo negocio de barras con el Perd á donde solo venia ya
la plata amonedada. Si á lo referido se agrega que el Virey Gruirior au-
xilió á Buenos Aires para la guerra de los Portugueses con mas de cua-
tromillones en diversas remesas de dinero sonante^ deberemos concluir'
diciendo qne no- estaba el Erario ex^iMto, que tenia sobrantes á causa
del aumento^de los in^^resosL y que el iiaber gravado al aguardiente coil
mi 12 -I por ciento de derechos ocasionó el exesivo desagrado que creemos
firmemente dio protesto á las turbulencias de ATeqmpa, Móqnegua y
otros puntos. Hay que hacer esta censura al gobierno de Guirior, y es
sensible porque xhé un Virey honrado que dictó diferentes providen-
cias Justas y provechosas y bastará para recomendarlo la constancia
con que negó á loe mineros la asignación fija de mitayos que preten-
dieron con empeño para las labores particulares de muchos nuevos mi*-
nerales. Tratcunos de todo lo concerniente á su conducta y actoe admi-
nistrativos en el artículo que le corresponde.
Vt^vecemos al visitador Areche que es objeto del presente. Dyüuoé
kU Mi
que debió principiar por esttngüir los repartimientos, y allora filndaré^
moa nnestra opinión. El Virey habla decianlado contra ellos esponiendd
al Rey con visor y libertad todos los abusos y hurtos que abrumaban á
los indios: defendió á estos como ningún otro lohabia hecho, y represen*
tó contra la inicua costumlM*e de no dejar comerciar á nadie en las pro*
vincias sino al mismo que las gobernaba y reunia en sí la autoridad ju-
didial. Guirior prohibió en 1777 á los corregidores renovar én sus peno-
dos hsÁo diversos protestos el repartimiento que s6lo les era permitiddi
hacer a su ingreso, y el Rey al aprobarlo le ordenó eñ 1778 que en i5onsor-
cíq del visitauor inibrmase "sobre m convendría proMKr del todo á loa oorvt^-
*'dore8 loa rtparUrMentoa/' Con este motivo oiganizó el Virey un volumino^
so espediente con muchos acertados dictámenes que reunió de personas ,
inteligentes y de acendrada probidad. Areche no so ocupó debidamente
de este asunto, acaso por lo mucho que enaltecía el ménto de Guirior í
quien emulaba con la naja mezquindad de suspasion^
£1 marqués de Casa hermosa corregidor de Huaráz índico al TlÜey qué-
: podían abolirse los repartimientos: y que él se convendría con que seJé
I diose un sueldo anual, que ei'á fácil se reuniese con una moderada cuota» .
que erogaran los tribtttaríofS. Agradó á Guirioif esta idea, tótaió autos en
que obraba constancia de haberse prestado y ave|lido ya con la anuncia^
OA reforma muchos pueblos de aquella provincia. £1 Tirey pasó estet
nmuito al visitador, quien aunque no se mostró opuesto al proyecto, no
ttivo voluntad para autorizar se ensayase,' aunque fuera en únaprovin<^
íSk ñn de juzgarlo después por sus efectos. Pam los indios y para.todoel
los habitantes habría sido una medida proficua y benefactora la de ha*
oer cesar el monopolio mercantil de las autoridades locales: el domercio.
habría tenido holgura con la libertad y la bsja de los valores: el ioa^
yor consume hubiera aumentado el tráfico y también los productos de
Aduana. Ko se desaníiñó Gnirior, y envió al Rey lo actuado para que re«
solviese Id que le pareciera mas conveniente.
Areche hizo subir al 6p<^ el impuesto de la alcabala que antes era. de
tm 4p^: providencia que en esas delicadas circunstancias concitó el desa-'
grado general y alimentó maliciosas inquietudes. Aunque los indios noi^
ley especial estaban exeptuados de ese gravamen por lo respectivo alas
Tentsus de sus propias cosechas y productos de su mdustria, se eoinetian
en este ramo muchos abasos por indebidas cobranzas, estuviesen ó no^
colndidos los exactores con los corregidores. Comprobaron esta verdad
las diferentes asonadas que faci'ou sucediendo, y la muy ruidosa acaeci-
da en Yungay contra el Receptor de alcabalas,- que ano set £»li2ál em*
prenderla fnga hubiera perecido en la violencia deliñotiil< .
PropoBÍén£)se Areche aumentar el rendimieatd de los tribfltosi díspu*
^. so con nuevas instrucciones parala formación de matrículas, ^ueds'-'
bian actuarse en tan desfavorable tiempo, se etiípadronasen indivi-
duos que estaban acostumbrados ano dar tributo. No solo se originó con
esta imprudente novedad la resistencia de los mulatos y negros libree
de Lambayeque, pues se dejaron sentir en otros puntos síntomas alar-
mantes p<tr el mismo motivo. El Virey escribió al visitador dición,dole
^ue aunque habla un principio legal para que aquellos se sigetasen á
pagar dicha contribución; como la ley que asf lo dispuso, no hábia tenl-
uo efecto en ün dilatado número de años y solo elástia memoria de ha-
' berse cumplido, '^parocia indispensable la mayor sagacidad y . eautelft
*^ para introducir su observancia en la época que ae atravesaba.'^
Areche le contestó ^^que según las leyes debían dar tributo aún las
*' negras y las mulatas; pero que él por equidad había mandado exep-
** donadlas cc^taudo con que ta piedad del Rey lo aprobase: que supri*
a22 ARi:
" mieudo la voz tributo habia denominado cantriímáon müit€ir laque orü
*' indispensable pagasen todos como se pagaba sin tropiezo en lea y Co-
*^ jamarca: que las ocurrencias de Lambayeqne eran promovidas por an
**^ español llamado Félix Laso contra quien no podia proceder, por q[u&
^' era necesaria contemporizar las drcunstatums^' y que estas mismas hacían
que ''por su parte quedasen impunes las cabezas de partido, bien apesar
'** de lo que importaría escarmentarlos, [á lo menos haciéndoles perder
'^ de pronto los empleos que tenían de oficiales de milicias] por pertur-
" badores de la quietud pública, enemigos de los derechos del Rey y por
'' el insultante modo con ci^ue se manejaron al entrar en la habitación
*' del comisionado de la visita con semblante y aire de independencia,
" sombreros puestos, tirando sobre la mesa el escrito que llevaban y to-
" mando asiento &. Que él se hallaba sinfvusrzas para tomar alguna pro-
" videncia qtie sin ser vmy dura puaiese en nías respeto y veneración á estáis
" clames insolentes. Que nunca habia pensado en matricular á los mestl-
" zos, como lo habiau dicho al Virey, por que la ley los exeptuaba: que
'' él creía permanecía todo tranquilo, cuando el corregidor ]>. Juan de
'* Oqueli después del suceso, le había propuesto establecer un estanco
^^ de aguardiente. Que con la ímpunldiad de Lambayeqne se seguiría la
^' misma conducta en otras partes: que él no aloanzaha el remedio cuando
** sus curaciones llegasen á tener necesidad de otro modo deproceder, Y que si
" el Virey gustaba podia darles alguna señal, si no con todo el rigor que
^ merecían, á lo menos con alguna espresion visible de su desagrado; pues él
'' por su parte no podía pasar mas adelante en este_asunto de que ya ha-
" bia dado cuenta al Rey."
Guirior que com]>reDdía las tendencias del visitador, puso notas al
apoderado fiscal y al corregidor de Lambayeqne manifestando su desa*
grado por los sucesos ocurridos, ordenáikioles reprendiesen y conmina-
sen severamente á los autores del desorden; y aconsemndo á los que de»
bian contribuir, para que reparasen las faltan cometidas prestándose al
pago de las^ cuotas asiguadas. Mientras el Yirey hacia esto cediendo á
la Insinuación de Areche, este ordenaba sin saberlo Guirior, que se aus-
pendiese todo procedimiento; así el apoderado fiscal no trató mas del
asunto.
Areche con la nueva actuación de matrículas hizo subir, y no poco^
la entrada por tributos,, sea que hubiera habido defectos en las prece-
dentes revisitas por ociütacion de indígenas ú otras causas, sea que por
complacerlo, y aim por lograr mayor obvención, los apoderados nscalca
que existia desde que el Virey
Toledo hizo el arreglo final de los tributos; y creó una contaduría gene-
ral para que con sugocion al reglamento y atribuciones que le señaló,,
entendiese en la dirección y manejo do tod(> lo correspondiente á este
ramo.
En el de diezmos dictó órdenes é hizo iuiiovaciones qu« dieron mas segu-
ridad á los procedimientos, bien que en ellos se propusiera, como lo con-
siguió, acrecentar el ingreso de los novenos reales. Hizo erigir la junta
de diezmos que llamó unidaporqne entraron á componerla autoridades de
hacienda que se juntaron con los capitularos para entender en los rema-
tes y otras funciones, reorganizándose la contaduría y tesorería de la me-
sa decimal. Para esta reforma había ya una real cédula, con el objeto do
que los empleados del Rey interviniesen en un asunto de interés dd fis-
co el cual corría antes por una vía independiente.
Resolvió Areche que las alhajas y la plata y oro labrados no estuvie-
y
ARE 323
sen exentos de derechos de diezmo y cobos^ v queriendo se cobrasen tam-
bién á lo auterionucnto invertido en v^ilias y otros objetos de servi-
ciO) el Yirey se negó á un mandato cuya fuerza retroactiva lo hacia de
todo punto iigusto. El Cabildo de Lima representó, lo mismo que el
Tribunal del Consulado, oponiéndose á estas determinaciones, presen-
tando reales órdenes en que el Rey habia exonerado de dichos impues-
tos á las provincias del Reino desde 1652 y 1681, razou por que solo pa-
chán en los casos de esportaciou. No valieron estas gestiones, y lo mas
estraño fué que hubo una real orden que Guirior no creyó deber publicar
aprobando lo hecho, en circunstancias de que por otra cédula encarga-
ba el Rey "se tratase á sus tioles vasallos con dulzura y humanidad pa-
ra no exasperarlos/' Queriendo Areohe buscar otro arbitrio de utilida-
des para la real hacienda en las operaciones de fundición y las de sepa-
rar, desligar y ensayar los metales, trató de establecer una oficina lla-
mada de apartado y para ello hizo venir de Méjico á D, Demetrio Guas ■
que y viaiios artistas ocasionando gastos que fueron x)erdidos por que
n€>pudo' establecerse el proyectado método.
JEl visitador dispuso que los tributos se enterasen íntegros en las ca-
jas reales, para que en ellas se efectuase la distribución legal de ciertas
somas. Antes de esta providencia los corregidores hacian por sí en sus
provincias diferentes aplicaciones á favor de objetos que se fomentaban
con parte del producto de dichos tributos. Eran estos el pago de Síno-
dos á los curas doctrineros, lo asignado para fábrica de los templos, sala-
rios de profesores de instrucción, gastos de juntas de matrículas &: ra-
mos en que muchos de los corregidores hacian negocios rastreros ^ £rau-
dnlentos. Los tributos x>ara sostener esas atenciones se disminuían en
mas de 400 mil pesos anuales; píendo de advertir que estérame producía
én tiempo de los corregidores menos de lo que rindió con posterioridad
y caandb habían dejado de pertenecer al Perú las provincias que forma-^
ron el Vireynato de Buenos Aires.
Aunque lo hemos deseado, no nos es dable ofrecer á la historia otras
disposiciones notables del \ásitador Areche: falta un archivo nacional
arreglado donde pudieran obtenerse datos estensos de las operaciones de
la visita general; y aun ignoramos si existen los documentos tocantes á
ella entre los muchos papeles antiguos que se han acumulado ya para em-
prender la tarea penosa de reconocerlos y clasificarlos. Creemos que no
faltarían entre los actos de ese visitador algunas providencias bien fun-
dadas y provechosas. El suprimió las cajas reales que hubo en Pinra des-
de la conquista, reuniendo á las do Trnjillo todos los ramos y atenciones
peculiares de aquellas. Hizo reedificar en 1781 con mucha amplitud y
mejora, el local que ocupa en palacio el Tribunal Mayor de Cuentas, cu-
ya oficina arregló disminuyendo el número de sus empleados. Mandó
que se sacaran 1 remato la casa de Gallos, el ramo de Sisa, y otros que
se arrendaban y manejaban de diversa manera: el impuesto de Sisa se
recaudaba antes por la Aduana.
El Vírey Guirior daba las pruebas mas copiosas de su pnidencia y tac-
to administrativo contemplando con atinado juicio las circunstancias
del país por cuya tranquilidad se había desvivido removiendo en lo po-
sible las causas fatales del descontento. No procedía lo mismo el visita-
dor Areche que con indiscreto celo y llevado de sus propios dictámenes
en que rebosaba la temeridad y el orgullo, hacia recrudecer el disgusto
general provocando conflictos ó imiieliendo los exitados ánimos á una
jcrísis estrepitosa.
Convertido en émulo del Vírey, agitado por la ruin pasión de la envi-
dia, díscolo y pertinaz por carácter, llenó el ministerio de comunicacio-
324 ABE
ylet«eorotA9^^QntraGuinor: le acriminaba desfigurando nnos hechos y
«aponiendo otro» qno reveatia de apivi^nciaa para disfrazar el espíritu
rencoroso que lo guiaba. De estas acusaciones los principales ñteron;
i^ue censuraba con poco respeto algunas de las reales cédulas que habla
leoibido. Que se mauifest5 muchas veces desagradado y opuesto á los
ministros y aun al mismo C^oxisc^o Supremo, prorrumpiendo en escanda-
loisas detracciones que dejaban admurados a los que le oian y sentían el
mal ejemplo que <|aba con semelantes discursos. Que ponía estorbos al
arreglo délos ramos y rentas del Erario declamando de continuo con-
tra la visita general para hacerla odiosa y malograr sus opera-
ciones. Que dispuso 6 consintió se hiciese una pública ceiebri-r
dad eu Lima con el escandaloso titulo de bu, eonmtJuAon, Estos car-
gos pesaban mas desde que e^muíabi^n el resentimiento de los mlnis-
troe del Key, y uno de ellos D. José de Galyez, se propuso destítuir al
VireVy y lo ueyó á efecto ^|p diñcultad alguna* Sorprendido y alucinado
por Areche^ dispuso que ademas del juicio de residencia que debí» for-
marse ¿ Guirior, se le siguiese unn causa secreta para con^probor las yá
referidas acusaciones. Se tenian acumuladas otras, como la de haber ai*
cho el Virev que él podría hacer florecer la hacienda real sin estrépito
ni daOo de los vasafios: la de haber dado ordenanzas al ipremio de phH
teros y bateojas, y otras n^as 6 menos infundadas j hasta ndículas. Are-
che 66 irritó por demás á causa de que el Yirey hizo recoger los nombra-
mientos que él dio de Depano^ Fiscal &, para establecer ell colegio do
Abogados, los cuivles se resentían de ile^uídad por no estar eu sus ñi-
cultades la espedíoion de ellos. El minis%o Galyez al dirigir sus ór-
denes al oidor D. Femando Márquez de la JPlata Juez de la residencia
de Gnirior, le previno manifestase las iiu$trueciones á Aseche pidiendo-.
<' le noticia de los deinas puntos graves en que el Yirey hubiese exedi-
*' do los límites de la moderación y respeto con que debía mirar y obe-
decer las sobef^nas disposiciones de S. Mr^ los Justos preceptos de las
leyes &*"
Nombrado Yirey del l^rü el tei^iente general D. Agustín de Jáuregiii,
bien al corriente de lo que l]^abia esperiiqentado su antecesor, se propu-
so pasar su época en paz con el visitador Areche, dejándole proceder sin
emibarazQ algi^no, attnque se afectase en algo el decoro y estimación del
alto puesto efe iin Yirey. Aunque hay poco que leer en la relación del
gobierno de Jáur^^ui con respecto á los asuntos fiscales y actos adrni-»
nistratívos de la visita, aparece que el sufrido Yirey se defendió varias
veces de los abusos de breche: uno de ellos f né él haber creado por sí el
destino de juez conservador p^a el Oabildo de Lima y haciendo el
pombramlento 4c la persona que 1q hirviera permanentemente. No pndo
fliempre desentenderse Jáuregni de )o8 ay anees con que Areche desaira-
ba su autoridad éi^ediéndpse de sus atribuciones, y aun dando órdenes
qpe de ningún i^iodo eran lícitas^ ^omo la de haber permitído al admi-
nistrador de 1^ aduana admitiese la consignación de uu buque, cuando
estaba prohibido á los empleados ocuparse de asuntos de comercio.
Apenas llegó á noticia del Yirey que el casique de Tongazuca D. Jos^
Gabriel Coiidorcanqui, bs^o el título de "Tupao Amaro" se había suble-
yado en 4 do Novien^bre de 1780 dando muerto en una horca al corregi-
dor de Tinta D. Antonio Arriaba, convocó al real acuerdo con asist^i-:
pia del visitador general para determinar las providencias que debieran
Secutarse á fin de combatir tan alarmante insurrección que no se pre-
yeia hasta que grado podría incremen izarse. Jáuregni pensó ir el mis-
pao con las tropas que era urgente enviar al Cuzco; mas luego por no
f^^tW^PPs^ Cp;iveu|e4ite ^^ ^alid^j 9e revivió marchase el Yisit<ador Are^
Alffi 335
4dM á dirigir las opeíaclonfis y paeificsr el país; bien entendíd» qno He-
Tari» manímodas^fiMiiltadeBjjKmiie veneembaiasado en el ejeiei<^de
la aotoridaá militar y pelítiea* Se aeoráó todo lo Beeesarío^ y p» lo
pionto taé remitida ana columna con el coronel D. Gabriel de Aviles
para loeforzar el Cozoo cuya defensa estaba librada á los milieiAnoe de
ioicha eándad^ y á los que de Áb^ncay habí» 1Wm4^ ^^^ ^ mismo obje-
to d corregiaor teniente coronel D. Iianiie|de vilUlta. pespues eia-
prendió ^ecbe su jomada, eon el «MiriM^ de campo subin«|^tor ge-
neral D. ^osé del Valle jp Tones destinado á mandar el ^éreito que H^
á reunim. y saoó de J^una tropas, piesas de artillería y un parque com-
petente» La relación de los sucesos militares de esta campall« hasta
quejar destruido **Tvipsc Amam,^ 2a eneontraiilí el lector en los art^e»*-
los corre^ondientes a Aviles y /í Valleí con las es¡»ediciones de ambos
sobre JPuno y otras provineias 4¿spnes de la captara y muerte de 'Tu-
. pao Amam''' basta Ja conclusión d» aquella guevnk
te los hediOB ¿s este can^Uo damos nazon documentada en ^ arti-
go Ispeante á ¿1, insertando la sentem^ pronunciada por Arecfre ejl
4ía ÍJ^4» ^^^ ^® ^^^U en el pro^seso qi^e siguió en el Cuaco el oid^ de
X4ma Jj, iBÍejgiito de la JtaftJinaree á qjMen nabia ilevado pafii que der
/MgDgjpcfiase la .auditoria. Atros» espantoso y nunoa visto m aquel desar
pÍl!$ido fiíUo, porque no contento Arecbe coq üpUoar/^ '^Tupae Amara''
la tiUdina pena, y con hacerle suliyc el tomento 4e la guanídbA, lo oml»
denó S ser desfcuariii^o vivo al iq^pulso d¿ cuatro cabijlos, después de
cortare la lengua, y de presenciar el suplicio do borca de su os|KKa Mi
cáela BastÍ!^¡a8, de su nlüo £tipéUto, de su ci^pado Ánto«LÍo Barodas^ da
^Bu t¿o Prancisoo tTupac Amara, de la eacica de 4oos Tomasa Condemai*»
ta q;iie sofrió la pena de garrote (á todos los cuales se les corté 4i^tas !#
únffoa) y ^ sos cómpuces José Berdcáo, Andiés Gastón f Antonia
Obfitas ^ue fueron tambieqi «ilicNroados* Hlzdse en la plaea del Cuaco Uk
^e^ii^i^n el Viernes J18 dcd pitado mas: distribuyéndose en difermites
provineias y pueblos las cabezas y brasias de fes de aquella d^^dichada
Juiulia. estremece la relación de estos aejbos de barbérjiBi y la fiiii
^crudldaid ael aboiainable Arecha quien al encerrar por sí misjvio iw l^
prisión á ''tTupac Amaru" le d^o no sa^dri^ ae ^a sino para terminar
an vi4a en el cadalso, parante ejl proceso jiispuso se le sirviese de su
^eaa el ali^iento como lo hiao en el 9MSino Cusco dos y medio siglos án^*
tea^ Hernando Pizarro ^con piego Almií^Bro víctima de sus vengans^^
^recne no d^aba de oir n^isa todos los dia^ y el del oastigo 6 inejor db>
íobo del martirio l^oTiible de Jos sentenciados, se oonfesó y comiugé !C0»>
mo para dar ]pi público testíinonlo de la tranquilidad de s^ concienoUi;
.concurriendo á presen^.ar d^^de ^^ convento de la Complica aqnjDl]^
tfáfpQ» y repugnantisi^ia escena, ^ign^ieron después en diferentes pun-r
tos namerosas «jc^upiones que puntuali<aremos en el artículo Tupas
Amcuru y otros.^— VÜfeAp'iaffa»
Cm^trei^drá insertar aquí la earta que Tupac Amam dirigié al visita»
4or Are^e luego <me sapo su arribo al Cusco, éiu embargo de que ^a
ha sido yá pubucada, la copiaremos en lo sustancial, pues ^ntiene eláu*>
/sulas que no son mas que la re^tioiou de otras, é el rejikto de partiOi^^
Íari4aues insignifícantes. jíecesiiati^os traw á la vista dicha eai^ páb-
que vamos á colocar á leontinuacion de ella la respuesta que Arec^ dié
a Tupac 4>nMura^ documento qi^e Iubí contó otros que poseemos, no ha ^
do hasta ahora impreso, y qi^e da la última ptuaba del carácter siniestra
del Visitador: ])retendía que aquel se entregasoí no para recibir un per-
dón abaciato, sino para que muriese resignado 4ten los auxilios e^ritua"
íeSf y no ae íp recargase el oftsti^ jcpa mAjores torpeB|ott>
326 Al^E
Señor Viftitadon
" Con la buena llegada de US. he recibido grande gusto de que al re-
cibo de ésta disfrute salud robusta, y que la mía ocupe en lo que fuere
de su agrado
" No quiero enigmas en lo que pretendo, sino una pura verdad, que
esta, aunque adelgaza, no quiebra. Dos afios hace ya qué el Rey mi se-
ñor, con su lib^eral y soberana mano espidió su real cédula, para que á
raíz se quitaraíi estos repartos y borrados los nombres de esos corregido-
res; y lo que hasta hoy se ha estado haciendo, es ir entrampando y con-
tinuando su inicua existencia, con decir que conforme fueseÍL acabando
sus quinquenios, irían feneciendo; y este modo de giro es eapa de nial-
dad contra la corona del Rey mi señor y su real mente, porque lo que
pretendemos todos los provincianos de todos estados, es que en el dia,
instante y momento, se borren de nuestras imaginaciones esos malditos
nombres, y en su lugar se nos constituyan alcaldes mayores en cada
provincia, que es preciso que los haya, para que nos administren justi-
cia, y que tengan aquella Jurisdicción necesaria y correspondiente á su
carácter. Por lo que toca á los intereses reales de la tarifa, debo decir á
US., que lo correspondiente de todo lo que han percibido hasta el dia de
la cesación y hecho el ajuste, verá US. que han cogido ya tres y cuatro
veces mas de lo que el señalamiento de cada provincia ordena; pues no
hay corregidor i^ustado, aunque sea de la cuna mas ilustre.
" Un humilde joven con el palo y la honda, y un pastor rústico, por
providencia divina, liben¡aron al infeliz pueblo de Israel del poder de
Goliat y Faraón: fué la vazon porgue las lágrimas de estos pobres cauti-
vos dieron tsdes voces de com})asion, pidiendo justicia al cielo, que en
cortos años salieron de su martirio y tormento para la tierra de promi-
sión: mas jay! que al ñu locaron su deseo, aunque con tanto llanto y
lágrímasl Mas nosotros, infelices indios, éon mas suspiros y lágrimas
que ellos, en tantos siglos no hemos podido conseguir algún alivio; y
aunque la grandeza real y soberanía de nuestro Monarca se ha dignado
libramos con su real cédula, este alivio y favor se nos ha vuelto mayor
desasociego, ruina temporal y espiritual: será la razón porque el Faraón
<iue nos persigue, maltrata y hostiliza, no es uno solo, sino muchos, tan
inicuos y de corazones tan depravados, como son los corregidores, sus
tenientes, cobradores y demás corchetes; hombres por cierto diabólicos
y perversos, que presumo' nacieron del lúgubre caos infernal, y se sus-
tentaron á ios pecnos de harpías mas ingratas^ por ser tan impíos, crue-
les y tiranos, que dar príncipio á sus actos infernales, sería santificar en
grado muy supremo á los Nerones y Atilas, de quienes lahistoría refiere
BUS iniquidades, y de solo oir se estremecen los cuerpos y lloran los co-
razones. En estos hay disculpa porque al fin fueron infieles; pero los
corregidores, siendo bautizados, desdicen del cristianismo con sus obras
y mas parecen ateístas, calvinistas y luteranos, porque son enemigos de
Bios y de los hombres^ idólatras del oro y la plata: no hallo mas razón
para tan inicuo proceder, que ser los mas de ellos pobres y de cunas
muy bajas.
" Público y notorio es lo que contra ellos han informado al real Con-
sejo los señores Arzobispos, obispos, cabUdos, prelados y religiones, cu-
ras y otras }>ersonas constituidas en dignidad y letras, pidiendo reme-
dio á favor de este reino: causa de ellos, como ai presente ha sucedido y
está sucediendo, y ha sido tan grande nuestro infortunio para que no
sean atendidos en los reales Consejos: será la causa porque no han llega-
do á los reales oídos; porque es imposible que tanto llanto, lágrimas y
penalidades de sus pobres é infelices provincianos de todos estados, de-
AR£ 327
jen de enternecer ese corazón oomj^iTO y noble pecho del Bey mi se*
fior, para alargar su liboral inauo y sacarnos de esta opresión sin tre-
guas ni socapas como al presente nos quieren figurar y hacernos creer
en amenazas y destrozos^ lo que es muy distante de la real manou
** £ste maldito y viciado reparto nos ha puesto en este estado de mo-
rir tan deplorable con su inmenso exeeo. Allá á los principios por ca-
recer nuestras provincias de géneros de Castilla y de la tierra, por la
escasez de los beneficios conducentes, permitió S. M. á los corregidores
una cierta cuantía con nombre de tarifa para cada capital^ y que se
aprovecharan sus respectivos naturales, tomándolos volúntanos, lo pre-
ciso para su aliñó en el precio del lugar; y porque habia diferencia en
sus valuaciones, se asentó precio determinado, para que no hubiese so-
capa en cuaoto á las reales alcabalas. Esta valuación primera la han
continuado hasta ahora, cuando de mucho tiempo á esta parte tene-
mos las cosas muy baratas. De suerte que los géneros de Castilla que
han cogido por montón, y mas ordinarios, que están á dos ó tres pesos,
nos amontonan con violencia por diez ó doce pesos: el cuchillo de mar-
ca menor que cuesta un real, nos dan por un peso: la libra de fierro mas
ruin á peso: la bayeta de la tierra de cualquiera color que sea, no pasa
de dos reales, y ellos nos la dan á peso. Fuera de esto nos botan alfile-
res, agpjas de Cambray, polvos azules, barajas, anteojos, estampitas, y
otras ridiculeces como estas. A los que somos síeo acomodados, nos bo-
tan fondos, terciopelos, medias de seda," encajes, nébulas, man en lu^ar.
de olanés y cambraies, como si nosotros los indios usáramos estás inodas
espigólas, y luego en unos precios exorbitantes, que cuándo llevamos
á vender, no volvemos á recoger la veintena parte de lo que hemos de
pagar al fin: al fin si nos dieran tiempo y treguas para su cumplimiento,
fuera soportable en alguna manera este trabajo; porque luego que nos
acaban de repartí^ aseguran nuestras personas, migeres, hgos y gana-
dos,.privándonos oe la libertad para el manejo. De este modo desampa^
ramos nuestrae casas, familias, mujeres é hijos, y obligadas de necesi-
dad se hacen prostitutas; de donde nacen loa divorcios, amancebamien-
tos públicos, destrucción de tfnestras f^imilias y pueblos, por andar no-
sotros desertados, y luego se atrazan nuestros reales tributosi porque
no.hsg^ de donde ni como podamos satisfacer.
'' Pase vista US. á los informes hechos por los ilustrísimos señores Dr.
B. Gregorio Francisco Campos, obispo déla Faz, Dr. D. Manuel Greróni-
mo Bomani, Dr. D. Agustín.. Gorrochátegui, obispos del Cuzco; los ca-
bildos de Arequipa, Paz, Cuzco: cabildos eclesiásticos, prelados, religio-
nes; los de los curas Dr. D. Manuel .Arroyo, Dr. D. Ignacio Castro y
otros señores de este obispado, y llegará á ver US. tanta iniquidad, que
no solo se escandalizará, slqo que vertirá lágrimas de- compasión de oir
tanto estrago y minado las provincias
'' No tengo voces para esplicar su real grandeza, que como es nuestro
amparo, protección y escudo, es el paño de lágrimas nuestras; que como
es nuestro padre y señor, es nuestro refugio y consuelo: .no halla voces
nuestro reconocimiento, amor y fidelidad, para del todo esplicar y decir,
qué cosa es el Boy mi señor: publiquen su real grandeza, espliqnen la
qragua de su amor las Becopiladas de Indias, las ordenanzas y cédu-
las reales, las provisiones, encargos, ruegos y demás prevenciones, di-
djgidas á los señores vireyes, presidentes, oidores, regimientos, au-
diencias, chancillerías, arzobispos, obispos, cursA y demás jefes siye-
tos á la corona, que juzgo en todo lo referido no hay punto, ápice ni
coma ^ue no sea á favor de sus pobres indios neófitos; pues impuesta
^ nuestra desdielia é ii^á\atTtQkmy mam H ñiññ Á^fótMli&k JSSimúaat, esa.
lo espiritiii^, aoB exisiQ de biii^íjm. pensloBe» sia élstíBeie& é» peiP8<K
iiasr 68 pttea 4e aentir ^ae 8Íe.i»éo tan exeai'T<^el fáror y ame» de noeeo:
tró6 sóbennos, que nó» aofparan y^ ^K>t€^fli&> sea mayor la tago» d»
Broestro toTmento y ea^iitiyerkK lOo^ nuBoa hiij para ^n^ así sea, ni mi,e
jfelé <{ae así lo loaadef l^a leF^ i? malo 1? dj»l t(oFO 6? de la ReooplkH'
óion, ordena Qoe nosotroe loe pobres indios seamoe atendidjOBy tkYore--
cidos y amparados por las jHstiieias eelesMIstíeas y seealares eon saaow
y pa2{ ahora, pifes^ para lograr de este be&efljúo ea el easo presenta
no queremos croe nos jasíg^en, proliejaa y amparen por la» leyea é»
Castíllay Toro, Partida y ottas^ Mae pcnp Is;» aaestras propas, oomo 80»
las Recopiladas, Ordenanzas y Cédaias reales,, ^e<MB0 din^g^idae á nuee^
tro8 reinos para naestro biea..
^ Mandan las leyea 8y 9, 10, II, y Id ^%, 4, segaa dietámea de nxm^
íaer
troe BMMiaroas: ** aúe ea caso do aaber rebelioa, aanqae sea eontra sa"
real eorokiii (qae la preseate ao lo' et» siao contra loe iníeaos ecnregi^
dores.) nos traigaéu eoa soayidad- áü pa&, sia gaerras, robos aimtier^
tes; ae daraos sea eon aqaeHas prereneioaes que espresaa las leyes,
eom^ 8oa los reqnerbaiea'tos fga» aatecedea por aaa, dos y tres Teees^-
f las demás qne coavengaa liasta aijtaraemos á la pa^ qne tanto deae»
unestraMonarea; qne se nos otorgaea ea caso necesaria aleaaae liber-
tades ó fraaqnieiae de to^^espepfe de trébato,» yi^hecbas las prevea-
eioaes, no bastaa^ seamoe castigados eoafbrme lo merecemos^ y ao^
ftias.
** Siempre la real aíeate, oCMo taa noble y santa, e» £»voreeenM%
aaaea ceso de esperimentar ea nosotros ^^raa^ ooatostt^ia. Pií^aho-
la. iqaé saavidad, qae pa2| qaé libratade» á tesMioieiae, qaé reqaean-
mientos, siqaiera por ana vec,- bemoe ürerecido basta boy oía de la j^
eba, aun babiendo be<^ naestra embi^^^daf {Qaé perscmss de sf^aeidaí^
y esperiencia ban venido il gaerrearaost Solamente naestros eaeax^g^
loB cbntegidores. 4<^ienee en estos tres meses de trégaas, basta boy eóm
tanto encono mantienen kis tropa» eon capa del Boy, sino losco^regido*'^
res; no por amor á su Key y SOTor^ sino por recolb^ar sos iat^Peses coa^
mayor nierza? Se ba pablicado en esa eiadad y en otras partes la reai
cédala de qae no baya, mas repartos,, y segtm cartas qae ae baa yisto ea
estos lagares, ban pedido para retorno de este beneñcio el reprimirüósb
á niego y sangre; el a^ta^mos como á perros sia los sacrameatos necesa-
rios, como si no aeramos crtstiaBos; botar naestros caerpos ea los caaf
acapara qae lo»GOB<aa los baitres;^ mafcar aaestras aNgeves é byoe ea
fospecbosde sos ma^bres! iBbbarnos es el modo de atraernos á lar pae yf
^ la i;eál coroaa de Espa&af ¡Qoé cosa t»a estrafla es y distinta de íkíeíi
méate b) qae al presente se praotic9i^ (Bobar edioto de perdoa aara lo»
aaos y -oastigos- para loe otrosy es el mOdo de sosegar los pueblos?
'^No es Mavoaasar mayor eacono y alboroto á sas moradores; po^igj^
eomo ea los pcteblos naos é otroe se d^ la maao, aaoe y otros llegaráa
á fiaaeatarse. Pñif» ooatianarel fomento' ooatra las proviadas, baa
cebado lii YO» de one nosotioe qaeremos msostatarde la ^, negar la obe--
diencia é moestro Idoanrca^ coronanae^ vol Vor á la idolatría: celebraHs
ea mi alma de qacrlbe corregidoree dáeiraa praebas coaveaieates de ea*
tes tres paatost mas de eUos afirmaré qae soa i^óstatas de la fS^ y trai-
dores á la coroaa, segaa los paatoe (Eáiraieates»
^ Míos se opoaea á la ley porqae del todo, dlesecbaa los preceptos san-
tos del Decáloffo: sab^i qae aay IHjos^* y ao b> creea remnaerador y Jas-
ticiero, y sas obra» aos lo rnaaifieeibaa: ellos mismos desprecian los pre-
ceptoade la ^lena y los santos saesameatos, pofqae vüipendisui lae^
Aiffi: 3ái
¿iMÚpliiuis y pM¿$8 «gleirtiitotloM; tionen todo, y lo aprenden como men^
ceremonias ó fiteoliftiee íSMitásticas: ellos nunca se confiesan,' porqne ^
tan con el robo en la mano, y no hallan sacerdote que los absuelra. Ape-
nas oyen misa los Domingos con mil asparientos y cer^nonias, y del
ellos aprenden los vecinos su mal ejemplo: ellos destierran á los fieles de
las iglesias, mediante sus cobradores y oorclietes, para que los indios y
espafioles se priven del beneficio espiritual de lá mlBá: se ponen de ata-'
layas^en Jas puertas ae las iglesias para llevarlos á lá Cincel, dónde se
mantienen dos ó tres. meses luuta pagarles Ío qué deben; eÜos violan ImÍ
iglesias: maltratan sacerdote^ liasta liácerleá derráni|tf sangre, nienoB«>
precian las sagradas imágwies: privan los, ciütos divinoi^ pretestándo
qoe se empobrecen; y no es sino ,por qué stís intereses ilo se atrasen: p^'
nen reparo á los párrocos Vigilantes y tüiio^tos con sUs pláticas y ser-
rnes, para qde el fervor de los fieles y cuntpliníientcií de los preceptos
Dios no se ]»erturlMii y resfrien e¿¡ éuos con tfits violencias, y estorsto^
nes y mencispre^os; les luiiiyentan y entibian c^ anior de Dios y de sus
pantos) de áóiÉá» nace otra iliáyor desdicha; y éis que los párrocoB y sus
tenientes dividan liiS ol>ligacione8 de su ministerio, v solo aspiran íú lo*
«ro del l¿)iíeficio: esto sucede en los mas de los pueblos^ porque son mas'
Ms conegidorés inicuos, así uñ mal Uanja á otro.
^'£Je aj^úed ál lEÍey en esta fomia: hay mluclias Haciendas en los lujgppires
tfOBpédtnriiS á siis ji]frisdicciones: éstas tienen indios yanaconas asisten-
Íes: de estoB, tales y cítales pagan tributos, y los mas son vagos, porque'
no conocen territorio para que cojan el reparto: todois son .traíaos por
litinuta y parala recaudación de tributos, nada dte esto se repaga y ob-
serva. Ellos llenan loa obruges, caiíaveráles, cocales, con sus iutereses:;
cobran lo que es suyo con la mavor vigilancia lo que realmente no de-'
hexi; y los tributos, debiendo ser lo primero del trabajo de los indios, son-
olvidados: ociírren sñs caciques y no son atendidos; antes se ven priva-
dos de sus bienes, porque los nombrau para dos ó tres a&os ó tercios por
Xerlos acomodados, y al cabo les rematan sus bienes con pretesto de aué
deben de tributos, y ¡cuántos de estos se ven pbrdioserosl . «Como los lu-^
4ios se ven imposibilitados, con hacerles' algunos servicios personales
los contentan: ellos tienen entradlas y saliotas, tratos y contratos^ y con
pretesto que son producto de la provincia, slenáo ramos muy distintos
de la tarifa, no pagan las reales alcabalas. De esios dos capítulos infie-
ra US. si los indios ó los corregidores son apóstatas de la jle, traidorea al
Bey. Mal se compadece de que seamos coiuo eU<Á nos piensan, cuando'
en ellos se verifican las razones predlchas; luego ellos deben ser destrui-
dos á fuego y sangré en el instante; luego m'atanao jiosotjros á los corre-
gidores y sus secuaces, h^acemos grandes servicios* á su Magestad, y so-^
mos dignos de premio y correspondencia; mas como ellos con sus cavila-^
cienes y empeños figuran las cosas á su paladar, siempre nos hacen dig-!
nos de castigo ,..».•.........•
(............».....................'........
. ** Para mayorpraeba de nuestra fidelidad qué debemos prestar á núes-
^ Monarca, ponemos nuestras cabezas y corazones á^ si|s reales plan-
tas, para que de nosotros determine y haga lo que fuere de su real agra-
do y tuviese pbr conveniente; que como sus pobres indios que hemos
Vivido y vivimos deblE^o de su real soberanía y poder, no tenemos á don-
de huir, sino sacrifica^ ante estas soberanas aras nuestras vidas, para'
o[ue con el rolo tizne de nuestra sangré quede sosegado ése real pecho.
X si en el de haber enviado embajadores con ]^apeles que se quieran ioz-
gárcomo disonantes alas regalías del Bey mi señor, castigúeseme a m^,
solo, como á un «ñipado, y no paguen tantos inocentes pOr mi cansa;
4ÍÍ
330 AB£
cnl6 oomo hasta hoy no había ninguno do parte do mis paisanos que pn^
meso en pf áetica todas las reales órdenes, me espnse vo Á delmiderlo/
ponfondo en peligro mi vida; y si esta aeeion tan heroica qne he hendía
Ofi alirlo de íos pobres pror inmanos, españoles é indios, bascando de ester
íÉodo el soi^ego de este reino, él adelantamiento de loe reales tribatoe, y
gie no tengan en ningnn tiempo opción de entregarse á otras nacione»
fieles, como lo han heefao machos indios, es delito; aquí estoy para qne
me castigtten, solo al fin de qne otros queden con vida, y yo solo con el
eastigo; pero ahí está Dios, quien con su grande .miserieofraia, me ayn*
dará y remnoerará mi buen deseo.
** No pnedo dejar de informar á US. otro mal que se padece, qne es la
éidpaeion de los templos en so áliAo, menoscabados en sus rentas; dsr
inerte que ver un ministto de la iglesia en el altar, causa grima el verlo^
Kr el total descuido que tienen los curas de las vestiduras sagradas^
m esto q]|}e-es-4U)ger obvenciones y las rentas de la iglesia, hacer eo*
mereio de ellas, tienen -particular gracia; porque todo cede al fausto,
Sompa y vanidad de sus ÜBmiliiu: en sus casas parro^uiídes y aderemos
e muías, se ven las mejores tapicerías, espe{os, repicas de marqueria;
y en los teói^los divinos, trapos y andrajos, i fuera de cuanto diga de loa
euras chapetones, tengo hecho reparo de que onclten los cargos de su
oblij^ion, y les parece que satisfacen por terceras personas. Ellos co-
flio no saben la lengua de la tierra porser estrangeros, no espliean por sC
mismos la doctrina, de suerte que hay muchachoís y muchachas de vein-
te a&os, que no saben ni el persignarse: yo Juzgaría temerariamente de
la poca suficiencia de ellos; mas atribuyo á la petmásion divina que atf
nos convendrá.
^Muchos indios no tienen conque casane, y por decir que son soltC'
ros no pagan el tributo entero, y muchas veces nada; y la raeon es,
porque como sus padres vienen destruidos de Potosí, de hahet hecho al^
leras^^ mitas y padecida en las panaderias, arrendados como eselavos»
6 porque quedan sumamente destruidos de loe corredores) ó porque
tftts padres son pobres por las obligaciones de los pueblos ú otros moti-
vos; los curas por no perder sus rUntcMoo» y otros abusos, lo» dejan vivir
é SU agrado; y cuando ellos menos piensan los coge la muerte em mal es-
tado, y no se, sefior, como pnedan dar su descargo al Juez divino.
'' Tanto tengo qne decir á US., mas lo preciso áeí tiempo no dá lugar;
t para hacer varias representaciones á la real corona de fjspa&a, espero
de la benignidad de US. me despache uno ó dos letrados, peritos, desa-
pasionados, quienes haciendo juramento de fidelidad al Rey, vengan con
Auestros protectores á diri^r y cobernar iraestros asuntos, oonforme
ítaerén y «¿dieren al grado cte S. ]£ (qne IHos guarde;) porque como ca-
Moemos de instrucción, pudiéramos j»edir 6 decir cosas tan diminutas 6
ezesivas, que repugnen á la razón. También suplico y ruego que me vea-
§w^do9 señores 9acaiyMo8 áepábHoa virtud, forma y U^¡ra9, que éRr^n mi con-
dmobt y me pongan en él oomino de la verdad, que es Dios nuestro último
fin, Mtta que futnios creados, en quien espero, á quien ruego continúe la
aalua át US. por fislices y dilatados afios para el bien de sus provincias.
José OüMd Tupao-AmMru.
finía y Mano 5 de 1761.
COirrBSTACION DK A1CKCHB A TC7PAC-AM A.RU.
" Acabo de verla bien estremada carta qne U. me puso el día 5 de es-
te mes en ^l pueblo de Tinta, queriendo inclinarme a qne para suspen-
der las hostilidades que están naciendo sus tropas en las provincias ín-
ARE 331
laadiiilaii «d tome algnn teoipenunento pQM Jium qae li« tenido cadm
soficieiite para esta lebelien; y que eeeañdo aquellaa en todae «as partes
no liay paia que aesnir ^tai como que £i4ta el motívo, j no qniere ver
derramar por mas tfempo la sangre cjU» tüitos infelloes indios oomo Tan
muertos en los oombates, oou otras cosas que no son de este lugar, ni pi^
ra que se traten de este modo.
'^oda esta carta la veo puesta sin aquella sinceridad, y declarado buen
fin que debía traer; y deauscu de sus espresiones que está U. mal go^
bernado; que tiene aun muy tibio el conocimiento de sus crímenes, y
que aun no le pesan las cadenas qoe arrastra, como espero será muy en
breTOy mas no obstante me baré cargo de algunos de sus artículos, 6
puntos por menor, pues son á U« muy útiles los instantes si quiere yol-
ver su corasen á Dios, y restituir al Key la obediencia que le tiene vio*
lad% sustrayéndole de ella los vasallos que le ba concedido el cielo, pai-
ra oue los nure oomo los ba mirado siempre derramando sobre ellos sus
piedades*
'' Usted, d quien tan arriesgadamente le c<mduce su mano y cora^n,
piensa que ef estado á que uegaion los males que refiere, asa^a^ sso^
aerio9f le pudieron poner la autoridad en la mano para quitar á la del
Soberano el que los suspendiese, y enrase del todo: Usted sienta que &
M. loa ba ignorado, que no se lo ban dicho los magistrados y tribu*
nalee, que Ifovan este cargo; que aunque tiene muy de antiguo ordena^
do pOT sos sabias leyes lo que se debe baceren lavor de estas provino
eias, y en especialidad por sus amados los indios, en quienes ha diverti-
do mü veces y con ternura su venerable dignación, estendiéndoles, j
formándoles privilegios, uo se le cumplen con otra caterva de proposiv
clones i^tractas, ^stf n es «so y otro eaao ton i^ertoi, sea ea 2o« 4ema9 ia-
i^ertas y wntrarktK pero aunane lo sean todas, puedo decir que bastd
ahora no ha llegaao U á mi tnounal por remedio alguno; y que aunque
no ha llegado, no por esto he omitido hacer en favor de esta nación tan
privilegiada, cuanto me ex^en las leyes, y sus presentes atrasos. . . .
I • • •••
'' Usted ha fii]¡jido, según sus edictos y sediicoiones convocatorias,
que tiene auténticas órdenes para matar corregidores sin oirlos ni ha-
cerles causa, para quitar á los indios toda pensión aun las Justas: Usted
iia promulgado bando sobre la muerte de los europeos, y U. en fin ha
sefialsdo en toda la clase de sus papeles, unas ol^íusuias llenas de horror
y de Injusticia, de inhumanidad, y de irreligión; y con todo no quiera
que se le tenga por sacrilego, por apéstata, y por rebelde. Ademas de
«esto, U. por una sentencia tan terrible, y tan severa y respetable, se ha-
lla priviMlo do la comunicación de los fieles^ y se trata como sino lo fue*
ra liaciendo escarnio de unas arma^ eclesiásticas, con que defiende sus
imnnnidades la religión, el santuario, su iglesia y sus venerables pastf><'
res; y al ver que no se corrige y arrepiente, quiere que no se le note y
tenga por apostata de la comunión de los santos, y de los b\Íos de Jesu-
cristo. Despierte U. Tupac-Amaru, y acons^e Ü. al traidor que abnsí^
de au índole, que no le haga pisar t¿i escandalosamente como pisa, laa
lineas santee, que separan la virtud del crimen, la fé del enror y la ve-
neración de la desobediencia. £n que ley ba visto tJ,, ni quien le go)^4i>^-
oe, que se puede ahorcar á un hombre sin oirle, prendiéndole cpn la as^-
ishmaay que TJ. aprisioné, y ahorcé á P. Anto4io Arriaga, corregidor de
esta provincia, teniendo de mas de esto, brio para protestar á este info*
liz, y desgraciado, y á los que lo asistieron hasta erpatíbiuo, que proce-
día con órdenes del Bey, de la real Audiencia, del Gobierno y mias: j^es
posible que asi injuriase U, á estos tvibun^les, y j|l de su Magestad que
nos úá Á todoH iasj^íraeionee de su santay benigiiii Justi^eaokmf Fuem
de eéto si U. dice que nuestro amable coberauo ij^ora lo que hacen ó
han heoho ios con*egidore8y cómo^lij^ suTeéq^table nombre paramatav
así á quien tal vez hubiera remediádolof |£n qúo áfendid á sus provinr
cíanos 9i CB qite e» cterto lo que U. le aoh<toa. ^m qit^ w eanáió en él permiaa
del oomeráú que le concede au tar{faf desdoble ó sejlhire Ü. de sus ojos ^ dé
ios de la rozón él falso y tosco velo coa que esta uncáfiado, ó se quiere
enga&ar; pues ni I>ios ni el I^y, ni cuantos sabóii ios crímenes que aiv
rastra^ están en ó^ra cosa sino éú que U. procedió con maliéia: qnesiffue
Obranáo con ella, y que se halla muy próximo á verse en el santo Tribu?
nal del Altísimo donde no se ha disculpar con patrafias, y sofisteriaé,
donde no han de ser sus acciones méritos, sino cargqs; y donde no ha
^e poder, como intenta sin fruto con los iM>mbseSy decir ^ue creyó qu^
^brábabien, cuando *sns palatiras manifiestan lo contrario. No puede
pasar mi reflezion-por lo tñucho qne'éncieiTa este argumento sin entez^
neoermé ni contristarme, de ^i(e haya i:(na alma que quiera irse asf á la
eterna condenacíÓii, despreciando el haber sido redimida como la és la
jto U.. con la preciosa sangre de Jesucristo ,
Ut Tapac-Amaru: vuelva U. la ciúra Á la desolación, en que ha pues-
ib á todo el terrítorió^avadido. Chente U; con la imaginación de lóf|
muchos miles de muertos, que ha causado. Medite Ü. el fin que ha-
brán tenido estas miserables almas, seducidas con tantos errores come
les han inspirado sus jefes á su nombre; y U. por sí propio para atraer-
los á su desgracia, y acaso á su condeniícicM^ eterna, como es casi preciso
pensar á vista dé la causa, y del estibo, en que los cc(gió la muerte,' y
combinado todo co'ñ la soricídad y circunspección que merece, deduzca
U. luego si hubién^ sido mejor 8i0^ir-ún poco moa Zo» nutlee ar^^oe, interr
peder con. Dios para qu/e loareitiediasej é informar á loa altos jrfee de la^íacioñf
con él fin de que liopamsen adelante
** Líos repartimientos de los corregidores, las aflicciones que snfrian
por ellos las provincias, y la frialdad con que se las administraba la re^
ligion,- la justicia, y el culto de nuestra santa Deidad, estaiban cérea dore-
ikedkirse del todo cuando U» sé quiso meter sin derecSWy y por unos inedias tan
^kkstables d oorreffirh, proljAuaüdo él respetuoso' hombre del Bey, y e»:
eandalizaudo al inundo, cbti éspónerlo que lo ejecutaba de su orden.
........... .'^^ Ya están quitados los repartimientos, ya están puestas
▼arias órdenes desde mi ingresa s^l reino, piu'á estinguir mitas, para que
Tcw obrajes sean qnos laboratorios' abiertos, y donde nadie esté éin vo-
luntad siendo justamente pagado dé lo que gai^é.
* " También tengo Ubicas niuchiEis órdenes', y providencias para que sf
testáhlezoa el buen trataipiento de los indios, el trab^^o de laii minas, sñ
administración* espiritual, j en tio, párá tbdó lo que ]píuede hacer sus oo-
modidadeó*. Y si y. se Rubiera acerciüTo á nií, ántés de principiar un he-
cho tan feroz. -^ con qae'l^ enuegréciclQ sus días, y á estos territorios alu-
cinados; hubiera visto cuan jrróxiitio y cuan completo está él plan de lo
que merece ál Reyesta' tierra.' Én él Vena tJ. que loe eoiiegidores fue
Han siíáodemu/okoéaMte yimm octmereianies van á ser sin esta mezcla, v bien
pagados, unos padres déla patria, unos benefactores de sus provincias,
unos magistrados i^urables de sus territorios, *en una palabra irnos hom-
bres pdbTicos, los que l^ta áh<yra érán todosj ó cuasi todos para sú
*' Uste^citá unas leyes, cuyo espíritu y sentido nunca sabrá, ó
le hace truniear ese vil consejo que yo jnzffo le arrastra con palabras y
éspresiones dulces á su precipicio, las que hablan de alzamientos de los
indios conviene entenderlas no de tos civilizados de tanto tiempo, sino
Aé los recien reducidos y convertidos, aun cuando se estteudau de otro
AH¿
333
«MOdo, no Be neoMíto bM/sn los neonv eaeienin áe qne iiáUan ál qne Ao
las igwms oomo saeede á U. qne se ha rebelado y oonspiMdo'ooii <»tnM
psnTlo piópi<K al qnoí no sabe la ley, es solo néoetario el noticiársela, no
u qne la sabe: y á nadie se le oc nlta qne está U. y todos* los suyos en este
secando caso: y á vista de esto no sé oomo se pneda pensar por U. y sns
alMdoa qne luíoen bien en perseguir á los oonegldores 6 Jueces provine
ditea por traidonsá las leyes y á la obediencia ,de lo que el Rey lea
manda en alias, cuando U. y los suyos hacen lo propio con las que pro-
hiben que 'i|a4le^ usune su autoridad, y respete, qne nadie le inquiete
y subTWta á sua ▼asallqe, y que n^die se tome la yenganza por ius fatír
nos, sino que 1» buaquim en los tribiipales qiiipncs ponocei^fSn si es Jústi^
ia que ae «olicitija piaai escusar así que sean jueces los particulares 'en su
causa y se eenasnre el buen órdói |>úldico de aoeiefdadi no eslbúen ligedlo
F^Maper, quien no nuede, una ley para procurar que se .cumpla otra, p^ee
rfsnltan aatbas owodidas como sucede á Vi que na llenado de nraertés á
ineendiee, de inasltoe» de robos, de sacrilegios, y de inmunidades á estas
provincias pieteataado que intentó sin autoridad en el modo ni en el
íin, Uherí0ir¡a9 de latmale$ ^«c diem padeeian: ellas propias quisieran sufrir
msjor hoy aquellos, aunque fuesen doblados mas que los actuales: y
Tupae-Amam, y los suyos tomaran á buen partido el verse en aquellos
fliehoeoe dias, en que no eran reos de lo que ahora aen. £n fin yo conoz-
co de que le ^han á U. (pues le hacen Iftkífltuf f^í) polvo en los oiOs para
que no vea lo que esoriqe y dice, y nñ veló oscuro ^ sq entenqimientó
patia que no toque ¡iM>n sus refleiáones» mejor examinabas, qqe está U. ya
pocas líneas, 6 á poca distancia de su último riesgo, '6 qe su perdicioú
pbeaenMi ypnes que no quiere despertar de íos engafios con que le ador-
mece el IJemoaio, temo que esa pobre alma pe^zca, y pase áqjk^é es s»rer
jBiso^ si Ü. no se dispone á recibir las mitoncordias 'del eiero, y las pie-
dadea y humanidades con que hallará las leyes viniéndose á un Justo
aRebentímiento. ...,......••-• r
' ** tkdemos todos estos punios, para que los vean UU. y sus secuaces
jen el recto y santo Tribunal de iHos pues quiero ya Concluir aunque co^
noBco que píerj^o el tiempo en lo que me rnta, v que acaso no lo ganaré
en lo que llevo idicho, bienque según inLespfntu no perderé delantede^
Pies, el mérito que he llevado y mantengo sobre lo qyUcho que coHv^'ne
á U. mifelarm y tenSine pof ti propio, d qtie ífié kjfei jutíá» del JBitadb lo
siirea oo» wtitéripordia, y le oarpuen las péntu qué Iñeríoe ctm la piedad qnÁ
aooHimbran tmiop e»«ii tjfriñmoáidnqttibeoiití^^ el füor
fUéüae. ■■'■ • '^ •'
** Ya ácombatir á U« un ejéroito nun^eroso^ y bien amado como creq
que sepa; que tengo dada al'piíblico W no'tlpfa''de que desde ahora perj-
(dono á nombre del Bey á touos loa que están forzados ó seducidos por
foieóio del temor, ú otras causas entre las eentes pon que U. ñiañtiéne li^
desobediencia á S. M. á cuyo f)^vqr dice fa]8iu)iente que o^bnii^' ^combar
^contal de que estos se restituyan á sfís poblaciones^ y que si nó seráii
tratados con el ritror de la guerra,* y como rebeldes, saéff&gos, ^ladrb^
nes del soctego publico, y demás pnnpipios'que ofeuden. " ' '
'< Del mismo- modo, y ademas del petdqn Tlk pn él ban^ declarado un -
gran premio al que, ó a los que me traigi^ñ vivo á U..*á sif hermano, á-sú
tim^er, á sus hijos, ó parientes de ambos, 6 algunos qe sus primeros ca*>
pitane^ según se nombran en él los demaí^ y sé i^liade qué liberto desde
ahora acnilesquiera de estos tUtimos, qué eñtíiegue a UI, 6 mee de U., dé
lo qué piDcde ihferir el riesgo en que está su* si&nridíad^ pueÉ' espero^ j
iei4p> eansas bastantes para esperar que le ha <& vender aquél de ouien
^iUMeo wiB^Bf pof Iq i^nphoqnev^ á ganar'cim entfegarle^ ye^ee^deloa
334 áB£
pilipMo» aecaaces iuvoloatecioa, ó y» da loe segaftdot Uugo 4*» Uoipio
• BQnotMsia, como 08 ieffiUar,qi|e las tengan loi loaaé «aftas henaa.
^ Preso y entregado Ü. ó los sayos por alganoa do estos medios» eomba*
tida oomo lo va á estar la fnerasa, eon qaeecee qae está hoy sogoro, n9 le
muda «a arbitrio meforqu/e elegir, que ee él de veñineá poner y po^rar 4
loe uiée de la iuetída. ii de la túeerioordiOm timitmdfí úue le anitoi m se fie'
«ittey y qme le veaga la eterna e(mdenafiiiOnf por reméUOf qoe es todo lo peor
MI qnepoeden caer U., y todos sus malos aeeaaoesy y parientes; entro oa-
tos nales ningono hay de mejor, y mas heroico rastro, qoe el ^ve U.
puede haoer menor con rendirse, y digo menor, poes de mas miseneordia
es capas el qne se entrega, qne el qae es prencUao. en nuestro oaso. SiU,
ton» este conscijo, y este medio, fe paede servir para yenirae en diore*'
chara seguro, y solo con sa familia, o oon álgana persona de ella.
" ¿ntiii^eee U. comole prevengo, eiya mas este medioi qne ciudqwú»«
va otro alguno que le fií^a laesperanaa, ó oaiea no le qweie hima, 6 aia
error, pne$ pcneanda oomo $e debe penmr en fa eeirtck&r jr réeega «a fas Um.
9» haUa, la mejor e$ eer ó daree preta al «w pondrá en Jiro Masa >inaa
nidad, y al que nada qne sea aUpiod^fard de kaeer partk qne U. la reeShaotm
rmignadon, ¡f con gmto eabiendo que aelofrada yeitirfmoedDioofQremiemlr
pof, ai Ueg por ¡oe agramoe eon qne le na oJMMo^ y al mnoduv ^ eata
reiBo^ por cnanto le ha escandabzado, y destrnido de sos habítantea en
qoienes d^a U. triste memoria para muchos sigloa.
'^ Sa divina Magestad ilumine á U., como puede, y le dé solo tiempo
paca la penitencia.
Cusco y Marzo 19 de 1781.
Joo6 JmMiQ de Areeke^
A- Jpeé Gabriel Tupao-Amaru.
Kn el articulo referente al seneral D. José del VaUe haranoa saher
los disgUftQs que le cansó Arecne con quien no podo estar en buena ar^
j|9onUi^ Dispuesto siempre é contradicciones y choques en asuntos nuh
jAtl^es que np le eran conocidos; negándole poruña falsa eoomnaia Itm
nMsmos y hasta el apoyo de que necesitaba pana mantener el cjércüo
ráovisto de lo mAS preciso j evitar su destrucción; Uegé aqael honrado
&fi» á yeise ojguimido con diferentes ultrajes y acusaciones calnmnSosat»
^^9en#j» el Visitador, j algunos espafU>les ignorantes, yooinos do laa
ppppyincias, que Valle hiciese cosas eohrenatuiales y que salvase las tjpp*
pasde la deserción que l(vs desbarataba por resaltado de la inasisteiicia
an nedjo de l»intempéxie> privacicwes y enfermedades. £L ^^enecal Va-
Ub escribió eñ el Cuzco eu 30 de Seti^oabre de 1781, un maiufiesto mu^
pjuadado poniendo é tod^ luz los hechos que le vindicaban do las maU^
cioses acnminaciones de Areche y su circulo. £n cuatro mesee solo re*
eibió el ejército una paga: hubo vea que en tres dias no tuyo aHEpa ni
n%n; se le caigaron en precios t;rlples los valores de la harina y el gana-
4o que las mismne tüopaa qi^ittiliánal enemigo: no habla aheolnlwmeirte
memcinas: no 90 di^b» movilidad ni pai»la artiBaríat wn ee asponia el
YjfM|9Ario4eV*yet» d^rpsadaporieaaguasA^ A^ Estos dCPügradoa
y )|lia pi|íel#a ^M^x^oiedides que circiOaron atribuyendo á Valle eLdea-
fifW«|w9:$e f 1» ílMM>PU>n, lo mortificaron de tal manert» que eoiitiü^ una
f9lAmfi444si«y^4^le(»u9<^lAmuerte. Hacíase todo estaco» el que
jilípijipniémad^ duinto era dable por sa^yar la diaMplio«> oon aquelá
«qjan ea cléW» Ij» denota de Ti^pac*>Unaru, y que después do «Ha no te*
]ii^DieiÚ9f pjH» iMmdir á diferentfjs i^vinclas an qua eontinuaba la vnr
va^ummiB^ turibulan de mal9k fi á la dureza da Valle el deaoontenlQ da
A&B 33&
1»deaateiidM»ti0|*> tis oMifiBMr los ▼erdadermí notiros de 1* deflM>
«Ion éB iMMÉbnt ^06 en tm majíi^ número «nw p^ímumm ettrafioA á 1»
iKÜMft é inemMM de obedieDm^:
YéHo ffeÉoraó en ira escrito eontn Areehe los eems y ammentaeio»
Hee q«e se qiwri» jMoaeen sobte él; no olyidlbidoee de echam en oa» 1a
xesptteeto dndn á Ta^w)-Am«ni cnjuido éete le solieitó boeoando im ave-
taimtento. **8i. yo bnbier» poeeto esa eonteetaeion, diee, lontfnto se haM»
deelaiaado eentrami dmesa porqae cenaba las puertas á toda concflia-
eiesií Pero lo hiao éí Visitador y no nn militar, aunque contrariase á la
Imnanidad que aeonselsba eyitar desgracias A?*
Asegura el general valle con pruebas que Arsebe nunca babia enm*
plido BUS promesas por señalados servidos, ni correspondido á los que
bieieran Mtos Importantes á que se debió el éxito de la campa&a. Con*
elnyé refiriendo que cuando Aieobe exigid de Tupi^Amaru designase
■na principales emnplloes, éste le respondió: ** no nay mas que dos, US.
y yo: US. wnt baber mimldo el reino con oontribneiones exesiTaS| y yo
par qnereno libertar de tales vejaciones."
Mnebo se ba bablado de trabijos proiyos oombinados entre magnatel
Indios par» libertar al Perú del yugo de Espalla: y aun se bn somnidél
qmeen el proceso beebo centra Tnpac-Amaru estaban las pruebas dé
qne durante cinco afies se babia estado prep«rando una gran revolncion.
Ésta Mea la ampliaban las autoridades para atenuar sus propias culpas
y las de los eonegidoreSy llamando Is atendon báola nn obgeto distinto.
Qnerin baoerse creer qne no les abusos y atentados de aquellos con mo-
wo del repartimiento, eran el principal «Mígen de la aesesneracion y
tuibnleneias de entónciesi sino el meditado intento de restábleoer el an-
tiguo imperio de los Incas.
No deben quedar en pié y sin observación alffunft estas opiniones acep-
tadas por mucbos sin babme tomado el trab^ de jucganas. Creemos
qne los indios no tuvieron semciJante pretensión que el tiempo no baMa
ooBservado ssoreta. En ninguna provmcln d<d Perú se sintieron los efec-
tos de elln éntss ni después de la levoluckm: ni bay prueba de que Tu-
yao^JjBBam, que era muy despierto j astuto, bubiese escrito ni enviado
agentes á otros lugares, para predisponer los ánimos y entenderse con
otros caelquesen sentido de revivir la monarquía. Después del levan ta-
mknte filé cuando 41 pasó oirenlares para mover á los pueblos y adbe*
tirios á él, y no avanzó mucho en este terreno, pues consta de docnmen-
tos que roÍBron reobasadas muchas de sus invitaciones.
' La insurrección se ahogó con el auxilio de caoi<|aes y nobles qne la
eombatieron al ftente de muchos miles de indios. Si hubiesen estos pen-
sado de otro modo no se habrían sostenido las auterídades de tantas
Movineias, no se habría salvado la ciudad del Cusco ni hubieran podido
UMMr é tiempo las tropas remitidas desde Lima.
En las tentatlTas que biso esparoir Tupao-Amam hablaba de la opre-
Mon de los indios v de cómo eran robados y empobrecidos: exitaba á los
gobernadores y prmoipales, alentándolos paraque le ayudasen en la em-
nrésa de destrafr la tbranfa de los corregidores: pero nada se percibe so-
be restablecer el imperio de los Incas. Durante la turbulencia ¿cuales
Iberon las provincias qne se rebelaron ademas de unas pocas del depar-
tamento M Cosco ceieanas al teatro de la gnerraf Por el contrario es-
tuvlecon tan quietas, que habiendo dispuesto el Virev Jauregui acuar-
telar milicianos en mucnas de ellas por ^reoaueien, dio después ccmtra
orden de que filé autor Areche, creyendo ese gasto innecesario. Las alte-
raciones que hablan ocurrido en loe pueblos en aquella época tuvieron
origen en la túmnia insoportible, en las vejaciones y robos que se ha-
336 AUS
cúuL. Si ofendidos loft« indios y deseipenidosso aioo.tiii»lNOi oootni lar
antoridadM/ no pensaron nunea en la leaparieion del leinado dé sos In-
cas. liO que ellos querían era qae se les dS^JMe TÍTir libremente y en se-
fficra qoietndi naca trabí^ para sus familias y qae no )oa dei^Jaaen
&ipuneniente de sus bienes. La única prenda que pudo babe^e de qae
Tnpao-AnMuru tnviera la intención: de coronarse toé un escrito que se
dyo babia sido encontrado entre sus papeles; especie de proyecto da
decreto, ó declaratoria en que ék se colocan en el trono reasomiendo el
derecbo que aseguraba tener como descendiente de los emperadores: de-'
recbo que tampoco* era elaro^ porque no l»bia podido aloanwir á probaif
su lentima ascendencia como lo lograron otros á quienes el gobierno es-
Jia&oló sus tribunales no se lo neaarom Taü ves aquel papeiíué apécri"
o-y foijado para poner en m9syor i>nlto el origen oe traición^ y agrarar
la causa de los martirios' ¿ que ñté sentenciado aquel cacique con cuaa-^
tos parientes y cóniblices tuvo.
. Los escritos de Tupac^Amaru no fueron diotado' bvíj& sino atea dO'*
áNdesós mestisos y papelistas que lo rodeaban.-
. Si ese decreto no fué* üsUifteado por los espafioles/^ lo mas que puede*
ínferlrsees/ qne alguno de aquellos lo compuso por adulación lo mismo*
Se un Úense en que aparecía Tnpac-Amim pmtado en tn^c de B^.
ra que' se Juzgue de la jiretendiaa coronación bastará oopUur d docQ^
mentó áque aludimos:
** B. José I por la gracia de Dios, Inca.- Bey del Perú, Santa Fé, Quito^-
'' Cbile, Buenos Aires y Continentes de los mares del Sur, Duque ó» la
'' Superlativa, sefior de los Césares y Amarionas con domiuio en el gran.
^ Paititi, ConiisionBirio y distribuidor de la piedad Divina- por BrMio*
'^sinpar &?
. <' Por cnanto es acoidado en- mi Consejo por junta proiya por leii^-
dás ocasiones)' y» secreta, ya publica, que los reyes de Castilla me hanr
tenido usurpada la corona y dominio de mis gentes ocrea de tres siglos:
pensionándome los vasallos con insoportables gabelas/ tributos, piesasy
Unzas, sisas, aduanas, alcabalas, estancos, catastros/ diezmos, quintos,-
vireyes, aumencias.* corregidores y demás ministro» todos iguales en lar
irania,* vendiendo la Justicia- en almoneda con los esforibanos dolosa fé
á quien mas PHJa, á quien mas dá: entrando en esto los empleos eelesiás^
ticos y seculues, sin temot de Dios: estropeando como Á bestias á los na-
turales de este reino: quitando las vidas a todos los que no supieron ro-
ban todo digno del mas seyero reparo. Por eso y por los Justos clamorea
qne o<m MueraUdad ban'HcuEado'jM cielo.
'' £ii el no^ibre de Dios "[rodo Poderoso, ordenamos y mandamos: que
ningunade Úm pensiones diobas se pague, ni se obedezca en cosa alguna
á los ministros europeos, intrusos y de malafé; y solo se deberá todo res-
peto al sacerdocio, pagándoles el diezmo y la primicia como que se le dá
á-Dios; y el tributo v quinto á su Bey y sefior natural: y esto con la mo-
deracimí qoe se bara saber con las demás leyes de observar y guardaí^ y
para el mas pronto remedio de todo lo suso-espresado;
'liando, se reitere j pubMque la Javaheeba á mi real corona^ en todas
las dudados, villasy lugares de mis dominiest dándonos nsvte con toda
brevedad de los vasillos prontos y fieles paca el premio igual,- y de loa
que se rebelaron para las penas que les competa; remitiéndonos la jura-
neoha con razón de cuanto nos conduzca. Que es fecbo en este mi real'
asiento de Tuagasuca^ cabeza de estos reinos.'*
D.JoeéJ.
Pop mandado del Bey Inca mi sefior,
MiuMi$oo Cisnmvi, Secsetarío.'
ARE 337
'. Lbé altotácioxi^B de 1780 cameniaron mt Ck/kjúAitk, oomo lo hemos e^
pilcado en el artículo ''Alos,^ sin peíoibirse allí ul en los domas puntos
^ñ que se bropa^ó la insurrección en el alto Perú, otro motilo que el
desechó de los indios por las iinnsticias y defraudaciones que les obli'
gal^ ásoTirellevar. 'Él Cacique de Tnngazuoa D. José Gabriel Cóndor-*
canqui advirtió que era llecada la ocasión de poner en obra el levantar,
miento qué el deseaba encáoeíar, y lo hizo con apo^o de los mestizos»
clase pobre, desatendida j audaz que á su tumo sabia ^pnmir también
¿los indios. Si estos en diversas provincias se alborotaron por libertar-
se de las exacciones que los a^o viaban, aqiiellos y mudios blancos entra-
ron en la iñsuií^ecclon por mejotar de suerte. £n ol caso de encaminarse
las cosas á restablecer la monarquía y dominio de los indios, los mea*
tizos habrían sido un obstáculo insuperable pata instituirla, conociendo
que tenían que vivir tolerados y que nada adelantaban por su condición*
£1 proyecto de declararse Bey Tupao Amam habría encontrado
grandes escollos en la falta de partidarios, en la ceguedad de los indios^
en sus mismas costumbres, en la oxKNticion invencible de los espaUoIcs y
de las numerosas castas que habrían sabido manejar lad armas de qiie ca-
recían los indios. Üe otro lado el carácter despótico y arbitrario de Tu-
pac-AmarUj que ya se habla hecho sentir imprimiendo el descontento
en muchos indios, no era el mejor atractivo para emprender con buena
esperanza una obta cuya entidad la hacia impracticable. Estinguia lAS
pensiones, y ordenaba en sn decreto le pajeasen á él tríbutov quintos!
Necesitaba de la voluntad de un estenso país y titulaba ¿ Tun^azuca
cabeza de estoé runos y de su real aeiento. Mejor habría estado al visitadoi'
Areoheno hacer mención de seminante escrito.
No debe estrafiarse paso tan ridículo, cuando Areche aconseja al ftey
se recogiese la obra de Garcilaso, que podía imprimirse en Latín para
que no ofreciera riesgo. Hemos leído en la vida de Carlos III por D. An-
tonio l^ecrer del lUo, una nota en que se dá noticia de esta peregrina
ocnrtencbk
** £jÍ informe del Visitador general D. José Antonio de Areche, es nota-
" bUísimo á todas luces, pnes da virtuqXmente por legitimas las quejas de las
*^ inJustUias que habia» originado él levantamiento, á cuya represión acaba-^
'' ba dé contribuir con todas sus fuerzas. Muckas de sus frases parecen io-
" madas d la letra de los mismos documentos en que los j^es indios consiga
** naban la relación de sus trabajos, ora en las represontacionés al Monarca,
'* ora en las proclamas esparcidas para promover y avivar el levan ta-
" miento. Hay también de particular en el informe de Ai^echo; la pro-
'' posición de que se recogieran los comentarios reales jd£l Inca Garcilaso
" de la Vega, ó que se imprimieran en lengua latina para que circularan
*' sin riesgo. Se haya este informe en la Academia de la Historia^ unido
** al tomo en folio que contiene el proceso contra Tupac-Amam, todo
" manuscrito.
Mientras que pasaban en el Pera sucesos tan ruidosos, el general Gui-
ríor se defendia en España y patentizaba las imposturas de Areche an**
te el consejo de indias mío entendía en la sustanoiacion de la causa se-
creta que se le formó. £1 habia sido plenamente absuelto en Lima tanto
por lo tocante á esta, cuanto por lo concerniente á la de su residencia*
Figuraba en aquella la espléndida defensa que trabi^ó el marqués do
Soto Florido hfjo de esta capital y uno de los mas bríflantes onusmen-*
tos del foro peruano.
£1 Rev á tenor de lo que adujo el fiscal del consejo y lo acordado por la
sala de justicia, declaró en Mayo de 1785: ''Que eran falsos los exesos
*' y defectos atribuidos á Guirior, y que no resultaba de la pesquiza y
338 ARE
" actaacion causa ni motivo, aun el mas leve, que lecTetraíera de aqneí
" concepto de providad, honor, celo é integridad en el real servicio qne
" antes de ella babia adquirido, conservado y merecido de la real acep-
** tacion y gratitud, para colocarlo en los distinguidos empleos y des^
'* tinos que habla obtenido. Y que por lo resxMsctivo á D. José Antonia
" Areche le oyese el consejo en el pleno de tres salas por escrito y de
" palabra.''
Areche había sido llamado á España en 1782 cuando ya se sabia en la
eorte la sentencia y ejecución de Tnpac- Amaru. Fué reemplazado en la
visita general por el consejero de indias D. Jorge Efscdbedo y Alarcon.
Nueve meses tuvo Areche en sU poder los autos en que habiéndose jus-
tificado Guirior, aparecían contra él cargos positivos y graves de que
tenia que sincerarse. Después de uno y otro plazo, y vencido el úl-
timo presentó su alegato. £1 consejo pleno en vista de él y del que
nuevamente prodigo Guirior, espidió su fallo condenando á Areche
á que diese la satisfacción exijlda j^t el agraviado, y haciéndolo reS"
ponsable de costas y perjuicios que su contendor estimaba en 200 mil
})esos. Puesto el asunto Á la resolución del Rey, en circunstancias de
iaber fallecido Guirior, aprobó el dictamen dado por el consejo en 1? de
Abril de 1789 mandando se jubilase á Areche con la tercera parte de su
sueldo, penándole en la costas, dallos y perjuicios y en que viviese fila-
ra de la corte. La marquesa viuda de óuirior que era sobrina de este,
fué muy diligente en seguirlos últimos trámites para la completa ter-
minación de tan largo y escabroso asunto. — Véase Jáuregui, D Ágmün,
AREHALfiS— 1>. José— -jefe de Artillería de Buenos Aires. Publicó en
esta ciudad en 1832 un libro ^^ Memoria lüstóri4sa sohre las operaciones éin-
** ddencias de la división Libertadora d las órdenes del general Í>. Juan Anto^
'' nio Alvarez de Arenales, en su segunda campaña á la sierra del Perú en
1821." Acompaña muchos documentos importantes, rectifica no pocos
errores de las '^Memorias de Miller," aclarando diferentes puntos, y re-
mediando omisiones perjudiciales al esclarecimiento de algunos hechos
de la guerra de la index>endeucia.
ARElf AZA Y OARATE— D. Pedro Ani^nio db— miembro del consejo
de la suprema Inquisición de España. Vino al Perú á mediados del si-
glo pasado de visitador del Tribunal del Santo Oficio de Lima, donde
permaneció algún tiempo.
ARESCUREIIACUI—D. Eduardo José dií— -Véase Torre antigua de
Orue — Conde de —
ARETALO— El Dr. D. José de — ^nació en Arequipa. Fué cura de va-
rias doctrinas, canónigo de a(j[uel coro, y dignidad de Chantre en 18 de
Marzo de 1747; afamado predicador y da notable mérito. Falleció en 12
de Mayo de 1749 dejand;ouna memoria de misas al monasterio de Car-
melitas de dicha ciudad.
ARETALO Y ESPIlf OSA— D. Juan de— natural de Madrid, comenda-
dor en la orden de Alcántara. Fué alguacil mayor del Tribunal de la
Inquisición de Lima — Véase Tello,
ARETALO— El Dr. D. Sancho Manuel de — natural do Arequipa. Hi-
ífí carrera por escala y fué dignidad de Chantre do la Catedral de la
Paz.
ARG .ií; . 339
UAVBBAS Y omnált— El Qkmbbal D. Fernando Alfabo de<-
corregidor que fué de la provincia de Moquegua en 168d. Descieudea de
él las familias de este apellido ou que hubo personas distin^idas por los
cargos que desempeñaron, y por sus rasgas de generosidad en favor del
«alto. Éa la casa de Anruedas estuvo viuculada la vara de Alférez Beal
del Cabildo. P. Francisco Axguedas y Ángulo fué consejero de hacien-
da: D. Domingo Argaedas Gutiérrez Daza canónigo magistral de Are«
quipa en 1774, y D. José Maria Arguellas y Maldonado último alcalde
provincial, receptor y familiar de la inquisición, sirvió de alférez real
durante la minoridad de D. José Clemente Ajguedas y Landa, que ha
sido sub-prefecto, coronel de milicias y senador de la Bepública. Todos
ellos nacieron en dicha ciudad de Moquegua.
ÍRWHAO— D. Fh. Juan ^b~ Arzobispo; hijo de D. Domingo de Ar-
fuinao y de D? Ana María Bejarano. Nació en Iiima, profesó en la re-
gión de Santo Domingo el dia 8 de Mayo de 1604, siendo provincial el
venerable Fray Juan de l^oreuzana: estudió artes y teología, fué rector
y rageatemayor de estadios en su convento en 1633. Pasó de prior al de
TngiUo, y en dicho obispado obtuvo el cargo de vicario provmcial. Fué
maestro en la orden, Dr. en la Universidad de San Marcos, oalifícador
del Tribunal de la Inquisición, y catedrático de sagrada escritura y prima
de teóloga por oposición. EUgióselo provincial en Xima en el capítulo de
24 de Juiiode 1641. Concluido su período, lepresentó el Bey cu 19 de Abril
de 1646 para obispo de Sauta Cruz de la Sierra, no teuiendo en la corte
agente ni protector cdguuo. Le consagró en Lima el Arzobispo D. Pe-
dro Yillagomez. Sin la menor diligencia de su parte se le promovió al
Arzobispado del Nuevo Beino de Granada en 1661, habiéndose visto sor-
prendido con la cédula real, bulas y p^o. Verificó por tierra la larga
SQUurcha á que estaba obligado; y como encontrase en ISogotá en mal es-
tado el monasterio de religiosas de Sauta Inés, le fabricó nueva iglesia y
dormitorio, le proveyó de alguna reuta, y le proporcionó otros auxilios,
Este prelado muy querido en Lima, disfrutó de bastante aceptación por
.sus luces V sanas costumbres; fué siempre humilde, caritativo y benénco
y uo se olvidó de socorrer á^su antigao convento de Trajillo. Quiso el
Bey trasladarle al Arzobispado de Clxuquisaca, pero no lo aceptó por ce-
der á los ruegos de los vecinos de Santa Fé, en cuya ciudad falleció de
cerca 90 a&os. Tuvo allí por provisor al D. D. Lucas de Picdrahita que
después ascendió á obispo de Santa Marta y Panamá y escribió la histo-
ria del Nuevo Beino de Granada.
AROTELLES— D. Joa]&~*^ublicó en Londres en 18^ un folleto contes-
tando á una solicitud de comenciante^ iu^eses y á vaorios artículos de
nn Diario, que atacaron los diereehos de la Sspaña con respecto á su do-
minación en las Américas. ' r ': •>
-•• .
ARC^VEILES— D. Fu. Juan DE^-<4e la órd^n de San Agustín, natu-
ral de Lima, persona de mucho saber y jasti¿<6acioii. Era obispo de Pa-
namá eu 1699. Falleció en Lima ou'24'dtí Enero de 1713. Hallábase nom-
brado desde 1710 obispo de Arequipa, donde por encargo y poder suyo
gobernó veiur>e dias el maestre . escuela entonces, Licenciado D. Luis
/Cornejo y Calderón. Este obispo dirigió al Bey un detenido informe co-
municándole el origeu y. causas de loa freou^ites disturbios que ocur-
rían en Panamá sostenidos x)or la audiencia.
. ' *•
AR€UEUO-^F£ AL02£Sú^t-Fué secretario, del gobernador y presidenta
340 AR6~ABI
déla Audiencia Licenciado D. Lope Qarcia de Caetro en 1565. Se haüafi»
en la mayor prosperidad de honras y riqnezju, enando resuelto á dejar
el mondo renanoió su empleo, repartió sos biiénes á los pobres j tomo el
liábito de San Francisco en el oonvento del Cozco, de caya dudad había
sido vecino y encomendero. Se ordenó de sacerdote, y se controlo á ca-
tequizar álos indios. Falleoió haUándose en el convento deJPoedna en
el alto Perú —
AEIiS— El. LiCBífciABo D. Agustín— Uno de los canónigos fundado-
res del coro de Lima, y el primer provisor del Arzobispado en 1543^
enando D. Fr. Gerónimo de Loayza estableció él Tribunal de la Curia
Eclesiástica. Este canónigo pasó aT Cuzco a&oadei^ues de Visitador
nombrado por el mismo Arzobispo; mas el prelado de aquella Diócesis
D. fV. Juan Solano lejos de admitirlo y r^Miuocerlo, le maltrató y tuvo
preso, lo cual causó aiborotoe^y dio lugar Á grandes desazones entre el
Arzobispo v el Obispo del Cuzcos
Y como el obispo da Santia^ Dr. Fr. Hernando Barrionnevo se quejó
de c|ue el Arzobirao enviase visitadores á las Diócesis sufragáneas, ef Bey
dirigió á este la orden sij^ente:
''Muy reverendo en Cristo, Padre Arzobispo do la cíndad de los Beyes de
las provincias del Pera, del nuestro consejo. Por parte de Fr. Hernando
de Barrionuevoy olúspo de la cíndad de Sfuátioj^o de ChUe, me ba sido la»'
eba relación, qae vos os entrometéis á enviar visitadores á visitax lo»
obispados sun:a^:¿b]íeos de ese arzobispado, siendo contra dei^cho, «ie que
ÓI recibió agravio, y me fué suplicado^ vos eneaxg;ase, no los enviá&edea
ái dicho obispado, pues no- lo podiades haoer, ó como la mi merced fhese.
Jjo cual visto por los de noes^ro consejo de las indias, fué acordado, que
debía de mandar dar esta mi cédula, para vos: é yo tuvelo por bien; por
lo cual vos ruego ^ cncan^, que veáis lo. susodicho, y cerca de ello
guardéis lo oonteoidoen el Santo Concilio» que últimamente se celebró
en la ciudad de Trento, sin que de ello exedais por manera aJgima. Fe-
cha en la Villa de Madrid, á 8 de Mayo de 1568. Yq él Bejf, Por mandado
de sn magestad, Antonio ae Eraw"
El Licenciado Arlas estuvo én Madrid en 1558 comisionado por el Ar-
zobispo para varias pretenciones de su Iglesia y Cabildo en que fué aten-
dido por el Emperadon una de ellas la que se espresa en la orden que á
continuación copiamos.
<'E1 Bey. Nuestro Viso Bey délas provincias del Perú: Agustín Arias
canónigo de la Iglesia Catedral de esa ciudad délos Beyes^ en nombre
del Dean y Cabildo de dicha iglesia, me ha hecho xi^lacion que los pre-
bendados de ella, pasan mucha necesidad y trabajo por estar pobeesy
v^er los diezmos de ese arzobispado ]^oco, y todas las eosas psMra su
sustentación exesivos precios; y también los alquileres de la» easa»
muy caros^y me suplicó en el dicho nombre^ mandase que so le diese
á cada uno oe ellos sitios para, hacer casas, y tierras para huertas y pa-
ra labrar^ pues los dtelios prebendados se:.perpetuaban en esa dicha mix-
dad,' y ayudaban á ennoblecerla; ó como la mi merced - fuese. Por ende^
yo vos mando, que sin peijuicio de loa indios, ni de otro' tercero alg;unOt
deis- á cada unode los dichos pfeben^Mlos de la dicha iglesia, tierras en
que labren, y solares en . que edifiquen, como á los otros vecinos de esa
tierra de su calidad. Fecha en Yalladolid á 17 de Marzo de 1559 s&os.
La prímcfisa. Por mandado de su Magestad, su Alteza en ea nombre,
Ochoa de Luyando."
ABUS DAYIIiá— El capitán D. GoMEZ—natural de Avila. Fuó envía*
do por la Audiencia de loa Confines (Guatemala) con un buque oargada -
ABI 341
Ae -vivmB qüB él gobernador lioeadado D. Pedro de la Oaeoa reolliió de
auxilio, y le ftié muy oporiimo, enando se hallaba en la eosta del Choed
al -renir áLPerá.Bemüó6e despueii á Gasea en Ja^Jis y ésteleeolooó en d
qjéxeito al niando denna oompa&la de infonteria. Hiso la campaüaluia-
ta la destmeeion de Oonsalo Pisano en la batalla de Saesairaaná (1648.)
8irvié á la oauea del Gobierno eosteniéndolo eontra el levantamiento de
r>. Francisco Hernandos Girdn terminado en 1554. Hall^M en la acción
de Villacnrí de mal resultado para D. Pablo Meneses que áUi ñté des-
baratado por aqnel. Concurrió á las operaciones del ejército basta los
sucesos de Pncará, y la disolución de las tropas rebeldes. Persesnido
Giran en sa buida por varias compafiias, le dieron alcance en éL vule de
Jao^a: él se hizo fuerte con 70 soldados qne le qnedaban, abrigándolos
en unos paredones á poca distancia de Alúi^ac^a. Fné allí atacado con
vigor dispersándosele algn^ios y rindiéndose otros. Giren peleó en sn
desesperación con ánimo necbo de morir. Estrecbado por Arias Dávila
y Femando Pantoja, que resistienm sus cucbilladas, mientras llegánm
otros, el primero cerró con él y le echó manoá la guarnición de sn espa-
da en momentos en qne Juan Estévan Silvestre fo amenasó con sn lan-
za. £ntónces tuvo que entregarse al capitán Arias. Tn^erónlo á Lima
y depositado en la cáreel real, salió de ella pasados días para ser deca*
pitaao»
áftIiS HALMIAMI— N, natural de Salamanca. Sirvió á órdenes del
licenciado Juan Yadillo cuando en 1537 espedicioñó desde San Sebastian
de Buenavista en el Golfo de Uraba, al vule de Goaca donde halná es*
ta«do Francisco César y recogido iüguna riqueaa de las muchas qne so
dijo existir en unas sepulturas. Esta campafiaíné desastrosa porM
wroD. ndmero de espafioles que perecieron de nambre. y sbi haber logra-
do los provechos que se imagiiMiron. Arias Ifaldonado estnvo mas tardo
ea él Perd y mezolado en las discordias civiles dd tiempo del Virey Ve*
Isb, le hizo degollar el capitán Pedro PaeUes por orden de Gonzalo Pi-
zorro en 1544, lo mismo que á Felipe Gutiérrez, diciendo que **por áñO'
rotadores:** castigo qué cansó gran sensanion de disgusto porque fuó in-
laotivado, y ef<wto de imputaciones caliunniosas.
AUA8 T HIRAMDi— D. José.— Dio á Ins en Madrui el alio ld54 nn hr
bro que se titula *'£xámen crítico-histórico del inflijo que tuvo la do-
minación de América en el comercio, industria y población de SSspaOa.
ARIAS Dfi SAATBDRA— El 9b. D. Franczboo— F^A^m Saa/eeOra,
ARIAS DS SAAVEDRA>-P. Joaquín Aseromo^Véasé, Mmooso, marquét
ARIAS M IJAARK— Ex. Dr. D. FESKAiiDO—Arzobispo de Lima. En-
tre los prelados naturales de América, ninguno ib- ofrece é, la memoria
con las fdiáses circunstancias qne éste, en su larga y brillante carmat
que hubiese ocupado tantos y tan elevados puestos, y atravesado mi^o»
res distancias en servicio de la Iglesia. Nació en Santa Fé de Bogotá en
9 de Setiembre de 1561. Fué h^o de Hernando de Arias Torero, vecino
y encomendero de dicha ciudad, de los hijosdalgo de Cáceres eñ ]Sstre<>
madura, y de D? Juana de Ugarte h^Ja de Hernán Pérez de Ugarte na-
tural de Vizcava, poblador y tafubieu encomendero; en el Nuevo Beino
de GiflAiada. El conquistador Gonzalo Jiménez de Qúezadafuóél padri-
llo de pila de D^ Fernando, quien aplicado al estudie desde sn tierna
342 Oí
^áatSL aatififljso sa inoliaaoion al estado eoleaiiísttoo, ooiuigaieiide le at^
dttiMí de cuatro grados el Arzobispo de Santa Fé D. £cay Lais Zapata
do Cárdenas. Tenia 16 ailos ooando pasó á EspaJia y se inoorporó á uno
de los colegios de la Universidad de SaJamanea. Después del conoci-
miento qne adquirió de la jurisprudencia, se graduó de baoliiller en cá-
nonesi y mas tarde, estando en Lérida, de doctor en ambos, derechos,
recorrió varías provincias de la Península, y habiendo visitado la Ita-
lia, ingresó en Madrid cuando ya contaba 25 afíos. Alcanzó en el ejerció
cío de la abogacía el crédito que era de esperarse de sus talentos y con-
sagración al tiel desempeHo de los negocios; y contribuyó á asegurarse^
lo mas, la defensa que hizo de su pa£e en el Consedo de las liiojas me-
diante la cual tuvo buen tórnÜDo una causa que se le siguió sobre asun-
tos de la real csga de Santa Fé de que había sido contador.
Esa reputación adquirida, y el mérito personal que le aco^ipañaba
abrieron paso á D. Fernando para peneü^r en lanuda honrosa de Iob
careos ptiblioos. El Gobierno quiso aprovechar de sus luces colocándo-
le donde pudiera hacerlas mas visibles, y le nombró auditor con 60 du-
cados de sueldo, del ejército destinado sobre Araron en 1591 al mando
de D. Alonso de Yardas. La época fué la de los disturbios de aquel rei-
no con la ruidosa prisión de Antonio Pérez ministro de Felipe II y da
otros caballeros mas á quienes no salvó su categoría del rígor del tor-
mento. Pasados aquellos sucesos y disuelto el ejército, el auditor vol-
vió á Madrid en 1594; y aunque sucesivamente se le confirieron tres
oorregimientos, tuvo á bien no admitirlos. Como solicitase una plaza
en el ramo judicial, el Bey Felipe dando una muestra poco común de
atención al pretendiente, decretó de su propia letra el memorial, y re-
miúdo al Consejo seleconñrió en 1595 el empleo de oidor de la Auoieu*
oia de Panamá. Estando sirviéndolo se le trasladó en 1597 á la de Char-
o|M^ Tampoco fué mucha su permanencia en este TríbunaJ, porque el
el Virey D. Luis de Velasco marqués de Salinas por los afLos 1599 le
nombró corregidor de Potosí, lugar-teniente de capitán genersdy visita-
dor de la casa de Moneda y c^as reales de esa provincia: mas como es*
tos encargos tuvieron el carácter de interinos, lo cual no podía privarle
de su plaza en la Audiencia, volvió á ella luego que la comisión cesó.
Por entonces (1603,) acababa de salir para España á tomar asiento en
él Cons^ de las Indias, el oidor de Lima D. Alfonso Maldonado de
Torres, y habiendo dado el Bey la vacante que dejó, á D. Femando Ariaa
de Ugartc^ vino éste en consecuencia á establecerse en la capital dei
reino. €k>bernaba la real Audiencia, por haber muerto en 1606 el Virey
D- Qaspar de Zufiiga conde de Monterrey, y necesitando enviar uno de
sus ministros de gobernador á Guaucaveíica, hizo el nombramiento en
&vor del Dr. Arias de ligarte quien tomó posesión y desempefió ese
destino que por su importancia se encomendaba á un oidor. Animado
de los primeros deseos que abrigó en su juventud, quiso obtener él sa-
oerdocioy el año de 1607 vino á Lima donde le ordenó de •pssebiteico el
Obispo de Santiago da Chile D. fray Joan Perez de Espinosa «en virtud
de real licencia de Felipe III: faé la primera que ñ&otxxgé pojra que en
América.un oidor pudiera ser eclesiátioo. D^o su primera misa en la
iglesia del Noviciado de la CompafUa de Jesús, y en seguida obedeció la
orden que tuyo de continuar en el gobierno de Guaocavelica. Como oi-
dor habia servido otras comisiones temporalmente: el Juzgado de bie-
nes de diñintos, y la visita del Tribunal de Cruzada hecha por mandato
real.
Era ya Virey del Perú D.Juan de Mendoza y Luna marqués de Mon-
tadaroB, cuando se JUizo volver á la c^ital al «ódox presbUero Aria^
ARI 343
Ae Ugarte: lo nombró aqnel sti asesor gondral en lugar del oidor D. Jnan
de Vulela que pasó de Presidente ú Gnadal^ara; y fué tal la confianza
eme le promgó en el despacho de loe negocios, qne ponía sn rúbrica en
blanco para qne el asesor estamjiase deéjpncs los decretos qne creyese
jnstos. Hontesclaros risitó personalmente las minas de azogiie de Gnan-
eavelica en oompafiia del I>r. Arias de Ugarte, y cuando dicho Yire;^ á
BU i0gxeso tnvo qpe decidir el grave asunto del repartimiento de in-
dios de la proTincia de Potosí, se sigetó en todo al parecer de su
Gonamltor. Abí, la resolución fué acertada porque éste conocía mucho
aquella provincia: nadie reclamó de lo dispuesto porque había obrado
con mesura y probidad. No fhé menos circunspecto y acertado en el
despacho de la auditoria general do guerra del Vireinato que dicho con-
de de Hontesclaros fió á su rectitud y esperiencia.
Entre tanto y cuando éLaspiraba á ocupar una silla de dignidad eh
él coro de Santa Fé, con la mira de abandonar la magistratura^ la Cor-
te recordaba su merecimiento y el Consejo le proponía en 1612 para
Obispo. Pero aunque el Be^ le eligió para qne lo ftiese de Panaml^ no
Uegó á tener efecto su connrmacion, porque antes de que elhi se alcan-^
zase, fué presentado en 1613 para la diócesis de Quito. Recibidas que
fueron las reales cédulas y bulas á un mismo tiempo, le consagró en Li-
ma el Arzobispo D. Bartolomé Lobo Guerrero, y el Virey marqués do
Hontesclaros costeó el pontifical é hizo los principales gastos de la fun-
ción. No tardó el nuevo prelado en encaminarse a su is^lesia y tomó po-
sesión de ella á su entrada en Quito, que fué ^dia 5 ae Suero de 1616.
Bielde ese momento contrito su celo y atención á las delicadas tareas
de sn ministerio, y después de visitar los conventos y parroquias de la^
ciudad, salió de ella para hacerlo en todas las doctrinas de su compren-
sión. La visita, apesar de lo que fué aprovechado el tiempo, no pudo
acercarse á su término: opúsose á ^lo nada menos que el nombramiento
qae el R&y hizo de Arzobispo del Nuevo Reino de Granada en favor del
Obispo. Dejó fundadas en Quito dos capellanías para memoria de su
Ínteres por el aumento del culto; y marcnó á su destino por la ciudad de
Popayan: allí recibió él palio de manos del prelado de esa igletáa que es"
taba comisionado al intento.
Harcado con muchas demostraciones de Júbilo fué el ingreso' en Santa
Fé de un Arzobispo que en dicha capital había visto la primera luz.
Hizósele un esplendido recibimiento, y fué acompafiado en aquel acto
por su hermano el capritan Diego Arias á quien encontró de contador de
las realeeí cigas. Corría el año de 1618 cuando tomó posesión del Arzo-
bispado, y en cuanto se desembarazó de las primeras atenciones del car-
go y puso espeditos diversos asuntos importantes, salió á visita, ;propo-
niénaose hacerla sin ezepcion de localidad alguna. Él x^enetró én luga»
res muy remotos; estuvo en otros casi desconocidos, y para llevar su
influencia benéfica á países que de ella necesitaban con urgencia, ven-
ció ásperas Jomadas, pasó por peligros graves en caminos escabrosos, y
arrostró privaciones de todo género. En 16^ cumpliendo con uni man-
dato real celebró el primer Concilio provincial de Santa Fé, y se dedicó
también á adelantar varías obras que tenia emprendidas para satisfacer
algonos piadosos designios que se había propuesto. Concluyó la fábrica
de una capilla que levantó para su entierro creando para ella una cape-
llanía. Erigió el monasterio de Santa Clara dándole dos mil ducados do
renta: situó cincuenta mil posos para dotes de 24 monjas; y en tanto' qne
avanzaba el trabajo del edificio, nombró por prelada á una hermana su-
ya que ya lo había sido de otros conventos. En estas fundaciones, en la
casa arzobispal que compró y en machos ínas objetos del cfultó, g^stó el
844 AXL
Ax^obiapo algunas sumas de dinero: pero' ál paso qae estos desembolsóla
aiuniniuan sus recursos, él no tomaua emp&o en. rehacerlos, y l^os de
eso acreditaba su despitodimiento quitímdo las ta^as de la cuarta etrís-
copal f dejando lá entidad de ella a la conciencia' de los párrocos* Iile^
gó el mioinento sensible para el Arzobispo de dejar él paiís natal; tuvo
que partir i»ata otra diiksesiSy y se vio en el caso por la pobreza que le
rodeaba, de tomar dinero prestado para su vicje.
Promovido al arzobispado de Charcas, venció ellarffO caininoque hay,
entre Santa Fé de Bogotá y Chuqnisaoa. No tocó en liima, ni descansó
en el diftcil derrotero une siguió por el interior del FerÚ bástala ciudad
de la Paz. Fué recibido en su i^eaia el di^ 5 de Setiembre de 1627, j
cuando después de celebrar un Sínodo Diocesano en 1^8 habia dado
principio ala visita de su diócesis, tuvo noticia de su nombramiento de
Arzobispo de Lima. Sin embargo de esto, y como hubiese convocado
Concilio provincial, verificó la reunión de el en 16^9 y autorizó su& fun-
ciones hasta que ellas terminaron* £n este Concilio logró hacer refor-
mas en beneficio do los indios que estaban grabados ooii subidos dere-
ehos, bien que los curas después de oponerse á ellas eon diversos pre^
testos, apelajpon de unas medidas tomiadas con sobrada Justicia. Se dis-
puso para el nuevo vii^e que tenia que efectuar también penoso y lareo^
pero el último Á que lo obligaba su culatada y hermosa carrera. D^ó ala
Iglesia, al separarse de Chuqnisaca, como diez mil j^ésos que se le adea^*
cuhban por rezagos, v fundó una capellanía con doscientos clnouenta pe-
sos de renta para el culto de la Virgen de Guadalupe cnvo altar habia
costeado de su peculio. Pobre y adeudando como doce mu pesos, partió
para Lima tomando la via de hb costa.
£n Cá&ete recibió los cumplidos de los cabildos eclesiástico y secular'
de Idxna^ que asi como el Virey conde de Chinchón, enviaron comisio-
nados para recibirle. Llegó á la capital del Per(^ se alojó en el conven^
to de Guadalupe, v á los tres dias hizo su entradiftpública y solemne to-
mando posesión el día 14 de Enero de 1630 cuando contaba 69 aSlos dtf
edad y después de haber caminado durante su vida mas de 14,000 leguas.
£1 Obispo de Panamá D. fray Cristóval Martínez de Salas fué el encaiv
gado de ponerle el palio, y para verificarlo vino á Lima costeado por el
Arzobispo. Los gastos de su vi%|e, y los obsequios que le hizo, pasaron
de 16,000 pesos.
Empleó 5 aflos en visitar todo el territorio del arzobispado. Celebró
un Sínodo Diocesano que dio principio el 27 de Enero de 1636; y las si-
nodales se imprimieron á continuación de las del Arzobispo D. Bartolo-
lomé Lobo Guerrero el aSo de 1637. Contienen trece títulos con Tarioe
capítulos, y al principio de ellas está inserta la doctrina cristiana en
quechua y en espafiol. El Arzobispo Arias de ligarte mandó guardar y
cumplir la cédula de 2 de Marzo de 1632 en que ordenó el Eey que todos
los párrocos ensefiásen el idioma español á los indios considerando es-
té medio el mas adecuado para su instrucción religiosa.
El prelado invertía su cuantiosa renta en varios objetos á que acorde
su predilección. El primero fué el socorro de las necesidades de los indi-
f entes; y poniendo. empefio para descubrirlas y remediarlas^ pidió listas
los curas de las personas desvalidas y pobres que se encontrasen en las
Sarroquias. Freferia á las migeres en el reparto de limosnas, y á muchas
ió dote para que tomasen estado. Destinó al Rey como donativo entres
ocasiones treinta y ocho mil pesos: gastó mas de ocho mil en mejorar el
palacio arzobispal, y cinco .mU en un mgrariq de plata que colocó en la
capilla de este nombre en la Catedral. Era pertenencia snya^ y en su for-
mación, altar, rejas y otros objetos, invirtió veültitUí mil pesos fnndao*
ASI 345
Ao ademas dos capellanías para mactefier ol onlto eon rauta de tres6ÍQii«
Un pesos cada una.
' FaUeció en 27 de Eneto de 1638 de mas de 76 aftoe siendo sn albacea
el canónigo Dr. D. Femando de Avendafio* Construyóse en dicha capi*
lia nnmansoleo qne guarda sns oenisas. Se Ten em él las cinco mitras de
otra« tantas diócesis de que faó^relado^ el esendo de armas de sn casa^
nn epitafio para memoria de. sn distinguida carrera ynna estátna de
jaspes por ultimo, representando al fluiwLo Arzobispo puesto de rodillas*
Fné Taron muy recto, caritativa y humilde. Amaba á los indios y ▼!•
gllaba qne se les tratase' con humanidad y dnlznra. Decia qne eran sns
nermanoií y sns compatriotas; y mnehas veces se firmó en su país: '^Fer*
nando, indio, Obispo de Santa Fé.^' Bespetaba á la autoridad temporal
y daba ejemplos de acatamiento á ella. Cuéntase que siendo Obispo de
<^uito, como en una procesión le llevase la canda un capellán, la An**
dienoia ordenó á éste la soltase por no ser aqvello permitido. Y <}ne
oyéndolo el prelado dijo al capellán que obedeciese en éí acto, é hiea
una reverencia ú los oidores: pero acabada la fkncion les envió la cédu'
lareaü de licencia qne tenia para hacerse conducir la cauda. No solo en
América disfrutó de crédito y fama por sus letras y virtudes^ que en "En*
paQa y Boma fheron también olgeto de aprobación y aplauso, y el Pon-
tífice Urbano VIII mas de una vez le titnló prelado de los prelados y
obispo de los obispos. Bn la función de su entierro pronunció la ora*
«ion íttnelyre el Dr. D. Andrés Garcia de Zurita primer canónigo teologal
que tnvo el coro de Lima. La Universidad de San Bfarcos le hijso exe^
quiás solemnísimas en que predicó fray Gaspar de Yillaroel tan celebro
por su ciencia y literatura, y que después fué Obispo de Santiago de
Chile y de Arequipa. Escribió la vida del Arzobispo Ugarte el licenciado
Die^ López de Lisboa y León padre del literato justamente apla^cÜdo
Dv Antonio de León Pinelo. En su estado de viudo se ordenó de sacerdcF-
te, y ñié durante diez afios mayordomo limosnero y confesor de dicho
Arzobispo. I>edie6 su obra al Virey conde de Chinchón y se imprimió en
Lhna en 1638 en la oficina de Pedro de Cabrera en el portal de Eseri-
banofer.
Sncedió á D. Femando Arias de Ugarte en el arzobispado^ el Dr, D»
Pedro YiUagomes.
AftIáS VB IWAnB— el capitán D. Biignel hermano del Arzobispo de
Lima D. Femando, y también nacido en Santa Fé de Bogotá. Salió de
Cartaffena con la fuerza qne espedicionó para perseguir al afamado por
BUS cnmenes Lope de Aguirre, quien después de ser uno de los autores
del asesinato de D. Pedro ¡de Urzna jefe de la conquista del país de las
Amazonas, y de qne se alzase allí por Bey á D< Femando de Guzman,
intervino también en la muerte de éste cometiendo muchas otras crue^
dados. La destrucción de Aguirre en Barquisimeto se habia ya efectúa^
do. y Arias de Ufarte se vino á Lima: la Audiencia que tenia el mando
del Irerd le destinó de gobernador de Gnancavelica en el año de 1607:
éste cargo habia desempeñado su hermano siendo oidor como se ha di*
oho en m artículo precedente. En el período de su gobierno prosperó
aquel mineral; pern>rándose el cerro para consegnir ventilación, y po-*
Alendóse diferentes lumbreras: los gastos hechos en éstas y otras obras
importantes, subieron á 600,000 pesos.
Posteriormente sirvió D. Miguel el corregimiento de la provincia de
Ibarra y partido de Otavado que le confirió el Virey marqnés de Mon-
tesiftlaros; y logró hacer en aqnel país algunas redmsciones de indios, y
dteeal^rir un camino que conduce hasta el litotál. En 1619 le ordenó la
44
346 ARI— ARM
Audiencia gobetnadora yiníese á Onaj^aquil á cooperar eñ clase do táf
pitan de montañeses á la defensa de dicho puerto amenazado por íues-
zas marítimas éstrangeras. Volvió á Bogotá y permaneció allí algnnoa
afios habiendo ndo alcalde ordinario en 1619.
£1 Yirey conde de Ohinohon por los afios 1633, le nombró corregidor
de Aymaraes en el tenritorio del Cuzcos Dos aüos después falleció^ y el
mismo Yirey eoscedió dicho corregimiento á su h^o D. Femando Arias
de ligarte. IK Miguel fué casado coii W Andrea Buiz de Sotomayor hi-
ja dei cantan D. Francisco Ruiz, notable por sus^ sefiaktdos servicios.
Besoendteron de este matrimonio los distinguidos abogados limeños D.
Bernardo y D. Antonio Alvarez Ron y Zófiága. EL ya dtado D. F«nuut-
do alférez real del cabildo de Lima, fué corregidc»* de Oolesuyos (Mo^
3ne£ua) y capitán á guerra de esa proTincia en 168B^para socorrer ál»
e Arica, amagada de un ataque marítÍDM>. Eu 1633 fué corregidor dé
Andahnaylas, habiéndose casado en el Cuzco con B^ Maria Espinosa.
Hya do este matrimonio fué D^ Juana Arla» de Ugarte, la cual tuvo Bor
marido á D. José de Zúftiga Avellaneda natural áer Xáma que haoia
prestado servicios militares^ en Chile desde la edad de 18 años: desemt-
peftó después el corregimiento de Tomina y estuvo en Yaldivia el a&o
de 1645, en la espedicion del mando de D. Antonio Toledo h^o del Yi-
rey marqués de Mancéra* Fué D« José nieto de D. Félix de Zúfiiga
quien vino do España al Pera en 1603, de corregidor de Arica y le conr
tiedi6 el Rey traer dos mil ducados en alhijas y plata labrada para an
Í persona y casa, doce negros esclavos, y diferentes armas. Habia hecho
argos servicios en Europa y Méjico. — Véa9e Euia, Z>. JPVwiicisa)*.— Véase
Mott y Záñiffa.
AftlHfiroARIS— D. José de— Marqués de CasteUfnerte, Yirey del Pe-
ra; natural de Rivagorza en Navarnu. £1 mas distingiñdo militar que
vino á la América d<3 Sur, y el único entre los vireyesque fué capitán
feneral de ejército, pues Abascal obtuvo ese elevado rango á su regreso
Espafia. Descendía Armendaris de antiguos guerreros, y su- casa ei^
de las mas ilustres. D. García do Armendaris auerez mayor del Rey de
Havanfa I>. Garóia, murió con él en la batalla de Atapuertar Beltran y
Juan de Armendaris estuvieron en el sitio de Perpiñan con D» Femanh
do el Católico, habiendo muerto el segundo en una salida. De este tron-
co procedían D. Lope de Aux y Armendaris primer marqués de Oadrei-
ta nacido en Quito, Su h^a la duquesa de Alburctnerque &.^
Empezó á servir el marqués de Castellfaerte de capitán de caballeciai
encontrándose en las batallas de Floru y de Neerwinden. Pasó' á la
guerra de Cataluña de maestre de campo de Dragones, y concurrió al
sitio de^ Palamós y campaña sobre Barcelona á órdenes de Yandoma.
liuego sirvió en Ñapóles, y á su regreso, ya de brigadier, estuvo en la
Srimera y segunda oampa»ae de Portugal. Marchó después al sitio de
ribraltar, ascendido á mariscal de campo. Pasó de saigento mayor al
regimiento Guardias de Corx>8. Eu 1705 entró á Badajos con el mariscal
de Tessé. Asistió á la toma de Yillareal y Alcira. Recobró la plaza de
Alcántara escalándola en Diciembre de 1706 de orden del marqués de
Bay, y entonces se le promovió á teniente general. Asistió al asedio y
toma ae ciudad Rodrigo donde abrió la primera brecha. Seguidamente
pasó con toda la caballería del ejército á Estremadura y mandó la bati^
lia de Lagudlna eu Mayo de 1709. Se halló en la^e Yillavioiosa el 10 de
Diciembre de 1710 rompiendo la izquierda ^de la línea enemiga, y reci^
hiendo una herida grave. Felipe Y le condecoró con la cruz de SantSag(^,^
titulándolo comendador de Montizon y Chiolaoa. Se ocupó dei^uee^ea
A&M 3i7
9«eifiear el reiao de Aragón, y tavo parte en ti sitio de Barcelea» een el
^qae de Popoli; tomó Á Manreí» y & teáujo á eacombroe. Fué goberna-
dor de TaiTagona é inspector general de cabaUeda y dragonea. Pasó al
reino de Ceraeña con el general marañes de Lede, y se hizo Aotar en.
esacan^a&a y toma de Caller. Kn Sicilia siendo teniente coronel de las
reales guardias, ñgaró en el ataciue de Casteiamar y Mesiua cuya cinda-
dela rindió en 1718. Paso sitio á Melazo teatro de una reñida batalla.
Después en la de Franca vUa le tocó lo mas diñcU de la lucha, condu-
ciendo el regimiento de ^ardias que coronó la victoria: allí pereció el
duque de Holstein. Kestituido^ EspaSase le encargó el Gobierno y ca-
Íútania general de Ouipuacoa. 8e hallaba sirviendo este destino cuando
e eligió el Rey para .el vireinato del Perú en que debia suceder al Arzo-
bispo Yirey D. &ay Diego Morcillo.
ÉBObbaffoóse^l marque de Castellíuerte en Cádiz el 31 de Diciembre
de 173S en eluayío ''Pingue volante'' de la espedicion de galeones man-
dada por el marqués Grrmo. Llegó á Cartagena en Febrero de 1724 j
reocNnló con cuidado la costa hasta el Istmo, tomando muchas provi-
dencias para perseguir y frnstar el comercio clandestino que hacían los
ingleses. Bncontró fondeados cerca de Portobelo cuatro buques que se
empleaban en el contrabando, los cuales fueron tomados, huyendo á
tierra casi ¿toda sa gente. A su taránsito disposese mejorasen las fortí-
áoaeiiHftes de Chagres y Panamá, y mandó desannar un buque inglés
que existia en este mar en actitud de guerra. Vino al Callao y entró em
el dia 14 de Mayo de 1734.
Según el tratado de .Utrech -(1713^ un navio inglés podía negociar
mer¿derías en la feria de Portobelo. El ''Beal Joqe" fué el primero, y
4Minque según sus papeles media 050 toneladas, contaba con 974 de car-
^ga. £n sus naanifíestos no se encontraron muchísimos bultos de efectos
y como se ocultasen diferentes &cturas, no pedia dúdame de las defrau-
daciones que se practicaban á la sombra d^ tal permiso. Fuera de esto
losartíeulosia^eses, no pagando en £spa&a derechos de importación
paranacionalizarse^ai lus de salida' para traerse á lasAméricas, se espen-
iUan eon mucha ventila á bajos precios, cansando quebrantos al co-
mercio. Estas ifxegulai'idades nacidas del mal gobierno, lamentaban
los £randes y la corrupción de empleados y trancantes. Castellfuerte^
hombre entendido y de una dureza poco común, se propuso moralizar, y
«xtinguirlos abusos: peco luchó en «-ano con el desorden y la rapifla
que forman un poder superior á las medidas represivas.
. La feria de Portobelo que estuvo suspensa quedó restablecida en 1726.
Xia costumbre ule cerrárselos puertos seis meses después de acabada esa
feria> dejó de existir por Real cédula de 9 de Diciembre de 1731, y asi
permanecieron abiertos sacando provecho los ingleses en sus negociar
oionea ilícitas. .
. £1 .comercio inglés provela de negros á estos países según aquel tra^
tado, y lo hacia en. peque&o ntlmeru para multiplicar el de buques, y es-
tender el contrabando) que tenia su germen en Jamaica. Por Buenos
Aires introducía la bandera britáuica con cada carg^amento de africanos,
cincuenta toneladas de bayetas, cuya concesión daba margen á machos
desmanes. £1 uémero do esclavos exedia siempre á los 4800 que se
permitían, y desembarcándolos por lugares .escusados, eran vendidos
en menos valor. En esto especuló por largo tiempo la nación humani*
taria que para descargar su conciencia, ó por otros motivos, ha promo-
vido y sostenido después con fervorosa constancia, la abolición de ese
horrible tranco.
El buque inglésí que desarmó Castellfuerte y recorría el. Pacífico á
348 ARM
pretesto de impedir el eomevclo «dandestino de negros, porque á esa na-
ción pertenecia esclneivamente, tenia 'vIro objeto preferente y secreto:
era el de bacer demateaoiones en las costas y ptiertoa, formando eartí»
marítimas exactas.
El gobierno espaflol para oponer un dique al contrabando y firandes
do la leria de Portobelo de donde se abastecía el mercado peruano, man-
dó aprestar Guarda costas, imponiendo al comercio la obligación de ha-
cer los gastos, x^ero otorgándole la gracia de deducir un 4 p§ de los im-
puestos sobre caudales y frutos de América. La primorc espedlcion de
uuarda costas vino al cuidado del conde de Clavijo en 1725 gobernan-
do Oastellfuerte.
El mas señalado y ruidoso accmtecimiento de la época de este Yirey
fué la sentencia y ejecución del fiscal Protector de la Audiencia de Char-
cas D. José Antoquera y Castro caballero de la órdeu de Alcántara; y
como debió su origen á las turbulencias del Paraguay ocurridas en el
período dé su antecesor el Arzobispo Yirey D. Fray Diego Morcillo, nos
ha parecido bien escribir de ellas y sus lamentables consecuencias, an*
tes que do los sucesos diversos de que tenemos que ocuparnos con res-
pecto á Castellfuerte y su Gobierno.
£1 año de 1721 fué acusado el Gobernador de la provincia del Para^
goay D. Diego de los Beyes Balmaceda ante la audiencia de Cfaazeaa
por el capitán D. Tomás Cárdenas vecino de la Asunción, á eausa 4e eií-»
menes que'decia haber cometido en el ejercicio de su autoridad, á ^oe
i^e^aba el ser esta viciada de origen, porque como vecino y oaáado en
elpais, no podía gobernar sin violación de las leyes que lo prohibisa.
Las acusaciones fueron admitidas, y Cárdenas dio fianza de oalnmiiia
por la suma de ocho mil pesos. La Audiencia dispuso que Antequeía
pasase á la Asunción en calidad de juez de pesquisa. JLlegó á esa oludad
Sor Julio, sometió á Beyes á prisión, abrió el juicio y asmmó el caij^o
e gobernador paralo cual fué autorizado. £¿ necesario que los soee*
sos- de queentóiíces sehizo gran misterio, no sigan envueltos en la os*
euridad con que intencionalmente se ociutaron del público y de) go-
bierno mismo.. Debe saberse ^ue la provincia del Paraguay y su eapi*
tal se hallaban en un estado violento de vasaime, y que loe jesoitsa
due&os esclnsivos del territorio que con muchos pueoloe se. eonoeia por
^'delasmisiones,^ habían monopolizado todos los negocios en qne n»
dejaban especular á nadie. Ellos poseían inmenso numero de ganado,
comerciabao con los productos agrícolas haciendo solos la esportaeion
de ellos inclusive la yerba para mate; ellos tenían grandes talleres para
todo género de obras do manos: en su cuantioso y estendidb giro nada
pagaban id Erario bs^o ningún aspecto: compraban los fundos rústicos»
y su sistema de absorción no tocando límites, malograba todo proyecto
mercantil^ en la capital de la Asunción y heria de muerte onantos inte-
reses pudieran Ubromente concurrir sd bienestar de la provinda. ¡Quién
acusaria á los jesuítas! Quién lo hiciera sin serios peligros, quien sería
cxeido, si á sus órdenea estaba el poder en todas partesl
Esas causas poderosísimas tenian dividido el Paraguay entre opre-
sores y oprimidos, estos devorando sus agravios y rencores encubiertos
y contenidos, aquellos cobrando por instantes mas fuerzas para domi-
nar, y enviando de continuo con tal fin á Lima, España y Boma oreci'<
des caudales que respondieran del seguro éxito de sus intentos. £1 go-
bernador D. Diego de Be^es era parcial de los jesnatas, instiument» co-
mo tantos de sus desigmos; y de aquí nació y se incrementó el odio que
1« tuvo la provincia» no faltando quien le acusara de di^dreutes abuses»
ABM 349
aanqve so oaUosaa, 6 do «paiéoíMeB eon claridad, loa motivoa vatdade-
Jk'os ae la animadrersioa y loa fanentlinieptoa.
Sentadaa eatas basca que tendió aajnato dcaairoUo y ana prnebáB en
4^ artículo relativo á D. Joaó de Ánteqaera, el piesente solo refbcifá loa
heclioa ain apartamoa macho de loa docnm^itoa oflcialea, y efln[»ecial-
mente de la memoria del marquéa de Castallñierte. Elgoberpador Re-
yea se quejé al Yirey Morcillo del procedimiento de la Audiencia de
^haqnisaca, y el Yirey ain datoa anncientes^ complaciendo á los jesni-
taa, mandó en 13 de Octubre de 1721 se repuaiese a Reyes y que nada se
Mcieae sin aat<Nrizaoion eapresa del gobierno superior. A pesar de cata
la Audiencia, que no campUó el decreto, representó al Yirey sobre la
inoportunidad de la providencia, aoompafiando peticiones del cabildo,
de los militares y de los eclesiásticos de la Asunción en fav<» de Ante-
qoera, porque esperábsDi do la independencia de este magistrado un
cambio saludable en sus padecimientos. £1 Yirey desatendió todo con-
firmando sus disposiciones; y como se reiterasen las solicitudes volvió
á ratificar aqudlaa en mt^^so de 17^ previniendo cesase la comisión de
Antequera, y saliese del Paraguay en el término de 20 dias sopeña de
ocho mil pesos de multa: era esta medida de la mayor urgeui^ia para loa
jeauitas.
Antequera, concluida la cansa, habia resuelto C|ue Beyes comparecie-
se en Ohuqoisaoa áoir su sentencia, mas este, receloso tomó la ñtsay
ae dirigió a Buenos Ayres. Allí supo los decretos del Yirey y apoyándose
etk ellos -escribió al caMldo de la Asunción exigiéndole fuesen cumpli-
dos, y se poso en marcha paro restituirse é su destino. Como esta medi-
da no surtiese efecto, Reyes pasó á refugiarse en Corrientes. El Yirey
ocdenó entonces que D. Óaltafar Qarcia no», teniente de rey de Buenos
Asrrea^ marchase á la Asunción para obligar á las autoridades á la obe*
ciencia, debiendo venir Antequera áLima en el plazo de ocho meses
bttjo pena de diea mil pesos y suspeusion de empico si no lo hiciese. Para
facultar mas á Ros se le nombró gobernador del Paraguay.
Rehusó Antequera someterse á esta nueva resolu<^on porq ue á ello se
vkS precisado, y mandó al alguacil mayor D. Juan de Mena a Corrientes
para que se apoderara de Reyes; bisólo asi y conducido á la asunción
se le encerró en un calabozo. Le conservaron de este modo largos me-
ses sin comunioacion. Entre tanto Ros que no contaba con fuerzas snft*
ctentes, creyó oportuno Tolverse á Buenos Ayres.
El Yirey Morcillo informado por el goberuador de Tncnman de lo
que pasaba en el Paraguay, ordenó en 11 de Suero de 1724 al goberna-
dor de Buenos Ayres mariscal de campo D. Bruno Zavala que pasase al
Paraf^ay ó enviase á Roa para aprisionar á Antequera, embargándole
sus bienes, y remitirlo Á Lima ásu costa. Zavala se hallaba ocupado cu
Montevideo, y por tanto dio á Ros la comisión. Este llegó con tropas á
Tibiquari desde donde dirigió al ya tenido por rebelde, una perentoria
intimación.
Resultó de ella el mas agitado movimiento, y celebrada una junta en
cabildo se resolvió hacer resistencia. Antequera mandó en 2i de Julio de
1724 que todos tomaran armas. Que los Jesuítas saliesen del territorio,
y que á Reyes se le degollase. Loa pl^darios üe estas novedades, ene^
B^goatodos» dd csclusivismo de laaiesuitas se daban el dictado de comu-
neros y bajo cate título sé loimó la ftierza de tres mÜ hombres con
que Antequera salió ácampalta. La ejecución de Reyes nó se consumó:
difose que el gobernador interino Amlano se ópusó á ella. Antequera el
24 dé Agosto dio de sorpresa contra Ros y lo desbarató enteramente mu-
riendo muy pocos de los comun^iM y un crecido número'de los indios
350 km
Jumados por los jesaitaa y aliado^de 1« tropa jrealisÉa. Jüwgo te dio
muerte á D. Teoaosio Yillálba que llegaba en aoxUio de Bos.
Cuando se supo esto en Lima, estaba ya de Yirey el marqués de Caá-
tellfaerte,cuyo temple militar y arrogancia lo colocaban en mucha alta^
ra respecto del prelado su antecesor. Ordenó espresamente al general
Zavala gobernador de Buenos Ayres, que en el acto marchase al Pa-
raguay tomase á Antequera y lo remitiese á Lima, previa conñseacion
desús bienes, aplicando al fisco diez mil. pesos, y ofreciendo mil doblo-
nes al que lo eutrejgase vivo ó muerto encaso de huida. Escribió al Pro-
Tincial de los jesuitas para que auxiliase con fuerzas á Zarala: autorizó
á éste para nombrar gobernador, y encargó al obispo coa^lutor D. Fray
José de Palos cooperara ala pacificación delpais. Este prelado era el
mas servil partidario délos jesuitas.
Zavala se entendió con el cabildo de la Asunción dando un amplio in«-
dulto. Entró el desconcierto y la división que el obispo fomentó. Ante-
quera aunque ofreció su sometimiento á Zavala, trató de sostenerse
obligado por los mas comprometidos, pero fué vano su propósito porque
había ya cansancio y también miedo. Viéndose abandonado, ocacrió ií
la fuga y salió déla Asunción el 5 de Marzo de 1725. Zavala entró en la
ciudad el 29 de Abril, nombró gobernador á D. Martin Barua, pnao en
libertad á Reyes, colocó en sus cargos á los antigaos empleados y re-
gresó á Buenos Ayres. Antequera UtSgó á Chuquisaca, y en vez de enoon-
torar en la Audiencia la protección que buscaba, esta no se la disponaos
las circunstancias hablan variado, Gastellfti^cte era muy temido, y los
oidores redujeron á prisión al que antes favorecieran tan decididajnMi^te.
Llegaron á Lima Antequera y Mena en Abril de 1726 y se les fonxMS
im proceso que el Yirey activaba pensando frustrar los designios de di*
ferentes influencias que trabajaban por los*^resos y teman esperanza en
la dilación de los trámites judiciales que demandaba la multitud y com-
plicación de los cargos; solo el interrogatorio de Antequera contenia JS13
preguntas que las mas versaban sobre hechos de los Jesuitas. Impaeien*
te Castellfuerte con los embarazos que hacían cada vez mas l»ano . el
término de la causa, estuvo en disposición de enviar á Espalla a los en-
juiciados cuyos recursos de defensa pesaban tanto como el ínteres ^ne se
advertía á favor de ellos en el tribunal y en mucha parte de la sociedad
de Lima. Para adoptar ese temperamento podía servir al Yirey una real
orden que al intento lo autorizaba, pero tuvo que variar de impiovi-'
so al recibir otra cédula su fecha 11 de Abril de 1731 en la cual le decia
el Rey que '^el delito era de lesa magostad y no podía dudarse de que
*^ merecía pena capital y perdimiento de bienes: rasoñ porqué convenía
" que el castigo de Antequera y de cualesquiera otros cómplices se efeo-
*^ tuase luego, y en este ireino, á fin de que sirviera de escarmiento» evi-
*^ túndese la remisión á España que ocasionaría nuevas dilaciones.''
Esta cédula re velaba que en la corte había un inflijo poderoso empe-
ñado en la desaparición de Antequera ahogando los esclarecimientos^
pasando por encima de todos los principios de justicia y violándose
escandalosamente las leyes.
El Yirey había mandado al Paraguay al corregidor de Potosí ooroneL
D. Matías Angles para lu),cer las avj^itigaacíones y eouírontaciones qne
debieran obrar ,en el proceso., Esl^ puioplió el enoarao de oonsnltaise
con el obispo Palos parcial de los j^Aítas quien eli^ó testigos apasior
nados que declararan las mas inicuas f alsefoades. Remitimos al leñtor á
la confesión que Angles hizo al Tribumil de la Inqoisieion, sobre la rea-
lidad de las cosas. Este documento que se publicó en Madrid en 1760
Ip estractamos ^ el artículo ''Ai^te<|uera^''
ARH 351
Castell-füerte halvlaiido de aquella real orden dice en la relación de sv
gobierno. *^ Jamas pareee se ha espedido otra mas espreslya ni mas
** oomprenslTay mas amplia en la razón, ni mas estrecha en el man«
<* dato, mas entendida en la desicion, ni mas cerrada en la ^ecnoion.
^ Paé ley y declaración, comisión y sentencia á nn mismo tiempo. Ca-
" lifioó los delitos, determinó las penas, séllalo el lugan y previno el
** ejemplo." Encontró el Yirey la ocasión que deseaba, y la base sólida
«n que se afirmara su rigor: desde ese momento sus pasos tuvieron ante
1a Audiencia la firmeza que les habia <ado. £1 tribunal tuvo que po-
neir fin al proceso con la susdnta sentencia que, sin alegato de causas
y itendamentos legales, condenó á muerte á Antequera y D. Juan de Me-
na sellidando para la cgecncion el dia 5 de Julio de 1731.
Castell-fáerte desoyó las suplicas que hicieron para el perdón de los
x«08,'ia comunidad de San Francisco, la Audiencia, el Cabildo y la Uni-
Teiísidad, la nobleza, sefioras de clase, y mujeres del pueblo. No basta-
ron megos de ninguna especie; todo lo rechazó el carácter inconmovi-
ble del virey sin vacilar ni por un momento. Quién sabe que prevencio-
nes mas recibiria de la corte y que ñierza lo estrecharla en ¿ima para
tan inexorable rigor. Por eso se digo, y todavía se repite, que el Yirey^
estrechado por loe jesuítas, obraba ciegamente á voluntad de estos, no
mirando otra cosa en lo ostensible que el delito de lesa magostad y rebe^
.lion armada que tonto eco hizo en Madrid, objeto de ^ran bulto y bien
manejado para cubrir cuanto los déla compafiia necesitaban esconder ó
desvirtuar. Fueron inútiles las tentativas y las convinaciones que me-
dianm para abrir paso á la fuga de Antequera. Se aseguró que el Arzo-
bispo en una conferencia que consiguió tener con él, á pretesto de arre-
gliff asantes > de conciencia, le ofreció conferirle la orden sacerdotal á
enyo arbitrio se había negado Antequera. Semejante tradición es falsa
aunque la haya aceptado D< J. A. Lavalle en la revista de Lima de
Marzo de 1860; no tfuito porque no podia caber tal pensamiento en el
Arzobispo cmitrariando las órdenes del Rey y frustrando la sentencia,
cuanto porque el Arzobispo Morcülo falleció en 1730 y su sucesor D.
Francisco A. Escandon entró en Lima por Febrero de 1732, tiempo des-
pués de la ejecución de Antequera en 1731.
Formadas las tropas en la plaza, salieron los reos de la cárcel de cor-
te escoltados por una fuerte guardia. Al llegar al cadalso alzó el grito
de 'perdón'* uno los religiosos de la orden de San Francisco, voz que
repitieron muchos otros frailes y el pueblo con el mas ardoroso empefio
lanzándose repentinamente sobre el patíbulo* Travado un choque vio?
lento, frié allí mal herido el teniente de la guardia montada del Yirey
Sor un golpe que le descargó un lego Franciscano que furioso hacia uso
e un palo. Ala noticia del tumnUo, Catell-fíierte se presentó á caba-
llo en la plaza, para que con su respeto se contuviese el desorden. La
multitud aventaba piedras contra la tropa y comitiva del Yirey, parti-
onlarmente un gentío que procedía de la calle del Arzobispo y que acau-
dillabael guar£an de San Francisco con no pocos frailes de esa comu-
nidad que se titulaba ami^ y beneficiada por Antequera. £1 general
D. José Llanos, cabo principal de las armas, y varios soldados fueron
heridos en aquella contusión. La fuerza que guardaba al reo fluctuando
casi, por el temor que le ínfrindia el ataque popular, se vio eu un instante
sostenida por el Yirey, que abriéndose paso con su espada, y ya próximo
al cadalso, dio la voz ae ''soldados fuego.'' Disparáronse las armas, y An-
tequera murió atravezado de balas lo mismo que dos sacerdotes, un ne-
gro, dos soldados y otros individuos. El Yirey hizo subir el cadáver al
patíbulo donde fué degollado en onmplimiento de la sentencia. Acto
352 &m
m
continnó maüdó «jecütar Á D. Jaftu de Heiui éa un dadátod flejaoilttdd
que se había dispaesto al iutento. Se ha dieho siempre que Oaetou-fiíer-
te al mandar romper el faego agregé la drden de "malen á eeoe fimUes:"
pero no existen pruebas de esto .
ElVireyJiizo en su memoria la siguiente oalifioaoion saroastica tc^
oante á la gente rulgar de Lima^ al referir estos sucesos,
'<E1 Yu1j§;o de Lima, muchos vulgos, por que contiene tantos como son
<' las naciones y icastas de que se compone; y entre estas son las mas ixa^
*' petuosas las mas b^jas, por que son las mas birbaras; y las que tieoen
'' mezcla de españoles^ aunque precian de políticos por la presunción^
<< tienen el barbarismo de la soverbia. Así la plebe limefia toda es estre-'
<< mos, compuesta de lo mas altivo y lo mas ínfimo de naciones viles, y
*' de españoles en a ue los mas plebeyos se tienen por nobles, por que al
'* cotejo solo, el color les es prosapia. Ya, ni esta vanidad y conmsion,
'< aunque regularmente es todo el vulgo sumamente leal, hace que este
** esté sugeto á irrejjpulares movimientos, y las circunstancias del suceso
'* lo hablan conmovido ciegamente."
Dirigió el Yirey un exhorto al padre comisario general de San Fnuf
cisco con la información que se formó, de acuerdo con la Audiencia, para
que se procediese á averiguar y castigar á los religiosos culpiUdfts y aa^
tores del tumulto.. El prelado rechazó esas aotuaeienes,. y elevó quc^
al Dean y Cabildo de esta Iglesia, en $ede va^nte, para que se siguiera
causa sobre la muerte de los frailes, j pidiendo se dec&case al Yirey
incurso en el canon y censuras prevenidas por derecho contra los agr^
sores de personas eclesiásticas. Admitióse la instancia, y el Cabildo, sin
citación alguna, envió al Bey los documentos; pero cuidó de sospender
el punto relativo, á las censuras. Castell-fuenie á quien esÉaa no h»-
brian asustado, dice en su relación de gobierno ''que la representación
'' de la soberanía no estaba si^eta en esta forma á tales juicios. Qae
^ eran lástimas casuales que no podían pasar á ser acusaciones; pme»
'' las lágrimas, olas ei^ugaba el asombro, o se quedaban en el aire déla
'' conftision; y que nunca hablan tenido censuras los naufragios, ni reoo-
^ nocido tribunales los despefios."
£1 Bey informado de todo aprobó la conducta del Yirey sin exención
alguna por cédula de 5 de Setiembre de 1733, mandando separar de su
eargo al comisario de San Francisco, y que su sucesor hiciese la averi-
ffuaoion de los hechos j responsabilidades de la comunidad. En otra real
orden pasada al Arzobispo en la misma fecha le previno ''recogiese del
*f Cabildo Eclesiástico los autos obrados sobre xas censuras y demás
" asuntos del caso; que esperaba impusiese perpetuo silencio aceren de
" este proceso, nuMiaándolo archivar, para que no quedase en el público
" un ejemplar tan poco recomendable de la conducta del Cabildo; y
" que remitiese á España uno ó dos de los miembros de él, que fueron
" autores de la formación de dichos autos:"
El gobernador Barda á quien el general Zavala dejó mandando en él
Paraguay, instó para que se le relevase. El Yirey le dio por sucesor á
D. Isnacio Soroeta que habia sido su secretario y estaba de corregidor
en elCnzco. A su llegada á la Asunción los comuneros no quisieron ad-
mitirlo; psura ello armaron.mil hombres, diciendo que aquel era parcial
de los Jesuítas j el que escribió el decreto para la restitución de estos á
la provincia; siendo así que cuando esa orden se dictó, Soroeta no se ha-
llaba en Lima. En esta repulsa figuró como autor principal D. Bernar-
do M<Mnpóy Suyas que habia estado preso en dos ocasiones. Soroeta tu-
vo que retirarse y el Paraguay quedó en manos de los ¿omuneros ha-
eienáo de gobernador D. Luis Btísiro Alcalde de priioer voto de la coi-
4iftd. Mompó liabíA fugihío elisia cácool de hisask. donde esturo en contac*
tó con Anteonera; y se dJiJo que lo pnvió al Paraguay ú promover una
nueva revuelta, para hacer ver que estando di á tanta distancia, no era
su presencia la razón de esas alteraciones. Kl gobernador Barúa tiivo
.é M.om^ por asesor, y Basíro le conservó á sn lado con ^an distinción.
Una carta que se le halló á Anteqnera escrita por Mompó se quiso fuese
la prueba de su complicidad en el nuevo sucesoí
Acababa de disponer el Yirey que el oidor de Charcas X). Manuel Isi-
doro de Mirones marchase de gobernador al Paraguay, cuando se recibió
orden del Bey confiriendo este cargo Á D. Manuel de Ruilova, maestre
de campo de la plaza del Callao. En su cumplimiento marchó dicho jefo
á su destino y cnjxó en la Asunción el 29 de Julio de 1733: perO los có*
muñeres al mes y medio de su recibimiento, mal avenidos con el estado
de las cosas^ aparecieron á poca distancia de la ciudad y en actitud de
^eixa. Huilova reunió gente y salió á encontrarlos apesar del inferior
número. Al aproximarse quedó el gobernador con solo 40 hombres por
que todos los demás le abandonaron pasándose á engrosar el bando
.contrario.
£1 Obispo de Buenos Aires D. Juan de Arregui qile habla ido Á consa-
grarse al Paraguay, tenia eran influencia con los oomuneroay fomentó
sus ideas: se encontró con ellos cuando ya se retiraba á su Diócesis; lue-
go exigió de Huüova les concediera cuanto pidiesen, y tomó en esto tal
calor que le dgo ofreciéndole sil pectoral, que aquella cruz era biicuá
para él, y el bastón que empuñaba, para sí; que con él lo compondria
todo* Los comuneros se acercaron con el artintiio de vivar al Rey, mas
Buüova viéndose agredido disparó una pistola á D. Bamou Saavedra y
entonces le dirigieron un tiro que lo hizo caer del Caballo: otro de los con-
jurados le partió la cabeza con uu alfanje sin que el obispo se hubiese
interpuesto para favorecerlo. También fué muerto el regidor D. Juan
Baez al lado del gobernador^ y mal herido B. Antonio Arellauoi ocurrió
esta escena el 15 de Setiembre de 1733.
J £1 Virey envió instrucciones al general Zavala gobernador de Buo^
nos Aires para que pasase al Paraguay y diera cumplimiento á las órde-
nes que se le trasmitieron con acuerdo de la Audiencia. Entretanto el
obispo Arregui aceptó y . asumió el cargo de gobernador conferido por
la ciudad en que se hizo aclamar por tal^ abandonando así sü Diócesis
por el triste honor de mandar una provmcia en anarquía, ñe formó á
Auilovaun proceso en que figurando como pruebas las imputaciones, se
?argó su memoria de odiosos crímenes. Ko queriendo el obispo Palos
«er testigo de estos sucesos ni reconocer al obispo gobernador, tomó el
partido de ausentarse. .
£1 obispo Arregui que mUy tarde habla conocido sus errores, pensó en
remediarlos y revocó el decreto de confiscación que dictó reduciendo a
la mendicidad á muchas familias, indignados contra él los, comuneros
res9lvieron apoderarse de sos bienes. Eldió 5 mil pesos para habilitar .
i los diputados que debiau ir á Espa&a, y luego les alargó otros 5 mil.
'ITo permanecí en la provincia, lesdecia^or la paz y unión de todos;
4cómo pues se me corresponde tan malf^' Babia autorizado dos decreto^
contra ios jesuítas^ y después de otros comproniisos, terminó j^or indig->*
ñarse contra sí mismo, contemplándose esclavo de una facción: revo-
có eus mandamientos, abjuró de su conducta pasada y determinó vol-
verse á Buenos Aires. Zavala entró en la provincia con tropas regladas
y por Marzo de 1735 al acercarse á la Asunción, I\icleron los comunerod
un simulacro de resistencia en el punto llamado Tabacui: pero estaban
ya desalentados y aun divididos en bandos como debia suceder. Así es
■ ' ' - 45
354 ASM
2ae nondHendo ím arFemetidft cto Zaválii, ie retíraioii pan no ▼•Iyat
remiifM: ftaeron perseguido» y deetniidos perdiendo cnanto teniaB.
ZaVala tomé proridenoias íiiertes eontra loe oomnneroe oontumacee, á
Snienes ee aplicó la pena de garrote, entre ellos á los asesinos de Bni*
tna desterró á otros y adopfó mncho» medidas dé pmdenoia y oanci^-
Ilación para aseonrar la tranquilidad fatora, devcdriendo á todos los
bienes oe qne habian sido privados por el coman.
£1 Yirey Castell-fnerte dió orden para que el obispo Arregai conapare-
ciese en Lima á dar cnenta de sn conducta y desagraviar loa dcTechos
ofendidos del trono. Pero su avanzada edad no le dejó fuersas para
arrostrar la desgracia^ y la muerte lo libró de las que le esperaban.
En todo lo acontecido en el Para^ay bien se advierte que la obra de
Antequera y los comuneros, no podía reducirse á un simple levantaimen-
to con el objeto de lucraren el desorden como se propaló'. Créenlos aser-
tar opinando que aquellos trastornos tuvieron por objeto la eeptüsión
de los jesuitas para librar al pafs del yugo de estos: tal vez Antequera
pensaría en una revolución con fines mas elevados; pero para eso nece-
sitaba preparar los ánimos en otras provincias y óue ellas comprendie-
sen que podían y les convenía emanciparse de la dominación espafiola.
Véaae^Anteguera y CoBtro D. Jasé,
Entremos ya á tratar de los sucesos notables» y de lo une en materia
de administración pasó en el Perú durante el periodo del virey marqnés
de Castell-fuerte.
Encontró en la ciudad amurallada del Callao destruida la parte qne
cubría el muelle, á causa de que al construirse éste no se meditó sobre la
situación conveniente de él, ni se calculó el mal que la fuerza de las olas
era consiguiente biciese contra el muro en que estaba la puerta real
denominiKla '*de la Marina.'' El Yirey se ocupo preferentemente de reedi-
ficar aquel baluarte, poniendo su atención en el pUbuo de la obra para que
fuese capaz de precaver una posterior i nina. El mar había x>enetraáo
hasta propasar el sitio en que tenia qne elevarse el nuevo cerco»
Consultóse el Yirey con una junta compuesta del general B. Luis Gtten-
dica de la orden de Santiafto, del maestre de campo de la plaza ^ su go^
bemador D. Pedro de Mecmuida y del D. D. Pedro Peralta distinguido
matemático: se resolvió fabricar á la orilla del mar y línea de la mttra^
Ua derribada, una serie de dientes, muelles de pilotage, ó estacadas do-
bles, con la trabazón necesaria, rellenas de gmedas piedras. Mientras se
cortaban estas por los presidarios en la Isla de San Lorenzo, sehicieroii
barcas para su conducción, se trajeron mangles de Guayaquil, y se aco-
pió cal y ladrillos empleando las muías que de Lima iban de vacío af '
Callao para traer mercaderias; y como tales servicios se prestaron g1ñi¿
tls. disminuyó eneran cantidad el presupuesto formado qne importaba
300 mil pesos, y vino á redneirse a la mitad. Después de luchar con él
poder del mar, y de emplear un tesón sistemado por la inteligencia dd
los directores de la obra, ella se efectuó en una longitud de 1,100 varas;
y nueve de lütura desde el fondo; seis dentro del agna, y tres fioera; eoA'
«n espesor de cuatro dado á la muralla qne se levantó; conduy^dose
en la parte superior con lo necesario para situar las baterías de defensa»
Satisfecho el Yirey con el buen resultado, dispuso se hiciese una seria
refacción de la muralla del lado de tierra, cuyo mal estado pedia un*
fronte y costoso reparo, qne consistió en 3743 varas de banqueta nueva,
028 de parapetos, 10 baluartes, y en merlones 872 varas, pues antes la
artiUeria se hallaba situada á barbeta. Rizóse ademas una puerta nue-
va á la parte del Norte. El gasto total fué de 150,737 pesos de los cuales
S4257 salieron de la real haoi^da, d5|553 del nuno do Sisa, y 914del da
ABU
355
peoM de eámaca a^gau la oaeat» del veedor del presidia Mude de Pe«
íeotinoe de la árdea de Santiago. No olvidó el Vlrey lae mimllae de
lama que reeibieron algunas m^ras, eettalándoee en ellae la fiRvIeade
na laxgo para^to en el ámbito qne looorre el rio. No hizo Oaetelirfaette
otroB preparativos de defensa; y en cnanto á tzopiMi, formó Tanas oom*
paftias de pardos con el institnto de granaderos, en qne cnidó de doo*
trinarlos oon fcecneuoia, y al efecto oonstmyó crecido ndmexo de gca*
«adas de mano.
Con respecto ala armada siguió el Virey la opinión de que debía eonS'
tar de tree ó cuatro buques y no mas, por ser snncientes para el senrieia
ordinaiioi y estar espuestos al deterioro qne causaba la broma, en la casi
inacción de las naves. Poresto la escuadrilla de la mar del Sur seeom-
Sonia de las denominadas Capitana, Almirante y Patache. Al ingleso
n Caetell-foertc^ el comercio de Lima había mandado emistmir dos por
cuenta de sumas que adeudaba á la real haeiendiL v acabados que lue*
ron dichos buques, resultaron con muy buenas euauoades para aqueÜóa
tiempos. £1 Virey mandó se carenera en Guayaquil el navio BriUante:
pero nallóndose corrompidas sus maderas, hube que esoluirlo; y en 1730>
determinó construir otro con is nal número de caftones, esmerándose
en qne tuviera todas las condiciones y exyenoias de ranbareacion de
guerra. Dióle el nombre de *'San Fermin" en recuerdo del Santo obispo
SSL compatriota y patrón del reino de Navarra^ Solo en los Jorna-*
les de los obreros que en él trabajaron se hizo el gasto de 28749 pesos, -
habiéndose invertido en materiales y demás 59401. Otro navio llamado
la ^'Peregrina" fué deshecho por que era de escaso andar, y no hubo
4]^uien lo comprara: su carena debia costar $3^ pesos y la tuvo por an*
tieconomica el general de la armada D. Blas de Iiezo.
Castell-faerte con motivo de ser indispensable desalojar de Hontevi*
deo y Maldonado á los portugueses, envió 100 mil pesos de sooorro al-
gobernador de Buenos Aires Zavalok que reclamó este auxilio, y para el
cual se habla recjUbido real orden. El Virey creyendo urente hacer una
fortificación en Guayaquil, dispuso se practicasen estudios fiícultativoa,
y se llenasen otras formalidades préyias.
En 1724 terminóla guerra sostenida en Cbile con los indios, por me-
dio de condiciones de paz ó treguas á que se sometieron los jetes Arax)t«
canos. £1 Virey mandó demoler unos fuertes que por su situación no
podían ser socorridos, y dispuso la construcción de otros en lugares que
consultaban diversas vent«^as.
Todos los Vireyes tropezaron en el Perú con las repulsas y dificultades^
4]^ue algnnos preladee de la Iglesia oponían á las veces contra las rega-'
lias del patronato real; y con diversos incidentes y competencias que se
fomontaban por los eclesiásticos y superiores de las religiones, para elu-
dir ó hacer ilosorio el cumplimiento de las leyes que no eran conformes
á sus intereses ó pretenoiones. Véase Xq antigua que ha sido la resisten*
cía y obcecación oue ahora se quieren diseulnar protestando recientes
novedades qne á decir verdad no exia^ien; y dando por fundamento la
falta de un concordato con la J^epública; eu lo cual el clero no obra ni
se espresa con la debida lealtad.
No exento de estos embanuEOS el gobierno del enérgico marqués do
Castellfuerte, tuvo que emplear todo su poder en esta clase de choques
para conservar intactos los derechos de la soberanía . . * . '^ó no han de
*^ ser los eclesiásticos (dice en su memoria) habitantes del imperio, ó es
" preciso que sean obedientes al monarca: ó no hapi de ser hyos de su
** potestad, ó han de ser dirigidos de su economía. Nocen con el vasa-
*{ íüije, y viren c^q. ej. bien de la .manutención: conque es JQsto que ver
^50 ARM
'^ 'oornio:8eatt'por dm obligación^ lanú^st^td:, ^ aun deben támbíen te-
^oonoéei* el tercer ben^cio de ctfftlanDs, qne es otro modo de üaTorc-
^^ oerloe. Eb lU atención mas úráííAj porqñe el gobierno ha de ser vat
'< cuerpo con lioiiibros y sin ' mknosj qne ha de cargar tan grande esfera
'< sin tocarla. 61 no se snstenta, se quejan, y también se qnejan si «e
" atiende. Cada cuidado es nn snsto de la humanidad; y cada toleran-
^ cia es nn grito del réonrso. En fin, es nn modo de portarse el gobier-
" no en qne ha de estar el an^paro pronto como si se solicitara, y el cmi-
" dado reverente oomosi se pidiera.'' "La mayor i>arte de los espa-
^ ñoles nacidos en esta ciudad, por falta de otras sendas por donde en-
** cxuuinar la vida, se aplican á la del estado eclesiástico, que e» la mas
^'' ancha para el concurso, y la mas segura para la convenieneia. lia es-
^* tensión de las provincias prbduce la multitud de curatos para loe se-
^*- oulares y regulares en unas regiones áue por lá mayor parte son lapur
'^'tría de la barbarie y la habitación de la licencia. La verdad corre altí
^' la misma fortuna, que la'razoñ, y la libertad vivo tan acomodad» oo-
^^ nlo la ignorancia. Los mejoreif estudiantes q;né tienen por su mayor fe-
*' licidad entrar en un curato, hacen morir las letras por vivir, y se van
" á perder para ganar. Son flores qne se trasplantan del vergel al bos-
^ que, y no es mucho vayan á marchitarlas donde no pueden prodncir-
^< se. Son muchas veces médicos qne se contagian de los males <|ne van
'^ á curar, y pastores que contraen el dafie de la^y, háUándose'en par-
*^ tes donde por ir á ensefiar los misterios se olvidan los preceptos.'^ *
Bl Rey por cédula do 13 de Febrero de 1731 previno á los prehbdos 'jgn-
siesen remedio eficaz contra los desórdenes y mal proceder de sns sub-
ditos, y ordené al Virey les comunicase '^las noticias que tenia ^Isses^
*^ cándalos y delitos practicados por ellos:'' advirtiéndoles?' qneoshaikiis
^' con érdeh miapara remitir á estos reinos al prelado qne resultare de-
^* lincuente en descuido tan culpable." Castelmierte escribió áloscorr»-
gidores con este motivo lo siguiente:
*^ Conviniendo al mayor agrado de Dios y servicio del Bey el ^nte-
'^rarme de si los curas viven licenciosamente amancebados y ltopl«a-
'* dQS en tratos y contratos, os ordeno, señor, qne con el secretoy v«rdftd
^^ que pide esta materia tan delloada, me aviséis de los qne bnbies^y en
^^ la provincia de vuestro cargo incurriendo en tan graves exesos; en
*^ inteligencia de que sobre ellos no habéis de recibir informacioii Jorí^-
^ ^ca, sino qne os ha de constar notoriamente y con seguridad qne - los
*^ cometen: previniéndoos qne no habéis de vengar alguna pasión psr-
^^' ticnlar que pudiereis tener con algnUo de dichos curas porque^ ve-
^^ verificazse asi, os castigaré gravemente. Y por lo qne ndra filas mnjs-
*^ res que viven deshonestamente^ procederéis con vigor á sa castigo, á
^^ fin de qne por éste medio se eviten tan perniciosos escáüdalos rdaiido-
^ me puntual cuenta de lo que ejecutareis sin exederos i^l faltar en
"ella/'
A consecuencia de esto el Obispo deTrujilloD. PrayJayme Minvela
pasó al Virey una carta en términos los mas descomedidos, y recfaaKan-
do el mandato como ofensivo ala inmunidad eclesiástica. Se quejó «de*
.mas de quo los corregidores no se hnbieran dirigido á élensoncitnddel
remedio. Ningún otro obispo se alarmó ni empl^repnlsa a^una, y por
«1 contrario se manifestaron conformes; habiendo el de la Paz D. Álcüo
de Rojas escrito al Vii^v/^ue estimaba las advertencias, i^or que Á él
^^ podian ocultarle los hechos, y que asi le suplicaba rendidamente le
." avisase todo lo qne debiese corregir &."
A cansa del abnso qne había en América para erigir conventos, «&tos
lo cual dice Castellfuerte que ''de una oasa fúndala uno, '^y de nn
áRM 357
^ lisíMO, 6po6o uasy emUfm un» eomanicbíd,^ el Papa Paulo Y, ea' Bm*
▼« de 23 de IHciembre de 1611 ordenó que los conventoa tuvieMn por
lo menos 8 religiosos. £1 Rey dispuso qae los que no se hallasen en este
cttso no se josgaran tales, ni sos nrelados gozasen de voto alguno en los
eapitolos. En Julio de 1729 sienao muy refiida en Lima la elección de
Provincial de San Agustin, quisieron los frailes de un partido se prooe-
4liese contra aquellos principios porque en esto consistia su triunfo^ Él
Virey obligó al prelado Fr. Gaspar de Quirós á qne se calificasen los
priores ^ne debían tenerse por vocales, yapara el mejor resultado v or-
den envió en oomision al convento agustino al alcalde del crfmen de la
Audiencia D. Francisco Javier de Soasar y Castejon con cuya asisten-
cia se efectuaron las funciones electorales.
En el a&odel728 disturbios del mismo género se levantaren en la re-
Hgion Meroedaria, y tomaban tal cuerpo que el Virey resolvió obrar con
fileverídad para contener á los partidos. Al intento comisionó á des Ifi-
nistrosdela Audiencia que baciendo cesar el desórd^i alcanzaron seVe^
rificara paeífieamente la elección de Prelado qne recayó en Fray José de
OastrOy r^giosomuy digno por su talento y letras.
- Al hacérsela de Abadesa d^ monasterio de la Encaruacion bubó tam*
l»ien grandes turbulencias y escándalos. Unas religiosas querían réde-
la ala prelada, y otras no. £1 Arzobispo Morcillo anulando la decisión
^e la mayoría^ apoyó ala eleota por el menor número, y fiíéD? Rosa do
la Cueva: de lo qué vino un eisma intolerable ^ue. ati^o ocurrencias
muyruldosaseu que las criadas del convento hicieron notable papel,
a» como el público que aumentó la agitación. £1 Arzobispo trasladó. á
la monja D? María de las Nieves á distinto monasterio lo mismo que á.
otras: pero con esto nada se avanzó: la discordia continuó su giro y s^
avivó mas con la muerte del Prelado: mas tarde cuando llegó el nuevo
Arzobispo D. Francisoo Ai£scandon, sus providencias restablecieroii la
qnietua defínitivamente.
También en Chile dio lugar á desmedidos alborotos la elección de pre-
lado en San Agustín; y el virey ordenó se prestase auxilio militar para
somater á los bailes a la obediencia.
. A mérito de diferentes ezesosde los curas, que trataba de' redimir el
corregidor de Andagaaylas, dos de ellos encendieron un tumulto contra
ífik autoridad, y pomo aquel lograra contenerlo, poniendo éñ claro. su^
autores, tomó de su cuenta el obispo de Quamanga D. Fray Alonso Ixi^
pez J^oloan defender á dichos párrocos. Las cosas pasaron de rava, y
^el prelado excomulgó y multó al corregidor. El marqués de CasteUiuerte
apercibió al obispo encargándole con parecer del real acuerdo se abstir-
viese de imponer penas semejantes, y mandase á Lima á loados curas. £1
obispo se puso en camino con ellos sin tener licencia al efecto, y el Vir
rey lie ordenóse volviese á su diócesÍB* Desobedeció y Continuó su mar-
cha; tuvo varias entrevistas con Castellfuerte, j no alcanzaudo de él'
cosa alguna, se regresó. (1727) £1 Bey reprendió al obispo aconsejSDi-
dolé corrigiese los delitos, procediendo en todo conforme á derecho, y
sin llevaiae de informes que no fuesen muy seguros y cristianos: al
Virey encargó estar muy ala mira de lo que dicho prelado elecutase.
Al poco tiempo fué preciso contener á otros curas y eclesiásticos de)
mismo obispado de quienes se quejó un cacique por los exesos que oo^'
. metian en da&o de los indios, al estremo de presentarse aquello^ "toa
armas. El Yirev con su acostumbrada firmeza se entendió con d'6bi»'
popara que rerrenasetides abusos. ^ *^ .
Los de autoridad en que el citado obispo incurrió, dice elVitey, exi^e-
. ron 30 providencias de ruego y encargo,faera de otros decretos i que na*
368 km
bift dado mérito. Eu materia de fuerza, holio varioft caaos fin qja» se
apeló áeste recurso. Los pueblos déla provincia deLucanas erau agra-
viados por los curas. Los mineros reclamaban de un edicto en que el
obispo puso precios ala ropa que llamaban de la tierra. Los alcalde»
oirdiuanós de Guamauga D. Cristóval Tello y D. Nicolás Boza ñienm
excomulgados y multados por el obispo á causa de una cuestión de que
no le tocaba conocer, y versaba sobre la exhibición de unos documen*
tos de rentas. El mismo alcalde Boza fué otra vez excomulgado, porque
habiendo hecho aprehender por deudas á un hombre que tenia pulpe*
lia en el portal de la casa episcopal, donde habia tiendas de álquifery
dyo el obispo que gozaba aquel de inmunidad, y que se le soltara bi^
la pena de 500 pesos y excomunión mayor que comprendió al escribano,.
Una viuda fué precisada por el mismo obispo á que se obligara á pa^^le
1,000 pesos por unos cargos iiyustos. Fuera de estos se sustauciaroii,
oíaos asuntos, y en nu]|;uno estuvo la justicia de parte del arbitrario
prelado que nunca consiguió vencer al recto y severo Yirey.
Fué necesario que éste sostuviera los derechos del patronato Talne-
rodos frecuentemente por el obispo. Ocurrió el easo de que privava da
BU dignidad al chantre, después de exoomnlgarlo y de poner a un elM-
go estrafio en su lugar. Nombró coadyutor á un cura, y le hiso em-
barffar sus bienes p^orque se defendía de esa disposición, z porque usa-
ba de su potestad sin entrar en parte el patroniUio, fué indispeosaUe.
que el Virey procediera sin cansarse contra los abusos de un ^teítiAo
violador de las leyes y enemigo implacable del cabildo de su iglesia.
Omitiremos muchos otros hechos y cuesciones que el Yirey refiere en sn
folacion de gobierno, á cnal moA chocante é ia^aoional, por no estender-
nos en tan fastidiosa materia.
Eran insoportables en esos tiempos las pretensiones de los prelados y
las controversias que promovían sobre preeminencias. El de Tnj^illo qne-
zia que el Cabildo secular lo acompañase tlesde la salida de su casa has-
ta volver á ella en las asistencias religiosas. De otras muchas estxava-
gancias dejaremos de escribir por lo estraño y ridiculo de ellas.
No quedó atrás el tribunal de la Inquisición que en la época de este
yiiey sostuvo algunas pretensiones infundadas y competencias de Ju-
ridiccioh y fuero, dando torcida inteligencia ú las leyes. Castellfuerte
reprimió sus avances, y consiguió reducirlo tf ^s límites, defendiendo
también la independencia de Tos curas, porque no debían desempellar
Oftrges ni comisiones que les conüriese la Inquisición según estaba tra-
tado" to la Concordia. Es fama estendi&a con el tiempo de que el Yirey '
l&élQamadb ^comparecer ante ialuquisidion, y que lo hizo acompafia-
do de fuerza de inJbnteri^ y dos caüones. Se ha dicho y lo repite P. R.
Pftlmaen la revista de Lima (tome 6% Mayo de 1862) que puso nn reloj
sobre la mesa del Tribunal, y lé previno que si antes de 60 minutos no
terminaba la sesión y él salía de sM, seria bombardeado el edificio. No
respondemos de la verdaii y exac^tud del hecho aunque la revista lo
ipoye en eL testimonio de Lafond y Sttevenson,
Celebró ía Inquisición un ^to pábllco de fé el día 13 de Julio de 1732
Sla iglesia, de Santo Domin^ con ^oCe penitenciados. La descripción
dicho auto corrió impresa y ftió autor de ella el Dr. D. Pedro Peralta,
d yirey en su^ memoria dice que él asistió para sostener la precedencia
dg| asiento, pCKrauó esa ^f^érbg^tiva de la representación reaL la había
1iin(ñidO«l tiezüiípo^^ puiEié tiaci% a&os que no se ejecutaban tales autos.
Yli^hnba (el c<^iíde*rVillar)\que hallándose preaente,.permitió qne
presidiera ieá tribunal dclStóto Oficio.
AIM
859
fuMMB de eeder en lo lelatiTo al patroaatiK deeia el Yirty á aii aa*
I0or: **Ijm óbiapos no aoalMUi da entrar en tono lo que es real jmiadle»
'' eUm y Málías, y j^roconm moxder y oeroenar todo lo posible en eate
** punto, ñm oontenerloa he usado, ademas de las defensas segnn de-
** reeho, sin pemütizles ampliación algnna, el arbitrio de mudarles en
*' ocasiones los lugares en las propuestas que hacen de curatos, para
** que leoonoKcan la superioridad y facultad que para ello tiene el Vice*
'' patrón, como lo hicieron aveces mis antecesores; apesar de lo cual les
" coge muy de nuevo y se les hace intolerable el yago de esta scgecion,
** necesaria para que no sean tan libres en la disposieon de loe beneficios
'' en que raltan algunos no poco á lo ordenado por el Concilio de
** Trento.."
Creemos que el marqués de *Ca8tellfaerte faé ínte^^ro y justiciero,
ofíreoiendo una prueba de probidad la acusación que hizo á los oidoree
de recibir obsequios y gratificaciones de los frailes que necesitaban con*
tar con ellos en las cuestiones que se agitaban al elegir sus prelados.
Bata íhuiea y terrible aserción, firmada por éí Yirey en la memoria que
dejó á su sucesor, y que siempre se remitía á la Corte, no podia est¿n-
pulft el que se hallase manchado con alguna nota semejante.
Ia tesraeria de Lima remitía á Chile cada afio 4,800 pesos de los síno-
dos asignados á los Jesuítas para las misiones: esa stuna bacía parte del
aítaado que daba el Perú á aquel país en cantidad de 100,000 pesos.
Aparte de ellos, el situado para Valdivia era de 50,000 y en anteriores
a&oe de 80,000. En mas remota época este ^ario habiaeosfteado las for-
tificaciones á cuyos gastos atendí después, y para ello y la guerra que
contenía á la indiada de Arauco, faé indispensable que de Lima se su*
ministrasen' los recursos que demandaban dichos cuidados. A Panamá
y Portobelo se remitían anualmente 270,000 pesos que después se redu«
Jercm á 100^000. A Carti^na y fianta Marta 42,375 pesos que se envía*
naa de Quito. T á Boenos Aires de 60 á 100,000 pesos que se cubrían en
Pojto^ £n solo los afios del Qobiemo de Castellf uerte, estos situados
importaron mas de cuatro millones. *
¿as misiones á que mas atendié, fueron las de Tarma» Jaiga, Guánu-
eo jr Oerro de la Su á cargo dolos religiosos de San Francisco,' y ocasio*
nabas á la Míal hacienda i|n gastoi ñ» 8,000 pesos.
liUriáludlio de los boepitales^e daba dM erario el noveno y medio del
ÚÁeem&íf: ifo^ Íes e(Mrreepondia.'« ¥ como éí de Santa Ana era sostenido por
elJBey*, teniendo eiK»ttieBtdaB^otaras«e|gaaoioñes, Castell&ierte cansado
íMl mal desempéfio de la betmaaAad, ^ntiegé esa casa oon sus zontas á
los padres iPelethmitas áeoUeÜiiddo los cacique». y eaboe^de los iadioít
que álli seooraban^ y teniaoK>tvo Ikospital para convaleceiaoia. < .
No rehallaba en pío^^eso la/lMi,lNttaidadde Lima aunque sostuviera
33 cátedras dotadas por el Béy« ^l^eelael Viresr^que haUa mas doctorea
que cursantes. Que los gradoir'q«0>e(H»taht(n ibktoév^,^ peaosivaiíian ya
800; y opinaba se suspendiesen «poj^ algún/ tiempo^ 'Balaba «por, dar re«
compensas y premios de oaareraá) io»/q'«e^ia J^ngfrifinm onlsa cien-
cias sin mesqninar mitras y tpg^ que conxrenia las^ apta^eivloa ameri-
canos. Agregaba á sus raasones que 16$ oVÍBpos que ventan a« España
erón los que mas |¡daban4].ué Hacer sL (^biécnioi'jiHa disturbios y alter-
cados. . ^ ". ''■> ', i¡) ox'"- ."
' Esta fiñanqueza del Virey ba8tiu*ia^ jpjffa^É^^f^ sqi, f^<^/ mudMÍ
mas cuaudo ell^ importaba adhesión 4 ^nil^^^^^^b^^ 'fl®^^^ ^^
nos recomendable la libertad eon que emitió su.pafOQer' engorden á la
población indígena. Dijo que aun sin hablar délos, servicios fbrxados
en las nünas y obn^es, la causa de su dimiuaoion esa resoltado inédita*
360
Affl
\WftnpfflL Sn^fil'
1UL6 de SU trkte estado, viéiidoM vQgldA par ^ra rasa dainiaaiil;ey lo qne
acreditab» la historia de machas naoioiMS que se acabaron por igoales
óircunstancias siempre acompañadas de lamentables consecuencias. No
olvidó el Virey las epidemias mortíferas j el mal ocasionado á los indios
por las bebidas espirituosas: pero repitió mucho la necesidad de vigilar
qae loscorrejridtwes y caras los tratasen con humanidad. Intentó prohi-
bir el agnarcuente en el territorio del interior, y aumentar los vinos: pe-
ro encontró ñierte oposición en los agrícoltores de la Costa.
Era de sentir el Tirey qae no se proveyeran en EspaOa los corres!-*
mientos, porque se conseguían á mucha costa, y los obtenian mercado-
res en quienes era implacable la codicia. Y creía que nombrados acá
esos oficios y por corto tiempo, seria menor el inconveniente, y mejor el
trató que recibieran los Indios. "
. Con respecto á minas, el Virey hizo ordenanzas con útiles relbrmas.
Ír en su relación de gobierno discurre largamente sobre est^ ramo« £Í
ector interesado en pormenores, puede Instruirse de ellos en dicho docu-
mento que se halla impreso. Para laq^flbfifW^^})^ de.azogue de Guanea-
velica, la mita después de diferentes reformas y arreglos, se «WM^j^^
entonces de 447 ipdios: la j^M^.^.h9Mf "* .- ^
tos que recibían, era áB^m^^J^y^SP^mi
pscaba el a»Mnie, ^Q^m
real de 13 de Fqhm^^
de 58 pemt m9imíWMfri^i'W9^f4^^ kwffif^jsmn
mineros y abandonado el trabi^o«:n^
elutr el periodo de Castellfuerte, se habían cobrad
.£Eié«m9i^d<mifl ?ot9sf pidió énXr^iwmantflAii
miB0i»ii4dMmttá')«%iiiÁt%viis;4d0il^
rios. Que también se les diese legai^ede.¿dflu^??3WMc^(
vúim ksb^t^vigmw mhl9» útm^^hm^i^mM^má ¿ ,
¥bttafMM«lliM0JX;dftia8e^lR,^álftAEH^^
aMa«IÉBm»p0fttoHAe4síoliiS)^i^im^f%i^ . ,
¥toymrtaiMtMii4«¿Mi¥Kid4^aK^^ J<9%Mlb
^^^^'^W^P^WvS^wflBBPSÍ^ ^^KLs^PCHMvV^ ^^^Wi^^***^F'»»Sfc •SW.^^p^^^'lflRJ S v%W^^^HP^VÍ^9V^Pv j W^9mwS^So^^9¡^^^ ^B^fm^'
as Ummí6m fmiim»it^n^9sii^^9átí»iamh9k del 9 de JiUNMr4# ]í7S^iMh
mq^TmwíumB»,hiíiikfi»^tif MfílÁyQt^^ 4»ü«a^:«en^lifbrif;
\sfií^,mmb
ARM 361
\añ casas de moneda de América, nombró el Virej^ tina comiBion que exA*-
minara el asunto y sns cansas, compuesta del oidor D. Alvaro Navia Bo-
latios y Moscoso do la orden de Santiago, del alcalde del Crimen asesor
general del Tirelnato D. Francisco Javier de Salasar y Castejon, y del
uscal de la Audiencia D. Chispar Pérez Bnelta para que con vista de los
libros y papeles, descubriese los abusos y los que resaltasen reos de éUos.
8igni<¿e Una larga actuación, después del arresto de varios empleados y
del proveedor de pastas D. Pablo Patrón de Amao: ventilar^hise no po*
cas cuestiones acerca de la ley de las monedas, y se remitió al Rey todo
lo actuado en Lima y también lo relativo á la casa de Potosí. Mí íáSlm
de la Corte comunicado en 22 de Febrero de 1735 fué satisfiustorio á Pa-
trón y demás funcionarios, y «e reintegró la suma que por el feble sa
disputaba. En los diez afios corridos de 1724 ú 1734, se acallaron en Po*
tosí 16.370,335 pesoft y en Lima 22.119,206, cuyos reales quintos fuera
del señoreóle y del braze^je importaron 4. 775)482 pesos, til ingreso del
Erario montaba á 7.850^6^ pesos con los derechos de alcabala, almola*
lifazgo y averia: esto ajearte de los tributos, papel sellado, sisa, media
anata, &?
En tiempo de este Yirey aun no habia trepa organiBada en el teíno á
iBxepcion de unas compafiCas veteranas que s^nameciaii la plaza del Ca^
Uao. Contaban 500 soldados, y todavía se msminnyó este número» De
las milicias de Lima, solo gozaban paga unas pocas asambleas de oficia-
les. Hábia en Panamá 25 soldados para cayo sosten aparte del situado^
se i^emitíán de Lima 12,000 pesos. Para la carona de la armada de ^aleo*
nes en Cartagena, y otros gastos provenientes de su estraordinairia áe^
mora en 1724, se enviaron l8iO,000 posos%
Los derechos de comercio se cobraban por snbhastadores: mas poste*
riormente corrió su recaudación á cargo de los oficiales reales coa mas
provechos para el fisco.
Habiendo mandado el Rey en 12 de Junio de 1720 que se estinguiesen
las encomiendas de 8eg[unda vida, y las que no tuviesen real apr(H>acionv
ae dispuso su cumplimiento que^ndo aquellas incorporadas á la corona.
£1 Yirey manifestó el mal que sufría la real hacienda con <d orecid<»
número de empleados que habla, y entte los cuales era notable la exis-
tencia de muchos innecesarios.
£1 estaMecimiento de la armada de galeones que vénian de Espafia ú
la feria de Portobelo, principió verileándose anmdmentcK mas des^
de 1656 se hicieron las espediciones cada tres afios; y desde 1707
cada siete afios hasta el de 1722. Nunca pudo haber regularidad en
8tt despacho, porque traídas al Callao las mercaderías^ era dilatoria Y
eventual su realización en medio de las oscilaciones del comevoio, que
pretendía siempre esperas para la remesa de los caudales á Panamárda
que dependía el regreso de los galeones á Espafia. Las escasas por lo re»-
<galar no eran justas; y el Yirey distante de someterse á ellas> mandé
notificar por medio de un escribano á los comerciantes ^j^aoles na
plazo; y desoyendo reclamaciones, consiguió que saliera la armada del
Callao el 14 de Enero de 1726 después de dos afios de detención. En
1731 se despachó otra venciendo los mismos inconvenientes qae creaba
el comercio eetrangero eñ Portobelo^ y otros causados jior los peraiisoa
para importaciones por Buenos Aires. La remesa del Perú podia compu*
tarso en cuatro y medio millones por afio. Los galeones tambi^i lleva*
ban caudales de otros reinos y provincias. En 1728 oondu^jeron doee mif-
Uones á Espafia. En la fragata ^^Oenoveva" se perdieron en 1730 ixeé
millones. Él general Pintado en los de 6n mando llevó nueve millonea
en 1731. El general Mendinueta, en el navio ^^Faerte." cuatro en 1739.
46
362 ARM
üln el navio ^lucendio'' faeron cuatro el aiío 1733. £1 ''Fuerte/' otro»
cinco en 1734. £1 ''Conquistador" y el "Incendio" siete millonea eu
1735.
£n Enero de 1725 apareció en Iquiqne el navio francés la 'Troviden-
cia:" el Yirey dictó órdenes para cerrarle los puertos y perseguirlo. Sor-
prendiéronse enterrados en la playa de Arica 106 bultos de mercaderías
que allí desembarcó y cayeron en comiso. Antes de éste, otro navio
francés el *'Do8 coronas" se habia mantenido en la costa del Sur hacien*-
do el tráfico clandestino. Ese mismo año de 1725 vinieron al Pacífico
tros navios holandeses armados á ocuparse de igasJL comercio. Para hos-
tilizarlos formaron dos comerciantes montañeses. D. Ángel Calderón tio
del primer marqués de Casa Calderón, y D. José de TagleBracho primer
«onde de Casa Tagle, una compañía de corso que protegió el Yirey dan*
doles uu navio en pié de guerra^ á condición de que serian para dicha
compañía los efectos que obtuviesen, y para el Rey sus derechos y laa
naves que apresasen.
El buque de la empresa al mando del piloto viscaiuo D. Santiago Sa^
lavarria combatió en la costa de Chile con la principal de aquellas U»-
mada '*San Francisco," y luego se apoderó delaute de Coquimbo del
''San Luis" que fué traido al Callao. €astellíherte dispuso saliesen se-
gunda vez ambos buques, porque aua hal»iaiq«d'.penMígoÍ4t;ám4roii. fívm^
siguióse capturar sin muchft^«eñs8i{ioi eaUat^tMííphffSViimnmifí^^m
hacia mucha agua y tuvffi'q«éuoni^«0atae/aiifl»bevnAd0r r^
gron. Las mercaderiaB)füÉsbnvai)Jxyirai;pJbsaé;/i£^i^Sim;J^
«1 Cabo de Hornos^ -Mü WM^j^ía66oé3aímilB^'itfi¡Ba6^4tfQimif^;Mta^
muy armado y con efectos de ynbido ,vldbgj<d« mwwTO di^€tAnM^^4m»
Tocó en Arica, pasó á Coquimbo y de allí á la costa del phocó, rei^jnfyir
úíDse desjroes'á las JrfColucas. . j,;»!;. «. f.) '•■-. •.!/> uo- >.i •íurossio^hinul)
. . >£n>la épÉoea? da Oastellfiíerte. el ^^Eidhunál laa^M idé •Cuié^Éfte 'i^Uirjm
jH^^eoliQ ^otsaiüatuvaEio, el-piioüra £lb A^milinL Oiii2ril]«ridej^]!<H^v¡iMr(^
üe^iindoáltiBastués de.Casi^ >CaMfiMiiu oPacttloa^asanto^ii/dl $m^^9¿iki
tar^ifjí^éiaMlt^tkDÍÁTñy par»4di attdiUwidtt (d«fitíB,íjdj»stftlMtjqjHi9i(de¿^Iiei
flaha un0-Selo8?pid<uQeflL ii ^ i .^ • . 'í lütim «íj'ojj.j,. .t;.» <„+jrwinr,aíii;vol
[üUna onuBtioniéspánosaL^UA Q0uiaiíi6»<fti iá Aud jfa»ia> da Pan»m<kpaft^
aer^mfiftLTO. deívlolentlasiesoeoais y«8oándail4A^)j6e»!tratolHiíid^^^ÜHffil9t
é-jiOf sMk^t^^utasiLtjm^^amo \ anecoauta Jlravado .¥€iMaii4«a¿;ár4ái^K>liínafl^
del ^9ttB#ral.dfií JAdiffmadftjdB^aifBomebil):^ Jk C^ttti^ llE2iiPjKi^a«ilit
te> jD* Mamila Aloeiele ^ •pn^o ^leeoí al idiáoi^iDi fi0hasttiMi»iBQ]|4eti&¿Mia[
leuen^viá jtfttuiucaabiUoipnYáiidatode o^msnifiaQi^ ék 2^'ÍñfJivU^igiS^[A
'Psesentadoe loü autos al ¥ire|{, ést«tiHxi^.diQtáH»n.deLri9^ a^^m^fmi
dd^ qne jqA.^íó^ loádttD.TidideseáiffatiQftnáty '^úrdase 8n)»sta4mt>8tt QfiíS^
hastAihkw^okmrímik iemíLYmwMtmt><^iwuifaaéí^ desjft (Saft^l^id^cü^la^^*^
48 la )abogaQíajá. HH* Joséú^c^eaaifectpQt «i^4«aa«a4ios»' J8n toiS^^imPolo*
q]i«i^bii.eBJ)^fwimá^'A)bdetetQipBe|i^i^las núliáiias F'£^<Xltáñi^%fi»ÍípQ^
oQiuM Héi Qlud4MÍ.t]fiéJdiá(eiiGiita de^lndi) «ijR0yi;ápe]Xij9nám'itaAt<X/miini$»
j|^n]dbft>i[«fi|B.4Sii aa pr^c|i%:jEdl»Tdréy<e& Ailsfpb6€a:vA0bi3kl!S>^
Panamá decia "hay climas fatales en que paKeoe-mindtiAS^vra fítí^i^^^.
J>efi^iij9fi|^<ip^iacseí«l':¥ijíey eh aibniétodüaicLii Qiohifgm ^liifmjBf^^
v.mu«0teaj4nMrA& ibombtioi^ aon ioeim^n^ '^^ofr. iaa m(Á%9ij.xmm^Ui^:^
'^jao8K.hubjieiifi0|3^qpaiBifiib4é^ é6ibHtfooMqnbresy>4ÁÍ<>¿i^<J»)k§llQ4i90ll>
'(libela Ai¥I>iL'íunarjpittdadilarm43,vefiii]^^
''-laAQOKÍaBÍo(de6í>jiliQOHfuaadon»aiaMi tttB.'dlErooamit9^e|]Uip«69QaM á» ^mlH*^
'^ ¡seox»^ qiíe^ )pi«ú«4(ibj{tiN^laaac^«aú^
'i;jQf>d¿cádBÍa»6«M(M(^ai»iQ3|^ica^ 'iin'vr» ^ oto-nji^^ i^b ir^ai oí ^looihj i-
/
ARM 363
Kingim Virey usó de mas severidad para contener á los corregidorea,
Ai prestó mas atención ú las quejas, que el marqués de Castefifnerte.
Decía qne las provincias ''eran un compnesto de barbaros v de cristianos
** qne se contentaban con lo segando por el nombre y con lo primero por
** Á uso. Que ellos formaban con la capital nn enerpo bien estraHo^
** pnes siendo sn cabeza lo mas regalar, eran las partes las mas desorde-
'' nadaS' Qne de las impmdeneias de los corregidores y la insolencia de
" los subditos, han procedido los fatales sucesos de las muertes de alga-
'* nos de aquellos como los de Azángaro, Carabaya, Cotabamba y Castro
** Yireyna cuyos delitos se habían castigado para servir al escarmiento."
La muerte del corregidor de la penúltima de esas provincias D. Jnaii
Bautista Frandiño fué motivada de su rigor al encarcelar indios que
adeudaban tributos, á tiempo qoe ello«f celebraban una fiesta y se halla-
ban entregados al desorden y la embriaguez. Bompieron la cárcel y ma-
taron Á dicho corregidor y al alguacil Pedro Mendoza dentro do la igle-
sia en que se refugiaron. Se ahorcó á diez de los principales agresores
por sentencia que dio el Juez, nombrado por el Virey^ D. Juan de Mendo-
9ftí<^0dtttf«raá^albQgi^ado4el CniMwoidiLideB^ reos vinieron á Guanea ve-
litib á'^ffoiM^&rzado porbuálvó apoar ' v j;
^£ii%jMdde<!)iurtróPv«e6Íiiá!fa^,f i|ud<ttAfcHlíiidígbnas asesinaron al corre-
gidla^ Bl' Süifeblo: ^JvaqnfOí aáe '■ Aaémsf y iijl /faocHEa^o Bafael Femande^i
«Olí^tcaP dé^hií CóihpaálíflKd«Jeeá»qneilatJaedBiq»ñalKk . Inmediatamenn
lJ^63CB^iíUí6JtA9fhiái&nomhixalá')éa^^ 9}. taua^gútOf y maudtf
diS^glif ^eofií'^litllliimdri^^ioio^ ápFLajpipaltd«lidGnéó^>^(Bnn;qdB jobr^
«iÉ|£&fdtad'para'6ltoi seapreUíivf ^eol&D^'yHé^ dtelacó^noHe^iéxiUiá»
és¡in^*'áb ^dá«f «árgá» yip»iio^ad0le,'dii'p]»]ii&o^ ^tta'tetQE&dctd^pocim^tiw
íi^mjüi ^'*f^úO Th n- . .. Vv.. .'.* -r ...//:. - ., [\ ■ ,,,r>c. .u 'ik r. ^ ,>:- '/
Una revolución eiecutada en Cochabamba el'ISSdiCHoVieiBlnrpide 19fSD
«Oiveif^t d«%i^';dQ^6iMl|jniBitdB>la TdVifáteqaé^hüsoD. MigoetíVeáerade
l^tbferftoMÍlo^mpia^ dSei indiM^qde hb IbnliábaLr i^pám^ám
Wm^^'^O^ ia&ll^a' 6- 8íft^é]i% ^e «pM fie e^epta!b»bá cte j^;iiínineraciiB^>á
ioa^«dJbi$mt]iiiláfiredn<di]kMré) vftnMKrqae oiéetó á^^mtíélios^yiatídgijq^Bi
levantamiento, intentando matar al juez y armáadmle;'g6nteieouibaí¿QB<i-
if^>A9i|^^ttdai^B('^nre«ldoé U, rFéÜrode &ivera'(M(al^aí'áii8init6:<iyel
áÍdai8S>]^ Jhsm'Matiis^ejOácfloqiHXon «marieiita espUIlvleé armlidQB'íse
élimi^^d&''éb8Íéá«r el ó«d!étí. fliovBüblenradQa'teaiaa.poiicsaBmh) á uninea*
tilfitr^aNi^'ilflttaado Al^arOaláliayhásQayiso^niisobffe aqaellbsí oiMApiei^
j&fl^abdn^i^y' destrozaron áás^olidá^eroft^ «]^a'VBao'filtfevL£tlu]»c^lCqt£eii
]aft^'^«s$g¿i0¿on(*<|túso ^adiráse<y nnoffilráFistti co|idUato:iD«i>iiiibóvarbiM
tH^^áifai3ui|tiie^M* lar e-iuanvoioh, gpdies &o preítehdisalm' kaT satisfaoBeséi
afilio» if*^adé]9ilÉ9t(« «n ia'rebtíionr 'Asíy.1ftiMx>n ínfitílavlUn «UH^eheiasidíeL
tííé^&i*^ tKf bastó tii «i «^e se Un^noe^el ^aatisÍMKO Saeraonieivfo^ v laatea^i
ll6i^^l¿bs'tAlnotíhado»«en?ian'^,^IO^ uü>niieBto:^b»cid sat
Büiifltlltotfftiesigvr'nqi Imbi^e eorre|{^l»vfiii)aieáJdeseainq^&>Biljeábilt>
é«»>éf^viiKé>4$n4ieitibiMtf-á Josvi^ú» dé«igaó etmismo^Ojálaia^ud^' Si Eme^^»
eü^cd'^Sodíighez de Oairraseo'xD; Jo9!6 rSfairisc^^ pérq 1» infioijaifidádi ^
lo#'«i^éÍ!^üo>Msai«)n por -esto." " ^ n-- ••.'> • .• ^. .; . ■. ..-i ' l. )••; .j. if v^i
'^€MíSN^ltfaérté"«rde&ó á la A<Qdien<na de (^há^to disipaae Jáqueli» tor-
mléii^ fettnieado «ftierzai al «ifeotov 'y m«nilDard al oidor & Manuel- de lüv
«Dlüeiis ^ta qtte eütendre^e mv el isastígo^ |y lea ^l» paol^fio aiCioa; Estte n)«-^
dldaH^'Hégn^án tMíd^ ptieB<él<^kn!ldé Cüstiostsoo habla: pt¿estojanrjdea> en-
eiéAa %íbíl^ pam^ddfe>i((!ieF'& lolriV0Oiílos,^pnividemiiaiqu0iofeádi6 al^^'a^-
édUbi^^ díe ^10']?e8altó^qii*d>ameaa)za8d «c»lHirioóKii/la«j<al^j(]!anrá3oa'Má-'
íiWimsp^'a^Ji' ««tcraki^^.eat 8a<mfiatta> tpsajapVEMá 0fi«ti»yj»|Lf >lp^ pasa «n-
la cSrceí, le hizo dar garrote y dividir to<^»(|áVdK>pDBÍ«adov'eú & horda
364 jom
hBdfWí^9"1ina0^;cait*B l>Ml)ta)«n>la müt») ymrUado la cabero £
Oftif'tfttaiHil;'!í;uBVp(iiiii iii/ríei-oM iliia ño ana inayoma cáuipllces. El Vi-
rny ciiiiliniuí » Cnnraaeo un el puesto de alcalde, y cimiiaiíiiiií a! oidor D.
l'i'niieiBuo Saf^ücdia para qne fuese á Cocbftbamba. un lugar de Miroue*
que habla ])ttsai!o li gobeíiiar el Paragiiav Y como en Cochabaiuba bb
aliorciae i ¿O áí Icm rfllwldes, crejeroo que seguiriam laa ejecuciones jr
UobiipnHVftaltcrfluLou pn oue tnnnó nu Juc/ qno ti^W de apaoigoiirla
Cúü:tuiuaroit lo» caetlgua del dicho Aleid^ hanta \,l uúmero de !£, y l'i
thtniltiitiaad <iitt*clií n&mada 4 fiieiza do victimas.
Tbmendímh 118 ontoftenuemoa varios BneewntleH épiíoxdjá Vire>
quetaoreW^ coiipigtiarw ím este -irtlcuio orileiKliiibilus. dol modo posi-
ble Lilis I i,njpt7o su rtJiiadü eu 15 ile Euuro do 1724 \ so lo proolanuí
en 'Limk el ^ ili '^ fu mlinj cniíTido halMa muerti> el 31 de Agosto, ocu-
piíilfhybl troiio Ictipi- V BujHirtm qufiítateB liftbia leuuntiadu
f[ftrimentuM ni 1 itq-i un inerte te mblM dt tierra ti 6 de Enero do
elcn^ituí ivuriruirvit^Pii la provincia di Giunlis \ amiinú com-
niBDH' llpiiíblu ib Vui Kb coala luuiiiijtf mii une wasionó aquel
sacudimiento y 1 1 li splome di. un cerro ne\ wlo si aaejiiiro que en esta
cafáatrof.i b ibmi 1*11 1 ido mis de nnl poreouoa riunbien el poerto do
Pait-ieii 1~:£) siiñj.ide iiirpioiitM) uu í,i'au a„ini.eto que oaoso conmdp-
Ublindiflna tu U proviuclii (IQ Concepción A; Chif* el í) lie Jfabo de
ITM tíoi eiiiautoaa citma icompamda ile lalidas virfentas-dd-mar, hi-
zo lamout (bles estra^iw ElnLijij'* Imbodoa saüuiliioiento» d^timu
bastante retios luio tti 3 du Dicleaijti* de ITU y alto ^n Müt, tísfe dw
1734 El alio líi7 «e Iiiii» sentir en LitQI \ otros puntos no» ortrowdi-
nana carestía d<i 111 (CüB por lo qno ae ¿icieton púbtiLaa rAgativa«aa-
lieiidoil \r7obiRpo ú !y.n(lpclrlos campos Jn ' 1 dr 17^ apareciaiíifle-
lire arainlU 111 Hi lo^t ii del istmo itp Pumita U lie\ gobüniabdi)
C isti Ufiii itr n.ittri] ia ni ib 11 Al qup no loinpn inliiisp t bm iMspitatee la
resolución Mgentí> niK pnihibi 1 U tEiuilmun d? ttrnv .ntoi \ 1i>..jt«eaivt
' pacs dclji ui r st ibl ursi i.indlix* p ii-i 1 1 . nrji ion d. I.w tiidto», cnv»
"cniílijnfi lilpiiiinr jiiJiSini id '•11 c oiitimei laiui iiiasyiielaooua-
' tracción de templos luati 11 bles '
' ton lUütiMi il. I ti nenioto de Lonuprioii flo proporeiMiavondifeMiltoft
auxilios jilViin LiiML '■U,(lü')p,sns tii.ridtlBitnwle Al í>iire»>ti«niiío
TJlrtil iciu.> Rf ^Ki Tullido de nii i cpiiltiui ideTiiiielasB» ifM Jfemmíí
uiiH la gentt taattllluerte nombr» j^oluriiadur mtenito d^CÁiie al
"laé^&íreaeeajupoD Manuel Solara inf i el alio de 1731 liego dewaoi el
i«iftat;p JíihC Antonio MauBo con titulo nnl, y nt posesioBÚ do íajwo-
Srteiiiiiflíporlíononibro *■ 1735
P« él-aoiígiiiilnteelTnhnual flel Ciuisitl vio do Lima oooetenió ea-
¡"^fitiago un Jn/gudo de uitiiercn lo mal ooasioiirt ttlM ew>o
étff-pot\[ui!!i-ibiiqui,oeumiá la capital del P^rií puloa oasoade
11 .Dt iianlftó de los jiist w re tjsuiac iones qne sa bieietiBn,
''* *-V íí ínndai'a en Lhüf í1 tribaml de Comercio, y asi so
,,,._,_ SdtiBl'it'eion de lua ncí. ociantes
'lpaf^eííCe/eíl7íf1 nn.bmdn.. xl Pnu ,.01. or-ision de haberse ui-
^HdíndoéfsSilacJpdPMKlruI l>niu> lutilio s, v,iihi.o enriando adn-
mWelimjprtBftenn 10 j)= Biibir 1 i iiiontudc lis iintun Fnaqnel mis
SioánoKjBiblóelmarqnísrteCindlliniTti, ile^pii-iiori il d« capitán g«
ffey&CltiíjIViltiiai elevada itcintmiadp la ( imramilitJi So per
latwMfiíííftiH deí Stóimano di --mto riiribiuLl<olot.treiihBbt
^.^ffóíaíJtllinilo nijoidoii.Pl «TiPRto y pnbh
i^tibytfttlciouf'' V inikutQZ.i8d^ ta Umva-Mdxd de
y ZevaUos, Beóhw ei
lo B&o «a recibianm en Lima loa
«lde*i|mio
nuao.Tor
nuet
CBTKO del suputo mayor D. Melchor ICendez delIorkM
de foroiar nn estaliLecimiento j ana fortaleza en twritoiio penuoo.'
dÍBpcwioiaii del Virey, ae dirigierou r«clamacii>iiM ál gobenuMW del Pata
D. AloDBo de Sooaa Freyre cua cuya provitleiicik twiael pioyeoto ñi£ en-
teranwutedMbaratadore^resaadoáHDpafH loamTaaoTea.D. Diouiaiods
Aloedo Pi«sidente <la Quito y el padre Joan BoatUta JnliMí, auperiot
d« laamUiones de Jesuítas, hábioD hecho vigozoiMproteBtaa contra aquel
«tentado.
Citaremos ahoia las reales órdenes recibido* por el sobienio del
Perú eo tiempo dal Tiroy Castell-faerte. Ea ona de 31 de Mano d»
17S4 w niBiult» cerrar tmlos loe estanco* de pArora existentea en el
Bciiio, aunl&adoae el coutAto qne por 9 allos húo ea remate D. Joan
Baatista Palacíoa. La da 7 de Setiembre de I7SS paia moderac el Iqjo
íe Ootnbre nwqdwi^o w».)
S^
ibúnup^mt^sntíOe
g\¿l¡sfí£Íai
1 los empleos de oficiales reales,
y^ljtatesQltariaucantrael matulo de la
[iSpOSloiOL,
—i mitf» para evitar ae <a-
. .. ¡lícito. Per otra de 7 do Jdiiía
folemnidad M tomase posecioD Jn-
^ , .,. «]^ la c^ialae pondría KuarnicioM,
inÍP9Pt,f^íÍw(^m¡^J^a9 VDAue. estnu^icera. Laae% de 8e-
^o'tTS&.4«(^nÍM!WMMnfi>M & i^ con lasannaa leaka
■dB-rtMlll]*, hlitoiiMiy : Atfes úfilu^^ ¿fffi el üven» dos eoliuBitts coeoo»-
OBMf filmJpaatístÍÑn.KWi''^'t wu dos tonnj'W en^ intennedio anides
ocm una ooroua, y la letra Ütraque tmum Q^éel doblón de áS eaondM
d««MinUM>Mim«M<f)i¿%AMpeeoe elseD;p#)4,yeleaioado9^aien-
>4ai*lMC»d^l3Íl «Utow-lM mr>ftfr.O«tubre ordmaiido ao se nastip»»
aettf Btop tfi)o»teJ^f MB().faHBM ^^a^teucfaf jEBDti»de 13 de dicho
mMiWtiniiln*^ M 'CnjtAtwKW ^on^ulaao ep oonsldenMion t[en»aerTÍ-
TÍD^fMlil»,IiaLfWÓs,4m|)»m^ UBoiiia4e 539,313 que d6-
MpMl lAOMUibaetaiW- m>»ijfS SSa» ¿itú, de 17 JO que weetableclesen
esbuicaa de naipes eu todas las cmdkdoavYiUaB V ep la^de 38 del oitv
-diiitii(|l')ttWWiflUin^l4J9a platejfpa á lubpr la plata coft laley de on-
jC«,(|Ml»SLpaiRtmHi«e vRpdo^ y iiiiíí''=^> y el oro con la dé 33 flnilatW.
'"— '-'-— d6 7daMa40pi»hl?Í*3fliÍ9>lu8ede«áp|aci>BiieciíUteíyiegli-
• eonpMeu
jw <fif^ do 173,?
real eédnlj, iIl '; ú
tedwBn>iui(Lai/ .
■itmOúBcíii l^tiK
^(taeooiat tiiii 1
3acUi
II \ ui)iiiti<logriietal dolos
n j ptijuicioBquti padecían
( l'oi
aeniOH iuvesti-
dn<^i>Oui)«lia tiiilu iio-,il>ni diamlirii d ulijelo cou (juu ül coueejo remi-
uéna aifabitiiiu (le AruqoítiJ atlnullna iiiiBanimoa, m que electo produ-
oiriau El Hi^uiflnte es un CHtrti.to <1< 1 in printipulps do bUua £1 mkl
tSatp perHooiil jlos luiliua Ijus CLptu-ttiuii-iiloe for^^jilos de efectos y li-
'Mm^piúcitu psjKi\.aa. La fiüta/ di, ,aiiúi«iti.ia y J^i^^kla. Que Ipe ro-
Utt
,,... ,,.- - - ,,.,,,,.....,. -lo*
fffO»¡htenBa pagabaq los^afftloQti. ^p«.BL.8Mdli§ecle lesidem
ui.i^(>rKsl[kF;;;ae,<s»4a^(5iiatlaQ4<> ^naro al BMMttiria del Vi-
«efawju^ee^eisii.pÁaitÚBadoB de lo» oeimgidiiiM. Qae mu-
li^.«ñn,depaaiUelueB,iI^, lop Yaof^. Qne qníMiwf á Itm ia-
^aas^ por-^ V>lM.d»loKpaTti(loi Que«e acOTMH«to«llcM
Jiai(BWM>-jÍyí«»a,y: «neifeík», lefucgaáMi 4iv»tft Ira que
juilas io1)ab9a¿ii|i|tieati44t9,lH;^n(BdÍ|ui« ^«<1(m^io-
. . rap*^DofiAbm 4 lós^iúsoa, 4:lw-te*iu)^»M4 taiMÜí''
eroaanmea. Qae ea loa asientoe de la ^iHM^MiUe:hMüt
r,qge|toijinW><i<ti)4tww L'cawi wi«4(M iA Viieyj (Qae
-fimn de;^b«M. ,(^cn)uid<i-tüsRnivn«btona'dM
„ ,^^rfbe«i,«acao«a eudlam» el-áop!»*»ü4eiitoftb«íni
^btti^^Its ^D^lw F.aa)ia<iÍAnobcwpAI>UoMBütdaEltManiaa&
M>>WS'Í<^7t ^ñboa salUu >1 eamiao. £ toQUuleBlBautsta'poB Amo?
io púa revender elloa. Que los esoiíbanos les llebábiui derechos ai^
ÉhiíMíBPonían^íwriwi^obaftliWfWííeiiWMaWAiaílfl»»-
'^ífnj0í(i|lpagao4dcm4i[a.M.kKpadiaa,, QaAlMi:U«n«Bb
latH ¿ JO- ftiid*i;«e dd lAS «otnregiaaeM'^or «nrU
mprendia dtoiendo: Qno m mg
ta9i<w:^ ^ judias £w« oometeiM «on «n otanWdeMttHfc:
■*>jV'!Ñ^1W)ifi*^<^(« de fincas de lalf^ipl» y>C9£radiwi.'>Q«B[iml3»on
'WB»Í9fiSW#ft9"jM?««'>l^á?««M*«*^t»'»»»tafc lo biciflna?«pn
eoD»Dail derechos injuatoa inmugiéndo Ñ.afwiMl,,ohUgal»am4ptátteft:
l^iftv^i^lEtiW 3Vñiwas pautan baor^aspam.ifia'idOEHtaiio (nda«3tramr'>
nmU djf^ (ufiAi') red- :Qoe «> Betrian-ds li«p.íii^o«ien aiwittfabtfTa»lfaF>
dii^e^g||p^.:Qai!l>i><'iW cortar leCa.d».'loHB>oiKli««dtt'««i<raBUad^'j>U>
iTiaban^jTp^q
rpfl4'íruy«iÓ6 tainhioH»
l|.tM^>AA.«B
iMtaem éaioáió^mm
realoB, ]^ niujcii'n rual f it)fiáiaj Loeaált«niH no i«¿ M p«ii4 de Mimt)
Que cobrabau primiciy<B.'4obile8 &, ¡k, i ■■. ■ !"■ ^
Voiiios A teinúiyji tiitan^o, 4>) IteQAU eaoa^alMO.QMa iioeftoiediMCU^
tell-litene mi iluni/.i^é inl|exÍUe c»r&¡W- Re&er«A B.JMge JttÉMrI>>'
Antouüi du UUo;! mi rq» raeíaDriaa •ecíetaa sobre Aroíiloai qno iaXúm 90
IiiutalacoíitiiuiliL'i' ihiprotedec áloe crúnlaaUa t»cmltáiulalM «nsM^-eaK
Bulaafiunilúia ■'.'■ -.i-.m diituioion, ]^*'^«BMÍo»fiMm dfll ■leánasdala'
joBtioí», baoioiiilo i'Liiitada.lionocy TWuAaá) ,-eapWÍBfaiiMteJaBaefkUH^i
el borlarse tkU.i.', !":<«; dpls8>ai(itM^4ftdeB. 'LQM9:i«nilin'0M»''de'iMIJM'
üildenú el Vivij- tí :;:i'.<delos,;Jcal(Wa;ue,wti:«4Me4teeierto«aM fcniíéwr
lióciíaate. 1^1 «i.ibu'.l'-^ di;ofio.di4,^Uano<«at(UHl'«iL'IiiAUr'-7^att,id>i^^.
opufioreai9tuu<:ia,i.'.oluiai)dDdeiiwi4tpa alalMlde. BaW AA-parte^Ví"'
voy disimulíiudo la vírd««t;..iBj*aiCí^Ufw«Wato-diioqM»i>wíaiopiiW*t-
la mandado, lo pQud^ÍJ^je#'en|)w«:SAt^aiMA(a*^^
ARM— ARIf--ARQ-ARB 3"CT
loqnA pamba, le nipU«teiuni|nm< Otro 4e esa eomUd^ XKiMkflbto
al capitán de ea gaaráiii, qHÍ«>it aiú cnenta de babér sido 'tiWMliflM' -üM-'
la ee&oranegtfD^Me ésta d entrega* 4I reo. InftadoolVlrt;
la casa de tropa, 7 mandó Devto' A la oStvd & vtítMMñ' 'eet . ...
pero qae£ la seflOTawlapiMentasen antes p4l^v«fttli'£11tf-lf^flfiSné8'
to sobre laa armaa i Ma oriadofi. Ia Orden ab eutopltti «stiMtlnlwtKv'
en Manida fti4 usa eaeoltalíIaliBdéadailetinaridb^id'caalMMttHlSPV
Vald^adesaitandalMHAplioBvd^' Arzobji^,oldor«e r «MHId9"«iíifc3
aidatioo. No Itevé tiMafio deteMAlnaáe, 7 maiii de pMSr w atU^"^^-^
á qoeae k eondoútf sffbitilMámetíté^'l^nQtte-tes-maiH^M^
" ofiael VíT«9-,«opOTinHiea«náM8WitetMd«Mcs4Mbpif(r*ln
TodaJa oiodad' üb Indigna md le'«a7td't"d^n)<!tice'def1ieetiU/i|h
decirlo alto, mn: el reneto ti inae Üt^liÉÍteaaéitevansftbaU lab'Jr
tontoB del Virey. ■ ■ ,.T- ,:■, 1,1 .--I'. ■.:■..-■ -t^^:
BB»rqnáadeVmiagarolael4defiiieroM 1736: DetéPsiiaé'r^-^
naBaiMlrUéMoo.vse endt&redeBel'mWo- "8(bBT«i1IitH''ci
^„ ÍWadaálB peDfnsulft ToIyW á tOatídár ^d^afi**
S<ianUaB,y «t Eof le ooBdeoorówmftdrden y Collar W^TMtttt'dí
«iPafd,liiBoeBÍdnlaaQe estndiDBOOniocoleKiudM Beai'de 't
ttoijr^rvlfttJaiveeridadde BanHttrooa. Paeiiao'^or'>i^'4Mai
Obñnaa d<kid« 'permaneció poootrempo: viilDhbtflKUttl lAllW^'
Iiv*TT'IP'M>^i»por1oaBtLosael63£ Dt^tiee Vttl ^K"-'^'-
plÑ» en el supremo consto de ludia^ '"'" '''
'^iMIIÉO 'rirntnfiim rimiln 1^ i^taiee qae en ISSréMwWlUlkaíaK^
ML^lhaqaiéuiaoinrMetblMrevolaGioneay atrbcea cifráéiieH."nM^%a^
iodeú»doB*>BaltaíarVeiaé5wea en Potosí í *rtel!»l« •»'
aSolB«itent«~IUlM Prfaistw*. ■■ ■■™'"' ■¡'^'eJe'iTro^
^iVaa-BaiBícÍBca Amaofng IWrtor oficio! leol (teBOteruVMílilftii,»*^'
idqrIda.a«.oal>ildo«iilGOT. .■ .fU.roV iinrnq^i:.
1 líf. c
gidqrídi} ««' cabildo «n 1S97.
■ 'lAamTBHjá* y BMMWW— -Bi! t>fc D. Jo8ft FRAScasd^i'^^tiMqaa;
SBiL.Maflt!^ OH ITeo.pté^oftdado de la Catedral 'Oé Lbaiimhvm^eo^'
mOim del Tribunal de U lutrnisicion, comisario do crnJ^'Í^MfttMiiei
áa matotio8,dlgaidaddé'teHore^oea 1769,' chantre eu líH.'^VId^.'Bá'J'
Unndo reotorf qn&tnvo «1 oolegio de San CaHoJs. ' rtllcoítí tíU-feSíP Y "¡^
LuUTU I CCBTiKl— D. Lea di:— Jlaestre dp nmvo. ííomWffle «
ICeyen IP de Novteiabro do 1007 oniTOíiidor do ]a Villa Hiun de OropeEa
y mijiaa de Goanoavelioa euieeoiiilR^xlo D. Alonso de i^ii laflintíu.
Fa^datiiaes conexidordelT^e du Valverdude Ioív, por ' trnl-er pateado
A:ú:aitdai?lapt¿vUolBdoAreinijp:i,el <ine lo ei-a D. PeOm Mbh» de
BarnomÚTO,' D. Lnla de Ai'tatia tuni^hú & EApnfia en CDmi^TOiiiiáFa trSr
taxaawitw de niiiuw y demon^dá. I'ik; EiiHado couDíi. Jimu» doLqjan-
bcbnuinikdel). Gae^areanduigo^o Toleilo, Lijos amlrna iTo D: flabriel '
4oIin|aB a&raadonilItarqDé ífir\'i<i¿ i^rdoiie!* do loa dmini-ií de Alcalá
y.dafiaboyaTdeD. JuawaoAhBIri ' ' "' ' '" 1-.— = —
a el gobWno j aoman^Úmeia ?:<
ArtatiB,Svorecldt> del líey, '»._._ , . . ._.__.
mdcíjrreffidpr de lo», áio*lío9<nri' p^unfiln iiiil.!i"^i"i--lPTireál'.'*a6niá«
deiMtO) eí'Virciy teiiÍtt,pre*lffliol»i \-iiim ino .un'i.ai- :í ha fmj'éionarW'ál-i
.giíiujpértasMtofcau»«r?lcio,-j i^jivi-fnie t-mUí cumiáou (¡11» 'ot ""*-'" '
36^ kU
He encalcara al mismo Arratia. Este tuvo por hnoa al presbítero D. ^e-'
lipe Y á Da. Isabel qne casó cou D. Juan Hurtado de Mendoza. De este
matnmonio nació Da. Juana que casó con D. Diego de Herrera hijo de
D. Antonio de laslnfiuitas Herrera de la orden de Santiago. £n el artí-
culo Segovia Bricefio, D. Felipe, tratamos de nn notable servicio míe es-
te hizo al gobierno avisándole una cOi^araolon de los indios en el itíio
1565. lia esposa de Scgovia pertenecía á la familia de Lujan.
AftiUSbOMlMl T MLBlIRIlf— -Et Dr. D. Mai^uel Antonio DE-^natn-
ral de Asturias: de la orden de Carlos lll marqués de San Juan Nepo-
muceno. Vino á Lima de oidor de la Audiencia, y servia esta plaza en
1779. Como Juez comisionado por el Virey D. Agustín de Jauregui, slsuió
el largó proceso á que quedaron sometidos todos los parientes de D. José
Gabriel Tupac Amaru después de perecer óste en un cadalzo con su mu^
jei 6 14]oen 1781. Desempeñó el juzgado de censos de indios en 1784 y
65* Ascendió á regente de esta misma Audiencia en 1786, y en 1794^ re*
cibió honores de consejero de Indias. Desde 18 de Marzo de 1801, en
que falleció el Virey Don Ambrosio O'Higgins marqués de Osomo,
hasta él 6 de Novidübre de dicho afio en que Uegó el nnevo Virey mai>
^ués de Aviles, el mando del Perú lo eiereió la Audiencia gobernadora,
jéoayendoéñ Arredondo como regento la presidencia y la capitanía ge-
lieral. £n 1808 obttlvo el título de Castllfa de marqués de San Juan Ne-
poiüuceno y eU 1815 honores de camarista del Consejo de Indias. Se Ju-
biló en 1816 énttaudo á reemplazarle D. Francisco Tomás Anzotegui. D.
Manuel Antonio de Anfedondo y el oidor honorario D. Antonio Boza, £»•
brioaron en las dos cárceles de Lima, locales en que pudiesen estar las
mujeres separadas de los demás presos; y también hicieron unas vivien*
das altas que ocuparon varios escribanos en la calle que sale á Santo Do-
mingo, y cuyos arrendamientos quedaron á beneficio de la cárcel del
cabudo que estaba situada en el portal llamado de escribanos. En 1813,
se anunció en un periódico de Madrid que el regente Arredondo pasaba
á serlo de la Audiencia de Méjico dándose su empleo al conde de San Ja-
vien mas esta novedad quedó lue^o sin efecto. £n el curso de la tevolit*
don Sud-Americana y cuando el virey Abascal celebraba juntas y to-
maba la o^Dusiva contra Chile, Quito y el Alto-Perú, se asegura que el re-
cento Arredondo era de parecer <^ue debían cubrirse y defenderse las
Sontoras,. pero no enviarse espedicioues costosas á los demás vireinatc»,
** donde la discordia bastarla para que se aniquilasen los países disidjen-
Vtes,** que por otra parto no tenían medios para luchar abiertamento
oontra el Perú. £1 alio 1815 estuvo Arredondo en cardado de la dirección
j demás ooncemiento ala obra de los tajamares del rio en la parto fironr
teriza á la plaza y alameda de Acho que en aquel tiempo se renovaron
y mejoraron, para lo cual el cabildo entregaba al regento los fondos nece-
sarios. Ya en 1801, y cuando él gobernaba por muerto del Virey CHiggins,
habia proyectado esa misma obra y la de dicha alameda, que se oonti*
nuaron en tiempo del Virey Aviles costeadas por el cabildo.
Fué casado Axredondo dos veces: la primera con Da. Juana Micheou
viuda del regento de Chile D. José Bezabal y Ugarto, h^a del ooronéí
D. Juan Francisco Micheo y Uztariz de la orden de Santiago, y de Dolía
Josefa Jimenes de Lobaton y Salazar. La segunda con Da. Juana Héroe
Í Dulce viuda de D. Juan Fulgencio Apestoguia, secundo marqués de
dne-Heimosa y de quien no tuvo descendencia. A la muerto de Dofia
JuanaHeroe, Arredondo que la heredó, se vio dueño de una cuantiosa
fortuna^ en la que figuraban las haciendas de Ocucage en lea y Montal-
}}fax en Cafieto. £1 ssgento murió á fines de 18^1, dejando de álbacea al
if¿M^filMAiíatfÍí^tiniiiS»^0Y«^iidi».5
,»d«lolt»d«l)rtg»diwArr^»iid«.':' ^''' ■ "^'.f';''; '■"■'■^ 'z '/
UtREBSIDO I HIOIO—D.Manukl— sciliciuoilel anterior, hijo tlél to-
Jiiwito geuOTal Virev daBoenos A'riM D. Sinolns de Arredondo y do D«.
Josefíi MioiSo. Vúiü iilPflrd dn tJjiiicntfl tunmivl de infitntéri», desp'iea <io
Jiabermilitado en España cilla giitrrii (leí l[i>aeUon y otras cTnipaüci».
Cuando estalló, la ruvolaeion en Quito pífr .«flo-sto do lt»9 elVirey Don
José do Abaaeal lo envió í esa provincia por larift de Gnayi«niM,o<írt 4<W
infantcH eutn! voteranoa y soldados de millcisfl dlacipli nadad, con arti-
llería y el parqne saticimit-e. Con Iiiiiutifiia dodsíaespedicioü yrlooíra
fUUEz» qaa el Virey do Saiiíj» 1*6 deap.Wlió UnilMCti contra qniti>, liulh)
oSlí HDa leaccioiien virtud de lacual uuedd repuesto 6U la presiden cia el
anciauolir¡Ba¿ier Conde Rniz de Ciisfilla, pero cota Jáí tíoiidtófonea ina
^t#.snaccilíi(i du oonsen-ar en cicrloa deatúios í los Idlamos antorei dolü
wvoluciqu; de mautuuer la fiiurzu armada que sirviú í estos, deiirljtnM»-
<Lü'C9ut¡Ta niiiguTiu duloa •¡iiit ne Bá^iau comprenietido &' Arrean^itii y
fl(,fisqa1,Arei;liag» con sUn leJ terajlaaiiiatauciaa Mcierou 'luo oí C'oniteTíttin
^H¡a«i,ii|ljii:ríaniciite ¡í lo convenido, no obstante iiiia A habúj detíeaido
tfiñíjiíirlo de buena tí. i -j h
-1 peiyqlviú á encender ellevantaniiento el 2 dtí Ajjoalo uo 1810 dfá en
([ue j^LFredondo y otros Jefes so Boatii vieron ¿fiiur/a da Banfji'e yrte yfcti-
i»i|H., íi^re nadas laBi'osiwal iKivecur, y trejiíudose ya in ucees atijifi en
Qiii'^^f'».""!"» lie Lima, calieron cim Afrodundo para Gñajaliill.' La
eqn.íefipcncia de esta medida fuC la esplu.iiou.de SO de §i;tÍGu>b(n i;iiu
eJfJÍ»Aalaefe do escuadra D. Joaqniu Molina prosidctlte iíüiiiíffailit,para
í)rtew(iral|C'ondo líiiizilo Ca»titl¡'j í detener en fiuajaij^uil la culiiuilia di>
Arseí^vdoy.enviiirUcpn todo rláiinlontoquc fiiÉ posible £ Ouiíraiid.i,
panto lílOM.despiiüH aUandojiú Arredondo por error de conuejttd UClsiü-
i«uiIp(ditstavuviiblesroaHltad9í í Iftoansa (inn sostenía. - , , .
V. U)eTPtC<=^e en], ima. D. Manuel de Arredondo ya oaroiiel de ejercito,
4es«wpHü.ó el ctir^odoK^berDailor deHiutiochiri <tesdu lEll há^iji'ilSlC.
I':nh>saSosiÍeI'iíI7ámi9sirviú«ldeet¡uo devayqr delaRtazordeliillla:
liracriUHdode la. úrdcainjjlitard* Calibtmvfl. Amíendiií.ft brigadier en
l«aO y eu ül HlguJttUt* año estnso eu el castillo del Ciitlaa A í«fcjJW del
genend gobernador D. José du La-Mar, durante el .aitJo gao, ~^uso a ^eaa
{>laza el general D. Josó de Saa Marti n con Cl i^térqit» de. C^Un y, Buenos
ki .brigadier Atiedondo ealiú ilel CttltaO aon. 1» cwii^nil ite e^asiíiur
BLeTKclM'ta la retirada qno en setiamUrQ.delS21hÍ£0'i la úexra .el do-
mandante en jefe D. José Canterae sn&iend» pfirdida oonsiderablo en
BUB tituiaa, todo li> cual quiso el gener»! La-Mflf saber con evidi'ncia, S
üiiíx iianíu pennitiúio averigimae por luedio de Arredondo. Vohióesto
£ Inplu'.a y segiiidanicntiB capitula el 19, siendo los dí|>ntadoH qnn lir-
maronel tratado el niiamo. brigudiei Arredondo, y. el oa)úlJlu.de oavio
U. Josa Ignacio CaliDeuntes: par pacte d*l gcMei ál SoK^MtítB ..^Jtfro-
nel an primer nyadab (.a D. Toma» Qiüdo quieu S0> .reoiliiú.^ihtjBuSIti.' c'
Üi%Ul itodi«boiueKdeSeticinitM'e. ■■■i ... ■ i .■■ -..i ii.,si¡A ^oji^ll orMn'
D. Muriuelilo Anmtniído tioretúO tí U)it)aiud^jitlida|e«fI¿naiíiWt«>^
IfnsaDni Ign noi a No vou natural do. tiu^aqiál y grofefetmiftBi iog ctiau'
370 ARK
tio0os Meneé qhe heredó c6n*ihótlTi&<U la mnertedesa tio el temit».
Arredoudo invÍQÜó en Esparta el tf^nlo de marqués de San Juan Nepo*
niucoño: ascendió ú mariscal de campo eu 1890 y recibió la gran cmz de
la orden de Saa Hermenegildo. Falleóf^ en 1845. Va, Iguacia ál enlasUir-
se con Arredondo, ora viuda del oidor de Quito y de LimaD. Joan Moi^a-
no de'Avendafio.
IUEOTI-~D. Fu. Gabrikl de— kIo la orden de 8an Francisoo— natu-
ral üeBnenos Aires. Lector Jubilado y definidor: caliOeador del Sanio
OAcio: oi-orbvincial del Tncnman: eomisarío general de las siete provine
cias de Ta' orden seráfica en el Peni, Tierra Irlrnie y Chile. Tné obispa
de J^nenuB^ires y trasladado al obispado del Cuzco: tomó posesión d»
él en 4 de Setiembre de 1717. Mando fabricar á sus -espensas en 1719 el
noviciado déla Recolección, y di^ 8000 pesos para la obiude los clana-
tros del Seminario. Falleció en9de octubre oe 17^.
Acercado otro obispo de Buenos Aires 1). Juan de Arregui que lo fué
en 1733 cuando los turbulencias del Paraguay, — Véa9e el «rlictrlo
dari$,iÍMrqMé4de€)a6teff/itérte.
—El Dr. D. Francisco— nacido en la capital de lama. Hiso
largos y aproyeobado» estudios en el seminario de Santo Toríbio, 'siendo
ntío de sus maestros el D. D« Jmó Silva y Olave después obispo de Gna*
manga. Fué. ]>rimer diputai)» del^^egio de aimgados, y catedrático ám
prima de escritura en la Un i verstthMl de San Mareos. Ilustro el foro pe-
ruano en su profesión de i|boga<lo, adquiriendo un merecido renombre
I>or sná lucidos escritos llenos do presicion, solidez y elegancia, pnes «n
cuanto al conocimiento del idioma, se lo contó entre los mas inteli-
gentes de su ópoca. Fué uno de Icjs editores del antiguo ^Mercurio Pe-
ruano'' en que se ven algunos artículos suyos escritos con bastante pul-
so. Bxiste también impresa una oración que en ^ de Octubre de
1815 pronunció Arrese en dteha Universidad en elosio del Arzobispo las
Heras por sus grandes servicios al Seminario de aanto Toribio. Apar-
tando del discurfso cuanto pugna con l.'»s ideas del siglo, y aun contra la
Justicia respecto á la libertad americana, esa producción abunda en
m^imas nior^iles, contiene rasgos imi)ortantes acerca de la ensefianza,
y su erudito autor esparce con li\jo y brillantez pensamientos elevadas
que «lan^á conocer su mérito literario. No disgustará al lector la traos-
cripcioh de uniís ligeras cláusulas de aquel op úsenlo. ; '•«.«
.«. 1.. «'. : • ''Por mas que un fílósiifo poco avenido consigo
** mistho y adusto con los demás, abusando de las noticias de la histerm^
** y de los primores de la elocuencia, se propusiese combatir la reeo-
'^ nocida utilidad 'de las ciencias, pretendiendo hallarse divoroiadas
** la mái^tmaqué queria inspirar. Por q^iie ello os que anunciando su nio-
'^ d5 de peñttir un corazón virtuoso^ y descubriéndose por el estilo en
*• que escribe lin espíritu muy onlt't vado, vendria á reunir en sí mism»
4tH>r _
permanecer én la iguóraneiaf Si preferia la virtud á la ciencia ¿cotí
** que objeto afect^en su discurso una orudicion tan vasta y rebuscadaf
** Más si por el contrarió anteponía la ciencia á la virtud; ¿á que propó-
^ ittó predicar esta tan elecueiitemente y con tamafio desairéele laotnif
AR& 371
'/ £cA tMcetArio tacidiaae ^u mUs ftio^alares contradiccjoiie* ^uíen de-
\* gñülaiba el mérito de la actual conntituciuu de la ¿ócíédáil tfeneraíy pa-
'/ ra elogiar indlrectaiueu te la vida erranti^, solitaria é i acuita.. £ii edte
*' eatado de im^ierfüüclou y, de abatimieuto uo ne déjau í( hi naturaleza
" aino loa cyercicloü del euéryo con la >iol£ucia do las paslonet»; y^ priváu-
" dola del asilo de las cloúcias, cayo - priuci)>al objeto es -|)erlecoiouar la
" nuBoUy se limita la rdstlca ¡uoceiicl^del hombre á uua cualidad tau finí*
" ¿Li como loes la de su complexión. Con i)(ual ó mayor facilidad per*
" derla el vigor físico do su tem^>eramento 4|ue el moiúX dol espírljtu; co-
" moque destituido de los principios conductor^ seguráis do .la» costam-
" brosy no conocerla los euemi^^ que las elrcumlany ni los medios de
'/ resistir loa ataques qué les libran para corrompetla^.
''£n el poder de facilitar esos medios descubro el origen del derecho
V eminente que corresponde 4 h^ prínci|)es sobro los. estudios de sus
''vasallos. Ésta causaos muy. elevada y, proferente ¿ la del efímero es-
'' plendor de los imperios^ y su raíz es inseparable del beneficio, de la
^ flociédad/álaqiie só luilla estrechamente asitta.' Desde él .punto en
** que para lograr la vents^a de vivir en eU:^ renunciaron los hombres
** una parte de su libertad natural; y lueco que cada nno sacrificó una
** enttth porción de su se«;arjdad personal, para conseguir la sarna se^
^ guridad del cuerpo social, lo debe su gefe proporcionar todas aquellas
** períeociones de que sean capaces las instituciones humanas. No serían
** estas firmes ni establos á no reslarso por las de una religión que reve^
" le al ente infinito y digno de & adoración de las criaturas, adune sii
** creencia, declare su ciuto, y les ministre en sus preceptos la medida
** uniforme de sus obligaciones recípnK\i'j. Ninguno gozaría tranquila;,
** mente de sus propiedades sin el temor de las leyes que las aseguran,
'^ ni sin la integridiad de los magistrados que aplicando su severa san-
^^eiottcontra los cl^Uncuontf^ corrigen y reprimen' los exesos de la co^
^^ dicta. Tampoco se disfrutarían las comodidades y recreaciones hones-
'' tas sin alentar la industria que las procura. TodtM estos |[randes y
''^ preciosos objetos, religión, le;^Í8lac¡ou, magistratura, educación popu-
** lar y pública, idaceres permitidos, sin traer ahora iC üuehta la xuerza
^ armada contnt los enemigos interiores y esteríores, ni las man<i8 dies'
** tras en devanar el hilo de oro del laberinto do ta hacienda real; las
*^ ciencias y artes qué supouen, y de que depende todo ésto, caen Inmor
** diatamente bapo la dirección del principe atento al desemi>eftb de las
" sagradas condiciones con que se sometió el estado á su proficua dottii-
" naeioo. •-../?
** So es mi ánimo significar que los reyes hayan de profefiar aquellAt
'' ciencias. No necesitan sino de la sublime del gobierno, y entre las que
** le son anexas, antes que todas de la elocuencia , i»or ser la única tiranía
*t de que pueden usar para atraer dulcemente los ánimos á lai>bediencia
'' y al respeto. Tiene i ncou venientes eUque se. esmeren en adquirir.
^^. otras. £1 mando soberano por ser supremo no deja do ceoonoeeriímilíss;.
*^. y los dictámones de los siU>ios que se consultan paca e.feceelclo enjusth
** ciav* forman un cierto equilibrio en la bálau^za del 'poder. St eale no so.
*' hallase unido álosc^nocimieutosastron^níeos en el sabia autor de kiti
''.partidas, no teudriau los españoles c|ue vindicar su religiosidad, dcr^*
'( sentra&andoel sentido de umi piroposioiou suya quenial.eutendJ4k9«Ar
'' losesU-angeros, lo calumuiuron do haberse aproiiiado los/AteibtttMi
^'dé^ Omnipotente; y si Jacobo de Inglaterra no se. Hubiera^rersáidi» •Ofia
'.' eotklcDversias teológicas, acaso esta Isla tan fecunda en iaoilQSJH^'ea»'.
*' taría aparada «lo la uu idad de la Iglesia Católica." ....... ^ ^., .
i.>
'^«a:>*'
172 AI»
.....' :....:....... '^ConlafreeamitaáiUteiioiade loe semiiMitis-*
^* taa áesjte respetable Consietorto erigido piiniteilmtar an onlto mügee-
^ íMumo y dtgüer tle 1» fjtaaásÉh de nuestaco Soberano al Ser Supremo por
^ qniea -Mina, se itnpruneti ineei^lbleniente en sn menioria las sublimea
** 7 tiéti^is espresicmes del Bey Profeto, dae oleran el alma j penetran el
^edM|i»eü. Sé Hfioionan ál tdño i^^Kállo pero grave ou qae secaütan loii
^ dltinos loares: se aeostnmbrati al rito dé ns oeremonias, á la iegU%
^ Consueta, i la oélebraoion del ^ánto Saerifioio; y dé la einnmspéoe&n
^ eon qne se eleonta todo esto, deseen tiha oompostnra de modales que
^ tanto reeoimenda á los qaé la obeerritt enel oonieroio de la sociedad.
^ La penaanencia de esté éoerpo ntrtrído eov un sólido alimento, á ony»
^ solida deberá una dnrapf on 1¡aii inalterable "oomo la de la Iglesia,, se la
^ biso distingatr por Iss nitsmas ' séllales de perpetnidad, unidad y tísU
<' bllldad eaiaeterf eticas de lá Congregaeton €a&9ici|, y que tanto la ee->
'^ paran de l0s oscuros y ToluMes oonyeaticnlos do los cismátioos.r
••••••••••••••••••••••••••■•••••••••••••••••••••••>••>•••••••■•••••>•«
" También se han di^Hlo de mano las cuestiones inútiles y pemicio-
*' 808 de una teología presuntabsa, a^stit!;ly^dole la fundamental de loet
^* dogmas sagrados dei cristiimismp. £sta ciencia diviiaa í^ue nunca debe
^' culti varee con mas ahinco,' que cuando los litt^rtiAOs han redoblado soa
" conatos para que se olvide, no tiene otra ftiente que la sublime carta
f' escrita por el Omnipoteuto á sus criaturas, interpretada por los san-
^ ^ padresy doctores^de la iglesia, y declarada por sus Coi\cUio8. Loa
\\ qi^ retpjaéti rccq^nocer la autondad, no podrán resistir la fíierza de loa
^ convencimientos; y para precai^cloM^rse de los errores, ó combatir loa
** fundamentos desús autores, se instruye sólidamente á esta respetable
^Juventud en los principios que (\eolarau la sofistería de los antiguos
1* ^eresiafco^ renovada ahora con estupendo furor.". ,,,-.^ ~,...<»
'■JJ.JIW!, '.!■■-■ 4.L. '.'9.
j i^^^M9^n)^yJóvenfu^a0eaor de la aduana deL¡m.aenl798. Eligióselo
fttndico jM^ocurador del cabildo en 1813 y diputi^lo á las cortes en i814:
désempeíló también e^ c^rgo do vocal de la juuta censoria de imprenta^
Sil padre..!). Joaquín José do Arrese oabt^llero de la orden de Santiago
iolé cónsul del friU^i^ del Coosulado e^ 1773 v prestó, notables servir
^io^ QOi^p c^ministiador general de la aduana desdo 1782 hasta 1790. Sm
hemiauo D, Jodquin Budesindo, fue mnc^v^s aHos empleado con buen cré-
dito haVioodo sido H^uistrp de Qacienda de la República, administrador
4p Tfitésoperi^genoral y c<JÚtador n^ayor del tribunal de cuentas.
• €>olieri\fj^iido«l Virey Dl A^gnistln de Jauregui ocurrió el caso ertr»!^
4e Ue^r de Các^tnel navio <^ Jesús Nazareno' oargado de merciKleriae á
v^mianiscion delf^Apinistrador do la iHluana D. tioaquin de Arrése. £s*
tedñuanchiiaMMlñBititía semejante encargo, lo consultó al visitador ge-
neralf JX José Antonio Areche quien atuidida la providad y califtoado.
)i«aiG»€(oArro8e^endócretode4Sde Harzo de* 178i¿, declaró que i>odia ad^
]ÍiUirJ|vh^KMnÍBÍou4^)i0W^^Moasi arbitrariamente el cumplimiento da
}íBd*liym. QOB pjKohil^ que los Ministros de la Hacienda so mezclen ei^
p^mpú^ ^ oópnercio. D. Jtf ig;uel Domingo Escurra segundo consigna-
tiffUíd^»irrié«alVÍEey para que el buque se pusiese á su dispesidon por e^
ui^nitiiMBto. impedimento d^Atrese. De osto resultó una competencia de
^risdloci^u en que el- Vírey consultó el asunto al Bey para que dictara
\ina providencia que sirviese de regla en adelante* Jántegni fué muy
^yci^denteen las ocasipne8:de ^^busci^ 4^ ^HtoridAd conestidos por Ared^ev
im S73
IMMtai P. Áxncfsaa^-^kMhikámt^^ JMm. Batv». «mlet
S» velieren los viemoéé» Uver^^iieloii MMidillMlá «i 1781^ pwiK J«ié
briel ConéofteaiM^iili toñMié» |M»r Tupao Aibmv, m #• brilaa aolÍ«
Días aott«A de Im aoteoedenlet de Aniag»| ni del tlmpo ^tt»'dm6t<il «|
éwrgo decorMrid»r. Sai»iMlit*á oédü^fijiíliiitoaNt M««ll»M0Thi^
fiia, áboam ▼ dápiedMloUM pM^lMinUdM*!» hlóiBü émnmmt-táiiáá'^
Um liabitMiieB, oopiMBttds'l^iyte d0otrOBNd««M mij JáiiürtM^tÜXtn
toqueCondoreantal dmgifraliriritaaior l>Ji#o«< Aii*4afad» A>Mm
lie lian» de 1781, *"'.'.i . ... j .■..'..]-«•
- ** Et finado P> Antonio de Arñmgm, -rnto íü4 ierwgidBr ^ eel» jmiíííI»'
«na de Tinta, no« lepartié la eanfidtti de toaotaitoe >«iáa «aa peMt|
•egon eenrta de leellbroe y boBradorta ^na eeldn en ii p»d>r JLa
de eatapiOYineia es de 115^000 peiee por Itode al «ala^tunl^
ahora el ezeso: de esto modo de pioeedsr son- fodúa- loa •
fuera de tener eeto eáballeio toa nala eondaeto asn ans-a
apalearlos, aporrearlos, tratorlos ton mal, ao salo á> éUosi siae4^
eompiovinoianos nuestros, así seenlares eomo earaa, saesraetoa» petaa-
naa de todo respeto, por Hwx que dependía de los primaraa gnúuaa da
JBmafia; fuera de esto, su mal ¿6nio, elaoion j soberbto. dU mérito á*t^
da la provincia á fabriearle su ruina. No manoa hostluaados los da laa
demás proTíneias, han logrado del indulto aun en otro obispado, sin qma
yo le oonocoa ni hubiese puesto mis piés, ni manos idgunes de les mies»
qoe'á no habeí' su merced tratádonos con agravias de sato clase, sino
hecho su negoeio, como todos los demib, no hubiera ancadldo tal oraea-
so. Los eorragidbres nos aparan oou sus repartas basto darnos lamer
Merra;. párese que van de apuesto para aumentar sos eandalsa en aer
míos picures que otros: dígalo el coitegidor de Chui||bivi)aas qns aa tér*
mino de dos afH^ q[Uiso sacar un aumento mayor ^ne lo que sa antseeamr
habla hecho en cincoi al fln adelantó mocho su oaudal, ene aun en pro-
pia vida enti^ en el edmnlo de sus pxv^los bies^ y salió nmy lu^do.
Son los corregidores tan químieos, que en ves de haoer de ofo sangra
que nos montonga, hacen de nuestra sangre sustento ' de sa vanidad*
Viéndose^ pues,- su dificU cuti^pUmieuto, noe oprimen en los obndes,
chorrillos y ^flk^verales. cooaléis, min^s y cárceles en nuestros pa^biosi
sin daráos Ubéréad en el mc^or tiempo de nuestro trabi^o: aos reoogsa
eomo á brutos^ y ensartodos nOs entregan á las haciendas para UbossSy
sin mas sooorrü que nuestros piimios bienes, y á veess sin aadls. Los ha-
cendados viéndonos peores que a esclavos, nos hacen trabi^ar desde laa
dos de la ww>flanfr hento ^1 anoobeoer que parecen las estrulas, sin mas
sueldo que dos rea^s pojr día: ñiera de esto nos pensionan los Donüngop
eon faenas, con prctesto 4e apuntar nueistrQ (n>0i4o, qne por omisión de
ellos sé pierde, y con echar v#les parece que pagan. Yo que he si4P ofoi*
que tantos jiflii% he perdido nyuchos miles, así poique me pag»a ton:|||ii|
en efectos, v ótías veoes nada, por«}ae se alzan ú mayores.
^ Para salir de esto vejamen en que padecemos todos los pioyincifMiaSi
iáú exepcion de^ persona aun eolesiástisa, ocurrimos mocháis iraesa a
nuestros prildleglos, piíeeminMcias, y éxepciones, paca eontttiavtos: y
luego aferopellan laa meteedes reales, per mejor dscir^ meno^r^BUn to#
superiores manídatos^ arrebatados de' sus tntsrBBss,'de dnada-aaee aa<
proloquio vulÉar: que las cédulas reales, ordenanaaa y pvatlalaaed^ e»-
tád bien guasüadas en las ci^as y escritorios. Lo mas moloeo' y aenai*»
ble es que concluido el quhiqttenl^, ó bien en sos rswdonoiaa qasAaa
santifleados para efeRser otro eorregimiento, haelendo-rspiaasatasioása
falsas coa perdimiento de respeto a la real cOfoná) y sff 1» rasen de qnai
toe Jueces de Uaieoideaolas y sus esoFibimoi 9Qm •qoetiÍMfla6aQs4efMi«'
S74 AlÜl
utí» cofttr» U Jualicl»» debitado mieeder lo eontrano par» eatir^acioiir^
éiAtavido0« )> • .
'.' jQtté.pt^rooeioaes, ^u^ dUie^QoiM^ qUíé.rtt^gos y eocargos nos tieua
Itwiai aoeatro'jqal M<maect^;Oomi»-M pararamodiamos, ao faera Sobe-
iafti»,atn laat inira>qtta auM^ra-eoBaarvaclou^ paa y pooiégo an e»to« ana
ymUm leitiiM. Kn la« laj»M da la EtscopUa^Uíu Ubro 2| tít. 6^ 9. 13 y 16,
atdMia «a magiiáaima grandeun que «e conservea aaestraa Tidaí y as-
taiiti ■eg<«M¡waamg>fcra oataiaJaiuiV' sUi estraemoa da ua lugar ¿ otro
«iéttatdatt fegnaa, y no ma». A )a mltade Potosí teneniotqaa caminar
■UMda UM'VIOMS, sin qaa MauUMi pagados por los mtnerM del leguid^ do
iáa y.Toeltay.id el trab^jo^ por no pagar á loe peritos TeoinoSy coaado os-
1l4'maiid«dO'par onUmansa: fíiera de que esle privilegió se ooooedió oa
su descabrimieiiUH eoaodo no habla poblaoiones iniueaiatas que sabro-
gusa snslabqsQs; jnas boy. se hallan Potosí y Guancavelica abundantea
lageate y sos eontornos: pooo es que los mineros de Potosí y Guanea ver
Ikaoaasan grande estrago á los indios, que no pueden libertarse á cos^
ta.de su plata en las fundiciones, porque los ÚJ^an, inhábiles aun para
el maiKJo/euando el Key tiene mandado en sus reales disposiciones lo
eontauio. de que los indios sean amparados y desobligados ú esta inita
por el remrido da&o^ y aunque han hecho varios recursos los interesa-
ésaá los .tribunales que corresponde, han sido vistos con des^tfoció en
taa Jastá eaasa, como es destruir el reino v sus pueblos con muertes de
iadio^'aae apenas se restituyen á sus pueblos, y al mes, poco mas 6 mé-
mos, rinden la vidacon vdmito de sangre .•^'' .
Oondoreanqui cacique de Tiuigazuca dio un convite al corregidor Ar-
risca el 4 de Noviembre de 1780 con ocasión del pumple afios del rey
Canos IIL Estando en la mesa cou muchas persoaasi hiso presente so
hallaba aotoricado por una real cédula para proceder ú la prisión da
AiT^ága. y desde luego se apoderó de su persona haciéndolo conducir ¿
l4«liroei. Acto continuo mandó sM^ir un expediente á aparato de juicio
cenara él; y á los cinco días, él 10 fy mismo mes, le quito la vida en niia
hMea en la plasa de su pueblo confiscándole todos sus bienes. Esté sns-
ciato relato aparece en el tomo 1? de los documentos lii&tórícos publioa-
doá por el coronel D. Manuel de Odrioxola. Mas tenemos á la vista una
eoleeciou de papeles fehacientes acerca de la revolución de 1780, la cual
aos obsequió el grao marisoal D. Guillermo Miiler, quién se ocupó eu el
Cuzco de hacer prolüas investigaciones recogiendo manuscritos veraces
qae merecen entera té.
. De ellos hemos tomado los datos siguientes relativos á la muerto de
Arrisgai £1 4 de Noviembre fué diadet curado Yanaoca IX Garlea
BodrlguesB quien dio un convite al ^ue asistieron el corregidor de la pro-
Tineia D. Antonio Arnaga> y el cacique Condoreanqui. Este se desmdUÁ
acabada la eomids; pretestanclo tener unos huespedes ea su, pueblo de
Tm^Sasnoa. Eligió en el oamiño de Tinti^ un lugar en qae ee colocó oa
emboieada con Om ó doce mestizos de su ^nfianza ^ñe tenia prepara-
dos. Al pasar el corregidor Arriaga que ilta desprevenido y aoompaliado
aolode^ueaBiibietite, lo asaltaron echándolo ab%|o déla muli^ por me-
dio de latos: presea ambos y dos negros que marohaluui. detrás, los i^^ar-
tanm d^ eataino colocándolos en una cueva donde los tuvieron bástala
media aodke en que los coadi^o á Tmigazuca y loa poso eu unos calabo->
sos que tenia en su casa, lo mismo que á los que le ^oompiUtoion á l^
sorpresa, paca que el hecho se ocultara por el momento. Hizo luego el
oaMqoe Armar á 4^ni^9k una órdeo para que se pusieran á su di#poai-
AR& 37S
«ion todM. láñ cóMM •xteteoitea «n ra oím, piMt él por ^rd«ii raMTMr i#-
ni* me pMarea eoiiiitÍ«ii nigunte á Ueotts. Con diehs carta wátn pa-
só ¿ Tinto, y le faeron eatregadoa 2ÍJMS0 p«aoa de tribotes. oaatr» é «eia
mil de Arriafps maa de cien naroM ae plata, sus cofirM, aili«|aa y algv-
noa tejos de om, eatiallos, nmlas, dt* Con igvalat taáaa 'daday* por el
preeoy eironló drdenea para qse oo mpatecieaen en Tongasnoa todoa lea
eapaüoles, meotlaoa é indioa de ía prOTineí* para noülnrar 1a agente q«e
dMMJbir á la boataá reehazar ana inTaaion eaivangeniL
lluego llamó al enra de Pampamaroa D. Antonio L6pety y le aiaodé
confesar á Arriaga, pneii íbAá ae^ aboreado por mlnuiato «nperior^ y el
Viarnea lOdel nd^íne Noriembre lo hiao aaear á la pkiaa dondo eátaba
pnasta la horca que rodo<S do hombres armados. El conegidor lité colga-
do ▼ 1» cuerda qne era tejida de enero, reventd; siendo el rerdago el
xaiBM aapateto Antonio Oblitas. VolTleran á o<dg«r|o, yn^oatfcrabaa
de loe eabos y otros de los pies de Arriaga hasta ene espiró. l>yóBe qqe
Condoreanqai le debia favores y dinero; pero es cierto que c«ando aone)
se eottibsó, pidió perdón al caoiqne porbaberie insultado ennn»ecaaloQ.
José Gabriel Tap^c Amara peroró al pueblo dicióndele que lo qne
acababan de -ver, y todo lo demás á que A estaba detenninado. contra
corcegidoces y espafioles, era para libertar á los indios del repartimiento»
pñaiones, mitas y otros senriclos, y que esperaba le ajrudasen en su em*
presa dcf
£l'general Hiller estuTO en Tungazuca en 1835| y habló con un ancia-
na que presenció este suceso, y le mostró el lugar en que se puso la hor-
ca y el tttio en que estuvieron las casas de Condoreanqni que se demo^
UíBron, echándose sal sobre el terreno, en una de las esquinas de la
plasa^
£n el articulo 'Tupac Amaru'' tratamos con ostensión de los sucesos
qne siguieron á la mnerte de Arriaga, encendida ya la contienda consi-
goiente á la insurrección dé 1780, que se creyó combinada de antemano
con las que esti^laroil en el Alto Pera.
AftftiMA-*-D. MieüÉL UB^Vizeaine. Empleado de conocimientos en
hacienda que intervino en la organiaacion y arreglo de la aduanada Li-
ma siendo su primer administrador cuando fué creada en 1773, por el
Virey D. Manuel de Amai para proceder coñ. svijeeion á leglamento espe-
cial y aun arancel de aforos, anteriormente loe* 'dere<dK»s adeudados por
el eenmicio, se oobmban por los sabhastadores de estos Impuestos, ó por
el Tribunal del Consulado, y en cierta época por loa oAciales reales.
AEBIMA-*£t. padrb Pablo José i>s-fdela Cempá&ia.de Jesús, natu-
ral de Versara. Vim» al Perd y se ocupó, con celo y aioyet^, de la pro-
pagación del Evangelio. Gobernó en Arequipa el colegio de sn religión y
ensenó artes. Cuando el Vtroy Di MaHin nenriques fundó ot XaÜs el
colegio de 8aa Martin, bi^o la dependencia de los Jesuítas en 1589, en-
comendó la dirección oe á al entendido y virtuoso padre Arriasa. Re-
gresando para Sspa&a en 162SÍ, destinado de pf^enrador de su mctn en
Roma, pereció en un naufragio cerca de la Habana á la edad de 60 afios.
Escribió las obras siguientes: **Skeliori» chrkUmh" León IjSt^r f Directorío
Espiritual:^ Lima. 1006: «'Estirpacion de la Id<4atria de los indios dei
Pfiió, y de los medios para la conTcrsion de ellos.^ Lima 1G21 . ''I>e la
perfección del padro Lucas Pinelo," Barcelona l&iO:^*Sh Beata Virgim;*!
AUÍCTA--D ttu FiuKoisco db SALi;a-'de la orden de San Franeis-
316 AAK^AST
«o. Ntei^«iiÍiÍBÉitétifi0^£iwixld6 176a T4>]ii6 el hábito d!e«d^
«nos. Eatiidl^ en el odl^o de San BaeDftveatiitft (Onafdalupe), pMtl
eoUveilto de 1a - Bec<)f}eoeioa doade pemumeoló doee. afilie j eirrió de
Leelter de ñkMófte 7Teol<lgia« Iga el eonreatie grande tnro á Éa éaxgo
1» eapill» de -San rceiioteoo «elanó deede .1801) íáé maeetse de Ke^i-
«iée en 1809^ ee Jabild en 14M6« fia 1817, yisitador del de propaganda de
Ooop% y deepuesde eupcoTiiioú^ deftoidor duádtbr r delaefta» de l^er-
oieioede en eonTevto^ taMándcfla reedífliSado; ^y reetOE de 1» téroéce ár*
den; En tieitfpo de la SMdblito fné-^Aizobfemí de.lÁiáa. oonsiMSBdo en
)5déStt0n](4e'1841. F*lieoió'^4 de Msyx>Ao 184? diñando glitsme*^
itióifai pe» ene eerriciee á la hilMaiiidad^ yoontraecion^ como prfedltador^
á «Mtendcír las Ittoee eVangélic
IttMlLI^ TAUSM-^El LfOBNGiADO DI MAirnH DE^-Oidoc jde tímík¿
Ifaei^en^R Sebaetleii déC^nipnecc» y éetndióen fian Bartploibé defie*
laaiiuieay ea eayo oelegio nmor entró el 17 de Febtoro dé l§a& En 13
de Sei^emlMtode IñiS MéáaMoáe Lteeneiado en leves, elendo fibdÉiller
eatmaieta, y éik 17 de i^breio de 1^7, le nombró el Rey. oidor de Olítf'
Jnisaoa* En 1634, Tino de 'oidor á Lima, y en élde 1697 dirigiórliobnl
e eal y piedra qaé ee eoaooe por el l^i^amar en el no Eimao, * qtte eoM
míSn de 50 mil ySm/k En 164^ pasó de gobernador Á HnmoaYeliea'doBds
Sroetó notables servicios en el arreslo y progreso del mineral de attog^
el ^[tie ee eacaróní^a en époea 19,933 qnintaWs. A «en régtesa áiLíine
deseiiqp^Ió la importante comisión de la fábrica de los nMurailas d^, Ca-
llao, cuya obra dnró seis afioe: pem él la man^ menpa. üempáptifl»
aecendié áptesidentede Qnitoen 1646. Fálleeió eniesa^dM^pilee deim-
berleel Bey concedido el hábito de la orden de Alcántara, y una plasaen
el Supremo Ooneijo de fodias. •
' ÍBMS-— ElD. D. JodáDüf-^naturaldeLimaendende M^ío caatnito
largoe eetndioe. y obtuvo la cátedra de rispen» de 'Jiotes de la Uüítsi*
eidad de San luircos. Fué abogado de crédito, muy apreciado por su li-
teratura, v miembro de U.8MiedadAmanteB*'dAl(Fatt«'q]i<Míavd4ltl*^
rfodioo "Mercurio Fsntanó" -á fines del'«ig^o pasado;» En- tf78f&mfá
agente fiscal de lo civil dé esta Beal Audi0nela^<empleo 4|uo eic Tiéthaiíbi
1%1, con aomptadon. Conáiióle d; B(ey honores dé oidor de la de Olia-
ouisaea ea ITia Fuese por fbltodb Énübíciott, ó por espeganieeoÉipsii»
a Ku mérito ein pretencidnes aélivas *ñ» su 'parte, 'él no'Avaaaó otsaeosa
en su carfem púMiea- dc^iasde 43^atios. En el de 181^ aeiieasnúyié
miembro de la Junta Ceneoria de imprenta, cuando se Juró en eetáietit-
dadlaOonetiineionEspaltola^'PifeoliimadalaJádBpeadenoiaf iMíMiteo
voealdelaaltaCáflwmde Juetida. Falleció en l&SBti .
' ' ItffBn— Si. ItaMmoo-^nra de la doctrina de Beyes enla intendeév
«ia de Tatma* Destinó al tiempodé su muerte, b^Jo laidlreoman del par-
-ioéo dedUMMyan D. Jium José del- Hoyo, una fnerte cantidad de pesos
pam Ibndo y entreteniartento de muefaas escudas <qne mfaidd eiMiIiBMr.
MVm— -D. ÜOMtiíGo Lui8-*fiaicido en Lima donde eoncln^ó'Stis es-
tudios con dlstindon, y ejereió la* abogada hasta que pañnde al Cázcb
ae estableció allí con motivo de su matrimonio- con una eeftora ^ne
dMmtaba una r^lar Ibrttma; Tuvo entre otros h^oe á D. DomW'
go liois y D. Pablo^el primero abogado. Ambos pertenederon á lee cner-
poe de miliciae en que el gobierno espiAol colocaba siempre á las perso-
««anotablséd»4ae provincia». En t7mJ>. Pabk> - Idae la camprfia cdtfe»
ASÍ 377
ia i^tudosa totolnciún del caétqac de Tdn&;azit6a D. José Gabriel Cóndor*
danqui conocido por Tapac Amara, y habiéndosele nombrado teniente
Coronel de ejército, se hallaba á fines del siglo anterior mandando como
eoronel el Beffimiento de Infantería de milicias de Paucártambo. D. Pa*
blo y D. Dominffo Lnis eran jefes de batallón en Gnaqni, y el primero
después de la batalla de Slpesipe toItíó con el brigadier Lombera sobre
I la ciudad de la Paz ^ara entender en su pacificación. Los dos se separa^
I ion del activo servicio después de la derrota de Tucnmán, y de la bata^
lia y Capitulación de Salta en 1813 en que estuvieion los cuerpos que
iUandaban.
I Cuando en la ciudad del Cu2co se ejecutó el lerantamleuto de 1814 he*
I ciho'por los Ángulos y «1 Brigadier PuiUacahua se formó en Cabildo abier-
to nnajunta desgobierno de que fueron miembros D. Domingo Luis Aste*
te, el Coronel D. Juan Tomás Hoscoso y el D. D. Jacinto Ferrandiz x>or
«scusa del oidor D. Manuel Lorenzo de Yidaurre. No pudo concillarse
ia xiiqjor armonía entre el gobierno civil y las autoridades militares, y
I He una en otra desavenencias se abrió paso al desorden y á los exesos.
! £1 alojamiento de Astete fué asaltado el 30 de Noviembre de 1814 por
^nte de la plebe no sabemos con que protesto de acusación contra él,
! asegurándose que el autor de este atentado fué D. Vicente Ángulo her-
tñano de D. José, cabera principal de la revolución, y que so titulaba
capitán general. La casa fué saqueada y Astete tuvo que fagar para li*
bertarse de los amotinados. Betiróse al campo j no se ocupó mas de los
iMontos polftieos, á pesar de que se intentó satisfacerlo, y se le rogó por
D.José Ángulo para que continuara en el gobierno: después D. Dominga
Luis se empleó como letrado en defender á los pobres y á sus amleos.
I>. José Astete hermano de padre de los dos á que nos hemos contraído,
fué fusilado en el Departamento de Arequipa en 1815, de orden del gene-
ral D. Juan Bamirez lo mismo que D. N. Cherveches, Argentino, por ha-
ber servido á la revolución: no les valió el ser ya ancianos, para que se
contuviera la Venganza y crueldad que eu aquel llegó a ser una cos^
' tambre.'
P. Domingo Luis Astete, «asado en el Cnzco, fhé padre de D* Pedro
Astete que na figurado Qn la República como prefecto, diputado á Con-
' greso y en la lista diplomática.
18RTB O ESTfiTE--Mi6UBL--Natural de Santo Domingo de la Cal*
zada di<ScesÍB de Calahorra. Fué uno de los primeros conquistadores
que á órdenes de D. Francisco Pizarro entraron á Ci^amarca. Tocáron-
le 3^ marcos de plata, y 8980 pesos de oro en el repartimiento que el 18
de Junio de 1533 se hizo del caudal que reunió Atahualpa para su res-'
cate. Astete es contado entre los 20 espa&oles con quienes Pizarro ata-
có las andas del Inca en el asalto y matanza acaecíaos én aquella ciu-
dad en Noviembre de 1532. Pero mientras los demás se empeñaron éu
matar á los indios que cargaban las andas, Astete acometió al mismo
Atahualpa quitándole la borla ^ue tenia en la cabeza y era insignia ré^a.
D. Diego de Almagro al venir de Riobanba para Pachacamac con el
Adelantado de Guatemala D. Pedro Alvarado en 1534, dejó en el valle
' de Chimu á Miguel Astete con el encargo de elegir el lagar donde con«
vendría trazar unapoblaeiou de espafio^ qUe llegó después á f andarse
por mandato de Pizarrro con el nombre de Tmjillo. En 1535 se bailaba
Astete en el Cuzco cuando los primeros desórdenes promovidos por los
hermanos dé Pizarro contra Diego Almagro y por orden de este sostuvo
como otros la autoridad de Hernando de boto.
Xbspueff so avecindó Astete en Guamanga donde tuvo indios de r^ar-*
48
\
378 AST— ATA
{imlento: y no encontramos su nombre figjarando en las gnerras eivilee»
Solo en 1553 suscribió una acta que se hizo en dicha ciudad manifes-
tando la resistencia de los vecinos á ciertos mandatos de la real audien-
cia que no eran conformes con las leyes establecidas por lo cual hablan
apelado al Rey. Esta acta la formaron para motivarla espulsion del cor-
regidor D.Juan Ruiz que se bizo estaudo movida la población en favor
de i). Francisco Hernández Girón caudillo del alzamiento de 1553.
Cuando en 1557 salió de las montafias el Inca Sayrí Tupac y faé traí-
do á Lima, al pasar por Quamanga, Astete le obsequió la borla colora-
da que conservaba en su poder desde que la quitó a Atahualpa en Giga-
marca. Sa^rí manifestó contento, pero fué fií^jido como se supo después;
siendo evidente que no podía mirar con aprecio una prenda de Ata-
hualpa, el destructor de su familia. No sabemos cuando, falleció Miguel
Astete ni he m os hallado mas noticia de él .
A8T0ECA— Kl D. D. Pbdro — natural de Lima, colegial del Semina-
rio de Santo Toribio. Catedrático de código y de derecho de la Real Uni-
versidad de San Marcos. Fuó corregidor y justicia mayor del Coreado^
y asesor de los Vireyes conde de Castellar y P. Melchor de Liñan.
ABTVOILLO — ^D. Alonso de — ^imo de los vecinos visibles y pudientes
del Cuzco, donde fué muy estimado. £n 1631 subió á tal punto su de-
sesperación por habérsele relevado del destino de gobernador del Mar-
quesado de Oropesik cerca de dicha ciudad, que resolvió ahorcarse^ y
íff hizo á pesar do las reflexiones que empicó su mi^jer para tranquili-
zarlo. Aunque su familia ocultando el hecho, quizó persuadir de quo
había muerto de resultas de una enfermedad violenta, luego se supo la
verdad del caso, y llegando al conocimiento del obispo, dispuso que fue-
se quemado el cadáver de Astudillo.
ATAHVALPA— Inca nacido en Quito, h^o del Emperador Huaina Ca-
pac: su madre se llamó Pacohas y fué hvja del último Rey de Quito Ca-
cha, quien murió después de perder su reino. Antes de entrar en los su-
cesos de la conquista espa&ola que causaron el fin trágico de Atahualpa^
desearíamos dar una ojeada sobre el principio ^ progresos de la monar-
2uía de Quito; pero nos lo impide la imposibilidad de hacerlo á vista
e aserciones fenaoientes, que nos merecieran plena confianza. Lioa es-
pañoles ocupados no mas que de la guerra y de la adquisición de riq^ne-
zas, no se contraían á investigar los precedentes históricos de los países
que iban subyugando; y despreciaron los signos materiales que á falta ,
de escritura se conservaban en los archivos Peruanos. Destruyéndolos»
renunciaron al estudio de nociones seguras que pudieran ofrecerles una
instrucción, cuya importancia y utilidad estuvieron muy lejos de com-
prender. En medio de un oscuro laberinto no es prudente dejarse llevar
por tradiciones interesadas que, después de serlo, ignoramos si se nos
trasmitieron fielmente por los escritores primitivos. Las naciones todas
remontándose á épocas mas ó menos remotas, se rinden ante un caos de
incertidumbres y conjeturas que impide el conocimiento claro de oosaa
pasadas á inmensa distancia ó de un origen, digámoslo asi, inmemoriaL
En cuanto á la época mas cercana á la conquista hay todavía mayo-
res embarazos; por que aquellos y otros autores no están de acuerdo en
muchos puntos, y tomaron noticias apasionadas ó falsas según el país en
que las adquirieron cuando se hallaban muy frescas las huellas de una
sangrienta guerra intestina. En el Cuzco se referían de una manera
exagerada Us crueldades de Atahualpa á quien tenían por un nsorpa^
ATA 379
ñon en Quito todo m miraba del lado dé aquel Rey hasta pretender que
era hijo legítimo de Huaiua-Capao. No es de estrafiarse, si también que*
littn persuadir que este Emperador era nacido en Tomebamba cuando
dicen otros que la madre nunca salió del Cuzco; y cuando él teniendo
ya 20 afiOB de edad, fué llamado por su padre Tupac-Inca Tupanqni pa-
ra ejercitarlo en la guerra. Tales aseveraciones no pueden aceptarae,
por que no estriban en fundamentos sélidos y estfin en oposición con.
alganoe testimonios mas libres de sospechas. Un escritor que no esté
teeado de animosidades locales para traer de tan atrás édioe i^nos
délos actuales intereses de la nueva é ilustrada asociación Americana;
disereto es que prescinda de dar un timbre de «videucia á hechos muy
«uestionables y rodeados de eontradiccioues.
Los escritores de Quito enumeran muchas batallas habidas en una
guerra larga y constante con los Emperadores Peruanos: hablan de he-
roicos hechos de los Caranquis y del Resy Cacha después de perdido
Quito: refieren que en loe momentos de la última derrota en que pereoid
este Monarca, los vencidos proclamaron á Pacchas por Reina: que si que-
daron victoriosos en ciertos combates fué por las traiciones de mucnos
capitanes seducidos por los Incas, y no perla pericia y valentía de sus
tropas: tantas otras particularidades se cuentan que no parece bien re-
?stirla6 desde ^ue no pueden ser admitidas como verdades comprobadas,
ocos ó casi ningunos de tales sucesos se encuentran eonfirniados en las '
noticias que se trasmitiau en el Cuzco con respecte á los mismos acae-
cimientos. La obstinación de los Caranquis, sus últimos esfuerzos, se
atribuyen á solo una insurrección después de haber reconocido el poder ^
del Inca, quien les dio por tanto castigos los mas cruentos y estraordi-
narios. ¿Nos permitiremos aceptar unos datos y desechar otros diame-
traUnente opuestos? O calificaremos de evidentes las cosas que de un la-
do se afirman y del otro no se mencionanf Sin peijaicio de las objecio-
nee que merecen, qne<la á la sensatez y criterio de cada cual juzgar to-
das esas refórencias que debieron su ser á un germen de édios iuestin-
guibles en iq[ue la verdad lo mismo que las imposturas estaban impreg-
nadas de un espíritu indudablemente apasionado.
No se nos crea inflexibles contra las tmliciones mas 6 menos fabulosas
«alidas del interés que era natural tuviesen los de Quito en causa propia.
Tfimpoco lo somos con las pradecentes del Cuzco 6 sea del partido del
Imperio representado por Huascan sin olvidar por esto que G^arcilaso
era de la sangre de los Inca9, que sus escritos est^wi llenos si no de estu-
diadas fábul¿, por lo menos de ponderaciones y glozas que se dan la ma-
no con lo inverosimil. |Deberá prestarse crédito sin mas que su palabra '
á cnanto tuvo á bien escribir! Nos fainos en él por que sus narraciones
y crónicas de acontecimientos de lejana antigüedad, casi son las únicas
que han servido de luz y guia para sentar y difundir muchos hechos
que no tienen mas autorización que la suya. Garcilaso siempre se remi-
te á los dichos de un pariente anciano y aun de su propia madre. Su-
poniendo Á estos en el goce cabal de la razón y con la instrucción nece-
saria; ¿estarían sus relatos exentos de adiciones vulgares y de volunta-
riosos antojos al elevar hasta lo increible los antecedentes de su país
y las obras de sus Reyesf Garcilaso amplia de por sí sus ideas en unas
materias, y en otras no advierte que toca en lo ridiculo al querer dar por
ciertas afganas produceionen redactadas por él mismo poniendo en boca
de BUS mayores discursos elegantes que nadie pudo haoer copiado y que
^1 escribe con tanto descanso como si un taquígrafo los hubiera estam-
pado. Y qué diremos de su inocencia al contamos que las enormes pie-
avas de que se fi)rmó el palacio de Tomebamba fherou conducidas des-
380 ATA
de el Cazco. y que se oonaiderában sagmidas como todo lo qja» ei» á0
itqnella cuidad ImperialT Sin embargo de lo es^uesto, debemos obBerwc.
^oe áiganas narraciones de GarcUaso que no tienen muclm aparieiicia
de veracidad, se encuentran en los libros de autores qne antes que ék
escribieron^ lo que prueba que estos acumularon cuantos imformas oir->
oulaban en el PeriH ¿ poco después de la conquista y los elevaron £ Ui»
categoría de verdades para sus composiciones históricas.
Apartando por el momento un asunto én que la crítica puede soste*
nerse con largas disertacionesi nos contraeremos ya id olyeto del presea-
te articulo.
Huaina Capac tuvo á Atabualpa en la princesa PaccUas la cual eon
Biis encantos llegó á dominarlo: él la quizo hasta el delirio sin abstener-^
sé por esto de consagrar mucho afecto á otras migares. Y como la gente
principal de Quito Sabia sabido cautivar también su voluntad oon h¿*
bil destreza y sagaz cortesanía, Huaina Capac esperimentó en . sit com^
zpTL el contento y regocgo que le hicieron tenerse por muy afortunado
y feliz. No inmuta menos sobre su ánimo el exesivo amor que profesa*
qa á su hvjo Atahualpa acreedor á él por su claro entendimieato y
agudo ÍDgenio: se sabia h^^r lugar empleando la mucha astucia y eau-
tela que fe eran características.
Habia recibido el emperador avisos de la aparición de los espaSolea
en las costaa 4e Esmeraldas; y se asegura que se entregó al abatimiento^
sobrecogido y presintiendo graves caJuunidades. Garcilaso hace menoioa
iifi los vaticinios funestos con que lo confundían los augures al dar laa
esplicacioues, todas tristes, de se&ales advertidas al rededor de la lttn%
que con la vista de un meteoro y la repetición de fuertes sacudimientos
ele la tierra, dieron ancho m^gen á infaustas predicciones, las funda-^
ban en la antigua tradición de que habia de fracasar la monarquía pe^
ruana y ser subynga^lQ el territorio por un poder enteramente estrafio*
Atuy valido y aceptado corrió esto anuncio llegado hasta nuestros diaa
sin que á nadie le haya ocurrido dudar do él. Admitirlo ó tenerlo por
una quimera será lo mismo, si no hay pmebas ó seguridades ^aradeei-
dir que su evidencia se halla fuera del alcance de cualquiera impu^pa^^
clon. Está dicho y repetido por el órgano de muchas plumas qu^ Biuai-
na Capac ordenó á los magnates del Imperio que reconociesen el señorío
de los que hablan de poseer el país y establecer mejor gobierno que el
suyo y con leyes superiores y ventajosas. Al afirmarlo Garcilaso pone.
en boca del emperador las siguientes palabras .., ,,, *^ Muchos a&oa
*Vhá que por revelación de nuestro Padre el Sol tenemos, que pasados
^^doce reyes de sus hijos, vendrá gente nueva y no conocida en estas
''.partes, y ganará y sigetará á su Imperio todos nuestros reinos y oíro9
^' mwíkos: yo me sospecho que serán de los que sabemos que han andado
*' por la costa de nuesr.ro mar: será gente v^erosa que en todo os hará
'^ .ventaja. También sabemos qne se cumple en mí el número de los doce
'^ Jnc^s. Certifíceos que pocos a&os después que yo me haya ido de voso-
'^ .tros, vendrá aquellq. gente nueva, y cumplirá lo qne nuestro Padre el
'* Bol nfis ha dicho, y ganará nuestro Imperio, y serán señores de él. Yo
^' .os m^ndo que les obedescais y sirváis como á hombres que su todo or
<' Jbárán ventaja: que sii ley sera mejor que la nuestra, y sus armas pode-
<' rosas é invencibles mas que las vuestras."
Parece muy estraño, y hasta fantástico que el Emperador tomase al
morir semejante resolución, la cual habria de dar por resultado ^aL la
pérdida de la independencia, autorizado como quedaba el pueblo perua-
fip para dar por acabada la dinastía de sus reyes naturales: en una pala*
b]:a destruida por orden de a(]^uel cuyo absolutismo zi;o debiera llegar 4
ATA 381
40e esfcrmno. HaoJMwUi iwo de nnestn libertad pan dadftv de un» tsmoe-
jpeesioa de tanto bulto, y de todo loquetengamoe por repn guante á fal-
ta de testimonios fehacientes, opinamos qne todo aquello mas qneTiaoa
de verdad tiene el color de una fíbula sostenida por In misma ae^;raeia
de los indios y fomentada con interés por los conquistadores; éstos para
ftindftr un título al dominio del Perú, qne aparecia cedido por sn propio
monarca; aquellos con la mira de lisongear á sus nncTos duéfioa paraca»
tar en su gracia y merecerles consideraciones: acaso también por diseuL-
pacse de no haber opuesto una braba y tenaz resistenda á los invasores.
No aplicamos estás coi\}eturas, 6 sean sospechas fundadas, á la resolu*
eíon d!el Emperador de dividir el Imperio declarando Bey de Quito á
At&hnalpa: porque acerca de este hecho hay'confoimidad en las tradieio-
nee de Quito y del Cuzco, y en los escritos de los autores que. nos lo han
trasmitido exeptuando al cronista oticial D. Antonio Herrera de onyoa
asertos trataremos mas adelanta. Hnaina Capac se jpropuso dar un testi'*
monio del YÍYO afecto que tenia ^.ese hijo, y si se quiere de la atencioo y
respeto que le merecieran los derechos ae su madre. A la muerte del Em-
perador una novedad de tanta trascendencia preciso fué abriera eampe
á grandes alteraciones. Atahualpa entendía ser heredero del reino de
Qoito comprendiendo en él todaslas provincias queTupao Inca Tnpanr
eai anexó al Imperio iíntes de las conquistas de Uuaina Capac: quien no
ajaría clara y espresamente los linderos de ambos estados, desde que nin*
gnu escritor hace memoria de ello. Huáscar que se conformó, según di-
een, oou la volunjkad de su padre, luego que este faltó y se vio exit^de
por la opinión general qne en el Cuzco reprobaba la desmembraoion del
Imperio, ya la contempló iiijusta é intolerable, y puso en acción eiumtoa
resortes pudo manejar contra el poder que Atahualpa acababa de ^dqui*
rir. Razones no le faltaron para cohonestar su inconsecuencia, s^ la nu«>
bo; y razones de gran peso surgieron desde luego para que se ea^iftcaae
de nulo y ominoso lo determinado por el Emperador.
. I^a frontera de (^xáto habia sido el confín de la provincia de Paraba
{Klobamb;») bien qjUñ antes de Tupac Inca Yupanqni no pertenecían id
Im^perio peruano deferentes provincias situadas mas al medio diade aque*
lia. Pero djdbe advertirse que tampoco fueron parte integrante del reino
de Quito, sino sus aliadas y confederadas: así er a que el Bey no les dab*
mandatarios y se gobernaban ^r sí eligiéndolos á su profdo arbitrio.
Tupac loca Yu|>anqui no conquistó ni venció á dichas provincias: ellaa
Á sus primeras invitaciones lo admitieron de Soberano; y este hseho ny^
cido entonces de su libre y espontánea voluntad lo ratinearon solemne-
mente negí^odose después á ser parte del nuevo reino. Prestaron espon-
táneo apoyo á la causa é intereses de Huáscar distinguiéndose mas que
todas, la provincia del CsJtlar (Cuenca) en su ardoroso entusiasmo |»0r
el gobierne de los Incas. Esta decisión sincera se habia fortaleoido por
la gratitud que sus hyos tributaban á los beneficios inmensos que nar
bian recibido de Tupac Inca Yupanqni, porque él levantó y enriqueeí^
el soberbio palacio de Tomebamba, hizo suntuosos edificios, eonstruyó
puentes, abrió caminos y acequias, engrandeciendo el j^aís de mueluM^
maneras y prodigándole ventojas qne nunca hablan recibido ni imMir
nado. Pe la otra parte se atribuyó á la seducción y á insidiosos man^m^
de los del Cuzco, lo que era efecto de convencimiento, p<nque iba Cajbk
ris tenían habilidad y desp^^o para discernir que á su bien «star eon^e-
nia depender del imperio; y así apenas se encendió la lucha armada eiir
trelos dos hermanos, aquellos sosteniendo sus derechos hicieron e^ta^
;208 unánimes y prodigiosos que no es posible se debieran á sofcestionea
i^nas. Pespnes de ;haber quedado victorioso el ejército do Hn^scfM^
382 ATA
tenieado prisíonefo al mismo Atahnalpa seffaii se refiere, (añadiendo Im
íiecioB de que logró fn^ar convertido en culebra,) '^ cuando mas tarde
la suerte de las armas vmo á ser adversa á los cafiaris y al imperio, fue-
ron ellos victimas de horribles venganzas, de castigos apenas creíbles
por la crueldad que les dio un carácter de esterminio. Sobre este parti-
cular un escritor contemporáneo el Dr. Cevallos, dice: ^'Atahualpa entro
'<enla ciudad (Tomebamba) á fuego y sangre, sin perdonar ancianos, ni-
'* ños ni mi^eres, y en el delirio de su furor, exaltada la vengsmza con
*K la memona de la prisión en que habia estado, y de la resistencia
** opuesta por un pneulo rebelde y traidor, la llevó nasta con loé hermo-
" sos monnmenuM que la embellecian, pues mandó que los destruyesen
** sin dejar piedra sobre piedra/'
Esto guarda conformidad con lo que refiere Sarmiento, agregan-
do pormenores que reagravan tan horribles hechos. £1 Rey vencedor so-
metió en breve el territorio del norte del Perú hasta C%|amarca por me-
dio de las toopas que envió al efecto con distintas direcciones.
Cuéntase que unfaerte ejército venido posteriormente del Cuzco fué
destrozado en Huamachuco por las valerosas huestes de Atahnalpa
quien hizo degollar á su hermano paterno Guanea Auqui que lo capita-
neaba Los cronistas españoles no han escrito en especial de esta bata-
lla: y Prescott el que mas indagaciones hizo y mas autores cita, pasa
también en silencio tan remarcable suceso.
Parécenos que la invasión de las tropas de Atahnalpa y su entrada y
triunfo en Huamachuco no concnerdan con las protestas de paz que se
asegura hacian los de Quito, y que esos hechos de alta consecuencia se
avinieran mal con la descuidada confianza que se dice hubo en el Cuzco
donde se creyó en las seguridades y promesas de avenimiento fraternal
hechas por aquel Rey.
La dunsion de Garcilaso al referir los acontecimientos de aquella épo-
ca no nos permite transcribir íntegramente las relaciones contenidas
en la primtsra parte de sus comentarios reales. Las escribiremos en com-
pendio tomando con fidelidad lo mas sustancial de sus asertos y copian-
do el texto en lo indispensable.
Cuenta que muerto Huaina Capac stis dos hijos reinaron cuatro ó cin-
00 afios en quieta posesión; pero que "como el reinar no sepasu&ir igual
" ni segundo, dio Huáscar en imaginar que habia hecho mal en consentir
lo ^ue su padre le mandó acerca del reino de Quito, porque ademas do
quitar y enagenar de sa imperio un reino tan principal, vio que con
él quedaba atajado para no poder pasar adelante en sus conquistas;
las cuales quedaban abiertas y dispuestas para que su hermano las hi-
ciese V aumentase su reino; oe manera que podia venir á ser mayor
que el suyo, y que él, habiendo de ser monarca, como lo significa el
nombre Ckipa4¡ Incay que es solo Señor, vendría por tiempo á tener
otro igual, y quizá superior, y que según su hermano era ambicioso 6
inquieto de ámmo^ podría, viéndose x>oderoso, aspirar á <]^uitarle el im-
perio. Estas imaginaciones fueron creciendo de dia en día mas y mas,
y causaron en el pecho de Huáscar Inca tanta congela, que no pudién-
dola sufrir envió un pariente suyo por mensagero a su hermano Ata-
hnalpa, diráendo que bien sabia que por antigua constitución del pri-
mer Inca Manco Capac, guindada por todos sus descendientes, el rei-
no de Qmto y todas las demás provincias que con él posoia, eran de la
' corona é imperio del Cuzco; yque haber concedido lo que su padre le
' mandó mas nabia sido forzosa obediencia que rectitud de justicia, por-
'quoera en<daño de la corona y perjuicio de sus sucesores de ella, por
' lo cual ni su padre lo debía mandar, ni él estaba obligado á lo cum-
ATA 383
*' plir. Emporo qae ya que Ba padre lo había mandado, y él lo había con->
'' sentido, holgaba pasar por ello, con dos condiciones. La una, qne no
** habla de aumentar un palmo de tierra á su reino, porque todo lo que
** estaba por ganar era del imperio. Y la otra, ^ne ante todas cosas le
" había de reconocer vasallago y ser su feudatario.
'' Este recaudo recibió Atahualpa con toda la sumisión y humildad
" que pudo fín^, y dende á tres días, habiendo mirado lo que le conve*
" nía, respondió con mucha sagacidad, astucia y cautela, diciendo que
*' siempro eu su corazón habia reconocido y reconocía vasallaffe al Ca*
** pac Inca su sefior; y que no solamente no aumentarla cosa alguna en
*^ el reino de Quito, mas ^ue si su magostad gustaba dello se desposeerla
'' del, y se lo renunciaría, y riyiria privadamente en su corte como
*' cualquiera de sus deudos, sirviéndole en pas y en guerra eomo debía á
*^ su príncipe y sefior en todo lo que le mandase. £a respuesta de Ata*
** hualpa envió el mensagero del Inca por la posta como le fa6 ordena*
" do, y él se quedó en la corte de Atahualpa para replicar v responder
** lo que el Inca enviase Á mandar. £1 cual recibió con mucho contenta
** la respuesta, y replicó diciendo que holji^aba grandemente que su her-
" mano poseyese lo que su padre te habia dejado, y que de nuevo se lo
** confirmaba con que dentro de tal término fuese al Cusco á darle la
" obediencia y^hacerle el pleito homensye que debía de fidelidad y leal*
" tad. Atahualpa respondió que era mucha felicidad para él saber la vo-
'^ Inntad del Inca para cumplirla, que él iría dentro del plazo sefialado
** á dar su obediencia; y que para que la jura se hiciese con massolemni-
** dad y mas cumplidamente, supUcaba á su magestad le diese licenei»
*^ para que todas las provincias de su estado fuesen juntamente con él á
" celebrar en la ciudad del Cuzco las obsequias del Inca Huayna Capao
** BU padre, conforme á la usanza del reino de Quitu y de las otras pncH
'' vlucias; que cumplida aquella solemnidad harían la jura él v sus vasa*
'' lloB juntamente. Huáscar Inca concedió todo lo que su hermano le
'' pidió, y dyo que á su voluntad ordenase todo lo qne para las obseq^uias
" de BU padre quisiese, que él holgaba mucho se hiciesen en su tierra
*' conforme á la costumbre agena, y que ítLose al Cozoo cuando bien le
'' estuviese. Con esto quedaron ambos hermanos muy contentos, el uno
** muy ageno de imagluav la máquina y traición que contra él se armaba
'' para quitarle la vida y el imperio, y el otro muy diligente y cauteloso,
** metido en el mayor golfo della, para no dejarle gozar de lo uno ni de
" lo otro." (Capítulo sS.)
Tenemos que oír al licenciado Sarmiento el cual diciendo que reoogió
datos de contemporáneos trata de una batalla en que hubo una espan*
tosa mortandad, y que él mismo recorrió el campo y le vio tan oubierto
de huesos que parecía increíble hubiese podido acaecer una mortandad
semejante. Este dato no está de acuerdo con esos años de paz y quietud
de ^ue habla Ckircilaso; autor que pasa de ligero, y aun considera de ]^
ca siguí fícAcion, los hechos de armas de entonces, asegurando ''ocurrió»,
ron entre las guarniciones de los confines de ambos Estados:" a&ade que
la prisión de Atahualpa "fué novela que él mismo inventó." La gran
batalla recordada por Sarmiento cerca de Ambato debió ser precisamen*
te antes de la destrucción de Tomebamba. Cevallos afirma no haber en
Ambato la osamenta indicada, sino en Mocha. Así pues la paz que cita
Garcilaso sería posterior, lo mismo que la emb%|ada de que habla Fres*
oott en que Huáscar "reconvino al hermano por su ambición exigiendo»
** le le hiciera pleito homen^e por su reino de Quito." Sigue el niismo
Prescott: "Esto es según algunos escritores: según otros parece que la
'* causa de la disputa oonsistió en que Huáscar reclamó el territorio do
384 ATA
^* TomftbaDQílyX que poseía sa liermano como parte de tín ííeroñcta paW-
** na. Importa poeo cual lóese el motivo ostensible de la dispnta eutre
<' personas colocadas en tan falsa posición que tatde 6 temprano la la-
" oha entre ellas era inevitable.''
Garoilaso en su narra^sion dice haber dispuesto Atahualpa marchaad
Él Cozco eon las armas en secreto, un ejército nnmMx>80 dividido en
cuerpos que se siguiesen unos á otros escalonados á corta distancia, y
observando el mayor disimulo. Que al acercarse, acortasen camino para
qué las divisiones subsigaientes fueran reuniéndose*, y que después do^
blasen las jomadas y acometiesen á la ciudad y al Inca sin tsffdanza.
Huáscar no abrigó sospecha alguna, y antes mandé se flranqneason en
tan largo tránsito los auxilios necesarios: mas cuando recibié annncios
del verdadero objeto que esas colunmas llevaban era tarde para prepa-
ntírse á la guerra. Grande fué el conflicto, estrecho el tiempo para dis-
poner la defensa, y el desprevenido Huáscar aprovechó momentos para
juütar hasta donde le fué posible la fuerza que desde luego^ no era capaz
do competir con el aguerrido ejército que llevaba la misión de destro-
narlo. Mandábanlo nos hombres afanados XK>r sus crueldades: Chieill^
oaohima tio de Atahualpa y Quizo uiz, capitanes tan astutos y vale-
lOsoé como entendidos en la milicia, los cuales llenaron su cometido
según se verá, sin enconi^rar ninjspn rival que les hiciera competencia,
porque á Huáscar faltaban caudillos de anuas capaces patra habérsela^
€ón ellos.
£1 ejército de Quito pasé sin dificultad el Apurimao y continttd, yé
¿escumertoy como enemigo declarado, hasta que encontró en las inme-
4iacioikesdel Cu^co las fuerzas de que Huáscar disponía y que no habo
tiempo por las distancias para que recibieran el aumento que se espe-
raba do la parte áQ CoUasuyu. Éntpe&óse una sangrienta batalla que
áuró todo un dia. Los de Atahualpa obtuvieron él triunfo* y tan copi-
ideto que tomaron á Huáscar al desbaratarle sus últimas tropas; las qo^
ts acompaüaban en la retirada ó mas bien huida que emprendió. Queo^
ion prisioneros los curacas, capitanes y personas notables que sobreTi-
Tieron á tan espantosa liiona.
Pasando á las crueldades con que Atahualpa abusó de la victoria, ase-
gura el historiador que circuló providencia para.que se congregasen en
el Cuzco todos los Incas de la familia real y los funcionarios y notables
^pte cjercisui autoridad, ánutíciando que era para restablecer á su ber-
amtto en el trono y arreglar las bases de iutéíigencia que conciliarián la
p&zfiiturade ambos soberanos y sus Estados. Y que una vez reunidos
oon exepcion de los ausentes á mucha distancia, Atahucdpá envió ótáen
para que los matasen con diferente género de tomentos, los cuslds se
liplicaron sin misericordia. Continúa sobre este punto dando razón del
¿iodo como murieron los numerosos h^os de Huaina Capac, sus tios, sus
sobrinos y parientes de todos grados legítimos y bastardos; y agrega qa^
los e(feciitOres de tan horrorosa matanza hicieron que HiKtíscar la presenoift"
■oUev&idolo con las manóse atadas atrás y una soga al cuello &/^ ^^^^
que entré tanto, Atahualpa permanecía en Jauja de donde no se atréw
abasar, y^ qué no hizo morir por éátónces á su infortunado hermanó por^
molo necesitaba para el' caso de ocurrir alguna conmosion que ppr mef
ffiérdosus mandatos fuera fi^-cbíxteuei'; tifpaci¿uando las provinoláá^f
volyiéndolas ala obediencia.. ---^ ' ■ - ^
Eséribelargáúienté 'cuándo Cuenta las crueldades que luej^jse^ercí''
lauroá matan£»;^Qan Variadas invélioiones á las mujeres y aisq^'y hasta
tf los criados do-fe casa real.. Viste sus narraciones oon pormenores tan
•diosos 7 honlpilaa^ que cansan tedio y provocan al queleeádo^'
ATA dSS
áesiiB a8éMÍoae8,<$ por lo méñofiíá tonerlftá por ma;f ésugumám, Ldr
lifstoriadordB qne pi«eedieron á Gtoeilaso ain oponen» á 1« duiMu^' d»
loa eastigoa y alas reneorosas ren^Mizas del vencedor, patanea silencio'
mos detañLles que á ser eyidentes no lo» habrían omitido en desdoro d<r
▲tahnalpa^ porque ellos eran partidarios, y algunos odmpliees do Pisskrro^
quiffli se kizo joes do las aceiones do ose sobenaa Y si Garcílaao ánügr
de copiar lo escrito por otros, no lo hace al referir las ponderadm omel«
dados, es porque no pudo apoyarse en el testimonio dcA' padre Yalera^
Oiesade León, Zarate el FMentino y Gomara, á kis quo'sieinpte ettar
sobre otra» materias. Ni éstos, ni Xeréitf, Oriodo, Sarmiento, ni Pedro Pi**
zarro se oenpiwon de las crueldades qne tanto se esmeró en relatar el faia«
toriader Inca. YerÜad es que las sangrientas vengansas de TomebÉMbs
dan campo á creer lo qne quiera decirse de Atahnalpa: y támMen lo m
qiie nno de sos mas apasionados, el padre Yelasco, lo diieulpa eá fir^se»
poco d^nas qne obligaron á Prescótt á espresarse así: ''Ninjniuode loe
*^ apologistas de Ata£uálpa«e atiCTO á tanto como el padid Véliisdo', que
^'' en el entusiasmo de su lealtad postuma al monarca de Quito, IMgm á
^ doiisidesiur la matanza de los OaSaris como un castigo muy Justo de suirf
** delitos.^ fistas son sos palabras^ ''si los autores de que acal^ de hablar
*^ se htiloFÍeran vlst» en las misnias circunstancias de Atahnalpa, y hn*
** hieran enfirido tantae ofensas y traiciottes, no creo que hubieran obfa*
^ do d*«éra maaera'' «"Hist. de Quito, tbm. 1? páa. S53."
« IKMdtf que se osed la monarquía de los incas & drden inalteend>le de
iaaneealoo al trono haJbia sido qne el enrperadar tuvleso pcar le|;ítimtt
ooiisorte á su hermana mayor, para qiie el \^ardn primogénito heredas*
la^mprema potestkd por ambos lados paterno y matetíio. Podia el sobe*
raáoscfgtm las' leyes; afirmadas con la sanción de los tiempos^ tener
cuantas concubinas quisiese: pero en lo qne hace al deredho de reinar,
JamÜs se rieron casos que lo invirtieran) ni aun se habiá ofrecido ákda
quolo Mc&ese cuestíkmable. Una nación tan oeüida á sus costumbres, do
era pecable que dócilmente admitiera un trastorno en las bases funda*
mentales qne la constituian. Y asi el Toto general que tenia su ajioyer en
lo sagrado ^ permauente de aquel principio, no pudo menos que mirar
«u la violación de ^ un hecho nulo y atentatorio: la división del imperio
se habla sancionado por el mismo que era su cabeza y contra los indis-'
putables derechos desu legítimo heredero. Creíase que para aceptarla
tampoco tuviera potestad Huáscar con grave móngua y detrimento dé^
stts sucesores: siendo de esperarse que después sobrevimerau nuevas di-
visiones que desmembrasen un estadd compacto y ñoreciento cuya pros^
peridad y fortaleza habrían de desaparecer pbr resultado de contiendaA
Civiles que turbasen la paz.
SI sistema establecido' y Con hondas raices, se consideraba divino por^
que las leyes délos aúterioreé Incas, sus derechos^ sus a&tóa todo^ en el
tentír de la nación «nteta procediab de la voluntad del Sol su PadrOj aí
este inulto úiágl^ dOmluíando loí ' corazonee desde remota' antigUedádb
^nia á ser también uu deber religioso; porque se ádmtia como Verdaé
dogmáticael origen sobrenatural del insigne y feliz fundador del impe*
rio. Nb es pues de estra&ar que en esta fé viviesen tantas pro'^Khcias ha-^
bitttiddásai yugo de sus señores, aunque no la abrigasen en igual grad^
sft^tios pueblos del reino de Quito incorporados á la vieja monarqU^
peruana poco tiempo antes de su caida.
Bu cuanto ú las conquistas de los Incas, juzgándolas no sCgnn los fty^
damentos qne las hacian valederas en los tiem]»os en que la fuerza Ué
swtenia y las propagandas religiosas las autorizaban; ellas fuct^fm dlg^
ñas de aprobátve con aplauso porque la ambidon las opiiKaba ' títt IntlfiSfi
49
386 ATA
fianza eon kw intefese» de la hamanidad. Su mimou €Í¥Üiaad(»a eou^
aifltiaen sometar tribiu mas 6 menoa ignorantes ó salTi^ea; y lo liaoUm
atrayéndoto y oonvenciéndolas sin lusar d« la fuerza ae las aunas qao
se reservalia para el último easo^ Desviábanlas de bárbaros inaláojbMy
las obligaban á abolir los ídolos materiales^ rendir culto Á una. deidad
mas digna déla buena lazon, y á creer todavía en la existencia de otra
superior; porque lies aros á penetrar que nn Dios invisible regía el Uní*
▼erso tfobemandariu miamo Sd. Los emperadores con sus atinadas iná-
ximas nacían mas i>raoticables las redacciones, planteaban sanas eos*
tumbres, estin^iac el hábito detestable de alimentarse con eanie hu'
mana^ persegnian á sangre y fuego la sodomía^ y. combatían dk óeio lle-
gando al estimo de imponer tributo en piojos librande de la imoundi'
•ia á las muchedumbres desdichadas que subyugaban para prot^wlas y
sociabilissarlas. Si la ^rovincña de Quito no se encontraba en estas de*
plorables circunstancias por suveutf^oso estado de onltnra: si siganss
como las de Pumhá Ca&aris á^ estaban exentas de aquícUos hábitos síbKH
miuables, cierto es que en otras del vasto territorio que Hffré msstafde .,
la denominación de ese reino, estaban reunidas las ckounstaneias triates
y desgraciadas que hemos recordado. La ferocidad y depzayacioiiídesus
costumbres nunca domadas ni corregidas por la civiliaackMide Quitp»
solo pudieron estirparse por el formidable poder de loe^Jaoaa» Laambi^
cion implacable de éstos á estender sus dominios^ meresiih^>p^doottraeea
Taño se diga que las tribus en que se empleó el rigor eran. fibres;.p0s^^.
BU licenciosidad y barbarie daüabaa al género huiciano$^.eY|»fágñ9#J9r^
más las hubieran sacado de las tinieblas y desradaeion en cme^.«si:ÍM¿í^
han sumergidas. Muchas de las provincias áSÍ Alto y fi^o<^|aiSl sdtnfie-'
ron en casos idénticos cuando los anteriores monarcas deljCwsoaie&di^
ron nueva vida por el inflinjo del ejemplo ó por kb taexiA deiad>a8SiíiSv *
No teniendo Huaina Capac descendencia en su hermad» sMUfKlfíü^^
Huaco, casó con la segunda hermana Baba OoUo, coma era deley.;u«9^
tumbre. y después con Mama Bantu su prima hermana^ Diee.iGNmfaia<>
** que el rey Tnpao Inca Yupanqui y los de su coosego €^ena^A!j^iL^^
'' tas dos fnesen le^timas mxgeres tenidas por reinas .eottip.l^ mm»^
'' cuyoshvjos sucediesen por su orden en la herencia dsl reina» JSíomM
^ estia prevención por la esterilidad . de la primera que ioa úosfiandAltlé
^ mucho: y el tercer casamiento fué con la prima hermana: jpos^ qnic-Q^
" tuvo Huaina Capac hermana tercera legítima de nadie y madre y^^jpfifl^
'' falta de ella se la dieron p<Mr mcuer, que después de aus^.h^^iaiuP^^
'Ua mas propincua al árbol real. De Raba OcUo tuyoj-áil^aaoiirtM^
^ cuyo verdadero nombre fué Inti Cusí Huallpa." .. ^ ..,j| ^m .)roj>i^:J
La ambición sin medida ni freno que dominaba el ánilWK^Jbiahs^^
no satisfecho i2<m el reino de Quito después de haber éojfí^gsiA^^f^'^^
gado á los Cafiari8> sin duda lo condigo á la usurpaoion del^ Besd^lM^jlg
porqueeonsidérándosemuysnperior al hermaüio^ se le.haQÍSfjlli9i^ilPf
ei mavor poder y esplendor de éste y de su trono. Atorment^e^j^Pig
día y lo que es mas^ carecer de derecho, p«on)(iie aun sien^ ^9 ^^^
princesa del reino do Quito, su procedencia ecaiachábleí jr Jas UQG^^
ruanas vedaban en lo absoluto que reinara>^hseponiándese4:lda 11^^
dos á heredar legítimamente el trono. Esa ambición 9Víyis^B>^í^^^
cho, y la usurpación emprendida ámanojarm«ite^»se(i^i!od^i«to 4^jj|^
rentes provincias hasta Cajantarca;. cHa^ jnismai impulsó wiS:>^i^fW
hasta el Cnsco^'fTidiotóílasiii^íif^es <^d^eSi^e>¿j:od^econt.ai- J?!0]^^
des^ciamientnty ¡fi^pletarnii^. >i .l. . • i c. : <.i • ' ^-í. - -a/t^M ^2?
. Se^resaelhiafcariadonjdel.Cittsoo .eiir^iaa^tulOi3iíf<de ÜApsíá^W^
mera aesuar^;astot«dc(9>B9|riOkiq?Areoeal6 laü^^ > t r m
«
ATA 387
^ Ante» qnftpMemoBaáelsDte «era nttonqne digMBiM U «MmqQe
movió á Atahnalpa á hnoer las emelcUides que liiso en los de sn liaa-
gej para lo cuales de saber, qne por los estatutos y fueros de aamel
"^ remo, Bsados é inviolableiiie^ fardados desde el primer Inea Maa-
** eo Oapae hasta el gran Hnaina Capac, Atahnalpa sa hijo, no sola-
** mente no pedia heredar el reino de Qoitu, porqne todo lo que se ga^
^ naba era de la corona imperial, mas antes era incapaz para poseer el
^ reino de el Coeco, porqne para le heredar hahia de ser hijo do la legl-
^ tina majer, la onal, eoBM> se ha Tisto, habla de-ser hermana del rey,
** porque le perteneciese la herencia del reino, tanto por la madre como
** p&t el padre! altando lo cnal habia de ser el rey, por lo meaos legíti-
** mo en la sangre real, hfe de Palla, que faese limpia de sangre aliení-
**' fleaa, los onatos hijos tenian por eapaces de la herencia del reino; pero
^'SeloedeiMHigre mescladano hacian tanto eandal, á lo menos -para>
^ Bneeeder en el impecio, ni ann para imaginarlo. Tiende pmes Atahual^
^ p9k que le faltaban todos los reqnisitos necesarios para ser laca, porqna
^ ni «ra h^ de la Coya, qne es la reina, ni de Palia, qne es mti^er dé la
^ sangre real, porqne sn madre era nataral de Qnitn, ni aqo^ reino se
** podMdesmembrar del imperie, le pareció quitar los inoenveiiientes que
**^ el tiempo adelante podían snoeder en su reinado tan rialeato; porque
^ temió qne sosegadas las guerras presentes había )le reclamar 4odo el im^
^ perio, y de común consentimiento pedir un Inca qne tuviese las partea
** aiehas, y-degiiie y levantarlo ellos de suyo; le cual no podía estorbar
^ Atahua^a, porque le tenían fundado los indios en su idolatría y vana
^religión, por la predicación y enseñanza que les hizo el primer Inca
^ Ifanco Capac, y por la observancia y ejemplo de todos sus descendien*
^ tes. Per todo lo cnal, no hallando mejor medio, se acogió á la crueldad
^ y'destmicion de toda la^angre real, no solamente de la que podíate-
^ ner dei«cho á la sucesión del imperio, que eran los legítimos en san*
^•gre, mas taml^nde teda la lernas que era imcapaz á la hermcia, co-
^ me la saya, por que no híeiese álgano de eilos lo que él hizo, pues con
^ «ñ miU ^em^o les abría Xtk puerta á todos ellos."
. 9sH>eee propio de la «ana razón nodejar pasar por completo las rela-
<ádnea de Gsrcilaso en ciertas materias que se prestan no poco á la des-
«onAantfa. Ha sucedidoconsus producciones lo que no es fáeil ni fre-
cuente se advierta oonlas de les escritores en general, — qne hayan oorri-
<ao sin objeciones por dilatados afios. Mas el labinrioso Prescott sin se-
guir las huellas -de los autores que han repetido las aseveraciones de Gár-
•oilaso sin desviarse de ellas,^ no se conforma con una de sus mas prolijas
narraciones, y juzgándola quimérica pregunta qué fin llevaría Atahual-
pB, en darestenaion' tan increíble y supémna á la flsertwidad de todos
tos pafientes de Huáscar, de las mujeres, de los nifios, de los curacas y
«apitaaes y hasta de los criadas de la casa realf La repulsa mereoe oirsf
Sorque tan general crueldad carecía de objeto, y se ejercitaba en creció
o iiiimero de mnjeres, niños y personas que en nada habian ofendido ú
Ati^hualpa ni podían dafiarje después. Como adversarios de cuentos no-
velescos ó im^nrobables que afean la^ historia, estamoiEf ^or disminuir esas
«felicidades abultadas á tanto estremo, sin negar que habría muchas y
|}iárbaras 'Venganzas. ' \ ■■ *
^neñediio Prescott tomar á Gar^ilasó éú una contradicción resp/mt»
de la gran matanza^dé los désce&dteuteSJdiiiHikaJuiffOh{HÍef cita eldd«q»fr
tnlo 40 do'los coméh^a^os en qxie aquel tfsiftdro'qiúéellaiiqncbe 1603 hMíük
567 personas de la raza real que solícitliíb'att tio' pa^ar .ttihuto y qqMg'Hto
les gua^AEMon algtfimSs'ekenciones. PoveT^n éuanto ' á estbbavs dersilen-
46iar que Gamilaso Ju^l^ de desceAdíeiites de4o« d^serSoiyesNque tuyo el
38« m.
g»Hi y fimm.Mftamift u>wtnalwMi4»hw vm¡ enJBtiwt da-tMAti oMr. Ufo
b»7 W-mé «rttaüarloitortitoido teoida didus dhhiwmw aiaj czMódo
nd«Mi!oaeJi^)oeieii-aiiB^Bn<JuBc<)BcabiiiMk X jnitfalráaq.a« deoBoa po>
na,aiiH)«MtA.áe«t«Mseeentft&.,B»lo ^aieoea aonltiMO* dies y ocbo
pMcedMteaaelnpaolDo» YiqiMiqíit 7 vetptido* de jíniíia» CMao
^nien wnudioanliNnuwdeloBCToniataBlleKÓ Aoontu dumerntoobi'-
jM,«lnnlt»r4ai«Iittaesiireqaefuei<HlmaB.6arcílaiMituvoá'l«.sista los
tfrlKdra de uoándeucia qne aquellos soliaitxtttMoibibiennt piutndos.en
■ tafetán bUaoo eoulos nombres ña todos. Ahí pues el itr^ro^te citfGcs
de la fuem que pretende daile Pi^scoUli auaque el iuettirikdaa-'lMe»
babiese «xageradu la r«laolaa do li>a assiioatois uo .catib ímm ■tunnnr
«1 Mtremo opuesto c(»ao h&ce Pi'cijaatC al. «aüU'UM^. absolAtamante de
aHeBtolMin»tBBzafiponderad«iad«Bd0'l''AeeGoiiie«MBf''nMre«do rrfrjrt''
por «I refundo esoritor. Niula importa ^ uaeAtioiaiedia^de ver i^oe Ovie-
do dijera i^oe Giuúoft Capao Aeió Qjuu ^us y .qjoe 1» uu^oi pacte do
«llOB vi viaa eu eii tiempo. Poedeaer queluH euuiuudiese^iiHetolaae.ooit
anioliosde.lo«deacea<Uei)t«sdeIo8 oírog leyea, ti ^neiecihíMe fi^aln»-
xiLoUtnd una noticia, que i)0 poc transmitiila Oviedo debe oKWcaa arí'
debite, ^eado así que esto autor ledujo lila mitad ijluúmiNw delMb^os
áejBuiiim Capae.
uittenniaitahnwite hemoa cuidado bwtftaqnidenaieflKiTiioa.ri^a»-
BÚtaD. ¿fttonio Herrera, poique en vez de liallar. eu'éd.lalBS^^Miaoida
MI» «pedinies oon tin» en Mgnnaa f^eatioaaii, «¿táadt^t-nos habrtn
fctwvlelo mas perplejos al tratad diferantea pnótaa «liaadae deditbwl-
tad«s. EaeiitMdlee&o yaeasato, enpoBeaiau deloaansbiroe ydea»<
Uotoadoetunuitos, esc(RWiiotormaBsegun>4De0troapam*leBÍMÍOid«
UDahoaaneeana: peto al historiar 8obi!eGaain»Capae y ana hijos no acdi»
Anearierto aillo qne eoatiadiwéDdoaeaveoea,.osc«raoeuaBlaB^tdaH y
ha wtnwrtf a inntil»ándo loa eafiíerwa de «oa Aligante iaveatí^Mion.
Zi(M oaad* los iiotorea áne le piecedieten Boa dicen oaa Ctajaina Ottñw
aiguieprtei iW/taOMAlh lib.7,4nB.9L>
" '■ --■-'— -.«rtetosA Lm in-
¿tu'^Madowtoa
H«saBarfJtey4el
^ Ileuia ta ul»a« la JPuná mas de doiMi atU -lHU»i«i»tai. «atetas A Li
'' IM-f ^1 ladáviBioQ quB Qua-JDa-.Oa^MAjpakwi íúei> ¿|ik£Mado
f* 008 doa Mtoa Hnaacar y AtBbaaJpayiíaMi lalb:i^p«ií HvgasarfJk
l*iCttEOo; pM» pratcoidid ditabui^pae^ ea&ofio^qvacdae ai«iadKiaa&or «a
" ttit^ ifíH de(diiu>»^ni¿aj'4M)'>p9diar.paaai'WibJdlaHpn^'*^a^qii« "«
l>4a PñBta ae' lftb«¿,'^^l& aft ^gBewfea enioapaa: ja baiiasyr^riataiOtQabii,
^'fQriól rtbatvUM,'»^ I» «Mtáa^»^ la WavJ ^ aüi'ibanipar ellá<do«'v^
V ■auia!d«<¿taluu4faí^nitoda''ft IwWr d«'<«tia'Vi'^7^a)»npt4B 1».
** comodidad jiEii'a dfOsír £ busouilu eu ageito^aaiSotio: por. uk cual, y
'■ por aer livFuiiLÍri lUial ItSrmLDadol lin»ípi ilo Hiioecui', y porque reoí-,
•' Man agravio do aa luga, y IiaUEan sido maltíatadoa de loa or^onea-'y
*' mitimaes, soldados de loslugaa, como BÍem|iTe los deBcontaitoedeseai).
" mudanza de gobinmo, aiu uurai'ájucoiivotiieatea, y porqne poieoia A
''TomaJií, quii {turdía mucho, e^o «oatrntuLu c ou los de Quito, ycoa
" AtttliUftlpii> le dio a 111 1 i tmc i» &.'!
En otro oapít., el 17 liLi. a'? de la5'.' decada, refiere qne viéndoaa Hnai-
naCi^tao eereano >tau liuiKuuiifi Iliimai' á loa priaoipalaa del «Jército- y
Iw WMfíqueanmuenyobedeiJieseu *sil verdadürtí MJo berederoIlDae-
dar, ¿¡aponiendo fueae bu ayo ; gubtu^attof-Bu- tío ColloeupUibanta
qne mas edad tapíese. Iluoscat-rtnéerto iluaina Capoc, ss p(Nn«lMHí do
la suprema «utoridad y fné tecaUocido por niboa«na>* yanuqueTeuJanid
lae mineros y li^uesH de su padre y ordenó que al «yército roIvieeMkt-
&TA 368
wi]»o^«des.0ftpi|toBie9.4eaob6deí9ÍeMii «I Jtep^Diíiw y q«ogii8ejB«oii ék^
favcmmmüo ¡kurnaprnoioa que »l prineipio m^ limitó inL m]M>4« QvitOb
▲%iM]|QSiiio«e:]^eQiB0iÍMi tener ea el Cosoo }«» ventvjafl de qve loe eol*
mmam- Miaibmfiítg»f9il eo»! pcoelaniftioaSey leqieiitáaaele en bfeiire ««e
Bodi^ioreftMpmcioneB. -Afinuft el Cxoniat» que «lendo eete fteto f'opoeato
^ ^ kia^leyee y (la i^ite) conára la voluntad del padre, in^otioe de Bus
^-dendaBfty^wc^aoiee sefotton Imycaade ni Cáseo n dnr kfc ol>ediexicin al
^•íTordadcno .e«6or'' £n el Gozeo^.-diee, Kalio.de-eUojwiay graneenti^
jnittato; >f*j todoe loaaiieiaiías del Conaejo y el pneblo dUeison que no
¥..-bifc1rtfm de en&tr éun baetotdo y tuano por fiey, sino que babfia de
^taerieaatígado/' Qa» lui^go se enviasen eomiaionadoa paca p^esnadirá
▲tabualpa qne entrase en jobedioEuáa^ y para exigir de en tío Collatopa
i^oe ae Jo aoonaejaee cnm|^Uendo eon '^la volnntad de Guaina Ci^ao/^
fia iBaiFú5 del Ooioo con dirección á Quito un ejército euyo mando ifuéi
aonáfiNoiao al ganetal Aioeo. .
JEtefifire«n aeguida los. sucesos de les Callads4Mm Atdkualpa; ^leonM»
dudando^ esctibey "hay quien dice que lo prendieron para enviarle M
" CSiunay 4«s «e acHó y mó á Quitto; fingiendo que se nabia m^lto eu^
^líel»» por voluntad de Dios y así eadtd ^p^eparó Ktodos para Is
^,guaa»/^ Aftade qneaegun algunos, en la prisión de Ataímalpase jbali$
Atooo iffúmi irritado á causa de su fuga, marolié con sus tropas solea
%mim^ 4)ue Atahopidipa mandó mfttar lí los emlMÓa4<»^ d« Hñaacar y
qsMatdft AmlMito itriinfó de Atoeo al oual hw morir atado á vm palo, y
qtte4eaa«v£oaDiamió elgeneralChalleuchima una escudilla pera beber
aognatándejadaoio. Asogura murieron diez y seis mil tMmbces de amt
tea ptfiw^i f que se Secutaron crueldades con los piísioneroik 61 .Cra«
miatataHenAa también las atroces matanzas de Tomebamba, v apesga .oua
lénÁJWpaBearlcaaováa^nesde^Qillamade «jtartea y swnbisiSfl» enlas
tÍM(MS daiabüanaa, ao eseapando con fid^ ni las virgenes del templa»
%uai jtüid^nqwifflH váotoria Atui^ialpa se puso la beda 6 inaignia Bsal d»
¡¡mÜetm ". -. . «i
{ .£lBÍ&^|eu9M<aaU64QAracjá:eito que Huesear oon&)4ísu bermauO'Gua&iM^
Aflíq«H^íaB^e»<jraadoLporto piovjaMas ^lelSTort^ eoooiutró isn la de loa
SWUíaa!(£M»ooohay J^i»} las fiíoRses j^ón^peto de Atslumlpa y igmáos*
ñamftíí^mmgmfítáA batalla pendida per los d«lC%iAQO« q«ed¿»aaatt «1
par<áltl<ti<flirties»jega sabdkor de la Begadi^ d^ Imi ^wpsifiíolas, y détennin^
.silimrtie.eK.;flaJawai»a sin ;qae por o^ suspendáaae la /Mtividad de la
itwjtttandrtí iSeQsaoLHetDes» buibo otras ínMh» y waneiGieoÉ&es <oob mor
<QÍM»ésma^ama«ntoida.,«aBgi», yidioeqneAAalHM^ PfMeennuu»b(ftjí
Síaí^ fsimecos oaptitanes ial inte»^ de Mit finií la guerjsa e<m ia m ueiibe ú
PMmtt^del^ermatto;^ Qíqa un t€9?eer «jéneitp pReoedenfte ásü. CnioiQOjpb
lyintró en «I viúle de Jauja Con sus ooatrarios, y.^impellado 4I comlMa
qpne^^ m<9F»ftidO| vengwron los de A.t»bii»lpa: qye üStaanca Aji^ mn
;i0iiirdarj(Buascair Jiiabia fiomprometido l« lMtaü«, y peidió en «lia
wnAe müt JIoiiodunMi Ottroi bMorii^(«ss «asguren q^ Atftbualna iüsa
mfmfá Q^wfítk Auqui .eu9Ado fy4 4eriQN¡edp ^sn jaiuHwaebuejgf iMfttn
satee la anal ^a jeseribíalkOB dsuAsndo ide asejJbnbieae anaedido.
fiwaaiiar ^^«aon eniíá&oclekbúíieron -nfiaiíWBifnBe TrnJiáireniUit asA íff^Piffta-
'iiMúdadL T— J^^TilMiiífiw tfíisnn imiíiCí'iiíi irle iithaf en naantft Aeniar fiesta
aaul' JBdoMsa. mma anagAA> isoBdDleto ailsaeió jon jooaufca^ ím midianina
^^tfimáli*^Mal tr dániiiS4ÍÉmles^«tliwub» íiffnpajnKJa )H^umu4f Qar»
390 ATA
Pinera daba parte á Ikq»alla de todo lo qvLé paü^bar- BMos diietttNi-
tos y muobas olías T^aslones «fieiales que eétuvienm á IHmoeieioii de
Herrara^ preoieamente eontendrian todes loe datos trádtoioaalW'iecoet-.
dos por los conquistadores. Obsérvase que éstos estaban enMél<oaM o»
no omitir nada que pudiera presentera Atahaalpa como lut^lMs san-
ffoinaiio, haciéndolo odioso y a'boxitnable para qoeütera meaos graré
Ya impresión que cansara el atentado de haberle dado mnSiCte tomándo-
se Pizarro el oaráoter de Jnez para fonnaile eargos que á^ ni otro algo-
no conrespondiera afrontarle. £n medio de este reparo árenme qne Pisar-
ro después de haeer motír á un Rey caya vida dehid ser inTiolahle, íor-
ma la estrafla farsa de exhibir- como sa snoeeori^Topana h^o de -ese
mismo Bey. Si la idea de Pázanro f aé eontener á loa indios y buscar sa'
ajpoyo, ¿cómo no advirtió qne con esto irritaba mas á cnantos'peiteoe*
Giendoal le^timo Emperador podian oponerle el poder de nn vasto ter-
ritorio idtnnadoy aun no sojuzgado por los de Atahnalptft Luego leen»
contramos alucinando en el Cnzco á Matoco Inea, burlándose después de
las promesas que le huso al oficecerle que lo penarla en posesión del tm-
no desu padre HuainaCapac.
Desventi^osa hasta no mas era la situación del Perd^ cuando Ios-aven-
tureros que capitaneaba Pizarro tomaron tierra en Tumbes y vinieion i
formar en San Miguel de Piura el élitro de ana recursos y el punto de
partida para emprenderla conquista. AquM - abrió campafia en país
absolutamente desconocido y e<Hi muy numetoaa población: sin poder
tener fó en los que le gidasen ni en los que le -sirvieran de intérptetes.
Pero encontré una^nacion destrozada* por tia« lucha fi»trioida y desas-'
tzoza^ donde hablan muerto las ünaioBíes yaoabi^tde desiqpaireoet «1
prestiffio sagrado de sus- incas, y la unidad que eraal- ne^irio pnsolpalde
snpojer. ;■«%>:■.; n'íU;; > • t-
Los peraanos so haüalran divididos y pdseides:» de' tmrref? at^í^
aiMHuiiaados den 'Ibíb *horviblea«inpriBBiociaa ae^añoesoa' latnéhtaMea nbn^'
o«oldD»Bsámaginado8( 49a'iínimo.aooo|^]ja4o»^9rMi'dei£Gdlaoiuiletttai}a*
reaía del vigor neoesoiiopava hacer j*ostvo)il'&agtfeffioir detmet^lunof
bces^ ouyeraspooto^y.ataVÉM eBteTameitte^«stiall«^;:!9ratt «bjaít0:defaer4
presa 'y adasiraoloUb^iApesar ■d9todo¿>la^.r(9diiié^id!e.tMi;un6]iiafé^7^1a
eeirteaa-de 49110 eican ▼olnerablesiy martales;! Immi pttdietgfc^greai^aniftwMiy
te aitentO'pBjfa poner eñaecioa «oiitia>eílUi8 todos4o8 «teméiUMii ülilpnii^
bles y seguros con que se hahKiaióiao&MU» paoa destnt¿tle«$ala<iíaaBUar
el » desdraan-. y anarqnia^a cpse el país ae fajtartia» iB^UbljtbBadigg^aada'
meatoflsmnmleS) leéeriabonés qneioetettniliflanielinñiéai) v.9na{<xib8aflea
qnedan<foment(f^teabad^eimHu<N<»^iki6ÉaHtO'«A temor^MmabóIlM^'ef
seepstkr i^lastamadaí» ^aXñma^íát iiis*«é^ddas^noBMtiua4aigw¿hris>
imévKUm .és^wsáigQtim» ^la oohndífv quai jnaMpMinqifoaié iMe'pnMHO
agiMaxid?, laraneifatíoBoeiiéiéniiiMAKpeoba átorfáxíei^itm éimfUi&Bíbi^é^
aaRiiTaiiai^i&u4wfioii)aad.L: í j;;..í(jwit .1 m . ..• : a.inf.-j ja í»ui.3- . ot ;0.'''*:
t M^ >^iidMa':>dhci;se.q«d' Guiáua' ^Ca|Mw^ Ift fviuiMCKd» (QattOf isla*
lliHfclpii ^«itaut |»nineDé0)oaBBpeoBe8¿reaMfiron)lá pérdida' deii I^jd^igy
0|iiuiiat»'4il< ngexr4e'Bsta.JaBdu«aioii>dar^esdeaeia daP4|nB> Awoááwal» »
ampMSaikí iP|zaat«v naekras y ¡nkoilaqo^iaadaer.fQBtsaschlabBianta^ toéMa*
cade^ 'Conqinatario^pgBimaa) tiaSdav qyif»tBnto«qa8B jftwrt»- toiie^atWBy
Ifiwho^Di^m 9ro<y lflíp]a4>a»qufi<ridiih1iifta€Ba[<blactopy]BasN)r3»li^^
eipsipea'jiiMra.- nmdoanrereaes futraHaartftní buanaJiBtt ttoj^rtéidad Jdetoapw
99iMmsíA¡f*níttímMUá»qvát>j¡>oñkM Imtfa-
laaaiadd Bw(k«fiteiAifiúlok30hdBitatanot«m^
tadr. y sfeia(i>.feaEi|^ftfhy jagiáima ^aobrado aiaqionea qué vjwtenlaran-A
ATA 301
dSjfena.. . .No m hábiia penaado en oelebcar paotos mereantiles en unos
tiempos en qne imperaba el derecho del maa inerte y en qneü la sombra
de la {propagación del cristianismo toda violenoia era licita y toda de-
tenta«cion laudable.
Hallábase el fieyAtahnalpa en las cercanías de Cigamarea desdo
donde daba dirección á la guerra civil; sn principal ejército sostenía en
él Cnzoo la usurpación, y otro cuerpo de &opas se empleaba en la cus*
todía del desdichado Huáscar que era conducido al valle de Jaiy a. A su
inmediaoUm conservaba Atahualpa competente fuerza, la cual f(Minaba
un» graesa reserva mas que suficiente para hacer desaparecer á los es-
tnMQgeros deiembarcados en Tumbes, y que ya ocupaban el punto que
denominaron San Mig^eL De todo lo ocurrido á los espa&cdes en Piura
y Tumbea,, de sn esti&lecimiento en Piura y marcha que emprend^ron
en demanda del Inca, damos cuenta circunstanciada en el artícujto res-
pectivo á I). Frandsoo Pizarro. /
▲tahoslpa sabedor de todos los pasos de éste, que se le comunicaban
con pqntnalídad y presteza, no ignoraba que los castellanos cometían
hurtos, violencias y nacían ultrajes á los templos. Pero no pudo conce^
bi£ qne estos hombres cuyo número era ciertamente despreciable, pu-
dieran oftecerle nunca cmdados de mavor entidad. Menos imaginó que
el caudillo que los gobernaba ocultase.Ios altos designios qne mas tarde
hizo efectivos; y no paró sus mientes en la conjetura de que era mas ^ue
probable se reforzasen una y otra vez: de donde se deduce que con ino*
ceneia dio crédito á las voces, que. esparcía Pizarro asegurando que su
Sniencion era pitosentarse á ofrecerle sus respetos, y sus servicios para
ayudarle en la ludia que tenia empeñada. £s esto lo que se hiñere de la
oondncta del Bey, qne podiendo impedir el paso á los invasores y aca-
barlos en desfiladeros y gargantas inaccesibles y fortificadas, dejó da
haoerls» y les penuitió .penetrar por un territorio pacífico y hospitalario:
no 1a movió ¿obcaír contraellos ai el deber en qne estaba de castigarlos
por eos exesos. Atahualpa ..postergó, para cualquier día el escarmiento
qno mexedan^ y diólapiñferenoia a la contienda intestina que lo preo-
enpaba y tema esa agitaeioiu 'Xas guertas domésticas engendran y des-
ttivnelven. ódiosetan implacables, que ciegan é inducen á po^ouer peli-
gsos deotiro' aénero por gnindes qite sean y aunque comprometan el ho-
nor aadoaa^los males qne cansara JPizarro y sus soldados los miraría
Atabíial]^ eomo seenndarioa y da£iíeil jeinedib. t
-t^SiftfaBitaik^esnaSol prinrírpáó sn marchapara el ínj»rior i^suélto ^ po^
aeise .delante ísl . JnoaVeapexáodolo todp deliiavor de' la fiírtnua. sus
n£eQaatoiOttes.£sároniJad de .imjnflitac;é8par*o y eii<tepdido;isnylan ap04>
obrarse deJa; pMBonadeLBe^ de soraÉreaaj^sii^aDessfvav^ medio- alg^o
«úidnoentéá Sn^ol^eto peciníeno y deshnnroBo qne piureciéiá. 13ú se¿r»*
to>$»6^i(MMÍtivD<é invioiablef' no alcanzó ávjpeaéti»víotüngun pi^sentir
miento, no acerfó á comprenderlo la malicia ni la.snspioáciaw lífiéñtrai^
^íSazTO jée -internaba ólaDado^^M^ ádquikÚB £[oticjBs^yi aibcdoiiMuido'^tf ^si^
eqploradpre0,¿ ijoífibió 6 íuq iiidio;qaadijeüaeo'|caviatto dó A^^^^^^^^ ^^^
eilyc^ombseJie pcsaentóiel <>bseqirih,de flicwrfeaiyas de piedra i¿ira> miboi^^
laÜHCádaa - oon.*nniGho. arte^ i y .nnoé ^páiñs /sopes los «ttales j^nl^^Birlzadoa
■eirvian. para sahroaarae, synn juanaá de loaseOores^ del pa^ü d>mensi^
{^o^o.^Pi^asraqnei'eliuuaaJclsBsaba tenerle. |Kir! amigo y qoe-loec^CH
xabade4^aisren;€lsíalnaa»k.iíijd ndicaio del legalono hgv«¡cl6 «^b^eo^HoSiá^
Pizain^ parodo- diHimatÓjmesSpan^ ^por álimqGluí estitmÍDiom aí'destt^
ohó. -Élená^aríajoáasa xe^amsta contEaidaQá''idi¿bSfeartiar^im fó Ijiáléa-
prnopaesto. «euvm^ tan> gmm níons&ooa an.la goérvaiqq* «oAéaíat ^ qjii»'
tan3»a&akafimbasa vidiKi#ánní» sMbt^artn^gaiE^tiaíardeMBsár^ üwmita'^
392Í ifk
y del Vicario de Üioet en ta tierra. ÍMd al ludio ana catfilss dé lino, ilii gdf^
ro colorado y alganas mercerías de qué hizo mucha é^imación.
' Caando los esoafioles olfservaron él gran camino por donde podisñ
•dirigirse á Chincna, alganos cayo ánimo empezaba- 6 decaer coiifém^
fiando la aspereza de las elevadas sierras y oyendo los añnneios del nn^
meroso ejército que rodeaba ai Inca, se inclinaban á segoir la senda quó
norias llannras les alejaría de inminentes peligros. Mas sú impertérri-
to candillo qae de continao los exhortaba con estímalos hábüriienté iisa^
dos, Sapo patentizarles lo absordo dé semejante idea, pbr c[ñe'sa<(|ecti«-
éidn fnera suficiente para despertar la desconfianza de Atáhoélpa qifi«ñ
sin duda los tendría por cobardes y sospecharla que hablan modado^ de
Ídan con siniestras intenciones. £a está vez como en otraé Püürro xv-
empló el valor de sos soldados siempre dispciestoff á fiar pm énter&en
el ingenio y eü el acierto nunca desiUentido de su lefe. Sabieron las é0^
oarpadas rocas venciendo dificaltades, superando fatigas qa% jamtis lta¿'
bian esperímentádo. Ádinirábanse dé oncontar una sucesión de ft&btáe*
zas de piedra levantada!^ en jiluntos Tentsnosos que d6miniiban latí altti^
ras y jFUdieran hacer el tránsito inaccesible: sitios en qne pocos hombrea
bastarán para inutUiáiar los esfuerzos de cuantos con and»cia quisieran
sobreponerse á tamatíos obstáculos. £1 paso libré y sosegado de ésaa
gargantsis, la hospitalidad y buena asistencia que continuaba dándose
1 los invasores, la tranquilidad c6n que los indios del tcáusri^ se oettpo^
ban de sus tareas asedias: todo servia de irrefiragáble proéba de 1*
sinceridad y leal prSsedér del monattia <][Ue iba á ser saenfioado aiéfVé^'
mente porque de otro modo nó era Venficable la* oonqiñsta de sils~dd>*
minios.
Una segunda embajada del Inca manifestó qué esté deseaba sárber el
dia en que los Castellanos llegarían áCajamarea: Fizarrola reicilxióeóli
iducho agazljoyconteistd qne iria á la brevedad posible. Los mensage-
it>s le rieren los gloriosos triunfos' obtenidos por su soberano, la^ pri-
áloú dé Huáscar y otrbét sucesos]; y por si tenían la mira de espátttar á
los que oían tales notiéias. Fizárito qué láÉi habia escuchado con eefñcL^lii^
da friáldiidy les dijo q^ué el Rey su sefióf teñía bi^o su mando maycnñii
ne]itoñ%}e9jaue Atahualpá; y capitanes qtíe habían vencido en gtatídeH
batallas á rancipés mok podérosbd. ^ medio de estaé pálal]^^ impo*
Htieatr y déseoníedídásj (sieti que hi^profirid) en lascúáleB se notarámi
indisoiito orgullo en vez'dél dísitítüraqué le era habitnid^ no ^vidé til
Capitán éspaSlol renovar su réspetíi6so oiñrecinriénto de emf9é»Me en
ÉérVicio déllncáydkrleác<]tob6s^e% verdadero Díóís, tino^ Idls or|]j6^
tbs que le llevaban ásti pt^isétícia: végicégó en esta ocasiotí que élym
(rompafiétbé tenián ae^úiSmo el designio dé encaminarse por doüdb pB^
dieran llegar al mar qué sé liadlal>a al ottb lado del eoutínente: ^tié sÉiL
d'iba dé paz para qué con ella siér lér r^íbíerá, j^ sin pensar en lai goéin
qué reservaba pan$ Sól6 el caéo dér t^üG sé la hicieran; Una terebrar tMí&
mtm ñJeíL ciriiS^o Atahualba sérpréSéiitó después á Pizatro ceña aO^tiM
ó'BsequiM: compóiliánla ra¿étbá dé «alegoría rodeados dé criados y ó¿ai
aj^átííto dérlúcida osténtacton: ofiréciatí en vasos de oró h» béMdJMS m$é
api'Ociádáff eh lá oínlie; y potídsarában hasta lo saino las gnknde^aa'y'iílsk
(Hrdel iñoeoítéaí. Béitéro Pli^árrb con este motivo susproteélaadé ateü^
^y^éaa'Ül, apresutO-suniarcha, yeñtrd en Caiámaréa eii láüiilSé
del 15tt&9ovleíd&é dé 15^
I^tábá iá ciudad sin gente fáU lérfos se divisaba tA: cáiiij>¿rtaefet6M
íMMtd-barttánfer fbnuad^ eottlttillai!^ tte toldéá que bxUñtai tiñmáthaim
lo érécim» dé sti fitetzáí Hzartéf^rañdiiocid é6ki ojo diéstit) f ^fté^füáft éí
in^eíifpi» m liallábá: Kiárv^láto^Mti^ que pñcBérá prmátlb y m^
toM la iAeft de aüaer al Inca á la plasa en aae ^eade lóego determiné
«ikütfse: estaba cercada de paredes con solo dos entradas y en el fondo
.iiábia locales espaciosos en 4)«e poder iJojarse. 8in dar espera dispuso
.^ue Hernando de Soto con 15 caballos fuera á verse con Atii^nálpa pa-
'Ok hacerle aeataimento y pedirle le permitiese efectuar la entrevista
«jine tanto anlielaba. £b scig^imieuto de Soto anarchó Hernando Fizarro
tson 20 eaboilos {Mira el «caso de ocurrir álgon contratiempo.
£n el campo peruano fué general el asombro «d ver los cáb'aÚos y laA
^Armaduras ^ Aquellos hombres estiaordinarios. Unos han escrito que
^Soto hablé «d Inca montado, otros que se apeó y le saludé "con reveren-
«ia lo c«al parece mas creíble: él cumplid con espresarle que PizarrO
pretendía tiatar )con él de los motivos que lo habían traido v darle es-
|»licacion ao^rca de otros asuntos que convenia supiesow Hizole ademaé
presente qne aquel le suplicaba fuese á Oajainarca para cenar esa misma
noche en sn co^pa&ia: era este el verdadero objeto de la misión de So-
to. £ii-8u respuesta .Atahualpa prometió ir al siguiente diapor queso
^bia hecho taide« Dijo que UeVaria su ejército en orden y armado, pe-
ro que no por esto se amedrentasen ni tuvieran el menor recelo. Llega-
do en esos momentos Hernando Plearro ratificó las palabras de Soto, y
«orno se le advirtiese al Inca que ^» hermano del jefe espailol, ^ó en
él la vista y se mostró ofendido por el tíÉal trato que se nabia dado á
<inos eaciqíies del tránsito. Sin embargo renovó su oferta asegurando
.pasaría luego á Csgamarca. Hernando Pizarro en su carta á los oidores
de Santo Domingo, que inserta el historiador Oviedo, relata diferentes
l»articidwdades de la conversación que dice tuvo con Atahualpa á mé^
ríto de los informes ^ue este tenia recibidos contra los Castellanos: hace
jdarde de palabras jactanciosas qué asegura haber vertido en aplauso
del valor de los suyos y añadiendo que exitaron la sonrisa del luca, el
eoal estaba rodeado de sos mujeres y magnates del reino. Escri*
bió también Hernando que al despedirse le previno Atahualpa se hos^-
podasen los de Pizarro en dos de los salones que estaban en la plxiza, re-
eervaudo el del centro para ocuparlo él. Se Im referido igualmente que
43oto obligó á sn caballo á Volver con violencia por ambos lados para
mostrar d brio del animal: que en uno de esos ejercicios salpicó de es-
puma al Inca; que este permaneció inmóvil y sin sorprenderse como
otros que huyeron do miedo, por lo cual Atahualpa los hizo matar.
Al inmediato día el Bey anunció su visita y emprendió el movimiento
«obre Ciyamarca. Formaba el ejército tres cuerpos: el de vanguardia
con mas de 10 mil hombres, de los que unos llevaban ondas y otros ma-
sas de cobr^ erizadas do púas. Las dos divisiones restantes constarían
de cinco ó seis mil cada uua con lanzas y armas ofensivas de diversas
clases: á la cola marchaban los indios de servicio y un enjambre de mu-
jeres. £n lugar central aparecía el Inca en andas ricamente ornamenta-^
das con oro y plumees. Lleyábanlo en hombros personas muy princi-
• palea: su asiento era un cojiñ adornado de pedrería sobre un tablón do
oro^ y en su cabeza se veía la borla de color rg^jo que le cubría la frente;
insignia regia de los descendientes del Sol. Delante de las andas un nú-
mero de hombres se ocupaban de limpiar el camino; á los costados del
Bey estaban los Orejones, y con estos algunos pcrsou^es conducidos en
andas ó hamacas signifícáudoso así su alta dignidad. Ésta marcha guar-
daba tan majestuosa lentitud, que duró algunas horas para vencer una
solalegmi', y la hacía mas imponente el ruido de los tambores y lo reso-
nante de las bocinas.
Como Pij&arro advirtiera que se detentan á distancia de unas cuadias
^ Gsyaupiarca y que daban señales de acampar, mandó comisionados á
* 50 •
394 A'TA
pedir 6ucareci(1amontd:alJEbíyi|ue terminase Ba'j!omadftyiiiiend640M;^
vez á reauiri^ áól oatesde qiie «o acercara lac nocke^-i&ociedió ú Moi^
Inca avisando xine no: llevaria armas. Tau iuesperada ajumelo^ >!!(^r»
de la Suerte, empeñada en prestar sa amparo á Ja xam «tróe.^iagiikii^ve»-
sancho el ánimo de Pizarro que momentos ante» temió ver ñnsiéaúiofí soa
designios. Dejando Atahnalpa sa «gército en el^pmito eu-qoe-a^ -Jm^
liaba, toma solo nna parte de la vauípé^rdia y coni^mie lo ptomet^ Ha-
ce sa entrada en la fonesta plaza. Pizarro tenia stt i^rza tt»)9abiBJleci(»
en tres trozos. de. á 20 einetes á cargo de Sota, de JiüraandD-.sahescaa-
iib y de Sebastian de ^ialcstzar. Pedro Gandía estaba eolooado en unm
altara irntrediataicoa los TúosqiniwrQS y dos-peqnefiod ea&9iíe»jl6 loflHX>-
nocidoA coa el ntünsbifeí de ^^leoüete»*" Eo.»!» torto«^ dd aria easa
que dominaba el terEene^, sltaé aágrtnoS' aréabooM. £1 ]<«sto4^,íiiiai»tieé
conr la ealml}etiaiiécnian66ia ocmto en los «j^tMMOitos ceatin^^ y los
caballos para qmeraabiecsinías' rtáA» y eoufosfon, Uevabatt cosido» e»
los p^trale»ca9oabeles'y .cai|ipattilla». Beservó' Fixarro veinte soldado»
yal6roso6-qia;e»sco]^dd)oeatr&fiUB rodeleros pasa qñe le aoompaHaran
adonde «i 01^ dirigiese.
i AiA loa titepafr»t(vas,.>(maBdo lo» ddl Inea fcteron entrando en el redn-
tb^* y formaiJdaífe oon miicho orden. Luego penetra tíHBbien Atabni^pa
iMisevado cbn J^T'^istaálos CaBtellanoe^.y salió ámicontrarle Fr. Vicente
TalV^erde Teligloso Dominioo,) qaien eon fiua otnz en una mano y un bre»
ttiütioen otra (algunos :üi}6frbn que lá biblia)' le saludó de parte^ ^ Pir
2arro santigpándoie y diciéaddlé en segoida por medio de iaterpret»
qne como saoeordote éilzaéia e»aocer en nombre de Dios las grande» ver-
dades que encerraba aquel libro: habió algo de los misterios d^ ovistia*
nismo y de la donación que de las regiones recién^ desenbiertaeF liabia
beeho el Sumo Pontíñco á los Reyes de Castilla; rasMm por qué el Inca
áétjist ponerse ba^ eñi obedietieia» Acabé sasflocncion: a8eguTánd<de qao
PizarttiK^ ^ amigor, y- qneria estar eil paz con él.
ÜK'ardnga ó ensefialnzio; no pD/dia ser ntas aupertinente é inefioaíZ, por
que bien poco seria lo qne^conrprendi'era el Inca, y esto desde luego no
podía menos que cansarle disgusto y. fastidio* De lo que dijo en* ideali-
dad Yalverde á Atahualpa en aquel lanee, no hay pruebas eompetentesc
yicual^do los autores de -diarias y antiguas memorias fo- 070 paira es^
ciibirlo exen;tade adicci(¿i>^ y'Bin incurrir en faltas de exactitud? Sin
disculpar al leli^óose ocrya «impradencia no admite escusa, oreémo» qu^
hubo en 1q<^ biatoriaderes .'primitivos nu eooato intencional de atribmr
á Valrerde por completo íoé hechos de quo «olo Pizarro fué autor y.Á
único i^spcmsabie. Luego que concluyó la peroración del dominico, en
que segvmoBe ireliere no' omitió decir que la guerra era una gran ofensa
á Dios, presentó albaca ■a'quel libro que este tomó en sus manos y des-
pués de abrirlo ^amíjó al suielo por que no lo entendía y de^nada podia
servirle; acto de displicencia y de enojo si se quiere, pero que no era
justo atribuir ibSutenciou! deliberada de despreciar el coutenjido que en-
teramente estsbaí fuera de su conocimiento.
iSeeueiMsff ^e Atahualpa en ese lance repitió á Yalverde la» qn^ia»
que ya'teuHidada» sobre los exesos cometidos por los espaüoles hurtao'
do ropas dc'los &o/i)08 y maltratando á los caciques; y que no admitiendo
las escusas dtíl religioso, erxigiá resUtuycrau cnanto hablan tomado. Bl
padre Valverd© véívió-á Pizarro y. le partáeipó el resaltado de su encar-
go. En que términos lo harta no ^ede saberse, aunque hava escritores
que pongan en boca dél> Dominico palabras llenas do fanático furor y
capaces de encenderrel ánimo del caudillo hasta el punto de instigarlo
á ejecutadla heoh<^»tróz y yiolento: pero ese hecho lo tenia Pizairomuy
AVA 395
IMdltocio dft Aiit«m«aMia^c«Málto - lit 6Yit««ióD de nadio. No jalamos
mooeate á-'V^lv^rde, t auaqae vafiaa los autores oolitre los téiuúnos en
^ae«Q> fls^esóy no hadamos que serian duros, inátouitea y á propósito pa-
sa pvoetpitar las cosas, peix> nunca seguiremos, la costumbre que se ha
becluKtan |^erai de culparlo de cnanto aeaeoió como si Pizarro hubiese
sido vioro.instminentD de sua accesos de ira.
•^ Jhmiao que agmadando al Inca se mantenía al abrigo de las casas, y
•éCtt los ojos fijos Cfil la entsada, advirtió. que. se hst>ia : puesto de pie y
oo«ii€maba la inquietud y movimieolmcte sos allegíidos. Esto lo decidió
1^ obrar con -prestesa, y dió la señal cotí venida coh sus oficiales. Candia
Toospió el iseffo, los atqabiieetios sigifi»rpa, . y :«onando ios clarines se
^«MfOl4 lA' caballería: tCiias-iarreniiSten por ,ires partes aontra la índe-
wosft y -ya «Jarrada muchedumbre: la anonadan y eatrechan haciendo
hónrible matanea, ^ como no podian salvar de si^ibbIí teatro de espanto,
él «prieto de los apiñados indios ñiéiiú que . dernvó part^ de uno de los
paredones del cerco quedando paso «biciíp'para hk huida da cuantos pu-
dieron escaparse aterrorizadas* MieoitrBSdMtoiaaeédia, Pizatc» con los 20
soldados de confianza que no se le separaban; sa dirige -alas andas ha-
eiendo ntorir á cuantos haya al paacrlas eondzvstores que caían eran
reemplazados en el acto y al envestir para apoderarse del Inca á todo
trance^ la voz de Pizarro so oía enearguudo . no le > raatesen. El mismo le
tomó de sus vestiduras ñiertemente yicechó al suelo. Yestfícadaasí
la prisión de Atahnalpa, todos se dieron á la fuga, y losespa&oles, per-
siguiéndolos, continuáronla mortandad hasta que la noche 3^una.abun-
dante ll&viai>uso fin á aquella conmovedora y orne]: escena; 'Crecieron
mas de dos mil indios, sin ^ne ninguno de los invasotes muriese ni se
contase entre ellos mas henda que la casual y leve que recibió Pizarro
de uno de sus mismos soldados.
Miguel Ástete, ó Estete, fuéqnlesi despega, ail monarca de la borla que
lleyaba sobre su cabeza como disti&tivK» del poder régio« Chiardan con-
formidad los antiguos 'e8(^ritopeS' al asegárar que Atahnalpa disfrutó en
m cautiverio de cuantas* consideraciones y miramientos eran compati-
iálescon las circunstanc^ en qw&sn infortunio le hubo colocado. En el
«iaiQpamento d^ ejército donde se i'ecogieron alhajas diferentes y otros
d0^oJoB de valor, se encoutrarpn m^cluis m iteres de distinción y algn-
iliÉ déla famUia real y de las vírgenes del Sol. Todas se esmeraron en
üCtVli^ y consolar al Inca lo mismo que muchos personajes, que acudie-
tbn informarle corte vá >ooaiservarle sn anterior dígniuadi Pizarro cui-
dó ds alentarlo tiinéndole cortesmente, brindándole aus; servicios y
tBaitdande que se entregasen á su disposieiou cnolésc^^iüeía mujeres su-
2^ que estiwicran en poder de los españoles.. El prisionero» .ooserv^ su
kabitnal compostura y decoro que atraiañcl. respeto dé sus custodios,
Ij^rocutondoito mostrarse abatido en modié de los > lamentos de tantos
que le rodeabatür <
]^ fué de Atahualpala primera idea de reénperar su libertad .^r ino-
dio de un rescate: ella tuvo principio leM^ la codicia que los conquistado-
res no sabían ni podían ocuítar. Eatos se la au^iridrotl, y él recogiéndo-
la, poso manó al proyecto que abrió campará, sus e8peranza8..Propn80 cu-
brir el pavimento del salón en. que estalla,/ de alhajas de oro y plata, con
tal de que luego- qiie lo hioiera • so procediese, á ^a soltura. Sorprendido
de que IM> cro^^eseu roalizable la oferta, se piíiso de pié, en un arranque
de vanidad, y> alzando el bruzo dijo serle fácil amontonar oro y plata en
toda la habitación llenándola x>or. igual hasta el punto donde ^jaba su
mano. Pizarro ioalsulaudo cnán graude seria el tesoro que podria conte-
nerse en un recinto de Sí2 piós do largó y 16 de ancho, se apresuró á ma-
396 áTA
•ífestar su allanamieuto para adquirir la crecida riqneza, OM¿ ee^mñXeh
l^a su avidez, y dio al Inca palabra y promesa solemne de devolveile m
libertad tan Inego como tnbiese ctratplido eíéeto el compromiso qn*
contraía. Qnedó celebrado este pacto y se tiró en la sala vuia líñeii
color rojo secnn la base marcada por Atabnálpa. Este sin demora envió
órdenes á todas partes para que cuanto oro y plata linbiese en los tein'>
píos y palacios se condujera sin tardanza á Cajamarca: mandó también
que naaie osara promover ^erra ni emplear hostilidades de ningim gé-
nero contra los Castellanos porque snvolunta<]kera estar en paz o«b
ellos y que se les guardaran respetos y obediencia como á su misma
persona.
Tanto suponía en el Pera la autoridad real, aue babiendo mareliada
tres esnafioles al Cuzco á indicación de Atabualpa para activar se eie^
cútaselo dispuesto, nadie se atreVid á causarles' la menor molestia: wf
cieron su viaje cou toda seguridad llevados en Iwunacas é homlnros de
indios, y recibieron la reverente acogida y obsequios que se les modigs-
rcm en todo el tránsito. Estoa individuos fn^eron Fedro Moguér jñnmcis-
eo Martínez de Zarate y Martin Bueno; y Ffzarro convino en ^ue aalid-
sen con esa comisión, por que le interesaba mucho tener netieias cier-
tas del estado en que el país se encontraba y muy en particular del Onc-
eo. No es dable Miar sol>re si Hzarro prometió dd buen» fó dar libertad
al Inca mediante el rescate, é si tuvo anticipado pensamiento de no ems-
plir su palabra, siendo su único designio rounir el tesoro ofrecidopam
«ontentar ^ los que le obedecían y evitar la ocultación de tales rique-
zas. Poseyéndolas, no podía impedir el con quistador que Mbre el mea
hiciera levantar á la nación entera para tomar grande y justa vengan-
za contra tan indignos invasores. Pizarra á lo que se advierte, es mas
que probable no pensara nunca en dar soltura a un prisüonero cuya m^
guriuaderalo lünica que podría garantí zar á los españoles su existetieia
y progresos en el Perú. Luego airemos do qiió arbitrios sé valió Pizar-
ro para no desempeñar noblemente su palabra.
Los tres españoles fueron admitidos en el Cuzco coa demóstraeíoutfs.
ilimitadas de aduúracion respeto y cortesía: todos se lea'hittfiillalMín y
Cj^^ueriau complacerlos con esmerados coinedimieiirtos: mas ellos flfe mo-
taron do las personas, de las ceremionías religiosas y de las costumbí^-
se entregaron con descara al hurta, hicieron violencia á las mujeres
atrayéndose en breve el odio genial: si no los mataron fué por temor
ú Atahualpa. Esto lo escribieron los mismos españoles especialmente el
cronista oficial Herrera, á quien sigue Quintana. Pizarro delnó ^arse
en personas do buenas cualidades: x>ero es defecto común de loscj^ae
mandan elejir para en/iargos delicados «4 hombres de mala reputación
que so les someten y disfrutan inmerecidos favcw'es. liOs indios en el
Cnzco y otros lugares, desde entonces se dedicaron con afán á esconder
el oro jXhTfh ponerlo, fuera del alcance de tan aborrecibles huespedes.
No 80 olvidó á Pizarra pedir al Inca las riquezas que habla sabido se
guardaban en el templado Pachacamac. Coucedióselas Atahualpa con la
condición de que formasen parte del tesoro que se acopiaba para su
rescate. Mandó acto continuo á su hennano Hernando para que con 29
hombres de caballería marchase ú, tomar posesión de aqueua valiosa
presa, y le encargó también indagase sí en verdad había jíor esa parte
reuniones do indios y preparativos de guerra. Así emi>ezó á prestarse
atención á rumores que, verdaderos ó nó, habían de repetirse mas tardo
y servir de protesto para acriminar al Rey preso. Hernando en el cami-
no (principios de Enero de 1533) no vio mas que gente pacífica y tan-
cUos ludios que iban á Cajanxarca cargados de numerosas piezas de wft
ATA 397
y plato: bien que los eaooidotos del Pachaoa]ni(o ocnltanm mocho, oe-
nanrtatiTwifl» cb los robos y demás exesos ocurridos ^ el Cnzoo y otros
puntos. .Apissar de todo, Hernando estrujo cnanto encontró regresandp
eon 27 .«argiM» de oro y dos mil mareos de plata. Agregó á esto todo lo
Sno/pnso Mtt disposicipa el afamado general Challcuchuna quien b%iau-
o de Jac^ donoa esi^tba eon mas' de SO^pOO hombres, dócil á las artes
que empleó Hernando para atraerlo, se unió á él y juntos entraron en
4)%ianMuroa. Aquel jaltÍYO personige que gozaba de preeminencias es-
traoxdinairlaa en ^treino se descalzó parapjr^esentárse al Inca, llevando
«na pequeña caaca sobre sus hombros, como cfa de estilo para acercarse
al Soberano; defucró cmi'abuudancia de lágrimas la situación aj^ctiva
en que lo evfcontraba^ y no omitió decú: que i^ se vegcia^ en tal^%frenta á
babee él estado á su inmediaeiou cuando íofi sucesos .dé su prisión: Ata*
boalpa le escuchó sin alterarse ni mudií^e^ Ipm/^nor su acostumbrado
semblante de tranquila firmeza. . .,,
Después de esto y fingiendo el luca muc)^óp<Qsar y confusión, comuni-
có Á Pizarro que sus generales al saber su dcfigraola habia^ hecho morir
^ su hennano Huáscar .áiquien traían ábueni^guáraia paca presentarse^
lo. Sato era completamente 6JB0t(/^tabualp%qqj|sp obs^ar.^a impcesion
que semejante noticia labrase en ^vtf^rvo\ji¿í\¡i49}fíifi^^ formara dp
aqu^ hecho. El eandillo espa&ol looyófii^ spirjpj^BsáiLi i^mocion. deiau-
do traa^ueir su absoluta indi£»rencii^Í9cual det^cúbierto porAtanuaipa>
le aniaió á librar orden panik que ii^úediatámente se matase al infeliz
Huáscar: yerifieóse así, ahogándolo eu.^l J^Af> Andmnarc^ sin que l^
admitieran sus reflexiones ni le sirviésep d^oXf^^ W* qu^s4^.q^edió
por la cruel inhumanidad de su hermapo. Lasi(4?^<^ Ue varón el cadáver
-privado de sepultura en la tierra en que. por derecho debia reinart Ata-
hualpa temió que su prisión íacilitasQ^ restableoimienl^ de Huáscar en
el trono: y también que éste se entencll^j^^p>iFizan:c^rPfura conseguir
su protección. 'r ' ,,^.
D. Ble^o Almacro habia llegado ala costa peruana trayendo de Pana-
má doscientos soldadoa r entre ellos 50 de caballeria.) Hi|ío su marcha á
CJc^Mnarca bien asistido por los indios en toda la travesía, se reunió á
Pizarro.el 14 de Abril de 1533, y uno de sus primeros pasos fué cumpli-
mentar al Inca quien lo recibió con a^adP fliunque en su interior sintie-
rarol aumento de la fuerza de sus opresores..
. £n ouanto los aventureros vierou «uircrecido hfto^iMmiiento de vasijas,
planchas y otros útiles de oro y plato; o^itad^ b|i codicia* clamaban por-
-que se les repartiera ese tesoro sin perder tnstaiites: no creían necesario
.aguardar lo que faltaba para ver cubierto el ofropimlento del dupa.. , Pe-
ro lucffo ^ue llegó la fuerte remesa del Cuzco ya no.hnbodpapjdos de con-
tener la impaciencia que mostraban solicitando se-procMSOiese ala dis-
tribución, -i'arece que aun no estl^ba enterado ha^ta Aa medida pregada
lo que era preciso juntar para que la promos^do Ál^ohualpa ouedáva del
•todo cumplida: no se haii ocupado de esta particularidad tos testigos
ique escribieron lo acaecido sobre la materia, t^os de Pizarro QO yeiau el
'momento de cintrar en posesión do lo que les tocara, y se.apnraliMiii por-
que temían se agregasen nuevos acreedores. La ^ente de. Almagro agi^
toba también eu el míBmo sentido, cfcs^oudo- asistirle igual derecho que
álos otroS; y que la dilación les tirreb«tátailc IsAt manos lo que aun po
se les había concedido.
Pizarro se vio obligado á ceder á tales impei^tineuclas para evitar su-
biesen de punto tocando en peligrosos eatremos..- Habían llegado áxul-
par al lucá de la tardanza sospecmando.que se topinba tiempo para que
'estallase algup levantomíento y atreviéndose á opinar so le diese muer*
398 AtA
te. Se acordó destinar á los de. Altiagro cien mil ducados y se Iñzo el
reparto el 17 de Junio de 1533 atendiendo al merecimiento de cada indi-
Tiduo según Pizarro lo calificase, fiéte invoca el divino auxilio pam
conducirse en justicia^ hiaso los sefiaiaYnieiltos, se pesó el oro y la plata
después de fundir y dar sus quilates á dichosmetales. Hecha Reparación
de los quintos y de utí donativo para el Rey, con mas ciertito joyas de
mucha rareza, se dló á los oficiales y soldados el valor de la suma qne so
les habia asignado. Se estendió una acta judicial que insertamos en el
artículo Pizarro: están en éltá las personas y lo que cada enal xeoibiió; y
en verdad que nunca se habia visto presa mi^ cuantiosa, apiovechadA
por tan corto número de hombres, en cuantos latrocinios y despojos se
recueiden de conquistas y usurpacioues semejantes. ^
Era llegado el momento de proceder á la soltura del Bey que pudo
efectuarse con las condiciones que él hubiera tenido que aceptar. Beolar-
mó su libertad y no habia que oponer contra su demanda: entonces com^
prendió que su astuto y cruel vencedor abrigaba otros pensamientos.
Pizarro de prcmto, á los que abogaban por Atanualpa, les aló respuestas
evasivas, según refiere Herrera: después mandó que el escribano estei^-
diese un formal instrumento eximiendo al Inca de toda nneva obliga-
eion respecto al rescate. Se publicó por bando diciendo de paso que se-
fuiria preso hasta que llegasen refuerzos. Lo cuenta así el secretario
edro Sancho autor irrecusable en todo lo que no favorece á los con-
quistadores: BU relación fué escrita á la vista de Pizarro autorizándola
él y sus principales oficiales. La situaoion. de los eroafioles era áeááé
luego mu^ azarosa y se perdían si obedeciendo á los dictados del honor
dejaban libre al Inca. Hacerlo matar fuera un acto infame y "detestable.
En esa crisis y después de tomado y repartido el caudal del rescate, aso-
maban los inconvenientes unos en pos ae otros sin que pesara en la ba-
lanza la promesa hecha á un monarca preso á traición y víctima de en-
gaños temerarios. Al reflexionar sobre este conflicto algunos autotes»
entre las dificultades que se tocaban consideran la de* conservarlo en
prisión: i>ero ya que se quería violar el ofrecimiento; ¿porl^ué na enviar
al Inca bien custodiado á Paita, embarcarlo para Panamá, y reitnitirlo á
^spaüa?
Pizarro como dice Quintana: ''si desde antes no tenia ya ensn corazón
" condenado á muerte al luca, sin duda lo determinó¡cuando satisfecha
^' la pasión primera que era la de adquirir, pudó dar oído solamente á
" las sugestiones de la ambición*" La muerte de un Rey como Huáscar
eíscuta£b x^r orden de Atahnalpa fué un ejemplo que Pizarro qniso tbt
Itera para poder él cometer igual atentado coitítra la vida del pnsioneta.
Un hecho a,bominable de un monarca idólatra autorizaba á un capitán
de cristianos que se decía propagador de ia fé, al caudillo <lepondiente de
un Soberano católico que mvadía dominios ágenos, para imponer pors^
la pena del tallón al mismo á quien habia prometido restitidrle su li-
bertad en cambio de una enorme porción de metales preciosos. Sacrifi-
cado Huáscar ya no existía uno de los dos grandes embatiusos que ha-
cían problemática la conquista: era indispensable desaparei^ese el otro;
y según Pizarro el llevarlo á efecto no era un crimen atroz si ese hecho
convenía á la realización de sus designios. Moral de un nsurpador civi-
lizado, idéntica á la de otro á quien se tenia por bárbaro é inhumano!
Pizarro estaba resuelto, pero su secreto ora impenetrable; y teniendo
que prepararse de recursos artificiosos para vestir el hecho que medita-
ba con protestos rebuscados pensando disculparlo, se contngo á darles
el colorido de cargos fundados contra Atahualpa. Dio principio por ha-
oer con cautela se desparramasen aHuncios de inquietud en diferentes
ATA 899
Istmios V de pxoyeotos de varioé oapitimes y oaciqnes para levantane y
alcoazar la übe^rtad del Rey. Hubo in^Uos entre los yanaconas y prole-
tarios que se prestaron á .ratificar tales noticias agrarándolas con |^r-
menores imaginarios que Pizarro y su circulo al aparentar (^ne las creían^
las exageraban también eon siniestros fines. Púsose en prisión rigurosa
Á Challcaoliima, se aumentó la ^ardia que custodiaba al Inca y se le
hoetilizó con una rígida vigilancia. Hernando Pizarro evitó que su her-
mano hiciera quemar á Challouchima á quien, pe atribuian las figuradas
combinaciones sediciosas que él negaba con él mayor vigor demostrando
la falsedad de las acosaciones.
Todoe se empeñaban en dar calor Á unas novedades que no existían y
en repetir voces alarmantes sin dar prueba áe sus dichos ni ocuparse de
investígar su orí^n. La muerte de Atahualpa se contemplaba como una
necesi&d impenosa que satisfecha seria el remedio de todos los males:
queríanla para anonadar á los indios y dominar el país^ objetos que no
ee obtendrían estando vivo el que con una palabra podía crear y desar-
rollar alborotos de peligrosas consecuencias. DQose ^ue algunos de los
venidos con Almagro apañaban estas ideas creyendo igualarse en méri-
tb álos compaAeros de Pizarro: y que el tesorero Alonso Biquelme, ou^o
perverso carácter era tan conocido, gestionaba y exigía con vehemencia
la decapitación del Príncipe cemo si habl^ de un delincuente cual-
quiera.
Pizarro viendo en todo esto el progreso favorable de sus torcidas in-
tenciones, ponia el mavor conato en aparecer obligado y urgido por lod
demás para obrar en el sentido é interés de sus propios deseos. Acercóse
•al Inca v le reconvino de que estuviese maqumando la destrucción do
los castellanos que hablan confiado en su lealtad. Se asegura que sor*
prendido Atahualpa le contestó no parecía propio m empleasen chanzas
para burlarse de su infortunio: y que viendo el enfado y la actitud que
tomaba Pizarro, varió de concepto y entró.á hacerle raciocinios que per-
euadieran de sti inocencia. (Jerez, Conquista del Perú.) Le espuso que es^
tando preso y ciargado de cadenas fuera una gran insensatez promover
la sublevación de sus subditos para que al punto que estallara lo mata-
sen los que le tenían seguro en sus manos. Protestó contra la^ calum-
nias que sin asomo de razón se le ^Culminaban; aseguró que liada pK>dia
i^acerse sin sus órdenes y que nunca pensara dictarlas para objetoá
opuestos á su propio bi^n, pues era evMente que perdería la vida en vez
de alcanzar su libertad,
Estaay cualesquiera otras reñexioues acordes con el buen sentido, na-
da valieron en}a consideración de quien había determinado tratará
Atahualpa como á un reo convencido de su crimen. Y continuando los .
ialsos rumores y los sobresaltos, creían muchos espaílples tener yapróxi
mos numerosos cuerpos armados que de un día á'otro debian presentár-
seles hostilmente. ** De la gente liatural de Quita vienen 200,000 hombres de
rntenu, y 30J900 (mihjss que comen carne humana, (Escribió Jerez, Conquista
del Perú:) Pizarro queriendo acreditar circunspección y ^ue no partía
de ligero dejándose fascinar por solo aserciones vulgares, dispuso saliese
Hernando de Soto y otro oficial con algunos ginetes á esplorar y reco-
nocer el país por las mismas direcciones y pueblos de donde se presumía
viniesen los tan anunciados agresores. Pero la inquietud siguió con cre-
cientes impulsos y llegó á ser de tal manera alarmante é impetuosa, que
se resolvió por Pizarro procesar al cautivo que habia de ser sacrificado
vil y cobardemente aunque no se encontrara la menor prueba ni indicio
del figurado levantamiento y mucho menos de que lo autorizara Ata-
hualpa. Por quó se le sometía á juicio, con qué derecho se le juzgara, ni
400 hU
qué Triboiiftl existiera con potestad legftiBia para sontenoiarlo, seiiod
pregnntas enteramente inútiles: púsose todo en obra entrando «1 minis-
terio de la fuerza á llenar con sus yiolencias yaoios que jamás pudieücaní
cubrirse de nna manera legal.
No solo Plzarro y Almagro erigidos en jueces se abocaron esto jusga^
miento: concurriermí Á tomar parte en él diferentes oficiales. Se aironté
al Inca el gran crimen de haber hecbo morir al Rey Huáscar su herma»
no: se le acusó de estar preparando y combinando iin movimiento general
en el territorio para acabar con los castellanos; se le argüyó con tenacea y
maliciosas répUcas, sin aceptar ninguno de sus descargos para que na
pudieran disiparse ó atenuarse las nud urdidas imposturas que se man-
tenían en pié con el fin de perderlo. £n aquellos dos caraos están eontes'
tes los historiadores primitivos; pero Garcilaso puntualiza algnnos otam
oomo la usurpación de la corona, la dilapidación de las rentas^ el bn^
ber sido idólatra y con sacrificio de hombres y nifios, el tener mnohaa
mi^eies &?; hechos que estribaban en las leyes y costumbres perua-
nas y que en ningún sentido |>odian los españoles ocuparse de^ellos. Lde-
gado el momento de pronuuoiarse el fallo fatal, hubo entre los ofíclálee
gresentes quienes se opusieran á que se atentase contra la vida de Ata-
ualpa: no faltaron hombres en esa escena de indisculpable inhumani-
dad, que según su conciencia calificaron de asesinato temerario y barba-'
ro lo que el mayor número supouTa ser una necesidad inapeable pata ase'
gurar el dominio del Perú y sus propias vidas.
Interrogáronse diez testigos indios de los cuales, dice OanÁlaao^ qtie
siete fueron de los mismos que servían á los españoles. Todos eonvienea
en que el intérprete Felipillo al dar cuenta en castellano de lo que a^ue-
Uoe declaraban, referia cuantas falsedades brotaban de su da&ada ima-
ginaeion. Si esto ta.6 así ¿por qué no creeremos que Piaarro ó cualqiiiera
otro por su mandado aleccionaron y previnieron á Felipillo sobre £» que
había de trasmitir como intérprete? No sabiendo el idioma mnguno de
los españoles, donasiado claro se advierte que aquel vino á ser ei único
acusador, testigo y juez á cuyos testimonios y esplicaéiones tuvieron %o*
dos que aten^se. Losantieuos escritores tratando de este irrisorio jiücio
creerían que culpando afintérprete, dejaban á salvo la iniquidacL del
que gobernaba: y pensando ponwlo á cubierto admitieroa la fábula de
2ue aquel tenía interés en la desaparición do Atahualpa para apoderarse
e una de sus minores de la cual vifvia muy apasionado. (Zarate, Navar^
ro, Qomára, Balboa y Pedro Plzarro.) Llegaron á decir algunos autores
sospechosos que Felipillo, cuando después lo hizo matar AuaaCTO, confe-
só haberse conducido de mala fé en el proceso contra ese Key infor-
tunadOr
Garcilaso cita los nombre» de varios oficiales que sostuvieron la inmu<»
nidad del Inca. Menciona á Francisca Chavez y Diego de Cliavez, á
Francisco Fuentes, Pedro Ayala, Diego de Mora, Francisco Moscoso,
Hernando de Haro, Pedro de Mendoza, Júbd. de Herrada, Alonso de Avi-
la y Blas de Atieusa, agregando hubo airo» muáwe que no espreisar £stOB
autorizaron un protector que defendiera al Rey, y exigían se le remitiese
á Espalía porque' no haMa en los conquistadores jurisdicción para sea-
t^ciatio: que su muerte seria en desdoro' y mengua de la nación man-
chando las hazáfias de dios mismos, porque se le nabia prometido su li-
Itoi^tad en virtud de uu valioso. ré&oate. Los que no pensábanle este
modo formando el mayor número impusieron silencio ú los>de la mino-
ría «menazándoloé y tratándolos de traidores y enemigos de la corona de
ChAMüla, pues impedían el aumento de sus reinos y señoríos. Prescott
impugna que se quisiese remitir la causa al Emperador quien» tampoeo^
ATA 401
fatvier» ^ereoko para follar e>n. ella, fjpat kacer.lvjo do citas ae apoya ett
úoa doctrma del publicista Vattel: du9orviiciotx snpdrflua porqne no sé
«abe como Habría procedido el monarca de Kspafta, y porque los defbn*
aores de Atahualpa uo liicierou mas cj^uo arbitrar lui uiedio para librar-
lo de la muerte.
'. Hay óoniTormidad en cnanto al bechd dé haber visto ftuy Vicente Val-
Tenie el proceso y asegurado existir en él sobrados fundamentos i^avA
la decapitación del Inca (Herrera^ décadas.) No sabemos si se le pasó la
causa para, que emitiera dictáméu, 6 si se ie llevó eli consulta privada
para que la ezáxiúiiase; mas uo falta autor que exponga liáber dichd
a^uél religioso qué uo tuviera embarazo de suscribir la sentencia si so
Viese como juess éu el casó de pronunciarla. Verdad es qnc, como lo te-'
nemoa dicko. algunos escritores aprovecharon de cuantos incidentes pu-
ttieraa disculpar á Püanoy j^otque otan deudos, secretarios ó cuandu
inénoa pádidarios suyos, y no necesitaban que el trascurso del tieni¿HÍ,
presentara eu toda su eiidkmldad el infome atentado que se perpetró.
Bl escaudálóso fallo condenó Á AtaÜiialpa á espiraren una hoguera; y
aunque se trató de ocurrit en apelacioM al £mi)erádt)r, la voz do los quo
tnieutaroa tomar ese recurso fué sofocada por la soldadesca ignoraute
que édli brutal complacencia aprobaba una crueldad (tensiva á la nidral
y Á la justicia. *^Auíkque eoktra ta vOlUnkid de fiidto Gobernador qne nnhca en-^
fuvo en ello" (Pedro Sancho, relación) Yó, dice Pedro Pizarr», **vide llo-
rar al Marqués dd pesar por no poderle dar la vida por qne, cierto, temió los re
^tfd^Nueala», y el riesgo que hábia en la tierra si le soltaba." £1 Inca se resignó'
a morir con mucho vigor de ánimo después de haberso quejado con lÁ-
grimas de amargura, déla perfidia coü qué se le inmolaba Sin haber
ofendido eu nada á sus verdugos. ^^Habia pedido en vanó se lé COnser-
Vátala vida ofreciendo las mayores seguridades álos espadóles y un do-^
ble céteáte del qUe tenUfc pagado'' (Pizarro, Herrera, Zarate.) Dispjisof
■e le eepultase en QüitO) y deploró la suerte inñmsta de sus migeres é
móoentes hügos.
La eaae& lateñteucia, y sil ejecuéion, todo se efectuó en Un niismo diaf
(Preacott, libro 3? capítulo 7?) Esperóse la noche para sustraer de lar
luz y envolver en las tinieblas la última escena de tan negra atrocidad^-
£1 padre Val verde se encargó do iniciar á Atahualpa en la f6 cristiana ^
íé rogó pidiera el bautismo asegurándole que asf sé Ubicaría de rilofiirén-;.
iré las llamarte Este suplicio lo mismo que el de ser sumergido én las
Bgmift (tionio aé Babia hecho con Huáscar) dicese que espantaba Á loa
peruanos, porque etau del^tinados á condenación j penas eternas aque-
Uoa cuyos cuerpos nó recibían sepultura. El moribundo Inca aceptó el
partido que aquel religioso le propuso, y momentos antes de su hora á-
Bal fué bautizado con el uombre de ^uan: pasó al punto á manos de lOs
verdugos que atándole á un túadéro lo hicieron espirar ahogado [29 dé
Agosto de 1533] al resplandor Ííq antorchas que ardian en derredor, y
oyéndose las destempladas voces que entonaban el credo por la salva-^
6ióu de BU almal (Pedro Sancho, Navarro, ¿Tárate d&?) Atahualpa, se ase^
gúrá iq^ue contaba entonces 30 alios, edad iilayor que la de Huáscar quien
solo vivió 25b Oviedo dico **i[VLe el verdadero üombre del Inca era Ataba-
'' Uva y que los espaüoles le prOnnuciaban mal porque se cuidaban mas
" de apoderarse de los tesoros que de saber el nombre de su propietario.''
(Prescott^ capítulo ya citado.) Sus mujeres, y muchas otras que le ser-
vian pforrampteii'ou en gritos y lamentos: desesperadas quisieron enter-
rarse con él y lio pocas se ahorctiron sin que los españoles hubiesen po^
dido üüpédirlo.' A la mañana siguiente trasladaron el cadáver al templo
leeien couaagradQ con la denominaoi?u do San FraBOisoo. Allí se hicior'
51
402 Afá
ron los funerales con asistencia de Pizarro y sus oficiales vestícíos de tt/L"
ío y mostrando gran pesar: farsa repugnante y grosera qñe acoBtmiibra-
ion siempre los conquistadores después que consumaban los Mesinatoé
de sus contrarios. Didse sepultura al Inca en dicho templo, mas se^uii
afirman algunos, lo estriñeron después los indios llevándolo á Quito.
£s sabido que cuando en tiempos posteriores se hicieron allí escaTado^
nes, no se halló el cadáver ni tampoco las codiciadas riquezas que se sa^
ponían enterradas en la misma fosa. Jeséz hablando del Inca finado i»
•spresa en estos términos. ''Así pagd la pena de sus errores y crueldades,
** pues eva según todos oonvieneui el hombre luas sanguinario que ha
** tenido el mundo, no importándosele arrasar toda una dudad por la
** mas leve ofensa y haciendo matar á miles de personas por la fiüta
^ de una sola." Sancho dice ''que cree que Dios le recibió en su ftlori»^
'' pues murió arrepentido de sus pecados: y en otro lugar de su reucion,
^ tuvo la insensatez de escribir tratando de las exequias, que los pe«
^ ruanos debian haber considerado aquellos honores fúnebres como ¿n-
''plia compensación délos agravios que pudiera haber recibido Ata-*
** nualpa, pues lo elevaban al mvel de los espafioles."
Gomara escribió, ''Ko hay que reprender a los que le mataron, pues él
^ tiemoo y sus pecados los castigaron después, ca todos ellos aoabaron
"maL" Navarro vierte igual pensamiento: "Las demostraeiones que
^ después se vieron, bien manifiestan lo muy injusta que fué,..**pue8to
^ ooe todos cuantos entendieron en ella tuvieron después muy desastra*
^ das muertes." [Relación sumaria]
Antes de pasar tres dias estuvo de regreso Hernando de Soto partiet^
pando que ni en Guamacbuco ni otros puntos que recorrió ouidadosa'
vente, nabia encontrado se&al ni imlicio alguno de sublevación: quo
por el contrario todo el país estaba tranquilo, y ocupados de sus laborea
IOS indio» en el mayor sociego, le habían asistido con auxilios y afectuo-
sasdemostraciones. Soto dingió á Pizarro muy duras y sentidas pfdabras
increpándole su temerario proceden y diciéndole que él habria conducid
^ á Atahualpahasta Espafia poniéndolo delante del Emperador. Pizarro-
que se manifestó ofuscado vtnste, confesó^su precipitación, disculpándo-
se con las instigaciones del tesorero Riqueime, del padre Yiuverde y otros,
y diciendo le habian ongsuOado. Sabedores éstos de que tales acusacio»-
ae» les hacia; negaron el hecho y reconvinieron á Pizarro agriamente
éescasgando sobre él toda la responsabilidad. [O viedo. Historia generaL ]
. Atahualpa dejó penetrar en el país á los invasores, les franqueó amis*
tosa acogida, y ya preso se condujo con la mayor sinceridad y buena fiS.
Ellos le asaltarán tomándolo por medio de una felonía, y haciendo en su
gente espantosa matanza: oireció un cuantioso rescate, y se lo acepta-
ron prometiéndole su libertad. Se repartieron sus tesoros, y faltando á
lo pactado le dieron muerte con una mti crueldad sirnendo de protesto
acusaciones calumniosas fcnj^adas intenoionalmente. Puede ser que para
algunos la prisión del Inca^ aun hecha de un modo firaudulento, sea As-
cmpable porgue el fin justifique los medios: pero una carniceria innece-
saria y saiv%>e. es un hedió cuya enormidad cierra el paso átoda escusftr
Puede ser ^ue la existencia del Inca fuese un sran obstáculo para alcan-
zar la sumisión del país y para la seguridad de sus nuevos duefios; mas
la nmerte de un Bey, inocente ante sus opresores, calumniado de un mo-
do soez por quienes no tenian derecho m autoridad para quitarle la vi-
da, fué un crimen que no admite disfraz, y hasta un ultri^e al soberana
M|^afiol en cuya presencia Atahualpa hubiera comparecido como Bey
pciskHieiro, J^amás como undelincuento.
ATA 403
0;rledd. Hütail* gMMiml de ka Indiai^ Us.» Ubto XLVI, cap. XXII.
«< Gauíaael maiqiiéB P« Franciaoo Pkano tavo preao al graa Bey Ata*
ImJít% le aooni^aiOD hombres Mtos de buen entendimiento, qne le ma>
taae» é C|l obo gana^ porque oomo se vieron eaigadoe de oro parecióles
qM auiérto aqoel seftor lo ponían mas á salvo en Espafia donde qnisie-
aen, 6 d^faodo la tierra y que así mismo serian mas parte á snstener en
ella ain aquel esompuloso impedimentoL qaenó conservándose la vida
ée un principe tan grande é tan temido e acatado de sus naturales, y en
todas aqnellas partes; é la esperíencia ba mostrado cuan mal acordado
é mal fecho toé todo ú> que contra Atabaliva se hizo después de su pri-
aloa en le quitar la vida, con lo cual demás de deservirse Dios quitaron
al fimpersaor nuestro seüor, é á los mismos espaQoles que en aquellas
partes se hallaron, v á los queeu Espafia quedaroui que entonces vivían,
j Itloa que ahora viven é nacerán, innumerables tesoros que aquel prin-
cipe les dien^ é ninguno de sus vasallos se moviera ni alterara como se
Jílteraron é revelaron en faltando su persona. Notorio es que el ^bema-
dor le aseguró la vida, j sin que le diese tal seguro él se le tenia, pues
ningún capitán puede disponer sin liceocía de su Bev y se&or de la per*
«MMia del principe que tiene preso, suyo es de derecao, cuando mas que
Atebaliva d^o al Marqués, que si algún cristiano matasen los indios ó
iebUiiesenel menor daOo del mundo que creyese que por su mandado lo
hacia, y que cuando eso fuese, lo matase ó luciese del lo que quisiese: 6
^ue tratwidole bien él le chaparía las paredes de plata é le átlanaria las
«mnras é los montee^ é le darla á él é á los cristianos cuanto oro quisiesen^
j6 que desto no tuviese duda alguna; y en paso de sus ofrecimientos en-
cendidas pajas se las ponían en los pies ardiendo, porque dyese que
traición era la que t^iia ordenada contra los cristianos, é inventando é
tfabrieando contra él ^íilfledades, le levantaron que bw «j^neria matar, ó
todo aquello fué rodeado por malos é por la inadvertencia é mal conae>-
jo del gobomador; é oomenzaron á le hacer proceso mal compuesto y
neor escrito, seyendo uno de los adalides, un inquieto, desasosegiMlo é
aesonesto olerigo^ é un escribano íaXto de conciencia é de mala habilidad
y otros tales que en la maldad concurrieron é así mal fundado el libelo
aeconeluzó á sabor de diñados paladares, como se dgo en el capítulo ca-
ftoree. no acordándose que les habían enchido las casas de oro ó plata 4
le habían tomado sus mi^eres é repartídolasen su presencia é usaban de
«lias en sus adulterios, é en lo que les placía á aquellos á quien las die-
ron; y como les pareció á los culpados que tales omnsas no eran de olvi«-
dar, é que merecían que el Atabaliva les diese la recompensa oomo sus
obras eran, asentóseles en el ánimo un temor é enemistad con él entra-
fiable: é por salir de tal cuidado é sospecha le ordenaron la muerte por
;aqnelÍo que él no kiso ni pensó; y de ver aquesto algunos espaaoles co-
medidos á quien pesaba que tan grande deservicio se hiciese á Dios y al
Emperador nuestro seüor; y aunV^ue tan grande ingratitud se perpetra-
ba, é tan f^iJ^^^a. maldad se cometía, como matar á un príncipe tan
grande sin culpa. £ viendo que le traían á colación sus delitos e cru^*
dades pasadas, que él había usado entre sus indios y enemigos en el
tiempo pasado, ae lo cual ninguno era Juez, sino Dios; queriendo saber
la verdad é por escusar tan notorios dafios como se esperaban que ha-
bían de proceder matando á aquel selLor, se ofrecieron cinco hidalgos da
ir en perscma á sabcv y ver si venia aquella ^ente de guerra que los faü'
sos inventores é sus mentirosas espías publicaban, á dar en los cristia-
nos, en fin el Gobernador fque también se puede creer que era enga&ado)
lo obo por bien; é fueron el capitán Hernando de Soto, el capitán Rodri-
go Orgaiz, é Pedro Ortiz^é Miguel de Estete, é Lope ¥elez á ver esos
40^ ATA— ATI
enemigos que decían qne venían; 6 el QiíbetaáA(3ft lea dló una gtím ó
pía; (iiie decía nahia donde estaban; 6 ú dos días de camina 8e deapéfU^
la gnia do un risco, que lo snpo hacer muy bien tA. diablo psva que el úa^
Tío tnese mayor; pero aquellos cinco de caballo que he dieho jpaatBPOu
adelante hasta que llegaron donde se deeia que liabia de bailar el
ejército contrarío, é no hallaron hombre de guerra con armaB algunae»
sino todos de paz; é iinnque no iban mas que esos poei» erístianoft que ea
dicho, les hicieron mucha ñesta^r donde anduvu ron é k» dierou todo
lo qne les pidieron de lo que teman para ellos é sus orlados é indios de
servicio que Jlevaban; por manera que viendo que era burla, é iiiuy notcv
ría mentira 6 falsedad palpable, se tomaron ú Üfl^amaloa dpnde^ Goberr
nador estaba, el cual ya habla hecho n^orir alprfnoipe Atatmliva, sé que
la historía loba contado; é como llegaron al CFbbernador halláronle mosr
fraudo mucho sentimiento con un gran son^brero de ñeltropnesto en li|
Cabeza, por luto 6 muy ciclado sobre los ojos, é Je dijeroui ^«efíor, muy
mal lo ha fecho vuestra señoría y fuera justo que fuéramos atendidos,^
para que supierados que es muy gran traicioii la que se le levantó Á
Atabal iva, porque ningún hombre de guerra hay en el cao^Oy ni le ha-
llaUíos, sino todo de paz 6 muy buen tratamiento qne se nos hizo en todo
io que l^abemos andado." EÍ Gobernador respondió é les dijo: 'HTa veo
que n^o han ©ñgauado." Desde á pocos días de sabida esta verdad, é mor-
Uiurííndose do la crueldad qne con aquel príncipe so usó, vinieroiL á buit
'las palabras el Gobernador y fray Vicente de Valverde^ y el tesorero Ri-
queiine, é cada uno de ellos deeia que el otro lo había fecho. 6 se desr
inintieron unos á otros muchas veces, oyendo muclios su rencUia^'^
ATIE1V2A— D. Blas de— Militaba en el Dorien á órdenesde D. Vasco
Nunez de Balboa; y con él vino en la espedicion destinada á^ descubrir
el mar del Su d. Balboa envió varías partidas de espafioles acoD»pa&aT
'dos de indios para que adelantándose hiciesen sus esploraciones por vías
distintas. La qne estuvo á eargo de Alonso Martiu de Sicilia y en 1»
cual se hallaba Blas^ d» Ationza, fuó la mas afortunada por que acertó ék
penetrar por mías coirto camino encontrando canoas en tieria que sirvie-
ron de indicio de la proximidad del mar. En la creciente de las ag«as^qu0
*nQ 80 hizo esperar, pusieron á note una de aquellas en la cual se emfaiar-
'có Sicilia y tras él Atieñza, diciendo en altas voces ^^que fuesen tedoa
'^'testigos de que eran los prímeros que entraban en aquel Oeeano.'' I^oot
-go regresaron á dar cuenta á Balboa del éxito de su comisión.
' Atienza navegó después con él en la dotilla de canoas que seconoeió
el golfo de San Miguel, laj» Islas de las Perlas, y la del oaeique Tumaeck
Perteneció mas tarde á la espedioion de D. I^^noisco Pizarro al Pero
euando este regresó de Bsx>aüá. Bl orónista Herrera asient» que se com-
puso de 185 Castellanos, y nombra áBlas de Atienaa al citar los. piiuci-
pales de ellos^ También dice que hallándose Pizarro eu la Isla de Pontf
lo empleóen repartir el oro que hasta entonces se liabia juntado: Cku^
eilaso as^tm que Atienza, con otros que relaciona, hizo esfuérzes por
salvar la vida de Atahualpa, lo que acredita que estuvo presei^te en la
tragedia de Cajamarca; pero no le vemos considerado en bia Ustas de
los qne participaron del tesoro reunido por el Inca» Aqnelantocsixo-
eordar ií Atienza lo menciona entre vanos de los que vinieron al Per6
eon B. Diego de Ahnagro; y en esta duda creemos ó que Atienza vol'víó
á Panamá y de allí regresó con Almagro, ó qne se unió á él eu/Piasa
donde <|uedatía con algún objeto; por que no de otro modo dejáradeoom-
pndlid^tBele noBiin^lmonte con 'los que se euco^itraren en la tcyma^^e Ati^
ATI 405
2»oa1pa: esto en el caso de qae la omULon uo procoda de mi olvido ó ¿9
error de imprenta.
, Atienza sobre cayo ñu nada hemos podido averiguar, tuvo una eQc¡>-
«inienda de iudioH «m ia provincia do rrujillu de 1» jcual disfrutó su hijo
X>. Luis natural del Perú. £n las dos actas de la fundación de la ciudad
.de QuitOy aparece ano por no saber escribir D Diego de Almagro, las fir-
jnarou á mego de él D^ Blas de Atienza y D. Juan Espinosa. Se acre4l-
ta así la concurrünoia de estos á, la campa&a hecha para cortar ^os pla-
nes del Adelantado de Guatemala £>. Pedro Alvarado en 1534: nías no
sabemos fÁ Atienza perteneció $ las tropas con que D. Sebastian de Ye-
lalcaapar persiguió á Riunifiabui, (que es lo probable j ó si fué al territo-
rio del iScuador eon Almagro pon motiyo de la invasión de Alvarado.
- ATIESZi~F«. Blas de— Mercedario: escribió en I^ima la "^Jacion de
.*' los J¿eligio808 de su orden, que florecieron e/i el Pera desde su oo^quÍ9taJ^ I^a
firmó en 10 de Julio de 1617^ y dice que con exención de dos, los conoció
4 todos. Remón en su "historia general de la orden de la Merced," incerta
el trabajo de Atienza. También fué este, autor del libro "Cartas varias de
." las fíMones del Perú y otra^s cosas de aquellos reinos," según refiere I^asór
^n el tonio 2? de su "Orbe Universal"
. JlTISHZA^Ki^ Padre Juan dr— de la conipafúa de Jesús. Fué tía
eminente teólogo^ memorable por sus virtudes y por susl^echosen 1|^
^conversión de los indios u que se contrajo en largas épopas.
Asistió á los concLljios provinciales I^nneuses Sq \^¿ y 1591, reunidos
por el Arzobispo Santo Toribio: en el primero como rector de la eompa-
fiia, y en el segundo como provinciai y teólogo diputado: Falleaió en
X^ima en 1? de Noviembre de 1592.
ATIEUZi— D^ Inés— natural do Lima, hija del conquistador D.Blas
de Atienza. Cuando eLVircy marqués de Cañete para librar al Pe-
rú desoldados ociosos, y cuyos malos , procederes turbábanla tranquili-
dad pública,en vio en 1500 una espediciou de 400 hombres para descubrir
y conquistar los países Tecinos al Amazonas, confiando el mando y di-
rección de ella al capitau D. Pedro Urzáa; este que vivia rendido á la
cstraordiuaria belleza de D? Inés, determinó llevarla i su lado en la su-
posición de que ella podría seguirle con suficiente disimulo para que la
tróp^ no sospechara la rolaeíou que mediaba entre ambos. La pasión cie-
ga de Ürzúa no le dejó pcever las funestas consecuencias que había de
ocasionar la presencia de esta dama en los campamentos, en que el mal
; ejeinpío d<4 jefe superior tenia que ofender á aanchos y lastimar la moral
>de diferentes maneras.
Lle^ó'Ucznaá permitir que eon motivo de incorporarse B? Inés ala
espedicion, se hiciesen regocgos y demostraciones, dispuestas por la adu-
lación, dando margen á que algunos oficiales se prendaran de ella cofiío
eneedicu. Creciendo la inclinación de estos hasta uu grado de veheioen-
<cía peliglroea, abrazaron el plan criminal de matar á Úrzáa como uu ^e-
■dio de íacilitor sus desordenados intentos.
■ No faltó luego el protesto que esperaban para aprovecharlo levantando
Sn^as que irritasen los fuimos para conducirlos al estremo de unase-
icioo. £1 nombramiento de l^gar teniente que hizo Urzóa en D. Juan
jie Vargas, les abrió paso al objeto propuesto. Mientras la flota espedi-
oionaria ffiíveabael fiuallaga hubo quien denunciase la conspiración al
4sonfiado jefe aconsejándolo tomase precauciones y se desUicieso doD^
Jnes. Ella por su p^te y pon iiioticias que tauibieu<se lo diérpn, exigió
406 ATI— AÜL-AVA-AVE
éb JJnúÉk remedios oportanospata sn segoridad. Todo faé inútil, por «ao
Bifpiió en sa descaído j abandono basta que el 2 de Eneio de 1561 áw
en que descansaban desembarcados cerca de laemboeadnra del Patnaia-
yo, estall6 la snblevaeion lo asaltaron y mataron á estooadas lo miamo
qne á Vargas.
Los insarreotos proclamaron por general á D. Femando Ckizman á Lor
pe de Agnirro por maestre de campo, y á D. Lorenzo Saldnendo por ««•
pitan de goardias. No tenia éste aspiracien militar, v sola D^ Inés ooo^
pabasns pensamientos: la bascó hasta encontrarla desesperada en vat
monte sin diieooion ni amparo. La hixo protestas de respeto y i^ieoio
y la eondnio al campamento. D? Inés mandó sepultar á~ linda, y se ooa«
Ibsó inmediatamente temiendo las desgracias qne la amenaaában.
Siguieron el vii^e los aventureros y Juraron por Bey de los ICarafio^
nes a D. Femando Gusman. Entre ellos el desorden las desconfianaas y
los asesinatos se sucedieron de la manera mas horrible. Gusman reoe«
lando de Lope de Aguirre y otros, se disponía á decapitarlos^ pero Aguir*
re se adelantó y acaudilló un levantamiento en qne muñó Saldnendo
y también el nuevo Bey. Espantada D^ Inés oon estas trágicas eooenaSv
volvió á emprender la Aiga. Aguizre envió á los soldados iOaroon y Lia*
moso para que la persiguiesen: y estos, habióndola encontrado, dieron fttt
á BU existáioia al rigor de muchas pufialadas.
£1 lector hallará en los artículos "Urzda," y ''Aguirre^ datos mas oir*
cunstanciados acerca del primero, y en cuanto al segundo la sórie de los
execrables erimenes que cometió nasta el fin de su vida. Destruido ta
Barqvisimeto, fueron ^{usticiadosloo asesinos de W Inés de Atieiusa.
AVLBATIA— réad^—Bomán de AulesHa.
tTI&OS T EITEEi— D. NicoLia— FáM»— iSaiUa Ana de loa TorreB-^Coii"
de— de.
Af ALOS— El Licenciado D. José — indígena peruano r|ue á mediados
del siglo 18 faé admirado en Lima por sa estiaordinana habilidad. A
los 18 afios defendió en el colegio de San Ildefonso conclusiones publi<i
cas de fílosófia^ teología. A los 14 habia acabado con perfección el
latín y tenia nociones Imstantes de retórica, historia sagrada y profi^
na. donoeía el derecho canónico y repetia de memoria el concilio de
Treato.
Af ALLW— D? ToXAfiA— vecina de Combapata departamento del Cu^-
co, cuyo lugar es de los mas sanos del Snd del Perú. Falleció de 1S7
áfios, y en su tiempo existian en dicho pueblo cuatro indias de lamis*
ma edad*
AVELLAFOBER— SiBRRA T Navia— D. Juan José natural de Astu-
rias caballero de la orden de Santiago^ coronel de ^éreito, gobernador
picAitioo y militar de la provincia de Tarma. Fué. casado con D^ Frai^
cisca deQner^asu, natmad de Lima, 14{a del oidor D. Antonio Herma-
neJÜdoy y de D? Josefa de Santiago Concha, hi^a del marquós de Gaoa
Concha. Sus h^os, D. Pablo que fSé coronel de milicias, casó con D? Bo^
aa Aliaga y l!ora%^hya del marqués de Fuente Hermosa; W Kanuéla
con elbrii^et D< 'Simoa Diaz de Bav]M;o; y D? Mariana con D. Franela-
00 ManyTñ y Bfiatute. (Véanse los artmlos relativos á las personas ^
tadas.)D. Joaá José Avellafaertefuéduefiodel mineml de San Joan
407
«M tenia cuatro máminaB de moler metales; y era mío de ka mas e(m-
«dezablee pues gossaiNi de agua permanente.
£n el somemo del Yiiey D. Agnetin de Jioregnii se tratd de hacer
nna poblaeicm iortiflcada qne diese estabilidad i3 restablecimiento de
las misiones del interior de Tarma segnn lo dispuesto por el Sey en re«
petidas ácdenes. Habíase perdido lo ganado dorante largos a&os en la
conTemioa de les indios; y destruidos machos pneblos, t<do se hallaba
en abandono desde el leyantamiento del caudillo Juan Santos que se
apellidó Atshoalpa. ATellafaerte informó que nada se ayanaaba con me*
Jsiar el faidtU íásrte de Chanofaamayo como querían otros y aun los mis*
moa mi^neíos: demostró oon cuantas pruebas podian dcMarae qne ca-
te era un grave enor; y au dictamen fuéae fundaae la población y ia
fnrtaleaamoyectadaay en la unión de loa rioa Poauso» é Hichasu— VeÍMe
«I articulo Jánregui en el cual noa eatendemoa aobre el particular. El
tianpo ha acreditado que las opiniones de Avéllafiíerte ñieron muy
temadas y que su plan era grandioso y seguro.
áVBUámá— D. IfsLCHOB, Hasquís dk yAi*i»BCAfras-4iataral da
lama» ilnatre por ana proezas militares. Su padre el maestre de eam»
S» D« José de ▲TcUaneda Sandoval y Bojaa, caballero de la orden de
alatrayai era comedor y juatioia mayor de Arequipa por loa a&oa
de 1063.
Paaó D. Melchor de Avellaneda en^ Espafia lo maa florido de au edad^
adquiriendo la inatmoion tan neoeaaria á loa Jovenea Uamadoa entónoea
por au claae á llgozar en grande cácala. Fueron de au predilección loa
eatudios análogos á la carrera militar, en la cual le esperaba la victoria
con los dones que prodiga solo genios á privilegiados.
En el cjeroicio ae su profesión le abrieron ancho y feliz paso para loa
ascensos, su bizanro comportamiento, y aquella compostura y aecenoia
con que los subalternos entendidos y delicados, saben hacerse conside-
rar de sus superiores. Avellaneda ocupó luego los escalones de los jefes,
(¡ara haoer mas notable en ellos su capacidad y aptitud: á principios del
siglo 18^ ana aervioioa en el c^Jército y en muchos combates, le habian ya
colocado en el rango de director general de iníanteria, y al poco tiempo
ae le dio el sobiemo de la Piusa de Ceuta. £1 Rey Feupe Y, que tuvo
tantea moti^oa y ocasiones para cumplir el deber de recompensar sus
fittigas, le creó título de Castilla en 10 de Octubre de 1706^ bajo la deno-
minación de marqués de ValdecaHas. Después, nuevos merecimientos
de que no pedia desentenderse el monarca, le elevaron á esa dignidad^
que solo á los primeros generales de su época, fué conferida— la & capi*
tan general de ej^ito. Tal era su posision en las campanas de Ttob y
10, en las cuales cd guerrero Peruano era escuchado en los consejos du
dnque deVandoma.
Tocaron al marqués los hechos mas dificiles en las memorables opera-
ciones de 1710. iyecutó hábiles maniobras con la caballería, y los nume-
Mmos granaderos del ejército: ocupó de noche los puentes del Tajo, de-
sidojó el cuerpo de tropas inglesas del general Stanop, obligándole á se-
pararae de los austriacos que mandaba Starembergh. JSI 9 de Diciembre
de aquel afio, habiendo fortificado el vado mas cercano á Brihue£[ik y
después de una recia batalla, hizo rendir á Stanop, quien quedó pnsio-
nmo con los generales Hül y Carpentier, y 4,800 soldados. Starem-
betgh' acudió tarde al socorro de Btanop, y para recibirle el dia 10, Van-
doma formó su Hnea en Villaviciosa. Yaldeoafias mandó la ala derecha:
au ataque fué tan enlculado é impetuoso, que rompió los cuerpos álema-
nesy portagueaos; y con sus esniexzos puso término á la batidla. Fue-
4o8 AITB
fon stis tropas hv^ ^ne quedaron en posesión del campo, en qne se Hitif
dueño de la artillería j bagages del enemigo. Escribe el marqués do San
Felipe que el Rey manifestó con patentes: deíhostraciones (fe reconobi-
ínientOy que al marqués de Valdecaflas se debió la esplendida victoiia ñjá
Tillat^ieiOlsa de tan grandes resultados en la gnerra de sucesión. Por
íttitette del dut^ite de Vandoma en 17 12, el mando en Jefo de los ejércitos^
recayó en el ctfpitsn general Valdecaflas á quien su saber había eenqnis-'
tado el nombre <^élebro que conservó intacto entre las notabilidades mi-
litares de entonces.
Muchas condecoraciones y distintivos de honor galardoiMnron sitli M^
Ohtrecidos servicios: y las muestras sinceras del aprecio y gratitud* «le la
nasion, fueron mas señaladas y estimables que cuantas gracias dispen-
sara el soberano á quien tanto hizo por afianzar su disputada corotaa.-
Valde^afias qne nada pedia ya desear en la esfera militar, admirado eu
España, y poseedor de una reputación europea bien adquirida, halló oca*
sion de aci«ditar su inteligencia para administrar los usgooios civiles, ei«
el desempeño del cargo que se le confió de Yirey y capitán general del
Reino de valencia. Habríale estado nfejor no aceptarle^, y p'refmr una vi-
da tranquila en que con independencia, y bajo la sombra de sos fíroudosoá
laureles, disfrutara en descauso del respeto general y de las atenolones
éei sns'anrieos. La orbedicrncia lo precisó á cumplir con una Qblieaícion/
sin que le hubiese sido dado presentir se aproximaba á un cscoüo des-
tinado á abreviar el térzttino de su existencia.
acontecieron en Yaleucia ruidosos altercados con la autoridad eclesiás-
tica, que versando sobre puntos de inmunidad, y tomando peli«osas
creces ocasionaron gravísimos escaindalos: fué por entonces que el céle-
bre fiscal D. Melchor de Macanas, cayendo de la real gracia, pasó á vivir
en cruel destierro, sin que le hubiese valido para evlterlo, sus no comu-
nes servicios y la fama que por sus muchas letras disfrutaba. Habla di-
ngido al Rey la célebre carta que salió á luz en el Semanario erudito de
Huldrid, en la cual escribió contra los jesuítas, la pena de muerte, la exls-
t<!tecia de mncYfos fraileS; y otros puntos notables. La silla arzobispal do
Valencia se hallaba vacante, y estando movidos los ájúmos con las desa-
zones que tenían alterada la concordia entre los poderes, sobrevino un
Sttceso imprevisto qite ocasionó la mas deplorable crisis.
£1 Cabildo Eclesiástico y el Vicario sostuvieron una enoarnizafda eaes-^ .
tion con la AitdienCia, por haber sido excomulgado el superintenden-
te general de rentats D. Rodrigo Caballero. Preciso es decir que el origen
de un hecho de tanta trascendencia^ fué haberse decomisado aieíe oahioit
de sal:, que los monjes cortigos del convento de Ara ehristi eonipraron do
una ettibarcacion ing^lesa. para su consumo. Motivó esta determina-
ción un vivo resentimiento, porque fué mirada como atroz ofensa á la
inmunidad de la Iglesia. Inútiles fueron los esfuerzos del Viney mar-
qués de Valde-cafias para restablecer la turbada paz; ellos tnrieron el
mismo resultado que las medidas sagaces y conciliatorias con que al
principio de la tormenta, creyó conjurarla. Estinguida la esperanea da
avenimiento, y como airado el Rey diese orden para el dsstiecro d^l Vi-
cario y cuatro canónigos^ el Marqués los espulsó' de Valencia, y bien es*-
coltados los envió iS territorio francés.
A esta nrovidencia del Monarca faltó tramitación legal,- pues no inter^
vino en ella el Consejo de Castilla. Siguiéronse reclamaciones do mny
serio carácter, y procedimientos ejecutivos dirigidos á oonñindir y sa-
crificar á Valde-cañas, ya que nada podia hacerse contra el Soberano^
Los gobiernos, sucede de ordinario, que cambian de sentimientos, .aegnn
lo Aconsejan láscircunetaBcias, ó la uecesidacl de dcfembarazaesp do los-
• AVE m
¿edltfréé;jjf disidan ó ifídgiuí el dei^ho de sos mejoires Bervidom, ftban-
aoni&dMM o<^ la mistna facilidad c<m qne suelen esmaltar á los que mé-'
úoñ tíUúóB tienen á sn oonsideracion.- Diferentes jaici<^ se actoabito
por oonseofÉenoiá de los snceso^VHsntridoff en Valencia, y psini cuyO' escla-
reeimiento estaba de por medio la autoridad eclesiástica, cottstante en
defender sntfprerogativfls^ j muy diestra en el modo de manejar sn po-
derote influencia, ^te las maniobras de tan temible enemigo, vinieron
á tiérta el tvlimento, los servicios y las glorias de aquel que pc^ ántetf
era reeouooido y acatado como el mas esclarecido adcdid del tremo es- -
l^añoL
OrgKiñé$id0 él procese que motivó la cuestión dé la 9al de htí'cartH'
JlfMy ün^arqu^ ñié suspenso del ejercicio de su alto mando. Por Julio
de 1718 nna sentencia del Consejo le pirivd por cuatro tilos de sus em*
pIjBos 7 benóres ^robibidndosele entrar en la corte sin real licencia; stf^
piioÁ de énatro mil ducados. Poces meses después abruniado cdn el peso
de tácn terrible infortunio, dejó este mundo para vivir en aquel éh que la
divina Justicia conserva á los buenos fuera del alcance de las bumaUas
pasioxíeSi Bernv en gabistoria de lostítnlotf de Castilla, dice que D. An-
tonio de lioon Pinelo escribió déla ilustre familia de Yalde-caHas: sensi-
Idees no se encuentre esta producción; mas bay abundantes datos por los
^Ué tíl^nsta, según la misma obra de Bern^, que el apellido de A vefianeda
peritoHebe a las casas de los condes de Miranda, de Orgáz y de Castrlllo;
¿"tf las fiunilias de los marqueses déla Balieta y de Torre-mayor. Entre
onrosos recuerdos ^e eminentes peruanos, el autor del poema beróicd
ffLinia fundada" Meo eS «jue merecían los hecbos gloriosos de Valde-ca-
ftú^ ettél eiOito 7?. parte'25, y en sn nota 87 dice: "Han sido tan graUde»
v-tati notorios los neróicos servicios que ba becbo S. £. á S. M. en los wo-
owñbs que ha ^rcido y ejerce,- y en las cámpafS^ y batallas en que lia
eido'cotnp ñn triunfante rayo de su diestra, y principalmente en la fa-
átosá de villaviciosa, ^ue requerían otro canto y otra lira.''
'-páá casado el marqués de Yalde-caüas con D? Leonor de lidiíeitÁ ^
TentñnHlá natural de Málaga. Su b^Jo y lioredeito del título, D. Francia^
eo Javier de Avellaneda, nació eñ Madiid, siguió lastrera de las armaé
y nnirió en Barcelona el 6 de Ma»yo de 1747 á la edad dei,46 a&os. Llegó
á fiíer teniente ceneraly inspector general de infantería y comendador en
la ór^eh de CiMatrava. Mandó regimientos, y se bailó en las guorfas deí
€euia y' Oran á órdenes del marqués de Santa Cruz. Prisiouero de los
moros, estiívo cautivo cinco a&os, y su rescate costó 23,057 pesos.
IfBLlJmMb— Fbat FÁühó de— Natural de' Linía áe lA orden á» Saií
Agustín, byo de D. Elmo de Avellaneda/perteneciente á una casa ilus-
m de Jerez,' donde era mayorazgo. Fué maestro de nómero, prior de'
Chuquisaca y de Potosí y el mas distinguido orador de su época. Cuan-
do fsuleció á principios ¿1 siglo XVII, dejó sn rica librería al colegio de
San Ildefonso de Luna.
£1 padre Avellaneda pudo morir asesinado con ocasión de uno de*
acj^nellos crímenes de niucba rareza que suelen verse. tJn sastre que ba-
bitaba en la calle de Mercaderes tema resuelto matará su mi\¡er; y ocu-
pándose de combinar el modo de ejecutarlo librándose de las consecuen-
cias, ado(Dítóun borroroso plan, para cuyo efecto convenía introducir enf
su casa al primer fraile que pasase. Esperó á la puerta de su tienda, en
el momento que crevó óx)ortuno, y como apareciese p6r la cMh fray Pa-
blo Avellaneda, le llamó y kaláfi^ó, suplicándole entrase para tenor el
gusto de comer en su compa&ia. Avellaneda resistió á una y otra instan-
cia y siguió caminaude para su convento. Poeos minutos corrieron para.
5^
410 AVÉ-AVI
«metranjBitaeepovlafiítal puerto un Táligioso mereedario el onal aeei^
el convite y cayó en el lazo. Luego que eetuYo en el intetlor JUé «mi-
nado á puñaladas por el aaetre, quien acto continuo, hizo lo mísmo^ oon
BU mujer. Salió dando voces y propalando que al sorprenderla en nüneií
c6n el teile habia dado muerte á ambos. Comunicó el caso i la aatoxÍT
dad Judicial ludiendo la averigoacion correspondiente; mas heoba ésta
oon la atención que el suceso merecia, resultó patente la delincuencia del
sastre, y á los pocos dias fué ahorcado y descuartizado en la ]^axá íoia»
ybrdeLima.
AVKVMSO— £l padre Dnsoo^-de la Compafiia de Jestfs, natnxal de
Segoviai maestro de Teología en el colegiado su religión enlama. J}^á
flóata memoria por su amor á las letras y consagración á sus deberes*.
Escribió laobra^'TAesatiriw •ndíeiiiii,'' que se publicó en Amberes en 1Q68^
y es un instructor ¿^neral para el rógimen de la conciencia en todo.h^
que pertenece á las indias. Coiv título de ** Actuario ináianc^ imprhnióen;
e^uropeosy era injusto éimnonU y violaba lo9 moa sagrado*
raláfo." Fné, pues, un teólogo lesnita, el que prodigo primero que otroS'
filósofos, la idea de la libertad de aquellos; la quería de una maner» áBso^
luta y siotlas condiciones que Baynal propuso después, A^vendaSo, ^tea^
dfe a^nella obra, habia escrito otras dos de materias teológicas, q^e saHe-^
ron impresas. . .
. £n ef Thesaunus mdkwn tomo 1? página 26 refiere Jlvendafio^queá uti]í>^
«ipioB del siglo XVXI hubo serios altercados sobre si se debia compeler. i&
los indio» al trabi^jó de las minas de Guancavelica; Se é6ciit4(S «en piéo y
en contra alegando muchas razones. Dice, qne^^elasuntofué conmutaw
al. Rey Felipe IV quien pensó en hacer tsaer al Perú un, número oups^Óú'
de alemanes y de otros, pofa sustitoir y aliviar á los iñ¿Uos en .1»| lábo*
res de dichas minas.'' Se olvidó sin. duda FeUpe IV de descargar su óon-
eiencia oon la realización de tan Justo intento, ó tal vez sus muiistroa le*
hicieron desistir de él.
. A¥E]ll^l!ta~Ei. Dit. i). Fernando— natural de Liina, Hijo de P. Die-
go Aveudafio que faé en 1627 alcalde de la santa Hermandad. Deaem-
pe&ó D. Fernando las cátedras de artes y do prima de teoloffía en 1637.
y el rectorado de la real Universidad de San Marcos en 1640 y 41. Fue
calificador del Santo Oficio, cura de Cajatambo, y de la Catedral en 1632.
Siguió su carrera en el coro de Lima, fué canónigo y se le nombró pro-
visor y vicario general por el Arzobispo D. Fernando Arias de ligarte^
con motivo del fallecimiento del chantre D. Fernando de Guzman que
servia dicho encargo. Ascendió á chantre y á la dicnidadde arcediano.
Fué visitador coutca la- idolatría de los indios en 1643, nombrado por el
Arzobispo D. Pedro Villagomez. Electo Obispo de Santiago de Chile en^
1665, falleció sin haber tomado posesión. £n un libro que el Dr. Avenda-
fío publicó en 1648 titulado ^^Sermonos de los misterios de nuestra santa.
Fé católica" en len^a Quechua y en Espafiol, insertó la doctrina cris-
tiana y se ocupó de impugnar los errores en. que permanecían los indios».
£1 Dr. Avenaaüo siendo canónÍ£^o dirigió como comisario la obra déla
iglesia del Prado por encargo d^ Vircy conde de Chinchón que lahiza
^ificar. Fué hennauo suyo el Dr. D. Tomás AvendaÜo alcalde ordina-
liode Lima en 1643.
Af ILA—Alonso ps— No encontramos su nombre entre los pximeros-
AVI 441
con^stadoiee á quieoesBeieparti^ el tesoro que teiuiió Ataliaidpa pií-
rá «i rescate. Es probable gae Avña faese uno de los militares ileg*'
doB al Perd con JD. Diego de Almagro que alcanzaron ú presenciar la
ejecución del Inca y no tarieron j^ute en el reparto individual que se
niabia hecho del oro y plata.
Pero es eridonte qne Alonso de Avila fué uno de los espa&oles qué to»
marón muy á mal se diese muerte al Emperador Atahualpa. El se sefia»
ló entre los que ealificaron este hecho de un gran atentado, censurando
agriamente que á un soberano que en nádales ha'bia ofendido no ise lé
enviase á Espalia en vez de sacxifícarlo cruelmente.
áflLi-^LPmESiihiEiio D. AznoMio— lámefio- VÍSa$e DdcSUu
áfnLA— >Ex. Pabhb Estevas bx— de la compa&ia deJesus. Kaoió^en
Avila en 1^9. A la edad de 20 afios in^só en la compafiia. Vino al
Perd donde filé un oráculo por su sabiduría v virtud. Sirvió en la
Universidad de 'San Maixsos la cátedra de poma de teólosia. Fué
maestro del sapiesticnmo padre Juan Peres deMenacho delatnisma
oomiiafiia| natural de Lima, quien le sneedid en dicha cátedra. Amboé
durante el laigo tiempo que la desempellaropy hicieron renuncia de la
renta, y la dejaron en tesorerük^ cnyo fondo sirvió mucho para la fábri-
ca del aahm general de funcionee literarias de la Universidad^ en el cual
exifltten loe retnvtos de estos dos eminentes hombres. Concurrió al cuar>
to cóncilo provincial de Lima, reunido en 1591 por el Arzobispo Santo
Toribio, en calidad de procurador por el obispo de Santiago de Chile, y
como teólogo diputado. Falleció en 14 de Abril de 1601 de 82 nfioé. Dejó
varías obras, entre ellas la de "Cenauis ecletidstick tractatud/' impresa en
licon en 1006 y qae mevecaó la primera estimación de los juristas y teó«
logos.
AfliA— El D. D. Francisco— Empezó sus estudios en la ciudad del
Cuzdo liijg^r de su nacimiento, en las escuelas de la compafiia. Vino á Li-
ma en 1^, y los continúo con admirable aprovechamiento. En 1596 se
gradúo de I>r. en teólq^ia, y ordenado de presbítero, el Arzobispo Santo
Toríbio qne lo distinguió por su saber y virtud, le dispensó la edad que
le faltaba para emplearse en el confesonario sin restricción alguna, xln
159r pasó (¡le cura a la doctriiía do San Damián y posteriormoute ociix>6
otras. Fné á Chnqnisaca investido de la di^niaad de mtiestre escuela
de aquella Iglesia., Regresó & Lima do canónigo en cuya silla permane-
ció en este coro hasta su muerte.
Durante eu larga carrera no cesó de <mse&ar á los indios con cstraor-
diuarío cel6, y según las noticias que sobre esto tenemos, seria im])osi-
"ble hallar otio eclesiiístico que hubiese predicado mas, y por mas tiem-
|H) sin interrupción: se cuenta que muchas veces lo hizo hasta por tres
en un mismo dia. Fundó una memoria dé mil pesos de renta, que dejó
Á los provisores del arsobispado con obligación do qne todos los días
festivos hiciesen so predicase & los indígenas en la puerta de la catedral
en quechua como 611o habia practicaa() con «gran constancia. Dotóla
bestia de las Llagas de San Francisco en esta ciudad con una cantidad
fija, jr asistía & ella y á la procesión qne se hacía por el Cabildo Ecle-
mástico en 17 de Setiembre de cada aflo: era hermano profeso déla ter-
cera orden. Dio á luz un tomo de sermones en aquel idioma y en espa-
nol, para todos los dias del año, obra útilísima para los párrocos, y cj^ue
dedicó ú los prelados del Perú. Escríbió también sobre otras materias
y cíb¡eU» piadosos. Ocumó su fsdlticimicuto con rara casualidad el dia
na m
4e las IMUh y ^J*&^1í? V^ V® ^ oelobnibft U^ fi^aia qpa.rá.BB£ad^
el afio dé Jott a 17 ae Betiemroe. Asf^tieron á bu íhneiid elTirey, los
{iríbunales y. cor]>oracÍQiie8. £1 canónigo Avila ñi¿ en 1643, mío ¿eloif
Tisltadoréa cpnt|fa lf¿ idolatría, que nombró el Arzobispo D. B^qfo YitU:
gomez. •*'
AfnLA— -D. Francisco— natnral de Granada. Engiba la Catedral'de
(lima y formado su Cabildo en 1643, íífé ^é^ eolesiiíístiQO f4 prisieiio qo^
pbta yo la ^gnidad de chantre*
ATILA— Fr. JuAN-^natnral de Arequipa. Fné muerto por los barbad
ros en las misiones de Tanja con loe padres Üignel ranii¿o^ y^fifioU»,
i3k>n8aléiBy también 4f9quipe|lo6.
A¥ILE1 T 0BIi FIEBU— 1>. GA:^i$ni«— Marq^de AyiTés, feñiénte
general Yirey del Perú; hijo del bridMlier D*.«fo8e ÁTÜés Intendente ^§
ijagoñ y Valenoia, á quien el Bey Carlos ^l, coñjSrió el tituló de naarc
qués en 2 de Abril de 1761: fné también (consejero «le guerra, y escribid
]Uia obra sobre heral^ca. ' .V
Hemos podido averiguar que D. Gabriel tjnq ¿or primera'yéz al t^erá
^nla época del yirey 'D. Manuel Guirior en la cl&é de coronel' y comole^
|J3 de la asamblea veterana de caballería procedente de Éspáüa* En. 178(1
L81 se le titulaba coronel de Dragones de ^érelto, jefe y comandante áe
s milicias de cabáUeria de la capital» siendo, sub-inspecfor gei^er^ él
mariscal de campo D. José del Vaaó y lk>rres. '
, Habiendo estafiado por Noviembre de 1780 la revoluc^n de. que fu4
Saudillo D. «Tos^ Gabriel Condorcanqui cacique de Tungazúca' y opnQpi^r
. b eon el nombre de '^Tupac Amam, el Yirey Vt» Agustín de J^imirai
envió tropas ^é Lima al Cnzco bajo las órdenes dé 'dicho general YaTle,
marchando antes el coronel AviléiÉi con 200 hombres del batallón de par^
dos. Formado el plan de campaña contra Tupac Amam en Masaade
1781, las fuerzas que se Juntaron en aquella ciudad^ salieron distribui-
das en 6 divisioues. y cada una por distinta dirección, hacia la provine
cía de Tinta. Aviles mandó la de reserva compuesta de 500 infantes de
Lima y Hiiamanga, y el 23 se.sitnó ^ dos leguas de Sangarará en donde
sé hallaba el caí^po enemigo en ventajosas posisiones, con atrinchera-
Pfiiento, y nn^' fuerza qué se calculó eh 14 mil hombres, 4 mil de ellos
montados. 8e acordó colocar las divisiones de modo que jse estableciescí
nn bloqueo á fin de que la falta de víveres obligase á Tnpac Aniaru ^
moverse del terreno én que no con venia, aventurar un combate.
£1 6 de Abril resuelto este á abrirse paso sorprendiendo á la tercera
división que obedecía al comandante Tllfalta y á la dé reserva^ se le frus-
tró su designio por que se le opuso viva resistencia; y Avilós .moniolNré
hasta completa sn derrota ^^tac^udolo por :^etaguardiá mientras Villalr
ta lo destrozaba por su frente. Perdido Tupac Amam y tomado en un
bosque por unos soldados de j>firdos de Lima^ que éñ su se^imiento sé
habi(^n echfvdo tras él al rio lumediato, cayeron también prisioneros eí^
distintos puntos muchos ^le su familia y de sus principes colaborado^
res, qué conducidos aJ Cuzco fueron juzgados y sentenciados cou Tnpaq
Amaru por el visitador general D. José Antonio de Areche. £1 coronel
Aviles cou sus tropas formó en la plaza inayor de la ciudad y presenció el
horrible y repugnante espectáculo del 18 de Mayo en que la crueldad mas
fría y detesti^ble se cebó en aquellas víctimas cou deshonra de la civili-
zación y espauto do la humanidad por la naturaleza de los tormentos
que se emplear^. Las ejecuciones siguieron con igual furor y ú medida
m 4id
na padifira Btause del castigo. (Téase el ovtfciiloTiipdc Amara D* Jéaé
jG^briel.)
.£1 coionel Ayüééíné destiiuido aoa mil homlnrea i veediter Varios 4Bs*
|iit4)8 del Collado y perseguir algunos cabecillas de la insurreeéiieu, nhien*
iras que el general Valle marchaba con el gme^ de sus tropas en ánim^
de pasar .el Desaguadero «pn motivo de est^ en todo su visér lá réTo-
lucion'4e las p^c^^imsiaB veoinas á la Pae. AVttés desbarató ugnues gru-
pos armados que le opusieron resistenda, y en cercanías de -Ainllo-empe^
%6 otros emboques oon eran mortandad de los oontroríos. Reunido el ejer-
6^ jí^vo el general valle que atacar un crecido número de enemigos
nek el i^^nte de Condorcuyo comandaba D. Pedro Vilea Apaza por
en del caudillo D. Diego Cristóval primo hermano de Tupac Amara
y que tei^ muqbag(^i^ de Asángaro y Carabaya. El coronel Aviles di-
rigió una de laaoq^tro columnas que en convinacion destruyeton á loa
eiv^migos con terrible carnicería. I/V^go marchó el ejórotto en aukl{i<y
de Pn^ atonaó^tada por un largo y sangriento sitio. Mas era ^ el ar-
dor de los pueblos, y el e^jambie de indios sublevados;' el cansaticio f
diminución de las tropas de YaUe su0 penuria» y peligros, que resolvió
abandonar Puno que quedó despoblado y retlrM» ú Cusco. La iñsui^
xeccióu de la provincia de la Paz terminó por 1^ buena suerte que tuvie^
ron l«s operaciones del coronel Besegnin o6n tropas que trujo de Buenocr
Aires y otros puntos l^ai^os. La ejecución de Tupac Catari y mu^o^
otros, produjo el efeoto'de que se dispersaran y sosecarau los indios, y"
no pocos dé sus jefes se acogiesen á un amplio indulto otorgado por ^
Tirey Jáure^i en Lima á 12 de Sétíambce de 17611 tJno de estos candí-'
Uqs mó p. Diego Crjstóvál que desengañado de no poder llevar adelaU'^
jfce sus empresas después del suplicio de su hermano Tupac Amara, se la
absolvió por la iglesia y juró fuLelidad al Rey en Sicuani ante el gene-
ral YaUe, el al^ispo y muchos íhnciouaríos. £1 conmei Aviles estuvo ooi^'
el general Yalle eu la Paz después de repoblada la villa de Puno, y con*
jcurrió también á la espedicion de Calca y Lares. YaUe enfermo, tuvo^
que regresar al Cuzco donde falleció el 4 de Setiembre de 1782, y Ayiléj
terminó la pacificación de esa provincia.
Habiendo reaparecido la revolución en Marcapata por Febrero dé
1783, se iwmaro'n muy serias providencias para sofeearla come severlft^
có. JBníendió en ellas el coronel Aviles en quien había recaído el man4
do en jefe de. las tropas por nombramiento del Yirey Jónregui; y disfhí-
sola prisiou de los autores y cómplices de esta nueva insurrección. Cou^
tra D. Diego Cristóval se acumularon ctugos y acusaciones por heobos quef
hacían ver, que no obstante el indulto que procuró voluntario y aloauso
.con tanta solemnidad, encendía la diseoidia activamente; ' Con dsto^
grecedeutes se le aprehendió y sometió á juicio con los demás-. Bi0 8eu.V
mcia eu esta causa el comandante general Aviles de acnétdo'VJon'el'ói*-*
ídordeLimaD. Benito de la Mata Ltuares, en la ciudad d(^'Cn¿co á^VT^
;Julio de ÍÍSS} y e^ consecuencia^ el día 19 fueioft ahorcados etilaplftiúLf
^lamada deí regocijo D. Diego Cristóval Tupac Amam, D? ^«üSdéW
Castro, D. j^imon y Lorenzo Condori. La escena fo^ atrós y hoitípÜalí-^
te, por que los llevaron al patíbulo arrastrados por bestias de aAbahMf
y atados de pióa y manos. A D. Diego Id martinzaron coü tenazas éúV
cendidas en uu« hoguera. A la Castro se le cortó* viva la'lengua: ^
ahorcados los cuatro, se les doscusurtizó, colocando sus cabettas brazos -éi^
fax diferentes parajes: coufisoaroBselessus bienos y se dcrrrivMÓd^te Ctt'y
sas arrojando sol en el terreno. •':• í-íü ''-»•' •
, Nadi^ iga^ la iuhu;nana ferocidad del oidoifMiita' B^lAVJ^'lP^^
éli ITI
e^ eoroB^ AriléA era la autoridad superior miütar, y no debió aot;
edbirtal senteBeia.' Avil^ otfnslderadoBiempte como bombremny rtii*
gioBo y caritativoy pndo hacerlos ahorcar si el mérito de los aatos ext^^
ao» peaa» y no permitir se perpetrasen aoeiones bárbaras por seguir el
^emplo de las craeldades empleadas por el mismo Mata Linares audi-
ior dio Areche en laa anteriores Secaciones. Aviles renunció el mando de
íaa anna^ en.^ 8nr y el Yirey de acuerdo cmi el visitador general Don
JoigeÉsoobédo le relevó en So de Noviembre de 1783, con el corregidor
de Famrop. Manuel Urrie», después conde Buias de Castilla.
Pacificado el ^aís, organissadas las intendencias de provincias, toma-
das otras disposiciones de seguridad para lo futuro, y hallándose en d
Ferú los re^^miientos de Soria y Estránadnra venidos de España por Pa-»
namá; el brigadier D. Gabriel de Aviles estando ya en Lima, desempe&ó
d^e.1797 la sub-inapeccion general de las tropas del vireinato y el ^
blemó de la plaza éSí Callao anexo á aquel cargo, como el de cabo prin*
eq^ de las armas.
A fines de 1784 el Yirey caballero de Croix dictó providencias para dia-
minuir tropas y asambleas, suprimiendo muchos gastos militares pars
aliviar al £rano: áeste objeto cooperó Aviles, en una junta de guerra
que se celebró en Diciembre. Como sub-inspeotor general en 1787, aten-
diendo á que el re^miento "Beal de Lima^ se hallaba dividido en los
cuarteles del colegio real y hospital de Barbones sin comodidad alguna^
propuso la construcción de nuevas cuadras en el colegio real con nn pre-^
supuesto importante 36,540 pesos. Dio el arbitrio de que se invirtieran
eb esta obra 19,000 pesos que tenia dicho regimiento en su caja de fon-
dos. La junta superior de haci^ida aprobó el provecto proveyendo de
recursos hasta completar 29 milpesos que se destinaron á la fabrica de
diez cuadras se|;nn remate público.
Aviles en unmforme reservado se opuso en 1788 al cumplimiento, de
i^arealórdenporlacualsemaudaba aumentar el número de compa-
ñías de cada batallón y opinó era inverificable, y no conveniente la me-
cida de beneficiar los empleos de oficiales que ya se hablan provisto.
Tibien contradijo en eimismo afio la creación en Arica dé un regi-
miento que ofrecía formar con título de Dragones de Sagunto, D. An-
drés Qrdofies corregidor de aquella provincia, porque ademas de' no
OEcerío eoiapetonte, era transeúnte y no dé los vecinos de mérito del
]paÍ6. .
Con motivo de j^^nnciones que habla de un próximo rompimiento
con Inglaterra, el Yirey Croix ordenó al snb-inspector Aviles formase
detalladamente un plan de defensa del litoral. Igual encargo recibió del
Yirey Qil qi^e ingresó sí u^ndo en 1790. £1 brigadier Aviles le hizo
compreni^r que nonchos cuerpos de milicias del interior eran imagina-
rios: que ios oficiales vivían á distancias y la tropa ni los conocía, á lo
que se a^^gaba haber entre ellos personas sin aptitudes ni respetabili-
dad alguna. Fuó el ^resultado de sus informes que con aprobación del
rey se estioguiesen^ cuerpos de infantería, 16 de cabalteria y 17 de
4nig9!PC|8, prohibióndose su restablecimiento. £1 plan de defensa que
traz^ Afriles está impreso en la memoria del citado Yirey Gil. En él hay
mpohoe pormenores insignificantes y algnnas medidas de poca impor-
tancjia* Lo principal estribaba en la vigilancia que debia establecerse
en la cqsÍ»; y 99 la disi^ibucion en muchos puertos de ella, dé oficiales
egn algpitos mUipíanos á sueldo. Debia enviarse los buques de guerra á
chazar délfl^nte de Cbilo<k dotarse las costas de armas y municiones, y en
caso de invasión privar de todo recurso á los enemigos. Concluía por
^JaijilgUQiuxegl^para el soBtau del Callao y Lima, tefnartiendb la
ATI 415
füamicioiL en los piintoa qii« era piDlMble liiMeii atacado^ liMtilinr á
aqnellcM en la eampifia y valles inmediatoa S^,
Aaoeudió Aviles á manscal de eainpo en 1791. f estaba ya investido
eon el título de marqués de AvUte. Fué lélevado de 1» sob-inspeeeioii
ffsneralenlTSGypasaodsáservirla piesldeiieia de Chüe» seposeeioii4
üe ella ^1 16 de Setiembre: la había dejado vaeante el geneéal D. Ambio*
sio (yHiggins quien vino al Perú de ybey en xemplasodel getteial Gil
deTáboada«
tSÍ a&o de 17i^ ascendió Avi}^ al vireinato de las provinciaa del Bio
de la Plata* Apenas llegó á Buenos Alies (di 14 de MarzO| se oontnjo en-
tre otras cosas á poner en obra el plan de estableeer por medio de basea
sólidas la propiedad y libertad de los indios de las misiones. IMqe el
deán Funes en su ^'iSosayo Hist^^íeo^ que este proyecto de Aviles íbié.el
dnioo notable de su corto goblrano: y asienta que desde la espnlsimí deí
losjesuitasseregianlesdOpoeblosde misiones por las oidenanaas qaoL
dictó el Yirey Bucaréli. "Veintidós afios,dice, de latrocinios y desastieft
<< hicieron por fin abrir los ojos, y que se llegase á conocer la necesidad'
^ de otro sistema gubernativo. Én lugar de encontrar éí wAifem, de lo».
** males en la falta del antiguo r^KÍmen, se creyó que consistía en la f(H.
<' munidad de bienes." Discurren deán acerca de los inconveniente»
que hacían ilusorio el remedio que el Yirey se proponía. Avilós ea evi*
dente que como por ensajro en el alio 1800 dio la libertad á treseienta»
familias a^iudicándoles tierras y ganados; y lleno de ideas lisongcoraa ini**
formó al rey haber acertado con las fuentes de orden y bienestar. Kada
puede escribirse en cuanto á resultados, porque de improviso se turbó ht;
tranquilidad con la guerra de Espafia y Portugal, y laj^mvinei* del Fa*-
zaguay como otras coliiidanteseon él Bxaúl| se envolvió en distorbÍMf
interiores que nudoffraron los frutos de la paa. Además^ esto -en 1891*
el marqués de Aviles fué jpromovido al vireinato del Perú y feemplasa'*
do en Buenos Aires por el general D. Joaquín del Pino.
Había jEallecido en Lama el virey O^Hiegins marqués de Osomo el 18.
de Marzo de 1801 quedando el|gbiemo aeargo de la Audiencia con su
regente D. Manuel Arredondo«£l marques de Aviles elevado al empleo
de teniente general se puso en camino por tierra, y atravesando el terri*
torio del Alto Perú hizo su entrada en Lima el 6 de Noviembre del mia^'
mo a&o recibiéndose en público el 6 del inmediato IHoieinbre. Conocido
en esta capital, conservaba antiguas relaciones en la buena sociedad es-
timándosele generalmente jpor sus arregladas sostumbtes y piobidad«
Era exesívameute económico y escrapuloso para el mancjio oe la ha*,
cienda. £n su época nada se mal^aató; todo su conato lo puso en igualar'
los insresos con los egresos reduciendo mas estos por su confstante emr
pefio de acopiar sobrantes. Pero á este paso y pora seguir sin desviatso
sus máximas estacionarias^ no emprendió ninguna obra pública ni. fxof
movió mejoras materiales, y esto sin embargo de conocer las neeesida^
des. Nunca hubo mas orden en la administración de las rentas, libfes doi
compromisos en su época, y ningún virey cuidó mejor que Aviles de dac.
á su sucesor abundantes y claros datos en materias de hacienda y en or-
den á* quebrantos que venían de atrás y que hizo lo posible por re-^
mediar.
Los fondos que componían la Beál Hacienda del vireinato escasamente,
sufnan los gastos naturales: pues aunque todos los ingresos fisoal^ en**.
traban en tesoreria, era preciso distinguir su procedencia y apUcaometf ■
especíales para comprender que había entradas destinadas á las ateneío*' .
nos del país: otras eran producto de ramos de que aquí no «debía dlspo**
nerse^ llevándose de cada cual cuesta separada; se aatiafaioiait lareaigna-
tí» • m
SadM-aif iM ÍBgT««(M, no tutbi» dntU de qne h> qa« «e Áteaomba, jer*
■qnl'dhpWiibl^'. hecho «Oeulo paritn aidoquenio, noU^aha í ciwtro
riuB<nM4epteM^aáUiiiloooneartadtfbt«a«la«l monto de loa dichos'
IJMtoa mdlmsioí. £ii \ot oasoe de guerra 7,otr9S impTev^tos, se hact»
fe>AI«¿aunbla ieeuiiíi i los demás r^oa ¿o- donde «sliaia los fondos ea
«laMdB'ntplmentOkiflaB cifras de ésUMveiúaaí fter ti» aainento de
Aeodadel'imtaiatoi qoesegatanieD'fo'tmMBqiio telüte^rárcomo dúaH-
4iü«r «tro piMiuto.
* Coánd^ por Mi gaems se nu^iidfa et gjio' uarltüno,' inlnoTab&n los
Ajanaba ds-Adnaii» eu tfescieatoÉ á óHMioeientos iftll pesos: faltdndor
hu.rétDMarde nogne- de Espina jMiiiooraiidu loa poebs anillos del co-
suonioAlaaiirfMnNi'docaialfteetraiseloii'diiniQtafiíB y uosepo^an ce-
MwAtrlaa dandoB aKasadas de aqu^ios. Hacia ndéVe oRoé ^e el P«rd'
aqMrimeBteba eeea eobtnstes por la instabilidad déla pai. Por eso Vu-
■mlaAviUsenqne ao se envuseai Espafib qbbjabtee, y sisólo lolC-
qattodlapontbfc da loarsnnw {taVUcllliires J^'t^t>os.-
-:nylre]rliucqIld•de^)eonlo slapenettt«i-lMclasliIeacloite8deldeIu>
uIUoiieB de pesM,'Coacnyomotlroliabo varías órdenes para remitirliA'
éBa^KBk y wm se «ñvlarra al efecto trea inultas de gaeira. .Cuando
AtrtBUewanatCallao^ oaoBtt Kostoa creetdos,elVliej'ATil4a ya te-
nia reglaoiidae eoaltro millonea elafio 1803 en 'bnqaea de eomerao y en
l.li41,5;Ü ¡nisoH I11.HS HO pfrdiciiiii cuinulu fiienm npredlvclas jíutes de de-
claratoria ileu;"erra por uavi-a ¡iiglt'sus <!ii elcaiio du Situta Maria «1 5 de
Octubre do lsü4. Solo salva la <ln comeraio nuuilirada "Joaquina" qne
teuiaií en bordo 231,265 pesos por sti iirribada á Monto vidt.^0. Adomttsde
les sumas espreaadás pagó por outúucoa la tusoreria do Lima vañosr li-
bramientos girados ou Eupana: i^l primero al marqn^s du Santa Cmz por^
981^1 pesos: al banco de Sladrídpor 1.5b7,IG5 i)e3o8 con mas el 12 ^i^
oiento:' 636,1^ pesos del producto ue uiorcaduriaíi tornad:^ & buques an-'
Blo-amerieanoB ¿ ingleses en oiitenor giiurm, maullado doYolvcr i! Ii^
lOterMadoB reatándose todavía por t^Ui cuenta 526.000 pcaos. No au do^,
blaTnlo esta -partida: ann ora preciso pagar 470,0vD re^ta ao.6riO,ftO0 b'.
brados eíi fiívordu lt>a dltectotea de la ciya du couaolidacioiiieTalw
reales de España. Avilfti'tVzo attivar mucho el cbbra ile (leudas íltr.iMk-'
dits enmendando el punible donouído que se u'itab.acm la récau4Bci6n do,^
un rezagodo luaa de cuatro miUi)iicr<: lus ramoíi q^ue uo eran dispouibW'
en la hocicada,' y que solo Eo'aiJmtuiF'ti'uliíin i;<i>iio i|iie(la dicho, orai^'^
da diezmo ycotjo; <3 uno j-njciliu imr ii(;iitii pur íuiiditioii rcaááyéd^
■ WtM- Pertenecía eu lo auligno ;d i.>mi>rnla.l.ii D. Kiauciscu du lósXo- "
bo#í m i^icorporii á la torojia. El Uii-i'ilm .Ir iiniíiU^s sobre !a ¿^Ea_
qmíliagalian los mi Muros V mu ivduju Eililii^^mo tu ITíiíi; sii-uiiuciiyra^íjr:
tres porCl0iito,"cBÍcala1taii " ' " '" ' ' " --—''■-•--
delnegojiM-ol controbaude, y sin que la esplotaciim do
airaníarnias por falta dé bi-uzoH. lí 1- Vi rey ali finaba cu %u munifíija ubl
n...i^^ . _„. .__, _ . „ . .g aimlliar it lo» m meros jleB{top«iütMJ
ícioB esTiorbitnntes. ■ -. r* -
Atí 417
. ' ^ftartauái» de 1a etportooion de OMKlates dá¡o que en 20 afioa oorridos
)la8te«el de 173^, eon las espedicienee de los peones 8e habían esiraido
^^or la vi» de B^tobelo 34 milloBee de pesos: y en los 29 afies poBterio^
usa ^ ooii el tráfico por el Cabo de Hornos, se embaroacon por el Callao'^
HBmilUniea; . .
£1 Bey q^ue había heoho estableoev en 1785 un tribunal de Minería»
iHaadó mgir^tanbiea'un oole¡|^ de Ifineralogía^ y en 1788 hieo contra-
to eon Una oomiiallía de 18 minecos europeos bi^ la difeoeion del baroU
de Noidenflich para que por 10 a&os eomuníeaáen sus e<mbcimíentos fa-
ealtwtiYos en las labores y beneficio de los metales. A los 20 afios de su
óreaeion el Tribunal llevaba cobrado de los minetos 1.300,000 pesosi
j^voduetó de un real en mareo señalado para fondo sin que se hubiesen
riq^rtado las ventajas espejadas. FcHmáronse algunod bancos de rescate
para compra de plata al contado: pero los desacreditaron al instante
porque los resultados requerían tiempo, y acusaron á sus administrado-
i!ea de mala versación, con lo que se estinguió eu su origen e&te medi^
de lómente á la minería.
Tanlpoco se vieron ventajosos efectos én las operaciones de Kc»defl-
áieh sobre amalgamación por un nuevo método que se abandonó luego
pidiéndose los gastos heehos en esperimentos* £1 Tribunal dio al ba-
rón 40,000 pesos para un laboratorio: muchos desconfiaron del suceso y
^n verdad no lo nubo perlas competencias y disputas qite sostuvo el
tribunal en favor de las antiguas prácticas y usos, desde que el nuevo
benefti^o no corre^K>ndid con los provechos que se annnciiat>n. Aviles
de djirden dsi Bey espidió prolijos informes acerca de estos asuntos y de
I* pretensión de Nordeuflich de retirarse con una pensión anual de cmeo
iaii pesos por sus servicios.
£1 produéto en la veuta de azogues se regulaba en mas de 400,000 pe^
Mmt por afio de los que daba Guancavelíca y de los que venían del Aliña-
ren. Hubo tiempo eu que después de abastecido el Perú se enviaban á
Méjiee aióbrantes del aseogue peruano, pero en los tütimos quinquenios
eolo se enteraban ya como 4,000 quintales al afio lo 4ue era ínsunpiaite«
Desde 1779 hasta 1781 se recibía en cajas reales el azogue de manos del
oontratíst&k D. Nicolás Sarabia que entregaba éí que se estraia, á razón
de 45 pesos quintaL En 178j^ se emprendieron las labol^es de cuenta del
Bey y se estableció una contaduría esp^ecial sujeta á la Intendeneia: eii
ésto como en todo otro ramo, la espeiiencia hizo siempre ver que ern
meferible pormas provechoso el sistema de contratas. Él contador del
^!tíbunal de Cuentos D. Joaqnin Bonet demostró la decad^icia del mi"
seralqueen 15 allos prodigo 28,937 quintales, gastando lá i^al hacienda
3.332,084 pesos; hubo de pérdida 1.402,329 pesos, a^gándose 258,500
por lo castado en 8 afios posteriores en conservar dicho mineral hasta
1804: tnsts cuadro por cierto que no se había formado hasta que lo dis-
puso el y irey Avil^
Bn 1786 ocurrió un derrumbe que soterró las labores muriendo iUilolitf9
operarios: la eausafné el desarreglo del trabajo y laestraocion de meta«
les de los puentes y estribos. Siguióse un proceso criminal contra éí di-
xeetor £>. Feruaudo Marroqnín* Era gobernador intendente el oidor D.
Femando Márquez de la Plata, sindicado y con responsabilidad por fal-
ta de celo. £1 Bey nlandó no conociese la Audiemsia de este juicio "poé
relaeiones desús ministros con aquel: pero entretanto en esa misma épo-
eaíbé ascendido á regente de Quito y luego de Chile. Marroqnín mi^ó
á los 16 afios de prisión quedando la tal causa para el olvido. £1 asesoí^
de la luteudcNicla D. Pedro Mendez^ue fué separado con ese mismo mo-
tivo, permaneció en Lima gozando sueldo.
53
418 ATI
Desde 1796 el benefteio ftié por paUsquao (no «n yete /(Bflsaal '■¡■s #nr
bolsas y leventaaBones^ y este tralM^ és particiilares hasta el a&a.tl80it
piodiiio 36,499 quintaíeB que el Bey eenaptó^at pieeio qaese eqMSidl»^'
los mmeros; piobindose qne setos «nee alioa:piodQfeio& 7J^ «^dntale»-
mas de los que se acopiaron con enormes néraidas en los y» okadaa 1^
alios en qne el manrie' se lif ao* por oneilta oeb Bey.
£1 intendento IX Jnan ManaGalTes-qpDie ftié niomotidode CKuhmmi*
TeUea á la intenéeneia die Liaaa^ no báaceatratta B>nBal, mmanitetó cA
estado de la nriná de azogne por mas que' Aviles lo-ordsnó* fil se eae«a6
con las aemsackmes qne nibia keoho contra el teniente asesor D. teíAi*^
go CorvaláEi que quedó altt de gobernador inteciiio.
No alcanBBBdo A asogaie del Pertf , se traté de euTiail» del AlMadgnr»
y cuando este- minend se inundó en 1784, soeontraiaton de Istiia IS^OX»
quintales por ead» uno de & aftas á 59 pesos: pero solo llegaron' ¿•teoibine'
en 1802y 1803, 9,900 quintales. De Buenos Aires se enviaron ademas S^O&l
en la fragata do guerra '^Astrea^" pero su comandante di^ió en CUIe 37&
quintales. Al fin del gobierno de AyUós solo exiatíao Kl{746 omintalea. ■
Antes de traerse de Buropa el azogue se vendía en- Umftlí^ 86 poooo;
después bi^ á 60, y luego subió á- S3^ estaban ineluidos loa ffasioa ú»
eonAicciones. Mas tarde se aumentó á 85 y en 1803. se resttublaaió el
precio de 73.
lia amonedaeion de Lima en tiempo de Avilós se calculaba en 600^1900^;
BMwos de plata y 3¿M) de ero que producían 5i)00|000 de pesoe^ y d»r'
ban por derochos 400,000 pesos oie los que se dednoum 190,000 por anel'»
dos ¿? La casa conservaba un fondo en numerario para sa giro.
Los ramos de alcabala y almojarifazffo, que eran. £m ingrssoa po3t de-
rechos recaudados en la Aduana, se eatimalMm el primerea en 600i^pe«'
sos y el segando en 200^000, disminuyéndolos siempre el estado. do'glier-
ra. Anteado plantificarse las aduanas la aleabala>en el^Tisainaé^ lendS»
550,009 pesos oálculándose en 599,009 la adeudada en ri Callao tinie^
Suerte de intemacien de eíectos de Europa y de espartacien dei ácntoíl
el país. La álcabal» era el cuatro por «tentó y el Tisitador Aieche 1»
aumentó al seis.-
Opinaba el marqués deAyilés centrad estanco: del aguardiente ei»
Panamá y Guayaquil creyendo masTcntu^^'w *1 Erario su ubre ^bMK.
Botaba gravado con el 13 por ciento y ittndía-87^000 pesos anuales que
pecaba el contratista D.Jbsé Marta- Verdugo.
En el tanteo del? deManso de 1806 se enoontcó-en la. Aduana un des^
cubierto de 35)000 pesos: lisrmóse causa y estuvieron presos d tesowro y'
el contador de*monedá. El-Virey declarando respousaUeo á loa gsfes^
«mpeaó á e^tuar ei reembolso por cuanto el admimstAdo» y í^'ooota*
dor de la renta^tenián llave en la ei^a de tres ceiraduras»
IjOS tributos rendían 1^100,000 pesos; ^sus g^vámenes importaban
400,000: dejando líquidos mas de ^,000 con la particularidad de me
prúduciaii menos en tiempo de los corregidores y cuando «ran parto asi
vireinato las provincias qae pasaron á formar el de Buenos Aires*. Gon*
tribuían los mdios de 18 á 50 anos, y las tasoB eran de 4 pesos 4 rsales^
5, 7, 8, y hasta- 10 pesúe, según las clasificaciones y las loealidadess c<m
mas sil real: y medio del tomín para hospital. Así lo estableólo^ virey
Toledo en 1569 destinando una parte pura pagar el BSnodo al.enrardoe-
trüiero, otra para fábrica de iglesias, salaciostde junta' y preoeptorss, to-'
do lo cual manejaban dichos corregidores; Mas el visitador Areohé dis^
puso se enterase todo en las cajas reales, y se manejase allíkidlBtri!^
bucion á los inljeresadoB, pues aun e» estos' olqetoiB hubo tkwiMfiji, 9»^
tifioacicmes. ' '.* .^ío%^. v:'
i¥I 411
wéXIm^mf y «n wriiieiplM del praantte^lo tolo «xistífto SOOnUL Avüéi
^bfci^B«r>«i— al 1> virMift^yM dwie Ift» >coiéto á — oe UlfaljeM y *qne
«tt lT!9M(dómiielMMf«8M0B2Jeplflftthft elwndo alstoaMi q«e la» m«
%0raáiiaHɧad6B ákw «looiiiwidOTfw Ueno» de «rnUoioii y oodieilk Si-
tingnidii 1«8 enflomieiidM ae eoloMraiMbMet ean «Lsapnre de oecnigir
doiee, que oontinnaron el maltrato de loa indioa y eatoa opiimádea iiv^u
daoapiedepdo. jiiEiiqveel itrumaúÁ fonaar un pUmi. vank fome^tUar ó
aailaituk laa aegioeiaeíonae del ief«rHi»ieittQ, el Vitey vUla^puroU aa ao
•cnifSdeeilaitepetidoeleaeaigoal eeode^de iB«Mr«id% mteaió aer
útSlv Teatijoae. SeauHiddeimaidtdeftde 15 é»)nm» 1751 ae toniiaao
«ii»}«aito pai» diaéener la teaifih y atanoalea .de .|ié«ecoa. y etroa artCpa-
loé SDálom. Terilleado «ai, ae dio tt|»olMetoa xeai en oédal» de 5 de Ja-r
IJDde VrSk 30 lea dnaawwi loa ie|i«rlimientea iMitorizadiQaetti«e:§jDedA
diebo, y per alerto qne no ae yió oéaaaen laa vibleneiaa y loa xotboa. Re-
«náplMMoa lea aenegiinientoa por laa inkmdeiieiae y anbdelegaoioaeay
4viltiB •deeis qne el nenibre kabi» ▼ariadfs para qné loa malea perra»-
tteeiaii. Bl aaMeki^do. noítonw maa renta legal^qne el3 p% de loa tri-
Imioa^ne eobraba; y -habift paoYimúaa en <q«e jio lea j^ioaaei» naa áñ
aoopaaea anwdea.
ElreyMOfddaepiopnaieaennaefialainientode aneldea paca loaanb-
4ialBgnwiay eofliiaioiíando al efecto al eontader D. Joajinin Sonetqi^en
teñid el enadro eerreapaadlente; pero aunque ae remitió á l»eorteea
11IB5 nada aé habla reanelto beata qne Avilda entx^ él mando*
^ne de loa ramea cnyoa prodnetoa paaaban á KapaOaera él del Eatan*
eo da tabaeoa qne pioyeeto el Virey CaatéUar en ld74 y ae plaatlfiod éa
£999» Ka real drden limitaba él eataneoá Ja capital; maa éfYirey Snpe-
guada la aatcndid á todo él reine con una dlreeoloií ¿eneral, y íaotortaa
Mía el aeimie de tabaeoa ea Habaiia. Guayaquil y Cbaohapoya^ ÍUan-
da loa preeioa pa» venderloa al pábiieo. £1 a&o 1777 Uego D. Joae do
la Biya Agttoro, nno de loa diieetoiea de eate ramo en M^ieo. encair-
gado de arreciarlo en el Ferd. £1 plan lué prohibir la labor de loa ei-
garroa, introdneiéndola en el Bataneo y aumentando el preeio del taba-
eoéa rama á 9 peaoamaao^ cuando aatoaae vendía d 4 realea. Se trataba
de auMentar el inneao en un 300 p^ y aobiaYÍno el deadcden, él día-
ffuatogeneral, el &II0 á ranohaa mmtliaa pobnsaqae viviau de eaa in-
auÉtna^ y la renta no logró ni en gran diataneia laa Tent%iaa imaginadaa.
Snbe que dealatirde aquel empcAo, y en 1790 ae d^ libre la labranza
#e eiipíroa -mMÜéndoae al pdbtioQ el tabaco /en aama á 9 realeo librik
• <ü^9n'Tariaa adminiatcaolonea hubo deaenblertoa: iel direotor . D«. Miguel
Otennia Ibó'anapenae de auemigco y ei^|eto. á unjui|»ior-qaib4M!ó^ 7 aftoa:
alendo al dn repneate en 1908. /En cate tlempMi^MttarQK» fntie loa gefee
de<la renta 1>. Diego de la Vega y Di Pedro T^jRHilm.cii^a^on^ft'iinooneir
liaWea qnecauaawm. la may<Mf eoníbaien. £1 Virey Oaomo d^ó pendién-
tfl^^aaardrden del'Sey^ qneATfióaihiBO eamplir maniendo una Juata para
laceualnombróal regente Arredondo al oidor Pardoial ftaoalPa|^^ay á
loeoontadoceaGhaoon^'Bonet, y-D. Miguel Salvia dn^de^xeatableQo: una
anegladaorganiaaclenen el Bataneo como ae^r^ñiAoó en jMayo;de 1804
«anJandoaetodoa'lea^batáeidoa. . m i. .^yx^i^^.M \ ■^Z *.
' Hallábaaeentóaeee pendiente. en cata i»iil»jAÍiQrji«ui|oi;ruide8p..£n
^1809 elcontador Tn^illo participó, qa» ^ 1 teaawnOA^flnado.marqqti^^.dP
^aatéUon apareoia deaoalnerto en 87 mil peaoa por la auMeaion, de aoe
tMwtídaaen aAoa aaterioreab Siguióse un Ictia can el]|JiJo.de&.marq|iÓ8y au
noeeaor eti la tesorería por juro de heredad, y el ^aribunaldé cpentis en-
contró la eyidienda de ei» cargo declarando que no podía babor catado
oculto por 9 ftftos sin qno oonoiunrieseii oln» molivos: JSI re;;^ €dir«o«é%ir.
miento del desorden numdó qvte el contador D. Joaquin BoaetrsieteaaaMr
el bnen giro de la contabüMad. Selilivó'ejeonekm cootmlos tnoB^B át¡k
te«>reToysedi6'dotDdO6iienia€ail80&. £lpt«óáiiQtodel £0tl»eo>i«»rx0^
gnlftbaen 1180 mü pesM, y aanqne se ajjrmgiMron á él loséesEiBqpCBf paqpet
sellado, pdlvora y brea> los liados rafoies de estos ramos >]|0 «t»» úJt»
ooBsIdJ^raeion*
' £1 xendimiento del do temporalidades de jemitas se aplio6 en 19^ 4 k^
eetineion de vales reales incorporándose par* eUo en la teoiesúda' #Mal«
Sn 1806 estaba reducido ú 3.200,000 pesos de ea]^ital: las enteadéS'MBamifc
95y645f los gastos por los ol^etospiaoosos á ene se atendía, V^^^&kyhm
sueldos 14,o02 pesos; qnedaba nn resídoo de- 61 miL Las deudas OMitraift
das desde que se espulsaron les jesuítas sxibian á 6d0 mil pesos. £1 aSa
de 1802 se enviaron á Espa&a 798,968 peso» paii% su ^plioaeion á xedimip
vales reales.
En 1804 mandó el Rey se formase nna ^usta del Virey, Ansobispe, Be-c
fente & y otras en las capiMes de provmeias pava 'tomar raeon pmkiiM
e los fundos raices y censos pertenecientes á eapellanias, obras pías j
comunidades religiosas, procediéndose á surtasaeion y remate pasa mb-!
car su valor Á la c%Ja de amortización, obligándose el ilraCMi á pa^$ar loa.
intereses para que pudieran cumplirse las obligasioftCB ¿'-^^ 'se halla^
ban destinados. Las comunidades religiosas xeoIaÁiárdtt^v4ie¿stt'4aao^
ncs para no ofrecer datos y eludir esa £sposloion; y hméffíí oaUÉáteT aet
uegó con diversos protestos á pesar de qitereit Bey le habla' S^lleado'Oi»Htf4
^osás rentas, y concediéndole privilegios^ ^disi«néicnM('^|ttiéi h^
0ia el Virey Aviles, no gozaban los eabitddánias an1^k(uos ú^sSÉf '^
La renta de correos de que los vireyeselran^^^bdélmlftos, W4b ^
ala corona y tuvo por primer administrador eii"X|ini<i^^'^'J>^ tíNMriá^t^nm
Pando que fálleciO en 1802. Atilés mandó ba^ei^ibyi^ti^iOtf^f^ftaft
en arcas: habia 375 mil pesos y lo§ envió á EsplUlUi'eñt la'^|«níta doj^vtev-i
ra "Rufina" en 1803. ' ^'^ - «^-i^-» -^a • í
En las oficinas de correos proválecia el may0r'.desdi!4ién^/s0íB.oi9lM^
al contador D. Joaquín Bonetpftraprovidendarel 'rtol^éms^^8é^^éd^^-
láó un desoubierto efectivo de 130 mil pesos: e} R^v dji^uso^ el Boouéfttiíto
de los bienes de Pando cuyo valor no pasó de 13 mil pesos. El procitioio
total del ramo de correos se estimcaba en 80 iailpesos.
Los gastos hechos parasoBtener los buques de glierta de0de.l773 á
á 1785 en que regresó á Espafia la escuadra que habiii enMiide» ep ol P|b-
eífico montaron á 5.200,000 pesos ademaíidé>400 mUpor valor «fe deotoii
sacados de almacenes. La escuadra de 5 buques del geneKa]^ '41wá ^pte
estuvo en el Callao de tránsito pá¡ra'']^ipi&asett'I796^ ocasión^ en- 4 SM^
ses el consumo de 700 mil pesoS', pasandó-dé dOO millos hedtioa est^tosba^
ques "Castor" y "Peruano^^n solo 5 iñeses; • ' .."M'' '• - '
Se calculaba en 3 millones de pesoár las pérdidas ((ue^hábia ya'hrrogadoi
pl comeroiodo Lima la guerraHfionln^ll^ittírraéni^iempiy^é Aviles, asun-
to sobre el que diocurria largomjéfiíto a mócito'de itna esíMieiaiOn del Tvi*
bunal del Consulado. En su memiiüd refirió AVÜéé que al conde de I^re-
mío Real se lo habia concedido la ^griu^ Úíí introducir en eB&k - Améríea
negros conducidos de Afric^ en buqués hluéionales^ ó .estoanj^eros, «por-
tando por cada uno 15á^cuéros al pelo dé^^Btí^jinlis M¿eoL\ééíyiMg$B de
cacao. Ancló <m el Callao en 1806 jKJfiH^áU^óilie^^l^i^^^ ^'^aMS»r
á los seis jBdios de dado el priríldgio,^J^el'Vi)'ey -ttejg^ó l^'^éoi^uniea^én é
este buque: pero formado espodiente toda M^ilétnasionf^^^oyeeió al oqmt
do. Conseguido stl objeto, pretendió ísl registro .libro* do" ^ft^tiifio, cobr^^y
cfNScanlla, cargii proporcionaba paca lastre, y que debia producir
m m
8 «itfouloa peiteoeciontaa al 8«; 7 paca bi
je Iwbi» i^bidA de m miiuifitescia.''
Tratando de tadespabltwion y atnt»M del Perú lo comparaba el Virej
«OD la i«l» ds Cab». Ub el afko 1796 entxarou en ella 5711 nesiiM, ^ £ Li-
ma eo igual tiempo 294. Y ai eo 12 afios corridos de 1790 £ W02 eo impoc-
tUoaaaA«t)^ltt6&,74T-qae¿30Qpesoe Baman 10.724, lÜO, en el núemo pe-
riodo MeMOEtAtoa (ais WDtar otras prodaccioaeB) 1.497,631 ciyaB de
azúcar de A 16 arroboa qua í '¿O pq»os suman 44.930,730 poMM todo ■egojí
4oeniiuntwmiUliaadi>*. : ¡. ' ■ .. .
- IdW litt#itaeBGÍHqae ee^gMtou.eu ..el Perú fueron. 7,j,deapaea w
Bgiegú la octava con el territorio de Puno, Habia C>4 pnrtidoeú sitbdelf»-
noiooM mm 1,360 pueblos. £aXima^ yiiiD¿ci«ar I» intendencia an
Icios ootubtioduie en 2¿ deáet lenibra <lem04 de primw ínteódeata «)
•ccoiielD. jaaaUarfaGidvesq.aa.loBia,de Hoancaveüca. Lade Iiinu
4«nia aUiboolonee limitjuína ^c ^fÍLlaiM pces^to la autoridad dcj
Tmy.
- Jjti cindod de Ijima en 1606 t«^a 355. calles eu 35 bairÍRs; grataba S^
pi(utaa,3(t41«auBdBlaasnaleepecte«ecianá particulaiea 2806 y 113S i(
oemumdftdea i^igiMaB, A lo eel^ástico ; lí obras plaa. ^eguu el censo
beQho- 041600 déúHl«a(lelVii»v.m4K«aás de Salinas, iesiiltsn>a.exiat«n.'
tea 14^ perBooas; 7 en el de 1792 se nnmeiaron ^Q«& Fp.6 e^te iD£xao-
lupúF ooiwtaeioadeeaolayoey pietMapacioBBS.de la seai» vulgar qa«
£t^ se hacían padrones paia gravarla oon imimestub. La publacion eff
178lHhabiaooiMMleradoji)staineate,.en 60 mil almas, con !^ eooTento^
tlmoiuMterioedeipoigas, 4, beaterío», oolegios 3, j 3 de miüeiw; ^ hos-
pitelM, 3 ofww de misericordia.
Fot cédala de 15 de Setieiabce de 1802 concedid el Bey al Aynñtamlen-
^ dlTenoshonotes yj^neoiinenciaa 4ÍBtinguiéDdale ooa el trat^ieiit?
jmilYi']iT"is jií n'nriÍpn|?triTi|nfin rl jr S^oría. Se le ^Ddicaion Iw
¿mnins desia» y bpdwBltp: conl(>,ana loe de nrMiios ftijq tmut. ;isc^)u|ea-
dmtd la eavtidadde 36^ pesiM cieoíeíoD «69356, pues el de sisa cemá-
taao en 43,650 pesoSp^ dejaba lilin-.-t Au t-jil;i pcuatuti •¿t},7yi'J ij<;si)d y el
¡^l»dMwql?«jA, limpia;!, ,111 sil oi-iyei» lu¿ iiiii.ia>iti'¡u tciiipoval para
-OB)nai^tlU4i<>a*.'£qWlP<^'^'^^u"^u'^eHu c:ijuribuí pur ul vibitudui guueral
daLs«u«>eiil782qflo^)(te impui!.sto ■ ■ -■■' — .> i--— . ••—i — 1
fUjoapáa poi docoinetijjá; áutúBtico^ < . ,
.i(^at¡da0aa ooDtrfteaeii^i^ClD ■luodest'uuüurupui'ciiiiiii 8^ini| pcauHpftrala
.fdóiaeía pilaoaehülwen luplaia Qp l.'>67, y IBfi mil .pan la obra'del
poente. Él bodegiye ñiá niiii puslui^er. P&^íiíasfi S. lua .unvíerua poi l^a
^-""oade bo4sga%au,.E«al m>r tauu|^a de triuoL y csUi p\u(:ei¡'¡ iujitato ni
wEarE*awe<iepoit[ac lii^ badeu:a(* "f eifiñcaruii L:oikprtiiiit>!uidelQo-
fi d« qoe W depositATÍu todo o) tcigo en tllna y usi crej'ó que é^
""' Mpondia nuts biüu ul (pie lo custoiliuli^i. Pat lífila, rajíou ilis-
soeldos y ga^lua dn poücfu vi iii)piu>aiu i^dc suliro 20l,:t9i>
np outi'aban,. iiiip<)rtiiíi(t,2ú,511í|pe!iUfl. EhIíi niciíida
hacienila ulafio 17pa y li'touiniiúVIlíÜl' rc'diieidu-
„ yiu da pwicia coiopuusto di.: '1111 iciüeiitr; cmi dos
, .SW*^!" ¡il cabildo, Viiriüa iií^L'iiíert, un oiai'»li-o du
MiflpnitJi'uilo dv (eyieulQ lí D. Joao M^trüi K;;ufiit quu
"iií eoi la époojí dei yiifty A*'*'*^';*'^ 'Is^'^'^ L'"?"
481 AVI
g»gt»s460p6>o8in#MiMÍ6>yhifti»6<MTiiay lÜairHitttw. Stl9St*'iir
ttfliidó esting^ir las aeeqviiHida lasoatiM y oaiM» y que se iomtam&a: al*
Icwe fasta di8|^8ici<m solo prinoij^ió á atooatane, y sé tío dasmiea de mm»
piioiidas algunas aóeqalas, qvoen 1791 antiatoii «iiloahoq^iialea 14yéi9
pvirsonas y ya ea 1796 tolo 11,366.
En 1805 Aviles mandd estableoer los oradores nootnmosósereiioetel
pfoyeeto faé da D.Vieente Salinas alcalde del IwniodeMonserrat en qm
se mzo al primer ensayo, y se ^6 pttra sosfeenerios una eontiibiiolea ú
c^tia se prestó el Tecindano.
El Yurey oreó la junta y visita de sanidad en el CMlao, y mandó se su*
Jctaasn á rigorosa caarentena los bnqúes de ciertas procedeneina qné
oftaciesen recelo de contagio epidómioo.
Las reales órdenes de 1? de Setiembre de 1803 y 90 de Ifayo de 1804
Ananeiaion la venida de comisionados pava propagar ^ piecwso hallna*
go de la vacnna. Bl Virey de Buenos Aires la envió en vidrios toa iiia*
truccion escrita sobre el modo de transmitírla, y se recibió en Lim» el S3
de Octubre do 1806. Aviles dispuso se conservase én los nillos de 1» cea»
dee&positosy nombró al cirt^ano de marina D> Pedro Belomoy que IM
^^rimero que Uzo uso de ella, para que entendiese y se ocnitase de la
inoculación sellaliíndole el sueldo de 500 pesos, £1 Cabildo asigné una
pensión temporal á Cecilio Cortés esclavo de D? Rosa Cortés por haher
sido el primer vacunado. Se celebró váÁ solemne misa de gvaelBar «i
mandó el pus $ los departamentos del Sui; y al arribo del comisloiiM>>
de Espada D. José Salvani tf principios de 1806 se le alojó y obaeqnid
oon mucha distinción.
Del empadronamiento hecho en 1770 habla resultado existir en lÁtok
90,581 personas de cOlor: de elloe 9,003 eran sirvi«ates libres, 1,097 «rte-
eapos, 9,929 eaalavos jr entre éstos trabajaban como jornaleros dfíSx io
restante hasta el total indicado se componia de vm;os, gavilla abnudan*
te y siempre dal^osa en está capital donde es Isan f&il snbsistit sin tenev
'ocupación» Crecido número de ellos eran bhmcos, y el Bey dispuso e» 9
'de Asesto de 1781 se les enrolase en el c(iército: ésto ñié el origen de las
^desSoñes que acerca del calificativo de vi^^ ha venido Sóstoniéadosa
hasta el dia por los que los protegen. En aquel tiempo se llamó el alista
Biiento de ellos, corrección paterna para mejorar costumbres. Para «MI-
toa al trabajo ó los reos, se mandó en 1804 estableoor un presidio et^ el
'Cuzca, y se prohibió en Lima, aunque en vano, dar limosnas ó aumente
ft n^eñdigoB en los conventos y el que pidiesen en las pnértias de4oe tem*
píos. Tomáronse también providencias para crear diputaciones de eari-
dad y atribuir socorros por parroquias á los qué realmente ñiésen dea*
validos. Hubo hasta rondas para perseguir en las eailes tí los supuestoa
menesterosos. El Virey Osomo creó una sociedad de beneficetioia cem
personas notables para ftvorecer el hospicio del Cercado^ pero la Corte ad*
virtió á Aviles en 1803 no era necesaria cuando bastaba para eso la mano
4^1 Oobiemo. El Yirey entonces túvó que ^encomendar este objétela IX
Matías I^reta como director. El diohé hospicio tenia ya pocos pebiesy
j ims rentas CAti^baa reducidas á 1371 pesos.-^ráiM, Lúártm de Qmectárm.
Cuando por cédi|li| real de 15 de Julio de 1809 se incorporó al Fsfed el
territorio de Maynas, su población total eite de'7,636 personas, y la tra-
pa que se empleaba pava guarnecerlo constaba de 40 hombres con 60 fli*
pdles sobrantes. *
En 1) de Julio de 1805 avisó el presidente del Cusco al Yirey Avüéa
3 ué el 95 de Junio se habia- denunciado allf al oidor D. Manuel Plácida
érriozaví^ una conspiración que se tramaba con varios vecinos por el
tieniente asesor )>. Ifánoel Übarae, el abogado protector 'denatayélM P«
AVI m
lfH«i»X)l«i»»I>.CtolirielAiiiU«r(Btteif«^ Mlorde «lU) Fmgr iHigo
üiMaMiPO y M oapeUan del lioipitalae San Andfes D. Femando Qáliet^
hb avlHÍ«i'lteiCo& yiamskm «l prisión. Bwriosftval mismo iuvoel enóái^
f» ae s^oir 1* eMi8% y apweeleiido oomplieadús el zesidor D. Mannel
atveflh^ el teniente coronel D. Mtíihio Campero y el médico D. Jn^
to Jnetkila&l ae lee anesfed también. £1 Yiroy envió dos oonqatafiias^TcP
tenmas al Cnseoe provino qne entrotanto, se anmenti^ la fiíersa a«mar''
telada de mílkriasy y envió oraenes precantoriae á los iníendentes de Po-
no y Goamanga. Interoeptóse por .entonces nnaeartá qñe nn doctor Es-
mi vel de la Pas esoribia en lenipii^mii^ snbVenlvo ¿L abogado D. iPe-
oro Pteiiagna. La cansa terminó en Diciembre, y el dia 5 fné iejeontada
la peaa de mnerte impuesta á AjKnilar y Ubalde. Dongo qnedé senten-
eiaoo á 10 a&os de presidio y oonnscaáon d^ bíenCs: nn indio noble Cn-
sihnaman á dos allos de confinación; el padro Barranoo, yalver4o f el
élérigo Gntienez serian remitidos á EspafLa, el onra &. SÍarípos VaXoixA'
no áieclnsien temporaL y declarándose a tíamperó libro y viñdioado.-
£Ublendo ÜBfmado algunos norte-americanos nn pequefio estableció
miento «a Jaan Femandes, el Viroy envió nn imqne de j^rra nara desat
legarlos, fomo se verificó en 1805 trsjrcndo varios individuos al Callao cA
comandante del '^Pemano^ D José Isnacio Colmenaros.
ftenovada la guerra e<m la Gran Srota&a después 4c omror un corto
aeriodio desde que se ijustó ht paz en 1808| se roeibió én lama noticia
de la dselavatoija de l>ieiNnbro de 1804. í' en su Consecuencia el Yiiej^
A^^lés diotó las providencias, qne tuvo mr oportunas para roohaaar al-
gáñA agronon enemiga dn el lar^o litoral del rertf: iu^^w dCsde Inegn
lasnfiefontes al intento^ pero las tínicas posibles. jLa ñierza naval düi^o*
i^ble en' el CaUao se eomponia de la fragata de gneríá Astiéa, la corbeta
CaattMT, y el bergantín Remano. Paia este buque se fundieron B ca&onea
de bieonoe y se oomncaron ÍO de fierro, liíl Consulado armó nn buque pa-,
na «ooperar á la defensa del puerto. Se íiabilitarón 3 ca&oneras s^ conis-
Isniyeron otras dos, y dos botes, fundiéndose 8 obuÍBes de .6 pulgadas. BU
tnaióBse comandantes senerales en la costa: del Norte lo fué el coronel
]>4 Gavina Ctoinaa y en la del ¿ur el intendente de Arequipa ci^itan da
íkaisata B. Bartolomé. Haría Salamanca; oficiales eni muchos puertos con
pe^nefias partidas veteranas para instruir las miliéías, y patrullas para
convocarlas en casos uigéntes. Solo en Pisco y Piaita baola algunas, pie^
ñas de artiUerik Se acopiaron raciones en el castillo del Callao, ioímn^
dose allí medidas de precaución y seguridad. Las tropas fueron Áatri-:
buidas oonteníenteménte, y se decrotó un alistamiento genenú. £1 únU
•o enevpo de Itiiea, el Regimiento fUo, aunque constaba de 1468 plazas
no teníaen Lima mas que. 400 hombres disponibles por los muchos au-
sentes en comisión que ílEJtaban en mus filas. Se acuartelaron 140 de mi-
iioias, y un escuadrón de Dragones y se habia mandado Á Chiloé dos
C4Mnpa?nas. .,'...
Aunque hubo órdenes del Bey paria riMxrganizar.la artillería con tres
eompaáias de á 100 plasas y una voJioite de 8^, Aviles no sé opupó sino
muy po<H> de esta arma dancíp rasones efímetas como la íaljka de reclutas
y de alojamiento. Había venido de iisnafia como ^ub-íñspector para di^
rigir di&rentes roformas el coronel D. Joafpin de la Peznela. £1 contra-'
tlsta D. José Bohovqnez Várela no cumplía con* entregar pólvora en él
número de quintales á que estiaba obligado, Verto íl mil por año, para
Atwteoer mbientes puntos ée América: por lo* qué reseindtdia Itf é^tra>
ta ae celebró otra con í> Juan Mignel de Casta&eáa quien trató de cons*
tmir nuevos molinos y tuve que «ostenet pleitos con Bbhorqnez.
£1 oomandanto genend de inarina xecien noiobradb, y él j^rimero qu«
Óctípd este ptíesto en el Ckliao, fbé él brigadier <ie la arinffdtf D^ IVinfíte'
de Úgarte y Liafío. Este reorganizó y ereó diferentes estableoímientoii
•ieii£i de dictamen ^no para precaver el contravando y defender la co»^
ta se necesitaban 4 corbetas de 20 cafiones, 2 bergantines de á 16, y dos
soletas de á 10 d 12 piezas^ lo cnal aprobó el R^ en 21 de Setiembre de
1801, mas los dichos bn^nes no fire enviaron de Bspaña* La plana mavoi^
de marina era tan numerosa como las exigencias de ligarte onyo des-
eontento molestaba al Virey. La economía y poca prestación de éste
chocaban con las reclamaciones del comandante general que no so pa-
raba en gastos, y así hnbo continuas desazones y altercados haciéndose
Añantioso el gravamen y diapeudios de ios ramos de marina. Avilós re-'
clamó de mncnos gastos, consiguió suprimir algunos y moderar no po-
eas pretenciones infandadas. VMse Ugarle y ImMo,
£n cnanto al ejercicio del patronato real, escribía él nai^nés de Avi-
les á su sneesor. ^Moderados los actuales prelados, y los impnlsoe del
« oelo por las t^acibles reglas de la prudencia, no se han ofireolde en mi
*^ tiempo esas acaloradas contestaciones que con el especioso piretesta
*^ de decoro á la dignidad y ultn^e de la iurisdiccion, han producido es-
^eandalosos disturvios*' La memoria del gobierno de Aviles no se ha
imblicado.
Por real cédula de 15 de Jtdio de 1802 se mandó erigir un »a0v<> obis-
pado sufragáneo de Lima en el gobierno de Maynas, el ciMd es-Mpa»^
oel vireinaio de Nueva Granada y de Quito, lo mismo que los t^nitorioB
de OnUos y Canelos, Sncumbios d&. Esta determinacicñl pareció bien al
Yiiey de aquel reino D. Pedro Mendinneta como se vé en sti memoria de
1803. En eUa observa que entonces aun permaneciau las diócesis de Qni-'
te Panamá y Cuenca dependiendo del arzobispado de Lima lo euM oÍTet<
oía no pocos inconvenientes. La residencia del nuevo prelado debia
ser en el pueblo de Je veros por su mayor número de habitantes, y ser lu-^
ttgüí central de las misiones principales de Maynas, de las de Huallagay
ücfl^ali hacia el Síur, y de Pastaza y Ñapo por el Noste. Al obispo se- 6
séllalo la renta de 4 mil pesos y mil para des sacerdotes ^ue le aeempa*;
liasen. También se dispuso la entrega de aquellas conversiones áloe ui«
sioneros de Ocopa, aphcándoseles efconvento de Huánuco deque toma*
ron posesión en 1804 para casa de novicios^ los curatos de Lamas Me-
Tobamba y Santiago de las montafias. El virey dio á cada reliffiose el
viático y Sínodos sefialados por un aSio ordenando que las c^)as de Tra*
]illo les abonasen los snbsiffuientes: pero negó los 400 pesos que ademas
se pedían para el prelado de las conversiones.
Aunque el Papa por un breve concedió á los religiosos qnehnbieseit
servido 12 años en misiones la graduación de predicadores generales, tf
los que hubieran trabajado 16 la de ex-deftnidores, y á los que 20, las eseí^
•iones y privilegios de padres de provincia^ este breve se obtuvo de sor-
piesa y no se presentó ad consejo para el pase sino á los 7 atios, en el de
1804. Aquí se representó contra él por los gravámenes (]^ue debia ofteoer á
los fondos de los conventos; y por tanto A^és suspendió su oumplimien^
to. £1 procurador de misiones ocurrió á la audiencia por recurso de ftier-
sa,' y se declaró por este Tribunal la hacia el provincial para que se eje-
cutase. El Virey habla pedido que se impidiese en España la venida de
frailes Jóvenes, que luego pretestando falta de salud, rehusaban la fati-
ga de las conversiones.
Un misionero 0. Rafiíel Andreu y Ouerrero* consiguió del Bey el títu-
lo de obispo auxiliar de Santiago, de Arequipa. Charcas y Tncuman pa>
ra oontkiuar en el territorio del Paposo y de AÍacama sus tarea» apostó^
lieos por* estar muy lejano á Copiapo^ Se mandó fonnarm» el puerto <Ta-
425
ift poUaoiim parft Kvair £ los m^nnles diapecaiM admitidiido-
la útiles, j agieeándoae al Perú toda aquella contaroa. Detei^
n l^ que cnauda llegase inüten se prooedieae á
fnrtidoar y goaiueoer dicho puorto. £1 Tixey manifeatá en 1604 los ma-
chos ÜLooBTemietites que estos pn^eetos oíreoiau: peTo«l B«7 insistió raí
1805, dicieodale iiiereoi& mnoho oonoepto el citado Obispo: Aviléad^
el asunto á sQ auoosor, y no sabemos ((ue éste hnliiese tratado de lleTarlo
Apoaae de loa enoargoe que tf^jemn al Perú los víÑtadores genaialea
DU» baosT en laa «irdüíes rellgioraa leEamus Importantes, no coitespon-
Hiecon los efectos á lo que m piometla el Gobierno fiaia moralizar los
oonTÚitOB. Ni>T)nBienHienobralaanpieBÍODdeloBineu0reB:ni elniime-
I» de febles ee limitii í loe que podían sustsutarsa con sus mitas, derT-
T&idose do este principio la &Jta de vida común origen de tnístes deeúr-
dencK HoaalMiaos ai aeiía Jneto culpai de olgun modo por omiaion ó
inéraiB alViray que losdeploraba oon fundamento.
Ko faltaron deoasonea y escándalos en la época de Atü^ en vtuioa
conventos, & oausa de la duración de los ptelodoa 6 su relevo. Eo loa de
la Baewunuertely Santo DiMsingo bnbo cuestiones reflidas qnedeman'
darou fuertes prondeucias y el ^rey las tomó oon maa que acierto.
Aconsecaenciadelaconfaslou éirregulandad que habiaen el beaterío
3a Amparadas dictó el marqués de Aviles diferentes órdenes pararemediar
cJ.mileBta4o¿e*jia laea Dispnmi h" i •itiugniüse la coutríbneion do piao
qui t- tiíl [ iln illi il, > luaaa por BU reprobada
coüdi 'pcutidas, las deposita-
das 1 1 andaloBos fneaen arres-
tada. 1 LL I ' 'ndo fondos, mantavie-;
sen ^íía lííwi j liU ¡ is \n ¡^ii >iti \ ki iii 1 i1 ¡ Salto Visitó la casa el
Virey yGai.uiitio lili triu- iiui">i" <l uiiij n •- r ui franca entrada y eali-
(la, prulubiii el iii(,icau rtu lijuibii-i \ m iml il rrar la paort^ con cato
muy proutti ciULiloiuii hnlu ulIi i IIi i h i lul ir las paredes, paes faga-
1)1111 lia 1.1011 ijufii iiJ I ic i1 iiiilu ) i 1 1 n 1 I nr iiltiiio nombró juez conser-
íador á ui>,maii3l-ru Ujia AuiliLiitia, ¡ din '■luí espiritual al Dr. D.To-
m¿S Jub6 lio Gol O" iinl
El tajut ti del Monte de Piedad era do W,000 pusoa y daba un tres poí
oieuto Sér\ idu pjra aameuC irlo, i 000 pi^ang qnn se abonaban del romo
dosui-rtca j'íOrtdrtlaLiaidi. gallua
XiaUbiMmidiHlí,iíiti!iagrn!idi-i Niimni on I is rtinciones con queaeW-
clbíoen ella tf los uitp .inH vin jfR cniturabn un no tenia objeta neoeea-
lio ni laud^blL, 4 uj bLi-ülfino <.iiiit.títti.i mi iiti i repugnante adulacioB.
ElBey tpuia dispuesto r[no (•■•is gr-tn no pa-. in de 2,000 pesoa; pcroel
tlaíisíro crcvciiilo suplir li l-tlti njii lando ii! i imo de indultoade gla-
doé, lo oBtendio de tal modo ijlie llego 1 irrrrputar hasta cien mil posos
olaeflLit en qilo sitlialUM, V niViB iiiti'ri'ín ijienas podían eatiafaoer-
se Aviléa íeohi/ó i(¡;ni 1 oliaeijuio í sn adicnuiii into al mando.
A laíiito du Iiabtr uIi,luÍo l1 OIiupo de Ar juipa los fundoa enyoB
iWzmos pudiPiDQ rubtir It pirte qui? 1l (oii npondia eu la grnosa, le
hizo oj)uaiL[uu lI Cibildo, ilo lu qau ru'julto liiber declarado el rey en
ISOl, que loH priiladoH uo leiiiati tn4.uttad de dtai^nar las haciendas que
pudieran tubiir iim 1 11^,11 ■jolones
£u Ijdu Julio du l-iiia hizopre^entp 1I Virey la eala del Ctímen de b
' " ~ ~ A« 10 había ninguna causa criminal en poder de los reláta-
le ^láUabAniuy deaocnpada do sus atenciones naturalea. El
Jtljo cttmpjir una ley de ladiaa, dispuso ee oontnjeae dicba
426 AVI
sala ál despacho de oaoBaé civUes, de las oaaLea en pocos meses desp»-^
ohd50 que estaban muy rezagadas.
£n 27 de Abiil de 1603 se mandó camptir una cédala espedida pan»
que no se diese sentencia de muerte sino con sala compuesta de cinoo
jaeces, y se amplió esta medida para los casos de azotes ó presidio por
diez años; y como f aesen solo coatro los alcaldes del crimen, se deiermio
nó pasase siempre un oidor á completar el número.
La existencia de dinero alluyas y deudas en el juzgado de bienes de
difuntos era el a&o 1806 de 79,553 pesos, de los cuales habiatonaado la
real hacienda como empréstito la cantidad de 50,529 pesos no obstante
las leyes que lo prohibían.
Por una real orden de 19 de Mayo de 1801 se dispuso que en las nnÍTer-
südades de capitales donde hubiere Audiencia se estableciese un censor
regio qae sena el fiscal de lo civil: en esa cédula se detallaron sus atsi*
buciones. Debia desaprobar toda doctrina opuesta á retalias de la soio*'
na, leyes, bulas, concordatos &r% celand<r la observancia de la moral etk
todos respectos»
£n otra de 23 de Mayo se derogaron todos los privilegios que habí»
para no pagar diezmos y solo quedaron exeptuadbs los Ludios según la
ley.
Xa de 3 de Agosto acompsAó un arancel de lo que se pagana por gra--
ciaa al sacan invención dirigida á poner nuevas gabelas á los preten-
dientes.
Otra de 10 de Agosto declaró que tocaba al Rey selLalar donde habían
de consagrarse los obispos. Mandó juraran éstos que se embarcarían en
primera ocasión para sus destinos por cualquier puerto, so pena de pri-^
vacion de frutos y sin lo cual no se les entregasen las ejecutoriales. Que
antes de consagrárseles no pudieran ser propuestos para otra silla por
ninguna causa, pues para esto debiau haber ejercido funciones en sus
diósesis un aSo por lo menos.
En la de 80 de Setiembre se prohibió la esportacion de la platina, cuyo
metal venderian solo al Key los mineros ú otras personas.
La de 27 de Noviembre: que no se permitiese hospicio alguno de rSli-
giosos, y que se cumpliera lo que estaba mandado sobre adquisición de
bienes raices por manos muertas.
En 4 de Marzo de 1802: que ninguna autoridad destinase reos á los ba-
jeles de guerra. Por la de 23 de este mismo mes mandó el Bey que para-
subsanar los efectos de la guerra pasada, se vendiesen inmediatamente
todos los bienes de temporalidades de Jesuítas, y se remitiese el dinero Á
Espa&a.
En 19 de Diciembre se tituló villa á Celendiu, separada de la jurisdic-
ción de Gajamarca, y si^jetaá Trnjillo: que tuviese Cabildo con varas vi-
talicias: y pudiese haber en ella dos ferias anuales. Que Oajamarca fuese
ciudad con ayuntamiento completo, que eligiera alcaldes ordinarios.
Por la de 12 de Enero de 1804 se dio á Paita el privilegio de puerto me-
nor, que tenian Huanchaco y Pascamayo.
En 19 de idem; se ordenó al Virey no nombrase tenientes de cosmógra-
fo, sino solo agrimensores.
En Marzo 8: que se construyese un fuerte en Pisco para su defensa»
lia de 16 de Ajbril mandó que del ramo de las suertes se socorriese con
mil pesos anuales al hospital de San Láz£ux> de Lima.
La de 22 de Abril prorOgó el comercio libre de negros pe» doce a&os
psura los espafioles y seis para los estrangeros, b^jo las reglas pxescfríp-
tas en cédula de 24 de Noviembre de 1791, y otras posteriores.
AVI 427
£a 89 de ídem: qneel jusgftdo de 9gUM de Lima y sos vállee eonea-
pendiese á 011 aynntamieuto.
Mayo 29: qae se estableciese en el Cazoo un pcesidio formando el Vi-
cey- el reglamento que debeiia regir eA él.
JDe 23 de Jonio: qae las carnes, sebos y arroz ammoaaos» líieeen li-
bres de todo derecho real y municipal con cualquiera denominación.
JjBk de 13 de Agosto: que ei departamento de artillería de Lima oom-
prendiese todo elvireinato inclusive Guaj^aquil y CIúJaq.
£n Febrero 4 de 1805: que por motivo aJffuno se concediese á nincnn
empleado ni á su familia peimiso para ir a £spá&a sin consuka previa
al Key.
Carlos IV á propuesta de la Junta de fortificaciones de América, resol-
vió en 7 de Julio de 1803 que el Gobierno de la provincia de Quayaqitíl
dependiese del vireinato del Perú y nó del de Santa Fé, esto lo ratificó
Abascad en 1810, y el a&o 1819 fué cuaudo el Bey limitó esta orden á lo
puramente militar.
Acaecieron en la época de gobierno del marqués de Aviles algunos su-
eesos que merecen apuntarse para memoria de ellos. De esta clase fué
laesplosion del volcan de Tutupaca en 1801, y la reedificaci<m de los mu-
ros ó tajamar delante de la plaza de Acbo: obra que costeó el Cabildo,
lo mismo que la de la nueva alameda que lleva ese nombre. En 180S la
viruelaise generalizó como una verdadera epidemia que hize perecer á
muchos pacientes los mas de la clase de indigenas. Ese mismo afio in-
teresaron en Lima el barón de Humbcld y su socio Mr. de Bompland
viajj^eros cieutíficos. £1 19 de Abril de 1803 se oyeron en Lima varios
truenos por efecto de ana recia tormenta en la cordillera: lo mismo se
repitió en Noviembre, sintiéadose algunos temblores de tierra. Se habla
efectuado en 27 de Agosto un auto de fé en que se castigó por la Inqui-
sición á dos migeres, una apellidada Bivero y la otra conocida por la
San Diego. Otro auto de fé tuvo lugar el 17 de Julio de 1806 en que se
castigó a un individuo perseguido per hechicero. La ciudad de Guaráz
presenció en ese mismo a&o el suplicio de Pedio AldanSb Martin Duran
y Maria Colonia, ahorcados por haber muerto al marido de ésta.
£1 afio de 1804 hubo repetidos temblores, uno de ellos muy fuerte el
22 de Abril; ademas, avemdas copiosas en algunos rios, causando inun-
dación en Jequetepeque; y como reventasen cerca de Matucana irnos
volcanes de agua^ el grave crecimiento del Rimao destruyó puentes en
esa quebrada, y en Lima parte del paseo de la Piedra liza. Sentenciadas
Á muerte en la capital cuatro mujeres por asesinatos alevosos, fueron
ahorcadas Manuela lUymuudo y Maria Kamos: á las otras dos por ha-
llarse en cinta se les conmató la pena. Sufrió la misma de horca en 18
de Octubre de 1805 el famoso ladrón Agustín Guerrero que habia come-
tido muchos crímenes en los caminos públicos.
£1 30 de Abril de 1806 una fragata de guerra inglesa, ^^La Luisa," que
atacaba al puerto de Anca, varó eu la playa sin que hubiese podido evi-
tarlo su comandante. Los milicianos de dicha cindad, tomaron prisio-
neros Á los que tripulaban la fragata, y fueron traidos á Lima.
Hemos dicho en otro lugar que el marqués de Aviles fué modesto y
beuéñco. Socorría las necesidades de muchas personas secretamente, y
de su caritativo celo eu favor de los enfermos desvalidos, liay abundan-
tes testimonios. Bastará aquí citar como una prueba espléndida de su
generosidad, la fundación del hospital de mujeres incurables, cuyo edi-
hcio fabricado en 1804 está contiguo al del Refugio. También hizo va-
nas mejoras en el beaterío del Patrocinio.
£u 20 de Julio de. 1806 entregó el mando á su suceao^cl general D. Jo-
K
L
428 AVI— AXL— AYA
sé Fernando Abascal, habiendo gobernado el Perú cnatro añOB ocho me^
Bes veinte dias. Permaneció algnn tiempo en Areqnipa atendiendo sH
reparo de sn salad. Hallábase en esa cindad cnando se juré obediencia
á Fernando Vil en 1808. Contnbnyó en repetidas ocasiones á auxiliar ál
Erario con motivo de necesidades públicas: en una de ellas obló doce
n^il pesos de sn peculio.
Abascal se hatiia ofrecido á la Audiencia y Cabildo de Buenos Airea
para ir personalmente á dicha ciudad con motivo de la guerra con loa
ingleses. En 1807 no pudiendo hacer el viaje, propuso al general Aviles
fílese á enciurgarse de aquel vireinato, vacante por la &XM)sicion del
marqués de Sobremonte. La tentativa de Abascal no fué hien acogid»
Sor el Cabildo de Buenos Aires, ni Aviles se prestó peor su parte alegan*:
, o varias razones para ello, sin olvidar sus padecimientos físicos^
Nos es ffrato antes de cerrar este artículo hacer en él un honroso re-
cuerdo de la esposa del Virey D. Gabriel de Aviles. La seüiora D? Mercer
des Risco y Ciudad, nació en Lima el año 1752; contrajo matrimonio ála
edad de veinte años con el marqués de Santa Rosa, cuyos padecinnentoa
por falta de salud exigieron una prolija asistencia á que su consorte
atendió con esn^ero y resignación his^a su muerte. En 1782 el nuurqués
de Aviles <][ue se hallaba en el Cuzco de jefe de las armas, y conocía á
ibndo las virtudes de la viuda del de Santa Bosa pariente suyo, la soli-
citó para un segundo enlace que motivó la marcha déla señora al Cuzco»
Quedó en Lima la marquesa cuando Aviles salió para Chile á desem-.
penar la presidencia, y después mientras permaneció de Virey en Bue-
nos Aires. No penetraron en su corazón sano las ilusiones que engendra
la vanidad y que fomenta el soplo favorable de la fortuna. D* Mercedes
Risco que vestía el hábito mercedario y vivía consagrada á ejercicios
reli^osOs, sin desatender por esto á sus deberes, prefería entre sus ocu-
paciones la del servicio de los pobres, buscándolos y dispensándoles los
beneficios de su caridad. Esta virtud que entre otras poseía la ejemplar
Yireina, se estondió al convento de misiones de Ocopa haciéndole seña-
lados bienes por interesarse en la conversión de los indios. Unida á su
esposo y á la señora Querejazu, otra matrona limeña muy di^na de ala-
banza, costearon por completo y rentaron el hospital destinado para
cuidar mujeres incurables, y que está junto al del Refugio iñindado
por Santo Toribio. Nunca desviaron de sus sólidos principios álaresp^
table D? Mercedes Risco, ni las comodidades ni el fausto del palacio; y
l^i se sintió su influencia algunas veces, fué cuando la empleó en prove-
cho de sus semejantes. Acabó sus dias en el pueblo de la Magdalena el
^o 1806 dejando memoria de su esclarecido mérito.
Viajando el marqués de Aviles para España, tuvo necesidad de tocar
■en Vabiparaiso eí buque que lo conducía. Allí se renovaron sus padeei-
inieutos de salud y talleció en 1810 á los once años de haber dejado el
piando de Chile, en que fué el primer Presidente que entregó á su snce-
^rrehv<4Qii circunstanciada de la época de su gobierno.
A^I*| — ^Hbnrique — ^Fué relajado y ahorcado en Lima el dia 5 de Abril
de 1592, por sentencia del Tribunal de la Inquisición. En este auto do fó,
cuarenta reos mas sufrieron las penas á que fueron condenados.
AYALA Y CeilTEGRAS— D. Diego— Comisario do caballería, hijo del
oidor de Lima D. Gaspar de Ayala. Fué el primer provincial que tuvo
en esta capital la Santa Hermandad. Compró en 50,000 pesos ese desti-
no que se declaró vendible y renunciable por cédula de 163?. Se recibió
^ 20 de Jomo de 1633, y desde ept{Hices quedó suprimido el oficio ú,q
AYA— AYL 429
/dealde de la Santa Hermandad que hubo desde 1550, y era nombrado
por el Cabildo anualmente. Tenia el provincial voz y voto en el Cabilr
GO, y oenpaba el tercer In^r después del alférez real y del algnacU ma-
yor. La Santa Hermandad sostenía sus cuadrilleros, y el Juzgado despa-
chaba todo lo concerniente á la seguridad pública. Hubo ordenanzas
dadas por el gobernador D. Pedro de la Gasea en cuanto á Policía rural
contra malhechores y esclavos prófugos,
miiOll— El padre Francisco Xavier — del oratorio de San Felipe
Neri, natural de Guancavelica. Sostuvo y cultivó con mucho celo los
ctjereioios espirituales que con el título de Escuela de Cristo introdujo el
licenciado I>. Juan Pedrero de Santiago en el hospital de San Pedro que
fundó una hermandad de sacerdotes en 1594, y cuya iglesia fué conocida
des]Hies por de las Recogidas. Consiguió que D? AnadeKobles viuda rica
jÁ quien él dirigía, fabricase la capilla y casa del beaterío de Norias que
se instituyó ^i 15 de Octubre de 1674: y acordó con la fundadora á insr
tancias del Arzobispo D. fray Juan de Almoguera^ se pretendiese eler
Tarlo á monasterio de Trinitarias, como se verificó en 1682, siendo Ay^
Uon sn capellán, mayordomo y síndico, y el que puso el hábito á las pri-
meras rebgiosas.
£1 padre Ayllon eclesiástico de vida ejemplar y predicador lujoy cons-
tante, ayudó eficazmente al padre Alonso Kiero en la fundación de la
congregación del oratorio de San Felipe Neri que promovieron en 1671, y
lograron establecer en 1674, quedando luego aprobada por el Bey y el
Papa. Ayllon fué el segundo prepósito, y falleció en 1702, á los 67 afios
4e su edad: su retrato se coQServa en la iglesia de las Trinitarias. — Véase
Miero, él padre Alonso.
Vfhhn^¥TiMrí Juan— de la orden de San Francisco natural de Lima,
escribió y publicó en esta ciudad en 1630, la 'fBélacion de las fiestas de
Xaxask en el octavario de los 23 mártires del Japón.'' Cita esta obra D.
Kicolás Antonio en su biblioteca nuev^.
ATIiLM— N1COLI3 i>9 Dios— Indígena, natural de Chiclayo, de ofir
cío sastre. Secogió en Lima algunas jóvenes pobres y les proporcio-
nó lo necesario para su subsistencia, empleando así el fruto de su traba-
Jo y las limosna^ que colectaba. Era casado desde 9 de Enero de 1660 con
una matiza llamada María Jacinta, la cual asistía y encaminaba á
aqaellas en Jlos ejercicios espirituales^ Ambos en su casa arrejglaron cel-
das y dos oratorios, uno 4^1cado á la Virgen de la Concepción, el otro
Á Cristo Crucificado, en los que se celebró misa el 1? de Enero de 1678.
Les dio ornamentos y útiles el Dean P.. D. Juan Santoyo de Palma. Ni>
.colas de Dios falleció en 7 de Noviembre de 1677, y acerca de sus virtu-
ides se formó jm proceso que fué remitido á Roma por el Arzobispo D.
Melchor de Lii|an. Su viuda perseveró en la obra principiada, y organi-
zó un Beaterío en el cual se observó estrecha clausura, y la base de vivir
-en pobreza sin quejarse, esperándolo todo de la providencia divina. D.
Sebiastiande los J^ios fabricó una iglesia á su costa al lado de aquella ca?
«a, colocando en el altar mayor un lienzo de Jesús, María y José. Aumen-
tóse el número de beatas á 20, de las cuales quince debían asistir de con-
tinuo al coro, y Las restantes atender al servicio económico y doméstico
alternativamente. Bajo la decidida protección del fiscal de la Audiencia
D. D. Juan Gh>nzalez de Santiago, que mas tarde fué obispo del Cuzco,
concibió la directora Jacinta de la Santísima Trinidad él proyecto de
«leyar á monasterio el instituto de su cargo, y después de no pocas difir
> •
430 AYL— AZA— AZC— AZO
oqltadeB consiguió su ol^eto por cédula de Oarlos II. de 3 de Dioiembie
de 1096. Amplia osta por otra de 12 de Julio de 1699 en que dispuso el
Bey viniesen del convento de Capucliinas de Madrid cinco religiosas Á
ñindar el de Lima b£^o la regla de Santa Clara* Salieron dichas monjas ea
1710, y después de haber sido i>risioneras de los ingleses, llegaron Á Bue-
nos Aires, desde donde se dirigieron por Chile, á la capital del Perú. Es-
tuvieron alojadas en otro monasterio socorridas por el obispo Yirey D.
Diego Ladrón de Guevara, y por la Universidad de San Marcos. Ocu-
paron sus claustros el dia 14 de Mayo de 1713 habiéndoseles conduoido
en una solemne procesión.
£1 cadáver de Nicolás de Dios, que estaba en el hospital de San Juan
de Dios, fué trasladado al monasterio de Jesús María, que es hasta hoy
médelo de orden y virtud.
kZñÑk T LLiHO — D? Josefa — anacida en Lima, perteneciente á la fa-
milia á que se reñere el artículo siguiente. Tomo el estado de religiosa:
se distinguió por su virtud, talento y consagración al estudio. Fué una
de las cuatro monjas Capuchinas que salieron de Lima el 8 de Agosto de
1747 y pasaron á Cajamarca como fundadoras del monasterio de la Con-
cepción de dicha ciudad.
IZAf A Of A T f ALACIO— El D. D. Juan de— caballero de la orden
de Santiago. Nació en Lima, y habiendo hecho sus estudios en esta ca-
pital, se recibió de abogado y después de oidor de la Audiencia de Char-
cas: nyo de D. Pedro Sánchez Ázafia y Palacio natural de Tonmos en
fSspafia, y de D? Juana de Oüa Zapata nacida en Estremadura. Fué es*
te regidor de Lima y familiar de la Inquisición, pasó á la corte en cali-
dad de procurador del Cabildo. Begresó de oidor de la misma Audiencia
de Charcas en 1643. y después obtuvo en la de Lima igual empleo. D. Pe-
dro era hermano díe D. fiartolomé Sánchez Aza&a Palacio, Maestro de
Campo, regidor perpetuo, alcalde provincial de Lima y cruzado de Sfui-
tiago, quien casó en 1657 con D? Juana Llano Yaldéz (hija de D. Juan
de Llano Valdéz oidor de Quito y de Lima.) Sus hijas D? Francisca y
D? Gabriela Azaüa y Llano, la primera fué casada con el oidor de Lima
y presidente de Qh^rcas P. Juan Jiménez de Lobaton, y la segunda con
él general D. Diego Bernaldo de Qiüróz de la orden de Santiago. £1 ci-
tado oidor D. Pedro Sánchez Azafia y Palacio tuvo otros hijos: D> Les-
mes caballero de la dicha orden, también limeño como D. Miguel, quien
casó con D? Manuela Maldonado: estos fueron padres de D. Pedro Áza-
fia Palacio y Maldonado primer conde de Montesclaros de ¿Tapan en 1766.
Téa^ — Llaíio Valdéz f D. Juan — Véase Montesclaros de Zapan,
AZCOlf A HUBERTO— D. Aim>Nio— Cura de Potosí. Fué presentado pa-
ra obispo auxiliar de Lima en 1671 siendo Arzobispo P. Pedro Villago-
me?. Cuando su confirmación, ya habia fallecido este prelado. Antes
que las Bulas de obispo auxiliar, llegs^ron á D. Antonio las de obispo de
Éuenos Aires, para cuya silla le nabia elegido el Bey consecutivamente.
AZCOHA— El Capitán D. Joaquín Manuel d^— Véase San Carlos^
Cande de —
AZORES— D. EusEBio Joaquín de— Corregidor de Castrovireina. Las
hostilidades que sufrían las indios con motivo de la exacción de los tri-
butos, y mas que todo del repartimiento forzoso en que eran tan escan-
4aloso3 los abu'foi de los corregidores, tünlau preparado el ánimo dg
AZO- AZÜ 431
ih^nelloe, que en su desesperación no debia estraüarse seprecipitasen
á actos de venganza. Dorante el gobierno del marqués de Cfastell-fuerte
hubo algunos casos en que los indios cansados de su abatimiento, se
huizaron á los tumultos causando alteraciones de funesta trascendencia,
y aun atentando contra la vida de los corregidores. £1 citado Virey era
muy severo, y como ningún otro, reprimiólas faltas y demacias de di-
chos mandones, encargándose de ráferirlas en la relación de su gobierno*
Pero si nó espresa las caucas del alboroto que bubo en Castrovireina,
bien claro deja comprender no fueron otras que el odio a que se babia
liecho acreedor D. Ensebio Azores.
£ste filé asesinado por los indios lo mismo que él hermano Bafoel Fer-
nandez Coadjutor de la compañía. La conmosion pudo apsu^arse gracias
wl contrapeso que formaron los partidarios del alcalde también indio D.
Andrés GRureia, quien tomó á su cargo reetablacer el orden, y al efecto
ejecutó la pena de muerte en uno de los principales delincuentes. El go-
memo en el real acuerdo aprobó el avance cometido por (barcia, le titu-
ló noble, le exeptuó de pagar tributos y de todo serviciOi piorogándo-
le el cargo por cuatro afios.
AEVA B nVEMni— El D. D. Pedso. Abzobispo— Ko hemos eonse-
||[iiido datos acerca de su carrera ni de sus estudios, ^ue es regular los hi>
«lese en los colegios de Lima. En un catflogo de obispos de Concepción
de Chile, le enconlaramos con la noticia de ^ue nació en Lima. D. Anto-
nio de Alcedo le considera entre los arzobispos de Santa Fé. Dice que
fué peruano: que en Concepción dio unas constituciones Sinodales, y
«1 consejo al aprobarlas, le ordenó las formase también para dicho ar-
Bobispaoo á que fué promovido en 1745: que expidió algunos edictos y
pastorales, tuvo varios altercados y competencias, y murió en 1753. En
^cuanto á su nacimiento tenemos seguridad de que fué chileno. Véase^-
Iturgoym y Lieperguer D* CaUüina, Condesa de la Vega — Véase Cortés
ífAima,
AKOEZi—Ei. D. D. Lüís Ignacio DE-^naturál de Lima. Capellán
Beal de Palacio. Por muerte de D. Diego Ladrón de Quevara en 1775 le
«neomendó el Virey Amat la casa de huérfanos de esta capital, á la
«nal sirvió con celo y dedicación hasta 1778 dejándole después un lega-
do de cuatro mil pesos.
im DBL TOMO PRIBOfiBO.
■i« ..^
í/ '^r -'• ':*-' „.
:-;tr":).-f ,
r^i-'J í' • ' r'' :s. ' í , . . _ . „ . - . . .-"..•■.•
£ o-.t •■'..» ., , , . . , ■ • .
t"' ^ • ;. ..... ..„..-
:'■ \sV' • '< ■ • ' •: -
r-jX'i/í :,.' j<r.[ ,„ „.,fA^i c; ' • i*
il .;íí-. .'fi.»' - ji -. r!J '- U'i •
VJÍ.U.J- i • • , ...'f. í '
I • " -^ ' ^ í
f^:!},. ^ '. ij» iri>¡r, ; '. • ••»
. • ' ' '^ .=„.-. • '.' . , )
•I r. Mi ...(!'•;• '
£«. . ,'/.•.■ j i H"'. •'• <'.';'. •
; - .•>»:;! ...... «,....,,.. '1 '• ' -' <■' »
^ ■ ■ • t ^ ... ....... , ..•-•■•
■ I i • I
• - ' • * * . -..-.,..-....' 'j.*; •
':■'■.. / ;< ., .ü-y- ííA .i/it :■ -r
,. .. - „ „„ . .>r., :, ..
K ■• '• ' . ..:.,..... -íK íí.j- •. »:> a! i
'.•■«• • ............. /<: i *- /'i-
■; _„^..., .. ..-_. 'JjIj
«"■•■f" ' ■ I ... =. ..„ , .^¡!- ' f".'-^
i-' . í •'.•.. . . ..„ T..- . •'■:ÍL
.«"<.'•• í .................... ."']•/*
.ál.'i'r/ .... ......_„. i;jn:;.
■'j!' ,, .,. .-.-,. oh
fíoro'iB5-;!i"<ií ~ ,A\"^\:-¡ ^v.u.-\\
fV
JÍ
• .1
^
" -n
> \
rr
»]?
ir*
Bf-^
f*
r-,
'' '
.^ r
».;
;
:*'-'
• t
í^e
• <
-■K/
r -,
.1 « •
Oí i
ere
COHÜECCIOÍÍES.
TÁGUSAa
LÍNKAS.
13
43
14
25
14
50
15
19
17
31
17
46
18
52
19
11
20
39
21
8
21
37
22
37
22
40
26
4
31
52
32
21
34
24
36
53
37
10
38
24
43
17
56
50
61
28
67
32
79
22
92
8
94
53
98
41
138
27
168
21
172
23
176
39
181
30
136
43
187
51
191
53
192
30
195
55
201
10
206
7
210
23
212
15
213
52
DICE. DEBIÓ DECIR.
23 mayo 23 de Mayo
ricibio recibió
cenfíriendolos confiriéndolos
encon trasran encontrarán
as gnerras las guerras
sagraddos sagrados
aiudlo atütílio
navio navio
8u vercion sabrercíon
Riobamba, Riobamba;
por la fuerza, por la fderza.
á pedirse lee ápedirsele
tribunal, tnbnnal
y el general DiazVelez.. y los jefes Valoaroe y Díaz
Veíez
Alvares Alvarez
textos testos
que dirijian qne se dirijian
coirró pereció
Alio Perú Alto Peni
facilitasen facilitasen
subersivoB subversivos
prevocaba provocaba
Baustista Bautista
Chincha: Chincha,
la cual lo cual
hermana hermana polítisa
fiebre sobre
capital. Aliaga capital, Aliaga
articulos, artioulos.
abedecedario abecedario
servieran sirvieran
dei del
esba estaba
continuó contínao
Baltasar Baltazar
Almagao Almagro
ebedecia obedecía
rollo rollo.
Smitt Smith
sugeto sujeto
do de
transacion transacción
sirviertes sirvientes
fXoimab límxab. dicb. dkbió dsoib.
perpetúo perpétao
eceptuftron exej^tuftroii
Fray el piloto D.
yerva yerba
remplazarlos reemplacarlM
ivan iban
Antni^ai^ja , Atui^aiga
D ^o Diego
nliima última
Nobiembre Noviembre
remetiese remitiese
Vireys Vireyse
retabiera retuviera
estnbiese estuviese
Nobiembre Noviembre
cansas causas
fmtoB brutos
oasi^ue* caci(]|ue
Erovidenciss providencias
enas llenos
Í^ereoioron perecieron
so IOS
pnplico público
condu-cida conducida
perdidas perdidas
nuestros vuestros
de casti^ castigo
FrayDiego D.FrayDiego
Sractica practica
elu^ar dé lugar
concejo consejo
dirección, ni dirección ni
uu un
que qué
auteridades autoridades
pesquisa pesquisa
mercantil, mercantil
marques marqués
Herco Herce
valido valido
solo genios á solo ágénios
culculado calculado
Baynal Baynald
215
8
219
38
228
24
236
10
241
40
241
47
242
3
242
25
243
6
244
35
244
53
244
55
245
11
245
16
245
19
245
21
245
47
247
5
256
14
262
46
263
54
265
46
268
17
270
7
270
38
278
46
279
26
290
15
300
39
301
34
301
44
307
11
312
15
323
7
335
41
337
55
348
43
368
21
368
49
380
30
407
26
407
53
410
21
.1 ■ '^ ^u\^r!i ÍL<,
/
.I"*
<
UK
nmici
«"'.fea'/»
l^E MÁTEBIAS DB LOS SUCESOS, ASUNTOS ^TT DJÉMAS ÍÍ!|e
CONTIENE ESTE TOMO PKtSiBfeb. *"
^' ■• V
o
^ t '.^ ' —
* •
■» . ^t^- < i — «:<V? -
8«:í¿
*íl\..«
I
Aibascáí fie propone reconqLtilstax todo el fóirítodo Sif^-anieric^^ú
página 17. .. , ,.. . » ' - ■■• '■><■
Akafcal envió miles de indios armados jcon loe caciques Pitinacahi¿k y
Choquehnanca despnes de.Gn¿iqni para/abrir la comnnicaclon
cortadappr loedelaPaz. 26. '
Akaical prohibió á Croyeneche .conceder, cosa algnnaBln su' aprobación,
y balo la base de rendirse loa enemigos y reconocer al Gobier-
no* 27. ;; .
Akaical mandó fortiñca^ Jojny yj]o avanzar del lio Pasi^: no fué
obedecido. 27. . -
AkaMal regala su espada Á Goyenecbe. 26.
Afeaical afnite la renuncia de Gtoyenecbe ^ le agranda preponiéndote
sirva un puesto subalterno en el ejército. í¡&;
Afeascai ultraja Á \q9í Jefes y oñciales que pidieron separarse del efér^
cito. 28. ■ •• »'■;
Ateseal es nombrado Marft^ da la .Concordia. 30. Recibe Har gran cruz
de la orden de Carlos III: celebridades que hubo. 33.
Aftaseal consulta con el padre Plaza sobre posibilidad de una marcha
hasta el Amazonas: manda componer caminos, hacer fortifi-
caciones y sembríos. 40.
AfeMcal no cesaba de pedir tropas y buques á España. 41.
Atescal quiso que Osorio pasase la cordillera de ChUe y marchase Á Tu-
cxmían y Córdo va. 46. , ..^
Ateseal regresa á Espafia 52: ^écÜié allí grandes honores y recompen-
sas. 53*
Aferco comisionado regio para tratar de paz en el Perú: 53. Conducta
del Virey La-sema y de la logia revolucionaria de Aznapn-
quio. 54 á 57.
diversos de los religiosos: 235 á 237: disturbios con motivo de
las elecciones de prelados. 239. 425.
iMf ÉImt en Lima empezaron á cubiirse 8: y á formarse silos: favorable
resultado de suprimir las acequias de las calles y las interio-
res. 422.
Maaaa de Lima: su creación, derechos, aforos: primer administra-
dor. 227.
ádaaaast sus productos en la época de Amat. 246.
AgrtaMBiores» y tenientes de cosmógrafo. 426.
Amatfa para la marina y cañería en el Callao. 6.
AuHic4as de Lima mejoradas por el Cabildo. 368. 427.
Akakalax derecho levado hasta el 7 por cientc 18. 321. 418.
AtoafealAf no debia cobrarse á los indio» por sus propias cosecha» y por
tejidos que fabricasen. 244.
Akakala ocasiona en Quito uua revolución: se sosiega la ciudad por in-
fluencia de los Jesuítas: va deLimajuna espedicion á ordene»
de Pedro Araua: castigos q«e se lucieron. 312..
Aicaiaia y Atan^arlfkzg» antes y después de haber Aduana. 227. 418 .
AlfPMiilCiS pemsó FMipe XY enviar uu.ntlmero de éstos íi Guanea velie»
para aliviar Á los indios en la» minas. 410.
AlfOdom que fuese libre de derechos y los tejidos de él. 244.
AlÍMcenes para pólvora en las murallas de Uma. 7.
AlMAgr» el m^s su origen, 146: yá á Chile con su padre: 147. Muert<y
éste lo entregan á Pizarro qoie^ lo deja en 1.a mendicidad,
147: los almagristas son condenados á la miseria, 147: por-
menores 147, 148. Se resuelvexi(á matar al Marqués, 149: y lo
ejecutan asaltándolo en él PíJacio, 150: Besponsabilidad do
Alma.gro, 151: saqueo y atroces venganzas en Lima, 151:
Almagro es proclamado Gobernador del Peni, 152: lo oontra-
dicen Alonso Alvarado en Chachapoyas, 154: Auznres «det
Camporredondo en Chuquisaca y fíolguin eu el Cuzoo, 153:
Anzures entra eu Arequipa, reúne fuerzas y.ae junta á Hol*
guin, 155: Vaca de Castro comisionado por el Bey viene por
Quito con Yelalcazar^ se declara Gobernador del Perú,. 156:
Almagro sale para el interior con sus tropas, 156: se le escapa
Holguin con las suyas, 157. Júntase éste con Yaca enHuaylas^
y también Alvarado, 158.. Abren campaña contra Almagro^
161: YelalcazaF vuelve á Popayan, 158: Almagro eutra en eí
Cuzco, 159: escándalos y asesinatos en sus tT;opaa con otros
crímenes, 160: quieren matarlo á él, y él se autlcipa ádesapa-
recer á sus enemigos, 161: escribe Almagro á Yaca, 162: indul-
to de Yacamalogrado, marcha un ejército contra otro, 163.
AfaMtiailfazgo era un derecho con cuyo preducto se sosieniau los presi-
dios y sus guarniciones. 85.
Attar WMLjw de la matriz de Moquegua. 84. 267.
4ilte Fcnl se propone Abascal combatir la revolución, 22: cubre la fron-
tera: principia sus hostilidades. 23.
Alto Perú las autoridades de él se someten al Yirey AbascaL 24.
Alt» Vitrúf inconvenientes de Pezuela para avanzar al Tucumán: revo-
nes en Santa Cruz y Yalle-grando. 41.
Alto Perú) se reúnen al ejército eu Ghallapata las tropas venidas de Chi-
le y la división del general Bamirez. 46.
Alimkrade en íjima: su arreglo xK>r el Yirey Amat, 228.
AMUiMMClMi»^U«v^e método que no pudo establecerse. 417.
AlMH .|BC&v«s datos contra la probidad de este Yirey, 249: su juiuio-
trderesideneia. 251.
AllUfiíNi de Atidiuallpa: no tenia derechos legitimes: sus crueldades
cou los vencidos; y con su Ucrmano Huáscar: los ^ue sobrevi-
vieron de la familia real de los Incas. 380 á 388.
ASMiedJiciOB de plata y oro eu Lima ou tiempo de Aviles. 418.
AHipujcrOj de los primeros vecinos que tuvo Lima: concurre á la batalla
de Chupas con el gobernador Vaca de Castro: ayuda á los oi-
dores contra el Virey Vela: se baila en Afiaquito con Gonzalo
Pizarro, 253: lo abandona después y se une al gobernador Gas-
ea^ 254: casó con D? Inés liija de Guaina-Capac en quien ha-
bla tenido una hija Francisco Pizarro, 254: otras noticias de
esta familia y privilegios de que gozé. 255^
jaocat^i el coronel Saturnino Castro vence allí á la fuerza de Cardo*
nas^ 40.
J^itc^picraf 288: el Bey en una cédula rehabilita} su memoria y áiú pea-
sienes ií su fkmilia. 302.
M^Koarm» del Camporredondo lo envia Pizarro á Espafia en comisión: rop
gresa con varias realas cédulas en provecho de aquel: se halla
en la batalla de las Salinas contra Almagro, 305: va é loa
Chunchus y al descubrimiento de Mojos, 306: sus desgracias,
307: es nombrado gobernador de Charcas: sale á hacer desco-
brimientos hacia Tucamau, 307: se vuelve, sabedor de I»
muerte 4^ Pizarro: se reúne con Holguin en el Cuzco, 307;
viene con él hasta Huariíz: recibe carta del Emperador: se
pone $ órdenes del gobernador Vaca de Castro cou quien Ue-
fa á Lima: vá á Piura en comisión: de regreso haco la campa-
a contra Almagro el hijo: se distingue eu la batalla de Cnu-
pas: influye para la muerte do Almagro; vuelve á £spalla. 308,
J^Ultca históricos que mandó formar el £^ey de las causas de la revolu-
ción de América. 50.
MxtíULf guerrero afamado en Chile, viene á Lima y toma el hábito de
Sao Agustín: trajo presos á D* Alonso Hercilla y D* Juan ds
Pineda. 311.
IMitriM tomados por Abascal. 17. 18: recargo de derechos de Aduana
nuevos impuestos. 18,
Jircnalefi es batido por Blanco eu Cochabamba. 41,
Arenmtes se apodera otra vez de Cochabamba. 41.
JMr^^Hl^a se sostiene contra Pumacahua con Picoaga, Tristán y Mosco*
so: no le llegan á tiempo los recursos que Abascal remitió por
mar. 44^
Arica: fragata de guerra ingles^ tomada eu este puerto por los mili-
cianos. 427.
Armas pariila ciudad de Lima y otras^ 305.
Amao descuartizado en Potosí. 367.
Aroma: es batido eu este punto el comandante Piérola: se mueve él
departamento de la Paz: y Bamirez se concentra en ol Peaik*
guadoro quedando solo á la defensiva. 24.
ArrepentiAas; legado que dejó para construir una casa y rentarla, D.
Francisco Aracaíu. 311.
Arilflcria: reforman, organización; escuela práctica,^ maestranza; «aUtdf
armas; cuartel de Santa Catalina. 7. 8,
ArtÜteriai fundición de callones y balerío. 8.
Artillería: Seal orden para reorganizar este cuerpo gobernando Aviles.
Arílilcria: el departamento comprendía á Guayaquil y Chiloé. 497.
Arzobispo de Lima: carrera de fray Juan de Ahnoguera Obispo de Are-
quipa: erogaciones que hizo á su iglesia; ree^ñcá ei «oivvtal»
de Santa Catalina; y mejoró el hospital de ^a^ Ji||u» d^ j>!^
favorece el seminario y edifica el templo^ debuta üiart^ tn*
tenta sosegar las turbulencias que h¿ba &i^ Im^.W^S^^ ^ W
Salcedos. 171 Yieue á Lijua de Arzobispo: suspende ú los con-
fesores y los examina él mismo. Fomenta el nospital de B&n
Pe<lro y la congregación de San Felipe Neri^ costeando un slr
tar. Consiguió la fundación del monasterio de Trinitarias, y
socorrió al beaterío de Amparadas. 172. Tenia contratado el
altar mayor de la catedral cuando acaeció su muerte: se man-
dó enterrar eñ el cementerio de la catedral^ 174. La Inquisi-
ción le persiguió por haber escrito un libro que calificó de
ofensivo al Boy: no le peijudica y por lo mismo le dá la Bey*
na, el Arzobispado. 174.
AnoU§|i« Azúa é Iturgoyen. 431.
AscMUM dados por la batalla ^e Quaqui. 26.
ásceBMMt los pedia Abascal á la córte eQ favor de algunas personas de
Lima. 30.
t filos; reducción de ellos. 245.
tolmallliAy hijo de Huaina-Capac y de la Princesa de Quito. 378.
4talii|añpi^: lo derribó de 0us andas Miguel Estete, esquitándole la borla
regia. 377,
AtaqucM hechos en las cortes 4e España conti*í^ Abascal por el diputa-
do Bivero: escritos para refutarlos. 35.
ATcrla^ origen de este impuesto destinado á gastos de la marina. 85.
Aviles t fi^^uró combatie^do á TupacnAmaru. 412 á 414.
AvUéSj Virey, caritativo. 427,
AvUéSf quiso enviarlo Abasoal á defender Buenos Aires. 6. 428»
Aoto de té del a^o de 176L 229.
Auto 4^ (é ep 1605. 286.
Auto de fé en Lima, 1^. 63. 814.
Auto de fé en.tiei^no de Gaatell-ñierte. 358.
Aoto ie té de 1639. 58.
Aato de fé de 1592. 428.
Autos de Té en tiempo del Yirey Avilóse; 427.
Auxilies de dinero y parque á Buenos Aires. 5. 6.
Anilles á muchos otros puntos de JLmérica. 5; 6, 8, 19, 21, ^ 24.
AuJlies enviados por Abascal á Potosí, cañón es, parque &? 23.
Axil ahorcado por sentencia de la Inquisición. 428.
AylIOBS mérito de éste padre de la congregación del Oratorio y cosas
que hizo. 129.
Asaftil fan^ilia de: — ^personajes que hubo en ella. 430.
Axéini^ ^^ Guanoavelíca y del Almadén: el Porú enviaba sobrantes á
Méjico, labores de cuenta del Eey : contaduria especial 4el rar
mo. Decadencia del mineral: grandes pérdidas en 15 años.
Derrumbes <)^ue sotemu^n las labores: procesó que se. formó:
417. Benefició por pallaqueo, y BUS resultados. 418.
AzogaeSf 417; inundación del Almadén. Contrato para traerlos de Xs*
tria: como se hizo en 1802. 418.
Azeres» corregidor de Oastro-vireina, es absesinado en un tumulto do
indios: castigo que se hizo. 363. 430.
Azotosi que no se diesen á los indios sino eu casos 'de sentencia. 365.
Aforsáy presbítero: dejó un legado de cuatro mil pesos á la casa d<^
lii^érfanos de Lima. 431.
B.
Balices de rescate, probaron mal. 417.
Baftes de Jesús eu Arequipa 315.
Baren de Hnmbold y Mr. de Bompland 427.
Batalla de Gnaqui ganada por Goyeueche 26.
de Sipefiipe de ignal resultado. 26.
Batalla de Bancagna: sus insidencias: conducta de Osorio. . 39
de Vilcapugio ventajosa á Pezuela. 40.
de Ayohnma en que triunfa Pezuela y es derrotado Belgrpao:
ascensos que dio Abascal. 40.
Batalla de la Apacheta: Pumacaliua derrota ú Tristán, Picoagoa y Hos-
coso: prisioneros los dos últimos. 44.
BatiHa de Humachiri: derrota Bamlrez ¿ los del Cuzco^ 45.
Batalla de Viluma ganada por Pezuela pontra el ejército de Hondean:
48: recompensas, 40, 48: banderas traídas a Lima. 26, 48.
Pfltp".P de la Salinas. Almagro es vencido y preso, 140: se le ofrece la
Tida y se le engaña, 142: lo dan gorrote, 144: el gobernador Pi-
zarro pudo impedir su muerte, y no lo hizo faltando á su pala-
bra, 141. Almagro deja de heredero al Bey, y á su hijo del go-
bierno de la Nueva Toledo. 143.
ffattP'p de Chupas, 163: es vencido Almagro el hijo y degollado en el Cuz-|
co, 166: quizo fugar inútilmente* 164.
Bl^tellai de los ejércitos del Cuzco y de Quito anteriores á la conquista.
Generales ¿e Atafaualp'a superiores á los de Huáscar. 381, 384,
388 389.
BataDMi del Comercio es creado por el Virey Amat. 225.
Beaterio de Amparadas: desóodenes eu él. ^5.
Beaterio del Patrocinio mejorado por Aviles. 427
Bcatcfto de Nmas en Limaídespoes Monasterio de Trinitarias. 429.
Beaterío de ^estfs María después convento de monjas. 429. ]
BcUaTista: una dársena y canal al Callao. 6.
'BeaaTCOte jefe del Desaguadero se lania sóbrela Paz snbleTada. 26, .
BCBcBcenealt £1 Virey Oscnxb l$re6 una sociedad en Lima. 422.
BibUotecá de D. Nicolás Antonio. 303.
ÉlbUotcca del colegio de San Ildefonso. 409.
Btencs de manos muertas, su ^nagenacipn: resistencias &, 420.
Bienes de Jesuítas: que se vendiesen todos, y para qué. 426.
|ldlleg4|le: iiiapi^eáto ii^unicipal sobre el trigo: su producto y apUcacion,
Brasil: tentativas de la Princesa Carlota sobre la América £spaCol%
15. 1©."
Braril: celebra paz con Buenos Aires. 27.
Brea» estancada como el tabaoó. 420.
Brcre P«¿tíficio que Aviles rehusó cumplir. 424, '
Breveí de Boma: que no se cumpliesen sin noticia del Bey y pase de^
Consejo. 230.
Breim ataca á Guayaquil, cae prisionero: es cangeado: se retira del Pa-
cífico. 5¿
Bnenes ^ires: primera y segunda derrota de los Ingleses. 5. 6.
Ilnenos Aires: envia tropas para cruzar los planes de Abascal en las pro*
vincias Argentinas. 24. 25.
Buenos Aires: capitulación del Virey Elfo. 26.
BoOBlM Aires: el Virey Castell-fuerte envió 100 mil pesos para la jguerr^
con los portugueses. 355. :
Bn^pM Holandés armado y con muchas mercaderías: vino al Pacífico co4
Andrés Comelio: providencias de Castell-fuerte. 256.
Bo^piet Corsarios: autorización para armarlos, condiciones. 47.
Bttfoes que armó el. Consulado al mando de Couseyro para perseguir
á Brown: resultado. 52. ' '/T
Buque» de aviso ó corrreos marítimos. 85. ***
Bnqnes de guerra: vinieron de Espafia á recoger caudales: los tomaroii
los ingleses. 416.
Bastamente y Guerra, debió relevar ^ Abascal. 29,
c.
Ci^a de amortización: mandó el Bey incorporar á ella los Uieues de loá
conventos obrae pías dapellanias &>, Besistencia de 1;ib reli*
giones y del Cabildo. 420,
CiJwBarcii: 6a Cabildo y Alcaldes. 426.
Culao: CaAtell-fnerte reedifica las murallas. 354.
Calima: primeras murallas de esta ciudad: su refacción. 354.
CMBlnt al Callao: sn refacción. 228.
Caninos: dispuso el Virey Amat la reparacimí y compostura de ellos. 229.
CMttpaia del Brigadier Par^a de orden de Abascal contra Chile: bb
mnerte: perdida de la fragata Tomás conloa auxilios enviados
por el Virey: Sánchez se deñende en Chillan. 38.
Caa^H^iat de Arredondo y Montes en Quito y sus hechos. 19. iS 23f
Caaúdel Callao á Bellavista.C proyecto.^ 6.
f ancUler de la Audiendia de Lima: el primero que lo fué. 313Í
CanáMatoa Peruanos para presidir en Éspa&a el Consejo de Regencia. 3Í,
Canéaigoi, dos con el mismo nombre de Marcelo Aramburú: sn asoen^
dencia. 313.
Caiaa de azúcar de la India. 2.
f apltoladOB del CaUao en 1821. 369.
CáÍMl para sacerdotes en el Palacio Arzobispal. 172.
HárceMs: se fabricaron en eUas locales para separar á las mugere& 368,
CarMaá: Se crearon diputaciones en Lima para dar soi^orros p«r parcos
qvm^ 344. 422.
CarlM III mandó no se gastase en fiestas por sucesos de su, familia^ 24^
Camra literaria y familia del oidor Alarcon y Alcocer, Limeüo. 81.
furrora de D. Dionisio Alcedo: sus gnuides servicios en haoienda; su fa^
milla <&. 84. 86.
Camra honrosa de los Obispos Alday y Aldazavál. 91.
f añera pública de los oidores <<Aldunate." 92>
Carrera brillante del general D. Eugenio Alvarado y Peváles Marquéa
do Tabalosos natural de Lima.^ 209. r
Cluielhá literaria de los abogados limeños, Alvarez Bon, y sus familias^
220.
Carrera del Obispo^ Aquinaga, limef^o. 311.
Carrera del D. Morales de An^mburú^ limeño, oidor y presidenjbe de. <)«i
to: su femilia/ 313.
Carrera del Dr. Aranibar; su ascendencia 314.
Cairera del Arzobispo Arias de Ugarte, C(dombiano: sus servioioB* SAIai
á 345.
Camra y mérito literaio del abogado Arrese. 370. á 372.
Carrera brillante del capitán general AveUaneda, BCarqués de Ya(dé
Cañas, Peruano 407. á 409,
Caía de ejercicios para mugeres en Arequipa. 66,
CaaCí de ej,ercicios de Óuamanga. 92.
Caía de nioneda de Chile. 246.
Casa de moneda de Potosí se incorpora Á la corona. 245.
Cata de «jercicios de San Francisco, su reedificación. 376,
Caaaéta que no vivían con sus mugeres. 172.
CMiliflIli excelente eu Panata^uas. 84.
Caileií-raerte: carrera y servicios de este Yirey. 346.
Caalett-ftMrle: asciende á capitán general. 364.
CwMMíiaNA; un caso notable y escandaloso de su d^cq^tjuuno. 366.
CaiMMMrte: se retira del Perú y recibe en la coirte gsaad^ reeompen»
eas, 367,
\
Cátedra de prima de Santo Tomás fandada en }a Universidad pot W
Mariana SarmientOi y la dota para su h^o Fr. Sebastian de
Almognera, después obispo del Paraguay. 171.
Cátedra de matemáticas: estudio de los cadetes: primer exámené 2i^é
CAtedrm de Teologia que ñindó Amat. 243.
CliteÉral de Arequipa: costea el altar mayor la custodia &,, el obispo
Almogucra: la consagra, y le hace un obsequio cada a&o. 171.
Catedral de Trnjillo: su refacción. 238.
Cateéralgi: el Virey debia mandar inventariar sus albinas. 344.
Caadaleí: llevados por el cabo de hornos en 39 a&os desae 1739. — 417.
CakMa de Lima pensión á un hijo de Liniers. 6.
CaUMI# de Lima propone á Abascal se trate de paz con los Argentinos^
y el Virey cede. 25.
CaMM# constitucional elejido por primera vez en Lima. 36.
CaMIAo de Lima: honores y preeminencias de que disfrutaba: sus rentase
ramos que las producían y su aplicación gobernando Aviles.
430. ^1.
dunAana^o: misiones del interior de Tarma: proyecto de una fortifiea«»
eion. 407.
CelcadiD: concesiones que se le hicieron. 436.
Ccrr» de la Sah opinión del Virey Manso contra la construócion de nna
fortaleza. 311.
ChaUeaclifaaa, confía en Hernando Pizarro y van juntos á Cajamarca.
397.
Chile: espedicion del brigadier Oainza: sus operaciones; tratado qué hi-
zo, y desapromS Abascal. 36.
Cll0a: expedición del brigadier Osorio: su campMia: esfuerzos de los chi*
leños. 39.
CUIa: tregua y paz con los Araucanos en tiempo de Castell-fuerte. 355«
ChvfÉiSaca se pronuncia por la causa Argentina. 32.
CknfBlsaea: la funda Pedro Anzüres. 307
Caa4fatai^: no se nombraban sin aprobación del gobierno. 339.
Cateas y Diezmos, 83. 416.
Cachaiaaila sometida por Qoyeneche: saque»> incendio &. 37.
Cachalaailto: revolución acaudillada por el platero Calatayud: grandes
exesos: castigos terribles que hubo. 363.
Cañraüas: reglamento a que las s^etó el Virey Amat. J^.
^aflniálas: que no se estableciesen sin licencia real. 244.
Cafradias: abusos reprimidos por el Arzobispo Almoguera. 173.
Caiegla de misioneros de Moqnegua. 1.
Calaíta de San Femando: sn fabrica: costo y recursos: becas: cátedras,
plan de estudios: primer Rector: biblioteca, museo impren-
ta Se., 11. á 13.
Caiagia de abogados de Lima: sus estatutos. 13.
Calagla del Príncipe para indígenas; fábrica del edificio, l^utsos &. 16.
Calagla de San Carlos: su erección refundiendo en él los de San Martin
ár San Felipe: sn reglamentó, estudios Sd. ^343.
e caciques 6 indios nobles: constituciones que se le dieron.
334. Igual colegio en Chile. 346.
Calagla de Santo Toribio: se le permitió poner en las becas corona bor-
dada de oro. 364.
Calagla real, destinado á cuartel: fábrica que en él se hlzd. 414.
Calegla de Mineralogía. 417.
Calcglas principales de Lima: tenían honores realest fundación de
ellos: rentas que tuvieron: donde los hubo de Jesuítas. 343.
Caaikate de Irupana en que Tristan dispersa á los revolucionarios. 33.
Cansrela libre con Inglaterra: tentativas de la princesa Calió ta, y del
almirante Smith: resistencias de Abascal. 15. 16.
Ctpmrclo de Cádiz: so o>)one al comercio libre de oatrangeros en Améri-
ca. 16. 82. *
^•■Mrclo libro estraugero en América: cuestión célebre de Albueme
, . con la Regencia. 82. 83.
CMñercié que haciau en el Perú los eclesiásticos y los regulares: goza^
bau libertad de derechos: providencias severas para reprimir
estos abusos. 235. 237.
Comercio: franquicias concedidas al lado de restricciones odiosas para
proteger producciones de España. 245.
COBMrciántes! tiranizaban á los mineros. 416.
Cometa caudado: se vié en Lima en 1807. 8.
Comlilon francesa y española que vino á hacer observaciones científi-
cas en el Ecuador. 86. .
Compaftia de Filipinas. 1, 3.
Comunidades religiosas: no pagaban sisa: grandes defrau daciones en es-
' te ramo: providencias de Amat. 236.
Concilio provincial de 1772 en Lima, según las instrucciones del toma
regio. 227.
COBClUo provincial: dcbia asistir el Virey y estar bajo de docel. 245.
Concilio provincial: que nada pudiera publicarse ni cuniplíxpo fiiu
aprobacir>n del Sumo Pontífice y del Rey. 245.
Concordia espatlola del Perú: regimiento creado por Abascal con diver-
sas miras políticas. 29. '
Concordia clerical de Lima. 93. ^ '
Conde Aranda: su proyecto de erigir monarquías en América.. 813.
CottIteflOrest los suspende el Arzobispo Almogtiera; y los examina él mi8<>
mo. 172.
Congregación de ritos, declaró la santidad de vida y virtudes de RoBst
en grado heroico. 61 á 93. '
Conqdlstadores: hechos militares de Diego de^ AgSero: su «ónducta en
las guerras ci:^iles: se hd,lla en fa defensa de Limaá cuya fun-
dación concurrió: poseyó tíquezas: protegió el convento do
Santo Domingo: fué dueño de la capiüadel Rosaicio que costeó
su familia. 66 á 6á.
CMqnlsf adores: carrera y s^vicios de Lorenzo Aldana: sus hechos en
las gucri'as civilesi su muerte dejando gran caudal én benefi-
cio de comúnidaid.es de indios: hospitales para éstos: capitales
J}&tá templos y o1)jeto8 del culto. 87 á 91.
ores: hechos militares de Gerónimo Aliaga: líus riquezas: de-
fiende á Lima recien su fundación: su conducta én las guer-
ras civiles: encomendero: funda un mayorazgo: fabricó ú sus
espensas una capilla en Santo Domingo para entierro de sa
familia^ hizo donaciones al convento: sus descendientes.
95 á 100.
Conqoistadores: asociación de Luque Fizarro y Almagro, 102: importan-
tes tareas dé éste: su espedlcion, 103: sus resentimientos con
Pizarro, 106: sus acuerdos, 107: su reunión con Pizarro en Ca-
jamarca, 109: desconfianzas, 108: lá ejecución del Inc% 110:
campañay entrada en el Cuzco, 111: avenimiento de Almagra
con D. Pedro Alvarado en Riobamba, 111 á 114: nnénse amr,
bos con Pizarro en Pachacamao, 116: marcha Almagro alOu^-^
co, 116: sabe que el Rey le asigna 200 leguas para su gobernar,
cion, 116 á 118: renueva sus pactos con Pizarro 119: sale para
la conquista de ChUe, 120 á 124: recibe las cédulas reales,
125: se regresa, 125: ocupa el Cuzco, 128: derrota á Alvarado
oS Abancay, 130: viene á Chincha con su ejército, 133: la en-
trevista con Pizarro en Mala, 134: arreglos, 135: pone en li-
bertad á Hernando Pizarro á quien habia saívadó la vida, 138r
se retira al Cazco, 139: rómpese el convenio de paz: quebran-
ta Hernando su Juramento: y abre campa&a contra Alma-
gro. 139.
t^mtpátiíMQngt hechos de Francisco Almendras en las guerras civiles»
168: hace matar á D. Qomez de Luna y á otros en el Alto Pe-
rú, 169. Diego Centeno Á quien amaba como á hi^jo lo anci«
siena, le forma cansa, y apesar de sus doce hijos lo hac^ igns-
ticiar. 170. Sus sobrinos Martin Almendras y Diego, el pri-
mero nizo descuartizar Á Egas de Gnzman; y el segundo fué
asesinado por un negro en la campaña de Chuquinga. 170.
C^B^BitUi de los Incas: benéficas y civilizadoras. 381^ 385, 386.
€«iupÍracÍMi descubierta en Lima en 1809: muchas prisiones y personas
comprometidas. 30.
Conspiracloii descubierta en 1810: individuos que fueron presos y pena*
dos, ^. Anchoris; su larga prisión en España. 255.
Conspiración proyectada en Arequipa en combinación con la de Paillar-
delle en Tacna: suerte de algunos comprometidos. 36.
CMispiracion descubierta en Lima: muchas personas comprometidas:
prisiones: proceso: castigos, 41 á 43.
Consq>Íra«lon proyectada en Lima y Callao: el conde de la Vega. 48.
Conspiración descubierta en Arica en 1815: D. José Gómez: presos traí-
dos al Callao. 49,
Consolado de Lima y comercio: ^erogaciones: armamentos que costeé.
18, 22, 52.
Considado de Lima, dá recursos á Abascal. 17.
Contrabanéliitas estrangeros con buques armados en 1725: compafíia de
corso que se armó para perseguirlos y resultados que hubo.
362.
Conventos: quiso Amat reducirlos de monjas á una sola manzana, ven-
der la áreas sobrantes, y abrir nuevas calles. 237.
CODTontOB de órdenes religiosas: les quitó el Rey el derecho á cnratoS|
reduciéndoselos á dos por cada una. 239.
CMivontos: que no se consideren los que no tengan ocho religiosos: 357.
Conventos de religiosos: diferentes abusos y cuestiones. 235, 236.
237, 357, 425.
Coro do Limai renta aumentada á los capitulares. 238.
CártOA españolas reunidas en 1810. 32.
Corregidor de Trujillo y el alcalde, multados por haber recibido nnain*
formación contra el Obispo. 245.
Corrogidoress sus muchos abusos: quejas del Cabildo del Cuzco: provi-
dencias de Amat. 249.
Corregidorest sus grandes exesos en el repartimiento y otros ramos:
mérito del Virey Guirior en cuanto ú, esto. 321.
Corregidores: opinión do Castell-fuerte en cuanto al modo de nombrar-
los. 360.
Corregidores: Castell-fuerte los trató con severidad: atribuyó el asesina-
to de algunos á sus propios exesos. 363.
Corregidores: que no se beneñciasen estos destinos. 305.
Correos: su origen, 82: incorporación de este ramo á la corona: su primer
administrador. 227.
Correos: sus productos: descubierto de su administrador gobernando
Avüés. 420.
Costmnkres místicas en Lima. 362.
Crimen atroz perpetrado en Lima por un sastre. 409.
Crimenes horribles de Lope de Aguirre y su fin tr^co: espedicion do
D. Pedro Urzúa: Guzman rey de los marañónos: multitud de
asesinatos. 74 á 78.
n.
Cumii
fVMt
CWMt
Herrera: noA de sas contradicciones. 388.
en las licencias para ausentarse de sus doctrinas babia de £
tervenir el gobierno. 239.
sobre la creación de tenientes: dificultades para descubrir los
ingresos de los párrocos: disposiciones de Amat. 240.
cuestión ruidosa en la diócesis de Guamanga. 245.
j religiosos, j el mismo Obispo del Cuzcoi cooperan á la x««r
Tolucion. 969 á 270.
D-
Wimm
del nuevo orbe: obra de Pedro mártir ¿e Angleria: carrera do
éste. 256.
de Lima (Proyecto.) 7.
del litor^ del Perú. Plan del sub-inspector Aviles. 414^elque
adoptó siendo ya Virey. 42?.
atroces de Garcia de Alvarado lugarteniente de Diego Almar
sro el hijo. Es cómplice del asesinato del Marqués Pizarro:
nace degollar en Piura á varios, 197i coopera Á la muerte del
•apitan Chavez, 196: lorma partido contra Sotelo, y le asesi-
na: quiere castigarle Almagro y no puede: ceospira contra
Almagro, trata ae darle muerte y promiaeiarse por el Gober-
nador Vaca, 199: es muerto por el mismo Almagro. 200.
BmmIÍcÍMI de barracas del Callao y aumento de Bellavista. (Proyec-
to.) 6.
BCTMbM de aduana, se cobraban por subhastadores: el Virey Castell-
fnerte dispuso so recaudasen por los oficiales reales. 361.
Dctcobleito en la aduana de Lima: prisión de sus jefes en 1806. 418.
99SCBbfoito en el estanco de tabacos y ejecución contra el tesorero. 419;
99SCBbfflttleBte de la provincia de Mojos pt>r el Inca Ynpanqui, 93: ten-
tativa del español Diego Alemim sobre dicho país, y su fra-
caso. 94.
DcsorciOB en el ejército del Alto Perú y medidas de Abascal. 26, 28.
Desertores de España, se mandó viniesen á servir en el Perú: oposición
del Virey Amat. 287.
Desgracias de D? lués de Atienza y su muerto trágica por haber acom-
pañado á Urzúa en la espedicion al Marauon. 405. 406..
Deuda cuantiosa reconocida x>or el Consulado de Lima. 17. 18«
Deuda de la tesorería do Lima en tiempo de Abascal. 19.
Dlccionarle geográfico de América: obra de Alcedo. tí6.
Diccionario de la Academia Española: los primeros ejemplares que se rcr
cibieron en Lima. 365.
Dictadura de O'Higgins, obra que trata de las campañas de Chile en la
época de dos Vireyes. 255.
DieiBOS que pagaba la plata. 86. 416.
Diezuios! solo quedaron exeptuados de pagarlos los indios. 426.
Diputados peruanos en las Cortes españolas. 32.
Disolución ele las Cortes por el Roy: abolida la Constitución de 1812. 50.
Donativo de Lima á Buenos Aires. 6.
Donaiiro hecho al Rey por el Obispo Aldunate. 92.
DonattYOS de Lima para el reparo de las murallas. 7.
DonaiiTOf arrancados por Abascal en favor de España. 17.
jEj*
y rcügiofios: se les prohibió «omerciar. 365.
ideunpenoni^jede Lima psra la Jauta oentral 4e España. 3U
Cingle -al Vixej Amat: folHricó una casa de campo: xegr&iú xico á Es-
paña, ¿49: sa juicio de residencia. 251.
SMhartos fhmceses de parto de Napoleeu. 16.
XMptoadMS que no hubiese parientes en las oficinas. 246.
ABptoMlos de la visita áeAreche. 316.
MmilmméM exesivos é innecesarios. 323. 361.
Copleados no poáian ir á Espafia sin permiso del Rey. 427.
XMpréitilM temados por Abascid para sostener las guenas de Qolta^
•del Alto Perú y Chile, y para awdUar ú España. 17. 18.
SBCttnMcioBS escándalos en este Monasterio. 357.
perseiu^es de España ^ue gosaban de encomiendas f
otras concesiones. 81.
is estincien de las 4e segunda vida. 361*
en Jriima de la división enviada por Morillo al mando de "P^
reyra: cuerpos, jefes, gastos de su trasporte &? 47.
darle realt ingresos que tenia en la ¿poca de Gastell-fuerte. 36L
Bragadanes particulares que hizo Abaseal. 18.
bvi^clMWfilashizoAvil^eniávordelEey. 428.
JEsclaTOg: número máximo de los que habia en el Perú: defraudaciones
posteriores al libertarlos^ 51.
CmIatos» tuvieron un genial que los acaudilló en el'ejército de Girón.
188.
Siciikaiios el primero que tuvo el Cabildo de Lima, Juan Alonso, auto-
riza el repartimieuto da solares de la ciudad, y el libro en que
ó»^8taban4o vendió un empleado. 174.
escribanos: so construyeron locales para sus oficios, en.proveohodela
' cárcel* 368.
JEscaadra argentina: se presenta delante del Callao en 1816: hace sus
atiiqnes: toma buques de comercio y se ausenta. 52.
iiscaadra española que hubo en Montevideo: lui^ vencida por la^escua-
dril^la de Buenos Aires mandada por Brown 5.
Sscoaára del almirante Álava: gastos que ocasionó en 1796. 81. 420.
fiscaadra inglesa de iUeardo Achines, 63: sus operaciones: es vencido
por D. Beltran déla Cueva, y^áe prisionero, 64: la Audiencia
de Urna intenta darle muerte; D. Beltran lo defiende; el Con-
sejo de las Indias lo salva: 65: caballeros liméSlos que se ha-
llaron eu esta guerra. 64.
Sscoadra inglesa del almirante Anson; 236: contrastes que sufrió; bu-
ques salvados; llegan á Juan Fernandez: presas que hizo: sor-
prende y saquea Payta: lo iuceudia: vá á Panamá: quema las
presas: sigue á M^ico: vá á las Marianas: epidemia abordo:
se dirijo a Macao: apresa un galeón que traia un ^an caudal,
287: regresa á Inglaterra á los 4 años: suerte de los náufragos
en Patagonia: alista el Virey Yilla-Garcia una escuadra que
sale para Chile, y no acierta en sus operaciones: preparativos
del Virey para defender la costa del Perú: vá la escuadra á
Panamá y llega tarde: otras noticias sobre Auson. 288.
ISscacla de Cristo. 93. 429.
KscBCla Náutica: su mejora. 8.
\
!■€■•!■■ que mandó fundar en Tanua el onra Astete. 376^.
EiM^ttei deportados el afio de 1821. 73.
■•pc4MMi anonciada para Bnenos Aires con el conde del Avisbal. 47^
lsp«4icÍ0B de Gnatemala venida con D. Pedro Alvarado 204: hechos de
éste en la conquista de Méiico; 202. 203: sn campaña desde
Puerto Viejo á Riobamba, 204: celebra nn convemo con Al-
magro; le entrega sos tropas j btuiojes. 207: vá á FaifltaoHiiacft
se vé oon Pizarro, recibe 120 mil castellanos de oro y mucho»
obsequios: regresa á Guatemala: su fin trágico y el de su fár-
milia. 208.
EspcdldOB de Haldonado á la provincia de Mojos, 218: pretenciones de
otros para hacer el descubrimiento: lo emprende tamifciíétuGo»-
mez de Tordoya: se encuentran y combaten utiOis oon otros
malográndose la empresa. 219. '-^i ^^ -
Espcdldon de la armada del Callao contra Rosgiers Wodes'^r Guillermo
Dampierre, al mando del general ilzamora y Ursino. 220f ^ >
Espcdldoii del Para á Quijos con Tejeyra y providencias del Yirey Chin-
chón, 61. '
CsycélclMi del presidente de Charcas Pestafia de orden de Amat contra»
los portugueses de Matogroso. 226. 237.
Eipc<Ucloocs contra Quito: remesas de dinero, parque &. 19 á 22.
E^^rtadMi de productos del pais y dinero para EspaÁa en el período
de Amat. 227.
Estadíitfca de Arequipa: la hace formar el intendente Alvarez Jimenes
con muchos datos y cuadros rentísticos. 218.
Estodíilica: personas de color, sirvientes libres, artesanos, vagos &, que
habia en Lima en 1770. 422.
Eftanc* del Aguardiente: el Yirey Aviles opinaba contra él. 418.
Bitaac* del Tabacos sus utilidades en el período de Amat. 246.
Estanco del Tabaco: su historia y variaciones hasta el vireinato do
Aviles: arreglo de su contabilidad. 419.
Kstrangeros: se mandan salir del Perú. 244.
Estedlos: reforma y plan vent(\|oso per Amat. 243,
JEx«fcfta del juicio de residencia. 53.
Excesos y crímenes del Licenciado Alvarado teniente de Girón, 194:
sus latrocinios: mata á Palomimo: áá garrote á Castilla, al
contador Cáceres y á otros varios, 195: pretende imitar á Car-
vajal: asesina al comendador Romero, y á Hendióla: saquea
en el Cuzco las casas y bienes de lus vencidos: ultrsga al obis-
po: funde callones de las campanas, 196: hace dar garrote íí
Urbina y á Lozano; sufre él la misma pena. 197.
I^.
Fasrilto de Aliaga, tildada de adhesión á la independencia. 101. 102.
FanlliA y servicios del brigadier Alvarez Jiménez Intendente de Are-
quipa. 218.
FamUiares del obispo Aguado, mataron al alcalde Zegarra de Arequipa:,
juicio que se siguió. 66«
Feria dePortobelo. 347.
Fcmanilo YII prisionero en Francia: jurado por Rey en Lima. 14.
Fcraando YII recupera su trono en 1814. 50.
Fiebre amarilla en Panamá en 1730. 364.
Fiestas notables con que celebró Lima la elección de Consejero de Es^
tadoheobsen D. José Baquyano: alarmas y reeeloB de Abaaoafr
con este motivo, creyendo en nna conspiración. 33.
en celebridad del Yirey Amat. finmor vnlgar de qiw él f
Abaseal qnerian cotonaisei 247.
del Callao: obras y re&cciones. 6.
F^itatoia del Cuzco. 57.
F«rUtelM del Callao: Amat continua la obra de ellas: gastos: aamenta
lá guarnición yeterena. 225.
FdrtficÉdMMS de Cbile. 359.
FimgalaSf Clara, Asunción y Mercedes apresadas por loa ingleses con
caudales que Ueyaban. del Perú. 416. •• •
FraiMltt» corregidor de Cotabambas es asesiiaado: castigos que siguie^
ron á este 2%echo. 363.
Frailes de San Juan de Dios: estudios ique podían baeer en la Uni-
versidad. 243. ■ j . : r
Frailci de Ban Francisco: tuiBAlto«'queJiioieron para salvar á Ante*
Suera. 351. 352.
el ejército de Gojenecbé antes de Gnaqui. 25.
Fvenaa de linea y de milicias en Lima á principies del sielo.< 423« a. j
FnniMMide artillería en Lima: Amat hizo fundir mucaas piezas de
bronce de grueso calibre, y sus proyectiles. 225.
' i< • ■ * ' •
a.
i: caudales que condujeron á España en cierto número de a&o|.
361.
Hatemw; Castell-ñierte envió á Cartagena 200 mil pesos para carenac-
los. 361,
CaleaSM: dificultades para su despacho: caudales que llevaron en el p^
ríodo de Castell-fuerte. 361.
€alCMMg: caudales remitidos en ellos hasta 1739. 361. 417.
€«IIm: establecimiento del coliseo en Lima. 226.
Aañado vacuno y ovejas en Arequipa. 69.
AaslM cuantiosos é indiscretos del Cabildo de iLima. 36.
Cávelas sobre establecimientos de industria y carruajes, impuestas por
Abaseal. 18.
Ileneral en jefe para suceder á Fezuela, el mariscal Sánchez Salva-
don no viene, y en su lugar entró por Arica La-Serna en 1816.
51.
CUnmz de Alvarado viene de Guatemala con su hermano D. Pedro:
cosas que hizo hasta la batalla de las Salinas: Pizarro le en-
vía á poblar Húanuco: funda esta ciudad: se disgusta por la
oposición que se le hizo en Lima: 200, 201. Beprueba al hijo
de Almagro el asesinato de Pizarro: desafía en dos ocasiones
á Alonso Alvarado: únese al gobernador Yaca de CaMio y fle
haya con él en la batalla de CSiupas. 201.
fleMes de Alvarado el mozo: se halla en la conquista de Chachapo-
yas: partidos que sigue, y su muerte. 201.
Ctazalez» Jefe de Tálavera marcha sobre Guamanga revolucionada por
Mendoza y Bejar, 43: acciones de Gnamangnilla y Huanta. 44.
CUMualeXy triunfa en Matará y cuesta del Inca: sus atrocidades. 45.
41eii2elez9 sofocó el alzamiento de Ocongate y Marcapata. 46.
fieyeneelie en la frontera reuniendo tuerzas. 23.
MjreMche reuancl» el mando por la dcM»roíon de &ub tropas,- y Abaseal
lo contenta. 25.
ll^ycBMhe pide de nuevo su separación: no se la concede Abaasal por
que era americano y rico, y para evitar renuncias de otros. 25.
U^jmt^éht dá razones para aplazar el ataque, y los Argentinos aban-
zan. 25.
fi^yeiiMte propuso á Abaseal antes del revéz de Tucumán, entrar en
arreglos cotí los Argentinos. 27.
^•y«BC€be renunció el mando: Abaseal quería siguiese, pero separando
á Tristán, y al secretario Ca&ete. 28.
firmUat al sacar. 426.
€ffmBiai«le ó yerba zahina. 2.
ClUMUiga: exesos de los curas: Incbas del Virey Castell-fuerte con el
obispo López Roldan: atentados de éste. 357. 358.
MMMSTelIca: datos sobre el mineral en tiempo de Castell-fuerte. 360.
MÜicavelicat su fundación y etras noticia8:|8u prímer Gobernador. 267»
CtaMBCaTeiica se subleva: Abasoal envia á Enlate á someterla. 44.
flwuicaTCllcat Obras en el mineral hecbas por el gobernador Arias de
ligarte. 345.
flBiBfesTcUcaí azogue estraido del mineral durante el gobierno del
Oidor Arrióla. 376.
CaaBBCo: véase Gómez de Alvarado. 200.
itauurda costas en tiempo de Castell-fuerte. 348.
taarÜa de á caballo de los Vireyes: su creación. 225.
4taatoMaIa: auxilios enviados al gobernador Gasea. 341.
INujaVÜI: Castell-fuerte proyecta fortificarlo. 355.
€NuifM|alI: su dependencia del Perú. 427.
UmUf^ con la Gran Bretaña: peijuicios que ocasionó al comercio
del Perú en el gobierno de Aviles. 416. 418. 420.
€MVm con la misma nación en 1804: providencias para defender la
costa peruana. 423.
Cmrm civiles antiguas de los españoles: hechos de Juan de Acosta ea
ellas, y su fin trágico. 59. á 61.
del siglo 16: hechos militares de Martin de Alarcon. 80.
K famoso ladrón ahorcado en Lima. 427.
y Cerezas: quien las trajo al Perú. 87.
Dirirtor: conducta del visitador Areche con este Virey, y sus conseeneii-
cías. 317. Á 324.
CareUast: crítica que merecen muchas de sus. aserciones; son apasiona*
das y aun fabulosas, 379. 380. 384. 387.
El.
■abitantes del Perú: como los clasificó Castell-fuerte. 352. 363.
ladeada: empeños hechos por Abasoal hasta empobrecerla. 17. 19.
■«cliot de Antonio Altamirano: es degollado por Gonzalo Pizarro. 178.
■•ctel y carrera del mariscal Alonso Alvarado: conquista Chachapo-
yas^ 180 182: descubre May ñas, 183: es batido en Abanqay por
Almagro, 181: su desafio con Hernando Pizarro: se encuentra
en la batalla de las Salinas; toma á Almagro: aconseja á Pizar*
ro salve áeste la vida 182: vuelve á Chachapoyas: funda la ciu-
dad: noticias de ella, 183: júntase con Vaca de Castro: hace la
isiiecra á Almagro el hijo: asiste á la batalla de Chupas: v¿ á
España: vuelve con el gobernador Gasea: concurre en Saesa-
Maüa a la deatmccion de Gonzalo Pizano: es jaez cielos Texh
cidoB en unión del oidor Cianea, 186: coTie|[iaor del Cuzco y
Chuquisacay es el terror de los reyolucioiíanos, y hace matar
Á muchos, 187 á 189: le derrota Girón en Chuqninga: y muere
del pesar. 190.
de I>. Diego Alyarado: sirve á Almagro; vá con él á Chile: es
sú consejero, 191: deñende la vida de Hernando Pizsrro j
otros, 191: asiste en Mala á la entrevista de Alma«px> con Pi?<
zarro: su buena intención y empeño |>or la paz, ISS: gobierna
en el Cuzco, 192: se bate en las Sahnas, 193: vá á Espalia á
acusar y x>erseguir á Hernando Pizarro por la muerte de Al-
magro: muere, y se creé fué envenenado. 193. 194.
del oidor D. Juan Alvarez uno de los fundadores de la Audien-
cia, 210: cómplice del asesinato de Suarez de Carvigal: cons-
pira contra el Virey Vela. Preso el Virey es nombrado pai^a
conducirlo á Espafia: lo pone en libertad: hace campaba con
él: Vela le trata mal jurando ahorcarlo, 211: entiende en las
causas de infidencia que motivaron muchas muertes: propone
avenimiento con Gonzalo: se encuentra en Aiíaquito: es pri-
sionero: opiniones acerca de su muerte. 212.
de Diego Alvarez Cueto cufiado del Virey Vela: es acusado de
recibir dádivas: manda la escuadra en el Callao, 213: sus cues-
tiones con los Oidores ^a preso el Virey; y no quiere entregar
los buques: sus entrevistas con un reliraoso: se vá á Huacho:
se dá á partido y capitula. Embarcan idlí al Virey, 214: Cueto
vá á Espafia á dar cuenta délos sucesos. 215.
es nombrado general en jefe: condiciones que puso y su re-
nuncia. 28 y 29. {
Henftaiidadcs de los hospitales. 242.
■•nuuiAe Pizarro va á Pachacamac, y varios espafioles al Cuzco á aoti-
var la remesa del oro y plata para el rescate de Atahualpa;
y son bien acogidos; cenducta de ellos. 396.
flcramiMle Pizarro después de matar á Almagro lleva á Espafia caudales
y gana aciertos consejeros: pero se le encierra en la fortaleza
de la Mota. 194.
Biimilio de Soto va á reconocer el país para averiguar si fuerzas del
Inca amenazaban á los españoles. 399. Pizarro no espera su
regreso, y se apresura á dar muerte á AtahnaUpa. 401. Soto
lo defendía y queria llevarlo á Espafia. Cargos y reconven-
ciones que hizo á Pizarro cuando volvió: disculpas de éste: y
como le desmintieron Val verde y Riquelme. 402.
Ulyar Comodoro inglés, hizo de mediador é intervino en el tratado de
Gainza en Chile. 38 y 39. .
IDltoriA de los establecimientos ultramarinos, 'por Almodovar rectifi-
cando la obra de Raynald: elogio del ^Mereurio Peruano'' á
Almodovar y á Malaspina. 171.
BrtMüutoret primitivos: apasionados, y cómplices de Pizarro: Belacion
de Oviedo. 401. 403.
Hoiqpicio de pobres en el Cercado de Lima: se hacian telas de á^^odon:
dismitaba los productos disponibles de la plaza de Acho. 242.
422.
Hospicios de religiosos, prohibidos. 426.
ÜMpttal de San Joan de Dios de Arequipa: lo mejoró el Obispo Almo-
ffuera, 171.
Hésmial de San Pedro de Lima: lo fomentó el Arzobispo Almoguera.
172.
Ifospital de Bellavista para la marina: su fábrica y costo. 227. 242,
HóiVtt^ dol Espíritu Santo: reformas: fábrica de una nueva sala, 229.
n»ipitil do Santal Ana de Lima: rentas que le tenia dadaa el Gobierno;
eneomiendas en la Paz y Tarma: disfrutaba 2,300 pesos de los
novenos; el tomín . 241 y 242.
de San Andrés de Lima, gozaba encomiendas en Jai^ja, y en
Potosí: en Lima 2,000 pesos del ramo de sisa: y por novenos
2,300: el teatro le prodnoia 4,000 y el Circo de gallos 500 por
conoesion de Amat. 242.
HMpItal de la Caridad de Lima: tenia encomienda en C^^amarca y 532
pesos de tributos de la Paz. Amat le dio el producto de las
multas de Policia. 242.
n»lpitil de San Bartolomé de Lima: le obsequió Felipe Y 18,000 pesos
y disfrutaba del liquido del Ramo de suertes. 242.
■Mpltal de San Lázaro 2,300 pesos en tiempo de Amat del ramo de Wh
venes. 242.
de huérfanos en la misma época tenia 4,000 pesos del ramo de
sisa: y el privile^o de imptrimir cartillas y catones. Adsmas
4,000 pesos por cierto término del ramo de vacantes. 242.
Baspttal de Beletmitas del Cuzco: lo protegió Amat: su renta. 242.
Marital de San Lázaro: aumento de su renta. 426.
■Mpttatef de San Juan de Dios: estaban bajo la inspección secular, lo
mismo que el de clérigos de San Pedro: asignaciones que te-
nían aquellos en seis provincias: se las aumenta el Virey
Amat. 241.
■Múltales de Lima: tenían además sus rentas propias. 242.
Htipltates; otros que hubo en Lima. 242.
Haspltalesx gastos del Erario para auxiliarles: Castell-fuerte entregó el
de Santa Ana á los padres beletmitas. 359.
■Mpltales para indios: real orden para que se estableciesen gobernando
Castell-fuerte. 364.
gastlMiaács» resuelve Abascal tomar la ofensiva contra el ej^Eoito ar-
gentino. 25.
gastlMiaács» propone Pezuela suspenderlas y Sondean se niega. 41.
Ihaiaa4)áp— tuvo noticia de los espa&oles: predicciones funestas que lo
alarmaron. No debe creerse que ordenara se sometiese el pala
á ellos: objeciones. Dividió el imperio entre sus hHos Huás-
car y AtahuaUpa dando á este el reino de Quito. Sobre Oofíar
oa y otras provincias. 380. 361.
HaalnyMt descubrimiento de este mineral. 227.
Ammass la iglesia en Lima: su conclusión y apertura. 226.
fuerte en Lima en Marzo de 1812. 33.
I.
Hupcrlftl Alejandro, rejimiento: creación en ol Cuzco de su segundo ba-
tallón. 48.
laipwla peruano: descubierta la América, tenia que sucumbir. 390.
taprcHlai libertad de ella: periódicos: ataques al sistema español y al
Virey hechos por el general Villalta y por D, Gaspar fiUco:
destierro de éste. 34.
hupmaátí fabricada en Lima á costa de D. Tadeo López: periódieQ qiie
dá á luz: le despoja Abascal de una medalla. 35. 36.
tapoeftas creados por Abascal sobre artículos de primera necesidad. 18.
InaccIaM del ejército argentino y sus causas. 45.
iDCorMcs: hospital de mujeres en Lima fundado á espenzas delTirey
Aviles. 427. 428.
pádierou h»e«rla Goyeaucíli*, Itlattfn y Cicoaga. 86.
ladlM yanaconas. 95.
ImÜMS vigoróte Teprefwtadon al Bieyea íá^rat de ellos: deégttteidi
que snfiíaii: lemedios qae debiiia ad<^tarae: abusos délas «a-
toridades ól. Autor tle la otea, el Usan de 4ieqa!pa Agoilar
del Rio: larga carrera de éste: hizo donación ael- terreno en
que se edificó la Becoletade San Franoisoo. 71.
Indias y mestizos nobles: privil^os qae debían gos^an son lenortt-
dos por Carlos III y atendidos, j}út Ámat: podiaa ser proeá-
radores de lá Andúencia, y se cumplió. 246 y 347.
lAdiast opinión de CasteU-fuérte sobre su diminución: la atribuyó
á la dominación estraüa, ál> trabajo forsado, á'las epidemias y
al a^uardi^te. ^50 y 360.
iMIas: qu^as q«Mi dieron al Bey, ydrden dada en 17^ para aten*
cler£». 365.
bkiiats representaron al Bey los agravios y vejaciones que sufrían: el
consejo remitió las acusaciones comisionando al obispo de
Arequipa jiara entender en esto. Se puntualizan los exesos de
los corregidores, de les fiíTorecidos del Virey y de otros, así
como los que coraetian los curas. 365 y 366.
InftíñM al Bey sobre los frecuentes distilrlúos que ocurrían en Pana-
má. 339.
liiMnuMa4 eclesiástica: iStx defensa. 1.
talfMMftoB se estingue este tribunal en Lima en 1813: el pueblo saquea
sus archivos: 40.
bqiliildMí: la restablece él Bey. Edicto de ella para que se denuncia-
sen los que necesitaran descargar su, conciencia. 50.
biqHfiílélaii: ejecitciones y castigos que hizo: 58. 63. 229, 314.
In^slclon: cuestiones con el Yirey Amat. 229.
lih^ldidcioii: cuestiones con él Tirey Castell-fuerte. 358.
iBUMlaeton en Jeqaetepeque. 427
biTestlgador: sus avances en política: íuga de su editor Bio¿ 34. y 35.-
J
lesnltas: los restablece el Bey y se promete do ellos la paciñcacioU de
la América. 50.
Icfiilüuis espulsion de los del Perú de orden del Bey: instrucciones del
ministerio: como ejecutó esta disposición el Virey Amat: la
confiscación de sus bienes: importe de estos. 230 á 234.
Jcsnttasi comerciaban públicamente con toda clase de productos y mer-
caderías: como compraban fincas, y no oontribúian: destiuor
que daban á stcs caudales: Amat los acusa de defimüdadores:
muchas particularidades sobre esto. 235. y 237,
Jesvltast largas noticias que dio contra los del Paraguay D< Matías de
Angles, comisionado allí para actuar en el ruidoso ptoceso de
Antequera: muchas reveíacioíies y dato^ sobre la guerra útí
dicha provincia. 257 á 267—293 á 300.
¿«MÜtei: disturbios en el Paraguay: luchas con Antequera. 289 á 293.
ioaé napoleón Bey de España, 14: tentativas para que se le reconociera
en América: 16.
laan ét la fictoria (San) en Vilcabaraba. 315.
líUMi WmuaaAtT* que de esta isla se tomasQ posecion solemne sin parmi-
tir fitmdear á buques estranjeros. 365.
IH.
hmm Fenuuitáei isla do la cual se sacaron unos e6trax\jeros en 1805. 423.
Juta de gobiemo oteada en Qnito con aprobación déla Begenoiía
19 y 30.
Jorta de gobierno erigida en Buenos Airee. 83.
jHBta . de pacificación creada en 1821 de orden del Bey. 53.
JíaMta de aj^licaciones y destino que se dio á las pertenencias délos
Jesuítas. 834 y 235.
Jutei celebradas por el Virey Abascal, y para qué. 14. 17. 24.
JArasa en Lima la Constitución de la Monarquía. 34.
JwlfeMundta Alfáro Oidor de Lima req;»etado por Solórzanoi su carrera
y obra que escribió. 95.
JugaAa de bienes de difuntos: caudal existente en 1806: empréstíta.
que hizo á la Beal Hacienda. 426^
Jugada de aguas de Lima; que correspondiese á su Cabildo. 4S7«
Jugaéa de oomeroioy. y después consulado en Cbile. 364.
4
IL..
Ladraacsí plaga en Lima: presos todo»llos de una cuadrilla: Amat su?'
tiTa el juicio: son ahorcados once de ellos, y otros penado» de
diversos modos. 247 y 248.
Lcilgva peruana: Catecismo- vocabulario y Gramática hechos por ci
lesuita limefio Añasco: su familia. 308.
LcTaBtammta de la Paz mientras el ejército operaba eu Cochabambab
26.
Lcvantanleiita de Juan Sontos Apú-iuca en el interior do Tarma: dos-
Ixuye 25 pueblos de las conversiones; subleva á los jieófítpa: se
titula rey de los Andes, 309: Campatlas que se hicieron contra
SI: hambre: fuerte de Quimiri: perece la ffuamicion y su Jefe
Bertholí: Tarma es amenazada: manda el Yirey nueva espe-:
dicion: nada hay decisivo, 310: crueldades de Juan Santos: los
indios empiezan á alterarse contra él: no se supo el fin que
tuvo. 311.
Leruitaailciita de Tupac-Amaru: sus hechos, 325 y 326: si se quiso co-
ronar: causas de la revolución, 175, 321, 326. Contestación quo
dio Areche á la carta de aquel, 330: guerra que se le hizo y sA
desenlace. 325.
LcyM de la monarquía peruana sobre la sucesión á la corona: si las
violó Huaina-Capac. Consecuencias, división, luchas san-
grientas y otras causas que facilitaron la conquista. 385 á 390.
Leyct de Indias: sumario de ellas trabi\|ado por Aguiar oidor de Qui>
to: su familia. 69.
Libertad de derechos ala azúcar y al café. 246.
Libertad de derechos de los carnes, sebos y arroz americanos. 427.
Libras del Cabildo de Lima. Oráaniza á su costa tres con reales ór-
denes el regidor Al varez Gato. 215.
Llbraa prohibidos: órdenes de Carlos III sobre este partieular. 230.
Lima vindicada de vulgares acusaciones. 15.
Ltautt el Virey Amat divide la ciudad en barrios nombrando para
cada uno un alcalde. 226.
Llmat el Virey Castell-fuerte refacciónalas murallas. 355*
Umat barrios que tenia en 1806, calles, casas, puertas, sus pertenen-
cias: BU población en diferentes épocas y otros datos» 421. 422r
Unkns bus serrlcios en Bnenos Aires. 5, G, i% 16: su relero y muerte'
^. 24.
Ltearas perdió el jaieio apasionftdo de una cacica, Pedro Alcón ano de
•los trece de Is.iflla del QaUo. 87.
liMikeim trae una diyinion de Cochabamba contra la Paz. 36.
LtmgMUMiáz varios caaos. 65. 406.
Iiiiis I? proclamado en Lima: su muerte: Tuelre á reinar Felipo V*
If^i* 4e la plebe: se mandó moderar en 1785. 365.
laiiyiiihat apertura del camino carretero á ese punto. 28 y S9.
iJijra» Chülaoe y Lamas incorporados á la proTincia de Chacbapo^
vas. 245.
m:.
Mal ác ráMa de los perros. 8.
MaUíMlMm en Lima mandando Castell-fuerte. 362.
Aukbui á beneñcio del confesor y de los conventos: nulidad de ellas.:.
246.
HávdBtti de vapor en Pasco. 1. 51. . ^
■á^alMUi para la casa de Moneda de Lima: reformas en ella. 51.
9ar dcl«an los primeros que lo vieron. 404.
Marina: buques que reparó Amat, quien formó infantería de marina pa-
ra las guarniciones. 22Í5.
Marina: iel Vlrey Castell-fuerte construye dos navios y me^jora la ea-
cuadra355.
Marina: gastos que ocasionó en doceafios hasta 1785; 420.
Marina: reorganización del apostadero del Callao: dispendios y alterca-
dos on tiempo de Aviles. 423 y 424.
Mártires delJapon: octavario do fiestas en Lima. 429.
Matrimonio de la hija de AbascaL 51.
Matriz de Moquegua: su tercera xoedi£cacion auxiliada por el capitán.
Alcázar. 84.
MayiHM su poblaciou al incorporarse al Pero en 1802. 422 y 424.
Momorial del capitán Acevedo al Rey sobre la diminución de los indios
por causa de la mita. 58.
Memorias ae Pedro Arana sobro sucesos de Quito y sobre elmodo de de-
feuder las costas del Pero y Chile. 311 y 312.
Mendigos en Lima. 422.
Mercei: distiurbios para la elección de prelado en tiempo de Castell*
fuei-te. 357.
Mértto del eclesiástico indígena Aparicio. 308 y 309.
Mlllclai: las organiza el Yirey Amat en grande escala con motivo de la
guerra de Inglaterra y Portugab Jefes, disciplina, armamen-
to, ve8tuarioa^&^ 224. 225.
Milicias: forma Amat un i-eglamento para ellas. 225.
Militares: para sor corregidores debían renunciar antes su gradnacioa.
228,
Mina de azogue de Guancavellca: quiero cerrarla el gobierno espa-
^ ñol. 85.
Mina de azogue en Guancavelica. 267. '
Mlneria: Tribunal de, 417.
Mineros: que los de cobre y estafio no pagasen derecho alguno. 245.
Minerof europeos bajo la dirección del barón de Nordouflich. 417.
■litoBCt:
IHigaban nn real en marco para fondee. 417.
martkieadOB por loe indíoe. 89. 3t0, 315. 41S.
su mal estado en tiempo de Ámat: reveses especimeutados:
tentativas malomdas: gastos qne hico el exono: los temas?
canos tenían obugacion de servir diez a&os y. se separaban
antes con ^versos pretestos. 241. , ...:
IDftoBCs: gastos del Erario en la época de CasteUfuente^ 359l
■lllts: conquista del Inca Ynpan^ni, d3. 3Ó6»
ftmULaUiñ^ 4e Santa Rosa de Arequipa; sus fundadores: nu pleito rui-
doso: gastos en la fábrica: el Obispo Bravo cortea el tempiq^^y
su ^juavy yunase&ora Barreda l$k ^stodia^ donando ctes^
pues sos amajas. 84.
H^BMtorto de la Concepción de la Paz: sus fundadoras. 316.
HMiastorio de Capuchinas en Lima: sus fundadoras. 429 y 430.
Btnaitirto de Ciyamarca, como se fundé. 43P.
HeaasterlM: disenciones al elegir fkbades^w. 227. 357.
HMiastorlM: reformas que hizo el Arzobispo Almoguenu 172.
IIÍMM)4a menuda: prohibición de esportarla. 245.
BiMMda: ordenanzas de 1728: pesquisas hechas en tiempo de Castell-
fuerte: lo acu&ado en Potosí y en Lima en esta época. 360 y
361.
ipMMi^i: se mandó acuñar con las armas reales: y so fijó el precio y ley
de las de oro. 365.
^•iMdas: empezó á ponerse en ellas la efigie del Bey. 227.
II#Bte de Piedad: su capital y rentas. 425.
UWKíepio civil: su creación en el Perú: reglamento. 226.
HOBtepf* militar y civil: Carlos III ordenó qne no lo perdiesen las viur
das por casarse segunda vez. 226.
HMltevIdcét su rendición en 1814. 41.
KaHUd: se anunció qué venia de España ú Bnenps Aires con im ejér-
cito. 46.
0Orillo llega con su espedicion á Costa ñrme, y trae orden do enviar
troI>a8 al Perú. 46 y 47.
WMn del batallón deEstremadura en Lima: pierde su nombro y an-
tigüedad. 47 y 48.
HotlB en dos navios de guerra en el Callao: castigos severísimos im-
puestos por el Virey Amat: opiniones sobre esto. 227.
|ia€rt(D del Presidente Buiz de Castilla en Quito. 21.
Suerte de Liniers, dp Concha y otros, perdiéndose Córdova y Tneu-
man. 24.
flDeitc del.gcncral Nieto, del coronel Córdova y del intendente Sanz.
24.
Suerte del coronel Castro en Moray a. 41.
liertc de Picoága y Hoscoso ou el Cnzco. 44.
flMrte de Pnmacahua en Sicnani, y de los Ángulos y ot^os en el Cuz-
co. 45.
Hacrte de Agúilaf y Ubaldc en el Ctizcoi sus planes revolucionarios:
'422 y 423: otras persona sentenciadas: ley del Congreso en
favor de aquellos. 6í)á71.
HMrte del brigadier Aguilera: su carrera y proyectada revolución
despees de la Independencia. 71 á 73.
üvcrto de Alcázar (j^omez y Espejo en Lima. 84.
flvcrto de Atahualpa: cuestión sobró si Alms^o cooperó á ella: aU
^nos espafloles se opusieron. 110. 400y 401. ^
llMrt9 do D. Diegq Almagro y sus incidencias: Hernando Pizarrq
cometió en ella una infame crueldad. 142 á 145.
piverte del hijo de Almagro. 165 y 166.
ftaicrfe de Tunac-Amaní y su familia. 325.
Muerto
■orate
Haerte
■aeite
■serte
Üaerte
■verte
liwrte
■■ertes
■oleres
AUercs
jHiirallms
MíKfmt
de D. Lorenzo T^ríán, .ilcl x^acique Tambnaezo y otros en el
Cuzco. 319.
de Girón en Lima. 341.
de Arias Maldonado y Felipe Qntierrez. 341.
do Anteqnera y Mena. 301, 302. 350 á 352.
del corregidor Arriaba de orden de TupaOfAmam. 374 y 375.
de A»teto y Chervecnes. 45 y 377.
dé Melgar y Dianderas. 45.
de D. Piego Crístóyal Tnpac-Amam y óteos. 413 y 414.
de Haasear de diüen de AtahuáUpa/ y bus causas. Astucia do
éste para deacnbrir antes la impresión que hiciera en Fizar*
ro. 2§7.
y otros castigos en la Faz y Coohabamba. 23. 27. 44.
escandalosas. 172. 425.
ahorcadas en Luna, gobernando Ayilés. 427.
de Lima: refacciones. 7. 225. 355.
del rio de Lima. 36B. 427.
N.
Haiifiragio y muerte del gobernador de Chile Alderete. 91.
Xiálpeí: se maudaron estancar. 365.
naMuresas: fábrica de su templo: quienes lo costearon: su estreno. 229.
llegres etdavet: iiltima partida de ellos que vino al Callao: precio qua
tuTíéron. 51.
el abasto de ellos según el tratado de Utreoh lo tuvieron mo-
nopolizado los ingleses ganando mucho con la esclavatura de
ÁSíiéTÍca,j y con las mercaderías que introducían en Portobelo
anualmente en un buque llamado ''de permiso.''tt85. 347; 346.
esclavos: derecho de importación que se pagaba por éLtaa^
245.
bozale9: pemiiso dado %l conde de Premio real para introdo^
cirios. Lo ocurrido con un buque en 1806. 420 y 421.
esclavos: comercio de ellos prorogado. 426.
de Dios: virtudes de este indígena y de sn mnjen proceso re-
mitido á Boma. 429.
Sara curatos: un caso raro ocurrido con el Obispo y Cal41do
e Arequipa: otras particularidades. 238.
Vewlciade de la reooJeccipn del Cuzco, fabricado á espensas del Obispo
Arregui. 370.
9egrofi:
legres
legres
necres
liselás
lépiinsi
O.
!ÍMtps4e de May ñas: su comprensión. 424.
OWspMle de Cuenca: su erección. 245.
Míipaáos de Quito, Fanamá y Cuenca. En 1803 aun dependilin del Ar?
zobispado de Lima. 424.
jOMspe electo del Paraguay, fray Juan de Almaráz hermano de la ©s-^
posa de. Girón: su carrera y literatura: su asistencia al Con?
cflÍodeí582, 167 y 168. : ^
#Uif« de Arequipa: como qneria cobrar su asignación en la graesa
(lecÍBial. 425.
#Mf^M: guardaron buena armenia con Amat j Aviles. 836. 424.
9Mw§%u anfragáneos: prohibe el Bey que el Arzobispo mande visita^'
dores á sus diócesis. 340.
OMipM: quejas y opiniones del Yirey Castell-fuerte contra ellos. 355 Á
358.
•MspM: £1 Rey selialaba^donde hablan de consagrarse: pena á losqna
tardasen en salir de España: no pasarían de una á otra diooe^
sis sino después de cierto tiempo. 426.
Mrapla dcArévalo. 338.
#bni0 de autores peruanos. 61. 71. 87. 95. 174. 179. 180. 223. 308»
339. 411.
^Hmtmb del padre Acosta: figuró en el Perú como proTincial, y en el
Concilio de 1582: sus ideas aeerea de los indios. 59.
#toaf del Padre Acuña Limeño: su carrera literariía y serylcios en ift
canonización de Santa Sosa. 61 y 62.
élfrM$ piadosas del canónigo Adriazola de Arequipa; 65.
#bras en prosa y verso del padre Alesio, Limeño. 95.
Ojeras canónicas y sobre goDiemo, escritas por Gutierre Yelaaques
Altamirano, Limeño, maestro del célebre León Pinelo. 179 y
180.
Mrai filosóficas j jurídicas de Alonso Alvarado, Peruano. 180.
Mras benéficas en Huanuco. Diego Alvarez y su mtger D? Isabel
Figueroa viuda de Tarazona fundador de dicha ciudad y en-
comendero: reparten caudal á los iH>bre8: p>agan deudas de los
perseguidos: dotan huérfanas: fabrican capilm á la cároel asig-.
nándole renta: establecen una escuela de gramática latina y
algnuas capellanias y capitalizan 20 mil pesos para ayudar
al pa^o del tributo de los indios. 210.
Mrai religiosas escritas en el Perú por el padre Alvarez Paz. 219 y
220.
Mnw piadosas del Arzobispo Arguinao, Limeño. 339.
•bTM piadosas. 65. 71. 84. 91. 92. 99. 171. 210. 212. 220. 255. 304. 31U
312. 315. 338. 344. 370. 376. 411.
#>rmi del Jesuita Arriaga que figuró en el Pera. 375. <
Mtm de Fr. Blas de Atienza. 405,
#kras del padre Diego Avendaño, una de ellas condenando la csda-
vitud de los negros: otra lamentando la suerte de los -indio»
en las minas do azogue. 410.
#>rmi escritas por el padre Estovan de Avila. 411.
Mraa pías fundadas por él canónigo Avila, pomano, para que se pre-
dicase en Quechua á los incuos y para otros objetos del euto.^
411.
MclalM reales: que no se beneficiasen estos empleos y modo de proveer-
los. 365.
#Écla de hipotecas: creación de esta escribanía en Lima. 226.
•kl«r Altamirano: dio tormento á Luis de Vargas ahorcado de orden
de la Audiencia. El mismo oidor ejecuta abordo á otros: se opo-
ne á que los oidores manden el ejército: va á Chuquisaca y ha-
ce ahorcar al capitán Robles. Tuvo varios hijos pemanoSj.uno
fué obispo y otro oidor: 178 y 179.
•r4«a de Isabel la Católica para premiar servicios en América: reoi-.<
be Abascal lagran Cruz. 50.
OréCMUUEM para el buen trato á los indios. 365.
frdcMUixas de minas. 360. .
érguiista muy inteligente fué elLicenciado José Aparicio, peruano. 309.
que no se amonedase en Potosí, sino en Lima. 244.
el 5? rebidado al 3. p.%. 416.
•rt: BQ esteMsoion en tiempo del Yiiey Aviles: derecho que p^gMiiu
416.
•nur»: retirada de Goyeneche á esta ciudad por las derrotas de Tacu-
'man y Salta. 28.
•swto: ordénale Abascal célebre algnn tratado en Chile y remita
fuerzas al Perú: motivos para ello. 39.
#Mrto de^ues de vencer en Ranoagua, reforzó el ejército enviando
tropas por Arica. 46.
#tilw(i: «spedicion á estas islas en tiempo de Amat. ^K29.
I>.
Ihatta: lluvia destructora que sufrid eu 1729. 364.
]|^al(a: puerto menor como Huauchaco y Pacasmayo. 426.
Palacio Episcopal en Arequipa: lo construyó á su costa el obis|Hi
Aguado. 66.
Palacio de Amarucanoha en el Cuzco. 176.
Palacio de Madrid: se incendió: donativos del Perú para ayudar á sa
reedificación. 364.
Panana: escandalosas violencias y abusos de autoridad alli cometidos.
339 362.
Panteón de Lima: su fábrica, costo, estreno, reglamento: su descripción
operarios &. 9 á 11,
Panteón en el pueblo de Ate: lo costea lo mismo que el templo el cura
^ Alvarez, 210.
Panteón ' do Arequipa, su capilla. 315.
Papel sellado: su espendio en el estanco de Tabacos. 420.
Paposo: población de este puerto. Un misionero obispo auxiliar en
1803. 424 y 425.
Panunontei fünebres. 9. y 10.
Paraguay: turbulencias: cuestiones de los Jesuítas: influencia de estos:
guerra á Antequera: su proceso: conducta de los Yireyes Mor-
cUlo y CasteU-fñerte. 289 á 302. ...
Paragnay: sucesos y revoluciones posteriores Á Antequera: los obispos
Palos y Arregui, y los gobernadores de Buenos Aires. 352 á 354.
Parqpe: hace construir Amat un millón de tiros, 1000 lanzas y otros
artículos. 225.
Par^noi y recursos enviados de Lima al Sur: 23. 24. 26. 44. . . ^
Pasco: sefundaestapoblacionen Yanahuanca. 227.
Pasoo de a^as de Lima: erogaciones para esta obra. 228.
Patitmate Real: 238. Escritos del Yirey Amat sobre este punto. 240.
Patronate Real: cuestiones en tiempo de Costell-fuerte. £1 Rey manda
espulsar á los prelados culpables de descuido en la cdnducta
de los eclesiásticos: providencias de Castell-íuerte sobre esto.
355 y 356.
Paz: esta ciudad se pronuncia por el gobierno Argentino con su
intendente Tristan. 24. ^
Paz: se subleva: matan, al intendente Yaidehoyosy se unen ü Pi-
nelo. 44.
Pona de muerte: no podia imponerse sino en sala de cinco jueces,
lo cual se estendió á los casos de azotes ó presidio por 10 afios»
426.
Pensión Carolina sobre Mitras y prebendas. 246.
F«fflMk« '^cl Poraano" perseguido con bu editor Flaree. 35.
PcramtM de Curatos con caj^ellanias yotros beneficios, habian de ser
aprobadas por el gobierno, §38.
Perscca<l#p del clérigo Luque por sus escritos. 35.
Pérá: ya no tenia gente, armas ni dinero para fomentar la garara.-
27 y 41.
Fwá comparado con la Ida de Cuba en cuanto á eedavatnra y
valor de sus producciones. 421. ^
PcrA: Subdeleffaciones y numera die pueblos que habia deq^ms de
creadas las Intendencias. 421.
Pesca de Ballenas; orden para protegerla en estos mares. 50.
Pczaels es nombrado general en jefe del ejército. 29.
Peznela llega al Alto Perú; su situación y fuerzas, 40.
Peznelm avanza hasta Jiguí y Salta/y forma nuevos cuerpos. 41«
PesBCla se retira á Cotagaita. 43.
Pezvfla contaba con el refuerzo remitido por Morillo: Abascalno'lo'
atisa quo solo era de 1600 kpmblresy que tardaría en He-'
ijar. 47.
Ptfái de la Alameda do Lima. 228.
Pintorai hechas en Lima por Alesio discípulo de Miguel Angelo. 94.
Pisco: que se contruyese allí un fuerte. 426.
Plz&m penetra en el r eró: va á Cajamarca: su mala fd con Atahtial-
pa que le recibió como amijgo y le prestó hospitalidad: se co-
munican por medio de enviados especiales. Pizarro desbaratan
eon alevosía el ejército del confiado Inca y lo aprisiona. Fal-
zas promesas que le hizo. 391. á 396.
Pl^fiTO., despoja á Presa de una encomienda por amigo do Almagro y
^ ' ' lá a^j^d^*^ ^ '^u hermano Alcántara. 148.
PlaB de hostilidades enviado por' Abascal al Alto Perú. 27.
Planet' de los territorios de Misiones. 241.
Plaln t Ore: producción en el Alto y bajo Perú: amonedación en la épo'-^
ca de Amat. 246.
Plata Macuquina. 246.
nata que se estraia en tiempo del Virey Aviles. 417. '
Plaleres: que labrasen la plata con 11 dineros de ley, y él oro oobf 22
quilates. 365.
Platilla: solo se vendía al Rey. 426.'
Plaza dé toros de Acho, su construcción y estreno. 226.
PeMaclen indígena: causas de su eran diminución. 359 y 360.
Peema zahiriendo' á los españoles, destierro' de su autor el padre Af^
ce4o. 87.
Pelfcla en la ciudad de Lima. 8.
PeUclaf juzgado de: su creación y gastos. 421 y 422.
Pélvera de Orna superior á la de Europa. . > q
Pólvora enviada ¿t Esx)aüa y á otras partes. > *
PtflTere armas y diuero euviados por Amat a Chile, Chiloé, Gu^a^^l,
. Panamá, Portobelo y Cartagena con motivo de guerra con In-
glaterra: coi^trata la elavoracxon de pólvora en Lima. 225.
P41f era á carso del ejstanco de Tabacos. 365 y 420.
Pélvora: su fáMica y los contratistas en tiempo de Aviles. 423.
Pcjrüi^ .4e Maravillas. 8.
Pertiigaéfés: se internaron por el Amazonas para establecerse en térri-*
. . ... jtorlo Peruano: providencias de Castell-fuerte, y protestas do
■ "' Aícédo en Quito. 365.
Petesí: , .> hace su pronunciamiento por el gobierno Argentino. 24.
PCitO^Í: ' pena ^e azotes que sufrió im español Aguirre; el corregidor
Esquí vol huye de él: al fin lo asesina: y como escapó de lar jur-
tioia. 79.
^•tofli: datos acerca de las minas ^ providencian de Caetell-fuetili*
360.
Prado: lelesia de este nombro en Lima. 410.
PrcMÜM líbanos y rústicos: origen de este impuesto. 18¡
Presidio en el Cuzco. 427.
PrfíiOM .dd príncipe Tupac Amaru. 315.
Pfiílwwrm r^ltfltas y. Argentinos, se cangean. 45. ^
Proccft foimado á Ati^nalpa: calumnias ^ue se le suscitaran; tíar^os
i|Ldel»id«A auB J,e fueron hechos sin derecho alguno para ello.
Feloniíi del intérpetre': testigos falsos. Escandalosa sentéki-
•cia condenándole^ ser qveinado: no se. atiende S sus descargos
éífiooeifcia|' Algunos espaüoles le déñendeií íMtilmente. jSs
bautizad» Atahualpa, ^ de noche se le ahoga atado á un pos-
té. Su entierro: impresión que iSlüo, Juicio, sentencia y ejecit^
clon en un solo dia. 398 á 401.
PjfOMÉO del Virey Guirior y su vindicación. ^37 y 338;
PrtccM del visitador Areche y sii csbiáa. 338.
ProtoMMUco del Perú. 74. ,
ProTlnciM de Cuyo» se sepatan de Chile y pasan al vireinato dé )Sueno«
Aites. 246.
ProYisor: el primero que hubo en el Arzobispado. 340.
FnfMiot repetidos y asociaciones secretas en favor de la independen-
cia: .sugetos comprometidos «n ellos. 30. 31. 32. 41. 49.
P«Mile ét Lima: reparación del último ojo y otras obras en él. 228.
Parale: Amat proyectó contruir otro de la Barranca á Acho. 2Z^:
Puentes á las asequias de Lima. 8.
Pimacaliiia se retirado Arequipa y la ocupa Ramirez. 44.
PuBChanca: negociaciones de paz con el general San Martin en 1821: sin
afecto. 53.
Pone se defecciona y se une á Pinelo y al cura Mufiecas: toman el
Desaguadero y van á cercar la Paz. 48 y 44.
Pune: el intendente González somete la provincia á costa de mu-
chas victimas: sucumbe el cura Muñecas. 46.
Q.
ItMcbaa: sermones, ccamática y vocabularict trabí^ados por Fr. Pedro
Aparicio. 309.
^iHechna: sermones y doctrina cristiana del Dr. Avendailo, escritos eii
QuecHlia y español. 410.
^M^aa; sermones del canónigo Avila para todos los dias del año. 411;
^idátet reducidos ádieznios; 86. 416.
^BJ^pet^ y signos: los españoles no se ocuparon de ellos: y los destru-
yeron. 378.
^tnlréf abogado: sus trabajos por la independencia. 48. y 49.
^nlte: terminación de la guerra en 1812. 22.
^iiite: dependió del vireinato del Perú por real orden, mas de un año
á solicitud de Abascal. 22.
<tatte: es nombrado presidente el general Ramirez en reemplasso del
general Montes. 51.
%alte jr Cuco: dificultades para encontrar la verdad en las antiguad
tradiciones opuestas; y en escritos de autores apasionados.
378.
• IV.
Tí
lUcfoncrM: (xae tuviesen asiouto en los Cabildos do las Catedrales. 17?.
Raalrcz. viene eon faerzas desde Saypacha ú combatir la revolución
del Guaseo y otras provincias. 43;
Baaircz: veuee en Acbocava á los de la Paz siguiendo para Pono: fusi-
la alJtoditor Vil lagra. 44^
JUuBirez: sale de Arequipa para el Collado. 45.
Ramírez: fusila al Auditor Melgar, á Bianderas y un Cacique. 45.
Eáiiürez: deja el Cuzeo después de reemplazar sus bigas, y vuelve al
Alto Perd. 46.
BaMM %l6nos. 415 y 416.
BealMdrdettcs sobre diferentes materias, recibidas en tiempo de Amat.-
244 á246.
M¡MMaáM¡t% de Virey en la Universidad. 4 y 425.
Eec^npeuM que dá Abascal á las tropas de B&mirez. 4¡S*
ftecuTMs: por no haberlos ordenó Abascal se sacasen por fuerza de loa^
pueblos vencidos. 27.
U/UÚnom su escaces: se apeló á suseripciones en Lima y üfttoH pantoe-
para que pudiesen marchar algunos cuerpos. 52.
tteifCBCia de España: exigió del Perú un empréstito que se hiao «mpe-'
ñando la Tesorería de Lima y la renta del Tabaco. 18 y 19. ^
Begento de la Audiencia: el último qite hubo. 304.
]K«gicMi« y Tiranicidio. 243.
Regidores de Lima. 73.
Reglmleiite de la nobleza: lo forma Amat: se hace su coronel: le pone una
eompañia de Abogados y otra de estudiantes: y refunde lo&
gentiles hombres de lanzas y arcabuceros del reino que se
crearon recien la conquista. S^.
EealM de comunidades de indígenas, de establecimientos piadosos
y hasta de Cofradías gastadas por Abascal para sostener gu«r*
ras. 17.
Bentei: economía del Vircy Aviles: su severidad en el manejo de la
hacienda. 415.
EeiB no podían destinarse á los bajeles de guerra. 426.*
ÉLé9É ahorcados en Huaráz en 1806. 427.
Beparttanlentes: cuestiones sobse si debian subsistir ó prohibirse: Tari-
fiis y modo de formarlas; 321^
Beicate proinetido de Ataliualpa: gran riqueza que reunió: repar^ii^
cion del caudal: parte, que cupo á Almagro y los suyos: pre-
testos y calumnias contra el- Inca para no ponerlo en liber-
tad. a95 á 400.
Beretaéleii-de España: abdicación del fiey: cesión de la corona á^Ifapd^
león. ^*y 14.
BeTOhwlen en Chuquisaca, apoyada por la Audiencia contra el" presi-
. dente Pizarvo: sus causa» y partlcularidadeB. 22.
AeTirfiicidii en la Paz: conducta del virey de Buenos Aires Cisnéros, y
. del intendente de Potosí Sánz.- 22»
BevelnclOB en Cochabamba. 24.
ftéTdtaMB en Huanuco en 1812: motivos: fué dbstmfda con muchas víc-
tinias. 33.
AewellNleii de Tacna con Zela: su desgracia. 30;
BeTelndea «st Tacna encabezada por Paillardelle: su desgraciado fin. 30;
BeTOlvelOM de Chile en 1810: medidas hostiles do Abascal contra aquel
Beino. 37 á 39.
IteftliciM del Cuzco eatendida ú Guamauga, Arequipai Puno y la Pax
41. 43. 44.
Ecvi— Ita eu Quito por cansa del estanco del aguardiente: proridon-
cías tomadas. 226.,
SCTOlneltli en el Cueco por los Ángulos y Pumacabua, 41. 269: sn pro-
rio en Guamanga, Guanea veHca, Puno, La Paz y Arequipa:
269: acción de la Apacheta 270: muerte dePicoaga y Mos-
coso 44: de Melgar y otros 45: victorias de González en Huanta
y otros pnntos, 44 y 46: batalla de Umachiri: ejecución de Pu-
macahua: de los Angdlos j muchos otros, 45: e8pecialmente.ea
las provincias de Pune, 4o: algunos documentos.
ftcf^lncionei en Quito: empeQo de Abascal para sofocarlas. 19 á 22.
Jiew^lociflics en Paraguay: su origen: é incidencias: los Jesuitas. In-
ifluencia de estos sobre los Vireyes: la opinión dominante en
el paraguay: comisión del ,oidor Anteqnera: sucesos en que
intervino, 289 á 292: su prisión, 293: conducta del obispo Palos:
proceso de Antequera, 294 á 300: real orden para sn castigo:
es sentenciado con D. Juan de Mena 301: sale á ser degollado
eu la Plaza de Lima: la comunidad de San Francúseo pide el
perdón é incita al pueblo: combate con loa tropas: des^aciaa
que hubo. Muere Antequera, á balazos, y Mena ahorcado. 351
y 352. £1 Hey mas tarde restablece él honor y Imen nombre
de Antequera, asigna pensiones á sus parientes. 302 y 3^.
Itey-ácl Mate: es ahorcado en Lima. 51.
MHMfyrt Presidente del Cuzco. 48.
EfMidas nocturnas en Lima por los Alcaldes del Crimen. 2^
JK^lHteail con aa ejército ocupa Potosí y Chuquisaca' 46.
S.
^gacMaá de A1)ascal eon algunos amigos suyos tidictos á la indc|»éíñ^
dencia, 32.
8alm dd Crimen ve la Audlciuia: no tenia causas que despachar en ld05.
425 y 426. . ^. »
Satta: Belgrano bate á Tristan obligándole á capitular. 28.
SaM Agastiii: cuestines eleccionarias en tiempo de Castell-ñierte. 357.
San Agttrtln de Are<]^uipa convento de; principia la obra Fr. Lino Alva-
rez su primer prelado: Alonso Luque dá la Área y una suma
de dinero: Fr. Lino colecta en cinco días 65 mil pesos: Diego
Cabrera y su muger hacen erogaciones que suben á 20 mil an-
eados. Cuestiones con el Virey Toledo por falta de licencia
para la fundación. 212.
^ao Agiistíii de HuanuGo: convento f andado por el Licenciailp AlvaC|||
y su mu^er D? Isabel Figueroa: lo edificaron y engrañaécie-
rou: disfrutaba de una renta de 5 mil pesos producto^de los
capitales que le donaron. 210.
8aji F^M M^: congregación en Lima: costea un altar y una celda el
Arzobispo Almoguera; 172.
^an Jp§é: de su yida y devoción: libro del padre Juan Alonso. 923»
/¡^anidad, junta y visita de— en el Callao: cuarentena. 422. ., . i
llanta Ana de Kusia, gran cr»z que el Emperador enviij ^á^liweal, y por
qué. 61, . , I • ^^ " i : ^. ,
^antaCatalinil, monasterio de Arequipa: lo reedifica el'<^)^]^3ÍÍm9guer
ra gastando mAs de 50 mil pesos, J71, * \
$Aiila iemanilad en Lima, y sus funciones. Ayala compró eí empleo de
l)roviucial de ella, y tenia voz y voto en e) Cabildo: sus ordo-
lianzas. 428 y 429.
$Saiit% IQUivta do yVroa\iip9>: contribuyó para hacer este templo el obispo
' Almogherít Í7Í'. '
Santo CrUto de los Milagn^bs: origen de snenlto en Lima: el capitán Au-
tunano le'' hace un peqúeiao templo; y el Cabildo le jura por
patrón: autorizando la proceúoH que sale anualmente: beate-
río dü Nazarenas, después convento de Monjas. 304.
SocMitro de bienes. '2.
Scilcloii en el ejército del Alto T^erú, proyectada por el coronel Cas-
tro. 41. ' ^
Sedición: so trama en la tropa de Pedro Candía para salvar á Almagro
de la pris'ioii y matar á Hernando. 141. 193. Sale este para
España. Le persigue allí Diego Alvarado. 193 y 194.
Seminario: condiciones para ingresar en él: mezquinidad del Virey
Amat disculpable por las leyes de su época. 244.
Seminario del Cuzco: el obispo Arregni dio 8 mil pesos para la obra do.
sus claustros.
Serenoi de Lima: su nuevo arrecio. 8. 422;
Serenofii en Lim^: cuando se estsiblecieron y modo de sostenerlos. 422»
Semones de Fr. Lnls AlVarez de Toledo proívincial de dan Agustín do
Lima. 220.
^IT Icioa del capitán Pedro Alvarez Holguín: prisionero de Almagro en
Abancay: lo hace juramentar y por esto no quizo fugarse: lo
sirve después y cae en las Salinas. 215. Le manda Pizarroá la
conquista de Mojos: la abandona: se vuelve al Cuzco: se victto
ú Jauja con sus tropas: escapa del ejército de Almagro el hijo,
y so dirije á Huaráz ú, esperar al gobernador Vaca de Castro:
Alonso Alvarado no qnierojnntarse con él. Yaca le hace dejar,
el título que se dab» dé capitán general: le considera en el
ejército: hace la cami)afiay y muere en la batalla de Chupas.
216 á 218.
Sínodo diocesano por el Arzobispo Arias ligarte: dádivas y Ubeiui-
lidad de este. 344.
Sisa: historía de este ramo y sus aplicaciones. 421.^
Situado: caudal que se remitía ú, Chile y á, otros much'os puntos desde
Li^a, pasó de 4 millones en tienspo de Castell-fnerte. 359.
SoboranO/ se dlVo que Abascal y Amat quisieron serlo en el Perú. 32. ^¿47.
'Solares en Lima: mandó el Rey se diesen gratis á los Prebendado^
para que fabricasen casas. 340.
Sal^delei^aiios y irenta qne gozaban. 419.
Sak>lnipeccion general de las tropas del Vireinato: su creación: el bri-
gadier Morales primer Syb-inspcctor. 225.
Soblevacion en muchas iñ-ovincias del Perú en tien^po del Virey Gui-
rior y visitador Areche.. 318.
SncefOs militares y demás en el ten'itoiio de Quito eu virtud de dis-
poi^i^ionesde Ab^iscal. 19 á ^.'
Sncesos primeros ocurridos en el Alto Perú. 22 y 23.
Sneitet: creación de este rt^iw on Lima: distribución Oifi qus utilidf^Us
en objetos do Beneficencia. 22(3.
Snlcléio de Alonso Astndülo. 378.
Solpaclia: o\^tiene allí Picoaga un triunfo. 2(>.
$f ipensiOB de hostilidades podida x>or los <V) Chiiqnisaca y aceptada
por Goyeneche: aprobándola Abascal, Higuió enviando refuer-
zos Á la fvonteva. 25.
T.
Tacna sd declara en 1811 por la independencia: suerte do bu candi-
llo^ela. 30.
Tajamares del rio de Lima. 376 y 427.
Tarapacá: alborotos de 1815: mnertede Choquehuanca y Peñaranda. 49.
Tarapacá: creación de esta provincia desmembrando la de Arica. 226
y 227.
TcmMor fuerte en Lima (1806:) estragos en el Callao. 8.
Temblor fuerte en Lima en Abril de 1812. 33.
Temblor fuerte en Lima en 1804. 427.
Temblor en Lima en 1725: terremoto en Hnaylas, inundación: mina d^
Aucoch con muchas víctimas. 364.
Temblores fuertes en lea y en Piura. 40.
Temblores fuertes en Lima en 1732 y 1734. 364,
Templo y conventillo de Cocharcas en Lima. 175.
Templos: su construcción á, cost^ del Erario: refacción de los parroquia-
les con part'j délos tributos: nrovideucias de Amat para evi-
tar fraudes. 239. *^
Templos de Pacar«^n y de Picamarái^ que fabricó á su costa, lo mismo
que un a cárcel y un puente en Cañete, el cura Morales Aram-
bum: estudios y carrera secular de éste: su familia. 312.
Temporalidades: capitales de este ramo: sus productos aplicados á 1^
amortización de vales y otros objetos: deudas de este misnio
ramo. 420.
Tenientes do Cosmógrafo. 426.
Tentativas y planes frecuentes en Lima en favor de la independencia
30 a 32. 41 á 43. 48 á 49.
Terremoto en Concepción de Chile y auxilios que envió el Perú. 364.
^esorérla déla casa' de moneda vinculada en la familia Santa Cmz\;o-
mo parte del mayorazgo de Lurigancho. 100.
Títulos de Castilla en tiempo de Amat: hizo vender el Rey algunos.
248 y 249. . q
Tolerancia de Abascal desentendiéndose de reales órdenes relativas á
la enseñanza y testos usados en el colegio de San Carlos. 3.2.
T<^ma Goyeneche la ciudad de la Paz, y queda está al manelo de Ra-
mírez. 23.
TotTjB de Santo Domingo averiada: cómo la demo}ló Amat, ó hizo
fabricar otra: 'su costó. 229.
Torres sobre el arco del puente de Lima y reloj colocado al medio.
228 y 934.
Trasportes: ios envia Abascal para traer de Panamá el batallón Gero-
na destinado al Alto Perú, y otro que so refundió en el Regi-
miento real de Lima, denominándolo Infante. 52.
Trata4o del presidente Rniz de Castilla en Quito desaprpbado por
• ' Abascal. 19" y 20. > ■ ■
Tregua de 40 dias que propuso Oastelli y aceptó Goyeneche: la dosp,-
prueba Abascal' y maiüia atacar, motivos porqué sé'vioW, &,
Tribunal del Consulado: el Rey le condonó 414000 pesos que debia á la
Real Hacienda. 365.
Tributos: no debían cobrarse á los indios fronterizos á las Misiones.
244.
Tributos: su aumento en el gobierno de Aniat. 246.
Tributos: sus rendimientos en tiempo de Aviles: gastos que se haciai)
con este ramo. 41H.
TrtaltariM: monasterio do Lima: solicita su fimdacíou el A^obispo AI-í
mogaera. 172 y 429.
Trlitan: ocupa Ji\¡uí y Salta, y avanza á Taciimán. 27.
Trtiyui de Arequipa y Cuzco, y Artillería; pasan al Desaguadero. 23,
TMIMUI ®^ Espafia con destino á la América. 47.
l^vpM que tilbia en el yireiiaaio ei^ la época de Castell-ñierte. 361.
TnieiMff se oyeron cu Lima. 427.
i: batalla de— -en que es batido Tristan por Belgrano. 27.
en Chayanta por los hechos del corregidor Alos. 175 á 177.
T|i|iac-laca Timan^: palacio de Tomebamba, y grandes obras que hi-
zo: lealtad de los del Cañar á los Incas: crueldades de Ata-?
h^l|lpa. 381. 382.
Topac-AoMÚni: conducta del yis4tador Areche con él y su familia; su sen-:
tencia y martirio. 325.
Titila: es ocupada por tropas de Goyeneclie. 26.
T«tiqMfa, Volcan: reventó en 1801. 427.
V.
VacuiCM mayores y menores. 2.%.
¥mm: las primeras que hubo cu el Cuzco. 178.
¥aciiiim. 422.
¥acuia traída á Lima: su propagación: Salbani, Belomo. 5.
f^lác Catas Virey de Valencia: motivos de su caida. 408.
alfHflf^: proyecto para su población escrito por el padre Aguirre: car-i
rera de éste. 79.
¥alverd€ en Cajamarca: parte que tubo en los sucesos hasta la muerte
deAtahualpa. 394. 401 y 402.
¥arav de regidores perpetuos de Lima: y como se vendian. 73.
¥€Bta f media: Olafieta obtiene una venU^a contra la vanguardia de
Bondeau. 47.
JU¡it del padre Acuña á Kuropa por el rio Amazonas: sus tareas y
observaciones científicas: sus descripciones: sus proyectos eu
la corte. 61 y 63.
¥lciiAas: que no se matasen. 245.
YIda del Arzobispo D. Boniardiuo Almanza, Limeño: sus estudios;
su honrosa carrera: servicios que hizo á su Iglesia: caudal
que invirtió en obras piadosas, &.. Elogio que le hizo Urbano
VIIL 166 y 167.
¥Íg11: su ^c^rrota en el puesto d»l Marqués. 46.
¥l|latta: sus e^ritos contra la política eBX)añola y los abusos de Abasr
cal. 34.
¥iias: prohibición de hacer estos iilantíos: fuerte pensión á los yú
formados. 245 y 246.
¥lrey del Perd: es nombrado el general Veuegas: no viene, y el Rey eli-r
Je á Pezuela para relevar á Abascal. 51.
YIrey Anat: su carrera y ^rv icios, 223: tuvo grande influencia, 224: y
fué muy temido. 246.
¥irey de Mé¡í^ Acuña, Limeño: su familia, 62: su carrera hasta capitán
general: sus cualidades: edificios que construyó: sus obras do
enefícencia: autores que lo elof^iau. 63.
fiftadet del Dean de Lima iLlmeyáa: pide se hagan informaciones de
la vida del Arzobispo Mogrovejo couíj^i^ien vino (le íispaña^
tlitvdcé del padre Juan Alloza: su familia: ana eatndioa: su mérito eo¿
mo predicador: obras místicas que escribió; autores que lo haá
elonado. 221 á 223.
Vlrtodci de I)? Mercedes Risco: sos obras de Beneficencia. 428.
TItmIa: epidemia en 1802. 427.
YlallAMBcralde Areche: sns operaciones. 316 á 338.
tUUaJwnñ para hacer reformas en los conrentos: resultados. 239. 425¿
viiitadom contra la idolatría de los indias. 410. 412.
Wiwén»: gran carestía en Lima en 1727. 364.
VlniUui de empleados: que se les diesen seis sueldos al falleceí' eBfoé. S44*-
Vntrerslilad oe Lima: reforma de sus estatutos. 243. 364.
VniTenldail de San Marcos: sus rentas en I09 novenos: provincias que
cpntribuian para sostenerla. 242.
iínhrenlilAii: suprimiéronse las cátedras de los Jeemitas y los testos que
les servían. 243.
Vnirerslilad: tenia 33 cátedras dotadas por el Rey. Castell-fueite qneriá
que las miaras y togas se diesen á los Americanos^ 359.
tJBÍTenÍ4bm de San Marcos: se publicaron sus nuevas ccttAtituoiones re-
copiladas por Salazar. 364.
VilhrersIilAil ae Lima: sus abasos €n. tos gastos. 425.
Vnirersldadc» que habia en el reino cuando gobernaba Amat: los gra-
duados en ellas ú otras, no se admitían en la de Lima á título
de incorporación. 243.
iJolTersIdailes: Censor regio en ellas: sus atribuciones. 426.
Volcao út Arequipa: lo hace reconocer el intendente Alyarez y se forma'
una descripción de él. 218.
TelcAB de Agna cerca de Matucana: crecimiento áe AgiBás en el rio y
daños que causó en Lima. 427.
y^
V]
•
\
f
•'•.'
I
i
RETURN CWCULATION DEPARTMENT \i¿¿
T0«^ 202 Main Library
LOAN PERIOD 1
~ HOME USE
2 :
3
4
5 <
í>
AU BOOKS MAY BE RECAUED AFTER 7 DAYS
R*n*wal« ond R*charg«« may b* mod* 4 doy* prior ie th« du« dot*.
Book* moy b* R«iMw«d by colling 642'-3405.
DUE AS STAMPED BELOW
FEB181988
KC CIRC MAY 5 1!
188
JUL 05 1983
AUTO DISC APR 1 1 WK
-
•
FORM NO. DD6,
UNIVERSITYOF CALIFORNIA, BERKELEY
BERKELEY.CA 94720
®s
^
U.C. BERKELEY LIBRARIES
C00m522<lb
ÁW^
672236
»K>
UNIVERSITY OF CALIFORNIA UBRARY
*..